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Al igual que no hay padres perfectos… tampoco hay hijos perfectos… ¿AMEN?
Padres, no esperen que sus hijos sean perfectos. No espere que sus hijos
cumplan todas sus expectativas… para cumplir todas sus metas para ellos… para
ser lo que usted quisiera que fueran.
Demasiados padres tratan de vivir sus propias vidas a través de sus hijos. Ellos
quieren que sus hijos sean las estrellas del fútbol que ellos mismos nunca
pudieron ser. Quieren que sus hijas se casaran y logren el éxito y el triunfo que
ellos nunca alcanzaron.
Cada niño es diferente… no son un clon suyo (¡Gracias a Dios!). Es natural que
un niño cometa errores… derramar su leche… accidentalmente romper cosas…
algunas veces salir pobremente en los exámenes escolares… enojarse…
¡Ellos no son perfectos… como usted cuando era un niño! Acepte sus hijos por lo
que ellos son… no importa si son torpes o atléticos… despistados o inteligentes…
tímidos o un hablantín … ridículo o sofisticado …
En lugar de criticar constantemente sus imperfecciones, reconozca quienes
son… y amelos. No son perfectos… ellos nunca serán perfectos… no espere que
lo sean.