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‘nistas ev el que Europa PY Peregrine EDMUNDO O'GORMAN LA INVENCION DE AMERICA Investigacion acerca de la estructura histdrica del nuevo mundo y del sentido de su devenir [02 (op - Be FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO as Borel 4/209 ia cite ‘wr Shc ehecuray Mexican), HE Aw Usrversipan Nactonat, Autéwonts ot Mésaoo con oRATFTUD ¥ AMOR 1 | 1988, Fowna we Curr Eroweien Tin Fann De GttFoag ELDSOMEEA, SAL HF Jr, Fav ne CELEERs EL owouaen Teacherajuaco 227; 14200 Mexico, D.F - ISBN 968-16297141 | lunpresn om Mesien ADVERTENCIA Ex texto de esta segunda edicién en castellano es el ques entonces traducide por mi al inglés y ahora corregido y au: fmentado, sirvié de original para la edicién inglesa publicads fn Bloomington, 1961, por la Indiana University Press, y feeditala por la Gretnavood Press, 1972, West Port, Con- necticut En el prologo de esa edicién —también reproducido en Gta expliqué ln genesis del libro y di cuenta de las exten Sa adiciones que. introduje respecto a Ia primera edicién en ‘aitellsno, Fondo de Coltura Econémica, México-Buenos ‘Kites, 1958. Nada, pues, tengo que agregar aqui, salvo dejar tectimonio del beneplicito que me eausa la oportunidad de ofrecer al lector de lengua espafiola esta renovada, version Ge la obra que, entte las mizs, estimo la menos indigna de exponerse de nuevo a los rigores de la luz piblica ‘Temixco, junio de 1976. E.0G. (al PROLOGO La twsis central de este libro tiene un largo proceso de ges: tribe Desde 1940, cuando me fae encomendada la torea de weetitad ta pian ubsa historica del padwe José de Acosta,’ per i waganmente que la spariciOn de Anxérica en el seno de Ja Coltura Occidental no se explieaba de un modo satistactorio ponsundo que habia sido “descubieta” an buen dia de oc Ribre de 1492, En efecto, en las piiginas de Acosta se tans Farentaba In existencia de’ un proceso explicativo del ser dc PrrenMundo que parceia innecesarto de sce cierta, aquelia nterpretacign. A ese proceso Tamé, por entonces, la “con Gquista Glosbtica de América” en un pequetio libro sue put Ane daffaios mids tarde? La solucién ala duda que asi habia Singldg.gespecto a lg manera teadicional de entender el Die nce viaje de Cristobal Colon, reque via, sin ede, una meditacion previa acerca. del yalos Feu ge ln verdad que elabora la cieneia historia, y a tal srigencin se debe que haya publicado en 1947 wn libro donde seeming, desde el punto de vista de mi preceupacion, tan Glecsivo problema. En esta obra, pese a afirmaciones que Hoy considero deben ser revisadas,* puse en claro, para mi por fo menos, la necesidad_de_considerar ta historia dente gun perspectiva ontolOgica, 6S decir, coino un produetor de entidades histéneas y no ya, Seg Jase como wn proceso, que_di_por supnesto, Come. algo evo, al SAE Tichas entidades. Vstas ref "nye sisvieron pasa Gainpizirder-que_el_concepto fundamental de ta mane de entender la Histonta car ede Tinwenei5i™ pore ef de “eeneibn”, que sione” pioducir algo ex wihilo, sblo tiene sGatido dentso_de}.Ambite- deta. fe. ‘ecligiosa. Asi fue emo~ Tlegué a sospechar que la. clave. para. resolv ia aparieién lvistérica_de América estaba ‘Frcino coma el elt ana invenc ‘oceidental_y-no.ya camo. ¢l.de.un descubsin “Figo, allzado, ademis, por casualidad. “Pi ty ir PROLOGO ‘ospecha se convintiera en conviceién, iacia falta sujctar a Be eximen ritico los fundamentos de la manera hebiteal de entender el sieeso, de suerte que emprenti wen investiga. Glin con el objeto. de reconstruir la histarin io. del "ee, brimicilo de 7, Shio.deTa idea de quo Amérieg habla wide geiaubienta:“Los resultados de este Tabaio, publica, co 1951," iie-ermitieron mostrar que, Hevada a ee eee Formats Wien, esa cea se reducia al absutdo, o 10 que eo lo mismo, ue era una manera inadecuada de comprender Ja joel iskérica a que se referia. Rernovido 4514) cbethers lo que significba fa cxistencia de una interpretacion que renia aceptindose como verdadera, el camino estaba abic ce Ge clencia evando ha dlescubietto que hipsters vigente o (8 taatin de Ia totalidad del fendmena, Apoyadis, pies, fu hs conclusions dle Ia investigncign previa, proced a. plan: 1Gagtt problema en os términos autorizades por ellay en 1958, bajo el titulo de La invencidn de Amirioaspibliqué {Gs resultados de este nuevo iatento® Por altine corks la Universidad de Indiana me contitié el honor de designarme tive he cantante bajo Tos auspicios de Ia Patton Foundation, tine fr oportunidad de revisar en conjanto Ins idens carne nits en los dos Gitimos tibros que he mencionader incre bor ds mecesidad de exponcrlas sumaciamente em a) ee Dublico que sustenté en dicha Universidad datante los wee {63,de noviembre y diciembre de 1958. Pade, asi ming ne Suurablemente algunos puntos, corregir ciertes erraresy subs BF omisiones, trabajo que he aprovechado para la redyecten de la presente obra Ja taz6n primordial en consignar los anteriores anteceden Lane cath que el lector quede acvertido de que el lbwo ce Lene sotre Jas manos no es, ni con mucho, una mete eels Gam At anterior que lleva ‘el mismo titulo, En elects, no sélo se han incorporacla un resumen dc la histevig y critica tle Ia idea del descibrimiento de América (Primers Parte) y a bresentacién del horizonte cultural que simvib de forte al proceso de la invencidn ele América (Segunds Parte), sino PRoLOGO n ave se ha afndido una especulacién final (Cuarta Parte) acerea de ta estructura dll ser americano y de st desariollo histérico eon Jo que se pretende oftecer una explicaciin fondo de la raz6n de ser de la existercia de las dos Amérieas y de su tespectivo significado dentro del amplio mateo de Is storia universal, Se trata, en lo esenctil, del mismo libeer Pero por ten considcrablemente ampliado’ puede y debe: te perce por otro. Por eso y a fin de evitar el peligro de uns confusién, le hemos puesto a éste un subtitule distinto Hechas las anteriores expicaciones es pestinente repetir algo elo expuesto en el prélogo de la primera edicién, porauece {inte de tas cansideraciones también aplcables a deta, Die entonces que este trabajo puede entenderse en um sentids Duy literal, como una comonicacién de indole cientifiea en cuanto que cn ningiin momento se pretende en ella invale {rat los problemas de las primeras causas y cle ls diltimas sae 12s sel Fendmeno que en él se estodia. Quiero decit que tn Te alguno se tata de una investignciinorientada por ui ites previa acezca de In finalidad trascenlente o innenenta del devenir histérice, Aqui no catnpea ni un providencislis mo religioso, ni una teleologla idealista, porque no en vano js ha ensetiado Ia experiencia que tales sabidurias exeeden les limites del entendimiento Ininano. Esto no impide, sig enibargo, que quien asi lo quiera, pueda Teer detiis ale tune tras deseripciones una intencién divina o unos propésitos coe, pnees. Aqui campea, en todo caso, la rocidn del devon histrico como un praceso auie cumple a so modo las frei clades de Ia vida,"lo que es decir bien poco, porque elle ne £2¢¢ sino remitilo a fondos que se hunden en el mnisterie, 1 ates or conigniente, de unas descripciones, y hasta ex, hasto esquemétieas, como podrian ser las de un’ biSloge ae ssomade a] nvieroscopio, se conforma can commie wt observaciones acerca de Ia mancra en que se reprodvce, pon. gam0s por caso, la célula de in tejido vivo. Si se me permite Ja imagen, quisiera que se viera en este litto algo au come jina investigacién de la fisiologfa de la historia; pero de Ig Historia entendida, no ya como um acontecer que le "pasa ee pana i aaa 1 tHe 2 PROLOGO al hombre y que ast como le sucedi6 pudo haberle no ocu: trido, mera contingencia y accidente que en nada lo afect, Sino como zigo que lo va constituyendo en su ser espisitual la historia, or lo tanto, como una modalidad de lo que lama nos la vida, Y es que este trabajo, no obstante sus flaquezas teen definitiva, una inspeccion del modus uperandi y det srodus vvendi de 1a historia: revela —dentro de Tos limites Tal campo. de observacién elegido— como del seno de un ‘leterminada imagen del mundo, estrecha, particularista y Sreaica, surge un ente histérico imprevisto ¢ imprevisible que, arise ‘constituyendo en su Ses, opera como disolvente de la Vieja estructura y cBmo, al misino tiempo, ¢ el catalitico que froveea una nueva y dinémica concepeién del mundo més amplia y generosa. TEs claro, entonces, que el lector debe estar preparado para advent sia sorpresa que los problemas que aqui se estudian desbordan por todos lados los limites concretos del tema ame- (ieano, oara acabar ofreciendo wna idea de Ta marcha y pro- gresos ce la Cultura de Occidente, que asi se revela come eicjnice proyecto vital de la historia con verdadera promesa en virtud de la dialéctica interna que lo vivifica. Pamcers PaRre HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA {Hasta que, por in, vino aguien'a descubritmne! Entrada del 12 de octubre de 1492 en un jmaginario Diario {ntimo de América 1 No sexk dificil convenir en que el problema fundamental de la historia americana estriba en explicar satisfactori {a aparieién de América en el seno de ta Cultura O% porque esa cuestién involucra, ni mis ni menos, la manera Eh que se conciba cl ser ce América y el sentido que ha de coneederse a st historia, Ahora bien, todos sabemos que la respuesta tradicional consiste en afirmar que, Armérica se hizo patente a resultas desu descubrimiento, idea que ba sido Heeptata como algo de suyo evidente y constituye, hoy por hoy, uno de los dogmas de Ja historiografia universal. Pero puede realmente afimarse que Amérita fue deseubierta sip sPeamirse en tin absurdo? ‘Tal es 1s duda con que queremos iniciar estas reflexiones, Empecemos por justificar nuestro escepticismo, mostran- do por qué motivo ¢s liito suscitar um duda al parecer tan trtiavagante, La tesis es ésta: que al llegar Colon el 12 de ootubre de 1492 a una pequetia isla que él ereyd, pertenccha sam archipiéligo adyacente al Japén fue como deseubné @ ‘América, Bien, pero preguntemos si eso fue en verdad To que @ Colén, hizo 0 si eso es lo que ahora se dice que hizo. Ts fobyio que se trata de lo segundo y no de To primero, Este ‘lanteamiento es dccisivo, porque revela de inmediato que Pyando los historiadores afirman que América fue descubier te por Colén no describen un hecho de suyo evidente, sino que nos ofreten In manera en que, segin ellos, debe enten- Gere un hecho evidentemente muy distinto: es claro, en efecto; que no es Jo mismo Tegar a una isla que se cree ect feana al Japan que revelar la existencia de un continente de ust uy — at 6 HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA 1a cual, por otta parte, nadie podia tener entonces i la tne. og sospeeha. En suma, se ve que no se trata de to que Fe Sabe documentalmente que acontecid, sino de und ided aces. ca de lo que se sabe que aconteci6, D 9 modo, que suscitido.! Few suscitada la duda, es muy importante comprender bien su aleance, porque hay riesgo de incurrir en an equivo- Cie e conduciia a ha confusion lamentable, Entigndase bien y de una vez por todas: ntendiéndose asi,” Por consigaiente, 1 ear de extravagante nuestra actilud. Es la de un hombre de ciencia que, frente a una hipétesis la sujeta 2 revisiip, ya pare conformarse con ella si no encuentea una explighcin hejor, ya pata rechazarla y substituifla por otra en caso con: Tree hat ha sido. siempre la marcha en el progreso del conacimiento, Nos persuadimos de que las consideraciones anteriores son. suficientes para que, por 10 menos, se nos conceda el bene- ficis de la duda. Quien no lo estime asi, debe suspender esta a \ DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA ” Jectura para seguir encastillado en sus opiniones tradiciona- Jes. Quien, por el contrario, comprenda que, estamos, frente a un verdadero problema ha dado ya el paso decisivo: ha des- pertado, como decia Kant, de su suefio dogméticn. ‘Una ver puesta en duda la valides de la idea que exphiea la apaticién de Amériea como ¢} resultado de su desc miento, debemos pensar de qué modo puede ponerse a prue- ba, En principio esto no ofrece mayor dificultad. Fn efecto, como toda interpretacién responde a wna exigencia previa, que fs de donde depende su verdad, el problema se reduce a ex minar si dicha exigencia conduce 0 no a un absurdo, porque ts claro que de ser asi se debe rcchazar In intespretacion para Substiteidla por otra ms satisfactoria, Pero gcdmo, enton- ces, comprobar si eso acontece en nuestro caso? He aqui It ccuestion, Paes bien, como la idea de que Colon descubrié a Ame rica cuando aposté @ tna isla que crey6 cercana al Japon no describe e suceso histérico segiin aparece en los testimonios, obvio que la exigencia que generd aquella interpretacién no procede del fundamento empirico del hecho interpretado, 5 decit, es obvio que no se trata de una interpretacion apo: yada ae los hechos (1 posteriori), sino de wna intexpretacion Fandada en una idea previa acerca de los hechos (u prior’). Pero si es0 es asi, zqué es lo que debemos examinar para averiguat en qué comsiste esa idea previa para poder compro- bar si conduce 0 no a un absurdo? La respuesta no oftece Quda: puesto que en nada aprovecha examinar el hecho in- terpretado, porque de & no depende In idea, es claro que debemos examinar el hecho mismo de ta interpretacién que es un hecho” ear historico como otr6. Euna ‘palabra, que parr saber’a ques debe la idea de que Colén descubsib a ‘América a pesar de que se sabe que él ejecuté un acto muy Gistinto, es necesario averiguar cwindo, cémo y por’ qué se pens eso por primera ver y por qué se sigue aceptando, Ts decir, ser necesasio reconstmirta_historia,no del _descubri- miento de“Amériea, sino de la idea de que Ainérica flue des- ~tubierta, que no s fo mismo, Y es0-es lo quie vamos a hacen!” 1B HISTORIA ¥ ORITICA DE LA IDEA Pucsto que nuestra tarea consiste en contar Ta historia de la idea del descubrimiento de América, lo primero que debe Preocuparnos cs averiguat el origen de esa idea. Sabemos que Colén no es responsable ae ella. “Casio, extonces, se con. cibio pee primera vex el viaje de 1492 como una cmpresa de descubrimiento? lel padre Battolomé de las Casas, el testigo mds directo que tenemos acerca de se_particular. 1494 lon en su pri Consideranco Ia temprana fecha y el contenido del telato, ¢s forznso concluir que en él se concibe por primera vez el Viaje de 1492 como una empresa cle descubrinniento, puesto que en lugar de admitir el verdadero propésito que animé a Coli —que cra llegar al extremo oriental de Asia—, se dice que su finalidad fue revelar ninas tiettas desconocidas, Esta manera de comprender la “leyenda” ha sido objetada por dos motives. Se alega que es indebiclo concedlerle el sen: Lido de sina interpretacién del viaje colombine, primero, por que el hecho que se relata es falso y segundo, porque It “le yends” no tuve ese objeto, sino que fue forjada como una ama polémica para emplearse en contra de los intereses Prestigio de Colén.t Ahora bien, admitiendo Ia verdad de esas dos citcunstancias, no cs diffeil ver que ninguna consti tuye una objecién a nnestea tesis. En efecto, respecto a la Drimera ¢s obvio que In falsedad objetiva del retato no impide ‘que contenga una interpretacién del sticeso a que se reliere DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA 9 Si hiciésamos caso de ese argumento la mayoria de los histo. adores snodemos tendrian que afirmar que, por ejemplo, La Ciudad de Dios de San Agustin no contiene una interpreta. cién de Ia historia universal, porque es falso que existe una Providencia divina que noma y rige los destinos hhumarios. Et Segundo ergo es igualmente inclicaz, porque es claro que dle ser cierto que Ia “leyenda” tuve por propésito fabricar tun arma polémica contra los intereses y prestigio de Colén, sélo concedigndole el significado de una interpketacién del viaje podia servir para exe clecto, Es como si, para tomar el mismo ejemplo, se alegara que no es debido aceptar La Ci. dad de Dios como wna interpretacién de la historia univer, sal, porque el objeto que persiguié Son Agustin al eseribirla fue, como en efecto fue, oftecerle al Cristianismo un arma polémica contra Tos paganos. Dejemos a un lado, pues, esas Supuestas objeciones, y pasemos a considerir Ia verdadera dificultad que presenta el hecho miso de 1a existencia de 4a “leyenda” y del amplio crédito que, como es sabido, se le concedié de inmediato* n efecto, no es fécil_comprender a primera vista c6mo Pudo surgir Ja “leyenda” y por qué.fue aceptada por encima rapes de Gee ceene de Colén de haber Negado a Asia se divalg® como cosa publica y nctotia“al regreso de su Primer viaje-“Ta sohucién a este pequetio enigma ha preoc. Pprdo-anuchos escritores modemos, sin que, a decir verdad, lo hayan resuclto satisfactoriamente, porque o se Jimitan a mostrar su indignacién contra cl anénimo “envidioso” «ue inventé tan fea calumnia,*.o bien niegen el problema en lu. gar de resolvetlo, alegando, contra toda cvidencia, que la ereencia de Colén era un secreto del que no estaban entera- dos los historiadores,” A mi me parec: que la solucién se encuentra en el general escepticismo con que fue recibida la creencia de Colén," porque asf se entiende que, fuera de los Gireulos oficiales bien enterades, se duidara dela sinceridad dle ese “italiano buslador” como le deefan algunos? y que, por {o tanto, se buscara una explicacién a su viaje apoyada en alguna ciscunstancia mas o menos plausible. Se pueden ima. ginar muchos posibles pretextos, e incluso algunos eruditos a | Bee eee j 2 HISTORIA ¥ GRITICA DE LA IDEA han ereido poder senalar el que consideran el “niicleo histé- fico” de la“leyenda”,"* y hasta podria pensarse que alguna frase del propio Colén haya dado piel al cuento 0 por To me- nos que lo haya sugerido." Estas especulaciones tienen, sin embargo, un interés snuy secundario’ para nuestros propésites, porque lo decisive & Gque al surgit la “leyenda” como explicacion histérica del via Fe se inicio el proceso del desconocimiento de Ia finalidad hue realmente Jo animé, y esta cizcunstancia, que Tlamarcmos ‘tp ocuitacién del objetivo asiético de la empresa”, €®, ni mas ni menos, la condicién de posibilidad de la idea misma de {que Celén descubsié a América, segin hemos de comprobar mas adelante. Pero si es cierto que en la “leyenda” esta el gern interpretacién m0 aleance, ndlusiones se infiexe, ento préxine paso ‘de qué manera el viaje de 1492, ya interpre: empresa descubridora de tierras ignoradas, “Serf weferido especificamente a América y Smo pudo atri- buirse el descubrimiento a Colén en lugar de atribuirsclo a su sival, el piloto anénimo. i El teato més antiguo donde aparece Colén como el descuibri- ‘oe de Amética os el Sumario do ia natural historia de as Tne digs, 4e Gonzalo Fernindez. de Oviedo, libro publicado unos ~ fraiuts anos después dela" época'en que debié suigir Ia “lee yend del piloto anénimo”." Este pequefio libro no es sino Tina especie de breve anticipo de la Historia general que ya seribia por entonces el autor, y en él se limita a consignar DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA a las noticias acerca de la naturaleza de Amética que, a su par recer, podian interesar mds vivamente, al emperador don Car Jos, a quien va dedicado, No ¢s sorprendente, entoncrs, que en el Sumario slo se cneuentre una alusién a nuestro Lema, pero tina alusién muy significative. femitiendo al lector a to que aparecerd en Js Historia ge- 0, Oviedo Indias (es eto 10 por pri vamos uf tentemos atic equlvoce Ia idea euya histor recoustruyendo. ‘Alora bien, si no estuvigeamos en antecedentes, Ta opinion de Oviedo resultaria muy desconcertante, porque sin tener conocimiento de la previa interpretacién contenida en a le yenda del piloto andnimo y de la ocultacién que en ella se hace de los motivas que animaron a Colén y de su ereencia de haber Hegado a Asia, seria muy dificil explicarla, Bn efes to, ¢s claro que si a Oviedo le parece “notorio” que lo reali: zado por Colén fue descubrir unas tierras ignotas, es decir, si le parece que semejante manera de entender el viaje de 1492 es algo que no requiere prueba ni justificaciéa, tiene ‘que ser porque ast era como se venia entendiendo desde an- es, Se trataba, pues, de uma opinidn recibida que él sinyple- mente recoge y repite Pero si esto parcce indiscutible, no se ve tan féeilmente por qué Oviedo no refiere el cdlescubrimicnte a s6lo unas re. giones indeterminiadas como acontece en. a leyendl ‘ficamente a las Indias, 0 sea a América. 2 HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA In interprctacion del viaje de 1492 como una empresa descu: bridora, lambién dio por supnesto que dicho descubrimiento fine de las Indias (Ariérica), ya que s6lo eon ese ser conocia las regiones halladas por Colén Pero ests mucva manexa de entender la hazaiia colombina que consiste, segiin acabamos de explicar, cn interpretar wn Seto de acacrdo con los resultados de un proceso de fecha iy posterior del acto interpretado, suscitd un grave proble ma que conviene puntualizar, porque sera el eje en torno al ual va a gitar toc esta extraordinaria historia, En efecto, como a diferencia:ide Ta “leyenda” 3¢ afirma ahora que cl tlescubrimiento fue, no de vnas regionies indeterminadas en fir der, sino'de uircontinente imprevisible, para poder afirmat que Coléir reveld In existencin de dicho continente, seri in dispensable mostrar que tuvo concienein del ser ce es0 cuya ‘existencia se dice que reveld, pues de lo contratio no podria gtibnicse a Colén of descubrimiento, Par que esto quede fenteramente claro vamos 4 poner wif ejemplo. Supongamos {que ct velador de un archive encuentra wy viejo popiro en tina bodega. Al dfa siguiente le da la noticia a un profesor universitario de letras clisicas y éste reconoce que se trata de tin texto perdido de Aristételes. La pregunta es ésta: yquién tc cl descubridor de ese documento, ef velador que lo hallé fl prolesor que To identificé? Bs evidente que si se le con- Sider como puro objeto fisico, como un papiro cnalquiera, fue el velador el descubridor. Ese es el caso de 1a interpreta cidn contenida en Ia leyenda de! pilot andnimo. Pero ¢s ignalmente evidente que si se considera el documento como tin testo de Atistétele, su descubridor {ne el profesor, pucs: to que @ fue quien tivo conciencin de lo que era. Asi, si alguien caterado del suceso quisiera mantener que el verda- Gera descubridor del texto de Aristételes habia sido el velador el archivo y que a él le correspondia Ia fama cientifica del Tiallazgo, nadie estaria de acuerdo a no ser que: mostrasn que tuvo conciencia de lo que habla encontrado en aquella bo: dega. Ese es, precisamente, cl caso en que se coloca Oviedo y todos os que, después de 6), van a sostener qite Coldn fue Qi descubridor de América. Y' ya se iré columbrando Ja difi- DEL DESCUDRIMIENTO DE AMERICA B cultad del trance, cuando‘ya no sea posible seguir descono ientlo To que en realidad pensb Colén de su hallazgo. Esta Grsis, sin embargo, no se presentari de inmediato, porave, segin indicamos, Ia consecuencia findamental de la “leyen da” fue ocultar, precisamente, aquella opinién. Planteada act Ja sitwacién, vamos a examinar en seguida Jos intentos que se hicieron por superarla, Se trata de tres teorias sucesivas que integran un proceso légieo y que, como se veri oportunamente, acabaré fatalmente por reducir al ab- surdo la idea del descubrimiento dz América, Lo acabamos de ver: ypa_ve lanzada Ia idea de que lo des- eubierto eta Amérien, es decic, un continente hasta entonées 1i9 s6lo imprevisto sino imprevisible, el nico problema que quedaba etna quién atribuirle la fama de tan extraordinasio suiceso, a piloto anénimo o a Cristébal Colén, p para decitio th términos de nuestro ejemplo, a. velador que hallé el pa- piro 0 al investigador que lo identified como un texto de Aris- tétcles. Para resolver este contlicto hubo dos intentos inicia- les, ambos insuficientes por lo que se veri en seguida, y un tercero que supo encontrar Ta solucién al dilema, “El conjun: to de estos esfucreos constituye 1s primera gran etapa del proceso, Vamos a examinarla en sus pasos fyndamentales, 1) Brimér intento: Oviedo. Historia general y natural de las Tndias* He aqui br tesis: A. La explicaciéxi tradicional de e6mo ocurtié ef descubri miento de Ameérici_ os insatisfactoria, porque el relato, del piloto anénimo es dudoso, Pero suponiendo que sea cierta Ii intervencién de ese, personaje, ¢s a Colén a quien corres ponde Ja gloria del d¢scubrimients de tas Indias. ” B. La cazén es que, independientemente de si recibié o no 1 aviso del piloto andniiid, Coléu supo Jo que eran las tie- SES =EEEue ” HISTORIA Y GRITICA DE LA IDEA ‘ras cuya existencia revel6, es decir, tuvo conciencia del ser ‘Qe esas tetas, ‘C Pxo yeomo? Coldn, dice Oviedo, sabia lo que tba a encontrar desde qué propuso cl viaje, En efecto, como las Trias, explica, no son sino las Hespérides de que tanta men- ‘don hacen 0s escritores antiguos, Colén se enterd desu fexistensia y ser por medio de la leclura de esas obras. Asl, sabedo: de que tales ticrras existian y de lo que,eran, y quiz Cortaborado, ademas, pot 1a noticia del piloto anénimo, salio a buscarlas y las descubri6.”* 3) Segundo intento:; Gémara, Historia general de las Ine dias." He aqui la tesiss 7 'A. a explicacion tradicional es satisfactoria, porque el telato del piloto anénimo es verdadero, B. Lo que resulta fabuloso es pensar que Colén haya ave- rignado 12 existencia de las tieras que hall6 por lecturas en Tee his clisicos. Cuanto se puede concedes es que eorro- ord lh noticia del piloto andnimo con las opiniones de hon Bras doctos acérca de To que decian Tos antiguos sobre’ “otras tierras y mundos”, ‘C. Golén, por lo tanto, solo es un segundo descubridor. El primero y verdadero fuc el piloto andnimo, porque a él se Bebe el conocimiento de las Indias que hasta entonces bian permanecido totalmente ignoradas."* ‘Si consideramos estas das tesis, se advierte que ninguna To- gra resolver satisfactoriamente el problema. La de Oviedo, es Sarto, cbmple con el requisite que debe concurrir en el des- Gubrilor, porque Colén aparece como teriendo conciencia Gel ser especifico de las tierras cuyo descubrimiento se le atri- Duye Pero el descubrimiento, en cambio, deja de ser propia prence 650, porque al identificarse América con las Hespérides, ya mo se trata de algo cuya existencia era desconocida, sino Inefemente de algo olvidado o perdido.” ‘Le tesis de Gémara, por su parte, adolece del defecto con- ttario: se mantiene en ella, es cierto, la idea de que se trata de amas tierras cuya existencia se desconocla, pero no se cum EASES DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA B ple, en cambio, el requisito por parte del descubridor de Je onciencia de to que eran This ambas tesis, aunque por motives opucstos, ef acto ane cePatibuye no cortesponde al acto que st dice fue realizac elas aflesiones muestra que la solucién tena que comb ray ine eiertos wespectivos de Ins tesis precedents, evitan do Mar fellas ‘Tenia que mantenerse ta idea de que se ignoraba Tr eeistencia de is Letras objeto del deseubrimnicnlo, como lo He Sonnars, y mostrar, sin embargo, que el deseubridog eae eeencia previa de que éxistian, Sdn Yo intents Ovi we” Guien logrd conciliar ung extraihos a parecer tan i “Bapatibles fue el bibléfilo: ys humnanista don Femando Golda. en la célebre biogeatia que escribid de, su famoso padre, Veamios céino y a «ue precio logr6 acest, . a, S sPercer intemto;, Fernand Colén Vida del Alinirante He aqui la tesis 7 A. Nadie antes de Colén supo de ta existencin de las tee ras GUe-hallé en 1492, Es, pues, falsa que alguien te haya rc maticis de ellas,y falso que haya leido de ellas en ante sguos libres. B Lo que pasd es que Colin tuvo a idea de que al occ dente dle Tiutopa tenia que existic un continente hasta en tonces-ignorado. S Pero si eta ignorade, e6mo, entonces, tuvo Cot ides de que existia, La two, dice don, Fernando, por una getial oe aaa deducida de’sus amplios couocimicutos cientift aan de su erudicion y de sus observaciones. Es decis, Luv ¢§8 Extraordinaria idea como hipétesis cientifica ia empitia de 1492 no fue, pues, de corroboracidn, de tana notictt que hubiere tenido Colén; fue de comprobacién uMbinea de su hipétess, solo debida asa talento, Con eh Sie que emprendié en 1492, Coldn mosted, por consignen ea ‘eaistencia de un continente ignorad, no de reo mes venoeidas pero olvidadas segiin pretende Oviedo; y-al mesteat coor tteneia revel6 To. que era, porque previanienic to sabia Colon, pues, es el descubrider indiseatible de América. 6 TISTORIA ¥ CRITICA DE LA IDEA E. Bs cierto que ese continente se conace ahora con. cl nombre de “Indias";-pero eso no_signifiea, como pretenden algunos, que Colén haya creido qiie haba Hegadlo a Asia. La explicacién «& que, sabiendo muy bien que se trataba de on continente distinto, él“misino le puso aquel nombre, no séto por su tclativa cercania a Ja India asiética, sino porque de esa Miuneta loged cespertar la codieia de los reyes para animarlos a palsocina In empresa.” De este modo, don Fernando no sélo aprovecha Ia ocul- tacidinr que ya existin respecto a las verdaderas opiniones de su padre, sino que dcliberadamente Ia fomenta al dar una falsa explicacién del indicio que revelaba la verdad de aque- _llas opiniones, pues ¢s indiseatible que él las conocia, En ‘cfecto, es pico suponcr ese conocimienta por muchos obvios motives y, entre atros.y no cl menos. porque don Fernan- do acompand a Celén en su cuarto viaje que fue cvando, después de cierta vacilacién en el tercero, ef almiggnte queds absolita y definitivamente persuadide de que todes Jos litorales que se Tabian explorado eran de Asin. Tal Ja tan mal comprendida y equivoca tesis de don Fernando Colin. ‘Avora bien, se aelvierte que esta tesis, en que la ocultacion de las ideas de Colbn ya no se debe a un mero escepticismo, sinp-a-un-caleulnelo deseo de esconderias, logra_conciliar los “dos ‘exjuisitos del problema. Es de concltirse, entonees, ‘que cen ella cncontrd sit solucién adecusda, pero, claro est, solo mientras se pudicra mantener escondida Ia opinién que se formé Colén de su hallzago. Desde este momento, por otra parte, la rivalidad entre el piloto anénimo y Colén queds decidida a favor de este, porque si_es cierto que la tesis de Gémara signié teniendo muchos adeptos de no poca distin. cigs! no lo cs menos que semejante actitud no representa ‘un nuevo paso, sino un mero arrastre de inercia tradiciona- lista, Por este motivo aqui no cabe ocupamos de ello. Vac mos a-esaminar, en_cambio, 9 gué-se debié, que la sobucién 1 equivocamerite_alcanzada por don Fernando haya en ido en crisis, impulsanido, de ese modo al proceso Wa segunda etapa de su desarrollo, Esta mudanza se debe al pa DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA n dre Las Casas cuya intervencién, por consiguiente, procede estutliar on sept Bartolomé de las Casas, Historia de les Indias.” ‘A, La premisa fundamental es la concepeién providencia. lista de la historia: Dios es la causa mediata y eficiente, y el hombre, la causa inmediata ¢ instrumental. Asi, cl descubs miento de América es el cumplimiento de un déignio vino que fue realizado por un hombre elegido para ese cfecto.* B. lise hombre fue Cristébal Colén, a quien Dios doté de todas las cualidades necesarias para llevar a cabo Ia hazafia. De esta manera, gbrando con libertad centro de la esfera del _mundo natural, Colén logré intuir yor hipdtesis cientéfica, ‘no por rcyclacion divina,.la existencit del continente de Tas Frias, es decir, América. Vlasta aqui, Las Casas sigue de cerca la argumentacién empleada por don Fernando." G. Formalmente las dos tesis son casi iguales, pero difie- ren en el fondo, porque, para Las Casas, el significado del descisbrimiento grovita exclusivamente en su finalidad reli giosa. Lo esencial_no estriba, pues, en que de ese modo se conociétna parte ignorada de la. Tierra, sino en la citcuns taneia de que se trata de tierras habitadas por unos honibres ‘a quienes todavia.no Jes alumbra la Iz evangélica, D. Esta diferencia ideolégica respecto al significado de la empresa ("hazaiia divina” la Hama Las Casas) explica por ‘qué Las-Casas, siempre aficionado a acumular razones, no se limité"a-tepreducir Ia argumentacién de don Femando, tan Giidadosamente caleulada para no delatar el verdadero pro- pésito que animé a Coldn, En efecto, Las Casas aisadié ‘cuantos motives se le ocurrieron pata explicar cémo pudo saber Colén que esistian las Indias, y asi, sin reparar en Jas inevitibles incongriencias, lo vemos aducir en abigarmada ¢ 7 | 1 | aw HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA indigest. mezela, ya e] mito de la Atlintida, ya los Vamados vye1sds Froféticos de Seneca, ya “la leyenda” del piloto and- rnimo y hasta la teoria de las Hespérides de Oviedo, tan dura ‘mente censurada por don Fernando.** E, Pero lo decisivo en esta manera de proceder fue que Las Caias, poseedor de los pupeles del alnirante, so se enidé de ocultar el objetivo asidtico que en’ realidad animé su via- je, ni la conviceiéa que tuvo de haberlo alcanzado." F. La razén es que, dada la perspectiva trascendentalista adoptada por Las Casas, los propésitos personales de Colon cearecen de importancia verdadera, porque, cualesquiera que hayan sido (confirmar wna noticia, hallar unas regiones olvi- dadas, corroborar una hipétesis o Vegar a Asia), el significado Ge la empresa no depende de ellos. Para Las Casas, Qolbn tiene uo cumplic fatalmente las intenciones divinas Tnde= pendientemente de las suyas personales, de suerte que deter: minar lo que Colén queria hacer y lo que exeyé que habia hecho resulta enteramente secundario, Lo ‘inico que inte resa poner en claro es que Dios le inspiré el deseo de hacer cl via, y para este efecto cualquier explicacién es buena G. Igual indiferencia existe por lo que toca al problema del sex especitico de las tierras halladas, al grado de que re sult cific si no imposible precisar Jo que al respecto opinsa Las Casas. La razén es siempre kt misma: semejantecit- canstancia carece de significacion verdadera. ;Qué mis da si Se trata de las Hespérides, de un fragmento de la Isla AUSn- tida, de un Nueyo Mundo 0 de unas regiones asidticas? gQué més da Io que Colin o cualquiera piense al respect? Dios hio puede tener interés en los progresos de la ciencia geos fica, Lo decisive es que Colén abrié el acceso a unas region nes de la Tierra repletas de pueblos a quienes es urgente predicar la palabra revelada y concedlrles In oportunidad del Deneficio de los sacramentos antes de que ocusra el fin del mundo que Las Casas estima inminente.” H, Por lo tanto, si ha de decitse en verdad quién fue el jescudridor de América, debe contestarse que fue Cristébal Ion, péto_no cn virtud de los propésitos y convicciostes _peffonales que animaron su empresa, sino como instrumento, - DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA » dlogido por 1a Providencia para realizar ta twuscendental ba Gana, Y si ha de precisarse qué fue Jo que descubrid, debe decitse, no que fueron tales o cuales regiones geograficamen: te determinadas, sino el oculto camino por donde legaria Cristo a aquellos numeroses y olvidados pueblos para cosechar Citre ellos el mistica fruta deta salvaciou eterna.” "Tal Ia tesis de Bartolomé de las Casas, y tal la manera de entender las muchas incongrucncias que, de ot manera ofrece la atenta Iectura de su obra. Pero geudl, entonces, cl Sentido de la intervencién de Tas Cass desde el punto de vista de nuestro problema? Trateaos de puntualizarlo, Puesto que la tesis remite el significado de la empresa al plano taascendental de la esfera religiosa, Ia desamaiga de sus premisas histérico-temporales, y por lo tanto, en st misma ne Topresenta ningin avance en ¢} desarrollo, del proceso que Negimos reeonstruyendo, Pero esto no quiere decir que c2 ezea de importancia. Por el contrario, como en la Historia de Las Casas se admite y prueba cual fue el propésito que tavo Colén al einprender su viaje de 1492 y se confiesa la saueiia en que estuvo de haberlo realizado, en Jo sucesive 4 posible continuar ocultando lisa y Hananente ose y creencia, Con Ia intervencién de Las Casas, pot Zonsiguiente, entra en cfsisTa primers gran etapa del procesc Sse anicia ast la posibiidad de un nuevo y fundamental des Frralo, yen esto, claro esté, estriba para nosotros su siguit: _cacién’decisiva, ut Se pensar que desde el momento ef que se hizo patente Gon testimonio irrefragable la verdad del objetiva asiatico del viaje de 1492, ema obligado abandonar Ja idea misma de ver tral una empresa descubridora de tierras totalmente ignos das, paca comprenderlo, en cambio, como To que fue: wna tentativa de ligar a Europa y Asia por la vata del oveidente Y tal cm, en efecto, la consecuencia a que debié legerse de 30 HISTORIA ¥ CRITICA DE LA IDEA no haber existido el impedimento ligico de la premisa que, segiin sabemos, condiciona todo este proceso, a saber: que Ta interpretacin de aquel viaje como un acto descubridor de tierras desconocidlas habla quedado establecida como wna evi doncin. A causa de esto ge siguid, pues, en Ta snisma situaciGn légica_y por Jo tanto, quedé en pic el problema de cémo atribuidle a Colén el descubrimiento de América, pero ahora 1 pesar’y par encima de que se sabe que sus propésitos fue “fon 01405, vamos a dedicar este apartado al estudio de los es ierzos que se hicieron por sesolverlo, y que no serdn. sino jintentos de coneiliar la {65 de dott Fernando con los infor- tes proporcionados por Las Casas...No otra, en efecto, podia ser [a orientacién general de este nucvo desarrollo, 1. Herrera, Las Décades.” A. Hin Términos generales, Herrera se atiene a la argumen tacidn de don Femando, Para él, pnes, Colon tvo conci cia -de que existian las Indias (América) Gcias'a una hipd- Lesis cientifica, y el viaje de 1492 no fue sino la manera de comprabarls. B, Pero a gran diferencia de don Femando y-ante la nece- sidad de tener en eventa los datos revelados por Las Casas, Herrera afinna, sin explicar cémo ni por qué, que Colin se persuadié que habia Hegado a Asia. Es decir, que en el pri er viaje, Colén no comprobé sir hipdtess. C. El engatio en que incurrié ef almirante subsistié a To Tnxgo de la segunda y tercera exploraciones; pero en la eyarta y iiltima, Colén advirtié su error al tener noticia cierta de Ta fa del Mar det Sur, es decir, del Océano Pacifico. D. Fue ast, por lo tanto, como finalmente Coté pido comprobar su hipétesis inicial, de suerte que Herrera puede atribuirle cl,descubrimiento de América, ya que no s6lo mos. ‘{ré_dénde se hallaba ese deseonocido continente, sino que ‘vo conciencia de lo que revelaba.™ “advierte sin dificultad que esta tesis no logra atender debidamente Tos hechos delatados por el padre Las Casas, puesto que sélo introduce en Ta interpretacién la circunstan- DEL DESCUBRIMIENTO DE ¢MERICA 3 cia de que Colén creyé haber Hegado a Asia, pero no asi que Ge era desde un principio su propésito. A este respecto He- tera altera deliberadamente lo que afirna Las Casas,” con jo que se demuestra hasta qué punto comprende que para atribuirle'@ Coldn el deseubrimiento era necesatio mantener {que habia tenido conciencia del ser espécifico de las tieras Tialladas. La tesis, pues, es un primer intento por superar la esis; pero con toda evidencia la maniobra en que se sustenta no podia sostenerse indefinidamente. ‘Tenfa que Hlegar el mo- mento en «ic se admiticra cl objetivo atidtico de la empresa, porque sélo asi, por otra parte, se comprenderla por qué Collin se persuadié de que las regiones halladas eran asi Gs, cireunstancin que, naturalmente, Herrera no puede ex pliear, Ese momento se presenté afios mis tarde, segiin lo Rocumeintan dos autores cuyos textos vamos a considerar cn seguida, : 2, Beaumont, Aparato.” Beaumont. Ne A. La empresa estuvo animada pot dos objetivos posibles: 6 descubrir un continente desconocido cuya existencia habia inferido Colén por hipétesis cientifica, » egar hasta Asia, en G caso de no hallar dicho continente. B. Durante el primero y segundo viajes, Colén cree que est en Asia; pero en la tercera exploracién advierte que habia aportado a playas del continente descenocido que quiso en- contrar desde in principio. C. Fue ast como Colén deseubrié a América, porque pese 4 su equivoco previo, ueabé comprobando la hipdtesis inital.” Esta manera de entender la enupresa y de atribuir et descu Drimiento a.Colin es niuy somejante a Ia de Herrera, y. por To tanto, todavia se trata de un compromiso a base de la solucién de don Femanclo. In efecto, el modo de introducir en ella, sin alterar su csencia, cl equivoco de Colén es cl mismo que adopts Herrera, pero ahcra sin inconsecuencia, porque el abjetivo asidtico aparece ya postulado como fina Tidad de la empresa, bien que como secundario al Tado del objetivo descubridor de un continente desconocido, La tesis eee Se 71 Teen eee eee ol — 3), _ISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA de den Fernando ain se mantiene, pero ys se ha dado el paso que accbard por arrainarla. Sigamos la trayectoria de ‘este inevitable desenlace. 3. Robertson. The History of America. ‘A. El autor inicia su exposicién describiendo el horizonte histérico que sirve de fondo a su tesis. A finales del siglo xv, dice, el gran anhelo de Europa era abrir una comunicacién maritima eon el remoto Oriente, A esta preocupacién gene- Tal obodece la empresa de Colon. No se trata,, pues de una inexplicable 0 extravagente ocurrencia, ni de una inspiracibn ving, es una hazaiia del progreso cicntifico del espicitu humino. B, Situada ast la empresa, Robertson pasa 2 explicar en qué consistié el proyecto de’ Colon. Pens6, dice, que nave- ando par cl rumbo de accidente no podia menos de encon frar tierra, Pero Coldn esté en duda acerca de lo que serian lis regiones que podia hallar. En efecto, tiene motivos cien- tifieos para sospechar que toparia con un continente deseo hocilo, pero por otra parte, tiene razones para creer que ia fh dar 2 playas asisticas, Colén se inclina mas por esta dtima pesibilidad; pero Ia duda es la esencia misma del proyecto. Cuando Col6n obtiene, por fin, los medios para em- preader In travesia, Robertson nos lo presenta surcando et Feéino francamente en pos de Asia, pero siempre con Ta re- Sera de que quiz encuentre, atravesado en el camino, el fontinente que habia intuido hipotéticamente. D. Al hullar tierra, Colin se persuade que ha Hegado a ‘Asia y por eso, explica Robertson, fue bautizada con el nom bre de Indias, Peto el almirante ‘no ha abandonado la duda jnidal, En el segundo viaje sospecha que ha incurrido en fan equivoco, que, sin embargo, no logra disipar sino hasta el tercero, Fue entonees cuando supo de fijo que habia halla Go el desconocido continente que desde un principio pensd que podia descubrir, Colén, pues, es el descubridor de Amé Ace, porque, al comprobar una de las dos finalidades de In empresa, tivo plena conciencia de lo que habia revelado.™* «DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA » La tesis guarda una obvia semejanza con la anterior; pero la diferencia implica un manifiesto adelanto hacia la exisis definitiva de la vieja solucién de don Femando la cual, sin embargo, todavia subsiste como base para poder atribuir a Colén el descubrimiento de América. En efecto, ndtese que Robertson no solo postula el objetivo asiético como una !'s dos finalidades de Ia empresa, sino que aparcee como la prin cipal. Pero ademas, y esto 8 decisivo, la explica come obyia dentro de las citcunstancias historicas. Asi, el deseo de Co én por llegar a Asia ya uo se admite s6lo por la exigencia de dar tazbn de los datos revelados por Las Casas, sino que s¢ hia convertido en la condicién misma para entender el sace so. En este momento, por consiguiente, se opera un cambio Giametral respecto a Ta situacién que hizo posible la ereencia ‘en el relato del piloto andnimo. Por eso, et propésito ce des ubrir un continente ignorado, pero intuido por hipotesis cientifica, pasa a un segundo plano; no por mero aunastre a dicional, sino para los efectos de poder tesponsabilizar a Co Tén de un descubrimiento que de otro modo no se sabria a quién atribuitl. nos en el umbral de un cambio decisivo: la tesis de dou Femando, en que culmin6 la idea del descubrimiento intencional de América por parte de un Colén consciente de To que hacia, enconted en Robertson un iltimo baluarte. El préximo € inevitable paso consistici en el abandona defini: tivo de esa pretension, y se planteard, entonces, la dificultad de atribuirle a Colén’ un acto de cuya indole no tuvo, sin ‘embargo, la menor ideo, Se inicia, asi, la segunda gran eta pa del proceso. va La crisis sobrevino, may explicablemente, cumdo un erudite espaiiol, Martin Ferindez de Navarrete, divulgé en wna €o- Jeccién impresa los. principales documentos relativos a los viajes de Colon, Asi, en efecto, quedaban superadas las ambi- 4 HISTORIA Y GRITICA DE LA IDEA sitedades on cl relato del padre Las Casas, y se hizo patente, no sélo que Colén habia proycetado ir a Asia, sino que nun: ca se desengané de haber realizado ese deseo. Era incyitable, mus, ane el pauatvo, pose de. devin del objetivo Asiitico aleaneara sw culminacién definitiva. Fue el propio Rurtince de Navauete quien, en la Intend et ob, puntunlizé con nitidex el hecho. Veamos lo que dice. 1. Navarrete, Coleccitin.” A. A semejanza de Robertson, Ia empresa de Colin se ex plica y justifies como uno de los intentos por satisfacer el anhelo general de abrir una ruta maritima con Asia B Pero a diferencia de Robertson y de todos los antetio. raricte, cl proyecto de Culén no consistié: sino La guandera de ta hata, pues, no radica en las ideas aque Ia iuspitaron, radica en Ta osadia de buscar cl eamino a las Indias por el ‘rumbo de occidtente C. Por lo tanto, ya nada se dice acerca de la famosa y s0- puesta hipétesis que habria claborado Colin respecto a la existencia de una desconocida masa continental 1, De acuerdo con to anterior, Navarrete admite que, has- ta su mueite, Colén evey6 que {as tierras exploradas por él pestenceisn af Asin; pero al mismo tiempo concluye que, con Gl hallazgo de 1492, Colén realiz6 el inesperado y asomiroso escubrimiento de América, porque, con admiracién univer sal, dice, dio a conocer un nuevo mundo." Se ve bien: en esta tesis ya no queda ni el menor rastro Gel motivo. por el cual se venia atribayendo hasta entonces €l descubrimiento a Colén. Ello no obstante, se Te. sigue atribuyendo. ¢Cémo y por qué? Si, segiin Tatgamente hemos explicado, se trata de un acto que tequiere en el agente con: ciencia de To que hace, emo, entonces, responsabilizar a Co Jén de quien expresamente se afirna que carecié de ella. He aqui el problema constitutivo de esta segunda etapa, Para disipar el enigma vamos a examinar los textos pertinentes. ene’ DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA 6 2. Irving. Life and Voyages of Cotumbus.* ‘A. Una ver mis, la empresa quetla explicada en térmi- nos del anhelo de establecer la conanicacion maritima con Asia Ty Para determinar en qué consistié el proyecto de Colén, Irving examina la tesis de don Femando. De acuerdo con ella, dice Irving, Coldn llegé a concluir que “habia tierra no descubierta en la parte occidental del océano;, que era ‘accesible; que era féttil, y finalmente, qu: estaba habitada”, Es decir, la famosa hipétesis segiin la cual Colén habria in- tudo Ta ‘xistencia de América. C. Pero a Irving Te parece que Ja argumentacién de don Fervando es ambigua y adolece de ciesta falla logica.* Por eso, piefiere sacar sus propias conclasicnes. firma que cl nrgumento decisive que indvjo a Colén fue Ia idea de que ‘Aria era Facilmente accesible por el occidente.* Irving, pues, rio conoce mis finalidad de Ia empresa que el abjetivo asiatico. 1D, En el relato de los cuatro viajes, Irving se esmera_ por mostrar que en todo tiempo Colén estuvo persuadido de he ‘ber explorado unas regiones de Asia, y aclara que jamds se desengaiié.” B, No obstante manera tan explicita de admitir lo que Co: on quiso y creyé hacer, Irving no Je concede a la empresa dl sentido correspondiente. Desde un principio y a lo largo e todo cf libro, In entiende como la manera en que Colén descubrié, América. TF. Ahora bien, Irving no aclara por qué motivo Ia entien de asi. Se teita, pues, de una intervencién que considera fobvia, pero de todos modos conviene tratar de averiguar sus motives. G, Pues bien, de un pasaje en uno de Tos apéndices de la obra parece que Irving atribuye el descubrimiento a Colén fen viitud de habet sido el primero en topar con el continente fmericana; peto una atenta lectura de la obra no autoriza Scmejante conclusién. En efecto, sabemos de fijo que Irving no se atiene a la prioridad en el hallazgo fisico, puesto que econoce como probables unas expediciones de los nonman- Ls 36 HISTORIA ¥ CRITICA DE LA IDEA ddos a playas americanas realizadas varios siglos antes. Esas eapediciones, piensa, no constituyen, sin embargo, wn desc: Demniento de América propiamente dicho, porque la revele ign que asi obtuvo no trascendié la esfera de los intereses particulares de aquel pueblo, y porque, ademés, Tos nocman: Jos mismos pronto Ia echaron ex olvido.* "H. trving insinga, pues, que en la empresa de 1492 con. curre un elemento de intencionalidad que no existe en los Viajes normandos y que, por ofa parte, no radica precisa Tnente en el proyecto que Ja animé y que opera a pesar del fequivoeo en que incurié Coté al pensar que habia visitado Titres de Asia, A esa misteriosa intencionalidad se debe, por lo tanto, que se siga manteniendo la idea de que, con el fallazgo realizado en 1492, América fue deseubierta “Tale en resumen, la tesis de Washington Irving, el prinier historfador que narré la empresa admitiendo sin compronti gos 1 que quiso hacer y lo que pens6 Colén, Tal, sin cmbat- go, el misterio que rodea est tosis. Fxaminemos el texto que disigard el enigma, 3. Humboldt, Cosmos. ‘A. Este eminente pensador también sitda la empresa den- tro del ambiente y los anhelos de la época en que se Nevd a abo, Pero no se limita a sefalar la conexidn, sino que oftece tina idea del devenir histérico dentro del cual el aconteci- niento queda entrafablemente articulado y slo sespecto al ‘cua, cobra su verdadero sentido. E. En términos genetales se trata de la concepcién idea lists de la historia tan predominant, sobre tedo en Alcina: ia durante la primera mitad del siglo xnx. Su premisa fun Hanental, recuérdese, consiste en creer que ta historia, en sit Esercia, e& un progresivo e inexorable desarrollo del espiritu humano en marcha hacia Ia meta de su libertad conforme a razin. Para Humboldt, esa marcha estriba en los Tentos pero Seguros avances de los conocimientos cientifices que, al it conquistando la verdad acerca del cosmos, acabarin por en. reaat al hombre una visién absoluta de Ta realidad, Ta base DEL DESCUBIIMIENTO DE AMERICA ” inconmoyjble para establecer las wormas de su conducta fu tura y dé las relaciones sociales. © Pero, es el hombre por si solo, y no snerced a ninguna interveneién diving, quien debe cumplir 1a finalidad inma- nente de la historia y labrarse, ai, su propia felicidad. Ahora bien, esto no significa que los individuos tengan necesaria- mente conciencia de ese supuesto objetivo, nf que abriguen fl propésito de aleanzarlo, porque a lo largo de fa histonia se ‘a ‘ealizando con independencia de los anhielos y voliciones personales. Asi, pues, lo significativo es, ciertamente, To que hacen los hombres, pero lo que hacen en cuanto instrumen: tos de los designios de 1a historia D. Resulta, entonces, que dentro de esa concepcién teleo- Jégica del devenir humano, ¢s posible responsabilizar @ wn hombre de un acto cuya significaci6n trascicnde el sentido que tiene en virlud de las intenciones con que lo ejecutl Siempre que sean de tal indole que, independientemente de $n contenido particularista, estén de acucrdo con los desig. nnios de la historia. En efecto, asi puede y debe decirse que ese hombre tuvo conciencia del significado trascendental de Su acto, no como individu, pero si en su caricter de ins- teumento de las intenciones inmanentes a la marcha historic E. A la luz de estas premisas, Tumboldt compara el senti do qua, respectivamente, tienen Ia empresa de Colin y las expediciones nommandas del siglo x1. Para ello recouoce, fin reservas, 1a verdad histérica de esas expediciones y asi mismo el hecho de que Colén creyé haber visitado lerras asidticas en virtud de que é&¢ habia sido su objetivo. F. Desde un punto de vista cronolégico, es forzoso con: eluir que los normandos fueron los descubridores de América y que el viaje de 1492 no fue sino un redescubriniiento, Pero ’sta es una manera superficial y alsa de considerar la cues: tidn, porque cl mero hallazgo fisico no es lo significative. Es necesario examinar el problema a partir de la intenciowali- dad de ambos actos. G. Pues bien, asi considerados, lus expediciones norman- das son un hecho casual, porque el hallazgo de tierras ame- Fieanas se debe a que wna nave fue avrojada hacia ellas por 6 HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA una tempestad. El acto responde, pues, al impulso de un iego fenémeno telitico indiferente al destino humano, de suerte quo, desde el punto de vista de su motivacién, no cons tituye un descubrimiento de América que, por definicién, implica tin acto inteneional. La empresa de Colén, en cambio, no es un hecho fortuito, porque responde 3 un proyecto eientifico que obedece al Impulso del trabajo intelectual, larga y penosamente prolon- gad desde los albores de la humanidad. No es un acto arbi trario e indiferente al destino histérico det hombre, de ana. era que, por sn mativacién, si puede constituir un verdadero dlescubrimient, H, Se advierte que, fiel a sw visién, Humboldt canedla como carentes de sentido los propésites y crcencias pers Tes de Colén; y si el acto realizado por él parece intencional y no fortnito, es porque lo considera, no como individuo, sino como instrumento de Tos designios de In historia I, Pero aunque’ estas consideraciones bastan para expli car por qué no es posible atribuir a los normandos et descu- brimiento de América, no acharan por si solas el sentido con- cereto que tiene fa empresa de Colén como descubrimienta, ni cémo puede responsabilizarse en su persona. Fn efecto, si sa hemos que no se trata de un acto fortuito, no sabemos atin en qué consiste, ni cdino emple Colén con su papel de ins- trumento de los designios de la historia, tinea base pata con cedetle el tihulo de descubridor. J. Pues bien, le que hace que ta empresa colombina sca cl acto siguificativo que se conoce como el descubrimiento de América, es que en esa empresa se realiz6 uno de esos avan- ces de los conocimientos cienitfieos en que estriba, segin vi mos, la esencia misma de la marcha del hombre hacia suv destino histérico. En efecto, fue ast como se entregs a la contemplaeisn de los sabios, vicatios de los inlereses de la hu- manidad, wna porcién desconocida det globo terrestre, abrien- ‘Io asi la posibilidad de completar, con el estudio de las fegiones tropicales de Améticn, la visién cientifica de la parte del cosmos que es dlirectamente asequible a la observacién, Con este entiquecimiento, tan largamente esperado, el pro: DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA ” gre50 del espirity humane pudo pronto aleanzar su primera culminacién, porque fue ya posible sentar las bases inconmo- vibles de conocimientos absolutos; las bases, en suma, de a nueva revelacién, "la ciencia del cosmos”, de la que Alejan- dro von Fumboldt es ef evangelista y supremo pontifice. K. Pero si en eso estriba el descubrimento de América, gecuiy aesponsabilizar a Colon de tan alta hazana? gPuede, realmente, atribuitsele? Himboldt responde por la afirmati va. No es, explica, que Colén haya sido un sabio, ni siquiera un mediano hombre de ciencia, aunque posela ‘un espiritu inquieto que lo distingue mucho de un vulgar aventurero, sélo atento a su provecho. No, la razén decisiva es que Colén fue sensible a 1a belleza del mundo tropical y supo anunciat Ja buena nueva de la existencia de tales regiones, Jamas se ‘cansa de contemplarlas y gozarse en ellas y en sus escritos se esfuerza por contagias el entusidsmo que le provocan, Por ¢s0, pese a su tosco Ienguaje, se alza sobre Camocns y otras poctas de sw dia, anclados atin en las ficciones literarias de tuna supuesta naturaleza arcaica y artificiesa; por eso, tam- bién, es Colén el descubridor de América. En efecto, el pottico vuclo de su entusiasino fue Ta via adecuada para ‘na- ticiar a Europa, donde posaba el espiritu de la historia, la apertura de ese nnevo campn de observacion en que, en defi nitiva, consiste ol acto descubridor. Fue asi, entonces, como Colén desempeiié cumplida y plenamente su papel de porta vox de log intereses de la humanidad y de insteumento de las intenciones de Ia historia, 1, Nada de este concurce én ef caso de las expediciones de Jos normanvlos, Beneficiarios de un haliazgo fortuito, no supieron sino fumdar unos establecimientos comerciales que, por otra parte, resultaron precarios. Ademés, como las regio: nes septentrionales exploradas por ellos no ofrectan un nuevo cspecticulo dela naturaleza, si acaso la ncticia del hallazgo traspast el estrecho citeulo ce Jos pueblos para quienes cra familiar, no pudo tener ninguna significacién verdadera. No hnubo, pues, un descubrimiento propiamente dich He agut despejado el enigma que roseaba Ia tesis de Ir ving; he aqui la solucién que coresporwle a la segunda 0 HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA ‘etapa del proceso, Ya se ve: a pesar de la amenaza que sig- ified el reconocimiento pleno de los propésites de Colén y tle su idea de haber explorado regiones de Asia, se pudo satisfacer la exigencia de mantener a flote la vieja interpreta- cién de la empresa de 1492 y se logré resolver el problema de atsbuitle a Colon ef acto det descubrimicuto. Para ello, fue recesatio recurrir al arbitrio fitos6fico de postular, por encima de las intenciones individuales, una intencionalidad inmavente a'la historia que, en la esfera laica, es Ja contra partida de los designios divinos del providencidlismo cristiano Ue la tesis del padre Las Casas. Peso esta vee, semejante at bitric produjo el efecto contratio, porque en lugar de delatar come verdad histética los propésitos personales de Colon y ‘su creencia de haberlos realizado, los cancelé como histérica- mente inoperantes. Fue asi, por lo tanto, cémo por segunda vez, bien que de un modo mis sutil se oculté el. objetiva asid- tico de Ia empresa y la conviccién que tuo Colon de haber explorado regiones de Asia, ocultacién necesaria, como sa- bemos, pata poder atribuirle el cescubrimiento de América ‘Con la tesis teleol6gica que hemos examinado el proceso se replegé a'su segunda trinchera, y ahora sélo nos falta ver: cebmo sobrevino la crisis final cuando, en virtud de la disolu- ‘eidn del dogma idealista, fue preciso renunciar a su amputo, Se intentari, lo veremos en seguida, un iltimo reeuss0 por Inantener la idea del descubrimiento de América, pero’ un recurso’ que no sitve, en definitiva, sino para poner de mani- fiesto el absurdo que implica semejante manera de explicar Ja aparicién de ese ente. vat Mientras se pudo creer, con el idealismo, que la historia era tun sroceso en que fatalmente se iban cumpliendo, para de- ‘irlo en ténminos de Kant," las intenciones de la Naturaleza, Situsdas mds alls de Ia esfera de los propésitos y voliciones individuales, el viaje de Colén pudo seguir entendiéndose DEL DESCUBRIMIENTO DE, AMERICA a como el descubsimiento de América a la manera en que lo coed Alejandco von Humboldt, Pero cuando aquella per soci filosofica 0 mejor dicho, cuasi_religiosa, ented en se Mespats de haber slcanzado su cispide, Tos bistoriad pee aunque los primeros rebeldes, poco supieron hasta, aie frado quiedaban desamparados y expuestos. En segulsnitut Fare aentaciones marcadas pur et poztivismo civntifico, 1a creas ONetbtica deberia repidiar e) iusorio auxilio’ de todo xptiorisme metafisico por empiricamente incomprobable riverse) en cambio, a kx observacién de los fenémencs pars poder reconstrui, gin la célebre formula de Ranke, Jo que coerrcalidad acontecié”. Quiere decir esto que los hishora: dune ce comprometieron a reconoces, como fuente del sen- filo de os sucesos histéricos, Jos propésites y conviec ones personales de Jos individuos que partiiparon ex 0s Di Perntonees, que, por fin, le habia legado a he empresa Cf Salon In hora de que se la comprendiera con el sentido que tuvo pata él Pero lo cieato es que a pesar de las hueas © gencias metodoligiens y de Tas sauclas investigngons® i Enriquecicron la historiografia colombins desde finales del siglo aax, se mantuvo Ta interpeetacin tradicionsl om 1a sree crceneia de que Col6n habia deseubierto América cn Jogn 1492, enconted una isla que erey® pertenecer 2 un archipidlago ‘adyacente al Japon. Pam hawernos cargo de qué mancra se sostuvo est vi iden, conviene, ante todo, puntualizar Ia tesis respoctivn, & tayo etecto vamos a empicar el texto que, entre otros Pov! ties, parece representativo, tanto pot su Fecha reciente, Cone por cl aplauso con que hia sido recibide y pot la seviedad y prestigio cientifico de su autor Morison, Admiral of the Ocean Sea |A, Como ya es de rutina, 1a empresa se ubiea en el am pichte de lx Gpoca y en particular se relacions eon el deseo ern que habla por establecer Js comuniencién marihims on las Fegiones extremas orientales de. Asia av inea centeal que animé a Colén, dice Morison, fue oy MISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA realizar ese auhelo, pero eligiendo Ia ruta del poniente. Se- mejante proyecto nada tenia de novedoso. Lo extraordinario en el caso de Colén sno fc, pues, Ja ocurrencia, sino cl ha. berse convencido de que era factible y Ia decision de reali- rari. Morison, por consiguientc, admite como finalidad ani cea de In empresa el objetivo asiético.** C. Ein la narracién de los cuatro viajes, el autor reconstrye minnciosamente los itinerarios y se esmera por identificar en el mapa actual de América los lugares visitados por Colén, D. Morison se empeiia, ademas, en mostrar que, en me. dio de las ins variadas conjeturas de dctalle, Colén siempre estuvo conveneido de que habia legado a Asia desde Ja pri mera vex que hallé tierra en 1492" =. Ahora bien, a pesir de un réconocimiento tan expreso de las intenciones personales de Colén y de st opinion aces- ca de lo que habia heclio, Morison no dhuda siquiera de que, en verdad, lo que realmente hizo el Almirante fac deseubric 1 América. Pero gedimo, por qué? Explica, en un pasaje decisivo, que puesto que Colin no tuvo jamas el propésito de encontrar al continente ameri cano, ni abrigé sospecha de que existia, la verdad es que des cubrié a América enteramente por accidente, pot casualidad."* He aqui, pues, ta respuesta que corresponde a 1a tercera etapa del proceso, Ia tesis del descubrimiento castal que hoy se ensefia y se venera como Ia verdad y que sirvid de punto de partida a esta investigacién. Con ella, por lo. tanto, ter: mina la teconstruccién histériea que nos propusimos hacer, y ahora vamos a examinar esa tesis para ver si implica 0 no un absurdo, segtin anticipamos. Ba Pacsto que se trata de poner a prucha ma interpretacién es conveniente, ante todo, tener una idea clara de lo que signi fica eso Pues bien, lo esencial al respecto consiste en reconocer que DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA 8 cualquier acto, si se Te considera en si mismo, ¢s yn aconte- Gimiento que carece de sentido, un acontecimiento del que, por lo tanto, no podemos afirmar Jo que es, ¢s decir, un acon tecimiento sin ser determinado, Para quc lo tenga, para que podkimos afirmar lo que es, ¢s necesario postularle una inten Gin 0 propésito. En el momento que ‘accmos exo, en efee- to, el acto cobra sentide y podemos decir lo que ¢s; le com cedemos un ser entre otros posibles. A esto se Hama una interpretacién, de suerte que podemes concluir que interpre- tar on acto cs dotarlo de un ser al postularle una intencién Pongamos tn ejemplo, Vemos a un hombre salir de su casa y dirigitse al bosque cercano. Ese #s el acto considerado én si misino como tin puro acontecimionto. Pero zqué es ese feto? Obviamente puede ser muchas cosas distintas: um pa- Sco, una heida, wn reconacimiento Tlexado a cabo con fines Ineratives, tina exploracién cientifica, el inicio de wn lateo fo, en fin, tantas otras cosas cartas puedan imaginar Se, siempre de acuerdo con Ia intencién que se suponga e acquel hombre Esto parece claro y no hay necesidad de insistir en ello Pero es nccesario, en cambio, ver que esta posibilidad que tenemos de dotar de ser a un acto al interpretarlo tiene un Timite, En efecto, Ja intencién que se suponga debe atribui sea wi agente, no necesarfamente capa. ce realizarla por si mnismo, puesto que puede valerse de otro, pero si necesatia mente capaz de tencr intenciones, porque de lo contratio se jewrrird en win absurdo, Asi, bay machos entes a quienes podemos contcbir y de hecho se han coneebido como capa Fes dle voliciones y de realizarlas por si mismos, como son Dios, os angeles, los hombres, los expiritus de ultratumba y ann los animales, y otros como capaces de lo primero, pero ya de lo segundo, como son cicrtas entidades metafisicas, 1a Natuialeza o la Historia Universal, segiin Ia han entendido y entienden algunas doctrinas filosoficis, Pero To que ya no Se puede concebir de ese modo son los entes inanimados como las figuras geométricas, tos mimeros 0 Tos objetivos ma- ferales, un Urifngulo, una mesa, cl Sol o el mar, pongamos por caso. Silo hacemos 0 es metaféricamente, como cuando aie “ HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA se dice que el mar no quiso que Espaia invadiera a Inglate- rra, 0 bien nos heinos salido de quicto sto nos ensena que, en el limite, la interpretecion de un acto pusde admitirse aun cuando cl agente que lo realiza sea incapaz de tener intenciones, con tal de que cl propésito {que le eoncede sentido al acto proceda de un ente capaz de teneslas, pero que serd absurda en el caso contrario, aun cuan: do el agente que lo realiza tenga, él, esa capacidad, Examinemos ahora, a la luz de estas consideraciones el proceso de la historia ‘de la' idea del descubrimiento de Amé fica, puesto que se trata, precisamente, de tres mancras dis- tintas ce interpretar un snismo acto, a saber: l viaje de Co- on de 1492. Primera etapa del proceso: La interpretacién consiste en afirmar que Colin mostrd que las tierras que hallé en 1492 eran wn continente desconocido, porque con esa intencién realizé el vigje (supra, Apartado IV) En este caso se trata de una interpretacion admisible, por que la intencién que le concede al acto interprétado el sen tido de ser una empresa descubridora sc radica en una perso- nna, 0 sea en un cute capaz de tenerla y de realizarla, Pero ya sabemos que esta tesis tuvo que abandonarse, porque su fun damento empirico result6 documentalmente insostenible Segcnda ctapa'del proceso. La interpretacién consiste en afirmar que Colén mostté que las tierras que hallé en 1492 fran un continente desconocido, porque si es cierto que ésa no fue la intencién con que realizé el viaje, ni tuo ides de Jo que habia hecho, al ejecutar st acto cumplié 1a intencién de la Historia de que el hombre conociera In existencia de dicho continente (supra, Apartado ViL) En este segundo caso Ia interpretacién todavia es admisi- ble, porque la intencién que le concede sentido al acto int pretado de ser tuna empresa descubridora se radica en el acto mismo, es decir, se concibe como inmanente a la Historia, centidad que puede concebirse como capaz de tener intencio- nes, aunque no de realizarlas por si misma, de suerte que s¢ vale de Colén como un instrumento para ese efecto, Pero ya sabemos que esta tesis también tuvo que abandonatse, DEL DESCUBRIMIBNTO DE AMERICA 6 no ya por deficiencia de fundamento empirico, come en el vase anterior, sino porque su premisa tebrica result insos tenible Tercera etapa del proceso, La interpretacién consiste en afismar que Colon mostré que las tierras que hallo en, 1492 ran un continent desconocido, puramente. por casualidad, cMeait sin que inedic ninguna intenciou al ceapecto, (S¥pre ‘Apartado VIIT) in este caso es obvio que, desde cl punto de vista de los requisites de una interpretacin, In tess ofrece una seria dt tea, porgue no obstante que se niga la intencién, se le Sigue coneediendo al acto et mismo sentido de las tesis ante sigue Contnora bien, como esto es imposible, porque sin aquel fequisito ol acto no podtia tener el sentide que se Je conce Net es forzoso suponer «ue 1a intencién existe a pesar de que Se niega, ye) problema, entonces, presenta un doble zspecko primero, cémo eonciliar esa constraiccion, y segundo, Wen Phar ddnde existe esa inteacion que ha sido necesario supones para que el acto pueda tener el sentido que se le concede La contradiccion puede evitarse si tenemos presente que no es necesario que el agente que realiza cl uclo sea quien tenga la intencidn que le concede su sent, poraue ys sb thes que puede obtie como mero énstrumiento le ww ces tue no seal suyo personal, En efecto, de ese modo Colin Tbe revelndo, sin intencién de hacerlo, el ser ce Tas tlerras gue lallé, cunpliendo un proptsito ajeno, de manera a Jesde el punto de vista de Colon, seria legitimo afirmuat, como fo lace la tesis, que cl acto no fue intencional, aunque en vealed tenga que serlo. En ottas palabras, lo suponiendo {que Colén obc6 como instrumento de wa intencidn divers ai suya se evita Ii contradiccién que indicamos y la tesis queda a salvo por este motivo. Pero pddnde radiea, entonces, esa ocultaintenci6n que Te da el sentido de descubrimiento al viaje de 14927 La respucs- ta, por exteaio que parezca, no admite duda. En efecto, come ta Pek fo s6lo oftece al respecto tres posibilidades, a saber: ¢l Sojeto del acto, el acto mismo y ¢l objeto del acto, y como, neal caso, ya se ensayaron y deseastaron las dos primers, ¢ 16 HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA obtigado concluir que, on esta tercera etapa, la intencién que- {G6 radicada como inmanente a la cosa que se dice fue deseu- bierta, Mas, si esto es asi, la tesis inenrre en absurdo, porque ha tebasado el mite admisible a cualquier interpretacion, puesto que el continente americano no es, obviamente algo capa de tener intenciones Tal, por consiguiente, el scereto y cl absurdo de esta tesis, y en verdad, conociéndalo, se acca lo que desde un princi pin 10s parecia tan sospechoso, o sea que se pueda responsa- bilizar a un hombre de algo que expresamente se admite que no hizo, En efecto, a poco que se reflexione acvertimos que cuando se afirma que Colén descubiié por casuatidad al iente aunericano por haber topado con unas tierras que ress cian asisticas, es decir, evando se nos pide que acepte: rics que Colin reveld et ser de unas tierras distinto al ser ne ci les atribuyé, lo que en realidad se nos esté pidiendo cs que aceptemos que esas Lierras revelaron su secrete y cs condido ser cuando Coldn topé con cilas, pucs de otro mode hu se enliende como pudo acontecer In revelacion que se dice acon ecié, 11 absurdo de esta tesis se hace patente en el momento en que sacainos ln necesaria consecuencia, porque ahora ve- tiios que la idea de} descubrimiento casual del continente amiericano, no s6lo cancela como inoperantes los propésitos ¥ opiniones personales de Col6n, sino que lo convierte en el scil y ciego insteumento, ya no de unos supuestos designios del piogieso histérico, sino de nas supuestas intenciones in- manentes 9 tia cosa meramente Fisica. Pero est claro que al admitir esto hemos puesto de cabeza Ia historia y priva- Qo al hombre hasta de la ya problemética libertad que le concedia cl idealismo. En efecto, ahora, en lugar de conce- bir Ia historia como el resultado de las decisioncs circunstan- cinles tomadas por los hombres y realizadas por ellos, se con- ‘ibe como cl xesultado de unos propésitos inmanentes a. las cosas, ciega y fatalmente cumplidos por los hombres. Asi, l hombre ya no ese sero del devenie histrco, coneebido camo tn proceso de orden racional, segiin acantece con uit ie cat fa bani eee aus ions BRIMIENTO DE. AMERICA ” DEL DEE es e] esclavo de no se sabe qué proceso mecinieo de los entes materiales inanimados.” El anilisis de Ta historia de ta idea det descubrimiento de ‘Kmvévica nos ha mostrado que estamos en presencia de tn proceso interpretativo que, al agotar sucesivamente sus Ess riveas posibilidades Iogieas, desemboca fatalmente en el aby Wide. ‘Esa historia constituye, pues, um reductio ab absur Shon de tal suerte que ella misma es el mejor argumento para cefutar de manera definitiva aque) modo cle querer explicar fa aparian de América en ol mbito de Ia Cultura de Occ Tenge, Ahora procede scar Tas consecuencias, perb antes ¢s eeesirig examinar un itimo problems, tanto mas cuanto ‘Que asi se nos brinds 1a ocasion de penetrar haste la rain tnisma del mal que aqueja todo el procs. Tin efecto, parece claro que nuestras meditaciones qued rian incompletas sino damos rar6n_ dé las, tres cuestiones fandhmentales que se deducen de ellas, Primero, a qué se Mehe'la idea de que América fue descubierta, ‘es decir, cul tla condicion de posibilidad de Ta interpretacién, misma Segunda, cémo esplicar la inssteneia en mantener cht i teipretacién en contra de la evidencia empirica, es decit, por fine no se abandoné a partir del momento en.que se hicieron Aihentes los verdaderos propéyites y las opiniones de Cold Tercera, cémp es posible suponer an absurdo tan flagrante domo el que implica Tn tesis Final del proceso, es decir, de que manera puede concebire en el centinente americana Ja ‘iieneign de revelar su ser. En una palabra, es necesario mos nec el examen de estas tres, cucstiones quién es et villano detcis de toda esta historia Pues bien, es obvio que no vamos a incurri en la ingenuk dade pretender que el mal proviene de alguna deficiencia ‘uental de los historiadores que se han encargado del desarro- Ho del proceso, ni tampoco de alguna diabélica maquinacion 48 & HISTORIA Y GRITICA DE LA IDEA que lo: hubiere obnubilado y descarriado. Proviene, 60 sf Jeisn previo supuesto ea su modo de pens que, como aprio: fismo fundamental, condiciona todos sus razonamientos y ‘que ha sido, desde los griegos por lo menos, una de las bases dal pensamiento filosdfico de Occidente. Aludimos, ya se hs Deh advinado, a la viesima y venerable idea de que las cosas son, ella, algo en si misma, algg per se; que las cosas esti ya hiechas de acuerdo con un inico tipo posible, o para decitlo i Weninente gn hs costs thy olds desde siempre, nara cualquier sujeto y en cualquier lugar de un ser fijo, pre TE ee eee re ‘Sogin esta manera cle comprender 1a realidad, lo que se piense en un momento dado que es una cosa, un existente, fs lo que ha sido desde siempre y lo que siempre seré sin te medig algo definitivamente estructurado y hecho sin que haya oosibiidad alguna de dejar de ser lo que es para set algo distinto. El ser —no la exstenca, ndtese bien — de las cosas sera, pues, algo substancial, algo misteriosa y entraia Dlemente alojado en las cosas; su naturaleza misma, es decit aquello que hace que las cosas sean lo que son. Asi, pot ejemlo, el Sol y la Luna serian respectivamente, una estrella yun satélite porque el uno participa en la naturaleza que hace que las estrellas sean eso y la otra, en la naturaleza que hace que los satdlites sean satdlites, de tal suerte que desde que existen, el Sol es una esteella y la Luna un satelite y asi hasta que desaparezcan. ‘Ahora bien, Ja gran revolucién cientifica y filos6fica de nuestros dias nos hia enseado que est antigua mangra subs- tancialista de concebir la realidad es insostenible, porque se ha Ilegado a comprender que el ser —no la existencis-— de 1s cosas no es sino el sentido o significucién que se les atri- aye dentro del amplio marco de la imagen de la realidad vigente en un momento dado. En otras palabras, que el ser Ue las cosas no 5 algo que ellas tengan de por sf, sino algo aque se lep concede w otorga ‘Una exposici6n mas completa de esta gran cevolucién filo séficr y sus consecuencias respecto a la manera de concebir al hombre y sti mundo nos alejaria demasiado de nuestro DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA ” jnmediato propésito, pero nos, persuadimos que, part ste irato, bastara volver sobse el ejemplo que acabamos de om. fear,” Pues bien, 51 n0s stuamos hstbsicamente 6 ' Epoch Ae vigencia cientifica del sistema geooentrico det Univesso, al Sol y la Lisna no son, como Jo son para el sitene neliaoén- ser tina estrella y un salt, sino que son dos planets, Dien Ge en uno ¥ of caso, ambos son cuerpos celia os Set A Sin ‘embargo, pata una concepeién mitien del Unies Hes im mmpoco eso, sino dioses o espirtus. Ya se ver el ser Ae esos dos existentes, de esos dos trozos de materia césmict, de eins fda-que les pertenezca entraiablemente, ni nada ave ae doen ellos, sino, para y simplemente, el sentido hue se Tes atrfbuye de acuerdo con Ta idea que ge tenga com ane Se oe acerca de a realidad, y por eso, el Sol y la Lona tego sucesivamente dioses, planetas y ahora estrella ¥ St sate espectivamente, sin que sea Tegitimo eoweluit,que 19 Sotacign de un ser a una cosa en seferencia a wna deter) set magen de la realidad sea un “error” solo poraue ess nagen ya no sea la vigente, Por Io contraio, ¢ obvio que a jmneeronsiste en atribuir al Sol y a la Luna, para seguir con sTonigno ejemplo, el ser de estrella y de satelite, respectiny: nente, si se estd considerando una épocs de vigencis acl Taira geaoéatrico del Universo, como seria err considesar Jos ahora como dos plantas. “Hechas estas actaraciones, Ia respuesta al problema ave hemos planteado es ya tansparente: cl mal que Gti ha rede yodo el proceso histérico de Ia idea del descubsinicy to de Améticn, consiste en que se lia supuesto que ese. os teas teria césmiea que ahora conocemos como cl continente ae aaasno lia sido eso desde siempre, cuando en reatidad no sari sino a partir del momento en que se le concedié ce signficacién, y dejarh de sero el dia en que, po algiin «ee een Ta actual concepcién del mundo, ya no se Ie con ca se efect, ahora podeinos ver con claridad por qué hs Sao necesario, no s6lo concebir la aparicién de América coo Sido mado de ua descubrimiento y por qué se ha insistido Sree pesar de Tas difcultades que presenta esa explics Sion desde cl punto de vista de la hermenéutica histérics, sino 50 HISTORIA ¥ CRITICA DE LA IDEA emo es posible incnric en ot absurdo de radar la intenciOn fie aequtere cl acto deseuidor In cosa que se dee ve dss. sone aminemos por separado estos tees aspectos del peoblema 1) Si se aupone que el tearo de materia eésmica que hey comcemos como el-continente amerieano ha sido eso, desde Sante, © raejor dicho, si se supose que es exo en sf 0 Je savor entonces es claro qne wn acto que se limita a mona we euistencia de ese trozo de materia tiene que conecbirse rane Ia revelaeién 0 descubrimniento de st set, por la send! Fae an de que lx existencia y el ser de ose ente Lian quedado HHentieadoe en aqnella suposicion. Se trata, pues, de un ate qe, como ana cxja. que contuviera wn tesoro, afoja sane ducabable” de suerte que sv revelacion tiene gue expht fease como el resullnda een deseubrimiento. 2} Pero, ademis, si se supone qne ese trozo de materia exit dotato de un’ ser “descubrible", entonces, no sélo es seeecario entender su revelacién come cl resultado de um des rervimiento, sino que es forz0so suponer que se realiza por Charo contacto fisico con. Ta cosa y, por Jo tanto, com inde pendencin de las ideas que respecto a clia tenga res abrigar Ta esperae® singe sentir de nuevo el pasmo, él asombro, el encanto de faqnellos dias de octubre ce 1492, evando ¢} Nuevo Mundo aay gaciosamente sv. viginidad a Tos vitoriosos castella certo Bien, pero sane otra cosa delata este, estupro meta Thee sino Ia idea de que, ys plenamente constituida en sv st HISTORIA Y CRITICA DE LA IDEA ser, alli estaba el continente americano en secular y paciente Gisposici6n de revelarse al primero que, como en un cuento de hadas, viniera a tocarlo? ‘Quisiera terminar este apartado con una anéedota que quik 2h sinve para aclarar las cosas, Al concluir una conferencia fn qiue acababa de exponer todas estas ideas, me abordé uno de los asistentes y me dijo: “Quiere usted decir en serio que hho @ posible que un hombre descubra por accidente un pe- diazo de oro, pongamos por caso, sin que sea neccsario supo net, para que esto acontezca, que ese pedazo de oro estaba fll dispuesto 0 descando que Io vinieran a descubrit.” ‘La respuesta —le dije— se la dejo a usted mismo; pero antes reflexione un poco y advertird que si ese hombre no tiene una idea previa de ese metal que lamamos oro para poles, asf, concederle al trozo de materia que encuentra acci- Hentaimente ef sentido que tiene esa idea, es absolutamente | imposible que haga el descubrimiento que usted le atribuye. Y¥ Ge, aiadi, es precisamente el caso de Col6n.” ' x Ha llegado el momento de responder a la pregunta que sic vib de punto de partida a esta investigacion y de sacar las consecuencias que se derivan de ella. Preguntamos, recuérdese, si la idea de que el continente amerisano fue descubierto era 0 no aceptable como modo satistectorio de explicar Ia aparieién de dicho continente en ‘el Ambito de la Cultura de Occidente. Ahora ya podemos conte:tar con pleno conocimiento de causa, que no ¢s satis- factoria, porque sabemos que se trata de una interpretacién que no’ logra dar cuenta adecuada de la realidad que inter- preta, puesto que ella misma se reduce al absurde cuando aleansa la situacién limite de sus posibilidades I6gicas. Pero ‘como sabemos, ademas, que In causa de ese absurdo os 1a rnocién substancialista acerca de América como wna cosa en Sh, vamos a concluir que es forzso desechar, tanto esi vieja DEL DESCUDRIMIENTO DE AMERICA 3 nocién, como la interpretaci6n que procede de ella, a fin de poder quedar en libertad de busear un modo mis adecundo de explicar el fenémeno. ‘Ahora bien, al alcanaar esta necesaria y revolucionaria con: lusion, se habré advertido que hemos puesto en crisis de sus fandamentos a la totalidad de lx historiografia americana, segian se ha venido concibiendo y elaborando hasta ahora. La rasén es obvia: la nocién tradicional acerca de América como tina cosa en si, y Ia idea no menos tradicional de que, por so, se trata de un ente cuyo set es descubrible que de hecho fue deseubierto, constituyen 1a premisa ontologiea y la, pre- mist hermenéutica, respectivamente, de donde depende la Verdad que elabora aquella historiogratia. Y en efecto, no es Gificil ver que si se deja de concebir a América como algo Gefinitivamente hecho desde siempre que, milagrosamente, evel un buen dia su escondido, ignoto ¢ imprevisible ser dun mundo aténito, entonces, el acontecimiento que asi se interpreta (el halluego por Colén de unas regiones ocefinicas desconocidas) cobraré un sentido enteramente distinto y también, claro estd, la larga serie de sucesos que le siguie- ron, Y asi, todos eos hechos que ahora conocemos como la texpioracién, la conquista y la colonizacién de América; el es tablecimiento de regimenes coloniales en toda ta diversidad ¥ complejidad de sus estructuras y de sus manifestaciones; la Paulatina formacién de las nacionalidades; 10s movimientos En pto de la independencia politica y de fa autonomfa ¢. » némiea; en una palabra, la gran suma total de la historia americana, latina y sajona, se revestiri de una nueva y sor prendente significacion, Sc verd, entonces, ante todo, que el problema central de su verdad es el concemiente al ser de ‘América, no ya concebido como ¢sa substancia inalterable y predetermineda que ahora inconscientemente se postula 1 priori, sino como el resultado de an proceso historico pecu- Tiar y propio, pero cntrafablemente vinculado al proceso del acontecer universal, Porque, asi, los acontecimientos no apa recerin ya como algo externo y accidental que en nada pue- den alterar Ja supuesta esencia de una América ya hecha desde la Greacién, sino como algo interne que va constitu: u HISTORIA ¥ GRITICA DE LA IDEA _yondo su ser, ondeante, movible y perecedero como el {bdo 1o que es vida; y su historia ya no serf eso que “le ha pasado’’a América, sino es0 que “ha sido, es y va siendo” De estas consideraciones sc desprende que el resultado de nuestro autilisis representa, por cl Jada negativo, la baneatro- tay desmonte de la vieja concepcién esencialista de Ia histo- Hhvamericana; pero, por el lado posttivo, significa I apertura tie una via para alcanzar una vision acerea de ella, dinémica fy viva, Pero si esto es asi, si ante nuestros ojas se cesplicgs tsa posbilidad, lo primero y lo que siempre hay que tener presente es que ya no contamos, ni debemos contar munca eee una idea « priori de lo que ¢s América, puesto que esa Gocién es una resntante de la investigacién histériea y no, Como es habitual suponer, wna premisa Végicamente anterior Cin. Esto quiere decir, entonces, que estamos avocados a ntentar an proceso diametsalmente inverso al tradicional si pretendemos abordar el gran_ problema histérico americano, aeeea. aclarar cémo surgié Ta iden dle América en la concien Sa dela Cultura de Oceidente. Tn efecto, en lugar de partir de una idea preconcebida acerea de América para tratar de ‘expliear —ya vimos a qué precio— cémo deseubrid, Colin Leer de ese ente, debemos pattir de Io que hizo Colén para txplicar cSmo se Hlegé a concederle ese ser. Y si el lector ha Tenido la_paciencia de seguirnos hasta aqut_con suficiente nencion, advertira que, desde ct punto de vista del proceso historia hemos reconstmvido, este neve camino no es Sino el de aceptar plenamente el sentido histérico de la em- presa de Colén tal como se deduce de sus intenciones perso: Pinles, en lugar de cancelar si significado como se hizo én tas dos tltimas etapas de aquel proceso. Resulta, entonces, si se Gquiere, que nucstio intento puede considerarse como una eta pa subsiguiente del mismo desarrollo, pero una etapa que, Camprendiendo Ia erisis a que conduce el insensato emperio Se mantener la idea del descubrimiento de América, lo aban- flona en busca de unr nuevo concepto que apschenda de wn modo mis adecoado Ta realidad de los hechos. Y ese con- cepto, pademos anticiparo, ¢5 ¢! de una América inventada, Giue no ya el de la vieja nocién de una América descubierta Seounna Parte EL HORIZONTE CULTURAL el mundo nuestro es invento, creacidn, impro- Ysacion, ocucreneias geniales, aventura, éxito. Juan Davia Garcia Vacs, Antropotogia eseht ca contempordnea, 1957. 1 La nocibw que nos permitis penetiar hasta la raiz del nal ite aquela 2 ia tsi del descubsimiento de América fe la Fe que, ni Tas cosas, ni los sucesos son algo en st miss ° Sina'que su ser depende del sentido que se les conceda dn ee acl marco de referencia de la imagen que se tengs acerca To fe talidad en ese momento. Esto quedd bien ilustrade oe a ejemplo del distinto ser de que ban sido dotados ¢ Sol y 1s Luna segin las exigencias de Ia visibn mitica, ge SP ica heligeéntrica del univers, respectivamente” Ahora fen, como 12 tarea que nos hemos impuesto consiste en FF por que, evindo y como se concedid cl see 0 sentido de i) ponte amnericano ai conjunto de las regiones cuya existencie servers a mostrar Colén en 1492, 5 abvio que no pexTeuies cepmpenarla como es debido sino nos Iacemos carzo antes se eengen de la realidad que sitvib de campo de signifi: Greig 2 aquel acontecimiento, Pero a ete respecto es im. portante eomprender que dicha imagen no fepresena oe vmvon extatica arbitraria o errénea, como sucle. pensarse, sino TPetadio que habia alcanzado a finales del siglo xv cl. pro, oi esta eoular de los esfuerzos que venla desplegando cl Te pre de Oceidente por entender su sitio y su papel cn el cos vera ee asi, entonces, que al proyectar el proceso de To ih- se on de América sobre el fondo de su propio horizonte SMitural, no s6lo se explicard 1a aparicién de ese ente, sing fque ese suceso se ofrecer} como un ruevo paso a) a due Mjecsivo-- de aquel antiquisimo proceso. Se advierte, teatonces, que el tema americano que aqut vamos a examina » Grsborday sus inmediatas Timitaciones, porque, asi visto, quer (7) sa EL HOMZONTE CULTURAL dari vineutado al amy tmniversal. Pascmos, pues, a describir ¢l gran eseenario en que se desatroll6 tan prodigiosa avent ars EL universo EI eoncepla fundamental para entender a fondo la imagen uc se tenia del miverso en ticmpos de Colén es el de haber sido creado ex nihil por Dios En efecto, puesto que tal era siguientes niotas.distintivas iodo se coufunditia con 1D obra de Dios; como perfect manera inalterable y de sw origen, se le atribuyen las © Tinito, puesto que de otro ‘os; «5 perfecto, puesto que es que es, toxlo cn él esti ya hecho acuerdo con un modelo arque. peace & linico, y finalmente, el universe es dle Dies y pats Dias, puesto qe to creé por su bonelad infinita, pero enter Limomo de st omnipotencia y gloria. Nada, pues, en ef unt Hone Te pettencee al hombre, aj siquiera’ Ia porcién que lrabita y sexd sacrilego todo intento que vulnere esa cebee, nia divin manera de concebir la tenlidad universal se tradujo en pondiente al antiguo sistema geocéntrico, {onces se habia abandonado detinitivamente la nociin patist. a de la ‘Tierra como superficie plana? Recordemos, entonces, aquella arcaica imagen con los aco rodos que Ie hizo el Crstianismo de acuerda con sus exigen ias teolégicas. El universo afcetaba Ta formna de una iomense gsfer en el espacio, finita, por consiguiente, pero también finita en el tiempa, ‘puesta’ que habla tenido comienzo. Tie cl orden meramente fsico, esa esfera contenia dos zonas con céntricas que no sélo se diferenciaban en tamafio, sino en indole o naturaleza® La primera y mis alejada del centro era Ja zona ecleste que contenta, a su vez, las Grbitas del om plio curso del devenir de la historia en sus rasgos esenciales EL HORMONTS CULTURAL 2 feo, del primer motor, del cristalino, del firmamento o sea |a de las estrellas fjas y finalmente, las de los siete planetas entre Jos que se contaban el Sol y la Luna, Mis alld del empireo se hallaba Ia zona espiritual que contenta las érbitas de los bienaventurados y de las jerarquias angtlicas, ¢ inme- diatamente abajo de la drbita de la Luna empezaba Ia segun- sla zona. En Ja primera, fa celeste, no cxistia el ferémeno de In cormpcién y Gnicamente se vela afectada por el movimien- to circular, el menos imperfecto entre tedas las modalidades del cambio. La segunda zona, la sublunar, contenfa los eu. tro elementos de la materia: el fuego, cl aire, et agua y Ia tierra, en ese orden. Esos elementos o exencias, en combina cién con sus cualidades intrinsccas, formaban todos los eucr. pos sensibles o materiales, y cr en esa 7319, por consiguic te, donde reinaba la conupcidn y Ins demas modalidades det cambio © movimiento, En ella, pues, se generaban todos los entes vivos corporales destinados a perecer, Es de interés recordar cn mayor detalle 1a estructura de 3a zona de la corrupeién 0 zona elemental, como también se le lamaba. Al igual que Ia zona celeste, se dividia en éxbitas concéntricas, pero s6lo en cuatro por ser éc el niimero de los clementos. En Ja primera, Ia mAs alejada del centro. contigua a Ia érbita de Ia Luna, predortinaba el elemento fuego, el mds ligero. En la segunda érbita predominaba el clemento aite; en Ta tercera, el de agua, y en la cuarta, el de tierra, cuya masa afectaba Ja forma de un globo que, situado en el centro del universo, permanecia absolutamente inm6. vil El orden en la colocacién de esas cuatro dtbitas obedecia a Ia creciente diferencia en la supuesta pesantez. intrinseca de los cuatro elementos que, por esa razin, se hallaban si tuados en su “lugar natural”, y aunque resulte obvio, no estari de mas aclarar que en este sistema el globo terrestee, hoy concebido como wo de los planetas del sistema solar, no eta es0, puesto que ni siquiera era un cuerpo celeste, Era Ja ‘masa dle materia mas pesada del wniverso: ona gran bola que, fija en su centro, soportaba el peso de las masas de mate- Fia en escala ereciente de ligereza y en las que, respectiva mente, predominaban Jas esencias de agua, aire y fuego, Ve o EL HORIZONTE CULTURAL nia, pues a ser el inconmovible cimiento de todo €l cosmos que, en su interior, alojaba la zona infernal. sta también cttaba evtructurada por 6rbitas concéntricas que, empezando por la del Limbo, se adentrabun hacia el centro en las siete Uferas que correspondian a los siete pecados capitales, mo fadas de castigo de los condenados. La iltime esfera, Ja del centro, era la edtcel donde, aherrojado, vivia Luzbel su mucr te eterna. (Ldmina 1.) i a : El globo terréqueo 1. Desde que los griegos eonocieron que Ja ‘Tierra afectaba 1a forma de una esfera, surgié la preoeupacién constante de deter ininar su tamano, © para decitlo mas téenicamente, de calcu far la medida de su ciscunferencia. Es asombrosa la aprox maciér a la que Hegé la ciencia antigua, dados los medios y nétodes con que contaba, Pero a lo largo de los siglos pos teriorer estos resultados sufrieron muchas revisiones y alters ‘cones, de suerte que a finales del siglo xv existian suticientes utorigades y argumentos para dar apoyo a las opiniones mas spares, y si bien puede afirmarse que entre los leteados la opinion general no andaba muy desviada del cdleulo de las ediciones modemas, también es cierto que reinaba sufi- tiente incertidumbre para que se considerara el problema como cuestin abierta, No nos sorprendera, pues, que Colén se haya atrevido a reducir enormemente el tamafio de Ta cir- ‘cunferencia del globo para presentar como factible la realiza- ci6n €e su proyecto 2 Otro problema que reviste el mayor interés para nues tras finalidades es el relativo a la proporcién en que estaba distribuida la superficie del globo entre el mar y la tierra. Se trata de una de las preocupaciones mds antiguas y centrales cen Ja historia de Ia geografia. Aus nos conformaremos con pfesentar la situacién a finales del siglo xv. EL HORZONTE CULTURAL a Pues bien, es obvio que solamente en tiempos modems se pudo resolver el problema de an modo satislactorio, Antes, todo se reducia a especulaeiones hipotéticas que, sin embar go, no debeinos consicerar arbitraries en cuanto que respon ‘cxigencias de indole cientifiea o religioss, Aludunos sia tesis anctotélica de que, en principio, la esfera de fa wa. teria en que predominaba el elemento agua, el Océano, debe Ha cubrit la totalidad del globo terrestre, y por otra parte, Hludimos a la nocién bibliea de que Dios ordend a las aguas gue se retiraran para dejar descubierta una porcién de super ficie tesrestre* Y asi, en efecto, puesto que esas nociones obit gaban a considerar como caso de excepeién 1a existencia de fierra no sumergida, acabé pot imponerse c} cardcter insular de esa porcion en contra de la tendencia opuesta que vefa en Jos mares unos cnormes lagos.* Pero con esa solucién de orden general el problema que- aba lejos de estar resuelto respecto a dos cuestiones capite les, La primera era la dela longitud que podia concedesse al ‘rbis temrarum, es decir, Ia de In Tamada Isls de ta Tierra, ta pporcién habitnda por et hombre ysituada en el hemisferio nor fe del globo. La segunda cuestién consists en Ta duda acerca dela exiatencia de otras islas comparables en los otros hemisfe- tios, el antiguo problema de tiervas antipodas, ya fueran me dionales, oceidentales 0 ambas.* Estas dos cuestiones guardan estrecha relacion cutie st Efectivamente, dado el cardcter excepcional de I Uerea no sumergida, era obligado suponer que mientras tmis extension se le concediera al orbis terrarum, menos resultaba probable Ia existencia de tierras antipodas u orbis alterius, como se Jes decia.” Pero, a la inversi, mientras més reducida fuera 1a ula de 1a Tierra, mis probable la posibilidad de otras ishas comparables, Esta ecuacién, sin embargo, perdié su efieacia fn usta de Ja peculiar complicacién que significé Ia posibilt Gad y aun la nocesidad de suponer que esas remotas @ inac: cesibles regiones fueran habitables y estavieran de hecho ha Ditadas. Para la ciencia antigua, el problema no se present en toda su agudeza, porque no conocta Ia exigencin de man- fener la unidad fundamental det género humano, de sucrte 8 EL HORIZONTE CULTURAL gue, sdmitiendo que Ia Isla de la Tierra fuera relativamente pequeria, se favorecia Ia postbilidad de Ia existencia de tierras antipodas, principalmente en cl hemisferio sw,"* aceptando {que eran on parte hiabitables y que estaban de hecho habita dhs, pero por una especie distinta de hombres.” Es ffeil com. prendet que semejante solueién resultaba inaceptable para el Cristinnismo, no sla porque contradecta Ix idea dogmitica det géneco humano como procedente de wna mica origina pareja, sino porque planteaba Ja dificultad adicional de que fos antipodas (concediendo que puwliesen ser descendientes de Adin)* no habrian podido tener noticia del Evangelio, lo que se oponia al texto sagrado, segiin ¢} cual les ensefianzas de Cristo y de sus apéstoles habfan Wegado hasta tos conti- nes de toda la ‘Tierta" Estas invencibles objeciones obligaron a San Agustin a ne gar la existencia de regiones antipodas, ann en el supuesto, para €l no comprobado, de Ta esfericidad de In ‘Tiers, y patticularmente Jo obligaron a negar que estuviesen habita das en el enso rernotisimo de que las hubiera.” La enorme antotidad de que gor6 San Agustin a To largo de ta Edad Media influyé podesosamente en los tratadistas posteriores, Is ciesto, sin embargo, que San Isidoro de Sevilla admitis la existencia de vina gran tierra ubicada en el hemisferio sur de aeuerdo con la tiadicién clisica, pero también es cierto que nog que estuviera habitada, de suerte que, en definitiva, no provocd cl conflicte que de otro modo habria suscitado.* Como veremos oporlunamente, cl verdadero interés del texto de San Isidoro radica en que, a pesar de considera inaccesible sa tierra al sur del ecuador, expresamente la incluye como tuna cuarta parte del mundo’a igual titulo que Europa, Asia y Africa, las tres pattes en que tradicionalmente se dividia ‘Cuando, con el ronacimiento carolingio y mis tarde con la cscolistiea, se admitié In nocién de la esfericidad de la Tic- ra, Ia existencia de unas inaccesibles regiones antipodas en el Ockano volvié a considerarse como una verdadera posibi- lidad, segyin lo revela la popuilaridad que goes el Comentario de Mactobio y el mapa disefiado pata ilustrarlo.* (Lami na I.) EL HORKONTE CULTUAAL 8 Pero lo cierto es que Jas objeciones religiosas y evangéli cas qute hemos apuntado impidieron siempre su franca acep- tacign.”” Y asi, para evitar esos repatos y al mismo tiempo dat cuenta de Ia experiencia acurnulada por los grandes viajes imedievales, apareci6 In tesis de que la Isla de la ‘Tierra era inucho mayor de lo que habitualmente se suponia, a cuyo tfecto se invocb un texto de los Libror de Esdras, segdu el tual la proporeién que guardaban entre si la tier seca y el mar era de seis a uno.” De acuerdo con esta hipétesis, no- toriamente sostenida por Rogerio Bacon (121494), y trans- nitida 2 Colin por via del cardenal Pedio D'Ailly (1350- 1420), el orbis terrarum segula concibiéndose como una isla, pero nna isla dentxo de la cual, éada su extensién, ca- bian habitantes que ueran antipodas los unos respecto a los ctros, pero ya sin Ta dificultad de tener que suponer distinta procedencia de origen 0 de colocatlas al margen de Ia re- fleneidin, puesto que ya no sc hallaban incomunicados entre si por el Océano. 3. A finales det siglo xv esta tesis tenia vigencia, pero lo cietlo es que ya no cra la tinica, ni la mas autorizada, porque kc habia claborado otra en cierto sentido diametralmente con- tiaria que vino a plantear tin dilema tin euyo conocimiento nn se puede entender el paraddjico curso de tos aconteck mientos subsecuentes al hallazgo cle Colén. En efecto, en la nedids en que, por la peste negra y otras ealamidades, se foe perdiendo de vista la experiencia medieval del Lejano Orien- te que tanto habian ampliado lor horizontes geogréticos, y en Ta medida en que se voleia a la cultura clisica y sobre todo a Tas nociones de a fisica de Aristételes, la idea de que ta tierra seca ocupata mayor extensién que cl mar se tornaba inaceptable. Veamos la cosa un poco.mis de cerca Se recordar’ que, de acuerdo con'a doctrina aristotélica de los “lugares. naturales”, el globo de tierra deberia estar totalmente cubierto por la esfera de agua. Nada, pues, més conttario a la tesis que hacia del orbis ferrarum una inmenst fsa, Una vex. mas se volvi6, por corsiguiente, a la idea de ‘que sa isla tenia que ser relativamente pequefja y una vez ands fue preciso justificar su existencia, Para es0 los tratadis

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