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En un pueblo muy lejano vivía un hombre

llamado Luis, el cual se dedicaba a la fabricación


de zapatos en cuero y que toda su producción la
regalaba a los habitantes de aquel pequeño
lugar ya que era muy generoso, bondadoso y
además no tenia hijos y pensaba dentro de si
¿si muero no tengo a quien dejar las ganancias
de mi trabajo? , en cambio sí regalo mi
producción a este pueblo que esta sumido en la
pobreza ganare mas con sus palabras de
agradecimiento que con cinco monedas de plata
de sus bolsillos desgastados con el duro trabajo
diario.
Aquel hombre se alegraba cada día por su labor,
pero todo cambio cierto tarde que como todos los
días trabaja en su taller, cuando de repente
escucho una voz suave pero tenebrosa y tétrica
que le saludo
-buenas tardes -dijo la voz acercándose a la
puerta
-buenas, que se le ofrece señor, algún trabajo en
especial? Contesto aquel hombre un tanto
cansado
De hecho, no, vengo en busca de otro asunto
que para mi es mas importante que un simple par
de zapatos
Vengo por ti -continuo aquella voz
A creo que usted se refiere a que mi hora a
llegado y que mi obra en este mundo llegara a su
fin, cierto señora parca -replico aquel hombre con
voz entre cortada.
Exactamente mi querido amigo, pero no
necesariamente tienes que irte así tan rápido,
tengo para ti dos opciones:
Te doy más tiempo de vida, pero a cambio me
llevare a todos los habitantes del pueblo
O daré mucha abundancia y prosperidad a este
pueblo que tanto ayudas y te llevo a ti en este
instante
El viejo zapatero sintió un nudo en la garganta y
después de tanto pensarlo contesto
¿acaso no soy yo ya demasiado viejo para que tu
me des más tiempo?
Pero el pueblo cuenta con muchas personas que
necesitan vivir y tienen muchos sueños por
cumplir, yo estoy listo para que se haga lo que
tengas que hacer con mi alma y dar mi ultima
ayuda a ese pueblo que desde hace años he
estado ayudando sin pedir nada a cambio -
termino de exclamar aquel hombre y con
lágrimas de alegría dijo su frase de toda la vida

Ganare mas con sus palabras de


agradecimiento que con cinco monedas de
plata de sus bolsillos desgastados

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