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UNIVERDIDAD PUBLICA DEL ALTO

CIENCIAS DE LA EDUCACION
PSICOMOTRICIDAD Y DEPORTES

LA RELACION DE LA SALUD Y EL DEPORTE

DOCENTE : LIC. CARLOS A. BARRERA VINO


INTEGRANTE : FRANZ CONDOR ALEJO
: BRAYAN ASPI MAMANI
PARALELO : 1-A TURNO MAÑANA
GESTION : 2022

EL ALTO-LA PAZ-BOLIVIA

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Agradecimiento

Al licenciado Carlos Cabrera Vino, por


ayudarnos a la elaboración del trabajo.
Por ser quien nos dio el tiempo dedicado y por
los conocimientos brindados.

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Índice

Introducción…………………………………………………………………...………………4

Objetivo………………………………………………………………………..………………5

1. Salud y deporte……………………………………………………………………………...6

1.1 ¿Qué es salud?......................................................................................................................7

1.2. ¿Qué es el deporte?..............................................................................................................8

1.3. ¿Qué relación existe entre la salud y el deporte?................................................................9

2. ¿Qué es la falta de ejercicio?................................................................................................10

2.1 ¿Qué significado tiene la falta de ejercicio para la política sanitaria?..........................11,12

3. Relación entre actividad física e infarto de miocardio o enfermedad coronaria…………13


4. Relación entre actividad física e
hipertensión arterial………………………………………………………………………......14

5. Relación entre actividad física y diabetes…………………………………………………15

6. Relación entre actividad física y obesidad……………………………………….….…16,17

7. Relación entre deporte, actividad física y salud física……………………………...18,19,20

8. Relación entre deporte, actividad física y salud mental……………………….........21,22,23

9. Actividad física y actividad cerebral………………………………………………………24

10. Actividad física y cambios funcionales en el cerebro……………………………………25

Conclusión……………………………………………………………………………………26

Bibliografía………………………………………………………...........................................27

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Introducción

Más allá de la imagen ideal de que “el deporte es salud”, lo real es que la actividad
física y la práctica del deporte, así como la relación entre estas y la salud, son procesos
socialmente determinados, cuyas características dependen de las relaciones sociales y
correlaciones de poder que operan en una formación social. La monopolización del deporte y
del “fitness” como un jugoso negocio transnacional, la conversión masiva de las poblaciones
urbanas y rurales en consumidores pasivos del espectáculo deportivo, y la organización de los
engranajes del Estado y las empresas a favor de la actividad física como instrumento del
deporte negocio, no sólo han inscrito la recreación física en la lógica malsana del apetito
comercial, sino que están bloqueando el desarrollo de una actividad física alternativa y
emancipadora (Capela & Matiello, 2005), y creando, en el camino, una abismal inequidad en
la distribución de acceso y la viabilidad de distintos tipos de práctica del ejercicio físico. Si
bien la práctica del deporte favorece la salud y los espectáculos deportivos pueden recrearnos,
no es menos cierto que, bajo ciertas condiciones históricas de los modos de vida típicos que
asumen distintas clases y culturas, esas actividades pueden perder su carácter protector para
tornarse peligrosos para la salud. De esa manera, las reglas violentas de la sociedad
capitalista, terminan transmutando la actividad física recreativa en una más de las formas de
violencia típicas de la modernidad capitalista, que convierte los bienes (como el deporte en
este caso) en mercancías, subsumidas en la forma técnica capitalista y condicionadas a la
lógica de la valorización del valor, en lugar de corresponder a la lógica del valor de uso
(Echeverría, 2006). Dicha peligrosidad se evidencia en múltiples formas, siendo una de las
más dramáticas y contradictorias la de los trastornos inducidos en deportistas de élite por el
forzamiento extremo en la lógica de la competencia; un proceso que deteriora el fenotipo del
atleta, sea porque afecta físicamente sistemas como el osteomuscular, o por que las presiones
del deporte negocio generan trastornos psicológicos. En la mayoría de nosotros, por otro lado,
el consumo comercial del deporte negocio nos somete a patrones no siempre saludables y
alienantes, por diferentes mecanismos. El imaginario que tejen los medios para mantener la
hegemonía y la vigencia del cuerpo como una mercadería y la creación de arenas de
competencia extrema, reproducen los modos de vida no solidarios y alienantes que alimentan

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la reproducción del mundo del mercado... Es ahí donde los medios desempeñan su papel de
instrumentos de alienación y hegemonía.

Objetivo

- Comprobar que la práctica de deporte federado aumenta la

valoración de la actividad físico-deportiva y su relación con la salud.

- Analizar la influencia de la dimensión estética de la actividad

física y la salud en la práctica de actividad físico-deportiva.

Metodología

En relación a la metodología, la presente investigación corresponde a un tipo de


investigación documental monográfica; en este sentido, según Alonso (1994), la
investigación documental es un procedimiento científico, un proceso sistemático de
indagación, recolección, organización, análisis e interpretación de información o datos en
torno a un determinado tema.

La investigación documental se dispone, esencialmente, de documentos, que son el


resultado de otras investigaciones, de reflexiones de teóricos, lo cual representa la base
teórica del área objeto de investigación, el conocimiento se construye a partir de su lectura,
análisis, reflexión e interpretación de dichos documentos.

Asimismo, según Alonso, las monografías se realizan en base a consultas


bibliográficas, pero también se puede recurrir a otras fuentes: el testimonio de los
protagonistas de los hechos, de testigos calificados, o de especialistas, libros enciclopedias,
revistas, periódicos, diccionarios, monografías, tesis y otros documentos. Alonso (1994)

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1. Salud y deporte

1.1 ¿Qué es salud?

Como se muestra a continuación, no existe una definición única del concepto salud
que pueda ser aplicada en todas las situaciones:

La salud es IO contrario de la enfermedad (concepto "clásico" de salud) con el


problema de que los límites entre salud y enfermedad no es están bien definidos y se mezclan
constantemente.

La salud es el ideal (Organización Mundial de la Salud): "Un estado de bienestar


físico, mental y social general, es decir, una ausencia de enfermedad y debilidad".

La salud una medida de una escala que indica un peor o mejor funcionamiento de los
sistemas orgánicos. que pueden determinarse Con la ayuda de diferentes.

La salud como "estado normal", tal y como se puede establecer con ayuda de
procedimientos estadístico%.

La salud no lo es todo, pero todo no es nada sin salud (Schopenhauer).

Junto a estas definiciones estáticas de la salud también existen innumerables


definiciones que describen la salud como un estado el cual no es posible conservar toda la
vida como una propiedad estable, sino que está sujeto a numerosas transformaciones y puede
ser influido en forma Importante por a la persona misma.

La salud es un estado provisional. no promete nada bueno. (bam)

La salud no es una propiedad privado sino una tarea espiritual y física constante
(Reinel/ Rosskammh).

La salud es un rendimiento psicofísico individual; es la realidad de la vida (Francke)

La salud no es algo que, en la farmacia Con la receta del médico, Sino algo que debe
conseguirse y conservarse Con empeño (ROST).

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Como denotan los términos "psicofísico individual". "espiritual y físico". "estado de
bienestar físico, mental y social general", la salud no puede definida como un estado físico
puramente Objetivo con las funciones Orgánicas intactas La salud también tiene una
dimensión subjetiva, individual, psico mental y social. Todo el mundo sabe que, por ejemplo,
determinados factores de Como el ruido, la presión laboral o la soledad, asumen
individualmente de formas muy diversas. Lo que para una persona es perfectamente
soportable, constituye una sobrecarga crónica el otro, le pone enfermo.

1.2. ¿Qué es el deporte?

No es de extrañar que las opiniones acerca de la importancia del deporte para la salud
Sean tan Contrapuestas Afirmaciones tales como "i El deporte es sano"' o ' 'i Pract.ca para
estar sano"'. por una parte, y "i El deporte la muerte"'. y "práctica deporte o mantente sano'"
por Otra. solamente pueden encontrarse porque la palabra deporte tiene múltiples significados
Tanto en el lenguaje corriente como a un análisis científico del deporte no existe una
definición general única El deporte se practica siempre con finalidades muy diversas.

Por un lado, existe el deporte de competición, donde el rendimiento tiene mucha


importancia, organizado por las asociaciones deportivas y que podría clasificarse de la
siguiente forma:

-deporte para aficionados

- deporte para rendimiento

-deporte de elite

- deporte profesional

Por Otra parte. también existe el deporte para la salud, Con el cual de pretender
alcázar un equilibrio. una recuperación o un buen estado físico, y que puede estar Organizado
de muy diversas formas, tanto como deporte popular, de ocio o lifetime.

También se distingue el deporte de determinadas instituciones, como el que se


practica en el mundo de la empresa, universitario o militar, así como el deporte típico de
determinados grupos de la población, como el deporte para mujeres, minusválidos, o tercera
edad.

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Está claro que esta gran variedad no puede ser valorada de igual forma bajo el criterio
de su aportación a un buen estado de salud. Pensemos solamente en el deporte de alto
rendimiento Con Su máxima tantas veces citada ganar a cualquier precio", donde no tiene
cabida la idea de que es mejor practicar un deporte de una forma razonable y beneficiosa para
la salud Todo Io contrario, el deporte de alto rendimiento sobrepasa con frecuencia los límites
de la capacidad de rendimiento y produce más perjuicios para la salud e incluso daños,
demostrando en ocasiones es cierto aquello que "el deporte es la muerte "

Por otra parte, existen numerosos deportes tienen un alto valor para la salud Aquí
habría que mencionar sobre todo los deportes de resistencia. que son muy adecuados para la
prevención de las enfermedades cardiovasculares Junto al entrenamiento de la resistencia.
que ocupa un lugar preferente. también ha aumentado el deporte que conduce hacia una
reeducación de los movimientos y la fuerza. así Como el entrenamiento de las capacidades de
coordinación

La reeducación de la fuerza y la movilidad sirve, ante todo, para prevenir los danos
producidos por malas posturas, la osteoporosis y las dolencias de espalda. La reeducación
coordinativa está dirigida, en primer lugar, a mejorar la agilidad y la habilidad en la vida
cotidiana, y con ellos hace una aportación importante a la seguridad de la circulación Viaria.
Permite conservar y aumentar la capacidad individual para andar y correr y reduce el riesgo
de caídas.

1.3. ¿Qué relación existe entre la salud y el deporte?

Por principio, el deporte no es sano en sí. sino que solamente es sano según como
practique (Rost).

Todo deporte. por muy sano que sea. cuando es practicado de una forma excesiva
puede alterar su efecto y daños a la salud.

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También debe tenerse en cuenta este principio: muy sanos que puedan ser el deporte
o determinadas prácticas deportivas en un determinado momento de la vida de un individuo,
también pueden ser perjudiciales para la salud.

Aquí un ejemplo: La mayor parte de los juegos con pelota son muy bien acogidos
durante la juventud. No solarmente entrenan las capacidades de coordinación y con ello la
agilidad y la destreza de los niños, sino que también estimulan la formación de la mala
musculatura y los huesos.

También se ven beneficiadas la capacidad de resistencia y la capacidad general para


soportar el esfuerzo.

A mediana edad y a edad avanzada. los diferentes deportes con balón. a causa de Su
dinamismo. constituir un peligro para los músculos, el corazón y la circulación tanto para el
"principiante" Como para el "jugador habitual, el cual ha practicado ese deporte durante toda
su vida. Los procesos degenerativos que se desarrollan lentamente en el aparato locomotor o
en el sistema cardiovascular puede hacer que no se puedan realizar movimientos de fuerza
explosiva o de duración de la fuerza. En los casos extremos pueden sufrir graves lesiones o
incluso la muerte.

Otro ejemplo. la gimnasia con aparatos es un deporte excelente para el fortalecimiento


general de la musculatura y el entrenamiento de la coordinación. Sin embargo, a medida que
avanza la edad, los máximos en la presión arterial que aparecen en los distintos ejercicios de
sostén y fuerza en determinados aparatos pueden constituir un riesgo grave para él y la por
esta razón. a partir de una determinada edad debería abandonarse la gimnasia con aparatos
para pasar a los ejercicios.

Cada edad tiene sus deportes. La edad y naturalmente, el estado de salud son las
medidas de todas las cosas. Pueden convertirse con el tiempo en deportes "nocivos para la
salud".

A lo largo de su vida debería practicar aquellos deportes adecuados a cada momento y


de una forma correcta.

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No tiene ningún sentido practicar de vez en cuando mucho deporte " sano" y después
pasar semanas haciendo poco o nada de deporte. “Una golondrina no hace un verano”. Algo
similar puede aplicarse al deporte: Io importante es la continuidad de la actividad deportiva
para que no se produzcan lesiones sobrecarga y que dicha actividad este de acuerdo con la
capacidad de esfuerzo individual.

Tenga en cuenta: ningún medicamento, tampoco el deporte, está exento de efectos


secundarios'.

por ejemplo; el entrenamiento de la resistencia produce efecto beneficioso para la


salud sobre todo cuando se realiza de una forma prolongada y lenta. Son precisamente los
periodos prolongados de esfuerzo, de intensidad haga o media los que ejercen efectivos
negativos sobre un aparato locomotor dañado previamente, lo cual puede producir, por
ejemplo, una aceleración de un proceso de artrosis ya existente. Por Io que una parte es buena
para el sistema cardiovasculares perjudicial para las articulaciones.

El deporte solamente puede mejorar la salud cuando es practicado activamente. La


práctica pasiva del deporte puede que acelere el ritmo cardiaco de las fans de los futbolistas o
tenistas, pero no conlleva ningún tipo de adaptación del sistema cardiovascular o del aparato
locomotor.

Los deportistas pasivos prácticamente no hacen nada por su salud. Solamente aquel
que hace ejercicio entrena su cuerpo.

Finalmente hay que recordar lo siguiente: el deporte; por muy sano que sea, no es un
remedio curativo y no puede compensar todos los errores cometidos en otros aspectos de la
vida con respecto a los hábitos y la alimentación. El interés por la salud no es suficiente para
mantenerse sano o volvérselo. ¡Hay que hacer algo para conseguirlo!

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2. ¿Qué es la falta de ejercicio?

Por falta de ejercicio se entiende la situación en la cual el esfuerzo que realizan los músculos
a largo plazo se encuentra por debajo del umbral de estímulo; los músculos no realizan el
esfuerzo necesario. La superación de este límite es necesaria para conservar o aumentar la
capacidad de rendimiento individual. Este umbral de estímulo se encuentra en la persona no
entrenada en un 30% de la fuerza máxima individual aproximadamente y en un 50% de la
capacidad de resistencia máxima dentro del ámbito cardiovascular.
La falta de ejercicio es un fenómeno característico, sobre todo, de las naciones
industrializadas. A causa del aumento constante de la tecnificación del entorno se produce
una disminución del ejercicio físico. En la historia de la humanidad, este cambio total de los
hábitos de movimiento es único. Las actividades del dominguero actual. Desde el hombre de
la edad de piedra al de nuestro tiempo, las formas de movimiento han cambiado. El ser
humano, cuyo organismo estaba adaptado por completo al movimiento, degenera
convirtiéndose en una persona crónicamente sentada que realiza un trabajo principalmente
con “la cabeza”. En la edad de piedra, el cazador y el recolector recorrían unos 40 Km.
diarios, el hombre actual no llega a los 2 Km. En el último ciclo, la energía liberada para
realizar un esfuerzo muscular se redujo de forma importante: hace 100, la fuerza muscular
realizaba casi el 90% de toda la energía necesaria en el proceso de trabajo, actualmente es
de tan sólo el 1%. Nuestro mundo moderno ha colocado al hombre frente a un entorno
completamente modificado. La invención de las máquinas para el trabajo consigue que no
tenga que hacer prácticamente ningún esfuerzo físico. El hombre ya no tiene que correr, ya
que existen coches y ascensores.
Este es el automovilista ideal: las piernas innecesarias sean reducido al mínimo. No tiene que
cortar leña, ya que la calefacción central calienta su hogar. Incluso en el tiempo libre
dominan cada vez más las actividades que no requieren ejercicios, como ver la televisión o
jugar con el ordenador. Ya que, a lo largo de su desarrollo, el hombre se ha adaptado de
forma óptima a los cambios de su entorno, es de temer que la actual falta de ejercicio crónica
también sea aceptada. Ello podría suponer la correspondiente Reorganización de nuestro
aparato locomotor, pero también afectar todos los sistemas orgánicos.

2.1 ¿Qué significado tiene la falta de ejercicio para la política sanitaria?

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La falta de ejercicio es el principal factor de riesgo para nuestra salud. Esta carencia no afecta
solo al individuo, sino que en cierto sentido se ha convertido en una obligación social. Los
gastos sanitarios que se producen en forma directa o indirecta a causa de falta de ejercicio han
alcanzado los límites de su posibilidad de financiación, incluso lo han sobrepasado. Hace ya
10 años, Mellerrowicz descubrió que las enfermedades debidas a la falta de ejercicio, sobre
todo las que afectan al sistema cardiovascular, suponían alrededor del 30 o 40 % de todos los
gastos sanitarios. Entonces eran de al menos 5040 millones de Ptas. (de un tota l de 25.200
millones de Ptas.
en costes generales), actualmente es de al menos de 10.920 millones de Ptas. (de los 36.960
millones de Ptas. En costes generales del año 1993). La proporción de enfermedades
producidas por la falta de ejercicio aumenta con la edad: entre las personas de 40 a 49 años,
del 17% aproximadamente, entre las personas más de 70años suponen entre el 55 y el 62% de
las enfermedades. Los estudios españoles sobre sedentarismo se refieren al año 1995 y hacen
referencia a factores de riesgo cardiovascular y a mayores de 16 años: sedentarismo en
tiempo libre supone el 46, 8%; sedentarismo en el trabajo habla de 32,4%. Desde el punto de
vista económico, la reorientación de la tendencia hacia un aumento del ejercicio parece
imprescindible. La mejora de la salud gracias al aumento del ejercicio físico se manifiesta en
un menor índice de enfermedades: que entre las personas que practican deportes es alrededor
del 50% de la media nacional. A medida que aumenta la edad y se pierde la forma física o
empeora la salud, no solamente aumenta la proporción de aquellos que necesitan ayuda para
las actividades más elementales (andar, vestirse, comer, etc.) y realizar la tarea de casa, sino
también aumenta considerablemente el consumo de medicamentos (ver figura) A medida que
avanza la edad, aumenta considerablemente
el consumo de medicamentos., Las actividades físicas que se realizan durante toda la vida y
que están adaptadas a la edad y a las necesidades
individuales pueden constituir una importante medida preventiva, contribuyendo en forma
determinante a recortar el gasto de la asistencia sanitaria. La importancia de una actividad
física suficiente queda reflejada en las siguientes citas:
- “El que no hace nada aparte de envejecer y piensa que en la vejez el bienestar y la diversión
se consiguen sin hacer nada se equivoca del todo y no debe extrañarse si, a medida que
avanza la edad, ve como pasan los días sin novedades y como él mismo se va apagando. “Mi
buen amigo de la vejez es el deporte” (Wischmann)
- “ Para las personas de cierta edad y de edad avanzada, ejercicio, entrenamiento y deporte

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son las únicas posibilidades para combatir la pérdida de condición física producida por la
edad” (Hollman)
- “No se sabe con certeza si la pérdida de la capacidad de rendimiento físico a mediana edad
y a edad avanzada es inevitable y debe producirse en el grado que se observa actualmente en
la mayor parte de la población de los países con un alto grado de industrialización”(Israel).

- “Un entrenamiento físico adecuado permite tener 40 años durante 20 años”.


(Hallmann).
- “Las personas mayores, para mantener estable su salud, necesitan actividades físicas
adecuadas en mayor grado que las personas más jóvenes” (Israel).
- “Cuando ya no le fue posible andar, fue cuesta abajo” (Lehr)
1. Para los menores de 16 años, el consumo de fármacos es del 37% de la población.
Para los mayores de 16 años, el consumo de fármacos es del 43% de la población.
El paracetamol ha sido el principio activo más consumido (20.170.546 unidades), seguido de
amoxicilina, ácido acetilsalicílico y diclofenaco. (Indicador de la prestación farmacéutica en
el sistema nacional de salud, volumen 16, año 1988, INSALUD).

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3. Relación entre actividad física e infarto de miocardio o enfermedad coronaria.

Existen diversos mecanismos que explicarían la influencia beneficiosa de la actividad física


sobre las enfermedades isquémicas del corazón, tales como los efectos antitrombóticos, el
aumento de la vascularización del miocardio y una mejor estabilidad de los
impulsos eléctricos del corazón (Bouchard y Despresó, 1995). En un estudio longitudinal de
cinco años en el que se investigó la asociación entre la actividad física realizada en el tiempo
de ocio y la condición física con el riesgo de infarto de miocardio agudo, se ha demostrado
que dicho riesgo era significativamente menor para los individuos con el nivel más alto de
actividad física y una mejor condición física en comparación con los sujetos que mostraban
los niveles más bajos de actividad física y condición física respectivamente (Lowther et al.,
1999). Se puede concluir que los niveles de actividad física y de condición física
cardiorrespiratoria muestran una asociación inversa y gradual con el riesgo de infarto de
miocardio agudo, y que niveles bajos tanto de actividad física como de condición física
cardiorrespiratoria son factores de riesgo independientes para la enfermedad coronaria.
En otra investigación se analizó el papel de la marcha, en comparación con el ejercicio
intenso, en la prevención de la enfermedad coronaria cardiaca en un grupo de 72.488
enfermeras entre 40 y 65 años, encontrándose una fuerte asociación inversa entre la actividad
física y el riesgo de problemas coronarios (Manson etal., 1999).
Los cambios de hábitos de vida hacia actitudes más activas físicamente no deben limitarse
únicamente a la población sana, y los programas de ejercicio deben constituir una parte de la
rehabilitación de pacientes con enfermedad coronaria. Diversos estudios clínicos
y con técnicas de observación demuestran una menor frecuencia de mortalidad entre los
pacientes participantes en programas de rehabilitación con ejercicio, en comparación con los
no participantes en estos programas. En conjunto, los pacientes participantes en programas de
ejercicio parecen experimentar una reducción de aproximadamente un 25% de mortalidad por
problemas cardiacos y de todo tipo.

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4. Relación entre actividad física e
hipertensión arterial.

La hipertensión arterial es sin duda uno de los factores de riesgo más importantes para el
correcto funcionamiento del sistema cardiovascular. Su incidencia ha aumentado en las
sociedades desarrolladas y es también uno de los factores más favorecidos por la actividad
física. Desde finales de los años ochenta y principios de los noventa del pasado siglo se
conocen las influencias positivas de un estilo de vida físicamente activo sobre la hipertensión
arterial; aunque el incremento de la actividad física por sí solo puede ser, en ocasiones,
insuficiente para normalizar la presión sanguínea. Estos efectos beneficiosos se observan no
sólo en adultos sino también en personas mayores y, aunque no ejercen un gran impacto
sobre la presión arterial de los individuos normotensos, sí parecen ejercer un efecto protector
contra el incremento de tensión arterial que se suele producir con la edad (Marco
Becerro,2008).
En un análisis comparativo de 36 ensayos clínicos aleatorios se ha encontrado que la
respuesta ponderada neta de la presión sanguínea a un entrenamiento aeróbico suponía una
disminución media de 5,3 mmHg para la presión sistólica y de 4,8 mmHg para la diastólica.
La variación en la presión sanguínea, entre los distintos trabajos, dependía principalmente del
nivel inicial de presión sanguínea y de las mejoras en la capacidad de hacer ejercicio (Fagard,
1995). El Colegio Americano de Medicina Deportiva, ACSM (1993) Salud y efectos
beneficiosos de la actividad física Capítulo 1 7 sostiene que el entrenamiento con ejercicios
aeróbicos en individuos que tienen alto riesgo de desarrollar hipertensión reducirá el aumento
en la presión sanguínea que se pudiera producir con el tiempo, de ahí su utilidad como una
estrategia no farmacológica para reducir la hipertensión en los individuos susceptibles.
Según el ACSM los hipertensos físicamente activos y con buena condición física aeróbica
tienen unos riesgos de mortalidad marcadamente más bajos que los hipertensos sedentarios y
de pobre condición física, probablemente porque el ejercicio también mejora un buen número
de otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. Sería, por tanto, razonable
recomendar la práctica del ejercicio como una parte de la estrategia inicial de tratamiento
para los individuos con hipertensión esencial suave a moderada.

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5. Relación entre actividad física y diabetes.

La incidencia de la diabetes tipo II o no insulinodependiente en niños y adolescentes ha


aumentado diez veces en los años ochenta, y este incremento es más pronunciado en las
personas obesas (Goran y Sun, 1989). Sin embargo, también se ha encontrado que la
actividad física se asocia de forma inversa con la diabetes tipo II y se ha llegado a valorar la
incidencia de los hábitos de vida sedentarios como responsable de un 2% de las muertes por
diabetes tipo II en los Estados Unidos.
El mecanismo fisiológico por el cual la actividad física beneficia a los pacientes con diabetes
y reduce la posibilidad de desarrollar la enfermedad sería a través de la modificación de la
composición corporal (aumenta la masa muscular y disminuye el porcentaje graso). Además,
tendría una acción sinérgica a la insulina, facilitando la entrada de glucosa a la célula, y
aumentaría la sensibilidad de los receptores a la insulina. Es por esto que la actividad física
parece ser más efectiva cuando se realiza en estadios más precoces de la enfermedad, que
cuando se encuentra en estadios donde se requiere insulina.
En un grupo bastante amplio de 70.102 mujeres, en el que se registraron 1.419 casos de
diabetes tipo II, resultó que el riesgo relativo de desarrollar la enfermedad llegaba a reducirse
hasta un 40%-50% entre las personas con mayores niveles de actividad física (Hu et al.,
1999). De hecho, el informe del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados
Unidos, ya mencionado con anterioridad, concluye claramente que la actividad física regular
disminuye el riesgo de desarrollar la diabetes tipo II.
Aunque la mayor parte de los trabajos sobre la relación entre actividad física y diabetes
plantean la utilidad de una actividad física de tipo aeróbico, como andar o montar en
bicicleta, un reciente estudio clínico aleatorizado en el que la intervención sobre el grupo
experimental estaba basada en ejercicios de fuerza, dio como resultado un 72% de reducción
de la medicación antidiabética en el grupo experimental contra un 42% de aumento en el
grupo control (Castaneda et al., 2002).
En la diabetes tipo I la insulina constituye el pilar fundamental en el tratamiento, en el que el
ejercicio puede cooperar siempre que se respeten una serie de condiciones. Cuando los
niveles de insulina se encuentran elevados antes de la actividad, el ejercicio, especialmente de
gran intensidad, puede producir una acusada hipoglucemia.

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6. Relación entre actividad física y obesidad.

El peso corporal está en función del balance energético, es decir, de la relación entre el aporte
calórico y el gasto de energía. Un balance energético positivo da lugar a una ganancia de
peso, mientras que un balance energético negativo tiene el efecto contrario.
El peso corporal ideal se puede establecer a partir del índice de masa corporal (IMC= peso
(kg)/talla (m)2).
La obesidad se define como el índice de masa corporal superior a 30, mientras que valores
entre 25 y 29,9 se consideran como indicativos de sobrepeso. El aumento en la prevalencia de
los casos de sobrepeso y la obesidad en todo el mundo se produce sobre un fondo de
reducción progresiva en el gasto energético derivado del trabajo y de las actividades
laborales, así como por un elevado aporte calórico en la dieta, siendo un fenómeno cada vez
más extendido, tanto en los adultos como en la población infantil (Prentice y Jebb, 1995).
Los datos de varias encuestas en Estados Unidos y otros países occidentales indican que, en
las últimas décadas, ha existido o un pequeño aumento o una muy modesta disminución en la
ingesta energética total de grasa y la participación en la actividad física en tiempo libre es
baja, pero se ha mantenido relativamente constante. Sin embargo, un incremento en la
dependencia de la tecnología ha reducido de forma sustancial la actividad física relacionada
con el trabajo y el gasto energético necesario para las actividades comunes de la vida diaria
(Weinsier,1998).
La disminución de la actividad física sería, por tanto, uno de los factores de mayor
contribución a la actual epidemia de obesidad que afecta a diversos países en todo el mundo y
es una de las razones de la necesidad de políticas tendentes a aumentarla.

El gasto energético en reposo puede obtener mediante la estimación del metabolismo


basal y cuando se realiza ejercicio se puede expresar el nivel de actividad física (LAP) como
múltiplo de dicho valor basal. Según la Organización Mundial de la Salud, existe un claro
riesgo de sobrepeso si el nivel de actividad física (LAP) no es superior a 1,75, lo que se está
convirtiendo en algo habitual en los países desarrollados. La incidencia de la obesidad se ha
multiplicado por tres en los últimos 20 años y en los países europeos se calcula que
actualmente son obesos entre un 10%-30% de los hombres y un 10%-25% de las mujeres.
Las consecuencias para la salud de una situación en la que la obesidad aumentase aún más su

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prevalencia serían catastróficas. El coste sanitario de la obesidad y la inactividad se cifran en
Estados Unidos en el 9,4% del total de gastos nacionales en cuidados de salud, y cifras
similares se están alcanzando en los países europeos.
Fuente: Erlichman et al., 2002
El estilo de vida activo y el mantenerse en forma pueden prevenir la obesidad y el aumento
de peso que se dan en personas de mediana edad. Además, la actividad física, asociada a una
dieta hipocalórica, puede tener un efecto beneficioso en personas que ya son obesas o tienen
sobrepeso. Una ventaja adicional en las personas obesas que logran mantenerse activas es
su influencia sobre el perfil de riesgo para la salud, reduciendo la tendencia a padecer
afecciones cardiacs y diabetes (Fogelholm et al., 2000).
Un problema de especial importancia es que la incidencia de enfermedades relacionadas con
la obesidad está aumentando dramáticamente en la infancia y, aunque las consecuencias para
la salud del exceso de grasa corporal no se manifiestan de forma inmediata, es muy probable
que la epidemia actual de obesidad en niños, adolescentes y adultos jóvenes se refleje más
adelante en una prevalencia sin precedentes de la diabetes tipo II, cáncer de mama
posmenopáusico, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, artritis en las rodillas, dolor
de espalda y otras alteraciones. La probabilidad de sobrepeso en adolescentes de ambos sexos
es menor cuando participan en programas de ejercicio físico o forman parte
de equipos deportivos (Bar-Or y Baranovski, 1994; Manonelles et al., 2008).

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7. Relación entre deporte, actividad física y salud física

La actividad física y el deporte constantemente se relacionan con los hábitos de vida


saludable, permitiendo mejorar significativamente la salud física y mental de las personas.
Sin
embargo, la inactividad física se ha convertido en un problema de salud pública, generando
como
consecuencia enfermedades degenerativas, cardiovasculares, metabólicas, algunos tipos de
cáncer,
entre otros (Kohl et al., 2012; Pérez, 2014).
Por su parte, la situación de las enfermedades cardiovasculares en diversas partes del mundo
ha demostrado la limitación de los recursos humanos y tecnológicos en gran parte de los
países en
vía de desarrollo. La falta de recursos económicos para la salud en estos países y con mayor
número
de habitantes, obliga a incluir la prevención de las enfermedades cardiovasculares y sus
factores
de riesgo con las restantes enfermedades crónicas. Recomendando, por ende, actuar en las
siguientes áreas: a) mejorar el uso de facilidades para difundir la información; b) crear las
condiciones adecuadas para la investigación en los países en vías de desarrollo; c) introducir
en la
atención primaria las innovaciones propuestas por la Organización Mundial de la Salud para
el
control de las enfermedades crónicas y d) contribuir a desarrollar el programa propuesto por
la
Federación Mundial de Cardiología (Balaguer, 2004; Stein et al., 2014).
Cabe señalar que el aumento de las tasas de obesidad y enfermedades en varios países suelen
ser atribuibles en gran medida a la disminución de los niveles de actividad física. William
(2001)
en un estudio de carácter longitudinal observó que la obesidad y las enfermedades crónicas de
los

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adultos a menudo tienen su origen en la infancia; afirmando que existe una necesidad crítica
de
entender mejor cómo los niveles de actividad física afectan el estado de salud de la niñez y la

adolescencia en relación con el estado de salud en la edad adulta.


Igualmente, Hu et al. (2004) examinaron las asociaciones entre el índice de masa corporal,
la actividad física y su relación con la muerte en mujeres por un periodo de 24 años. En los
análisis
combinados de los participantes, la adiposidad predijo un mayor riesgo de muerte,
independientemente del nivel de actividad física. Los niveles más altos de actividad física
parecían
ser beneficiosos en todos los niveles de adiposidad, pero no eliminan el mayor riesgo de
muerte
asociado con la obesidad. Finalmente concluyeron que el aumento de la adiposidad y la
escasa.
actividad física, son fuertes predictores de muerte prematura. Con respecto a los hombres, el
estudio con el seguimiento por periodo de 22 años demostró que los diferentes niveles de
condición
física (Q1: Menos en forma y Q4: en forma) en edad mediana saludables, es un fuerte
predictor de
la mortalidad. Incluso pequeñas mejoras en la condición física se asocian de manera
significativa
con un menor riesgo de muerte prematura (Ericsson et al., 1998).
A partir de lo anterior, Bassuk y Manson (2010) refieren que la práctica de actividad física
ha demostrado ser una estrategia eficaz para detener el inicio y progresión de patologías a
través
de efectos tales como la adiposidad, la sensibilidad a la insulina, el control glucémico y la
presión
arterial.
Con respecto al cáncer estudios recientes con animales han demostrado que el ejercicio
regular reduce el riesgo de cáncer y la reaparición de enfermedades. Sin embargo, los
mecanismos que subyacen a esta protección aún no se han dilucidado. Pedersen et al., (2016)
realizaron un
estudio con ratones, los cuales fueron asignados al azar a correr en la rueda de manera

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voluntaria,
demostrando sorpresivamente una reducción de más del 60% en la incidencia de tumores y el
crecimiento a través de cinco diferentes modelos de tumores. El análisis de microarrays
reveló la
regulación positiva inducida por el entrenamiento de las vías asociadas a la función inmune.

8. Relación entre deporte, actividad física y salud mental.

La relación entre deporte, actividad física y salud mental, se demuestra en diversos estudios,
los cuales han puesto de manifiesto que la práctica regular de actividad física produce un
aumento
de la autoconfianza, sensación de bienestar y mejora del funcionamiento cognitivo.
Generando un
impacto directo sobre la salud psicológica, la calidad de vida, la mejora de los estados
emocionales
y el autoconcepto, así como disminuciones en los niveles de ansiedad, depresión y estrés, en
una
amplia variedad de poblaciones, sobre todo no clínicas (Fox, 1999; Márquez y Garatachea,
2013).
En el contexto de salud mental, existe una variedad de circunstancias terapéuticas que están
asociadas a la práctica deportiva, donde se considera a la actividad física como un aliado en
los
procesos de intervención en patologías tan frecuentes como el estrés, la ansiedad y la
depresión.
También, la actividad física y el deporte puede establecerse como un elemento protector en la
aparición de trastornos de personalidad, estrés laboral o académico, ansiedad social, falta
habilidades sociales, disminución del impacto laboral, social y familiar del estrés
postraumático
(Goodwin, 2003; Ramírez, Vinaccia y Suárez, 2004).
En este sentido un estudio cualitativo determinó que las intervenciones apoyadas por
actividad física son eficaces en las intervenciones de salud mental, observando un alto grado

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de
correspondencia en los temas relacionados a la interacción social y apoyo social; sentimientos
de
seguridad; mejoría de síntomas; sentido de vida y factor preventivo de trastornos de la
personalidad, experimentándose como socialmente incluyente, no estigmatizaste y sobre
todo,
eficaz para la activa recuperación de los pacientes en el campo de la salud mental (Mason y
Holt,
2012).
Abu-Omar, Rütten y Lehtinen (2004) efectuaron un estudio de carácter descriptivo en 15
países de la comunidad europea relacionando la actividad física (MET-h /semana) y la salud
mental. Donde concluyeron que en todos los subgrupos sociodemográficos de la población
investigada (edad, sexo, estado civil, ingresos económicos familiares, nivel de educación) las
personas activas físicamente, tienen en general mejor estado de salud mental que las personas
no activas.
Por su parte, Paluska y Schwenk (2000) determinaron que la actividad física y el deporte
proporcionan una asistencia significativa entre los niveles leve o moderado en las
enfermedades de
salud mental, principalmente en los trastornos relacionados a la depresión y la ansiedad.
No obstante, teniendo en cuenta que las personas con depresión tienden a ser menos activos
físicamente que los individuos no deprimidos. El aumento de ejercicio aeróbico o de
entrenamiento
de la fuerza ha demostrado reducir síntomas depresivos de manera significativa. Sin embargo,
la
actividad física habitual aún no ha demostrado ser una variable efectiva para prevenir el
inicio de
la depresión.
En cuanto a los síntomas de ansiedad estos también mejoran con el ejercicio regular y los
efectos beneficiosos parecen ser iguales que los ejercicios de meditación o relajación. En una
investigación realizada en Gran Bretaña se determinó que la actividad física y el deporte de
larga
duración (92 minutos al día) en hombres confieren un factor protector de los estados de
ansiedad
(Bhui y Flecher, 2000). Wilner y Tone (2014) evaluaron a un grupo de estudiantes por medio

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de un autoinforme en
línea, en el cual midieron los niveles de actividad física, la ansiedad rasgo y la capacidad de
resiliencia auto percibida. Los resultados indicaron que la actividad física produce efectos
protectores sobre la salud mental, mediante el aumento de la resistencia al estrés en los
individuos
con alto rasgo de ansiedad y evitando de esta forma desarrollar problemas clínicamente
significativos de salud mental.
Sin embargo, Kim et al. (2012) en su investigación determinaron la cantidad óptima de
actividad física asociada con una mejor salud mental, a partir de una muestra aleatoria de
7674
adultos en los Estados Unidos, estableciendo una relación entre la actividad física y la salud
mental
en general con un rango óptimo de 2,5 a 7,5 horas de actividad física por semana. A su vez,
un
estudio realizado en Bélgica reveló diferencias significativas entre hombres y mujeres
respecto a
los niveles de actividad física y percepción de salud mental. En hombres, la intensidad óptima
de
actividad física es alta y existen asociaciones negativas relacionadas a los sentimientos de
depresión, la ansiedad y los síntomas de somatización. En cambio, en las mujeres, la
intensidad
óptima es moderada y se evidencia en el caminar generando un bienestar emocional positivo
y
existen asociaciones negativas relacionadas a los síntomas de somatización y ansiedad
(Asztalos, Bourdeaudhuij y Cardon, 2009).
Sin embargo, algunos hallazgos sostienen que la motivación de los sujetos hacia la actividad
física y el deporte cambia con el tiempo de manera extrínseca a intrínseca (Ryan y Deci,
2000), de
manera intrínseca cuando se llevan periodos mayores de 6 meses de actividad física constante
y
extrínseca en periodos menores a 6 meses (Ingledew y Markland, 2008). Mientras que la
actividad
física excesiva puede conducir a un sobre entrenamiento y generar síntomas psicológicos que
imitan

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la depresión (Paluska y Schwenk, 2000).

9. Actividad física y actividad cerebral.

Thayer et al (1994) plantea que, “una vez que se ha demostrado la capacidad del
cerebro para modificar sus conexiones interneuronales en caso de envejecimiento o daño
cerebral, la denominada plasticidad, era importante conocer el papel exacto del ejercicio en la
mejora de las funciones cerebrales. Estudios en ratones, demostraron que la actividad física
aumentaba la secreción del factor neurotrófico cerebral (BDNF), una neurotrófica relacionada
con el factor de crecimiento del nervio, localizada principalmente en el hipocampo y en la
corteza cerebral. El BDNF, mejora la supervivencia de las neuronas tanto in vivo como in
vitro, además, puede proteger al cerebro frente a la isquemia y favorece la transmisión
sináptica”. Pero, según este autor, se continuaba sin conocer la relación entre el factor
neurotrófico cerebral y el ejercicio: tenía que haber algo en la actividad física que estimulase
la producción de BDNF en el sistema nervioso. La respuesta se consiguió cuando se
descubrió que la actividad física provoca que el músculo segregue IGF-1 -un factor de
crecimiento similar a la insulina-, que entra en la corriente sanguínea, llega al cerebro y
estimula la producción del factor neurotrófico cerebral. No debe olvidarse entonces que el
ejercicio físico ayuda a conservar en mejores condiciones la función cognitiva y sensorial del
cerebro. Juan Francisco Marcos Becerro, vicepresidente de la Federación de Medicina
Deportiva, explica que la razón de la mejora es la mayor producción de factor CO cerebral,

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provocada por la llegada al cerebro del factor de crecimiento IGF-1, que es producido por los
músculos al hacer ejercicio. Estos hallazgos, ofrecen a la actividad física un papel neuro
preventivo que hasta ahora no se había tenido en cuenta en enfermedades neurodegenerativas
como Alzheimer, Parkinson, Huntington o esclerosis lateral amiotrófica. El ejercicio también
podría tener un papel importante en el tratamiento de personas que sufren depresión ya que
esta afección se caracteriza por niveles bajos de BDNF, lo que podría significar que este
factor también está relacionado con alteraciones en la afectividad.

10. Actividad física y cambios funcionales en el cerebro.

Un trabajo realizado por el doctor Kubota de la Universidad de Handa (Japón) ha sido


presentado en San Diego (EE.UU.) con ocasión del congreso anual de la Sociedad Americana
de Neurociencias (2002). En esta investigación siete jóvenes sanos participaron en un
programa de entrenamiento que consistió en correr durante 30 minutos, tres veces por semana
durante tres meses. Cada uno completó una serie de 'test' diseñados por ordenador, cuyo
objetivo era comparar la capacidad para memorizar objetos y establecer la capacidad
intelectual antes y después del plan de entrenamiento. Una vez transcurrido el período de
seguimiento, las puntuaciones de estas pruebas aumentaron de forma estadísticamente
significativa en todos los participantes, así como la velocidad de procesamiento de
información. Para comprobar la fiabilidad del trabajo, en ningún momento se le permitió a los
participantes practicar con los 'test' durante el tiempo de duración del estudio. Los resultados
de las pruebas de inteligencia mostraron una clara mejoría en la función del lóbulo frontal del
cerebro. Además, los autores observaron que las puntuaciones comenzaban a bajar si los
participantes abandonaban el entrenamiento. También descubrieron que el consumo de
oxígeno aumentaba paralelamente a las puntuaciones de los 'test’, confirmando así que el
mantenimiento de un flujo constante de sangre y oxígeno preserva las funciones cognitivas.

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El doctor Kubota, director de la investigación, señala que el hecho de que las mejoras se
perdieran al interrumpir la actividad física, indica que lo que se requiere realmente para este
desarrollo intelectual es la continuidad en el ejercicio físico.

Conclusión

Más allá de la imagen ideal de que “el deporte es salud”, lo real es que la actividad
física y la práctica del deporte, así como la relación entre estas y la salud, son procesos
socialmente determinados, cuyas características dependen de las relaciones sociales y
correlaciones de poder que operan en una formación social.

- No hace falta hacer una gran cantidad de ejercicio ni que éste sea muy intenso poro obtener
beneficios para la salud.

- Las principales enfermedades que se pueden prevenir con la práctica de actividad física
regular son: la enfermedad coronaria, la hipertensión, la obesidad y la diabetes tipo II.

- Todo persono adulta debería realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado, a ser
posible todos días de la semana.

- Estos 30 minutos de actividad físico diario no tienen por qué ser de un deporte programado,
y pueden ser sustituidos por actividades de la vida cotidiana: usar las escaleras en vez del

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ascensor, ir caminando al trabajo, trabajar en la huerta o jardín, hacer bicicleta estática
mientras se ve la TV.

-La salud de los sedentarios que empiezan a hacer ejercicio se mejora más que la de las
personas que han hecho ejercicio siempre.

-Los ejercicios de mejora de la fuerza y la salud de la población en general y deben ser


tenidos en cuenta.

- Hoy que evitar hacer ejercicios esporádicos, especialmente si son de afta intensidad y las
realiza uno persono sedentaria.

Bibliografía

http://sanluisdeelegantesport.com/wp-content/uploads/2016/06/
salud__ejercicio_y_deporte.pdf

https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/10788/HellinGomez04de15.pdf

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6369972.pdf

http://sanluisdeelegantesport.com/wp-content/uploads/2016/06/
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https://www.editdiazdesantos.com/wwwdat/pdf/9788479789343.pdf

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