Quiero escribir aquí algunas frases deshilvanadas exclusivamente
para mis de hijos. Con vergüenza lo digo; en ochenta y tantos años no tuve tiempo de hablar con ellos. Cualquier justificación puede ser válida o nula- No vale la pena. MIS COSAS A estas horas de la vida, me doy cuenta de que, en lugar de atesorar, despilfarré fuera de una ropa que no le sirve a nadie y de algunos libros, nada más. Con respecto a la ropa, si hay piezas buenas, busquen a quién donarlas o a donde llévalas de modo que aunque sea después de muerto pueda yo ser útil a alguien. Referente a los libros: primero los dos hijos escojan fraternalmente [¿Será posible?}. Los que le sirvan en alguna forma a Laura, a Sara Valeria, a Dana. A Sara María {o como ahora se llame}, y si es posible a Fuera de esto no creo tener nada más; unos cachivaches que si le sirven a alguien pueda tomarlos sin peleas. He expresado mis dudas sobre relaciones fraternales. Pues desafortunadamente, es así. Muero con la angustia y la tristeza de ver resentimientos demasiado acendrados entre mis dos hijos. Nunca he podido borrar de mi cabeza la escena de dos perros rabiosos tirándose zarpazos por sobre mí. Si esta escena va a repetirse por sobre mi ataúd. Con inmensos dolor y amargura lo digo, mejor no asistir. Quisiera ver que mis dos hijos de dan un abraza sincero de hermanos. Piensen en sus propias hijas, quienes les muestran sincero afecto; piensen en mí y en su madre, posible causa de esas desavenencias. Piensen en su propio futuro en esta vida y en la otra {pues aunque no o acepten, sí hay postrimerías y aun en esta vida se paga con los hijos lo que en una u otra forma aprendieron de nosotros. Lo que sigue quiero decírselo a cada uno.