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Universidad de Puerto Rico

Recinto de Río Piedras


Facultad de Ciencias Sociales
Departamento de Psicología

PSICOLOGÍA Y RELIGIOSIDAD PUERTORRIQUEÑA: UN ESTUDIO SOBRE

VIOLENCIA RELIGIOSA Y SINTOMATOLOGÍA PSICOLÓGICA EN IGLESIAS

PROTESTANTES Y EVANGÉLICAS

Disertación sometida al Departamento de Psicología de la Universidad de Puerto Rico


Recinto de Río Piedras como parte de los requisitos para obtener el grado de
Doctorado en Filosofía con especialidad en Psicología

Por

Jorge A. Texidor Quiles

Mayo 2010
UMI Number: 3412105

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Esta disertación es propiedad conjunta del autor y del Departamento de Psicología de

la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. No podrá ser publicada, en

parte o en su totalidad, o resumirse sin el consentimiento por escrito de la dirección

del Departamento de Psicología o del autor.

ii
Certificamos que hemos leído y evaluado este documento y que, en nuestra opinión es

adecuado en alcance y calidad de su contenido para el grado de Doctorado en

Filosofía y Letras con Especialidad en Psicología del Programa Graduado de

Psicología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

______________________________
José Toro Alfonso, Ph.D.
Director del Comité de Disertación

______________________________
Juan Bek de Goede, Th.D.
Segundo Miembro del Comité

______________________________
Edgardo Morales Arandes, Ed.D.
Lector

iii
Dedicatoria

Al Gran Yo soy, al encarnado, al revelado, al lejano y cercano, al que vive

eternamente, al de los/as pobres, a mi esperanza, al de mis seis años, al que me llamó,

al fiel y solidario, al amigo… Gracias Dios por Ser y estar, por darme la oportunidad

de entrar y salir de este camino.

A mi familia… a mi madre, Ana Quiles fuente de inspiración, que con tesón y

lucha me mostró lo valioso del estudio, la perseverancia y la capacidad de soñar.

A mi amada esposa, Omayra Torres quien con paciencia, tolerancia y amor me

apoyó en este proyecto. Gracias por creer en mí, por darme el espacio y por financiar

esta jornada final. Eres una bendición y me he convertido en un mejor hombre a tu

lado, no solo con la oportunidad de ser padre sino por el poder abrazar una nueva

masculinidad.

A mis hijos, Jorge Omar y Laurián Aymar. Todo este esfuerzo fue un interés

personal pero movido por mejores y mayores oportunidades para todos/as. Los amo y

son mi inspiración. En el futuro comprenderán la razón de mi ausencia.

A todos/as las víctimas de la violencia religiosa, mi solidaridad. Espero que

algún día no exista uno/a más.

iv
Agradecimientos

Son muchas las personas con las cuales estoy en deuda. A mi familia que

fueron los más afectados, mil gracias. A mi esposa y mis hijos que tuvieron que

soportar mi desconexión, mis discursos, quejas y hasta mis frustraciones. Sé que no

fue fácil.

Doy gracias a la Iglesia Metodista de Río Piedras Heights en donde serví hasta

el 2007, por permitirme entrar al programa concediéndome tiempo de estudio. Gracias

por el apoyo, el tiempo y la consideración. Espero no haberlos defraudado ni mucho

menos no haber estado si me necesitaron. De todo corazón gracias, los llevo muy

dentro de mí.

A mi comité de disertación, Dr. José Toro Alfonso, Dr. Edgardo Morales

Arandes y al Dr. Juan Bek de Goede, mil gracias por todas las recomendaciones.

Tengo que agradecer y reconocer que el Dr. José Toro Alfonso fue instrumental en

este proceso, no solo fue el director de este equipo sino que fue todo un mentor

durante todos estos años. El goza de mi respeto y aprecio, creo que encarna y vive

plenamente la vocación magisterial. El Dr. Toro fue sensible a mis convicciones, me

respeto, valoró y estimuló a continuar. Creo que descubrí más valores y ética en él

que los que he visto en otros/as en su campo y en religiosos/as. Aprendí a disfrutar la

diferencia, a luchar por justicia en los géneros y a reconsiderar la masculinidad. Sé

que el conocerlo me ha hecho un mejor ser humano y creo que un mejor hombre.

Gracias de corazón por aportar una nota de esperanza al programa.

También agradezco al Dr. Edgardo Morales por su tiempo y dedicación en la

lectura de este estudio. Reconozco que abrió mis horizontes a nuevos acercamientos

terapéuticos dentro de la psicología. Por último pero no menos importante reconozco

v
al Dr. Juan Bek, teólogo, psicólogo y amigo quien fue mi profesor en el Seminario

Evangélico de Puerto Rico y segundo miembro de este proyecto. Fue el Dr. Bek quien

durante su cátedra me planteó la dimensión tóxica de la fe. Por lo tanto, le debo el

despertar en mí, el deseo y el interés por el estudio de los contextos religiosos

evangélicos y protestantes de Puerto Rico.

Al panel de jueces, la Dra. Irma Serrano, el Dr. David Pérez y el Dr. Juan Bek

gracias por el apoyo en la validación de contenido del instrumento.

A mis amigos/as, compañeros/as del camino. La Dra. Yarimar Rosa, mil

gracias por todas tus aportaciones y análisis. Eres una gran profesional y espero que

sigas cosechando logros. A mi amiga, Dra. Amelia Rodríguez gracias por estar

cuando te necesité y requerí de tus servicios. Admiro tu entrega y sé que llegarás bien

lejos. Al Dr. José Felicié, eres un maestro y de ti aprendí, perseverancia, control,

enfoque y determinación. Gracias colega fuistes un hermano mayor. A mi amiga la

Dra. Karla de la Torre gracias por el apoyo y el cariño brindado. A la Dra. Lizette

“Chetin” Dorna, a la compañera Odette Escobar, Loggina Báez, Yomarie Rodríguez,

Rosario Costas, Solimar Solis y Ecmin Otero a todas les digo que fui bendecido por el

cielo al conocerlas. Siempre he dicho y sostengo que lo único que cosechamos para el

final de la vida es el disfrute de las relaciones establecidas, el tiempo invertido y los

momentos que se comparten con los amigos/as. Gracias por incorporarme a la vida

académica a pesar de que se unía un pastor al grupo y había una pequeña brecha

generacional. Que bueno fue recibir de ustedes el ánimo necesario, el apoyo

indispensable y las fuerzas para luchar juntos. No olvidaré los gratos momentos, los

chistes y la poca vergüenza solidaria e irreverente ante el discurso predominante del

programa.

vi
Gracias Soly por estimularme a no quitarme del programa cuando en

ocasiones pensé hacerlo. Nunca olvidaré que Dios me sentó a tu lado el día del ensayo

para solicitar al programa. Me impresiona tu actitud hacia la vida, nada te turba y

nada te espanta. Claro, la simplicidad y la superficialidad serán la consigna. Mi

querida amiga Ecmin, cuanto te admiro, que grande eres y que lección en cuanto a

empuje y espíritu de lucha nos has dado. Todos te respetamos por ser sincera, genuina

y transparente y yo me reafirmo que lo que te propongas en la vida de seguro lo

lograrás. Tu coraje nos inspira a creer, a mantener vivos los sueños y las esperanzas.

De todo corazón gracias por modelarme el abrazar un propósito y luchar por él hasta

el final. A la compañera Escobar gracias por las tertulias, por ayudarme a comprender

el lado oscuro y los otros posibles caminos de trabajo. Eres muy especial y tu alegría

y amistad me mantuvo enfocado en la meta, estoy en deuda.

A todos/as los/as participantes del estudio piloto y de la investigación, gracias

por formar parte de este trabajo. A los estudiantes del curso Psic. 4115 mi gratitud por

ayudarme en la entrada de los datos. A las chicas del departamento, Alicia, Ada y

Carmen, mil bendiciones por apoyarme y servir con tanta entrega. Ustedes lo hicieron

más llevadero y cómodo.

Por último, a todos/as aquellos/as que lo hicieron difícil, gracias, porque por

ustedes me aferré a la fe…

vii
Tabla de Contenido

Dedicatoria. ................................................................................................................. iv

Agradecimientos.............................................................................................................v

Lista de Tablas...............................................................................................................x

Lista de Figuras.............................................................................................................xi

Lista de Apéndices...............................................................................................…....xii

Resumen......................................................................................................................xiii

Capítulo I.………………....……………………………………………………...........1

De la Psicología.……………………………………………………………..………...3

De la Psicología hacia la religión…………………………………………………...…4

De la Religión.…………………………………………………………………………8

El Cristianismo..……………………………………………………………………...11

Psicología y Religión en Puerto Rico……………………………………….………..13

Formación del pensamiento religioso………………………………………………..16

La violencia religiosa…………………………………………………..………….....19

Justificación………………………………………………………..…………………28

Objetivos…………………………………………………………………………......29

Preguntas de investigación…………………………………………………………...30

Capítulo II: Método………………………………………………………………......31

Participantes…………………………………………………………………..……...32

Descripción de la muestra……………………………………………………………32

Reclutamiento……………………………………………………………………..…37

Instrumentos………………………………………………………………………….38

Procedimiento……………………………………………………………..………….42

viii
Análisis de Datos……………………………………………………………………..43

Procedimiento de análisis...........……..………………………………………………43

Capítulo III: Resultados……………………………………………………………...45

Capítulo IV: Discusión……………………………………………………………….62

Limitaciones y Recomendaciones……..…………………………………………......74

Conclusiones…………………………………………………………………..…......78

Referencias………………………………………………………..………………….81

ix
Lista de Tablas

Tabla 1 Distribución porcentual de las edades de los/las participantes……………...33

Tabla 2 Distribución porcentual del nivel de escolaridad los/las participantes……...34

Tabla 3 Distribución porcentual del área geográfica de la residencia de los/las

participantes………………………………………………………………….34

Tabla 4 Distribución porcentual de con quién viven los/las participantes…………...35

Tabla 5 Respuestas a la Sub Escala de Fe Tóxica……………………………………48

Tabla 6 Porciento de participantes que cree que en algunas iglesias se da la violencia

religiosa…………………................................................................................49

Tabla 7 Porciento de participantes que reportó que ha sido o no víctima de maltrato o

abuso por parte de una iglesia o su pastor……..……………………………..50

Tabla 8 Respuestas a la Escala de Violencia Religiosa….……………...…………...52

Tabla 9 Donde buscan ayuda ante la violencia religiosa…………….………………54

Tabla 10 Sentimientos y emociones reportados…………………………….………..56

Tabla 11 Resultados según el nivel de síntomas reportados en el IDB………………57

Tabla 12 Resultados de la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965)......................58

Tabla 13 Niveles de ansiedad reportados EASL……………………………………..59

Tabla 14 Niveles de violencia religiosa percibidos…………………………………..60

Tabla 15 Resultados de Coeficiente de Correlación Spearman's rho para Niveles de

Percepción de Violencia Religiosa, el IDB, la EAR y el EASL…………..…61

Tabla 16 Resultados para la Prueba U deMann-Whitney……………………………..62

x
Lista de Figuras

Figura 1 Distribución porcentual de las Denominaciones o Concilios Religiosos a los

que pertenecen los/as participantes……………………………......................36

Figura 2 Persona que cometió violencia religiosa (victimarios)..................................55

xi
Lista de Apéndices

Apéndice A: Carta de autorización para realizar la Investigación del

Comité Institucional para la Protección de los Seres Humanos

en la Investigación (CIPSHI)………………………………………………...88

Apéndice B: Guía para anuncio público de la investigación…..…………….….…...89

Apéndice C: Hoja de Consentimiento Informado del Estudio..……….……………..90

Apéndice D: Hoja de datos sociodemográficos………………………………….…..92

Apéndice E: Escala de Violencia Religiosa..………………………………………...94

Apéndice F: Escala de Ansiedad Social de Liebowitz..………………………...........97

Apéndice G: Escala de Autoestima de Rosenberg (1965)…………………………...98

Apéndice H: Inventario de Depresión de Beck………………………………………99

Apéndice I: Características de un sistema de fe tóxica……………………………..102

Apéndice J: Solicitud de colaboración para los jueces……………………………..103

Apéndice K: Instrucciones para los jueces………………………………………….104

Apéndice L: Procedimiento para Grupo Piloto……………………………………..110

Apéndice M: Hoja de Consentimiento Informado del Estudio Piloto……………...111

Apéndice N: Carta de colaboración………………………………………………...113

xii
Resumen

Este estudio se realizó para explorar el impacto psicológico que tiene la

violencia religiosa dentro de iglesias evangélicas y protestantes en Puerto Rico. El

próposito fue describir la relación que existe entre la violencia religiosa y la

sintomatología psicológica y explorar las manifestaciones más comunes de la

violencia religiosa en Puerto Rico. También se identificó si las víctimas de violencia

religiosa buscan ayuda y si existe alguna posible relación entre la fe tóxica y

violencia religiosa.

Para cumplir con los objetivos se desarrolló una hoja de datos

sociodemográficos y una Escala de violencia religiosa. Se incluyó también la Escala

de Ansiedad Social de Liebowitz, el Inventario de Depresión de Beck y la Escala de

Autoestima de Rosenberg de 1965. Se realizó un estudio piloto con 10 personas de

una iglesia local y una validación de contenido de la escala construida por un panel de

tres jueces. Luego, se les entregó el cuestionario auto-administrado a los 192

participantes.

En términos generales y según los resultados, la religiosidad aparenta ser

positiva para la mayoría de la muestra. A pesar de esto, el estudio reveló que un

85.9% de los/as encuestados/as reconoce que la violencia religiosa es un elemento que

se puede dar en las iglesias. Un 25% experimentó violencia religiosa, un 35.4%

identificó a un victimario y un 24% identifica al pastor/a como la persona que

cometió la violencia religiosa. Los resultados revelaron que un 12.5% buscó ayuda

ante tal violencia mientras indican que lo más que experimentaron en el plano de las

emociones fue coraje, estrés, ansiedad y decepción.

xiii
CAPÍTULO I

Durante las últimas décadas se puede observar mucho interés por el tema de la

espiritualidad dentro de los más diversos campos del saber. Las ciencias de la conducta

no son la excepción. La psiquiatría también ha desarrollado nexos con temas sobre

espiritualidad. Como lo plantea Blazer (2002 p.13) “la bibliografía sobre la relación

entre la psiquiatría y la religión podría llenar una biblioteca pública. Si le agregáramos la

literatura sobre la psicología de la religión, la biblioteca podría llegar a ser bastante

grande”. Es evidente la cantidad de investigaciones realizadas y la proliferación de

revistas científicas dedicadas exclusivamente al estudio de temas en donde relacionan

disciplinas como la teología, la medicina, la sociología, la psicología y la espiritualidad,

entre otras. “Con el correr de los años, y hasta de los siglos, se ha desarrollado un

movimiento para integrar la psicología y la religión-teología” (Blazer, 2002 p.15). Así lo

concluye Rosado (2003) cuando dice que el interés por la dimensión religiosa del ser

humano ha ido creciendo dentro de las ciencias sociales y las ciencias naturales.

“La psicología, como disciplina, ha participado más de cerca que la psiquiatría en

la investigación sobre la mente y el alma” (Blazer, 2002 p.15). Algunos ejemplos que

evidencian esta integración son la creación del Center for Spirituality, Theology and

Health de Duke University y la creación de la Division 36 (Psychology of Religion and

Spirituality) de la American Psychological Association (APA). Si a esto se suma que

desde el 1995 el Harvard Medical School atrae de 1000 a 2000 profesionales de la salud

a sus conferencias médicas sobre espiritualidad y salud, pudiéramos pensar que el tema es

de gran interés. Además, en el 2002, 86 de 126 escuelas de medicina ofrecieron cursos de

espiritualidad y salud versus solo 5 en el 1992 tenían interés en este tema (Myers, 2007).

1
Entre algunos autores interesados en este campo se encuentran Dan G. Blazer con

Freud vs God: How Psychiatry Lost Its Soul and Christianity Lost Its Mind (1998) y

Harold Koenig con The Healing Connection: The Store of Physician’s Search for Link

between Faith and Health (2004) y Spirituality in Patient Care: Why, How, When, and

What (2007). También, libros como Medicine, Religion and Health: When Science and

Spirituality Meet (2008), The Faith Factor (Viking, 1998), The Healing Power of Faith

(Simon & Schuster, 1999), Religion and Health (Oxford University Press, 2000) y Faith

and Health (Guilford, 2001) son muestra suficiente para determinar que la espiritualidad

está en boga.

Y es que en la postmodernidad el tema de la espiritualidad se ha incorporado

porque ocupa un lugar importante en cómo el ser humano construye su estilo de vida

(Rosado, 2003). La realidad es que el ser humano es complejo y multidimensional. Es por

ello que se escucha hablar sobre los procesos que constituyen a la persona. Se hace

referencia al ser biológico, social, psicológico y espiritual. Parece ser que esta última

dimensión ha despertado el interés de los investigadores en cuanto al uso de ésta por los

pueblos. Aunque se reconoce que a las personas el tema de la espiritualidad siempre les

ha impactado, aun en la clínica toma relevancia su estudio. Reseña Colón-Collazo (2008)

en su estudio que el 74% de los psicólogos/as afirman haber atendido pacientes que le

han solicitado discutir/hablar sobre asuntos espirituales.

Interesantemente los estudios se han concentrado en los beneficios de la

espiritualidad en la resiliencia de las personas. La revisión de la literatura muestra una

gran cantidad de estudios dirigidos a correlacionar el efecto positivo del cultivo de la

espiritualidad en la salud de los/as sujetos. Así lo muestra Colón-Collazo (2008) cuando

2
señala que más del 75% de los/as psicólogos/as de Puerto Rico encuestados reportaron

estar de acuerdo con el impacto positivo de la espiritualidad en la clínica.

Ahora bien, así como otros/as investigadores/as se han interesado en trabajar el

tema de la espiritualidad, el presente estudio goza del mismo interés por el tema de la

religiosidad. La diferencia radica en que se aborda el tema de la espiritualidad y la

religiosidad desde la perspectiva nociva de ésta, si es que existiera. El acercamiento al

tema será desde el efecto que pudiera tener o no la violencia religiosa en la

sintomatología del individuo que vive, significa y practica una espiritualidad dentro de la

religiosidad institucionalizada. Esta perspectiva permite que la psicología preste atención

a un asunto de salud emocional y al entendimiento de las motivaciones que tiene la

persona religiosa que vive dentro de esos sistemas.

De la Psicología

La psicología para Herrans (2000), puede ser definida como:

“la ciencia del conocimiento sobre la conducta humana y animal, obtenido

de forma sistemática, mediante la aplicación del método experimental y

otros métodos de investigación que permiten recopilar datos por medio de

la observación precisa de los hechos y la interpretación lógica de los

mismos. La psicología puede concebirse también como arte en su

aplicación si se entiende arte como aquello hecho por el hombre, lo cual le

genera placer o admiración por su belleza, por lo bien que está logrado o

por la efectividad con que se realiza” (p. 3).

3
Existen otras definiciones sobre lo que se considera psicología y su objeto de

estudio. Sin embargo se debe rescatar para efectos de este trabajo las conclusiones a las

que llega González (1999) en su obra. En esta investigación sobre el pensamiento de un

líder revolucionario del Caribe, el autor concluye que Martí, sin utilizar la palabra

psicología, se refiere a esta disciplina como la ciencia del espíritu. Interesantemente se

pueden observar la relación entre lo que serán dos disciplinas que como veremos más

adelante, han estado distantes y cercanas dependiendo de su momento histórico.

En el siglo XVI se fundan, según modelos ya decadentes en Europa, los primeros

hospitales para enfermos mentales y las primeras universidades, todo lo cual es

considerado por algunos/as como las primeras manifestaciones de la psicología. La

ausencia de recursos destinados a la salud determinó que los enfermos mentales fuesen

tratados por los religiosos como poseídos por el demonio, mediante exorcismos y otras

prácticas apoyadas en concepciones muy poco científicas sobre la locura (De la Torre,

1995). Es así que los problemas espirituales y de salud mental quedan en manos de la

iglesia hasta el siglo XIX en donde “las personas con disturbios emocionales ya no eran

poseídos del demonio, sino enfermos/as” (González-Rivera, 2006 p.24).

De la Psicología hacia la religión

En el nacimiento de esta ciencia el psicólogo, filósofo y fisiólogo alemán Wundt

(1832-1920) y sus contemporáneos mantuvieron silencio con relación al tema de la

religión (León, 1973). Para el tiempo de Watson y Freud, surge una mirada crítica hacia

la religiosidad. Para Watson (1925) la religión era algo del pasado que se desarrolló por

la vagancia de los hombres, para no tener que esforzarse en encontrar la explicación a los

4
fenómenos que ocurren. Opinaba que la religión era una ilusión forjada, una enfermedad,

una lapa y ésta debía ser exterminada y la enfermedad debía ser curada. Éste creía que su

fin era ganar poder e infundir miedo, y que precisamente la religión era el gran enemigo

de la ciencia. Freud (1927) por su parte, ataca a la religión y la tilda de ser una neurosis

obsesiva infantil (entre otras propuestas), neurosis que según él desaparecería.

Las posiciones extremas de Freud y Watson han dejado lugar a otras miradas más

moderadas. Desde el punto de vista de Skinner (1970), máximo representante del neo-

conductismo, la religión era vista como una mera respuesta a los refuerzos (positivos o

negativos) que socialmente administra la cultura. El cielo, por ejemplo actuaría como un

gran refuerzo positivo que contribuiría a modelar la conducta de los sujetos. El infierno,

por su lado, actuaría como un refuerzo negativo de importancia, con la misma

intencionalidad de modelar la conducta.

Por otra parte, Erich Fromm (1971) reconoce el daño que puede ocasionar una

religión autoritaria cuando es una obediencia ciega y de absoluta sumisión. Éste entiende

que hay una religión verdadera y productiva. Reconoce la necesidad religiosa en el

hombre, no como una locura, ni una estupidez, sino como una expresión normal de la

existencia humana. Fromm entendía la religión verdadera como aquella que incluía

elementos como el amor, la justicia y la libertad de la humanidad. Por lo que la persona

que la experimentaba solía disfrutar una liberación de las fuerzas que le agobiaban.

Para Jung (1984) la experiencia religiosa es un desprendimiento del inconsciente

colectivo, de energías dinámicas y símbolos de significados atemporales y universales.

Mientras Freud interpreta la religión como una experiencia subjetiva al hacerla surgir de

conflictos interiores del hombre, Jung más bien la externaliza, la objetiviza. Planteaba

5
que el “sí mismo” era el arquetipo nuclear de toda personalidad y este a su vez era el que

estaba más íntimamente implicado en la experiencia de fe.

La teoría cognitiva de Festinger (1974) sugería que el ser humano tiene la

tendencia a reducir lo complejo y extraño a lo simple y familiar, por lo que las

explicaciones mitológicas de la religión junto a los dogmas y las confesiones ofrecen una

solución ante lo misterioso y enigmático de la vida. Concluía que en el creyente se podía

identificar “disonancia cognitiva”, particularmente en aquellos/as que pertenecen a sectas

religiosas que anuncian el fin de los tiempos y tras no tener lugar, se adjudican el haber

retrasado la catástrofe.

Por su parte, Allport (1944) se opone al colectivismo que subordine al individuo a

promedios estadísticos, tipos o arquetipos. Afirma que la religión contribuye a la

integración de la personalidad, dando a la vida paz y significado eliminando la confusión

y la tragedia. Además indica que la religión puede contribuir beneficiosamente a

relacionar significativamente al individuo con la totalidad del ser.

Mientras, Spilka, Hood, Hunsberger y Gorsuch (2003) entienden que las creencias

religiosas dan respuestas a motivos fundamentales, tales como entender el universo como

algo dotado de sentido, al igual que satisfacer el deseo de control y predicción de eventos

en el cual ofrecen una visión optimista y las atribuciones religiosas permiten conservar y

acrecentar un concepto positivo de sí mismo.

Muchos autores han enfatizado en los aspectos potencialmente detrimentales de la

religión, especialmente mientras esto se relaciona a las percepciones que las personas

tienen de sí mismas. Por ejemplo, el envolverse con la religión puede disminuir la

percepción que se tiene del control de uno mismo y apoyar la atribución del control de las

6
situaciones en la vida diaria a fuerzas externas (como una deidad). Esto puede aumentar

la sintomatología depresiva. De manera similar algunos lideres religiosos pueden socavar

la autoestima al aumentar la culpa, lo que a su vez puede aumentar la sintomatología

depresiva. Dada la relación entre las variables religión y percepción que uno tiene de sí

mismo, la investigación sobre religión y salud han incluido estas variables como

controles para las posibles relaciones mediadoras (Schnittker, 2001).

Schnittker, (2001) puntualiza la posibilidad de que los efectos negativos y

positivos de la religión presenten una relación causal curvilínea más que lineal y que

estos resultados no lineales tengan que ver en gran parte con los efectos de la religión en

la percepción que uno tiene de sí mismo. Menciona que la frecuencia de asistencia al

servicio religioso está positivamente relacionada con el bienestar emocional pero que

estos efectos disminuyen mientras la organización religiosa se vuelva más estricta.

De la misma forma la religión puede proveer amplia dirección relevante; sin

embargo, cuando la religión se vuelve extremadamente sobresaliente, las mismas

creencias que promovieron la seguridad pueden llevar a disminuir la seguridad, disminuir

la percepción que se tiene de sí mismo y la autoestima (Schnittker, 2001). Si los cambios

en la percepción de sí mismo llevan a estas irregularidades (no lineales) podemos esperar

cualquier efecto no lineal volverse lineal una vez se controlen estos factores

mencionados.

Concluye Schnittker, (2001) que las investigaciones no son claras en relación a

los efectos del envolvimiento religioso en la percepción de sí mismo. Algunos han

encontrado que ni un envolvimiento fuerte, ni una creencia en la influencia divina,

7
excluyen un sentido de control personal y autoestima. Otros han encontrado un efecto

claro positivo del envolvimiento religioso en la autoestima.

De la Religión

Por lo expuesto anteriormente se puede notar que los teóricos poseen las más

diversas actitudes y posiciones con relación a la religión. Mientras para unos la religión

es un sueño, un narcótico ineficaz, otros constatan que las personas que tienen una

auténtica experiencia religiosa poseen serenidad, lealtad, firmeza ante los escollos y

convicción del profundo significado de la vida.

Cabe señalar que la religión ha comenzado a interesarse cada vez más por el

conocimiento de la conducta humana más allá de las explicaciones de la fe. También la

psicología se ha interesado en entender los fenómenos religiosos como señalamos al

inicio de este trabajo. Esta reciprocidad ha logrado mejores entendidos para trabajar con

el antagonismo que posiblemente había entre la psicología y la religión. Obviamente la

ciencia y la espiritualidad eran consideradas disciplinas yuxtapuestas desde la llegada de

la Ilustración y posteriormente en la Modernidad (Gergen, 1991). Sin embargo,

comienzan a surgir unas nuevas posibilidades para comprender la complejidad del ser.

Por ejemplo, Scharrón (2005) señala que la ciencia y la espiritualidad han sido

históricamente utilizadas por el ser humano para acercarse al conocimiento, de modo que

se pueda entender y explicar el universo. Estos canales de estudio mutuo han aportado y

siguen contribuyendo a una reflexión mayor y mejor del ser psicológico como del ser

religioso. Por ello, vale la pena preguntarse ¿cómo se puede entender la religión? ¿Qué

es la religión? Para tener una perspectiva más completa sobre este fenómeno se deben

8
exponer aquí algunos de sus entendidos histórico filosóficos a modo de adentrarnos un

poco en la complejidad del fenómeno religioso.

No resulta fácil definir la religión porque existen diferentes modalidades de ella

(Wilber, 1998). Harisson, Bromiley y Henry (1999) sugieren que es imposible para los

estudiosos formular una definición que sea generalmente aceptable. Indican que la

etimología de la palabra no ayuda porque ni religare ni religere arrojan mucha luz sobre

el sentido presente de religión. Aún así afirman que si se lograra algún acuerdo bien

general, el método rendiría, como característica definitiva de la religión, el

reconocimiento de un poder más alto, invisible, una actitud de dependencia reverente de

ese poder en la conducta de la vida y acciones especiales; por ejemplo, ritos, oraciones,

actos de misericordia, etc., como expresiones particulares y medios de cultivo, de la

actitud religiosa.

Sin embargo, Wilber (1998), reflexionando sobre la religión, indica que los seres

humanos parecen condenados al significado, condenados a buscar el valor, la

profundidad, el respeto, la importancia y el sentido de su existencia cotidiana. Por esto

dice que millones de personas buscan en la religión el significado básico de su existencia,

algo que proporcione coherencia a su vida. Además de que la religión brinda directrices

acerca de lo que es bueno (el amor, el cuidado y la comprensión) y lo que no lo es

(mentir, estafar, robar y matar). Concluye afirmando que la religión provee lo que él

considera es una auténtica sabiduría. James (1986) define religión como lo que puede

inspirar sentimientos serios, graves y solemnes en una persona. García y colaboradores

(2001) por su parte concluyen que la persona no nace, sino que se hace religiosa; esto lo

plantea en respuesta a los que afirman que lo religioso es parte del DNA.

9
Del mismo modo otros entienden que la religión responde más a compromisos

ideológicos de la persona o al sistema fijo de ideas que posee, aunque el mismo no

responde o representa necesariamente la dimensión más personal de la experiencia

espiritual (Hill & Pargament, 2003). Es por ello que precisamente la religión se distancia

de la espiritualidad. La primera responde más a la institución jerárquica, al dogma, a la

liturgia, al rito, a la creencia, mientras que lo concerniente a la espiritualidad hace

referencia a lo personal, a la experiencia individual que suele ser más libre. El concepto

de la espiritualidad se refiere a la dimensión relacional del individuo con aquello que

reconoce como lo sagrado (Rosado, 2003). Aunque estas definiciones nos ayudan a

comprender la diferencia que existe entre los conceptos religión (religiosidad) y

espiritualidad, para efectos de este trabajo se usarán indistintamente.

Hacer referencia a la religión es hacer referencia a muchas religiones mundiales

institucionalizadas que se encuentran en el panorama. Asombra el hecho de que el mapa

religioso mundial tiene un origen común asiático. Explica Zaehner (1964) que “todas las

religiones que sobreviven hoy en día se originaron en Asia: el judaísmo y el cristianismo

en Palestina, el Islam en Arabia, el hinduismo y el budismo en India, el confusionismo y

el taoísmo en China” (p.14). Añade que cuatro de éstas son nacionales (judaísmo,

religión del pueblo hebreo; hinduismo, religión del pueblo indio; confusionismo y

taoísmo son particularmente del imperio chino, con alguna influencia en Corea y Japón) y

tres de ellas son misioneras (universales): el cristianismo, el Islam y el budismo.

10
El Cristianismo

La referencia al término religión pudiera sugerir la noción amplia de las religiones

mundiales antes descritas, pero el presente estudio tiene como interés observar la

religiosidad experimentada dentro de la religión cristiana, sus prácticas y la espiritualidad

que viven sus seguidores en contraste con prácticas peligrosas para la salud psicológica.

Por lo tanto, referirnos al cristianismo amerita una descripción de la complejidad

que esta religión encierra. Obviamente este documento no pretende ni ostenta desarrollar

una historia del pensamiento teológico cristiano, ni mucho menos presenta la historia

cronológica del desarrollo de todas las iglesias que se agrupan dentro del cristianismo.

Apenas se describen aquí, algunos datos a modo de ubicarnos en un entendido general de

esta religión.

El cristianismo esta comprendido por una historia de fragmentación, basada

mucha de ella por diferencias teológicas. Así como la psicología tiene diversos marcos

teóricos en la psicoterapia, el cristianismo tiene diversas manifestaciones. El cristianismo

se remonta a su nacimiento dentro del judaísmo hebreo. La figura mesiánica de Jesús

principia todo un nuevo entendido religioso el cual será conocido con el nombre de

cristianismo. Este movimiento religioso posteriormente ve nacer a la Iglesia Católica

Apostólica Romana y la Iglesia Ortodoxa Griega, entre otros movimientos.

Ya para el siglo XVI, dentro de la Iglesia Católica Romana, el monje alemán,

Martín Lutero compone las 95 tesis cuyo verdadero título era Disputación acerca de la

determinación del valor de las indulgencias (González, 1993). De este ejercicio

puramente académico, escrito en latín, en respuesta a la venta de indulgencias, se crea

toda una controversia que termina con lo que se conoce como la Reforma Protestante.

11
Lutero desconocía que al oponerse a la venta de indulgencias se estaba oponiendo a los

designios de altos potentados, a que no se finalizara la Basílica de San Pedro en Roma, a

la autoridad de Roma sobre las Escrituras, a la autoridad sobrenatural del sacerdote para

reproducir la presencia real de Dios en el pan y el vino, y a lo superfluo del aparato

sacramental de la Iglesia para salvación (González, 1993; Silva-Gotay 1997).

La Reforma Protestante afectó a Alemania, pero la misma provoca la conocida

Contrarreforma de la Iglesia Católica y otras reformas dentro del protestantismo. En

Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia se conocerán como Iglesias luteranas nacionales

mientras el movimiento de las iglesias suizas (que se extiende por Francia, Suecia,

Holanda, Polonia, Hungría y eventualmente llega a los Estados Unidos) será conocida por

incluir a las Iglesias Reformadas no luteranas. El movimiento de reforma de Inglaterra da

inicio a la Iglesia Anglicana o Episcopal y de ella otros grupos (puritanos, presbiterianos,

bautistas, cuáqueros y metodistas). La última ala de la reforma fue conocida como “el ala

radical”, representada por los 1anabaptistas (Silva-Gotay, 1997).

Según González (1993) para los siglos XVII y XVIII surge dentro del

protestantismo lo que se conoce como el despertar de la piedad personal con puritanos,

pietistas, moravos y metodistas. Este despertar era una reacción a la ortodoxia protestante

y pronto llega a las colonias británicas en Norteamérica. La teología de estos

movimientos era un énfasis sobre la conversión, la experiencia personal, la lectura

privada de la Escritura, y su tendencia hacia una adoración entusiasta. Ese “Gran

1
Anabaptistas: insistían en la comunicación solo por el Espíritu Santo, rechazo al
bautismo de infantes, la distribución comunista de los bienes, la inminencia de la venida
de Jesucristo, el apocalíptico fin del mundo y hasta la toma del poder por medio de
movimientos revolucionarios representados por Thomas Muntzer (1486-1525)(González,
1993).
12
Despertar” fue volviéndose cada vez más emotivo y aunque nacía dentro de

presbiterianos y congregacionalistas, pronto echó raíces entre los metodistas y los

bautistas (p. 323). Este pensamiento es el que posteriormente se ve encarnado en lo que

se considerará como evangélico con su dimensión más conservadora y fundamentalista

representada por el pentecostalismo.

Psicología y Religión en Puerto Rico

Previo al desarrollo de la psicología como ciencia ya existían en Puerto Rico unas

ideas psicológicas en la cultura, en la sociedad y en la religiosidad de los tainos. Estas

ideas de los antepasados en el período precolombino sirven de base para comprender el

futuro de la disciplina (González Rivera, 2006). En cuanto a la religiosidad cristiana

sucede algo similar. Inicialmente se hereda una catolicidad española para luego

incorporar, al entendido religioso del cristianismo, su facción protestante en la relación

con los Estados Unidos.

La psicología particularmente se desarrolla a través de dos vertientes: las pruebas

psicológicas en el ambiente militar para reclutar soldados para la guerra y las pruebas en

ambientes escolares para identificar niños con inteligencia retrasada (Rivera, 1998). Es

precisamente el regreso de los soldados luego de la Segunda Guerra Mundial (1941-

1945) lo que facilita la administración de pruebas con fines vocacionales (Rivera, 1998).

Roca de Torres (2006) presenta a los pioneros de la psicología en Puerto Rico e

indica que los mismos se desempeñaron en contextos educativos, en el servicio público,

en la consultoría, en la investigación y en la práctica privada de la profesión.

Interesantemente la psicología que se practica en Puerto Rico llega como una disciplina

13
importada la cual no necesariamente considera aspectos propios de la cultura. Por ello, en

lo referente a la psicoterapia, se han incorporado modelos de trabajo que no responden a

la realidad del pueblo (Bernal & Martínez-Taboas, 2005). “Con la Guerra

Hispanoamericana y la invasión de Puerto Rico en 1898, el nuevo gobierno colonial

comenzó a establecer instituciones educativas y de salud” (Bernal, 2006 p. 350).

La Universidad de Puerto Rico se establece en el 1903 y ofrece un curso de

psicología el cual es parte del programa de pedagogía. Para el 1966, Carlos Albizu

Miranda y Norman Matlin fundan el Instituto Psicológico de Puerto Rico en Santurce

con el fin de ofrecer una maestría en psicología clínica. Para el 1971 este Instituto se une

al Seminario Episcopal del Caribe y a los Padres Dominicos de Puerto Rico y forman el

Centro Caribeño de Estudios Postgraduados conocido hoy como la Universidad Carlos

Albizu (Bernal, 2006).

El cristianismo, por su parte, llega inicialmente de la mano de la Iglesia Católica a

través del espíritu evangelizador de la España colonizadora. Bajo este régimen la Iglesia

impartía casi la totalidad de la educación y gozaba del poder político y económico del

país (Silvestrini & Luque de Sánchez, 1990). Para Silva Gotay (1997) en el 1898 la

España Católica es derrotada por Estados Unidos, la isla es cedida como botín de guerra y

comienza la invasión y ocupación de la isla. Esta ocupación representa la primera gran

ruptura de carácter militar, económico, cultural y religioso del dominio católico en manos

de la nación protestante.

Con Puerto Rico, Estados Unidos se inicia en el reparto mundial de finales del

siglo XIX. Por lo tanto no fueron motivaciones humanitarias, de justicia ni de libertad lo

que determinó la invasión, sino el nivel de crecimiento de la economía norteamericana en

14
el desarrollo del capitalismo mundial. El movimiento misionero integró la urgencia

evangelizadora y la visión imperialista de la clase dominante en EE.UU., por lo que el

avance del protestantismo trae consigo una agenda americanizante y descatolizadora

(Silva-Gotay, 1997).

La llegada estadounidense a la isla posibilita que en el 1899 se diera una reunión

en Nueva York en la cual las iglesias protestantes dividieran la isla por denominación

para una masiva evangelización. Las iglesias que participaron en el proyecto fueron la

Presbiteriana, la Metodista, los Discípulos de Cristo, la Bautista, los Congregacionales,

los Hermanos Unidos, la Alianza Cristiana y Misionera, la Iglesia Cristiana, la Luterana y

la Episcopal (Silva-Gotay, 1997; Silvestrini & Luque de Sánchez, 1990). A pesar de este

esfuerzo, en la isla ya se encontraba el protestantismo desde el 1869 con la celebración

del primer culto público (28 de noviembre de 1869) por la Iglesia Anglicana. La creación

del primer templo fue en el 1874 (Iglesia Protestante Episcopal) en la ciudad de Ponce.

Es con la invasión del 1898 que se desarrolla el protestantismo por las principales

ciudades y para el 1916 llega el pentecostalismo el cual crece y se desarrolla hacia el

interior de la isla (Silva-Gotay, 1997).

En la actualidad el cristianismo puertorriqueño esta comprendido prácticamente

entre católicos y protestantes aunque hay que reconocer otros grupos. Dentro del mundo

protestante se encuentran las iglesias protestantes históricas (nos referimos a las que

surgen de la Reforma del siglo XVI o de sus diversos grupos confesionales) y las iglesias

evangélicas (protestantes nuevas que surgen fuera de la tradición, fundamentalistas,

conocidas por su carácter sectario y sus interpretaciones literales de la Biblia) (Silva-

Gotay, 1997). Estas iglesias, según Blazer (2002), están representadas mayormente por:

15
“carecer de estructuras conexionales (que unan a una congregación con otra en

una unidad administrativa, y de doctrina y práctica litúrgica uniformes), es muy

frecuente encontrar entre ellos algunas diferencias importantes en lo doctrinario,

lo litúrgico y todo lo relacionado con el orden eclesiástico. Dan mucha

importancia a la experiencia de la conversión que en algunos casos es condición

sine qua non para pertenecer a la iglesia” (p. 9).

Este grupo tiene su origen en los Estados Unidos y en los estados del sur son muy

numerosos. Dentro de los evangélicos se encuentran los pentecostales los cuales son de

teología fundamentalista2. Estos ubican la doctrina del Espíritu Santo en el centro de su

reflexión teológica y su práctica eclesiástica (Blazer, 2002).

Interesantemente el término evangélico ha sido utilizado en Puerto Rico para

designar a las iglesias cristianas no católicas. Sin embargo, como hemos visto, existen

diferencias teológicas, doctrinales, históricas y administrativas entre protestantes y

evangélicos.

Formación del pensamiento religioso

El pensamiento religioso tiene diversas perspectivas. Se puede hacer una apología

de éste como se puede poner a relieve toda su peligrosidad. García y colaboradores

(2001) indican que para Jung la relación con la figura materna era la cuna de la futura

experiencia religiosa, mientras que lo paterno se convertía en símbolo de una ley.

Añaden que la experiencia religiosa puede desempeñar diversas funciones importantes en

2
Corriente teológica que sostiene la infalibilidad y la inspiración literal de las Escrituras,
y adhiere a una formulación doctrinal ortodoxa protestante (Blazer, 2002).
16
los niveles afectivos, cognitivos y éticos; éste reconocía riesgos. Por lo tanto, la fe

religiosa ha demostrado ser para muchas personas una fuente de un poderoso impulso de

superación, progreso y cambio desde la necesidad de transformar el mundo que les rodea.

No cabe duda de que la experiencia religiosa guarda de alguna manera una

función, en el ámbito afectivo, en donde le proporciona al individuo sentimientos de

confianza en la vida y de gozo con relación a la trascendencia. Pero esta experiencia

puede convertirse en “un refugio regresivo en el que se pretende eludir la conflictividad

inherente al vivir y en un resguardo narcisista frente a las dificultades que la complejidad

de lo real introduce en la existencia personal” (García et al, 2001 p.103).

Se puede observar en algunos contextos que cuando existe una estructura personal

o social deteriorada en sus raíces, se corre el riesgo de reproducir ese deterioro

potenciarlo a un empobrecimiento personal, al infantilismo regresivo o, incluso, a la

destrucción y la violencia (Font, 1999).

Además, plantea Spilka y colaboradores (2003), en cuanto a la posible relación

entre la religión y los desordenes mentales, que la religión puede ser una expresión de un

desorden mental y que la fe institucionalizada puede ser una fuerza socializante y

supresora que ayuda a las personas a lidiar con sus estresores diarios de la vida.

Entienden que la religión puede servir en ocasiones como un refugio y agencia protectora

para algunas personas mentalmente perturbadas. Reconocen algún beneficio en el

compromiso y el envolvimiento espiritual dado que puede desempeñar un rol terapéutico

en los disturbios mentales. Sin embargo asumen que la religión puede ser un estresor,

una fuente de problemas; en un sentido puede ser un peligro para la salud mental de un

individuo.

17
Hasta este punto se hace evidente estudiar el fenómeno de la religiosidad porque

de lo contrario:

“una sociedad que margina la experiencia religiosa a la esfera de lo estrictamente

privado, una sensibilidad posmoderna que privilegia el culto de lo individual, unas

corrientes neo-románticas tipo New Age que invaden nuestra sensibilidad cultural,

junto a unas evidentes tendencias involutivas en el seno de la Iglesia actual,

pueden actuar conjuntamente, y de hecho actúan, en el desarrollo y propagación

de este tipo peligroso y regresivo de religiosidad, tanto dentro de las iglesias

cristianas como en el auge de determinadas espiritualidades orientalizantes tan en

boga en nuestros días (García, Domínguez & Rodríguez, 2001, p. 102).

Como señala García y sus colaboradores (2001), la religión se convierte entonces

en “una máscara macabra para la sacralización de instintos inconfesables. Fanáticos,

alumbrados y sacrificadores ilustran el lado oscuro de la religión en la perversión que

ellos ejemplifican de las funciones cognitivas, afectivas y éticas… la psicología de la

religión puede ayudarnos a comprender cómo se originaron esas particulares patologías

de la experiencia de fe” (p. 95).

La religiosidad tiene una dimensión la cual debe ser considerada más allá de los

estudios que presentan el valor positivo de ésta o como lo plantean García y sus colegas

(2001) cuando indican que:

“el resurgimiento de actitudes fundamentalistas, y a veces dramáticamente

fanáticas, en el seno de las grandes religiones de Occidente deberían situarnos en

una posición de alerta sobre estos riesgos que la experiencia religiosa parece

18
generar con tanta facilidad y que la han situado históricamente entre los agentes

de violencia más virulentos que ha conocido la humanidad” (p. 99).

Evidentemente dentro de toda religiosidad encontramos al fundamentalista y al

fanático que viven con la certeza de que sus vidas son controladas por el conocimiento

que le proporciona su fe. Toda la irracionalidad que puedan tener encuentra respuesta con

facilidad en la experiencia religiosa cuando ésta pretende desentenderse de la dimensión

racional de la creencia. Además, existen niveles que van desde el integrismo al

fundamentalismo y al fanatismo y estos son muy diversos. Todos ellos, sin embargo, van

a poseer un denominador común: una patología de las funciones cognitivas (García,

Domínguez & Rodríguez, 2001) que, interesantemente, en el escenario religioso

encuentra apoyo para alimentar y perpetuar la disfunción. Es como si la experiencia

invalidara la razón para no ser cuestionada.

La violencia religiosa

Luego de observar algo del panorama que comprende la religión, la psicología, la

historia y los entendidos sociales y culturales puedo moverme a describir como se

manifiesta lo que parece ser una religiosidad violenta. La violencia religiosa se ha

empleado usualmente para definir aquellos actos de violencia (conquistas, terrorismo,

etc.) donde su justificación tiene una base religiosa particular. Aunque esta no es la

definición que alude a mi interés veamos por un momento su importancia de modo que se

pueda evidenciar lo nocivo de la religiosidad. La mayoría de las personas opinan que la

religión debería proporcionar paz y tranquilidad y no terror, pero en muchos casos, ha

19
sido la religión la que, combinada con otros factores, ha incitado actos de terror (García,

Domínguez & Rodríguez, 2001; Juergensmeyer, 2001).

En la historia de las tradiciones religiosas tenemos desde guerras bíblicas y las

Cruzadas hasta grandes actos de martirio. En todo esto podemos observar que la violencia

ha estado en la sombra del discurso religioso. Indica Juergensmeyer (2001) que tanto

eruditos religiosos como estudiosos seculares (Emile Durkheim, Marcel Gauss y

Sigmund Freud) se preguntaron ¿por qué parece la religión necesitar de la violencia? y

¿por qué un mandato divino de destrucción es aceptado con tanta convicción por algunos

creyentes?

Posiblemente muchos actos contemporáneos de violencia están justificados por el

precedente histórico del pasado violento de la religión o por fuerzas combinadas que

producen violencia religiosa en diferentes momentos de la historia. Según Juergensmeyer

(2001) durante el 1980 el Departamento de Estado de los Estados Unidos reflejaba solo

una organización religiosa capaz de incitar a cometer actos de terrorismo. Sin embargo, el

mismo autor indica que en el 1998 Madeline Albright, Secretaria de Estado, enumeró

treinta grupos de los más peligrosos del mundo, la mitad de los cuales eran religiosos.

Interesantemente estos eran judíos, musulmanes y budistas sin contar las milicias

cristianas. Es de suponer que en la actualidad estos grupos hayan proliferado.

Juergensmeyer (2001) afirma que algunos activistas involucrados en el terrorismo

religioso han tenido trastornos mentales, otros son aparentemente normales y están

integrados en la sociedad, pero son atraídos por comunidades que comparten unos puntos

de vista extremistas sobre el mundo. Señala que la mayoría de la gente que comete actos

de terror no son muy diferentes al doctor Baruch Goldstein, que asesinó treinta

20
musulmanes mientras oraban, el pastor luterano encarcelado por colocar bombas en

clínicas de interrupción de embarazo o los que colocaron la trágica bomba en el edificio

federal de la ciudad de Oklahoma en 1995. También añade a su lista la explosión en el

Word Trade Center en 1993, las Torres Gemelas en el 2001 y a los dos estudiantes que

mataron trece compañeros en Littleton, Colorado en 1999 y luego se suicidaron, ya que

había una cultura semireligiosa “de la gabardina”, de simbolismo gótico. Por otro lado,

menciona los sijs en la India, los colonos judíos de la orilla occidental, los políticos

musulmanes en Argelia y los militantes católicos y protestantes en Irlanda del Norte.

Ciertamente la violencia religiosa en una religión autoritaria, ciega y absoluta,

puede causar mucho daño al ser humano. Con lo presentado hasta aquí se puede

evidenciar que existe un trasfondo histórico del tema de la violencia religiosa. Aún así, no

opto por estudiar el fenómeno de la violencia religiosa desde aquellos actos de terrorismo

justificados desde una fe religiosa. Deseo redefinir esta noción y extrapolarla a la

religiosidad cristiana.

La violencia religiosa puede ser vista como “la manifestación de una acción

maltratante de parte de una institución eclesiástica y/o de un líder religioso (sea clérigo o

laico) cuya acción provoca huellas o heridas emocionales, mentales, sociales, espirituales

y/o físicas en las víctimas, hasta el punto de causar comportamientos dependientes y

disfuncionales en diferentes aspectos de la vida” (Galarza-Sierra, 2001 p. 46)

Esta violencia religiosa puede ser experimentada dentro de las iglesias cristianas

en donde se experimenta una fe tóxica. Para comprender la fe tóxica se utilizará el trabajo

realizado por Arterburn y Felton (1991). Este indica que la fe tóxica se define como una

relación peligrosa y destructiva con una religión u organización. La fe tóxica ha sido

21
estudiada en los Estados Unidos. En Europa el interés por ver las implicaciones de la

religión en la psicología de los individuos trajo la aportación en el 1955 del concepto de

neurosis eclesiogena por el Dr. Eberhard Schaetzing (Pfeifer, 1994).

Arterburn y Felton (1991) dicen que las personas con una fe tóxica suelen

relacionase más con la organización que con Dios. Indica que las causas principales para

observar una fe tóxica pueden ser: padres rígidos o no cariñosos, una autoestima baja, el

querer ser aceptado por los demás, la excesiva confianza en un amor falso de los líderes

de la religión, el abuso físico, sexual y/o emocional, el niño que se siente alejado de la

familia, la búsqueda del perfeccionismo, la soledad y expectativas muy altas. Algunos

indicativos de la fe tóxica son cuando la persona empieza a aislarse, a relacionarse

solamente con los amigos de la religión, a hablar de la religión, asistir muy asiduamente

al servicio cúltico y asistir a actividades religiosas compulsivamente. También comienzan

a experimentar miedo, culpabilidad, querer ganar el amor de Dios y el dar para recibir.

Tienen un enfoque excesivo en sí mismo, intolerancia de opiniones contrarias o de otras

religiones, adicción a los efectos emocionales que da la religión y comienzan a ver a “el

diablo” en todos lados.

En el principio la adhesión a una fe tóxica parece una acción laudable y es difícil

ver la diferencia con otra persona que se convierte a una fe no-tóxica. Las personas

cambian, parecen tener mucha alegría e interés en la Biblia. La diferencia está en el

motivo, en la razón (el fundamento psicológico) que le impulsó a abrazar esta religión.

En este sistema hay personas que son co-conspiradores que apoyan el sistema, por

ejemplo el liderazgo suele ocultar los errores de las autoridades. Los miembros en estos

espacios afirman que los líderes saben más que ellos, por lo tanto deben tener razón en

22
todo. Por otro lado entienden que se les debe obedecer y ser leales. En estas relaciones los

seguidores creen que como los líderes los tratan bien entonces sus motivos deben ser

puros. Por lo tanto no debo quejarme, ni discutir, sino aceptar sus decisiones (Arterburn

& Felton 1991).

Esta posición nos lleva a entender que hay víctimas de violencia religiosa dentro y

fuera de la religión. Arterburn y Felton (1991) plantean que usualmente el adicto a la

religión usa a Dios, la Biblia, o a un pastor/a como si fuera una droga para suavizar los

problemas y escapar de ellos. Como en otras adicciones, está relacionado con la baja

autoestima, la culpa, el miedo, la vergüenza, los sentimientos de aislamiento y de sentirte

diferente de las demás personas en el mundo. Si se considera la predicación constante, la

preocupación con la Biblia, con el diablo, el juzgar, el sentir pecado, la vergüenza, y

tantas reglas para controlar a los feligreses y a la familia, no es una sorpresa que la

adicción a la religión afecta la salud mental.

Muchos adictos a la religión provienen de familias donde fueron afectados por

abusos religiosos, donde uno o ambos progenitores eran adictos a la misma. Indica este

autor que el adicto a la religión no se siente cómodo con Dios, ni consigo mismo, ni con

sus relaciones, ni con el mundo. Usa a Dios, a su iglesia, a un religioso y a la Biblia para

escapar de los sentimientos de soledad y de desesperación. Dice que los efectos

emocionales de esta "droga" vienen de sentirse "ser salvado", de entender un texto de la

Biblia y/o de las emociones que se sienten en el culto.

Para la persona que esta insertado dentro de un sistema tóxico, el mundo, los

gobiernos y la sociedad son juzgados según la manera en como interpreta la Biblia. El

dudar y cuestionar a los líderes puede ser considerado como blasfemia. Esto es peligroso

23
cuando la persona es controlada por la doctrina o por el pastor. Generalmente se da

usando el miedo y el sentimiento de culpa. En este tipo de religión, a la gente se le

prohíbe ir a bailes, maquillarse, leer libros aparte de los de su grupo. Las mujeres no

pueden usar pantalones o cortarse el pelo. Le determinan las definiciones del acto sexual

junto a la procreación y tienen un discurso de castigo al cuerpo por éste ser malo

(Arterburn & Felton, 1991).

Los feligreses son empujados a experimentar cosas sobrenaturales, como visiones,

glosolalia 3 y oír la voz de Dios. Se les prohíbe estar con personas ajenas a su religión por

miedo a ser contaminados, y para ellos la psicología, la organización de Alcohólicos

Anónimos y los terapeutas son cosas del diablo. Afirman que no existen enfermedades

mentales; se trata del diablo atacando a la persona.

En estas experiencias de fe la gente se siente culpable, tiene baja autoestima, todo

el mundo está "perdido" y hay falta de esperanza. También encontramos dependencia

excesiva al pastor, aislamiento de la sociedad y falta de un sentir adecuado, todo lo "no

religioso" es considerado como pecado. Por otro lado siempre hay que sentirse

"tranquilo", aunque en verdad se está reprimiendo los sentimientos porque estos son

vistos como negativos. Se piensa que las autoridades religiosas no pueden fallar; las

riquezas y/o el crecimiento numérico son signos de estar en la verdad; se puede ganar la

vida eterna con obras; los problemas son resultado de los pecados en su pasado. También

se da una interpretación arbitraria y literal de la Biblia; si no está en la Biblia, no es

importante (Arterburn & Felton, 1991).

3
Glosolalia: experiencia de trance religioso conocida como “hablar en lenguas”.
24
Tal y como lo indican Arterburn y Felton (1991) cuando se llega a una etapa más

avanzada en la adicción a la religión aparece la desesperación. Es cuando la religión no

produce los resultados deseados. Muchas veces se desarrolla rencor y coraje y se culpa a

todo el mundo. Siempre están pensando en las creencias, sin poder concentrarse ni pensar

en algo más; hay mucho cansancio y falta de apetito. En ocasiones sienten miedo y una

profunda inseguridad; hay problemas familiares causados y empeorados por la situación

religiosa. Tienen miedo a quedarse de la religión y miedo de salirse de ella. Todo esto

lleva a la persona a tocar fondo. Experimentan fastidio consigo mismo y se sienten

cansados de manejar su vida en la manipulación.

Luego de explorar lo que es un sistema de fe tóxica, la adicción a la religión y el

fanatismo, tenemos que observar que estos escenarios son los más propios para la

violencia religiosa. De hecho, estos son en sí mismo una manifestación de la violencia.

Ninguna violencia es buena, la que es física deja los resultados en el cuerpo, pero el

abuso pastoral o espiritual deja los resultados en la psique y en el alma (Enroth, 1992).

Para Enroth (1992), la violencia religiosa es vista desde lo que él llama la iglesia abusiva.

Este entiende que se da por fanatismo, autoridad y poder, manipulación, control, elitismo

y persecución. Dice que se caracterizan por un fuerte control orientado al liderazgo.

Estos usan la culpa, la intimidación, el miedo, las reglas, el legalismo y la manipulación.

Por lo tanto la violencia religiosa parece nutrirse de una fe toxica, del fanatismo y

del fundamentalismo. Actualmente, Puerto Rico adolece de trabajos conducentes a

explorar este tipo de violencia. Apenas se tiene conocimiento de un estudio realizado por

el Pastor Mizraim Esquilín en el 2003, el cual estudió el trauma psicológico causado por

25
el abuso religioso. Esto lo hizo como requisito para obtener un doctorado en ministerio

del McCormick Theological Seminary y no se logró acceso la misma.

Otro trabajo encontrado es el del Dr. Galarza-Sierra (2001) en donde éste hace

una breve reflexión sobre lo que llama violencia religiosa, maltrato religioso o abuso sutil

del poder espiritual. Describe el perfil del violador/a religioso/a y señala que las

características que manifiestan son:

“reclamar cierto poder espiritual que solo ellos/as poseen de modo que legitiman

su capacidad de líderes, no tienen espacio para pensar en otras interpretaciones

teológicas, por lo general hacen interpretaciones literalistas de los textos bíblicos,

las finanzas de la institución las mantienen en completo control, constantemente

usan un vocabulario religioso intimidante y ofensivo contra la feligresía, con el

fin de medir la espiritualidad de la gente, imponen reglas de conducta en cuanto a

la apariencia externa, vestimenta y en otros aspectos de la vida personal como la

practica de una sexualidad humana saludable, mantienen una tendencia a usar

expresiones sexistas difamatorias contra las personas de su sexo opuesto, tiene

una tendencia a espiritualizarlo todo” (Galarza-Sierra 2001 p.48-49).

Este tipo de violencia no se aleja mucho de otras tantas manifestaciones de abuso

y maltrato. Por ello, la violencia religiosa debe ser considerada como otra de las

violencias experimentadas en nuestra sociedad puertorriqueña. Una de las violencias más

estudiadas es la de pareja. Walker (1999), define la violencia doméstica como aquel

patrón de conductas abusivas en las cuales se pueden incluir el maltrato físico, sexual y

psicológico el cual es utilizado por una persona en una relación íntima contra otra.

Plantea que el fin de este comportamiento es ganar poder o mantener el abuso de poder,

26
control y autoridad sobre la persona. Señala que incluye tanto conductas de agresión

física activas como pasivas. Las “activas”, tales como golpes, violación o intentos de

asesinato y las "pasivas", tales como la privación de cuidados médicos. También se

manifiesta en agresión psicológica, tales como amenazas, trato humillante, insultos,

destrucción de objetos personales o aislamiento económico y social. El objetivo principal

en este tipo de sistema es conseguir el "control" de la persona conocida como víctima.

El ciclo de violencia doméstica fue descrito por Walker (1979) aunque ha tenido

adaptaciones posteriores. Inicialmente presentaba la fase de tensión durante la cual el

abusador se vuelve más temperamental y critica a la víctima. La víctima puede tratar de

aplacar al abusador para evitar el abuso. La fase explosiva aguda donde el agresor ataca

a la víctima verbal o físicamente aumentando en intensidad con cada fase explosiva y la

fase luna de miel, en donde el victimario expresa remordimiento por su comportamiento

y promete cambiar. Aquí suelen utilizar regalos como flores, joyas y perfumes, entre

otros (Walker, 1979).

Santos Figueroa y Toro-Alfonso (2005 p.11) indican que “la literatura nos plantea

tres posibles escenarios que contribuyen al desarrollo de la violencia doméstica: el

aprendizaje social en la infancia, el ambiente social que tolera la violencia y el abuso, y la

decisión individual del agresor para seleccionar la violencia como alternativa”. La

violencia dentro de la religión tal vez no se aleja demasiado de estas premisas. Sin

embargo, “al revisar la literatura sobre la violencia en términos sociales, podemos

observar cómo se destaca la importancia de tomar en consideración los conceptos de

género, poder y control para entender el problema de la violencia” (Santos-Figueroa &

Toro-Alfonso, 2005 p. 47).

27
Considerando la importancia del género, el poder y el control dentro de sistemas

que generan violencia se hace imprescindible mirar desde esta perspectiva la violencia

religiosa. El estudio que se llevará a cabo pretende investigar la violencia religiosa y su

posible relación con la sintomatología psicológica. Tiene como fin explorar, en una

muestra de personas vinculadas a la cristiandad protestante-evangélica, las

manifestaciones más comunes de la violencia, la fe tóxica y los síntomas derivados del

abuso. El acercamiento se hará desde la literatura revisada la cual plantea peligrosidad

para aquellos/as expuestos/as a contextos religiosos fundamentalistas, adictivos o

fanáticos.

Justificación

Afirmando que existen nexos suficientes entre la psicología y la religión puedo

sospechar que dentro de una fe enferma y desbalanceada se puede encontrar una víctima

de violencia religiosa. Estas víctimas son afectadas psicológicamente en el plano de las

emociones y las cogniciones. Además, se distorsiona la personalidad, las relaciones

interpersonales se afectan, se desarrollan sentimientos de culpa, codependencia,

depresiones y se alteran las percepciones de lo divino, entre otras conductas.

En Puerto Rico, la violencia religiosa como la contemplamos, adolece de estudio

e investigación. Posiblemente investigadores/as no se han interesado en el tema, no

porque no se manifieste en las comunidades de fe de nuestro país, sino porque: tal vez

los/as investigadores/as sociales desconocen este asunto, por temor a no afectar

sensibilidades ya que la isla es altamente religiosa o porque la modalidad es vincular la

espiritualidad con su dimensión positiva dada la distancia que se mantuvo entre los dos

28
campos. En fin, pueden ser varias las razones pero el tema tiene su justificación y es

importante investigar el mismo para la comprensión y desarrollo de intervención.

La violencia, lamentablemente, se manifiesta en todas las instancias de la vida. Es

doloroso pensar que se manifieste dentro de círculos religiosos, pero aparentemente es

una realidad innegable. Parece meritorio estudiar el fenómeno de la violencia religiosa

puesto que la historia registra eventos muy tristes. Por mencionar algunos dentro del

mundo cristiano más reciente, podemos señalar el suicidio en masa de Jim Jones en

Guyana y el de David Koresh en Waco, Texas. Puerto Rico no está exento de

experiencias similares más aún cuando es un país altamente religioso. Suele llamar la

atención observar conductas de riesgo, percepciones erróneas, pensamientos

distorsionados, emociones inadecuadas y una pobre salud psicológica en personas que

pudieran ser víctimas de una religiosidad aplastante o una iglesia opresiva.

Objetivos

A través de este estudio se espera:

1. Explorar y describir qué efecto, si alguno, existe entre la violencia religiosa y la

sintomatología psicológica (estrés, depresión, ansiedad, culpa, autoestima, etc.)

2. Explorar las manifestaciones más comunes de la violencia religiosa en Puerto

Rico.

3. Identificar si las víctimas de violencia religiosa buscan ayuda.

4. Identificar si existe alguna posible relación entre la fe tóxica y la violencia

religiosa.

29
Preguntas de Investigación

Algunas preguntas planteadas fueron las siguientes:

1. ¿Cómo significan las personas el concepto de la violencia religiosa?

2. ¿Qué la gente considera violencia religiosa?

3. ¿Qué experiencias aluden? personales y de conocidos.

4. ¿Se consideran víctimas de dicha violencia?

5. ¿Cuáles son las manifestaciones más comunes de esa violencia?

6. ¿Existe relación entre la violencia religiosa y la sintomatología psicológica?

7. ¿Qué efecto tiene la violencia religiosa en la sintomatología psicológica?

8. ¿Cuáles han sido los síntomas psicológicos más frecuentes?

Luego de describir los objetivos que se pretenden alcanzar y sugerir las preguntas

que dan base a la investigación, se procede a presentar el método que se utilizó en este

estudio.

El método que se propuso y se explica adelante tenía como fin describir cómo se

iban a lograr los objetivos presentados y cómo se contestaron las preguntas planteadas en

este trabajo. En él se describe la muestra basada en los/as participantes, los instrumentos

que se desarrollaron y se administraron y el procedimiento de cómo se llevó a cabo este

estudio.

30
CAPÍTULO II

Método

Este estudio pretendía explorar el impacto psicológico que tiene la violencia

religiosa en Puerto Rico. Esta investigación fue una de tipo exploratorio dada la poca

literatura científica que existe sobre el tema en Puerto Rico. Grinnell (2001) indica que

estos diseños buscan brindar nueva información en torno a las ideas, desarrolla la

formulación de preguntas o la ponderación de lo que existe desde una perspectiva

diferente.

Además los estudios exploratorios suelen proveer un marco de referencia que

facilita el proceso de derivar preguntas pertinentes a la investigación del fenómeno,

permite refinar conceptos y articular preguntas e hipótesis para investigaciones

posteriores (Hernández, Fernández & Batista, 1998).

El método que se utilizó fue cuantitativo ya que brinda todo el rigor académico

necesario para las futuras reproducciones de la investigación. También se usó la encuesta

como instrumento en la recopilación de data por ser ésta una que facilita mucha

información y permite un análisis estadístico de los datos.

Las encuestas son utilizadas para recopilar información cuantitativa sobre algún

tema en una población o en una muestra representativa de la población a ser estudiada.

Con las encuestas se puede obtener distintos tipos de información de una misma

población o muestra. Además, otro de los beneficios que ofrece el uso de la encuesta es

que por lo general brinda acceso a detalles como actitudes, opiniones, patrones de

conductas, creencias, preferencias y características socio-demográficas (Rea & Parker,

2005).

31
Participantes

Las personas que consintieron para participar de esta investigación provenían de

contextos y escenarios religiosos del país. Estos contextos eran particularmente de

iglesias protestantes y evangélicas. Los mismos participaron de forma voluntaria y sin

esperar compensación alguna.

Uno de los criterios de inclusión fue ser mayor de edad, lo que implicaba tener

más de 21 años de edad a la hora de participar en el estudio. El otro criterio respondía a

que los/as participantes tenían que pertenecer a iglesias protestantes o evangélicas de la

isla.

La muestra utilizada para la investigación fue por disponibilidad. En ella

participaron 192 personas. La investigación se realizó una vez se tuvo la aprobación del

CIPSHI. (Ver Apéndice A).

Descripción de la muestra

La descripción de la muestra se realizó utilizando la hoja de los datos

demográficos la cual era parte del cuestionario auto administrado entregado a los/as

participantes junto a las escalas utilizadas. La muestra final de personas que consintieron

participar en el estudio fue de 192, de los cuales 126 eran mujeres y 66 hombres.

De los 192 participantes, 182 reportaron que eran heterosexuales mientras una

dice ser homosexual. Cabe señalar que unas nueve personas no respondieron esta

pregunta relacionada a la orientación sexual. La edad promedio de la muestra fue de 44

años y oscilaron desde 21 años hasta 89 años (Ver Tabla 1). Una persona no respondió al

reactivo sobre la edad.

32
Tabla 1

Distribución Porcentual de las Edades de los/las Participantes (N=191)

Edad N %

21-29 34 17.7

30-39 51 26.6

40-49 40 20.8

50-59 28 14.6

60-69 26 13.5

70-79 9 4.7

80-89 3 1.6
Con relación a la ocupación de los/as participantes, se encontró una diversidad

amplia en los trabajos que realizan. Estos van desde labores domésticas, profesiones

relacionadas a la salud, trabajos técnicos y vocacionales, contadores, abogados,

administradores, educadores, clericales, retirados, y religiosos/as. Otra información

recopilada para este estudio fue el nivel de escolaridad alcanzado por los/las participantes

(ver Tabla 2).

El lugar de residencia de la muestra se distribuyó con un 64.6% (124) en el Área

Metropolitana (San Juan, Bayamón, Cataño, Carolina, Trujillo Alto y Guaynabo); un

6.2% (12) en el Área Norte (Dorado, Arecibo, Barceloneta, Camuy y Hatillo), en el Área

Central (Utuado y Lares) hubo un 11.5% (22); el Área Oeste (Aguadilla, Mayagüez,

Guánica) tuvo un 4.7% (9), y un 13% (25) en el Área Este (Loíza, Río Grande,

Canóvanas, Fajardo, Culebra, Juncos, Gurabo, Caguas, Aguas Buenas y Las Piedras) (ver

Tabla 3).

33
Tabla 2

Distribución Porcentual del Nivel de Escolaridad de los/las Participantes (N=192)

Nivel Escolaridad N %

Escuela Elemental 2 1.0

Escuela Intermedia 3 1.6

Escuela Superior 23 12.0

Asociado o Bachillerato 98 51.1

Estudios Graduados 45 23.3

No respondieron 21 10.9

Tabla 3

Distribución Porcentual de el Área Geográfica de la Residencia de los/las Participantes


(N=192)

Área Geográfica N %

Metropolitana 124 64.6

Norte 12 6.2

Centro 22 11.5

Oeste 9 4.7

Este 25 13.0

Los/as participantes también reportaron con quién vivían o si vivían solos/as (ver

Tabla 4). En cuanto al estado civil informaron que el 68.2% (131) está casado/a, el

17.7% (34) están solteros/as, el 9.9% (19) están divorciados, un 2.6% (5) son viudos/as,

34
el 1% (2) está conviviendo y .5% (1) está separado/a. Un 67.7% (130) de los/as

participantes reporta, además, tener hijos y el 32.3% (62) no tienen. La cantidad de hijos

que tienen se distribuyó de la siguiente manera: un solo hijo/a el 14.6% (28), dos hijos el

25.5% (49), tres hijos 16.7% (32), cuatro hijos un 4.7% (9) y cinco hijos el 1.6% (3). El

36.5 % (70) de los participantes no respondieron a cuántos hijos/as tenían.

Tabla 4

Distribución Porcentual de Con Quién Viven los/las Participantes (N=192)

¿Con quién viven? N %

Esposo/a o compañero/a 101 52.6

Solos/as 19 9.9

Hijos/as 14 7.3

Padre, madre o ambos 12 6.2

Compañeros/as de hospedaje 4 2.1

Familiares 4 2.1

Amigos/as 2 1.0

Otros 1 0.5

En los datos demográficos se recogió información relevante a la religiosidad. Por

ejemplo, se les preguntó sobre la denominación o concilio al que pertenecían los/as

encuestados/as. Como es de esperar, las respuestas fueron diversas por lo que se

reagruparon las respuestas en una nueva variable que recoge a evangélicos y protestantes.

El grupo de los protestantes está compuesto por aquellos/as que respondieron que
35
pertenecían a Iglesias Bautistas, Discípulos de Cristo, Presbiterianas y Metodistas. Estas

Iglesias son las que pertenecen al Concilio de Iglesias de Puerto Rico (entidad ecuménica

que los agrupa). Por otro lado se define dentro del grupo de evangélicos a aquellos/as que

pertenecen a Iglesias Pentecostales, Mission Board, Defensores de la Fe, Hermandad de

Iglesias Carismáticas e Iglesias independientes no conciliares. La muestra revela que un

63.5% (122) son evangélicos, mientras un 32.3% (62) son protestantes, un 2.6% (5) no

pertenece a ninguna denominación actualmente y un 1.6% (3) no contestaron (Ver Figura

1).

Figura 1

Distribución Porcentual de las Denominaciones o Concilios Religiosos a los cuales


Pertenecen los/las participantes

Así mismo se exploró la cantidad de Iglesias a las que han pertenecido los/as

participantes y un 33.3% (64) indicaron que a una sola, un 40.6% (78) respondieron que a

dos iglesias, un 13.5% (26) a tres, un 5.2% (10) a cuatro Iglesias, un 3.1% (6) a cinco y

un .5% (1) a seis Iglesias. Un 2.1% (4) indicaron que a ninguna y 1.6% (3) no

respondieron la pregunta. Por último, un 63% (121) de los/as encuestados indicaron

tener ingresos familiares menores de $40,000.00 dólares al año. Solo el 28.1% (54)

36
reporta ingresos de $40,001.00 a $80,000.00, el 5.2% (10) indica tener ingresos

familiares sobre los $80,000.00 dólares mientras el 3.6% (7) no responden a la pregunta.

Reclutamiento

Los/as participantes de esta investigación eran personas vinculadas a iglesias

protestantes y evangélicas. El investigador principal identificó una cantidad de iglesias de

diversas áreas del país, estableció contacto con ellas y les explicó a los/as pastores/as en

que consistía la investigación. Se hizo un anuncio público en la iglesia para informar

sobre el estudio que se llevaría a cabo de modo que los/as interesados/as identificaran al

investigador principal o a los/as colaboradores/as de la investigación (Apéndice B).

Estos/as últimos/as fueron adiestrados/as en el manejo adecuado del procedimiento de la

investigación a fin de que se salvaguardara la confidencialidad de las personas a la hora

de completar el instrumento.

A los/as participantes se les entregó un sobre de manila, el cual contenía las

instrucciones propias para el/la participante, la Hoja de Consentimiento Informado

(Apéndice C), la Hoja de Datos Demográficos (Apéndice D) y el Instrumento con la

Escala de violencia religiosa (Apéndice E), la Escala de Ansiedad Social de Liebowitz

(Apéndice F), el Inventario de Depresión de Beck (Apéndice G) y la Escala de

Autoestima de Rosenberg de 1965 (Apéndice H).

También se entregó un sobre blanco tamaño carta para la devolución de la Hoja

de Consentimiento Informado la cual cada participante firmó. El instrumento era

colocado por los/as participantes dentro del sobre de manila en el que se entregó el

mismo, para luego ser entregado al investigador o a los/as colaboradores/as si fuera el

37
caso. El tiempo que el/la participante requirió para completar el instrumento de

investigación no excedía los 30 minutos.

Instrumentos

Hoja de consentimiento informado

Este documento contenía información sobre el propósito del estudio, el

procedimiento, los beneficios y riesgos posibles al participar, la confidencialidad, los

derechos de los/as participantes, y el tiempo estimado de participación.

Cuestionario auto-administrado

A todos y todas los/las participantes se les administró una hoja de datos

demográficos para recopilar información sobre: edad, género, ocupación, estado civil,

escolaridad, estatus socioeconómico, lugar de origen, iglesia actual, iglesias previas y

años siendo víctimas de violencia religiosa entre otras.

Se construyó una Escala de Violencia Religiosa (EVR) para medir el nivel de

exposición de los y las participantes del estudio. Esta escala siguió la definición y

conceptualización de la violencia religiosa en la revisión de literatura. Para desarrollar la

escala se usó como referencia algunos reactivos de los inventarios de fe tóxica y adicción

a la religión de Arterburn y Felton (1991) (Apéndice I). La Escala de Violencia Religiosa

constó de 27 reactivos en formato de respuesta: siempre, algunas veces, regularmente y

nunca con algunos reactivos en los que se pregunta cuál, cuántos o se responde entre las

alternativas dadas. La primera parte de la escala tuvo reactivos para fe tóxica y adicción a

la religión. La segunda parte tenía reactivos basados en violencia y midió las experiencias

38
más comunes de la violencia religiosa. La EVR tenía la intención de explorar actitudes,

descubrir conductas de riesgo e identificar personas afectadas por la violencia religiosa.

En el instrumento también se incluyo el Inventario de Depresión de Beck-

Modificado en Puerto Rico (IDB-M) (Bonilla et al, 1995). El uso IBD tenía como

propósito el conocer si los participantes del estudio habían presentado en los últimos 14

días sintomatología asociada a la depresión (Herrans, 2000). Este inventario fue traducido

con el método de traducción inversa y fue validado para la población puertorriqueña, con

una muestra de N=351 estudiantes universitarios voluntarios, nivel de bachillerato, con

una edad promedio de 21.65 (Bernal, G., Bonilla, J., Santiago, S., 1995). Este presentó un

índice de confiabilidad de consistencia interna (Alfa de Cronbach) de .88 (Herrans,

2000).

El IDB consta de 22 grupos de oraciones que permiten evaluar sintomatología

asociada a la depresión. Cada grupo de oraciones presenta cuatro alternativas que van de

0 a 3 indicando la severidad o intensidad del síntoma (0-1-2-3) que describen. Las

puntuaciones finales en esta parte pueden fluctuar entre 0 y 66. Las puntuaciones en el

IDB permiten identificar ausencia de sintomatología depresiva y niveles leves,

moderados y severos.

Otra escala utilizada en el instrumento es la Escala de Ansiedad Social de

Liebowitz (1987). La EASL fue traducida al español por Bobes y colegas (1999). Esta

cuenta con 24 reactivos que se responden con: nada, leve, moderado o severo para medir

miedo y nunca, ocasionalmente, frecuente o usualmente para medir evitación. El

objetivo es valorar el rango de interacción social y de desempeño en situaciones sociales

que los individuos con ansiedad social pueden temer o evitar. La escala se interpreta: <55

39
no se aprecia ansiedad social, 56-65 ansiedad social moderada, 66-80 ansiedad social

significativa, 81-95 ansiedad social severa y >96 ansiedad social muy severa.

También utilicé la Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR) (1967) traducida al

español por Martín y colaboradores (2007). Esta evalúa la autoestima general con 10

afirmaciones que aluden a sentimientos globales de autovaloración, cinco de los cuales

están redactados en sentido positivo y cinco en sentido negativo. El sujeto debe leer las

afirmaciones e informar en qué medida pueden ser aplicadas a él mismo, haciendo la

valoración sobre una escala de tipo Likert con 4 categorías de respuesta (muy de

acuerdo, de acuerdo, en desacuerdo y muy en desacuerdo). Se corrige sumando las

puntuaciones de los sujetos en cada uno de los reactivos. La puntuación máxima en esta

escala es de 40 puntos. A mayores puntuaciones en la escala el sujeto presenta una mayor

autoestima. Existen tres clasificaciones en la corrección: autoestima elevada (30-40

puntos), autoestima normal (26-29 puntos) y autoestima baja (menos de 25).

Validación de contenido del instrumento

La Escala de Violencia Religiosa fue sometida a la consideración de un panel de

jueces invitados (Apéndice J), expertos en las áreas que se consideran en este estudio,

entiéndase psicología y religión. Unos tres jueces evaluaron la escala. De estos, dos

estaban vinculados a la psicología y uno era un teólogo. Para estos fines desarrollé un

documento explicativo sobre los objetivos del estudio (Apéndice K), acompañado con la

hoja de consentimiento y la EVR. Estos expertos fueron seleccionados por disponibilidad,

y con la intención de que el instrumento desarrollado gozara de validez de contenido. Los

40
jueces devolvieron el documento con sus sugerencias y correcciones, las cuales fueron

aceptadas e incorporadas al documento final.

Una vez los jueces evaluaron el documento para la validez de contenido se

procedió a administrar la escala a un grupo piloto de diez personas (Apéndice L) de una

iglesia local. A este grupo se le administró el cuestionario, se le explicó el consentimiento

informado (Apéndice M), la naturaleza del estudio, el tiempo requerido y la naturaleza

confidencial de sus respuestas. A las personas que estuvieron de acuerdo en participar se

les tomó su firma y se les dio una copia de la hoja de consentimiento informado. Luego

de esto procedí con la administración de la hoja de consentimiento informado. Este grupo

de participantes posibilitó confirmar que el lenguaje utilizado fuera adecuado, que los/las

participantes comprendieran el cuestionario y que el tiempo que tomaba contestar el

instrumento era el adecuado. Luego de tener la información que surgió de los expertos y

del grupo piloto, se procedió a corregir la EVR a fin de hacerla cónsona con las

observaciones realizadas de modo que se le pudiera administrar a los/as participantes de

la investigación.

Investigación con sujetos humanos

La protección de los sujetos humanos fue un asunto prioritario en este estudio.

Antes de iniciar la investigación yo completé el curso en línea de protección de sujetos

humanos en la investigación de la oficina de investigación de sujetos humanos de NIH.

El 17 de marzo de 2009 este estudio recibió la aprobación del Comité Institucional Para

la Protección de los Seres Humanos en la Investigación (CIPSHI)

Dado que se preguntó a los/as participantes información sobre sus estados de

41
ánimo, tomé medidas para protegerlos/as de posibles riesgos. Se les explicó a los/as

participantes que se protegería su confidencialidad. Las hojas de consentimiento fueron

separadas de inmediato de los cuestionarios. No se guardaron los nombres de los

participantes en ninguna parte con la excepción de la hoja de consentimiento. También se

identificó a la Dra. Amelia Rodríguez, psicóloga clínica, para referir a cualquier

participante que fuera afectado por sus posibles experiencias de violencia religiosa

(Apéndice N).

Los resultados de esta investigación se guardarán en un archivo bajo llave por 3

años y de ninguna manera se revelará información a terceras personas ajenas a esta

investigación.

Procedimiento

Antes de la administración del cuestionario discutí con los participantes el

consentimiento informado, la naturaleza del estudio y el tiempo requerido par contestar el

mismo. Les indiqué que su participación era completamente voluntaria y que podían

decidir no contestar alguna pregunta o el cuestionario entero, así como también se les

explicó que sus respuestas eran confidenciales. A las personas que estuvieron de acuerdo

en participar se les tomó su firma y se les dio una copia de la hoja de consentimiento

informado. Luego de esto procedí con la administración del cuestionario. Los/as

participantes lo podían contestar en el momento o acordaban hacerlo llegar al

investigador principal.

Los resultados en la Escala de Violencia Religiosa se compararon con los

resultados de las escalas que miden sintomatología psicológica para evaluar si las

42
respuestas a estas últimas escalas fueron afectadas por la exposición a la violencia

religiosa. De este modo se pudo analizar si existe o no alguna relación entre la violencia

religiosa y la sintomatología psicológica (estrés, depresión, ansiedad, culpa, autoestima,

etc.)

Análisis de datos

Los métodos estadísticos que se utilizaron en el presente estudio fueron las

estadísticas descriptivas, correlación Spearman's Rho y la prueba de Mann-Whitney. Con

éstas se pudo describir la muestra y se analizó si existe la relación entre la violencia

religiosa y las escalas que median síntomas.

Procedimiento de Análisis

Una vez que todos los cuestionarios fueron completados, procedí a entrar la

información en un banco de datos utilizando el programa estadístico para computadoras

Statistical Package for Social Science, (SPSS v.12.0, 2003).

Esta fase constó esencialmente del desarrollo y administración de 300

cuestionarios auto-administrables a una muestra de puertorriqueños. Los datos obtenidos

se analizaron mediante el uso de estadísticas descriptivas y de análisis de correlación.

Del total recolectado 18 fueron excluidos por no cumplir algunos de los criterios

de inclusión quedando la muestra en 192 participantes como fue descrita anteriormente.

Finalizada esta fase, llevé a cabo los análisis estadísticos que tenían como propósito el

que se pudiera conocer y entender mejor la forma en que las personas experimentan

violencia religiosa y si se afectan en sus estados de ánimo.

43
Las conclusiones fueron el resultado del análisis y comparación de ambas fases

del estudio, resaltando los aspectos que consideré más importantes y destacando las

relaciones entre las variables que fueron estudiadas. En el próximo capítulo presento los

resultados del estudio tomando en consideración las respuestas ofrecidas en las escalas

que fueron presentadas y analizadas estadísticamente.

44
CAPÍTULO III

Resultados

En este capítulo presentaré los resultados cuantitativos de la investigación

realizada. Los mismos provienen de los cuestionarios auto-administrados utilizados en el

estudio. La información esta organizada en varias categorías que responden a la

estructura del cuestionario. Estas son: la Escala de Violencia Religiosa (EVR), la Escala

de Ansiedad Social de Liebowitz (EASL), el Inventario de Depresión de Beck (IDB) y la

Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR)(1965).

Fe Tóxica y Violencia Religiosa

En el estudio exploré elementos propios de fe tóxica y de violencia religiosa. Las

preguntas iniciales iban dirigidas a conocer percepciones sobre la fe. Inicialmente

pregunté a los/as participantes si su familia se queja de que siempre están en la iglesia y

nunca tienen tiempo para ellos. El 80.2% (n=154) respondió que nunca su familia se ha

quejado, mientras un 3.1% (n=6) indica que siempre se quejan, un 14.1% (n=27) dice que

algunas veces y un 1.6% (n=3) indica que regularmente; un 1% (n=2) no respondió. Al

82.3% (n=158) nunca le han comentado que su pastor/a manipula sus pensamientos o sus

sentimientos, sin embargo 15.6% (n=30) dice que algunas veces, 1% (n=2) reconoce que

siempre y a .5% (n=1) regularmente se lo han dicho y .5% (n=1) no respondió.

En cuanto a los sentimientos de culpa por ausentarse de los servicios religiosos, el

56.8% (n=109) indica que nunca ha sentido mucha culpa por faltar una sola vez al culto,

mientras un 31.8% (n=61) reconoce que algunas veces, 4.2% (n=8) siempre y 6.8%

(n=13) regularmente se ha sentido culpable, .5% (n=1) no respondió.

45
Otro elemento importante que consideré en la investigación remite al manejo del

tiempo y a experiencias de pérdida de control. A un 8.3% (n=16) de los/as encuestados

algunas veces se le hace difícil tomar una decisión sin consultar al pastor/a aún para

asuntos pequeños; a un 1% (n=2) siempre se le hace difícil; a un .5% (n=1) regularmente

y un 1% (n=2) no respondió. Sin embargo, al 89.1% (n=171) esto nunca le genera

dificultad. También le pregunté a los/as participantes si encontraban que tenían poco

tiempo para pasatiempos y placeres porque sirven mucho en la iglesia.

Para el 72.4% (n=139) este no es el caso, sin embargo, el 18.2% (n=35) reconoce

que algunas veces no tiene tiempo; un 5.7% (n=11) indica que le sucede siempre; un

1.6% (n=3) regularmente no tienen el mismo tiempo que antes y un 2.1% (n=4) no

respondieron. También exploré si alguien le ha dicho que es difícil hablar con ellos/as por

estar citando la Biblia cuando hablan y un 92.2% (n=177) dice que nunca le han

planteado esto pero a un 6.8% (n=13) esto le ha sucedido algunas veces; a un .5% (n=1)

siempre le ha sucedido y un .5% (n=1) no respondió el reactivo.

Para identificar la percepción que los/as participantes tienen de su pastor/a le

pregunté, si veían al mismo/a como a alguien que tiene más poder que otras personas. Un

13% (n=25) piensa así algunas veces, un 6.8% (n=13) siempre piensa que su pastor/a

tiene dicho poder y 5.2% (n=10) regularmente lo cree. Para la mayoría, un 74.5%

(n=143) nunca ve al pastor/a con más poder que otras personas sin embargo un .5% (n=1)

no responde la pregunta.

En cuanto a la vulnerabilidad y la probabilidad de errar un 55.7% (n=107)

indicaron que nunca se sienten demasiado y sumamente culpable aún por los más

pequeños errores mientras el 34.4% (n=66) indica que algunas veces se ha sentido

46
culpable. Un 6.2% (n=12) señala que siempre siente dicha culpa, 2.1% (n=4)

regularmente la experimenta y 1.6% (n=3) no respondió.

Por otro lado, de los encuestados/as un 96.9% (n=186) señala que nunca se ha

involucrado en una relación sexual con un religioso/a (pastor/a), mientras 1% (n=2)

responde siempre, 1% (n=2) algunas veces, .5% (n=1) regularmente y .5% (n=1) no

responde.

También encuesté en cuanto al modo en que la asistencia a servicios religiosos y

el involucramiento en asuntos de la iglesia ha afectado a las personas en sus relaciones

sociales. Un 22.9% (n=44) considera que ese vínculo con su religiosidad los ha privado

algunas veces, o siempre, de dedicar tiempo a la familia y amigos. A un 76% (n=146)

nunca los asuntos de la iglesia los ha afectado en sus relaciones con amigos y familia.

En cuanto a la percepción sobre el mundo, el cuerpo y la sexualidad, un 24.5%

(n=47) ha pensado alguna vez que el mundo es malo, un 7.8% (n=15) siempre piensa que

es malo pero la mayoría 60.9% (n=117) nunca piensa de esta manera.

Un 4.1% (n=8) afirma que ha pensado alguna vez, regularmente o siempre que el

cuerpo es malo y 94.8% (n=182) indica que nunca ha pensado esto. Por último solo 3.6%

(n=7) ha pensado alguna vez, regularmente o siempre que el sexo es sucio pero un 96.4%

(n=185) nunca lo ha pensado así.

A los/as participantes les pregunté si en asuntos de fe se debe pensar en blanco o

negro y un 53.1% (n=102) indicó que algunas veces, regularmente o siempre es

apropiado pensar en esos términos dicotómicos. Sin embargo, para un 39.6% (n=76)

nunca se debe pensar de esa manera (ver Tabla 5).

47
Tabla 5

Respuestas a la Sub Escala de Fe Tóxica

Reactivo N %
Piensas que el mundo es
malo
Nunca 117 60.9
Regularmente 5 2.6
Algunas veces 47 24.5
Siempre 15 7.8

Por iglesia se ha aislado de


familia y amigos
Nunca 146 76.0
Regularmente 0 0
Algunas veces 40 20.8
Siempre 4 2.1
Piensa que el cuerpo es
malo
Nunca 182 94.8
Regularmente 1 .5
Algunas veces 5 2.6
Siempre 2 1.0
Piensa que el sexo es sucio
Nunca 185 96.4
Regularmente 1 .5
Algunas veces 6 3.1
Siempre 0 0
En asuntos de fe se debe
pensar en blanco o negro
Nunca 76 39.6
Regularmente 42 21.9
Algunas veces 45 23.4
Siempre 15 7.8

48
Las preguntas del instrumento que remiten a la violencia religiosa iniciaban con

una definición sobre este concepto. Violencia religiosa fue definida como la

manifestación de una acción maltratante de parte de una iglesia o de un líder religioso

(sea clérigo o laico).

La Tabla 6 muestra las respuestas de los/as participantes en cuanto a la existencia

del fenómeno de violencia religiosa. Se desprende que un 85.9% (n=165) cree que en

algunas iglesias se da la violencia religiosa (siempre, algunas veces o regularmente)

mientras 13% (n=25) niegan tal fenómeno. Solo 1% (n=2) no respondió al reactivo.

Tabla 6

Porciento de participantes que cree que en algunas iglesias se da la violencia religiosa

N %

Siempre 25 13.0

Algunas veces 117 60.9

Regularmente 23 12.0

Nunca 25 13.0

También exploré si la muestra ha vivido experiencias de violencia religiosa. Para

ello, había una pregunta que inquiría si alguna vez ha sido víctima de maltrato o abuso

por parte de una iglesia o su pastor/a. Un 25% (n=48) respondió que ha sido víctima de

violencia religiosa (regularmente, algunas veces o siempre) mientras para un 71.4%

(n=137) estas experiencias nunca han formado parte de sus vidas. Un 3.6% (n=7) no

respondió a esta pregunta (Ver Tabla 7).

49
Tabla 7

Porciento de participantes que reportó que ha sido o no víctima de maltrato o abuso por

parte de una iglesia o su pastor

N %

Siempre 8 4.2

Algunas veces 39 20.3

Regularmente 1 .5

Nunca 137 71.4

Otro de los reactivos del instrumento iba dirigido a conocer si los/as participantes

se han sentido ofendidos dentro de alguna experiencia cúltica, particularmente durante

alguna predicación (exposición del sermón). De los/as encuestados/as un 26.6% (n=51)

reconoce que alguna vez ha sido ofendido, un 5.7% (n=11) dice que ha experimentado

esto siempre y un 65.6% (n=126) indica que nunca ha tenido tal experiencia. Un 2.1%

(n=4) no respondieron a la pregunta.

Dentro de las prácticas de algunas iglesias se acostumbra disciplinar por un

tiempo a la feligresía o a los congregantes que hayan transgredido alguna norma o

doctrina de esa congregación. Usualmente es el pastor/a quien establece las sanciones. En

algunas penalidades las personas quedan privadas de participar públicamente dentro del

espacio cúltico. Por ejemplo, no pueden dirigir el culto o servicio religioso (el orden de lo

que sucede), recoger las ofrendas, cantar al frente, leer la Biblia en público entre otras

cosas.

50
En el contexto religioso a estas sanciones le llaman “estar en disciplina”. El

90.6% (n=174) indicó que nunca ha experimentado el haber sido disciplinado mientras

8.3% (n=16) reconoce que algunas veces fue puesto en disciplina y 1% (n=2) dice que

siempre ha sido disciplinado.

Otro elemento considerado remite al trato y las relaciones interpersonales en el

contexto religioso. Un 12.5% (n=24) experimentó alguna vez haber sido objeto de

referencia negativa en la iglesia o en una actividad de la iglesia mientras 1.6% (n=3)

siempre lo ha experimentado y .5% (n=1) regularmente lo vivió. Un 1% (n=2) no

respondió el reactivo.

Un 14.2% (n=27) de los/as encuestados/as reporta que se ha sentido marginado/a

y lo han tratado de expulsar de la congregación. Por otro lado, a un 19.3% (n=37) lo/a

han regañado o humillado personal o públicamente dentro de alguna de las experiencias

del culto o servicio de la iglesia. Además, un 29.7% (n=56) experimentó que hablaron

mal de el o ella a otras personas en el contexto religioso.

También examiné algunas regulaciones en los contextos de las iglesias. Uno de

esos elementos iba dirigido a conocer posibles restricciones en la vestimenta a utilizar

dentro de la religiosidad. Por ejemplo, para un 28.2% (n=54) la iglesia le indica cómo

debe vestir.

Además un 14.6% (n=28) de los/as participantes indican que en el escenario

religioso donde practican su fe, sienten que le han controlado la vida (Ver Tabla 8).

51
Tabla 8

Respuestas a la Escala de Violencia Religiosa

Reactivos N %
Lo han marginado o tratado de expulsar de la iglesia
Nunca 163 84.9
Regularmente 1 .5
Algunas veces 21 10.9
Siempre 5 2.6
Hablado mal de usted a otras personas en la iglesia
Nunca 132 68.8
Regularmente 2 1.0
Algunas veces 47 24.5
Siempre 7 3.6
Iglesia regañado/humillado personal o en público

Nunca 154 80.2


Regularmente 0 0
Algunas veces 33 17.2
Siempre 4 2.1
En iglesia le indican cómo vestir
Nunca 137 71.4
Regularmente 9 4.7
Algunas veces 35 18.2
Siempre 10 5.2

Siente que le controlan la vida en la iglesia

Nunca 163 84.9


Regularmente 3 1.6

Algunas veces 21 10.9

Siempre 4 2.1

52
Otro de los asuntos de interés respecto a la escala que mide violencia religiosa fue

conocer si las personas estaban recibiendo algún tipo de consejería o ayuda psicológica al

momento de completar el instrumento. De los/as participantes un 90.1% (n=173) indicó

que no recibe en la actualidad dichos servicios mientras sólo 5.7% (n=11) respondió que

a veces recibe tratamiento. Un .5% (n=1) dice que siempre los recibe, 3.1% (n=6) indica

que regularmente los tiene y .5% (n=1) no respondió.

Otra pregunta relacionada al mismo tema tenía el propósito de conocer si los/as

encuestados/as han recibido algún tipo de consejería, ayuda emocional o psicológica para

lidiar con los sentimientos y emociones creados por la iglesia. De las respuestas se

desprende que un 87% (n=167) dijo que nunca ha requerido tales servicios. Sin embargo

un 10.4% (n=24) indicó que algunas veces ha requerido ayuda, 1.6% (n=3) regularmente

ha solicitado servicios y .5% (n=1) siempre buscó ayuda para lidiar con los sentimientos

y emociones creados por la iglesia. Un .5% (n=1) no respondió al reactivo.

Por otro lado, exploré si las víctimas de violencia religiosa buscan ayuda, dónde

la buscan y quién es la persona que acompaña a los/as mismos/as en ese proceso. Los/as

que respondieron a este reactivo reconocen que para el manejo de los síntomas

producidos por la violencia religiosa han buscado ayuda en diferentes recursos. Exploré

si buscan ayuda profesional o la buscan en otros recursos de la comunidad. Los y las

participantes podían ofrecer más de una contestación.

Las respuestas indican que han solicitado ayuda en la misma proporción (6.2%,

n=12) tanto en un amigo, consejero o un pastor/a. Además, se desprende que sólo el 3.6%

(n=7) buscó ayuda en un profesional de la salud mental como un psicólogo/a, psiquiatra o

trabajador/a social (Ver Tabla 9).

53
Tabla 9

Donde buscan ayuda ante la violencia religiosa

Recurso de ayuda N %

Amigo/a 12 6.2

Consejero/a 12 6.2
Familiar
8 4.2

Psicólogo/a 4 2.1

Psiquiatra 1 .5
Sacerdote o Pastor
12 6.2

Trabajador/a social 2 1.0

Médico/a 0 0

Orientador/a 0 0

Otro/a 3 1.5

La pregunta sobre quién o quiénes fueron los/las que cometieron violencia

religiosa permite identificar a los/as victimarios/as. De los 192 participantes, 39 personas

no respondieron a este reactivo. Las respuestas arrojan que un 29.7% (46) identifican al

clero (pastor 21.2%, n=33 y pastora 8.5%, n=13) como la persona que ha cometido tal

violencia. Los resultados señalan que tanto los hombres laicos 7.8% (n=12) como las

mujeres laicas 5.2% (n=8) también han sido victimarios. El 56.6% (n=86) indicó ninguno

en este reactivo (Ver Figura 2). Por otro lado, algunos/as participantes identifican a

comités, a sus esposos, a esposas de pastores y obispos como personas que han cometido

violencia religiosa hacia ellos/as.

54
Figura 2

Persona que cometió violencia religiosa (victimarios)

Por último, tenía interés en conocer cuáles eran las respuestas emocionales más

frecuentes de los/as participantes que experimentaron alguna experiencia de violencia

religiosa. Estas respuestas no coinciden necesariamente con los otros reactivos en donde

pregunté si había experimentado violencia religiosa. La muestra respondió libremente a

los reactivos de su interés y el investigador no tuvo control de esas respuestas. Sobre los

sentimientos o emociones experimentados, un 26.6% (n=51) de los que respondieron

señalaron que el coraje fue lo más común que sintieron a la hora de vivir la violencia

religiosa. Para un 12.5% (n=24) la experiencia les produjo estrés, mientras la ansiedad

estuvo presente en un 10.9% (n=21) de los casos.

55
También observé que tanto la depresión como la baja autoestima estuvieron

presentes en un 7.3% (n=14) de los casos (Ver Tabla 10). En este reactivo las personas

podían seleccionar más de una respuesta así como añadir otras emociones en el espacio

provisto. Algunas de esas experiencias que no estaban contempladas en el instrumento

fueron la tristeza y la decepción.

Tabla 10

Sentimientos y emociones reportados

Síntomas N %

Ansiedad 21 10.9

Miedo 6 3.1

Depresión 14 7.3

Culpa 12 6.2

Baja autoestima 14 7.3

Rencor 13 6.8

Estrés 24 12.5

Coraje 51 26.9

Inseguridad 16 8.3

Cansancio 9 4.7

Ninguna de las anteriores 64 33.3

Inventario de Depresión de Beck (IDB)

Para explorar el estado de ánimo de los participantes, utilicé el Inventario de

Depresión de Beck (IBD). El alpha de Cronbach para el IDB en esta muestra resultó de

56
.818, mostrando buena confiabilidad de la escala. Un 15.1% (n=29) no contestó algún

reactivo y por lo tanto no se podían considerar dentro del análisis final. De los 163

participantes que fueron considerados para el análisis, el 85.3 % (n=139) exhibió

ausencia de síntomas depresivos, 14.1% (n=23) reportó sintomatología leve y .6% (n=1)

sintomatología moderada (Ver Tabla 11). La puntuación promedio por niveles fue uno

(SD = 0). En general, encontré que la muestra reflejó puntuaciones muy bajas en relación

a la sintomatología depresiva.

Tabla 11

Resultados según el nivel de síntomas reportados en el IDB

Nivel N %

No depresión (0-10) 139 85.3


Depresión leve (11-19) 23 14.1

Depresión moderada (20-27) 1 .6

Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR) (1965)

Evalué el nivel de autoestima de los/as participantes utilizando la EAR (1965). La

escala obtuvo un índice de confiabilidad de .639. La puntuación total de la escala se

obtiene sumando las puntuaciones de los sujetos en cada uno de los reactivos. El valor

mínimo fue 10 y el máximo 26. El promedio de las puntuaciones fue 15.92 (SD=3.830).

Según los resultados obtenidos por la muestra, un .5% revela un nivel medio de

autoestima, sin embargo un 89.1% queda en un nivel bajo de autoestima (Ver Tabla 12).

Un 10.4% (n=20) de los/as participantes no respondió la totalidad de los reactivos de la

escala por lo que estos no se pueden considerar para dicho análisis.

57
Tabla 12

Resultados de La Escala de Autoestima de Rosenberg (1965)

Nivel de autoestima N %

Baja 171 89.1

Media 1 .5

Elevada 0 0

Escala de Ansiedad Social de Liebowitz (EASL)

Esta escala tiene el objetivo de evaluar situaciones que pueden generar miedo o

ansiedad y evitación por parte de la persona que la responde. La escala posee 24 reactivos

y cada uno posee dos columnas a las cuales el/la participante debe responder. La primera

columna evalúa el miedo o la ansiedad que le genera la situación planteada a la persona

y en la segunda columna esta expresa el grado en el que evita estar en la situación. La

columna de miedo/ansiedad se responde en una escala likert de cuatro puntos que incluye

nada, leve, moderado y severo. En la columna de evitación la escala likert es de

temporalidad e incluye las respuestas nunca, ocasionalmente, frecuentemente y

usualmente. La confiabilidad de esta escala fue de .940.

Para esta escala computé los totales de cada columna y luego sumé el resultado de

cada columna para obtener la puntuación total de cada participante. Ese total ofrece un

índice del nivel de ansiedad social que presenta la persona. Para obtener la puntuación

total, cada participante debía responder a todos los reactivos del instrumento. Por tanto,

para el análisis de los niveles sólo conté con una muestra de 90 participantes (46.9%). El

rango de las puntuaciones va de 0 a 83. El promedio de las puntuaciones fue de 32.6 con

58
una desviación estándar de 22.416 (Ver Tabla13). La escala reveló que un 80% no refleja

ansiedad social y solo en un 10% de los/as participantes percibe ansiedad social

moderada mientras para un 8.9% la misma es significativa. Un 1.1% refleja ansiedad

social severa.

Tabla 13

Niveles de ansiedad reportados según la EASL

Nivel de temor/ansiedad N %

No Ansiedad social (<55) 72 80.0

Ansiedad social moderada (55-65) 9 10.0

Ansiedad social significativa (66-80) 8 8.9

Ansiedad social severa (81-95) 1 1.1

Ansiedad social muy severa (96 o más) 0 0

Escala de Violencia Religiosa (EVR)

En cuanto a estadísticas inferenciales convertí los reactivos de las puntuaciones

likert de la EVR en una variable continua para realizar las correlaciones. Esto brindó

información para establecer niveles de la violencia religiosa experimentada, permitió


hacer comparaciones entre evangélicos y protestantes y facilitó un análisis de

correlaciones entre la violencia religiosa y las escalas de Inventario de Depresión de

Beck, la Escala de Autoestima de Rosenberg y la Escala de Ansiedad de Liebowitz.

La escala likert con la que se responde la EVR incluye las opciones; siempre,

algunas veces, regularmente y nunca y ofrecía puntuaciones del 1 a 4. Para realizar el

análisis asigné las puntuaciones de 0 a 3 para las opciones, siendo cero el valor que

representara la alternativa nunca y tres representa siempre. De este modo, pude obtener

59
puntuaciones totales para la escala y establecer grupos de percepción de violencia

religiosa.

Para esta escala a menor puntuación, menos violencia religiosa se percibe (Ver

Tabla 14). Este análisis lo realicé con una muestra de 153 ya que 20.3% (n= 39) de los/as

participantes no respondió alguno de los reactivos, lo que imposibilita el uso de los

mismos en el análisis final. Para el análisis utilicé 26 reactivos de la escala obteniendo ve

una confiabilidad alpha de Cronbach de .798. El promedio de las puntuaciones fue de

12.17 con una desviación estándar de 8.310.

Los grupos de percepción los establecí a base de la percentila 33 y 66, obteniendo

tres grupos en total. Los tres grupos de percepción de violencia religiosa resultantes

fueron: baja violencia religiosa (0-7), media violencia religiosa (8-16) y alta violencia

religiosa (17-35).

Tabla 14

Niveles de violencia religiosa percibidos

Niveles N %

Baja violencia religiosa percibida (0-7) 54 35.3


Media violencia religiosa percibida (8-16) 55 35.9
Alta violencia religiosa percibida (17-35) 44 28.8

Relación entre las variables

Por último deseaba evaluar la relación entre las variables de violencia religiosa,

síntomas de depresión, autoestima y ansiedad social. Utilicé la correlación de Spearman’s

(rho) debido a la composición de la muestra. Los resultados sugieren que hay

60
correlaciones bajas y positivas entre la percepción de violencia religiosa y las

puntuaciones en el Inventario de Depresión de Beck, la Escala de Autoestima de

Rosenberg y la Escala de Ansiedad de Liebowitz. El nivel de significancia para estas fue

de 0.01 (Ver Tabla 15).

Tabla 15

Resultados de Coeficiente de Correlación Spearman's rho para Niveles de Percepción de

Violencia Religiosa, el IDB, la EAR y el EASL

IDB EAR EASL

Escala de Violencia
Religiosa .351** .134 .392**

** p < .01

Encontré una correlación baja y positiva (rho=.351) entre la percepción de

violencia religiosa y los niveles de depresión según el IDB. A mayor puntuación obtenida

en la Escala de Violencia Religiosa mayor será la sintomatología depresiva exhibida.

Otro hallazgo fue la relación entre el nivel de percepción de violencia religiosa y

los niveles de autoestima (rho = .134). Esta correlación no fue significativa. No obstante,

quedo que a mayor puntuación obtenida en la percepción de la EVR mayor la puntuación

en la EAR, lo que indica baja autoestima.

En cuanto a la relación entre violencia religiosa y ansiedad social, esta fue

moderada y positiva. Por lo tanto, esto significa que a mayor percepción de violencia

religiosa mayor será el índice de ansiedad social según la EASL. Este resultado sugiere

que aquellas personas que perciben más violencia religiosa en su entorno tienden a

exhibir mayores niveles de ansiedad.

61
Comparación entre participantes de denominaciones evangélicas y protestantes

Utilicé la prueba U de Mann-Whitney para comparar la percepción de la violencia

religiosa entre los protestantes y los evangélicos y ver si hay diferencias significativas

entre las puntuaciones de ambos grupos. Realicé este análisis con un total de 149

participantes (53 protestantes y 96 evangélicos). Como presento en la Tabla 16, el valor

de Z fue de -.869 con un nivel de significancia de .385, lo que refleja que la diferencia

entre la violencia religiosa percibida por evangélicos y protestantes no es significativa.

Tabla 16

Resultados para la Prueba U de Mann-Whitney

Total de violencia religiosa


U de Mann-Whitney 2325.000
Wilcoxon W 3756.000
Z -.869
Asymp Sig. .385

El próximo capítulo tiene como fin discutir estos resultados, examinarlos a la luz

del marco teórico descrito al inicio de la investigación y explorar las limitaciones y

recomendaciones de éste estudio.

62
CAPÍTULO IV

Discusión

Este capítulo tiene como fin interpretar, discutir y analizar los hallazgos

presentados en el capítulo anterior. Además, se elaborarán posibles respuestas a las

interrogantes que se plantearon al inicio del estudio. Se contemplarán las implicaciones

de los resultados para la psicología actual, se expondrán limitaciones en la investigación

y se ofrecerán algunas recomendaciones.

Los objetivos del estudio fueron: explorar y describir qué efecto, si alguno, existe

entre la violencia religiosa y la sintomatología psicológica (estrés, depresión, ansiedad,

culpa, autoestima, etc.), explorar las manifestaciones más comunes de la violencia

religiosa en iglesias evangélicas y protestantes de Puerto Rico, identificar si las víctimas

de violencia religiosa buscan ayuda e identificar si existe alguna posible relación entre la

fe tóxica y la violencia religiosa. Para ello se utilizó un instrumento el cual contenía una

Escala de Violencia Religiosa, la Escala de Ansiedad Social de Liebowitz, el Inventario

de Depresión de Beck y la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965).

En términos generales y según los resultados, la religiosidad aparenta ser positiva

para la mayoría de la muestra. Es evidente que las iglesias juegan un papel muy

importante en la resiliencia de las personas ya que ofrecen espacios de apoyo,

convergencia, acompañamiento solidario, pertinencia de grupo y sentimientos de utilidad,

entre otras cosas. Además, como plantean García y colaboradores (2001), la experiencia

religiosa guarda de alguna manera una función, en el ámbito afectivo, en donde le

proporciona al individuo sentimientos de confianza en la vida y de gozo con relación a la

trascendencia. Spilka y colaboradores (2003) reconocen algún beneficio en el

63
compromiso y el envolvimiento espiritual ya que en ocasiones puede servir como un

refugio y agencia protectora para algunas personas mentalmente perturbadas.

Ahora bien, es muy importante reseñar y analizar los resultados que se

desprenden de esta investigación y aclarar que durante el estudio se puede percibir que

los/as participantes no fueron consistentes en las respuestas ofrecidas a los reactivos que

remitían a la violencia religiosa. Se puede notar que participaron en los reactivos que

desearon expresar su sentir, por lo que en ocasiones los resultados en aquellos/as que se

consideran víctimas varían.

Los resultados en el Inventario de Depresión de Beck revelaron que 85.3% no

manifiesta síntomas de depresión. Solo un 14.1% indica una depresión leve. Estos

resultados pueden revelar tanto una realidad en la salud mental de los/as encuestados

como puede manifestar que la iglesia aporta positivamente a los/as participantes de un

sistema protector ante los síntomas de la depresión.

Otra explicación a lo antes expuesto pudiera ser que es producto de la

deseabilidad social de los/as religiosos/as. Socialmente se espera que estos/as sean gente

feliz, que sepan manejar sus problemas o simplemente que tengan soluciones para todo.

También el asumir depresión en una escala como la administrada atenta contra el

discurso que estos/as plantean sobre la salud, en donde indican que la enfermedad tiene

su adversario en la fe que sana a los/as creyentes. Además, la gente de iglesia no desea

mostrarse vulnerable ni débil, sino todo lo contrario, fuertes y en control.

Aunque la muestra revela en un 85.3% no tener síntomas depresivos y en la

Escala de Ansiedad Social de Liebowitz sugiere que un 80% no presenta ansiedad social,

64
los resultados en la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965) presentan indicadores de

baja autoestima en un 89.1% (n=171) de los casos.

El interés principal del estudio era conocer sobre la existencia o no de violencia

religiosa en Puerto Rico. Según un 85.9% (n=165) de los/as encuestados/as, la violencia

religiosa es un elemento que se puede dar en las iglesias. Por lo tanto, existe un

reconocimiento por parte de los/as participantes que respondieron en cuanto a la

posibilidad de este fenómeno dentro de la religiosidad evangélica y protestante.

Para García y sus colegas (2001) “el resurgimiento de actitudes fundamentalistas,

y a veces dramáticamente fanáticas, en el seno de las grandes religiones de Occidente

deberían situarnos en una posición de alerta sobre estos riesgos que la experiencia

religiosa parece generar con tanta facilidad y que la han situado históricamente entre los

agentes de violencia más virulentos que ha conocido la humanidad” (p. 99). Por tal razón

los resultados ante la mera posibilidad requieren consideración.

Otro dato relevante en la investigación es que un 25% (n=48) indicó haber sido

víctima de violencia religiosa en el reactivo que hacía referencia a esto. Sin embargo,

vale la pena señalar que en otro reactivo solo un 12.5% (n=24) reconoce haber buscado

ayuda ante la violencia religiosa. De los/as encuestados/as un 35.4% identifica a un

victimario ante experiencias de violencia religiosa. Este resultado pudo responder a que

podían contestar más de una alternativa. Esta inconsistencia aparente en los resultados

pudo verse afectado nuevamente por la deseabilidad social, por un intento de no exponer

una información delicada la cual pudiera afectar posteriormente en su relación con

figuras de autoridad dentro de la iglesia, por la desconfianza y el desconocimiento en el

manejo de la confidencialidad en este tipo de investigación o por cierta ambigüedad en la

65
construcción de los reactivos. Además el instrumento no gozaba de control para este tipo

de respuestas, así que los/as participantes respondieron de forma diversa.

Muchos/as de los/as encuestados/as revelaron indicadores de violencia religiosa

consistentes con aquellos que aceptan haber sido víctimas de violencia religiosa por su

pastor/a o la iglesia. Estas experiencias son una aceptación de ser víctimas o afectados/as

por la iglesia o su líder como se definió en este estudio. Ejemplo de esto es que 32.3%

(n=62) reconociera que alguna vez ha sido ofendido en una predicación, que el 29.1%

(n=56) indicara que hablaron mal de el/ella en la iglesia, que el 19.3% (n=37) ha sido

regañado o humillado personal o públicamente y al 28.2% (n=54) le indican cómo vestir.

Los resultados anteriores son claramente indicadores de violencia religiosa y denotan una

consistencia de la muestra en aquellas experiencias que viven dentro de su religiosidad.

Por lo que me lleva a pensar que las definiciones que asumió la muestra, como actos de

violencia, concuerdan con la definición planteada dentro de la investigación.

Los indicadores anteriores denotan consistencia y coherencia entre los resultados

de quienes aceptan haber sido víctimas de violencia religiosa. Esto sugiere que muchas de

las conductas y actos de violencia han sido aceptadas dentro de la vida eclesial, social y

dentro del discurso religioso. También hay que reconocer que las personas significan de

forma diferente lo que tiene que ver con violencia posiblemente por ignorancia y falta de

conocimiento en asuntos de poder. Por lo tanto no todo el mundo se asume víctima o

afectado/a por experiencias de abuso de igual manera. Hay instancias donde las personas

no se reconocen victimizadas. La complejidad y aceptación de un hecho de violencia

varía de persona en persona dada la significación del sujeto sobre el evento. Dentro de la

religiosidad el poder se instaura en diversas formas ya que el líder se valida con poderes

66
divinos otorgándose así autoridad sobre el pueblo al que le sirve. De esta manera un grito,

ofensa o regaño del pastor no necesariamente será reconocido como acto de violencia

porque llega bajo el manto de corrección celestial.

Otro de los objetivos perseguía conocer si la víctima de violencia religiosa

buscaba ayuda para lidiar con los sentimientos y emociones creados por la iglesia. El

estudio reveló en tal reactivo que sólo 12.5% buscó tal ayuda. Sin embargo, cuando

exploré de quién o quiénes recibió la ayuda para el manejo de los síntomas producidos

por la violencia religiosa, un 27.9% responde identificando a alguna persona. De estos/as

últimos/as que buscan ayuda la mayoría prefiere buscar la misma en otros/as religiosos/as

antes que en profesionales de servicios de salud mental. Solo unos pocos buscaron ayuda

en un profesional como psiquiatra, psicólogo/a o trabajador/a social.

El lugar en dónde buscan ayuda puede sugerir diversas interpretaciones. Algunas

pueden remitir a los costos de los servicios mentales mientras otras tal vez están viciadas

por percepciones sociales erróneas que se le adjudican a estos profesionales tales como

que atienden a personas “locas”. Otra explicación pudiera ser que las personas afectadas

sientan vergüenza o simplemente subestiman lo vivido. Además, se pueden mezclar

emociones al punto de querer salvaguardar su religiosidad o la imagen de su iglesia ante

la sociedad. Por lo tanto es más fácil callar, moverse de iglesia o no regresar a ese

espacio. También las comunidades de fe podrían tener ideas sobre incomprensión de los

profesionales de salud mental sobre asuntos de fe.

Otra posibilidad de análisis recae en la accesibilidad de los profesionales para

trabajar con asuntos religiosos. Esto representa un desafío a los/as psicólogos/as ya que

los/as lleva a plantearse como legitiman la experiencia religiosa y si esta concepción

67
tiene espacio en la vida psicológica. Además el modo en que los servicios psicológicos y

los modelos que los sustentan consideran la religiosidad, sirve precisamente para

distanciar a feligreses de posibles espacios clínicos. Por ello, Colón-Collazo (2008) dice

que la academia debe plantearse cuán ético es no sensibilizar a los/as futuros/as

psicólogos/as en aspectos fundamentales del ser humano como lo es la dimensión

espiritual.

Otro hallazgo del estudio fue reconocer a los/as victimarios. Según los resultados

casi una cuarta parte (24%) de los/as que respondieron identifican al pastor o a la pastora

como la persona que cometió la violencia religiosa. Así que, el asunto del poder está

presente en las relaciones dentro de las iglesias.

La posición del pastor/a lo privilegia ya que es la figura de máxima autoridad en

la iglesia y desde esta posición asume su papel como victimario. Puede cometer actos de

abuso porque su posición de autoridad dentro de la iglesia lo coloca en una posición en

donde sus actos tienen un efecto significativo en la vida de los feligreses. Además, su

poder o acciones no serán necesariamente cuestionadas ya que se siente validado y

respaldado por concepciones y atributos cuasi-divinos. Junto a esto valida sus argumentos

y acciones con el conocimiento de los textos sagrados o con la presencia divina.

También, algunos/as sienten apoyo y endoso de la estructura organizacional que

les confirió la autoridad. Esto en el caso de los/as que la tienen porque pertenecen a una

denominación, de lo contrario más adverso aun sería que ese proyecto religioso sea

propio por lo cual el pastor/a tiene un poder absoluto. La cultura religiosa privilegia y

valida a sus líderes de una forma muy particular y la feligresía le confiere poder bajo el

temor de padecer un juicio divino si se revelan contra el “siervo/a de Dios”.

68
Resulta interesante que los/as encuestados/as que respondieron al instrumento

revelan precisamente las percepciones que tienen sobre sus figuras pastorales. Por eso un

25% indicó que cree que su pastor/a tiene más poder que otras personas y un 17.1%

señala que alguien le ha dicho que su pastor/a manipula sus pensamientos. Basado en

estos datos este sector esta en riesgo de aceptar el mandato de su líder espiritual sin

presentar demasiada resistencia.

En este análisis también es importante considerar el asunto del género. Aunque

las pastoras pueden ser victimarias los resultados indican que pastores y laicos suelen ser

el grupo más grande de ofensores. Esto denota que la masculinidad media en este tipo de

escenarios al igual que en otros contextos sociales.

En el espacio público, el hombre domina las instituciones políticas y económicas,

ejerciendo su autoridad y control en el ámbito del poder social (Alegría-Ortega & Rivera-

Medina, 2005) por lo que puedo pensar que en la religiosidad no es muy diferente. Por lo

tanto, “al revisar la literatura sobre la violencia en términos sociales, podemos observar

cómo se destaca la importancia de tomar en consideración los conceptos de género, poder

y control para entender el problema de la violencia” (Santos-Figueroa & Toro-Alfonso,

2005 p. 47).

El ejercicio del poder masculino sobre las mujeres y sobre otros hombres no es

algo monolítico, lo cual implica que los hombres no son un grupo homogéneo y por lo

tanto, no todos los hombres son igualmente poderosos ni igualmente victimarios

(Alegría-Ortega & Rivera-Medina, 2005) aunque siguen disfrutando del poder que les

confiere el ser hombres, aun cuánto este poder sea diverso. “Los hombres poseedores del

69
poder se convierten en opresores y son los beneficiados principales del orden establecido

por el patriarcado” (Toro-Alfonso, 2008 p. 23).

Otro objetivo iba dirigido a observar algunos elementos de fe tóxica. Por los

resultados obtenidos se desprende que un 18.8% (n=36) de aquellos/as que respondieron

han recibido queja de la familia por el tiempo que ellos/as le dedican a la iglesia. Además

un 22.9% (n=44) indicó que se han aislado de amigos y familia por estar involucrados en

la religiosidad. Esto podría sugerir que existe un asunto de pobre manejo del tiempo en

estos/as participantes. También pone de manifiesto algunas nociones sobre fe tóxica que

presentan Arterburn y Felton, (1991) cuando señalan que las personas empiezan a

aislarse, a relacionarse solamente con los amigos de la religión, a hablar de la religión,

asistir muy asiduamente al servicio cúltico y asistir a actividades religiosas

compulsivamente.

Otros elementos de fe tóxica iban dirigidos a la culpa, percepciones sobre el

mundo y planteamientos sobre la manera de pensar. Un 42.7% (n=82) indicó sentirse

demasiado culpable por los más pequeños errores, un 34.9% (n=67) piensa que de alguna

manera el mundo es malo y 53.1% (n=102) argumentó que en asuntos de la fe se debe

pensar en blanco y negro. Arterburn y Felton, (1991) dicen que las personas que

experimentan fe tóxica comienzan a experimentar miedo, culpabilidad, un enfoque

excesivo en sí mismo e intolerancia de opiniones contrarias o de otras religiones. En esto,

los resultados pueden sugerir que un porciento alto de los que respondieron aparentan

tener cierta rigidez en la forma en como conciben el mundo por lo cual pudieran ser más

vulnerables incluso de tener experiencias de violencia religiosa. Aunque no se puede

argumentar que toda persona que experimenta violencia religiosa ha experimentado o

70
vivido en un contexto de fe tóxica si se puede pensar que toda persona que experimenta

fe tóxica ha sido violentado religiosamente.

Arterburn y Felton, (1991) dicen que las personas con una fe tóxica se relacionan

mucho con la organización, tienen una excesiva confianza en un amor falso de los líderes

de la religión, poseen expectativas muy altas y buscan el perfeccionismo. Esta dimensión

de involucramiento pudiera restar importancia a elementos tóxicos y nocivos en el

desarrollo de la fe de los/as congregantes. Por ello, lograr que una persona tenga una

conexión y reconocimiento con lo tóxico de su experiencia va a requerir de educación y

exposición a una espiritualidad crítica capaz de replantearse los principios filosóficos de

ésta. Además, aparentemente la toxicidad puede ser vista desde afuera pero no desde el

interior del sujeto que la vive. Aquellos/as que la viven no se percatan, no quieren

enfrentar la peligrosidad de lo que experimentan o simplemente no tienen las destrezas

emocionales para salir de esos contextos. Además esto representa la posibilidad de

enfrentar no solo el pobre juicio personal sino el enfrentar un sistema muy poderoso.

Por lo tanto, parece ser que los escenarios más propios en donde está presente y se

desarrolla la fe tóxica pudieran ser los contextos religiosos que Enroth (1992) señala

como iglesia abusiva en donde se utiliza el fanatismo, la autoridad, la culpa, la

intimidación, el miedo, las reglas, el legalismo y la manipulación para ejercer control. Sin

embargo, la fe tóxica no es exclusiva de estos y puede estar presente más allá de los

extremos, se puede instaurar en cualquier contexto.

Se puede pensar que en la medida en que haya más exposición a una fe tóxica

habrá más vulnerabilidad y susceptibilidad en las personas para ser víctimas de violencia

religiosa. No podemos olvidar las ganancias secundarias de los/as feligreses en cuanto a

71
la seguridad, el apoyo y la pertenencia de grupo que provee un espacio eclesiástico. Esto

equivale a una comunidad terapéutica para quienes incluso manejan otros asuntos

emocionales convirtiéndose así en los más vulnerables ante el sistema opresor.

Otro hallazgo a base de los resultados fue que no existe aparente diferencia entre

los contextos evangélicos y protestantes a la hora de experimentar violencia religiosa. Sin

embargo, para ello no se contempló en el instrumento un reactivo que indicara la iglesia

en donde la persona experimentó la violencia religiosa. Por lo tanto, los resultados

pueden revelar que las personas que experimentaron violencia religiosa dentro de

contextos evangélicos pudieron estar en iglesias protestantes a la hora de vivir tales

experiencias y viceversa.

La literatura presentada en esta investigación podría sugerir que la fe tóxica, el

fundamentalismo y la adicción a la religión sirven de escenario para la violencia

religiosa. Más aún Hardacre, (1993) indica que donde los fundamentalistas tienen más

éxito es en la esfera doméstica ya que ellos pueden moldear conductas de acuerdo a

normas y patrones tradicionales específicos con muy poca resistencia. Precisamente se

me ocurre pensar que esa pobre resistencia pudiera sugerir que aquellos/as que provienen

de contextos más conservadores, poco escolarizados y socialmente desventajados

pudieran ser más vulnerables a la fe tóxica y la violencia religiosa.

Precisamente hubo reactivos que remitían a pensamientos sobre la idea de que

los/as pastores/as tienen más poder que la mayoría de las personas (25%), otros reactivos

respondían a sentimientos de control de los pastores/as sobre ellos/as (17.1%) y otros a

experiencias de culpa por faltar una sola vez al culto (42.8%). Por lo tanto esto podría

sugerir cierta intimidación ante la figura de su líder en los/as que respondieron. Ahora

72
bien, la vulnerabilidad de sujetos insertados en contextos religiosos no solo se puede

manifestar en las personas de poca resistencia. También pudiera estar presente en

contextos diversos donde la violencia religiosa puede ser mucho más sutil.

Dentro de los objetivos que se perseguían estaba explorar y describir qué efecto,

si alguno, existía entre la violencia religiosa y la sintomatología psicológica. Los

resultados según las escalas señalan depresión leve, una autoestima baja para casi la

totalidad de los que respondieron y muy pocos síntomas de ansiedad. Aunque no se

puede determinar que estos resultados son producto de la violencia religiosa tenemos

indicadores emocionales que señalan que posiblemente hubo sintomatología psicológica

dentro de aquellos/as que reconocen haber experimentado violencia religiosa.

Los resultados ofrecidos por aquellos/as que respondieron al reactivo sobre las

emociones vividas dentro de la violencia religiosa revelan que lo más que experimentaron

las personas en el plano de las emociones fue, coraje, estrés, ansiedad y decepción. Spilka

y colaboradores (2003) asumen que la religión puede ser un estresor, una fuente de

problemas, en un sentido puede ser un peligro para la salud mental de un individuo. Esto

resulta interesante porque la religiosidad evangélica y protestante se presenta usualmente

como la portadora de la paz y la armonía. Sin embargo las emociones y sentimientos

descritos por aquellos/as que así lo hacen en el estudio ponen de manifiesto precisamente

toda una sintomatología que debe ser atendida ya que las mismas generan dolor y

sufrimiento para los/as que las experimentan. Este cuadro de síntomas debe ser tratado y

considerado. Entiendo que no se debe pasar por alto todas las repercusiones que esto

conlleva en la vida de la gente que abraza una espiritualidad en búsqueda de apoyo.

73
Otro descubrimiento respecto a la salud mental de los/as individuos encuestados

revela que la mayoría de los/as que respondieron la escala de autoestima reflejaron una

autoestima baja según el análisis de la misma. Resulta interesante que un 89.1% (n=171)

se perciba con poca valía y pobre autopercepción. Con esta información se podría

especular que una persona así se le hará más difícil romper con un ciclo de violencia

religiosa si fuera el caso. Una persona con una autoestima baja podría ser más vulnerable

y frágil. Por lo tanto queda ubicada en el sector de mayor riesgo a experimentar violencia

religiosa. Esto puede contrastar con la posición de Schnittker, (2001) al señalar que

cuando la religión se vuelve extremadamente sobresaliente, las mismas creencias que

promovieron la seguridad pueden llevar a disminuir la seguridad, disminuir la percepción

que se tiene de sí mismo y la autoestima.

Interesantemente Arterburn y Felton, (1991) plantean que como en otras

adicciones, la fe tóxica y la adicción a la religión está relacionada con la baja autoestima,

la culpa, el miedo, la vergüenza, los sentimientos de aislamiento y de sentirte diferente de

las demás personas en el mundo. Añaden que muchos adictos a la religión provienen de

familias donde fueron afectados por abusos religiosos, donde uno o ambos progenitores

eran adictos a la misma.

Limitaciones y Recomendaciones

Prácticamente todo estudio cuenta con limitaciones. En esta investigación algunas

de estas limitaciones tienen que ver con asuntos conceptuales como definiciones de

términos mientras otras se remiten a elementos metodológicos. A continuación describo

algunas de las limitaciones que he identificado en este trabajo.

74
La primera limitación fue que la muestra era por disponibilidad. Esto pudo crear

un sesgo en torno al tipo de personas que participó. Debido al acceso del investigador y

de sus colaboradores/as la muestra resultó ser una predominantemente del Área

Metropolitana, de alta escolaridad, lo cual no es representativa de la población religiosa

(protestante-evangélica) en general. De igual manera las personas que estuvieron

dispuestas en llenar el cuestionario podrían ser un grupo particular o con más liderato de

modo que aquellos/as que se sentían incómodos/as o afectados por la violencia religiosa

posiblemente quedaron fuera de la muestra. Además, ante el anuncio del estudio

algunos/as personas afectadas o interesadas tal vez no desearon quedar en evidencia

mostrando interés en la investigación por posibles represalias.

Otra limitación repercute en el investigador principal. Es importante reconocer

que este es reverendo y ministro ordenado de la Iglesia Metodista de Puerto Rico y

aunque de esta denominación participaron muy pocas personas, éste conoce la mayoría

de las iglesias participantes, a sus clérigos, aunque no necesariamente a sus feligreses. En

cuanto a esto tanto el pastor/a como la feligresía podrían verse afectados e intimidados

con la presencia del investigador.

La dificultad en la operacionalización y la definición del concepto de Violencia

Religiosa y Fe tóxica y la relación entre ellas fue otra limitación. Esto no permitió una

mejor compresión ya que son conceptos poco estudiados y sobre los cuales no hay un

entendido general.

La revisión de la literatura fue otra de las limitaciones del estudio. No se pudieron

identificar estudios que establecieran una relación entre la violencia religiosa y la

sintomatología psicológica en Puerto Rico. Esto desembocó en la realización de un

75
estudio descriptivo y exploratorio sobre el tema. Tal vez existan otros estudios aunque el

investigador principal no tuvo acceso a dichas fuentes. Para estudios futuros es

importante hacer esfuerzos en la identificación de investigación y documentación sobre el

tema en Puerto Rico.

Por último, otra limitación que tuve fue que la Escala de Violencia Religiosa

redujo las posibilidades de análisis y limitó bastante el estudio a la consideración

individual de los reactivos. Por ser una escala nueva y desarrollada para el estudio, los

reactivos redactados posiblemente no recogen toda la información requerida. La ausencia

de otros reactivos no considerados en la misma pudo haber aportado información valiosa

para el desarrollo de más y mejores análisis. Además, con mejor claridad en la redacción

de los reactivos y mejor controles de los mismos se pudo haber evitando tal vez la

inconsistencia en los resultados.

Una vez reconocidas algunas limitaciones procedo a presentar sugerencias y

recomendaciones para futuros trabajos en este tema de investigación. Creo pertinente no

solo traer recomendaciones para investigadores sino también para la práctica de la

psicología puertorriqueña. Algunas de estas recomendaciones las expongo a

continuación.

Considero que este trabajo tiene un gran valor heurístico para la psicología y para

la religión. Por esta razón reo que se deben desarrollar más trabajos sobre la salud mental

en contextos religiosos en donde pueda estar presente la violencia religiosa junto a otros

temas de interés por parte de la psicología. Esto permitiría un mejor entendido de lo

religioso y aportaría a cerrar la brecha existente entre las dos disciplinas. Estas

76
investigaciones deben ir más allá de los estudios que reportan lo positivo de la religión

para la psicología del ser humano.

Para futuros trabajos se debe definir con mayor especificidad la variable de

violencia religiosa y evitar así lo señalado en las limitaciones antes descritas. Pienso que

se requiere hacer una revisión y corrección de los reactivos de la Escala de Violencia

Religiosa para que sea confiable para medir con precisión indicadores, manifestaciones,

víctimas, victimarios, lugares de incidencia, tiempo de abuso, contextos culturales,

geográficos y denominaciones de mayor probabilidad de casos.

Otra recomendación sería ampliar la muestra considerando la incorporación de

feligreses de la Iglesia Católica. Esto permitiría la comparación entre ambos contextos y

facilitaría un análisis de la significación de la violencia religiosa en las dos religiosidades.

Para ello se requerirá desarrollar y armonizar la escala con un lenguaje común.

Un asunto que considero importante para futuros trabajos es considerar la

exploración sobre asuntos de género y particularmente lo concerniente a la construcción

de la masculinidad en asuntos de poder dentro de la vida religiosa. También se puede

explorar la masculinidad alterna y contestataria dentro de la violencia religiosa como los

elementos presentes cuando los hombres están subordinados a mujeres pastoras que son

victimarias.

Recomiendo desarrollar modelos de intervención sensibles a las personas

religiosas de modo que aquellos/as que desean trabajar estos asuntos en el espacio

terapéutico se sientan respetados y comprendidos.

Me parece propio incentivar a los profesionales de la salud mental y a los/as

psicólogos/as en particular, a la creación y desarrollo de una Psicología de la Religión en

77
Puerto Rico capaz de entrar en diálogo abierto sobre asuntos de espiritualidad y

religiosidad. Además creo importante estimular la exploración y el estudio para conocer

las diferencias mínimas de las religiones y de las denominaciones a fin de ser sensibles,

empáticos e instruidos en el tema.

También recomiendo una amplia discusión sobre la violencia religiosa a fin de

que sea considerada un asunto de salud pública que afecta al individuo, la familia y la

sociedad. Estas víctimas viven en silencio y sufren las repercusiones de una religiosidad

aplastante. Probablemente son las mujeres las más afectadas por ser éstas las que más

asisten a las iglesias.

Por último, creo pertinente recomendar que se realicen investigaciones en torno a

la violencia religiosa y su relación con los trabajos de violencia doméstica,

específicamente los factores de mantenimiento y el ciclo que viven las víctimas.

Posiblemente el modelo de intervención pueda ser útil para el trabajo con religiosos/as.

Conclusiones

Este estudio reveló que un 25% de los encuestados/as experimentó violencia

religiosa según fue definida en la investigación, un 27.9% reconoce a una persona en la

que buscó ayuda y un 35.4% identificó a un victimario. Por lo tanto esto nos plantea la

necesidad de seguir elaborando líneas de investigación al respecto. Esto sugiere que una

cuarta parte de las personas que asisten a este tipo de iglesias están vulnerables y

experimentando toda una sintomatología desarrollada en esos escenarios. Este hallazgo

pone de manifiesto la peligrosidad de unas iglesias tóxicas que atentan y laceran no solo

dignidades sino también el psiquismo de los/as congregantes desarrollando en ellos/as

78
emociones y sentimientos perturbadores. Las correlaciones realizadas con la Escala de

Violencia Religiosa ponen de manifiesto todo un análisis en donde se correlacionó

positivamente aunque bajo con las escalas que median síntomas y autoestima. Por lo

tanto a mayor percepción de violencia religiosa mayor podrá ser el nivel de depresión, de

ansiedad y más baja la percepción de autoestima. Esto podría se consistente con

Schnittker, (2001) cuando señala que algunos líderes religiosos pueden socavar la

autoestima al aumentar la culpa, lo que a su vez puede aumentar la sintomatología

depresiva.

Se necesita entonces una psicología capaz de comprender la idiosincrasia del

puertorriqueño/a evangélico y protestante, las diferencias entre estos, la cultura cúltica y

los entendidos que dan soporte a la psicología de estas iglesias. Esto también plantea un

desafío a la clínica en cuanto a este tipo de población a la cual no se le está sirviendo.

Este trabajo debe repercutir en un interés por la comprensión psicológica de las

diversas espiritualidades que viven aquellos/as que llegan buscando atención en el

manejo de sus conflictos. Esto desarrolla un campo de trabajo en la no exclusión o

invalidez de la queja que pueda traer un individuo respecto a sus vivencias dentro de

escenarios religiosos. De lo contrario, “una sociedad que margina la experiencia religiosa

a la esfera de lo estrictamente privado, una sensibilidad posmoderna que privilegia el

culto de lo individual, unas corrientes neo-románticas tipo New Age que invaden nuestra

sensibilidad cultural, junto a unas evidentes tendencias involutivas en el seno de la Iglesia

actual, pueden actuar conjuntamente, y de hecho actúan, en el desarrollo y propagación

de este tipo peligroso y regresivo de religiosidad, tanto dentro de las iglesias cristianas

79
como en el auge de determinadas espiritualidades orientalizantes tan en boga en nuestros

días (García, Domínguez & Rodríguez, 2001, p. 102).

La propuesta más fácil y cómoda pudiera ser, asumir que la psicología cual

ciencia no da explicación a fenómenos religiosos. Sin embargo, la psicología cual arte es

empatía, relaciones interpersonales, presencia, sensibilidad y acompañamiento. Desde

esta perspectiva la psicología cobra una dimensión diferente en el estudio del ser humano

que practica cualquier espiritualidad.

Para concluir me parece que el trabajo en contextos eclesiásticos apenas

comienza. Se requiere compromiso de la psicología clínica que sirve al bienestar del

sujeto, apertura a otros valores y entendidos filosóficos y liberación de prejuicios y

diagnósticos a priori.

80
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87
APÉNDICES

Apéndice A

88
Apéndice B

Jorge A. Texidor Quiles


1441 Lexington Ave.
Davenport, FL. 33837
(407) 973-2531

Guía para anuncio público de la investigación.

Pastor/ra:
- En la mañana de hoy tenemos a un estudiante doctoral de Psicología Clínica de la
Universidad de Puerto Rico. Se llama Jorge A. Texidor (o una de las colaboradoras), le
voy a pedir que se ponga de pie para que lo identifiquen. Jorge a solicitado nuestra ayuda.
El está llevando a cabo un estudio que se titula Psicología y Religiosidad puertorriqueña:
Un estudio sobre violencia religiosa y sintomatología psicológica en Iglesias Protestantes
y Evangélicas.

El propósito de la investigación será explorar y estudiar si existe violencia religiosa


dentro de contextos de iglesias protestantes y evangélicas y cómo esto afecta la vida de
las personas. Es totalmente confidencial, así que, si usted en algún momento de su vida
vivió alguna experiencia dolorosa ocasionada por alguna iglesia, puede participar.

Al finalizar el culto el Sr. Texidor (o una de las colaboradoras) estará en el salón X y


podrá contestar cualquier otra pregunta que usted tenga. También tendrá los cuestionarios
para aquellas personas que deseen completarlo.
Muchas gracias.

89
Apéndice C

UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO


Facultad de Ciencias Sociales
PO Box 23345
San Juan PR 00931-3345

HOJA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

Psicología y Religiosidad puertorriqueña: Un estudio sobre violencia religiosa y sintomatología


psicológica en Iglesias Protestantes y Evangélicas.

Descripción

Usted ha sido invitado a participar en una investigación para explorar el impacto psicológico que
tiene la violencia religiosa en Puerto Rico.

Esta investigación es realizada como parte de la disertación doctoral, de Jorge A. Texidor Quiles,
estudiante del Programa Graduado de Psicología de la Universidad de Puerto Rico Recinto de
Río Piedras. El propósito de esta investigación es explorar y estudiar si existe en la sociedad
puertorriqueña violencia religiosa dentro de contextos de iglesias protestantes y evangélicas y
cómo esto afecta la sintomatología de la persona.

Se espera que en este estudio participen aproximadamente 300 personas como voluntarios/as. Si
acepta participar en esta investigación, se le solicitará contestar un cuestionario. El participar en
este estudio le tomará aproximadamente 30 minutos.

Riesgos y beneficios

El cuestionario consta de una primera sección en donde usted brindará información sobre sus
datos demográficos. La siguiente parte consiste de preguntas sobre “Religiosidad y posibles
experiencias de violencia religiosa”. La tercera sección son preguntas sobre “Síntomas
relacionados a la ansiedad”. La cuarta parte tiene preguntas sobre “Autopercepción” y finalmente
encontrará preguntas sobre “Estado de ánimo”.

Los riesgos potenciales de esta investigación incluyen, sentir alguna incomodidad al contestar
alguna pregunta ya que están relacionadas a información personal. Esta incomodidad puede ser
manejada con el anonimato de la encuesta. Se le ha indicado que algunas preguntas pueden
hacerle pensar sobre posibles experiencias traumáticas. Algunas de ellas pueden estar
relacionadas a memorias de violencia dentro de la iglesia. Si esto sucede durante o después de
completar el cuestionario, las personas contacto le brindarán el número de teléfono y dirección de
una psicóloga licenciada para apoyo psicoterapéutico. Es importante que recuerde que su
participación es completamente voluntaria.
Se le ha informado que este estudio no está diseñado para su beneficio directo. El beneficio
indirecto es que se expondrán posibles experiencias de violencia religiosa y sus efectos en la
sintomatología psicológica. El participar en esta investigación no implicará beneficio económico
directo para el participante. Usted entiende que esta información podría ayudar en el desarrollo de
intervenciones y planes de acción posteriores.

90
Confidencialidad

La identidad del participante será protegida en todo momento. Para esto se tomarán las siguientes
medidas de seguridad. Una vez estén los cuestionarios completados serán puestos por el/la
participante en un sobre manila y la hoja de consentimiento en un sobre blanco aparte. El
cuestionario será totalmente anónimo y no existe forma de identificar la persona que haya
respondido el cuestionario. Se le ha orientado para que no escriba en el cuestionario ninguna
información que le identifique, entiende que la encuesta se identificará con un número y no se
utilizará su nombre ni cualquier otra información que pueda identificarle y toda información o
datos que pueda identificar al participante serán manejados confidencialmente. El investigador
mantendrá los documentos almacenados, bajo llave, por un período de tres años y no se
divulgarán con ninguna persona ajena a este estudio, excepto el director de tesis y sus lectores.
Luego los documentos serán destruidos.

Solamente el investigador principal, Jorge A. Texidor Quiles y el Dr. José Toro Alfonso director
de la disertación tendrán acceso a los datos crudos o que puedan identificar directa o
indirectamente a un participante, incluyendo esta hoja de consentimiento.

Derechos
Si ha leído este documento y ha decidido participar, por favor entienda que su participación
es completamente voluntaria y que usted tiene derecho a abstenerse de participar o
retirarse del estudio en cualquier momento, sin ninguna penalidad. También tienen derecho
a no contestar alguna pregunta en particular y a recibir una copia de este documento.

Si tiene alguna pregunta o desea más información sobre esta investigación, por favor
comuníquese con Jorge A. Texidor Quiles al número (407) 973-2531 o con el Dr. José Toro
Alfonso al número (787) 764-0000, extensión 5696.

De tener alguna pregunta sobre sus derechos como participante, reclamación o queja relacionada
con su participación en este estudio puede comunicarse con la Oficial de Cumplimiento o el
Decano Auxiliar de Investigación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, al
teléfono 764-0000, extensión 2515 ó a cipshi@degi.rrp.upr.edu

Su firma en este documento significa que ha decidido participar después de haber leído y
discutido la información presentada en esta hoja de consentimiento. Además, su firma
significa que:
! Es mayor de 21 años de edad y capacitado/a legalmente para consentir participación.
! Ha tenido oportunidad de aclarar cualquier duda acerca del proyecto descrito y sobre su
participación en este.
! Se le ha permitido leer este documento.
! Su participación en esta investigación es totalmente voluntaria.
! Se le ha garantizado la confidencialidad y privacidad de sus datos y su participación.
____________________________ _______________________ __________
Nombre del participante Firma Fecha

He discutido el contenido de esta hoja de consentimiento con el arriba firmante. Le he explicado


los riesgos y beneficios del estudio y se le ha dado copia de este consentimiento.
______________________ _______________________ _____________________
Nombre del investigador Firma Fecha
o su representante
91
Apéndice D

Hoja de Datos demográficos


Código:

Instrucciones:
Este instrumento recoge información sobre religiosidad y sintomatología psicológica.
Contestarlo le tomará aproximadamente treinta minutos. En la primera sección usted
brindará información sobre sus datos demográficos. La siguiente parte consiste de
preguntas sobre “Religiosidad y posibles experiencias de violencia religiosa”. La tercera
sección son preguntas sobre “Síntomas relacionados a la ansiedad”. La cuarta parte tiene
preguntas sobre “Autopercepción” y finalmente encontrará preguntas sobre “Estado de
ánimo”. Complete las siguientes preguntas según se indica en cada sección marcando la
alternativa que mejor describa su situación u opinión.

Hoja de Información Demográfica

Favor de contestar las siguientes preguntas de forma clara y completa.

1. Género: Masculino ______ Femenino ______

2. ¿Cuál es su orientación sexual? ___Heterosexual ___Homosexual___Bisexual

3. Edad: ______

4. ¿Cuál es su ocupación? _______________________________________

5. ¿Cuál es fue su último año de estudios completados? (Favor de hacer un círculo)

Elemental Intermedia Superior


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Estudios Sub-Graduados (Asociado y/o Bachillerato)


1 2 3 4 5 6

Estudios Graduados (Maestría y/o Doctorado)


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

6. ¿En qué pueblo reside actualmente? ___________________

92
7. ¿Con quién vive actualmente?

Solo/a ______ Familiares ______ Esposo/a - Compañero/a ______


Padre, Madre o Ambos______ Amigos/as _____ Compañeros/as de Hospedaje
_____ Hijos/as ______ Otro, favor de especificar ______
8. ¿Cuál es su estado civil actual?

Soltero/a ______
Casado/a ______
Divorciado/a ______
Viudo/a ______
Separado/a ______
Conviviendo ______
Otro, favor de especificar: ________________________

9. ¿Tiene hijos/as?

Sí ____ No _____ ¿Cuántos? ______

10. ¿Cuál de las siguientes describe mejor sus ingresos anuales (propios o de su familia)?

a. menos de $10,000 f. de $50,001 a $60,000


b. de $10,001 a $20,000 g. de $60,001 a $70,000
c. de $20,001 a $30,000 h. de $70,001 a $ 80,000
d. de $30,001 a $40,000 i. más de $80,000
e. de $40,001 a $50,000

11. ¿A cuál denominación o concilio pertenece actualmente?


___________________________

12. ¿A cuantas iglesias has pertenecido? (dentro y fuera de su denominación)


_____________

93
Apéndice E

Escala de Violencia Religiosa

Instrucciones: Las siguientes preguntas están relacionadas a su fe. Circule la alternativa


correspondiente. Utilice la siguiente escala para responder.
1 = Siempre 3 = Regularmente
2 = Algunas veces 4 = Nunca

Siempre Algunas Regular- Nunca


veces mente
1. ¿Su familia se queja de que siempre está en la iglesia y
nunca tienes tiempo para ellos? 1 2 3 4

2. ¿Alguien le ha comentado alguna vez que su pastor/a


manipula sus pensamientos y/o sus sentimientos? 1 2 3 4

3. ¿Siente mucha culpa por faltar una sola vez al culto?


1 2 3 4
4. ¿Se le hace difícil tomar una decisión sin consultar al
ministro/ra aún para asuntos pequeños? 1 2 3 4

5. ¿Encuentra que tiene poco tiempo para pasatiempos y


placeres como antes porque sirves mucho en la iglesia? 1 2 3 4

6. ¿Le han dicho que es difícil hablar con usted porque


siempre está citando la Biblia cuando habla? 1 2 3 4

7. ¿Ve a su pastor/a como a alguien que tiene más poder


que otras personas? 1 2 3 4

8. ¿Se siente demasiado culpable aún por los mas pequeños


errores? 1 2 3 4

9. ¿Se ha involucrado en una relación sexual con un


religioso/a (pastor/a)? 1 2 3 4

10. ¿Piensa que el mundo es malo?


1 2 3 4
11. ¿Cree que todavía le van a estar castigando por algo
que hizo en su niñez o juventud? 1 2 3 4

12. ¿Por estar involucrado en la iglesia se ha aislado de la


1 2 3 4
familia y de los amigos?
13. ¿Piensa que el cuerpo es malo? 1 2 3 4
94
Siempre Algunas Regular- Nunca
veces mente
14. ¿Piensas que el sexo es sucio?
1 2 3 4
15. ¿Cree que se debe pensar en blanco o negro sobre
1 2 3 4
asuntos de la fe?
16. Si violencia religiosa es la manifestación de una acción
maltratante de parte de una iglesia y/ o de un líder religioso
(sea clérigo o laico), ¿Cree que en algunas iglesias se da la 1 2 3 4
violencia religiosa?

17. ¿Alguna vez ha sido víctima de maltrato y abuso por


1 2 3 4
parte de una iglesia o su pastor/ra (violencia religiosa)?
18. ¿Se siente obligado/a a cooperar económicamente
1 2 3 4
porque de lo contrario le llaman la atención?
19. ¿Alguna vez se ha sentido ofendido en alguna
predicación? 1 2 3 4

20. ¿Lo/a han puesto en disciplina (no poder dirigir el


culto, recoger las ofrendas, cantar, leer, etc.) en alguna
1 2 3 4
iglesia?

21. ¿Han hecho referencia negativa sobre usted durante el


culto o en alguna actividad de la iglesia? 1 2 3 4

22. ¿Lo/a han marginado/a y tratado de expulsar de la


iglesia? 1 2 3 4

23. ¿Lo/a han regañado o humillado personal o


públicamente en la iglesia? 1 2 3 4

24. ¿Han hablado mal de usted a otras personas en el


1 2 3 4
contexto de la iglesia?
25. ¿Le indican en la iglesia cómo debe vestir?
1 2 3 4
26. ¿Siente que le controlan la vida en la iglesia?
1 2 3 4
27. Actualmente, ¿está recibiendo algún tipo de
consejería, ayuda emocional psicológica y/o de salud
1 2 3 4
mental?

28. ¿En algún momento en su vida ha recibido algún tipo


de consejería, ayuda emocional, psicológica y/o de salud
1 2 3 4
mental para lidiar con los sentimientos y o emociones
creados por la iglesia?
95
Si contesto nunca en la pregunta #28 pase a la pregunta #30.

29. ¿De quién (quiénes) ha recibido ayuda para el manejo de los síntomas producidos por
la violencia religiosa?

Amigo/a _____________
Consejero/a _____________
Familiar _____________
Médico/a _____________
Orientador/a _____________
Psicólogo/a _____________
Psiquiatra _____________
Sacerdote o Pastor _____________
Trabajador/a Social ____________
Otro/a _____________ (especifique) ____________

30. ¿Quién o quienes fueron los/las que cometieron la violencia religiosa?

____ Ninguno ____Pastor ____Pastora ____Laico ____Laica


____ Sacerdote ____Otro/a (especifique)____________

31. ¿Qué sentimientos y o emociones experimentó dentro de la violencia religiosa?

____Ansiedad ____Miedo ____Depresión ____Culpa


____Baja autoestima ____Rencor ____Estrés ____Coraje
____Inseguridad ___Cansancio ____otra (especifique)____________
____ ninguna de las anteriores

96
Apéndice F

Escala de Ansiedad Social de Liebowitz

Instrucciones: Responda las siguientes aseveraciones. Utilice la siguiente tabla para sus
respuestas. Por cada reactivo el/la participante responderá utilizando la tabla descrita. Si
el reactivo le produce ansiedad anotará su respuesta utilizando 0 para nada, 1 leve, 2
moderado, 3 severo y si le produce evitación responderá 0 para nunca 1 ocasionalmente 2
frecuente y 3 usualmente.
Miedo o ansiedad: Evitación:
0 Nada 1 Leve 0 Nunca (0%) 1 Ocasionalmente (1-
33%)
2 3 2 Frecuente (33- 3 Usualmente (67-
Moderado Severo 67%) 100%)

Temor o Ansiedad Evitación

1. Hablar por teléfono en público ____ ____


2. Participar en pequeños grupos ____ ____
3. Comer en lugares públicos ____ ____
4. Beber con otros en lugares públicos ____ ____
5. Hablar con personas con autoridad ____ ____
6. Actuar, representar o dar un discurso frente ____ ____
a una audiencia
7. Ir a una fiesta ____ ____
8. Trabajar mientras le están observando ____ ____
9. Escribir mientras le están observando ____ ____
10. Telefonear mientras le están observando ____ ____
11. Hablar con alguien a quien no conoce muy bien ____ ____
12. Conocer a extraños ____ ____
13. Orinar en un baño público ____ ____
14. Entrar en un cuarto cuando los demás ya están ____ ____
sentados
15. Ser el centro de atención ____ ____
16. Hablar en una reunión ____ ____
17. Hacer un examen ____ ____
18. Expresar desacuerdo o desaprobación a personas a ____ ____
quienes no conoce muy bien
19. Mirar a los ojos a personas a quienes no conoce bien ____ ____
20. Dar un informe a un grupo ____ ____
21. Tratar de enamorar a alguien ____ ____
22. Devolver compras en una tienda ____ ____
23. Organizar una fiesta ____ ____
24. Resistir a un vendedor insistente ____ ____

97
Apéndice G

Escala de Autoestima de Rosenberg (1965)

Instrucciones: A continuación encontrarás algunas preguntas relacionadas a tu persona.


Favor contesta con una marca de cotejo (!) cada una de ellas lo más sinceramente
posible.

Fuertemente
Fuertemente En
De acuerdo en
de acuerdo desacuerdo
desacuerdo
1. En términos generales, me siento bien
conmigo mismo(a).
2. A veces pienso que no sirvo para
nada.*
3. Siento que tengo algunas cualidades
buenas.
4. Puedo hacer las cosas tan bien como
otras personas.
5. Siento que no tengo mucho de que
estar orgulloso(a).
6. Definitivamente a veces me siento
inútil.*
7. Siento que valgo, por lo menos igual
que otras personas.
8. Me gustaría tener más respeto a mí
mismo(a).*
9. A fin de cuentas, me inclino a pensar
que soy un fracaso.*
10. Tengo una actitud positiva hacia mí
mismo(a).

98
Apéndice H

Inventario de Depresión de Beck

Instrucciones: A continuación aparecen unas aseveraciones relacionadas al estado de


ánimo. Circule el número correspondiente a la aseveración que mejor describa cómo se
ha sentido durante los últimos 14 días (incluyendo el día de hoy). Asegúrese de leer
todas las aseveraciones dentro de cada grupo antes de escoger la alternativa.
1. 0 No me siento triste.
1 Me siento triste.
2 Me siento triste todo el tiempo y no puedo dejar de estarlo.
3 Me siento tan triste o infeliz que no puedo soportarlo.

2. 0 No estoy particularmente desanimado sobre el futuro.


1 Me siento desanimado sobre el futuro.
2 Siento que no tengo nada que esperar del futuro.
3 Siento que el futuro no tiene esperanza y que las cosas no van a mejorar.

3. 0 No me siento como un fracaso.


1 Siento que he fracasado más que la mayoría de la gente.
2 Revisando mi vida, todo lo que puedo ver son muchos fracasos.
3 Como persona me siento un completo fracaso.

4. 0 Las cosas me satisfacen ahora tanto como antes.


1 No disfruto las cosas como antes.
2 Ya no recibo verdadera satisfacción de nada.
3 Estoy insatisfecho y aburrido con todo.

5. 0 No me siento culpable.
1 Me siento culpable una gran parte del tiempo.
2 Me siento bastante culpable la mayor parte del tiempo.
3 Me siento culpable todo el tiempo.

6. 0 No siento que estoy siendo castigado.


1 Siento que quizás pueda ser castigado.
2 Tengo la expectativa de que voy a ser castigado.
3 Siento que ya estoy siendo castigado.

7. 0 No me siento decepcionado conmigo mismo.


1 Estoy decepcionado conmigo mismo.
2 Estoy disgustado conmigo mismo.
3 Me odio.

8. 0 No siento que soy peor que cualquier otro.


1 Me critico a mí mismo por mis debilidades y errores.

99
2 Me culpo por mis faltas todo el tiempo.
3 Me culpo por todo lo malo que me pasa.

9. 0 No tengo ninguna idea de matarme.


1 Tengo ideas de matarme, pero no las llevaría a cabo.
2 Quisiera matarme.
3 Me mataría si tuviera la oportunidad.

10. 0 No lloro más de lo usual.


1 Ahora lloro más que antes.
2 Ahora lloro todo el tiempo.
3 Antes podía llorar, pero ahora no puedo a pesar de que quiero.

11. 0 No estoy más molesto ahora que de costumbre.


1 Me molesto más fácil que antes.
2 Ahora me siento molesto todo el tiempo.
3 Las cosas que antes me molestaban ya no me molestan.

12. 0 No he perdido el interés en otras personas.


1 Tengo menos interés que antes en otras personas.
2 He perdido la mayor parte de mi interés por otras personas.
3 He perdido todo el interés por otras personas.

13. 0 Tomo decisiones más o menos tan bien como siempre.


1 Ahora pospongo tomar decisiones más que antes.
2 Ahora tengo más dificultad que antes tomando decisiones.
3 Ya no puedo tomar ninguna decisión.

14. 0 No siento que me vea peor que antes.


1 Me preocupa que me vea viejo o poco atractivo.
2 Siento que hay cambios permanentes en mi apariencia que hacen que me
vea poco atractivo.
3 Creo que me veo feo.

15. 0 Puedo trabajar más o menos tan bien como antes.


1 Me toma un esfuerzo adicional comenzar a hacer algo.
2 Tengo que esforzarme mucho para hacer cualquier cosa.
3 No puedo hacer ningún trabajo.

16. 0 Puedo dormir tan bien como de costumbre.


1 No duermo tan bien como acostumbraba.
2 Me despierto una o dos horas más temprano o más tarde que de costumbre y
se me hace difícil volver a dormir o mantenerme despierto.
3 Me despierto variar horas mas temprano o mas tarde que de costumbre y
no puedo volver a dormir o mantenerme despierto.

100
17. 0 No me canso más que de costumbre.
1 Me canso más fácilmente que de costumbre.
2 Me canso de hacer cualquier cosa.
3 Estoy demasiado cansado para hacer cualquier cosa.

18. 0 Tengo el mismo apetito de siempre.


1 Mi apetito no es tan bueno como siempre.
2 Ahora tengo mucho menos o mucho más apetito que antes.
3 Ya no tengo apetito o tengo hambre todo el tiempo.

19. 0 No he perdido o ganado mucho peso últimamente.


1 He perdido o ganado más de cinco libras.
2 He perdido o ganado más de diez libras.
3 He perdido o ganado más de 15 libras.
Estoy tratando de perder o ganar peso: ( ) Sí ( ) No

20. 0 No estoy más preocupado por mi salud que de costumbre.


1 Estoy preocupado por problemas físicos tales como: achaques y dolores, el
estómago descompuesto o estreñimiento.
2 Estoy preocupado por problemas físicos y es difícil pensar en otras cosas.
3 Estoy tan preocupado por mis problemas físicos que no puedo pensar en
otra cosa.

21. 0 Recientemente no he notado ningún cambio en mi interés por el sexo.


1 Estoy menos interesado por el sexo que lo que acostumbraba.
2 Ahora estoy menos interesado en el sexo.
3 He perdido completamente el interés por el sexo.

22. 0 Pienso, hablo y actúo como de costumbre.


1 Pienso, hablo y actúo más lento o más rápido que de costumbre.
2 Pienso, hablo y actúo mucho más lento o mucho más rápido de lo
acostumbrado.
3 Casi no puedo pensar, hablar y actuar; o lo hago tan rápido que no puedo
controlarlo.

101
Apéndice I

Características de un sistema de fe tóxica.

Los miembros del sistema se jactan de tener habilidades, entendimiento y conocimiento; prueba todo
esto de que están en posesión de la verdad. Atacan a los demás por creer que son los únicos que se
encuentran en el camino correcto.
En un sistema tóxico los adictos tienen que dar el máximo servicio.
Por dentro de sí mismo se siente un vacío, pero al exterior se presenta una cara de felicidad y de paz.
La comunicación proviene de arriba hacia abajo y nunca desde la base
Las reglas distorsionan el propósito de Dios. En el lugar de Dios, las reglas refuerzan la adicción, no
fortalecen la relación o la fe en Dios. Todos hablan de lo mismo, se visten de igual manera. No hay
espacio para 1a individualidad. La fe consiste en reglas y más reglas.
En un sistema de fe tóxica, los líderes no son responsables ante los demás.
Categorizar a otros, generalizar, darles nombres, fabricar estereotipos para no hacer caso a sus
creencias. Generalizan, quitan la individualidad de la persona y desacreditan sus creencias
El líder es dictador y autoritario, no hay espacio para el diálogo.
Tu familia se queja de que siempre estás en la iglesia y nunca tienes tiempo para ellos.
Sientes mucha culpa por faltar aún una sola vez al culto.
Sientes que Dios mira lo que haces y que si no lo haces bastante puede ser que te abandone y que no te
bendiga.
Te encuentras que tienes poco tiempo para pasatiempos y placeres como antes porque sirves mucho en
la iglesia.
Te han dicho que es difícil hablar contigo porque siempre estás citando la Biblia cuando hablas.
Estás dando dinero porque piensas que Dios te hará rico.
Te has involucrado en una relación sexual con un religioso.
Es difícil que tomes una decisión sin consultar al ministro aún para asuntos pequeños.
Ves a tu ministro como una persona que tiene más poder que otras personas.
Has hecho que tu fe te aísle de la familia y de los amigos.
Esperas que tu ministro arregle rápidamente los problemas de la vida.
Te sientes demasiado y sumamente culpable aún por los mas pequeños errores.
¿Has pensado que Dios quiere que te destruyas a ti mismo o a otros para ir a vivir con El?
¿Crees que Dios frecuentemente se comunica contigo en voz alta (en forma audible)?
¿Sientes que Dios está enojado contigo?
¿Piensas que si trabajas un poco más duro Dios por fin te perdonará?
¿Alguien te ha comentado alguna vez que tu pastor manipula tus pensamientos o tus sentimientos?
¿Crees que todavía te van a estar castigando por algo que hiciste en tu niñez o juventud?

102
Apéndice J

Solicitud de colaboración para los jueces

Jorge A. Texidor Quiles


1441 Lexington Ave.
Davenport, FL. 33837
(407) 973-2531

18 de enero de 2009

Estimada Dra. Serrano:

Mi nombre es Jorge A. Texidor Quiles y soy estudiante graduado del programa de

Psicología Clínica de la Universidad de Puerto Rico. Actualmente estoy trabajando en mi

Disertación con la dirección del Dr. José Toro Alfonso. El tema de estudio es Psicología

y Religiosidad puertorriqueña: Un estudio sobre violencia religiosa y sintomatología

psicológica en iglesias protestantes y evangélicas. Como parte de este proyecto deseo

alcanzar una muestra de 300 participantes a los/as cuales se les administrará un

cuestionario que pretende medir los constructos antes señalados.

Para ello, necesito de un panel de jueces que evalúe y haga las recomendaciones

pertinentes sobre los reactivos que buscan medir violencia religiosa ya que las escalas de

síntomas están validadas. Por lo tanto requiero de su colaboración en el particular y

espero poder contar con su valiosa ayuda.

Para mayor información se puede comunicar conmigo al (407) 973-2531 o a mi correo

electrónicojorgetexidor@gmail.com. Gracias anticipadas.

Cordialmente,

Jorge A. Texidor Quiles


840-90-8065

103
Apéndice K

Instrucciones para los jueces

Como parte de mi trabajo de disertación he desarrollado una serie de escalas sobre


violencia religiosa y sintomatología psicológica. Para validar la misma se solicita a un
grupo de expertos o jueces en el tema que evalúe cada uno de los reactivos del
instrumento para examinar si miden el constructo que dice medir. Por este medio le
solicito su participación como juez para evaluar cada uno de los reactivos y si de
acuerdo a su criterio representa el constructo que se intenta medir. Para esto se le
provee la definición que esta siendo utilizada como base para desarrollar la prueba.
De acuerdo a esta definición se le solicita que indique en cada uno de los reactivos si
es esencial (E) o no esencial (NE) para medir este constructo, marcando en el espacio
provisto: E: Esencial
NE: No esencial

Se provee un espacio adicional para comentarios, donde puede hacer cualquier


señalamiento que considere necesario.

Ejemplo:
Definición de Burnout o Síndrome de agotamiento: Según Pines, Aronson y Karf
(1981) es un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por estar
implicada la persona durante largos periodos de tiempo en situaciones que le afectan
emocionalmente.

Reactivos E NE Comentario
1. Me sobrecarga y pesa la
cantidad de funciones, diversidad
de tareas que tengo que atender en
mi trabajo

Si usted considera que el reactivo numero 1 es esencial para medir el constructo de


“burnout” o síndrome d agotamiento, deberá marcar con una X debajo de la letra E en
el recuadro al lado del reactivo 1.

Le agradezco su participación en el proceso de validación.

Atentamente,

Jorge A. Texidor Quiles

___________________________ ___________________________
Nombre del juez Firma
___________________________ ___________________________
Preparación académica Profesión

104
Instrucciones: Favor de marcar con una X en la columna identificada como E si considera
que el reactivo es esencial para medir el constructo de violencia religiosa o marque la
columna identificada con NE si considera que el reactivo es no esencial para medir el
constructo antes mencionado. Siéntase en la libertad de escribir cualquier cometario que
entienda que es necesario en el área provisto para ello.

Definición de violencia religiosa puede ser vista como “la manifestación de una
acción maltratante de parte de una institución eclesiástica y/ o de un líder religioso (sea
clérigo o laico) cuya acción provoca huellas o heridas emocionales, mentales, sociales,
espirituales y/ o físicas en las víctimas, hasta el punto de causar comportamientos
dependientes y disfuncionales en diferentes aspectos de la vida” (Galarza-Sierra, 2001
p.46).
Reactivo E NE Comentarios
Objetivo: Explorar las
manifestaciones más comunes de
la violencia religiosa en Puerto
Rico.

1. ¿Actualmente, asiste a alguna


iglesia?
Sí ______ No ______ ¿Cuál?
___________________________

2. ¿A cuántas iglesias ha
pertenecido? ___________

3. ¿Alguien le ha comentado alguna


vez que su pastor/a manipula sus
pensamientos y/o sus sentimientos?
Sí _____ No _____

4. ¿Su familia se queja de que


siempre está en la iglesia y nunca
tiene tiempo para ellos?
Sí ______ No ______

5. ¿Siente mucha culpa por faltar


una sola vez al culto?
Sí ______ No ______

6. ¿Se le hace difícil tomar una


decisión sin consultar al ministro/ra
aún para asuntos pequeños?
Sí ______ No ______
105
7. ¿Se encuentra que tiene poco
tiempo para pasatiempos y placeres
como antes porque sirve mucho en
la iglesia?
Sí ______ No ______

8. ¿Le han dicho que es difícil


hablar con usted porque siempre
está citando la Biblia cuando habla?
Sí ______ No ______

9. ¿Ve a su pastor/a como a alguien


que tiene más poder que otras
personas?
Sí ______ No ______

10. ¿Se siente demasiado y


sumamente culpable aún por los
más pequeños errores?
Sí ______ No ______

11. ¿Cree que Dios frecuentemente


se comunica con usted en voz alta
(en forma audible)?
Sí ______ No ______

12. ¿Sientes que Dios está enojado


con usted?
Sí ______ No ______

13. ¿Cree que todavía le van a estar


castigando por algo que hizo en su
niñez o juventud?
Sí ______ No ______

14. ¿Por la fe se ha aislado de la


familia y de las amistades?
Sí ______ No ______

15. ¿Se ha involucrado en una


relación sexual con un religioso/a
(pastor/a)?
Sí ______ No ______

106
16. ¿Piensa que el mundo y el
cuerpo son malos?
Sí ______ No ______

17. ¿Cree que rehusar, pensar,


dudar y preguntar sobre la fe es
inadecuado?
Sí ______ No ______

18. ¿Piensa que el sexo es sucio?


Sí ______ No ______

19. ¿Cree que se debe pensar en


blanco o negro sobre asuntos de la
fe?
Sí ______ No ______

Objetivo: Explorar y describir


qué efecto, si alguno, existe entre
la violencia religiosa y la
sintomatología psicológica (stress,
depresión, ansiedad, culpa,
autoestima, etc.)

20. Si violencia religiosa es la


manifestación de una acción
maltratante de parte de una
institución eclesiástica y/ o de un
líder religioso (sea clérigo o laico)
cuya acción provoca huellas o
heridas emocionales, mentales,
sociales, espirituales y/ o físicas en
las víctimas, hasta el punto de
causar comportamientos
dependientes y disfuncionales
en diferentes aspectos de la vida,
¿Cree que en algunas iglesias se da
la violencia religiosa?
Sí ______ No ______

21. ¿Alguna vez ha sido víctima de


violencia religiosa?
Sí _____ No ____

107
22. ¿Quién o quienes fueron los/las
que lo cometieron?
____Pastor ____Pastora
____laico ____laica

23. ¿Qué sentimientos y o


emociones experimentó dentro de la
violencia religiosa?
____Ansiedad ___Miedo
___Depresión ____Culpa
____Baja autoestima ____Rencor
____Stress ____Coraje
____Inseguridad ___Cansancio
____otra________
_____ninguna de las anteriores

Objetivo: Identificar si las


víctimas de violencia religiosa
buscan ayuda.

24. ¿En algún momento en su vida


ha recibido algún tipo de consejería,
ayuda emocional, psicológica y/o
de salud mental para lidiar con los
sentimientos y o emociones antes
mencionados?
Sí _____ No _____

25. Si contestó sí ¿De quién


(quiénes) ha recibido o recibe la
ayuda?
Amigo/a _____________
Consejero/a ____________
Familiar _____________
Médico_____________
Orientador/a _____________
Psicólogo/a ______________
Psiquiatra ____________
Sacerdote o Pastor ____________
Trabajador/a Social ____________
Otro/a _____________
(especifique) ____________

108
26. ¿Le informó a alguna persona
de la violencia religiosa?
Sí _____ No _____

27. Actualmente, ¿está recibiendo


algún tipo de consejería, ayuda
emocional psicológica y/o de salud
mental?
Sí _____ No _____

109
Apéndice L

Procedimiento para Grupo piloto

El investigador le solicitó a la Rvda. Sandra Luciano Andujar (pastora

presbiteriana) si podía colaborar con la investigación. La respuesta de ésta fue afirmativa

y puso a su congregación al servicio del investigador para la realización del estudio

piloto.

Se seleccionará junto a la Pastora un día en donde se hará el anuncio del estudio

piloto. Se utilizarán para el estudio las primeras 10 personas interesadas. La iglesia

proveerá un salón privado en donde se realizará el estudio. Se protegerá la privacidad y

confidencialidad de los sujetos tal y como se plantea en la investigación. Los/as

participantes podrán reaccionar al cuestionario ante el investigador o de forma escrita en

el documento. Una vez finalizado el estudio piloto se procederá a corregir el instrumento

en aquellos reactivos que crearon dificultad en los/as participantes.

110
Apéndice M

UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO


Facultad de Ciencias Sociales
PO Box 23345
San Juan PR 00931-3345

HOJA DE CONSENTIMIENTO INFORMADO - Piloto

Psicología y Religiosidad puertorriqueña: Un estudio sobre violencia religiosa y sintomatología


psicológica en Iglesias Protestantes y Evangélicas.

Descripción

Usted ha sido invitado a participar en un estudio piloto para explorar el impacto psicológico que
tiene la violencia religiosa en Puerto Rico.

Este estudio es realizado como parte de la disertación doctoral, de Jorge A. Texidor Quiles,
estudiante del Programa Graduado de Psicología de la Universidad de Puerto Rico Recinto de
Río Piedras. El propósito de la futura investigación es explorar y estudiar si existe en la sociedad
puertorriqueña violencia religiosa dentro de contextos de iglesias protestantes y evangélicas y
cómo esto pudiera afectar la sintomatología psicológica de la persona.

Si acepta participar en este estudio piloto, se le solicitará contestar un cuestionario para validar el
contenido del mismo. Por lo tanto sus dudas y observaciones serán consideradas de modo que se
pueda corregir el cuestionario previo a realizar la investigación. El participar en este estudio le
tomará aproximadamente 30 minutos. Se espera la participación de 10 personas en esta fase de la
investigación.

El cuestionario consta de una primera sección en donde usted brindará información sobre sus
datos demográficos. La siguiente parte consiste de preguntas sobre “Religiosidad y posibles
experiencias de violencia religiosa”. La tercera sección son preguntas sobre “Síntomas
relacionados a la ansiedad”. La cuarta parte tiene preguntas sobre “Autopercepción” y finalmente
encontrará preguntas sobre “Estado de ánimo”.

Riesgos y beneficios

Los riesgos potenciales de este estudio incluyen, sentir alguna incomodidad al contestar alguna
pregunta ya que están relacionadas a información personal. Esta incomodidad puede ser
manejada con el anonimato de la encuesta. Se le ha indicado que algunas preguntas pueden
hacerle pensar sobre posibles experiencias traumáticas. Algunas de ellas pueden estar
relacionadas a memorias de violencia dentro de la iglesia. Si esto sucede durante o después de
completar el cuestionario, las personas contacto le brindarán el número de teléfono y dirección de
una psicóloga licenciada para apoyo psicoterapéutico. Es importante que recuerde que su
participación es completamente voluntaria.
Se le ha informado que este estudio no está diseñado para su beneficio directo. El beneficio
indirecto es que se expondrán posibles experiencias de violencia religiosa y sus efectos en la
sintomatología psicológica. El participar en este estudio no implicará beneficio económico
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directo para el participante. Usted entiende que esta información podría ayudar en el desarrollo de
intervenciones y planes de acción posteriores.
Confidencialidad
La identidad del participante será protegida en todo momento. Para esto se tomarán las siguientes
medidas de seguridad. Una vez estén los cuestionarios completados serán puestos por el/la
participante en un sobre manila y la hoja de consentimiento en un sobre blanco aparte. El
cuestionario será totalmente anónimo y no existe forma de identificar la persona que haya
respondido el cuestionario. Se le ha orientado para que no escriba en el cuestionario ninguna
información que le identifique, entiende que la encuesta se identificará con un número y no se
utilizará su nombre ni cualquier otra información que pueda identificarle y toda información o
datos que pueda identificar al participante serán manejados confidencialmente. El investigador
mantendrá los documentos almacenados, bajo llave, por un período de tres años y no se
divulgarán con ninguna persona ajena a este estudio, excepto el director de tesis y sus lectores.
Luego los documentos serán destruidos.

Solamente el investigador principal, Jorge A. Texidor Quiles y el Dr. José Toro Alfonso, director
de la disertación tendrán acceso a los datos crudos o que puedan identificar directa o
indirectamente a un participante, incluyendo esta hoja de consentimiento.

Derechos
Si ha leído este documento y ha decidido participar, por favor entienda que su participación
es completamente voluntaria y que usted tiene derecho a abstenerse de participar o
retirarse del estudio en cualquier momento, sin ninguna penalidad. También tienen derecho
a no contestar alguna pregunta en particular y a recibir una copia de este documento.

Si tiene alguna pregunta o desea más información sobre esta investigación, por favor
comuníquese con Jorge A. Texidor Quiles al número (407) 973-2531 o con el Dr. José Toro
Alfonso al número (787) 764-0000, extensión 5696. De tener alguna pregunta sobre sus derechos
como participante, reclamación o queja relacionada con su participación en este estudio puede
comunicarse con la Oficial de Cumplimiento o el Decano Auxiliar de Investigación del Recinto
de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, al teléfono 764-0000, extensión 2515 ó a
cipshi@degi.rrp.upr.edu

Su firma en este documento significa que ha decidido participar después de haber leído y
discutido la información presentada en esta hoja de consentimiento Además, su firma
significa que:
! Es mayor de 21 años de edad y capacitado/a legalmente para consentir participación.
! Ha tenido oportunidad de aclarar cualquier duda acerca del proyecto descrito y sobre su
participación en este.
! Se le ha permitido leer este documento.
! Su participación en esta investigación es totalmente voluntaria.
! Se le ha garantizado la confidencialidad y privacidad de sus datos y su participación.
___________________________ _______________________ ________
Nombre del participante Firma Fecha

He discutido el contenido de esta hoja de consentimiento con el arriba firmante. Le he explicado


los riesgos y beneficios del estudio y se le ha dado copia de este consentimiento.
____________________ _______________________ _____________________
Nombre del investigador Firma Fecha
o su representante
112
Apéndice N

113

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