El tío Carlitos fabrica diferentes tipos de bañaderas para satisfacer las necesidades de clientes de diversas características. Fabricó bañaderas grandes para personas altas, angostas para personas delgadas, y de colores brillantes para personas pálidas. También inventó una ducha para basquetbolistas altos y diseñó duchas con micrófonos, jabones musicales y formas de farol para diferentes estilos de bañistas. Sin embargo, en su propia casa no tiene instalaciones sanitarias y se baña en el patio cuando llueve.
El tío Carlitos fabrica diferentes tipos de bañaderas para satisfacer las necesidades de clientes de diversas características. Fabricó bañaderas grandes para personas altas, angostas para personas delgadas, y de colores brillantes para personas pálidas. También inventó una ducha para basquetbolistas altos y diseñó duchas con micrófonos, jabones musicales y formas de farol para diferentes estilos de bañistas. Sin embargo, en su propia casa no tiene instalaciones sanitarias y se baña en el patio cuando llueve.
El tío Carlitos fabrica diferentes tipos de bañaderas para satisfacer las necesidades de clientes de diversas características. Fabricó bañaderas grandes para personas altas, angostas para personas delgadas, y de colores brillantes para personas pálidas. También inventó una ducha para basquetbolistas altos y diseñó duchas con micrófonos, jabones musicales y formas de farol para diferentes estilos de bañistas. Sin embargo, en su propia casa no tiene instalaciones sanitarias y se baña en el patio cuando llueve.
Pero grandotes - grandotes, ¿eh? Son muchísimo más largas, más anchas y más profundas que las bañaderas comunes y corrientes. (Diría: fabrica auténticas piletas de natación). También vende bañaderas para clientes finitos. Son angostas y alargadas como un fideo, y cuando se llenan de agua parecen uno de esos arroyitos de las sierras de Córdoba. El tío Carlitos, además, fabrica bañaderas para señoritas pálidas, por ejemplo: señoritas que se hayan dado un buen susto o que nunca tomen sol o que hayan nacido en Transilvania. Las señoritas así de pálidas buscan bañaderas color rosado, fucsia o violeta fosforescente para que, mientras se bañan, puedan distinguirse de la loza blanca de las bañaderas comunes y corrientes. El tío Carlitos también inventó una ducha para basquetbolistas. De la flor de la ducha cuelga un hilito. Cuando uno tira el hilito, la ducha dispara como una cañita voladora y se acomoda justo sobre la cabeza del señor altísimo que se baña. Además, vende duchas con micrófonos para bañistas cantores, con jabones como maracas para bañistas tropicales y con forma de farolito de la esquina para los tangueros (como mi abuelo Cacho, por ejemplo). Y para los que bailan twist y rock and roll, diseña bañaderas con pasamanos para que no se resbalen mientras se enjabonan la espalda. Pero el tío Carlitos (que no es ni muy alto ni muy bajo, ni muy gordo ni muy flaco, ni muy morocho ni muy rubio, ni muy cantor ni muy callado) es uno de esos tíos comunes y corrientes. Y ... "En casa de herrero, cuchillo de palo" (como bien dice mi mamá): el tío Carlitos en su casa no tiene ni ducha, ni canilla ni bañadera. Cuando llueve, se lleva el jabón y la esponja al medio del patio y ahí mismo se baña, lo más tranquilo, silbando bajito. Para asombro de la familia y escándalo de los vecinos. Beatriz Actis