La forma en como se organizan y combinan los recursos con el propósito de
cumplir con las prioridades nacionales, estipuladas en el plan nacional de desarrollo. Darle prioridad al desarrollo humano rural hará que mejore la productividad, empleo e ingreso, de misma forma que si mejora la economía también mejoraría la forma de vivir, significa salud y bienestar, acabar con el hambre y todo gracias al proceso dinámico de transformación de las estructuras económicas, ciudades y comunidades sostenibles ofreciendo mejor calidad de vida sin poner en riesgo los recursos, ya que vela por el bienestar futuro de la humanidad. El desarrollo urbano sostenible desarrolla oportunidades para que no dependan completamente de zonas rurales y así puedan satisfacer sus necesidades sin comprometer a las generaciones futuras, uno de los objetivos también es proteger de manera sostenible de la contaminación terrestre, también se vería una reducción de desigualdad, Las desigualdades basadas en los ingresos, el género, la edad, la discapacidad, la orientación sexual, la raza, la clase, el origen étnico, la religión y la oportunidad, siguen persistiendo en todo el mundo, dentro de los países y entre ellos. Las desigualdades amenazan el desarrollo social y económico a largo plazo, limitan la reducción de la pobreza y destruyen el sentimiento de plenitud y valía de las personas. El desarrollo económico local, constituye, a partir del ángulo de la funcionalidad publica, una viable contestación a la insuficiencia de desarrollo y a las necesidades materiales poblacional que se manifiestan en los elevados niveles de pobreza y extrema pobreza que son parte del panorama social guatemalteco. PRIORIDAD: Se propicia un nuevo modelo de administración territorial y de inversiones públicas y privadas, desde una mejor repartición y organización territorial de la nación, en términos políticos, culturales, socioeconómico y del medio ambiente. Al 2032 los gobiernos municipales alcanzan una mas grande capacidad de administración para atender las necesidades y solicitudes de la ciudadanía. La población urbana y rural de los municipios ha mejorado sus condiciones de vida. El desarrollo territorial resiliente y sostenible tiene como objetivo permitir que algunos territorios (ciudades, regiones, áreas rurales, etc.) para prepararse, resistir o adaptarse a las situaciones de shock.
Al año 2032 el 100% de las instituciones públicas y los gobiernos
locales aplican criterios de territorios, ciudades y municipios resilientes. El país, los municipios y las ciudades tienen la capacidad de soportar, responder y recuperarse ante el impacto de un evento natural adverso. asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales proporcionar acceso a transportes seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación vulnerable, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad aumentar sustancialmente el número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan y ponen en marcha políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos PARTICIPACION CIUDADANA COMO FACTOR DE RESILIENCIA Estar preparados para cualquier adversidad es importante, así que tomar las medidas adecuadas para ello puede salvar vidas o al menos no ser tan afectados por la resiliencia. La resiliencia es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo, factores protectores y la personalidad del ser humano. Como ciudadanos es nuestro deber exigir seguridad de nuestra vida en caso de cualquier tipo de resiliencia y tener apoyo de las autoridades mayorees. La resiliencia se ha caracterizado como un grupo de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana en un media no tan sano, dichos procesos se hacen por medio del tiempo, dando bienaventuradas combinaciones entre los atributos del infante y su ambiente familiar, social y cultural, de esta forma la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen o que los niños adquieren a lo largo de su desarrollo, sino que si hablamos de un proceso que caracteriza un complejo sistema social, en un rato definido del tiempo. Los desastres naturales, como incendios, terremotos e inundaciones, y los inconvenientes que tienen la posibilidad de exponer ciertos sistemas, como el de agua potable y transporte, son varias de las crisis a las que tienen la posibilidad de afrontar las ciudades. La Resiliencia se apoya en una relación entre una persona y su ámbito. La Resiliencia no es una capacidad absoluta, ni estable, ni tiene parámetros, es un proceso que puede durar toda la vida. Durante el año 2009, se oficializa la implementación de la Mesa de Diálogo para la Reducción de Riesgo a los Desastres, siendo el espacio de convergencia del sector público, sociedad civil y cooperación internacional, desde donde se promueve la construcción de consensos respecto a las iniciativas para la reducción del riesgo a implementarse en el país. Considerando las amenazas y vulnerabilidades que aquejan a Guatemala2 y los esfuerzos que el país ha realizado para normar el quehacer institucional para gestionar el riesgo, se han promovido acciones para incrementar los niveles de resiliencia en los capitales económicos, naturales, social, físico y humano que promueven el desarrollo. Se ha pasado de un esquema conceptual centrado en el desastre a un esquema de intervención centrado en el riesgo y sus factores determinantes (la vulnerabilidad y la amenaza), al mismo tiempo que se enfoca en las funciones que tendrían que asumir los distintos actores para reducir vulnerabilidades e incrementar la resiliencia. En el año 2006 el régimen de Guatemala aprobó el programa nacional de administración para la reducción de peligro a desastres en los procesos de desarrollo, el cual incluye ocupaciones interinstitucionales en relación con la reducción de desastres y atención de emergencias, y ha sido impulsado por la secretaria general. De idealización de la presidencia en coordinación con la secretaria de la coordinación para la reducción de desastres. En el año 2008, se crea el programa nacional de prevención y mitigación frente a desastres, con el propósito de proponer procesos de mediano y extenso plazo, así como de corto plazo, mediables y verificables, que contempla el desarrollo de la política y táctica nacional de gestión de riesgo. Considerando las amenazas y vulnerabilidades que aquejan a Guatemala2 y los esfuerzos que el país ha realizado para normar el quehacer institucional para gestionar el riesgo, se han promovido acciones para incrementar los niveles de resiliencia en los capitales económicos, naturales, social, físico y humano que promueven el desarrollo (capitales de desarrollo). Se ha pasado de un esquema conceptual centrado en el desastre a un esquema de intervención centrado en el riesgo y sus factores determinantes (la vulnerabilidad y la amenaza), al mismo tiempo que se enfoca en las funciones que tendrían que asumir los distintos actores para reducir vulnerabilidades e incrementar la resiliencia.