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L. DERECHO ELECTORAL Drerer NowLeN, DaNteL Sansay 1. IntRopueciON, El termino “derecho electoral" no ha sido.elegido por azar como titulo de {a presente obra. De acuerdo con las consideraciones de los propios inves. tigadores participantes en el proyecto, resulta el més adecuado para de. {erminar el objeto de estudio de este tratado: el conjunto de normas que regulan la eleccin de los Grganos representativos en América Latina, En este sentido, el derecho electoral podria percibirse como sindnimo de le. islacion electoral. Sin embargo, elitérmino no se refiere slo a lo codi. ficado en las constituciones, las leyes electorales y los reglamentos en lo referente a los Grganos de representacién y al sufragio, ni a la organiza. i6n, la administracién y la ejecucién de los procesos electorales, Por uma Parte, el derecho electoral incluye un conjunto de conocimientos mucho més amplio.y abarca prineipios politicos, parimetros comparativos, ante, cedentes histéricos y sociol6gicos, asf como experiencias del pasado que Permiten vincular el estudio de la materia con reflexiones sobre la repre, sentacién politica, los partidos, la democracia, el parlamento, el presiden. Cialismo y el parlamentarismo, ete, Por otra parte, el derecho electoral sig. nifica también ciencia, teoria o saber, ¢ incluye, ademés, un saber eritice sobre las:normas. De este modo, el derecho electoral constituye toda una disciplina con caracterfsticas propias. 2. EL CONCERTO DE DERECHO FLECTORAL En la literatura cientifica y en el habla cotidiana conviven dos conceptos de derecho electoral, uno restringido y otro amplio, El concepto restringido hace referencia aun derecho subjetivo del individuo de elegir y ser elegdo y, dle hecho es idéntico al de suftagio (voting rights). El concepto ample alude al derecho que regula la eleccién de drganos representativos Esta distincién entre dos conceptos no es nueva y se halla, por ejemplo, en Ja obra clisica de Karl Braunias Das parlamentarische Wahibecht (De, recho electoral parlamentario), editada en 1932. Sin embargo, sin hacer mayores consideraciones sobre los dos usos debconcepto que él misino dis. tingue, Braunias utiliza el término “derecho electoral” de manera amplia sé. Jo en el tuto de su obra. En su andlisis, la expresién se limita al concepto en el sentido restringido, incluso euando Braunias expone diferentes teorias del derecho electoral. Esta manera de aplicar el término parece vintomation «en todos los trabajos de derecho politico o piblico dedicados al estudio de a materia en sus dos acepciones, amplia y restringida, y se une a la tenden. cia a renunciar al concepto “derecho electoral" em el sentido amplio para titular trabajos dedicados a la institucionalizacién y onganizacion de las clecciones dentro del imbito de la cieneia politica, como lo demuestran los también clésicos estudios de W. J. M. Mackenzie (Eleeciones libres) y de Dolf Stermberser v Bembard Vagel (Die Wall der Pérlamenacita eleseton de los parlamentos). Elempleo del término “derecho electoral" enl sentido restringido, ée como derecho subjetivo, como sinénimo de sufragio, refleja varios estedos de cosas: Primero, parece expresar una opcién por lo especifico en contraposi- cién alo dfuso. Es cierto que, entendido en el sentido restringide come de, recho de sufragio, el significado del concepto es més especifico, Adetnis, su empleo en esta acepeién esta estandarizado. En el caso deb eoncepto en sentido ampli, no ay un acuerdo basico en cuanto a sus connotaciones y Su so no se atiene a pautas comunes, lo que abre la puerta a ambigtiedss des. Sin embargo, la amplitud connotativa no excluye necesariamente la Precision denotativa. El concepto de derecho electoral en un sentido am. Pio sigue teniendo un referente preciso: el derecho que regula la eleccion de los érganos representativos en una democracia. La falta de un uso e6- tandarizado es real, pero tampoco debe olvidarse que parece preferible un coneepto més ambiguo y hasta ahora poco usado, pero relevante, a uno tunfvoco, mas utilizado, pero menos relevante. A las consecuencias de estas reflexiones retornaremos mas adelante Segundo, refleja una valoracion basada en el crterio de la importan- cia, En el contexto del desarrolto de la democracia moderna, y deste el Punto de vista politico y también cientifico, parccia mucho més importan- te el tema de la universalizacion del sufragio que el de los demas agpectos ‘organizativos y administrativos de las elecciones, pese al significado que odrian tener para la inclusion real en la politica de los mevos estratos con derecho a voto, Esta asignacién de mayor importancia al derecho electo- ral individual, al derecho de participacion politica, frente al derecho elec- toral como el conjunto de normas que regulan la expresi6n del voto y de la soberania popular, en realidad (solo) tenfa fundamento alli donde el Estado como aparato burocritico-racional habia precedido a la universalizacion del sufragio o donde ambas evoluciones se producian simultaneamente. No tanto asf en Tberoamérica y otras partes del mundo, donde la democratiza- ccién del sufragio y la celebracién continua de clecciones no necesariamen. ‘te mareaba un progreso democratico, puesto que, a falta de un aparato ad- ‘ministrativo y jurisdiccional independiente, no garantizaba la erradicacion de pricticas electorales fraudulentas. En tales circunstancias, el concepto de derecho electoral en el sentido restringido es claramente insuficiente, pues ignora precisamente aquellos aspectos organizativos v administrativos ine dispensables para que unas elecciones con sulragio universal sean real. mente democriticas, es decir, libres y honestas, Tercero, la renuncia’o casi renuncia al concepto genérico de “derecho electoral” parece revelar una inseguridad sobre su autonomfa y su lugar en el campo del saber; especialmente como rama del derecho, por un lado, y sobre st contenido y pertinencia a diferentes disciplinas, por el otro, Es ob- vio que el objeto del derecho electoral como lo hemos indicado arriba, con sus dimensiones juridicas, te6rico-normativas, comparativas, sociolégicas e historicas, requiere un tratamiento multidisciplinario. La necesidad de convocar a diferentes disciplinas a participar en el estudio del objeto pa- rece cuestionar una denominacién que se podria interpretar como adjudi- cacién del campo a la rama juridica. Nos estamos refiriendo, sobre todo, a Ja ciencia politica que por su multidisciplinariedad interna y su vocacion interdisciplinaria parece estar en igualidad de condiciones para encarar el estudio de la materia. Y no es casual que el coordinador original de esta obra sea politélogo y que, por lo demas, haya dirigido varias tesis de doc. torado sobre temas de organizacién electoral en América Latina (Jarami- lo, 1994; Franco, 1995; Leén-Roesch, 1997), Por otra parte, en el campo exclusivo del derecho, no se ha logrado identificar el lugar que ocupa o deberia ocupar la materia electoral en ef uuniverso juridico, Tradicionalmente el derecho electoral ha sido considera- do como un capitulo de alguna otra rama del derecho constitucional o del derecho administrativo, incluso se le ha ubicado “a caballo” entre estas dos ‘reas jurfdicas. En realidad, se ha incluido dentro del campo de otras ra. x DERECHO ELECTORAL mas del derecho paiblico por asociacion, debido a las materias con las que se relaciona la cuesti6n electoral, con lo que el derecho electoral constitu- ve asi un capitulo de importancia variable. 3. EL DERECHO ELECTORAL COMO RAMA AUTONOMA DE DERECHO A nuestro entender; el derecho electoral como conjunto de normas y prinei- pios que rezulan el proceso electoral, compone un sistema juridico parti- cular: Por supuesto que no desconocemos Ia necesaria unidad que-posee el derecho como disciplina humana. Al respecto, compartimos la visién de ‘Mans Nelsen, quien entiende que el derecho es uno solo en razon de su ereador y de su destinario comiin y final, de sus finalidades y de su marcha ascendente, progresiva ¥ trascendente en cualquier hecho de la vida social (Kelsen, 1934: 108). Sin embargo, por distintos motivos el derecho ha sido dividido en diferentes ramas. Las divisiones surgen como una necesidad propia de su mejor estudio, interpretacién y aplicacién. Son también una ‘consecuiencia de caracteristicas propias que exhiben, dentro del género, las diferentes ramas del derecho susceptibles de ser individualizadas. Es interesante observar que fue un jurista latinoamericano quien afir- mé —de manera absoluta— la autonomfa del derecho electoral como or- den juridico especial, con reglas y principios técnicos propios. Se trata del cubano Rafael Santos Jiméne7, quien en su excelente obra Tratado de dere- cho electoral, publicada en el afio 1946, despues de revisar’la: literatura europea al respecto, deplora que “hasta ahora no se haya considerado la automomta del derecho electoral, que siempre se ha relegado a un plano in- ferior”. Sus argumentos en contra, sin embargo, se apoyan s6lo por un Ia- do en el concepto de derecho electoral, como él Io define: “Un conjunto de Principios y reglas(...] que no sélo esté integrado por normas de conducta sino también por fundamentos filos6ficos". Por el otro lado, su afirmacién de la autonom{a del derecho electoral se fundamenta en la importancia que este status podrfa tener para el desarrollo de la democracia en el mundo. Como ex vicepresidente de la Camara de Representantes de su pais, vincu- lado a la préctica politica, Santos Jiménez hace votos para que cl derecho electoral ocupe el hugar que le corresponde para que su pleno desen- volvimiento ejerza la influeneia beneficiosa consiguiente en las instituciones electorates politicas del mundo. La autonomia del derecho electoral resulta, DERECHO ELECTORAL Ey realmente, factor poderoso y universal de progreso politico y de bienestar co- lectivo, ya que al examinarse las instituciones electorales detenidamente, con rigor clentifico, se palpan sus deficiencias, se anotan los errores, se ponen de ‘manifiesto las arbitrariedades, resaltan las injustciasy, al senalarse los reme. ios aplicables y considerarse sus resultados positivos en otros patses, se siem- bra en lconciencia de los pucblos el impulso necesario para adelantar por el camino del éxito (Santos Fiménez, 1946: 15-16), Eno atinente a la autonomia del derecho electoral, parece de gran uti- lidad préctica la argumentacion de que se vale Flavio Galvan Rivera para fundamentar la.autonomfa de nuestra rama del derecho. Para este autor cl derecho electoral-es auténiomo, porque existe legislacién espectalizada —eri- terio legislativo—; porque se han instituido tribunales electorales especializados critero jurisdiecional-—; porque, aun cuando escasa todavia, existe literatura juridica especializada en la materia ~crterio cientifieo—, y porque en Iss insti- ‘usciones educativas donde se imparte la profesin jurdica, exsten asignaturas cspocializadas sobre el tema, Finalmente, porque el derecio electoral ha estruc ‘uurado su propio lenguaje clenifico; el significado de las voces usedas no puede bbuscarse con éxito en los diccionarios de consulta ondinaria, sino tinicamente en los especializadosen esta rama del eonocimiento (Galkén Rivera, 1993: 678.679). Como se puede ver, nuestra postura no se funda en el deseo de crear ar- tificialmente un campo auténomo del-mundo juridico: Se trata de aprehen- det, por medio de eriterios logieos,‘adecuados al campo del comportamien- to humano que se pretende regular, las reglas jurfdicas que de él nacen. Nuestra disciplina tiene sustantividad propia; es independiente porque se funda en prineipios, métodos'y tiene un objeto que le es propio. Los fené- menos de derecho piblico que incluye requieren de.definiciones particu- lares que s6lo pueden darse mediante reglas que le sean propias. Ellas hacen al procedimiento, al sistema de garantias, a la autoridad de aplicacién, en- tre muchos otros elementos que poseen una especificidad particular, A. FUENTES, OBJETO Y CLASIFICACION DE LAS NORMAS DEL DERECHO ELECTORAL Preocupado por las fuentes del derecho electoral, Rafael Santos Jiménez precisa que “dentro de su contenido tenemos disposiciones constituciona- les y legales, instrucciones y reglamentos, jurisprudencia gubemativa y contenciosa, usos y costumbres de trascendencia juridica; pero tenemos: también fines y cauisas; inducciones y deducciones; andlisis vcrticas; com- paraciones, comprobaciones y-sintesis” (Santos Jiménez, 1946: 16). Silas ftentes son medios a través de los ewales surge o se expresa el de- recho, nos permitimos agregar a las que este tratadista enuumera, el derecho internacional. Hoy, en materia electoral, no se puede subestirhar el alto né- ‘mero de convenciones internacionales que se ocupan de los derechos huma- nosy, entre ellos, de los politicos. Al respecto, establecen-un gran niimeto de ‘contenides relatives al sufeagio y su uuilizacién como elemento insustituible para la. designacién de los gobernantes en el maroo dewun sistema demo- crdtico de gobiemo, La Convencién Americana sobre Derechos Humanos ind conacida como Pact de San. loué de Costn Rica—cometitye al ine trumento internacional més importante para América Latina en Ja materia, por la profundidad de tratamiento y porque vinculaa la mayoria de paises de la regis, Tampoco se deben olvidar las reglas en materia de observacién internacional de elecciones que desde las organizaciones internacionales oe y oxt-— prodicen un importante cambio en el principio de no inter~ vencién en los asuntos interiores de ls estados. En tal sentido podemos ci- tar opiniones y resoluciones de la Comisién Interamericana de Derechos Humgnos, érgano ereado por la citada convencién y que constituye una au- toridad supranacional para los paises signatarios de la misma. EL objeto de nuestra disciplina versa sobre la materia electoral, en todo Jo atinente al derecho. De conformidad con la Constitucién Politica mexica- na, ans reguldcionijuridics de-la origaiizicion y realizacion de las clecciones, consideradas como funcién estatal (arts. 1-7). Por otra parte, cabe destacar la gran proximidad que tienen los temas que trata el derecho electoral con los temas de la democracia; de hecho, los asumntos que abarcael ‘objeto del primero pertenecen necesariamente al sistema democratico en su cconjunto;¢s ms, del grado de observancia de la tematica electoral depende- 1 gran parte del vigor del sistema demacrétieo como-un todo. ‘Agruparemos los temas del derecho electorabde la siguiente manera: Caracteristicas de las elecciones y de los procesos electorales. Principios y garantias. Delitos e infracciones, Sistemas electorales. ‘Campafias electorales. DERECHO ELECTORAL B Partidos politicos. Financiamiento de elecciones y de partidos. Formas de democracia semidirecta, Normas de procedimiento electoral Exigencias en control y fiscalizacion de actos electorales. ‘Autoridad electoral Normas en materia de observacion de procesos electorales, Capitulo comespondiente del derecho internacional de los derechos humanos. " Manuel Aragén considera que, por una parte, “el derecho electoral es un instrumento de garantia de la democracia, esto es, una técnica juridica mediante Ia cul se pretends asegurar la certeya en ell atorgamiento de la representacién popular”, Es precisamente "a la luz del principio democr4- tico que se deben estudiar los modos de organizar la administracién elec- toral, las formas de confeccion del censo, los sistemas de votacién y escru tinio 0, enfin, las diversas vias de control de los procesos electorales". Y retomando el vinculo entre derecho electoral y democracia, el catedrati- co espanol estima que es por ello que “el'derecho subjetivo a elegir esta intimamente relacionado con los demas derechos; con el de igualdad en primer lugar, con los de libertad de expresion y asociacién en segundo lu- gar, con los de libertad y, en fin, con-el resto de los derechos del hombre ‘que, por serlo, es precisamente un ciudadano, esto es, un hombre libre que articipajen el gobierno de su comunidad’ (Aragon Reyes, 1993: XXIV), Nos parece importante destacar la conclusi6n a que arriba Manuel ‘Aragén cuando considera que “el derecho electoral no es s6lo una técnica juridica al servicio de la democracia, un instrumento, pues, de garantia; también-desempena, y ése es su otro cardcter, una funcién legitimadora, ya que la democracia se afianza precisamente gracias al correcto funcio- namiento de los procesas electorales". Pero, para llevar a cabo esa doble funcién, el derecho electoral debe estar integrado por reglas que sean un vehiculo eficaz para asegurar Ia plena vigencia de los derechos politicos y para el logro de instituciones que hagan transparente el proceso de acce- so-a'los cargos de gobierno, posibilitando asf que el Estado de derecho se consolide, ‘También resulta relevante tener en cuenta que el derecho electoral con- sidera dos campos bien determinados entre sus contenidos fundamentales. ‘Como sefiala Fernando Flores Garefa, hay una Fh cetn.aktt Que "el derecho q2eoRa nae Pn DERECHO ELECTORAL, subdivision entre derecho electoral material, sustantivo o primario,'y derecho electoral instrumental, adjetivo, procesal o secundario,a pesar de que no haya entre ese binomio una separaci6n legislativa més o menos marcada, tal como ‘opera en otras dreas jurdicas, a semejanza de como ocurre, por ejemplo, en las ‘materias civil, penal o administrativa, sino que Ia mayor parte, por no hablar de la totalidad de los ya numerosos catdlogos legales electorales(..] han con- fenido una composicién mixta, un entrecruce de normas.sustantivas y adjti- ‘as, cuando mo con el agregado de preceptos orgénicos, creando y ordetiande ‘cuerpos administrativos;y ltimamente, de drganos jurisdiccionales (desde cl Panto de vista material, aunque no formalmentejudiciales) electorales (Flores Garcia, 1993: 640-641), En definitiva, el derecho electoral esta integrado por dos cuerpos nor- ‘mativos; el primero aborda el campo material o sustantivo, mientras que el segundo se ocupa de lo estrictamente procedimental. Por tiltimo, se debe tener también en cuenta la funcién civica que eums ple el derecho electoral, en Ia medida en que se constituye en una valiosa herramienta de educacién ciudadana, El conocimiento de los diferentes capftulos que lo integran trae aparejada la observacién de muchos de los ‘momentos cruciales de la vida politica dentro de un marco pluralista. Pen Samos que esta caracteristica debe ser tenida en cuenta al momento de de- terminar los fines y fundamentos det derecho electoral 5, RELACIONES CON LAS OTRAS RAMAS DEL DERECHO El derecho electoral forma parte del derecho pablico de un Estado, Esto es as{ porque sus normas regulan basicamente relaciones que se establecen entre los particulares y el Estado, Se trata de determinar, grosso modo, la forma en que los primeros pueden erigirse en titulares de los dos poderes estatales o de asegurar su participacién por medio del sufragio respecto de decisiones que hacen al gobierno de la comunidad. Asimismo, un eapitilo del derecho electoral, aquel que se centra en los aspectos de procedimicnto, se ocupa de organizar la autoridad de aplicacién, Este capitulo no trata ex. clusivamente del Organo en si mismo, sino que también debe arreglar las re- laciones que vinculan a éste con otros entes o autoridades. Es decir, estamos frente a reglas que regulan relaciones entre distintas érganos. Como se apre- cia en Ios dos casos descritos, nos encontramos frente a situaciones tipicas DERECHO ELECTORAL, 35 del derecho pablico. Son fenémenos que interesan al orden pablico de un pals en razén de comprometer el interés general de la comunidad. Por lo tanto, en el esquema de relaciones entre el derecho electoral y las restantes ramas tiene preponderancia la presencia de auellas que inte- gran el campo de derecho pablico. Nos parece importante tener en cuenta ‘ue e presente anilisis se efectia en funcidn de la consideracion de lo elec ‘oral como materia que involucra conocimientos pluridisciplinarios y que, por lo tanto, necesita valerse de contenidos provenientes de otras discipli- nas para cumplir de manera cabal con sus objetivos ‘Comenzaremos con el vinculo entre derecho electoral y derecho cons- titucional. en razén del lngar nrepanderante que, come marce de todo al sistema juridico, tiene este timo. Precisamente, en la constitucién se de- ‘erminan las bases de las instituciones que luego son desarrolladas en los cuerpos normativos que integran el derecho electoral. Una premisa funda- ‘mental consiste en la necesidad de-concordancia entre el detecho consti tucional y el derecho electoral. Es decir, el derecho electoral no tiene que contradecir el texto constitucional en el desarrollo de sus contenidos. Las relaciones varian segtin elcriterio del Constituyente en esta materia. Ello, cen razén de que existen dos modalidades en cuanto a la extensién que de- ’ben tener los contenidos electorales en la constitucién, Uno de los criterios 8 aquel que entiende que la materia electoral debe ser tratada lo mas bre- vemente posible, limitarse a ciertos aspectos fundamentales en materia de sufragio y alguna indicacién sobre modos de eleccicn de autoridades. El otro criterio considera que la cuestion debe ser tratada con mayor detalle, egando a incluir las caracteristicas de la autoridad de aplicacion y la for. ‘mula de reparto en lo que hace al sistema electoral, Va de suyo que en los paises cuyas constituciones se han inelinado por la primera de las modali dades, la relacién entre el derecho electoral y el constitucional sera mucho ‘menor que en el segundo caso. Encuantoa la relacién con las restantes ramas, se tratara siempre de un rnexo que le servird al derecho electoral como instrumento para regular aquellas cuestiones que por sw semejanza deban ser reguladas por normas propias de la otra rama considerada, con arreglo alas particularidades que presente. Por ejemplo, en materia de derecho administrativo sus principios serdn aplicables en cuanto la naturaleza especifica del servicio electoral no equiera principios propios. Con el derecho penal, el vinculo surge de la ne- cesidad que tiene el derecho electoral de tipifiear aquellos hechos que con- figuran delitos o contravenciones de tipo electoral. En este tipo serén apli- 36 DERECHO ELECTORAL cables de todas manefas los principios generales que se derivan del derecho penal de cada pais. Asimismo, nada obsta para que estos delitos integren'un capitulo especial del Cédigo penal correspondiente: Lo mismo'ocurre con el derecho procesal, que aporta una eantidad de institutos aptos para llevar a cabo los procedimientos que tienen lugar en el ambito electoral. Piensese al respecto en foda la actividad de tipo jurisdiccional que desarrolla el tribunal ‘© autoridad de aplicacién. Pues bien, estos actos deben estar enmarcados por reglas de tipo procedimental que se compadezcan con el derecho proce- sal nacional 6, RELACIONES CON TAS CIENCIAS SOCIALES En varias oportunidades hicimos reterencia —explt¢ita 0 implicitamente— alcaracter multidisciplinario de la materia electoral y, por consiguiente;de Ja disciplina de derecho electoral con sustantividad propia. Se podria sos- tener, especialmente desde la jurisprudencia, que otras ramas del saber po- rian aportar conocimientos para iluminar’ aspectos especificos en una ‘materia sustancialmente de derecho. Sin embargo, no cabe duda de que el derecho y las ciencias sociales, incluida la historia, aportan su parte indivi- dual genuina y confluyente ala disciplina. Es verdad que la ciencia politica en América Latina, hasta ahora, no se ha dedicado al tema, pero es igualmente cierto que el estado de'ta investi- zgaciGn sobre materia electoral es en general insatisfactorio. Los trabajos de erecho disponibles se restringen solamente’ algunos estudios de caso, uy atados a lis respectivas legislaciones nacionales estudiadas y limita- ddas a aspectos particulares del derecho electoral, Esta situacién refija en cierta medida la aversién, 0 mejor dicho, la renuncia de la jurisprudencia a la comparscion juridica (Rechsvergleich) Por otra parte, el método comparativo es frecuentemente pereibido por parte de la propia jurisprudencia come método de las eiencias sociales. De hecho, la ciencia politica, por ejemplo, que no se define por un sélo método, reconoce en el comparativo’él método propiamente:suyo (Nohlen, 2006: 873-882), por supuesto sin exclusivismo, sabiendo bien que otras discipli- nas lo emplean también: ¥ide hecho, por su frecuenté y habil empleo del metodo comparativo; la elencia politica es un socio ideal del derecho para elestudio de la materia electoral Esta asociacién se justifica asimismo por varias otras circunstancias. Asi, es bien sabido que los principios y preceptos que rigen el proceso elec- DERECHO ELECTORAL, 7 {oral son cambiantes en su propio desarrollo y como resultado de experien- cis hist6rieas. El concepto dle sufragio universal, por ejemplo, ha sido de contenido cambiante. y no se sabe si su definicién actual, que abarea am- bos géneros ya los mayores de 18 anos, inchuidos los analfabetos, significa el punto final de un largo proceso hist6rico. Hay conceptos que pese a pre- sentar también una evolucién hacia contenidos mas igualitarios, no exhi- ben pariimetros tan féciles de medir como en el caso del sufragio y tam- poco existen barreras para involuciones. Un buen ejemplo es el propio concepto de igualdad (Heller, 1934: 276-277), cuya importaneia ha crecido mucho por su aplicacién no solo en el ambito del sufragio, sino tambign en cl de la competeneia politica, del acceso a los medios «le comunicacién, de Ja finaneiacién de las campanas electorales, etcétera ‘Ahora biew, estas cuestioues fornnan pace del Canon privilegiadky de problemas a los cuales se dedica la ciencia politica, no sélo para analizar la realidad, sino también para enjuiciarla comparativamente y claborar propuestas de reforma. Por su orienticién sistemética, la ciencia politica es capaz.de considerar también el contexto, es decir, el sistema politico en el-cual tienen que operar los instrumentos técnicos y evaluar las conse- ‘cuencias que estos conllevan, ya sea respecto al funcionamiento y la efi- cacia del sistema politico o a intereses particulares, como, por ejemplo, aquellos de los partidos politicos (0 de uno de ellos). No es casual que el mbito de los sistemas electorales, parte integral del derecho electoral, se haya desarrollado como campo privilegiado de la ciencia politica (Nohlen, 2004). Porotra parte, los conceptos en su funcién de principio para reir y ev luar la préctica electoral cambian de significado y valor segtin las condicio- nes histérico-contingentes. Lo mismo ocurre con los elementos técnicos © instrumentales. Es precisamente en el campo de la organizacion electoral, cn el émbito administrativo de las elecciones, donde el factor sociol6gico interviene con fuerza, Vale recordar las consideraciones de W. J. M. Mac- Kenzie, que subrayan las dificultades para institucionalizar las elecciones democraticas cuando los ambientes son muy distintos de los previstos por lardoctrina de las elecciones libres. “El sistema (de elecciones libres) tiene tuna légica propia, independiente de la historia, pero su aplicacién practica ces hist6rica y lleva la impronta que marcan la idiosineracia y las condicio- nes de vida de las diversas naciones occidentales. Su futuro depende, pues, de la posibilidad de adaptacion a paises para los que la historia occidental significa muy poco” (Mackenzie, 1962: 17), a8 DERECHO ELECTORAL En el Tratado de derecho electoral comparado de América Latina, se est- dia precisamente el derecho electoral en sus miiltiples materializaciones, en ‘sus configuraciones especificas, resultantes de la historia de las naciones cen este hemisferio, y de manera comparativa, que més alla de los rasgos dis- Lintivos de cada caso contribuye a Ia conformacién de un cuerpo normati- vo y de practicas electorales comunes al érea ‘7. CONSIDERACIONES FINALES En el momento actual, los paises latinoamericanos transitan por una eta- pa de fortalecimionto de sts inctituctonee democrétioas. Transcurrida mAs de una década y media desde la reinstauracién del constitucionalismo de- ‘mocritico en casi todos los paises de América Latina, las cuestiones vincu- ladas con la designacion de los gobernantes siguen asumiendo una trascen- dencia particular: Ast, cuestiones relacionadas con los sistemas electorales ‘més adeeuados, con la estructura encargada del control de los actos elec- torales y de los litigios a que ellos pueden dar lugar, asf como también con la problematica en torno al financiamiento de los partidos y de eampafas, constituyen, entre muchas otras, cuestiones de singular importancia en la agenda de las nuevas democracias. Es cierto que la consolidacién de la de- ‘mocracia en América Latina depende de varios factores: variables socio- econémicas, desarrollo de una cultura democritica, estructuras de poder institucional, ete. Una fuente de consolidacién de la democracia, sin em- bargo, es el derecho electoral, su desarrollo hacia un derecho electoral de- mocratico y el mantenimiento del progreso que se ha alcanzado. ‘Tiene razén Manuel Aragén cuando enfatiza la estrecha relacién entre derecho electoral y democracia, y cuando establece, como su finalidad, la pervivencia y consolidacién de la democracia como criterio que inspira las soluciones técnicas del derecho electoral. Teniendo en cuenta el momento actual de América Latina, asf como la necesidad de promover la idea demo- critica en la regién, el catedrético espatiol va més lejos al conectar abierta ¥yunivocamente, en un plano normativo, el derecho electoral con el principio democritico, afirmado en un foro de expertos en derecho clectoral: "Sélo me- rece el nombre de derecho electoral aquel que, basindose en el sufragio universal, igual, libre, directo y secreto, garantiza la libre competencia y la ioualdad de oportunidades en la contienda electoral, asi como la fiabilidad de los resultados producidas en las votaciones” (Aragén Reyes, 1993: xxv) IL ELECCIONES Y CONTEXTO POLITICO ‘MicHAL KRENNERICH, CLAUDIA ZILLA LAS BLECCIONES representan uno de los fendmenos politicos de més amplia difusién en los estados modernos de todo el mundo. Sin embargo, ninguna cleccién es igual a otra. Enmarcadas en contextos sociales y politicos hetero- _séneoe, tanto en al sentido estructural como en el coyuntural, las eleccianes varian en alto grado respecto a su competitividad y las funciones polti- cas que cumplen, En una democracia, el cardcter competitive de las eleccio- nes constituye una conditio sine qua.non. En este articulo presentamos una introduccién al tema de las elecciones ante el transfondo de la evolucién general de la democracia en América Latina, En contraste con América del Norte o Europa Occidental, América La tina representa una regién que desde su independencia no ha conseguido instaurar un orden democratico estable. En el siglo xIX, las dictaduras cau- dillistas constituyeron mas la regla que la excepcién. A pesar de que la ma- yorfa de las constituciones de las republicas latinoamericanas establecieron muy’ tempranamente sistetnas' presidenciales (con. parlamentos unicame- rales o bicamerales), en los que la forma de llegar al poder habria de deci dirse en teor‘a por medio de elecciones, la cuestién del poder se definia de hecho por las armas. No eran raras las luchas sangrientas entre caudillos pertenecientes a diferentes facciones de la oligarquia. Los incontables cam- bios en el poder (como un ejemplo extremo se podtia mencionar a Pert) ‘ram indieio de la gran inestabilidad politica dominant. Las elecciones, en este contexto, muchas veces s6lo tenfan la funcién de confirmar ex post las relaciones facticas de poder. Fue hasta finales del siglo xix cuando en algu- nos estados latinoamericanos empezaron a establecerse competencias elec- torales entre partidos politicos oligarquicos. No obstante, esta competencia sélo adquirié cierta importancia sociopolitica cuando se ampli el sufragi ¥y se restringié el fraude electoral, antes considerablemente extendido. En el siglo xx, América Latina se vio ante la alternativa dictadura o de- ‘mocracia. Los estados del Cono Sur, Argentina, Chile y Uruguay, fueron los precursores del establecimiento de formas democraticas de gobierno en cl »

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