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Universidad de La Salle

Ciencia Unisalle

Estudios sobre la paz y resolución de conflictos Catálogo General

7-13-2021

Miravalle. Cuentos y relatos de vida


Pablo Iván Galvis Díaz

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resolucion-conflictos
MIR AVA L L E
Cuentos y relatos de vida
Miravalle
Cuentos y relatos de vida

Pablo Iván Galvis Díaz


Editor
Miravalle. Cuentos y relatos de vida / Pablo Iván Galvis Díaz, editor. -
Primera edición. - Bogotá : Editorial Universidad del Rosario : Ediciones
Unisalle, 2021.
180 páginas : ilustraciones ; 21 cm.

ISBN 978-958-5148-64-2 (impreso)


ISBN 978-958-5148-66-6 (e Pub)
ISBN 978-958-5148-65-9 (PDF)

1. Conflicto armado – Relatos personales - Colombia 2. Paz - Colombia


3. Cuentos colombianos I. Galvis Díaz, Pablo Iván

CDD: Co863.6 ed.22


CEP-Universidad de La Salle. Dirección de Bibliotecas

© Editorial Universidad del Rosario Primera edición: Bogotá, D. C., 2021


© Universidad del Rosario
© Ediciones Unisalle
© Universidad de La Salle ISBN: 978-958-5148-64-2 (impreso)
© Pablo Iván Galvis Díaz ISBN: 978-958-5148-66-6 (ePub)
ISBN: 978-958-5148-65-9 (pdf)
Ediciones Unisalle
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El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar
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escrito de las editoriales.
Contenido

Introducción
11

1. Graciela, La Sombra 8. Dana, Los Pozos


20 54

2. Andrea, La Chorrera 9. Edward, La Abeja


24 58

3. Jaime, La Unión 10. Ariel, El Oso


28 64

4. Marisa, La Novia Celestial 11. Alberto, Minas Blancas


34 70

5. Diego, Ciudad Yarí 12. Adrián, La Esperanza


38 76

6. Rubén, La Machaca 13. Andrés, El Avance


44 82

7. Clara, La Libertad 14. Sofía, La Cristalina


50 88
15. Milsíades, La Ye 23. Maribel, La Argentina
92 134

16. Julián, Guayabal 24. Marcos, Campo Hermoso


98 140

17. Elkin, La Granada 25. Felipe, Los Andes


104 146

18. Julia, Guaudas 26. Jhon, La Campana


110 152

19. Karent, Puerto Amor 27. Karla, La Arenosa


114 156

20. Manuela, Miravalle 28. Paola, Girasoles


118 162

21. José, El Chigüiro 29. Martín, La Paz


122 168

22. Darío, Guacamayas 30. Jean Paul, Las Morras


128 174
Agradecimientos

A Diego y Kevin por su constancia en la escritura como herramienta


de construcción de la paz y por el compromiso con la biblioteca al ser
monitores de los talleres de lectura.
A Claudia, Lucélida y Adriana por el ejercicio permanente de lectu-
ra y de creación literaria y por la coordinación del espacio de construc-
ción de narrativas y cuentos.
A Jacobo y Jonathan por sus expresiones de afecto y cercanía en
cada encuentro con la palabra escrita.
A Gisela y Daniela porque en sus miradas y silencios me hicieron
partícipe de los matices que tiene el riesgo de asumir la paz y pasar la
página de la guerra.
A Nilson, Albeiro y Mincho quienes con sus risas y buen humor gene-
raban el ambiente propicio para la reconciliación por medio de las letras.
Y, a través de ellos, a todos los usuarios de la biblioteca pública
de Las Morras, que durante 2017 hicieron parte de esta experiencia de
las “Narrativas farctásticas” en el espacio territorial de capacitación y
reincorporación (ETCR) Óscar Mondragón, y que hoy, sin saber dónde
los tenga el destino, se unen en este libro para dar testimonio de la va-
lentía de asumir la construcción de la paz.
¡Buen viento y buena mar! a los escritores de la paz en medio de las
aguas de la incertidumbre y de las tormentas de la posible continuidad
de la guerra en los territorios.

El editor
Bibliotecario de la paz

Pablo Iván Galvis Díaz 7


Introducción

Pablo Iván Galvis Díaz


Bibliotecario de la paz

Si todos nos tomamos de las manos, ¿quién tomará las armas?


Diego, excombatiente

El proyecto Bibliotecas por la Paz del Ministerio de Cultura y la Biblio-


teca Nacional de Colombia se implementó en apoyo de los acuerdos
de La Habana entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Re-
volucionarias de Colombia (Farc) en 2017. El objetivo primordial de las
veinte bibliotecas por la paz fue generar puentes de comunicación y
reconciliación entre las comunidades campesinas que habían sufri-
do el conflicto armado y los excombatientes que iniciaban su reagru-
pamiento y reinserción en la vida civil. En la biblioteca por la paz de
la vereda Las Morras, en el municipio de San Vicente del Caguán, se
generaron espacios de fomento a la lectura y de creación de escritos
creativos, con la Columna Móvil Teófilo Forero, que dieron como resul-
tado este libro, conformado por treinta relatos de vida, acompañados
de cuentos cortos.
El libro es el fruto de nueve meses de trabajo continuo (de marzo
a diciembre) con la comunidad de excombatientes de las Farc, que se
concentraron en el espacio territorial de capacitación y reincorporación

Pablo Iván Galvis Díaz 11


(ETCR) Miravalle, en del departamento del Caquetá (miembros de la
Columna Móvil Teófilo Forero). Nueve meses en los cuales se fueron
creando historias y narrativas que permitieron el conocimiento y acer-
camiento de los participantes a los talleres de extensión bibliotecaria,
al contacto con el mundo de los libros. Un contacto que, poco a poco,
fue rompiendo barreras, distancias e ideologías, y permitió que se fue-
ran desdibujando los prejuicios, los camuflados, y fueran apareciendo
los sujetos, campesinos, llenos de pasión por la vida y por la generación
de acciones pacíficas, una de ellas la escritura.
No fue fácil la misión de abrir las experiencias de la guerra al mun-
do de las letras, pero fue la disponibilidad, el interés colectivo e indivi-
dual, y las ganas de conocer el mundo los que permitieron, como en la
metáfora de la llegada de la biblioteca al punto transitorio de las Farc, ir
adentrándose gradualmente en la intimidad de sujetos con ansias de
cambio y reconciliación. El primer encuentro con la guerrillerada1 fue
frío, distante y sin mayores acuerdos. Se desarrolló en la escuela de
Miravalle, a unos kilómetros del punto transitorio. El segundo se realizó
en la recepción del ETCR con la intención de aclarar situaciones, tras lo
cual se generó el primer encantamiento narrativo, los ojos bien abier-
tos y corazones palpitantes, que permitió la llegada de la biblioteca por
la paz. El tercer encuentro, ya en el aula de aprendizaje, tuvo como
ambiente unos diálogos en medio de cuentos, historias inconclusas,
lecturas en voz alta, y un ambiente de apertura a lo nuevo, a lo mágico,
en el que se desarrolló la creatividad.
Ya en la cotidianidad de los espacios de lectura y escritura, apare-
cieron las narrativas farctásticas2 que permitieron el intercambio de

Término empleado para referirse a los guerrilleros que no tienen mando dentro
1

de las Farc.
2
Proyecto de la biblioteca por la paz de Las Morras que incentivaba la creación de
cuentos en los excombatientes de las Farc.

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realidades personales y colectivas, y ampliaron el horizonte a la aven-
tura de la escritura creativa. Talleres que se realizaban tres veces por
semana, con una duración de dos horas, y en los que aproximadamente
treinta excombatientes participaron de la experiencia. Al final del pro-
yecto, en torno del fogón o a orillas del río Pato, se presentaron los es-
critos a los excombatientes, en su forma original. Dos años me llevó la
construcción de los relatos de vida, con la información básica que se
había recogido en los talleres, llevando el relato a nuevas formas e in-
terpretaciones a través de giros literarios y de ficción.
Como fruto de estos nueve meses de talleres literarios (la metá-
fora de un parto es este libro, que inició con las distancias que puede
generar el encuentro entre extraños), se crearon los cuentos colectivos
que permitieron acortar las distancias y dieron paso a los registros de
la cotidianidad del diario vivir. De esta manera, se rompió el hielo con la
escritura de acrósticos, mitos y leyendas en medio de la guerra, y al-
canzamos la profundidad de algunos relatos e historias de vida en los
procesos permanentes, estables de lectura y escritura.
Tiempo en el que los autores de mundos diversos y mágicos nos
acompañaron en la fabulosa experiencia de buscar en los libros los
aliados y amigos para la construcción de convivencia pacífica y espa-
cios de reconocimiento y estima por el otro, sin importar los abismos
ideológicos o de experiencias de vida en extremos opuestos. Autores
de cuentos, novelas y crónicas que fueron creando la necesidad del
encuentro diario con la lectura y el compromiso de dejar plasmadas las
visiones del mundo personal y común de los excombatientes. Espacios
y diálogos que posibilitaron unas relaciones cercanas y de confianza en
torno a los procesos de una biblioteca por la paz.
Quiero hacer también la salvedad de que el proceso de conoci-
miento de los excombatientes tuvo sus limitaciones propias. Lo com-
paro con una casa esquinera que solo deja ver un frente y que, al
intentar darle la vuelta y conocerla en su totalidad, encontramos mil

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obstáculos, y se torna difícil, no por decisiones de los excombatientes,
sino por las condiciones de desconfianza que imperaban en el primer
año de implementación de los acuerdos. Y aunque la biblioteca por la
paz en la metáfora propuesta pudo ingresar en esa casa y ver la sala,
la cocina, los pasillos, nunca llegó a ver los cuartos, el solar, ni los áticos.
Por ello, puede el libro estar limitado a una versión de los excomba-
tientes, versión que constituye un subuniverso de la realidad de sus
experiencias de vida.
Luego de más de cincuenta años de guerra, y específicamente de
veintitrés años de creación de la Columna Móvil Teófilo Forero (la más
beligerante de las Farc), no fue sencilla la creación de lazos de confian-
za para asumir el reto de contar las verdades de la guerra, así fuera a
través de cuentos. Pero los espacios de literatura, encuentros con la
palabra escrita, narrada y contada, fueron abriendo las posibilidades,
hasta llegar a la creación de cuentos cortos.
Posteriormente, hice el trabajo de reconstrucción de esos primeros
relatos y les di giros literarios y congruencia de sentidos. Cada narrati-
va la transformé en cuento y delimité un lugar, una vereda del Caguán,
como territorio que se narra en la voz de cada excombatiente. Construí
treinta cuentos cortos, de tal manera que, siendo fiel a la idea inicial, se
pudiera tomar una distancia necesaria, y así delimitar nuevas historias
con giros literarios y cierres que representaran la realidad de la vida
rural en tiempos de posacuerdo de paz. Igualmente, me uní a la tarea
de creación de cuentos como parte del proceso colectivo de memoria.
También en estos dos años me di a la tarea de construir los relatos
biográficos como elementos comunes en todos los escritores de estas
historias, hacer de cada autobiografía un hecho común que muestre la
realidad de los excombatientes como aquellos campesinos que vivie-
ron una guerra de más de cincuenta años. Entendiendo los relatos de
vida como fuentes multidimensionales que hablan de una experien-
cia que sobrepasa al sujeto que relata, para construir testimonios de

14 Miravalle. Cuentos y relatos de vida


excombatientes que, como evocación de la guerra, transmiten la di-
mensión subjetiva e interpretativa del sujeto, y como reflexión, con-
tienen un análisis sobre la experiencia vivida (Zamudio Cárdenas et al.,
1998, p. 84).
Otro fin de los relatos de vida es dar sentido a la cotidianidad invisi-
bilizada de las opciones en el mundo rural, de sus contradicciones, sobre
todo, al ver la contraparte del relato literario, pues una es la vida en
tiempos de la guerra y otra la escritura en los tiempos del posacuerdo
de paz. Unos relatos que entre silencios, olvidos y efímeros recuerdos
son testimonio de las vicisitudes a la hora de juzgar la presencia de
hombres y mujeres en una de las antiguas columnas móviles de las
Farc, quienes experimentaron la guerra y le apostaron a la paz. Estos
relatos son expresiones subjetivas únicas, aunque ficcionadas, de la
forma como los excombatientes definen culturalmente su mundo y, de
este modo, arrojan información sobre la visión que este sujeto tiene de sí
mismo, sobre su situación en la vida y la versión del mundo que tiene
en un momento particular (Jimeno Santoyo, 2006).
El trabajo de ilustración de los relatos y de los escritores los desa-
rrollé como homenaje a los rostros que la memoria no olvida y para
recrear esas historias de la selva, lo cual permitió que los paisajes ca-
queteños permearan el libro con sus maravillosas formas y sentidos.
Igualmente, es una ventana que se abre en la posibilidad de que real-
mente la palabra sea su única arma. Hablo de campesinos, porque
quienes participaron de los talleres de literatura fue la guerrillerada
rasa, jóvenes que, sin rango mayor dentro del movimiento, delimitaron
la experiencia más sutil de la reinserción.
Como complemento de la construcción de los relatos de vida,
como elemento subjetivo de la mirada de la guerra, realicé el trabajo
visual de ilustrar los rostros, las posturas, desde el recuerdo, el anhelo
o el impulso de quien desde la profundidad del compromiso por la paz,
poco a poco, se hizo consciente de su rol en la implementación de los

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acuerdos. Por ello, no dejé solo a la palabra escrita la misión de dejar
memoria, sino que di paso a que la ilustración de rostros, de performa-
tividades, de miradas y de las manos, que una vez empuñaron un arma,
y ahora toman un lápiz para escribir su experiencia del conflicto arma-
do, hablaran en su propio lenguaje.
Aclaro que, aunque me basé en algunas fotografías, fueron mis
recuerdos, mis experiencias íntimas, mis deseos y mis impulsos los
que me orientaron en la labor de pasar del relato de vida a la ilustra-
ción. En un primer momento, dibujados con sus camuflados, pues así
fue como permanecieron durante todos los talleres de escritura en
2017. Pero el proceso me fue llevando a desdibujar a los combatien-
tes y permitir la aparición de esos campesinos que con lápiz y papel
desearon pasar la página de la guerra. Reconocer en los usuarios de
la biblioteca (la mayoría jóvenes) unos rostros, cuerpos, que han pa-
sado por la guerra y que a través del dibujo hacen conciencia de la
dimensión afectiva en el proceso de construcción de la paz, más allá
del trabajo literario y del relato de vida. Escribir, observar y dibujar la
juventud de los excombatientes permite experimentar toda la fuerza
y la pasión de esa primera edad.
Por último, en algunas ilustraciones, aparecen los usuarios de la
biblioteca de la Columna Móvil Teófilo Forero en uniforme, y en otras
de civil, para representar el movimiento continuo entre la opción de
la paz y la vuelta a la guerra que rodea la implementación del acuer-
do, y la reincorporación a la sociedad de cada excombatiente. Desde la
cercanía que da el dibujo, la escritura de cuentos y la construcción de
relatos de vida, no alcanzo a vislumbrar los rumbos que han de tomar
sus vidas, luego de tres años de la firma de los acuerdos y el intento de
implementación.
La experiencia de liderar estos procesos de escritura creativa en
medio de las vivencias extremas del primer año de la implementación
del proceso de paz, de acompañar la edición y corrección de los cuentos,

16 Miravalle. Cuentos y relatos de vida


así como crear los relatos de vida entrelazando realidad y ficción, y ge-
nerar hábitos lectores y de escritura en una población que por décadas
estuvo en medio de la guerra, deja una marca que los años no podrán
borrar, pues se han tejido leyendas que circularán en los lugares don-
de estemos presentes los creadores de estas narrativas de paz y de
posconflicto.

Referencias

Jimeno Santoyo, M. (2006). Juan Gregorio Palechor: historia de mi


vida. Universidad Nacional de Colombia.
Zamudio Cárdenas, L., Lulle, T. y Vargas, P. (Coords.) (1998). Los usos
de la historia de vida en las ciencias sociales. Anthropos.

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"Si todos nos tomamos de las manos,
¿quién tomará las armas?"
1. Graciela

¿Quién soy?

Dentro de las filas me hice llamar Graciela, en homenaje a una tía.


Ingresé en el Frente 53 de las Farc cuando tenía tan solo doce años.
Siempre me gustó la guerrilla por su política y porque, de tanto sufrir a
diario en mi casa, vi en la guerra la única salida. Tan pronto ingresé me
fueron a reclamar, pero no quise regresarme, porque sentía en las Farc
a una familia que me acogía.
No quise devolverme, pues empecé a conocer más personas y,
poco a poco, iba entendiendo el valor de la lucha. Me enseñaron a ma-
nejar las armas y aprendí por medio del estudio a conocer la justicia de
nuestra causa. Hoy, ya tengo veinticinco años en la guerra y no me he
arrepentido de estar luchando junto a mis compañeros.
Recuerdo a un señor que me pedía que le ayudara en su sufrimien-
to, pues estaba malherido. Lo operé y pude salvar su pierna. Apenas
despertó de la anestesia, me preguntó si tenía su pierna y yo le dije
que sí. Y aprendí, desde entonces, que mi destino era salvar vidas.
Me consideran una buena guerrillera, una excelente enfermera, abne-
gada en la lucha y presta en la guardia de honor de los compañeros
caídos en combate.

Defiendo la vida… pero me enfrento a la muerte con todo sentimiento.

20 Miravalle. Cuentos y relatos de vida


Mi palabra:

L a Sombra

Una noche fría salí a caminar y, de reojo, la volví a ver. Sentí mucho
miedo, pues desde muy pequeño temí su presencia. Mi cuerpo
empezó a temblar y se me erizaron los vellos. La sombra se acercó
cada vez más y más.

Sentí desmayar, las piernas no me respondían, no me salía la voz


para gritar. Cerré los ojos, bajé la cabeza y me senté en el camino.
Su aliento rozó mis cabellos y desapareció.

Agarré fuerzas de donde no las tenía, y corrí a casa de Amanda, quien,


al verme tan pálido, me preguntó qué me pasaba. Le conté de aquella
sombra que me ha perseguido toda la vida. Amanda se asomó al
camino y vio algo que pasaba.

Tomó mi cara entre sus manos y me dijo: “No debemos creer en las
cosas que no existen, reflexione, no se llene la cabeza de fantasías”.
Así, volví a mi camino, seguro de que la sombra no me molestaría jamás.

No volví a ver la sombra… tampoco a Amanda.

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2. Andrea

¿Quién soy?

El nombre que me dieron en la guerra es Andrea. Apenas comencé


a darme cuenta de la crueldad de algunas personas, que les niegan a
otros la alegría de vivir por la falta de inteligencia para aceptar a los de-
más, decidí luchar por esos derechos.
De niña recuerdo que el Ejército había asesinado a mi hermanito
menor, era un niño, y no merecía lo que le hicieron. Lo peor fue que mi
mamá me dio la noticia. Sentí tanta tristeza que no quería seguir vi-
viendo. Uno nunca está preparado para una cosa como esa, yo quería
que él fuera una buena persona, pero no le alcanzó la vida. Se la arre-
bataron antes de tiempo.
Me considero una persona con mucha creatividad, y me gusta que
las cosas se cumplan: el aseo, la rancha3 y demás actividades del cam-
pamento. Tengo muchas cualidades, sé dirigir, aprendo rápido, me
gusta el estudio y hasta dotes de maestra tengo.

Algo me ha enseñado la guerra: lo más importante en nuestras vida


es la libertad.

3 La rancha: hacer de comer para todo el campamento.

24 Miravalle. Cuentos y relatos de vida


Mi palabra:

L a Chorrera

Para sostener a su familia, Jacinto cruzaba el río Caguán todas las


tardes en busca de carne de monte. A la altura de una chorrera sobre
el río, veía la sombra de una boa gigante que se comía el ganado.
Siempre esquivaba ese lugar.

En su potrillo y con su escopeta, esa tarde de mayo vio la gran


serpiente y remó con todas sus fuerzas para escapar de ella. De pronto,
una gran ola lanzó a Jacinto con potrillo y todo a la orilla del río.

Llegó a su casa muy preocupado pensando en la manera de acabar


con ese animal. Esa noche, junto a su almohada, decidió echarle
candela a la boa. El rumor se extendió por todo el Caguán y la gente
dejó de pescar en el río.

Jacinto cargó su escopeta con una cacha de pólvora y dos balines, llevó
su única vaca como carnada, posteó la serpiente, y cuando se lanzó a
comerse la res, se escuchó un bombazo en el río. Su familia corrió
a ver qué pasaba.

En la playa encontraron la serpiente moribunda… también Jacinto


moría por la detonación.

Pablo Iván Galvis Díaz 25

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