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España y el mundo actual

Tema 1. La Guerra Fría y el Sistema bipolar


La Segunda Guerra mundial fue el conflicto más importante de la
historia de la humanidad por la modernización en la maquinaria bélica,
la amplitud planetaria y también por la importancia y crudeza de los
combates. Estas características hacen una hecatombe demográfica sin
precedentes, marca el fin de la hegemonía europea, ya que el gran
imperio británico había ido perdiendo importancia desde el final de la
Primera guerra mundial, surgiendo las grandes superpotencias: EEUU
y la URSS. Emerge también el Tercer mundo tras el proceso de
descolonización, el cual se acelerará enormemente.
Tras la guerra, hay una victoria relativa de la democracia frente al
nazismo, declarándose los derechos del hombre. La paz fue firmada en
diferentes momentos: 8 de mayo del 1945 en Europa y el 2 de
septiembre en oriente. Se creará la ONU, teniendo como antecedente
la Sociedad de Naciones, como organización garante de paz.
El desastre demográfico, va por territorios, ya que se marca mucho
en Europa, Japón y ciertos territorios de China. La destrucción de
recursos naturales es abrumadora. La Primera Guerra Mundial fue
trágica para los combatientes y las zonas de combate, sin embargo, la
II GM es una que implica a toda la sociedad, ya no solo a los
combatientes, sino que, también a la población civil (bombardeos,
exterminios, movilizaciones forzosas). Supone una característica
nueva. La Unión Soviética será quien más sufre la pérdida demográfica,
en torno a 25-26 millones de personas, siendo 2⁄3 partes la población
civil. A lo largo del conflicto perderá un 14% de la población total.
Alemania sufriría un numero de 6 millones de personas, siendo los
militares fallecidos el doble de los fallecidos en la I GM. Japón perdería
en torno a 2 millones, en China encontramos una gran disparidad
geográfica, pero las cifras varían entre 2,5 y 13,5 (una gran diferencia),
siendo 1,5 millón de militares.
Luego, en UK, Francia e Italia tienen cifras parecidas en la I GM; 365
mil soldados británicos (luego habría que sumar las del resto del
Imperio), Francia 293.000 e Italia cerca del medio millón. De la Europa
central y Oriental se destaca sobre todo las grandes pérdidas civiles,
cerca de 5 millones de judíos y 4 millones de población no judía. En el
caso de Yugoslavia se calcula que hay un millón de muertos, pero su
peculiaridad es que la guerra se desenvuelve dentro de su territorio,
prácticamente guerra civil en la que gana la guerrilla. Polonia junto a
la URSS, es el país europeo más castigado, casi 5,5 millones de
personas (18% de la población). Además, aquí se producirán las
grandes masacres de judíos. En cuanto a las bajas norteamericanas,
son ocurridas en combate excepto las del ataque de Pearl Harbour,
multiplicando por seis las bajas ocurridas en la I GM: 385.000 entre el
frente europeo y asiático.
Las cifras totales van desde los 50 Millones hasta números más
abultados de fallecidos, luego 35 millones de heridos (de los cuales
fallecerán bastantes), 15 millones de desaparecidos y luego la sobre
mortalidad producida por las enfermedades (raquitismo,
tuberculosis…etc.) o penurias de la guerra. Los efectos catastróficos
son de carácter mundial, pero en la Europa Oriental la sangría humana
tendrá bastante más duración. Se producirán desplazamientos masivos
tras la guerra, sin orientación. La cifra más elevada es la de los
alemanes expandidos por los nazis,
pues serán expulsados de los territorios
que ocupaban, cerca de los 10 millones.
Estos buscarán volver a Alemania, la
cual había perdido bastante territorio.
Otro grupo étnico serán los eslavos en
la URSS, quienes eran considerados
aliados de los alemanes. El mapa
etnográfico fue modificado
notablemente y remodelado tras la
segunda guerra mundial.
En cuanto a las destrucciones materiales hay que hacer
diferenciaciones, la Europa oriental tiene menos pérdidas materiales
que la Occidental, ya que al fin y al cabo es más rural y atrasada, pero
también hay que hacer distinciones: Polonia, Ucrania y Bielorrusia
quedarán totalmente arrasadas, al igual que Yugoslavia mientras que
en la zona occidental será Alemania y en cierta medida Gran Bretaña
y Francia. Japón quedará totalmente aniquilado, EEUU tuvo que
avituallarlo por completo tras las bombas atómicas. Por otro lado, hay
problemas económicos y de abastecimiento tras la firma de la paz,
sobre todo en la zona urbana e industrializada. La URSS va a sufrir
destrucciones masivas en la guerra, pudiendo decir que, en todo en su
territorio, ya que al no poder reaccionar se decidirá por la política de
tierra quemada. Todo esto se puede traducir en hambrunas.
Los años que transcurren justo tras el final de la guerra (1945-1946)
son los años de verdadera hambre en Europa, y como en toda época
de hambruna funciona una economía de trueque, el mercado negro,
hay muy escasas posibilidades de trabajo y salario, hay una verdadera
economía en negro que prácticamente había acabado con las
herramientas financieras las cuales habían hecho funcionar la
civilización occidental en el pasado.
Otros de los problemas fundamentales de la postguerra es el
problema de la vivienda, ya que los bombardeos ocurridos en las
ciudades, cuya finalidad es aterrorizar a la población, acabaron con
grandes partes de la población civil. En la URSS se calcula que había
25 millones de personas sin vivienda, en Alemania ¼ de las viviendas
fueron destruidas, en Francia 1 millón de viviendas y en Italia el 10%
de viviendas. Esto supone un problema añadido para la reconstrucción
de Europa, junto a las redes de comunicación e infraestructura.
En este sentido hay que matizar cuestiones. Estados Unidos no tiene
la guerra en casa, más allá del problema del Pacífico, además de ser el
país que suplía a los Aliados. A Churchill le costó mucho convencer al
presidente americano para su colaboración, pues estos estaban en el
proceso de recuperación de la depresión del 29, cuestión que tenía
mucha importancia entre la población. Además, tardaron en entrar en
el frente occidental ya que EEUU estaba creciendo de manera
importante, pues todo lo que producía se destina a Europa con una
economía volcada a la guerra. Entonces, en ese sentido, la URSS (la
otra gran superpotencia) irá anexionando territorios, trasladando al
Este de los Urales maquinaria industrial con el fin de industrializar esas
zonas. Así pues, una vez que termina la guerra con Alemania, se
sienten capaces de trasladar los recursos tomados tras la guerra para
irse pertrechando.
Si tenemos a tener en cuenta que las relaciones entre los viejos
Aliados empiezan a tener fisuras casi inmediatas al fin de la guerra, la
formula del Préstamo y Arriendo deja de funcionar porque la situación
ha variado y las relaciones empiezan a teñirse de cierta tensión y
problemas que enfrentan a los Aliados. La Unión Soviética se verá
obligada a la rapiña para poder crear nuevos polos industriales en su
territorio. La maquinaria y la industria sufrió menos que el resto de
infraestructuras de transporta, de forma que puede justo tras la guerra
pueden empezar a recomponer la industria para otros usos no
militares. La Europa Occidental industrializada no tardará mucho en
reconstruirse que afectará también a países industriales del Este y
Oeste. Por eso el empuje que significa el Plan Marshall, a contribuir
enormemente la reconstrucción europea, ayuda a que en los años 50
ya estén en buenos niveles.
La Guerra trajo también ruina moral e intelectual, lo que conduce a
los hombres civilizados de una sociedad “ideal” a ciertos trastornos con
la violencia, la ilegalidad con el fin de la supervivencia. Los que en el
pasado habían sido hombres respetuosos de la ley y la libertad, todo
eso quiebra estrepitosamente como consecuencia de la brutalidad de
la II GM. Si sumamos el apocalipsis de Hiroshima y Nagasaki a lo que
supuso los campos de concentración, se creó ideario colectivo del
horror que supuso la guerra y el monstruo que fue Alemania. Se obligó
a montones de alemanes a ver los crímenes que habían realizado en
los campos de concentración y exterminio de manera que así ellos
también fuesen conscientes de sus acciones (aunque sí que es más que
probable que ya lo supiera). Este proceso de desnazificación duró
bastante poco, en un momento coyuntural, ya que las cosas cambiarán
rápidamente. Con esto la sociedad europea y la norteamericana, que
marcaban el orden y la democracia, queda mortalmente herido
reflejado en los movimientos que se desarrollan en la postguerra
(desesperanza, tristeza, depresión). Incluso se hacen críticas a los
considerados “libertadores”, como a los norteamericanos con el
lanzamiento de las bombas nucleares (¿En que nos diferenciamos de
los nazis?).
El armamento nuclear también sirvió para otorgarle la hegemonía
en el terreno militar a los EEUU, en detrimento de la URSS. Esto ya
se habla en alguna de las conferencias de paz ocurridas en los
momentos finales de la contienda. La masacre de Katyn, en Polonia,
será un secreto para la Unión Soviética ya que será sujeta a críticas
por este acto. Los procesos de Nuremberg darán lugar a un nuevo
concepto de derecho internacional: Crímenes contra la humanidad.
En estos juicios tendrán presencia los cuatro grandes países y habrá
12 condenas a muerte más otros procesos, pero seguramente sea el
último acto conjunto de los Aliados.
Las consecuencias fundamentales de esta guerra será que se
desplaza el poder del viejo mundo hasta los mundos extraeuropeos,
tanto los vencedores como los vencidos quedarán como potencias de
muy escaso nivel, perdiendo la hegemonía de manera definitiva.
Estados Unidos de un lado, y la Unión Soviética del otro, serán las
grandes superpotencias, todos ellos con tropas por todo el mundo. El
poder y la capacidad militar queda bastante clara entre estos dos
países.
En la política norteamericana existieron dos grandes opciones:
“América para los americanos” (Doctrina Monroe), cuya base es la
tendencia aislacionista y de no intervención dejando a un lado a
Europa y sus problemas. EEUU nunca formó parte de la Sociedad de
Naciones y Wilson sufrió bastante rechazo por su política. Es en parte
por esto que costó mucho que entrara en la guerra europea. Por otro
lado, el ejército soviético está sobre el terreno, pues está desplegado
por toda Eurasia siendo, a efectos del continente, potencia militar. Así
la URSS no pretende dejar su presencia ni su hegemonía, es por ello
que la economía estadounidense, boyante, pasa a ser de guerra a una
de paz para la reconstrucción europea y así parar la tendencia
expansionista de la URSS.
La comparación entre EEUU y la URSS es totalmente
abrumadoramente positiva para los Estados Unidos, tiene la
hegemonía científica, de transporte y es dueño de los resortes
financieros mundiales. Su imagen es extremadamente positiva por su
figura de salvador mundial, pretendiendo extender su modelo a seguir
para toda aquella nación que pretenda estar en la modernidad.
Muere Roosevelt el 12 de abril de 1945, el cual tenía una buena
relación con Stalin, sin embargo, con la llegada de Harry Truman, sin
experiencia democrática e inexperto y desconfiado en las
negociaciones con los soviéticos, cambia el paradigma político. Esto
trae una nueva persona a las conversaciones que se habían
desarrollado en las conferencias de paz anteriores. Por otra parte, la
Unión Soviética se encontraba triunfante tras la guerra debido, en
gran parte, al gran esfuerzo humano. Su prestigio estaba en alza
debido a su labor militar y su victoria frente a Alemania llegando hasta
Berlín. Pero económicamente no era tan potente con los EEUU,
aunque hubiera salido fortalecida. Sin embargo, hay que tener
en cuenta que ya no es solo la URSS, sino que también los
partidos comunistas de todos los países tuvieron un papel muy
relevante en la lucha guerrillera contra los nazis. Los
comunistas forman parte de los gobiernos de la Europa
Occidental.
La influencia de la URSS se extendió por toda la Europa
central y oriental a medida que los soviéticos iban derrocando
los gobiernos nazis o pronazis. Era un proceso de liberación.
Los tres grandes (EEUU-UK-URSS) en Yalta y Potsdam pretendían
decidir el futuro de Europa tras la guerra, sin embargo, según
avanzaba el conflicto, la alianza se encontraban con ciertas tensiones
que en cualquier caso se manifestaba la desconfianza y confrontación
entre los antiguos aliados. El mundo que se perfiló de la Guerra Fría,
no fue unido, sino más bien confrontado y bipolar. Desde el verano
del 45 las relaciones se fueron degradando y la desaparición de las
fuerzas del Eje hizo desparecer el motivo coyuntural de alianza. En
este sentido la explosión de la bomba atómica, acrecentó la oposición.
Harry Truman podía hablar desde una posición de mucho más poder
frente a su adversario, porque en el plano militar tenía una hegemonía
indiscutida. La supremacía económica era también muy superior,
porque los excedentes alimentarios podían asegurar la subsistencia
económica del resto de Europa.
Yalta es la conferencia acontecida entre 4-11 de
febrero de 45 en la península de Crimea. La decisión
más importante era sobre el futuro de Alemania, la
cual acabará en 4 trozos diferenciados y a su vez de
Berlín. Sin embargo, en la conferencia de Potsdam,
ocurrida entre 17 de Julio y 2 de agosto del 45, los
enemigos ya habían sido derrotados, con lo que el
mundo era diferente respecto a la anterior reunión.
Ahora Truman sucede al fallecido Roosevelt, y al ser
más desconfiado, las relaciones son más tensas. No
se puede olvidar que la paz se firma en Europa, porque en el Pacífico
la guerra continua. Según los principios de colaboración, los Estados
Unidos piden ayuda a los soviéticos para su colaboración en contra de
Japón. La llegada de las tropas soviéticas y su instalación de
Manchuria y Corea del Norte tenía esta explicación, sin embargo,
como las bombas atómicas habían sido tan exitosas, Japón tuvo que
rendirse incondicionalmente y aceptar la ocupación americana. En
esta situación, los EEUU ya no necesitaban la ayuda de la URSS. Esto
significa que el clima de desconfianza tiende a crecer.
En la conferencia de París se acuerda que Austria y Polonia vuelven
a aparecer como estados nacionales, solo que esta primera será
dividida en 4 zonas de ocupación durante unos 10 años (hasta 1955
aprox.) y con un estatuto de neutralidad. Alemania había perdido ¼
parte del territorio (100.000 km2) y será dividida en 4 zonas de
ocupación además de la propia Berlín. Japón pierde todas sus
posesiones (Manchuria será ocupada por los soviéticos y luego Corea,
entre americanos y soviéticos) en una rendición sin condiciones. Los
norteamericanos tendrán que ayudar a la reconstrucción del país
durante su ocupación. El emperador queda como figura simbólica y la
fuerza armada tenía que ser entregada al ejército americano. Por otro
lado, Italia (cuya participación es más que de dudosa calidad) pierde
todas sus colonias.
En Oriente comienza a crecer el impulso del panarabismo con el fin
de independentismo, la Liga árabe se crea en el Cairo en torno a
marzo de 1945, con el objetivo de un proceso de descolonización. El
problema más grave que tiene la ONU es el problema palestino, que
surge en este momento, es el más agudo porque Palestina estaba
ocupada por población palestina y árabe. Después de lo acontecido
en la II guerra mundial, la guerra estaba ganada para los judíos y su
deseo de crear un estado en Palestina. Este estado se creará en 1948
con el beneplácito de la ONU. Esto significará para los Palestino el día
de la catástrofe, porque la partición en principio era para los judíos,
pero los palestinos estarán totalmente en contra de la creación
de un estado judío en su territorio. Los EEUU apoyan al estado
de Israel y lo convierte en un estado expansionista tras
diferentes guerras que van ganando.
Este acuerdo se firma bajo patronazgo de la ONU en 1948
como se dijo anteriormente, pero también influye la actitud
combativa y beligerante que recurre al terrorismo más
sangrante por parte de los judíos sionistas más belicosos. Se
llevará a una situación de acorralamiento a la población
palestina en condiciones terribles que aún siguen a día de hoy.
En cuanto al Sudeste asiático, también influenciado por el
colonialismo europeo (francés y holandés) pretendía recuperar
sus territorios, sin embargo, la ocupación japonesa alentó a los
nativos a organizarse contra los colonialistas, alegando su unidad
racial, su cercanía cultural…etc. Los japoneses apoyaron los
movimientos insurrectos contra los países europeos que ocurrían en
Asia. Así pues, cuando los franceses y los holandeses tratan de
recuperar el control de estos territorios, se encuentran con
movimientos de liberación. Uno de estos movimientos es el liderado
por Ho Chi Ming, quien proclame la independencia de Vietnam y logre
la victoria en el 54, mientras que Sukarno proclama la independencia
de Indonesia. Los países coloniales empiezan a tener cada vez más
presencia los movimientos anticolonialistas a lo largo y ancho del
mundo.
La ONU, fundada el 25 de junio de 1945 en la conferencia de San
Francisco, conformada en un primer momento por 45 países, tenía
como objetivo central mantener la paz y seguridad entre las naciones.
Contaba con una Asamblea que hacía recomendaciones siendo el
órgano principal el Consejo de Seguridad formado por 11 estados: los
5 grandes (EEUU-China-Francia-UK-URSS) con derecho de Veto
permanente y los otros 6 países son rotatorios. Se trata del órgano
ejecutivo. Las Naciones Unidas tendrá éxito en cuanto fue
ampliándose (1956-80 Estados/ 1982-154 Estados).
Hay dos grandes decisiones en esta primera etapa: En noviembre
de 1947 se firma la propuesta por la división de Palestina, y luego, la
Declaración Universal de los Derechos del Hombre el 10 de diciembre
de 1948.
El concepto de Guerra Fría tuvo una difusión tremenda a partir del
periodismo, desde 1946. Este término quería indicar la tensión entre
las superpotencias y lo opuesto a la “Guerra Caliente”. La expresión
fue usada por primera vez en el discurso de Bernat Baruch en la ONU,
representante de EEUU, quien dijo que: “La URSS está librando una
guerra fría contra nosotros”. Pero será el periodista Walter Lippman
quien titula su libro como La Guerra Fría. Estudio sobre la política
exterior de los Estados Unidos. Se trataba de una expresión muy
certera, que retrataba perfectamente la relación entre los antiguos
aliados. Era una situación de tensión y enfrentamiento entre las
relaciones soviético-americana comparando la situación habida en la
Guerra Mundial.
La guerra en muchos momentos parece que puede llegar a las
armas y desatar la III GM en cualquier momento, pero nunca alcanzó
el conflicto abierto, aunque esté amenazante en el horizonte. Serán
cerca de 50 años en los que el Este y el Oeste pugnarán por el control
hegemónico.
Esta Guerra Fría implica:
- Sistema bipolar rígido en el que cada una de las superpotencias
contarán con las áreas de influencias y sus países aliados. Se
crearán dos bloques bien diferenciados: Capitalista-Oeste/
Comunista-Este. Con modelos completamente contrapuestos y
con sistemas defensivos enfrentados y cada vez más sofisticados.
- Se produce una competencia militar que conlleva una guerra de
armamentos acelerada, global, a la que se dedican cantidades
ingentes de esfuerzos y fondos. Esta se volcará por los arsenales
y bombas nucleares, debido a su gran capacidad destructiva. En
este campo, EEUU tenía la hegemonía, pero en 1949 la URSS ya
contaba con ojivas nucleares. Sin embargo, aparecerá la bomba
de Hidrógeno o termonuclear, como sustituta más letal.
El grado de tensión bipolar se fue acentuando cada vez más, aunque
siempre sometido a cierto equilibrio y una política de riesgos
calculados. Se trataba de atrincherarse, pero no que estallara el
enfrentamiento nuclear global. MAD (destrucción mutua asegura)
evoca el concepto de locura, pues no es deseable llegar a esa situación
límite.
- La presencia de la ONU, sí tendrá un papel importante, pues en
último término es un factor de amortiguamiento de la dinámica
bipolar en la que los litigios y las confrontaciones buscan rebajar
un poco la tensión.
Según muchos autores, los comienzos de la Guerra Fría comienzan
a manifestarse en 1945, antes de terminar la guerra en la que se perfila
el nuevo mundo. Otro teatro de operaciones de mucho debate será con
lo que ocurre con los países del Centro y Este de Europa. Esta situación
se complicará con un recelo y una desconfianza mutua cada vez más
acentuada y con la tensión entre Grecia y Turquía se perfila la doctrina
Truman (de contención) en la que se oficializó la Guerra Fría
propiamente dicha. Otros historiadores la sitúan mucho más atrás,
justamente en 1917 con la Revolución socialista y bolchevique en
Rusia, la cual será repudiada por todas las potencias occidentales.
Desde el primer momento se aprecia el desprecio hostil hacia el
comunismo. Estos historiadores entienden la II guerra mundial como
un interludio que permitió la cooperación de fuerzas antagónicas contra
un enemigo común.
Por lo que respecta al fin de la
Guerra Fría, la historiografía presenta
desacuerdos notables y persistentes,
porque una parte consideran que en el
sentido estricto la Guerra Fría habría
acabado con el fin de la Guerra de
Corea (1953), al menos en la parte
más cruenta y de confrontación. Sin
embargo, otros coinciden en señalar el
fin en 1989 con la desmoronación de
los regímenes comunistas de Europa
Central y Oriental, además de la
desaparición de la URSS en 1991. En
una visión la Guerra Fría ocupa
prácticamente casi todo el siglo XX.
Evidentemente, esta es una perspectiva muy genérica, ya que en
casi 40 años se atraviesan etapas diferentes. A lo largo de tantos años
hay momentos diferentes, y es que en el plano de las relaciones
internacionales hubo periodos de bipolaridad rígida, conflictividad
latente y patente, pero también períodos de deshielo y distensión. La
parte más dura ocupa el período de la Guerra de Corea, en el que se
concluye con el armisticio que separa la península en dos Estados
diferentes: Corea del Norte y Corea del Sur, cada uno con las
influencias de uno y otros bandos. A partir del fin de esta guerra, la
Guerra Fría irá paulatinamente desapareciendo, en beneficio de una
etapa de cierto deshielo y una cierta coexistencia respetando las áreas
de influencia de cada uno, sin embargo, no dejan de existir episodios
muy virulentos cómo será la otra gran crisis, “La crisis de los Misiles”
en Cuba, la cual casi pone el mundo al borde del colapso. Por tanto, la
Guerra Fría estará marcada por etapas diferentes y en cualquier caso
a partir de la resolución pacífica de Cuba se puede hablar de una etapa
más relajada internacional.
Estados Unidos se perfila como una superpotencia muy por encima
en todos los ámbitos. El problema de las relaciones complejas está en
la reestructuración de Europa y el papel de Alemania, en este sentido
este será el epicentro de las discusiones. Los países orientales serán
liberados en su totalidad por la URSS; Alemania y Austria estarán
ocupadas por ambos contendientes y el resto por las tropas
occidentales. Solamente Yugoslavia y Albania fueron liberados por sus
propios movimientos revolucionarios internos. Aquí se plantea uno de
los problemas peliagudos en las conferencias de paz, pues la presencia
soviética cabría suponer que iban a tender a llevar a cabo unos
regímenes pro-soviéticos (Repúblicas Populares), pero eso siembra el
temor de los occidentales ya que por tanto dejaría, esa presencia total
del ejército soviético, fuera las tendencias liberales de cualquier otro
partido. Aunque las democracias occidentales intentasen convencer al
líder soviético, Stalin en ningún momento se comprometió a hacer
elecciones en estos países, pues siempre sintió la necesidad de tener
una serie de países que defendiesen la vulnerabilidad manifiesta de la
frontera soviética desde el exterior.
En este sentido, Stalin sostiene que la presencia del ejército soviético
tiene que estar asentada en estos países, además hay una cuestión
casi irresoluble y es que cualquier gobierno elegido libremente, sería
con toda probabilidad, en mayor o menor medida, antirruso y
anticomunista.
Con la división de Alemania y de Berlín, se
acentuó la tensión existente. Es verdad que había
un consejo de control Aliado, pero también es cierto,
que cada parcela de Alemania funcionaba a su
manera dependiendo del gobierno de ocupación, y
eso conducirá a la República Federal Alemana de la
unión de las 3 partes occidentales frente a la
República Democrática Alemana. También había
disputas importantes en Irán, el cual también había
sido repartido con el fin de hacerse con el petróleo
para quitárselo a los alemanes, creándose especie
de república en el modo soviético, los cuales
prolongan su estancia tras la finalización de la
guerra (abril del 46). Otro territorio es Turquía, en
agosto del 46, ya que la URSS pide pasos especiales
para cruzar los Dardanelos. Paralelamente se recrudece la guerra civil
de Grecia ya que el partido comunista (escindido) no acepta el
resultado de las elecciones pues afirma que estaban manipuladas por
Gran Bretaña.
Todos estos puntos de fricción en distintos territorios, harán que la
desconfianza mutua se vaya acrecentando. Es en este contexto,
cuando W. Churchill, ya siendo exministro, dará una conferencia muy
famosa en marzo del 46, poniendo la atención en que los americanos
no deben confiarse sobre la situación que se vive en Europa porque
Europa está cayendo en manos de la Unión Soviética. Él acuñará el
término de “El telón de acero”. Esta conferencia removió conciencia en
le estado americano y fue crucial.
A medida que la crisis griega y turca se intensifican, el presidente
Truman da pie a la doctrina de la Contención, la doctrina Truman, esta
acepta el reto de que EEUU actuará como defensor de la libertad en
cualquier país que lo necesite, interviniendo como
primera superpotencia mundial económica y
militarmente (Plan Marshall). La contención va en
contra del comunismo soviético, lo que lleva
acompañado además de la expulsión de los
comunistas de los gobiernos de unidad nacional. Poco
tiempo después, se anuncia la unión de las tres
partes de Alemania con vistas a formar la República
Federal Alemana. Francia ve con reticencia el
resurgimiento de una república alemana pero
finalmente acepta.
La réplica soviética no tarda en hacerse notar, pues en septiembre
del 47 se crea la Kominform. Esta viene a ser el centro de coordinación
de todos los partidos comunistas mundiales, no tienen la envergadura
de la Komintern o 3ª Internacional comunista la cual fue disuelta en
1943 como gesto de buena voluntad ante los Aliados. La unión de todos
partidos en esta organización lleva como eje principal la defensa de la
URSS y el bloque soviético. Se llevará a cabo una campaña contra el
imperialismo americano y la rapiña capitalista, prohíben a los gobiernos
solicitar la ayuda económica del plan Marshall… traduciéndose en cortar
cualquier relación de los países socialistas con el resto.
A partir de 1948 la tensión no deja de crecer, momento en el que
estalla el Push de Praga en el contexto en el que los comunistas dejan
el gobierno pluripartidista existente, favoreciendo su caída, pues el país
había aceptado participar en el Plan Marshall. Entonces temiendo la
perdida de la popularidad del partido, los comunistas precipitan un
golpe de Estado, este triunfará y se quedarán como fuerza hegemónica
del país. Por otra parte, en junio, Stalin manda cerrar los accesos
terrestres al Berlín occidental para tratar de lograr la marcha aliada de
la capital, se llamará “El bloqueo de Berlín”. Sin embargo, lo que ocurre
es que los norteamericanos lanzan una operación tremendamente
importante y muy costosa económicamente, pues tratan de avituallar
a la población desde el aire. En este sentido, EEUU se manifestaba muy
beligerante ante cualquier intento de quitar el mínimo espacio que
habían ganado los occidentales, y es que este proceso durará 1 año
mientras se mantuvo el bloqueo.
El año 49 será un año en el que la URSS cosechara dos éxitos muy
importantes que se traducen en dos derrotas para el mundo occidental:
la consecución de la bomba atómica en septiembre y luego la victoria
de la revolución Maoísta en octubre. Estamos viendo éxitos soviéticos
en el continente euroasiático que suponen un aumento exponencial en
las tensiones internacionales, lo que generará una verdadera guerra
convencional en la península de Corea entre junio 1950-julio 1953.
Esta guerra tendrá las precauciones necesarias para evitar el uso del
armamento nuclear, aunque el general MacArthur lo sugiriese. Después
de movimientos muy amplios de los frentes, se firmará un Armisticio
(no tratado de Paz) que dejaba la situación tal y como había estado en
un principio.

La Guerra Fría adquiría unas dimensiones globales y extraeuropeas


irreversibles. La tesis oficial de los Estados Unidos es que la causa
principal del conflicto residía en expansionismo soviético y su conducta
totalitaria (concepto que se generalizará y aplicará a la URSS, tal y
como se había hecho con los países del Eje en la II GM), con lo que el
armamento nuclear y su difusión servía para atrincherarse en contra
de los soviéticos.
George Kenann fue un analista muy agudo e influyente que a
principio de 1946 había enviado a EEUU un largo memorándum al
departamento de estado en el que sostenía varias tesis:
1. La URSS como régimen hostil por naturaleza y por definición al
mundo libre y las libertades democráticas
2. La URSS tenía una tendencia expansionista debido a su geografía
3. Los EEUU deben contener la expansión y disuadir a la URSS
mediante el uso de su fuerza militar.
El presidente Truman hará oficial la doctrina de la Contención, el 12
de marzo de 1946, y entre las fórmulas para detener al comunismo
está el Plan Marshall como método de reconstrucción, con ayuda
económica y militar para todos los países de la Europa Occidental. De
tal manera permitía el surgimiento de las condiciones políticas y
sociales en el que las instituciones libres puedan existir y así permitir
proteger a una maltrecha Europa en la que pudiera no darse la paz con
la proliferación de la ideología comunista.
También es clave la formación de alianzas y pactos militares que
sirvan como cordón sanitario entorno al bloque soviético. En primer
lugar, se crea la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
en marzo del 49 con la participación de gran parte de los países
occidentales y en el 53 se sumaría la RFA. También es relevante la
Organización del Tratado del Sudeste Asiático, o SEATO por sus siglas
en inglés, la cual fue una organización regional de defensa, vigente
desde 1955 hasta 1977, constituida por Australia, Francia, Nueva
Zelanda, Pakistán, Filipinas, Tailandia, Gran Bretaña y los Estados
Unidos.
La réplica soviética consistió en replegarse sobre su área de
influencia e intentar cohesionarla. Se busca hacer una batalla
ideológica acusando a los EE. UU. de promover el conflicto, de tener
una política económica expansionista e imperialista.
En este sentido van a conseguir ciertos éxitos, se va a considerar
que EE. UU. es el país que auspiciará todo tipo de establecimientos
militares y tratados, también militares, con distintas naciones. Empieza
a surgir en los 50 un movimiento por la paz contra las fuerzas
nucleares. Los soviéticos en estos momentos son conscientes de su
debilidad y su respuesta es el reforzamiento y afianzación de la política
soviética en Europa del este para crear un sistema defensivo en las
repúblicas del este. Este glacis defensivo impediría un ataque directo.
El golpe de Praga por un lado y el bloqueo de Berlín por otro tuvieron
su razón de ser en esa voluntad de homogeneizar todo ese bloque
defensivo, por otra parte, la lucha contra la disidencia se vuelve a
recrudecer. Se excluye a Yugoslavia bajo la acusación de
desviacionismo burgués y nacionalismo. De forma tal que Yugoslavia
queda al margen de ese glacis defensivo. También se refuerza la
cooperación entre los países del mundo socialista. Se va a crear el
Consejo de Ayuda Mutua, COMECON, en enero del 49 con una
perspectiva económica, integrar las economías. Y una tercera
respuesta es el incremento de la carrera armamentística y esto se
produce cuando en 1949 hace estallar su primera bomba atómica.
Además, se crea una alianza defensiva militar, el pacto de Varsovia en
mayo del 55 en el que estarán todos los países socialistas, aunque
Albania se saldrá con el tiempo. Otro gran triunfo para la URSS será el
establecimiento de pactos con los nuevos países socialistas asiáticos:
la China de Mao, Vietnam el Norte y Corea del Norte.
La guerra latente desde el 55 dio pruebas de una gran prudencia en
la medida en la que el uso del armamento nuclear podía llevar a la
destrucción. Desde el punto de vista soviético, la URSS tiene un
complejo de cerco capitalista, es decir, se ve cercada por todas partes.
Se sintió amenazada con el abandono del tradicional aislamiento de
EEUU en su papel de participar en las guerras y luego retirarse. Por
otra parte, había motivos para sentirse agraviados por la ruptura del
acuerdo de préstamo y arriendo y además observa una mala voluntad
en la aplicación de las sanciones a Alemania. Las potencias buscan
reindustrializar a Alemania, y con ello los aliados rompen los pactos
que se tenían sobre el país.
Por su parte los EE. UU. y los países de la Europa occidental tienen
la sensación de angustia ante lo que ellos consideran el expansionismo
soviético. En este sentido creían que Stalin nunca había renunciado a
la revolución mundial y creían que quería seguir avanzando hacia el
resto de Europa, aunque el hecho de que la URSS no ayudase a los
comunistas en Grecia parecía señalar lo contrario. A esto había que
sumar los buenos resultados de muchos partidos comunistas en
Occidente, sobre todo en Francia e Italia. En este sentido la presencia
de un ejército soviético muy fuerte, a pesar de la desmovilización de la
mayoría de las tropas, en Europa alentaba los terrores al
expansionismo soviético. La hegemonía del ejército soviético en el
suelo europeo era clara. Ese expansionismo parecía confirmarse con la
presión que se ejercía en centro y este de Europa y con la presión sobre
Turquía e Irán y además con la amenaza de los partidos comunistas en
occidente. Los comunistas disponían de muchos simpatizantes y
militantes que alentarán ese expansionismo soviético pues existía el
temor de que ganasen las elecciones.
Podríamos decir que otra posible definición de la Guerra Fría es que
es un juego de relaciones hostiles que tenían como objetivo obtener la
hegemonía frente al rival y para ello usarán cada uno de los medios
disponibles, públicos o secretos. Intimidación, propaganda, la cultura,
la subversión, las guerras locales en periféricos, la droga, armas
secretas, espionaje, radio Liberty, la operación gladio, Red Stay
Behind. Se puede usar todo salvo el enfrentamiento directo de ambas
potencias. Cualquier actividad se verá como una amenaza que lleva a
contramedidas que se presentan como defensivas. Una frase muy
certera de Raymond Aron para definir la guerra fría será “guerra
improbable, paz imposible”.
La situación en Alemania fue lo más difícil. Se planteó la cuestión de
si debía volver a tener ejército, un solo gobierno o más, ser un país
industrial o rural. Las tensiones sobre el devenir de Alemania fueron
muy fuertes e incluso Francia prefería un desmembramiento de
Alemania. A medida que pasa el tiempo los comunistas afianzan su
poder en las zonas que ocupan, renuevan y reforman la administración
y al mismo tiempo bajo la protección del ejército rojo habrá reformas
agrarias. El tema de la reforma agraria es movilizador y esto les genera
apoyos a los rusos entre el campesinado pobre. Ante ese éxito relativo
de las políticas de la URSS es necesario crear una nueva nación
alemana juntando las tres partes occidentales a espaldas de la URSS a
pesar de que Stalin ya había pedido en varias ocasiones una
reunificación de las cuatro partes bajo un status de neutralidad. En
este sentido la URSS intentó llevarse a su territorio todo aquello útil
para la industrialización de su país, mientras que los occidentales se lo
negaban. Parece ser que en la zona oriental se llevaron hasta el último
clavo; también es cierto que en el reparto la zona de influencia de la
URSS era la que más había sufrido las catástrofes de la guerra y la
zona menos industrial en comparación con las otras. Esa negativa a
compensar las pérdidas de la URSS es una fuente de irritación para
Stalin y hablábamos de la presión para las elecciones libres. Elecciones
en Polonia, un poco fraudulentas. En este sentido gana el partido
comunista polaco.
Las consecuencias de la guerra civil entre monárquicos y comunistas
en Grecia son muy sensibles, además la negativa de la URSS a apoyar
a los guerrilleros comunistas será un foco de tensión con la Yugoslavia
de Tito. En China la guerra civil entre Mao y los monárquicos del
Kuomintang es también foco de tensión. En general en el mundo existe
un clima global de tensión quedando definido en 2 bloques
antagónicos. La penuria, la miseria y el descontento popular
aumentaba, sobre todo en los países vencedores o vencidos donde la
clase obrera tenía sindicatos y partidos importantes, en este sentido se
declaran huelgas y movilizaciones. Por ejemplo, cuando en el 48
atentan contra la vida de Togliatti, el secretario general del PCI, la clase
trabajadora y los partisanos salen a la calle en masa, el atentado fue
la mecha del descontento. Es aquí cuando EE. UU. empieza tomar la
iniciativa económica, quien coge el testigo de Reino Unido la cual ha
salido muy deteriorada de la segunda guerra mundial. Esto se expresa
de una manera muy significativa en el sostén que Reino Unido daba a
los monárquicos en Grecia pero que con el recrudecimiento de la guerra
llega un momento que no puede seguir manteniendo el apoyo. Tras
esta salida, EE. UU. asume el papel que deja Reino Unido. Truman pide
en el congreso ayuda para Grecia y para Turquía en su lucha contra el
Mal.
En otro campo, la ayuda que implicaba el Plan Marshall era para
todos los países que quisieran, aunque requerían de unas condiciones
que no todos los gobiernos estaban dispuestos a aceptar. Stalin tras
un período de duda la rechazó, y mandó de tal manera que sus países
aliados hicieran lo mismo. La motivación del Plan Marshall cabe
suponer otra lectura, EEUU estaba en una fase de crecimiento
asombroso con lo que no convenía una crisis de superproducción. En
este sentido si los europeos faltos de monetarios y de recursos no
podían afrontar la compra, EEUU podía verse en vuelta en una crisis
económica.
En abril de 48 el Plan se votó y proporcionó 13 mil millones de
dólares entre quienes lo solicitaron. Fue una ayuda fundamental para
la recuperación y para la creación del “atlantismo” como colaboración
entre ambas partes del atlántico. Stalin temía que, aceptar la ayuda de
los Estados Unidos, implicara una infiltración del capitalismo en los
países que pivotaban entorno a la URSS. Entonces se cierra sobre sí y
crea una solidaridad de tipo ideológico y teórico de forma tal que entre
todos los PC del mundo hubiera una comunidad de intereses que se
opusiese en cierta manera al Plan Marshall. Doctrina Jdnov/Zhdanov.
Los EEUU controla casi todos los espacios marinos, tiene el
monopolio hasta 1949 del arma atómica y tiene su industria a todo
funcionamiento. Así se plantea la situación de crear diferentes alianzas
internacionales: Pacto de Río (1947). No fue hasta 1948 cuando,
fundamentado en el ese temor del comunismo, se planteaba la
necesidad de estas alianzas. Son acuerdos regionales y colectivos para
la legítima defensa en caso de que su seguridad nacional fuera
amenazada. Esencia de la resolución Vanderberg que permitió una
serie de tratados político-militares por todo el planeta. El perímetro de
seguridad de Estados Unidos se extiende por muchas otras partes del
mundo, formulándose distintos tratados: El Pacto Atlántico en 1949
que garantizaba la protección entre los Estados
participantes (Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica,
Holanda Luxemburgo, Portugal, Noruega, Dinamarca,
Islandia, Canadá y EEUU).
La alianza se desarrolló por los temores desatados
ante la creación de la Kominform, las huelgas obreras,
la crisis de Praga y el bloqueo de Berlín. La
participación en la Alianza Atlántica se acepta que
EEUU en tiempos de Paz era el responsable mundial
de defender el sistema de libertad y primera superpotencia. Esta
alianza tiene como objetivo la defensa, estabilidad, paz colectiva,
seguridad de los estados firmantes. Hay referencias abundantes a la
libertad de los pueblos, el reino de la justicia y el derecho, la
cooperación económica.
Se trata de asegurar la seguridad colectiva de los estados
signatarios, en tiempos de paz, pero también de guerra, a través de
una acción concertada de los tiempos de guerra. Es muy importante el
art. 5 “En caso de ataque contra una de las partes esto sería
considerado un ataque a todos los signatarios de la alianza,
correspondiendo a que cada una de ellas podría realizar cualquiera
acción que ella considere necesario; incluyéndose la opción de la fuerza
armada”. Se deja libertad para actuar contra la agresión, siendo de
diplomática, política, económica o efectivamente armada. Se dejaba
un margen de libertad ante un eventual conflicto.
El ámbito geográfico del tratado cubría solo los ámbitos
metropolitanos, no los coloniales; excepto el caso de Argelia y las islas
del Atlántico Norte. Se adherirán Turquía y Grecia (1952), RFA (1954);
esto es muy importante porque se ha desdibujado el panorama que se
había perfilado para Alemania. El hecho mismo de crear una República
Alemana con capital en Bonn, es una ruptura total de los acuerdos de
Postdam y Yalta; y el último paso para que la URSS se sienta acosada
es la integración de esta en la OTAN (formada en el 49).
El Pacto de Varsovia solamente se formará después de que Alemania
Federal entre en la OTAN y disponga de armamento avanzado que
apunte al Este. Es en 1955 cuando se formula este Pacto de Varsovia,
una vez formado la RDA, siendo reconocido solo por el Bloque del Este.
El Pacto Atlántico establece los organismos permanentes y se
constituirá la OTAN (Organización del Atlántico Norte) y en 1952 en
plena Guerra de Corea se va organizando como un estado dividido en
4 zonas de mando con sus instituciones y armamentos. Este Pacto es
fundamental, pues en un mundo que cada vez se hace más bipolar, se
van buscando alianzas como el SEATO (Sudeste Asiato-1954) o el
Tratado de Bagdad (Turquía, Irán Iraq, Pakistán y Gran Bretaña) en
1955. Esta política de tratados internacionales irá acompañando de
una serie de bases militares que proliferaron por doquier y rodeaban a
la URSS durante el mandato de Eisenhower.
Por lo que se refiere a la situación geoestratégica de la URSS es de
una inferioridad notable, pero es cierto que controla buena parte del
continente euroasiático, en donde sus fuerzas convencionales son
superiores a la de la Europa Occidental. La situación mejora un poco
con el triunfo de la Revolución China y la República Popular China. Esta
no parece que la URSS hubiera ayudado, pero rápidamente firman un
tratado con esta aun sin entrar en el Pacto de Varsovia, aumentando
su influencia en el sudeste asiático.
Las redes de alianzas soviética fueron menos densas y extendidas
que la de los americanos, pero no quiere decir que menos densa. Esto
no ocurre hasta la entrada de la RFA en la OTAN. La URSS, más débil,
se presenta como la patria de los trabajadores y la defensora de los
pueblos oprimidos del mundo. De esta manera la política
estadounidense es muy agresiva y es en ese sentido que la URSS se
gana parte de la opinión publica de los países occidentales, pero
también de los que se encuentran en el proceso de descolonización.
La entrada de la RFA en la OTAN supone para muchas democracias
populares una amenaza o una posible amenaza, lo que favorece la
cercanía entre los países cercanos y la URSS.
Volviendo un poco atrás, el Pacto de Varsovia se firma el 14 de mayo
de 1955, se integraba por 7 Estados (Albania, Bulgaria,
Checoslovaquia, RDA, URSS, Polonia y Hungría) y funcionaba de
manera muy similar a la OTAN, pero aquí se reconoce la categoría de
país a la República Democrática Alemana. En los casos de agresión se
precisaba que fuera en el ámbito europeo, ya sea una agresión externa
pero también una revolución interna. De esa manera la agresión no iría
solo con la respuesta armada, sino que podía ser un ataque contra el
gobierno (revolución o subversión inducida). Esta forma de agresión
no se manifiesta de manera clara, pero de manera discreta está dentro
del Pacto; pues en la crisis de Hungría
(1956), serán las tropas del pacto los que
formen parte de las fuerzas
progubernamentales. Consagra una unidad
que venía de antaño y en este sentido tiene
mucha importancia para el reconocimiento
de la RDA como un estado socialista y su
ejército propio o la presencia de tropas en
ese territorio. Conviene señalar que, en el
conflicto chino-Soviético, Albania se saldrá
del pacto de Varsovia.
En el Mediterráneo Oriental y Oriente medio es donde se manifiestan
hostilidades claras desde el primer momento, porque parece que los
Occidentales temían la expansión de la URSS en Turquía e Irán. En
este sentido, las tentativas de expansión Irán se había repartido entre
los Aliados para proveerse de petróleo y quitarse a los alemanes, con
lo que la URSS apoyaba a dos repúblicas autónomas en el norte del
país. Aquí se apoyaban los partidos socialistas, Irán apela a las
Naciones Unidas y Estados Unidos para que desaparezca la influencia
soviética de esas dos repúblicas autónomas. La presión funcionó y las
repúblicas fueron desmanteladas de tal manera que Irán fue aliado de
los occidentales hasta la revolución de Jomeini.
La URSS exigen el control de los estrechos a Turquía y el derecho de
paso de su flota en el mar Mediterráneo, y de nuevo se apela a los
Estados Unidos para que estos defiendan el mar, nuevamente Stalin
tiene que retirarse de sus pretensiones.
Por otro lado, el problema griego es mucho más complejo, pues el
trazado de influencias en Yalta no se cumple, en las elecciones ganan
los monárquicos (con el apoyo británico) pero los comunistas
reemprenden la lucha guerrillera. En este sentido Reino Unido no puede
sostener el apoyo griego, pues era un régimen mantenido por ellos, en
ese sentido en 1947 se resigna al apoyo de Grecia y Turquía. A Estados
Unidos esto le viene muy bien, el decaer del imperio británico, en el
contexto en el que se produce la doctrina de Contención. Desde 1948
la 6ª flota de los EEUU defiende los intereses occidentales en todo el
Mediterráneo.
Queda otro problema en el Mediterráneo Oriental, y esta es la
división del Estado de Israel y la separación de Palestina.
Como ya se había mencionado, el primer enfrentamiento se produce
con la crisis alemana en Berlín en el año 49, esta significará el fin
definitivo de la unidad creada en Potsdam y Yalta, pues Stalin
comprende que Berlín está ubicada en la zona soviética aislada. Berlín
era la avanzadilla del mundo libre en un país comunista, el escaparte
más próximo al mundo soviético, que se ve el lujo y consumo
capitalista. Es una ficha clave para la política estadounidense contra el
bloque del Este, así que durante el bloqueo se abastecerá a la población
por aire durante todo un año.
Este es un conflicto típico de la Guerra Fría, en donde se pone a
prueba la voluntad del mundo occidental y estos respondían sin llegar
a desatar un conflicto directo contra la URSS. En mayo del 49 Stalin se
resignará a abandonar la política del bloqueo, sellando definitivamente
la división de Alemania. Por otra parte, en todo este movimiento de
unificación, cambio de moneda, que permite a Alemania ser receptora
del Plan Marshall se consolidó con la instauración de una Constitución
y con Konrad Adenauer como canciller de la RFA el 8 de mayo. La
respuesta vino el 7 de octubre con la proclama de la RDA. EEUU ve a
Alemania más como un aliado que como un país enemigo sometido,
con lo que significa que el proceso de desnazificación (que sí se hace
en la RDA) se parará por completo.
Seguidamente la Guerra Fría se extiendo por Asia, y el 1 de octubre
de 1949 Mao Zedong proclama la República Popular China, y se negoció
rápidamente un tratado chino soviético que implicará ayuda mutua con
una duración de 30 años. En ese sentido Truman, con la doctrina de la
Contención planteada al calor de los problemas Greco-turcos, se
extenderá también a Asia porque se plantea inmediatamente apoyar a
Taiwán (la China Nacionalista). Durante más de 20 años el asiento de
la ONU que correspondía a china, lo
ocupará Chiang Kai-shek. Por otro
lado, el Japón de MacArthur dará un
vuelco a la política norteamericana en
este terreno: Ya no se trataba de
aplastar a Japón, sino que, al igual que
en Alemania, se trataba de recuperar a
Japón como aliado para que este sea el
muro de contención frente a China.
Ahora será un aliado imprescindible.
Esta tensión que va cristalizando estallará en la Guerra de Corea.
Este territorio había sido ocupado por los japoneses en la II GM. En la
conferencia de Yalta se creó un comité para tutelar a Corea, formado
por Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la URSS. El ejército ruso,
una vez acabado el conflicto en Europa, invadirá Corea desde
Manchuria, pero al estallar la bomba atómica en Japón ya no hacía falta
esa intervención. En esta situación de tensión en varios frentes, los
soviéticos se quedan en el Norte de Corea y los estadounidenses en la
parte Sur, divididos por el paralelo 38º.
La idea era reunificar el país, pero ahora con las
crisis en Alemania, Irán, Grecia, Turquía… la idea
pasa a un segundo plano. La Guerra Fría es el
contexto que favorece a la creación de dos
entidades políticas diferentes, y que cristalizarán en
la guerra caliente de Corea. En cierto modo esta
guerra fue el resultado de la relativa sencilla victoria
comunista china. Kim Il-sum era el presidente de
Corea del Norte y pretendía reunificar la península
a toda costa, por su parte Sygman Rhee era el
dictador del sur.
En una actitud mal calculada, Kim Il-Sum considera que los EEUU no
entrarían a intervenir en el territorio y lanza un ataque contra el Sur,
sin embargo, EEUU como ve extenderse la amenaza del comunismo,
decide intervenir; en contra de lo que suponían los coreanos del norte.
Se tratará de una guerra avalada por la ONU porque, el hecho de que
la URSS estuviera ausente del consejo de seguridad ante la actitud de
no reconocer a la China comunista de la ONU, permitió el aprobar una
guerra “en legítima defensa”. El ejército estadounidense iniciará un
contraataque bajo mandato de la ONU.
Los Estados Unidos entendió este conflicto como un paso más del
expansionismo soviético y una Corea comunista significaría para los
norteamericanos el efecto dominó “si cae una pieza, puede significar la
caída de todo el tablero”. La Guerra de Corea acabará siendo una
guerra convencional, en este sentido MacArthur fue nombrado
comandante en jefe y la URSS se abstuvo activamente de participar en
el conflicto, pero la contraofensiva hace que la frontera llegue casi
hasta la frontera china. Mao se siente en una posición de debilidad
tremenda, y teme que puedan incursionar en la propia China, con lo
que envían a casi medio millón de chinos “voluntarios” para combatir
a las fuerzas norteamericanas. A partir de 1951 la frontera se establece
en torno al paralelo 38º, el conflicto duró 3 años y terminó en 1953.
MacArthur planteó el lanzamiento de la bomba atómica contra China,
no obstante, esas declaraciones le costarán el cargo pues no se tenía
en cuenta el uso del armamento nuclear. La prudencia se impone ante
la impetuosidad. La doctrina de la Contención se aplica y finalmente
entre pequeños combates se llega a un armisticio (que aún es vigente
hoy en día) en 1953. Existirá una zona desmilitarizada alrededor del
paralelo 38º.
Los Estados Unidos a partir de esta guerra se instalan muy
fuertemente en el sudeste asiático y en el tratado de San Francisco
(1952) se da la independencia a Japón. Será el gran defensor de los
intereses de la libertad en el Pacífico. Aquí se ve como la
doctrina de la Contención se amplía por todo el mundo.
En cualquier caso, la modernización se hará muy
rápidamente y la Guerra de Corea será la antesala a la
Guerra de Vietnam.
Todo lo que había sido la península de indochina había
estado ocupada por los japoneses, que apelando por la
unidad histórica no veía con malos ojos el
anticolonialismo contra las metrópolis europeas. Lo que
ocurre tras la derrota de Japón es que el territorio de
Indochina es reclamado nuevamente por las viejas
metrópolis. En este sentido Indochina había sido
territorio colonizado por Francia, quienes por todos los medios y ayuda
de los EEUU intenta reestablecerse en la península. Se desenvuelve
una guerra que pierde Francia en Diem Bien Phu y terminará por
acordar en 1954, la Paz de Ginebra. La primera guerra de Indochina,
se desenvuelve entre 1946-1954 y había elegido a Ho Chi Minh como
caudillo carismático, quien proclama la República Popular en el norte
mientras que, en el sur, Saigón queda en manos de los británicos que
luego pasará a Francia.
La península de Indochina estaba formada por los territorios de Laos,
Camboya y Vietnam; estos se independizarán con los resultados de la
conferencia de paz, en la cual también separa Vietnam en el paralelo
17º hasta que se acuerden unas elecciones con la posterior
reunificación. Los acuerdos permitían los intereses económicos de
Francia y la neutralidad de ambos estados, sin embargo, los EEUU no
están de acuerdo y pretenden boicotear los acuerdos. Empieza una
estrategia de intervención norteamericana en Vietnam, con la
instauración de Dinh Diem y la negación a los acuerdos de Ginebra.
Por tanto, las elecciones nunca se realizarían ya que se temía la
victoria de Ho Chi Minh y así se mezcla el conflicto anticolonialista con
los temores de la Guerra Fría para parar a los comunistas. El 26 de
octubre de 1955 se proclama la República de Vietnam del Sur y esta
se arropa, en exclusiva, la representación de todo Vietnam. La
inestabilidad que se produce en Vietnam ocurre ante la negación de la
legitimidad, al contrario.
Vietnam del Norte recibe apoyos de China y la URSS, mientras que
la del Sur, la de EEUU y sus aliados; a la vez que Laos y Camboya se
respetan los acuerdos de Ginebra. En suma, la neutralidad de
Indochina tal como se veía en Ginebra, habría supuesto una influencia
decisiva de la China comunista que modificaría toda la península de
Indochina. La tensión iría creciendo, el Vietmin es el ejército del norte
que busca ir extendiéndose para unificar el país; además con el
descontento en el Sur se creará un frente de liberación del sur en 1960
(Vietcong). Existiría una red fluida a través de una compleja sucesión
de túneles subterráneos.
La respuesta estadounidense ante la emergencia de un ejército de
liberación fue doble, se implicó mucho más con ayuda militar en Saigón
y lejos de tirar la toalla creará en 1962 el primer mando
norteamericano en la zona. Por otra parte, Vietnam es un país pobre y
agrario, además de crear ese comando, obligó a 8 millones de
campesinos a concentrarse en 7.000 aldeas estrategicas con el fin de
que evitasen la influencia del Vietmin y el Vietcong.
Algunos sostienen que Kennedy era partidario de no incrementar con
la guerra de Vietnam, pero lo que sí está claro es que, tras la muerte
de él, el vicepresidente firmó toda una serie de compromisos para
hacer mucho más efectiva la implicación en la guerra de Vietnam.
La intervención masiva por parte de Estados Unidos dio pasos
acrecentados hasta que el 7 de agosto de 1964 el Senado dio manos
libres al presidente Johnson para su actuación. Desde esa fecha fue el
incremento de soldados y armamento (napalm, químicos…etc.) fue
exponencial. Y a partir de 1965 la guerra se extiende a Laos y
Camboya. El problema es que la guerrilla está muy consolidada y para
los americanos era una guerra difícil de ganar, pues si no ves al
enemigo no lo puedes vencer.
Cada vez llegaban más ataúdes con soldados americanos muertos y
se intentaban ocultar las bajas. La mayor parte de la población
norteamericana que se encuentra en Vietnam son de clase humilde y
de afroamericanos. El componente racial y social estaba empapando la
propia guerra (movimiento del 68, pacifistas, protestas por los
derechos humanos). Era un conflicto costoso en la opinión pública, a la
que se suma los recursos humanos y económicos. Muchos de los que
vuelven heridos van a sumarse a la oposición a la guerra, con lo que
la situación no era la adecuada para ganar militarmente la guerra de
Vietnam.
Estados Unidos estaba perdiendo la batalla política, con lo que iría
reduciendo progresivamente las tropas con la contra parte de
aumentar las destrucciones y los bombardeos. Al no haber una salida
militar se planteó la posibilidad de salir políticamente, debatido en
febrero de 1973 en la conferencia de París. En París se aprobó
finalmente terminar con la intervención militar norteamericana lo que
permitió la entrada norvietnamita en Saigón en 1975, sellando la
mayor derrota militar de los EEUU. Todavía sigue pesando un poco la
cosmovisión de Norteamérica como liberador.
En la época más cruda de la época de la guerra de Corea tiene
también repercusión ideológica en ambos bloques, además de
movimiento de represión del disidente en las dos superpotencias. El
episodio de la comisión McCarthy buscando enemigos en todos los
sectores de sindicatos, Hollywood… El partido comunista
norteamericano sería un partido residual. Tuvo consecuencias muy
importantes dentro de la sociedad americana. Mientras, en la otra
parte, el control de los intelectuales de la URSS viene por el cierre ante
el metropolitísmo, llegando a condenar la Yugoslavia de Tito como un
nacionalismo pequeño-burgués, a la que se le acusaba de que en
realidad no era un régimen socialista estando en sintonía con el
imperialismo americano (Desviación Titoísta).
A mediados de los años 50 la Guerra Fría se “suaviza” de manera
lenta y evidente; pues se pasa de una situación de extrema alarma a
una coexistencia pacífica, que se extiende hasta finales de los años 70,
con altibajos. Ya que no se puede derrotar al adversario, se trata de
convivir, y evitar por todos los medios que la situación se desborde
dando lugar a un cataclismo nuclear.
Las crisis pequeñas o grandes que surgieran, no desembocaran en
una guerra nuclear. Teníamos muy cerca la guerra de Corea que dio
muestras claras de que era inviable la destrucción del enemigo, pero
además ahora, el peligro era más real que nunca. Sin embargo, pese
a esta visión, la carrera de armamentos no cesó, pues se sucede con
una rapidez nunca antes vista: En 1949 Bomba atómica soviética, 1952
bomba de hidrógeno EEUU y 1957 la URSS pone en marcha el Sputnik;
con esto los norteamericanos vieron que eran vulnerables a través de
estos artilugios.
A mediados de los años 50, ambas
potencias tenían suficiente material nuclear
como para destruir el mundo, pero esto no
hace que frenen. Cada mejora del enemigo
hace que se vuelva más compleja y letal. Por
ejemplo, EEUU tomó la delantera de la URSS
con la construcción de submarinos atómicos y
cohetes Volaris, además no se trata solo de
esta alocada carrera de armamentos entre
ellos, sino que más países entran en la
posesión de armamento nuclear (UK, Francia, China, Pakistán, India).
En este sentido la URSS y los EEUU ambos bloques tendieron a crear
foros internacionales para poner límite al crecimiento casi inusitado de
esta carrera nuclear. El miedo nuclear estuvo en la raíz de numerosas
conferencias contra el armamento.
Nikita Jrushchov fue a Estados Unidos en 1959 para una visita en la
que se estaba fraguando una aproximación entre ambas potencias. A
ello contribuye la muerte de Stalin, el cual cambia la tendencia al igual
que Truman frente a Eisenhower, quien tenía los pies sobre la tierra y
era más consciente de todo. En el XX Congreso del PCUS, con un
informe secreto, se carga contra Stalin lo que lleva a una crisis de fe
en el comunismo occidental y al abandono de muchos afiliados.
Jrushchov pronuncia la Doctrina de coexistencia pacífica que
sustituyera la respuesta nuclear preventiva, pues esta respuesta en
caso de un ataque preventivo, al enemigo le quedarían resortes
suficientes para contestar al ataque con consecuencias totalmente
desastrosas.
La disciplina en el seno de los dos grandes bloques empieza a verse
fracturada. En el caso comunista, las revueltas de Hungría y Polonia
del año 56 supusieron un agrio sabor de boca a los insurrectos, porque
en esta situación de crisis todos los medios técnicos de difusión (Tv,
radio, prensa) del mundo occidental estaban agitando las aguas de
estas revueltas, con lo que los insurrectos la cosa irá a más (cosa que
nunca pasará). La primavera de Praga del 68, en la que se trata de
crear un socialismo reformado y democrático con muchos sectores de
la población, terminará en nada por la intervención de las tropas del
Pacto de Varsovia. En los asuntos internos de cada bloque, el otro no
suele intervenir, a menos que sea con llamamientos o publicad y
propaganda; ya que si no lo hacen así implicaría el conflicto directo.
En el bloque occidental también se aprecian fisuras, la Europa
reconstruida, empieza a ser menos dependiente de EEUU entre los 60-
70 lo que contribuyó a crear un grado de autonomía que debía ser
respetado. La Francia del general de Gaulle es el caso más evidente,
pues se propició una Doctrina de la Tercera vía, autónoma y distinta
saliendo de la estructura militar de la OTAN (1965-66).
Por otra parte, la República Popular China tiene relaciones extrañas
con la URSS en su etapa estalinistas, con lo que, a partir de su muerte,
el distanciamiento entre ambos colosos es más que evidente e irá
ampliándose hasta la ruptura definitiva de 1965. China sigue
postulados estalinianos considerando que la URSS de Jrushchov se está
aburguesando. La ruptura de estas relaciones significa también el
surgimiento de escisiones de los partidos comunistas de todo el mundo
pro-maoístas. En ese sentido China empieza a aparecer como el
principal referente en los movimientos de liberación nacional y para los
países del tercer mundo, lo que debilita la posición internacional de la
Unión Soviética. Albania será un país que abandonará el Pacto de
Varsovia alineándose con China.
En este terreno, el mundo ya no es bipolar 100% y empieza a
aparecer, a parte de las disonancias entre los bloques, el mal llamado
“Tercer Mundo” con los procesos de descolonización. Estos se aceleran
de una manera muy notable, emergiendo esta tercera fuerza: El bloque
de los países no alineados. Este movimiento tiene carta de naturaleza
en la conferencia de Bandung en 1955 y tomando como una sólida
conferencia de países en la conferencia de Belgrado en el 61.
Además, por otra parte, hay conflictos regionales que no se pueden
comprender a la luz de la guerra fría como los desarrollados en el
mundo árabe-israelí. En este sentido estos conflictos, el presidente
Johnson se encuentra con el primer ministro soviético estableciendo un
arreglo que fuera valido para las dos partes en conflictos y poniendo
límites a estos desacuerdos: Los acuerdos de Camp David, no acaban
por solucionar el problema y aún siguen enquistados.
La coexistencia pacífica tiende a extenderse tanteándose acuerdos
entre las superpotencias, sin embargo, también tiene un desarrollo
peculiar con momentos de crisis. Se desenvolvió con enfrentamientos
limitados, localizados y con soluciones negociadas. Eso es lo que
ocurrirá en la crisis del Canal de Suez, la II Crisis de Berlín y la de los
misiles cubanos.
La primera de estas crisis ocurre cuando Nasser, quien pretendía un
país panarabista, con áreas unificadas y que está cercano con la Unión
Soviética. El conflicto estalla cuando este nacionaliza el Canal de Suez,
y una coalición responde como una agresión. Esto se resuelve con un
pacto entre ambas superpotencias rechazando esta medida, en
detrimento a Francia y Gran Bretaña como antiguas potencias
coloniales.

La II Crisis de Berlín que se resuelve entre 58-61, cuando se pedía


el estatuto de ciudad libre en el momento que la RDA estaba sufriendo
una pérdida demográfica importante. En ese sentido Berlín será una
ciudad libre, gestionada por la ONU, dándose muchas ventajas a los
jóvenes de la Alemania occidental para poblar el Berlín libre, pero al
mismo tiempo sigue la sangría de alemanes orientales a occidentes.
Esta crisis tiene como resolución la construcción del Muro de Berlín en
agosto de 1981. EEUU no movió un dedo oficialmente para variar la
solución y eso significa que estas crisis no se resuelven con la
confrontación.
Es mucho más complicada la crisis de los misiles de cuba. Tiene su
origen en abril del año 61, pues exiliados cubanos partidarios en contra
de la dictadura veían a desembarcar en la Bahía de Cochinos, sin
embargo, la inteligencia cubana los descubrió y cuando las tropas
desembarcaron fueron asaltados y detenidos. El desembarco en teoría
era la punta de lanza para una avanzadilla de aviones norteamericanos
que seguirían avanzando para acabar con el
régimen castrista. Fidel Castro se alinea
claramente con la URSS, estableciendo
relaciones mucho más estrechas y a mediados
de 1962 instalaron cohetes de alcance medio
apuntando a EEUU. Se crea un comité de crisis
en la que se relacionan de manera indirecta y
con una intensidad tremenda, pues no hay
relaciones directas entre EEUU y la URSS. Se
plantean diferentes tipos de actuaciones:
Bombardeo, desembarco o el bloqueo de la isla.
El presidente Kennedy está muy asesorado, con lo que optará con el
bloqueo de la isla, la solución menos conflictiva. Las reuniones de igual
forma estuvieron en gran tensión y el mundo estaba al vilo de una
guerra mundial. Los buques americanos estarían rodeando la isla a la
vez que los soviéticos continuaban aprovisionando la isla para colocar
los misiles. Esta tensión también se vivía en la URSS y Nikita Jrushchov
tenía que hacer frente a todo un círculo que buscaba seguir a delante
a toda costa. Será al borde del colapso cuando los buques soviéticos
dieron marcha atrás volviendo a su punto de partida.
Ambos presidentes quedaron tocados para sectores de la población
pues optaron la posición más blanda. En este sentido, era cada vez
más necesario la búsqueda de un espacio de entendimiento directo
entre la URSS y los EEUU, llevando en 1963 a la creación del “Teléfono
Rojo” como punto de conexión directa. Había un acuerdo secreto en el
que EEUU prometía no invadir jamás Cuba y como clausula secreta se
comprometían a retirar los cohetes que estos habían colocado en
Turquía. En esta situación crítica con quien no contaron en absoluto
fue con el gobierno cubano y Castro salió bastante decepcionado con
la resolución de desarmar los cohetes y la decisión soviética.
Después de esta crisis se buscan acuerdos bilaterales y conferencias
en las que se trataba de buscar una cooperación y regular la carrera
armamentística. El tratado de Moscú de 1963 prohibió las explosiones
nucleares en la atmosfera, debían ser bajo tierra; en el 68 se firmó el
tratado de No proliferación de armas nucleares; los acuerdos SALT
sobre el armamento nuclear estratégico.
En Europa este deshielo se materializará con Willy Grant a partir de
1969, cuando accedente a la cancillería de la RFA pretendiendo abrirse
hasta el Este con la política de “ostpolitik”, materializada en varios
acuerdos con la URSS en 1970, con Polonia, con la RDA en diciembre
del 72 lo que suponía el mutuo reconocimiento, en el 73 con
Checoslovaquia. La RFA se comprometía a una política de paz y de
consolidar las decisiones tomadas tras la II Guerra Mundial. En julio de
1973 Conferencia sobre Seguridad y Cooperación Europea en Helsinki
con todos los estados europeos, menos Albania quien era partidaria de
China y más beligerante, y EEUU y Canadá. Se creo un espíritu en el
que se plantean más conferencia e incluso una reducción mutua
equilibrada de armamento, aun cuando en este terreno no se
alcanzaron éxitos muy notables, a partir de 1975.
Existirá un rebrote final de la guerra fría cuando los EEUU sale muy
mal parado tras la guerra de Vietnam, considerando un síntoma de la
debilidad y el papel de los Estados Unidos queda cuestionado. Los
países No alineados condenaron mayoritariamente la guerra y la
actuación de los EEUU. Coincide con la primera gran crisis del petróleo
en 1973, con lo que la recisión del mundo occidental se hace patente.
Aunque Europa y Japón empiezan a renacer poco a poco.
En la URSS las cosas parecen que van mucho mejor tras la derrota
de los EEUU en Vietnam, aunque su apoyo fue bastante menor que el
de China. El desorden económico capitalista que se inaugura con la
crisis del petróleo no le afectó. Para los soviéticos se abrió una etapa
de optimismo, planteándose el tomar posiciones más activas, de forma
tal que entre 1977-1985 el mundo asiste a un nuevo rebote en la
guerra fría y en las tensiones. En 1977 la URSS despliega los misiles
SS-20 que pueden alcanzar uno 5.000 km con 3 cabezas nucleares,
poniendo en riego el territorio occidental. Tiene que tener más
protagonismo el tercer mundo, en donde hay intervenciones: Etiopía,
Angola, Mozambique (aún bajo la tutela colonial de Portugal),
Afganistán serían los más representativos.
En ese sentido, la intervención soviética en Afganistán (1979-1989)
tiene un paralelismo con Vietnam y los EEUU. La justificación es que
un gobierno amigo pide ayuda para acabar por la oposición armada de
la guerrilla, muchas de ellas aprovisionadas por los Estados Unidos.
Afganistán era una república similar a las que estaban en la órbita del
mundo soviético asiático. La URSS ante esta petición manda a sus
soldados desarrollando la guerra de Afganistán en medio de una guerra
civil, teniendo muchas bajas y desprestigio total de la URSS. El
desenlace es la retirada de las tropas y esta tuvo repercusiones
importantes en la Unión Soviética. Por tanto, si EEUU tuvo Vietnam, la
URSS tuvo Afganistán.
Por otra parte, este rebrote tendrá como capital protagonista
a Ronald Reagan, quien encaminará hacia un engrandecimiento
de los EEUU desde su elección en 1981. En el orden de la carrera
armamentística hará un programa para poner la hegemonía
americana fuera de dudas. El gasto militar será desmesurado
hasta 1986, poniendo en marcha la Iniciativa de Defensa
Estratégica: “La Guerra de las Galaxias”, como escudo contra
los misiles soviéticos. No debilitó en exceso el espíritu de la
coexistencia pacífica, pues las conferencias siguen produciéndose y se
respetaban mutuamente las zonas de influencias.
El ascenso de Gorbachov en 1985 supone un punto de inflexión en
la Guerra Fría, pues a partir de las medidas tomadas tiene una política
de diálogo con los EEUU que fue bien recibida en Washington. Ambas
potencias padecían síntomas de agotamiento. La URSS y Gorbachov
toma conciencia del bloqueo del sistema en su vertiente económica y
al mismo tiempo la expansión económica de Reagan da indicios de
debilidad. Por parte soviética comienza el abandono progresivo del
Tercer Mundo, pero vuelven a establecerse las relaciones con China en
1989. En realidad, la Guerra Fría está tocando a su fin y la caída del
Muro de Berlín en noviembre del 89 no hace más que acentuar el
progreso. A partir de aquí Moscú deja manos libres a los países del este
que progresivamente acaban disolviéndose. En 1991 desaparece el
Pacto de Varsovia.
El fin de la Guerra Fría es el resultado del sistema soviético además
de otras variables, porque estallan conflictos del Tercer Mundo que se
relacionan contra el colonialismo y la inviabilidad de mantener la
carrera armamentística, aunque esta carrera tiene mucho que ver con
el avance de la revolución científico-técnica. Se comía mucho del
presupuesto económico de los países lo que suponía un estancamiento
económico. Hay que considerar la envergadura del movimiento
pacifista, el antimilitarismo de ambos bloques, sobre todo donde están
situados los euromisiles.
Más allá de la política internacional, la Guerra Fría implicó la política
interior, por ejemplo, la “Caza de brujas”, las Purgas; esa persecución
del adversario podemos decir que impidió absolutamente el acceso de
los comunistas al gobierno en los países occidentales por muchos votos
que tuviesen. El mejor caso es el PCI en Italia junto a la Democracia
Cristiana y la figura de Aldo Moro.
En la Europa del Este, el modelo soviético impidió que se desarrollase
las vías nacionales al sociales, también la persecución de cualquier
tentación de hacer un socialismo de rosto humano será otra de las
secuelas de la guerra fría que se trasluce entre los bloques. Cualquier
instrumento era válido para sostener a gobiernos afines, en este
sentido las intervenciones serán menudas y abundantes.
La Guerra Fría también ofrece una perspectiva económica, en la que
la carrera armamentística es muy notable, al igual que las
exportaciones de armamento. Los gastos militares no paran de crecer
comiéndose una parte importante del PIB, esto tendrá consecuencias
muy importantes sobre todo en el Tercer Mundo porque en el primer
mundo puede mantener este gasto y endeudarse. En los países pobres
muchas veces el gasto social iba en detrimento del gasto militar,
justificándose sobre la base de la Guerra Fría. Toda crítica del
incremento del gasto militar se trataba de justificar bajo el contexto de
la Guerra Fría y la defensa del país de las invasiones de las
superpotencias. Toda disidencia era vista como espionaje, siempre
acusaciones abundantes que afectan a la sociedad de ambos bloques.
El nacimiento de corrientes pacifistas y antimilitaristas en Estados
Unidos eran vistas como una manipulación desde Moscú.
La URSS legitimaba la existencia de su bloque como garante de paz
y único país que podía otorgar a los países débiles las protecciones
frente al imperialismo americano. Esta batalla ideológica tuvo más
visos de ser eficaz en la URSS pues los ejemplos eran bastante
comunes. Por otra parte, cuando Jimmy Carter introduce la defensa de
los Derechos Humanos en todo el mundo, inicialmente parece una
tontería, pero acobijo de esa defensa comenzaron a surgir movimiento
de derechos civiles en el Este de Europa: Carta del 77 tras la Primavera
de Praga. Serán vistos como una injerencia más de los asuntos internos
del mundo socialista por parte de la CIA, de la misma forma que los
antimilitaristas y pacifistas eran vistos como enviados de Moscú.
Cada uno de los bloques enfrentados se sirvió de todas las
herramientas posibles para alentar un espionaje sobre el rival: guerra
económica, ideológica, sabotaje… con lo que cada uno creo un
organismo de espionaje. El KGB en 1984 dependía directamente del
consejo de ministros, su orientación va encaminada a luchar contra las
actividades contra soviéticas; del otro lado está la CIA la cual responde
a unas características similares y paralelas al KGB, además hacen una
guerra cultural muy importante sobre occidente. En cualquier caso, la
desconfianza será la tónica dominante entre los implicados. Cabría
señalar como fallo de la CIA el no ver venir la caída de los países del
Este y del Muro.
La URSS tras aquellos debates de los años 20 del
socialismo de un solo país (Stalin) frente a la revolución
permanente (Trotsky), no había demasiado interés en
extender la revolución por el mundo y la Kominform tiene
el objetivo de afianzar a los partidos comunistas del
mundo para que defiendan a la URSS como patria de los
trabajadores, a diferencia del Komintern que buscaba
extender esta revolución. La URSS por eso tuvo que
resistir en solitario, y malamente debido a la aplicación
de la Doctrina de la Contención. Por tanto, el temor
fingido y acrecentado por los medios no se lo creía ni los
que promovían tales panfletos, sin embargo, servía para
fomentar el odio a los comunistas y la cohesión entre los
suyos como arma psicológica durante toda la Guerra Fría.

INTERPRETACIÓN DE HOBSWAMN SOBRE LA GUERRA FRÍA EN SU


OBRA: “LA HISTORIA DEL SIGLO XX”
Plantea que los 45 años posteriores a la IIGM fue un periodo de
conflicto constante entre ambas potencias: al finalizar la Segunda
Guerra Mundial, se puede plantear el inicio de una “Tercera Guerra
Mundial”. La Guerra Fría dominó el escenario de la 2ª mitad del s. XX:
de tal forma que generaciones enteras crecieron y vivieron bajo el
temor de un conflicto nuclear global que acabase con la humanidad. Se
extendió el pesimismo y esa Guerra Fría que no hizo más que
incrementarse hasta llegar la MAD (destrucción mutua asegurada),
aunque esta nunca llegó a suceder, pero fue una posibilidad cotidiana
por lo menos para la población que vivía bajo esa presión ideológica y
propagandística donde se señalaba que la Guerra Fría podría suceder
en cualquier momento. Ahora bien, la singularidad de esa ‘IIGM’ es
que, objetivamente hablando, el peligro de tal guerra no existía: el
reparto de fuerzas establecidas tras el fin de la IIGM consistió en un
reparto de poderes muy desigual que se mantuvo de forma indiscutible
y sin fisura alguna a lo largo de toda la Guerra Fría.
De esta forma, objetivamente no había ningún peligro de estallido
de una guerra nuclear porque además de mantener los equilibrios
conseguidos, estaba emergiendo el proceso de descolonización en el
Tercer Mundo, con la emergencia de numerosos países que no habían
tenido la independencia hasta entonces. El fin de los antiguos imperios
coloniales queda consumado tras IIGM, aunque las dos superpotencias
compitieron por ganar más países a su causa cuya consecuencia es que
rápidamente surge el movimiento de Países No Alineados que llevan
una política de independencia, no se alinean con ninguno. Pronto esos
estados coloniales, que no tenían mucha adoración por EEUU, tampoco
se inclinaron del bando socialista: el mundo socialista no se expande
demasiado tras el caso de China, si no que más bien queda reducido a
los acuerdos del 45. Sí que es verdad que estos países eran más afines
a la URSS, más por copiar el modelo soviético de industrialización que
por afinidad ideológica.
Hobsbawm considera que el triunfo de la revolución en China no
contribuyó prácticamente nada la URSS, sino que, hasta el último
momento del triunfo de Mao, seguía reconociendo y acompañó a Chang
Kai Chen a la isla de Formosa, por lo que la revolución china no está
auspiciada. A la superpotencia le interesaba la estabilidad, y todo
aquello que se sale de esa tónica perturba el juego de relaciones, por
lo que China para la URSS fue una gran perturbación, a pesar de que
posteriormente se establecieron alianzas. Sí que hubo etapas de
dureza desde la Doctrina Truman hasta 1951 cuando MacArthur
plantea lanzar la bomba sobre Indochina: ese periodo fue crítico, pero
más allá de él la posibilidad de una guerra nuclear deja de existir.
Otra cosa fue el uso continuo de la propaganda y la amenaza
continua a recurrir a las armas nucleares (Vietnam, Canal de Suez,
Corea…). Se producen episodios curiosos: si las dos superpotencias
empleaban cualquier tipo de amenaza y propaganda a la población, la
realidad es que no hay un peligro real de explosión nuclear, aunque la
gente sí que vive aterrorizada. Pruebas de que no existía tal peligro
podrían ser el levantamiento obrero de 1953 en Alemania del este, la
revolución húngara de 1956, la checoslovaca de 1968… eran momentos
donde intervenía el Pacto de Varsovia, mientras que los americanos y
el resto de los europeos avasallaron a la población de críticas, aunque
no hicieron el menor gesto agresivo, ni siquiera de forma diplomática.
Quizá la nota discordante en esta ‘estabilidad’ que prima frente al
conflicto la hace la China de Mao, quien parecía barajar en varias
ocasiones la posibilidad de conflicto para poder acabar con el mundo
capitalista, señalando que en caso de confrontación directa la población
china superviviente podría reactivar la raza humana. Hobsbawm
plantea este conflicto donde la estabilidad y el entendimiento era
mucho mayor en las altas dirigencias que el intento de acabar con el
enemigo, al margen de que la población no dejó de sentirse
amenazada.
Tema 2. Economía Mundial de la Postguerra y la expansión
del capitalismo (1950-1976)
La II GM provoca una desarticulación total de las economías
europeas, todas pierden terreno y sus sistemas financieros quedan
seriamente dañados, emergiendo por encima de todos los países
europeos la economía americana. También es verdad que los desastres
de la guerra creaban las condiciones de un crecimiento sostenido y muy
intenso siempre que se produjeran soluciones a escala supranacional.
Antes de finalizar la guerra, los EEUU había aprendido algunas cosas
de los tratados de la I GM y sabían que las condiciones draconianas en
los pactos no eran el camino a seguir. Keynes ya afirmaba en su
momento que ese pacto no duraría más de dos décadas.
Entonces no se plantean unas situaciones similares a las vistas en la
I GM en la que cada país trataba de rapiñar lo que podía, rechazando
los intentos de negociación de la República de Weimar. Aprendida la
lección de los resultados calamitosos se empieza a plantear un nuevo
orden internacional, perfilado evidentemente por los EEUU. Los
progresos industriales y tecnológicos eran impresionantes desde 1941
ya que hacían una industria volcada en la Guerra Mundial y el apoyo a
los Aliados. Por tanto, es Estados Unidos la gran potencia que no dejará
de crecer durante la contienda, teniendo en cuenta que en su territorio
no hay guerra ni destrucciones. En este sentido, en 1944 se toma la
medida de un nuevo orden monetario internacional con los acuerdos
de Bretton Wood y fijan las pautas de que el dólar será la divisa clave
de los intercambios internacionales. Esto significaba la hegemonía del
dólar en todo el mundo.
Se va a formar una serie de organismos para establecer un sistema
financiero estable que impida los altibajos: Fondo Monetario
Internacional, encargado de estabilizar las monedas a nivel
internacional; y el Banco Mundial. Asegurará el librecambismo en todo
el mundo en vez de al proteccionismo visto en la I GM, que conforme
un mercado mundial estable. Eran los primeros pasos para la
globalización. A partir de 1945 es necesaria la coordinación en la
política de reconstrucción, siendo EEUU los encargados de liderarla:
Necesitaban compradores de su producción que si no aliviaba caería en
una crisis de superproducción.
Asistimos a una internacionalización del capital norteamericano, la
puntilla a su hegemonía sujetando las potencias europeas al mandato
estadounidense. Entre 1944-1946 (a excepción de Alemania y Japón)
los países recibieron buena parte de ayuda de la UNRRA1: 4.700

1
Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación
millones de dólares. Hubo acuerdos bilaterales con Francia y Gran
Bretaña en relación a préstamos y condonar las deudas. La política de
préstamo y arriendo finaliza en 1945 poniendo a la URSS en una
situación delicada.
Estas ayudas son mínimas, pero decíamos que la Europa del 45-47
era precaria en donde funcionaba más la economía del trueque, era
una situación calamitosa. Dentro de la estrategia de la Guerra Fría y la
agresividad soviética no podía mantenerse demasiado esa situación
ante el peligro de la conflictividad laboral, la crisis alimentaria…
condujese a un estallido revolucionario. Nunca hay que separar la
política de Contención del Plan Marshall, pues esta última política es la
vertiente económica de la otra. En 1947 se pone de manifiesto que
estas ayudas son insuficientes y que hay que plantear una política
económica mucho más ambiciosa por miedo de la guerra fría. La URSS
y los países del Este de Europa estaban excluidos en la práctica.
La cuantía total alcanzó la cantidad 12 mil millones que ascendió en
1957 hasta los 24 mil millones, pero la mayoría estaban destinados a
la estructura de la OTAN (gasto militar, creación de organismos). En
1948 se había creado la Organización Europea de Cooperación
Económica (OECE) formada por 16 países que recibían la ayuda de
EEUU. Los Estados Unidos buscaron quitar las tasas y unificar en un
espacio común podría ser el antecedente más claro de la Comunidad
Económica Europea (CEE).
El capital estadounidense permitió a los países europeos comprar
materiales, productos energéticos, industriales… lo que permitió a
EEUU convertirse en la gran potencia económica. Los resultados se
apreciaron a principio de los años 50 cuando Europa entró en una etapa
de desarrollo nunca antes vista, más incluso de lo que se esperaba.
Los años 45-47 quedaba en el pasado, confirmándose la coordinación
de las políticas económicas. Pese a que RFA fue el que menos recibió
fue el que más creció (7,6% anual, Milagro Alemán) mientras que el
que menos creció fue el que más recibió: Gran Bretaña (2,3% anual).
Hay que tener en cuenta la ayuda de las empresas norteamericanas
que invierten en los países europeos impulsando la industria
manufacturera. En los años 50 se vio una reindustrialización de países
como Canadá, Australia o España que permiten retomar con fuerza la
etapa de crecimiento. El otro gran milagro es Japón que había sido
arrasado pero que creció increíblemente.
El modelo de reconstrucción será a través de las políticas
Keynesianas, en las que el Estado debía cubrir muchos aspectos
económicos, tomaba el papel de impulsor y administrador con mayor
papel en las nacionalizaciones de sectores económicos necesarios (En
Francia los sistemas bancarios, producción energética; en GB la
industria y demás sectores claves de la economía o con empresas con
pérdidas).
También tenía un papel en la protección de ámbitos sociales, estas
reformas sociales deben tomarse como un logro de los sindicatos. Se
practica la estrategia de negociación colectiva y sobre todo en la RFA.
Los sindicatos quedarán ligados al sistema empresarial y se buscará la
solución pacífica de los conflictos que puedan llegar a desarrollarse. Por
primera vez se pude llegar a hablar de tensiones fuertes en el seno de
la lucha sindical de los países europeos, lo que es un elemento
fundamental para hacer crecer las economías europeas. Tiene también
el objetivo de frenar el comunismo hacia el occidente, lo que contribuye
a la paz social. Es una operación muy bien planteada por occidente.
La distribución de la riqueza también tiene un papel relevante el
Estado, con el Estado del Bienestar se trata de conseguir un consenso
social positivo y que evite tentaciones que vayan más allá de los
objetivos del Estado. Se trata de eliminar los problemas sociales, de
integrar el mayor número posible de capas sociales al Estado y su
mejor representación es a participación del movimiento sindical. El
Estado expandirá el gasto público para poder colaborar en los gastos
salariales. Creciendo desde el final de la Segunda Guerra Mundial
gracias a unos sistemas fiscales progresivos que gravan las rentas
personales en proporción a lo ganado. Se traducirá en prestaciones
sociales: paro, sanidad, enseñanza, fondo de pensiones, financiación
del ocio…etc. Toda una serie de derechos sociales y ya no solo políticos
que han de acompañar al desarrollo económico.
Por otra parte, el Estado gasta mucho dinero para la reproducción
del capital por medio de gasto de infraestructuras (carreteras,
electrificación…) haciéndose cargo también de los sectores económicos
deficitarios y además de ayudas directas al sector productivo
(exenciones, préstamos…). El resultado de estas políticas fue la
generalización de las sociedades de las clases medias, y empieza a
crecer la idea de la ciudadanía social (asentar los derechos sociales).
La sociedad industrial está llegando a una plenitud a través de los
derechos sociales y la generalización paulatina de las democracias
políticas y las democracias sociales.
Los métodos del crecimiento económico según los países:
1. “El milagro alemán” significa que es el país que más crece, solo
superado por Japón. Inicialmente no estaba pensada la ayuda del
Plan Marshall, pero luego se da la situación se prestará ayuda
económica. La tasa de crecimiento supera el 7,6% a lo largo de los
años 50 y pasará al 5% en la década de los 60. La fuerza del
trabajo ha mejorado cualitativa y cuantitativamente, una mejora
en el sistema de educación, con ampliación de los sistemas
sociales, especialización en bienes de producción. Las
multinacionales alemanas se apoyarán en los sectores químicos y
eléctricos. El Estado era muy intervencionista, con lo que su papel
fue fundamental en dirigir todos los planes económicos.
2. Gran Bretaña es el otro extremo, pues a pesar de las
cuantiosísimas ayudas fue el país que experimentó un muy lento
crecimiento, a pesar de su tradición industrial. Esta tendencia no
hace más que demostrar la decadencia que se había manifestado
desde antes de la guerra, ahora ya perdían el liderazgo económico
que siempre habían poseído. Se puede hablar de un “relativo
retraso industrial”, aunque esta estaba plenamente establecida. El
alza de los salarios hace que la productividad sea menor que en
otros países, pierden competitividad con otros países e influye a
un lento crecimiento demográfico. Aquí la inversión extranjera es
menor que en otros países, pese a que Londres es un gran centro
comercial. Hay gasto público dedicado a la cobertura social pero
también al sector armamentístico. Se estaba perdiendo su otrora
gran imperio: Nueva Zelanda, Canadá, Australia preferían realizar
las transacciones económicas con Estados Unidos.
3. Francia se sitúa un poco por encima de la media con un crecimiento
del 5,5%. Los sectores tradicionales permitieron mano de obra a
la industria y a los servicios, que animó a la intensidad del
crecimiento. La conflictividad social estaba relacionada con la
presión sindical y el aumento de los salarios, que se traduce en un
crecimiento algo menor. No se puede olvidar la anticuada
estructura agraria que ocupaba un papel muy importante en la
Francia de la época. Se modernizará con maquinaría que
incentivará también a la industria gracias a la mano sobrante del
campo. La industria se volcó en la maquinaría para la industria y
transportes y la economía se centra en el sector químico y
petrolero.
4. Italia supera un poco el 5% y hay un esfuerzo inversor en la
industria. Sin embargo, en Italia, formó parte del Eje con lo que
tendrá déficit público y problemas financiero que ponen obstáculos
al desarrollo financiero. Hay un capitalismo de Estado que
provienen de capitales extranjeros y ciertas empresas privadas
nacionales. Dista de estar homogéneamente industrializada
(diferencia norte-sur).
5. Países nórdicos y Europa del Norte, tienen menos importancia con
circunstancias comunes. Entre 1945-1960 experimentaron un
crecimiento moderado inferirlo a otros países europeos entre 5,5 y
5%, pero a partir de los años 60 pegaron un estirón. Son
economías muy equilibradas en las que el consenso nacional es
muy amplio y se les conoce como las “Economías de capitalismo
socializado”. El Estado está prácticamente presente en todos los
niveles del reparto social, actuando como elemento equilibrante
dentro del mercado y garante de los beneficios sociales. Asume un
papel importante como redistribuidor de la riqueza, con una
fiscalidad directa que alcanza tasas muy altas en función de la
renta. Los sindicatos tienen un papel como en ningún otro país,
integrándose en el desarrollo generando una paz social casi sin
fisuras.
6. Periferia europea (Irlanda, Turquía…) tienen menos desarrollo por
ser excesivamente dependiente de la agricultura y por falta de una
base industrial y gran dependencia del exterior. Esta situación
provocará emigraciones masivas de mano de obra a los países más
desarrollados, con punto central RFA (2 millones de turcos
asentados) y EEUU (desde Irlanda).
7. España comienza a despertar de la fase de postguerra y autarquía
con ciertas ayudas norteamericanas. Los años 50 son de transición
hacia la liberalización e inyección de capitales (la cartilla de
racionamiento desaparece en el 53). El gran boom de la economía
española será a finales de los 50, será uno de los países con
grandes cantidades de personas que emigran a las ciudades dentro
del país, pero también al exterior. El sobrante de mano de obra
derivado del “Plan de Estabilización” se traducirá en mano de obra
para países europeos, además de contar con la financiación
externa y el auge del turismo. Hay un desequilibrio en las
diferentes zonas del país.
8. Japón es el otro país derrotado y arrasado tras la Segunda Guerra
Mundial, ocupado y avituallado por Estados Unidos; sin embargo,
cuando cambian las tornas con el tratado de San Francisco y la
salida norteamericana, Japón comenzará perfilar su milagro, que
no tendrá nada que envidiar a la RFA. Con elementos similares
(disciplina laboral, esfuerzo inversor, competitividad muy fuerte e
intervención Estatal) que favoreció la reconstrucción económica en
un tiempo relativamente breve. Mucha población agraria se
trasladará a la ciudad en servicios e industria. Frente a otros países
europeos vive una moderación social, no contaba con sindicatos
reivindicativos ni belicosos, tenía muy escasa cobertura social. El
mercado laboral está muy desajustado. La sociedad se moderniza,
pero sigue contando con los valores tradicionales. Hay grandes
avances en el sector científico-técnico, promovido por el Estado.
Siempre se ha dicho que Japón sabe adaptar y asimilar muy buen
las innovaciones de otros países para ellos. Serán pronto la
segunda potencia industrial en automóvil, petroquímica y sector
eléctrico. El Estado financiará empresas y favorecerá el
conglomerado empresarial y el gasto en infraestructuras.
Exportación es clave para la economía japonesa junto a la
condonación de deudas y el trato preferente en inversiones
directas.
9. Estados Unidos es ya el gran modelo a seguir, las incidencias en la
economía americana repercutían en Europa. El control que este
ejercía para una economía equilibrada evidentemente hará que
todas las economías del mundo capitalista estén más o menos
subordinas a las decisiones de la gran potencia. Las consecuencias
de la guerra son importantes para la evolución económica, pues su
infraestructura no se vio dañada. Impulsó la actividad economía y
la investigación en tecnología. Era el único proveedor de los países
aliados debido a su industria, con lo que tras la guerra sale como
la gran superpotencia económica sin rival. La recuperación
económica fue muy rápida antes de 1950, produciendo el 50% de
la producción mundial. Se hace grandes avances en la tecnología
y monopoliza la mayoría de la inversión en el extranjero lo que
implica el control del mercado (poseían el 80% de reservas de oro
mundiales). Hay un crecimiento demográfico notable. Existía una
tendencia a la conglomeración empresarial. Se adoptaron política
Keynisianas a lo que respecta el papel del Estado: el gasto público
se multiplica, estimular la demanda, el gasto social y el militar.
Destacar el gobierno de Truman (45-53) y la inversión en la
industria armamentística, con posterior aplicación en la vida civil.
El 30% del gasto militar estatal se concentran en grandes
conglomerados empresariales. Los países intentaban comprar este
armamento y en esta misma línea se esparcen por todo el mundo
las bases militares norteamericanas, rodeando al Bloque del Este.
El gobierno demócrata de Truman tuvo como principal misión la
reconversión de la industria de guerra para la época de paz. En
1948 la crisis económica se solucionó con el gasto social y la
estimulación del consumo. Los gobiernos republicanos buscan un
equilibrio financiero, aunque hay cierta inestabilidad por la
inflación (Política de equilibrios inestables). El relevo demócrata en
1961-68 implica una política económica mucho más keynesiano,
se buscó el equilibrio entre precios y salarios que lleva a un
pequeño retroceso porque esa política norteamericana ya no es tan
boyante. Vuelven en el 68 los republicanos al poder, marcada por
un frenazo en los 70 y con la crisis del 73 afectó muy
marcadamente la estructura económica de los EEUU. El dólar, trata
de volver a una posición privilegiada, pero se sale del sistema
respaldado por el oro y no adquiere esa potencia.
La economía en estos “Años dorados” es verdad que hay factores
que avalan el desarrollo económico, el indicador es que es un desarrollo
mundial, no solo de Europa occidental y Norte América, también de los
países del Este y los del Tercer Mundo. Es un crecimiento desigual,
pero en todo caso parece que el capitalismo unido a la democracia
social, no tiene por qué tener un límite. Podemos decir que en los años
50 y sobre todo en los 60 la gente común se da cuenta de que se ha
desarrollado espectacularmente como nunca antes habían visto. Así,
por ejemplo, un primer ministro conservador británico de 1959 lanzó
la frase “Jamás habéis vivido tan bien” para las elecciones. Sin
embargo, no fue hasta pasada de la crisis del 73 cuando, tanto los
políticos como los economistas, se percataron que habían sido una
etapa más y que había llegado a su fin. Se dan cuenta de que esos 25
años gloriosos no habían sido más que una etapa más del desarrollo
capitalista con el pleno desarrollo del Estado del Bienestar en los países
más desarrollados.
Para los Estados Unidos que dominaron la economía desde las
guerras mundiales no supuso un cambio revolucionario, simplemente
fue una progresiva adaptación a los cambios. Tenían 2⁄3 de la
producción mundial, pero durante estos años dorados crecieron más
lentamente. Incluso podíamos decir que comparando entre los Estados
Unidos y los países europeos se acortan las distancias industrial y
tecnológicamente. Se habla de un relativo retroceso, pues es más bien
un avance de los países europeos. La recuperación tras la guerra era
la preocupación principal, así que en los “Años de la hambruna” (45-
47) midieron el éxito a través de superar el pasado económico. Hacia
1950 se alcanzaron los niveles de preguerra, pero sí es verdad que fue
en un tiempo relativamente corto con lo que indica un avance.
Los beneficios de la sociedad opulenta empezaron a generalizarse a
mediados de los años 60, con lo que no es una cuestión inmediata.
Además, el arma secreta fundamental de una sociedad opulenta
popular es el pleno empleo, con un índice de paro de 1,5% en Europa
y en Japón 1,3%; rozando casi nulo paro. La prosperidad viene a
quedarse, dando lugar al optimismo colectivo. Esta Edad de Oro tuvo
su impacto en los países desarrollados, dando lugar a ¾ partes de la
producción mundial y el 80% de productos. Sin embargo, la
prosperidad fue de alcance mundial, pues incluso en los países
socialistas con su economía planificada parecía que tenía un mayor
crecimiento económico. Es verdad que el Bloque del Este perdió
velocidad en los años 60 pero su PIB per cápita creció más que los
occidentales.
La población del Tercer Mundo creció a un ritmo espectacular, los
habitantes se duplicaron con creces a partir de los años 50, y en
América Latina más de lo mismo. Crece la esperanza de vida, no
existen grandes hambrunas pues hay más alimentos que población;
sin embargo, los 70-80 volvieron a aparecer estas hambrunas dando
lugar a zonas con regresión demográfica. A finales de los años 50
comenzó un crecimiento del 1% en el PIB per cápita en todos los países
en vías de desarrollo. La producción de los países pobres en los 50-60
creció más rápido que en los países desarrollados. Sin embargo, en los
años 70 las diferencias se hacen más nítidas, con un estancamiento o
reducción de alimentos. Mientras esto ocurre, en los países
desarrollados hay un excedente alimenticio brutal, con lo que se redujo
la producción o simplemente los vendieron por debajo del coste de
producción. Hay una divergencia clara entre el mundo rico y el mundo
pobre.
El mundo industrial se expandió por doquier, hay casos
espectaculares como Finlandia y España en los 60 o Bulgaria y Rumanía
en el Bloque del Este. El número de países que dependían de los
productos agrarios va bajando, de forma tal que los países
dependientes de la agricultura para su exportación disminuyen de
forma notable y solo 15 estados pagaban la mitad o más de las
exportaciones con productos agrarios (Nueva Zelanda es la excepción
dentro de los países que hacían esto).
Las flotas pesqueras mundiales triplicaron sus capturas para volver
a sufrir un descenso muy brusco en los años 80. Los efectos no
deseados de esta ideología del progreso era la contaminación, el
desgaste ecológico… Siguiendo las líneas de los industriales del siglo
XIX: “Donde hay contaminación, hay oro”. La contaminación daba
dinero con lo que era prioritario. En este sentido se construyeron
carreteras, la especulación inmobiliaria fue un elemento muy
destacado que acabó quebrando. Conviene señalar que en los 60
fueron arrasadas ciudades medievales o su casco histórico para la
construcción de nuevos espacios. Empieza a utilizarse algo parecido a
los métodos de producción industrial para construir viviendas casi
prefabricadas. Se construyen pisos públicos de baja calidad con partes
ya hechas de forma que en la década de los 60 la construcción fue más
desastrosa.
Ahora en esta fase más avanzada de la industrialización empieza a
observarse en los países capitalistas que se cambia el paradigma de la
industria y frente a las grandes naves industriales que expulsan
elementos químicos nocivos cambiarán sobre todo en los países más
punteros. Mientras que en los demás sitios se realiza este modelo. Las
grandes fábricas ceden terreno en favor de otras más pequeñas, más
limpias y esparcidas por el terreno. Los aeropuertos marcan el nuevo
estilo de la modernidad y movilidad. En esta línea empiezan a cambiar
los paradigmas en una forma bastante clara. Los impactos de las
actividades humanas sobre la naturaleza sufrieron un incremento a
mediados de siglo por el aumento de los combustibles fósiles a los que
se le suman nuevos recursos. El consumo de energía se disparó, pero
de manera barata, ya que el precio de barril de crudo era muy bajo
razón por la que se considera la Edad de Oro. El error fue pensar que
el precio seguiría bajando el precio y esto se vería en 1973 con las
posturas de los productores. La OPEP se puso firme a la hora de
establecer el precio del petróleo desatando “La crisis del petróleo”.
Existirá una mayor preocupación ecológica al ver el precio del
combustible, pues estas motivaciones económicas explican las medidas
de moderación en el consumo. También existe un problema con los
químicos relacionados con la capa de Ozono y es que 1974 se vertían
más de 300.000 toneladas de clorofluorocarbonados y 400.000 de
otros químicos.
Esta etapa parecía ser una etapa mundial de lo que había ocurrido
en los EEUU con lo que se suponía que este modelo se universalizaría,
sería el país modelo de la sociedad capitalista avanzada. Es la era del
automóvil, aunque este ya había llegado hace mucho a los EEUU con
una producción mecaniza. Después de la guerra esta era llega a Europa
en una escala más modesta. Los camiones y los autobuses servirán
como el principal medio de transporte más que el ferrocarril, y es que
el desarrollo de la sociedad se medía a partir de los automóviles por
personas. En los países del Tercer Mundo se medía en el incremento
de camiones y autobuses que incentivaban a la modernidad.
El objetivo era acortar las distancias con
los EEUU y proseguir la producción en masa
de Ford para aplicarlo a otros métodos de
producción (casas, comida rápida como
McDonald’s).
Bienes y servicios que estaban
restringidos a minorías especializadas se
“democratizaron” y gente que antes no
había podido permitirse ciertos bienes que
ahora consideramos normales pudo
adquirirlos. Un ejemplo es el turismo, se
pasa del concepto de viajeros al turismo de masas. Antes de la guerra
jamás habían viajado fuera de EE. UU. más de 150.000 americanos;
sin embargo, entre el 50 y el 70 paóo de 300.000 a 7.000.000. Las
cifras europeas son más espectaculares. España no había conocido el
turismo de masa hasta los 50 y ya acogía 54.000.000 de turistas a
finales de los 80, solo le superaba Italia con 55.000.000. Lo que en
otro tiempo había sido un lujo ahora era un indicador del bienestar
general de una sociedad satisfecha que ahora empezaban a tener una
serie de servicios que antes estaban solo al alcance de quien tenía
criados y mayordomos.
Había 270.000.000 de teléfonos en el mundo en el 71 y en 10 años
la cantidad se había duplicado hasta casi los 500.000.000. Se podía
vivir como casi los muy ricos de una generación anterior habían vivido.
El capitalismo se democratiza. Quizá lo más notable de esta época es
la revolución tecnológica, empiezan a proliferar productos
desconocidos que nadie se imaginaba que pudieran existir, por
ejemplo, los productos sintéticos como los plásticos. La televisión y el
magnetófono; la guerra con su demanda de alta tecnología preparó
una serie de procesos que fueron adaptados a la vida civil: el radar, el
motor a reacción, Internet, que había sido una red interna de uso
militar. Los primeros ordenadores para uso militares son del 56. La
energía nuclear prolifero con fines pacíficos para la generación de
electricidad. Circuitos integrados, los láseres, lo derivado de la
industria espacial.
En la edad de oro descansaba en la investigación científica más
avanzada. La industria supera por fin la tecnología del siglo XIX. Se
transforma la vida cotidiana tanto de los países ricos como de los
pobres. La radio llega a todo el mundo; la revolución verde mejora las
condiciones de vida de millones de agricultores y campesinos. Pero
además cualquier vistazo a una nevera servía para ver esta revolución,
había productos frescos de importación del otro lado del planeta. En
comparación con los 50 la producción de productos naturales (madera,
cerámica, etc.) decae en beneficio de otros productos sintéticos y otros
productos más sofisticados. La higiene personal y la belleza también
cambia y en el consumidor la novedad se convierte en el principal
atractivo.
Se hace más complejo el proceso de creación, por ello la I+D se hizo
fundamental a la hora de afrontar el crecimiento económico. Las
economías consolidadas partían con ventaja, además de ahogar las
economías del primer mundo, podían tener entre 1000-1500 científicos
por cada 1.000.000 de habitantes, Brasil tenía 250, India 130 y Nigeria
y Kenia unos 30; todas las ventajas están en manos de los países
industrializados. El caso extremo es la industria de armamentos, para
eso no había problemas económicos; apenas nuevos productos salían
al mercado ya estaban siendo superado por otros mejores, las
empresas armamentistas son uno de los sectores que más beneficio
obtiene en todo el período de la guerra fría, además en esas
investigaciones se venden a todos los gobiernos. El coste de la
producción ahora es el coste de la investigación de esos técnicos
supercualificados que están intentando crear otros nuevos productos
mejores, más modernos, ya no es el número de trabajadores el coste
de producción, ahora lo es el de I+D. Si además hablamos de las
farmacéuticas estas obtienen ingresos multimillonarios. Las nuevas
tecnologías empleaban de forma intensiva el capital en investigación y
desarrollo. Por tanto, se elimina mano de obra por la complejización de
los procesos productivos. La característica es que se necesitaban
grandes inversiones constantes que no necesitaban demasiada gente
salvo consumidores. No se creía que pudiera haber una regresión como
las de los años 30, había una fe ciega en el “progreso”.
El triunfo extraordinario del sistema que en los años de la Gran
Depresión casi colapsa se explica a través de ciclos, cortos y largos,
con lo que podrían analizarse las diferentes etapas del capitalismo. Este
período de auge, visto en perspectiva actual, la Edad de Oro no dejó
de ser otro ciclo Kondrátiev que casi milimétricamente coincide con lo
visto en época Victoriana, lo que tras una etapa de desarrollo ocurre
una de recesión. Lo que habría que explicar era la gran escala que
adquirió este ciclo con relación a etapas anteriores y posteriores. No
existen explicaciones satisfactorias para este gran alcance. Por una
parte, el país modélico es Estados Unidos con lo que los demás países
trataban de imitar este modelo (cuestión más fácil que inventar uno
nuevo).

El gran salto adelante, no solo se produce por esta imitación del


modelo estadounidense, también hay una reestructuración sustancial
del capitalismo con un avance espectacular de la globalización e
internacionalización de la economía. En cuanto a esta reestructuración
se produce tras la guerra, con una economía mixta que facilita a los
estados la planificación y gestión de la misma, permitiendo ampliar a
un mercado de masas. La industrialización sustentada por los Estados
Unidos se produce en todas partes del mundo occidental, con una
intervención de los estados y sus gobiernos en la política del pleno
empleo. También en cierto modo en la reducción de las desigualdades
de clase, para el bienestar general y la seguridad social. Cuanto más
pobre es el país, más porcentaje de la renta se dedica a la alimentación
(Ley de Engel), incluso los Estados Unidos consumían un tercio de los
gastos a los alimentos y principio de los 80 se redujo al 13%. El resto
se dedicaba al consumo de otros productos, con lo que la Edad de Oro
“democratizó” los mercados.
Otra cuestión es la división internacional del trabajo, ahora mucho
más compleja e intensa. Primero esta división se relaciona con los
mercados económicos de países desarrollados, los países del Tercer
Mundo sin embargo con un desarrollo más dinámico empiezan por una
industrialización planificada, preparando su propio desarrollo para no
depende solo de exportar productos no elaborados. El mundo
capitalista comercia con ventaja, a precios que fija y que benefician a
ese primer mundo, pero lo que experimentó un gran estallido fue el
comercio de manufacturas se multiplicó por diez, en el mundo
occidental. En 1975 las 7 grandes economías poseían ¾ partes de
automóviles del planeta, con lo que el intercambio de productos
industriales se da en el núcleo de los países más avanzados.
No está tan claro que la revolución tecnología explique la edad de
oro a pesar de su gran avance. No olvidemos que gran parte de la
industrialización no se hacer sobre estas investigaciones, sino sobre
industrias de la primera revolución industrial (carbón, hierro, acero…),
las industrias norteamericanas se centrarán en el motor de combustión
y el petróleo, cuestiones que impulsarán el desarrollo europeo. Casi es
más un proceso de repetir el modelo de industrialización en el mundo
occidental, mientras que en el Tercer Mundo se iniciaba por primera
vez. Por tanto, la revolución tecnológica será mucho más importante
en épocas posteriores a pesar de la innovación generada, dejándose
nota más intensamente en las décadas posteriores cuando se producen
los grandes avances en la informativa y la ingeniería genética.
Las principales innovaciones se daban en la química y la
farmacología, sus efectos culturales se ven en el aumento de la
esperanza de vida, pasar a un régimen demográfico moderno… Pero se
dejarán sentir en la revolución sexual de occidente, pues el mismo echo
de conocer los antibióticos permiten una mayor libertad sexual a la
hora de parar las enfermedades venéreas (sífilis, gonorrea…). En este
sentido en occidente se permitirá esta revolución sexual, sobre todo
con la píldora para las mujeres. En determinados países se intenta,
desde los países más ricos, que la mujer no siga teniendo los hijos que
le de Dios; cambiar a un régimen demográfico moderno para evitar el
crecimiento desmesurado de la población, modernizando a la fuerza a
los países. Al incrementarse la población, los medios sanitarios, los
antibióticos… esto significa que muchos niños llegan a la edad adulta,
lo que no quita que a día de hoy sigan falleciendo por enfermedades
evitables en occidente. El peligro y el endurecimiento en esta libertad
sexual se produce en los años 80 con el SIDA, pues era una
enfermedad nueva de la que no se tenía conocimiento.
La alta tecnología y las innovaciones se van a constituir en un
elemento importantísimo en el desarrollo económico posterior. El
capitalismo por tanto está reformado de una manera clara, así que los
que vivieron la gran recesión de los años 30 plantean que queda casi
irreconocible. Harold Mcmillan afirma que es un sistema que los
economistas de los años anteriores no lo reconocerían. Es una mezcla
de liberalismo económico y social democracia; mientras que los EEUU
lo venían viendo como la evolución de la política del New Deal. También
hay cierta planificación en esta política económica, con ideas
keynesianas de planificación y redistribución, por eso que los
economistas puramente liberales quedan arrinconados en las
universidades. Después de la crisis del 73, estos economistas harán un
ataque en toda regla a todo tipo de intervención del Estado en la
economía, siendo los padrinos de la política neoliberal. Muy
beligerantes en los años 80-90 contra estas políticas keynesianas y de
intervención estatal. Friedrich Hayek era fiel defensor del liberalismo
puro y del libre mercado absoluto, incluso cuando la Gran Depresión
estaba en su máximo esplendor.
Como decíamos era una política defendida por unos pocos liberales
que vieron un resurgir sus teorías en los 80. La mezcla de
intervencionismo gubernamental y libertad, fue una mezcla que tuvo
mucho éxito en los Años Dorados de este capitalismo, siendo
reformado por hombres de poder que lo habían hecho ya en la guerra
mundial, como ocurrió en la I Guerra Mundial de manera coyuntural
con el control absoluto de la economía por parte de los Estados en
función de las necesidades bélicas. Y en la II Guerra Mundial queda
claro que el mercado libre no existe, readaptando la industria al
esfuerzo bélico. Muchos de estos políticos y economistas habían vivido
estas experiencias y las de la Gran Depresión, con lo que se puede
decir que algo aprendieron para evitar volver a cometer los mismos
errores. La clave estaba en evitar la autarquía y las tendencias
nacionalistas de cada Estado, buscando el
proteccionismo y el salvarse por sí solos. Keynes
había participado desde 1914 con sus teorías, y por
si la memoria económica de estos años 30 no había
sido suficientes para remodelar el capitalismo,
estaba Hitler y la Alemania hiperinflacionaria además
del comunismo como justificantes del cambio.
El desastre de entreguerras no podía volver a producirse en ningún
caso, pues se debía en gran parte a la fragmentación del mundo en
muchos países casi autárquicos. El sistema planetario había gozado de
estabilidad en otro tiempo gracias al papel extraordinario del imperio
británico y la libra esterlina, siendo esto cosa del pasado pues la llegada
del dólar adquirió relevancia del primer nivel. El mercado libre y la
intervención y gestión pública de la economía era clave para evitar el
paro masivo de la población. Había que rechazar al tradicional
liberalismo económico.
Los partidos socialistas y los movimientos obreros que tanta
importancia tuvieron en Europa antes y después de la guerra,
empiezan a encajar perfectamente en este capitalismo reformado.
Siempre y cuando no tengan ideología comunista. Hay gobiernos muy
conservadores interesados en la planificación económica, en cualquier
caso, la izquierda socialdemócrata se centró en la mejora de vida de
los trabajadores y la clase media, realizando reformas para acrecentar
su base de apoyo electoral. Esta izquierda tuvo que fiarse de la
economía capitalista fuerte que financiaría las reformas sociales a
través de los impuestos progresivo. Era el máximum de su programa,
pues no había otro, en frente estaba el comunista. El objetivo más
importante para evitar conflictividad social y desequilibrios era el pleno
empleo.
Por tanto, los políticos, funcionarios y empresarios estaban
convencidos de que el laissez faire era impensable, el futuro era la
economía mixta con medidas que anteriormente eran vistas como
socialistas. J. Monnet se convirtió en el máximo admirador de la
economía planificada de Francia y que era abanderado del liberalismo
puro anteriormente. Al menos durante 3 décadas existió el consenso
en occidente porque todos eran partidarios de un mundo de producción
creciente, pleno empleo, industrialización y modernización… aunque
tuvieran que tener en cuenta a los sindicatos y los controles
gubernamentales. Esta Edad de Oro hubiera sido impensable sin este
consenso para salvar la economía capitalista. Los economías y políticos
cuando dan frutos deseados, lo atribuyen a su saber hacer, por
ejemplo, en Francia hubo un programa de planificación muy riguroso
con muchas de las ideas soviéticas adaptadas a la economía mixta que
favoreció su industrialización que hasta entonces era paradigma del
atraso económico.
El nuevo orden internacional dirigido desde la ONU funcionaba aun
cuando la Guerra Fría estaba en apogeo, otras instituciones creadas
tras la guerra (Banco Mundial y Fondo Internacional) seguía
funcionando. Estas instituciones estaban bajo el control de los EEUU,
buscaban una estabilidad, y se hicieron propuestas para una
organización internacional del comercio que dirigían estas facetas, sin
embargo, no saldría adelante, pero sí el humilde GATT (Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercios). Todos los proyectos que se
llevarían a cabo serían a través del abrumador peso de los EEUU. Sin
embargo, en los 60 toda esta estabilidad comenzaría tambalearse.
La Guerra Fría es un factor muy importante para entender la Edad
Dorada del capitalismo, EEUU inicialmente el principal peligro que
tenían era los aranceles domésticos a las importaciones y la tendencia
a las exportaciones americanas, entonces los planificadores durante la
guerra consideraban esencial mantener esa política. Esta era la línea
de salida de la política económica norteamericana cuando terminaba la
guerra mundial. Era una expansión económica agresiva, de forma tal
que fue el estallido de la Guerra Fría y el temor al comunismo lo que
frenó esta política económica, de forma tal de que se incita a los EEUU
a adoptar una posición de mucho más a largo plazo y frenar la política
económica agresiva. Se requería de ayudar a los futuros competidores
de que creciesen y se reestructurasen para evitar el peligro comunista.
Será la Guerra Fría el principal motor de reindustrialización y
proyección económica europea gracias al Plan Marshall como vertiente
económica de la Doctrina de Contención. En ese sentido la ayuda
norteamericana fue totalmente decisiva para la geoestratégica mundial
y estadounidense, por ejemplo, reconstruyendo Japón o Alemania.
El papel de la Guerra Fría no puede desdeñarse ni mucho menos de
la evolución económica, como se ve con la industria armamentística,
aunque es verdad que esa carrera tendrá efectos nocivos. Esa locura
de inversión sin problemas fue seguramente una consecuencia fatal
para la URSS. EEUU en esa política de largo plazo optó por debilitar su
economía en aras de su poderío militar y la recuperación de Europa. La
economía capitalista queda claro que se desarrolla en torno a los
Estados Unidos, siendo esta la potencia que permite esos saltos
cualitativos y de reforma en los países destruidos.
También hay que tener en cuenta los trasvases de población,
generalmente de las zonas más pobres a las ricas. A principio de los
años 70 había 7,5 millones de inmigrantes en los países europeos, a
los cuales no se les daba facilidades para nacionalizarse. El fenómeno
de la xenofobia es de siempre que se produjeron estos fenómenos de
inmigración. El comercio recíproco entre países era más importante,
los EEUU cuadriplicaron la exportación a la vez que incrementaron la
importación de bines de consumo. Esta internacionalización del
mercado no deja a un lado la característica económica general de que
es más doméstica. Los Estados y sus fronteras no son las estructuras
naturales de estas economías, de forma tal que los Estados son meros
obstáculos a la internacionalización del mercado que entorpecen las
acciones de las multinacionales o las trasnacionales. En este sentido
para su ideal, el Estado no debe entorpecer sus actividades.
Hay tres factores que explican esta transnacionalización:
1. Las multinacionales
2. Nueva división del trabajo
3. Actividades extraterritoriales y paraísos fiscales
Estos últimos no solamente son los primeros en desarrollarse, si no
que demuestra el modo en el que la economía capitalista escapó al
control de los Estados. Funciona a través de registrar la sede de una
empresa en un país muy pequeño, con una política económica muy
laxa. Todo país a mediados de los 60 tenían unos sistemas impositivos
que gravaban los beneficios de las empresas, por el contrario, en estos
paraísos fiscales no eran tan rígidos. Con un poco ingenio, el viejo
centro financiero, Londres, se convirtió una plaza off-shore. A través
de la creación de las eurodivisas y eurodólares. Los dólares
depositados fuera de EEUU no repatriaban los beneficios, por lo que un
volumen cada vez mayor de eurodólares se convirtieron en un
instrumento financiero clave, fuera de EEUU esos dólares acabarán
siendo la base de un mercado global que se invertía en actividades que
diesen gran rentabilidad. En ese sentido se negociaban en la City de
Londres el mercado neto de dólar-divisas subió a 14.000 en 1964 a
160.000M en 1973 y a 500.000M en 1978.
Muchos países de la OPEP (Golfo)
se encontraron con cantidades
enormes de dinero y no sabían
dónde invertir con lo que EEUU,
ante esa situación, los gobiernos
acabaron siendo las principales
víctimas porque ya no tenían
control sobre la masa monetaria y
la burbuja financiera. En los 90
incluso la acción conjunta de
bancos europeos fue insuficiente
para controlar ese flujo de capitales
y el colapso de la burbuja.
Por otra parte, las compañías trasnacionales no son la novedad de
esta época, pues ya existían en los EEUU desde tiempo atrás (entorno
al cacao, plátano…), sin embargo, aumentarán notablemente y se
extenderán por otros. En 1966 había 26.000 filiales mientras que en
1950 eran 7.000. La novedad radicaba en la escala que adquieren estas
multinacionales. A principio de los 80 acumulaban las ¾ de las
exportaciones estadounidenses. Estas cifras, en cualquier caso, no son
tan determinantes pues la función de estas empresas era
internacionalizar los mercados. Gran parte de las estadísticas de este
mercado trasnacional reflejan como importaciones o exportaciones es
comercio interno, porque dentro de la entidad trasnacional que se
realiza en diferentes, la compra-venta es de la propia internacional. La
mayoría de estas trasnacionales se encontraban en los países de
origen, aunque sus intereses no tenían porqué ser los mismos que los
del país.
La tendencia de las trasnacionales y empresas de negocios de todo
tipo, tienden a emanciparse de sus estados; primero de una manera
lenta y luego más aceleradamente trasladando las plantas de
producción a espacios donde la mano de obra es barata. En este
sentido los países ricos son los motores del crecimiento, pero las cosas
poco comienzan a cambiar, exportando las cosas ya no entre países
desarrollados sino en vías de desarrollo. Al tiempo que las
exportaciones agrarias, mineras… perdían importancia, salvo el caso
del petróleo, mucho de los países del tercer mundo empiezan a
industrializarse a un ritmo rápido pero desigual. En este sentido las
exportaciones de productos elaborados al tercer mundo se duplicaron
con creces entre 1970-1983.
Así la nueva división internacional del trabajo empezó a socavar la
antigua división. En este sentido, muchos países del Tercer Mundo
exportarán artículos de producción local, o partes de otros bienes de
origen europeo (coches); estos lugares donde se ubican las empresas
forman parte del proceso de fabricación trasnacional, el cual debe
mucho al avance del transporte. Las grandes industrias electrónicas
comenzaron a globalizarse en los años 60, la producción atraviesa el
mundo entero a través de las nuevas redes de comunicación. Las
llamadas zonas francas industriales, tienen la concepción de
extraterritoriales, off-shore. El Estado de origen de la empresa no
puede intervenir en su regulación. Por ejemplo, poniendo casos, uno
de los primeros centros francos estaba en Manaos en el fondo de la
selva amazónica. A medida que el mundo se iba convirtiendo en una
unidad, las economías de los Estados se vieron desplazadas por estas
zonas off-shore, que se había multiplicado a raíz de la descolonización
de los imperios occidentales.
A finales del s. XX, el mundo presenta 71 economías con menos de
2M de habitantes, y 18 de ellas tienen menos de 100000 habitantes:
2⁄ partes de las unidades políticas tratadas como economías, son
5
entidades irrisorias que evidentemente no tendrían tal consideración
antes de IIGM ni de estado ni de entidad económica. Esas entidades
territoriales minúsculas no serían nunca tratadas como estados: ni
infraestructura, administración, ejercito… La edad de oro hizo evidente
que podían prosperar tanto o más que las economías nacionales porque
procuraban servicios a la economía mundial.
El capitalismo reformado da la plenitud de los Estados del Bienestar
en la Europa occidental, con una gran fuerza de los sindicatos que
consolidarán estos estados. Este capitalismo se había basado en el
contexto de la izquierda y la derecha de los países occidentales. Las
enormes inversiones necesarias para mejorar constantemente las
industrias tenían que solventarse con beneficios para las industrias,
pero de manera controlada ya que debían sufragar el aumento de
salarios y el mantenimiento del Estado del Bienestar.
Esta dinámica de negociación empieza a entrar en crisis y comienzan
las acusaciones de corporativismo los estados y los sindicatos, por
parte de los neoliberales que afirmaban que no funcionaba el sistema.
Hasta finales de los años 60 hubo en todas partes gobiernos de unidad
nacional el radicalismo de estos años impregnó también a los partidos
conservadores. A comienzo de los años 70 el gasto en bienestar se
convierte en la mayor parte del gasto público total de un Estado, a
finales de esta década todos los países occidentales se pueden decir
que tienen el Estado de Bienestar asentado, superando el 60% del
gasto público.
A todo esto, ocurre un estallido social que pilló por sorpresa a todo
el mundo, que es la revuelta estudiantil en el 68, siendo un signo de
que la Edad de Oro no duraría para siempre.

Tema 3. La Dictadura Franquista: El sistema político y la


naturaleza del régimen
Las primeras leyes del nuevo Estado son los bandos de guerra. La
sublevación se planeaba inicialmente como una victoria en tiempo
récord, por lo que se impondría “lo que sea”, ya que entre los
sublevados hay variedad de opiniones: militares, falangistas,
monárquicos… La sublevación si triunfa haría cambiar el régimen, cuyo
líder sería Sanjurjo, quien había hecho un intento de golpe de estado
fallido en 1932 que le conllevó exilio. Desde el primer momento se
dotan de unos instrumentos que les permiten ejercer represión sobre
los dirigentes, el bando de Mola y otros parecidos se unificaron en un
“bando general” que son las primeras leyes que rigen la España
sublevada. Esos bandos de guerra erradican cualquier derecho y
libertad política, de tal forma que cualquiera de las actividades puede
ser sancionada con la pena de muerte (paredón), siendo esta la
primera legislación.
Mientras tanto la República no declara el estado de guerra hasta
enero de 1939, cuando ya estaba todo perdido. Cometió muchos
errores antes de la sublevación, como por ejemplo el hacer caso omiso
a las conspiraciones que se estaban preparando (trasladó a varios
militares, como a Franco a Canarias, cerró academia militar en
Zaragoza…), crearon un gobierno sólo de republicanos por la razón de
Largo Caballero de impedir que los socialistas formasen parte del
gobierno, el gobierno no toma medidas de armar a la gente, además
disuelve el ejército (el objetivo era que todos los soldados que estaban
cumpliendo el servicio militar obligatorio, vuelvan para casa, se
desmovilicen); el problema es que esa disolución del ejército deja al
Estado débil ante los sublevados, quienes obligarán a todos los que
estaban haciendo la mili donde ellos estaban a que se suman a su
causa, lo que supone otro gran error. Además, pensaban que era una
situación como la acontecida con Sanjurjo y que en pocos días se
resolverá. Por esta razón tardaron un tiempo en reaccionar y dar armas
a la gente.
El ejército en la época estaba muy dividido: contra lo que se supone,
los más altos mandos del ejército permanecen fieles a la República,
siendo los africanistas los que se sublevan. La división del cuerpo
militar es clave porque allí donde el ejército forma bloque, la resistencia
popular no sirve de nada. Donde el ejército se divide y se reparten
armas a los milicianos, habiendo parte del ejército que se pone al lado
de la República, es definitorio para
que se inicie una guerra civil. La
Guardia Civil se mantiene leal a la
República, destacando el caso del
general Escobar, clave para la
derrota de los sublevados en
Cataluña. El ejército disuelto por la
República tiene que reconstruirse
a través del ejército popular,
miliciano… con los cuerpos que
han permanecido fieles a la
República.
Los militares leales a la República que se niegan a sublevarse, como
en Canarias o áfrica, son pasados por las armas inmediatamente.
Franco fue siempre muy titubeante, cauteloso y no se apunta a la
sublevación hasta los últimos momentos. Se trataba de un militar
africanista que había alcanzado sus galones en la guerra de África. A
raíz de esto, los “moros”, le tenían verdadera adoración porque
sostenían que la suerte le acompañaba, siendo muy leales a él. Para
los sublevados Franco era una pieza importante en África porque
sabían que los moros iban a seguirle todos a una con su consecuente
experiencia. Parece que Franco tiene una suerte estupenda porque
consigue en tiempo récord conectar con Hitler y Mussolini, que le
consiguen el aprovisionamiento de centenares de aviones que van a
trasladar aéreamente a las tropas marroquíes, siendo fundamentales
para que la guerra pueda desenvolverse. Estas acciones van sumando
importancia a la figura de Franco, a lo que se le suma la muerte del
general Sanjurjo en un accidente de avión, lo que implica un rival
menos que pueda oponerse a su ascenso.
El origen bélico del nuevo Estado determina que el ejército sea la
estructura básica y que los militares sean los más próximos a la cumbre
de poder que va a ir llevando a cabo el caudillo. El primer órgano
político de los insurrectos es la Junta de Defensa Nacional, de carácter
militar, creada a inicio de la guerra y disuelta 3 meses después por un
decreto del 29 de septiembre 1936 por el cual ya está resuelto al modo
de ver de Franco y sus fieles la jefatura de todo el organigrama de la
guerra, nombrando a Franco como principal líder.
La Junta de Defensa Nacional es la reunión de los más altos militares
que apoyan el golpe; entre ellos no hay unanimidad ni alternativa,
siempre se había planteado que Sanjurjo sería el dirigente de ese
golpe, quien era monárquico. Sin embargo, hay republicanos,
falangistas, católicos, los que quieren un cambio de la República… por
lo que las opciones políticas de los militares son variadas. Entre los
militares de esa Junta hay hasta masones, como Cabanellas. Se
producen maniobras de los más cercanos a Franco, quien tiene un
protagonismo mayor tras la muerte de Sanjurjo, siendo el que empieza
a trasladar las tropas moras y legionarias a la península por vía aérea.
Con esta ventaja política, el 29 de septiembre de 1936 la Junta de
Defensa Nacional nombra a Franco como líder, otorgándole los poderes
del nuevo Estado y convirtiéndose jefe de gobierno.
Algunos no están muy contentos y piensan que será algo coyuntural,
en todo caso, meten la coletilla de jefe del Estado por lo que Franco se
ve nombrado por la Junta de Defensa Nacional como líder. Franco con
la ley de 1 de octubre del 36, una vez disuelta la Junta, crea una Junta
Técnica, que funciona como una especie de “gobierno de guerra” que
auxiliaría la dirección de la guerra y la gobernación de las zonas
ocupadas por los insurrectos. El decreto del 29 de
septiembre y la ley del 1-10-36, más el Decreto de
Unificación de las Fuerzas Insurrectas del 19 de abril del
37, que integra a todas las fuerzas políticas en un único
partido Falange Española Tradicionalista de las Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalista, que acabará llamándose
“Movimiento” y “partido”, siendo el único partido del
régimen excluyendo a cualquier otro. Ese decreto de unificación
permitirá acumular más poder a Franco, porque con él Franco se
nombra a sí mismo jefe supremo del movimiento, cuyo título se
cambiará en los estatutos de Falange y de las JONS por “caudillo”, que
va muy en consonancia con la línea de las potencias del eje alemán-
italiano.
Según los estatutos de las FET-JONS: “el jefe asume en su entera
plenitud la más absoluta plenitud. Responde ante Dios y ante la
Historia”. Las leyes de 30 de enero del 38 y las del 8 de agosto del 39
recuperan la potestad legislativa del jefe del Estado y perfilan el primer
gobierno franquista normalizado. Estas dos leyes no fueron elevadas a
“categoría de leyes fundamentales”, pero, aunque estén fuera de esas
leyes fundamentales del régimen, estuvieron vigentes hasta la muerte
del dictador. Su vigencia está confirmada por la Ley Orgánica del
Estado de 1967 Y la vigencia de ambas impedirá en la práctica que
muchos preceptos de rango jurídico que se desarrollaban en
consonancia con la Ley Fundamental no se llevaron a término; aunque
el esqueleto del poder encarnado en Franco durante toda la dictadura
no será socavado por ley alguna, sí habrá acomodamientos a las
distintas etapas del régimen pero las leyes dadas en plena guerra y la
asunción total del poder por parte de Franco serán en último término
el verdadero esqueleto de la dictadura. Es decir, los poderes,
competencias, el estatus del caudillo… no se alteró en ningún
momento.
Antes de pasar a la siguiente fase, hay que analizar el debate
existente entrono al franquismo y al nuevo régimen, el cual fue
denominado de muchas formas (totalitario, fascista, autocrático,
dictadura, dictadura militar…etc., incluso franquismo como tipología
propia). La definición del sistema institucional oficial, que va a variar,
era la de "España, como unidad política, es un Estado católico, social y
representativo que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido
en Reino” pero esto ya se contempla en la Ley de Sucesión. Muchos
autores consideran que hubo diferentes regímenes dentro de la
dictadura dada la larga duración del Franquismo (40 años), por lo que
atravesó momentos históricos en el ámbito internacional muy
distintos: IIGM, nazismo, fascismo, triunfo de los aliados, Guerra Fría…
por lo que su larga duración es la que lo hace muy específico, de tal
forma que para muchos autores se trataría de distinta tipología del
Franquismo y, por tanto, lo consideran simplemente fascista que
sobrevive durante 40 años que acaba con la muerte de Franco.
Evidentemente, autores que consideran que el régimen va por
etapas y es diferente sería absolutamente discutible, porque el
Franquismo es uno. Su larga duración es lo que le hace variar y
establecer cambios en su sistema político e institucional para
acomodarse a las circunstancias tan cambiantes que se van dando.
Otros autores se inclinan por una dictadura de tipo fascista, aunque es
discutible y es un análisis erróneo: hay una etapa fascista pero no
podemos hablar de que la España de los años 60 sea fascista, porque
los sistemas fascistas han fracasado todos con el fin de IIGM y porque
en esa medida, el régimen franquista intentará acomodarse a la nueva
situación internacional. Puede servir para una manifestación o para
calificar a Franco como dictador fascista, aunque no era fascista en
absoluto, si no un militar dictatorial a la vieja usanza con un
pensamiento católico reaccionario que echa mano del fascismo en un
momento determinado para ganar la guerra y enlazarse con los
regímenes fascistas que estaban dominando el mundo, la dictadura
franquista no se explica hablando de que sea únicamente fascista.
Considerando la dictadura franquista como una unidad, no hay forma
de considerar a la dictadura como algo formado por diferentes
elementos, sino que hay que analizarla en su conjunto, siendo uno de
sus principales problemas de análisis su larga duración. En una primera
etapa el vínculo existente con Alemania e Italia, tras la firma del
Antikomintern (El Pacto Antikomintern o Tratado Antikomintern fue
firmado el 25 de noviembre de 1936 entre el Imperio del Japón y la
Alemania nazi, siendo el documento relanzado y de nuevo firmado el
25 de noviembre de 1941, tras la invasión de la URSS por Alemania),
y la utilización del término “totalitario” lo hacen ellos mismos; por ello
no hay mucho debate porque ellos mismos se definen como tal.
Durante la IIGM, las victorias iniciadas del Eje le hicieron acercarse a
ellos, por lo que en ningún momento se distanciaron y se sintieron
orgullosos de definirse a sí mismos como “totalitarios” para así emular
a las Alemania nazi y a la Italia fascista; sin embargo, hay que
puntualizar que, aunque se denominan así, el régimen de Franco en
esos momentos no es totalitario en su plena definición. El nacionalismo
de Franco y la vinculación con el catolicismo hace que no pueda ser
considerado plenamente totalitario, además teniendo en cuenta el
papel de Falange, partido creado desde arriba que no tiene nada que
ver con el partido nazi o los fascistas italianos: nunca tuvo un
protagonismo central, salvo en determinados momentos es creado
desde el poder:
1. El catolicismo: El apoyo de la Iglesia Católica que domina las más
altas esferas del régimen.
2. El régimen no nace de un dominio de un partido fascista: Hasta los
prolegómenos de la guerra era un partido insignificante. El partido
crece con la guerra y se hace único partido porque lo decreta
Franco, el fascismo y el carlismo unidos en un mismo partido es
una unificación lograda e impuesta por la fuerza e ideologías,
siendo ambas reaccionarias, de derechas, autoritarias… pero son
ideologías que no tienen mucho que ver. Aparentemente es
totalitario, pero sólo aparentemente: discursos, formas,
encuadre… pero en sentido estricto la dictadura nunca fue
plenamente fascista porque no se configura de esa manera y no
hay un partido fascista que tenga protagonismo político para
acceder al poder, como ocurrió en Alemania e Italia.
Antes de las primeras derrotas, sobre 1942, cuando el destino de la
IIGM empieza a verse algún fracaso… el régimen franquista empieza a
recalcar que no se identifican plenamente con el totalitarismo,
resaltando la peculiaridad española que se va a establecer sobre la
base del catolicismo. No olvidemos que el régimen nazi es agnóstico y
no tiene nada que ver con la religión, por ello, la peculiaridad española
se basa en la importancia del catolicismo. En todo caso, esas
peculiaridades españolas que intentan distinguir el fascismo del tipo
franquista, es algo que hacen antes algunos extranjeros dignatarios
antes que los franquistas, como el embajador de la Francia ocupada de
Vichy, Pietri, quien habla de que el Franquismo no es un régimen nazi,
si no que puede asimilarse al régimen de Pétain, colaboracionista pero
su Francia no es nazificada, hay ciertas diferencias. Sin embargo, tras
la IIGM las cosas deben remodelarse; las peculiaridades nacionales son
tan fuertes que nada tiene que ver con el nazismo y fascismo
derrotados. Se recurre a una nueva teoría, la de la “democracia
orgánica”, siendo la inorgánica liberal con partidos, sindicatos,
elecciones… La democracia orgánica se basa en preceptos del Antiguo
Régimen. Según Weber, esta tiene mucho parecido con las cortes
medievales o los cuerpos que representaban a la nación en el Antiguo
Régimen. Franco intenta retornar a las tradiciones de la España
imperial, inventándose la democracia orgánica donde no están
representados los individuos, si no los cuerpos de la nación.
¿Esto convencía a los dignatarios europeos?
Posiblemente no. Consideraban que el tipo de dictadura
militar se asemejaba a otros modelos americanos, por lo
que es una dictadura militar normal más que de tinte
fascista, lo cual lava la cara del régimen y hace más
aceptable al régimen en el concierto de las naciones:
fascismo y nazismo derrotados, mientras que un
régimen que ha nacido y se ha consolidado gracias a la
alianza con ellos, esos rasgos dejan de tenerse en
cuenta, considerándola como una dictadura militar más.
La primera definición en su época con rasgos cientificidad fue hecha
por el español Juan José Linz, sociólogo que en 1964 caracterizó al
régimen como “régimen autoritario”, con un artículo donde lo señalaba.
Incluso se acusó a Juan José Linz de haber hecho un servicio estupendo
al régimen por caracterizarlo como autoritario y no como dictadura.
Linz es un sociólogo que está tipificando sistemas políticos. Otra cosa
es cómo lo caracterice: no puede ser un hombre que escribe al dictador
de Franco ni una teorización que viene bien a la dictadura porque el
artículo de Linz es traducido al español en 1973, diez años después de
haber sido publicado en EEUU. El inglés en esa época lo sabían pocas
élites además de que el artículo fue publicado meses antes de la muerte
de Franco a manos de Manuel Fraga Iribarne. La interpretación de Linz
era tolerada y venía muy bien en la agonía que estaba sufriendo el
Franquismo. Sin embargo, la tesis de Linz no está hecha desde la
Historia, si no desde la Sociología, en un momento determinado; por
eso no puede proyectar históricamente ni hacia adelante ni hacia atrás.
La teoría de Ismael Saz Campos es algo más útil, pues hace un
análisis histórico en la obra Fascismo y Franquismo. Aquí el franquismo
reconstruye una experiencia única dentro del contexto del fascismo de
la época, en una Europa dominada por el fascismo en muchos países y
en otro hay similitudes: régimen con características de fascistización.
El fascismo define una época, pero no todos los regímenes son
fascistas, en este sentido el fascismo es un punto de referencia
inexcusable; tanto para la derecha como para la izquierda. Para la
derecha será una tentación tratar de absorber puntos del fascismo,
mientras que para la izquierda se trata de combatirlo. Esto queda claro
a través del VII Congreso de la Internacional Comunista, donde se
remarcan las formas para combatir (Frentes populares, alianzas
interclasistas).
En el período de entreguerras podemos diferenciar tipos de
derechas: autoritaria, conservadora, tradicional o reaccionaria y
propiamente el fascismo. Todas estas vertientes de las derechas son
susceptibles de vivir procesos de fascistización en mayor o menor
medida. Podría darse alianzas entre la derecha fascistizadas y el
fascismo o luchas entre sí por la derecha desfascistizada. Quizás, según
Ismael Saz, es en esta época cuando se podría analizar más
correctamente el fenómeno del fascismo respecto épocas posteriores.
Por ejemplo, Mussolini decía que había de lograr una Europa fascista o
fascistizada; Stalin por ejemplo consideraba en 1933 la fascistización
de la dictadura burguesa a partir de modo radicales, al menos en un
modo inicial. Por esto se dice que los términos son más precisamente
utilizados en esta época que en los estudios posteriores. Uno de estos
términos sería también el “totalitarismo”, reivindicado por los fascistas
italianos, el problema está en que después el sistema de totalitarismo
se diluye en su connotación para englobar a los regímenes del
socialismo real que había durante la Guerra Fría. Era un arma
ideológica que pasó a usarse para referirse al totalitarismo soviético.
Hay regímenes sin ser plenamente fascistas tienen ciertos
componentes en los que han incluido el fascismo, siendo el caso de la
España de Franco. La fascistización será un proceso que lleva a
sectores de la derecha clásica e incluso liberal, que, ante el desafío de
la sociedad de masas, adopta una serie de elementos similares al
fascismo. Ante la radicalización de la lucha de clases, la presencia de
sindicatos y partidos de la clase obrera que actúan en la vida pública,
la derecha adopta formas y aspectos del fascismo para combatir con
más eficacia a la amenaza de la sociedad de masas movilizada.
Mussolini suponía que la Europa fascistizada se daría en una Europa
con es el fascismo hegemónico; esto fue así hasta el 45 cuando cayeron
los regímenes fascista y nazi. Pero esto no implica que los regímenes
fascistizados vayan a desaparecer de la noche a la mañana, pues son
mucho más versátiles para llevar a cabo una desfascistización del
régimen, la evolución histórica puede darse en estos casos y no en el
fascista ni nazi. En el régimen de Franco se ve este proceso para la
desfascistización, quitándose los rasgos más característicos del
fascismo.
El régimen de Franco es una dictadura militar, unipersonal, en el
sentido estricto y de principio a fin. Quizás uno de los rasgos más
llamativos es su larga duración, que le había hecho coincidir en el
tiempo con procesos políticos cualitativamente distintos: Preguerra
mundial caracterizada por la crisis económica y crecimiento de
fascismo; una II Guerra Mundial, con su posterior reconstrucción; una
Guerra Fría que salvará a Franco en algún momento; un auge
económico paralelo a los procesos de Descolonización y por último un
proceso de Transición hacia la democracia. Consecuentemente han
faltado elaboraciones desde distintas perspectivas, con lo que la
división más clara en la dictadura es:
1. Hasta 1959 Plan de Estabilización. Mucho más rígido.
2. Hasta el final. Predomina el desarrollismo
No se puede olvidar que la dictadura se define a través de
unos cambios económicos y sociales que no permiten la
permanencia del primer momento de la dictadura. Se va
modulando al ritmo de los tiempos. La institucionalización del
régimen no se culmina hasta el final del franquismo a través
de las 7 Leyes Fundamentales, “La constitución del Régimen”,
que se van configurando a lo largo del tiempo. En este sentido,
la aproximación del franquismo debería ser a través de la
confrontación con experiencias similares y con el estudio de la
dinámica específica de la sociedad española de época. Ni en la
etapa más totalitaria del franquismo, la dictadura responde a
un régimen fascista por sus características.
El problema esencial está en saber si el franquismo del 36-39 hasta
1975 tiene una lógica interna a aquella que vendría determinada por
su naturaleza y permitiría a su vez entender su evolución. Hay que
analizarlo desde el primer momento y sus rasgos iniciales:
1. Se basa en una alianza antidemocrática y contrarrevolucionaria al
igual que la italiana o alemana, con momentos de casi mayor
represión interna que la Italia fascista.
2. Se estructuraba en un partido único y bajo el liderazgo de una
persona. El caudillaje como modelo de líder.
3. Tenía una concepción centralizada y jerarquizada, donde el Estado
es la piedra de toque de toda la organización y de toda la política.
4. Copió buena parte de las instituciones del régimen fascista italiano:
Fuero del Trabajo
5. Tendría una ideología oficial
6. Hay instalaciones interclasistas y corporativas que buscaban abolir
la lucha de clases.
7. Tenía una visión de larga duración
Pero además de esto hay muchas diferencias entre el régimen de
Franco y el fascismo y nazismo puros:
1. Correlación de fuerzas en el seno de la alianza antidemocrática y
contrarrevolucionaria nunca objeto del partido único. Estado débil
con la división entre vencedores y vencidos
2. Había una política de represión acompañada de un débil esfuerzo
de movilización de las masas, precario y casi irrelevante porque si
hubo algo de política de plaza, hubo más política de cárcel, iglesia
y cuartel, y por tanto no es como en los regímenes fascistas donde
la población siempre está agitando a las masas, en España eso no
se produce salvo en excepciones. No hay movilización de masas:
la tónica no es el consenso a través de la movilización de las
masas, si no buscar el consenso pasivo y la apatía.
3. El partido único fascista español fue el único de la dictadura, pero
fue creado desde arriba y desde fuera. Este creció en
circunstancias bélicas porque necesitaba de movilizar a población,
pues tenía su valor para la dialéctica de la lucha callejera. El
caudillo no era la plasmación de un líder carismático y aupado por
el partido fascista, si no que se había erigido en caudillo no por la
presión de un partido de masas que lo había alzado con el poder,
si no que estaba revestido de la “gracia divina” y debía su puesto
a esa voluntad. Era caudillo “por la gracia de Dios” y respondía
“ante Dios y la historia”; así figuraba en las monedas, siendo ante
todo militar. No tenía que dar explicaciones al partido.
4. La ideología oficial, si es que hay, no era fascista de ninguna
manera: no se puede decir en ningún momento de la trayectoria
vital que Franco fuese fascista, si no que era un militar autoritario,
reaccionario, católico, de una España entendida como “gran
cuartel”, muy represivo, pero no fascista.
5. El Estado era menos intervencionista que en Italia y Alemania, y
más respetuoso con la sociedad civil y los sectores de la burguesía
que le apoyaban que los regímenes fascistas puros. Estaba mejor
estructurado y carecía de un cierto elemento de connotaciones
anárquicas y darwinistas propias de los regímenes fascistas. En
España la ideología de la supremacía racial no existió. Y la
autarquía responde más bien a una lógica interna del capitalismo
español, que siempre había sido proteccionista, que un proyecto.
6. El nazismo en materia de religión es ateo o agnóstico, con lo que
no encaja con las características profundamente vinculadas a la
Iglesia que se dieron en España en la que el catolicismo es pilar
fundamental.
7. El Franquismo tiene una proyección de duración peculiar: no se
plantea eternizarse durante siglos, si no que quiso durar con
mucho de retórica y parafernalia del modelo fascista, quiso durar
con una apariencia fascista mientras existiese el dictador, para
después dejar paso a una monarquía más o menos católica-
tradicional sin mucho que ver con el fascismo. A partir de la derrota
de las potencias fascistas en IIGM, España se convierte en un reino
sin rey, incluso con un Consejo de Regencia.
Hay una serie de semejanzas y diferencias que confieren al
Franquismo un carácter especial que viene dado por su naturaleza y
por la de las fuerzas integrantes que configuran la coalición
antirrevolucionaria. Entre las fuerzas conservadoras había algunas que
aspiraban a una dictadura clásica, a una república conservadora, a una
monarquía tradicional… y un sector específicamente fascista, aunque
dentro de la derecha ese sector es el más débil. También existían
sectores fascistizados procedentes de distintos sectores de la derecha,
siendo la cuestión clave. Hay muchos sectores de la derecha que
habían desarrollado un sentimiento o mentalidad que estaba
fascistizándose a un ritmo rápido y que ya no eran simplemente
fascismo y conservadurismo, si no fascismo diminuto, derecha
susceptible de fascistizarse en mayor o menor grado. No hay una
derecha tradicionalmente conservadora, reaccionaria,
neotradicionalista… sino que también existe el proceso de fascistización
de sectores de esa derecha.
En la combinación de ambas facetas está la clave de la identidad de
la dictadura Franquista: es un régimen fascistizado, sus connotaciones
fascistas explican la negación de la democracia liberal, su eterno
recurso a la represión, su deseo de durar…etc. Lo que caracteriza a un
régimen fascista es la rigidez, ya que no puede transformarse en otra
cosa más que continuar o caer. Un régimen fascistizado es reversible
porque es versátil, y lo mismo que se ha fascistizado se puede
desfascistizar. Quizás podríamos encontrar el eslabón perdido de los
regímenes fascistizados en el caso español, una dictadura fascistizada.
La Europa fascista duró poco, pero la Europa fascistizada duró más, y
la dictadura franquista puede ser el ejemplo de un régimen fascistizado
que progresivamente va cambiando para acomodarse a las nuevas
circunstancias.
La ideología fascista del régimen va a ser sustituido por una
mentalidad e ideología que se llamará “Nacional catolicismo”, que será
lo que caracterice ideológicamente a la dictadura donde la Iglesia tenga
un papel fundamental. La ideología nacional católica revestirá al
Franquismo de una mentalidad e ideología que coincide con la
tradicional alianza trono-altar.
Es la Guerra Civil la que propicia la existencia como partido de masas
al partido fascista de Falange y ya se había unido a las JONS: no es un
partido ideológica ni sociológicamente bien estructurado, es un partido
pequeño, pero tiene un componente popular y proletario porque creen
en la revolución anticapitalista, tienen una base popular… e incluso un
cierto mimetismo con la CNT: el mono azul, bandera roja y negra… por
lo que consideran que la CNT tiene rasgos con las JONS que podrían
conciliarse. Falange Española, era el partido de José Antonio, buen
orador, siendo hijo de Primo de Rivera; reconoce que ha salido a la
política para defender el honor de su padre, aunque es un burgués con
lo que Falange es un partido de gente acomodada; de manera muy
diferente a la base que conformaba las JONS. Una vez que se produce
la fusión, la integración fue complicada.
Falange Española se convierte por primera vez en un partido de
masas al calor de la larga Guerra Civil, porque el golpe de Estado era
más próximo a la estrategia de los monárquicos alfonsinos, un partido
de élites minoritario que había apostado desde siempre por el golpe de
Estado y por tanto estaban en contra de la CEDA. Sanjurjo y los
monárquicos siempre optaron por el golpe para restaurar la monarquía,
haciendo que los alfonsinos sean los principales inspiradores, y en el
esquema de una guerra corta tienen mucho que decir, están mejor
situados con la cúpula militar, influyen para que Franco sea el líder una
vez fallece Sanjurjo debido a sus tendencias monárquicas. La
dimensión religiosa que tiene esa guerra no está lejos de la ideología
de los monárquicos alfonsinos y la iglesia se inclina por la conspiración
con los alfonsinos y los militares.
En esa primera fase son los alfonsinos los que dan la nota y no el
partido fascista de Falange, a pesar de estar creciendo por gente de la
JAPS y por gente desencantada de la CEDA, aunque aún no es un
partido de masas. Solo cuando se ve que el conflicto será largo y que
no se necesita movilizar a los generales, capitanes… si no a la tropa y
a las masas, será el momento cuando empieza a cobrar fuerza Falange
como partido importante.
Una guerra corta hubiese beneficiado a Acción Española
y los monárquicos alfonsinos; cuando es un conflicto largo
se necesitan movilizar masas y soldados, por lo que se
comienza a favorecer a las formaciones enemigas
declaradas de la democracia liberal, con vocación de
milicia… habiendo 2 partidos: tradicionalistas y carlistas,
que tienen mucha fuerza, pero sólo en algunas zonas de
España. El único lugar donde la sublevación fue popular
fue Navarra por la figura clave de Mola. Su discurso era
muy diferente, podía parecer retrógrado y poco moderno.
Por otra parte, están los falangistas quienes poseían
ventaja por estar presentes en todas partes, discurso movilizador y
más moderno, “revolucionario” y la mística fascista de violencia acorde
a la Guerra Civil y la violencia de esta. Es la hora de tradicionalistas y
falangistas, el partido único que se podía plantear residía básicamente
en estas dos fuerzas que podían movilizar masas y encuadrar soldados.
Los alfonsinos eran élites y no movilizan masas, por lo que el partido
que había de ser fundamental para la configuración del nuevo Estado
debería ser ambos.
La unión de ambos grupos será el partido único del régimen: este
objetivo chocaba con una realidad bastante compleja en varios
aspectos pues Falange estaba descabezada tras el encarcelamiento de
José Antonio, dividida y fragmentada, arrastra debilidades ideológicas
y políticas de la etapa anterior. Sus pretensiones totalitarias se
encontraban con la resistencia de todos los demás integrantes de la
coalición antirrevolucionaria, de tal forma que la unificación de las
fuerzas políticas pasaba por Falange indiscutiblemente, pero nadie
salvo ellos mismos estaba dispuestos a ceder el terreno y el monopolio
del poder político. La solución acordada fue una unificación controlada
en la que el protagonista fundamental fue Falange, aunque era un
partido que iba contra los propios ideales de sus dirigentes, siendo un
proceso de unificación para crear Falange Española Tradicionalista de
las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas: unificación forzada desde
arriba de falangistas y tradicionalistas a las que se fueron sumando
otros grupos políticos insurrectos.
Con las carencias internas y externas que tenía la Falange se
permitió la unificación desde arriba, pero salvo los propios falangistas
los demás sectores no estaban dispuestos en absoluto a que falange
adoptara el papel destacado de partido único. La solución pasa por
Falange, pero implicaría ir en contra de la propia ideología del partido,
como indica Hedilla se habla de “Golpe de Estado al revés” bajo el
poder total de Franco. El jefe del Estado y del Gobierno
toma el poder del partido, lo que supone la subordinación
definitiva de Falange y por tanto la neutralización de la
fuerza autónoma, es una fuerza domesticada pero
insustituible del poder de Franco que no dudó de usarla en
ciertos momentos. Franco rápidamente es consciente de
que el falangismo es el punto de apoyo más sólido durante
todo su mandato, apelando a la referencia ideológica de
José Antonio Primo de Rivera; pues valía mucho más
estando muerto, que estando vivo.
En este sentido, se hacen esfuerzos para que aquellos díscolos de
falange que habían provocado problemas de orden público, se
recuperasen y no generasen problemas fuera del partido. Era un
partido unificado cohesionado en el que las viejas glorias van a tener
un papel muy importante, sobre todo en esta primera etapa. Por otra
parte, está claro que en esa alianza contra revolucionaria se establece
lo primado de lo técnico frente a lo político. La configuración de que el
Gobierno es el eje por el que pivotan todas las decisiones del Régimen.
El primer gobierno franquista marca las pautas de los verdaderos
gobiernos de coalición, en los que se reparten distintos ministerios
todos los sectores contrarrevolucionarios. Los militares están
representados en orden público y militar, educación y justicia para
católicos; los técnicos para hacienda y economía, pero muy bien
relacionados; los asuntos sociales eran competencia de Falange.
Dentro de este marco, el Régimen parecía que en el primer gobierno
iba a encarara un proceso de fascistización (institucionalización de
Falange, Fuero del Trabajo, la creación de un sistema sindical de claro
tinte fascista, la parafernalia …). Todo ello mostraba la clara intención
de acercarse al fascismo lo más posible, sin embargo, los límites de
este proceso son también claros desde este primer momento.
El Fuero del Trabajo resultaba como una síntesis entre ideas fascistas
y tradicionalistas, pues era mucho más radical que el ejemplo italiano
a la hora de controlar a los trabajadores desde arriba. Cuando se
trataba de institucionalizar la posición dominante de
la vida económica por parte del aparto fascista, el
proyecto fue rechazado por el propio Consejo
Nacional. Si este rechaza la intervención del partido
en la vida económica, estamos viendo que el control
es mucho sobre los trabajadores. Se puede decir
que los avances hacia la fascistización parecían
resolverse en más poder para Franco y de Ramón
Serrano Suñer, quien ocupará posiciones
importantísimas dentro del Régimen. Habrá sectores del falangismo
que consideren su persona como método de control del falangismo,
pues era la voz del régimen a pesar de su nazificación.
Respecto a la posición de España en la II Guerra Mundial, cabe decir
que no se sabe lo acontecido en la entrevista de Hendaya, pero lo que
parece evidente es que no está claro, por parte de los historiadores, el
vacío que existe entorno al acontecimiento.
Según la posición dominante en los manuales, habría dos etapas
1939-1943 y 1943-1945 respecto a la posición de España en la guerra,
de neutralidad y beligerancia activa en favor del Eje y solo tras las
derrotas alemanas cambiaría la actitud distanciándose de los
regímenes nazi-fascista. Parece ser que Franco en la época que ya está
despegado de cualquier idea totalitaria, en el año 44 confiaba en que
el nazismo fuera a ganar, aunque España ya estuviera desligada del
Eje. La política, y no su pensamiento ideológico, era la que convenía
para la supervivencia del régimen. Esta visión cabe decir que no es la
más correcta, más bien habría que hablar de tres etapas diferentes:
1. Desde 1939-1941. Aquí la guerra mundial es absolutamente
favorable para el Eje: había conquistado Francia, comenzaba la
expansión hacia la URSS, no había sufrido derrotas. Esta es la
etapa de acrecentamiento de la fascistización.
2. Desde 1941-1942. Las armas del Eje seguían invictas, sin
embargo, Falange sufre su gran derrota. Intentó dar batalla
política al Régimen con el fin de convertirse en el partido político
que lidere España en la guerra, cuestión que favorece la
desfascistización
3. Desde 1942-1945. El proceso sigue acentuándose, pero no llega a
ser total, pues Franco usa a los falangistas en contra de los
militares monárquicos que pretendían reinstaurar la monarquía
tras la II Guerra Mundial. Se intentaba hacer un contra peso de los
poderes que siempre favorezca a su persona.
La primera fase podemos decir que dura de manera clara hasta
1941, donde la fachada del régimen es completamente fascista, con
partido único, bajo hegemonía de Serrano Suñer, que controlaba la
cartera de exteriores y de Prensa y Propaganda con las personalidades
de Dionisio Ridruejo y Antonio Tovar. Rafael Sánchez Mazas es el autor
del Cara al Sol y del eslogan ¡Arriba España! Con todo esto el régimen
es en apariencia plenamente fascistizado, por otra parte, el Sindicato
Vertical, en manos de Salvador Merino, moviliza a sus bases (de
obligada afiliación) para homenajear al partido. Este estaba
omnipresente en las calles, el marasmo del falangismo estaba en todos
los lados, la parafernalia fascista era fácilmente observable. Se
organizan juventudes, la sección femenina (ya existía de antes, y a
José Antonio no le convencía, pero el empeño de su hermana Pilar hizo
de su creación posible) con importancia notable durante la guerra y
que estaba muy capilarizada entre las mujeres.
Estos son los objetivos de Falange, pero chocaban directamente con
los militares, los religiosos y todos aquellos que no comulgan con la
ideología fascista del Régimen, pues ven en ellos un peligro real. Con
esto se entra en una dinámica en la que Falange pretende ser
hegemónico dentro del Estado mientras que las demás fuerzas
contrarrevolucionarias trataban de evitarlo. La hostilidad que despierta
Falange desde abajo es muy notable además de la que despierta desde
arriba. El partido debía luchar muy ferozmente para lograr sus fines,
cuestión que nunca lograrán. Ellos sabían que para ser el partido
hegemónico debían tener una participación en la II Guerra Mundial,
pues vinculan su suerte política a entrar y ganar la guerra. Hacían
campañas por su “imperio real” y no “espiritual”, por ello de que unos
puntos centrales en Hendaya parecían ser hacerse con el Marruecos
Francés.
Entrando en la segunda fase que abarca los años 41-42, los
falangistas estaban más a la defensiva que a la ofensiva, abogando
recurrentemente por entrar en la guerra. “El final de Falange” y su
declive llegaría con la “Crisis de Mayo” de 1941, con sucesivas
proclamas de Falange para eximir a la prensa del movimiento de la
censura del Régimen, hay dimisiones en cada de altos mando de
Falange, se trataba de una ofensiva en todos aquellos lugares donde
podían ejercer una manifestación de fuerza; pero en el trasfondo todo
estaba bastante alicaído. Miguel Primo de Rivera (hermano de José
Antonio) dimite y se queja de que el partido está desprovisto de
medios, y habla de “un Consejo Nacional que no se reúne, unas milicias
que no existen en la realidad, un frente de juventudes sin mando, unos
sindicatos sin orientación, y de un partido que carecía hasta de
Secretario General”. Era un partido en una situación de crisis casi
estructural. El escrito de Pilar va en la misma dirección, pero además
presenta una Falange sin orden y desorganizada, en la que solo
funcionaba la Sección Femenina, lo que da la puntilla al partido.
Esta crisis se salda con un nuevo equilibrio en el que aparentemente
salen reforzados los falangistas, Pilar retira su dimisión, Miguel es
elevado a la categoría de ministro y, junto a varios falangistas, toman
poder en el Congreso de Ministros (José Antonio Girón de Velasco en
la cartera de Trabajo y José Luis Arrese es Secretario General de
Movimiento). La realidad es que Falange pierde los ministerios de
Gobernación además de Prensa y Propaganda, los dos grandes
soportes de Falange; el declive de Serrano empieza a hacer aguas
porque Franco se junta con Carrero Blanco, el verdadero hombre fuerte
en la sombra a partir de ese momento. Los falangistas perdieron el
proyecto político autónomo, eran falangistas-franquistas. Gerardo
Salvador Merino destituido, y los sindicatos fueron purgados
(suavemente) de los elementos más radicales que seguían creyendo
en la Revolución nacional-sindicalista. Finalmente, los sucesos de
Begoña de agosto del 42, concluyeron con la caída de Serrano y sus
seguidores.
Estas batallas se saldan con un fracaso estrepitoso, aunque
aparentemente la presencia pública e institucional de los falangistas es
mayor, a cambio de perder autonomía y ser subordinados sin
interferencia alguna a la figura de Franco. En estos momentos se
plantea que el totalitarismo y España son cosas diferentes, y si antes
se acentuaba el carácter totalitario del régimen, presumiendo de ello,
ahora el carácter genuinamente español del régimen se pondrá por
encima de todo, que esencialmente es católico y tradicional. Será una
Falange católica, tradicional, que bebe muy poco ya del pensamiento
anterior. En enero de 1942 la revista de Estudios Políticos afirmaba que
«el totalitarismo franquista de puro hispano y cristiano no había tenido
nada que ver con los totalitarismos alemán e italiano». El partido
acabará diluyéndose en el Movimiento, algo tan sutil y onmiabarcador
que sería en realidad toda la España franquista, por lo que el
Movimiento ya es genuinamente español y ajeno a cualquier tendencia
extranjerizante. Lo importante es que el inicio de la desfascistización
ha tenido lugar antes del cambio de signo de la II GM.
Por último, la tercera y última etapa que llega hasta finales de la
guerra acentúa el proceso citado anteriormente. Del 42 al 45 se acelera
el proceso de desfascistización que ya estaba encarrilado, se
establecieron también los límites que nunca superaran la
desfascistización de España. La suerte del Eje empezaba a cambiar con
el transcurso de la campaña en África, la derrota en Stalingrado,
Kursk…; a pesar de las tensiones existentes entre los Aliados y la URSS,
Stalin exigía que se abriera un nuevo frente en Europa cuestión que
ocurrirá, pero en el final de la guerra. En el año 44, Franco confiaba
con que ganaran las tropas nazis pero que nunca llegaría. En estos
momentos los límites a las desfascistización vienen marcada por la
influencia de los monárquicos.
Muchos militares conspiran y tratan con Franco, maniobrando para
que ante la suerte adversa de las fuerzas del Eje se pusiera en marcha
una monarquía muy moderada, neoautoritaria. Franco pretendía salvar
el Régimen y no perder el poder, con lo que usará el falangismo como
una barrera contra las pretensiones monárquicas. La ofensiva
monárquica fracasa precisamente porque va a usar a los falangistas,
acelerando el proceso de españolización del partido, y la idea de la
monarquía se desgastaría durante dicho proceso, perdiendo el ejercito
autonomía y homogeneizándose más en torno al franquismo. En todas
las maniobras de muy distinto signo que se van planteando durante la
II GM, Franco establece las líneas maestras del Régimen en las que
nunca perdería su poder, más bien saldría más reforzado.
La Iglesia arriesgaba mucho de su prestigio universal apoyando al
régimen, pero ahora ganará con el momento álgido del
nacionalcatolicismo, ya no serían los falangistas quienes ocuparían las
calles si no que sería la iglesia. El discurso nacionalcatólico lo anega
todo. Se presentaba a España como una Democracia orgánica en la
que están representados los cuerpos de la nación, asentándose aquí la
vinculación de gobierno español con la tradición lejos del fascismo.
Se realizará el Fuero de los Españoles, una carta limitada de los
derechos de los españoles como individuos. Se aprobó una ley de
sucesión que supuso una maniobra brillante, porque desactiva
totalmente las maniobras para implantar el reinado del pretendiente
Juan de Borbón. España sería un reino sin rey, católico tradicional y
cristiano. Franco iba a restablecer la monarquía como el viera
conveniente y tras su muerte. Habría elecciones sindicales y
municipales, estas últimas se realizaban por cabezas de familia a partir
del 47 (a Cortes en el 67). También se establecieron los jurados de
empresa, los convenios colectivos y la represión se suavizó; por tanto,
el Régimen se va amoldaron a la nueva realidad política internacional.
Pero, realmente, serán cambios de fachada: Las cortes corporativas
seguían siendo una combinación de elementos tradicionales, fascistas,
y vivían un poco en esa ambigüedad; la monarquía se posponía para
después de Franco y había de ser franquista, el recurso al referéndum
no es algo desconocido por los regímenes fascista y nazi; la negociación
colectiva, por ejemplo, o los jurados de empresa habían sido
reconocidos por los sindicatos fascistas. En realidad, en España se
añaden estos elementos “progresivos”, pero con 20 años de retraso. El
régimen, supuestamente desfascistizado en los años 50 y 60,
empezaban a reconocer a los trabajadores los derechos que los
alemanes e italianos había disfrutado en los 20 y 30. La represión se
mantuvo similar a la de Alemania o Italia en época de paz y la negación
de la democracia inorgánica es la razón última del ser del régimen.
Se buscaba el equilibrio entre las bases del régimen: Iglesia, Ejército
y Falange. Siempre primará lo técnico frente a lo político, la
desmovilización salvo en coyunturas determinadas, se tenderá a la
despolitización total y la aceptación pasiva del régimen; por tanto, el
gobierno gobierna por encima de cualquier otra instancia, no podía
permitirse la acción corrosiva que aparece en los partidos fascista. Era
una dictadura de clase en la que se respetan los intereses de
industriales y terratenientes, las élites tradicionales estaban bien
resguardadas bajo Franco.
Esta estabilidad que logra la armonía de las clases poseedoras
suponía el respeto de principio a fin de los intereses de las clases
dominantes y el mantenimiento a veces acelerado, otras menos, de
una retórica, mecanismos de control social, prácticas de cuño fascista
o falangista… A pesar de que el Partido Fascista nunca pudo tener una
capacidad propia, de remover y plantear políticas propias, dirección en
ningún sentido, que afectase a la hegemonía pura y dura del gobierno
del estado del propio Franco era clave para el mantenimiento del
Régimen y que se verá con “El Bunker” durante la Transición.
Hay que hacer un marco comparativo para ver
que ocurre en otros países parafascistas o
fascistizados como la Francia de Vichy, Portugal,
o Rumanía. Quizás con quien más se asemeje el
régimen franquista será la Francia de Vichy. Es
un país en el que la guerra dura poco pues las
tropas alemanas lo toman muy rápido, y es
divido en dos: la zona ocupada y la zona
gobernada por Pétain. Es instaurado por una
intervención militar, usa una retórica muy
similar a la española (exaltadora de valores
liberales antiliberal, antiparlamentaria, contra la
masonería), establece un sistema colaborativo similar ala Carta de
Laboro italiana, un sistema represivo no tan fuerte como el español,
contiene con una milicia… Debe mucho al pensamiento a Action
Française y el ejemplo fascista italiano. Conservadores y
tradicionalistas tienen más protagonismo que el partido fascista.
Franco y Pétain tienen bastante semejanzas entre ellos, pues eran
militares, mientras que Mussolini y Hitler eran líderes de partidos. En
Francia, al igual que España que mandó la División Azul, se envía la
Legión de Voluntarios franceses para luchar en la II GM contra el
comunismo. El partido fascista tanto en Francia como en España fue
incapaz de llevar a cabo un intento insurreccional que les diera el poder
y al final tuvo que recurrir al ejército, un suceso decisivo. No se puede
argumentar que los militares impidieron el triunfo del fascismo, es al
revés, el fracaso del fascismo permitió el triunfo de la dictadura militar.
La escasa relevancia del partido fascista en España hace inevitable el
golpe de Estado.
Al régimen de Vichy se le suele presentar como parafascista, pero
en algunos aspectos tienen una diferencia notable con España como en
el asunto del antisemitismo, quien adopta una política real de
antisemitismo con el traslado de judíos al territorio alemán. Mientras
tanto, no por vía oficial pero sí por vía oficiosa muchos judíos acaban
llegando a España para salvar la vida, cuestión que aprovechará Franco
cuando le convino. Otra diferencia sería la pluralidad del gobierno
francés, pues el partido fascista nunca llegó a ser uno; el mismo Pétain
era militar por más que colabore con el régimen nazi y este es menos
cruel en la represión que Franco. Puede reconocerse a la Francia de
Vichy como el referente más cercano al fascismo, en donde incluso las
clases medias de la España republicana se configuraron similar a las
francesas. Los republicanos y clases medias españolas tenían el modelo
francés como el ideal a llegar, pero es que las clases conservadoras,
desde posiciones diametralmente opuestas, beben mucho del modelo
francés. La derecha más reaccionaria española ve en Action Française
el modelo que llevará acabo con Acción Española, de igual forma que
se verá también mucha influencia de la Italia fascista, más que en la
Alemania nazi.
Esta es la visión de Ismael Sanz, pero existen otras en las que se
apunta que de 1936 a 1945 hay una fase semifascista. Tusell habla de
la “tentación fascista” en ese primer fascismo, y diferencia una primera
fase semifascista y otra sucesiva pseudofascista. Juan José Linz alude
al régimen francés y rumano como “autoritario con componentes
fascistas”. Griffin habla de parafascimo, entendido como un régimen
contrarrevolucionario en el que el poder lo tienen las élites y los
militares, con fachada populista pero siempre controlado para
amortiguar o desactivar los elementos fascistas en último término,
sometidos al poder de las élites tradicionales. En términos generales el
concepto de dictadura fascistizada es bastante correcto.
Evolución Institucional del Régimen
Primera fase: Esta primera etapa bélico-totalitaria (1936-1942) se
fragua durante la guerra. El decreto de 29-9-36, la creación de la Junta
Técnica y la ley de Unificación de Falange; marcan el punto central de
esta primera etapa que se prolonga tras la guerra con los primeros
gobierno de Franco. La política social y la organización sindical está
marcada por el Fuero del Trabajo, al principio un decreto y luego Ley
fundamental, y la ideología fascista. El Sindicato Vertical reunía a
empresarios y obreros, bajo los principios de “unidad, totalidad y
jerarquía” y los miembros de este sindicato único tienen que ser
miembros del partido. Las Leyes sindicales de 1940 reúnen un mismo
sindicato todos los “productores”, no se habla de clases sociales. En
cuanto a derechos y libertades de esta etapa se decreta la Ley de
Prensa de 1938, claramente antiliberal y totalitaria, todos los órganos
de prensa están bajo dirección del gobierno con una gran censura
previa. El Estado nombra y destituye a los directores de los medios ya
sean privados o del movimiento (Radio Nacional de España se funda
en esta época).
La Ley de Responsabilidades Políticas de
1939 es muy curiosa a la par de dramática,
pues esta tenía un carácter retroactivo y
responsabilizaba a las personas condenadas
desde octubre del año 34; todos aquellos
incursos en consejos de guerra o ejecutados,
no son eximidos, ni sus familias, de pagar la
multa (incautación de bienes, de las cartillas
de racionamiento…etc., hasta que se
resuelva el proceso judicial en el que están inmersos). En caso de no
poder hacer frente a la multa, las personas son obligadas a trabajos
forzados. La depuración política se había hecho durante la Guerra Civil,
en el territorio republicano también. Esta depuración no implica ni
cárcel ni muerte en ambos espacios. Se abría un expediente a cada
sujeto de la depuración ahí se decide el veredicto sobre el acusado. La
expulsión significa quedar fuera del sistema de pensiones, ya sea del
acusado o sus familias. Había toda una serie de sanciones, que
abarcaba desde las económicas a las del trabajo que pretendían hacer
imposible la vida de los vencidos, marginados de la sociedad. Los
primeros años del franquismo fueron especialmente duros para
represaliar a los vencidos, creando una diferencia fundamental con los
vencedores.
La Ley de Seguridad del Estado del 41 incidía en las medidas
represivas, y para frenar a cualquier que se erigiera contra el régimen,
ya sea vía armada o política. Incluía penas de muerte por traición. Los
mecanismos represivos ya funcionaban desde los bandos de guerra, en
los que se ejecutaba a cualquier que se manifestara, que realizaran
propaganda subversiva… Mediante consejos de guerra incluso a civiles.
Todas estas leyes tienen como objetivo la depuración completa de la
población. En este sentido también hay que tener en cuenta que el
ejército y la falange, con un papel muy relevante en la represión
irregular, hay toda una serie de acusaciones. El proceso del consejo de
guerra es bastante complejo, con cargos y acusaciones, en la que la
población delata a cada uno poniendo en marcha al proceso. Aunque
también hay momentos en las que se habla en favor del acusado.
Muchos de los vencedores son culpables de la gran cantidad de
ejecutados, y no todos se escondían de sus actos.
Segunda Fase: Esta etapa se denomina como “proaliados” desde el
1942 hasta el 1955 o también 1959. Se fueron creando nuevas
instituciones, sin menguar el poder del caudillo. La Ley de Cortes, de
Referéndum nacional, la Ley de Sucesión y el Fuero de los Españoles.
1. La Ley constitutiva de cortes se aprueba el 17 julio de 1942, e
implica la creación de cortes, aunque el Estado no tiene pensado
crear un parlamento en sentido estricto del término pues funciona
como un órgano consultorio del Caudillo.
2. El Fuero de los Españoles es un guiño a las potencias aliadas como
declaración de derechos individuales, aunque no es de aplicación
inmediata, sino que esos derechos han de desarrollarse en leyes
futuras (no sé desarrollaron). No se contemplaba ningún derecho
político (ni huelga, ni asociación libre…), no se tolera la libertad
religiosa; ocurre todo lo contrario, se hace énfasis en el catolicismo
como religión oficial del estado. Los derechos serán suspendidos
en numerosas ocasiones bajo el Estado de Excepción.
3. La Ley de Referendo Nacional hacia de este mecanismo una
herramienta más para Franco, sin embargo, sí implicaba el sufragio
universal. A partir del 67 se utilizará para un parte de las elecciones
a cortes: “El tercio familiar” en los que votan las cabezas de familia.
En el 49 ya había sido usado, pero para las elecciones municipales.
El referéndum nacional fue utilizado al menos dos veces, en 1947
para aprobar la Ley de Sucesión y en el 1967 la Ley Orgánica del
Estado. Luego ya en 1976, con Adolfo Suárez, se usó para aprobar
la reforma política del Régimen.
4. La Ley de Sucesiones de 1947 era la salida que daba Franco a las
pretensiones de los monárquicos que ya estaban vigentes desde El
Manifiesto de la Lausana, en el que Don Juan le pedía al dictador
Franco que abandonara el poder y diera paso libre a la restauración
de la monarquía en su persona, como hijo y heredero legítimo del
rey Alfonso XIII, fallecido en febrero de 1941. Con esta ley Franco
dejaba claro que España ya no era un caudillaje, si no que era un
reino, pero sin rey por el momento. La monarquía era un sistema
más estable que el caudillaje, a pesar de que Franco no se decidiría
hasta 1969 la elección de Juan Carlos como Príncipe de España
(nuevo título creado para él).
Franco otorgaría el rango de Leyes Fundamentales a estas
cuestiones, lo que parece que la institucionalización parecía cerca de
cerrarse. Se estaba pasando de la provisionalidad a la institucionalidad.
A pesar de estas leyes “aperturistas” sigue siendo el poder de una
persona, un partido único, un sindicato, la potestad total en el caudillo,
la erradicación de cualquier libertad política… Seguía siendo una
dictadura en a que solo cambian el aspecto del régimen, pero no la
esencia. Franco busca siempre un equilibro interno entre las distintas
facciones que le ayudaron a subir el poder. La alianza
contrarrevolucionaria debía estar siempre armonizada. El régimen
tenía como preceptos el antiliberalismo radical, el anticomunismo,
antirrepublicanismo, pero a pesar de esto, Falange siempre estuvo
crítico con la monarquía. Se apelaba a la Hispanidad como la idea de
un imperio simbólico, sin pretensiones de un imperio real.
Toda esta legislación se hace mirando hacia dentro y hacia fuera,
pensando en las potencias aliadas que habían ganado la guerra; sin
embargo, esta nueva legislación no sirvió para que la ONU no
condenara la dictadura de la manera que hiciera en 1945. España
quedó bastante aislada, sin muchos de los embajadores extranjeros en
el país, además de calificada como “Dictadura fascista”. Esta
declaración tan contundente no fue seguida de ninguna actuación
encadenada para terminar con la dictadura de Franco. Se habían
planteado diferentes opciones, pero al final se consideró que deberían
ser los españoles en su momento los que decidieran que sistema
implantar. La oposición estaba dividida en el exterior respecto a esto.
El PSOE ya estaba muy fragmentado durante la guerra y así seguiría
en la posguerra. Por una parte, los negrinistas (seguidores de Juan
Negrín López) más favorables de los comunistas y, por otra, los
seguidores de Indalecio Prieto. La mayoría del PSOE estaba por
restituir la democracia, pero la línea de Indalecio Prieto plantea
negociaciones con los monárquicos para establecer una monarquía
democrática en la figura de Don Juan; quien ya habíamos visto que
será rechazado por Franco.
La URSS sabía que España quedaba muy lejos de la URSS, al igual
que en Grecia, por ello no decidieron intervenir para cambiar la suerte
del Régimen. Por los demás países aliados, se decidió por dejar
estabilizar la dictadura, mejor eso que un cambio en el sistema, el cual
podría ser más impredecible. En el año 48 cuando Dolores Ibárruri y
Carrillo van a ver a Stalin, este les afirmó que debían entrar en el
sindicato Vertical, cambiando la política del partido comunista
clandestinamente el cual estaba con el foco en la guerrilla.
A este aislamiento Franco responde de varias
maneras, comenzando por manifestaciones en
España para favorecer e incentivar los valores del
régimen: corporativismo, catolicismo… Plantea que la
democracia orgánica está en decadencia por Europa,
mientras que hacia fuera el catolicismo y el
anticomunismo eran los mensajes que transmitía.
Son años de pretendida autarquía económica, lo cual
que beneficiaba y mucho a la burguesía
terrateniente, los grandes sectores financieros; y son
años en los que la división entre vencedores y
vencidos era muy marcada. El lenguaje
guerracivilista funcionaba clara y contundentemente.
En estos años habrá discursos señalando que el caudillo es el
verdadero centinela de Occidente aprovechando que cuando termina
la II GM empieza la división de bloques antagónicos del comunismo vs
capitalismo; aquí Franco presume de ser el primero que ha visto que
el peligro real es el comunismo, sirviendo como adalid de la civilización
cristiana occidental, comprometiéndose a ser el primero en el combate
contra el comunismo, considerando la Guerra Civil un conflicto contra
el bolchevismo que pretendía hacer de España un bastión más en el
mismo corazón de Europa del comunismo además de que envió a la
“División Azul” a la URSS. Es un arma muy importante porque en la
dinámica de bloques, España se sitúa en el bloque occidental: situación
estratégica de los intereses capitalistas y frente a los afanes
expansionistas del comunismo soviético. Gracias a mostrarse como
“centinela de Occidente” o “salvador de la civilización occidental” los
americanos se dan cuenta de que el peligro es el comunismo y no él,
lo cual le vendrá bien en un futuro inmediato.
El anticomunismo y el catolicismo serán las palancas que usará el
régimen para remover el antagonismo y la hostilidad del mundo
exterior, son años muy duros para España donde no se han conseguido
los niveles de PIB anteriores a la guerra, de pobreza, escasez,
hambre… Hay organizaciones civiles como los cuáqueros de EEUU que
estudian la situación española, ayudando económicamente o las
relaciones con Eva Perón que aportan alimentación. La administración
norteamericana empieza a preocuparse por la situación de España en
la medida en que, si esa situación económica sigue en declive, puede
llegar un momento en el que se colapse el sistema, de tal forma que
en los últimos años de 1940 empiezan a llegar personalidades para ir
entablando ya algún sistema de relación con la España franquista.
Dentro del régimen, Franco parece preguntarle a su hombre de
confianza, Carrero, qué poder hacer ante esa situación; Carrero Blanco
propone aguantar, porque en 1950 se rompe el bloque internacional y
los acuerdos con EEUU de 1953 ya venían gestándose desde tiempos
anteriores, considerando que España ha de ser un enclave defensivo
del occidente capitalista, por lo que los pactos económicos y militares
de España con EEUU vienen a ser “el Plan Marshall” para España,
siendo EEUU el valedor de la España franquista porque permitirá con
la inyección de capital y las bases americanas en suelo español que
España esté en el Sistema de Defensa Internacional. Los americanos
aconsejan la liberalización de la economía española y la inyección
económica para el país, pero siempre de la mano de EEUU y no de la
Comunidad Económica Internacional.
Tercera Fase: Etapa del desarrollo económico e institucionalización
definitiva del Franquismo (1955-1966). Tras la aceptación
internacional se produce una crisis interna en el régimen, en la que se
enfrentan los que pretenden acercarse a los países occidentales
(aperturistas) y quienes seguían defendiendo el peso decisivo de la
Guerra Civil como momento fundacional del nuevo régimen y que no
podía dar paso atrás aliándose con los países de las democracias
orgánicas. Un enfrentamiento entre los que buscan una apertura y los
que defendían la autarquía agraria y financiera. En esta disputa
ganarían los primeros, y en este sentido quien pierde es Falange.
Miembros importantes salen del gobierno y son destinados a
Ministerios secundarios, siendo relevados por hombres católicos del
Opus Dei; tecnócratas partidarios de la dictadura que buscan un
liberalismo económico y crecimiento.
Aquí se fragua el “Plan de Estabilización”, el cual costó a
Franco firmarlo, pues este consideraba el gobierno de España
como un cuartel. Sólo con las amenazas de que España estaba
en la quiebra aceptaría. Esto se fundamentaba en planificar la
economía, al estilo de la URSS, solo que con perspectiva
capitalista. Generó un crecimiento espectacular a la par que,
desordenado y con inflación, supuso un ajuste muy duro que
implicó un sobrante humano que emigró a la Europa más rica
(cerca de 2M de personas). Se combina el Plan de
Estabilización con la emigración en los años 60. Los
tecnócratas hablaban de “menos de ideología y más renta”. Algunos
autores afirman esta etapa como “franquismo tecno-pragmático”. Se
defendía mucho el crecimiento de la “mayoría silenciosa”, en la
sociedad ahora era posible ascender de clase social. La ideología del
régimen se desarrollaba a través del consumo y la movilidad social con
el europeísmo como máxima. El apoliticismo es la tendencia general
de la población.
La legislación básica de este periodo buscaba la transformación de
la administración en la que se termina liberalizando el régimen de
prensa y esta fase de institucionalización del régimen termina con la
Ley Orgánica del Estado, votada en referéndum masivamente. Como
primera ley está la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento;
Franco ha desposeído y ha optado por un camino que no gustaba a los
falangistas, aunque quiere seguir contando con sus apoyos, incluidos
los falangistas. Si la crisis 56-57 se salda a favor de los tecnócratas del
Opus Dei y opera contra los falangistas, la Ley de Principios generales
del Movimiento es un resumen selecto del Fuero del Trabajo de los
españoles y de otros textos. Esta ley parece un retroceso del
liberalismo económico, sin embargo, es la coartada política para la
etapa de liberalización económica que quería llevar a cabo el régimen.
Son declarados los principios fundamentales del régimen que son
permanentes e inalterables, no es más que una manifestación de la
ortodoxia política que encubría el abandono de la ideología autárquica
y el desplazamiento del pensamiento falangista, aunque lo refuerza. El
partido deja de llamarse único, si no Movimiento, que actúa con una
relativa autonomía. La ley lo convierte en una comunidad de principios
y la organización política quedaba diluida en la que estaba integrado
por todos los españoles.
La Ley de Principios Fundamentales quería apuntalar lo pétreo del
régimen frente a la inestabilidad liberal de las democracias decadentes
que nunca iban a llegar a España, sin embargo, la inestabilidad liberal
será lo que se imponga en la política económica. Era una manifestación
de ortodoxia política que encubría el abandono de la ideología
autárquica y la relegación de falangista a puestos secundarios. Era una
ley para la fachada falangista. El Movimiento (los Sindicatos donde
nadaba falange) a partir de ahora era una comunidad de principios,
quedando como organización política diluida. Ahora el movimiento era
integrado “por todos los españoles”, sin embargo, se avanzará hacia
un capitalismo semejante al que había ocurrido en la Edad de Oro en
el mundo occidental. España pedirá el ingreso en la Comunidad
Económica Europea (CEE).
Los tecnócratas en el gobierno son eficientes y en ese sentido la
administración del Régimen se modernizó con ciertas leyes, en cuanto
a la legislación política hay una Ley de Asociaciones de 1964, que
permite el surgimiento de muchas asociaciones de diferente índole,
espacio en el que la oposición, sin matiz político, podría desarrollarse.
La llamada “Ley Fraga” o Ley de Prensa (1966) es muy liberalizadora,
derogándose la ley de prensa del 38, no habrá censura previa. La
cuestión es que, si se publicaba algo que llevara críticas al régimen, sí
aparecería la censura acompañada con sanciones económicas. Serán
los propios directores de los medios, o los propios periodistas, quienes
se autocensuren para evitar problemas con el gobierno.
Junto a estas dos leyes está también el precedente que hacía la Ley
de Orden Público de 1959, que venía a unificar todas las sanciones de
cada actividad. En 1963 se ejecuta a Julián Grimau, comunista que
había sido jefe de Barcelona durante la guerra, y que por sus
actuaciones sería el último ejecutado derivado de la Guerra Civil. Uno
de los miembros del tribunal no tenía terminado los estudios de
derechos, pero ni aun así revocaron la sentencia de muerte sentenciada
por el Tribunal de Guerra. Sería en ese año cuando se crearía el
Tribunal de Orden público de carácter civil, la herramienta usada para
encauzar delitos políticos (actividades huelguísticas, participación en
partidos clandestinos…etc.). Este tribunal seguiría funcionando hasta
la Transición. La Ley Orgánica del Estado termina y remata la
institucionalización del régimen, como una ley fundamental se somete
a referéndum en diciembre de 1966. La segunda vez que se convoca.
Esta ley tenía que desarrollarse, pero a pesar de esto, modifica varias
leyes fundamentales además de fortalecer el Consejo del Reino. El
desarrollo de esta ley no se completaría.
Cuarta y última fase del franquismo: La crisis del Régimen se
desarrolló entre los años 1967-1975 con la muerte del dictador.
Avances y retrocesos es lo que va a predominar en esta etapa, por eso
algunos autores buscando caracterizar esta etapa se denomina como
régimen “bismarkiano” o “despotismo ilustrado”. En realidad, lo que
ocurre es que el capitalismo salvaje ha inundado la vida social y
económica de España, se había creado una nueva clase obrera que no
tiene marco de actuación legal (ni huelgas, ni conflictos colectivos);
van surgiendo gradualmente: las Comisiones Obreras (CCOO) en sus
orígenes eran comisiones de obreros elegidos por compañeros para
reivindicaciones económicas o de situación laboral. En cada empresa y
en cada lugar se elegía para negociar directamente con el empresario
pues el Sindicato Vertical no participaba para estas reclamaciones. Esta
comisión de obreros desaparece cuando ya no hay conflicto en la
empresa.
El Partido Comunista es la única fuerza política presente en todo el
franquismo, y se da cuenta de la potencia que tenían las CCOO,
planteándose que hay que potenciar estas para hacerlas permanentes
y así dejar que fueran coyunturales. A pesar de que las CCOO eran
tuteladas por el PC, muchas de ellas no eran comunistas (había
católicos, falangistas…etc.). Este nuevo movimiento obrero contaba
muy poco con las antiguas organizaciones sindicales: UGT y CNT. No
era cualificado y normalmente vivían en infrabarrios, luchaba mucho
por las cuestiones económicas, en cambio era mucho más radical que
el que se desarrollaba por Europa. Los trabajadores como no tenían
cauces legales para expresar sus reivindicaciones económicas o de
trabajo, todo lo que hacen tiene tinte político.
Las huelgas del 62 marcarían un punto de ruptura en
el desarrollo del movimiento obrero, pues logran sus
propósitos, sin embargo, esta felicidad duraría poco
tiempo, ya que los costes aumentaron más rápido que
los ingresos haciendo que los beneficios de explotación
disminuyeran. La disminución de los márgenes provocó
la pérdida de rentabilidad de las empresas. Las
empresas hulleras pequeñas cerraron y las grandes
redujeron el tamaño de sus divisiones hulleras. Ante
esta situación de crisis el gobierno actuó mediante la
Acción Concertada, centrada en el sector hullero.
Las bases de esta nueva política se fijaron en diciembre de 1963, en
el I Plan de Desarrollo, pero no se aprobaron hasta la publicación de la
Orden de 30 de marzo de 1965. La ayuda estatal se supeditaba a la
consecución, en un plazo de cuatro años, de diferentes objetivos, no
obstante, La Acción Concertada resultó un completo fracaso, y no se
alcanzó ninguno de los objetivos y en abril de 1966 ciertas empresas
privadas, proponen al Estado una concentración denominada HENOSA
(Hulleras y Energías del Norte, S. A.). El proyecto sufrió varios
cambios, siendo el más importante de ellos el abandono de la actividad
eléctrica, pero la solución final fue impuesta el 9 de marzo de 1967,
creándose la Empresa nacional "Hulleras del Norte, S. A." (HUNOSA).
Esta, desde su nacimiento, contraería perdidas ante la
descapitalización de las diferentes empresas privadas a la que el estado
debería ingresar importantes cantidades de dinero.
En este tardo franquismo se crean varias leyes como la ley de
Representación Familiar en Cortes, la Ley de Libertad Religiosa se
consolida en estos momentos, aunque ya se había suavizado la
situación del rigorismo de la España católica, los judíos por ejemplo
estaban exentos de cursar religión. Estas leyes y más, del final de los
60, sirven para suavizar y amoldar el régimen. Existía una ley de
asociaciones políticas, aprobada por Franco pero que nunca llegó a salir
en el BOE, parecía que muchos de los seguidores de Franco eran más
inamovibles que é. En los años 70 hay un revulsivo muy importante, el
Proceso de Burgos, en los que se aplicaron el Estado de Excepción en
varias comunidades y el Fuero de los Trabajadores fue suspendido en
11 ocasiones con variedad en la duración y en espacios localizados o
en todo el espacio nacional.
En los años 50 empiezan a aparecer en sectores de base de la Iglesia
organizaciones que tropezaban con el régimen, entre estas estaban la
JOC (Juventud Obrera Católica) o HOAC (Hermandad Obrera de Acción
Católica), en los que se defendían los derechos de los trabajadores. La
iglesia había perdido sus sindicatos católicos porque se tenían que
incorporar al Sindicato Vertical, por ello que estas organizaciones
seglares católicas irán tomando conciencia de la defensa de los obreros
y no de la patronal. A finales de los 60, la jerarquía eclesiástica, o mejor
dicho, algunos sectores empiezan a tomar distancias con el régimen.
El Concilio Vaticano II (1964) con Juan XXIII será un revulsivo en el
seno de la Iglesia y tendrá sus repercusiones en España, creando
distancia con el Régimen y con procesos de sacerdotes, ubicados en
una Cárcel concordataria para sacerdotes en Zamora. En 1970 se
criticó la organización sindical, y en 1974 el obispo de Bilbao amenazó
con la excomunión al gobierno ante el intento de deportación de su
persona. La debilidad del régimen, cada vez más grande, hacía que
tuviera cada vez más críticas a pesar de la existencia de sectores
acérrimos con el régimen y su jerarquía. Con el nombramiento del
cardenal Tarancón, que a pesar de su tradición a fin al régimen fue
cambiando de posición por su estancia en Asturias y la conflictividad
laboral existente, siendo receptivo a las nuevas realidades.
Franco jamás entendió la traición de la Iglesia al régimen, a punto
de llegar a tener consecuencias mayores, a pesar de todos los apoyos
que le había dado. Sin embargo, la Iglesia era una sociedad de masas,
de más de dos mil años y que evidentemente tiene que ir bandeando
hacia los obreros pues el cumplimiento dominical era bastante escaso
y la Iglesia por tanto estaban perdiendo
seguidores. Llegaron a existir huelgas de
misas, desapareciendo el anticlericalismo
como seña de identidad de la izquierda. Sin
embargo, el anticlericalismo llegará por parte
de Falange a través del dicho “Tarancón al
paredón”, primando esta actitud durante la
Transición, a la par que contra la monarquía.
Así pues, la Iglesia en el Tardofranquismo está dividida, con sectores
muy afines al franquismo, pero otro sector importante en el que se
hacía criticas al régimen. Hay una dinámica que marca el Concilio
Vaticano II en la que la iglesia es mucho más acogedora, sin tanta
distancia entre el oficiante y los fieles, es cuando se deja de dar la misa
en latín (aunque la homilía si era en castellano).
Institucionalmente se dieron pasos a finales de los 60 para el
nombramiento de Juan Carlos como rey de España, a pesar de que fue
Príncipe de España hasta la muerte de Franco, en 1969 se le entronizó
jurando los principios del régimen. En 1973 con Franco muy achacoso
se decide desdoblar Jefatura del Estado y Jefe de Gobierno, siendo este
último, legado a Carrero Blanco que hasta entonces era vicepresidente
de gobierno; mientras que Franco seguía siendo Jefe de Estado. En
cualquier caso, Carrero Blanco dura unos meses en el cargo, pues en
diciembre del 73 es asesinado por un comando de ETA, aunque hay
dudas sobre la interferencia de la CIA en el acto. Franco entonces
nombraría al que era ministro de la Gobernación, Carlos Arias Navarro,
siendo presidente de gobierno cuando Franco muera. Este tuvo que
aceptar a Juan Carlos como rey, a pesar de que había tratado de
conspirar contra él durante los últimos momentos de vida del dictador.
En cualquier caso, Arias Navarro durante el primer gobierno de la
monarquía pretendía mantener el franquismo, a pesar de la muerte de
Franco, con un rey títere sin importancia política. Este primer gobierno
sí que fue franquista, y tenía el objetivo de mantenerlo durante
bastante tiempo con pequeñas modificaciones. Entre 1973-1975
podemos hablar de la descomposición del Régimen, con más crisis que
en cualquier país de Europa, el monolitismo del régimen se agota y se
resquebraja completamente.

Tema 4. El primer franquismo: De la Autarquía al Plan de


Estabilización
En los años 40 el Estado estaba controlado por el Ejército, y fueron
los tribunales militares los que se encargaron de aplicar la justicia para
los vencidos. Se suele decir que España estuvo hasta el año 48 en
Estado de guerra, esto es incorrecto, pues realmente ese año no existe
ninguna disposición oficial que establezca el final del mismo. Otra
cuestión es que hubiera represión posterior a la guerra, pero eso no
significa una prolongación del Estado de Guerra. La sociedad de
postguerra es reprimida y autárquica, vivía sumida en el silencio. Los
partidos y sindicatos de la izquierda tenían muchos afiliados con lo que
los insurrectos buscaban acabar con este poder, así que el objetivo era
quebrar las organizaciones de la clase obrera. Esa clase media ilustrada
sufrirá también de la represión, y en algunas ocasiones será la gente
destacada la que será fusilada por el mero hecho de ser republicanos.
La represión surge antes incluso del levantamiento. Se unifican todos
los bandos de guerra el 28 de julio, permitiendo ejercer la represión
sin traba alguna. El delito de rebelión que podía conllevar la pena de
muerte, y se actuaría por el proceso sumarísimo a cualquier que
hubiera formado parte en las acciones revolucionarias desde el 1 de
octubre de 1934, o sea que tenía carácter retroactivo.
En las primeras semanas del golpe militar se
suceden matanzas indiscriminadas, pero
después se convirtieron en ejecuciones llevadas
a cabo por tribunales militares y su código
militar. Todo el código de leyes venía desde el
siglo XIX y se aplicaba a los militares, pero no a
los civiles como se haría ahora durante la guerra.
La justicia represiva sería llevada a cabo por los
militares que clasificaban a los reclusos y ahí ya
funcionaba el sistema de las delaciones y acusaciones a aquellas
personas que tuvieron papel activo en la guerra. Era común ver a
falangistas en busca de personas para llevárselos o mantenerlos
vigilados para su posterior encarcelamiento. La prisión irregular,
paseos o sacas, se producen desde los primeros momentos; para que,
tras concluir la guerra, se instalase el juicio militar y el consejo de
guerra (aunque dependía de la zona ya ocurrieron durante el conflicto)
como principal medio de represión oficial.
Cuando se habla de genocidio u holocausto no es correcto porque no
se trata de erradicar ninguna raza ni etnia, se trata de acabar con la
España liberal y democrática así y como la espina vertebral de las
organizaciones de clase. La represión es fundamentalmente política.
Los campos de concentración ya existían durante la República (Campo
de Albatera) y por tanto los batallones de trabajadores forzados
estaban también presentes al igual que las matanzas indiscriminadas
de fascistas, fasciosos, patronos y curas. No se puede pintar una
imagen rosa de la República.
Una diferencia significativa es que la República declara el Estado de
Guerra en enero del 39, además de que no existen declaraciones entre
los dirigentes de la España republicana que apelen a la matanza. En el
bando sublevado sí que hay estas apelaciones como las de Queipo de
Llano o Mola, quien afirmaba que el golpe debía ser cruel y a la cabeza
pues el enemigo estaba muy organizado.
El fin de la guerra supuso, para quienes lucharon en las filas
republicanas, el encarcelamiento y posterior criba por parte del
ejército. Se estima que huyeron medio millón de personas de la
represión, con lo que la represión pudiera habría sido más dura si estos
eran encontrados. Los campos de concentración tenían unas
condiciones salubres más que deficientes y las enfermedades acabaron
con muchos presos. Los prisioneros que estaban en edad de servicio
militar fuero situados en colonias militares penitenciarias, poniendo en
práctica una dinámica de “raíz cristiana” reduciendo las penas a través
del trabajo. La finalidad de esta represión sistemática y organizada,
dentro del caos de los primeros momentos, una vez terminada la
guerra ya no tenía sentido para asegurar la victoria militar ya que esta
era completa (a pesar de los guerrilleros); ahora se trataba de
erradicar a los vencidos. En palabras de Franco: “Enderezar a la nación
torcida”.
Dionisio Ridruejo, ideólogo de Falange, en sus memorias afirma que
500.000 personas se marcharon al exilio. Entre campos de
concentración y cárceles había unas 300.000 personas, 50.000
ejecutados por consejos de guerra; sin contar la represión irregular.
Los líderes de la clase obrera o se iban al exilio o eran fusilados, debían
introducirse en la clandestinidad; los organismos sindicales vinculados
a la República se buscaban que fueran totalmente desarticulados. Estas
serían las fases de la desviación del país: protestantismo-liberalismo-
democracia-marxismo-comunismo. En colaboración con la Gestapo se
logra repatriar a España a Lluís Companys, presiente de la Generalitat
y republicano con papel destacado en la Revolución del 34 en Cataluña;
Julián Zugazagoitia, ministros socialistas; y a Juan Peiró, secretario
general de la CNT y ministro de industria durante la Guerra Civil.
La depuración política en el sector público no llevaba implícito ni
cárcel ni muerte, pero sí penas económicas o despidos. En función de
las realidades muy diversas las sanciones podrían ser situarlo en el
territorio prohibiéndole ascender, destierro, expulsarlo, suspenderlos
de empleo y sueldo durante algún tiempo…etc., o directamente dejarlo
absuelto de cualquier culpa. Los puestos que quedan vacantes en el
sistema público, hay una parte que esta destinada a gente o familiares
de aquellas personas que colaboraron con el régimen durante la
guerra. Eso creó unos lazos entre la población que ayudó al régimen
que se extienden por toda la población civil y afianzando su afinidad
con Franco y su gobierno. La sociedad estará dividida entre vencedores
y vencidos, cuestión que quedará marcada en ella durante los primeros
momentos del franquismo (hasta mediados de los 40 más o menos);
con esto se recalca que la población civil no es ajena a la miseria moral
y el juzgamiento del vencido. Cabe decir que mucha gente no recibió
beneficios del régimen, pero sentían una superioridad moral sobre
aquellos que habían perdido, y por ello podrían vejarlos y humillarlos
o despreciarlos.
Cuando el régimen empieza a abrirse, hay una prueba de que existe
un cambio entre vencedores y vencidos y es la construcción del Valle
de los Caídos. Esta construcción era a los caídos por Dios y por España,
pero sin embargo queda como una obra para el bando vencedor (en
los que solo hay católicos, los moros que participaron no). El Valle tardó
mucho más de lo que debería en construirse, casi en los años 50 se
terminó donde ya no hay esa divisoria, concibiéndose el monumento
para los caídos en la Guerra Civil de toda índole. El único requisito era
ser católico, con lo que se trasladaron a personas muertos en la guerra
hacía allí. A medidas que las ciudades van creciendo, los cementerios
de guerra estaban estorbando el crecimiento, con lo que se aprovechó
para trasladar a los enterrados y desmantelar el cementerio. Los
muertos en tumba individual iban identificados y en su caja individual,
y aquellos que no habían sido identificados iban en cajas colectivas
escoltados por la tropa y con una misa de réquiem. Aquí es donde se
ve desde el régimen cierto acercamiento a la reconciliación entre los
españoles a través de los muertos de la guerra civil.
El 1 de marzo de 1940 se establece la Ley de Represión de la
Masonería y el Comunismo, es aquella que se aplicó contra los masones
muchos de ellos militares; y muchos sectores profesionales (médicos,
jueces, abogados, políticos…etc.) los cuales eran masones. El partido
comunista había prohibido a sus afiliados que fueran masones
(comunismo excluía a la masonería), pero sin embargo había
anarquistas que también eran masones. La masonería estaba bastante
asentada entre las clases medias. Había sanciones económicas, de
cárcel…, así que esta ley sirvió para depurar aquellas profesiones
liberales que no estaban en el ámbito público, y por tanto no podían
ser sometidos a la depuración pública que se hacía desde el Estado. La
masonería se identificaba con el liberalismo por ello se persiguió.
Después la Ley Seguridad del Estado, del 29 de marzo del 41,
tipificaba nuevos delitos como noticias falsas, ultrajes a la nación, bulos
en contra del Estado, suspensión de asociaciones, huelgas… Y la
ampliación de Ley del 2 de marzo de 1945 reforzaba el aparato
represivo. El 15 de noviembre del 41 se creaba un juzgado en cada
región militar contra la masonería y el comunismo. La posterior Ley de
Represión contra el Bandidaje y Terrorismo del 18 de abril del 47 sirvió
para acabar contra la oposición armada, siendo los aplicarán a los
guerrilleros fusilados, que mueren en enfrentamiento o que son
condenados a largas penas. Con estos el edifico legal represivo sería
completado.
Durante los años 40 media España estaba sometida a un verdadero
Estado de Excepción, mientras que los vencedores podían tener una
vida normalizada y libre, hay una medida realmente sorprendente y
poco conocida, se amnistiaron a todos aquello que habían cometido
delitos desde el 18 de julio de 1936 hasta el 23 de septiembre del 39,
y que se hubieran manifestados afines al movimiento; sin tener en
cuenta los delitos cometidos. Se trata de otra medida con carácter
retroactivo. Del liberalismo surgen todos los males posteriores para la
nación católica que era España, y la democracia era la consecuencia
lógica del liberalismo y la lucha de clases y partidos obreros. Se trataba
de la antesala del marxismo y del comunismo, consecuentemente
también de la revolución, con lo que había que erradicarlo. Franco
hubiera disfrutado de borrar de la historia el siglo XIX español y la
primera parte del XX.
Había que reestructurar la nación, tarea encomendada a Falange a
través del Sindicato Vertical; en donde quedan encuadrados técnicos,
trabajadores y empresarios en una misma organización para acabar
con la lucha de clases. Desde el gobierno se podía dirigir y controlar
todos los factores de la producción, de esta manera se crean dos leyes:
1. La Ley de Unidad Sindical (26-1-40): Significaba el monopolio
sindical de la FET de las JONS, en el que los sindicatos católicos
perdían la autonomía integrándose en el Sindicato Vertical
2. La Ley de Bases de la Organización Sindical (6-12-40): Los
Sindicatos Verticales son organismos de carácter económicos,
sobre los que recae la responsabilidad de establecer las normas
dictadas por el Estado. Los sindicatos nacionales son la parte
empresarial, pero esta debía trabajar en conexión con el Estado,
siendo este en último el supremo controlador de la economía.
El objetivo final era organizar la economía con un gigante sindicato
de productores donde estaban reunidos todos los productores. Gerardo
Salvador Merino era el dirigente que se dedicó a mover a las masas
sindicales. Intentaba crear una fuerza autónoma que pudiera dirigir los
destinos de la patria, cuestión que no le gustó ni a los militares ni a la
Iglesia. Era el momento de mayor brillantez del sindicato, en busca de
la fascistización definitiva del Estado Franquista. En ese sentido, en el
41, una manifestación de 100.000 productores se conmemoró el 1 de
marzo el segundo aniversario de la victoria, manifestándose el
descontento y tensión entre la oposición interna. En estos momentos,
Falange tiene una sólida posición en el gobierno, con el control de
Prensa y Propaganda, dueños de la organización sindical, jefaturas
locales y provinciales, centro de estudios teóricos (Instituto de Estudios
Políticos), mucha influencia entre las mujeres…
Contaban con 1 millón de afiliados en 1941, era espectacular. Todo
aquel que no manifestara profunda adhesión sería condenado al
ostracismo, no había mas prensa que la oficial, censura previa… Todo
el tejido de la sociedad civil estaba cuadro en las instituciones del
estado con la presencia más que notable de Falange. Parecía que el
régimen se dirigía a una fascistización total.
La libertad de creación de industria se vio pues se requería una
autorización previa para abrir cualquier industria. España tenía un
proyecto industrializador, y a eso obedece la creación del INI (Instituto
Nacional de Industria) creado en septiembre de 1941, que convertirá
al estado en un gran empresario industrial, siendo la institución desde
la que se asiente el poder económico a través de los gestores
comerciales. El INI inicialmente se volcó en la industria de defensa,
pero a lo largo del tiempo se aumenta la inflación y al final de los 40 el
INI era el único o mayoritario fabricante de productos variados. El
régimen tenía una ideología industrialista, considerando que era
importante la intervención del Estado, siendo el agente impulsor de la
industrialización. Las consecuencias son:
• Se descabeza a todos los sindicatos de la clase obrera
• Se incautan propiedades de sindicatos
• La clase obrera estará sojuzgada y no tendrá la mínima
capacidad de actuación ni presión a la hora de fijar salarios,
condiciones laborales… está desmantelada en su capacidad de
reivindicación. De esta forma, los empresarios no tienen tanta
presión como antes.
• Desde el punto de vista exterior los sectores industriales no
tendrán la competencia creándose situaciones de monopolio y
oligopolio por la protección que el Estado asegura a las
empresas nacionales.
Proliferó la burocracia en este campo como en tantos otro al igual
que las irregularidades administrativas, el empresario lo que tenía que
hacer es buscarse los favores y mantenerse bien conectado con los
miembros del Estado para lograr los permisos de importación. Salen
reforzados los sectores más tradicionales del capitalismo exterior, las
industrias están tan protegidas que se puede afirmar que existía una
barrera autárquica con una clase obrera sometida y no se preocupan
por el aumento de la productividad lo que implica que poco tiempo
muchas de estas industrias quedan obsoletas. Con el descenso de los
salarios, un 1/3 respecto al año 36, llega un descenso en el consumo
y una intervención fuerte del Estado. Esto explica la fuerte depresión
de la industria española durante la primera etapa del franquismo.
Hasta 1950 no se alcanza el nivel de producción que se tenía en
1930, veinte años para volver a las cifras de producción industrial que
ya se tuvieron. España se empobreció en términos absolutos y relativos
quedando rezagada con países europeos que iban con tendencias más
o menos parecidas en los años antes de la guerra. El conjunto de los
españoles tardó veinte años en recuperar lo que ya tenía en 1930, por
tanto, si en el campo de la agricultura y ganadería nos encontramos
con un control total de la distribución, en la producción industrial nos
encontramos un panorama similar. Hasta el año 53 siguieron
funcionado las cartillas de racionamiento lo que da una pincelada de la
situación que se vivió durante los primeros años del franquismo.
La autarquía era vista como una política de “orgullo” en la que hay
mucho de concepción ideológica en el autoabastecimiento y no ser
dependientes de nadie. El problema está en que tras la II GM España
queda aislada y con mayores dificultades, a pesar de la ayuda de Perón
y demás países iberoamericanos o del mundo árabe. No hay
reconocimiento en muchos países, sin embargo, a finales de los años
cuarenta a través de empresas del Partico Comunista Francés hay
intercambio de recursos con la URSS que llegan a España. Franco
pretende utilizar ese mecanismo para que aflojen el aislamiento de la
Europa Occidental. También se habían firmado acuerdos económicos
con el Reino Unido y Francia.

Política Exterior Española durante la II Guerra Mundial


En 1939 España entra en un proceso de fascistización muy notable,
Falange tiene una presencia muy relevante (saludo romano, traje
falangista, yugos y flechas, llamar a Franco caudillo…) así que en este
sentido parece que está siendo una parte fundamental del
funcionamiento del Estado. En este proceso se cambian las alianzas
internacionales y en vez de proseguir las tradicionales con Francia y
Gran Bretaña se cambia con Italia y Alemania. En 1936 se firman dos
tratados secretos con estos países en las que se establecen estas
nuevas posturas exteriores. Al finalizar la guerra civil abandona la
Sociedad de Naciones y se subscribe al Pacto Anti Komintern. La
simpatía se va alejando progresivamente de Gran Bretaña a pesar de
esta ser una gran valedora de Franco.
El general Gómez-Jordana, que no compartía el entusiasmo de
Serrano, así fue sustituido por el general Juan Beigdeber, más
proalemán. Falange buscó mucho más completar el proceso de
fascistización con lo que incluyo entre las aspiraciones de los fascistas
españoles las mimas que las de Alemania e Italia. La política de cautela
de Franco le llevo a declarar la neutralidad debido a las dificultades que
se vivían en los momentos ya que temía un problema de
abastecimiento a través del mar. Se habla de una neutralidad benévola
con el Eje, que le permite abastecer wolframio porque es prioritario
para reforzar los tanques alemanes. España estaba llena de espías
alemanes, productores o cineastas alemanes… pero claro el temor de
que Gran Bretaña cortase la vía de suministros pesaba más que la
ideología, que movía más Falange.
En este sentido, los fulgurantes éxitos de Alemania por toda Europa
hacen que el entusiasmo falangista suba como la espuma, y Falange
quería ocupar su parte en el escenario europeo. Por otra parte, cuando
Francia se rinde dando lugar a l Gobierno Provisional de Pétain, hay un
mediador español en la firma del Armisticio, cuestión que hizo creer
que España tenía un papel más importante. España ocupa Tánger (4
de julio de 1940) y el entusiasmo general era inmenso esperando
entrar en guerra en cualquier momento. Es en esta época de máximo
esplendor del Führer cuando Franco sopesaba entrar en guerra, pero
que nuevamente salió adelante la cautela, presionado por sectores del
Ejército y de la Iglesia para no entrar. Así y con todo se declaró la No
beligerancia de España, lo que suponía la antesala a entrar al conflicto,
cuestión que nunca llegará. Ángel Viñas, destacado historiador, lanzó
la idea de que muchos militares cobraron a través de la banca británica
impugnes cantidades para evitar que España entrase en IIGM; lanzó
esa hipótesis, pero parece ser que se confirmó plenamente. Se
desconoce la cuantía, pero sí parece ser que los pagos económicos a
varios militares influyeron en aconsejar a Franco que no entrase en la
guerra. Franco parece ser que nunca se planteó en serio entrar en la
guerra, aun confiando en que en el año 44 pudiesen ganar los
alemanes.
En junio del 40 el general Juan Bigón ofreció entrar en la guerra
cambio de ocupar el Marruecos Frances, Gibraltar y el Oranesado
además de abastecimiento. La oferta no parecía viable para Hitler y
con Serrano Suñer al frente del Ministerio de Exteriores de nuevo se
puso sobre el tapete la entrada de España en IIGM, habiendo de nuevo
reuniones entre Hitler, Franco y Serrano, siendo la más famosa la de
Hendaya. España era clave en la estrategia para ahogar económica a
Gran Bretaña a través de Gibraltar, sin embargo, parece ser, pues no
se conocen las conversaciones oficiales, que el paso de las tropas
alemanas en España para ocupar Gibraltar pudo encender alarmas
respecto a lo que ocurrió con Napoleón. Pero ese momento breve en el
que España hubiera sido importante pasó cuando Hitler decide abrir la
URSS descartando abrir otro nuevo frente en el sur de Europa. El
momento de importancia estratégica para España había pasado.
La colaboración entre Alemania y España era patente a
pesar de los resultados de la conversación de Hendaya,
además Hitler parece que nunca forzó a España a entrar en
el conflicto. Entonces en este sentido no se consideró
prioritario ni invadir Gibraltar ni que España entrase en el
conflicto. Los españoles necesitados de suministros eran
sensibles a los posibles ataques que los ingleses realizaran
contras las Canarias o las Baleares, entonces Franco plantea
la doble guerra mundial. No podían romper relaciones contra
Gran Bretaña, así que Franco ve la ocasión de luchar contra
el comunismo con la División Azul; mientras que con
occidente es neutral.
Se forma una división de voluntarios para combatir en el frente
Oriental, de esta forma los dirigentes de Falange confiaban en la
posición armada que reforzara su posición política. Franco aprobó esta
propuesta, pero José Luís Arrese se cuidó mucho de someterla al
ejército, no era autónoma de Falange si no que estaba bajo mando
militar. La neutralidad con occidente se mantiene y una vez que entran
los EEUU en la guerra con los desembarcos en Italia y Francia, Franco
vuelve a la neutralidad. Realmente estaba muy presionado, desde
propios sectores de la población hasta la ejercida por los EEUU y Gran
Bretaña, con lo que retornará a la División Azul plegándose a cada una
de las exigencias de los Aliados. En el interior de España Falange ya
había sido domesticada habiendo perdido mucho protagonismo y con
Serrano destituido además del sector más totalitario de Falange
derrotado, Franco buscaba acercarse más al Vaticano y los Estados
Unidos de Roosevelt; quien parece haber ofrecido garantías de que el
desembarco en África no afectaría a las posesiones españolas siempre
y cuando mantenga la neutralidad.
En octubre de 1943 España vuelve a tener de manera oficial la
posición de neutralidad. La División Azul, la cual contó con 43.000
hombres durante su duración y perdieron la vida unos 5.000, inició su
repatriación en mayo del 44 tras un fuerte embargo de petróleo por
parte de los aliados además de cerrar muchas de las relaciones con
Alemania (de manera no oficial se seguía colaborando con los nazis).
El retorno de España a la neutralidad tuvo efectos en la política
interior pues ahora Franco recalca que el régimen nunca fue nazi o
fascista y que su legitimidad nace del 18/07/36 y de la lucha contra el
comunismo, además del carácter católico y español. Retoman la lucha
contra el comunismo, el arropamiento diplomático que garantizaba una
apoyatura subordinada a Falange fue la Iglesia Católica. El arzobispo
de Toledo informaba a los pocos días de la capitulación alemana que la
guerra europea y mundial era diferente a la de España. Esta era vista
como una cruzada contra el comunismo en defensa de la religión, la
patria y la civilización occidental, siendo España una causa que tenían
que apoyar todas las democracias, una adelantada en la batalla contra
el comunismo de la que los aliados “podrían recibir alguna enseñanza”.
La Iglesia será el gran apoyo ideológico y diplomático de consenso para
revestir al régimen en tiempos en los que algunos les recordaban su
alineamiento con el fascismo y nazismo. Se produce un reajuste de
gobierno, suprimiéndose el Ministerio de la Secretaría General del
Movimiento, y nombramiento a Alberto Martín Artajo, presentándose
el régimen como una democracia orgánica que bebía de la tradición
española, por lo que no tenía nada que ver con el Eje. Por tanto, el
régimen franquista pasó de la neutralidad a la no beligerancia, envía
voluntarios contra los comunistas pero que rápidamente, debido a las
presiones los retorna. A continuación, se pasará a la neutralidad no tan
benévola con el Eje, si no como algo estricto obligada por la situación,
la desfasticización del imaginario de calle será muy fuerte.
Hay que tener en cuenta siempre la doble combinación de por una
parte la correlación de fuerzas en el seno del régimen, ya en proceso
de desfasticización antes de que la guerra cambiase de tornas, y luego
de la política exterior. Tras la guerra Franco se siente bastante seguro
pues a pesar del aislamiento, no había ninguna amenaza real.

El nacionalcatolicismo como sustito a Falange


En julio del 45 Franco nombra ministro de Asuntos Exteriores a
Alberto Martín Artajo, presidente de la Junta Nacional de Acción
Católica y de la Asociación Católica Nacional de propagandistas, una
organización seglar fundada en 1909 con el intento de formar cuadros
dirigentes para el Estado. Es significativo que coloquen a un católico
de una organización elitista en un momento que venían complicaciones
para España. La prensa, la censura y la propaganda; antes bajo la
dirección de Falange pasará también a ser de los católicos. Desde
1939-1951 su titular fue José Ibáñez Martín, otro miembro destacado
de la Asociación anteriormente citada, siendo un diputado de la CEDA.
Los católicos ascienden al primer protagonismo en las esferas del
gobierno en donde se trataba de desfascistizar al régimen eliminando
todos los signos externos que pudieran relacionarlo con el fascismo y
nazismo (el saludo romano, el traje de falange…).
A partir de 1947 el Caudillo es ya nombrado en las monedas sólo
como “Caudillo por la gracia de Dios”. Franco no debe su poder a
Falange, los nazis, fascistas… si no a Dios. A pesar de esto sigue
habiendo ministros falangistas: el ministro de trabajo será Antonio
Girón de Velasco (hasta 1957); Raimundo Fdez. Cuesta, ministro de
Justicia; los ministerios de Fuerzas Armadas, Comercio, Industria…
para militares. Aquí la clave de todo el sistema es que Franco es el
árbitro absoluto de la situación. Es en esta época donde se conoce el
ascenso de otra organización seglar el Opus Dei, que tendrá como
función formar élites en la administración, gobierno, altos cuerpos del
Estado… empezando a tener cada vez una mayor influencia cerca del
régimen, ejerciendo mucha influencia en Carrero. Se había fundado en
1928 por el sacerdote José María Escrivá; empezará por los centros de
la alta cultura (universidades, cátedras). José María Albareda
secretario general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) (1959-1966) será la primera persona que ocupa un cargo
proviniendo del Opus Dei. Se trataba de un nuevo organismo creado
por el Franquismo a partir de la destrucción del espíritu de lo que había
sido la Junta para la Ampliación de Estudios y la Institución Libre de
Enseñanza, en esta organización habrá departamentos enteros
copados por miembros de la organización, así como la Universidad de
Navarra y la Pontificia de Salamanca.
Ante la situación de aislamiento, la política cultural promovida por el
régimen estará encaminada por “El Imperio Español” (algo que gustaba
mucho a los falangistas), buscará impulsar las relaciones con América
para contrarrestar el aislamiento internacional, de ahí la ayuda
económica argentina. Se busca generar un consenso interno en torno
a la religión y la lengua hispanoamericana y así hacer proliferar las
relaciones culturales y Franco cuidará mucho las relaciones con los
países del norte de África, porque nunca reconoció al Estado de Israel
(siempre fue pro-árabe). Pese a todo, España fue zona de paso y de
refugio de muchos nazis, así como zona de tránsito para muchos nazis
que huyeron a América donde montaron verdaderos imperios
económicos; algunas de las empresas de seguridad más potentes de
España, provienen de capital de la dictadura de Argentina donde
también participaron destacados nazis que encontraron su exilio en las
dictaduras hispanoamericanas. Pese a ser tan cauteloso, Franco
todavía en 1944 pensaba que podían ganar la guerra los alemanes con
esa arma poderosa que estaban a punto de alcanzar, que podría en
pleno debacle cambiar el devenir de la guerra.
Empieza a tener cada vez mayor importancia la Iglesia ya que con
el respaldo ideológico al régimen se jugaba mucho, no hay que olvidar
que era una organización de masas extendida por todo el mundo desde
hace más de 2000 años, y contaba con un prestigio y una diplomacia
muy fuerte. Los privilegios que se le conceden son muchos a cambio
de las comunicaciones con el Vaticano. La situación de penuria que vive
España en los años 40 también hace que la diplomacia española intente
establecer lazos con EEUU, gran potencia emergente de la época. La
cautela, la habilidad de Franco y de Carrero Blanco permitirá sobrevivir
al régimen en condiciones en realidad difíciles, reforzando realmente
su poder.
En esta etapa Franco aumenta la distancia entre el fascismo y el
régimen español en cuanto a católico, presentando en la nueva
situación el componente católico como algo clave. La ley de Sucesión
(1947) habla de Estado católico y la ley de Fuero de los Españoles
(1945) art 6 afirma que la religión oficial del estado es la católica: deja
la vía abierta al culto privado de otras religiones, pero siempre que
fuese privado. En el art 12 del fuero se afirmaba una sutil libertad de
expresión, siempre que no atentase contra los principios
fundamentales del Estado. El compromiso de la Iglesia Católica con la
dictadura hace que la jerarquía eclesiástica intente recuperar en
contraprestación espacios políticos que antes eran de Falange, por lo
que acaparará cada vez más funciones y privilegios porque se ha
comprometido y ha jugado su prestigio en la defensa del nuevo
régimen que le daba enormes privilegios.
La Iglesia, a través de sus cargos más autorizados, significó un
respaldo teórico a la incorporación de España en Europa porque
diseñaba un itinerario coherente donde la Guerra Civil y la no
intervención en la II GM significaron que el régimen español no tenía
nada que ver con los regímenes nazi fascistas, siendo lo católico
símbolo de lo español, cuyas raíces estaban en la propia Historia de
España en una tradición caracterizada por la unión entre patria y
catolicismo, siendo la esencia española y la garantía de la convivencia
civil.
Esta interpretación se traslucía en la Carta pastoral
“Conducta de España en la guerra y en la paz” de mayo
de 1945 el arzobispo de Toledo. Sólo era viable la guerra
de acuerdo a lo que había establecido la declaración del
Papado, aclarando que la II Guerra Mundial no tenía
nada que ver con la Guerra Civil, porque esta había sido
provocada por la imposibilidad de colaborar con el
régimen republicano, por lo que hubo que recurrir a una
guerra “justa”, reiterando la verdadera cruzada contra
el comunismo y el ateísmo, haciendo hincapié en la
neutralidad que había tenido la España de Franco en II
GM, resaltando el papel de España civilizando a diversas partes del
mundo, invitando a colaborar con el nuevo régimen en las instituciones
naturales, como la familia, el trabajo, la organización sindical y el
municipio.
Esta especificidad del régimen español será reivindicada y utilizada
en todos los discursos y manifestaciones públicas, incluso el propio
Franco en un discurso de RNE decía “ni nuestras tradiciones ni nuestro
carácter individualista ni el sentido católico que en la España
predomina (…) cada nación resuelve sus problemas intentos de
acuerdo con sus tradiciones”. Estas declaraciones buscaban
desvincularse de su anterior convivencia con los regímenes nazi
fascistas. La iglesia ve tanto en la Ley de Sucesión como en el Fuero
de los españoles una opción de apoyo, a la vez que criticaba el
antisemitismo y racismo, condenando radicalmente a este último y el
componente fundamental antisemita que había tenido el sistema nazi
porque en España no se había dado nunca.
Se trataba de requilibrar la España que había sido aliada del Eje, que
se había fascistizado… pero que ahora se trata de borrar ese pasado
de forma definitiva, aunque al mismo tiempo sigue condenando a la
democracia liberal capitalista, por lo que la democracia parlamentaria
será rechazada rotundamente. En la revista de los jesuitas Razón y Fe,
se publicaba un artículo dedicado al final de la II GM donde se defendía
que no se podía aplicar el sufragio universal porque “era todavía
inoportuno en una España donde pervivían rencores y rencillas”;
además, todo el s. XIX había sido un elemento negativo en la Historia
de España porque las constituciones no habían dado nada más que
inestabilidad y conflictos, por lo que la democracia parlamentaria no
era el régimen más adecuado para España. El antiliberalismo y la
antidemocracia es un factor importante de todos los elementos que van
integrando a la dictadura, en este sentido apellidan a la democracia
española como algo orgánico, lo cual indica la lejanía absoluta respecto
a los regímenes fascistas.
La cruzada seguía siendo avocada por parte del caudillo, pero en la
cruzada ya se revelaba primero la catolicidad (defensa del catolicismo,
tradición y del espíritu antimarxista, antimasónico y anticomunista). Se
añadía la representación de un caudillo que salvaguarda el
occidente, una hagiografía titulada “Centinela de occidente”
de Luis de Galinsoga. Sin embargo, las escasas voces
aisladas que provenían de la época republicana de la CEDA
y que se habían convertido en personas que habían optado
por la democracia, serán voces aisladas y no tenidas en
cuenta. Es característico el caso de Manuel Jiménez
Hernández, diputado de la CEDA y ministro de Agricultura
en el Bienio negro que ahora claramente se sitúa en una
posición democrática. Criticando esa democracia orgánica
decía: “ni el sentido cristiano de la libertad es compatible
con la tribuna amordazada”.
Sobre la enseñanza habrá que esperar a 1951 para observar cambios
significativos con el creciente protagonismo de Joaquín Ruiz Jiménez
que en la Transición hará el partido Izquierda Democrática, siendo un
hombre fundamentalmente católico que fue llamado para ocupar el
cargo de Ministro de Educación Nacional. Los rectores no se elegían, si
no que eran nombrados por el ministro quien se encargará de nombrar
a hombres provenientes de Falange que habían roto con ella, como
Antonio Togar, buscando recuperar a la generación del 98. La
respuesta a la obra de Pedro Laín Entralgo “España como problema”
en 1948 fue la de Calvo Serer en “España sin problema” publicada en
1949; en esta ocasión defendía la validez absoluta de la ortodoxia
tradición de Méndez Pelayo, considerando necesario mantener la
homogeneidad conseguida en 1939.
Ortega y Gasset vuelve en 1945 y supone un caso especial analizado
por Gregorio Morán. No es incorporado a la universidad, pero se le
paga el sueldo de catedrático, se incorporará a dar clases en el Instituto
de Humanidades en torno a 1949, suponiendo su vuelta una cierta
recuperación del pensamiento liberal. Murió en 1955 y con motivo de
ello se le hicieron diversos homenajes donde participaron estudiantes
profesores… viéndole como la figura atípica en esa España dominada
por el pensamiento católico. La reforma de la enseñanza media se llevó
a cabo por ley de 1953 promovida por Ruiz Jiménez, significando un
amplio acceso a la educación de bachillerato, organizado el sistema de
oposiciones para evitar abusos cometidos en la primera etapa a través
de las “oposiciones patrióticas”, fijándose normas que regulaban las
actividades de los centros religiosos, aspecto criticado por la Iglesia.
En los manuales escolares se atenuaba la represión de la posguerra,
se presentaba al conflicto como un designio divino… etc. Son reformas
que significan cierta apertura.
En la cultura universitaria se empiezan a notar voces discordantes
por ejemplo Ramón Menéndez Pidal, con una concepción de la Historia
de España muy diferente a las concepciones imperialistas. Destaca en
Barcelona Jaime Vicens Vives, que planteó una renovación sistemática
de la Historia de España y de América. Empiezan a parecer figuras
liberales como Miguel Artola, que significa una renovación
historiográfica, o Antonio Domínguez Ortiz quien nunca consiguió la
cátedra o José María Gómez Zamora, cuyos manuales siguen siendo
relevantes. La obra de Menéndez Pidal lo proseguirá José María Gómez
Zamora y la mastodóntica Historia de España que inició Menéndez Pidal
seguirá continuándose, siendo una obra fundamental hoy en día.
Empieza a haber voces disonantes en la historiografía, cerrado a
círculos muy concretos y a algunas universidades. Sin embargo, las
cátedras de Historia Moderna y Contemporánea estarán copadas por el
Opus Dei, y muchos de los grandes historiadores como Fontana,
Nadal… pudieron entrar en la universidad por la vertiente de historia
económica, no de contemporánea.
La firma del concordato en agosto de 1953 entre España y el
Vaticano legitimó la imagen confesional de España en el ámbito
internacional; la Iglesia, que tanto se había arriesgado, le permitió la
concesión de numerosos privilegios y espacios, como la enseñanza
obligatoria de la religión católica en escuelas, institutos y
universidades, además de subvenciones, centros de estudios,
universidades privadas (Navarra o la pontificia de Salamanca), pese a
que Franco era muy hostil a las universidades privadas. El art 26
establecía que, en todos los centros docentes, sean estatales o no, la
enseñanza se ajustará al dogma de la Iglesia Católica. El art 27: “el
Estado español ampara la enseñanza católica en todos los centros”, a
excepción de padres no católicos cuyos hijos no están obligados a
asistir a esas clases. El concordato reforzaba el carisma de Franco como
se ve en el art 6 donde se establecía “los sacerdotes españoles
diariamente deberán velar por España y por el jefe del Estado”,
sacralizando a la figura del caudillo.
El papa Pío XII otorgó al caudillo la Orden
Suprema de Cristo, una importante
condecoración del Vaticano que nunca se
había concedido a un jefe de Estado
español. El caudillo señalaba que el
concordato “hacía de España una de las
naciones predilectas de la Iglesia”. Franco
recibirá el título Honoris Causa en Derecho
Canónico por la Universidad Pontificia de
Salamanca. Se llega a decir que se le
nombró cardenal (chascarrillo de la época). Hasta los años 60 la Iglesia
lo acaparó todo el ceremonial, las bendiciones, peregrinaciones…
continuaban dando la imagen de un pueblo absolutamente católico,
apostólico y romano. Con motivo de la ofrenda anual que hacía Franco
en Santiago de Compostela, el arzobispo y él insistían en el carácter
de cruzada de la guerra y en la importancia de la unidad católica. A
pesar de esto hay informes secretos de la policía que (cuando la
prostitución era alegal) informaban de que habían encontrado
prostíbulos a señores arzobispos.
España parecía católica pero realmente no lo era tanto como se hacía
ver así que la Iglesia con el concordato tiene la posibilidad de acercarse
al movimiento obrero, el cual se estaba alejándose de la tradición
católica, y en ese sentido aparecen a partir de Acción Católica: HOAC,
JOC, JEC…etc. Son organizaciones similares a la de los sindicatos
católicos que se comprometen con la clase social, ejerciendo el papel
de valedores del movimiento obrero. Se llegará al punto de la
construcción de una cárcel concordataria en donde se recluirán a
aquellas personas eclesiásticas que cometieran delitos en contra del
Régimen (huelgas de misas, protestas…etc.), acentuando la división
entre la jerarquía eclesiástica fundamentalmente franquista, y las
clases subordinadas a estas más cercanas al movimiento obrero.
En enero de 1956 se produce la “rebelión
estudiantil”, convirtiéndose en la primera vez
que aparece una rebeldía estudiantil y la idea de
reconciliación nacional. Un grupo de izquierdas
junto a falangistas pidieron al rector la
celebración de un congreso de escritores jóvenes
con el propósito de recuperar corrientes de
pensamiento ajenas al pensamiento oficial. El
SEU, Sindicato Estudiantil perteneciente a
Falange, rechazó tal congreso, por lo que los
estudiantes de izquierdas decidieron solicitar un sindicato más
representativo y abjurar del SEU. En un documento que reúne más de
3000 firmas en 1h, se pide un sindicato democrático lo que supone una
batalla frente al SEU. Se produce un enfrentamiento entre falangistas
y el frente de juventudes, y un chico de este grupo resultó herido por
un falangista, por lo que el castigo se produce a los estudiantes de
izquierda que se habían manifestado. En esa manifestación donde hubo
detenciones masivas, estaban falangistas reputados, así como hijos de
falangistas y ministros como Dionisio Ridruejo. Esto supone una
ruptura con los hijos de los vencedores que ya no se consideran
vencedores de ninguna guerra, que deploran la división de España y el
Estado dictatorial, se habla de reconciliación nacional.
Esto generó tensiones muy fuertes dentro de la Dictadura, entonces
lo que hace Franco es una medida muy propia de él. Llevaría a cabo
una reforma en el gobierno, expulsaría al responsable de sindicatos y
al Ministro de Educación: Fernández Cuesta y Ruíz Giménez. Ambos
fueron destituidos y con la salida de Giménez, dimiten y son apartados
rectores nombrados por este, como Laín o Tobar. La crisis se solventa
con un equilibrio de fuerzas y castigando a los responsables como
siempre había hecho el Régimen. La mínima apertura que significa el
ministerio de Educación Nacional hace aflorar una serie de tensiones,
apareciendo en la palestra una generación que no se considera
heredera de la Guerra Civil y que no tiene ese sentimiento de
triunfalismo a partir del cual el movimiento estudiantil será cobijo de
la protesta en las principales ciudades.
El Régimen durante la Guerra Fría: EEUU y El Vaticano
El Fuero de los Españoles y la Ley de Sucesión cierra la primera
ornada de las Leyes Fundamentales para los nuevos tiempos, el
Régimen piensa que está en perfectas condiciones para adaptarse a la
situación que suponía el final de la II Guerra Mundial. Franco seguía
teniendo la potestad suprema de gobierno, complementado con
órganos consultivos, y el enlace será el Ministerio del Movimiento entre
el mundo sindical y el gobierno. La Iglesia estaba fiel comprometida
con el Régimen pues se trataba de una monarquía sin rey, sistema
orgánico, pero fundamentalmente cristiano, quitando del espacio
público a Falange. Lo que pasa es que para el año 45 no es suficiente,
los cambios y adaptaciones empleados no eran más que fachada.
En junio del 45 en la Conferencia de San Francisco se aprueba una
propuesta de México, bajo el gobierno de Cárdenas quien había sido
siempre valedor de la República (nunca reconoció el Régimen de
Franco), en la que se propone, sin nombrar a España, no incorporar al
nuevo mundo de la ONU los países que había luchado contra los países
que ahora estaban formando parte de las Naciones Unidas. En este
sentido, Anthony Eden el ministro de Exteriores de Gran Bretaña,
proponía la intervención por medidas conjuntas de los aliados
sustituyendo a Franco por un régimen más moderado, liderado por los
monárquicos y conservadores que pusiera un gobierno de transición.
No obstante, esta propuesta no fue llevado acabo, si no que se aplicaría
la de Winston Churchill, quien consideraba que a Franco le iba a
suceder un rey, Juan de Borbón. La otra parte de esta propuesta era
la de no intervención en España para presionar directamente porque
perjudicaría los intereses británicos y solo beneficiaría a la URSS. No
hay que olvidar que, incluso en los momentos más fascistas del
régimen, Gran Bretaña mantuvo relaciones y compromisos con Franco
de que no peligraría su gobierno siempre y cuando cumpliesen las
obligaciones de los aliados durante la guerra.
Esta fue la posición que se adoptó en Potsdam en julio de 1945,
frente a la que presentaba también Stalin, que implicaba derrocar con
la dictadura que había estado en convivencia con los miembros del Eje.
Finalmente se acordó que los aliados no apoyarán la candidatura de
ingreso de España en la ONU porque no reunía las características
necesarias para formar parte del mundo democrático; esa resolución
incluía que no se adoptasen medidas más severas para provocar la
caída del régimen. No entrará en Naciones Unidas, pero nadie hará
nada para forzar la caída del régimen, mostrando el deseo de que el
pueblo español eligiese su régimen más deseado, pero no se
especificaba cómo lo conseguirían ya que no iban a contar con el apoyo
necesario. La única medida severa es la repulsión al régimen y no
permitir el ingreso de España así que esta decisión, por una parte, es
un castigo y por otra parte supone la salvación del régimen ya que se
comprometen a no intervenir.
Esta situación permitió a Franco remodela su figura e imagen
exterior, se acentuará el contenido católico y sobre todo se reforzaría
el sentimiento anticomunista. Una convicción muy pronto entendida,
pues tras la guerra se abriría una nueva dinámica de enfrentamiento
contra el comunismo, con lo que en esta situación apostar por la
defensa de la unidad católica occidental era una estrategia más que
correcta para Franco. Partiendo de este supuesto, Carrero Blanco
presenta al Caudillo un memorándum de una contundencia brutal,
donde busca “orden, unidad y seguir aguantando hasta que la situación
cambie en beneficio propio”, siendo lo que se produjo. En el 45 hay
una especie de paralización e incertidumbre por lo que no hay
demasiada presión con la guerrilla, a penas hay mucha represión… Es
una “Paz armada” que se acabará al ver como se dan las relaciones
internacionales y dando comienzo al “Trienio del Terror” entre el 46 y
el 49 en el que se buscará acabar con toda la oposición posible,
especialmente la armada, limitada a la guerrilla y el apoyo de esta en
el pueblo. De todas formas, no tendría la magnitud que tuvo la
represión que hubo durante un principio en la guerra.
En este sentido, la cobertura del catolicismo a Franco será lo que
despliegue el Régimen y lo que lo salve de una visión mucho más
negativa de la que podía tener las demás naciones. Los Aliados
mantuvieron sin mayores resultados la política de presión sin
intervención, hasta que Francia toma una medida fuerte, el cierre de
fronteras. Esto venía dado por la situación que se estaba viviendo, en
un gobierno de unidad nacional, y recién terminada la guerra, como
gesto para su población antifascista. Fue una decisión que cortó
relaciones económicas importantes, con lo que tampoco fue muy
eficaz. Poco después, Francia, Gran Bretaña y EEUU firmaban una nota
conjunta en la que se criticaba y rechazaba el régimen de Franco, pero
se resaltaba la no intervención, cuestión que evidentemente favorecía
al Régimen. Todas estas medidas consolidan a Franco como dictador
de España en todos los sentidos.
Finalmente, el consejo de seguridad de Naciones Unidas concluye
que España no es una amenaza para la paz mundial, por lo tanto, no
tiene sentido intervenir en dicho país. La asamblea general, en
diciembre de 1946, aprobó una dura resolución contra el régimen y se
mostraba convencida de que “el gobierno fascista de Franco fue
impuesto al pueblo español mediante una guerra por la fuerza”, por lo
que recomendaba la exclusión de España de todos los organismos
internacionales establecidos por la ONU. Se repensarían esta
declaración si al cabo de un determinado tiempo si las cosas seguían
igual, si los españoles no eran capaces de quitarse a Franco ya verían
lo que hacían. Mientras tanto se retiraron de España todos aquellos
miembros de la ONU y evidentemente no hubo más discusión sobre el
problema de España porque las cosas habían cambiado y la Guerra Fría
era el principal motor de las relaciones internacionales.
Esta recomendación de retirar a los embajadores y ministros fue
seguida por algunos países, pero no por todos como, por ejemplo: El
Vaticano, Portugal, Irlanda, Argentina… a la que se irían sumando más
repúblicas sudamericanas. En este sentido Martin Artajo trazó una
política importante con los sudamericanos y el mundo árabe, siendo
uno de los mayores aliados Perón. El panorama parecía sombrío en el
año 46 y el régimen estaba mal visto, pero de poco vale condenarlo
como dictadura si luego no hacen nada más. La condena fue formal
que además duró poco tiempo pues los intereses se desviaron a otros
aspectos, paralelamente consolidando una dictadura que difícilmente
sería eliminada por la población.
Además el departamento de Estado de los EEUU tenía miedo al dejar
una dictadura en la que no se interviene, pues podría suponer una
razón para que los soviéticos establezcan estados títeres en el Este.
Pero si es verdad que no les gustaba Franco, menos les gustaba la
situación que pudiera ocurrir al derrocarlo. Ahora EEUU tomará la
delantera en la política internacional, frente a las potencias
tradicionales, con la Doctrina Truman y el Plan Marshall; entonces no
vieron una solución de recambio para el Régimen ya que no quería una
República por la posible inestabilidad así y como los monárquicos no
tenían los suficientes apoyos. En estos momentos cada vez se veía más
cerca la bipolaridad del mundo, en donde el enfrentamiento entre EEUU
y URSS, en donde se perfila la Doctrina de la Contención y España
adquiere más importancia por su posición estratégica. Esto redundaba
más en la necesaria estabilidad de España.
Por otra parte, la política de “aislamiento” había servido para nada
más que afianzarse más en el poder en contra de lo que se buscaba
realmente. Se animó el sentimiento de independencia frente al mundo
exterior, en donde no se requería de la ayuda internacional; así que la
oposición interior no fue muy relevante. El gobierno republicano que
estaba exiliado en México pasará a París a la vez que Don Juan se
traslada a Estoril.
Pronto se reanudan las relaciones comerciales con el Régimen, y en
1948 se normalizan por completo las negociaciones con España en
donde Estados Unidos acelera la política respecto a Franco, eliminando
las condenas al régimen dictatorial. Hay que entender el lobby que
genera José Félix Lequerica embajador en Washington para poner a
favor de España los primeros créditos estadounidenses, los cuales
llegarán en 1949. Con esto, el camino está abierto, a pesar de que los
progresos son lentos porque aún conservan reticencias de sectores
importantes de Francia y Gran Bretaña. A estos no les gusta que
España esté en los foros internacionales, lo que implicará que no
participen en la OTAN, el Plan Marshall, Organización Europea de
Cooperación Económica... aunque habrá un acontecimiento
internacional que cambie las cosas en beneficio de Franco. Poco tiempo
después habrá una serie de acuerdos prioritarios bilaterales estrechos
entre España y Estados Unidos, traduciéndose en acuerdos específicos
que introducirían a España por la “puerta trasera” en las alianzas
internacionales.
Será la Guerra de Corea del 50 la que ponga en máxima tensión la
guerra entre oriente y occidente, lo que inclinará a Washington hacia
la defensa de España como baluarte de defensa contra el comunismo
y su expansión por áreas cercanas. El aislamiento durará muy poco
tiempo a través del “amigo americano” quien tutelará y permita
enderezar las líneas económicas de España. En este sentido, muy
pronto la posición de EEUU está suficientemente madura, respecto al
problema español, como para revocar la declaración de 1946 en la
ONU. Se levantaba la prohibición de embajadores, es incorporada como
una nación más y en 1951 el embajador americano Stanton Griffis
presenta las credenciales de legitimidad al régimen de Franco,
presentándolo al mundo occidental como aliados.
A partir de ahora es Washington quien
dicta las reglas que han de aplicarse a
España en donde se buscaba incorporar a
España al Sistema de Defensa
Internacional, a pesar de no formar parte
de la OTAN. Se incorpora a la Defensa
Occidental y a los créditos concedidos por
EEUU a partir de la firma de los acuerdos
de Madrid de 1953, teniendo una especie de mini Plan Marshall y OTAN
para la dictadura, todo ello gracias a las relaciones con EEUU. Todo ello
madura lentamente y concluye con la firma de un acuerdo ejecutivo en
1953 que no tenía que pasar por el Congreso ni el Senado: EEUU
dispondrá de bases e instalaciones militares en España, sobre las que
Washington en cláusula secreta el convenio le daba poder de decisión
unilateral sin tener que contar con el apoyo español. Básicamente
significaba que se vendían porciones de la soberanía de España a los
americanos a través del arrendamiento de las bases militares, donde
los americanos podrían actuar libremente sin tener que informar al
gobierno español. Será Ángel Viñas quien habla del “protocolo de la
impotencia”, siendo esto un acuerdo que Franco debe aceptar para
salvar al régimen y a sí mismo. Significa una sustancial dejación de la
soberanía a cambio de apoyo político, militar y económico de EEUU que
salvaría al país de la quiebra total.
Unos meses antes se había formado otro acuerdo muy importante
con la Santa Sede, el Concordato de 1953, cuestión que significaría el
respaldo ideológico del Vaticano a cambio de que el Estado Español
otorgara privilegios de todo tipo sin parangón en cualquier otro país
europeo. Para Franco se trataba de un asunto de primer orden. Por
tanto, con estos dos pactos pondrían fin a la política de aislamiento
permitiendo la entrada en instituciones dependientes de la ONU: OMS,
UNESCO…etc., hasta que, en 1955, la Asamblea General de las
Naciones Unidas acepta a España como miembro de pleno derecho en
a la organización dando pie a una nueva etapa del régimen en donde
Franco ya está respaldado y justificado internacionalmente y, por
tanto, se había salvado. En este sentido, la URSS permitió esto ya que
a la vez que entró España también Polonia sería aceptada dentro de la
ONU.

Oposición al Régimen: Interior y exterior


A partir de 1943 comienza a aparecer una tímida oposición interna
respecto a terminar con el caudillaje de Franco y situar a un Régimen
más estable y duradero como era la monarquía. Hay algunos
monárquicos de las élites, aristocrática, militares… que buscaban esta
vía; sin embargo, también hay que tener en cuenta la oposición política
que llegaba desde el PCE, sobre todo, y el PSOE. En este sentido el PCE
fue quien más presente estuvo sobre durante toda la dictadura,
reorganizándose constantemente en la clandestinidad. La CNT tuvo
también un papel muy importe, pero que duraría muy poco tiempo por
su desarticulación. Normalmente el partido socialista y los sindicatos
obreros se llevaban más o menos mejor con la CNT que con el
comunismo, y en ese sentido eran más proclives a pactar entre ellos
manteniendo su distancia con el comunismo. Sin embargo, la primera
organización política clandestina que presenta una alternativa a la
continuidad del Franquismo es el Partido Comunista: Unión Nacional
Española, un organismo que pretende aglutinar a todos aquellos
sectores políticos (izquierda o derecha) que se oponga al franquismo y
el falangismo. El problema del PCE es que estaban aislados y por tanto
su política no va a cuajar.
En el año 44 socialistas, anarquistas y algunos republicanos forman
el primero organismo comunitario con cierto peso, la alternativa a la
Unión Nacional Española, y esta se llamaría Alianza Nacional de Fuerzas
Democráticas, una organización que buscaba derribar a la dictadura
con un gobierno provisional, siendo la etapa provisional para llegar a
la democracia; eran partidarios de un régimen republicano, aunque no
se negaban a llevar a cabo acuerdos con fuerzas monárquicas, para
haber un gobierno provisional donde se convocarían elecciones
generales y de esas cortes se plantearía el futuro político del país:
monarquía o república; planteaban la adhesión a la alianza del
Atlántico y aspiraban a formar parte de las potencias occidental.
La oposición española del interior empezaba a sacar la cabeza,
aunque era consciente de que sin la intervención de los aliados sería
imposible el retorno de la democracia a España. Era impensable que
España se sublevase para lograr un cambio de régimen sin contar con
el apoyo exterior aliado, los cuales habían fallado todas las
expectativas durante la guerra de España pues los habían dejado solos
y mientras tanto, habían creado el Comité de No intervención que
servía para que las fuerzas fascistas y nazis apoyaran a los sublevados.
Pero a pesar de esto volverán a confiar ciegamente en el apoyo de las
potencias occidentales de nuevo con esta Alianza Nacional, que
pretendía ser la alternativa a la dictadura, aceptable por las potencias
aliadas porque solamente planteaban acabar con la dictadura que la
propia ONU tildaba de fascista.
En cuanto al sector monárquico, estos también confiaban en la ayuda
de las potencias aliadas, siendo apadrinada esta salida por G. Bretaña.
Lo monárquicos pedían que abdicara de la Jefatura del Estado, que no
del gobierno, en favor de Don Juan quien publica el Manifiesto de
Lausana (19-03-45) poco después de la Conferencia de Yalta, pudiendo
ser entendido de las decisiones que se iban a tomar ahí sobre España;
Don Juan se declaraba antifranquista, tranquilizaba a los sectores
conservadores y hablaba de una monarquía tradicional, señalando que
en ella cabrían todos aquellos que estuvieran interesados en el bien de
España. Hay un cierto acercamiento de un
sector de los partidarios de los monárquicos
con la Alianza Nacional que consideraban que
si esta se unía a la opción monárquica de Don
Juan podrían tener éxito. Refugiado en el exilio,
se traslada a París en estos momentos a la vez
que el manifiesto fue realizado por los asesores
de este en Suiza y la idea era trasladarse luego
a Estoril para estar más cerca de España.
Hubo conspiraciones y algunos tanteos para colocar al rey en el
trono, pero frente a esta opción monárquica había que tener en cuenta
al gobierno. En este sentido la Alianza Nacional Democrática no hacía
mucho hincapié en la opción republicana, pues ellos abogaban por un
plebiscito en el que se decidiera el gobierno de España. Es por esto que
el gobierno republicano buscaba restituir el gobierno legítimamente
constituido en 1931. Con esto nos encontramos dos oposiciones,
excluyentes entre sí, al régimen: el de la Alianza con la monarquía, y
el del gobierno republicano en el exilio. El asunto no era sencillo, los
socialistas y republicanos había creado en 1942 en México la Junta
Española de Liberación, ahora bien, este proyecto quedaba
desconectado de la realidad española. El gobierno republicano entró en
euforia con la victoria de las democracias y en 1945 se nombra
presidente a Diego Martínez Barrio para nombrar a José Giral como jefe
de gobierno. En todo este proceso los comunistas están excluidos.
En 1946 con la nota tripartita de los Aliados contra Franco se ve
como no hacen referencia al gobierno republicano en el exilio, estos no
se dieron por aludidos y en este sentido el gobierno de la República
sigue la pauta de lo que había ocurrido en Francia. Un gobierno de
unidad nacional en donde se había constituido un gobierno
multipartidario para pasar de la III a la IV República Francesa. Así pues,
los exiliados buscaban seguir estos pasos que culminarían en un
plebiscito que eligiera entre monarquía y república; no obstante,
Francia no era España, ya que esta iniciativa chocaba con los intereses
de los Aliados. Por tanto, vemos un fracaso estrepitoso en el intento
de unir la opción monárquica y la republicana, porque la condena de la
ONU y las democracias occidentales no reconocían al gobierno en el
exilio.
El fracaso de las negociaciones conlleva la caída del gobierno, al cual
sucedería Rodolfo Llopis como presidente de un gobierno, muy receloso
de los comunistas, algo que se toleraba en Francia por la situación
antifascista, mientras que los EEUU y Gran Bretaña no estaban tan por
la labor de crear un nuevo punto de tensión en Europa. Entraría en
escena Indalecio Prieto, en un contexto difícil para el PSOE, quien
buscaba una negociación con las potencias occidentales y los
monárquicos para ampliar su base de apoyo a su causa. Estas acciones
rompían con la legitimidad de la República en el exilio, pero porque
realmente el fin de estas negociaciones era el de acabar con el régimen
gracias a la idea de monárquica y sus apoyos. Prieto trató de convencer
a su partido de que a opción republicana no era posible, así que había
que buscar la salida común en la que los comunistas debían estar al
margen ya que la Guerra Fría comenzaba a perfilarse.
Se llegó a un acuerdo, el llamado “Pacto San Juan de Luz” donde se
establecían las condiciones: amnistía, garantías de la orden público, ni
venganza ni represalias, desmantelación de Falange, libertad religiosa
con consideración especial de la católica, referéndum sobre la forma
de Estado. Este pacto se perfila en el año 48 y supone una ruptura muy
fuerte entre las fuerzas del exilio y las del interior, pues tenían visiones
muy diferentes al desconocer la situación que se vivía en aquellos
tiempos. Esta cuestión será muy importante para comprender en que
ámbito se movían los exiliados, un gobierno que encontraba en el aire,
funcionaba como un gobierno más teórico que de facto. Esta
desconexión hace que, a la muerte de Franco, muchos de estos
exiliados vuelven, pero se encuentran con un país completamente
diferente que no conocen.
La oposición del exilio y los del interior al realizar ese pacto el tiempo
de la unión ya había pasado y realmente era papel mojado, desde el
47 estaban llegando personalidades estadounidenses para negociar
con Franco, pero además Don Juan de Borbón se desdice de todo lo
dicho, acusado a Indalecio Prieto de todo lo puesto en Lausana, no
obstante, eso sirvió a Franco para desechar por completo la opción de
Don Juan. Poco tiempo después se entrevistan y le pide que Juan Carlos
sea educado en España para ir aprendiendo las costumbre y los valores
del Régimen, de esta manera Don Juan verá en esto la forma en la que
tiene posibilidades de llegar al trono, sin embargo, se enfadará con su
hijo en el momento que es elegido como sucesor de Franco. En el año
69 Don Juan pensaba que podía ser rey de España nombrado por
Franco, pero más ingenuo no se podía ser. Durante estos momentos,
la rama carlista estaba dividida y una de ella, los Borbón-Parma, era
más progresista vinculada con la democracia; mientras que la otra
rama sigue siendo tan tradicionalista como lo era siempre. Había cierta
tentación de unir la parte de los carlistas con la familia franco y crear
una nueva dinastía reinante en los momentos finales del dictador.
A las alturas del año 1947 el Régimen es consciente de que el
aislamiento es un período que estaba por terminar ya que, a largo o
corto plazo, gracias al privilegiado apoyo estadounidense, logrará
integrarse en el mundo occidental a pesar de no hacerlo en las
instituciones oficiales. Gracias al anticomunismo y la política de bloques
Franco era muy consciente de que su régimen era
sólido y perduraría más tiempo, con lo que se buscaría
acabar con la guerrilla a través de una represión muy
fuerte, pero mucho más selectiva, en el llamado
“Trienio del Terror”. Se atacaría al “llano” para quitarle
el apoyo al “monte”.
La guerrilla está muy candente en estos momentos, con gente huida
hacia los montes tratando de hacer la lucha armada. La vertiente
comunista de la guerrilla será la más activa, a pesar de que también
está la socialista, que cuentan con focos guerrilleros en distintas partes
de la península para hacer ver que España no estaba pacificada en
absoluto. Sin embargo, esta lucha armada llega un momento en el que
no tiene ningún sentido logrando sacar a toda la guerrilla socialista
hacia Francia mientras que los comunistas trataban de continuar. En
todo esto la CNT trata de hacer huelgas para apoyar esta situación,
pero el Régimen logra desbaratar casi por completo su organización.
El problema es que la CNT no tenía tradición de la clandestinidad con
estructuras estables, a pesar de ser muy conspirativa no poseía la
capacidad de organizarse. Los sucesos del “Pozo Funeres” serían los
que pondrían el punto de no retorno para iniciar el proceso de sacar a
los guerrilleros socialistas gracias a la iniciativa de Indalecio Prieto; a
la par los comunistas seguirían en activo, pero empezarían a haber
topos infiltrados entre ellos con el objetivo de acabar desde dentro con
el partido.
El partido comunista quedará bastante tocado hasta
el momento que logra reestructurarse entorno a la
clase trabajadora más cerca de los sindicatos que de la
lucha armada. Mientras tanto la UGT que había sufrido
bastante de la represión, a diferencia de la CNT que
seguía desmembrándose en grupos autónomos,
practicará una política de encapsulamiento y el
preservar la organización antes que seguir poniéndola
en riesgo. Esta funcionaba más en Francia que en España pues no
participan activamente en la resistencia antifranquista por miedo a
quedar totalmente desmantelada, hasta el final del franquismo no
comenzó su plena reorganización gracias en gran parte por el peso de
la tradición. La JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) fue una
organización política juvenil española fundada en marzo de 1936,
donde participaron las conocidas “Las 13 rosas”, y que volvería a tomar
influencia ayudando a mantener relaciones con presos y demás gente
fugada durante estos años. El uso de los medios paralegales de las
Comisiones Obreras y las elecciones sindicales permiten el
resurgimiento de un movimiento obrero nuevo que mantiene una
tradición anterior pero que realmente tiene mucho de nuevo cuño.
Cabe decir que la policía franquista era muy eficaz, capaz de infiltrarse
incluso en el Comité Central del PCE.
Salida de la Autarquía
Al finalizar la década de los cuarenta, la autarquía parece cuestión
del pasado que demuestra el fracaso estrepitoso en la economía
española. La producción agrícola estaba sumida en una profunda
depresión, hay un intervencionismo estatal en el que los campesinos
dejan de producir por las perdidas a las que se enfrentan. El mercado
negro había florecido durante toda la década, el descenso de los
salarios reales condujo a una primera manifestación de protesta, bastó
una pequeña medida en la subida de los transportes para que en las
grandes ciudades (Madrid, Barcelona y País Vasco) se produjese un
boicot a estos servicios. Por tanto, es normal que se produjera un
cambio de rumbo en la política económica, esta solo se pude realizar
en un momento en el que el régimen se sienta asentado para poder
plantearse cambios.
En los años 50 encontramos este fortalecimiento de Régimen gracias
a su fervor anticomunista que le granjea apoyos de los EEUU, desde
donde se asientan bases en el terreno peninsular. Desde el término de
los años 40 los americanos llegan a España para ir asentando las
relaciones privilegiadas con el país, y dentro de esto se trata el tema
de abandonar la política autárquica. Los organismos internacionales
van en la misma dirección de aconsejar una liberación de las trabas
que pesaban sobre la economía española. Se dejará de hablar de la
autarquía y se plantea el liberalismo económico y la necesidad de
competencia, claro, esos resultados tan calamitosos de la Autarquía
hacían complicado vanagloriarse ella.
Este punto de inflexión, produce un cambio que no es ni radical ni
de 180º, en este sentido no fue tampoco brusco porque había sectores
partidarios de la Autarquía que no veían con buenos ojos la alineación
con occidente. La mayoría de la oposición venía desde el Movimiento
(Falange) a lo que Franco responde como siempre hace, parece que
refuerza Falange con el Ministerio del Movimiento para así aunar a
todos los sectores del régimen. La realidad es que pierde peso Falange
y la política por la que abogaba, porque a pesar de distribuir el poder,
el nuevo gobierno no es liberal en lo político, simplemente da pasos
hacia la liberalización del comercio; en ese sentido se camina hacia una
economía de mercado capitalista. El discurso económico pasó de
centrarse en la agricultura a un mayor desarrollo y crecimiento de la
industria, se trataba de impulsar el desarrollo económico.
Respecto a la política comercial se plantean cuatro puntos
fundamentales para llegar a esos objetivos: remodelar la
administración y hacerla más eficiente con personas capacitadas que
permitan conducir la economía hacia mejores niveles, se necesitaba
una economía más abierta con intercambios internacionales, se hacía
propaganda sobre el mercado libre e insistir menos en la politización,
limitando los controles que entorpecían el libre mercado y la iniciativa
privada. Esta política económica buscaba el máximo crecimiento a
partir del comercio internacional que a la vez permitiría a la industria
española abastecerse de todo aquello que necesitaba en el mercado
mundial. La liberación comercial es fundamental para la nueva política
que se va a emprender para esta época, cuestión que se tradujo en un
significativo avance en todos los parámetros de comercio exterior a
pesar de que la balanza comercial siempre será deficitaria.
En cuanto a la política agraria, el ministro Rafael Cavestany fue de
los primeros que suprime toda la parafernalia que rodeaba la compra
y redistribución de alimentos, se elevan los precios de las tasas (hasta
el año 53 no se suprime la cartilla de racionamiento) para que sea
interesante para los campesinos poner en marcha la producción y
además modernizar el sector agrario con la tecnificación. Se hicieron
planes de repoblación forestal, plan de regadíos ambiciosos y también
una política de concentración agraria de las pequeñas y medianas
propiedades agrarias. Esto permitiría que la producción libere
productos para el mercado. En este sentido la política agraria fue muy
exitosa, se aumento la producción, la productividad y la superficie
cultivada; empezando a superar los niveles del quinquenio 1931-36.
Se necesitaron 20 años para alcanzar unos niveles de alimentación
que se había logrado anteriormente, los progresos en los años 50
trajeron una colonización de 200.000 ha, la concentración parcelaria
puso en cultivo 400.000 ha, la puesta en riego de tierras de secano
más de lo mismo repartidas entre los campesinos y el Estado, y la
reforestación de más de 1.000.000 ha. Habrá un cambio en la
estructura del PIB con un retroceso del sector agrario en favor del
sector industrial que comenzaba a tener empuje. El sector agrario del
30% del PIB en 1950 se pasó al 24% en 1960; mientras que la
industria empieza a florecer pues ya no estaba tan encorsetada como
en el pasado. El índice de producción agraria baja, la industrial crecía
de manera exponencial (de 100 en 1950 a 197 en 1957), trayendo un
cambio en el reparto del PIB. La aceleración que veremos en los años
60 no habrían sido posible si no se hubieran llevado a cabo en los años
50.
Por otra parte, en los años 50 vemos una transición con un
crecimiento del PIB y la renta per cápita. En 1940 el ritmo de
crecimiento fue de 1,9%, mientras que en 1950 el ritmo de crecimiento
fue 7,5%, recortando las distancias con los demás países europeos. La
tecnificación permite una liberación de la mano de obra que irá
emigrando del sur peninsular hacia el norte. Las importaciones
representan el grueso del intercambio comercial, mientras que siempre
veremos el déficit que generaban las exportaciones. Estas nunca
superaron los 450 millones de dólares, por tanto, es un desequilibro
con un saldo negativo que en 1957 superó los mil millones de pesetas.
A veces se planteó cuanto afectó la ayuda norteamericana en pagos
para la recuperación española, se estima que son unos mil quinientos
millones de dólares en concepto de arriendos, que para un país no es
una cantidad brutal; pero que para la economía española que estaba
en una fase de reestructurar la industrialización, es un apoyo
importante que parte de una financiación absolutamente precaria. En
la reanimación industrial si tiene un peso importante.
En cualquier caso, esta década de los 50, en cuanto a las fuerzas
social ya se había mencionado que en el año 56 eclosionó el
movimiento estudiantil, poniendo en jaque al gobierno para lograr un
sindicato democrático de estudiantes (hasta entonces estaba el SEU,
de afiliación falangista). Hay diez distritos universitarios hasta los años
70 pese a su paulatina apertura hacia las clases populares. En el año
56, no convergiendo con esta situación empieza a surgir un nuevo
movimiento obrero con algunas huelgas y conflictos. Este movimiento
obrero, si las huelgas del año 46/47 en plena crisis de encorsetamiento
del régimen son el último gran momento de las antiguas sindicales, no
tiene mucho que ver con las viejas siglas históricas (UGT, CNT) porque
no van abanderar el nuevo movimiento obrero que se empieza a
perfilar.
La nueva clase obrera que surge en estos años, y más en los
siguientes, debido a la emigración que produjo la tecnificación de la
agricultura. Entonces, por así decirlo la reforma agraria llega un
momento en el que no es tan necesaria porque la población sin tierras
se ha marchado a las zonas en las que la industria estaba dando
oportunidades. Es por esto que la clase obrera que se crea no tiene
experiencia de lucha ni organización, una población muy joven no
cualificada y que desempeña los trabajos más precarios. La falta de
tradición es lo que la convierte en una nueva clase obrera creando una
ruptura con la lucha tradicional, el núcleo de la conflictividad estará en
las Comisiones Obreras que surgen, plantean el conflicto y se
disuelven, con la negociación directa con el patrón. Las CCOO poco a
poco van a ir teniendo un protagonismo cada vez mayor en los núcleos
de organización del movimiento obrero, en este sentido, el partido que
primero vio las posibilidades de articular estas comisiones en
estructuras más estables era el PCE.
Ya en el año 56 comenzaban los primeros conflictos que se
sucederán en el 58, 60 hasta que la del 62 pone en jaque, en este
campo, al gobierno. Las huelgas del 62 marcarán un punto de inflexión
para el movimiento obrero, con más de 60.000 trabajadores en huelga
para mayo de ese año. De esta forma este acontecimiento es una
coyuntura en la que el Régimen tiene que ceder ante la conflictividad
obrera, a pesar de que la represión era la violencia, durante estas
huelgas José Solís Ruiz, secretario general del Movimiento, pasa por
encima de la asociación que preside y negocia directamente con los
obreros saltándose la organización sindical además de aceptar todas y
cada una de las negociaciones de los obreros. La otra parte, los
empresarios mineros están presionando al gobierno para que no ceda
ante las presiones, Camilo Alonso Vega era el portavoz de los
empresarios, esto genera tensiones del gobierno y finalmente se
resuelven en favor de los trabajadores. De todas formas, en agosto la
huelga (auspiciada por la patronal) los trabajadores la perderían, desde
este momento las huelgas serán la tónica constante en la minería de
Asturias.
José Antonio Girón de Velasco, ministro de la Gobernación, en una
política paternalista buscó ampliar las bases de la universidad además
de que durante las décadas de los 50 propuso una subida salarial de
hasta el 25% para acercarse a los obreros. Por otra parte, estas nuevas
élites de poder ocuparán los altos cargos de la administración desde
1957 hasta formar el llamado “Gobierno homogéneo” de 1969, esto
quería decir que prácticamente los ministerios importantes estaban
bajo el Opus Dei. Esto tenía que ver una organización católica que es
la continuidad de la Asociación Nacional Católica de Propagandistas,
cuerpos elitistas que buscan formar élites intelectuales, políticas y
sociales; pero que son distintas de la Iglesia católica. Se perfila un
rigorismo muy estricto en la moral que trata de formar minorías
selectas para la liberación de la economía; buena parte de los técnicos,
políticos y ministros que son los actores en la política económica
durante los años 60. Son los llamados tecnócratas que se mantendrán
hasta la crisis del año 69 en donde los aparatan del poder.
En el año 57 los desequilibrios de la economía nacional se traducían
en las tensiones autárquicas con las liberalizadoras, la no ruptura era
la intención de Franco. En cualquier caso, las medidas liberalizadoras,
el déficit comercial, las subidas salariales mencionadas, los
movimientos huelguísticos… hacen que se pueda llegar a la bancarrota
con una deuda tremendamente importante. En el gobierno de febrero
de 1957 se culmina lo que se había iniciado anteriormente, la presencia
del Opus Dei: Alberto Ullastres en Comercio, Mariano Navarro en
Hacienda, Laurano López Rodó; detrás de todos ellos estaba la figura
de Carrero Blanco, el verdadero hombre fuerte. Estas personas llevaran
una reforma administrativa total del país para tratar de solventar las
claras deficiencias de la administración pública, con los criterios de
racionalidad y eficiencia para llevar a buen puerto la administración del
estado que haga posible un desarrollo económico y social. El gasto
público comenzó a crecer y a distribuirse (10%-1950/20%-1975/60%-
hoy en día) reduciendo el presupuesto de defensa, aumentando el del
sector servicios, infraestructura…etc.

El Plan de estabilización
El Plan de Estabilización fue el conjunto de medidas más idóneas,
mejor elaboradas, mejor conjuntadas, y con una trabazón más realista,
con que cuenta la historia de la política económica española desde
comienzos del Siglo XIX, pero no fue un caso exclusivo de España,
podemos encontrar ejemplos similares en Alemania en 1948, en
Inglaterra en septiembre de 1957, en Turquía en agosto de 1958, en
Francia y Argentina en diciembre de 1958 y en Chile en abril de 1959.
El objetivo final de todas las medidas aplicadas era restablecer el
equilibrio de la economía actuando sobre los siguientes pilares:
1. Gastos públicos totales
2. Cotización de la divisa
3. Organización del mercado de cambios
4. Presupuestos del Estado
El objetivo final de todas las medidas era restablecer el equilibrio de
la economía actuando sobre los siguientes pilares. Los Planes de
estabilización deben actuar igualmente rápido en los aspectos relativos
a estabilizar la balanza de pagos. Los medios más empleados fueron la
repatriación de capitales y un impulso a las exportaciones, tal fue el
caso de Francia. Para ello fue fundamental el apoyo y la confianza por
parte de los empresarios que son protagonistas en esta parte del
proceso.
Ahora bien, para entender la importancia de las reformas llevadas a
cabo en el Plan de Estabilización de 1959, es necesario conocer la
realidad económica de aquellos años y por ello explicaremos
brevemente sus características fundamentales. La realidad económica
y social de un territorio es heredera de todo lo acontecido a lo largo de
su historia desde los tiempos pretéritos. Entre las múltiples
divergencias podemos señalar dos fundamentales, la primera fue que
España no adoptó el patrón oro en el momento en el que lo hicieron el
resto de países y la segunda fue la exclusión del país de las tareas de
cooperación internacional desde 1945.
Desde 1956 las presiones políticas y sociales van haciendo
insostenible el modelo autárquico. De hecho, a partir de 1954 al
amparo de la ayuda americana independiente del Plan Marshall, se
alcanzó un elevado nivel de importaciones, lo que permitió superar
alguno de los estrangulamientos que estaban limitando la capacidad
de producción industrial. No obstante, esta apertura podemos decir que
se inició a partir del 1 de abril de 1952 cuando se establecieron
mediante sucesivas circulares, la libertad de comercio, libertad en el
establecimiento de precios y circulación de la mayoría de los productos
alimenticios. Igualmente se fueron suprimiendo los organismos
relacionados con la distribución, almacenamiento y transporte bienes.
El intervencionismo fue uno de los grandes lastres del desarrollo
económico de España puesto que, con su complicada normativa,
encorsetaba a las industrias y empresarios como en el caso de las leyes
industriales de 1939. Con estas normas lo que se pretendía
incrementar era el grado de autarquía y contar con industrias bélicas.
No obstante, en los inicios de la década de los 50 el Gobierno parece
tomar consciencia de la problemática y las trabas al comercio que
implica este exceso de regulación y se fija una serie de objetivos
encaminados a eliminarla.
En el año 1951 se produce un cambio en el ideario del gobierno que
incluso puede llegar a considerarse como liberal, dadas las
circunstancias del período inmediatamente anterior. Este cambio de
mentalidad se puede ver reflejado en los siguientes aspectos:
1. Conveniencia de desarrollar una actividad ortodoxa frente al
anterior período de discrecionalidad tanto en política de cambio
exterior, sector público, etc.
2. Sustitución del ideal autárquico por la necesidad irrenunciable del
intercambio a nivel internacional. Las ideas de reforma entienden
que la importación no debe ser eliminada, sino que debe
emplearse para suplir las deficiencias de la demanda interior y la
exportación, considerada como una actividad a incrementar como
consecuencia de la mayor competitividad.
3. El objetivo prioritario es integrarse plenamente al concierto
capitalista internacional, aunque teniendo en cuenta las
realidades políticas y sociales de España.
4. Otro aspecto destacable es la confianza en los mecanismos de
mercado que viene a sustituir la confianza en la política de
controles directos. El nuevo paradigma se basa en la convicción
de que solo los precios formados en un mercado sin controles
administrativos pueden ser la base de un cálculo económico fiable
y racional, es decir, ser la guía para una eficaz asignación de
recursos con el objetivo de la maximización del beneficio.
5. Finalmente se recupera la confianza en la iniciativa privada frente
a la anterior creencia en la eficacia de la gestión administrativa
pública, llegando incluso a afirmarse la necesidad de trasladar a
la Administración pública el espíritu del mundo empresarial.
Asimismo, en 1951 se abre una nueva etapa respecto a la política
industrial en la que el objetivo central es el pleno empleo de los factores
productivos y el máximo crecimiento de la producción, frente al periodo
anterior en el que el crecimiento de la industria tenía como único
objetivo preservar el modelo económico autárquico, no obstante, el
proceso de reforma industrial chocó con una serie de realidades que
lastraron el desarrollo.
Para el éxito del programa era imprescindible corregir el anterior
desorden monetario, por lo que era preciso que la actuación del sector
público no tuviera efectos inflacionarios. El Estado debía frenar su gasto
o bien incrementar lo recaudado por medio de los impuestos además
de financiar la inversión pública por otras vías que no fuesen la deuda.
A esto hay que sumar que en abril y noviembre de 1956 se produjo un
incremento en los salarios, añadiéndose así un nuevo elemento que
desequilibraba los precios, motivado por el alza de los costes de
producción que no se veía acompañado de un aumento de la
productividad. A este problema de inflación se sumó una elevación de
salarios que contribuyó a incrementar aún más los costes de
producción, pero que no estuvo acompañada de un incremento de la
productividad, por lo que al final este incremento en salarios se tuvo
que repercutir en un mayor precio de venta.
En el año 1957 se manifestaron más claramente las consecuencias
de los problemas inflacionistas del año anterior, acelerándose el círculo
vicioso de salarios-inflación, por lo que comenzaron a implantarse una
serie de medidas estabilizadoras empezando por la política monetaria.
Estas medidas tuvieron un efecto bastante limitado ya que no se
produjo el ahorro esperado por parte de las familias y además el
endeudamiento del Estado seguía creciendo gracias al crédito del
Banco de España. Será en este año cuando se produzcan una serie de
cambios en el marco económico internacional y concretamente en
Europa que fueron muy relevantes para los acontecimientos que
posteriormente marcaría el año 1959.
En el mes de julio del año 1959 la revista Información Comercial
Española publica un número dedicado al Plan de Estabilización. Este
Plan significó un cambio de rumbo en la política española que supuso
el abandono definitivo de los esquemas autárquicos que habían
imperado desde el final de la Guerra Civil Española, lo cual tuvo efectos
trascendentales sobre el desarrollo posterior que experimentó la
economía española. Fue a partir de ese momento cuando España
comenzará a beneficiarse de los efectos expansivos de uno de los ciclos
de crecimiento más rápidos que se ha producido en la economía
internacional. La liberalización económica desencadenó un proceso de
apertura y modernización que, aunque más limitado de lo que hubiera
sido deseable, llevó a identificar el decenio de los años sesenta como
el de la “revolución industrial española” y en palabras de algunos
autores al “Milagro económico español”.
En lo relativo a la denominación, la expresión “Plan de Estabilización
y Liberalización”, era la que mejor describía el complejo proceso de
reestructuración de la economía española dándole igualmente
importancia al componente de la “estabilización” y el de la
“liberalización” que afectaba tanto a las importaciones necesarias para
aumentar la eficacia productiva, como a la eliminación de
intervencionismos innecesarios que dificultaban el funcionamiento del
mercado interior. El Plan ayudó a eliminar la tendencia inflacionista que
afectaban a los planes de producción y consumo, por lo que, de no
haberse eliminado dicha tendencia e incluso expectativas por parte de
algunos productores, el Plan hubiera fracasado. Finalmente, una de las
medidas fundamentales fue la fijación de un tipo de cambio único y
sostenible de la peseta, que repercutió favorablemente en la
credibilidad de la política económica adoptada. De no haberse aplicado
esas medidas realistas, los préstamos recibidos2 como respaldo al Plan
hubiesen resultado insuficientes.

2
FMI y OCDE: Fondo Monetario Internacional y Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos
Tema 5. El tardofranquismo: Del desarrollismo a la crisis
de la Dictadura
“El milagro económico español”
La puesta en marcha del Plan de Estabilización consiguió
rápidamente sus objetivos básicos tras una breve recesión económica
inicial. En consecuencia, a finales de 1959 el peligro de la bancarrota
financiera se había evitado, las reservas de divisas se habían
recuperado y el volumen de la inversión extranjera había crecido
notablemente respecto a años previos. Desde entonces la economía
española entró en una fase de crecimiento, desarrollo y expansión, el
llamado “milagro económico español” que acontece entre 1960 y 1970
con un crecimiento anual de un poco más de un 7% (tasa superada
únicamente por Japón). A partir de 1974-75 vemos ya un declive
apreciable (5%-1,1%).
Paralelamente ocurría esta mejora económica vemos un cambio
estructurar muy notorio en donde se redujo el peso del sector agrícola
del 22,6% al 11,6% del PIB, aumento el industrial de un 36,6% a un
38,9% y sobre todo el sector servicios de un 40,8% a un 49,5%. Con
estos datos podemos afirmar que España dejó de ser un país
predominantemente agrario y se convirtió en un país plenamente
industrializado con un sector servicios boyante y diversificado. Ese
radical proceso de desarrollo y transformación fue el resultado de la
nueva política económica, continuada con los Planes de Desarrollo, y
de tres factores exógenos que ayudaron a la balanza de pagos:
1. Inversiones extranjeras: Con estas medidas aperturistas, vemos
el aumento del volumen de la inversión extranjera multiplicado
por 15 desde 1960 hasta el 72.
2. Ingresos del turismo en masa: Entre 1960-1973 se multiplicó por
6 el numero de turistas (6 M a 35 M- casi tantos como habitantes
en el país)
3. Remesas de los emigrantes: La apertura permitió una corriente
migratoria de trabajadores a países con economías más
expansivas (Francia, Suiza, Alemania), se estima que cerca de
100.000 emigrantes anuales hasta 1972.
Los profundos efectos sociales originados por ese rápido crecimiento
y cambio estructural de la economía española no tardaron en
manifestarse con igual celeridad. En términos demográficos absolutos,
la población española creció durante la década de los sesenta al ritmo
más elevado de toda su historia. Ese crecimiento espectacular,
resultado de un baby boom (incremento sostenido de las tasas de
natalidad) especialmente intenso entre 1960 y 1965, fue paralelo a un
cambio igualmente radical en las principales ocupaciones productivas
de la población activa que se reoriento a una terciarización de la
economía.
En ese decenio, el país dejó de tener una mayoría de población
afincada en hábitat rural y pasó a tener a más de la mitad de sus
habitantes residiendo en municipios plenamente urbanos. Los núcleos
urbanos de más de 20.000 habitantes pasaron de agrupar al 46% de
la población total al 55,3% en tan solo 10 años. Las grandes ciudades,
más de 100.000 habitantes, pasaron de 26 a 38. Además, para estos
momentos había cuatro ciudades de más de medio millón y otras dos
cercanas a esa cifra (Madrid 3,18 M; Barcelona 1,74 M; Valencia y
Sevilla 600K; Zaragoza y Bilbao 400K). Esa espectacular expansión de
la trama urbana en tan corto tiempo dio origen a los característicos
nuevos barrios de inmigración obrera en los arrabales urbanos. A su
vez el intenso proceso de urbanización trajo consigo el contrapunto de
la desagrarización de la población activa registrada, en gran medida
esa corriente migratoria interior fue protagonizada por campesinos sin
tierra, arrendatarios y pequeños propietarios agrarios que
abandonaban sus míseras ocupaciones rurales y abarrotaban las
ciudades en busca de empleo en la industria y los servicios (o en su
defecto fuera del país).
El desarrollo de los años sesenta mantuvo y profundizó los
desequilibrios territoriales entre regiones y provincias ya existentes,
con la excepción de las islas Baleares y Canarias en donde la industria
turística invirtió la tendencia en favor de la inmigración. Esa masiva
transferencia de activos laborales hacia las ciudades significó el final
de la llamada “agricultura tradicional” en España a través de dos
procesos simultáneos: la eliminación de un gran número de pequeñas
explotaciones agrarias poco productivas y la extinción “natural” del
problema de la superpoblación jornalera en el sur latifundista (en una
década descendió en un millón de asalariados agrícolas). Esto vino
paralelo de una mayor rentabilidad y productividad de la agricultura
española, por otra parte, la modernización agrícola no evitó la perdida
de importancia de la agricultura quebrando la hegemonía de la
oligarquía terrateniente.
El profundo cambio social registrado en el mundo agrícola y rural fue
también evidente en el ámbito de nuevas clases obreras concentradas
en las ciudades y regiones industrializadas y terciarizadas. Hasta el
final del franquismo fue configurándose una nueva estructura de las
clases obreras españolas muy diferentes de las anteriores. El primer
aspecto destacable fue el número de estas, casi el 50% de la población
activa, el crecimiento fue mucho mayor en las categorías de obreros
cualificados, y bastante menor en las de obreros no cualificados (74%-
26%). Esa nueva clase obrera urbana, rejuvenecida biológicamente,
de empleo fijo y cada vez más cualificada, fue la protagonista de la
creciente conflictividad sociolaboral que acompañó el desarrollo
industrial y económico de los últimos quince años del franquismo. A
pesar de que la retórica oficial propagaba la “paz social” y la superación
de la “lucha de clases”, la España del desarrollo fue también escenario
de una persistente conflictividad laboral derivada de estos cambios
sociales tan profundos.
La posibilidad de negociación directa de las condiciones laborales
creada por la nueva Ley de Convenios Colectivos de 1958 operó al
respecto como factor generador de una nueva cultura y práctica
sindical entre la clase obrera española; de hecho, el nuevo marco
legislativo, junto con las estructuras electivas del sindicalismo vertical,
constituyeron la vía de articulación de una movilización y reivindicación
laboral. Ese protagonismo reivindicativo obrero, patente ya desde
1962, obligaría incluso al régimen a flexibilizar su negativa radical a
tolerar la huelga o cualquier otro mecanismo de presión de los
trabajadores. Bajo la ambigua alusión de “conflictos colectivos”, la
huelga como tal no sería regulada hasta mayo del 75, la España del
desarrollo contempló un volumen creciente de conflictividad laboral. El
punto de inflexión sería el movimiento reivindicativo del año 62 en
relación con la resonante huelga minera asturiana, desde entonces, la
conflictividad laboral tendría una tendencia ascendente. Desde el
punto de vista geográfico se manifestaría en las provincias más
industrializadas (Barcelona, Madrid, Vizcaya, Guipúzcoa y Asturias).
Las motivaciones generalmente tendían a confluir en una remuneración
y condiciones laborales mejoradas.
Junto al destacado protagonismo de la nueva y reforzada clase
obrera, cabe destacar el notable crecimiento y consolidación de unas
clases medias muy diversificadas internamente. A lo largo de los años
sesenta, la sociedad española experimentó unos niveles de movilidad
social ascendente que se tradujeron en el sensible reforzamiento y
expansión de los grupos intermedios de la pirámide social. La aparición
de nuevas clases medias fue motivada por la aparición de nuevos
contingentes de grupos sociales que vinieron a renovar y consolidar los
grupos tradicionales de dicho estrato social.
Ese notable cambio estructural de la sociedad española durante la
década fue posibilitado por la transformación educativa experimentada
en paralelo y exigida por el propio desarrollo económico. Entre 1960
y1970, la tasa general de alfabetización registró un avance sustancial
(91,2%). Las tasas de escolarización en enseñanza primaria pasaron
de 64% a 90%, la de enseñanza media de 35,6% a un 88,3%, mientras
que de un 2,5% a un 5,5% ascendería la enseñanza superior. La elitista
y clasista universidad española de los años 50 pasaría en pocos años a
una universidad de masas.
Un último aspecto de la notoria modernización de la estructura social
española entre 1960-1970 vino dado por la incorporación de la mujer
a las actividades productivas y educativas en expansión (16% en 1950-
24% en 1970). Esa incorporación masiva femenina a trabajo
remunerado (excepto en el sector judicial, militar y de marina
mercante) supuso un cambio cualitativo que repercutiría en el papel
social de la mujer en su mayor autonomía frente a la tutela ejercida
por sus padres o maridos.
En definitiva, durante los años sesenta fue conformándose una
nueva sociedad española cada vez más próxima a sus homólogas de
Europa occidental en su estructura, composición y características. Una
sociedad progresivamente instalada en la cultura del consumo masivo,
y el disfrute del ocio; se completó la electrificación de la mayoría de las
viviendas, la disponibilidad de agua corriente y la extensión del baño o
ducha propio, así como de la calefacción. En entre los años 60.70 se
aprecia unos nuevos niveles de bienestar jamás antes vistos, hasta
cierto punto se trataba de unas actividades contrarias a la ideología
oficial del nacional-catolicismo.
Entre la apertura y el inmovilismo
Tras dar el visto bueno al Plan de Estabilización, aunque con muchas
reticencias, Franco cada vez más envejecido fue retirándose de la
polaca activa y cotidiana. Las hondas transformaciones sociales y
económicas acentuaron esta retirada ya que el Caudillo no comprendía
totalmente la complejidad de la nueva situación, entonces sería
Carrero Blanco quien continuara con las labores de presidencia del
Gobierno. La indiscutida ascensión política de Carrero significó también
el reforzamiento de la influencia de los tecnócratas del Opus Dei nen el
seno del Gobierno y en la cúspide de la Administración pública, con
López Rodó con el rango de subsecretario. El reajuste ministerial de
1965 completó el proceso con el nombramiento de López Rodó como
ministro-comisario del Plan de Desarrollo y con la incorporación más
miembros del Opus.
El triunfo político del equipo tecnocrático auspiciado por Carrero fue
también el triunfo indiscutido de su proyecto para salvar el franquismo
de la bancarrota mediante la promoción del desarrollo económico y la
modernización productiva y administrativa del país. En esencia, su
programa político se reducía a promover el crecimiento de la economía
como vector generador de la prosperidad y el bienestar material de la
población para traer la paz social. La retórica grandilocuente y
enfervorizada de los períodos falangista y nacional-católico fue
sustituida por un discurso igualmente triunfalista, pero basado en
tecnicismos económicos. El propio Caudillo se sumó a esta estrategia
de renovación ideológica atribuyéndose la paternidad del “milagro
económico español”. Sin embargo, estas proclamas del continuo
perfeccionamiento institucional y la inevitable evolución del régimen no
apuntaban hacia un aperturismo hacia la democratización del mismo.
El Caudillo siguió plenamente inmerso en el universo doctrinal legado
por la Guerra Civil e inmune a las llamadas a la tolerancia y la apertura
política que comenzaban a surgir dentro de la propia España. Ningún
cambio futuro había de menguar su poder decisorio supremo bajo
ninguna circunstancia o condición. De este modo, el régimen franquista
empezaba a construir las bases de un Estado del bienestar bajo
fórmulas autoritarias y con notable retraso respecto a los países
vecinos de Europa occidental. Los límites de esa racionalización
administrativa se apreciaron en el fracaso de las tímidas tentativas
tecnocráticas para reformar el anticuado sistema fiscal español,
caracterizado por el fraude generalizado y la falta de equidad social en
el reparto de cargas tributarias.
Ese proceso parcial de la modernización de la Administración estatal
como promotora del bienestar general tuvo la culminación en la
promulgación de la Ley Orgánica del Estado, cuyo borrado había sido
diseñado en 1958, pero que no se dio el visto bueno hasta 1966. La
LOE constituía la última y más importante de las Leyes Fundamentales
del Estado. Ella fue la ocasión para un nuevo refrendo plebiscitario del
régimen para su aprobación por consulta popular. El triunfo
propagandístico que supuso el referéndum de la LOE dio mayor ímpetu
a los esfuerzos de Carrero y su equipo para proseguir el programa de
institucionalización del régimen mediante la designación por Franco de
un sucesor a título de rey a urgencia de la posible muerte del dictador,
quien a partir de 1964 empezaba a mostrar graves síntomas de
Párkinson.
La primera reacción de Franco antes esas patentes muestras de
envejecimiento fue nombrar en julio de 1962 al general Muñoz Grandes
como vicepresidente del Gobierno y virtual regente en caso de
fallecimiento inesperado del Caudillo. El problema de esta solución fue
que no sería el Caudillo que fallecería, si no el propio Muñoz Grandes
en 1970 (habiéndose retirado en 1967), lo que significó la conversión
de Carrero en vicepresidente mientras se trataba de ubicar a Juan
Carlos como sucesor. El persistente apoyo de Carrero fue decisivo para
que Franco se decantará por Juan Carlos a principios de julio de 1969.
El día 22 de julio de 1969 se propuso a las Cortes el nombramiento de
don Juan Carlos como “Príncipe de España” al frente de una “Monarquía
del Movimiento Nacional”.
El nombramiento de Juan Carlos en 1969 como sucesor supuso la
culminación de la institucionalización política del franquismo auspiciado
por Carrero y sus tecnócratas. El problema es que fragmentó aun más
las relaciones existentes en el seno del Gobierno respecto a la línea
política a seguir para el futuro, las consecuentes líneas divisorias
fueron creando dos amplios grupos definidos por su propósito de
continuidad inalterada o de evolución perfeccionista. Básicamente
partidarios del Inmovilismo, encabezado por Carrero, o de la Apertura,
vinculado con las familias desplazadas por los tecnócratas. El caso
paradójico de Falange residía en que sus organismos de acción socio-
política sufrieron un sistemático desgaste que los llevó a la práctica
desaparición o transformación cualitativa (OJE, SEU, Sección
Femenina). El aperturismo sindical era una faceta más del necesario
“desarrollo político” del régimen hacia mayores cotas de participación
popular.
El único triunfo apreciable que lograron los aperturistas durante el
decenio de los sesenta fue la aprobación de la Ley de Prensa e Imprenta
en 1966 y la Ley de Libertad Religiosa al año siguiente. Esta ley
continuaba las orientaciones del Concilio Vaticano II, considerando la
libertad religiosa como un derecho; sin embargo, la resistencia de
Carrero Blanco y demás ministros integristas retrasó su aprobación
desde 1964 hasta 1967. La Ley de Prensa es la conocida como Ley
Fraga que reconocía la libertad de expresión, y se suprimía la censura
previa a pesar de que reglaba sanciones de todo tipo a quien vulnerase
el articulo 2º de esa ley (libertad de expresión, pero no se podían tocar
ciertos temas).
El episodio final de la lucha entre aperturistas e inmovilistas se
produjo con el llamado “escándalo de MATESA” (1969), era la primera
sociedad multinacional de la industria española y estaba dirigida por
Juan Vilá Reyes, conectada con medios tecnocráticos y del Opus. Salió
un escándalo de corrupción que convirtió en una bomba política gracias
a que la prensa del Movimiento, con el apoyo de Solís y Fraga, difundió
las relaciones de este suceso con dos ministros del Opus en el
Gobierno. El mayor escándalo político-financiero
del franquismo se saldó con el encarcelamiento
del director, la intervención estatal de la
empresa y un proceso judicial que finalizó un
año más tarde. Franco decidió intervenir
personalmente y el 1 de octubre de 1971
concedió el perdón a los principales implicados
bajo un indulto general a otros 3.000 presos por
delitos políticos.
Sin embargo, la relevancia del escándalo Matesa residió sobre todo
en sus efectos políticos de largo alcance. Carrero Blanco demandó al
Caudillo un reajuste total del Gabinete de Gobierno, y este al estar
debilitado y desmoralizado por la intensidad de la crisis se plegó a sus
demandas. En consecuencia, el nuevo Gobierno del 29 de octubre de
1969 quebraba la tradición de equilibrio entre las “familias” franquistas
y revelaba la hegemonía de Carrero y su equipo; los militares
quedaban reducidos así y como los aperturistas fueron relegados por
más tecnócratas. El resultado de la crisis ministerial de octubre de 1969
acentuó de manera definitiva la fractura general dentro de las familias
del régimen y entre ellas mismas, a partir de aquí el franquismo
entraba en su última y agónica etapa de crisis terminal.
Resurgir de la oposición antifranquista en el interior
El perceptible declive de las facultades físicas de
Franco desde finales de los años sesenta fue
convirtiendo al temible dictador de épocas previas
en un anciano débil y tembloroso que oficiaba
como simbólica y severa figura paterna. El alabado
desarrollismo tecnocrático no consiguió
plenamente su objetivo de preservar y aumentar el
apoyo popular, por el contrario, el crecimiento
económico y la consecuente diversificación social
traería implícitos otros fenómenos mucho menos
apreciados: el retorno de una conflictividad obrera difícilmente
controlable, extensión de las disidencias ideológicas, resurgimiento de
reivindicaciones culturales y políticas nacionalistas en Cataluña y País
Vasco; y por último la reaparición de focos de resistencia política
plenamente articulados.
La movilización reivindicativa de la case obrera es sin duda el mayor
desafío que hubo de afrontar el régimen, vacilando entre la mera
represión más o menos brutal y la satisfacción de sus demandas, las
autoridades no pudieron sofocar la conflictividad laboral per sí lograron,
más mal que bien convivir con ellas y limitar sus efectos políticos. Este
nuevo movimiento obrero se concentraba en luchar por sus
reivindicaciones salariales y laborales más inmediatas y concretas
aprovechándose del sindicalismo oficial. Sus huelgas, no fueron
políticas en su origen, sino conflictos laborales colectivos. Quizás la
mejor prueba del nuevo carácter del movimiento obrero y de la
transformación operada en el país fuera la ausencia de las grandes
huelgas campesinas y jornaleras característica de los años treinta.
Este movimiento obrero era más pragmático, desligado de las
antiguas tradiciones sindicales, y experimentó un progresivo proceso
de politización con el paso de los años. La causa residió en la
persistente represión oficial contra sus actuaciones y en la total
negativa de las autoridades franquistas a legalizar los derechos de
huelga, manifestación y libre asociación sindical. La constitución de las
Comisiones Obreras como movimiento de ámbito nacional es
indisociable de esa lenta transformación antifranquistas del nuevo
movimiento obrero, gracias a la acción conjunta de militantes
comunistas y de católicos progresistas. Tras su éxito en las elecciones
a jurados y enlaces sindicales de 1966, el régimen respondió en marzo
de 1967 con su ilegalización por considerarlas una filial del PCE, sin
embargo, para entonces las CCOO estaban ya bien implantas como
organización nacional defensora de las libertades sindicales. A pesar
de su gran éxito, no impido el resurgimiento, en ciertos núcleos de
mayor tradición socialista, de la UGT.
Por otro lado, la protesta de los estudiantes de la universidad creó
verdaderos problemas de orden público al régimen franquista y supuso
una demostración de su bancarrota intelectual y fracaso cultural. La
movilización universitaria fue en gran parte producto de la masificación
de la institución y del acceso creciente de hijos de las clases medias a
la educación superior. Ese crecimiento espectacular originó una crisis
de funcionamiento de la vieja estructura universitaria. En esencia, el
movimiento universitario revelaba públicamente que el régimen era
incapaz de mantener la lealtad de las futuras generaciones dirigentes,
que no habían vivido la Guerra Civil y se sentían ajenas y hostiles a sus
principios ideológicos y políticos. La respuesta del régimen a este
distanciamiento ideológicos y cultural fue la represión creciente que
alienó aún más a la población universitaria respecto del franquismo.
Los sucesos de 1965 supusieron el entierro oficial del SEU y la
expansión de nuevos grupos estudiantiles libres y declaradamente
antifranquistas.
Sin embargo, el fenómeno de mayor preocupación y
desconcierto para Franco fue la progresiva defección del
apoyo unánime católico. La razón básica de ese proceso
fue tanto el cambio generacional como el nuevo rumbo
pastoral y democratizador impreso por el Papado y el
Concilio Vaticano II. Los enfrentamientos más graves
comenzaron en mayo de 1961 cuando 339 sacerdotes vascos
censuraron a sus obispos por colaborar con un régimen que reprimía
las características étnicas, lingüísticas y sociales del País Vasco. A la
par, un creciente numero de sacerdotes, religiosos y seglares apoyaba
y participaba en las movilizaciones obreras a través de la HOAC y JOC
(o la nueva figura del cura obrero) además de hacer lo propio con la
protesta estudiantil. El disgusto y la ira del régimen hacia los
sacerdotes provocaría en agosto de 1968 la creación de una cárcel para
clérigos en Zamora (habría más clérigos presos que en toda Europa).
Esto significó para el régimen entrar en su última fase sin el apoyo de
la Iglesia, un pilar fundamental desde la toma del poder del
franquismo, y de muy difícil reemplazo.
El cuarto frente de oposición vino desde los nacionalismos, la
fortaleza del catalanismo entre la población civil fue puesta de
manifiesto por distintas vías (uso de la lengua, celebrar el día de
Cataluña, editar en catalán…etc.); mientras que el nacionalismo vasco
vino revitalizado por las nuevas generaciones surgidas tras la guerra.
En abierto rechazo a lo que percibían como pasividad de los viejos
dirigentes tradicionales, los jóvenes universitarios católicos y
nacionalistas emprendieron su propia acción reivindicativa contra la
represión cultural desplegada por el régimen. Su primer grupo
operativo forjado en 1953 alrededor de la revista Ekin (Acción) se unió
a sectores procedentes de la organización juvenil del PNV y en julio de
1959 constituyeron ETA (Euzkadi Ta Askatasuna: Patria Vasca y
Libertad).
Tras definirse en 1962 como un “movimiento revolucionario de
liberación nacional”, bajo el influjo de las guerrillas tercermundista
latinoamericanas y afroasiáticas, ETA optó por lanzarse a la lucha
armada. El objetivo era la provocación al Estado mediante atentados a
sus agentes para activar una reacción represiva brutal que generase
una dinámica de apoyo popular a la vanguardia armada como paso
previo a la rebelión en masas. Desde entonces, la actividad terrorista
de ETA se convertiría en el primer problema político y de orden público,
que respondería al desafío con una represión general e indiscriminada
en el País Vasco de enorme dureza. Si bien es
cierto que ETA nunca lograría una
transformación de la guerrilla en insurrección, sí
que revitalizó el nacionalismo vasco. El proceso
jurídico-militar de Burgos de 1970 contra 16
vascos acusados de vinculación a Eta había de
ser el hito fundamental de esa conversión de un
fenómeno terrorista minoritario en un problema
político fundamental.
El mero encuentro entre la oposición del interior y la del exilio
provocó una airada respuesta del régimen que se saldó con un notable
fracaso propagandístico y diplomático. A principios de junio de 1962,
con motivo del IV Congreso del Movimiento Europeo en Múnich, 80
líderes políticos invitados de España (demócrata-cristiano como Gil
Robles, socialdemócratas como Ridruejo o monárquicos como Joaquín
Satrústegui) firmaron el documento en favor de la democracia en el
continente junto a 38 líderes españoles exiliados. La histérica denuncia
franquista del “Contubernio de Múnich” significó el exilio o
confinamiento temporal de varios de los participantes e hizo naufragar
el ingreso formal de España en la Comunidad Económica Europea.
Otro obstáculo político a esa integración quedó de nuevo en
evidencia en 1963 con la ejecución de Julián Grimau. La ejecución de
este, no hizo variar la política del PCE (era afiliado) en favor de la
reconciliación nacional aprobada en 1956 y auspiciada por el nuevo
secretario general desde 1960, Santiago Carrillo. El PCE se convirtió en
el grupo más activo, mejor organizado y con mayor militancia (5.000)
de toda la oposición. Sin embargo, también sufrió el impacto de las
divisiones entre la URSS y la China de Mao, y del surgimiento de una
izquierda prosoviética y otra antiautoritaria. En cualquier caso, tanto el
PCE como el mosaico de grupos existentes, demostraba el pluralismo
de la nueva sociedad española y su creciente homologación política al
ámbito europeo-occidental circundante, incluyendo el apoyo a la
democracia como fórmula política más justa y conveniente.

Tema 6. El tardofranquismo: La Crisis y final del régimen


(1969-1975)
El gobierno homogéneo de 1969
Desde principios de 1969 se hizo cada vez más evidente la tensión
entre las dos líneas políticas que dividían al régimen y la creciente
parálisis del gobierno ante los desafíos que planteaban una oposición
cada vez más activa. El año comenzó bajo un estado de excepción
decretado tras la muerte del universitario Enrique Ruano cuando era
perseguido por la policía, y terminó su último tramo con el asunto
MATESA, un fraude a Hacienda por exportación ficticia, fuertemente
subvencionada. En octubre de ese año, Carrero Blanco presentó un
memorándum a Franco con el que establecía los cuatro principales
asuntos que aconsejaban un cambio de gobierno:
1. El secretario del Movimiento quería aplicar una nueva Ley Sindical
y un Estatuto de Asociaciones, lo que temía que acrecentaran su
poder.
2. El escándalo MATESA había salpicado a los ministros de Economía
y Hacienda.
3. La libertad en los modales de los españoles había ido demasiado
lejos para un integrista religioso como Carrero.
4. Carrero consideraba al ministro de Asuntos Exteriores, Fernando
Castiella, como el responsable de debilitar las relaciones con los
Estados Unidos y la renovación de sus acuerdos de 1953; así y
con otros países como Inglaterra, El Vaticano…etc.
El cambio propuesto por Carrero Blanco significaba
cuantitativamente una de las mayores remodelaciones llevadas a cabo
desde 1938. Pero es que a esa relevancia cuantitativa le acompaña
otra cualitativa, no se pretendía seguir con el reparto equilibrado de
poder entre las diferentes facciones del régimen. En este sentido se
optó por un gobierno fuerte y disciplinado vinculados únicamente con
los tecnócratas del Opus Dei, a excepción de Torcuato Fernández
Miranda como secretario general del Movimiento.
Parece que con esto se había salvado al régimen, no obstante, estas
medidas no hicieron más que marcar el inicio del fin del mismo. La
Dictadura había recibido su legitimación de una victoria en la Guerra
Civil administrada durante décadas por una coalición de militares,
falangistas y católicos; alejarse de aquel origen para refundar a finales
de los años 60 una legitimidad basada en la eficacia y la administración,
constituía una contradicción. El régimen para subsistir necesitaba el
apoyo de todos los fundadores, en caso contrario, el gobierno se
enfrentaría a problemas insolubles, sobre todo al de la lucha abierta
entre las mismas facciones del régimen, como pasaría con el gobierno
monocolor del 69. De modo que la exclusión del gobierno de grupos
que seguían siendo poderosos como falange y los católicos de la ACNP,
acabó suscitando una involución autoritaria y un recrudecimiento de la
represión en medio de un persistente deterioro del clima político.
En tales circunstancias, el gobierno no pudo evitar el desgaste
sufrido en los diversos frentes que permanecían abiertos, pues
tampoco se puede mencionar el resurgir de toda la oposición que crecía
en el país (obreros, universitarios y nacionalismos). Carrero intentó
recuperar la iniciativa política formando un nuevo gobierno, por
primera vez como presidente, en junio de 1973. Por fin decidido a
separar la jefatura del Estado de la del Gobierno, Franco dejó a Carrero
la iniciativa en la designación de los nuevos ministros. Además de
limitar el número de ministros vinculados al Opus Dei, incorporó al
nuevo gobierno a burócratas jóvenes de la ACNP y del Movimiento, a
técnicos independientes y, como ministro de la Gobernación, a Carlos
Arias, designado por el mismo Franco.
Ascenso y caída de Carrero Blanco
Con un Caudillo muy debilitado por el Parkinson, las circunstancias
obligaron a nuevas modificaciones en el Gobierno. En la formación del
Gobierno del 14 de junio de 1973 se aplicó pues el mecanismo de la
LOE según el cual podían desvincularse Jefatura del Estado y del
Gobierno, quedando esta segunda para Carrero Blanco que iniciaría
una fugaz etapa de franquismo-carrerismo oficializado. La presencia de
Torcuato Fernández Miranda como vicepresidente se interpretó como
un signo de que lo político preocupaba más que lo económico, pues el
antiguo tutor de Juan Carlos accedía al cargo además de conservar su
calidad de secretario general del Movimiento. Tanto el búnker como la
Vieja Guardia observaron ese ascenso con aprensión. Luego, la dureza
contra el adversario, ante tanta posición, estaría asegurada con Carlos
Arias Navarro quien había sido apodado como “carnicero de Málaga”
por sus acciones en juicios sumarísimos de la posguerra.
Este Gobierno, muy distinto del homogéneo del año 69, tuvo una
brevísima vida y no dejó tras de sí nada reseñable. El 20 de diciembre,
Carrero Blanco circulaba en su vehículo acorazado como normalmente
hacía con su escolta, el día anterior había hecho el mismo recorrido con
el secretario de Estado norteamericano Henri Kissinger, quien estaba
muy preocupado por el porvenir político español. Lo que pasó ese 20
de diciembre es que a las 9:30 de la mañana una explosión sobrecogió
el barrio y el vehículo blindado voló por los aires. Tanto el presidente
como sus dos acompañantes fallecieron, mientras que el vehículo
escolta sufrió daños menores. Las fuentes oficiales afirman que un
comando de ETA había preparado pacientemente el atentado y
perforado un túnel hasta el centro de la calzada, estos lo realizaron con
ayuda técnica del IRA irlandés. La organización fue acusada de cometer
el atentado y ellos lo asumieron de inmediato.
A pesar de esto, parece ser que el gobierno había
sido informado de actividades sospechosas, pero
nadie puso en alerta a las fueras de seguridad.
Ciudadanía, oposición y oligarquía quedaron
estupefactas ante este episodio que desatascaba el
continuismo de la Dictadura en previsión de la
muerte de Franco. Carrero era la pieza clave de un castillo de naipes
que empezaba a desmoronarse sin que nadie pudiese hacer nada.
Franco ante la noticia de la muerte de su mano derecha quedó ausente
y ensimismado.
Grietas y fugas
El nuevo gobierno que sucedió al de Carrero Blanco en enero de 1974
estaba presidido por Arias Navarro, uno que no marcaba ya el declive
de la alta burocracia vinculada al Opus Dei, si no su desaparición; en
el nuevo gobierno del 74 no había ningún ministro vinculado con la
organización. El proyecto continuista, encallado en el inmovilismo con
el gobierno de Carrero, perdía a López Rodó, segundo de sus
arquitectos, dando lugar a probar con nuevas posibilidades. Propuestas
para iniciar caminos de reforma, que sin desmantelar al régimen
asegurar una transición ordenada a algún tipo de democracia, no
faltaban. Todo el mundo hablaba de la necesidad de una apertura, pero
Arias carecía de un proyecto político propio que estuviera dispuesto a
llevar a la práctica.
El grupo vinculado con Manuel Fraga, pretendía incorporar al juego
político, las oposiciones moderadas de disidentes cristianodemócratas,
liberales y socialdemócratas del régimen con el objeto de impulsar una
operación de reforma conducida desde el poder. Fraga había
proclamado desde 1971 una apertura al centro, “franquismo
sociológico”, una mayoría de clases medias favorecidas económica
mente por los avances y que eran partidarias de una transición desde
el autoritarismo a formas más democráticas de participación política.
Sin embargo, el gobierno tuvo que hacer frente a la primera crisis sería
provocada por una homilía del obispo de Bilbao, Antonio Añoveros, que
pedía respeto por la cultura vasca. Esta desobediencia se contestó
rápido con el arresto domiciliario y su exilio, pero que, ante la amenaza
de excomunión de Franco, este obligó a Arias a retirar sus primeras
decisiones. Se trataba ya de un primer acto de deslegitimación al
gobierno de Arias Navarro.
El enfrentamiento con la Iglesia, además de abrir una profunda
brecha en el gobierno, favoreció el paso a la ofensiva antiaperturista
de los sectores del régimen conocidos como búnker, conjunto de
personajes del Movimiento que mantenían estrechas relaciones con
sectores inmovilistas de las Fuerzas Armadas y que, a través de ellos
o directamente, ejercían presión sobre Franco. Tras la firma de
sentencias de muerte, los ultras del Movimiento y un sector de las
Fuerzas Armadas remataron su ofensiva con la destitución del jefe del
Alto Estado Mayor, cabeza visible del reformismo militar, y el cese del
ministro de Información. Los reformistas se vieron en la obligación de
replegarse en sus posiciones hasta que, Franco muy debilitado tras la
enfermedad que obligó a su hospitalización entre julio y agosto y a la
sustitución por Juan Carlos, desapareciera de escena.
Crisis económica
Todo esto ocurría en medio de una crisis económica a la que los
gobiernos de Arias Navarro fueron incapaces de hacer frente. A partir
del Plan de Estabilización y Liberación, España había construido una
economía muy vinculada a la europea, aunque sin romper
decididamente con los elevados aranceles y prácticas protecciones. El
triunfalismo desarrollista que perduró hasta bien entrados los años
setenta impidió tomar medidas para afrontar los primeros síntomas de
que el ciclo expansivo de las economías europeas y americana podía
estar llegando a su fin.
Desde 1971 había ya síntomas de la posibilidad de tal contingencia,
los graves problemas de la balanza norte americana, agudizados tras
la Guerra de Vietnam, aceleraron el proceso de hundimiento del
sistema monetario internacional y que culminaron con la devaluación
del dólar, la tendencia a la fluctuación de las monedas y una creciente
inflación. Poco después los países productores de petróleo elevaron el
precio del crudo en un solo año en un 500%, este aumento del precio
del petróleo se vio acompañado además de una fuerte alza de otros
productos básicos, debido a las malas cosechas y a la escasez de
materias primas provocadas por la gran demanda del período anterior.
España estaba particularmente mal preparada para
hacer frente a una crisis de esa magnitud, se encontraba
como en las crisis del 29, con un sistema de capitalismo
fuertemente protegido, con rasgos muy corporativos y
en una aguda crisis política. Curiosonamente, las dos
grandes crisis económicas del siglo XX acontecieron en
dos años que fueron vísperas de profundos cambios
políticos en España (1929-1974). La forma de
integración en la economía mundial, el carácter corporativo del
capitalismo español y la crisis del sistema político tendrán fuertes
repercusiones en la incidencia de la crisis en España que,
contrariamente a los ocurrido en 1930, no pudo quedar al abrigo de
ella por ser ahora muy superior su grado de integración con la
economía mundial.
La economía española, como las europeas, había experimentado
durante los años sesenta un continuo crecimiento de los precios al
consumo que aceleró debido a la favorable situación del mercado al
exceso de demanda en los años 1971-1972 hasta superar en España
el 10%. La mayor dependencia petrolífera y la falta de una política
económica que frenara la aceleración inflacionista inicia en 1971
hicieron que los nuevos precios de las materias primas tuvieran sobre
los precios posterior un efecto muy superior al experimentado por los
países de la OCDE. En España los precios al consumo subieron un
11,4% en 1973, la inestabilidad y debilidad política se agravó todavía
más en 1975, con la recaída de Franco en su enfermedad, las divisiones
en el seno de la clase política del franquismo, la mayor actividad de la
oposición. Un año después, en los primeros meses de 1977, la inflación
llegó a rozar el 30%.
La debilidad política de los primeros cinco años de crisis económica
actuó sobre la aceleración de la inflación de una doble manera, ante
todo porque nadie tenia autoridad para formular en un período de
grave crisis de Estado un política restrictiva y encaminada a contener
la demanda. Además, porque la inflación acelerada y la misma crisis
política favorecieron una mayor movilización obrera y, en general, de
los asalariados. En un clima de movilización social, los salarios reales
crecieron en España por encima de la inflación.
Hacia la transición democrática
Los conflictos convirtieron aquel decisivo año de 1975 en un
calidoscopio crítico donde infinidad de acciones de todo tipo chocaron
una y otra vez contra las viejas pero resistentes murallas de la
Dictadura. Las actividades las nuevas guerrillas urbanas poblaron aquel
ejercicio de una sangrienta actualidad. Decididamente, ETA, la gran
protagonista de esta trinchera elevó sus acciones hasta cobrar un nivel
de alta beligerancia contra las Fuerzas del Orden. A esa estrategia se
sumaron comandos del Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico,
el FRAP, una organización de ideología comunista radical (entre
leninismo y maoísmo) producto de las crisis del PCE. Las acciones de
estas organizaciones hallaban un caldo de cultivo idóneo en las
incapacidades del Estado totalitario para abrir vías de libertad, pues los
conflictos desbordaban los amplios márgenes y oficiales intentado
actuar como catalizadores hacia un derrumbe final de la Dictadura. Con
la puesta en vigor del decreto-ley sobre Prevención del Terrorismo, se
daría lugar a una sucesión de masivas detenciones de ciudadanos
opositores pero ajenos a actividades violentas.
El Movimiento Estudiantil siguió en su pugna por la libertad
democrática que trajo consigo la expulsión de profesores, expedientes
de estudiantes, cierres de centros y asaltos policiales. Todas estas
medidas fueron infructuosas ante unos estudiantes que había tocado
techo. La crisis con la Dictadura alcanzó también los Colegios
Profesionales. La libertad de expresión, vivió un año intenso bajo la
presión del ministro León Herrera, se cerraron revistas, se
expedientaron profesionales…etc., era un clima de evidente regresión
informativa. La conflictividad fue amplia y la regresión de la apertura,
clara y sin paliativos, incluso con episodios grotescos como en el que
se prohibió la entrada a Juan de Borbón. La relación Dictadura-Iglesia
cruzó nuevos momentos complicados, con irrupciones policiales en las
iglesias para detener estudiantes allí reunidos. El cardenal Vicente
Enrique y Tarancón, presidente de la Comisión Episcopal declaraba
ciertas críticas hacia el régimen. MATESTA reapareció seis años
después de su escandalo financiero cuando se realizó su vista judicial.
En tan agitado panorama, el conjunto de la llamada Oposición
Democrática mostró sus hinchadas debilidades para impregnarse con
el cuadro conflictivo. La existencia de la oposición política estuvo
sometida a la clandestinidad ya que, naturalmente, el marco del
asociacionismo era muy estrecho para asimilar a partidos políticos
homologables con las democracias liberales europeas. El PCE vivó en
marzo del 75 su escisión prosoviética contra Carrillo y el
eurocomunismo, encabezada por el general Enrique Líster, fundó el
Partido Comunista Obrero. En el PCE-PSUC cristalizó el concepto de
ruptura, ahora sería una ruptura política lejos de una salida
revolucionaria. Por su parte, el PSOE bajo la
dirección de Felipe González y Alfonso Guerra,
gozaba algo más de movimientos; estos exigían
amnistía, libertades democráticas…etc., pero no
cuestionaban la forma de Estado. En conjunto,
unos y otros, no consiguieron implicarse
profundamente con las tensiones que vivían
importantes sectores de la sociedad contra la
Dictadura.
Por su parte, el dictador sufrió en 1974 un gran disgusto cuando se
desmanteló la célula de los oficiales implicados en la Unión Militar
Democrática, pequeña disensión que sólo fue un reflejo fugaz del
protagonismo democratizador del ejército portugués. Las referencias a
la unidad se multiplicaron en todos los niveles del oficialismo con efecto
positivos para el Régimen. Arias Navarro aprovechó el cese de su
vicepresidente para remodelar el Gobierno en un intento de vigorizar
el espíritu del Doce de Febrero3. El acceso al gobierno de Herrero
Tejedor fue entendido como clave para el cambio de Gobierno, pues
era un evolucionista que llevaba tras él una generación de políticos
jóvenes y ambiciones, curtidos en el SEU, entre los que estaba Adolfo
Suárez. Sin embargo, los efectos reales de la labor de Herrero Tejedor
fueron más que fugaces, pues fallecería al poco tiempo en un accidente
automovilístico.
Entretanto, en enero, los indicadores económicos acusaron el
impacto de la crisis energética, con sus secuelas de inflación y paro,
aunque éste no llegó a superar el número de 285.000 parados.
Expulsados por la misma crisis extendida en la Europa del Mercado
Común, lentamente comenzaban a regresar los emigrantes que antaño
ayudaron al desarrollo de la economía. Por primera vez en muchos
años, la deuda exterior superaba a la reserva de divisas, y en abril, el
Gobierno decretó la congelación salarial, media que provocó una ola de

3
El Espíritu del 12 de febrero fue el programa político del gobierno de Carlos Arias Navarro
conflictos laborales; a esta situación se sumaba la creciente tensión
que se vivía en Euskadi por el problema económico que afectaba a la
industria pesada y que a su vez se mezclaba con el nacionalismo y ETA.
El día 3 de septiembre el Gobierno promulgó un decreto-ley Contra
el Terrorismo válido para un período de dos años en todo el territorio
estatal, una declaración de guerra que en definitiva no causó sensación
en una sociedad ya acostumbrada a esas aceleraciones amenazadoras.
Sin embargo, la nueva agresividad no era tan azarosa, sino conectada
a unos procesos, consejos de guerra, en curso contra activistas de ETA
y del FRAP, acusado de delitos de sangre. En los procesos se dictaron
varias sentencias de muerte, sobre la mesa de Franco y Arias Navarro
se acumularon peticiones de indulto, a quienes se trataba de evocar al
indulto concedido en el proceso de Burgos de 1970, no obstante, aquí
no se daría tal situación. Las ejecuciones fueron inmediatas.
La repuesta nacional e internacional no se hizo esperar,
manifestaciones, protestas… El Vaticano lamentó los hechos y la
impiedad del Régimen, en un contexto en el que se asaltaron las
embajadas españolas por Europa y se sucedieron manifestaciones por
las capitales europeas, además de que los embajadores extranjeros
abandonaron España. De pronto la Dictadura había regresado a sus
orígenes sangrientos y al aislamiento, treinta y seis años después. El
ciclo lo cerró el propio Franco el 1 de octubre, ante la
plaza de Oriente de Madrid, sus partidarios convocaron
un acto de desagravio y en presencia decenas de miles,
el Caudillo recitó el que sería su último discurso en
público agradeciendo a la población su apoyo.
Paralelamente, los activistas de un grupo violento
mataban en Madrid a varios policías, se llamaron a sí
mismo Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de
Octubre (GRAPO).
Poco después de este acto, circuló el rumor de que Franco sufría una
gripe derivada de ese día. Fue entonces que se superpusieron dos
hechos: El día 21, Hassan II incitó a sus súbditos a una Marcha Verde,
pacífica, sobre el Sáhara español y el día 22, Franco inició una difícil
agonía en El Pardo. El día 30 de octubre volvería a tomar la Jefatura
del Estado el príncipe Juan Carlos a la par que la situación en el Sáhara
alcazaba su máxima cota cuando los marroquíes se presentaron en la
frontera sahariana donde el ejército español disponía de órdenes
indecisa. España se comprometería a dejar el territorio y hacer un
referéndum (que nunca se celebraría) ante las Naciones Unidas para
que no se produjese una anexión marroquí directamente.
Finalmente, el día 11 de noviembre no quedaba en las arenas
saharianas ningún soldado español mientras que Franco, un general
africanista, era mantenido artificialmente con vida en Clínica de la Paz.
Los partes emitidos por el equipo médico comenzaron a ser tan
habituales en los medios de comunicación como los noticiarios
informativos, y durante casi un mes la ciudadanía vivió atenta el
desenlace artificialmente retardado. En este sentido, el que fue el
Centinela de Occidente y sanguinario Caudillo de
España, fallecería en la madrugada del 20 de
noviembre. Cuánto esperpento, cuánta sangre y
sufrimiento, cuantas vanas esperanzas de libertad y
cuantas ofensas. Sobre todo, cuanta inutilidad se
resumió en aquellas horas agónicas, el dictador había
muerto alentado el espíritu de la Guerra Civil y su obra,
la Dictadura permanecía agrietada, pero, al fin y al
cabo, entera.

Tema 7. Descolonización y surgimiento del Tercer Mundo


El reparto imperialista del mundo en el siglo XIX es importante para
comprender el proceso de descolonización. Este se dará desde 1875
con la I Conferencia de Berlín y el estallido de la I Guerra Mundial en
1914, tenía que ver con el desarrollo del sistema capitalista. Entre
1870-1873 tenía cabida la primera gran crisis del capitalismo y para
aplacar esta se concluye un reparto imperialista del mundo,
especialmente África. En el interior de ese proceso se produce un
cambio de un capitalismo de libre mercado a uno de monopolio estatal.
Unos 12 países se repartirán una cuarta parte del planeta, pero 6 serán
los que más participarán y más aún dos de ellos, distribuyen el mundo
en posesiones bajo su domino colonial. Vemos la posición de
superioridad de una parte de la población mundial que posee derecho
a gobernar a otros países.
Estos países se repartirán fundamentalmente África, India y el
Sudeste asiático; todos estos territorios con sus particularidades
geográficas. Las potencias imperialistas llegan a un punto de
imposibilidad de resolver los conflictos y que culminará con la Guerra
Mundial. El Imperio Turco-otomano, el Imperio Español y el Imperio
Portugués serán aquellos que menos intervendrán, estarán presentes
más bien por lo que tuvieron y no por lo que tienen. En especial,
Turquía adquirirá una presencia en el momento de descomposición.
Como se dijo antes, África será la más afectada de estos repartos, pues
antes de la Conferencia de Berlín solo había atribuido un 10% a los
países europeos, mientras que al finalizar se reparte en su totalidad.
Solo habría dos territorios que no serían repartidos: Liberia, como
estado receptor para población esclava anteriormente extraída; y
Abisinia/Etiopía, porque ya tenía una trayectoria de Estado
independiente desde muy atrás, aunque se intenta someter por países
europeos. Las divisiones territoriales que aplicarán las potencias son
arbitrarias, muy lejos de la realidad que había anteriormente.
Esto se produce porque Alemania antes de la reunificación, tiene
fronteras internas que entorpecían el desarrollo del capitalismo tras
como se conocía, por ello que tras unirse pide formar parte del reparto
del mundo. No es un dato menor que las dos conferencias que implican
el reparto del mundo se hagan en Berlín. Por otro lado, Japón viendo
lo que ocurre en China con las Guerras del opio, decide emprender una
apertura con la revolución Meiji al capitalismo con la industrialización
para así no quedar a merced de las potencias europeas. Muchos de los
países que no entran en el reparto (Sudamérica), están envueltos en
una red de relaciones internacionales que los convierte en
dependientes a pesar de ser políticamente soberanos.
Una razón del imperialismo es la expansión del capitalismo, pero no
solo eso, sino que hay un aumento en las potencias que poseen la
potestad de discutir todo esto. Hasta el momento la principal potencia
era Inglaterra, pero hay más países que según fueron avanzando en
su industrialización como puede ser Francia, Japón, EEUU y
fundamentalmente Alemania por su rapidez y eficacia. En la cadena
imperialista, mencionada por Lenin, hay eslabones débiles y en el caso
de Alemania por su tardía industrialización era uno de ellos (a su vez
explicaría el ascenso de Hitler y el dominio que este ejerció en
Alemania). Gran Bretaña era indiscutiblemente el ordenador del mundo
de tal manera que podía decidir sobre ciertas cuestiones, aunque a
pesar de esto se daban conflictos inter-imperialistas: Francia y
Alemania, sobre todo, pero también con Países Bajos, Bélgica y demás
países “residuales”. Entonces cuando los países se sienten a debatir
se buscaba, más allá de las decisiones concretas, una manera para
proceder concertadamente y de intervenir en las relaciones económicas
de una manera ordenada. Se buscaba evitar la Gran Guerra, pero que
realmente se trató de un periodo de “Paz Armada”.
Los participantes de la I Conferencia se reunirían para establecer
estados tapones entre las diferentes potencias europeas para rebajar
las tensiones y así tratar de solventar las disputas generadas por el
capitalismo en la fase imperialista. Los participantes:
1. Imperio Alemán 4. Países Bajos
2. Imperio Austrohúngaro 5. Suecia-Noruega
3. Bélgica 6. Dinamarca
7. Italia 9. España
8. Portugal 10. Turco-otomano
En la II Conferencia ya se busca de facto el
modo de repartir el continente africano, sin contar
con los oprimidos cuestión que marcará los
procesos de liberación nacional. Este reparto
partía de la regla “El primero se lo queda”, todo
aquel país que poseía terrenos en la costa podía
avanzar hacia el interior para quedarse con más
terreno. La clave en parte era Egipto pues poseía
la importancia del canal de Suez, así pues,
Inglaterra realizaría un Protectorado de hecho
para así expandirse al sur mientras que Francia su
expansión es de Oeste a Este. Luego, como
veíamos en Europa con el tema de los Estado
tapón en África también se crearía uno: Congo
Belga, pues era posesión de Bélgica en el centro
de África con particularidad de que es el país más
grande con la salida a la mar más pequeña, para así impedir su
posterior desarrollo. Lo que en teoría iba a detener a una potencia de
avanzar era la presencia de otra potencia.
Ni Estados Unidos ni Japón participarán en el reparto pues no tenían
territorios en África, además de que en principio EEUU no estaba a
favor del reparto colonial. En esa expansión, los principales
contendientes serán Francia e Inglaterra los cuales van a colisionar en
el incidente de Fachoda (1898). La superioridad de Gran Bretaña es tal
que resulta en que Francia tendrá que recular. Alemania mientras tanto
consigue hacerse con algunos territorios (Ruanda, Camerún, Namibia)
que no acaba de complacer las aspiraciones imperialistas, las cuales se
las arrebatarán tras la I Guerra Mundial. Hay que incidir en cómo estas
fronteras conforman la ideología de los movimientos de liberación
nacional que surgirán tras la II Guerra Mundial, de tal manera que se
defenderá aquello establecido por las potencias y no por las tradiciones
previas.
Las diferentes potencias que intervienen difieren en las políticas
económicas: Gran Bretaña aboga por el libre mercado, mientras que el
resto de potencias están a favor del proteccionismo, pero lo que
acuerdan es que África y los territorios repartidos serán de libre
comercio. Las conferencias responden al deber de las sociedades
europeas de “civilizar al resto del mundo” y abrirlos al libre mercado,
de igual forma que se había hecho con China con las Guerras del Opio.
China se había resistido a la apertura a occidente por lo que se le
obliga.
El otro gran actor que va haber en la expansión va a ser India, entre
otras cosas por la importancia que tenía para Gran Bretaña ya desde
tiempo atrás: textiles y té. Lo que marca el caso de la India es lo que
supondrá la base de las relaciones capitalistas basadas en la
dependencia. El dominio británico va a permitir movimiento social
entre las castas de la India. A diferencia de lo que sucederá en África
dividirá el territorio con lugares de administración directa, estados
principescos bajo el domino británico con
autonomía y protectorados. Inglaterra
practicará una forma de colonialismo
más flexible porque las propias
condiciones se lo imponen, a diferencia
de lo que se ve con Francia y su
concepción más directa del colonialismo,
logrando enfrentar así a las diferentes
religiones que había en India para evitar
confrontar al imperio británico.
Tras la II Guerra Mundial tenemos la emergencia de Estados Unidos
como la principal potencia mundial, mas que cualquier otra durante
todo el desarrollo humano; Europa está totalmente arrasada, se
redefinen los lazos entre las metrópolis y sus colonias, y finalmente la
consolidación de la URSS como alternativa a la economía capitalista.
De estos elementos el de la redefinición de los lazos entre las colonias
y sus metrópolis será uno de los más importantes del siglo XX, siendo
posible por las consecuencias de la II Guerra Mundial. En medio del
conflicto, Winston Churchill declara que el único deseo de Gran Bretaña
es que Francia una vez liberada recobre su imperio, sin embargo,
ignoraba el acuerdo firmado en la Carta del Atlántico donde se afirmaba
que una vez terminara la II GM aquellos territorios liberados de la
ocupación iban a poder autodeterminarse. Este principio sirvió para
que muchos engrosaran las filas de la resistencia y por tanto se
enfrentaron al Eje para así lograr su independencia de las metrópolis.
La declaración de Churchill y los actos ocurridos tras la guerra
demuestran que estos no son así, por ejemplo, Ho Chi Ming envía
cartas a Truman, la ONU, el ministro británico… para pedir el derecho
a la autodeterminación nunca le contestaron dando lugar a la guerra
de independencia en Indochina. Lo que esto demuestra es que hay un
sector que entiende que lo más importante es la ideología imperialista.
Los primeros conflictos entre las metrópolis y las colonias surgirán
en el sudeste asiático. El mismo Ho Chi Ming será quien declare la
independencia, a lo que le responde Francia con la negativa a su
reconocimiento además de que Gran Bretaña va auxiliarla para
recuperar sus dominios coloniales. Esto se transformará en la Guerra
de Indochina (1946-1954) y que se enlazará con otros altercados en
otras colonias en revolución. Cuando comienza este conflicto
inmediatamente se va a extender a Indonesia, colonia de Países Bajos,
a Malasia que pertenecía a Gran Bretaña y Filipinas que era colonia de
EEUU. En Filipinas y Malasia no aceptaban volver a admitir el dominio
de las metrópolis una vez que ellos fueron quien lucharon contra la
ocupación, en este caso de Japón.
Una vez finalizada las II Guerra Mundial en China se reinicia el
enfrentamiento entre nacionalistas y comunistas. En 1946 ya se habla
del Telón de Acero y había una guerra civil en Grecia donde también
se enfrentaban los comunistas y los nacionalistas, lo que pasa es que
los partisanos griegos no reciben apoyo de la URSS, sino que será la
Yugoslavia de Tito. Churchill buscaba que se restituyese la monarquía
griega, debido a que esta estaba en el exilio, con Jorge II como garante
de la situación. El Foreing Office de los ingleses tenían que hacer frente
a los partisanos, al propio gobierno griego en el exilio y la Conferencia
de Teherán (darían credenciales de acceso a la política internacional de
la URSS). En 1947 tenemos el plan Marshall y como respuesta de este,
la URSS la rechazaba así y como obligó a los países de su influencia a
rechazarlo, creando la Kominform (sucesión de la Komintern). Esta
asociación implica un punto de fricción con Tito, así y como no
pretendía extender la revolución por los demás países. En este sentido
la Revolución de Checoslovaquia permite al partido comunista hacerse
con el poder en el país, generando el bloqueo de Berlín como
consecuencia más directa. En 1949 Mao gana la guerra de China
implicando el exilio de Chan Kai Shek a la isla de Formosa, Taiwán. Y
en 1950 estalla la Guerra de Corea como prototipo de lo que se verá
en al Guerra Fría.
El escenario tercermundista se desarrollará en el contexto de la
Guerra Fría, en cada uno de los países que a partir de 1935 sufrieron
guerras de ocupación (Invasión italiana de Etiopia) tendrán
movimientos de liberación, o por lo menos en la mayoría de estos
países. Lo que constituye el germen para orquestar movimientos de
resistencia popular contra la ocupación dependerá de cada país. El
Tercer Mundo tiene que ver con el proceso de descolonización, un
concepto muy amplio que variará en el tiempo y que además incluye
realidades muy diferentes. En el período de entre guerras habrá una
serie de territorios que ya llegaba siendo independientes, pero
podríamos decir que el proceso de descolonización va a ir teniendo
lugar a partir de los sucesos de 1955 en la Conferencia de Bandung.
Cuando nos referimos al Tercer Mundo no nos referimos ni al Primer
Mundo (Capitalista) ni al Segundo (Comunista), por tanto, son los
países No Alineados. En el caso de Cuba no se puede colocar en un país
comunista, no se encuentra tampoco en el primer mundo y además no
surge del tercero. Con este ejemplo vemos de manera clara la idea de
que los países varían su posición en el tiempo, otro caso sería China
que estaba en el primer mundo, con la revolución pasa al segundo,
pero hoy en día podemos decir que se trata de un país capitalista
nuevamente. El elemento del Tercer Mundo es muy amplio que nos
indica que se autodetermina políticamente a través de la No Alineación.
El primero de estos países que se independizan es la India, Gandhi
buscaba la creación de un país único en el que conviviesen las distintas
religiones, no obstante, tal y como estaba administrando Gran Bretaña
no permitía dicho objetivo. Uno de los elementos fundamentales en
donde los ingleses asentaron su dominio en la India fue a través de la
división entre hindúes y musulmanes, por eso al terminar la II Guerra
Mundial la situación es insostenible. Inglaterra decidirá establecer dos
países diferentes, por un lado, la India y por otro, aprovechando la
situación y detener el avance de los rusos, Pakistán. Pero este país
estará dividido en dos: Pakistán y Bangladesh. Luego el Estado de
Israel es uno de los elementos que tienen una identidad propia dentro
de este proceso. Lo que va suceder es que los sionistas tendrán el
genocidio como principal herramienta para usarlo a su favor y así
conseguir el reconocimiento del país a través de un proyecto que
implicaba la partición de Palestina en un estado de Israel y otro árabe
que en principio correspondería a Palestina. Los países árabes
independientes ya habían dejado claro que no aceptaban ese proyecto.
Hay que tener en cuenta toda la heterogeneidad existente en el
mundo así y como el auge del capital financiero que conlleva la
aparición de países de nueva industrialización: Corea del Sur, Hong
Kong, Singapur; son conocidos como los Tigres Asiáticos y tratan de
copiar todo lo que ocurre en Japón y su reconstrucción. Si bien no hay
manera de hacer un mapa, en 1955 la Conferencia de Bandung es
sumamente importante porque occidente lo percibe como una
maniobra de cerco hacia ellos. Quien convocará esta conferencia serán
Sukarno (Indonesia), Nehrú (India), Nasser (Egipto); e invitaran a los
países independizado así y como los que están en proceso. En ese
mundo tenemos dos potencias principales: EEUU y la URSS, las cuales
no son colonialistas, pero sí imperialistas.
La descolonización es un proceso rápido que en apenas 20 años
finaliza. Comienza en los 40 en el continente asiático y los países
árabes, donde diferentes zonas acceden a la independencia. Mientras
que en el continente africano destaca 1960 como el año de
descolonización por antonomasia, que no significa que las cosas
sucedan de forma pacífica y que no haya conflictos enquistados, como
el de Oriente Próximo entre árabes e israelíes desde la constitución de
Israel en 1948 (sigue en la actualidad). Es un fenómeno rápido y desde
1945 nacen medio centenar de nuevos estados que agrupan a ¼ parte
de la población mundial.
Quizá la segunda posguerra mundial es la época de la Historia de la
humanidad que más transformaciones ha traído para la población
mundial. En el propio proceso de dominación europeo estaban los
gérmenes de su posterior destrucción; la liberación del yugo colonial
es un factor indisociable del proceso de democratización, característico
del s. XX salvo los periodos de dominación dictatoriales: imparables
intentos de acceso a la independencia de territorios dominados por las
potencias coloniales en declive. Otro hecho clave es que la presencia
de europeos en los países colonizados es cuantitativamente
insignificante, no abarca el 0,5% de la población europea situada en el
mundo colonial. El problema reside en que esa minoría tan ridícula que
resulta un desajuste tremendo y significa que la dominación europea
no puede durar mucho tiempo, porque son una minoría en un mar de
población autóctona; muchos de esos países coloniales son de un clima
tropical o semitropical, encontramos muchas de las razones por las
cuales la población europea es una minoría (no están acostumbrados
a esas condiciones).
El colonialismo tiene un coste humano claro, cuando desaparece el
Imperio Otomano después de IGM, fue el momento histórico donde
occidente controló el mayor espacio del planeta. Pocos años después
ya explotados los recursos las tensiones aparecen rápidamente; el giro
se produce antes de IIGM en la Europa de la gran depresión (años 30).
A partir de entonces la teoría imperialista buscaba nuevos mercados
para vender los excedentes de las mercancías producidas en Europa y
los excedentes de capitales que no eran rentables en Europa, mientras
que paralelamente suministraban a las metrópolis con materias
primas, productos agrícolas… En la gran depresión los precios de las
materias primas se hunden, a partir de 1929 hasta un 70%, mientras
que como dominan el mercado los países imperialistas, logran
mantener los precios de los bienes industriales. Eso significa un
desequilibrio absoluto de los países colonizados porque con ese
intercambio desigual está empobreciendo a sus economías, porque los
precios de las materias primas con los que pueden pagar los productos
manufacturados han caído, y quien domina la bolsa internacional son
los colonizadores, que controlan el mercado y por consiguiente traen
el empobrecimiento de los países colonizados que ven cómo su
estructura económica, abocada a la exportación de pocos productos y
a monocultivos (caucho sintético o natural, cacao, arroz…), cae en
picado.
Hay tres cuestiones sobre las que pivotan los movimientos de
liberación:
1. Experiencias previas a la dominación colonial: En las sociedades
asiáticas y árabes podían tirar de un pasado con el que crear un
discurso nacional y así reforzar su movimiento de liberación. La
cosa está en la áfrica subsahariana, en este territorio la tarea es
mucho más compleja debido a la heterogeneidad de las
tradiciones en cada colonia.
2. La manera de las metrópolis en gobernar y actuar frente a la
independencia: Francia será la que más oposición ponga en
muchos casos mientras que en otros ni se preocupará; en el caso
de Gran Bretaña llevarán una forma más laxa debido a la
Commonwealth. Producto de la guerra de Argelia caerá la III
República en favor de la IV, así y como la guerra de Indochina
tendrá también grandes consecuencias. Muchos de quienes van a
negociar o renegociar el vínculo con la metrópolis serán las
“élites”, es decir las monárquicas como la de Egipto y Marruecos.
3. Las acciones e ideas de cada movimiento de liberación: Hay una
incipiente burguesía en estos territorios que buscaban
independizarse de los lazos con la metrópolis, pero también había
un proletariado discriminado racialmente que sufría de una doble
opresión u otro componente como sería la administración y el
funcionariado, que no siempre estará unido ante la búsqueda de
la independencia.
¿Como organizar al nuevo Estado que quieren construir? Es una de
las preguntas que se hacían porque uno de los rasgos significativos de
estos territorios es su fuerte independencia económica.

Resúmenes de lecturas obligatorias del Tema 7


Gisele Kleidermacher: Algunos elementos para leer la historia del
África Subsahariana
La historiografía sobre África: ¿Justificación colonizadora?
A partir de la constatación de la escasez de estudios que abarquen
en profundidad dicha etapa y al encontrar que los existentes suelen
caracterizarlo como salvaje, poco desarrollado y estático, poblado de
guerras interétnicas, sin sentido aparente se pueden sacar ciertas
cuestiones. En primer lugar, ello fue provocado por la ideología
europea, que establecía cuál debía ser la evolución de los pueblos en
base a la suya y, en segundo lugar, que esta imagen fabricada y
transmitida, tanto en textos académicos como en los medios de
comunicación, ha servido como justificación a las intromisiones y
saqueos europeos. Los estudios estuvieron permeados durante mucho
tiempo de la visión racista, poco objetiva y basada en prejuicios de los
colonizadores, ya que impusieron su ideología y su cultura, por lo que
el análisis de cualquier proceso debía ser a su imagen y semejanza,
bajo sus parámetros y concepciones. El “otro” era evaluado a partir de
una realidad que no era universal, pero que fue adoptada como la
medida absoluta. Al no existir parámetros de comparación y un
dominio absoluto de los territorios colonizados, todo lo diferente debía
aspirar a ser como la civilización occidental.
La realidad es que África se inserta en el sistema capitalista mundial
cuando entra en contacto con las metrópolis europeas, esto es, a partir
del siglo XV. Hasta ese momento, las diversas regiones y países del
mundo habían seguido sus propios caminos, prácticamente
desconectados. El aislamiento relativo determinó la diversidad de los
niveles de evolución en cada una de las regiones del mundo, los modos
y niveles de producción eran acordes a sus formaciones
socioeconómicas y al grado de desarrollo de las fuerzas productivas
que cada una de las regiones había alcanzado.
En este sentido el discurso eurocentrista no es azaroso ni inocente,
sino que sirvió como justificación para la colonización y utilización del
continente Negro para el enriquecimiento de Europa. La actitud por la
cual se negó al continente africano la posibilidad de contar con un
pasado como las demás regiones del mundo se debe, más que a la
ignorancia o a la supuesta imposibilidad de rescatar su historia, a la
actitud eurocéntrica que también ha penetrado en Latinoamérica, ex
colonia europea y fuertemente influida por sus ideales. Es decir, el
eurocentrismo se basó en la necesidad de crear un discurso que
justificase la colonización de África y Asia, en donde la “filantrópica
Europa” salvaría del salvajismo a sus habitantes, además de darles la
oportunidad de entrar a la frenética carrera del progreso y la
industrialización. Las consecuencias de esa visión han sido la base para
encubrir políticas, intromisiones y despojos de los pueblos africanos.
Cabe agregar que durante las fases mercantil e industrial del
capitalismo (siglo XV hasta 1870), la región de África Subsahariana
incorporó a sus dinámicas socioeconómicas y políticas factores
exógenos que influyeron en el aumento de los niveles y carácter de los
conflictos, así como de los movimientos migratorios, sobre todo en las
áreas más afectadas por la trata de esclavos. Estos siglos que median
entre la penetración de Europa en el continente y el efectivo
colonialismo fueron decisivos en el lugar que ocuparía la región dentro
del modo de producción capitalista, ya que significaron una
descapitalización en términos de recursos humanos, de capacidad
productiva y de riquezas materiales como oro, marfil, pieles y goma,
que fueron extraídas a cambio de objetos de poco valor (como
aguardiente, tejidos baratos, chucherías de cristal y posteriormente
armas).
Liberación de los estados africanos y neocolonialismo
A diferencia de lo que podría pensarse, las independencias de los
países de África Subsahariana no significaron el fin de la dependencia
hacia las metrópolis. Las independencias africanas se desarrollaron
desde fines de la década de los cincuenta hasta los ochenta. 1960 es
considerado por las Naciones Unidas como “año de las independencias
africanas”, siendo dieciséis los países que logran su independencia y
se adhieren a la ONU. Pero se enfrentan desde un principio a varios
problemas para despegar hacia su bienestar.
En el plano económico, siguiendo a la mayoría de los autores que
tratan el tema del África poscolonial, el problema principal fue el
establecimiento de relaciones y la organización en función de los
intereses de las metrópolis, y no como resultado de un proceso natural
interno, lo cual las constituyó en economías dependientes y
sumamente vulnerables a los vaivenes de la economía mundial.
Muchos autores apuntan que el fracaso tiene raíces coloniales, por la
falta de inversión a costa del trabajo forzado de los campesinos y de la
destrucción de la tierra por la superexplotación, sin equipos modernos.
Si bien esto es verdad, más importante aún es que esas raíces no se
han revertido con la descolonización, donde se mantienen las técnicas
extensivas en vez de intensivas excepto en ciertos enclaves para la
exportación. Todo esto produce un alto grado de dependencia externa
que repercute en la gran vulnerabilidad de estas economías frente a
los cambios de la coyuntura económica internacional. El aparato
económico y político instalado por Europa después de las
independencias no tiene como función apoyar a las fuerzas populares
sino mantener un orden neocolonial con el cual ellas se enfrentan.
Ahora bien, para justificar las intromisiones luego de la
descolonización, Europa conforma nuevamente un discurso racista
sobre el africano a partir de su supuesta inferioridad, que hoy es aún
más grave, ya que la víctima directa es el Estado africano, al que se
hace responsable por lo que ocurre y se lo obliga a reestructurarse para
que no sea marginado dentro del diseño globalista, neoliberal. Incluso,
la supuesta inferioridad del africano y de su Estado es generalizable en
esa lógica al continente, compuesto de gentes y estructuras que
provocan, según el discurso occidental prevaleciente, pobreza extrema
y mal gobierno. Este prejuicio contra el Estado Africano está presente
en relación a la ayuda al desarrollo (cada vez menor), con la
justificación de “fatiga de la ayuda”. También está presente en lo que
respecta a los niveles de corrupción: se dice en la prensa europea
actual que el africano es corrupto per se.
El imperialismo no podría conservar las oportunidades de sobrevivir
en África si no pudiese camuflarse bajo los intereses de ciertos
elementos retrógrados desde el momento de la proclamación de la
independencia. Esto se debe a que muchos países mantienen bajo
etiquetas nuevas las características de la dominación colonial, como la
presencia de bases y fuerzas militares extranjeras, con el pretexto de
la inseguridad resultante de la proclamación de la independencia, pero
utilizan los territorios liberados como bases de agresión para sostener
la guerra colonial contra los pueblos vecinos. El Congo ofrece quizás el
ejemplo más concreto de la forma en que las discrepancias étnicas y
el oportunismo político son fomentadas para fragmentar territorios que
antes estaban unidos, y exacerbar la división. El objetivo del control
teledirigido de arribistas locales, aparte del mantenimiento de la
dominación económica, consiste en seguir entorpeciendo la
determinación africana de realizar la unidad continental a partir de una
independencia sin trabas.
Finalmente, los expertos internacionales no toman en consideración
en sus proyectos los problemas de las fronteras artificiales, la
desigualdad de recursos y de población, entre otras, sino que les basta
con introducir tecnología y capitales para que el continente africano
pueda desarrollarse. La metodología dominante que consiste en la
búsqueda por establecer un balance de progresos y regresiones
difícilmente ha sido útil para permitir a los estudiantes de la política
africana captar los matices del cambio. Los elementos han sido
tomados aislada y episódicamente.
Conflictos armados y nuevos discursos ¿justificatorios?
Es importante subrayar, que a diferencia de la visión falseada de que
hoy en día África es un “continente de guerras”, la realidad mundial
nos enseña un panorama diferente: existen también otras zonas del
planeta que sufren desde hace años, con igual o mayor intensidad, los
perversos efectos de la violencia. En general, el análisis ofrecido por
los medios de comunicación suele estar sesgado y extraordinariamente
simplificado. Es preciso, por ello, diferenciar las causas profundas, que
suelen ser menos visibles y que tienen que ver con la violencia
estructural, como las injusticias socioeconómicas, el dominio de un
sector social sobre el resto, las fracturas estatales existentes, etc. Por
otro lado, están las causas próximas, más perceptibles, relacionadas
con el motivo de la disputa (lucha por el control del poder político y
económico de la región, por ejemplo). Y, por último, los detonantes
que provocan el estallido de la violencia, que son los más visibles y los
que suelen mencionarse como únicas causales. En general, hay tres
narrativas que explican las guerras africanas y sus causas:
1. El nuevo barbarismo, que define los conflictos como anárquicos,
salvajes e irracionales, donde las diferentes tribus, movidas por
odios étnicos, tienen como único objetivo exterminar al resto.
Esta es la caricatura dominante que ofrecen los medios de
comunicación. La adopción de esta visión tiende a naturalizar las
identidades étnicas, entendiéndolas como primarias e
irracionales, obviando que pueden haber sido construidas social
e históricamente, y esconde la actuación y la responsabilidad de
diferentes actores y grupos sociales que, en su lucha por el poder
y los recursos, manipulan e instrumentan las identidades
etnoculturales para movilizar a la población. Esta narrativa
refuerza la visión de un África salvaje y violenta, y legitima
políticas como el cierre de fronteras a la inmigración y la
reducción de la ayuda al desarrollo.
2. El subdesarrollo como causa de los conflictos armados africanos.
Mientras que una corriente pone el acento en los factores internos
(incremento de la pobreza, deterioro medioambiental, corrupción
de las elites), la otra se centra en factores externos (el legado del
colonialismo, la dependencia exterior, el impacto de las Políticas
de Ajuste Estructural).
3. Los conflictos bélicos africanos como la respuesta de ciertas elites
políticas y económicas a su desigual integración en la economía
mundial. Considera que la crisis de legitimidad del Estado
postcolonial africano a finales de los ochenta redujo las
principales fuentes de financiación del estado neopatrimonial con
las que las elites africanas lograban alimentar sus redes
clientelares y mantener el statu quo y la represión. Tras el fin de
la Guerra Fría, el Estado poscolonial perdió su utilidad, por lo que
las elites empezaron a buscar nuevas fuentes de autoridad,
privilegios y beneficios materiales a través de procesos de
democratización, o bien mediante la economía de la guerra
(control de recursos naturales, tráfico de armas o manipulación
de la ayuda humanitaria).
El neocolonialismo permite a las potencias extranjeras, ahora sin una
presencia como fuerza ocupante, continuar con el sometimiento a
través de complejos mecanismos económicos y, en ocasiones,
militares. También el papel de las empresas transnacionales, de las
potencias occidentales, de los medios de comunicación y otras
organizaciones queda oculto a la hora de establecer responsabilidades
en el análisis de los conflictos armados africanos. Si bien cada conflicto
tiene sus particularidades, a la hora de analizarlos considero que no
puede obviarse en el examen de los mismos el legado del colonialismo,
con su consecuente exclusión económica, intolerancia política,
polarización social, fronteras artificiales y acceso desigual a los
recursos.
En la actualidad, ya no son necesarias las presencias militares de
Europa para el saqueo de los recursos. Se han instaurado otros
mecanismos no tan fácilmente detectables, pero igual o más eficientes,
como son la deuda externa, los Planes de Ajuste Estructural y el
fomento de los conflictos, para poder seguir desangrando al continente
negro en sus valiosos recursos, como el petróleo, los minerales y los
metales preciosos. Pero el neoliberalismo, llevado adelante por las
potencias europeas y por Norteamérica, no afecta con exclusividad a
África, sino que, con sus particularidades, también subdesarrolla a Asia
y América Latina.
Un comienzo para poder revertir este proceso es el desarrollo del
conocimiento, tanto de África como de América Latina y Asia, que con
sus propias particularidades también han sido objeto de colonizaciones
y neocolonizaciones por parte del Norte. Llegado este punto en que
entendemos la importancia del conocimiento, debemos tener presente
también otro error que hemos cometido los pueblos colonizados: mirar
al norte (ya sea Europa o EE.UU., según los casos) como único
horizonte, magnificado como meta y punto de llegada, subvalorando
nuestras tradiciones y experiencias. No se trata de desconocer lo que
el norte nos ha aportado, sino de enriquecernos también con el
conocimiento y análisis de nuestras realidades, y de asimilar
críticamente las realidades externas.

Franz Ansprenger: África. Movimientos de liberación e intentos de


imposición del dominio blanco
Legitimidad de los movimientos de liberación
Desde mediados de la década de 1960, el derecho a representar
legítimamente a un pueblo como movimiento de liberación en los
círculos de los Estados nacionales del siglo XX es reclamado sobre todo
por hombres en uniforme de combate. El sanguinario jefe terrorista se
convierte de golpe en Excelencia, por el hecho de haber entrado en
una cancillería de Estado y haberse sentado en el sillón de primer
ministro, y en sus visitas oficiales también París, Londres y Bonn
extienden a sus pies la alfombra roja. ¿Quién o qué produce esta
magia? ¿Son tan sólo las tradicionales y algo cínicas normas del
derecho internacional, según las cuales la soberanía del Estado es la
piedra angular de la política internacional? Quienquiera que dentro de
un determinado marco territorial ejerza violencia sobre suficiente
número de seres humanos como para hacer que se les dé el
reconocimiento de «pueblo de un Estado». Las preguntas que plantean
los africanos suelen ser otras. Para ellos el uniforme de combate y la
metralleta no constituyen de antemano símbolos de terror, sino
distintivos honoríficos. El que los porta da a entender que defiende
enérgicamente un futuro mejor para su pueblo, que es un luchador por
la libertad, que trabaja activamente en el gran movimiento progresivo
de los pueblos y que por tanto debe ser considerado legítimo
representante de las auténticas aspiraciones de su pueblo.
La pregunta africana es la de si únicamente la lucha armada contra
el colonialismo, el racismo y el imperialismo fundamentan el honor de
denominarse movimiento de liberación o si también otras fuerzas
políticas entran dentro de este concepto. Desde 1963 se plantean los
políticos africanos el problema de si también habría que llamar
liberadores a los portadores de armas que no luchan contra los blancos,
sino contra los gobernantes negros o árabes de determinados países
africanos. Y otro tanto cabría decir con respecto a los movimientos de
oposición que actúan pacíficamente.
La Organización de la Unidad Africana, OUA, ha intentado durante
más de diez años (desde su fundación en 1963 hasta 1976) mantener
el principio de que no sean considerados tales. Ha reservado el título
honorífico de movimiento de liberación para los africanos que luchaban
contra Portugal, la Unión Sudafricana y los blancos de Rhodesia, o en
todo caso contra las últimas colonias francesas. A la par se
proclamaban los principios del derecho internacional que en Europa ya
estaban vigentes desde hacía mucho: inviolabilidad de fronteras,
condena de la agresión…etc.
El primer quebrantamiento de este principio se produjo al ampliar
Marruecos sus fronteras a costa del Sáhara Occidental gracias a un
tratado firmado con la potencia colonial española en el último minuto
antes de la retirada de ésta (14-11-1975), siguiendo una tradición que
estuvo a la orden del día entre las potencias coloniales a partir de 1884
y que se había aplicado por última vez en 1919 al repartirse los
territorios bajo protectorado alemán. Tierras y pobladores africanos se
trataban como objetos compensatorios en el toma y daca de las
negociaciones y arreglos entre colonizadores y así han surgido casi
todas las fronteras de los actuales Estados miembros de la OUA.
Pero el movimiento de liberación Polisario, que pidió la palabra con
las armas en la mano en nombre de un pueblo sahariano de su
creación, entendía de muy distinto modo este principio de la OUA. El
Polisario reivindicó un poder estatal propio para el territorio que hasta
aquella fecha había sido español. Y la reivindicación fue aceptada en
1980 exactamente por la mitad de los miembros de la OUA: 25 países
encabezados por Argelia, que votaron por la admisión en la OUA de la
República Árabe Saharaui proclamada por el Frente Polisario.
Se entenderá por movimiento de liberación toda organización política
que se presente como representante de grupos de la población africana
con un programa de considerables cambios sociales. Por regla general
tales organizaciones reivindican el carácter de pueblo para aquellos
grupos humanos en cuyo nombre hablan y, en consecuencia, el
derecho de este pueblo a la autodeterminación, es decir, a constituirse
en Estado propio. No tiene nada de extraordinario que el movimiento
de liberación se vea a sí mismo como poseedor del poder en ese Estado
y que se comporte corno tal con respecto a la parte de la población a
la que afectan sus pretensiones.
Todas las organizaciones de este tipo deben ser consideradas corno
movimientos de liberación, tanto si su lucha se desarrolla con las armas
o con la palabra, tanto si negocian con los que tienen en sus manos el
poder estatal (a los que combaten) como si no, tanto si su programa y
su estructura interna presentan una apariencia libre como si tienen un
carácter tiránico. Así pues, en el presente estudio entenderemos por
movimiento de liberación todo «poder estatal en situación de espera».
Tras esta clarificación del polémico concepto habría que definir el de
“dominio blanco”. El concepto de «blancos» designa a los europeos
occidentales que colonizaron África a finales del siglo XIX, pero no a
los árabes norteafricanos, a los egipcios o a los tuaregs, aun cuando
todos ellos, a sus propios ojos, y en muchos sentidos también a los
ojos de sus vecinos, pertenezcan a esa rama de la humanidad que se
autodenomina blanca. Los europeos occidentales han ejercido así pues
«dominio blanco» sobre África, sin que tenga decisiva importancia el
que la dominación se haya producido de manera directa o indirecta, es
decir por intermedio de gobernantes africanos o mediante la anexión
oficial a la metrópoli, como en el caso de Argelia o del «Portugal
ultramarino», o bien bajo estatuto colonial. Lo que importa es el
ejercicio del dominio por parte de Europa (el «colonialismo externo»),
que hay que distinguir de la dominación de los colonos europeos cuyo
centro de poder reside en el propio suelo africano. Este caso sería el
«colonialismo interno» de la República de Sudáfrica, por ejemplo.
Ningún movimiento de liberación africano proporcionará la libertad
sin más a un solo pueblo de este continente. Tampoco es ello posible
en ningún otro sitio, a juzgar por todas las experiencias de la historia
humana. Se pueden conquistar libertades modestas, incompletas y
desigualmente repartidas, y en el pasado africano se han dado
precisamente estas conquistas. La independencia política y el traspaso
del poder a los nativos son una pequeña parte de esas libertades no
plenas y en verdad desigualmente distribuidas. Tal ha sido y tal es el
objetivo de los movimientos de liberación en el África moderna. Y ello
les da el derecho a llamarse así.
Cronología del proceso descolonizador
Las investigaciones arrojan nueva luz especialmente sobre aquellas
acciones de los pueblos africanos que reavivaron la resistencia después
de la anexión colonial y del establecimiento inicial del dominio blanco.
Si anteriormente (en Europa) se consideró que estas revueltas
constituían una última erupción de barbarie, hoy aparecen como
eslabones especialmente dignos de estudio entre las originarias luchas
defensivas y los modernos movimientos de liberación. Sin embargo,
todavía no disponemos de respuestas concluyentes que nos permitan
afirmar en qué medida, en el conjunto de las tierras africanas, viejas y
nuevas fuerzas se han mezclado en los movimientos de resistencia de
la era colonial. Conviene, en primer lugar, establecer una diferencia
entre aquellos movimientos en los que puede reconocerse la existencia
en una colonia de un moderno «poder estatal en la sombra» (como los
modernos movimientos de liberación «nacional») y aquellos otros, por
regla general más antiguos cronológicamente.
Mucha menos energía ha empleado hasta ahora la investigación
histórica que se ocupa de África en estudiar a los predecesores de los
movimientos de liberación que no ofrecieron resistencia ni organizaron
rebeliones, sino que supieron adaptarse a la dominación blanca y
esperaron y exigieron de ella, consiguiéndolo en parte, mejoras de la
calidad de vida no sólo para una nueva élite ilustrada, sino también,
muchas veces, para las masas campesinas. Este tipo de
manifestaciones no ha desaparecido totalmente en África, y en
consecuencia los «colaboracionistas» de antaño, los franceses y los
anglosajones negros (que los hubo y no fueron raros) de la Iglesia, la
administración y la vida mercantil de la era colonial merecen también
historiadores que los miren con simpatía. Cuando menos habría que
considerarlos predecesores de los modernos movimientos de liberación
que se han desarrollado sin violencia y que el día de la independencia
firmaron acuerdos de cooperación con la potencia colonial
correspondiente.
Haremos hincapié en el anticolonialismo «moderno», cuyos
dirigentes asumieron el poder en los «nuevos» Estados africanos hacia
1960. Si hacemos abstracción del norte, ocupado por pueblos de
lengua y cultura árabes, y de la Sudáfrica negra, esta política de
liberación no empezó hasta después de la segunda guerra mundial.
Puede articularse en cinco etapas, ofreciendo una cronología que
bosquejaremos en sus rasgos más generales antes de que nuestra
exposición se detenga en algunas de las características estructurales
de la política de liberación africana.
La primera etapa surge bajo el impulso del viraje geohistórico de
1945, de la derrota militar del régimen de terror del nacionalsocialismo
alemán, que en la extremada arrogancia racista que le caracterizaba
llegó hasta el aniquilamiento de aquellos a quienes consideraba seres
humanos inferiores e intentó erigir un nuevo imperio colonial alemán
en la Europa oriental. Los aliados vencedores contrapusieron a estos
sueños, o más bien a estas pesadillas, las ideas de la democracia y del
derecho a la autodeterminación, sin limitarlas esta vez a Europa, como
hicieran anteriormente, al final de la primera guerra mundial. Así al
menos entendieron los intelectuales africanos la Carta Atlántica y la
Carta de las Naciones Unidas. Los movimientos de liberación iniciaron
su avance, sobre todo, en tres regiones africanas: en primer lugar, en
el norte francés, a donde las tropas norteamericanas y británicas
llevaron consigo, desde 1942, diplomáticos que no consideraban
legítimos representantes de la mayoría musulmana únicamente a los
funcionarios coloniales franceses que, por lo demás, estaban en
desacuerdo entre ellos; en segundo lugar, en Sudáfrica, donde la
minoría blanca dominante no se había lanzado unánimemente, ni
mucho menos, a la cruzada antifascista y donde una población urbana
negra, «modernizada» cuando menos desde hacía una generación,
esperaba que con los frutos de la victoria madurarían también los
frutos de la igualdad de derechos; en tercer lugar, por último, en el
África Occidental británica (o, mejor dicho, en su nombre), región de
la que habían salido muchos estudiantes para Inglaterra y
Norteamérica para allí, junto a los intelectuales de la diáspora
afroamericana retomar los viejos lemas del panafricanismo.
En los dos primeros focos la cosa se resolvió de maneras algo
desalentadoras: En Marruecos, el sultán Mohamed IV se vio en
seguida, a pesar de las amistosas palabras de los norteamericanos,
reducido de nuevo a la condición de protegido de la República francesa,
y en Argelia se podía comprobar que Francia seguía considerándose
indivisible y que estaba dispuesta a ofrecer a sus súbditos islámicos,
como mucho, sus propios derechos civiles, pero nada de
independencia. En Sudáfrica se bloqueó a partir de 1945 el impulso de
liberación negra tan enérgicamente como todos los anteriores
movimientos de protesta políticos y sindicales, la victoria electoral del
Partido Nacional anunció la poderosa ofensiva del pueblo africano
blanco bajo el lema del apartheid. Sólo del tercer foco del despertar
africano en la hora cero del año 1945 surge una vía directa a un éxito
político tangible: el V Congreso Panafricano, que se reunió en 1945 en
Manchester y exigió en sus resoluciones la independencia del África
occidental, popularizó la figura de Kwame Nkrumah. Tras su primera
victoria electoral en 1951 ocupó el sillón de jefe del gobierno. En 1957
la autonomía del país, que pasó a llamarse Ghana, se convirtió sin
roces en soberanía internacional.
El segundo período es testigo de dos procesos que se desarrollan
paralelamente en el tiempo: el contagio del modelo de Ghana, que se
extiende a las restantes posesiones británicas, comenzando por las del
África occidental, proceso que se inscribe en la transformación mundial
de la vieja Commonwealth «británica» (familia a la que pertenecían
tanto los francocanadienses como los africanos blancos de Sudáfrica)
en un grupo de Estados multirracial. El segundo de estos procesos está
caracterizado por la política reformista de la IV República francesa en
la región africana al sur del Sáhara. Ya en 1946, París integró a las
colonias allí existentes en la República, dando el nombre de ciudadanos
a todos sus habitantes. A mediados de la década de 1950 esta política
de integración experimentó un rápido aceleramiento, en donde los
políticos africanos se sentaron en el parlamento de París en pacífica
cooperación para impulsar por esta vía la libertad de sus pueblos.
Simultáneamente, africanos anglófonos se sentaban junto a los
británicos en las mesas de conferencia de Londres para allanar la vía
hacia el self-government.
La integración en la República francesa y la independencia del
Imperio británico se contradicen sólo en apariencia si se contemplan
desde el punto de vista de África. Desde esta perspectiva aparecen
como rutas distintas en la marcha hacia el objetivo común de la
liberación política. Pero en 1958 Francia cambió súbitamente de
constitución política, De Gaulle asumió el poder y renunció a la idea de
la integración que establecieran sus predecesores. Los africanos le
siguieron en este cambio de táctica y se inclinaron sin solución de
continuidad por la línea de sus vecinos anglófonos. El paso a la
independencia pudo darse porque por aquel entonces los centros de
Londres y París estaban gobernados por políticos que concluían
compromisos, que tomaban en serio a sus conegociadores africanos y
que finalmente plegaron sus banderas imperiales en el África central y
occidental sin perceptible conmoción. Bélgica intentó subirse al tren en
marcha en el último minuto (1960) lo que terminó con daños mucho
más graves.
¿Por qué se mostraron Londres, París y por último Bruselas
dispuestos al compromiso con respecto a los africanos? Resulta difícil
dar una respuesta unívoca. Una de estas podría ser que la
administración de las colonias resultaba cada vez más cara, sobre todo
si se intentaba en serio crear una posición dominante en África para el
modo de producción capitalista. Sin embargo, no hay pruebas
documentales que demuestren que los políticos franceses y británicos
utilizaran conscientemente la retirada colonial como un relevo de la
guardia para sustituir a los funcionarios estatales por los directores de
las multinacionales. Seguramente creían que los intereses económicos
de sus propios países estaban en buenas manos al quedar bajo la
custodia de las empresas establecidas en África y de los dirigentes
moderados de los nuevos Estados. Otra de las respuestas podría ser la
presión de los EEUU o también las derrotas militares de Gran Bretaña
y Francia a lo largo del Tercer Mundo (Dien Bien Phu-1954 o Suez-
1956). Estas derrotas destruyeron la corona de gran potencia de estas
dos potencias coloniales europeas, y con ello es posible que
desapareciera también la voluntad mayoritaria en la opinión pública de
los respectivos países de seguir aferrados al imperio colonial. En 1960,
año en que culminó esta segunda etapa, todavía no estaba echada la
suerte futura del continente africano.
Para la región oriental y meridional Inglaterra abrigaba todavía
proyectos de asociación con igualdad de derechos para las distintas
razas, lo que en realidad significaba el mantenimiento permanente de
los privilegios, tanto económicos como políticos, de las minorías de
colonos blancos. Si se quiere estimar que esta delimitación clara de los
frentes en lo que quedaba del África británica en 1963-1965, constituye
la tercera etapa, puede pasarse ya a la cuarta fase, mucho más
importante, que se produce entre 1965 y 1974 y se caracteriza por la
larga, amarga y cruenta marcha de los guerrilleros africanos contra la
dominación portuguesa en Angola, Mozambique y Guinea-Bissau. Ya
no dominan la escena las elecciones y las conferencias diplomáticas;
ahora impera la guerra. la política liberadora para África viene a
equipararse (y no sólo en África) con lucha armada. Lo cual suscita la
cuestión de quién apoya desde fuera esta lucha y dónde se encuentran
los verdaderos amigos internacionales de África. Durante años los
especialistas se limitaron a señalar que la Unión Soviética suministraba
a los movimientos de liberación africanos, prácticamente en solitario
(a lo sumo con la competencia de la República Popular China).
El poder en los Estados liberados fue asumido por quienes
demostraron ser los que mejor sabían manejar las armas o (como en
Angola) los que antes podían llamar a amigos poderosos que acudían
en su ayuda con tanques. La política de liberación africana adquiría así
una nueva dimensión. Lo decisivo es que el poder estatal africano se
haya fundamentado en la lucha armada victoriosa contra la dominación
blanca y no, como hasta entonces, en el compromiso con los
dominadores blancos alcanzado sin violencia. El único precedente
anterior a 1974 se dio en Argelia.
La quinta etapa, aun no puede ser estudiada por su cercanía, pero
está constituida por el ataque del África libre, desde dentro y desde
fuera, contra la fortaleza del «colonialismo interno»: Sudáfrica. Esta
lucha revestirá también los rasgos de una guerra civil. Pues el pueblo
de los africanos blancos no es solamente un dominador colonial que
sigue la tradición europea, sino que es, al mismo tiempo, una «tribu»
entre las restantes «tribus» africanas. En Burundi, en Uganda, en
Sudán y en el Chad ha podido observarse cuánta sangre pueden costar
las guerras civiles africanas, y no está ni mucho menos garantizado
que al final de cada guerra civil triunfe el arte de la pacificación y se
consiga la reconciliación nacional como ocurrió en Nigeria a partir de
1970.
Estructuras de la política de liberación africana
a) Liberación ¿de qué?
Su lucha se dirigía contra el «colonialismo», contra ese sistema que
los conquistadores blancos erigieron en todo el continente africano en
el curso de unas pocas décadas, partiendo de las regiones costeras,
donde la presencia europea databa de hacía ya tiempo, y
extendiéndose ahora hasta las últimas aldeas en las profundidades del
continente, cuyos habitantes muchas veces no habían visto jamás un
rostro blanco antes de la primera guerra mundial. Este era el punto
decisivo. No fue el acoplamiento de África al mercado mundial
capitalista el que desató la protesta anticolonialista, no fue tampoco la
piedra de toque la predicación de una nueva religión. Lo que
despertaba la irritación africana no era tanto la violencia dominadora
como la violencia en sí (como si surgiera un impulso espontáneo para
restablecer una democracia tradicional o los derechos humanos).
El sistema colonial europeo supuso la irrupción de mercancías y de
ideas nuevas, simultánea y estrechamente unidas a la firmeza de una
nueva dominación violenta y a la imposición de formas económicas de
producción y distribución radicalmente nuevas. De esta experiencia
surgió el síndrome de la dominación extranjera que atacó a las raíces
de la existencia social de un creciente número de pueblos africanos.
Este síndrome generó el reflejo de que antes de nada había que hacer
una cosa: sacudirse el dominio extranjero. Los movimientos
anticoloniales africanos (tanto los no violentos como los armados)
movilizaron con sorprendente amplitud y profundidad a las masas
populares para la acción política, ya se tratara de huelgas y
participación en elecciones o de apoyo en secreto a las tropas
guerrilleras.
Este despliegue de fuerzas sociales demuestra que todas las zonas
y estratos de la población africana tendían a considerar el dominio
colonial blanco como una carga y que existía el deseo general de
sacudírsela. La movilización de masas conseguida por los movimientos
de liberación, la mayoría de las veces en muy poco tiempo y con
escasos recursos, rebate el argumento de que únicamente la élite
ilustrada, educada por Europa y en Europa, era capaz de comprender
lo que significaba dominación, explotación y otros conceptos por el
estilo y podía contraponer a ellos conceptos tales como democracia y
socialismo. De haber sido así, el moderno movimiento de liberación
africano no habría pasado de ser una especie de campaña para el
aumento de dietas de una capa superior ya privilegiada, pero el
movimiento de liberación puso en pie a los pueblos y encauzó la presión
de las masas movilizadas, no sólo urbanas sino también campesinas.
¿Cómo ha sido en realidad la dominación blanca? Uno de los lemas
sería «paz territorial»: en el momento culminante y en los últimos años
del dominio colonial, no sólo los funcionarios y comerciantes blancos,
sino también los africanos, podían llevar a cabo sus intercambios y sus
desplazamientos por amplios territorios en condiciones de seguridad
personal considerablemente mejores que anteriormente... o que
después. Otro de los lemas sería «alimentación»: África perdió, no en
la década de 1970, sino antes, su capacidad de alimentarse con el fruto
del trabajo de sus propios campesinos, y ello debido a que el capital
de la economía colonial se concentró en la producción destinada a la
exportación, abandonando lo que con imprecisión se ha denominado
economía de subsistencia. No debe olvidarse tampoco el lema
«medicina»: bajo él anotaremos las campañas de vacunación
emprendidas por los dominadores blancos; aun cuando la razón que
moviera a los blancos fuera sobre todo el miedo al propio contagio, las
medidas que tomaron han influido positivamente en el desarrollo
demográfico africano.
b) Liberación ¿para qué?
Los dirigentes de los movimientos de liberación africanos no
expusieron detalladamente desde el principio en sus escritos
programáticos cómo debía ser África una vez liberada del dominio
extranjero. Más allá del núcleo de la política de liberación, consistente
en sacudirse el dominio colonial extranjero, lo primero que el
observador europeo puede reconocer en los programas y en las
construcciones de los movimientos políticos africanos son, sin
embargo, elementos tomados de la acumulación teórica europea. En el
ámbito lingüístico anglosajón constituyó un hecho incontestable desde
el principio que las colonias habían de convertirse en Estados
soberanos. Liberación colectiva mediante la adquisición paulatina de la
autodeterminación colectiva, a través de la inclusión en los Órganos
políticos de representantes de la población y luego a través de la
autonomía interna, hasta alcanzar la soberanía internacionalmente
reconocida: las colonias británicas en África siguieron la vía de los
dominios blancos y de los nuevos miembros de la Commonwealth en
Asia, sin poner en tela de juicio el principio.
Lo más que se discutió fue si las fronteras de los futuros Estados
independientes deberían abarcar los territorios de la antigua división
colonial. A muchos líderes nigerianos, y sobre todo al principio a los
representantes conservadores del norte, Nigeria les parecía una unidad
demasiado grande y heterogénea. De ahí que jugaran con la idea de la
secesión hasta que no se les garantizó, en el desarrollo constitucional
de los años de la transición (1953-1960), la hegemonía dentro del
Estado unitario.
Lo que hay que tener en cuenta en este proceso en toda el África de
colonización británica es que la democracia rara vez se desarrolló como
tema en la política de liberación. Aun cuando hacía ya tiempo que la
metrópoli británica había desarrollado plenamente la democracia
burguesa, no era éste un hecho que por sí mismo hubiera de fascinar
a África. Se mencionaba como primer escalón en la emancipación de
una colonia el representative government: la inclusión en las instancias
políticas de representantes de la población. Ello no quería decir ni
mucho menos que hubiera de tratarse, de inmediato y plenamente, de
representantes elegidos por todo el pueblo; con frecuencia el peso
decisivo recaía sobre portavoces nombrados a dedo que representaban
a determinados grupos de intereses.
Los parlamentos africanos no tuvieron gran poder en ningún sitio. El
interés de los movimientos de liberación africanos por introducir la
democracia parlamentaria plena antes de conseguir la independencia
debió tener razones distintas a la convicción de Churchill de que la
democracia es una mala forma de Estado, pero que todas las demás
son desgraciadamente mucho peores. La respuesta es sencilla: el
sufragio universal para una instancia política que pudiera imponerse al
gobierno colonial siguiendo sus propias reglas de juego detuvo la
dinámica de las fuerzas populares que los dirigentes políticos tan bien
supieron movilizar después de 1945. Esa dinámica aportó el poder
requerido para respaldar sus artes diplomáticas en la regulación de la
retirada blanca.
En el ámbito del África francófona no estaba claro que el objetivo de
la política de liberación fuese el establecimiento de Estados
independientes. Característica del contraste con la evolución seguida
por las colonias británicas, muchas veces vecinas y étnicamente afines.
Prácticamente todos los políticos de las colonias francesas se
esforzaron seriamente entre 1945 y 1957 por conseguir una auténtica
integración de sus pueblos en la Unión Francesa. Ello, no obstante,
impulsaban una política de liberación, y no sólo según su propia
apreciación, sino con resultados realmente tangibles que han de
impresionar a los estudiosos de la historia social más que la bandera
de un Estado «soberano». Resulta difamatorio para los dirigentes
franco-africanos de los movimientos de liberación no violentos, y sobre
todo del Rassemblement Démocratique Africain (RDA), tacharles de
colaboradores complacientes con la potencia colonial. Sus colegas y
competidores del África de orientación inglesa, entre ellos muchos
científicos, ignoran la aportación francófona a la liberación africana
porque no conciben que se pudiera aspirar también a la emancipación
real de los africanos en las condiciones imperantes en la IV República
a partir de 1946 sin separarse del Estado.
Pero también en el intento de esclarecer la forma en que los
africanos francófonos se imaginaban el futuro político resalta el hecho
de que tampoco ellos hicieron suyos casi nunca los principios
democráticos. La preeminencia del parlamento en la IV República
Francesa no dejó huella alguna en África, probablemente porque este
Régimen d'Assemblée fracasó en la guerra de Argelia en 1958. Los
partidos, y sobre todo las secciones territoriales del RDA, se
organizaron como levas masivas a disposición de un dirigente, por
regla general el diputado. En el último momento, en 1959-60, se
discutió si el África occidental francesa debía convertirse
conjuntamente en un Estado federal independiente, o si cada territorio
debía alcanzar la independencia por su cuenta. Este viraje en la política
interior de la «madre patria» vino como anillo al dedo a los políticos
africanos. Si bajo De Gaulle Francia conservó a pesar de todo la
democracia, no puede decirse otro tanto de las antiguas colonias
francesas en África.
Puede que la dominación blanca en África fuera benefactora, pero en
todo caso fue autoritaria, y lo fue hasta el último minuto. Para
defenderse de esta administración los africanos tuvieron que crear
movimientos políticos lo más unitarios posible y dirigidos, asimismo,
autoritariamente, y a este respecto no cambiaba nada que el objetivo
fuese: self-government now! («autogobierno inmediato») como en el
caso de Ghana o que se amenazara con la huelga general para
conseguir el subsidio para los hijos como en la metrópoli, tal como
hicieron los sindicatos franco-africanos en el verano de 1955. El
pluripartidismo, el libre contraste de los grupos de intereses, el cambio
de dirigentes mediante votaciones democráticas, no pudieron
imponerse en las condiciones reinantes durante la época colonial, ni
tampoco en el período de la descolonización africana. Pero tampoco ha
habido soluciones de continuidad con proclamación de principios
antidemocráticos. Las ideas autoritarias o fascistas que con tanta
profusión produjo Europa entre 1918 y 1939 no han infeccionado al
movimiento de liberación africano.
Hasta ahora sólo hemos hablado de las colonias en las que los
dominadores blancos no opusieron a los movimientos políticos de
liberación no violentos de los africanos barreras insuperables. El
principal objetivo político, incluso el único objetivo reconocible, fue la
independencia estatal. El anticolonialismo africano es, naturalmente,
antirracista y en consecuencia está a favor de la igualdad entre todos
los hombres y mujeres, lo que conduce casi forzosamente a una visión
del futuro que plantea como principio derechos iguales para todos los
seres humanos. Los europeos acostumbran a distinguir entre derechos
políticos y sociales. Los movimientos de liberación africanos hicieron su
aparición con la creencia en la prioridad de la política. Pero la sustancia
de la libre política africana, del marco constitucional ideal de un nuevo
Estado soberano africano, ha quedado sin definir. Sin duda los
movimientos de liberación aspiran en la sociedad futura, como en la
política, al ideal de la igualdad, naturalmente en forma de una vida
mejor para todos. Tampoco aporta mayores datos el análisis de
aquellos programas en los que aparece tempranamente el lema del
«socialismo».
Objetivamente considerada, la política económica y social del África
actual se encuentra ante el problema de cómo implantar (sí es que ello
es siquiera posible) una producción capitalista centrada en este
continente. La incorporación de la gran mayoría de los hombres y
mujeres africanos a un nuevo sistema de producción y distribución que
aspire al progreso y al crecimiento, es algo que no ha hecho la
dominación colonial europea, y no lo ha hecho porque no era esa su
finalidad. La finalidad de la colonización europea era, más bien, el
progreso, el crecimiento, el aumento de la calidad de la vida para
Europa.
c) Liberación ¿cómo?
Argelia fue, en 1962, el primer país africano que conquistó su
independencia mediante la lucha armada guerrillera. Hasta 1974 no
triunfaron los movimientos de liberación de las colonias portuguesas
por esta vía de la sangre y la destrucción; en 1980 siguió la victoria
del ZANU/PF de Zimbabue. Antes de describir los métodos de lucha y
organización de los movimientos armados, resulta conveniente dar
prioridad a los movimientos no armados del resto de África también en
esta cuestión de cómo se alcanzó la liberación.
En el África de la última época colonial, hay una diferencia entre
«partidos» y «congresos»: estos últimos serían organizaciones de
amplio espectro y, en consecuencia, menos rígidamente ensambladas,
que pretenderían abarcar a la totalidad del pueblo e incluirían por lo
tanto, al mayor número posible de grupos activos; los primeros
buscarían una organización más rigurosa, con una dirección clara, unas
organizaciones locales propias y una militancia cotizante, y se verían
también a sí mismas como representantes de las masas, pero en
calidad de vanguardia de las mismas. La diferencia surgió de la
estrategia de los dirigentes de los nuevos movimientos de liberación.
Había también asociaciones estamentales de funcionarios o profesores,
cooperativas de campesinos y, por último, sindicatos obreros de
diverso tipo, hasta llegar a las organizaciones de chiefs o chefs, es
decir, de jefes de aldea o de distrito reconocidos por la tradición o
impuestos por la administración colonial, a los que los alemanes
llamaban con condescendencia Häuptlinge («jefes de tribu o
caciques»).
La cuestión era ésta la siguiente, ¿debía y podía el nuevo movimiento
de liberación incluir en su dirección a los activistas de estos grupos de
intereses tan divididos, aunque cada vez más politizados? Si la
respuesta era afirmativa, se obtenía lógicamente la forma organizativa
del «congreso», según el conocido modelo indio. ¿O debía el
movimiento anticolonial dejar a un lado a los notables de una anterior
etapa de la autoafirmación africana y poner a un nuevo equipo (quizá
a un nuevo hombre) a la cabeza de la lucha nacional por la
independencia? En tal caso debía fundar un nuevo «partido» y
movilizar a las masas a partir de una base que no estaba todavía
organizada en las antiguas asociaciones.
Dos organizaciones territoriales del RDA, originalmente con una
dirección centralista y organizado de forma unitaria, ofrecen en el
África occidental francesa ejemplos típicos de las dos alternativas. Félix
Houphouet-Boigny construyó en 1947 su Partido Democrático (PDCI)
en la Costa de Marfil a partir de las asociaciones territoriales existentes,
y el Sindicato de Agricultores Africanos del Café y del Cacao fue desde
el principio su coto privado. En cambio, Sekou Touré, en Guinea, se
apoyó personalmente en los sindicatos de la ciudad de Conakry, lo cual
no constituyó una base firme desde el momento en que, a partir de
1950, la política se desplazó más y más del lado de los campesinos. En
la región montañosa de Futa Djalon tropezó además con la tradición
viva de un Estado precolonial fuerte, regido por una aristocracia
musulmana que había llegado a un entendimiento con Francia. Ambos
sistemas se mostraron tan estables que en 25 años no se produjo
ninguna conspiración, todo siguió igual. Sólo una observación más
detenida de la organización política pone de manifiesto las diferencias
fundamentales.
No quiere decirse que la decisión en favor de un «partido» conduzca
necesariamente y en todas partes al despotismo y a una mala política
económica. Los modelos ideales son por lo demás raros; en la realidad
predominan las formas impuras. Para las estructuras políticas de los
movimientos de liberación y, en consecuencia, del África independiente
de hoy en día era más importante lo que los «partidos» y «congresos»
tenían en común que lo que los diferenciaba. Todos ellos trataban de
aunar las energías, a ser posible de todo el pueblo, a fin de alcanzar el
objetivo de la independencia estatal. El nombre del movimiento, la
mayoría de las veces en forma de siglas, y la imagen del dirigente se
convirtieron en los núcleos de cristalización de un poder dispuesto a
entrar en acción, cuya energía se basaba en el peso de las masas
movilizadas.
La acción en sí podía adoptar la forma de manifestación, huelga o
también el pesado sacrificio que suponía para los africanos residentes
en zonas rurales muy dispersas ir andando el día de la elección hasta
la urna y esperar en una larga cola hasta poder emitir el voto. Las
reglas de juego las dictaba al principio la potencia colonial, pero el
juego fue muy pronto dominado por el movimiento de liberación. Con
cada nueva intervención les iba comiendo el terreno palmo a palmo a
los representantes de la dominación extranjera, a los gobernadores y
a los comandantes de distrito (franceses) o comisarios de distrito
(británicos). Aquéllos lo aceptaban porque las directrices que recibían
de la metrópoli apuntaban cada vez más claramente hacia una retirada
ordenada y los dirigentes africanos sabían perfectamente que de lo que
se trataba era de tocar el teclado de la moderna política tal como
aquéllos la entendían.
¿Existía una contraposición fundamental entre los anticolonialistas
radicales, como se denominaba a algunos, y los dirigentes moderados?
Formaba parte de las nuevas teorías sobre el imperialismo, de las
teorías sobre el neocolonialismo y la dependencia, considerar a los
jefes de Estado africanos sospechosos de ser «cabezas de puente»,
peones o incluso marionetas de las fuerzas blancas del capitalismo. La
investigación histórica está hoy en condiciones de establecer en todos
los casos si un partido africano llegó al poder en el curso de la
descolonización por sus propias fuerzas o movido por la potencia
colonial correspondiente. Pero en ningún caso, cuando esto último ha
podido probarse, tiene un régimen surgido de tal manera por qué
seguir siendo eternamente un receptor de órdenes de los dominadores
extranjeros.
En el África francesa, únicamente en el Camerún derrotó la potencia
colonial, en los años 1955-1960, a un fuerte movimiento de liberación
matando a su principal dirigente. Se trata de la Unión de los Pueblos
del Camerún (UPC), que había optado por la lucha armada. Dado que
el norte islamizado del Camerún no quería decididamente saber nada
de la UPC, Francia no tuvo la menor dificultad para, a partir de allí,
preparar a un hombre joven como alternativa política, ponerle a la
cabeza del gobierno y confiarle la independencia. Parecida
ambivalencia se da incluso en la descolonización del Zaire. Patricio
Lumumba, el primer ministro asesinado en el año 1961, era sin duda
un nacionalista radical que resultaba incómodo para muchos de los
poderosos del mundo occidental, no sólo en Bélgica, sino mucho más
allá. Le combatieron, se alegraron de su caída y quizá lleguemos a
saber algún día quién fue exactamente el culpable de su muerte. Pero
el grave conflicto que provocó la caída de Lumumba no fue ningún
enfrentamiento con Bélgica, sino la desavenencia entre él y el
secretario general de las Naciones Unidas, Dag Hammarskjold, sobre
el desarrollo de la operación internacional en el Congo que el propio
Lumumba provocara. Y quien le sucedió en el poder (primero en la
sombra y desde 1965 a la luz pública), Mobutu, procedía políticamente
del MNC de Lumumba, aun cuando seguramente su ascenso fuera
apoyado discretamente con dinero y armas de la CIA.
Los métodos de los movimientos de liberación no violentos de África
han ahorrado con toda seguridad a los pueblos de estos Estados
sacrificios en forma de derramamiento de sangre y las miserias del
exilio o la evacuación y la destrucción. En estos pueblos liberaron
energías políticas lo bastante intensas y duraderas como para obligar
a las potencias coloniales a decidir la retirada.
Los movimientos de liberación armados, primero en Argelia y luego
en el África portuguesa y en el resto del África austral, han escrito un
nuevo capítulo de la historia de la descolonización. Algunos de ellos
(sobre todo el ANC sudafricano) han surgido a partir de movimientos
anticoloniales que actuaban legalmente y que respondían exactamente
al tipo de movimiento pacífico ya descrito. Sabido es que los
dominadores blancos hicieron oídos sordos a la política negra en
Sudáfrica y Rhodesia, como anteriormente a la política musulmana en
Argelia. En el África portuguesa, bajo la dictadura de Salazar no podía,
de entrada, existir política de oposición legal alguna, y mucho menos
una política negra de liberación. La consecuencia en todos estos países
fue la decisión de conseguir la liberación mediante la lucha armada. Se
suscitaron así nuevos problemas de organización política y estrategia
hasta entonces desconocidos en África.
Todos los movimientos de liberación beligerantes pasaron después
de unos primeros reveses a una segunda fase en la que desarrollaron
la estrategia de la «guerra popular» que en 1954 había asegurado la
victoria de Vietnam sobre Francia y veinte años más tarde había
obligado a retirarse de aquel país incluso a la superpotencia
norteamericana junto a la guerrilla formaron tropas regulares en zonas
de seguridad que estaban fuera del alcance de los ataques del
enemigo. Durante la primera guerra de Vietnam, estas zonas se
encontraban dentro del propio territorio vietnamita, aun cuando
estuvieran adosadas a la frontera china; en África se situaron más allá
de las fronteras del país en el que se combatía, en el territorio de
Estados vecinos «partidarios de la liberación». Pero junto a estas
ventajas surgieron también algunos inconvenientes.
En la segunda fase de la guerra popular, la organización se veía tanto
más amenazada en su unidad cuanto más se prolongaba esta fase,
pues había por lo menos dos aparatos, y en algunos casos hasta tres
y cuatro, que tenían que desarrollarse por separado, con el
consiguiente riesgo de formación de cúspides dirigentes diversas. En
primer lugar, la organización en el exilio, dirigida por lo general por
políticos civiles que con anterioridad habían actuado legalmente en su
patria; en segundo lugar, el mando militar de las tropas establecidas
en las zonas de seguridad; allí donde la guerrilla seguía desarrollando
una actividad en el interior del país, había que añadir, en tercer lugar,
el mando de la guerrilla en la clandestinidad o en los territorios
liberados, aislado de los que luchaban en las zonas de seguridad;
cuando la potencia colonial blanca no reprimía todo lo que recordara
de lejos a una política africana, tenían que surgir en cuarto lugar, en el
curso de los años, nuevos grupos que sirvieran nuevamente de
portavoces del pueblo negro en el marco de la legalidad colonial.
La resistencia blanca
En África existían 3 tipos de colonias: aquellas con un número
reducido o casi nulo de blancos que no dificultaron la descolonización,
aquellas en las que los blancos llegaron a acuerdos con los
movimientos de liberación, y, por último, aquellas donde si hubo una
resistencia por parte de la población blanca que forzó a los
movimientos de liberación a ser violentos. En este último grupo
destacan los casos de Argelia, Sudáfrica y Zimbabue.
El porqué de la no resistencia blanca en gran parte del continente
africano es sencillo de comprender, aunque se terminase la relación
metrópoli-colonia, los estados africanos estaban muy influenciados en
términos económicos, culturales (sobre todo idioma) y educativos. Se
puede decir que en realidad cambia el nombre de la relación bilateral
pero no la base, en África seguían dependiendo de Occidente, solo que
Occidente podía vender productos de mayor calidad en el nuevo
contexto de mercados internacionales, mientras seguían asegurando
las materias primas de cada territorio.
En los 60s las potencias europeas creyeron que la liberación política
no afectaría a los intereses económicos, y tenían razón. A pesar de
conseguir realizar reformas por sí mismos, estas eran de carácter
secundario, requiriendo de la ayuda de la ex-metrópoli
correspondiente. Argelia y Sudáfrica se diferencian del resto de África
en que fueron países que se industrializaron y modernizaron
relativamente rápido, apareciendo movimientos de liberación propios
a partir de 1945. Estos movimientos de liberación se dieron cuenta de
que la metrópoli había acabado con sus tradiciones y que los más
pobres, como los campesinos, eran los peor parados. Su objetivo se
centró en movilizar a los obreros, pues las huelgas atacarían
directamente a los intereses empresariales.
Los políticos blancos del viejo mundo no veían con buenos ojos dejar
en manos de unos campesinos la producción industrial, por falta de
expertos a la hora de mantener la maquinaria. Una cosa era que la
industria del cacao decayese por mala gestión y otra muy diferente que
lo hiciesen los beneficios de las minas de oro sudafricanas o del
petróleo y gas natural de Argelia. Francia luchó durante años por
mantener Argelia, al igual que lo hizo la Sudáfrica blanca. Algo
inexplicable es porqué Portugal también decidió que debía combatir por
conservar sus colonias. A diferencia de Francia o Reino Unido, Portugal
no tenía ni un ejército modernizado, ni economía fuerte para aguantar
una guerra de años, ni una motivación para las tropas que se hartaron
de la sangre derramada en una guerra inútil. Se cree que Portugal
temía que otras potencias aprovechasen el vacío de poder para
establecerse en sus colonias.
Francia decide enfrentar el problema por las armas mientras que,
desde Pretoria, no Londres, se encuentra otra solución. En Sudáfrica,
la elite blanca consiguió mantener el statu quo, conocido como
apartheid, gracias a algo simple, mantener fuera de la vida política a
la población negra, no era simplemente una discriminación por color
de piel o raza, hacer que la población negra no pudiese afectar a la
vida política era mucho más efectivo. El sistema sudafricano comenzó
a funcionar en 1948 con la victoria del Partido Nacional, que desde
entonces se dedica a mantener el poder en manos de la burguesía
blanca del país, eliminando de los censos a todos aquellos que no
fueran blancos. Sin embargo, los diferentes gobiernos sudafricanos han
ido permitiendo poco a poco la actividad política negra con el fin de
observar hasta donde llegaban y poder cortar su progreso en
momentos concretos a través de exilios, condenas de cárcel y visitas
al patíbulo. Sudáfrica incluso participó en las guerras de liberación de
los países de su entorno, siempre a favor de la metrópoli, y, cuando la
metrópoli no pudiera continuar la lucha, trataba de apoyar al grupo de
liberación más favorable a sus intereses, es decir, crearían estados
marioneta a través del presidente que ellos eligiesen.
La segunda etapa de la liberación
El caso Sudáfrica es tan complejo que múltiples estudios que
trataban de prever cuando se llevaría a cabo la independencia o
liberación del país han fallado a la hora de dar la fecha.
De esta situación destaca la supervivencia unida de la Unión
Soviética. En Asia Central se produjeron movimientos fundamentalista
musulmanes que no afectaron internamente a la URSS. Se cree que el
mantenimiento del orden interno desde la época estalinista tiene un
gran peso en esta situación, aunque también es posible que los
ciudadanos musulmanes de la URSS percibiesen que vivían mejor que
sus vecinos mahometanos. Es bastante posible que esta situación se
viviese en Sudáfrica: estamos mal, nos apartan de la vida política, pero
nuestros vecinos independientes no viven mejor. Sudáfrica no solo
controlaba el acceso a la política de los ciudadanos negros, existían una
práctica conocida como influx control, limitar la llegada de ciudadanos
negros a ciudades, los lugares donde la vida era mejor. A pesar de esta
manera de dominar a los ciudadanos negros, también se les informaba
de los países independientes que les rodeaban, donde la democracia,
los derechos humanos y las políticas sociales estaban igual o peor.
Zaire, en concreto sus intelectuales (en parte ideólogos de la
liberación), se da cuenta de que solo han llevado a cabo una primera
liberación, la política, y que todavía hay que llevar a cabo la segunda,
la económica. El problema es que unir a gente para alzarse contra la
metrópoli es una cosa, crear un sistema económico viable tras una
revolución, otra distinta. Conseguir una economía productiva, según
los cánones modernos, fue la causa de la deriva hacia el socialismo de
muchos países africanos. Esta etapa se les sigue atragantando a los
países africanos.
Muchos ideólogos sociales han propugnado por cortar lazos con
Occidente, pero ningún gobierno se ha atrevido a llevar a cabo
semejante empresa. África no produce suficiente alimento para toda
su población y el 44% de la población es menor de 15 años, por lo que
es difícil saber cómo todos esos futuros adultos se ganaran la vida.
Satisfacer la alimentación y el empleo de sus habitantes es suficiente
logro para la segunda etapa de desarrollo independiente. El problema
de los ideólogos del corte de relaciones es que países con un nivel
menor de dependencia con su ex-metrópoli, no han demostrado un
nivel económico mejor, de forma similar a China antes del siglo XXI
(que fue dependiente de occidente e independiente sin grandes
diferencias).
Se cree que el error de esta manera de concebir la descolonización
es el igualar a Europa, ese nunca debería ser el objetivo de los
gobiernos africanos, sino progresar en seguridad interna y educación
para que el progreso económico acompañase. Los gobiernos africanos
deben fundamentar su progreso en 3 puntos: 1) no tratar de imitar a
países Occidentales, 2) imitar a Occidente buscando una
modernización armónica es un error, pues ningún país occidental tiene
armonía interna, y 3) la armonía social es un objetivo deseable, pero
la economía moderna trae muchas cosas negativas con ella (basura
por consumismo, enfermedades derivadas de la industrialización…). El
mejor ejemplo de porque no asemejarse a Occidente se observa en
capitales y regiones que cargan con el peso industrial. Las capitales se
asemejan a las occidentales y las zonas industriales son muy similares
a las europeas, pero hay una gran diferencia en producción económica
en comparación a las zonas rurales.
Lo que está claro es que todos los países africanos han fracasado a
la hora de igualar el nivel de los países capitalistas, y en algunos casos
el modelo socialista, ya sea soviético, chino o cubano, tampoco está
saliendo adelante. Así pues, deben abandonar el sueño de ponerse a la
altura de Occidente y crear su propio camino hacia una economía de
nivel mundial. En el plano político los países africanos se dividen en los
que conservan coaliciones de corte anticolonialista descendientes de
los liberadores originales, aquellos que han superado el fallecimiento
de sus dirigentes personalistas y aquellos en los que la junta militar
dejo paso a un sistema democrático sin poner pegas ni afectar a
resultados electorales.
África si ha perdido las redes de seguridad social que existían en sus
sociedades tradicionales con el intento de modernización, creando en
este plano una situación peor que la existente. Económicamente
hablando hay una gran disparidad de recursos entre una minoría muy
rica y una mayoría muy pobre que además ve que está desprotegida
ante su situación vital. Muchos países africanos buscaron la ‘creación
de la nación’, lo que consiguieron fueron burocracias que no
funcionaban. La inexistencia del Estado como un ente eficaz es
responsable de que socialmente no se hayan mantenido las redes
tradicionales.
La experiencia también demuestra que un Estado regido por un
partido único tampoco es garantía de salir adelante. En los Estados de
corte militar, se esperaba que los oficiales fueran capaces de mantener
el orden y que serían duros con la corrupción. Toda esta esperanza
resulto ser ingenuidad. Pero los militares eran hombres, al fin y al cabo,
también cometen fallos. La siguiente esperanza reposó en los hombros
de la segunda generación de políticos, también resultó ser un fracaso.
Por último, llegaron los hombres de la segunda revolución marxista,
sin miedo a limpiar el gobierno desde dentro, derramando sangre si
fuera necesario, pero tampoco han sacado a sus países adelante.
Lo que necesita África es movilizar la energía de sus pueblos, y
redirigirla hacia nuevas metas. El objetivo principal se logró, ya no hay
una metrópoli controlándoles, pero ¿pueden construir una nueva
realidad económica? ¿Pueden mejorar los salarios y evitar el masivo
éxodo rural? ¿Pueden formar e introducir especialistas en su
entramado económico? ¿Pueden controlar la política sin caer en la
guerra civil cada vez que un gobierno lo hace mal? La respuesta es
difícil porque hasta ahora el enemigo era claro y externo. Los países
africanos deben pasar a luchar por algo en vez de contra algo. Al luchar
por su progreso conseguirían poco a poco mejoras, con medidas que
puedan corregir a medida que sean aplicadas, aprendiendo de errores
del camino. Al final del camino dará igual que la fachada que veamos
de África no nos sea conocida, el objetivo es que los africanos puedan
vivir mejor de lo que han vivido en el pasado bajo el dominio occidental.

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