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LA LOCURA DE LA PREDICACIÓN – Un breve taller de Predicación Bíblica

LECTURA BÍBLICA: 1 Co 1:21.

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría,


agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.”

I. LA IMPORTANCIA DE LA PREDICACIÓN.

El texto con el que hemos dado inicio a esta sección de nuestra Escuela Bíblica,
debiera ser suficiente para que consideremos la importancia y prominencia de la
predicación en el desarrollo de la vida de la iglesia.

En primer lugar, cuidémonos de pensar que la predicación es un discurso loco, sin


sentido, o absurdo. En el versículo base, Pablo está expresando lo que el mensaje
del evangelio es para los ojos de los incrédulos, de hecho antes dice que “la palabra
de la cruz es locura para los que se pierden” (1 Co. 1:18). Así que no pensemos que
la predicación deba ser un mensaje fuera de toda razón y lógica.

En segundo lugar evitemos el error de creer que es la predicación la que salva, ya


que quien nos salva es Cristo, pero la predicación es el medio por el cual se nos
presenta al Salvador. Por eso es que nada debe ocupar el lugar central de la
predicación, y una vez que la tenemos en el centro de la iglesia, nada debe ocupar el
lugar central de Cristo en ella.

La predicación como método, jamás será obsoleta en la Iglesia. Últimamente se le


ha querido desplazar, para dar lugar a métodos más llamativos y supuestamente
más efectivos, como espectáculos musicales, teatrales, shows emocionales e incluso
shows de pseudo milagros. Sin embargo, seguimos necesitando la predicación
porque “la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).

Leer Esdras cap. 8: vs. 1-5.

Note los siguientes detalles importantes a partir del pasaje leído.

1. ¿Qué leyó Esdras? _________________________________.


2. ¿A qué edades y a qué tipos de personas les leyó Esdras?
______________________________________________________.
3. ¿Desde dónde leyó Esdras, y qué significado ve ud. en ese detalle?
_______________________________________________________
4. ¿Cuál fue la actitud del pueblo al escuchar a Esdras? ___________________

Material de apoyo: La Predicación, de Eliseo Martínez

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II. LA PREDICACIÓN CRISTOCÉNTRICA.

“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo,


y a éste crucificado.” 1ra Corintios 2:2

¿Cuál es el gran tema de la Biblia? ¿el amor? ¿la salvación? ¿el fin del mundo?
¿el cielo? ¿el infierno?. Todos estos temas son muy importantes, sin embargo
hay un gran tema que cruza todas las Escrituras: CRISTO.

Jesús no aparece solamente en el Nuevo Testamento, sino que aparece en todas


las Escrituras. No olvidemos que Cristo es la más grande revelación de Dios, así
que la Biblia, que es la revelación especial de Dios, debe tratarse sin duda de
Cristo.

Si toda la Escritura se trata de Cristo ¿deberíamos predicar de otras cosas


relegando siempre a Cristo a un último lugar? ¿No debería ser más bien el
centro de la predicación?

Más allá de criticar la forma de predicar de otros, deberíamos poner el foco en


este asunto. Cada vez que predico ¿es Jesús el centro de mi sermón?. Esto es
sumamente importante, porque en los últimos cien años el Evangelio ha sido
enturbiado por el humanismo. Se ha colocado al hombre en el centro, y se ha
relegado a Cristo a un lugar secundario. Debemos volver a la predicación
Cristocéntrica (donde Cristo es el centro) y exterminar de nuestros púlpitos y de
nuestras iglesias la predicación Homocéntrica (donde el ser humano es el
centro). Y eso lo hacemos juntos, si de corazón cada uno de nosotros se
propone, así como Pablo lo hizo, predicar a Cristo.

¿Eso significa que no debemos predicar sobre la familia, el matrimonio, el


trabajo, etc.?
No significa eso, porque la misma Biblia abarca toda clase de temas y áreas de la
vida. Sin embargo, estaremos de acuerdo en este principio: Todo es para la
gloria de Dios (Romanos 11:36), Él es el centro de todo, incluso nuestra salvación
es para alabanza de la gloria de su gracia (Efesios 1:6). Así que tenemos el
máximo mandamiento y privilegio de ver a Cristo en todas partes, y de
proclamar sus perfecciones por encima de todo.

El predicador británico del siglo XIX, Charles Simeon, planteó tres objetivos en
la predicación: 1. Humillar al pecador; 2. Exaltar al Salvador; 3. Promover la
santidad.

Cuando hacemos de Cristo el centro de la predicación, estos objetivos se


cumplen.

1. ¿Cómo haría usted esto? ____________________________________


2. ¿Ha visto a Cristo en algún pasaje del Antiguo Testamento al leerlo?
_______________________________________________________

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III. LA HERMENÉUTICA.

Es una palabra que puede parecer muy rara para muchos de nosotros, pero se
refiere a algo tan normal y común. Según la RAE, hermenéutica es la
“interpretación de los textos, originalmente los sagrados”, y “Teoría de la
interpretación de los textos.”
Entonces, hermenéutica es la técnica, ciencia o arte, de la interpretación de un
texto. Por lo tanto, esto que en un principio nos parece tan ajeno, toma una
tremenda importancia para nosotros, que tenemos la bendición y el deber de
escudriñar y estudiar las Escrituras, y más aún para aquellos que tenemos la
bendición y responsabilidad de exponerlas.
Decía que es algo bastante común, porque todos al momento de leer la Biblia
hacemos un ejercicio de interpretación, bien o mal, pero todos interpretamos.
Hay pasajes bíblicos que nos dan a entender lo serio que es interpretar la Biblia.
Lea y luego comente. 2 Timoteo 2:15; Marcos 12::24;
_______________________________________________________
_______________________________________________________
La hermenéutica es importante porque la correcta interpretación de la Biblia
evitará que divaguemos e la predicación, y más aún, permitamos que la Palabra
de Dios redarguya, reprenda, corrija, anime, y consuele. Si no interpretamos
correctamente la Biblia, el alimento que reciba la iglesia será deficiente o nulo.
Ahora bien, no quisiera que nos confundiéramos en este punto, y sepamos que el
contenido siempre será más importante que el método.

Siempre al estudiar la Biblia sería muy bueno hacernos tres preguntas básicas:
1. ¿Qué dice el texto leído? (Observación).
2. ¿Qué significa lo leído? (Interpretación).
3. ¿Qué quiere Dios que yo haga? (Aplicación).

Cuando tomamos un texto bíblico debemos buscar el propósito del Espíritu


Santo que inspiró las Escrituras. No debemos imponerle al texto bíblico
nuestros pensamientos. ¿Recuerda que hace algunos años atrás, en las noticias,
se hablaba de una persona que manipulaba la garganta de un perro con sus
propias manos para que éste emitiera sonidos parecidos a palabras? Bueno, a
veces de una manera tan grosera como esa, intentamos que el texto bíblico diga
lo que queremos que diga y no lo que en verdad dice.

Para llegar al significado del texto, podemos considerar un proceso de tres


partes: 1. Exégesis; 2. Reflexión teológica; 3. Implicaciones para hoy.
Lo primero y más importante es la exégesis. Si no hacemos bien la exégesis, todo
lo demás hará crecer nuestra interpretación y nuestra predicación como un árbol
chueco.
¡Un momento! ¿Qué es exégesis? Significa explicar, exponer e interpretar. Se
debe dar al contexto bíblico el control del significado del texto. Leer y observar
hasta saber cómo el texto encaja en el mensaje general del libro. Observar la
estructura y el énfasis del texto.
Haga un ejercicio simple con algunos textos muy conocidos: Lucas 1:37.
Filipenses 4:13- Comente _____________________________________

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IV. LA EXÉGESIS.
La exégesis, como dijimos antes, es explicar, exponer o interpretar. Es imposible
realizar una buena exégesis si no oramos, porque dependemos del Señor. Aunque
hemos hablado de la hermenéutica y la exégesis como una técnica o arte, estamos
hablando de algo espiritual y que no puede ser bien realizado si no dependemos del
Señor, para que sea Él quien nos influya mediante su Espíritu y nos dé un correcto
entendimiento, porque dependemos del Espíritu santo para entender el texto.
¿Cuándo debemos orar? ¿Antes o después de leer? ___________________.

Contexto Bíblico. Debemos dejarnos controlar por el contexto bíblico, o sea el


contexto histórico (lo que ocurría en el tiempo en que fue escrito el texto), y literario
(lo que está escrito alrededor del texto). Debemos preguntarnos ¿por qué está este
pasaje en este lugar? ¿Cómo encaja el pasaje en una sección más amplia? Por
ejemplo, leamos Juan 10:10. Diga cómo entiende ese texto ¿Quién es el ladrón?
Luego, leamos su contexto literario más inmediato, Juan 10:1-11. Luego de leer el
contexto literario, diga: ¿Quién es el ladrón? __________________________.
¿Cambió en algo su comprensión del texto? ___________________________.

La línea o constante del libro. Es averiguar de qué se trata el libro entero, tratar
de encontrar una línea o constante que cruce o se mantenga durante todo el libro.
Para hacerlo podemos leer el libro completo, leer y releer el principio y el final,
encontrar algunas palabras, frases o ideas que se repitan, y tratar de encontrar
alguna declaración de propósito. Lea 3 Juan y trate de encontrar la línea o
constante de esta carta.
_________________________________________________________
_________________________________________________________.

Al leer y releer el texto que tiene para interpretar o predicar, Ud. encontrará la
estructura y el énfasis del texto. De tanto leer, podrá captar la idea principal, podrá
captar algunas palabras importantes que conforman la estructura o esqueleto del
texto.

Ejercicio.
Ejercite buscando textos conocidos por Ud., principalmente aquellos que cree
manejar o conocer bien. Ore pidiendo al Señor entendimiento e iluminación para
su corazón y su mente. Olvídese de lo que Ud. supuestamente necesita, olvídese de
lo que ud. supuestamente sabe del texto, haga a un lado sus ideas sobre el pasaje
bíblico. Trate de llevar a cabo todos estos consejos, y luego compruebe si logra un
mejor entendimiento de aquellos textos o pasajes.

NOTAS:
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V. LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA.

Habíamos dicho que el trabajo de la exégesis era importante, y que requiere de


tiempo y paciencia. Pero mientras mejor sea la exégesis del texto leído, mejores
resultados tendremos en la correcta interpretación y predicación de ese texto. Pero
no nos podemos quedar solo con la Exégesis porque si no solo tenemos una
interpretación intelectual e incluso legalista, del texto. El paso siguiente es lo que
se llama la “Reflexión Teológica”. Otra vez, algo que parece muy raro o elevado, sin
embargo es muy común.
Leamos Juan 15:16. ¿Cómo interpreta generalmente la primera frase de este
versículo en la que se refiere a la elección?
________________________________________________________

Es muy probable que, sin darse cuenta, haya hecho una reflexión teológica sin
siquiera haber hecho una exégesis primero. Este ejemplo lo vimos solo para
entender que reflexionar teológicamente a partir de un texto, también es algo
común. De hecho, la teología no es algo que está lejos de nosotros, sino que algo
muy común. Todo el que habla acerca de Dios y/o de su Palabra, está haciendo
teología,… buena o mala, pero teología al fin y al cabo.

¿Qué es la Reflexión Teológica? En palabras de David Helm, en su libro La


Predicación Expositiva, la Reflexión Teológica “es una disciplina rigurosa y llena de
oración que implica tomarse el tiempo para meditar en mi texto y ver cómo se
relaciona con el plan de redención de Dios. Es un ejercicio que plantea la pregunta
de cómo mi pasaje se relaciona con la Biblia como un todo, especialmente con los
actos salvíficos de Dios en Jesús.”

Leamos Lucas 24:25-27, y Hechos 17:2-3.

El apóstol Pablo nos muestra sus capacidades de razonar, probar, y persuadir,


cuando predicaba a Cristo desde todas las Escrituras.
Siempre podemos predicar a Cristo y el Evangelio desde el Antiguo o el Nuevo
Testamento, es el principal mensaje que encontramos en las Escrituras.
El llamado “Príncipe de los Predicadores”, Charles Spurgeon, decía: “¿No sabe ud.
joven, que desde cada pueblo y cada pequeña aldea de Inglaterra, donde quiera
que esté, hay un camino a Londres? Así, desde cada texto de la Escritura hay un
camino a Cristo…”

Para poder encontrar ese camino que nos lleva a Cristo, es que necesitamos la
oración. “Hay una íntima conexión entre la revelación de la identidad de Cristo y
los momentos de calmada oración” (David Helm).

Material de Apoyo: La Predicación Expositiva, David Helm

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VI. LA APLICACIÓN.

Después del duro trabajo de la Exégesis y la Reflexión Teológica, viene la aplicación.


El predicador se dirige a personas, y esas personas son el objeto del amor y la
misericordia de Dios. Dios, en su misericordia, quiere hablarles para que se
arrepientan, se conviertan, sean edificados, crezcan y maduren. El predicador
puede ser el medio que Dios utilice para hacer esta obra de gracia, o puede ser el
obstáculo.
Estamos tratando a cierta profundidad el tema de la Predicación, justamente porque
no queremos ser un obstáculo para que Dios hable.
¿Cuándo obstaculizamos o enturbiamos la voz de Dios sin darnos cuenta? Tal vez la
forma más común es pensar, casi inconscientemente, que podemos ser inspirados
por Dios sin tener que introducirnos en el texto bíblico, sin estudiarlo a profundidad
ni meditar en él.
Hay un error que hemos cometido por largo tiempo, y es pensar que las Escrituras
están separadas del Espíritu Santo. Pensamos que podemos entregar un mensaje
“como lo entrega el Espíritu”, sin conocer las Escrituras. Eso es un grave error. Las
Escrituras fueron inspiradas por el Espíritu Santo, por lo tanto la inspiración se
encuentra en ellas. El texto bíblico ya viene con un significado, con una forma y
énfasis, nuestro trabajo es encontrarlo.

Necesitamos traer toda la preparación que hemos hecho, ante el Señor en oración,
necesitamos que el poder del Espíritu Santo nos asista en la predicación. Debemos
orar antes de la predicación, debemos orar en el momento mismo en que vamos a
predicar, e incluso después de haber terminado de predicar.
Respecto a la aplicación, debemos entender que lo que buscamos es mucho más que
solo aplicar las verdades de Dios a la audiencia, que los hermanos entiendan lo que
decimos, y lo apliquen poniéndolo en práctica, o trabajando en la obra. Lo que
debemos buscar es un cambio de corazón.
El hecho de que sea posible una aplicación en un texto determinado, no significa
que haya estado en la mente del autor bíblico. Si la aplicación en la que estamos
pensando contradice otros textos bíblicos, entonces algo anda mal en nuestra
conclusión. También debemos ser cuidadosos en que nuestra aplicación no se
desenfoque del Evangelio, porque podríamos terminar imponiéndoles simples
normas moralefs a los oyentes. Por ejemplo: Veamos Santiago 3:1-12. ¿Cuál es
realmente el mensaje? Comente.
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Por muy clara que sea la aplicación, no beneficiaremos a las almas si esta aplicación
se aleja del Evangelio. Hoy en día, muchos hombres usan la Biblia aplicándola
únicamente para las cosas de esta vida. Se convierten en motivadores o coach
motivacionales, que animan a la gente a alcanzar éxito o a sentirse bien con su
autoestima. Ninguna de estas cosas es el objetivo de la Palabra de Dios, sino el
Evangelio.
Material de Apoyo: La Predicación Expositiva, David Helm

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