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Cuando yo era chico me encantaban los circos; lo que más me gustaba eran los
animales, y dentro de ellos, mi preferido era el elefante. Durante la función, la
enorme bestia impresionaba a todos, por su peso, tamaño y sobre todo, por su
descomunal fuerza.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefantito, con sólo unos días de nacido,
sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el animalito empujó,
jaló, sacudió y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo
liberarse. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Podría jurar que el primer
día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día siguiente volvió
a probar, y también al otro y al que seguía… hasta que un día, un terrible día el
animal aceptó su impotencia, y se resignó a su destino. El elefante dejó de luchar
para liberarse. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE
NO PUEDE HACERLO. Tiene grabado en su mente el recuerdo de sus entonces
inútiles esfuerzos y ahora ha dejado de luchar, no es libre, porque ha dejado de
intentar serlo. Nunca más intentó poner a pruebas sus fuerzas… Nosotros somos
un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a varios (cientos) de
estacas que nos restan libertad.
Autor: anónimo.
4 estaca: Palo con punta en un extremo para que pueda ser clavado
Firma: Anónimo
. Sherlock Holmes
Watson por su parte está a punto de comprometerse con Mary Morstan, una
institutriz viuda, aunque Holmes no parece desear que la relación prospere.
Blacwood es ahorcado, aunque poco después, y pese a que el propio Watson
dictaminó su muerte, varios testigos afirman que resucitó, apareciendo en su
tumba otro cadáver. Holmes recibe la visita de Irene Adler, antigua novia y
habilísima ladrona, que lo contrata para que busque a un hombre llamado
Reardon.
En sus investigaciones acabarán teniendo que pelear con unos matones, y
acabarán por ser detenidos, hasta que Mary paga la fianza de Watson, y la de
Holmes los miembros de la secta del Templo de las Cuatro Órdenes de la que
forman parte el embajador de Estados Unidos y el Ministro del Interior y que
dirige Sir Thomas, presidente del Tribunal Supremo y padre de Blackwood, que
pide ayuda a Holmes para evitar que su hijo invoque a fuerzas de la naturaleza
que alteren el curso del mundo.
Poco después aparece muerto Sir Thomas sin su anillo de dirigente de la orden
secreta. Blackbox se autoproclama nuevo dirigente, y afirma que
reconquistarán Estados Unidos. Atraídos hasta un matadero, donde Blackbox
retiene a Irene, que está a punto de morir, consiguen salvarla, pero están a
punto de morir tras una enorme explosión. Detenido de nuevo y llevado ante el
ministro del Interior, descubre que este fue el ayudante de Blackwood en sus
crímenes, aunque logra escapar antes de que acabe con él, corriendo junto a
Watson y a Irene hasta el parlamento donde cree que será el siguiente
asesinato. En sus sótanos encontrarán un aparato, el inventado por Reardon,
que es capaz de liberar un gas que podría acabar con todos los parlamentarios.
Ante estos se presenta Blackwood, pidiendo su apoyo para controlar el mundo
tras convocar a los poderes ocultos y dispuesto a acabar con sus opositores
tras poner en funcionamiento la maquinaria mediante un control remoto.
Preparado por
El estudiante Alen Manuel Rodríguez farias