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ROSA ABOY VIVIENDAS PARA EL PUEBLO Espacio urbano y sociabilidad en el barrio Los Perales. 1946-1955 A: a rit SanAndrés Fowo ne Cutrura ECONOMICA Primera edicién, 2005 Universidad de San Andeés Vito Dumas 284 - B1G44BID, Vitoria -Peia. de Buenos Aires Tel: 4725-7000/7001 y 4312-9497/9499 inwicionales@udess edu ar worweudesseduar 1D. R © 2005, Fondo o# Curtura FcaNoulca DE ARGENTINA, SA. H Salvador 5665; 1414 Buenos Aites fondo@feecom.a / wow fee.com.at ‘Au Fach Ajusco 227; 14200 México D.E, ISBN: 950-557-626-9 Foocapiar bros eed penado por la ley Prohibida su reproduccia total o parcial por cualquier medio de impresin 0 disital, en form idénvica, extsctada o modificada, en eastllano 0 en cualquier ‘otto idioma sn a autorzacién expresade a editorial Thueneso EN LA ARGENTINA - Pare mw ARGENTINA Hecho al depésio que marca Ia ley 11.723 PREFACIO. EN 15 SOCIEDADES MODERNAS Ta casa es el espacio mds personal y | privado, un lugar donde el individuo o la familia toman distancia de | su rol piblico en la comunidad; no obstante, en la vivienda social la } relacién entre el espacio doméstico y las personas que habitan en él «std mediada por el Estado. Este libro surge del interés por analizar la triple articulacin entre individuo, espacio doméstico y Estado, que ) tiene lugar en la vivienda construida desde el poder publico para los | sectores més modestos de la sociedad. - ‘Las primeras leas de esta investigaci6n comenzaron a delinearse en la Universidad de Valladolid. José Luis Sainz Guerra fue el interlocutor de las primeras discusiones que orientaron mi interés hacia las experien- «ins curopeas de vvienda obra, Peto fue silo en 2002 que ete taba} 1 una cesis de maestrfa, cn Ja, Universidad de San Andrés. ino, muchos aportes, consejosy discusiones enriquecieron smi trabajo. Samuel Amaral fue mi director de tesisy es hacia l que mi reconocimiento Fi gratiaad se dirigen en primer lugar. Sus siempre agudas y poco condescendientes observaciones fueron una fuente pet- ‘manente de extimulo y de aprendizaje del oficio de la histori. Por su parte, Dario Roldan leyé los primeros borradores y me ayu~ {46 a encontrar mis propias ideas en medio de un difuso conjunto de incenciones. Los miembros del Comité Académico de la Universidad de San AndrésPaula Alonso, Eduardo Zimmermann, Lila Caimati, Marcelo Montserrat y Roberto Corcés Conde me brindaron su apo- yo y estimulo alo largo de mi trabajo. Fue este timo quien me guis hacia documentos que resultaron una valiosa fuente de informacién,__ Esta investigacién se enriquecié con los testimonios de personas que generosamente hablaron acerca de sus historias de vida. Agradea- co 2 Mariana Alcobre y a Paula Bruno el contacto con un grupo de 4 VIVIENDAS PARA EL PUEBLO personas relacionadas con el barrio Los Perales, ya todos y cada uno de los que encontraron tiempo para hurgar en su memoria. Entre ellos, quiezo descacar la colaboracién brindada por VerSnica Chabiih, Ofelio Vecchio y Angel Pissano. — Mis compatieros de la Maestria en Investigacién Historica han lef- do y comentado distintas partes de este trabajo cuando aspiraba a convertirse en una tesis. Con Isabella Cosse y Cristina Mantegari, el intercambio de ideas, las lecruras as crticas de cada tramo de nues- tras respectivas investigaciones fue una experiencia intensay enrique- cedora. Quiero agradecer también a mis compafteros de la Cétedra ~ de Historia en la Facultad de A-quitectura de la Universidad de Bue- nos Aires, interlocutores de aspectos especificos de mi investigacién, especialmente a Jorge Ramos. ~ Por su parte, Juan Carlos Torre, Jorge Francisco Liernur y Lila Caimari, examinadores de mi wibunal de tesis, pusieron en mis ma- ros sugerencias y comentarios valiosos, que espero haber sabido capi- talizar. Tulio Halperin Donghi ley6 el manuscrito de mi tesis de maes- tray fue la primera persona que sugirié su publicacién. Agradezco enormemente su generosidad, su confianza y su estimulo. Quiero reconocer particularmente a Paula Alonso y a Eduardo Zimmermann, a quienes me une un sélido afecto, por apoyar con centusiasmo la idea de convertir la tesis de maestria en libro. La Fundacién San Andrés apoyé la realizacién de esta investiga cién con cl otorgamiento de un subsidio que conté con el apoyo de ‘The William and Flora Hewlett Foundation. Posteriormente, la Uni- versidad de San Andrés puso a zi disposici6n los recursos necesarios para [a publicacién de este libro. ~ Quiero agradecer a quienes, en diferentes bibliotecas y archivos, facilitaron mi trabajo, especialmente a Roberto Baschetti y su incref- ble memoria. También a Magdalena Garcia y sus colaboradores, que ‘pusieron sus conocimientos a mi disposicin, en la biblioteca de la Sociedad Central de Arquitectos. Por su parte, le ayuda de Adrién Mendes y de Diego Ferzeiro ena etapa de dibujo y edicién del mate- rial gréfico fue inestimable PREFACIO| ° En el momento de transformar la tesis en libro, conté con la lectura ‘minuciosa e inceligente de Paula Bruno, amiga y compatiera de viaje “Agraderco los comentarios de mi hermano, Gerardo Aboy Carlés, ya | lectura y las sugerencias siempre oportunas de Gabriel Livov. Juan Carlos Torte, por su parte, me brindé la oportunidad de cutir nuevamente las ideas principales del libro y tambien la forma de expresarlas. Su pensamiento agudo y su generosidad intelectual han sido contribuciones valisisimas en mi trabajo. Para él, mi agradeci- rmiento y mi afect. Finalmente, quiero dedicar este libro a mi madre, Milagros Carlés, por haberme apoyado siempre; ya Eduardo, mi marido, y Ana, nues- tra hija, por su amor y su pacicncia, Rosa Anoy Enero de 2004 INTRODUCCION Ex su rime Una giornata particolare, Etcore Scola narraba cl encuen- ‘wo entre un ama de casa agobiada de quehaceres y un inteleccual disidente y marginal, vecinos de un mismo edificio: una abrumado-__ ra, inmensa y asfixiante mole de ladrillos. El cruce entre ambos tenia Jugar en la particular jornada en que Hitler visitaba Roma, recibido con honores por el Duce y por el pueblo en la calle. La contundencia del edifico, en el que circunstancialmente habjan quedado solos, su- ‘brayaba la pequefiez y el aislamiento de ambos. La experiencia def autoritarismo, la uniformidad aplastante, la inhibicién de la diso- nancia eran mostradas por el ditector en el sutil juego entre los prota-__ gonistas ella, cl edificio. Las imagenes iluminaban cl modo en que laexperiencia politica atravesaba el mundo privado de los sujetos, su relacién con el espacio social y con el espacio material ms inmediato de la vivienda. ~— En la linea de las intuiciones de Scola, este libro aborda el andlisis dela dimensién material y simbélica de las viviendss, a la vez que el pacto de ls politicas publicas en las formas de vida social y domés- tica de los habitantes. Desde esta perspectiva, la casa aparece como” ‘un Angulo estratégico para visualizar los cambios sociales y culeurales operados durante la década peronista, asumiendo que en torno del hogar y del vecindario se condensan una serie de ideas y discursos que irradian hacia otras éteas, como la familia, las costumbres, los comportamientos sociales y el Ambito de la intimidad, sin perder de vista la dimensién politica implicada en el urbanismo y en la cons- truceién de vivienda popular. Buscando establecer la articulacién del programa social del pero- ™ nismo con la vivienda, enfocando no s6lo las acciones directas del Estado en su construceién sino también las formas de habitar de los u 2 VIVIENDAS PARA FI PUEBLO sujetos en el marco de estos espacios, se propone aqui una aproxima- cién a una experiencia llevada a cabo por el peronismo en Buenos Aires: el barrio Los Perales, en Matadcros. La edificacién de Los Perales es representativa de una de las co- ' qrientes técnicas y de pensamiento social que empleé el peronismo para construir sus barrios de viviendas. El gobierno de Perén asumié tempranamente el desafio econémico, técnico y politico de alojar a una poblacién urbana en crecimiento, mediante la construccién de viviendas para los sectores menos favorecidos de la sociedad. En la ‘aterializacién de estas decisiones se emplearon, 2 modo de herra- mientas, ideatios sociales, tipologias arquitectdnicas y cuerpos técni- cos diversos, con el objetivo de ofrecer una rpida respuesta a la esca- sez habitacional, que repercut'a con mayor crudeza sobre los sectores que de modo mayoritario habian premiado a Perén con su apoyo politico. ~" La consteuccién estatal de viviendas para los sectores de menores recursos fue un hecho comiin a otzos paises durante la misma época, si bicn este proceso conocié en la Argentina caracteristicas propias, ligadas con la cualidad particular de Ia relacién entre Perén y sus seguidores. A lo largo de los afios de gobierno cl peronismo mantuvo vigente un sistema de vasos comunicantes con los sectores del traba- jo, lo que permitié que un amplio conjunto de ciudadanos hallara en poder politico un anclaje para pensar su identidad. En el horizonte de anhelos de amplios sectores de la sociedad, el aeceso a la vivienda fue un suefio alcanzable con la ayuda del Estado, “isto por primera ver como gata de los derechos de los trabajadores. <>” El"derecho ala viviends’ hal i Pers los trabajadores, el gobierno asimia su compromiso en. J de ese beneficio. Tal reciprocidad se fundaba en el hecho de que el ségimen peronista stuaba una de sus fortaleaassimbélicas en el afian- ‘zamiento de su imagen como aliado de la reivindicaciones obreras. Desde el principio y alo largo de los afios, la cuestién social ocupé tun lugar central en el discurse politico del peronismo, mientras que INTRODUCCION B otros conceptos y slogans resultaron menos perdurables o se articula- zon posteriormente, cuando la heterogencidad de ideas que caracteri- yg 26 al movimiento en sus inicios dio paso a una dindmica de férrea centralizaci6n y homogeneizacién.' ~ En los barrios construidos durante el primer trienio de la adminis- tracién se emplearon dos modelos urbanos diferentes, que responden 2 otras tantas lineas técnicas y corrientes de pensamicnto urbano. Uno de ellos fue l de a casa individual en lote propio, cuya aparien- cia guardaba relacién formal con los chalets para obreros y emplea- dos proyectados en la década de 1930. El segundo modelo erael dela | 2.) Yivienda colectiva en tira © monobloc, emparentado con la habita- Gon obrera europea construida en la entreguerra. , Durante la década del primer peronismo, ambos modelos coexis-)_,/ tieron en las acciones levadas acabo por el'Estado. Esta heterogenei- \ ‘Gad fue expresidn de la censidn existente entre dos potentes imagenes (2 "La bibliog sbee lperonitmo es muy vasa yen contquo crecimiento. En dain con us ensone idolgicas, e Halperin Doighis “El ogar dl pero- Tino e edi pla agensna’enS. Amaral y M,Podkin (comps), edn “Tents ad poder Bacon Ave, Cinta, 1995, Ageing vel eal Buenos Aes ‘ie 1996, Agen le domocacia de rts Buses ie, Pids 1983, y Lege agama dele rnin peri Benos ites Espasa Calpe, 1994). CTe, “Ite ‘reando (anaes nd los vgenes dl peronismo’ en: Deol Econ vl. 28, Mm, 11 JC Tore “E117 de Oca en pnp, y F Neburg, “Un anlise Al mito de vigen dl proisme’ ambos e: J.C. Tar (comp), E117 de Oebre de 41945 Buenos Ate Al 1995; M. Poin, “La idesogadePerb:coninidaes peat eS. Anand y M, Plotkin, opt libro de. C Toe, La vig puede Tia y Pee Sobre bs ogee del prone, Benos Aire, Sodumesicna, 199, mina ls tensions y ln hsteroenedad niles del ernie. Pra las racones atte d peconismo ya Iglesia, vse L. Caimas, Pei le Ire ai. Regi sxe yea n Argentina (1943-1955) Baees ies, Ail, 1995. Paral eck Gin dl aur pablo dl peonismo, wes S Sia Ee, Pen omer as ‘inure dicivs dl fntmenn pron, Buenos Avs, Lega, 1985. Paa ls polis de bens vee J.C. Torey E Parra, “La derocraizacin dl bien Ties Mae Fitri Argentina cm]. C. Tome (it) Las ae pero (1943- 1988), Boens Airey Sudamesicana, 2002 Para nid reo del bint dl ok tne tenia pon, vase Lana, Prin one, ty La Argentina na fa (19461989), Boones Ares, Sadamescaa, 200. i“ VIVIENDAS PARA EL PUEBLO. , sociales movilizadoras que atravesaron el peronismo: por un lado, a tos construidos en los mismos afios en la ciudad. Su arquitectura de aulsteros pabellones, inspirada en los modelos europeos de entreguerra, privilegiaba el intercambio social entre los vecinos, a diferencia de las casas individuales, simbolo de ascenso social a través del acceso a la propiedad. En tercer lugar, la cleccién de Los Perales se fundé en su * res dela arquitectura que se han acupado de Is vivienda socal, véase F. Bllrich, Angutecrs Argentina Comonpornes, Buenos Aites, Nueva Visién, 1963; R. Gusieres YE Onis, “La arquitecrura en Argentina, 1930-1970", Madvid, Hager Anguitecrs- nim. 97, 1970; H, Baliro eal, “Del conventllo al conjunto habitacional”, en BAN. Decumenter pana a biraria de le arguizecsura argentina, Buenos Altes, ‘Somma, 1978; M, I. Laveaaga y A. Pettina, “Al Iejosy hace tiempo: la vivienda de tn proyecto social”, Arguitecura y Comunidad Nacional, nim. 4 si s/f y “Arquix ‘ectura de masas en Argentina (1945-1955): hacia la bisqueda de una expresién propia’ Ana ce tts de Arte Americans, nin 25, 1987s 2 Sonderegues, “Arqui- fectura'y modemnidad en Argentina’, Buenos Aires, Ficha Cssca, nti, 1, marzo de 1986; R. Gutierrez y M. Gutman, Vivienda: ideas y contradicionr, 1916-1956. De las eaasbaraeas aL eradicacin de as ila: de emergencia, Buenos Aes, Institaro “Atgeotino de Invesigaciones de Historia dela Arquitectura y del Urbanismo, 1988. Para las reacionesentrelos cuerpostécnicos yl poder politico, véase A. Balent, Las clas dele poliiea. Arguitectura vivienday ciudad en las propuestar del peromisma. Buenot Aires, 1946-1955, Tess de Doctorado, Universidad de Buenos Aires, 1997: tambida M.A. Healey, The Ruins of the New Argentina: Peroni, Architecture and the Remaking of San Juan after she 1944 Erchquoe, Tesis de Docrorado, Duke Universi: 2000, a \VIVIENDAS PARA EL PUEBLO 1s > mmagnitud simbélica: acerca deeste bario circulé uns leyenda, trans each aka investg se designa como “leyenda negri’- segiin la cual sus habitantes, por Ihecho de provenir en su mayaria de los estratos més modestos de I sociedad, no cuidaron el bien cue les fue asignado por el Estado, A.su vez, el desplazamiento de la lente de observacién a partir dela inrupcién del problema de la vivienda en Buenos Aires hasta la inti- midad de las viviendas del bartio Los Perales oftece un dngulo nuevo para mirarviejos temas relacionados con la amplitud de la injerencia del aparato estatal en la vida familiar y en el entramado social, que en las democracias modernas quedan al abrigo de su intervencién. ~ Deeste modo, y por diferen:es razones, el barrio Los Perales resul- ta.un punto de vista adecuado para indagar en ciertas tensiones que, Jarvadas en algunos casos, més explictas en otros, traccionaron desde él inicio el programa de gobieino, impidiendo la articulacidn de un \inico modelo social y urbano que nucleara las diferentes aspiraciones ¢ ideologias en el interior del peronismo. La ausencia de consenso, “que durante la segunda presidencia se intenté eludir con un intento de unanimidad impuesto desde arriba, hace que, necesariamente, la historia que presentan estas piginas se descomponga en miltiples aspectos como a través de un prisma, historia fragmentada de la cual cada capitulo aborda diferentes caras, haciendo uso de una plurali- dad de fuentes escritas, grficary orales. > De acuerdo con la perspectva planteada, hemos optado por es- ] tructurar los capitulos en coune de unidades teméticas que, a modo | de cfrculos concéntricos, acercan su lente de observacién a las vivien- | das de Los Perales. Esta eleccién permite abordar diferentes planos del fendmeno, sin que ello implique renunciar a la reunién de las | diversas perspectivas en una realidad plural y compleja: el proceso de ampliacién de la ciudadanfa social de los trabajadores y el acceso a | mayores niveles de bienestar y confort, al amparo de un Estado crecientemente intervencionista y centralizador. El libro esta dividido en tres capfeulos, de los cuales el primero aborda el problema de la vivienda en la Argentina, antes y durante la INTRODUCCION 7 década peronista y los dos tiltimos enfocan la experiencia del barrio Los Perales. El capitulo I se subdivide en tres apartados, de os cuales cl primero rastrea la irrupcién del problema en Buenos Aires, desde ‘una perspectiva de largo plazo. Los apartados segundo y tercero ana- Jizan, para la particular coyuncura de la posguerra las demandss y los discursos sobre la vivienda y las respuestas articuladas por el peronis- ‘mo desde el Estado. Al ponderar la accién del peronismo en relacién ‘con un marco temporal més amplio, se detectan Iineas de continui- dad y, a la ve, emergen con mayor claridad sus rasgos distintivos. ptulos II y II abordan el andlisis del barrio Los Perales en. particular. El capjculo IT estudia le forma material de las viviendas y t los discursos en tomo de ellas desde una perspectiva comparativa con otros barrios contempordneos, representativos de diferentes concep ciones urbanas y sociales. Las unidades de departamentos de Los Pe- rales son analizadas a través de planos de arquitectura y su construc cidn es seguida a través de los registros de los archivos burocréticos encargados del seguimiento de las obras. Para delinear ja articulacién.» de este barrio dentro del. discurso ideolégico y de propaganda del Oficialismo, se emplearon como fuente algunos medios abocados ala laboiacioa y difusidn de la “doctrina peronista’: el macutino Demo- cratiay las revistas Mundo Peronistay Mundo Infantil. } in ‘emice entre los campos de la pol pode individiios: En este trario de la investigacién se realiza un and- lisiselaborado sobre la base de testimonios orales de residentes origi- produccién de nuevos cos se formulen nuevas pregun parativas y transgredan las periodizaciones usuales. Las pgirias que siguen son una modesta contribucién en ese sentido, a | ad f | I. EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA La vivienda obrers,l perfeccionar las condiciones dl vida dea poblacin y asegura ls bases mate Fale dela oganiacisn familiar, consaye el mis Jimporrane motivo dea afincamiento en que #8 sical proepeidadcoletva ys consoliaa os caracteres popios de a naionalidad S ‘Si BIEN LA CASA TRADICIONALMENTE ha sido escenario de diferentes aspectos de la vida de las personas ~lugar “natural” del nacimiento y de la muerte, sede de abrigo, alimentacibn, descanso, aseo y repro- duccién de los cuerpos, ambito de sociabilidad y refugio de la dimen- sién més privada de la vida de las personas~, en las sociedades del Antiguo Régimen el espacio doméstico le resultaba opaco al poder politico. Esta siruacién se modificé a fines del siglo xvin, cuando como consecuencia de Ia Revolucién Industrial la expansién de la _pioduccién motivé la concentracién de poblacién en las ciudades en condiciones de hacinamiento ¢ insalubridad. "Un paso gigancesco: del convenillo ala vivienda sana y confortable”, Demo- raci,20 de noviembre de 1949, p 4. 2 Paral evolucién del habitar modero, M. Perot, “Manieres d'habitr’, en: Asis y G. Duby (dir), Miorie dele vie pried «1, Dele Revolution & ta Grand (Guerre, Pass, Ssil, 1987; paral evoluc6a de a vvienda burguesa y las mentalida- des, entre l Antiguo Régimen y Ia Gran Guerra, M. Eleb-Vidal y A. Dabarre- Blanchard, Architectures dele vie privée: Mains et mentalité, XP rice, Brase- las, Archives Parchirecture moderne, 1989, y Linvention de Ubabitation moderne Peris 1880-1914, Pais, Haran ec Archives architecture moderne, 1995; M. Eleb- Vidul, A. Chatelet,T Mandoul, Pnerl hebied. Le logement en guesins, Pats, Perte Madaga dieu, 1988; C. Ces y G. Geesls, Raiden penta ect neo-coseroaice. Bologna caso wemplare, Roma, Officina Ediaioni, 1976, » 20 VIVIENDAS PARA FL PUEBLO Las primeras reflexiones en torno de la cuestiéa de Ja vivienda ~ obrera, alumbradas por los socialistas en Inglaterra, constitufan un aspecto importante dentro ce un vasto programa de reforma social, que también contemplaba la salud y la educacién de la familia traba- jadora? Luego del quiebre introducido por la industralizacién, los reformadores urbanos pretendian una nueva reunién entre sociedad yy naturaleza. EI modelo teérico més influyente, elaborado por esta co- rriente, fue propuesto por Ebenezer Howard, y se lo lla garden ity. Basadas en la cenencia comunitaria de la tierra, las garden cities proponian la creacién de pequetios poblados aurosuficientes que fu- sionaban lo urbano y lo rural, y combinaban la idea de descentraliza- cida de la industria y la peblacién de los niicleos urbanos con el principio de reorientar la poblacién al campo. Esta propuesca, a dife- rencia de las elaboradas por Io socialstas ut6picos que precedieron a Howard, traslucia la creencia en la libre asociacién y cooperacién entre los individuos. Lejos de proponer el retorno 2 un pasado preindustrial idealizado, las garden cites planteaban una relaciOn ar- ménica entre espacio urbano, sociedad, naturaleza y tecnologia. Las teorias urbanas del siglo xix fueron retomadas en la centuria siguiente, cuando se romné imperiosa la necesidad de buscar respuesta allos problemas de escasez de viviendas. Las ciudades tesultantes sur- » rte lo reformadocesurbanss del siglo x0 que establecieron las mactces de pensamiento que constnuyeron losejes de debate de a modernidad, véase R. Owen, ‘A New View of Sociery Four Euay on the Principle ofthe Formation of the Human ‘Character Londtes, Charles Knight, 1971 (1816) (wad. esp: Una nueva vs dele socieded Barcelona, Hacher, 1982 B Engels, The Condicon ofthe Working Clas in England, Londres, Penguin Classic, 1987 (1845) [wad. exp. La situate dela clase obrera ex Inglatera, Buenos Aires, Lautato, 1956]; W. Moris, News from Nowhere, Londres, Longmans, Green and Co., 1918 (1888), y A Dream offobn Ball, Londres, ‘The Modern Press, 1884. Sus propsestas han sido anaizadas en N. Pevsner, Piomeror el diviomaderna. De Willams Moris a Weer Gropins Buenos Aices,Infinito, 1963, yen. Balle, M. Daguerte, G Silver, Cadsure y proyecto urbana. La ciudad ‘moderna, Buenos Aires, EAL, 1995, “Howard czeribié en 1898 Tomorrow: a Peacfd Path 1 Socal Reform, bajo la influcncia de las ideas del wtopista Thomas Davidson, que fue reediado en 1902, |Luego da formaci6n de a Garden City Association como Garden Cities f Tomorrow. | EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA a gieron de la combinatoria, que adquirié matices diferentes en los di- versos paises, entre la accidn de la administraci6n publica yla especu- licién inmobiliaria, en manos privadas. Las reflexiones precedentes cristalizaron en el siglo xx en dos mo- deios urbanos, que si bien difiezen entre sf, coinciden en rechazar la Ciudad decimondnica. Ambos descienden de las garden cities de Howard, en tanto proponen la unién enue sociedad humana y natu- alera mediante Ia creacién de vecindarios descentralizados y aucosuficientes. El primer modelo corsesponde a las ciudades obreras onstruidas en la entreguerra europea, y cal vez su ejemplo mds co- nocido sea el de los pabellones de vivienda colectiva construidos en Alemania, conocidos como Siedlungen, que comparten jardines y ‘equipamiento comunitario.® El segundo modelo es el del suburbio' ‘forteamericano: vecindarios residenciales compuestos por casas uunifamiliaes, con calles forestadas y veredas amplias, donde el con- tacto con la naturaleza y con el ocio tiene lugar principalmente en jardines privados.* ‘Luego de la Gran Guerra tuvo lugar, en distintos paises curopeos, Ia construccién de vivienda obrera moderna, en el sentido amplio en que Philippe Panerai utiliza el término. La vivienda europea de la ‘primera posguerra serfa moderna “por las cantidades masivas cons- ‘uidas y por los medios empleados: municipalizacién del suelo, ra- nalizacién en los medios y de la técnica constructiva y planifica- ‘i6na largo plazo"? »Sobrla experiencia rbaniica de Weimar, vate M Tf, "Socildemocracia yciadad ena Replied Weimar”, Contropien, nim. 1, 1971; "Lasavennuas de Tavanguarin: el cabarea la met n Taf, La ef e lberint, Bate 1 Gli, 1984, L. Sana Gtr, Ler sidengen lemana de lo oor 20. Fron, erin Homburg, Valladolid, Univenidad de Valladolid, 1995 Leis Mamnford fae el dfasor mas infayente de a coment. nspirado en los sociliasingees, rectum a cndadheredaday propone un plancmienedacenta- leader bacco Ves L. Marto, La cas de le ciudad, 2, Buenos Ais, Infinit, 1966 (1961) y Lecindad em le hier Bacnos Att, Emeck 1961 (1938), "PPanem, "Lav expanones de Amsterdam: 1913-1934", en: EPanersiy oro, Fores bana de ls manana lagu, Batons Gili 1982.73. 2 \VIVIENDAS PARA EL PUEBLO Los tabajadores tuvicron que aguardar hasta el fin de Ia guerra para convertirse en interlocutotes politicos para la definicidn de la ciudad, Un ejemplo en tal sentido fue la experiencia de Alemania ddurance la Repuiblica de Weimar, donde los municipios socialdems- ‘ratas romaron a su cargo la conserucciéa de vivienda obrera en con- junto con los sindicatos, como forma de reactivar la economia y de subsanar la falta de viviendss heredada de la guerra. Luego de la Segunda Guerra, se asistié a un incremento generali- zado de las fanciones asignadas alos estados. En la segunda posgue- tra, el aumento de la injerencia del Estado en la cuestin de la vivien- da acompafé procesos socicles y culturales complejos, como el acce~ so de grandes sectoies de'la sociedad a pautas de bienestar y confore de las que antes no participaban. Los procesos de urbanizacién y las politicas de bienestar fueror. acompatiados de una expansién del po- der piblico hacia 4reas que antes quedaban fuera de su incumbencia, como las pautas del habieay, la familia, la educacién y el ocio. Esta tendencia, comtin a otros paises durante esos afios, tuvo lugar en la ‘Argentina durante las dos primeras presidencias peronistas La nccesidad de constrairviviendas para los sectores del trabajo se desencadené en la Argentina debido a la presién poblacional sobre las principales ciudades del pais. Las migraciones europeas primero, y el traslado de poblacién rural a ls ciudades con la expansién de la industria después, motivaron la articulacién de programas teéricos y de acciones conczetas ef el campo de Ia vivienda. A semejanza de lo ccusrido en otros paises, diferentes entidades civiles y religiosas se involucraron en la solucién del problema, y también el Estado muni- cipal y nacional fueron incrementando su protagonismo de manera sostenida. Cuando llegé a la presidencia, el peronismo imprimié un nuevo dinamismo a la accién estatal en la materia, Considerando que las acciones urbanas no tienen lugar en el vacfo, y que las ciudades crecen y se transforman en el largo plazo, la inten- cidn de este capitulo es analizar en primer lugar las ideas y as ealiza- ones previas que consticuyeron las herramientas y los antecedentes del peronismo en materia de vivienda. Se apunta a considerar estas FL PROBLEMA DE 1A VIVIENDA 2 politicas en perspectiva, en relaci6n con experiencias distances en el tiempo, de modo que las iniciatvas, los proyectos y las obras adquieran tun espesor diferencial que permita caprar las especficidades histricas. [Las siguientes lineas analizan la cuesti6n de la habitacién en Bue nos Aires, ciudad donde el problema de la vivienda adquirié mayor Proporcién y visibilidad. La primera parte enfoca la irrupcién del problema, tomando como punto de partida la masiva entrada de in- migrantes y se detiene a las puertas del peronismo. Bl segundo apar- tado se ocupa del problema dela vivienda durante el gobierno pero- nista, dando cuenta de los debates que tuvieron lugar a partir de los discursos de la prensa especializada y de la prensa politica del perio do, Por tlkimo, la tercera seccién analiza la accién del peronismno et materia de construccién directa de viviendas y el camino por el cual los barrios edificados por el Estado en Buenos Aires en el primer ttienio de gobierno (barrios 1° de Marzo, Juan Perén y Los Perales) se articulan con las diferentes vertentes de pensamiento social que confluyen en el peronismo, . Las distineas partes en que se ha dividido este capitulo son com- plementarias y ariculan el problema de la vivienda en su dimensién social, urbana y politica. 1. BUENOS AIRES ENTRE LOS ANOS DE LA INMIGRACION Y LA DECADA DE 1940 { La ciudad de Buenos Aires, que en 1947 tenia casi tres millones de habieantes, era una metrépolis que desde los lejanos dias de la federalizacién habfa ido construyendo su identidad en permanente tensién entre el pasado colonial hispénico de “la Gran Aldea’ y la modernidad en clave europea de “la Paris de América’. La capital del pais sufi en su crecimiento dos severos impactos, pro- ducidos porla llegada de hombres, mujeres ynifios de distinta proceden- ciay en dstintos momentos de su historia. Entre 1880 y 1910, legaron ala Argentina cuatro millones deeuropeos, de los cuales el 60% se radicd u ‘VIVIENDAS PARA EL PUEBLO ‘en Buenos Aires! Entre 1936,y 1947, més de un millén de personas del «interior del pas se desplazaron hacia las ciudades, empujadas por los desfavorablestérminos de intercambio econémico interno. La estrategia de localizacién de ambos grupos fue diferente, princi- palmente céntrica en el prinier caso, mayormente suburbana en else- gundo, El grado de consolidacin urbana de la ciudad y a infraestruc- curade servicios y transportes, que habjan avanzado significativamente centre ambos momentos, constitufan factores deverminantes para el s- tablecimiento de los nuevos residentes. Cuando en 1886 la Capital Federal incorporé las alejadas urbanizaciones de Flores y de Belgrano, a mayor parte de su superficie era campo. Para 1930, si bien subsisian ‘lgunos vacios, la ciudad estaba casi colmada. Esta situacién condicio- 16 en alcura su crecimiento posterior y determiné en buena medida el asentamiento suburbano de los migrantes internos, en condiciones habitacionales en su mayoria deficientes. Dicha poblacién, se ha argu- ‘mentado, habria conscituido la base politica dl peronismo."* ‘También el tejido social habe experimentado profundas transfor- saciones entre ambos movimientos poblacionales. Recientemente, Juan Carlos Torre y Elisa Pastoriza han puesto de manifiesto la dis- ranciaen el grado de consolidacién social entre uno y otro momento. Mientras que la inmigracién proveniente de Europa llegé a un pais * Respecto de este momento inci, véaseO. Yujnovsky, “Politica de vivienda en [a ciudad de Buenes Aires", Desarale Fcondmic. vel. 14, mim. 54. Parana vision contrastante, vase F Korn y L. de le Tore, "La vivienda en Buenos Aires. 1887 1914”, Desarallo Fconimico, vol. 25, nim. 98 J, Scobie, Buenos Aires, del conir alos barrier, Buenos Aires, Sola-Hachere, 1977; y ambién H. Pando, “Buenos Airs”, vor en: J. Liernur (dit), Dicefonario biwirica de argutecars, hibits urraniomo en Argentina, Buenos ites, SA, 8h, ‘ceanic, 1995, Paralos cambios etre 1930 y 1946, vease A. Ballet, Lar huellas de police p. ety pp. 47-60. ™ Ladiseusin eobze lor origenes dl peronsmo es may abundant. Para las prime- sas interpetaciones, vase G. German, Politica y rcidad en wna épca de ranscén, ‘Buenos Aires, Paidés, 1962. Unacritica de etasideasen: M. Murmis,y J.C. Portantiero (comps, Eirias sobre la rlene del peronomo, Buenos Ais, Siglo 20M, 197, en J.C. Tose, La wig guardiasindicel y Prén. Sobre ls ergot 0. ct. ELPROBLEMA DE LA VIVIENDA 25 més vacio de poblacién y con sus instituciones estatales en forma- cién, los argentinos que arribaron desde las provincias encontraron tuna sociedad més vertebrada y con un grado de fluidez, menor." En- tre 1870 y 1910, la mayor proporcidn de extranjeros respecto de la poblacién nativa favorecié el surgimiento de nuevas formas de s bilidad. El posterior arribo de migrantes del interior del pais tuvo un escenario social bien distinto, con valores y estlos de vida arraigados cn las capas medias y entre los obreros establecios. La necesidad de alojar a los recign egados generé una primera ~ ctisis de vivienda que fue subsanada principalmente a través de la iniciativa privads. En las zonas més consolidadas de una ciudad atin ‘en formacién, las modalidades més extendidas, si bien no las tinicas, fueron la “casa chorizo” y el conventillo.”? En Ia ciudad de Buenos Aires, la Hamada “casa chorizo” tenia alre- dedor de un siglo de vida cuando se produjo la epidemia de fiebre amarila de 1871. Este tipo de vivienda se puede definir por Ja suce- | ~ sin de habitaciones en hilera con patio lateral y es una tipologia caracteristica del Rio de la Plata, cuyos antecedentes se remontan al setecientos.'? Las mas sencillas fueron las de un solo ambiente, al que luego se adicionaban otros, en la medida en que el crecimiento eco- némico y familiar lo propiciase."* La particularidad de este tipo de J, Torey E.Pastoiza, “La democratzaciin del bienesta", op cit © Sobre las diferentes modalidades del habicar popula, véase R. Gonzilez Leandsi, “La nueva identidad de ls sectors populares’, en: A. Cataruzra (i), Criss co ee, anance del etado eincereidombrepalitica (1930-1943), Nueva Hinaria Argenti- nat, Buenos Aires, Sudamericana, 2001; D. Armus (comp.), Mundo urbano y ‘ulra popular, Buenos Aires, Sudamericana, 1990; JF Lierur, “La cindad efime- fen: J, Liernuey G. Sivens, El bral de la metripli.Trasformacione ténicas ‘yerur en lt medernizatin de Buenor Aire (1870-1930), Buenos Aices, Sudameti= cana, 1998. "9 El 23 de noviembre de 1784, el virey Veni dispuso la obligatoridad de presentar planoe antes de realizar ls obras. H Bando dio lugar alos primeros expe- ientes de obras, que permiten conocer estas viviendas, en: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aites, La eave de Marta Jsefa acura, Buenos Aites, 2000. "La vivienda de un solo euarto fue e primer tipo de vivienda popular rural y ‘urbana en América, En Canadé, esas casas e remontan al siglo 071 y en algunas 26 VIVIENDAS PARA EL PUEBLO viviendas reside en que permitfan que algunos cuartos fueran ocupa- dlos como taller, fabrica 0 comercio por el propietario o por inquili- hos que, a su vez, podian arrendar habitaciones como vivienda. El conventillo consistfa bésicamente en una serie de cuartos de alguiler alrededor de un patio. Como consecuencia de la inmigracién europea, alrededor de la cuacta patté de la poblacién acabé viviendo en ellos." Los conventillos se localizaban mayormente en la zona cén- trica del easco urban, El proceso de orientacién de inmigrantes ha- cia la periferia fue lento, debido al alto costo de la tierra loteada y al tequetimiento de estabilidac de empleo, no demasiado frecuente en épocas de gran movilidad labora. Este proceso se aceleré moderada- mente con Ia introduccién del tranvia eléctrico en 1898 y con los ferrocarriles. La construccién privada de ‘migrantes fue el motor para sclucionarel hacinamienco ylas deficiarias condiciones de habitabilidad de los conventillos.'* La casa chorizo y el conventillo constituyeron dos respuestas ar- quitecténicas bien diferenciadas que implicaban también otro con- junto de distinciones. La casa habria sido una instancia superadora del conventillo o inquilinato en tanto era expresién del casapropismo. En una sociedad con gran movilidad ascendente, la biisqueda de la ‘casa propia sc emparentaba con una ética del esfierzo y la aurosuperacién, jiendas por parte de los in- ‘egiones del ple perduran hasta bie entrado el siglo P Ward, A Histor of Dometic Space Privacy and the Canadian Home, Vancouves!Teronto, University of British Columbia Press, 1999, pp. 8-24. Tara ls Argentina, véase J. Liermur, "Casa y jandi- nes. La construecin del dgpositivo doméstico moderno (1870-1930)", en: F.De- voto y M. Madero, Hittris dete vide privada en la Argentina, Buenos Airs, “Taurus, 1999; D, Armus y J. E. Hatdoy, “Conventillos, ranchos y casa propia en el ‘mundo urbano del novecentoe’, en: D. Arrows, Mundo urbano .. 0p. ct "SF Korn, “Vida cotidana, pablica y prvada (1870-1914)", en: Academia Na- onal dela Historia, Muewe Hizoria dele Necién Argnting, Buenos Aies, Planeta, 2001, y au anceior Bunor Aire: buéipedes del 20, Buenos Aires, Grupo Eaicor Latinoamericano, 1974 "6 Korn sefier un incremento de 31,66 m? por habitance, por ato. Para 1887- 1914 muestea tun aumento dl nimero de propictarios dl 400%, proporcionalmen- temayor que dl dela poblacidn. Viase ® Korn, Nueva Historia de la Nacién Argenti- a, op i p. 234 EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA 2 porlo que el mejoramiento de los modos del habitar era un logro sélo > alcanzable para los mis esforeadas, los més capaces y los més ahorrativos. Esta experiencia de ascenso social a wavés de la adquisicién de una vivienda propia podia concretarse como fruvo dela auoconstruccién én lotes pagados a plazos, o a través de la contratacion de pequefias ‘empresas constructoras o de albatiles por cuenta propia. Pero no siem- Bre la compra de un terreno era acompafiada por la edificacién de tuna vivienda propia, cémoda y saludable, sino que en ocasiones el magro presupucsto familar slo alcanzaba para consult un cvarto Ninico, que reproducta los niveles de hacinamiento y promiscuidad del conventillo. Como fruto dela especulacién, era frecuente el loteo de tierras bajas o inundables que Condicionaban negativamente toda conseruceién futura. Bajo el denominador comiin de “casa propia” cabe inferis, entonces, una significativa diversidad de situaciones. EI proceso por el cual los trabajadores, inmigrantes 0 nativos, se corivirtieron en propietarios parece haber sido guiado por la buisque- da de un horizonte de seguridad y, probablemente, por el anhelo de dquisicién de la respetabilidad burguesa. Su contrapartida, la inse- guridad de la condicién de inquilino, puede inferise de los frecuen- ‘tes reclamos por la carestia de los alquileres, cuya expresién mis co- nocida fue la huelga de 1907.” ‘Ademis de la “casa chorizo” y del conventillo, existieron otras mo- dulidades de vivienda popular durante las primeras décadss del siglo 2% como las habitaciones en hoteles baratos o fondas la propia fabrica, taller o comercio, habitaciones dedicadas a tal fin en ls viviendas de la cite y una diversidad de viviendas auroconstruidas."* Dentro de esta idltima categorfa habria existido también una importante variedad de ratices, puesto que si bien el acceso a la vivienda propia fue un hori- zonte de diferenciacidn social de un alto valor simbélico, su conquista no se tradujo necesariamente en mejoras concretas para sus habitantes. 27}, Suriano, “La huelga de inquilinos de 1907 en Buenos Aire, en: C, Bacin et al, Sectors populares y vida urbana, Buenos Aires, C.ACs0, 1984. *R. Gonailea Leandsi, "La nueva identidad de los secores populares at. ct," p26 2 \VIVIENDAS PARA EL PUEBLO Laobtencin y la eliminacién de agua constituyé un serio proble- ‘ma sanitario en los conventillos. Aun cuando la red de agua potable petmitié als inquilinos una mayor disponibilidad para las necesida- des de 2seo y alimentacién, el desfasaje con la posterior instalacién de redes cloacales propicié que él aumento de aguas servidas no lograra un correcto escurrimiento.” Previamente, las epidemias habfan atraf- do hacia la vivienda la atencién de los higienistas, quienes pusieron cde manifiesto el peligro que el hacinamiento de los trabajadores sig- nificaba para I sociedad en su conjunto.” Las deficitarias condicio- res higiénicas de los conventillos eran percibidas como un peligro de orden fisico ala vex que moral.” ‘Ademés de la promiscuidad y del peligroso tema de las aguas, el problema de la falta de aireacién ¢ iluminacién de los cuartos, y la forzosa sociabilidad del patio —lugar de juegos infantles, lavado y tendido de ropa, paso obligado entre la precaria intimidad del cuarto yl afuera— fueron Factores de preocupacién por parte de los sectores dirigentes. Por tiltimo, alas crticas de orden moral y fisico se sum la _preocupacién por el aspecia politico del problema de la vivienda cuan- do la huelga de inquilinos, promovida por socialistas y anarquistas, disparé el temor a la propagacién de la agitacién politica. Véase R. Gusire (Jie), Bueno Airey el agua. Memoria gine urbana y vida eran fervientes partidarios de la vivienda individual, a diferencia de los teéricos europeos y sus discipulos locales." Hacia fines de la década de 1930 esos sectores habfan logrado arti- cular una critica ipolégica de la vivienda colectiva que daba cuenta del temor ala propagaci6n del comunismo, percibida como un peli- gro lacente, probablemente alarmados por el empleo excluyente de este tipo de vivienda en los programas de vivienda de los paises socia- liscas durante la entreguecra. Por el hecho de que propiciaban el en- ccuentro y la sociabilidad entre sus habitantes, los conjuntos de vi- vienda colectiva para obreros eran considerados como émbitos que facilitaban la diseminacisn de ideas revolucionatias. En es0s afios de intensas modificaciones en el perfil urbano y so- cial de la ciudad, la vivienda fue arena de disputa politica ¢ inseru- mento de reforma social, desbordando el campo del saber técnico." “ La partcipacion dels etic sociales en la elaboracisn de los programas de vivienda empleados por el pecnismo es analizada en lterceeapartado de este capi- rl. “ Véase A. M. Rigow, “La ciudad y la vvienda como dmbitos de a politica y la rictca profesional”, en: R.Faleén (dit), Demacraca,conflr socalyrenovaciin de ideas (1916-1950), Nueva Hlnoria Argentina, Buenos Aies, Sudamericana, 2000, t. vv. Tomando distancia de plantas unidzcecionaes, Rgotiplantealo urbano como BL PROBLEMA DE LA VIVIENDA Fo Ese clima puede apreciarse en las ponencias presentadas al Primer ‘Congreso Argentino de Urbanismo, en 1935, y al Congreso Paname- ticano de la Vivienda Popular, de 1939, que mostraron la importan- cia que para los los sectores dirigentes habia adquirido la probleméti- ca de la vivienda y de la definicién de la ciudad. Los trabajos presentados al Congreso de Urbanismo de 1935 mues- tran el empleo de los més avanzados conceptos contemporineos de planificacién urbana y de “vivienda minima decente”® para obreros por parte de los arquitectas locales, entre los cuales se destacan los proyectos de Angel Guido para Rosario y de los hermanos Civit en Mendoza. La mayor parte de los trabajos se inclina por la adopcién de la vivienda Golectiva para dar respuesta al problema. En los fun- damentos teéricos de las ponencias se aprecia la continuidad con el ‘pensamiento higienista y un impulso de reforma social y moral de la sociedad a través de la vivienda.* Aparece también una nueva pre- Fruto de una negocaci6n y de una competencia, muchas veces despareja pero en singin sentido insignifeane, entre poder politico y sociedad, mestrando la plural dad de iniciatva, de inteesesecondmicos y de proyectos urbanos y sociales en tens, © Este concepto, uaduecién del Existensominimun alemin, que puede defnirse «como a iim espacio apeoparalaexsencia digna, habia guado las experimenta- nuevo (el peronisme) y lo viejo (el liberalis- mo), en el cual el centro dela innovacién se hallaba, juscamente, en el capitulo relativo a los derechos y garanttas.” El “derecho a la vivienda’, figuré desde muy temprano entze los objetivos de reparacién social del peronismo en el gobierno, y cra parte indisoluble del acceso al bienestar. Su expresién minima se con- cretaba “en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentatia y alimentacién adecuad.’, lo cual imponfa “la necesidad social de ele- var el nivel de vida y de trabajo de la poblacién con los recursos direc- tose indirectos que permitan el desenvolvimiento econémico”. ° VéaseT, Halperin Doaghi, “El lugar del peronismo en la tradicin pllia a sgencina, op. es rcs dled enna por Prin ern di whe: Dench ‘yéde la accién directa (construccién por parte del gobierno) y de la acci6n indirecta (otorgamiento de créditos). Si bien la segunda mo- dalidad fue més numerosa, s6lo la accién directa.es objero de esta ) Jnvestigacién, por su capacidad de revelar la autoimagen con que ¢l péronismo queria investir su politica social. Pero, fundamencalmen- ‘e, porque las construcciones directas manifiestan contenidos politi- cos, sociales y culturales ms plurales, mientras que la acci6n indirec- ta fue canalizada a través de una sola agencia, el Banco Hipotecario Nacional, que empleé sélo un modelo de intervencién ~el de los “Chalets unifamiliares-. ‘Luego de 1950, el Banco se consolidé como la principal herramien- tacon que conté el gobierno para hacer frente al problema dela vivien- da. La entidad entregé préstamos en efectivo para viviendas en propie- dad 0 alquiler y a partir de 1949 administré las careras de préstamos Iipotecarios que habfan sido otorgados por sociedades de ahorro para la vivienda. El Plan Eva Perén, implementado por el Banco Hiporeca- rio Nacional darante laaplicacin del Segundo Plan Quinquenal, con- sistié en el financiamiento de hasta la totalidad de una vivienda indivi- dal, Se entregaba al tomador del crédito una carpeta técnica con los panos de un chalet, semejante alos construidos por la Comisién Na~ Gional de Casas Bararas en la década de 1930. En las paginas que siguen se analizan los ejes que guiaron los deba- tes en materia de vivienda, empleando como fuente los discursos de la prensa en dos ambitos de produccién diferentes: las revistas técni- cas fla prensa politica. ‘Las ideas que pueden seguitse a través de la prensa permiten iden- tificar un conjunto de ejes comunes que estructuran los debates. Pero mientras que la prensa de arquicectura articulaba sus propuestas so bre la base del conocimiento técnico y de sus preferencias ideolégicas, Ja prensaligada al gobierno combinaba debate y publicidad, empleando 4s \V-VIENDAS PARA EL PUEBLO tuna retérica celebratoria de la labor de la administracién y de los conduccores del peronismo. Ya desde la década de 1930 la vivienda social era tema de preocupa- cidn de las més importantes revistas de arquitectura: Muestt Anguitecra yy la Revitta de Arquitecura. Entre estas publicaciones, destinadas a un ppiblico profesional, hemos utilizado como fuente los editoriales de Nuestra Anguitesirs, pues el interés central de est revista, que se edits en Buenos ‘Altes entre 1929 y 1986, era la vivienda. A diferencia de ésta, la Revista de “Anquitecura vsvo come eje el utbanismo y la gestion de la cxudad, aun- ‘que pueden encontrarse articulos dedicados la vivienda, ° El perfil editorial de Nuestra Arquitectura apuntaba a la construc cin de un campo disciplinar que sumara aportes diversos, mantenien- do la preocupacién centeal por el problema dela vivienda. En los afios peronistas, la coyuncurade la segunda posguerra y los programas euro- peos y norteamericanos de construccién de vivienda obrera provoca- ron incremento dela difusién y ls discusionesen torno del tema. La Jnauguracién de los primeros batrios construidos por el gobierno po- tencié la difusién y los alcances de un debate, que fue impregnando circulos més amplios que los de las publicaciones especializadas. La prensa allegada al gobierno y, posteriormente, las “tevistas petonistas”® dicron amplia cabida en sus paginas a la discusién acerca © Una segunda diferencia radia en que mientras Nese Arguitectune mantuvo dela mane de su director, Walter Hylton Scots, una coherenciaen su linea editorial ale largo de a década peron sta, la Revise de Argitecrura pass alo largo del periodo porte diseecionc diferentes. Estos cambios le imprimieron otras tantasorientacio- nes, que condicionaron la relcign ene a Sociedad Central de Arquitectosinstiea- ‘in representada parla revixa~y el Estado, Bajo la direecidn de Federico de Achéval, Ta Revita de Arguitecunace sere al nacionalismo calico, promoviendo ls foemas ‘del pasado colonial ye echuzo de la moder M. Pastor, partidario del planeamiento anglosaj6n, quien dio priordad a fa re- cconstruccién de San Juan, En 1951, la drecsi6n velvé a cambiar, para recaer en Rail J. Alvarer. Vease vor “Revista de Arquiteears’ en: J. Liernur (diz), Diceiona- io histirco de Arguitectura.. op. cit, pp. 380-333, © Con “revistas peronists nos efesimos alas publicaciones Mundo Peonize y Mundo Infantil, que seria anaizadas en al eapitulo i ad. Desde 1947, fu drigida por José [EL PROBLEMA DEA VIVIENDA a de a vivienda popular, en un incento por modelar y encauzar a recep~ cién de las acciones directas del gobierno.® A lo largo de 1949, el ma- tutino Demacracia, fuertemente ligado a Eva Perén, dedicé una serie de notas al problema dela vivienda, através de las cuales hemos segui- do la evoluci6n en la presentacin de ideas. El afio 1949 fue especial- ‘mente relevante para el problema de a vivienda: se creé una Comision Bicameral del Congreso dedicada al tema, que decidié prorrogar las leyes de congelamiento de alquileres y la suspensién de desalojos, se itplemento la ley de Propiedad Horizonca, suscionada el afo anterios, ye por entonces que la Fundacién dirigida por Eva Perén amplié el / radio de su accién social hacia la vivienda. En 1949 fueron inaugura- dos los barrios Juan Perén, 1° de Marzo y Los Perales, que habian sido proyectados tres afios antes, cuando el protagonismo politico de Evita &a menor e, inversamente, resultaba mayor la hererogeneidad de in- tenciones y lineas téenicas internas dentro del aparato del Estado. 2.1. La prensa expecalizada: Nuestra Arquitectura La arquitectura moderna y la vivienda colectiva ocuparon un espacio importante en Nuestna Arguitectura. En sus paginas también se in- cluian notas sobre estética, la evolucién en los usos sociales del habi- tary, en menor medida, decoracién, Desde principios de la década de 1930, su fundador, el ingeniero norteamericano Waker Hylton Scott, trazé desde las notas editoriales ‘de la revista un panorama crftico del problema de la vivienda en la “Argentina Por tratarse de un destacado milirante socialist, su crtica sobre eines deca en mai de vied Buenos Kes dai) igen de Prin vee Dano, 90 of devote ih ea sna qe 1947 Manuel line-in habiasido wn foro sv porn can rine tampefue fads vende Demaracia dso de Speubiasis fncadr a Pern Vine. Pdi, Maan Sen Pr, fp 30 e “Ftc WH Soe ‘Ag sobre viens pol”, Mange ‘sau 62, Banos ies spb de 1934 pp. 39°53, 4“ VIVINDAS PARA EL PUEBLO se centraba fundamencalmente en dos aspectos del problema, caros a las preocupaciones del partido al que pertencci: la higiene y la cues- tin del control priblico. La publicacién destacaba también la impor- tancia del funcionalismo y la economia de las viviendas, sobre todo |, para la vivienda popular. La fundacién de Neestra Anguitectura, en 1929, ha sido sefialada como el hecho de mayor influencia para el desarrollo y la difasi6n dea arquitectura moderna en el pats.” Durante los afios peronistas, Nuestra Arguitectura, que no tuvo ‘con el régimen mas relacién que el andlisis de los temas que cafan dentro de su especializacién, manifests en sus editoriales yen el con- tenido de la revista un tono cetico y un sostenido interés por la vi- vienda obzera , m Enel editorial de julio de 1947, firmado por su director, se sostenta que el problema de la vivienda popular no podia queda en manos de Ia iniciaiva privada, dado que, al igual que la construccién de hospi tales o escuelas, se trataba de una responsabilidad puiblica que debia asumir el Estado, “guardiin de la salud fisica y la salud moral de la poblacién”. El edivorialist: recomendaba la intervencién estatal, pues consideraba que la vivien¢a para los sectores de menores 1ecutsos era “algo que nunca seré construido por la iniciativa privada’. No se ta- taba de competi en el mercado de la industria privada, sino de “atene derun mercado potencial que actualmente no se atiende”. Segdin Hylton Scott, el problema de la vivienda no podfa tener solucién por el solo camino de la iniciativa particular, “ni aqui ni en ninguna parte del mundo”, porque la parte ée salario que “un obrero de menores entra- das puede destinar al pago de un alquiler, es inferior a la suma que __ Fequicren los intereses y amortizaciones del capital invertido”” La revista fue fundada en enincidencia com I celebracin del segundo Congre- 50 Internacional de Arquitectura Moderna en Frankfurt, dedicada a la “vivienda ‘fnima decent. 'R. Gutiérrezy E Ori, "Laarquitecrura en la Argentina, 1930-1970", Madsid, Hogar y Argisesur, nim. 97,1972, pp. 17-18. ‘Hylton Scott, “El problema actual dela vvienda popular", Must Argi- ‘recur, julio de 1947, pp. 220-221 ELPROBLEMA DE LA VIVIENDA © La decidida voluntad de intervencién del poder public manifes- tada por Hylton Scott dejaba en claro por lo menos tres cuestiones: | ‘en primer lugar, que en selacién con la vivienda existfa un problema, que la cuestién podia y debia ser resuelta y, por timo, que era el Estado quien debfa tomar a su cargo esta tarea. El editorial define claramente quiénes debian ser los destinatarios de esa intervencién: “log obreros de menores entradas” Hylton Scott advertia que la nica oposicién a estas ideas proven- dria de las empresas privadas. 51 bien desde la década de 1930 la inversién privada habia desarrollado el mercado de los alquileres a través de la construccién de casas de renta, esta iniciativas habfan dejado sin atender a un grueso sector de la demanda. De este modo, ‘quedaba planteado el supuesto de que la construccién de vivienda obrera no era necesariamente una operacién econémicamente renta- ble y que, como consecuencia, slo la accién benefactora del Estado podia llevar a cabo esa tarea, “sin competir” con el mercado privado de la construccién, “con el mismo criterio con que interviene en la ‘construccién de escuclas 0 de hospitales”.” La oposicién de la industria de la construccién, que Hylton Scott sefialaba como el principal escollo para la construccién de vivienda ‘masiva por el Estado, no fae un fenémeno local. En 1949, Nuestra Anquizectura dedicaba una excensa nota alos cambios introducidos por la nueva legislacién en materia de vivienda popular, aprobada por el Congreso de los Estados Unidos, “después de cuatro afios de estudio y a despecho de la agria oposicin de la industria constructiva’ 7” La legislacién promovia una renovacién de los centros de las cit dades, para lo cual era necesario demoler las viviendas obsoletas ¢ insalubres que ocupaban terrenos de alto valor econémico, y reem- plazarlas por viviendas baratas para sectores medios, més alejadas del centro. El hecho de que se previeran subsidios por parte de los muni- © Ibid. La nueva ley sobre vvienda popular en los Estados Unidos", Nuestra Arguitee- sera, 1949, pp. 347-351. 30 \VIVIENDAS PARA EL PUEBLO cipios 0 del gobierno central para empresas privadas u organismos oficiales que compraran esos terrenos, permitia que el capital privado en condiciones de esperar el tiempo de construccién de las nuevas viviendas, se beneficiase con la adquisicién en el centro urbano de un terreno subsidiado, El modelo, visto con simpatia por los edicoriales de Nuestra Arguitectura, dejaba en manos del Estado el disefio de politcas de vivienda, pero no perjudicaba a la iniciativa privada ni a la industria dispuesta a obtener beneficios a mediano plazo, respetan- do el marco de racionalidad previsto por la nueva legislacién. Con respecto a las soluciones para el problema del costo de la construccién de viviendas en la Argentina, Hylton Scott abordé tempranamente la discusidn acerca de la prefabricacién, descartin- dola como posible estrategia para resolver el problema. Comparan- do la sicuacién del pais con la de las naciones que habian tenido intervencién en la guerra de 1939, afirmaba que pese a haber esta- do libre de bombardeos, Ja Argentina sufria también “la paraliza- cién parcial de la construccién por escasez de materiales, de com- bustibles, de transporte y de mano de obra y el natural encareci- miento que ello determiné"2" Subrayaba que la eseasez.de materiales no se debia a la falta de matetia prima, abundante y toralmente local, sino a causas tales como la escasez de combustible, la baja productividad de la mano de obra y, en wltima instancia, a que la demanda del mercado superaba las posibilidades de ser satisfecha por los medias disponibles. La prefabricaci6n no eraen opinién de Hylton Scott a via de reso lucién del déficie de vivienda, dado que no habia alcanzado un grado suficiente de perfeccionamiento como para permit construir casas més Daratas y que resultasen iguales en eficiencia alas evantadas con mate- riales tadicionales. Citaba la experiencia de Inglaterra, donde las vi- "Basta dar unas ciftas para lusrar el caso: la eonstruccién de tipo medio en Buenos Aite costaba en el ao 1839 $170 d metro cuadrado de superficie cubiert: en 1945, finalizada la guerra en Europa, el precio er de $240; hoy, es de $425”, en: |W. Hylton Scot, “El problema acual dela vvienda popula, Nuestra Arpuiectura, julio de 1947, p. 220 EL PROBLEMA DELA VIVIENDA a viendas prefabricadas que se estaban construyendo en acero y aluminio habfan resultado més caras y menos buenas que las casas tradicionales. Luego estaba la cuestién de los materiales: los ensayos de prefabri- cacién realizados hasta ese momento se habjan llevado a cabo con madera, metales (aluminio, acero, magnesio) y compuestos sobre la ‘hase de cemento. En el caso argentino, los dos primeros debian des- Ggtarse por excesivamente costosos, raz6n por la cual quedaban los bloques de cemento como tinica solucién posible. Hylton Scove & preguntaba al respecto: “Si decenas de licitacivues quedan desiertas por falta de proponentes, porque la mano de obra y el material no alcanzan para satisfacer la demanda actual, ;de dénde se van a sacar para un requcrimiento nuevo?”? Lassolucién del problema residfa, pues, en una més eficiente orien- tacién de los recursos existentes, tanto de materiales como de mano dé obra. Su critica tenfa como destinataria la asignacién de abultadas Sumas a la construccién de “obras de dudosa urgencia, intitilmente costosas y de orientacién francamente discutibles”, que consideraba iles pero no urgentes, como sf lo era la edificacién de “algunos mi- llares de casas baratas pata alojamiento de otras tantas familias”. Las obras intitiles a que hace alusién eran “el monumental aerédromo préximo a erigirse en Ezciza’, al que consideraba obsoleto antes de inaugurarse, y la Secretaria de Aeronautica, Hylton Scott proponta al gobierno evitar Ia inclinacién por “solu- ciones prodigiosas", como la prefabricacién, y dedicar sus esfuerzos a solventar desde el Estado un porcentaje del costo de los mareriales y dela mano de obra de las viviendas econémicas. Del contenido criti- co de los editoriales se desprende que el problema del costo de la vivienda obrera aparecié tempranamente en el gobierno de Perén y 86, como podrfa pensarse, durante su segunda presidencia, cuando la bonanza econdmica de los primeros tiempos entré en declive. Dos afios mds tarde, en febrero de 1949, Hylton Scort veia un panorama atin més sombrio, afirmando que el proceso inflacionario 7 Ibid, p. 221. 2 \VIVIENDAS PARA EL PUEBLO dificultaba cada vez mésla solucién del problema, ya que el costo de la vivienda habia subido mucho mas répidamente que los salarios, y sefilaba que cualquier familia obrera o de clase media, que diez afios antes podia comprar su casa, en ese momento ya no podria hacerlo, Lo que afirmaba con respecto al costo de una casa era igualmente splable al alguiex” Segin él la ley de alquileres, que resultaba un paliativo para un doloros> problema, era incapaz de prov eedadcum Man. ee ere 1a discusion y e! andlisis de los modelos urbanos también era ob- jeto de interés para Nuesra Arguitectura, que concedia atencién pre- ferente a las propuestas cue vinculaban formas urbanas renovadoras y teforma social, afines a a linea edirorial. Tales el caso de la propues- ta de “comunidades orgénicas’, elaborada por Walter Gropius.” El ‘modelo propuesto por Gropius incorporaba las relexiones de los pla- nificadores urbanos anglosajones al programa de reforma social de la arquitectura centroeuropea, que luego de la derrota del nazismo ten- dié a generar un consenso en tomo de la promocién de un nuevo ideal comunitario. Gropias pretendia curar lo que llamaba “enferme- ~dades sociales” mediante “el interés civico y la lealtad originados en las buenas relaciones dentro del vecindario inmediato”,” El cotazén de su organismo comunal sera el centro vecinal, donde se concentra- tia la totalidad de las actividades comerciales, culeurales y recreativas. El vecindario urbano asf concebido podfa tener una implantacién rural o urbana, siempre ycuando permitiera a sus habitantes legar a sus lugares de trabajo en no més de treinta o cuarenta minutos, y 2 Sepin el ceso de 1947, el 82% dela vivendas on acpi eran alguilds. Dao tomado de A. Balle, La bull del politica Antena, vvend y dad cones ropes depron op i, p AD. Gropus fue director del Bauhaus ego de emigrar de Alemania a causa del naismo, profesor del Esculade Argutecrira en Hacrad. Su proyecto de “om nidades orinics” habia sid publicado en el Bolen de lr Macon Unies, en 1949. Nua Arguitecrar repo el arco ee misma ao. Vease W. Gropies, “Unidades vecinales proyecradasorgnicamente”, Nutra Arguitcr pp. 208-210. Anquitecturt, Ao 20, 1949, Ibid ELPROBLEMA DELA VIVIENDA 8 10 estuviese acotado a la distancia que podia toda vez que su tam: recorrer un peatén. ‘Los edioriales analizados revelan una pluralidad de intereses que desborda los temas vinculados estriccamente con el campo de la ar- ‘quitecrura, para involucrarse en debates acerca del abaratamiento de Ia vivienda obrera, la discusién del alcance de la intervencién del Es- tado y la industrializacién de la construccién, Las criticas a determi=~ nados aspectos de la obra pablica del Estado ~como la orientacién de recursos a obras consideradas superfluas~ més aucladlas en una rets- rica antipopulista, no conllevan una critica ala intervencién del Esta en’ el tema. Por el contrario, la necesidad de proveer de vivienda a log sectores de menos recussos, entendida como derecho y como ins- ‘rumento de reforma social, resulta una opinién sostenida con firme- zay a través del tiempo por Hylton Scott. El modelo promovido desde sus editoriales combinaba la defensa de un modelo “benefac- to#” del Estado, al servicio de los secrores menos favorecidos de la Sociedad, con la defensa de la iniciativa privada y del papel regulador del Estado por medio de la legisacién. 2.2. La prensa politica: Democracia El matutino Democracia, uno de los principales érganos de propa- ganda, tenfa como misién orientar la recepcién de las realizaciones estatales, La vivienda popular ocupé un lugar destacado en sus pagi- nas, que difundieron los debates en tomo de la nueva legislaci6n en Jamateria. La inauguracién de los primeros barrios construidos en Bue- nos Aires encontré al gobierno arbitrando un debate entre posiciones encontradas: la de los propietatios de predios de alquiler, epresenta- dos por la Asociacién de Propietarios de Bienes Rafces, frente a los inteteses de los inquilinos de todo el pais. El eje politico del debate girabaen torno de la oposicién entre los defensores de la propiedad privada versus la propiedad social, consagrada por la nueva Consti- icién. Py VIVIENDAS PARA EL PUEBLO El discurso politico de Democracia apuncaba ala consolidacién del papel del gobierno como “equilibrador de todos los intereses encon- srados” El perfil del Estado peronista como rbitro de intereses socia- les opuestos fue tenazmente defendido por el matutino y comporté no pocos escollos para un gobierno que habla asumido tempranamente Ia defensa de la orientacién social de sus politicas. La accién legislativa del oficialismo se orientaba a la defensa de la llamada ‘funcién social dela propiedad’, orientacién que se puso de manifiesto durante el dehare sabre las leyes de alquileres. El congelamienco de alquileres y la prohibicién de desalojos, dispuestos por la administracién conservadoraen 1943, fueron mantenidos por el peronismo. Por medio de decretos y leyes, estas medidas se prorro- ¢garon durante todo el perfodo 1943-1955. Torre y Pastoriza han con- signado que debido a esas prérrogas los alquileres subicron slo un 27,8% entre 1943 y 1955, frente al incremento general del costo de Vida, cercano al 700%, entre esos afos. 7” La oposicién radical y conservadora estaba en desacuerdo con la pré- sroga de los contratos de aquiler.”* Se argumentaba que la incorporacién, cde nuevos rubros al salario de los trabajadores (aguinaldo, vacaciones pagas, indemnizacién por despido, salario familie y por enfermedad) habla redundado en un aumento en el precio de la mano de obra y de los materiales para la construccién, y en la escasez de insumos. ‘Teas arduos debates parlamentarios, a través de las leyes 12.928 y 13,026 se logré prorrogar la suspensién de desalojos y las locaciones vigentes. Menos forcun: tuvo la Ley 13.228, que impedia el desalojo de las viviendas adquiridas por medio del Banco Hipotecario Nacio- nal, o de instituciones ce previsién y erédito provinciales o munici- pales.”’ Debido a la demanda de un particular, la Corte Suprema de ® Véase Democrais, 20 de mayo de 1949, J.C. Torrey E, Pastorin, “La democraisacia del bienestar’, op it, p. 282. ‘El debate tuvo lugar en a primera mitad de 1949 debido a que el 30 de junio vencian las lyes de emergendia. Sobre estos debates viase Demoeracia, 12, 13, 14 y 20 de mayo de 1949, ” Demacraia, 12 de julio de 1949. EL PROBLEMA DB LA VIVIENDA 3 Justicia declaré que el propictario de una tinica casa podia desalojar a sus inquilinds sila destinaba a vivienda propia o de su familia. La decisi6n de la Corte es importante por dos razones. En primer “ lugar, muestra la pluralidad de visiones competitivas en el interior de los poderes del Estado, en un momento donde la potencia del Poder ‘Fjecutivo parecfa eclipsar el principio de la separacién de poderes, revelando cierto margen de autonomia entre la resolucién del Con- reso —cuya mayorfa se alineaba con las orientaciones emanadas des- de cl Fjecutivo- y la declaracién de inconstieucionalidad por parte del Poder Judicial. En segundo lugar, muestra cémo algunas resolu- ciones del gobierno, cuya motivacién declarada era la de proteger a Jos menos favorecidos, corrian el riesgo de socavar una parte de la Iegitimidad de su poder: el favor de los pequetios propietarios. Ta prérroga de los contratos de locacién también creaba compli- cacionés. El gobierno debié pagar el precio de la virtual paralizacién dela construccién de casas de renta debido a que no habia expectati- vas de ganancia por parte de los propictarios. Filo redund6 en una disminucibn de la oferta de departamentos por parce de la iniciativa ptivada lo cual complicé el ya grave déficit. Los présramos otorgados » por el Banco Hipotecario Nacional estaban atin lejos de tener el im- pacto dinamizador que caracteri26 su accién a partir de 1950, si bien | ‘en t:minos porcentuales el aumento en el nimeto de préstamos otor- © gados era apreciable y sostenido desde 1946." ‘Con la Ley de Propiedad Horizontal, medida que ya habian adopta- do otros paises, sc intenté compensar a los propictarios por la depre- sin de la renta. Frente a los magros alquleres percibidos, el gobierno “permitié la venta de las unidades a sus inquilinos a través del crédito, * Campaand lo prsamosotogaos dane alos consectes par rns er pede aprecieque sn agro de 1946 os ramos hiporseaos pare re Captal Feld fueron 317 en ago de 147 Scan 541 yuna mde ade 7, gue dpi com ccs I lta cde 1946, Acadia Nacional de liar Joie Bence Hiporaro None Ao 1946 Aes de Pécs N° 47, fio “.s02) at, Ato B47, Aca de Prscaos NPA, fis 41456; A 1968 ‘ez de Peas NYS, los 385-468, h

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