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Gaspar el burrito albino

Gaspar era un burrito muy simpático y divertido, era especial, diferente a los demás
burritos. Pero ¿Por qué era diferente? Cuando nació era totalmente de color blanco;
sus cejas, sus ojos, sus uñas, su pelaje, el hocico todo era blanco. A mediada que fue
creciendo Gaspar se daba cuenta que no era como los demás burros que conocía y
eso lo hacía sentir muy triste.
Un día salió a caminar por un campo y vio que todo
era blanco como él. Estaba rodeado de jazmines, todo
era blanco y con un rico aroma. Cuando los jazmines
lo vieron le dijeron: No te debes sentir triste por tu
aspecto míranos a nosotras deberíamos sentirnos igual
y, sin embargo, tenemos algo que nos identifica, que
no se ve, pero se siente, es el rico perfume que
emanamos; tú también tienes algo que es más
importante que tu color; tu bondad y alegría. Debes
aceptarte como eres para que te acepten los demás.
Desde ese día Gaspar se aceptó como era, y cosecho
muchos más amigos.

Moraleja: Todos somos diferentes, tenemos diferentes colores y tamaños, pero lo


importante es lo que guardamos dentro y aceptarnos tal cual somos.

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