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guerra civil o en el exilio? {Quién con- pee ee eRe ae) See Reno Carn Meee cn cc Cee eR ee Tere COCO Ce Does eee ect Re amen io invitando a reflexionar sobre lo real, sobre el pasa- do. Ciertas obras van algo mas lejos, al comprome- terse con quienes todo lo perdieron. A su manera, Pn ea CC MLC Oe Literatura justifica el uso reflexivo de los relatos, Pe et etc enter Pe ORC Ce Cee eat ected POST CO ence en Cartan «No se puede mirar». El tema del recuerdo insopor- table, distorsionado 0 imposible de comunicar apa- rece en la mayoria de los supervivientes: P. Levi, E. Wiesel, M. del Castillo, J. Campos, M. Aub, eR ee omen oe he DTC ORR en os eee cre del mal cotidiano. A la vez, han enserado los efec- tos positivos del altruismo y de la solidaridad. Los SC me reset tates (a meee ec ‘mas de vida y, de manera indirecta, informan sobre SOC ere Mc terme ere ed libro defiencle el uso cognitivo de la Literatura por PO Ce ER dt em Ie ee Ren cece tC eer CR eet me MMOs t ce Td See iC: Se me cee) SPP M.* Teresa Lopez de la Vieja 20 ETICA Y LITERATURA pectiva de 1a Erica, han sido abordados con anterioridad en otras publicaciones, «la presencia de las formas» (Revista de Occidente, 154, 1994), «Tres metiforas» (Actas de XII Congreso de Estética, Madrid, 1993), «Expectativas de la Filosofia moral y Literatura» (segoria, 11, 1995), «Método y manera» (Enrahonar, 24, 1995), «Pluralidad y los lugares de la argumentacién» (Isegorfa, 20, 1995), «Argumentos densos» (Enrahonar, 30, 1999). «Filosofia moral y uso argumentativo de la Literatura» es el tema de un articulo ‘que aparece en el libro, editado por M.’ Herrera, Teorlas de la interpretacin (UNAM, México, 1999, pp. 125-142), «Experien- cias morales en Literatura» esté en el volumen El eriterio estético [J. L. Molinuevo (ed.), Publicaciones de la Universidad de Sala- manca, Salamanca, 2001, pp. 191-210] y «—, la historia de Anna presenta de forma indirecta, metaforica, los dile- ‘mas reales de aquellas personas que fueron solidarias o altruistas, comprometiéndose con las victimas del Nacionalsocialismo. La Historia no les han hecho justicia. Es més, aquellos héroes anGni- ‘mos fueron olvidados, la mayorfa de las veces tuvieron peor suerte que los responsables mds directos de los crimenes. Otras guerras y otras tragedias siguieron casi esa misma pauta, el olvido. ;Quién desea recordar la guerra civil? {EI exilio? ;Cémo fue la posguerra en Espafia? ¢Quién conservara fa memoria de las victimas de la Se- gunda Guerra Mundial? La Literatura presta en ocasiones su voz.a los derrotados de la Historia, ya que introduce formas, algan tipo de estructura para hablar de lo que pocos desean recuperar. En deter- minados casos, lo literario tiene una «finalidad» aiiadida: el cono- cimicnto y la reflexién sobre lo que pudo haber sido. Tal y como se puede apreciar en las obras de M. Aub, de J. Campos, de P. Levi, de E, Wiesel, de M. del Castillo... Las novelas no describen lo real, ni dicen c6mo fucron exactamente las cosas. Pero si cémo tendrian ‘que set, 0 cémo tendrfan que haber sido, Las obras literarias hacen compaitia, segin la expresi6n de W. Booth. Invitan a reflexionar sobre lo real, sobre el futuro, sobre el pasado. Ademés de esto, ciertas obras van algo mas lejos, pues se ‘comprometen con quienes no han interesado demasiado a la Histo- ria ni ala Ciencia, Algunas obras de ficcin pretenden mucho mas, su manera invitan a hacer justicia. En este capitulo se justifica el uso reflexivo —un uso normativo en cierto sentido—, ya que los relatos aportan informacién sobre hechos relegados al olvido («No bai 24 BTICA Y LITERATURA se puede mirar»). Por tratarse de experiencias de dafio y sufti- miento («Yo lo vi»). En este contexto, parece correcto hablar de co- nocimiento a través de la Literatura, asf como de narraciones que. «chacen justicia». Por lo general, cl uso de lo literario por parte de la Filosofia ha ido en otra direccién, con pretensiones cognitivas bas- tante més débiles, El debate de los afios setenta sobre Modemidad y, Romania! permiti6 apreciar mejor la-textualidad dela Filo- como una forma de escritura, como sefialaban J. F. Lyotard, J. Derrida. En los afios ochenta, el-«gil » —en las, obras de Ch. Taylor, por ejemplo— no s6lo ha mostrado las limi- taciones de las teorfas normativas, sino que ha abierto la discu- sin sobre el potencial poético—a la manera de R, Rorty—o sobre clapenelal acaua.dela illaan#'. Fn los afos noventa han so- guido apareciendo propuestas criticas hacia el enfoque normativo, modemo y racional de Ja Etica, El nuevo interés por Ja. Literatura ha tenido, por tanto, una vertiente polémica, como una forma de-com- —en términos de O. Marquard— las deficiencias:de-laFi- lgsofia. O bien como alternativa para poner limites del «desencan- tamiento» del mundo, como en ta propuesta de A. Cascardi. En esta larga discusi6n, se ha considerado razonable proponer algo asi como un «uso formativo» de la Literatura, tal como defiende M. Nussbaum. Sin embargo, este uso de la Literatura por parte de la Filosofia no despeja atin las dudas anteriores sobre su valor de verdad, que ha sido una cuestién planteada reiteradamente por J. Habermas, entre otros autores. Autores que, por lo general, han aceptado la definicién de J. Searle, la ficcién es un discurso deri- vado, parasitario. ‘A lo largo del libro se irdn presentando los argumentos a favor de un uso reducido de la Literatura en ta Etica. Digamos que el dis- ‘curso literario cumple varias funciones: amplfa el punto de vista ‘moral, mejora la comprensién de los agentes al presentarlos en si- tuaciones muy variadas, despierta el interés sobre hechos mal co- nocidos, imagina lo que ain no ha sucedido, etc. En ningtin caso, esté uso de la ficcién,como estimulo-parael: conocimiento se ha de ‘mezclar con los argumentos antes mencionados, a favor de la Lite- ratura y en contra de la cultura moderna, de la raz6n o en contra de Ja universalidad normativa. El modelo de complementariedad entre Etica y Literatura pretende algo menos ambicioso: a) situar la dis- cusién sobre las funciones que puede desempefiar la Literatura dentro del vocabulario, los conceptos, e incluso dentro los debates internos de Ia Filosoffa moral contemporénea, b) recordar que no 1, BTICA YLITERATURA +25 hay altemativas serias al uso cognitivo y critico de lo literario, sino una visién mas amplia de los argumentos como «argumenta- ciones», situadas en un tiempo y en un contexto determinados. c) el ‘uso cognitivo estricto es, pues, perfectamente compatible con el in- terés por las formas simbélicas, las metéforgs y la pluralidad de las formas de conocimiento. La relacién entre Etica y Literatura mues- tra, en definitiva, las posibilidades de una razén plural. En este primer capitulo, la relaci6n entre Btica y-Literarura-es analizada de festa mancra, como una-relacién entre formas-de-conocimiento, con sus propias reglas y comautonomia plena. Por tal raz6n, porque las fronteras estén perfectamente trazadas sera posible tender puentes, en este caso, hacer un uso Teflexivo de lo livers s ejemplos a tener en cuenta van en esta linea, representaca por B. Brecht, M. del Castillo, E. Wiesel, J. Sempriin.. 1) Es evidente que la Literatura y la Filosoffa, en especial la Fit losoffa moral, responden a reglas, usan lenguajes y tienen objetivos distintos. Es més, la moralidad ha sido utilizada en determinadas circunstancias como un instrumento de control sobre los escritores Y artistas. Pero lo moral no es un forma de censura, cs mas bicn ‘una forma de erftica, En la mirada critica yen el compromiso con los agentes se encuentran —cuando asf lo pretenden— la refle- xidn moral y Ia creacién literaria y artistica, Por eso mismo, y bajo determinadas condiciones, es posible hablar de un enfoque com- plementario de las disciplinas (Cuestiones de gusto y cuestiones de Justicia). La Filosofia contemporénea ha analizado los aspectos ‘més relevantes de este tema (P. Koppe, J. Habermas, A. Wellmer, M. Seel). Por otro lado, el trasfondo moral y politico ha estado siempre en la escritura de P. Levi, de C. Edvardson y, en un sentido distinto, también lo esté en las obras de A. Andersch y de G. von. Rezzori. 2) «No se puede mirar», titulo de un grabado de F, de Goya introduce aquellas razones por las cuales atin hace falta acu- dir a vfas indirectas, con objeto de analizar hechos de la Historia y experiencias personales tragicas. A pesar de que lo literario no sea verdadero» en el sentido habitual del término, responde a una in- tenci6n veraz y, en cierto modo, verdadera y valida. El trasfondo trégico, auténtico esta siempre en los relatos de E. Wiesel, por ejemplo. Las formas son, adem, una clase de normatividad. Esti, pues, justificado este «uso reflexivo» de la Literatura en Etica, Aho- ra bien, lo literario como via indirecta de conocimiento tiene otros usos, no menos interesantes desde el punto de vista de la Btica. 26 ETICA Y LITERATURA «Hacer justiciay, serfa uno de tales usos, pues contribuye a escuche la voz de los que no cuentan par la Historia. La obra de M. del Castillo demuestra c6mo y por qué hablar de la «justicia» a través de las palabras. 3) Las funciones de la Filosofia y de la Lite- ratura son, en general, bastante diferentes, Esto precisamente da in- terés a la complementariedad o interferencia entre discursos. Sirva ‘como prueba de ese aprendizaje mutuo el didlogo entre H. Arendt y la eseritora americana M. McCarthy (Entender y recordar). 4) La Filosofia prictica elabora sus argumentos a partir de expe- riencias, individuales y colectivas, pero ha de eliminar la densidad de lo particular. Los relatos cumplen esta funcién, aportar ejemplos, poner palabras a los recuerdos, rehacer la textura y el colorido de Jas formas de vida. La obra de R. Walser introduce otra perspectiva sobre temas que ya estaban en la Filosofia de Hegel. Los mecanis- mos de la guerra y de Ja destruccién invaden poco a poco lo coti- diano, en los libros de A. Andersch. Las memorias y relatos de G. von Rezzori reconstruyen formas de vida que han desaparecido con el final de la Segunda Guerra, a pesar o precisamente porque la vida en ciertas regiones centroeuropeas estaba organizada sobre el Pe dé toleranci ene eultus En oto lugar y en ota le |. Llamazares recuerda escenas olvidadas de Ia larga espaiola. Por dltimo, est la escrtura comprometida eon el recuer- do de hechos tragicos, aquello que «No se puede mirar». Las obras de M. Aub y de A, Barea ejemplifican el uso mas «denso» de la es- critura: cuando ésta pone la distancia necesaria para reflexionar ee sucesos que no deberfan haber ocurrido (Usos de la Litera- CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONES DE JUSTICIA. En 1979 los Servicios Generales de la Administracién norte~ americana (GSA) encargaron una escultura para la ciudad de Nueva ‘York. Los responsables de la Administracién se dirigieron al co- nocido pintor y escultor R. Serra. El proyecto que éste present6 fue aprobado un afio més tarde, incluyendo todo Io referido al posible impacto de a obra sobre el medio y sobre la circulacién de la zona. En 1981 Tiled Arc, escultura de acero, fue instalada en la Fe~ deral Plaza, en Manhattan. Comenz6 enseguida una campafia para que se la levaran de allo la cambiaran de lugar. Llev6 la iniciativa €l juez J. E. Re, enviando numerosas cartas cn contra de la instala- cién, Entre 1985 y 1989 tuvo Ingar una larga batalla legal en torno a Tilted Arc'. Los medios de comunicacién —una responsable de la crftica de arte de The New York Times en especial— participaron de ‘manera activa en la campafia contra la obre. El 15 marzo de 1989, el responsable de los Servicios Generales, W. Diamond, ordené que se destruyera la escultura de R. Serra. Poces meses antes, el presi- dente R. Reagan habia firmado la Convencién de Berna (Conven- tion Implementation Act) sobre los derechos de los artistas, en vigor desde pocos dias antes. En este caso, prevaleci sin embargo el de- echo de propiedad sobre el derecho a la libre expresion. La Admi- nistracién norteamericana alegé entonces que Ia escultura ya habia sido pagada a su autor. Que ésta tenfa «efectos destructivos» sobre las funciones sociales de la plaza donde estaba ubicada, cada vez ‘més sucia y lena de pintadas. Que obstactlizaba la vigilancia po- al, que era una obra tan arrogante come el muro de Berlin, etc. TR, Serra, el artista, ha contado Ia secuencia completa de Tos hecho, «Tilted ‘Are Destroyed, Writings. Interviews, University of Chicago Press, Chicago, 1994, ‘pp. 193-213; «Tilted Arc Zerstbrt, Schrfien. Interviews, 1970-1989, Benteli, Ber- 1, 1990, pp. 221-236. pn 28 ETICA Y LITERATURA Y que los ciudadanos deseaban que el lugar recuperase su anterior perspectiva, mucho més abierta. La mayoria de los argumentos eran falsos, en la audiencia celebrada a este proposito, la mayoria de los testigos declararon estar a favor de que Tilted Arc siguiera en su emplazamiento. Pero la escultura fue destruida, En os afios veinte los editores del Ulysses, de J. Joyce, fueron acusados de obscenidad, En 1988, los Versos saténicos de Salman Rushdie provocaron una fuerte reaccién entre los fundamental islémicos. Salman Rushdie fue condenado a morir por las autori- dades religiosas de Irén, Durante la década siguiente, Rushdie tuvo que vivir oculto, bajo la constante proteccién del Gobierno briténi- co. Los criterios morales y politicos han sido utilizados en dema~ siadas ocasiones de esta forma, una forma torcida, como un instru= ‘mento para controlar la libre expresién de ideas y de creencias. La censura de obras de arte forma parte de este poder —social, po- litico, econémico— que invade esferas de legitima libertad. Bs mis, la expresion artistica y literaria es especialmente vulnerable ante los excesos de autoridad y ante los prejuicios tradicionales. El caso de Tilted Arc demuestra que las sociedades contemporaneas Jermtiides liberals, sbirias— apolan todavia a crterios mors. 8 en forma abusiva, ideol6gica, con el nico propésito de reco! los derechos individuals. La polémica en toro a exposicin de ‘Mapplethorpe en la Galeria Corcoran —exposicién cancelada bajo el pretexto de la obscenidad? de las fotografias— ha puesto en evidencia, una vez mas, el desequilibrio entre creacion libre e inte~ gtismo dispuesto a censurar. De una parte, estan las libertades re- conocidas —The First Amendment en Estados Unidos, la Consti- tucién en los paises europeos—, de otra, la influencia de los prejuicios tradicionales. i esconfanza genetical os reaores. Pero esta reac- ‘in, motiva, cierran el paso a un debate que ha sido aplazado una y otra vez. El debate sobre valores estéticos y va- Jores morales, sobre lo que es correcto y sobre lo que no lo es, so- bre libertad de expresién, sobre la cultura ptiblica, sobre tolerancia, sobre los limites de la tolerancia, etc. En realidad, ni lo ético ni lo 2 R, Serra comentaba también este caso, «Art and Censorship», en Fenner, D.Bs Bihics andthe Ais, Garland, Nueva York, 1995: pp.28-98 0 CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONES DEJUSTICIA. 29 estético siguen ya criterios propios de tiempos pasados. Pero el mundo del arte produce también ciertos efectos en la opinion pi- blica, es vulnerable ante la manipulacién y ante la corrupcién, transmite de forma indirecta una visidn del mundo, expresa creen- cias, ete. La distancia estética? no anula, pues, la influencia social, moral, politica de las obras. Aungue no es una postura corriente, Al Reinhardt ha llegado a defender incluso un «cédigo ético»* para los artistas. Por un lado, la cultura moderna favorece la autonomia de las disciplinas y de todas las formas de creacién. En este sentido, no hay excesivas dudas: Etica, Ciencia, Arte, Literatura, siguen sus propios criterios y se defienden ante interfe-encias extemas. Por otro, los valores literarios y estéticos influyen en distinto grado sobre la sensibilidad y sobre la percepcién de lo real. No son tan , El uso cognitivo estricto resulta compatible con el interés por las formas simbolicas, las metéforas y a pluralidad de Jas formas de conocimiento. Es obvio que la fieciGn aporta otro tipo de conocimiento, no proposicional ®, que muestra, ensefia, llega ala sensibilidad de los agentes, los acerca a lo real. Sobre todo cuando la realidad esté més alld de la razén y de la moral. La relacidn entre Etica-y- Literatura: muestrayen conclu: que la autonomia de los discursos no es obstéculo para el inter- cambio.entre formas.de conocimiento: el objetivo consiste en ten- ‘La comple- jidad de algunos hechos asi lo requiere. Las obras de C. Edvadson, P. Levi, A. Andersch y de G. von Rezzori, mencionadas hace un ‘momento, servirin de ejemplo para aclarar las ventajas —informa- ciGn mas precisa, anilisis de los hechos desde la perspectiva de los agentes, percepcién de los detalles, dilemas practicos— de ese in- tercambio entre puntos de vista. Por tiltimo, se ha de decir sin ro- deos que las actitudes intransigentes o autoritarias poco tienen que ver con la moralidad privada o piblica. La relacién entre criterios morales y criterios estéticos aporta flexibilidad, perspectivas nue- vas, nunca justifica précticas como la censura. Menos atin en so- ciedades liberales, en las cuales los individuos son ciudadanos con H, Arendt se interes6 por el papel de los escitoresen tiempos oseuros, «On Huranity on Dark Times: Thoughts About Lessing», Mev in Dark Times, Harcourt Brage, Nueva York, 1983, pp. 33-56. Palmer, F: «Preface», «Learning form Literature», Literanure and Moral ‘Understanding, pp. VIFX, 181-246. 32 ETICA Y LITERATURA derechos. Lo sucedido con Tilted Arc es un ejemplo claro de uso in- correcto de los valores, y una muestra de intolerancia. 1, PONER FRONTERAS, TENDER PUENTES Hegel definié tres. ambitos.del-Espiritu-absoluto: li ‘2iGn-y Filosofia’. Laidea de lo bello como expresién de lo verda- dero, en forma sensible, recuperaba para el Arte tanto la realidad como la verdad. Incluso mostraba el bien moral. El gusto, por tan- {o, aun careciendo de principio objetivo, permitia representarse las cosas como si fueran reales. Sin embargo, este puente tendido entre varios dmbitos no siguié adelante. La separacién de disciplinas y de Ambitos de conocimiento ha prevalecido en las etapas siguientes, poniendo fronteras cada vez més estrictas. Después de Hegel se ha seguido Ia I{nea marcada por Kant en la Kritik des Urteilskraft, en lugar de ir en la direccién de las Vorlesungen tiber die Asthetik. El principio de autonomfa para lo moral y para lo estético se consolidé todavia més en la obra M. Weber. J. Habermas mantiene este crite- io, abogando por la separacién estricta de las cuestiones morales 0 cuestiones de Justicia, frente a otro tipo de cuestiones practicas. En consecuencia, lo moral constituye un Ambito independiente de las cuestiones del gusto. Lo cual no ha sido impedimento para que olros autores contempordneos hayan vuelto a considerar aquella pri- ‘mera posibilidad, Io estético como un medio de conocimiento, En los diltimos atios, se ha ido abriendo paso una interesante discusién de este tipo, sobte el valor cognitivo de la Literatura y sobre su pa- pel en el marco de la Filosofia. Las tesis de R. Rorty® sobre nuevos vocabularios y nuevas formas de describir, asf como los argumentos de M, Nussbaum? a favor de la dimensi6n préctica en la Literatura, han aportado un enfogue atractivo de la cuestién, de nuevo en el de- bate filos6fico, z 2 ina primera aproximacidn a este tema se encuentra en Lépes de la Vieja, M.T.; «Geschmacksfragen und Fragen der Gerechtigkeit», en Amat, A., Bal, K- Hegel Aue Die Kunst der Polite Poli der Rng, Akademie Veg, Belin 2000 pp (C138 ot, stor Proben About Foal isouses,en Hench D, Ine Panton der iaven Fak Mich 98, pp, 6738 DNintmin, Mes cPecepive ulin Licey Theory and Bia Theor, Love's Knowledge Oxfors Univesity Press, Nueva York, 1050, pp kia (CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONESDEJUSTICIA. +33 Podemos hablar, entonces, del conocimiento como pretensién compartida por dos disciplinas. Bajo determinadas condiciones, a Filosofia. moral-adquiere-informacién-o elabora-mejor su. propia informacién-a-través-de-la-forma literaria, Es evidente-que.ésta porta s6lo.uin.conocimiento indirecto; cuando los datos estén in- ‘completos este tipo de conocimiento resulta apreciable. En suma, -estricto. de. autonom(a, la.tesis deta. comple: ‘mentatiedad. permite ampliar Ios recursos disponibles en un émbito de conocimiento. De forma andloga a como se crean elementos compartidos en un contexto plural, una perspectiva abierta y mul- tidisciplinar oftece ventajas para temas de una cierta complejidad. tas son las principales razones a favor de un «modelo de solapa- miento» !, que facilita el intercambio entre cuestiones de gusto y cuestiones précticas, sin anular sus peculiaridades. A. Wellmer y M. Secl prefieren el término «interferencia» para referirse a esta confluencia de perspectivas. Al margen de la cuestién terminol6- ica, el principal problema para desarrollar esta linea sigue estando en Ia jerarquia entre formas de conocimiento, 2Se trata de un pre- juicio insalvable? La «gnoseologia inferior» aparecia ya en He- gel, en su idea de arte como apariencia, LI. MBMoria ¥ FORMAS DE VIDA ‘Todavia hoy el arte es considerado como una forma derivada © secundaria de conocimiento. En todo caso, no esté situado al mismo nivel que otros tipos de conocimiento, ya que no se refiere ala realidad, en el sentido esténdar de «referity —en G. Frege, L. Wittgenstein en el Tractatus— sino que elabora, o «abre» lo real. Aqui se aceptan estas diferencias, por considerar que es irrever- sible Ia modema separacién de esferas. Todas las disciplinas re- quieren un alto grado de especializacién, Ia Filosofia moral y Ia “W , Zor Dialekiik der Moderne tnd Posmoderne, Francfort, 1985, pp. 9-47 Sec, M. «Asthetik als Tel einer differenzierten Etik», Eihisch-dstherische Studien, Subwkamp, Pranefort, 1996, pp. 11-35; «Kunst, Wahrheit, Welterscl- lieBung», en Koppe, F.: Perspektiven der Kunstphilosophie, Francfort, 1993, pp. 36-80. 34 ETICA Y LITERATURA Estética no son una excepcién. Pero de manera ocasional las dis ciplinas pueden compartir informaci6n, Sobre todo en tiempos os- curos, cuando estén seriamente limitados el conocimiento y la accién. Hoy resulta impensable la confianza de Hegel en el potencial ‘moral de lo artistico, un objetivo tan cdificante como vano, dadas las actuales circunstancias. Por esta razn, el intercambio debe tener lugar sin pretensiones moralizantes. Las pretensiones cognitivas tienen prioridad en el «modelo de solapamiento» o de complemen- tariedad entre esferas, entre cuestiones de gusto y cuestiones mo- rales o de justicia, Segtin esto, se hablard de uso cognitivo de la pro- duccién literaria y artistica en el marco de la Filosofia moral. Se puede justificar esta tesis del modo siguiente: la informacién sobre situaciones densas, moral y politicamente densas, se encuentra bas- tante limitada por un conjunto de elementos. Resulta especialmente problemético el conocimiento de sucesos trigicos. En tales acasio- nes, la Literatura cumple una funcién politica y moral, al aportar conocimiento indirecto sobre formas de vida y sobre experiencias Iimite, En esos casos, Ia Literatura puede ser para la Filosofia un ppunto de partida para buscar mis informaci6n y para reflexionar so- bre experiencias —reales— que no han sido accesibles por los me- dios estandar. Por ejemplo, el daiio impide o dificulta que las v timas hablen sobre sucesos reales, como guetta, cautiverio, genocidio. Los hechos serén conocidos, documentados, analiza~ dos, etc. Sin embargo, la percepcidn de esos hechos escapa a la me- todologia del investigador. ;Cémo ver los hechos tal y como los vi- vieron los protagonistas? El punto de vista individual, las experiencias de los agentes pueden ser mas relevantes y enseitar bastante més al lector que el punto de vista universal, en tercera persona. Lo cual justifica por si solo el esfuerzo de tender puentes entre lenguajes, reglas, estilos, ete. i on basi é disponible gracias a la Cien- cia.o ala Historia, la escritura introduce elementos que facilitanla ‘comprension de los datos, ya que crea analogias, situaciones ima- I No es imprescindible pero ese plus subjetivo mejora el, ‘conocimiento de una situacién real. Por tanto, la Literatura aporta, otra perspectiva, que es la de lo individual, 1o concreto, lo cercano. Servird de apoyo o de punto de partida para adquirir otto tipo de in- formacién, Ademés de tener un valor intrinseco, lo literario en- sancha el conocimiento estindar, gracias a personajes ¢ historias CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONES DEJUSTICIA * 35 con las cuales identificarse, a pesar de que no sean reales 0 no lo sean del todo. Y to hace de varias formas: —En primer lugar, un texto literario elabora experiencias rea- les, testimonios. La escritura es un instrumento valioso porque so- luciona una dificultad seffalada a menudo por los testigos, no pue~ den contar lo que vieron. La forma contribuye a quebrar un silencio injusto. Sobre todo para quienes no tuvieror ninguna oportunidad de hablar sobre lo que habfan conocido, victimas de la Historia. Por ello, este tipo de Literatura esté sustentada sobre hechos reales, pero también sobre tn cuidado extremo de la forma. El estilo con- tenido sirve para contar sucesos desmesurados, y esta perfecta- ‘mente representado en los libros de C. Edvardson, Una nifia de diez afios es enviada a un campo, Transporte, seleccién, barracones, ‘Auschwitz °, En su memoria quedardn escenas que nunca tenian que haber ocurrido, Nunca dejara de ver y de oft a los «hombres que golpean» "*. Aun asf o precisamente por ello, recordar significa vivir, P, Levi ® estaba convencido que ni arte ni a poesfa lograrin descifrar la realidad nila experiencia de los supervivientes. Aquel tiempo oscuro. Con tod, la escritura cumple una funcion necesatia: prestar voz y palabras a quienes no las tuvieron. En suma, este tipo de escritura responde a un compromiso moral y politico, que las disciplinas trasladan con escasa 0 con ninguna eficacia, —Privilegio de la Literatura es crear la ilusidn de estar en la es- ‘cena misma de la Historia, Al saltar por encima de tiempo y espa- cio, Ins narraciones ofrecen a los lectores una impresién ilusoria, pero aleccionadora, sobre hechos relevantes. Como si el lector pu- diera estar en el interior de los acontecimientos, en ese momento crucial en el que algo sucede. Esto pretenden las obras del perio- dista, militante comunista, prisionero en el campo de Dachau, sol- dado del ejercito alemén durante la guerra, del escritor A.’ An- dersch, Los relatos sobre soldados y sobre prsioneros muestran de forma indirecta el clima de autoritarismo que siguié a la Primera Guerra Mundial. A través de un personaje, F. Kien, aparece la '3 Bdvardson, C.: Die Welt zusammenfigen, dv, Minich, 1991, pp. 33-39. 4 Gebranntes Kind sucht das Fewer, dv, Minish, 1993, p35, 'S Die Welt zusammenfiigen,p. 42. "6 Levi, P/ sommerste salvati, Binaudi, Turia, 1991, p. 115. "7 Tas guerras del siglo son el ttsfondo de varios relatos de A. Andersch, como «Die Inseln unter dem Winde», Meister-erzdhlingen, Diogenes, Zatch, 1992, pp. 152-166, 36 ETICA YLITERATURA etapa inmediatamente anterior a la Segunda Guerra. Los rasgos —mis negativos que positivos— del ambiente cultural y politico de aquel momento emergen de un universo cotidiano sin apenas relic ve, La Historia entra abruptamente en escena para darselo. —Las obras de G. von Rezzori reviven un universo perdido o, més exactamente, «lo que no han visto aquellos que nacieron des- pués» "Nunca lo verén, aquellas actividades ya no existen, las cos- tumbres, vestidos, lugares, creencias y el lenguaje de ayer estén de- finitivamente olvidados. La violencia arras6 una forma de vida. Sin embargo, durante un momento el lector pasea de nuevo por Bi carest, por Viena, ciudades cosmopolitas de entreguerras. El escri- tor recupera fragmentos de las lenguas que se hablaban la Bukowi na, regin fronteriza en la que paso su infancia. Resurge un paisaje todavia intacto. El paso de los afios veinte a los afios treinta crista- liza en las paginas del libro, como cristales de nieve, El pasado std de nuevo ahi, también las culturas y los grupos diferentes que convivian a orillas del Danubio: un mundo babélico y tolerante recupera su colorido. Entre lo biogréfico y la ficcién, la escritura devuelve un Ienguaje y una realidad que sélo pueden estar en la memoria, Las imagenes tienen ese poder, el de hacer recordar y de hacer pensar™, La Literatura sirve a la memoria, ayuda a entender hhechos reales y, a través de lo imaginario, reconstruye también formas de vida que han desaparecido para siempre. 2, COMPLEMENTARIEDAD Segiin Hegel, lo bello vive en la apariencia sensible” (Schein, sinnlichen Anschauung), en vn Smbito que es distinto al de las ide- as, Esta esfera se opone a la sequedad de las ideas, puesto que lo bello representa lo patticular, el gusto carece de principio objetivo, ‘es particular, etc. Y, sin embargo, en Vorlesungen iiber die Asthetik el arte constituye un medio vélido para ensefiar. E incluso para «ver» el bien moral. El arte, la obra de arte auténtica esté estrecha- 1 Rezzori, G. von: Greisen-gemurmel, Bertlesmann, Minich, 1996, p. 42. ° Bin una de sus obras autobiogrificas, Blumen im Schnee, Bertelsmann, Md- nich, 1989, 2 La relacin entre imsgenes, metéforas y pensamiento ha sido comentada por este autor, Ein Hevmelin in Tschernopol, Rowohlt, Hamburgo, 1966, p.52. 1 Hegel, G. W. G.: Vorlesungen iiber die Asthetih, en Werke, Subkamp, Fennefort, 1983, Bd. 13, pp. 13, 140-152, CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONESDEJUSTICIA. “37 ‘mente relacionada con la moral; de esta forma, Hegel reivindicaba fines morales para el arte y, en segundo lugar, defendtfa la apa- riencia de la idea absoluta. Es decir, lo bello,sparecia como expre- si6n de lo-verdadero. Por esta misma razén,, Hegel. admitia. tres mbitos de Espiritu absolut én y Filosofia. Una idea, Ja misma idea se presenta en formas diferentes. Sin embargo, esta vversi6n no ha sido aceptada por autores posteriores. La Filosofia y, en general, la cultura contemporsnea ha seguido la tendencia a se- parar bien, belleza y verdad, con lo cual ha terminado por impo- ‘nerse un criterio més cercano a Kant® —la critica del juicio no aporta conocimiento de las cosas, no existe uma «ciencia de lo be- Io», etc — que a Hegel. Esto ha sucedido por varias razones. En primer lugar, habia que asegurar claramente la autonomia del gus- 1, frente 0 al lado de las cuestiones morales. Ademds durante bas- tante tiempo la Filosofia analitica se ha interesado por la verdad. El arte no es verdadero, pues no se refiere a lo real, Su capacidad para representar las cosas «como si» fueran reales resulta insufi- ciente para aceptar el arte como «verdadero», tal como Hegel pro- puso. En tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior, el valor cognitive del juiciv del gusto es secundario. For todo ello, ha sido complicada y escasa la relaci6n de la Estética iscipli ya-que éstas mantienen pretensiones cognitivas mucho més fuertes. . e “ P varias maneras... @) La autonoméa de esferas cotresponde al proceso de racio- nalizacién que, segiin M. Weber”, atribuy6 al arte un valor inde- pendiente. Hasta el punto de que el arte tenfa Ia capacidad de «sal- var» de la vida cotidiana y de la presin del racionalismo, teérico y priictico, Se trataba, en todo caso, de un tipo de redencién interna al mundo, No obstante, el elemento de irracionalidad que el arte acoge bbastaba para privarle de la responsabilidad que, por el contrario, ca- racteriza siempre al juicio moral. Por tal motivo, el arte permanecia asociado a la eficacia mégica 0 a valores irracionales, careciendo de ® Vorlesungen iber die Asthetit, pp. 78-82. fesis de que los uicios estticos no llevan a conocer las cosas se encuen- tun.en Kant, L: «Vorredes, Kvitik der Ureilsrajt, en Werke, Subrkamp, Francfort, 1957, BUIX, p. 239; 60, p. 463. 3 Weber, M.: «Zwischenbetrachtung: Theorie der Stufen und Richtungen der Religidser Weltablehnung», Gesaméausgabe, Mohr, Tubinga, 1989, Bd. 19, pp. 500-502, 517-519. 38 TICA Y LITERATURA valor, siendo sospechoso para la Btica, Este argumento de M. We- ber, la primacia de la racionalidad frente a restos de irracionalidad que permanecen en los valores estéticos 0 en la tradiciGn, se en- cuentra ampliado en la obra de J. Habermas’. Por haberlo asumi- do, J. Habermas se muestra en desacuerdo con la tesis del «schénen Schein» como medio para expresar ideales y como anticipacién de una vida feliz. En un trabajo sobre W. Benjamin, J. Habermas rechazaba abiertamente la trasposiciGn de lo bello en lo verdadero —parie de un proceso de racionalizacién—, expresando también sus reservas sobre la satisfaccién virtual de necesidades a través del arte. No, no existe ya tal posibilidad, una salvaci6n esotérica in ‘mune al filtro de Ia critica, Pues hoy —su argumento se centra en Jos cambios de Ia cultura y la sociedad actuales, pluralistas, des- ccentradas— somos conscientes, mas conscientes que nunca, de los, riesgos de una falsa superaci6n en el arte. Las demandas que se re- fieren a otro trato con la naturaleza, con el cuerpo, a relaciones mas solidarias o a experiencias comunicativas, todo ello no puede pasar por alto la pérdida de aura.en el arte, que ya fue sefialada por Hegel en sus Vorlesungen tiber Asthetik. Por tanto, la critica que nos hace mis conscientes no pretende salvar momentos del pasado. Pretende algo muy distinto. Una actitud reflexiva, junto a la cultura de ex- pertos —resultado de la racionalizacién analizada por M. Weber—, arroja para J. Habermas el siguiente resultado: se ha de aceptar la separaciGn o diferenciacién interna de cuestiones de gusto, cues- tiones de verdad y cuestiones de justicia®®. 1b) Laespecializacién de esieras y la diferencia interna de va~ lores son coherentes con la racionalizacién sistematica. J. Ha- bermas reconoce que las cuestiones de justicia”” exigen abstraer ‘con respecto a formas de vida y de cultura. Por este mismo crite- rio, habra que diferenciar entre cuestiones morales (de justicia), cuestiones pricticas (eleccién de medios) y cuestiones éticas * Habermas, J: , ‘Schnidelbach, H.: Rationalitt, Subskamp, Francfort, 1984, p. 224, 2 «Moralitit und Sitdichkeit, Treffen Hegels Finwinde gegen Kant auch aut dic Diskursethik 2u?», en Kuhlmann, W.: Moralitat und Siichkeit, Subrkamp, Francfort, 1986, p. 31 ® Faktsivit und Geltung, Subrkamp, Frankfurt, 1992, pp. 190-202; Erldute- ‘rungen zur Diskursethik, Suhikam, Francfort, 1991, pp. 100-118. (CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONESDE JUSTICIA —*39 (formas de vida). La Btica del discurso —caracterizada por el mismo J. Habermas como Etica formalista, cognitivista®, uni- yersalista —mantiene todavia la analogia entre justicia y verdad, En cambio, rechaza la analogfa entre belleza— bella apariencia— y justicia. O, por decirlo en los términos que se ajustan mejor a su programa, niega la continuidad entre los diferentes géneros del discurso, El segundo argumento sobre la racionalidad insiste sobre 1a autonomia de las esferas, lo cual implica también diferencias claras entre la Filosofia, la Ciencia y la Literatura ®. Estas disc plinas pertenecen o se ocupan de niveles diferentes de la realidad, por un lado esté la ficcién y, por otro, el mundo real, En conclu- sin, los textos tedricos mantienen pretensiones de validez, mien- tras que la Literatura no se especializa en ese campo, los «fines cognitivosy**, ©) Lapretensién de vatidez, como aceptabilidad racional, es basica en esta Teorfa pragmatica. Su punto de vista sobre la dife- rencia entre ficcién y realidad forma parte de una nocién de ra- cionalidad, en la cual las distintas estructuras, ¢ incluso las distin- tas modalidades de uso del lenguaje , son —han de ser— compatibles con un nticleo epistémico fuerte. Las normas morales pretenden validez cognitiva” o, to que es igual, han de ser el re- -sultado de una justificacién argumentativa. La accién simbélica, en cambio, suspende las pretensiones de validez, de manera que no es posible someterla al mismo tipo de examen cognitivo. De ahi las, diferencias fundamentales. Por un lado, hay argumentos en el dis- ‘curso te6rico y en el discurso préctico. Los hay también en la cri- tica de arte. Pero la pretensiGn de Ia accién expresiva es otra, sus pretensiones no son la validez ni la verdad, sino Ia veracidad en ® Habermas propone una versiéa de cognitivismo fuerte, «On the Cognitive Content of Morality», Proceedings ofthe Aristotelian Séciety, 1996, pp. 335-358, % Philosophie und Wissenschaft als Literatur», Nachmetaphysisches Denken, Suhrkamp, Franefort, 1988, pp. 242-263, * «Eexkurs zur Einehnung des Gattungsunterschiedes zwischen Philosophie lund Literature, Der philasophische Diskurs der Moderne, Suhukamp, Franctor\, 1985, p. 224, © ‘«Sprechakthcoretische Eriuterunfen zum Begriff der kommunikativen Ra- tionalitit», Zeitschrift flr philosophische Forschung, 50,1996, pp. 65.91 % Fatuizit und Gelnmg, pp. 193-194; «Richtigkeit vs, Wahrheit», Deutsche Zeiuschif fir Philosophie, 46, 1998, pp. 179-208. \ cAspekte der Handlungsrationalitit», Vosiudies und Erednzungen zur Theorie des kommunikativen Handeln, Subrkamp, Franc‘rt, 1984, pp. 464-468, 40 ETICA Y LITERATURA Ia intencién del hablante. J. Habermas™ ha aceptado la funcién li- bberadora, positiva, que también desempefian las formas simbélicas. Pueden asumir tal funci6n gracias a su potencial de ruptura, de re- flexion, a la apertura de horizontes, por ser un medio para trans- mitir las ideas, ete. Con todo, esta capacidad de las formas para po- ner distancia con respecto al mundo le parece del todo insuficiente, ya que no alcanza para borrar las diferencias entre expresién y concepto. Ni siquiera es suficiente para convencerle sobre lo fun- damental en esta discusién, sobre el potencial de verdad ® que pudiera contener el arte, La Estética muestra un mundo, junto a otros mundos. Los discursos mantienen las fronteras, ésta es stu conclusién. 3. COGNITIVISMO La combinacién de dos argumentos en Hegel, el pasado del arte ® y arte como apariencia sensible ®, han convertido en una ificil iarea la posterior biisqueda de algo asf como la «verdad» en lure. Esta dificullad no pes sobre posturas no cognitivas, sino 9o- bre aquellas teorfas que pretenden asegurar el conocimiento racio- nal. De hecho, algunos autores han preferido zanjar el tema elimi- nando uno de los elementos; por ejemplo, separando las cuestiones estéticas de la cuestién sobre la verdad, sin insistir sobre un criterio cognitivo fuerte, Es el caso de O. Marquard“” y su forma de dejar 3 Von sinnlichen Bindruck zum symbolischen Ausdruck, Subukamp, Francfort, 1997, pp. 9-40. 3 GReplik», Revue Internationale de Philosophie, 194, 1995, pp. 551-564 Hegel, G. W. G.: Vorlesungen iiber die Asthetik, pp. 25-27, 151-152. A, Gethmani-Siefert analiza la idea de Hegel sobre el final dal ate y arte orientado hacia ol pasado, «Hegel tiber Kunst und Alltiglichkeit», Hegel-Studien, Bd. 28, 1993, pp. 215-265. Sobre este mismo tema, el final dei arte en Hegel, Wicks, R.: iegel's Aesthetics», en Beiser, F. C The Cambridge Companion 10 Hegel, Cambridge Univesity Press, Cambridge, 1993, pp. 348-377 °» late en Hegel, entre apariencia y pretencién de yerdad, ha sido comentado porE. Angehm, «Kunst und Schein», Hegel-Studien, Bd. 24, 1989, pp. 125-151. Para larelaciGn entre arte y belleza en la Filosofia de Hegel, Poggeler, 0: «Hegels Asthetik und die Konzeption der Berliner Gemildegalerie», Hegel-Studien, Bd. 31, 1996, pp. 9-26, Del arte y su potencial para trascender Ia experiencia se ocupaba 'T, M. Knox Translaior’s Preface», en Hegel"s Aesthetics, Oxford University Press, Londres, 1975, pp. V-XIV. Marquard, O.: «Kompensation», Ritter, J: Historisches Worterbuch der Philosophie, Schwabe & Co,, Baslea, 1976, Bd. 4, pp. 912-918: «Kunst als Kom- CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONESDEJUSTICIA. 1 abierto el mundo espiritual, en una suerte de compensaci6n. Com- pensacién por el déficit de sentido y el desencantamiento de la Modernidad. Su Teorfa negativa del arte pretende llegar a una for- ma de utopfa, pero formulada en términos ne politicos. Esta solu- cién viene a demostrar que resulta complicado mantener tos dos elementos, la «verdad» del arte como una forma privilegiada de co- nocimiento y la nociGn esténdar de conocimieato. A pesar de los in- dudables atractivos de las soluciones que reclaman formas diferen- tes de conocimiento, al margen de Ia Logica y de la racionalidad, a pesar de que el criterio moderno de conocimiznto ha mostrado sus limitaciones, con todo hay todavfa un espacio para mantener una vi- sién cognitivista de todas las formas de saber y de todos los valores. En este marco teérico, el cognitivismo defiende la vertiente refle- xiva de la Literatura y el Arte: 1) Las peculiaridades de Ia verdad y de la realidad en el arte se encuentran en las tesis de A. Gethman-Siefert. Hay buenos ar- ‘gumentos para defender Ia «nueva realidad del arte, segiin R. Piep- meier“; el tratamiento de las necesidades complejas a través del arte es la propuesta de F. Koppe®. Adem. la produccién literaria contribuye a definir un concepto tan labil como el de «vida buena», tal como sostiene U. Wolf, Con estos ejemplos se trata de mostrar el creciente interés por dejar atrés t6picos, dando entrada a una nueva relacién entre las disciplinas. A pesar de que lo estético no recupera la capacidad que antes se le atribuyé para mostrar el bien ‘moral —en los términos de Hegel—, esta relecién entre lo moral y Jas formas da paso a una situaci6n de equilibrio entre disciplinas, favoreciendo el aprendizaje mutuo, Sobre estas nuevas bases, se ha- bla desde hace algiin tiempo de complementariedad o de «interfe- pensation ihres Eades», en Oclmillr, W.: Astherische Brfahrung, Schdningh, Pa 1981, pp. 15-169. shmann-Siefert, A: «Paradigmayechsel der Kunst als Ansatz dr philo- sophischen Asthetik», en Oclmiiller, W.: Astetische Erfahrung, pp. 59-73. © Piepmeier, R.: «Die Witklichkeit der Kunst», en Oclmilles, W.: Astherischer ‘Schein, Sehiningh, Padeborn, 1981, pp. 103-125, ‘© Koppe, F:: «Mimetischer Schein, imagintrer Schein, schiner Schein-und ‘was davon bleibt, en Oelmiller, W-:Asthetischer Schein, pp. 126-130; «Kunst und Bedisfnis», en Oelmiiller, W.: Astheriscke Erfahrung, pp. 74-93: «Kunst als antauBerte Weise die Welt zu sehen, en Koppe, F: Perspektiven der Kunsiphilo= sophie, pp. 81-103, ‘Wolf, U.: «Kunst, Philosophie und die Frage nach dem guten Leben», en Koppe, E: Perspettiven der Kunsiphilosophie, pp. 109-132. 42 BTICA Y LITERATURA rencia» —segtin A. Wellmer y M, Seel—entre lo moral y lo esté- tico, 2). Los relatos de G. von Rezzori y de A. Andersch son un ejemplo a Ja medida. Pues dan verosimilitud al modelo de solapa- miento, en la medida en que ayudan eficazmente a entender c6mo fue, por que ya no existe lo que mareé al pasado inmediato. Hay ‘otras razones que tienen que ver asimismo con el conocimicnto del pasado: la Literatura con un alto componente autobiogrifico ‘muestra el potencial reflexivo de ta escritura. C. Bdvarson y P. Levi escribfan asf, como testigos de la Historia. Contaban, hablaban, escribian para recordar hechos reales, y para que todos siguieran re- cordandolos. Por lo tanto, hay un uso de la Literatura que «abre» otras dimensiones de lo real. Pero no de la realidad futura, sino de Jo que ya pas6. En tal sentido, es posible hablar de uso cognitivo de la Literatura. La conclusién es que el discurso literario, o més bien un tipo de discurso literario, ha estado y esta comprometido con stu Epoca. Debido a ello, tendrfa que ser considerado como un instru- ‘mento para recuperar experiencias singulares, densas de contenido moral y politico, 3.1. CUESTIONES DE GUSTO, CUESTIONES REALES: La «realidad» y «verdad» del arte han sido cuestionadas muy a menudo. Se ha hecho en nombre una nociGn estricta de significado, al estilo de G. Frege. En el extremo contrario, la variedad de juegos del lenguaje ha propiciado enfoques pragmaticos, en los que existe una mayor libertad de usos. Una de las versiones més exagerada ha defendido Ia ruptura de géneros, pretensiones, vocabularios, ba- rreras entre disciplinas, etc. A falta de una postura intermedia, cabe decir que existen analogfas, usos del lenguaje, que van mas alld de la referencia. Pero esta via que se abre en el juego del lenguaje li- tcrario esté también sometida a ciertas restricciones, de modo que lo literario aumenta la capacidad para entender el pasado y el presente en manera diferente a como edifica 0 «abre» mundos que ain no existen, En el primer caso, esté ligado a datos reales, en el segundo no aporta informacién alguna. La solucién general pasa por re- © Moms, W-: «Truth in Literature», en Hospers, J: Introductory Readings in Aesthetics, Nueva York, 1969, pp. 213-224. En este volumen, el articulo de D.N. Morgan, «Must Ar Tel the Truth?», pp. 225-241, Sobre este tema dela ver: CURSTIONES DE GUSTO, CURSTIONESDE JUSTICIA. 43 abiertamente que existen niveles distintos de verdad, asf como un uso del lenguaje que es caracteristico de ta ficcin. ‘A. Danto* se centraba en este punto, con el fin de explicar por qué Ja ficcién aporta efectivamente conocimiento. En su opiniGn, la Literatura se refiere también al mundo, s6i0 que se trata de un mundo posible. Este uso cognitivo del arte es, ademas, el punto de partida para una nueva discusi6n sobre el arte, tal como pretende ‘A. Gethmann-Siefert. Es un buen argumento para defender la com- petencia estética, al mismo nivel o parecido nivel en el que se en- ‘cuentran la competencia cientifica y la competencia moral. R. Piep- meier defiende esta tesis. En resumen, el uso reflexivo da la oportunidad de articular aspiraciones, necesidades. Es mas, da la oportunidad de articularlas de manera distinta, algo muy intere- sante en opinién de F. Koppe. Sirve incluso para articular una no- cién de vida buena, como ha sugerido U, Wolf. 1) Elnuevo enfoque valora el arte por sf mismo y, en segun- do lugar, Io valora porque da entrada a otros procedimientos y a otras dimensiones. Bs decir, da acceso a otre realidad, mucho me~ nos banal que la realidad de cada dia. Este aspecto cognitivo del arte sitia en plano més abierto la relaci6n entre disciplinas, més cer- ‘canas unas de otras, sin renunciar por ello a la autonomia o a la especializacién que les corresponde. El «solapamiento» como prin- cipio general pretende incluso Ia coexistencia y la complementa- ricdad entre puntos de vista, formas de conocimiento, cuestiones de gusto y cuestiones morales. Pero este principio ha de ser justificado también por sus posibles resultados. Por ejemplo, A. Welllmer“" de- fiende la existencia de una verdad no discursiva, concreta, que re- sulta id6nea para entender ciertas experiencias. Hablar de «validez estética» implica haber asumido antes que la verdad tiene varias mensiones. Todas ellas estén relacionadas entre sf 0, mejor, son terdependientes ¢ interfieren unas con otras. En cuanto a M. Sel, Ja complementariedad de cuestiones de gusto y cuestiones morales forma parte de otra manera de ver Jo moral. Este autor usa el tér- “ad, Ios enunciados y las deseripciones metaféricas, Ziemach, E. M.: «Truth in ‘Arb, Cooper, D. EA Companion to Aesthetics, Blackwell, Cambridge, 1992, pp. 434-438, * Sobre Ia referencia, Ia capacidad reflexiva y los mundos posibles en Litera- tura, Danto, A: «Somie Reflections on Literature and Life», en Henrich, D., Isr, W.: Funktionen des Fiktiven, pp. 529-536. “ Wellmer, A.: Zur Dialeksik der Moderne und Posmoderne, pp. 35-38. # Seel, M. Ethisch-asthetische Studien, pp. 1 44 ETICA Y LITERATURA mino «Etica inclusiva», para referirse a la expansién de la morali- dad: més alld de la justicia, hacia las cuestiones de vida buena, Por eso hace falta ver los temas de otra manera. 2) Una nocién amplia de lo moral y de lo politico requiere procedimientos que no sean rigidos. En este contexto, el uso cog- nitivo® de la Literatura amplia ef marco en el cual se suelen ana- lizar los temas précticos. No sustituye los métodos de la Filosofia prictica, los amplia e ilustra. Ahora bien, sigue existiendo una fuerte resistencia a aceptar este uso cognitivo, ya que la produccién artistica y literaria ha sido asociada al juego libre de la imagina- Cidn ® o, en el mejor de los casos, al colorido de los detalles y a las emociones, Pero lo literario ofrece mucho mas que un suplemento emocional "para el razonamiento prictico. En primer lugar, esté la analogia entre cuestiones morales y cuestiones de gusto; semejar zas entre personas y agentes reales, entre dilemas hipotéticos y dilemas reales, entre argumentos imaginarios y argumentos usados cn la vida real, etc, En segundo lugar, Ia ficcién tiene toda la flexi- bilidad y la libertad para imaginar mundos posibles, mundos futu- ros. Este aspecto de la ficci6n ha sido casi siempre bien valorado. Sin embargo, es el aspecto més vulnerable desde el punto de vista que aqui se defiende, lo cognitivo. Porque el futuro, lo imaginado, Ja vida lograda, 1a utopia, etc., no pueden ser objeto de conoci miento, en sentido estricto. En consecuencia, el uso cognitivo de la Literatura esta sujeto a ciertas restricciones. Esto es, Ia ficcién a ayudar a entender Io sucedido en el presente y el pasado. La His- toria es también accesible desde los textos" liferarios. Pero esto no significa que la Historia slo sea accesible a través de la ficci6n. Por tanto, los puentes tendidos entre formas de conocimiento mejoran y amplfan la informacién que ya se tuviera, no la reem- plazan. Ti iapez de te Vieja, MT ed): Figura de Logos, CB, Madi, 1994, Pp. 5-18; «Méiodo.y manera», Enrahonar, 24, 1995, pp. 7-21 ® La funciones de la imaginacién literaria —aspecto productivo, sttesis de ppereepeiones, nuevas posibilidades—en Ia creacién de mendos han sido expuestas por Klein, J., Damm, U., Giebeler, A: «An Outline of a Theory of Imagination», Zeitschrift flr Allgemeine Wissenschafistheorie, XIV, 1983, pp. 15-23. © Putnam, H.:aLiterature, Science, and Reflection», Meaning and the Moral Sciences, Routledge, Londres, 1978, pp. 83-94, ® Jameson, F.: «On Interpretation: Literature As A Socially Symbolic Art», The Political Unconscious, Routledge, Londres, 1993, pp. 17-102. P. A. Cantor ‘cepta que la Literatura puede ensefiar sobre To politico, Literature and Politics Understanding the Regime», Political Science & Politce, 1995, pp. 192-195, DEWSTICIA 45, CURSTIONES DE GUSTO, CUESTION 3) Hegel sostenia que Ia obra de arte Ieva hasta lo parti- cular sensible, permitiendo representar cosas que no son reales como si lo fueran. El punto de vista moral sucle estar asociado a todo lo contrario, a la universalidad™ de las reglas. Ahora bien, las experiencias morales se pierden, pierden su singularidad en el proceso de abstracci6n. La Literatura amplia el conocimiento en este aspecto, poniendo en pie situaciones, personajes, acciones en singular. «Como si» fueran reales, presentes. Es evidente que esta ‘operacién es innecesaria en a mayoria de los casos, puesto que el cenfoque normativo busca la validez de las normas. Es decir, nor- mas independientes de situaciones, creencias, intereses, etc. No obstante, incluso en el marco de universalidad normativa la Lite~ rafura conserva un valor heuristico alto. Mejora la comprensiGn de Jas cuestiones practicas, por asf decirlo. En suma, las cuestiones de gusto afiaden evidencia subjetiva a las cuestiones de justicia. Siem- pre y cuando ésta, la justicia, haya sido una aspiracién de los agentes, 3.2. TIEMPOS DE OSCURIDAD hi la vol Antes de la guerra, la guerra en Espafia y Tuego en el resto de los paises europeos, el conformismo y la indi- ferencia se fueron apropiando de la opini6n pablica, La Literatura se hizo eco de aquel deseo generalizado de «normalidad gris» *, S6lo una minoria se mostr6 critica, tratando de resistir. La violencia se impuso al final. En la , Der Vater eines Marders, Diogenes, Zérich, 1980, pp. 127-140, ® Der Vater eines Mérders, Diogenes, Zitich, 1980, p. 61 © nel relato «Festschrift fur Captain Heischer» se presenian Ios signos ame- nazadores en medio de los escenarios habituales, I cales, los eafés de Munich: Meisterserzahlungen, pp. 167-182. Pisa nacional y rcs aparce ena noyela Der Vater eines Morders, PB. CUESTIONES DEGUSTO, CUESTIONES DEJUSTICIA. 47 n su autobiografia, G. von Rezzori recordaba también calles invadidas por los nuevos uniformes, las manifestaciones, as ban- deras en Viena, en Berlin, En los afios treinta, la ciudad estaba mas limpia, pero también mucho més vaefa. Con los amigos que iban desapareciendo —eran judios “—, el pasado moria definiti- vamente, El escritor ha evocado aquel orden nuevo y aquella so- ciedad sometida. Fueron tiempos de hielo, afios de penalidades ”. En sus obras de ficcién reconstruyé todo un universo, hundido por Ia violencia: lenguas, costumbres, grupos que vivian en una misma regidn de Europa Central, entre Ucrania y Rumania. Ya no existe, tampoco existe aquella mezcla imrepetible de austriacos, rusos, ale- ‘manes, judios, gitanos, biilgaros, armenios, turcos, polacos, uera~ nios, rumanos®, En la tierra de «mil idiomas y s6lo una lengua», 1 mismo vivi6 como apdtrida durante 1a mayor parte de su vida, ciudadano del mundo en tierra de nadie. Su pafs habfa dejado de cexistir, quedaron Ia amistad, la lengua” y Ia Literatura, Murmullo de anciano, G. von Rezzori” evitaba la nostalgia al evocar el pa- sad. «Bl vencedor es duefio de la verdachy, como sabfa P. Levi, Ex- periencias limite y formas de vida demuestran por qué la Literatura epresentard un punto de partida para la reflexion moral y politic Desde el punto de vista metodol6gico, es posible sostener el prin- cipio modemno de autonomfa de las discipliras y, al mismo tiempo, el solapamiento de cuestiones o de esferas de conocimiento. Es posible tender puentes, Precisamente porque las fronteras existen. Desde el punto de vista del contenido, 10 literario constituye el ‘medio, el tinico medio en ocasiones para reflexionar sobre lo peor, sobre los tiempos de oscuridad, La Historia, la Ciencia, las Ciencias Sociales, la Filosofia no han estado al mergen del dominio, No han sido del todo «neutrales» en las etapas tragicas de la Historia. Sin embargo, también existe una Literatura comprometida, una © Rezzor, G. von: Mir aufder Spur, Berelesmann, Minich, 1997, pp. 193-197. © Greisen-gemuomel, p.155. © Mir auf der Spur, p.271. Greisen-gemurmel,p. 35. © Lapoblacién, de dstnios origenes, lenguas y cstumbres dentro de una mis- ‘ma forma de vivir, aparece en los relatos recogidos en Maghrebinische Geschich- ten, Rowoblt, Hamburgo, 1998, p. 8. ° Greisen-gemurmel, p. 183,220, Mir auf der Spur, p. 369. % Greisen-gemurmel, p. 146. ® Levi, Ps I sommersi ei salvat, p 5, 48 ETICA Y LITERATURA Historia més comprometida, un tipo de ciencia y una Filosofia més cxfticas... Algunos fildsofos han manifestado su abierto desacuerdo con el rodeo literario, Este giro de la Filosofia actual hacia los juc- 0s del lenguaje seria un paso més hacia una >?, B, Wiesel ha sido ter- ‘minante sobre este punto, no se puede decir todo sobre las tltimas horas’, ;Cémo hablar entonces de lo que no se puede decir? Las ‘generaciones futuras han de saber, a pesar de todo. En los campos se usaban muchos eufemismos para referirse a lo que estaba ocu- miendo. E. Lingens-Reiner, superviviente también, recordaba la singular forma de hablar que alli habia, en Auschwitz-Birkenat Personas Jl olvidados de la Historia reciente. 3) +59 ha tenido acceso a través de la lectura, afinaré el juicio del lec~ oe Toda sa informacién ampliar su capaidad para percibir los ‘conflictos morales, tal y como aparecen en la realidad. Este «equi- librio perceptivo» a través de personajes imaginarios y de emocio- nes pone el contrapunto a las Teorasumiversilistas, de prinepios y reglts En segundo lugar, ls efectos positivas de Ia imaginacion se extienden hasta a la esfera pablica El agente e encuentra en si tuaciéa de comprender més y mejor pero, ademds, las historias {que ha lefdo terminarén por afectarle en su conducta de ciudadano. {a simaginacin compasiva» crea, enfin, las condiciones para fa responsabilidad cfviea, La Literatura Je ha mostrado formas as de vida social?*. Sper cs eto mene mente literaris. Por ejemplo, las historias paticularesy los perso najes facilitan la comprension de lo que sucede en la esfera privada yen Ia esfea pblica, con toda su complejiad. Fl argumento pro cede de W. Booth, Este autor habfa llamado la atencién sobre el po- tencial cognitivo y étco de las novelas: tas sirven para producir -reencias, para presentar nucyas experiences, para ensefar wrist . Como «imitaciéu» de lo real, las narraciones nos hacen ser uicho mis conscientes de To que nos rodea y de los demés. Pues lo escrito 0 contado presenta experiencias y universos alternativos, ‘rando asf las fronteras convencionales entre lo vivido y lo ficticio. Esto es, la sensibilidad de los lectores estaré mucho més abierta a situaciones diferentes, gracias ala ficeién, Por tro lado, este po- tena erativo mejorar las actitudesy los hibits ethos los Tectores, al hacer posible la comparacién entre formas de conducta, entre contextos diferentes, gracias a ta pluralidad de eriterios que re- crea la ficei6n. Las obras literarias ensanchan el mundo y las préc- ticas®. La amplia influencia de lo literario est perfectamente re- cogida en 1 expresién que utiliza W. Boch: los relatos «hacen compaiiia»". Los libros son como los amigos verdaderos, no: acompatian, viven con nosotros. Fae Nate maginaion», Cuvaring Hany p93 1 “Lagan Ine a vida pubes, gor 11 1995 pp 42-80, > intacg pro co ein W Banh at, Phe Company We “cep, University of California Press, Berkeley, 1988, pp. 2- ees Ete Poslia“Logi” of Evaluative Csi, The Company We Keep, Pe Appsing Some Friend», The Company We Keep, pp. 200-224, 60 BTICA Y LITERATURA 4) La idea de aprendizaje y amistad a través de la Literatura ha’sido desarrollada en una Ifea muy personal por M. del Castillo. De otros escritores, de Dostoiewsky especialmente, aprendié algo tan necesatio y tan vital como es ‘cose und segunda pels ®. Piel hecha de palabras. La singular relacién con el lenguaje y con los es- critores alcanza gran intensidad en sus obras, debido a que el mundo ¥ las personas Je habfan mostrado su lado mas oscuro desde que era tun nifio de apenas tres 0 cuatro afios. Guerra, exilio, abandono, hambre, internamiento en un campo, huidas. Tales experiencias habrian destruido a cualquier adulto 2c6mo Ilegé a sobrevivir un nifio? La fraternidad de los textos libros en los que luego se pudo mirar y reconocerse—result6 decisiva para hacer més tole- Table Ja existencia®, Le ayudaron a recuperar la memoria y la pro- pia identidad, nada menos. x, para dar forma al caos para no resignarse ante la angustia™, Por todo eso, cada expresién resuena de otra manera para este escritor, con la exactitud y la justicia de las palabras. La capacidad para iluminar los acontecimientos a través de la escritura suele estar reservada principalmente a ese tipo de obras que ensanchan el universo, mostrando experiencias y personajes atractivos, de los cuales siempre merece la pena aprender. El lector puede reconocerse en ellos, en menor o en mayor grado, como en un espejo. Los personajes de ficcién le ayudardn a tomar decisio- nes, a entender su situacién, etc. Como lo haria un amigo. Por tales motivos, el «uso reflexivo» de la Literatura forma parte de la deli- beracién y de los procedimientos de aprendizaje, Asf pues, Ia reflexion adquiere mayor amplitud con este «uso formativo», si puede amarse asi. Sin embargo, también existe otro tipo de apren- izaje, menos Iuminoso y menos edificante. Hay otro tipo de lec- iones y de textos, que funcionan al revés, como si fueran un espe- jo invertido. Asi, por ejemplo, los libros de M. del Castillo no se limitan a «hacer compafifa» o hacen compafiia de una forma muy distinta. Sus obras pretenden nada menos que articular la memoria. Algo parecido sucedia con los impresionantes relatos de E. Wiesel, dedicados a cumplir con el deber de la memoria («El miedo estaba = Del Castillo, M.: Mon frre idiot, Gallimard, Paris, 1995, p. 325, Leer para huir de una vida «invivibie», iden defendida en este libro, Mon fré- re Pidiot, p 68. «Dans mon adolescence ct ma jeunesse, quand je lisais pour Echapper & la mort..», Colette, une certaine France, Stock, Pats, 1999, p. 30, ® La gloire de Dina, Du Seuil, Pais, 1984, pp. 17, 204, 380. él or todas partes, nos seguia, nos precedta. Misdo de hablar, de.ca flarse. Miedo de abrir los ojos, miedo de cerrarlos» *). L. Tri Hling’’, uno de los autores que ha defendido con mayor conviccién ‘estas tesis, cl refuerzo del conocimiento social y politico a través de Jas narraciones, argumenta casi siempre a favor de la utilidad préic- fica de la imaginacién. Sin embargo, reconoce también limites cla- ros para el uso de lo imaginario, Pues el suftimiento humano no puede ser comunicado, en consecuencia Ia depravacién™ se con- vertira en la muerte de la novela. 2. PRETENSIONES La Etica contemporénea tiende a presentarse como un discurso aligerado de referencias al contexto y a lo particular. Con objeto de favorecer la universalidad de las normas y la imparcialidad en Ia aplicacién de éstas a los casos individuales. El resultado no puede ser otro que Ia falta de resonancias y de densidad” en el lenguaje ‘moral, deficiencia bastante criticada desde varios puntos de vista, Por un Jado, la influencia del formalismo kanfiano esté plenamente ustificado Cuando la teorfa aspira a la justificacién de normas, Por otro, el doble programa de Filosofia moral —clementos objetivos y subjetivos—, que es también legado de Kant, impide conectar ia perspectiva del agente con a perspectiva de los principios. Au- sentes los elementos contextuales, la teorfa gana en universalidad lo {que pierde en relevancia“®, Por esa misma razén, atiende al como, a los procedimientos antes que a los contenidos sustantivos. Debido esto a que ninguna Etica, ninguna teorfa podria definir de antemano lo que ser el caso particular y cémo sera la decisién mais apropia- dda para cada individuo. Con todo, algunas veces el debate moral ne- ‘eesita recoger de alguna manera experiencias y casos pricticos «qué», y no s6lo «cémo»—, en especial las experiencias de gran 5 West: Le menon de Jérsaie, Du Sel Pass, 198, p.25 iting: manera osama her hase, Barecion, 1971 pp 2 wal ae yl fora, La magnacénlderal pp 292-317. > Thine ent sek, fom dens eae ao Gee, ena emnalog ti lzada por M, Wale, Thi and Thin, Univesity of Nore Dame Press, Note Dame, 1998, pp. IX. 2 7 Epes ea Viel M.T: eRelevanci y apical en ica», Done, 20, 1997, pp. 2-0

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