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Heracles: su amor, su final Nueva locura — Lucha con el ordculo — Deyanira —La sangre del centauro Neso — Una anciana — Pena de amor — Una tiinica para el héroe — La pira — Filoctetes y el arco del héroe Estoy contando la vida de Heracles a una velocidad imperdo- nable. Es como si tuviera que describir una ciudad y hablara tnicamente de una calle. Seguramente le parecera al lector que los trabajos de Heracles se sucedieron rapidamente uno tras otro. Pero no fue asi: ocuparon la vida de nuestro héroe durante mucho tiempo y la dedicacin a estos trabajos se cuen- ta en afios. Entretanto, Heracles deambulé por el mundo, aco- metid actos heroicos, hizo la guerra, sedujo a mujeres y libe- 16 a amigos. Ayudé a tejer, por ejemplo, la amplia red de las causas de la guerra de Troya, porque al lado de Telamén —quien posteriormente seria el padre del gran Ayax~ conquisté la ciu- dad, maté a Laomedonte y le entregé a Priamo el trono de Troya. Otra historia que paso mientras realizaba sus doce trabajos: Cicno, el hijo tiranico de Ares, dios de la guerra, reté a Hera- cles a una lucha cuerpo a cuerpo. Cicno tenia grandes pro- yectos en marcha: estaba ocupado en la construccién de un enorme templo dedicado a su padre. El templo estaba construi- 266: —- —A___ Micuet KOHLMEIER do con las calaveras de sus victimas, y ahora le faltaba una sola cabeza para rematar la punta de la ctipula. Queria que fuera la calavera de Heracles. Heracles acepté el reto y le dio una bue- na paliza a Cicno. Ares acudié en ayuda de su hijo, pero Hera- cles se enfrentd incluso al dios de la guerra. Palas Atenea se puso del lado del héroe y Ares también salié malparado de la refrie- ga. Lamentindose continuamente y con el cuerpo Ileno de moretones, se retird al Olimpo. Y asf se sucedieron las heroicidades de Heracles... Como ya hemos dicho, mucho se le ha atribuido a Heracles sin fundamento. Pero de hecho nacié para asistir a los dioses en su lucha contra los gigantes. Este acto heroico también apare- ce reflejado en las narraciones sobre su vida, como si se tratara de una aventura menor.Y una y otra vez, la locura interrumpié sus acciones y sus ganas de vivir, pues Hera no lo dejé en paz nunca. Es posible que la necesidad casi enfermiza que tenia de vivir aventuras no fuera mis que el intento de escapar de la locu- ra que lo acechaba constantemente, que esperaba el instante del descanso y de la calma para apoderarse de su espiritu. Hera- cles no consiguié nunca escapar de este demonio... kkk En su madurez volveremos a ver a Heracles perseguido por la locura, y de nuevo sera Hera, madre de los dioses, la que enve- nene su coraz6n con la insania, Heracles esté confundido, tiene un dolor de cabeza insoportable y acaba de matar a alguien sin ninguna necesidad, Una vez mis no sabia lo que hacia. Ha lanzado a un muchacho desde una torre porque creyé que el joven era un halcén que intentaba sacarle los ojos. Mientras el muchacho estaba cayendo, Heracles se habia dado cuenta de lo que habia ocurrido en realidad. HERACLES: SU AMOR, SU FINAL 267 De nuevo Heracles se dirige al oraculo de Delfos en busca de consejo. -Aconséjame —dice una vez se ha presentado ante la Pitia, que es la sacerdotisa de Delfos, y lo dice como si fuera una orden. Ala Pitia le horroriza el aspecto de Heracles y su confusion mental. -jVete! -dice atemorizada y con voz entrecortada-. No quie- ro tener nada que ver contigo. Te tengo miedo, la locura asoma en tu mirada. Si no me ofreces ayuda arrasaré tu orculo -responde Hera- cles-, no dejaré piedra sobre piedra en todo Delfos. A punto estaba de atacar a la Pitia cuando interviene Apo- lo. Apolo es el sefior del oraculo de Delfos, le esta dedicado, y desde Delfos aconseja a los hombres. Al fin y al cabo, Delfos era una buena cosa, y una buena cosa no se destruye asi como asi. Algo parecido a eso debié de argumentar el dios. ~Tengo dolor de cabeza —grita Heracles, y se dispone a aba- lanzarse sobre el dios. Se desata una feroz batalla entre el dios Apolo y el humano Heracles; ambos son hijos de Zeus, ambos tienen la misma fuer- za. Es una lucha absurda y sin final, pues duraria eternamente. 2Quién saldria ganando? jNadie! Zeus los separa con uno de sus rayos. Finge no tomar parti- do por ninguno de los dos, pero en realidad esta a favor de Hera- cles. Zeus tiene algunos problemas con Apolo, de los que habla- remos en el capitulo siguiente. El padre de los dioses separa a los dos contendientes y les reprende sus actos; luego ordena a Apolo que le entregue un mensaje a Heracles. E] mensaje, como vemos, proviene del mismo Zeus, y tie- ne dos partes. La primera parte del mensaje dice: «Ningin mortal te matard».Y la segunda: «El amor en tu vida sera muy ardiente», 268 MICHAEL KOHLMEIER Las dos partes suenan bien, y Heracles interpreta el mensa- je con optimismo. Pide disculpas a Apolo y a la Pitia y baja tam- baledndose hacia el valle. Se da cuenta de que empieza a sentirse mejor, que la locu- ra va desvaneciéndose. El dolor de cabeza pierde intensidad has- ta desaparecer por completo. Heracles se va de Delfos no como un hombre curado, pero si como un hombre consolado, que ha recuperado cierta tran- quilidad. Se va. Caminar siempre le ha hecho bien, por eso cami- na y canta. Curioso. sNo maté a su maestro de canto? No tie- ne una voz bonita y tampoco acierta a colocar las notas alli donde deberian ir. Pero cantar le lena de alegria y por eso camina y canta... Recorriendo de este modo el campo se encuentra con una mujer joven que se dispone a atravesar un rio. Se levanta las fal- das para que no se mojen e introduce sus pies descalzos en el agua. En ese instante, algo la asalta desde detras de unos arbus- tos. ¢Es un caballo? ;Es una persona? No, es un ser doble, es un centauro, y ademas uno de los mis peligrosos: Neso. Quie- re violar a la joven. Pero la mujer tiene suerte. Heracles escucha sus gritos, acu- de corriendo, agarra al centauro por las crines y utilizando tni- camente sus ufias le abre la garganta. El centauro se derrumba y la sangre le brota por la herida del cuello. Antes de morir, el malvado centauro Neso pide que se acer- que la mujer para que pueda hablarle. —¢Como te llamas? —pregunta. —Deyanira —respondié ella. Ven, acércate —suspira Neso-, jquiero decirte algo! Deyanira sigue sintiendo temor ante ese monstruoso ser. —No temas —dice Heracles para tranquilizarla—, bien se guar- dara de hacerte ningtin dafio, Esta a punto de morir y todo HERACLES: SU AMOR, SU FINAL ——————___ 969 ser moribundo, por malvado que sea, tiene derecho a que se le escuche en el momento de su muerte. Habiendo dicho esto, Heracles retrocedié discretamente unos cuantos pasos. -Acércate —dijo Neso-. jAcércate! Coge mi sangre -le susurr6 al oido a Deyanira-, guardala en un frasco, es un reme- dio magico. Este hombre que a mi me ha traido la muerte \ sera tu esposo. No, no te gires hacia él. Escttchame bien. Te amar, y ti le amaras a él, Deyanira. Con este remedio mgi- co nunca tendrds motivos para sentir celos.Te regalo mi san- gre. 7 Por qué quieres regalarme algo en estos instantes fina- les, cuando antes me querias mal? —pregunta Deyanira al cen- tauro. ~Mirame, Deyanira —responde el centauro-, ¢qué soy? ~Eres un centauro —dice Deyanira-, eres mitad caballo y (mitad hombre. ~Si-dice Neso-. Algunos decian: «Tii si tienes suerte, Neso. Eres caballo, y también eres hombre». Eres de estas personas, Deyanira? -No sé... ~Ya veo, no soy ni todo caballo, ni todo hombre. Soy un ser 4 / superfluo y aborrecible. Es bueno que desaparezca de la faz de la Tierra. S6lo he sembrado el mal. Y de no haber pasado por aqui este héroe, probablemente te habria matado, Deyanira. Antes de partir quiero hacer una buena obra, una sola, Has de coger mi sangre. jCégela! Deyanira recoge la sangre del centauro en un frasco. El cen- tauro muere y Deyanira avanza junto a Heracles por la senda del futuro, del futuro de los dos... Heracles se recupera rapidamente de su tiltimo ataque de locura. Temporalmente... Recupera la confianza en si mismo € 270 ——_—— Mica Koumerer incluso su interés por lo que ocurre en el mundo. Ya no canta, ya no camina solo por el campo. Heracles se cas6 con Deyanira. Al principio, los dos pasaban mucho tiempo juntos y Deyanira era feliz. Le dio un hijo a Heracles, al que llamé Hilo, y una hija, Macaria. De nuevo se le presenté al héroe la oportunidad de descansar, de llevar una vida tranquila. Amaba a su familia. Pero al cabo de un tiempo vol- vid a sentir la necesidad de partir a por mas aventuras. Heracles sentia el demonio acechando en su alma e intenté dominarlo | con una bisqueda enfermiza de accion y aventura. Deja sola a Deyanira, deja solos a sus hijos. Mejor que el padre deambule por el mundo, se dice a si mismo, que no que se apoderen de él visiones extrafias, como ya habia ocurrido una vez... Parte en busca de actos heroicos y una vez mas son muchos. Deyanira espera. Tiene paciencia, es comprensiva, esta ena- morada. Un dia una anciana llama a la puerta. Cuando apare- ce una anciana hay que ser precavido, al menos en el mundo de los dioses y los héroes griegos. Como es natural se trataba de Hera, que se habia disfrazado de vieja, empujada por el odio que siente contra el hombre llamado «honor de Hera». —Quiero decirte algo —le dice a Deyanira-.Veo que la feli- cidad reina en esta casa. ~De hecho, si -responde Deyanira. ~éNo esta él? —pregunta la anciana. ~Pues de momento, no —dice Deyanira. _ Que tit y Heracles os encontrarais —dice la anciana~ no fue ninguna casualidad, ~¢Qué quieres decir? ~pregunta Deyanira. ~Asi habia sido decidido —dice la anciana. Deyanira se alegra al oftlo, porque cree que la vieja se refie- Te a la voluntad superior, la voluntad divina. HERACLES: SU AMOR, SU FINAL 211 -Si, yo sentia algo —dice Deyanira~. Cuando vi a Heracles tuve la sensacion de que era el hombre al que habia estado espe- rando. -No sé si me has entendido bien —dice la anciana-. No que- ria decir esto. Y entonces le conté a Deyanira un episodio de la vida de Heracles. ~Sabes —dice-, antes ha tenido que hacer un sinfin de traba- jos. -Lo sé —dice Deyanira-, me lo ha explicado. -Entre otras cosas fue al Hades, al mundo de los muertos —sigue la mujer, impertérrita. -Si, lo sé, Heracles ya me lo ha contado -replica Deyanira. —Si, pero quiza no te lo haya contado todo —sigue diciendo la vieja-. Te ha hablado de tu hermano? Deyanira palidecié. -:Qué le ocurre a mi hermano? —dice Deyanira~. Mi her- mano fallecié hace tiempo, est4 muerto. Ves —dice la vieja-, est4 muerto, ha fallecido, esta en el Hades. Y alli lo ha visto Heracles. -No —dice Deyanira—, de eso no me ha hablado mi esposo. Sospecha que le diran algo malo. -No quiero hacerte dafio, Deyanira —dice la vieja~. Pero no eres mas que el pago por dos gotas de sangre. -No lo entiendo -dice Deyanira. —Has de saber -sigue explicando Hera vestida de anciana~ que las almas del mundo de los muertos no tienen otro deseo que beber sangre. Alli abajo Heracles se encontré con tu herma- no y tu hermano le dijo a Heracles: «Tengo una hermana muy hermosa alli arriba, se llama Deyanira, te la doy, Puedes hacer con ella lo que quieras.A cambio concédeme dos gotas de tu sangre. Entonces sera tuya».Y Heracles se pinché el dedo 272 MICHAEL KOHLMEIER —continuéd diciendo la vieja-, tu hermano recibié dos gotas de su sangre y las pagé entregandote a él. Eso fue lo que suce- di Tal revelacién fue un golpe muy duro para Deyanira, por- que pensaba que Heracles se habia casado con ella por amor, que este amor habia sido decidido por los dioses.Y ahora de re- pente se entera de que ha sido vendida por dos gotas de san- gre. jPobre Deyanira! Una vez sola, mientras recorre su habitacién con los brazos cruzados, se dice: «Esto no significa necesariamente que Hera- cles no me ame. Me ha demostrado su amor una y otra vez. Tenemos hijos juntos, tenemos a Hilo y a Macaria». Y al pensar esto, se fue a la habitacién de los nifios y les aca- ricié la cabeza a los pequefios, que estaban durmiendo. «Es posible —siguid diciéndose a si misma, mientras volvia a recorrer su habitacién con los brazos cruzados, con el cuerpo encorvado hacia delante— que hiciera una apuesta con mi her- mano, porque en aquella época todavia no me conocia. Pero ahora me conoce, ahora me ama y ya no piensa en aquella apues- ta» En esto regresa Heracles, Deyanira esta tentada de expli- carle la visita de la anciana, pero finalmente no lo hace. Heracles no le hace mucho caso. Deyanira intenta agradar a Heracles; primero pretende agasajarlo, tratarlo con carifio. Se arrima a él, pero se da cuenta de que Heracles ya no se intere- sa por ella. Luego adopta una postura infantil, como si necesi- tara ayuda. Aprende a mover los parpados de forma seductora y a hablar suavemente entre dientes, Pero esto tampoco tiene efecto alguno sobre Heracles. Ensaya entonces una postura mater- nal y severa, y de nuevo no hay reaccién. Heracles ya no le demuestra carifio alguno, HERACLES: SU AMOR, SU FINAL 273 Deyanira no se lo puede creer, siente que el panico la inva- de. Entonces descubre que Heracles intenta reunir un ejército. 3Qué ha pasado? Pregunta donde hay una guerra, que qué es lo que sucede. Se entera de que Heracles habia organizado una competicion de tiro al arco con algiin rey, que Heracles —quién si no— habia ganado la competicién y que el premio pactado era la hija del rey. El rey no habia querido entregar el premio y por eso Heracles se preparaba para partir con un ejército. Por- que desea con locura ese premio. Fue el golpe de gracia para Deyanira. Se va a ver al rey y a su hija, que se llama ole. —Soy la mujer de Heracles —le dice Deyanira a Iole-. Por qué me lo quieres quitar? Tole es una muchacha joven y arrogante. —Me ha ganado y a mi ya me esta bien —dice como si estu- viera aburrida—. ;Qué quieres de mi? No es culpa mia que ya no te quiera, que ya no se interese por ti. Se despidié de Deyanira sin querer hablar mis con ella. Deyanira se queda més desesperada si cabe. De repente recuerda la pocién magica que le habia dado el centauro Neso, el frasco con la sangre. Desea ayudarse a si misma y a Heracles, porque cree que Heracles permanecera sano y cuer- do con ella, y Gnicamente con ella; cree que es la Gnica que puede curarlo de la terrible necesidad de deambular por el mundo. Empapa una tanica de Heracles con la sangre y la envia al campamento militar donde se encuentra su esposo. Ahora descubrimos que el centauro Neso habia mentido, que al final de su vida no quiso hacer el bien, sino el mal. La} sangre del centauro quema como el fuego. Quema el cuerpo n entre en contacto con ella, y Heracles se puso la ti- 0 de quie: nica. 274 MICHAEL KOHLMEIER De modo que la profecia del oraculo de Delfos resulté ser cierta: «El amor sera muy ardiente en tu vida». La tanica empapada con la sangre de Neso abrasa la piel de Heracles y produce un dolor indescriptible. Se la quita del cuerpo y con la tela se arranca la piel. Heracles esta a punto de morir. Por lo tanto se cumple la segunda profecia que decia que «ningan mortal te matara», El centauro Neso ya esta muerto, luego fue un muerto quien hizo que Heracles pereciera. El héroe se derrumba entre gritos, todo su cuerpo es una herida. Cuando Deyanira se entera de la noticia se da muerte ella misma.A partir de este momento la historia entra en su dra- mitica recta final. Heracles, con todo el cuerpo lacerado, azotado por un dolor insoportable, recibe un mensaje de su padre Zeus. —jConstruye una pira! —le indica Zeus con frialdad—.Tam- bate encima de la pira y pidele a alguien que la encienda. Heracles hace lo que le ordena Zeus. Tiene confianza en su padre, confia en que, al obedecer, desaparecera su dolor. Levanta la pira y se tumba encima. —gQuién encenderd la pira? Ses grita a sus amigos-. jOs lo rue- 0, que alguien la encienda! jHacedlo! ;Zeus quiere que sea asi! Pero los amigos se quedan petrificados de terror, nadie se atreve a lanzar la antorcha a la pira. Alli est4 tumbado Hera- cles, elevando sus gritos hacia el cielo. En este momento pasa por alli Poeas, un pastor. Se para alli y contempla el espectaculo. —jPrende la pira! —grita Heracles-, ;préndela! Poeas es un pastor materialista hasta la médula. —¢Qué quieres que haga? —pregunta, iQue me enciendas la pira! —grita Heracles, iZeus lo quie- Te, y yo tengo que obedecer! HERACLES: SU AMOR, SU FINAL 275 —:Qué me das si la enciendo? —pregunta Poeas. ~Te daré lo mejor que tengo —dice Heracles~.Te daré mi arco. ~:Quién eres? —pregunta Poeas. -jSoy Heracles! Poeas ya ha oido'su nombre. ~Pues bien —dice-. El arco de Heracles a cambio de la antor~ cha encendida no es mal negocio. Lanza la antorcha a la pira y Heracles muere quemado. kK Antes de hablar de la ascensi6n celeste de nuestro héroe vamos areferir una historia més sobre su arco. El hijo de Poeas era Filoctetes, y éste recibid como herencia de su padre -por cier- to, la nica cosa que le dejé en herencia— precisamente el arco de Heracles. Filoctetes se convirtié en un maestro en el domi- nio de esta arma. Cuando se hizo el Ilamamiento a todos los héroes de Grecia para que acudieran a Troya, Filoctetes también Se presentd. ~Soy buen arquero —dijo Filoctetes-. Ademis tengo el arco de Heracles. Era el mejor arquero de todo el ejército, Agamenén, jefe de las tropas, estaba contento de tener a su lado un arquero como aquél. Pero antes de que Ilegaran a Troya, una serpiente mordi6 a Filoctetes. La herida se gangren6, apestaba terriblemente y el dolor que producia era insoportable; todo esto alteré el carac- ter de Filoctetes, Porque si antes habia sido un hombre alegre, ahora era de caracter malvado, y estaba constantemente buscando bronca. Se convirtié en un cinico y un amargado, se quejaba todo el tiem- — 276 MICHAEL KOHLMEIER po del dolor, insultaba a sus amigos y a los oficiales y nadie osa~ ba acercarsele a causa del hedor que despedia su herida. Fue Odiseo quien lanzé una propuesta, —Filoctetes dafaré la moral de los hombres —dijo-. Con- viene que lo dejemos atras. Llevaron a Filoctetes a un barco y lo abandonaron en una isla desierta. Alli se quedé con el arco y la herida que no que- tia cicatrizar, y en la que la gangrena seguia avanzando. Pero hacia el final de la guerra de Troya, cuando los grie- gos todavia no habian conquistado la ciudad, un adivino indi- 6 qué es lo que debian hacer. —Jamis tomaréis la ciudad si no contais en vuestras filas con Filoctetes, pues él tiene el arco de Heracles —dijo. Ahora los griegos se vieron obligados a enviar a alguien para convencer a Filoctetes, que no odiaba a nadie tanto como a los griegos, para que regresara con ellos y participara en la guerra. Enviaron al hijo de Aquiles, Neoptélemo, que efectivamen- te consiguié convencer a Filoctetes, pues Gnicamente con el arco de Heracles podrian los griegos tomar Troya.Y asi fue. kkk Volviendo a nuestra historia anterior, Zeus no le ordend a Hera- cles inmolarse en una pira para torturarlo todavia mis, sino para eliminar de él la mortalidad. Porque Zeus habia decidido que Heracles seria uno de los dioses, Una vez quemados sus restos mortales, Zeus elevé al cielo el ser auténtico de Heracles, aquello que nosotros Ilamamos el alma. Y a Ja envoltura visible de Heracles la puso en el cielo en forma de constelacién. Heracles se convirtid en uno de los dioses y comia con los demis en la mesa. Zeus se mostré generoso y le dio por mujer HERACLES: SU AMOR, SU FINAL 277 ala diosa Hehe, que es la diosa de la juventud.A partir de enton- ces los griegos tuvieron un dios mis en el cielo. En estas historias no todo es légico ni cronolégico.¥ no es que sean historias de verdad, pero son historias bellas y, como tales, son ciertas.

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