Está en la página 1de 4
*~ EDUARDO y a CALLAEY OSS 4 Lh ORT ATaEG if s iY US AT GOAN POM AO ARON Lee) AMX Oa ALLL ON) Kier VI. EL PODER DEL SIMBOLO Si recurrimos a un diccionario encontraremos que “un sim- bolo es una figura u objeto que tiene un significado convencio- nal”. Pero esta definicién nos resulta incompleta. “El hombre — subraya Carl G. Jung- emplea la palabra hablada o escrita para expresar el significado de lo que desea transmitir... su lenguaje esta lleno de simbolos, pero también emplea con frecuencia sig- nos o imagenes que no son estrictamente descriptivos|...]”. Logotipos, emblemas, marcas de fabrica, las iniciales de algu- nas organizaciones, adquieren un significado reconocible segin el uso comun. Sin embargo, Jung afirma que tales cosas no son simbolos. Son signos y no hacen mas que denotar los objetos a los que estan vinculados. Una imagen es simbdlica cuando representa algo mas que su significado inmediato y obvio.' El proceso por el que un sim- bolo adquiere cardcter universal esta inmerso en el desarrollo del alma humana y recién comienza a revalorizarse a partir del siglo XX, especialmente con el descubrimiento del poder de los mitos y la teoria de los arquetipos de Jung. Asi, el simbolo se convierte en una suerte de conexion entre el hombre y el princi- pio que aquel representa y del cual emana. La instruccién gradual del francmason, a la que hemos he- ‘Al respecto resulta iluminadora la lectura de dos obras fundamentales de Carl G. Jung: El hombre y sus simbolos y Arquetipos e inconsciente colectivo (Barcelona, Paidés, 1991). Li cho referencia, conforma un método de acceso a este lenguaje mediante la iniciacién y el posterior trabajo en Logia. El simbo. lo, al igual que el proceso inicatico, carece de coordenadas de espacio y tiempo; puede ubicarse en cualquier época y en cual- quier cultura, actua de manera independiente de cualquier for- ma de religiosidad e impacta en la conciencia con la fuerza de la experiencia vital. La potencia del lenguaje simbolico que em- plean los masones reside justamente en la capacidad que posee el drama inicidtico, que transcurre en un espacio virtual, para trasmitirle al nedfito el sentido mas profundo del simbolo y ha- cerlo participe de esa conexion. _ Ensu tratado sobre La interpretacion de los simbolos, Luis Galarza expresa que “[...] el poder de persuasion y de convic- cidn del simbolo estriba en que a través de la imagen se vivencia un sentido, se despierta una experiencia antropoldgica vital, en la que se ve implicado el intérprete. En el momento de la inter- pretacién, el sujeto debe aportar su propio imaginario que actua como medio en el cual se despliega el sentido, y debe aten- dera las resonancias, alos ecos que en él se despiertan, acon- tecen [...]”® Desde esta perspectiva, podemos asegurar que en masone- ria, el €xito del iniciado no depende de otra cosa que de su capa- cidad para penetrar la naturaleza de esos simbolos y aprehen- der aquel nuevo lenguaje (el simbdélico) con el cual reinterpreta- rael mundo; pero, lo que €s todavia mas importante, se reinter- pretard a si mismo, convirtiéndose en artifice de su propio tem- plo espiritual y de la sociedad que integra. Estas breves definiciones permiten aproximarnos a Ja com > Galarza, Luis, La Interpretacién de los simbolos, Hermenéutica y lenguaje en ja filosofia actual, Barcelona, Antrophos, 1990. LIV prension del porqué que hace que simbolos, y masoneria resul- ten inseparables. No sabemos a ciencia cierta en qué momento cobraron sentido los simbolos que integran el lenguaje masonico, pero es facil encontrarlos en la vision alegorica de los Padres de la Iglesia y, particularmente, en los escritos de los grandes exegetas benedictinos. La simbologia esta integrada a la arquitectura y al arte, pero también se percibe en estructuras sociales y politicas en donde cobra dimension socioldgica. Seria un error circunscribir la ac- cién del simbolo a un ambito puramente esotérico, pues la his- toria de la francmasoneria demuestra con claridad que el simbo- lo puede convertirse en factor inspirador de cambios sociales, inducir un nuevo orden moral, establecer normas de conducta y adquirir una dimension ética en la vida republicana, en la lucha por los derechos humanos y en la construccion de una nueva sociedad regenerada. En sintesis: emergiendo del misterio mis- mo y de la experiencia iniciatica, el simbolismo masonico alcan- za su destino final en la construccién del progreso. Los simbolos no exigen creencias particulares. Son el resul- tado del progreso de la conciencia desde las oscuridades pre- historicas de nuestra especie. Los simbolos, como ningun otro lenguaje, colocan al hombre frente a su propia sombra indican- dole, a su vez, el camino de la luz. En esta capacidad se basa el concepto de fraternidad uni- versal, comtin a todas las corrientes masonicas, puesto que apunta a descubrir la naturaleza esencial de toda la humanidad mas alla de cualquier sectarismo. No en vano los regimenes to- talitarios han desarrollado su propia simbologia explotando el lado oscuro de la naturaleza humana. Ni tampoco por casuali- dad encontramos simbolos masonicos en los documentos fundacionales de las democracias modernas. LV

También podría gustarte