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Santa Laura Montoya, una religiosa misionera colombiana, relató en su autobiografía haber tenido varias visitas de almas del purgatorio mientras dirigía un colegio. Una noche, oyó lamentos en el patio y vio a través de una ventana cerrada a una joven que le pidió entrar y recibir algo para aliviar su sufrimiento. Luego vio a varias almas más en el patio que también buscaban alivio. Al día siguiente, se enteró que la casa había sido un asilo y que las descripciones de las almas
Santa Laura Montoya, una religiosa misionera colombiana, relató en su autobiografía haber tenido varias visitas de almas del purgatorio mientras dirigía un colegio. Una noche, oyó lamentos en el patio y vio a través de una ventana cerrada a una joven que le pidió entrar y recibir algo para aliviar su sufrimiento. Luego vio a varias almas más en el patio que también buscaban alivio. Al día siguiente, se enteró que la casa había sido un asilo y que las descripciones de las almas
Santa Laura Montoya, una religiosa misionera colombiana, relató en su autobiografía haber tenido varias visitas de almas del purgatorio mientras dirigía un colegio. Una noche, oyó lamentos en el patio y vio a través de una ventana cerrada a una joven que le pidió entrar y recibir algo para aliviar su sufrimiento. Luego vio a varias almas más en el patio que también buscaban alivio. Al día siguiente, se enteró que la casa había sido un asilo y que las descripciones de las almas
Santa Laura Montoya (1874-1949), religiosa misionera y
fundadora de la Congregación de las Misioneras de María
Inmaculada y de Santa Catalina de Siena quien dedicó su vida a la evangelización de los indios en las selvas colombianas cuenta en su autobiografía lo siguiente: “Estando en Marinilla (Antioquia) dirigiendo el colegio, tuve varias veces la visita de algunas almas del purgatorio. En una de ellas me hallaba acostada, cuando oí unos lamentos en el patio contiguo a mi cuarto. Cosa rara, la ventana que daba al patio estaba cerrada; pero yo la veía abierta y sin estar la persona al frente la veía. Era una muchacha robusta, muy entristecida, sentada en una piedra que había en la mitad del patio y me decía: - déjame entrar y deme de lo que tiene. Le di permiso y entró, como sin tocar la ventana. Llegó hasta mi cama y me dijo: - vea, sufro mucho, no me abandone. Otras esperan alivio allí, y señaló hacia el patio. Entonces las vi y eran varias, muy tristes. Luego le dije a la muchacha: sálgase y dígales que a todas les daré lo que desean. Ella Salió. Entonces cesaron los lamentos de afuera y vi que la ventana estaba completamente cerrada y el cuarto oscuro. A eso dieron las doce de la noche. Me dormí y al día siguiente pregunté quienes se habían muerto en esa casa y me dijeron que había sido beneficencia y que habían muerto muchos; que la última había sido una muchacha cuyas señas correspondían a las que di de mi aparecida. Naturalmente, ellas entraron en mi oración desde aquel día” Tomado del libro: Experiencias misionales, Santa Laura Montoya del Padre Ángel Peña- Para el grupo Como Salvar 1000 Almas del Purgatorio- Grupo Privado y Fanpage