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Capitulo 8 POBREZA Y DESNUTRICION 8.1 Introduccién: No hay una caracterstica del subdesarrollo econémico mas visible que la pobreza. También ‘es la mas espantosa: el resultado de una desigualdad tras otra. Tenemos, en primer lugar, la desigualdad de la distribucién mundial de la renta y por si esto no fuera poco, tenemos Ja desigualdad de la dstribucin de la renta dentro de un mismo pafs. Ademés, como vere- mos en este capitulo, existe desigualdad dentro del sene familiar: alas mujeres, ancianos o niifas se les puede negar sistematicamente un acceso igual a los recursos. Fl resultado es para muchos millones de personas la indigencia, la miseriay la falta de esperanza, Es facilisimo poner ejemplos “ilustrativos” del proceso de desarrollo: hay muchos en teste libro y en todas los libros de texto sobre desarrollo econémico, pero no es facil des- cibir los horrores de la pobreza y todo lo que Hleva aparejado: analfabetismo, desnutri- cidn, mala salud y unas perspectivas absolutamente sombrias. La pobreza golpea no slo la propia existencia, Al privar al ser humano del derecho a gozar de buena salud, recibir educactén y disfrutar de un nivel de nutricién suficiente, también destruye sus aspiracio- nes, sus esperanzas y su goce del futuro. La pobreza era un azote medieval por una ‘buena azn: entonces el mundo era pobre, Hoy la pobreza no tiene excusa, ‘Teniendo en cuenta que el mundo ha generado un gran crecimiento de la renta per pita, su historial en lo que se refiere a la pobreza es bastante patético. Durante el perio- do 1965-75, el consumo per capita crecié un 32% en los paises en vias de desarrollo y du- zante el periodo 1975-85 otro 26%.1 Sin embargo, segtin algunas estimaciones bastante conservadoras que analizaremos después, en 1990 habia mas de mil millones de pobres en el mundo (de un total de algo menos de seis mil millones de personas). La cifra ya es asombrosa por sf soa. La pobreza es importante, al igual que la desigualdad, tanto desde el punto de vista intrinseco como desde el punto de vista funcional. La mayoria de la gente diria que st erradicacién es un objetivo fundamental del desarrollo econémico. Por lo tanto, precisar ‘cbmo se caracteriza la pobreza y hallar un indicador apropiado de la pobreza son elemen- tos importantes de toda politica destinada a aliviar la pobreza. Sin embargo, la pobreza no sélo tiene un interés inteinseco: tiene enormes consecuencias sobre el propio funciona- :iento de la economia. Algunas de estas consecuencias funcionales ya se han puesto de Ianifiesto en el andlisis de la desigualdad, pero hay otras especificas de la pobreza, Este capitulo esté dividido en cuatro partes. En primer lugar, analizamos el concepto de pobreza y —algo que esté relacionado evidentemente con ella— cémo se mide, A conti- 2 Véae of World Deeopment Report (Banco Mundial 1950, cuadro 3.) Las ies erefieren al cons ‘moa precios PPA de 1985, 240 / ECONOMIA DEL DESARROLLO rnuaciGn, aplicamos algunas de estas medidas para hacemos una idea del grado de pobre- za que hay en el mundo actualmente. Ademds de estas estimaciones cuantitativas, tam- bién describimos fodo lo que lleva aparejado la pobreza: las caracteristicas que comparten, en, general, los pobres. La comprensién de estas caracteristcas no s6lo ayuda a identificar a Jos pobres sino que, ademas, puede servir para elaborar medidas destinadas a erradicar la pobreza, En tercer lugar, analizamos el efecto funcional de la pobreza. Esta cuestiOn esté relacionada con el contenido de otros capitulos de este libro, por lo que nos remitiremos a ellos para no repetimnos. Por iltimo, analizamos algunas medidas destinadas a reducir la pobreza, 8.2 Pobreza: primeros principios 8.2.1 Cuestiones conceptuales Un elemento bisico de todos los estudios sobre la pobreza es el concepto de umbral de po- breza, que es el nivel minimo de renta, de consumo o, en términos més generales, de acce- s0 los bienes y servicios por debajo del cual se considera que los individuos son pobres. El umbral de pobreza representa, pues, un nivel minimo de participacién econémica “aceptable” en una determinada sociedad y en un determinado momento. Por ejemplo, ppodiriamos recoger datos sobre los niveles minimos de nutrientes que constituyen una dieta suficiente, sobre los precios de los alimentos que contienen esos nutrientes y sobre los costes de la vivienda y el vestido y sumar los gastos de consumo necesarios para cu- brir estas necesidades basicas con el fin de conseguir una estimacién del umbral de po- bbreza de una sociedad. Podriamos también utilizar el salario minimo legal vigente en un. pais para estimar su umbral de pobreza. © podriamos fijar alguna otra regla, por ejem- plo, el 60% de la renta media de un pais, para estimar su umbral de pobreza No es infrecuente que el umbral de pobreza se base en la nutricién. El que se emplea ‘en Estados Unidos se basa en las estimaciones de Orshansky [1963, 1965], que multiplica por tres una estimacién del presupuesto minimo necesario para satisfacer las necesida- des minimas de alimentos (se multiplica esa cifra para tener en cuenta otras necesidades como la vivienda y el vestido). El umbral de pobreza de la India se ha trazado tradicio- nalmente utilizando estimaciones de los gastos necesarios para garantizar un consumo :inimo de calorias. Naturalmente, esos umbrales de pobreza (y probablemente fodos) leben interpretarse con cierta cautela y una buena dosis de escepticismo: cuanto mas pobre es el pais, mejores la aproximacidn basada en la nutricién. La forma de elevar esta Cifra para tener en cuenta otros gastos plantea mas problemas a medida que aumenta el nivel medio de vida En los siguientes subapartados explicamos algunas de las cuestiones que suscita la medicin de la pobreza .2Gasto total o consumo de diversos a ¢Debemos declarar pobre a una persona cuando su cesta de consumo observada es inferior « ciertos umbrales fijados de antemano © cuando su gasto (0 su renta total) es inferior al Pobreza y desnuiricgn (c.8) / 241 rminimo necesario para conseguir estos niveles de consumo? Podriamos evocar, desde Juego, ejemplos en los que los dos enfoques dan resultados distinos; por ejemplo, godmo clasificamos al asceta rico que se mata permanentemente de hambre? Foniéndonos més serios, puede ocurri que los niveles de nuteicién no aumenten inequivocamente con la renta? Por eemplo, los alimentos enlatados pueden ser bastante populares en ciertos ni veles de renta incluso aunque su valor nutrtivo sea discutible. Ast pues, aunque las clasticdades sean altas con respecto a las variaciones de la rena, las elastcidades de los putrientes pueden no serlo, La renta representa la capacad para consumir, no el propio consumo, No obstante, resulta mucho mds fécl utilizar umbrales de pobreza basadlos en Ja renta o en el gasto(agregado), dada la escasez de datos de que disponemas, zAbsoluta o relativa? EI concepto de pobreza tiene claramente algiin componente absoluto, Independiente- ‘mente de la sociedad en la que viva, la gente necesita unos niveles suficientes de alimen- tos, de ropa y de vivienda. Mientras que es cierto, desde luego, que existen diferencias de ‘opinidn sobre lo que deba considerarse “suficiente” (la vivienda, en particular, podria ser objeto de interpretaciones distintas dependiendo de la sociedad), nadie negaria, por jemplo, el imperativo bioldgico de la nutricién o las normas casi universales de lo que cs un nivel suficiente de ropa. Al mismo tiempo, no esté claro que la expresién “niveles aceptables de participaci6n en la sociedad” tengan un significado absoluto, independien- te de las caracteristicas especificas de la sociedad de que se trate. En algunas sociedades, puede considerarse socialmente necesario tener un televisor para vivir una vida “plena”; fen otras no, Asimismo, el nivel minima de ocio, el acceso a la educacién cientfia, la pro- ppiedad de medios privados de transporte, etc. son aspectos todos ellos que deben eva- Tuarse en relacidn con el nivel socioeconéimico de la sociedad. Estas consideraciones obli- ‘gan Igicamente a que todos los umbrales de pobreza compartan algunos componentes, pero varien (quiz mucho) de un pats. otro. Obsérvese atentamente que aunque los umbrales de pobreza deben inclur (¢inchu- yen) conceptos relatives de lo que constituye una “necesidad” o de lo que son las “nece- Sidades bésias", tienen que satisfacer alguna nociGn absoluta de la capacidad de funcio- nar en una sociedad. En el parrafo anterior hemos elegido cuidadosamente nuestros «jemplos para explicarlo Por ejemplo, serta una insensatez defini la pobreza por medio del porcentae de la poblaciéa que gana menos de la mitad de la renta media dela socie- dad. Esa medida confunde pobreza con desigualdad. Por ejemplo, la medida no variaria en absoluto si se redujeran todas las rentas en la misma proporcién, jsumiendo a la mitad de la poblacin en una hambrunal {Temporal 0 erénica? Como veremos, la renta y el consumo de la gente que vive en (0 casi en) la pobreza, cual- guiera que sea la forma en que se mida ésta, suelen experimentar considerables fluctua- 2 Para eta cuestion, véase, por ejemplo, Behrman y Deoalikar [1987] y el recuado sobre nutricon y renta en el sur dela india que se encuentra mss adelante en este capitulo. ° Para un andi mis detallad de ests cestiones, wae Sen [1983 242 ] ECONOMIA DEL DESARROLLO ciones. Es el easo sobre todo de los pobres o casi pobres de los paises en vias de desarro- lio, donde es posible que una gran parte de la poblacién dependa de una agricultura que a su vez. depende de la meteorologia. Estas fluctuaciones, expresadas en porcentaje de su ingresos medios, son grandes. Como seftala Mordiuch (1994], los conceptos de pobre- za “estructural” 0 “crénica” deben complementarse, pues, con un estudio dela “pobreza temporal”. La pobreza es temporal cuando a causa de perturbaciones econémicas negat vas (como unas escasas Ilwvias 0 unos precios bajo de los productos cultivados), grupos de gente entran temporalmente a formar parte de los pobres. Esta distincin no se hace simplemente por haceria: las medidas necesarias para luchar contra la pobreza temporal pueden ser muy distintas de las medidas para luchar contra la pobreza erénica que St rena, La distineién entre pobreza temporal y crénicaestéestrechamenterelacionada con la distincin de Friedman [1957] entre renta temporal y permanente La renta de un deter- :minado afo puede distar mucho de recoger el sustrato uniforme o “permanente” de con- sumo de que disfruta una persona o un hogar alo largo del tiempo. Por este motivo, suele considerarse que los gastos de los hogares o de lo individuos son mas fiables para evaluar la pobreza erdnica que su rent, {Hogares 0 individuos? Amenudo sélo se dispone de datos sobre los gastos y la renta de los hogares. Fs tenta- dor, pues, expresar simplemente el consumo de los hogares en forma de medias indivi eneadaclase (takaalmes) (aces) HR Sin terra 7a 508 0 98 005 36: 560 on 93 0510 105 mu. 07 8 1045 89 783 12 7 1525 na 912 20 6 2550 Bs 1163 35 6 5073 37 1516 60 B 75+ 58 2155 149 10 Total 1000 865 24 7 Fuente: Banco Mundial, Wool Development Report, 1990 nar temporalmente la poblacién activa y dedicar ese tiempo a adquirir cuaificaciones. Este petiodo debe cubritse financieramente, bien mediante préstamos, bien mediante la ayuda de familiares y de parientes cercanos. Este tipo de cobertura financiera es lo tilt ‘mo que uno puede asociar con los pobres, por lo que no sorprende que la mayoria de los pobres tengan un escaso o nulo capital humano. Las tasas de analfabetismo son realmen- te altasy, por lo que se refiere a los que no son analfabetos, existen pocos indicios de que tengan algo més que estudios primarios 834 Nutricién Existe una estrecha relacién entre la pobreza y la desnutricién, sobre todo en los paises de baja renta. Cuando una persona tiene una renta baja, le resulta diffil adquirir un nivel suficiente de consumo de alimentos y de nutrientes para ella misma y para su fami- lia, “Suficiente” es, como veremos, una palabra tendenciosa, ya que el concepto depende fundamentalmente del tipo de actividades a las que se dedique el individuo, asf como de la historia de su nutricin. No obstante, no es dificil ver los efectos de la desnutricién. En los nifios son especialmente graves: debilidad muscular, atrofia y aumento de la vulnera- bilidad a enfermedades e infecciones. La desnutricién también puede afectar a sus capa- cidades cognitivas. En los adultos, la desnutricién erénica reduce la fuerza muscular, 1a inmunidad a las enfermedades y la capacidad para realizar un trabajo productivo. En el siguiente apartado veremos como un bajo nivel de nutricién puede repercutir en la capa- cidad de tuna persona para trabajar, y perpetuar ast la situacién de pobreza en la que se encuentea. En muchos paises, la pobreza y la desnutricin estén estrechamente relacionadas, ya que la definicién del umbral de pobreza suele basarse en los gastos necesarios para obte- ner una determinada cantidad minima de alimentos o de nutrientes (més un margen 252 J ECONOMIA DEL DESARROLLO para los articulos no alimenticios). Ejemplos son Malasia y Ia India. Algunos autores, como Lipton [1983] han afirmado que el umbral de pobreza basado en las calorias, 0 sea, la utilizacion del criterio de un nivel sufciente de alimentos, es un buen indicador para ‘medir los niveles moderados o extremos de pobreza en los pafses en vias de desarrollo.” En esos ejemplos, no es sorprendente que la pobreza y la desnutricién estén estrecha- mente correlacionados. Algunos paises como Brasil han utilizado medidas que no se basan claramente en la nutricién, pero persiste, no obstante, la correlacién entre las subregiones o subpoblaciones de estos paises que muestran el mayor grado de pobreza y el mayor grado de desmutricign, Debe mencionarse, sin embargo, que a medida que au- rmenta la renta media, la pobreza, medida por medio del consumo del hogar 0 per cépita (.justado para tener en cuenta la proporcién de nifios que hay en el hogar), muestra una correlacién menor con las medidas antropométricas directas de la desnutrcion, como las, medidas de la atrofia 0 del peso anormalmente bajo de los nifios.!2 ‘Aunque la incidencia de la pobreza y la incidencia de la desnutricién pueden estar relacionadas ondinalmente, en el sentido de que una persona pobre tiene mas probabilida- des que una rica de estar desnutrida, la relacién entre el aumento dela renta(o del gasto) y el aumento de la nutricién puede no ser tan estrecha, Imaginemos que trazamos diver- ‘0s gréficos para mostrar las relaciones hipotéticas entre la renta percibida y las calorfas, consumidas. Todos estos gréficos pueden ser crecientes en el sentido de que un aumento de la renta se traduce en un incremento del consumo de calorias. Es mas probable, pues, «que las personas mas pobres estén desnutridas, pero las curvas mas planas de e30s grafi- os inducen a pensar que un aumento de la renta puede traducirse (al menos en algtin intervalo) en un aumento pequefio del consumo de calorfas, mientras que las curvas mas inclinadas inducen a pensar que el consumo de calorias es mas sensible ala renta. Asf pues, dependiendo de los datos, es perfectamente posible que los pobres estén desnutri- dos pero que, al mismo tiempo, los suplementos nutrtivos directos sean mejores paliati- vvos de la desnutricién que un aumento de la renta Hay dos efectos que podrian explicar este fendmeno y que tienen efectos contrarios. En primer lugar, la gente da importancia a la nutricién. Un estado de buena nutricion es deseable en si mismo, ya que significa mayor resistencia, salud fisica y mental y mayor inmunidad a las enfermedades. Sin embargo, la nutricién también es itil en un sentido funcional, como en seguida veremos: aurenta la capacidad para trabajar y, por lo tanto, para percibir ingresos. Por ambas razones, un aumento del poder adquisitivo tiende a clevar el nivel de nutricién, sobre todo si es bajo inicialmente. "Exo no qulere decir que debamos dentificar pobreza con desnutricién. En primer haga, as perso nas que se encsentran por debaj del umbral de pobreza en un afo cualquiera pueden ser "emporalmente pobres”(recuerdese nuestro ani antero) En segundo lugar, ls necesiadesrutriivasvaran de un pessona a tra, mientras que el nivel suficente de alimentos utizado para medi la pobreza es una media bal 3 Vase, por elomplo el eerccio realizado por Glewwe y Van der Gag (190) sabre Costa de Marfil con datos de a encuesta sabre el nivel de vida de Cota de Mail de 1985 Sin embargo, Costa de Marfl no pei en 1985 tna escase general visible de alimentos. Low nos estaban relaivamente bin aliments: os incuso en el aso de os pobres, Noocurte asi en ls pases en los que las exstencias generals de a ‘menos son mucho menores Pobreza y desmutricn (c.8) | 253 El segundo efecto esté relacionado con las preferencias personales por los alimentos ue tienen buen sabor 0, mas insidiosamente, por los alimentos de los que se hace mucha publicidad y estin bien presentados o, lo que es peor atin, por los alimentos que se cons deran indicadores del nivel social y econémico."® Es bastante facil en las sociedades eco- inémicamente desarrolladas minusvalorar la importancia de este efecto, pero en las socie- dades en las que los alimentos tienen un extraordinario peso en el presupuesto, se concede un gran valor al consumo de diferentes articulos alimenticios, y puede que su valor nutritivo no sea lo que més pese en la toma de decisiones, Por ejemplo, es posible _que se dé al consumo de carne o de variedades caras de arro2 o incluso de alimentos en- latados mucha mas importancia social (como indicador del estatus 0 de la riqueza) de lo que estaria justficado por su valor nutritive." Por un lado el deseo de mejorar la nutri- ” Remitimos a una excelente monografia de McBride [1976] sobre el tema, que cita varios manuales de gobierno del hogar escritos para las amas de casa in- slesas y francesas en el siglo XIX, Aunque McBride considera que la dieta de los criados cera, en general, escasa (en relacin con la del seftor y la seflora), mas de un manual sugie- re explicitamente medios para garantizar a los sirvientes un elevado nivel de energia Por ejemplo, un popular manual francés de principios del siglo XIX recomienda que se ‘obligue a los sirvientes a abandonar la préctica tradicional parisina del café con leche por Ja mafana y la sustituyan por un desayuno consistente en una sopa hecha con restos de ‘carne de la noche anterior, a fin de que el sirviente tenga suficiente energia para trabajar hasta las 5 de la tarde sin parar. Segtin el estudio de Booth sobre la vida de los trabajado- 1s londinenses, “la calidad de los alimentos dados a los sivientes domésticos...normal- mente es muy buena y en todos los casos, salvo en algunos muy raros, muy superior a la que pueden obtener los miembros de las familias de clase obrera de la que proceden los sirvientes” (Booth [1903, vol. 8). 84.3 La pobreza y el hogar El desigual reparto de la pobreza Una de las grandes tragedias de la pobreza es que los pobres quiza no puedan permi- tirse el lujo de repartir su pobreza por igual. El desigual reparto se debe fundamental- 2 Acs respecto, vase también el estudio de Rodgers [1975] sobre algunos pueblos de Bihar, aunque ‘en este estudio Ie razonesparaalimenta los tabsjndresenel centro de taba) son considerablemente nds ambigus, 2 Los hogar indos de clase madi y alta muestran un grado extraondinaiament alt de preocups cién patemalista por la uti y Ta atenciin mda dew sivientes sa preocupacén no parece espe ‘alment acorde cn fos salar monetarios que pagen alos srventes, Aunque ete culdado patermaista haya sido moldeado por las costumbes sociales para que parezca genuino, apenas hay duds sobre los ‘motivos fundamentals de esa conduct, Pobreza y desnutricion (c.8) | 269 _mente al hecho de que hay que dedicar a cada persona (incluido cada nio) iestas can- tidades minimas de nutricién, cuidado y recursos econémicos para que su vida sea productiva y sana. En las situaciones de extrema pobreza, el reparto igualitario de los recursos del hogar podrfa no ayudar a nadie, ya que las cantidades medias son dema- siado pequenas. La posible ventaja del reparto desigual radica en que aytuda a algunos miembros del hogar a ser minimamente productivos en circunstancias extremas. Eso ros leva directamente a los conocidos problemas de la “ética del bote salvavidas”: un pote salvavidas s6lo puede levar dos personas y hay tres que se quieren salvar. Una debe mori. La curva de capacidad muestra claramente oémo el problema de la nutricién fomenta los repartos desiguales. La figura 83 representa la curva de capacidad OAEB. La linea recta OAB parte del origen, por lo que el segmento OA es igual al AB. El nivel de renta ‘correspondiente a la capacidad B esta representado por Y*. Por definicién, el nivel de renta correspondiente ala capacidad A debe ser Y*/2. ‘Consideremos ahora el caso de un hogar formado por dos personas solamente y su pongamos que sus curvas de capacidad son idénticas y estan representadas por la curva de la figura 8.3. Supongamos que la renta fotal del hogar viene dada por Y*. Pensemos en. «dos opciones: o bien el hogar se reparte esta renta por igual, o bien una persona la consu- Capacida para taba vavR¥ ¥ Rena Figura 83. La curva de capacidad y el reparto desigual. 270 / ECONOMIA DEL DESARROLLO ime toda. Obsérvese que de acuerdo con la definicién de ¥*, estas dos opciones generan al hogar exactamente la misma capacidad total para trabajar: por el teorema de los trién- gulos semejantes, la altura de B debe ser exactamente el doble de la de A. Supongamos ahora que el hogar tiene una renta inferior a Y, por ejemplo, Y (véase el srifico). Si se reparte por igual, significa que cada miembro recibe Y/2 y que, por lo tanto, eada persona tiene una capacidad para trabajar igual al altura de C. La eapacidad total del hogar es, pues el doble de esta altura, que es exactamente la altura del punto D. ‘Compsrese con la capacidad total que tiene el hogar si una persona recibe toda la renta para consumo: es la altura del punto E, que es mayor. Por lo tanto, en los niveles de renta inferiores al umbral crtico Y*, los repartosdesiguales del consumo aumentan la capacidad del hogar para trabajar. En la medida en que el aumento de la capacidad del hogar es bueno para obtener rentaen el futuro, nos encontramos aqui ante un dilema En cambio, en los niveles de renta de los hogares superiores al umbral Y*, un reparto igual es mejor que uno desigual. La curva de puntos ODB se ha trazado a partir de la curva de capacidad: nos dice cusl es la capacidad del hogar cuando su renta se reparte por igual. Se encuentra por debajo de la curva de capacidad individual hasta el punto 8, a partir del cual se encuentra por encima Este argumento sugiete por qué la pobreza esti correlacionada con el reparto des- ‘igual. Obsérvese bien quién es el culpable: es el segmento “convexo” de la curva de ca- pacidad, que recoge el hecho de que para que la productividad aumente, es necesario un cierto aporte minimo de mutrientes. Sin este segmento, siempre serian preferibles los re- partos iguales.* ‘Una reaccién a este argumento es que no es realist: es absurd imaginar que se va a dejar que una persona se muera de hambre en aras de la maximizacién de la capacidad dl hogar: Esta no es, desde luego, la leccién con la que queremos que se quede el lector: este resultado es extremo debido a la sencillez del modelo. Existen varias razones para {que no se dé un resultado tan desigual, comerando por el hecho de que cada miembro de la familia es amado y apreciado. Sin embargo, una situacién como ésa da pie a una tenvdenca hacia el trato desigual, en la medida en que a la familia le preocupa la capaci- ‘dad del hogar de obtener renta en el futur. ‘Una solucién habitual al problema del bote salvavidas es echarlo a suertes: esta solu cig tiene, al menos, la Virtud de ser igualitaria ex ante, Echarlo a suertes no es una propo- sicidn totalmente absurda: la gente que presta ayuda de emengencia en la grandes catés- trofes no lo hace de otra manera. Sin embargo, aqui no estamos hablando de una catdstroferepentina sino de un proceso continuo de desarrollo nutritive (por lo que echar- Joa suertes diaria 0 semanalmente produce el mismo efecto que el consumo iguaitaro) Por lo tanto, el blanco de la discriminacién se establece de una vez. por todas: hay ciertos Individuos alos que se les niega sstematicamenteelalimento la atencién médica, afin de paler dedicar mejor los escasos recursos aun subgrupo de miembros de la familia ® Noeturalmente estas dos opciones extremas son una exageracién, También son posbles evdente mente otras divisions intermedias, pero prescindimes de lls para simplifia lanai 3 Para un anlisis mas detallado de est ipo, véase Mircees 1975) y Stiglitz [1976] Pobrecay desnutricitn ©. 8) {271 Los que menos reciben _Quiénes son los individuos a los que se les niega tanto? Normalmente mujeres, tanto ‘adultas como nifas y —a pesar de la supuesta armon{a del clan familiar, personas de fedad avanzada y enfermos. Quizd sea relativamente fécil comprender por qué se trata ‘asia las personas de edad avanzada, sobre todo teniendo en cuenta el modelo anterior: Ja nutricin y la atencién médica desempefian un papel funcional, aparte de tener una fie nalidad en s{ mismas. Constituyen los elementos necesarios para tener capacidad para percibir renta en el futuro. Las personas de edad avanzada se encuentran en peotes con- dliciones para aportar esta capacidad. En la medida en que los objetivos de ganar renta se {nteralicen en la dinamica social de la familia, se discriminaré a estas personas. Es decir, nadie toma abiertamente decisiones tan duras, pero la discriminacién se manifiesta en lo «que hacen todos y cada uno de los miembros dela familia, quizd incluso las propias per- sonas de edad avanzada, Consideremos el caso de las mujeres viudas. Rahman, Foster y Mencken [1992] han estudiado las tasas de mortadad de las mujeres viudas de las zonas rurales de Bangla~ desh, y Chen y Dréze [1992] han realizado un estudio parecido sobre varios pueblos del norte de la India, La pérdida del marido puede ser devastadora desde el punto de vista econémico, a menos que la viuda posea activos como tierra, aunque en este caso las cosas también son complicadas, ya que la posibilidad de perder la tierra puede depen- der, a su vez, de la viudedad (Cain {1981)). Como sefalan Chen y Dréze [1992], “el pro- blema basico no radica vinicamente en que una viuda suele depender de otros miembros del hogar para sobrevive sino también en que ests otros miembros del hogar normlmente no depencen de ella para nada eencial” (el subrayado es mio) El cuadro 86 muestra c6mo varian las tasas de mortalidad por edades con la viude- dad en las zonas rurales de Bangladesh. Los resultados son sorprendentes. Las tasas tota- les de mortalidad se multiplican casi por 3 si la mujer esta viuda en lugar de casada. En este grupo, las viudas que son cabeza de familia se encuentran en una situacién relativa- ‘mente mejor que la media de todas las viudas, Las que viven en hogares en los que ellas, ‘© alguno de sus hijos, no son cabeza de familia se encuentran en una situacién especial- mente mala? y la explicacién no puede deberse a que esos hogares sean por alguna azn intrinsecamente mas pobtes que otros: no existen pruebas de que los gastos per eé- pita de los hogares en los que hay una viuda sean inferiores a los de los hogares en los que no hay ninguna (Dreze [1990)) Este tipo de observaciones no se limita alas viudas. Por lo que se refierea la atencién ‘médica, segiin un estudio de Kochar {1996] sobre los clanes familiares del sur de Asia, los gastos médicos que se realizan en las personas de edad avanzada varian sistematicamen- te (e inversamente) con su capacidad para obtener ingresos, lo cual implica que el hogar ‘como unidad de producci6n parece que desempefia un importante papel cuando se repar- ten Ios gastos dedicados a la nutricién o a la salud. Este sesgo se observa no sélo en que ® Naturalmentee femora no tener un hij que sieva de ayuda puede infu a su vez, en as decsio- nes anteriores de tener hijo, y exo puede expicr en pute a elevada fecunddad de algunos grupos ques sabe que dncriminan alas vidas (asec capulo 9 para mds informacin) 272 | ECONOMIA DEL DESARROLLO ‘Cuadro 8.6, Tasas de mortalidad por edades de las viudas en Bangladesh. Tas de mortliad muerte lwo por cada 100 personas) Vids dun Vind de wn Vindas cabeza — ager ayo gar cup ate Grape defi eaben de faa defines le deedad __Mujrescasades Total iudos__delhogar__—_esun io une 039 136 168 135 18 17 206 221 23 123 310 an 22 386 Sat 3a 556 520 515 az 9a 999 a3 338 16 938 1750 1504 1766 1852 Tal 187 529 as 337 78 uote Rahman, Foster y Mencken 199] y Chen y Deze (182) se asignan menos gastos médicos a las personas de edad avanzada en relacién con la inci- dencia esperada de las enfermedades en estos grupos de edad més avanzada sino también algunas veces en términos absolutos 3 ‘Una vez que aceptamos el argumento de que el reparto de los gastos en el seno del hhogar se debe a razonesfuncionales e inrinseca, es fil comprender el fenémeno de la discriminacién que padecen las personas mayores. Algo mis diffi resulta comprender ppor qué ocurre mis © menos lo mismo con las mujeres, tanto adultas como nifias. A 'menos que creamos que los hombres estén mejor preparados que las mujeres para reali- ar algunos tipos de tareas, no podemos jusifiar la discriminaciGn de las mujeres atr- bbuyéndola tnicamente al argumento del bote salvavidas. La diseriminacin de las muje- res en el seno del hogar se debe més en general a un sesgo en contra de la mujer. ‘Supongamos, por ejemplo, que las mujeres realizan las tareas domésticas, mientras que los hombres obtienen ingresos. Si as tareas del hogar no se monetizan debidamente en la Psicologia del reparto de los recursos dentro del hogar, es valido el argumento del bote salvavidas y seria de esperar que se discriminara a las mujeres en ese reparto. Asimismo, aunque tanto las mujeres como los hombres tengan un empleo remunerado, silos sala- rios que perciben las mujeres por realizar un trabsjo similar son més bajo, habré un sesgo en contra de ellas en el reparto de los recursos, Los problemas de las carencias nutritivas complican més la cuesti6n, Quizé no baste con observar simplemente que las mujeres reciben menos nutricién que los hombres: la * La presencia de mujeres y nies agra el problem, ya gue acetal tendena a asia menos sistos as personas de edad avanzada Sin embargo In bseracin de que es ms probable que se rea ‘ra. gtr lon ahoros pra el tratamieno de ls personas mayors que pao de os hombres vere, ‘vested en cuca a paved del enfermedad, complica el ans El artelo de Kotha oni ‘un perspca nish de ls casas pes deena parent pom Potrezay desnutricién(e.8) (273 Cuadro 87. Ingesta y necesidades de calorias por sexo en las zonas rurales de Bangladesh (1975-76). Hombres Majees Ingest de Newsies Ingest de Newsies iad (aos) caloras Ae calrias exlorias se calorias wn 1988 2600) 1780 2350 145 2238 2753 i919 24 16:19 3049 3040 20 2.066 2039 2.962 312 2437 1988 4049 2866 251 2m. 1870 5059 2m 2554 2198 1m 60.09 2569 2270 2.088 1574 70+ 2617 1987 1463 1378 Fuente: Sen (1984, cuadso 153), cuestin es saber sireciben menos nutricién en relacién con la que necesitan, La eviden- «ia a este respecto no es tan clara como cabria esperar. Por ejemplo, el Institute of Nutri- tion and Food Science (INFS) realiz6 una encuesta por muestreo sobre la ingesta de calo- fas de los hogares de las zonas rurales de Bangladesh. También utliz6 los conceptos de “necesidades”, a saber, las recomendaciones por edad y sexo del FAO/WHO Expert ‘Committee (1973). BI cuadro 87 resume algunas de las observaciones del INFS sobre la ingesta de calorias, El cuadro es interesante por dos razones. En primer lugar, la segunda columna y la ‘uarta nos dicen que las mujeres reciben sistemticamente menos nutriciOn en fodos los ‘grupos de edad encuestacos(y la clasificacién por edades es bastante detallada). El défi- cit va desde un ménimo del 11% (en el grupo de edad més joven) hasta un maximo del 44% en el grupo de edad 70+ (lo que coincide con las observaciones que hemos hecho antes sobre las viudas). En segundo lugar y en contraste con la primera observaciOn, si el déficit se mide en relaciGn con las necesidades establecidas, esta diserepancia desaparece. Persist el défict en relacn con las nevesidades en los dos grupos de edad més j6venes, pero también hay Lun deficit en el caso de los hombres, lo que leva a preguntarse cuales son exactamente las necesidades y cdmo se iden. Aparte de las consideraciones relacionadas con la masa corporal, ;suponen que los hombres y las mujeres realizan tareas distintas? Por otra parte, gcomo es que se estima exactamente el consumo de energia de esta tareas sin defi- nirlas totalmente? Como sefala Sen (1984, pag, 351], “..existen buenas razones para poner en cuestin los supuestos sobre el consumo de energfa de las actividades realiza- das por las mujeres, que no son tan ‘sedentarias’ como tienden a suponer los célculos de Bate ais procede de Sen [1984, capitulo 1} 274 | ECONOMIA DEL DESARROLLO calorias, Ademés, es preciso reconocer mas plenamente lanutricion adicional que necesi- tan las mujeres embarazadas y las madweslactantes". Medir los déficit en relacién con un concepto arbitrario de “necesidades" puede ser sumamente engafoso, ‘Asi pues, el sesgo en contra de las mujeres puede o no manifestarse directamente en los cocientes entre consumo y necesidades, en lo que se refire a la nutricion. Es posible aque tengamos que profundizar mas. Puede que intervengan algunos factores muy distin- tos en el reparto de los recursos, incluso algunos que no tengan ningrn coste de oportu- nidad directo, Puede ocurrir que no se leve a una nia ala clinica cuando estéenferma, incluso aungue los servicios médicos sean gratuitos. El coste de Hlevarla noes el coste de Ja atencién médica sino posiblemente el coste implicito de la dote si sobrevive hasta la madurez. Puede suceder que no se dé alas ninas educacién 0 que éta se desatendasim- plemente porque no se espera que su educacion se traduzca en un aumento de la renta de ese hogar (y es posible que no reduzca tampoco el coste de una dote). El recuadro Sobre la rivaldad entre hermanos en Ghana es un ejemplo de investgacién que busca in- dicadores directos como éstos. Por iltimo, las diferencias entre las tasas de mortalidad infantil por sexos podran explicar una gran parte de la dscriminacin: es posible que los superviventesreciban relativamente el mismo trato, pero cuando los consideramos, no te- rnemos en cuenta alos muertos. Estos problemas se agravan cuando carecemos de datos directos sobre el reparto de los recursos en el seno del hogar y tenemos que arregldemoslas con datos indirectos. Dea- ton [1994] ha analizado un método de ese tipo: analizar el consumo de ciertos “bienes para adultos” (como el tbaco) en el hogar y relacionarlo con la proporcién de nifias que hay en él (teniendo el cuenta el ntimero total de nos). $i las niftas son diseriminadas en el consumo, eso deberfatraducirse en un aumento global del consumo de los adultos ‘cuando hay més nas que nifos. Deaton [1988], Subramanian y Deaton [1991], Ahmad y Morduch [1993] y Rudd [1998], entre otros autores, han aplicado esta interesante meto- dologia a los datos. No han obtenido ningtin resultado claro, ni siquiera en aspectos en fos que otros indicadores de la dseriminacin (como la proporcisn entre el nimero de mujeres y el de hombres) eran positives. Deaton [1994] seRala que “es certamente algo enigmstico que el andlisis de las pautas de gasto no muestre sistemticamente la existen- cia de una considerable influencia del sexo, incluso cuando se sabe que existe” La rivalidad entre hermanos: evidencia de Ghana Al igual que ocurreen otras muchas economyas de reta baja en Ghana los padres suclen invertir ‘menos en el capital humano de sus ljas que en el de sus hijos, Las tasas de escolarizacidn en la enseftanza primaria son bastante parecidas, pero en la escuela secundaria slo asst el 2% de ls mujeres de 1623 afos, mientras que la cifa correspondiente a los hombres es de 42%, Garg y Morduch [1997] han visto eémo los problemas econémicos agravaban la diferencias ‘de sexos en Ghana, Este estudio constata que incluso cuando los padres quieren invert en el ca- pital humano de sus hijos, su falta de recursos personales puede impedilo. Ademas, por mucho {que los rendimientos esperadas dela inversin sean altos, pueden tener dificultades para conse- Pobreza y desmutricién (c.8) | 275 {gir préstamos con el fin de financiar esas inversiones. Los hijos deben competi, ps, con sus Ihermanos por los recursos de que disponen los padres. Los chicos tienen tuna ventaja en esta lucha silos padres creen que la inversisn en ells genera unos rendimientos mis altos. Si el ni mero total de hermanos se mantiene constante, los hijo que tienen menos hermanos varanes pueden reir mas recursos de los que recibirian en caso contri. Elestudio de Garg y Morduch confirma esta hipatesis en el caso de Ghana. Por ejemplo, et ‘estudio muestra que los hijos de 1223 aos que tienen tres hermanos poseen por encima de un Si de probabilidades mis de asst a a escuela media o secundaria cuando sus hermanos son chicas que cuando los tres son chicos. Tambign se obtienen resultados parecidos en el caso de a atencién médica. Fl estudio coneuerda con la idea de la “rvalidad entre hermanos” provocada por la dificultad de los padres para conseguir préstamos con el fin de realizar inversiones de em pital humano en sus hijos. Sus conclusions indican que es importante considerr las cuestiones de ls sexos en el contesto de los mercadosy de las instituciones Tos que ene acceso los ho ges. Los resultados inducen a pensar que la mejora de los sistemas financieros puede ser bene- ficiosa indirectamente para la salu y la educacén de Tos hijos en Ghana. Lo que hemos aprendide hasta ahora es que hay aspectos en los que se discrimina a las mujeres, pero el indicador obvio de la diseriminacién —Ia nutricién— no es vido, a ‘menos que tengamas wna idea precisa de cules son las necesidades mutrtivas. Exste cotzo problema, y es que resulta dificil obtener datos directos de lo que ocurre dentro de Jos hogares. Cuandlo existen —como en el estudio de Ghana descrito en el recuadro— y cuando se recogen datos sobre otros aspectos distntos de la nutricién, como la atencién médica y la educacién,existen claras pruebas de que las nifias son discriminadas (véase también Subramanian [1994). Debemos tratar, pues, de complementar este tipo de investigacién con indicadores de las diferencias entre los niveles de estudios, con indicadores antropométricos drectos de las diferencias entre los niveles de nutricién o con indicadores de las diferencias entre las tasas de mortalidad y de morbilidad. Estos indicadores tampoco estén exentos de problemas pero constituyen otra via para comprender la relaci6n entre la pobreza y el, reparto de los recursos en el seno del hogar. Consideremos los estudios. Segiin el World Development Report (Banco Mundial [1996)), en 1995 habia en el conjunto de los paises de renta baja casi el doble de mujeres °% Kumar [190], en su perspicaz estudio de Kerala, sefala que la incidencia de las enfermedades en ese estado dela India es muy superior ala media nacional, especialmente en el caso de enfermedades come la tuberculosis. {Demucsra eso que Kerala es el estado mas enfermo de la India? No. Los datos Sobre morbilidad, ose, sobre la incdencia de las enfermedades, tienen dos components: a incdencia ‘es de as enfermedades, que noes cbservada porelinvestigador ys preps (que comprende declarat In enfermedad). Kerala co st mivel de educaion mas alto y ss porcntajes mds elevados de personas {gue saben leer y escribir, podria muy bien registrar valores mds altos del segundo companente,elevando {sla morbilidad observada. Estas isms ideas pueden aplicrse ala wllizacion dela morbiidad para vera i existe disriminacionente los nis Y ls nits. Si as mas caenenfermas con mas fecuen ‘la, pro las enfermedades na se decaran, sus tasas de morblidad podelan parecer mucho mis bas. 276 | ECONOMIA DEL DESARROLLO analfabetas que de hombres (las tasas de analfabetismo eran del 45% en el caso de las mujeres y del 24% en el de los hombres). Esta disparidad se refleja en las cifras de escola- ‘izacin: en los pafses de renta baja considerados en st canjunto, la tasa de escolariza- cidn maseulina en las escuelas primarias era mas de un 12% mayor que la femenina y la ‘ifra superaba el 30% en el caso de las escuelas secundarias.* Obsérvese bien que son medias de los paises en su conjunto. En la medida en que las personas relativamente Ficas de estos paises no tienen problemas de recursos que fomenten la discriminaci6n, las cifras correspondientes a los pobres de esos paises deben ser atin mas dramaticas.” CConsideremos ahora la proporcién de hombres y mujeres en los paises en vias de de- sarzollo. En Norteaméria y Europa, a esperanza de vida de las mujeres es algo mayor aque lade los hombres. Las causas de esta diferencia no estén claras: pueden ser biologi- «as, pero también pueden ser sociales y ocupacionales. En estos patses el caciente medio entre la poblacién femenina y la masculina gira en torno a 1,05; es decir, hay alrededor de 105 mujeres por cada 100 hombres. La figura 8.4 muestra esta misma relacién en un buen ndmero de passes en vias de desarrollo. El primer panel muestra los datos de Africa, el segundo los datos de Asia y el tercero los datos de Latinoamérica. Es evidente que la menor proporcién de mujeres es predominantemente un problema asistco. El gré- fico de Asia est salpicado de puntos comprendidos entre 90 y 100, y hay varios casos en que los valores son atin mas bajos* Estas diferencias indican la exstencia de enormes discrepanciasabsaliuas Si en la India hay 98 mujeres por cada 100 hombres, y la India tiene alrededor de 440 millones de hom- ‘bres (Naciones Unidas (1993), slo en la India faltan alrededor de 30 millones de mujeres.” Por lo tanto, una rlacién en tomo a 95 mujeres por cada 100 hombres constituye un inicio prima faci de la existencia de un considerable grado de discriminacin, que podria incuir Ja desatencign en la infancia o en la niez (con resultado de muerte) y el abort seectvo, ‘Que unas proporciones tan bajas de mujeres no se den en Africa suscita una intere- sante observacién. Como ya hemos sefialado antes, la pobreza no puede ser responsable % eta cifras se referen 3198, 2 Fstas diserepancias comienzan a desaparecet en los paises de renta media al menos en los datos agregados que utlza el Banco Mundial No obstante, as tasas mascalinas de anafabetismo son sistemati- ‘mente mas jas que Is femeninas. 5 Hemosdejado de ado algunes dels patses del Galfo, porque es dif nterpretar las proporcones 4 a poblacin femenina y masculina, Una propocion baa de poblacénfemenina puede deberse en gran parte ala inmigracién de hombres (podria anadirse que procedentesprncipalmente de otras partes de ‘Asia por lo que estas dscrepancas deberianinluiee en el cielo de la media de Asia en su conjuno) Porejempla, en 1988 cociente ene ls dos sexs de Ia poblacionkawealts nativa es de alrededor de 100 (Ministero de Planifiacin, Estado de Kawa (1997). 2 Eo esas acoptamos la hipitess contrafactual de que también “deberia haber” 440 millones de mujeres Hay dos razones por las que Ia cifa de 30 millones proboblemente sea una suhstinai. En pr met lugar, también hay hombres que mueren en Infancia o en la nif debido# las elevadastasas de ‘mortalidad infantil (naturalment,e! rime adiconal de mujeres que exo implcaria no seria atbuible todo ala iseriminacion) En segundo Tuga a hipétesis super que el miimero de hombres es igual que el de mujeres: si se toman come referencia Ins cifras de Europa 0 de Norteameéic, el mero de mujeres ‘lesaparecdas sera ain mas alto Sobre estas y tras cuestiones relacionadas con ells, vase, por ejemplo, Coal [191], Coaley Banister [1984], Kasen [1984] y Sen [1992 Pobreza y desnutricin (c. 8) | 277 Figura 8.4, Namero de mujeres por cada 100 hombres en ef mundo en vias de desa- rrollo. Fuente: Secretaria de las Naciones Unidas [1996] 278 J ECONOMIA DEL DESARROLLO ar ssola del sesgo en contra de las mujeres que observamos en Asia, aunque contsbuya 2 reforarlo, También desempefa tun papel importante la disriminacin que se practica nla sociedad en su conjunto. Pensemos, por ejemplo, en Ia insitcién de Ia dote, que podria inducir alas familias areeurir al abort selectiv yal ifanticidio femenino oa la

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