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HUMANAS - UNRC
ECONOMÍA POLÍTICA
AÑO 2022
110 INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS ECONÓMICO
Un enfoque para economías periféricas
solo estarán dispuestos a ofrecer más unidades a cambio de un mayor precio, ya que
producir unidades adicionales incrementa su costo unitario. Por este motivo, todo
aumento de la demanda, impactará siempre en los precios. En este caso, un incre-
mento de la demanda desde D1 a D2 incrementa los precios de P1 a P2.
Es importante aclarar esta diferencia: mientras que para la teoría tradicional, todo
incremento de demanda provocará un aumento en el nivel de precios; en el análisis
que realizamos en este capítulo, observamos que en la medida en que haya capaci-
dad productiva ociosa, es decir, mientras las empresas produzcan por debajo de su
capacidad normal, es posible responder a un incremento en la demanda con mayor
producción, sin aumentos de precios. Los precios solo aumentarán cuando, para sa-
tisfacer el incremento de la demanda, haya que empezar a producir por sobre la ca-
pacidad normal de las empresas.
El segundo punto relevante a destacar es que la suba de los precios, por lo gene-
ral, está asociada al incremento de los costos. Uno de los costos más relevantes es el
salario, el cual, a su vez, suele aumentar ante la suba de los precios, ya que, si no au-
mentan, los trabajadores verían sus ingresos reducidos. De este modo, se observa que
existe un conflicto latente entre trabajadores y empresarios, debido a que el aumento
del ingreso de uno puede llevar a la pérdida de ingresos del otro, o a una “puja” entre
ambos, donde aumentan constantemente los precios y los salarios. Este tipo de fenó-
meno se conoce como “inflación por puja distributiva”.
Oligopolio
Grado de concentración
Competencia monopolística
Competencia “perfecta”
Como mencionamos, el rasgo principal de este tipo de mercados es que las empre-
sas que allí operan no tienen la capacidad de fijar el precio de venta del producto, es
decir, son tomadoras de precio. Al contrastar esta afirmación con lo visto en la sección
III-2.3, puede resultar contradictoria: ¿no era que los precios los fijaban las empresas?
Como veremos a continuación, las características que tiene que tener este tipo de
mercado difícilmente se puedan observar en la realidad, por lo que queda relegado
como una situación muy poco frecuente.
Los requisitos para que un mercado pueda considerarse de competencia “perfecta”
son los siguientes, según la teoría tradicional:
• En primer lugar, debe haber muchas empresas participando y que cada una
tenga una pequeña cuota de mercado. Si alguna empresa tuviese una eleva-
da participación, eso implicaría tener poder de mercado, es decir, capaci-
dad para fijar el precio. Por ejemplo, si bien en el caso de las computadoras
112 INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS ECONÓMICO
Un enfoque para economías periféricas
uno podría decir que hay muchas empresas en el mercado, resulta evidente
que Apple tiene una cuota mayor que el resto.
• El segundo requisito que debe cumplirse es que los productos ofrecidos en
el mercado por las distintas empresas sean idénticos, es decir que no pue-
dan distinguirse unos de otros. Esto es lo que se conoce como bienes ho-
mogéneos. Por ejemplo, cuando uno va a la verdulería a comprar manzanas
le resulta imposible distinguir si la que está llevando fue producida por la
empresa A o por la empresa B. En cambio, al comprar un dentífrico no solo
se puede distinguir en función de las distintas marcas, sino también de las
características que ofrece (con flúor, con blanqueador, de distintos sabores,
etc.). Esto es lo que se conoce como “bienes diferenciados”.
Debe destacarse que ambos requisitos deben cumplirse simultáneamente
para estar frente a un mercado de competencia perfecta. Por ejemplo, en el
caso de la yerba mate se observan muchas empresas donde cada una tiene
una baja cuota del mercado, pero donde los productos son diferenciados
(sin palo, bajo contenido de polvo, con hierbas, etc.), con lo cual tampoco
se estaría en un mercado de competencia perfecta.
• Hay un tercer requisito que debe cumplirse: las empresas deben tener to-
tal libertad tanto para entrar a competir como para irse del mercado. Esto
significa la inexistencia barreras de mercado. Estas barreras pueden ser de
tipo legales, como por ejemplo por medio de una regulación o ley impues-
ta por el gobierno que no permita el ingreso de nuevas empresas (lo más
frecuente es que estas sean de otros países) o también por las propias ca-
racterísticas de las empresas en el mercado. Una empresa con un tamaño
lo suficientemente grande puede ser motivo suficiente para desincentivar
el ingreso de nuevas firmas (porque eso implica una inversión muy grande
como para poder ingresar a competir en el mercado). Que no existan ba-
rreras de mercado también es un requisito esencial para asegurar la compe-
tencia, ya que permite que siempre exista un número elevado de empresas
en el mercado.
• Hay un cuarto requisito que a veces se agrega, aunque no es indispensable:
que tanto los oferentes como los demandantes del mercado cuenten con la
misma información acerca del producto, lo que se conoce como “informa-
ción completa o simétrica”. Esto se debe a que, si alguna de las partes cuenta
con más información que la otra, eso devendría en un poder de mercado
MERCADOS Y FORMACIÓN DE PRECIOS 113
Costo/precio ($)
Costo marginal
$50
Cantidad (kg.)
Eso está reflejado en el gráfico III-7, en donde puede verse que la empresa produce
justo en la cantidad en donde el costo marginal se iguala con el ingreso marginal (que
a la vez es idéntico al precio de venta del mercado).
Como se desprende del gráfico, la única forma posible para que la empresa decida
producir una mayor cantidad de kilos es que aumente el precio de venta, fijado por el
mercado, dado que estas empresas, como vimos, no tienen la capacidad de modificar
el precio de venta de su producto. Si, en cambio, las empresas operan en mercados de
competencia imperfecta, lo que implica que tengan siempre un margen para fijar el
precio de venta de su producto, entonces dicho precio no va a depender exclusivamen-
te del mercado, sino que van a pasar a cobrar suma relevancia los costos del producto.
Como vimos, en la realidad, la mayoría de los mercados no son del tipo perfecto,
lo que es sinónimo de que las empresas tienen, aunque sea, una mínima capacidad
para poder determinar directa o indirectamente el precio de venta de su producto.
Ahora bien, las causas que llevan a que eso suceda pueden diferir, y eso permite di-
ferenciar los mercados de competencia imperfecta en tres tipos: los monopolios, los
oligopolios y los mercados de competencia monopolística.
Dichas diferencias van a depender de la cantidad de empresas que operan en el
mercado (una, pocas o muchas) o del tipo de producto que allí se ofrece (homogéneo
o diferenciado).
MERCADOS Y FORMACIÓN DE PRECIOS 117
El rasgo fundamental de los mercados monopólicos es que hay una sola empresa en
el mercado, lo cual evidentemente le otorga mucha capacidad para alterar el precio
de su producto. Además, los bienes son homogéneos, ya que debería haber por lo
menos dos empresas para poder diferenciarse una de la otra. Los gobiernos suelen
regular activamente este tipo de empresas a través de la fijación de precios máximos
o por medio de la autorización de aumentos de precio en los casos que considere
necesario (por ejemplo, debido a suba de costos en el sector), con el fin de evitar que
estas empresas abusen del poder de mercado que tienen y fijen precios excesivamente
elevados que perjudicarían a los consumidores.
Una situación similar sucede con los oligopolios, donde la característica principal
es que hay pocas empresas en el mercado y eso les permite influir en el precio de
venta. El hecho de que sean pocas empresas y que cada una sepa que tiene capacidad
de influir en el precio genera comportamientos estratégicos, ya que lo que haga una
empresa puede provocar una respuesta por parte de sus competidores. El caso típico
es el de la guerra de precios, en donde si una empresa busca reducir su precio para
tratar de aumentar sus ventas y ganar participación en el mercado, las otras empre-
sas tratarían de hacer lo mismo, desencadenando una caída constante del precio del
mercado. Por lo general no sucede, precisamente porque si hicieran esto, las empre-
sas no estarían adoptando un comportamiento estratégico. Esto implica tomar una
decisión para anticipar la respuesta de los rivales. En este ejemplo, si adoptara un
comportamiento estratégico la mejor decisión para la empresa sería no reducir su
precio, anticipando que si hace eso el resto haría lo mismo, generando una guerra de
precios. Es más, sabiendo esto las empresas podrían buscar ponerse de acuerdo para
subir todas al mismo tiempo su precio, y de esa manera obtener un mayor beneficio.
Esto también da lugar a la distinción entre empresas líderes y seguidoras. En los
mercados oligopólicos, es frecuente que además de no haber muchas empresas, algu-
nas sean más grandes que otras. En estos casos, la estrategia de las empresas más pe-
queñas es decidir según lo que hacen las más grandes, de allí la distinción entre líder/
es y seguidora/s. Por ejemplo, a ninguna empresa pequeña se le ocurriría aumentar
su precio por encima de la empresa líder del mercado; lo más probable es que espere
a ver qué hace esta empresa y actúa en función de eso.
Un aspecto importante que se observa tanto en los monopolios como en los oli-
gopolios es que existen barreras muy fuertes que previenen la entrada de otras em-
presas, motivo por el cual no se observa más competencia en el mercado. Como
118 INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS ECONÓMICO
Un enfoque para economías periféricas
mencionamos, estas barreras pueden ser impuestas por el gobierno o pueden estar
explicadas por el tamaño de las empresas.
Un punto importante a destacar es que puede haber mercados que eran competi-
tivos y que con el transcurso del tiempo devinieron en monopolios o, más probable-
mente, en oligopolios. Esto se debe a que la propia competencia en el mercado puede
generar la expansión de algunas empresas a costa de otras (por ser más innovadoras,
por tener mayor capacidad de adaptación a los cambios en la economía, etc.), lo que
lleva a que queden unas pocas grandes empresas en el mercado. Por eso, el término
“competencia perfecta” no parece ser tan “perfecto”, ya que la propia dinámica de la
economía capitalista hace que los mercados otrora muy competitivos vayan perdien-
do esa característica a favor de formas más concentradas de la oferta.
El hecho de que las empresas tengan mucho poder de mercado probablemente
lleve a un comportamiento abusivo que se traduzca en precios muy elevados, casi
siempre a través de restringir la oferta de sus productos. El problema es que en estos
casos los consumidores no tienen muchas herramientas para defenderse de este tipo
de conductas, salvo demandar una menor cantidad de bienes, aunque eso también
implica un perjuicio. Es por esto que los Estados, por lo general, cuentan con algún
organismo dedicado a la defensa de la competencia, cuyo rol principal es identificar
si alguna empresa incurre en este tipo de comportamiento y sancionarla, o bien di-
rectamente prohibir las fusiones entre empresas que lleven a la formación de mono-
polios u oligopolios.
En cambio, esto no sucede en los mercados de competencia monopolística, ya que
una de sus características es que hay muchas empresas. Pero el rasgo fundamental en
este tipo de mercados es la diferenciación del producto, que es lo que le permite a cada
una de estas empresas tener injerencia sobre el precio del mercado. De allí su nombre:
hay muchas empresas que compiten, pero a la vez se comportan como un monopolio
del producto que hayan logrado diferenciar, fijando su precio.
Al diferenciar su producto de la competencia, la empresa genera cierta fidelidad
con los consumidores, que es lo que le permite desacoplar su precio del resto que
ofrece el mercado. Dicha diferenciación, por lo general, se logra a través de la calidad
(y de allí su asociación con las marcas) o por la incorporación de algún atributo que
lo distinga del resto, siempre acompañada de campañas publicitarias que difundan
la diferenciación. Por ejemplo, el agregado de vitaminas a los yogures, los productos
sin calorías, etcétera.
MERCADOS Y FORMACIÓN DE PRECIOS 119
La reducción de los costos junto con la diferenciación del producto son las estrate-
gias más utilizadas por las empresas a la hora de competir. En relación a lo primero,
porque de ese modo las empresas van a poder reducir (si hace falta) el precio de
venta de su producto sin tener que achicar su margen de ganancia. Respecto de la
diferenciación, como ya mencionamos eso crea cierta fidelidad con los consumido-
res, lo que se traduce en mayor poder de mercado, y por eso en la actualidad cobran
tanta relevancia el departamento de marketing y la utilización de la propaganda para
lograr mayores ventas.
En suma, el tipo de mercado en el que la empresa opere va a afectar su capacidad de
modificar el precio de venta (y, en parte, su margen de ganancia), donde cuanta más
competencia haya, menor va a ser el poder de mercado de las empresas y, por ende,
menor va a ser su capacidad para fijar el precio. No obstante, lo que se observa en la
realidad es que todas las empresas, en mayor o menor medida, manejan sus precios
y eso se debe a que los mercados en los que operan no son de competencia perfecta.
Además de las analizadas anteriormente, existe otro tipo de competencia que puede
afectar la capacidad de las empresas de fijar sus precios: la competencia internacional.
Todos los países importan una cierta cantidad de bienes, los cuales probablemente
ingresen a competir con los productos nacionales (aunque en algunos casos pueden
ser insumos que no se producen en el país). Si el precio de esos bienes importados es
menor que el que tienen las empresas nacionales, sin duda, eso provocará la reduc-
ción del precio (y probablemente del margen de ganancia) de la producción nacional,
ya que si no los consumidores optarían por los bienes importados.
Un problema que puede surgir en estos casos es que las empresas nacionales di-
rectamente no puedan producir, debido a que los productos importados sean tan
baratos que directamente sean menores a los costos unitarios de las empresas nacio-
nales. Eso provocaría la quiebra de las empresas y el aumento del desempleo por la
pérdida de esos puestos de trabajo. Por ese motivo es que los gobiernos suelen aplicar
distintas medidas para desincentivar el ingreso de bienes de consumo importados
cuando hay producción nacional de estos, como por ejemplo el cobro de derechos de
importación (aranceles) o la imposición de cuotas de importación.
Sin embargo, no todos los bienes están sujetos a este tipo de competencia: hay
productos que no pueden exportarse ni ser importados. Esto puede ser porque el
120 INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS ECONÓMICO
Un enfoque para economías periféricas
$200 USD 10
(Jenofonte, Anábasis)
Los fallos de la competencia perfecta que pueden dar lugar a que las empresas
no fijen su nivel de producción igualando los costes marginales al precio de merca-
do pueden resumirse en dos: la existencia de un reducido número de oferentes y la
falta de homogeneidad del producto. En términos generales, cuando se dé alguno de
ellos, o ambos al mismo tiempo, diremos que se trata de intercambios que se reali-
zan en condiciones de competencia imperfecta o en mercados imperfectos.
En ambos casos, la empresa podrá fijar precios por encima del coste marginal y,
por tanto, se altera el criterio que lleva a alcanzar una situación de óptimo paretiano
y máxima eficiencia.
En términos generales pueden distinguirse tres patrones esenciales de competen-
cia imperfecta: los dos primeros —el monopolio y el oligopolio— son el resultado
de procesos de concentración de capitales; el tercero —la competencia monopolísti-
ca—, de la capacidad que tienen algunas empresas para lograr ventajas de mercado
mediante la diferenciación de los productos que venden.
Estas situaciones son las que van a ser analizadas en este capítulo.
Esta concentración da lugar a que cada vez sean menos las empresas que con-
trolan la mayor parte del volumen total de los mercados.
Normalmente, los procesos de concentración revisten alguna de las siguientes
formas:
— Monopolios puros.
— Acuerdos voluntarios para repartirse el mercado.
— Asociaciones para regular los precios del mercado.
— Pools o cárteles que son acuerdos instituidos para restringir la competencia;
en el segundo caso, con precios, clientela o ventas comunes.
— Trusts, que es el resultado de la fusión de empresas.
— Holdings, que son conjuntos de empresas que forman un grupo financiero
organizado en torno de ellas, que controla a las demás a través de participa-
ciones.
— Fusiones o absorciones de empresas.
El origen de la concentración
Las causas que propician los procesos de concentración pueden resumirse en las
siguientes:
6.2. EL MONOPOLIO
En sentido elemental hablamos de monopolio cuando una sola empresa domina
todo el mercado. Estrictamente hablando, el monopolio puro sería aquella situación en
la que el monopolista puede captar toda la renta de los consumidores, pero ésta es una
situación prácticamente imposible. Sólo es aceptable en teoría, puesto que los consu-
midores siempre pueden destinar su consumo hacia bienes que produzcan otras em-
presas. El monopolio puro, pues, sólo existiría si una sola empresa ofreciera todos los
bienes de la sociedad. Por eso se dice que en la realidad existen monopolios aislados,
en expresión de Chamberlain, es decir, empresas que han logrado dominar el mercado
en un determinado ámbito o en relación con un determinado producto.
En esos casos, el producto que vende el monopolista es completamente diferente de
los otros productos que se ofrecen. No existen productos cercanos cuya oferta o precio
puedan influir de manera perceptible en el precio del monopolista o en sus ventas.
Como sabemos, para alcanzarlo debe fijar su producción al nivel en que el in-
greso marginal sea igual al coste marginal.
La diferencia entre una empresa que actúa en competencia perfecta y una mo-
nopolista está en las ventas: para vender mayores cantidades, el monopolista debe
pedir precios más bajos, mientras que la empresa competitiva puede vender tanto
como desee al precio de mercado vigente.
Esta diferencia es esencial de cara a poder comparar los resultados en precios y
cantidades a que dan lugar los mercados competitivos y monopolistas.
Para ello, supongamos que las condiciones de demanda y de costes sean las
mismas, independientemente de que el mercado esté monopolizado o sea competiti-
vo. Entonces, tanto la empresa competitiva como la monopolista se enfrentan a rec-
tas de demanda (D) y de costes marginales (CMa) idénticas, tal y como se refleja
en la figura 6.2.
(IMacp = CMa)
(IMam = CMa)
1. En monopolio produce una cantidad (qm) que es menor que la que se produ-
ciría si la situación fuese de competencia perfecta (qcp).
2. En monopolio se vende a un precio (Pm) que es más elevado que el corres-
pondería a una situación de competencia perfecta (Pcp).
Monopolista discriminador
Puede ocurrir que un monopolista ofrezca un mismo bien a diferentes compra-
dores o grupos de compradores a precios diferenciados. Se dice entonces que realiza
discriminación de precios.
Esto únicamente lo puede hacer si es el único oferente y, además, si no hay po-
sibilidad de que los que adquieran el producto a un precio más bajo lo revendan a
los demás compradores.
La discriminación puede ser de varios tipos:
Monopolio bilateral
En este caso, se trata de un mercado en el que se enfrentan un único vendedor
y un único demandante, como es el caso típico de algunos mercados de trabajo en
los que actúan sindicatos y organizaciones patronales frente a frente, o incluso el de
países que comercian directamente entre ellos.
El resultado de estas situaciones depende de circunstancias más complejas: de la
fuerza negociadora de cada parte, de los derechos que le hayan sido reconocidos a cada
uno, de condiciones técnicas, como la posibilidad de almacenamiento que tenga el ven-
dedor, de factores financieros o, incluso, de las condiciones psicológicas de las partes.
6.3. EL OLIGOPOLIO
Un oligopolio es una industria integrada por unos pocos vendedores que ofrecen
un producto homogéneo o ligeramente diferenciado.
Pero lo realmente característico de un mercado oligopolista no es tanto el redu-
cido número de vendedores como el hecho de que cualquier decisión de cada em-
presa va estar influida por las decisiones que puedan tomar las demás.
Por consiguiente, en una industria oligopolista los vendedores ya no son inde-
pendientes entre sí, como lo eran en competencia perfecta o en monopolio puro. El
resto de las firmas siempre reaccionarán, de un modo u otro, ante cualquier cambio
en la política comercial de alguna de ellas. Así resulta que la conducta estratégica
de cada vendedor es un aspecto esencial en el seno de la industria oligopolista.
Esto es así porque la cantidad que una empresa puede vender si cambia su pre-
cio depende de la reacción de las demás ante dicho cambio: los rivales pueden acep-
tarlo, cambiarlo en la misma dirección, mejorar la calidad de sus productos, lanzar
una fuerte campaña publicitaria o reaccionar de otra forma alternativa.
Por el contrario, cuando el oligopolista conozca con algún grado de certeza
cómo reaccionarán sus rivales ante los cambios que introduzca, entonces podrá de-
terminar su recta de demanda.
En cualquier caso, y con independencia de que la empresa se enfrente o no a una
recta de demanda muy difícil de determinar porque está influida por lo que hagan las
demás empresas, dicha recta será decreciente. El oligopolista sabe que para incremen-
tar sus ventas debe disminuir el precio, a no ser que el aumento de tales ventas pro-
venga de un desplazamiento hacia la derecha de su curva de demanda. Igualmente, la
firma podrá también elevar el precio, pero a expensas de las cantidades vendidas.
Coordinación parcial
En algunas ocasiones la industria oligopolista está formada por una gran empre-
sa —que suministra una importante proporción de la oferta total— y un segmento
competitivo de firmas que venden todo lo que desean al precio vigente. La empresa
dominante tiene una dimensión tal que le permite mantener el precio por encima del
nivel competitivo.
La empresa dominante establece el precio al que venderán todas las firmas y
ajusta su producción para que la demanda total del mercado sea igual a la oferta
conjunta del cártel a dicho precio. Mientras que la empresa dominante mantenga
el precio y las condiciones de la demanda sean estables, las otras firmas del seg-
mento competitivo no tendrán ningún incentivo para violar el acuerdo reduciendo
el precio.
Otro procedimiento de coordinación parcial, que se da sobre todo cuando la co-
lusión explícita es ilegal, es que una empresa actúe como líder de precios. Al alterar
su precio, da la señal a las demás para que cambien el suyo.
El líder decide la variación del precio. Si no se equivoca, las demás empresas
hacen lo mismo y el líder termina cambiando realmente el precio de la industria sin
haber coludido explícitamente con las demás. Si, por el contrario, éstas no le siguen,
el líder volverá al grupo retirando la subida del precio.
Pero a pesar de las ventajas de la colusión entre vendedores oligopolistas, la
cooperación se rompe en algunas situaciones: es difícil mantener la disciplina de
precios cuando hay muchas empresas en la industria, cuando sus productos no son
homogéneos o cuando las condiciones de coste y de demanda varían rápidamente.
También es difícil mantener la conducta colusoria si las empresas no conocen
los precios que están cobrando las demás o las cantidades que están vendiendo. Es
mucho más fácil violar un acuerdo cuando no existe información suficiente sobre
los precios y las cantidades.
Rivalidad y competencia
a) El modelo de Bertrand
Según esta hipótesis, cada firma de la industria oligopolista considera que ob-
tendrá importantes beneficios reduciendo el precio, al quitarles la demanda a todos
sus rivales. Pero, en la práctica, las demás la siguen, y al reducir el precio toda la
industria de forma sucesiva desaparecen los beneficios extraordinarios oligopolistas,
ya que no existe ningún procedimiento que vele por el interés común de las firmas
para restringir la producción, al objeto de proteger los beneficios. El proceso termi-
na cuando el precio alcanza el nivel competitivo. En esa fase, cualquier reducción
posterior del precio hace que quiebren las empresas.
Este modelo proporciona una buena explicación de las guerras de precios que
tienen lugar, en ocasiones, en las industrias oligopolistas. En el mundo real, las em-
presas imitan en la reducción de los precios y los clientes salen ganando durante
algún tiempo con esta situación. Posteriormente, se dan cuenta de que todas podrían
mejorar su situación si decidieran no competir con los precios y cooperan entre sí
para elevarlos de nuevo.
b) El modelo de Cournot
Las empresas mantienen estable el precio de mercado. Si entra una nueva firma
en la industria, la única forma que tiene de captar clientes es fijar un precio inferior
al vigente en la industria.
La empresa que efectúa el desafío aumenta sus beneficios extraordinarios, pero
también reduce los de las demás firmas de la industria. No podemos saber qué su-
cederá finalmente con el precio de la industria. El modelo de Cournot predice que
si el número de firmas es reducido, el precio será superior al nivel competitivo por-
10
que será fácil que se pongan de acuerdo. Si el número de empresas es más elevado,
lo más seguro es que terminen sin ponerse de acuerdo y el precio sea tanto más
parecido al de competencia perfecta.
Como hemos señalado, la teoría económica predice que las situaciones de mo-
nopolio (o de oligopolio, cuando se actúa de hecho con suficiente influencia sobre
los precios) dan lugar a una ineficiencia en la asignación, en la medida en que se
produce menor cantidad y a un precio mayor, en relación con las condiciones de la
competencia perfecta.
Pero además de esta consecuencia de la concentración en el mercado, los análisis
empíricos coinciden al señalar que la ausencia de competencia suele dar lugar, igual-
mente, a retrasos en la aplicación de innovaciones y en la incorporación de nuevas
tecnologías. Las empresas que gozan de poder monopolista tienden a conservar las
situaciones de mercado que les proporcionan beneficios. Aunque suelen ser, por su
mayor dimensión, las empresas que dedican mayores recursos a la investigación, al
desarrollo y la innovación (convencionalmente a estas actividades se les denomina
I+D+i), no suelen incorporar sus resultados sino sólo cuando las líneas productivas
dominantes dan muestras de agotamiento y presionan sobre las estructuras de costes.
Igualmente, la existencia de monopolios y oligopolios influye decisivamente so-
bre la calidad y las condiciones de consumo en las industrias respectivas. El poder
sobre el mercado es un buen seguro para la realización de prácticas abusivas no sólo
en la fijación de precios, sino también en lo que hace referencia a la puesta a dis-
posición de los consumidores de los bienes o servicios que producen.
Comúnmente, este poder se afianza por la capacidad de presión sobre las pro-
pias autoridades públicas de la que suelen disponer los oligopolios y monopolios.
Todos estos efectos negativos de la pérdida de competencia en los mercados han
generado demandas sociales de intervención y regulación tendentes a recobrarla y a
evitar que los intercambios se lleven a cabo en situaciones de desequilibrio entre
oferentes y demandantes. De hecho, una de las intervenciones permanentes de los
poderes públicos en las economías modernas es el resultado de la confrontación en-
tre las demandas sociales de mayor concurrencia y la tendencia a la concentración
que ofrece mayores expectativas de beneficios para los productores.
11
12
Es obvio que los individuos tienen gustos diferentes. Esto plantea la alternativa
de producir o más productos para satisfacer mejor los diferentes gustos, o un con-
junto dado al coste más reducido posible. No obstante, debemos tener en cuenta que
cuanto mayor sea el número de productos diferenciados en existencia, mayor será
también el coste unitario de producción de cada bien. En consecuencia, se produci-
rá en menor cantidad y a mayor precio.
Por lo tanto, una cuestión principal en relación con este tipo de mercado es de-
terminar si la diferenciación del producto comporta verdaderamente productos dife-
rentes y, por lo tanto, satisfacción de nuevas o distintas necesidades.
La realidad indica, más bien, que la diferenciación no es siempre un fenómeno
con base real, sino que generalmente responde a la necesidad empresarial de crear
su propio mercado ideando connotaciones de los productos que los diferencian tan
sólo en la ilusión de los consumidores y no en su propia materialidad. Eso implica
que, en tales condiciones, la diferenciación es una estrategia conducente exclusiva-
mente a conseguir mayor grado de poder sobre el mercado y no a producir bienes o
servicios verdaderamente diferentes.
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CONCEPTOS CLAVE
Monopolio.
Poder de mercado.
Monopolio discriminador.
Monopolio bilateral.
Oligopolio.
Cártel.
Concentración de capital.
Monopolio natural.
Competencia monopolística.
PREGUNTAS DE REPASO
1. ¿Qué es un monopolio puro y por qué no es fácil que pueda darse?
2. ¿Qué significa decir que el monopolio es preciodeterminante? Ponga algún
ejemplo.
3. ¿Qué relación hay entre el ingreso marginal y el precio en el mercado de mo-
nopolio?
4. Indique la diferencia entre el monopolio y la competencia perfecta en cuanto
a precios y cantidad de equilibrio.
5. ¿Qué es un monopolio discriminador y de qué tipos puede ser?
6. ¿Qué es un monopolio bilateral? Ponga algún ejemplo.
7. ¿Qué caracteriza principalmente a un mercado oligopolista?
8. ¿Cuándo hay colusión explícita en el oligopolio y qué consecuencias tiene?
9. Ponga algunos ejemplos de coordinación parcial en oligopolio.
10. Ponga un ejemplo de guerra de precios entre oligopolistas y señale sus efectos.
11. ¿Como explica el comportamiento oligopolista el modelo de la demanda que-
brada?
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BIBLIOGRAFÍA
Otros manuales
Begg, D., Fisher, S., Dornbusch, R. y Fernández Díaz, A. (2006). Economía. McGraw-
Hill. Cap. 9.
Gimeno, J., González, M., Guirola, J. M. y Ruiz-Huerta, J. (2008). Principios de
Economía. McGraw-Hill. Cap. 6.
Heyne, P. (2005). Conceptos de economía. El mundo de los economistas. Pearson
Prentice Hall. Cap. 10.
Krugman, P., Wells, R. y Olney, M. L. (2012). Fundamentos de Economía. Reverte.
Madrid. Caps. 11, 12.
Mankiw, N. G. (2012). Principios de Economía. Thomson. Madrid. 4.ª edición. Caps.
16, 17.
Mochón, F. (2009). Economía, Teoría y Política. McGraw-Hill. Cap. 8.
O’Sullivan, A. y Sheffrin, S. M. (2007). Economía. Principios e instrumentos. Pren-
tice Hall. Caps. 12, 13.
Samuelson, P. y Nordhaus, W. (2006). Economía. McGraw-Hill. Cap. 10.
Lecturas complementarias
Clásicos de la economía
Galbraith, J. K. (1986). El nuevo estado industrial. Planeta.
15
Apéndice 7.B
La defensa de la competencia en la Argentina
7.B.1 Ley 25.156 j) Sujetar la compra o venta a la condición de no usar,
adquirir, vender o abastecer bienes o servicios pro-
La legislación argentina en materia de defensa de la ducidos, procesados, distribuidos o comercializados
competencia se concreta en la ley 25.156 y su reglamen- por un tercero.
tación.
k) Imponer condiciones discriminatorias para la
El artículo 2º. de la ley considera prácticas restricti-
adquisición o enajenación de bienes o servicios sin
vas de la competencia las siguientes:
razones fundadas en los usos y costumbres comer-
a) Fijar, concertar o manipular, en forma directa o ciales.
indirecta, el precio de venta o de compra de bienes
l) Negarse injustificadamente a satisfacer pedidos
o servicios, así como intercambiar información con
concretos, para la compra o venta de bienes o ser-
el mismo objeto o efecto.
vicios, efectuados en las condiciones vigentes en el
b) Establecer obligaciones de producir, procesar, dis- mercado de que se trate.
tribuir, comprar o comercializar una cantidad res-
ll) Suspender la provisión de un servicio monopólico
tringida o limitada de bienes o servicios.
dominante en el mercado a un prestatario de servi-
c) Repartir en forma horizontal zonas, mercados, cios públicos o de interés público.
clientes o fuentes de aprovisionamiento.
m) Enajenar bienes o prestar servicios a precios inferio-
d) Concertar o coordinar ofertas en licitaciones o con- res a su costo, sin razones fundadas en los usos y cos-
cursos. tumbres comerciales, con la finalidad de desplazar la
competencia en el mercado o de producir daños en la
e) Concertar la limitación o control del desarrollo téc-
imagen o en el patrimonio o en el valor de las marcas
nico o de las inversiones destinadas a la producción
de sus proveedores de bienes o servicios.
o comercialización de bienes y servicios.
La misma ley define que una o más personas gozan
f) Impedir u obstaculizar a terceros la entrada o per-
de una posición dominante cuando, para un determi-
manencia en un mercado.
nado tipo de producto o servicio, es la única oferente
g) Fijar, imponer o practicar, directa o indirectamente, o demandante dentro del mercado nacional o en una o
en acuerdo con competidores o individualmente, de varias partes del mundo o, cuando sin ser única, no está
cualquier forma, precios y condiciones de compra o expuesta a una competencia sustancial o, cuando por el
de venta de bienes, de prestación de servicios o de grado de integración vertical u horizontal está en con-
producción. diciones de determinar la viabilidad económica de un
competidor participante en el mercado, en perjuicio de
h) Regular mercados de bienes o servicios mediante
éstos. La ley penaliza todo abuso de posición dominante
acuerdos para limitar o controlar la investigación y
en el mercado. A tal efecto, se define como posición do-
el desarrollo tecnológico, la producción de bienes o
minante el hecho de ser el único demandante u oferente
prestación de servicios, o para dificultar inversiones
o el no estar expuesto a una competencia sustancial. Ad-
destinadas a la producción de bienes o servicios o su
viértase que la ley no penaliza la existencia de un mo-
distribución.
nopolio, sino los abusos que pudieran hacerse del poder
i) Subordinar la venta de un bien a la adquisición de de mercado que una posición dominante le confiere a
otro o a la utilización de un servicio, o subordinar una empresa.
la prestación de un servicio a la utilización de otro También se prohíben las concentraciones económi-
o a la adquisición de un bien. cas que puedan restringir la competencia.
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148 - C A P Í T U L O 7 - E L M O N O P O L I O
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- E C O N O M Í A . P R I N C I P I O S Y A P L I C A C I O N E S - 149
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8 Los límites del mercado
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William J. Baumol, por ejemplo, afirmó que los gerentes están más bien intere-
sados en incrementar la dimensión de la organización empresarial y en maximizar el
volumen de ventas, una vez alcanzado cierto nivel mínimo de beneficio. Así pueden
lograr una distribución de dividendos más favorable a los accionistas que les permi-
ta proteger su posición en la empresa.
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Según el criterio neoclásico, los sujetos buscan la mayor utilidad individual, lue-
go si llevan a cabo una determinada acción es porque esperan alcanzarla. Sin em-
bargo, la actuación de los individuos en la sociedad —y en el mundo de los proble-
mas económicos— no puede reducirse categóricamente a una pauta de conducta tan
simple. A veces, los individuos egoístas (buscadores tan sólo de su utilidad perso-
nal) deben actuar de forma solidaria en acciones intermedias y, otras muchas veces,
la existencia de vínculos sociales de todo tipo hace que los individuos hagan suyas
pautas de comportamiento en las que la utilidad que se pretende alcanzar no sea la
propia, sino la de colectivos, familias o corporaciones de las que se forma parte.
No es tampoco anormal que los individuos evalúen las consecuencias de su con-
ducta sobre los demás. La realidad muestra que en numerosas ocasiones los sujetos
establecen sus preferencias en función de su pertenencia a determinados grupos so-
ciales y que, por lo tanto, el comportamiento que se sigue no tiene por qué resultar
de máxima satisfacción para cada individuo considerado aisladamente.
Pero la implicación más importante del supuesto de conducta egoísta es que las
decisiones sociales se adoptarán entonces de conformidad con, o respetando, las
preferencias individuales. Francis Y. Edgeworth afirmó que «el primer principio de
la economía es que todo agente actúa sólo por interés propio».
Sin embargo, Kenneth Arrow demostró que un sistema social de decisiones ba-
sadas en preferencias individuales no puede llegar a ser nunca satisfactorio para
todos los sujetos, puesto que habitualmente no existe sistema alguno que sea capaz
de trasladar el conjunto de todas las preferencias individuales a una pauta de prefe-
rencia social si no media la coerción o la dictadura.
Un ejemplo tradicional es el que se conoce como paradoja del voto. Supóngase
que un colectivo de tres sujetos debe elegir entre tres posibles alternativas: construir
un colegio (C), un jardín (J) o no construir (N).
Cada sujeto tiene sus preferencias individuales, y podría ordenarlas, por ejem-
plo, de la siguiente forma:
Del orden de preferencias que muestra el cuadro se deducen los siguientes re-
sultados:
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bios dispongan de información perfecta y gratuita sobre las circunstancias que afecten
al mercado.
Sin embargo, lo cierto es que los consumidores o empresas que intervienen en
los mercados disponen normalmente de información imperfecta, y ello causa un dis-
turbio importante en el intercambio de mercado, pues impide que se alcancen las
situaciones previstas de óptimo paretiano.
Un ejemplo tradicional que muestra cómo la información imperfecta provoca si-
tuaciones ineficientes es el que se conoce como el dilema del prisionero. Supóngase
que la policía captura a dos delincuentes después de haber robado en una tienda, pero
una vez que se han deshecho de lo robado. La policía, aunque convencida de su cul-
pabilidad, no tiene pruebas para acusarlos y decide interrogarlos por separado.
A cada uno de ellos le ofrece las siguientes alternativas: si no confiesan, les será
aplicada una ley de maleantes y tendrán un año de prisión. Si no confiesan, pero
uno es delatado por el otro, el delatado tendrá diez años de prisión y el que hubiera
confesado, sólo cinco años.
Si cada ladrón persigue su propio interés y sólo tiene en cuenta su propia situa-
ción, como se supone que actúa el homo oeconomicus de la competencia perfecta,
no confesará. Pero como tiene información imperfecta y no sabe de qué forma ac-
tuará su colega, corre el riesgo de que éste confiese, en cuyo caso le caerían diez
años. Por tanto, no le compensa el riesgo y por eso la mejor solución para ambos
—siempre que desconozca lo que hará el otro— será confesar.
Es evidente, por lo tanto, que la falta de información impide que se adopte la
solución que habría sido más eficiente o más beneficiosa, que en este ejemplo sería
no confesar.
De ahí puede generalizarse que la ausencia de información perfecta por parte de
todos los sujetos da lugar a que la elección no se pueda llevar a cabo en los térmi-
nos de la racionalidad prevista por el modelo.
La falta de información con que suelen actuar los sujetos económicos en el
mundo real hace que deban enfrentarse a grandes dosis de incertidumbre, que sus
decisiones comporten siempre riesgos y que la evaluación de éstos les lleve a elegir
situaciones por debajo del nivel máximo de satisfacción previsto por el criterio de
conducta racional.
Información asimétrica
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Los compradores, que ignoran todo acerca de la calidad del coche, pensarán que
el que desean comprar es de calidad media y, por lo tanto, estarán dispuestos a pa-
gar el precio promedio de los coches de la ciudad. Pero, a ese precio, los vendedo-
res sólo estarán dispuestos a vender los coches que ellos saben que son de calidad
inferior a la media. Y puesto que los compradores saben también que los vendedo-
res actuarán de esa forma, no comprarán ningún coche. Sea cual sea el precio, no
habrá operaciones en ese mercado como consecuencia de que sólo los vendedores
disponen de la información necesaria para aquilatar precios y cantidades.
Como podemos imaginar, el hecho de que la información sea imperfecta, o muy
costosa de obtener, no es una cuestión baladí. No sólo se darán estos casos extre-
mos, sino que se producirán situaciones en las que los sujetos no intervendrán en
situación de igualdad en los intercambios. Estas circunstancias provocan necesaria-
mente prepotencia sobre el precio y, en definitiva, situaciones ineficientes a la par
que injustas.
Hoy día, las modernas tecnologías hacen que sea mucho más fácil disponer y
distribuir la información, pero también que se pueda acaparar generando situaciones
de ventaja o asimetrías en su disposición.
Mientras que unos sujetos disponen de abundante información, otros han de ha-
cer frente a una gran incertidumbre y deben soportar un alto riesgo al participar en
ellos. Los primeros están en condiciones de influir sobre los precios, y los segundos,
forzados por el contexto de riesgo e incertidumbre, se verán normalmente obligados
a aceptar precios superiores, si así entienden que pueden eliminar el coste que aca-
rrea la falta de información.
En definitiva, la información imperfecta (tanto por ser asimétrica como por muy
costosa) desequilibra el mercado e impide alcanzar situaciones de eficiencia tal y
como están previstas en los mercados de competencia perfecta. Y eso lleva a que los
gobiernos también intervengan muy a menudo tratando de evitar esas asimetrías en
el uso de la información, para eliminar o reducir la información imperfecta y la in-
certidumbre y para impedir que quien tenga información privilegiada actúe con ven-
taja en los intercambios.
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formular es diciendo que debe darse el principio de exclusión: es decir, que los be-
neficios o los derechos derivados de pagar el precio de un bien se disfrutan con
exclusividad por quien lo ha pagado.
Como veremos enseguida, esto es algo que no siempre ocurre, porque hay unos
determinados bienes cuyo consumo por una persona no excluye que puedan disfru-
tar de él otras más.
Por otro lado, cuando estudiamos las condiciones del Optimo de Pareto también
analizamos que para que éste se alcance y los mercados proporcionen soluciones efi-
cientes es imprescindible que los costes o beneficios que soporta un sujeto individual,
un consumidor o una empresa sean los mismos que soporta la sociedad en su conjun-
to. Es decir, que el coste o beneficio privado sea igual al coste o beneficio social.
Pero esta condición tampoco se produce siempre en la realidad, como vamos a
ver a continuación.
En ambos casos, el mercado o simplemente no puede funcionar o si funciona
proporciona soluciones que no son eficientes.
En algunos casos, los bienes públicos no sólo presentan consumo no rival, sino
que, además, resulta materialmente imposible excluir de su disfrute a nuevos sujetos
cuando ya lo usan algunos.
Eso es lo que ocurre, por ejemplo, con un faro. El hecho de que un barco utili-
ce ese servicio no puede impedir que cualquier otro lo utilice al mismo tiempo: no
tiene consumo rival. Pero, además, resulta técnicamente imposible excluir de su uso
a cualquier otro barco.
Por tanto, ningún barco estará dispuesto a pagar un precio por utilizarlo puesto
que podrá disfrutar del servicio que presta si cualquier otro lo paga.
En términos más formales, podemos decir que el coste marginal del servicio que
presta el faro es cero puesto que cuesta lo mismo el servicio si lo usa uno o muchos
más barcos: no tiene coste alguno admitir a un usuario adicional del servicio.
Como sabemos, la condición de eficiencia establece que el precio debe ser el
coste marginal, pero si este último es cero en el caso de los bienes públicos, resulta
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que es imposible que éstos se adquieran a través del mercado porque no tienen pre-
cio posible distinto a cero.
El mercado, en consecuencia, no puede proporcionar este tipo de bienes o ser-
vicios.
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8.3.2. Las externalidades
Otra circunstancia que hace que el mercado no funcione o que funcione con
ineficiencia es que los costes o beneficios privados no sean iguales a los sociales.
Eso es lo que ocurre cuando una actividad económica emprendida por un indi-
viduo o una empresa genera efectos, negativos o positivos, sobre algún tercero. En
ese caso decimos que se ha producido una externalidad y el problema que plantea
es que los costes o beneficios que produce no se internalizan por quien los soporta
o se beneficia de ellos y, por tanto, no los tiene en cuenta al realizar el cómputo
necesario para decidir su nivel de actividad.
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Como hemos visto, la solución al fallo del mercado debido a los bienes públicos
consiste en la provisión del bien a través de un procedimiento político de decisión.
En el caso de las externalidades hay que proporcionar condiciones a los sujetos eco-
nómicos para conseguir que paguen todos los costes que generan o para que se
aprovechen de todos los beneficios que produce su actividad.
Estas condiciones no las puede proporcionar el mercado puesto que allí los suje-
tos no pueden incorporar a los precios los efectos externos que generan. Por eso se
hace necesaria la intervención del Estado a través de normas legales de diverso tipo:
impuestos sobre los causantes del coste externo, subvenciones a los sujetos que los
producen para que restrinjan su actividad o, simplemente, límites cuantitativos o pro-
hibiciones de las actividades que los pueden producir. En definitiva, estableciendo
normas reguladoras que incentiven una asignación de los recursos más eficiente.
Esta intervención a través de normas jurídicas está relacionada estrechamente
con el tipo de información del que disponen los sujetos afectados. De hecho, se
puede demostrar que si el mercado funciona correctamente, si los costes de transac-
ción son muy reducidos y si los sujetos tienen perfecta información, las normas
apenas si serán necesarias, como muestra el siguiente ejemplo.
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La conducta eficiente sería que cada vecino pagase 70 u.m. y, entre todos, finan-
ciaran la colocación del filtro en la fábrica.
Sin embargo, para poder alcanzar esa solución sería necesario, entre otras cosas,
conocer a los demás vecinos, reunirse y discutir con ellos, saber que efectivamente
el filtro evitaría el daño; en suma, tener una información perfecta acerca del daño,
de las posibilidades de evitarlo y de los costes de cada una.
Si es así, no será necesaria ninguna iniciativa legal para lograr que se adopte la
solución eficiente.
Pero si se desconocen tales cuestiones, cada vecino terminará comprando una
secadora, adoptando entonces una solución ineficiente por ser más costosa.
Ésta es la prueba de que el mercado sólo proporciona una solución eficiente si
los sujetos disponen de información perfecta.
Pero no sólo se trata de un problema de información suficiente.
Supongamos que los vecinos tienen la suficiente información y saben que lo
más eficiente para todos es que ellos compren el filtro de la fábrica, pero que
reunirlos, discutir entre ellos y llegar al acuerdo de comprar el filtro cuesta más
de 30 u.m.
En ese caso, incluso sería preferible soportar los daños (100 u.m.) antes que
comprar el filtro, puesto que éste costaría ya más de 100 u.m.
Estaríamos, entonces, ante un caso típico en el que el mercado no proporciona
la solución eficiente porque existen costes de transacción demasiado altos.
En definitiva: si hay información perfecta y gratuita y si los costes de transac-
ción son muy bajos, es el propio mercado el que resuelve la externalidad.
Lógicamente, el problema es que estas condiciones no suelen darse en la reali-
dad, y por eso es generalmente necesario que existan normas jurídicas que eviten
que se soporten costes que hagan ineficiente la producción.
Por último, no puede obviarse otra circunstancia. Aunque el mercado funcionara
suficientemente bien, aunque hubiese información perfecta y gratuita y los costes de
transacción fuesen nulos, ¿quién decide y con qué razones el sujeto que debe asumir
los costes?
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Desde el punto de vista del mercado, da igual cómo se responda a esta pregun-
ta, puesto que lo que el mercado busca es simplemente que se dé la solución más
eficiente, es decir, la que implique utilizar menos recursos. Pero es evidente que no
es indiferente desde el punto de vista del bienestar de las personas, pues no les re-
sulta igual hacerse cargo o no del daño que produce otro.
Eso demuestra una vez más que los problemas económicos no tienen soluciones
simplemente técnicas, sino políticas, puesto que cualquier solución afecta desigual-
mente al bienestar de las personas. Lo lógico y deseable, por tanto, es que se decida
una u otra tomando en cuenta la preferencia de todas las personas afectadas.
Mercado y desigualdad
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impide disfrutar de sus resultados. Por ello se dice que en las economías de merca-
do la pregunta «¿para quién producir?» no tiene más respuesta que «para aquellos
que dispongan de los suficientes votos monetarios». Por eso, en estas economías
existen lo que José Luis Sampedro ha denominado las «colas invisibles», formadas
por quienes, carentes de votos monetarios, no dispondrán nunca de los beneficios
del intercambio.
Se puede decir entonces que el mercado puede proporcionar soluciones eficien-
tes de asignación (si es de competencia perfecta), pero que es un mecanismo que
expulsa de él a quienes no disfrutan de un respaldo necesario de renta o riqueza. No
sólo impide la entrada de quienes no la tienen, sino que quienes dejan de tenerla
pasan inevitablemente a estar fuera del mundo del intercambio.
De ahí las situaciones, a veces extremas, de pobreza y marginación que convi-
ven con la opulencia en estas economías y que han hecho necesaria una interven-
ción creciente de los Estados para tratar de aliviar la insatisfacción que produce el
mercado, para limitar los efectos, a veces devastadores, de la desigualdad y el ma-
lestar social.
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perspectiva del análisis de la microeconomía neoclásica, es útil sintetizar las ideas más
importantes, así como las cuestiones que deja por resolver este tipo de análisis.
Esto quiere decir que, por una u otra causa, el mercado no puede proporcionar
siempre soluciones genéricas al intercambio, sino que constantemente se hace nece-
saria la intervención de criterios exógenos al mercado que vienen dados por las
normas, la cultura o los valores dominantes en cada momento en la sociedad. El
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CONCEPTOS CLAVE
Productividad marginal.
Paradoja de Arrow o Teorema de la imposibilidad.
Acción colectiva.
Ética utilitarista.
Dilema del prisionero.
Información asimétrica.
Consumo rival.
Principio de exclusión
Bienes públicos puros.
Bien público impuro.
Congestión.
Externalidad positiva.
Externalidad negativa.
Equidad.
PREGUNTAS DE REPASO
1. Resuma las principales críticas a la teoría marginalista del consumidor.
2. ¿Qué circunstancias influyen para que los mercados de trabajo difícilmente
sean mercados de competencia perfecta?
3. Explique la posición de Arrow sobre el problema de la adopción de decisiones
sociales basadas en preferencias individuales.
4. ¿Por qué se dice que el criterio utilitarista puede conducir a la adopción de
soluciones técnicamente óptimas pero éticamente reprobables?
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BIBLIOGRAFÍA
Otros manuales
Begg, D., Fisher, S., Dornbusch, R. y Fernández Díaz, A. (2006). Economía. McGraw-
Hill. Cap. 15.
Bernanke, B. S. y Frank, R. H. (2007). Principios de Economía. McGraw-Hill. Madrid.
Caps. 11, 15.
Gimeno, J., González, M., Guirola, J. M. y Ruiz-Huerta, J. (2008). Principios de
Economía. McGraw-Hill. Cap. 6.
Hardwick, Ph., Khan, B. y Langmead, J. (2005). Economía moderna. Minerva Edi-
ciones. Caps. 16, 17.
Heyne, P. (2005). Conceptos de economía. El mundo de los economistas. Pearson
Prentice Hall. Caps. 13, 14.
Krugman, P., Wells, R. y Olney, M. L. (2012): Fundamentos de Economía. Reverte.
Cap. 10.
Mankiw, N. G. (2012). Principios de Economía. Thomson. Madrid. 4.ª edición. Caps.
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O’Sullivan, A. y Sheffrin, S. M. (2007). Economía. Principios e instrumentos. Pren-
tice Hall. Caps. 18, 19.
Samuelson, P. y Nordhaus, W. (2006). Economía. Ed. McGraw-Hill. Cap. 19.
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NOTA DE CÁTEDRA
"FALLAS DE MERCADO"
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FACULTAD DE CIENCIAS
HUMANAS - UNRC
ECONOMÍA POLÍTICA
Sin embargo, hay casos en los que no es esperable que el mercado arroje
resultados eficientes. Una externalidad es una situación en la que algún sujeto
genera un perjuicio o un beneficio a otro, sin haber pagado o sido
recompensado, respectivamente, por ello. La externalidad será negativa en el
primer caso, y positiva en el segundo. Por ejemplo, A es una pastera que
elabora papel de celulosa y en el proceso arroja sus desechos tóxicos al río
sobre cuya margen se encuentra su planta industrial, contaminando el agua y
el paisaje de las localidades vecinas. Si ese daño no es contemplado y si se deja
actuar al mecanismo “libre” del mercado, el resultado no será eficiente en
sentido de Pareto: digamos que A vende el papel a $100 el kg.; si el sujeto B
compra el papel a $100, pero por cada kg. de papel además debe gastar otros
$100 en tratamientos médicos y demás acciones tendientes a reparar o
atenuar el efecto negativo que esa producción le ocasiona, en realidad estará
pagando $200 por kg. El precio al que el mercado asigna, es decir $100,
representa una asignación no óptima, pues es B quien está“financiando” parte
de la producción de A.
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ECONOMÍA POLÍTICA
Ahora bien, ¿cuál es el problema con las externalidades? ¿Por qué decimos que
son un problema o una falla del mecanismo de mercado? Y finalmente, ¿cómo
podrían resolverse o, almenos, atenderse?
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HUMANAS - UNRC
ECONOMÍA POLÍTICA
Además de las externalidades, existe otra falla del mecanismo de mercado: los
bienes públicos.Un bien público es aquél que no presenta rivalidad en el
consumo ni principio de exclusión. Es decir, es un bien por cuyo consumo no
se compite y por tanto no es necesario establecer ningún mecanismo para
excluir a otros posibles consumidores. El precio puede entenderse, en este
sentido, como un mecanismo de exclusión en el consumo: pagando el precio
de la mercancía, un consumidor excluye a otros competidores. Pero esto no se
cumple en el caso delos bienes públicos.
Arriba dijimos que para que el mercado asigne eficientemente, los precios
deben reflejar correctamente los costos y los beneficios. Esto se basa en el
supuesto de que los sujetos que allí actúan lo hacen maximizando sus
beneficios. Y a su vez esto se sostiene suponiendo que aquellos sujetos son
egoístas y racionales.
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