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ACURA H El eee mT Tele) eee CMT ee LHS SN ETP TtL Rats i y profesionales : i {Cémo actuar con un adolescente dificil? I: Comment agir avec un adolescent en crise? % 2010, Editions Payot & Rivages, Paris ‘Traducci6n: Viviana Ackerman Cubierta: Gi istavo Macri Nasio, Juan David Como actuar con un adolescente dificil: consejos para padres y profesionales. - 1" ed. 5° reimp. - Buenos Aires ; Paidés, 2016, 152 pp. ;22x14 cm, | Traducido por: Viviana Ackerman ISBN 978-950-12-4292-8 1. Psicoanalisis. 1. Ackerman, Viviana, trad. Il, Titulo CDD 150.195 5° reimpresién, 2016 Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizaci6n escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprogratia y el tratamiento informatico, © 2011, Juan David Nasio © 2010 de todas las ediciones Editorial Paidds SAICF Publicado bajo el sello Paidés® Independencia 1682, Buenos Aires - Argentina difusion@areapaidos.com.ar ‘www paidosargentina.com.ar Queda hecho el depdsito que previene la ley 11.725 Tmpreso en Argentina. Printed in Argentina Impreso en Master Graf S.A. Mariano Moreno 4794 - Munro en septiembre de 2016 Tirada, 1,000 ejemplares ISBN 978-950.12.4292.8 LAVA ng ad violey oa Todo ser viviente debe morir un poco todos los dias. Es decir, debe mutar, padecer la pequetia muerte celular que renueva y da vida. Nosotros, los adultos, perdemos cada dia un poco de nosotros mismos, de manera incesante e inadvertida. Cudnto mis terrible ha de ser este fendmeno en el adolescente, en quien todo tiene que cambiar a la vex, violentamente: el cuerpo debe desmembrarse, la infan- cia irse, y la cabeza, mareada, debe reconquistar peno- samente su poder sobre el cuerpo. J-D.N. OPTTHNTOWNENVOTINYNG VAVAVAVAALAV EE Retrato del adolescente de boy * La adolescencia es una saludable histeria) de crecimiento * La adolescencia es un | duelo | de la infancia * éComo actuar con un adolescente en crisis aguda? Consejos practicos para los profesionales de la adolescencia * Como actuar con un adolescente dificil? Consejos practicos para los padres * Extractos de las obras de S. Freud y de F. Lacan sobre la adolescencia, precedidos de nuestros comentarios * Seleccion bibliogréfica sobre la adolescencia VVVVVVVVVAVVAVAAAAAVANAN En este libro me gustarfa compartir mi experiencia de psicoanalista en el tratamiento de jévenes con problemas y definir con usted, lector, la mejor conducta a tener ante un adolescente en crisis. Me imagino que si est4 leyen- do estas lineas, usted debe ser un padre, un abuelo, un docente 0 un profesional de la adolescencia que quiere saber lo que pasa en la cabeza de un joven en plena muta- cién, lo que lo hace sufrir cuando esta perturbado y como calmarlo. Deseo que la lectura de estas paginas, donde le propongo un nuevo esclarecimiento sobre la vida inte- rior del joven, responda adecuadamente a sus expecta- tivas. También deseo que esta inmersién que vamos a hacer en el inconsciente juvenil le permita mejorar su manera de escuchar y de dirigirse a los adolescentes que usted ama o de los que es responsable. Es por ello que me interesa proponerles a los padres un conjunto de conse- jos practicos para actuar mejor en la vida cotidiana con los adolescentes dificiles; y proponerles a los profesiona- les una serie de recomendaciones igualmente practicas para actuar mejor en casos de urgencia con un joven en estado de crisis aguda. Retrato del adolescente de hoy TEREREERERRCRRREECCTCUTTE VUSVVVVVVVVAAVAVALALLALLLA DEFINICIONES DE LA ADOLESCENCIA “En este momento estoy dividido entre dos edades, Ja de la infancia y la de la adultez. Cuando la edad adulta predomine sobre la infancia, seré dueiio de mi mismo. Pienso que por abora debo estar en un 60% de infancia y un 40% de adultez”. Alain, 15 afios Ante todo, comencemos por definir la adolescencia. La adolescencia es un pasaje obligado, el pasaje delica- do, atormentado pero también_creativo, que se extiende desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez. EI adolescente es un muchacho o una chica que poco a poco deja de ser un nifio y se encamina dificilmente hacia el adulto que ser4. Definiré a la adolescencia de acuerdo con tres puntos de vista diferentes pero com- plementarios: bioldgico, sociolégico y_psicoanalitico. Desde la perspectiva biolégica, sabemos que la adoles- cencia corresponde a la pubertad, mas exactamente el principio de la adolescencia corresponde a la pubertad, a ese momento de fa vida en el que el cuerpo de un nifio de 11 afios es abrasado por una sorprendente llamara- da hormonal. La pubertad —término médico- designa justamente el periodo en el que se desarrollan los érga- 16 JUAN DAVID NASIO. nos genitales, aparecen signos distintivos del cuerpo del hombre y de la mujer, y se produce un impresionante crecimiento de la altura asi como una modificacién sen- sible de las formas anatémicas. Para el varén, es la edad en la que se producen las primeras erecciones seguidas de eyaculacién durante una masturbacién, las poluciones nocturnas, el cambio de la voz y el aumento de la masa y de la tonicidad musculares, gérmenes todos ellos de una virilidad incipiente. En la niiia, se desencadenan las primeras menstruaciones y las primeras sensaciones ova- ricas, los senos crecen, la cadera se ensancha confirién- dole a la silueta el porte tipicamente femenino y, sobre todo, se despierta en ella esa tensién imposible de definir que emana del cuerpo de toda mujer y que Ilamamos el encanto femenino. Por lo tanto, biolégicamente hablan- do, la adolescencia es sinénimo del advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado, susceptible de procrear. En cuanto a lo socialégica, el vocablo “adolescencia” abarca el periodo de transicién entre la dependenci infantil y la emancipacién del joven adulto. Segtin las culturas, este periodo intermedio puede ser muy corto cuando se reduce a un rito inicidtico que, en unas pocas horas, transforma a un nifio grande en un adulto~ 0 par- ticularmente largo, como en nuestra sociedad, donde los jévenes conquistan su autonomia muy tardfamente, dados la extension de los estudios y el desempleo mas vo, factores que mantienen la dependencia material y afectiva del adolescente respecto de su familia. En este sentido, observemos que un adulto joven de cada dos sigue viviendo en el domicilio de los padres a los 23 afios, gozando no solo del techo por tiempos cada vez mas p po del qud hante pal psen~ Mfr edad da Neco iclas punter fgenes nasa s de tan las et Pe ién- Ps ‘ba mis inir bos el cente esb lan- crib Pun de str el ny jove que en Ij de espe vade (eS Ygegedggide — al y indi¥ este ad ne los todo, f | os 23 ala weZ RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 7 mas prolongados, sino también de su sostén econémico, que, muy a menudo, se extiende incluso mis alla. En una palabra, si se consideran los dos extremos del pasaje ado- lescente, puede afirmarse que la pubertad signa su entra- da hacia los 11 0 12 afios, mientras que la emancipacién puntia su salida alrededor de los 25, .aijos. RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY Pero vayamos ahora al punto de vista psicoanaliti- otal como lo fui forjando a lo largo del contacto con mis j6venes pacientes. Ahora bien, gqué es un adoles- cente para el analista que somos? En primerisimo lugar, esbocemos su retrato hecho en vivo. Mas adelante, des- cribiré al adolescente desde el interior, desde el fondo de su inconsciente, tal como se ignora a si mismo. Por el momento, esbocemos su figura a grandes rasgos. El joven muchacho o la chica de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se precipita alegre hacia adelante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vacio de esperanza, para volver a arrancar inmediatamente Ile- vado por el fuego de la accién. Todo en él son contras- tes y contradicciones. Puede estar tanto agitado como indolente, eufdrico y deprimido, rebelde y conformista, intransigente y decepcionado; en un momento entusias- ta y, de golpe, inactivo y desmoralizado. A veces, es muy individualista y exhibe una vanidad desmesurada 0, por el contrario, no se quiere, se siente poca cosa y duda de todo. Exalta hasta las nubes a una persona de mas edad, a la que admira, como, por ejemplo, un rapero, un jefe PPided \ saiholo. a 18 JUAN DAVID NASIO. de grupo o un personaje de juegos de video, a condicién de que su idolo sea diametralmente opuesto a los valores familiares. Los tinicos ideales a los que adhiere, las mas de las veces con pasién y sectarismo, son los ideales a veces nobles, a veces discutibles~ de su grupo de amigos. Asus padres les manifiesta sentimientos que son la inver- sa de los que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio, mientras que el nifio que subsiste én el fondo los ama con ternura. Es capaz de ridiculizar al padre en publico mientras que esté orgulloso de él y lo envidia en secreto. Tales cambios de humor y de acti- tud, tan frecuentes y tan bruscos, serfan percibidos como anormales en cualquier otra época de la vida, pero en la adolescencia, jnada mds normal! EL IMPULSO CREADOR DEL ADOLESCENTE Sin ninguna duda, el adolescente es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por ellos, pero es, sobre todo, el que asiste a la eclosién de su propio pensamiento y al nacimiento de una fuerza nueva; una fuerza viva sin la cual en la edad adulta ninguna obra podria llevarse a cabo. Todo lo que construimos hoy estd erigido con la energia y la inocencia del adolescente que sobrevive en nosotros. Indiscutiblemente, la adolescencia es una de las fases mds fecundas de nuestra existenci: Por un lado, el cuerpo se acerca a la morfologia adulta y se vuelve capaz de procrear; por el otro, la mente se infla- ma por grandes causas, aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernir lo esencial de una situa- — = a a “ne ta wr as vos a ol ee: ores “omo soi am la to que le cudn cada ur para f re, “ee una “— sta Con) 2 que sion esta ef Pe del t ma y lesce fla- cucita gg 2 un pucl — a RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 19 ci6n, a anticipar las dificultades eventuales y a expandirse ganando espacios desconocidos. El adolescente conquis- ta el espacio intelectual con el descubrimiento de nue- vos intereses culturales; conquista el espacio afectivo con el descubrimiento de nuevas maneras de vivir emocio- nes que ya conocia, pero que nunca antes habia expe- rimentado de esa manera —el amor, el suefio, los celos, la admiraci6n, el sentimiento de ser rechazado por sus semejantes e incluso la rabia-; y, por tiltimo, conquista el espacio social al descubrir, mds alla del circulo familiar y del escolar, el universo de los otros seres humanos en toda su diversidad. Ante la creciente importancia que la sociedad reviste ahora en su vida, comprende muy pron- to que nada puede surgir de una acci6n solitaria. La ado- lescencia es el momento en el que nos damos cuenta de cuan vital es el otro biolégica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros, cudnta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos. .. 304 & Orrcecley hel Ayes) PANORAMA DE LAS MANIFESTACIONES DEL SUFRIMIENTO INCONSCIENTE DEL ADOLESCENTE DE HOY Con todo, las més de las veces, nosotros, los profe- sionales o los padres, no estamos confrontados con esta energia creadora del adolescente. La mayor parte del tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un ado- lescente en estado de desasosiego; un joven al que le cuesta expresar su malestar con palabras. No sabe 0 no puede verbalizar el sufrimiemto difuso que lo invade y es 20 JUAN DAVID NASIO depresi6n, los = ay a nosotros, adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan, traducirle el mal-estar que siente y que habria expresado él mismo si hubiera sabido recono- cerlo. Soplarle las palabras, por cierto, pero con mucho tacto y sin que lo advierta, ayudarlo pero no ofenderlo. No, el adolescente no siempre sabe hablar de lo que sien- te porque no sabe identificar bien lo que siente. Se trata de una observacién que muy a menudo hago a los padres ya los profesionales que se quejan del mutismo del joven y 18 aos. POR MEDIO DE PERTURBACIONES MENTALES Perturbaciones mentales (principalmente la esquizofrenia, los TOC, las fobias, Jdesordenes alimentarios cronicos y las sufrimiento inconsciente Estas perturbaciones afectan a 150.000 jévenes de entre 11 perversiones sexuales) que revelan un de distinto modo segiin el grado de intensidad del sufri- miento: moderado, intenso o extremo. Lo invito a dete- nerse un instante ¢n la figura 1. F j ee |) que se encuentra ante ellos. Si el adolescente no habla, a 5 . i nO es porque no quiere comunicar, sino porque no sabe q 2 3 5 & Ea 'g identificar lo que siente, y mucho menos verbalizarlo. E a Qa | 3 2 g2 4 asi como se ve lanzado a actuar més que a hablar y que kB E al} 3/86 z a #3 3 su mal-estar se traduce mas por medio de los actos que “14 _ g ¢ E | se ini : i 3 3 , : i + j >. de las palabras. Su sufrimiento, confusamente sentido, 3 5 a g z es 25 3 Sa/98 ae te 2 © informulable y, en una palabra, inconsciente, esti mis ¢ | % a Z & Pe 3 [| BES se a é ad 5 expresado mediante comportamientos impulsivos que 8 9 a $82 ls]| 23 ° aa Esse 3 8 conscientemente vivido y puesto en palabras. 4 G § : is 5 £4 4 g222e2353 E Justamente, me gustarfa proponerle un Panorama g£ g 5 EE 5 Ea? 2i2bf83 is | de las manifestaciones del sufrimiento inconsciente del a Bs ia § Eegee ERE2s adolescente de hoy. Dichas manifestaciones se presentan : fe = eee Pe aaa ad daa B B qd a PUEDE MANIFESTARSE DE TRES MANERAS DIFERENTES:! 2 & 5 g£ é to inconsciente [moderado de adolescentes. Por MEDIO DE UNA NEUROSIS DE CRECIMIENTO En Francia, esta neurosis sana | afecta a § millones de jévenes de entre I1y 18 afios, poblacién giobal de 6,5 mil necesaria para volverse adulto: Esta neurosis (angustia, tristeza o rebeldia) La adolescencia es una neurosis sana, & a : i 2 JUAN DAVID NASIO Para crecer, nos hemos visto obligados 4 soportar dos neurosis en nuestra juventud: Ja primera entre los 3 y los 6 aiios, y la segunda entre los 11 y los 18 aitos; una neurosis infantil durante el Edipo y mas tarde, una neurosis juvenil durante la adolescencia. Estas dos neurosis de crecimiento Son neurosis sinas porque son pasajeras y se resuelven por si mismas. J-D.N. En la columna[A] del Panorama (figura 1), indiqué la manifestacién més frecuente de un sufrimiento modera- da, es decir, la efervescencia adolescente ordinaria. Iden- tifico la agitacién adolescente con una neurosis juvenil sana y aun necesaria; necesaria para que el adolescente, al cabo de su metamorfosis, logre aduefiarse de si mismo y afirmar su personalidad. También la denomino neurosis de crecimiento. Los principales sintomas de esta neurosis saludable de crecimiento, sintomas que vamos a profun- dizar mas adelante pero que de ahora en més podemos mencionar Langustia, tristeza y rebeldia-, son los signos anticipadores de la futura madurez del’ muchacho y de la chica. Cabe sefialar que esta neurosis de crecimiento afecta a précticamente la totalidad de la poblacién ado- lescente, es decir, a 5 millones de jOvenes, de entre 11 y 18 aftos de edad, sobre una poblacién global, en Fran- cia, de 6 millones y medio de adolescentes. ZQuiénes son estos muchachos? Son los jévenes con los que nos relacionamos todos los dias, incluso los jOvenes pacien- tes que recibimos puntualmente por problemas de poca 1 gravedi| Wieadas ite eet anios, salud nah bios; dame 1 edipo calif gga tiemp, ncia. fond Mn neurdggeataas esperan, "2 final 4 o la je 11 qué cenci aga - innovads “ los j6' enil nales p, al tariaagr smo y repeti us crecim jg. ald Sis de rae: Person yeaa 10s atravesar ignos sana dé 7 de TOSS Siijtsiita \O una neur —_ado- ly an shes 1. He, 08 dial del ee complejo tra pers a rea RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 23 gravedad. En sintesis, los adolescentes incluidos en la categoria [A] son en su gran mayorfa jévenes con buena salud que atraviesan su adolescencia de manera modera- damente conflictiva y sufren una neurosis pasajera que califico como sana porque se disipa por sf misma con el tiempo, sin necesidad de recurrir a un terapeuta. En el fondo, en presencia de un adolescente dificil, es decir neurético, nuestra mejor respuesta como padres es saber esperar, lo mejor que podamos, el fin de la tormenta. Al final de esta neurosis insoslayable y en suma benéfica, el o la joven entran por fin en la edad adulta. He de aclararle que esta manera de pensar la adoles- cencia como una/neurosis de crecimienté es una .jea innovadora que me ha sido inspirada por el trabajo con los jévenes y que propongo a los padres y a los profesio- nales confrontados con el sufrimiento juvenil. Me gus- tarfa agregar que esta neurosis saludable es, de hecho, la repetici6n_en-la_adolescencia de la primera neurosis de crecimiento que fue, para un nifio de 4 afios, el complejo de Edipo. Estoy convencido de que la formacién de la personalidad de un individuo se decide en su manera de atravesar estas dos pruebas inevitables que son la neurosis sana del complejo de Edipo y, diez afios mas tarde, la nen- rosis sana de la adolescencia,! En ambos casos, se trata de una neurosis porque, en el transcurso de estos dos perio- 1. He desarrollado ampliamente en El Edipo. El concepto mds cru cial del psicoandlisis (Buenos Aires, Paidés, 2007) la idea de que ef complejo de Edipo es la primera neurosis sana, formadora de nues- tra personalidad. 24 JUAN DAVID NASIO dos de la vida, complejo de Edipo y adolescencia, el sujeto se desgarra interiormente, tratando de responder a la vez a las fuertes exigencias pulsionales de su cuerpo (llama- rada libidinal) y a las fuertes exigencias sociales (padres, amigos y valores culturales), exigencias que ha introyec- tado y que se impone a sf mismo bajo la forma de la voz interior y despética del superyd. La adolescencia es la edad en que las sensaciones corporales son tan apremian- tes como el juicio critico procedente de los otros. Este juicio negativo, interiorizado como autojuicio, es lo que denominamos superyé, entidad a la que nos referiremos més adelante. Ahora usted comprenderé que la neurosis sea justamente el resultado de la incapacidad que tiene el yo adolescente, atin inmaduro, de conciliar las tirdnica exigencias pulsionales con las tirdnicas exigencias super- yoicas. Esta guerra intestina entre un cuerpo invadido por las pulsiones y una cabeza invadida por una moral extrema hace del adolescente un ser intimamente dislo- cado, desgarrado, que experimenta sentimientos contra- dictorios respecto de si mismo y de aquellos de los que depende afectivamente, en primer lugar sus padres. Por ende, tiene reacciones desconcertantes, chocantes, inclu- so agresivas respecto de su entorno. Esto es la neurosis: sentimientos, palabras y comportamientos impulsivos y desfasados, que engendran una insatisfaccién permanen- te y multiples conflictos con el prdjimo. Pero el fin nor- mal de esta neurosis juvenil de crecimiento dependera en gran medida de la inteligencia, de la serenidad y, en un palabra, del umbral de tolerancia de los padres durante la tormenta. Todo estriba en lo siguiente: aceptar ir que nues- tro hijo real no sea el hijo que hemos sofiado. W vol S = t sujeto | mer geal i ’ clan que mos r urosis he el Re sl diferent, ri re nper- como! pr i lido mien moral inconse) slo- querry tra- del eal A que mient a ; Por joven » 5 inclu- slente, 1 in is: sufrin 7 rer Ds rior y ‘ anen- cominy ve ni Lomo Sik 6: Ps eal a plo, ta aie lescen yale i nues- interior, garran RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY a La tarea es dificil pues, en la adolescencia, los padres ya no cuentan ni con la paciencia ni con la flexibilidad mental que tuvieron durante el Edipo. La efervescen- cia neurotica del joven,desborda a menudo en la esce- na social y los padres répidamente se ven superados. Se sienten mil veces mas desarmados para manejar las tur- bulencias de su adolescente dificil que para manejar, por ejemplo, la inocente falta de pudor de su hijo de 4 afios. Retomaré detenidamente el cuadro clinico de la neuro- sis adolescente. Por el momento, sigamos examinando el Panorama de |a figura 1. Remitémonos a la columna |B], donde encontramos diferentes comportamientos peligrosos que interpreto como la puesta en acto por parte del joven de un sufri- miento del que no tiene conciencia, un sufrimiento inconsciente que ya no es moderado, sino iztenso. Aqui querria volver un instante a la naturaleza inconsciente del sufrimiento adolescente. Cuando digo que el sufri- miento es inconsciente, quiero dar a entender que el joven no siempre lo siente y nunca nitidamente; y, si lo siente, no llega a verbalizarlo. Ahora bien, cuando este sufrimiento mudo es muy intenso e incoercible, se exte- rioriza ya no a través de la efervescencia adolescente comtn y corriente, sino a través de los comportamientos riesgosos, impulsivos y-repetitivos. Insisto: nosotros, los psicoanalistas, somos los que interpretamos, por ejem- plo, tal o cual acto de violencia perpetrado por un ado- lescente furioso como la expresion actuada de un dolor interior, no sentido, que socava al joven desde los des- garramientos familiares de su infancia. En el momento 26 JUAN DAVID NASIO. de cometer el acto, el joven no siente nada, ni dolor, ni miedo, ni culpabilidad; esta como anestesiado, fuera de si y muchas veces animado por un sentimiento de omni- potencia e invulnerabilidad. Esta ausencia de conciencia de su mal-estar interior explica por qué un adolescente, pese a hallarse en una situacién desesperada, no piensa en pedir ayuda. Por lo tanto, se encierra en su soledad, su rencor y su desafio para con los otros. No obstante, hay otra raz6n que explica la violencia que puede aduefiarse del joven. Sin darse cuenta, el adolescente muchas veces corre riesgos para ponerse a prueba y afirmarse. A través de la violencia y el ruido, busca la prueba de su propio valor. Quiere sentirse existir, distinguirse de los adultos y hacerse reconocer por sus amigos. En cuanto a los comportamientos peligrosos, observe- mOs que, pese a su caracter ruidoso y espectacular (incen- dio de autos, violencia en el colegio secundario y muchos otros hechos que ocupan la primera plana de los periddi- cos), solo conciernen a un millén de jévenes de entre 11 y 18 aftos -lo que no deja de ser, sin embargo, una cantidad considerable-. Las conductas riesgosas que encontramos con mayor frecuencia en nuestra practica son los com- portamientos depresivos y el aiskamiento -sobre todo en las adolescentes-; los intentos de suicidio, mas frecuentes en las jévenes pero mas sanguinarios entre los varones; los suicidios logrados, que representan la segunda causa de mortalidad entre los jévenes adultos después de los accidentes de ruta; la poliadiccién —tabaco, alcohol, can- nabis— en constante alza; el consumo de drogas._ duras como el éxtasis, las anfetaminas, la herofna o la cocai- na. Me interesa destacar que los adolescentes en peligro iav na de ido. nni- noch yan ce, pornog piensa else md, su porty hay aume en ic y hisggeteces actos dit agave — bebids pen- mied uchos ai. Actual gal ly dais ORR st 2 gets joven com viole Pen el loby tes genit ‘ones; cia, yl asa yen pa_te los prov tan - dad yo s menude :ocai- parcicgg tro RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY aw de los que estamos hablando son cada vez més jOvenes: ja veces tienen 11 0 12 afios! Recientemente, han apa- recido nuevas alteraciones del carécter tan precoces y alarmantes como el reviente alcobélico del sébado a la noche, que suele degenerar en situaciones tragicas; la ifia invasora via la television e Internet, donde -mezcla con Ia violencia; los trastornos del com- portamiento alimentario anorexia y bulimia en nitido aumento-, asi como la desercién escolar, él ausentismo y las fugas, que instalan él vagabundeo y fomentan los actos delictivos. En lo atinente a los actos delictivos, he de decirle que la mayor parte de los menores encarcelados son varo- nes desescolarizados y librados a si mismos que, antes de cometer el delito, absorben un céctel de drogas y bebidas alcohélicas para suprimir toda conciencia y todo miedo al peligro. Asi, expulsan de su mente el menor atisbo_superyoico para que su furor no conozca limites. Actualmente, asistimos al ascenso indiscutible del van- dalismo, asi como de la violencia contra los otros ‘y contra si mismo. A veces, las victimas de la violencia son otros jSvenes que se vuelven violentos a su vez y a menudo violentos contra si mismos. Pienso en los piercings, no en el lébulo de la oreja, sino en la lengua 0 en los 6rganos genitales; piercings muy sangrientos y, con harta frecuen- cia, infectados. Pienso también en las automutilaciones y en particular en las escaras que, cuando se repiten, provocan lesiones definitivas de la piel. Toda esta cruel- dad contra uno mismo y contra los otros encubre muya menudo —cosa que muchos ignoran- una depresién muy particular que no se manifiesta por medio del abatimien- 28 JUAN DAVID NASIO to y la tristeza. Es una depresién enmascarada, mezcla de amargura y despecho, que también suele denominar- se “depresion hostil”. Por ende, ante un joven violento, cién que, en lugar de preguintese siempre cual es la decep ponerlo francamente triste, generé su odio. En lugar de sufrir el dolor de una pérdida, conservé en su fuero inter- no el rencor de una ofensa” Para completar Ja columna |B! de los comportamientos peligrosos, agregaré que el sufrimiento inconsciente ha adoptado recientemente la forma de nuevas adicciones sin droga que son la ciber- , dependencia a los juegos de video y el uso abusivo de los “chats con caricter erético con cémara web y video. Aqui ya no se trata de la dependencia de un producto, sino de la dependencia de un comportamiento. Por tltimo, en la columna [C], incluimos las altera- ciones mentales severas capaces de prolongarse hasta la edad adulta, perturbaciones que revelan un sufrimiento inconsciente extremo en el adolescente. Entre estas afec- ciones, la mas dramitica es indiscutiblemente la esquizo- Srenia o disociacién esquizofrénica, que va acompafiada muchas veces de delirios, de alucinaciones o de un replie- gue autista irreductible. Otras veces, el joven esta aque- jado por alteraciones obsesivas compulsivas —las toc-; perturbaciones ansiosas y fobicas —las fobias escolares, por ejemplo-; trastornos alimentarios muchas veces crénicos la anorexia y la bulimia-; 0 incluso una depre- sion importante que puede conducir al suicidio: todos tastornos mentales tan invalidantes que el adolescente se desescolariza y se margina. Otra patologia mental, menos frecuente, que afecta a los varones, son los abusos sexuales paidéfilos practicados, por ejemplo, en nifias de —_ — — co! We mezcla por lage inar- sos all nto, herm war de Pe nr de principa inter- tras, | pmna 2nd ie: el pertu te la algun gga ber tologia « a los esquizl mAqui de la mo de precoz, ¢ sujeto, qerera- tes, EF, la “men ee sis, coy @ [uizo- cia apa Mada individ aes ele cia preco; @que- decir dea Por consi ares, propuel eens sintomg _— ra, el cliv, todos toma q mite sonaliz: tal, © esquid USOS declara gga de RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY » corta edad a las que el adolescente varén babysitter cuida por la noche en ausencia de sus padres; 0 incluso los abu- sos incestuosos en hermanos jévenes, hermanas 0 medias hermanas. Pero en este punto me interesa insistir. El problema principal, para nosotros, profesionales, paidopsiquia- tras, psicoanalistas, psicdlogos, para todos aquellos que atienden a jévenes con un gran sufrimiento psiquico, la perturbacién més grave, la més irreversible, es sin duda alguna la esquizofrenia. Es nuestro céncer en psicopa- tologfa del _adolescente. Recordémoslo: la disociacién esquizofrénica es una enfermedad de la juventud y no de la edad adulta. Kraepelin la habfa llamado demencia precoz. ¢Por qué este nombre? “Demencia” porque el -Sujeto se recorta de la realidad y produce ideas deliran- tes. En la época de Kraepelin, el estado de alienacién mental se calificaba como demencia y no como psico- sis, como hoy. Y “precoz” para subrayar que la demen- cia aparecia relativamente temprano en la vida de un individuo. Bleuler, el gran psiquiatra suizo, uno de los maestros de Freud y de Jung, prefirié calificar la demen- cia precoz como esquizofrenia, donde “esquizo” quiere decir disociacin, hiancia, ruptura, y “frenia”, mente. Por consiguiente, “disociacion de la mente”, expresi6n propuesta por Bleuler para dar a entender mejor que el sintoma principal del estado esquizofrénico es la ruptu- ra, el clivaje de la personalidad del joven enfermo, sin- toma que nosotros en la actualidad Ilamamos “desper- sonalizacién”. En todo caso, ldmese demencia precoz 0 esquizofrenia, siempre se trata de una psicosis que se declara en la adolescencia. 30 JUAN DAVID NASIO En lo que se refiere a la edad de la eclosion de esta enfermedad, seguramente usted habra escuchado hablar, hace algtin tiempo, de un esquizofrénico peligroso que se fug6 del hospital de Grenoble y cuya foto fue difundida por los medios, la de un hombre de unos 50 aiios. Al ver la foto, los profanos pudieron creer que la esquizofrenia era una patologfa de la edad madura. Pero sabemos que este enfermo diagnosticado como esquizofrénico es en verdad esquizofrénico desde su adolescencia; su enfer- medad no data de hoy. En efecto, la esquizofrenia es una psicosis crénica que comienza entre los 15 y los 25 afios, la mayor parte de las veces alrededor de los 18, al finalizar los estudios secundarios. Querria ser claro: la casi totalidad de los enfermos esquizofrénicos han visto estallar su psicosis antes de los 25 afios. Si usted atien- de a un paciente de unos 50 afios, diagnosticado como esquizofrénico, tiene que saber autométicamente que los primeros signos de la enfermedad aparecieron en la adolescencia. Y, correlativamente, en la consulta con un joven que presenta alteraciones neuréticas severas © comportamientos peligrosos, el primer gesto que debe acompanar a un profesional avezado es la biisqueda de los sintomas tipicos de la esquizofrenia, esperando, por supuesto, no encontrarlos. Esta es exactamente la actitud que adopto. Movilizo todo mi saber de psicoanalista para descubrir una falla que, con todas mis fuerzas, no querria ver aparecer: la disociacién esquizofrénica. Cuanto antes detectemos una esquizofrenia incipiente, mas chances tenemos de sofocarla en su estado embrionario y, si se declara abiertamente, de tratarla muy rapido. Y ello sin ignorar que, segtin la gravedad de la enfermedad, nues- de esta tro tra palig lar, I ie se de pMMrundida cace gam ver anclada nia es ull que come pen bacione | _enfer- medi a es paliaty p25 scol. forma lebe ticos de joven raleza tan-; y RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 31 tro tratamiento puede no pasar, empero, de ser un mero paliativo. Ena actualidad, nuestros colegas psiquiatras, a la hora de prescribir, solo disponen de psicotr6picos bastante efi- caces para desarraigar una esquizofrenia profundamente anclada en el joven enfermo. La psicosis esquizofrénica es una patologia que atin resiste a la cura comprendida como una remisién completa y definitiva de las pertur- baciones. Sin duda, hoy en dia contamos con excelentes medicamentos antipsicéticos, pero no son sino meros paliativos que favorecen, sin embargo, uno de nuestros objetivos terapéuticos principales: la reinsercion social, escolar o profesional del joven paciente. De modo que, en lo relativo a algunos enfermos severamente aquejados, diré que, a falta de conseguir una cura mental, se puede esperar-una.cura social. Por ende, es responsabilidad del profesional tratante descubrir, desde la primera consulta, una eventual esquizofrenia larvada y tener asf una opor- tunidad de intervenir lo més eficazmente posible. Para descubrirla, el terapeuta no psiquiatra debe estar bien formado y conocer exactamente los sintomas caracteris- ticos de esta psicosis, a saber: la despersonalizacién —el joven siente su propio cuerpo como si fuera extrafio- ideas de persecucién que pueden llegar hasta el delirio; alucinaciones, en particular auditivas, en cuyo transcurso el joven oye voces que lo insultan 0 lo intiman a cometer actos extrafios, incluso violentos hacia sf mismo o hacia el prdjimo; alteraciones_discordantes de la afectividad -insensibilidad emocional o incoherencia entre la natu- raleza de la emoci6n y las circunstancias que la susci- tan-; y alteraciones cognitivas —detenimiento stbito y 32 JUAN DAVID NASIO momentaneo del pensamiento o incluso incapacidad de concentraci6n acompafiada a veces de dolores sentidos en la parte superior de la espalda cuando el joven enfer- mo se esfuerza por retomar el hilo de sus ideas—. Todas estas perturbaciones deben estar presentes en la mente del profesional cuando atiende a un joven aquejado, por ejemplo, de una neurosis obsesiva grave 0 de una fobia escolar grave. ;Qué significa grave? Quie- re decir que la enfermedad es invalidante. Una neurosis sera calificada de grave cuando su intensidad, su dura- ci6n o su invasién en la vida cotidiana impiden al sujeto vivir normalmente. Si uno atiende a un joven aquejado de neurosis obsesiva o de una fobia que sigue yendo a la escuela todos los dias, cuyo boletin de calificaciones es relativamente satisfactorio y cuyos amigos vienen segui- do a su casa, se puede estar seguro de que esa neurosis no es preocupante. En cambio, si los sintomas obsesivos 0 fébicos son invasivos al punto de obligar al joven a quedarse encerrado en su casa durante varias semanas y a desescolarizarse, estamos verdaderamente en presen- cia de una patologia severa que nos obliga por princi- pio a no excluir jamas que la susodicha neurosis podria evolucionar hacia la esquizofrenia. En efecto, el 20% de los esquizofrénicos declarados han sufrido previamente alteraciones neuréticas serias, en particular alteracio- nes obsesivas invalidantes. En este caso, la psicosis es un agravamiento de la neurosis. Quizds usted esta aten- diendo actualmente a jévenes obsesivos y, al leerme, se preguntara: entonces, la joven de 13 afios a la que atien- do por Toc podria volverse esquizofrénica? Ya mismo le respondo: aunque su obsesién sea invalidante, no es idad de ntidos alteracic nifer: esquilll? afos eee nees su trabajy aaioven de le. ° pe ae Duie- la obsO™ curosis gg sult eet neurd juejado nes "wa ala casos de ayes es Por ei crecimjg rosis se rep sesivos catega ena pienso e1 ggnas y para tc estuped inci- enfermec podria afios % de siva se ente verse, “i0- operad aati es virtié en —iaten- de or miedo ien- que a il nismo al mod 0 es we wen RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY B seguro que zozobre en la psicosis. Hay que saber que solo el 15% de los jévenes adolescentes que sufren de alteraciones neur6ticas preocupantes pueden virar a la esquizofrenia. Volviendo al caso de esta muchacha de 13 afios que sufre de To, lo tranquilizo recordandole que su irabajo de psicoterapeuta, asociado eventualmente al de un psiquiatra encargado de prescribir medicacién, ya pérmite entrever una salida favorable al tratamiento de la obsesi6n. He aqui las tres categorias de manifestaciones del sufrimiento inconsciente del adolescente: sintomas neuroticos, comportamientos peligrosos y alteracio- nes mentales. En cada categoria, podemos encontrar casos de adolescentes que atraviesan una crisis aguda. Por ejemplo, en la categoria [A], la de la neurosis de crecimiento, pienso en esa joven, ya muy ansiosa, que se repliega de pronto en un mutismo obstinado. En la categoria |B], la de los comportamientos peligrosos, pienso en ese joven dealer. ocasional de cannabis que, para estupor de sus padres, es detenido por posesion de estupefacientes; o incluso, en la categoria [C], la de las enfermedades mentales, me acuerdo de ese joven de 16 afios, atendido hasta entonces por una neurosis obse- siva seria, que vira en pocos dfas hacia un delirio de persecucién. E] agravamiento de su perturbacidn se ha operado cuando su miedo obsesivo al polvillo se con- virtié en miedo a ser contaminado por los microbios de otra persona, y, mas gravemente atin, cuando este miedo se ha transformado en la idea delirante de creer que alguien querfa contaminarlo adrede. En lo atinente al modo de aparicién de la esquizofrenia, y para com- 34 JUAN DAVID NASIO pletar lo que hemos dicho al Tespecto, precisemos que esta psicosis juvenil puede declararse, empero, en un adolescente sin ningtin antecedente neurético grave. Por ejemplo, puede suceder que estalle stibitamente en un joven durante un largo viaje al extranjero. Muchas veces pude comprobar que el desencadenamiento de la esquizofrenia se producia en el momento del retorno de un viaje de un pafs lejano cuya cultura es muy dife- rente de la nuestra, En general, los jévenes se lanzan a la aventura, solos 0 con amigos, para afrontar lo desco- nocido y vivir emociones nuevas. Pero sucede que en el avion de regreso aparecen brutalmente las primeras manifestaciones de una disociacion psicdtica. Hasta ese momento, nada permitia presagiar tales alteraciones, Es todo lo contrario del joven obsesivo de 16 aiios que ve sus obsesiones transformarse progresivamente en deli- rio de persecucién y al que tomé como ejemplo de una crisis aguda. Antes de proseguir, querria introducir sin tardan- za dos distinciones terminolégicas. Acabo de uti zar la expresiOn |; Como actuar con un adolescente dificil Para evitar toda confusién, me gustaria aclarar que la palabra “crisis” puede entenderse de dos maneras diferentes: la crisis considerada como un \periodd més 0 menos largo de ruptura y de cambio —por ejemplo, la crisis econd- mica que vivimos hoy-; y la crisis considerada como un momento agudo, brutal, un momento de ruptura y de cambio, un accidente, por ejemplo, o incluso el agrava- oo —<—— — miento gos que ee un cris! rave, la vie ente en yl ee chas un a de la 1 dife- inzan a SCO- ee en de cr| meras creo rosis Es a ee: ve deli- por fi llevado, de una de “ex de cregy ble ‘il hie funciong aardan- Acar I cia cor operauy, alabra pido Ws: la argum, con el e noel jo un y de mrava- RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY a miento brusco de un estado crénico. Asi pues, distingui- mos “crisis de adolescencia” y“adolescente en crisis”. La crisis de adolescencia designa el perfodo intermedio de la vida en el que la infancia no ha terminado de apagarse y la madurez no ha terminado de surgir, mientras que un_adolescente en situacién de crisis aguda es un joven cuyo omportamiento, que ya era agresivo o adictivo, por ejemplo, stibitamente se convierte en inmanejable para su familia. La segunda precisién terminolégica concierne al concepto nuevo que le propongo de\“neurosis saludable de crecimiento”. ;Por qué de crecimiento? Porque para crecer todo adolescente esta obligado a sufrir una neu- rosis y a deshacerse de ella. Esta obligado a padecer el a asalto de sus pulsiones, la intransigencia de su supery6 y, por fin, a conciliarlas. La practica con los jévenes me ha llevado a reemplazar la expresién corriente y muy vaga de “crisis de adolescencia” por la de, neurosis saludable de crecimiento 0, mas exactamente, de histeria saluda: ble de crecimiento. Pronto explicaré lo que el vocablo “histeria” aporta de esencial a nuestra comprensién del funcionamiento psiquico del adolescente neurético. Aclaro desde ya que mi interpretacién de la adolescen- cia como una histeria ha demostrado ser muy fecunda y operativa en el trabajo con los adolescentes. Ahora les pido a ustedes padres, docentes o terapeutas— seguir mi argumentacién teniendo presente tal o cual adolescente con el que estén actualmente en relacién y confirmar 0 no el valor de nuestra tesis. 36 JUAN DAVID NASI. LA ADOLESCENCIA ES UNA HISTERIAY UN DUELO, \ NECESARIOS PARA VOLVERSE ADULTO 4 Las aclaraciones terminolégicas estan ya planteadas y antes de responder a la pregunta de saber cémo actuar con un adolescente en situacién de crisis aguda, necesita- mos comprender mejor lo que es un adolescente normal —quiero decir moderadamente neurético— desde el punto de vista psicoanalitico (categorfa[A] de la figura 1). Esbocé el retrato del joven y elaboré el Panorama de las manifes- taciones de su sufrimiento; ahora querria que se sumerja usted psicoanalfticamente en su inconsciente. ‘Tenemos dos maneras de conceptualizar la tempes- tad que estalla ena cabeza del. adolescente neurotico. Primero, podemos utilizar el modelo del conflicto que opone, por un lado, las pulsiones ptiberes que se exte- riorizan en comportamientos impulsivos y; por el otro lado, la represién brutal de estas. pulsiones- por parte de un supery6 despiadado. Esta lucha entre Jas-pulsiones y el superyé, entre el cuerpo y la cabeza, se traduce en el adolescente por medio de una neurosis bistérica dificil de manejar por los padres; neurosis no obstante sana, que evoluciona a Io largo de todo el perfodo adolescen- te y que se disipa por sf misma en las puertas de la vida adulta. Pero también podemos concebir la tormenta psiquica del adolescente utilizando un segundg’ modelo concep- tual, ya no el del conflicto neurético, sino el del duelo de la infancia perdida. La adolescencia aqui es no solo’ una neurosis histérica ruidosa, sino un proceso silencio- so, doloroso, lento y subterréneo de desprendimiento del eee i VAAN mundo FLO, , Joverl / mismy a y doa WP ctuar perdi ‘esita- firma normal E) adgaatitp unto namente _Esbocé difer manifes- CeO jean era para nos je de ge npes- ama ‘Otico. nue; Clo que Asi, exte- abordaje el otro considl mrte de la ado (a inf pondeyggaaiificil vez una) 6 sana, oni a —_ vida WF a uica weomce- | duelo W™ solo” lencio- to del — w-— RETRATO DEL ADOLESCENTE DE HOY 7 mundo infantil. Cuando usted esti en presencia de un “joven, digase que en el interior de ese paciente —de la misma manera que, sin percatarnos, perdemos a cada segundo una célula de nuestro cuerpo-, él esté perdien- do a cada segundo una célula de su infancia. Es una pérdida sorda que no se ve nise siente, pero que se con- firma inexorablemente hasta la conquista de la madurez. El adolescente, por lo tanto, crece realizando, paulati- namente y sin saberlo, el duelo de su infancia. Entre los diferentes signos que daran testimonio del fin de este duelo y de la entrada en la edad adulta, hay uno esencial para nosotros, y al que volveremos, es decir, el aprendiza- je de otra manera de amar a sus nuevos compaiicros yde amarse a si mismoSer maduro es haber adquirido una nueva manera de amar al otro y de amarse a si mismoc Asi que voy a desarrollar sucesivamente estos dos abordajes complementarios que son la adolescencia considerada como una turbulenta neurosis bistérica y la adolescencia considerada como un duelo silencioso de Ja infancia. Entonces, ¢qué es la adolescencia? Para res- ponder en una palabra, diré jue Ja adolescencia es a la vez unalhisteria| y un|duelo|, necesarios para volverse adulto. Comencemos por la neurosis histérica. La adolescencia es una saludable histeria de crecimiento VUVVVAVAVALALVALALALALALAL PEEREERESEREREREROREREGEGS EL ADOLESCENTE HISTERICO OSCILA ENTRE LA ANGUSTIA, LA TRISTEZAY LA REBELDIA Cuando se trata de nuestros pacientes adultos, aun- que cada personalidad es tinica y compleja, conseguimos identificar facilmente tal 0 cual perfil psicopatolégi- co (neurosis, psicosis, estado limite o perversién). Pero en el adolescente, aunque se trate del més normal, los comportamientos son tan cambiantes, contradictorios e imprevisibles, y él mismo tan poco locuaz, que al tera- peuta muchas veces le cuesta ubicarse. ¢Cémo agrupar entonces las diversas manifestaciones neuroticas habi- tuales en un joven, y por qué considerar que todas ellas son de naturaleza histérica? Esqueméticamente, reconozco tres estados del_yo del adolescente histérico: un estado angustiado, un estado triste y un estado rebelde, siendo este tiltimo justamente el estado del yo mas caracteristico de la histeria juve- nil. El primer estado, por asf decir pasivo, es aquel en el que el joven angustiado se siente impedido de actuar, de desear o de pensar. Fl adolescente es timido, temeroso e indeciso. Algunas veces, su supery6 es tan represivo de toda sensacién o pensamiento sexual perturbador que el joven termina por execrar su cuerpo 0, peor atin, por tener vergiienza de experimentar el mas minimo placer. 42 JUAN DAVID NASIO También esta en juego la virulencia del superyé hiper- moral que lleva al adolescente a mostrarse intratable en familia y hostil a todo compromiso. En tal sentido, jno hay nadie més sectario que un adolescente! {Son impla- cables! Aquel que no tiene la misma marca de zapatillas que yo, jrura! El que no escucha la misma musica que yo, jrugra! jTienen la visi6n mas estrecha e intoleran- te de las cosas! Por ende, la intransigencia es lo propio de la juventud. ¢Por qué? No solo porque el supery6 a esa edad es un monstruo de intransigencia, sino también porque el brote del nuevo yo adolescente es un pimpollo tan tierno y fragil que el joven quiere protegerse de toda amenaza procedente del otro, de lo extrafio, de lo dife- rente. El otro, el extraiio, el diferente deben ser excluidos despiadadamente, porque son una amenaza grave contra la afirmacién de uno mismo. Por lo tanto, eh primer esta- do es el de un yo miedoso y angustiado. “~* EI otro estado de un yo bien distinto es el de un_yo triste. Se da sobre todo en las jévenes, decepcionadas de si mismas y de la vida, cuya personalidad parece total- mente impregnada de un estado de dnimo taciturno. La adolescente esté_desalentada, replegada en si misina y cerrada a los otros. Sometida también ella al dominio de un supery6 inflexible que la agobia con reproches yla desprecia, la joven se siente tan culpable que puede llegar a ser presa de ideas suicidas, sin pasar necesariamente al acto. Por consiguiente, el segundo caso, el de un yo triste, es victima de una autodesvalorizaci6n exagerada 0, lo que viene a ser lo mismo, victima de una denigracién operada por un supery6 tirénico. Observemos que este estado de hipertrofia del superyé del adolescente triste se sitta ey ashiper- del imp Por del 4 culir “ble en Jo, jno dimpla- matillas 2 que jover oleran- gui yea ro pio ra oe é en ul minbién exprey pollo masarr de toda se ag am ci ideas 1 juidos una ul contra de d ta- exteriory faye aes de total- lo. La es un 1. de maner py la una histe 2 llegar Clas ™ente tia o fo La nis at de los sigh cion te angust 4c este cee. se a al LAADOLESCENCIA ES UNA SALUDABLE HISTERIA DE CRECIMIENTO 43 sittia en las antfpodas del estado de ausencia de superyo del adolescente delincuente cuando este actiia con total impunidad (categoria [B] de nuestro Panorama). Por ultimo, reconocemos un tercer estado del yo del adolescente, el mas frecuente en la poblacién mas-. culina adolescente y el més parecido al,yo histérico. El joven es susceptible, irritable, provocador y agresivo; es alguien en carne viva que solo vive en el presente, igno- ra el pasado y desprecia el futuro. Vive en oposicién y en una rebeldia permanente, y esta rebeldia suele ser la expresiOn paraddjica de una depresién que calificamos mas arriba como hostil. Mientras que la joven deprimida se agota repitiendo y machacando hasta el hartazgo sus ideas mérbidas, el joven hurafio, aunque habitado por una tristeza no consciente, no manifiesta ningtin signo de depresi6n. Por el contrario, el muchacho histérico exterioriza su saturnismo mediante un humor reactivo, irascible y por medio de comportamientos reivindica- tivos, nihilistas y violentos. Mas que quejarse, el joven, depresivo-hostil se crispa en el despecho y estalla en una “tabia destructiva. Su tristeza y su cdlera se mezclan asi en una agresividad epidérmica. Lo que usted tiene delante es un joven despechado, un ser que sufre de la misma manera que el neurético aquejado de lo que denomino una histeria paranoide. Clasifico a la histeria en tres tipos: la histeria de angus- tia o fobia, Ia histeria depresiva y la histeria paranoide. La histeria de angustia se caracteriza por Ia prevalencia de los sintomas fébicos; es el caso de nuestro adolescen- te angustiado. La histeria depresiva se caracteriza por la prevalencia de sintomas tales como la apatia, las quejas 44 JUAN DAVID NASIO. frecuentes o la amargura de sentirse mal amado; es el caso del adolescente triste. Por tiltimo, tenemos la his- teria paranoide, forma clinica que mds se aproxima al retrato de nuestro adolescente susceptible y rebelde. La _ La histeria paranoide se caracteriza por una insatis ermanente del joven; or 1 to contra sus. padres, a los que acusa de no haberlo > amado Jo suficiente sobreprotegidoypor una hipersensibilidad a la menor, Pie Ree interpreta como un rechazo de amor procedente de su familia; y, en una pala- bra, por un nareislamo linmmoderado ate lc sacle vulnerable que nunca. En la histeria, siempre se trata de una desilusion amorosa. Ya esté angustiado, deprimido o paranoide, nuestro joven histérico sufre invariablemente de creerse mal amado, El amor desdichado siempre esta en el corazén de la histeria: el angustiado tiene miedo de amar, el depresivo Ilora su amor perdido y el paranoide grita su rabia de haber sido abandonado. Por lo tanto, el tercer estado es el de un yo susceptible y rebelde. En suma, segin su peeoediidel, ot eeteee eee ae su. medio social, el adolescente “neurético de crecimiento” oscila entre la angustia, la tristeza y la rebeldia. De estos tres estados del yo, el que me Ilevé a identificar la adoles- cencia con la histeria y del que querria hablarle ahora es el yo susceptible y rebelde. lo; es el weminecto menor no un |e Pala- Pat mas ae de nicto o won —_ esta { edo de An ieeeihoide qué asi a crecim) e. En obsesi¢ ha cencia? | } lento una col : cién el les- doiGaimmm et? yen la sis estd Cun mera er traicion © bistéricM™ _cencia? El adolescente, al igual que el histérico, tiene una concepcién infantil del_amor, del odio y de a. rela- [sere LA ADOLESCENCIA ES UNA SALUDABLE KISTERIA DE CRECIMIENTO 45 EL ADOLESCENTE REBELDE ES UN HISTERICO r. QUETEME SER HUMILLADO Lo més insoportable para un adolescente es que le hagan un pedido; \ poco importa el contenido del pedido, To que lo espanta es el ser solicitado por sus padres, el tener que responderles y, curiosamente, hacerlos felices. 4Pero por qué es tan alérgico a las solicitaciones de los adultos? Porque todo pedido procedente de los padres despierta en él dos sentimientos penosos: el miedo a no saber responderles y la vergiienza de mostrarse servil. “Yo no soy tu sirvienta!”, suele repetir: J.-D.N. Ante todo, querria explicar mds detalladamente por qué asimilo la adolescencia a una histeria pasajera de crecimiento. :Por qué una histeria y no una fobia o una obsesidn? {Qué tienen en comin la hist: is lolescente, al igual que el histérico, tiene cencia? FE] cidn afectiva en ge: guramente, esta visién pueril le Ios sentimientos también esti presente en la fobia y en la obsesién, pero sin ser dominante. Cada neuro- sis est4 caracterizada por una problematica dominante. desde Ge de angustia, estamos SRS a = Usher = ie ty af JUAN DAVID NASIO un f6bico; y, por ultimo, si nos habla de poder, mas bien de todo lo que debe hacer y que no consigue hacer, estamos escuchando a unebsesivo, Por supuesto, estas distinciones esquemiticas no son titiles sino a condicién de someterse a la singularidad de cada uno de nuestros pacientes. Pero volviendo a nuestro adolescente histérico yasu vision pueril de la afectividad, este percibe a los adul- tos a los que quiere y de los que depende a és de la lente deformante de un imaginario infantil y_emotivo. Para él, como para todo histérico, el_universo afectivo se divide naturalmente en dos grandes categorias humanas: los amados y'los mal amados, los fuertes y los débiles, los dominadores y los dominados, los jueces y los cul- pables, los perversos y las victimas: en una palabra, los falicos y los castrados. Ahora bien, cuando la relacién con los padres esta falseada por este imaginario dualis- ta, invariablemente el conflicto estalla en el seno de la familia. Dotado de un yo inmaduro por estar inacabado, el adolescente se siente mal amado més que amado, débil mas que fuerte, dominado mas que dominante, victima ,_ més que manipulador y culpable mas que acusador. Por " consiguiente, el peligro mas temido para un joven que se siente débil, sometido o culpable es que justamente se * lo sospeche de ser débil, sometido o culpable. Si tuviera que enunciar el lema del adolescente histérico y rebel- de, seria el siguiente: Cualguier cosa antes que sentir la vergiienza de ser descubierto tal como me siento en lo mas profundo de mi mismo: ;débil, sometido 0 culpa- ble! ¥ para evitar la vergtienza y la humillacion, tengo que rechazar absolutamenté toda palabra, todo pedido o toda ¢, 3. mas deb, ~ hacer, lo clay enue odicién mie¢ Pstros cion yy ante er, asu débil jadul- lame 38 de Pe tivo. inclus, Vo se faced nas acabogamimbiles, lescente cul- a a, los ahora guano tos tam! —_lualis- expec le la ado, tedel RP) débil mis pagyeeaticina mi, vuel_ at Por me sie: que j e se r< : iviera 1, De bién de y siva, prof Hallyday, Ipa- tiene mi tengo ante La 1 s LA ADOLESCENCIA ES UNA SALUDABLE HISTERIA DE CRECIMIENTO 47 toda exigencia de los adultos, que desenmascararia mi debilidad, mi inferioridad o mi dependencia.! Digimos- lo claramente: la mayorfa de los conflictos que estallan entre el adolescente y sus padres es notivados por el miedo ~incluso inconsciente— de exponerse a la humilla- ci6n y a mostrarse un imutil a sus ojos, a los ojos de todos y ante todo a los propios. En consecuencia, para no sentirse débil, el adolescente es agresivo y ataca. Decidid: mente, jla mejor defensa es el ataque! Pero no bay bumillacién mas dolorosa, mas temida incluso por el adolescente —sorprendentemente— jque hacer feliz al adulto que le hace un pedido! Me explico: acabo de decir que la mayorfa de los conflictos del ado- lescente con sus padres estén motivados por su miedo a mostrarse inutil, incapaz y afectivamente dependiente; ahora completo la idea y afirmo que muchisimos conflic- tos también estdn motivados por su miedo a satisfacer la expectativa de sus padres y a hacerlos felices: “;No sopor- _.to complacer_a.mis.padres!”, se sublevarfa el inconscien- | te del adolescente histérico. “Sobre todo, no quiero que | mis padres estén orgullosos de mi! Si estan orgullosos de i \ mi, vuelvo a ser no solo un nifio dependiente, sino que me siento el objeto servil de su placer, jy esto me repug- Ly gre o¢ rebcler 1. Deberfa afiadir que el adolescente susceptible desconfia tam- bién de toda mirada que se le dirige, vivida como una mirada intru~ siva, profanadora de su intimidad. Pienso en la cancién de Johnny Hallyday Ma gueule, qu’est-ce qu’elle ama gueule (Mi cara, qué tiene mi cara®). Es exactamente la reaccién del adolescente erizado ante la mas minima mirada inquisidora del projimo: “Por qué me miras? ;Qné hice? ;Qué tiene mi cara?”. 48 JUAN DAVID NASIO na! Entonces los hago sufrir haciendo todo lo contrario de lo que querrfan que hiciera!”. En suma, las dos peores amenazas por un adoles- cente histérico y rebelde son la humillacién de_que lo vean fallar y, en el extremo opuesto, la humillaci6n de mostrarse demasiado. conforme al hijoideal o a la hija ideal que, segin él, sus padres sofiarfan tener. He aqui dos libretos habituales, eminentemente neuréticos, que se juegan en lo que llamamos el fantasma de bumilla- cién del adolescente histérico. Observemos que estas dos variantes del fantasma angustiante de humillaci6n no son mas que la expresién de lo que Freud denominaba el fan- tasma angustiante de castracién. ¢Pero por qué hablar aqui de castracién? :Castracion de qué? La angustia de castracién siempre es el temor de perder lo mas caro que se tiene. ¢Y cémo se llama en psicoanilisis aquello que se considera lo mas caro que tenemos? Se Ilama el “Falo”. El Falo es la cosa que mds nos interesa porque pensamos, erréneamente, que solo de él depende nuestra felicidad. Por ejemplo, creyendo que nuestra felicidad depende exclusivamente de nuestro hijo, nos arriesgamos a hacer de él nuestro precioso Falo, descuidando asi al compafie- ro oa la compaiiera que, sin embargo, comparte nuestra vida. Para un padre o una madre, el Falo no deberia ser el hijo, sino su pareja. que sa, Ns en “Reel 1 sus- de mis iento at As § que adultos su yo. que ¢ mor tibilid, nar- En o¢ tec- los da ton- cuando —_g.todo resp lif cad. canna pidad muy eco ca en él cu una en la nn incita illa- se las ar ily el cannal cul- —_ wn LAADOLESCENCIA ES UNA SALUDABLEHISTERIA DE CRECIMIENTQ 53 minaci6n de esta légica imaginaria de] adolescente es un comportamiento histérico de hipersensibilidad a la frus- iracion, dé insatisfaccién constante y de hostilidad epi- “dérmica contra el mundo de los adultos. Nuestra figura 2 puede recortarse en cuatro tiempos. Si el inconsciente del adolescente pudiera hablar, confesarfa: “Ciertamente, mi yo es objetivamente frigil” “No obstante, lo siento mucho mis fragil de lo que es, tan frigil que para con- solidarlo, lo quiero desmesuradamente” — “No solo lo quiero desmesuradamente con un amor propio exacer- bado, sino que lo sobreprotejo contra una posible ofen- sa. Entonces me vuelvo enfermizamente susceptible” > “Rechazo pues toda obligacién o toda presién procedente, de mis padres para no correr el riesgo de tener que mos- trarme débil o servil”. Asi, el joven histérico no quiere saber nada de los adultos y se afsla. A propésito del aislamiento, sefialemos que el cannabis es un temible fomentador de la suscep- tibilidad paranoide del adolescente y de su aislamiento. En ocasiones, algunos padres me preguntan cuéles son los daitos del cannabis: “;Por qué mi hijo no debe fumar, cuando todo el mundo lo hace? ;No es tan grave!”. Mi respuesta es que un adulto que consume cotidianamente cannabis ya tiene un yo formado y por lo tanto puede amortiguar parcialmente sus efectos. Para el joven es muy diferente. El consumo regular de cannabis provoca en él cuatro efectos nocivos principales bien conocidos en la actualidad: el cannabis exacerba la susceptibilidad; incita al joven a aislarse aun cuando fume en patota, se las arregla para aislarse en medio de los otros-; el cannabis provoca alteraciones en la capacidad de con- 54 JUAN DAVID NASIO centracion y alteraciones de la memoria; y, por tiltimo, es una sustancia que puede debilitar al yo y desencadenar una esquizofrenia latente en un adolescente vulnerable a la psicosis. Por supuesto, el consumo de esta droga solo puede agravar el estado de un joven que ya ha sido trata- do como esquizofrénico. i ltimo, es adenar rable a La adolescencia es un duelo de la infancia, LALLA VWI VAAN 7" LAADOLESCENCIA ES UN DUELO DE LA INFANCIA: EL JOVEN DEBE PERDER A LAVEZ SU UNIVERSO DE NINO, CONSERVAR EN Si MISMO SUS SENSACIONES Y EMOCIONES INFANTILES,Y CONQUISTAR LA EDAD ADULTA Nuestra infancia pasada siempre estd conservada en sus més infimos detalles. Todo lo que hemos sentido, percibido, querido, desde nuestro primer despertar, vive hoy en nosotros y nos hace actuar. J-D.N. Consideremos ahora el segundo aspecto del abordaje psicoanalitico, que entiende el periodo de la adolescen- cia como un lento y doloroso proceso de duelo y rena- cimiento. Detrés de los comportamientos angustiados, tristes o rebeldes del adolescente neurético, se escon- de en lo mas profundo de él un lento, doloroso y sordo trabajo interior de alejamiento progresivo del nifio que ha sido, pero también de construccidn igualmente pro- gresiva del adulto por venir. Ya no estamos en presen- cia de un yo histérico agitado por el conflicto interno entre las pulsiones y el supery6, sino de un yo sereno, resuelto a perder y a crecer regenerandose paso a paso en 58 JUAN DAVID NASIO. un movimiento de vaivén entre el presente y el pasado. El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez: perder el cuerpo de nifio y el universo familiar en el cual crecié; conservar todo lo que sintid, percibid, quiso desde su primer despertar, en particular su inocencia de nifio; y conquistar finalmente la edad adulta. Tiene que abandonar la infancia sin dejar de quererla en su fuero interno y encontrar nuevas referencias para afirmar su identidad de hombre o de mujer. Acabo de decir que el periodo de la adolescencia era un lento y doloroso proceso de duelo. Pero équé es un duelo? :Qué es, por ejemplo, el duelo de un ser querido que acaba de morir?[EI duelo es un tiempo, el tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva de aquel a quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia significa, de hecho, apren- der a amar de otro modo a aquel que ya nunca mis volve- a estar, aprender a quererlo de otra manera que cuan- do estaba vivo. Cuando hemos perdido a nuestra madre © a cualquier otra persona querida, seguimos amando- la, pero de otra manera que cuando compartia nuestra vida. Por lo tanto, diria que haber efectuado un duelo significa haber aprendido, paso a paso, dolorosamente, a amar de otro modo a aquel que se ha perdido. Desde su muerte, lo amo tan intensamente como antes, pero con un nuevo amor, con un amor que no se nutre ya de su presencia corporal. Me vi obligado a desligarme progre- sivamente de su presencia real para ligarme progresiva- mente a su presencia virtual. En una palabra, aprendi, no sin dolor, a amarlo en imagen. Asimismo, el adolescente debe aprender lenta y penosamente a desligarse del nifio — —_ — — vivier ggsado. —_ mir An en el do i , quiso sob| Mia de ello, y que su i? Tuero hoy ecm su Obser con OM era horr sun quete _terido vuel que nifio itiva 1 leh tr. indey ren- que lo olve- mien! dan= adult, pdre que Iie, indo- afori: stra flexibil, uelo ha tr ite, a del joy: $0 en un ) con un calf su mismc¢ pre- Per *siVa~ de quq no actual di gente es lo Fw iio wr o LA ADOLESCENCIA ES UN DUELO DE LA INFANCIA 59 viviente que ha sido y del universo familiar que fue el suyo, para ligarse poco a poco al recuerdo de su infancia. Antes, cuando era pequefio, se amaba a si mismo aman- do la vida; ahora, disfruta recordando al nifio que era y sobre todo reviviendo en acto -sin tener conciencia de ello— sus primeras vivencias infantiles. Revivir en acto su infancia cuando, por ejemplo, el adolescente siente hoy una emoci6n intensa 0 hace un gesto emocionado. Observemos, sin embargo, que no es facil para un adoles- cente amar al nifio que hay en él. En general, tiene tanto horror de sentirse tratado como un nifio por sus padres que rechaza con repugnancia todo lo que de su infancia vuelve en él. No quiere sentirse ni mostrarse como un nifio porque, para él, seria un signo de debilidad. Esta es la histeria juvenil de la que hemos hablado. Ahora bien, independientemente de su aversién histérica por todo lo que lo lleva al nifio de antafio, solo podré crecer asu- miendo, lo quiera 0 no, su infancia pasada. Para hacernos adultos, felices de serlo, atin necesitamos amar al nino que hemos sido. Es por ello que me interesa destacar el aforismo siguiente: madurar es ganar penosamente la flexibilidad de amar: el amor de si del pequeiio nifto se ha transformado, al final de la adolescencia, en amor del joven adulto por su infancia pasada. En el fondo, en un adolescente, el duelo de su infancia es, ante todo, un cambio imperceptible en la manera de amarse a si mismo. Pero me gustaria volver por un momento a esta idea de que el pasado infantil resurge en la vida concreta y actual del joven, sin que este se dé cuenta de ello. {Qué es lo que vuelve del pasado lejano? No son solamente 60 JUAN DAVID NASIO los recuerdos conscientes de las escenas decisivas de la infancia, sino més bien oleadas de sensaciones y de senti- mientos que resurgen en el centro de una emocién pre- sente. Al amar a una pareja de la misma edad, al descubrir un pais desconocido, al crear una cuenta en Facebook 0 al reirse con los amigos, el joven de hoy revive -sin saberlo- la ternura y la sensualidad del primer amor que, de pequeiio, sintié por su madre, la sorpresa de sus pri- meros descubrimientos, la pasién de sus primeros juegos infantiles o simplemente la alegria del nifio que ha sido. Pues bien, el adolescente, y mas tarde el adulto, pierden por cierto su infancia real, pero conservan vivaz, como lo escribié Homero, “el candor sagrado de la mafiana”, Lo pueril, lo incipiente, lo que debe crecer, la fuerza que nos empuja siempre hacia adelante y hacia el otro son, en cada uno de nosotros, la fuente inagotable de la for- midable energia con la cual afirmamos cada dia nuestro deseo de existir. Le decia que el duelo de la infancia es un lento y sordo proceso de alejamiento. Sin duda, no se abandona la infancia en el desgarramiento doloroso de un dia. Y, aunque a menudo tengamos la impresién de que nues- tros adolescentes crecen en un santiamén, no obstante necesitan tiempo, mucho tiempo de gestacién de si mis- mos para que nazca el adulto. Pero zpor qué el duelo de la infancia es tan lento y progresivo? Porque, para dejar atrds la infancia, el adolescente debe volver a ella sin cesar y sin cesar revivirla en la frescura de los nuevos encuentros. Por lo tanto, el joven avanza gradualmente hacia su madurez recordando el pasado innumerables veces y dejandolo volver en acto una y otra vez. Cada de la Psenti- to, § pre- elmo: | scubrir men book me sin reco’ or que, bras, pri- demi legos sido. prden como Sivos ¢ resur bay page vos. Asi tes- pecuciiiaatt cc sus pri nis- madurey ‘lo de ejar en sin P™ievos Trice bles wet. en wan LAADOLESCENCIA ES UN DUELO DE LA INFANCIA él retorno al pasado y cada retorno del pasado marcan un paso hacia adelante, dando lugar a un micronacimien- to. Si nuestro adolescente pudiera resumir en una frase el movimiento de su duelo, dirfa: “Para asumir plena- mente mi metamorfosis de adolescente, debo separar- me del nifio que he sido y, para separarme de él, debo recordarlo sin cesar y dejarlo volver en mi en las pala- bras, las emociones y los actos que entretejen la trama de mi vida actual”. Ahora querrfa retomar esta proposicién de un duelo fecundo bajo la forma de un esbozo (figura 3) que muestra el movimiento del duelo que debe cumplir el adolescente para abandonar su cuerpo de nifio y el uni- verso familiar de su infancia, conservar en si lo esencial de su pasado infantil y conguistar por fin la edad adulta. El duelo de la infancia es un vaivén entre el presente y el pasado, un movimiento que avanza por retrocesos sucesivos al pasado infantil y por resurgimientos suce- sivos de ese pasado en el presente. Cada retorno 0 cada resurgimiento del pasado es un micronacimiento. No hay progreso continuo; solo bay nacimientos sucesi- vos. Asi, el adolescente abandona progresivamente su pequefio cuerpo de nifio, conserva en si, reviviéndolas, sus primeras emociones infantiles y por fin accede a la madurez.

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