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GRANDES REPORTAJES

Lionel Messi: una


entrevista sin pelota
al mejor futbolista del
mundo
El jugador de Barcelona habla sobre la importancia de
la familia, cuenta qué sueña para sus hijos y cómo se
imagina a los 50.

u historia de archivo, la de Lionel Andrés Messi Cuccittini, consigna


que vio la luz el 24 de junio de 1987 en la Clínica Italiana de Rosario,
Santa Fe, con 47 centímetros de altura y 3,6 kilos de peso. Que es
hijo de Jorge y Celia, hermano de María Sol, Matías y Rodrigo.
Incluso menciona que se crió en una casa de la calle Lavalleja 525.
Lo que no especifica es su recuerdo inicial con una pelota de
fútbol...
–Bueno, no me viene a la memoria con exactitud, pero me parece que
cuando recibí una que me regalaron un 6 de enero, no me acuerdo el
año, para Reyes.
–¿Cuál fue la primera persona que vio jugar en el potrero, la tele,
donde sea, y lo impactó?
–Jamás seguí a nadie en especial, aunque cuando comencé a tener uso
de razón Diego (Maradona) volvía a la actividad grande en nuestro país.
Fue durante 1993. De España llegó a Newell’s y se sumó al
Seleccionado argentino que clasificó para Estados Unidos 1994... Si
alguien me inspiró, sin dudas fue él.
–¿Lo sigue divirtiendo la pelota? ¿Puede ser ese factor el secreto
determinante que lo haya convertido de una década a la fecha en el
mejor de los mejores?
–Yo siempre disfruto jugando al fútbol. No sé si ése es el secreto o no. Sí
sé que es lo que más me gusta y que voy a seguir haciéndolo siempre
que pueda.
–Cuando duerme, ¿sueña con jugadas?
–Yo sueño como cualquiera. No vivo pendiente del fútbol. Juego cuando
tengo que hacerlo en forma profesional o cuando tengo ganas de
divertirme con amigos, pero te aseguro que no todo en mi vida es el
fútbol.
–Háblenos de un consejo relevante que le hayan dado respecto a su
actividad, y de quién se lo acercó.
–Recibí varios y de distintas personas. Pasa que uno va tomando lo que
cree que le hace bien. Sin embargo, yo a la hora de la verdad apunto en
especial a los valores que puede darte un deporte como el mío.
–Invirtamos la pregunta: ¿Qué sugerencias les daría usted a los
millones de pibes que lo admiran y pretenden practicar fútbol? No
existe familia sin un pariente que lo endiose hasta el límite. Para el
caso, quien escribe tiene un sobrino (Francisco, 7) que sólo se saca
su camiseta para ir al colegio, y que desde que puede decidirlo
incorpora su foto en cada invitación de cumpleaños.
–Les aconsejaría que se diviertan, que disfruten sin presiones y que
aprendan que, ante todo, el fútbol es un juego.
–Si le pidiésemos dividir en tres sus principales atributos
deportivos, ¿qué porcentaje le atribuiría al talento y cuánto al
trabajo y a su inteligencia dentro de la cancha?
–Yo entreno fuerte durante la semana, con la idea de estar físicamente
bien para, una vez en el partido, lograr aquello que intente. Pasa que en
la cancha las cosas no salen porque antes las hayas practicado
demasiado. Las circunstancias son distintas a las de los entrenamientos,
y las situaciones, en plena competencia, salen según el momento.
–Todos lo quieren, todos lo idolatran, todos lo copian. ¿Por qué
supone que Dios lo eligió a usted para ser Lionel Messi? ¿Se lo
agradece o le pesa?
–Así como hay grandes profesionales que salvan vidas o que construyen
cosas para que vivamos mejor, a mí me tocó jugar al fútbol para que
otros se entretengan mirando y generando polémicas durante la
semana... Y soy muy agradecido de que haya sido así.
–¿Cómo hace para manejar su inconmensurable popularidad?
–Intento tomarlo con normalidad. Como cualquier persona, salgo, disfruto
de la vida y de los momentos libres, junto a mi familia y amigos y, claro,
también gozo con las cosas buenas que me da esta profesión.
–A propósito, ¿el fútbol le dio todo?
–Sin dudas que sí en lo profesional y lo social, y me brindó seguridad.
Sucede que también hay otro aspecto, el familiar –donde el deporte no
interfiere–, que considero muy importante, fundamental.

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