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Dr. JUAN C.

B E T T A
Projtior Regular Adjunto de Clínica ’ siquiáfrica
Jefe de Trabajot Prácticos de la Facultad de Cieni^MS Médicas de Buenas Aires
Jeje de Servicie de! Hospital Neuropsigutáírico

MANUAL
DE

PSIQUIATRÍA

5«. E dición

EDITORIAL ALBATROS
Lavalle 3975 ------ T.E. 86-1215
BUENOS AHUBS
*•1

Queda hecho el dspósito que previene la ley 11.723


Prohibida la reproducción to tal o adaptación
del texto y dibujos de este libro

©’ 1972 by EditOTial Albatros Lavalle 3975


fVinted in Aq^entine — Impreso en la Argentina
P R Ó L O G O DE LA P R IM E R A E D IC IÓ N

La Clínica Psiquiátrica mantiene desde hace algunos años una ferapéu-


tica de utilidad para muchas afecciones que le incum ben, m otivado todo ello
por la inquietud de sus cultores para 'darle una jerarqu ía y prosp>eridad
de acuerdo con su preponderante significación en la Patología. A sim ism o,
lo5 cruentos episodios bélicos de un pasado inm ediato, h an in cid id o con la
de-i, graciada mostración de material hum ano traum atizado y enferm o, para
conl;gurar la im portancia y propender a la divulgación cada vez m ayor de
la Psiquiatría, en su doble fase médica y social de vastas proyecciones,
como lo venimos proclamando desde innúmeros años en la Cátedra y va­
riadas tribunas del país y del extranjero.
El desvelo de un estudioso con dignidad de investigador serio, el doc­
tor J uan Ca m il o B etta, Jefe de Trabajos Prácticos nuestro y dilecto a m i­
go, ha dado a las letras impresas con fervor vocacional y n utrida expe­
riencia, un manual que creemos será de utilidad para los estudiantes y
también para el médico [iráctico.
El doctor Betla nos acompaña en el Instituto de C línica Psiquiátrica
de la Facultad de Ciencias Medicas de Buenos Aires desde hace muchos
anos, con dedicación ejemplar e ilustrada colaboración, habiéndose por
consiguiente identificado con nuestra Escuela y term inología Psiquiátrica.
M uy complacidos ace¡)lamos el gratísimo encargo de ■*r prologuistas
de este Manual de Psiquiatría, al que deseamos acogida venturosa.

G o n z a l o Bo s c h .
P R Ó L O G O DE L A S E G U N D A E D IC IÓ N

Loi deseos del prologuista de La primera edición de fita obra — Pro-


¡esor Dr. Gonzalo Bosch—- se han cumplido ampliamente. E l “ M anuax . DE
P s iq u ia t r ía ” del Venia Docendi Dr. Juan C. Bella, editado en 1952, tuvo
"acogida venturosa”, y no tardó mucho en agotarse. Fue leído por estu­
diantes y médicos. Los primeros hallaron en sus páginas material de estu­
dio para el aprendizaje psiquiátrico, y los segundos se vieron ayudados,
con su lectura, para una mejor comprensión de los cuadros mentales no
muy claras y precisos en la nosografía psiquiátrica actual. Mas años de
práctica hospitalaria, de concurrencia continua a las salas de los enfer­
mos y de serios estudios y honda meditación, le han permitido a l Dr.
Detta, profundizar aún más en muchos problemas de patología mental,
simplificarlos, f sepafar, subestimándolo, lo que es accesorio, dando m a­
yor realce a lo fundamenlal. Asi, por ejemplo, el capitulo sobre “Delirios”
revela, en el autor, sagacidad clínica y semiológica, gran versación en la
materia, profunda aptitud discriminaliva y fino espíritu de observación.
Este libro no es sólo producto de bibliotecas; -su gestación, en gran parte,
se hizo en las salas del hospital y en el consultorio. N o es un conjunto de
ingredientes ajenos; muchos, y de los buenos, le pertenecen al autor. Pre­
domina en sus páginas un criterio naturalista y científico; pero el Dr.
Betta no es un especialista “ cerrado” y actúa siempre con criterio médico,
clínico. Su gran ventaja está en que antes que psiquiatra fue clínico ge­
neral; tiene, por lo tanto, el hábito, que lo ha hecho arte, de ver a los
enfermos en toda su personalidad dinámica, psicosomática y sociaL Per­
tenece a la clase de médico que quería Hipócrates, quien daba las siguien­
tes consejos: "E l que quiera adquirir exacto conocimiento del arte mé­
dico debe tener disposición natural, buena escuela, posición favorable p a ­
ra el estudio, amor por el trabajo y tiempo suficiente” .
El doctor Juan C. Betta reúne las condiciones hipocráticas descrip­
tas; condiciones que posibilitaron la publicación de este buen libro de
psiquiatría que resultará, sin duda alguna, muy útil para médicos y es­
tudiantes.

A l b e r t o Bo n h o u r .
P R Ó L O G O DE L A T E R C E R A E D IC IÓ N

JJno de los aspectos de solución d ijic il en la enseñanza m édica, del


que no están exentas, seguramente, las otras proyecciones de los estudios
universitarios, es la selección de un buen texto de estudio, de una obra ela­
borada con un criterio práctico, donde la claridad expositiva se conjugue
con adecuadas normas pedagógicas en la redacción y desarrollo de los te­
mes. Así se jacilita la comprensión de aquellos conceptos fundam entales y
básicos, decantados por la experiencia y el conocim iento, que perm iten
m adurar una concreta inform ación, exacta y concisa, como cim iento per­
durable sobre el que pueda forjarse posteriormente, a im perio de la voca­
ción y de las preferencias, cualquier especialización y perfeccionam iento.
Con tal objetivo se concibieron los manuales, aspirando sintetizar ese
nivel m edio ideal de inform ación científica, que es razonable exigir a ¡os
estudiantes y en cuya densidad y secuencia, a lo largo de la progresividad
lectiva, trasciende en suma, el promedio de preparación de nuestros egre­
sados. Fueron resultado, no de la indolencia desaplicada de las pro m o cio­
nes universitarias jóvenes, sino de la gravitación de concretos factores pe­
dagógicos y aún de naturaleza social. Derivan los prim eros de la tendencia
enciclopedista todavía subsistente en los planes de estudio de la alta ense­
ñanza, tan abrumadores como el egocentrismo con que algunos profesores
asumen su desempeño docente y la sobrevaloración que hacen de su mate­
ria. Compelidos los estudiantes a un am bular prem ioso por hospitales y
cátedras, en desmedro de la asiduidad de la lectura, la concepción de la
L n id a d H ospitalaria ha surgido como uruj tentativa de enm ienda. En el
otro aspecto, el acceso al Tratado, como desarrollo exhaustivo y form al de
los temas, tropieza con su vigencia temporaria frente a la d in ám ica del
progreso científico, que obliga a las actualizaciones y du p lica su im posi­
bilidad de adquisición por los alumnos, máxime en estos tiempos conturba­
dos de palingenesia económica, bajo el que intentan reestructurar sus n i­
veles las colectividades humanas.
12 PRÓLOGO DE I.A TERCERA EDICIÓN

Pero la redacción de los manuales no es empresa intelectual sumaria y


simple. No aludimos, desde luego, a los clásicos apuntes, conjeccionados
con tas anotaciones a vuela pluma de las conferencias de Ululares y colabo­
radores, siempre malogrados por la jaita de unidad conceptual como por
la inexperiencia selectiva de lo fundamental y lo superfluo. Nos referimos
a la obra concebida con honestidad, elaborada, diríamos, a través de las
propias vacilaciones en. el enfoque y planteamiento de los temas, sobrelle­
vadas en la experiencia docente, síntesis de lecturas perseverantes y de fre­
cuentación prolongada de las salas de enfermos, hasta adquirir modesta cer­
teza de valimiento y responsabilidad para su ejecución, eclecticismo frente
a dogmas, escuelas y tendencias, agilidad para el ejercicio polidimensional
moderno de la Psiquiatría. Estos son los atributos y el mérito de la obra
del Dr. Juan C. Betta, a quien la Facultad de Medicina de Buenos Aires,
acaba de otorgar la dignidad de Profesor Regular Adjunto de Clínica Psi­
quiátrica, a que se ha hecho acreedor por sus sobrados méritos y títulos
en la enaltecida palestra de la cátedra universitaria.
Su Manual abre cómodo acceso al ámbito de la Psiquiatría, cuyo pri­
mer contacto es siempre un tanto desconcertante y desalentador, ya que no
inquietante por sus presentidas revelaciones. Efectivamente, el estudiante
que en los primeros jalones de su carrera ha encontrado una clara conexión
de conocimientos orientados a finalidades quirúrgicas o clínicas, como ho­
rizontes más vastos de una perspectiva idéntica, vacila frente al enfermo
mental con su apariencia insólita y su dolencia enigmática, ante el cual sus
familiares procedimientos de exploración fracasan en rozamientos sólo tan­
genciales. La exploración de la mente del hombre, de sus perturbaciones
y de sus apasionantes enigmas, en esta hora del tiempo que subraya la gra­
vitación, — hasta en la guerra— , de los problemas psicológicvs, induce una
suerte de profesión de fe. Este Manual es eficiente breviario para esa
iniciación.
R a m ó n M elgar
P R IM E R A PA RT E

PSIGOPATOLOGÍA G E N E R A L
C apítulo P r im e r o

P S I Q U I A T R Í A

Generalidades

Se denomina Psiquiatría, a la rama de la m edicina que se ocupa del


estudio de las enfermedades de la psique, más a menudo llam adas: enfer­
medades mentales.
La Clínica Psiquiálrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos
mentales mediante; 1*?) Una proUja anamnesis que nos in form ará acerca
de numerosos factores hereditarios, congénitos y adquiridos, capaces de
aportar alguna luz respecto a las causas probables o verdaderas de las
perturbaciones que aquejan al enfermo. 2'¡’) U n estudio semiológico com­
pleto que culminará con el diagnóstico clíiiico, al que se llega a través de
los siguientes exámenes: a) Estudio del hábito extemo, que se efectúa
mediante la inspección, b) U n prolijo interrogatorio, de gran im por­
tancia ya que por él es posible conocer el estado en que se hallan todas y
cada una de las formas de la actividad psíquica y las perturbaciones que
presentan, acusadas por signos y manifestaciones que la semiología se en­
carga de descubrir y consignar. 39) Consideración de la evolución de la
enfermedad, a fin de conocer la continuidad, interrupciones y alternativas
de la misma, remisiones y exacerbaciones, periodicidad, etc. 4*?) A conti­
nuación se podrá form ular el pronóstico, que surgirá a través del estudio
semiológico y de la evolución del cuadro clínico. 5*?) Establecido el diag­
nóstico clínico se instituirá el tratamiento adecliado. Cuando, en algunas
oportunidades, las indicaciones terapéuticas surgen del diagnóstico semio­
lógico se recurre a un tratamiento sintomático.
Después de esta visión panorám ica podemos afirm ar que, en la actua­
lidad, la psiquiatría ha logrado desprenderse de las remoras y ligaduras
del pasado, jerarquizándose en su evolución a través del tiempo. E n nues­
tros días se ha convertido en tma de las ramas más importantes de la
medicina, al extremo de que su conocimiento es necesario a todo médico
para el ejercicio del arte de curar, cualquiera sea la ram a m édica hacia
la que dedique su actividad.

Resumen histórico de la psiquiatría

Entendemos que tiene m ucha importancia hacer un a reseña de la evo­


lución histórica de la psiquiatría.
15
16 l’ S IC O P A T O L O G ÍA C E K E R A i

Siguiendo a Régis se acostumbra abarcar Ja historia de ]a psiquia-


Iría desde la aparición del hombre hasta nuestros días, dividiéndola en
cuatro épocas en correspondencia con las que debió atravesar la huma-
nidadí en el recorrido de su evolución:

1*?) Época primitiva.


2'?) Época antigua.
3'?) Época de transición.
4’?) Época moderna.

lí*) Época Prim itiva;

Es la que podemos llamar época prehipocrálica; se extiende desde la


aparición del hombre hasta el advenimiento de Hipócrates.
Es característica dominante de esta época la sujeción del hombre a
las distintas divinidades adoradas por ¡as numerosas sectas religiosas, que
absorbían las creencias de los pueblos prim itivos en plena era formativa.
Todas las manifestaciones de la naturaleza y los hechos de la vida diaria,
normales y anormales, naturales y sobrenaturales, eran atribuidos a los
dioses, a los que los hombres hacían partícipes o responsabilizaban, según
Tas circunstancias’, de su felicidad o de sus males. Por esa causa, en esa
época se consideró a los alienados como ínjluenciados o poseídos por las
deidades del bien o del mal, según fuera la conducta que la forma de alie­
nación determinaba en el enfermo.
Es fácil presumir que, de acuerdo con las concepciones etiológicas
existentes, los tratamientos para estas afecciones fueron creados perfecta­
mente adecuados a esas creencias. Prim itivam ente fueron los sacerdotes los
depositarios de tales conocimientos terapéuticos y los únicos encargados
de su aplicación. Los templos eran los lugares de elección para la práctica
de los medios de curación que, desde las ceremonias religiosas y los exor­
cismos más extraños hasta los castigos corporales y la muerte de víctimas
expiatorias, incluían infinitos procedimientos y actos rituales destinados
a satisfacer a las dioses y a aplacar su ira.

2'?) Época Antigua:

La época antigua se inicia con Hipócrates y termina con el derrumbe


de] Imperio Romano. Comprende tres períodos:

a) Período Hipocrático: Con Hipócrates, que se opuso enérgicamente


a las prácticas terapéuticas de los sacerdotes, nace la rebelión coíitra la
concepción religiosa y divina de la alienación. PodejTios decir que fue
el padre de la medicina mental y demostró tener amplios conocimientos
en la inaieria. Con la denominación de ¡renitis individualizó a la aliena­
ción con fiebre intensa y delirio; seguramente debía tratarse de las psicosis
infecciosas y tóxicas que se manifiestan por fiebre y delirio agudo. La
m anía fue considerada por Hipócrates com o delirio violento. Describió
también a la melancolía, a la que relacionó y atribuyó a los humores
P S I Q U I A T R Í A 17

y muy especialmente a la bilis. Además habló de la locura del embarazo


y de la locura por el alcohol y consideró a la epilepsia.

b) Período Alejandrino: Es un período ele escasa trascendencia en la


evolución de la psiquiatría; transcurre 300 años antes de la era cris­
tiana. Parece marcar una etapa de transición, notándose un estancamiento
en el progreso científico, previo al gran impulso que habría de recibir la
psiquiatría durante el Imperio Romano. En el período A lejandrino deben
destacarse los nombres de Erasístrato y Herófilo.

c) Período Greco-Romano: Tiene gran trascendencia en la historia


de la psiquiatría desde que señala un notorio progreso científico, merced
a la contribución de médicos ilustres de esa época. Entre ellos se destacan
los siguientes:

A sclepíades de B it in ia ; (80 años antes de Jesucristo). Establece una


división neta de la locura en dos grupos; 1) alienación aguda con fiebre,
correspondiente a la jrenitis de Hipócrates. 2) Alienación crónica sin
fiebre, que involucra a la m anía y a la melancolía. Se le debe además
un estudio sobre las ilusiones y las alucinaciones.

C e l s o ; (5 años antes de Jesucristo). Crea el vocablo “ insania” jpara


substituir a! de alienación y establece tres formas de esta afección; 1)
Frenesia que es la forma de insania aguda, correspondiente a la aliena­
ción aguda de Asclepíades y a la {renitis de Hipócrates. 2) La m elan­
colía. 3) Un tercer tipo de alineación que gubdividió en dos grujjos: de­
lirio alucinatorio alegre o triste y el delirio general y parcial. Se debe a
Celso la creación de métodos y reglas pata el tratam iento m oral e hig ié­
nico de los alienados pero, a pesar de ello, fue p artidario de las cadenas,
los castigos y los ayunos.

A rétée de Ca p a d o c e : (80 años después de Jesucristo). Su mayor


mérito reside en haber efectuado prolijas descripciones de la m an ía y de
la melancolía. Consideraba a la melancolía como una tristeza del alma,
como una idea fija en la que se concentraba el pensamiento a’ la m anera
de un delirio circunscripto. Entre las perturbaciones somáticas agregadas
señalaba: constipación intestinal, disminución de la orina, alitosis, pulso
pequeño y ausencia de fiebre. La manía era considerada, po r el mismo
médico, como una perturbación intelectual, un delirio general sin fiebre,
lo que la diferenciaba de los delirios tóxicos. Sostenía que pro ducía exal­
tación de la memoria y de la imaginación, que in du cían al enfermo a
conversar sobre cualquier tema, aun cuando no le fuera conocido. Esta­
bleció por primera vez la posibilidad del pasaje de la m elancolía a la
manía.

C e u u s A u r e l ia n u s ; Establece diferencias netas entre alienación men­


tal y delirio febril. Hace una descripción de los trastornos somáticos de la
melancolía; pero su mayor mérito consiste en haber com batido el trato
inhum ano a los alienados, estableciendo valiosas reglas para el trata­
miento físico y moral.
] !> J’S IC O P A T O I.O tiÍA G E N E R A I,

G a le n o ; (150 años después de Jesucristo). Gran médico de esa


época y autor de numerosos libros; en realidad fue muy escasa su dedi­
cación a este tipo de enfermos. Estableció una división entre lacura idio-
pática y locura simpáíica, deparando mayor importancia a las segundas.

39 ) Época Tercera o de Transición:

Comprende dos períodos: la edad media y el renacimiento.

A ) Edad Media:

Durante la edad media, periodo de obscurantismo para la hum a­


nidad, la psiquiatría no sólo sufre una rémora sino un real retroceso
en su evolución. En efecto, vuelve a caer en la superstición y en la su­
perchería, en manos de brujos y agoreros. Las ideas mágicas dom inan
a ¡os hombres y con ellas a la dem oropatía y la licantropatia. Con esto
surgen nuevamente las antiguas creencias, y los ritos religiosos, los
exorcismos y extrañas prácticas vuelven a asumir la responsabilidad
de la terapéutica de las afecciones mentales. Bajo el im perio de estas
creencias llegaron a cometerse, con los alienados, mayores atrocidades
que en la época antigua; los mismos médicos no pudieron sustraerse
al influjo de estas corrientes; era creencia común que los insanos es­
taban poseídos por entidades demoníacas y que para purificarlos debían
ser lanzados a la hoguera.

B) Renacimiento:

Hacia fines del siglo xvi, con el renacimiento, vuelve la psiquiatría


a jerarquizarse y retomar el camino científico que ya no abandonaría en
el futuro.

P a u l 2L-vcchias: en el año 1584, considera por primera vez los pro­


blemas de los alienados desde el punto de vista médico-legal; así trata de
la responsabilidad moral y legal de los alienados; la capacidad civil y
validez de sus actos; los intervalos lúcidos de los alienados.

-- /W iLLIS: (entre 1622 y 1675). Realizó un prolijo estudio y descrip­


ción de la manía y la melancolía. Observó el paso de los estados m a­
níacos SL los melancólicos y viceversa, lo que llamó locura de doble for­
m a. Este mismo autor describió la dem enda precoz bajo el nombre de
estupidez o morosidad, sin deslindarla netamente 3e la idiocia, de la
imbecilidad y de las demencias restantes.

BonET: (desde 1620 a 1689). Sostiene que el origen de la aliena­


ción se halla en lesiones somáticas viscerales y describe diversas le­
siones halladas en las autopsias.

ViEUSSENs; (desde 1641 a 1689). Sostiene las teorías hjumorales de


la alienación. Sin embargo, con el progreso de la anatomía patoló­
gica, poco a poco pierden terreno las teorías humorales y químicas, in ­
clinándose la opinión hacia el somatismo.
PSI QUI ATRÍ A 19

Sauvages: (éntre 1706 y 1767). Describe la melancolía ansiosa.


Es el creador del vocablo vesania, en el que engloba numerosos tras­
tornos mentales, como ser: estados alucinatorios con delirio, estados
reactivos de excitación y de depresión y estados anormales diversos.

CuLLEN; (entre 1712 y 1792). Piensa y sostiene que todas las íor-
mas de alienación tienen origen en la m anía y en la melancolía. Rea­
liza tratamientos por balneación, duchas, ejercicios y trabajos diversos.
Los medios de internación de la época eran muy precarios, algunos
enfermos iban a las prisiones y en general los alienados estaban re­
cluidos en lugares inhóspitos e indignos del ser hum ano. No era rara
su exhibición en público para esparcimiento del pueblo.

4'?) Época Moderna:

A partir del año 1793 se produce un cambio fundam ental respecto


a los tratos dispensados a los alienados hasta ese momento.
^ Corresponde a la gloria de ser el i niciador y propulsor de
los nuevos rumbos. Luchó enérgicamente contra los procederes in h u ­
manos empleados con los enfermos mentales; señaló reglas para la
internación, además de otras morales y hum anitarias. Pinel describió
cuatro tipos de locura: la raania, la melancolia, la demeacia y la i diocia.
Por esa época se produce un brote regresivo en Alem ania 3ebido
a la teoría espiritualista de S t a h l , que lleva a la creación de la Es­
cuela Psicológica Alerruuia de Lancerm ann, según la cual la locura
era la consecuencia del pecado. Posteriormente, tam bién en Alem ania, se
crea, en oposición a la anterior, la Escuela Som ática, cuya dirección estuvo
a cargo de Nasse, V erinc, Jaco bi, F rie d re ich , etc. Esta escuela se opuso
a la concepción espiritualista, sosteniendo que la alienación se debía a
lesiones somáticas cerebrales o viscerales.
A continuación de Pinel hay que recordar a ^ 01I1RO)L. que creó y
organizó numerosos asilos para alienados. Aisló lo que lla m ó : monomanías,
que corresponden a lo que hoy conocemos por delirios sistematizados. D e jó
muchos discípulos.
Más tarde B ayle y sus colaboradores descubren la causa de la p ará­
lisis genera] progresiva, de la que hacen una p ro lija descripción.
V o iS lN : realiza un concienzudo estudio de la idiocia.
F a lr e t : actualizó los conocimientos de los estados m aniacos y m elan­
cólicos y de la locura circular.
Y a en una época más cercana, corresponde m encionar especialmente
los nombres de C h a r c o t, Lecrand, D u S a u l l e , M o r e a u de T ours,
K ra fft- E b in c , entre otros que impulsaron la evolución de la psiquiatría
hasta la época presente.

Conceptos de soma y de psique

Cuando se estudia Semiología y Clínica P siq u iátrica se plantea al


médico el problema del doble aspecto que, desde el pun to de vista de
20 P S I C 0 M T 0 2 .0 C Í A CENERAi

la patología, presenta la unidad psicofísica que constituye la personalidad


humana.
En nuestros días se ha avanzado mucho en ese terreno, merced a
la dedicación de los médicos al estudio de lo que ha dado en llamarse;
Medicina Psicosomálica. Como una acotación al margen diremos, según
nuestra manera de pensar, que la medicina psicosornática ha sido practi­
cada por los médicos dé todas las épocas que hayan tenido un concepto
cabal de la medicina y de su función en la sociedad. En efecto, a pesar
de la preferente dedicación que la mayoría de ¡os médicos prestan a lo
somático, no pueden menos que contemplar y comprobar la importancia
que tienen los desórdenes psíquicos desencadenados por perturbaciones so­
máticas. Otro tanto ocurre en el sentido contrario, todo padecimiento
psíquico tiene siempre repercusión en lo somático.
Estas observaciones, realizadas a través de generaciones de médicos,
han creado la conciencia de que, en la 'Jnidad psicofísica, las conexiones
entre ¡as partes son tan íntimas que los padecimientos de una repercuten
sobre la otra mediante una doble corriente; desde lo psíquico a lo somá­
tico y, a la inversa, lo somático determina una repercusión psíquica; su
estudio se ha concretado en la m edicina psicosbmática. Pues bien, esta
correspondencia de manifestaciones es perfectamente conocida por la psi­
quiatría desde hace muchísimo tiempo.
Para ubicarnos exactamente en la cuestión, debemos recordar que
desde el punto de vista de la Patología General existen dos tipos de en­
fermedades; somálicas y psíquicas.

I*?) Enjfírmedades somáticas:

Cuya etiología y evolución se efectúan en el terreno somático, y cuya


sintomatologia, objetiva y subjetiva es física. Estas enfermedades se cla­
sifican a su vez en: a) orgánicas, cuando, tienen una localización real y
objetiva en determinado órgano o aparato; b) juncionales, cuando la lo­
calización orgánica es sólo aparente dependiendo de una disfunción del
aparato regulador neuro-endocrino-vegelativo.

2*?) Enfermedades psíquicas:

Cuya etiología también es somática, pero su sintomatologia, tanto


objetiva como subjetiva es psíquica. A su vez se clasifican eM; a) orgá­
nicas^ cuando asientan en un substráete anatomopatológico bien conocido,
como ocurre en las demencias,- las oligofrenias y la confusión mental;
b) funcionales, cuando no tienen su localización en lesiones a nivel del
cerebro, lo que escapa aun a nuestro dominio, pero que, suponemos de­
bidas a perturbaciones de ios centros reguladores neurovegetativos dien-
cefálicos.
E n cuanto nos detenemos a examinar atentamente esta clasificación
caemos en la cuenta de que ella es más convencional que sustancial. Com­
probamos que la división en somáticas y psíquicas es aceptable única­
mente en cuanto a la sintomatologia, por cuanto el somatismo es el rasgo
P S I Q U I A T R Í A 21

dominante y común ^^ptOodas ellas, trátese tanto de las orgánicae como


de las funcionale
A su vez la clasificación de las enfermedades por su sintomatologia,
en somáticas y psíquicas, también resulta un poco incierta debido a que
la* somáticas tienen por repercusión equivalentes^ psíquicos y viceversa.
Respecto a estas ultimas hay que destacar que no es necesaria la exis­
tencia de eníermedades psíquicas para provócar alteraciones orgánicas;
l)as!an las dificultades y ansiedades de la vida diaria y psicológica del
individuo para que se perturbe la salud orgánica; éstas serían las ver­
daderas perturbaciones de naturaleza psicógena.
Esos equivalentes, tanto de una como de otra naturaleza, son de­
bidos al mismo roecanismo en el que la afectividad, mediante las tensiones
y descargas emocionales, desempeña un papel prim ordial. L a participación
de la vida afectiva pone de relieve la importancia que asumen los centros
dience¡álicos, que rigen la vida instintivo-ajectiva y neurovegetativa. Las
emociones se convierten, en esa form a, en los estímulos desencadenantes
de las más variadas reacciones psicosomáticas.
Las emociones desplacenteras, dependientes de los estados prim arios
de miedo y de cólera, son las causantes del m ayor numero de las altera­
ciones patológicas. Todos los estados emocionales derivados de la emoción
prim aria de miedo, especialmente la angustia y la ansiedad, son los pro­
ductores de alteraciones psíquicas, sobre todo neurosis originadas en las
más variadas manifestaciones y alteraciones somáticas. U no de ellos es el
miedo de padecer enfermedades graves, incluyendo el tem or a la muerie.
Por otra parte, en padecimientos somáticos reales con sus respectivas
localizaciones orgánicas, el desplacer y la angustia que el m iedo entraña
agrava el daño, por el agregado del factor psicológico que establece un
círculo vicioso psicosomático.
Más importante aún es que los estados emocionales desagradables
derivados del miedo y de la cólera son productores de lesiones somáticas
orgánicas y funcionales; Desde este punto de vista se deben tener en cuenta
todas las situaciones penosas, las zozobras y las preocupaciones , a que
continuamente se ve sometido el individuo en el transcurso de la vida
y de su evolución en el medio social. A esos factores ambientales se agre­
gan otros m uy importantes, que son inherentes al in d iv id u o mismo. En
primer término hay que considerar la constitución somática con todos
los elementos concurrentes para su integración, entre los cuales lo here­
ditario y lo congénito constituyen lo fundam ental; estos dos factores
determinan la existencia de somas más o menos resistentes, algunos de
ellos de una franca pobreza constitucional característica, que los hace m u­
cho más sensibles a las descargas emocionales. E n segundo lugar es ne­
cesario estudiar la constitución psicológica del in div iduo , con todo lo
temperamental y caracterológico, que proporciona a su vez un determinado
grado de sensibilidad para las reacciones emocionales y las psicosomáticas
concomitantes.
Existen personas que poseen una sensibilidad exquisita para reaccionar
intensamchte, con tensos estados emocionales, aun en presencia de causas
pequeñas; es el caso de los hiperemotivos, en los cuales, en ambos tipos de
22 P S lC O l’A T O L O G ÍA GEN ERAL

constituciones, tanto somático como ¡)SÍquico, son más fáciles las re¡>er-
cusiones emocionales, He donde se puede deducir la gran fragilidad de
aquellas j>eTsona!idades en las que se produce la coincidencia de ambos
factores.
Grande es Ja importancia que tiene para el médico el conocimiento
de esas nociones psicosomáticas, desde el momento que ellas se aplican
a todas las ramas de la medicina. Es necesario que el médico tenga un
conocimiento cabal de la persona que debe tratar; no basta que sea un exi­
m io somatista, que conozca a la perfección la semiología y la patología
médica y quirúrgica, que sea poseedor de todos los secretos y de los ú lti­
mos adelantos de la terapéutica; es tam bién necesario que conozca al
enfermo bajo el aspecto psíquico, que investigue su vida, sus inquietudes,
sus congojas y alegrías, en qué m edio ambiental efectuó su evolución
psicológica, sus tropiezos en el m ismo, sus luchas y sus ambiciones, sus
triunfos y sus fracasos, sus tendencias y sus inclinaciones, sus sentimien­
tos y sus pasiones, stí conducta y, finalmente, sus reacciones frente a los
embates de la vida. Sólo de esta manera, el médico podrá tener un con­
cepto integral y acabado de] paciente que recurre a él. Este conocimiento
lo capacita para una terapéutica efectiva y racional, tanto desde el punto
de vista somático como desde el aspecto psíquico. Desde este últim o pu n ­
to de vista, además de la medicación m odificadora, estimulante y sedante
a la que el médico recurre, no debe de jar de lado los principios elemen­
tales de la “ psicoterapia”, que siempre deben ser empleados.
N o es necesario el conocimiento y el empleo de procedimientos o
métodos más o menos complicados para la aplicación de la psicoterapia;
los médicos siempre la emplean, a menudo sin ser su intención y sin
percatarse de ello, cuando por su sola presencia tranquilizan al enfermo,
o cuando, salvo escasas excepciones, hablan a sus pacientes para desva­
necer íu s temores acerca de su salud y de su vida.
E ! médico debe saber que en cada enfermo se agitan numerosas emo­
ciones desencadenadas por el instinto de conservación, por el tqiedo a lo
grave y a lo irreparable, con su secuela de desasosiego, incertidumbre, des­
esperanza y angustia; estados emocionales desplacenteros que únicamente
se m itigan cuando el médico conversa con él y cuando, de acuerdo con
las conveniencias de cada caso, le explica su estado.
Finalmente, ningún médico ignora que la mejor psicoterapia es la
que llega al enfermo por la senda de la comprensión; la “ psicoterapia
comprensiva” . Estos principios tan sencillos y que nadie desconoce, aun­
que a veces se olviden, constituyen las bases en que se sustenta la medi­
cina psicosomática.

<1 Enferm o m ental

Con riesgo de resultar insistentes repetimos que se entiende por enfer­


mo rraental o psíquico al que presenta una sintomatología esencialmente
psíquica.
Aclaramos que enfermo mental no es lo mismo que enfermo alienado.
E l enfermo mental puede ser: no alienado y alienado.
í ’ S I (J [J [ A T R I A 23

1°) Enfermo mental no alienado:

Decimos que un enfermo mental no es alienado cuando en ning;ún


momento de la evolución de la enfermedad se altera la autocrítica, su
autodeterminación o su autoconducción y que conserva, por consiguiente,
la autonomía de su personalidad porque el juicio no está perturbado. En
este grupo se incluyen las neurosis; los enfermos que la padecen no llegan
a cometer actos que los coloquen en el terreno médico-legal.

2'?i Enjermos mentales alienados:

Son aquellos en los cuales una perturbación del juicio compromete


seriamente la autocrítica v la autonomía -de la personalidad, al extremo
que son irresponsables de sus actos. La perturbación del juicio puede ser
per déficit o por desviación.
El término alienado procede del latín alienus, que quiere decir ajeno.
Luego cuando decimos enjermo mental alienado equivale a decir enfermo
ajeno de la mente, o sea que la personalidad se encuentra fuera de su
cauce normal porque ha perdido la lógica form al de sus elaboraciones
psíquicas por fallas en el juicio. El término alienación es sinónim o de
locura y de píicoxis.
Es oportuno establecer aquí las diferencias entre neurosis y psicosis.
Clínicamenle los neuróticos conservan la auto y la heterocrítica por la
integridad del juicio; los psicóticos en cambio, como padecen una per­
turbación del juicio, pierden su autonomía psíquica. Estas diferencias
determinan, a su vez, las diferencias en el orden médico-legal, desde el
momento que los neuróticos, a la inversa de los psicóticos, conservan
la responsabilidad de sus actos.
Dar una definición clara y cabal de la alienación mental es tarea
barto difícil, pues todos sabemos qué es un alienado pero no es fácil
definirlo con e.xactitud y a la vez con concisión de lenguaje. De las n u ­
merosas definiciones que se ban dado transcribiremos la que pertenece al
Profesor ^erio Rojas, no sólo por la razón de que es argentina, sino porque
la co.nsideramos una de las más exactas y explícitas. Dice de esta manera:
‘‘Alienación mental es el trastorno general y persistente de las fun­
ciones psíquicas, cuyo carácter patológico es ignorado o m a! comprendido
por el enfermo, y que impide la adaptación lógica y activa a las normas
del ambiente, sin provecho para sí mismo n i p a ia la sociedad.”
Esta definición destaca cuatro postulados fundam entales; 1) un tras­
torno intelectual; 2) la falta de autoconciencia; 3j la in a d a p ta b ilid a d ;
4) la ausencia de utilidad.
Decimos que un enfermo mental es alienado cuando presenta una
perturbación del juicio. Sin este requisito no existe alienación. Esta per­
turbación puede consistir; a) En un iasuficiente desarrollo del ju icio, si­
tuación Jeíinitiva e irreparable que encontramos en el síndrom e oligofré-
nico. b) En una debilitación del juicio, tam bién definitiva e irreparable,
presente en el síndrome demencial y en todos los procesos mentales de-
mentÍ2antes. c) En una desviación del juicio, trastorno que puede ser
24 P S IC O P A T O L O G IA G E N E R A L

temporario y más o menos prolongado en unos casos y definitivo en otros.


Se manifiesta en los síndromes de excitación psicomotriz, de depresión
psicomotriz y delirante, d) En una susp^sión del juicio, como en el sín­
drome confusional.
Concretando: Es alienado todo enfermo mental cuyo juicio alterado
aleja la función psíquica de la lógica form al; como consecuencia la per-
>;onalidad ■desadaptada desconoce su estado patológico y permanece ajena
a su situación real.

R esum en

P S IQ U IA T R ÍA

La psiquiatría es la rama de la medicina que estudia las enferme­


dades de la psique o enfermedades mentales.
La clínica psiquiátrica realiza el estudio exhaustivo de los enfermos
Generalidades " mentales mediante: 1) la anamnesis; 2) estudio semiológico por el
examen del hábito externo y un prolijo interrogatorio; 3) estudio de
la evolución con las alternativas de la enfermedad; i) pronóstico;
5) tratamiento.
Siguiendo a Régis se consideran cuatro épocas!
1) Primitiva,
2) Antigua
3) Tercera o de transición
4) Moderna.
ti
Época Prehipocrática, Desde la aparición del hom­
bre hasta Hipócrates. El hombre dominado por los
dioses deí bien y cJel mal; ¡os alienados influencia­
Época
dos o poseídos por ellos. Los tratamientos eran
primitiva
adecuados a las creencias y practicados por los sa­
cerdotes: ceremonias religiosas, exorcismos, castigoi
. corporales y muerte de víctimas expiatorias.
Comienza con Hipócrates y termina con la caída
de! imperio Romano. Comprende tres períodos.
1) Periodo Hipocrático: Hipócrates se opone a la
Historia concepción religiosa. La medicina mental nace con
de la él. Describió: la “frenitis” con fiebre y delirio. La
psiquiatría “manía” que llamó: “delirio violento”. La “melan­
colía” que atribuyó a los humores, especialmente a
la bilis. La “locura del embarazo” y de la “locura
por el alcohol”.
2) Periodo Alejandrino: 300 años antes de Jesa-
Época cristo. Periodo de escasa trascendencia; se estanca
antigua la evolución de la psiquiatría. Se destacan Erasís-
trato y Herófilo. n
3) Periodo Greco-Romano: Se extiende hasta Ga­
leno, 150 años después de Jesucristo. Esta época
marca un gran impulso para la psiquiatría. Pro­
pulsores: Esclépiades de Bitinia; habló de aliena­
ción aguda y crónica. Celso creador del término
insania. Arétée de Capadoce, por primera vez es­
tableció el pasaje de la manía a la melancalía. Celius
Aurelianus lucha contra el trato inhumano y esta­
bleció reglas para el tratamiento físico y moral.
P S I Q U I A T R Í A 25

1) Ediul Media: Época de obscurantismo con ré-


mor» y retroceso para la psiquiatría. Vuelve la b u -
perrtición y la «upercheria; dominan las ideas má-
gicaí, la “demonopatía” y la “licantropatía” .
2) Renacimiento: A fine» del siglo xvi la psiquia­
tría retoma el camino científico que ya no abando-
Época Zacchias: responsabilidad moral y legal
tercera alienados; intervalo lúcido y validez de los
o d« i «c'o*;
transiciÓB Villi*: “locura de doble {orma". Consideró la
demencia precoz con el nombre de “estupidez” o
“morosidad”.
Bonet: origen somático de la alienación.
Vieussens; expuso teorías humorales y químicas.
Sanvages: describe la melancolía ansiosa.
Hiatom Cullen: balneación, duchas, ejercicio y trabajo.
de k
Psiquiatríi Desde 1793 »e producen grandes cambios en el
trato de lo* alienados.
Pinel: fue gran propulsor e introdujo nu?rof rum­
bos. Lucha contra el trato despiadado dictando re­
glas más humanas.
Brote regresivo ra Alemania por la aparición de
la teoría espiritualista de Stahl: ia locura, conse­
cuencia del pecado.
Época Esquirol; fue el fundador de numerosos asilos pa-
internación. Habló de •‘monomanías” que equi­
valen a los delirios sistematizaflos.
Bayle y sus colaboradores estudiaron la paiálisis
general progresiva.
Falret: estudió la “locLja circular”.
En épocas máí próximas debemos recordar los
nombres de Charcuf, Legiand, Moreau de Toors,
, Du Saulles, Krafft-Eliing y 'itros.

L* Psicopatología y la Clínica Psiquiátrica plantean el problema


del doble aspecto de la unidad psicoíísica que conslituye la perso­
nalidad humana.

En patología general se consideran:

1) Enfermedades somáticas: cuya etiología y evolución se hacso


en el terreno somático y cuya sintomatología objetiva y subjetiva es
Concepto» física; orgánicas y funcionales.
de Soma y
de Psique 2) Enfermedades psíquicas: la etiología y la evolución también
son somáticas, pero la sintomatología, objetiva y subjetiva, es psíqui-
c«; orgánicas y funcionales.
La clasificación e« sólo aceptable en cuanto a la sintomatología,
por ser el somatismo el carácter dominante y común de todas ellas.
Según la «intomatología, la clasificación también es incierta: equi­
valentes psíquicos y somáticos respectivamente. En ambos caso» la
afectividad, mediante las descargas emocionales, es e! mecanismo
productor.
26 l ’b lC u P A 'l 0 !.0 C ;iA CENEKAt

Nf) alienados
Clasificación
Alienados

Conservan la autocrítica y la hclerocrítica, la au-


Enfermos tcconducción y la autonomía de la (i^rsonalidad. el
mentales no juicio no está perturbado. Este grupo comprende las
alienados “neurosis” : los enfermos son responsables de b u s
actos.

Pierden la autocrítica y la autonomía de su per­


sonalidad por alteración del juicio, debida;
a) “A insuficiente desarrollo”. Situación irrepa­
rable. Síndrome oligofrénico.
Enfermo b) “ A debilitación” : situación definitiva e irrepa­
menta] rable. “ Síndrome demencial”.
c) “A desviación” : situación temporaria o dctini-
tjva. Síndromes de excitación psicomotriz; de de­
Enfermos
presión psicomotriz y delirante.
mentales
alienados d) “A suspensión” : situación transitoria o definí-
tiva. Síndrome confusional.

“ Es alienado todo enfermo men­


tal cuyo" juicio alterado aleja la
función psíquica de la lógica for­
Concepto mal ; la personalidad de?adaptada
desconoce su estado patológico y
permanece ajena a su situación
real” .
C a p ítu lo I I

E T IO L O G Í A DE LAS ENFERM EDADES M ENTALES

E l estudio de la etiología de las enfermedades mentales fue tarea


harto difícil a través de la evolución histórica de la Psiquiatría, que
recién a partir de mediados del siglo xix abandona la demonologia y la
taumaturgia para adentrarse en una era de franca evolución científica.
En el siglo pasado se encaró el estudio p ro lijo y detenido de numerosos
factores que, directa o indirectamente, pueden desencadenar o preparar el
terreno para una psicopatía.
Esos numerosos factores etiológicos de orden general se han reunido
en dos grandes grupos: exógenos y endógenos.

Factores exógenos

Se consideran factores exógenos todas aquellas causas procedentes des­


de el exterior y que, actuando en forma directa o indirecta, pueden deter­
minar el estado de enfermedad psíquica.
Obran en forma indirecta por modificaciones en el plasma germinal
transmitiendo a la -descendencia malformaciones, distrofias y predisposi­
ciones diversas, y en forma directa sobre el in div idu o m ism o, provocando
modificaciones y alteraciones somáticas más o menos graves.

19) Causas tóxicas:

El alcohol ocupa, entre los tóxicos externos, el puesto de vanguardia,


porque provoca una notoria disminución de las resistencias a nivel de las
glándulas genitales, recayendo sobre los genes y alterando el plasma ger­
minal. Para algunos autores estas alteraciones son m ucho más marcadas
cuando la intoxicación alcohólica obra en el m om ento de la concepción;
otros, que no admiten esta opinión, responsabilizan a la intoxicación al­
cohólica crónica con todas las alteraciones y estigmatologías físicas, entre
las que se contarían las germinales. De una u otra m anera, estas altera­
ciones de los genes convierten al alcohol en responsable de numerosas
oligofrenias y de í-Jan cantidad de epilepsias.
En forma directa, produce en el individuo alteraciones que lo pre­
disponen a las más diversas psicosis, desde los estados distímicos hasta
la demencia pasando por los delirios y los estados confusionales. También
27
28 P S IC O P A T O L O C ÍA GENERAL

el alcohol puede obrar desfavorablemente sobre el individuo durante la


gestación, debido a los excesos alcohólicos cometidos por la m adre; la ac­
ción en este caso seria directa pues el tóxico pasa a través de la corriente
circulatoria.
Otro tóxico peligroso es el plomo, que produce la intoxicación sa­
turnina. E l saturnismo obra en forma directa provocando numerosas alte-'
raciones somáticas, inclusive en el sistema nervioso con repercusión psí­
quica; no permanecen ajenas tampoco las glándulas genitales y el plasma
germinal por lo que, en forma indirecta, determina distrofias y predis-
posiciones.
E l mercurio, el fósforo, el arsénico y los alcaloides en gerferal, son
otros tantos tóxicos que pueden actuar directa o indirectamente.
L a frecuencia de las intoxicaciones por el óxido de carbono y sus
peligrosas consecuencias, lo señalan como uno de los tóxicos más temibles.
Este tóxico se fija a la hemoglobina formando una combinación difícil
de disociar, ia carboxihemoglobina, que reduce el aporte de ojííggno a los
tejidos. L a anoxia hiere de muerte a la célula nerviosa, tal es la gravedad
de esta intoxicación. Después del estado confusional, si el enfermo no mue­
re, puede quedar psíquicamente debilitado por <3estrucción de determina­
das neuronas. Cuando el óxido de carbono afecta al recién nacido la des­
trucción neuronal produce, según su intensidad, diferentes grados de insu­
ficiencia del desarrollo, y más grave aún es cuando el tóxico obra sobre
la madre en el período de la gestación.

2°) Causas injecciosas:

De una manera genera!, las enfermedades infecciosas constituyen im ­


portantes factores etiológicos de las enfermedades mentales. Obran tanto en
forma directa como indirecta, a través de las modificaciones que deter­
m inan en el plasma germinal. Consideraremos algunas de las más im por­
tantes desde el punto de vista de la etiología psiquiátrica.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que parece obrar por in-
ierinedio de sus toxinas sobre los genes, con predilección en la madre, de­
terminando una gran fragilidad constitucional en la descendencia y favo­
reciendo las distrofias cerebrales. La consecuencia de la defectuosa orga­
nización cerebral es la oligofrenia. Las toxinas tuberculosas pueden obrar
tam bién en forma directa, provocando estados de confusión oniroide es­
pecialmente en períodos avanzados de la enfermedad.
La síjilis, que acttía en form a directa e indirecta, es factor etiológico
importante de las enfermedades mentales. Directamente es la causa de la
parálisis general progresiva. Indirectamente, dadas las alteraciones que con­
diciona en el plasma germinal, es causante de numerosas oligofrenias y
predisposiciones diversas en 1a descendencia.
La rubéola de la madre, por alteraciones germinales, puede causar
oligofrenias en los hijos.
Ciertas enfermedades infecciosas que, por su localización y por su
naturaleza, ejercen una acción directa sobre el cerebro, dejan graves se­
cuelas. Así ocurre con las meningitis, encefalitis y meningoencefalitis; sus
E T IO L O G ÍA D E LA S E N F E R M E D A D E S M E N T A L E S 29

consecuencias son los esíados psicóticos post-encefa!íticos y las destruc­


ciones neuronales que determinan el déficit psíquico expresadlo, en el ad ul­
to, por la debilitación psíquica y, en el niño, por una detención del desa­
rrollo.
Finalmente hay que recordar que, entre los factores etiológicos de
la confusión mental, figuran las enfermedades infecciosas acompañadas
de fiebres altas y prolongadas; entre ellas el palu d ism o, la neum onía, la
fiebre tifoidea, las infecciones urinarias, etc., sum an además la acción no­
civa de las toxinas microbianas.

3'<') Causas por enjermedades generales:

No sólo las enfermfedades infecciosas son capaces de alterar e intro


ducir modificaciones en el plasma germinal; tamBién tienen especial im
portancia las llamadas enfermedades metabólicas o de la n utrición: go
ta, diabetes y las avitaminosis en general, sobre todo la carencia de vita
mina B j ; asimismo son de importancia las enfermedades endocrinas, es
pecialmente las que conciernen a las glándulas tiroides, hipófisis y ovario
Las disfunciones de las glándulas de secreción interna repercuten sO'
bre la psique. En efecto, son notorios: la gran inestabilidad psíquica que
acarrea el hipertiroidismo, el infantilismo mental hip ofisario y genital, los
trastornos psíquicos por afecciones suprarrenales com o ocurre en la enfer­
medad de Addison y, con mayor frecuencia, las disendocrinias provocan
la disfunción neurovegetativa predisponiendo o creando el clim a propicio
a Jas neurosis.

49) Causas traumáticas:

Los traumatismos como causa determinante de enfermedades m.enta-


les pueden incidir sobre el individuo en diferentes épocas de la vida, des­
de la gestación basta la edad adulta. Los accidentes que pueda sufrir la
madre, tales como caídas o golpes en el vientre y ciertos medios terapéu­
ticos, como la radioterapia abdominal por ejemplo, recaen directamente
sobre el feto y perturban su evolución.
Las anomalías del parto provocan numerosos accidentes capaces de
producir traumas.en el cerebro del niño. La m ayoría de los partos labo­
riosos y prolongados suelen repercutir más o menos intensamente sobre
el feto, cuya cabeza se encuentra sometida a presiones considerables en la
cavidad pelviana y el cerebro expuesto a ser lesionado en form a directa
y a sufrir las consecuencias de los trastornos circulatorios, que producen
fenómenos de asfixia del tejido nervioso, el cual, por otra parte, es sus­
ceptible de ser destruido por {jequeñas hemorragias capilares debidas a los
aumentos de la tensión intracraneal.
Algo semejante es ]o que ocurre con las circulares de cordón. Ade­
más en las distocias de parto hay que tener en cuenta los traumatismos
producidos por los fórceps cuando es aplicado por manos poco hábiles.
En la etiología de los trastornos mentales es importante tener en cuen-
ta todas las formas de traumatismos craneales, especialmente las produ-
30 PSlCOrATOLOCÍA GENERAL

ciflas en la infancia; caídas y golpes en el cráneo que causan lesiones más


ü menos graves con consecuencias inm ediatas: conmoción cerebral con
confusión mental; y consecuencias mediatas: epilepsia debida a espinas
irritativas por fractura de la tabla ósea.
Otros traumatismos y accidentes somáticos no craneales, cvyas se­
cuelas son impotencias funcionales diversas o desfiguraciones del rostro,
pueden desencadenar trastornos psíquicos graves, estadps depresivos, neu­
rosis, modificaciones del carácter, etc.

59 ) Causas nuirilivas:

Las deficiencias nutritivas también repercuten sobre la psique, pues


al alterar el metabolismo general provocan sufrimiento del tejido ner\'io-
so: ías avitaminosis y en especial la carencia de vitamina tienen gran
im portancia en la infancia, edad de la vida en que no es raro que deter­
m inen deficiencias en el desarrollo cerebral.

6®) Causas psíquicas;

En este grupo deben incluirse todos los trampas psíquicos y morales a


que se hallan expuestos los individuos en el transcurso de la existe'ncia.
Los traumas psíquicos obran en múltiples formas que dependen de las cir­
cunstancias y de las personas. El grado de repercusión que el trauma mo­
ral produce está en directa dependencia de la sensibilidad de cada uno,
por !a tanto es variable de un individuo a otro; algunos sufren intensa­
mente por causas de escasa trascendencia, otros sólo claudican ante cir­
cunstancias graves, y otros caen vencidos cuando coinciden diversos y su­
cesivos traumas morales, como si se tratase de un estado de fatiga y de
sobresaturación psíquica. La mayor parle de las veces estos factores de
orden psíquico determinan estados neuróticos, aunque en algunas circuns­
tancias, tratándose de personalidades psicopáticas, predispuestas, pueden
producirse estados psicótícos reactivos.

7 °) Cansos ambienwlcs:

No se puede restar importancia a los factores ambientales que, en


unas personas más que en otras pueden tener una repercusión desfavora­
ble sobre lodo en aquellas psiques con cierta predisposición enfermiza. In ­
teresa, por lo tanto, conocer en qué ambiente vive y actúa el individuo,
se investigarán todas las situaciones derivadas de su actuación en el me­
dio social que puedan in flu ir desfavorablemente en su psique.

Factores endógenos

Deben ser considerados como endógenos todos aquellos factores pre­


existentes en el individuo y que nacen con él; unos de carácter general
como ser la edad, el sexo y la raza y otros de carácter netamente especí­
fico y transmitidos por la herencia.
E T IO L O G IA DE LA S E N F E R M E D A D E S M E N T A L E S 31

E dad:

i>a edad es un factor de orden general que debe ser considerado co­
mo predisponente y no como determinante de enfermedades mentales,
puesto que !as ¿iícientes edades de la vida traen aparejadas profundas
modificaciones somáticas en el orden metabólico, endocrino y orgánico
con intensa repercusión psíquica. Cuando estas diferentes repercusiones
psíquicas, que normalmente pertenecen al campo de lo fisiológico, son más
intensas que lo común pueden llevar a la psique fuera de las fronteras que
mantienen su equilibrio, adentrándola al terreno que es de dom inio de la
patología mental. .
1) En los primeros años de la vida se asiste al desarrollo de la per­
sonalidad, que hará la evolución somática y psíquica correspondiente has­
ta ¡a llegada de la pubertad. Es durante este período cuando se ponen de
manifiesto los diversos grados de insuficiencia mental, en relación con
la evolución psíquica que alcanza los límites que permita el caudal inte­
lectual.
2 l Con la llegada de la pubertad se producen cambios fundam enta­
les, tanto en el orden somático como en el psíquico, condicionados por la
entrada en función de las glándulas sexuales. Tales modificaciones son f i­
siológicas- y perfectamente normales. Desde el punto de vista psíquico la
personalidad experniienla una sensación de cambio y de transform ación
más o menos acentuada y de carácter transitorio. En el campo afectivo las
manifestaciones son más notorias, modificándose las relaciones con el sexo
opuesto y con el propio. Durante esta época de la vida y en la juventud
hasta la edad adulta la enfermedad mental más frecuente es la esquizo­
frenia. En la ju\entud también suelen hacerse ostensibles las manifesta­
ciones dístímicas.
3 j La edad adulta, cuando es mayor la actividad psíquica del .hom ­
bre y cuando son mayores las luchas y razonamientos en el medio social,
señala la época en que es más frecuente la aparición de los delirios.
4) Durante el climaterio, cuando se inicia la curva de descenso y el
comienzo de la involución de la personalidad, la decadencia física hace
incidencia en la psique si«ndo frecuentes los estados depresivos y las lla ­
madas psicosis con involución.
5j En la última etapa de la existencia que es la senilidad comienzan
¡as perturbaciones circulatorias por el avance de la arteriosclerosis; es
el período de la demencia senil y arteriosclerótica.

2") Sexo:

Ambos sexos presentan diferencias respecto de la predisposición de


las diferentes afecciones mentales.
El hombre, por razones de vida y de trabajo, se halla m ás expuesto
a las enfsrmedades de origen ..laumático, tóxico y a ciertas infecciones
como la sífilis que, como sabemos, es causa de la parálisis general pro­
gresiva. El liombre es también más propenso a la epilepsia y a las pertur­
baciones derivadas de la arteriosclerosis.
32 I’S IC O P A T O L O C ÍA GENERAL




En cuanto al sexo femenino se halla mucho más predispueslo que el
masculino a sufrir crisis emocionales, cuya repercusión es mucho m ayor /
en la m ujer. Esta última, además, sufre con mayor intensidad todos los !;
estados de excitación, siendo más frecuente en ella la psicosis maniaco- ^
depresiva.

39) R aza:

Se ha comprobado que existen predisposiciones especiales en las d i­


ferentes razas para contraer determinadas afecciones mentales. Esto es de­
bido en gran parte y en cada uno de los grupos etnográficos a las normas
de vida y preceptos morales y religiosos, algunos de los cuales incluyen
severas reglas higiénicas; los musulmanes, cuj'a religión prohíbe Éeber
alcohol, constituyen un pueblo que no padece mayormente las perturba­
ciones psíquicas del alcohol.

4'?) Herencia;

L a definición más sencilla y a la vez más completa es la siguiente:


“La herencia es la condición biológica por la cual se efectúa la transmi-
sión de los caracteres de los ascendientes a los descendientes” .
A continuación haremos algunas consideraciones de orden biológico.
Después de las experiencias realizadas por Morgan existe la certidum­
bre de que los cromosomas son los encargados de transportar y transmitir
los caracteres propios de la herencia. E n los cromosomas de las células
germinales se hallan contenidas todas las características y disposiciones,
somáticas y psíquicas, que la herencia transmite a la especie y al individuo.
Se ha comprobado que el número de cromosomas es invariable para cada (\
especie; en el género humano las células germinales poseen originariamente P
cuarenta y ocho cromosomas. Una vez que las células sexuales han sufrido í |
el proceso de maduración sólo poseen la mitad del número de cromosomas [I
de la especie, o sean veinticuatro, de tal manera que, al fusionarse ambas :
células, el huevo resultante contiene nuevamente la cantidad normal de f: ■
cromosoma's. ;
Se presenta aquí la oportunidad de aclarar la significación de dos
vocablos que a menudo crean confusión; ellos son: congénito y keredila- j
rio. Cuando decimos que una persona presenta alteraciones congénitas sig-
nifica que son debidas a alguno de los factores etiológicos exógenos que
obran sobre la madre o sobre el em brión. En la etimología de la palabra
se halla la explicación, cum igual a con y genitus igual a engendrado, es
decir; dos cosas que se engendran conjunta y simidtáneamerUe. A su vez,
se entiende por hereditario todo lo que es transmitido por los ascendientes
a los descendientes bajo la forma de caracteres de especie, de raza y de
familia. Estos caracteres se hallan im plícitos en el plasma germinal, cons­
tituyendo condiciones biológicas indelebles y no modificaciones circunstan­
ciales como ocurre con lo congénito.
Entre otras consideraciones de orden general conviene tener presente:
E T IO L O G ÍA D E L A S E N F E R M E D A D E S M E N T A L E S 33

1) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los padres es


herencia directa.
2) Cuando los descendientes presentan los caracteres de los anteceso­
res es herencia atávica.
3) Cuando los descendientes presentan caracteres pertenecientes a as­
cendientes de ramas colaterales es herencia colateral.
4) Cuando los descendientes presentan caracteres que sé hallan si­
multáneamente en el padre y en 1a madre es herencia convergente. P or es­
te motivo en los descendientes de consanguíneos se observ’a un refuerzo de
los caracteres, tanto en el sentido de mejorar como peyorativo.
5) La disociación de los car aderes, demostrada claramente por el ex-
pcrimento de Correas que se realiza con una planta de ja r d ín llam ada el
dondiego de noche de ia que hay dos variedades, una con flores rojas y
otra con flores blancas. Cuando se cruzan ambas variedades los descen­
dientes tienen flores de color rosado. Cuando los descendientes rosados se
cruzan entre sí, la nueva generación presenta; 50 % de flores rosadas; 25 %
de flores rojas y 2 5 % de flores blancas. El experimento conduce a las
siguientes conclusiones; la variedad de flores rojas contiene en sus game­
tas factores determinantes del rojo, como la variedad de flores blancas
los tiene de su correspondiente color; cuando ambas se cruzan estos fac­
tores determinantes se fusionan y la planta h ija d a flores rosadas. L a
planta h ija no posee factor determinante rosado en sus gametas, sino que
el 50 % de las mismas posee el factor determinante ro jo y el 50 % el fac­
tor deierminante blanco. Cuando las flores rosadas se fusionan entre sí
pueden ocurrir tres casos: a) que las dos gametas que se fusionan sean
blancas, resuIt.indo blanca la planta nieta; b ) que se fusionen dos gametas
rojas, resultando roja la planta niela; c) que se fusione u n a gameta
roja con una blanca, dando una planta nieta rosada. E n cuanto a la pro­
porción igual que la del dondiego de noche, 50 % am arillas im puras, 25 fe
“ ley de las probabilidades” , según la cual existe un 25 % de p ro b a b ilid a ­
des de que las gameta? que se fusionan sean rojas, 25 % de que sean blan­
cas y 50 % de que se fusione una roja con una blanca.
Los factores determinantes rojos y blancos en las plantas nietas ro­
sadas vuelven a disociarse nuevamente e n b us gametas. Las plantas nietas
rojas y blancas son tan puras como las abuelas.

Caracteres dominantes

En el año 1865 un fraile agustino llam ado Gregorio M endel publicó


el resultado de sus experiencias sobre la herencia.
Mendel cruzó plantas de arvejas amarillas con otras de arvejas ver­
des. Las plantas amarillas produjeron arvejas am arillas. C ruzando las h í­
bridas entre sí obtuvo plantas con tres arvejas am arillas por u n a verde,
A primera vista, este resultado no concuerda con el resultado de la expe­
riencia del dondiego de noche; sin embargo, el fenómeno que ocurre es
semejante. Las plantas de arvejas híbridas am arillas (hijas de am arillas
34 l'S IC O P A T O L O G ÍA GENERAL

y verdes) aunque sólo presentan el carácter amarillo visible también


tienen el verde, pero el primero dom ina carácter dominante mientras que
el verde permanece oculto carácter recesivo. En las gametas de laa plantas
híbridas la mitad de los factores que determinan el color pertenecen al
verde y la otra mitad al amariOo. A l mezclarse entre sí se producen
las mismas relaciones que en el dondiego de noche. '

1*?) De la fusión de dos gametas amarillas resulta una am arilla pura.


2°) De la fusión de una gameta amarilla con una verde resulta una
amarilla impura.
3*?) De Ja fusión de dos gametas verdes resulta una verde pura.

Ahora bien: como las amarillas impuras son en apariencia iguales a


las puras, puesto que el carácter verde permanece oculto y siendo la pro­
porción igual que la del dondiego de noche, 50 % amarillas impuras, 25 %
am arillas puras y 25 % verdes puras, se explica por qué de cada tres ar­
vejas am arillas hay una verde en la descendencia de los hibridos.
De acuerdo con estas experiencias llega Mendel a establecer sus co­
nocidas reglas o leyes de la herencia.

1*^) Cuando se cruzan dos variedades de una misma raza los h íb ri­
dos de la primera generación son todos semejantes, predominando los ca­
racteres de una de las variedades (carácter dominante).

2Í') En la segunda generación (nietos) el 75 % presenta el carácter


dominante, mientras que el 25 % restante presenta los caracteres de la va­
riedad hasta ese momento oculta y latente en los híbridos de la primera
generación (carácter recesivo p u ro ).

3°) El 7 5 % de dominantes de la segunda ge-neración comprende:


25 % de dominantes puros y 50 % im puros por contener por mitades el
oaráoter recesivo oculto y latente.

4'?) En la tercera generación (bisnietos), los caracteres dominantes


puros y los recesivos puros continúan dando los mismos caracteres y así
indefinidamente. En cambio el 50 % de dominantes impuros de la segunda
generación dará 75 % de dominantes (25 % de dominantes puros y
50 % impuros) y 25 % de recesivos puros; en esa forma indefinidamente.

Leyes de G alton

Las leyes enunciadas por M endel fueron complementadas por las


enunciadas por Galton.

1'*’) Ley de la regresión: Cuando las parejas por alguna particulari­


dad se apartan de lo general, los descendie/ites también se apartan pero
en menor grado. Cuando por ejemplo, la estatura de los padres es muy
elevada, ios hijos, aunque más altos que el promedio general, no lo son
tanto como los padres. Esto significa que se halla en re2:resiün esa parti­
ETIOLOGÍA D E LA S E N F E R M E D A D E S M E N T A L E S 35

cularidad de los padres con respecto al valor medio de la estatura de los


hombres.

2^) Ley de la herencia atávica: El conjunto de las propiedades he­


reditarias no sólo se debe a los padres, sino también a los abuelos, bisa­
buelos y a toda la ascendencia en progresión decreciente, con razón 2.
De los caracteres del bijo, la mitad corresponde a los padres, a los
abuelos, ^/g a los bisabuelos, a los tatarabuelos y así sucesivamente.

Influencias extemas

Los agentes exteriores pueden producir alteraciones del' plasma ger­


minal capaces de im prim ir en los descendientes una determinada huella;
debido a estas alteraciones en la descendencia varía en diversas formas.

1?) P o r idiovariación: En cada acto íecundativo hay posibilidades


de distintas combinaciones, con las consiguientes diferencias entre los her­
manos.
2^j P or inducción paralela: Se admite que hay factores capaces cíe
modificar al mismo tiempo paralelamente y en ig ual sentido, el plasma
germinal y el somático; como consecuencia en los descendientes aparecen
alteraciones iguales a las provocadas en los ascendientes.
3^) P or inducción somática: U n agente externo m odifica el plasm a
somático del organismo que, a su vez, secundariamente interesa a las. cé­
lulas germinales. El ambiente modifica constantemente a la substancia v i­
va y en esa forma el organismo se va lentamente transform ando y ad ap­
tando debido a las numerosas impresiones que recibe.
Por jajsa herencia (Haeckel) o paraforia (Siemens) se entiende la
exislencia de caracteres que parecen hereditarios por hallarse presentes
en muchas generaciones; en ralidad se deben a influencias del am blen
te, repitiéndose siempre igual en individuos sucesivos. En cambio, los ca
racteres transmisibles por la herencia están contenidos en los ctom oso
mas; esto es un hecho comprobado. Las últim as investigaciones de M o r
gan, en 1937, realizadas en los cromosomas gigantes de las células de la
glándulas sali\'ares de la mosca drosofila melanogaster (mosca del v in a g re ),
han perm itido a este investigador llegar a establecer los caracteres que
corresponden a determinadas zonas del cromosoma.

Herencia en psiquiatría

El prim ero que habló en psiquiatría de locaras hereditarias fue M o ­


re!, en el año 1875. Desde entonces prevalece el concepto de que la aliena­
ción transmite, por herencia, la pre<3isposi( ón a sufrir trastornos mentales.
Con Morel se creyó que en la descendencia de un alienado po dían
aparecer toda clase de psicosis, es decir, que existía un terreno fav o ra­
ble para el desarrollo de las psicopatías. Pero los estudios modernos, es­
36 P S IC O P A T O L O C IA GENERAL

pecialmente los de R udin en Munich, tienden a precisar la modalidad he­


reditaria específica para cada enfermedad mental, sin que hasta la actua­
lid ad se haya podido llegar todavía a conclusiones definitivas. Las leyes
de Mendel se complican en tal forma al querer aplicarlas a las especies
superiores que resulta poco meftos que im posible, tomándolas como ba­
se, establecer un pronóstico. Ocurre con frecuencia que los caracteres re­
cesivos son cubiertos sólo parcialmente por los dominantes; es lo que se
llam a la dominancia incompleta, de manera que pueden aparecer cuadros
frustrados. Otras veces los caracteres se transmiten en una form a incom­
pleta o parcial. Así es como entre las enfermedades mentales se observan
casos de esquizofrenia con tintes ciclotímicos, o psicosis sintomáticas o
parálisis general con tintes esquizofrénicos o ciclotímicos.
Además, en lo que a la herencia se refiere no hay que desestimar
la influencia del ambiente.
De lo expuesto concluimos que hereditario propiamente dicho es
aquello que el hijo recibe contenido ya en los cromosomas paternos; las
demás influencias que pueda sufrir posteriormente, incluso aquellas que
actúan sobre el huevo en los primeros períodos de la vida intrauterina,
son ambientales.
Generalmente factores hereditarios y ambientales coexisten en la gé­
nesis de una enfermedad, y según predominen unos u otros se le llamará
hereditaria o adquirida. En una psicosis podrá haber un 80 % o más de in ­
fluencia del ambiente, como ocurre en las psicosis tóxicas, pero siempre
junto al factor ambiental estará la herencia, que da un carácter individual
al cuadro clínico.
Las enfermedades mentales específicamente hereditarias, de acuerdo
con las determinaciones estadísticas de la escuela de R udin, son: la esqui­
zofrenia, la ciclotimia y la epilepsia.

19) Herencia de la esquizofrenia: De acuerdo con las recientes in ­


vestigaciones, en el 16,4 % de los casos de descendientes de esquizofréni­
cos se manifiesta la enfermedad; sumando esto al factor ambiental de no
manifestación en otros casos, es decir cuando permanece en estado laten­
te, da un 22,2 % (Luxemburger).
La frecuencia de la esquizofrenia en el término medio de la pobla­
ción es de 0,85 % , lo que demuestra una evidente influencia hereditaria.
Estas cifras no pueden ser consideradas como definitivas, n i siquiera co­
mo muy aproximadas, en razón de no haber aún suficiente material esta­
dístico.
29) Herencia de la psicosis distím ica: La proporción de distímicos
en el promedio de la población se considera que es de 0,44 % ; en cambio,
entre los descendientes de psicópatas distím icos es alrededor de 35 % .
El porcentaje desciende a medida que transcurren las generaciones,
si bien no en forma rápida como en la esquizofrenia; los índices revelan
una favorable recesividad. En cambio, es sensible la poca diferencia entre
la anormalidad de los padres y la de los hijo s o, en otras palabras, es
frecuente ver que la enfermedad presenta la misma intensidad en los des­
cendientes que en los progenitores.
C n u i . 0 1. U DE t ' ENFERM EDADES M EN TALES w

3"^] lle rtnc ia de la epilepsia: La frecuencia en el término m edio de


la población es de 0,30 %. Las estadíslicas referentes a ’ los descendientes
de epilépticos dan resultados muy variables y no es posible aún sacar
conclusiones aproximadas, pero es común que entre ellos se presenten diver­
sas manifestaciones psicopáticas: convulsiones infantiles, enuresis, jaque­
cas, -oligofrenias y frecuentes malformaciones. Es indudable qu e se ob-
sf-rvan en prop ¡rciones mayores que en la descendencia de personas nor­
males. La herencia .es de carácter recesivo.
4°) Herencia de la oligojrenia: Parece ser, desacuerdo con las investi­
gaciones realiiadas en gemelos, que existe una oligofrenia hereditaria
Los datos estadísticos permiten concluir que existen fam ilias oligofrénicas;
ia descendencia muestra; gran cantidad de débiles mentales, amorales y
delincuentes. Es de tendencia recesiva.

Concausas

Para terminar con el amplio capitulo de la etiología de las enferme­


dades mentales corresponde hacer un enfoque de la concmisalidad.
Se entiende por concausas a la constelación de factores y causas que
convergen y actúan sobre el individuo desencadenando una eníi-rmedad
menta!. Ante lodo se debe asentar firmemente el concepto de que el orga­
nismo hum ano que se halla expuesto a sufrir una enfermedad, requiere
un terreno previamente preparado por la concurrencia de varias causa;.
La preparación del terreno puede tener lugar antes o después de! naci­
miento. En el primer caso, ciiando el individuo nace con la predisp.'sición,
se dice que es un constilucional; tiene una constitución o un terrenc- fértil
para la acción de factores diversos.
En el estudio de una enfermedad mental debemos hablar de concu­
rrencia de causas o de concausalidad y no de ana causa. Además se da e!
caso de que, en presencia de un factor real y suficiente para desencadt -
nar una psicopatía, la enfermedad sólo hace eclosión cuando, sobre esa
causa principal, convergen un determinado núm ero de concausas. Efie
criterio es el que sustenta el Prof. Bonhour, especialmente con respecto a
la demencia precoz, para la que admite la existencia de una disposición he­
reditaria, a veces tan marcada que no necesita otra contribución.; las con­
causas participan cuando las taras hereditarias son más atenuadas.
Por estas raxones se insiste en la gran im portancia que tiene la p ro ­
lija búsqueda de ¡os antecedentes hereditarios y personales cuando se pre­
tende investigar a fondo la etiología de las enfermedades de la mente.
3B P S IC O P A T O L O C IA G E N E R A L

R e su m e n

E T IO L O G ÍA D E LAS E N F E R M E D A D E S M E N T A L E S

Numerosos factores eliológicos reunidos en dos grandes grupos; eiogenos


“endógenos” .

Son las causas que procedentes del exterior obran directa o in-
directaniente.
En forma “indirecta” por el plasma germinal, determinando dis­
trofias, malformaciones y predisposiciones diversas.
En forma “directa” sobre el individuo mismo, provocando altera­
ciones y modificaciones somáticas.

1} A lcohol: disminuye las resistencias de las


glándulas genitales y altera el plasma germinal; es
responsable de numerosas oligofrenias y epilepsias.
En forma directa predispone a diversas psicosis;
desde estados distímicos hasta la demencia, pasando
por ios delirios y estados confusionales.
Causas J 2) P lom o: intoxicación saturnina, cuyas altera-
toxicas ciones somáticas alcanzan a las glándulas genitales;
indirectamente; distrofias y predisposiciones,
3) Otros tóxicos de acción directa o indirecta:
mercurio, fósforo, arsénico y alcaloides.
4) Óxido de carbono: produce anoxia; la car-
boxihemoglobina impide el aporte de oxígeno.

1) Tuberculosis: las toxinas sobre los genes, es­


pecialmente en la madre producen indireclamcnte
oligofrenias.
Factores
acógenos 2) S íjilis : en forma directa: parálisis general
progresiva. En forma indirecta por el plasma ger­
m in al: oligofrenias y predisposiciones diversas,
(bausas 3) Rubéola: de la madre durante la gestación;
infecciosas ] oligofrenias,
4) Infecciones que obran directametne sobre el
cerebro: meningitis, encefalitis: destrucción neuro-
nal y detención del desarrollo.
5) Enfermedades infecciosas con fiebre intensa y
prolongada; tifoidea, paludismo, neumonías, infec­
ciones urinarias, causa de confusión mental.

í Enfermedades metabóücas o de la nutrición, dia-


Otras J betes, gota, las avitaminosis; las endocrinas, espe-
enferaiedades | cialmente tiroides, hipófisis, genitales, pueden mo-
^ dificar el plasma germinal.

Los traumatismos pueden obrar en distintas épo­


cas de la vida.
1) Durante la gestación: por caídas y golpes en
ausas ^ J vientre materno.
traumaticas
2) Durante el parto: t:onipresiones prolongadas
de la cabeza. Circulares de cordón; fenómenos de
asfixia. Acción del fórceps.
tr iO I.'W - .l» Di, U S E N F E K M K O A bfcS M E M T A LES 39

3) Traumatismos craneales del niño y del a d u l­


to: consecuencias inmí-diatas; conmociones y confu-
Causas sión; consecuencias m ‘-diatas: epilepsias traumáticas.
traumáticas 4) Los traumas no ctanraJes: que pueden dejar
impotencias funcionales y desfiguraciones del rostro,
pueden desencadenar trastornos psíquicos graves.

Causas J Deficiencias nutritivas con alteraciones metabóli-


nutritivas I cas y suírimiento del tejido nervioso. Avitaminosis.
Factores
Los traumatismos psíquicos y morales dependen
eiógenos
de] grado de sensibilidad de cada individuo:
1) Grandes perturbaciones por escasos motivos.
Causas
2) Algunos sólo claudican ante grandes traumas
psíquicas
morales.
3) Cuando coinciden diversos y sucesivos trau-
^ mas: fatiga y sobresaturación psíquica; neurosis.

Los factores ambieniales pueden, en unas personas


Causas
más que en otras, predisponer a enfermedades m en­
ambirntaJes
l tales.

^ Preexistente? en el individuo y que nacen con él.

edad
j sexo

De carácter específico herencia

r Factor predisponente y no determinante. Las mo*


dificaciones somáticas; metabólicas, endocrinas y or-
' gánicas de cada edad y sus correspondientes reper-
I cusiones psíquicas:
I 1) Infancm: desarrollo de la personalidad: d i­
ferentes grados de insuficiencia mental.
2) Pubertad: cambios somáticos y psíquicos por
la nueva actividad de las glándulas sexuales. Sen­
sación de cambio y transformación de la perso-
nalidad. Se modifican las relaciones entre los sexos.
Edad
¡ Aparece la esquizofrenia. En la juventud: las m a­
Factores nifestaciones distímicas.
endógenos 3) Edad adulta: la de mayor actividad psíquica
y la de mayor rozamiento en el medio social. Se
observan los delirios.
4) Climaterio: comienza la involución física y
psíquica. Aparecen los estados depresivos y las psi­
cosis involutivaa.
5) Senectud: traiftornos circulatorios, demencia
senil y arteriosclerótíca.

El hombre por razones de vida y de trabajo, más


expuesto a los traumatismo, a las intoxicaciones, a
la sífilis, afecciones circuiatoria&, arterioscleroBÍs,
Sexo
parálisis general progresiva, delirios.
La mujer más expuesta a las crisis emocionales,
a las excitaciones y a los estados maníacodepresivoa.

La predisposición a las enfermedades mentales


depende de las normas de vida, de las costumbres,
R azi
de los preceptos morales y religiosos propios de
cada pueblo.
40 Ot A T O L ü C U G E N E IIA L

“ Es la condición biológica por la que pe etcclúa


]a tranEinisión de los caracteres de los asccndientc&
a Jos descendientes” .
Morel, en el año 1875 habló por primera vez de
“locuras hereditarias”.
Antiguamente se sostenía que la descendencia de
un alienado era terreno favorable para las psico­
patías en general.
Época moderna con R u d in ; se tiende a la espe­
cificidad de la herencia para cada eiifemiedad men-
, tal. No ee ha llegado a nada definitivo.
1) Herencia de la esquizojrenia: según Luxem-
burger: en los descendientes de esquizofrénicos se
manifiesta en el 16,4 % de los casos.
Factores Herencias esquizofrénicas en el término medio de
endógenos la población; 0,85 % , Evidente influencia -heredita­
ria; carácter recesivo.
2) Herencia de la psicosis distímica: Propor­
ción de distíinicos en el promedio de la pobla­
ción; 0,44% . En los descendientes de disíímicos.
35 %. Carácter recesivo.
3) Herencias en la epilepsia: En el término me­
dio de la poblacióiv; 0,30 %. En la descendencia
diversas manifestaciones psicopáticas: oligofrenias,
malformaciones, convulsiones infantiles. Es de ca-
lácter recesivo.
4) Herencia de la oligofrenia: Herencia oligo-
frénica comprobada; familias oligofrénicas. La des­
cendencia muestra; débiles mentales, amorales y de­
lincuentes. Es de carácter recesivo.

í Gjaslelación de factores y causas que convergen y actúan desenca-


í éaattdo la enfermedad mental; “concurrencia de causas” o ‘'con-
Concausas croalidad” ; nunca “una causa”. A veces ante una causa real capaz
i í iksencadenar una psicopatía, ésta sólo aparece si convergen otras
V íncansas.
C a p ít u l o I I I

EXA M EN DEL ENFERM O M E N T A L

Cuando se inicia el estudio de clínica psiq uiátrica se presenta el


planteo de un nuevo problema que no se halla en ning una de las otras m a­
terias clínicas. Dicho problema se debe a que, en este caso, el enfermo
es un alicruis (ajeno) y, como tal. la mayor parle de las veces no se con­
sidera enfermo. En ello estriba lá diferencia con el enferm o de clínica ge­
neral que se constituye en un voluntario colaborador del médico, some­
tiéndose al interrogatorio y a todos los exámenes necesario para sum i­
nistrar el mayor número de detalles que aclaren el cam ino a seguir en sus
investigaciones. En psiquiatría el enfermo no colabora, m uy por el contra­
rio la generalidad de las veces no concurre al m édico de una manera
e.'ponlánea sino que es lle\'ado de grado o por fuerza por terceros, obstacu­
lizando o negándose, en ocasiones activamente, a todo interrogatorio o
a cualquier intento de e.xamen clínico.
Hecha esta aclaración previa, debemos agregar que dentro del plan
general a seguir para el examen del enfermo es de gran-.importancia es­
tudiar con detención los siguientes puntos: I'”') P ro lijo examen de los an-
tet'edente.s que puedan arrojar alguna luz respecto de la enfermedad que
el sujeto padece. 2'!') Recoger y aprovechar lodos los datos que nos sum i­
nistre la inspección, aun aquellos que aparenten ser detalles insignifican­
tes, pues muchas veces son suficientes para orientar nuestra investigación
en determinado sentido, y para guiarnos respecto a la forma de encarar
el interrogatorio.
Pasando direrlamente a considerar la forma de efectuar la investi­
gación de la enfermedad recordamos que el e.xamen debe dividirse en dos
partc's:

P Estudio de los arilecedenles.


2? Estudio del enjcrmo mismo.

E.STL'DIO DE LOS .\NTECEDENTES

hemos comentado la importancia que reviste en psiq uiatría un


buen estudio de la anamnesis del enfermo; por lo tanto se deberá aplicar
todo el esfuerzo necesario para obtener mayor número de informes, al
mismo tiempo que se j)rocurará comprobar su exactitud y fidelidad. Cuan-
41
42 PSICOPATOLOGÍA GENEHAL

do debido al estado mental dei sujeto que examinamos, no nos sea posi­
ble la obtención directa de los datos será necesario recurrir a personas de
la fam ilia o, en su defecto, a quienes puedan proporcionarlos con la ma­
yor exactitud. En este último caso, el más indicado para hacerlo es el mé­
dico de familia que haya asistido al enfermo.
Eí estudio de la anamnesis comprende tres tópicos:

19) Antecedentes hereditarios y familiares.


2'?) Antecedentes personales y ambientales.
3'^) Antecedentes de la enfermedad actual.

P ) A ntecedentes h e re d ita r io s r fa m ilia r e s ;

Como medida previa debe estudiarse el árbol genealógico del enfermo.


1) En primer término tiene mucha importancia investigar la posi­
ble existencia de taras mórbidas en los antecesores, especialmente las afec­
ciones mentales y neurológicas transmisibles de acuerdo con las leyes de
la herencia.
2) En segundo lugar conviene investigarla posible existencia, en los
ascendientes, de ciertas infecciones que, como la sífilis y la tuberculosis,
se transmiten a la descendencia bajo la forma de distrofias más o menos
graves y predisposiciones diversas.
3) En tercera instancia deben considerarse las diversas intoxicaciones,
entre las que ocupa un lugar preponderante la producida por el alcohol,
responsable directo de muchas frenastenias y epilepsias.
4) Por último interesa la nacionalidad y la raza de los antecesores,
dada la importancia que estos factores tienen en la constitución del ge-
notipo; se completa el estudio con el grado de instrucción, la profesión y
ocupaciones diversas que, ju nto a factores de orden ambiental, nos orien­
tan acerca de la formación del fenotipo.
Se complementa esta primera parte de la investigación con el estu­
dio de los colaterales: hermanos, tíos, primos y otros parientes.

2?) A ntecedentes p er so n a le s :

Su estudio abarca toda la vida del enfermo, desde el nacimiento has­


ta la iniciación de la enfermedad que.se investiga. L a búsqueda de estos
antecedentes en psiquiatría requiere suma prolijidad, debe indagar e l'm a ­
yor número de detalles que contribuyan a proporcionarnos un conocimien­
to cabal del sujeto que tenemos en estudio, de cuyos antecedentes perso­
nales deben considerarse diversos aspectos:

1) Aspecto mórbido:

Conviene conocer todas las enfermedades que el sujeto haya padeci­


do desde su infancia, prestando especial interés a aquellas que por su etio­
logía o localización tengan una marcada repercusión psíquica, tal como
la meningitis y sus secuelas.
EXAMEN D E I, E N F E R M O MENTAL 43

2) Aspeclo juico:

Es importante considerar todas las malformaciones, desfiguraciones e


impotencias más o menos graves y su consiguiente repercusión psíquica.

3) Asjieclo psíquico:

Debe hacerse un resumen de los episodios más importantes vividos


por el sujeto, los traumas psíquicos y emociones violentas que haya su­
frido; su humor habitual, sus costumhres, el grado de sociabilidad, el ca­
rácter y como corolario su conducta dentro y fuera del hogar.

4) Aspecto ambiental:

Desde que el ambiente obra modelando a las personas conviene co­


nocer las características de aquellos en que se ha criado y vivido el enfer­
mo. Los ambientes cultos o incultos, tranquilos o de violencia, económ i­
camente precarios u holgados, tiene mayor o menor repercusión según
sea la constitución psíquica de cada uno. Si a esto agregamos todas las
luchas y los continuos choques diarios a que se hallan expuestas las psi­
ques nos formaremos una idea de la importancia de los factores am bien­
tales.

5) Aspecto sexual:

El despertar de la sexualidad en la época de la pubertad, la m astur­


bación, las primeras relaciones sexuales, la atracción de] sexo opuesto.
Juego el matrimonio, la vida m atrim onial, y los hijos son los puntos que
deben investigarse en el aspecto sexual.

6) Aspecto cuUural:

Es conveniente conocer el grado de instrucción del sujeto: prim aria,


secundaria o universitaria. Si la escolaridad es precaria deberá investi­
garse por qué causa no ha podido ser mejor. Cuáles son sus preferencias
en lectura si es que se manifiesta inclinado a ella. De esta manera no só­
lo nos informaremos acerca del nivel cultural, sino que nos formaremos
un concepto sobre la capacidad intelectual del sujeto.
Para terminar es necesario recordar que todos estos aspectos deben
investigados en las diferentes etapas de la vida del in d iv id u o : la prim e­
ra desde el nacimiento hasta los trece años, que abarca la primera y la
segunda infancia y la niñez hasta la pubertad; la segunda desde los trece
hasta los veinticuatro años que comprende la pubertad y la juventud; y
la tercera después de ¡os veinticuatro años.

S*?) A ntecedentes de la e n fe r m e d a d a ct u a l :

. Con respecto a la enfermedad que aqueja actualmente al in dividuo


interesa conocer:

1) Cuándo comenzó; fecha lo más aproximada posible.


44 P S IC O P A T O L O C ÍA GENERAL

2) Cómo comenzó, cuáles fueron Jos primeros síntomas; cuáles lla­


m aron más la atención de los allegados.
3) Cómo evolucionó la enfermedad desde su comienzo hasta el m o­
mento actual; aparición de nuevos síntomas o modificaciones y desapari­
ción de los ya exislentes.
4) Alternativas; las remisiones y recrudecimieníos de la enfermedad.
5) Qué tratamientos han sido indicados y realizados hasta la fecha
de la investigación que se inicia.
6) Qué repercusión general ha tenido el proceso y especialmente so­
bre la conducta del enfermo.

ESTUDIO D E L E N F E R M O M IS M O

E l estudio del enfermo para ser completo debe abarcar los siguien­
tes exámenes,

1) Examen psíquico.
2) Examen clínico general.
3) Examen neurológico.
4) Exámenes complementarios: radiología, ¡abora!orio, electroencefa-
lografia, neumoencefal6grafía.
Dedicaremos preferente atención al examen psíquico, que comprende
el estudio del hábiío externo y el interrogatorio.

H á b ito externo

Pste estudio se efectúa por medio de la “ ins¡)ección” , que debe ser m i­


nuciosa pues es capaz de revelar datos de interés diagnóstico o, por lo me­
nos. de orientación para el interrogatorio posterior.

1^) Indumentaria y porte dcl enjernio:

Interesa observar detenidamente la presentación del enfermo. En efec­


to; si el estudio de los antecedentes personales nos ha puesto de manifies­
to una personalidad con una determinada constitución psicológica, en la
actualidad la vestimenta y la presentación pueden demostrarnos una mo­
dificación o tma exacerbación de todas las tendencias naturales. En m u­
chas ocasiones tales modificaciones o exacerbaciones son tan notorias que
bastan por sí solas para insinuar un diagnóstico. A ú n dentro de la u n i­
form idad de la ropa que es de uso corriente en los establecimientos hos­
pitalarios se destacan ciertos pacientes por lo extraño o extravagante de
•SU indumentaria o de sus accesorios.

1) Algunos enfermos se distinguen fácilmente porque ostentan sobre


su ropa, en forma bien visible y a manera de condecoraciones, distintos
accesorios a los que adjudican el valor de medallas, l^sto nos permite, en
E X A ^ Í^ :^ D E L E ftfE H M O M EM \L 15

primera instancia, una apreciación del estado del ju icio , el que evidencia
gravea trastornos y traduce la existencia de un “ de lirio megalómano” .
2) Otros enfermos llaman la atención por la extravagancia en el ves­
tir, el empleo de género de colores vivos y brusco? contrastes, el adita­
mento de adornos extraños cuya finalidad es ponerlos en evidencia y
atraer las miradas de los demás. Estos enfermos son los extrovertidos, los
que rápidamente toman contacto con el medio; son los hipom aníacos y
maníacos.

3) Ciertos enfermos revelan un esmero exagerado en el vestir, c u i­


dan celosamente los menores detalles de su indum entaria temerosos de que
cualquier descuido sea en desmedro de su persona. Paralelamente adoptan
aires, de suficiencia que traducen un sentimiento de sobrevaloración; se
sobrestiman, se consideran muy superiores a sus semejantes; así está con­
figurada 'la personalidad paranoica.
4) \o son raros los enfermos sucios, cuyas ropas en pésimas condi­
ciones de higiene y en desorden revelan total despreocupación por el aseo
y cuidado personales; es dado observar este abandono aun en sujetos cu­
yos antecedentes los presentan como pulcros. Todos acpiellos casos en que
hay un déficit de la autocrítica, como ocurre con los frenasténicos, de­
mentes y confusos, presentan esta característica.

2^\ Aspecto psíquico del enjermo:

Teniendo siempre en cuenta la importancia de la inspección, nos de­


tendremos cuidadosamente en la observación del aspecto psíquico del in ­
dividuo somelido a examen. Es esta observación la que nos perm itirá cap­
tar .el estado del psiquismo y el tono afectivo y los sentimientos prevale­
cientes en ese momento.

1) Enjermo excitado: La excitación debe ser considerada desde un


dublé punto de vista: el psíquico y el motriz.
Desde el punto de vista psíquico, es en la expresión del rostro donde
mejor se verá reflejado el estado espiritual del enfermo. E n efecto, la fa-
cie traduce, por intermedio de la mímica, los estados de án im o que el su­
jeto experimenta. La expresión más frecuente del excitado es la de alegria,
que revela estados placenteros y de franco optimismo tal com o ocurre con
los hipomaníacos y maníacos. Estos mismos enfermos, cuando su excita­
ción crece bajo el influjo de vivencias desplacenteras, reflejan en su ros­
tro la cólera o la ira; la facie traduce agresividad o expresa una mueca
do dpsjirccio.
Considerado el aspecto excitado desde el punto de vista motriz se ve­
rán, en concomitancia con lo que el rostro refleja, enfermos inquietos,
en continua actividad motriz, logorreicos, impelidos a descargar su ener­
gía psíquica transformada en actividad motriz. Cuando la excitación cre­
ce la inquietud aumenta; todos los músculos del cuerpo se ponen en ten­
sión, la facie enrojecida responde a la cólera y el aspecto general del su­
jeto revela agresividad.
46 P S IC O l’A T O L O G ÍA GEN ERAL

2) Enjermo deprimido: Siempre teniendo en cuenta el doble punto


de vista, observaremos que psiquicamente la expresión de! rostro refleja
tristeza y ensimisniamiento, pues el enfermo vive intensamente su vida in ­
terior; su entrecejo fruncido denota preocupación, meditación, reflexión y
tristeza. Son propensos al llanto; hacen gestos de disgusto cuando se los
turba en sus pensamientos o cuando perciben alegría a su alrededor; só­
lo viven sus penas.
La faz motriz está en coincidencia perfecta con el estado psíquico. La
actividad motriz es nula o muy escasa; frecuentemente se los encuentra
inmóviles, con el cuerpo encorvado y la mirada fija ; no reaccionan a los
estímulos exteriores debido a la gran preocupación que los absorbe.

3) Enjerm o indiferente: Psíquicamente el sujeto revela, por su expre­


sión, la más profunda indiferencia y desinterés por todo lo que le rodea,
como si estuviera viviendo en un mundo distinto al del resto de los hu ­
manos. Su facie permanece impasible ante cualquier estímulo o requeri­
miento pues su vida afectiva ha sufrido una calda vertical; aparecen como
seres vacíos, sin alma, a quienes nada puede sacar de su estado de bipoafec-
tividad y abulia.
En cuanto a la actividad motriz es muy variable; desde el enfermo casi
itimóví! y que adopta actitudes catatónicas basta el que llega a la excitación
motriz existe una gran variedad de matices.

4) Enjerm o obnubilado: La obnubilación es propia de ciertas enfer­


medades febriles agudas, de intoxicaciones endógenas y exógenas y de
traumatismo creaneanos, por lesiones de las células de Ja corteza cerebral
que provocan una suspensión de, la actividad psíquica y dejan al enfermo
desorientado y obnubilado. Llama la atención el precario estado físico y
el color terroso de la piel; la expresión de su facie revela cxtrañeza. per­
plejidad, asombro y, en casos graves, estupor. Todo indica que el sujeto
ignora lo que le sucede, pues su psique se halla en un profundo estado de
confusión. No es raro ver reflejado en el rostro de algunos enfermos la
expresión de miedo; ocurre en los casos en que padecen delirio onírico
con alucinaciones terroríficas.
Desde el punto de vista motriz se presentan diversas variantes. Se ob­
servan gestos y movimientos disarmónicos en algunos; otros permanecen
más o menos inmóviles cuando llegan al estupor; los que padecen aluci­
naciones se agitan y realizan movimientos defensivos; y otros pacientes
hacen movimientos afines con ¡as tareas que desempeñaban en su vida
normal.

3^*) Actitud psíquica del enfermo:

La actitud psíquica depende exclusivamente del grado de vigor psí­


quico del paciente, de lo cual resulta que sea: m tiv a o pasiva.
La actitud activa, que . revela la existencia de un buen potencial de
«nergias psíquicas, deja traslucir la existencia de un trabajo mental más
FX.AMF.N 0(;r, KNFFKM Ü M ENTAl 1-7

O menos intenso. De un modo general ia observamos en los delirantes y


en ¡O í- maníacos.
actitud pasiva, propia de ]<,s dementes y de los oligofrénicos, ca­
racteriza a una psique pobre, en la que el trabajo menta! es muy precario.

Interrogatorio

En psiquiatría, el interrogatorio es la parte fundam ental del examen


del enfermo ) es el que ha de llevarnos al diagnóstico.
En un esquema general, salvo las variantes a que obligue cada caso,
indicaremos la forma de efectuarlo. En efecto, con ciertos enfermos el in ­
terrogatorio se hace fácilmente siguiendo el cuestionario corriente; con
oíros, a los que este examen ofende porque su extremada susceptibilidad
los induce a sentirse menoscabados eti su dign id ad, hay que encarar el
interrogatorio de otra manera para no correr el riesgo de que el paciente
se niegue a responder encerrándose en un obstinado mutismo. P o r consi­
guiente, de la sagacidad del médico depende, en cada caso, conducir h á ­
bilmente la conversación de manera tal de poder indagar, en cualquier
momento, los datos contenidos en el cuestionario.
El cuestionario del interrogatorio comprende cuatro partes.

P Part e : o k i e n t .^c i ó n .ílU t o p s í q u i c a ;

En primer término debe indagarse si el enfermo se orienta en el sen­


tido autopsiquico; o sea si está orientado con respecto a sí m ismo. S im u l­
táneamente se recogerán una serie de datos que inform arán sobre el es­
tado de todo el psiqui?mo.
A continuación enumeraicmos las principales preguntas que se h a ­
rán al enfermo.

3 I Nombre y apellido: En el caso de que el paciente sepa decirnos


su nombre pero que desconozca su apellido ya sabremos que será im posi­
ble continuar con el interrogatorio, pues solamente un frenasténico p r o ­
fundo ignora su apelativo. En el caso de que el enfermo se hubiera olvi­
dado se trataría de un sujeto profundamente dementizado, pues Jo ú lti­
mo que una persona olvida es el propio nom bre. Cuando el enfermo no
contesta porque no entiende nuestra pregunta nos hallaremos en presen­
cia de un caso de perturbación de la sensopercepción, como ocurre en los
confusos.
En estos tres casos el estudio de los antecedentes y la inspección del
enfermo nos ayudarán eficazmente para aclararnos el panoram a.

2) E dad: FecJui dr nacimienlo: Es importante, a continuación, interro­


gar al enfermo acerca de su edad. Etí primer lu g a r, si el sujeto la ignora
puede tratarse de .in frenasténico, un demente o un confuso; pero no hay
que olvidar que existen j>ersonas incultas que nunca se preocuparon mayor­
mente por conocer su edad exacta. En segundo lugar, la edad constituya
ur' factor importante en la afección que el sujeto padece; sabemos que cier-
P S IC O P A T O L O C ÍA CENTRAL

las eiiíermedades mentales aparecen en una época determinada de la vida.


La t squizofrenia, por ejemplo, es una enfermedad de la juventud que ge­
neralmente se inicia entre los 15 y 20 años; los delirios en g e n e ra l entra
los 30 y 50 años y la demencia senil después de los 6f/ años.
Si el enfermo ha contestado satisfactoriamente a esta pregunta debemos
inquirir la fecha de nacimiento, lo que nos informará acerca: a) de la
exactitud del primer dato; b) del estado de la memoria del sujeto; c)
de su grado de instrucción, pues no saberla puede ser un índice de su
escasa preparación dada la cual ha restado importancia a ese dato de
identidad.

3) Estado civil; fecha de matrimonio: Siguiendo con el examen au-


topsiquíco indagaremos sobre el estado civil. De form ular la pregunta
con esas palabras nos sorprenderán algunos enfermos que por su insufi­
ciente instrucción ignoran el significado de estado civil; se interrogará,
en ese caso, diciendo: casado, soltero o viudo.
Cuando el sujeto es casado investigaremos la fecha de matrimonio.
Este dato tiene importancia porque nos revela el estado de la mem oria pues­
to que, en condiciones normales, es m uy difícil -que una persona olvide
hechos que marcaron acontecimientos trascendentales de su v id a ; en caso
contrario debe pensarse en un déficit de esa función.

4) Fam ilia: cónyuge, hijos, padres, hermanos: En un paso más ade­


lantado del interrogatorio trataremos de obtener informes sobre la fam i­
lia. Si el sujeto es casado, se presentará acerca del cónyuge, de los h i­
jos y de sus respectivas edades y fecha de nacimiento o de defunción; si
es soltero, se hará ia misma investigación acerca de los padres y de ¡os
hermanos.
/)
5) Profesión, salarios, escolaridad; Asume importancia el conocimien­
to de la profesión u ocupación del enfermo, desde que algunas activida­
des producen intoxicaciones de diversa índole y ciertas profesiones favo­
recen el hábito de drogas heroicas, como ocurre con los médicos y los far­
macéuticos. Además, el trabajo que el individuo realiza nos inform ará sobre
el grado de'capacidad que posee; algunos sólo están capacitados para
efectuar los trabajos más rudimentarios. Asimismo interesa conocer los me­
dios de subsistencia, los salarios o la situación económica para formarnos
una idea de la manera de vivir y las posibilidades ambientales en que actúa
la persona que investigamos; sus sinsabores y preocupaciones de orden
material, los desvelos relacionados con la responsabilidad que significa la
carga de ia familia, etc.
Para completar este conocimiento será necesario saber el grado de
escolaridad que posee; instrucción prim aria, secundarla o universitaria.
Cuando la escolaridad es precaria se impone indagar qué circunstancias
im pidieron que fuera más vasta, 1o que interesa no sólo para podeR aqui­
latar la capacidad intelectual, sino porque en muchas oportunidades nos
perm itirá apreciar una debilitación del nivel intelectual debida a un tras­
torno deficitario, como ocurre en la demencia.
EXAMEN DEL ENFERMO MENTAL 49

2? P a r t e : ORiENXAaÓN alopsíquica

La segunda parte de! interrogatorio trata de establecer si el eníerino


se orienta en el ambiente. Comprende la orientación en el tiempo y la
orientación en el espacio.

1^) Orientación en el tiempo: Como prim er paso debemos averiguar


si conoce la fecha del dia. Si contesta correctamente no hay por qué insis­
tir; en ocasiones algunos llegan a indicar hasta la hora aproximada. C uan­
do se trata de enfermos que hace mucho tiem po que están internados, y
no tienen oportunidad de tener diarios y alm anaques, puede suceder que
no sepan exactamente la fecha pero que tengan una idea aproximada, con
lo que demuestran que se orientan en el tiempo.
Cuando manifiesta dudas debemos ayudarlo con el interrogatorio co­
menzando por lo más fácil; se le preguntará cuál es el año, luego el mes,
el dia de 1a semana, la fecha y lá hora. Im porta tam bién interrogar sobre
la estación del año, ya que algunos individuos, cuya sensibilidad se halla
más o menos embotada, no experimentan ni frío ni calor, como ocurre
con los frenaslénicos y con algunos dementes.
Si deseamos asegurar aún más acerca de la orientación en el tiempo,
podemos preguntar al enfermo que está internado en qué fecha ingresó y
cuándo defea egresar del hospital.

2*^) Orientación en el espacio; Ante todo es necesario establecer la d i­


ferencia entre orientación en el espacio propiam ente dicha y orientación
en el lugar.

a) La orientación en el espacio propiamente dicha es la noción de


distancia, de altura, de espesor, de anchura, de m agnitud, de capacidad,
que nos permite ubicar con exactitud los objetos en el m undo exterior y
vincularlos con nuestro mundo interno. La orientación espacial se altera
en los estados tóxicos y en algunos esquizofrénicos.

b) La orientación en el lugar, consiste en el reconocimiento del lugar


en que el enfermo se encuentra o haya estado, mediante el auxilio de la
memoria de evocación y de reconocimiento.
Con este fin comenzaremos por averiguar cuál es su procedencia, de
dónde viene, cuál es su domicilio exacto, ciudad, calle, ba rrio ; cuál es el
lugar en que se encuentra en ese momento, calle, núm ero y barrio.
Terminadas estas dos primeras partes del interrogatorio arribaremos
a las siguientes conclusiones: 1” ) Cuando el enfermo está orientado auto
y alopsiquicamente está globalmente orientado; p o r consiguiente es un en­
fermo lúcido. 29) Cuando esíá desorientado auto y alopsiquicamente esíá
globalmente desorientado; es por consiguiente un enfermo no lúcido. 3*?)
Cuando está orientado en un sentido y desorientado en e¡ otro está par­
cialmente orientado y, por ende, parcialmente lúcido . En este últim o caso
debemos especificar cuál es la desorientación que el enfermo padece; des-
orienlado en el tiempo o desorientado en el espacio.
De lo dicho inferimos que un enfermo está lúcido cuando conserva
normal su atención, su sensopercepción y su memoria.
50 PSICOPATOLOCÍA GENERAL

3^ P arte ; c o n c ie n c u de situación

Para saber si el enfermo tiene conciencia de situación hay que ha­


cerle preguntas referentes al momento en que se está actuando. Así por
ejemplo: ¿qué hace usted aqu í?, ¿quiénes son las personas que se hallan
a su alrededor?, ¿qué hacen?

4^ P arte ; conciencia de e n fe rm ed a d :

También llam ada; conciencia de situación específica o especializada.


Para saber si el sujeto se considera o no enfermo la pregunta adecuada
será; ¿está Ud. enfermo? S i contesta afirmativamente interesa saber si
tiene conciencia de la enfermedad mental, puesto que puede considerarse
enfermo de cualquier otra cosa; corresponde entonces preguntar: ¿de qué
se encuentra Ud. enfermo? En el caso de que el paciente no se consi­
dere enfermo, si se trata de un individuo lúcido con conocimiento de que
está internado en un hospital de alienados, se le d irá ¿si Ud. no está
enfermo, en calidad de qué se halla aquí? A partir de este momento
iniciará algún relato que debemos limitarnos a escuchar atentamente, ha­
ciendo las preguntas ulteriores de acuerdo con lo que el sujeto manifieste;
es importante preguntarle si sabe qué enfermos se asisten en el hospital.
Terminado el interrogatorio tendremos en nuestro poder datos con­
cretos relativos al funcionamiento de la psique proporcionados por el
mismo enfermo, que nos informará respecto al estado en que se hallan
las tres esferas que la integran: intelectual, afectiva y activa.

R esum en

EXAM EN DE ENFERM O M ENTAL

En los antecesores:
1) Taras mórbidas
Antecedentes 2) Infecciones; sífilis y tuberculosis
'hereditarios 3) Intoxicaciones: (alcohol) ; oligofrenias y
epilepsias.
4) Nacionalidad y raza (genotipo)

Aspectos;
mórbido „
la. Parte: psíquico
Antecedentes
Estudio de los físico
personales
antecedentes ambiental
sexual
cultural
Cuándo comenzó
Cómo comenzó
Antecedentes
(]ómo evolucionó
enfermedad
Alternativas (remisiones y recrudecimientos)
actual
Tratamientos realizados
Repercusión en la conducta
E )iA M E N D E L E N F E lt M O M ENTAL 51

Ejíámenes:
1) psíquico
2) clínico general
3) neuroíógico
4) complementarios (radiología, laboralorio, clcctroence-
lalografía, neum oínceíalograiía)

' 1) Condecorados
2) Extravagantes (m
Indum entaria J níacos)
porte I 3) Pulcros y fobrevalo-
rados
^ 4) Sucios, desordenados
Hábito
externo 3) Excitado
Aspecto 2) Deprimido
psíquico 1 3) Indiferente
4) Obnubilado

Actitud 1) Activa
psíquica 2) Pasiva
2a. Parte:
1) Noinbre y apellido
Efiudio del 2) E dad; fecha de na-
enfermo cimienlo
mismo Orientación
3) Estado civil
aulopsíquíca
Examen 4) F am ilia
psíquico 5) Profesión; salarios;
escolaridad

1) En el t i e m p o (fe­
chas)
Orientación
2) En el espacio
alopsíquica
3) En el lugar (d o m i­
Interroga- ^
cilio)
torio
Del momento en que es­
tá actuando:-
Conciencia
¿Qué hace usted a q u í?
situación
¿Quiénes son estas per­
sonas?

Si está enfermo;
¿de qué?
Conciencia
Si no está enfermo:
enfermedad
¿qué hace en este
lugar?
C a p ít u l o IV

P S íC O P A T O L O G ÍA D E L A A T E N C IÓ N

A T E N C IÓ N

Dcf^inición y concepto

■‘La atención es una actitud mental mediante la cual es posible con­


centrar la actividad psíquica sobre un objetivo, que pasa, en esa forma, a
ocupar en la conciencia el punto de mayor concentración.”
Antes de continuar debemos detenernos en un punto de capital im-
¡jortancia y sobre el que conviene insistir. Cuando nos abocarnos al estudio
de )a psique es necesario Iiacerlo con el concepto firme y bien madurado
de su indivisibilidad. La psique debe considerarse como una totalidad;
pero sus múltiples y variadas manifestaciones nos obligan a establecer
diferencias, las que a su vez permiten mantener un orden didáctico en
nuestras observaciones y exposiciones. Estas diferencias entre las m ani­
festaciones de la elaboración mental han llevado a crear la noción de
junciones psíquicas, a! extremo que boy resulta difícil sustraerse a esa
denominación. Sin embargo, no bien sometemos estas diferencias a un
severo análisis dicha noción de funciones se desvanece, para dejar paso
a la de jornias de expresión de la actividad psíquica.
En efecto, tales funciones no son otro cosa que las distintas m odali­
dades de la actividad mental, i'ebículos para la formación de vivencias’ que
impresionan a la conciencia, con la cual se identifican, transmitiendo al
individuo la poción más perfecta de su propia personalidad y de su vida
espiritual. Luego, sólo podemos hablar de la junción psíquica en forma
global, con sus diferentes manifestaciones: atención, sensopercepción, aso­
ciación de ideas, juicio, etc.
Aclarada esta cuestión previa, la atención es, de acuerdo con nuestra
definición, una actividad psíquica puesta en juego por el influjo de la
elaboración mental y por los múltiples estímulos que, procedentes de I0.9
mundos externo e interno, impresionan el amplio campo sensorial.
Cuando se logra que un objetivo ocupe el campo de la conciencia
y so mantenga en el punto de m áxim a concentración, se tendrá lo que se.
denomina poner atención o prestar atención. Una vez nuís. la atención
no es una función sino una actitud, a la vez que se advierte que no es un
fenómeno estático sino esencialmente dinámico, desde el momento que
prestar atención implica una actitud en un sentido o dirección determinada.
52
I'S IC O P A T O L O C ÍA D E L A A T E N C IÓ N 53

Ahora hien; tan difícil es haWar de funciones psíquicas en e! srn-


tidü estricto del vocablo como establecer los limites precisos entre ellas.
Todas estas manifestaciones constituyen actos complejos, íntimamente lig a­
dos entre si, a! punto que es completamente imposible t¡ue una actividad
psíquica se manifieste prescindiendo de las otras. Así por ejemplo: atender
es al mismo tiempo percibir, percibir es asimismo comprender, para com­
prender es necesario evocar y asociar conocimientos, relacionar, comparar
y valorar; entra en juego, como vemos, todo el mecanismo de la acción
de pensar. Esto corrobora una vez más la unidad de la psique. Tampoco
se puede separar ¡a alención de lo afectivo; se atiende con mayor solicitud
todo aquello quf interesa en el terreno de las inclinaciones naturales; con
lo que se confunden en la atención el campo intelectual y el afectivo.
Además la atención supone y requiere voluntad, la que participa en gran
escala cuando la acción lleva a prestar aíer.dón. Esta participación de la
^'oluntad pone, csimiírao, cJaraniente de manifiesto que la atención no es
una función sino un acto. Al considerar pues este aspecto de la atención
nos es dado obfer\ar cómo con ella se pone en juego tqdo el mecanismo
del accionar psíquico, fusionándose todos los planes hasta disipar la noción
de ¡as tres grandes esferas de la psique. Otro tanto ocurre con cualquier
o:ra rasriíesíación psíquica que consideremos, prueba irrefutable de la
íntima conexión que existe entre elhs y de la totalidad indivisible de la
psique.
Por medio de la atención podemos aislar un obieto determinado entre
varios otros, el que ocupando el punto de m ayor concentración adquiere
n ás rla riíb ij p;i la conciencia; los restantes objetivos quedan fuera de
fcco. por lo que sólo se tiene vago conciencia de ellos. Con otras palabras,
riierced a í.t a'ención se realiza la selección del objetivo que, al impre­
sionar ¡liicn^ar,lente la conciencia, es vivenciado por e! espíritu. Es asi
como la atención transforma la sensopercepción de orden general de oír
en el arlo de esriichcr y la de ver en el acto de m irar. Es decir que,
cuando se ordena escuchar o mirar, se ordena atender.
La atención constituye una actitud psíquica principalísim a. M i estra
¡iequenas variante? en cai'a persona, las que deben ser consideradas comu
caracterislicas personales; se identifica así con la personalidad misma a
la manera de un rasgo que le confiere indiv idualidad .
La atención mantiene siempre a la personalidad en estado de alerta
para su adaptación al m undo exterior y a su m u nd o inteiior, m ovida por
¡03 estímulos que constantemente hacen im pacto en el plano sensopercep-
tivo. Es indispensable a la personalidad: 1°J para su deíplazam iento en
el mundo externo, pues le permite informarse sobre su posición témporo-
espacial; 2” ) para informarse acerca de las inaniíestaciones fisiológica-
y modificaciones patológicas de su medio interno; 3'?) para sus elabora
ciones psíquicas, ya que merced a la atención el intelecto establece orden
y organización en su trabajo; sin ella no es posible la elaboración inte-
kxiual; su debilitación o carencia produce confusión en la conciencia que
cae en el caos y la incomprensión.
54 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E IU t .

Efectos de la atención

Cuando estudiamos los efectos de la atención, o sean los resultados


obtenidos por el acto de atender, am pliamos y aclaramos tam bién los
conceptos que acabamos de considerar.
1*?) La atención, al concentrarse sobre un objetivo aumenta la cla­
ridad y exactitud de su noción, desde el momento que, al reducir el campo
de la conciencia, lo3 restantes objetivos se esfuman. La concentración per­
m ite una m ejor percepción de los diversos aspectos y detalles, por lo que
la atención se convierte en una actitud indispensable para el análisis.
2*?) Desde el momento que la atención reduce el campo de la con­
ciencia sobre el objetivo, lim ita la actividad intelectual a la vez que la
intensifica en el sentido hacia el cual va dirigida.
39) La atención favorece la fijación por la memoria. L a concentra­
ción sobre el objetivo determina la form ación de una imagen más nítida
e intensa; hay, por lo tanto, una mayor fuerza en la fijación, de donde
resulta más fácil, posteriormente, vencer las resistencias para su evocación.
Luego, una buena atención favorece y fortalece la memoria.
4'?) Como ya lo hemos dicho,-es requisito indispensable para las
elaboraciones psíquicas, que no podrían llevarse a cabo sin su’ concurso
por falta de orden en los procesos. Una vez más se pone de manifiesto la
importancia de la concentración atentiva, como requisito previo para que
<bla psique pueda realizar su cometido.

Intensidad de la atención

La intensidad o agudeza de la atención consiste en el vigor desplegado


en el acto de atender, vigor que depende del caudal de energías psíquicas
que se aplica para lograrlo.
De la agudeza de la atención depende el grado de nitidez y de dife­
renciación de los diversos contenidos mentales.
La intensidad de la atención se halla supeditada a diversas circunstan­
cias de orden fisiológico y patológico, a la acción de estimulantes como
el café, el alcohol, etc. Depende asimismo del estado de fatiga física, tanto
nerviosa como muscular.

Fatigabilidad de la atención

L a atención es muy variable de una persona a otra; la mayor o me­


nor fatigabilidad depende, en gran parte, del vigor psíquico que cada
una posea. Además, se observa, en una m ism a persona, que el grado de
cansancio depende de numerosos factores fisiológicos y patológicos. En
condiciones normales, la atención es mucho m á s ' difícil de sostener por
la noche, al final de todo un d ía de actividad, que p o r la m añana des­
pués del reposo nocturno. La atención se fatiga también, por la persisten-.
P S IC O P A T O L O C ÍA P E L A A T E N C IÓ N 55

d a de! mismo estímulo, lo que no significa su agotamiento puesto que


se renueva en cuanto la solicita un nuevo objetivo.
En condiciones patológicas es más íatigable en los estados deficitarios

Concentración y dispersión de la atención

Ei grado de concentración, de la atención, consiste en la energía y de­


dicación que la psique dispensa a un objetivo determinado. Esa energía,
de que dispone la atención, provoca un determinado grado de tensión,
que no es sólo psíquica sino también física. E n efecto, las distintas partes
del cuerpo adoptan diversas actitudes de tensión según sea la dirección
en que la atención se concentra. Si observamos la tarea que realiza un
aríefano veremos como, al concentrarse la atención, se manifiesta la co­
rrespondiente tensión psíquica y la de los grupos musculares y partes del
cuerpo que Lan de intervenir en la realización de la acción especifica.
Otro tanto se observa en los deportistas o en cualquier actividad h u m a­
na que se considere. Estas tensiones físicas no son exclusivas de los ac­
tos de atención relacionados con la actividad corriente y con la d in á m i­
ca corporal; también se producen cuando la atención se concentra en la
realización de un objetivo puramente intelectual, cualquiera sea la elabo­
ración psíquica que ocupe la mente. En este caso, la musculatura de la
cabeza y del cuello se pone tensa manteniendo fijas esas partes del cuer­
po, a la vez que el rostro adquiere una expresión característica, arrugas
en la frente, fijeza de la mirada, gestos particulares, etc.
Esta concentración de la energía en un sentido determinado, provo­
ca su disminución en cualquier otro. Es el caso de una persona cuya con­
ciencia, en el trance de leer, es atraída por otro asunto de mayor interés
o trascendencia; su atención se desvía bacía el nuevo objetivo y aunque
continúa leyendo, lo hace de manera automática sin compenetrarse del
sentido de la lectura. Esta fonna de inatención se conoce con el nombre
de desviación de la atención.
Otra forma es la que se denomina distracción de la atención. Se ca­
racteriza por el estado de relajación o laxitud; las ideas y las percepcio­
nes transcurren indefinida e indiferentemente, sin que la mente se deten­
ga sobre ninguna de ellas; en otras palabras, sin prestar atención a cosa
alguna.
Estos dos estados de inatención se nos muestran completamerfte d i­
ferentes desde el punto de vista psicológico; en la desviación la atención,
atraída por un estímulo de mayor interés, se aleja de aquel por el que
fue primitivamente requerida, tomando un sentido diferente; en la dis­
tracción la atención llega a un grado de total dispersión, la conciencia
permanece inactiva y las ideas sin ordenación.

Formas o tipos de atención

Siguiendo a Ribot distinguiremos dos formas fundamentales de aten­


ción: 1) La atención espontánea, también llam ada natural, fisiológica, au-
'■ ií': I

56 PSICOI'ATÜLOGÍA CENER.4.L

tomática, refleja o reactiva; 2} La atención voluntaria o atención* dirigi­


da o psicológica.
Aclaramos que ambas no son más que dos aspectos diferentes de la
atención, distintas mcidalidade-! de un mismo proctso determinadas por
las circimstancias imperantes.
L a atención espontánea es la form a natural y más simple. Depende
esencialmente de todos los estímulos que, procedentes del exterior y del
interior, impresionan al sensorio. Por esta razón se la llama tam b ién : aten­
ción refleja o sensorial. La atención espontánea informa a la conciencia
de los hechos que ocurren en el m undo exterior y de las modificaciones
y reacciones fisiopatológicas que acontecen en el organismo.
También ha sido llamada atención pasiva, teniendo en cuenta la for­
ma más simple y primitiva de la atención sensorial, es decir cuando és­
ta es requerida por un estímulo externo brusco e intenso. Consideramos
inadecuada esta denominación pues entendemos que la atención es siem­
pre activa, aún en esta última circunstancia. E n efecto, un estímulo sen­
sorial intenso, luminoso o sonoro, atrae de inmediato la atención dehidoo
'’al impacto que produce en el sensorio, lo que supone la aplicación de una
determinada cantidad de energía que la aparte del objetivo que hasta ese
momento la reclamaba. Luego, aún en este caso la atención es activa ya
que, a pesar de la espontaneidad del acto, a través del mismo se traduce
el deseo del espíritu de informarse sobre lo acontecido.
Cualquiera que sea pues la form a de atención es im posible despren­
derse completamente de la participación volantaria. La diferencia funda­
mental entre amhas modalidades, consiste en que la espontánea es bre­
ve y transitoria, mientras que la voluntaria se dilata en el tiempo por obra
de una mayor concentración sobre el objetivo; además esta últim a vuelve
sobre 'el mismo, por imperio de la voluntad, cada vez que es interrumpi­
da por un episodio espontáneo y breve. S
La atención voluntaria constituye un grado más intenso y más avan- I
zado de la atención, en que la voluntad conduce a la concentración psí- I
quica sobre un objetivo en forma sostenida y por un tiempo más o me- I
nos prolongado. |
La atención voluntaría, propia de todas las personas, es mucho más
notoria en' aquellas que tienen un adiestramiento especial, tal como los
que estudian, los investigadores y todos los que, por la índole de su ocu­
pación, deben permanecer concentrados y atentamente vigilantes. La aten­
ción voluntaria muy activa y predominante revela a la persona poseedo­
ra de una vigorosa organización psíquica.

-^Condiciones que estimulan la atención

La enumeración y el estudio de las causas que activan la atención


contribuyen también a establecer las diferencias entre las dos formas de
la misma.
Consideraremos a continuación los factores capaces de atraer la aten­
ción espontánea por la estimulación sensorial.
i'S lC O P A T O I.O G lA D E LA A T E N C IO N 5/

1*?) El estímulo debe tener una intensidad suficiente, para llegar a


iwipresionar a los centros sejisorialcs correspondientes.
2*?) El estimulo debe tener detenninaóa m agnitud. Cuanto más au­
mente la magnitud del estímulo tanto más atraerá la atención; pero só­
lo dentro de ciertos limites, pues en el caso por ejemplo, de un dibujo
que alcanza dimensiones muy grandes se produce la dispersión de la aten­
ción al ampliarse exageradamente su campo.
3'^) La repetición del estimulo mantiene activa la atención, siempre
que la repetición no se haga en forma arbitraria sino ateniéndose a un
ritmo determinado, lo que significa una variante que excita la curiosidad.
4*^) La desaparición del estímulo, tam bién activa la atención. C u an ­
do se retira de una pared un cuadro que estábamos habituados a ver, lo
que excita la atención no es la desaparición en sí, sino el cambio que ex­
perimenta nuestro contenido mental preexistente.
5°) Otras condiciones importantes son; la novedad, la variedad y la
rareza de los estímulos; en todos estos casos se trata de impresiones nue­
vas, repentinas e inesperadas que estimulan el sensorio. En el comercio,
los anunciadores y propagandistas, tienen m uy en cuenta estas condicio­
nes que estimulan la atención.

Otras consideraciones

La atención es puesta siempre en juego por el mecanismo afectivo


que se manifiesta bajo la forma de inlerc'S. D icho interés no es más que
la exj)resíón (le los debeos, •i::clinacioncs y tendencias naturales de la per­
sonalidad.
La alei'.ciüi) c-- pues c?pontáiieainente atraída por lodo aquello que inte­
resa y agrada a cada uno. Dice Ribot; “la atención tiene siempre por cau­
sa estados afectivos"; "las grandes atenciones son siempre provocadas
y sostenida por grandes pasiones \
Medíanle la atención voluntaria, o dirigida, la persona repara tanto
en las cosas agradable-' como en la? desagradables, siendo posible esto ú l­
timo mediante un adiestramiento especial que sigún R ib o t consiste: “ en
hacer agradable ¡lor artificio, lo que no lo es por naturaleza” .
I.^a atención, sobre todo en la forma voluntaria, se acompaña de una
serie de manifestaciones somáticas que, al m ism o tiempo que la exteriori­
zan, determinan características particulares en cada persona.
Estas manifestaciones sornáticas consisten en las maniíeslaciones v a­
somotoras, respiratorias, expresivas, musculares y motoras, que ya hemos
mencionado.
Uno de los aspectos más importantes de la atención es su introver­
sión, o sea cuando, abstrayéndose de los sentidos, enfoca hacia las ideas,
pensamientos, sentimientos, y a toda la vida psíquica superj,„r que culmina
con la meditación espiritual. En este caso, la atención recibe también la
denominación de rejlexión. La reflexión interviene en las diversas activi­
dades humanas, arle, ciencia, moral, religión o política. Las modiíicacio-
"¡8 P S IC O P A T O L O C ÍA G E N E R A .L

nes pomálicas, especialmente las mímicas, se hacen más evidentes. J.a iní-
inica facial revela que el individuo se halla ausente del medio, absorto
en 5US meditaciones. Esta expresión suele complementarse con la inm ovi­
lidad del cuerpo y con actitudes diversas de las manos, ya sea tomando
la cabeza o apoyando en ellas la frente o la barbilla. También en estos ca­
sos, en los que la atención es firmemente dirigida hacia la meditación, se
pone de relieve la ¡ncUnadón afectiva por el tema sobre el cual se medita.
En cuanto al tiempo que puede ser mantenida la concentración aten-
tiva está en relación con el vigor psíquico de cada persona, el que es re­
velado por el grado de fatigabilidad de la atención. Por otra parte, en una
misma persona varía en los diferentes momentos del día; en efecto, la
concentración es tanto más corta cuanto más nos acercamos a la finaliza­
ción del día en que la fatigabilidad es mucho mayor.
Finalmente, se entiende por extensión de la atención a la am plitud que
abarca el campo de la atención; esta am plitud se mide por el número de
unidades de percepción que el individuo puede captar por nitidez en la
unidad de tiempo, o sea, por segundo. Corrientemente ese número oscila
entre 4 y 5 unidades. Además, en condiciones normales, la atención debe
ser simultánea e igualmente eficaz en sus dos form asj espontánea y volun­
taria; es lo que se conoce por atención conjugada.

PS IC O P A T O L O C ÍA D E L A A T E N C IÓ N

Las perturbaciones de la atención son esencialmente de orden cuanti­


tativo, desde el momento que no és más que una actitud cuya capacidad
se encuentra supeditada a la cantidad de energía psíquica que se le dis­
pense. Son precisamente ¡as variaciones de esa cantidad de energía, las que
dan lugar a las distintas manifestaciones patológicas de la atención.
Las citadas perturbaciones son:

Aprosexia
Hipoprosexia
Hiperprosexia
Paraprosexia

1*?) Aprosexia:

Se entiende por aprosexia a la falta absoluta de atención. Este tras-


topno sólo se puede encontrar en los casos de agenesia mental y en los es­
tados de coma, en estados estuporosos profundos, en las demencias muy
avanzadas, con gran destrucción de la personalidad, si bien en este último
caso siempre es posible observar la forma más simple y rudimentaria de
la atención como respuesta a los estímulos externos.

2'?) Hipoprosexia:
Consiste en la disminución de la capacidad atentiva. De una mane­
ra general decimos que encontramos atención pobre en todos los casos
en que existe escaso vigor psíquico.
PSICOPATOLOCÍA DE LA ATENCIÓN 59

La hipoprosexia se puede presentar en grados muy variables, desde


los más Jeves o los más profundos. Es bien conocida la hipoprosexia de
los oligoírénicos, de los dementes y de los confusos.

3*?) Hiperprosexia:

La hiperprosexia consiste en una hiperactividad de la atención. Pue­


de no significar un estado patológico cuando se observa en personas con
un adiestramiento metódicamente adquirido, com o ocurre en los que rea­
lizan tareas manuales difíciles y riesgosas, lo m ism o que en los que estu­
dian y en todos los que desempeñan tareas intelectuales.
En estados patológicos, es frecuente en algunos delirantes que tienen
especial cuidado por atender y descubrir cuanto detalle puede serles útil
como testimonio de sus concepciones.

4°) Paroprosexia:

Esta alteración especial de la atención determina un apreciable au ­


mento en su forma espontánea, pero a expensas de una notoria dism in u ­
ción de la forma voluntaria.
La paraprosexia es considerada por algunos autores como de orden
cualitativo; nosotros no compartimos este criterio, pues pensamos que se
trata de un trastorno de cantidad, aumentada en un sentido y d is m in u i­
da en el otro. Es caracteristica de los estados de excitación psicomotriz,
especialmente de la manía.

EST A D O D E L A A T E N CIÓN E N LOS D IV E R S O S


S ÍN D R O M E S M E N T A L E S

1^) Síndrome de excitación psicomotriz:


La excitación psíquica trae como consecuencia una gran inestabili­
dad de la atención, la que pasa, sin detenerse, sobre los más variados esti­
mules. Su m ovilidad es constante, no se fija nunca sobre ningún objetivo.
En el maníaco se presenta, bien manifiesta, la alteración que llam a­
mos paraprosexia; es decir, que en él la atención espontánea prevalece so­
bre la forma voluntaria. De una manera general, la atención del m a n ía­
co es casi exclusivamente espontánea. Totalmente m óvil y fugaz, captan­
do en la unidad de tiempo, un número de unidades de percepción m ayor
que el normal.
Esa captación tan superficial, como consecuencia está sujeta a num e­
rosos errores dado el rápido tránsito de la atención que, requerida por
múltiples estímulos, parece interesarse por todo sin detenerse sobre n in ­
guno. La atención del maníaco no obedece a la voluntad porque la gran
exaltación afectiva, que acelera el ritmo psíquico, dificulta la autoconduc-
ción supeditando en gran parte la actividad psíquica a los impulsos de
la vida instintivo-afectiva. Por eso sólo se observa la form a simple de la
atención, la refleja o automática, debido a que el enfermo tiene evidente
('•() r s i f OI A !(H .O C IA i .k m ;h a l

dificultad para canalizar!,•!, dirigirla o administrarla voluntariamente. La


alorición voluntaria se consigue difícilmente en los maníacos, pues atien­
den Con superficialidad, la atención conjugada es de muy rara obser­
vación, ) fs injposihie la forma reflexiva porque la laquipsiquia los in-
capatila para meditar.
En definitiva, la paraprosexia determina siempre un perjuicio para
la actividad psíquica superior que se encuentra cuantitativamente eii dé­
ficit, porque el proceso atentivo, si bien tiende a lo sensorial por el pre­
dominio de la forma espontánea, es débil por su inestabiliad, dificultan­
do la nitidez de las percepciones y la firmeza de las elaboraciones psíqui-
cat que, por otra parte, carecen de la contribución del psiquismo supe­
rior. Luego, diremos una vez más, que la paraprosexia constituye un tras­
torno cuantilativo de la atención que se traduce por una merma de su
capacidad.

2'') Síndrome de depresión psicomotriz:


Los enfermos deprimidos y melancólicos padecen de hipoprosexia
aparente. Esta denominación nos remite a las conexiones del enfermo con
el mundo exterior, así como a todo lo que signifique estimulación exó-
cena. Rajo este aspecto hay que reconocer una niar^-aíJa hii!rpt:o''e';ia: no
así cuando consideramos su profunda introversión. El inciancólieo, con
su gran exaltación afectiva defplacentera, tiene una intensa vida interior
alimentada por sus penas y sus angustias. La atención de un melancól'co,
en relación con su mundo interior, se manifiesta muy activa en Li capta­
ción de toda !a estimulación endógena, exaltada por los estados c?re=lo-
páíico? frecuentes )' por la contemplación constante de su vida.
A la inversa de lo que ocurre con el maníaco, que no puede conrer-
trarsc, el melancó)llcü concentra su atención bajo la forma reí.exiva para
meditar sobre sus actos y hacer el examen de su propia vida, de donde
ernaii¿¡n sus ideas de impotencia, de ruina y de autoculoabilidad. Ln re­
sumen. la atención del melancólico es, introspectivanieate, muv activa y
persif tente, fija en su propio mundo interior se desentiende .de lo externo
(|ue pasa poco menos que inadvertido.

3?) Síndrome dcliro.nle:


La atención en los enfermos delirantes presenta alternativas; a me­
nudo es normal, pero, en determinados momentos, puede observarse una
franca hiperprosexia patoíógica. sobre todo en algunos tipos de delirios.
Consideremos, en primer término, lo que ocurre en el delirio siste­
matizado interpretativo. El enfermo presta especial atención a cuanto acon­
tece en torno suyo, tratando de descubrir y fija r hasta los hechos de más
pequei'ia significación, a los que le suele dar un valor inusitado e inter­
pretar siguiendo la corriente ideoafectiva que domina .su psique. En estos
enfermos es frecuente también la atención introvertida, ocupada en la
búsqueda de recuerdos que, al ser actualizados, son sometidos a una nue­
va interpretación, y a las que les asignan una significación que pasó inad­
vertida en el rnomeaío de su fijación. Asimismo, la atención introvertida
PSICOPATOLOGIA DE LA ATENCIÓN 61

puede concentrarse reflexivamente para la elaboración de sus concepcio­


nes, las que los conducen a prolongados actos de meditación. Esto es
particularmente- frecuente en los comienzos de la enfermedad cuando el
delirio no se ba manifestado aún, es decir cuando se halla en la etapa de
elaboración.
También es muy activa la atención de los que padecen delirios alu-
cinatorios. En estos casos los enfermos adoptan actitudes caracteristicas
en concordancia con el órgano sensorial que percibe la alucinación. S i se
trata del oído, se verá al enfermo inclinado hacia el lado de donde proce­
de el estimulo y, en ocasiones, haciendo pantalla con la mano en busca
de una percepción más nítida. Cuando la alucinación visual es la que
atrae la atención, cdmo se observa en algunos delirios tóxicos agudos, el
enfermo adopta distintas actitudes, de asombro, de miedo, de terror y de
defensa.
Hay que tener presente, además, que lo? delirantes Interpretadores y
ios alucinados son extremadamente desconfiados, viven en constante in-
tranquilida’d, preocupados por lo que pueda tramarse contra ellos, lo que
los obliga a extremar los recursos de vigilancia y mantener su atención
en estado de alerta.
Puede ocurrir que, en los momentos de gran concentración reflexi­
va de los deüratiles, se perturbe y disminuya la capacidad para la atención
espontánea de los estímulos físicos, como si existiera un entorpecimiento
del sensorio que dificulta la atención conjugada.

4*?) Síndrome esquizojrénico:

L n examen superficial de los esquizofrénicos arroja un saldo desfa-


^orable para la alención, que parece acusar una dism inución de carácter
global. Sin embargo un examen más detenido revela que esto es una apre­
ciación más aparente que real, desde el momento que es posible sacar a los
enfermos de su inercia y lograr que presten atención al interlocutor; por
otra parte, sorprenden, a veces, comprobando que han fijado hechos que
no se suponía que hubieran registrado.
Para el estudio de la atención de los esquizofrénicos deben tenerse
en cuenta dos aspectos y dos épocas diferentes de !a evolución de la en­
fermedad: el comienzo y los estadios avanzados.
Al comienzo de la esquizofrenia son muy aparentes la indiferencia y
la desalencíón para todo lo que concierne a la vida de relación y al trato
con los semejantes. La atención es requerida por la intensa preocupación
producida por las vivencias extrañas, que transmiten, por una parte, la
sensación de cambio y de transformación de la personalidad y, por otra,
el cambio del mundo externo; esto insume toda la actividad psíquica de
los esquizofrénicos. Ün prolijo y paciente interrogatorio proporciona la
prueba de que la atención está activa en esa dirección; en efecto, revela
la íntranqui'idad del enfermo que ha fijado numerosos detalles respecto
a esas sensaciones de cambios internos y externos, cambios que, poco a
poco, lo transforman y lo desadaptan del ambiente. Al buscar la explica­
ción de iodos estos hechos cae en interpretaciones que, aunque erróneas
C2 r S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

y qUe lo llevan al delirio de influencia, están indicando que la atención se


m anifiesta a través de ellas con un buen grado de concentración reflexiva.
En los comienzos de la enfermedad, por lo tanto, se produce una
franca disociación de la atención que, al introvertirse para estas reflexio­
nes, disminuye su capacidad en la forma conjugada.
En ios estadios evolutivos más avanzados, cuando el enfermo se des*
conecta totalmente del ambiente realizando una nueva adaptación al mun*
do de introversión, la atención se va empobreciendo paulatinamente, apa­
rejada al descenso general que culm ina con el disloque de la función
psíquica. Cuando el defecto esquizofrénico se hace profundo surge la in ­
capacidad de concentración atentiva, que acarrea la im posibilidad de
conducción y coordinación de las elaboraciones psíquicas. En estas condi­
ciones la vida del enfermo transcurre sumida en una profunda indiferen­
c ia ; ai acontecer del m undo externo se desliza ante él sin ser vivenciado
p o r la conciencia porque la incapacidad atentiva imposibilita todo regis­
tro. Luego, en las esquizofrenias de evolución avanzada, la atención se
apaga simultánea y paralelamente con la extinción de la vida psíquica.

5*?) Síndrom e conjusional:

En el síndrome de confusión mental se produce una suspensión más


o menos acentuada de la función psíquica, de acuerdo con el grado de
obiiubilación que padezca la conciencia. Es notoria la dificultad que tie­
nen los confusos para atender. En muchos casos realizan extraordinarios
esfuerzos por prestar atención y comprender, sin resultado, cuál es su si­
tuación; al esforzarse por saber lo que les ha sucedido y dónde se encuen­
tran, la psique es rápida presa de la fatiga y la atención se apaga.
E l trastorno de la atención en el confuso se debe al embotamiento
en que se encuentra sum ido el sensorio, lo que dificulta la percepción de
los estímulos. Según sea el m ayor o menor grado de dificultad, la dism i­
nución de la atención oscilará entre los grados leves de hipoprosexia has­
ta la aprosexia, en los casos más graves y extremos de obnubilación que
llevan al estupor confusional. P ara qué el enfermo pueda percibir es ne­
cesario sacarlo de su estado de torpeza sensorial recurriendo a la estimu­
lación intensa y repetida y valiéndose a veces de la aplicación de agua
fría. En esa fo rm a es posible apreciar el intenso esfuerzo que realiza para
percibir lo que ocurre a su alrededor y orientarse en el espacio.

6?) Síndrom e dem encial:

Puesto q ue el síndrome demencial se caracteriza por una debilitación


global de la psique, la atención presenta variados grados de hipoprose­
xia en relación directa con el grado de intensidad de la ^emencia.
La hipoprosexia es leve en los comienzos del proceso demencial, pero,
en todos los casos, la concentración es trabajosa y la fatiga psíquica
es de pronta aparición.
E n los casos avanzados, en demencias con gran destrucción de la per­
sonalidad, el trastorno se hace m uy evidente; la atención muy debilitada,
,se torna completam ente inestable y F.uperficial, hay una gran dificultad
P S IC O P A T O L O C ÍA DE L A A T E N C IO N 63

de concentración, la cual es imposible de lograr finalmente. En condicio­


nes extremas, cuando la demencia sume al individuo en una vida sólo
vegetativa y cuya actívidadi psíquica se rcdüce a cero, se produce una
real sproscxia. E n estos estados se observan únicamente reacciones auto­
máticas y reflejas como respuesta a ios estímulos intensos, pero sin que
se haga ningún registro en la conciencia.

7^) Síndrom e frenasténico:


En este gíndrome, de detención del desarrollo psíquico, encontramos
diferentes matices de la capacidad atentiva según cual sea e! grado de la
ii)suficieDcia mental.
En el campo de la idiocia se observa, en primer lugar, la aprosexia
en las graves agenesias mentales. E n segundo término, la gran hipoprose-
xia de los idiotas mayores o profundos, que sólo muestran una forma de
atención sensorial m uy superficial respondiendo a }« estimulación proce*
dente desde el medio externo. E n ellos, la atención es atraída como res­
puesta a los intereses y necesidades materiales inmediatos de la personali­
dad. E n los idiotas menores esa misma atención sensorial se insinúa en
y, mayor escala. Es atraída más fácilmente, pero tiene m uy escasa fijeza; el
m undo físico se desliza ante d io s sin detenerse en n in g ú n momento, aun­
que se observa un mayor interés por las cosas y las personas encargadas
de satbfacer sus necesidades primarias.
La atención es más notoria en los imbéciles, que muestran un esbo­
zo de vida psíquica rudim entaria. Si bien es siempre m uy superficial y
predominando la form a espontánea y sensorial, ya es posible advertir en
ellos la aparición de la atención .voluntaria que, aunque insuficiente, de>
nota una m ayor complejidad en la estructuración psíquica.
En los débiles mentales aumenta paulatinamente la capacidad aten­
tiva a medida que se acercan al límite que separa la norm alidad de la in*
suficiencia psíquica. Es m uy inestable, superficial y fatigable la atención
de los débiles mentales profundos, en ios que predomina la forma espon­
tánea y sensorial; y se observa que va aumentando la capacidad de con­
centración voluntaria, a m edida que se aproximan a la capacidad inte­
lectual de los fronterizos. Estos últim os son capaces de atenciones sosteni­
das, que les permiten una buena fijación mnemónica y la adquisición de
conocimientos de regular jerarquía.

i
E X P L O R A C IÓ N D E l A A T E N C IÓ N

El m ejor procedimiento para la exploración de la atención es el que


se realiza mediante el examen directo del enfermo, durante el transcurso
, del interrogatorio. Desde el mismo momento que nos colocamos frente
i al enfermo nos convertimos en un estímulo para él. Nuestras preguntas
I atraerán su atención, y sus respuestas nos inform arán si las atendió y las
comprendió; comprobaremos, además, hasta qué punto nos será posible
64 P S IC O I’AT OI.OG ÍA GENEft,^L

establecer contacto con el enfermo y el grado de atención que nos presta.


Ksto Be confirm a también por la observación de numerosos detalles que
no» proporciona la inspección; es muy importante, por ejemplo, la expre­
sión del rostro, la íoimica y la actitud general gue acompaña al acto de
atender. Además de lo que clínicamente pueda obtenerse, puede recurrir-
se a diversos tests; he aquí algunos:

l ’?) Test de Bourdon:


Es el m ás antiguo de los tests sobre la concentración de la atención.
Consiste en tachar determinadas letras de un texto escrito en un idioma
extranjero.

29) Test de Toulouse:


Como el anterior, del cual es una variedad, se usa para estudiar la
concentración. En una hoja de papel se hallan representados numerosos
cuadraditos provistos, cada uno, de una colilla dirigida en tres direccio­
nes diferentes. El examinado debe tachar todos los cuadraditos con la
colilla dirigida en el mismo sentido. Es el test que se emplea para las
personas analfabetas.
Estas dos pruebas deben durar 10 minutos cada una; al cabo de
cada minuto se ordena al sujeto marcar con una señal el lugar del
texto o del papel en que se baila y de inmediato se le hace continuar con
el ejercicio,
La Vjaloración de estas pruebas se hace generalmente en forma cuan­
titativa; pero también se puede interpretar cualitativamente.

V a l o r a c ió n c u a n t it a t iv a :

1*?) El número de letras o de cuadraditos debe estar comprendido


entre 80 y 160. 2^) El número de jallas (omisiones más errores) no debe
exceder al 10 % de los acicri.is. 3*?) Los errores no deben exceder a las
V b partes de las omisiones. ■
Si el sujeto responde bien a las tres exigencias su distracción no se
puede atribuir a causas orgánicas o funcionales; debe interpretarse que
tiene alguna preocupación pasajera, algún conflicto por resolver. En caso
de que no responda a las tres exigencias debe efectuarse- la;

V a l o r a c ió n c u a l it a t iv a :

1'?) El número de aciertos por debajo de 80, indica una inhibición


psíquica. 2^) Cuando hay más errores que omisiones, debe interpretarse
como resultado de un déficit o insuficiencia intelectual. 3^) Si las omi­
siones exceden del 20 % señalan una falta muy grande de concentración.
Estas pruebas pueden servir también para entrenamiento de la con­
centración; para lograrlo se repiten diariamente los ejercicios, pero sólo
con la mitad de la hoja, registrando cada día el tiempo y el número de
errores y omisiones.
PSICOPATOLOCÍA DE L A A T E N Q Ó N 65

3^) Test de las adiciones sucesivas de Kraepelin:


Se escriben varias columnas de números dígitos. El sujeto debe su­
9 mar abladamente el primero con el segundo; el segun­
7 6 do con d tercero; d tercero con el cuarto, escribien­
6 3 do a la derecha sólo las unidades de la suma. Cada
4 0 minuto, a una indicación del examinador, hará una
2 6 señal en el punto en que se encuentra. Mediante el
5 7 test se establece una curva que muestra las oscilacio­
7 2 nes de la fatiga como elemento perturbador de la aten­
8 5 ción.
3 1 De acuerdo con Kraepelin se tienen tres fases:
9 2 1?) Inicial: de escasa duración, cuando la curva se
1 0 eleva, el número de sumas en la unidad de tiempo es ma­
5 6 yor y menor el número de errores.
7 2 2^) De rendimiento máximo: en que la media se
9 6 mantiene al mismo nivel aunque con oscilaciones.
2 1 3^) De decrecimiento: en la que, poco a poco, la
tí'*’' 4 6 fatiga aumenta el número de errores y de omisiones.
r^'
6 0
5¡'
K> 8 4
2 0
etc.
R esumen
ATENCIÓN
atención es una actitad xcectal me<iiaiite la
cual es posible concentrar la actividad psíquica so-
bre UQ objetivo, que pa&a a ocupar el punto de
mayor coDcentración en la coccieoda*'.
1^) Debe tenerse el concepto de unidad c indi-
visibilidad de la psique. Totalidad cayo funciona*
lism o ae evidencia por varíadat iormaa de eipreaión
de la actividad psíquica.
2^) La atención ts una m odalidad de dicha acti*
yjdad, que entra en juego por toda suerte do
elaboraciones mentales y la estimulación externa c
interna.
3^) Poner o prestar atención, cuando m coloca
P tíc o ] o ^ «
Definicióa el o b j^ iv o eo e) pujito de mayor concentración de
concepto
de ]a atención la conciencia. Prueba de que la atención no es una
ostuialcza
función sino una actitud.
4^) Todaa las manifestaciones psíquicas e$tin ío*
timamente ligadas; atender es percibir^ percibir es
comprender; para eato es nece&aria la actividad de
todo ú mecanismo de penaar.
!;
S^) La atención es inseparable de lo afectivo;
se atiende con mayor solicitud lo que más interesa.
6^) La voluntad participa en gran escala en el
acto de atender. La atención aumenta la claridad
del objetivo sobre el que se í ija voluntariamente.
7^) La atención mantiene a la personalidad en
estado de alerta, para su perfecta adsptación a los
I ^ mundos trtr.m o t interno.
66 P S IC O P A T O L O C IA G EN ERAL

1^) A um enta la claridad del objetivo. Es un ins­


trumento de atiáliaisi
2 ^ ), L im it a . la actividad intelectual aJ reducir el
Efectos de campo de la conciencia.
la atención
3^) Favorece la nKjmoria estim ulando la fijación,
4 ^) L a conccniraicíón alentiva el prim er paso
. hacia las da))oraciones psíquicas.

También llam ada agudeza de la atención. C a n ti­


dad de energías que se vuelcan en el acto de atender.
Intensidad de Depende de circunstancias fisiológicas: fatiga
la atención nerviosa y m uscular; acción de estim ulantes: calé,
alcohol; de circunstancias patológicas: debilitación
o insuficiencia psíquica.

Según el vigor psíquico: unas personas son más


íatigabies que otras.
Fatigabilidad E n condiciones normales, es m ás fatigable por
de la atención la noche y por la persistencia de! m ism o estímulo»
E n condiciones patológicas: fatigable en todos los
. estados deficJiarios.

E l grado de cono:ntración, depende de la energía


y dedicación que la psique le dispensa. La concen*
tracíón atcnlativa produce la tensión de diversos gru*
pos musculares y la adopción de acritudes determi*
Psicología nadas.
de la atención Concentra* Desviación de la atención: cuando es atra íd a por
** '
cjon y otro estím ulo que acapara la conciencia, co ntinuan­
dispersión do en forma automática la ejecución del acto que
primero la requirió.
D istracción d e le atención: cuando en estado de
lax itu d extrema el individuo no ordena el curso de
sus ideas y no repara en los estímulos, la atención
se dispersa.

Siguiendo a R ib o t: P ) Atención espontánea (f i­


siológica, autom ática, refleja o re a c tiv a ); 2^) Aten^
ción voltíniaría (d irigida o psicológica). Son dos as*
pectos diferentes de la atención.
Formas o
La eaponiénea es la f o m a más natural y sim ple;
tipos de
llam ada refleja o sensoria!, pues es requerida por
atención
teda la estimulación externa e interna.
L a voluntaria constituye un grado más intenso y
avanzado; la voluntad lleva a la concentración psí*
quica sostenida sobre un objetivo.

1^) E l estím ulo debe tener: u n a intensidad su*


ficiente, que impresione los centros sensoriales.

Factores 2^) U na m agnitud determinada.


estimulantes 3^) L a repetición del estimulo atrae la atención,
atención
4^) Su desaparición la activa.
5^) La novedad, la variedad y la rareza de los
estímulos atrae U atención.
PSJCOPATOLOCIA DE LA ATENCION 67

La atenciÓ73 es movida por el mecanÍ5mo afectivo


bajo la forma de Ínteres.
La ateoclón espontánea es atraída por lo que in ­
teresa y dgrada a cada ur.o.
La voluntarla obliga a reparar tanto en las cosag
agradables como e a las de&agradabln.
Psicología Otra3 consi- J La reflexión es la ateacidn voluntaria iDliovertida
de la ftiención deraciones 1 h ^ c h las ideas, pensamientos y sentimientos; hacia
la vida psíquica superior hasta llegar a la medi*
lacíón.
Se entiende por “ extensión de la aleación” a la
am plitud del campo de atención, medido por el nú-
mero de unidades de percepción en la unidad de
tiem po tde 4 a 5 ).

Las perturbaciones son e^encialmtnte de orden cuantitativo; la ca*


pacidad de atención se halla supeditada a la cantidad de energía
psíquica que se !e dispense. Dichas perturbaciones son:

f Consiste en la falta tota) de atención. Se balia


1^) w^proseaia< en la agenesia m e n tal; en estados de com a; en los
^ estados esluporosos profundos y graves.
- fe

20) Dism inución de la capacidad atentiva.


H ipo p m - J
E q todos los casos en que hay escaso vigor pst*
scxia
\ quicot oligofrénicos, dementes y confusos.

jj. r Hiperacíividad de la atención. En los delirantes,


itv ^ ^ con el deseo de almacenar el mayor número de pnir-
setia
L bas que corroboren sus afirmaciones-

r Aum
Aumento
enio oe
de la aiencion
atención espontánea,
esponLa con disminu-
4^) Parapro*
^ cíóh de la forma voluntaria. Es característica de
sexia
V los estados de excitación: manía.
Ij
Peicopato* P) Síndrome d e excitación psicometríz:
\é iogia de la AteociÓD muy inestable, constantemente m óvil.
atención Existe paraprosexia; la atención del maníaco es
casi exclusivamente espontánea. Capta mayor núme>
ro de unidades en la u n id a d de tiempo. SuperíicU l
y con muchos errores. A tención voluntaria difícil.
2^) Síndrom e de depresión psicomotriz:
' I 3^) Síndrom e delirante:
Existe aparente hipoprosexia con respecto a sus
Estado de la
coneiiones con el m undo externo. Desde el punto de
atención en
vista de su introversión hay intensa vida interior;
los síndromes
captación de estímulos endógenos y estados reflexivos.
mentales
Atención variable, Generalmente normah E n los
delirios interpretativos hay marcada hiperproseiia,
que llega a ios estados reflexivos y de m editación.
Atención activa en los alucinados.
4^) Síndrom e esijaizofrénicc:
En general hipoprosexia; es posible activarla por
la estimulación. A l comienzo la atención está intro-
vertidai atraída por los trastornos cenestésicos gra*
ves» sentimiento de transformación de la personalí*
dad y despersonaltzación.
68 P S IC O P A T O L O C IA G EN ERA L

5^) Síndrome confusional:


M arcada h ip o p m c x ia por la suspensión m U o
menos intensa de la actividad psíquica. Se debe al
embotamiento del sensorio, que n o capia los esti*
mu}os. L a hipoproaexia varia con el grado de la
obnubilación.

Estado d e la 6^) Síndrome dem tncial:


Peicopaio*
atencloi) eo Se obserran diversos grados de hipoprosexia en
logifi
los síndromea relación con el grado de la debilitación. E n los es*
] il« n c i6 n
mentaltd tados avanzados hay gran fatigabilidad y en grados
extremos se lle ga a la aprosezia.
7^) Síndrome frenasténico:
Diferentes grados de hipoprosexia de acuerdo al
grado de ]a insuficreacia. E n loa débiles mentalea
suele haber buena atención, sobre todo en los fron»
terizos.
Capítxjlo V

SEN SO PERCEPCIÓN

P S lC O P A T O L O G tA DE LA SEN SO PlERCEPClÓN

SENSOPERCEPCIÓN

La sensopercepción constituye un complejo mecanismo psíquico que


permite al hombre la adquisición de todo el material del conocimiento,
proceda éste desde el mundo exterior como del propio mundo interior íi-
sico y mental, en el último de los cuales se efectúan las complicadas ela­
boraciones del pensamiento y las más sutiles y trascendentes de la gnosis.
Asi considerada la sensopercepción tiene una amplitud extraordinaria
ya que, gracias a ella, la conciencia conoce y se informa de lo que ocurre
dentro y fuera de los confines de la personalidad. Esta realidad se hace
posible mediante la participación de todas las formas de la actividad
sensorial: 1) La externa por los cinco sentidos; vista, oído, gusto, olfato
y tacto; 2) la Interna por los sentidw: cenestésico, kinestésico o cinéti­
co y de orientación; 3) la percepción de nuestro mundo mental y de nues­
tra vida psicológica, para la que no conocemos hasta hoy, ningún apara­
to receptor determinado, pero que nuestra concepción nos lleva a locali­
zar en el cerebro mismo o más allá de lo estrictamente físico, en ese algo
inasible que llamamos conciencia que nos conduce a los limites que se*
paran Í6 físico de lo psíquico, para alcanzar las regiones dc-1 mundo es­
piritual perteneciente a los dominios del yo esencial.
La sensación, por lo tanto, constituye el elemento primario, funda­
menta) y básico de la sensopercepción y entendemos por sensación: el re­
gistro en la conciencia de la estimulación producida en cualquiera de los
aparatos sensoriales, que de inmediato es conducida por las vías centrí­
petas correspondientes hasta la corteza cerebral.
Aún no hay acuerdo entre las diversas escuelas psicológicas respec­
to de que la sensación pura, aislada, sea el elemento primario que recibe
el niño. Mientras la psicología atomista o asociodonista así lo sostiene,
otras escuelas, especialmente la psicología de la forma, admiten que el
niño lo mismo que el adulto percibe totfdidades, o sea que k conciencia
recoge una sensación de conjunto. Pero no es nuestro propósito profundi­
zar estas cuestiones.
La sensopercepción, para ser tal, no termina ct a d registro sensorial
en los centros corticales; la sensación registrada es sometida a una serie
de elaboraciones psíquicas por las cuales se convierte en una percepción,
69
70 P S IC O P A T O L O C U G EN ERAL

es decir que la impresión sensorial recibida en los sentidos es compren*


dida y reconocida. Esa elaboración perceptiva pasa inadvertida y la mayoi
parte de las personas la desconocen, pues se confunden las sensaciones
con las percepciones al plasmarse ambas en un mismo momento. Gene*
lalnienie se cree que todo se reduce a oír, mirar, oler, gustar o tocar
jjara que la conciencia tenga una información definitiva. Sin embargo por
los sentidos sólo penetran, sensaciones de conjunto o totalidades que las
elaboraciones psíquicas convierten en percepciones.
Las elaboraciones sensoperceptivas tienen importancia primordial du*
rante los primeros años de la vida, cuando el niño va adquiriendo paso a
paso el conocimiento y la comprensión del mundo externo y de su propio
mundo, reconociéndose a sí mismo como unidad autónoma pertenecien*
te a dicho mundo exterior y al mismo tiempo independiente de él.
La percepcióp es una actividad determinada por la atención, es decir
que se produce cuando la psique se concentra. Es en realidad una resul­
tante de aquélla, desde el momento que, como lo hemos dicho, atender
€s percibir, Al ponerse en actividad el funcionalismo psíquico, cualquiera
sea la índole de su elaboración, se pone también en actividad la percep­
ción cuya persistencia se mantiene mientras dure esa elaboración.
La percepción es un fenómeno muy complejo en el que se hallan ira*
plícitos, además de las sensaciones, la evocación mnemónica, la asocia*
ción de las ideas e inclusive diversos juicios; su finalidad es la compren*
sión de lo que se capta, captación que será imposible si la comprensión no
se produce. Por esta razón ha sido dicho: ‘‘percibir es comprender”.
Existen dos formas fundamentales de percibir. 1^) Cuando la psi­
que presta atención pone en estado de alerta a los diferentes aparatos sen­
soriales, favoreciendo la captación de los estímulos pertenecientes a los
mundos externo e interno y que son luego sometidos a la elaboración per­
ceptiva. Es ésta la percepción sensorial que proporciona todo el bagaje
concreto del conocimiento humano. 2*?) Es fundamental la diferencia que
existe entre la percepción sensorial que pertenece al plano físico y la que
percibe nuestras propias elaboraciones psíquicas; tal como ocurre con el
manejo de las ideas y representaciones para la construcción del pensa­
miento, de cuya marcha tenemos perfecta conciencia. Ésta es la percep­
ción intrapsíquica, que permite la percepción de las cosas abstractas.
La primera percibe una imagen sensorial originada ya en un estímu­
lo que impresiona a los órganos de los sentidos externos, los cuales rela­
cionan a la conciencia con el mundo exterior, ya en un estímulo de los
sentidos internos por los que la conciencia establece contacto con el mun­
do interior; esta percepción sensorial pertenece al plano físico. La segun­
da o sea la percepción intrapsíquica no percibe imágenes sino complejas
vivencias intelectuales que resultan de la elaboración del pensamiento, y vi­
vencias de la vida psíquica superior que conciernen al plano espiritual.
En psicopatología tiene mucha importancia el estudio de la primera
de las formas de percibir, es decir de la sensopercepción que actúa en el
plano físico.
Los aparatos sensoriales comprenden dos grupos: los pertenecientes
a los sentidos externos en relación con el mundo exterior y el de los senti­
PSIC O P A T O LO G ÍA DE LA SEN SO PERC EPC IÓN 71

dos internos en relación con el mundo interior, según ya consideramos


anteriorroenle.

1^) S e n t id o s externos:

Son los que recogen los estímulos que parten del mundo ambiental
que rodea al individuo. Gracias a ellos la conciencia es constantemente
informada de cuanta variación se produce dentro del radio que la sensi­
bilidad de los aparatos receptores alcancen a captar, Los sentidos exter­
nos por orden de importancia son:

Vista: Cuyo órgano receptor es el ojo. Nos proporciona las sensacio­


nes de forma, color, tamaño, volumen, luminosidad; es el que transmite
la noción geométrica por excelencia.

Oído: Cuyo órgano receptor lo constituye el aparato auditivo que re­


cibe estímulos por las vibraciones de los cuerpos que son transmitidas por
un medio elástico como el aire o el agua. Estas \'ibraciones según su na­
turaleza, intensidad o frecuencia se traducen en ruidos y sonidos.

Tacto: Es un sentido complejo que recoge numerosos estímulos: de


contacto, de presión, de peso y térmicos. El órgano receptor es la piel.

Gusto: Las sensaciones que se originan por la estimulación del sen­


tido del gusto se hallan muy ligadas a las sensaciones táctiles y olfati­
vas. Es un sentido muy importante por cuanto nos facilita la elección de
los alimentos según nuestras preferencias, así como el reconocimiento del
estado en que se encuentran los .mismos, lo que nos permite apartar aque­
llos que puedan ser nocivos. Los órganos receptores son la lengua y el
paladar.

Olfalo: Es un sentido imperfectamente desarrollado en el hombre por


falta de ejercitación. Nos informa sobre los olores de los cuerpos y la ca­
lidad del aire que respiramos y nos advierte acerca de las substancias no­
civas que pueda contener.

2^) S e n t id o s in t e r n o s :

Son los que recogen la estimulación que tiene su punto de origen


dentro de! individuo mismo, es decir en su mundo interior físico, de cuyas
variaciones, normales o patológicas, es permanentemente informada la
conciencia. Los sentidos internos son:

Sentido cenesiésico: Es el encargado de suministranios cuantas sen­


saciones se originan a nivel de cada uno y del conjunto de los órganos
y aparatos del organismo. Son sensaciones de orden general: el estado de
fatiga, el de depresión o el de excitación, que tienen origen en el aparato
muscular.
En el aparato digestivo tienen lugar otras sensaciones de orden ge­
neral que informan sobre el apetito, el hambre, la sed, náuseas,, malestar,
etc. En el aparato respiratorio las sensaciones que se relacionan con el
PSICO PATO LOG IA G EN ERA L
72

acto de la respiración: sofocaciones, disnea, etc. En el aparato circulato­


rio, las sensaciones son de palpitaciones, angustia, etc.
La conciencia recoge así un conjunto de sensaciones de origen orgá­
nico, que los fisiólogos han reunido bajo la denominación general de
cenestesia y que etimológicamente significa: sensibilidad genercd orgánica.

Sentido kinestésico: A través de las sensaciones que recibe nos in­


forma acerca de la posición en que se encuentra nuestro cuerpo con re*
lación al espacio, aun a ojos cerrados, sin valemos del sentido de la vis­
to. Estas sensaciones no sólo impresionan al cuerpo en su totalidad, sino
que ■ '^e hacen perceptibles en cada una de las partes que lo constituyen; de
tal manera cuando estamos sentados experimentamos, además de la sen­
sación general propia de esa actitud, las sensaciones que nos informan
acerca de la posición en que se encuentran cada uno de nuestros miem­
bros y las otras partes del cuerpo.
Estas sensaciones son el resultado de la estimulación simultánea de
distintas regiones del cuerpo, estímulos que se originan en el estado de
tensión o relajación muscular o en las diversas posiciones de las articula-
ciones según el estado de tensión o relajación de las cápsulas y ligamen­
tos articulares.
Es rauy importante el grado de desarrollo que pueda adquirir el sen*
lido kinestésico, ya que según la riqueza, prolijidad y nitidez de las sen­
saciones que pueda recoger, será la habilidad que el individuo adquiera
para el desempeño de los diversos oficios manuales. La persona dotada
de una pobre sensibilidad kinestésica es torpe en los trabajos manuales y
se halla imposibilitada para el desempeño de tareas delicadas y que re­
quieren gran precisión.

Sentido de h orientación: El aparato receptor de los estímulos se en­


cuentro en la parte del oído interno formada por el caracol, los conductos
semicirculares, el utrículo y el sáculo, hasta donde llegan las terminacio­
nes del nervio vestibular, rama sensitiva que se une al nervio auditivo. Los
estímulos que impresionan a estos órganos originan las sensaciones que
permiten al individuo percibir los cambios de posición de cabeza y dél
cuerpo en general y el reconocimiento de su ubicación en el espacio. .Las
perlurbaciones de estos órganos producen trastornos graves, como el mie­
do de caer y la pérdida del equilibrio.
De todos los aparatos sensoriales a que nos hemos referido, sólo se
conocen con certeza las localizaciones cerebrales de algunos. 1) El cen­
tro visual; localizado en la parte interna del lóbulo occipital, en ambas
márgenes de la cisura calcarina. 2) El ceñirá auditivo; en la tercera cir­
cunvolución del lóbulo temporal. 3) El centro olfatorio, en la car» inter­
na del hemisferio cerebral, en la circunvolución del hipocampo. 4) El
tacto y la sensibilidad general, a lo largo de la circunvolución ascendente
o post-rolándica del lóbulo parietal. La localización del centro del gusto
permanece aún desconocida.
En esos centros corticales no se efectúa la percepción; ellos tienen la
función específica y bien limitada de recibir el estímulo sensorial, o sea,
la sensación. La percepción se hace de inmediato en zonas vecinas y pro-
PSlCOPATOLOGÍfc OE LA SENSO(»EH.CEl'ClÓN 73

’ximas a eslo? centros receptivos, donde se escalonan una serie de centros


secundarios, llamados ceñiros perceptivos. La ablación de esas zonas en
animales de experimenlación, respetando a Jos centros sensoriales de re­
cepción, comprueba la impo?ibíiidad de percibir y por ende de compren­
der los estímulos o sensaciones.
Los centros perceptivos, contiguos al centro sensorial correspondien*
te, son centros mnemónicos en los que se realiza la íijacíón del material
cognoscitivo recibido por e! sensorio; la evocación y el mecanismo aso­
ciativo facilitan el reconocimiento de los nuevos estímulos.
El niño, cuyo sentido de ]a vísta se abre ai mundo exterior, aprende
a reconocer en cada cosa, merced a las percepciones que con antelación
fueron registradas por la conciencia y grabadas por la memoria, ciertas
propiedades que son esenciales e inmutables y que leis confieren indivi^
dualidad: forma, tamaño, color, etc. Esta individualización es favoreci­
da. además, por el aporte que la memoria hace de otj os conocimientos ta­
les como los conceptos de arriba, abajo, derecha, izquierda, movilidad e
irtmovüidad, que son relaciones apreciables solamente cuando el niño
es ya capaz de reconocer su propia posición en el espacio. Progresiva­
mente estas nociones se complementan con las informaciones suministra­
das ))or los otro? aparatos sensoriales que aportan sensaciones de sabor,
de olor, de tersura o aspereza, de blandura o dureza, todas las cuales en­
riquecen la percepción hasta llegar a la total y perfecta individualización
de ias cosas. Así es como el niño adquiere, paulatinamente, la represen­
tación mental del mundo exterior.
La conjunción de los diversos campos perceptivos que proporcionan
ios cinco sentidos externos y los sentidos internos constituye una amplia
plataforma percepti\’a. que hace.Jas veces de luia poritaHa sensible senso-
rifi^cenesíeslca, capaz de captar cuanto procede desde el medio ejrterior
a la VC2 que las variaciones que sobrevienen en el mundo inferior.
Esta pantalla sensible se concentra en una “central informativa” que
es IB' conciencia misma, que de este modo es ininterrumpidamente infor­
mada de cuanto acontece dentro y fuera del ámbito personal. En élla-tie­
ne lugar, como resultado final, la formación de lo? estados de conciencia
que se caracterizan por su gran inestabilidad y movilidad; estados conti­
nuamente cambiantes de acuerdo con Va multiplicidad y la variedad de los
estímulos que impresionan a la pantalla sensible. Es por esta razón que
consideramos y. designamos a la conciencia ■como ia trastienda del sen­
sorio.
En la conciencia se efectúan ias elaboraciones que a continuación
realiza el espíritu, para alcanzar finalmente la percepción y perfecta com­
prensión de todo lo que se ha captado por el sensorio. El resultado finai
de la información sensoperceptiva, en su sentido más ampUo. es la ad­
quisición de todo el material cognoscitivo de naturaleza concreta que cons­
tituye la base sobre la que se sustenta lodo el conocimiento del individuo.
La perfección y la jerarquía de e®'-'? conocimientos está supeditada al
grado de comprensión, dependiente de la magnitud del caudal intelectual
de cada individuo.
Por lo tanto, para cada una de las cosas que forman el mundo es-
■<k-:

■ér--
1 :

74 PSIC O P A T O LO G ÍA G EN ERA L

terior existe una apreciación de orden general, común para la mayoría


de las mentes capaces; y hay también una apreciación presonal, que se
revela por la infinidad de pequeñas y a veces marcadas variantes que
cada uno imprime a la elaboración percepliva-comprensiva, que lleva a la
formación del conocimiento personal del mundo en que vive. Ésta aprecia*
cíón personal depende de la capacidad intelectual y de las tendencias y
corrientes afectivas dominantes en cada individuo, es decir que a lo' pura­
mente intelectual se suman diversos matices afectivos que dan a la percep*
ción de las cosas el matiz personal.
Luego, dentro de una norma conceptual general del mundo externo
cada persona tiene su cuadro perceptivo individual, dependiente de sus
propias dotes y de las condiciones imperantes de su mundo interior, que
es ej que preside, en gran parte, la “percepción-comprensión” de lo que
penetra por los sentidos externos.

Imágenes sensoperceptivas normales

Antes de iniciar el estudio de la psicopatología de la sensopercepcíón,


realizaremos una-revisión somera de las diíerefltes imágenes que elabo­
ran las personas normales,
Comenzaremos por recordar en qué consiste una imagen: “la ima­
gen es la representación psíquica de un objetivo registrado por la con­
ciencia a través del mecanismo sensoperceptivo” .
Los diferentes tipos de imágenes normales son:

19} Imagen sensorial: ”


Es la imagen real objetiva que se obtiene y elabora por la observa­
ción directa del estimulo que impresiona a los aparatos sensoriales recep­
tores. La imagen sensorial presenta a considerar ciertos caracteres funda­
mentales que !a individualizan; 1) fsilidez, es decir, claridad y perfecta
delimitación. 2) Corporeidad, propiedad que nace de la .observación di­
recta del objetivo de existencia real. 3) Fijeza, es decir que posee estabi­
lidad. 4) ExCrayeccián, pues procede de un objetivo situado fuera de los
límites del yo, 5) A^o es injluenciable por ia voluntad del individuo.

’2^) Im agen consecutiva:


También llamada post-imagen sensorial, determinada por la persisten­
cia de la imagen sensorial después de desaparecido el estímulo, cuando
éste ha sido muy intenso. Es continuación de la imagen real, pero muy
pronto pierde los caracteres de nitidez, corporeidad y 'extrayección. Ade­
más es iníluenciable por la voluntad la cual puede reavivarla,
O
S*?) Im agen mnemónica:
Es la imagen del recuerdo, evocada por la memoria. Se diferencia
de la imagen sensorial real por su falta de nitidez y de corporeidad, des­
de el momento que el objeto ya no existe o no está presente. Carece de
P51COPATOLOG1A DE LA SEN SO PERC EPC IO N 7f

fijeza es muy inestable, es influenciable por la voluntad, ya que puede


ser evocada e inhibida por el sujeto.

4 ^) Im a g e n fa n tá s tic a :
También llamada confabulatoria. Se trata de una imagen que en ningún
momento obedece a la existencia de algo real; es »ma creación producto
de la imaginación del individuo; sin nitidez, ni corporeidad ni fijeza. No
existe como estimulo ni ha tenido nunca extrayección, siendo además muy
influenciable por la voluntad.

59 ) Im agen cid élica:


También se la llama imagen intuitiva por corresponder a la etapa in­
tuitiva del desarrollo mental, razón por la que se observa preferentemente
en los niños y en los salvajes, Esta imagen tiene algunas semejanzas con
la imagen mnemónica y con la imagen consecutiva, gozando en realidad
de las propiedades de arabas. Tiene mayor nitidez y corporeidad que la
imagen mnemónica y algo menos que la imagen consecutiva. Como ca­
racteres propios posee una extrayección condicionada, desde que el suje­
to la puede proyectar mentalmente sobre cualquier parte, en especial so­
bre fondos lisos y grises. Además la imagen eidética posee una doble ín-
jluenciabitidad exó^ena y endógena, lo que le permite cambiar su contenido
y su tonalidad según la tonalidad del fondo en que la proyecta, provee*
ción que puede ser inmediata o muy posterior a su captación. El sujeto
dotado de capacidad eidética tiene conciencia de que esta imagen es de
formación intrapsíquica; continúa viendo claramente los objetos que han
desaparecido del campo visual pese a que tiene conocimiento de que esta
imagen no es real.

6*^) Imagen onírica:


Es la imagen que forma el contenido del ensueño. Su origen puede
hallarse en la evocación mnemónica, o bien en la fantasía. En ambos casos,
como el sueño trae un embotamiento de la actividad psíquica, el ju i­
cio la acepta momentáneamente como rea!. Sus caracteres niás salientes
son: escasa nitidez, falta de fijeza, gran movilidad, sumamente inestable,
sin extrayección, ilógica; carece de relación temporal, constituye un fenó­
meno aislado sin duración determinada. Las imágenes oníricas no se pro­
ducen en orden cronológico, razón por la que en el ensueño se confunden
acontecimientos pertenecientes a épocas diferentes.

79) Imagen pareidóUca:


La imagen pareidólica, producto de la fantasía, tiene su origen en
imágenes reales que agrupadas de diversas maneras configuran la nueva
imagen. Es inestable y muy influenciable; el sujeto tiene conciencia de
que no es real, y por lo tanto la reconoce como producto de su fantasía.
76 í*SICOf'ATX)LOCIA GENERAL

PSrCOPATOLOGÍA D E LA SENSOPERCEPCIÓN

Las alteraciones de la sensopercepción son de dos órdenes: cuantita'


eims y cualitatUm.

Alteraciones cuantitativas

En condiciones normales, en un mismo acto de atención comprendido


en la unidad de tiempo, o sea en un segundo, se perciben con claridad
únicamente cuatro unidades de percepción, siempre que se hallen compren*
didas dentro del campo exterior o interior en el cual se concentra la aten­
ción. Más aún, cuando la atención se enfoca con intensidad hacía un sector
sensorial determinado, como puede ser el oído en el caso de escuchar
detenidamente una música el resto de las funciones sensoriales pasan a
un segundo plano, al punto de no percibir claramente con nuestra vista
lo que ocurre a cierta distancia.
En personas normales se pueden observar oscilaciones en más o en
menos, delerrainadas -por diversas circunstandas de orden fisiológico. Se
trata, por lo tanto, de variaciones normales.
1*?) El grado de fatigabilidad de la atención en íos diversos momentos
del día puede afectar a la sensopercepción, yá que sabemos que una buena
atengión significa una mayor nitidez perceptiva. Se percibe con mucba
mayor claridad por la mañana después del descanso reparador, del sueño y
a medida que transcurren las actividades de la vigilia la percepción se hace
más dificultosa, llegando a perder su nitidez en los estados de fatiga in­
tensa cuando se entorpecen todas las actividades psíquicas por una leve
obnubilación de la conciencia.
2^) La percepción es más activa y clara cuando, en relación con las
actividades del individuo, se ejercitan especialmente algunos órganos sen­
soriales, así como ocurre con el gusto en los catadores de vino.
3*?) El'interés que se dispensa a un objetivo produce una mayor
concentración de la atención y aumenta la nitidez del acto perceptivo.
Las variantes sensoperceptivas patológicas de orden cuantitativo son las
siguientes:

1?) Aceleración de la percepción:


Consideramos que la percepción está acelerada cuando se produce un
aumento del número de unidades de percepción por segundo, Esto se ob­
serva en iodos los casos en que se produce una aceleración del ritmo
psíquico. La taquipsiquia es siempre resultante de la excitación paicomo-
triz la que, si bien determina la captación de un mayor número de estímulos,
redunda, secundariamente, en un déficit perceptivo, por cuanto la ines­
tabilidad de la atención que no se posa sobre ningún objetivo debilita la
nitidez del acto y dificulta la fijación mnemónica.
P SICO PA T O LO G ÍA DE LA SEN SO PERC EPC IO N ' 1 i

2^) ReUirdo de la percepción:


Consiste en la disminución del número de percepciones por segundo.
Esta alteración se observa en todos los casos en que se produce una dis­
minución de! ritmo psíquico, como ocurre por lo general en la depresión
psicomotriz. Asimismo se retarda y obstaculiza la percepción en todos los
estados patológicos que determinan una disminución, dé la lucidez de la
conciencia, como los estados de confusión menta! que producen una tor­
peza general en todos los aparatos sensoriales y los estados crepusculares
de los epilépticos.

3'?) Abolición de la percepción:


Exceptuando la abolición de la percepción natural en el sueño, los
restantes casos coinciden con lesiones del sistema nervioso' central. Esta
falta de percepción afecta una zona sensorial localizada (vista, oído, etc.);
se trata de una “apercepción psíquica”.
Cuando las lesiones radican en alguna región periférica de Ibs apa-
: ratos perceptivos la falta de percepción recibe la denominación de “ agno­
sia” o falta de conocimiento.

A l terad ones cualita ti vas

Las alteraciones cualitativas de la sensopercepción son, desde todo


punto de vista, más importantes que las cuantitativas.

l '? ) I l u s io n e s :

La ilusión se define como: “la percepción falseada o deformada de


un objeto real”. En efecto, la imagen ilusoria tiene un fundamento real
y objetivo, pero, es una imagen deformada por imperio de diversas cir­
cunstancias.
1*^) La percepción se deforma y da lugar a la ilusión en todos los
casos en que se produce una debilitación de la atención. Es una alteración
corriente en cualquier persona normal, cuando una fatiga marcada me*
noscaba la lucidez de la conciencia debilitando la atención, lo que dificulta
la captación nítida de las cosas y favorece el error perceptivo. Lo mismo
ocurre durante la transición entre el sueño y la vigilia.
Esta captación superficial se observa también en algunos casos pa-
;| tológicos:
' I
J a) En el síndrome de excitación psicomotriz, especialmente, la manía,
[I en la que la exaltación afectiva acelera el ritmo psíquico determinando
(’ una gran inestabilidad de la atención, la cual atraída por múltiples estímulos
\' no se concentra sobre ninguno, captación superficial que provoca los erro­
res ilusorios de la percepció.i.
b) En el síndrome de depresión psicomotriz. Es el caso de los
lancólicos en los que la atención, profundamente requerida por sus pro­
blemas y sombrías meditaciones, se desvincula de todo lo concerniente al
78 PSIC O P A T O LO G IA G EN ERAL

mundo exterior el cual pasa casi inadvertido; como consecuencia las per­
cepciones son insuficientes o deficientes por lo que, a menudo, caen en
el error.
c) En la confusión mental, en la que se produce una suspensión más
o menos marcada de la actividad psíquica, la gran torpeza de la senso-
percepción, por la obnubilación de la conciencia, determina que la capta­
ción se haga con mucha dificultad, poco y mal, favoreciendo la ilusión.
d) En los estados demenciales en los que hay una debilitación global
de la psique, la fácil fatigabilidad impide una atención sostenida, que
poco a poco se hace más inestable y superficial predisponiendo al error
de percepción.
Con mayor frecuencia aún, la ilusión perceptiva es 'desencadenada
por estados de exaltación emocional que perturban la conciencia, cuya,
claridad se empaña. En estas condiciones se produce una alteración de
la elaboración perceptiva' normal pese a que la sensación captada por el
sensorio no es imperfecta. Ei juicio interferido por la intensa carga emo­
cional, queda predispuesto para la falsa percepción mediante el agregado
de particularidades y atributos que no pertenecen a la sensación real. Es
una elaboración realizada m situ, dentro de la misma psique, con la par­
ticipación de los centros perceptivos que, por asociación de representa­
ciones mnemónicas, crean las deformaciones de la realidad.
Cuando la ilusión es provocada por un estado emocional se la de­
nomina ilusión catatímica. Es el tipo de ilusión más frecuentemente obser­
vado en personas normales sujetas al imperio de estados emocionales
intensos.
Las ilusiones, cualquiera sea su origen, pueden producirse en todos
los aparatos sensoriales.
En loa alienados se producen por el mismo mecanismo catatímicOj pero,
a diferencia de lo que ocurre en las personas normales, el error es
sostenido como real, sin posibilidad de rectificación. Como el estado afectivo
del enfermo no es de carácter, transitorio sino permanente, es de todo punto
imposible la rectificación del error que, en los sujetos normales se hace
factible tan pronto como la exaltación afectiva, pasajera y circunstancial,
se atempera. '
a) La emoción de miedo, que experimenta todo enfermo que se cree
perjudicado o perseguido, puede inducir a los siguientes errores ilusorios:
1) Ilusión Visual: el enfermo confunde formas y objetos con personas
en acecho dispuestas a atacarlo; 2) Ilusión Auditiva: oye voces donde
sólo hubo ruidos o percibe palabras inaudibles para los sujetos normales;
3) Ilusiones del Gusto y del Olfato: que trastruecan el sabor y el olor
normal de los alimentos en sensaciones desagradables que despiertan en
el enfermo el temor de ser envenenado.
b) La emoción de amor produce en loí fujetos alienados místicos,
ilusiones diversas: 1) Durante el éxtasis contt’.'plativo ante las imágenes
religiosas creen ver que éstas les sonríen o hacen gestos. 2) Los ruidos
próximos se toman por palabras de la imagen. 3) Una brisa o una co­
rriente de aire es un efluvio emanado de la imagen que el sujeto venera.
P SIC O P A T O LO C ÍA DE LA SE N S O PE R C hl’CIÓN 79

• c) Iguales errores perceptivos padecen los enfermos que son presa


de la emoción de cólera. El Quijote nos ofrece un ejemplo típico: ante
]a vista de los molinos de viento, en los que cree ver gigantes, arreme­
tiendo contra ellos en el paroxismo de su exaltación delirante.

2*^) A l u c in a c io n e s :

La alucinación es un trastorno cualitativo de la percepción que con­


siste en la captación de algo inexistente. Por esta razón Ball definió a la
alucinación de la manera más simple al llamarla percepción sin objeto.
Mucho se lia discutido sin llegar a ningún acuerdo, respecto al me­
canismo íntimo que interviene en la génesis de la alucinación. Para uno?,
se trata de un mecanismo puramente psicológico; para otros, la exclu-
sividad pertenece a lo neurológico ■ y orgánico. A nuestro parecer, ambas
tendencias pueden ser concilladas, ya que, siguiendo un criterio contem­
porizador a la vez que lógico, se puede admitir la confluencia de ambos
factores en el mecanismo alucinatorio.
En efecto; considerando a la alucinación sea como una representa­
ción surgida de una imagen del recuerdo sea como creada por la fantasía
del enfermo: a) en el primer caso, no puede menos que tenerse en cuenta
el mecanismo orgánico o neurológico que por excitación {tóxica, trau*
málica o exaltación afectiva) pone en juego el automatismo 9e los centros
perceptivos; b) en el segundo caso, la alucinación es creada por la exal­
tación del mecanismo psicológico imaginativo que cae en la fantasía; con
la participación de todo lo conservado por la memoria en los centros
perceptivos y de las imágenes de evocación toma forma la imagen elu*
|r cinatoria fantástica. En ambos casos el mecanismo psicológico no puede
desligarse totalmente de lo orgánico, que tiene su objetivación en la parte
mnemónica.
Esta representación es creada por la mente del enfermo, es decir que
se produce dentro del espacio intrapsíquico. Inmediatamente después, bajo
el imperio de intensos estados emocionales, el juicio la acepta como una
Imagen real que, procedente de{ exterior, es captada por el sensorio; por
lo tanto, al proyectarla fuera del espacio intrapsíquico, le da la caracte­
rística de extrayección. Toda esta elaboración se realiza por un mecanismo
puramente psicológico, por e! que el juicio desviado llega a la convic­
ción de que se trata de una imagen construida por la percepción de un
estímulo exterior, cuando lo real es su génesis intrapsíquica. El enfermo
experimenta la sensación clara y nítida de captación sensorial no admi­
tiendo dudas al respecto.
Teniendo en cuenta las consideraciones que preceden podríamos de­
finir a la alucinación de la siguiente manera: “La alucinación es una alte­
ración perceptiva producto de la elaboración de un juicio interferido y
desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del
recuerdo o de la fantasía, la que de inmediato es proyectada al exterior
y aceptada como la captación sensorial de un fenómeno real”. Luego la
alucinación es resultado de la perturbación del juicio; el mecanismo psi­
cológico que la produce es semejante al que da lugar a la creación de la
aD PSICOPATOLOGÍA, G E N E R A L

idea delirante, también resultado de la perturbación judicativa; ambos


cafios siempre consecuencia j no causa de la perturbación.
Las alucinacioDes se han reunido en tres grandes grupos teniendo en
cuenta sus características: sensoriales, cenestésicas y cinéticas.

1^) Alucinaciones iensoriales: ^


Son las que se refieren a los cinco aparatos sensoriales externos:
vista, oído, gusto, olfato y tacto.

a) Alucinaciones auditivas: Entre las sensoriales, las alucinaciones


auditivas son las más importantes porque acompañan a un estado patoló­
gico de Jtiayor gravedad que las visuales, desde que se observan, contra*
riamente a lo que ocurre en estos últimos, en enfermos con lucidez de
conciencia.
Pueden presentar diversos matices; en sus. formas más elementales son
alucinaciones indiferenciadas: ruidos, zumbidos, cuchicheos, silbidos, etc.
£ n un segundo grado hay mayor nitidez y diferenciación, la alucinación
ya tiene la forma verbal; el enfermo oye voces, una o varias palabras
que se repiten invariablemente. £ n un grado más avanzado la diferencia­
ción es perfecta; las voces que oye con gran nitidez se expresan en idio­
mas hablados y conocidos por el enfermo. Generalmente entrañan ame­
nazas o insultos, rara vez son palabras amables y parecen proceder^ de una
misma o distintas personas ubicadas, cerca o lejos, en los más extraños
lugares.
b) Alucinaciones visuales: Las alucinaciones visuales se observan tan­
to e!n los estados tóxicos e infecciosos, que producen alteraciones más o
menos intensas de la conciencia, como en los estados crepusculades de los
epilépticos.
Tienen distintos grados de intensidad y diferenciación; Jas alucina­
ciones visuales elementales aparecen bajo forma de llamas, colores y for­
mas definidas: en los epilépticos son frecuentes las alucinaciones colo­
readas primando el color rojo (fuego, relámpagos). En un grado más
avanzado de individualización traducen imágenes nítidas de animales,
objetos o personas.
La mayor parte de las veces las alucinaciones visuales son de carácter
desagradable y muy a menudo terroríficas; agitan y llegan a asustar al
enfermo, como ocurre especialmente en las psicosis tóxicas. En el deli>
rium tremens, las alucinaciones reproducen imágenes variadas de objetos,
personas y, con frecuencia, animales y visiones fantásticas. Son más ní­
tidas en la oscuridad, por lo que el enfermo empeora al llegar al crepúsculo
y se agita durante toda la noche, presa de temores que lo obligan a en­
cender la luz tratando de ahuyentarlas. Estas imágenes son además mo­
vibles, cambiantes, en sucesión rápida, razón por h que Regís llamó:
alucinaciones ciner^tográficas. En los intoxicados por cocaina se observa
un tipo especial de alucinaciones, de tamaño muy reducido, que se han
llamado liliputienses. Las alucinaciones visuales de los místicos son pla­
centeras o desplácentelas según representen a las entidades del bien o a los
PSIC O P A T O LO C ÍA DK LA SEN SOPRRCEPCIÓN 81

genios del mal. Eslas imágenes alucinatorias traducen el estado de ánimo


y la exaltación imaginativa del enfermo, a través de la- luz, el color y
el fulgor que irradian. Existe un número más reducido de alucionaciones
visuales que no obedecen al mecanismo tóxico o infeccioso; se observan
en algunos enfermos que padecen lesiones orgánicas del cerebro. Son las
alucinaciones que pueden manifestarse en algunas demencias arteríoescle*
rólicas y en enfermos que padecen tumores del encéfalo.

c) Alucinaciones o\fativa& y gusí¿íiv£W.' Por lo común se las encuentra


asociadas. Son mucho menos frecuentes y diferenciadas que ias auditivas
y las visuales. Generalmente hacen su aparición en enfermos que vienen
evolucionando desde largo tiempo y ya alucinados del oído. Son síntomas
de una agravación del proceso, que ensombrece el pronóstico pues revelan
que el enfermo se aferra firmemente a sus concepciones, cada vez más
convencido de su certeza- Ambas alucinaciones revisten, generalmente, un
carácter desagradable y como por lo común se vinculan con los alimentos
del enfermo se niega a comer por temor a ser envenenados, En algunas
ocasiones, como suele acontecer con algunos místicos, estas alucinaciones
son placenteras (perfumes y emanaciones agradables). Estos olores y sa­
bores son percibidos como procedentes ya desde d erterior ya del interior
del propio organismo, por lo que se atribuyen ya a malévolas intenciones
de terceros, ya a enfermedades grav« que infectan y minan a aquél; e$
el caso de los melancólicos.

d) Alucinaciones tóciilesj En este grupo se reúnen las alucinaciones


de contacto, térmicas y dolorosas sobre la superficie de la pi^l.
Las más diferenciadas son las de contacto; ias restantes son indife-
renciadas, poco nítidas, confundiéndose a menudo con la cenestesia ge*
neral. Entre ellas las sensaciones alucinatorias más frecuentes son de con­
tacto eléctrico, quemaduras, pinchazos y tacto. Cuando el enfermo experi­
menta la sensación de que toca algo la alucinación se denomina de tacto
activo; cuando tiene la sensación de que es tocado de tacto pasivo. Las
primeras son raras y propias de los delirios tóxicos, místicos y eróticos;
el paciente cree tocar animales, cosas repugnantes u órganos genitales.
Más frecuentes son las alucinaciones de tacto posivo; en estos casos, son
poco nítidas, confundiéndose a menudo con la cenestesia general. Se obser­
van en los delirios tóxicos, místicos, eróticos y persecutorios.

2^) Alucinaciones cenestésicas:

Son las que conciernen a la cenestesia general, es decir, a los llamados


sentidos internos, de observación frecuente en los hipocondriacos, neuró*
ticos y melancólicos. La atención introvertida de estos enfermos se encauza
hacia la observación minuciosa de cuantas manifestaciones orgánicas pue­
dan presuponer un estado patológico; paulatinamente el temor de padecer
enfermedades graves carga la tensión emocional basta llegar al grado de
exaltación afectiva que perturba el juicio y desencadena el estado alu'
cinatorio.
32 PSIC O P A T O LO G IA G E N E R A L ,

Las alucinaciones cenestésicas se vinculan a loa diversos aparatos y


órganos de la econoiaía; los hipocondríacos y neuróticos se quejan de
sofocación, disnea, palpitaciones, dolores viscerales vagos, imprecisos en
sus caracteres y localizaciones. Los melancólicos suelen presentar trastor­
nos cenestésicos más graves; desde la absurda manifestación de que sus
órgahoá son de piedra por ejemplo, o desde la afirmación de la inexistencia
de algunos de ellos en sus organismos, llegan paulatinamente hasta a negar
la propia existencia (delirio nihilista).
Las alucinaciones cenéstesicas son más groseras aún en los esquizo­
frénicos de cuyos profundos ^ástom os de la personalidad son prueba
evidente. Estos enfermos experirrientan las más extrañas sensaciones; ya
un animal raro se instala en alguno de sus órganos, ya son cuchillos los
que atraviesan el corazón o los pulmones, ya se realizan en lo íntimo
de su ser movimientos y bailotees extravagantes.

3*^) Alucinaciones cinéticas: “

Los enfermos así alucinados experimentan la sensación de que se im­


prime los más variados movimientos a sus miembros o, parcial o total­
mente, a su cuerpo; no es raro que manifiesten que reciben golpes y
empellones o que se los mantiene suspendidos en el aire. La mayor parte
de las veces este tipo de alucinaciones se observa en los delirios oníricos
tóxicos e infecciosos; muy a menudo en el delirium tremens. Las aluci­
naciones cinéticas también suelen manifestarse en los ddirios crónicos,
especialmente en los de tipo persecutorio, y en algunas personalidades
psicopáticas como los histéricos y los neuróticos.

3*?) PSEUDOALUCINACIONES;

La pseudoalucinación es, por sobre todo, la representación psíquica


de imágenes intuitivas o eidéticas que surgen en forma súbita en el campo
de la conciencia. E l sujrto tiene perfecta noción de su origen y formación
intrapsíquica, pero un estado de ánimo especial, desencadenado por po­
derosas corrientes afectivas, hace qué a continuación le dé exlrayección y
la proyecte al campo sensoperceptivo.
La pseudoalucinación, por su origen intuhivo, está sujeta a la influen­
cia de la voluntad, de acuerdo con lo que sugiera el contenido del pensa­
miento. Por esta razón tiene mayor vivacidad como representación, identi­
ficada en su formación, desde el primer momento, con el pensamiento;
sólo secundariamente y en menor escala es relacionada con la sensoper-
cepción. Esto la diferencia con la alucinación verdadera, cuya elaboración
intrapsíquica pasa inadvertida para el sujeto; éste tiene'la certeza de su
procedencia exterior pues el sensorio es el primero en ser. impresionado;
en segundo término se informa la conciencia.
La pseudoalucinación recibe también el nombre de ducinación psí­
quica, esta segunda denominación no es admitida por algunos autores por
considerar que es un trastorno perceptivo que debe tratarse aisladamente.
PSICO PA T O LO C ÍA DE LA SEN SOPERCEPCIÓN 83

49) A l u c in a c io n e s p s íq u ic a s :

Tampoco son verdaderas alucinaciones por cuanto, para serloj les


falta la exteriorización; se limitan a una intensa representación de la cual
el enfermo tiene clara conciencia de que carece de realidad objetiva y de
que se produce de su cerebro, bajo la forma de palabras o de pensamien­
tos que le imparten órdenes y lo dirigen. Estas alucionaciones psíquicas dan
margen a los delirios de influencias en los esquizofrénicos, que perciben
directamente en el interior de su cerebro que éste y su pensamiento son
dirigidos desde el exterior por extrañas influencias de terceros. La alu­
cinación psíquica difiere de la alucinación y de la pseudoaluclnación por
la falta absoluta de participación sensorial.

5*?) A l v c in o s is :

Consiste en un estado alucinatorio persistente, con la característica


de que no despierta ninguna interpretación delirante. En efecto, el indivi­
duo reconoce el carácter patológico del fenómeno, aceptando a las aluci­
naciones como lo que son y no como realidades, es decir que las reconoce
como consecuencia de una determinada perturbación. La alucinosis se debe,
en última instancia, al automatismo cerebral desencadenado por diversas
circunstancias, tóxicas, infecciosas, febriles, traumáticas, etc., a nivel de
los centros perceptivos (mnemónicos), que rodean a los centros sensoria­
les correspondientes.

6'^) A l u c in a c io n e s verbom otoras;

Séglas dio esta denominación a una forma particular de alucinación,


por la que el enfermo experimenta la sensación de que por su intermedio
están hablando otras personas que harían uso de sus cuerdas vocales,
labios y lengua; estos órganos serían impulsados a articular las palabras
y su discurso sería dirigido por extraños. Más que una verdadera aluci*
nación, que muchos incluyen en el grupo de las cinéticas, es una perturba­
ción del pensamiento, propia de los estados patológicos con graves tras­
tornos de la personalidad como ocurre en la esquizofrenia.

7^) A l u c in a c ió n h ip n a c ó c ic a :

Es un tipo especial de alucinación que se observa en aquellos estados


en que se produce un enturbamiento de la lucidez de la conciencia. Se
registra en las personas normales al conciliar el sueño o en el momento
de despertar. En condiciones patológicas puede manifestarse en el surme-
nage, agotamiento físico y psíquico, en los neurópatas y, en ocasiones, en

N
’ I
el comienzo de la esquizofrenia.

f■ I
8^) A l u c in a c io n e s e x t r a c a m p in a s :

Trastorno perceptivo visual, consistente en la captación de estímulos


., I
que se hallan fuera de los límites que circunscriben el campo sensorial.
Es el caso del enfermo que asegura estar viendo algo que se halla situado
f: ■
h
84 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

a SUS espaldas. Se observa en algunos esquizofrénicos y en neuróticos,


especialmente histéricos.

9 9) P e r c e p c ió n d e l ir a n t e :

La percepción delirante consiste en la falsa interpretación del signifi­


cado de una percepción real; por lo general se refiere a la propia ]|^erso-
nalidad. Es precedida siempre por una desviación del juicio, que dificulta
la interpretación y comprensión correcta de las cosas e induce a la falsa
interpretación de los hechos reales.
En los delirantes esas falsas interpretaciones son motivadas por vi­
vencias subsiguientes a problemas de índole ideoafectivo cuya gran exal­
tación (angustia, desconfianza, recelo) propicia el error perceptivo. En
los esquizofrénicos la percepción delirante es, por el contrario, una vivencia
primaria carente de explicación, lo que hace suponer que la causa reside
en el ultraje inferido a la integridad de la psique por la enfermedad.

109) Eco o S O N O R IZ A C IÓ N D EL P E N S A M IE N T O :

La sonorización o eco es, sin dudas, un tsastorno del pensamiento,


cuya resultante es un anormal fenómeno perceptivo del mismo. Se observa
en algunos esquizofrénicos, siendo a veces difícil deslindar si se trata de
una perturbación sensoperceptiva o del pensamiento. El enfermo cree oír
sus propios pensamientos; tal como si pensara en voz alta. Es un índice
de profundas alteraciones del núcleo de la personalidad.

11*?) A l u c in a c io n e s a u d it iv a s d e o b s e r v a c ió n d e l o s p r o p io s a c t o s :

Es un trastorno propio de los esquizofrénicos; los enfermos oyen vo­


ces que comentan los actos que realizan u ordenan los que deben ejecutar,
razón por la que se sienten influidos desde el exterior. Este tipo de alu­
cinación auditiva cuyo resultado es la aparición de vivencias desagradables,
inquietud e inseguridad del yo, es una prueba más del trastorno de des­
personalización.
PSICOPATOLOCÍA DE LA 8ENSOPERCEPC1ÓN 85

R esum en

SENSOPERCEPCIÓN

La uiuopeTcepción permite adquirir todo el material del conoci­


miento procedente del mundo exterior y del mundo interior físico
7 mental.
Se requiere la participación activa: 1) De los cinco sentidos ex­
ternos: Tista, oído, gusto, olfato y ucto. 2) De los sentidos internos:
cenestésico, cinético o kinestésico y el de orientación. 3) De la per­
cepción del mundo mental por la conciencia.

Constituye el elemento primario, básico de la seo-


sopercepción.
Sensación “La sensación es el registro en la conciencia, de
la estimulación producida en cualquiera de los apa­
ratos sensoriales que, por las vías centrípetas, es
conducida a la corteza”.

La percepción es la sensación registrada y ela­


Percepción borada en los “centros perceptivos” en los que *e
efectúa su interpretación y comprensión.

“Es la representación psíquica


de un objetivo registrado por la
Imagen
conciencia a través de un mecanis­
mo sensoperceptivo”.

Es la imagen obtenida por la


Conceptos observación directa del objetivo.
generales Imagen
Caracteres: nitidez, corporeidad, fi-
sensorial
jeM, extrayección, no influencia-
ble.

También llamada “post-imagen


sensorial”. Es la persistencia de la
Imagen
imagen sensorial después de des­
consecutiva
aparecido el estimulo, cuando éste
Imágenes sen> es muy intenso.
soperceptivas .
normales Es la imagen del recuerdo evo­
Imagen
cada por la memoria. Muy inesta­
mnemónica
ble e influenciable por la voluntad.

f Tambii
También llamada “confabulato-
Imagen
< ría”. Es una creación producto de
fantástica
^ la imaginación.
imagi

También llamada “intuitiva”. Co­


rresponde a la etapa intuitiva del
Imagen
desarrollo m ental. Extrayección
eidética
condicionada. Doble influenciabili-
dad: endógena y exógena.

Imagen Forma el contenido del ensueño


onírica de origen mnemónico o inuginativo.
K6 PSICOPATOLOCÍA GENERAL

{
Creada por la iantasia y origina­

{
Imágenes sen-

{
Conceptos da en imágenes reales que agru­
soperceptivas
generales padas de diversas manaras cons­
tituyen una nueva imagen.
nomales
Normalmente; en un acto de atención y en la
unidad de tiempo (por segundo) se perciben cla­
ramente cuatro unidades de percepción.
Variaciones normales:
1) Disminuye por la fatiga de la atención. Varía
' en los diversos momentos del día.
2) Percepción más activa y clara por entrenamien­
to especial.
3) Mayor interés produce mayor concentración aten-
tiva y mayor claridad.
Variaciones patológicas:
Alteraciones
cuantitativas 1) “Aceleración de la percepción” : aumento de las
unidades de percepción por segundo; en los ca­
sos de aceleración del ritmo psíquico (excita­
ción psicomotriz.
2) “Retardo de la percepción” : disminución del nú­
mero de percepciones por segundo; en los casos
de retardo del ritmo psíquico (depresión psico­
motriz,' confusión mental).
3) “Abolición de la percepción”, normalmente en
el sueño y en casos de lesiones del sistema ner­
vioso central: en zona sensorial determinada
(oido, vista, etc.). “Apercepción psíquica” ; lo­
ciones periféricas de los aparatos perceptivos,
Psicopato- “agnosia” o falta de conocimiento.
logia
“Ilusión es la percepción falsea­
da o deformada de un objeto real”.

Causas:
1) Debilitación de la atención por
fatiga o en la transición entre
el sueño y la vij{ilia. En la ex­
citación psicomotriz por inesta­
Ilusiones bilidad de la atención. En la
depresión psicomotriz por intro­
versión de la atención. En la
confusión mental por la torpeza
del sensorio. En las demencias
AlteracionM
por la debilitación de la psique.
cualitativas
2) Exaltación emocional. Más fre­
cuente que la anterior.

“La alucinación es una alteración


perceptiva producto de la elabora­
ción de un juicio interferido y des­
viado, que crea una viva represen­
tación originada en una imagen
Alucinaciones del recuerdo o de la fantasía; pro­
yectada al exterior y es aceptada
como real, como producto de pna
captación sensorial Ball: “percep­
ción sin objeto”.
PSICOPATOLOGÍA DE LA SENSOPERCEPCIÓN 87

Clasificación;
1) “Alucinaciones sensoriales” ; Se
producen en los cinco aparatos
sensoriales externos.
a) Alucinaciones auditivas;
elementales, indiferenci.''das:
ruidos, zumbidos, silbidos. En
un grado más diferenciado; for­
ma verbal, repetición invariable
de una o más palabras. En un
grado de diferenciación perfec­
to, se distinguen diferentes vo­
ces con gran nitidez.
b) Alucinaciones visuales;
Generalmente en estados tóxicos
e infecciosos. Elementales: lla­
mas, colores y sombras indefi­
nidas. Más individualizadas;
animales, objetos o personas.
Alucinaciones c) Alucinaciones olfatorias y
gustativas: Generalmente aso­
ciadas j desagradables; en re­
lación con los alimentos. En
algunos casos agradables.
d) Alucinaciones tácticas y
de la sensibilidad general: de
Psicopa'.o- Alteraciones contacto, térmicas y dolorosas:
“de tacto activo” sensación de
Ipgía cualitativas
tocar; “de tacto pasivo” sensa­
ción de ser tocado.

2) “Alucinaciones cenestésicas” ;
Se refieren a los sentidos inter­
nos: hipocondríacos melancóli­
cos y neuróticos.

3) “Alucinaciones cini'ticas o ki-


nestésicaa": sensación de movi­
miento parcial o total del cuer­
po; esqiil/ofrénicos.

Pseudoalucinaciones:
Originadas en imágenes intuiti­
vas o eidéticas; conciencia de la
formación intrapsíquica; secunda­
riamente se proyecta y se refiere
O tras altera- al campo sensoperceptivo.
ciones percep- •,
tivas Alucinación psíquica:

Intensa representación sin exte-


ríorización; conciencia de que se
produce en el cerebro (palabras o
pensamientos que imparten órde­
nes).
88 P b lC O P A T O L O G U G EN ERA L

Aliicinosis:
Estado alucinatorío persistente,
que no despierta ninguna ipterpre*
tación delirante: conciencia de que
se produce a consecuencia de una
perturbación determinada.

Alucinaciones verbomotoras:
M ás que alucinaciones es un trae*
torno del pensamiento: sensación
de que otras personas hablan por
intermedio del sujeto.

Alucinaciones kipnagógicas:
Cuando disminuye la lucidez de
la conciencia: paso de la vigilia al
O t r a s altera­
Psicopato* Alteraciones sueño, fatiga, surmenage, etc.
ciones percep'
logia cualitativas
tivaB
Alucinaciones extracampinas:
Cuando se captan estímulos que
escapan al campo sensorial. Son
visuales.

Percepción delirante:
Falsa interprelación de una per-
cepción re a l; siempre precedida
por una alteración del juicio.

Eco o sonorización del:


pensamiento:

Trastorno del pensamiento, anor­


m a l fenómeno perceptivo del m is­
m o. Sensación de oír los propios
pensamientos.
C a p ítu lo VI

I D E A C I Ó N

P S lC O P A T O L O G lA D E L A ID E A C IÓ N

IDEACIÓN

Llamamos ideación al mecanismo y trabajo mental mediante el cual


se realiz.a el aporte de las ideas al campo de la conciencia, para la elabo*
ración del pensamiento.
Esta actividad pone en juego a toda la psique; participa, en primer
lérmino, la atención introvertida que auxilia a la memoria en la búsque­
da de las ideas, reclamadas por el pensamiento mediante el mecanismo
asociativo. Una vez más, es evidente la unidad funcional de la psique, ma­
nifiesta en cualquier aspecto de su actividad que se considere. En efecto,
las ideas constituyen los elementos que el juicio y el raciocinio utilizan
para cristalizar y dar curso al pensamiento. Estas ideas no aparecen en
la conciencia de una manera arbitraría, sino de acuerdo con un orden y
un finalidad determinados por el tema que forma el contenido del pen­
samiento. Por lo tanto, las ideas son requeridas de acuerdo con la rela­
ción o afinidad que tengan con dicho tema, encargándose la memoria de
evocarlas por el mecanismo asociativo. Esto prueba que la ideación es una
actividad consciente y voluntaria.

¡dea: Concepto y definición:

Es previo al estudio de la ideación el análisis del concepto de idea.


Idea, en el sentido más amplio del vocablo, significa: conocimiento.
Se trata del conocimiento puro y razonado que permite la compreosión de
las cosas, de ios seres y de los hechos. Cuando se dice: conocimiento razo­
nado equivale a decir que toda idea lleva implícita la elaboración men*
tal mediante la cual se realiza la adaptación de la misma, de acuerdo
con la capacidad intelectual de cada uno. En efecto, es indudable que un
mismo conocimiento es asimilado en formas diversas po i las distintas per­
sonas, las cuales le asignarán valores diferentes de acuerdo con Ifl adap­
tación que les permita la comprensión de cada una.
Toda idea, pues, involucra una compleja elaboración mental; se lle­
va a cabo mediante la relación, cotejo y valoración con otras ideas afi*
nes antes adquiridas y que integran el caudal del conocimiento. Esta
comparación da lugar a determinados juicios y razonamientos que con-
89
iji) P S IC O P A T O L O C IA GENERAL

ducen a una conclusión, tras la cual la nueva idea es incorporada al acer­


vo del conocimienlo personal.
Por lo tanto, toda idea, antes dé ser aceptada, debe ser sometida, me­
diante la comparación, a un proceso de análisis de cada uno de los tér­
minos; seguidamente, mediante la valoración que permite darle el cau­
dal ideativo de cada uno, se la recompone por un proceso de síntesis. Es
debido a esto que las ideas presentan características personales, a la ma­
nera de un sello impreso por la capacidad mental del individuo.
La idea es pues la esencia misma del conocimiento, porque expresa
el mayor o menor grado de pureza y perfección del mismo. Este grado de
pureza está en relación con la calidad de los juicios y razonamientos pre*
vios a su comprensión y adaptación. Sintetizando el concepto de idea diré-
mos: “La idea es el conocimiento que se tiene de los seres, de las cosas
y de los fenómenos del mundo objetivo y del mundo de valores” .

Capital idealivo:

El capital ideativo está representado por el conjunto de ideas o con*


ceptos adquiridos en d transcurso de la existencia. La cantidad y la cali­
dad de las ideas que lo forman se halla en directa dependencia de la ca*
pacidad intelectual. El cúmulo de ideas que constituyen el capital ideati­
vo de una persona normal, teniendo en cuenta un orden jerárquico, se
halla colocado entre los polos extremos: el de las ideas concretas y el
de las Í4Íeas abstractas. Entre ambos extremos tiene lugar toda la activi­
dad del pensamiento humano.
Consideraremos, a continuación, las diversas formas por las que se
integra el conocimiento humano partiendo de diferentes orígenes.

1*?) ¡deas concretas: Las ideas concretas tienen su frente de origen en


el sensorio. Se refieren al conocimiento, captado por los sentidos, de todo
lo que pertenece al mundo exterior objetivo, animado e inanimado, racio­
nal e irracional.
El conocimiento concreto, que es el primero que adquiere el hom­
bre en el transcurso de su existencia, nace de la relación y contacto di­
recto con el mundo <3e los objetos y de los seres. Esa relación, observación
y contacto directo entre sujeto y objeto, fuente del primer conocimiento,
constituye el paso inicial en la evolución ontogenética del pensamiento.
Todo aquello que el sensorio capta por la observación del mundo ex­
terior objetivo es registrado en la conciencia, dando lugar a la forma­
ción de ideas que determinan la individualización de las cosas y de los se­
res; en la misma forma se adquiere el conocimiento de lo que ocurre en
e] propio mundo interior y que la cenestesia se encarga de informar a la
conciencia.
Estas ideas concretas se elaboran mediante la formación de una ¿ma-
gen anímica del objetivo percibido. Dicha imagen, en lo sucesivo, favo­
rece la representación mental del objeto en la conciencia, cuando las cir­
cunstancias del acontecer psíquico asi lo requieran; y también hace posi­
ble su rápido reconocimiento en el caso de captarse el mismo objetivo en
rSICOPATOLOGÍA DE LA ID E A C IÓ N 91

un nuevo acto perceptivo, desde el momento que la memoria ya ha fija*


do ]a primitiva imagen sensoperceptiva.
Mediante el acopio dei conocimiento concreto se realiza el reconoci­
miento del mundo exterior y del mundo interno, lo que permite la noción
de unidad individual, perleneciente al mundo externo pero diferente de él
y de las cosas que en él existen.
El pensamiento que se construye con las ideas imágenes, se conoce
con el nombre de peruamúnío por imágenes o pensamiento sensoperceptí-
vo. El pensamiento concreto es propio de todos los seres en las primeras
etapas de su evolución, de ios pueblos, primitivos y salvajes y de las per­
sonas de precario desarrollo mental por carencia de capacidad.
Debemos tener en cuenta que, ai bien lo concreto pertenece a la for­
ma primitiva del conocimiento, no quiere esto decir que el hombre evolu­
cionado no posea un bagaje considerable de ideas concretas, puesto que
son las que constituyen la base para la concepción del mundo exterior.

2^) ideas símbolos'. La evolución de las ideas se logra mediante el


paso de la individualización de la imagen anímica a la generalización por
la formación de una imagen genérica.
Consideremos varias cosas u objetos pertenecientes al mismo género
pero desiguales enlre sí; por ejemplo sillas de diferentes formas, tama­
ños y materiales de construcción. En presencia de los caracteres genéricos
comunes, el individuo recurre, para su individualización, al análisis de
las cualidades y propiedades de cada una, de donde surge la noción de silla
con asiento cuadrado, silla con asiento redondo, silla de madera, silla de
hierro, silla alta, silla baja, etc. Posteriormenle y por síntesis se hace la
abstracción de las cualidades que son comunes a todas las sillas, formán­
dose una nueva imagen, la genérica, que las involucra a todas sin deter­
minar a ninguna en particular.
La imagen genérica nos aleja de la representación tangible del obje­
to; ya no se trata de la imagen anímica inmediata a su percepción, sino
de una imagen mediata resultante de una elaboración mental, y que, en
parte, nos aleja de la objetivación directa.
Las imágenes genéricas se hacen cada vez más generales, es decir
más abstractas, con lo que aumentan paulatinamente las distancias enlre
el sujeto y el objeto. Por lo tanto, a medida ^ e las ideas se jerarquizan
se alejan de lo concreto y sensoperceptivo,- aun cuando en su génesis la
participación del sensorio es activa e indispensable. Es en esta etapa evo­
lutiva del conocimiento humano, cuando se hace necesaria la creación de
símbolos, que favorecen en gran manera la transición de la imagen aní­
mica a la imagen genérica.
El símbolo constituye un signo o señal por medio del cual se hace
posible la representación de las ideas. Es resultado del convencioijaUsmo
humano, que nace de la vida de relación y de la convivencia de los hom­
bres en sociedades. El símbolo representa algo asi como la cristalización
o máleriaiizaciói) de una idea que se plasma en él, quedando convertido
en su soporte y en su figura.
Los símbolos pueden ser: 1*?) Visuales: son los símbolos del len­

&
92 rS lC O P A T O L O C ÍA C E K F R A L

guaje escrito, los gestos que traducen el lenguaje mímico, así como todo
tipo de señales de carácter convencional que hacen posibles las comuDÍ-
caciones entre los hombres. 2'?) Auditivos: son las palabras del lenguaje
hablsdoj los ruidos, silbidos y sonidos convencionales que se han estable­
cido con d mismo fin.
Mediante la imagen genérica o simbólica, no se forma en la menté
la represnitación de un objeto determinado, la silla por ejemplo, sino
una imagen sin limites precisos que comprende a todos los tipos de si­
llas. La imagen real del objeto resulta indefinida, borrosa, aún más, ale­
jada, fuera de nuestro alcance, intangible.
Las ideas símbolos marcan una etapa decisiva en el tránsito de los
conocimientos, desde lo concreto a lo prelógico y lo abstracto. Los sím*
bolos constituyen los elementos indispmsables e insustituibles para toda
psique evolucionada. CuaTvto mayor sea el caudal psíquico mayor seiá
la riqueza de los signos del lenguaje que, bajo la forma de ideas símbo­
los, proporcionan mayor vigor y fluidez de expresión y riqueza cognos­
citiva.

3^) /deas mágicas: La aparición de las Ideas mágicas señala, en la


evolución del conocimiento, el período de tránsito desde el mundo de lo
concreto al de lo abstracto.
Las ideas mágicas se sustentan sobre una base incierta, en relación,
con hechos que pueden, o no, ser reales y que se adaptan a los siguientes
principios: 1^) “Cuando dos cosas son parecidas o presentan caracteres
similares se las considera como dotadas de las mismas propiedades” . 2^)
proximidad de dos objetos, aun cuando sean totalmente diferentes, de­
termina que se los considere reciprocamente influenciados, adquiriendo uno
las propiedades del otro y viceversa”.
Los conocimientos que asi se originan son defectuosos pues no son el
producto de un razonamiento analílico sino global. Son, por lo tanto, re­
sultado de un razonamiento insuficiente, sin una formalidad lógica, lo que
generalmente induce al error. En algunas ocasiones el razonamineto por
analogías puede ser verdadero; así, dos cosas que presentan analogías de
forma pueden ser realmente de la misma naturaleza; pero, también pueden
ser totalmente diferentes en su esencia. Es lo que ocurre asimismo con
respecto a la'influencia por proximidad, como en el caso de dos metales
uno de los cuales está imantado- Pero, estos ejemplos son excepciones; la
generalidad de las veces los hechos prueban lo contrario y evidencian el
error del razonamiento.
Pe cualquier modo, las ideas mágicas siempre indican el acercamien­
to hacia los mecanismos del conocimiento abstracto, en ios cuales las sus*
tracciones se hacen teniendo en cuenta el criterio de las analogías y lo
que denota un rjazonamiento que tiende a dar mayor amplitud a las ela­
boraciones psíquicas.
E l razonamiento por analogías se basa en el Uatoado: príncipUi de
finalidad. Según este principio la reunión y coincidencia de factores igua­
les o parecidos favorecen el arribo a un fin propuesto. Supongamos dos
cuerpos semejantes A y A es conocido por nosotros en su más íntima
PSICOPATÜLOCÍA BE LK IDEACIÓN 93

esencia y comprende los factores 1, 2, 3, y 4. Del cuerpo semejante B,


sabemos que tiene de común con A los factores 1, 2 y 3. De acuerdo con
el principio de finalidad sostenemos que B también posee el factor 4, el
que se presume, aunque no se perciba, porque las otras similitudes lle­
van a esa conclusión.
Con este razonamiento se efectúa una abstracción en la que, en reali­
dad, se prescinde del objeto que, en nuestro ejemplo, sería B. Así se fun­
damenta un conocimiento que puede ser verdadero o no, pero que con­
tribuye en gran parte a desmaterializar el capital ideativo. I^ s juicios con
que opera el raionamiento por analogías son insuficientes o inmaduros,
se limitan a considerar las semejanzas externas, es decir que son juicios
que se fundamentan en apariencias. En definitiva, la idea mágica es pro­
ducto de juicios y razonamientos inmaduros; por lo tanto, es propio de
los niños y de los pueblos primitivos, incultos y salvajes. Los pueblos pri­
mitivos atribuyen poderes e influencias extrañas a los objetos, |)or sim­
ples razones de vecindad o de similitud. De allí los poderes atribuidos a
los amuletos, el tabú y todo lo concerniente a la magia y a su mundo.
Por otra parte, las ideas mágicas integran el capital ideativo de to-
-da persona; se manifiestan aun en los seres evolucionados junto a las ideas
concretas y a las abstractas. —•
4^) Ideas abstractas: Las ideas abstractas son las de mayor jerar­
quía, trascienden el plano concreto y tienen su origen en las fuentes del
conocimiento universal y en las relaciones interhumanas. En la idea abstrac­
ta falta la representación mental objetiva que determina la construcción
de la ¡dea imagen.
En este caso el conocimiento es elaborado merced a un razonamien­
to deductivo. Se basa en el principio de no contradicción o principio de
identidad, según el cual un conocimiento no puede contradecirse en su
esencia; es- decir que “una idea no puede ser otra cosa que ella misma,
bajo el imperio de las mismas condiciones y en un mismo momento”.
Luego, la afirmación que lieva implícita un conocimiento no es otra
cosa que ia afirmación de una verdad, que no podrá ser simultáneamente,
pues el principio de no contradicción excluye la afirmación y la . negación
simultánea de una idea, en un mismo estado de conciencia. A este crite­
rio se ajusta el razonamiento matemático. Si /í es igual a 5 y 5 es igual
a C, debe admitirse de acuerdo con la no contradicción, que A es tam­
bién igual a C.
Mediante este razonamienfo deductivo es posible realizar una impor­
tante abstracción sustrayendo uno de los términos. Es un razonamiento
analítico por excelencia; descompone las partes del todo para buscar y se­
parar las propiedades y atributos comunes, llegando en esa forma, al co­
nocimiento o idea abstracta. Este razonamiento trabaja con ideas desnia-
terializadas que proceden de las fuentes del conocimiento personal.
En esa forma es posible hallar similitudes alejadas de lo concreto,
pudiendo realizarse substituciones de términos que permiten llegar a la
creación de nuevas ideas o conocimientos, carentes de toda realidad obje­
tiva- Para representar las ideas abstractas en la conciencia deben emplear­
se las palabras que, en el pensar humano, constituyen los símbolos que
iJ i PSIC O P A T O LO G IA CENKHAL

reemplazan a las imágenes objetivas. Con las ideas abstractas se desva­


nece e] mundo de lo concreto, at aumentar gradualmente las distancias que
lo separan del individuo. Ésta es la zona del conocimiento puro, donde
germina y se acrisola la evolución psíquica en lodos los aspectos de la
personalidad humana, científico, literario, artístico, moral y ético.

5^) Ideas creencias: Las crecncías contribuyenj a integrar, en parte,


el conocimiento humar d. <
La creencia es el conocimiento que se acepta como verdadero o pro­
bable, sin baber realizado la elaboración mental previa requerida para su
perfecta comprensión. Por lo tanto, la creencia es la confianza que se dis­
pensa a un conocimiento sin juicio previo, ya sea porque la inteligencia
no alcanza a abarcarlo o porque ha sido impuesto en la vida del indivi­
duo por razones afectivas o morales, o a través del tiempo en la evolución
de la humanidad. En consecuencia, se trata de un conocimiento que pue­
de ser verdadero, pero que, con mayor frecuencia, encierra un error.
La creencia integra el capital de una persona a la manera de una
idea cuya veracidad se sospecha o se tiene por probable; vale decir, que
se encuentra en suspenso y sujeta, en cualquier momento, a una revisión
mediante la intervención de un razonamiento lógico. Desde el momento
que es sometida a una crítica lógica, se convierte en creencia reflexiva
pudiendo o no ser aceptada. Se convierte en un conocimiento verdadero
cuando, merced al razonamiento lógico, deja de ser una presunción para
convertirse en una convicción. En calidad de tal es definitivamente incor­
porada al cúmulo del conocimiento personal.
Cuando !a creencia es aceptada sin una perfecta comprensión, o por­
que voluntariamente se omite la crítica, se denomina; creencia irreflexi’
va. Fierre Janet, considera que la creencia es la fe. La fe es, en realidad,
una virtud teológica por la que se admite sin revisión los postulados
religiosos.

6°) Ideas intuitivas: La intuición es una idea o conocimiento que


aparece en la conciencia de una manera súbita, instantánea, con toda la
apariencia y nitidez de una verdad pura.
Nace en forma espontánea de lo más profundo de la psique, proba­
blemente corno consecuencia de una elaboración subconsciente de los ma­
teriales de nuestro propio saber que, en un determinado momento bajo
el influjo de circunstajicias especiales y al abrigo de corrientes afectivas,
hacen su irrupción en el campo de la conciencia,
La idea intuitiva es, como la creencia, un conocimiento sujeto a una
revisión ulterior; puede, por lo tanto, ser verdadera o errónea.
Generalmente la intuición asoma a la conciencia como una verdad
incontrovertible; verdad que, para otra persona, puede no tener ni la más
remota apariencia de tal. La explicación debemos buscarla en la génesis de
la intuición que, como dijimos, es producto de la elaboración del propio
material cognoscitivo. De la jerarquía de ese material dependerá la mayor
o menor cantidad de verdades o errones de la intuición, Pero," de cualquier
manera, se requiere el raciocinio y la elaboración crítica final para ser o
no admitida como conocimiento real, de acuerdo con los valores individuales.
PSICOPATOLOGÍA DE LA IDEACIÓN 95

Éstas son las principales fuentes encargadas de proveer e integrar el


capital ideativo de las. personas.

IP
PSICOPATOLOGÍA DE L A IDEACIÓN

Las alternativas propias de la ideación son de dos órdenes: cuantila-


livasy cualitativas.

A l t e r a c io n e s c u a n t it a t i\’a s

Cuantitativamenle la ideación puede ser:' normal, acelerada o retar­


dada.

P ) Ideación normal:
Decimos que la ideación es normal cuando las elaboraciones, menta*
Ies ?e hacen dentro del marco corriente de lo natural y con el ritmo que
es propio del psiquismo del sujeto. Es decir, que la aparición de las ideas
fe hace siguiendo un orden determinado, que permite establecer su clari­
dad y perfecta encadenación.

2''i ideación relardada:


EJ retardo ideativo se produce como consecuencia de todos los fac­
tores capaces de disminuir el ritmo general de las elaboraciones psíquicas.
al En la confusión mental, que produce diversos grados de entorpe­
cimiento psiquico, desde la más leve obnubilación y retardo de las elabo­
raciones hasta la suspensión total de la actividad.
b) En las demencias, en las que las lesiones alrófícas de la corteza
producen el debilitamineto de la función psíquica, con el consiguiente
entorijecimiento y notorio retardo del ritmo de la ideación.
c) En las oligofrenias, donde la insuficiencia determina dificultad y
lentitud ideativas.
d) En los epilépticos, en los que la bradipsiquia suele ser, algunas
veces, muy marcada y cuyo pronunciado retardo del mecanismo ideativo
hace viscoso el curso del pensamiento.
e) En los estados depresivos como la melancolía, en la que la gran
carga afectiva desplacentera provoca el apagamiento y disminución de las
elaboraciones mentales.

3^) Ideación acelerada:


La ideación se encuentra acelerada en todos los casos en que se pro­
duce excitación psíquica pL.s la taquipsiquia reinante apresura el trám i­
te de las elaboraciones.
En los maniacos es donde el trastorno se hace mucho inás evidente, lle­
gando la aceleración ideativa al extremo de provocar la perturbación auc
se denomina: fuga de ideas.
96 P SIC O P A T O L O G IA G EN ERAL

A l t e r a c io n e s c u a l it a t iv a s .

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las


ideas normales y las patológicas.

Ideas normales

El capital ideativo desde el punto de vista cualitativo, comprende las


ideas concretas, ideas mágicas e ideas abstractas. El predominio de unas u
otras permitirá, en cada caso, aquilatar la evolución alcanzada y el valor
intelectual del individuo. Recordamos que por muy avanzada que sea la
evolución, nunca le es posible a la personalidad humana substraerse to­
talmente al mundo de lo concreto o de lo mágico. Siempre se conserva un
reducto de ideas mágicas a las que se recurre, por imperio de determinadas
circunstancias, durante el transcurso de la vida psíquica.
Con las elaboraciones abstractas el pensamiento se aleja cada vez
más del plano concreto, perdiendo, por así deeir, los puntos de apoyo
que el mismo le proporciona. Por eso, en las grandes abstracciones, la
mente puede hallarse enfrentada a situaciones de difícil solución a pesar
de la lógica razonante superior que, a veces, la conduce a posiciones in­
seguras e inestables. En esos momentos es cuando surgen las ideas mági­
cas, que ofrecen los perdidos puntos de contacto con el mundo concreto
y permiten una solución inmediata y más o menos transitoria para zan­
ja r las dificultades. De donde, las^ ideas concretas, mágicas y abstractas
son igualmente necesarias para las elaboraciones de la mente humana.

Ideas patológicas

Ese mismo capital ideativo que integra la mente humana pasa a cons­
tituir, en un determinado momento y bajo el imperio de ciertas circuns­
tancias, el conjunto de las ideas patológicas. Aquí surgen dos interrogan­
tes: en qué instante dichas ideas abandonan la normalidad para penetrar
en el campo de la patología y cuál ,es la causa determinante de esa anor­
malidad.
Cuando, por determinadas circunstancias de la vida espiritual, se pro­
ducen fuertes tensiones emocionales la carga afectiva que impregna a las
ideas, relacionadas con el acontecimiento, es particularmente intensa. Como
consecuencia, en algunas oportunidades, se produce la persistencia de esos
estados afectivos por tiempo indefinido, provocando trastornos más o me­
nos graves de la psique. Desde ese momento las ideas, de tal modo vi­
gorizadas por la carga afectiva, se convierten en patológicas pues, por su
tensión y dominio, perturban en mayor o menor grado el desenvolvimiento
normal de la psique.
Las ideas patológicas son: delirantes, obsesivas, sobrevaloradas y fijas.
PSICOPATOLOGIA DE LA ID E A C IÓ N 91

1^) Ideas delirantes

La idea delirajite no puede ser estudiada como un hecho aislado y pri­


mitivo, desde el momento que es secundaria á una serie de alteracioneí
que afectan a la psique en forma integral^ debiendo ser considerada, en
última instancia, como producto de la elaboración de un juicio perturba­
do. La falla judícativa es condiciÓD indispensable, sin la cual la idea de­
lirante no podrá existir. Su naturaleza mórbida surge del errór patológi­
co que encierra, error que es condicionado por el juicio alterado.
Todo error, patológico o no, depende siempre de una falla judicaíiva,
que consiste en apreciaciones equivocadas originadas en una comparación
y una valoración defectuosa.
El error simple, por falta de capacidad intelectual, por ignorancia o
por falks de educación, puede ser rectificado cuando se logra la compren­
sión, que permite apreciar y reconocer la faJla del juicio debida a conoci­
mientos incompletos o imperfectos. Un error simple puede no ser rectifi­
cado a causa de la falta de comprensión de una inteligencia pobre; en ta)
caso, no puede considerarse patolópco, ya que no es expresión de una
desviación del juicio sino de una insuficiencia del mismo.
El error patológico, en cambio, originado en un juicio perturbado,
no es rectificado, aun cuando la personalidad esté ricamente dotada en in ­
teligencia y cultura. Ésta es la diferencia fundamental que separa el error
simple del patológico; es decir, la falla de rectificación a pesar de una
buena capacidad de comprensión.
Por otra parte, para que un error sea considerado patológico deben
tenerse en cuenta las dotes intelectuales y culturales, de la persona que
lo sostiene así como sus disposiciones temperamentales y caracterológicas.
Veamos algunos ejemplos.

1^) Un grupo de personas afirma que “existe el movimiento conti­


nuo”. De acuerdo con cada uno de los individuos que sustenten este con­
cepto pueden presentarse las siguientes situaciones: a) Que mediante una
aclaración se comprenda la verdad y el error sea rectificado, b) Que la
verdad no sea comprendida pero que el sujeto admita como posible su
error, por cuanto tiene conciencia de que su cultura es precaria, c) Que
la ignorancia no pueda ser superada por insuficiencia de inteligencia, lue­
go la verdad queda incomprendida y c! error irreductible; en este caso
el sujeto está convencido de que los equivocados son loa demás. En nin­
guna de estas tres situaciones se puede hablar de error patológico, ya que
el juicio únicamente se muestra insuficiente por ignorancia, por pobreza
intelectual, sin vicios de función, d) El error es irreductible, cualquiera
sea el grado de cultura e inteligencia; en este caso el error se fundamenta
en apreciaciones y falsos cálculos personales, referidos a las nociones de
física vinculadas con el tema, frotamiento de los cuerpus, resistencia del
aire, etc. Aquí el juicio, insuficiente o capaz, se muestra viciado en su fun*
ción; realiia falsas interpretaciones de hechos reales, que conducen al
error patológico.
98 P S IC O P A T O L O G U G EN ERAL

2*?) Dos hombres de inteligencia y cultura semejante» tienen, como


problema común, la “ infidelidad conyugal”. Cada uno de ellos reaccio*
na de manera difcrenle; uno mantendrá la normalidad de su función psí­
quica a pesar de (a violenta emoción sufrida que, sin embargo, no Ínter*
fiere la función judicativa; el otro, en cambio, pierde el dominio de su
psique, se altera el juicio y aparecen las ideas delirantes de celos. Se de*
duce, por Jo tsnlo, que cada persona reaccionará diferentemente ante )o9
impactos emocionales que acarrea la convivencia social; cada individuo,
en sus relaciones con el medio, reaccionará con lo que psíquicamente po­
sea en el orden constitucional.
El enfermo, dominado por una idea delirante, no reconoce ni admite
su error y, como consecuencia, no entabla lucha para apartarla de la con*
ciencia. Por el contrario, se empecina aplicando toda su energía en refor*
zar ia idea, y la lucha sé establece procurando sostenerla e imponerla.
Resumiendo, tres son las condiciones que deben ser consideradas co*
mo requisitos indispensables para afirmar que una idea es delirante: 1)
Su significado erróneo. 2) La irreductíbiíidad del error. 3) £1 carácter
morboso del error. La primera condición a pesar de su importancia, ca*
rece de valor mientras no se acompañe.de las dos restantes. N i aún la pri*
mera y segunda condición son suficientes para conligurar una idea delirante;
ésta sólo se confirma cuando se comprueba el origen morboso del error.
La idea delirante y la calatimia tienen un punto de contacto por su
origen común en ]a afectividad. Pero, la interferencia de la catatimia no
llega nunca a viciar el juicio, el que, tras una revisión, rectifica el error
simple que ha elaborado. El juicio delirante, por el contrario, se pertur­
ba por una vivencia afectiva morbosa que lo hace irreductible.
Resumiendo en una definición: “La idea delirante es un error pato­
lógico elaborado por un juicio perturbado que la hace irreductible; esta
idea condiciona la conducta del enfermo que, convencido de su realidad,
lucha por defenderla e imponerla”.

C l a s if ic a c ió n de las id e a s d e l ir a n t e s i “

En primer lugar, teniendo en cuenta su “significación”, las ideas de­


lirantes se clasifican
>
en verosímiles e inverosímiles.

1*?) Las ideas delirantes verosímiles son las que encierran un signifi­
cado natural, evidente y probable y cuyo tema se halla comprendido, por lo
tanto, entre las cosas que pueden ser o suceder y que pueden probarse. Un
enfermo afirma que es perseguido por ciertas personas; otro asegura que
es objeto de infidelidad conyugal: ambos .están dentro deí orden de las
cosas que pueden acontecer y que pueden estar sujetas a comprobación.
2*?) Las ideas delirantes inverosímiles en cambio, encierran un signifi­
cado absurdo, imposible de observarse o producirse dentro de la normali­
dad. Un enfermo dice ser “el rey de la República Argentina” ; otro m ani­
fiesta que “ no tiene corazón”.
T e n i e n d o e n c u e n t a ia c a r g a a f e c t iv a y e l humor que despiertan y
m a n t i e n e n e n e l i n d i v i d u o , la s id e a s d e l ir a n t e s s o n placenteras o despla-
C e n te r a s . n
PSlCOPAT OtOGÍA DE LA ID E A C IÓ N 99

19) Las ideas deliranles placenleras son las que determinan un hu­
mor agradable, satisfacción, euforia y optimismo.
Son de esta naturaleza: !as idea& megalómanas; el sujeto que se tiene
por poderoso o adinerado se siente eufórico y satisfecho, b) Las ideas
místicas; despiertan el mismo humor cuando, por sus concepciones, el en*
fermo se cree un elegido, ungido de poderes sobrenaturales, o un envia­
do para el cumplimiento de una misión celeste, cuando no es la encarna­
ción de un santo o un «er divino. Algunas veces las ideas místicas pue­
den provocar desplacer, especialmente cuando están vinculadas con el in­
fierno y con las entidades demoníacas, c) Las ideas eró/icaí;, producen h u­
mor placentero cuando el enfermo se complace en pensar y tiene el ínti­
mo convencimiento de que es amado irresistiblemente; humor que se tor­
na desplacentero ante las dificultádes que se oponen a la culminación de
amores imposibles, d) Las ideas palignósticas; cuyas concepciones de vi­
da eterna, muertes y reencarnaciones sucesivas halagan el humor y la vs-
nidad pues la generalidad de las veces los enfermos sostienen que, en las
vidas pasadas, encarnaron a personajes importantes de la historia de k
humanidad.
Tanto las ideas místicas como las eróticas y las palignósticas tienen
una raíz megalómana, que se traduce por el fir.T:5e convencimiento del pa­
ciente de ser irresistible en el amor, de estar investido de poderes divinos
o de sentirse la encarnación de destacadas figuras históricas.

2*^) Las idas delirantes desplacenieras son las que dan lugar a un hu­
mor desagradable, a estados depresivos o de disgusto y hasta exaltación
colérica.
Son las: a) ¡deas hipocondriacas, que hallamos en los delirios hipo­
condriacos y que originan sensaciones de malestares y afecciones inexis­
tentes referidas'a los más variados órganos y aparatos de la economía,
b) Ideas melancólicas, propias de los estados de gran depresión y triste­
za que embargan a los melancólicos; son ideas de impotencia, de ruina,
de autoculpabílidad, de indignidad y de suicidio, c) Ideas de perjuicio;
cl enfermo que se cree afectado, pospuesto o perjudicado tiene un humor
desplacentero y un marcado disgusto, d) Ideas de persecución, de igual
naturaleza que las anteriores, e) ¡deas reivindicatorías; el enfermo injus­
tamente perjudicado sufre y se afana por ser reivindicado del abuso o ar­
bitrariedad de que fue objeto. í) ¡deas de celos; todo celoso vive en un
permanente desplacer, temeroso de la infidelidad y del ngaño que lo con*
ducen a ideas de perjuicio y persecución.

2^) Ideas obsesivas

La idea obsesiva es una idea errónea, cuyo error, a diferencia de lo


que ocurre con la idea delirante, es reconocido por el enfermo, quien com­
prende su carácter netamente patológico. Vale decir que, la idea obsesiva,
si bien entorpece la marcha normal de las elaboraciones psíquicas, no 03
el producto de un juicio desviado desde el momento que éste reconoce cl
jQ O PSrC O PA T O LO G ÍA GENERAL

error; por esta razón la conducta no es condicionada por la idea, o sólo


lo es en forma parcial.
El enfermo percibe y conoce el origen de la idea obsesiva, que re­
fiere a lo más intimo de su ser, desde donde surge para imponerse a !a
conciencia, adquiriendo en ella un carácter de firme persistencia. Se ha
dicho que: “las obsesiones como trastorno intelectual constituyen estados
secundarios a las alteraciones de las esferas afectiva y activa”.
La idea obsesiva tiene su origen en el núcleo instintivo-afectivo de la
personalidad, en el que se gestan las tendencias, deseos y temores que de­
terminan las reacciones emocionales primarias.
La formación de ideas de esta naturaleza requiere la. existencia de
una predisposición constitucional que determina una personalidad psico­
pática, inmadura en su evolución, frágil, insegura, plagada de dudas y
temores y de gran inestabilidad del equilibrio activo-afectivo.
Son siempre los temores y, por ende, la emoción de miedo, los que
embargan la psique de estos enfermos. De allí ¿mana el intenso potencial
afectivo que carga la idea y que al mismo tiempo obra selectivamente so­
bre la voluntad, a la que inhibe en forma parcial. Como consecuencia se
establece una lucha estéril; en efecto, reconociendo el enfermo lo patoló­
gico de sus concepciones trata de rechazarlas, pero, debido a la podero­
sa carga afectiva y a la precaria voluntad .para resistirlas, las ideas arrai­
gan firme y persistentemente. Nacen entonces los estados compulsivos, que
determinan la ansiedad y la angustia que hacen presa del„ enfermo. Esa
lucha es estéril por lo despareja, puesto que hay una relación inversa en­
tre la intensidad de la carga afectiva de la idea y la capacidad de 1 vo­
luntad para rechazarla cuanto mayor sea el potencial afectivo menor se­
rá la voluntad disponible para oponerse a la idea. Por lo tanto, ésta no
desaparece de la conciencia, a pesar de que el juicio reconozca su carác­
ter patológico.
El saldo es un estado desplacentero, en el cual se mezclan desasosie­
go, incertidumbre, perplejidad, preocupación, hasta culminar en la an­
gustia y la ansiedad. La angustia agrava la situación, pues se trata de una
nueva emoción que determina una sobrecarga afectiva, por lo que la idea
es intensamente reforzada a medida que aumenta la impotencia para re­
chazarla.
Concluyendo con una definición diremos: “La idea obsesiva es una
idea patológica que perturba el pensamiento pero que no desvía el ju i­
cio; nace del núcleo afectivo-instintivo y sobrecargando su potencial con
la angustia arraiga en forma persistente en la conciencia” . ^

C l a s if ic a c ió n de las id e a s o b s e s iv a s :

Se han establecido tres grupos:


1) Ideas obsesivas impulsivas.
2) Ideas obsesivas fóbicas.
3) Ideas obsesivas puras.
PSICOPATOLOGÍA DE LA ^ E A C I Ó N 101

La clasificación ea útil para establecer un poco de orden en el ex­


tenso campo de las obsesiones, permitiendo una esquematización didác­
tica de las mismas que aclara y fija los conceptos. Hacemos esta acotación
dado que, de acuerdo con lo que la experiencia demuestra, es muy difícil
la separación neta entre los diversos grupos.

19) Ideas obsesivas impulsivas:

El enfermo dominado por estas ideas se siente inapulsado, en deter­


minadas circunstancias o en presencia de ciertos objetos, a la ejecución
de actos que, sin ser por lo general incorrectos, no condicen con el com­
portamiento normal y corriente de la mayoría de las pénonas y que están,
en no pocas oportunidades, en franca oposición con las buenas costum­
bres y con las normas que impone la convivencia social.

2fi) Ideas obsesivas fóbicas:

Bajo su influjo el enfermo vive dominado por un permamente estado


emocional de miedo. Es un miedo carente de motivación externa real y
notoria, nada hay que lo justifique, no se le conocen factores desencade­
nantes. El paciente que no halla explicación a su estado, es presa de un
miedo invencible, que lo cohíbe a la vez que entorpece su desempeño psí­
quico normal.
Entre las más comunes ideas de carácter fóbico figuran las siguíentee;

Referente a enfermedades:
Nosojobia: miedo a las enfermedades.
BacHojobia: ” ” los microbios.
Sijilofobia: ” ” la sífilis.
M isojohia: ” ” la suciedad.

Referente a la muerte:

Tanafojobia: miedo a la muerte.


Necrofobia: ” ”• los muertos.

Referente a los seres vivos:


Zoofobia: miedo a los animales.
Ginecofobia: ” ” las mujeres.
Antropofobia: ” ios hombres.
M iojobia: ” los ratones.
Canojobia: ” lo s p e r r o s .

Referente a los elementos:


J
i Anem ojobia: miedo al viento.
Talasofobia: ” ” mar.
N iclojobia: ” a la noche.
102 rSIC C^PA TOLOG ÍA GENERAL

Referente a los lugares;


ClaustrofobUi-. miedo a los lugares cerrados.
Agrofobia: ” ” lugares abiertos.
Oicofobia: ” ” la casa.

3^) ¡deas obsesivas puras: Son aquéllas ideas oBsesívas que se ca*
racterizaii por no. engendrar estados secundarios, impulsivos o íóbicos.
Las ideas obsesivas puras no sobrepasan el marco de las elaboracio*
nes intelectuales ídeativas; por esta razón se las llama también: obsesio­
nes ideativas. Su carga afectiva no llega a producir grandes tensiones emo*
Clónales.

a) Escrúpulos obsesivos: Son ideas que producen estados de duda


permanentes. Enfermos inseguros de sí mismos, temerosos de causar da*
ño, de proceder mal, llenos de escrúpulos exagerados que^ a diferencia
de los escrupulosos normales quienes acallan sus temores cuando comprue*
ban que no hay motivos para ellos, persisten en sus inquietudes pese a to­
da prueba que tienda a desvanecerlas.

b ) Recuerdos obsesivos: .Ideas obsesivas que tienen origen en repre­


sentaciones mnemónicas, que se repiten automáticamente, imponiéndose en
lorma persistente a la conciencia. Supongamos el recuerdo obsesivo de un.
accidente: las consecuencias del mismo ya han sido superadas, pero el in­
tenso shock emocional sufrido transmite a la imagen mnemónica una gran
carga afectiva que determina su persistencia e imposición en la concien­
cia. De este modo el recuerdo se transforma en idea obsesiva; lo que ob­
sesiona y angustia es el recuerdo de la intensa emoción sufrida, o proba­
blemente, el lemor angustioso por los riesgos mayores que pudieron co­
rrerse.

c) Obsesión especulativa o interrogativa: Determinada por la necesi­


dad morbosa de formularse preguntas interminables con respecto a los
más variados temas. El enfermo vive obsesionado por los interrogantes;
siempre está-en la conciencia el “ ¿cómo?” y el “ ¿por qué.?” encadenados
en una sucesión inacabable, tanto para cosas intrascendentes como para
los problemas científicos o las especulaciones metafísicas. Pero, en nin­
gún momento, esta obsesión obedece al deseo de conocer la verdad; nin­
gún deseo ni interés especulativo mueven al enfermo cuya actitud es com­
pletamente pasiva. Los interrogantes sólo trasuntan la inseguridad y la in­
decisión que embargan a la personalidad.
La obsesión especulativa de orden teológico o moral determina, con
frecuencia, el tipo llamado de obsesión antagónica; sentimientos en pug­
na con los principios morales o religiosos sustentados por el enfermo dan
margen a numerosos interrogantes, que evidencian escrúpulos y temores
ante el riesgo que supone cualquier claudicación en el sentido ético o re­
ligioso.
PSICOPATO LOCIA DE LA ID EA CIO N 103

3^) Ideas sobrevaloradas

La denominación de idea sobrevalorada pertenece a Werniclce; se


trata de una entidad l)íen deünida en el campo de la patología de las
ideas.
La idea sobrevalorada tiene su origen en creencias y concepciones
filosóficas, religiosas, políticas, sociales, éticas o científicas y, en gene*
ral, en todas las actividades del espíritu que dan lugar a los sentimientos
impersonales. Estos sentimientos son normales y propios de cualquier per­
sona. pero cuando se exacerban, por alguna circunstancia que determine
ujia sobrecarga afectiva, se produce la interferencia del juicio que oca­
siona. entonces, la idea sobrevaloradc. Este proceso se observa cuando el
indi^'iduo cae en estados afectivos parlicularmente intensos y sostenidos,
que a veces llegan a ser permanentes. Además, el sujeto ordena y canaliza
su actividad y su vida en el sentido de los sentimientos que lo embargan.
Se trata, como vemos, de verdaderos estados pasionales.
La ¡dea sobrevalorada es francamente patológica, aun cuando se ori­
gina en una creencia o en un conocimiento que puede ser patrimonio nor­
mal de numerosas personas. Puede pas2 r inadvertida en determinados lu­
gares y circunstancias.: es el caso de la idea sobrevalorada religiosa que
puede ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso, re­
saltando a todas luces como patológica en un ambiente corriente y más
aún en uno libertino.
La ¡dea sobrevalorada se halla colocada en los lindes de la idea deli­
rante Y puede, por otra parle, transformarse en tal.
Podemos definirla como “la: ¡dea creada por un juicio parcialmente
interferido por los estados afectivos pasionales, surgido? de las creencias
y de los conceptos cientifico, religioso, político, social”, ele.

4^) Ideas fijas

Hasta el momento actual no se han unificcdo los criterios con res­


pecto a la idea fija. Algunos autores.la asimilan a la idea delirante, otros,
en cambio, la consideran idea sobrevalorada.
Nosotros pensamos que debe considerarse definitivamente aparte de
cualquier otra idea patológica porque constituye una entidad de menor
gravedad que las restantes, de las que se distingue netamente,
“La id e a fija p e r s i s t e e n la conciencia s in p e r t u r b a r e l p e n s a m i e n t o
y a q u e n o p a r tic ip a d e bu s e la b o r a c io n e s y , p o r lo t a n t o , n o c o n d ic io n a la
c o n d u c ta ” .
Esta idea aflora a la mente bajo la forma de la representación per­
sistente de un hecho que provocó intensa repercusión afectiva, que es lo
que le transmite el carácter de persistencia. En los primeros momentos
acarrea serías perturbaciones a la psique, pero, a medida que el tiempo
pone distancias, disminuye la intensidad de la reacción emocional, entra
en acción el juicio sereno que hace la exacta valoración de los hechos y
104 l’S IC O l’A T O L O C ÍA C E N tR A L

el individuo alcanza a comprender la causa de la .persistencia de la idea.


Esla comprensión permite que la psique se aquiete; la idea fija queda
convertida en una verdadera idea parásita que vive a sus expensas y a la
cual sobrelleva sin perturbarse. Se encuentra como enquistada en la con>
ciencia en la que se repite persistentemente; no es más que la representa­
ción mnemónica automática, recuerda en mucho al fenómeno de la aluci‘
nosis, que es la alucinación con la critica sana.

D iagnósticos diferenciales entre las ideas patológicas

1?) Entre idea delirante e idea obsesiva:

a) Lá idea delirante se origina en los choques y reacciones del indi­


viduo frente al medio; la idea obsesiva se origina en el núcleo instintivo-
aíectivo.
b) El error que encierra la idea delirante no es reconocido por el
individuo; el error de la idea obsesiva es criticado y reconocido.
c) La primera es aceptada como una verdad y el sujeto se desvive
por imponerla; la segunda se acepta como errónea y el enfermo lucha
por apartarla.
d) La idea delirante es producto de un juicio desviado; el control
del juicio se mantiene pese a la idea obsesiva.
e) La idea delirante es sostenida por una voluntad vigorosa; contra­
riamente la voluntad es incapaz de rechazar a la idea obsesiva.
f) La primera se observa en los delirios; la segunda en las neurosis
obsesivas y en las neurosis de angustia.

2*^) £n ire idea delirante e idea sohrevalorada:

a) La idea delirante se origina en choques ambientales: la sobreva-


lorada en creencias que llevan a estados pasionales.
b) La idea delirante es irreductible y no admite réplicas; la idea so-
brevalorada permite que se la discuta y contradiga.
c) La idea delirante es producto de un juicio desviado; la sobreva-
lorada no nace de un juicio alterado; se pueden tener ideas sobrevalora-
das sin ser alienado.
d) Ambas ideas repercuten sobre la conducta, pero, mientras la pri­
mera coloca al sujeto en una posición activa, buscando pruebas y tratan­
do de convencer, la segunda lo coloca en una actitud más pasiva al no
importársele al enfermo que los demás piensen de manera diferente.

3°) Entre la idea delirante y la idea fija :

a) Ambas tienen origen en un shock emocional frente a la vida: la


idea delirante por una perturbación del juicio que se desvía; la idea fi-
I

PSJCOPATÓLOCÍA DE LA ID EACIÓN 105

ja por la reproducción de una representación mneraónica con juicio nor-


EDal.
b) La delirante es un error patológico, mientras que la fija es verda­
dera y esta bien controlada por el juicio.
c) En la primera la carga afectiva se acrecienta o permanece esta­
ble; en la segunda se atenúa con el tiempo.

49) Entre idea obsesiva e idea sobrcvalorada:

a) La obsesiva surge de los temores originados en el núcleo instinti*


vo-afectivo; la idea sobrevalorada en las creencias y sentimientos imper­
sonales.
b) En los paroxisiaos afectivos la idea obsesiva conduce a la angus­
tia, a la ansiedad y a la neurosis; la idea sobrevalorada lleva de los esta­
dos pasionales a los delirios.
o) La primera inhibe la voluntad; la otra, la supedita a ella y, e
parte, condiciona la conducta.

'M
5^) Entre idea obsesiva e ideo fija:

a) Tienen diferente origen: la idea obsesiva, repelimos, en los temo­


res instintivos; la idea fija es originada por la reacción emocional frente
a un hecho determinado.
b) En la idea obsesiva la carga afectiva crece hasta la angustia; en
la idea fija decrece con el tiempo.
c) La obsesiva perturba la psique; la fija no produce alteración.
d) La una inhibe la voluntad; la otra no incide sobre ella.

6^) Entre idea sobrevalorada e idea fija:

a) La idea sobrevalorada nace de las creencias y sentimientos im ­


personales; la idea fija de un sbock emocional.
b) La carga afectiva es intensa y creciente en la primera y decre­
ce en la segunda.
c) La sobrevalorada perturba la psique; la fija no la afecta.
d) La voluntad está al servicio de aquélla; no así con respecto fi la
última.
P S IC O P A T O L O G U G E N E R A L
105

H esumea’

ID E A C IÓ N

^ Mecanismo y trabajo m e n u ü mediante e) cua) se hace e! aporte de


las ideas al campo de la cor ciencia para la elaboración del pensa*
m iento.
Ltís ideas acuden a la conciencia de acuerdo con un orden y con una
fin a lid a d determinados p o r el tema o contenido del p^n^;am¡cntc.

Id e a sign ifica conocimiento.


Conocim iento razonado que permite la compren*
sión de todas las cosas.
U n conocim iento es siempre resultado do dcter*
Idea K m inados juicios, los que intervienen en su elabora*
ción y comprensión.
^^Idea es el conocimiento que se tiene de las cosas
y de los seres del mundo objetivo y del m undo de
valores” .

E l cap ita l idcalivo eMá formado por el conj^unto


de los conocimientos o ideas adquiridos en la vida.
L a can tid ad y la calidad de las ideas depende de
la capacidad jníelectuaL
Ideas concretas: Las que se originan en la (uenta
sensorial por observación y contacto directo con
el m uiido objetivo. Se elaboran m ediante la forma­
ción de imágenes anímicas de los objetos.
Ideas símbolos: Evolución de las ideas por el
paso de la individualización de la imagen anímica
Idcacikk a la “ generalización’’ de la im agen genérica, que
aum enta las distancias entre sujeto y objeto. El
sím bolo es creado para facilitar ¡a transición entre
una y otra imagen»
1^) Sím bolos visuales: lenguaje escrito o mímico,
señales convencionales,
2^) Sim bolos áudiijvosr palabra, ruidos, silbidos,
Capital sonidos tam bién convencionales.
^ ¡(leativo Ideas m ágicas: Marcan el paso de lo vconcrelo a
lo abstracto. Se basan en los principios que susten­
tan al pensamiento global. Los conocimientos pueden
o no ser exactos.
Ideas abstractas: Son las de mayor jerarquía.
Falta en ellas !a representación mental objetiva. Se
elaboran por un razonamiento analítico que permite
realizar importantes substracciones que conducen a
mayores abstracciones.
Ideas creencias: Conocimientos aceptados como
verdaderos o probables: es la confianza que se d¡s«
pe n w a Jos conocimientos que no han sido criti­
cados. Se hallan en suspenso y sujetos a revisión
crítica en c u rlq uie r momento. Cuando caen bajo el
control crítico se transforman en creencias rejlex!'
vas; si son aceptados dejan de ser presunciones
para coíiverdrjc en convicciones. Cuando la creencia
se adm ite sin crítica es una creencia irreílexiva.

?íl
F S IC O P A T O L O G ÍA D i: h A ID E A C IÓ N 107
■!;f
■M i-.'r ■ Ideas intuitivas: Conocimientos de aparición sú­
í % Capital bita, instantánea, con apariencia de verdades. Ela*
boración subconsciente de los malerialea del pro-
ideativo
pió conociinienio. Sují^ios también a una revisión
^ ulterior.

ii| Las alteraciones de la ideación: c u a n liu tiv a s y


cualitativas.
'V;

I 1^) IJe a d ó n norm al: Sigue el


ritiDo propio de cada psique y de
acuerdo con una ordenación deter*
minada.

2^) Ideación rt tardadít: En to«


dos los casos en que di^tniinuye el
AUcraciones ritmo df las elaboraciones psíqui­
I cualitativas cas: confuHÓn mcncal, dcinenci.í'.
oligofrenias, epilepsias, estadas dc«
presivos.

Ideación ace hrad a: En to­


dos los caso$ en que se produce ex*
citación psiquica; en los maníaco?
que )lcgan a la fuga de ideas.

Fonnadas p o r el
mismo capital de la^
¡deas normales:
tas vigorizadas p o r
V};..:' ideación
é 1 una sobrecarga emo­
ciona] produce
:S': Ideas
Psiccpato* esiados afectivos ca­
\% \ patoló*
logia gicas paces de perturbar
lú psique, se convier­
ten en paiológicas.
I d e a s : delirantes,
obsesivas, sobrcvalo.
radas y fijas.
¡íp:
Idea d elirantti Es un error pa«
tológico elaborado por un juicio
Alteraciones perturbado; es irreductible: condi-
cuantitativas -< ciona la conductas es defendida
por el enfermo convencido de i\i
realidad.

Clasilicdciún:

1^) Por su s ig iific a d o : deliran*


tes verosímiles y delirantes invero.
símiles o übsurdas.

2^) Por el hum or que provocan:


a ) Placenteras: m egalómanas, mis.
ticas, erálinas y palignósiicas.

b) Desplacentüras: liipacondría*
cas, melancólicas, de perjuicio, de
persecufión, de reinvidicación y
de celos.
itL\n'AAi.n.VUiA i;h f N i ¿ K A L

Idea obsesiva: Idea e r r ó n e a ,


Error reconocido por el enfermo,
No condiciona la conducta o eolo
lo hace en parte. Tiene origen en
el núcleo inftlíntivo-afactrvo donde
Be gestan tendencias, deseos y te-
morefi que determ inan las reaccio*
nes emocionales prim arias. Perso*
nalidad psicopática in m adura, ira-
gilidad constitucional. In h ib e la
voluntad, de a llí su persistencia.
‘‘La idea obsesiva nace del nú-
cleo instintivo-afeclivo; arraiga en
forma persistente en la conciencia;
sobrecarga su potencial con J a a n ­
gustia ; perturba el pensamiento
pero no desvía el ju ic io ’’,
Clasificsción:
1^) Ideas obsesivas impulsivas.
2^) Ideas obsesivas fó tic a s :
a ) Referente a enfermedades:
Nosofobia: miedo a enferme­
dades.
B a tilo fo b ia : a microbios.
S iíilo fo bia: a la sífilis.
M isafobia: a !a suciedad.
b ) Referente a la muerte:
T analoíobia: miedo a la muerte.
Alteraciones Necrofobia: a los muertos.
cualitativas c) Referente a los seres vivos.
Zoofobia: m iedo a los animales.
Ginecofobia: a las mujeres.
A niropofübia: a los hombres.
M ioíobia. a los ratones.
Canofobia: a los perros.
d ) Referente a los elementos:
Anem ofobia: miedo al viento.
Talasofübia; al mar.
N ictofobia: a la noche.
e) Referente a los lugares;
Oicofobia: m iedo a la casa.
Claustrofobia: a lugares cerra*
dos.
Agrofobia: a lugares abiertos.
S^) Ideas obsesivas puras:
a ) Escrúpulos obsesivos.
b ) Recuerdos obsesivos.
c) Obsesión especulativa.
¡dea sobrevalorada: O rig in ada en
sentimientos im personales: la so­
brecarga afectiva o rig ina estados
pasionales e ideas sobrevaloradas.
Está eft los lindes de la idea de*
lirante. “ La idea sobrevalorada es
creada por. u n ju ic io parcialmente
interferido por estados emocionales,
surgidos de las creencias y concep­
tos religiosos, {¡losóficos, científi-
eos» sociales’’, etc.
C a p ít u l o V II

E L A B O R C IÓ N DEL P E N S A M IE N T O — A S O C IA C IÓ N D E ID E A S
— J U I C I O — R A C IO C IN IO — P E N S A M IE N T O — IM A G IN A C IÓ N
— P S IC O P A T O L O G fA D E L A E L A B O R A C IÓ N D EL P E N S A M IE N T O

A C T IV ID A D E S QUE IN T E R V IE N E N EN LA E L A B O R A C IÓ N
D E L PENSAM IEN TO

A SO C IA C IÓ N DE LAS IDEA S

La asociación de las ideas se efectúa por el mecanismo psíquico me­


diante el cual se hace la relación, conexión y encadenamiento de las ideas,
o la relación entre las ideas y las representaciones que se hallan en la
con ‘ ncia como resultado de la captación sensoperceptiva, o bien de dichas
representaciones entre sí.
La asociación de ideas es una actividad importantísima de la mente
humana, puesto que interviei e en la elaboración del pensamiento. En efec­
to, la vida psicológica no puede ser explicada como un simple adosamicn-
to y superposición de elementos como creyó la e scuela a to m is L a . A su vez,
la e s c u e la a s o c ia c io n is ta la explica mediante numerosas teorías; anatórni-
c s, fisiológicas y psicológicas. Las teorías anatómicas consideran que el
mecanismo asociativo depende de los elementos del sistema nervioso, es
decir, de las células y de las fibrillas. Las fisiológicas atribuyen este me­
canismo a las relaciones y mutuas influencias de los distintos centros ce­
rebrales. Las teorías psicológicas admiten que el mecanismo asociativo
depende de la? relaciones conceptuales entre las ideas y de las relaciones
objetivas entre’ los fenómenos.
En algunos casos, la asociación de ¡as ideas se efectúa por un meca­
nismo puramente pasivo entre dos o más datos del conocimiento, cuando
éstos hubieran coincidido en una misma vivencia. Se trataría de un fenó-
m no inconsciente y automático que, por lo general, se hace entre las re­
presentaciones que llegan a la conciencia en un mismo acto perceptivo.
Pero no es ésta la forma más importante de asociación puesto que, dada
su jerarquía, este mecanismo no puede estar supeditado a un simple au­
tomatismo. Una segunda forma de asociación está basada en la presen­
cia de algún elemento común o semejante entre las ideas. En este caso
se trata de un fenómeno consciente y supeditado a la elaboración mental,
que puede ser o no voluntaria, y que se lleva a cabo obedeciendo a deter­
minadas leyes que establecen una ordenación lógica de las ideas. Estas le­
yes son las siguientes:
110
i'’

ELA B O R A C IÓ N D E L P E N S A M IE N T O lU

19) Ley de asociación por contigüidad temporal: Cuando dos o inás


estímulos, hechos o fenómenos, han sido registrados por la conciencia
en .forma simultánea o sucesiva en un raismo acto perceptivo, son, por lo
general, evocados y asociados juntos. Así, por ejemplo, cuando pensamos
i;;\ en un piano determinado inmediatamente y en forma simultánea se aso-
I cían las ideas de forma, tamaño, color, sonido, etc., fenómenos que Kan
captados todos al mismo tiempo.

2*^) Ley de asociación por contigüidad espacial: Las cosas que ban
sido captadas y registradas en la conciencia unas junto a otras, en Un mis­
mo lugar del espacio, son evocadas y asociadas simultáneamente. Asi,
cuando pensamos en un mueble de nuestra habitación lo asociamos de
inmediato con ]os objetos que se hallan dentro, sobre o en la proximidad
del mismo.
Mediante estas dos leyes por contigüidad témporo-espacial es posible
la asociación de cosas o hechos completamente dispares, lo que determi­
na que, muchas veces por obra del olvido, no se los reconozca como for­
mando parte de un conjunto. Como consecuencia llaman la atención y sor*
prenden por su aparición brusca y extemporánea.
A continuación consideraremos les leyes asociativas por semejanza.
i/' 3^) Ley de asociación por semejanza externa: Se aisocian hechos y
k .

objetivos que en su aspecto exterior presentan algunos caracteres seme­


jantes de forma, tamaño, color, etc. A esta ley obedece la tendencia a aso-
I.):; ciar con un incendio una puesta de soL

Ley de asociación por semejanza interna: La asociación entre


dos objetivos se efectúa porqué tienen en común los significados de sus
cualidades o propiedades. £s el caso .de asociar una balanza con un me­
tro, por el significado común de sus propiedades de “medidas'' aunque
Sean de distinta especie.

Ley de asociación por contraste: Las asociaciones entre los fenó­


menos o los hechos se realizan cuando las cualidades de unos son opues­
tas a las de los otros. Asi, por ejemplo, lo bello asocia con io feo, el enano
con el gigante, el día con la iioche, el invierno con el verano.
Mediante el concurso de estas leyes o mecanismos asociativos se ha­
ce posible la evocación y enlace de los conocimientos que la experiencia
permite acumular eñ el transcurso de la vida. Por la asociación de las
ideas es factible la elección consciente de tales conocimientos en un mo­
mento determinado, aun cuando la afluencia a la conciencia del material
que !a asociación evoca se realice aparentemente de manera involuntaria y

ív Psicopatología de i a asociación de las ideas


1:^,

De acuerdo con lo que antecede, la asociación de las ideas sé ]leva a


cabo siguiendo un ntmo determinad o» dependiente del ritmo general de
trabajo de la psique en estudio. Por oirá parte, las asociacionea 6e efec*

r<
112 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

túan de una manera ordenada y siguiendo las leyes lógicas que favorecen
un determinado grado de cohereocia. ¡
Las alteraciones que podemos encontrar en la asociación de la& ideas
recaen precisamente sobre estos dos elementos, ritmo y coherencia.
i
A lteraciones del ritmo asociativo :
/
1^) Ritm o asociativo norm al: En primer lugar debemos considerar
el ritm o asocialivo normal, que es el punto de referencia para poder apre­
ciar los estados patológicos derivados de la desviación de dicha anormalidad.
E l , ritmo asociativo’ normal permite seguir, sin entorpecimientos, el
curso de un pensamiento elaborado dentro del marco de una lógica for­
m al. Existen, naturalmente, numerosas variantes de una persona a otra
según cual sea el tempo psiquico de cada una, es decir^ el ritmo propio
con que se realizan las elaboraciones mentales en cada una de ellas. Se
trata, lógicamente, de pequeñas vanantes individuales que en ningún mo­
mento llegan a perturbar el curso del pensamiento.

2^) Ritm o asociativo acelerado: £1 ritmo asociativo se acelera toda


vez que se produce excitación psíquica. Como se manifiesta, en estos
casos, una aceleración general del tempo psiquicA o taquipsiquia se produ­
cen asociaciones sumamente rápidas y fugaces. Las ideas se encadenan con
una celeridad extraordinaria, las asociaciones son inestables y, general­
mente, determinadas por estímulos "exteriores y del momento. Entran en
juego lodos los mecanismos asociativos, por contigüidad espacial y tem-
poral, por semejanza interna y externa, por contraste y hasta por asonan­
cia cuando hay similitud de sonidos en los vocablos, sin que se tenga en
cuenta el aspecto conceptual de los mismos.
Como consecuencia de esta aceleración de los procesos asociativos se
perturba el curso normal del pensamiento debido al pasaje rápido de un
tema a otro; este trastorno se conoce bajo la denominación de fuga de las
ideas. La fuga de ideas más característica es la que se observa en la
excitación maníaca, pero recordamos que en todos los casos de excitación
psíquica podemos encontrar esta perturbación.

3'^) Ritmo asociativo retardado: La lentitud del ritmo asociativo coin­


cide con el retardo general del ritmo psíquico o hradipsiquia, en que se
produce una notable disminución del número de asociaciones en la uni­
dad de tiempo, es decir, por segundo.
En todos ios casos de bradipsiquia el enfermo padece un entorpeci­
miento evidente del mecanismo asociativo; existe dificultad en hallar las
representaciones y términos que han de enlazarse en la cadena asociati­
va; la evocación de los mismos es muy lenta.
El paciente experimenta y tiene conciencia del esfuerzo grande, y a
menudo penoso, que realiza para lograr estas elaboraciones que, en con­
diciones normales, se lleva a cabo con gran espontaneidad y facilidad, casi
automáticamente y sin fatiga mental. G1 retardo del ritmo asociativo se
encuentra en primer término en k depresión melancólica, pero es, además
propio de todos los casos de bradipsiquia, razón por la que lo hallamos
en la confusión mental y en las demencias.
ELABOiRACIÓN DEL P E N S A M I E N T O 113

í
A lteractones de la COHERENCU:

La elaboración del pensamiento normal se hace siguiendo las leyes ló*


gicas que rigen la asociación de las ideas, las cuales pérzniten un prolijo
enlace enlre los términos que elaboran y dan forma al pensamiento que,
de esa manera, resulta completamente comprensible.
Esa coherencia normal del mecanismo asociativo se perturba en to*
I dos los casos en que, por ciertas circunstancias, se produce una debilita*
ción más o menos pasajera o permanente de la concentración psíquica y,
por ende, de la alentión. En efecto, ya temos dicho que la asociación de
Ins ideas, pese a su aparente aulomatismo, es un mecanismo psíquico contro*
•tú*f
t lado y sometido a la elaboración del juicio y del raciocinio, los cuales efec­
..i
, túan el encadenamiento ordenado y lógico de las ideas que son asociadas
para dar curso y finalidad al pensamiento.
Ls natural que estas elaboraciones sólo son compatibles con una per­
fecta lucidez de conciencia, la que es producto de la buena concentración
atentiva de una psique de vigor normal. En todas las circunstancias en que
la lucidez de conciencia se enturbia, la coherencia asociativa se perturba
lambién. Es lo que ocurre en los estados de fatiga intensa o cuando se pasa
de la vigilia al sueño en personas normales, y en los estados patológicos
que debilitan el vigor y la atención, como la confusión mental, la demencia
y la esquizofrenia.
En los casos anormales se produce una franca laxitud o aflojamiento
de los mecanismos psíquicos, por lo que la asociación de las ideas escapa
al ordenamiento lógico del juicio y del raciocinio y no se atienen a las
normas que establecen las leyes asociativas. Las asociaciones del material
ideativo que llega a la conciencia se efectúan de una manera arbitraria, de
donde resulta una alteración muy grave que hace totalmente incomprensible
el contenido del pensamiento. Éste trastohio se conoce con el nombre de
■‘incoherencia asociativa”.

JUICIO

En la escala jerárquica de las actividades psíquicas el Ju icio ocupa una


de las posiciones más elevadas. Son numeroisas las concepciones que, con
ligeras variantes, resumen el concepto de juicio, las cuales pueden redu­
cirse a tma más simple que lo expresa con toda claridad:
“£1 juicio es la actividad psíquica mediante Ip cual el espíritu realiza
una «intesis siesta] que permite llegar a una condusión extraída de la
relación y comparación de las ideas o conocimientos’’.
En efecto, el ju icio es, en la elaboración de! pensamiento, el filtro que
confronta y d ^ u ra los conocimientos para que éste sea la expresión fiel
del deseo, de la intención y d d saber de la personalidad. D e la relación y
cotejo de los conocimientos surge la afírmación de una verdad. ¿Cómo el
juicio cumple su cometido? D e la siguiente manera: cuando se somete a la
consideración del espíritu determinado conocimiento, el ju ic io efectúa su
reconocimiento y tías la consiguiente elaboración surge o no la afirmación
114 PSIC O P A T O LO G ÍA G E N E R A L

de una verdad; en el caso de la no afirmación el conocimiento no es acep­


tado. Luego, el cometido del juicio es la comprobación de la verdad que
permite la aceptación y ]a adquisición de un conocimiento/
E n el proceso de la elaboración del juicio debemos considerar dos
etapas.
/
1*?) Etapa de elaboración en la que se realiza, en primer término, el
aporte del material cognoscitivo personal que tenga alguna similitud con lo
que ha de reconocerse. Así se establecen las relaciones entre lo nuevo y lo
que ya se conoce. Suele llamarse a estas elaboraciones: juicios de relación.
AI mismo tiempo el juicio efectúa la “identificación” de estos conoci­
mientos entre sí, la que tiene lugar mediante la investigación de los elemen­
tos comunes de los mismos. Estas otras elaboraciones se denominan juicios
de identificación.

2^) Una vez que todo ese material ha sido asociado, relacionado e
identificado sobreviene la segunda etapa de la labor deJ juicio, que se
denomina: etapa critica y que comprende dos tiempos. Un primer tiempo
en e! que se realizan las comparaciones entre todos los conocimientos apor­
tados por la conciencia. El resultado es una selección de (os materiales dei
conocimiento. Éstos son los llamados juicios de comparación que realizan
un prohjo análisis de todas las ideas.
En el segundo tiempo de la etapa crítica el juicio realiza una valoración
de las ideas que analizó y seleccionó, valoración que le permitirá en última
instancia arribar a una conclusión definitiva. Así se efectúan los llamados í
juicios de valor.
El juicio, pues, realiza un análisis mijiucioso que termina con una
síntesis definitiva del conocimiento; es decir que el juicio establece la con­
formidad o disconformidad con respecto a todos y a cada uno de los cono­
cimientos adquiridos llegando así a una afirmación.
El juicio es una manifestación psíquica de'valores variables en con­
diciones normales, aun en un mismo sujeto. Algunas personas manifiestan
paralelamente a juicios vigorosos otros de menor cuantía y, en ocasiones,
hasta pueriles. El valor de los juicios depende, en gran parte, de la capa­
cidad íníelectiral y del grado de cultura general o parcial que posean ios
individuos. Así, a mayores inteligencias y grados de cultura corresponderán
juicios de mayor valor; inteligencias y grados de cultura menguados produ­
cirán juicios más pobres y concretos y disparidad entre inteligencia y cul­
tura, darán por resultado juicios mediocres. Por lo tanto, el juicio cons­
tituye una manifestación de la actividad psíquica en la etaboración del
pensamiento a través de cuya jerarquía se vislumbra el caudal intelectual
y cultural de cada individuo.
Cuando analizamos los juicios de una persona recogemos de inmediato
un informe sobre su capacidad, de allí que se considere al juicio como una
capacidad, y se bable de aipacidad de juicio. En definitiva el juicio trasunta
la noción de cantidad que es señalada por el quantum de inteligencia y por
el quantum de cultura.
a^

E LA B O R A C IÓ N D FX P E N S A M IE N T O 115
'v|'
'k*'
Psicopatología del juicio

Las perturbaciones del juicio presentan características particulares para


cada uno de los síndromes psiquiátricos. De un modo general estas altera­
m r-
ciones del juicio son de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.
h
19) Juicio insuficiente:

El juicio insuficiente es una alteración cuantitativa que se observa en


todos los casos en que existe un incompleto desarrollo de la psique. Lo
bailaremos,' por lo tanto, en el síndrome Irenasténico.
El grado de insuficiencia es muy variable y en directa dependencia
de la época del desarrollo físico en que se ha detenido la evolución psíquica.
En los idiotas la insuficiencia es completa; el juicio reducido a cero los hace
ineducables, ya que la falta total de comprensión los imposibilita para eíéc*
tuar adquisiciones. El juicio es profundamente insuficiente en los imbéciles;
su precaria manifestación los hace susceptibles de una educación muy
rudimentaria.
El grupo más numeroso de los frenasténicos es el de los débiles men­
tales en los que la insuficiencia del juicio es muy variable; marcada en
los débiles mentales profundos, es menos acentuada en los leves, haciéndose
casi imperceptible en los fronterizos. En general la insuficiencia se pone de
manifiesto por la dificultad para realizar síntesis mentales y la escasa
comprensión para los conocimientos abstractos. Estas diferencias son tanto
más notorias cuanto mayor sea la debilidad mental; así en las formas pro­
fundas sólo se observa capacidad de comprensión para las cosas concretas
y evidente capacidad para hacer abstracciones; en los débiles mentales
¡ft*' leves la capacidad de abstraer se acentúa, manifestándose netamente en los
fronterizos.

2?) Juicio debilitado:

Es una alteración de orden cuantitativo- por la que el juicio pierde


paulatinamente la capacidad de que estaba dotado. Esta debilitación está
delerminada por causas diversas que producen alteraciones orgánicas del
cerebro, las que dan lugar al déficit; hallamos el juicio debilitado en el
síndrome demencial o de debilitación psíquica.
El primer juicio que llama la atención y acusa la debilitación del
juicio es la disminuición de la capacidad de comprensión. Al mismo tiempo
sobreviene una pérdida paulatina de la capacidad de abstracción y de
síntesis. Esta alteración no es más que la consecuencia de la debilitación
que afecta a la totalidad de la psique. Es probable que la perturbación del
juicio se deba a la conjunción de varios factores, pero indudablemente la
causa más importante es la disminución de la capacidad de concentración
de L psique, consecuencia de la fácil fatigabilidad de la atención. Esta dis­
minución de la atención resiente la capacidad de fijación de la memoria,
lo que dificulta aún más la aprehensión de las nociones abstractas. La
atención, muy superficial, va dirigida a los hechos concretos y de fácil
116 P SIC Ó P A T O L O G ÍA G EN ERAL

comprensión. Como en el andar del tiempo también falla la memoria de


evocación se dlficulla la actualización de los conocimientos antes adquiri­
dos, con lo que la función dcl juicio se reduce a los estímulos del moraenlo,
superficiales, fáciles y pueriles.

3^) Juicio suspendido:


Se traía del juicio que por obra de la obnubilación de la conciencia,
muestra disliníos grados de impedimento que lo disminuyen cuantitativa­
mente. Se observan así juicios dificultados, obstaculizados más o menos
intensamente, hasta alcanzar la “suspensión total” de la actividad. Éste es el
trastorno del juicio que hallamos en la confusión mental. *

4^) Juicio desviado:

Es una alteración cualitativa del juicio el cual, la mayor parte de las


veces, sólo se halla afectado en forma parcial.
La desviación es debida a la interferencia de una carga afectiva siempre
de gran intensidad; es d mismo mecanismo que produce la catatimia con la
diferencia que, en ésta, el juicio que mantiene su control reconoce el error
y la causa del mismo. En el juicio desviado la carga afectiva incide más
profundamente inhibiéndolo para una exacta y lógica valoración lo cual le
impide el reconocimiento del error; como consecuencia el sujeto cae en la
alienación, es decir, permanece ajeno a la realidad.
La desviación del juicio es propia de los delirantes, los inelancólicos
V maniacos.
4
a) E n los delirantes muy marcada debido a la existencia de un
problema ideo*alectivo de gran intensidad, que condiciona el humor ori­
ginando concepciones erróneas e irreductibles, las cuales terminan a su vez
por condicionar la conducta del enfermo. La desviación del juicio en los
delirantes, es sólo parcial y limitada a todo lo que concierne al problema
mencionado. Fuera de éste el juicio es correcto y sin desmedro alguno, al
extremo que la perturbación puede pasar desapercibida siempre que no se
aborde el tema del delirio.
b) En los melancólicos también se produce una intensa exaltación
afectiva desplacentera a la que el individuo no puede sustraerse; la com­
pleta' depresión llega hasta la anulación de las fuerzas instintivas que go­
biernan y preservan la conservación del individuo; el juicio perturbado se
desvía de su lógica formal originando concepciones erróneas e irreductibles
como las de impotencia, de ruina, de autoculpahilidad y de suicidio. Sin
embargo esta desviación del juicio no implica una falla global del mismo,
ya 'que el enfermo es capaz de valorar acertadamente acontecimientos o
circunstancias ajenos a su vida y a su intensa preocupación. Prueba de ello
es cuando se recupera de este estado el juicio se muestra capaz y sin mermas.
c) En los maniacos el juicio es desviado por la gran exaltación afec­
tiva. La excitación acelera en ellos extraordinariamente el ritmo de las elabo­
raciones psíquicas al extremo que caen en la fuga de las ideas. Como conse­
cuencia el juicio es constantemente atraído por las corrientes afectivas del
momento, por obra de los estímulos cambiantes que en rápida sucesión
ELA BO RA CIÓN D EL PEN SAM IEN TO H 7

i]mpresionaD la conciencia del enfermo. Los juicios superficiales, fáciles y


frecuentemente erróneos evidencian la desviación. Vale decir que, en el
caso particular de los maníacos, el juicio es afectado de una manera global
y no eo forma unilateral como en los delirantes y en los melancólicos debi­
do a que, en aquéllos, no existe ningún problema ideo*afectivo dominante
como en estos últimos. ■

RACIOCINIO

Prosiguiendo con el estudio de la elaboración del pensamiento llegamos,


en progresión ascendente, al razonamiento que es el más alto exponente
de la actividad psíquica. El razonamiento efectúa el encadenamiento de
los juicios, que guardan entre sí una directa dependencia, en procura del
objetivo final que es la comprobación y demostración de una verdad. En
efecto, la afirmación de la verdad que cada juicio encierra es demostrada
y confirmada mediante la actividad del raciocinio que, al establecer la rda-
ción y la interdependencia de tales juicios, realiza comparaciones que per­
miten hallar similitudes entre las mismas, facilitando en esa forma la sus­
tracción de algunos méritos. Uno de los ejemplos más sencillos que facilitan
la comprensión , del mecanismo del razonamiento es el que no? proporcio­
nan las igualdades matemáticas: A B = C; C = D ; s í esto es verdad
podemos hacer ab&lracción de B y C afirmando que A ^ D . razona­
miento matemático nos permite demostrar que, si la igualdad existe entre
los tiVminos; la comparación entre ellos conduce a la conclusión de
que dicha ipualdad existe también entre los extremos A y D.
Toda vez que la mente razona realiza comparaciones entre los términos
o juicios contenidos en las premisas, con el objeto de llegar a la conclusión
y demostrar que lo que es verdad en uno de los términos tainbién lo es
eii los otros.
Ahora bien, las comparaciones que efectúa el razonamiento pueden ha­
cerse de dos maneras: en forma global o en jorma analítica.
Cuando el razonamiento se lleva a cabo en jorm a global no se des­
componen las premisas, no se separan las partes del todo para tener en
cuenta las cualidades de cada una de esas partes. Este tipo de comparación
no conduce a un razonamiento útil desde el momento que expone a nume­
rosos errores, lo cual no significa que el producto de un razonamiento
global sea siempre íalso. En efecto muchos son los casos en que las pre­
misas son reai y exactamente iguales y en que es exacta la conclusión de
que una posee los mismos elementos y carflcíeres que se observaron en
la otra:
Pero para que un razonamiento sea lógico debe sustentarse en una
comparación de forma anaUlica; el análisis descompone cada uno de los
términos e investiga los caracteres y atributos de las partes constituyentes.
De esta manera se tiene la posibilidad de efectuar delicadas sustituciones
entre los términos que comparados en forma global resultan completamente
insustituibles. Un ejemplo muy ilustrativo es el que emplea Roustan en su
libro “Lecciones de Psicología”. Consiste en hacer las co;nparaciones entre la
función respiratoria y el fenómeno químico de la combustión. Considerada
118 rsrC O P A T O L O G ÍA G E N E R A !,

en forma global la respiración consiste en una serie de movimientos rítmi­


cos del tórax, con lo que se verifica la ventilación pulmonar, y la commbus-
tión un fenómeno que produce calor, llamas, humo, etc., y que no aparenta
tener ningún punto de contacto con la respiración, Pero se ha demostrado
que el fenómeno fundamental de la respiración consiste en una oxidación
y que otro tanto ocurre con la combustión. Haciendo la comparación ana­
lítica verificamos: respiración significa oxidación; oxidación significa com­
bustión; de donde: respiración significa combustión. Luego el razonamiento
lógico reqtn'ere un trabajo analítico que permite hallar un término auxiliar,
llamado término medio, gracias al cual se hace posible una sustitución que
de otro modo no es factible. En el ejemplo citádo el término medio sería
oxidación.
En él estudio del razonamiento debemos distinguir tres tipos, razo­
namiento por deducción, por inducción y por analogía.

1^) Razonamiento por deducción:

Es el razonamiento que acepta como verdadera a una proposición


llamada consecuencia, cuando varias otras proposiciones llamadas princi­
pios o premisas también lo son. Son razonamientos por deducción los
razonamientos matemáticos y los silogismos.

2*?) Razonamiento por inducción:

Es el razonamiento que afirma una verdad basándose en la observa­


ción de un determinado número de hechos. Se trata de una afirmación de
orden general o sea que pasa de los hechos a la ley. Es el razonamiento
empleado en las ciencias experimentales.

3^) Razonamiento por analogía:

Cuando la verdad que se afirma es resultado de observar en uno de


los términos caracteres semejantes a los observados en el otro.
Los dos primeros tipos de razonamiento son analíticos, mientras que
el tercero es global.

PENSAMIENTO

£1 pensamiento es el resultado final de todo el funcionalismo psiquico;


es su exponente de mayor jerarquía; es la expresión de la capacidad y del
vigor intelectual de cada individuo.
En esta elevada actividad culminan la selección y el ordenamiento de
los conocimientos, que se orientan de acuerdo con un tema y según una fina­
lidad que da curso a aquélla. El pensamiento comprueba la adaptación cons­
ciente de todos los conocimientos que integran el saber del individuo al
tema que ocupa su conciencia.
Cuando hablamos de un tema queremos significar que en todo pen­
samiento existe un contenido que está representado por una idea o cono­
cimiento, el cual ha de ser elaborado para llegar a un fin determinado.
m i
ELA BO RA CIÓ N D EL P E N S A M IE N T O 119
•V
O sea que, además de un contenido, el pensamiento tiene una finalidad que
es alcanzada a través de una serie de juicios y razonamientos en conexión
con otros conocimientos vinculados con el tema o conocimiento central.
Por lo tanto para alcanzar su finalidad debe recorrer las etapas de esas
elaboraciones psíquicas de donde, además de un contenido y una finalidad,
el pensamiento Üene un curso. Contenido, finalidad y curso presuponen la
existencia de un deseo o de una intención; con otras palabras, para que el
pensamiento culmine es necesario que haya calor afectivo que ponga en
juego una determinada cantidad de energía psíquica voluntaria capaz de
regir la elaboración.
En resumen el pensamiento coherente normal es producto de un tra­
bajo conscientemente dirigido, durante el cual la atención está concentrada
en la actividad de todos los' mecanismos psíquicos.
Ahora bien, el tema que marca la finalidad y el curso del pensamiento
es lo que se conoce bajo la denominación de idea directriz. La idea di*
rectriz se destaca del conglomerado de ideas afines por la carga afectiva
determinada por el deseo o intención, que la jerarquiza sobre las restantes
que pasan a ocupar un plano secundario. Debido a ese interés que im*
pregna a la idea directriz se pone en juego el mecanismo del juicio, que
pérmite Relacionar, comparar y valorar a las diversas constelaciones aso­
ciativas, eliminando unas y utilizando otras mediante una minuciosa selec-
I ción. Es así como la idea directriz se convierte en la causa que íacilita
w. la elaboración del pensamiento que, movido por ella, se encauza y pro­
f'' gresa hacia su fin. Pero para que esta progresión sea posible se requiere
|o*'
la participación imprescindible de las constelaciones asociativas, aun cuan­
i
r do éstas se encuentren supeditadas a la idea principal.
Las constelaciones asociativas están constituidas por un complejo con­
junto de ideas vinculadas generalmente por lazos afectivos y que, por eso
mismo, surgen a la conciencia interviniendo en la progresión del pensa­
miento. Inter\'ienen también en la integración del pensamiento todos los
acontecimientos del mismo tenor afectivo de la idea directriz, aún los de­
bidos a las causas más diversas pero que proveen constelaciones asociativas
que pueden influir en el curso y en el contenido de aquél.
En definitiva: “El pensamiento es la más noble, la más profunda y
b más jerarquizada de las manifestaciones de la mente humana; expo-
nenie de la capacidad intelectual de cada persona que expresa a través de
ella la sabiduría universal; su finalidad es, primordialmente, la compren­
sión, el entendimiento y la facilitación de las relaciones interhumanas” .
Como todas las manifestaciones psíquicas el pensamiento evoluciona
paso a paso, desde el pensamiento primitivo o mágico de los niños hasta
el pensamiento lógico que corresponde a la época de la madurez psíquica.
£1 factor más importante que propulsa didha evolución es la inteligencia.
Por lo tanto de ella dependerán los distintos y muy variados niveles a que
puede llegar el pensamiento de los hombres que, en algunos casos, alcanza
alturas realmente prodigiosas.
120 P S IC O P A T O L O C IA G EN ERAL

Pcnsaaiiento mágico o primitivo

El pensamiento mágico es patrimonio de los niños y del hombre in­


ferior; de una manera general pertenece a los seres de ^casa evolución,
salvajes y semisalvajes, es decir, es propio de los pueblos primitivos. Si
bien el hombre en su evolución hacia el pensamiento lógico se aleja cada
vez más del mundo mágico, en ningún momeiilo logra desprenderse to*
talmente de él, al que se halla sujeto por lazos establecidos durante sus
primeros años de vida y por aquellos lazos, expresión de lo íilogenético,
que nacen con él.
Para explicarnos el origen del pensamiento mágico debemos recor*
dar, en primer lugar, que está intimamente relacionado con el mundo má>
gico, el cual considera que todo cuanto acontece se halla sometido al influjo
de las fuerzas de la naturaleza. En la infancia y en los individuos per*
tenecientes a pueblos y ra^as que aún no han superado la etapa primitiva
el pensamiento se desenvuelve en forma insuficiente y precaria, manteniendo
muy reducidas las distancias entre sujeto y objeto, es decir que se man­
tiene muy próximo y ligado al mundo de las cosas concretas, como con­
secuencia del desconocimiento y falta de real comprensión del mundo ex­
terior y de los fenómenos que en él se producen. Los hechos y los fenómenos
al entrar en relación, directa o indirecta, con el individuo despiertan en él
vivencias y estados afectivos que lo predisponen al error, por la inclinación
innata del hombre a identificarse con la naturaleza y a plasmar a su imagen
y semejanza todo cuanto en ella existe.
Niños y seres primitivos viven sin la exacta noción de su individualidad
y autonomía; no han aprendido aún a vivir en el mundo externo del que
forman parte; no comprenden la realidad objetiva de todas las cosas y no
las individualizan a pesar de las múltiples relaciones témporo-espaciales que
existen entre ellas; no viven en el mundo real sino en el mundo de las
apariencias.
Sobre esta base se elabora el pensamiento mágico que constituye en
realidad el puente de unión entre el pensamiento concreto y el abstracto.
Es decir que el mundo' mágico permite desconcretar el pensamiento me­
diante el análisis minucioso de las cosas y los hechos, propiciando las
abstracciones. En esa forma se amplían poco & poco las. distancias de
sujeto a objeto, para alcanzar, en los grados avanzados de evolución,
hasta lo universal y lo inconmensurable multiplicándose las distancias hasta
el infinito, en el tiempo y en el espacio. Ésa es la ruta seguida para cul­
m inar en el pensamiento lógico.
E l pensamiento mágico atribuye a los objetos cualidades extrañas y
les asigna poderes e Influencias diversas que relaciona, pctr razones y
sim ilitud o de proximidad en el tiempo y en el espacio, con acontecimientos
ocurridos en torno a ellos.
El pensamiento mágico es elaborado sobre las siguientes bases:
1^) “Cuando dos objetos son parecidos o presentan algún punto de
semejanza se los considera dotados de las mismas propiedades” .
ELA B O R A C IÓ N DEL P E N S A M IE N T O 121

2'?) “Cuando dos objetos, aunque sean totalmente diferentes, se hallan


en contacto o próximos se influencian mutuanaente, adquiriendo uno las
propiedades del otro”.
De acuerdo con estos principios se establecen entre los objetos y los
hechos relaciones en las que prima el razonamiento global; por lo tanto
el pensameinto mágico carece de una base sólida, formal y lógica, lo
que lo expone a numerosos errores.
En este tipo de pensamiento primitivo enraízan todas las supersticio­
nes imaginables que, transmitidas a través del tiempo, perduran aún en
nuestros días. Tales supersticiones son el producto de los temores, de las
ansias y de las dudas del hombre inerme frente a las fuerzas y a las incle­
mencias de la naturaleza y ante las situaciones en que peligran su vida
y sus bienes. Esos temores supersticiosos se manifiestan también ante las
prohibiciones y mandatos de ciertos ritos, como ocurre con el tabú en
algunas religiones de la Polinesia y frente a supuestas influencias malé­
ficas atribuidas a la sola presencia o mención de determinados objetos
o personas. Para contrarrestar los maleficios y los peligros el pensamiento
mágico ha creado los amuletos y los talismanes.
Los pueblos han creado también a través de su existencia diferentes
formas de expresión del pensamiento primitivo, las que fueron y son em­
pleadas siempre en el mismo sentido y bajo el imperio de circunstancias
semejantes desencadenantes de estados emocionales que responden a las
fuerzas instintivas, siempre alertas para salvaguardar los intereses de la per­
sonalidad. El individuo trata así de precaverse y alejar todo riesgo o
influencia maléfica a la vez que procura invocar y atraer fuerzas que le
sean propicias,
Estas formas de pensamiento, ya lo dijimos, no abandonan jamás al
hombre; después de lo? primeros años de vida pasan a un plano secun­
dario cediendo al avance de la evolución, pero ante la inminencia de algún
riesgo imprevisto vuelven del plano subconsciente al consciente, propor­
cionando si no una solución un alivio inmediato y transitorio capaz de
tranquilizar en mucho la exaltación emocional desencadenada.

Pensamiento lógico

El pensamietito lógico es el resultado de la actividad de las diversas


formas del razonamiento analítico, sustentado por tres principios básicos.

P ) Principio de la no contra¿icci¿n: que sustenta el razoruimiento


por deducción. Según este principio “una cosa no puede ser más que ella
misma, en un mismo momento y bajo las mismas condiciones” ; es decir
que “no es posible la afirmación y la negación de una misma cosa al
mismo tiempo”. Recurramos al ejemplo matemático: A — B ; B — C',
luego A ~ C. Esto es exacto y está de acuerdo con el principio de la no
contradicción. Si por el contrario llegáramos a la conclusión de que A
es diferente de C, sería necesario admitir simultáneamente que A no es
igual a B, ya que a 5 lo admitimos igual a C. En este caso habría contra-
122 P S 1 C 0 P A T 0 1 .0 C Í A , G E N E R A L

dicción del pensamiento y sabemos que el pensamiento lógico, formal, no


debe contradecirse.
2^) Principio del delerminismo o principio de legalidad: que pro­
picia el razojiamienlo por inducción. Se lo puede enunciar diciendo: “toda
modificación experimentada se halla sujeta a condiciones bien determina*
das”, o sea que “toda modificación se halla regida por una o más leyes”.
Por medio de osla forma lógica de razonar el razonamiento humano fue
descubriendo y enunciando todas las leyes de la naturaleza. La mayor
parle de estas leyes son causales, es decir que relacionan a todo fenómeno
con determinadas condiciones generadoras. Luego la inducción se funda
en el principio de la causalidad, según el cual “todo fenómeno obedece
a una causa” ; de donde “las mismas causas producen los mismos efec­
tos” ; o bien “ no hay causa sin efecto”. No siempre la inducción se con­
creta en una ley causal, en algunos casos se funda en un principio de
orden más general que es el “principio de la legalidad” , según el cual “ la
regularidad con que se producen ciertos fenómenos obliga a formular una
ley” .

3^) Principio de finalidad que sustenta el razonamiento por analo­


gías. Este principio sostiene que la “convergencia*y la reunión de deter-
minadas condiciones favorecen la consecución de un fin, ya sea consciente
o inconscientemente perseguido”. Recurrimos a otro ejemplo tomado de
la Psicología de Roustan: “El planeta Marte tiene semejanza con la Tierra
por su temperatura y por la atmósfera que lo rodea, de donde se concluye
que Marte debe estar habitado”. Quiere decir que en Marte-se reúnen
ciertas condiciones que, a semejanza de las que existen en la Tierra, se
agruparían con el fin determinado de permitir la existencia de habitantes.
Ahora bien; esas condiciones no son suficientes para hacer aparecer la
vida sino simplemente necesarias para que pueda haberla, y ante la exis­
tencia de las condiciones necesarias suponemos la existencia de las condi­
ciones suficientes, aun sin percibirlas.
Todos estos razonamientos elaboran el pensamiento lógico en el que
observamos un verdadero sistema de operaciones mentales regidas por
conductas especiales qué nacen del medio social y de la cooperación con
ios semejantes.* Efectivamente, el pensamiento lógico es el resultado de
las operaciones que realiza el razonamiento analítico, el cuaí se afirma
en los principios fundamentales que hemos enunciado: 1^) principio de la
no contradicción', 2^) principio del determinismo; 39) principio de fina­
lidad.
Los dos primeros son esenciales para el pensamiento lógico; no así
el tercero. Una mente desprovista del principio de no contradicción y del
deleiminismo se hallarla imposibilitada de coordinar un pensamiento lógico |
y aparecería completamente dislocada. En el caso de carecer del principio I
del determinismo habría absoluta incomprensión del mundo circundante,
al que el sujeto no podría adaptarse y chocaría con el medio ambiental.
En cambio, la carencia del principio de finalidad no impide la elaboración
de! pensamiento lógico que puede alcanzar, aun sin él, altas cimas.
ELABORACIÓN DLL PEN SA M IEN T O 123

PSICOPATOLOGfA DEL PENSAMIENTO

El pensamiento puede perturbarse tanto en su curso como en su con


tenido.

A l t e r a c io n e s del curso del p e n s a m ie n t o :

I*?) Aceleración dél pensamiento: La aceleración es la consecuencia


inmediata de la aceleración del ritmo asociativo en todos los casos en que
se produce taquipsiquia. Este trastorno es propio de los enfermos que pa­
decen excitación psíquica, muy especialmente de excitación maniaca.
La aceleración del pensamiento se evidencia objetivamente a través de
la verborragia, que traduce la celeridad, muy superior a la normal, con
que fluyen las ideas a la conciencia. La perturbación es apreciable subje*
tivamente por la necesidad que experimenta el individuo de expresar en
forma verbal lodas las ideas que acuden con gran precipitacíónn a su mente.
Cuando la aceleración alcanza grados extremos determina la aparición
de un fenómeno conocido bajo el nombre de fuga de las ideas. El sujelo
que padece este. trastorno va pasando de un tema a otro rápidaiüente y
sin detenerse, durante el curso del pensamiento. Como consecuencia éste
pierde su ilación lógica de conjunto sin perder la ilación entre los esla­
bones de la cadena asociativa, lo que descarta la incoherencia que, por
otra parte, es un trastorno del contenido y no del curso del pensamiento.
La gran aceleración del ritmo sorprende y provoca alguna confusión en
quien escucha al enfermo, al punto.de suponer cierta incoherencia, pero
si obsen’a atentamente al paciente notará que su conversación que se ha
iniciado con un tema determinado, dada la rapidez con que se encade*
nan las asociaciones, ha cambiado totalmente el asunto inicial y los otros
que, vertiginosamente, le suceden en el curso del pensamiento, sin perder
la ilación de cada tema pero sí la del conjunto.
La fuga de las ideas es un trastorno complejo que resulta de la con*
junción de diversos factores; en primer término, la gran exaltación afec­
tiva y la excitación son factores determinantes de la aceleración del ritmo
psíquico. La taquipsiquia perturba la atención que se torna muy inestable,
con predominio de !a forma espontánea y atraída simultáneamente por
nfiúltiples estímulos. En consecuencia, es niayor que lo normal el número
de representaciones que acuden a la conciencia en la unidad de tiempo
las que, procedentes del exterior, excitan y aceleran el mecanismo asocia­
tivo por evocación mnemónica. En efecto, la taquipsiquia facilita la evoca­
ción puesto que hay una real hipermnesia por la disminución del umbral
de evocación.
La exaltación mnemónica favorece g;randemente las asociaciones por
asonancia, en las que no intervienen los contenidos o significaciones de
los vocablos sino las semejanzas entre los sonidos.
Estas alteraciones provocadas por la excitación psíquica producen !a
afluencia de ideas a la conciencia en forma de un torbellino incontenible.
Por lo tanto, el enfermo que padece de fuga de ideas cambia o desvía
124 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

constantemente el tema de su conversación porque la gran ineslahilidad


que ocasiona la excitación se hace extensiva a la idea directriz, que se
tom a incapaz de regir el curso del pensamiento.
Este trastorno difiere de la disgregación porque en esla última anor­
malidad la idea directriz pierde su jerarquía y el pensamiento no se con-
cluye. £ n la fuga de las ideas» en cambio, se efectúan asociaciones de'
constelaciones ideativas que no corresponden al tema y que lo desvían pero
que no lo anulan, y después de muchas desviaciones el enfermo retoma
d tema inicial de su discurso.
Esta forma de fuga de ideas, que es la de más frecuente observación,
se denomina fuga de ideas hablada. Existe otra forma que no se exterio*
riza pues su manifestación es puramente subjetiva; el enfermo tiene con*
ciencia del pasaje rápido e ininterrumpido de las ideas pero como se da
cuenta no las expresa: es la forma conocida como: fuga de ideas pensada.

2^) Retardo del pensamiento: El retardo del curso del pensamiento


se observa en todos los casos de bradipsiquia, es decir, cuando se produce
la lentitud del ritmo psíquico en que, todo el proceso menta! se encuentra
dificultado, especialmente la asociación de las ideas que es muy pausada.
E l trastorno se aprecia objetivamente a través del interrogatorio del en*
fermo quien, por otra parte, lo percibe subjetivamente al experimentar
una seria dificultad para pensar.
El mecanismo psicopatológíco del retardo del pensamiento varía según
los casos.
a) En los enfermos deprimidos, tristes, melancólicos, cuya psique está
embargada por un problema afectivo desplacentero de gran potencial, que
determina el predominio intenso y persistente de una sola idea, se inhibe
en mayor o menor grado la actividad del pensamiento pues la^obrecarga
afectiva de esa idea principal o directriz recha2 a e imposibilita las aso­
ciaciones con otras constelaciones ideativas. El mayor o menor grado de
inhibición del pensamiento dependerá de la intensidad de la carga afec­
tiva. En los grados medianos el enfermo procura realizar esfuerzos para
vencer la resistencia de la idea directriz que, concentrando la actividad
psíquica sobre sí misma, repele la afluencia normal de otro tipo de re-
presentacioneg." En los grados más intensos, las inhibiciones son cada vez
mayores hasta llegar a la imposibilidad de vencer esa resistencia, como
sucede en la melancolía estuporosa en la que la inhibición del pensamiento
es completa.
b) E n los confusos mentales existe una alteración orgánica que dis­
minuye cuantitativamente la actividad psíquica. Ei grado de entorpecimien­
to del curso del pensamiento es variable. Hay gran fatigabilidad psíquica,
y como consecuencia la idea directriz carece del vigor necesario para man­
tener el curso del pensamiento. En efecto éste se inhibe porque al eníenno
le es imposible hallar las constelaciones asociativas; esta inhibición es tanto
mayor cuanto mayor es el grado de la obnubilación, que llega a ser com­
pleta en los casos de confusión mental estuporosa.
c) E n los dementes también se observa retardo del curso del pensa­
miento, tanto más notable cuanto más avanzado esté el proceso demencial.
ELABORACIÓW DEL PEN SA M IEN T O 125

En estos enfermos la debilitación y la fatigabilidad de la psique dificultan


las asociaciones, trastorno agravado por las fallas de evocación que de­
i' terminan la pérdida del capital ideativo. Así se retarda el ritmo y el curso
del pensamiento en los dementes. El grado de inhibición está en directa
dependencia de la intensidad de la demencia.
d) En los oligofrénicos el pensamiento es de curso retardado. La cau
debe buscarse en la insuficiencia de desarrollo psíquico, que provoca di­
ficultad asociativa por carencia de material ideativo.

3^) Prolijidad o minuciosidad del pensamiento: La prolijidad es un


trastorno del curso del pensamiento consistente en una incapacidad para
extraer, de los contenidos mentales correspondientes a un tema, el material
indispensable y esencial para llegar a la conclusión y al fin deseado.
Las personas afectadas, sin perder la idea directriz y manteniendo el
hilo de su pensamiento, desarrollan extraordinariamente ciertos contenidos
mentales que, si bien se relacionan con el tema, están muy lejos de fa­
cilitar la solución del mismo. Por eso el proceso mental se diluye en una
infinidad de detalles carentes de importancia que les impiden concretar el
objetivo final de su pensamiento. Vale declí que, el sujeto que padece
fe prolijidad del pensamiento encuentra mucha dificultad para establecer los
límites precisos entre lo fundamental y esencial y lo superfluo.
Esta perturbación es propia de los débiles mentales, de los epilépticos
fe'’
f y de los dementes.
S'a-
.
a) La minuciosidad del pensamiento en los débiles mentales se debe
Í'í)í;' a su precaria capacidad de abstracción y de síntesis, lo que los coloca
te'í ■
en la incapacidad de apartar los contenidos ideativos accesorios y sinte*
tizar el pensamiento concretánclose a lo esencial del tema.
b) En los epilépticos esta anomalía adopta rasgos característicos. Son
minuciosos e insistentes en sus relatos, cuidadosos y escrupulosos en la
referencia de detalles y continúan con su exposición meticulosa después
que se Ies interrumpe. La causa de esta minuciosidad reside en la dificultad
f ': ! que tienen para establecer las conexiones de la cadena asociativa y para
bailar el vocablo adecuado y preciso para la expresión de su pensamiento,
lo que los obliga a recurrir a un sinnúmero de términos y rodeos verbales
para lograrlo. Así es como adoptan formas invariables de expresión del
I ’ pensamiento que utilizan en toda oportunidad; si se agrega a esto la ten­
dencia particular de estos enfermos a ser ceremoniosos y melosos empleando
insistentemente dtíerminados vocablos, se tiene una idea clara de la pro*
lijidad de! pensamiento epiléptico.
c) En los dementes la debilitación global de la psique los lleva a las
fallas graves en la evocación mnemónica y al empobrecimiento paulatino
f: del capital ideativo. Al disminuir en dios la capacidad de crítica se con­
creta su pensamiento por pérdida del capital abstracto, debiendo recurrir
a constelaciones accesorias que disminuyen la aptitud para la síntesis.

4^) Perseveración d d pensamieiito: La perseveración consiste esen*


cialmente en la repetición más o me ios periódica y automática de ideas
o palabras gue se intercalan en el c irso del pensamiento. Algo asi como
126 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

relleno, a menudo intempestivo y fuera de lugar, de un persamiento per*


turbado por diversas causas.
Esta manifestación puede observarse en personas normales que osten*
tan una tendencia particular a perseverar y en ciertos enfermos mentales,
propiciada por factores diversos y en variadas circunstancias.
a) En las personas normales .en todos ios casos de fatiga psíquica,
por agotamiento o por sueño, que provocan una ligera obnubilación de
Ja conciencia, lo que hace difícil hallar las constelaciones asociativas que
han de encargarse de la prosecución del curso del pensamiento. En los
estados tóxicos producidos por el alcohol, alcaloides e hipnóticos, la perse-
veración se debe a la falta de representaciones e ideas- en la conciencia
oscurecida por la fatiga o el tóxico. Algunas personas normales y hasla
de cierto grado de cultura intercalan repetidamente en su plática, a ma­
nera de estribillo, una misma representación verbal, con lo que su discurrir
resulta desagradable y vulgar. Es probablemente un hábito creado a fin
de tomarse el tiempo necesario para hallar las asociaciones ideativas.
b) La perseveración es frecuente en los débiles mentales, en los que
constituye un índice de su pSbreza ideativa. Como la agilidad mental es
escasa, muy precario el cúmulo de los conocimienfos y pobre el vocabu*
lario, se ven precisados a emplear siempre los mismos términos y giros
para expresar sus pensamientos. El trastorno se hace tanto más notorio
cuanto mayores son las dificultades para resolver las situaciones o temas
que se encaran. La falta de conocimientos abstractos les hace difícil hallar
los materiales necesarios para la continuidad del curso del pensamiento.
c) La perseveración se observa también en los dementes. El proceso
de debilitación psíquica afecta la evocación mnemónica que, al entorpecer
y retardar la evocación de las ideas, determina una réémora en el curso
del pensamiento, la que es subsanada por la perseveración. Esta última
permite a los enfermos tomarse el tiempo necesario para que la evocación
se realice; es algo así como rellenar un espacio que, de otra manera, apa­
recería en blanco en el curso de un pensamiento interrumpido.
d) La perseveración en el epiléptico es una consecuencia del gran
retardo en la progresión del curso de su pensamiento viscoso; es difícil
para su conciencia abandonar una idea para seguir el encadenamiento ló­
gico con otras, y esa idea que persiste interfiere en el recorrido normal
del pensamiento, de donde resulta una superposición y una repetición de
su contenido mental. o
e) La perseveración que se observa en los esquizofrénicos constituye
un fenómeno grosero, consecuencia del disloque psíquico general. El tras­
torno puede producirse en cualquier tramo del curso del pensamiento; a
menudo es como un estribillo que determina un discurso disparatado y sin
ilación lógica. Es muy probable que esta perturbación señale en los esqui­
zofrénicos el comienzo de la disgregación del pensamiento.

59)Interceptación, del pensamiento: La interceptación es un trastorno


que consiste en una interrupción brusca del curso del pensamiento en cual­
quiera de sus tramos. La perturbación produce en la conciencia la ausencia
ELABO RACIÓN D EL PEN SAM IEN TO ^127

total de ideas y después de esta interrupción, de duración variable, se


reanuda el mecanismo asociativo. Unas veces se retoma el hilo del pen*
samiento anterior, y, muy a menudo, se reinicia en térnünos completa*
mente diferentes. En casos menos frecuentes el curso del pensamiento queda
definitivamente detenido.
El enfermo tiene plena conciencia de lo que le sucede; la intercep*
tación le produce una sensación en extremo desagradable de extrañeza y
Vf: :
angustia, con la impresión de pérdida del dominio de su pensamiento y de
su personalidad. Estas manifestaciones se revelan objetivamente en la ex*
presión de perplejidad y de suspenso reflejadas en el rostro, que traducen
e) asombro y la inquietud que lo embargan.
Tratando de bailar una explicación a lo que le ocurre y basado en
las sensaciones que experimenta^, el enfermo le atribuye un origen proce*
denle del mundo exterior. La interpretación contribuye así a que se crea
sometido a influencias externas que emanan de otra? personas o del medio
o lugar en que vive; por esta razón la considera como un róbo del pensa-
míenlo. Por otra parle, como al reanudarse la actividad surgen contenidos
mentales inadecuados al curso anterior, el enfermo cree que se le “ impone
o dirige el pensamiento desde el exterior”.
La interceptación es un trastorno frecuentemente observado en el cur­
so del pensamiento esquizofrénico, Probablemente se halla ligado a los tras*
tornos profundos y graves de la personalidad que determinan el disloque
de la psique.

6®) Rigidez del pensamienlo: La rigidez es un trastorno motivado por


la persistencia de una idea a la que el paciente dispensa una preferencia
enfermiza; no sólo perturba el curso del pensamiento sino que llega a
condicionar sus actos debido a i a tenaz oposición a abandonarla.
El pensamiento pierde su elasticidad y su actividad normales para su­
jetarse a un planteo fijo determinado por la idea de preferencia. Con esa
limitación, ajustándose siempre a una rnisma forma se manifiesta la rigi'
dez del pensamiento. . . .
Esta anormalidad se observa en ios esquizofrénicos y su causa debe
relacionarse con los trastornos de la personalidad.
Tratando de hallar nna explicación peicopatológica del fenómeno, den­
tro de un marco lógico, se llega a la conclusión de que el enfermo, ante
la angustia que le ocasionan sus manifestaciones subjetivas y la sensación
de pérdida del autodominio, se aferra tenazmente a una idea como de­
seando mantener con ella la directiva de su pensamiento debilitado y tam­
baleante. La inminencia del derrumbe de la personalidad, anunciado por
las impresiones de graves amenazas al yo que surgen de las sensaciones
de robo e imposición del pensamiento e influencia exterior, contribuye
a ensombrecer el cuadro. »

7*^) Estereotipia del pensamiento: El pensamiento estereotipado se ca­


racteriza por la repetición continuada de palabras o frases, que se inter­
calan en cualquier tramo del curso del pensamiento, con la particularidad
de que no participan ni tienen relación alguna con e) tema, por lo que
no interfieren ni desvían el pensamiento. Esta característica es fundamental
Í2 8 1*SI<rOP/'^f>I.OC.ÍA C E M E R A L

para diferenciar la estereotipia de la perseveración; en este último tras*


torno se emplean palabras o Íra5es que se repiten como estribillo, con el
fin de obtener tiempo para enlaaar los conceptos en un pensamiento de
curso lento y progresión torpe. En la estereotipia el pensamiento puede
conservar su fluidez habitual y como no se relaciona ni participa del tema
no podemos considerarla como formando parte del pensamiento en curso;
la perseveración en cambio interviene en el curso del pensamiento, cuya
progresión dificultada trata de favorecer.

8^) Verbigeración del pensamiento: Para algunos autores la verbige­


ración no es más que una variedad de estereotipia, sin embargo corres*
ponde diferenciarla de esta última por presentar características particulares.
Consiste en la repetición de las mismas palabras o frases durante un
período de tiempo más o menos prolongado, días, semanas y «hasta meses.
Es una repetición inútil que no obedece a ninguna exigencia de la elabo*
ración del pensamiento del cual no participa. Se caracteriza por la falta
de sentido y carencia de toda lógica y se presenta intempestivamente como
determinada por un impulso o automatismo.
La verbigeración es un trastorno que se observa en caso de graves
perturbaciones a nivel de la corteza cerebral, taUcomo ocurre en estados
demenciales o confusiones mentales graves. Asimismo se la observa en
psicosis esquizofrénicas de avanzada evolución. Este síntoma traduce la
pérdida del control cortical y la liberación de un verdadero automatismo
cerebral.

9^) Disgregación del pensamiento: La disgregación constituye una


perturbación grave que se produce cuando la idea directriz es incapaz de
condicionar y mantener la progresión del pensamiento, el cual pierde su
finalidad lógica. En condiciones patológicas la idea directriz o tema carece
del vigor necesario para mantener el interés, o la atención que se dis­
pensa a dicha idea es insuficiente debido a la pobreza de la energig vo*
luntaria; como consecuencia de esta pérdida de vigor desaparece su jerar*
quía como conductora del pensamiento, quedando relegada a un plano
secundario en el que se confunde con el conglomerado de constelaciones
asociativas o conceptos afines. E l pensamiento, que detiene entonces su
progresión poY debilitamiento de la idea directriz, es conducido en for*
ma alternada, caprichosa y arbitraria por las diversas constelaciones aso»
ciativas. A l perder su conducción y su vigor continúa una progresión irre*
guiar debida a los restos del impulso inicial, cual si se tratase de un
“ vis a tergo” ; de tóte modo se canaliza en diversas direcciones, según
cuales sean las constelaciones asociativas que asuman, en forma sucesiva,
la conducción del pensamiento hasta su agotamiento completo.
El pensamiento disgregado es fragmentariamente comprensible, pues­
to que las ideas asociadas por el tema que lo inició son afines y surgi­
das mediante los mecanismos y leyes asociativas lógicas. Pero como estos
fragmentos, debido a la falta de idea directriz, no se conectan entre sí
para hilvanarse de una manera lógica el pensamiento, tomado en totali­
dad, resulta ilógico e incomprensible.
La disgregación del pensamiento expresa graves trastornos de la psi­
ELABORACIÓN- D EL PE.VSA.MIE-NTO 129.

que, con alteraciones que comprometen su autonomía por la debilitación


del juicio hasta llegar a la destrucción de la personalidad. Tal lo que ocu­
rre en las demencias y en las esquizofrenias.

A l t e r a c io n e s del c o N T E N ro o del p e n s a m ie n t o

La patología del pensamiento, desde el punto de vista de su conteni­


do, presenta a considerar los siguientes tipos patológicos: pensamiento in­
coherente, delirante y obsesivo.

1*?) P e n s a m ie n t o Aclaramos, en primer término, que


lncoherente :
colocamos a la incoherencia entre las perturbaciones del contenido deí pen­
samiento a pesar de que se la suele presentar como un trastorno del curso.
En efecto, la perturbación tiene su punto de partida en una alteración
de la conciencia, que pierde su lucidez normal a la vez que pierde su in­
gerencia en el mecanismo asociativo, primera etapa consciente en la ela*
boración del pensamiento normal El estado patológico de la conciencia
determina que la asociación de las ideas no se encuadre dentro de las le­
yes asociativas normales, y que en cambio sean aportadas las constelacio­
nes asociativas más dispares que se acoplan arbitrariamente al tema o
idea directriz, esencia misma del contenido del pensamiento. Éste se cons­
truye asi en forma totalmente incoherente e incomprensible.
Luego: “un pensamiento es incoherente cuando su contenido está
formado por constelaciones ideativas resultantes de asociaciones ilógicas
de conceptos de muy diferente significación”.
Este pensamiento patológico revela no sólo el automatismo incons­
ciente del mecanismo asociativo que escapa al control del juicio, sino
también la obnubilación de la conciencia y la torpeza y la suspensión más
o menos intensa de la actividad psíquica.
El pensamiento incoherente es totalmente incomprensible; es imposi­
ble mantener una conversación con el enfermo porque las asociaciones
absurdas determinan un lenguaje carente de sintaxis. Es propio de la con­
fusión mental, caracterizada por el oscurecimiento de la conciencia. Las
personas normales pueden expresar un pensamiento incoherente cuando
se produce una disminución de la lucidez mental, como ocurre en los ca­
sos de fatiga psíquica intensa y en especial cuando el sueño invade la
conciencia. En esos momentos deja de manifestarse la actividad conscien­
te y el sujeto cae en el automatismo subconsciente, por el que las ideas se
asocian sin ningún control e incoherentemente. La coherencia del pensa­
miento, pues, sólo es posible mientras se mantiene la concentración psí­
quica y la atención alerta sobre la elaboración del pensamiento; la inco­
herencia se encuentra latente en todas las personas bastando la más leve
obnubilación de la conciencia para que &e insinúe, debido a que las ela­
boraciones caen en el plano subconsciente donde las ideas se suceden eo
forma desordenada. Las ideas se ordenan únicamente cuando son lleva­
das por un acto de la voluntad al plano consciente donde son sometidas a
la concentración atentiva y al control del juicio.
Conviene establecer debidamente las diferencias que existen entre el
130 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

pensamiento incolierente y el disgregado, dado que la confusión es fácil


puesto que ambos pensamientos son incomprensibles.

1*?) La inqolierencia es un trastorno del contenido del pensamiento,


mientras que la disgregación e« un trastorno de su curso.
2^) La incoherencia es debida a la asociación de ideas dispares al
margen de las leyes asociativas lógicas; la disgregación se debe a la debi­
litación de la idea directriz, a la vez que las asociaciones que esta idea
determina son correctas.
3^) En la . expresión del pensamiento incoherente hay falta absolu.
ta de sintaxis porque se construye con asociaciones carentes de relación;
el pensamiento disgregado se expresa respetando la sintaxis desde que las
asociaciones efectuadas s i^ e n las leyes lógicas y se relacionan con el te­
ma. De aquí que el pesnpamiento disgregado sea .íragmenlariamente com*
prensible, aunque en-la totalidad de su curso sea tan incomprensible co*
mo el incoherente.
49) El pensíímiento incoherente es el resultado de una conciencia
obnubilada, en la que' el juicio deja de controlar las elaboraciones psíqui­
cas por carencia de concentración atentiva. El* pensamiento disgrtóado es,
producto de una psique debilitada en la que el juicio pierde su O pacidad
normal a la vez que la idea directn-¿. carece'de vigor por falta de aten­
ción y de interés ambas fallas determinan que el curso y la continuidad
del pensamiento se agoten fácilmente.

29) P ensamiento deurante : El contenido patológico del pensamiento


delirante, integrado por concepciones delirantes, es producto de la elabo­
ración de un juicio afectado de una falla grave. Como la actividad judi-
cativa está desviada de su actividad normal está incapacitada para com­
prender los errores que involucran sus conceptos, los que son aceptados
como reales y defendidos enérgicamente.

39) P ensamiento obsesivo: El contenido patológico de este pensa­


miento está formado por las más variadas obsesiones. Si bien el juicio
no está desviado y mantiene un perfecto control reconociendo el error
que encierra el pensamiento, el sujeto no puede sobreponerse a la impo­
sición de este contenido morboso que lo perturba y lo angustia.

IMAGINACIÓN

Concepto

La imaginación es uria importante actividad psíquica que participa


activamente en la elaboración del pensamiento. Se halla en directa de­
pendencia de la memoria que, mediante el aporte de la evocación, le per­
mite realizar la más extraordinaria variación de combinaciones entre im á­
genes, representaciones y situaciones vividas por el individuo. Además
la imaginación permite al hombre la creación de imágenes o situaciones
ELA B O R A C IO N U E L J’EN SA M IEN T O 131

nuevas. De donde surgen dos modalidades de esta importante actividad,


que se han denominado: im a g in a c ió n r e p ro d u c to ra e im a g ,in a c ió n c re a d o ra .

],*?) Imaginación reproductora:

La forma reproductora, que es la niá? común, es la capacidad de


evocar imágenes, representaciones y cuanto ha sido registrado y vivencia-
do por la conciencia y de someter estos elementos a múltiples y variadas
elaboraciones, cuya finalidad ulterior es la construcción de conceptos de
, l* niayor complejidad y perfección. La imaginación reproductora, medíanle
•v;v^ ia cual se elabora el material cognosciti^’o individual que alcanza paulati­
namente mayor nitidez y jerarquía, tiene gran similitud con la memoria
de evocación, con la que suele confundirse, razón por la que se ha dicho
que imaginar es pensar con imágenes. Para evitar precisamente esas con­
fusiones es que se hace necesario establecer las diferencias entre ambas.
oI La diferencia fundamental se aprecia conociendo la exacta ubicación
i; y finalidad que ambas actividades tienen en el proceso 'psiquico. La evo­
E''
cación es una actividad exclusivamente mnemónica cuya finalidad espe­
cífica es la reproducción fiel de imágenes, conocimientos, hechos o situa­
ciones vividos por el individuo, los que deben ser actualizados en un de­
terminado momento por el imperio de ciertas circunstancias. Por consi­
guiente debemos considerarla y ubicarla como un proceso de la memoria
que tras la e v o c a c ió n realiza una perfecta identificación mediante el re-
c o n o c im ie n ío de algo que realmente ocupó la, conciencia en un momento
dado.
La imaginación reproductora por su parte, si bien se vale de la . evo­
cación mnemónica, es una aclividad que se halla bajo la fiscalización del
pensamienlo; es, en realidad, una forma particular de elaboración de! pen­
samiento. Difiere de la evocación mnemónica porque prescinde del proce­
so de reconocimiento, desde el momento que, para el objetivo actual, no
se requiere una prolija identificación de detalles. En efecto, los elemen­
tos evocados se enlazan y coordinan siguiendo los mecanismos asociati­
vos lógicos, para ser sometidos a la actividad razonante. Así es como los
materiales de la evocación adquieren mayor claridad y configuran con­
cepciones de máíí jerarquía y complejidad.

2 9 ) i m a g in a c ió n crcado ra:

La imaginación creadora es la actividad psíquica capaz de encauzar


■m el pensamiento hacia nuevos enfoques y originales combinaciones de los
elementos preexistentes del capital cognoscitivo personal; combinaciones
de imágenes, representaciones e ideas de las que surgen creaciones insos­
pechadas, a veces geniales, y nuevas nociones para el conocimiento, que
si no han sido previstas en su esencia misma fueron, e menudo buscadas.
La nueva creación es sólo aparente, en realidad no es otra cosa que
una variante desde que los elementos que la forman preexisten en el in­
I dividuo. Todo se elabora con material que forma parte integrante del co­
nocimiento personal, material de aprehensión procedente del mundo exte­
rior captado a través del sensorio. Eslo? elementos son elaborados repeti-
132 P SIC O P A T O LO C IA G EN ERAL

das veces en el curso de la existencia y en múltiples formas y combinado*


nes merced a la imaginación reproductora, encargada, como dijimos, de v';j
raejorarlos y jerarquizarlos. •S!
Como estos materiales producto de mayores abslracciones, que sur*
gen a través de numerosas disociaciones analíticas y de otras tantas sínte­
sis asociativas, se hace posible la creación de conceptos y representacio*
nes completamente nuevos por sus variantes, pero en los que el análisis •-I:Í
minucioso permite descubrir los elementos primarios qué permitieron su
elaboración, elementos básicos que constituyen, en última instancia, las
fuentes del conocimiento universal donde el hombre lo halla todo ya crea­
do. Para alcanzar el plano de estas elaboraciones se requiere la imprescin*
dible participación de la inteligencia, de cuyo grado de capacidad depen­
de la magnitud y la jerarquía de lo creado. En efecto, la capacidad crea­
dora desde las creaciones pueiiles que los niños idean en sus juegos hasta
las creaciones geniales de los seres superdotados.
Por otra parte, también se requiere la participación de estados afec­
tivos especiales, en los que se manifiestan las inclinaciones, terfdencias,
deseos y pasiones de la personalidad, los que impulsan y descargan la acti­ m
vidad voluntaria que se precisa para alcanzar esa finalidad.
La imaginación, actividad mental con distintos grados de intensidad,
reviste pues dos formas, la reproductora y la creadora; a esta última, la
de mayor jerarquía, le está reservado alcanzar las más altas cumbres del
conocimiento, aquellas que jalonan los progresos de la humanidad a lo
largo del tiempo. Las personalidades doladas de una inteligencia supe­
rior, los seres geniales que impulsan el avance de la civilización, expresan
las más elevadas realizaciones de la imaginación a través de la invención
y de la inspiración.
La invención es la creación o el hallazgo de algo nuevo mediante una
labor persistente, continuada y perfectamente consciente; por la elabora­
ción pensante el espíritu, a fuerza de ingenio y de meditación, con tena­
cidad y con el máximo de concentración atentiva, llega a concebir y a
crear o inventar una cosa nueva o desconocida. Así surgen a la luz los
inventos destinados a facilitar la vida y la labor del hombre en todos los
órdenes de su actividad. Tanto en las ciencias como en el arte, en las in­
dustrias como en otras esferas de su desenvolvimiento, la invención de los
más diversos y complejos instrumentos, aparatos, sistemas, principios y
reglas le sir\'cn para complementar sus observaciones, facilitar sus expe­
riencias, ampliar sus conocimientos, ahorrar esfuerzos en la ejecución de
sus tareas y, en general, para avanzar en el trabajoso y lento camino del
progreso.
La inspiración, a la que se deben las más hermosas y las más subli­
mes creaciones de los poetas, de los artistas, de los literatos y de los ora­
dores, es otra modalidad de la imaginación creadora. Aunque las creacio­
nes de la inspiración aparentemente se realizan en forma espontánea y
sin esfuerzo evidente, son en realidad producto de la labor mental cons­
ciente, de la concentración atentiva y de la dedicación voluntaría entu­
siasta. Pero no surgen, como cuando se trata de la invención, inmediata­
mente a continuación de esas elaboraciones sino que, en un momento ines­
ELABORACIÓN DEL P E N SA M IEN T O 133

perado y cuando la mente se halla en reposo, cristalizan en forma súbita


como a raíz de un estímulo insospediado, cual si se tratase de algo que
sobrepasa las leyes naturales conocidas y entrara en el plano de lo sobre­
natural. Después de haber sido larga y asiduamente buscadas, las creacio­
nes de la inspiración surgen como resultado mediato e imprevisto de un
trabajo que se comenzó con plena lucidez pero que fue trasladado al sub*
consciente, el cual prolonga más allá de lo conociente estas elaboraciones,
de donde afloran en forma inesperada y, a veces, deslumbrante.

Defuúdón

“La imaginación es una forma de elaboración del pensamiento me­


diante la cual se unen, ordenan, enlazan y coordinan en múltiples combi­
naciones los materiales de evocación proporcionados por la memoria, con
la finalidad de concebir y de dar forma a cosas nuevas y a conceptos ori­
ginales y cada vez más perfectos, hasta culminar en la í creaciones genia*
les de ]a inspiración que señalan las altas cumbres del conocimiento y ja­
lonan el progreso de la humanidad”.

PSICOPATOLOGÍA de la im a g in a c ió n

La psicopatologia de la imaginación gira esenciabnente en tomo a


dos tipos de alteraciones: cuantitativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativás

Desde el punto de vista cuantitativo, la im a n a c ió n puede estar au­


mentada o disminuida.

1^*) Imaginación aumentada:

La exaltación de la imaginación se produce en todos los casos en que


hay excitación psÍcomotriz>
a) En la manía hallamos especialmente exaltada la forma reproducto­
ra de la imaginación debido a la hipermnesia causada por la disminu­
ción del umbral de evocación; las imágenes que se suceden en la con­
ciencia ininterrumpida y precipitadamente son combinadas y elaboradas
por la imaginación que se exalta al ritmo de esa precipitación.
b) £ n algunos delirios, especialmente cuando la imaginación forma
el mecanismo productor de esta enfermedad.
c) En algunas intoxicaciones y especialmente en las intoxicaciones
por alcaloides, morfina y cocaína. Q estado onírico con alucinaciones pla­
centeras lleva a la exaltación imaginatíva.
/

134 P S IC O P A T O L O C U C E N K K A L

2‘?) Im aginación dism inuida:

, La imaginación se empobrece en todos los casos en que se producen


inhibiciones psíquicae. Asi sucede en la depresión psicomotriz, en la de*
mencia, en la oligofrenia y siempre que ocurre una merma en la actividad
psíquica. ''

Alteraciones cualitativas

La imaginación en los casos de trastornos cuantitativos, está bajo


el control de un juicio lógico, pero cuando la acción de éste se debilita,
Hberada de su freno normal, se descentróla efectuando elaboraciones fan­
tásticas.
L a ¡amasia conduce a la creación de un mito o de una fábula, es de­
cir a una elaboración mental privada de íundamento, es una ficción in­
verosímil sin visos de realidad. Esta elaboración falsa debe d is tin g u í^
de la mentira común, que también es una elaboración irreal producto do
la imaginación.
a) La fabulación es patológica porque es el resultado de la activi­
dad imaginativa anormal de una personalidad psicopática o de un enfer>
mo mental que no puede substraerse a ese mecanismo psíquico, que esca­
pa ai contfol del juicio aun cuando, en gran parte, tenga conciencia del
mismo. La mentira no es patológica, es producto de la elaboración de
mentes sanas que mantienen un control perfecto de su función intelectual.
b) Si bien la fábula es una creación falsa, obedece a la tendencia
innata de una personalidad psicopática determinada por una desviación
constitucional o a la tendencia de un enfermo con el juicio desviado ó más
o menos inhibido. La mentira, por el contrario, es elaborada con un fin
utilitario; es una creación cirqanstanciál para inducir a error, engañar
o eludir en forma más o menos hábil, situaciones de apremio.

M entira ;

La mentira,'que es una elaboración normal a pesar de ser censura*


ble en el orden moral, es recurso también de ciertos enfermos mentales
que mienten por las mismas o parecidas razones que las personas normales.

1) Los hiperemotivos, en los que se exageran los mecanismos norma­


les, mienten por conveniencia y por temor al castigo.
2) Mienten ios alcoholislas tratando de ocultar su hábito, por ver­
güenza o por temor de verse privados del alcohol.
3) Los delirantes cuando temen comprometer su situación o para ocul­
tar sus planes y sus verdaderas intentiones.
4) Los perversos deliberadamente con el deseo de molestar y perju*
dicar a los demás. La calumnia suele ser su arma.

$
ELA BO RA CIÓN DEL P E N S A M IE N T O 135

F a b u l a c ió n :

1) La fabulación que es patológica en los adultos ha aido considera­


da normal en los niños. Nosotros no compartimos esa opinión, adoptan­
do al respecto una actitud de reserva. Consideramos a los niños y a los
adolescentes como a seres en evolución, en camino de alcanzar la xnadu*
rez psíquica, época en que el juicio y la razón «é convierten en los can*
cerberos de la imaginación; por consiguiente en las diversas etapas del
desarrollo, en los distintos grados de evolución del juicio y de la razón,
la intensidad de la actividad íabulatoria 'varia. Unos fabulan más que
otros y algunos no fabulan nada, lo que induce a pensar que la intensidad
de esa actividad depende del grado de madurez psíquica.
Además se observa que algunos niños no fabulan aún siendo inmadu­
ros, mientras que otros de evolución normal lo hacen, evidenciando pre­
disposiciones o estados constitucionales más o menos maniíiestos. Estas
obser>’aciones apoyan nuestro criterio de que si la fabulación del niño
no es patológica, tampoco es absolutamente normal.
2) La fabulación de los histéricos es un síntoma muy importante y
c¿iracterístico de estas personalidades. La riqueza de sus manifestaciones
dió lugar a que Dupré creara la constitución “ mitomaniaca”.
La fabulación del adulto es como en los niños un síntoma de inma*
durez psíquica; caracteriza a personalidades frágiles, inmaduras, caren*
tes de inhibiciones vigorosas, siendo la insuficiencia inhibitoria la causa
de la fantasía. Dupré reconoció esja incompleta madurez como elemento
primordial en las personalidades a través de las cuales llegó a concebir la
constitución mitomaniaca, de la que son tributarios los histéricos. Entre
los caracteres sobresalientes de la personalidad histérica figuran: a) po^
breza intelectual, siempre evidente; b) sugestibilidad, todo débil es fácil­
mente sugestionable y predispuesto a la imitación hasta llegar a la auto­
sugestión; c)patomimia, imitación de las más diversas enfermedades; d)
deseo de destacarse, atrayendo la atención con sus elaboraciones fantásti­
cas que expresan con gran realismo; e) conflictos íntimos y ambientales,
las situaciones desfavorables los llevan a la fabulación; f) la vanidad, que
procura satisfacerse recurriendo a la fantasía.
3) En los maniacos la fabulación es muy frecuente. La exaltación
afectiva debilita las inhibiciones y da libre curso a la imaginación, que
se exagera hasta la fantasía por falta de control del juicio que está des­
viado. La fabulación consecuencU, en este caso, de la megalomanía, sa­
tisface la vanidad del enfermo que dominado por la euforia se siente po­
deroso y triunfador.
4) La fabulación de los melancólicos reviste la forma de “autoacu­
sación calumniosa”. £1 juicio, desviado por ideas delirantes de impoten­
cia, de ruina, de autoculpahilidad y de suicidio, al no ejercer «u control
normal permite a la imaginación urdir verdaderas fábulas en las que el
paciente se ubica como protagonista y se acusa de ser el causante de to­
dos los perjuicios y de todas las situaciones catastróficas que elabora bu
mente enferma.
136 p s i c o p a t o l o g Ll g e n e r a l

5) Algunos ■deliraní’es también fabulan, especialmente los que deli­


ran debido al mecanismo imaginativo. El más característico es el deliríS
im aginativo de Dupré y Logre que se instala en la personalidad mitonia*
níaca.
6 ) Fabulan loa confusos en estado de onirismo y algunas personas
jóvenes durante la convalescencia de ciertas enfermedades infecciosas. La
fabulación tiende en estos casos a satisfacer los deseos que dominan a
ia personalidad según las corrientes afectivas imperantes.
7) Los dementes seniles a causa de la debilitación psíquica. Para su*
plir las lagunas de la memoria, en especial la de fijación^ cuya merma im ­
pide el nexo éntre los lechos recientes, el enfermo recurre a la íabulación,
8) Finalmente, también suelen fabular los débiles mentales con acom*
pañamiento de gran 'excitación, alucinaciones y delirio.

R esu m en

ACTIVIDADES QUE INTERVIENEN EN LA EUBORACiÓN


DEL PENSAMIENTO

asociación d e laa ideaB ee e l mecanismo que relaciona^ conecta


y encadena las ideas 7 repredeotaciones meotales. E s el prim er paso
im portante hacia la daboraeión del pensamiento.

1^) L$y de asociación p o r contigüidad tem poral:


hechos o estím ulos registrados en *un m ism o mo*
mentó o acto perceptivo.
2^) Ley de asociación p o r contigüidad espacial í
hechos o estím ulos captados en un mismo lu g ar.
8 ^) Ley de asociación por semejanza externa:
Leyea J cuando tienen entre si alguna sem ejanza relacionada
asociatÍTaB I con sus caracteres ettem os.
4^) Ley de asociación por semejanza in te rn a :
cuando tienen en común los significados de sus cua«
lidades o propiedades.
5^) Ley de asociación p o r contraste: la asocia*
A6oclac¡¿&
cién se hace cuando un hecho o fenómeno es lo
de las
opuesto de otro.
Ideas
L a asociación de las ideas se hace de acuredo con
un ritmo j en iorm a ordenada siguiendo la s leyes
asociatÍTas» es d ed r, que son coherentes.

a ) Üítmo M r m a l: debe tenerse


Psicopato* en cuenta como punto de refe*
lo g ia i^ n d a. £ $ e l que perm ite seguir
de la el curso de un pensam iento eia*
asociación horado en fo n n a ló g ica form al.
de las Alteraciones L as Tariantes dependen d el tem^
ideas del ritmo po psíquico de cada uno.
b ) iíiím o acelerado: P o r acele*
ración del tempo psíquico. Aso­
ciaciones rápidas 7 fu gaces. Fuga
^ de las ideas.
E L A B O R A a O N D E L PEN SA M IEN T O 137

e ) R itm o retardado: P o r retar*


do del tempo psÍqtÉÍco. DUminu*
yeo las a»oc¡adooes en la tmidad
Alteraciones
•5* ^ de tiempo. Hay entorpecimiento
del ritmo
y dü icu lu d p m b ailar los tér*
P$!C0p4l4y mÍfiO0 que ban de form ar la cade*
Asociación logia C na asocÍatí?a.
de 1a 8 de la
ideas ftso^ci¿a L a coberencia normal se pertor*
de las b a cuando se debilitan la eoncen*
ideas traciÓD psíqnica y U atención. Se
Alteraciones
enturbia la lucidez de la condeo-
de la
d a 7 se descontrola la actifidad
coheraicia
psíquica, ao se asocia de acuerdo
con las leyes lógicas normales y se
ca e en la incoberenda asociativa.

' ‘E s la actividad psíquica mediante la cual el es­


píritu realiza una síntesis m ental que perm ite lle ­
gar a una condusión entre las ideas o conod-
mientos**,
Un ju id o es siempre la eíinn ad ón de una verdad
y hace po&ible la aceptación y adquisidón de un
conocimiento.

D e ñ n id ó n 1 ) E tapa de e la bo ra dó n t S e h ace la rd a d ó n e
y concepto identificadon de los conocimientos.

2 ) L ta p a c ritic a : Se bacen la s a>mpatacion€9 y


la selección de los conocimientos aportados a la
condeoda* Posteriorm ente se b a ce la valoración de
todo lo seleccionado, para Uegar a tma condusión
definitiva»
E l ju id o realiza un análisis minudoso antes de
resumir sus condusiones en una síntesis.

L as perturbaciones son de orden cuantitativo y


cualitativo.
Ju id o
A lteradón cuantitativa que se
Ju icio observa en los casos de incomple*
insuficiente to desarroUo psíquico: síndrome
frenasténico*

r Disminuido o defidente con res­


Ju id o pecto a su capaddad an terio r; es
debilitado an a alteradÓn cuantitativa: síndro*
Psieopato»
m e demendaL
iogta del
ju id o í E n los casos de obnubilación de
la conciencia» que se encuentra di*
Ju id o
íicultada o impedida en su función.
suspendido
Alteración cuantitativa, confusión
^ mental.

Alteración cu alitativa; debida a


la interferencia de una intensa car*
Ju id o
ga afectiva: dd irios, m anía, melan*
deayíado
co ba. Jn id o afectado en form a par*
cial.
138 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L

E l razonamiento encadena los juicio s eotre sí en una relación de


directa dependencia; m fin a lid a d es comprobar y demostrar una
verdad*
Establece comparaciones entre los juicios cuyas Bimilitudee pemu*
ten efectuar substracciones de térm ino : lo que es verdad en uno
de los términos !o es tam bién en los otros*

.Comparaciones globalest E l ra2onam iento no descompone los tér*


m inos para h a lla r los caracteres y cualidades de cada una de las
partes. E tp o o e a numeroBOs errores.

Comparaciones analíticas^ Pertenecen a un razonamiento lógico:


se hace el análisis de las partes investigando sus caracteres y
Raciocinio atributos; ae facilitan delicadas substituciones.

Acepta como verdadera una pro­


' Razona*
posición llam ada ^^consecuencia’*,
m iento por
cuando otras proposiciones llamu*
deducción
das premisas también lo son.
Tipos de^
razo n a*. Ra2ona* A firm a una verdad basando&e
mientos m iento por
inducción { en la observación de determ inado
núm ero de hechos.

Raiona* A firm a una verdad cuando uno


m iento por
analogías { de los términos presenta caracte*
res semejantes a ]o$ de los oítos.

*'£1 pensam iento es .la más jerarquizada maniíes*


tación de la m ente; su finalidad es ia comprensión,
entendim iento y facilitación de las relaciones inter^
hum anas y ¡a expresión, a través de h capacidad
intelectual de cada in d iv id u o ,, de la sabiduría secu*
la r y universal”. -
D efinición
Tiene u n contenido formado por la idea directriz,
y concepto
que e$ el conocimiento que ha de elaborarse. Esia
es la fincdidad. que ha de alcanzarse a través de una
serie de juicio s y razonamientos entre ideas afines;
así $e establece el cur&o.
E l pensamiento es resultado de una elaboración
consciente.

Pensam iento P ropio del n iño , del hombre de escasa evolución


y de los pueblos primitivos.
Se relaciona con el m undo m ágico: todo lo que
acontece se h a lla en relación y dependencia de las
fueixas de la naturaleza.

Pensamiento Sus bases aon:


m ágico o
prim itivo 1) Dos objetos parecidos o que presentan algún
punto de semejanza se consideran dotados de igua*
les propiedades.

2) D os objetos aunque sean totalmente diferen^


tes, si se h a lla n en contacto o próximos se conside­
ran influenciados mutuam ente, adquiriendo cada uno
las propiedades del otro.
EI.ABORACION D EL PEN SA M IEN T O 139

Es el que se elabora mediante el razonamiento


analítico que se basa en tres principios.

1) P rin cip io de la no contradicción: sustentado


por e] raionam iento por deducción; “ una cosa no
puede ser más que ella misma» ^cn un mismo m omen­
to y bajo las mismas condiciones” .

PcTisamiento 2) P rincipio del d e ie rm in im o o de legalidad;


propiciado por el razonamiento por inducción: **toda
lógico
modificación que una cosa experimenta se halla su*
jeia a condiciones bien determinadas, o sea que está
regida por una o más leyes” .
3) P rincipio de jin a lid a d ; sostenido por el ra­
zonamiento por analogía: “La convergencia y re­
unión de determinadas condiciones favorece un fin
consciente o inconscientemente perseguido’'.
V,,. Se registran perturbaciones del curso y del con­
tenido.

1^) Aceleración del pensam\fn‘


to: En los casos de aceleración del
ritmo p síq u ico ; excitación psico-
m otriz; especialmente manías. Ver*
borragia, fuga de ideas» atención
inestable, hipermnesia por dismi*
nuciÓD del umbral de evocación.

2^) R e t a r d o del pem^nmienio:


E n los casos de retardo del ritm o
Pcnfaniienlo psíquico. Inhibición de los proce­
sos psíquicos: deprimidos, tristes,
melancólicos, confusos mentales,
dementes y oiigofrénicos.

3^) P ro lijid a d o m inuciosidad


del pensamiento: Inc ap ac id ad de
extraer los contenidos m e n t a l e s
Pfiicopalo- esenciales para alcanzar la f in a li­
logia del d a d : débiles mentales, epilépticos*
pensamienlo Alteraciones y dementes.
del curso
4^) Perseverancia d e l p e n s a ^
m iento: Repetición periódica y a u ­
tom ática de palabras que se iater«
calan en su ci/r¿o; personas ñor*
males por {aliga psíquica o
intoxicación por el alcohol, alca*
loides, hipnóticos; débiles m enta­
les por su pobreza ideativa; de-
mentes p o r el em pobrecim iento
ideativo y fallas de evocación; epi-
lépticoB por retardo del ritmo psí­
quico y esquizofrénicos por dislo­
que psíquico.

5^) Interceptación d e l p e n s a ^
m iento: lnterru|íción brusca de]
cunw que se reinicia instantes des­
pués retomando el curso anterior
o a m enudo un curso diferente:
esquizo írén icos.
140 P S IC O P A T O L O G U G E N E R A L

6^) R i g i d e z d e l pensam iento:


Peiturbaoion del cnrso por la per*
6Í8tencia de una idea a la que se
dispensa preferencia, hay resillen*
cia para abandonarla y lle ga a
coádicioiiar los actos del pensa*
m iento, pierde su elasticidad ñor*
m a l: esquizofrénicos 4 )or los tras*
tom os de la personalidad*

7^) Estereotipia d e l penscmien»


t o : Bepetición continuada de pa*
labras o frases que se intercalan
en el curso del pensamiento y no
participan del tema del mismoi
Esto la distingue de la perseve*
ración*
AUeracione»
del curso
8^) Verbigeración d e l p e n s c ^
m ie n to : Repetición de las mismas
palabraa o frases en períodos de
tiem po m ás o menos prolongados.
N o participa del pensamiento, sin
sentido n i lógica: en caso de tras*
tornos graves de la corteza de los
dementes y confusos.

Psicopato- 9^) Disgregcción del pensamien^


P e n s a n iíín lo lo gia del to : £ete pierde su íin a lid a d lógica
pensamiento porque la idea directriz carece de
capacidad para mantener y condi­
cionar el curso del pensamiento.
Expresa trastornos graves de la
psique: esquizofrenias y demen-
H ctas.

’l^ ) Pensamiento i n c o h e r e n t e :
E n los casos en que se produce
pérdida de lucidez de la concien­
cia, la cual no controla el mecanis*
mo asociativo que escapa a las le«
yes lógicas normales. E l contenido
del pensamiento incoherente resul*
ta de asociaciones ilógicas que en*
cadenan conceptos de significacio­
Alteraciones
nes diferentes.
del
contenido
2 ^ ) Pensamiento d e lira n te : E l
contenido del pensamiento está in*
legrado por concepciones deliran*
tes.

3^) P tnsam ienio o b s e s i v o : E l


contenido está integrado por las
m ás rarifiijas obsesiones.
:T'/

''<iir.'
ELABOKACIOÍV d e l PENSAMIEJVrO 141

'^'WíC'
Actividad psíquica que participa en la elaboración
del peosamiento. Tiene íntim a relación con la memo­
ria de evocación.

1) /m c ^n a c io n reproductora: Es la evocación do
imágenes, representaciones y elementos del propio
conocimiento que se eometen a m últiples elabora*
clones para reproducirse con un mayor grado de
Concepto
perfección y configurar concepciones de mayor je ­
ra rq u ía: es la forma más frecuente.

2) /m ag in aa ó n creadora: Encauza el pensamien*


to hacia nuevos enfoques y combinaciones originales
del material del propio conocimiento de donde sur­
gen creaciones que a veces llegan hasta lo genial.
^y- Depende de la inteligencia.

“ La imaginación es una forma de elaboración del


pensamiento que ordena, enlaza y coordina en m ú l­

J
'.-i''
,'s
Definición
tiples combinaciones los elementos preexistentes del
capital cognoscitivo personal erocados p o r la m em o­
ria, para dar forma a cosas nuevas y a concepciones
originales y cada vez más perfectas, hasta culm inar
en las creaciones geniales de la invención y de la
inspiración”.

Se registran alteraciones cuantitativas y cualita­


tivas.
Im aginación
i P ) Jm afiin ad ó n aum entada: En
la excitación psicomotriz, especial­
mente en la m a n ía ; en algunos
delirios; en intoxicaciones por al­
Alteraciones caloides, m orfina y ‘ COcaína.
cuantitativas
2^) Jmaffincción d ism inuid a: En
lodos los casos de in hib ición p s í­
quica: melancólicos, dementes y
oligoírénicos.

Psicopato- Cuando el ju ic io no controla efi­


h g ia de 3a cazmente la im aginación se desbor­
imaginación da y cae en la fantasía y en la
Ki
fabulación.

FabuJación: elaboración falsa de


carácter patológico.

Alteraciones M e ntira: elaboración imaginativa


cualitativas falsa, no patológica.

1) M e n tira : E n personas norma*


Ies y en enfennos mentales,

a ) Hiperemotivoa: p o r c o n v e ­
niencia y temor al castigo.

b ) Alcoholistas: por vergüenza o


temor de verse privados del tóxico.
1 ^)2 ‘S lC O rA T O L O (;l\ ckmúhal

r c) D eJirantfs: p o r q u e
comprometer su situación
temen
y para
ocultar sus intenciones»
d) P e r v e r s o s : delibcradamenr
le para perjudicar y’ hacer daño.

2) F a b u lac ió n : a) En niños y
en personas inm aduras.
b) Histéricos: constitución mito-
maniaca.
Psicopato-
A heraciones c) M aníacos: m egalom anía que
]r»agmac3üJi JogJa de la
cualitativas satisface su vanidad.
im aginación
d) M elancólicos: auloacusación
calumniosa.
e) Algunos deJiranfes (mecanis-
mo im a g in a tiv o ).
í ) Confusión mental onírica.
g ) Demencia sen¡], por falláis de
la memoria.
h ) Débiles mentales; con excita­
ción»^ alucinaciones y delirio.
C a p ít u l o V III
I:
h,. M E M O R I A

P S IC O P A T O L O G lA D E LA M E M O R IA

MEMORIA

Concepto
i
K. La memorlá eS'otra de las mamfesta.clones de la actividad psiquicá,
t<-o. cuya contribución es imprescindible para la continuidad de le vida psi­
cológica por ser el nexo entre el pasado y el presente. Cuando la memoria
se extingue la vida psicológica se torna precaria, se borran los recuerdos
y se desvanecen lús acontecimientos de trascendencia que jalonan la existen­
cia del individuo. Al debilitarse la integridad de la personalidad ésta pierde
su equilibrio y comienza a desintegrarse. En efecto, gracias a la memoria el
hombre evoca, en cualquier momento, los' acontecimientos de su vida en
una visión de conjunto que le permite tener una noción acabada de su
existencia física o psíquica corno unidad independíente. Le es posible iden­
tificar su-personalidad en el tiempo, siempre ig u a la sí misma pese a las
.mutaciones impresas por el progreso en el orden psicológico y a las huellas
q\]e señalan el paso de los años en el orden físico.
La- memoria contribuye a darle la noción del tiempo transcurrido
desde el momento que la sucesión de los recuerdos, que marcan el reco­
rrido de una existencia, se hace en forma cronológica, lo que le permite
establecér las diferentes etapas de la vida. Entre los hechos de trascenden­
cia siempre existen e ra d o s o claros debidos a la desaparición u olvido
gradiial de-las vivencias menos trascendentes, que no han llegado a for*
mar engramas firmes e indelebles.
& ta es la importancia que tiene la actividad mnemónica en lo que
se refiere ál aporte de todo el material de los recuerdos que establecen el
enlace entre el pasado y el presente. En el presente la memoria interviene
en las nuevas elaboraciones mentales estableciendo, mediante la fijación,
nuevas huellas y fortaleciendo las antiguás. La actuación de la memoria
DO se limita sólo al pasado ) .e}-presente; también permite al hombre su
proyección hacia el porvenir. En efecto, cuando el pensamiento encara las
posibilidades del mañana le es imprescindible el aporte del material del
conocimiento mediante la evocación, es decir el aporte d e.la experiencia
que es la base sobre la que descansa la vida de cada individuo. Sin esc
143
144 P S IC O P A T O L O G IA GENERAL

auxilio es imposible que el hombre pueda tender puentes hacia el futuro;


le es pues indispensable la experiencia. E l futuro 'se halla en potencia en
Cada uno de nosotros, lo vamos forjando de acuerdo con nuestras, posibili­
dades y salimos a su encuentro movidos por las circunst^cias, pero como
la experiencia nunca es completa ni suficiente la marcea hacia el por*
venir se hace con la adquisición de nuevas experiencias que complemen*
taran a las antiguas, con lo que se va jalonando y condicionando nuestro
perfeccionamienlo. Sólo asi es posible comprender la continuidad de la
vida psicológica y la indivisibilidad de la psique y sus manifestaciones.
Por la actividad de la psique se registra en la conciencia, bajo la
forma de imágenes, el material captado por el sensorio; asi también son
registradas las elaboraciones de nuestro pensamiento, todo bajo la forma
de: engramas o huellas mnemónicas. Estos engramas se graban a conti*
nuación de la impresión de los estímulos en la conciencia constituyendo
modificaciones persistentes de la psique, de carácter más o menos inde*
leble según la intensidad de las vivencias que los determinan. Los cngra*
mas o huelas mnemónicas pueden ser intensamente reavivadas en el trans*
curso de la vida, ya sea por sucesivas evocaciones ya por la reproducción
de vivencias iguales o semejantes.
Algunos autores llaman memoTia orgánica a los engramas formados
por la estimulación sensorial, reservando la denominación de memoria
psíquica para la que corresponde a nuestros pensamientos y a las elabora*
clones de la imaginación.
L a actividad mnemónica ae manifiesta bajo dos formas diferentes:
1^) Memoria voluntaria y consciente. — Por ella la atención intro­
vertida se concentra en la búsqueda minuciosa de las vivencias que se de*
sean evocar, porque son necesarias para la elaboración de nuestro pansa*
ttiíento o porque determinadas circunstancias de nuestra vida psíquica así

lo requieren. Es la forma más importante.

2^) Memoria automática e inconsciente. — En actividad durante nues­


tras elaboraciones mentales merced al mecanismo asociativo. El automatía*
mo de los centros mnemónicos perceptivos, por ejemplo, sé manifiesta cuan*
do se efeqtúa el reconocimiento del material recién captado que debe ser
percibido y comprendido. Todos hemos sido sorprendidos alguna vez por
la aparición inesperada de un recuerdo, por la evocación involuntaria de
un hecho que nada permitía presumir, alejado en ese instante de nuestra
memoria pues la psique estaba ocupada por otras elaboraciones. Es, posi­
blemente, una elaboración subconsciente que en determinado momento
se hace consciente respondiendo a un frustrado esfuerzo evocativo ante­
rior. E n efecto, cuando, a pesar de una profunda concentración, existe
alguna inhibición que impide evocar un acontecimiento y no podemos ven­
cer la dificultad, abandonamos la búsqueda y la psique se sume en otros
problemas, pero la energía desarrollada despierta la actividad subconscien­
te la cual, en un momento inesperado nos aporta la solución ansiada.
La memoria sólo retiene y aporta aquello que ha sido percibido y vi­
vido atentamente; luego, para que los engramas mnemónicos sean indele­
bles se requiere como condición previa, un estado de perfecta lucidez de con*
P SIC O P A T O L O C IA D E L A M EM O R IA 145

ciencia y el máximo de concentración atentiva. Sin una buena atención Ib


captación es imperfecta, imprecisa; los engramas no arraigan y se borran
íácjimente. Por eso la memoria 6Ólo retiene los hechos que son importan*
tes para el individuo; de los múltiples acontecimientos trascendentes e in ­
. , trascendentes de una existencia sólo quedan grabados loB detalles que han
interesado o impresionado vivamentel Tal es la importancia y la influen­
cia de lo afectivo en lo mnemónico, como lo es, por otra parte, para
toda la vida psíquica.

Definición

“La memoria es la actividad psíquica que permite fijar y conservar


en la conciencia las vivencias que la han impresionado y que posterior­
mente pueden ser revividos por la evocación, a la vez que son reconoci­
dos por aquélla como elemetitos o acontecimientos que ha registrado en
un tiempo más menos lejano.”

Fases que constituyen el proceso de la memoria

El proceso dé la memoria, sumamente complejo, comprende cuatro


etapas o fases fundamentales. Primero debe hacerse la aprehensión y jija-
ción del objetivo. En segundo lugar se realiza la conservación del material
adquirido, que pasa a integrar la suma del conocimiento individuaL En
una tercera fase los elementos conservados pueden ser re\'ivjdos por me­
dio de la evocación, cuando las circunstancias surgidas del desenvolvi­
miento psíquico a«i lo requieran. Como fase final y para que el proceso
mnemónico sea realmente útil, es necesario comprobar que el recuerdo que
aflora del fondo de la memoria es exacto y que pertenece a una' vivencia
registrada por la conciencia. Es pues la etapa del reconocimiínto y, al
mismo tiempo, de la localización cronológica que ubica el hecho exacta­
mente en el tiempo de adquisición.
Presentadas esquemáticamente, éstas son las cuatro etapas del proce­
so mnemónico, denominadas:

1'?) Memoria de fijación.


2^) Memoria de conservación
3^) Memoria de evocación.
4^^) Memoria de reconocimiento y de localización.

19) Memoria de fijación:


Es la fase de la captación de los materiales, de su elaboración per­
ceptiva y de su fijación en los centros nerviosos mnemónicos correspon­
dientes.
Se entiende por capacidad de fijación el número de imágenes o ideas
posible de ser captadas y fijadas en un solo acto de atención. Esta ca­
pacidad varia de una persona a otra, es condicionada por interés y la
irr-

14j5 P S IC O P A T O L O C ÍA C E>'ERA L

Correspondiente concentración de la atención, dependiendo también de la in­


tensidad y de la frecuencia del estimulo que impresiona a la conciencia.
En lo que respecta a la edad del individuo^ la capacidad de fijación tie>
ne su mayor rendimiento en los primeros años, alcanzando el jnáxim o en
la pubertad, época de la vida en que el hombre acopia la mayoría de los
elementos que han ds constituir el manantial de su conocimiento. A par>
tir de la pubertad la capacidad de fijación ya no aumenta, por el contra*
rio comienza a disminuir; irnperceptible al comienzo, esta declinación so
hace bien evidente en etapas más avanzadas de la vida; pero, mientras
disminuye la capacidad de fijación la evocación ee mantiene perfecta hasta
una edad muy avanzada. La disminución de la fijación debe considerar'
se con algunas reservas pues, si bien es real, sólo lo es,en el orden ge*
iieral, manteniéndose una buena fijación unilateral por el ejercicio cons*
tante o la práctica de una actividad o disciplina determinada a la que el
individuo dedica toda su atención y su interés.
Además con el transcurso de los años el hombre pierde el interés por
las cosas ambientales que lo rodean, dedicando preferente atención a sus
propias elaboraciones y reflexiones lo que dificulta la fijación de los es*
tímulos externos; esta dificultad se acentúa en la senectud cuando se
producen modificaciones de orden fisiológico en el tejido nervioso de los
centros mnemónicos perceptivos.

2'?} M emoria de conservación:

Fijados en la conciencia los hechos que la impresionaron vivamen­


te deben ser conservados, para poderlos revivir en su oportunidad. Esto
plantea el problema, aún no resuelto, de la forma cómo se realiza la con­
servación.
Fundamentalmente existen dos teorías que tratan de solucionarlo y
que por igital se atribuyen ser las depositarías de la verdad: la teoría ma­
terialista y la teoría psicológica. Si bien ambas cuentan con decididos par­
tidarios, unos y otros se hallan aún en el terreno de la polémica.
1^) La teoría materialista sostiene que todo estado mental que la con­
ciencia ha registrado persiste almacenado en el cerebro, en el que produ­
ce una modificación fisiológica indeleble. De acuerdo con esa teoría su*
peditada a la vida cerebral, de la que no sería más que un epifenómeno;
cada representación y cada idea para poder ser conservada d¿)e tener un
sostén maferial, un subsíractum anatómico, cada una debe disponer de una
porción de tejido nervioso donde se ubicará y persistirá mientras perdu­
re el individuo.
2^) La teoría psicológica sostiene que todo estado de conciencia fi­
jado, contrariamente a lo que supone la teoría materialista, continúa sien­
do psicológico y formando parte de la vida subconsciente del individuo,
sin que esto presuponga que debe necesariamente plasmarse en el tejido
nervioso.
En cuanto a la intensidad y facilidad con que se efectúan la fijación
y la conservación dependen del grado de fatiga de la psique en ese mo­
mento. Prueba de ello es que estas actividades son mucho más efectivas
PSICOPATOLOCIA DE LA M E M O R IA 147

por la xnañana después del reposo nocturno y después de] descanso sub­
siguiente a las horas de estudio o de labor.

3*?) Memoria de evocación:

Durante la fase de evocación la memoria actualiza los hechos pasa­


dos mediante su reproducción en la conciencia, bajo la forma de ¿nwzge*
nes mnemónicas. Es la fa?e realmente útil de la memoria •porque estable­
ce la continuidad de nuestra vida y hace posible la elaboración del pen­
samiento, pues la evocación o recordación de los hechos establece el
enlace entre el pssado y el presente.
La evocación obedece a diferentes mecanismos según sea la actividad
psíquica que la requiera.

a) Consideremos en primer •término, la forma más importante de


evocar que es la evocación consciente y voluntaria, que se acompaña con
la sensación de trabajo y esfuerzo mental y en la que la atención se
halla introvertida en la búsqueda del recuerdo. Es la memoria que se pone
en actividad a requerimiento de nuestras elaboraciones, mentales las que,
para su progresión y para enlace con nuevas concepciones, utilizan los
recuerdos almacenados. Estas ideas e imágenes, al surgir al plano cons­
ciente, transmiten la certeza y seguridad de que han sido vividos anterior­
mente y de que forman parte de la vida psicológica del individuo. En
efecto, son vivencias registradas por la conciencia, interpretadas y adap­
tadas por el juicio de acuerdo con su capacidad, son, por lo tanto, recuer­
V
ur'x dos que forman parte integrante de la personalidad.

b) En la forma llamada de evocación consciente y espontánea los re­


cuerdos afloran y se hacen conscientes de una manera completamente in­
voluntaria, no son buscados por el individuo que no realiza el menor es­
fuerzo evocativo. Está en relación con el constante fluir del cúmulo de
ideas que acuden a la conciencia durante la vígííia, las que únicamente se
organizan y construyen pensamientos cuando interviene la voluntad y el
razonamiento. En condicione? fisiológicas normales la mente humana no
permanece nunca estática, nunca puede producirse la vacuidad de la con­
ciencia. El continuo trajinar psíquico, aunque involuntario, es conscien­
te. Esa corriente de ideas móviles, de tránsito por la conciencia, es fa­
vorecida en gran escala por lá evocación espontánea y esas ideas sólo se
organizan cuando la psique pasa de fóe aparente estado de reposo al
de actividad.
Si bien estas actividades del pensamiento y de la memoria son in ­
voluntarias están siempre regidas por las corrientes afectivas que, en dis­
tintos momentos, predominan en la psique del individuo. En consecuen­
cia esas ideas y sus evocaciones correspondientes, no obstante estar al
■ margen de la voluntad, son estimuladas y provocadas por las tendencias
e inclinaciones dominantes, como también por las intensas preocupacio-
"^nes personales de todo orden, las comunes de la vida diaria o las preo­
cupaciones de mayor gravedad y responsabilidad que emanan del ejerci­
cio del gobierno, del estudio de la ciencia o.de las prácticas del arte.
148 P S lC O P A rO L O C IA general

En definitiva, la evocación consciente en sus dos formas constituye


2a fase más importante de ia memoría desde que, voluntaría o involunta*
riamente, el individuo tiene participación activa en ella e información
consciente de su labor.

c) De acuerdo con las dos formas de memoria establecidas por Berg*


son, los dos tipos de evocación consciente, voluntaría e involuntaria, que
hemos descriplo corresponden a la memoria de los recuerdos psicológicos.
A la memoria de los mecanismos motores corresponde un tercer tipo de
evocación llamada evocación automática e incoitsciente. Ésta es la que
responde, por un lado, a la memoria hábko que permite actualizar los roo*
vimientos coordinados para la ejecución de un acto aprendido por el in­
dividuo y, por otro, a la evocación de las imágenes que intervienen en el
mecanismo de la percepción.
En e) primer caso se produce la evocación de los mecanismos apren­
didos para establecer la coordinación motriz de los diferentes músculos
que intervienen en la ejecución de un acto, es por esa evocación automá­
tica que las diferentes partes del cuerpo adoptan actitudes diversas a fin
dé prepararse para su realización. Todo ese mecanismo automático, cons*
ciente en la época de su aprendizaje, se convierte en hábito merced a la
repetición constante que conduce a su perfección. An)e una herramienta
de trabajo la evocación automática del obrero pone en juego todo el me­
canismo ejercitado y conservado por el aprendizaje y el acto relacionado
con aquélla se cumple con toda precisión y seguridad.
El mismo automatismo se manifiesta en la evocación que interviene
en la elaboración perceptiva, mediante la actualización de las imágenes
sensoriales anteriormente registradas, evocación que es producida por la
estimulación y captación sensoriales. Por medio . del mecanismo asocia­
tivo se excitan los centros mnemónicos perceptivos correspondientes al
aparato sensorial estimulado oportunamente, los que responden con imá­
genes iguales o semejantes a las ya registradas que son actualizadas para
su confrontación, percepción y comprensión.
En condiciones normaléa la evocación no es igualmente activa y efi­
caz en los diferentes momentos del día, a la vez que varía según las cir­
cunstancias y las,diversas épocas de la vida.
Es un hecho probado que la fatiga psíquica entorpece tanto la evoca­
ción de los recuerdos como el resto de las elaboraciones psíquicas; como
en las fases de fijación y conservación aquéllos surgen mucho más fácil­
mente después del reposo.
Los estados emocionales pueden actuar en ambos sentidos; facilitan
la evocación, mediante el mecanismo asociativo, cuando el estado actual
coincide con el existente en el momento de la fijación del estímulo o pue­
den inhibir la evocación que se normaliza tan pronto como se mitiga la
pensión afectiva.
También puede ser inhibida por el estado emocional en casos apre­
miantes en que urge la necesidad de recordar y actualizar una situación
determinada.
En ctianto a las diferencias normales de la evocación en las disíin-
PSICOPATOLOGÍA DE LA M E M O R IA 149

tas épocas de la vida, el niño evoca especialmente por la memoria de los


viecanumos motores y de los perceptivos porque fija y conserva con pre*
ferencia, aquello que le facilita el reconocimiento del mundo exterior y
la ejecución de los actos que le permiten su adaptación y desempeño en
el mismo, es decir la adquisición y conservación del conocimiento del pla­
no concreto; el adulto, en épocas avanzadas de la vida, se aparta de las
concepciones y de las cosas concretas, internándose en el mundo de lo
abstracto; sus elaboraciones se fijan, se conservan y, por consiguiente, se
evocan mediante la memoria de los recuerdos psicológicos. Esta forma de
evocación es la que prima en el hombre adulto evolucionado.
Tanto estas variantes normales como las patológicas son las mismas
y responden a idénticos mecanismos, aunqu® .cambien las causas.

4'?) Memoria de reconocimienlo y localización:

En esta última parte del proceso de la memoria se realiza la identifi­


cación d e l. hecho evocado. ÍEn efecto, la conciencia debe reconocerlo
como un elemento perteneciente al pasado, próximo o remoto, en que se
sumó a la integración de la vida psicológica. Una evocación requiere pues
para ser real, e! reconocimiento de que es algo ya vivido con anterioridad,
algo que ya ba sido experimentado,^criticado y comprendido.
El reconocimiento se hace agregando a la imagen mnemónica todos
los atributos, aportados por el mecanismo asociativo que corresponden a
la imagen real que la conciencia registró. Son los elementos que se hallan
ligados por lazos indelebles al recuerdo y que bacen posible su localiza'
ción en el tiempo y el espacio. En esto radica la gran importancia de la
memoria, pues al efectuar la localización cronológica y espacial de un
hecho, que permite decir: en tal época y en tal lugar, le es posible a la
persona tener una noción exacta del tiempo transcurrido. La evocación
escalonada de los acontecimientos más importantes, en una breve fracción
de tiempo, nos da una noción perfecta de la vida transcurrida, a través de
los registros efectuados por la conciencia, Ajados y conservados por la
memoria.

E l olvido:

El estudio de la memoria implica necesariamente el estudio del oí*


vido, que debe ser considerado como una de las tantas manifestaciones
de esa actividad psíquica.
El olvido es la atenuación gradual de un recuerdo cuya nitidez dís*
rainuye hasta llegar al borramiento total. Asi considerado, es una maniíes*
tadón normal y {isíológíca de la memoria; desde otros aspectos constituye
un fenómeno patológico.
El olvido sume en un segundo plano a los engramas formados des*
pues de! registro en la conciencia de aquello que se ha percibido por d
sensorio y de lo que se ha elaborado in situ. Todos estos elementos deben
abandonar. la conciencia; su persistencia en un primer plano es incom*
patible con la normalidad psiquica puesto que conformarían un presente
permanente. De ser así, de ser permanentes e ímnutaLles los estados de Ib
150 PSICOPATOLOCIA GENERAL

c o n c ie n c ia , la mente no podría captar n i elaborar nuevos elementos por


qu e le acarrearían gran confusión. La m utación de aquéllos se hace gra­
cias a l pasaje de lo ya registrado a un plano no consciente, donde se con­
servan los recuerdos de esas vivencias.
L a diferencia entre una imagen real y una im agen del recuerdo es,
precisamente, consecuencia del olvido, que determina la pérdida de n iti­
dez y objetividad de esa últim a. A unque el olvido aparece como un as­
pecto negativo de la memoria, en realidad constituye un proceso positi­
vo y útil desde que, además de perm itir, como dijim os anteriormente, la
ca ptación y la elaboración de nuevos elementos, es un estimulo para la
evocación. Si un recuerdo se muestra infiel, la voluntad se concentra ac­
tivam ente en la búsqueda de los detalles y atributos del engrama olvida­
d o ; cuando logran ser evocados se efectúa el reconocimiento y localiza­
c ió n del engrama al que ilum in an y transmiten la nitidez necesaria para
su exacta recordación.
La evocación es tanto más difícil cuanto m ayor es la acción del ol­
v id o , que varía según diversas circunstancias.

a) U n engrama antiguo se fortalece al ser evocado múltiples veces


a través del tiempo transcurrido, y por este motivo resiste mejor a los
efectos del olvido al hacerse más segura su conservación.
b ) Los engramas antiguos que en ninguna o en contadas oportuni­
dades han sido evocados se van debilitando y su recordación sufre las
consecuencias del olvido.
c) Por lo tanto, los recuerdos más antiguos que han, sido evocados
repetidas veces están mejor conservados y menos expuestos a los efectos
del olvido que los recientes menos evocados. En efecto, ya lo hemos dicho,
cada evocación refuerza la fijación y la conservación de los engramas.
d) Todo engrama intensamente fijado por la voluntad movida por
el interés que el individuo tiene en retener una noción o conocimiento de­
term inado, está menos expuesto al olvido que otros fijados superficial­
mente.
e) Guando un engrama es provocado por una fuerte vivencia afec­
tiva que determina una fijación enérgica, se hace muy difícil su des­
aparición.
f) La fatiga física y psíquica provoca una insuficiencia orgánica
para la fija c ió n , la que resulta débil y el estímulo expuesto a la atenua­
ción y gradual desaparición.

La ley de R ib o t que se refiere a la conservación y al olvido de los


engramas 'm nem ónicos sé funda en todos estos hechos y enuncia; “ los
engramas se v an borrando desde los más recientes a los más antiguos”.
Esta ley de am plia significación fisiológica, adquiere especial im portan­
cia en algunos casos patológicos, como en la demencia senil.
Todo lo que perturba y dificulta la fijación y’ la conservación, tanto
en el orden fisiológico como en el patológico, favorece el olvido; éste
con sus altos y bajos ya que úiios engramas se debilitan más que otros,
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V''

PSICOPATOLOCÍA DE LA MEMORIA 151

facilita la ordenación cronológica de los hechos más importantes de la


vida, contribuyendo así a form ar la noción del tiempo transcurrido.

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P S IC O P A T O L O C ÍA D E LA M E M O R IA

.
Las alteraciones patológicas de la memoria son de dos órdenes: cuan­
titativas y cualitativas.

Alteraciones cuantitativas

Se presentan bajo cuatro formas: amnesias, hipomnesias, hipermne-


• sias y dismnesias.

1^) Amnesias;
Se llama amnesia a la ausencia de recuerdos pertenecientes a un de­
terminado período de la vida, falta de la que el individuo tiene concien­
cia junto con la certeza de que son recuerdos que existieron y que se
han perdido.
Las amnesias pueden ser totales o parciales.

Amnesias parciales: Son las que afectan solamente a los recuerdos


en un campo reducido, como ser los referidos a la memoria visual, audi­
tiva, verbal, etc. Estas amnesias responden, por lo general, a trastornos
orgánicos del cerebro, a lesiones circunscriptas de la corteza cerebral pro­
vocadas por traumatismos, deficiencias circulatorias, intoxicaciones con
destrucción celular, etcétera.
La amnesia parcial no siempre se origina en una destrucción orgá­
nica del cerebro; en algunas ocasiones, no muy frecuentes, reconoce un
origen psicogenético, por lo que se la denomina: amnesia psicógena. Su
particularidad, que la diferencia de las demás formas de amnesia, consis­
te en que la pérdida de los recuerdos se hace de una manera selectiva y
arbitraria; el enfermo, por ejemplo, no puede evocar la fisonom ía de un
familiar o imágenes de objetos m uy conocidos y que son de su pertenen­
cia. En estos casos sólo se borra una etapa muy reducida del pasado
debido a que, voluntariamente, es eludida a fin de evitar la actualización
de vivencias afectivas desplacenteras ligadas al recuerdo. En realidad no
hay borramiento n i desaparición de los engramas puesto que la vivencia
es evocada correctamente tan pronto como desparece o cambia favora­
blemente la situación desencadenante de la amnesia parcial psicógena. En
cambio, cuando la causa es orgánica la amnesia es definitiva.

Amnesias totales: La amnesia es total cuando se hace extensiva a todos


JOS elementos y formas del conocimiento que corresponden a un lapso
determinado de la vida del enfermo. Como estas amnesias abarcan épocas
distintas y bien determinadas, se las ha agrupado en tres tipos que responden
a una ordenación cronológica.
j 52 p s ic o p a t o lo g ía g e n e r a l

a) Amnesia anterógrada o de fijación: es el resultado de una inca­


p a c id a d para fijar los estímulos, que son m al percibidos. Los enfermos
afectados de amnesia anterógrada se encuentran im posibilitados p&ra evo­
c a r los hechos recientes, conservando su capacidad para los recuerdos an­
tig u o s. Se observa en algunos estados patológicos transitorios y en otros
definitivos, en los que se produce la concurrencia de los factores que d i­
fic u lta n la captación y la fijación . Asimismo es propia de las afecciones
q u e provocan obnubilación de la conciencia, sobre todo de la confusión
m ental. Cuando la confusión no es muy intensa el enfermo puede fija r al­
g u n as cosas con suma dificultad y en forma imperfecta, de lo que resulta
u n a evocación penosa e insegura. Cuando la percepción, por momentos,
se entorpece en mayor grado la fijación no se produce, debido a la falta
de registro en una conciencia completamente obnubilada. Es lo que ocu­
rre tam bién en la confusión mental grave con suspensión total de la ac­
tiv id a d psíquica. E n cualquiera de los casos, desde el momento en que
se produce el oscurecimiento total de la conciencia hasta la recuperación
de su lucidez, no es posible registro alguno; una laguna aparece en la
v id a psicológica del in dividuo como si hubiera dejado de existir durante
ese período, concretándose el momento psicológico o está'do de conciencia
existente cuando se p ro d u jo la suspensión psíquica, con el momento psi­
cológico que vive cuando se reanuda la actividad de la psique. Esto es
lo que se ha llam ado: amnesia lacunar, denominación que ha sido consa­
grada por el úse pero en cierto modo inexacta porque la ausencia de fi­
ja c ió n es debida a la falta de registro; por lo tanto, no se trata del olvi­
do de recuerdos como debe entenderse a través del término amnesia. Se
observa tam bién en los casos de estrechamiento de la conciencia como
ocurre en los estados crepusculares de los equivalentes epilépticos, que siem­
pre dejan una amnesia m ás o menos marcada. E n los síndromes de exci­
tación y de depresión psicomotriz existen fallas de la memoria debidas
a la amnesia de fijac ión o anterógrada. E n la primera, porque la gran
inestabilidad de la atención, que se torna m uy superficial, im pide una
nítida percepción. E n la segunda, porque la atención está introvertida y
concentrada sobre los problemas afectivos que embargan la psique, lo
que dificu lta la fijación de los estímulos. Todas estas amnesias de fija ­
ción que 'hem os considerado son de carácter transitorio, subs5s|en míen-
tías actúen los factores determinantes del estado patológico. Pero pue­
den convertirse en definitivas, como ocurre en las demencias en que se
producen trastornos orgánicos del cerebro de carácter difuso; en estos ,
casos la perturbación se agrava a medida que avanza el tiempo y las le­
siones se extienden. E n los seniles es frecuente y característico que el en­
fermo trate de suplir la falta de recuerdos recientes recurriendo a presun­
ciones m ás o menos lógicas o a elaboraciones de su fantasía, de donde
derivan las fqbulaciones.

b) A m nesia retrógrada o de evocación: L a amnesia es retrógrada o


de evocación cuando él enfermo tiene dificultad en actualizar el recuer­
do de las vivencias experimentadas, fijadas y conservadas anteriormente
y que en otras oportunidades han podido ser evocadas. De un modo ge-
PSICOPATOLOGÍA DE LA MEMORU 153

neral, la amnesia retrógrada puede constituir un trastorno transitorio, o


que puede ser definitivo y progresivo; en el primer caso se trata de una
alteración psicogenética y en el segundo orgánica. Toda persona ha su­
frido, en alguna época de su vida, trastornos evocativos consistentes en la
dificultad o la lentitud para actualizar algunos nornbres o térrninos comu­
nes y perfectamente conocidos; estas inhibiciones suelen ser frecuentes en
Jos estados emocionales, especialmente cuando existe ciéifta premura y
necesidad de evocar algún hecho. Un shock psíquico de orden m oral pue­
de ocasionar la pérdida completa de todos los recuerdos, hasta de aque­
llos que proporcionan la noción de la personalidad y de toda la vida pa­
sada; no es más que una amnesia de evocación pasajera; la reaparición
de los recuerdos es tanto más segura y firme cuanto más antiguos son, es
decir cuanto más alejados están, cronológicamente, del shock. En los ca­
sos de alteraciones orgánicas el trastorno es definitivo, la regresión de la
amnesia de evocación o retrógrada es imposible porque m edian lesiones
diversas del cerebro, como ocurre en algunos traumatismos e infecciones
craneales graves; su irreversibilidad es más notable aún en los estados
demenciales en los que añade, además, el carácter de progresivo. E n .la s
demencias los recuerdos se van esfumando según la ley de R ibot, es decir
siguiendo un orden cronológico de?de los más recientes a los más anti­
guos; y a medida que el proceso destructivo avanza el enfermo pierde sus
conexiones con el pasado y reduce cada vez más el círculo de sus elabo­
raciones mentales.

c) Amnesia retroanterógrada o global: Se reserva la denom inación


de retroanterógrada para la amnesia que afecta simultáneamente a la fi­
jación y a la evocación. Cuando la alteración mnemónica llega a esta eta­
pa, los procesos orgánicos demenciales han alcanzado su período final;
los enfermos se hallan privados de toda probabilidad de comprensión y
i orientación en el tiempo y en el espacio.

29) Hipomnesias:

Se llama hipomnesia a la disminución de la capacidad mnemónica


debido a una dificultad tanto para la fijación como para la evocación.
Este trastorno es, la mayor parte de las veces, de naturaleza psicogenéti­
ca; es propio de enfermos neuróticos cuya atendión se concentra sobre sus
ideas obsesivas descuidando otros problemas y aspectos de la vida psíqui­
ca que pasan a un plano secundario. La insuficiencia de atención en lo que
respecta a estos últimos determina una mala fijación y peor conservación
de los engramas. E n personas normales, las preocupaciones profundas y
graves de cualquier orden que reclaman el m áxim o de atención restan
capacidad nmemónica como en el caso anterior, pero la dism inución de
la memoria determinada por esta causa desaparece tan pronto como deja
de actuar el motivo que la provocó.
La hipomnesia que reconuce un origen orgánico, como sucede en los
casos de insuficiencia por detención del desarrollo cerebral, constituye un
trastorno permanente; la memoria no alcanza nunca estos niveles, luego,
no se trata de una hipomnesia por dism inución sino por insuficiencia.
154 PSICOPATOtOGÍA. GENERAL

Cuando la hipomnesia se instala con carácter progresivo indica el


trastorno orgánico de las demencias; por consiguiente debernos pensar en
la amnesia subsiguiente.

39 ) Hipermnesia:

La hipermnesia consiste en un aumento o hiperactividad de la me­


m oria; pero no debe interpretarse como un aumento de la capacidad
ninetnónica sino como una m ayor facilidad en el proceso de evocación de
los hechos. Cada persona posee un umbral de evocación en relación con
su ritmo psíquico y capacidad para seleccionar los recuerdos de acuerdo
con las necesidades y requerimientos de la psique en un «momento dado.
L a fijación y la conservación de las vivencias están sujetas también al
ritm o personal; se fija y se conserva solamente aquello que es importante
y de interés para cada uno. L a hipermnesia o mayor actividad mnemó­
nica es común en muchas personas y bien manifiesta en aquellas que por
sus actividades en la vida hacen un entrenamiento especial de la memo­
ria : estudiantes, intelectuales, matemáticos, etc. •
Esta actividad adquiere carácter patológico cuando, por su causa, se
perturba el curso norm al del pensamiento; aáí ocurre con los maníacos
cuyos recuerdos surgen en form a tan precipitada que entorpecen el libre
fluir del pensamiento hasta derivar en la fuga de ideas.
Debe tomarse m uy en cuenta la hipermnesia de algunos delirantes,
especialmente de los interpretadores, que fijan y conservan gran cantidad
de detalles que consideran importantes para sus concepciones y que ac­
tualizan recuerdos a los que asignan un valor diferente al que le dieron
en el momento de su captación.

4*?) Dismnesias: ' ”

La dismnesia constituye una alteración cuantitativa que traduce siem­


pre una dism inución de la memoria. Esta falla de la evocación imposibi­
lita al enfermo para actualizar un recuerdo en un momento dado, mientras
evoca otros en forma borrosa o poco nítida. Este trastorno se lim ita a un
solo recuerdo y se hace en form a arbitraria, por cuanto la misma vivencia
puede ser evocada con toda facilidad en otro momento, a la vez que la
amnesia recae sobre un elemento diferente; es una amnesia de evocación
que pareciera hacerse con sacabocados.

Alteraciones cualitativas

Los trastornos cualitativos de la memoria, si bien son de índole di­


versa, se han agrupado bajo la denominación común de paramnesias. Cuan­
do nos referimos a las paramnesias queremos significar falsos reconoci­
mientos; en efecto, de esta falla derivan recuerdos inexactos, no ajustados
a la realidad. E l falso reconocimiento constituye el común denominador de
los trastornos cualitativos de la memoria.
Los principales trastornos paramnésicos son:
PSIGOPATOLOGÍA DE LA MEMORIA 155

19) Fenómeno de lo ya vistó:

El trastorno consiste esencialmente en la extraña impresión de que


una vivencia actual ha sido experimentada con anterioridad y en la misma
forma. Se observa con relativa frecuencia en personas normales sujetas a
estados de intensa fatiga física y psíquica; el fenómeno se acompaña de
una lógica sensación de extrafieza ante una situación que parece haber sido
vivida en el pasado y de la que se tiene, sin embargo, la certeza de que
jamás fue; con carácter patológico se la observa a menudo en los neuróticos
quienes como los sujetos normales, experimentan también extrañeza. Es
frecuente en los esquizofrénicos; algunos de estos enfermos afirm an que
todas sus vivencias actuales ya las han vivido en otra época; llama la aten­
ción en ellos la falta del sentimiento de extrañeza que acompaña al trastorno
en otros casos.

29) Fenómeno de lo nunca visto:

Este trastorno provoca en el sujeto la sensación de no haber visto o


experimentado nunca algo que en realidad ya conoce; cuando se refiere a
los pensamientos o conocimientos que han sido adquiridos a través de los
libros o de conversaciones, los que lo impresionan como si fueran com­
pletamente nuevos y hasta originales.

3'?) Ilusión de la memoria::

Es la evocación deformada de una vivencia, que presenta los caracteres


de .un falso recuerdo por el agregado de detalles inexactos creados por la
fantasía. Lo que en su origen fue un recuerdo verdadero, un registro de
la realidad, se' convierte en una falsa creación cuando a su alrededor se
elaboran y adicionan elementos o detalles que no responden con fidelidad
al engrama. La ilusión dé la memoria no es rara en personas normales bajo
los efectos de una intensa fatiga, o cuando un recuerdo m uy antiguo ha
sido muy pocas veces evocado, o cuando se desencadenan determinados
estados emocionales que propician el error.
En condiciones patológicas se observan ilusiones de la memoria en
delirantes y en algunos esquizofrénicos.

49) Alucinaciones de la memoria:


La alucinación de la memoria puede definirse como una evocación sin
recuerdo, homologando la definición de Ball respecto a la alucinación sen­
sorial: percepción sin objeto. Es la evocación de un estímulo que nunca
fue fijado n i registrado por la conciencia; es una falsa im agen de un
recuerdo inexistente.
Las alucinaciones de la memoria se observan en delirantes y en esqui­
zofrénicos. Los enfermos que padecen delirios con concepciones palignós-
ticas aseguran tener una existencia imperecedera y haber viv id o en distintas
épocas y en países extraños; apoyan sus afirmaciones en extensos relatos
que refieren con gran convicción y que trasuntan gran realismo y veio-
íim ilitud.
156 p s ic o p a t o lo c ía c e n e r a l

S*?) Criptomnesia:
La criptomnesia es una alteración cuya característica es que el recuer­
do deja de ser tal desde el momento de su actualización, o sea que se
im pone a la conciencia como algo totalmente nuevo y de rediente formación,
u n a vivencia que aparece desprovista de su naturaleza pretérita. Es u n fe­
nóm eno paradójico; el recuerdo no se ha perdido puesto que la evocación
lo actualiza, pero se produce el olvido de su registro anterior, por lo tanto,
pasa inadvertida su procedencia m nem ónica adquiriendo los caracteres de
u na situación nueva, recién captada o elaborada. El sujeto afectado de
criptomnesia considera, honestamente, como propios una idea o un cono­
cimiento de procedencia exterior y ajena cuya fijación no recuerda.

6*^) Ectnnesia:
La ecmnesia determina la actualización de los recuerdos de una época
de la vida con tal intensidad y realismo que el enfermo se retrotrae en el
tiem po y cree vivir ese período, es decir que transforma el pasado en
presente y pierde la noción del tiempo transcurrido. >
*
7“?) Paramnesia reduplicadora;
ó

Trastorno poco común, señalado por Pick, duplica las vivencias actúa-
les debido a un desdoblamiento en el tiempo; algo así como una proyección
de los hechos presentes hacia el pasado por desorientación o falta de noción
del tiempo transcurrido. Pongamos por caso a un enfermo internado por
primera vez en una clínica. Debido a su desorientación en el tiempo ignora
los días transcurridos en ella y como pierde la noción del pasado inmediato
establece el nexo con el pasado mediato, ubicando en una época pasada su
situación actual en la clínica con todas las personas que lo rodean y asisten.
La paramnesia reduplicadora es, por consiguiente, la proyección del
presente hacia el pasado; el enfermo que experimenta la sensación de un
doble estado de conciencia se ubica simultáneamente en dos épocas. Se
observa en personas en las que un gran deterioro psíquico conduce a una
grave desorientación, cOmo sucede con los dementes y enfermos muy con­
fusos.

Estado de la memoria en los diversos síndromes psiquiátricos

I? ) Síndrom e de excitación psicomotriz:

E n el síndrom e de excitación psicomotriz se observa generalmente hi-


pennnesia, debido á una dism inución del um bral de evocación motivada
por la aceleración del ritmo asociativo. Este aumento de las evocaciones
estimula y se convierte en parte del mecanismo generador de la fuga de
las ideas. A causa de la excitación, en los maníacos se debilitan las fases
de fijación y conservación de la memoria. L a atención del enfermo atraída
constantemente por numerosos estímidos es superficial e inestable. Como
sabemos, p a r a que la fijación y la conservación mnemónica sean prove­
p s ic o p a t o lo c ía de ea m e m o r ia 157
chosas se requiere, como condición previa, una buena concentración aten-
tiva. Por lo tanto la rápida captación del enfermo excitado determina una
mala fijación, que hace difícil la evocación de los hechos recientes que han
pasado en fornia vertiginosa por su conciencia.
Los estados de excitación psicomotriz, especialmente la manía, pre­
sentan pues hipermnesia de evocación e hipomnesia de fijación.

2^) Síndrome de depresión psicomotriz:

El estudio de la memoria en los enfermos deprimidos muestra, de


primera intención, dos aspectos distintos. La hipomnesia se manifiesta, por
lo general, en todo lo que concierne al m undo externo y a la vida de rela­
ción con el ambiente; la bradipsiquia en que se desenvuelven las elabora­
ciones determina una evocación lenta. Por otra parte, el enfermo no m ani­
fiesta ningún interés por las cosas que escapan a la órbita de sus sombríos
pensamientos, su atención introvertida enfoca tan sólo los motivos de sus
grandes preocupaciones y al no detenerse en los estímulos exteriores son
fijados en form a deficiente.
En lo que respecta a la vida interior y a sus problemas la evocación,
aunque siguiendo el ritmo lento, se hace con una nitidez extraordinadia
aportando detalles que, intrascendentes en otras épocas, actualizados ad­
quieren inusitado valor.

3^) Síndrome delirante:

Es corriente que los delirantes posean una memoria normal, sin em­
bargo, en no pocas oportunidades, se observa en ellos una marcada h i­
permnesia. Esto sucede, sobre todo, en los delirantes interpretadores que
suelen evocar con extraordinaria nitidez gran cantidad de hechos que,
actualizados, se convierten en elementos de juicio que intervienen en la
elaboración de sus concepciones delirantes, y cuya atención concentrada
suele captar y fijar numerosos detalles que consideran vinculados a sus
problemas.
Algunos delirantes padecen paramnesias; fenómeno de lo ya visto,
de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones; criptomnesias y ecmnesias:
sin olvidar los delirios ecmnésicos.

49) Síndrome esquizofrénico:

Las pérturbaciones de la memoria en el síndrome esquizofrénico son


especialmente de orden cualitativo. Dadas las características de este sín­
drome, que lleva a la destrucción de la personalidad con déficit de todas las
manifestaciones psíquicas, la memoria aparenta hallarse conservada pues
8u deterioro es siempre menor y más lento que el del resto de la psique.
En algunos casos, cuando el descenso de las actividades psíquicas es muy
profundo produce la impresión de una hipermnesia; en realidad sólo lo es
por contraposición con las restantes manifestaciones.
Mucho más evidentes son los trastornos paramnésicos, entre los que
»e dan: fenómeno de lo ya visto, de lo nunca visto, ilusiones y alucinaciones
158 PSICOPATOLOCÍA GENERAL

de l a m em oria. Lo cierto es que esta actividad no permanece indemne ante


el d e rru m b e que produce la esquizofrenia.

5?) Síndrome conjusíonal:

C u an d o la obnubilación, propia del síndrome confusional, es profunda


y se produce la suspensión total de la actividad, la menibria tam bién sus­
pende sus manifestaciones.'El sensorio entorpecido no percibe, la concien­
cia n a d a percibe, la conciencia nada registra y se produce ,1o que denomi­
n am o s “ amnesia lacunar” .
C uando la obnubilación es menor y, por momentos, aclara la concien­
cia se hacen algunas captaciones de difícil y superficial fijación. E n pleno
' estado confusional onírico algunos pacientes fijan y conservan relativa-
“m ente bien ; las vivencias prolijam ente evocadas son relatadra^ a veces hasta
co r lu jo de detalles, debido a la exaltación afectiva y a los estados emocio­
nales violentamente desencadenados por las alucinaciones. E n consecuencia,
en el orden cuantitativo, la confusión mental provoca hipom nesia; en el
cualitativo se observan paramnesias, especialmente ilusiones y alucinacio­
nes d e la memoria. ■ _ °

69) Síndrome oligofrénico:

Sabemos ya que los oligofrénicos padecen de hipomnesia. En los in ­


suficientes profundos la pobreza del desarrollo hace muy difícil él entena
dim iento y la comprensión; la actividad de la memoria es m uy precaria,
sólo fija y conserva rudimentariamente elementos concretos en directa de­
pendencia con sus necesidades vitales inmediatas".
C uando la insuficiencia es menor la capacidad m nem ónica -es más
am plia, lo que permite una conservación relativamente buena de material
concreto. Los insuficientes leves suelen tener muy buena m em oria, tanto
de fija c ió n y conservación como de evocación.

79) Síndrome demencial:

T am bién llam ado síndrome de la memoria porque las perturbaciones


m nem ónicas que'provoca dan lugar a un cuadro semiológico característico,
cuyo déficit va desde la hipomnesia leve hasta la más grave amnesia, con
el agregado, en el aspecto cualitativo, de todos los tipos de paramnesias:
ilusiones, alucinaciones, paramnesia reduplicadora y ecmnesia.
E n los comienzos de la demencia senil se produce hipomnesia por
debilitación de la fijación y de la conservación, debido a una atención
superficial e inestable. La captación es mala y el enfermo tiene gran d ifi­
cultad para la evocación de los hechos recientes. A poco andar en el avance
de la' senilidad se produce una franca amnesia de fijac ión ; el paciente ya
no puede retener casi nada, aunque la evocación de los hechos antiguos se
hace correctamente aún.
Las dificuhades en el ciirso del pensamiento, debidas a las fallas de
fijación , son subsanadas mediante las elaboraciones de la im aginación que
dan margen a las fabulaciones. Con el progreso del proceso demencial co-
PSICOPATOLOCÍA DE LA MEMORIA 159

luienza a instalarse paulatinamente la amnesia retrógrada o de evocación


la que, poco a poco despoja al sujeto de sus recuerdos antiguos que se van
perdiendo, como dijim os con anterioridad, según la ley de R ibol, desde los
más recientes a los más antiguos.
La amnesia parcial, por destrucción de pequeñas zonas circunscriptas
del cerebro, se observa en la demencia arteriosclerótica.

E X P L O R A C IÓ N D E L A M E M O R IA

La exploración de la memoria debe hacérse tanto para el proceso de


fijación y conservación, como para el de evocación.

1°) Exploración de la memoria de evocación:


Mediante el interrogatorio indagamos los acontecimientos más impor­
tantes de la vida del individuo, episodios cruciales unos y menos trascen­
dentes otros, que nos inform arán sobre el déficit evocativo.
La exploración puede hacerse también investigando los recuerdos de
ios conocimientos escolares cuando sabemos o presumimos que el enfermo
los ha recibido. (Alfabeto, números, nombres de los meses, dias de la se­
mana, ele.).

29) Exploración de la memoria de fijación;


El estudio de la fijación debe efectuarse durante el transcurso del
interrogatorio al que es sometido el enfermo, por ser el procedimiento más
práctico y' efectivo: mediante hábiles preguntas relacionadas con la con­
versación sostenida momentos antes se comprueba si efectúa o no la fija ­
ción de los acontecimientos recientes.
a) Dar un dato cualquiera, las señas de un dom icilio por ejemplo;
inmediatamente se distrae su atención continuando con otros temas del in­
terrogatorio para volver a poco sobre lo mismo y com probar si es capaz
de repetir la dirección.
b) Indicar un número de varias cifras; se le hace repetir dos veces
con intervalo de un m inuto, si se comprueba que no lo ha olvidado, se
distrae su atención y al m inuto se le pide que ló repita nuevamente.
c) Para observar la memoria de fijación de los colores se muestran
al enfermo 5 ó 6 discos de diferentes colores; se mezclan con otros y se le
pide que los reconozca.
d) Para comprobar la memoria de fijación de las formas se presen­
tan nueve cartones que afectan distintos contornos geométricos, los cuales
deben ser reconocidos después de mezclados con otros.
160 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

R esum en

M E M O R IA

La memoria es indispensable para la continuidad de la vida psico­


lógica.
^Concepto Su debilitación incide sobre la integridad de la personalidad.
Por la ordenación cronológica transmite al hombre la noción del
tiempo transcurrido y Je permite proyectarse hacia el porvenir.

r “La memoria es la actividad psíquica que permite fijar, conservar


Definición < y evocar las vivencias que han impresionado a la conciencia, que las
reconoce como elementos registrados con anterioridad”. o

Las fases del proceso mnemónico son cuatro: fijación, conserva­


ción, evocación y reconocimiento y localización.

Efectúa la captación de los materiales, la elabo­


r ración perceptiva y la fijación en los centros mne-
mónicos correspondientes.
Memoria de
fijación Capacidad de jijación es el número de imágenes o
ideas posibles de ser captadas y fijadas "n un sok
acto de atención. Varía según las personas, la in­
tensidad del estímulo, el interés atcntivo, la edad,
etcétera.

Efectúa el almacenamiento y conservación de los


elementos fijados.

Teoría materialista: todo estado ruenlal regiftia-


Fases del do por la conciencia es almacíiiado y persiste en el
proceso de Memoria de
cerebro, en el que produce una modificación inde­
la memoria conservación
leble.

Teoría psicológica: loáo estado psicológico, per­


siste como tal y pasa a formar parte de la vida sub-
consciente.

Actualiza los recuerdos reproduciéndolos en la


conciencia bajo la forma de “imágenes mnemónicas”.
La evocación se hace por distintos mecanismos;

a) Evocación consciente y voluntaria: acompaña­


Memoria de da de sensación de trabajo y esfuerzo mental, con
evocación la atención introvertida en la búsqueda del re­
cuerdo.

b) Evocación consciente y espontánea; los re­


cuerdos no son buscados, surgen sin intervenciÓD de
la voluntad.
PSICOPATOLOCIA DE LA MEMORIA 101

c) Evocación automática e inconsciente: es la


“memoria hábito” para los mecanismos motores, ne­
cesarios para la ejecución de actos y para la ela­
Memoria de
boración perceptiva.
evocación
La fatiga y los actos emocionales dificultan o
Fase» del inhiben la evocación. Las emociones la favorecen, en
proceso de ocasiones, por el mecanismo asoíiati'o.
k m cn iom

Memoria Se efectúa la identificación del hecho evocado


rtscoDoci-
agregando a la imagen mnemónica todos los atribu­
miento y
ios que pertenecen a la imagen real que ha sido
localización registrada. Interviene el mecanismo asociativo. Se
< localiza el recuerdo en el tiempo y en el espacio.

Es la desaparición o disminución de la nitidez de un recuerdo.


Fenómeno normal, en determinadas circunstancias adquiere carácter
Olvido patológico. D olvido establece la diferencia entre la imagen real y
la mnemónica pflr la pérdida de nitidez de la primera.
Aspecto aparentemente negativo de la memoria es positivo y útil
porque estimula el esfuerzo para la evocación.

Pérdida de los recuerdos de una


época de la vida; certeza de que exis­
tieron y se han perdido.

Alecta aspectos muy


limitados (visual, audi­
tivo, verbal, etc,). Amne­
Amnesias sia parcial orgánica por
parciales destrucción de tejido
nervioso. Amnesia par­
cial psicógena (neuró-
V. ticos).

Extensivas a todos los


elementos y formas del
conocimiento.
Psicopato­
Alteraciones Amnesia anterógrada o
logía de la -■ Amnesias
cuantitativas de ¡¡¡ación: Incapacidad
memoria
para fijar los estímulo?,
imcosihilidad de evocar
hechos recientes, Se
conservan los antiguos.

Amnesias Amnesia retrógrada o


totales de evocación: Dificultad
para actualizar un viejo
recuerdo, que fue evoca­
do fácilmente en opor­
tunidades anteriores.
Am n esia retroanteró-
grada o global. Afecta
a la fijación y a la evo­
cación. Produce des­
orientación y fallas de
. comprensión.
162 p s ic o p a t o lo c ia g e n e r a l

Disminución de la capacidad mne­


mónica por dificultad de fijación y
Hipo- J de evocación. Generalmente de origen
mnesias ) psicogenético (neuróticos) ¡ congénita
(insuficiencia). Presente en el co-
-mienzo de la debilitación.

Aumento o hiperactividad de la me­


moria por yna mayor facilidad en la
Alteraciones fase de evocación.
cuantitativas Hiper- Normal poi un entrenamiento espe­
mnesias cial (estudiarites, intelectuales).
Patológica cuando perturba el curso
del pensamiento (maníacos y algunos
delirantes). *
Disminución característica de la me­
Dismne- moria; es una falla evocitiva; las vi­
vencias se evocan en forma caprichosa
y alternante.

Reciben la denominación general de “paramne­


sias”. Son “falsos reconocimientos” : recuerdos in­
exactos, no ajustados a’ la realidad.

Sensación de que una vivencia nueva


ya ha sido experimentada con anterio'
Fenómeno ridad. Normalmente por la fatiga psí-
de lo •s quica; se acompaña de sensación de
Psicopato- ya visto extrañeza. En estados patológicos, neu­
logia de la róticos y esquizofrénicos; estos últimos
memoria no experimentan extrañeza.
Fenómeno Impresión de no haber visto nunca
de lo nun algo que en realidad es bien conocido
ca visto ■{ (esquizofrénicos y algunos delirantes).
, Deformación de un recuerdo por el
agregado de detalles inexactos creados
Ilusión por la fantasía.
de la En personas normales por efecto de
Alteraciones memoria la fatiga.
cualitativas En estados patológicos: (delirantes
y esquizofrénicos).
Evocación sin recuerdo. Actualiza­
Alucina­
ción de vivencias que nunca fueron ex­
ción
perimentadas ni registradas por la
de la
conciencia (delirantes y esquizofréni­
memoria
cos) .
Recuerdo que pierde el carácter de
Cripto- tal en el momento de su evocación;
mnesia no se pierde porque se puede actuali­
zar, pero se olvida su registro anterior.

Ecmnesia

Para­
{ Intensa y vivida actualización de los
recuerdos de una época; el enfermo
se transporta y cree vivir en elk.
Proyección del presente hacia el pa­
mnesia sado ; sensación de un doble estado
redupli- de conciencia que se ubica simultá­
cadora neamente en dos énocas.
P S IC O r A T O L O C Í A D É L A M E M O R IA 163

Hipermnesia por aceleración de la


Síndrome
evocación. Debilitamiento de la íija-
de excita­
ciÓD por inestabilidad de la atención.
ción psi-
comotriz Hipermnesia de efocación e hipomiie-
íia de fijación.
Síndrome Hipomnesia respecto al mundo exte­
de depre­ / rior que pasa inadvertido.
sión psi- Evocación perfecta y minuciosa de
comotriz los problemas que lo entristecen.
Memoria normal. A veces hipermne-
sia: lijación de numerosos detalles y
Síndrome evocación de hechos con exiraordina-

Paramnesias: ilusiones y alucinacio-


^ nes de la memoria.
Aparentemente conservada: su dete.
rioro es siempre menor y más lento
Síndrome
Estado de la que el resto de la psique. Paramne­
Psicopalo- esquizo­
memoria en sias: fenómeno de lo ya visto y nun­
logía de ]a frénico
Jos síndromes ca visto; ilusiones y alucinaciones de
memoria mentales - la memoria.
Intensa suspensión psíquica: amne­
sia lacunar.
Síndrome
Menos intensa: fijación superficial;
ronfusio-
amnesia de fijación.
nal
Paramnesias: ilusiones y alucinacio­
nes.

fíipomnesia: difícil entendimiento y


Síndrome
oligofré- comprensión en los idiotas.
nico
Memoria buena en los débiles men­
tales.
Síndrome de la memoria: Desde hi-
pomnesias hasta amnesias más o me­
nos intensas según la gravedad de las
Síndrome
lesiones.
demencia! "
Paramnesias: ilusiones, alucinacio­
nes, paramnesia reduplicadora y ec­
mnesia.
C a p ít u l o IX

CONCIENCIA

PSICOPATOLOGIA DE LA CONCIENCIA

C O N C IE N C IA

Concepto

A través de un enfoque global y con un criterio amplio, consideramos


a la conciencia como la resultante del funcionam iento armónico de la tota­
lidad de la psique. Por consiguiente, ella se manifiesta cuando entran en
juego los mecanismos psicológicos y somáticos cuyas actividades determinan
la realización del proceso psíquico.
Por la conciencia y a través de estas elaboraciones, el espíritu se in­
forma o adquiere el conocimiento de cuanto acontece: a) en el mundo
exterior, captado por los aparatos sensoriales externos, oído, vista, olfato,
gusto y tacto; b) en el m undo interior, captado por los aparatos sensoria­
les internos, cenestésico, cinético y del eq u ilibrio; c) en el mundo psíquico,
al que pertenecen las actividades superiores, raciocinio e im aginación que
intervienen en la elaboración, del pensamiento cuya captación se efectúa
j)or la conciencia misma.
La conciencia no puede considerarse como algo estático e inamovible;
por el contrario, es notoria su continua m ovilidad y constante m utabilidad.
Constituye una continuidad ininterrum pida de registros mediante los-cuales
es posible el conocimiento de nuestra propia personalidad y del m undo que
nos rodea. Cada uno de esos instantes, que se suceden con grandes o pe­
queñas variantes pero siempre diferentes unos de otros, permitiendo una
apreciación individual muy personal e íntim a, ha sido llamado estado de
conciencia. Gracias a los estados de conciencia tenemos conocimiento de
nuestra personalidad en todos sus aspectos, externo, interior, y espiritual
y de sus relaciones con el m undo, en cada instante del acontecer psíquico.
La constante m ovilidad de los estados de conciencia se debe a las
sucesivas estimulaciones llegadas, por utia parte, por vías de la sensoper-
cepción que con sus múltiples y variadas captaciones externas e, internas
informa permanentemente a la conciencia, convertida en algo así como
la trastienda del sensorio, y por otra parte, por vías del aporte realizado
por la m em oria y la imaginación. E l conjunto de estas imágenes sensoria­
les, mnem ónicas e imaginativas es sometido a la elaboración razonante,
164
P S IC O P A T O L O C IA DE L A C O N C IE N C IA 165

cuyos juicios son conocidos y registrados por la conciencia. Pero aún hay
más, no sólo se registran y se hacen conscientes nuestros conocimientos
sino que también concurren a ella los estados afectivos, bajo la íorm a de
emociones, sentimientos y pasiones, y todos los actos que condicionan la
conducta.
Es así como podemos afirmar que a la conciencia llega la totalidad de
los fenómenos vitales, somáticos y psíquicos, es decir que se constituye en
el registro permanente de la existeticia del individuo.
Cuando enfrentamos el estudio y la explicación de una actividad psí­
quica tan compleja como es la conciencia nos vemos obligados a profundi­
zar cada vez más en el m undo de las nociones abstractas, hasta alcanzar
las zonas más intangibles de la vida psíquica superior. Las concepciones
de nuestro mundo concreto nos llevan a experimentar la necesidad de dar una
ubicación o asiento definido a cada uno de los elementos o factores determi­
nantes de los fenómenos vitales orgánicos y psíquicos. Si bien la conciencia
escapa a los dominios de lo concreto, impulsados por esa necesidad, la u b i­
camos en la corteza cerebral, junto a la inteligencia y al conjunto de las
actividades psíquicas que con ellas se identifican; es la corteza cerebral la
que, en última instancia, tiene conocimiento de las vidas vegetativas y de
relación, a la vez que rige los destinos más elevados de la personalidad.
La conciencia, que hace posible un triple conocimiento, el del m undo
externo, del interno y del psicológico, permite al hombre una perfecta
noción del yo y de su orientación témporoespacial; ella adquiere ^ cono­
cimiento de su existencia, de su personalidad, de su ubicación en el espacio
y en ei tiempo de sus pensamientos, de sus deseos y de sus actos.
La conciencia está íntimamente fusionada y consustanciada con todo
el proceso p.siquirn y con el m iím o yo; en ella se resume la esencia del ser,
al punto que cuando se nubla o extingue se anula, parcial o totalmente, h
personalidad como entidad individual y autónoma. Ausente la conciencia
se pierde la noción del yo, porque queda im posibilitado el registro perma­
nente de todos los aspectos de la existencia. La conciencia, identificada con
el yo y con la esencia misma del ser, es indispensable para la vida psico­
lógica del individuo y para su manifestación como ente pensante y per­
fectible.

Definición

“La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las


manifestaciones psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de las ela­
boraciones psíquicas, y el yo que^ por su conducto, adquiere el conoci­
miento de sí mismo y es inform ado de cuanto acontece fuera de él” .

C am po de la conciencia

Debe entenderse por campo de la conciencia a todo el ám bito posible


de ser abarcado por la misma. Dentro del marco normal de la conciencia
deben considerarse distintas zonas, según la nitidez y precisión de l;>s
registros.
166 P S IC O P A T O L O C IA GENERAL

19) Zona consciente:

Es una zona de prim ordial importancia, en la que se obtiene el m á­


xim o de precisión y perfecta nitidez. Se la conoce también por el nombre
de centro o joco de la conciencia, porque allí es donde se obtiene la mayor
intensidad de la atención y de concentración psíquica. En este punto in ­
ciden todas las manifestaciones de la actividad psíquica para su posterior
elaboración; las percepciones sensoriales, los reconocimientos mnemónicos,
la estructuración del pensamiento, los estados afectivos, las reflexiones y
las meditaciones, son el resultado de tales elaboraciones que se efectúan a
plena luz de la conciencia.
L a zona consciente es la más reducida del campo de la conciencia. La
perfecta nitidez sólo puede abarcar a un lim itado núm ero de objetivos;
tres, cuatro o cinco es el número de elementos que se involucran en un
acto de percepción sensorial. Pero, cuando la atención se concentra al
m áx im o sobre un objetivo determinado, la zona consciente se reduce más
y m ás sobre éste, con que las imágenes de los restantes se atenúan y p ali­
decen como si el foco de la conciencia fuera dirigido y diafragmado por
dicha concentración, prom ovida por el interés y la atención dispensada al
objetivo prim ordial. Otro tanto ocurre con las reflexiones y con las elabo­
raciones del pensamiento, para las cuales surgen al campo de la conciencia
numerosas constelaciones de ideas, pero el foco de la misma se concentra
sobre la idea directriz del pensamiento cuya i-.-lructura y progresión in ­
teresan.
Grande es, pues, la importancia de la zona consciente, porque en ella
culm inan las elaboraciones psíquicas cuya finalidad útil y práctica es la
inform ación definitiva que suministran al espíritu.

2*?) Z ona suhconscien.le:

L a zona del subconsciente bordea la zona consciente, pero se halla


siempre comprendida dentro del campo o ámbito de la conciencia. En ella
coexisten un mayor número de elementos, escalonados en forma tal que
su nitidez va decreciendo y sus imágenes se hacen tanto más borrosas
cuanto más se alejan del foco de la conciencia.
L a extensión de esta zona sobrepasa en mucho a la anterior y los
objetivos que ella abarca, si bien son conocidos por el espíritu, carecen de
la nitidez necesaria para constituir una vivencia de conciencia plena. Por
consiguiente, refirmamos que sólo se tiene conocimiento de las cosas que
son registradas a plena luz de la conciencia, aunque no se puede menos
que reconocer el gran valor que tienen las elaboraciones subconscientes,
ya que muchas de las creaciones del hombre son producto de las mismas.
Sin em bargo estas creaciones para ser registradas y conocidas por el
espíritu deben abandonar el plano subconsciente y pasar al consciente, para
ser sometidas al análisis previo del razonamiento antes de ser aceptadas.
T am bién proceden del subconsciente los elementos requeridos para
la elaboración consciente del" pensamiento, así como aquellos que aportan
su contribución al juego y desenvolvimiento de la im aginación reproductora.
P S IC O P A T O L O G ÍA DE L A C O N C IE N C IA 167

En efecto, cuando se mantiene la concentración psíquica sobre la idea


directriz de un pensamiento el subconsciente se va poblando de constela­
ciones ideativas afines al tema. El paso de estas ideas al plano consciente
se hace de acuerdo con la marcha de la elaboración psíquica, a cuyo re­
querimiento y planteo se establece un orden que permite la selección de
aquéllas. Sabemos que el plano consciente es de una m ovilidad y m utabi­
lidad rapidísim a y que en fracciones reducidas de tiempo se suceden los
estados de conciencia resultantes de esas elaboraciones. Éstas terminan
plasmando definitivamente la finalidad del pensamiento, que ha sido im ­
pulsado y cursado por la idea directriz.
Lo mismo acontece con la elaboración perceptiva y con los recono­
cimientos mnemónicos, para los que la actividad subconsciente se encarga
del aporte del malerial necesario. Si continuamos revistando todos los pro­
cesos de las elaboraciones psíqtiicas, llegamos a la conclusión de que . la
actividad subconsciente tiene como principal finalidad la provisión de los
elementos del conocimiento que aquellas requieren, los que se ordenan de
acuerdo con una planificación pre\’ia a la elaboración consciente.
Resumiendo, el subconsciente hace las veces de un campo de operacio­
nes preparatorias, donde se ordena el material para la elaboración consciente
y asimismo es el campo de las operaciones definitivas que dan por resultado
muchas de las creaciones del individuo.
Todo lo expuesto sobre el subconsciente en las manifestaciones de la
esfera intelectual, corresponde también para los estados afectivos y las m a­
nifestaciones de la actividad general.

3‘>') Zona inconsciente:

Más allá del campo de la conciencia, o sea fuera de la zona subcons­


ciente, o con más exaclitüd, en una región donde la conciencia no puede
alcanzar ningún objetivo, n i aún en forma borrosa, se extiende lo que se
conoce bajo la denominación de zona inconsciente.
Mucho es lo que se ha dicho con respecto al inconsciente, así cómo
son numerosas las especulaciones médico-psicológicas efectuadas en torno
a esta zona marginal del campo de la conciencia.
Mucha es la importancia que se debe acreditar a la zona del incons­
ciente. La actividad que en ella tiene lugar escapa a toda posibilidad de
percepción por el yo, hasta tanto el material que le pertenece no sea llevado
a la zona consciente. Sin embargo, determinados hechos y manifestaciones
que a menudo tienen lugar en esta zona revelan, en su oportunidad, la
existencia y el valor del inconsciente. Son manifestaciones que Uegan a
la conciencia en forma imprevista, sorpresiva, automáticamente y fuera de
todo control. La generalidad de las veces se trata de algo así como un
exabrupto en el curso del pensamiento y cuya aparición rraulta inexpli­
cable para quien la experimenta. Es lo que ocurre cuando, en el transcurso
de una conversación con alguien que está enemistado con una tercera per­
sona, al pretender llamar a nuestro interlocutor por su nombre, en form a
insospechada, sin saber por qué, mencionamos el nom bre de la persona con
quien está enemistado.
]68 V S IC O P A T O L O G ÍA GENERAL

Este fenóitieno tendría la siguiente explicación: conocemos la enemistad


entre ambas personas; en el transcurso de la conversación, a! conjuro de
determinadas corrientes y estados afectivos que tienen algunas similitudes,
surgen mecanismos asociativos que realizan la evocación del hecho. Pero,
esta evocación responde a la form a involuntaria y automática; no aparece
■en el prim er plano de la conciencia el hecho en si sino, y en la forma
expresada, el nom bre de la persona ausente. El exabrupto determina que,
secundariamente, los interlocutores evoquen el hecho en su totalidad.
Experiencias de esta índole son relativamente frecuentes pero, en to­
dos los casos, se trata de algo que ha sido vivenciado en alguna época de
la vida del individuo. E l inconsciente es una zona de gran m agnitud que
abarca cuanto ha sido registrado por la conciencia y que pasa a form ar parte
integrante de la vida psicológica inconsciente del individuo. Por lo tanto,
el inconsciente representa el reseryorio de conservación de todo lo regis­
trado por la conciencia, tenga o no im portancia; lo mismo pertenezca al
campo de lo consciente como al campo de la subconsciencia. Todo lo que
ha sido vivenciado a través de la sensopercepción, que inform a sobre el
m undo exterior y el m undo interior con todas las manifestaciones neuro-
vegetativas del organismo; las vivencias intelectuales, pensamientos com ­
pletos y fragmentarios, conocimientos concretos y abstractos; las vivencias
afectivas, estados de ánim o, emociones intensas, grandes alegrías y grandes
desplaceres; las vivencias motoras, actos, etc., todo pasa a integrar la vida
inconsciente una vez que abandona el campo de la conciencia. Esa zona
adquiere así una importancia extraordinaria, al punto que el inconsciente
se identifica con la mem oria misma, centro y fuente de conservación y evo­
cación de las vivencias.
El capital de¡ inconsciente está integrado: 1) por todo lo que ha sido
nítidam ente vivenciado en la zona consciente; 2) por cuanto ha pertene­
cido a la zona subconsciente, vivencias m ás o menos borrosas y algunas de
ellas, casi imperceptibles; 3) por el importante y fundamental aporte de
niimerosas vivencias que se originan en el núcleo instintivo-afectivo, en
in tim a conexión con la vida orgánica y de los instintos. En estos últimos,
que reúnen la experiencia atávica de la especie, tienen origen las tendencias,
inclinaciones, deseos y apetencias de la personalidad, cuyas vivencias no
sobrepasan por lo general el plano de lo subconsciente.
E l inconsciente está pues constituido, en su mayor parte, por imágenes
y representaciones que no han pasado de ser manifestaciones de percepción
subconsciente. En efecto, la zona de lo consciente, a pesar de la rápida m o­
v ilid ad de los estados de conciencia, presenta un ámbito muy reducido
para la correcta captación de cuanto se ofrece al campo de la conciencia.
De tal manera, el inconsciente se encarga de almacenar no sólo el material
que pasa por la zona consciente sino tam bién por la zona subconsciente,
convirtiéndose en el reservorio de cuanto pueda ser percibido y que pasa
a integrar la fuente del conocimiento personal y la vida misma del individuo.
A sí es posible comprender cómo el inconsciente es el proveedor de los
materiales requeridos para la integración de la vida psíquica superior que
cristaliza en las elaboraciones que tienen lugar a plena luz de la conciencia.
Asim ism o se explica cómo el inconsciente puede, hasta cierto punto, influir
P S IC O P A T O L O G ÍA DE LA C O N C IE N C IA 109

en dichas elaboraciones y, en no pocas oportunidades, determinar y Viasla


presidir la ejecución de algunos actos. Por eso, desde este punto dé vista,
no podemos establecer limites precisos entre las tres íormas de actividad,
consciente, subconsciente e inconsciente, que constituyen en realidad distin­
tos grados de nitidez de una misma cosa: la actividad psí/juica.
Vistos los fenómenos de la manera expuesta, el inconsciente absoluto,
en el sentido estricto del vocablo, no puede ser concebido en condiciones
normales. Todo lo que en él existe ba sido registrado, más o menos n ítid a­
mente, en algún momento de la vida, ya sea en la zona consciente con per­
fecta brillantez, como en la zona subconsciente sin brillo y en forma borrosa.
En cuanto a las manifestaciones de los instintos que tanta trascenden­
cia adquieren en la conducción de la vida psicológica, a pesar de la forma
súbita como irrumpen, tampoco constituyen vivencias extrañas ni nuevas.
E n realidad ellas pertenecen a la especie, siendo su registro ignorado por
el individuo pues asciende a la filogenia. Por lo tanto, ni aun en este caso
pljede hablarse de inconsciencia completa, ya que la vivencia actual, igno­
rada por el individuo, no es otra cosa que una vivencia renovada de algo
inherente a la génesis de la especie. Así acontece con todas las manifesta­
ciones instintivas, caracterizadas por su espontaneidad, naturalidad y eje­
cución de actos perfectos sin necesidad de un apret.dizaje previo.
Cuando se habla del inconsciente no se puede dejar de recordar a
Freud, creador de la escuela psicoanalítica, que considera la actividad in-
conscieiite de una importancia tan trascendental que liega a adm itir la
existencia de una vida anímica inconsciente. Freud tiene muy en cuenta
las tendencias, inclinaciones, apetencias e impulsiones que nacen de los
instintos, parte del inconsciente que el autor destaca como prim ordial y pro­
pulsora de dicha actividad anímica, a la que considera rectora de toda la
vida psíquica superior de la personalidad.
Dada la finalidad de este libro, nos limitaremos a efectuar una cita de
la concepción psicoanalítica sobre el inconsciente sin abrir juicios al res­
pecto.

P S IC O P A T O L O G ÍA DE L A C O N C IE N C IA

En condiciones normales la conciencia entraña lucidez y claridad, pero,


bajo el imperio de diversas circun.stancias, esa claridad puede perturbarse
y experimentar diferentes grados de debilitamiento, desde la más leve tu r­
biedad hasta la falta absoluta de conciencia.
Antes de entrar de lleno a considerar la patología de la conciencia es
necesario recordar que, en condiciones fisiológicas, la lucidez no es siempre
constante n i tiene la mism a intensidad según sea el momento en que se l¡i
considere. En efecto, durante la vigilia, cuando la actividad desplegada por
el individuo obliga a una mayor concentración psíquica, se observa el m á x i­
mo de lucidez; en cambio, en otros momentos, se comprueba que esa n i­
tidez disminuye correlativamente corl el grado de fatiga física y psíquica
que la misma actividad determina.
170 P S IC O P A T O L O G ÍA GEN ERAL

Por n o rm a general ]a nitidez de la conciencia es siempre mayor des­


pués del reposo mental.

!• ? ) O b n u b il a c ió n d e l a c o n c ie n c u ;

L a obnubilación consiste en un empañamiento de la lucidez.de la con­


ciencia; en este caso se produce un enturbamiento global que, de acuerdo
con la gravedad de los factores desencadenantes, puede llegar hasta la sus­
pensión total de la actividád psíquica. , ,
E l vocablo obnubilación procede de nube, por lo tanto, decir que la
conciencia está obnubilada equivale a decir que está nublada, o que está
sumergida en una nube qfue empaña su claridad. La consecuencia inm e­
diata de lá obnubilación de la conciencia es la dism inución o retardo en
el ritm o de las elaboraciones psíquicas, retardo que es tanto más marcado
cuanto mayor es el entorpecimiento de la conciencia. La atención, muy
íatigable, no puede ser sostenida; debido a sú superficialidad e inestabi­
lid ad la captación de los estímulos se hace muy trabajosa, pues se entor­
pece enormemente la percepción . que es lenta; irnpérfecta, imprecisa y sin
ninguna nitidez.
A las anteriores alteraciones deben agregarse las que sufre la mem o­
ria, ya que la mala percepción dificulta la fijación d é lo s estímulos; cuando
algo se fija, se hace en forma m uy superficial y borrosa, por lo que la
evocación es casi imposible y expuesta a numerosos errores.
L a concurrencia de estos trastornos p e r tu r b a d curso normal del pen­
samiento, que se fragmenta debido a interrupciones más o menos prolon­
gadas. E n efecto, la asociación de las ideas se aparta de su mecanismo
lógico norm al; las imágenes y representaciones que afloran a la conciencia
son incapaces de suscitar asociaciones correctas. Éstas, cuando se produ­
cen, no corresponden exactamente, se hacen en forma muy irregular y
lax a hasta caer en la incoherencia.
Todo se empobrece y se torna confuso en la conciencia obnubilada
y, cuando el trastorno es. muy acentuado, se pierde hasta la noción del
yo y de las relaciones entre la personalidad y el m undo exterior.
La obnubilación de la conciencia puede presentar diversos grados de
intensidad.

a) Em botam iento o torpeza; Constituye la forma más leve, propia


de los estados de fatiga física o psíquica muy intensos, en que se produce
un marcado entorpecimiento de toda la actividad psíquica.

b ) Somnolencia: Constituye un grado más intenso que el simple em­


botam iento. Se asiste a una perturbación mayor; la percepción así corno
toda la actividad psíquica se hallan más dificultadas debido a una gran
propensión al sueño, que apaga la conciencia normal de la vigilia. Este
fenóm eno se observa en condiciones fisiológicas normales, en los estados
de transición entre el sueño y la vigilia. En condiciones patológicas se
observa en los comienzos de la confusión mental debida a procesos tóxicos
e infecciosos, que sumen al individuo en una profunda torpeza y som­
nolencia.
P S 1 C 0 P A T 0 L 0 C ÍA DE LA CONCIENCIA 171

Tanto en el sueño comó en un estado intermedio entre el sueño y la


vigilia puede existir una forma particular de registro de la conciencia,
cuyos diversos aspectos son conocidos bajo la denominación de estados
de conciencia onírica. En esas condiciíines se sucede en la conciencia una
serie de representaciones que obedecen a situaciones o hechos vivenciados
en la vigilia, o a corrientes afectivas y tendencias dominantes en la per­
sonalidad. Pero tales representaciones se suceden sin un orden lógico, por­
que falta la orientación de uña idea directriz que, en el pensamiento
formal de la vigilia, establece orden y jerarquía entre las mismas. De
tal modo tienen lugar los sueños más fantásticos, desordenados y carentes
del ensamble cronológico de los hechos aparecidos en la conciencia.

c) Com a: Constituye un grado extremo de obnubilación; siempre pa­


tológico. E n este caso se produce la pérdida completa de la conciencia,
la cual deja de registrar debido a su extinción total. Se observa entre otras
afecciones, en los casos de traumatismos craneales graves, en la uremia
V en la diabetes.

2 9) E s t r e c h a m ie n t o de la c o n c ie n c ia :

Como su nombre lo indica, consiste en una verdadera retracción del


campo de la conciencia, con lo que una parte de la personalidad .y sus
manifestaciones psíquicas quedan inactivas, a la vez que la conciencia del
mundo exterior queda reducida a un campo sumamente estrecho. E n estos
casos la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor, pero
la memoria no fija absolutamente nada.
Los estrechamientos de la conciencia se pueden encontrar en casos
patológicos de naturaleza orgánica, como acontece en la epilepsia, en los
que se produce la ausencia de los mecanismos inhibidores que posee la
personalidad normal y que residen a nivel de la corteza que, en tales
casos, se halla inoperante. Debido a eso, los enfermos así afectados pueden
cometer actos'anormales, antisociales, tales como agresiones, incendios, ex­
hibicionismo, etc. El paciente conserva la actividad automática de los cen­
tros cerebrales inferiores, pero esa actividad no puede ser registrada debido
a la desconexión cortical que determina el estrechamiento de la conciencia.
Por lo tanto, anda, actúa, ve, oye, pero su memoria es incapaz de fijar
por la falta de registro de la conciencia.

39) A m e n c ia :

La amencia constituye un estado patológico de la conciencia propio


de los estados confusionales oniroides. Pese a que la conciencia está obnu­
bilada el enfermo realiza esfuerzos para percibir y comprender lo que
ocurre en torno suyo, cosa que le resulta harto difícil sino imposible dada
la incoherencia que deriva de la interposición de las numerosas alucina­
ciones oníricas y representaciones mnemónicas de naturaleza paranmésica;
como consecuencia se desorienta y se sume en la pierplejidad, la intran­
quilidad y la angustia.
172 P S IC O P A T O L O G U GEN ERAL

4 ? ) E s t a d o c r e p u s c u l a r :

El estado crepuscular de la conciencia es otra forma de obnubilación.


La sensopercepción entorpecida en form a incompleta permite al enfermo
percibir y comprender situaciones poco complejas. Las situaciones más com­
plicadas que requieren la intervención de los mecanismos mentales per­
tinentes determinan la incoherencia, qué imposibilita toda comprensión
perceptiva. En algunos momentos de m ayor claridad el enfermo puede res­
ponder adecuadamente a un interrogatorio simple, pero bien pronto se
fatiga y aparecen la incoherencia y la incomprensión.
Hallam os, por consiguiente, un um bral de conciencia muy reducido;
la actividad psíquica consciente sólo parece esbozarse. El estado crepuscu­
lar se observa principalmente en algunos momentos de la confusión mental,
y en la epilepsia donde aparece en ío rm a súbita constituyendo en realidad
un equivalente psíquico de dicha afección.

5 ^) S o n a m b u l is m o :

E l sonambulismo es un estado de conciencia parcial y muy reducida,


semejante al estado crepuscular. Son sonámbulas las personas que durante
el sueño se levantan, caminan, realizan diversos actos y después vuelven
a la cama continuando con el sueño norm al. Estos estados sonambúlicos
revelan que el sujeto mantiene una percepción parcial y limitada del mundo
exterior por cuanto evita sin reconocerlos, los obstáculos y las personas
que puedan interponerse en su camino. Estos episodios generalmente no
son recordados por el enfermo.

O rientación

C uando se efectúa el estudio de la conciencia y de los estados de


conciencia surge, como un complemento necesario y lógico el estudio de
la orientación. En realidad ambos son inseparables, desde el momento
que el in div idua sólo puede orientarse cuando su conciencia se mantiene
en perfecta lucidez. Una conciencia de am plitud y claridad normales ca­
pacita para el desempeño de la totalidad de la función psíquica que, por
otra parte, permite al individuo comprender cada uno de los instantes de
su vida, así como su ubicación con relación a sus semejantes y al medio
am biental en que vive.
Esto requiere no sólo la integridad de la psique sino también de toda
la organización somática que, mediante los mecanismos sensoriales y ner­
viosos. facilita el permanente contacto del “ yo” con los mundos externo
e interno, favoreciendo la formación de los estados de conciencia que
transmiten y facilitan la orientación téftiporoespacial. En conclusión, me­
diante la conciencia, sus elaboraciones psíquicas y el caudal de sus conoci­
mientos el hombre logra una correcta orientación.
P S IC O P A T O L O C IA DE LA C O N C IE N C IA 175

T ip o s d e o r ie n t a c ió n :

De un modo general se establecen dos tipos fundamentales de orien­


tación: 1) orientación autapsíquica, referente a la persona con respecto a
si misma; 2) orientación alopsíquica, referente a la noción de su ubicación
témporo espacial; ésta comprende por consiguiente la orientación en el
tiempo y la orientación en el espacio.

P ) Orientación autopsíquica: La orientación autopsíquica, como lo


hemos dicho, concierne al conocimiento de la propia personalidad y a su
evolución a través del tiempo.
El hombre aprende desde su infancia a verse y a reconocerse a sí mismo
como una entidad individual, distinta de todas las demás personas que
con él conviven en el ambiente social. E n los comienzos de la vida, esa
noción de individualidad es muy precaria y confusa, pero a medida que
la evolución avanza se acentúa y adquiere nitidez. Este reconocimiento
se manifiesta primero en el orden somático; los caracteres físicos, y en
especial los rasgos fisonómicos y la expresión, motora de los diversos actos

condicionados por la voluntad que traducen la elaboración mental del in d i­
viduo, son los que contribuyen primordialmente ,a la adquisición de la
noción mencionada. Esa individualización, que culmina con el conocimiento
definitivo de la propia personalidad, se afian2a aún más cuando el hombre
alcanza a comprender el transcurrir de su vida psicológica con todas sus
manifestaciones. Desde que empieza a conocer su intim idad comprende
que su vida es completamente independiente de la vida de sus semejantes,
comprende que constituye una persona con identidad propia y que ho
puede ser otra cosa más que él mismo, a través del transcurso de toda
su existencia. Conoce el caudal de sus propios conodmienlos, elaborados
por su psique; sabe de lodos los tropiezos de su vida, de sus sinsabores,
de sus angustias y de sus alegrías; se conoce a sí mismo en sus deseos, en
sus inclinaciones, en sus tendencias y en sus ambiciones; sabe cuáles
son sus creencias y conoce sus errores y sus temores; por últim o cono­
ce sus actos y su conducta. La totalidád de la personalidad se integra
asi en su doble aspecto, somático y psíquico, y de ella tiene clara con­
ciencia el individuo merced a la merfioria que, en condiciones normales,
puede, en cualquier momento, actualizar los hechos más importantes que
jalonan su vida.

29) Orientación en el tiempo: El hombre para orientarse fácilmente


en el tiempo ha recurrido a su medición por fracciones o períodos, m e­
diante aparatos y cálculos que permiten considerar desde años hasta se­
gundos y fracciones de segundo. De esta manera ha podido establecer
periodos de tiempo determinados entre dos acontecimientos o fenómenos
rvaturales, dentro de los cuales se suceden los hechos del devenir diario.
Si bien no existen limitaciones para el tiempo, puesto que éste transcurre
ininterrumoidamente, el hombre lo mide p o r fracciones para su convenien­
cia y para poder orientarse en bu vida y en todas sus actividades.
L ^ noción del tiempo y b u medición revisten Un carácter muy per­
sonal; cada uno tiene una conciencia m uy particular y propia de cada
174 PSICOPATOLOGIA GENERAL

fracción o lapso , al punto que el registro de un mismo instante presenta


divergencias de duración entre las diversas personas que lo captaron.
Pero lo m á s importante es que el hom bre también tiene la noción
del tiem po que transcurre sin necesidad de recurrir a los mecanismos de
relojería por él creados. E n efecto, existe una noción del tiempo de origen
puram ente psíquico, como resultado de nuestras propias elaboraciones y
a través de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos, de todo nuestro
acontecer espiritual y de las relaciones con los mundos externo e interno,
hechos que la memoria se encarga de escalonar con exactitud. Por los
efectos de la acción del tiempo sobre los recuerdos, que palidecen tanto
m ás cuanto m ás antiguos son, es posible ubicar en el pasado el aconte­
cimiento o circunstancia que se evoca. Sin embargo, no basta esto para
la ubicación de los hechos pretéritos, se requiere además la confrontación
con el presente. Sabemos que los estados de conciencia son constantemente
movibles y cambiantes, que cada uno de ellos integra al que precede y
al que prosigue, encadenándose así la vida psicológica del individuo. M er­
ced a ese encadenamiento es posible, ’a partir del presente, ubicar los hechos
en el pasado inmediato y, en esa form a, tener noción de la duración del
tiem po transcurrido. Esto mismo acontece con la ubicación de los hechos
en el pasado remoto, mediante la asociación mnemónica que relaciona
las vivencias que preceden y suceden al episodio que se evoca.
E l transcurso del tiempo es apreciado por el hombre por el lapso o
duración del período entre un hecho y otro, con lo que se establece su
m edición por fracciones. Es decir, que el tiempo del transcurrir psíquico
se calcula o se m ide por los períodos o fracciones o lapsos que integran
cada uno de los estados de conciencia en su rápida sucesión. Las rela­
ciones que luego establece entre estas fracciones de tiempo psicológico y
el fraccionamiento convencionalmente aceptado del tiempo solar le per­
m iten la ubicación de los acontecimientos de su vida en determinadas épo­
cas y momentos de ese devenir.
Asimism o la sucesión de una ordenada ilación de estados de con­
ciencia permite la noción del tiempo futuro, desde el momento que, según
hemos dicho, un estado de conciencia está integrado, en parte, por el que
le precede proyectándose a su vez en el que le continúa. Además el enca­
denamiento de la vida psicológica, mediante el auxilio de la memoria,
hace que el tiempo presente más el tiempo pasado, se proyecten hacia el
futuro.

3” ) Orientación en el éspacio; E l hombre, en su evolución ontogé­


nica, adquiere poco a poco la orientación en el espacio en que actúa y
desenvuelve su vida. Esto se consigue mediante la participación de todos
los aparatos sensoriales, especialmente la vista, el oído y el tacto, que
permiten obtener la noción de diversas magnitudes a través de las im pre­
siones de distancia, longitud, espesor, altura y anchura, o sea que se
produce una noción de orden global o de conjunto que es la del volumen
de las cosas y del lugar que ocupan en el espacio.
■' Estas nociones se adquieren debido a las limitaciones y fracciona­
mientos que cada uno hace del espacio, que en realidad es infinito e
PSICOPATOLOGÍA DE LA CONCIENCIA 175

inconmensurable. Es decir que por medio de nuestros sentidos concebimos


un espacio finito y establecemos magnitudes y distancias. Para eso, el
hombre ha creado las distintas medidas, de longitud; de peso, de capa­
cidad, mediante las cuales es posible la apreciación de magnitudes con­
K vencionales y, siempre dentro de las limitaciones que impone el alcance
de sus aparatos sensoriales, cada uno construye su propio espacio o ám bito
personal, así como efectúa su proyección y desplazamiento en el medio
en que actúa.

P e r t u r b a c io n e s d e l a o r ie n t a c ió n ;

De acuerdo con las consideraciones anteriores, la orientación es el


resultado de una compleja contribución de las actividades psíquicas, es­
pecialmente de la sensopercepción, de la memoria, de la asociación de las
ideas y del juicio, que inciden sobre una conciencia dotada de perfecta
nitidez. De la misma manera, son múltiples y complejos los mecanismos
psicopatológicos que determinan las alteraciones de la orientación en el
hombre, por lo que preferimos presentarlos en cada uno de los síndromes
psiquiátricos.

l'¡’) Síndrome oligojrénico; Los oligofrénicos tienen diferentes grados


de orientación, en relación con la magnitud de la insuficiencia. Recordamos
en primer término que, por lo general, d débil mental se encuentra per­
fectamente orientado, auto y alopsíquicamente.
En el im bécil la orientación sufre graves trastornos, porque la insu­
ficiencia de los juicios y 'la incapacidad de comprensión hacen difícil y
confuso el reconocimiento de la propia identidad personal. Es muy pre­
caria la noción de individualíiación e independencia del medio, pues no
se insinúa en estos seres la autoconducción y la autodeterminación. M ás
difícil resulta la orientación en el tiempo y en el espacio, pues depende
de relaciones abstractas que no llegan a ser comprendidas.
Estas deficiencias presentan mayor gravedad aún en los “ idiotas” .
En consecuencia, los oligofrénicos se orientan m al, auto y alopsíquicamente,
en ningún momento de su vida llegan a tener lucidez de conciencia, de­
bido a su escaso alcance intelectual, a su dificultad para la comprensión
por insuficiencia de los juicios y del mecanismo asociativo como corolario
del precario caudal de conocimientos.
2?) Síndrome demcncial: En los dementes la desorientación depende
del grado de debilitación psíquica llegando, en los casos extremos, al
desconocimiento de su propia identidad.
La debilitación psíquica de la demencia se evidencia desde el com ien­
zo, a causa de la amnesia que de inmediato afecta a la memoria. Estos
enfermos acusan, en primer término, desorientación en el tiempo. A l p rin ­
cipio falla la ubicación en el presente y en el pasado inmediato por el
déficit de la fijación mnemónica, pues se producen engramas de escaso
arraigo. Queda de ese modo dificultada la asociación de las imágenes, lo
que interrumpe el nexo entre los acontecimientos de la vida psicológica.
E l tiempo deja entonces de transcurrir para el enfermo, por falta de la frag ­
mentación necesaria que es posible registrar como estados de conciencia.
176 PSICOPATOLOCU GENERAL

Se conserva, en cambio, la evocación, razón por la que, cuando estos


enfermos intentan ubicarse en el tiempo, se remiten siempre a una época
pasada. Pero si bien se orientan en el pasado remoto, con el avance de
la debilitación, que lleva tam bién a la amnesia de evocación, la desorien­
tación en el tiem po se hace completa y se pierde la continuidad de la
v ida psicológica.
E n cuanto a la desorientación en el espacio, sobreviene a continua­
ción del trastorno anterior. Se produce cuando aparece la amnesia de evo­
cación, que im pide la actualización de antiguos conocimientos requeridos
para el reconocimiento del m om ento presente; por otra parte, la debilitación
d t la atención y la gran fatigabilidad psíquica dificultan la sensopercepción
que conduce a la incom prensión, lo que desorienta al paciente con respecto
al espacio. Cuando las condiciones del enfermo llegan a esta altura, el
demente circunscribe cada vez más su vida psicológica al m undo concreto
debido a la pérdida de los conceptos y relaciones abstractas; se anula en­
tonces su independencia psíquica, su autoconducción y su autodetermina­
ción, lo que equivale a decir, que pierde su personalidad y jpor ende, se
desorienta tam bién autopsiquicamente.

3*?) Síndrom e con/usio«o2;. E n el síndrome-confusional la desorien­


tación del enfermo constituye una característica importante, consecuencia
directa de una conciencia obnubilada. L a intensidad de la obnubilación
proporcionado el grado de la desorientación del enfermo, quien experimenta
en prim er término este trastorno con respecto al tiempo y al espacio. La
confusión debilita la atención; la gran fatigabilidad psíquica con marcada
somnolencia determina una gran torpeza sensoperceptiva; la percepción
del m undo exterior se hace en form a m uy deficiente y poco n ítid a ; la
fija c ió n mnemónica es m uy superficial y de engramas tenues e incapaces
de estimular el mecanismo asociativo de las imágenes y representaciones;
com o consecuencia la elaboración mental cae en la incoherencia y se m a­
nifiesta una im posibilidad absoluta de ordenar y encadenar los aconteci­
mientos y los estados de conciencia en una continuidad lógica, como ocurre
en la vida psicológica norm al. Prueba de ello es que, cuando el episodio
confusional termina, la conciencia recupera su lucidez estableciendo con­
tacto con el mundo real, pero en la v ida psíquica queda un claro o un
espacio en blanco porque se encadena el momento presente de recuperación
con aquel anterior a la pérdida de la lucidez normal.
En los casos de confusión mental onírica se suman, como elemento
perturbador que contribuye a desorientar al enfermo, numerosas alucina­
ciones que lo ubican en tiempo y lugares totalmente falsos y absurdos,^
en los que actúa su actividad onírica.
Cuando la confusión m ental es m uy intensa la obnubilación de la
conciencia es mayor, la incoherencia es completa y el enfermo se encuentra
irnposibilitado hasta para su orientación autopsíquica.

4 9 ) Síndrom e esquizofrénico; El esquizofrénico se encuentra, la ge­


n eralidad de las veces, desorientado en el tiempo, lo que se debe a la falta
de interés que el enfermo tiene por el m undo exterior pues, presa de tina
pro fun da indiferencia y apatía, vive su m undo de introversión. Le es
PSICOPATOLOCU DE LA CONCIENCIA 177

completamente indiferente saber cuál es el momento o el día que trans­


curre; sin embargo, el mismo paciente puede ubicarse muy bien en el
pasado remoto, sobre todo en el principio de la enfermedad cuando la
memoria de evocación se mantenía todavía indemne. Lo mismo ocurre
en cuanto a la orientación en el espacio, que subsiste normal por mucho
tiempo aunque esté muy avanzado el proceso esquizofrénico.
E n estos enfermos se observa a menudo una forma particular de des­
orientación, que afecta a la identificación de la parte somática de su
personalidad, hecho que traduce bien claramente el grave disloque que
aqueja a la psique. E n efecto, cuando se los investiga acerca de su nombre
y demás datos de identidad personal se comprueba que están bien orientados
autopsiquicamente. Pero, a causa de las alteraciones graves en el núcleo
profundo de Ja personalidad, se origina un sentimiento de cambio de ésta,
al punto que tienen la impresión de no ser ya ellos mismos. Se desconocen
Y se desorientan, necesitando recurrir al espejo para cerciorarse y salir de -
dudas, si bien la información que les suministra es falseada y deformada
por ese mismo sentimiento de cambio proyectado hacia el exterior, con
Jo que obtienen una imagen de su persona física diferente de la que conocen.

5*?) Síndrome delirante: Los delirantes, salvo escasas excepciones, son


enfermos lúcidos y orientados auto y alopsíquicamente. Algunos llaman
la atención por su extraordinaria lucidez, como sucede con los que pa­
decen delirios de interpretación, en los que sólo existe el error interpre­
tativo que deforma la realidad de los conceptos y desorienta con respecto
a la veracidad de sus aseveraciones, que consideran exactas.
Otros tipos de delirantes, con menos vigor psíquico y a los que la
intuición y la imaginación les hacen vivir raras fantasías, pierden la noción
del tiempo presente ubicándose en distintas épocas y lugares de la historia
o en extraños medios donde encaman absurdos personajes. En estos casos,
además de conducir al error de las concepciones, el delirio desorienta al
enfermo en el tiempo y en el espacio. Pero esto no impide que, una vez
Sustraído el enfermo del tema de su delirio, se nos muestre correctamente
orientado en forma global.
6'^} Síndrom e de depresión psicom olriz: Los enfermos deprimidos
suelen estar mal orientados en el tiempo, que pasa inadvertido porque la
introversión en que los sume la tristeza los desconecta del mundo exterior
y del ambiente en que viven. Algunos melancólicos experimentan un sen­
timiento de extrañeza, una sensación de cambio y de transformación de
|; í su personalidad somática, que los desorienta en ese aspecto. Esta alteración
I
es debida a graves alteraciones cenestopáticas, por las que sienten sus
cuerpos transformados en piedra, madera u otros materiales extraños. A si­
m ism o niegan la existencia de determinados órganos y hasta de su propia
existencia a causa de las ideas nihilistas.
79) Síndrom e de excitación psicomolriz: Los enfermos excitados,
siempre que no sean conf sos, son lúcidos y están bien orientados auto y
alopsíquicamente. L a exaltación afectiva que padecen los maníacos los
hace concebir ideas fantásticas y megalómanas, de poder y de dom inación,
las que los desorientan parcialmente en cuanto a su verdadera personalidad.
178 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

R e s u m e n

C O N C IE N C IA

La conciencia infonna al hombre:


a) De lo que ocurre en el mundo externo, captado por los apara­
tos sensoriales externos.
b) En el mundo interior, captado por los aparatos sensoriales
internos.
c) En el mundo psíquico; elaboración del pensamiento, captado
Concepto por la conciencia misma.
La conciencia es constanlemente móvil y mutable; los persistentes
registros de las innumerables captaciones se llaman “estados de con­
ciencia”. A ella llegan la totalidad de los fenómenos vitales, somáticos
y psíquicos; es el registro permanente de la existencia del individuo.
Hace posible el triple conocimiento del mundo exterior, del interior
y del psicológico, permitiendo la noción del “yo” y de su orienta-
„ ción ttmporoespacial.
“La conciencia es una superestructura psicológica, límite entre las
manifestaciones psicosomáticas, que en ella se reflejan a través de
Definicióa las elaboraciones psíquicas, y el yo que, por su conducto, adquiere
el conocimiento de si mismo y es informado de cuanto acontece
fuera de él”.
Comprende todo el ámbito capaz de ser abarcado por la misma.

' La de mayor precisión y nitidez: centro o joco


de la conciencia.
Zona J Es la más reducida; sólo abarca limitados obje-
consciente tivos; de tres a cinco.
Las elaboraciones psíquicas alcanzan en ella su
. mayor nitidez.
Se encuentra por fuera del foco de la conciencia,
la nitidez de los objetivos y de sus imágenes decre­
ce a medida que se alejan de su centro.-
Los elementos del subconsciente son requeridos
Zona
para la elaboración consciente del pensamiento.
subconsciente
Algunas creaciones son producto de elaboraciones
subconscientes, pero deben pasar a lo consciente
Campo de s para ser aceptadas y registradas previo razonamiento.
la conciencia En esta zona se hace también la elaboración sen­
soperceptiva, por el reconocimiento mnemónico.
jí*

Se halla por fuera de la, zona subconsciente. Su


actividad no es percibida por el yo.
Existen manifestaciones imprevistas y sorpresivas
que revelan su existencia.
Todo lo que la conciencia registra pasa a formar
parte de la vida psicológica inconsciente.
Zona J El materia] del inconsciente está formado:
inconsciente qyg ha sido vivenciado en la'zona
consciente.
b) Por cuanto ha pertenecido al subconsciente.
c) Por las vivencias originadas en el núcleo ins-
tintivo-afectivo, en" relación con los instintos y con
la vida orgánica.
P S IC O P A T O L O G ÍA D E LA C O N C IE N C IA 179

Diversas circunstancias patológicas pueden empañar con mayor o


menor intensidad la lucidez de la conciencia.

Enturbiamiento que alcanza diferentes grados de


intensidad: desde un retardo de las elaboraciones
hasta la suspensión completa de la actividad psíqui­
ca. Marcada debilitación de la atención por la gran
íatigabUidad.

Los diversos grados de obnubilación son:

Obnubila­ a) Embotamiento o torpeza: es la forma más


ción de la leve; se obseri'a en casos de {ftiga muy intensa; se
conciencia entorpece la actividad psíquica.

h) Somnolencia: dificultad perceptiva, con gran


propensión al sueño; se observa en los comienzos
de la confusión mental.

c) Coma: grado extremo de obnubilación: pér­


dida completa de la conciencia- En los traumatis­
mos craneanos; uremia; biabetes y otras afecciones.

Retracción del campo de la conciencia.


Estrecha­ Las manifestaciones psíquicas quedan inactivas y
la conciencia del mundo exterior muy reducida, con­
miento de
servando la personalidad algunas actividades de
Psicopato- la conciencia
orden motor.
• l<'” ia de la
La memoria no fija nada

Percepción entorpecida incompletamente; se per­


ciben y comprenden situaciones simples
Estado cre­ La complejidad lleva a Ja incoherencia e ircom-
puscular prensión
Se observa en la confusión mental y en la epi­
lepsia.

( Depende directamente de la lucidez de la con­


ciencia, que permite la ubicación en cada uno de
los instantes de la vida.

Orientación autopsiquica: Concierne al conoci­


miento de la propia personalidad y de su evolución
a través del tiempo.

Orientación
Orientación en el tiempo: Mediante la medición
convencional por períodos o lapsos establecidos por
cálculos y por los diferentes estados de conciencia,
que permiten la noción del presente, del pasado
y del futuro.

Orientación en el espacio: Es la noción de las


magnitudes y del ámbito o espacio en que el hom­
bre actúa y desenvuelve su vida.
180 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

Síndrome oligofrénico; Depende


del grado de la insuficiencia: a)
El débil mental, por Jo general,
bien orientado auto y alopsíquica-
mente. b) El imbédl se desorien­
ta por la insuficiencia de los jui­
cios e incapacidad de comprender.
Es difícil la noción de individua­
lización e independencia del me­
dio. c) El idiota, no se orienta en
absoluto por la agravación de loa
factores anteriores.

Síndrome dem encia l; La des­


orientación de los dementes de­
pende del grado de debilitación
psíquica. La amnesia es causa prin­
cipal. Primero desorientación en el
tiempo, luego en el espacio y final­
mente la autopsiquica.

Síndrome conlusional: La des­


orientación, consecuencia de la ob-
nubiljción, es una de las caracte­
P sico p ato-' Perturba­ rísticas más importantes; en el
logia de la Orientación ciones de la tiempo y en el espacio. La fatiga
conciencia orientación psíquica debilita la atención y la
fijación; pérdida del encadena­
miento normal de las ideas; inco­
herencia y desorientación autopsí-
quica.

Sínd ro m e esquizofrénico: Des­


orientación en el tiempo por el
desinterés del enfermo hacia el
mundo exterior. Se orienta bien en
el pasado remoto y en el espacio.

Síndrome delirante: Salvo ex­


cepciones, los delirantes son lúci­
dos y están bien orientados.

Síndrome de excitación psicomo-


triz; Los excitados, siempre que no
sean confusos, son lúcidos y están
bien orientados.
<5
Síndrome de depresión psicomo-
triz: Mala orientación en el tierp-
po, !«i|ue pasa insensiblemente por- '
que la introversión los desconecta
■del mundo externo.
C a p ít u lo X

AFECTIVIDAD

PSICOPATOLOGÍA DE LA AFECTIVIDAD

A FE C T IV ID A D

Con la denominación general de afectividad se comprende todo lo


que concierne a la esfera afectiva, que constituye el principal engranaje
que impulsa toda la vida psicológica de la personalidad.
Por la afectividad cobra interés y se matiza la existencia hum ana;
en efecto, el hombre está conformado psíquicamente para experimentar
estados ajectivos que pueden ser agradables o desagradables y que se ha­
llan condicionados pwr la forma de reaccionar de cada uno frente a los
estímulos que proceden de variados estados de án im o los cuales oscilan
entre los polos opuestos: placer y desplacer alrededor de los que se m a­
nifiesta toda la afectividad.
Las oscilaciones entre lo agradable y lo desagradable constituyen los
diversos matices que señalan altos y bajos en la vida espiritual; lo que
place estimula, lo que desagrada deprime, y ambos estados complementan
en gran escala la evolución psíquica del ser. En efecto, sin esos altibajos
el transcurrir psíquico del hombre sería completamente inoperante y ca­
rente de interés y finalidad.
El hombre se muestra a los ojos del m undo tal como su afectividad
lo condiciona, puesto que ella nace de lo más íntim o y profundo del in d i­
viduo, del núcleo mismo de la personalidad.
La afectividad se confunde en su origen con el instinto, siendo éste
el que, en últim a instancia, condiciona toda la vida afectiva, desde que la
satisfacción o no satisfacción de los impulsos instintivos determinan res­
pectivamente estados afectivos placenteros o desplacenteros. Cuando las
fuerzas instintivas son satisfechas se produce la sedación de los impulsos,
relajación y aparición de estados afectivos placenteros. Cuando, por el
contrario, las tendencias instintivas no son satisfechas aumenta la tensión
impulsiva y la excitación, provocando la aparición de malestar y estados
afectivos desplacenteros.
A partir de ese núcleo instintivo-afectivo prim ario, las corrientes afec­
tivas en él originadas invaden e impregnan a toda la personalidad. Tales
corrientes afectivas, por medio de sus numerosas reacciones que se exte­
riorizan a través de las emociones, afectos, sentimientos y pasiones, con
particularidades propias en cada individuo, im prim en a la afectividad
181
182 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

y a la personalidad todo un sello determinado y bien definido, que también


contribuye a la individualización personal.
Esas múltiples y variadas reacciones de la afectividad participan v i­
vamente en todas las manifestaciones y en todos los aspectos de la vida
del hombre. Para fija r conceptos veremos algimos aspectos de esas m an i­
festaciones afectivas. Consideremos en prim er lugar, aquellas que están
en relación con la actividad somática.
E l funcionalismo general órgano-vegetativo se expresa en una resul­
tante psíquica final m ediante un estado afectivo que ha sido denominado:
sentimiento vital. Éste tiene su origen en los sentimientos de placer o
desplacer, procedentes del libre funcionam iento o de los obstáculos y d i­
ficultades con que se llevan a cabo las funciones vegetativas y las activi­
dades orgánicas. Constituye un estado afectivo de carácter general o global,
no bien definido, resultado de la sum a de sensaciones nacidas de la acti­
vidad vital del organismo, a las que se agregan las sensaciones que de­
term inan los impulsos surgidos del núcleo instintivo que preside y presenra
la vida misma. Todas esas sensaciones son vivenciadas por la conciencia
de una manera vaga e indefinida, pero que siempre trasunta el deseo de
v iv ir y la tendencia a la progresión y a la evolución.
Mediante d registro consciente de estas vivencias es como lo somático,
con todo su fisiologismo y por intermedio de la cenestesia general, tras­
ciende el plano físico y se funde con el plan o psicológico con el que se
compenetra íntimamente. De esta manera, el norm al funcionamiento del
organismo, sin dificultades ni impedimentos, transmite a la conciencia
vivencias placenteras que revelan el estado de salud física; lo contrario,
o sea la presencia de inconvenientes y dificultades en las manifestaciones
vitales, se refleja en la conciencia por interm edio de vivencias desplacen-
teras que revelan el estado de enfermedad. Las oscilaciones entre esas dos
posiciones extremas dan una resultante psíquica de orden general, que ha
sido llam ada temple' general. Éste representa u n trasfondo afectivo” in d i­
v id u al y estable, en cuya integración participan todas las fuerzas vitales
del instinto, sumadas a lo orgánico y funcional, con especial intervención
de los mecanismos de regulación neurovegetativos. E l temple general hace
así las veces de una plataforma o estado afectivo básico de origen som á­
tico, con una carga o potencial permanente hacia lo placentero o lo des-
placentero de acuerdo con las condiciones reinantes en el medio interno.
A hora bien, esa carga o potencial afectivo que, como acabamos de
ver, tiene origen en la fuente instintiva-afectiva, representa la capacidad
reactiva que cada persona posee ante los innuinerables factores físicos,
am bientales y psíquicos posibles de incidir sobre esta tónica afectiva ge­
neral. D ich a capacidad reactiva es la que encauza a toda la afectividad
hacia el placer o el desplacer de acuerdo con las circunstancias que pre­
valecen, dando por resultado lo que se conoce como hum or o estado de
án im o. Ésta es una reacción afectiva de orden general supeditada a lo
som ático, a lo psíquico y a lo ambiental.
Las modificaciones que se producen en el hum or, ya sea por las n u ­
merosas y variadas representaciones mentales como por las diversas per­
cepciones, dan lugar a las emociones, afectos, sentimientos y pasiones.
P S IC O P A T O L O G ÍA DE LA A F E C T IV ID A D 1 »3

La diferencia entre temple general y hum or o estado de ánimo con-


sisle en que el primero representa el potencial o carga afectiva que posee
el individuo, cón su correspondiente capacidad reactiva, mientras que el
humor representa el matiz, placentero o desplacen tero,' que desplaza dicha
carga afectiva de acuerdo con las circunstancias actuantes. ■
La afectividad que, repetimos, impregna todos los ámbitos de la per­
sonalidad alcanza hasta lo más recóndito de la psique; todas las elabora­
ciones mentales, los pensamientos, las reflexiones y cuanto concierne a
nuestra intim idad se halla estimulado y condicionado por los estado?
afectivos. De esta suerte, todo nuestro acontecer psíquico se halla bajo
I j influencia ,de la afectividad que le transmite el calor y el matiz nece­
sarios para movilizar el humor hacia lo placentero o lo desplacentero. El
registro por la conciencia y la fijación por la memoria son tanto más
fáciles cuanto mayor sea el interés despertado por la afectividad.
Las elaboraciones intelectuales resultarían sumamente áridas si la
afectividad no interviniera, proporcionándoles el calor necesario para m an­
tener el interés que las hace progresar hasta su finalidad.
También interviene para condicionar la actividad general del in d iv i­
duo. a! extremo que entre el pensamiento y la acción se interpone siempre
lo afectivo moderando o estimulando los actos, es decir que, en últim a
instancia, la afectividad condiciona la conducta de la personalidad.
De un modo general, el hombre, por sus deseos y sus tendencia»
naturales, orienta su vida psíquica en el tono agradable o placentero.
Cuando, por vivencias circunstanciales, se produce desplacer, esa inclina­
ción innata dclcrmina. en lo posible, un viraje hacia las situaciones pla­
centeras.

Contenido de los estados afectivos

Los estados afectivos están integrados por las emociones, afectos, sen­
timientos y pasiones.
Los distintos estados afectivos son modificaciones, de diferente índole
e intensidad, en el hum or habitual de una persona; son manifestaciones
reactivas dcl hum or provocadas por los más diversos estímulos externos
(‘ internos, físicos y psíquicos.

Emociones

“La emoción consiste en un cambio más o menos súbito que se pro­


duce en el hum or o estado de ánim o habitual” .
Las emociones son motivadas por las más diversas sensaciones que
la sensopercepción lleva al campo de la conciencia, o por las representa­
ciones, imágenes e ideas que surgen a ella en un momento determinado.
La característica más importante de la emoción es la brusquedad de
la reacción que provoca en el hum or, con el agregado de una gran re­
percusión física y psíquica. De intensidad m uy variable llega, en ocasiones.
184 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

a m otivar y dirig ir la conducta que el individuo observará consecutiva­


mente.
E n la emoción debemos considerar entonces los siguientes factores:
1) L a causa determinante, percepción, representación mnemónica o idea.
2 ) La repercusión psíquica, que es la emoción misma, que produce la
m odificación en el estado de ánimo. 3) La repercusión física u orgánica,
que és la que traduce o expresa, en diferentes formas, esa e^moción.
D e lo más simple a lo más complejo las emociones se han clasificado
en dos grupos: emociones primarias o simples y emociones secundarias
o complejas.

lí* ) E m o c io n e s p r im a r u s o s im p l e s :

Constituyen la form a más firm e y prim itiva de reaccionar el individuo


en el campo de la afectividad; están íntimamente ligadas y en directa
dependencia del núcleo instintivo-afectivo de la personalidad. E n efecto,
responden siempre al instinto de conservación en sus diversas maniíesta-
ciones, siempre alerta para asegurar la perduración del individuo y de la
especie. Podemos decir que en estas emociones primarías hallamos la res­
puesta directa del instinto. Ésta es la Tazón de la gran brusquedad que
las caracteriza y de su intensa repercusión física, ya que el organismo
responde a cada una de ellas con las más variadas manifestaciones en el
orden fisiológico. P or otra parte, en cada una se observa una actit^ud de­
terminada que caracteriza y motiva Ja conducta que asumirá el individuo.
Las emociones simples o prim arias son tres: e\ miedo, la cólera y el
amor.

Miedo: Es la respuesta del instinto de conservación del individuo an­


te los peligros que amenazan su integridad, tanto sean las agresiones des­
de el exterior como las perturbaciones somáticas que producen malestar
o dolor. E l miedo provoca, en el terreno psíquico, una vivencia m uy ca-
racteristica; el individuo experimenta subjetivamente como un achica­
m iento, reducción o contracción de toda su personalidad. Cuando este fe­
nóm eno es de gran intensidad puede llegar hasta el eclipse de la concien­
cia y ia pérdida del conocimiento. Esto últim o es lo que se conoce bajo la
denom inación de reacción catastrófica.
E n el orden somático las manifestaciones de 1a emoción de miedo
son m uy intensas. Se comprueba, entre los trastornos mayormente obser­
vados, aceleración cardíaca, palpitaciones; detención o aceleración de los
m ovimientos respiratorios; trastornos vasomotores que se traducen por
palidez en el rostro y sequedad de las mucosas; trastornos gastrointesti­
nales, diarreas; temblores generalizados. La “ hu id a” es la actitud que co­
rresponde al miedo y que caracteriza la conducta del individuo dom inado
por esta emoción, siempre que la intensidad de la misma no produzca
la reacción catastrójipa que la inmoviliza.

Cólera: Las manifestaciones de la emoción colérica muestran la reac­


ción del instinto de conservación ante los peligros que amenazan a los
intereses y a la integridad del individuo, que ataca para defenderse. La
p s ic o p :a to lo c ía de l a a f e c t iv id a d 185
cólera produce, en el terreno psíquico, una vivencia completamente opues­
ta a la de la emoción de miedo. El individuo experimenta, psíquicamen­
te, una sensación de expansión, como si se produjera realmente un a u ­
mento de volumen de la personalidad.
En el terreno somático la repercusión de la emoción es intensa; se
produce aceleración de los ritmos cardíaco y respiratorio; fenómenos v a­
somotores, bien manifiestos por una marcada rubicundez del rostro, en el
que se im prim e la característica expresión de la ira. Consecutivamente a
la emoción de cólera el individuo asume la actitud del ataque y destruc­
ción.

A m or: Es la emoción sexual que se manifiesta psíquicamente por


una vivencia que produce la sensación de expansión y proyección hacia el
exterior o, más exactamente, en pos del objetivo determinante de la emo­
ción.
Las manifestaciones somáticas son. en general, más atenuadas que
en las otras emociones primarias, pero se tornan particularmente violentas
cuando se producen obstáculos a la descarga motora con que se satisfac-
cc el instinto. E l instinto de conservación, bregando por la conservación
de la especie, busca el acercarniento o inclina al individuo hacia el obje­
to que desencadena la emoción, siendo ésta la actitud característica del
amor.

2 '? ) E m o c io n e s s e c u n d a r ia s o c o m p l e j a s :

Es obvio que las emociones primarías (Je miedo, de cólera y de am or


producen, por su repercusión en la psique estados desplacenteros o pla­
centeros; placer y desplacer que son emociones de mayor complejidad
que las anteriores y secundarias a ellas. Estos estados emocionales in c li­
nan respectivamente el humor hacia la alegría y la excitación, o hacia la
trislez'a y la depresión. La complejidad de las emociones secundarias co­
mo la del campo de la afectividad en general, surge de las múltiples va­
riaciones y combinaciones que se producen entre ellas.
Consideremos algunas de las emociones comi>lejas más importantes.

Angustia y ansiedad: Debemos estudiar simultáneamente estos dos


estados emotivos porque presentan múltiples puntos de contacto y porque
son de suma importancia, dado que juntos integran, entre otros, cuadros
psiquiátricos como el de la melancolía y el de las neurosis.
La angustia y la ansiedad constituyen emociones complejas que tra ­
ducen en su form a más amplia, el hum or desplacentero predominante. Se
producen en todas aquellas situaciones anímicas en las que las vivencias
afectivas son alimentadas por los estados desplacenteros primarios de m ie­
do y de cólera.
Se puede aseverar que no existe persona de vida normal que no h a ­
ya experimentado alguna vez el desplacer de estas emociones, que son des­
encadenadas por temores diversos; miedo a las enfermedades, que se cier­
nen sobre el individuo como una amenaza constante a su Balud; m iedo a
los quebrantos económicos o al fracaso en las empresas; miedo a las pro-
186 P S IC O P A T O L O G ÍA GENERAL

pías debilidades morales, vivenciado bajo la formá de remordimientos,


miedo a las situaciones que puedan afectar a la responsabilidad inherente
a un cargo o una tarea.
La angustia es también resultado del desplacer provocado por el dis­
gusto y la cólera. Así sucede en todos los casos de incumplim iento e insa­
tisfacción de los deseos, o en todas las situaciones enojosas derivadas de
los rozamientos en el ambiente social o fam iliar.
En cuanto a las diferencias entre ansiedad y angustia no existe un
criterio concluyente y bien establecido; para muchos se trata de la m is­
ma cosa pero, si bien entre ellas existe una gran sim ilitud, se considera a
la ansiedad como un grado más avanzado de la angustia. En lo que a
nosotros r.especta, si bien no pensamos que se trata de diferencias de in ­
tensidades, creemos que tales diferencias deben buscarse en el contenido
de esos estados afectivos. De acuerdo con este criterie expondremos nues­
tro punto de vista sobre ambas. o

A) La angustia es una emoción compleja y desplacentera, con un m a­


nifiesto contenido somático consistente en una causa real, orgánica o fun­
cional, que la determina. Así por ejem plo: puede tratarse de un enfermo
orgánico con una esclerosis cardiovascular, o bien de un enfermo funcio­
nal de! mismo aparato por una gran lab ilidad neurovegetativa; en ambos
casos se producen frecuentes espasmos vasculares que provocan la consi,-
guíente angustia generada por el temor de perder la vida. De la misma
naturaleza es la angustia derivada de los trastornos orgánicos o funcio­
nales del aparato respiratorio, o de cualquier otro aparato.

B) L a ansiedad es una emoción compleja de características sim ila­


res a la angustia, pero que en su origen no reconoce un factor somático
generador de los temores. Éstos surgen de factores psíquicos; preocupa­
ciones, fracasos y quebrantos económicos; factores morales, rem ordim ien­
tos, responsabilidad, etc. Los enfermos suelen manifestar que sienten an­
gustia sin saber a qué atribuirla; es una angustia sine materia, de origen
puramente psíquico.
La angustia y la ansiedad presentan a considerar un doble aspecto
scmiológico, objetivo uno y subjetivo el otro.
E l aspecto objetivo está representado por los concomitantes somá­
ticos que acompañan a las emociones. Éstos son: 1) cambio de la expre­
sión facial debida a la fijeza y a la inm ovilidad, que en algunos ocasiones
quiere ser disim iuíada con una sonrisa forzada; 2) intensa palidez; 3)
sudación; 4 ) temblores generalizados a todos los músculos; 5) castañeteos
de dientes; 6) aceleración de los movimientos respiratorios y cardíacos;
7) aumento de la tensión arterial; 8) midriasis.
E n los casos, e^n que la emoción estalla bruscamente hay inm ovilidad
completa, erección dt«v e llo , frialdad de las extremidades, sequedad de las
mucosas.
E l aspecto subjetivo se revela por las quejas del enfermo. Los sín­
tomas son: 1) gran opresión torácica, especialmente precordial; 2) p a l­
pitaciones; 3) sensación de paro cardíaco; 4) sensación de constricción
y nudo en la garganta, por aumento del tono muscular que llega hasta
P S IC O P A T O L O C ÍA DE LA A F E C T IV ID A D 187

dificultar la deglución de los líquidos; 5) dolores de vientre; 6) escalofríos;


7) vértigos.
La gran tensión psíquica que determinan Mtos grados afectivos cul­
mina, en la angustia, en un llanto copioso; en la ansiedad, en una descar­
ga motora. Esta últim a se exterioriza por una gr.an inquietud y agitación,
un caminar desasosegado de un lado a otro, un restregarse las manos, ti­
rarse de los cabellos y otras manifestaciones más o menos violentas se­
gún las circunstancias.
Reseñando lo expuesto; “ La angustia y la ansiedad son emociones
complejas que expresan un intenso desplacer,' al que va unida una desa­
gradable sensación de constricción precordial y de ahogo. Tienen su ori­
gen en alguna situación de duda, incertidumbre o temor por los peligros
que puedan cernirse sobre el individuo, ya sean de orden íísico, econó­
mico o mora!, y a los que se opone la esperanza de conjurar de alguna
manera el trance difícil o penoso que se atraviesa. La angustia frecuente­
mente descarga por un llanto copioso; la ansiedad por una descarga m o­
tora; en ambos casos se trata de mecanismos psicológicos encargados de
dar escape a la intensa tensión psíquica consiguiente a estos estados emo­
cionales” .

Pena: Es una emoción compleja desplacentera, de motivación psíqu i­


ca o moral. Se trata de una congoja, de una aflicción, cuya mayor reper­
cusión es de orden psíquico; su escasa manifestación somática general­
mente queda lim itada a la expresión de tristeza en el rostro; en algunas
oportunidades llega hasta el llanto.

Disgusto: Emoción compleja desplacentera cuya causa provoca en el


individuo, al mismo tiempo que una pena o aflicción, un poco de enojo
de inquietud o de fastidio. Este estado afectivo se debe en realidad a una
emoción de pena, con el agregado de algunos destellos de emoción de có­
lera que le transmite ese matiz especial por el que hallam os mezcladas, en
el disgusto, la aflicción y el enfado.
Entre otras emociones complejas desplacenteras fig u ra n : el susto, el
h o n o r, la t)ergüenza, la repugnancia, etc.
Entre las emociones complejas placenteras: la alegría, la felicidad, el
oplim isnw , la satisfacción, etc.
Hemos mencionado las principales emociones complejas, pero es in ­
dudable que son numerosísimas las combinaciones que pueden existir en­
tre las emociones, de lo que resulta una gran cantidad de variantes im po­
sibles de enumerar en este apartado.

Afectos

Remontándonos nuevamente a la fuente de todas las vivencias afec­


tivas, más allá de las emociones, nos encontramos con las “ tendencias .
La tendencia es también una forma prim aria de la afectividad, que incli­
na a la psique hacia el placer o el desplacer y por la cual, por esa dispo­
J8 8 P S IC O P A T O L O C ÍA GENERAL

sición natural, la personalidad se verá colocada en uno u otro extremo,


lo que da el tono afectivo.
Dicho tono afectivo es señalado por los afectos, que expresan la in ­
clinación natural y que, mediante la contribución emocional prim aria, co­
locan a la personalidad en una determinada corriente afectiva. Es decir
que, por los afectos, se produce una inclinación natural que lleva el hu­
m o r hacia el polo placentero o hacia el desplacentero. A quí nos es dado
apreciar la íntim a relación entre afectos y emociones; la diferencia entre
amhas radica en que es m ayor la estabilidad y más prolongada la dura­
ción de los afectos, mientras que las emociones sólo producen cambios
bruscos y fugaces en el humor.
A continuación procuraremos explicar el mecanismo de los afectos.

A) En el polo del desplacer, las tendencias encauzan la afectividad


en tal forma que las vivencias que prevalecen surgen de las emociones p r i­
marias de miedo y de cólera. En un plano emocional más elevado se m a­
nifiestan la pena, la angustia, la ansiedad, el disgusto, el malestar, la preo­
cupación, el pesimismo, vivencias relacionadas todas con los intereses del
individuo. En efecto todo ese cúmulo de emociones es de naturaleza des-
placentera; su origen real se encuentra en el instinto de conservación que
bajo sus múltiples formas de manifestación, nos revela su vigilancia per­
manente sobre la integridad y supervivencia del individuo y de sus inte­
reses. Ésa es la causa de todos los desvelos y preocupaciones para procu­
rarse las situaciones y los medios que aseguren la integridad del yo. Cuan­
do todas esas vivencias se transportan al plano superior para ser intelec-
tuaiizadas, se expresan bajo la forma de inclinaciones egoístas. Ellas de­
ben buscar el origen de todos los estados desplacenteros que hallamos en
el tono bajo de la afectividad, puesto que el egoísmo empaña todos los
sentimientos elevados de la personalidad, la que, en su intensa preocupa­
ción por el yo y en su deseo de subsistir, se coloca en un terreno de cons­
tante disconformidad y pesimismo, es decir, en un permanente desplacer.

B) En el polo del placer, las tendencias encauzan la afectividad ha­


cia la emoción prim aria del amor. Cuando se complica el terreno emocio­
nal se llega a las emociones complejas de felicidad, alegría, satisfacción,
bienestar, optimismo, despreocupación de sí mismo, extrayección del yo,
de lo que surgen el amor a los semejantes. E l conjunto de estas emociones
es de carácter placentero, debiéndose buscar su origen real en el instin­
to sexual. Este instinto, en sus manifestaciones, pone de relieve cierta des­
preocupación por los intereses del sujeto en sí, puesto que vela por algo
de una significación más am plia que la conservación del yo al prodigar
toda su energía para la perduración de la especie. Estas emociones p la ­
centeras, cuando son elevadas al plano superior e intelectualizadas, dan
margen a la aparición de inclinaciones altruistas, las que a su vez son
fuente de producción de los pensamientos más nobles y elevados de la per­
sonalidad hum ana.
Acabamos de destacar en primer término, las inclinaciones egoístas
que giran en torno al yo; en segundo término, las inclinaciones altruistas
en las que el yo pasa a un plano secundario al prodigarse a los demás.
P S IC O P A T O L O C IA DE L A AFECTIVIDAD 189
Finalmente debemos mencionar las llamadas inclinaciones impersonales,
que dan origen a los sentimientos morales, sociales, artísticos, poéticos,
culturales y científicos.

Sentimientos

Los sentimientos constituyen las vivencias afectivas oe mayor jerar­


quía, si bien tienen su raigambre en el mismo plano de las emociones a
las que algunos autores consideran como “sentimientos elementales” . A
pesar del origen común la diferencia entre emoción y sentimiento es muy
grande, lo que se destaca claramente cuando se estudian sus caracteres
más notables. Ya dijimos que la emoción es un cambio súbito en el h u ­
mor, determinado por algún estimulo que hace intervenir a los mecanis­
mos instintivos que alimentan el campo emocional. De breve duración y
gran repercusión somática, determina la conducta en forma casi automá­
tica, impulsiva. La emoción corresponde con preferencia al plano som áti­
co; el sentimiento, en cambio, corresponde a un plano más elevado, don­
de interviene el intelecto que inhibe y mitiga las reacciones somáticas
hasta su desaparición, quedando limitado exclusivamente a las manifesta­
ciones psíquicas. Parecería como si las emociones fueran intelectuallza-
das y sometidas así a un proceso psíquico de maduración.
A medida que las personas evolucionan intelectualmente enriquecen
sus vivencias afectivas, es decir, sus sentimientos, a la vez que adquieren un
marcado dom inio sobre las reacciones emocionales. Éstas se hacen más sua­
ves, se enriquecen con matices, perdiendo su primitiva violencia reaccio-
nal condicionada por el instinto. Por otra parle, los sentimientos se alejan
definitivamente de las simples reacciones emocionales desde el momento
que constituyen estados afectivos estables, como una de las tantas carac­
terísticas inherentes a la personaliad con la cual se asimilan. No se trata
de una simple estimulación del humor, tal como ocurre con las em ocio­
nes que son bruscas, de intensidad variable y finitas, de una duración más
o menos breve; los sentimientos perduran indefinidamente, y más que
la intensidad cobra importancia la pureza y el arraigo que tengan en la
personalidad.
La estabilidad de los sentimientos se debe a que se mantienen liga­
dos a determinadas ideas y conceptos que nuestro intelecto ha elaborado
mediante sus juicios y razonamientos, y adaptado a la medida de la capa­
cidad de cada individuo. Son conceptos abstractos, de orden moral, social,
filosófico, comunes a todos los hombres, de cuya capacidad comprensiva
dependerá el grado de pureza de los sentimientos. Estos últimos adquieren
en esta form a, caracteres individuales, al extremo de poder asegurar que
sólo tenemos un conocimiento perfecto de las personas cuando conocemos
siu sentimientos.
Por consiguiente, a medida que el individuo evoluciona se realiza si­
multáneamente la evolución de sus sentímientc % de acuerdo con su capa­
cidad intelectual que le permite instruirse, educarse, ubicarse en el m e­
dio social, conocer sus derechos y sus deberes y adecuar su vida a n o r­
mas de moral y de conducta. Los sentimientos constituyen estados afecti-
190 P S 1 C O P A T 0 1 .0 & IA GEN ERAL

VOS m uy complejos que oscilan entre lo placentero y lo desplacentero igual


que las emociones, pero colocados en un plano jerárquico m ucho más ele­
vado. En efecto, mientras que la emoción no es más que un impacto’ que
provoca una reacción fugaz en el hum or, el sentimiento es un estado de
form ación gradual en el que interviene la elaboración intelectual con la
participación de juicios y razonamientos que lo elevan a la categoría de
un verdadero "estado de conciencia.
La participación de la esfera intelectiva en la form ación de los senti­
mientos confirma una vez más la reciprocidad de los procesos psíquicos
y la unidad funcional de la psique, desde el momento que, a su vez, los
sentimientos contribuyen intensamente a la elaboración intelectual, al ex­
tremo que, como ya lo hemos visto, el pensamiento únicamente puede in ­
tegrarse y llegar a su fin cuando existe una idea directriz provista de una
vigorosa carga afectiva. Por otra parte, todo pensamiento y todo ju icio,
son siempre interferidos por los sentimientos que p r e ^ é c e n en la perso­
n alid a d de acuerdo con las circunstancias im p e r a n te s /
Los sentimientos se nos presentan, pues predom inando en la psique y
coronando en forma panorám ica a toda la personalidad.
Desde el momento que ellos constituyert estados de conciencia su m a­
nifestación es sobre todo subjetiva; el yo tiene conocimiento y experimen­
ta sus propios sentimientos, que pertenécen a su intim id ad y que, como
manifestación superior de la psique, no producen reacciones orgánicas y
fisiológicas concomitantes. La única manifestación objetiva de los senti­
mientos se observa a través del comportamiento del individuo, de sus actos
y de su desempeño en el ambiente social durante el transcurso de su
vida.
Siendo los sentimientos placenteros o desplacenteros, la preponderan­
cia de unos u otros depende directamente de las tendencias e inclinacio­
nes innatas de la personalidad. Por lo tanto, siempre que esta últim a sea
colocada por sus inclinaciones en el terreno placentero, dom inan los sen­
timientos altruistas; en el caso contrario dom inarán los serüimientos egoís­
tas; junto a éstos pueden existir en m ayor o menor escala los sentimientos
impersonales.
El conjunto de estos sentimientos anim a simultáneamente a la m ayo­
ría de los hombres, en los que predom inan unos u otros con mayor o me­
nor intensidad multiplicándose hasta el in fin ito las escalas de los valores
afectivos. De acuerdo con esos valores afectivos individuales, cada cual
hará apreciaciones personales de las cosas y de los hechos: tanto de lo
objetivo procedente del m undo externo, como de lo subjetivo procedente
del m undo interior somático y psíquico, incluyendo los pensamientos que
no pueden substraerse al influjo de los sentimientos imperantes en la per­
sonalidad.
Concretando en form a más sintética nuestro concepto del sentimien­
to diremos;
“ El sentimiento es un estado afectivo elaborado en la conciencia me­
diante el aporte del juicio y del razonamiento, que le confieren los carac­
teres de estabilidad, subjetividad y especificidad individual, y cuyo gra­
P S IC O P A T O L O C ÍA DE l.A A F E C T IV ID A D 291

do de pureza depende de la capacidad comprensiva de cada intelecto y la


tonalidad depende de las inclinaciones naturales de la personalidad” .

Pasiones

La pasión es un estado afectivo caracterizado por su gran persisten­


cia que, en ocasiones, llega a hacerse permanente. Esto es suficiente para
desvirtuar el concepto de la pasión como una emoción sostenida, desde el
momento que, repetimos una vez más, la emoción es un cambio brusco y
fugaz en el hum or, nunca un estado sostenido y persistente. La pasión
supera el plano emocional; es un estado afectivo intelectualizado, de gran
impregnación sentimental. Pero los sentimientos que intervienen en la
constitución del estado pasional y que predominan en la psique del in d i­
viduo derivan de determinados afectos e inclinaciones naturales. Debido
a esas corrientes dominantes se canaliza la existencia de la persona en for­
ma unilateral, quedando de lado toda cuestión ajena a las mismas. Como
consecuencia del intenso potencial afectivo que entrañan los sentimientos
se produce un ligero eclipse que reduce la am plitud de la conciencia, cuyo
único enfoque limita la actividad del individuo y condiciona la conducta
acorde con dicho estado pasional.
Desde el momento que hablamos de estado afectivo intelectualizado
admitimos que la pasión es un estado de conciencia, y, como tal, involu­
cra juicios y razonamientos que le confieren su carácter de permanencia
en la psique. Si bien los sentimientos que intervienen matizando las ela­
boraciones intelectuales, nunca lo hacen en^ forma tan intensa como las
pasiones que tienden a inclinarlas definitivamente a favor de esas ten­
dencias e inclinaciones.
Aclaramos que los estados pasionales no pertenecen al campo de la
patología afectiva, pero incursionan en sus proximidades. Las pasiones
pueden arraigar en cualquier persona e impregnan la psique con su in ­
tensa carga afectiva; esto es normal y de observación más o menos fre­
cuente. Únicamente podemos hablar de estado patológico cuando las p a ­
siones llevan a la formación de ideas sobrevaloradas, de significación
francamente anormal. Son ideas de gran firmeza y difícil reductibilidad,
que si bien no desvían ampliamente- el juicio inclinan la conducta en pos
de las tendencias de profundo arraigo en el individuo. De esta m anera la
vida se circunscribe a un solo enfoque, lo que reduce las posibilidades
de la evolución psíquica ya que todas las elaboraciones mentales llevan
el mismo matiz catatimico característico de la pasión dominante.
Las pasiones son de índole diversa, de acuerdo con la categoría de
sentimientos promovidos por los afectos, tendencias e inclinaciones.

P ) E l predominio de las inclinaciones egoístas indica que las m a ­


yores preocupaciones de la personalidad son las que tienden a la satisfac­
ción de los deseos e intereses del yo. Los sentimientos subyacentes en loa
estados pasionales de estas personas son, por lo tanto, de naturaleza egoís­
ta; el odio, la venganza, el orgullo, la avaricia, la avidez y dom inación,
192 P S IC O P A T O L O G ÍA G E N E R A L
O

la vanidad, los sentimientos sexuales ta jo s y sórdidos deseos, no citando


más que los principales. E l conjunto de estos estados pasionales es englo­
bado corrientemente, b a jo la denominación común de bajas pasiones. En
ellas están reflejadas las emociones de miedo y de cólera, por la tenden­
cia egoísta de posesión y de conquista y la tendencia agresiva respectiva­
mente.
29) Cuando dom inan las “ tendencias altruistas” la personalidad
muestra la propensión a prodigarse al prójim o, con despreocupación de
sus propios intereses, desencadenándose estados pasionales tales como la
filan tropía, la pasión religiosa, la caridad, la piedad, entre los más fre­
cuentes.
Las inclinaciones altruistas, causantes de estos estados pasionales, m a­
nifiestan la emoción de am or que, al abandonar el plano emocional somá­
tico y sexual, se intelectualiza y adquiere un matiz más am plio y generali­
zado bajo la form a de am or al p rójim o .
3^) Finalmente, en concordancia con las inclinaciones y los sentimien­
tos impersonales se producen también las pasiones impersonales; que son
las más desinteresadas. Entre ellas figuran la pasión por las cienciasj por
la música, por la pintura y por las artes en general.

P S IC O P A T O L O G ÍA D E L A A F E C T IV ID A D

La afectividad, en b u s oscilaciones entre lo placentero y lo desplacen-


tero, da como resultado el tono afectivo peculiar de cada individuo. En
condiciones normales, el tono se mantiene en un perfecto estado de equi­
lib rio entre ambos polos de la afectividad; esto se denom ina: eutimia que
representa el equilibrio en todos los aspectos, cuantitativo y cualitativo.
B ajo la influencia de numerosas circunstancias patológicas ese equilibrio
puede romperse, dando lugar a diversas perturbaciones tanto en el orden
cuantitativo como en el orden cualitativo.

Alteraciones cuantitativas de la afectividad

La afectividad puede hallarse cuantitativamente exaltada y ese aumen­


to del tono afectivo se llam a: hipertim ia; puede estar dism inuida, lo que
se denomina: hip o tim ia; reservándose la denominación de la atim ia para
los casos en que se encuentre anulada.

H ip e r t im ia :

La exaltación afectiva debe ser considerada desde un doble punto de


vista, ya que el tono afectivo puede oscilar desde la euforia y excitación
hasta la tristeza y depresión, en otras palabras, entre el placer y el despla­
cer patológicos; por consiguiente hablaremos de una hipertimia placentera
y una hipertim ia desplacentera.
P S IC O P A .T O L O G ÍA DE LA A F E C T IV ID A D 193

A ) Hipertim ia placentera:

En el placer patológico encontramos diversos grados de alteración.

1) Euforia simple: Se manifiesta por gran locuacidad, optimismo, sa­


tisfacción; e] individuo irradia felicidad y ríe con facilidad; todo in di­
ca un estado placentero del humor. Las situaciones desagradables, si bien
llegan a tener úna evidente repercusión, sólo inciden en su ánimo de una
manera pasajera, pues trata de hallar lodos los atenuantes posibles que
mitiguen los motivos desplacenteros y que, rápidamente, bagan virar su
humor hacia la alegría y los estados placenteros.
Hallamos euforia simple en las personas constitucionalmente predis­
puestas, en las que cualquier factor desencadenante las coloca en ese terreno
patológico. Es el caso de algunos sujetos a los que la acción del alcohol'
lleva a la euforia; también se puede obser\'ar en la parálisis-general pro­
gresiva y en algunos epilépticos.

2) M o ría: la moría es una forma especial de alegría carente de todo


contenido afectivo. Es una alegría sin razón de ser, sin motivo alguno que
la fundamente ni vivencia que la substancie, por lo que se la llam ó; ale­
gría estúpida.'H ay tendenci.i al xhiste. insulso y la conducta del sujeto es
completamente pueril, Índice de un déficit psíquico que tiene su origen en
una causa de naturaleza orgánica. Se observa en los casos de tumores del

3) H ipom ania: La hiponianía es un estado de alegría incontenible,


cuyo substracto lo constituye una cenestopatía placentera con sensación de
perfección y plenitud de la vida orgánica, que despierta en el individuo
sentimientos de optiniistno, de capacidad, de insuficiencia y de triunfo.

4) M an ía: Es un grado más intenso de exaltación afectiva en la que,


además de la alegría que caracteriza a la hipom anía, se produce el paso
fácil, a veces intempestivo, hacia 1a cólera y el furor, topes extremos de
la hipertimia patológica. En la manía, junto al intenso desplazamiento
de la carga afectiva que lleva a la alegría patológica imposible de ser re­
prim ida, se produce una debilitación de las inhibiciones normales lo que
conduce a la exaltación de la actividad general. Así observamos una m ar­
cada aceleración de todo el proceso psíquico llegándose, por la extraor­
dinaria rapidez del ritmo asociativo, hasta la fuga de los ideas; además se
produce una exaltación de toda la vida instintiva y gran excitación psi-
comotríz.

B J H ipertim ia desplaceníera:

El desplacer patológico también conduce a diversos grados de altera­


ción del hum or.

1) Depresión simple: En estos casos el individuo es presa de una


gran tristeza de la que le es imposible desembarazarse. La melancolía es
de naturaleza endógena, constitucional, lo que significa que es una triste­
za sin motivo aparente, no es posible encontrar las causas de la misma.
194 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

Todos los acontecimientos de la v ida presentes y pasados se hallan im ­


pregnados de este marcado hum or triste, que repercute en la psique ba­
jo la fo rm a de un gran dolor m oral, origen de vivencias desplacenteras;
es lo que se h a denominado psiquialgia. L a depresión simple o psiquialgia
determina una inhibición de los procesos psíquicos que se pone de m a­
nifiesto p o r una marcada bradipsiquia; disminuye la actividad general y
se produce introversión.
En estos casos tam bién hay alteraciones cenestopáticas que provocan
en el enferm o graves preocupaciones por la salud física; aparecen ideas
hipocondríacas referentes a las más diversas enfermedades vinculadas a
distintos órganos.

C J H ip e rtim ia M ix ia :

Dentro de la hipertim ia es necesairo tener en cuenta otros estados


afectivos que, por sus características, son considerados como estados m ix­
tos, ya que contienen elementos que pertenecen a ambas tonalidades afec­
tivas. Así observaremos: «
1) M elancolía agitada: En la que, al cuadro de la melancolía simple,
se agrega la ansiedad. En estos estados, junto a la tristeza de fondo se
destaca una excitación psíquica y m otriz, con la aparición de m ovim ien­
tos descontrolados y sin objetivo aparente que descargan la gran tensión
afectiva desplacentera.

2) M elancolía con fuga de ideas: En la que junto a la tristeza y a


la depresión motriz, existe taquipsiquia que llega hasta la fuga de ideas.

3 ) F u ro r m aníaco; con gran excitación psicomotriz y con hum or fran-


cámente desplacentero dado el predom inio de la emoción de cólera.

4) Beatitud: constituye también un estado mixto. Es una intensa m a­


nifestación placentera, con sensación intim a de gozo, satisfacción e inton­
so felicidad; pero, en lugar de acompañarse de excitación motriz hay sus­
pensión de toda la actividad física. La beatitud es un estado afecfivo que
se puede encontrar en condiciones normales y en circunstancias patológi­
cas tales como Ja parálisis general progresiva, la esquizofrenia, ia epilepsia
y la histeria.

5) Éxtasis: estado afectivo mixto caracterizado por una exaltación


placentera de mayor intensidad que la beatitud. Parece ser la consecuen­
cia de ciertos estados pasionales por los cuales, dado el enfoque único que
condiciona la conducta del individuo, éste penetra y se sume fácilmente en
la órbita de sus inclinaciones afectivas. Es tal la carga afectiva movilizada
al servicio de esas inclinaciones naturales, en estos casos, que el sujeto
se aleja cada vez m ás del résto de los problemas que ocupan normalmente
la conciencia de las personas en él transcurso de la vida diaria. E l éxtasis,
conduce a un verdadero estrechamiento de la conciencia, como ocurre
en los estados crepusculares en que se pierde contacto con el m undo real;
en estas condiciones el individuo actúa de una manera semiconsciente, pa­
rSICOPATOLOGÍA, DE LA AFKCTIVIDAD 195

reciendo pertenecer a un m undo metafísico. Esto se observa en los místicos


y en algunos artistas y filósofos.

H i p o t i M IA:

La bipotimia es un estado caracterizado por el descenso del potencial


o tono afectivo. Son muy escasas y de muy poca intensidad las reacciones
afectivas; los estímulos no hallan repercusión o ésta es poco intensa. Por
estas razones los enfermos afectados de bipotim ia d o dan respuestas ade­
cuadas a la magnitud del estímulo; se dice entonces que hay indiferencia
ojecliva. Hallamos hipotim ia en la esquizofrenia, en la demencia y en la
oligofrenia.

A t im u :

Bajo esta denominación se entiende la falta absoluta de afectividad.


Es una alteración cuantitativa sólo compatible con los estados oligofrénicos
profundos y demencias muy avanzadas.

Alteraciones cualitativas de la afectividad

Las alteraciones cualitativas de la afectividad reciben la denom ina­


ción general de paratimias. A continuación consideraremos las más im ­
portantes.

I'?) Tenacidad ajectiva: Debe entenderse por tenacidad afectiva la per­


sistencia y fijación patológica de determinados estados afectivos, en forma
más o menos prolongada o permanente. No tenemos duda de que esta par­
ticularidad afectiva se presenta en determinadas personalidades y estados
temperamentales. Sabemos que existen personas que, en condiciones nor­
males, son fácil presa del odio y del rencor ante los choques y adversas
situaciones ambientales. Con caráctér patológico hallamos muy frecuente­
mente ¡a tenacidad afectiva en los epilépticos (odio, venganza).

29) L abilidad afectiva: La labilidad afectiva consiste en bruscos y re­


pentinos cambios en el tono afectivo sin que exista un motivo aparente
que los justifique. Estos cambios se caracterizan por su gran intensidad
y eu escasa duración. Es de frecuente observación cuando median las si­
guientes causas; a) Insuficiente madurez psíquica, como ocurre norm al­
mente en el niño y, en condiciones patológicas, en los oligofrénicos. b)
Por debilitación psíquica, como sucede con los dementes, c) Por la exis­
tencia de determinados estados constitucionales propios de ciertas persona­
lidades inestables: histéricos y distímicos. d) Por alteraciones graves en
la estructuración de la personalidad y en la unidad de la psique como acon­
tece con los esquizofrénicos y con los confusos mentales.

3'?) Incontinencia afectiva: La incontinencia afectiva es consecuencia


de la falta de freno inhibitorio cortical, por insuficiencia o debilitación.
19 6 PSICOI'ATOLOGÍA GENERAL

Consiste, p o r consiguiente, en una manifiesta incapacidad para contener


los estados emocionales desencadenados por cualquier estímulo, aun los de
pequeña m ag nitu d . L a in hib ición cortical libera y reaviva la v id a instin­
tiva, deterTriinando reacciones emocionales intensas e irrefrenables. Se obser­
va en los insuficientes mentales y en los dementes.

4^) Ambivalencia afectiva: L a ambivalencia constituye un estado afec­


tivo especial, por el cual el enfermo experimenta, en un mismo instante,
sentimientos opuestos o, para expresarlo con mayor claridad sentimientos
de carga contraria como son el am or y el odio, el amor y el rencor, dis­
pensados simultáneamente a la m ism a persona. La afectividad del enfermo
Se encuentra en una actitud de franca indecisión entre los sentimientos pla­
centeros y desplacenteros, sin que lleguen a prevalecer unos u otros pues
hay incapacidad para adoptar una posición definitiva. La ambivalencia de-,
term ina u n a inestabilidad constante de la afectividad que oscila entre ambos
polos, con una evidente repercusión sobre la conducta del. sujeto que
es im pulsado en sus actos en uno y otro sentido, porque al miSmo tiempo
desea y rechaza o desea y teme su ejecución. E n casos extremos puedo
llegar a cometer actos punibles contra personas queridas y a continuación
llorar y desesperarse con sincero arrepentimiento.

5*?) Perplejidad: La perplejidad es un estado afectivo m uy particu­


lar que se puede observar en diversos estados patológicos. Está presente en
la confusión mental, cuando la obnubilación de la conciencia no perm i­
te al enfermo percatarse de su situación y de cuanto acontece a sü alrede­
dor. Asim ism o se observa en los esquizofrénicos, en los melancólicos y en
todos aquellos casos que dan lugar al síndrome de despersonalÍ2ación. En
todos ellos surge la perplejidad como un sentimiento complejo para cuya
integración concurren varios estados afectivos cómo el sentimiento de
extrañeza, de desconcierto, de asombro, de duda y de desconfianza, que
revelan que el enfermo no sabe o no acierta a comprender cuál es su
situación.

6*?) Neotimias: Recibe la denom inación de neotimia una alteración


de la afectividad caracterizada por la creación de sentimientos nuevos.
Cuando decimos sentimientos nuevos no queremos referirnos a cambios re­
cientes en el campo afectivo de una persona, debidos a la aparición de sen­
tim ientos no habidos en ella hasta ese momento pero comunes en los demás
individuos. Nos referimos a sentimientos realmente nuevos por stj signifi­
cación extraña, fuera de lo común, nunca observados en el enfermo n i el
resto de las personas con afectividad normal.
La génesis de los mismos debe buscarse en perturbaciones aún no bien
conocidas de la cenestesia general. Com o consecuencia, el enfermo expe­
rim enta una sensación de cambio o de transformación en lo más íntimo
de su ser; se siente totalmente extraño a su ser anterior, como si una
profunda modificación se hubiera operado en su personalidad (sentimien­
to de cambio y de transform ación). En la misma forma se producen los
sentimientos de muerte y de resurrección y de transformación del mundo
circundante. Las neotimias constituyen sentimientos totalmente extraños,
P S IC O P A T O L O G ÍA DE LA A F E C T IV ID A D 197

que escapan a la órbita de la afectividad normal y señalan graves alteracio­


nes en la estructuración íntim a de la personalidad.

C a t a t im u ;

Se llam a catatimia a un estado de intenso colorido afcctivo que, en


determinados momentos, impregna a la personalidad y embarga la psique
con marcado predominio sobre el campo de la esfera intelectual. La co­
rriente afectiva interfiere las elaboraciones intelectuales, a la que com uni­
ca im matiz particular de acuerdo con las vivencias del momento.
Debido a dicha interferencia afectiva el individuo efectúa una aprecia­
ción subjetiva deformada de la realidad objetiva, que la percepción aporta
a la conciencia, así como de todas las elaboraciones mentales. Esto se
debe a que la afectividad falsea los juicios que participan de todas las
elaboraciones psíquicas; la catatimia provoca una verdadera desviación del
ju icio a favor de esa corriente afectiva, que lo inhibe para una correcta
comparación y ponderación de las cosas. Luego, toda determinación sur­
gida de un juicio catatimico adolece de falta de solidez y veracidad, con­
duciendo a graves errores. Por la interferencia catatimica las madres ven
a sus niños como los mejores entre otros muchos; en este caso el amor
maternal provoca una franca obtusión del juicio.

Estado de la afectividad en los diferentes síndromes

1*?) Síndrome de excilación psicomotriz:


En el síndrome de excitación psicomotriz existe, desde el punto de
vista cuantitativo, una marcada hipértimia, llamando especialmente la aten­
ción una gran labilidad afectiva que hace oscilar el hum or desde el esta­
do placentero con alegría y euforia hasta un estado desplacentero con có­
lera y furor.
Generalmente estos enfermos son optimistas, emprendedores, eufóri­
cos; pero dada la gran inestabilidad del hum or la euforia, al in flu jo de
causas a menudo insignificantes, es fácilmente sustituida por el enojo
y la cólera. La gran exaltación afectiva provoca una ligera inhibición cor­
tical, que determina la liberación de la vida afectiva primaria próxim a
al plano instintivo de donde surge en forma predominante la emoción se­
xual. P or esta razón vemos a estos enfermos actuar, gesticular y hablar
de manera vehemente, aludiendo en una u otra forma al sexo opuesto.
También es frecuente observar en los excitados, en un terreno desplacen-
tero la ironía, la burla y el desprecio que subiendo de toiKi pueden ct'l-
m inar en la agresividad.

2’?) Síndrome de depresión psicomotriz:

E l enfermo deprimido está sumido en un humor triste; una inmensa


tristeza, que a menudo no sabe a qué atribuir, embarga su ser. Este estado
de ánim o es inconmovible, ni aun los estímulos y las situaciones que antes
198 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

constituían un m otivo de alegría pueden modificarlo. Como consecuen­


cia aparece toda la gam a de pensamientos de tonalidad triste y desplacen-
tera: stntiniientos de impotencia, de cambio y de transformación de la
personalidad (n e o tim ia s), de angustia y de ansiedad.

3*?) Síndrom e delirartíe:

En el síndrome delirante existe notoria hipertimia provocada por los


acontecimientos que, en una u otra form a, tienen relación con el tema de
la concepción delirante, que siempre es defendido con gran vigor. En el ca­
so de los delirios paranoicos predom inan los sentimientos de orgullo y de
sobrevaloración, que son inherentes a la personalidad; también es noto­
rio el sentimiento de desconfianza desdé que estos enfermos siempre se
creen perjudicados y perseguidos; asimismo revelan una gran susceptibili­
dad en todas aquellas circunstancias en que se suponen aludidos o creen
percibir referencias a sus personas. L a exaltación afectiva de los deliran­
tes se exagera en form a extraordinaria cáda vez que se contradicen sus
ideas y aseveraciones pudiendo, en los paroxismos, llegar basta la agre­
sión.

4 °) Síndrom e esquizofrénico;

Es frecuente oír decir que la esquizofrenia se caracteriza por la hi-


poafectividad. Esto es evidente y constituye una de las manifestaciones
que contribuyen a dar formas nítidas y definitivas a este cuadro; sin em­
bargo es necesario efectuar algunas consideraciones al respecto. Dicha hi-
poaíectividad es real para todo cuanto se relacione con el mundo exte­
rior y con el ambiente social, pero no lo es en lo que se refiere a las alter­
nativas- de lá vida interior del esquizofrénico. En efecto, las vivencias afec­
tivas desplacenteras son intensas y numerosas, especialmente aquellas que
se o rig in an en las graves perturbaciones de la cenestesia o en los trastor­
nos del pensamiento, de donde surgen los sentimientos de cambio de la
personalidad (despersonalización), los sentimientos de la pérdida del au­
tod om in io , de la individualidad y de la independencia, con la impresión
de ser dirigidos en sus pensamientos y en sus actos (neotim ias), y los
sentim ientos de extrañeza y de perplejidad consiguientes, que convierten
a estos enfermos en asocíales-y antisociales, hoscos, retraídos, irritables,
desconfiados, desconectados y aislados del medio en que viven.

5^) S ín d ro m e confusional:

E n los estados de confusión mental existe un grado más o menos pro­


nunciado de actividad psíquica de donde, en ocasiones, resulta difícil la
investigación de la afectividad. La b ipotim ia es m uy m arcada en el esta­
do confusional estuporoso. Cuando la confusión mental es leve el enfer­
mo, desorientado, experimenta sentimientos de extrañeza, perplejidad y
asombro, que se reflejan en la expresión del rostro.
L a in h ib ic ió n cortical, que produce la enfermedad, determina la l i ­
beración de la vida instintiva-afectiva v la reactivación de la fuente emo­
PSICOPATOLOCÍA DE LA AFECTIVIDAD 199

cional prim aria. Esto se pone en evidencia en los casos de confusión men­
tal onírica, en la que el estado alucinatorio despierta el miedo y la agre­
sividad del enfermo, que trata de huir y defenderse de las alucinaciones
desagradables que lo mortifican y atemorizan.

6'^’) Síndrome demencial:

En las demencias se observa hipotimia como resultado de la debili­


tación global de la psique. La disminución de las inhibiciones produce
en estos enfermos, una reactivación general de la vida instintiva-afectiva,
determinando la reaparición de reacciones emocionales primarias y pér­
dida de los sentimientos elevados y altruistas, que son reemplazados por
un pronunciado egoísmo, descenso del sentido moral y alteraciones de la
conducta. Debido a la debilitación psíquica, se observa una gran inesta­
bilidad del hum or, gran labilidad e incontinencia afectivas, con fácil irri­
tabilidad. En demencias muy avanzadas la hipotim a se intensifica hasta
la pérdida completa de todo interés; el individuo vive una vida puramen­
te vegetativa en la que las manifestaciones psíquicas quedan reducidas a
una m ínima expresión.

79) Síndrome oligojrcnico:


La oligofrenia presenta una hipotimia variable según los diferentes
grados de insuficiencia mental. En los “ idiotas profundos” casi no se ob­
servan reacciones afectivas; sólo es posible percibir en ellos las tenden­
cias instintivas básicas, incompletamente diferenciadas ya que el mismo
instinto de conservación es defectuoso y en ocasiones ni se insinúa, al ex­
tremo que es necesario llevarles el alimento a la boca para que puedan
subsistir. En los idiotas de menor grado, en cambio, se diferencian neta­
mente las tendencias instintivas básicas; toda su vida psicológica gira en
torno a las mismas. Son susceptibles de experimentar alegría o tristeza,
manifestaciones que están sujetas a una gran inestabilidad e incontinen­
cia afectiva, por lo que caen fácilmente en estados de violencia y gren
irascibilidad.
En los imbéciles la afectividad se insinúa de una riianera mucho más
firme, aunque siempre girando en torno a lo instintivo. Son más socia­
bles y expresan algún cariño por los familiares, especialmente por las per­
sonas que los cuidan.
En los débiles mentales, la afectividad es tanto más manifiesta cuan­
to menor es el grado de la insuficiencia y la capacidad intelectual se apro­
xime más al límite subnormal. Es frecuente observar en ellos fuertes reac­
ciones emocionales, así como labilidad e incontinencia afectivas.

Exploración de la afectividad

Cuando se desea explorar la afectividad no es posible ajustarse a n in ­


gún método o regia determinada y preestablecidá. La atención del m édi­
co debe permanecer alerta en el transcurso del interrogatorio, que perm i­
200 PSICOPATOLOGIA GENERAL

tirá descubrir y entresacar los signos que inform an sobre el estado de la


afectividad del enfermo, con lo que se form ará un juicio respecto a su va­
lor cuantitativo y a las perturbaciones cualitativas que pueda presentar.
Conviene tener en cuenta, en prim er término, las características in­
dividuales de la personalidad en estudio, lo que facilitará la apreciación
del hum or habitual del sujeto: hum or triste o alegre, afecto a la sociabi­
lid a d o, por el contrario, si es asocial o antisocial, inclinado a las di­
versiones y amistades o si prefiere la soledad y el aislamiento.
E l médico deberá conducir hábilm ente el interrogatorio a fin de in­
vestigar qué reacciones emocionales predom inan en la personalidad en­
ferm a; sus inclinaciones y sus tendencias, sus afectos, sus sentimientos y
sus pasiones. Finalm ente deberá investigar sobre sus dotes morales, sus
sentimientos religiosos o artísticos.
De esta manera se consigue tener una visión panorám ica de toda la
v id a afectiva de la personalidad en estudio; se apreciará, además, los cam­
bios que la m ism a haya podido experimentar a lo largo de su existencia,
así como las alteraciones patológicas del estado actual.

R esum en

A F E C T IV ID A D

La afectividad es el engranaje que impulsa toda la -vida psicológica.


Los estados afectivos son agradables o desagradables; oscilan entre
dos extremos: el placer y el desplacer.
La afectividad tiene un origen común con el instinto (núcleo iiit-
Generalidades-
tintivo-aíectivo).
Impregna toda la vida de la personalidad pues participa de todas
sus elaboraciones intelectuales y de la actividad general. Condiciona
^ la conducta.

Constituido por las emociones, los afectos, los sentimientos y las


pasiones.
“La emoción es un cambio brusco y más o menos súbito del humor
o estado de ánimo”.
Se clasifican en: “emociones primarias o simples” y “emociones se­
cundarias o complejas”.

Contenido Tienen gran repercusión somáti­


de los ca y psíquica; responden al imj)e-
estados rativo del instinto.
afectivos Son tres: miedo, cólera y amor.
Emociones Miedo: Sensación subjetiva de
Emociones primarias achicamiento o reducción del ám­
o simples bito personal, que puede llegar a
la anulación completa y pérdida
del conocimiento (reacción catas­
trófica). Actitud correspondiente:
la huida.
p s ic o p a t o l o c ia de la a f e c t iv id a d 201

Cólera: Sensación subjetiva de


aumento del ámiito personal. Ac­
titud correspondiente: ataque y
destrucción.

Enaiocionos Amor: Tamhién llamada emo­


Primarias ción sexual. Sensación subjetiva
o EÍmpIes de eipanfión y proyección hacia
el eiterioT. Reacciones somáticas
más atenuadas que en los casos an­
teriores. Actitud correspondiente:
acercamiento al objetivo desenca­
denante de la emoción.
Angustia y Ansiedad: Emocio­
nes complejas desplacentera?. La
angustia tiene un contenido somá­
tico originado en los temores con
respecto a la salud física. La an­
siedad se origina en temores de
orden psíquico: preocupaciones mo­
rales, económicas, familiares, etc.
Emociones
Ambas presentan un cuadro semio-
lógico: objetivo y subjetivo. Subje­
tivamente: constricción de gargan­
ta y torácica, especialmente pre­
cordial. Objetivamente: la angus­
Emociones tia calmina generalmente con el
Contenido secundarias llanto y la ansiedad con una des­
de lo$ o complejas carga motora.
rslados Pena: Emoción compleja despla-
afectivos centera; congoja, aflicción, tristeza.

Disgusto: Pena o aflicción con


el agregado de algo de enojo, iii-
quietud o fastidio.

Otras emociones complejas des-


placenteras: susto, horror, vergüen­
za, repugnancia.
Emociones complejas placente­
ras: alegría, felicidad, optimismo,
Satisjacción.

El afecto es la inclinación natural que mediante


el aporte emocional primario conduce el humor ha­
cia el polo placentero o desplacentero.

a) En el desplacer priman las emociones prima­


rias de miedo y cólera. En un plano más elevado:
pena, angustia, ansiedad, pesimismo, todo relacio­
Afectos nado con los intereses del individuo, sujeto al ins­
tinto de conservación. Estas manifestaciones inlelec-
tualizadas dan lugar a las inclinaciones egoístas.

b) En el placer domina la emoción primaria de


amor; en un piano más elevado, alegría, satisfac­
ción, optimismo. Al intclectualizarse dan lugar a las
inclinaciones altruistas.
202 rSlCOPATOLOGU CENKRAL

El sentimiento es un estado afectivo eJaborado en


la conciencia mediante el aporte del juicio y del
razonamiento, que le confieren los caracteres de
estabilidad, subjetividad y especificidad individual,
Sentimientos y cuyo grado de pureza depende de la capacidad
comprensiva de cada intelecto y la tonalidad depen­
Cuntenido de de las inclinaciones naturales de la personalidad.
de los Hay sentimientos: egoístas, altruistas e imperso­
estados nales.
afectivos La pasión es un estado afectivo intelectualizado,
de gran persistencia, que en ocasiones puede hacerse
permanente. Tiene gran impregnación sentimental,
Pasiones condicionando la vida y en parte la conducta del
individuo. Hay pasiones; egoístas, altruistas e ira-
^ personales.

La afectividad puede presentar alteraciones patológicas de orden


cuantitativo y de orden cualitativo.
Son: hipertimia, hipotimia y atimia.
Exaltación de la afectividad: placen­
H ip e r tim ia :
tera o desplacentera.
Hipertimia placentera: Euforia simple; moria; hi-
pomanía; manía.
Alteraciones
Hipertimia desplacentera: Depresión simple.
cuantitativas
Hipertimia mixta: Melancolía agitada, melancolía
con fuga de ideas; furor maníaco; beatitud; éxtasis.
■ H ipotim ia; Disminución del potencial afectivo.
Hay escasas y poco marcadas reacciones afectivas.
A t im ia : Falta absoluta de reacción afectiva.

T e n a c id a d : Persistencia y fijación patológica de


determinados estados afectivos (epilépticos).
Psioopato-
logia de la L a b ilid a d : Cambios bruscos y repentinos en el hu­
afectividad mor sin causa justificable. Se observa en los niños,
en oligofrénicos, dementes, en histéricos y distímicos.
In c o n t in e n c ia : Incapacidad de contener las re­
acciones emocionales, aun las desencadenadas por
estímulos pequeños (oligofrénicos y dementes].
AMBrvAlEKCiA: Sentimientos opuestos dispensados
simultáneamente a la misma persona (esquizofré­
Alteraciones nicos).
cualitativas
P e r p le jid a d : Sentimiento complejo en el que in­
tervienen: la extrañeza, el desconcierto, el asombro
y la desconfianza (confusos, esquizofrénicos, melan­
cólicos).
N e o tim ia s : Sentimientos nuevos, extraños y fuera
de lo común (cambio y transformación de la per­
sonalidad), (esquizofrénicos, melancólicos).
C a t a t i m u : Estado de intenso colorido afectivo
que embarga la psique provocando »la interferencia
. de los juicios.
P S IC O P A T O L O G IA DE LA A F E C T IV ID A D 203

SÍNDROME DE EXCITACION rsicoMOTRlZ; Gran hipcrtimia, con labili­


dad afecliva oscilando desde la alegría y la euforia hasta la cólera
y «1 furor.
Optimistas, emprendedores, eufóricos.
j Liberación de la vida inslintivo-afectiva.
j SÍNDROME DE DEPRESIÓN PSIC0M0TRI2: Humor triste con franca hi-
j potimia. Sentimientos de impotencia, de ruina, de cambios y transfor-
\macióa dé la personalidad (neotimias), angustia y ansiedad.
I SÍ.NDROUE DEURANIE: Hipertimla en relación con las concepciones
delirantes. En las paranoias: sentimientos de orgullo, sobrevaloración.
! desconfianza y susceptibilidad.
i Sí.vDROME ESOUEOFRÉNICO; Hipoafectividad en relación con el mun­
P'icopato- do exterior. Vivencias afectivas intensas referidas a la vida interior;
logía de la desplaccnteras (despersonalización, perdida del autodominio, neoti-
afectividad mias).
SÍNDROME confusional: Confusión mental leve: sentimientos de
extrañeza y perplejidad. Estado confusional estuporosó: hipotimia.
Confusión mental onírica: miedo y agresividad.
SÍNDROME DEMENCIAL: Hipotimía; reactivación de la vida instintivo-
afectiva; pérdida de sentimenios elevados; inestabilidad del humor.
Estados avanzados: mínima expresión de vida psíquica,
SÍNDROUE OUCOFRÉKICO: Idiotas profundas: casi no se observan
reacciones afectivas. Idiotas de menor grado: experimentan alegría
o tristeza; inestabilidad e incontinencia afectivas. Imbéciles: la afec­
tividad se insinúa con más firmeza. Débiles mentales: reacciones emo­
cionales; labilidad e incontinencia afectiva.
EIxploraqón de la ArECTivTDAD: Importancia y habilidad del in-
.. terrogatorio.

C a p ít u l o XI

ACTIVIDAD

PS IC O P A T O L O G IA D E LA A C T IV ID A D

A C T IV ID A D

E l estudio de la esjeia activa abarca el de todas las manifestaciones


de la actividad psíquica que es capaz de desarrollar la personalidad hu ­
m ana. Comprende, por consiguiente, el estudio de los actos del individuo,
de su lenguaje, de la escritura, de todas las manifestaciones de la volun­
tad, a través del cual llegaremos a obtener una noción general sobre su
conducía.
Todas estas manifestaciones de la actividad son posibles merced al
pensamiento, que constituye una forma de energía psíquica capaz de en­
gendrar la acción cuyas expresiones motoras parecen ser dirigidas por aquél.
Antes de continuar conviene aclarar debidamente algunos puntos: 1?)
No todo pensamiento conduce siempre a la producción de un m ovim ien­
to o se m anifiesta en un acto. En efecto, existe una forma de pensamiento
que no se concreta en nada aparente, permanece invisible mientras no se
lo exteriorice po r medio de la palabra o de la escritura. Sin embargo n a­
die puede negar que constituye tam bién, sin exteriorización, una forma
de actividad psíquica en la que intervienen todos los mecanismos de su
elaboración. Es el acto de pensar, que pertenece a la vida interior de los
seres y que no es visible porque no se transforma en acción. 2*?) No to­
dos los m ovim ientos del individuo tienen origen en una actividad de n a­
turaleza psíquica. Tales son los movimientos reflejos que responden a los
más variado í estímulos y en cuya producción no participa la psique,
pues escapan a la superv'isión de la conciencia que sólo es informada des­
pués que se h a n realizado.

A c t o s s u p e d i t a d o s a l a a c t iv id a d p s í q u i c a :

Tres tipos de actos surgen de la actividad psíquica del hombre, los


que se ob jetiv an mediante la ejecución de variados movimientos: el acto
instinnvo, el acto habitual y el acto volunt-ano.
204
P S IC O P A T O L O G ÍA D E L A A C T IV ID A D 205

1*?) Acto instintivo:

El acto inatintivo se caracteriza por la perfección de su ejecución sin


necesidad de aprendizaje previo; es el resultado de una disposición here­
ditaria perteneciente a la filogenia, por consiguiente es específico, común
a todos los individuos. Este acto es invariable, se repite siempre igual
en todos los seres; se desencadena en forma automática pero, aun así,
no escapa nunca al control de la conciencia que lo registra y lo valora.
Prueba de ello es el hecho de que a medida que el individuo evoluciona
y acrecienta su dominio sobre la corteza cerebral es más fácil lograr la
inhibición del^'^íto, instintivo, por medio de los mecanismos voluntarios
capaces de rppriir.!r!o. En eso .estriba la diferencia con el acto reflejo que
nunca puede sei inhibido.

2^) Acto habitual:


El acto habitual es el resultado de un largo aprendizaje a través de
la repetición de los mismos movimientos, lo que permite alcanzar gradual­
mente un alto grado de perfeccionamiento. El hábito no pertenece al do­
minio de la filogenia, sino que pertenece al individuo que lo ha adquiri­
do en el transcurso de la existencia.
El acto habitual puede ser activo o pasivo. Eli hábito activo es resul­
tado del aprendizaje, que lleva a la ejecución cada vez más fácil y per­
fecta de un acto que en su comienzo fue difícil de realizar. El hábito pa­
sivo consiste en una adaptación del organismo, que se acostumbra a so­
portar siempre las mismas circunstancias o las mismas influencias, es de­
cir que se trata de nn acostumbramiento o adaptación.
Desde nuestro punto de vista interesa el hábito activo cuya caracte­
rística fundamental es que, poco a poco, a medida que se adquiere perfec­
ción disminuye la concentración de la conciencia que tan atenta estaba al
comienzo, llegando en algunos momentos a ejecutarse el acto casi en for­
ma inconsciente. Como consecuencia el hábito activo lleva, con el tiempo,
al automatismo; por esta razón, cuando se hace el primer movimiento co­
rrespondiente * un acto entra en juego el mecanismo completo ya fijado
por el individuo, y aquél se ejecuta en su totalidad casi sin intervención
de la concencia.

3?) Acto voluntaría:


EU acto voluntario es condicionado y dirigido por la voluntad y se
halla bajo la estricta vigilancia de la conciencia. Su ejecución requiere
la participación activa de la inteligencia que elige convenientemente los
movimientos necesarios para realizarlo. Para este fin el hombre dispone de
múltiples reacciones y movimientos ya ejecutados que están a su servicio
pues sus mecanismos le son ya conocidos, por lo tanto pueden pertenecer
al grupo de los habituales; o puede verse obligado a crear y componer
nuevas formas de movimientos para concretar un acto recién creado.
El acto voluntario es el de mayor jerarquía; para su ejecución la
voluntad se halla al servicio de la inteligencia que la dirige, ya sea para
repetir o renovar movimientos o para crear nuevos combinando los ya co-
206 P S IC O P A T O L O G ÍA GENERAL

nocidosi lo que permite en definitiva la ejecución voluntaria de un acto


conocido o de uno recién creado.
En un intento por definir la voluntad diremos: “ es la energía psíqu i­
ca con m odalidad estática o energía potencial psíquica que, en determi­
nado momento y a requerimiento de las necesidades imperantes se trans­
form a en múltiples formas de energía cinética” .
L a voluntad, que sólo se hace perceptible a la conciencia cuando pa­
sa de su forma estática a la cinética, im pregna toda la psique sin una lo­
calización determinada. Efectivamente, se halla implícita en todos los es­
tados psicológicos ya que éstos constituyen una fuerza en potencia que
en cualquier momento puede manifestarse en una acción o en un m ovi­
miento. Esto es lo que se conoce bajo la denominación de acción ideomo-
triz. Luego, la voluntad se halla al servicio de los estados psicológicos in ­
telectuales y afectivos; considerada la psique como una unidad funcional,
se comprueba que al mismo tiempo qne se generan las emociones y sen­
timientos o se elabora el pensamiento, se m ovilizan los resortes que ca­
nalizan la voluntad y engendran la acción.
Toda manifestación afectiva tiene su respuesta voluntaria: a) las ten­
dencias e inclinaciones naturales que determinan la acción y la conducta
de la persona; b ) las emociones prim arias que determinan las distintas
reacciones somáticas y actitudes que adopta el individuo en forma casi
automática (huida, agresión, e tc .); c) los estados emocionales comple­
jos, con los sentimientos y las pasiones, que condicionan reflexivamente
la voluntad y la conducta a través de una elaboración pensante. Por otra
parte, todo pensamiento requiere para su elaboración la participación de
1a voluntad, que aplica la concentración atentiva necesaria sin la cual no
puede cumplir su finalidad. Luego, és obvia la participación indispensa­
ble de la voluntad en todas las manifestaciones psíquicas del hombre,
percf debe insistirse en que ella no es el punto de partida de esas manifes­
taciones sino la energía que necesitan y que disponen para entrar en acción
cuando pasa del estado potencial al cinético. Estas consideraciones no equi­
valen a sentar preeminencias en las manifestaciones psíquicas, todas son
igualmente iinportantes, ninguna está pospuesta, todas surgen én form a si­
multánea como exponentes del funcionalismo psíquico.
E l proceso que lleva a la ejecución de una acto volurítario se origina
siempre en un deseo o en una tendencia surgidos de las vivencias que el
individuo experimenta; cuando ese deseo o intención no es detenido por
ninguna inhibición procedente de la corteza cerebral es sometido al pro­
ceso de elaboración de la conciencia, donde se jerarquiza y determina la
participación voluntaria que decide y lleva , a la ejecución del acto pro­
puesto, con participación de las vías motoras que son solicitadas mediante
las fibras de asociación.
E l acto voluntario en su complejidad comprende entonces dos partes
a fundamentales: a) La prim era es el período de elaboración consciente
del acto, desde la iniciación del deseo hasta la decisión voluntaria. Se lla­
m a tam bién: acción im plícita o conación. b) L a segunda corresponde a
la ejecución del acto o acción explícita.
P S IC O P A T O L O G IA DE LA A C T IV ID A D 207

'
Sí:-' PS IC O P A T O L O G ÍA DE L A A C T IV ID A D

ft : Alteraciones de la actividad voluntaria


S'i-
S'.'
Teniendo en cuenta las dos fases del proceso del acto voluntario el
estudio de sus alteraciones comprenderá a aquellas que puedan recaer so­
bre cada una de esas dos partes fespectivamente.
1'^) Cuando las alteraciones recaen sobre la conación o periodo de
fv
elaboración se perturban los deseos y las decisiones.
2°) Cuando los factores patológicos obran sobre la acción explícita
o período de ejecución se perturban los mecanismos de ejecución.

I: 19) A l t e r a c io n e s del p r im e r p e r ío d o

)' decisiones. Conación)


del acto v o l u n t a r io ; (deseos

Pueden ser de dos órdenes: cuantitativas y cualitativas.

A ) Alteraciones cuantitativas:

II A b u lia: Consiste en la falta absoluta de voluntad; en la carencia


ff- de deseos y de decisiones; la afectividad deja de ser fuente de deseos, el
<íi ■
pensamiento se apaga y la voluntad sé inhibe.
La psicopatologia estudia diversos tipos de abulia, en todos los cuales
se manifiesta un trastorno global y marcado de la psique. A l margen de
esta abulia patológica debe considerarse la que se llam ó; abulia constitu­
cional, propia de personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas
de deseos y reacciones volitivas.
Entre las abulias patológicas más frecuentes figuran:
La abulia neurasténica, que no se origina en la falta de deseos sino en
la imposibilidad de llegar a las decisiones. Tras una serie de titubeos y
dudas, la decisión no se concreta porque una resistencia invencible que
angustia al enfermo impide la ejecución del acto.
La abulia de los esquizofrénicos: la gran indiferencia afectiva en que
se encuentran sumidos estos enfermos produce carencia de deseos e inten­
ciones. En las ocasiones en que el deseo surge y tiene suficiente intensidad
la acción llega a realizarse, por cuanto no existe ningún impedimento a
nivel de .los mecanismos motores ejecutivos.
La abulia de los melancólicos presenta una característica muy peculiar.
Estos enfermos, cuya exaltación afectiva desplacentera es muy grande, sien­
ten los deseos y las tendencias que impulsan a la ejecución de determinados
acto< A veces, ios estímulos suelen ser numerosos y a menudo requeridos
por necesidades indispensables para la vida y el mantenimiento de la esta­
bilidad del individuo y del hogar; sin embargo, ese impulso muere a poco
de nacer porque se le opone un intenso sentimienlo de impotencia e inca-
fwcidad que impide llegar a ia decisión y a la ejecución.
208 PSICOPATOLOGÍA C E^ERA L

La ab u lia de los catatónicos: En estos enfermos los mecanismos motores


se hallan requeridos por tendencias opuestas que se neutralizan, como
ocurre en los casos de negativismo. Toda tentativa de acción, tanto espon­
tánea como sugerida, engendra automáticamente la tendencia al acto con­
tra rio ; vale decir que la abulia catatónica im plica una manifestación de
am bivalencia (quiero y no quie ro).

2) H ip o b u lia : Consiste en una dism inución de la actividad voluntaria;


en realidad es un grado menor que la abulia, por lo que corrientemente se
la incluye en esta últim a. Se manifiesta en los mismos enfermos que hemos
considerado en la abulia.

3) H ipe rbu lia; Es el aumento de la actividad voluntaria y su conse­


cuencia es una mayor eficacia y rendimiento en las acciones. Así consi­
derada. la hiperbulia es perfectamente normal y de ella resultan individuos
emprendedores, luchadores, capaces de lograr más fácilmente que otros los
objetivos que se proponen; se dice que son de voluntad inquebrantable,
decididos, o de carácter fuerte.
La hiperbulia sólo se adentra en el terreno de. lo patológico cuando
engendra actos que son inadecu’ados a las normas de la convivencia soris!.
Se observa corrientemente en la excitación m aníaca y en todas las íorm.-::;
de excitación psicomotriz, en las que se manifiesta sin dirección por falle
de atención voluntaria. La hallamos en muchos delirantes, que acusaclcj-
)jor sus ideas de justicia y de reivindicaciones llegan a la ejecución de actos
antisociales y a veces francamente delictuosos.

B) Alteraciones cualitativas:

“ Alteraciones de la primera etapa; de Elaboración” .

I j Impulsos-, Y a hemos dicho que en el núcleo instinti\o-afectivo es


donde se originan los deseos, tendencias y emociones que constitu)en los
elementos básicos que generan los actos voluntarios.
En condiciones normales y en personas bien evolucionadas todos estos
elementos prim arios que concurren a integrar un acto son sometidos a una
serie de elaboraciones por parte de la inteligencia, cuyas inhibiciones sua­
vizan las prim itivas reacciones y conduce a una decisión la cual permite la
ejecución del acto voluntario y perfectamente controlado.
Pero fuera de este mecanismo normal, respondiendo a diversas cir­
cunstancias de orden patológico, se produce una intensa reactivación de ¡as
fuerzas instintivas que llevan a la ejecución irrefrenable de algunos actos
en forma violenta y que escapan a todo control cortical. Estos actos des­
controlados son los que se conocen bajo la denom inación de impulsos.
En consecuencia el impulso es la manera de responder del instinto,
obedeciendo a los deseos y tendencias que en él tienen origen. El impulso
anula la posibilidad de llegar a una decisión por cuanto la inteligencia
no participa para determinarla; todo queda reducido a la primera parle
del acto voluntario pues se produce una respuesta súbita y descontrolada
del deseo instintivo. Es por esto que el im pulso se ha comparado a un
P S IC O P A T O L O G ÍA D E LA A C T IV ID A D 209

acto en conow cuU o, porque se efectúa sin participación de la fase consciea-


te y voluntaria. Los actos impulsivos están al servicio de los resortes ins­
tintivos para asegurar 1a conservación del individuo y de la especie; e?tos
impulsos que responden al instinto son perfectamente normales.
IndependienUmente de los impulsos normales deben considerarse los
im pukos patoló^cos, cuyas respuestas llevan el sello que señala el carácter
m órbido y desviado de la normalidad, desde el momento que no condicen
con las apetencias naturales y con ¡as tendencias con que normalmente el
instinto satisface sus objetivos. Esas desviaciones o impulsos mórbidos se
observ’an en todas y cada una de las formas de manifestación de! instinto:
a) en el instinto de nutrición: la pica, la coprofagia, etc.; b) en el instinto
sexual: el masoquismo, ¡a homosexualidad, el fetichismo, etc.; c) en el
instinto gregario: el homicidio, la cleptomanía, la pirom ania, etc.

2) Compulsiones; La compulsión es un estado patológico que resulta


de la oposición de dos fuerzas contrarias. Por un lado el deseo o tendenci:;
que origina un impulso morboso que pugna por desencadenarse; por otro
lado, el control que el individuo ejerce sobre el acto, oponiéndose y leiis-
tiéndose tenazmente a su ejecución mediante enérgicas inhibiciones. Esta
lucha de fuerzas en pugna genera un estado de angustia intensa, tal como
es dado observar en las neurosis obsesivas.
Los attos obsesivos se desencadenan en forma automática, impulsiva,
a. pesar de la oposición enérgica del enfermo. Esta resistencia y la im posi­
bilidad de in h ib ir el aclo, por su imposición obsesiva a la conciencia, an ­
gustian al paciente temeroso de llegar a su ejecución. Para eludir esta
posibilidad, {¡escarba la tensión psíquica y aminora la angustia recurriendo
a la ejecución de actos distintos a los señalados por el imperativo de la
obsesión. Esíos actos de descarga han sido denominados “ ceremoniales” ,
(empleo de determinados signos y palabras; gestos cabalisticos y actos de
superstición, focar madera, etc,).

Alteraciones de la segunda etapa: de ejecución

1) Apraxias: La apraxia consiste en la im posibilidad de ejecutar un


acto que se ordena con perfecta adecuación a su objetivo, sin que exista
parálisis, ni ataxia, ni agnosia. El enfermo realiza movimientos que son
correctos, de perfecta coordinación motriz pero que, aunque fornian parte
del acto ordenado, no corresponden exactamente a sus distintas fases. Ante
todo es necesario cerciorarse si no padece de “ agnosia", es decir, falta de
reconocimiento de los objetos que deben intervenir en el acto a realizar. Al
dar la orden de encender un cigarrillo, por ejemplo, lo veremos llevarse
el fósforo a la boca, o para encender el fósforo frotar la caía contra la
pared.
Dos son las formas de apraxia; A J Apraxia idealoria de Pick: Es un
transtorno de la esfera intelectual que se manifiesta por la incapacidad t’''
emplear de una manera ordenada ios movimientos que se adaptan a la
ejecución de un acto. Falta en el momento necesario, la representación
210 P S IC O P A T O L O C ÍA GEN ERAL

niéntal de esc acto en form a global y en sus etapas sucesivas, Como conse­
cuencia se saltean etapas, se suprimen movimientos o sólo se ejecutan en
form a fragmentaria, de lo que resultan actos absurdos. E l trastorno es
tanto más marcado cuanto más complejo es el acto que se debe ejecutar;*
ios actos simples a menudo se realizan sin fallas. ,
Prueba de que se trata de un trastorno intelectual ideatorio es que
los actos reflejos se ejecutan normalmente sin denotar errores. La apraxia
ideatoria se observa en los enfermos que sufren trastornos graves de la
atención, como en los casos de debilitación psíquica con gran fatigabilidad
(dem encias). También se manifiesta en el surmenage de personas psiqui-
camente normales, lo mismo que en los momentos de distracciones m uy
grandes; en estos casos normales la apraxia no es persistente, tan sólo es
transitoria. Las fallas mnemónicas no son ajenas al trastorno, pues im piden
la evocación de determinadas representaciones ópticas o acústicas y dificul­
tan la correcta asociación entre las mismas.

B J Apraxia motriz de L iepm ann: En este caso el enfermo posee una


perfecta representación mental del acto a realizar, o sea que dom ina el,
mecanismo ideatorio, pero está dificultada la ejecución motriz piies tro­
pieza con la imposibilidad de canalizar los impulsos, que nacen de ese
rnecanismo ideatorio, de una manera ordenada y correcta hacia los grupos
musculares correspondientes. Esta dificultad genera movimientos equivo­
cados, incondicionados, que no corresponden a ningún plan preconcebido
y que conducen a la ejecución de actos distintos a los planeadfts o la des­
carga motora se efectúa sobre un grupo muscular que no corresponde.
Este cuadro se observa en las demencias y es especialmente notable en las
form as preseniles.

2) Ecopraxias: La ecopraxia consiste en la im itación de los actos reali­


zados por otras personas, los que ^ ejecutan en una form a más o menos
automática. La ecopraxia se suele manifestar en los oligofrénicos que no
h a n superado la etapa imitativa de la evolución ontogenética del hombre,
cuando éste aprende determinados actos por imitación de los que ejecutan
las personas que lo rodean. La ecopraxia tiene, por lo tanto, una signifi-
, cación normal en los primeros estadios de la evolución del individuo.
Esta afección se manifiesta también en los esquizofrénicos. Cuando
aparece en períodos avanzados de la enfermedad debe considerarse como
u n a manifestación imitativa automática, derivada de la supresión de las
inhibiciones psicológicas superiores que libera los automatismos de las eta­
pas evolutivas primarias. Cuando aparece en periodos de comienzo de la
enfermedad, cuando se producen las extrañas vivencias de cambio y trans­
form ación de la personalidad, el enfermo recurre voluntaria y consciente­
mente a la ecopraxia para cerciorarse si puede accionar en la misma forma
que los demás, de lo que duda debido a las oscuras y tumultuosas manifes­
taciones de su cenestesia que rompen el equilibrio entre los mundos externo
e interno.

3) Am aneram iento: El amaneramiento, también llamado “ manieris­


m o ” , empleando un galicismo, es un trastorno por el cual los actos pierden
P S IC O P A T O L O G ÍA DE LA A C T IV ID A D 211

SU normal simplicidad y espontaneidad debido al agregado de movimientos


innecesarios que complican su ejecución corriente. Ese agregado superfluo
determina actos amanerados y un tanto ridículos que llaman la atención
por apartarse de lo común. E l amaneramiento es de observación frecuente
en los esquizofrénicos; en menor proporción se da en los epilépticos y más
raramente aún en algunas formas delirantes.

4) Extravagancias y estereotipics: Se conoce por extravagancia a la


exageración del amaneramiento el cual culmina en gestos y actitudes for­
zadas, carentes totalmente de soltura y de naturalidad. Cuando esta* extra­
vagancias o amaneramientos exagerados se repiten constentemente reciben
la denominación de estereolipias que se expresan por una sucesión inne­
cesaria de movimientos y actitudes que no tienen ninguna significación, ni
reportan ninguna utilidad.
Entre ellas debemos distinguir: a) La estereotipia de actitud, carac­
terística de la form a catatónica de la esquizofrenia, que se manifiesta por
una actitud' determinada que adopta el enfermo y en la que persiste en
forma prolongada y repetida, b) La estereotipia cinética o de movimiento,
consistente en la repetición automática y casi impulsiva de algunos mo­
vimientos.

I>-' 5) Interceptación cinética: La interpretación cinética consiste en la


interrupción brusca de un acto o movimiento que se encuentra en plena
ejecución. E l enfermo queda momentáneamente en la actitud en que lo
sorprende esa interceptación; en algunos casos la acción no se reanuda,
otras veces, tras un breve lapso, el movimiento se reinicia en el mismo
sentido o en otro diferente. Sé obsen'a en los esquizofrénicos, debiendo
considerarse como una de las manifestaciones de la disgregación de la
psique.

6) Negativismo: El negativismo es la resistencia opuesta por el en­


fermo a toda sugerencia en el sentido de que cambie de actitud o ejecute
Un acto o m ovimiento determinado. Es un trastorno en el que intervienen
mecanismos psíquicos complejos, diversamente interpretados en su signi­
ficación; actualmente prevalece la idea de considerarlo como una forma
de exteriorización de la interceptación de la voluntad.
El negativismo es una manifestación catatónica m uy frecuente en la
esquizofrenia. Toda insinuación o toda orden imperativa y aun toda suge­
rencia persuasiva y hasta suplicante determina en estos enfermos la apari­
ción automática de una tendencia contraria, parece que se estimulara una
enérgica resistencia y la ejecución de un acto opuesto al requerido. La
resistencia del enfermo negativista es sistemática, se opone a todo, se resiste
aún contra sus intereses personales.
Fuera de la esquizofrenia el negativismo puede observarse en los si­
guientes casos: en la melancolía, e¡ '-la que, debido al sentimiento de im po­
tencia, el enfermo rechaza y se resiste a la ejecución de cualquier acto. En
la histeria, en algunos imbéciles, en seniles que creen no ser suficientemente
respetados; en niños caprichosos, en algunos perversos y personas malignas
con espíritu de contradicción.
212 P S IC O P A T O L O G ÍA GEN ERAL

E n algunos casos graves de negativism o los m úsculos adquieren tal


grado de contracción que es posible m over al enfermo como si se tratara
de u n a tabla. Esto es lo que se conoce po r estupor negativista.
Se denom ina negativismo pasivo a aquel por el cual el paciente m a n i­
fiesta un a oposición permanente a ejecutar cualquier acto o m ovim iento que
se le ordene. Se dice que hay negativism o activo cuando el enfermo realiza
U n acto o un m ovimiento completamente opuesto a aquel que se le indica.

7 ) Obediencia autom ática: Se incluye entre los estados de aumento


de sugestibilidad; és m ás bien una obediencia pasiva.
E l enfermo obedece y ejecuta pasivam ente todos los actos y m ovim ien­
tos que se le sugieran, exactamente lo contrario de lo que ocurre en el
negativism o por el que se resiste a su ejecución. La caída completa de la
v o lu n tad convierte al sujeto en un verdadero autóm ata lib rado a la voluntad
de quien lo d irija .
L a obediencia autom ática difiere de la sugestión porque, en este últim o
caso, la idea es aceptada a través de una crítica que si bien es insuficiente
y superficial revela una participación intelectual, afectiva y volitiva, desde
que el sujeto posee una predisposición constitucional a la sugestibilidad,
en la que siempre existe el deseo y voluntad de cum plir. N o ocurre lo m ism o
en el caso de la obediencia au to m ática.y pasiva. "

8) F lex ibilidad cérea: T am bién llam ad a catalepsia, es de observación


m uy frecuente en la esquizofrenia. Consiste en un estado especial del apa­
rato m uscular caracterizado por una b la n d u ra particular que le da una
a m p lia plasticidad, la cual hace posible una marcada exageración del tono
postural. E l paciente puede adoptar actitudes por demás exageradas de sus
m iem bros y aun de todo su cuerpo, persistiendo en ellas durante un tiem po
m ás o menos largo hasta que lo vence la fatiga m uscular, o cuando deja
de ser observado según o p in ió n de Fierre Janet.

9) Cataplexia: Es u n síntom a m uy poco frecuente, posible de ser


observado en algunos psicópatas. Consiste en la pérdida total y súbita del
tin o m uscular norm al. Es u n episodio de corta duración durante el cual
el sujeto aparece en una com pleta relajación muscular.

L E N G U A JE

D e un m odo general debemos entender por lenguaje a la form a de


ac tiv ida d psíquica que se m anifiesta por el conjuntcv de sonidos articulados
o inarticulado s y de trazos y signos convencionales, por intermedio de los
cuales se hace posible la v id a de relación y el entendimiento entre los
hom bres, pues son el vehículo de expresión del pensamiento y de exteriori­
z ac ión de los deseos y afectos.
C u an do el hombre, p á r a m anifestar lo que piensa o siente, se vale de
un c o n ju n to de sonidos glóticos articulados el vehículo de expresión es el
le n g u a je oral o hablado.
C uando representa sus ideas o sus sentimientos valiéndose de signos
P S IC O P A T O L O G ÍA DE I-A A C T IV ID A D 213

gráficos convencionales, el m edio de expresión es el lenguaje escrito o


escritura y cuando logra entenderse con sus semejantes exteriorizando sus
intenciones y estados de án im o mediante ademanes y gestos, emplea la
m ím ica o lenguaje m ím ico. A éste últim o pertenece el lenguaje de los
sordomudos, los cuales, p o r otra parte, son capaées de llegar a emitir
sonidos articulados im itand o a las personas normales en los mo^ámientos
de los labios y de la lengua y en los movimientos respiratorios que se
requieren para pronunciar las palabras. Este lenguaje hablado de los
sordomudos carece de m od u la ció n pues están im posibilitados para oírse.
E n los diferentes cuadros de patología psíquica donde hallam os tras­
tornos de la esfera activa, se observa la repercusión más o menos marcada
de esas alteraciones en las tres formas del lenguaje hu m an o: oral, escrito
y mímico.

Trastornos del lenguaje oral

Las alteraciones que recaen sobre el lenguaje oral deben ser conside­
radas desde un doble punto de vista: 1*?) Cuando se producen perturbacio­
nes de origen orgánico que afectan a la elaboración y em isión de los so­
nidos de cuya articulación resulta la palabra hablada. 2*?) C uando las
alteraciones son condicionadas por trastornos puramente psicológicos sin
ninguna alteración orgánica aparente.

A l t e r a c io n e s del l e n g u a je o R vVL p o r causas o r g á n ic a s :

1'^) D isa riria : Es una perturbación de naturaleza orgánica de los cen­


tros nerviosos o de los nervios periféricos que se traduce por una altera­
ción de la articulación de las palabras.
E l trastorno consiste esencialmente en im a dificultad para la articu­
lación silábica, en especial cuando se trata de la pro nun ciación de las
consonantes linguales y labiales, que se hacen unas veces arrastrando las
sílabas, y otras veces por enganche de las mismas, de acuerdo con las
expresiones c o n sa g rad a por el uso.
La disartria es en ocasiones muy poco perceptible; para evidenciarla
se obliga al enfermo a concentrar su atención en la lectura, a poco de leer
algunos renglones la alteración se revela por efecto de la fatiga o se le
hacen pronunciar algunas palabras en las que abim dan las consonantes
linguales y labiales: artillero de artiUeria, m inistro plenipotenciario, an ti­
constitucionalmente, desjerarquización y otras semejantes.
E n períodos avanzados es en cambio bien notoria; el enfermo habla
lentamente y con m ucha dificultad, pronuncia palabras incompletas por
omisión de sílabas, la- conversación se hace confusa y se convierte en un
balbuceo incomprensible.
L a disartria se observa siguiendo el orden de im po rtancia del trastor­
no, en las siguientes afecciones: parálisis general progresiva, parálisis pseu-
dobulbar, oligofrenias, lesiones de algunos nervios craneales (trigém ino,
facial, glosofaringeo, neumogá<itrico e hipogloso m a y o r ) ; y en las inlo-
xicaciones por el alcohol o por los barbitúricos.
214 rSlCO PA TO LO GÍA GENERAL

2*?) D isla lia : Trastorno de origen orgánico, provocado por m alform a­


ciones de la lengua, del velo del paladar o de otras partes del aparato
ío n a d o r o bien por insuficiente inervación de esos órganos, que im p id e la
perfecta pronunciación de las palabras.
Los defectos de pro nunciación m ás frecuentes son: el “ rotacismo” o
dificu ltad para pronunciar las erre í; el labdacism o o incorrecta pronuncia­
ción de las eles y el sigm acism o de las eses.

S*?) A fasia; El enferm o que padece de afasia se encuentra im po sib i­


lita d o para comunicarse p o r el lenguaje hablado o escrito, a pesar de estar
intactos los aparatos' sensoriales y sin que existan impotencias musculares
que im pidan las form as d e expresión oral o gráfica. Con respecto a este
trastorno las opiniones son encontradas y de él se han descrito diversas
form as. Nosotros nos lim itam os a considerar las dos formas bien'’ conocidas
desde el punto de vista anátom o-clínico: la afasia de Wernicke y la afasia
de Broca.

A) A fasia de W ernicke: T am bién se la lla m a afasia sensorial o afasia


de comprensión. Se produce en el caso de lesiones ^de la zona cerebral que
com prende la prim era circunvolución tem poral y parte de la segunda, el
pliegue curvo y el girus supraroarginalis y consiste en la • pérdida de la
com prensión del lenguaje hablado o escrito. E l enfermo habla pero no
coordina las palabras o los sonidos, oye pero no comprende las palabras
qu e se le dirigen, ve las letras y signos escritos pero es incapaz de leer
(alex ia) e incapaz de escribir (a g r a fia ). Las lesiones mencionadas produ-
ceíi pues la pérdida del len guaje por incom prensión de las palabras habla­
das o escritas las cuales pierden su significación simbólica.
E l cuadro de la afasia de W ernicke está determinado por la concu­
rrencia de tres tipos de trastornos; amnésicos, agnósicos y disíásicos.
Los trastornos am nésicos son los que producen el olvido del vocabu­
la r io ; el enfermo tiene d ific u lta d y a veces im po sib ilidad de hallar Ibs
Vocablos. Es frecuente el olv id o del nom bre com ún de las cosas {afasia
n o m in a l ) ; al mostrarle u n objeto lo reconoce y mediante signos y gesticu­
laciones o empleando perífrasis procura dar a entender que lo ha reconocido
au n q u e no lo puede n o m b rar. E n grados más avanzados de la afección hay
am nesia de los verbos y preposiciones, lo que se reconoce por “ agrama-
tism o ” .
O tro de los trastornos mnésicos de la afasia es lo que se conoce
con el nom bre de in tox icación por la palabra. E n este caso el enfermo,
olv id ad o del vocabulario, cuando encuentra el nom bre correspondiente al
objeto que se le muestra lo sigue repitiendo aunque se trate de otros d i­
ferentes. En presencia de un anillo, pongam os por caso, continuará dicien­
d o : “ a n i l l o . . . a n il l o . . . a n i l l o . . . ” aunque sean otros objetos los que se
le muestren.
E l trastorno agnósico se m anifiesta a través de la sordera verbal, de
la ceguera verbal y de la agrafia. La sordera verbal es la incomprensión de
la p ala b ra; el enfermo oye hablar pero no comprende lo que se le dice,
tal com o si se le hablase en un id io m a desconocido. Cuando la sordera
.e rb a l es total es incapaz de comprender las órdenes simples, que son com­
PStCOPATOLOCÍA DE LA ACTIVIDAD 215

prendidas cuando la sordera es mediana. Cuando es leve sólo es incapaz de


comprender órdenes m uy complejas.
La ceguera verbal o alexia es la incomprensión de la lectura. E l en­
ferme ve las palabras escritas pero no las comprende. L o mismo que en
el caso anterior puede ser: total, mediana o leve.
L a agrafía es la incapacidad para escribir aunque se conozcan los
signos gráficos. T am bién puede ser total, m ediana o leve.
Cuando la lesión causante de la afasia de W ernicke alcanza hasta la
región del pliegue cu n 'o se produce también la estereoagnosia, que consiste
en una alteración del tacto por la aue el sujeto está incapacitado para
reconocer los objetos que toca con la mano derecha que es el único órgano
afectado.
E n cuanto aJ trastorno disfásico, se manifiesta bajo dos aspectos: la
parafasia y la jergafasia.
La parafasia consiste en la deformación y defectuosa pronunciación
de las palabras y en el empleo de unas en lugar de otras. Padrulo por
padre, por ejemplo.
La jergafasia es una exageración del defecto anterior; la conversación
del enfermo resulta completamente incomprensible; es la llam ada afasia
sintáctica de H ead que no respeta ninguna regla ni sintaxis.
E l paciente es totalmente incapaz de corregir estos errores porque no
reconoce las palabras que pronuncia y por lo tanto ignora que habla en
form a incorrecta.

B) Ajasia de Broca: Tam bién llamada afasia motora o afasia de ex­


presión, debida a lesiones que recaen sobre el pie de la tercera circunvolu­
ción frontal del lado izquierdo.
Siguiendo a Fierre Marie, la afasia de Broca no es otra cosa que la
afasia de W em icke m ás el agregado de la anartria o afasia motriz pura,
por lo tanto los trastornos fundamentales de la prim era consisten en la
im posibilidad de articular palabras unidas a las alteraciones que considera­
mos en la afasia de W em icke.
En realidad, la anartria o falta total de articulación de las palabras
nunca se observa. E l enfermo generalmente conserva un vocabulario pre­
cario y, en ocasiones, reducido sólo a algunas exclamaciones. La lectura
en alta voz es im posible dada la dificultad para articular y la escritura es
muy dificultosa.

4 9 ) Disfem ias: Son alteraciones que se producen en la emisión de


las palabras pese a que se mantiene la integridad de los órganos de su
expresión. Los más frecuentemente observados son él tartam udeo y el bal­
buceo, en los neuróticos y en las personalidades psicopáticas propensas a
los estados espasmofílicos y explosivos.

5*?) D isfonias: Son alteraciones del tono v del tim bre de la voz, cuya
causa reside en el aparato fonador. Las más frecuentes son la afonía com ún
en los alcoholistas; voz apagada en los deprim idos; voz fem inoide en los
homosexuales; voz in fa n til; voz monótona y otras variantes más cuya enu­
meración omitimos.
216 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

A l t e r a c io n e s del l e n g u a je oral por c a u sa s p s i c o l ó g i c a s :

I*?) T aquüalia: Es la aceleración de la emisión de las palabras coin-


cidente con los casos de aceleración del ritm ó psíquico, po r lo- tanto se
encuentra en los enfermos excitados. T a m tié n se denom ina “ verborrea” .
2^) B ra d ü a lia : Trastorno que coincide con la b ra d ip siq u ia o dism i­
n u c ió n del ritm o psíquico y que consiste en una notoria lentitud en la
em isión de las palabras debida al m arcado retardo del ritm o asociativo.
Se observa corrientemente en la co nfusión m ental y en las depresiones.
3'?) Verbigeración: Consiste en la repetición constante de algunas fra­
ses o fragm entos de frases sin n in g ú n sentido y carentes de toda lógica.
E s la consecuencia de trastornos profundos a nivel de la corteza cerebral
pro pios de los estados demenciales y de las confusiones mentales graves;
tam bién se observa en la esquizofrenia. E l síntoma traduce la liberación
del autom atisnio cerebral p o r de bilitación cortical.
4 ^) M utism o: El m utism o o silencio generalmente transitorio, tiene
m últiple s causas de origen y en ocasiones escapa a nuestro control; a veces
resulta d ifíc il realizar su interpretación o es completamente inexplicable en
sus mecanismos, aunque se presum e que sean los inhibitorios.
E l m utism o se manifiesta en la esquizofrenia en la que, la m ayor parte
de las veces, el enfermo que se halla en negativismo enmudece y se opone
en fo rm a sistemática a toda tentativa de conversación o a toda sugestió.n
^para que cohteste a las preguntas que se le form ulan. E n ese estado suele
perm anecer durante días y meses, acom pañado o no de todo el séquito de
las restantes manifestaciones catatónicas, hasta que de pronto y sin m ediar
razones aparentes el enfermo sale de ese estado por otro lapso m ás o menos
pro lo ng ado . E l mutismo de los esquizofrénicos no es susceptible de una
am p lia y exacta explicación pues no se conoce su verdadero m otivo, aunque
es lóg ico pensar que debe existir u n a razón de orden interior coincídente
con el pensamiento esquizofrénico, tal como ocurre con otros trastornos
pro pios de esta enfermedad. Estos enfermos oyen y comprenden totalmente
lo que se les dice pero, encerrados en su negativismo y en su m utism o, es
im po sib le hacerles decir u n solo vocablo o expresar m ediante la m ím ica
que h a n comprendido lo que se les dice; esto es prueba evidente de que
el silencio constituye un elemento m ás en todo el cortejo sintom ático del
estado catatónico, trastorno de la voluntad que perturba entre otros actos el
de la p ala b ra hablada.
E l m utism o de los melancólicos tiene su origen en el perm anente estado
de desplacer en que viven; su dolor y sus problemas los apartan del m undo
en el que no encuentran sino motivos de molestia, disgusto e incom pren­
s ió n ; p a ra aislarse rehuyen toda conversación, procuran no escuchar y sí
se ven forzados a contestar lo hacen brevemente o por monosílabos.
A lg u n o s delirantes, por temor a comprometerse y tras cierta reticencia
en la qu e tratan de ocultar sus ideas, adoptan la decisión de no hablar.
E n los oligofrénícos profundos el m utism o, consecuencia de la insu­
ficiencia, se debe a la carencia o gran pobreza de capital ideativo. En
los id io ta s se debe a la falta de desarrollo del lenguaje.
P S IC O P A T O L O C ÍA DE LA A C T IV ID A D 217

El mutismo no es siempre resultado de un estado psicopático; no po­


cas veces es un recurso de individuos simuladores.

5^) Musitaciones y m onólogos: Se dice que un eníermo padece m usi­


taciones cuando m urm ura constantemente en voz baja como si hablara
quedamente consigo m ismo. Es frecuente en los esquizofrénicos. Cuando
lo hace en voz alta, añadiendo gestos y ademanes como si se dirigiese a un
auditorio im aginario, el trastorno se denomina monólogo.

6?) Neologismos: E l neologismo consiste en la creación o deform a­


ción de una palabra, que sólo es comprensible para el enfermo pues resulta
un absurdo para nuestro lenguaje norm al. L a creación del neologismo es,
a veces, una necesidad para el eníermo, que explica por su interm edio sus
diversas concepciones delirantes; en otros casos son absurdos y capricho­
sos, creados en el m om ento por asociaciones extrañas de acuerdo con las
vivencias que aporta la sensopercepción. Estos neologismos no tienen arrai­
go ni reportan ninguna utilid ad .

7'^) Jergajasia: Trastorno que se manifiesta por la pronunciación con­


tinua de palabras que se suceden sin guardar n in g u n a ilación lógica, lo
que da como consecuencia un lenguaje completamente incoherente y dis­
locado. La jergafasia. es lo que corrientemente se denom ina: “ ensalada de
palabras”.

89} Ecolalia: Perturbación que consiste en la repetición involuntaria


de una palabra o un fragmentor de una frase d irig id a al enfermo en demanda
de una respuesta, el cual ante la im posibilidad de contestar capta uno o
varios vocablos y los repite como un eco. Puede no ser patológica, cons­
tituyendo un defecto que se observa en muchas personas norm ales, que
recurren a esta repetición cuando deben afrontar u n a situación m ás o
menos delicada y necesitan un lapso de reflexión previa para la elabora­
ción de la respuesta ajustada.
En condiciones patológicas es frecuente en algunos delirantes, espe­
cialmente reticentes, que por temor de comprometerse se tom an el tiempo
prudencial para la elaboración de la respuesta.
El médico argentino D r. Resúa, ha llam ado “ ecolalia de apoyo” en la
confusión mental, a la repetición que se debe a la falta de com prensión
por la obtusión del sensorio.

9^) Estereotipia verbal: Repetición frecuente y an orm al de un voca­


blo que se intercala en la conversación. Es com ún en los esquizofrénicos y
en los débiles mentales.

Trastornos del lenguaje escrito

Como complemento del examen del enfermo es im portante, en psi­


quiatría detenerse en el estudio de su escritura. Las perturbaciones de la
escritura recaen ya sobre los mecanismos motores dand o lu gar a la ¿is-
218 PSICOPATOLOGIA GENERAL

gra fía , ya sobre los centros m nem ónicos, lo que m otiva la amnesia de las
im ágenes gráficas de la cual derivan la ag ra fía y la alexia.

1*?) L a disgrafia se observa en los casos de parálisis po r lesiones de


los centros y fibras nerviosas motoras del m iem bro superior derecho. C uan­
do esta insuficiencia es incom pleta, la dism inución de la capacidad funcional
que se produce transmite graves irregularidades en los trazos de la es­
critura.
O tro tanto ocurre en todos los casos en que se producen temblores,
corpo en el alcoholismo, en la parálisis general progresiva, en la edad senil,
en el bocio exoftálmico.
A sim ism o repercuten sobre los caracteres caligráficos los diversos es­
tados afectivos y m uy especialmente las reacciones emocionales; las perso­
nas hiperemotivas m anifiestan fenómenos de disgrafia cuando deben realizar
un esfuerzo de atención, poner su firm a en algún documento de más ^o
ijienos trascendencia, por ejem plo.
E n los histéricos no es extraño observar al m ism o tiempo que un cam­
b io de personalidad, un cam bio de caligrafía.

2'í*) L a agrafía y la alexia se asocian siempre a los trastornos afási-


cos; am bas fueron consideradas al ocuparnos de la afasia.
El lenguaje escrito, que evidencia siempre el pensamiento y el estado
m ental del in d iv id u o , frecuentemente presenta las mismas alteraciones del
lenguaje oral, .siendo com ún que las prim eras precedan a las segundas. Por
lo tantoj es dable observar en el lenguaje gráfico la estereotipia, la incohe­
rencia, los neologismos, el pensam iento delirante, la megalom anía, la per-
severación y en general todas las perturbaciones psíquicas que revela el
lenguaje oral.
En la excitación psícom otriz, especialmente en la m anía, la escritura
se caracteriza por su copiosidad y el trastorno ideativo que llamam os fuga
de ideas se m anifiesta en la velocidad con que el enfermo escribe. Los
caracteres caligráficos son grandes, desiguales y con tendencia a dirigirse
hacia arrib a y no es raro que los escritos contengan ideas m egalóm anas.
Escasa es la inclinación de los melancólicos a la escritura; la ten­
dencia a la introversión debida a la depresión psicomotriz los in hib e para
expresar sus ideas por escrito y cuando lo hacen revelan sus vivencias
tristes y sus pensamientos de ruina y de autoculpabilidad. Los rasgos cali­
gráficos son débiles, m al conform ados y con tendencia a inclinarse hacia
ab a jo ; no son raras las omisiones de letras y de palabras, motivadas por
distracción de la atención, que hacen un tanto confusas las ideas.
Los caracteres caligráficos grandes y alterados por gruesos rasgos
temblorosos son propios de la parálisis general progresiva. La m agnitud
de las letras constituye un signo característico; el enfermo pierde la capa­
cidad de adaptarlas al espacio que dispone para escribir, cuando lo advierte
reduce bruscamente su tam año. Son frecuentes las omisiones o repeticiones
de sílabas o palabras; el trastorno se origina en la debilitación de la
atención.
Los caracteres caligráficos de los delirantes no presentan mayores
alteraciones; llam an la atención los frecuentes subrayados y signos con
PSICOPATOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD 219

que el enfermo destaca la im portancia que asigna a algunos datos. En al­


gunos casos acompañan sus escritos con dibujos vinculados a sus concep­
ciones delirantes que, por otra parte, son ampliamente expresados a través
de la palabra escrita.
Los esquizofrénicos revelan, en lo que escriben, además de los tras­
tornos de su pensamiento las mismas alteraciones que hallam os en el len­
guaje oral: estereotipias, neologismos, etc. Estos enfermos tienen una faci­
lidad especia] para la escritura en espejo, que consiste en una escritura
automática realizada con la m ano izquierda, capaz de efectuar los mismos
movimientos que hace la derecha pero en sentido inverso, de tal m odo que
el escrito sólo resulta legible cuando se lo coloca frente a u n espejo. Esla
disposición parece hallarse latente en todas las personas pues la escritura
en espejo se hace factible por la práctica y por el háb ito. C uando el he­
misferio cerebral izquierdo -transmite sus estímulos a la m ano derecha, el
otro hemisferio cerebral no permanece insensible a tales estímulos y sólo
las inhibiciones normales del juicio y de la razón sobre el lado derecho
im piden la ejecución sim étrica de los trazos con la m ano izquierda. Basta
que algún factor patológico debilite estas inhibiciones, como ocurre en la
esquizofrenia, para que se desate el automatismo cerebral. E n general, los
individuos de insuficiente desarrollo mental ejecutan con facilidad la escri­
tura en espejo porque en ellos las inhibiciones son débiles y los autom atis­
mos afloran fácilmente.
Para term inar debemos hacer mención de la grafología, disciplina
cieiitificá que estudia e interpreta a través de los caracteres caligráficos los
rasgos temperamentales y las distintas disposiciones de la personalidad.

Trastornos del lengiiaje mímico

El estudio del lenguaje m ímico permite recoger una serie de datos


que confirman otros elementos de juicio extraídos del examen del enfermo.
La m ím ica traduce, po r lo general, el estado de án im o dom inante en
una persona; asimism o expresa todas las Variantes que las reacciones emo­
cionales producen en el hum or.
La psicopatología de la m ím ica considera los trastornos cuantitativos:
hiperm im ia, hip om im ia y a m im ia ; y los otros cualitativos: param im ias.

I*?) H ip e rm im ia: Determ ina siempre la exageración de los rasgos fi-


sonómicos, cualquiera sea la tonalidad afectiva dom inante en el enfermo.

a) En la depresión psicomotriz, el rostro expresa siempre la tristeza


y el dolor m oral que aquejan al sujeto. Profundas arrugas horizontales en
la frente y verticales en el entrecejo configuran u n cu adrilátero o M cono­
cido con el nom bre de omega melancólico o “ signo ie Schüle” . Las co m i­
suras labiales dirigidas hacia abajo, la cabeza in clin ad a, la vista fija en
el suelo o en un punto indefinido. E l llanto fácil y frecuente.

b) En la excitación psicomotriz, maniacos e hipom aniacos, la expresión


del rostro trasunta siempre alegría, satisfacción y euforia a través de sus
220 l ’SICOPATOLOGÍA GENERAL

manifestaciones directas que son la sonrisa y la risa; la expresión estática


dt;l liu m o r alegre se exterioriza por una facie semisonriente.
E n un examen de conjunto, los rasgos característicos de la alegría se
descubren en el rostro que se ensancha, las comisuras labiales q u e se elevan,
los ángulos externos de los ojos que se fruncen y en la gesticulación vehe­
mente, abundante y rápida. C uando el enferm o reprime la sonrisa su hum or
alegre se descubre a través de una m ira d a m uy vivaz y de u n a abertura
palpebral m ás amplia.
Los diversos estados emocionales, am o r, cólera y miedo, pro duce n tam ­
bién u n a marcada hiperm im ia, tanto en personas normales com o, con m a­
yor frecuencia, en enfermos mentales. E l prim ero acentúa norm alm ente Jos
^rasgos en los estados eróticos; patológicam ente, en los m aníacos la facie
asume u n a expresión m aliciosa característica; en los histéricos la expre­
sión es m ás lánguida, los párpados superiores a m edio ba jar e inm óviles
cubren parte del iris velando u n a m ira d a que se esfuma, a la vez que
esbozan u n a sonrisa insinuante.
La emoción de cólera que se observa con m ucha frecuencia en los
m aníacos, delirantes y epilépticos, provoca la acentuación de los rasgos
característicos de ese estado em ocional; los ojos se abren en form a des­
acostum brada por una enérgica contracción de los músculos elevadores de
los párpad os que dejan al descubierto la esclerótica m arginal de la parte
superior del iris. L a consiguiente fijeza y dureza de la m irad a y toda la
m ím ica alterada por la tensión de los músculos y el enrojecim iento del
rostro, dan la sensación de violencia, de tormenta psicológica y de agre­
sividad.
L a em oción de miedo, produce m uy semejante exageración de los ras­
gos fisonóm icos; una gran abertura palpebral dilata los ojos, la m irada
refleja, en este caso, espanto e in h ib ic ió n ; la palidez del rostro que se
suma transm ite la sensación de an ulación de la personalidad.
Es característica de los estados esquizofrénicos y de co nfusión mental
la expresión que corresponde a la perplejidad. Los párpados generalmente
m uy abiertos, la m irada entre in qu isido ra y temerosa ponen de m anifiesto
el asom bro y la extrañeza que em bargan al enfermo ansioso de comprender
su verdadero estado.

2 °) H ip o m im ia : Este trastorno consiste en una dism inu ción general


de la m ím ica.
Presenta rasgos típicos la h ip o m im ia que suele observarse en los pa­
ralíticos generales causada p o r la hip oton ía muscular en los estados avan­
zados de la enfermedad. L a falta del tono norm al de los músculos faciales
acarrea u n a caída de las facciones y la desapación de las arrugas y surcos,
especialmente a nivel del surco nasogeniano y nasolabial, cuyo aplanam ien­
to produce una facie inexpresiva que se conoce como cara planchada. En
las form as catatónicas y en la esquizofrenia, sobre todo cuando existe gran
indiferencia afectiva, suele observarse hip om im ia.

3*^) A m im ia : Esta alteración produce la inm ovilidad de los rasgos íi-


sonóm icos que no denotan la existencia de vida afectiva alguna. L a ami-
P S IC O P A T O L O G ÍA DE LA A C T IV ID A D 221

m ía es propia de los estados estuporosos: melancólicos, esquizofrénico y


confusional.

4*?) P aram im ias: Deben considerarse como trastornos cualitativos, ya


que son expresiones de la fisonom ía que no traducen realmente el verda­
dero estado de ánim o del individuo. A I considerar las param im ias deben
tenerse m uy en cuenta las simulaciones y disimulaciones, especialmente de
los delincuentes y de los delirantes.

E S T A D O D E L A A C T IV ID A D E N L O S S ÍN D R O M E S M E N T A L E S

1?) Síndrom e jrenasténico: L a actividad de los oligoírénicos se m a­


nifiesta de una manera caprichosa y desordenada, sin una fin a lid a d bien
definida y, por lo general, como respuesta a los impulsos con que se
exterioriza la vida instintiva. Son frecuentes los movimientos estereotipa­
dos, como el balanceo de los idiotas. E n las form as profundas de o lig o ­
frenia menudean las grandes impotencias motoras y a veces la debilidad
m otriz; la conducta está generaltnente condicionada por la im p u lsiv id ad
que alim entan sus manifestaciones instintivas. E n las formas leves de o li­
gofrenia, donde es posible apreciar una vida afectiva bien m anifiesta, no
sucede lo mismo.
E l lenguaje oral no se desarrolla en los idiotas; a veces queda redu­
cido a pocas palabras. Los imbéciles hablan y logran hacerse entender.
Presentan disartria y dislalia. ,
E l lenguaje escrito sólo es posible en los débiles mentales, y está
incompletamente desarrollado en algunas formas leves de im becilidad.
Es caractéristica la hipom im ia que generalmente afecta a estos en­
fermos.

2^^). Síndrom e dem encial: La actividad general dism inuye por debi­
litación psíquica en los casos de demencia. L a m isma causa origina una
m ayor im pulsividad pues la falta de inhibiciones provoca una reactivación
de la vida instintiva. Asimismo se m odifica la conducta que se caracteriza
por la ejecución de actos agresivos, exhibicionistas y perturbaciones de
orden sexual.
El lenguaje oral se resiente debido al empobrecimiento ideativo; es
frecuente la disartria, especialmente en las formas arterioscleróticas, alte­
ración de gran constancia en las demencias paralíticas.
L a escritura se caracteriza, en la demencia senil por rasgos temblo-
ri^os finos y en la demencia paralitica por caracteres temblorosos gruesos
a los que se agrega falta de silabas y palabras.
En general hay hipom im ia, que se hace bien manifiesta en la parálisis
general progresiva.

3*?) Síndrom e confusional: L a actividad es m uy variable según la


intensidad de la confusión. Cuando el caso es leve aquélla dism inuye, los
movimientos son lentos e imprecisos; cuando se llega al estupor co n fu ­
sional la actividad desaparece completamente. E n la confusión m ental oni-
2 .2 2 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

rica la actividad es m ucho m ás pronunciada, pero desordenada y total­


m ente im p ro d u ctiv a; son frecuentes los m ovimientos defensivos que se de­
ben a las alucinaciones.

AP) Sind'rome esquizofrénico: L a actividad se muestra exaltada o dis­


m in u id a en las form as hebefrénicas y abolida en los estados catatóni-
cos. Son muy frecuentes los im pulsos; y se observa: flex ib ilid ad cérea,
interceptación cinética, estereotipias de actitud y de m ovim iento, am anera­
m ientos, extravagancias. L a escritura refleja m uy a m enudo los mismos
trastornos; la escritura en espejo se manifiesta en algunos casos.

5°) Síndrom e de liran te : P o r lo general la actividad es n o rm al; en


ocasiones se observan acciones y actitudes extrañas condicionadas por el
dlelirio, o m ütisnio voluntario porque los enfermos temen comprometer su
situación. En sus escritos suelen expresar am pliam ente sus concepciones de­
lirantes; abundan los signos y subrayados con que destacan los hechos que
consideran de im po rtancia.

6 °) Síndrom e de excitación psicom oiriz: Se^ produce una exaltación


general de toda la actividad del enfermo, manifestada en la tensión de la
m ayor parte de los músculos, m o v ilidad general de todo el cuerpo,
gesticulaciones y actitudes exageradas, risas frecuentes, verborrea y gra-
forrea.

7'^) S índrom e de depresión psicom otriz; E n este síndrome hay grave


in h ib ición de la actividad general del enfermo y propensión a la supresión
de los m ovim ientos. Los m elancólicos experimentan una peligrosa tenden­
cia suicida o a la au tv m u tilación , a veces imposible de evitar. A l respecto
dice el Prof, B o nho ur en un trab ajo titulado: A u ío m utilacián del labio
por m ordedura en u n demente precoz: “ Entre los alienados, son los me­
lancólicos los que dan el m ayor núm ero de casos de autom utilación, ya
como consecuencia de una idea, fuertemente trabajada, de in dign idad, de
culpab ilid ad , etc., o debido a un rapto ansioso” .
PS!COPATOLOG!A DE LA ACTIVIDAD 223

R esum en

A C T IV ID A D

L a esfera activa comprende todas las manifestaciones de la activi­


Concepto dad psíquica de la personalidad hum ana; actos; lenguaje: oral, cscri-
lo y m ím ico; voluntad y conducta.

Pcrfccio. sin necefidad de aprendizaje previo; re-


Acto
u!tad(> de una disposición hereditaria filopenética;
instintivo
especifico y común a la especie.

Resultado de un largo aprendizaje por rcpeiición


Acto de los mismos mo\im\entú^ que permite alcanzar un
habitual alio grado de perfección. No pertenece a la filoge­
nia sino al individuo.
Actos
supeditados
a ja actividad Condicionado y dirigido por la voluntad y bajo
psíquica Acto estricta vigilancia de la conciencia. En su ejecu­
voluntario ción: movimientos ya conocidos o crcadus en el
momento.

■‘Es la energía psíquica con m odalidad estática


o energía potencial psíquica que, de acuerdo con
V oluntad
las necesidades imperantes, se transforma en mul-
definición
tijdes formas de energía cinética” .
Im pregna toda la psique sin localización.

1'’) Alteraciones que se manifiestan en e¡ período de elaboración.

2'^) Alteraciones que se manifiestan en el período ejecutivo.

F a lla de deseos y de
decisione?.
Abulia A b u lia : neurasténica,
esquizofrénica, m elancó­
lica y cataíónica.
Patología
de la Alteraciones D ism inución de la ac­
actividad del tividad voluntaria. Es un
C uantita­ Hlpobulia
período grado menor que la a b u ­
tivas
de lia.
elaboración

.* ¡mentó de la activi­
dad voluntaria. N o rm al­
mente: m ayor re ndim ien­
H iperbulia to en las accione.^.
P ato lóg ica; m an íaco s
excitados, delirantes.
'2 2 4 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

A c t o s descontrolados
que escapan a la deci­
sión. Respuesta instin­
tiva.
Impulsos patológicos:
Pica, coprofagia (in s tin ­
Impulsos
to de n u tric ió n ).
M asoquismo, fetichismo,
Alteraciones
homosexualidad (in stin ­
del
Cualita­ to sexual). H om icidio,
período
tivas cleptomanía, piro'nanía
de
(instinto gregariol.
elaboración
Estados patológicos ori­
ginados en dos fuerziií
opuestas: el deseo o ten­
Compul­ dencia que produce un
siones im pulso morboso y la re­
sistencia del individuo
en su ejecución (neuro­
sis obsesivas).

Im posibilidad de ejecutar actos'


adecuados al objetivo, sin que ha­
Apraxias ya parálisis, ni ataxia, n i agnosia.
Apraxia idcaloria de Pick.
Apraxia motriz de Liepm ann.
Im itación de actos que realizan
E copraiias otras personas. (Oligofrénico? y e¿-
Patología ^ quizofrénicos).
de la
F alla de sim plicidad y esponta­
actividad
neidad en los actos, por el agre­
A m anera­ gado de movimientos innecesarios
m iento que complican su ejecución co­
rriente. (Esquizofrénicos, cpilépti-
Leos y algunos delirantes).
r Extravagancia; exageración de!
Extrava­
J amaneramiento.
gancias
Alteraciones j Estereotipia: extravagancia lepe-
Estereotipias
de! ^ tida persistentemente,
período Intercep­ r Interrupción brusca de un acto
ejecutivo tación -< o movimiento en ejecución. (Es-
cinética L quizofrénicos).
Resistencia a cam biar de actitud
o a ejecutar cualquier acto o movi-
N egativism o m iento: manifestación Catatónica.
(Esquizofrénicos, melancólicos, his­
teria).
r Obediencia y ejecución automá-
Obediencia
-j tica y pasiva de todos los actos
autom ática
L y movimientos sugeridos.
r También l l a m a d a catalepsia.
F le xib ilid ad J B landura y plasticidad muscular
cérea I que permite la exageración y per-
^ sistencia de la actividad postural.
r Poco frecuente. Pérdida total del
Calaplexia ■
< tono muscular. A parición súbita y
L de corta duración.
PSICOPATOLOCÍA DE LA ACTIVlUAD 225

Alteración en la arti­
culación de las palabras.
Disartría En la P.G.P., oligofre­
nia, intoxicación alcoho-
- lica, etc.
Trastornos de pronun­
ciación por malíonna-
Dislalia
ción de la lengua» velo
• del paladar, etc.
Perdida del lenguaie
hablado o e s c rito con
Por causas conservación del senso­
orpánicí? rio y sin impotencia?
musculares. ^
Aíaíia Aíaüa de Vemicke:
“fensflrial o de com ­
prensión”.
.Afasia de Broca; “mo­
triz”.
Alteración en la emi­
sión de la palabra; in­
Difícmia tegridad de los órganos
de ocpresión. (Tartamu­
deo, balbuceo).

Alteraciones del tono


Patologii AJtora ciono»
y timbre de la ven, por
de l i del
Dislonías causas que radican en
íctÍTÍd»d lenguaje el aparato fonador (afo­
ora]
nía, voz feminoide, voi
^ infantil, voz xuonótona)-
VerlwrTea. Aceleración
Taquilalia del ritmo de e m is ió n
de las palabras. ( L ic i­
tación psicomotriz).

Disminución del ritmo


de emisión de las pala­
Bradilalía bras. (Depresión psico-
motriz, confusión raen-
Por causa»
^ tal).
psicoló­
gicas r Repetición de frases
Verbipr-
^ sin «rntido y carentes
ración
^ de lógica.

Silencio motivado [K>r


cau.sa* múltiples. Kfqui-
lofrénicof: por nrpall-
•Mulismo 1 vismo. .Melancólicos r por
tristeza. Algunos deliran­
tes: jwr miedo de ron'.
^ promcterre. Simuladore».
M u.silarión: m u rm u ra r
M u sita ­
ciones
M f> n ó Í0 p 0 j
( constantemente.
Monólogo, en voz ah<
y genicuUndo.
226 rSIC O PAT O LOCiA GENERAL

Crf ación o defoTtns-


ción d e palabras e ¿1 o
Neolo­
comprensibles p a r a el
gismos
enfermo; absurdo para
I' el lenguaje corriente.

Emisión continua de
palabras sin ilación ló­
Jergafasia ■
< gica; lenguaje incohe­
AJleracioBM
Por causas rente: “ensalada de pa-
de]
psicoló­ labras".
Itnguaje
gicas
oral
rRepetición a manera
J de eco de palabras diri-
Ecolalia
I pidas a] paciente. “Eco-
. ¡alia de apoyo’’.

Rcpclición anormal y

{
Estereo­
tipia continua de un vocablo
verbal intercalado en la con-

Por:-traftomos de Jo.t jmecanis-


moí motores, parálisis por lesione»
Diffrafia de ct-ntros o de fibras neniosas,
¡■or tc.TiLíorcs como en el alcoho­
lismo, P.C.P., seniles, c.^tados emo­
cionales.
Patología
de It
actividad Trastornos de los centros mne-
Aprafií mónicos que provocan amnesia de
aleiia lof caracteres gráficos, lectura >
escritura, generalmente asociadas.

Escritos copiosos; reflejan la fu­


ga de ideas y contienen ideas me.
"Maníacos” palómanas. Caracteres caligráficos
glandes, desiguales y dirigidos ha.
Alteracione! cia arriba.
de)
Icig uije EscDf.1 tendencia 3 la escritura;
escrito '«presan vivencias tristes e ideas
“Mela::ró. de ruina y autoculpabilidad. Ca­
licos": racteres ralipráficof débiles, mal
conformados; omisión de letras o
. de síiabai.

Cararleres grande?, grue.«os ras-


pos temblorosos. No adaptan el
■ 'Pjralílicoj
'l tamaño de las letras al espacio que
Fínerales” :
i di^J>onen pata escribir. Omisióo de
V letras, sílabas o palabras.

Traeos sin mayores alteraciones.


"’^lelirantes*'; -
Subrayados, signos y dibujos.

“Esquixo- I Se repiten esteieotipias, ínter-


frén ico s” : I ceptacjo:e‘, neologirmi’S.
PSICOPATOLOCÍA DE LA ACTIVIDAD 227

Exageración de los
rasgos íisonómicos. De­
Hiper- presión psicomotriz. Ex­
tnimia citación psicomotriz. Es­
l tados enjocionales (mie­
do, amor, cólera).

Disminución general
Cuantita- de la mímica. Parálisi»
Hipo-
livos mimia general progresiva (cara
AJtexacionts planchada) ; esqiiizofre-
del
]er>guaje
mímico Rasgos íisonómicos in­
móviles. Estados estupo-
Amimia rosos: melancólico, es­
quizofrénico y coaíusio-
nal.

f Expresiones que no
Cualita­
tivos
J Para-
mimias
traducen el verdadero
-< Citado de ánimo. (Simu­
laciones y disimulacio-
neb).

Actividad caprichosa y desorde­


nada sin finalidad bien definida.
Síndrome
Impulsos; movimientos estereotipa­
Patología írenasténico
dos; impotencias motoras. Lengua­
de la je no desarrollado o imperfecto.
actividad
r Actividad disminuida por debili-
Síndrome J tación psíquica. Mayor impulsivi-
demencia! j dad. Trastornos de conducta: ex-
^ hibicionismo.

r Actividad variable según el gra-


Síndrome J do de la confusión. Desaparece en
coníusional ] la forma estuporosa. Muy activa
^ en la forma onírica.
La actividad
en los Exaltada en las formas liebefré-
síndromes nicas. Abolida en las formas cu-
mentales Síndrome
esquizo­ tatónicas. Impulsos frecuentes.
frénico Flexibilidad cérea. Interceptación
cinética, estereotipias de actitutd,
amaneramientos.

Generalmente normal. A veces


Síndrome
mutismo voluntario o actividad
delirante
condicionada por e] delirio.

Síndrome Exaltación general de la activi­


excitante dad. Gesticulaciones y flctif’des
exageradas. Verborrea y graforrea.

Síndrome Inhibición de la actividad gene­


depresión ral. Tendencia al suicidio y a la
automutilación.
C a p ít u l o X II

P E R S O N A L ID A D

P S IC O P A T O L O G IA D E L A P E R S O N A L ID A D

L A P E R S O N A L ID A D H U M A N A

E s tu d ia la personalidad h u m an a es afrontar uno de los problemas


m ás complejos y de m ayor extensión, al extremo que sus límites trascienden
a lo infinito. E n efecto, partiendo de la biolog ía, 'con lo anatóm ico y lo
fisiológico, se eleva a los campos de la psicología y de la psicopatología,
e internándose en la teología cu lm in a en los ámbitos inconmensurables de
la filosofía y de la m etafísica. La m a g n itu d de los confines de la personali­
dad se debe a su dualidad psicofisica.
No es objeto de este lib ro entrar a considerar y exponer los diferen­
tes problemas y posiciones filosóficas surgidos entre los estudiosos, en su
afán por desentrañar los enigm as sobre el origen, evolución y futuro, asi
como sobre el papel reservado a la personalidad hum ana en el orden
universal. A nosotros nos corresponde considerarla desde un punto de vista
puramente médico.
Respetando este criterio, partim os del instinto que consideramos como
la piedra fundam ental sobre la que se edifica la personalidad. E l instinto
fornna el núcleo central y fundam ental que cada persona posee como pa­
trim onio legado por la filogenia.
Previamente analizarem os u n a de fin ición que perm ita una perfecta
comprensión del im portante papel que le está encomendado al instinto en
la constitución de la personalidad. De las numerosas definiciones expre­
sadas resumimos la esencia de las m ism as, en los términos siguientes; “ El
instinto comprende el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y ten­
dencias innatas que permiten la ejecución de actos específicos, comunes
a la especie, que desde el comienzo se realizan con suma perfección sin
requerir experiencia o aprendizaje previo” .
P rofundizando en esta definición extraemos de ella que el instinto
con sus m últiples manifestaciones responde al poderoso m andato que lo
impele a velar por la integridad del in d iv id u o , primer paso hacia la con­
servación de la especie. Efectivamente, transm itido a cada individuo por
la herencia ancestral, eí instinto proyecta en cada uno la suma del apren­
dizaje efectuado por la especie en su evolución filogenética, con el pro­
pósito de subsistir ante todas las inclemencias y los embates de la vida.
228
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD 229

Com o esas adquisiciones sólo son posibles mediante la comprensión


y adaptación a cuanta situación adversa se presenta al individuo, es evi­
dente que en toda manifestación instintiva se revela la inteligencia de la
especie que, gracias a ella, aprendió aclivamenle a perdurar a través
del tiempo.
No nos referimos aquí a una inteligencia superior y bien in d iv id u a­
lizada corao la cortical; la inteligencia que exterioriza y rnoviliza a las
fuerzas instintivas se manifiesta bajo la form a de una “conducción b io ló ­
gica de adaptación a las necesidades vitales y de supervivencia”. En esa
form a resume la totalidad de la inteligencia filogenética que alimenta las
vivencias órgano-vegetativas; activo-afectivas, fuente inagotable para la
vida de la personalidad.
E l instinto tiene bajo su dependencia todo lo concerniente a la con­
ducción de la personalidad dentro de los cauces biológicos normales. En
form a inconsciente para el individuo, vigila el funcionalism o orgánico al
margen de todo control psíquico superior; se encuentra siempre alerta
para satisfacer las necesidades somáticas de la personalidad determ inando,
a tal fin, el im pulso para la ejecución de los m ovim ientos que se traducen
en el acto que satisface su mandato, eludiendo la supervisión psíquica de
la personalidad.
A través de sus numerosas manifestaciones el instinto se muestra siem ­
pre vigilante, atento al cumplimiento de su única fin alidad, preserv'ación
y conservación del individuo y de la especie.
Considerado bajo un aspecto estrictamente psicológico y filosófico,
debe adm itirse que constituye un todo indivisible, a pesar de las m últiples
formas con que se revela. Si el instinto tiene como única finalidad la con­
servación de la especie, se convierte en el encarcado de atizar y m antener
activa la llam a de la vida en el individuo, debiendo reconocerse que se
ensambla y se idenlilica con la Vida misma. Con otras palabras, hab lar
de instinto es hab lar de vida.
Ésta es la razón que nos obliga a discrepar y rebatir la o p inión de
Freud cuando habla de: instinto de la vida e instinto de la muerte. L a
sola enunciación de “ instinto de la muerte” se halla en contradicción con
la esencia m isma del instinto, que siempre representa la im pulsión hacia la
vida, de donde, hablar de instinto de la vida resulta una redundancia.
Además, cuando Freud considera al instinto de la muerte como una m o ­
dalidad agresiva dirigida hacia el exterior, nos parece tratarse simplemente
de una perturbación del instinto gregario. Éste es in h ib id o por intensos
estados emocionales, generalmente coléricos, que conducen a la agresión
y al hom icidio. La resultante no es consecuencia de u n im pulso instintivo
de muerte, sino una respuesta al verdadero instinto de conservación del
que agrede, que asi se com porta para prevalecer y sobrevivir.
C uando el autor hace referencia a este instinto dirigido contra el
in dividuo m ism o, y que culm ina con la destrucción de la m ism a vida, nos
parece que corres[)onde a lo que Fierre Janet lla m ó : sen'im iento calastró-
jico. E-'te Mrntimiento frecuente en los melancólicos, es resultado de una
perturbación instintiva por exaltación emocional desplacentera, que a n u la
a tal punto el deseo de vivir que llega a la desaparición del instinto de
23 0 PSICOPATOLOGÍA. GENERAL

conservación del indivií3uo. A s í cu lm in an las vivencias intensamente des-


placenteras que em bargan a la personalidad, la cual term ina por verse
convertida en una ruin a y en u n a carga para los demás; con esto germ ina
la idea de su icidio que obedece a u n fin altruista y a favor del instinto
gregario o social.
Después de estas consideraciones sólo podemos afirm ar que el instinto
es indivisible y q u e no cabe otra denom inación que la de instinto de con­
servación. S in em bargo, con un criterio práctico, conviene efectuar una
clasificación d e l. instinto, teniendo en cuenta para ello los caracteres m ás •’ I
salientes que diferencian a sus diversas manifestaciones. *'!!
E n las numerosas clasificaciones efectuadas se consideraron in fin id a d ’j
de detalles que h a n contribuido a m u ltip lic a r grandemente las subdivisiones
del instinto. Pero, como se trata en realidad de aclarar conceptos y sim ­
plificar, nos atendremos a u n a clasificación que sólo tenga en cuenta las
tres form as principales de sus manifestaciones. Tales son: , ^

I? ) Instinto de N u tric ió n . , \ '|


• 2*?) Instinto Sexual o de Reproducción.
39) Instinto Gregario o Social. *

19) Instinto de n u trició n: Constituye una de las manifestaciones más


palm arias del instinto de conservación relacionado con la im periosa ne­
cesidad de ingerir alimentos. Necesidad que se halla condicionada p o r es- ;
tím ulos fisiológicos como el apetito, el ham bre y la sed, así como por
todos aquellos mecanismos que intervienen en la adquisición e ingestión I
de los alimentos. M
E n el estado actual de la sociedad, dada la facilidad con que se obtie­
nen los alimentos, es m uy d ifíc il que se pongan en evidencia las m anifes­
taciones intensas y ruidosas del instinto de nutrición. Únicam ente se ha
visto surgir este instinto con toda su crudeza en las épocas de penurias
y de ham bre que h an debido soportar algunos pueblos, provocando en los
hombres la necesidad de luch ar p ara obtener su sustento.
Consecuencia de la facilida d señalada es que, cuando en una persona
se m anifiesta intensamente, el instinto de nutrición aparezca m odificado
en su form a. Esta m odificación da lu g a r a la aparición del llam ado ins­
tinto de propiedad, con la tendencia a atesorar y guardar para sí; m a n i­
festación evidente del deseo de bienestar y previsión para el futuro con
que se revela el instinto de conservación del individuo.

29) Instinto sexual o de reproducción; La form a sexual del instinto


es la m ás vigorosa de cuantas se conocen. Consiste en la im periosa nece­
sidad de buscar al sexo opuesto, obedeciendo al m andato ancestral de per­
petuarse por m edio de la procreación. Nuevamente se manifiesta el instinto
de conservación bajo la form a de “ conservación de la especie” . Esto
ú ltim o constituye la razón del gran vig o r e intensidad de sus reacciones.

39) Instinto gregario o social: L a form a gregaria o social del instinto


se m anifiesta por la tendencia que mueve a los hombres a constituir ag ru­
paciones, conviviendo en sociedad.
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD 231

Desde tiempo inm em orial los hombres se han reunido en fam ilias,
tribus, pueblos y naciones m ancom unando, en esa form a, sus esfuerzos
para defenderse de las inclemencias de la naturaleza y de los ataques de
otros hombres. Se trata pues de una nueva manifestación del instinto de
conservación, desde que la convivencia en sociedad asegura la defensa
in d iv id u a l y colectiva.
P o r estas manifestaciones el instinto busca satisfacer las necesidades
que aseguran la supervivencia y conservación de la personalidad somática',
p o r intermedio de la sed reclama la necesidad de líquidos; la necesidad
de ingerir alimentos está asegurada por estímulos vigorosos como el ape­
s to y el ham bre; la necesidad de reparar los estados de fatiga, m ediante
los mecanismos que estimulan el sueño. D e la misma manera, hallarem os
numerosos estímulos fisiológicos que, en u n a u otra form a, tratan de pre­
servar o reparar las energías necesarias para fortalecer y conservar la
vitalidad física del individuo. E l instinto de consen'ación es siempre el
que prim a.
Pero no term ina aquí la m isión del in stin to; esos numerosos estímulos
que nacen a nivel de las más variadas regiones de la economía hum an a
originan, además de las reacciones naturales que provocan las respuestas
a las necesidades de la m áquina humana, una serie de vivencias afines
con dichas reacciones. Estas vivencias tendrán un contenido agradable o
desagradable según el grado de satisfacción o insatisfacción de las nece­
sidades vitales, como también según la facilidad con que se las asegure
O los impedimentos que puedan oponerse a tales fines.
Teniendo en cuenta una resultante final de todas las reacciones or­
gánicas se obtendrá un m atiz general agradable o desagradable, placentero
o desplacentero, que representará el panorama afectivo general en que deba
actiiar la personalidad en diferentes momentos de su existencia. De acuerdo
con ese trasfondo afectivo serán también las resultantes que determ inarán
la actividad general de la personalidad, en m ás o en menos, según que el
estado timico sea placentero o desplacentero. En el instinto bien diferen­
ciado, con su función regente sobre la vida órgano-vegetativa y aotivo-
ajectiva, se vislum bra la individualización del yo, pero bajo la form a de
un yo genérico que trasunta la idea de generalización; es .el yo com ún
a la especie, al que por tal razón se le ha llam ad o ; yo filogenético. Vale
decir que el yo filogenético es el yo instintivo, o sea, el yo heredado, el
núcleo prim itivo, con el que se nace y sobre el que se asienta y se ed ifica
la personalidad futura.
Cuando, al nacer, el in div idu o abandona el claustro m aterno, el o r­
ganism o comienza su vida independiente por la rotura de los lazos in m e ­
diatos que durante la gestación han m antenido y supeditado su v ida o r­
gánica al somatismo materno. Se produce el despliegue de los campos
pulm onares y con el comienzo de la función respiratoria se sincroniza
todo el funcionalism o orgánica del nuevo ser. E n ese mom ento despierta
el ya filogenético, para im pulsar toda la vida del individuo m ediante la
actuación de todos los mecanismos y resortes que le aseguran la evolución
y supervivencia en el m edio ambiente. Esto significa que todos estos es­
tím ulos, que obran sobre el yo filogenético para m ovilizar a las fuerzas
232 PSICOPATOLOGIA CENERAX

instintivas, nacen d e las reacciones biológicas que se suscitan com o coro­


lario de la entrada en fu n c ió n de todo lo somático.
D ichas influencias son múltiples y de variado orden, físicas, mecá­
nicas, eléctricas, especialmente bioquím icas, con extraordinaria im portancia
y predom inio de las de naturaleza horm onal, que gobiernan el sutil y com ­
plejo mecanismo regulador neuroendocrino, el cual desempeña un papel
muy im portante y ocupa u n a posición preeminente en la m archa n orm al de
la v id a somática.
P o r consiguiente, todos los procesos de la v ida orgánica ejercen una
m arcada influencia sobre el yo instintivo. E n prim er lugar debe tenerse
en cuenta la repercusión psíquica de todo ese mecanism o fisiológico, que
yp mencionamos, y que se expresa por el sentimiento de placer o desplacer
dependiente de la n o rm a lid a d o anorm alidad de esas funciones; es lo que
se denom ina: sentimiento vital.
Con la participación de estos nuevos elementos, el yo filogenético
deja de ser aquel p rim itiv o núcleo instintivo, se presenta m odificado por
lo fisiológico y adquiere nuevas modalidades que lo alejan un tanto de la
noción de especie, a la vez que le asignan u n a m ayor in d iv id u a lid ad ,
transformándose en lo que se ha llam ado el yo fisiológico o temperamento.
E n consecuencia y frente a la necesidad de d e fin ir el temperamento
direm os: “ E l tem peram ento es la resultante del instinto m odificado por la
acción de lo fisiológico, que im prim e a sus manifestaciones determinadas
m odalidades en directa dependencia del sentimiento vital” .
E l sentimiento vital proporciona el terreno o panoram a afectivo ge­
neral, que será placentero o desplacentero, con las diversas variantes que
resultan de las numerosas m odificaciones biológicas impuestas a cada in d i­
viduo por las reacciones fisicoquím icas que el fisiologism o determina.
Concretando y sim p lifican d o : “ E l temperamento expresa la form a de
ser del in dividuo según la manera como reacciona el instinto de acuerdo
con las disposiciones som áticas del m ism o” .
E n resumen llegamos a la conclusión de que el instinto o yo filogené-
tico pertenece a la especie, mientras que el temperamento o yo fisiológico
pertenece exclusivamente al individuo.
A l ocupam os del temperam ento es m uy im portante tener en cuenta
la constitución m orfológica. Im portancia que no se debe solamenté a las
características somáticas en sí, con todas las particularidades individuales
que contribuyen a delinear la personalidad en su aspecto som ático, sino
tam bién a todo aquello de carácter fa m ilia r que la herencia se encarga de
transm itir, es decir todo lo que, para la integración de la personalidad,
concierne al genotipo.
Recordamos que, en los últim os años, las escuelas alemanas han hecho
especial hincapié sobre la relación estrecha que existe entre la dconstitución
som ática y las diversas predisposiciones y reacciones psicológicas de las
personas. Asimismo han destacado la im portancia de la constitución so-
niática en lo que respecta a la predisposición a padecer determinadas
psicosis.
Entre los investigadores alemanes fué Kretschmer el que m ás se ocupó
de este asunto. Estableció una clasificación tipológica, con el concurso de
p s i c o p a t o l o g i a d i: l a p e r s o n a lid a d 233

medidas antropométricas precisas más un m inucioso estudio somático y


psíquico, que le permitieron individualizar ¡os cuatro tipos corporales
siguientes:

1?) Tipo Leptosómico: Este tipo corporal coincide morfológicamente


con el microesplácnico áe V iola, el longilíneo de Pende, el tísico de Lan-
douzy y el asténico de Stiller.
El vocablo leptosomo etimológicamente significa: lepto, delgado; soma,
cuerpo; cuerpo delgado. La característica fundam ental del tipo leptosó­
mico es el predom inio del diámetro longitudinal sobre los restantes d iá ­
metros; característica que vemos repetida en cada una de las partes del
cuerpo.
Describiremos el tipo leptosómico en concordancia con lo que dice
Kretschmer; 1) Personas delgadas que, por el predom inio del diám etro
vertical, aparentan ser más altas de lo que realmente son. 2) Piel p álid a,
delgada y de m uy escaso panículo adiposo. 3) Cintura escapular estrecha,
• suspendiendo a los miembros superiores delgados, de m usculatura pobre,
con manos alargadas y de huesos delgados. 4) Tórax alargado y aplanado
por la exigüidad del diámetro anteroposterior con ángulo epigástrico agudo.
5) Vientre sin panículo adiposo, delgado y plano, en ocasiones de prim id o.
6) M iem bros inferiores alargados y de huesos delgados, con las m ism a?
características que los superiores. Debemos recordar la tendencia a la c ia­
nosis de las partes distales de ambas extremidades. 7) Cráneo de perím etro
reducido. 8) Cara alargada, estrecha, pálida, con la frente inclinada hacia
atrás, nariz grande, proporcionando al conjunto un perfil angular que se
ha dado en llam ar perfil de pájaro.

2'?) Tipo A tlético: De acuerdo con Kretschmer el tipo atlético se


caracteriza por el predom inio del diám etro transverso sobre los restantes.
Sus caracteres más notorios son: 1) G ran desarrollo del esqueleto y del
aparato muscular. Tegumentos gruesos abundantemente desarrollados. 2)
Su talla oscila entre mediana y alta. 3) C intura escapular m uy ancha, con
hombros salientes. 4) Tórax am plio y abom bado. 5) Abdom en tenso. 6 ) E l
conjunto del tronco tiene la forma de un trozo de cono invertido, debido
a que la cintura pelviana es relativamente estrecha comparada con el gran
desarrollo de la cintura escapular. 7) M iem bros largos, robustos y en los
que el aparato muscular presenta un m arcado desarrollo. 8) Cuello largo
y grueso, dibujándose los relieves musculares.

3*?) T ipo / ’ícnico; Caracterizado por el predom inio del diám etro áii-
teroposterior sobre los restantes, de lo que resulta un marcado desarrollo
de los permímetros cefálico, torácico y abdom inal. 1) T alla m ediana. 2)
Cara ancha, propensa al enrojecimiento y con tendencia a la acum ulación
de tejido adiposo debajo del mentón. 3) Cráneo am plio, de tipo braqui-
céfalo, con calvicie precoz. 4) Cuello corto y grueso. 5) T órax a m p lio y
abombado, ensanchando grandemente su perímetro hacia la base. 6 ) A b ­
domen volum inoso con gran acum ulación de tejido adiposo. La curva de
la prominencia abdom inal se pronuncia desde temprana edad. 7) E x tre­
midades más bien cortas.
234 P S IC O P A T O L O C ÍA GEN ERAL

49) T ipo D isp lé sic o : Displásico significa etimológicamente m al con-


Jo m a d o .
Este g ru p o en g lo ba a todos los tipos m orfológicos cuya característica
es la falta de a rm o n ía entre las partes, po r lo que resultan desproporcio­
nados, toscos, groseros en sus líneas y fuera de lo co m ún; difieren noto­
riamente de los tipo s m edios antes señalados.
E n el grupo de los displásicos Kretsclimer considera a tres subtipos,
cada u n o de los cuales presenta a su vez diversas variantes.

A ) Gigantes E u n u c o id e s: cuyos caracteres m ás salientes son; 1) M iem ­


bros m uy largos en desarm onía con la estructura del individuo. 2 ) Con­
form ación fem enina de la pelvis. 3) Frecuentes hipoplasias genitales.

B) Adiposos P lu r ig la n iu la r e s y Eunucoides: en los que se observa


una m arcada a d ip o sid a d h ip ofisaria con hipoplasia genital.

C ) H ipoplásicos e In fa n tile s; la bipop lásia puede ser generalizada, o


bien localizada en algunos sectores del cuerpo.
Los cuatro tipos m orfológicos fundam entales expuestos por Kretscbmer
y que acabamos de considerar, constituyen los tipos puros; pero son n u ­
merosos los in d iv id u o s en los que se pueden observar, entremezclados con
los caracteres de su constitución básica, caracteres pertenecientes a otros
tipos constitucionales; esto origina una gran variedad de subtipos.
Kretscbmer, después de pacientes investigaciones, llegó a las siguientes
conclusiones:

1'¡‘) E ntre los tipos leptosómicos y los atléticos se encuentra el m ayor


núm ero de los esquizofrénicos, en un porcentaje aproxim ado del 6 6 % ;
en cam bio entre los pícnicos sólo se observa esquizofrenia en u n 23 % .
29) E ntre los pícnicos se halla el m ayor núm ero de psicosis maníaco-
depresivas, en una pro porción de 67 % ; en los leptosómicos y atléticos
sólo en u n 12 % .
39) E n los displásicos es m uy raro hallar psicosis m aniacodepresiva;
dándose la esquizofrenia en una proporción del 11 % .
4 9 ) Com o consecuencia existe una gran afin id ad biológica entre la
constitución pícnica y la predisposición a enferm ar de psicosis maníaco-
depresiva. P o r otra parte existe afin id ad entre las constitucionfes leptosó-
m ica, atlética y displásica y la predisposición a enfermar de esquizofrenia.
F inalm ente es m uy pobre la afin id ad entre picnicism o y esquizofrenia; asi
com o entre leptosom ía y psicosis maniacodepresiva.
El m ism o autor, con un criterio estrictamente constitucionalista, con­
sidera a las psicosis como derivadas de las constituciones somatocaracte-
rológicas normales. S iguiendo esta concepción em prendió el estudio m i­
nucioso de fam ilia s, tanto desde el punto de vista somático como psicológico,
llegando a establecer dos tipos temperamentales que oscilan entre lo norm al
y lo patológico, y en los que se hallan en potencia los síntomas psíquicos
característicos de las dos psicosis: m aniacodepresiva y esquizofrénica, deno­
m in ánd olos respectivamente: tipo cicloide y tipo esquizoide.
A v a nzan do en el estudio de la personalidad observamos cóm o se es­
PSICOPATOLOCIA DE LA PEUSONALID-VD 235

calonan una serie de importantes factores que, al sumarse y complemen­


tarse, establecen modificaciones en el yo jilogenético y en el yo jisiológico.
D e esa manera es como se elaboran y se plasman los diversos tipos tem­
peramentales, dos de los cuales, el cicloide y el esquizoide, acabamos de
mencionar.
Los tipos temperamentales, cuya clasificación es el resultado de pa­
cientes estudios sobre numerosos individuos, constituyen en realidad tipos
patrones; a uno u otro se pueden asim ilar, con mayor o menor aprox im a­
ción, las personas sometidas al examen psíquico. En efecto, nuestra expe­
riencia nos asevera y confirm a que existen tantas variantes temperamentales
como individuos sean examinados. Esto im pide clasificar a cada'persona
exactamente en un tipo temperamental preestablecido, desde que cada una
fo rja y posee el propio.
Repetimos que son incontables los factores individuales, tanto de orden
fisiológico como constitucional, que concurren para la form ación del tem ­
peramento. Interviene, además, un determinado número de factores, también
individuales, secundarios a la repercusión psíquica de las reacciones que
los factores fisiológicos y constitucionales determinan sobre las fuentes
instintivas aclivo-ajectivas. Estos factores psicológicos tam bién dan lugar
a variantes temperamentales.
Entre los factores psicológicos conviene tener en cuenta a aquello»
que los autores franceses Delmás y Boíl llam aron disposiciones activo-
afectivas. Estas disposiciones naturales son las que, por su mayor o menor
predom inio o por ausencia, pueden dar lugar a determinadas raracterí?iicas
y tipos temperamentales,

19) Consideraremos en primer térm ino a la disposición actividad. Se­


gún que la m isma se halle en más o en menos se tendrán temperamentos
vivaces y con tendencia a la excitación, o, por el contrario, temperamentos
apagados y con tendencia a la depresión. Con esta disposición coincide
el tipo cicloide.
29) O tra disposición importante es la bo nd ad ; los seres hum anos en
in fin ita graduación, se hallan más o menos bien dotados. Los individuos
carentes de bondad conform an el iip o perverso.
39) L a disposición avidez. E l exceso de avidez da lugar a tempera­
mentos en los cuales se destaca la sobrevaloración e hipertrofia del yu;
es el tipo paranoico.
49) E n algunas personas existe un m arcado predom inio de la dispo­
sición em otividad. Se trata de temperamentos frágiles y fácilmente emo-
cionables; responden al lipo hiperemolivo.
59) Delm ás y Boíl señalan, además, la disposición que denom inan
sociabilidad. Estos autores afirm an que el exceso de sociabilidad coloca
al in d iv id u o en el terreno de la ficción, surgiendo poco a poco la tendencia
al engaño, al embuste, a lo im aginativo y a la fabulación. Estos tem pera­
mentos responden al tipo m itóm ano.
N o discutimos la exactitud de lo que aseveran Delmás y B oíl; pero
si adm itim os que es verdad en ciertos casos, tam bién creemos que en otros.
236 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

a u n cuando exista exceso ele sociabilidad, se requiere, ju n io a esa dispo­


s ic ió n , determinado grado de fra g ilid a d y pobreza m ental, y juicios poco
vigorosos que permitan a la im agin ación fraguar hechos y situaciones
falsas. Prueba de ello es q u e existen m itóm anos en los que la sociabilidad
es escasa.
E l profesor argentino G on zalo Bosch agrega dos disposiciones m ás a
las establecidas por los autores franceses; son la fa tig ab ilid a d y la cohesión.
6^) El exceso de la disposición fa tig a b ilid a d determina temperamentos
fácilm ente fatigables, ta n to psíquica >com o físicamente. Estos temperamen­
tos responden al que Bosch de no m in ó tip o Hipojrénico-asténico.
7^) Cuando se baUa en m erm a la disposición cohesión se tienen tem ­
peramentos que muestran gra n lax itu d en los mecanismos normales de
contención de la psique, con m arcada'ten de ncia a la escisión. Estos carac­
teres se observan en el tip o esquizoide que ya mencionamos. .
Insistim os una vez m ás en que estos tipos temperamentales, la gene­
ra lid a d de las veces, no son absolutam ente puros. E n efecto, en la form ación ■
del temperamento intervienen m últiples factores, a los que se agregan ca­
racteres propios de diferentes tipos temperamentales, lo que convierte en
a rd u a y compleja la tarea de ordenar en un casillero la gran variedad de
temperamentos.
Ahora bien; a m edida que el hom bre realiza su evolución en el m edio
social, se m ultiplican extraordinariam ente las variantes individuales. Es
decir que cada individuo con su base temperam ental debe ser considerado ij
actuando dentro de la m atriz social. Es en el seno de la sociedad donde '|
se ve obligado a ajustarse a ciertas norm as de conducta, reglas y leyes,'
que la convivencia social im pone y cuya transgresión significa severas
sanciones y represiones. E l hom bre con su temperamento, tal cual ha sido
integrado por lo filogénico y lo constitucional, será sometido a„ la obra
de amasamiento y m odelación m ediante las inhibiciones sociales que, poco
a poco, suavizan la brusquedad de sus reacciones, con lo que se va trans­
form an do a m edida que adquiere nuevos matices.
D icha transform ación se opera gracias a la indispensable colaboración
de la inteligencia, que se convierte en el artífice de la evolución y p ro ­
greso de la personalidad hum an a. A la inteligencia le debe el honabre su
avance, allanando y superando paulatinam ente todas las dificultades. E lla
le perm ite alejarse de lo m aterial y concreto, hasta alcanzar planos psi­
cológicos tanto más elevados cuanto más se lo perm ite el caudal intelectual
que posea. D e esta manera el temperamento, por obra de lo social y bajo
el ^acicate de la inteligencia, se transform a en carácter o yo psicológico.
E l carácter representa la manera de ser y reaccionar del in div iduo en
el am biente social donde la vida lo hay a llevado a actuar.
Desde qu e las definiciones son siempre engorrosas y difíciles, para
f ija r bien y aclarar los conceptos consideraremos las diferencias entre ins­
tin to, temperamento y carácter, a la vez que tendremos una visión de
c o n ju n to sobre la form a cóm o se integra la personalidad. °
Y a d ijim o s que el instinto o yo filo genético pertenece a la filogenia
y es com ún a la especie, es decir carente de in div idu a lización . Con el na-
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD 237

cimiento y la in iciación del funcionalismo somático surge el temperamento


o yo fisiológico, con lo que se origina la in div idualización; el tempera­
mento representa la manera de ser del in d iv id u o según la form a como
reacciona el instinto de acuerdo con las características somáticas. A su vez
el carácter representa la form a de ser y reaccionar del individuo dentro
de ]a m atriz social y de acuerdo con su capacidad intelectual; es decir
que, el carácter es la resultante de todo lo temperamental am oldado y
sujeto a la nueva situación que la sociedad le im pone.
Por lo tanto, el temperamento es, por así decir, más rígido, toda su
energía se m anifiesta bajo la forma im pulsiva, que es la típica expresión
dcl instinto. E l carácter, en cambio, es mucho más sutil en sus manifesta­
ciones, de reacciones más suaves, desde que se hallan sujetas a la super­
visión de la inteligencia que las reprime enérgicamente. P o r esta razón es
que, cuanto m ás caudalosa sea la inteligencia de la persona tanto más
numerosos serán sus matices caracterológicos, que se m ultiplican en el
campo espiritual.
Paso a paso hemos seguido la forma como se integra la v id a psico­
lógica hasta a d q u irir el más alto grado de in dividualización, que culm ina
con la noción de personalidad. La personalidad hum ana constituye una
totalidad, que resulta de la integración de diversos factores .de diferente
procedencia que, por la conjunción de sus características, contribuyen a
que la m ism a adquiera el más alto grado de diferenciación. Cada uno de
esos factores que integran a la personalidad, se suman, se com plem entan
y se compenetran entre sí, resultando de ello una unión indisoluble. Su
separación sólo se concibe con la desintegración y la muerte de la per­
sonalidad.
Gracias al extraordinario grado de individualización, cada persona
es consciente de que constituye una entidad inconfundible en el m undo en
que vive y del que form a parte, pero, según se lo transmite la noción
de in div iduo , gozando de completa autonom ía, con lo que se coloca frente
al m undo y no como involucrado en un todo com ún con él. Esta m ism a
noción da, a *cada persona, conciencia de que es diferente de las demás,
como asimismo de que las restantes personalidades son diferentes entre sí,
a pesar de las numerosas similitudes que existen entre ellas.
Los factores que confieren las características individuales son de dos
órdenes: físicos y psíquicos. En el orden físico hay que tener en cuenta
a todos aquellos caracteres que permiten y facilitan la identificación f í­
sica de una persona, entre los que los rasgos fisonóm icos se ad judican el
papel de m ayor im portancia. También los defectos físicos se deben tener
en cuenta para establecer características personales, ya sean defectos con-
gcnitos o adquiridos en el transcurso de la v ida po r alteraciones pato ló­
gicas o traum áticas que dejan rastros indelebles.
Los caracteres de orden psíquico son los que presentan m ayor inte­
rés, desde que son los que dan la expresión m ás acabada de la personali­
dad. Deben ser considerados, en este orden, todos los elementos y rasgos
de naturaleza psicológica que conocemos; todo lo instintivo que se am al­
gama con lo temperamental para form ar el núcleo p rim itiv o sobre el que
se afirm a la personalidad definitiva. Ésta se moldea en el ambiente social,
238 PSICOPAT OLOGÍA GENERAL

a d q u irie n d o la m últiple íace tación caracterológica, con tantas más variantes


psicológicas cuanto lo p e rm ita la capacidad intelectual. La inteligencia
facilita la evolución del in d iv id u o , m ediante los im pulsos procedentes del
núcleo in s tin tiv o activo-afectivo, gestor de todos los deseos, inclinaciones y
tendencias de la personalidad.
D e l análisis de lo expuesto surge nítidam ente un doble aspecto de la
p e rs o n a lid a d : 1) E l p rim e r aspecto está dado por todo aquello que el
sujeto posee en potencia c u a n d o nace, es decir lo instintivo y tempera­
m ental exento de toda elab o ra ció n que lo m odifique. Es lo que se conoce
Tpot p e rso nalidad estática. 2 ) E l segundo aspecto se evidencia cuando la
m ism a personalidad in ic ia su evolución dentro de la m atriz social. Es lo
que se h a llam ado personalidad dinám ica.
L a trayectoria que el in d iv id u o efectúa en el m edio social, es lo que
el p ro f. G onzalo Bosch lla m ó arco biológico evolutivo e involutivo de la
p e rso n a lid a d hum ana. E l recorrid o de ese arco biológico comienza con
el n ac im ie n to cuando el in d iv id u o , abandonando la m atriz hum ana, pasa
a la m a tr iz social; en su transcurso se suceden diversas etapas.
19) L a prim era etapa ab arca el período que corresponde a la prim era
y segunda infancia. D urante ese tiem po el n iñ o crece^ realizando el acopio
de conocim ientos, hasta donde se lo perm ita el grado de desarrollo alcan­
zado y el caudal de su inteligencia.
2*^) L a segunda etapa corresponde a la pubertad y la juventud. D u ­
rante la m ism a continúa la ad q u isic ión de conocimientos en gran escala,
ya sea en el campo del estudio, com o en el aprendizaje de los oficios y
tareas a que el hom bre se dedique. N o debemos olvidar que durante esta
etapa acontece u n hecho de gran trascendencia y proyección en la vida
de la pe rso nalidad: la in ic ia c ió n de la v ida sexual por im pulso de u n a ',
nueva actividad de las glándulas genitales, con intensa repercusión en la
afectividad y la actividad general del ser. D urante las dos primeras etapas
de la v id a , la m em oria es la fu n c ió n intelectual que se muestra más activa.
Esto se explica po r la copiosa captación y fija c ió n del bagaje de conoci-
m ientqs, de orden general p rim e ro y especializados después, según sean
las actividades hacia las que el in d iv id u o se incline.
3'?) L a tercera etapa corresponde a la edad adulta, cuya im portancia
reside en la reproducción y perpetuación de la especie. Es, además, la
época de la m adurez psíquica que se traduce en una fecunda' producción
intelectual y m aterial y en el m áx im o rendim iento útil del individuo. E n ^
esta, período la fu n c ió n intelectual de m ayor actividad es la im aginación
que p articipa de todas las elaboraciones, ya sea en el campo intelectual
puro com o en todos los órdenes de la actividad hum ana.
4^) L a etapa del clim aterio que a semejanza de la pubertad, cons­
tituye un perío do de transición. Con él se inicia la curva descendente;
al comienzo casi imperceptible va jalo n an d o invariablem ente la m archa
involutiva de la personalidad. Físicamente se inicia el apagam iento de la
sexualidad que se extinguirá en un plazo m uy variable de una persona
a otra. S im u hán eam e nte, en el orden psíquiso, se inicia el período del
reposo espiritual y de la reflexión serena, sin que en n ing ún m omento se
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 239

perciba déficit mental. A esta altura de la vida se alcanza la más completa


madurez psíquica por la suma de los conocimientos adquiridos y las ex­
periencias pasadas en el transcurso de la vida. E l ju icio es la función más
activa.
5*?) La últim a etapa del recorrido es la vejez. Decir vejez equivale a
involución psíquica y física de la personalidad, que progresa irrem edia­
blemente hasta la mue^'e del hombre el cual abandona la “ m atriz social”
para pasar a la matriz cósmica.
Además, debemos tener presente que, durante el transcurso de toda
la existencia, la personalidad se mantiene invariable, siempre igual a sí
m isma, a pesar de los cambios caracterológicos que im prim a la evolución
y del deterioro físico que el andar del tiempo pueda acarrear. La m em oria
es la que permite conservar esta integridad de la personalidad al establecer
el nexo entre el pasado y el presente. Es gracias a ella que el hombre
m antiene la unidad y continuidad de su pequeño m undo, sintiéndose siem­
pre el m ismo en cualquier m omento de su existencia.
Avanzando en nuestro estudio en busca de una acertada definición
de la personalidad, repetimos que somos conscientes de las dificultades
*»■
■■■
con que se tropieza, pero confiamos en que, concretando en una d e fin i­
r*' ción los conceptos vertidos ,se podrá tener una noción más acabada de
la esencia mism a del hombre.
Ante todo consideramos a la personalidad como la resultante de la
conjunción de diversos factores, que configuran distintos aspectos de la
n^'sma.

I*?) El aspecto jisico, en el que se involucran las características fisonó-


micas que la herencia transmite al individuo más lo adquirido, en el o r­
den somático, durante el transcurso de la existencia. Estos caracteres per­
miten la individualización física de cada persona por rasgos particulares,
que las hacen inconfundibles entre sí. Com o prueba de esta afirm ación
recordamos la identificación personal por las impresiones digitales, cuya
repetición aún no se ha dado.
2'=’) El aspecto psiquico-animico de la personalidad, proporcionado
por el núcleo instintivo, común a todos los hom bres y trasm itido por la
herencia filogenética.
De allí surge la prim itiva fuente de la afectividad del in dividuo , fu e n ­
te donde se vierten las tendencias, inclinaciones, deseos y emociones que
alimentan la vida afectiva y la conducta del hombre. E n ese punto se h a ­
ce bien notorio el ensamble de lo físico con lo psíquico, debido a la ac ti­
va participación del fisiologismo somático que actuando sobre la fuente
instintiva activo-afectiva le im prim e características particulares. Esto de­
termina la creación de un estado afectivo de orden general, a la m anera
de una pantalla panorám ica receptora de los estímulos e impactos de la
vida de cada ser, y que al mismo tiempo, da el grado y carácter de la
reacción que aquéllos provocan. Esta influencia es recíproca; es factible
com probar la extraordinaria im portancia que todo lo psíquico tiene sobre
lo somático, reciprocidad que obliga a adm itir la correlación entre lo psí­
quico y lo somático, asegurado por una doble corriente: la psicosomáli-
240 PSICOPATOLOGIA GENERAL

ca y la som atopsiquica. E n esta correlación desempeña, indiscutiblemente,


a n papel de im p o rta n c ia el sistema vegetativo neuroendocrino, que dom ina
en este cam po de la p e rso n a lid a d bum ana.
C om o consecuencia de la compenetración psicofísica con todas sus co­
rrelaciones se establece el h u m o r o estado de ánim o hab itu al del in d iv i­
d u o , lo que representa en últim a instancia el temperamento, que no es
otra cosa que el aspecto psiquico-animico de la personalidad. Esta vida
a n ím ic a es regida p o r los centros nerviosos hipotalám icos que tienen ba­
j o s u . dependencia la v id a de los órganos que aparece como una activi- |1
d a d subconsciente, pero que , en cualquier m om ento y po r diversas cir­
cunstancias, puede hacerse súbitam ente consciente ocupando el campo de
la actividad psíquica s u p e rio r.

3'?) E l tercer aspecto de la personalidad, el de m ayor jerarqu ía, es


el que llam arem os: psíquico-espiritual y que concierne al plan o espiritual.
E n este nuevo aspecto surgen en prim er plano la inteligencia, verda­
dera esencia del h o m b re , ún ica capaz de jerarquizar a las funciones psí-
quicas superiores: conciencia, ju icio, razón y creación, que hacen del h o m ­
bre el ser superior de la tierra.
N o existe n ada m ás abstracto que la inteligencia en el conglomerado
de factores q u e concurren a integrar la personalidad y que gravite en for­
m a m ás destacada p ara d a r u n sello definitivo a la m isma. E n efecto, cuan­
d o nos referim os a la inteligencia de un in div iduo determinado no nos
es posible desligarnos d.el concepto de personalidad. Nunca tendremos, un
concepto acabado de aquél mientras no podam os aquilatar su caudal in- í
telectual, de ío que deducim os que, si bien todo es de un valor incalculable
en la psique, la inteligencia es soberana sobre todos los factores que la
integran. i
Por estas razones nuestro criterio nos in clin a a pensar que la de fin i­
ción de la inteligencia engloba, en parte, a la definición de la personalidad.
S ig u ien do a Stern podemos decir: “ la inteligencia perm ite la solución de
cuanto pro blem a o situación nueva se plantean al in d iv id u o ” . Agregare­
m os que la inteligencia constituye un núcleo que se incrusta en la perso­
n a lid a d , con la que form a u n todo único y a la que modela con caracte­
rísticas particulares que le confieren in div idu a lidad . La inteligencia im ­
pregna toda la psique, estimula la evolución del in dividuo que, poco a p o ­
co, supera todos los planos hasta alcanzar los m ás elevados, a m edida que
se ale ja de lo concreto y adquiere m ayor autonom ía cuanto más aumenta
su rad io de acción. Merced a esa evolución es com o la personalidad h u m a ­
n a Uega a la conquista de la autoconducción y de la autodeterm inación,
p o rque la inteligencia le confiere una com prensión y una crítica lógica,
rectoras de u n a m oral y una conducta que facilitan su libre desplazamien­
to en el á m b ito social.
L a in telig en cia interviene activamente en todas las manifestaciones
de la v id a sup e rio r o espiritual del hombre, compenetrándose tan íntima- '
mente que re su lta im posible deslindar lo que es la personalidad de lo que
es la in te lig e n cia , al extremo que pensamos que al decir: esta inteligencia,
decimos: “ esta personalidad” . D icho con otras palabras, la inteligencia
PSIC o p a t o l o g í a d e l a p e r s o n a lid a d 241

es la que nos facilita la vida psíquica superior, porque involucra las tres
capacidades que generan y rigen toda la vida psíquico-espiritual del hom ­
bre; capacidad de comprensión, de crítica y de creación.

a) La com prensión nos permite la adquisición de los conocimientos,


ya que antes de ser asimilados deberán ser comprendidos, primer paso
hacia la correcta elaboración intelectual. L a inteligencia hace entrar en
actividad y se vale de funciones psíquicas como la atención, la sensoper-
cepción y la m em oria para comprender. E n realidad percibir es compren­
der. Merced a la elaboración intelectual de la comprensión un objeto cap­
tado por la sensopercepción en su forma adquiere, con los datos que por
asociación aporta la memoria, los atributos o cualidades que sirven para
su in dividualización, con lo que se tendrá una idea o concepto definitivo
del mismo. A sí se va integrando el capital cognoscitivo, tanto para las
cosas concretas como para las abstractas.
La com prensión es un fenómeno intelectual complejo que sólo se
lleva a cabo con la participación y contribución de toda la psique. En
efecto, la com prensión de un hecho o situación nueva sólo se logra m ed ian ­
te la com paración con los elementos de nuestro conocimiento almacenado,
proceso que nos permite valorar lo nuevo al relacionarlo e identificarlo
con el m aterial anteriormente asimilado.

b ) P ara lograr la correcta comprensión es necesaria la participación


de otra de las manifestaciones de la inteligencia: la capacidad de crítica.
El ju icio o crítica actúa relacionando, identificando, com parando y
valorando, lo que le permite aceptar o rechazar cada uno de los conoci­
mientos que son sometidos a su revisión y llegar a una conclusión cabal
entre los diversos conceptos. Como el ju icio ordena y adapta los conoci­
mientos según la capacidad del individuo, el v alor de los juicios se con­
vierte tam bién en una característica o sfello de la personalidad. Ésta es
la razón p>or la que un conocimiento se nos muestra b a jó distintos aspec­
tos, de acuerdo con los diversos juicios a que ha sido sometido; en efecto,
es imposible encontrar a dos personas con coincidencia total de juicios y
pensamientos, de lo que resulta la dificultad para obtener acuerdo entre los
hombres.
En definitiva, todo el material del conocim iento, para ser asim ilado,
debe ser previamente supervisado por el ju ic io que, al elaborarlo, condu­
ce a su comprensión.

c) Finalm ente, la inteligencia culm ina por la capacidad de creación.


La im aginación creadora es una función psíquica superior; ella puede
crear nue%’os conceptos mediante el m anejo de los conocimientos que for­
man el acervo intelectual personal.
L a creación interviene en todos los órdenes de la actividad hum ana,
desde el juego de los niños hasta las obras m ás grandiosas y los pensamien­
tos más elevados del ingenio hum ano.
Como Ja comprensión, la creación tam poco trab aja independiente­
mente, su íntim a colaboradora es la crítica que, al arrib ar a una conclu­
sión, acepta o rechaza lo creado. La crítica se convierte por ello en un ele­
242 PSICOPAT OLOGÍA GENERAL

m entó de prim ordial v a lo r para la psique, puesto que controla no sólo


aquello que debe a d q u irirse desde el exterior, sino tam bién lo que elabora la
im a g in a c ió n creadora.
A poco que nos detengam os a cotejar valores entre ambas formas de
elaboraciones intelectuales: comprensión-critica y creación ¿rítica, se com­
p ren de rá la mayor im p o rta n c ia de la segunda. L a creación evidencia el
v ig o r intelectual, p a tr im o n io de cada in div idu o . Según sea ese vigor, es
decir, condicionada p o r los respectivos caudales intelectuales, la evolución
de las personas se detiene a distintos niveles. Esa variedad de valores se
extiende desde las personalidades que sólo están capacitadas para desem­
peñarse en los niveles m á s bajos, no pasando del plano de lo concreto,
hasta las capacidades p a r a las creaciones geniales. L a suma de todas estas
capacidades nos p e rm itirá a q u ilatar el potencial inielectual del in div idúo.
Tras este breve estudio llegamos a la conclusión de que, en el aspec­
to psíquico-espiritual, corresponde a la inteligencia dar caracteres defini­
tivos a la personalidad. M e d ia n te su actividad, que rige todo el funciona­
lism o psíquico superior, el ho m bre penetra en el campo de la concien­
cia y en el m undo de lo consciente.
“ La conciencia es la resultante de la actividad psíquica en cada ins­
tante de la v id a; hace po sible el conocim iento de nuestra p ro p ia persona­
lid a d y del m undo que nos rodea. Gracias a ella tenemos noción de una
situación especialísima y m u y personal que ha sido lla m a d a : estado de
conciencia. Por ese estado somos conscientes de nuestra personalidad y de
nuestra posición frente a l m u n d o en cada instante del acontecer psíquico.
* E l estado de conciencia es de extraordinaria y constante m ovilidad,
ja m ás permanece estático, debido, sobre todo, a las continuas m od ifica­
ciones que produce la sensopercepción con sus m últiples y variables cap­
taciones durante la v ig ilia. P odríam os decir, p ara aclarar el concepto, que
la conciencia hace las veces de gabinete de trab ajo de la psiq ue; a ella lle­
ga para ser sometido a las elaboraciones psíquicas pertinentes, todo el
m aterial recogido por la sensopercepción así com o el aportado por la m e­
m oria y la im aginación. E n ella se hacen conscientes todos nuestros cono­
cimientos, todos nuestros estados afectivos b a jo la form a de sentimientos
y pasiones, y todos los actos que condicionan nuestra conducta. Por lo
tanto, la conciencia no es otra cosa que el registro perm anente de toda
la existencia de la persona.
Si recordamos que el m u n d o de la actividad subconsciente, regido
po r los centros de la v id a vegetativa puede, en determinadas circunstan­
cias, caer en el campo de lo consciente, comprenderemos que en la con­
ciencia no sólo se hace consciente la v id a psicológica sino tam bién la v i­
da orgánica. Estas experiencias son las que transm iten al ho m b re una per­
fecta noción del- yo y de su orientación témporo-espacial, p o r lo que, gra­
cias a la conciencia, el hom bre sabe que existe, quién es, dónd e está, qué
m omento vive, qué piensa, qué desea y qué hace.
P ara te rm in ar y antes de d e fin ir a la personalidad, corresponde des­
tacar que el hom bre no es sim plemente instinto y som a; constituye una
entidad m u c h o m ás compleja. E n efecto, po r sobre lo físico e instintivo
existe algo m u c h o más elevado, de gran jerarqu ía y sutileza, que se reve­
p s ic o p a t o l o c ía de la p e r s o n a l id a d 243

la en su conciencia, en su razón y en su inteligencia; el hombre es, en


definitiva, cuerpo, mente y espíritu.
Nuestro concepto definitivo de la personalidad lo expondremos en la
siguiente de fin ición:
“L a personalidad hum ana es la resultante de u n a com pleja conjun­
ción de factores y disposiciones que la herencia ancestral transmite a la
especie, los que amalgamados a los caracteres somáticos constituyen la
unidad psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que la im pulsa a
la evolución psíquicoespiritual, alcanzando, merced a la crítica y la ra­
zón, el ám bito de lo consciente, la autoconducción y la autodetermina­
ción” .

^ P S IC O P A T O L O C ÍA D E L A P E R S O N A L ID A D

• Considerar a la personalidad hum ana desde el pu n to de vista de la


psicopatología, presupone tener en cuenta dos aspectos diferentes.

1'?) E n prim er térm ino consideramos todos los factores y disposiciones


que, con sus variantes, concurren a la integración de la personalidad, o
sea todo lo concerniente a lo instintivo, lo temperamental, lo caraclero-
lógico y am biental, con el agregado de lo que atañe a la inteligencia. No
interesan, b a jo este aspecto, las pequeñas variantes que in dividualizan y
distinguen entre sí a las personas, sino las grandes variantes que dan lugar
a la form ación de tipos patrones bien definidos, que, sin llegar a ser ne­
tamente patológicos, tampoco encajan dentro de los lím ites de la n orm ali­
dad. A estos tipos debemos abarcarlos con la denom inación general de;
defectos constitucionales de la personalidad; a ellos pertenecen las perso­
nalidades psicopáticas.
29) E n el segundo aspecto se consideran las alteraciones patológicas
propiamente dichas de la personalidad, las que pueden ser transitorias o
producir m odificaciones indelebles, pero que, en todos los casos aparecen
con caracteres inexistentes hasta el momento de su m anifestación. Estas
modificaciones patológicas pueden darse en cualquier persona, tenga o no
una característica psicopática, es decir, que se trata de procesos patoló­
gicos de los que n adie se encuentra exento. Reservamos para estos casos
la denom inación de “ alteraciones patológicas de la personalidad” .

Defectos constitucionales de la personalidad: persoriaüdades psicopáticas

Corresponde aclarar, en prim era instancia, que no existe, hasta ahora,


ninguna clasificación definitiva sobre las personalidades psicopáticas, al
extremo de que cada autor tiene la suya propia. E n consecuencia, nos­
otros presentaremos sucesivamente, y por orden de im portancia, las p in-
cipales personalidades psicopáticas por todos conocidas, nítidam ente di-
ferenciahles e inconfundibles en la gama in fin ita de las mismas. P or otra
parte, aclaramos que estos tipos patrones tampoco se encuentran en ab-
244 P SIC O P A T O L O G U GENERAL

soluto grado de pureza. L o corriente es com probar que, ju nto a un deter­


m inado tipo p atró n , interfieren y se superponen rasgos o caracteres que
pertenecen a otros tipos. D e esta m anera, las variantes se m ultiplican en
forma exhuberante hacie ndo im posible la clasificación de todas, ellas, tan­
to más si recordamos la g ra n im po rtancia del caudal intelectual en el sen­
tido de im p rim ir innum e rable s matices a la personalidad. i'
A continuación estudiaremos las diversas personalidades psicopáticas,
con especificación d e los rasgos que denuncian a cada una.

!'>*) P e r s o n a l id a d in s t in t iv a :

Las manifestaciones instintivas son, norm alm ente, propias de todas las
personas, cualquiera sea su grado de evolución. Pero, corrientemente, los
actos instintivos p re d o m in an en los prim eros años de la vida, cuando recién
se in ic ia la evolución del in d iv id u o , y en las personas que padecen una
detención del desarrollo psíquico. E n estas últim as, la pobreza intelectual
dificulta las inhibiciones corticales, qu e en condiciones normalies, someten
*8 su elaboración y co ntro l a los actos instintivos. P or obra de dichas in h i­
biciones, las manifestaciones del instinto son frenadas en sus reacciones
violentas; se suavizan, se m oderan o transform an.
Sabem os que el in stin to, con sus numerosas expresiones, tiene b a jo
su égida a todos los mecanismos que rigen la v id a subcortical o vegetati­
va, que vela por la in teg ridad y conservación del in div idu o y de la espe­
cie. Su fo rm a de reaccionar es siempre autom ática, lo cual se explica por­
que los mecanismos psicológicos y m otores ya están perfectamente diferen­
ciados desde el nacim iento. C uando el instinto desencadena su mecanismo
con toda su violencia, sin la intervención psíquica superior, su acción es
conocida con el nom bre de im pulso o acto im pulsivo.
Las personalidades en las que los actos im pulsivos son irrefrenables
e incontrolados son las que llam am os: personalidades instintivas. Perte­
necen a este grupo todas aquellas personas que tienen cierto grado de in­
suficiencia en su evolución, y que, p o r su escaso vigor mental, se descon­
trolan co n suma facilidad. Descartamos de este grupo a los oligofrénicos
pro fu n do s, que pertenecen al cam po de la patología. Los impulsos que pa­
decen estas personalidades responden siem pre a la especificación del instin­
to; p o r esa razón son siem pre iguales a sí mismos, lo que im plica los
mismos m ovim ientos, con el empleo de los mismos grupos musculares y,
por ende, participando siempre las m ism as vías motoras.
M u c h a s veces ocurre, en estas personalidades, que el im pulso no res­
ponde con exactitud a lo que im ponen las necesidades instintivas. E l in stin ­
to se presenta, entonces, m od ificado en su esencia, cam biado en sus actos
específicos, empleando m ovim ientos y vías motoras que no son las usua­
les, p o r lo que los actos im pulsivos resultan totalmente anómalos. Estas
perturbaciones son las que se conocen con el nom bre de perversiones ins­
tintivas.
Las perversiones instintivas se pueden observar en todas las m anifes­
taciones d e l instinto. Entre las m ás frecuentes del instinto de nutrición
fig u ra n :
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 245

1 ) M a l a c l a : es el im pulso de comer alimentos de una manera anor­

mal, realizando mezclas extrañas, con el agregado del empleo excesivo de


condimentos raros. Se ha pensado que, en algunos casos, pueda deberse
a una carencia de vitam inas, respondiendo el instinto de nutrición con una
reacción anormal. Salvo estos casos, la m alacia se halla en personalidades
normales, como ocurre con algunos histéricos.

2) P i c a ; perversión del instinto de n u trició n , cuyo im pulso Ueva a


la ingestión de substancias no alimenticias, cuerpos extraños, tierra, tin ­
ta, papel, etc. Esta perturbación la hallamos en los frenasténicos y demen­
tes; en estos últim os por la debilitación psíquica.

3) G o p r o f a g l í : es una variedad de la anterior; el cuerpo extraño


que se ingiere es el excremento. Tanto la pica como la coprofagia pueden
observarse en los niños pequeños no oligoírénicos.

4 ) B u l im ia : el in d iv id u o se ve im p u ls a d o a in g e r ir a lim e n t o s con

e x t r a o r d in a r ia g lo t o n e r ía , en ío r m a d e s e n fre n a d a , s in re p a ra r en lo que

in g ie r e , a u n q u e se tra te de a lim e n t o s en m a l e s ta d o de c o n s e r v a c ió n . E s

fre c u e n te en lo s o lig o ír é n ic o s y d e m e n te s .

5 ) D ip s o m a n ía : p e r v e r s ió n que se m a n ifie s t a p o r el im p u ls o ir r e ­

fr e n a b le de b e b e r g ra n c a n tid a d de a lc o h o l, y a sea p u ro , en d is t in t a s b e ­

b id a s o en c u a lq u ie r s u b s ta n c ia que lo c o n te n g a .

N o s o c u p a re m o s a c o n tin u a c ió n de la s n u m e ro s a s y fre c u e n te s p e rv e r­

s io n e s d el in s t in t o s e x u a l:

1 ) S a d is m o : la p e r v e r s ió n in s tin t iv a se m a n if ie s t a p o r la im p u ls ió n

ir r e f r e n a b le a in flig ir s u fr im ie n t o a la p a r e ja , c o n d ic ió n in d is p e n s a b le

p a ra o b te n e r s a t is f a c c ió n s e x u a l. E n o c a s io n e s , el s u fr im ie n t o f ís ic o es

r e e m p la z a d o p o r a c to s q u e s ig n ific a n el a v a s a lla m ie n to , h u m illa c ió n y su ­

m is ió n de la p a r e ja en el a c to s e x u a l, ta l co m o o r in a r y e x c re m e n ta r s o b re

q u ie n ha de ser in s tr u m e n t o de goce s e x u a l.

2 ) M a s o q u is m o : caso in v e r s o a l a n t e r io r ; la c o n d ic ió n p r e v ia p a ra

o b te n e r s a t is f a c c ió n s e x u a l, es la a u t o le s ió n y e l a u t o s u fr im ie n t o .

3 ) E x h i b i c Í o n i s m o : aberración del instinto sexual que consiste en el

impulso a descubrir y exhibir los órganos genitales y zonas erógenas. Sue­


le observarse en jas personalidades instintivas y en las psíquicamente debi­
litadas por el comienzo de un proceso demencial. Evidencia incapacidad,
timidez o temor de acercarse al sexo opuesto; esta dificultad, al desviar
la acción instintiva norm al, induce a buscar, m ediante la exhibición, la
atención del sexo opuesto, lo que suele bastar para obtener goce sexual,
con frecuencia estimulado con la m asturbación.

4 ) F e t ic h is m o : el in s t in t o se s a t is fa c e m e d ia n t e el im p u ls o q u e c o n ­

duce a a p o d e ra rs e d e p re n d a s , o b je to s y p e r t e n e n c ia s de la p e rs o n a d e­

seada. E s ta p e r t u r b a c ió n es casi e x c lu s iv a d e l sexo m a s c u lin o . E n tre lo s

o b je to s q u e m ás fre c u e n te m e n te d esen cadenan e l o rg a s m o y s a t is f a c c ió n

sexu a l f ig u r a n lo s c a b e llo s y p re n d a s d e v e s t ir .
246 PSICOPATOLOGIA GENERAL

5) B e s t i a l i s m o : L a aberración consiste en el im pulso al coito con


anim ales. Es de observación frecuente en los oligofrénicos a los que la in ­
suficiencia los in ca p acita en su acercamiento y en sus relaciones sexuales
nornjales.

6) N e c r o f il ia :- perversión que im p ulsa a la obtención de satisfac­


c ió n sexual con cadáveres. N o sólo se refiere a la violación sexual de los
m ism os, sino ta m b ié n a diversas m anio bras realizadas con tal fin.

7 ) H o m o s e x u a l i d a d : Es la perversión que im pulsa a efectuar manio-


br,^s erotizantes y a l coito hom osexual. Recordamos que el homosexuaf
puede ser activo, pasivo, o con frecuencia, ambas cosas a la vez.

Las perversiones del instinto gregario o social se m anifiestan bajo


las siguientes form as: r '

1) C l e p t o m a n í a : es la im p u ls ió n al robo, que se efectúa sin nece­


s id ad alguna y en fo rm a descontrolada. ,, . ,

2 ) I m p u l s ió n h o m i c i d a : que puede observarse en algunos casos de


psicosis epilépticas. E sta agresión se produce en lo^ estados crepusculares
p o r estrechamiento de la conciencia.

3 ) I m p u l s ió n s u i c i d a : que se observa en los melancólicos. E n estos


casos la perversión instintiva se debe al sentimiento catastrófico que em­
ba rg a a estos enfermos y qu e llega hasta la anulación del deseo de vivir,
que es el instinto m ism o.

4 ) P i r o m a n Í a : es la im p u lsió n incendiaria. Frecuente en los epilép­


ticos, en cuyos estados crepusculares se producen las agresiones gregarias
descontroladas.

5) D r o m o m a n í a : im p u ls ió n a la fu g a ; propia tam bién de los epi­


lépticos.

P a ra term inar recalcamos que, en las personalidades instintivas se


pueden observar todas las manifestaciones im pulsivas del instinto y sus
perversiones.

2^) P e r s o n a l id a d p a r a n o ic a :

L a personalidad paranoica tiene su raíz en la disposición activo-afectiva


qu e D elm ás y B o íl de no m in aron avidez. Esta personalidad psicopática re­
viste g ra n im portancia, no sólo p o r su frecuencia sino por la gran difusión
e interferencia de sus rasgos en otras personalidades, a las que im prim e
caracteres especiales. Estudiarem os a co ntinuación los caracteres que con­
fig u r a n a la personalidad para no ica .
1) E n prim er térm ino, es dign a de m ención la sobrevaloración. E l
p a ra n o ic o manifiesta siem pre u n a gran propensión a la sobreestimación
de sí m is m o , revelando en esa fo rm a la hipertrofia del “ yo” , que lo lleva
a sentirse superior a los dem ás en todos los órdenes de cosas y de ideas.
P oseedor exclusivo de la ra zó n y de la verdad, sus razones son las ú n i­
PSICOPATOLOCU DE LA PERSONALIDAD 247

cas valederas; lucha por ellas y trata de im poner sus ideas con denodado
empeño. El «entimiento de sobrevaloración, que lo hace sentirse el único
ser capaz, indispensable e insustituible, se exalta a m edida que desestima
el valer y los méritos de sus semejantes, que actúan en su mismo medio
so c ial Esta sobreestimación desmedida del “ yo” es la expresión más aca­
bada de la avidez enfermiza que embarga a la personalidad.
2) Se destaca también por un intenso sentimiento de amor propio,
que se halla en directa dependencia o, m ejor aún, íntimam ente ligado a
la sobrevaloración. En efecto, toda persona que se sobreestima es nece­
sariamente orgullosa.
3 ) E l paranoico es m uy susceptible. Muestra marcada tendencia a
relacionar con su persona cuanto acontece en su derredor; es excesiva­
mente quisquilloso.
4 ) D ada su manera de ser y de actuar provoca continuos conflictos.
Su idiosincrasia le acarrea dificultades en el m edio en que se desenvuel­
va, y como se trata de un inadaptado social se procura eludirlo y evitar su
contacto, para alejar las molestias que ocasiona; al final se le excluye y
se le aisla.
5) Como corolario, arraiga en el paranoico un “sentimiento de dis­
conform idad” nacido de la insatisfacción que le produce la disparidad
entre lo que íntim am ente apetece y lo que la realidad am biental le b rin d a.
6) M arcado sentimiento de desconfianza. Com o resultado de la com ­
probación de que se le evita y ante la evidencia de que las circunstancias
y las personas no le son favorables desconfía de todos y atribuye a sus
semejantes sus desazones e inconvenientes.
7) E n definitiva, la personalidad paranoica se caracteriza por su ten­
dencia dom inante y batalladora, por un intenso deseo de luchar p o r la
im posición de sus razones y de dom inar en todas las situaciones de la vida.
Estas personaKdades presentan un rico panoram a afectivo de predo­
m inio desplacentero, debido a que se destacan en ellas los sentimientos
egoístas. L a sobrevaloración y la gran egolatría son una prueba de ello y,
en su afán de prevalecer, acarrean para si mismos y para los demás in ­
convenientes y situaciones desagradables que culm inan en la disconform i­
dad y el temor, convirtiéndose en permanentes insatisfechos y despla-
centeros.

3*?) P e r s o n a l id a d c ic l o t ím ic a :

L a personalidad ciclotím ica tiene tam bién como las anteriores, gran
difusión en el género h u m a n o ; su característica fundam ental son las f á ­
ciles oscilaciones del tono afectivo y de la actividad.
De acuerdo con los estudios y conclusiones de Kretschmer, a los
que ya nos hemos referido, la personalidad ciclotím ica responde, desde el
punto de vista somático, a la constitución pícnica, denom inándose a la
constitución psicológica tipo cicloide. Estas conclusiones pueden ser acep­
tadas de una m anera genereJ, pero de n in g ún m odo en forma absoluta. L a
248 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

coincidencia e n tre la constitución m oríológica y la psicológica no se puede


ad m itir como u n a regla fija , pues, si bien es dado observarla en. algunos
casos en m u ch ísim o s otros ta l coincidencia no se produce. • '
Según D e lm á s y Boíl las características psicológicas de los ciclotími-
cos tienen su origen en la preponderancia de la disposición actividad.
L a pe rso nalidad ciclotím ica presenta a considerar dos aspectos fu n ­
damentales de BU constitución: el de la afectividad ,y el de la actividad.
A m bas sufren alternativas afines con uno y otro polo del hum or, dando
lugar a dos posiciones psicológicas opuestas. ,
C uando d o m in a el poto alto del hum or, el ciclotim ico se presenta ale­
gre y op tim ista; acostum bramos a decir entonces que e iíá en más. Cuan­
do, p o r el contrario, d o m in a el polo bajo del hum or, el ciclotim ico se
m anifiesta triste y pesimista, por lo que decimos que está en menos. Des­
cribirem os por separado estos dos tipos opuestos de ciclotimicos.

1*?) Ciclotim icos en m á s : E n este po lo del hum or, la personalidad se


presenta eufórica, satisfecha y optim ista. Es com unicativa y de fácil adap­
tación al ambiente, rápidam ente entra en contacto y se relaciona con las
personas que la rodean; el m ás insignificante m otivo da lugar para enta­
blar conversación y para franquearse con quien sea y en cualquier cir­
cunstancia.
Estos ciclotim icos se caracterizan por ser generalmente de buen ca­
rácter y bondadosos, siempre que en la integración de la personalidad
no intervengan elementos perversos. Se vuelcan totalmente hacia el exte­
rio r, son extrovertidos, atrayendo siempre la atención de la concurrencia
en fiestas y puntos de reu n ión, favorecido todo por la franca ecadm ia, que
es p a trim o n io de esta personalidad. Adem ás son receptores de los estados
afectivos de las personas que los rodean, alegrándose o condoliéndose rá­
p id a y sinceramente; por esta causa, tam bién, infunden su estado de ánim o
a los demás, a quienes parece que: contagian su hum or.
Considerada la personalidad ciclotím ica desde el punto de vista de
su actividad, muestra una m arcada hipar actividad e hiperbulia, que se re­
vela en todas sus manifestaciones. E l optim ism o, acoplado a la hiperbulia,
convierte al ciclotim ico en un sujeto em prendedor, afecto a empresas que,
a ú n difíciles, nunca lo a m ila n a n ; no existe para él el fantasm a del fraca­
so. E n efecto, frente a problem as o situaciones serias adopta una actitud
p rá c tic a y realista, denotando gran vivacidad y tom ando rápidas decisio­
nes, con clara y exacta v isió n del rum bo a seguir. T odo converge para
c re a r u n sentimiento que prevalece y dom ina en el ciclotim ico, es el sen­
tim ie n to de triunfo de que habla Fierre Janet en el m aníaco, pero que, en
r e a lid a d , es un componente de la personalidad psicopática cuando está
e n m ás.

2 ° ) Ciclotimico en m enos; Cuando el ciclotim ico está en el polo de


la de presión y la tristeza, se muestra con un aspecto completamente opues­
to aJ anterior. Triste, callado y pesimista. D ifícilm e nte m anifiesta alegría;
m a lh u m o r a d o , todo se le t o m a adverso y todo lo contraría.
L a p e r s o n a lid a d se m uestra apagada, deprim ida, em bargada por el pe­
s im is m o , que es alim entado por vivencias desplacenteras, p o r temores y
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 249

presentimientos desagradables. Retraído e introvertido, siempre ensimis­


mado en sus pensamientos, la vida le presenta su faz menos amable.
Todo este cuadro psíquico se complementa con hipoactividad e hi-
pobulia, que se hace bien manifiesta por la bradipsiquia con que se reali­
zan las elaboraciones mentales. Personalidad poco emprendedora y teme­
rosa, vive obsesionada con el íracaso porque prevalece el sentimiento ca­
tastrófico que Janet describe en los melancólicos, pero que, en realidad,
no es otra cosa que la exacerbación de lo que ya preexiste en la persona­
lidad, la mayor parle de las veces.
Comprobamos pues, que en la personalidad ciclotímica se encuentran
los elementos de dos estados activo-afectivos opuestos, que oscilan entre
la euforia, excitación y optimismo por un lado y la depresión, tristeza y
pesimismo por otro. Estos elementos constituyen los gérmenes hipomania-
cos y melancólicos que se hallan contenidos en la personalidad ciclotímica.

49) P e r s o n a u d a d e s q u iz o t ím ic a :

Entre las personalidades humanas, la esquizotímica es de relativa fre­


cuencia, por lo que se le asigna un lugar preponderante en el estudio
de las mismas. Corresponde al tipo constitucional que Kretschmer aisló
bajo la denom inación de tipo esquizoide. Este mismo autor h ab la de la
preponderancia entre dicha constitución psicológica y la constitución so­
m ática que llam ó: kptosómica-asténica. Ateniéndonos al m ism o criterio
que guía nuestro parecer respecto de la personalidad ciclotím ica, pensa­
mos que, si bien esa coincidencia se observa y debe admitirse, nunca podrá
ser considerada como una regla fija.
D a m a preferentemente la atención, en el estudio del esquizotím ico, el
doble aspecto que muestran la afectividad y la conducta. Esta doble faz
es la que proporciona la noción de división (esquizo), así como la falta
de un idad e integridad, el todo dando la impresión de discordancia, lo
que constituye la característica fundam ental de esas personalidades.
L a prim era faz, la que aflora en el esquizotímico, la más aparente,
más superficial y exterior, traduce el estado de ánim o que despiertan las
vivencias nacidas de la posición del in d iv id u o frente al m undo y al m e­
dio social. L a segunda faz, presenta el panoram a afectivo profundo, su ­
peditado a las vivencias que despierta su v ida interior.

1'?) Faz suporjicial: En sus reacciones afectivas frente al am biente


social, el esquizotímico se muestra discordante. L a generalidad de las ve­
ces revela una afectividad obtusa o torj>e, de escasa repercusión em ocio­
nal, a la que el hum or mantiene en permanente oscilación en otras perso­
nalidades. Esto no significa que el esquizotímico no pueda experimentar
alegría o tristeza, sino que su capacidad reactiva frente a los estímulos
es lenta, torpe e inadecuada a la intensidad de los mismos, es decir, que
no experimenta conmociones bruscas en el hum or. De aquí una personali­
dad afectivamente inexpresiva y fría.
Otras veces, con menor frecuencia, el esquizotímico m anifiesta hiper-
Rcnsibilidad y extraordinaria riqueza afectiva, con honda repercusión
250 PSICOPATOLOGIA GENERAL

frente a la estim ación am Liental. Pero aún así en casos de intensa ten­
sión em ocional, suelen ser incapaces de descargar esa tensión p ó r el llanto
o p o r la risa, cuya explosión am inora rápidam ente la sobrecarga em o­
cional.
Estas características determ inan que el esquizotímico se muestre a la
sociedad com o u n a persona de apariencia entre seria y tím id a , hosca o re­
servada; es u n a personalidad de d ifíc il adaptación o desadaptada a l m e­
dio social, n o sintoniza con él, es poco sociable y a veces insociable, h u i­
diza y a m ig a de la soledad. Quien ostenta la personalidad esquizotím ica
no p a rtic ip a activam ente en el am biente social; su tendencia a la in tro ­
versión y el au tism o no condicen con los imperativos gregarios del ins­
tinto.

29) Faz in terio r; E l aspecto interior u oculto de la afectividad en la


pe rso nalidad esquizotím ica presenta la m ism a discordancia que la faz
exterior.
P o r u n lad o observamos una riq u ís im a afectividad con notable hiper-
sen sib ilid ad, que es alim entada, la m ayor parte de los casos, po r senti­
m ientos impersonales. P or esa razón, cuando los esquiaotímicos están do­
tados de buen caudal intelectual son inclinados aT arte, a la filosofía, a
los libros, a la naturaleza y al estudio en general. Estos sentimientos im ­
personales están en perfecta concordancia con la tendencia de la perso­
n a lid a d a la introversión y al autom atism o, desde que, el aislam iento predis­
po n e al in d iv id u o para el intenso desarrollo de su v id a interior. R ic a v i­
da in te rio r que no se revela debido a la natural reserva del in d iv id u o con
respecto a sus sentim ientos, los que sólo pueden ser adivinados a través
de la exquisitez de sus producciones.
Desde otro p u n to de vista la faz interior muestra una franca insen­
s ib ilid a d o anestesia afectiva. Esta pobreza se hace m anifiesta en la exte-
rio r iz a c ió n de sentimientos en el aspecto gregario, es decir, hacia el p r ó ­
jim o , p a ra qu ie n son fríos e insensibles.
P a r a te rm in ar con las características de la personalidad esquizotím i­
ca, señalam os que sus manifestaciones afectivas revelan una conducta ex­
tra ñ a y m u y particular, que contrasta con la m anera de ser y actuar de
la m a y o r parte de las personas. Son frecuentes en ella las extravagancias,
o scilan do entre el simple rechazo del am biente y de los semejantes, hasta
la fra n c a ho stilidad y las reacciones exabruptas.

5*?) P e r s o n a l id a d perversa:

L a personalidad perversa se caracteriza fundam entalm ente p o r el dé­


f ic it de la bondad. Es ésta u n a de las disposiciones más im portantes de
q u e se h a lla dotada la personalidad h u m a n a ; su carencia la hace desapren­
siv a, m a lv a d a y antisociL
N o co incidim os con quienes sostienen que esta personalidad es afec­
tiv a m e n te po bre, o bien, que tiene anestesia afectiva. Según nuestro pare­
cer, com eten el grave error de creer que el perverso es incapaz de expe­
r im e n ta r vivencias afectivas, desde que pueden ser frecuentes en él las
xeacciones emocionales de m iedo y de cólera. Am bas emociones respon­
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD 251

den a inclinaciones egoístas de la personalidad, al egocentrismo surgido


del instinto de conservación del individuo. E n condiciones normales, ese
egocentrismo instintivo se equilibra gracias al contrapeso que opone la
emoción de afecto o amor, determinada por las inclinaciones altruistas
de la personalidad. Éstas tam bién responden a imperativos del instinto,
pero las guía una finalidad más noble y de m ayor alcance, que trasciende
los límites del yo p ara prodigarse, proteger y sacrificarse por los semejan­
tes, con lo que se asegura la conservación de la especie. Junto a esas in ­
clinaciones altruistas y a la emoción de am or germ ina la bondad, que
constituye una disposición de inmenso valor que jerarquiza a la persona­
lid ad cuando ésta se halla bien dotada. L a bondad representa, en el pla­
no espiritual, la sum a de todas las tendencias altruistas, de todos los sen­
timientos más acrisolados del hombre, de aquellos que conciernen a la no­
bleza del espíritu, a los conceptos éticos, a las norm as de belleza y de con­
vivencia que m antienen la arm onía en las relaciones interhumanas.
L a personalidad perversa es la resultante de la falta de bo n d ad ; se
debe a que el ám bito afectivo de la emoción de am or o sexual queda cir­
cunscripto al terreno emocional prim ario, donde se descargan las fuerzas
instintivas que satisfacen al mandato de la especie. Estas emociones no
trascienden el cam po personal psicofisico, desde el mom ento que sólo son
estimuladas p o r los apetitos somáticos que el intruso se encarga de avivar.
Vale decir que, en estos casos, la emoción sexual no supera la etapa p r i­
m aria, no se eleva a l plano espiritual, no surgen las inclinaciones altruis­
tas, faltan los afectos y la bondad cuyo florecim iento tiene lugar, precisa­
mente, cuando la em oción se intelectualiza para pasar a l campo espiritual.
Llegamos así a la conclusión de que la personalidad perversa tiene
su panoram a afectivo, pudiendo aceptarse la anestesia únicam ente en lo
que respecta a la bondad, a los afectos y a la ética. De un m odo general, el
perverso sé caracteriza por su tendencia al daño, al m al y a la crueldad.
Esta personalidad debe ser considerada bajo dos aspectos diferentes,
según haya o no caudal intelectual.
Lo m ás frecuente es observar que la personalidad perversa se en­
cuentra asociada a la oligofrenia. Se insinúa desde m uy tem prana edad,
mostrando los n iño s una particular tendencia a molestar y hacer sufrir
a los animales y a otros niños de su m ism a edad. El n iñ o perverso se
muestra completamente insensible a las súplicas y muestras de dolor, lo
que se explica po r la carencia de afectos y de bondad. Jam ás experimenta
afectos, aun cuando el m edio fam iliar o am biental pueda ser pród ig o en
ellos; asim ism o, su comportamiento lo hace incapaz de despertar afectos
en otras personas.
Hay que tener en cuenta que, en los casos en que se asocian perver­
sidad y oligofrenia, los individuos se hallan incapacitados p a ra discernir
entre el bien y el m al, de manera que se convierten en verdaderos in a d a p ­
tados sociales. Su actitud es siempre de hostilidad y agresión a la socie­
dad, no encontrándose en ellos la más m ín im a m anifestación del instinto
gregario, cuya negación constituyen. Efectivamente, está latente en ellos
la agresión a la sociedad, el latrocinio, el crim en y su inclinación a todas
las form as de la delincuencia. No muestran n ing ún indicio de bondad, de
252 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

com pasión o condolencia p o r los sufrim ientos que ocasionan a otros seres,
tanto a animales c o m o a sem ejantes; en cam bio nos es dado observar que
en todas sus m anifestaciones se revela la crueldad.
D istinto es el p a n o ra m a cuando se trata de la personalidad perver­
sa dotada de una c a p a c id a d intelectual norm al. En este caso, el com por­
tam iento del perverso difiere del anterior porque la inteligencia le permite
la com prensión perfecta de lo que son las norm as y leyes sociales, así co­
mo de las buenas costumbres y la sana m oral. Sabe que sus actos son cen­
surables y punibles, p o r lo que trata de ocultar y d isim u lar sus impulsos
hasta que, cuando la op o rtu n id ad se torna propicia, el m al y la crueldad
se desatan sin n in g u n a represión. S in em bargo, a pesar de su disim ulo, es­
tos perversos traslucen su im p a sib ilid a d ante el sufrim iento de sus seme­
jantes, su in m u ta b ilid a d ante las penas y las alegrías de los demás, qu ie ­
nes n o hallan n u n c a correspondencia; no se vislum bra en ellos n ing ún
afecto. N o se p e rtu rb an ante las críticas adversas determinadas po r su
com portam ieto, tod o transcurre ante la m ayo r indiferenfta y despreocu­
p a c ió n ; únicamente p ro c u ra n la satisfacción de b u s deseos y la obtención
del fin propuesto sin reparar en los m edios. L a ética, las buenas costum­
bres, el honor y cuanto pu e da significar sentimientos elevados y de supe­
rac ión espiritual, n o hallan eco en su alm a. N o existiendo bondad, no es
posible hallar com pasión, caridad ni am or al p r ó jim o ; hay una total ca­
rencia de afectos, a ú n en el orden fam ilia r. Los perversos son personas es­
tériles y perjudiciales en el sentido social; son enemigos de la sociedad, so­
bre la que hacen recaer su crueldad y los oscuros designios de su persona­
lid a d fr ía y m alvada en la que no germ inó el amor.
Estas personalidades h a n sido denom inadas por Schneider; fríos de
alm a, m ientras que K raepelin los lla m ó : desalmados. Su actitud indife­
rente ante las situaciones h um an as de m ayor dram aticidad los convierte en
seres repudiables y repulsivos. (Locos m orales de Ferri.)

6 9 ) P e r s o n a l id a d h ip e r e m o t iv a ;

E n la personalidad hiperem otiva, que responde a la “ constitución


em o tiv a” de D upré, existe u n m arcado predom inio de la disposición emo­
tiv id ad , que es la capacidad reactiva em ocional de cada persona frente a
las m ás variadas circunstancias que la vida le depara. Esa capacidad reac­
tiva es exquisita, más a ú n , extremadamente exagerada en la “ constitución
e m o tiv a” .
L a característica fund am en tal de la personalidad hiperem otiva es su
gra n sensibilidad frente a los estímulos, que le producen siempre una
re a c c ió n emocional intensa. La reacción es exagerada y desmedida con
r e la c ió n a la intensidad de la causa que desencadena la emoción, m uy a
m e n u d o de una apreciación insignificante. L a personalidad hiperemotiva
pues, tiene mayor receptividad que las personas corrientes; en ellas, las
em ociones surgen con m a y o r facilidad, presentando simultáneamente una
intensa carga afectiva que les confiere m ayor duración y repercusión
general.
P arece existir un desequilibrio en los mecanismos psíquicos in h ib i­
dores que los incapacita p ara frenar las descargas emocionales, provocan­
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 253

do algo así como un descenso del lim ite norm al donde se producen d i ­
chas descargas. Es una form a de inm adurez psíquica de la personalidad
hipereinotiva, debida a una particular fragilidad constitucional que le im ­
pide reaccionar adecuadamente ante los estímulos determinantes de violen­
tos estados emocionales.
Se descuenta por lo tanto que, en estas personas, se presentan con
gran intensidad los concomitantes orgánicos que acompañan siempre a las
emociones. Entre las principales manifestaciones se observan: 1) U na
exaltación general de todos los reflejos, por una excitabilidad particular
del sistema nervioso. 2) L'na frecuente hipersensibilidad cutánea, con una
m arcada hiperestesia. 3) Numerosas manifestaciones somáticas en el or­
den neurovegetativo. Desde este punto de vista son muy apreciables los es­
pasmos a nivel de la musculatura lisa. Pagan tributo, en prim er térm ino,
los músculos lisos encargados de la m otricidad de los órganos del aparato
digestivo; así se observan espasmos a nivel del esófago, del estómago y
de los intestinos. Son de gran im portancia tam bién, entre los trastornos
neurOvegetativos, los de orden vasomotor, como el enrojecimiento y p a li­
dez faciales de acuerdo con el estado emocional imperante.
La observación permite afirm ar que la personalidad hiperemotiva,
en sus exacerbaciones, no pasa de provocar estados neuróticos y de or-
ganoneurosis; en ocasiones pueden observarse cuadros delirantes agudos
de carácter reactivo.
E l hiperemotivo presenta una gran predisposición a la angustia y
a la ansiedad, que constituyen emociones complejas que presentan un d o ­
ble aspecto a considerar: el físico y el psíquico. E n el plano físico: a p a r­
tir de un estímulo determinado se desencadena un intenso estado em ocio­
nal; la repercusión somática origina espasmos a nivel del tracto digestivo
y trastornos vasomotores con marcados espasmos vasculares, cuyo co n ­
junto son las manifestaciones que subjetivamente experimenta el in d iv i­
duo, culm inando con la ensación de ahogo y constricción precordial hasta
finalizar con el llanto y la descarga ansiosa. Desde el punto de vista psí­
quico, las características fundamentales de la angustia y la ansiedad son:
temores inciertos e indefinidos, sensación de amenaza oculta y numerosos
presentimientos que conducen al desasosiego, a la in tran quilid ad e inse­
guridad. Como consecuencia el hiperemotivo evita roces y huye de situa­
ciones que puedan significar una perturbación para su extremada sensi­
bilidad.

79) P e r s o n a l id a d m it o m a n ía c a :

L a personalidad m itom aníaca se caracteriza por su tendencia al en­


gaño, al embuste, a la alteración de la verdad, culm inando con la fabu-
lación y con todo lo que es producto de la im agin ación exaltada.
Los autores franceses Delmas y Boíl han sostenido que en la perso­
nalidad m itom aníaca tiene una exagerada preponderancia la disposición
suciabilidad. Según ellos, el exceso de sociabilidad determina la tenden­
cia a la ficción, al embuste y al menosprecio de la verdad. S in subestimar
esta opinión, ya que encierra parte de verdad, nosotros pensamos que no
se la puede considerar como única causante de la m itom ania. U na prue-
254 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

ba y a constituyen las numerosas personas con m anifiesta tendencia grega­


ria, dotadas de u n exquisito do n de sociabilidad, que no revelan, por eso,
inclinaciones m itom aníacas. P a ra que esto ocurra se requiere, además de
un exceso de sociab ilid ad, la presencia de una personalidad des frág il enr
vergadura, evidencia de u n a particu lar debilidad constitucional.
A la personalidad m itom aníaca se ajusta la constitución histérica, en
la que el falseam iento de la verdad y fantasía constituyen hechos frecuen­
tes. L a m ito m a n ía, en este caso, facilita a l in d iv id uo el encubrim iento de
sus faltas y de sus errores, a la m anera de la m ito m anía de los niños cuan­
do tratan de d is im u la r u ocultar alg una travesura. C oncurre a ello la g r a n '
a fin id ad que el histérico tiene con todo lo in fan til, con esa etapa de la
vida en que el pensam iento, a ú n no je rarq u izad o , se encauza hacia la fan ­
tasía y a lo m ág ic o con prescindencia de la realidad. E n efecto, llam a la
atención la gran fa c ilid a d con que estas personalidades truecan y confun­
den el plano objetivo con el subjetivo, lo que explica la frecuencia con que
reemplazan, m ediante representaciones im agin arias, la realidad apetecida y
se entregan al ensueño y la fab ulación.
E n térm inos generales, la personalidad m ito m aníaca aparece y se
desarrolla ju n to a una m arcada fra g ilid a d constitucional de la psique.
Son personas que, dadas sus precarias condiciones y recursos naturales,
pasan más o m enos inadvertidas en el m edio social; la m ayo r parte de
ellas se conform a con su m ediocridad, pero algunas, especialmente cuan­
do la autocrítica es menos vigorosa, recurren a la fantasía y al m ito para
obtener cierta notoriedad y dar realce a su pobre personalidad. Se alejan,
así, del plano objetivo y buscan aux ilio en el subjetivo; dando rienda suel­
ta a la im a g in a c ió n y a la fáb u la viven complacidos, aunque sólo sea en
fo rm a transitoria y fugaz, sus apetencias e íntim os deseos insatisfechos.
E n procura de estas satisfacciones baladíes urden episodios y situaciones
emocionales que protagonizan con gran teatralidad, llegando a representar
algunas farsas con tal realism o, que hasta ellos mismos se sugestionan y
las viven com o si fuera realidad. E n esa form a consiguen atraer la aten­
ción y convertirse, circunstancialm ente, en m otivo de interés para el m u nd o
que los rodea; con esto su v an id a d se ve, en parte, satisfecha.
E l m itóm a no llega a l falseamiento de la verdad po r caminos diver-
’ sos. L a m ayor parte de las veces, busca, en el engaño y en el embuste, una
fin a lid a d ú til. Esta fin a lid a d puede ser: 1) el deseo de destacarse en el am ­
biente en que actúa, es decir, en su m edio fa m ilia r y social; 2 ) la necesi­
d a d de ocultar una falta o u n error que m ediante la fantasía y la fab ula­
ción , pasan inadvertidos a un plano secundario; 3) el deseo de atraer
la atención de determinadas personas, exteriorizando y revelando senti­
m ie nto s ignorados; 4 ) realzar y dar notoriedad a su persona creando una
fá b u la que viven con intenso realismo.
E n todos los casos, las vivencias creadas en el plano subjetivo es­
capan a la crítica lógica debido a que el ju ic io se desvía de su elabora­
c ió n n o rm a l. Dicha desviación es cond icionada po r la exaltación afectiva
que favorece las tendencias e inclinaciones de la personalidad, las cuales
d ific u lta n la discrim inación entre lo real y lo fantástico. Esta falla crí­
tica, en el m itóm ano, hace posible la diferenciación entre la fáb u la y la
PSICOPATOLOGÍA DE LA PERSONALIDAI> 255

mentira simple y com ún, perfectamente controlada. Es decir, que la mito-


m anía escapa en parte al severo control del ju ic io , por lo que se asemeja
m ucho a los delirios im aginativos y de los que se diferencia por la mayor
desviación judicativa y la total im posibilidad de rectificación. (D elirio
de im a g in ación ; m itom anía delirante) D upré y Logre.

8 *^) P e r s o n a l id a d h ip o f r é n ic a -a s t é n ic a :

H a sido descripta por el Prof. Gonzalo Bosch, quien la atribuye a un


marcado predom inio de una disposición natural que él denom ina: fatiga­
bilidad.
L a característica fundam ental de esta personalidad psicopática es su
fácil agotamiento desde el doble punto de vista físico y psíquico. Se trata
dé personas que nacen con una franca m eiopragia constitucional que de­
termina una marcada tendencia a la fatiga y a la astenia. Se debería a una
labilidad especial en el equilibrio del funcionalism o biopsíquico que, fren­
te a determinados estímulos, rom pería ese equilibrio produciendo una de­
bilitación global.
Esta personalidad ea la que predispone, en presencia de los estím u­
los meccionados, a los estados demenciales simples.

Alteraciones patológicas de la personaÜdíad

Se incluyen en e! epígrafe todas aquellas perturbaciones que com ­


prometen la estructura e integridad de la personalidad, dando como re­
sultado la aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que m o ­
difican eo mayor o menor grado la personalidad conocida hasta ese m o ­
mento.
Consideramos a continuación los principales trastornos que pueden
afectar a la personalidad.
1?) Pérdida de la personalidad: La pérdida de la personalidad, tam ­
bién conocida por destrucción o ruina de la personalidad, es una alte­
ración bien ostensible por su objetivación y j ) o r lo grosero de sus sín­
tomas.
Consiste en el derrumbe y total disgregación del psiquistno por de­
bilitación de los mecanismos encargados normalmente de mantener su
unidad, con lo que rompen su eq uilibrio y arm onía funcional. Asistimos,
frente a este cuadro, a la debilitación y pérdida gradual del vigor inte­
lectual, con pobreza judicativa cada vez más acentuada, así como la des­
valorización de los sentimientos más elevados y de los conceptos éticos
de la personalidad. Cuando hablam os pues de la pérdida de la personali­
dad no hacemos otra cosa que enunciar a la demencia.
La pérdida completa de la personalidad sólo se verá en los estados
deroeDcíales m uy avanzados. En efecto, mientras exista el más pequeño
rastro de memoria, que establezca el nexo entre el pasado y el presente
d d in dividuo la disgregación no será completa y parte de la personali­
dad *e salvará del derrumbe.
256 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

L a pérdida de la pe rso nalidad es un trastorno que se objetiviza de


un a m anera global es de cir que lo observamos tanto en el aspecto intros­
pectivo o vivencial c o m o en el extrospectivo o práxico. E n el plano viven-
cial, cuando el de rrum be n o es com pleto sino parcial, el in d iv id u o sufre
la falta de auxilio d e la m e m o ria cuando la requieren sus elaboraciones
psíquicas, lo que se trad u ce por fallas en el transcurso de su acontecer psí­
quico. Cuando estas fallas son graves los trastornos son más serios; tal es
el caso de la fab ulación a la que recurre para subsanar sus lagunas mné-
sicas, reemplazando la falta de recuerdos con una fábula que elabora en
ese m om ento.
Desde el punto de vista extrospectivo es posible com probar objetiva­
m ente la decadencia de la personalidad por los trastornos más o menos
serios de la conducta del in d iv id u o , que se deben a la debilitación de las
inhibiciones de la corteza sobre los centros subcorticales de la v id a ins-
tintivo-afectiva. Se p ro duce entonces u n a exacerbación de los rasgos tem ­
peramentales y una rem iniscencia de los instintos, que condicionan los
trastórnos de conducta. Se com prueban, p o r ejemplo, el egoísmo exage­
rado, la avaricia y él exhibicionism o entre otras anormalidades.
C uando se llega a la p érd id a com pleta del nexo entre el presente y el
pasado, po r extinción total de la m em oria, la pérdida de la personalidad
será profunda y el sujeto sólo v iv irá de u n a m anera puram ente vegetativa.

29) Despersonalización: L a despersonalización constituye un trastor­


no de naturaleza subjetiva, es decir que, el rnédico advierte su existencia
recién cuando el enfermo lo exterioriza revelándolo como expresión de un
fenómeno vivencial. Este trastorno se traduce por un sentimiento de extra-
ñeza, consecutivo a la sensación de u n a alteración pro fun da de la perso­
n a ; el enfermo se siente íntim am ente diferente de lo que era antes, que­
jándose al médico de sentirse otro. Las nuevas y extrañas vivencias lo lle­
van a la certidum bre de qu e algo ha cam biado en él; no reconoce su pro­
p io yo. Esa extrañeza y esa falta de reconocimiento se extienden por igual
al aspecto físico y al psíquico de la personalidad; posteriormente, el en­
ferm o proyecta esas sensaciones y vivencias hacia el m undo exterior, al
que tam bién encuentra extraño para él. Son característicos la extrañeza y
desconocimiento de su p rq p ia personalidad física que expresa diciendo:
yo no soy quien está a q u í; ésta no es m i m ano; yo no soy el que habla,
ésta no es m i voz; a tal pu n to que cuando el enfermo recurre al espejo,
desconoce su propia im agen po r encontrarla totalmente m odificada.
L a despers.onalización es u n trastorno que se puede hallar en nume­
rosas afecciones mentales; consideraremos aquellas en que se da con m a­
y o r frecuencia:

1) E n la melancolía; la despersonalización se hace m anifiesta me­


d iante un cam bio de carácter del in d iv id u o , que, si bien es notorio obje­
tivam ente puesto que todas las personas allegadas lo reciben, es sobre
todo subje tivo, ya que el enferm o experimenta el sentimiento íntim o del
cam bio de su personalidad.
V ario s son los factores que concurren para provocar la sensación de
extrañeza del yo: a) los trastornos cenestopáticos, siempre de intensa re­
PSICO PATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 257

percusión en los melancólicos, especialmente en las form as de involución,


al extremo que se ha dicho que la melancolía es esencialmente una cenes-
topatía. En realidad, esto constituye el trastorno fundam ental, en pos del
cual se escalonan los restantes signos que configuran el cuadro de la des-
personalización en la melancolía, b ) E l apagam iento del sentimiento v i­
tal, responsable de las ideas de incapacidad e impotencia que transmiten
al enfermo la sensación que ha dejado de ser la persona útil y activa que
fue. c) U na dism inución de la sensibilidad general, con una anestesia
mi- cutánea más o menos intensa, que provoca también extrañeza y no recono­
cimiento del yo; frecuentemente aparecen sentimientos e ideas nihilistas,
llegando a la negación del propio cuerpo, de la vida y hasta del m undo
exterior. Estas manifestaciones de despersonalización derivadas de los es­
tados cenestopáticos de los melancólicos pueden, en situaciones extremas,
conducir hasta la automutilación. d) Las manifestaciones de impotencia
psíquica, con gran retardo del ritm o y fatiga para las elaboraciones del
pensamiento.
2) La despersonali^ación en los comienzos de la esquizofrenia; se
observa con suma frecuencia al punto que llega a constituir uno de los
trastornos que dan fisonomía propia a la enfermedad. Es de gran constan­
cia y presenta características particulares, el enfermo experimenta, en este
caso, especialmente la sensación de cambio en el m undo exterior. El sen­
timiento de extrañeza es generado por las vivencias anormales que se pro­
ducen a partir de la ruptura del equilibrio entre el m undo interno y el
externo. Ese desequilibrio nace de las perturbaciones cenestésicas, siem­
pre presentes, y que aparecen como consecuencia de las alteraciones pro­
fundas en el núcleo mismo de la personalidad. Vale decir que el m undo
exterior aparece extraño, como resultado de la proyección hacia afuera
de los cambios que, en realidad, se han producido originariam ente en el
mundo interno. Aparecen en segundo térm ino y se suman a lo anterior
las perturbaciones del pensamiento, el que no parece pertenecerle ya ín ­
tegramente' Las vivencias desagradables y la consiguiente "extrañeza que
le producen las perturbaciones del pensamiento, que el enfermo en su des­
concierto atribuye a influencias exteriores, se conjuran para producir el
desconocimiento del propio yo psíquico y físico pues la sensación de cam­
bio es proyectada, posteriorinenle, al plano somático. El m undo exterior,
extraño y cam biado, también es desconocido. E l enfermo cae, por este m e­
canismo, en las interpretaciones delirantes de influencia, al mismo tiem­
po que, por un mecanismo defensivo, se refugia en el autism o y la intro­
versión que son las barreras que encierran el m u nd o esquizofrénico.
E n la época de transición entre la pubertad y la juventud, que es pre­
cisamente la edad que coincide con la del comienzo frecuente de la esqui­
zofrenia, es com ún observar un esbozo de despersonalización, que sólo
es transitoria y que no traspone nynca los lím ites de lo norm al. Este fe­
nómeno se explica porque a esa altura de la v ida hay una tendencia n a ­
tural del pensamiento hacia lo abstracto; abandonando el m undo de lo
concreto la actividad psíquica es dirig ida hacia temas y problemas nuevos
que hasta entonces no habían requerido la atención del individuo. Si a
esto se agrega la falta de experiencia propia de la edad, se comprende que
258 PSICOPATOLOGÍA GENERAL

el adolescente tenga u n falso concepto de superioridad, que lo induce a


colocarse en un p lan o intelectual m uy superior a los demás. Esa tenden­
cia exacerbada en la s personas que estudian, las hace caer, algunas veces
en situaciones rid ic u la s o impertinentes que llegan hasta la falta de res­
peto p o r los padres y las personas mayores. ,
3) Con m ucha frecuencia se observa la despersonalización en la psi-
castenia; afección p o r la que los enfermos viven toda una existencia de
autocrítica. Constantes críticos de sí m ism os, analizan m inuciosam ente to ­
dos sus actos, hasta los m ás insignificantes, lo que los conduce al entor­
pecim iento de la v ida n a t u r a l'y fisiológica, cayendo, poco a poco, en la
sensación íntim a de q u e sus actuaciones son puram ente automáticas. E x is­
te,, en algunos casos, u n a . verdadera extinción o em pañam iento de la per­
sonalidad; en ocasiones tienen el convencim iento de llevar dentro de ellos
a u n a segunda persona que observa todos sus actos.
L a despersonalización, pues, se relaciona íntim am ente con los tras-'
tornos de la cenestesia; en efecto, la vemos aparecer en todas las afeccio­
nes mentales que ostentan, com o p an o ra m a principal, una cenestopatía.
D e bid o a tales perturbaciones cenestopáticas, que constituyen el pu n to de
arranque del sentimiento de estrañeza, los enfermos se sienten ajenos a su
propio yo. Dadas las vivencias desacostümbradas y totalmente nuevas per­
ciben su actuación com o completamente autom ática y eperimentan la im ­
presión de ser simples espectadores de sus propios actos.

39) T ransform ación de la pe rso nalidad: Trastorno de naturaleza p u ­


ramente subjetiva, sólo es conocido p o r el m édico cuando el enfermo se
lo revela. Suele encontrarse en el período de estado de algunas enferme­
dades mentales y p o r su causa el in d iv id u o tiene la im presión de una to­
tal transform ación de su personalidad. Com o en los trastornos anteriores
tam bién debe reconocerse ei\tre los factores desencadenantes de estos senti­
m ientos extraños a las perturbaciones de la cenestesia general, determ inan­
tes de vivencias nuevas* extrañas y extravagantes, elaboradas por un ju i­
cio perturbado.
A lgunos melancólicos y delirantes crónicos experimentan, a veces, la
sensación de que su cuerpo se ha transform ado en piedra, en un metal o
en m adera. E n ocasiones se sienten convertidos en animales y entonces se
com portan a la m anera del an im al que creen ser. En los delirios de pose­
sión. el in d iv id u o experimenta la extraña im presión de que su cuerpo se
halla cohabitado simultáneamente por dos o tres seres diferentes que lo
suplantan. A veces crea insensiblemente una nueva personalización y se
siente transform ado en alg ún personaje conocido. «

4°) Desdoblamiento de la pe rso nalidad: E l desdoblamiento de la per­


sonalidad es u n a perturbación que consiste en la existencia de dos estados
psíquicos diferentes, como si realmente se tratase de dos personalidades
distintas en el mismo sujeto. Esta alteración es de observación frecuente
en la histeria.
Los histéricos caen a m enudo en u n a especie de sueño que d u ra bre­
ves instantes y cuando despiertan presentan u n nuevo estado psíquico m uy
diferente al precedente. D e tristes que eran, pongamos el caso, se mani-
PSICOPATOLOGIA DE LA PERSONALIDAD 259

íiestan alegres y vivaces, m uy sensibles y de una im aginación exaltada.


Esto es lo que se llam a desdoblamiento o estado segundo, que siempre se
jjístala a continuación de situaciones desagradables o aquellas en que
al individuo le conviene distraer o atraer la atención de las personas que
lo rodean. Se producen así estados de conciencia correspondientes a dos
personalidades diferentes. L a personalidad del segundo estado se exteriori­
za con m ucha m ayor vivacidad y riqueza interior que la prim era, al m is­
m o tiempo que recuerda iodo lo que concierne a ésta. A continuación se
produce un nuevo entorpecimiento, algo asi como un sueño pasajero, y
el sujeto vuelve a su condición prim itiva con amnesia de todo lo ocurrido
en el período de exaltación.
Es una sucesión de fenómenos psíquicos que muestran un desdobla­
miento con modificaciones profundas en el carácter, acompañadas de am ­
nesia; pero siempre persiste un lazo de un ión entre las dos personalidades,
ya que, si bien la primera ignora a la segunda, ésta últim a conoce a la
primera. >

Resumen

L A P E R S O N A L ID A D H U M A N A

Núcleo básico de la personalidad.

Heredado por la filogenia.

Dejinidón: Conjunto de apetencias, deseos, incli­


naciones y tendencias innatas que permiten la eje­
cución de actos específicos, comunes a la especie,
que desde el comienzo se realizan con suma perfec­
ción sin requerir experiencia o aprendizaje previo.
In s tin to
Vela por la integridad del individuo y de la es­
pecie.

Constituye el “yo íilogenético” o ‘yo in stin tiv o


que es heredado.
C onccplo

Cloaijicación: Instinto de nutrición. Instinto sexual.


^ Instinto gregario.

“Yo fisiológico”.
El temperamento pertenece al individuo; el ins-
linto es común a la especie.
Tempera-
m e n lo
Dcjinición: Es el instinto modificado por acción
de lo fisiológico que imprime a sus manifestaciones
determinadas modalidades en directa dependencia
del “sentimiento vital”.
260 PSICOPATOLOGIA GENERAL

Constituciones ¡ñorfalógicas:
Tipo Leptosómico
„ Atlético
„ Pícnico
„ Displásíco.
Gigantes eunucoides. Adiposca plu-
riglandulares y eunucoides. Hipo-
plásicos e infantiles.
Tempera-
mente Disposiciones activo-ajectivas:
Fatigabilidad
Actividad
Bondad
Emotividad
Sociabilidad
Cohesión
Avidez-

“Yo psicológico".
Resultante de lo temperamental, amoldado y suje­
to al orden social.
Carácter Se multiplican los matices y facetas psicológicas
que conducen a la individualización de la perso-
. nalidad.

Personalidad estática: Todo lo que se tiene en


potencia al nacer: lo instintivo y lo temperamental.
Concepto
Personalidad dinámica; Es la personalidad en su
evolución dentro de la matriz social. El recorrido
en el arco biológico evolutivo e involutivo de la
personalidad comprende las siguientes etapas:
la. primera y segunda infancia.
2 a. pubertad y juventud.
3a. edad adulta.
4a. climaterio.
5a. vejez.

Aspectos de la personalidad:
l '’) “Físico”. Caracteres fisonómicos. Identifica­
ción personal.
Personalidad 2'?) “Psíquico-anímico” : Núcleo instintivo común
a todas las personas. Fuente de la afectividad. En­
samble de lo físico con lo psíquico.
3’ ) “Psíquico-espiritual” : Plano espiritual. Inte­
ligencia: factor de individualización dando caracte­
res definitivos a la personalidad.

Definición: Es la resultante de una compleja con­


junción de factores y disposiciones que la herencia
ancestral transmite a la especie, los que amalgama­
dos a los caracteres somáticos constituyen la unidad
psicofísica sobre la que asienta la inteligencia, que
impulsa a la personalidad a la evolución psíquico-
espiritual, alcanzando, merced a la crítica y la razón,
el ámbito de lo consciente, la auíoconducción y la
, autodeterminación.
PSICOPATOLOCIA DE LA PERSONALIDAD 261

P S IC O P A T O L O G ÍA DE L A P E R S O N A L ID A D
i'--

Í!í'
tes'. '■ r I'*) Defectos constitucionales de la personalidad. “Personalidade»
Í>v A«pecios < psicopáticas”.
2^) Alteraciones patológicas de la personalidad.

Impulsos instintivos
Perversiones instintivas.
“Instinto nutrición” :
Ma]ficia
Pica
Coprofagia
Bulitnia
Dipsomanía

Instinto sexual:
1’ ) Perso­
nalidad Sadismo.
instin­ Masoquismo.
tiva Exhibicionismo.
Fetichismo.
Bestialismo.
Necrofilia.
Homosexualidad.

¡nstinto gregario:
Defectos Cleptomanía.
constitucio­ Impulsión suicida.
nales o Impulsión homicida.
personali­ Piromanía.
dades psico­ Dromomanía.
páticas

a) Sobrevaloración.
h) Sentimiento exagerado de amor propio. Or­
gullo.
2«) Perso. c) Gran susceptibilidad.
nalidad d) Crea conflictos al querer imponer sus ra­
para­ zones.
noica e) Sentimiento de disconformidad.
f) Senlimiento de desconfianza.
g) Dominantes y bataJJadores. Preponderancia de
la disposición avidez.

Preponderancia de la disposición actividad.


Ciclotimico en más: Eaforia. Satisfacción, opti­
3’ ) Perso-
mismo. Comunicativos, extrovertidos. Ecotimia; hi-
jalidad
peractividad. Hiperbólicos. Sentimiento de triunfo.
cicloti-
mira Cidotimicos en menos: Tristeza, pesimismo, ensi­
mismamiento, falta de vigor, depresión. Retraidos.
Introvertidos.
262 PSICOPATOLOGIA GENERAL

Tipo esquizoide de Kretschmer. Constitución so­


mática leptosómica-asténica. Déficit de la disposi­
ción cohesión.

Faz exterior: superficial: Representa el estado


4P) PerBO- anímico frente al mundo y a la sociedad. Afectivi­
nalidad dad torpe de escasa reacción emocional. Persona; .
asqüizo- lidad inexpresiva y fría afectivamente.
llmica
Faz interior: profunda; Representa el mundo in­
terior y supeditada a sus vivencias.
Por un lado afectividad riquísima. Inclinación al
arte, filosofía, a los libros y a la naturaleza. Por
otro; insensibilidad y anestesia afectiva.

{
Defectos 5'’) Perso­ Déficit de la “bondad”. Desaprensiva, mala, anti­
constitucio­ nalidad social. Tendencia al daño, al mal, a la crueldad.
nales o perversa Desconoce la bondad, los afectos 7 la ética.
peraonali-
dadea psico­ 6’ ) Perso­ Responde a la constitución “emotiva” de Dupré.
páticas nalidad Predominio de la disposición “emotividad”. Grandes
hiper- reacciones emocionales con estímulos débiles. Inten-
emotiva • sa repercusión somática. Angustia y ansiedad.

r ) Perso­ Tendencia al engaño, al embuste, a la fabulación,


nalidad a lo imaginativo. Delmás y Boíl; exceso de “socia­
mi toma- bilidad”. Constitución histérica. Fragilidad consíitu-
níaca . cional de la psique.

Predominio de la disposición: “fatigabilidad”. Fá­


8^) Perso­
cil agotamiento físico y psíquico. Constitución con
nalidad marcada tendencia a la fatiga y a lan astenia. La­
hipofré- bilidad en el equilibrio biopsíquico. Predispone a
nica- los estados demenciales simples. Es negada por mu-
asténica
- chos psiquiatras.

Aparición de caracteres nuevos, de índole patológica, que modifican


la personalidad.
“Destrucción” o “ruina” de la personalidad. De­

{
I'') Pérdida
de la rrumbe y disgregación de la psique. Debilitación glo­
perso­ bal. Demencia. Se evidencia en el aspecto introspec-,
nalidad tivo y vivencial y en el extrospectivo o práxico.
Trastorno subjetivo. Sentimiento de estrañeza por
sensación de alteración profunda de la persona.
Alteraciones No reconocimiento y extraSeza del propio yo.
patológicas
de la Se observa en los.
personalidad
Melancólicos: Debido a trastornos cenestopáticos.
29) Desper­ Apagamiento del sentimiento vital. Disminución de
sonali­ la sensibilidad general. Impotencia psíquica. "
zación
Esquizofrénicos: Por ruptura del equilibrio entre
el mundo interior y el exterior.

Pubertad: Por la transición entre el pensamiento


concreto y el abstracto.
Psicastenia: Por la constante autocrítica.
PSICOPATOLOCU. DE LA PERSONALIDAD 263

3'^) Transfor­ Trastorno subjetivo. Sentimiento de total trans­


mación formación de la persona. Debido a perturbaciones de
de la la cenestesia general. Sensación de eitranas modifi­
perso­ caciones físicas; el cuerpo cohabitado por varios
Aheraciones nalidad seres.
patológicas
de la
personalidad 4») Desdobla,
miento Coeiistencia de dos estados diferentes; como si
de la se tratara de dos personalidades distintas. Histéri­
perso­ cos: desdoblamiento o personalidad segunda.
nalidad

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