Está en la página 1de 21
PROLOGO Las visiones de conjunto que tratan de poner al alcance de un ptiblico de lectores cultos, pero no de especialistas, una sintesis coberente de una determina- da rama de las ciencias, tan sélo pueden elaborarlas con garantia aquellos que son ya auténticos maestros en esa misma parcela del saber. Exponer al ptiblico de lengua espaiiola, con sencillez de forma y hondura de contenido, el panorama de la «Historia de la Historia» es una empresa que tan sdlo podia acometer un gran historiador. Creo que ninguno hay con mejores titulos que Luis Suérez Fernandez, un universitario ejemplar con larga experiencia académi- ca, en la cual ba sabido conjugar la investigacion cien- tifica y el arte de las exposiciones de conjunto; un profesor gue ha hecho compatible —;dificil empe- fiol— una notabilisima produccién personal con la dedicacién generosa a crear escuela, a despertar voca- ciones que en el momento actual constituyen ya una brillante promocién de jévenes bistoriadores. Guiado por la mano experta de este consumado maestro, el lector se siente invitado a emprender una apasionante aventura intelectual. A medida que.avanza en la lectura de estas paginas, descubrira cudles fue- ron los principales modos de entender la Historia que han existido desde la aparicién sobre la tierra de cul- Escaneado con CamScanner 12 José Orlandis turas bumanas capaces de crear una ciencia bistérica. Desfilardn ante é, como jalones de wn largo camino, las grandes interpretaciones que ban tratado de desci- frar cudl ba sido el sentido de la sucesién de las lades, desde la Antigiiedad clasica basta los moder- nos diagndsticos de Spengler y Toynbee. Esta licida exposicién desemboca en un capitulo que el autor ha titulado «La crisis de la conciencia Fistorican y que, a mi juicio, Weva hasta su climax el interés que el libro despierta. Las respuestas mo- demas, las que se ban dado en los dos iiltimos siglos I 4 los interrogantes que plantea el sentido de la Histo- EL CONCEPTO DE HISTORIA tia, ban terminado en decepciones profundas que sis- Citan ese crisis de conciencia. Tal conclusién podria | dejar la impresion engatiosa de que el libro se cierra tow una vision pesimista y desalentadora acerca de la [NISTORIA SUCEDIDO E HISTORIA CONOCIMIENTO | futura suerte dela Humanidad. Pero Luis Suérez, lejos de sucumbir @ la esterilizante tentacién de wn criticis- En nuestro idioma, la palabra Historia sirve indistin- ‘no desalentador, invita a los lectores a un gran acto tamente para expresar dos conceptos difererites: por de reflexion moral, que para el cristiano se traduce en una parte, la plenitud del suceder; por otra, el conoci- acto de fe y de esperanza. imiento de este suceder. En su origen —la palabra EI bistoriador cristiano, a pesar de los pesares, cree procede del verbo griego historein, que quiere decir en la accién de Dios sobre el mundo, cree en la Pro- curiosear, inquirir o investigar— Herédoto no Ja uti tidencia y en la libertad del hombre. Estas son las fizaba sino en el segundo de dichos sentidos. En ale- fazones tltimas de su radical optimismo, las que le man, por ejemplo, la distincién se hace mediante pa- inducen a pensar que el hombre —un ser libre y res- Iabras diferentes: Historie es la realidad del suceder; ponsable— serd siempre capax de una reacciOn salva Geschichte, la ciencia. Ya en ptincipio tenemos que dora, aunque sea al borde mismo del abisnro que parece cetablecer una cierta limitacién de nuestro campo, pues ‘brirse bajo los pies de la Humanided contemporinea. en este libro nos ocuparemos preferentemente de aque- las interpretaciones que del suceder, de 1a Historie —utilizando la palabra alemana—, se han hecho 0, cuando menos, de las que han calado hondo en la cul- tura occidental, que, no en balde, se encuentra ahora fen la plenitud’ de conciencia histérica que no se ha dado nunca en ninguna otra. Ee una aspiracion constante de nuestra cultura y de las que nos han precedido —griega y romana— en el fmbito del Mediterréneo Jograr una explicacién total José OrLanpis Escaneado con CamScanner ” del pas Luis Sudrez ‘ ado, , imposible. a que la experiencia parece demostrar Dilthey, ten defame, Posicién extrema, como afitmaba poder escribir la Historia somplera a ian Pes u ria completa. En |, Actic ceden varias a eee, co: ae lecciics sas: primero, que los historiadores se- in, de la plenitud del pasado, a hechos © acontecimientos que Tectia one cién de su labor; después, que orientan sus investiga. ciones en el sentido que Jes marcan las tendencias de su propio tiempo; por ultimo, que la experiencia hist tica necesaria para su trabajo no es poseida a priori, sino que se va formando en el curso de la investigaci6n, Explicaremos brevemente esto. Incluso cuando se intenta hacer Historia Universal, esto es, dar una imagen coherente de la evolucién cul. tural de toda la Humanidad, el historiador selecciona, de entre'los acontecimientos pesados, aquellos que, a su juicio —y en esto procede como cualquier cienti- fico—, entran en la composicién de dicha imagen co- herente. Todo el mundo estd conforme en admitir que una tormenta producida en cualquier afio del siglo xx1v 0 una etupcién volcdnica del Mauna Loa en el siglo XVIII son acontecimientos pasados, lo mismo que el jutamento del Juego de Pelota o Ia batalla de las Ter- mépilas. Pero un investigador se ocupa de los segundos y no de los primeros porque aquéllos, y no éstos, han promovido consecuencias que se reflejan en el conjunto evolutivo de la Humanidad. En otras palabras, el histo- tiador se ocupa no de todos los acontecimientos pasa- dos, sino de cierta clase de ellos, a los cuales llama hechos hist6ricos. Sucede ademés que la investigacién no puede hacerse normalmente a escala universal —ninguna demostracién mejor que las limitaciones que se advierten en las pre- tendidas Historias Universales que se publican—, sino que debe reducirse a ciertos temas, épocas, paises 0 4mbitos culturales, dejando a otros la tarea de realizar las sintesis. En todo caso el criterio seleccionador se El concepto de historia estrecha: del conjunto de los hechos histéricos, el in- vestigador clige solamente aquellos que s¢ relacionan especificamente con su trabajo, Considerada en con- junto, la investigacién histérica no orienta sus prefe- Tencias por el mero capricho de quienes la practican. Si todo hombre es hijo de su tiempo, el historiador lo ‘es en igual 0 mayor medida que cualquier otro. Su ta- rea consiste ademés, no en: el estudio objetivo del pa- sado —como a menudo se ha dicho—, sino en el co- nocimiento del presente a través del pasado. En la medida en que este presente cambia, cambian también Jas preguntas que el hombre formula a su pasado. Tal es la causa de que casi cada generacién necesite rehacer su historia, pues las respuestas dadas por las generacio- nes que la precedieron ya no satisfacen a las nuevas interrogantes que se plantean. Si en la actualidad exis- te una marcada tendencia en favor de la Historia so- cial y econémica, ella obedece no a una moda, sino a una necesidad; los problemas més importantes que afectan a nuestro tiempo ya no son de naturaleza po- Iitica, sino social y econémica, La Historia Geschichte —sigamos empleaido el tér- inino alem4n— realiza un trabajo continuo, entiqueci- miento ininterrumpido de la conciencia histética del hombre, pues los hallazgos realizados nunca se aban- donan, sino que'se les hace servir de plataforma sobre la que se asienta la etapa investigadora siguiente. Esto sucede también con cada historiador; en la medida en que esté realizando su trabajo, conforma también su conciencia histérica, Este es uno de los aspectos mas importantes de nuestra ciencia e invalida la distinci6n hecha por el positivismo en el sentido de que una cosa és aprehender los datos —funcién del historiador— y otra comprender los hechos —funcién del sociélogo—, pues basta la primera operacién; quiero decir que gin hecho puede ser aprehendido sin que, al mis tiempo, sea comprendido. Una consecuencia directa cuanto decimos es el subjetivismo histérico, Nin, Escaneado con CamScanner 16 Luis Suirez historador puede aspire «contemplar su campo de i- igacién —Historia Historie— desde fuera de él pues, como hombre, se halla implicado en In Historia; y sta merece estudiarse precisamente porque, inmerso en ella, el hpmbre la siente carne de su propia carne. FILOSOFIA DE LA HISTORIA En este pequefio libro emplearemos mas de una vez el término Filosoffa de Ia Historia, aunque actualmen- te los historiadores tienden a prescindir de él como susceptibles de originar equivocaciones. Fue usado por vez primera en el siglo xviii por Voltaire, quien queria distinguir entre la mera Historia narrativa que enton- ces se practicaba y una nueva Historia critica que ex- plicase los hechos. Pero lo que Voltaire hizo en la préctica queda como ensayo de explicacién critica, muy por debajo de Jo que actualmente entendemos por Historia a secas. Hegel volvié a emplear Ja expresién para referirse a una Historia universal o total. Recla- maba précticamente para los filésofos el derecho a pro- porcionar Ia explicacién completa del pasado humano. Tendremos ocasién de analizar sus ideas. El positivismo emplearia luego el témino como una definicién del esfuerzo que preconizaba por descubrir leyes generales de la Historia. Trataremos de dar al titulo Filosoffa de la Historia el mismo valor que, en cada caso, le atribuyeron los autores que lo utilizaron, sin aceptar, desde luego, una objetiva separacién entre ella y la Historia. Es indu- dable que la concepcién filoséfica dominante en cada tiempo o en cada historiador influye de un modo muy intenso sobre el concepto del acontecer histérico. En inte de las interpretaciones descubrimos el flujo cambiai {1 carfcter cientifico de Ja Historia, Pues ya no se re- serva la cualidad de ciencia, como querfan los positi- Vistas, a un orden légico de conocimientos objetivos sobre fenémenos qu’ sing. a la ordenacién sist Siifcan sobre ciertas hipétesis de tf eC bles, La Historia procede de idenion mane oe oles antcamiento de problemas, tata de °° echos ieacién ordenada mediante el estudio b rondo Pl "fe Ja Historia se escriba en pasados. Porque aun cuan r aie Pasacn eronolégico directo, de antiguo ¢ oN Un Pwestiga a la inversa, es decir, de mode tiguo. POSIBLE DEFINICION DE LA HISTORIA nto a reducimnos a la con- mo genero de conocimien- Ta idea de que se tzata de investigacién que se ofte- Volviendo por un momei sideracién de 1a Historia co tos, hemos de afirmarnos en una de las varias maneras de an hombre respecto al mundo en torno; s6lo ave #2 materia, nacida de la actividad social humana, nO puede aie frae por medio de leyes. Esto no-quiere decit que cewaristay leyes dentro de la Historia -—la presi Po ce pueblos sometidos desarrollaen ellos progresive dad de resistencia, valga el ejemplo—, pero, cn capeetaso su cumplimiento se halla condicionade s cet, todo capo sprevios que dependen de Ia actividad del Io. chee, es decir, que pueden darse o no darse: De 0° que Maravall estime la posibilidad de existir leyes en Te istoria y no leyes de la Historia, Esto, nos Hevarfa eerie el terreno de Ia libertad del hombre, que ho conviene tratar aqui. : ‘En apariencia, el historiador coleccion hechos para orlenerlos y, en suma, slacenarlos en un esusrs) fente de memoria. Tal aparencis ss oer alo i j istoriador 4 Ie realidad, pues el trabajo del | como apuntébamos antes, €2 lebisgeds de resp fviamente debe plantearse. a preguntas que pr m0 aon ciencia, trata de llegar = conocer algo que, 2 Escaneado con CamScanner planteadas, y é » Y éstas sente, pucsee atts i allan forcosament ie historiad itt ji propio ug bistoriador se sina subjeivamente ra Po. s asi como puede comprenderse es Ta fore Gos, Huitngs aconseja para la Historia: ue que una cultura se rinde cuentas de su e en el pre- No HiNg Zeslla ffeil hallar una defnicién adecuada de His qui_podemos prescindir perfectamente de Giz, Puesto que tratamos de examinar interpretaciones divertas que se han hecho del acontecer histérco.y aguélles dependen del concepto que de la ciencia his rica poseen sus autores. Pero dejemos previamente establecido que tal concepto no es undnime ni, mucho menos, estable; ha evolucionado en el transcurso del tiempo. En realidad, hasta hace todavia menos de un siglo no ha empezado a afirmarse el cardcter.cienti- fico singular de la Historia, Esta trata de enlazar pre- sente y pasado para someterlos a un orden légico uni- tatio, explicando el presente pot el pasado y el pasado por el presente. Sirve —y es la tinica respuesta que puede oftecerse a quienes niegan el valor de la Histo- tia— para el autoconocimiento del hombre; sin ella faltarfa en le conciencia cientifica una dimensién hu- mana esencial: la del tiempo. CRECIMIENTO, CICLO, EVOLUCION EI suceder histérico, esta gran aventura colectiva de la Humanidad, puede ser concebido de dos maneras ra- dicalmente distintas: 0 como un proceso ideal de cre- cimiento hacia una meta situada dentro o fuera del tiempo 0 como una cadena ciclica de repeticiones se- mejantes al proceso biolégico que aparece cada set EEE eet eee Pree rere errr eee EL concepto de historia 9 ainico individvalmente considerado. En el primer orgie nife ue el proceso bumano es tnico, En SI eegundo es miltiple y cada entidad —polis, nacién © cl semundo ce Mdesenvuelve aisladamente. El entendi- cwento de la Historia como una sola linea ascensional supone la admisién de ciertos objetivos para la Huma: nnidad, que estén fuera de ella, La explicacién ciclica se apoya en el concepto de que las sociedades humanas tiencn en s{ mismas cumplimiento. ‘De clara rafz.biblica, la concepcién lineal de 1a His- toria es compartida por el providencialismo agustinia- no, el marxismo y el positivismo; también en cierto modo por Jaspets. En el providencialismo, Dios es el supremo motor de la Historia que conduce a la Hu- manidad al cumplimiento del Reino que no ¢s de este mundo, El marxismo suprime a Dios y su providencia, pero sigue considerando la meta de la Historia un cierto Reino de plenitud humana instalado en ¢l futuro. El positivismo sustituye providencia por progreso, pero al objetivar 1a ciencia coloca este progreso fuera de la mente humana y como exterior a ella. Por eso el futuro es también més importante que el pasado. Los hombres se dirigen a él como iluminados por el brillo fulgurante del saber. La concepcién ciclica de 1a Historia es, al mismo tiempo, la més antigua y la més moderna. Fue formu- lads por Polibio cuando Tleg6 al descubrimiento de una de las leyes que se cumplen en Ja Historia, la de la sucesién Iégica de los regimenes politicos; sélo que él la creyé ley absoluta y no relativa. Desde el comien- zo de la Edad Moderna —Maquiavelo— reaparece, Conforme el teocentrismo medieval se ve sustituide por el humanismo. Pero entonces experimenta modifica- ciones que Vico expresa ya con claridad en los afios centrales del siglo xvii; cumpliéndose en cada cultura, a ley del ciclo resulta compatible con el progreso cuan- do se relacionan unas culturas con otras, puesto que Escaneado con CamScanner 2 Luis Suérez ninguna’ parte del punto cero, sino de cierto grado de evolucién colectiva que sirve de plataforma. Las grandes formulaciones histéricas de los'siglos 21x y xx —Hegel, Spengler, Toynbee— se ajustan prefe- Tentemente a esta .iltima interpretacién. Con ello nos proporcionan un nuevo tipo de protagonistas en la Historia, las sociedades 0 culturas, tinicas a las que Toynbee acepta considerar como campo histérico in- teligible. De esta forma entramos en el concepto sico de la evolucién de la Humanidad. La Histo: Universal es el dmbito en que se mueven las varias culturas, contemporéneas y progres i constituye sin embargo ua proceso tinico en el sentido de que por medio de él van alcanzando los hombres su libertad —entendida no en el aspecto politico, sino en el cientifico de dominio cada vez més perfecto de la Naturaleza— al mismo tiempo que su unidad. En tun momento que parece iniciarse en nuestros dfas, los hechos histéricos se producen a escala mundial; quiere decirse que el suceder histdrico est4 empezando a ser universal, El universalismo es término de Iegada més que puro planteamiento cientifico. I LA INTERPRETACION DE LA HISTORIA EN GRECIA Y ROMA DESCUBRIMIENTO DE UNA POSICION CIENTIFICA De un modo paralelo, aunque con sentido muy dife- rente, judfos y griegos llegan por vez primera a una concepcién l6gica de la Historia. En péginas anteriores hemos apuntado la presencia continuada de sus dos grandes descubrimientos: ciclo y crecimiento. Pero, mientras la interpretacién grecorromana madura en el iglo 11 a. de J. C. y parece agotarse con la misma cul- tyra en Ja que habla nacido, 1a biblica sélo_alcanza Jimiento con el Cristianismo, merced al cual se ‘inica durante varios siglos. La interpre- ca de la Historia es una’ dependencia-de la fica adoptada pot los pensadores griegos =Naturaleza—, mientras que la cristiana es idencia de la fe —mundo=Creacién—, Nos nos en este capitulo de estudiar el modo en se produjo el descybrimiento del ciclo. Grecia comenzé elaborando, como las culturas orien- tales, una setie de recuerdos en orden cronolégico, al servicio de la vanagloria nacional o de Ia comodidad en referencias politicas. Listas de magistrados se encuen- iis Escaneado con CamScanner 2 Luis Suérez tran en Es = deel pee desde el afio 755 a. de J.C. y en Atenas Siglo vi alert afstsltimas se atsiden a partir del ticos, Nooen latos que podrfamos calificar de histé- Cam ootrs cose ettn Tos famosos Fasti romanos, los a componer sin duda por este mismo tiem. Po. Una cultura, como la griega, que sittia en la cis- Pide los valores estéticos, tenfa que sentir tendencia a concebir, en principio, la historia como un arte. Los logégrafos, los atidégrafos, el propio Herddoto, inven- tor de la palabra Historia, concibieron su trabajo asf y Jo presentaban para ser lefdo.en las grandes con- centraciones olfmpicas, lo mismo que si se tratara de un poema. : La primera concepcidn de Ja Historia la encontramos en los poemas homéricos, Odisea e IIfada, y en Trabajos 9 dias de Hesiodo; es enteramente religiosa. La marcha de la Humanidad constituye, para ellos, un proceso de degradacién ineluctable de un mddo semejante al que Ja Biblia presenta. Se toma como punto de partida un tiempo ya pasado en que los hombres habrian vivido en estado de perfeccién, una Edad de Oro, Ya vere- mos luego cémo esta idea desempefia importante papel en la elaboracién platénica de Ja ley del ciclo. La po- sicién de Hesiodo es pesimista: Ja Tierra se encuentra dominada por la injusticia, Pesimismo de que participa Ia religién griega; a menudo se dice que la muerte en plena juventud es el mejor regalo de los dioses. De acuerdo con Jo que constituye una continua tra- dicién aria, los griegos concebfan a sus dioses como imagenes agrandadas de los hombres; Ja inmortalidad era su tinico signo distintivo. Los mitos daban gran énfasis a la conquista de la inmortalidad por algunos héroes. Partiendo de esta concepcién se imaginaban las relaciones entre dioses y hombres de un modo contrac- tual: el sacrifcio era medio de prevenir la célera de los dioses, obligandoles con la ofrenda. Mezclados ellos —todavfa en Tucfdides asistimos a intervenciones vinas—, los dioses sentian envidia de los hombres; el La interpretacién de la historia en Grecia y Roma 23 exceso de prosperidad podia acarrear esa célera divina tla que se desgnabe el creer de némesis, Pero, en principio, dioses y hombres estaban sujetos a fuerzas ciegas, y silo gracias a la victoria de Apolo sobre Ja serpiente Pitén —Ia luz sobre la materia— se habfan visto los dioses libres de la necesidad de la muerte, que recaia sobre los hombres. De esta forma las més antiguas tradiciones religiosas preparaban la mentalidad griega para la aceptacién de una identidad universal de la Naturaleza, cuyas leyes rigen el mundo. En el siglo vi a. de J. C. un grupo de estudiosos, habitantes de las ciudades de Jonia, en Asia Menor, se planted por vez primera el problema de la naturaleza del mundo con rigor cientifico, esto es, formulando pre- guntas cuya respuesta en principio ignoraban y tratando después de hallar tales respuestas dentro de la légica racional humana, Todos concluyeron en afitmar la uni- dad sustancial de la materia, la cual permanentemente se crea y se destruye. Con toda claridad la escuela a- mada cleética formulé un principio, segin el cual el mundo quedaba reducido a un mero conjunto natural regido por leyes también naturales. Una sobre todas parecfa imponerse: todos los seres recorren el ciclo biolégico del nacer, desarrollarse y morir en cadena sin fin, Consecuencia dizecta de tal apreciacién, el acon- tecet histérico carece de sentido y es un eterno retorno sin origen ni meta. De todas formas Ja conciencia histérica del hombre ‘ego se vio beneficiada por el rigor cientifico de los filésofos jénicos y eledticos, puesto que exigia la bis- queda de Ja verdad sin conformatse con el mito. En la sma Jonia, por el tiempo en que laboraban dichos filésofos, vivié Hecateo de Mileto, 2 quien corresponde el mérito de ser el primero en decir que el objeto de sus investigaciones era la biisqueda de la verdad. Su obra:no es todavia Historia; pero el conocimiento de las tierras y los hombres que se deriva de sus grandes viajes aspira a ser también cientifico, es decir, respuesta Escaneado con CamScanner Tees OIIIITIIIUALL 2 ais Suds a las interrogantes que sobre un, las y otros se plantea. Fncuadraba al hombre en un dable eaquems geowniice ronolégico, dando a cada generacion un tiempo de Cuarenta aiios; este doble esquema nos sitve todavia Para delimitar nuestra concienci histérica, LA CONCEPCION GRIEGA DE LA HISTORIA Debemos recordar que existe una diferencia bastante radical entre Ia idea que nosotros tenemos de la cien- cla Historia y la que los griegos poseian. En principio la consideraban un arte y la colocaron bajo Ia advoca- cién de una de las nueve Musas, Clic. Ademés, negaban la posibilidad de aprchender de un modo estable —y era para ellos condicién indispensable a Ja ciencia— aquello que por esencia se definia como mudable y tran- sitorio. Existe, pues, una notable contradiccién entre sus afitmaciones tedricas y sus métodos, que responden aun maduro criterio cientifico. Su Historia se ocupa de actos humanos y no divinos, cuya autenticidad se entiende comprobada y a Jos que se sitéa en un deter- minado momento cronolégico; la verdad se impone a Ia estética. Esto no quiere decir que lo legendario esté ausente Mitos y prodigios figuran a cada paso en las produc- ciones ‘historiogrdficas grecorromanas; pero no debe- mos olvidar que unos y otros eran crefdos como ver- dades plenas. No es esto lo importante, sino la actitud del historiador, para quien el estudio del hombre cons- tituye un eje, Herédoto da por primera vez. a su obra el titulo de Historia porque pretende investigar las ac- ciones de los hombres ynatratlas a fin de que sean conocidas en Ia posteridad; pero afiade que le importa sobre todo no sdlo descubrir lo que el hombre ha hecho, sino saber por qué lo ha hecho. Tucidides insiste en estos argumentos. Cuando Herédoto elige como te- ma la lucha de los griegos y los persas, Io hace cons- 1a interpretaci6n de Ta historia en Grecia y Roma 25 ciente de su valor de ejemplaridad, pues en Ia oposicién centre Ja libertad helénica y el despotismo oriental ve tuno de los factores esenciales en la vida humana. Acti- tud pragmitica visible en cualquier ciencia. Para muchos resulta sorprendente que en Grecia se produjese por primera vez un conocimiento hist6rico cuando Ia concepcién de la vida individual o colectiva dentto del rigido principio del ciclo hacfa imposible Ia comprensién de la idea del progreso, Pero éste no es inherente a la Historia. También resulta dificil explicar el interés que mostraron por este género de estudios cuando Platén afirmaba que un conocimiento cientifico no podia basarse sino en objetos permanentes. Los griegos veian en el suceder histérico y en.su tremenda mutabilidad una sefial del orden impuesto -pot los dio- ses, y asf querian conocerlo para prevenitse. Su actitud era puramente empfrica: observaban para aprender en {a observacién la forma en que sucedian las cosas. Esta misma actitud les libré de cualquier clase de determi- nismio: un hombre prevenido podia escapar a Jas ruedas dentadas del destino. Una concepcién semejante es algo bien distinto de lo que ahora entendemos por investigacién Los gtiegos no intentaban reconstruir el pasado valién- dose de testimonios contemporineos de los sucesos, sino que se conformaban con recoger y ordenar los acontecimientos presentes a fin de que sirvieran de ‘in a 1a posteridad. Este es el sentido de Ja cono- a frase «La Historia es la maestra de la vida». Es proceder asi, no admitiesen otra fuente mn que la de aquellos testigos directos de que relataban, Esto no quiere decir que los s griegos admitiesen con boba credulidad cs decia; posefan un sentido critico muy z les libraba de tal peligro. Esta limitaciGn al tiempo presente es una consecuen- cia de Ja ampliacién a la Historia de las leyes de la Escaneado con CamScanner . Luis Suérez Naturaleza, Puesto que la vida de las polis o de las sociedades se rige por el mismo principio que la de los individuos, carece de interés formularse preguntas acer- ca del origen y la meta de la Historia; sf, en cambio, importa mucho averiguar la forma como se comporta cada una de esta sociedades que puede ser arquetipo ‘© molde al que se ajusten todas las demés. Y esto se consigue ‘mejor mediante testigos visuales que, desde dentro, analicen. HERODOTO Herédoto de Halicarnaso, ciudad ésta enclavada en Asia Menor, vivi6 entre los afios 484 y 426 a. de J.C., aunque no sabemos con precisién la fecha de sw naci- miento y de su muerte. Miembro de un’ importante grupo de artistas, pensadores y sabios que se rene en ‘Atenas durante el gobierno de Pericles, guatda cierto patalelismo con Sécrates, su contempordneo, porque, como él, también fue un innovador consciente, aunque no dejé discfpulos. Su obra es sobre todo importante porque incorpora por primera vez. la Historia al con- junto de posiciones cientificas: Ilamaba un poco despec- tivamente a sus predecesores logderafos, esto es, narra- dotes; pues él se proponia explicar Ja verdad. De ahi el nombre que escogié para la nueva cienci Tres notas caracterizan la Historia de Herédoto, tal como él la concebfa. Exposicién de verdades y no de fabulas, abarca tinicamente el émbito cronolégico que, en su opinién, puede ser explorado mediante testigos presenciales de los sucesos 0 monumentos atin Jevanta- dos en los lugares que pata ellos se eligieron; incluye noticias de setenta afios anteriores‘a su. nacimiento, La explicacién gira en torno a un suceso tinico, Ta lucha de helenos y bérbaros, oposicién entre Occidente y Oriente, que es presentada como una de las constantes de Ja Historia; este argumento central se enmascara La interpretacién de Ia historia ea Grecia y Roma 7 antidad de noticias. Por tl- muchas veces con la gran ci ena de que est cons- timo, Herddoto tiene conciencia p! a truyendo un conjunto homogéneo con los datos que ha podido recoger; este conjunto es creacién de artista y, por ello, presenta su obra en Olinipia como si se tratara de una tragedia. : ae El relato de Herddoto se reviste de sencilla majes- tuosidad, y los abigarrados grupos de combatientes que se alinean en uno y otro bando, Oriente y Occidente, recuerdan la composicién narrativa de los frontones de Jos templos griegos. La victoria griega se produce un poco inesperadamente, pero se explica como una conse- cuencia de la-superioridad que la razén, la moral y el habito de la competencia han dado al hombre helénico. ‘Més que un simple relato aunque fundamentalmente Ih obra se presenta en forma naztativa— es una expli- cacién del acontecimiento que Herédoto juzgaba de- cisivo. Con réspecto a sus antecesores, el papel de la divi- nidad aparece rebajado y, sobre todo, se ciiie a una parcial justicia, Se advierte también ciezto respeto por las creencias ajenas, pues en todas reside una parte de la verdad. De este modo, al difuminarse el sentido re- gioso propiamente griego, aparecen con claridad dos deas: una, la del papel decisive del hombre en la Historia; otra, Ia de la existencia de fuerzas mecénicas el Hado, dird Herédoto— que se establecen por-en- ma de los dioses y los hombres. Nadie escapa a la dad del Hado; pero éste no constituye ninguna fuerza consciente, voluntad de lo divino, sino una fuerza ciega a la que el hombre astuto y prudente pue- de escapar. Este es el supremo sentido de la libertad. Sujeto al destino y a los dioses, el hombre tiene su suerte en sus propias manos. Pero el hombre no es, en Ia histo- riograffa griega, ningtin producto histérico, sino una especie cuyos individuos se consideran exactamente iguales. Bs la diferencia de catacteres lo que explica { | Escaneado con CamScanner - Luis Sudrez triunfos 0 derrotas. Tal doctrina constituye un ¢xa- gerado humanismo al que también Jos romanos se mantuvieron fieles, ‘rucrDIDEs Continuador consciente de Herdd6to, con cuyo relato entionea su obra Sobre la guerra del Peloponeso, Tu- ‘un avance muy consi- cidides representa, sin embargo, Serable con respecto a aquel. Ya no se conforma con la atracién y explicacién de los hechos, sino que aspira wGonocer Jas eausas por las que tales hechos se rigen. Politico cuya carrera se vio truncada por un fracaso militar durante la guerra que él mismo estudiarfa, su posiién ‘es claramente pesimista: no apuarda a Grecia Poscsvenit brillante, sino una crisis, la més grave de tuantas nunca han existido. Mds riguroso atin que He- fSdoto, no cree que ningtin historiador pueda escribir rocoto» faa, salvo sobre los acontecimientos producidos fn su propio tiempo; pero este mismo rigor Je lleva a Fo ipprevign de wn método, basado en la capacided Tu historiador para verficar la veracidad de Tas noti- ait por dl recogidas, Es un sentido critico lo que valo- fa principalmente; Tucidides Jo tenfa en sumo, grado. Eitema elegido —impuesto més bien por las cir cunstancias que hubo de vivir— es Ia guerra entis Saran apatta, lucha de J democracia contra Ta ol garqufa, de la libertad jénica contra Ta severidad d Ben Es posible que, al principio, Tucfdides pensata, re iphos de sus contempordncos, que se trataba Spe ima guerra helénica y que abrirfa paso al des ee allo definitivo de Atenas. La gran precisién crono- fdgiea de sus datos demuestra que comen2s muy prone ft necogetlos. La obra qued6 inconclusa, y ¢§ posible que sn proyecto fuera darle forma distints del rigido Tquema cronoldgico Hlegado a nosotros. De todas for- waa derrota de Atenas, coincidiendo con su fracaso ap nnOET aeRO reer eit La interpretacién de 1a historia en Grecia y Rome 2 politico, le indujo a escribir en términos objetivos, si- fudndose por encima de todo partidismo; esta actitud ‘quivale por s{ sola a una interpretacién completa de la Historia. La guerra, piensa Tucfdides, nd es mero accidente, sino sustancia de la ‘Historia. Esta es Ja gran maestra que ensefia cémo y por qué las polis o los imperios Aicen y mueren. La leccién aprendida por él mueve el deseo de transmitir su ensefianza a la posteridad. Em- pieza por mostrarnos s6lo uno de los dos elementos, Tivino y humano, que Herddoto atin conservaba. Aun- gque 1 veces se haga intervenir a los dioses, ya no son protagonistas de la Historia, sino accidentes del mismo Fivel que un rayo que mata a un rey 0 un incendio que destruye una flota, Toda explicacién debe lograr- qP'por causas meramente naturales; entre elas, une por encima de todas: el hombre mismo. ‘Humanismo extremedo, he abf una de las bases de Ja interpretacidn histérica de Tucidides; ésta le apro- yima a Platén y, salvando dos milenios, al idealismo de Hegel. Elemento esencial, protagonista tinico de la Historia, el hombre es un conjunto de pasiones al que dominan fuerzas contrapuestas como la ambicién y el temor, que desatan las guerras. Hay fuerzas en el hom- bre conservadoras de Ja paz, creadoras del bienestar y Ja sebidurfa, pero éstas acaban fatalmente por sucumbir ft las fucrzas motoras de la guetta. La lucha entre am- ‘rfnseca a la pura naturaleza del hombre, cons- la dinémica de la Historia. vo entonces, al intentar explicarnos de qué forma voas ereadoras y destructoras actdan alternativa- » Tueidides nos. proporciona el primer esquema Jicado a la Historia de Grecia y desarrollado en cuatro etapas: ‘a) La edad primitiva. lencia, lo qué reina en Ja,anti migraciones de tribus en cont tarse de Jas mejores tierras, No se parte No es Ja paz, sino la vio- gua Hélade, escenario de tinwa lucha para apode- de una Edad Escaneado con CamScanner i Luis Suérez de Oro, sino de una Edad de Hierro. El ciclo es, por tanto, desarrollo vital y no degradacién. b) La edad de los héroes. Del mundo primitivo y anérquico, los héroes sacan a los futuros helenos va- ligndose de la astucia y de la fuerza para organizarlos. Minos, Helen, Teseo y Agamenén son creadores de polis, que se acercan al mar, desarrollan el comercio y se entiquecen. Con la guerta de Troya termina esta edad de los héroes. ¢) La edad de las migraciones y de los tiranos. La ausencia de soberanos en las polis coincide con Iss grandes migraciones de pueblos; de la turbacién que &tas producen emergen Juego las primeras potencias mandadas por tiranos. Concluye esta edad con la in- vasién de los persas. cd) La edad de las guerras meédicas. La lucha con- tra la invasién produjo un transitorio movimiento de unidad; pero, pasado el peligro, los griegos han vuelto @ dividirse en dos grandes bloques que se combaten dsperamente. cae Este esquema, colocado en el principio de su obra, muestra bien la interpretacién que Tucidides hacia de la Historia como una mecénica repeticién de los mis- mos hechos. Rechazando toda nocién de progreso, juz- gaba innecesario cualquier intento de Historia Univer- sal, puesto que ésta serfa tan sdlo mera yuxtaposicién de cursos cfclicos. En esto se advierte la clara influen- cia de los filésofos contempordneos, que crefan en | existencia de una analogia completa entre ¢] universo fisico, los seres vivos y las sociedades humanas, sujetos todos'a la misma ley. PLATON Platdn, que vivi6 en Atenas entre los siglos v y 1V a. de J.C. y que esté considerado como el més importante filésofo de la Antigiiedad, participaba en Ja creencia, La interpretacién de Ia historia en Grecia y Rome Bs comiin entre los sabios de su tiempo, de que el ciclo cronolégico solar —dfa, mes y aiio—- estaba incluido en un ciclo eésmico, al térming del cual todas las cosas volvian al punto de partida. Y Ia unidad bésica de este ciclo, el Afio Magno, se reficjaba sobre la naturaleza humana, que era destruida para volver nuevamente a emprender su camino, El ciclo, para Platén, no es tan sélo comportamiento, sino rigida ley a la que todo estd absolutamente sujeto. Aun negando a la Historia contenido cientifico, Pla- tén se ocupé de ella especialmente en tres didlogos: EI Politico, Timeo y La Repiiblica. En medio de la oscutidad de su exposicién, que mezcla doctrinas reli giosas y cientificas, se aprecia sin embargo la precisién con que es concebido el ciclo. Un cataclismo destraye al término del Afio Magno una parte de la Humanidad; asf sucedié con la Atlantida, Los que sobreviven, pas- tores y campesinos que desconocen. el uso del hietro y se refugian en las montafies, ctean una organizacién primitiva y patriarcal, regida’ por reyes. No recuerdan nada del pasado. Lentamente los hombres afluyen de nuevo a las Hanuras, construyen ciudades y acaban por constituir organismos politicos de cardcter aristocratico. La timocracia sustituye, pues, ala monarguia. Peto los regimenes politicos siguen un mismo proceso ciclico de evolucién: la timocracia se convierte en oligarquia, éta abte paso a la democracia, que, al disolverse, en. gendra sirantas, es decir, regimenes mondrquicos con los que el proceso, de duracién aproximada de diez mil afios, vuelve a comenzar. En esta fantasfa se aprecian, sin embargo, progresos muy notables: inspirdndose en Ia idea del ciclo, Platén ha descubierto el orden dialéctico en que se suceden Jos regimenes politicos, aunque no lo haya formulado sino empfricamente; al mismo tiempo muestra la natu- raleza jurfdica y casi contractual de todas las socieda: des humanas. Ambos principios convergian en sefialar el carfcter esencialmente histérico de la actividad del Escaneado con CamScanner i Luis Sudrez hombre. Aristételes extendié luego esta consideracién a todos los campos del saber, presentando a éste como un resultado de esfuerzos a’ izavés del en la misma forma en que lo hace la actual Historia de la Cultura. La importancia dada por Aristételes a la in- tima naturaleza de las sociedades humanas nos per- mite hoy conocer la constitucién de algunas de Jas més importantes polis LA MADURACION DEL CICLO: POLIBIO La conquista universal de Alejandro provocé una tadical transformacién de Ja conciescia griega, achican- do el mundo de las polis en relacién con los grandes espacios ahora descubiertos, disminuyendo Ia tensién entre helenos y bétbaros que Herddoto colocara en el ge de la Historia, haciendo imposible el conocimiento or testigos directamente consultados. Por fuerza hubo de mostrarse interés por el mundo entero, sin vs ciones en el punto de vista, que segufa siendo el de Ia fentidad en la Naturaleza. Las monargufas helenfsticas faron una nueva serie de trabajos hist6ricos, mono- fas que mostrasen el pasado de los nuevos territo- tios para asegurat su pervivencia; estas monografias se hicieron mediante consulta de autotidedes, a veces muy antiguas, y fueron obras de gabinete. A través de ellas se vertievon ideas orientales en Ia corriente del pensamiento griego. Lentamente Grecia sucumbié a la Jucha de imperia- lismos desatados en el curso del siglo nr a. de J. C. El hecho de que fuese Roma, y no Cartago, Egipto o S tia, quien lograra la unided politica del Mediterréneo le era bastante indiferente, puesto que sus circunstan- cias econdmicas y sociales Je impedfan aspirar al puesto Girectivo del mundo que ella misma habfa hecho nacer. Por esta misma raz6n los historiadores griegos se encon- in para el anélisis de los La interpretacién de la historia en Grecia y Roma B imientos que presenciaban, Tal fue el caso de tec io de Megaldpolis, que vivid aproximadamente de Ia fami no, el destructor de Cartago y de Numancia, vi en su compafifa, trabando conocimiento con paises €x- tremos, y tuvo acceso a archivos y documentos précti- camente reservados a los romanos. Su tema —como en el caso de Tucidides, no se trata de una libre opcidn, sino del reflejo de los aconteci- Inientos contempordneos— es la Historia de Roma desde el comienzo de la segunda guerra pénica (218 a. de J. C.) hasta la derrota de Perseo de Macedonia luego se afiaden dos apés que abarcan los Fi ntes. Los historiadores actuales enuncian como Conquista del Me Una ciudad, en trance de convertirse en un Imperio, es Ja protagonista del relato. En esto hay una gran influencie romana, pues las ideas re consideraban que Ia ciudad poseia una entidad sustan- cial tan real y objetiva como si se tratara de un hom- bre. La Historia es, segiin este modo de pensar, des- arrollo de cualidades contenidas en potencia’en la enti- dad Roma. Ia palabra Historia en el sentido de creta, al modo como lo hiciera Tu- icipa en el sentimiento' general de que, fento de cosas movibles, no puede ser propia- iencia, Para él la Historia tiene un valor préc- o teético. Pero el.método adoptado, les, es més tiguroso: logia se apoya sobre un eje t ientemente calculada por Eratéstenes; las in- fervenciones divinas desaparecen y existe un -mayor conocimiento de la politica € incluso del arte-de:la 3 (oun Ss ee Escaneado con CamScanner 34 Las Suérez guerra. Su Historia aspira a ser universal, porque Ro- ma se identifica con la unidad del mundo; escribe una apologia de Roma para convencer a sus compatriotas de la superioridad de ésta y moverles a colaborar, con su ciencia, en Jo que considera la «més extraordiniaria realizacién» de la Fortuna. Las Historias de Polibi —conservamos tan sélo cinco libros de un total de cuarenta— estén escritas en griego. La Historia es, para Polibio, maestra de Ja vida: en ella aprenden politicos y generales a comportarse y los hombres cortientes a someterse de buen grado al des- tino. En este aspecto hay gran distancia entre las aspi- raciones del autor y la realidad de su obra, al menos en los fragmentos Ilegados a nosotros. El mismo ha- Iaba cierta analogia entre su labor y la del médico: describir Ja enfermedad de nada sirve si no se hallan Jas causas que Ja producen; pero esta misma compara- cidn nos demuestra que el gran historiador concebia las sociedades como sujetas a los mismos imperativos bio- légicos que los seres vivos. Una especie de fuerza su- perior domina a los hombres, a los dioses, a los Estados, la Tié, que traducimos impropiamente por Fortuna Destino: fuerza ciega y no sistema ordenado de leyes, pero cuyo modo de actuacién puede ser comprendido mediante el andlisis de los fenémenos histdricos. Roma es —afiade Polibio— «la obra’ més bella y itil del Destino». En cierto modo la actividad del hombre aparece rebajada, al insistir en la presencia de aquél. En realidad Ia Historia trata de descubrir las normas en Ia actuacién de la Tié; previniéndolas 0 aprovechindolas —lo mismo que hace con Jas demas fuerzas de la Naturaleza— puede el hombre Jabrar su futuro. Porque todos los sucesos se encuentran minu- ciosamente encadenados por Ja relacién de causa a efecto cuyo conocimiento permite prevet qué va a pro- ducitse, dados los presupuestos. Hay una ley dialéctica que preside la evolucién de las sociedades; haberla des- cubierto constituye el mérito principal de Polibio. La interpretacién de la historia en Grecia y Roma * ‘Aunque €1 mismo exagerase luego su valor al cone vertita'en ley fundamental del universo, no hay duda de que la que rige la dinémica de la organizaci6n po" Iftica aparece ya claramente expuesta en Polibio. Par- tiendo, como Platén, de un ciclo ininterrumpido y césmico, sefiala el comienzo de Ia evolucién en wn’ catéstrofe: el hambre o las epidemias aniquilan a los hombres y se constituye una nueva raza; entonces los mas débiles se agrupan en torno al més justo y fuerte, i quien proclaman tey. Toda situacién se degrada y los corrompidos hijos de los reyes se tornan en tiranos. Entonces Jos nobles se alzan y les arrebatan el poder La degradacién de los hijos de los nobles convierte el régimen aristocrdtico en oligarqufa. El pueblo'les derti- ba y fonda una democracia, que se corrompe cuando Ios jefes del pueblo imponen Ia soberania de la parte més baja, oclocracia andrquica. El restablecimiento del orden no se logra sino mediante la entrega del poder a un solo hombre capaz de amparar a los fuertes y 4 los débiles. El ciclo vuelve a empezar. Dos son los rasgos més importantes de este esquema, tal y como Polibio lo presenta. Los regimenes politicos se suceden en un orden necesario € irreversible, es de- ir, de la aristocracia se pasa por fuerza a la democracia y nunca a la inversa. Es un proceso continuado de des: gaste o de envejecimiento, al cual ninguna sociedad puede escapar, La historiograffa grecorromana se detu- vo aqui y no llegé a plantearse nunca Ja cuestion de si era dable sustraerse a los ciclos. No concebja al hombre libre y creador, sino que, como Polibio, pensaba en-él como protagonista de un proceso monétonamente re- petido; de ahi el valor que se daba al estudio de carac- teres singulares, hombres o Estados, que demostraban con su conducta los medios a emplear en el aprovecha- miento de las fuerzas ciegas del Destino. Escaneado con CamScanner 36 + Luis Suarez LA HISTORIOGRAFIA ROMANA Aunque poseyendo mis relieve en el conjunto de Ja produccidn cientifica, In historiografia romana apenas se separa de los moldes establecidos por los grandes historiadores griegos. Al lado de Herddoto, Tucidides 0 Polibio nos parecen Tito Livio 0 Técito verdaderos provincianos. Y esto puede aplicarse incluso a quienes, como Diodoro 0 Plutazco, escribieron en griego. Dos notas dominantes presiden esta produccién.historio- gréfica: la tendencia a Ja mera acumulacién de datos y Ih atencién minuciosa al estudio de los caracteres hu- manos. Las Vidas Paralelas de Plutatco 0 los Varones ilustres de Nepote demuestran con sdlo sus titulos la inclinacién de sus autores. Salustio es superior; er él Ios andlisis de las personas sirven como veh{culo para penetrar las causas de Ja gran crisis social y politica en que intervino. Sintiéndose colaborador de Augusto én la obra de exaltacién de la pax romana y aspitando a completar Jo que Polibio dejara iniciado, Tito Livio concibié una verdadera Historia Universal, la Ab Urbe condita, iden: tifiedndola con Ja Historia de Roma. Un Imperio desde fu otigen hasta su plenitud, tal es el tema, que se pre- Senta, en sus multiplicados ejemplos de grandeza de los ntiguos romanos, como un modelo para Ja posteridad Obre literaria més que cientiica, el escaso sentido cri fico con que se enfrenta con las leyendas més fantést- cis 9 con los juicios més apasionados demuestra cusnto se ha retrocedido en el camino de Ia creacién histérica. Ticito, que esctibe aproximadamente un siglo més tarde, magnifico estilista, os hace dudar, sin embargo, de que sea un verdadero, historiador. Encerrado, en Roma, apenas se interesa por e! mundo mediterrdneo; aforendo los viejos tiempos de In Res publica, consi- dera sin embargo imposible el restablecimiento de 1s La interpretacin de Ja historia en Grecia y Roma w | —Ios bérbaros po- refiere a en Ja Libertad, Su pesimismo es forma seen mds virtudes que los romanos— y no se ingdin pensamiento objetivo; se spoya, pues, conciencia de que el Imperio esta en decadencia. Afirma él valot pragmético de Ia Historia, pero la reduce a un choque entze buenos y malos caracteres. La descripcin de éstos le ha dado justa fama, si bien su actitud es la del moralista: considerados arquetipos de virtud, trata de ajustar a ellos sus personajes. HUMANISMO Y SUSTANCIALISMO Collingwood ha llamado Ia atencién sobre dos ca- racteres comunes a Ia historiografia grecorromana: l hrumanismo y el sustancialismo. Cuidando de no exage- rat su influjo, conviene explicarlos. El humanisino se pone al teocentrismo; quiere decir que el hombre es je de Ja Historia. Cuando los dioses intervienen —y lo hacen a menudo— no actiian de acuerdo con un plan, sino mezcléndose a los hombres, para reforzar acciones puramente humanas; de hecho son ajenos a la Historia. Los historiadores clisicos no llegazon a superat la dis- tancia que existe entre lo que el hombre quiere y lo que consigue; Ja apreciaban en Ia préctica y, para ex- plicarla, recurrfan al Destino, la Tijé. Peto considera- ban siempre que, siendo el hombre criatura plenamente rational, detrés de cada accién histética debia hallarse mente una voluntad consciente. De. ah{ también ico, Nepote o Suetonio— la Historia se trans- en una suma de biograffas. tén y Aristételes habjan afirmado —y es Ia suya actitud comin a todo el pensamiento griego— que sélo Jag sustancias son cognoscibles. La cualidad fundamen- tal de las sustancias es Ia inmutabilidad. Segiin este ra- Ta Historia no era cognoscible por set mu- de zonamiento, table. Sin embargo, les era forzoso admitir que, a Escaneado con CamScanner 38 Luis Suarez hecho, existfan conocimientos histéricos bastante fide- dignos. Trataron de resolver la contradiccién suponien- do que las acciones en Ia Historia eran la manifes- tac de witalidad de entidades siempre igual en jotencia, que se desarrollaban a través del tiempo. Roma, para Tito Livio; lee polis, pera. Tucldides los hombres, para Técito, son esas’ sustancias poten- ciales. Seres vivos, en todo caso, sujetos al ciclo biol6- gico, siempre destructor y siempre renovador que do- mina en la Naturaleza. mL LA BIBLIA Y EL CRISTIANISMO LOS PRECEDENTES Las mds importantes ideas que concurren a moldear el sentido de la Historia en nuestra cultura proceden de la Biblia. Pero la interpretacién judia de la Historia —sefiala Yeherzkel Kaufmann— ha tardado muchos siglos en constituirse y, durante ellos, estuvo sometida a influencias caldeas y egipcias que Ia afectaron en su forma externa, aunque no en la conciencia central de que Dios es voluntad absoluta y libre. Tanto en Egipto como en Babilonia se habfan dado los dos elementos fundamentales para la concepcin de Ia Historia: una crenologia y un mito interpretativo del sentido de la encia humana. Los egipcios inventaron un calen- ‘0 basado en el affo solar de 365 dias —sufrian ua ior de un cuarto de dia anual— y fecharon los acon. cimicatos pot los afios del reinado de cada faradn. Al agrupar luego a los faraones en listas dindsticas da. ban a su Historia un sentido lineal uniforme: sus reyes eran continuadores de los dioses. Menos simple y, pot ello, mas dificil de manejar, era el calendario caldeo, tenia sin embargo mayor precisién, Durante el Impe- tio asitio se verifica un progreso al designar cada ano Escaneado con CamScanner 40 Luis Sudrez yr el nombre de un cierto magistrado en cargo; ¢ Puc 1oe grisgosllemasian epSnio. . En todas las culturas primitivas el mito explica el origen de la sociedad mediante luchas entre Ios dios En Egipto el destino de Osiris, muerto por su hermano Satis Hlespués resucitado por los cuidados de su her sere sspom Iss, parece presentarnos ya Ja viei8 I= yenda de la lucha de Is luz contra Jat tinieblas. Lo Yfrino acaba penetrindolo todo y en la fuerza més! Gel faradn reside 1a esencia de su p\ i ibditos. Los caldeos Prplicaban més radicalmente las diferencias en's aca erg hombres: aquellos eran inmortales y 9 dioses ¥ Wes esario. mori. En, ambos casos, Egip'® {05 nia Ta Historia carece de sentido. La gran rove Babilonit nel consis en que, al afirmarse Ta fe en 0 te nico, la lucha mitica entre los dioses se vo pics por Ia Tucha del bombre con la pelabra de Dios. fituide Fecha, rebeldia y sometimiento, constiiye d Fee ee Historia, Ia cual tiene un sentido, Fe Chipteza en la caida del hombre y conduce salva- empiea aria por esencia vnica, ya que sus fines tas cienden fuera de ella misma. PRIMERA GRAN INTERPRETACION: AMOS DE TEKOM de la abundante literatura hebrea ‘de Historia, la Biblia. No es de Israel, Jo mismo que Lo que nos queda es en gran parte un libro fada extrafio porque le religién ‘cs fatianismo, es por esencia histérice y hace refe cece hechos perfectamente establecidos tiempo. La férmula de la “ofrenda del Deuteronomie Fern arameo errante fue mi padre ¥ bajé a Egiptor—, jo mismo que el Credo cristiano a” dpadecié bajo cl po- 10 me Poncio Pilato»—, mucstran, el esfuerzo de pre- cero historice. Més ain, puede decir at toda Ja Ssctrina religiosa judaica se basa en uns interpreta- La Biblia y el Cristianismo aoe iba hstériea de Ia trayectoria de Ja Humanidad en os pera de un foturo cumplimiento. Humanidad

También podría gustarte