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Esquivar la mediocridad

Por: Carlos A. Dumois / Dueñez* Empresaria Publicado 04-02-20

Se ha vuelto imperativo encontrar caminos para apartarnos de la media tabla.

Por fin llegó a mis manos el libro de Xavier Marcet. ‘Esquivar la Mediocridad’ se titula. Es una
obra de reflexiones nacidas de infinidad de horas de entrevistas y reuniones con empresarios y
ejecutivos. Les invito a que lo consigan y lean. ¡Extraordinario! Les comento algunas de sus
ideas.

“Cuando hablamos de mediocridad lo primero que hay que hacer es tener un espejo cerca
donde mirarnos”. El mundo se ha inundado de líderes mediocres: gobernantes, diplomáticos,
escritores, artistas. El quehacer humano, en muchas de sus facetas, y en buena parte por las
inmensas facilidades de comunicación, se ha conformado con pobres estándares de calidad.

Pero aquí lo que nos ocupa es la mediocridad en la empresa. “Una empresa es básicamente
mediocre cuando es incapaz de deleitar a sus clientes”. Dice Marcet. La falta de calidad real es
un factor típico de mediocridad. Un negocio lleno que acepta que sus baños estén siempre
sucios, que sus colaboradores no se interesen por los problemas de sus clientes, que ofrece un
servicio pobre. Ese negocio es mediocre.

Y la mediocridad no es un problema de quien limpia los baños, ni de quien elige y entrena a los
trabajadores, ni de los gerentes, ni del Director General. La mediocridad es siempre un
problema del dueño. Son los dueños quienes son mediocres.

Añade el autor catalán: “Una empresa es mediocre cuando las inercias pesan más que la
ilusión por adaptarse a los contextos cambiantes”. Nos falta ser más valientes, más atrevidos,
más visionarios. Nos atenemos a nuestras fórmulas de negocio envejecidas que sabemos
caducarán pronto. 

Nuestra mediocridad es sobre todo faltas de omisión. Seguimos haciendo y escuchando


propuestas continuistas que sabemos que no nos llevarán a ningún lado. Creemos saberlo todo
y no estamos dispuestos a escuchar, a explorar, a arriesgar. Ningún negocio esta asegurado
ante el huracán digital.
Amplía Marcet afirmando: “Es mediocre lo que no nos inspira. Es mediocre lo que nos trata de
igualar en la vulgaridad”. Si el empresario manifiesta que su interés son solamente mayores
dividendos, ¿Cómo va a atraer a profesionales inquietos y talentosos?

Hoy existe un gran interés por contratar talento. Pero las empresas hacen esfuerzos vanos por
encontrarlos. A los más brillantes y creativos se les conquista con causas valiosas y retos
atractivos. El éxito, la originalidad, el crecimiento. Eso es lo que atrae talento. Mediocridad
atrae solo mediocridad.

Las empresas son mediocres porque las gobiernan empresarios mediocres. Particularmente
aquellos que se la pasan quejándose de todo, y que disfrutan que sus colaboradores tengan
argumentos bien sustentados para divulgar la queja. 

Necesitamos trabajar arduamente para salir de la mediocridad. Latinoamérica ha caído en un


gran bache de mediocridad. Nos estamos volviendo cada vez más irrelevantes en el contexto
global.

Marcet nos dice que “una empresa intenta huir de la mediocridad cuando hace de la
innovación y el emprendimiento una forma de estar de las personas en las empresas y de las
empresas en la sociedad”. 

La planificación rígida y los sistemas presupuestales que nos llevan por caminos
predeterminados e invariables no nos ayudarán a responder a la turbulencia que nos rodea.
Necesitamos conducir a nuestras organizaciones manteniendo amplia capacidad de maniobra
y actuando con agilidad estratégicas. Los métodos de la Planeación Estratégica se han
convertido en una herramienta obsoleta.

“Una empresa intenta esquivar la mediocridad cuando crea una comunidad de personas de la
que valga la pena formar parte. Por talento y por talante”. La cultura de nuestras
organizaciones se quedó en el pasado. No se ha actualizado. Hablamos de empoderamiento y
no nos atrevemos a apoyar en serio las iniciativas de nuestros jóvenes. No basta con operar
con excelencia. También hay que crear con visión de futuro.

La prosperidad de nuestras familias, de nuestras empresas, de nuestros países, jamás se dará


premiando a los mediocres. Necesitamos apartarnos de ella. Los empresarios podemos
construir una cultura de excelencia si evitamos ser arrastrados por el turbulento río de la
mediocridad. 

c_dumois@cedem.com.mx

http://www.cedem.com.mx

Carlos A. Dumois es Presidente y Socio Fundador de CEDEM.

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