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© Capitulo fi NIVERSAL INTRATURA GONTENPORANEA / 22 EL INFLUJO DEL NATURALISMO ‘CCITTRO DE COPIADO DE HUMANIDADES 5 escrito por Luls Gregerich. La redac- “capitulo Universal” dal Cente. Editor de 8 Ta supervision tecnica, ET influjo | : del naturalismo 1 LAS , PROPUESTAS DEL NATURALISMO DEL SIGLO xIx 1 concepto de naturalisino ha sufrido extensiones y amplificaciones que ha- cen nocesaria une redefiniclén que sirva, al mismo tempo, como instru- mento de trabajo. Puede aceptarse que Ja novela moderna, tal como hoy Ja ‘entendemos, surge @ comienzos del si glo XIX, quizés von Ia obra de Balzac: ‘se trata’ de una nueva manera de na- rar, més preocupads por el andlisis de 1a realidad social y por 1a situacion del individuo en conflicto con ella que ppor la mera exaltacicn de Jas hazafias fantastioas o ideales de un héroe 0 Jas andanzas de un picaro; desde und perspectiva sociol6gica, esta nueva na- rativa responde al ascenso de Ja cla- ‘se burguesa —con su fuerte progre- sismo y arribismo, y su nueva con ‘cepotén del dinero y de la propiedad—, {¥ Teoonoce antecedentes ya en el siglo XVI, sobre todo. en Inglaterra. Si ¢ Jo que carseteriza: al naturalismo es Ja tendencia a reflejer. Is naturaleza, Ja sociedad y la psicologia individual ‘con Ia mayor objetividad y rigor cien- tifico posibles, entonces ya de alguna manera las novelas de Balzac, y aun las de Stendhal, podrian merecer 1a, calificacién do naturalistas. SI el na- turalismo es una categoria dialéctica que se opone al idealismo, o a la lite- ratura fantéstica, 0 a la’ prosa poé- tica, también podriamos adscribirlo a estos primeros esfuerzos de Ia nari tiva moderna. Pero subemos asimismo ‘que Jos rotulos son initles si no per- miten una comprensién més aguda y diferenciada de Ios fenémenos litera los; y en este caso, una generaliza- ida tan amplia —que no es det todo ilfelta— no nos ayudaria gran cosa en Ja deseripeién de una de las més ca- racteristicas lineas de Ia narrativa con- tempordnes. Los novelistas que’ habl- ‘ualmerite se engloban bajo 1s deno- minacién genérica de “realismo del si glo XIX" —l realistio roméntico fran- 66s do Balzac, la novela social inglesa de Dickens, el realismo psicolégico y Ja novela histérica Tusos de Tolstoi, amén de escritores no tan ortodoxos ‘como Stendhal, George Eliot y Dos tolevski—" estdn todavia demasiado préximos al'romantlcismo y a sus 14 itos proyectos filosétices como. para ‘merecer una agrupacién menos vaga que-Ja que el mismo nombre de “re- alismo” proporciona. Vamos a lamar naturalismo, entonces, al movimiento Iterario o simplemente al conjunto de ‘escritores que aparecen en la segunda mitad del siglo XIX y cuya finalidad ‘manifiesta y programstica es llevar hasta sus ltimas consecuencias Ja ‘tondencia realista de la narrativa in- mediatamente anterior y, simulténes- ‘mente, combatir en todos tos terrenos Jos resabios roménticos de ésta, Mien: tras al realismo consiente en la coexis: tencia de sistemas Ideolégices y se alimenta de diversas filosofias, ol na turalismo s6lo acata el pensamiento materialista y sus. derivaciones socio: lgieas, estétions y psicoldgicas.’ En. tanto 61 realismo —atin bajo la gravi- tacién del idealismo romdntico y del swedenborguismo— adopta una scti- tud ambigua réspecto de Ta clencia po- sitiva, e] naturalismo se convierte en ‘su propagandista y difusor fervoroso, ‘aunque no pueda evitar por completo tuna fe en el progreso que no es menos supersticlosa que la fe en la magia. Diffcilmente las grandes novelas realis: tas contengan un explfeito mensaje Ideoldgico 0 filosético; a lo sumo, ‘lus tran con vivacidad Ia idea de quo el hombre depende cada vez més de sus propins posibitidades y talentos para Sobresalir en su medio social, el que, sin embargo, todavia ejerce restos dé su secular opresidn. Por el contrario, Jas novelas naturalistas contienen ca si siempre un enérgico y deliberado ‘mensaje en favor de las tendenolas ‘materialistas y clentifioas de la época; ello es patente tanto en Zola y los pri- meros naturalistas, que son divulge dores de la pslcologia asociactonista, del evolucionismo social y, muy es: peclalmente, del darvinismo, de las nuevas conéepeiones sobre Ia, heren- la de Lucas y de la fisiologia de Claw. de Bernard, como en sus epigonos, que propagan el determinismo ists: leo, e! materialismo dialéctico y otros subproduetos del marxismo, En razén de Iss doctrinas psicoldgicas maneja. das y debido a la fidelided a las ya menelonadas ideas sobre la herencla, tos personajes de las primeras nove. las aturalistas aparecen con un des- tino prefijado y mareados por una suerte de fatalidad blolégica que se conereta mediante un I6gico encade- namiento de hechos; 10s. personajes de las novelas realistas, en cambio, | Parecon fluctuar con més libertad en: tre sus propias decisiones individuales Yel peso de Ia sociedad que los rodea, Si ya en algunos novelistas realistas surge una vacilante denuncia de las estructuras de opresién que tsan de. terminados seotores sociales én de- trimento de otros a menudo ailuida fen el humanitarismo—, esta actitud se hhace militante y permanente entre los haturalistas, de donde se tiene que la presencia y'descripcién de Ia patolo- gia social, con toda su rica varledad de ejemplos individusles y coletivos, f8 una de las eonstantes de esta clase do narrativa. Desde el punto de vista fe los recursos téenicos y of mundo ovelistico, puede decirse que los na turalistas tienen una fe ilimiteda en Ja capacidad de la literatura y, de a palabra: todo puede ser expresado, sal- vo la trascendencis, los suefios, lo fan ‘istico; y esto qué no puede expre- sarse no pertenece, al fin de cuentas, a la realidad material. Esto implica {que el naturalismo desconoce, al me rhos en una primera aproximacién, el nivel eonnotativo y podtico del lengua- Je y se apoya en la descripeién y cla: Sifleacién de la naturaleza y del ind viduo de acuerdo con el empirismo is estricto; mas adelante podré com probarse oémo los mejores naturalis: tas sleanzan un nivel de connotacién fun a pesar de ellos mismos. EI inventario de nombres pertenecien- tes al naturalismo del siglo XIX pue de ser més 0 menos abundante, pero no corresponde reiterarlo en este lu- igar; baste decir que muchos eriticos, ‘aun admitiendo que su lugar de nack miento fue Francia, pretieren encabe- zarlo con el nombre de,Flaubert antes que con el de Zola, téniendo en cuenta quo el creador de Madame Bovary fue el primero en reaceionar, casi de ma: nnera manidtica, contra los afanes idea: lizadores del romanticismo y en volver Ja vista hacia Ia angustiasa medioert dad de Ja vida cotidiana y hacia la mé- ica estatura moral y mental de los ‘burgueses que Ja soportan, Contra esto podria argumentarse que lo que Dbuscaba Flaubert era, en. realidad, tuna forma de arte cldsica, aristocré. tea y distante, y que su mentalidad conservadora y sus burlas de 1g clen- cia positiva 10 alejan de la ideologia naturalista; por otra parte, su actitud de archivista de In realidad y de-ob- servador de las vidas mediocres ya ‘puede rastrearse en Balzac y en alg. hos romantioos y realistas menores. ‘Queda asf otra vez, én el pértico del naturalismo, Ia fgura de Emile Zola; de 61 puede decirse. de que encarnd 4, Emile Zola 2. W. D, Howells en 1908 3. Primera pdgina det manuserito e La roja insignia de) coraje Hen ida. y on obra los intereses tipicos yeaa] movimiento, y de que contribuys Ya) ditundirlo entre. las generaclones SEES a, Cres cee pafses y continentes 8 través © ae tos-originsles 0 de las tredtiooio- 4° yea de sus obras: Desde luego, el sp0- © to a a popular ao Zo yd as “ polémicas que surgen en torno 2 él | rea tumbln ) aporen dal nature lamo, 1o que coincide, asimismo, punto mas alto de ia preeminencla “ael positivismo 'y de la vistén opt © mlsta. del futuro que paresen abrigar “las /socledades. bunguesas europens, ©. disimulando en Ia sombra sus contra: dicclones clasistas y su vido imperia- ato, Los Goncourt, Daudet, Maupas- fant y, sobre todo, las coatitores de “tas wages ‘de Mian, sigue, cad “Fumo, su manors, las ensefanzas de "SS Zola que “répldamente pastrén Tas ‘trontoras francosas y se instalaréa on | arte. ‘y chencia para Zola <5] Pode el pensamiento ctentifico de | Zola’ tiene cardcter -utilifario y esté eno del espiriti reformista y civil zador de Ja Mustracién. También. su pelcologia se dirige a objetivos pric ‘loos; esté al servicio de una higiene spiritual y procede de la doctrina de ‘que incluso las pasiones, tan pronto ‘como: se comprende su “mecanismo, pueden ser influidas. EI cientificismo 2) | propio del naturalismo aleanza en Zo- Ja: su punto culminants, Hasta ahora Jos representantes. del naturalismo ‘eonsideraban a la clencla como suxi- Mar del arte; Zola ve en el artista un ‘servidor-de la clencia, También Flau- bert cree que el arte ha aleanzado un estadio clentitico en su evolucién, y se rescupa no.sélo de describir Ta re- alléad a tenor de la més meticulose observacién, sino que acentia el carac- ter cientitico y principalmente médico o.sus observaciones, Pero no reclama ‘otros méritos que los. artisticos, en contraste con Zola, ‘que quiere’ ser ‘considerado como investigador y cl ‘mentar su reputacién como artista en ‘su seguridad clentifica, Esta es una expresién de la misma deiticacién de asperéza naturalista tiende ¢ aquie- * tarse, pero ya sus huellas en la forma- eign’ de Ja nueva narrativa, del siglo 2K son evldentes y reaparecerén en ‘muchas do las experiencias por las que ha de atravesar esta narrative, incluso al margen de la gran-tradiclén realista y de Ia contiguractén de Ia novela experimental, Ya hemos visto quo es distintiva del naturallsmo una actitud programética acerea del tel reflejo de la realidad material y social, sustentada en el-materialismo filosé- fico y en los logros de 18 ciencla po- sitiva; afladamos a esto le posture moral que se deriva inevitablemente, oscilante entre Ia responsabilidad del Individuo frente a s{ mismo y frente 1 Ja sociedad, ya que no frente a nin- guna forma de trascendencia. No pre- tenderé demostrarse en el apartado siguiente la continuldad perfecta de a8 premisas naturelistas en Ia narra- tiva del siglo XX, pero si Ia existencia, de sus. diversas’ transformaciones, a Ia luz de diferentes condiciones socta- 4a cleneia, del mismo fetichismo clen- fifieo que earucterizan en general al soclalismo y son proplos de las clases sociales que esperan su encumbra- ‘lento del triunfo de la clencla. El hombre es también para Zola, como 10 ces en general para la ideologia cienti fieista y socialista, un ser euyas prople- dades estin determinadas por las le- yes de Ia herencla y el mundo clreun- ante, Zola Hega a fal extremo en st. entusiasmo por las cfenclas naturales ‘que define el naturalismo en Ia novela, ‘simplemente como Ja trasacién de los, ‘métodos experimentales a Ia literatu- ra. (;..) La experiencia del artista s0- bre el mundo carece de plan y-de sis- tema; reine, por decirlo asi, su ma- terial empirico, rasgos y datos de Ia vida, que leva consigo y deja desarro- arse y madurar para sacar un dia de este acopio un tesoro deseonocide © {inagotable. El investigador elige el ca- mino contrario, Parte de un proble- ma, es decir, de un hecho del que no sse sabe nada 0 no se sabe precisa ‘mente lo que se querria saber. (...) No ¢s Ia experiencia la que le conduce al problema, sino el. problema a la experiencia. Este es también el cami: no y el método de Zola.” A. Hauser, Historia social de la iieratura y el arte, t. IT Jes y culturales. Lo que interesa sefa- Jar, en ditimo término, es le bipola- ridad del naturalisnio, capaz tanto de impulsar 1 desarrollo de une nueva novelistioa y de obrar como un revul- sivo en un medio caracterlaado por el fradicionalismo ‘moral y 18 meaquin- dad intelectual y social (y e6 10 que hhabré de suceder en los Hstados Uni- dos) como de congelar el ibre des- envolvimlento de una narrativa mucho ‘més madura y que se desarrolla en luna socledad revolucionaria (y_slgo semojante ocurriré en la Union So- vietioa). Se veré, puss, cémo el natu: ralismo, con su’ atén por la. verdad clentifica y representable, con su pre- ilecetén por el método experimental ¥ con su desprejulclads pintura de la vida en todos sus aspectos, sacudiré Jos anacrontsmos y viviticaré el con- texto de una literatura exanglle y dt éctica; y odmo, también, convertido fen dogma, produciré obras. muchas veoes alejadas de la vide y cercanas al arquetipo. 1. Frank Norris 2, Stephen Crane en 1898 3. Upton Sinclair 2. EL NATURALISMO. EN LA NARRATIVA NORTE- AMERICANA En un capitulo anterior se ha hecho referencia al stirgimiento de Ia ten denela naturallsta en Jos Estados Uni- dos. Vale la pena reiterar aqul sus caracteristicas y los procedimientos de sus principales representantes. En general, puede considerarse al natura lismo como una de las ramas de la reacolén todavia incipionte, dentro de Ja cultura norteamericana, contra la tradioion .gentil. (genteet” tradition) quo algunos esclarecidos. exponentes de las clases altas de Ia Nueva Ingla- terra (os James, Henry Adams, mas estrictamente en narrativa W. D. Ho- ‘wells) convirtieron en ideario cultural de todos los Estados Unidos. 1 papel de los naturalistas consistié en dos- plégar.progresivamente la. importen- cla de la vida de los sentidos y del instinto, y del influjo de ésta sobre el conjunto del psiquismo y de In exis. tencia social. Los ereadores de In tra- dicién gentil, por el contrario, edu dos en las fuentes del puritanismo y del trascendentalismo, desdefiaron Jas profundidades instintivas y prefirie- ron poner el acento en la ereaolén de tuna moral individual que, a le larga, hhabria de convertirse en ‘la ideologia de la clase dominante norteamericana, basada en Je expansion politica y eco: nomica, De los primeros criticos de Ia tradl cl6n gentil —conscientes o no—, Mark ‘Twain no puede ser adseripto ai natu: ralismo, pues su tnclinecién realists y satirica, ademas de su relativa tim ‘ez moral, 1o sitian en lugar. aparte y por clerto lejos de una escuela expe imental y clentitica. Los dos prime 70S nombres directamente pertene. lentes al naturalismo que suelen ct tarse son los de Frank Norris (1870. 4902) 'y Stephen, Crane (1871-1900). Norris, al parecer, fue de hecho el pri- mero én difundlr en stpats las sceas najuralistas, sobre todo las de Zola: hhabia estudiado artes visuales. en Pa- ris por espacio de dos stios, y allf asl milé Jas nuevas concepciones yas ‘nuevas téonleas narrativas; pero -no puede decirse que sy propia .obra haya respetedo escrupulosamente os ‘cénones de Ja escuela. En rigor, Jos relatos y poemas Iniciales de Norris revelan un sentimentatismo °neorto- maéntico y un medievalismo que adeu- an su inspiracién al pasado; es el caso, sobre todo, de Un relato, de la Franicla’ feudal (1892). E Wbro: con’ el que Norris se adentre més resuelta- mente en los senderos naturalistas és la novela McTeague: (1899), historia de Ia degradscién progresiva de. un Gentista,’ personaje brutal que,’ des- pués de mater a su mujer inicla un Jarga fuga que culminaré con . su muerte en el dosierto,, aferrado al cuerpo de uno de sus ‘porsoguidores y-vencido por la sod. La presién que ‘desempefan el medio y Ia herencia en Ja dosgraciada trayectoria. de los per- sonajes y en sus interrelaclones. son suflelontemente ilustrativas en cuanto fal nuevo oredo novellstico de Norris, Por Jo demés, Ia concentracién de la rosa y In ponetracién paicolégica del escritor aloanzan aqui un nivel nota ble. Lo més considerable de la obra de Norris se completa con una trilo- sia novelistica que el autor conctbié fen forma de cielo épico sobre el pro- ‘blema del trigo y sus derivaciones econdmicas y sociales, y-de Ja ‘cual solo alcanz6 a escribir-las dos prime- ras partes: 1 pulpo y'BI pozo, en. tanto la ultima, ET lobo, no'pasé nunca de Ia etapa de un esquema de tra: bajo. Las ambiciones expresivas’ de Norris, que movilize aqui una amplie gama de personajes, pasiones y situa clones, no siempre estén en relaclén con sus logros, pero es indudable que estamos en presencia del primer gran {intento narrative de presentar con cerudeza, en los Estados Unidos, un endmeno econdmico con todas” sus impllcaciones humans, individuales y sociales. El que Norris emplee un uto- pismo radical en sus tiradas’ ideols. gleas no quite fuerza a sus figuras a de especuladores y sefiores agrarios, que anticipan algunas grandes creo- iones de la novelistica norteamerica- ra posterior. Stephen Crane, cuya obra es un tanto més escasa que la de Norris, siguié también los postulados naturalistas, ‘aunque en sus narraciones’ sea técil encontrar desviaciones Iiricas y sobre- ceargas psicologistas, Después de salir ‘de la. universidad, Crane recal6 en el periodismo y busc6 editor para su primera novela, Maggie, una’ mucha- Cha de lo calle; fraoasadas todas las tentativas, debié publicarla en 1893, por su propia cuenta y con seudénimo. Maggie, 2 pesar de la rigider de su ‘eomposiclon y de su lenguaje a me: nnudo estereotipado, representa 1a. pri mera deseripelén efieas, dentro de Ia Hteratura norteamericana, de la vida proletaria y lumpenproletaria; por bra parte, su uso del idioma argético y coloquial resulta inusitado y origi- ‘hal. Bs comprensible que una novela semejante susoitara 61 desconcierto y 1 repudio en el momento en que fue publlcada; sin. embargo, ‘Crane-se re hhabilit6, en el favor de la critica y del ppiblico, con la aparicisn, en 1898, de Za roja insignia del coraje, que mere- ci6 una segunda edicién al afio siguien- te, Se trata de una novela sobre Ia guerra elvil; aunque Crane jamés ha- ia participado en contienda bélica alguna, su fuersa imaginative y su facoplo documental Je permitieron re- construlr los hechos de Ia guerra con gran vigor y patétismo. El libro, des- de luego, elude Jas trilladas apelacio- nes al herofsmo y a 1a exaltacién pa- triétiea y més blen procura reflejar 1 trasfondo humano, inevitablemente mezquino, del que Ia guerra se nutre. La prepotencia, Ia ingenuidad, la estu- pidez y, en fin, la cobardia’ son las eualidades que ‘mejor caracterizan © sq columna de soldados que marcha hhaoia el combate sin. saber por qué i para guién han de combatir. La protensién de Crane por otorgar ca Péter genérico a su relato y por elu- dir un sentimentalismo que desnatu- rralisaria su tono documental, hace que los personajes.carezcan de hombre y apellido y ‘sean presentados, simple- ‘merite como el Soldado Joven, el Sol- dado Alto, el Soldado ritén, el Te niente, ete. A despecho del programa naturaliste y del estilo muchas veces ftrfo y alstante, La roja insignia a coraje sobresale por logradas y ca: expresionistas descripciones de pals: Jes interlores y exteriores, y.por up tensién que Crane consigue sostene en todo el libro, El éxito aleanzad or esta novela abrié a Crane ls uertas del mundillo Uterario y | valié la designacién como eorrespor sal de guerra por parte de importa tes’ perlédicos; pero el resto.de su obras, salvo algunos relatos ocastons Jes, no posee In envergadura de su dos primeros trabajos. a actitud combativa de Norris y Cre ne, soompaiiada en su militancia po los bros y los articulos de alguno ‘eseritores menores, no represents tc davia, sin embargo, el triunfo de 1 tendencia naturalisia ni tampoco st difusién més allé de algunos cireulo ‘mlnoritarios, zPodré decirse, tal yer ‘que.ese triunfo s consumé a travé de Ta producelén de escritores en st momento tan populares como Uptor Sinclair y Jack London? - Probable monte la respuesta continie siend negative, pues de ambos puede afir ‘marse,que, unto a una mareada sim patia por’ el naturalismo, desenvol vleron’en aus. libros- otras pasiones més ambiguas y més céndidas que 1 dol método clantitico (el populism fen Sinclair, el neorromanticismo y ¢ vitalismo en London), Upton Sinclat (1878-1968) vulgariz6’ en su ingents produccion, formada por innumera bles novelas panfletarias'y didécticas las propuestas del socialismo de fine: de siglo, por mds que después le ara a acercarse, en su evolucién po Iitica, al Partido Demécrata, La novelas de Sinclair (entre las que ‘pueden meneionarse, solo como ejem pplos més caracteristicos, La jungla EI rey cirbén y Petréleo) utilizan més que el criterio naturaliste, uns ‘especie de xealismo ingenuo en la pre: ssentaciin de los frescos sociales que enmarcan 10s conflictos sindicales ¢ industriales, predilectos del autor; sin embargo, su valor documental y su ceapscidad de denuncia son indudables. parte de su sincero humanitarismo, El gaso de Jack London (1876-1916) fs algo més complicado; ya algunos criticos han observado que en a ideo- lopia implicita de sus novelas contlu- yen, paradojicamente, -el nictaschets mo y-el marxismo; ademés, no puéde Tee aa Coroner Takes Active Hand in} Big Moose Lake Tragedy. — FATHER IDENTIFIES BODY Still Dragging for Corpse of PERS Ta Ceti : CU MGS) te ee ter Sy panne Seteaey epee CSF C5 25 Mae} 02 te Gee al oner Going to Scene of the : Affair To-day—Hat tho Only Clew. te UTICA, July 13.—The body of Grace Brown of Otselic, who was drowned in Big Moose Lake yesterday, was. taken to ‘Frankfort. by Coroner Coffin to-day and " % z ae La importancia de. Dreiser *gQué tue lo que dside el comlenzo ‘piso a Theodore Dreiser aparte de sus contemporineos y colegas e hizo que Ia pablleacién detinttiva de Za hermana Catrie en 1907 constituyese una de las dos:o tres fechas importantes en la historia de 1a civlizacién norieamert- ‘cana? El hombre mismo servis para Fesponder la. pregunta y slrve pars Fesponderla todavia: el rostro podero- 0, rudamente modelado, con esos ‘ojos penetrantes, esa boca como una +| Merida mal curads, ese’ paso lento ‘indomable. No era artista activo ni ‘bohemio. ‘Tenfa una divertida pasién por la, bohemia, pero Jo mantuvo fue ‘ta de Gita lo que era. No era un eru- dito atormentado ni tun propagandista afisioso. EI hombre absorbia la vida, ‘se, sumia en ella, se atrojaba sobre lla y transformaba Ia experiencia en expresién sin prejulcios anteriores y sin la interposicién de mlédos, conven. lonalismd’s 0 doctrinaé. Su charla so. ‘bre quimica, su materialismo mezqui- ‘no, sus digresiones, son banales. Pero se trata de.esa banalidad pura, obvia ¢ infantil que uno simplemente deja de lado. Molesta pero no perturba, Es co- ‘mo laintimidad\ del jblcloruro con Dios. No conmueve nl menos perjudica €1 lento caudal de vida que eireula por 108 Ubros de Dreiser’ y este caudal de de vida era lo que los Estados Unidos ‘necesitaban: un eaudal abundante y 10 suficlentemente fuerte para sofocar, para,barrer por Ia potencla més que por Ja-turbulencia los simulacros mez- quinos y gastados, las figuras de paja ¥ atrecho, los espaniajos y los titeres pintados que se acumnlan en el pai saje cultural, No es una estimacién ‘meramente histérica deelr que quienes Jeyeron y_saborearon plenamente to- das las implicaciones de La hermans Carrie tueron quienes Iban a Uberiar ‘nuestra cultura y crear nuestra liters: tura moderna.” L, Lewisohn, La historia de ta Mteratura norteamerieana, Mustracton de R. Marsh para Una tragedia americans’ rnegarse su simpatia por Ins teorias de Darwin acerca de Ia selecclén na tural y del triunfo de los mejor dota- dos, La durisima infancia de London y su dificll aprendizaje vital estén presentes en sus novelas, cuya popu- Inridad dobe atribuirse a is téoll iden- titicacién de los lectores con sus per- sonajes, no solo por razones aneods- teas, sino por el culto del coraje, de a violencia y de la vida primitiva, {éciles caminds de evasion para quie- hes solo han conocido la mediocre y ‘mondtona vida de Ia ciudad moderna, Ms que en sus novelas puramente autoblogréticas (como: Martin Eden y John Barleycorn), London alcanzé ‘lerta convieeién formal y humana en narraciones de aventuras, como Bl obo de mar, y en telatos donde los protagonistas son animales, como EI Namado de ta selva; con todo, 1a con: fusion de su estilo, Ia mezcla de ele- mentos nsturalistas e impresionistas, sus oscilaciones entre e] romanticismo ¥ el sadismo, hacen que sea hoy un autor mucho menos:lefdo que en el momento de In sparicién de sus I: ‘bros, os que, como se ha visto, pue- den ‘ser adscriptos © una forma de literatura de evasién antes que a una de denuncia, a pesar del titubeante socialismo y las ideas radicales del autor. La importancia de Dreiser 1a apariotén, en 1900 —debida # la re- comendacién de Frank Norris a un editor, de La hermana Carrie, pri mera novela de Theodore Dreiser (1871-1945), provocé un escandalo que répidamente Levé 3 que la obra fuese relirada de las librerias interdicta Judiclalmente; solo ocho afios des- ‘puss, luego de varias instanciss, Dret ser pudo volver a editar, en forma dofinitiva, su novela. El autor de este bro aspero y polémico habia nacido en Terre Haute (Indiana), en una fs- milia de campesinos slemanes de con- icién humilde; su infancia y adoles- cenela hablan ‘sido extremadamente duras, y su formacién cultural era, a Ja sazén, la de un autodldacto que a los tropezones habla asimilado las tworfas “deterministas -y cientificistas de Ia época, ¥ que habla tenido solo tun Imitado acceso a las ultimas ex- presiones literarias; sin embargo, su primera obra apareclé a los ojos de los lectores contemporéneos con 1s pesada eficacla y el mensaje certero de un producto maduro. La hermana Carrie indaga el ciclo vital de una ‘pobre muchacha campesina del Medio Oeste, Caroline Meher, que omigra 2 Chicago en busca de trabajo y’ pro- fgreso y que, ante las miserables con- ioiones de vida de sus parientes y tras una sdrdide experiencia como obrera, resuelve dedicarse a una suet. ‘te de prostituclgn disimulada, mante- rida sucesivamente por varios hom- ‘bres y —shora si— recompensada por el blenestar, el ascenso social y ‘hasta el triunfo en les tables. La hipo- cresia social y el todopoderoso. valor del dinero constituyen el. contexto en ‘1 cual Carrie, con el tinico contrapeso do su juventud y de su belleza tisica, debe actuar. La Importancia “que 1a novela olorga al sexo y a la vida del instinto, ademds de su’ eseéptioa con- sideracién de Ia familia tradicional ¥ do su mordaz critica de los valores ‘burgueses, fueron con seguridad los faotores que contribuyeron a su probi- Dioldn; por ‘otra parte, In prédica de Dreiser en contra de los abusos del ccapltalismo y de la religiosidsd puri- tana debian acarrearlé inmediatamen- te muchos y poderosos enemigos. ‘Visto a la distancia, el papel do ta aparicién de Za hermana Carrie: resul- ta. particularments’ significativo; los Jévenes. que leyeron el bro —entre Jos cuales se contaban muchos de los futuros intelectuales y narradores nor- teamericanos— sintieron sacudidos 10 clmlentos de} mundo que los rodeabi por primera ves quedaban: implicite- mente establecidas las directas. rela. clones entre Ja. pretendida “inmorall- dad” de 1a clase proletaria ¥ tas con. dlelones de su: explotacién y: allena- clén; por primera ver también, y muy especialmente, el sexo irrumpia.en la narrativa de los Estados Unidos con Jn onergia de una de Ins fuerzag tun- damentales.de la vida, Las més. pro- fundas convicclones puritanas acerca del pecado y del sentimiento inovita- ble de culpa que emana de los-instin: tos corporates, que habian . Impreg- nado toda la civilizacién norteameri- cana y que en el trascendentalismo solo encontraron una estillzacién, su- ‘rieron con esto —al menos en el te- reno literario— un rudo golpe. Los bros siguientes de Dreiser con- 2 1, Theodore Dreiser en Paris, en 1938 2, De izquierda a derecha: $. 8. Me Clure, Willa Cather, Dreiser y Paul Robeson firmaron la fuerza torrencial de La hhermana Carrie, al mismo tiempo que ponfan en evidencia slgunas de las inguflolenoias intelectuales del escri tor. Jennie Gerhardt (1911) plantea con hastante agudeza el problema de Ja emaneipacién femenina; las rela clones familiares, sobre todo, son des- criptas con miuclosidad, Et finan lero (1912) y Et titén (1914) inioian tuna ambioiosa trilogia de novelas que solo tentiria remate con la publicacién péstuma de BI estoico (1948); el pro- tagonista de estos: Moros es Prank Cowperwood, que tras superar in- numerables Obstaculos se convierte en coloso de las finanzas. En Bi genio (2915) Dreiser transfigura, sin duda, sus propias experiencias a través de 1a figura ‘de Eugene Witla, sofndor y sensual al mismo tiempo, que reacclo. za violentamente contra ia civilizacién materialista, Amplia difusién “logr6 Una tragedia americana (1825), bass. a en un auténtico episodio policial y que narra I historia de Clyde Grit. fits, qulen, ante Ins posibilidades de lun ascenso social, planea asesinar a su amante obrera, que pronto le daré uun hijo; aunque incapaz, en el ultimo Instante, de cometer el erimen, Clyde Sgualmente resulta responsable de Ja muerte de In muchacha, quien se sho: ga ante Ia pasividad de su amante; esoublerto tras. una investigacién el hecho, Clyde iré a parar a la silla eléctriea. La novela sugiere que las ppostbilidades de escapar al determi nismo soelal y a las leyes de la heren: cia son minimas, aun cuando Ia trans formacién parezea tan préxima como fn el caso de Clyde. Una tragedia ame- ricana cierra el més fecundo perfodo ‘xeativo de Dreiser; siguen, mas tarde, algunas obras ensayisticas y polémt cea, que sefialan el viraje inqulerdista del esoritor, como Dreiser mira hacia Rusia (1981), América trégica (931) ¥ Vale ta pena salvar a América (1941); también apareoen Hbros de memorias y sus titimos intentas narrativos, en- tre Jos cuales hay que mencionar ta novela postuma 1 baluarte (1946). os defectos de las obras de Dréiser son evidentes y no debe disimularse Jos en una estimaoin global de su na. rrativa, Casi todos los eritieos coin: iden en’ la torpeza Isboriosa ¥. los verballsmos nneoesarios de su. estilo, ‘que entretojen las largas y tediosae desoripciones de. sus novelas. A este respecto, parece claro que lo que mo lesta en’ Dreiser no es un pretendido primitivismo ni una supuesta rudeza fen el mangjo de su idioma, sino pre. cisamente 1o contratio, que consiste en Ja tipica actitud del “autodidacto que busca las construcciones “finas" y “cultas” y que cae en una retorica ¥ en-un énfasis opuestes por princi plo a la senciler, Por otra parte, las aificultades de. composicién de’ las novelas de Dreiser son patentes, tanto en la yaloractén de las diversas esce: nas cémo en las transiciones y on el equilibrio entre.los personajes. secun- arlos y los protagonistas, Cabe tam- ign observar que los libros: de Drei ser aleanzan su mis bajo nivel de Conviecién cuando el eseritor se con: vlerte en. idedlogo 0 en pensador s0- Fe 1. James 7. Cain 2 James. Farrelt 3. Dreiser (de pie) con ‘Edgar Lee Masters 36 ‘cial, y pone directamente en boca de Jos personajes sus. proplas ideas; en ‘estos casos, In pobreze del mecani- cismo y del materialismo.que maneja Dreiser se ponen en flagrante evi dencia. ‘Aceptadas estas limitactones, los méri- tos de la producclén de Dreiser re- ssltan con mayor fuerza, Si la preem!- nencia de Dreiser es pricticamente indisoutida en la narrativa norteame- ricang del primer cuarto det siglo, ello hha do deberse a razones que estén por encima de los valores estrictamen- te formales de su obra. Es indudable {que sus personajes més logrados estén enos de energia y vide, y que repre- sentan algunas de las direcciones ti pploas de la cultura norteamericana de su tiempo. Si alguna vez eae en la ‘monotonfe o en la pesades discursiva, ‘nunca lo hace en Ja frivolidad; su pro- pposito serio y coherente de denunciar Jos males de Ia sociedad norteameri- ‘cana y Sobre todo los estragos psiqui- ‘008 que una educscién puritana causa fen los hombres, no deotina en ninguna de sus novelas. Bien podria dectrse ‘que incluso aquellos que lo han repu- dado con mayor entusiasmo, como los novelistas posteriores a él y los criti cos formalistes, respetan en el fondo . su melza potencia y su cepacided para expresar, aun en sus disconti- nnuldades y sombras, la existencia de tun pais lanzedo hacia el futuro pero ‘que guarda todavia, en el fondo de su Snconselenta colective, muchos deseos frustrados ¥ muchos temores infantl- les, Por eso, y aunque hoy sti lectura hho’ sea un ejercicio fécll ni siempre agradable, puede semnos util pare comprender el punto de srranque de | una de tas narrativas nacionales mas | imponentes del presenta siglo. Tos herederos de Drelser EI legado de Dreiser se canalizs en todas direcclones dentro de la lite ura norteamericana de una manera general y difuss, pero es indudable que ¢l programa naturalista tal como 41 lo habia entendido solo habria de tener unos pocos herederos. La nueva ieneracién de novelistas, _principal- ‘mente por obra de Ja actividad magis- tral de Gertrude ‘Stein, investigaba ‘acerca de la forma del lenguaje narra- tivo:y 10s aspects bésicos de Ia com- posicién novelist; y el arte de Drel- ser, como hemos visto, no deseolla! OF una técnica brillante. Le época « que era necesario expresar unas p cas verdades « toda costa parecia h erse superado después de 1920; « ‘todo caso, los novelistas Jévenes po tulaban una nueva forma para Ic nuevos contenidos humanos que ! posguerra hebia producido. Puede ‘mencionarse todavia dos importante escritores, casi de la generacién Dreiser, que no se sepatan por con ppleto del naturalismo y que debe muchos de sus procedimlentos a est escuela: “Sherwood Anderson (187 1941) y Sinclair Lewis (1895-1951) Empero, por un lado Anderson alo : sus relaios un sesgo lirico y psleole sista que deliberadamente 10 aleja d 1a ortodoxia naturalista, mientras qu por.el otro Lewis pretirié una veti satirlea que de alguna manera to situc fen une tradicién ya ampliamente cul tivada en el. siglo XIX por Mark ‘Twain; en rasdn de esta circunstan cia, ambos volverén a ser tratsdos fl ‘capttulo dedicado a la narrativ norteamericana entre las dos guerras De la generacién que forj6 esta ulti ‘ma, no podemos considérar descen diontes’ direotos do Dreiser ni a He mingway con su aspiracién a un estilo faustero y clésico, ni a Faulkner con su barroca expresién de la mitologia surefia, ni a Scott Fitzgerald con su versién sutilmente decadente de le “era del jazs”, nia Caldwell con su aficién por la crudeza y los fuertes contrastes dal cuento campesino, ni & Wolfe con su frondosa retérica neo. rrméntica; en rigor, todos ellos repu- diaron en’ mayor o inenot medida al que en un comienzo y técitamente ha- ‘Bia sido su maestro, Solo un escritor de verdadera talla, discipulo y amigo de Dreiser, adopté concienzudamente fl ideario haturalista y trat de incor- porarle algunos de los prodedimien- tos de la nuova novela: James T. Fa rrell (n, 1904), Nacido en una familia de pequefia clase media de Chicago, Farrell utillsé.en la mayor parte de sus novelas I experiencia recogida en su dura infanole y juventud en la.gran cludad; por Jo demés, su ideologia iz- qulerdista —que lo ilevs también a uun fugaz. paso por el partido Comu- nista— influy6 asimismo en el caréo. ter de minuctosos documentos socis- Jes que poseen casi todos sus bros. ‘Una de las obras de Farrell puede ser considerada ya un olésico de la nueva narrativa norteamericana: se trata de Ia trllogia de novelas Studs: Lonigan, Impresionante fresco de los barrios, ‘bajos de Chicago durante los afios e la gran depresién. FI posterior de crédito del naturalismo & los ojos de los critioos, y 1 no muy afortunada evolucién ulterior de a carrera lite varia de Farrell, Influyeron nogetiva mente en la estimaciin de este vigo- 050 conjunto de novelas. Ei progre- ‘ma de Farrell consiste, en el ciclo, en desoribir Ja curva vital que rooorre Studs, el protagonista, y proseniar con una implacable objetivided todos Jos factores ambientales que van con: trfbuyendo a su dogradacion y caida final, EL primer volumen, Al sud de Chicago (1932), se concentra en la ado- lescencia de Studs y en eu vida fam ar; con un tono én el que no falt tuna contenide vibractén lirica, cuenta su primera experiencia sentimental —elertamente, fallida— y Ia terrible mezquindad de sus padres, parientes ¥ amigos, que on general no os sino Iq merquindad de su medio social, formade por los obreros y pequefios artesanos de origen irlandés y cats. sliecos, euyo sentimiento de interior!- dad y miserias materiales se transti- furan en racismo y antigomitismo cada ver mis violento, Mas intrineada fs ia estructura de £1 plento en las calles (1834), en que Studs ha perdido ya las pocas esperanzas dot primer tomo, y donde se lo encuentra, a tra: és de una sucesién de escenas en dt ferentes ambientes, ‘sumergido en un lamentable libertinaje y cada ver més adaptado Ins exigencias materiales del medio. La ultima escena de este tomo, en que Studs yace en Ja nieve, golpeado y magullado, después de he. ber Ilevado la peor parte en una pelea durante un dudoso festin, antioipa el desenlace trégico del tiltimo libro, BY dia det juicio (1938), Aqui so asiste al desastre econémico de la familia Lonigan; tras et derrumbe del padre, Studs pierde su empleo de pintor dé Drocha gorda; su novisggo con una ‘miuchachita de pequefia clase media, que se le entrega, peligra ante el anun- elo de un hijo proximo. Escenas de {nfelacién en clubes deportivos y s0- clales, maratones de Dalle, destiles de Veteranos y huelguistas, forman el con- texto en qiue se opera el descenso final de Studs, que contrac una grave en- fermedad. Ai fin, en tanto en Ia pieza vecina su padre y hermano se tam balean borrachos, tuna enfermera “cur bre con la blanca sdbana el cuerpo ¥ la cabeza de Studs Lonigan”. EL lenguaje de Farrell, que por cierto no asplra a una elevada calidad pos toa, tlene una sostenida eficacia do- cumental y su uso expresivo del slang de Chicago aproxima sl ofdo det leo- tor el rumor y tos parloteos de catés, calles y arrabales; el efecto consegul- do, sin embargo, no es el que alcan- zoria un grabador sino que se des- prende de un fino criterio estético ‘que selecclona y ordena las esoenas ¥ los didiogos, Em algunas partes de Jn trilogia 1a tension de los aconteci- ‘mientos alcanza una fuerza trégica, fen la que la cotidicién social desem- pefia el papel de destino, de fatum frreparable; otras veoes, Ia. tremenda alienacién de los personajes se hace patente mediante el distenciamlento de In realidad exterior, cuyas situs: clones més prosaloas parecen pesad!- las 0 ensosactones, Entre las obras posteriores de Farrell, debe citarse una totralogia de nove. Jas dedicada a Danny O'Nelll, uno de Jos personajes secundarios de Studs Lonigan: Un mundo que nunea hice (4936), Ninquna estreiia se hha per dido (4998), Padre e hijo (1980) y Mis dias de cdlera (1944), Los procedi mientos técnicos se han hecho aqui lun tanto mecinicos, y mucho de la 3 grandeza ocasional de In trilogia ante: rior se ha perdido en la nueva histo- ris, en la que el protagonista parece retiejar més directaments In. persona dad del proplo Farrell. Las. colec. clones de cuentos como Mil délares or semana ¥ Calico Shoes, ¥ el ciclo hovelistico iniolado en 1946 Gon Ber- ard Clare, no afaden nuevos méritos 1 Ia produccisn de Farrell, quien corre asf ol riesgo de convertirse en ol autor de un solo bro, sunque éste quizé constituye 1a més interesante expe riencia aisiada de todo ol naturalismo norteamericano, a prolongscién del credo naturalista ett la narrativa de los Estedog Unidos debe rastrearse, después de Droiser y Farrell, con exiremo culdado'y sin la pretension de encontrar prodtictos es- tereotipsdos y ortodoxos. En el movi: miento de los “escritores proletarios” (al que on un momento dado perte- necleron, entre otros, el ya citado Caldwell y Michael Gold, aparte de otros natradores de menor importan- cia), en Ia escuela de “los duros de pelar” (forma de narrative poticial en Ja que el lenguaje tiene la dureza y Ia concisin de lo fisiolégico, y entre ‘cayos cultores descollé James _T. Cain), en algunas de las primeras no- velas bélicas de Norman Maller y Ja ‘mes Jones, insidiosaménte on la neo- plearesca y en la novela burguesa de 5 Saul Bellow, Ins téonicas naturalistas reaparecen aqui y allé, con una cons- tancia que parece desmentir el apa- rente ocaso de este programs fiterarlo, hie 37, Sip: ic! UE tw realidad, y 00 era'en conteenen gles en-ta:téanatimrpcién dela re: “| Realismo y 2 Gia ‘tna repeoduecién’ pure y sencilla ~ alidad, modiante los-cuales fueron ro. ie] Aen ae, » de Ia realidad, sino’ una transforma- alistas un Pushkin, un Gégol, un ‘Tur- ““\naturalismo.en Rusia sion ae esta caves dl proceso den futniev, un Tolstel, un Dostolevstl ¥ ee treacién, Clerfamente, asi se terming un Chéjov, tan diterentes entre ‘solo punto conviene detenerte por decir que el realism es ia sus: fell darse cuenta dela dfiultad gue ‘ara aclarar las nuevas posilones des: Tancla misma del are y due el’ arte hay en dstingulr dentro dein cotton obs de 1880 a dstinclén no sempre no deberisavanear mis que por el sew. te dl reallsmo, «sus divesos compo- lira entre reallamo y natural, 2En dero realisia, lo cual sgnifieaba, no neates a correspondiente difcaltad usa surgd un equivoco infelaln eau. tanto ereehazo de cada forma de ar: en designat la propia corrente cugndo sade la expresién «escuela natural», te en el sentido moderno, sino direc- se quiere prescindir de los elementos reada por Biclinsis, que sin embargo famente Ta negaciin del’ romanticls. secundarios,teniendo en events: 610 ‘no sigoificaba naturalism, sino sim mo, del que, sin embargo, el reallsmo os que som fundamentales en x mo- plemeate reallsne. tlesoondia (.--) mento dado.” Fl naturale encontré su definiclén "Sia estos concepts elementales aka . fn tina Himltselon. del reallamo, afie dimos a aquclin que derivan de ls Ettore Lo Galto, La iteratura idm de Tos elementos pscol6- risa sovidlen, i Reunion solemne en celebracion del décimo aniversario del libro sovistico, en Mosc, 1929, En el presidium, Mazimo Gorki {el periodisia Mijail Koitsov Pfote agencia DAN) 3. EL NUEVO NATURALISMO: EL REALISMO SOCIALISTA La clasiticacién ‘de Ia narrativa sovig. tea ha sumido a menudo en la per gplejidad a eriticas e historiadores de ja Iteratura: la tentacion de englo- parla bajo un denominador comin de ‘arte prosolitista ha sido tan grande como la de reivindlcar su condicién de fiel y directa heredera de Is gran tradicidn del realismo ruso; por‘otre parte, Ia intensidad de le polémies, po- Iitica’ e ideoldgica ha oscirecido, en 1 andlisis, Jos niveles puramente es- ‘étloos y Iterarios. Nuestra propuesta es, acerea de éste punto, la de que Ia narrativa soviétioa ha adoptado, en su | conjunto, y en especial después de la cereaoidn de Ia Union de Escritores en | 1992, e1 programs naturalista on sus , postuladas bisicos, invirtiendo simple ‘mente Ja exprosidn inicial de ta patolo- sia social en reflejo satisfecho de una supuesta “salud” social, Et arquetipis. mo de esta narrativa, su deliberado desconocimiento del nivel connativo del lenguaje, su énfasis en la vida social y su desconfianza hacia toda: forma ‘de subjetivismo, su veneracién de la elencia positiva’y de Ia técnica y su escaso interés en Ja trascendencia, son solo algunos de ios elementos que revelan una clara fillaoién naturalist Desde luego, 1a presencia de excepcio nes, de escritores que infringen en forma visible o subrepticia las normas establecidas, no a hecho sino poner més de relieve la orientacién general EI naturalismo en Rusia No hay en el desenvolvimiento de. la novelistica rusa de-las wltimes déoa as det siglo XTX una gravitaclén re- conocibie del naturalism zollano: en ste pais en que ya la tradieion reali: fa es tan vigorose, no pareo® neoesa- ro apelar a movimientos de" origen fxtranjero, al menos en el terreno de fe narrativa. Sin embargo, en. tos0 fre conjunto de escritores que ban Imerceido la denomsinacién comin. de “relists critcos” —en ‘na referen- cin a su aolitud do enjulclamlento de Ja realidad soot rusa— y que suslen también ser calificados de ‘epigonos de los grandes narradores sos del Siglo como Gegol, Tolstol y Dostolevs- Ik abundan los” ra6g0s.colneldentes con Ia entation naturalista tal. como fe acevo oh rst de Busop8 Basta ctr, solo a manera plo, los nombres de Saltikor-Sehedrin, Pisémskt y Gleb Uspenskl; en las fraciones "satirist del primero, eso determinista del medio’ dita la degradacién de los personajes, y mol- den su condicta” en forma perma: ‘ento, al mismo tempo que la feel dad do la herencla. desempafatam- ‘ign “un papel ‘protagénice; en las mejores novelas de Pisemsli, tipico fepresentante de. los “escrtores” de Jn terra, Ia vida campesina es. pit- ada minuelosamenta, asta: en. SUS mas negras penurias, con un propé- Bito.de demostracion cast cientificn: 4, on fin, en 108 Ibros. de. Gleb Us Denski el naturalismo y el olentt- fimo, tenen ‘una. resonknoia directa J contesade, a través. de verdaderas Fnistorias olinieas” de existenoiag In- aividuales y de medi sociales deter. ‘inados. A'tines y comienaos de silo, Chéjov, i principal figura deta lite: ratura usa de In épooa, a podido Ser adsoripto na forma, marginal de naturaismo en raxén do su min: slosidad deseriptiva y su uso dl fen- uj eoloquial; pero en realidad se {rata de una simplificacién exesiva, pues ni 1a concepoién del mundo de Cagjor ni su preocupacién: por in ereacién de atmésteras ¥ si voluntad de sugerir mis qua de exprésat di. Tectamente estén cefea dla les pautas haturalistts, Sn. catbio, los nuevos tpigonos' det Fallsmo Sorolenko, Garshin, Bris) Kuppio—, aun con 6 lasire desu humanitarismo almibe- ado, Indudabiemente Incorporan ub horramiantas do. trabejo’el est ‘lo, clentitico de 1a realidad sot, si bed éste no slempre oeupa el primer » plano. Filtrada 1 través de los relatos expresionistas de Andréiey ¢ incluso de, las grandes novelas de Gord, ta octrina ‘naturallata se conserva ‘asf, dentro: dela Uteratura rusa y en 10 umbrales do tq Revolucién de 1617, ‘como una de las corriontes més act! ‘yas que desclenden del gran. realismo el siglo anterior. © 5" Log primeros narradores: soviéticos ‘La narrativa soviética inmedistamente ‘posterior « In Revolucién tiene toda “via una ralgambre élaramento prerre- voluctonaria; la mayoria, de sus crea- ; ,dores cuenta'con obras’ anteriores a $1917; por‘otra parte, el programa es- / tétieo de 1a Revolucién no ha tenido | atin tiempo de desenvolverse en su totalldad, y.Ja carencia de ortodoxia stimula la proliferacién de distintas tendencias, no necesariariente identi. flcadas,-en fondo y. forma, con el ‘proceso révoluclonario. Entre las per- sonalidades ya formadas a la hora de Ia Revolucién, mencionemos, solo & cuatro: Evguent Zamiatin (1884 1997), Aleksel Tolstot (1882-1985), Td ‘Bhrenburg (1801-1967) y Boris Pliniak (n, 1994). A Zamiatin corresponde examinarlo en. primer lugar, sobre todo por haber sido el inspirador de lun grupo de gran importancia para + I evolucién de a literatura. soviet! ca, ef de los “Hermanos de Serapién", ‘surgido de las lecciones sobre liters: tura y téonica iteraria que este es- erltor dict’ en le Mamada Casa de Jas Artes, Los Seraplones —y, natu. ralmente, Zamiatin, su propulsor— constituyeron en clerta forma él ult ‘mo grupo que, dentro de la Uteratura soviétlea, propugné Ia feoundidad de Im libertad y de le diversidad esté- tice. La obra personal de Zamiatin re- flefa. un progresivo desencanto respec. to a Ia ideologia radical que profess desde 1a Juventud. Bn 1905 Zamiatin habia apoyado a los revoluclonarios mfs tarde, recibido de ingenlero m val, hallé tiempo para dedicarse a 1 taratura ya la actividad polties ‘como consecuencla, deblé delat el pai ¥ radicarse en Inglaterra, d@ dong ‘volvis a Rusia en 1917. Entre sus obre prerrevoluctonarias pueden cltarse Jo relatos Los islefios, En torno al mur do, Fabula para nifios: adultos y pescador de hombres, ademés de 1 novela En la casa dei diablo; de lo trabajos posterlores se .destacan « grotesco dramétieo Za pulga y, sobr todo, 1a novela satirica Nosotros, au cevidentemente alude —eriticamente- 2 la socledad sovistion de la épooa que fue prohbida en Rusla, Cafdo © desgracia, Zamiatin pudo salir dc pais gracias a la intervencidn de Gorki ¥ ps6 @ Paris, donde murld, Su pre uoelén, en Ia que @ reaiismo: » ‘mezeia con Ja ironia y el humor, te vez, merezea hoy una seria relecture Aleksei Tolstol, por su parte, descri bid una trayectoria inversa a ld di Zamiatin; inlciado en el decadentis ‘mo, siguid una brillante carrera lite raria; al estallar 1a Revolucién s0 he Taba en territorto sarista, ‘y en 1011 emigré a Paris, donde colaboré er las evistas de ios exllados; al pocc tiempo, sin embargo, volvid & Rusle y se adhirio al comunismo, para con vertirse répidamente en’ una de. las més representatives figuras de a et! ‘ura soviétice. Tampoco su ‘obra, vas ta y varladisima, consigue sbandonst 1 earieter eplgonal y las reminiscen clas prerrevolucionarias; sus trabajo: histérleos, entre los que sobresslen 1a novela’ Pedro 1 y el arama Ivdr el Terrible, parecen ser su sporte més logrados, aparte de algunos relatos de Juventud, como Za tinfancia de Nikita For otra parte, tue uno de los pti eros autores de una especie de fencla-fieeién” soviética, con novelas de anticipacion como Aeilta y El hiv perbdtido det ingentero Garin, También es curiosa la curva vital ¢ deolégiea. de Hid Ehrenburg: tue re Wolucionario socialista en su primera Juventud; Iuego pass a Paris, donde vivi6 de'1909 4 1917, y:se dedics @ {frecuentar los amblentes Uterarios, parte de rozar el misticismo y acer- carse al oatolicismo en su_evolucién Intelectual; de regreso en Rusia, pa reclé spoyar la causa de los ‘blancos 1, Jean-Paul Sartre e Id Ehrenburg (foto agencia DAN) 2. Tig Ehrenburg en su escritorio ¥ critics duramente is Revoluetén, has- ta que, por fin, se pasé al bando soviético y so. convittié en uno de sus escritores mds representatives, En sus primeros trabajos son fre cuentes las experimentaciones forma. les, en tanto que las obras del periodo de ortodoxia sovistice acatan los dog: mas del realismo socialista, Conviene menoionar, de las obras iniciales, 1a novela Las extraordinarias aventuras de Julio Jurenito-y sus deseipulos y los relatos Las trece pipas, El trust DE. y El verano de 1925, calitieado este titimo por 1a etitiea soviética como “expresién cinica de depresién y destlusién”; por su parte, entre su produgeién posterior sobresalen las novelas de posguerra La caida de Pa: 118, La tormenta, especialmente, Deshielo, que dio su nombre —a pe. ser de que las intenciones de Ehren- burg no fueron ésperimente eritioas— 4 todo el periodo de la cultura so: vigtioa posterior al a muerte de Stalin, Boris: Pilniak (seudénimo de Boris Wogais) se mostré poco propielo aceptar en su obra los rivevos dog- ‘mos, por més que apoyara a la Re volueién; en sus primeros bros cul- fiv6 1o que se ha dado en lamer un “populismo andrquico”, caracterizado en 1 terreno literario por una suerte de expresionismo, y que por su ideo- logis puede emparenterse con la es- lavotilia. Més tarde proclamé su ad- miracién por las grandes realizeciones de Ja ciencia y de Ia técnica, y final. ‘mente pasé 9 cantar en sus libros Jas grandezas del plan quinquenal, pese 4-10 cual no pudo evitar 1a. crectente hostilidad de le cultura oficial, Desde 1998 no volvis a saberse de él, y es probable que haya muerto durante alguna razzia staliniana contra los op. sitores al régimen. Sus mejores nove. las fueron, quizés, EI alo desnudo y Las méquinas y los lobos; al periodo del realismo socialista pertenece Bt Volga desemboca en el mar Caspio, De los prosistas pertenecientes al gru- po de los Serapiones eabe- destacar, Ja distancia, a Konstantin Fedin (n. 1802), a Vsévolod Tvinoy (1805-1963) ¥ a Mijafl Zoshchenko (1806-1956). Ein las primeras. novelas de Fedin, como La ciudad y los afios y Loe hermanos, se advierte el propésito ‘de adaptar algunas técnicas de la novela experi ‘mental a uria forma de lteratara po- Utica y comprometida; a partir de £1 rapto de Europa, el ‘escritor es un apologista més del plan ~quinquenal Ivinov es recordado, sobre todo, por su relato SI tren blindado, quo ‘re ‘cuerda en su ejecucién y su lenguaje objetivo, al mejor Gorki; este mismo relato fue adaptado al teatro por su autor y obtuvo tn gran guceso en el ‘Teatro de Arte de Mosed. Zéshohenko, finalmente, es el mejor humorista.y satfrico de su generacién;, sus cuen tos tuvieron amplia difusion y éxito enter el piiblico soviético, sunque no slempre se atuvieran a una ortodo. la estricte, y- por més que los ort ticos oficiaies sefalaran las variacio- nes de su fondo ideolégico. La poca confianza que merecia Zoshehenko por parte’ del régimen quedé demos- trada después de la guerra, en 1948, cuando se le acuss de desviacionismo y précticamente se le prohibié escri- bir, aunque algunos afios después pudo publicar nuevos cuentos, esta ver to- talmente desprovistos de cualquier matiz corrosive. Junto a los Serapiones se desarrollé, en Ia década de 1920, ‘el grupo, dé los “Camaradas de Ruta” (popitchitt). Con esta denominacién se qulso en: slobar, en rigor, @ todos aquellos es. eritores relativamente independientes gue spoyaban a la Revolucién desde ‘Sus tareas especificas, aunque gozando de total libertad artistica; ast, pudo Mamarse camaradas de rita a Sera. plones como Ivinov y Zéshohentco, y 8 eseritores aislados como Pilniak. Sin embargo, etre los que més conscien- temente ‘asumieron este rétulo, debe. ‘mos meneionar a Lidia Selfillina (1689. 1984), a Boris Lavreniov (1891-1958), a Leonia Lednoy (n. 1899), a Valentin Katéiev (n. 1897), a Turi Olesha (1690. 1960) -y, muy especialmente, a Isaak Babel (1894-19417), Las dos mejores obras de Babel son colecciones de cuentos: Caballeria roja, acerea del ejérelto cosaco organizado por Budionni, y Cuentos de Odesa. ta erioraiaiia caciand gear. tiva del escritor graba en la, coneleh. cia de los lectores las firmes y plas. teas escenas belicas de Caballeria roja, que’ seguramente se cuentan entre 10°} ‘més logrado de la narrativa sovietica 4 de estos afios. Aunque aplaudido en un primer momento por la. critica, Babel merecig més. tarde dure repro: A, Atijalt Shotojow 2, Konstantin Feain (joto agencia DAN) 8. Mijait Zéshchenko 4. Jinetes coeacos Uepando @ una aldea. La eaballerta cosaca inspiro a diversos escritores sovisticos, enire ellos Babel, Fadéiev ¢ Iodnoy 1, Isaak Babet 2. Mijail Bulgdkov (foto agencla DAN) 3. Ilié Bhrenburg, Borts Pasternak y Gustav Regler, en Parks, 1936 ‘bacién, sobre todo'pér parte del pr plo Budionnl, que: le' reprochaba a formar Ja vida ya personalidad 4 soldado dé caballeria; aunque lo d fendis el propio Gorki, Babel jams ‘consiguié una rebabilitacién detinitiy y se cree que murié en la época me Gara de Is répresién interna stalinian: Valga, por fin, ota a un tipico e critor proletarlo, Fiddor Glédicov (108! 1958), y a un caracteristico represe: ‘tente de la narrative rural, Mija Shdlojov (n, 1905). La mejor obra. o Glddkov es ia novela Cemento (1024 en Ja que afloran todas las virtude y defectos de ln naciente novela pre letaria: reflejo de todos los aspe tos de Ia nueva vida soviética, inge nua tendenciosidad en el trazado 4 caracteres, caréoter didéctico y mc ralizador. ‘La trama de la novela re posa en los esfuerzos del obrero Glel Chumstoy, tras haber vuelto del ejér elto rojo, por rehacer su familia » por devolver Ia actividad a una £6 rica abandonads, El titulo. alude a “cemento” de las acolones de cadt uno para consolidar y sfirmar In nue va sociedad. Mas considerable desde el punto de vista Mterarlo es 1a pro duccién de Shglojov, ganador en 1965 del Premio Nobel. La madre del fu: turo eseritor era de orlgen cosaco, y éste se cris’ en les tlerras del Don, y Junto a los cosacos participé on le contienda civil; este Ambito habria de ser el de la mayoria de sus libros. Luego de os juveniles Cuentos del Don, Shdlojov dio comienzo en 1928 fla publicacién de la gran novela épica E! Don apacible, euyos sucesivos tomos aparecerian en 1929, 1933 y 1940, Casi simulténesmente, Shdlojov se dio ‘la tarea de escribir otra larga novela, Tierras roturadas, sobre el tema de Ja colonizacién de los territorios vir. genes. Los primeros dos tomos de EZ ‘Don apacible figuran, junto a las obras de Babel, entre 1o mejor de la narra tiva, Soviéties; en ellos las andanzas 61 protagonista, Grigori Mélechov, un cosaco que de alguna manera encarna Ja diffeiltransicicn do su vieja estirpe al period revolucionario, alcanzan en milchos momentos una vibracién épl. ‘oa; otras veces, Shélojov demuestra ser un hicldo ‘cronista y un sagaz ‘observador de las costumbres cosacss, hhabilmente engarzadas-en el cuerpo: de la novela, El apogeo del realisino sociatista Hemos visto odmo los primeros quin- @ aos de le sociedad sovidtica, aun con una fidelidad general a una con: cepeion amplia del realismo, permit ‘leron una notable proliferacién de grupos estéticos y literarios que a ‘menudo choearon entre si, sin llegar ‘8 un acuerdo acerca de cual reprosen- taba mas fielmente los nuevos ideales sociales. Le decisién tomada en sbril de 1082 por el Comité Central del Partido Comunists, en el sentido de unir a todos los grupos y asodiaclo- nes literarias en una sola Unidn de los Escritores Soviéticos, dio término una époce 6 inaugurd otrs, In del realismo socialista propiamente dicho. EL impulso de Ia industrializacién del pals, ademés de la puesta en marcha det ‘primer plan quinquenal —que, segin los dictados del partido, exigia tuna fuerte centrallzacién de todas las actividsdes en pos de las metas 600- némicas—, fueron los motivos esgri midos por las autoridades para acs- ‘bar do una vez oon las renoillas entre los diferentes grupos'y convertit a los, fescritores en funcionarios de In cons- truoolén de la sociedad sovistles, al rectamente sometidos al control’ del partido, El papel de Ja critica pasé a ser el de determinar en qué medida tal 0 cual escritor ajustaba su obra 1 Jas necesidades sociales de la hora; ¥, por clerto, estas necesidades socta- és eran las contenfdas en Ja linea del partido. La nueva tendeneia oficial de {a literatura sovietica, el reallsmo soclalista, se fi6 como meta crear obras de alto significado artistico, saturadas por la lucha heroica del pro: Jetarindo mundial y por 1a grandeza de In victoria del soolalismo, y que reflejen la gran sabiduria y heroismo del partido Comunista”, De hecho la estrategia literaria adoptada fue la de wn naturalismo congelado y cerra- do, con sus contenides pretijados y ‘con el método experimental aplicado ‘exclusivamente al andlisis de los as- ppectos positives de ia sociedad, en luna permanente concepeidn maniquea que excluye Ja posibilided del matiz. Los temas fueron dictados a 10s ¢s- cxitores segtin el desarrollo de In po- Itica interna y exterior: como se ha visto, los primeros afios de Ia época del realismo soclalista se concentraron 45 (en la defensa y promocign ‘del plan ‘quinquenal;,siguié en tos aflos inme- iatamente anterior a la guerra. la gelvanizacion del pueblo frente al ene- ‘migo: exterior, .con’ apelaciones a a historiay al folklore rusos; estallada Ja contienda, 1a funeién de los escri ‘ores. consistio. en uniticar: el trente ‘Snterno contra el invasor y mantener elevada' la‘ moral de combatientes No’ combatientes; finalizada la guerra, “y, tras, una brevisima distension, 10s -@serltores debleron volver a la orto. dorla mis estricta bajo Ia guia de An. rel Zhdénoy (que dlo su nombre a estos. afios, los del “zhdanovismo”), ‘para participar, después, en Ia lucha ropagandistica emanada de, ta lama. da guerra fro Entre los escritores ‘ya consagrados que se adaptan'con relativa repidez a Ja nuova estétice, podemos menclonar a Ehrenburg, Shdlojov, Tolsto!, Fedin, Legnov, Katsiev, Olesha y muchos offos. Bntre las ‘figuras aun no tan cofoeldas en la década anterior, so- Dresalen Turi -Tinignoy | (1804-1048), lutor dé. una biogratia novelnda dé Pushikin, que comenz6 a publicarse en /1997,"centenario del poeta; Aleksandr 6 Fadéley (1901-1956), autor‘ de 1a mas difundida entre todas los novelas sobre Ja sogunda guerra, La joven guardia (2943); Konstentin Paustovski (n. 1899), crohista del plan quinquenal en Ja célquide y EI destino de Charles Lonceville; Konstantin Simonov. (n 1915), que escribié otra de las famo- ‘sas novelas de la contienda, Los dias ¥ las noches; y una pléyade de eser' tores de reconocida eficacia protesio. ‘hal pero que no’ tienen, precisamente, lun especial relieve Individual. En la Aéeada de 1930 se propaga amplia. mente Ja lamada novela del “héroe positive", en la que of papel del autor consiste en presentar a un personaje que encare las virtudes personales y sociales del nuevo hombre soviético; de estas construcciones arquetipicas y, fn el fondo, abstractas, alcanan gran popularidad’ Asi se templé el accro, de Nikolai Ostrovski (1904-1936), euyo protagonista, Pavel Korehaguin, Fecoge indudsblemente las experiencias auto- Diogratieas del autor. El humorismo sufre un. retroceso; sus grandes figu- as, como el ya citado Zéshehenko, como Tit y Petrov, los autores de Las doce sillas (lid Tis, 1899-1987, y Tv. ueni Petrov, 1902-1982), y como Mi Jail Bulgskov (1891-1940), “debleror Gisminuir et impetu satirieo desu: obras, y abstenerse en adelante, set fen forma velada o directa, de tode critica a Ia sooledad sovistica. = ‘triunfo del realismo socialista es, asi completo, y todas Ins obras impor. tantes de Tas dos décadas siguiente 4 1982 Ie pertenecen, El “deshielo” y os sliimos afios La muerte de Stalin en 1953, 1 ‘se gundo Congreso de’ los eseritores so viétleos a fines de 1958, Ia ya- men. clonada publicacion de Deshielo, de Ehrenburg (primera parte, en 1954; edicign detinitiva, en 1958) y, tina! mente; Ia denunola del stalinistno por parte de Jruschoy en el XX. Congreso del partido Comunista en 1956, mar ceron una nueva etapa de la cultura y de Ia literatura sovisticas, calacte Fizada por una liberalizacién relat vamente grande y por un paralelo aflojamiento de las presiones oficia: tes, Dentro de la narrativa surgen nue. vos nombres: Viadimir Dudintsev ‘(. 1918), autor de No solo de pan (1956), ‘eficar critica de la buroeracia, cuyo protagonista, un joven inventor que lucha contra un ciimulo de circuns- tatins desafortunades, es un hombre comin antes que un hérve sovistico; Aleksandr Solzhenitsin (n, 1918), que ‘pagé argos. afios en los campos de conoentracién stalinianos y que re- Jat6 sus experienoias en Un dla en la plda de Ivén Dentsovich (el otorga- milento del Premio Nobel, en 1970, a este escritor, es otra demostracién do Jas finalidades eminentemente polit cas perseguidas por los dadores de esta recompensa, pues los meéritos I terarios de Solzhenitsin no van mucho ‘més alld de una aguda reconstruceién documental); Andre! Siniavskl (n. 1925), creador de relatos fantéstioos y-satiricos en que se transparenta la critica. a Ia sociedad soviética, y que, janto a Turi Daniel, fue condenado trabajos forzados| después de un sonado proceso, por haber publicado sin permiso en'el exterior sus bros. La época del “deshielo” parece haber tenido uns vide tugaz, ‘pues en los iiltimos afios se ha advertido, por par- te de los organismos directrices de Ja vida cultura, una renovada vigilan- cia respecto a Ja orientacién de 1a ti teratura y una creciente actitud hostil hhaola los gestos de apertura y las pposturas’ liberales. No hay que des- conocer, en este campo, Ia agresiva Y martilleante propaganda de los me- ios de difusién de 10s. paises’ ca- pitalistas. de Occidente, dispuestos a ver en cada escritor més o menos Aisconformista un rebelde anticommy nnista en potencia y un detractor po- sible del sistema sovitico; en esta situacién, los repliegues y la tenden- cla al aisiamlento parecen inevitable. EI realismo socialista sigue siendo, pues, Ia yor dominante de la narvati- va soviética, y: las excepctones mag- nifleadas por la prensa occidental 110 marean, nl mucho menos, una rectif- ceacidn de este rumbo. Lo que el fur turo depera a este naturalismo “po- sitivo” no puede ser, por clerto, ma teria de prondsticos spresurados; pero es indudable que la potonte tradicion dde la literatura russ y la capacidad de apertura y de autocritica que toda- via posee la sociedad sovieticn —a especho de ocasionales parflisis— son las grandes esperancas de su trans. Tormacion y de su modernizacién, Una vision del naturalismo En uno de sus ensayos sobre I na- rrativa alemana del siglo XIX, el orf fico y filésofo hiingaro Gyérgy Lukies ‘raza este euadro del naturalismo que, 1 pesar de su referencia especiica, te: ne validez general: “La inmediatez del naturalismo presenta al mundo tal co- ‘mo aparece directamente en las expe- Hiencias que viven los persosiajes mis: ‘mos. Para alcanzar una lograda auten- ficidad, ef escritor naturalista. no. s Drepasa jamés el horizonte de sus pro- ios personajes, ni desde el punto de vista del contenido ni desde el de la forma: el horlzonte de los personajes es también el de toda la obra, Aqui to- ‘eamos un problems que concierne, evi dentemente, 1a concepcién. estéticn {del mundo. En cierto tiempo, para los escritores resultaba obvio tomar como into de partida y como fandamento ide sus obras, las: fuerzas objetivas de Ia vida. Tales escritores no se preoct aban en establecer hasta qué punto los personajes poéticos compren. ‘dian su propio-destino. (...) Bl natu ralista, en cambio, reltésa separar los criterios que regulan la representacién de Ix realidad objetiva, de la capacidad de sentir y de comprender de los pro- polos personajes (...) Este es el princl- al criterio ideoldgico y espiritual del naturalismo, un etiterio cuys impor. tancia quedé en la oscuridad tanto pa- +a aquellos que iniciaron esta escuela como para log que la superaron.” 1, Aleksandr Solzhenitsin’ (foto agencia DAN) 2, Konstantin Simonov 3.’ Bhrendurg, durante tina enfermedad, recibe ta visita de Ernest Hemingway a Sobre el naturalismo ¥, Sus antecedentes: Brunetitre, F., Le roman naturaliste, Paris, 1889; Deffaux, I, Le-naturalis. ‘me, Paris, 1929; Dumesnil, R, L’époque réaliste et naturatiste, Paris, 1945; La aes, G., Essays diber Realismus, Ber. lin, 1948; Martino, Ze naturalisme fran ‘eais, 1870-1895, Paris, 1945; Zola, E., “Les ‘romanciers: naturalistes, Paris, 1661. General sobre narrativa norteamerieana moderna: Beach, J. W., The Twentieth Century Novel! 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