Está en la página 1de 10
El gaucho Martin Fierro Comer un asado durante un fin de semana, hacer una "g jauchada’, escuchar tun cuento referido a la picaresca criolla son experiencias comunes en la vida Cotidiana de la mayoria de los argentinos. Todas y cada una de estas situa. ciones remiten a un tipo humano siempre presente en el imaginario colec. tivo:el gaucho. > {Qué imagen tenemos de él? > De qué manera nuestra cultura nos informa de su perfil human? ;Cémo lo presenta el folclore a través de la danza y de la cancién? ,¥ el cine? > ¢Qué nos sugiere la palabra “gaucho”? Anotemios ideas asociadas con su figura, La literatura gauchesca Uno de los significados de gaucho es "guacho", *huérfano”. El gaucho, resul- tado de la mezcla entre espaioles e indios, vivié una existencia de despro- teccion y ausencia de derechos. \a literatura gauchesca lo presenta como protagonista y nos muestra su vision del mundo, Para hacerlo recrea su forma de expresién, el habla rural, y describe su ambito geografico, la pampa. i) El iniciador de la poesia gauchesca fue Bartolomé Hidalgo (1788-1822) con los Cielitos y Didlogos patridticos, quien utilizé la lengua oral propia de los Sauchos, para incitarlos a enrolarse en la lucha contra los esparioles, ya que en su mayoria eran analfabetos. ()Enetcaso del gaucho dea provincia de Buenos Aires, Martin Fierro El exponente maximo de esta literatura es el Martin Fierro de José Hernan. ddez (1834-1886). Su importancia consiste no sélo en introducir modalidades fonéticas y expresivas propias del mundo y de las costumbres gauchescas, Hig Sino tambien en expresar la mentalidad de este personaje y su particular relacién con el hombre y la naturaleza. Ademas presenta la realidad naclo. yal desde la perspectiva del gaucho exaltando su condicién humana, para lograr su reconocimiento ante las clases dirigentes. En la construccién de nuestra identidad el gaucho se asocia no sélo al enfrentamiento Buenos Aires-Interior, sino también al persistente desen- Guentro a lo largo de la historia nacional entre las expectativas de la clase dirigente y las necesidades populares, El Martin Fierro es un poema organizado en dos partes: “El gaucho Martin Fierro” (13 cantos), publicada en 1872, y “La vuelta de Martin Fierro” (33 cantos) publicada en 1879. La primera parte denuncia la opresion que la clase politica ejerce sobre el gaucho y revela simulténeamente su capacidad para enfrentarla con rebeldia y libertad de espiritu. €! protagonista elige huir de la civilizacién e irse a vivir on los indios. Esta actitud es netamente roméntica. El héroe perseguido por la sociedad la enfrenta, transgrede sus normas y se refugia en el mundo natural “EI gaucho Martin Fierro (La ida) para conocer el perfil de este personaje ay 2 En la segunda parte, Martin Fierro no se adapta al mundo indigena y regresa a la civilizacién después de la muerte de Cruz. Acepta Ia ley y busca acomodarse ael © “La yuelta de Martin Flerro” para conocer la transformacién del per: sonaje célebre de la gauchesca argentina, 65 lector6 Prac CO Rea a )) Pues son mis dichas desdichas, ) las de todos mis hermanos; ellos guardarén ufanos ‘en su corazén mi historia; ‘me tendrén en su memoria Para siempre mis paisanos, £1 poema, en su totalidad, contrapone dos etapas de la vida del gaucho: una feliz ¥ otra desdichada, Esto tiene un correlato histérico. En la primera parte del siglo XIX el gaucho se desplazaba libremente por la pampa donde abundabs el gana. docimarr6n, Realizaba tareas como la doma o el arreo de ganado. Esta situacién cambi6 tras la caida de Rosas. Llegé el ferrocartil los campos se alambraron, se marcé el ganado. Era la época de Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Los estan. cieros utilizaban al gaucho como mano de obra barata y los politicos lo usaban Para aumentar su caudal electoral o para enfrentar a los indios. El gaucho fue quedando marginado de la sociedad y fue desapareciendo a me dida que se fortalecieron las estancias que necesitaban de peones disciplinados, acomodados a una cultura del trabajo Sin embargo, la literatura y elimaginario colectivo lo elevaron a la categoria de mito. Pistas que des-cubren: La opinién en la prensa grafica @ Leamos el siguiente texto y descubramos el por- ig y qué del titulo. Martin Fierro: arquetipo nacional Demet aa representativo, pero que los argentinos, en cambio, tenemos dos: el Facundo y el Martin Fierro, Bs cierto, pero Borges no nos explica a que se debe esta irregulari- dad, Ser itil, pues, reflexionar sobre ella. Tenemos los argentinos dos libros representativos ~o, para ser mis exactos, dos propuestas de libros repre- sentativos-, porque heredamos una tradicién escindida, sos mismos libros lo confirman: Martin Ferro es el an- ti-Facundo, Facundo, el anti-Martin erro, Bate divorcio nacional tiene sworigen en aquel antagonismo que divi- dig a muestros mayores en el siglo XIX, y que se expres6. en la feroz alternativa de “civilizacion o barbarie" Para el bando que, con total impudicia, se proclamaba a si mismo como eivilizado la cWvillzacion era lo porteno, lo europeo, a inmigracién. De modo que lo barbaro resu- taba ser lo provineiano, lo eriollo, lo hispanoamericano, Elprograma,en consecuencia, aparecia muy sencillo-ha- bia que dominar al interior, exterminar al gaucho y re- chazarla herencia hispénica; haba que asegurar la pree- ‘minencia de Buenos Aires, imitara Furopa, proctarvarla EL AUTOR Y EL PERSONAJE Vidas paralelas Desde 1862 hasta 1880 se sucedieron tres presi dencias: Mitre (1862-1868), Sarmiento (1868-1874) ¥y Avellaneda (1874-1880), Los hechos politicos mas relevantes fueron la guerra contra el Paraguay y las Liltimas manifestaciones del caudilismo, Hernan- dex se opuso a la politica de Mitre y de Sarmiento {y apoy6 a Urquiza cuando la Confederacién se en- frent6 a Buenos Aires La derrota en Pavén marcé la ‘supremacia de Buenos Aires y el partido federal de Entre Rios se dvidié en dos bandos: oficialistas y di- sidentes, bajo la jefatura de Urquiza y Sper lordén, respectivamente, Hernandez se ali con este ultimo ylo.acompafié en el destierro a Brasil.Se transforms ‘asi en exliado y perseguido. Esto le ocurre también ‘a Martin Fierro en la primera parte. En 1872 una am- nistia promulgada por Sarmiento le permitié a Her- nandez regresar a Buenos Aires donde publicé “E| gaucho Martin Fierro”. Desde 1879 2 1880, bajo el go- bierno de Avellaneda fue diputado por Buenos Aires yy public “La vuelta de Martin Fierro” Al igual que el protagonista de su poema, Hernandez regresé a la patria y e produjo un cambio en su postura politica {yllegé a astmirlos ideales de progresoy cultura po- ppular de Sarmiento, su enemigo de siempre. superioridad del extranjero sobre el criollo.Se pretendia, en sua, levantar el edificio de un Estado moderno destrayendo los cimieritos dela nacionalidad, Nose trataba de un caso delocura generalizada, Detras de cualquier plan por absur do.que sea, siempre hay algin beneficiario ¥ con este proyecto se favorecié la cligarquia vvernécula, junto con diversos sectores sociales que constituian su clientela interna, ¥ conlos intereses imperialistas ~britanicos,en su mayorfa- que eran sus socios externos. ‘Nuestra historia econsmica es suficientemente reveladora al especto, {A pesar de todo, ese proyecto increible se impuso. No hubo forma de impedirio, Habia demasiada debilidad adentro y eran extremadamente poderosas las fuerzas de afuera, Pero no fue sin lucha. Y de esa lucha quedé una protesta viril y dolorida en nuestra literatura: E] gaucho Martin Fierro dando su lecci6n de argentinidad a las ge neraciones futuras. Hernandez denuncia que la barbarie no se genera por el determi- nismo del ambiente, como sostuvo Sarmiento sino en elatropello, el avasallamiento y la injusticia La ciudad es la generadora de barbarie, a sociedad transformé al gaucho bbueno en gaucho malo al destruir su vida y lo alien instrumentandolo para su inte. xés, También denuncia la mentira de la sociedad y de sus leyes arbitrarias, tales como Ja de levas y vagancias. on la primera se lo apartaba de su familia y desu trabajo para enviarloala frontera,Con la segunda se lo castigaba por vago,es decir,porlo que habia originado a primera ley, Enesas condiciones de desnacionalizacién se abrieron las puertas ala inmigracion europea, Todo el mundo estaba de acuerdo en que el pais, casi desierto, debia ser po- Dado. Pero, ;qué pats se les ofrecia alos nuevos pobladores? Porque hay que tener pre- sente que el inmigrante es el fin de una tradicién,y su hijo, el comienzo de otra. Y para aque a inmigracién sea fructifera hay que ofrecer los brazos abiertos de una tradicién 4 =) AKT A Sélida a los extranjeros que vienen a levantar su hogar entre nosotros, Para que en la ‘nueva patria puedan consolarse dela suya perdida. Para que sus hijos se sientan legiti- ‘mos herederos de todo el pasada nacional y su integracién en la patria nueva sea total ¥ honda. Si esto no sucede, el resultado sera una poblacién bastarda; el pais ser una factoria.O, como dijo alguien, una oficina,no un hogar. A principlos de siglo XXlainmigracién tenia un peso preponderante en el pais En Jas gonas més vitales los inmigrantes constituian la mayoria de la poblacion adulta. Sus hijos argentinos se encontraban en un callején sin salida, pues el vinculo que los ‘nia a su patria ancestral era, naturalmente, débil y lejano; y, ala ver, la relacién con Su patria nativacarecia de profundidad, porque el modelo cultural adoptado porla ol ‘garquia se basaba en la denigracinsistematica de lo autéctono, Cualquier extranyero Podia expresar impunerente su desprecio pot lo criollo:no era una agresividad mal- vada, simplemente imitaban el mal ejemplo de nuestras clases dirigentes. resultado Ge todo esto fue una angustiosa crisis de identidad nacional. Bs lo que se ha dado en lamar el desarraigo argentino” Alas consecuenclas de esa politica tan ignorante de la realidad como enemiga de Ja historia todavia las estamos pagando. Tardaran atin en cicatrizar definitivamente Jas heridas producidas en el cuerpo y la conciencia de la nacionalidad, Y si podemmos comprobar con alivio que la Argentina no ha perdido su identidad nacional -segin Drofetizaban algunos visitantes europeos- ello se debe, como observa Arturo Jauret. che, a que el inmigrante en vez de proponetse a si mismo como arquetipo, adopts como modelo al criollo, La tradicion nacional, silenciada en el siglo XIX por los sectores e intereses desna La publicidad suele utilizar la “viveza criolla", Veamos un ejemplo en donde se la emplea: La siguiente publicidad puede encontrarse en atrapalo.com.ar. Hagamos un click en ATRAPALO.Argentina, Tu destino es pasarla bien. Un hombre lee un titular de Clarin que dice: “Los argentinos son los turistas que mas roban en los hoteles”. Simulténeamente se escucha su voz en off que dice: tun estudio revela que los argentinos lideran el ran- king de los que mas afanan cosas de los hoteles. Qué barbaridad'- exclama el hombre, mientras la cdmara muestra que la bata que tiene puesta lleva tosargentino el logo del hotel. La voz va acompafiando imagenes SON LOS TURISTAS mt ha: —T hacer al mientras se escucha:—Tenemos que hacer algo por 2 lo menos para bajar al segundo puesto. Por eso en UE M AS RO B. AN [ATRAPALO crearon el kit “Esta vez me lo regalaron” Q que trae todo lo que te llevarias de un hotel: una EN LOS HOTELES. bata, toalla, pantuflitas, champ y acondicionador de marca que acé no se consigue, y un bao de es- puma con aroma a gardenia para quedar bien con tu papa ‘Compré las vacaciones en atrapalo.com.ar y te llevas elk “esta vez me lo regalaron® y atrapalo.comaar.Tu destino es pasarla bien y el que esté libre de culpas que tire el primer jabén. > ,Cémo incidird el mensaje publicitario en el inconsciente colectivo? {Qué aval social otorga a la viveza criolla? | Laescritura nos da alas | Cémo nos gustaria ser como argentinos? > En equipo, reflexionemos acerca de las debilidades de nuestro modo de sery escribamos un articulo de opinion en el que propongamos un modelo argentino superador del actual. ~ feratura gouchesca Textos que se buscan coe) e erase) ote ae Re a lee Sees tra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerce de pobrisimo laberinto que se cnredaba y desataba infnitamente Recobré poco a poco la realidad, las cosas coridianas que ya no cambiaria nunca por cotras, Miré sin listima su gran cuerpo inci, el poncho de lana ordinaria que le envolvia las pieenas. Afuera, mis allé de los barrotes de la ventana, se dilatabanlallanuray la tarde; habia dormido, pero atin quedaba mucha luz en el cielo. Con el brazo izquierdo tanceé, hasta dar con un cencerro de bronce que habia al pie del catre. Una o dos veces lo agicé; del otro lado de la puerta seguian Ilegindole los modestos acordes. El cjecutor era un negro que habia aparecido una noche con precensiones de cantor y que habia desafiado a otro forasero a una large payada de contrapunto. Vencido, seguiafrecuentando la pulpe- ria, como a la espera de alguien. Se pasaba las horas con a guitarra, pero no habla vuelto a cantar; acaso la derrota lo habia amargado. La gente ya se habia acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, pateén de la pulperfa, no olvidaria ese contrapunto; al dia siguiente, al comodar unos tercios de yerba, se le habia muerto bruscamente el lado derecho y habia perdido el habla. A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de las novelas concluimos apiadindonos con exceso de las desdichas propias; no as el sufi- do Recabarren, que acepté la pardlisis como antes habfa aceptado el rigor y las soledades dle América, Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo dela una era sefial de lluvia Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrié la puerta. Recabarren le pregunté con los ojos si habia algtin parroquiano, El chico, raciturno, le dijo por sefas ‘que no; el negro no contaba. El hombre postrado se qued6 solo; su mano izquierda jugé un rato con al cencerro, como si eetciera un poder a llanura, bajo el iltimo sol, era casi abstracta, como vista en un suefio. Unipunto se agité en el horizonte y crecié hasta ser un jinere, que venfa, 0 parecia ven, a la casa Recabarren vio el chambergo, el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara del hombre, que, por fin, sujet el galope y vino acereéndose al otecito. A unas doseientas varas dobl6. Recabarren no lo vio mis, pero lo oy6 chistar, apearse, atar el caballo al pa lenque y entrar con paso firme en la pulperia, Sin ala los ojos del instrumento, donde parecia buscar algo, el negro dijo con dulzura: Ya sabia yo, seior, que podiacontar con usted. Hot, con vor éspera, relic: =¥ yo con vos, moreno. Una porcién de dias te hice esperar, pero aqui he venido. Hubo un silencio. Al fin, el negro respondié Me estoy acostumbrando a esperar. He experado site aos El otro explicé sin apuro: Mis de site afios pasé yo sin vera mis hjos. Los enconeeé ese dia y no quise mostrarme ‘como un hombre que anda a las pufaladas. Ya me hice cargo ~dijo el negro. Espero que los dejé con salud El forastero, que se habia sentado en el mostrador, se rio de buena gana. Pidié una caf y la paladed sin conctuita =Les di buenos consejos ~declaré~, que nunca estin de mis y no cuestan nada. Les dij, centre otras cosas, que el hombre no debe derramar la sangre del hombre, Us lento acorde precedié la respuesta del negro: —Hizo bien. Asi no se parecerén a nosotros. Por lo menos a mi -dijo cl forastero y aiadi6 como si pensara en vor alte~: Mi destino ha querido que yo matata y ahora, otra ver, me pone el cuchillo en la mano. El nogro, como si no lo oyera, observ Con el oxofi se van acortando los dis. ~Co la luz que queda me basta ~repicé el ott, ponitndose de pie. Se cuadré ance el negro y le dijo como cansado: ~Defé en paz la guitarra que hoy te espera otra clase de contrapunto. Los dos se encaminaron a la puerta. El negro, al salir, murmuré —Tal ver en este me vaya tan mal como en el primero. El oto contest6 con seriedad: “En el primero no te fue mal. Lo que pasé es que andabas ganoso de llegar al segundo. Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar de la lanura era igual otto y la luna resplandecia. De pronto se miraron, se detuvieron y el forastero se quité las espuelss. Ya estaban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo: Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su corajey toda su maa, como en aquel otro de hace siete aos, cuando mat6 mi hermano. ‘Acaso por primera vez en su didlogo, Martin Fierro oy6 el odio, Su sangre lo sintié como un acicate. Se entreveraton y el acerofiloso ray y marc la cara del negro, Hay una hora de la tarde en que la llanura esta por decir algo; nunca lo dice o tal vez lo dice infnitamente y no lo entendemos, o lo entendemos pero es intraducible como tuna misica... Desde su catre, Recabarren vio el fin Una embestida y el negro recul, perdié pic, amagé un hachazo a la cara y se tendié en una pufalada profunda, que pe netré en el vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanz6 a precisa y Fierro no se levanté, Inmévl, el negzo patecia vigilar su agonia laboriosa. Limpié el facdn ensangren- tado en el pastoy volvié a las casas con lentitud, sin mirar para atrés. Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho, era el otro: no tenfa destino sobre la tierra y habla matado aun hombre Jorge Luis Borges, en Ferionr, Buenos Aires, Emecé, 1961

También podría gustarte