Está en la página 1de 1

No nos apartamos de dios, simplemente dejamos de beber de la fuente y comenzamos a

secarnos. Usamos esa palabra apartados, alejados de Dios. Cuando una y otra vez el
espíritu Santo nos dice, a dónde podrás huir de mi presencia, no hay lugar que nos pueda
separar de el. Somos suyos, el nos compro y nosotros aceptamos su adopción. Nunca más
dejaremos de ser sus hijos. Por más lejos que creas estar de Dios, solo date la vuelta, El
sigue estando ahí. En tu espalda, esperando para volver a abrazarte y decirte hijo mío, no
sabes cuánto te amo. No hay pecado, error, que pueda separarte de su amor. Simplemente
dejaste de beber de la fuente de vida y comenzaste a secarte.

También podría gustarte