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Ferroggiaro, Karen Marie. (2012).

Caso
Paulina Gómez García [Notas de
clase]. México: Universidad Autónoma
de Chiapas.

Caso Paulina Gómez García


Karen Marie Ferroggiaro

NOTA. Todos los hechos, nombres y lugares de este caso son ficticios. El caso es
hipotético para fines de aprendizaje y aplicación de conocimientos.

Los hechos
El 8 de agosto de 2012, aproximadamente a las 14:30 horas, seis elementos del
Ejército Mexicano irrumpieron en la casa de Paulina Gómez García, quien se
encontraba sola. De inmediato, los elementos del Ejército la golpearon
preguntándole por la ubicación de “las armas que acopian ustedes, pendejos”.

Luego de eso, le vendaron los ojos, le amarraron las manos hacia atrás, la
subieron a una camioneta del Ejército Mexicano y fue trasladada a la guarnición
militar en San José, Chiapas.

En las instalaciones militares, Paulina fue llevada a un cuarto donde le quitaron la


venda de sus ojos. En el cuarto la tiraron a un colchón en el piso y empezaron a
patearla. Ella permaneció en el mismo cuarto hasta el día 12 de agosto del mismo
año.

En la mañana del 12 de agosto, regresaron varios elementos del Ejército para


golpearla de nuevo. Uno de ellos le dijo: “Ahorita vas a cantar, pendeja”, y le hizo
varias preguntas. Después le ordenó que se quitara el pantalón, la sujetó a la jaula
con esposas y empezó a golpearla en las piernas y el abdomen, hasta que se
desmayó. Mientras la golpeaban, le preguntaban en cuánto valoraba su vida,
diciéndole que les pusiera “alguien que guarda las armas en tu comunidad” o que
les diera $80,000.00 y la soltaban. Si no accedía a una u otra condición, dijeron:
“Te vamos a matar”. Al negarse a declarar, siguió siendo golpeada hasta quedar
desmayada y colgada de las rejas de la celda, aún sin su pantalón.

Más tarde, ese mismo día, la acostaron en el piso, donde se quedó dormida hasta
que se le acercó otro militar. Le preguntó si tenía golpes y dónde. Paulina dijo que
sí y se los enseñó. Luego regresó un militar con un gel, que le aplicó en piernas y
abdomen. Regresaron más tarde a colocarle gasas con hielo porque aún
presentaba golpes.

El 13 de agosto le dijeron que la iban a consignar. Al día siguiente, la sacaron


encobijada de donde estaba, la metieron a un camión militar y la llevaron a un
lugar en la carretera que va a San Isidro. Ahí la bajaron del camión. Al hacerlo, uno
de los militares le dijo: “Te vas a librar, pendeja, nada más tienes que hacer lo que
te digo”. Y añadió: “Tú no digas a nadie que te agarramos y para nada vas a decir
que fuiste golpeada. Si quieres quedar libre, no vas a decir nada de eso. Si lo
dices a alguien o si lo denuncias, te vamos a matar a ti y a toda tu familia”. Antes
de retirarse, le dieron un golpe más en la parte baja de la espalda y la empujaron
hacia la orilla de la carretera gritándole: “Corre, pendeja”.

Paulina tuvo que caminar seis horas para llegar a su casa. Cuando llegó, estaba
deshidratada, golpeada y asustada. Habló con su esposo, quien decidió llevarla a
la clínica de la comunidad para atención médica y denunciar después los hechos
de violación a sus derechos humanos.

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