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0.2 Camou - Gobernabilidad y Democracia
0.2 Camou - Gobernabilidad y Democracia
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
GOBERNABILIDAD Y
DEMOCRACIA
Antonio Camou
Instituto Federal Electoral
Consejero Presidente
Dr. Leonardo Valdés Zurita
Consejeros Electorales
Mtro. Marco Antonio Baños Martínez
Dr. Lorenzo Córdova Vianello
Dra. María Macarita Elizondo Gasperín
Mtro. Alfredo Figueroa Fernández
Dr. Sergio García Ramírez
Dr. Francisco Javier Guerrero Aguirre
Dra. María Marván Laborde
Dr. Benito Nacif Hernández
Secretario Ejecutivo
Lic. Edmundo Jacobo Molina
Contralor General
C. P. Gregorio Guerrero Pozas
ISBN: 968-6581-79-0
Presentación ................................................................................................................... 7
Introducción................................................................................................................... 9
c) Gobernabilidad y estabilidad............................................................................. 21
Bibliografía básica....................................................................................................... 61
Sobre el autor............................................................................................................... 63
Presentación
7
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
Sin embargo, justo es reconocer que aun en ese contexto, los sistemas demo-
cráticos enfrentan, en mayor o menor grado, problemas de gobernabilidad. Ya
sea por la escasez de recursos, ya por la multiplicación de demandas o por otros
factores, la resolución plena de los problemas de gobernabilidad puede rebasar el
ámbito propio de la democracia política.
8
Introducción
9
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del crimen organizado), y la erosión de Un elemento que ayuda a explicar
la legitimidad democrática, debida a la ausencia de un análisis sistemático
episodios reiterados y manifiestos de de los problemas de la gobernabilidad
corrupción política y enriquecimiento democrática lo constituye, paradóji-
ilícito de funcionarios gubernamenta- camente, el “encandilamiento” con el
les, han sido algunos factores típicos tema de la democracia. En efecto, más
que provocaron situaciones de “ingo- interesados en estudiar cómo “salir”
bernabilidad” en los países latinoame- de los gobiernos autoritarios, los espe-
ricanos durante los últimos años. cialistas atendieron poco el examen de
las condiciones para un gobierno eficaz
No obstante la creciente importan- con fundamento democrático. Tal vez
cia de los problemas de gobernabilidad el haberse ocupado –con énfasis com-
en la región, los perfiles del debate prensible– de las cuestiones referidas
político y académico siguen siendo to- a las “formas de gobierno”, llevó en
davía borrosos, y es habitual que gobier- muchos casos, insensiblemente, a dejar
no y oposición, o que analistas polí- de lado los asuntos relativos al ejerci-
ticos con diferentes simpatías ideo- cio del poder y al “grado” de gobierno,
lógicas, hagan un uso discrecional aspectos cruciales para la existencia
del término. No en vano un dedicado del orden político. Asimismo, el he-
estudioso de este tema ha reconoci- cho de que esta última cuestión haya
do que “marcado por implicaciones sido un patrimonio casi exclusivo del
pesimistas (crisis de gobernabilidad) pensamiento conservador, y bandera
y a menudo conservadoras, el término legitimadora de gobiernos abiertamen-
se presta a múltiples interpretaciones”; te autoritarios, tampoco contribuyó a
por tal razón, agrega, “no es tarea fácil otorgarle al tema un estatuto atractivo
extraer de la literatura especializada, en la agenda de las ciencias sociales
vasta pero poco sistematizada, amplia latinoamericanas.
pero a menudo confusa, hipótesis cla-
ramente planteadas”.1
1
Gianfranco Pasquino, “Gobernabilidad”, en lítica (segunda edición, 1983), Siglo XX1,
Norberto Bobbio et al., Diccionario de Po- Suplemento, México, 1988, pp. 192-199.
11
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de respuesta gubernamental. Para de que, por lo general, toda sociedad es
ello revisaremos algunas de las más medianamente gobernable, y que toda
reconocidas fuentes históricas del sociedad, también, padece problemas
pensamiento político; en particular, de gobernabilidad: entre el gobierno
pasaremos revista a tres tradiciones “perfecto” y el desorden total existen
teóricas y valorativas que, a nuestro múltiples situaciones intermedias y es
juicio, aportan los principales compo- preciso recuperar esas distinciones en
nentes del concepto de gobernabilidad, el análisis político de coyuntura.
a saber: la tradición de la “razón de
Estado” y su continuidad en términos En el capítulo III estudiaremos las
del paradigma del gobierno eficaz; la relaciones entre gobernabilidad y de-
tradición del “buen gobierno” que se mocracia; intentaremos dejar en claro
inicia con las reflexiones de Platón y que si la democracia es una “forma de
Aristóteles; y finalmente, la tradición gobierno”, la gobernabilidad, en cam-
del problema del orden político y su bio, designa un estado de equilibrio,
continuidad en la preocupación de la una propiedad o una cualidad que nos
ciencia política contemporánea por indica el “grado de gobierno” que se
la “estabilidad” política. ejerce en una sociedad. De acuerdo con
esto, veremos que gobernabilidad y de-
La segunda pregunta será abordada mocracia guardan entre sí una relación
en el capítulo II, donde efectuaremos compleja, pero complementaria: am-
un examen de los distintos enfoques bas se retroalimentan positivamente si
sobre las causas y los remedios en logran combinar legitimidad, eficacia
torno a los males de la gobernabilidad, y estabilidad en el ejercicio del poder
distinguiendo “grados” e “indicadores” político. Sin embargo, y también aler-
de estos problemas. De este modo, pro- taremos sobre esto, la mera vigencia
curaremos superar una visión simplista de las instituciones y procedimientos
que tiende a calificar las situaciones po- clásicos de la democracia representa-
líticas con dos evaluaciones extremas: tiva (partidos, elecciones, parlamento,
gobernabilidad o ingobernabilidad. participación ciudadana, etc.) no bas-
Más bien, habrá que reforzar la idea tan de por sí para generar condiciones
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I. Los tres componentes de la gobernabilidad
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política según la cual sus instituciones democrático crecen, mientras que la
de gobierno actúan eficazmente den- capacidad del gobierno democrático
tro de su espacio de un modo considera- se estanca”.8
do legítimo por la ciudadanía, permi-
tiendo así el libre ejercicio de la voluntad De acuerdo con estas definicio-
política del poder ejecutivo mediante nes, y más allá de que algunos au-
la obediencia cívica del pueblo”.7 tores presten especial atención a un
elemento por sobre otro, es claro
Por último, nos encontramos con que “eficacia”, “legitimidad” y “es-
la más conocida de las referencias a la tabilidad” en el ejercicio del poder
problemática de la gobernabilidad político aparecen como componentes
debida a los autores del Reporte Tri- básicos de la gobernabilidad. En todo
lateral, y que pasa por ser el esque- caso, las diferencias conceptuales
ma interpretativo básico de la cues- apuntadas se deben a la combinación
tión. Para los autores trilaterales, la de diversas tradiciones teóricas y va-
crisis de gobernabilidad consiste en lorativas que ponen de manifiesto un
un estado de desequilibrio, o de des- aspecto digno de ser destacado: al igual
fase, entre el mayor volumen de las
demandas sociales (“sobrecarga”) y Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji
8
17
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que la idea de democracia, la noción otra: “la primera tiene como guía...
de gobernabilidad “tiene no solamente la noción de justicia; la segunda la
una función denotativa o descriptiva, noción de eficacia”.10 Veremos a con-
sino también una función persuasi- tinuación cómo cada una de estas
va y normativa”, en la medida en que tradiciones aporta elementos que
el debate sobre la misma “está espe- deben ser tenidos en cuenta en todo
cialmente abierto a, y depende de, la análisis amplio de los problemas de
tensión entre hechos y valores”.9 gobernabilidad.
18
este sentido, el concepto de gober- a mayor probabilidad de encontrar
nabilidad como eficacia/eficiencia se cumplimiento (o al menos aceptación
asemeja a la noción de “razón de Es- social) a una decisión política, tendría-
tado”, con la que principia la reflexión mos mayor grado de gobierno, y por
científica moderna sobre la política a tanto, mayor gobernabilidad.11
partir de la obra de Maquiavelo.
Claro que esta concepción debe
Como es sabido, la tradición abier- quedar a cubierto de dos gruesas
ta por el pensador florentino descar- simplificaciones. En primer lugar,
ga a la acción política del requisito el ejercicio eficiente del poder no
de congruencia moral entre medios excluye, sino que incorpora la dimen-
y fines, reemplazándolo por un cri- sión del consenso como insumo del
terio de eficacia instrumental dicta- proceso de toma de decisiones e im-
do por la necesidad de mantener el plementación de políticas. En segun-
poder. En una línea semejante, que se do término, el concepto de poder
continúa en las reflexiones del llama- implicado en estas reflexiones no
do “realismo político”, el problema viene definido en términos de una
central de la política pasa por el ejer- causalidad lineal y mecánica. Por
cicio eficaz/eficiente del poder, es el contrario, en las sociedades com-
decir, por el mantenimiento adecuado plejas, donde aumenta el número
del “grado de gobierno” sobre una y la variedad de los subsistemas socia-
sociedad. En este sentido, podríamos les, ningún actor es capaz de disponer
trazar un paralelo esclarecedor en- libremente de “todo” su poder; más
tre gobernabilidad –entendida como bien, los distintos actores sociales,
grado de gobierno eficaz– y la co- políticos y económicos poseen una
nocida noción weberiana de “domina- “porción” de poder que ejercen estable-
ción”. De este modo, si el grado de ciendo vetos cruzados sobre las decisio-
gobierno hace referencia a “la pro-
babilidad de encontrar obediencia a
Cfr. Max Weber, Economia y sociedad,
11
un mandato de determinado conte- FCE, México, 1987, cap. I, secc. II, parág.
nido entre personas”, diremos que 16, p. 43.
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nes de los otros actores y, por lo tan- sean capaces de vivir lo más posible
to, cada actor debe tener en cuenta el conforme a sus ideas de vida”.12
conjunto de expectativas y estrate-
gias de los otros al momento de la toma Esta preocupación por la consti-
de decisiones. tución del buen gobierno es retoma-
da en la Edad Moderna por la obra de
b) Gobernabilidad y legitimidad: la Jean Bodino, quien una generación
tradición del “buen gobierno”. Desde después de Maquiavelo define a la
una perspectiva distinta, las condicio- república como “el recto gobierno
nes de gobernabilidad se han vinculado de varias familias, y de lo que les es
a una más lejana tradición del pensa- común, con poder soberano”.13 Al
miento político: la tradición de la jus- hacer énfasis en la noción de “recto
ticia y de la legitimidad de un ordena- gobierno”, Bodino se ubica en el pla-
miento político-social, la tradición no de la legitimidad, en el sentido de
del respeto a los derechos humanos que el gobierno ha de actuar conforme
y de la obligación gubernamental de a ciertos valores morales de razón, jus-
proveer el bienestar general, en suma, ticia y orden, encontrando su fin último
la tradición del “buen gobierno”. De y su justificación en la realización de
acuerdo con esto, en la línea del pen- esos valores.
samiento político que va de Platón
a Aristóteles y continúa incuestionada Posteriormente, con base en el prin-
hasta antes de Maquiavelo, la nota cipio de que “el gobierno es para los
dominante viene dada por la preocu- individuos y no los individuos para el
pación de desentrañar las condicio- gobierno”, el filósofo británico John
nes del Estado justo y establecer la Locke defendió la doctrina según la
mejor forma de gobierno. Al decir cual el poder gubernamental sólo pue-
de Aristóteles, “nuestro propósito es 12
Aristóteles, Política, Porrúa, México, 1976,
el de considerar cuál es la forma de
Libro Segundo, p. 173.
asociación política que puede ser, 13
Jean Bodino, Los Seis Libros de la República
entre todas, la mejor para quienes (1576), Aguilar, Madrid, 1973, Libro I, cap. I, p. 11.
20
de justificarse en la medida que sirva los rezagos sociales y la imposibilidad
a la más plena realización de los de- –por parte de vastos sectores de la po-
rechos individuales. Para el padre blación– de acceder a una vida digna.
del liberalismo moderno, el fin del Bajo esta perspectiva, la gobernabili-
gobierno es el de “conseguir la paz, la dad debería recoger, elaborar y agregar
seguridad y el bien de la población”, en la acción gubernamental la demanda
y para ello el Estado deberá gobernar de la sociedad civil haciéndola valer
mediante leyes fijas y establecidas, como criterio de utilidad colectiva.
y no mediante decretos discreciona-
les; deberá establecer jueces rectos e c) Gobernabilidad y estabilidad.
imparciales; y utilizará la fuerza para Junto a estas dos vertientes, podría-
ejecutar las leyes, y no para sostener mos hablar de una tercera corriente
decisiones arbitrarias.14 que tiene la peculiaridad de ubicarse
en un plano intermedio, en una zona
Quienes se nutren de esta tradición de confluencia entre las dos anterio-
y ven la gobernabilidad desde el án- res, y que ha puesto su atención en
gulo del “buen gobierno”, destacan el antiguo problema del orden polí-
la conexión necesaria entre legitimi- tico, que en términos propios de la
dad y ejercicio del poder, concen- ciencia política contemporánea toma
trando su atención en el problema de la forma de la cuestión de la “estabi-
la calidad de la acción gubernamen- lidad”. En tal sentido, un sistema será
tal. En esta línea de pensamiento, sin más gobernable en la medida en que
ignorar la necesidad de garantizar las posea mayor capacidad de adapta-
estructuras básicas de la reproducción ción y mayor flexibilidad institucio-
de la esfera económica, se ha puesto nal respecto de los cambios de su
énfasis en las amenazas a la goberna- entorno nacional e internacional, eco-
bilidad provenientes de la exclusión, nómico, social y político. De acuerdo
con una definición aceptada, podemos
14
John Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil
(1690), Orbis, Barcelona, 1985, cap. IX, entender por estabilidad política la pre-
parág. 131, p. 90. visible capacidad del sistema para du-
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a uno solo de los términos de la rela- considerar los requisitos de eficacia/
ción de gobierno la responsabilidad eficiencia en la toma de decisiones.
de mantener adecuadas condiciones de Ambos elementos, conjugados con la
gobernabilidad. capacidad de adaptación a los cambios
del entorno por parte de los sistemas
A diferencia de aquellos autores políticos (estabilidad), nos ofrecen una
que ponen énfasis, de manera unila- caracterización amplia de la cuestión.
teral, en las dimensiones de eficacia/
eficiencia gubernamental, nosotros De este modo, eficacia guberna-
destacamos la importancia de los mental y legitimidad social se com-
componentes consensuales (legitimi- binarían positivamente en un “círculo
dad) que requiere el funcionamiento virtuoso” de gobernabilidad, garanti-
adecuado de todo sistema político. zando la estabilidad de los sistemas
Por otra parte, sin olvidar la dimensión políticos; mientras que la ineficacia
de las demandas sociales satisfechas, gubernamental para el tratamiento
y con ello el componente de “legiti- de los problemas sociales y la erosión de
midad” que debe tener todo sistema la legitimidad política generarían, por
político para producir la gobernabili- el contrario, un “círculo vicioso” que
dad de la sociedad, incorporamos tam- puede desembocar en situaciones ines-
bién el necesario balance que supone tables o de franca ingobernabilidad.
23
II. Los grados de gobernabilidad
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espectro continuo de “grados de go- blemas irresolubles; pero el hecho
bernabilidad”. Los puntos extremos que importa resaltar es que esas di-
constituyen conceptos “límite” que ferencias son aceptadas como tales e
se refieren a situaciones muy raras, integradas en el marco de la relación
e incluso virtualmente inéditas en la de gobierno vigente en una sociedad.
historia política, mientras que el juego
de conceptos más útiles para el análisis Déficit de gobernabilidad: de-
se encontrará en los puntos interme- signa un desequilibrio entre el nivel
dios, en la medida en que designan si- de las demandas sociales y la capa-
tuaciones-tipo más o menos habituales. cidad de respuesta gubernamental,
que es percibido como inaceptable
Gobernabilidad “ideal”: es un por actores políticamente organiza-
concepto límite que designa el equili- dos y que hacen uso eficaz de su
brio puntual entre demandas sociales y capacidad para amenazar la relación
respuestas gubernamentales (una res- de gobierno en una situación dada.
puesta adecuada por cada demanda). El Llamaremos a cada uno de estos des-
modelo de gobernabilidad ideal tendría equilibrios “anomalías”, las cuales
como correlato una sociedad sin con- pueden presentarse en diversas esferas
flictos (o con conflictos absolutamente de la sociedad (economía, política,
“neutralizados”). seguridad ciudadana, etcétera).
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juego político, con el propósito de Los déficits de gobernabilidad de
permitir el flujo eficaz en la toma la segunda zona, la del control de la
de decisiones. economía, suelen estar referidos a dos
dimensiones distintas pero comple-
En el caso de la primera zona es mentarias: por un lado, pueden revelar-
posible encontrar diferentes tipos de se en el manejo ineficaz, por parte del
déficit de gobernabilidad. Por un lado, Estado, de equilibrios macroeconómi-
el incumplimiento de la ley en un cos básicos (inflación, tipo de cambio,
número relevante de situaciones nos equilibrio fiscal, balances externos,
ofrece un indicador del desfase entre etc.); por otro, pueden aludir a una
el marco jurídico vigente y el movi- conducción estatal con dificultades
miento real de la sociedad, que pue- para llevar adelante procesos de rees-
de ser ilustrado con la proliferación de tructuración económica con vistas a
delitos y la consiguiente percepción generar niveles adecuados de desarro-
ciudadana de inseguridad pública. Un llo (crecimiento económico, extensión
tipo diferente de incumplimiento de la de la seguridad social, distribución del
ley o de incapacidad de las dependen- ingreso, etcétera).
cias gubernamentales para tratar con
ese incumplimiento va desde diver- La tercera zona, estrechamente
sos episodios de corrupción hasta la vinculada con la anterior, también
vinculación entre las fuerzas del orden incluye dos dimensiones, en las que
y el crimen organizado. Finalmente, pueden manifestarse déficits de go-
un signo más elocuente viene dado bernabilidad: la de la promoción del
por la explosión de la protesta social bienestar y la igualdad, por un lado, y
y la violencia callejera, motivadas la de la elaboración de políticas enfo-
por reclamos insatisfechos de vastos cadas al combate de la pobreza, por el
sectores de la población, o bien por la otro. Usualmente se considera que la
irrupción de organizaciones armadas primera dimensión es un resabio del
que disputan al Estado el monopolio Estado “desarrollista”, y que la segun-
legitimo de la fuerza sobre una parte da es un complemento necesario de la
o la totalidad del territorio nacional. implantación del Estado “mínimo”,
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“compromiso de posguerra” que es- intentaron resumir esta situación han
tablecía un delicado equilibrio entre sido diversos, el esquema interpreta-
capitalismo y democracia, entre un tivo básico fue en lo esencial coinci-
mercado regulado y un Estado inter- dente: la crisis se originaría a causa de
ventor con orientación a las políti- un desequilibrio entre las demandas
cas de bienestar social. En tal sentido, sociales, por un lado, y los recursos y
la desaceleración del crecimiento prestaciones del sistema político, por el
económico, los persistentes índices otro.17 No extrañará encontrar, enton-
inflacionarios y los abultados dese- ces, que las respuestas a los desafíos
quilibrios fiscales que comenzaron de la gobernabilidad democrática se
a sufrir las economías capitalistas hayan acercado, con mayor o menor
–bruscamente enfrentadas, a su vez, a énfasis, a uno de dos polos: “reducir
las dispares consecuencias de la crisis las demandas” y/ o “aumentar la ca-
petrolera–, conformaron un escenario pacidad de gobierno”. De acuerdo
preocupante. Paralelamente, el rena- con esto, podemos agrupar en tres co-
cimiento de los conflictos sociales rrientes principales los diagnósticos y
(recordemos, por ejemplo, los movi- remedios más conocidos para enfrentar
mientos juveniles de finales de los se- las crisis de gobernabilidad, a saber:
senta), así como un aumento de las rei-
vindicaciones y de las demandas de 1. Un primer enfoque encuentra
prestaciones dirigidas a un Estado el origen de las situaciones de ingo-
con menguada capacidad operativa, bernabilidad en “una sobrecarga del
terminaron poniendo en entredicho las gobierno político y del Estado, deter-
virtudes del viejo modelo de organiza- minada esencialmente por un exceso
ción social. de expectativas que se presenta, a su
vez, como causa y efecto de una ex-
En ese contexto comenzó a hablar- cesiva expansión de las competencias
se de la crisis del Estado de Bienestar, y de las funciones del Estado”.18 De
de la necesidad de ajuste y reestruc-
turación económica, y de reforma del 17
Carlo Donolo y Franco Fichera, Il Governo
Estado. Si bien los diagnósticos que Debole, De Donato, Bari, 1981, p. 10.
18
Ibid., p. 11.
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tradicionales del control social, una Ante este cuadro los autores trilate-
deslegitimación de la política y otras rales aconsejarán “reforzar” las ins-
formas de autoridad, y una sobrecarga tituciones democráticas (partidos,
(overload) de demandas sobre el go- Parlamento, Poder Ejecutivo) pero
bierno que excede su capacidad para también “moderar” los alcances de la
responder”. 20 En las Conclusiones democracia. Esa moderación debe-
del Reporte, publicado en 1975, se ría concretarse en dos sentidos: por un
señalan tres factores que apoyan este lado, limitar la expansión del princi-
diagnóstico: pio democrático de toma de decisio-
nes al nivel del régimen político (y
• La búsqueda de las virtudes demo- no extenderlo a otras áreas del mundo
cráticas de igualdad e individua- social y económico); por otra parte, si
lismo han llevado a la deslegiti- en la actualidad un número creciente
mación de la autoridad en general de individuos y grupos tienden a par-
y a la pérdida de confianza en el ticipar y a dirigir sus demandas sobre
liderazgo político. el sistema político, entonces será pre-
• La expansión democrática de la ciso atenuar el tenor de esas mismas
participación y compromiso políti- demandas.
cos ha creado una “sobrecarga” en
el gobierno y una expansión desor- 2. Un segundo enfoque, heredero
denada de las actividades del go- del pensamiento marxista y representa-
bierno, exacerbando las tendencias do por autores como James O’Connor,
inflacionarias de la economía. Jürgen Habermas y Claus Offe, se
• La competencia política, esencial ubica en el extremo opuesto respecto
a la democracia, se ha intensifica- del planteamiento anterior. Esta línea
do, llevando a una disgregación de señala que los factores de ingoberna-
intereses y a una declinación y frag- bilidad se encuentran en las funciones
mentación de los partidos políticos. contradictorias que debe cumplir el
sistema político-administrativo en las
sociedades del capitalismo tardío. De
20
Michel Crozier et al., op. cit., p. 8. acuerdo con estos autores, el Estado
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reformas deberían consolidar y ra- Esta corriente, que no debe ser con-
cionalizar el poder del ejecutivo, para fundida con los pactos corporativos de
obtener un gobierno más eficaz y más carácter autoritario (a la manera de la
estable por medio de reformas destina- Italia de Mussolini) busca complemen-
das a agilizar los mecanismos de toma tar las instituciones propias de los regí-
de decisiones, unificar dependencias menes políticos democráticos con toda
gubernamentales y consolidar las ma- una red de acuerdos entre sindicatos,
yorías de gobierno. cámaras empresariales, organizacio-
nes de la sociedad civil y dependencias
Este enfoque “intermedio” también gubernamentales. El objetivo de estos
es defendido por autores que analizan pactos y arreglos, complementarios y
el problema de la gobernabilidad a par- no contrapuestos a las instituciones de
tir de la consideración de un conjunto la democracia, es el de vincular inte-
de fórmulas, acuerdos y pactos que reses sociales, establecer mecanismos
abarcan a distintos actores políticos estables de toma de decisiones y de
y socioeconómicos. La versión más resolución de conflictos, y aumen-
conocida de esta vertiente es la del tar la capacidad operativa del Estado
llamado “neocorporativismo”. Se- para dar respuesta a las diversas de-
gún un artículo pionero de Philippe mandas de una sociedad cada vez más
Schmitter (1974), el neocorporati- plural y compleja.
vismo puede ser definido como “un sis-
tema de representación de intereses... Como se ve, el examen de las con-
un tipo ideal de arreglo institucional diciones capaces de producir déficit e
para articular los intereses organizados incluso crisis de gobernabilidad, nos
de la sociedad civil con las estructu- ha llevado a reconsiderar las complejas
ras decisionales del Estado”.21 relaciones entre Estado, mercado y so-
ciedad civil, las cuales han sido motivo
de intensa controversia en los últimos
21
Philippe Schmitter y Gerhard Lehmbruch
años. Sin entrar en una polémica que
bajo el título Neocorporativismo I. Más allá
del Estado y el mercado, Alianza, México, nos alejaría de nuestros objetivos,
1992, p. 17. cabe destacar dos cuestiones estrecha-
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III. Gobernabilidad y democracia
De acuerdo con una “definición mí- sin que pesen sobre ellos mecanis-
nima” de democracia como forma de mos de coacción.22
gobierno, tal como la ha caracterizado
Norberto Bobbio, podemos afirmar Si la democracia es una “forma de go-
que la democracia hace referencia a bierno”, la gobernabilidad, como veni-
un conjunto de reglas fundamentales mos señalando, es más bien un estado,
que establecen quién está autorizado una propiedad o una cualidad que nos
a tomar decisiones, bajo qué proce- indica el “grado de gobierno” que se
dimientos y en qué condiciones. De ejerce en una sociedad; ese grado de
acuerdo con esto, una forma de go- gobierno está representado por un
bierno será considerada democrática nivel de equilibrio dinámico entre
sólo si se cumple que: demandas sociales y capacidad de
respuesta gubernamental. Así las cosas,
• los sujetos involucrados en los pro- la compleja relación entre goberna-
cesos de toma de decisiones son la bilidad y democracia ha sido juzga-
mayoría de la población adulta; da no sólo en términos “positivos”,
• el procedimiento de toma de deci- es decir, en el sentido de que la vigencia
siones se rige por el principio de de las reglas democráticas incremen-
mayoría; ta las posibilidades de alcanzar una
• y están garantizadas un conjun- adecuada gobernabilidad, sino que
to de libertades básicas (de opinión, también se han señalado sus aspectos
de información, de asociación, de negativos o “críticos”.
reunión, etc.) que permiten a los
sujetos involucrados presentar y/ o 22
Norberto Bobbio, El futuro de la democracia
elegir opciones políticas definidas (1984), FCE, México, 1986, pp. 14 y 15.
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mente, son insuficientes para garan- gobierno que respuestas) sería el caso
tizar un grado de gobierno adecuado. característico de las democracias por
dos razones distintas, pero convergen-
En las secciones a) y b) de este ca- tes en el mismo resultado:
pítulo analizaremos con algún detalle
el lado “crítico” de la ecuación entre Por un lado, los institutos que el régimen
gobernabilidad y democracia, mientras democrático heredó del Estado liberal...
(libertad de reunión, de opinión, de or-
que en la sección c) nos ocuparemos,
ganización de grupos, etc.) facilitan por
de un modo general, del camino para parte de los individuos y grupos peticio-
refuncionalizar las “virtudes” del régi- nes a los poderes públicos que pretenden
men democrático. Insistimos: las vir- ser satisfechas en el menor tiempo posi-
tudes y los defectos de los sistemas po- ble, bajo la amenaza de disminuir el con-
líticos pueden ser vistos como las dos senso... Por otro lado, los procedimientos
caras de la misma moneda, y el hecho dispuestos por un sistema democrático
para tomar decisiones colectivas, o que
de que le dediquemos una mayor aten- deberían dar respuestas a las demandas
ción a los “problemas” no supone un generadas por la sociedad civil, son ta-
juicio negativo sobre las democracias; les que frenan y a veces hacen inútiles
por el contrario, estudiar las tensiones –mediante el juego de vetos cruzados– la
y limitaciones de la gobernabilidad toma de decisiones.23
democrática es una manera de avanzar
sobre las formas de prevenir, y por Como el argumento es complejo
tanto de corregir, sus efectos. conviene descomponerlo en dos par-
tes. Por lo pronto, la primera parte
a) Las tensiones “internas” de la del razonamiento debe ser esclarecida
gobernabilidad democrática. Norber- para no caer en un error de sentido
to Bobbio ha resumido el argumento común, según el cual las sociedades
básico de quienes subrayan las ten-
siones internas entre gobernabilidad 23
Cfr. Norberto Bobbio, “Democracia e ingo-
y democracia. Según él, el fenómeno bernabilidad”, en Liberalismo y democracia
de la sobrecarga (más demandas al (1985), FCE, México, 1991, p. 104. El pa-
réntesis es mío.
39
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
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presentan demandas al poder político Como se sabe, existe un amplio
democrático, las decisiones deben re- consenso respecto a la afirmación de
correr un camino “más largo” que en que la democracia directa sólo es prac-
el caso de los regímenes autoritarios, ticable en pequeñas comunidades, y
tanto porque es preciso respetar el que su aplicación a sociedades comple-
proceso de deliberaciones en el interior jas y de gran escala es materialmente
de los ámbitos colegiados de poder imposible. Esto último, sin embargo,
(Congreso), como porque es necesario no impide que algunos instrumentos
hacer coincidir en una misma línea propios de la democracia directa (ple-
de acción a las distintas instancias biscito, referéndum o iniciativa po-
gubernamentales (poderes Ejecutivo pular, por ejemplo) se utilicen para
y Legislativo, por ejemplo). complementar y enriquecer las insti-
tuciones de la democracia represen-
Si bien el argumento referido por tativa. Respecto a la extensión de la
Bobbio se aplica originalmente al caso democracia a otros ámbitos de la vida
de la “democracia representativa”, es social valen consideraciones análogas:
posible extenderlo con más razón al es necesario alcanzar un equilibrio
caso de la “democracia directa” –en la adecuado entre el incremento de la
que todas las decisiones deberían ser participación ciudadana, que no ha de
tomadas mediante la participación de limitarse al voto, y la eficacia en la
la ciudadanía–, o al caso de la llama- toma de decisiones, desarrollando me-
da “democracia social” –en la que el canismos que reduzcan los perjuicios
conjunto de reglas de decisión demo- ocasionados por una excesiva difusión
crática, tal como aparecen en nuestra del poder y que agilicen el proceso de
definición mínima, es extendido a toma de decisiones.
campos sociales e instituciones espe-
cíficas: la empresa o la universidad,
por ejemplo.24 social”, tal como ha sido definido, con el de
“igualdad” en las condiciones sociales; en
24
Como bien lo hacen notar autores como todos los casos la democracia hace siempre
Norberto Bobbio y Giovanni Sartori, no referencia a un conjunto de reglas y procedi-
debe confundirse el concepto de “democracia mientos para la toma de decisiones.
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nes de trabajo por parte de las organi- más excluyente e íntimo de relación
zaciones sindicales. cara a cara entre empresarios y go-
bierno.
En tal sentido, el desarrollo de
formas de representación-negociación En esta misma línea de reflexión,
de carácter “neocorporativo”, desti- se afirma que el sistema democráti-
nadas a concertar las grandes líneas co no sólo tendría limitaciones se-
de la política socioeconómica, ha afec- rias para integrar en sus estructuras
tado de modo irreversible el conjunto tradicionales la dinámica clásica del
de atribuciones propias del sistema de conflicto en las sociedades industria-
representación político-parlamentario. les, es decir, la confrontación de inte-
Si bien se asiste a un significativo reses entre el capital y el trabajo. Para
deterioro del neocorporativismo de algunos autores, además, la democra-
posguerra (apoyado en el trípode Es- cia moderna tampoco estaría repre-
tado, empresas, sindicatos), en razón sentando fielmente la proliferación de
de la evidente pérdida de importancia nuevas y viejas “diferencias” sociales
y disgregación de las organizaciones (étnicas o sexuales, por ejemplo) que
del sector trabajo, no siempre se seña- en los últimos años han emergido.
la que la menor capacidad de negocia- Por tal razón, Giacomo Marramao ha
ción de uno de los actores no implica señalado que la menor capacidad de
la desaparición de una lógica arrai- intervención de las políticas estatales
gada de representación-negociación se debe, en parte, a la pérdida de la efi-
de intereses, que establece una vía al- cacia de los canales de representación
ternativa al sistema de representación tradicional, propios de una democracia
política, consagrado por las demo- parlamentaria basada en un sistema
cracias liberales clásicas. Hoy que- de partidos clásico. De acuerdo con el
dan pocas dudas respecto al hecho filósofo italiano, en los últimos años
de que ese sistema de representación de “han entrado en escena nuevas de-
intereses podría pervivir, si no como mandas e identidades colectivas,
un “trípode”, sí como un esquema aún sólo inadecuadamente representables
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pasar por el dilatado trámite de la sindicatos, etc.), a espaldas de una
consulta múltiple para garantizar su ciudadanía que muestra crecientes
impacto eficaz, y aquellas decisiones niveles de activación, de capacidad
que requieren de la deliberación parti- organizativa y eventualmente, de veto
cipativa de los actores potencialmente decisional. Por tal razón, es necesario
involucrados. hallar una combinación entre un siste-
ma de partidos fuertes, representativos
Pero también es necesario que las y con orientaciones programáticas –y
instituciones clásicas de la democracia no meramente reivindicativas–, y un
representativa sean “complementadas” conjunto de acuerdos y canales de
con una serie de esquemas de agre- comunicación en otros ámbitos de la
gación de intereses, de mecanismos vida social que trasciendan el marco
de toma de decisiones, de acuerdos y específico de las instituciones “clási-
pactos que doten al gobierno, a los cas” de la democracia.
grupos estratégicos y a los propios ciu-
dadanos, de instrumentos eficaces De este modo, al pensar en las
y legítimos de intervención política condiciones para una adecuada “go-
en los problemas de la sociedad. Si bernabilidad democrática”, es preciso
bien en cualquier sociedad compleja entender que las instituciones pro-
un sistema de partidos fuerte, com- pias de la democracia representativa
petitivo, estable –es decir, el corazón –partidos, división de poderes, elec-
indispensable de toda democracia–, es ciones– constituyen una porción del
una vía insoslayable de comunicación problema de la gobernabilidad, pero
entre el Estado y los ciudadanos, no no bastan para garantizarla. No sólo
debe creerse que la existencia de ese por el hecho de que en las socieda-
sistema de partidos basta por sí solo des complejas interactúan actores
para garantizar niveles adecuados de diversos en ámbitos políticos cada
gobernabilidad. Naturalmente, tampo- vez más diferenciados, sino también
co vale lo contrario, es decir, gobernar porque elementos como el manejo
privilegiando los factores reales de eficaz de la economía o la promoción
poder (corporaciones, empresarios, del bienestar trascienden, por fuerza,
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Campos de acción gubernamental
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dos básicos entre las élites dirigentes, trial activa, mientras que otros grupos
grupos y ciudadanos, puede convivir preferirán una menor intervención del
con el surgimiento de conflictos “ver- Estado, etc. Sea como fuere, el acuer-
ticales” (entre diversos niveles de un do básico ofrece siempre un amplio
mismo campo) u “horizontales” (entre campo para que emerjan diferencias y
diferentes campos) en el interior del conflictos acotados. El segundo caso,
paradigma de gobernabilidad vigente. el de los conflictos “horizontales”, es
En el primer caso, un acuerdo básico más problemático, en la medida en que
sobre las líneas generales del modelo el funcionamiento normal de la eco-
económico (cuyas coordenadas míni- nomía puede dar lugar, por ejemplo,
mas son la modalidad de integración a a un creciente desempleo, y con esto, a
la economía mundial y la relación entre una situación de inseguridad e inestabi-
Estado y mercado), puede dar lugar lidad social, perjudiciales para la mar-
a notorias diferencias en el último cha de la democracia. En este tipo de
nivel, es decir, el de las políticas es- ejemplos, el grado del conflicto deter-
pecíficas: algunos sectores exigirán minará que se enciendan “luces ama-
un tipo de cambio alto, y otros bajo; rillas” o “rojas” para indicar el surgi-
algunos solicitarán una política indus- miento de un déficit de gobernabilidad.
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IV. Una agenda institucional para la
gobernabilidad democrática
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dos horizontes del llamado Estado ginados por los procesos de ajuste.
“mínimo”. En esta línea se destaca la Lo anterior implica la rearticulación
necesidad de que el Estado desarrolle orgánica entre las políticas económicas
una estructura en la que se combinen y las sociales, la mayor participación
la coherencia interna del aparato estatal de las comunidades asistidas por los
(dotado de una burocracia eficiente, programas sociales, la descentrali-
un grado significativo de autonomía zación de las políticas, así como la
respecto de los intereses inmediatos de incorporación de las organizaciones no
los grupos sociales circundantes, una gubernamentales para su más eficiente
concentración del saber técnico, ejecución, y la formación sistemática
un reclutamiento de personal con base de gerentes sociales.26
en méritos y aptitudes, y la provisión
de oportunidades mediante una carrera c) Fortalecimiento de las insti-
bien remunerada de largo plazo) con la tuciones del liderazgo político. El
capacidad para vincularse con sectores flujo eficaz y legitimado de las de-
económicos, grupos y organizaciones cisiones políticas, en las sociedades
de la sociedad civil, en un intercambio democráticas modernas, requiere del
productivo en el proceso de formula- equilibrio y el fortalecimiento de las
ción e implementación de las políticas instituciones de liderazgo, tanto en
públicas. el nivel del Poder Legislativo como del
Poder Ejecutivo. Si el Congreso tiene
En tal sentido, se hace necesario que desempeñar un papel de gobierno
fortalecer al Estado a fin de que pueda efectivo, distinto del papel crítico y
contar con los recursos necesarios de oposición, habría de ser capaz de
para asumir una eficaz “gerencia pú- formular metas generales, determinar
blica del desarrollo social”; una geren-
cia capaz de diseñar y poner en práctica 26
Cfr. Bernardo Kliksberg (comp.), Pobreza:
políticas sociales que alcancen a los un tema impostergable. Nuevas respuestas a
sectores tradicionalmente posterga- nivel mundial, CLAD/FCE/PNUD, Caracas,
dos y a aquellos que han sido mar- 1993.
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Para cumplir adecuadamente con sus miembros individuales, intereses
sus funciones un partido político organizados o del Estado, para tener los
debe, por un lado, reflejar los intereses recursos necesarios que les permitan
y necesidades de grandes fuerzas so- llevar a cabo sus funciones. Deberían
ciales y de grupos de interés de la ser capaces de obtener apoyo de las tres
sociedad y, por otro, ser en alguna fuentes. Lograr un balance apropiado
medida independiente de los inte- entre estas tres fuentes requiere de
reses particulares y tener capaci- diferentes acciones en las distintas so-
dad de agregarlos y sintetizarlos ciedades. El peligro de que los partidos
en compromisos más amplios, pro- políticos se conviertan en demasiado
poniendo cursos de acción concre- dependientes y responsables ante unos
tos respecto de los diversos pro- cuantos intereses corporativos, puede
blemas sociales. Los cambios en la ser evitado por medio de una abierta
estructura del partido, membresía, publicidad de todas las contribuciones
liderazgo y actividades, habrían de políticas y de la disposición equitativa
estar orientados hacia el incremen- de los dineros públicos como una alter-
to de su habilidad para realizar estas nativa y contrapeso de los fondos del
dos conflictivas pero indispensables sector privado.
funciones. En particular, en el marco
de un ambiente altamente complejo y e) Refuncionalización de los meca-
cargado de información, los partidos nismos de representación. Es sabido
han de servir de ayuda para percibir el que no existe un sistema electoral
mundo, interpretar los acontecimien- “óptimo”, y que la combinación entre
tos, seleccionar y filtrar la información principios de representación (mayo-
y simplificar alternativas. ritario y proporcional) e instrumen-
tos de configuración del sistema
Por otra parte, la revigorización de (diseño de las circunscripciones, um-
los partidos políticos requiere de una brales de representación y fórmulas
diversificación de las fuentes de finan- específicas de asignación de escaños)
ciamiento. Los partidos políticos no impactan de manera diferencial en la
deberían depender exclusivamente de configuración del sistema de partidos y
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V. Notas finales: hacia una cultura de la
gobernabilidad democrática
Si el primer cuarto de siglo vio nacer rasgos del nuevo paradigma de gober-
la creciente certidumbre según la cual nabilidad no están del todo definidos
“el mercado no lo podía todo”, el últi- todavía, pero es claro que existe una
mo cuarto de siglo, en cambio, alum- mayor conciencia de las complejas
bró la convicción opuesta: “el Estado vinculaciones entre los distintos cam-
tampoco lo puede todo”. pos de acción gubernamental, donde
no caben soluciones simplificadoras
Simplificaciones aparte, lo cierto (“todo al mercado” o “todo al Estado”,
es que estas consignas señalan con por ejemplo). En este sentido, creemos
claridad un fondo verdadero. El traba- que es necesario desarrollar una nueva
joso itinerario que arranca con la gran cultura política, acorde con los tiempos
depresión de 1929, pasando por los que corren, y que sirva de marco ge-
atormentados años de la Segunda Gue- neral a la agenda de la gobernabilidad
rra Mundial, y que desemboca en la de las democracias.
expansión económica de la posguerra,
dibujó un delicado compromiso que Esa nueva cultura de la goberna-
fue erosionándose; nos referimos al bilidad democrática estaría definida
compromiso plasmado en un esquema por un conjunto de ideas y valores
de relaciones entre Estado interventor, capaces de determinar los límites, las
mercados regulados y una sociedad mediaciones, las posibilidades y los in-
civil receptora de crecientes beneficios tercambios entre el gobierno, el mer-
sociales. cado y la sociedad civil en un mundo
globalizado. Se trataría de una cultura
En la actualidad, nadie duda de que habría de incorporar a los valores
que aquel compromiso se ha venido tradicionales de la democracia (liber-
alterando de manera sustantiva. Los tad, tolerancia, respeto a las minorías,
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GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
etc.) las condiciones exigidas por las namiento propio de las instituciones de
necesidades de gobernar a las socieda- la democracia (recordemos las “ten-
des complejas; una cultura de pesos y siones internas”). La cuestión de la
contrapesos, de demandas ciudadanas eficacia en el “grado de gobierno”
responsables frente a un Estado obli- sobre ciertos actores claves (empresa-
gado a rendir cuentas, pero también de rios, trabajadores o Fuerzas Armadas)
una participación ampliada mediante y variables cruciales (inversión, tasa
canales institucionalizados; una cultura de inflación, seguridad pública o
que tolere las diferencias, pero que sea bienestar), ha de ser cuidadosamen-
capaz de resguardar espacios para cier- te distinguida del problema de la
tas decisiones unificadoras; una cultura “forma de gobierno”. La democracia
que, en definitiva, logre integrar orden puede hacer muchas cosas, y sin duda
y libertad, justicia y eficiencia, en un es el mejor de los sistemas políticos
marco democrático y de desarrollo conocidos, pero no puede hacerlo
socioeconómico equilibrado. todo. Las experiencias de numerosos
países en los años recientes, ha puesto
Una serie de principios o compo- de manifiesto que “tener una democra-
nentes básicos animan la conformación cia” es algo muy distinto a “gobernar
de esta nueva cultura. democráticamente”.
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sobre sus decisiones, como para hacer El tercer principio se refiere a las
explícita la complejidad inherente a condiciones de la “aldea global”: la
los supuestos y consecuencias de las inserción en el sistema mundial esta-
políticas gubernamentales y los asuntos blece un nuevo marco de relaciones, de
de interés público. Este último aspecto posibilidades, pero también de serias
es crucial: las sociedades complejas limitaciones entre el Estado, el merca-
no pueden ser gobernadas con consig- do y la sociedad. Las limitaciones para
nas fáciles o con las pseudosoluciones la gestión de las economías nacionales
a que nos tiene acostumbrado cierto que impone la circulación del capital
discurso político, limitado a recitar un financiero internacional están entre las
rosario de buenas intenciones, pero más obvias, pero no son las únicas.
sin sustento real. Paralelamente, un Este acentuado proceso de globaliza-
asunto central de esta nueva cultura ción es particularmente complejo en
es la producción responsable y el ac- el nivel de las identidades sociales y
ceso libre a la información. Como es culturales. Es evidente que el único ca-
sabido, la libertad de prensa es esencial mino para tener posibilidades de alcan-
para el efectivo funcionamiento del zar la meta de sociedades modernas y
gobierno democrático; no existe una más justas es mediante la integración
democracia plena sin la libertad de a un sistema mundial más abierto e in-
los medios de comunicación para terconectado; pero este proceso de
investigar, criticar, reportar y publi- integración no parece congruente con
car sus descubrimientos y opiniones. la rígida afirmación de identidades
Sin embargo, como cualquier otra regionales, étnicas o nacionales. Una
libertad, es una libertad de la que se nueva cultura de la gobernabilidad
puede abusar, mediante la información democrática ha de contribuir a la
tendenciosa o el prejuzgamiento. En afirmación de dichas identidades, sin
este sentido, se requieren importantes recaer en visiones y prácticas afines a
medidas para alcanzar un equilibrio sociedades cerradas.
apropiado entre el gobierno, los dis-
tintos medios de comunicación y la Un cuarto principio se basa en
ciudadanía. la necesidad de la “responsabilidad
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GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
ciudadana” que supone, por un lado, del nuevo siglo; el orden uniforme del
que las crecientes demandas y pre- conservadurismo estrecho, la libertad-
siones sobre el gobierno democrático eficiencia de los nuevos y viejos libe-
se hagan cargo de las limitaciones de rales o las exigencias irreductibles de
los recursos gubernamentales (tanto justicia social de la vieja izquierda,
humanos y organizacionales como fis- ofrecen una respuesta pálida, de una
cales) y de la autoridad pública; pero sola pieza, a un rompecabezas múl-
implica también una actitud de mode- tiple. Por el contrario, el desafío es
ración en esas demandas, así como alentar un acercamiento a estos valores
en las perspectivas de hacer del diá- distintivos, que en los tiempos que
logo y la negociación un medio de corren no podrán ser sustentados
intercambio privilegiado. de manera unilateral ni excluyente. Las
diferentes perspectivas políticas deben
Finalmente, está el principio de la inclinarse más por la combinación ori-
“integración de valores”. Si las socie- ginal de “proporciones” entre dichos
dades de fin de siglo se han constituido valores que por la exclusión o el trata-
irremisiblemente como realidades miento desdeñoso de alguno de ellos.
plurales, diferenciadas y cada vez más Las próximas disputas “ideológicas”
complejas, entonces ya no es posible habrían de ser más una cuestión de én-
un abordaje integral de sus problemas fasis que de esencias, de inclinaciones
desde un “centro” funcional privile- moderadas antes que de oposicio-
giado (el mercado o el Estado) ni desde nes irreductibles. Comenzar a pensar
un valor social unificador (libertad, la política de fin de siglo en términos
justicia, orden o eficiencia). El sueño de una nueva cultura de la gobernabi-
vagamente monstruoso de una razón lidad democrática seguramente no nos
social unidimensional no puede ser dará respuestas definitivas, pero tal vez
admitido hoy en el arduo despertar sea un buen principio.
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Bibliografía básica
O’Connor, James, La crisis fiscal del Estado (1973), Península, Barcelona, 1981.
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Sobre el autor
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Elecciones y democracia
se terminó de imprimir en la Ciudad de México
en el mes de febrero de 2013.
La edición consta de 5,000 ejemplares
y estuvo al cuidado de la