Está en la página 1de 64

Antonio Camou

GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
GOBERNABILIDAD Y
DEMOCRACIA

Antonio Camou
Instituto Federal Electoral

Consejero Presidente
Dr. Leonardo Valdés Zurita

Consejeros Electorales
Mtro. Marco Antonio Baños Martínez
Dr. Lorenzo Córdova Vianello
Dra. María Macarita Elizondo Gasperín
Mtro. Alfredo Figueroa Fernández
Dr. Sergio García Ramírez
Dr. Francisco Javier Guerrero Aguirre
Dra. María Marván Laborde
Dr. Benito Nacif Hernández

Secretario Ejecutivo
Lic. Edmundo Jacobo Molina

Contralor General
C. P. Gregorio Guerrero Pozas

Director Ejecutivo de Capacitación Electoral y Educación Cívica


Mtro. Luis Javier Vaquero Ochoa

Sexta reimpresión, febrero de 2013

© Instituto Federal Electoral


Viaducto Tlalpan núm. 100, esquina Periférico Sur
Col. Arenal Tepepan, 14610, México, D. F.

ISBN: 968-6581-79-0

Impreso en México/Printed in Mexico


Distribución gratuita. Prohibida su venta
Contenido

Presentación ................................................................................................................... 7

Introducción................................................................................................................... 9

I. Los tres componentes de la gobernabilidad...................................................... 15

a) Gobernabilidad y eficacia: la tradición de la “razón de Estado”....................... 18

b) Gobernabilidad y legitimidad: la tradición del “buen gobierno”...................... 20

c) Gobernabilidad y estabilidad............................................................................. 21

II. Los grados de gobernabilidad............................................................................ 25

a) Las “luces rojas” y los déficits de gobernabilidad ............................................ 28

b) Las crisis de gobernabilidad.............................................................................. 30

III. Gobernabilidad y democracia............................................................................ 37

a) Las tensiones “internas” de la gobernabilidad democrática.............................. 39

b) Las limitaciones “externas” de la gobernabilidad democrática........................ 42

c) Gobernabilidad y democracia en las sociedades complejas.............................. 44


IV. Una agenda institucional para la gobernabilidad democrática...................... 51

a) La garantía del orden público............................................................................ 51

b) La redefición del esquema de relaciones entre Estado,


mercado y sociedad civil................................................................................... 52

c) Fortalecimiento de las instituciones del liderazgo político............................... 53

d) Revigorización de los partidos políticos........................................................... 54

e) Refuncionalización de los mecanismos de representación................................ 55

V. Notas finales: hacia una cultura de la gobernabilidad democrática............... 57

Bibliografía básica....................................................................................................... 61

Sobre el autor............................................................................................................... 63
Presentación

Gobernabilidad y democracia son dos ámbitos que no necesariamente concurren;


de hecho, las reflexiones sobre una y otra tienen trayectorias que sólo en ciertos
casos han coincidido, revelando así las tensiones que rodean su relación.

No obstante, pensar en la gobernabilidad al margen de la democracia, estimula


el germen del autoritarismo en aras, en el mejor de los casos, del gobierno eficiente
pero sin legitimidad ciudadana. De la misma manera, postular la democracia sin
considerar la gobernabilidad puede derivar en situaciones de inestabilidad política.
Por estas razones es pertinente la reflexión simultánea en torno a la gobernabi-
lidad democrática y a la democracia gobernable. Con ello se alude a dos niveles
fundamentales de la política: los procesos democráticos para la conformación
de gobiernos legítimos y el ejercicio gubernamental eficiente con vocación de
servicio ciudadano.

En las sociedades contemporáneas el vínculo entre gobernabilidad y democra-


cia radica en el principio de la soberanía popular y en sus manifestaciones concre-
tas, como son las elecciones periódicas y la participación ciudadana. En una
democracia consolidada se cuenta con un buen número de recursos institucio-
nales para prevenir y, en su caso, enfrentar los problemas de gobernabilidad. El
federalismo, la separación de poderes, el sistema de partidos, la correlación entre
mayoría y minorías, las elecciones periódicas, las posibilidades de la alternancia y
las múltiples formas de participación ciudadana hacen de la democracia el espacio
institucional idóneo para dirimir pacíficamente la confrontación de programas y
proyectos políticos.

7
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

Sin embargo, justo es reconocer que aun en ese contexto, los sistemas demo-
cráticos enfrentan, en mayor o menor grado, problemas de gobernabilidad. Ya
sea por la escasez de recursos, ya por la multiplicación de demandas o por otros
factores, la resolución plena de los problemas de gobernabilidad puede rebasar el
ámbito propio de la democracia política.

Se trata, entonces, de que gobernabilidad y democracia se influyan provecho-


samente para propiciar gobiernos democráticos a la vez que legítimos, eficientes
y responsables.

Con el propósito de contribuir a la reflexión sobre esta temática, el Instituto


Federal Electoral publica el presente Cuaderno de Divulgación de la Cultura
Democrática, cuyo autor es el maestro Antonio Camou, quien con este trabajo ha
logrado indudablemente una exposición didáctica sin sacrificar la profundidad
del análisis.

Instituto Federal Electoral

8
Introducción

No deja de ser curioso que el térmi- sobre las cuestiones de gobernabilidad


no gobernabilidad, que hasta hace al- estuvo enmarcada por tres complejos
gunos años sólo aparecía en tratados procesos que comenzaron a desarro-
académicos especializados, se haya llarse durante la década de los ochenta:
vuelto hoy casi una palabra de uso co- el proceso de crisis; ajuste y reestruc-
mún. En la actualidad, los estudiosos turación económicas; el agotamiento
de la política, los dirigentes políticos del modelo del Estado interventor y
y sociales, los funcionarios guber- su consiguiente redefinición en tér-
namentales y los medios masivos de minos de la reforma del Estado; y el
comunicación hablan cotidianamente cambiante rumbo de las transiciones
de los problemas de gobernabilidad y consolidaciones democráticas.
en las sociedades contemporáneas.
Pero el debate latinoamerica-
Por cierto, que en estos días exis- no no se produjo en un vacío político o
ta una creciente preocupación por la social, sino que, por el contrario, se
gobernabilidad de las democracias no vio animado por algunas experiencias
es un dato menor, ni gratuito. Según se particularmente traumáticas que atra-
sabe, el tema comenzó a ser preocupa- vesaron las jóvenes democracias del
ción de los políticos y estudiosos de subcontinente. Cuatro ejemplos re-
los países centrales desde mediados cientes ilustran algunos problemas
de los años setenta, coincidiendo con la típicos de gobernabilidad que han
crisis de las economías desarrolladas, preocupado a los estudiosos de la cues-
la emergencia de nuevos movimientos tión. En primer lugar, tenemos el caso
sociales y el agotamiento del llamado del ineficaz manejo gubernamental de
“Estado de Bienestar”. En América La- la economía argentina, enmarcado
tina, por su parte, la discusión regional por la difícil vinculación entre radicales

9
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

y peronistas a partir de las elecciones la tensión entre el poder ejecutivo, a


de 1987, que desembocó en la debacle cargo del líder de Cambio ‘90, Alberto
hiperinflacionaria de mediados de 1989, Fujimori, y el Parlamento, dominado
con sus secuelas de crisis y protes- por los partidos de oposición, desem-
ta social, asalto a comercios y violencia bocó, el 4 de abril de 1992, en una
callejera. Un segundo ejemplo, cerca- acción en la que el presidente Fujimori,
no al anterior y que se ha venido con apoyo de las Fuerzas Armadas,
reiterando con diferente intensidad disolvió el Congreso. Finalmente, un
en varias sociedades latinoamerica- cuarto ejemplo de situaciones de ingo-
nas, es el del llamado “caracazo” de bernabilidad nos lo proporcionan los
1989, cuando numerosos contingen- casos de derrocamiento de los pre-
tes de pobres urbanos, habitantes de sidentes constitucionales de Brasil,
la periferia de la capital venezolana, Fernando Collor de Melo (septiembre
protagonizaron episodios de violencia de 1992), y de Venezuela, el ya citado
social en protesta por largos rezagos y Carlos Andrés Pérez (mayo de 1993),
desoídos reclamos de trabajo, seguri- quienes fueron separados de sus cargos
dad y servicios sociales mínimos. Este en medio de denuncias generalizadas
movimiento, ocurrido en medio de una de corrupción y tráfico de influen-
situación económica de difícil manejo, cias, las cuales acabaron minando la
fue hábilmente utilizado por sectores legitimidad de su poder político.
antidemocráticos del ejército venezo-
lano, que posteriormente encabezarían De este modo, el manejo ineficaz
intentos de golpe militar contra el go- de los asuntos económicos, la incapa-
bierno del entonces presidente Carlos cidad o la desatención para responder
Andrés Pérez. Un tercer ejemplo, en- a elementales necesidades sociales,
cuadrado también en una muy comple- las tensiones institucionales en el in-
ja situación económica pero agravado terior de los poderes de la democracia,
por la violencia guerrillera de Sendero la irrupción de la violencia (ya sea
Luminoso y otras fuerzas sediciosas, social y desorganizada, con base en
fue el de Perú; en este caso, desde estructurados movimientos rebeldes,
fines de 1991 y principios de 1992, o animada por los poderes invisibles

10
del crimen organizado), y la erosión de Un elemento que ayuda a explicar
la legitimidad democrática, debida a la ausencia de un análisis sistemático
episodios reiterados y manifiestos de de los problemas de la gobernabilidad
corrupción política y enriquecimiento democrática lo constituye, paradóji-
ilícito de funcionarios gubernamenta- camente, el “encandilamiento” con el
les, han sido algunos factores típicos tema de la democracia. En efecto, más
que provocaron situaciones de “ingo- interesados en estudiar cómo “salir”
bernabilidad” en los países latinoame- de los gobiernos autoritarios, los espe-
ricanos durante los últimos años. cialistas atendieron poco el examen de
las condiciones para un gobierno eficaz
No obstante la creciente importan- con fundamento democrático. Tal vez
cia de los problemas de gobernabilidad el haberse ocupado –con énfasis com-
en la región, los perfiles del debate prensible– de las cuestiones referidas
político y académico siguen siendo to- a las “formas de gobierno”, llevó en
davía borrosos, y es habitual que gobier- muchos casos, insensiblemente, a dejar
no y oposición, o que analistas polí- de lado los asuntos relativos al ejerci-
ticos con diferentes simpatías ideo- cio del poder y al “grado” de gobierno,
lógicas, hagan un uso discrecional aspectos cruciales para la existencia
del término. No en vano un dedicado del orden político. Asimismo, el he-
estudioso de este tema ha reconoci- cho de que esta última cuestión haya
do que “marcado por implicaciones sido un patrimonio casi exclusivo del
pesimistas (crisis de gobernabilidad) pensamiento conservador, y bandera
y a menudo conservadoras, el término legitimadora de gobiernos abiertamen-
se presta a múltiples interpretaciones”; te autoritarios, tampoco contribuyó a
por tal razón, agrega, “no es tarea fácil otorgarle al tema un estatuto atractivo
extraer de la literatura especializada, en la agenda de las ciencias sociales
vasta pero poco sistematizada, amplia latinoamericanas.
pero a menudo confusa, hipótesis cla-
ramente planteadas”.1
1
Gianfranco Pasquino, “Gobernabilidad”, en lítica (segunda edición, 1983), Siglo XX1,
Norberto Bobbio et al., Diccionario de Po- Suplemento, México, 1988, pp. 192-199.

11
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

Hoy en día, en cambio, la balanza diados para alcanzar una comprensión


se está acercando a un saludable pun- sistemática de los problemas de la
to de equilibrio, donde estabilidad y gobernabilidad democrática. En primer
cambio, libertad y orden, expansión lugar, nos encontramos con el proble-
de la participación política y eficacia ma de la delimitación conceptual del
en la toma de decisiones, obligaciones término, es decir, nos preguntamos a
gubernamentales y responsabilidad qué cosa hace referencia el problema
ciudadana, entre otros factores, no son de la gobernabilidad. En segundo tér-
vistos como términos excluyentes, sino mino, requerimos de la formulación de
como elementos que deben ser conju- un modelo analítico para el estudio
gados en justa medida. En este senti- de los problemas de gobernabilidad; en
do, en la actualidad goza de amplio otras palabras, nos preguntamos cómo
consenso la idea de que un problema (y eventualmente por qué) surgen pro-
fundamental que ha aquejado a Amé- blemas en el ejercicio de gobierno que
rica Latina ha sido el de construir un pueden desembocar en auténticas crisis
orden político –que concebimos como de ingobernabilidad. En tercer lugar,
un orden democrático– a la vez legí- será preciso esclarecer las complejas
timo y eficaz. Sin entrar en mayores relaciones entre el ejercicio del gobier-
detalles, podríamos decir que este viejo no democrático y el logro de adecuados
problema es abordado hoy bajo una niveles de gobernabilidad. Finalmente,
fórmula compleja pero llamativamente en cuarto término, deberíamos conocer
imprecisa: la de la ecuación que com- cuáles son las condiciones para una
bina gobernabilidad y democracia.2 adecuada gobernabilidad democrática.

A nuestro juicio, existen cuatro Trataremos de responder a estas


aspectos claves que deben ser estu- cuestiones a lo largo de nuestro trabajo.
En el primer capítulo propondremos
2
Puesto que nos interesa exclusivamente tratar una definición amplia del concepto
el tema de la gobernabilidad en el marco de
de gobernabilidad en el sentido de un
regímenes políticos democráticos, no tratare-
mos el fenómeno de la gobernabilidad desde equilibrio dinámico entre el nivel de
la óptica de otro tipo de regímenes. las demandas sociales y la capacidad

12
de respuesta gubernamental. Para de que, por lo general, toda sociedad es
ello revisaremos algunas de las más medianamente gobernable, y que toda
reconocidas fuentes históricas del sociedad, también, padece problemas
pensamiento político; en particular, de gobernabilidad: entre el gobierno
pasaremos revista a tres tradiciones “perfecto” y el desorden total existen
teóricas y valorativas que, a nuestro múltiples situaciones intermedias y es
juicio, aportan los principales compo- preciso recuperar esas distinciones en
nentes del concepto de gobernabilidad, el análisis político de coyuntura.
a saber: la tradición de la “razón de
Estado” y su continuidad en términos En el capítulo III estudiaremos las
del paradigma del gobierno eficaz; la relaciones entre gobernabilidad y de-
tradición del “buen gobierno” que se mocracia; intentaremos dejar en claro
inicia con las reflexiones de Platón y que si la democracia es una “forma de
Aristóteles; y finalmente, la tradición gobierno”, la gobernabilidad, en cam-
del problema del orden político y su bio, designa un estado de equilibrio,
continuidad en la preocupación de la una propiedad o una cualidad que nos
ciencia política contemporánea por indica el “grado de gobierno” que se
la “estabilidad” política. ejerce en una sociedad. De acuerdo con
esto, veremos que gobernabilidad y de-
La segunda pregunta será abordada mocracia guardan entre sí una relación
en el capítulo II, donde efectuaremos compleja, pero complementaria: am-
un examen de los distintos enfoques bas se retroalimentan positivamente si
sobre las causas y los remedios en logran combinar legitimidad, eficacia
torno a los males de la gobernabilidad, y estabilidad en el ejercicio del poder
distinguiendo “grados” e “indicadores” político. Sin embargo, y también aler-
de estos problemas. De este modo, pro- taremos sobre esto, la mera vigencia
curaremos superar una visión simplista de las instituciones y procedimientos
que tiende a calificar las situaciones po- clásicos de la democracia representa-
líticas con dos evaluaciones extremas: tiva (partidos, elecciones, parlamento,
gobernabilidad o ingobernabilidad. participación ciudadana, etc.) no bas-
Más bien, habrá que reforzar la idea tan de por sí para generar condiciones

13
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

de gobernabilidad. En nuestra opinión, Como señala un sabio lugar común,


el logro de una adecuada gobernabi- las sociedades, como las personas,
lidad depende de una serie de acuer- suelen acordarse de la salud cuando
dos básicos entre las élites dirigentes, los ésta desaparece. Del mismo modo,
grupos sociales estratégicos y una ma- empezamos a preocuparnos por la
yoría ciudadana. Cuando esos acuerdos estabilidad política cuando ya estamos
se estabilizan y toman un carácter ins- viviendo tiempos inestables, comenza-
titucional, previsible y generalmente mos a interesarnos en el orden público
aceptado, hablaremos de la conforma- cuando ciertos episodios violentos
ción de un “modelo” o “paradigma de nos sumergen en la inseguridad ciu-
gobernabilidad”. dadana, o recordamos que la eficacia
gubernamental es un valor apreciado
Con base en las consideraciones cuando la imprevisión o la persistencia
anteriores, presentamos en el capítulo de problemas irresueltos nos tocan de
IV una agenda para la gobernabilidad cerca. Tal vez sea de lamentar que las
democrática, en la que revisaremos cosas sucedan de esta manera, pero
algunos de los principales desafíos a el intento de pensar las virtudes y los
que se enfrentan los gobiernos de las problemas de la gobernabilidad de
nacientes democracias. Por último, las democracias es un camino adecua-
en las notas finales, abogamos por la do, creemos, para tomar conciencia de
necesidad de desarrollar una nueva que la salud y la enfermedad de los
cultura política de la gobernabilidad sistemas políticos son las dos caras de
democrática, es decir, un conjunto de la misma moneda
ideas, principios y valores que intentan
plasmar un equilibrio entre la respon-
sabilidad ciudadana y la naturaleza,
las posibilidades y los límites de la
acción gubernamental en el marco de
sociedades complejas.

14
I. Los tres componentes de la gobernabilidad

Una definición de diccionario nos no es un Estado o gobierno lo que


diría que gobernabilidad significa, permite, por sí mismo, gobernar a una
literalmente, “calidad, estado o pro- sociedad, ni tampoco es la sociedad en
piedad de ser gobernable”; gober- sí misma gobernable o ingobernable;
nable significa, sin más, “capaz de ser más bien, es la relación compleja entre
gobernado”; mientras que su opuesto, ambos términos lo que nos permite ha-
ingobernable, designaría aquello que blar de las condiciones de gobernabili-
es “incapaz de ser gobernado”. dad. El asunto no sólo tiene importan-
cia teórica, sino que también adquiere
Naturalmente, la gobernabilidad relevancia práctica: la responsabilidad
(o ingobernabilidad) no ha de ser pen- por mantener condiciones adecuadas de
sada como una dimensión absoluta gobernabilidad no es una cuestión
de cualquiera de los dos términos de que recae, de manera unilateral, en
lo que podemos llamar la “relación el gobierno o en la sociedad. De este
de gobierno” (es decir, la relación en- modo, gobierno y oposición, partidos
tre gobernantes y gobernados), y organizaciones ciudadanas han de
sino como una dimensión específica comprometerse de manera conjunta a
de esa relación.3 En otras palabras, la hora de mantener un nivel aceptable
de gobernabilidad.
3
Entendemos por “gobierno” el “conjunto
de los órganos a los que institucionalmente Pero esta aproximación inicial no
les está confiado el ejercicio del poder”, o termina de despejar los problemas
dicho de una manera más precisa, la toma conceptuales que rodean al tema. En
de decisiones jurídicamente vinculantes. principio, si a la luz de las elemen-
Cfr. Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, tales distinciones hechas más arriba
Diccionario de Política, Siglo XXI, México,
examinamos algunas definiciones
1981, pp. 742 y 743.

15
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

de “gobernabilídad”, tal como éstas llevar adelante sus metas y “encuadrar”


han circulado en los últimos años en a los gobernados.
América Latina, encontraremos que al-
gunos autores hacen énfasis en ciertos En cambio, Angel Flisfisch nos
elementos que acercan su definición dice: “se entenderá que la gobernabi-
a una propiedad, una cualidad, o un lidad está referida a la calidad del de-
estado de la relación de gobierno. sempeño gubernamental a través
del tiempo –ya sea que se trate de un go-
Así, por ejemplo, Juan Rial en- bierno o administración, o de varios su-
tiende la gobernabilidad como la cesivos–, considerando principalmente
“capacidad de las instituciones y mo- las dimensiones de la ‘oportunidad’, la
vimientos de avanzar hacia objetivos ‘efectividad’, la ‘aceptación social’,
definidos de acuerdo con su propia la ‘eficiencia’ y la ‘coherencia’ de
actividad y de movilizar con... cohe- sus decisiones”.6 En el mismo sentido
rencia las energías de sus integran- se expresan Xavier Arbós y Salvador
tes para proseguir esas metas pre- Giner, aunque limitando un poco más
viamente definidas. Lo contrario, la el sentido de la expresión, cuando
incapacidad para obtener ese... ‘en- señalan que la gobernabilidad es la
cuadramiento’ llevaría a la ingober- “cualidad propia de una comunidad
nabilidad”.4 En este caso, la goberna-
de una organización, institución o cualquier
bilidad aparece como una propiedad
otra unidad funcional para alcanzar logros y
específica de los gobiernos y los metas prefijadas; “eficiencia” es la capacidad
actores sociopolíticos relevantes: la de alcanzar dichos logros al menor “costo”
eficacia (efectividad o eficiencia)5 para posible, medido de acuerdo a parámetros
de evaluación dados. Cfr. Amitai Etzioni,
4
Juan Rial, “Gobernabilidad, partidos y refor- Organizaciones modernas (1964), Uteha,
ma política en Uruguay” (1987), en Revista México, 1979, p. 15.
Mexicana de Sociología, núm. 2, abril-junio 6
Ángel Flisfisch, “Gobernabilidad y conso-
de 1988, p. 11. lidación democrática” (1987), en Revista
5
Según una definición clásica, entenderemos Mexicana de Sociología, núm. 3, julio-
por “eficacia” (o efectividad) la capacidad septiembre de 1989, p. 113.

16
política según la cual sus instituciones democrático crecen, mientras que la
de gobierno actúan eficazmente den- capacidad del gobierno democrático
tro de su espacio de un modo considera- se estanca”.8
do legítimo por la ciudadanía, permi-
tiendo así el libre ejercicio de la voluntad De acuerdo con estas definicio-
política del poder ejecutivo mediante nes, y más allá de que algunos au-
la obediencia cívica del pueblo”.7 tores presten especial atención a un
elemento por sobre otro, es claro
Por último, nos encontramos con que “eficacia”, “legitimidad” y “es-
la más conocida de las referencias a la tabilidad” en el ejercicio del poder
problemática de la gobernabilidad político aparecen como componentes
debida a los autores del Reporte Tri- básicos de la gobernabilidad. En todo
lateral, y que pasa por ser el esque- caso, las diferencias conceptuales
ma interpretativo básico de la cues- apuntadas se deben a la combinación
tión. Para los autores trilaterales, la de diversas tradiciones teóricas y va-
crisis de gobernabilidad consiste en lorativas que ponen de manifiesto un
un estado de desequilibrio, o de des- aspecto digno de ser destacado: al igual
fase, entre el mayor volumen de las
demandas sociales (“sobrecarga”) y Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji
8

las menguadas capacidades de res- Watanuki, The Crisis of Democracy. Report


on the Governability of Democracies to the
puesta de los gobiernos democráticos.
Trilateral Commission, University Press,
Así, se adelanta en la introducción del New York, 1975, p. 9. La Comisión Trilateral,
famoso Reporte, “el dilema central de surgida hacia 1973, agrupó a un conjunto de
la gobernabilidad de la democracia” es hombres de negocios, académicos y líderes
políticos, con el objeto de estimular la re-
que “las demandas sobre el gobierno
flexión sobre los principales problemas en
el área de las relaciones internacionales y de
7
Xavier Arbós y Salvador Giner, La gober- la política interna de los países desarrollados
nabilidad: ciudadanía y democracia en la (EU, Europa y Japón), tanto en sus relaciones
encrucijada mundial, Siglo XXI, Madrid, con los países de la esfera socialista como con
1993, p. 13. América Latina.

17
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

que la idea de democracia, la noción otra: “la primera tiene como guía...
de gobernabilidad “tiene no solamente la noción de justicia; la segunda la
una función denotativa o descriptiva, noción de eficacia”.10 Veremos a con-
sino también una función persuasi- tinuación cómo cada una de estas
va y normativa”, en la medida en que tradiciones aporta elementos que
el debate sobre la misma “está espe- deben ser tenidos en cuenta en todo
cialmente abierto a, y depende de, la análisis amplio de los problemas de
tensión entre hechos y valores”.9 gobernabilidad.

En efecto, desde sus comienzos a) Gobernabilidad y eficacia: la


en la reflexión filosófica de la Grecia tradición de la “razón de Estado”.
clásica hasta la actualidad, el pensa- Esta primera corriente pone énfasis en
miento político se ha movido entre la dimensión de la eficacia/eficiencia
dos concepciones opuestas que en en el ejercicio del poder político, y
cada caso han dado lugar a dos conste- por ende de la gestión gubernamental,
laciones distintas de ideas. Una de esas como clave de la gobernabilidad de
concepciones, ligada a la esfera de la un sistema social. Para esta versión, la
ética, ha centrado sus preocupaciones gobernabilidad es una propiedad de los
en la formulación del modelo de un sistemas políticos, definida por su ca-
“buen gobierno”; la otra, en cambio, pacidad para alcanzar objetivos prefija-
ha considerado la política desde el dos al menor costo posible. Dejando de
exclusivo ángulo de la peculiaridad lado la cuestión acerca de la definición
de su acción, presentándola como un y eventual medición de esos “costos”,
sistema de ejercicio del poder. En tal es claro que todo sistema tiende a ase-
sentido, cada una de estas tradiciones gurar su propia supervivencia y a
representa la primacía de una valora- reforzar su capacidad operativa. En
ción básica distinta y contrapuesta a la
Las citas pertenecen a Osvaldo Guariglia,
10

“Max Weber y su sombra: la legitimación de


9
Cfr. Giovanni Sartori, Teoría de la demo- la dominación política”, en Ideología, verdad
cracia (1978), Alianza, México, 1989, vol. y legitimación, Sudamericana, Buenos Aires,
I, p. 27. 1986, p. 203.

18
este sentido, el concepto de gober- a mayor probabilidad de encontrar
nabilidad como eficacia/eficiencia se cumplimiento (o al menos aceptación
asemeja a la noción de “razón de Es- social) a una decisión política, tendría-
tado”, con la que principia la reflexión mos mayor grado de gobierno, y por
científica moderna sobre la política a tanto, mayor gobernabilidad.11
partir de la obra de Maquiavelo.
Claro que esta concepción debe
Como es sabido, la tradición abier- quedar a cubierto de dos gruesas
ta por el pensador florentino descar- simplificaciones. En primer lugar,
ga a la acción política del requisito el ejercicio eficiente del poder no
de congruencia moral entre medios excluye, sino que incorpora la dimen-
y fines, reemplazándolo por un cri- sión del consenso como insumo del
terio de eficacia instrumental dicta- proceso de toma de decisiones e im-
do por la necesidad de mantener el plementación de políticas. En segun-
poder. En una línea semejante, que se do término, el concepto de poder
continúa en las reflexiones del llama- implicado en estas reflexiones no
do “realismo político”, el problema viene definido en términos de una
central de la política pasa por el ejer- causalidad lineal y mecánica. Por
cicio eficaz/eficiente del poder, es el contrario, en las sociedades com-
decir, por el mantenimiento adecuado plejas, donde aumenta el número
del “grado de gobierno” sobre una y la variedad de los subsistemas socia-
sociedad. En este sentido, podríamos les, ningún actor es capaz de disponer
trazar un paralelo esclarecedor en- libremente de “todo” su poder; más
tre gobernabilidad –entendida como bien, los distintos actores sociales,
grado de gobierno eficaz– y la co- políticos y económicos poseen una
nocida noción weberiana de “domina- “porción” de poder que ejercen estable-
ción”. De este modo, si el grado de ciendo vetos cruzados sobre las decisio-
gobierno hace referencia a “la pro-
babilidad de encontrar obediencia a
Cfr. Max Weber, Economia y sociedad,
11
un mandato de determinado conte- FCE, México, 1987, cap. I, secc. II, parág.
nido entre personas”, diremos que 16, p. 43.

19
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

nes de los otros actores y, por lo tan- sean capaces de vivir lo más posible
to, cada actor debe tener en cuenta el conforme a sus ideas de vida”.12
conjunto de expectativas y estrate-
gias de los otros al momento de la toma Esta preocupación por la consti-
de decisiones. tución del buen gobierno es retoma-
da en la Edad Moderna por la obra de
b) Gobernabilidad y legitimidad: la Jean Bodino, quien una generación
tradición del “buen gobierno”. Desde después de Maquiavelo define a la
una perspectiva distinta, las condicio- república como “el recto gobierno
nes de gobernabilidad se han vinculado de varias familias, y de lo que les es
a una más lejana tradición del pensa- común, con poder soberano”.13 Al
miento político: la tradición de la jus- hacer énfasis en la noción de “recto
ticia y de la legitimidad de un ordena- gobierno”, Bodino se ubica en el pla-
miento político-social, la tradición no de la legitimidad, en el sentido de
del respeto a los derechos humanos que el gobierno ha de actuar conforme
y de la obligación gubernamental de a ciertos valores morales de razón, jus-
proveer el bienestar general, en suma, ticia y orden, encontrando su fin último
la tradición del “buen gobierno”. De y su justificación en la realización de
acuerdo con esto, en la línea del pen- esos valores.
samiento político que va de Platón
a Aristóteles y continúa incuestionada Posteriormente, con base en el prin-
hasta antes de Maquiavelo, la nota cipio de que “el gobierno es para los
dominante viene dada por la preocu- individuos y no los individuos para el
pación de desentrañar las condicio- gobierno”, el filósofo británico John
nes del Estado justo y establecer la Locke defendió la doctrina según la
mejor forma de gobierno. Al decir cual el poder gubernamental sólo pue-
de Aristóteles, “nuestro propósito es 12
Aristóteles, Política, Porrúa, México, 1976,
el de considerar cuál es la forma de
Libro Segundo, p. 173.
asociación política que puede ser, 13
Jean Bodino, Los Seis Libros de la República
entre todas, la mejor para quienes (1576), Aguilar, Madrid, 1973, Libro I, cap. I, p. 11.

20
de justificarse en la medida que sirva los rezagos sociales y la imposibilidad
a la más plena realización de los de- –por parte de vastos sectores de la po-
rechos individuales. Para el padre blación– de acceder a una vida digna.
del liberalismo moderno, el fin del Bajo esta perspectiva, la gobernabili-
gobierno es el de “conseguir la paz, la dad debería recoger, elaborar y agregar
seguridad y el bien de la población”, en la acción gubernamental la demanda
y para ello el Estado deberá gobernar de la sociedad civil haciéndola valer
mediante leyes fijas y establecidas, como criterio de utilidad colectiva.
y no mediante decretos discreciona-
les; deberá establecer jueces rectos e c) Gobernabilidad y estabilidad.
imparciales; y utilizará la fuerza para Junto a estas dos vertientes, podría-
ejecutar las leyes, y no para sostener mos hablar de una tercera corriente
decisiones arbitrarias.14 que tiene la peculiaridad de ubicarse
en un plano intermedio, en una zona
Quienes se nutren de esta tradición de confluencia entre las dos anterio-
y ven la gobernabilidad desde el án- res, y que ha puesto su atención en
gulo del “buen gobierno”, destacan el antiguo problema del orden polí-
la conexión necesaria entre legitimi- tico, que en términos propios de la
dad y ejercicio del poder, concen- ciencia política contemporánea toma
trando su atención en el problema de la forma de la cuestión de la “estabi-
la calidad de la acción gubernamen- lidad”. En tal sentido, un sistema será
tal. En esta línea de pensamiento, sin más gobernable en la medida en que
ignorar la necesidad de garantizar las posea mayor capacidad de adapta-
estructuras básicas de la reproducción ción y mayor flexibilidad institucio-
de la esfera económica, se ha puesto nal respecto de los cambios de su
énfasis en las amenazas a la goberna- entorno nacional e internacional, eco-
bilidad provenientes de la exclusión, nómico, social y político. De acuerdo
con una definición aceptada, podemos
14
John Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil
(1690), Orbis, Barcelona, 1985, cap. IX, entender por estabilidad política la pre-
parág. 131, p. 90. visible capacidad del sistema para du-

21
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

rar en el tiempo. No obstante, esta ...no carece de importancia que nos


caracterización de la estabilidad debe encontremos desde el inicio con este te-
ser distinguida de cualquier referencia ma de la ‘estabilidad’, porque... la capaci-
dad de una constitución de durar, de no co-
a la inmovilidad o el estancamiento; rromperse fácilmente, de no degradarse,
de este modo, para que un sistema de no convertirse en una constitución
sea estable –señala Leonardo Morli- opuesta, es uno de los más importantes
no– “debe ser capaz de cambiar adap- -sino el principal- criterio que se emplea
tándose a los desafíos que provienen para distinguir las constituciones buenas
del ambiente” puesto que sólo “una de las malas.16
continua adaptación a la realidad siem-
pre cambiante permite a un sistema Con base en las consideraciones
sobrevivir”.15 anteriores podemos presentar ahora
una definición amplia de goberna-
Como se sabe, la preocupación por bilidad, capaz de integrar los tres
el orden y la estabilidad acompañan la componentes básicos a que hicimos
reflexión política desde sus comienzos, referencia. De acuerdo con esto, en-
en la Antigüedad clásica. Al glosar un tenderemos por gobernabilidad un
diálogo de Herodoto (Historias, Libro estado de equilibrio dinámico entre
III, parág. 80-82) sobre las virtudes demandas sociales y capacidad de
y defectos de las distintas formas de respuesta gubernamental. Esta defini-
gobierno, Norberto Bobbio señala ción, aun en su brevedad, nos permite
que debe tenerse en cuenta la capaci- articular los principios de eficacia,
dad de una forma de gobierno para legitimidad y estabilidad presentes
“asegurar la estabilidad del poder”. En en los distintos análisis del tema
tal sentido, destaca el filósofo italiano: de la gobernabilidad. Asimismo, per-
mite ubicar a la gobernabilidad en
el plano de la relación entre el sistema
político y la sociedad, evitando cargar
15
Leonardo Morlino, “Estabilidad política”,
en Norberto Bobbio y Nicola Matteucci, Norberto Bobbio, La teoría de las formas
16

Diccionario de Política, Siglo XXI, México, de gobierno en la historia del pensamiento


1988, pp. 601-609. político (1976), FCE, México, 1989, p. 20.

22
a uno solo de los términos de la rela- considerar los requisitos de eficacia/
ción de gobierno la responsabilidad eficiencia en la toma de decisiones.
de mantener adecuadas condiciones de Ambos elementos, conjugados con la
gobernabilidad. capacidad de adaptación a los cambios
del entorno por parte de los sistemas
A diferencia de aquellos autores políticos (estabilidad), nos ofrecen una
que ponen énfasis, de manera unila- caracterización amplia de la cuestión.
teral, en las dimensiones de eficacia/
eficiencia gubernamental, nosotros De este modo, eficacia guberna-
destacamos la importancia de los mental y legitimidad social se com-
componentes consensuales (legitimi- binarían positivamente en un “círculo
dad) que requiere el funcionamiento virtuoso” de gobernabilidad, garanti-
adecuado de todo sistema político. zando la estabilidad de los sistemas
Por otra parte, sin olvidar la dimensión políticos; mientras que la ineficacia
de las demandas sociales satisfechas, gubernamental para el tratamiento
y con ello el componente de “legiti- de los problemas sociales y la erosión de
midad” que debe tener todo sistema la legitimidad política generarían, por
político para producir la gobernabili- el contrario, un “círculo vicioso” que
dad de la sociedad, incorporamos tam- puede desembocar en situaciones ines-
bién el necesario balance que supone tables o de franca ingobernabilidad.

23
II. Los grados de gobernabilidad

Es de lamentar que nos hayamos es importante destacar que la deter-


acostumbrado a pensar con demasia- minación del “nivel” de equilibrio o
da frecuencia los factores de la go- discrepancia entre demandas sociales
bernabilidad en términos dicotómicos y respuestas gubernamentales no es
y en extremo polarizados. Esto lleva una cuestión abstracta o ahistórica,
a algunos analistas y dirigentes polí- ni tampoco hay un nivel “absoluto”,
ticos a identificar la gobernabilidad válido para todas las sociedades y
con una especie de “gobierno perfec- fijado de una vez y para siempre, que
to”, al que se le pueden dirigir todo nos autorice a hablar de la existencia
tipo de reclamos sin considerar los o ausencia de gobernabilidad. Más
recursos o la factibilidad de las de- bien, todas las sociedades son en al-
mandas; por otra parte, al primer guna medida gobernables, y todas las
asomo de dificultades o ante la emer- sociedades tienen, del mismo modo,
gencia de conflictos, no faltan voces problemas de gobernabilidad en mayor
alarmistas que hablan de “ingobernabi- o menor grado.
lidad”, generando en la opinión pública
un estado de desasosiego en el que se El hecho de que no podamos
combinan oscuras imágenes de caos hablar de un nivel “absoluto” de go-
social y desorden intratable. bernabilidad (o de ingobernabilidad)
depende de dos factores claves. Por
Por tal razón es conveniente ha- un lado, el nivel de equilibrio (o de
cer uso de esos conceptos de una discrepancia) entre demandas socia-
manera algo más matizada y flexible, les y respuestas gubernamentales no
para evitar caer en la gruesa dicoto- puede ser separado de la percepción,
mía blanco/negro de gobernabilidad los valores o las creencias que ten-
e ingobernabilidad. En este sentido, gan los ciudadanos en torno a deter-

25
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

minada situación social, económica instancia, la presencia de un nivel de


o política. Por otra parte, esa situa- discrepancias entre ambos factores.
ción será calificada como aceptable o Tal nivel puede permanecer inalte-
inaceptable por parte de actores con rado durante cierto tiempo y ser
algún grado relevante de organización, aceptado por sus actores como tal.
y por tanto, con posibilidades de hacer Lo anterior significa que diferentes
un uso eficaz de su capacidad para sociedades pueden convivir, por
“amenazar” la relación de gobierno. ejemplo, con distintos niveles de
De este modo, la percepción social y la inflación, desigualdad social o com-
organización de los diferentes actores petencia política.
son elementos relativos a una sociedad
concreta, y están configurados por Por cierto, la naturaleza de esas
un patrón histórico de vinculación discrepancias es dinámica; en general,
entre gobernantes y gobernados, entre quedan siempre demandas sin re-
gobierno y sociedad, entre Estado y solver mediante respuestas usuales,
sociedad. que se transforman en conflictos to-
lerados. Pero en circunstancias espe-
De acuerdo con esto, una comu- ciales comienza a percibirse que las
nidad política va conformando, bajo respuestas habituales del modelo de
coordenadas históricas concretas, gobernabilidad vigente han dejado
un patrón político “normal” donde de ser adecuadas. En este punto, en el
se articula un conjunto de deman- que proliferan “anomalías” sociales,
das usuales y esperadas, un conjunto económicas o políticas, se abre una
de respuestas usuales y esperables, “crisis de gobernabilidad” que sólo
y una serie de principios de orien- será posible superar mediante una
tación (ideas, valores, creencias) nueva formulación del modelo de re-
y de mecanismos de resolución de laciones entre Estado y sociedad.
esas demandas, organizados en ám-
bitos políticos específicos (reglas, Con base en estas consideraciones
prácticas, políticas públicas especí- convendrá distinguir un conjunto de
ficas, etc.). Esto implica, en última situaciones políticas ubicadas en un

26
espectro continuo de “grados de go- blemas irresolubles; pero el hecho
bernabilidad”. Los puntos extremos que importa resaltar es que esas di-
constituyen conceptos “límite” que ferencias son aceptadas como tales e
se refieren a situaciones muy raras, integradas en el marco de la relación
e incluso virtualmente inéditas en la de gobierno vigente en una sociedad.
historia política, mientras que el juego
de conceptos más útiles para el análisis Déficit de gobernabilidad: de-
se encontrará en los puntos interme- signa un desequilibrio entre el nivel
dios, en la medida en que designan si- de las demandas sociales y la capa-
tuaciones-tipo más o menos habituales. cidad de respuesta gubernamental,
que es percibido como inaceptable
Gobernabilidad “ideal”: es un por actores políticamente organiza-
concepto límite que designa el equili- dos y que hacen uso eficaz de su
brio puntual entre demandas sociales y capacidad para amenazar la relación
respuestas gubernamentales (una res- de gobierno en una situación dada.
puesta adecuada por cada demanda). El Llamaremos a cada uno de estos des-
modelo de gobernabilidad ideal tendría equilibrios “anomalías”, las cuales
como correlato una sociedad sin con- pueden presentarse en diversas esferas
flictos (o con conflictos absolutamente de la sociedad (economía, política,
“neutralizados”). seguridad ciudadana, etcétera).

Gobernabilidad “normal”: descri- Crisis de gobernabilidad: descri-


be una situación donde las discrepan- be una situación de “proliferación de
cias (o diferencias) entre demandas anomalías”, es decir, una conjunción
y respuestas se encuentran en un de desequilibrios inesperados y/o in-
equilibrio dinámico, esto es, varían tolerables entre demandas sociales y
dentro de márgenes tolerados y es- respuestas gubernamentales.
perables para los miembros de la
comunidad política. Ciertamente, esto Ingobernabilidad: es, como el de
no significa que no haya conflictos, gobernabilidad ideal, un concepto
cuestiones irresueltas e incluso pro- “límite” que designa la virtual diso-

27
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

lución de la relación de gobierno que que nos indicarían la menor o mayor


une, por ambos lados, a los miembros gravedad de los problemas suscitados.
de una comunidad política. Esas cuatro zonas corresponden a las
áreas comunes de acción de los siste-
Ahora bien, llegados a este punto mas políticos, las cuales pueden ser
conviene tratar con mayor detalle dos evaluadas de acuerdo con los siguien-
situaciones clave, aquellas que pode- tes patrones:
mos identificar como situaciones de
“déficit de gobernabilidad”, y las • El mantenimiento del orden y de
que pueden originar situaciones de la ley, lo que implica que haya una
“crisis”. En el primer caso, nos inte- reconocida capacidad del gobier-
resa conocer algunos indicadores del no para mantener o restaurar rá-
“nivel” de equilibrio o de discrepancia pidamente un nivel mínimo de or-
entre demandas sociales y respuestas den; el cumplimiento mínimo de
gubernamentales; en segundo lugar, la legislación y de las políticas gu-
examinaremos algunos modelos teó- bernamentales y la ejecución de las
ricos que han buscado explicar las órdenes del gobierno.
causas de las crisis de gobernabilidad. • La capacidad del gobierno para lle-
Veremos ambas cuestiones en los dos var adelante una gestión eficaz de
apartados siguientes. la economía.
• La capacidad del gobierno para
a) Las “luces rojas” y los déficits promover el bienestar social y ga-
de gobernabilidad. Hay cierto con- rantizar servicios sociales mínima-
senso entre los estudiosos de la cues- mente adecuados.
tión en señalar al menos cuatro áreas • El control del orden político y la
donde es posible que surjan proble- estabilidad institucional, esto es,
mas de gobernabilidad. Siguiendo el la capacidad del sistema político
razonamiento anterior, en cada una de para incorporar, restringir o aco-
esas zonas pueden encenderse “luces modar –de acuerdo con pautas
amarillas” o “luces rojas” (según el institucionalizadas– a individuos
“grado” o la importancia del problema) y grupos que buscan influir en el

28
juego político, con el propósito de Los déficits de gobernabilidad de
permitir el flujo eficaz en la toma la segunda zona, la del control de la
de decisiones. economía, suelen estar referidos a dos
dimensiones distintas pero comple-
En el caso de la primera zona es mentarias: por un lado, pueden revelar-
posible encontrar diferentes tipos de se en el manejo ineficaz, por parte del
déficit de gobernabilidad. Por un lado, Estado, de equilibrios macroeconómi-
el incumplimiento de la ley en un cos básicos (inflación, tipo de cambio,
número relevante de situaciones nos equilibrio fiscal, balances externos,
ofrece un indicador del desfase entre etc.); por otro, pueden aludir a una
el marco jurídico vigente y el movi- conducción estatal con dificultades
miento real de la sociedad, que pue- para llevar adelante procesos de rees-
de ser ilustrado con la proliferación de tructuración económica con vistas a
delitos y la consiguiente percepción generar niveles adecuados de desarro-
ciudadana de inseguridad pública. Un llo (crecimiento económico, extensión
tipo diferente de incumplimiento de la de la seguridad social, distribución del
ley o de incapacidad de las dependen- ingreso, etcétera).
cias gubernamentales para tratar con
ese incumplimiento va desde diver- La tercera zona, estrechamente
sos episodios de corrupción hasta la vinculada con la anterior, también
vinculación entre las fuerzas del orden incluye dos dimensiones, en las que
y el crimen organizado. Finalmente, pueden manifestarse déficits de go-
un signo más elocuente viene dado bernabilidad: la de la promoción del
por la explosión de la protesta social bienestar y la igualdad, por un lado, y
y la violencia callejera, motivadas la de la elaboración de políticas enfo-
por reclamos insatisfechos de vastos cadas al combate de la pobreza, por el
sectores de la población, o bien por la otro. Usualmente se considera que la
irrupción de organizaciones armadas primera dimensión es un resabio del
que disputan al Estado el monopolio Estado “desarrollista”, y que la segun-
legitimo de la fuerza sobre una parte da es un complemento necesario de la
o la totalidad del territorio nacional. implantación del Estado “mínimo”,

29
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

que al garantizar el libre y eficiente contrar problemas institucionales, ca-


juego de las fuerzas del mercado, per- paces de generar ineficiencias de ges-
mitiría a la sociedad alcanzar niveles tión y aun déficit de gobernabilidad,
crecientes de bienestar. En cualquier cuando se presentan tensiones entre
caso, la falta de respuestas eficaces diferentes dependencias de gobierno,
en estas dimensiones puede dar lugar encargadas de dar respuesta a deman-
a la emergencia de la protesta social, das sociales.
y al surgimiento de condiciones que
amenacen la estabilidad de la relación Estas cuatro áreas –estrechamente
entre gobernantes y gobernados. vinculadas entre sí– nos permiten de-
linear una especie de mapa de las con-
Finalmente, en lo que se refiere al diciones de gobernabilidad de un país,
campo del orden político propiamente y en sus casos extremos pueden ser
dicho, es habitual señalar tres tipos ilustradas con los ejemplos de Vene-
de tensiones generadoras de déficit de zuela, Perú y Argentina, presentados
gobernabilidad. Por un lado, se produ- arriba. Es importante destacar que
cen tensiones en el interior del sistema estamos siempre hablando de “grados”
político, fruto de la incapacidad (o de gobernabilidad, y dependerá de
la cerrazón) de éste para incorporar circunstancias históricas y nacionales
nuevas fuerzas emergentes de la específicas el que un déficit de gober-
sociedad; por otra parte, se generan nabilidad en una o varias de las áreas
tensiones institucionales en el interior señaladas se convierta en el detonante
de los regímenes democráticos cuando de una auténtica crisis.
los poderes republicanos (el caso típi-
co es el enfrentamiento entre los pode- b) Las crisis de gobernabilidad.
res legislativo y ejecutivo) se encuen- No es casual que el debate sobre la go-
tran en manos de partidos opositores, o bernabilidad de las democracias haya
cuando, debido a la extrema fragmen- comenzado a mediados de la década
tación partidaria, no es posible alcanzar de los setenta. En aquellos años fue
mayorías consistentes en el interior haciéndose cada vez más notorio el
del Congreso; también es posible en- resquebrajamiento del otrora exitoso

30
“compromiso de posguerra” que es- intentaron resumir esta situación han
tablecía un delicado equilibrio entre sido diversos, el esquema interpreta-
capitalismo y democracia, entre un tivo básico fue en lo esencial coinci-
mercado regulado y un Estado inter- dente: la crisis se originaría a causa de
ventor con orientación a las políti- un desequilibrio entre las demandas
cas de bienestar social. En tal sentido, sociales, por un lado, y los recursos y
la desaceleración del crecimiento prestaciones del sistema político, por el
económico, los persistentes índices otro.17 No extrañará encontrar, enton-
inflacionarios y los abultados dese- ces, que las respuestas a los desafíos
quilibrios fiscales que comenzaron de la gobernabilidad democrática se
a sufrir las economías capitalistas hayan acercado, con mayor o menor
–bruscamente enfrentadas, a su vez, a énfasis, a uno de dos polos: “reducir
las dispares consecuencias de la crisis las demandas” y/ o “aumentar la ca-
petrolera–, conformaron un escenario pacidad de gobierno”. De acuerdo
preocupante. Paralelamente, el rena- con esto, podemos agrupar en tres co-
cimiento de los conflictos sociales rrientes principales los diagnósticos y
(recordemos, por ejemplo, los movi- remedios más conocidos para enfrentar
mientos juveniles de finales de los se- las crisis de gobernabilidad, a saber:
senta), así como un aumento de las rei-
vindicaciones y de las demandas de 1. Un primer enfoque encuentra
prestaciones dirigidas a un Estado el origen de las situaciones de ingo-
con menguada capacidad operativa, bernabilidad en “una sobrecarga del
terminaron poniendo en entredicho las gobierno político y del Estado, deter-
virtudes del viejo modelo de organiza- minada esencialmente por un exceso
ción social. de expectativas que se presenta, a su
vez, como causa y efecto de una ex-
En ese contexto comenzó a hablar- cesiva expansión de las competencias
se de la crisis del Estado de Bienestar, y de las funciones del Estado”.18 De
de la necesidad de ajuste y reestruc-
turación económica, y de reforma del 17
Carlo Donolo y Franco Fichera, Il Governo
Estado. Si bien los diagnósticos que Debole, De Donato, Bari, 1981, p. 10.
18
Ibid., p. 11.

31
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

acuerdo con esta primera posición, • Reducir las expectativas de los


la ampliación de las funciones es- grupos sociales.
tatales induce expectativas sociales • Aumentar los recursos a disposi-
crecientes, las cuales se transforman ción del Estado.
en mayores demandas que deben ser • Proceder a una reorganización
satisfechas mediante nuevos esquemas que simplifique las instituciones,
de intervención y así sucesivamente. ya que su crecimiento desmedido
Las consecuencias de esta sobrecarga atenta contra la eficacia.19
son básicamente dos: por un lado,
comienza a menguar la eficacia del Dentro de este mismo enfoque,
gobierno para alcanzar los objetivos aunque con algunas sutiles diferencias
prometidos a su electorado; por otro, en lo que se refiere a su voluntad para
se desata un proceso de erosión de la aumentar la capacidad operativa de
legitimidad, es decir, de la disposición los gobiernos democráticos, encontra-
a obedecer espontáneamente las leyes mos la posición de la famosa Comisión
y directivas del gobierno. Trilateral. Para los autores trilaterales,
el desarrollo democrático tiende a ge-
Este enfoque es sostenido gene- nerar “una quiebra de los significados
ralmente por autores cuya orientación
ideológica podríamos calificar de 19
A la versión económica de esta postura se
“neoliberal” o bien “neoconserva- le conoce como “Consenso de Washing-
dora”. Ellos proponen una solución ton”, y hace referencia a un conjunto de
recomendaciones –propuestas por técnicos
en términos de una estrategia de
de organismos como el Banco Mundial, el
reducción de las demandas sociales. Fondo Monetario Internacional y la Reserva
Algunas de sus más conocidas reco- Federal norteamericana– destinadas a comba-
mendaciones son las siguientes: tir los dos grandes “males” de las economías
latinoamericanas de posguerra: el excesivo
• Reducir de modo significativo la ac- crecimiento del Estado y el “populismo”
económico. Cfr. Luiz C. Bresser Pereyra,
tividad del gobierno volviendo al
“La crisis de América Latina. ¿Consenso de
orden “espontáneo” del mercado. Washington o crisis fiscal?”, en Pensamiento
Iberoamericano, Madrid, vol. 19, 1991.

32
tradicionales del control social, una Ante este cuadro los autores trilate-
deslegitimación de la política y otras rales aconsejarán “reforzar” las ins-
formas de autoridad, y una sobrecarga tituciones democráticas (partidos,
(overload) de demandas sobre el go- Parlamento, Poder Ejecutivo) pero
bierno que excede su capacidad para también “moderar” los alcances de la
responder”. 20 En las Conclusiones democracia. Esa moderación debe-
del Reporte, publicado en 1975, se ría concretarse en dos sentidos: por un
señalan tres factores que apoyan este lado, limitar la expansión del princi-
diagnóstico: pio democrático de toma de decisio-
nes al nivel del régimen político (y
• La búsqueda de las virtudes demo- no extenderlo a otras áreas del mundo
cráticas de igualdad e individua- social y económico); por otra parte, si
lismo han llevado a la deslegiti- en la actualidad un número creciente
mación de la autoridad en general de individuos y grupos tienden a par-
y a la pérdida de confianza en el ticipar y a dirigir sus demandas sobre
liderazgo político. el sistema político, entonces será pre-
• La expansión democrática de la ciso atenuar el tenor de esas mismas
participación y compromiso políti- demandas.
cos ha creado una “sobrecarga” en
el gobierno y una expansión desor- 2. Un segundo enfoque, heredero
denada de las actividades del go- del pensamiento marxista y representa-
bierno, exacerbando las tendencias do por autores como James O’Connor,
inflacionarias de la economía. Jürgen Habermas y Claus Offe, se
• La competencia política, esencial ubica en el extremo opuesto respecto
a la democracia, se ha intensifica- del planteamiento anterior. Esta línea
do, llevando a una disgregación de señala que los factores de ingoberna-
intereses y a una declinación y frag- bilidad se encuentran en las funciones
mentación de los partidos políticos. contradictorias que debe cumplir el
sistema político-administrativo en las
sociedades del capitalismo tardío. De
20
Michel Crozier et al., op. cit., p. 8. acuerdo con estos autores, el Estado

33
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

tendría que satisfacer dos funciones bal de los problemas de la gobernabi-


básicas y a menudo contradictorias: lidad democrática.
acumulación de capital y legitimación
política. Un Estado que empleara 3. Frente a estas dos formulaciones
abiertamente la fuerza para garantizar de la cuestión de la ingobernabilidad,
el libre juego del mercado, perdería ubicadas en los extremos del espectro
su legitimidad y el apoyo político ideológico, nos encontramos con al-
necesario para su funcionamiento. gunas posiciones intermedias. Así, por
Pero un Estado que entorpeciera el ejemplo, algunos autores han insistido
proceso de acumulación de capital en en aspectos específicos de la “plani-
aras de la legitimidad se arriesgaría a ficación tecnocrática” como factor
agotar la fuente de su propio poder: central en la modernización de los
la capacidad de la economía para ge- Estados para aumentar su capacidad
nerar excedentes de los cuales derivar operativa. Esta vertiente sostiene que
los recursos fiscales del sistema polí- algunos problemas de gobernabilidad
tico-administrativo. son generados por restricciones inter-
nas al sistema político-administrativo,
Si bien las profecías negativas del esto es, por limitaciones impuestas por
marxismo han mostrado limitaciones, las estructuras mismas de un Estado
lo cierto es que esta vertiente destaca que no se ha modernizado y que por
un punto de importancia: las exi- lo tanto no está a la altura de las exi-
gencias del mercado y de la llamada gencias que se presentan en una so-
sociedad civil sobre el sistema político ciedad altamente compleja. La res-
con frecuencia constituyen deman- puesta deberá ser la racionalización
das opuestas que elevan la tensión y y la modernización del Estado para
el conflicto social. Por otra parte, el lograr una planificación general capaz
hincapié que hacen estos autores en de anticipar los problemas. Parale-
las problemáticas del combate a la po- lamente, algunos autores combinan
breza, el alivio de los rezagos sociales elementos de planificación tecnocrá-
y la extensión del bienestar, deben ser tica con propuestas de “ingeniería
tenidos en cuenta en un análisis glo- constitucional e institucional”. Estas

34
reformas deberían consolidar y ra- Esta corriente, que no debe ser con-
cionalizar el poder del ejecutivo, para fundida con los pactos corporativos de
obtener un gobierno más eficaz y más carácter autoritario (a la manera de la
estable por medio de reformas destina- Italia de Mussolini) busca complemen-
das a agilizar los mecanismos de toma tar las instituciones propias de los regí-
de decisiones, unificar dependencias menes políticos democráticos con toda
gubernamentales y consolidar las ma- una red de acuerdos entre sindicatos,
yorías de gobierno. cámaras empresariales, organizacio-
nes de la sociedad civil y dependencias
Este enfoque “intermedio” también gubernamentales. El objetivo de estos
es defendido por autores que analizan pactos y arreglos, complementarios y
el problema de la gobernabilidad a par- no contrapuestos a las instituciones de
tir de la consideración de un conjunto la democracia, es el de vincular inte-
de fórmulas, acuerdos y pactos que reses sociales, establecer mecanismos
abarcan a distintos actores políticos estables de toma de decisiones y de
y socioeconómicos. La versión más resolución de conflictos, y aumen-
conocida de esta vertiente es la del tar la capacidad operativa del Estado
llamado “neocorporativismo”. Se- para dar respuesta a las diversas de-
gún un artículo pionero de Philippe mandas de una sociedad cada vez más
Schmitter (1974), el neocorporati- plural y compleja.
vismo puede ser definido como “un sis-
tema de representación de intereses... Como se ve, el examen de las con-
un tipo ideal de arreglo institucional diciones capaces de producir déficit e
para articular los intereses organizados incluso crisis de gobernabilidad, nos
de la sociedad civil con las estructu- ha llevado a reconsiderar las complejas
ras decisionales del Estado”.21 relaciones entre Estado, mercado y so-
ciedad civil, las cuales han sido motivo
de intensa controversia en los últimos
21
Philippe Schmitter y Gerhard Lehmbruch
años. Sin entrar en una polémica que
bajo el título Neocorporativismo I. Más allá
del Estado y el mercado, Alianza, México, nos alejaría de nuestros objetivos,
1992, p. 17. cabe destacar dos cuestiones estrecha-

35
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

mente vinculadas al problema de la dadanos procesan sus demandas (desde


gobernabilidad. En primer lugar, se empleo hasta educación superior, des-
han revelado como deficientes aquellos de salud hasta perspectivas de progreso
postulados que defendían, o bien un familiar) a través de medios políticos
Estado interventor como “motor” prin- (el voto o el apoyo a una política), y
cipal del desarrollo, o bien un Estado ello impide al Estado librarse de un
mínimo como limitado “guardián” cierto nivel de compromiso respecto
del mercado; por el contrario, hoy del funcionamiento del mercado o de
en día se piensa en un Estado ágil y efi- la dinámica de la sociedad civil.
caz, que en algunos casos se limitaría
a un papel regulador (guardando los Por tales razones, el complemento
equilibrios macroeconómicos básicos, de un sistema político “comprometido”
por ejemplo); en otros casos tendría con un nivel adecuado de gobernabi-
funciones más activas (educación, lidad democrática, es decir, compro-
salud o seguridad), e incluso realizaría metido con la marcha del mercado
funciones complementarias al merca- y las aspiraciones organizadas de la
do (desarrollo de infraestructura, pro- sociedad civil, será el de una ciudada-
moción de exportaciones o generación nía “responsable” en lo que se refiere
de un sistema científico-tecnológico a la oportunidad y factibilidad de sus
acorde con las necesidades de la inno- demandas. Este compromiso, en una de-
vación empresarial). mocracia moderna, ha de fundarse en
una serie de acuerdos básicos entre
En segundo lugar, y este punto es las élites dirigentes, los grupos es-
clave para la cuestión de la goberna- tratégicos (empresarios, sindicatos,
bilidad democrática, sea cual fuere el organizaciones de la sociedad civil) y
grado de intervención del Estado en una mayoría ciudadana. Al examen de
el mercado o el nivel de integración con estos puntos está dedicado el capítulo
la sociedad, lo cierto es que en los sis- siguiente.
temas políticos democráticos los ciu-

36
III. Gobernabilidad y democracia

De acuerdo con una “definición mí- sin que pesen sobre ellos mecanis-
nima” de democracia como forma de mos de coacción.22
gobierno, tal como la ha caracterizado
Norberto Bobbio, podemos afirmar Si la democracia es una “forma de go-
que la democracia hace referencia a bierno”, la gobernabilidad, como veni-
un conjunto de reglas fundamentales mos señalando, es más bien un estado,
que establecen quién está autorizado una propiedad o una cualidad que nos
a tomar decisiones, bajo qué proce- indica el “grado de gobierno” que se
dimientos y en qué condiciones. De ejerce en una sociedad; ese grado de
acuerdo con esto, una forma de go- gobierno está representado por un
bierno será considerada democrática nivel de equilibrio dinámico entre
sólo si se cumple que: demandas sociales y capacidad de
respuesta gubernamental. Así las cosas,
• los sujetos involucrados en los pro- la compleja relación entre goberna-
cesos de toma de decisiones son la bilidad y democracia ha sido juzga-
mayoría de la población adulta; da no sólo en términos “positivos”,
• el procedimiento de toma de deci- es decir, en el sentido de que la vigencia
siones se rige por el principio de de las reglas democráticas incremen-
mayoría; ta las posibilidades de alcanzar una
• y están garantizadas un conjun- adecuada gobernabilidad, sino que
to de libertades básicas (de opinión, también se han señalado sus aspectos
de información, de asociación, de negativos o “críticos”.
reunión, etc.) que permiten a los
sujetos involucrados presentar y/ o 22
Norberto Bobbio, El futuro de la democracia
elegir opciones políticas definidas (1984), FCE, México, 1986, pp. 14 y 15.

37
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

Desde el lado positivo, como se capaces de imponer el orden político


sabe, los argumentos en favor de la en el corto plazo –reprimiendo las
gobernabilidad de las democracias demandas de la oposición–, es claro que
pueden ser fundados en la triple con- generan profundas tensiones en los sec-
sideración de los factores de “legiti- tores afectados, cuya presión acumu-
midad”, “eficacia” y “estabilidad”, a lada puede dar origen a explosiones
los que ya hemos hecho referencia. violentas, difícilmente controlables.
En principio, el gobierno democrático Asimismo, la arbitrariedad en la toma
es el único capaz de generar una arrai- de decisiones, inherente a regímenes
gada legitimidad social con base en el autoritarios, impide a los actores po-
respeto a las libertades, la igualdad, la líticos, sociales y económicos, tomar
justicia y la tolerancia entre individuos decisiones de largo aliento, por el
y grupos. Por otra parte, una sociedad temor a que las reglas aprobadas en
crecientemente plural, diferenciada y una ocasión dejen de cumplirse en otra.
compleja, no puede ser gobernada
de manera eficiente desde un sistema Ahora bien, mientras que las vir-
político centralizado y autoritario; por tudes de la democracia para gober-
el contrario, sólo en un marco demo- nar sociedades complejas han sido
crático es posible articular y encauzar generalmente reconocidas, el lado “ne-
organizadamente las iniciativas de gativo” de la relación ha recibido un
la sociedad, en la medida en que los tratamiento desigual. Desde esta pers-
diversos grupos de interés implicados pectiva, dos problemas en particular
en una cuestión específica pueden re- han preocupado a los estudiosos de
conocer y procesar aceleradamente el la cuestión: uno de ellos señala las
caudal de información necesario para “tensiones internas”, en el sentido de
actuar en consecuencia. Finalmente, que la operación de las reglas de juego
las democracias se nos presentan, en democráticas puede generar problemas
el largo plazo, como regímenes intrín- de gobernabilidad; el otro apunta a las
secamente más estables que sus pares “limitaciones externas”, y destaca que
autoritarios; si bien éstos parecen ser esas reglas, aun funcionando plena-

38
mente, son insuficientes para garan- gobierno que respuestas) sería el caso
tizar un grado de gobierno adecuado. característico de las democracias por
dos razones distintas, pero convergen-
En las secciones a) y b) de este ca- tes en el mismo resultado:
pítulo analizaremos con algún detalle
el lado “crítico” de la ecuación entre Por un lado, los institutos que el régimen
gobernabilidad y democracia, mientras democrático heredó del Estado liberal...
(libertad de reunión, de opinión, de or-
que en la sección c) nos ocuparemos,
ganización de grupos, etc.) facilitan por
de un modo general, del camino para parte de los individuos y grupos peticio-
refuncionalizar las “virtudes” del régi- nes a los poderes públicos que pretenden
men democrático. Insistimos: las vir- ser satisfechas en el menor tiempo posi-
tudes y los defectos de los sistemas po- ble, bajo la amenaza de disminuir el con-
líticos pueden ser vistos como las dos senso... Por otro lado, los procedimientos
caras de la misma moneda, y el hecho dispuestos por un sistema democrático
para tomar decisiones colectivas, o que
de que le dediquemos una mayor aten- deberían dar respuestas a las demandas
ción a los “problemas” no supone un generadas por la sociedad civil, son ta-
juicio negativo sobre las democracias; les que frenan y a veces hacen inútiles
por el contrario, estudiar las tensiones –mediante el juego de vetos cruzados– la
y limitaciones de la gobernabilidad toma de decisiones.23
democrática es una manera de avanzar
sobre las formas de prevenir, y por Como el argumento es complejo
tanto de corregir, sus efectos. conviene descomponerlo en dos par-
tes. Por lo pronto, la primera parte
a) Las tensiones “internas” de la del razonamiento debe ser esclarecida
gobernabilidad democrática. Norber- para no caer en un error de sentido
to Bobbio ha resumido el argumento común, según el cual las sociedades
básico de quienes subrayan las ten-
siones internas entre gobernabilidad 23
Cfr. Norberto Bobbio, “Democracia e ingo-
y democracia. Según él, el fenómeno bernabilidad”, en Liberalismo y democracia
de la sobrecarga (más demandas al (1985), FCE, México, 1991, p. 104. El pa-
réntesis es mío.

39
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

democráticas serían, por sí mismas, violentas y explosivas para cambiar las


más conflictivas que las autoritarias. condiciones políticas. Por lo tanto, no
En rigor, lo que ocurre es que la lógica es que las sociedades que viven bajo
del conflicto social funciona de manera regímenes autoritarios sean “menos”
diferente en los dos tipos de regímenes. conflictivas que las democráticas, sino
En el caso de las democracias, existe que la expresión del conflicto en las
una relación entre mayor circula- segundas es más fácil de manifestar
ción de información, mayores posi- que en las primeras, y en tal sentido,
bilidades de organización de los plantean al poder político numerosos
ciudadanos y grupos, y menores “cos- frentes de acción que, de no resolverse
tos” (políticos y/o personales) en la favorablemente, tendrán como conse-
expresión del reclamo. Así, mientras cuencia una merma de la legitimidad
que la información sobre los proble- del gobierno en turno.
mas, la organización de las demandas
y la expresión del conflicto son facilita- La segunda parte del argumento
das por las instituciones democráticas, está vinculada al problema de la dis-
en los regímenes autoritarios opera la tribución del poder en los regímenes
lógica inversa. En ellos la información democráticos, en un doble sentido:
circula de manera restringida y des- por una parte, el poder se encuentra
igual, la organización está prohibida o distribuido en diversos ámbitos (Eje-
controlada por el aparato estatal y la ex- cutivo, Parlamento, organizaciones
presión del conflicto está impedida de políticas y sociales, etc.) que deben
realizarse, o sus costos –en términos ser adecuadamente coordinados en el
de seguridad personal– son muy al- momento de la toma de decisiones;
tos (una huelga puede ser reprimida pero además, el uso de las atribuciones
violentamente o una manifestación y facultades de cada ámbito de poder
castigada con la cárcel). El resultado de se halla regulado por procedimientos
esta represión de las demandas, por lo que incluyen la participación, en algún
general, puede desembocar en la acu- grado, de los interesados, la delibera-
mulación de tensiones sociales hasta ción, el disentimiento y el veto a las
extremos en los que surgen respuestas decisiones. De este modo, cuando se

40
presentan demandas al poder político Como se sabe, existe un amplio
democrático, las decisiones deben re- consenso respecto a la afirmación de
correr un camino “más largo” que en que la democracia directa sólo es prac-
el caso de los regímenes autoritarios, ticable en pequeñas comunidades, y
tanto porque es preciso respetar el que su aplicación a sociedades comple-
proceso de deliberaciones en el interior jas y de gran escala es materialmente
de los ámbitos colegiados de poder imposible. Esto último, sin embargo,
(Congreso), como porque es necesario no impide que algunos instrumentos
hacer coincidir en una misma línea propios de la democracia directa (ple-
de acción a las distintas instancias biscito, referéndum o iniciativa po-
gubernamentales (poderes Ejecutivo pular, por ejemplo) se utilicen para
y Legislativo, por ejemplo). complementar y enriquecer las insti-
tuciones de la democracia represen-
Si bien el argumento referido por tativa. Respecto a la extensión de la
Bobbio se aplica originalmente al caso democracia a otros ámbitos de la vida
de la “democracia representativa”, es social valen consideraciones análogas:
posible extenderlo con más razón al es necesario alcanzar un equilibrio
caso de la “democracia directa” –en la adecuado entre el incremento de la
que todas las decisiones deberían ser participación ciudadana, que no ha de
tomadas mediante la participación de limitarse al voto, y la eficacia en la
la ciudadanía–, o al caso de la llama- toma de decisiones, desarrollando me-
da “democracia social” –en la que el canismos que reduzcan los perjuicios
conjunto de reglas de decisión demo- ocasionados por una excesiva difusión
crática, tal como aparecen en nuestra del poder y que agilicen el proceso de
definición mínima, es extendido a toma de decisiones.
campos sociales e instituciones espe-
cíficas: la empresa o la universidad,
por ejemplo.24 social”, tal como ha sido definido, con el de
“igualdad” en las condiciones sociales; en
24
Como bien lo hacen notar autores como todos los casos la democracia hace siempre
Norberto Bobbio y Giovanni Sartori, no referencia a un conjunto de reglas y procedi-
debe confundirse el concepto de “democracia mientos para la toma de decisiones.

41
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

b) Las limitaciones “externas” de de intereses organizados en estruc-


la gobernabilidad democrática. Si las turas de representación autónomas,
tensiones internas de la gobernabilidad con la emergencia de nuevos mo-
democrática se alimentan del funcio- vimientos sociales reacios a quedar
namiento de las propias instituciones encuadrados en los límites de las re-
de la democracia, las limitaciones ex- presentaciones partidarias, e incluso
ternas, en cambio, se originan en las con un renovado perfil de ciudadanos
dificultades de esta última para inte- independientes que oscilan entre la
grar los diferentes centros de interés participación activa y el desencanto
y de poder en una sociedad compleja. por la política. De este modo, el ré-
La democracia decimonónica, nacida gimen democrático se ha encontrado
del contractualismo de los siglos XVII tanto con la dificultad de unificar la
y XVIII, de la economía política y diversidad de intereses sociales con
de la filosofia utilitarista, consideró base en el “interés público” de la ciu-
siempre que las unidades últimas de la dadanía (en rigor, no hay una única
sociedad política eran los individuos, ciudadanía, sino múltiples ciudada-
formalmente libres e iguales, y que nos), como con el desafío de articular
entre éstos y el Estado ningún grupo, las diferentes modalidades de repre-
clase, etnia o corporación podía sobre- sentación de intereses, con los cauces
ponerse, salvo los partidos políticos. de las organizaciones y mecanismos
Norberto Bobbio ha llamado a este políticos tradicionales. Cabe hacer no-
principio la promesa incumplida del tar que este tipo de crítica no impugna
“gobierno de los ciudadanos”. el papel de los partidos políticos o del
Congreso. Lo que señala, más bien, es
Se trata de una promesa incum- que estos espacios de representación y
plida en la medida en que el ideal del toma de decisiones, aun en su evidente
gobierno de los ciudadanos ha necesidad, no alcanzan a integrar las
debido enfrentarse con el dato obvio de diferencias provenientes, por ejem-
la creciente diferenciación y compleji- plo, de los intereses económicos de los
dad social, esto es, con el surgimiento empresarios, o la defensa de condicio-

42
nes de trabajo por parte de las organi- más excluyente e íntimo de relación
zaciones sindicales. cara a cara entre empresarios y go-
bierno.
En tal sentido, el desarrollo de
formas de representación-negociación En esta misma línea de reflexión,
de carácter “neocorporativo”, desti- se afirma que el sistema democráti-
nadas a concertar las grandes líneas co no sólo tendría limitaciones se-
de la política socioeconómica, ha afec- rias para integrar en sus estructuras
tado de modo irreversible el conjunto tradicionales la dinámica clásica del
de atribuciones propias del sistema de conflicto en las sociedades industria-
representación político-parlamentario. les, es decir, la confrontación de inte-
Si bien se asiste a un significativo reses entre el capital y el trabajo. Para
deterioro del neocorporativismo de algunos autores, además, la democra-
posguerra (apoyado en el trípode Es- cia moderna tampoco estaría repre-
tado, empresas, sindicatos), en razón sentando fielmente la proliferación de
de la evidente pérdida de importancia nuevas y viejas “diferencias” sociales
y disgregación de las organizaciones (étnicas o sexuales, por ejemplo) que
del sector trabajo, no siempre se seña- en los últimos años han emergido.
la que la menor capacidad de negocia- Por tal razón, Giacomo Marramao ha
ción de uno de los actores no implica señalado que la menor capacidad de
la desaparición de una lógica arrai- intervención de las políticas estatales
gada de representación-negociación se debe, en parte, a la pérdida de la efi-
de intereses, que establece una vía al- cacia de los canales de representación
ternativa al sistema de representación tradicional, propios de una democracia
política, consagrado por las demo- parlamentaria basada en un sistema
cracias liberales clásicas. Hoy que- de partidos clásico. De acuerdo con el
dan pocas dudas respecto al hecho filósofo italiano, en los últimos años
de que ese sistema de representación de “han entrado en escena nuevas de-
intereses podría pervivir, si no como mandas e identidades colectivas,
un “trípode”, sí como un esquema aún sólo inadecuadamente representables

43
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

por formas de organización política necesidad de corregir y perfeccionar


estructuralmente orientadas a acoger las instituciones de la democracia, con
intereses relativamente estables, con el fin de superar algunos problemas
una base territorial, profesional o social inherentes a su propio funcionamien-
definida”.25 to, y complementar sus mecanismos
de representación y agregación de
En virtud de estas limitaciones intereses, con el objeto de superar sus
externas, las democracias se enfrenta- limitaciones “externas”.
rían al reto de integrar nuevas formas
de organización ciudadanas, sin las En el primer caso, se trata de de-
cuales las sociedades complejas serían sarrollar una estructura institucional
difícilmente gobernables, en un marco que impida caer en los déficits gene-
institucional –estable y previsible– rados por la fragmentación del poder
legitimado por la luz pública. (múltiples partidos en el Congreso sin
un liderazgo unificador o tensiones
c) Gobernabilidad y democracia institucionales entre distintas ramas de
en las sociedades complejas. Frente los poderes republicanos), o por un ex-
al retroceso general de los gobiernos cesivo alargamiento de la fase de deli-
autoritarios en América Latina, o ante beración en el proceso de toma de
la caída de los regímenes totalitarios decisiones. Esta cuestión se vuelve
de Europa del Este, los desafíos a la especialmente importante en aquellos
gobernabilidad de las democracias no casos de demandas que requieren de
provienen ya de la existencia de siste- una respuesta rápida, y cuyo trámite
mas políticos alternativos, sino de la retardado puede generar una notoria
reducción de consenso por parte de la
25
Giacomo Marramao, “Palabra clave ‘meta- ciudadanía respecto al poder político.
política’: más allá de los esquemas binarios Puesto que no es posible presentar
acción/sistema y comunicación/estrategia”, “recetas generales”, corresponderá
en Palacios, X. y Jarauta, F. (comps), Razón,
especificar en las distintas esferas de
ética y política. El conflicto de las sociedades
modernas, Anthropos, Barcelona, 1989, pp. gobierno el equilibrio adecuado entre
60 y 61. decisiones rápidas, que no deberían

44
pasar por el dilatado trámite de la sindicatos, etc.), a espaldas de una
consulta múltiple para garantizar su ciudadanía que muestra crecientes
impacto eficaz, y aquellas decisiones niveles de activación, de capacidad
que requieren de la deliberación parti- organizativa y eventualmente, de veto
cipativa de los actores potencialmente decisional. Por tal razón, es necesario
involucrados. hallar una combinación entre un siste-
ma de partidos fuertes, representativos
Pero también es necesario que las y con orientaciones programáticas –y
instituciones clásicas de la democracia no meramente reivindicativas–, y un
representativa sean “complementadas” conjunto de acuerdos y canales de
con una serie de esquemas de agre- comunicación en otros ámbitos de la
gación de intereses, de mecanismos vida social que trasciendan el marco
de toma de decisiones, de acuerdos y específico de las instituciones “clási-
pactos que doten al gobierno, a los cas” de la democracia.
grupos estratégicos y a los propios ciu-
dadanos, de instrumentos eficaces De este modo, al pensar en las
y legítimos de intervención política condiciones para una adecuada “go-
en los problemas de la sociedad. Si bernabilidad democrática”, es preciso
bien en cualquier sociedad compleja entender que las instituciones pro-
un sistema de partidos fuerte, com- pias de la democracia representativa
petitivo, estable –es decir, el corazón –partidos, división de poderes, elec-
indispensable de toda democracia–, es ciones– constituyen una porción del
una vía insoslayable de comunicación problema de la gobernabilidad, pero
entre el Estado y los ciudadanos, no no bastan para garantizarla. No sólo
debe creerse que la existencia de ese por el hecho de que en las socieda-
sistema de partidos basta por sí solo des complejas interactúan actores
para garantizar niveles adecuados de diversos en ámbitos políticos cada
gobernabilidad. Naturalmente, tampo- vez más diferenciados, sino también
co vale lo contrario, es decir, gobernar porque elementos como el manejo
privilegiando los factores reales de eficaz de la economía o la promoción
poder (corporaciones, empresarios, del bienestar trascienden, por fuerza,

45
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

la vigencia de las instituciones demo- do nivel tenemos algo que podríamos


cráticas en cuanto tales. llamar “fórmulas institucionales”, es
decir, mecanismos operativos para la
A nuestro juicio, el logro de una agregación de intereses y la toma de
adecuada gobernabilidad se basa en decisiones. Finalmente, nos encontra-
una serie de acuerdos básicos entre las mos con la estructura del Estado, las
élites dirigentes, los grupos sociales políticas y los paquetes de políticas
estratégicos y una mayoría ciudadana, públicas. Para simplificar el asunto
destinados a resolver los problemas supondremos que cada nivel atraviesa
de gobierno; cuando esos acuerdos se tres campos de acción gubernamental;
estabilizan y toman un carácter insti- esos campos son el político, el econó-
tucional, previsible y generalmente mico y el social. El cuadro que aparece
aceptado, hablaremos de la confor- en la página siguiente trata de ilustrar,
mación de un “paradigma de goberna- de manera simplificada, los elementos
bilidad”. La conformación de este principales de lo que hemos denomina-
paradigma, por cierto, no excluye la do un “paradigma de gobernabilidad”.
existencia de conflictos o desacuerdos
de diversa naturaleza, pero lo que im- En el nivel de los modelos de orien-
porta destacar es que los conflictos y tación política esperamos encontrar
diferencias políticas tienen un carácter un conjunto básico de ideas, valores
más acotado, en la medida que ocurren y percepciones articulado mediante
en el marco de acuerdos básicos. un discurso capaz de producir “legi-
timidad” para el régimen democrá-
Esos acuerdos han de darse en tico. Este es el ámbito propio de la
tres niveles distintos, a saber: el nivel cultura política, de los fines y las orien-
de la cultura política, el nivel de las taciones de la acción, de los principios
instituciones y el nivel de las políticas y valores que conforman las grandes
públicas. En el primer caso encontra- líneas directrices por las que discurre
mos una compleja amalgama de ideas la sociedad. En la medida en que los
y valores que llamaremos “modelos principios y valores de la democracia
de orientación política”. En el segun- configuren el régimen político, sus-

46
Campos de acción gubernamental

Niveles de análisis Campo político Campo económico Campo social

Modelos de Acuerdos en torno Acuerdos en torno Acuerdos en torno


orientación a los principios y al modelo de desa- al modelo social
ciudadana valores que susten- rrollo económico
tan el régimen po-
lítico

Fórmulas Acuerdos sobre: Pactos para formar Redes de comu-


institucionales • sistemas de coaliciones estables nicación entre el
partidos de interés gobierno y los mo-
• sistema electoral vimientos sociales,
• ingeniería organizaciones ci-
institucional viles, etc.

Paquetes de Acuerdos sobre: Acuerdo amplio so- Consejos sobre la


políticas • relaciones bre políticas econó- aplicación de polí-
Estado-partidos micas estratégicas ticas sociales
• centro y periferia
• Parlamento
y Ejecutivo, etc.

tenten las diversas fórmulas de toma un acuerdo básico sobre un cúmulo


de decisiones y animen las políticas legitimado de ideas y valores, no es
públicas, estaremos en presencia de posible integrar las acciones de las
un “paradigma de gobernabilidad élites dirigentes, los grupos estratégi-
democrática”. En este punto corres- cos y una mayoría ciudadana; y sin ello
ponde destacar la importancia de las no habrá un proyecto de país previsible
ideas y valores en la conformación y consensuado Por otra parte, en el
de las orientaciones de la sociedad. largo plazo, un orden social y político
Por un lado, en el mediano plazo, sin sólo se estabiliza si consigue amalga-

47
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

mar cierto sistema de creencias y de Finalmente, en el nivel de las polí-


valores arraigados. ticas públicas, encontramos los cursos
de acción específicos capaces de reali-
En el nivel de las fórmulas institu- zar las orientaciones, los principios y
cionales, en cambio, nos encontramos valores de un paradigma de goberna-
con dispositivos y mecanismos que bilidad. Dichas políticas habrán de ser
permiten llevar a un terreno concre- juzgadas mediante criterios generales
to las orientaciones generales de la de eficacia/eficiencia, aunque sus con-
cultura política de una sociedad. En tenidos variarán necesariamente entre
este caso se establecen un conjunto los distintos países y situaciones. La
de reglas para la toma de decisiones vigencia de un “paradigma de gober-
que son evaluadas según criterios de nabilidad” define el caso típico en el
“estabilidad”; son reglas de operación que las diferencias entre demandas y
e intercambio en el interior y entre respuestas se encuentran en un equi-
los distintos ámbitos de la sociedad. librio dinámico, esto es, adquieren
Para el caso del régimen político rangos de variación tolerados y espe-
la fórmula básica es un sistema de rables para los miembros de la comu-
partidos estables enmarcados en un nidad política. Ciertamente, como ya
sistema electoral que favorezca una mencionamos con anterioridad, esta
adecuada representatividad. Pero este situación de gobernabilidad “normal”
tipo de fórmula institucional podría no significa que no haya conflictos o
ser complementado con otros espacios diferencias entre grupos, pero lo que
de negociación de intereses (entre importa resaltar es que esas diferencias
trabajadores y empresarios, por ejem- son aceptadas e integradas en el marco
plo) y de representación social (para de acuerdos más generales sobre las
comunidades étnicas u organizaciones líneas fundamentales de la acción de
ciudadanas independientes), de modo gobierno.
de dotar a las democracias de múltiples
canales de vinculación entre el sistema Dos ejemplos quizás nos ayuden a
político y la sociedad. comprender que la existencia de acuer-

48
dos básicos entre las élites dirigentes, trial activa, mientras que otros grupos
grupos y ciudadanos, puede convivir preferirán una menor intervención del
con el surgimiento de conflictos “ver- Estado, etc. Sea como fuere, el acuer-
ticales” (entre diversos niveles de un do básico ofrece siempre un amplio
mismo campo) u “horizontales” (entre campo para que emerjan diferencias y
diferentes campos) en el interior del conflictos acotados. El segundo caso,
paradigma de gobernabilidad vigente. el de los conflictos “horizontales”, es
En el primer caso, un acuerdo básico más problemático, en la medida en que
sobre las líneas generales del modelo el funcionamiento normal de la eco-
económico (cuyas coordenadas míni- nomía puede dar lugar, por ejemplo,
mas son la modalidad de integración a a un creciente desempleo, y con esto, a
la economía mundial y la relación entre una situación de inseguridad e inestabi-
Estado y mercado), puede dar lugar lidad social, perjudiciales para la mar-
a notorias diferencias en el último cha de la democracia. En este tipo de
nivel, es decir, el de las políticas es- ejemplos, el grado del conflicto deter-
pecíficas: algunos sectores exigirán minará que se enciendan “luces ama-
un tipo de cambio alto, y otros bajo; rillas” o “rojas” para indicar el surgi-
algunos solicitarán una política indus- miento de un déficit de gobernabilidad.

49
IV. Una agenda institucional para la
gobernabilidad democrática

El examen realizado en los capítulos mantener o restaurar rápidamente el


II y III nos permite resumir ahora al- orden público, hacer cumplir la ley y
gunos de los más importantes retos hacer acatar las políticas gubernamen-
a las democracias en América Lati- tales. Sin embargo, la proliferación de
na, y comenzar a definir una agenda, delitos comunes y la vinculación
tentativa y provisional, para la go- entre las dependencias del Estado y
bernabilidad democrática durante los el crimen organizado, en particular
próximos años. Cabe reconocer que ligado al narcotráfico, han generado
los puntos de esta agenda son forzo- durante los últimos años en las socie-
samente generales, y que sólo en cada dades latinoamericanas una creciente
situación concreta corresponderá des- inseguridad ciudadana. En tal sentido,
cender a un nivel de análisis más de- las exigencias de una gobernabilidad
tallado y propositivo. El primer punto democrática nos obligan a buscar un
de la agenda se concentra en los te- equilibrio entre eficacia gubernamental
mas de la seguridad ciudadana y el y control ciudadano. Así, es preciso do-
mantenimiento del orden público; el tar al gobierno de herramientas ágiles y
segundo combina las dimensiones del eficientes para combatir el delito, pero
desarrollo económico y la promoción también es necesario desarrollar meca-
del bienestar social; los últimos tres nismos institucionales, entre los que se
puntos se refieren al ámbito más ge- destacan la conformación de un Poder
neral del orden político. Judicial ágil e independiente, para
impedir que la acción de los servicios
a) La garantía del orden público. de seguridad y las fuerzas del orden
La gobernabilidad supone una reco- se desnaturalice por los cauces de la
nocida capacidad del gobierno para conducta arbitraria y la impunidad.

51
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

b) La redefinición del esquema de de manera más urgente, se hace evi-


relaciones entre Estado, mercado y dente la necesidad de políticas sociales
sociedad civil. El mantenimiento de más activas, destinadas a contrarres-
adecuadas condiciones de gobernabi- tar los efectos negativos de la crisis de
lidad depende en alto grado de la capa- los años ochenta, y de los ajustes y
cidad del gobierno para llevar adelante sobreajustes posteriores. Como es
una gestión eficaz de la economía y una sabido, estos ajustes se han traducido
satisfactoria promoción del bienestar en desocupación y subocupación, de-
social. La experiencia histórica indica terioro de los servicios sociales, y
que la democracia funciona mejor degradación general en las condicio-
cuando hay un aumento gradual, pero nes de educación, salud, vivienda,
relativamente constante, del bien- trabajo y cultura, entre otros aspectos.
estar económico de la sociedad. En
consecuencia, el control de variables Ahora bien, aquellos países que
macroeconómicas, la promoción del parecen estar reestructurando sus
desarrollo y la distribución del in- economías con un resultado de es-
greso, considerando cuidadosamente tabilidad y crecimiento se enfrentan
los efectos del crecimiento sobre el con un dilema perturbador: ¿cómo
agotamiento de los recursos y la con- responder a esta gama cruzada de
taminación ambiental, han de tener la demandas sin amenazar los logros en
más alta prioridad en las agendas de materia de estabilidad económica y
las democracias. reducción del déficit fiscal, o las pers-
pectivas de crecimiento económico?
Desde esta perspectiva, dos de-
safíos cruciales parecen presentarse En los últimos años un conjunto
para la gobernabilidad democrá- de autores ha abogado por una redefi-
tica: la lucha contra la pobreza y la nición de las relaciones entre Estado,
vinculación con una ciudadanía cada mercado y sociedad civil, que supere
vez más diferenciada en sus deman- los extremos fáciles del viejo modelo
das y aspiraciones. En particular, y del Estado interventor o los limita-

52
dos horizontes del llamado Estado ginados por los procesos de ajuste.
“mínimo”. En esta línea se destaca la Lo anterior implica la rearticulación
necesidad de que el Estado desarrolle orgánica entre las políticas económicas
una estructura en la que se combinen y las sociales, la mayor participación
la coherencia interna del aparato estatal de las comunidades asistidas por los
(dotado de una burocracia eficiente, programas sociales, la descentrali-
un grado significativo de autonomía zación de las políticas, así como la
respecto de los intereses inmediatos de incorporación de las organizaciones no
los grupos sociales circundantes, una gubernamentales para su más eficiente
concentración del saber técnico, ejecución, y la formación sistemática
un reclutamiento de personal con base de gerentes sociales.26
en méritos y aptitudes, y la provisión
de oportunidades mediante una carrera c) Fortalecimiento de las insti-
bien remunerada de largo plazo) con la tuciones del liderazgo político. El
capacidad para vincularse con sectores flujo eficaz y legitimado de las de-
económicos, grupos y organizaciones cisiones políticas, en las sociedades
de la sociedad civil, en un intercambio democráticas modernas, requiere del
productivo en el proceso de formula- equilibrio y el fortalecimiento de las
ción e implementación de las políticas instituciones de liderazgo, tanto en
públicas. el nivel del Poder Legislativo como del
Poder Ejecutivo. Si el Congreso tiene
En tal sentido, se hace necesario que desempeñar un papel de gobierno
fortalecer al Estado a fin de que pueda efectivo, distinto del papel crítico y
contar con los recursos necesarios de oposición, habría de ser capaz de
para asumir una eficaz “gerencia pú- formular metas generales, determinar
blica del desarrollo social”; una geren-
cia capaz de diseñar y poner en práctica 26
Cfr. Bernardo Kliksberg (comp.), Pobreza:
políticas sociales que alcancen a los un tema impostergable. Nuevas respuestas a
sectores tradicionalmente posterga- nivel mundial, CLAD/FCE/PNUD, Caracas,
dos y a aquellos que han sido mar- 1993.

53
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

prioridades e iniciar programas, con miento administrativo, para impedir


base en mayorías estables y consisten- el monopolio de la destreza en la ad-
tes. Por su parte, un Poder Ejecutivo ministración pública, y para restaurar
con capacidad operativa es esencial algunas funciones del Parlamento,
para una conducción efectiva de la polí- dándole nueva capacidad y, por lo
tica externa, el control de la burocracia tanto, la posibilidad de debatir en un
y el establecimiento de metas genera- mismo nivel con los funcionarios gu-
les y de política. El Poder Ejecutivo bernamentales.
tiene la responsabilidad de asegurar
la acción nacional en situaciones crí- Una reforma general de la admi-
ticas de política económica y externa. nistración pública, y especialmente
No puede asumir esa responsabilidad de su sistema de decisión y operación
si está amarrado por una cadena de regional y local, constituye un tema
restricciones y prohibiciones legis- central de la agenda de gobernabilidad
lativas de escaso significado. Las de las democracias modernas.
restricciones legislativas sobre el Po-
der Ejecutivo deberían ser juzgadas d) Revigorización de los partidos
siempre bajo la siguiente pregunta: políticos. Los partidos políticos son
¿si el presidente no ejerce ese poder, indispensables para asegurar el de-
quién lo hará? Si el Congreso puede bate abierto sobre alternativas signi-
ejercer eficazmente esas responsabi- ficativas, coadyuvar a la integración
lidades, puede haber buenas razones de intereses dispersos y desarrollar
para restringir el poder del Ejecutivo. líderes políticos. Pero para continuar
Pero debe cuidarse que cada restricción realizando estas funciones, los partidos
al poder presidencial no se traduzca en tendrían que adaptarse a las cambiantes
un aumento abusivo del poder de las necesidades e intereses de un electo-
dependencias burocráticas o de los gru- rado más educado, más exigente y,
pos de interés privado. en general, más sofisticado, que está
menos dispuesto a comprometerse cie-
Asimismo, es necesario instalar ga e irrevocablemente con un partido
el debate democrático en el procedi- específico y sus candidatos.

54
Para cumplir adecuadamente con sus miembros individuales, intereses
sus funciones un partido político organizados o del Estado, para tener los
debe, por un lado, reflejar los intereses recursos necesarios que les permitan
y necesidades de grandes fuerzas so- llevar a cabo sus funciones. Deberían
ciales y de grupos de interés de la ser capaces de obtener apoyo de las tres
sociedad y, por otro, ser en alguna fuentes. Lograr un balance apropiado
medida independiente de los inte- entre estas tres fuentes requiere de
reses particulares y tener capaci- diferentes acciones en las distintas so-
dad de agregarlos y sintetizarlos ciedades. El peligro de que los partidos
en compromisos más amplios, pro- políticos se conviertan en demasiado
poniendo cursos de acción concre- dependientes y responsables ante unos
tos respecto de los diversos pro- cuantos intereses corporativos, puede
blemas sociales. Los cambios en la ser evitado por medio de una abierta
estructura del partido, membresía, publicidad de todas las contribuciones
liderazgo y actividades, habrían de políticas y de la disposición equitativa
estar orientados hacia el incremen- de los dineros públicos como una alter-
to de su habilidad para realizar estas nativa y contrapeso de los fondos del
dos conflictivas pero indispensables sector privado.
funciones. En particular, en el marco
de un ambiente altamente complejo y e) Refuncionalización de los meca-
cargado de información, los partidos nismos de representación. Es sabido
han de servir de ayuda para percibir el que no existe un sistema electoral
mundo, interpretar los acontecimien- “óptimo”, y que la combinación entre
tos, seleccionar y filtrar la información principios de representación (mayo-
y simplificar alternativas. ritario y proporcional) e instrumen-
tos de configuración del sistema
Por otra parte, la revigorización de (diseño de las circunscripciones, um-
los partidos políticos requiere de una brales de representación y fórmulas
diversificación de las fuentes de finan- específicas de asignación de escaños)
ciamiento. Los partidos políticos no impactan de manera diferencial en la
deberían depender exclusivamente de configuración del sistema de partidos y

55
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

la conformación del gobierno.27 Si bien privilegiado entre la sociedad civil y


la elección de un sistema por sobre el Estado. Así, por contraste, se han
otro ha de ser evaluada en el contexto destacado las ventajas de los “varios
concreto de la relación entre Estado acuerdos posibles, mediante los cuales
y sociedad, desde la óptica de este los intereses organizados pueden me-
trabajo creemos conveniente destacar diar entre sus miembros (individuos,
la necesidad de conformar opciones par- familias, empresas, comunidades,
tidarias sólidas, que eviten la disper- grupos) y diversos interlocutores (so-
sión electoral, y mayorías legislativas bre todo los organismos del Estado o
consistentes, que superen los peligros gobierno).28 Como lo adelantamos en
de una excesiva fragmentación. el capítulo III, lejos de reivindicar las
formas anquilosadas del “corporativis-
Ahora bien, en las sociedades com- mo autoritario”, hoy parece necesario
plejas la representación y agregación revisar los alcances y posibilidades de
de intereses no pasa solamente por pactos múltiples, en diversas dimen-
los partidos políticos; también está siones y niveles de la sociedad. Estos
vinculada al desarrollo de fórmulas pactos de “nuevo tipo” constituirían
institucionales novedosas, capaces de acuerdos básicos sobre el rumbo de
responder a la creciente complejidad paquetes estratégicos de políticas,
de una sociedad en continuo cambio pero también fórmulas de toma de deci-
y cada vez más demandante. En par- siones, capaces de incorporar garantías
ticular, y con atendible razón, se ha de previsibilidad y de compromiso
insistido en algunas limitaciones del en la acción de los actores econó-
modelo clásico del “subsistema de micos, sociales y políticos, de modo
partidos” como esquema de mediación que aseguren la conformación de lo que
hemos denominado un “paradigma
27
Rolando Franco, “Sistemas electorales y de gobernabilidad”.
gobernabilidad”, en José Luis Barros et al.,
Transiciones a la democracia en Europa y Philippe C. Schmitter, “Corporatismo (Corpo-
28

América Latina, FLACSO/Porrúa/Univer- rativismo)”, en Matilde Luna y Ricardo Pozas


sidad de Guadalajara, México, 1991, pp. H., Relaciones corporativas en un período de
169-193. transición, IIS-UNAM, México, 1992, p. 4.

56
V. Notas finales: hacia una cultura de la
gobernabilidad democrática

Si el primer cuarto de siglo vio nacer rasgos del nuevo paradigma de gober-
la creciente certidumbre según la cual nabilidad no están del todo definidos
“el mercado no lo podía todo”, el últi- todavía, pero es claro que existe una
mo cuarto de siglo, en cambio, alum- mayor conciencia de las complejas
bró la convicción opuesta: “el Estado vinculaciones entre los distintos cam-
tampoco lo puede todo”. pos de acción gubernamental, donde
no caben soluciones simplificadoras
Simplificaciones aparte, lo cierto (“todo al mercado” o “todo al Estado”,
es que estas consignas señalan con por ejemplo). En este sentido, creemos
claridad un fondo verdadero. El traba- que es necesario desarrollar una nueva
joso itinerario que arranca con la gran cultura política, acorde con los tiempos
depresión de 1929, pasando por los que corren, y que sirva de marco ge-
atormentados años de la Segunda Gue- neral a la agenda de la gobernabilidad
rra Mundial, y que desemboca en la de las democracias.
expansión económica de la posguerra,
dibujó un delicado compromiso que Esa nueva cultura de la goberna-
fue erosionándose; nos referimos al bilidad democrática estaría definida
compromiso plasmado en un esquema por un conjunto de ideas y valores
de relaciones entre Estado interventor, capaces de determinar los límites, las
mercados regulados y una sociedad mediaciones, las posibilidades y los in-
civil receptora de crecientes beneficios tercambios entre el gobierno, el mer-
sociales. cado y la sociedad civil en un mundo
globalizado. Se trataría de una cultura
En la actualidad, nadie duda de que habría de incorporar a los valores
que aquel compromiso se ha venido tradicionales de la democracia (liber-
alterando de manera sustantiva. Los tad, tolerancia, respeto a las minorías,

57
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

etc.) las condiciones exigidas por las namiento propio de las instituciones de
necesidades de gobernar a las socieda- la democracia (recordemos las “ten-
des complejas; una cultura de pesos y siones internas”). La cuestión de la
contrapesos, de demandas ciudadanas eficacia en el “grado de gobierno”
responsables frente a un Estado obli- sobre ciertos actores claves (empresa-
gado a rendir cuentas, pero también de rios, trabajadores o Fuerzas Armadas)
una participación ampliada mediante y variables cruciales (inversión, tasa
canales institucionalizados; una cultura de inflación, seguridad pública o
que tolere las diferencias, pero que sea bienestar), ha de ser cuidadosamen-
capaz de resguardar espacios para cier- te distinguida del problema de la
tas decisiones unificadoras; una cultura “forma de gobierno”. La democracia
que, en definitiva, logre integrar orden puede hacer muchas cosas, y sin duda
y libertad, justicia y eficiencia, en un es el mejor de los sistemas políticos
marco democrático y de desarrollo conocidos, pero no puede hacerlo
socioeconómico equilibrado. todo. Las experiencias de numerosos
países en los años recientes, ha puesto
Una serie de principios o compo- de manifiesto que “tener una democra-
nentes básicos animan la conformación cia” es algo muy distinto a “gobernar
de esta nueva cultura. democráticamente”.

En primer lugar, nos encontramos Un segundo principio se refiere al


con el principio de la “relación comple- compromiso estatal” con la regula-
ja entre gobernabilidad y democracia”. ción de los mercados, la promoción
De acuerdo con este principio, ha de del bienestar y la fiscalización ciu-
existir plena conciencia en torno a que dadana. Hablamos ya de las dos
los problemas de gobernabilidad no primeras dimensiones, baste señalar
se resuelven por la mera vigencia de aquí que al gobierno le cabe informar
las instituciones democráticas (recor- puntualmente de sus decisiones, tanto
demos las “limitaciones externas”), y por obligación de transparencia en el
que incluso algunos déficits de gober- manejo de los asuntos públicos y fis-
nabilidad son generados por el funcio- cales, que permita el control ciudadano

58
sobre sus decisiones, como para hacer El tercer principio se refiere a las
explícita la complejidad inherente a condiciones de la “aldea global”: la
los supuestos y consecuencias de las inserción en el sistema mundial esta-
políticas gubernamentales y los asuntos blece un nuevo marco de relaciones, de
de interés público. Este último aspecto posibilidades, pero también de serias
es crucial: las sociedades complejas limitaciones entre el Estado, el merca-
no pueden ser gobernadas con consig- do y la sociedad. Las limitaciones para
nas fáciles o con las pseudosoluciones la gestión de las economías nacionales
a que nos tiene acostumbrado cierto que impone la circulación del capital
discurso político, limitado a recitar un financiero internacional están entre las
rosario de buenas intenciones, pero más obvias, pero no son las únicas.
sin sustento real. Paralelamente, un Este acentuado proceso de globaliza-
asunto central de esta nueva cultura ción es particularmente complejo en
es la producción responsable y el ac- el nivel de las identidades sociales y
ceso libre a la información. Como es culturales. Es evidente que el único ca-
sabido, la libertad de prensa es esencial mino para tener posibilidades de alcan-
para el efectivo funcionamiento del zar la meta de sociedades modernas y
gobierno democrático; no existe una más justas es mediante la integración
democracia plena sin la libertad de a un sistema mundial más abierto e in-
los medios de comunicación para terconectado; pero este proceso de
investigar, criticar, reportar y publi- integración no parece congruente con
car sus descubrimientos y opiniones. la rígida afirmación de identidades
Sin embargo, como cualquier otra regionales, étnicas o nacionales. Una
libertad, es una libertad de la que se nueva cultura de la gobernabilidad
puede abusar, mediante la información democrática ha de contribuir a la
tendenciosa o el prejuzgamiento. En afirmación de dichas identidades, sin
este sentido, se requieren importantes recaer en visiones y prácticas afines a
medidas para alcanzar un equilibrio sociedades cerradas.
apropiado entre el gobierno, los dis-
tintos medios de comunicación y la Un cuarto principio se basa en
ciudadanía. la necesidad de la “responsabilidad

59
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

ciudadana” que supone, por un lado, del nuevo siglo; el orden uniforme del
que las crecientes demandas y pre- conservadurismo estrecho, la libertad-
siones sobre el gobierno democrático eficiencia de los nuevos y viejos libe-
se hagan cargo de las limitaciones de rales o las exigencias irreductibles de
los recursos gubernamentales (tanto justicia social de la vieja izquierda,
humanos y organizacionales como fis- ofrecen una respuesta pálida, de una
cales) y de la autoridad pública; pero sola pieza, a un rompecabezas múl-
implica también una actitud de mode- tiple. Por el contrario, el desafío es
ración en esas demandas, así como alentar un acercamiento a estos valores
en las perspectivas de hacer del diá- distintivos, que en los tiempos que
logo y la negociación un medio de corren no podrán ser sustentados
intercambio privilegiado. de manera unilateral ni excluyente. Las
diferentes perspectivas políticas deben
Finalmente, está el principio de la inclinarse más por la combinación ori-
“integración de valores”. Si las socie- ginal de “proporciones” entre dichos
dades de fin de siglo se han constituido valores que por la exclusión o el trata-
irremisiblemente como realidades miento desdeñoso de alguno de ellos.
plurales, diferenciadas y cada vez más Las próximas disputas “ideológicas”
complejas, entonces ya no es posible habrían de ser más una cuestión de én-
un abordaje integral de sus problemas fasis que de esencias, de inclinaciones
desde un “centro” funcional privile- moderadas antes que de oposicio-
giado (el mercado o el Estado) ni desde nes irreductibles. Comenzar a pensar
un valor social unificador (libertad, la política de fin de siglo en términos
justicia, orden o eficiencia). El sueño de una nueva cultura de la gobernabi-
vagamente monstruoso de una razón lidad democrática seguramente no nos
social unidimensional no puede ser dará respuestas definitivas, pero tal vez
admitido hoy en el arduo despertar sea un buen principio.

60
Bibliografía básica

Bobbio, Norberto, “Democracia e ingobernabilidad”, en Liberalismo y democra-


cia (1985), FCE, México, 1991.

_______, El futuro de la democracia (1984), FCE, México, 1986.

_______, La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento


político (1976), FCE, México, 1989.

Coppedge, Michael, “lnstitutions and Democratic Governance in Latin America”


(First Draft), University of North Carolina, marzo 11-13, 1993.

Crozier, Michel, Samuel Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of Democracy


Report on the Governabiliiy of Democracies to the Trilateral Comission, Uni-
versity Press, New York, 1975.

Flisfisch, Ángel, “Gobernabildad y consolidación democrática” (1987), en Revis-


ta Mexicana de Sociología, núm. 3, julio-septiembre de 1989.

Donolo, Carlo y Franco Fichera, Il Governo Debole, De Donato, Bari, 1981.

O’Connor, James, La crisis fiscal del Estado (1973), Península, Barcelona, 1981.

Offe, Claus, “Ingobernabilidad. Sobre el renacimiento de teorías conservadoras


de la crisis”, en Partidos políticos y nuevos movimientos sociales, Sistema,
Madrid, 1988.

61
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA

Pasquino, Gianfranco, “Gobernabilidad”, en Norberto Bobbio et al, Diccionario


de Política (segunda edición, 1983), Siglo XXI, Suplemento, México, 1988.

Sartori, Giovanní, Teoría de la democracia (1978), Alianza, México, 1989


(2 vols.).

Schmitter, Philippe y Gerhard Lehmbruch, Neocorporativismo. Más allá del Es-


tado y el mercado, Alianza, México, 1992.

Zolo, Danilo, La democracia difícil (1989), Alianza, México, 1994.

62
Sobre el autor

Antonio Camou (argentino, 1961) es profesor en filosofía y licenciado en


Sociología por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP, Argentina), donde
se desempeñó como profesor en las áreas de Sociología General y Epistemología
de las Ciencias Sociales (1986-1990). Obtuvo una maestría en Ciencias Sociales
con Orientación en Políticas Públicas en la Facultad Latinoamericana de Cien-
cias Sociales (FLACSO-Sede Académica de México), donde ha realizado tareas
de docencia e investigación. En 1991 obtuvo el premio “Carlos Pereyra” por su
trabajo “Gobernabilidad y democracia: once tesis sobre la transición mexicana”.
Ha publicado, además, diversos trabajos sobre temas de gobernabilidad y demo-
cracia en América Latina. Entre 1993 y 1995 se desempeñó como coordinador
académico regional de la Secretaría General de FLACSO, en San José de Costa
Rica. Recientemente se ha incorporado al Programa de Doctorado en Ciencias
Sociales de FLACSO-México.

63
Elecciones y democracia
se terminó de imprimir en la Ciudad de México
en el mes de febrero de 2013.
La edición consta de 5,000 ejemplares
y estuvo al cuidado de la

Dirección Ejecutiva de Capacitación Electoral


y Educación Cívica del

Instituto Federal Electoral

También podría gustarte