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Introducción:
Llamar a alguien a gritos, es señal de poca educación, a menos que se trate de un caso de
emergencia. Pero hubo un hombre ciego que le gritó a Jesús, y logró detenerlo.
Conclusión:
Todo lo que Bartimeo tenía era una capa vieja y mal oliente con la que se protegía del sol y del
frío, pero cuando escuchó la invitación de Jesús, sin pensarlo dos veces, arrojó su capa y vino al
Señor. Una persona sin Cristo es como un ciego junto al camino, con una vida en tinieblas y mal
oliente.
Clamemos a Jesús, y de seguro que él se detendrá para darnos luz espiritual y transformar
nuestra vida.