Los armadillos pertenecen al Superorden Xenarthra, que les agrupa con los osos hormigueros y

los perezosos. Los restos más antiguos de armadillos datan de hace 50 millones de años en
Patagonia y Brasil, en el periodo Eoceno. Desde entonces, el plan general de organización
corporal de los armadillos prácticamente no ha cambiado nada, indicando una forma de vida
exitosa desde el punto de vista evolutivo.

Dentro del súper orden Xenarthra, los armadillos forman el Orden Cingulata, y en la familia:
Dasypodidae, con un total de 21 especies.

Los armadillos tienen un nombre auto-descriptivo de su principal característica: están;

armados; mediante una coraza. Esta coraza está formada por placas óseas que están, a su vez,
recubiertas por unas teselas ; llamadas osteodermos, que forman entre sí una especie de
rompecabezas.

Esta coraza se estructura en tres partes: un escudete cefálico que cubre la cabeza a modo de
casco, una coraza dorsal que cubre la espalda y los costados del animal y que constituye la
parte más grande de toda la estructura, y un estuche caudal que recubre la cola. A su vez, la
coraza dorsal está formada por dos escudos fijos, uno escapular (que cubre los hombros y la
nuca) y otro pélvico (en la zona de la pelvis), que se articulan entre sí mediante una serie de
bandas transversales elásticas que permiten el movimiento del animal, a modo de un
acordeón. Finalmente, la coraza del armadillo está recubierta por una combinación de escamas
córneas, pelos y glándulas sebáceas. esta coraza que, evidentemente, tiene propósitos
defensivos, permite al armadillo enrollarse formando una bola cuando se siente amenazado.
En realidad, sólo hay dos especies de armadillo que pueden formar una bola, el mataco bola y
el armadillo de tres bandas . Los demás armadillos no pueden hacerlo.

Es interesante mencionar que el caparazón cumple el mismo objetivo en los armadillos que en
las tortugas, aunque su estructura y origen son distintos, ya que en los armadillos el caparazón
es independiente del esqueleto y su estructura es, de origen dermico, mientras que en las
tortugas el caparazón está compuesto de hueso cubierto por grandes capas epidérmicas y las
vértebras y las costillas toráxicas están fusionadas a éste; las tortugas carecen de vértebras
lumbares.