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IL10 CoLuio El asistente social Ilio Collio se encuentra impedido en el ejercicio de sus funciones de asistente social porque de has tetillas Je sale una especie de aceite espeso, como de maqui- na, que normalmente le corre hasta los pies, y eso lo vuel- ve muy escurridizo, ademds de ser una fuente inagotable de manchas grasientas de las mds desagradables e incluso peligrosas, ya que pueden prenderse fuego con relativa fa- cilidad. Su cuerpo es tan resbaladizo que ya casi no puede caminar y cada vez que levanta un pie termina tendido alo largo del pavimento, y asi, boca abajo, se esfuerza por des- plazarse aunque solo sea con las manos, pero todo a lo que se aferra se le resbala, y a duras penas consigue arrastrarse con los codos algunos metros mds. Su trabajo es resolver los problemas tanto de los individuos como de las familias, dar consejos, ofrecer consuelo, explicar, remediar, pero alentar; zcémo se hace para ofrecer consuelo, etcétera, en esas condiciones de deslizamiento permanente? Ha intentado caminar con gruesas botas de goma, pero es lo mismo, el aceite de las tetillas rebasa de las botas y volvemos al punto 83 de partida; también ha probado, : intitilmente, up ti corpilo impermeable para adolescentes, 4 Pesai ee . te . T de debe —es su obligacién— ayudar al préjim tll 10. Apenas se entre sus Patedes cg. Petsonales com, honda de perros y de gatos encerrados juntos; cierra la puerta de un departamento, mienzan a fermentar los problemas 10 Una desde la calle se oyen los gritos, los llamados desesperados, los alaridos de las victimas indefensas aplastadas por la aplanadora de ado compleja Para sus modestos intelec. tos. Y en el vestibulo de la planta baja, Ilio Collio, recta. mado desde lejos por sus virtudes asistenciales, tendido en el piso en medio del charco de aceite de sus inagotables te- una vida dem tillas, busca en vano abrirse paso con ligeras contracciones del abdomen, como hacen los gusanos: “jYa voy, ya voy!”, se lo oye gri » y cuando por fin llega a la escalera, resba- la en los primeros peldafios y cae de nuevo hacia atrds; ya ensucid todo el vestibulo sin haber ayudado a nadie. Pobre Uli Collio, se ha impuesto una tarea imposible. Mino Vep1 A fuerza de mirar dibujos de un pintor espanol llamado Picasso, Leticia Vedi dio a luz un hijo con cuernos, al que todos Ilaman Mino. Han transcurrido veinte afos y Mino Vedi se transformé en un lindo muchacho, con su cabe- za de novillo; ha comenzado a trabajar en un banco yya nadie se fija en esos dos cuernos que tiene en la frente, ni siquiera le hacen bromas por eso; a lo sumo los recién Mle. gados lo Haman Cornudo durante un tiempo, pero hiego la novedad se esfuma, Mino Vedi es atractivo y podria te- ner suerte con las muchachas, que no se fijan en detalles cuando se trata de buscar compaiero, pero en la cama es un peligro no solo porque pueden quedar enganehadas en adelante casi Sus Cuernos, sino porque estos apuntan haci 4 propésito, por lo tanto también pucden perder wn ojo © algo peor. En cuanto al resto, todo marcha sobre medas: hoy en dia hombres y mujeres no usan sombrero quidn sabe qué habrii sido de los tres o cuatro mil millones de sombreros que habja en el mundo— y part dormir le bas- con no dar demasiadas vueltas sobre la almohada, Sin a5 embargo, Mino Gene un defecto de ¢ Meter: suey con una conquista armada del Poder, En esos suenos ve bandas nteray de jovencitoy que se le parecen, todos con ¢ Uernos, que atican, metrallet en mane, a PACHHCOS Pelotones de obreros burgueses con espona, hijos y televinor, y los desir pan a cormadas al grito de “jHeil, Stalin!” y luego destro, FAN A patadas suis pequefos automaviles y los queman, y hacen lo mismo con todas has Jerarquian del Estado, de los sindicatos a las iplesias y los baneos, Batallones de Minos recorren con grandes pasos sonoros las calles de | a ciudad sembrando el terror, entran en | ais przzerlay y se comen today las pizzas, No queda chiro quid Womanda entre estos Minos, pero lo mids { Jeiles suponer que todos mandan; como una hordade chacales se | ZA COMER lan Institucio: nes y | as reducen a eseombros. Mientras espera que legue la hora, Mino Vedi se afila los cucthos, no fuma, no bebe alcohol y en la Parroquia aprende, en su tiempo libre, a fabricar pantallas de pergamino, No Exviripio TATTI Con poco consumo de electricidad y de atencién hospi- talaria, Elviridio Tatti era mantenido con vida en terapia intensiva. Habfan pasado dos afios del accidente, y estaba en discusién si se lo continuaba manteniendo o no en ese estado, segtin la regla deontolégica que reza: “El derecho a morir con dignidad, o la suspensién del recurso a medios extraordinarios para prolongar la vida del cuerpo, cuando existen pruebas de que la muerte bioldgica es inevitable, son de competencia del paciente y de sus familiares”, cuan- do las enfermeras advirtieron que entretanto Elviridio ha- bfa adquirido una de las formas mds incémodas que pueda Presentar un enfermo, es decir, la forma toroidal, que es la de un neumatico de camién. La enorme rosca habfa per- dido los miembros, que més tarde se encontraron resecos a los pies de la cama, y la cabeza habfa quedado reducida aun tubito, semejante a la valvula que sirve para inflar, Precisamente, una goma de camién. Frente a este cambio de las condiciones del paciente, la cuestién deontoldgica quedaba sin respuesta. El electroencefaldgrafo, aplicado a 87 la mencionada valvula, o mejor dicho a su capuchén, sumi- nistraba como antes un encefalograma de onda cero, que es el equivalente de la muerte bioldgica, pero el toro de Elyi- ridio contintia teniendo pulso e inflandose ritmicamente, aunque con la ayuda del respirador o neumotérax artificial; pero —para nombrar solo uno de los tantos problemas insolubles— gdénde est ahora el térax del toro? La pre- gunta parece incluso pueril, sin embargo, si se la compara con aquella que nadie se atreve a hacer: gdénde esté ahora el alma de Elviridio? Si para una persona normal como nosotros, o buena parte de nosotros, resulta dificil determinar dénde se en- cuentra, en determinado momento, la propia alma, cudn- to mds lo serd si el sujeto de la pregunta es una cubierta de camién. Ademés de la pulsacién mencionada, el tinico signo de vida que ahora da Elviridio Tatti, o casi, es un he- dor inconfundible ¢ insoportable, precisamente, a goma quemada. El problema se presenta en estos términos: en el pulmén artificial hay una enorme rosca inerte cuya tinica caracteristica discernible es el hedor; se sabe que esta rosca se llama Elviridio Tati, y se sabe que a este Elviridio Tatti le corresponde un alma, que sin embargo no se sabe qué €s. ¢Acaso no se impone aqui el principio de Occam, que prohibe multiplicar inuitilmente los conceptos, para llegar a la conclusién de que el alma de Elviridio Tatti es su he- dor? ZY no ocurrird lo mismo con todos nosotros, puesto que, como él, todos estamos mantenidos con vida en tera- pia intensiva, hasta la inevitable muerte bioldgica? 88 Caro ADDoBBONE Caro Addobbone posee una frecuencia natural de noventa vibraciones por minuto: no son tantas, apenas una vi- bracién y media por segundo, Pero como vibra siempre —incluso cuando duerme, si bien con mayor lentitud— sus familiares no saben qué medidas tomar. Tiene una familia complicada: de la primera mujer le han quedado cuatro hijos, y ahora se ha juntado con una mujer rica que tam- bién tiene cuatro hijos, por lo tanto son nueve personas, ocho de las cuales son varones y jévenes, las que tienen que soportar la continuas vibraciones de este padre de fa- milia, que por otra parte se transmiten a los muebles y, en los momentos de mayor entusiasmo, a la familia entera. la mujer-concubina le pasa una mensualidad para que Permanezca en cualquier otro lugar, aunque le permite quedarse en casa dos dias al mes. Como es pintor, todos los cuadros que pinta denen un estilo peculiar, que los ert- Ucos definen precisamente como “vibrado” o “vibrante’, Pero no se han puesto de acuerdo atin en cuanto a la de- hominacién, Este estilo personal ha obtenido cierto éxit0 95 y ya comienza a ser imitado Por algunos Pintores ast Stutos, iNCores, estén fijos en dl espacio y por eso hacen vibrar la tela mediante un dispo. Sitivo adecuado, Tedricamente el resultado deberia ser d mismo, sin embargo las pinturas de Caro Addobbone tie. nen ese algo de ensofiacién del que carecen las de los otros, La vibracién de Addobbone no presenta, légicamente, la misma amplitud en todos los niveles del cuerpo. Su- Pongamos que el pintor se encuentra erguido: sus pies estan bastante firmes en el piso, de lo contrario el cuerpo no permaneceria estable: la vibracién comienza a hacerse visible a la aleura de las rodillas; es mds acentuada a la al- tura del vientre, y se torna violenta al nivel de la cabeza; las manos, entonces, son un verdadero frufru. En efecto, de su persona se desprende un murmurar de follaje, un susurrar de viento nada desagradable, una extraordinaria sensacién de vida, lo cual es comprensible si se piensa que la vida es movimiento y, en suma, vibracién. Alrededor de él los ocho hijos de la casa Pparecen torpes, toscos ensu es taticidad, lentos, inmoviles: ni siquiera su ferviente juver- tud puede compararse con una vibracién de noventa ciclos Por minuto, que suman cinco mil cuatrocientos por hora y ciento veintinueve mil seiscientos por dia. En la cama en cambio, la vibracién de Addobbone alcanza su maxima amplitud a la altura de la pelvis. quienes, como la mayoria de los p Brisia No se sabe si lo que padece el trapecista Brisia es una en- fermedad 0 un desarrollo natural, el hecho es que todo su cuerpo no deja de aumentar de volumen. Resulta dificil reconocer en esa masa inquietante a un acrdbata, por de- finicién dgil y esbelto: de esas manos que parecen jamones asoman diez dedos como salames y el resto del cuerpo no merece siquiera ser descripto, ya que ahora tiene mds que ver con los dinosaurios de los museos de ciencias natura- les que con la figura humana. Con un poco de buena vo- luntad, podrian reconocerse similitudes con algunos otros animales: con el elefante por las orejas, con el leon por la melena, con el hipopdtamo por la panza, pero nunca con un artista del trapecio. Ademas, ningun trapecio, por mas ingenioso que fuese, aguantarfa ahora su peso: s! nO la barra, y la estructura se derrumbaria pro- de brazos cruzados, menterio de las sogas se romperfan, Vocando graves dafios. Para no quedarse Brisia consiguié trabajo como sereno en un cel automéviles. A la luz de una luna en cuarto menguant y de alguna estrella, el engorroso tumor humano deambula 7 entre las carcasas amontonadas, y no cabe duda de que hasta un ladrén se asustaria si de golpe debiera enfrentar. Se con ese rostro de rinoceronte —le ha salido, en efecto, un cuerno en la nariz— y con esos hombros que parecen tanques de agua. Libre entonces de testigos indeseables, entre los despojos de los autos desarmados Brisia Tevive la pompa del circo y de las ferias: salta del techo deun Volkswagen, Pasa por encima de un Tigrotto y aterriza sobre un Mercedes, aplasténdolo por supuesto, aunque eso no importa demasiado en un cementerio de automoviles; al contrario, parece que el jefe esta muy contento. Después de lo cual, siempre en la oscuridad, Brisia trepa a una pila de carrocerias y con un triple salto mortal se lanza sobre una camioneta Peugeot, rebota y toca tierra con gracia ex- quisita, media tonelada de carne alada y amorfa pero de todos modos carne de acrdbata. Asi es como se mantiene en forma, saltando de un montén de autos a otro; y enel aire lunar retumba el estrépito de sus caidas, rueda la som- bra temible de sus enormes miembros. 98 Don Dultio Ferrante Don Duilio Ferrante esté muy cambiado y ya casi no se lo reconoce: en lugar de dos piernas tiene ahora tres, articu- ladas y terminadas en tres discos con fuclles que le permi- ten aterrizar blandamente sobre cualquier superficie, no importa cudn dspera sea. El cuerpo es un paralclep{pedo mds o menos cubico, como un enorme batil, que Hleva de- trés un apéndice piramidal rematado con una especie de brazo 0 antena horizontal provista de dos pantallas desfa- sadas, enteramente recubiertas de células solares. La cabeza sealza sobre la caja principal también a modo de larga an- tena y consiste esencialmente en una pantalla de radar con forma de paraboloide achatado. Le han crecido, ademds, algunos otros dispositivos auxiliares y los dos brazos tradi- cionales son ahora dos tubos ligeramente cénicos en cuyo &xtremo hay un visor mévil no muy distinto del fruto del nispero salvaje, Completamente transformado, don Dui- lio abandona la rectoria solo de noche, y ya no sirve como “acerdote; en compensacién, vuela. Cabe preguntarse de 4ué le sirven los acumuladores solares si vuela solamente de noche, pero la verdad es que Las células ton may sem. bles y también pueden absorber enengia de ba hur de ba bang y aun de las estrellas. Una pequefia memoria electrtmacy, con el mapa topografico de la region grabado denero, ip Permite orientarse en todo momentw. Debajo de dl se axtienden los habituales valles fanezums. les de la noche. Ni una hoja se mucve en el aite frie: ep. tre los murciélagos, don Duilio zumba placidamense , sobrevuela las almas, ahora durmientes. sometidas a tg cuidado. ;Qué puede hacer por ellas. en exe estado? Puede hacer mucho: antes que nada bendecirlas, rociando las ca sas y los campos con delicadas gotas de agua bendita. Lae- 0, rezar por su salvacion ultraterrena y por la sabvacion de las almas del cementerio, mudo rectangulo de Lipudas blancas bajo sus tres pies divergentes. Y finalmente, adoew al Seftor, que sentado en esas mismas estrellas se llevari an buena impresion que se mostrard mas favorable en la zenciée a sus parroquianos. Pero es inutil ilusionarse con que pucda hacer mucho mas, este pobre cura ignorante transformade en médulo lunar de tanto mirar al elo. De sus ocras obli- gaciones se ocupa de todas maneras un sustituro. MaAnsrro Amutio §4 Algo ha quedado en el interior del misien Sige, pero no se ve bien qué es: todo su cuerpo estd como envucluy ep una especie de espuma rosads y pegajosa, que nu ve despe- gay al mismo tiempo no permite ver los miembros que la sostienen, admitiendo que existan; nila cabecita indiscer- nible en su capucha de baba, Fl, en cambio, puede ver Haves de esta espumi, y Gumbién oye, pero sobre todo aye la melodia siempre nueva que nace de dy que diffcilmente pueda describinse, Cada uno la interpretard luego a su mae hera: hay quien sostiene que es como Las formas azules de las Montanas cuando el sol asoma por detrds, ore la com> para con las sombras de las nubes sobre el Lago, otro afirma que es como el pesto incitunte de una beldad quinceahera, lento y ensordecedor, en un mediodfa junto al mar, hecho de carne y de sangre pero sin embargo inmaterial, tan ine Material como la forma de una flor, aunque esté impress amos sobre Ja tierra sin0 en la materi 1» Y ENLONCeS ya NO est “ de hacer con su disteltos en el aire del deseo: todo esto pue ™isica el maestro Amelio Sligo. or Que un hombre pueda lograrlo, ya es un misterio mis alli de las palabras, pero mds misterioso atin es que pueda hacerlo esta masa amorfa de espuma rojiza, con quién sabe qué monstruito adentro, por suerte invisible. El no dirige personalmente la orquesta, pero cualquiera puede comprar sus discas: escucharlos es como enamorarse de la sustancia de las casas, mas atin, de la idea misma de las cosas. Quien es capar de lograr eso debe ser sin duda hermoso, por més asco que pueda dar su apariencia general. 102

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