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MANUEL J. CASTILLA OBRAS COMPLETAS PROLOGO LEONARDO MaRrtINEZ rl cE ei tla, Obras completa, Las tres hermanas Si yo anduve caminos, no sé de este camino, si estuve en muchas casas, yo no sé de estas casas; si conozco domingos, no sé de este domingo. | Si yo fuera campana, | cantara por el aire para las tres hermanas. ‘A la oreja de Van Gogh en un frasco de alcohol Es como un caracol dormido en medio de otro mar dormido. Pero también es nido que nido siempre ha sido el caracol. Tiene canciones sueltas, tiene voces oidas de pasada en las hondas esquinas, y en las vueltas de los caminos, por la madrugada. Por muchos afios estiré la espera de oir el mar desde la serrania, mas, su marineria, fue una marineria de pradera Oh, la suave ternura de las manos del nifio apresurado. Oh, presente de amor de la locura y del cuchillo helado. Querer ser pez y convertirse en trozo de luna amarillenta, y quedar en un pozo como una hoja dorada que se ausenta. Perdida hoja seca duermes el suefio de las mil palabras, Desde tus curvas claras se desfleca Is huz azul de las abracadabras. es COPAJIRA (1949) De A los mineros de Oruro y Potost “Un dia, cuando el hombre sea libre, la politica serd una cancién.” Leon Felipe ‘Manel Castilla, Obras completas, Copajira La montafia, minero, que siempre estuvo quieta sigue ahora tus pasos y ti no te das cuenta. La copajira lima, lima piedra por piedra y queda, si te has ido, ‘comiéndose tu huella. ‘A veces, cuando duermes, en noche alta se llega y hace herrumbre de todo el suefio que destrenzas. La montafia camina pero sin que la sientas. Espuma de la herrumbre Ja copajira, espera. Alba Resquebraja su mica la mafiana en la montafia seca. ‘Todo el silencio cabe en la rojiza claridad de la greda. ‘Camino de la mina, los mineros son un gajo de piedra, Mediodia Déjale la comida ya que no puedes verle. Que la jaula que sube y que baja sela lleve, Que el plato sea picante y que le haga toser, y la chicha, de suave, {que le alise la sed. Déjale la comida si no le puedes ver, y espérale en la tarde como a un amanecer. Tarde La montafta levanta su corazén de herrumbre. Cuando el desmonte llora cataratas de plomo, andariveles bajan y andariveles suben como insectos sonémbulos un silencio rocoso. Por entre andariveles el minero regresa, mientras se hunde en sus ojos como un ave de arena una tarde pesada de oscuras vagonetas. OS Seip re ores ——- Manuel. Casta. Obras completa. NOCHE A dona Cristina Sainz de Estrada Cuéntale al nifio Ja leyenda, madre, porque no sea minero, Esa del diablo que en las noches viene desde remotos cerros, tzayendo sobre llama: estaio, plata y hierro, para Ilenar el socavén vacio de minerales nuevos. ombradas Para que el nifio nunca se te vuelva minero. ‘Miéntele que las luces que brillan en el cerro son los ojos del diablo que le secan el suefo. Que la niebla que flota en la montafa, es velo que se mete en la boca de los nifios mineros. jMigntele mucho, madre, porque no sea minero! jMiéntele mucho, madre, hasta en el suefio! v | Suefio Madre: tu nifio no suefia porque ya es nifio minero. Tejele unos escarpines con el hilo més risuefio para que si viene el frio no se te haga més pequefo. ‘Madre: tu nifto ya es hombre y no quiere que lo veles. Tu nifio juega una ronda de plomo y andariveles. Laveta Aqui arriba esté la veta, dla ve, sefior ingeniero? ‘A esta hora siempre parece una vibora durmiendo. Asi como usted la ve ella también lo esté viendo. Y aunque la destroce toda de golpe en golpe el barreno, mientras més se la desgaja su cola sigue creciendo, como que abajo ya esti viva en el nivel 300. ‘Manvel J Castla. Obras completes. Aqui arriba esta la veta, arrime usted su mechero, que por quererla matar nos vamos quedando adentro. ‘Aqui arriba esta la veta, lave, sefior ingeniero? Lahora {Silo supiese el aire, a quién no lo dijeral que socavén abajo donde ellos barrenean como al vientre de Dios Ja panza de la tierra, se les miente la hora para que den tarea. Que alli la copajira como un liquen verdea hasta que de la roca el agua la despega para tornarse juntas tuna sola agua hambrienta. Si lo supiese el aire o el cerro que gotea, ola luz del carburo que su tinico ojo quema alli donde la hora es una sola y negra, {Silo supiese el aire a.quién no lo dijeral Lluvia Minero: abajo llueve sobre el hierro; minero: en el estafio ceniciento; minero: sobre el suefo. Abajo llueve siempre pero la Iluvia no se ve, minero. La lluvia que te ablanda hhueso a hueso y que te aparta, lenta, fos cabellos. Abajo, bien abajo, loviendo, yafuera, azul, cl cielo. Lavadero Mineros amarillos, silenciosas mineras, no le lavéis el éxido agresivo a la piedra, que aunque el agua lo eve en vuestros ojos queda. Candelaria Mamani silenciosa como era, se quedé una mafiana dura sobre la tierra ‘Mane Casio, Obras completa. ‘Como una flor quebrada la flor de su pollera. Eleuterio Colquiri minero, no coquea. Le fue robando el rostro el agua amarillenta, La mina lo miraba por sus bocas abiertas. Mineros amarillos, silenciosas mineras, dejad que el quimbalete su propia sombra muela hasta que golpe a golpe de roca se haga arena, Mineros amarillos ~entristecida greda— de vuestras manos duras que en el agua se trenzan, un arcdngel de estafio sube al cielo de piedra, Coca Como tu propia sombra deshojada sube a tu boca para que la exprimas. Entonces crece sobre tu esperanza ‘un poco de ceniza. Tu sed es quien la busca para su arena seca y amarilla, pero al final, el suefio, en tus ojos de lacre ya no tiene cabida, Manuel | Castilla, Obres complet ‘Yo pienso que la quieres porque todo en ella arde, yssi le echas ceniza para tornarla suave ello es tinicamente para que se te apague y se convierta en musgo donde se duerma tu hambre. Carreros: Carreros verdes, carreros, verdes de polen de soca. La boca-mina los traga pero de nuevo los bora. El polvo del mineral en sus pestafias se posa, yel polvo se vuelve barro no bien la luz lo remoja. (El cerro les da quebrados pedazos de su memoria) Siete niveles abajo Ia veta se desenrosca; abajo quema la tierra pero arriba nos desola. Carreros verdes, la muerte lame la roca verdosa. Pedro el jaulero A Nelo y Milena Estrada Sainz Pedro tiene un silencio cristalino, de légrima, cuando anota la roca que sube por la jaula Parado como un palo su verde coca masca y mientras piensa, Pedro se traga las palabras cuando le esté doliendo el brazo que le falta. Pedro mira que el hueco de la manga le baila y que a sus pies la roca se va en hilos de plata. Cuando en la dinamita la tierra se desgaja Ie suben a los huesos tormentas enterradas. Pedro piensa y la coca le sorbe las palabras, Pedro tiene un silencio salado, como légrima, Barreno Herrero de Pailaviri deja tu guante de cuero. “Herrero de San José deja el martillo en el suelo. Pailaviri y San José mellan todos los barrenos yustedes deben forjarlos como a una rosa de nuevo. La piedra de Pailaviri quiebra la flor del barreno. La roca de San José le apaga su ojo de fuego. “Herrero de Pailaviri alza la rosa de acero yccon el de San José ‘marca la cara del cielo. ‘Tren de mina jQué lindo que es el trencito de la minal Trae del socavén dos luceritos que titilan, y cinco vagonetas con pedrones que vacia. {Qué lindo que es el trencito de la minal ‘Manel J. Castilla. Obras completas A don Lino Spilimbergo A sus ruedas no las muerde Ia copajira. Qué lejos tiene los ojos el maquinista; qué cara mas desolada yamarilla. jQué lindo que es el trencito de la mina! Superintendente Nadie puede arrimérsele y la nadie se arrima, Todos pueden mirarle pero él a nadie mira. Qué celestes sus ojos nla luz cristalina cuando a las cuatro sale para tomar el auto de la mina. Tiene unos pies enormes yuna boca muy fina, luna vieja chaqueta de cuero yuna pipa. Como él no mira a nadie y los demas le miran, no sabe que en los ojos de pozo de las indias ya tiene media sombra sumergida, iva _Momuel J. Castilla. Obras completes Letania de Oruro ALuis C. DJallad Cuando el minero baja desde la mina a Oruro, Oruro se le quema en luz sobre el carburo, que Oruro suena como un ronco rio oscuro. Oruro y su espejismo vuelto mar al crepiisculo transforma a los mineros en marineros turbios, mientras las hilanderas de grises pies desnudos transitan por el cielo como vellones de humo. ‘Cuando el minero baja desde la noche a Oruro, Oruro se le duerme sobre su pecho duro, Oruro como un nifio, Oruro, Oruro ya en el suefio, Oruro... La palliri Qué trabajo mis simple que tiene la pallir. Sentada sobre el ciliz de su propia pollera, elige con los ojos unos trozos de roca que despedaza a golpes de martillo en la tierra (Un silencio nocturno le trepa por las trenzas y oscurece la arcilla de sus manos morenas.) Qué instil que seria decir que en sus miradas hay un pozo de sombra y otro pozo de ausencia; que pudo ser pastora de las nubes y se quedé en minera, {que pudo hilar sus suefios por las cumbres viendo bailar la rueca, La palliri no canta ni tampoco hila suefios. La mirada en la tierra yen la cabeza el cielo de mafiana y de tarde busca sdlo el silencio, y cuando esté a su lado lo quiebra contra el suelo, Y no sabe que a ratos, entre sus brazos recios, se le duerme el martillo como un nifio de hierro, Carnaval Ya le colgé gallardetes al socavén el minero, y sobre la roca viva pinté un caballito negro. Por la canchamina abajo el carnaval se va yendo, yun farol de papel prende la mina en vez del mechero. Manuel. Castila. Obras completa. Los diablos saltan con largos lagartos entre los cuernos, yen sus monedas de plata como en un agua de suefio se ahoga la austeridad del Rey Don Carlos Tercero, mientras el bombo en la tarde sigue cavando agujeros. Ya se olvidé de la mina por carnaval el minero. Quemando sus dinamitas lo partié en flores al cielo. La Virgen del Socavon se ird corazén adentro cuando se meta a la mina Ja mala suerte de un perro. Ya le colgé su alegria al socavén el minero, y cuando mafiana vuelva —polvo gris, herrumbre, hierro— estaran los gallardetes sobre el caballito muerto. GLOSARIO Canchamina: Sitio cercado en una mina, donde se deposita el mineral para escogerlo. Copajira: Especie de caparrosa o sulfato de cobre. Con el agua se torna un Liquido rezumado y corrosivo entre el cual trabajan los mineros bolivianos. Chicha: Bebida alcohélica de maiz. Desmonte: Lugar donde suele arrojarse el deshecho de minerales. Jaula: Montacargas que sube la “caja” o mineral desde las galerias 0 ni- veles subterraneos de las minas. ‘Mechero: Lmpara de carburo. Palliri: Mujer que selecciona los minerales. Pailaviri: Mina del cerro de Potosi Quimbalete: Piedra grande con que en algunos pequefios ingenios se muele el mineral San José: Mina de Oruro. eS BAJO LAS LENTAS NUBES (1963) Manuel) Castilla. Obras completes. Qué pena tiene la muerte cuando de su calavera siente crecer en silencio Ja flor de la primavera Esta tierra es hermosa Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada. La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen: ‘montafias pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco como una boca de horno de pan recién prendido, yuchanes de leyenda en donde duermen indios y rios esplendentes, gauchos envueltos en una gruesa ciscara de silencio y bejucos voleando su azulina inocencia, Todo eso quiero. Y hablo de contrapuntos encrespados y de lo que ellos paran virilmente sangrientos cuando el vino en la muerte es un adiés morado. Esta tierra es hermosa. Déjenme que la alabe desbordado, que la vaya cavando de canto en canto turbio yen semilla y semilla \demorado. Ocurre que me pasa que la pienso despacio , y que empieza a dolerme casi como un recuerdo, ysin embargo, triste, la festejo. Mato los colibries que la elogian como quien apagara los pétalos del aire, hondeo como un nifio angeles y campanas y cuando asi, dolido, la desnudo, cuando asi la lastimo, me crece, ay, una légrima en la que apenas si me reconozco. 192 Digo que me le entrego. Digo que sin saber la voy amando, y digo que me vaya perdonando yen un perdén y en otro que le pido digo que alegremente voy sangrando. 2 Todo esto que celebro bajo las lentas nubes solitarias, este polvo que cae sucio sobre mis ojos es mi dulce region mediterrénea. Yo cuento que la miro. ‘Mas cémo digo ahora mi alegria, cémo la saco afuera de mi sangre y la entrego a vosotros para que festejéis también su barrosa hermosura? Esta region, amigos, hace como mil afios que me da su silencio, y hace apenas cuarenta que yo soy su latido y soy su piedra ¥ soy su sombra olvidadiza y pura. Yo sé que me entendeis porque conmigo visteis caer la noche en ella de rodillas, derrumbada de joyas y luciérnagas. 3 Les digo a todos que te acarnavalas si te obsesiona el trépico, si tu costra de bombo en bombo tiembla machacada. Manuel J. Casta. Obras completa. Cuento que en la semilla de tu cebil cerrero 1 érbol pone su inicial repujada y nadie quiere creerme que se nombra. No sé cémo decirles que regreso solo y maravillado por la huella de nifio del mayuato cuando la sombra tiene un miedo bultoso de pescadores solos, Que me he quedado quieto floreciendo en los tarcos yen su blandura lila te pisaba los ojos. Nadie me cree si digo que en el lapacho rosa se encelan los flamencos, que en el quirquincho bola enrosca su gusano la luna, que por la miel sumida en el quebracho mira la més antigua dulzura de la piedra. Que te miro al trasluz desde las alas de las mariposas y que entonces el Arbol es un angel y sus manos son péjaros. Nadie me cree si digo que en el erke te revuelcas herida como un toro, que esa miisica negra es tu propio resuello y que por ella quieres engendrar en el cielo. Que en el monte, indefensa, rezas en el sedoso asombro de las corzuelas cuando los ojos quietos de tus caballos calcan tuna por una todas las estrellas, Nadie quiere creerme 4 Vienen negreando arriba los tucanes y loros alarmando los maizales yuna paloma aqui llega sofiando ¥ entre un pajaro y otro que te nombra mi corazén se queda apaciguado, ‘Mis ojos jubilosos con ellos van alados. Como en una guirnalda se posan pensativos sobre tus hombros viejos. Ellos no saben que te pertenecen Y que a veces, por ellos, me desolas. Déjame que te cuente sus leyendas, sus muertes leves, casi cristalinas, mientras castigas ciega, alzas madureces, pintas pilpintos, quemas con luciérnagas y en los sapos gozosos despreocupada cantas. Ay, tierra que te entierras sin saberlo, en el aire! 5 ‘Me gusta hablarte boca a boca a solas. Inte diciendo todo lo que callas. Un dia dlo recuerdas? fai por tus paramos hacia Ia cordillera La nieve de rodillas. Todo el metal parado. La puna era un resuello casi invisible, transparente y gris y fatigado. ‘Manuel j Casta. Obras completas, Regresé por los ojos de las llamas alucinado. Alta, por el desierto, tri me salabas largo. 6 Voy creciendo de ti Yo soy una hoja nueva que apenas toca el viento, ‘Yo soy ese verano que siente que su seno se le abulta de frutas, y se te cae encima fecundandote. ‘Yo soy ése que trepa por los yuyos y que grita en el hambre desvelado del zorro, yo soy una vidala y delicadamente te enamoro. 7 Ocasiones cera celeste la alegria, Igual que mirasoles inmensos sobre nosotros se voleaban los dias. El agua descendia desde sus nubarrones vagabundos. En acequias terrosas y tanteantes se desalaba, iba regando ciega. Toda su boca abierta pariendo primaveras se partia. La madre, entonces ~oh, pura flor tan tuya-, desde la leche nifia de los choclos, miraba, Como el rio del cielo bajaba de la noche yen la verde ternura del maiz fae como crucificada se nos daba Yo no sé més. La loro y me parece que en el suefio de golpe me reventaran dalias, como si un vino viejo con su aroma rojizo me tapara. 8 Este que canta ahora, este cosechador de La Silleta, es Juan Roldan, un nino en quien dormida turbulenta sueiias. Yo te lo dejo, tierra Tapa su boca con tus polvaredas. Amasa su alarido, alza su copla, dale tu cerveza, y carnaval adentro pufialealo con tu baguala enteral 9 Hay cosas que no olvido. La madre, por ejemplo, (Igual que una magnolia le pone sombra al tiempo.) Me acuerdo de ella y digo que ti le debes un patiuelo blanco, y que me le has robado la sangre abierta de las despedidas cuando entre zambas y entre chacareras coronaba la vida, ‘Mayet Castila. Obras completa. 10 Este que esta viniendo llega del calchaqui vallisto y huele a mosto. En la carreta que lo va trayendo hay espigas de trigo meciéndose en el viento azuloso. Entrégate a sus manos inocentes porque le ha puesto al buey un collar rojo de pimientos ardidos y porque asi también ‘me sangras por los ojos. i Ocasiones yo siento que me tapas con un montén de musica, que me aturdes con un ahogado rio de guitarras, yme suelto a la noche, sentido y desbocado. Entonces me emborracho en tus esquinas. Se arrima un hombre y pens, yen el amor que nombra y va queriendo yo sin querer también estoy amando. 122 Siempre me pasan cosas que me duelen. Siempre me vienes, tierra y me desuellas, y si estoy solo llega una baguala ¥y esa baguala siempre me despena. Mivoz se hace arenosa por la puna. ‘Mi voz penando vaga por el aire y el aire en pena vaga por Ia luna. Siempre por las cantinas amanezco, siempre me voy quedando, siempre de siempre en siempre padeciendo voy llorando, {Toma mi siempre, tierra, pésalo con tus manos ¥.como a un gajo de las nubes plintalo! 13 Ahora miro un patio con glicinas olvidandose. Un ila dulce y tenue las condecora. A su sombra levisima el corazén es una rosa dormida. Viejas mujeres andan como sonémbulas. ‘Madres que tejen interminables lanas entre grises y fragiles lloviznas. ‘A ratos la provincia las alegea y ctece solitaria por sus ojos como un jazmin del cabo. Arriba, las glicinas. f Manuel J. Castilla, Obras completa. 14 A Alberto Burnichon La sefiorita se Iegaba al piano en la sala muy sola por la tarde. El lucero lejano y cristalino era una gota azul y vacilante. La misica soltaba sus palomas vuela volando por los ventanales. La sefiorita sola las miraba sintiendo levemente desangrarse. Bra su corazén que se volaba? ‘Ay, palomita no lo sepa nadie. ‘Teje un visillo con un novio ausente y bordame esta nifta entre dos angeles! 15 Pienso en el chaco, ahora. En esa adormecida planicie solitaria, En ella, los crepisculos se van en una larga melancolfa dorada y el viento polvoriento como un caballo ciego ‘vaga en la lefia muerta. En el chaco los cielos vuelcan pampas de nécar, derrumban sus harinas de girasoles de oro y sueltan sus manadas de corderos, levemente, sobre sus osamentas de pescados. 200 Alguna vez mis ojos treparon por los gajos tiesos y negros de los palosantos, Una vez, lo recuerdo, el corazén de ese arbol s¢ trep6 por el fuego y por el humo ami oscura memoria y a mi olfato como la savia més delgada del aire. En ese olor el chaco florecia. Por ese humo sonoro de fragancia, Por esa ticrra que se hacfa celeste mi coraz6n era una garza volando en el crepasculo, Pero hay més. Hay cementerios donde sélo hay dos muertos, palos puestos a pique cercando un suefio largo, lleno de hachazos. En esas soledades, dulcemente quebrados, yacen, Uno los ve mirar desde su greda ppor las vizcachas que les hurgan los ojos, ‘uno mira la pena de esos muertos como amantes sorprendidos por un rayo besindose, todo eso ve sobre la tierra seca yllora y Hora y muere de su muerte y de su sed y de su olvido. ‘También uno recuerda un ancho rio y el paso de sus peces y erece jubiloso por sus riberas verdes, Entonces, Ja soledad asienta sus sombra silenciosa, Todo eso ve. Ve desnudarse al indio, a los matacos, bajar hasta la playa como dioses ardientes lenos de hambre y América, morenos de frescura como una tinaja. EI Pilcomayo les deja su espuma entre los dientes. if [Manuel J. Casta. Obras completa, Después, més después, uuno los ve salir hermosos de las aguas Todos los peces penden de su cintura, agénicos. Plata colgada, plata que se mueve, plata mojada y pura hecha pollera, fleco dulce del agua, lluvia de luna, astro celeste ya desmenuzado, escama muerta, pétalo de estrella que agoniza, Todo eso ve una tarde en las barrancas himedas del Pilcomayo, en Salta, Después, sobre el ocaso, Dios se mete en el canto de los pajaros y en los pajaros vuelve coronado de miedos con todo el corazén asesinado, y adiés, adiés le dice a la planicie y dame agua y adiés claméndole a la arena hhasta que todo, Dios y palosanto, yancoche en flor y sombra de matacos, todo se queda quieto en el silencio y adi6s de lefia muerta sobre el chaco. 16 A Holver Martinez, Borelli Porque atin lo estoy viendo es que lo cuento. Enel polvo caliente dentro de Anta bailaban. Las mujeres bebian espuma de cerveza y un vino cuchillero velaba en los hacheros. ‘Adentro, en la cantina, dorméan olvidados en una mesa larga veinte nifios de pecho. 202 Supe de golpe que cada madre, entonces, zambeaba con el suefio del hijo en el paiiuelo, En la mitad del baile una voz dij y fueron las mujeres a ver si era su hijo el que lloraba. Después volvian al baile y lo bailaban ciegas, fundando alegres a la vida, abiertas en el monte a sus estrellas, : “Loran”, 17 A veces, como ahora, cuento con ganas cosas de mi tierra, (Cuando fui, por ejemplo, caminando en Angastico, solo, yeel valle calchagui se ablandaba de lanas y pastores. Al rio descendian las estrellas Iendndose la boca de arenas amarillas, Los hombres hacian vino con un amor tan suave como si fabricaran las yemas de las flores, La tierra era callada Yentregaba su céscara décilmente a los hombres, Se dejaba pisar por ellos como una madre dormida por el hijo, esa noche. Después, yo regresaba siempre, retornaba perdido; ‘olvia por mi rastro hasta sus viias, hasta sus uvas pélidas, Me metia en su almacén como a la boca dura del desierto y su osario de arena subfa de Angastaco a mi garganta bajo un azul retinto y esplendente. Todo era blanco en Angastaco, entonces. Arena y luna. Y el silencio era blanco como un recuerdo viejo, bien vi Yo también recuerdo ahora que era blanco, ‘Manuel J. Castilla. Obras completa. 18 A Martin Alberto Noel Desde qué lado oscuro de los hombres me vienes? Digo esto porque tengo atin los ojos en los ojos salados de tus indios de la puna ventosa. Eras ti su cuchillo. ‘Alzabas tdi sus manos. Y eras tit quien cortaba la oreja a los corderos, dulces en el crepuisculo. La sangre te lenaba de cielo las rodillas. ‘Tai cavabas entonces tu propio vientre, tierra, yen él echabas esa carne muerta y la tapabas para parir de nuevo los mismos ojos lentos, la misma lana tibia de balidos. : Ti eras la que salias en la coca hiimeda de saliva desde sus bocas verdes. Tai la que te tragabas sus desvelos, sus ganas de prefieces, lo 7 sobre el hervorgrasoso de achicha arrodillaba a las mujeres. Era entonces la tarde y tit la herida. Romance de Juan Lucena Juan Lucena, canteador, por eso de labrar postes, ya sabe que va a salir garrapatiento del monte. Jamés se vio canteador como él, con més traza de hombre. Desde sus manos el barro se le derrama en raigones, Dentro sus brazos la fuerza vuelta un remanso de cobre a cada hachazo que da se le alborota en el golpe. (En cada astilla que vuela mira una brasa de pobre). Siva canteando un quebracho sangre le salpica entonces y sobre su camiseta empiezan a crecer flores. Juan Lucena, canteador, vaporoso de sudores, vuelve con el hacha al hombro medio borrado en la noche. Y cuando el vino morado de a lentos litros se pone Juan Lucena cree que ha muerto porque por el suefio oye gue su hacha bajo la luna hacha sola en medio el monte, 204 Manuel J. Castila, Obras completa. Réquiem por Rail Galan “Pobre Rati, su muerte fue tal como su vida un pétalo de gloria'y mucho de ceniza.” Radl Galan Nunca sabré, Rati, por qué te estoy diciendo estas cosas, ahora que me escuchas sonriendo desde tu muerte. Yo sé que me estas viendo y que me compadeces y que piensas: “Pobre Manuel, se esta poniendo serio 3610 porque me he muerto, y no vale la pena”. Pero a mi no me importa lo que piensas porque te estoy queriendo, porque te estoy llamando ahora justamente que no oye tu carne. La muerte andaba sola por la pampa. De vicio Te vio pasar y dijo: “Me lo llevo", ¥y nos dejé con tu nombre en la boca para siempre. No hay derecho Raiil, Eras tan nuestro, De punta a cabo, entero, como un cuchillo, © como el tamatio claro que tiene la amistad. Y ahora equé nos queda? Lo que diré la gente de Jujuy por un tiempo: “Radi fue un hombre bueno”, *Y qué gran profesor’, “qué lento hablaba’” “Fue buscando en sus versos una nifta perdida y la encontré en la espuma del arroyo de Yala”. Pueda ser que estas cosas ocurran. Yo no sé. Yo no sé nada, hermano. Tu coraz6n me ha dicho: “Dale mi adiés a Mario alla en La Vii ] Y Mario Busignani entre los cerros siente decir al rio que se ha muerto Raiil, sin despedirse, que ya no hay mas Galan, que don Martin, poeta, es un recuerdo. Sin embargo, Rati, yo me miro las manos. Ellas esperan solas el peso de las tuyas. Porque te has muerto joven mi corazén se empafia ¥ se queda pensando como una laguna. ¢Qué seré de Jujuy, qué de tus rios, qué de la pampa fria de la puna? Ya estés viniendo por las maravillas que te acompafian desmaravilladas. Radi, Jujuy arriba, te da un adids dorado de retamas. ‘Yo sali esta maftana con tu muerte como una flor ajada a mi costado. ‘Todos me la miraban tristemente ¥ aqui también, Martin, la estoy llorando. Bueno. Basta Raiil, ya te vas yendo. Dos Angeles te escoltan dulcemente lejos... ben lejos...

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