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307.1 GAR‘ Garibay Orozco, Claudio ‘Comunalimos y liberlsmos campesinos: dentidad comuninria, empresa social forestal y poder corporado en el México contemporineo / Claudio Garibay Orozco. ~ Zamora, Mich, : El Colegio de Michoacin, 2008. 446 p. sil, 23 em. ~ (Colecién Investigaciones) ISBN 978.970-679.266-2 1. Comunidad, Onganizacin de la 2. Desarrollo Comural Imagen de porada Fotograta toma por Claudio Gaibay © D.R.E Colegio de Michoacin, A.C, 2008 Centro Pblico de Investigacin Conaeyt Mariner de Navarete 505 Las Fuentes 59699 Zamora, Michoacin publicicolmich een Impreso y hecho en Mésico Printed and made in México ISBN 978-970-679-266-2 {INDICE INrRODUCCION 41, COMUNIDAD LIBERAL VERSUS COMUNIDAD CORPORADA La tragedia de los comunes Laaldea como red y la comunidad como entidad La sociedad campesina Orden social y hegemonia comunal Proceso politico ¢ ideologias Sincaxis de la empresa forestaly orden comunal Revolucién comunalista 2. EL COMUNALISMO FORESTAL EN MEXICO Los actores centrales del sector forestal Las comunidades campesinas en el sector forest La conformacién del sector forestal en el régimen porfiiano La reconstruecién posrevolucionaria de la propiedad mancomunada El bosque y el interés piblico del Estado La emergencia del comunalismo campesino forestal Dos contextos regionales. Oaxaca y Michoacan 3. La asoMnkosa COMUNIDAD TERRITORIAL DE SAN PEDRO EL ALTO El pueblo de San Pedro el Alto La comunidad territorial Laemboscada de Agua Fria La ligica politica de las comunidades terttoriales Origenes del comunalismo territorial de San Pedro el Alto La formacién de las reptiblicas de indios en la sierra sur El orden social en la comunidad colonial en la sierra sur de Oaxaca 15 35 53 7 a 7 SSszuyg 107 107 117 135 142 148 152 157 INTRODUCCION En algunos lugares de diferentes regiones rurales de México se ha desarro- llado en las dos tiltimas décadas del siglo xx, un singular tipo de comuna- lismo social sostenido desde la explotacién industrial de bosques comunales. Elfendmeno parece involucrar tanto a comunidades de ascendiente cultural indigena como campesinas de tradicién mestiza; singular comunalismo ‘que combinaria formas ancestrales de reciprocidad social con una moderna ‘modalidad econémica industrial que, en su desarrollo, altera la organizacién social de origen y, en un complejo proceso politico de “ingenieria social”, lo econstruye en un nuevo orden social. Me refiero a lo que denomino comu- rridadesforestales industriales (CH). Una combinacién de diversas caracteristicas distinguen a estas CFI: 4#) son sociedades de ascendiente campesino con culturas tradicionales espe- fics relacionadas con formas de vida de comunidades pequefas; 6) tienen ‘en propiedad mancomunada amplios territorios, y en su interior, bosques ue controlan como una sola unidad de explotacién forestal; ¢) tienen ademas una empresa industrial de propiedad comunal que, desde una admi- Aistracién central, organiza la extraccidn y la transformacién del bosque en Productos maderables y no maderables que comercializan en las redes de eteado local, regional y global; d) desarrollan robustos sistemas locales deautogobierno con mérgenes relativos de autonoma frente a poderes exter ‘os; ¢)elaboran una idea colectiva de comunidad ~eshos comunitario~ que ‘organiza los valores y pricticas de su orden social A diferencia de la mayoria de las sociedades campesinas tradicio- Tales caracterizadas por un patrén de relaciones sociales donde la familia aimpesina es el centro organizador de la reproduccién econdmica de la Poblacién local -con su economia basada en el trabajo cooperativo del COMUNALISMOS ¥ LIBERALISMOS CAMPESINOS IntRoDUECION cexige lealtades, exalta valores, perfil identidades y demarca fronteras simbd- ficas de adscripcién, El “triunfo” de esta mansformacién comunalista -siempre frigil, pro- yisional, reversible se hace posible slo cuando la organizacién comunal Ja logrado construir un consorcio econdmico lo suficientemente fuerte ‘como para centralizar los recursos, el trabajo y el capital local, y desplazar las economias familiares domesticas a una periférica integracién dependiente. Cuando ha logrado implantar un sistema econémico colectivista de alcance aldeano. Pero la colectivizacién econémica es sélo una condicién necesaria ‘mas no suficiente. El triunfo comunalista dependeri, sobre todo, de la ‘apacidad de la organizacién comunal para derrotar a su oposicidn liberal y Jograr la hegemonfa comunal en los émbitos relevantes de la vida local. Es decir, cuando ha logeado el control efectivo de los recursos del rerritorio, de {as instituciones politicas locales (municipio, agencias), de las pricticas reli- y civicas, del monopolio en la intermediacién politica y social con los ppoderes del exterior. En suma, cuando la organizacién comunal ha podido ‘construit una “comunidad total” que integra a la poblacién aldeana en una s0fa estructura organizacional y en un solo discurso moral. El resultado final ‘yextremo de ese proceso es la instauracién de una sociedad campesina colec- ‘tvista corporada. Una especie de comunismo aldeano. Esta transformacién, més que un sentido progresivo, tiene un fuerte ‘aricter defensivo y restaurador. En efecto, las sociedades campesinas corpo- ‘adas no son un fendmeno nucvo en la historia de México sino, al contrario, tuna forma de organizacién social dominante al menos desde el petiodo Aovohispano, En especial las “repiiblicas de indios” con sus derechos man- ‘eomunados al territorio, con sus obligaciones tributarias sumadas, con sus Ficultades organizadoras sobre el trabajo social de su poblacién, con sus eco- omias colectivista y sus “cajas de comunidad, con su gobiemo local de ca- . con su organizacién disciplinaria y jerérquica, con su margen de ‘lonoméa politica para autogobernar personas, ideas y ereencias. Fl regreso 41a comunidad, ta restauracién del orden comunal, la exaltacién de la vida ‘€8 comunidad suelen tener como imagen recurrence ese pasado mitificado. iiicleo de parentesco y su lealtad a la familia-, en las Cr dor parece moverse hacia una economia industrial colect aldeano y hacia un orden social de cardcter comunitario-corporativo. En sa transformacién comunalista, tales pequefias sociedades parecen haber encontrado una altemnativa diferente a la quiebra general de su economfa campesina tradicional y al recurso emergente de la migracién. Una opcién diferente al languidecimiento ya la disolucin de su vida social. En un fuerte to de organizacin colectivista han controlado en su beneficio el manejo de sus bosques, levantado una industria forestal y construido un sistema econémico marcadamente centralizado. Para lograrlo han reeditado versiones nuevas de corporativismo que recuerdan la eficacia defensiva de kas antiguas “reptblicas de indios” del periodo novohispano. Han impulsado versiones locales de ideologias comunalistas que exaltan la lealtad moral por tun “nosotros” que recuerda el afecto del creyente a su comunidad religiosa, Ya la par, han establecido pricticas de trabajo y organizacién propias de las empresas industriales modernas. De manera sustancial, estos comunalismos forestales han implantado un nuevo “orden social” que impone una dura disciplina a sus miembros, a cambio de una continuada oferta de seguridad econdmica y de certidumbre social en su vida cotidiana. Algunos ejemplos muy destacados de Crt son la de Ixtlin de Judrez y San Pedro el Alto en el estado de Oaxaca; San Juan Nuevo en Michoacin; el ejido El Balcén en Guerrero, Pucblo Nuevo en Durango o El Largo en el estadode Chihuahua, entre otras Mi argumento central afirma que en aquellas sociedades campesinas donde se ha asentado una empresa forestal industrial comunal, se inicia un proceso de “revolucién’ del orden social local que apunta ala construccién de una comunidad colectivista corporada. Un proceso a contrapelo de su antipoda, el modelo campesino liberal capitalista. Esta revulucién comuna- dita apunta hacia la transformacién de los arreglosinsticucionales siguientes: de un régimen de apropiacidn territorial de eardeter privado a otro colec- tivo; de un control fragmentado de recursos naturales, trabajo y capital a otro de cardcter centralizado; de un régimen voluntario de reciprocidades 2 otro obligatorio, de un gobierno local de autoridad débil a otro fuerte. Pero tambien esta “revolucién’ local apunta a la resignificacién de pricticas y valores tradicionales en un nuevo discurso moral que prescribe deberes, Peto también, este proceso politico de recomunalizacién de la vida social en _Pequeftas sociedades campesinas debe entenderse como una respuesta orga~ 16 COMUNALISMOS ¥ LIBERALISMOS CAMPESINOS nizada ~entre otras posibles~ de poblaciones campesinas subalternas frente a poderosos procesos generales que socavan las condiciones econémicas locales, fragmentan los bienes comunales y destruyen el modo de vida tra- jonal con su orden de jerarquias y vinculos de reciprocidad local. Es una reaccién defensiva contra una transformacién marcada por li desvinculacién, de los compromisos locales, y la insercidn plena de recursos ¢ individuos a la matriz de la actual modernizacién global. Como toda transformacién social, esta revolucién comunalista es un “proceso politico” que provoca resistencias, tomas de postura y alineamien= tos de grupos faccionales que disputan ~con frecuencia en fo-ma violenta-el control hegeménico de la sociedad local. En el centro del huracin esta la disputa por el significado compartido de la idea de “comunidad”, un tema que pone en juego el alcance del poder de la entidad comunal en relacién con individuos, familias y grupos que la constituyens y tanbién la forma de acceder,legitimar, controlar y ejercer el poder comunal. Es decir, en este proceso politico asistimos a la disputa por la construccién de un nuevo orden social, pero también, y a.un mismo tiempo, por la construccién de un nuevo “régimen politico”. En el aspecto politico sostengo dos argumentos: el primero dice que los comunalismos campesinos no se sostienen en el tiempo a menos que constituyan un gobierno local de autoridad fuerte y establezcan una amplia autonomia frente a los poderes externos, Ello supone un discurso comunal y una practica social disciplinaria, lo que resulta en una cultura politica local marcada por altas desis de autoritarismo ditigido contra aquellos que se des vian u oponen al nuevo orden. El segundo es que estos érdenes comunales, a pesar de la dosis autoritaria, pueden tener regimenes politicos varios. AGn mis, sostengo que en estos drdenes comunitarios pueden presentarse cuatro de los cinco regimenes politicos posibles: a) auteenitico (o caciqul) sostenido por el poder de un pequefio grupo, ya seailegitimo en tanto que es impuesto por el ejercicio de la amenaza y la fuerza, o bien primariamente legitimado por el Estado mediante el simple acto de designacién formal o informal: 5) de notables sostenido por el poder de un pequetio grupo cuys legitimidad se sostiene en los “méritos” aleanzados en la escala de una jerarquia de valores y posiciones construida desde una tradicién local institucional; o) de demo- ‘oracia directa deliberatva sostenido por el poder de una mayoria deiberante INrRoDUCCION amente gobernante; d) de democracia indirecta sostenido por una ria no deiberatva que lige un cuerpo de representantes para tomar las jones y ejercer el poder (sélo aplicable en sociedades campesinas densa- “mente pobladas donde el tamafio dela eclesia hace ineficiente la democracia directa)’ © Para mostrar el despliegue de nuestro argumento recurrimos a la descripcidn densa de dos casos ejemplares y contrastantes de comunalismo ‘en dos regiones diferentes del pais: la poco conocida comunidad agraria ide ascendiente zapoteca de San Pedro el Alto, ubicada en la sierra sur del festado de Oaxaca; y la famosa comunidad agraria de ascendiente purépecha ‘Nuevo San Juan Parangaricutiro localizada en la meseta tarasca del estado ‘de Michoacan (fig. 1), Esta eleccién responde a la intencidn de iluminar Ja reflexién por medio de un alto contraste. El propésito es mostrar dos realidades locales con modalidades diferentes de corporativismo de la vida social; de alguna manera casos ejemplares de procesos de comunalizacién en sociedades campesinas. Con el ejemplo de San Pedro el Alto se muestra un. ‘30 extremo y culminado de corporativismo social que no dudamos en cali- ficar de comunisma aldeano, una especie de realizacién en la tierra de lo que muchos ideslogos comunalistas s6lo han imaginado.* Con el ejemplo de San Jan Nuevo se muestra, en cambio, una transformaci6n corporativa en pro- ‘eso, No culminada e incluso fallida. En rigor, el caso de una “comunidad ‘en proyecto” que no puede imponer su hegemon(a frente a poderes alternos ‘que se le oponen y pricticas internas que la traicionan. Pero un proyecto de ‘comunalizacién que tampoco ha podido ser detrotado por sus detractores. En ambos casos, como veremos, el papel de la empresa forestal industrial es ‘crucial, Te Wl himo igimen no aplication no gine oli caracteriad pot a susencia de un seca de pbc lal ie por la prc de wn poe ol an lao y dil qu eaece facades ear, Una staan no plicable en virad de que cxableimos qe los Sedenescomunaitas son fpbl sco por prsenca de un gobi lal con pode yuna autora ace 2% Hf tas Villon 1997)cms bo Poder y eV Fundarmemor den ie pltica ev mejoe ‘aponcnc en Mésico de lieve a "comunidad Vil vers en San Peo Alo lt rein aera dew ide coal de Fs de interes ial en mrs colo. Nos cambio, veroxen San Peo un orden soil opera 19 20 INTRODUCCION En esta investigacién se realizé una “analogia profunda” de dos 1s de caso que, en nuestra opinién, son ejemplares de un fenémeno {que hemos calificado como comunalismo forestal. Cada uno de ellos ‘escrito como una toralidad comprensiva en si misma; se ubica a cada dad en su espacio social y en su tiempo histérico; se desarrolla su local desde la fundacién colonial hasta la actualidad, historia que Ia atencién en aspectos cruciales de su organizacién social tales como igimen de propiedad, las jerarquias sociales, las pricticas colectivas, los os con poderes externos y con el Estado. Asimismo, se ha buscado tuna descripcién densa de las instituciones y pricticas que organizan Jen social de cada comunidad en la actualidad. Cada estudio de caso se arollé sin hacer referencia alguna al otro para asf evitar el ejercicio simple ‘comparacidn de elementos de ambas sociedades. Por el contrario, el és ha sido el contraste del proceso histérico entre ambas totalidades nitarias con lo que se de prioridad a la totalidad y no a sus partes, contextuslizacién de los argumentos y la simplificacién de la realidad. ‘Serd posible observar este procedimiento analégico por sus resulta- el contraste de ambos casos encontrar dentro del dominio de un 0 argumento, analogias y divergencias que sin duda enriquecen la de cada uno de los casos; ya por lo que tienen de similar con el otro, 9¢ lo que se diferencian. Un valor afadido imposible de obtener si sélo emos realizado un estudio de caso. Pero atin mas, este procedimiento mitido soportar un argumento de orden general que apunta, no tir los procesos de corporativizacién o fragmentacién liberal en estudiadas sino, incluso mds, a discutir de manera renovada as de resistencia, disolucién y transformacién de las sociedades en México. Es importante mencionar que he cambiado los nombres que apare- Estudios de caso, salvo alguno que otro de conocimiento piiblico, Smo que los plasmados en los documentos oficiales expedidos por locales. En su momento consideré la opcién de hacerlo también snombres de los pueblos para eventualmente no afectar ni generar en ellos. Sin embargo, pienso que si bien es pertinente que el antro- a COMUNALISMOS ¥ LIBERALISMOS CAMPESINOS pélogo se cif a una ética que protejaa informantes en lo singular, el evar. anonimato al nivel de “grupo” ¢s insostenible para la prict ca antropolégica Nos deslizaria peligrosamente hacia la generalidad argumental de la filoso porlo que de alguna manera deberemos aceprar el costo y las consecuenci del enojo de los lugares que estudiamos. 22 1. COMUNIDAD LIBERAL VERSUS COMUNIDAD CORPORADA {EDIA DE LOS COMUNES igxico un nutrido grupo de académicos estudia poblados campesinos bienes comunales. Ubicados dentio del paradigma del “desarrollo sus- y preocupados por la devastacién ambiental, estos estudiosos han su interés a la busqueda de las claves organizacionales que hacen la encia entre una ambito local que gobierna de manera “sustentable” sus ursos territoriales, frente a aquellos otros sumidos en ingobernables dind- de destruccién. Su preocupacién de fondo ha sido la busqueda de una lida a la paradoja de Garret Hardin y su “tragedia de los comunes’. ‘Como se recordaré, la famosa metéfora de Garret Hardin pretende la divergencia ente la “racionalidad individual” y la “racionali- ectiva’. En un ensayo escrito en 1968 para la revista estadunidense ¢ que actualiza el tema maltusiano de la relacién poblacién y recur- jin pide a sus lectores imaginar lo que pasaria en una hipotética idad pastoril donde cada uno de los pastores encuentre beneficioso ‘su interés particular el acceso abierto y gratuito a determinado pastizal partido, En tal situacin —presume-, el comportamiento de cada pastor orientard a incrementar su hato ganadero antes de que sus vecinos lo an. Todos ellos buscarin la apropiacién de beneficios extraordinarios a ez que evitarin asumir los costos de la destruccién del pastizal. A pesar +421 previsible efecto adverso para todos, los pastores se negardn a corregir s ler por recelo a que aquella ventaja a la que renuncian sea tomada Por sus competidores. Y dada la limitada condicién natural del recurso, en dn y capacidad de carga, el resultado final de ese comportamiento olectivo seré la destruccidn del pastizal y la consecuente ruina de la comu- Midad pastoril. Serd la “tragedia de los comunes” (cf: Hardin 1968).

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