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En Fundamento de Derechos Reales en el Derecho Chileno. Rodrigo Barcia Lehmann, Coordinador y Editor Cienifico. Thomson Reuters, 2013, pp. 259-284. SOBRE LA VALIDEZ DE LAS CLAUSULAS DE NO ENAJENAR: UN ENFOQUE ACTUAL* Dr, Ruperto Pinochet Olavet “Bibiogaia expecitcn* ALBALADEJO, *Derco Gil Dero de Bior* I. ALESSANDRI R,, SOMARRIVA Uy VODANOVIC H., *Tratado de ne Demchos Reale, Bier, J. BALLESTEROS GARRIDO, *Lar condiciones geal de soe contrat el princi de antonoia de la sobuntad®. BONNECASE, *Tratado Elemental e Derlo Cisi® (Teadce FIGUEROA ALFONSO), CLARO SOLAR, *Esplzaiouer de Denclo Cy Comparade, Dele Bien TI. DOMENGE, AMER, *Las Polibicions Volntaras de Dtponrt. MARTINEZ. DE AGUIRRE, "Traced del Prin de Proacion «bs Consasidores ene] Derecho de Obligasionr® en Asari de Deno Gil. PENAILILO AREVALO, "Les Bitty. ‘La propiedad y otros dchas reaks® PLANIOL y RIPERT, *Tratédimenaire de dt i?® (Fraduce PEREZNIETO Casto). ROZAS VIAL, *Dasch Cisl Lor Benet, SEPULVEDA LARROUCAU, "Temas de Derecho Imai SANTOS MORON, “Informaciin prenutractual, forma y pritha dol contratot, en Ciro sobre pron ridin de fot ‘eonoriéors, BOTANA GARCIA y RUIZ MUNOZ, Coord. VODANOVIC, Antonio, * Mana de Devebe Csi Pars Prelninary General RESUMEN El presente articulo se tefiere a In mas que centenaia discusiéa doctrinaria relativa a la validez de las prohibiciones voluntarias de dispones y, a parti de la tesis de la validez relativa, en Ia que los autores patecen haber llegado a acuerdo, se analizan tales cliusulas desde la perspectiva actual y Ia evidencia de que en la inmensa mayoria de los casos, tal especie de estipulaci6n se impone hoy en dfa en contratos de adhesién. Asi las cosas, quizés el principal argumento que servia de fundamento a la aceptacién de tales prohibiciones, el principio de autonomia de la voluntad, se encuentra en eatredicho. Sin concluit en el rechazo de tales cliusulas, y después de analizar doctrina nacional y extranjera, asi como algunos fallos de nuestros tribunales, se determina la verdadera naturaleza juridica de tales pactos, proponiéndose una aceptacién mas restrictiva de los mismos, logrando una solucién que patece mucho més justa y mas conforme con los principios que inspizan nuestro Cédigo Civil I. INTRODUCCION Sabido es que el articulo 582 de nuestro Cédigo Civil define el dominio estableciendo aque: “...0s¢l dercho real en una cosa corporal, para gozary dispaner de ella arbitrariamente; no siendo contra 1a ley 0 contra derecbo ajens”. De ese modo tal definicién se sjusta a la tesis contemporinea que considera al dominio como un derecho subjetivo “formado por ux conjunto de fcultades que, en este aso, se caneretan en la facta de gocey la de disposi. Sin detenemos demasiado en el concepto de propiedad ditemos, siguiendo a Bartolomé DoMENGE, que tal detecho real, por contener diversas facultades, y resultar dificultoso enunciarlas todas, se concibe como una unidad de poder, de sefiorfo unitario, que entiende finalmente el dominio como el poder general del hombte sobre la cosa o “como el seiario més pleno sobre wna cosa”. ‘Tal como explica Manuel ALBALADEJO, y abordando ya la antigua’ cuestién de las ptohibiciones de disponer, por lo general, al que se le ha dado el derecho, se le otorga también 1k facultad de traspasarlo (enajenatlo), mientras que cuando existe una prohibicién de disponer, se tiene el derecho, pero no se le puede enajenar porque la prohibicién priva de la facultad de hacerlo. Luego, el sujeto no puede enajenar, no porque no sea capaz (es decis, no porque subjetivamente carezca de aptitud) pata hacerlo, sino porque objetivamente, en sus manos no se puso el poder o faculiad para ello’ Como decimos, desde hace tiempo ya se ha tratado en doctsina el asunto relative a la validez de las cléusulas de no enajenar, hoy denominadas més bien, prohibiciones de disponer, tema que fue abordado por la doctzina nacional a lo lasgo del siglo XX en los téminos que xesumidamente pasamos a exponet. IL, LAS PROHIBICIONES DE DISPONER EN LA DOCTRINA NACIONAL En nuestro pais, Luis CLARO parece ser el primer autor’ que se refiere al tema de las cliusulas de no enajenar aunque, como hemos sefialado, el problema comesponde a una cuestién antigua en el Derecho que tiene un antecedente directo e inmediato en los comentatistas franceses del Cédigo Civil de 1804. Asi a modo de ejemplo podemos citar 2 ' DOMENGE AMER, Bartolomé (1996): Las Proibicianes Vohustarias de Disgoner (Madrid, Editorial Tecnos S.A.) pe2l ?DOMENGE AMER, Bartolomé (1996) p. 21 3 En su testamentodefindenda alyad ame gue st castle, 0 tre, 9 casa, 0s, 0 oor cosa de hued, non lo pnen vender, sin enagenar; mosirando alyina racén guisada por gna ls dona, como si dtc: Quiero que tal caso (wobrindole selaladamene) now sea exegena en ninguna mane, mcs gue fngut sre ar fio 0 i beeder, pare ea sere ms ourrade ems tenes es dives, gue nla enagenasse facta Gu fuss vnido al haar, si fuss yo a otra parte: por qualgnir das raznts, 0 por ofra qu fuss guide sergjante dels, nom la pueden enagenar. Ms oie disse simplemente que no la sensor, won mstrando raxiu ged por gue; 0 nor zealand persona alguna, o cova seta, por que lo fei: i fa vende alia ka vada; ager bo bubs fede”. Patidas: 5,5, 44, * ALBALADEJO, Manuel (1994): Derscho Cail Dench de Biews T (Bascelona, Editorial José Maria Bosch Editor) pp. 287 ss 5 CLARO SOLAR, Luis (1975): Explcacones de Derecho Cinil y Cemparcde, De las Biews, IT Santiago, Eclitorial ‘Juridica de Chile) p. 339 Marcel PLANIOL y Georges RUPERT que al analizar el articulo 544 seftalaban que: “tontiene dos proposiciones contradietorias. Después de baber dicho que el prapetario es libre de usar de su cosa de la manera ‘mds absoluta, el texto aitade: Con tal de que no haga de ella um so probiido por las lyes 0 ls reglamentos”®. LL. Caro planted el asunto en los siguientes términos: "Ja facltad de enajenar es de la cesencia misma de la propiedad. Serta, por tanto, mula en prinipio toda conveucién por la cual un propietaria renunciara a la faulted de disponer de sus bienes de un modo absolute". Explica que el axticulo 1810 de nuestro Cédigo aplica este principio al declarar que pueden senderse todas las cosas corporales 0 incorporales, cya mnajenacién no esté probibida por la ly, lo que equivale a decir que ‘inicamente la ley puede prohibir la enajenaciéa de determinadas cosas corporales o incorporales. Sélo excepcionalmente, sefiala el autor citado, Ia ley pexmite esiablecer la prohibicién de enajenar entre vivos en la constitucién de una propiedad fiduciaria, a que se refiere el atticulo 751, y en las donaciones entre vivos, segiin lo expresa el articulo 1432. Estas excepciones que, por lo demfs, no autorizan una prohibiciéa absoluta y perpetua de enajenar, confirman la regla del articulo 582’, Como puede advertirse, L. CLARO se inclinaba por negar valor a las cliusulas de no cenajenar, al sefialar que s6lo por excepcién expresa permitida por ley puede establecerse, y de todos modos de manera relativa, no absoluta. Arturo ALESSANDRI, Manuel SOMARRIVA y Antonio VODANOVIC, en su influyente obra Tratado de los Derechos Reales’, después de dejar asentado el problema al sefialar que el valor de las cléusulas de no enajenat establecidas por la sola voluntad del hombre — prohibiciones voluntarias- es un asunto discutido, distinguen tres cortientes doctzinarias: aquella favorable a la aceptacién de tal clase de cliusulas, aquella que la rechaza y, una tercera, que aboga por su aceptacién relativa. Los autores citados sintetizan los argumentos de los partidatios de la aceptacin de las mencionadas cliusulas en los siguientes: 1. Sien Derecho Privado puede hacerse todo lo que la ley no prohibe, siempre se podra establecer con eficacia una cléusula de no enajena:, a menos que una disposicién expres lo prohiba en determinado caso, y tal disposicién, con caticter general, no existe respecto de has clousulas conteactuales. 2. Bl hecho de que el legislador prohiba en casos expresos la cliusula de no enajenar att. 1964, 2031, 2415 Cédigo Civil), demuestia que Ia repla general es la libertad para establecerla. 3. El duefio puede desprendesse de todas las facultades del dominio, como ocurre cuando transfiere este derecho real; por tanto, conforme al adagio quien puede lo mas puede lo ‘menos, con mayor raz6n puede remunciar al ejercicio de una sola facultad: la de disponer. 4, Elarticulo 53 N°, 3 del Reglamento del Conservador de Bienes Raices, que prescribe © PLANIOL Marcel, y RIPERT, Georges (1946): Trait limewire de dnit dol Tzaduce Leonel PEREZNIETO CASTRO, Mésico 1996, Edicibn Oxford University Press) p. 403. TCLARO SOLAR, Luis (1979) p. 339. # ALESSANDRI R, Arturo, SOMARRIVA U,, Manuel y VODANOVIC Hi, Antonio (199): Tratad de lr Deno Recs Bienes I Santiago, Editorial Jusdien de Chile) p. 58 que puede inscribirse toda prohibicida referente a inmuebles, sea convencional, legalo judicial que entsabe de cualquier modo el libre ejercicio del derecho de enajenay Ea sentido contrario, los atgumentos utilizados en la doctrina nacional del siglo XX pata negar el valor & tales clausulas prohibitivas, fueron: 1. El Mensaje y diversas disposiciones del Cédigo Civil consagran la libre circulacién de los bienes como una regla de orden piiblico que, en cuanto tal, no puede ser alterada por la sola voluntad de los particalares. 2. Si libremente se pudiera pactar las cléusulas de no enajenar, el legislador no habria tenido para que autorizarlas en determinados casos. 3. Tales cléusulas se oponen a diferentes textos del Cédigo Civil, sobre todo a los articalos 582 y 1810. El primero sefiala la catacteristica del dominio que permite disponer arbitrariamente de Ia cosa; y el segundo estatuye que pueden vendetse todas las cosas cuya enajenacién no esté prohibida por la ley. 4, Respecto del atgumento esgtimido por los pattidarios de la aceptacién de las cléusulas en estudio, referido al articulo 53 del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Rafces, que expresamente permite la inscripcién de las prohibiciones convencionales, sefialan que es una disposicién reglamentaria, que no puede prevalecer contra normas de la ley y del espiritu de ella manifestada en su historia fidedigna. Concluye esta doctrina, sefialando que la clinsula de no enajenar adolece de nulidad absoluta por recaer sobre un objeto ilicito, constituido por el hecho de impedir la libre circulacién de los bienes”. Por tiltimo, A. ALBSSANDRI, M. SOMARRIVA y A. VODANOVIC reconocen una tercera y liltima contiente doctrinal que reconoce valor a las cléusulas de no enajenar relativas: “Algunar de nuestros axtores aceptan las cléusulas de no enajevar relatinas, esto es, aguellas que no inponen na probibicion perpetua 0 de largo tiempo y que se justfcan por un interés lettine. En dichos casos la ‘tentporalidad de la cléusula no embarazarta la libre cirelacion de los bienes que trata de garantizar La ly, y ef -mivil que leva a inponerla demostraria que no se persgue dar canicter inalienable a un bien, sina resguardar un interés leitino, ...Y en pro de la adisibilidad de tal cléusula se agrega un argument de texto, el artoua 1126 del Cédigo Civil, que dive: Si se lega una cosa con calidad de no engjenarla, y la enajenauiin no + ALBSSANDRI R, Arturo, SOMARRIVA U, Manuel y VODANOVIC H,, Antonio, cit. (a. 9), p. 58. PENAILILLO por su parte, en similae sentido, resume los argumentos de quienes aceptan la validez de tales cluslas al deit “pr alas autos soto la ald de eta nse, argument que wo hay naa probit expresa scarcer goural, en rain com etc paces, ye rico staid el que on Dee prieade ude sfetnar odo logue 0 tats expesamte probs pr la. Hay oszonren ge la ley probe expacament la cline, de donde re dspronde gu or fo onerale pase conenirl..EI Raglamenta del gir de! Conteroador de Binet Rate permite prascamunte incor, ef Regist curepondente, “odo inpedimento 0 roibicin mente inane, sea cnsoconal, lel ojudal, gue embarace 0 lite de calyer nado ef Bie geri del dere de engenar" (at. 53 N*. 3)', PENAILILLO AREVALO, Danich (0004): Lar Bienen La proiedd y ors denchr ete. (Santiago, Earl oxcica de Chile) p. 80 &. También ROZAS. VIAL, Pexnando (1984): Derecho Cit Lax Binet, Santiago, Rdivocial sida de Chile) p. 91. ‘ALESSANDRIR, Arturo, SOMARRIVA U., Manuel y VODANOVIC H, (1997) p. 59. comprometions ningin derecho de tercero, la eléesula de no enajenar se tendré par na eseita™ Daniel PENAILILLO, partiendo del supuesto inicial de que: “Se tiene entendide que la fecrltad de dsposicion es de orden piiblio, y garantizg, en titiomo términa, a libertad de cnwerio y la libre circalaciin de la rignega”, y reconociendo también las posturas doctrinatias brevemente expuestas, con arguments similares a los esquematizados por A. ALESSANDRI, M. SOMARRIVA y A, VOPANOVIC, explica que “Hay quienes aceptan la valider de estas cléusulas de no engjenar en térainas relatios; si se estableeen por un tenypa no prolongada, y existiendo alguna justfcacion”. Se seala conto importante para ello la norma del art. 1126, a contrario sensu, al que se le confiere una aplicacin general", declarindose finalmente pastidario de esta tiltima postura juridica al manifestar: “Fista parce ser una positon razonable. Con ella quedarta desvirtuada el argumento de! atentado al principio de bre crculasén de bos bienes que, por su naturalexa general y no meramente de wm particularismo dispositive, parecera ser la ragin més contundente para negar validesa ests pactos?”. Més recientemente también Marco SEPULVEDA se ha inclinado por la validez relativa de la cliusula de no enajenar, sujeta a dos condiciones: la existencia de un interés legitimo y la temporalidad de la prohibicién “en ef sentido de que no puede ser perpetua ni de muy largo tiempo...” A conclusiones parecidas se habfa adelantado Ia doctrina clisica francesa. M. PLANIOL y G. RERr aceptaban la validez de tales prohibiciones al seiialar: “De esta manera se hacen posibles todas las restrccones pasiblesy, de buco, ef legslador no ha dejado de rodear a la propiedad, sobre todo «la inmutble, de sna red de formalidades administrativasy de toda clase de molestias””®. Lo cierto es que, analizando los argamentos esgrimidos por una y ott posicién doctrinal, cabe advertir que existen buenos argumentos de texto legal para inclinarse po cada una de las teorias, no obstante que debe rechazarse la pretensién de que nuestro Cédigo Civil hubiera adherido conscientemente a una de ellas. La vehemencia de las disputas doctrinales del siglo pasado Ilevd, en muchas ocasiones, a sus autores a sostener Ia adscripcién del Cédigo Civil chileno a muchas teorfas que fueton sistematizadas con postetidad a su promulgacién, lo que descatta que Andrés BELLO haya decidido adheritse conscientemente a tal o cual idea. Cuando lo hizo, nuestros historiadores del Derecho lo han demostrado, sin Ingar a dudas. A pattir de los argumentos expuestos sobre los que se centré el debate en la doctrina nacional es posible esquematizar el conflicto de principios en los siguientes términos. La facultad de disposicién, es de Ia esencia del derecho de dominio y constituye manifestacién explicita de uno de los principios inspiradores de nuestro Cédigo: el de libre circulacién de los bienes. Con todo, existen ocasiones en que el mismo legislador autotiza excepciones — prohibiciones legales-, y en tal caso son vélidas sin dudas. El problema efectivo se produce en aquellos casos en que no existe precepto legal que las acepte en términos explicitos. Aun asi, la doctrina nacional asentada en las tiltimas décadas parece inclinarse por la admisi6n de la validez xelativa de tales prohibiciones, ya que al no encontrase prohibidas -en términos genetales- el hecho de pactar la no enajenacién constituye una manifestacién del principio de autonomia de 'ALESSANDRIR, Arturo, SOMARRIVA U, Manuel y VODANOVIC H. (1997) pp. 59 "Esto es lo que la doctinaextcanjera desde, al menos la época de I VII Pada, caractesia coma “interés legicimo” BPENAILILLO ARBVALO, Daniel (2008) pp. 78, 8, 81 y 82. W SEPULVEDA LARROUCAU, Marco Antonio (2006): Témar dr Dencho Inmaliteria. (antago, Baivoxal Metzopolitna) p. 59. |S PLANIOL Marcel, y RIPERT, Georges (1946) p. 403. Ja voluntad; en segundo término, porque no pactindose en términos absolutos —temporal ni materialmente- no existe conflicto con el principio de libre circulacién de los bienes"® y, finalmente, porque son aceptadas explicitamente en el articulo 53 del Reglamento del Conservador de Bienes Raices. Respecto del primer argumento utilizado para la aceptacién de la validez, el no encontrase prohibidas, resulta curioso constatar que casi nunca se formula de manera positiva tal ausencia de prohibicién, nos referimos a que si no se encuentran prohibidas pueden pactarse porque en Derecho privado sige el principio de libertad de contiatacién 0 de autonomia de la voluntad, que es el verdadero argumento que subyace en la discusién. Comectamente formulado el primer argumento dirja: Pueden pactarse las clfusulas de no ‘enajenar porque en Derecho privado sige el principio de autonomia de Ia voluntad y no se ‘encuentran prohibidas. El fandamento relativo a la no afectacién del principio de libre circulacién de los dienes, es débil, porque lo cierto es que si bien nadie discute que éste sea uno de los principios inspiradores de nuestro Cédigo Civil”, tampoco ningin autor duda de la facultad de regular la propiedad en atencién a otros intereses de orden piblico. Las ptohibiciones absolutas de enajenar son un resabio histético del Derecho indiano contra el cual teacciona nuestro Cédigo Civil de ideal republicano, pero hoy en dia no tiene més relevancia que el de, segin lo dicho, un conflicto jutidico ideolégico registtado en los albores de nuestras instituciones patrias. Quien debe asegurat Ia libre citculacién de los bienes ¢s el legislador y, en general las autoridades pitblicas, los particulares sélo deben respetar la ley. Bl tetcer argumento para aceptar Ia validez, segiin hemos recapitulado, de las cléusulas de no enajenar se encontraria en el texto del articulo 53 del Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raices, que permite la inscripcién de las psohibiciones convencionales, no obstante, referido a este punto, y teniendo presente el principio de jerarquia del oxdenamiento juridico, adquiere validez In critica de los detractores de aceptacién de las cliusulas de ao enajenar, que adviesten que nos encontramos ante una disposicién reglamentaria que no puede prevalecer contra normas de jerarquia legal, por lo que de llegarse a la conclusién de que la ley no acepta las mencionadas cléusulas, la disposicién reglamentaria no deberia recibir aplicacién porque, debido al mismo principio de jerarquia, se entendetia derogada técitamente, tal como una ley posterior deroga las disposiciones incompatibles de la ley antetior, atin sin texto expreso. Con todo, la postura anteriormente resefiada se encuentra al menos con dos tipos de problemas: el primero se refiere a que no esti del todo claro que la ley prohiba las mencionadas clgusulas y Ia segunda Ia postura de cietta doctrina que consideta que Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raices: Fe ditado el 27 de junio de 1857 por expreso mandato del articalo 695, del Cbdigo Cinil, por lo que se debe concluir, segien lo ba reconocide nuestra jurisprudencia, que es am dvereto con fuerza de ley, pradwciendo las mismos sfectos que ésta™*, Nias atin, si se acepta tal tesis debiera Ba tal sentido PENAILILLO AREVALO, Daniel (2004) p. 80. silo reconoce, entre muchos otros autozes nacionales, VODANONIC al eauncie los principio inspradores del Cédigo Civil chileno al seislae: "29 La Rbre crac de bs bens, inchso ef de a mutacin del propiedad del tierra, no njetindola a irabes gue staan su paso de unas anes a otras”, VODANOVIC, Antonio (1956): Manual de Derche inl Pars Preininar y General. Santiago, Editorial Juidice Conosur Lida) p. 50. "SEPULVEDA LARROUCAU, Marco Antonio (2006) p. 13. prevalecer las disposiciones de] Reglamento del Registro Conservatorio de Bienes Raices en. cesta materia en vittud del principio de especialidad. Il. ORDENANDO EL DEBATE CON AYUDA DE LA DOCTRINA EXTRANJERA Una vez expuestas las principales ideas sobre las cuales se ha desenvuelto el debate entre los autores nacionales se hace conveniente recurrir a In doctrina extranjera ~mas desartollada que la nuestra- pata osdenar el esquema que utilizaremos para intentar attibar a algunas conclusiones relativas a las cKusulas de no enajenar y a la contratacién moderna en. nuestro pais. Bl tema de las cléusulas de no enajenar ~como hemos adelantado- se circunscribe dentro de la cuestién més amplia relativa a las prohibiciones de enajenar, las que admiten clasificaciones, siendo la més frecuente” aquella que distingue entre limitaciones legales, judiciales o administrativas y voluntatias, aunque como advertimos no es la tinica™. Las limitaciones legales son aquellas establecidas directamente en la ley, y por lo mismo, persiguen normalmente un interés “social superior; las judiciales.y adnninistrativas podrin decetarlas las autoridades, con arrgl a las lives de procedimiento, en les juicios y expediontes que conozean, a fn de asegerar el resultado ade las meivmos; y las soluntarias vendrdn estableidas por ef titular del derecho en el propio giercicio del ios disponend?™. No existe discusién doctrinaria relativa a la validez de las prohibiciones legales asi como tampoco a aquellas dictadas por resolucién judicial con arreglo a la ley el verdadero debate se ha producido sobre las denominadas prohibiciones voluntarias de disponer o, de acuerdo a la nomenclature nacional, cliusulas de no enajenat, cuestién que se tinducirla ~ de acuerdo a la conceptualizacién de Bartolomé DOMENGE*-en detetminar si dentro de las facultades que entrega el ixs disponendi se encuentra, precisamente la posibilidad de renunciat la facultad de disposicién de un determinado bien, y si la respuesta fuera positiva, en qué términos. Refiiéndose al punto Julien BONNECASE, sefiala que, en principio, y en una medida muy restringida, es cito: “deelarar no silo inembargable sus biens, sino también inalenabls™ Lo que venimos denominando prohibicién voluntaria o renunciabilidad de la facultad de disposicién M. ALBALADEJO lo lama obligacién de no realizar kh enajenacién de la cosa, precisando que: “Ex este caso time plevas facultades de disponer de la cosa, DOMENGE AMER, Bartolomé (1996) p. 46. ® BONNECASE, Julien (1995): Tratado Blenental de Dercho Civil. (Tsiduce Enrique FIGUEROA ALFONSO, México, Editorial Bedagégica Iberoamesicana) pp. 481-482. Distinguia entee: Aquellas deivadas de los derechos del Estado a la propiedad privada establecidas por disposicién de derecho piiblico. Las limitaciones al derecho de propiedad resultante de los principios genezales del derecho privado; y aquelas derivadas de las clausulas de inalienabilida. 31 DOMENGE AMER, Bartolomé (1996) p. 46, 2 Ba tal sentido ALBALADEJO, Manvel (1994) p. 28. 2 DOMENGE AMER, Bartolomé (1996) 9. 48. 2 BONNECASE, Julien (1995) p. 482 aunque babiéndase obligado a no hacerlo, sil bace, responde por incumplimiento™. La precisién del M. ALBALADEJO nos sitéa en un plano mis concteto: nuestra denominada cléusula de no enajenar técnicamente no es una prohibiciéa, las prohibiciones vienen impuestas no se auto imponen, lo que hace el individuo es obligarse a no ejercitar su facultad de disposicién —en términos telativos- respecto de un determinado bien, pudiendo transgredis la obligacion, trasgresin que es, por lo demas, un supuesto légico indispensable en. la estructura de toda norma juridica. Transgredida su obligacién ~en estricta logica- el deudor debe responder por incumplimiento de su obligacién de no hacer. ‘Tal forma de enfocar el tema en estudio respeta la sustancia del problema, se trata un asunto derivado del principio de autonomia de la voluntad, casi exclusivamente, pues el respeto de los limites que conforman la nocién de orden piblico ~en este caso el principio de libre circulacién de los bienes- son, como se sabe, inherentes al mismo. De tal modo que: “tos particulars, epectanda las nanmas de or den pb Lica y buenas costumbres, pueden celebrar libremente ‘os actos jurdions y detenninar, con arrao a su volantad, el contenido y efecto de las mismos”™. De acuerdo a Ia explicaciéa dada por la doctrina espaiiola el legislador espafiol ha sido consecuente con las ideas enunciadas ya que después de sefialar en el articulo 26 de su Ley Hipotecaria” que pueden inscribirse las prohibiciones legales, judiciales o administrativas y las emanadas de los patticulares “Siempre que la legislacién wigente recmazea su validee”, prescribe en el asticulo siguiente de In misma ley que: “Las probibiciones de disponer gue tengan su origen en actos 0

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