Está en la página 1de 289

ANTONI

NOORCAJO
MI
GUELPEREZFLORES

BI
BLI
OTECADEAUTORESCRI
STI
ANOS
MADRI
DMCMLXXXI
SAN V I C E N T E
DE P A Ú L
II
Espiritualidad y selección
de escritos
EDICIÓN PREPARADA POR

A N T Ó N I NO ORCAJ O
Y

MIGUEL PÉREZ FLORES

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

MADRID • MCMLXXXI
BIBLIOTECA
DE

AUTORES CRISTIANOS
Declarada de interés nacional
r -4_i4 r __42S'¿%
ESTA COLECCIÓN SE PUBLICA BAJO LOS AUSPICIOS Y A L I A
DIRECCIÓN DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

I A COMISIÓN DE DICHA PONTIFICIA UNIVER-


SIDAD ENCARGADA DE I .A INMEDIATA RELA-
CIÓN CON IA BAC ESTA INTEGRADA EN El.
ANO 1981 POR I O S SEÑORES SICl'IENTES:

P R 1 -SIDl \ I 1 :
Emmo. y Rvdmo. Sr. Dr. VICENTE ENRIQUE Y
TARANCÓN, Cardenal Arzobispo de Madrid-Alcalá y Gran
Canc~Her de la Universidad Pontificia

VicEPRESiniM i limo. Sr. Dr. JUAN LUIS ACEBAL


LUJAN. Rector Magnífico.
VOCALES Dr. ALFOJSISO O R T E G A CARMONA, Vicerrector Aca-
démico: Dr. RICARDO BLAZQUEZ, Decano de la Facultad de
Teología; Dr. JUAN SÁNCHEZ Y SÁNCHEZ. Decano de la Facul-
tad de Derecho Canónico; Dr. MANUEL CAPELO MARTÍNEZ.
Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología;
Dr. SATURNINO ALVAREZ TURIENZO, Decano de la Facultad
de Filosofía; Dr. JOSÉ O R O Z RETA, Decano de la Facultad de
Filología Bíblica Trilingüe; Dr. JUAN ANTONIO CABEZAS
SANDOVAL. Decano de la Facultad de Ciencias de la Educa-
ción; Dr. GERARDO PASTOR RAMOS, Decano de la Facultad de
Psicología; Dr. ROMÁN SÁNCHEZ CHAMOSO, Secretario Ge-
neral de la Universidad Pontificia.

SECRETARIO Director del Departamento de Publicaciones.

LA EDITORIM CATÓLICA. s.A. - APARTADO Kili


MADRID • MCMLXXXI
ÍNDICE GENERAL

Págs.
ABREVIATURAS xv
INTRODUCCIÓN GENERAL 3
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 9

PARTE PRIMERA
SAN VICENTE DE PAUL: FE Y EXPERIENCIA EN UNA
DOCTRINA
Por ANTONINO ORCAJO

CAPÍTULO I.—Vicente de Paúl en el marco espiritual del


siglo XVII 27

I. Agonía del siglo XVI y primavera espiritual del si-


glo XVII (1580-1610) 28
1. Etapa de gestación espiritual (1580-1600) 29
a) Humanismo y vida cristiana 30
b) El impacto de la "devotio moderna" 34
c) Labor de los jesuítas en los colegios 36
2. Confluencia de corrientes espirituales extranje-
ras (1601-1610) 38
a) La influencia de los autores renano-fla-
mencos 39
b) El ejemplo de Italia 41
c) La huella de los espirituales españoles 42
II. Cumbres y simas de la espiritualidad francesa (1611-
1660) 45
1. Aceptación del concilio de Trento 45
a) Miserias del clero 46
© Biblioteca de Autores Cristianos, de La Editorial Católica, S. A.
Madrid 1981. Mateo Inurria, 15 b) Floración de comunidades de clérigos 48
Depósito legal: M. 30.198-1981 c) Desgracias del pueblo 50
ISBN: 84-220-1012-7 Obra completa d) Caridad y apostolado 51
ISBN: 84-220-1022-4 Tomo II
Impreso en España. Printed in Spain 2. La escuela francesa de espiritualidad 52
VIII índice general índice general IX

CAPÍTULO II.—Por la fe y experiencia de Vicente de Paúl 2. Las sutilezas de Pedro de Bérulle 101
al conocimiento de su originalidad doctrinal 53 3. Los préstamos de Benito de Canfield 102
I. Marcha ascensional a Dios por Jesucristo y los Reglas de discernimiento de la voluntad de Dios. 104
pobres 54 III. Al paso de la divina Providencia 107
1. Fase purificadora y encuentros providenciales 55 1. Conducta moral y política 108
a) Calumniado de robo y tentado contra la fe.... 56 2. El gobierno de las almas y de la Compañía.. 110
b) La orientación berulliana 59
c) Visitas al Hospital de la Caridad de París 60
d) El año de las experiencias indelebles (1617)... 61
e) Encuentros con Francisco de Sales y Andrés CAPÍTULO V.—Misión creadora de Jesucristo 114
Duval 63
f) En busca de la paz: el retiro de Soisson.. 65 I. El trabajo como penitencia y glorificación 114
g) Ruptura con los cariños familiares 67
Valoración del trabajo 116
II. Originalidad vicenciana y dependencias doctrinales.. 69 a) Argumento teológico en favor del trabajo 117
1. La independencia vicenciana en la historia de la b) El ejemplo de Cristo y de San Pablo 118
espiritualidad 70 II. El "don sagrado" de la oración 120
2. Fuentes doctrinales de inspiración vicenciana 73 1. La oración vida del alma 122
a) Ante todo, el Evangelio 73 2. El dulce rocío de la mañana 124
b) Y también la vida :. 77 3. Disposiciones generales para la oración 125
3. Las Reglas o Constituciones Comunes de la 4. Naturaleza de la oración 128
Congregación de la Misión y las Reglas de las 5. De la oración vocal a la contemplación 132
6. El encanto de las repeticiones de oraciones.... 135
Hijas de la Caridad 79
4. Círculos receptores de la doctrina vicenciana 83

CAPÍTULO VI.—Misión salvífica de Jesucristo 135


CAPÍTULO III.—La misión de Jesucristo captada por Vicente
de Paúl 84 I. El anonadamiento de Jesucristo 136

I. Riqueza del término "espíritu" 85 1. La humildad, fundamento y nudo de la perfec-


ción misionera 138
Espíritu y gracia 87 a) Grados de humildad 140
b) La humildad de comunidad 142
II. Espíritu de Jesucristo, espíritu de la Misión 90
c) Los misioneros sabios y humildes son el
Las facultades del alma de la Compañía 92 tesoro de la Compañía 144
2. La llama del celo apostólico 146
CAPÍTULO IV.—Misión glorificadora de Jesucristo 93 II. Jesucristo, evangelizador de los pobres 148
I. Adorador del Padre en espíritu y verdad 94 1. En la sinagoga de Nazaret 148
2. Dos lemas con el mismo significado 149
II. El ejercicio de la voluntad de Dios 96 a) "Evangelizare pauperibus misit m e " 150
1. El respeto a Francisco de Sales 99 b) "Caritas Christi urget nos" 156
X índice general índice general XI

Págs. Págs.
PARTE SEGUNDA
16. A Claudio Le Pelletier (en 1655 o poco des-
SELECCIÓN DE ESCRITOS pués) 221
Por M I G U E L PÉREZ FLORES
III. Cartas a Luisa de Marillac 222
INTRODUCCIÓN A LOS ESCRITOS DE SAN VICENTE 166
1. A Luisa de Marillac, 17 de enero de 1628.. 222
I. Cartas a familiares 177 2. A Luisa de Marillac (entre 1626 y mayo
de 1629) 223
1. Al señor de Comet, 24 de julio de 1607 177 3. A Luisa de Marillac (hacia 1629) 226
2. Al señor de Comet, 28 de febrero de 1608.. 186 4. A Luisa de Marillac (hacia 1630) 226
3. A su madre, 17 de febrero de 1610 189 5. A Luisa de Marillac (entre 1634 y 1638) 227
4. A un pariente (sin fecha) 191 6. A Luisa de Marillac (octubre de 1638) 229
5. A Juan de Fonteneil, 29 de agosto de 1635 192 7. A Luisa de Marillac (julio de 1647) 230
6. Al marqués de Poyanne, 1 de enero de 1653 193 8. A Luisa de Marillac, 2 de septiembre (1649) 231
7. Al canónigo Juan de Saint-Martin, 18 de
marzo de 1660 194
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 232

1. A Francisco du Coudray, 15 de septiembre


II. Cartas a seglares 194 de 1658 232
2. A Francisco du Coudray, 1631 235
1. A Isabel du Fay (1631) 194 3. A Santiago Perdu, febrero de 1634 236
2. A Claudio Me Marbeuf, 8 de septiembre 4. A Francisco du Coudray, 25 de julio de 1634.. 238
de 1646 195 5. A Antonio Partail, 1 de mayo de 1635 242
3. Al marqués de Mirepoix, 20 (octubre de 1646). 198 6. A Esteban Blatiron, 9 de octubre de 1640. 246
4. A las Damas de la Caridad, 11 de febrero 7. A Bernardo Codoing, 7 de diciembre de 1641. 247
de 1649 199 8. A Guillermo Galláis, 13 de febrero de 1644.... 248
5. A Luisa María de Gonzaga, 6 de septiembre 9. A Bernardo Codoing, 13 de mayo de 1644 252
de 1651 202 10. A Bernardo Codoing, 6 de agosto de 1644 254
6. A la reina Ana de Austria (agosto o julio 11. A Juan Dehorgny, 31 de agosto de 1646... 255
de 1652) 204 12. A Renato Almeras, 10 de mayo de 1647 ... 256
7. A la reina Ana de Austria, 5 de septiembre 13. A Juan Dehorgny, 25 de junio de 1648 .... 257
de 1652 205 14. A Marcos Coglée, 13 de agosto de 1650.... 267
8. A la duquesa de Aiguillon, 13 de abril 15. A Fermín Get, 16 de octubre de 1654 270
de 1653 206 16. A Benjamín Huguier, 5 de mayo de 1658 272
9. Al señor de la Haye-Vanteley, 25 de febrero 17. A Fermín Get, 7 de junio de 1658 274
de 1654 207 18. A Juan Le Vacher, 18 de abril de 1659.... 276
10. Al señor de Contarmon, 11 de mayo de 1654. 210 19. A Juan Parre, 9 de agosto de 1659 280
11. Al duque de la Meilleraye, 12 de enero
de 1658 211
12. A la señorita Champagne, 25 de junio V. Cartas a Hijas de la Caridad 281
de 1658 212
13. Al señor Desbordes, 21 de diciembre de 1658.. 215 1. A las Hijas de la Caridad del Hospital de
14. Al señor Dupont-Fournier, 5 de marzo Nantes, 24 de abril de 1647 281
de 1659 217 2. A sor Juana Lepeintre, 23 de febrero de 1650.. 286
15. Al señor Demurard, 17 de junio de 1659.. 219 3. A sor Ana Hardemont, 30 de julio de 1651 288
XII índice general I Índice general XIII
_Pa£5. Pá s
Z-
4. A sor Nicolasa Harán, 27 de septiembre 3. A la Madre de la Trinidad, 28 de agosto
de 1656 290 de 1639 345
5. A sor Margarita Chétif, 21 de octubre de 1656. 291 4. A Juana Margarita Chanu (junio de 1649)... 348
6. A sor Margarita Chétif, 18 de febrero de 1657... 293 5. A Ana María Bollain (sin fecha) 350
7. A la Superiora de las Hijas de la Caridad de 6. A Jorge Barny, 24 de enero de 1652 352
Saint-Fargeau (enero de 1658) 294 7. A un cartujo (sin fecha) 354
8. A sor Avoya Vigneron, 24 de agosto de 1658.... 296 8. A los religiosos de la abadía de Mont-Sant-
9. A sor Maturina Guérin, 3 de marzo de 1660 298 Eloy, 4 de marzo de 1657 355
10. A sor Margarita Chétif, 24 de mayo de 1660 299 9. Al padre Felipe Manuel de Gondi (9 de enero
de 1659) 356

VI. Cartas apretados 301


Conferencias a las Hijas de la Caridad 357
1. A Clemente de Bonzi (septiembre u octubre
de 1635) 301 1. Sobre la vocación de la Hija de la Caridad, 19
2. A Luis Abelly, 14 de enero de 1640 303 de julio de 1640 357
3. Al señor Perriquet, 31 de marzo de 1641 305 2. Sobre las virtudes de Margarita Naseau (julio
4. Al cardenal Mazarino, 4 de septiembre de 1642) 363
de 1646 307 3. Imitación de las jóvenes campesinas, 25 de
5. A Juan Francisco de Gondi (entre agosto y enero de 1643 365
noviembre de 1646) 308 4. Sobre el amor a Dios, 19 de septiembre
6. A Francisco Perrochel, 31 de octubre de 1646... 310 de 1649 376
7. A un capellán real (entre 1643 y 1652) 311 5. Sobre el espíritu de la Compañía, 9 de febrero
8. A algunos obispos de Francia, febrero de 1651. 312 de 1653 389
9. A Pedro Nivelle, 23 de abril de 1651 313 6. Sobre la fidelidad a Dios, 3 de junio de 1653.... 395
10. A Nicolás Pavillon y Esteban Caulet (junio 7. Sobre el servicio de los enfermos, 19 de
de 1651) 318 octubre de 1659 410
11. Al papa Inocencio X, 6 de agosto de 1652.. 322 8. Servicio a los enfermos. Virtudes de Bárbara
Angiboust, 11 de noviembre de 1659 411
12. Al cardenal Mazarino, 11 de septiembre
9. Sobre las virtudes de Luisa de Marillac, 3 de
de 1652 324 julio de 1660 419
13. Al cardenal Antonio Barberini, 25 de octubre
10. Sobre las virtudes de Luisa de Marillac, 24 de
de 1652 328 julio de 1660 431
14. Al cabildo de París, 19 de septiembre de 1657.. 332
15. Al cardenal Nicolás Bagni, 22 de septiembre
de 1657 332 Conferencias a sacerdotes de la Misión 440
16. Al abad de Saint-Just, 5 de octubre de 1657 334
17. Al cardenal de Retz (9 de enero de 1659).... 337 1. Sobre la finalidad de la Congregación de la
18. Al cardenal de Retz, 15 de julio de 1659 338 Misión, 6 de diciembre de 1658 440
2. Sobre las máximas del Evangelio, 14 de febrero
de 1659 , 456
VIL Cartas a religiosos 339 3. Sobre la búsqueda del Reino de Dios, 21 de
febrero de 1659 467
1. A Juana Francisca Frémiot de Chanta!, 14 de 4. Sobre la conformidad con la voluntad de Dios,
julio de 1639 339 7 de marzo de 1659 482
2. A Juana Francisca Frémiot de Chamal, 15 de 5. Sobre las cinco virtudes fundamentales, 22 de
agosto de 1639 343 agosto de 1659 493
XIV índice general

Págs.
ABREVIA TURAS
6. Excesos que hay que evitar en el amor de
Dios, 4 de agosto de 1655 (repetición de ora-
ción) 503
7. Consejos a Antonio Durand (1656) 508
Anales Anales de la Congregación de la Misión y de
X. Documentos varios 515 las Hijas de la Caridad (ed. española).
Annales Annales de la Congrégation de la Mission et
1. Reglamento de Caridad de mujeres de Cha- des Filies de Charité (ed. francesa).
tillon-les-Dombes (noviembre y diciembre de Annali Annali della Missione (ed. italiana).
1617) 515 DS Dictionnaire de Spiritualité.
2. Reglamento de las Hijas de la Caridad (1645)... 528 DTC Dictionnaire de Théologie Catholique.
3. Plática a las Damas, 11 de julio de 1657 532 ES Edición Sigúeme (de S.V.P.).
GS Gaudium et spes (constitución del concilio
ÍNDICE DE MATERIAS. 547 Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo ac-
tual).
LG Lumen gentium (constitución ibid. dogmá-
tica sobre la Iglesia).
M. et Ch Mission et Charité.
M.V P. COSTE, Monsieur Vincent. Le grand saint
du grand siécle.
PC Perfectae caritatis (decreto del concilio Vati-
cano II sobre la adecuada renovación de la
vida religiosa).
RAM Revue d'Ascétique et de Mystique.
RHE Revue d'Histoire Ecclésiastique.
RHEF Revue d'Histoire de l'Eglise en France.
RSChI Rivista di Storia della Chiesa in Italia.
Reg. com. CM Regulae communes Congregationis Missio-
nis.
Reg. com. H.d.l.C. Reglas comunes de las Hijas de la Caridad.
S.V.P. Saint Vincent de Paul. Correspondance, en-
tretiens, documents. Sigue la mención del
volumen en números romanos y de las pá-
ginas. En todos los casos se cita, además
de la francesa, la edición española, con las
siglas ES (Edición Sigúeme), excepto para
el tomo 13, todavía no publicado en es-
pañol.
SAN VICENTE DE PAUL
II
ESPIRITUALIDAD Y SELECCIÓN
DE ESCRITOS
INTRODUCCIÓN GENERAL

L A espiritualidad de San Vicente de Paúl forma una


i unidad con el conjunto de sus obras. Biografía y doc-
trina son inseparables en el gran santo del gran siglo francés.
Por ello, estimamos la presente obra como un complemento
de la realizada por José María Román sobre la vida de Vicente
de Paúl. Sin el conocimiento del marco en que vivió San
Vicente resulta imposible penetrar en los resortes interiores
que influyeron su doctrina espiritual; al dato de experien-
cia que movilizó su palabra hemos de acompañar siempre el
curso biográfico, desde los orígenes campesinos, tan profun-
damente grabados en él, hasta su acendrada longevidad. La
aparición simultánea de los dos tomos sobre la vida y doctri-
na de San Vicente de Paúl, publicados por la Biblioteca de
Autores Cristianos, viene a confirmar intencionadamente el
hecho de la indisolubilidad vicenciana. No cabe, en efecto,
divorcio posible entre el trabajo que le supuso la creación y
sustento de las obras y la oración, entre el compromiso tem-
poral y las exigencias sacerdotales.
Pero la explicación más amplia de los recursos espiritua-
les exigía un estudio expreso de su doctrina, al no caber den-
tro de la biografía. Nuestra intención ha sido destacar de
forma ordenada y científica los principios espirituales que
regularon la actividad interior y exterior de Vicente de Paúl.
También en este caso nos hemos visto obligados a recortar,
con peligro de caer en una apretada síntesis, el pensamiento
completo de San Vicente sobre determinados temas. Damos
por supuestos los ambientes políticos, económicos, sociales y,
en parte, religiosos que coincidieron con la vida terrestre de
nuestro maestro. Si evocamos las corrientes de signo espiri-
tualista más en boga que propiciaron la reforma católica, lo
hacemos con la convicción de que ésta fue fruto de la suma de
todos los esfuerzos de los espirituales, entre los que Vicente de
Paúl destaca por su talento práctico y por su visión particular
de Jesucristo, evangelizador de los pobres. La bibliografía
abundante —no exhaustiva— y actualizada ayudará al lector
a completar las posibles lagunas que descubra sobre la mar-
4 Introducción general j \
\ Introducción general 5
cha de la lectura. Repetimos en esta obra la misma lista bi- pando a sus devotos admiradores por la doctrina que
bliográfica que en el tomo de la vida de San Vicente, por ser comunicó.
fuente común de investigación para sus autores. El canónigo U. Maynard, además de la obra en cuatro
Con ser corta la exposición de la doctrina espiritual de tomos: Saint Vincent de Paul. Sa vie, son temps, ses oeuvres,
San Vicente, impuso, sin embargo, sus dificultades metodoló- son influence (París 1860), publica cuatro años más tarde
gicas. ¿Qué camino escoger entre los muchos que se ofrecen al Vertus et doctrine spirituelle de saint Vincent de Paul (Pa-
estudioso de la obra vicenciana para exponer el pensamiento rís 1864). Maynard, en el prólogo de la última obra, nos avisa
del Santo? ¿En qué esquema encajar mejor sus ideas priorita- sobre la necesidad de dedicar un estudio especial a las virtudes
rias sobre la vida espiritual, o algunos matices sobresalientes y doctrina espiritual de Vicente de Paúl, cediendo la palabra
sobre la acción del Espíritu en la Iglesia y en las almas? al Santo más que lo hicieran Abelly y Collet, para mejor
Desde L. Abelly, primer biógrafo del señor Vicente, a penetrar en su espíritu a través de sus enseñanzas. A pesar de
quien conoció además personalmente, hasta nuestros días, las todo, el método de exposición permanecía invariable.
mismas o muy parecidas dificultades se han presentado a Hasta que P. Coste entrega al público Le grand saint du
todos los autores que se empeñaron en descubrirnos el cuerpo grand siécle, Monsieur Vincent (París 1932), los historiadores
doctrinal del Santo. De los tres libros de que consta La vie du no se habían atrevido a separarse de las líneas fundamentales
venerable serviteur de Dieu Vincent de Paul (París 1664), el trazadas por Abelly. El ilustre archivero de la Congregación
tercero está dedicado a estudiar las virtudes del biografiado. Pedro Coste rompe con la tradición. En lo referente a la doc-
El método seguido por L. Abelly es fácil de recorrer: tras trina espiritual, los capítulos LX-LXIII, del volumen 3, enca-
algunas observaciones generales sobre las virtudes de su ad- bezados por el título La gracia y la naturaleza, abren nuevas
mirado héroe, considera Abelly la conducta seguida por Vi- pistas de observación sobre la vida interior del Santo y sobre
cente de Paúl respecto de las virtudes teologales y cardinales. los dinamismos espirituales que le clasifican como hombre
A la luz de la doctrina tradicional, que procura reforzar con de acción. Enumera las reglas principales de acción que man-
máximas de la Sagrada Escritura o de algún santo en latín, al tuvieron a Vicente de Paúl ligado a la voluntad de Dios y a la
margen de la página, el obispo de Rodez aplica la doctrina imitación de Jesucristo. Destaca, aunque no suficientemente,
espiritual del Fundador de la Misión en cada uno de los la influencia de otros maestros, como Francico de Sales, el
puntos de vida espiritual que se ha propuesto resaltar. Las P. Granada, la Imitación de Cristo, etc., en Vicente de Paúl.
virtudes más señaladas por San Vicente en su trajinar diario Mientras los historiadores se veían urgidos, por la impo-
quedan de esta manera significadas doctrinalmente, a la vez nente obra vicenciana, a tratar por separado vida y virtudes,
que el biografiado se ve envuelto en una aureola de santidad, los espiritualistas fijaban la atención preferentemente en el
cuyos pasos de adquisición permanecen ocultos para nos- espíritu que impregnó del "buen olor" de Jesucristo las obras
otros. En trescientas setenta y dos páginas pasa revista Abelly del gran misionero. En 1780 presentaba A. J. Ansart L'esprit
a la doctrina vicenciana, sentando las bases de posteriores de saint Vincent de Paul. La traducción de la obrita en otras
reflexiones. lenguas adquirió gran difusión, suscitando simpatías en
En 1748 publica en dos volúmenes P. Collet La vie de otros cultivadores de la espiritualidad.
saint Vincent de Paul (Nancy 1748). Aunque nuevas aporta- La espiritualidad vicenciana, centrada en la acción, fue
ciones históricas enriquecen la vida de Vicente de Paúl, el tratada expresamente por J. B. Boudignon en Saint Vincent
esquema y método de Abelly es seguido fielmente por el mi- de Paul, modele des hommes d'action et d'oeuvres (París
sionero de la Congregación, P. Collet. No encontramos en el 1886). Detrás de él, un grupo numeroso de especialistas de
segundo volumen, libro VII, dedicado a las virtudes y doctri- distintas nacionalidades en temas vicencianos vuelven los
na del recién canonizado, nada nuevo que difiera de la orien- ojos sin cesar hacia este sol iluminador de la doctrina de San
tación dada por el primer biógrafo. La aceptación incondi- Vicente. Tal es la tesis moderna defendida por G. Colluccia.
cional del método de Abelly privó a P. Collet de imaginación Aspectos muy destacados de la acción reformadora de Vi-
en el tratado importantísimo de la espiritualidad. El encuen- cente de Paúl en la Iglesia de Francia fueron tratados en
tro con un Vicente de Paúl, rico en espíritu, seguirá preocu- tiempos distintos cronológicamente por A. D'Agnel, J. Delau-
6 Introducción general Introducción general 7

re, J. Herrera, V. Pardo, L. Mezzaddri. Vicente de Paúl es ción de todos los capítulos, por ser el Hijo de Dios la regla
propuesto por estos autores como modelo de oración, de di- máxima de acción que comprometió la vida del Santo. El
rector de conciencias, de misioneros, de defensor de la fe. entorno humano del capítulo I encuadra a Vicente de Paúl en
Las afirmaciones de la señora S. Juva sobre la evolución la encrucijada de movimientos y corrientes principales de
espiritual de Monsieur Vincent, marcado por el humanismo signo cultural y espiritual que se dieron cita en el siglo XVII.
y la "devotio moderna", son dignas de tener en cuenta, aun- Puesto que Vicente de Paúl alude frecuentemente a su fe y
que las buenas intenciones de la doctora necesitan ser matiza- experiencia, fue necesario detenernos en la génesis y evolu-
das, so pena de convertir al Santo en un plagiador desperso- ción de su entrega a Dios, a partir de 1609 hasta 1623, etapa
nalizado de las corrientes modernas. decisiva de su conversión y pórtico que le preparó para hablar
En la historia general de la espiritualidad, Vicente de Paúl con autoridad (capítulo II). La consideración sobre el conte-
es tratado por lo regular como un discípulo de Bérulle. Aun- nido doctrinal del término espíritu (capítulo III) cimenta el
que aparezcan claras ciertas dependencias con el fundador desarrollo que hacemos a continuación de la triple misión de
del Oratorio de París, no lo son tanto cuando Brémond, Pour- Jesucristo, captada por San Vicente: misión glorificadora (ca-
rat, Cognet y otros declaran a Vicente de Paúl el más inde- pítulo IV), misión creadora (capítulo V) y misión salvífica
pendiente de los discípulos del eminente cardenal. (capítulo VI). Sobre estos tres ejes descansa la doctrina espiri-
La atención prestada a las "dependencias" vicencianas ha tual de Vicente de Paúl; en torno a los mismos vierte su fe y
contribuido recientemente a perfilar la originalidad de nues- experiencia cuando se refiere a un punto de vida espiritual,
tro Santo. Este aspecto particular suscita en la actualidad el como el ejercicio de la voluntad de Dios, el trabajo, la ora-
gusto y el interés por los estudios de San Vicente, inspirados ción, las virtudes fundamentales del imitador de Jesucristo, el
en las investigaciones de J. Calvet y A. Dodin. Asimismo, el servicio de los pobres... Este es el método que hemos seguido,
recurso a la "experiencia" ha impuesto un nuevo plantea- y que se aparta en verdad de la trayectoria mantenida por los
miento de la conducta humana espiritual de San Vicente, grandes tratadistas, pero tiene a favor que contempla unita-
íntimamente conexionada con la doctrina. Sigue en pie en riamente el pensamiento espiritual expuesto por San Vicente,
grandes líneas el criterio seguido por el jesuíta P. Defrennes, habida cuenta de su experiencia progresiva y de su incesante
cuando discurre sobre la vocación sobrenatural de San entrega a Dios para mejor servir al hombre.
Vicente. La segunda parte de esta obra reúne una selección de Es-
Sobrepasadas las dos primeras décadas del presente siglo, critos. De los catorce volúmenes preparados por P. Coste,
los estudios de espiritualidad vicenciana dejan de ser casi Correspondance, Entretiens, Documents (París 1920-1925),
exclusivos de autores franceses. Hasta entonces las traduccio- sólo una mínima parte se reproduce en esta edición manual
nes alimentaban la piedad vicenciana de otras naciones dis- de la BAC. Pero es suficientemente representativa y la más
tintas de Francia. Entre los españoles no han faltado historia- interesante para el gran público. En diez apartados se reco-
dores y espiritualistas de San Vicente, desde el siglo XVIII gen: 1.a, cartas a familiares; 2.Q, cartas a seglares; 3.Q, cartas a
hasta hoy. Recordemos algunos nombres: Fray Juan del San- Luisa de Marillac; 4. a , cartas a sacerdotes de la Misión;
tísimo Sacramento, R. Sanz, P. Nieto, E. Escribano, B. Para- 5. a , cartas a Hijas de la Caridad; 6.Q, cartas a prelados; 7. a , car-
dela, R. Castañares, E. Albiol, J. Herrera, V. Pardo, J. Remí- tas a religiosos; 8.a, conferencias a las Hijas de la Caridad;
rez, A. Ircio, V. Franco, J. Corera, J. M.a Ibáñez, B. Martínez, 9. a , conferencias a los sacerdotes de la Misión; 10, documen-
A. López... A través de revistas y, en especial, de Anales de la tos varios.
C. M. y de las Hijas de la Caridad (1893-1981), han ido apare- El lector podrá comprobar, a través de la lectura de esta
ciendo estudios monográficos de interés. Las semanas de estu- Selección de Escritos, hasta qué grado hemos llegado a descu-
dios vicencianos, celebradas en Salamanca desde 1972, han brir, no a atrapar, el espíritu de San Vicente, imitador de
contribuido a despertar la afición y el gusto por la persona y Jesucristo.
obras del gran Apóstol de la Caridad. A. ORCAJO
En el presente estudio sobre la espiritualidad de San Vi- Burgos, 25 de enero de 1981
Fiesta de la Conversión de San Pablo.
cente, la misión de Jesucristo en la tierra preside la orienta-
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

ABELLY. L., La vie du venerable serviteur de Dieu Vincent de


Paul... (París 1664).
— La vraie déjense des sentiments du venerable serviteur de Dieu
Vincent de Paul... contre les discours injurieux d'un libelle
anonyme... (París 1668).
ACAMI. D., Vita del ven. servo di Dio Vincenzo de Paoli... (Ro-
ma 1677).
ANSART. S. I., L'esprit de saint Vincent de Paul (París 1780)
(trad. española: El espíritu de San Vicente de Paúl, Madrid
1801).
ARANDA, E., Relation de la captivité du sieur Emmanuel d'Aranda
(París 1657).
ARNAULD. A., De la fréquente communion, ou les sentiments des
Peres, des Papes et des Concites touchant l'usage des sacre-
ments sont fidélement exposés... (París 1643).
ARMANDI, A., Une étrange co'incidence: Saint Vincent de Paul a
Rome et les conférences dites de Saint Vincent: M. et Ch. 10
(1963) p.224-226.
D'AVENEI.. L. M., Lettres, instructions diplomatiques et papiers
d'Etat du cardinal Richelieu (París 1853-1857) 8 vols.

BARCOS. M., Déjense de feu Mr. Vincent de Paul contre les faux
discours du livre de sa vie publié par Mgr. Abelly, ancien
évéque de Rodez (s.l. 1668).
— Replique á l'écrit que Ai. Abelly... a publié pour défendre son
livre de la vie de Ai. Vincent... (s.l. 1669).
BATIFFOL. L., La journée des dupes (París 1925).
— Richelieu et le roi Louis XIII. Les véritables rapports du
souverain et de son ministre (París 1934).
BAl'NARD. L., La Venerable Louise de Marillac, Mademoiselle
Le Gras, fondatrice des Filies de la Charité de Saint Vincent de
Paul (París 1898).
BELLESORT, A., Le mystére de Monsieur Vincent: Journal des
Débats, 22 agosto 1928.
BERCÉ. Y.-M., Histoire des croquants (París 1974) 2 vols.
BERTHELOT Di: CHESNAY. Ch., Les missions de saint Jean Eudes.
Contribution a l'histoire des missions en France au XVII' siécle
(París 1967).
— Saint Vincent de Paul et Saint Jean Eudes: M. et Ch. 4 (1961)
p.469-481.
10 Fuentes y bibliografía Fuentes y bibliografía 11

BÉRULLE, P., Oeuvres completes (París, Migne, 1856). perfectionis continens breve et lucidum compendium totius
BlCAÍS, J., Notice du general des galéres Philippe-Emmanuel de spiritualis vitae redactae ad unicum punctum voluntatis divi-
Gondi: Annales (1940) p.272-287. nae..., París 1610.)
BLANCHET, A., Note sur le livre de Saint Jure "La vie de Mon- CAPEFIGUE. J. B., Vie de Saint Vincent de Paul (París 1827).
sieur de Renty": Études (1970) p.74-85. CARVEN, J., The poor. An attempt to fathom the mind of
BLET, P., L'Église de Paris et les Gondi, en Recueil des travaux sur St. Vincent: Vincentiana 23 (1979) p.42-56.
l'histoire de la cathédral et de l'Église de Paris (París 1967) CASTAÑARES, R., Cartas y escritos de Santa Luisa de Marillac
p.345-357. (Madrid 1945) 3 vols.
— L'Ordre du clergé au XVII' siécle: RHEF 54 (1968) p.5-26. CATALOGUE du personnel de la Congrégation de la Mission depuis
BONO, S., / corsari barbereschi (Turín 1964). l'origine (1625) jusqu'á la fin du XVIII' siécle (París 1911).
BORIES, M., Una "charité" dans le diocése d'Alet aux XVII' et CERTEAU. M., La reforme dans le catholicisme, en Histoire spiri-
XVIIf siécles, en Mélanges d'histoire religieuse offerts a Mgr.
tuelle de la France (París 1964) p. 194-216.
Elie Grifje... (Toulouse 1972) p.251-259.
— Crise sociale et réformisme spirituel au debut du XVII' siécle:
BOSSUET, J. B., Sermons choisis (París 1894).
RAM 41 (1965) p.339-386.
BOUDIGNON, J. B., Saint Vincent de Paul, modele des hommes
d'action et d'oeuvres (París 1886). CEYSSENS, L., Sources relatives aux debuts du jansénisme et de
BOUGAUD, L., Histoire de Saint Vincent de Paul... (París 1889) l'antijansénisme. 1640-1643 (Lovaina 1957).
2 vols. (trad. española por P. Nieto, Madrid 1907). — La premiére bulle contre Jansénius. Sources relatives á son
— Histoire de Sainte Chantal et des origines de la Visitation histoire (1644-1653) (Roma-Bruselas 1961-1962) 2 vols.
(París 1874) 2 vols. — La fin de la premiére période du jansénisme. Sources des années
BRÉMOND, H., Histoire littéraire du sentiment religieux en France 1654-1660 (Bruselas 1962-1963) 2 vols.
depuis la fin des guerres de religión jusqu'á nos jours (Pa- — Jansenística minora (Malinas 1951 ss) 11 vols.
rís 1925-1936) 13 vols. (utilizamos la ed. de París 1967). — Francois Hallier: Bulletin de l'Institut belge de Rorac 40 (1969)
BROUTIN, P., La reforme pastorale en France au XVIT siécle. p. 157-264.
Recherche sur la tradition pastorales aprés le concile de Trente — L'antijanséniste Isaac Habert (1598-1668): ibid., 42 (1972)
(Tournai 1956) 2 vols. p.237-305.
BURCHARDT, C. J., Richelieu (París 1970-1975) 3 vols. — Nicolás Cornet (1592-1663), promoteur des cinq propositions
[BUYS, J.], Enchiridion piarum meditationum... (París 1645) (tra- jansénistes: Antonianum 52 (1977) p.395-495.
ducción francesa: J. BUZÉE, Manuel de méditations dévotes..., ClRCULAlRES des supérieurs-généraux et des soeurs supérieures aux
París 1649; trad. española: Manual de piadosas meditaciones..., Filies de la Charité et remarques ou notices sur les soeurs
Barcelona 1709). défuntes t.2 (París 1845).
COCHOIS, P., Bérulle, hiérarque Dionysien: RAM 147 (1961)
CABOURDIN, G., La Lorraine entre France et l'Empire germanique p.314-353.
de 1480 á 1648 (Estrasburgo 1975). — Bérulle et l'École francaise (París 1963).
CALVET, J., Histoire de la littérature francaise t.5: La littérature COGNET, L., Les origines de la spiritualité francaise au XVII' siécle
religieuse de Francois de Sales a Fénelon (París 1938). (París 1949).
— Saint Vincent de Paul et la Compagnie du Saint Sacrement — Bérulle et la théologie de l'Incarnation: XVIf Siécle 29 (1955)
(1636-1660): Petites Annales de Saint Vincent de Paul (1903) p.330-352.
p.46-43. — De la dévotion moderne á la spiritualité francaise (París 1958).
— Saint Vincent de Paul (París 1948) (trad. española: Buenos — Histoire de la spiritualité chrétienne t.3: La spiritualité
Aires 1950). moderne. I. "L'essor (1500-1650)" (París 1966).
— Louise de Marillac par elle méme (París 1958) (trad. española: — La vida de la Iglesia en Francia, en H. JEDIN, Manual de histo-
Luisa de Marillac. Retrato, Salamanca 1977). ria de la Iglesia t.6: La Iglesia en tiempo del absolutismo y de
CAMPO. F., 1580-1980. IV centenario del nacimiento de San Vicente la Ilustración (Barcelona, Herder, 1978) p.39-181.
de Paúl: Anales (1977) p.551-555. [ C O L L E I , P.], La vie de Saint Vincent de Paul... (Nancy 1748)
CANFIELD, B., Regle de perfection, contenant un bref et lucide 2 vols.
abrégé de toute la vie spirituelle réduite á ees seul point de la [COLLOT, P.], L'esprit de saint Francois de Sales recueilli de
volonté de Dieu (París 1609). (Utilizamos la ed. latina: Regula divers écrits de Jean Fierre Camus... (París „1727).
Fuentes y bibliografía 13
12 Fuentes y bibliografía
Le grand saint du grand siécle. Monsieur Vincent (París 1932)
COLLUCCIA, G. L., Spiritualitá vincenziana, spiritualitá dell'azione
3 vols.
(Roma 1978) (trad. española: Espiritualidad vicenciana, espiri- L'abjuration du 29 juin 1607 á Saint Pierre d'Avignon. Un
tualidad de la acción, Salamanca 1979). document nouveau: Annales (1936) p.l82-188.
COMBALUZIER, F., L'Abbaye de Saint Léonard de Chaumes et Saint CUZACQ. R., Géographie historique des Landes, les Pays landais
Vincent de Paul (14 mai 1610-29 octobre 1616): Annales (1941-
(París 1962).
1942) p.249-265.
— M. Vincent, prieur de Grosse Sauve: ibid., p.265-269.
— L'Hópital General de Paris et Saint Vincent de Paul: Annales CHALUMEAU. R.. Saint Vincent de Paul et les missions en France
(1949) p.238-246. au XVII' siécle: XVIr" Siécle 41 (1958) p.317-327.
CONGAR, Y., Vraie et fausse reforme dans l'Église (París 1969) La vie et l'ame de M. Vincent (París 1959).
2.a ed. Guide de Saint Vincent de Paul á travers Paris (París 1960).
CONTASSOT, F., Saint Vincent de Paul et le Périgord: Annales — Saint Vincent de Paul missionnaire: M. et Ch. 11 (1963) p.248-261
(1949) p.161-203. (pseudónimo Jules Melot).
— Saint Vincent de Paul, guide des supérieurs (París 1964). — Les pensionnaires de Saint Lazare au XVII' et XVIII' siécles:
COPPO, A., La prima stesura delle Rególe e Costituzioni della M. et Ch. 13-14 (1964) p.49-55.
Congregazione della Missione in un inédito ms. del 1655: Anna- — Saint Vincent de Paul, pélerin de Rome: M. et Ch. 28 (1967)
li (1961) p.206-254. p.322-325.
— De antiqua Domus S. Lazari forma nuperrime inventa: Vincen- CHANTELAUZE, R. de, Saint Vincent de Paul et les Gondi (París
tiana 4 (1960) p.266. 1882).
— De antiqua S. Lazari forma iuxta casalense ms. nuper repertum: CHAUNU, P., La civilización de la Europa clásica (Barcelona 1976).
Vincentiana 5 (1961) p.361-366. CHEVALLIER. P., Louis XIII (París 1979).
— Antiquissimus codex Regularum ac Constitutionum Congrega- CHILL. E., Religión and mendicity in seventeenth-century France:
tionis anno 1655. Manuscriptus archivo generali dono datus: International Review of Social History 7 (1962) p.400-425.
Vincentiana 16 (1972) p.l 15-124.
— San Vincenzo e i suoi rapporti con la S. Congregazione "de
Propaganda Fide": Vincentiana 16 (1972) p.173-190. DAGENS, J., Bérulle et les origines de la restauration catholique
(1576-1611) (París 1952).
— De S. Gregorii Barbadici in vincentianos sodales benevolentia:
DAN, P., Histoire de la Barbarie et de ses corsaires (París 1649).
Vincentiana 5 (1961) p.346-347.
D'AGNEL. A., Saint Vincent de Paul, directeur de conscience
— La prima approvazione pontificia della Missione nel 1627:
Annali (1972) p. 222-246. (París 1925) (trad. española: San Vicente de Paúl, director de
— Le due suppliche del 1628 per l'erezione dell'Istituto in Con- conciencia, Madrid 1927).
gregazione di diritto pontificio non accolte dalla Sacra Congre- — Saint Vincent de Paul, guide du prétre (París 1928).
gazione: Annali (1973) p.37-65. — Saint Vincent de Paul, maitre d'oraison (París 1929).
— L'évolution du voeu de pauvreté des prétres de la Mission DANIEL-ROPS: San Vicente de Paúl (Barcelona 1960).
jusqu'en 1659: Vincentiana 16 (1972) p.265-272. DARCHE, J. F., Le saint abbé Bourdoise (París 1883-1884) 2 vols.
CORBINELLl, J., Histoire généalogique de la maison de Gondi DARRICAU. R., L'action charitable d'une reine de France: Anne
(París 1705). d'Autriche: XVLT Siécle 90-91 (1971) p.l 11-125.
CORERA, J., La revolución perdida. El lugar de San Vicente de — Saint Vincent de Paul et le cardinal Durazzo archévéque de
Paúl en la historia de la espiritualidad: Anales (1977) Genes: M. et Ch. 11 (1963) p.262-270.
p.1031-1081. DEBONGNIE, P., La conversión de Saint Vincent de Paul: RHE 31
— Las Hijas de la Caridad no son religiosas: Anales (1979) (1936) p.313-339.
p.75-86. — Vincent de Paul a-t-il mentí?: RHE 33 (1938) p.320-331.
— La noche oscura del Señor Vicente: Anales (1980) p.413-428. — Pour mieux connaitre Saint Vincent de Paul: RHE 34 (1939)
COSTE, P., Histoire de la maison de Ranquine avant le XIXe p.774-778.
siécle: Bulletin de la Société de Borda (1906). — Saint Vincent de Paul et Abelly: RHE 45 (1950) p.688-706.
— Rapports de St. Vincent de Paul avec l'abbé de Saint Cyran — Saint Vincent de Paul était-il á Tunnis en 1606-1607 et á Rome
(Toulouse 1914). en 1607-1608?: RHE 58 (1963) p.862-865.
— La vraie date de la naissance de Saint Vincent de Paul. DEFOS DI' RAl!, J., La date de la naissance de Saint J'incent de
Extracto del Bulletin de la Société de Borda (Dax 1922). Paul. Extracto del Bulletin de la Société de Borda (Auch 1958).
14 Fuentes y bibliografía Fuentes y bibliografía 15
— 11 a été esclave...! (Mont de Marsán 1963). — Esprit de Saint Vincent, esprit de Mission: M. et Ch. 31-32
DEFRENNES. P., La vocation de Saint Vincent de Paul. Étude de (1968) p.135-143.
Psychologie surnaturelle: RAM 13 (1932) p.60-86 164-183 — La espiritualidad francesa en el siglo XVII, en Historia de
294-321 389-411. la espiritualidad t.2 (Barcelona 1969) p.438-444.
DEGERT. A., Histoire des séminaires francaises jusqu'a la Révolu- — Les voeux dans la spiritualité vincentienne: M. et Ch. 35-36
tion (París 1903) 2 vols. (1969) p.129-135.
DE GRAAF. H., De votis quae emittuntur in Congregatione Missio- — El culto a María y la experiencia religiosa de San Vicente de
nis (Roma 1955). Paúl: Anales (1975) p.388-404.
DELUMEAU. J., Le christianisme va-t-il mourir? (París, Hachette, — Théologie de la charité selon Saint Vincent de Paul: Vincen-
1977). tiana 20 (1976) p.263-284.
DELAURE, J., L'idéal missionnaire du prétre d'aprés Saint Vincent — Lecciones sobre vicencianismo (Salamanca 1979).
de Paul (París 1946). DllDON, P., Le Vir centénaire de l'Université de Toulouse: Elu-
— Sainteté de M. Vincent (París 1959). des 199 (1929), p.724-738.
DENIGOT, M., AU plateau de Saclay, Ile-de-France. Monsieur Vin-
cent: sa Congrégation a la ferme d'Orsigny (París 1978). Po-
licop. ELLIOT. J. H., Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna
DEPI.ANQUE, L., Saint Vincent de Paul sous l'emprise chrétienne (Madrid 1978).
(París 1936). EMERIT, M., Une manoeuvre antijanséniste: la canonisation de
DERRÉAL, H., Un missionnaire de la Conlre-Réforme, saint Pierre Vincent de Paul, en Actes du 99' Congrés des Sociétés savantes
Fourier (París 1965). t.l p.139-150.
— S. Pierre Fourier et ses rapports avec la cour de Lorraine, en ERLANGER, Ph., Richelieu (París 1972).
L'Université de Pont-á-Mousson et les problemas de son temps EARLE, P., Corsairs of Malta and Barbary (Londres 1970).
(1974) p.217-233. ÉTAT SOMMAIRE des miséres de la campagne et besoins des
DESCOURVEAUX, Ph., La vie de Monsieur Bourdoise... (París 1714). pauvres de aux environs de Paris. 22, 23, 24 y 25 octubre 1652.
D E VEGHEL. O., Benoit de Canfield (1562-1610). Sa vie, sa doctrine EUSEBIO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, Compendio chronológíco
et son influence (Roma 1949). de la vida admirable y virtudes heroicas de el Beato Vicente de
DlEBOLD, D., La premiére messe de Saint Vincent (1600): Annales Paúl (Roma 1730).
(1957) p.490-492.
— Saint Vincent de Paul. Sa nomination á la cure de Tilh (diocése FEILLET, A., La misére au temps de la Fronde et saint Vincent de
de Dax) en 1600: Annales (1959) p.389-397. Paul (París 1868) 4.a ed.
— Antoine Godeau et Saint Vincent de Paul: Annales (1952) FELÍU Y PÉREZ, B., De la patria y estudios de San Vicente de Paúl.
p.232-239. Apéndice a la ed. española de A. LOTH, San Vicente de Paúl y
DODIN. A., Lectures de Saint Vincent...: Annales (1941) p.239-248; su misión social (Barcelona 1887) p.459-480.
ibid. (1945) p.447-464; ibid. (1947) p.479-497. FERTÉ, J., La vie religieuse dans les campagnes parisiennes
— Saint Vincent de Paul et l'évangile: La Vie Spirituelle (1948) (1622-1695) (París 1962).
p.50-59. FlLLES (LES) de la Charité de Saint Vincent de Paul (París 1923)
— Saint Vincent de Paul et les illuminés: RAM (1949) p.445-456. 6.a ed.
— En priere avec M. Vincent (París 1950) (trad. española: La FlSHER, G., Barbary Legend. War, trade and piracy in North África,
oración en la vida apostólica, Madrid-Salamanca 1966). 1415-1830 (Oxford 1957).
— Saint Vincent de Paul et la charité (París 1960) (trad. espa- FoiSIL, M., La révolte des Nu-Pieds et les révoltes normandes
ñola: San Vicente de Paúl y la caridad, Salamanca 1977). de 1639 (París 1970).
— Monsieur Vincent et les prisonniers: M. et Ch. 13-14 (1964) FOSEYEUX. M., L'Hótel-Dieu de Paris au XVII' siécle et au
p.56-63. XV¡H' siécle (París 1912).
— Critiques des missions aut temps de M. Vincent: M. et Ch. FRANCOIS DE SALES, S., Oeuvres (Annecy 1892-1932).
(1967) p.281-283. FURETIÉRE, A., Dictionnaire universel (La Haya-Rotterdam 1690)
— La promotion de la femme a Vapostolat missionnaire: M. et 3 vols.
Ch. 28 (1967) p.307-321.
— Saint Vincent de Paul, mystique de l'action reAigieuse: M. et GERBERON, G., Histoire genérale du Jansénisme... (Amsterdam
Ch. 29-30 (1968) p.26-47. 1700) 3 vols.
16 Fuentes y bibliografía Fuentes y bibliografía 17

GlELEN. C , La charité demeure (París 1960). — La société et les pauvres en Europe (XVV-XVlV siécles) (Pa-
G I R A R D , J., Saint Vincent de Paul. Son oeuvre et son influence rís 1974).
en Lorraine: Annales (1951) p.321-368; ibid. (1952) p.96-145
367-408.
G I R A U D . Y., Antoine Godeau (1605-1672). De la galanterie á la HAMSCHER, A. N . , The Parlement of Paris and the social inter-
sainteté: Actes des journées commemoratives; Grasse, 21-24 abril pretation of early French Jansenism: T h e C a t h o l i c historical
1972 (París). Review 63 (1977) p.392-410.
GODEAU, A., Exhortation aux parisiens pour le secours des pauvres H A E D O , D., Topographia e historia general de Argel... (Vallado-
des provinces de Picardie et Champagne... (París 1652). lid 1612).
G Ó M E Z DE LOSADA, G., Escuela de trabajos (Madrid 1670). HERNÁNDEZ Y FAJARNES, A., San Vicente de Paúl. Su patria:
G L E I Z E S . R., Captivité et oeuvres de Saint Vincent de Paul en Bar- sus estudios en la Universidad de Zaragoza (Zaragoza 1888).
barie (París 1930). HERRERA, J., y PARDO, V., San Vicente de Paúl. Biografía y selec-
GOBILLON. A., La vie de Mademoiselle Le Gras, fondatrice et ción de escritos (Madrid 1950).
premiére supérieure de la Compagnie des Filies de la Charité, — Historia de la Congregación de la Misión (Madrid 1949).
servantes des pauvres malades (París 1676). — El santo Patrón de San Vicente: Anales (1961) p.220-223.
GOLDMANN. L., Remarques sur le jansénisme: la visión tragique — Teología de la acción y mística de la caridad (Madrid 1960).
du monde et la noblesse de robe: XVH e Siécle 19 (1953) p.177-195. HOUSSAYE. M., Le Pére de Bérulle et l'Oratoire (París 1872-1875)
— Le Dieu caché. Étude sur la visión tragique dans les "Pensées" 3 vols.
de Pascal et dans le théatre de Racine (París 1955) (trad. es- — Le cardinal Bérulle et le cardinal Richelieu. 1625-1629 (Pa-
p a ñ o l a : El hombre y lo absoluto, Barcelona 1972). rís 1875).
G O N D I , J. F. P., Mémoires, ed. M. A L L E N (París 1956). HUBAC, P., Les barbaresques et la course en Méditerranée (Pa-
G R A C I Á N . G., Tratado de la redempción de captivos... (Bruse- rís 1959).
las 1609). H U I J B E N , J., Aux sources de la spiritualité francaise au XVIF sié-
G R A N D C H A M P , P., La prétendue captivité de Saint Vincent de Paul cle: La Vie Spirituelle, S u p p l . 25 (1930) p.l 13-139; 26 (1931)
á Tunis (1605-1607). E x t r a c t o de La France en Tunisie au p.17-46 75-111; 27 (1931) p.20-42 94-122.
XVlV siécle (1651-1660) t.6 ( T ú n e z 1928).
— Ibid. Observations nouvelles. Extracto de ibid., t.7 (Túnez 1929).
— Un document nouveau sur Saint Vincent de Paul et l'abjura- IBÁÑEZ, J. M., Vicente de Paúl y los pobres de su tiempo (Sala-
tion du 29 juin 1607 a Saint Fierre d'Avignon: Revue T u n i s i e n - m a n c a 1977).
ne (1936, 2.' trim.) p.80-84. IGNACIO DE LOYOLA. San, Obras completas (Madrid, BAC, 1977).
— (Los tres artículos anteriores fueron reproducidos en Les cahiers
de Tunisie 49-52 [1965] p.51-84.)
— De nouveau sur la captivité de Saint Vincent de Paul a Tunis: JACQUART, J., La Fronde des princes dans la región parisienne et
Revue T u n i s i e n n e (1931) p.155-157. ses conséquences matérielles: R H M C 7 (1960) p.257-290.
— A propos de la prétendue captivité de Saint Vincent de Paul JANSEN, P., Le cardinal Mazarin et le mouvement janséniste flan-
á Tunis: ibid., p.294-300. eáis (1653-1659) d'aprés les documents inédits conserves dans le
G R A N D - M É S N I L . M. N., Mazarin, la Fronde et la presse (París 1967). Ministére des Affaires Etrangéres (París 1967).
G U I C H A R D . J., Saint Vincent de Paul esclave a Tunis. Étude his- JIMÉNEZ D U Q U E , B., Historia de la espiritualidad vol.2 (Barcelo-
torique et critique (París 1937). na 1969).
— Saint Vincent de Paul et les monastéres de Verdun: A n n a l e s JOVER, J. M., Historia de una polémica y semblanza de una gene-
(1939) p.689-692. ración (Madrid 1949).
— Saint Vincent de Paul, catéchiste: Cahiers Catéchistiques J U A N D E L S A N T Í S I M O S A C R A M E N T O , Fr., Vida del Venerable Siervo
(1938-1939). de Dios Vicente de Paúl... (Ñapóles 1701).
G U L L I C K . E., The Ufe of father Benet oj Canfield: Collectanea JUVA, S., Monsieur Vincent. Evolution d'un Saint (Bourges 1939).
Franciscana 42 (1972) p.39-67.
GUTH, P., Mazarin (Biographie) (París 1972).
G U T T O N . J. P., La société et les pauvres. L'exemple de la géné- KAMEN, H . , El siglo de hierro (Madrid 1977).
ralité de Lyon (1534-1789) (París 1971). KOSSMAN, E. H . , La Fronde (Leiden 1954).
S. V. Paúl 2 2
Fuentes y bibliografía 19
18 Fuentes y bibliografía
— L'humanisme au debut du siécle (XVf siécle), en Histoire
LA BRUYÉRE, R., La marine de Richelieu (París 1960). spirituelle de la France (París 1964) p.185-193.
LAJEUNIE. E. M., St. Francois de Sales et l'esprit salésien (París 1962). MAI'DUIT. ]., Saint Vincent de Paul (París 1960) (trad. española:
— St. Francois de Sales, maitre spirituel (París 1967). San Vicente de Paúl, Barcelona 1963).
LANCELOT, C , Mémoires touchant la vie de Monsieur de S. Cyran.. MAi'PAS DU TOUR, H. de, La vie du venerable serviteur de Dieu
(Colonia 1738). Francois de Sales (París 1657).
LAURAIN-PORTEMER. M., Le statut de Mazarin dans l'Église. Aper- La vie de la Venerable Mere Jeanne Francoise Prémiot (París)
cus sur le haut clergé de la Contre-Réforme (París 1970). (trad. española, Madrid 1681).
LAURENTIN. R., y ROCHE, P., Catherine Labouré et la Médaille mira- — Oraison fúnebre á la mémoire de feu Messire Vincent de Paul...
culeuse (París 1976-1979) 2 vols. prononcée le 23 novembre 1660 dans l'église de S. Germain
LAVEDAN, H., Monsieur Vincent, aumónier des Galéres (París 1928) l'Auxerrois (París 1661).
(trad. española, Buenos Aires 1944). MAYNARD, U., Saint Vincent de Paul. Sa vie, son temps, ses
LAVISSE, E., Histoire de France t.6: Henri IV et Louis XIII; t.7: oeuvres, son influence (París 1886) 3.a ed.
Louis XIV (París 1911). — Vertus et doctrine spirituelle de Saint Vincent de Paul (Pa-
LE BRUN, J., Le Grand Siécle de la spiritualité francaise et ses rís 1864) (trad. española, Madrid 1908).
lendemains, en Histoire spirituelle de la France (París 1964) MAZZINI, G., Per l'approvazione della Congregazione della Mis-
p.227-285. sione. Un documento dell'anno 1632: Annali (1925) p.174-186.
LEMAISTRE, A., L'aumóne chrétienne ou la tradition de l'Église MÉMOIRES de la Congrégation de la Mission (París 1863-1866)
touchant la charité envers les pauvres (París 1651). 9 vols.
LEURET-DUPANLOUP, Le coeur de saint Vincent de Paul (Pa- MÉMOIRES DES BESOINS de la campagne aux environs de París
rís 1971). (1652).
LÓPEZ. A., La obra catequetica de Santa Luisa: Anales (1980) MENABREA, A., Saint Vincent de Paul, le maitre des hommes
p.220-230. d'État (París 1944).
LlVET, G., La guerre de Trente Ans (París 1963). — La révolution inapercue. Saint Vincent de Paul le savant
LOTH, A., San Vicente de Paúl y su misión social (Barcelo- (París 1948).
na 1887).
MEl'VRET. J., La situation matérielle des membres du clergé sécu-
LOUISE DE MARILLAC, Lettres, ed. autóg. (París).
Uer dans la France du XVII' siécle: RAM 54 (1968) p.47-68.
— Pensées, ed. autóg. (París).
MEYER. R.. y Hl'EROA. L., Una institución singular: el superior
— Sa vie, ses vertus, son esprit (Brujas 1886) 4 vols.
general de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la
— Ses écrits. Correspondance. Méditations. Pensées. Avis (Pa-
Caridad (Salamanca 1974).
rís 1961).
MEZZADDRI, L., Fra giansenisti e antigiansenisti. Vincent de Paul
— Cartas y escritos de Santa Luisa de Marillac (vid. CASTAÑARES).
e la Congregazione della Missione (1624-1737) (Florencia 1977).
— De la Misión a la Congregación de la Misión: Anales (1978)
MANDROU, R., Francia en los siglos XVII y XVIII (Barcelona p.88-94.
1973). — La conversión de San Vicente de Paúl: Anales (1978) p.9-15.
MARCHETTY. F., La vie de Messire Jean Baptiste Gault, évéque de — Caridad y política: San Vicente de Paúl y la Fronda: Anales
Marseille (París 1650). (1978) p.395-412.
MARIÓN, M., Dictionnaire des institutions de la France aux — Le missioni popolari della Congregazione della Missione nello
XVII' et XVIII' siécles (París 1969). Stato della Chiesa (1642-1700): RSChI (1979) p.12-44.
MARTÍNEZ. B., Rasgos más sobresalientes de la fisonomía humana MOMMAERS. P., Benoit de Canfeld. Sa terminologie "essentielle":
y espiritual de Santa Luisa: Anales (1977) p. 134-141. RAM 47 (1971) p.421-454; 48 (1972) p.37-68.
— El nacimiento de Santa Luisa: Anales (1978) p.95-101. — Benoit de Canfeld et ses sources flamandes: Revue d'histoire de
— Sobre la fundación del hospital de Nantes: Anales (1979) la spiritualité 48 (1972) p.401-434; 49 (1973) p.37-66.
p.466-483. MoNGRÉDlEN, G., 10 novembre 1630. La journée des dupes (Pa-
— Santa Luisa y las obras en Courteau Villain: Anales (1974) rís 1961).
p.8-12. M o r í , E., Saint Vincent de Paul et le sacerdoce (París 1900)
MASSAUT. J. P., Thomisme et augustinisme dans l'apologétique (irad. española, Madrid 1915).
du XVir siécle: Revue des sciences philosophiques et théolo- Mot'SNiER. R., La vénalité des offices sous Henri IV et Louis XIII
giques44 (1960) p.617-638. (Ruán 1945).
Fuentes y bibliografía 21
20 Fuentes y bibliografía
PORSCHNEV, B., Les soulévements populaires en France de 1623
— Quelques raisons de la Fronde. Les causes des journées révo-
a 1648 (París 1963) (trad. española compendiada, Madrid 1978).
lutionnaires parisiennes de 1648: XVII' Siécle (1940) p.33-78.
POURRAT, P., La spiritualité chrétienne vol.3 (París 1918).
— L'assassinat d'Henri IV (París 1964).
PRAVIEL, A., Monsieur Vincent chez les tures (París 1935).
— Faureurs paysannes: les paysans dans les révoltes du XVII" sié-
cle (París 1967) (trad. española: Furores campesinos, Ma- PRECLIN, E., y JARRY, E., Luchas doctrinales (vol.22 de la Historia
drid 1976). de la Iglesia, de FLICHE-MARTIN, Valencia, Edicep, 1976).
— Los siglos XVI y XVII (vol.6 de la Historia general de las civi- — Luchas políticas (vol.21 de ibid., Valencia, Edicep, 1977).
lizaciones) (Barcelona 1967). PURCELL, M., The story of the Vincentians (Dublín 1973).
— Les institutions de la France sous la Monarchíe absolue (Pa-
rís 1974-1980) 2 vols. RECUEIL des principales circulaires des supérieurs généraux de la
Congregation de la Mission (París 1877-1880) 3 vols.
RECUEIL des relations contenant ce qui s'est passé pour l'assistance
NIETO, P., Historia de las Hijas de la Caridad desde sus orígenes des pauvres, entre autres de ceux de París et des environs et des
hasta el siglo XX (Madrid 1932) 2 vols. Provinces de Picardie et Champagne... (1655).
NOTICES sur les pretres, clercs et freres défunts de la Congréga- REDIER, A., La vraie vie de Saint Vincent de Paul (París 1947)
tions de la Mission (París 1891-1893) 3 vols. 26.a ed. (trad. española: Vicente de Paúl, todo un carácter, Sala-
NUALART, F., Vida y martirio del siervo de Dios Pedro Borguny, manca 1977).
martirizado en Argel a los 30 de agosto de 1654 (Roma 1780). — Peches de jeunesse de Monsieur Vincent: Revue Hebdomadai-
re 7 (1939) p.186-215.
O'BOYLE, P., Les relations de Saint Vincent de Paul avec l'Irlande: Regles communes des Filies de la Charité servantes des pauvres
Annales (1907) p.355ss. malades. Ed. ms. 1840 (trad. española, Barbastro 1815 v Ma-
drid 1831).
ORCAJO, A., La promoción de vocaciones a la C.M. según San Vi-
cente: Anales (1978) p.17-32. Regulae communes, Constitutiones et regulae particulares C.M.
ORCIBAL, J., La rencontre du Carmel théresien avec la mystique du Ms. de Sarzana, en el Archivo de la Curia Generalicia C.M.
Nord (París 1959). Regulae seu Constitutiones communes Congregationis Missionis
— Les origines du jansénisme (París 1947-1962) 5 vols. (París 1658).
— Saint Cyran et le jansénisme (París 1961). REMÍREZ, J., La espiritualidad de San Vicente de Paúl (Madrid 1956).
— Le cardinal Bérulle: évolution d'une spiritualité (París 1965). RENAUDIN, P., Saint Vincent de Paul (Marsella 1927).
— Vers l'épanouissement du XV1F siécle (1580-1600), en Histoire RlQUET, M., La charité du Christ en action des origines a saint
spirituelle de la France (París 1964) p.217-226. Vicent de Paul (París 1963).
— Port Royal entre le miracle et l'obbéissance (París 1957). RlSTRETTO cronológico della vita, vertú e miracoli del B. Vincenzo
de Paoli (Roma 1729).
[ROBINEAU, L.], Remarques sur les actions et paroles de feu
PAGES, G., Autour du "Grand Orage". Richelieu et Marillac: Monsieur Vincent. Ms. en el Archivo de San Lázaro (París).
deux politiques: Revue Historique t.l79 (1937) p.63-97. ROCHE, M., Saint Vincent de Paul and the formation of clerics
PARDO, V., Renovación de la mística de la acción y de la caridad (Friburgo 1964).
según San Vicente (Madrid 1960). RODRÍGUEZ, A., Ejercicio de perfección y virtudes cristianas (ed. de
— Espiritualidad vicenciana y renovación conciliar (Madrid 1967). Barcelona 1857).
PARRANG, J., Un mécéne de saint Vincent de Paul: Pierre Fran- ROMAN, J. M., San Vicente de Paúl y la Compañía de Jesús:
cois Montoro (dit Montorio), vice-légat en Avignon (1604-1607): Razón y Fe 162 (1960) p.303-318; 163 (1961) p.399-416.
Annales (1937) p.245-259; ibid. (1938) p.615-623; ibid. (1943-1944) — Nuevos datos para el tema de la cautividad tunecina de Vicente
p.224-228. de Paúl: I. Corsarios berberiscos y cautivos cristianos: Ana-
POHAR, A., Octogenarius tile: Vincentiana 22 (1959) p.153-155. les (1979) p.445-465; II. Las cartas de la cautividad, ¿novela
POINSENET, M. D., De la angustia a la santidad. Luisa de Marillac, picaresca?: Anales (1980) p.137-147.
fundadora de las Hijas de la Caridad (Madrid, Studium, 1963). [ROSSET, E.], Notices bibliographiques sur les écrivains de la
POOLE. S., The tunisian captivity of Saint Vincent de Paul. A sur- Congregation de la Mission (París 1878).
vey of the controversy (1978). Rossi, G. F., La schiavitü di San Vincenzo de Paoli é un fatto
— A History of the Congregation of the Mission. 1625-1843 (1973). storico: Divus Thomas 63 (1960) p.468-522.
22 Fuentes y bibliografía Fuentes y bibliografía 23
— La storicitá della schiavitú tunisina di San Vincenzo de Paoli VAN WINSEN, G., Saint Vincent et les missions étrangéres: Vincen-
(1605-1607): Divus Thomas 48 (1964) p.449-458. tiana 22 (1978) p.150-182.
ROUANET, J. B., Saint Vincent de Paul, prétre, instrument de Jésus-
Christ (Bourges 1960). VICENTE DE PAÚL, Pervivencia de un fundador (Salamanca 1972).
— , evangelizador de los pobres (Salamanca 1973).
— , inspirador de la vida comunitaria (Salamanca 1975).
SACRA CONGREGATIO P R O CAUSIS SANCTORUM, Index ac status — y la acción caritativo-social (Salamanca 1976).
causarum Beatificationis Servorum Dei et canonisationis Sanc- — y la evangelización rural (Salamanca 1977).
torum (Roma 1975). — y los enfermos (Salamanca 1978).
SAINT AMOUR, L. G. de, Journal de ce qui s'est fait á Rome dans — y la catequesis (Salamanca 1979).
l'affaire des cinq propositions... (s.l. 1962). VIVES. J. L., De subventione pauperum (Brujas 1526).
SAINT-JURE, J. B., La vie de Monsieur Renty... (París 1651).
SAINT VINCENT DE PAUL, Correspondance. Entretiens. Documents
(París 1920-1925), ed. P. COSTE, 14 vols. + vol.15: M. et Ch. 19-20 WILLAERT, L., La restauración católica (vol.20 de la Historia de la
(1970) (trad. española, Salamanca, Sigúeme, 1972-1979. Publi- Iglesia, de FLICHE-MARTIN, Valencia 1976).
cados sólo los 12 primeros vols.).
SANABRE, J., La acción de Francia en Cataluña (1640-1659) en la
pugna por la hegemonía europea (Barcelona 1956).
S. R. C. PARISIENSIS, Restrictus probationum circa zelum Servi
Dei contra mores Sancyranii et Jansenii (Roma 1727).
SÉROUET, P., Jean de Brétigny (1556-1634). Aux origines du Carmel
de France, de Belgique et du Congo (Lovaina 1974).
SERPETTE, S., Le berceau de Saint Vincent de Paul (Dax s.a.).
SOULET, J. F., La vie quotidienne dans les Pyrénées sous l'Ancien
Régime (du XVF au XVII' siécles) (París 1974).
STELLA, S., La Congregazione della Missione in Italia (París 1884-
1889).
SYMES. J. S., The contrary estimation of Saint Vincent de Paul on
the Abbé de Saint Cyran (Nueva York 1972).

TAPIÉ, V.-L., La France de Louis XIII et de Richelieu (París 1967).


TAVENEAUX, R., Jansénisme et vie sociale en France au XVlf siécle:
RHEF 54 (1968) p.27-46.
— Jansénisme et politique (París 1965).
— Port Roy al, les pauvres et la pauvreté, en Actes du colloque
sur le jansénisme (Lovaina 1977) p.65-68.
TERESA DE JESÚS, Santa, Obras completas (Madrid, BAC, 1976).
TÜCHLE, H., Reforma y Contrarreforma (t.3 de la Nueva historia
de la Iglesia) (Madrid 1966).
T U R B E T D E L O F , G., Saint Vincent de Paul et la Barbarie en
1657-1658: Revue de l'Occident musulmán et de la Méditer-
ranée 3 (1967) p.153-165.
— Saint Vincent de Paul, a-t-il été esclave a Tunisf: RHEF 58
(1972), p.331-340.
— L'Afrique barbaresque dans la littérature francaise aux XVI'
et XVIV siécles (Genova 1973).

VAN DER ESSEN, A., Le Cardinal-lnfant et la politique internatio-


nale espagnole (Bruselas 1944).
PARTE PRIMERA

SAN VICENTE DE PAUL: FE


Y EXPERIENCIA EN UNA DOCTRINA
Por ANTONINO ORCAJO
CAPÍTULO I

VICENTE DE PAUL EN EL MARCO ESPIRITUAL


DEL SIGLO XVII

Las muchas y grandiosas obras creadas por Vicente de


Paúl pueden deslumhrar a cuantos desconocen el resorte inte-
rior del santo que puso en movimiento y sostuvo la caridad
en Francia durante el siglo xvil. La actividad organizadora de
Vicente de Paúl desplaza frecuentemente la atención de los
recursos interiores de que se sirvió para manifestarse, ante
todo, como un hombre entregado totalmente a Dios para la
evangelización de los pobres.
Lejos de considerar al gran Santo aislado en el océano de
las necesidades de la Iglesia, creemos que participa él mismo
en las empresas comunes de reforma del siglo XVII formando
un solo ejército con sus contemporáneos; unos y otros acu-
san, bajo aspectos diferentes, dependencias y ayudas mutuas.
Aunque abrigamos desde el principio la intención de aquila-
tar la originalidad espiritual del señor Vicente, no la creemos
independiente de toda acción ejercida sobre él por personas
de rica doctrina y experiencia. Los ambientes comunes de
pobreza, tanto espirituales como materiales, excitaron el celo
apostólico de los reformadores, reclamándose mutuamente
para obras de interés eclesiástico y social. A las llamadas veni-
das del exterior, hemos de añadir siempre la obediencia a la
voz del Espíritu, que cada uno secundó según los ideales
apostólicos perseguidos, perfilando así su personalidad espi-
ritual. Dada la interpretación personal y práctica que San
Vicente dio a los acontecimientos, se sitúa al lado de los
grandes directores de espíritu del siglo XVII, pero sin identifi-
carse ni confundirse con ellos.
Al igual que otros contemporáneos suyos, Vicente de
Paúl, después de tres siglos largos de ausencia física en la
i ierra, suscita el más vivo interés y se hace presente por las
obras que legó a la humanidad y por la doctrina que repartió.
Ksta no provocaría más que un liviano interés entre nosotros,
si no descubriéramos una armonía entre el pensamiento vi-
\
28 P.I. Fe y experiencia en una doctrina \. C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 29

cenciano y la doctrina de la Iglesia de nuestro tiempo. Las \


recomendaciones del concilio Vaticano II de acudir a las 1. Etapa de gestación espiritual (1580-1600)
fuentes para reencontrar el espíritu de los Fundadores 1 , nos
devuelve un Vicente de Paúl vivo, en consonancia real y ver- Poco antes de la fecha de nacimiento del "pastor de las
bal con los anhelos de la Iglesia de los pobres 2 . Este hecho Landas", se habían adelantado los encargados de recoger las
justifica por sí solo el intento de iluminar con nuevas luces la aspiraciones reformadoras del siglo que agonizaba, preñado
doctrina del más enamorado de Cristo, evangelizador de los de esperanzas en el resurgir de la Iglesia. Estos espirituales
pobres. Pero antes de entrar en la entraña de su pensamiento, vienen de lugares distantes y pertenecen a familias de rangos
detengámonos en el escenario del mundo espiritual que le desiguales. En París se dan cita. Desde la capital del reino,
rodea. sobre todo, desplegarán toda clase de actividad. La lista de
nombres es larga; forman una pléyade que invade los círculos
de espiritualidad, preparando el ambiente propicio para la
I. AGONÍA DEL SIGLO XVI Y PRIMAVERA ESPIRITUAL
Reforma católica, urgida por Trento. Por su formación y por
DEL SIGLO XVII (1580-1610)
su psicología se reconocen también sus méritos: Luis Richeo-
me (1544-1625), Santiago Gallemant (1558-1630), Ricardo
Cuando Vicente de Paúl, hijo de una familia campesina Beaucousin (1561-1610), Lorenzo de París (h. 1563-1631), An-
del sur de Francia, salta a la vida terrestre (1581), el suelo drés Duval (1564-1638), Francisco de Sales (1567-1622), Pedro
francés se halla cuarteado religiosa y políticamente 3 . Las de Bérulle (1575-1629), entre otros muchos. Paralelamente
guerras de religión dividen en dos grandes bandos a sus habi- fluye la corriente que dimana del corazón femenino: Bárbara
tantes: los partidarios de la Liga, promovida por católicos, y Avrillot (1566-1618), Juana Francisca Frémiot de Chantal
los seguidores de la Reforma protestante. Las continuas lu- (1572-1641), María de Beauvilliers (1574-1657), Margarita
chas entre católicos y reformados impiden por estas fechas la d'Arbouze (1580-1626), etc.
reagrupación de las fuerzas necesarias para renovar espiri- Durante el período 1580-1600 vemos concentrados los es-
tualmente a Francia, según los cánones del concilio de Tren- fuerzos que dieron tan buenos resultados literarios, espiritua-
to (1545-1563). Los esfuerzos realizados hasta 1580 dieron es- les y apostólicos en el siglo siguiente. No obstante las guerras
casísimos frutos, pero abrieron el "hambre y sed de justicia" de religión, permanecían encendidos los ánimos de cuantos
en laicos y hombres de Iglesia. Dos cortas etapas, 1580-1600 y veían con pesadumbre el estado actual de Francia, en franca
1601-1610, preparan y expresan sucesivamente el futuro reju- desventaja con los países del Norte, de Italia y de España.
venecimiento de la Iglesia en Francia. J. Orcibal invita "a buscar desde el 1580 el origen de tenden-
1 cias, cuya eclosión en los primeros años del gran siglo no
En el Decreto "sobre la adecuada renovación de la vida religiosa" en-
contramos la siguiente recomendación: "In ipsum Ecclesiae bonum cedit ut parece posible sin una maduración anterior. De hecho, añade
instituta peculiarem suam indolem ac munus habeant. Ideo fideliter agnos- el mismo Orcibal, las investigaciones de J. Huijben y de
cantur et serventur Fundatorum spiritus propriaque proposita..." (PC 2).
2
J. Dagens han demostrado que, salvo una interrupción du-
Las reiteradas declaraciones del concilio Vaticano II sobre los pobres, rante los peores años de la Liga, y en París solamente, no cesó
a los que la Iglesia ha de servir como a hijos predilectos, parecen con fre-
cuencia estar inspiradas en las palabras de nuestro Santo. Esto convierte a
la impresión de nuevos libros de espiritualidad durante este
Vicente de Paúl en uno de los santos modernos con más fuerza persuasiva. período. Había, en efecto, lectores, pero una conclusión de-
Recogemos, entre otras muchas, la siguiente declaración de la Constitución masiado optimista queda descartada por el hecho de que fal-
dogmática sobre la Iglesia: "Ecclesia omnes infirmitate humana afflictos tan autores franceses" 4 .
amore circumdat, imo in pauperibus et patientibus imaginem Fundatoris
sui pauperis et patientis agnoscit, eorum inopiam sublevare satagit, et En torno a la corte de Enrique III, rey de Francia (1574-
Christo in eis inservire intendit" (LG 8). 1589), parecía fraguarse una pronta renovación. Simpatizante
3
No entramos en discusión en este estudio sobre el lugar y fecha de el rey de las nuevas Ordenes de capuchinos, mínimos y feui-
nacimiento de Vicente de Paúl. Puede consultarse la obra reciente de llantes, por la condición de via austera y sencilla que lleva-
ROMAN, J. M., San Vicente de Paúl... (Madrid 1981) p.29-35.Sobre dichas 4
cuestiones, el autor expone las opiniones sobre el caso y otrece la bibliogra- ORCIBAL, L., Vers iépanouissement du X VIIe siécle (1580-1600), en His-
fía pertinente. toire spirituelle de la France (París 1964) p.217.
I
30 P.l. Fe y experiencia en una doctrina / \ C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 31

ban, hacía pensar en la inmediata restauración disciplinar, descubrimientos; pero ha contribuido también a crear una
pero las repetidas y sangrientas luchas frenaban los pasos e gran confusión en torno al "humanismo devoto", al no
impedían el desarrollo de la producción literaria espiritual y coincidir lo que él dice con lo que se entiende de ordinario por
la esperada reforma religiosa. La vida misma del rey, aunque movimiento humanístico. La aplicación de humanistas a los
rodeado de clérigos, estaba cargada de supercherías más que espirituales del siglo XVI y XVII obliga a revisar las apreciacio-
de auténticos convencimientos religiosos. El asesinato de En- nes bremondianas. En efecto, los resultados obtenidos, des-
rique III (2 de agosto de 1589), perpetrado por S. Clément, pués de las últimas investigaciones sobre el humanismo y la
fanático partidario de la Liga, retrasó el curso renovador, y reforma, permiten aquilatar el verdadero sentido de "huma-
los antiguos directores del rey hubieron de escapar al país de nistas", aplicado indistintamente por Brémond a los espiri-
origen, acusados en Capítulo por sus hermanos de religión. tuales, y el grado de influencia del humanismo en los maes-
Gracias a la habilidad y paciencia de Enrique IV (1589- tros del espíritu. Nada sorprende que S. Juva, impresionada
1610), el país entró por las vías de la paz religiosa interior y por la ola humanística, encuadre a Vicente de Paúl dentro del
exterior. Mediante la abjuración del protestantismo (25 de movimiento, simplificando el móvil de sus actuaciones con
febrero de 1594), supo ganarse, al menos parcialmente, la los pobres 6 .
voluntad de los católicos, aunque las relaciones con sus anti- Nosotros entendemos por "humanismo", con R. García-
guos correligionarios mermaran en confianza. El edicto de Villoslada, "el culto fervoroso de los clásicos grecolatinos
Nantes (1598) garantizaba a los protestantes la libertad de (más latinos que griegos) con el fin de aprender de ellos,
conciencia y de culto donde existía antes de 1597. Dicha medi- juntamente con la elegancia del estilo, la sabiduría antigua
da política no satisfacía a ninguno de los dos bandos; la en lo que tiene de racional y humana, y, por tanto, asimilable
paz efímera que se disfrutaba sólo era consecuencia del miedo para todos los cristianos" 7 . Es la superación del espíritu del
que se cernía ante nuevas guerras civiles. El empeño de Enri- Medievo, contrapuesto al espíritu de los "modernos", que
que IV en declarar la guerra al Emperador y al rey de España cifran sus ideales religiosos en la vuelta a la sencillez de los
sólo sirvió para crearle un ambiente de impopularidad entre primeros cristianos. Los hombres nuevos reaccionan no sólo
la masa católica. Como su antecesor en el gobierno de Fran- contra el lenguaje bárbaro de la escolástica, sino que, sobre
cia, fue asesinado (1610) por el alucinado Ravaillac. todo, esgrimen sus armas contra las argucias silogísticas y el
Más importante que la simple relación de hechos políti- pensamiento enrevesado de los teólogos medievales que, se-
cos en la sucesión del trono de Francia, es la constatación de parando la fe de la ciencia, habían convertido la teología en
movimientos de signo cultural y religioso en que quedan un juego malabarista. Los enfrentamientos de las distintas
englobados los espirituales de las dos últimas décadas del escuelas respondían a un pasatiempo desgarrador de la cari-
siglo que desaparecía y de los primeros años del Gran Siglo dad más que a una preocupación por los problemas de los
francés. hijos de la Iglesia. Contra esto se opusieron los humanistas,
abogando por la "docta pietas" y el "amor sapientiae" o
sentido sapiencial de los estudios y de la vida toda (nunca la
ciencia por la ciencia, sino la ciencia por el hombre y por
a) Humanismo y vida cristiana Dios)" 8 .
El mérito de H. Brémond consiste en haber resucitado del en Francia le convierte en pionero de estas materias. Su consulta es, por lo
olvido a muchos autores espirituales, que se hubieran perdido tanto, necesaria por la riqueza de noticias que aporta y por el gusto estético
en la noche del tiempo 5 de no haberlos iluminado con sus y literario que derrama en sus páginas.
6
Respecto al humanismo vicenciano, la doctora Juva lo simplifica en
5
En 1923 publica H. Brémond su famosa obra en nueve tomos: Histoire estos términos: "Esprit catholique, M. Vincent agit, vis-á-vis des pauvres,
littéraire du sentiment religieux en France (París 1923). La segunda edición en conformité avec les principes des humanistes et de la Reforme" (JUVA. S.,
aparece en 1967, de la que nosotros nos servimos. R. Taveneaux, en el pró- Monsieur Vincent. Évolution d'un saint [Bourges 1939] p. 118.
logo a la segunda edición, recuerda "el puesto destacado que Brémond ha ' G. VILLOSLADA. R., Raíces históricas del luteranismo (Madrid 1969)
ocupado en la renovación de los estudios religiosos durante los primeros p.244.
8
decenios de siglo". El enfoque que Brémond da de la historia de la santidad Ibid., p.245.
32 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 33

Las diatribas de D. Erasmo (1467-1536) y de J. L. Vives por la antigüedad clásica. R. Mousnier asegura que "en Fran-
(1492-1540) contra los teólogos son la réplica a la doctrina cia hubo 109 poetas latinos en el siglo XVI. Esta literatura
esclerotizada, carente de vida. En este sentido, "el humanismo latina hizo el efecto de una buena retórica sobre los estudian-
se presenta como la revancha de la espiritualidad contra una tes. En ella aprendieron su oficio los escritores. Todos los
teología que, desgraciadamente, se había separado de aquélla poetas en lengua vernácula comenzaron por versificar en
más y más" 9 . El calificativo de "impía", aplicado a la esco- latín. Sin esta literatura neolatina no hubieran existido
lástica, aparece en las obras de todos los humanistas. literaturas nacionales. El humanismo inyectó una dosis de
J. P. Massaut explica el sentido del término "impía" 1 0 , clasicismo a toda las manifestaciones del pensamiento, del
acuñado en la antigüedad, pero remozado en los tiempos arte y de la vida" 12 . En literatura espiritual, la mejor
nuevos. La vuelta a la Biblia —se lee en los originales hebreo muestra de esta aseveración será la obra de Francisco de Sa-
y griego— y a los Santos Padres ayuda a encontrar a Jesucris- les, y los principales promotores del humanismo cristiano,
to, centro del pensamiento y de la vida cristiana. Jesucristo, los jesuítas.
en efecto, es la regla moral de cuantos creen en El; su estudio e El movimiento humanista corre parejo y se desarrolla en
imitación no es, como antaño, un ejercicio dialéctico, sino la época del Renacimiento (s. XIV-XVI), lo mismo que la "de-
una escuela de perfección. Los humanistas contribuyeron a votio moderna". Nos llevaría a un error la identificación de
acercar la persona de Cristo al hombre de la calle, y derrocha- esta triple manifestación histórica, vivida en el mismo tiem-
ron optimismo sobre el destino del hombre, "hecho a imagen po, pero con signo diferente. Los puntos comunes y las mu-
y semejanza de Dios" (Gen 1,26). tuas interferencias no impiden adjudicar a cada movimiento
El cultivo de la literatura clásica, griega y latina, no sólo sus propios valores y aportaciones a la historia de la espiri-
permitió ediciones primorosas de la Biblia y de los Santos tualidad. Es necesario precisar que no todo renacentista, de
Padres: San Agustín, San Jerónimo, San Ambrosio, Dionisio contextos más amplios, es verdaderamente un humanista.
Areopagita, San Juan Crisóstomo, sino que también, a través Las notas de individualismo, subjetivismo, laicismo, raciona-
de las traducciones, corrían de mano en mano los autores más lismo y naturalismo, propias del Renacimiento, no fueron
representativos del Medievo: San Bernardo, San Buenaventu- participadas por los auténticos humanistas. La evolución de
ra. Sobre todo, se populariza el libro de la Imitación de Cris- las políticas nacionales, de la economía, etc., no fue preocu-
to. Una prensa espiritual se difunde por todas partes, gracias pación primordial del humanismo, como tampoco puede
al invento de la imprenta y al fervor de los humanistas. Los acusarse a éste de ser el causante del paganismo que envolvía
Florilegium n recogen por temas las sentencias principales las capas más cultivadas de la sociedad, aunque pudo influir
de los maestros y autores antiguos, convirtiéndose con fre- en él. La vocación del humanista se realiza en el cultivo de las
cuencia en fuentes de inspiración para los predicadores. La letras clásicas, en el encuentro con el Cristo de los Evangelios,
literatura nacional es consecuencia asimismo del entusiasmo explicados por los Santos Padres, y en el optimismo antropo-
lógico.
9
MASSAUT, L., L'humanisme au debut du siécle, en Histoire spirituelle Estas últimas observaciones apartan a Vicente de Paúl del
de la France p. 186. círculo de los humanistas: ni participó del cultivo de las le-
10
"Impía" (la escolástica), porque manipula el mensaje cristiano como tras clásicas ni gozó del optimismo antropológico, como más
un objeto al modo de cualquier otra ciencia profana; impía, porque ha
perdido todo contacto con la persona de Cristo...; impía, en fin, porque tarde veremos. Su encuentro con Cristo, evangelizador de los
amante de disputas, orgullosa y curiosa, la razón pretende resolver el miste- pobres, difiere de la perspectiva de los humanistas; su amor al
rio en lugar de someterse a él y venerarlo. Absit impia curiositas, escribe hombre encuentra otros cauces distintos de los puramente
Erasmo" (MASSAUT, J., ibid.). filantrópicos y estéticos. En cambio, su amor a la Palabra de
11
Comprobamos en Flores omnium pene doctorum, qui tum in Theo- Dios, hecha vida, presentada sin falsos ropajes literarios que
logia, tum in Philosophia hactenus claruerunt... (Lugduni 1557), la lista de
los 49 autores consultados: uno egipcio, uno árabe, seis teólogos cristianos adulteran el mensaje del Reino, le acerca a la mentalidad
griegos, treinta y tres teólogos cristianos latinos, ocho autores latinos de la creada por los humanistas.
antigüedad. Las palabras que componen la antología, en un total de 1.137
12
páginas, ascienden a 307; van desde "abstinentia" a "uxor". MOUSNIER, T., Los siglos XVI y XVII (Barcelona 1974) p.28-29.
34 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.I. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 35

b) El impacto de la "devotio moderna" matismo voluntarista y de reglamentación de la vida espiri-


tual. El esfuerzo personal contaba para los devotos casi tanto
Aunque vivida por grupos minoritarios, la "devotio mo- como la gracia. Los términos de "ascesis", "ascético", a los
derna" ejerció durante los siglos x i v x v i una gran influencia que hay que sumar los de "viril", "virilidad" (cf. De Imit. Ch.
en los claustros y, a través del libro más representativo de los I 21; III 47, etc.) salpican los capítulos de la Imitación. En la
devotos, la Imitación de Cristo, en el pueblo sencillo. Nace la vida espiritual todo estaba previsto y ordenado: el lugar para
"devotio moderna" como acusación del relajamiento de las la oración, el tiempo, la materia, el método..., cantidad de
Ordenes antiguas, como reacción al Cisma de Occidente detalles que extirparon la inspiración proveniente del Espíri-
(1378-1417) y como protesta contra las doctrinas místicas del tu. Pese a la exageración normativa, muchas de las costum-
maestro Eckhart (1260-1327), Juan Taulero (1300-1361), Enri- bres y formas oracionales de orientación afectiva han perma-
que Suso (1296-1366) y Juan Ruysbroeck (1293-1381). La necido hasta nuestros días, dejando huella profunda en el
"mística de las esencias" encontró sus opositores en Gerardo siglo xvil.
Groot (1340-1384), Florencio Radewijns (1350-1400), Gerardo
Zerbolt (1367-1398), Tomás H. de Kempis (1380-1471), Juan Más que los ataques de Erasmo contra los devotos, a quie-
Mombaer (1460-1501) y otros. nes conocía bien por haberse educado con los Hermanos de la
Vida Común, contribuyó a darles muerte la nueva ola espiri-
Como humanistas cristianos, los devotos son partidarios tual que les pisaba —escuela ignaciana—, terminando por
más de la práctica que de la teoría, más del ejercicio ascético absorberlos. Efectivamente, "por falta de adaptación a los
de las virtudes que resplandecen en Cristo que de las altas tiempos nuevos, no pudieron sobrevivir al advenimiento de
especulaciones trinitarias. El título mismo De imitacione los jesuítas" 13 . Sin embargo, el tono exhortativo, constante
Christi, cuyo autor más probable es Tomás H. de Kempis, de la moral devota, inspira a San Ignacio la concepción cas-
nos introduce de lleno en un cristocentrismo práctico frente trense de la vida espiritual, de tanta trascendencia para otros
al idealismo abstruso de los místicos norteños. La humildad, maestros que se fijaron poco más tarde en el Fundador de la
el padecimiento, el trabajo oculto, la obediencia, el ejercicio Compañía de Jesús. A medida que las necesidades de la Igle-
de la voluntad de Dios, así como los misterios de la pasión y sia se hacían más urgentes, los devotos se distanciaban de los
muerte del Hijo de Dios, son los temas más frecuentes que programas pastorales de evangelización, abarcados por lps
ocupan a los devotos. jesuítas. A través del colegio de Montaigu, centro propulsor
Igualmente el epígrafe De contemptu mundi, con que es de reformas, la "devotio moderna" hace sentir su influjo en
conocida también la obrita de la Imitación, avisa de los peli- París, pero pronto sus métodos resultan trasnochados y estéri-
gros de las vanidades del mundo, pero las llamadas al silencio les por faltas de continuidad y sintonía con los problemas del
y al interiorismo para encontrar el Reino de Dios fueron momento H . Con todo, ha sido tan fuerte el impacto de los
interpretados por los devotos como un alejamiento del apos- "devotos", ensamblando lo "antiguo" con lo "moderno",
tolado. Nazaret estimula más a los devotos por el trabajo del que éste se acusa en el mismo Vicente de Paúl. Sin caer en la
taller que por la predicación de Jesús en la sinagoga. Para exageración del S. Juva, que convierte a nuestro Santo poco
ellos, el Cristo doliente es más sugestivo que el Cristo evange- menos que en alumno mimético de las doctrinas devotas,
lizador de los pobres; prefieren el silencio de los claustros a la advertimos en él un ligero parentesco, participado igual-
catequesis de los pueblos. Como consecuencia del desprecio mente por otros contemporáneos suyos, con la "devotio mo-
de todo lo creado, caen en un pesimismo subjetivista del derna", llamada a desaparecer en breve por su espíritu indivi-
hombre, ganándose las iras de los humanistas, tan contrarios dualista y antiapostólico 15 .
a aquéllos en la concepción del mundo y del hombre. Con los
humanistas, empero, coinciden en el estudio de la Biblia, 15
G. VILLOSLADA, R., LLORCA,, B., Historia de la Iglesia católica, t.III
como en la crítica del ritualismo, pero se apartan los devotos (BAC. Madrid 1967) p.550.
de la cultura filológica por considerarla "vana curiositas". 14
Cf. CERTEAU, M. DE, La reforme dans le catholicisme, en Histoire
Resaltamos de la espiritualidad "devota", por lo que tiene spirituelle de la Trance p. 194.
15
Entre otros juicios de S. Juva sobre la influencia de la Imitación de
de influyente en los espirituales posteriores, las notas de prag- Cristo en San Vicente recogemos el siguiente: "L'Imitation est le pontife
36 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 37

Con toda seguridad, el carácter ajerárquico que en general A la muerte del Fundador de la Compañía de Jesús (1556),
define a los devotos, ignorando prácticamente la persona del se establecen los jesuítas en París. Desde el colegio de Cler-
Papa y las necesidades de la Iglesia, desgarrada en su nota mont (1564) y otros que se van abriendo posteriormente, irra-
esencial de la unidad, provocó, como reacción pastoral en los dian los jesuítas su fervor por el humanismo. Representa la
reformadores católicos que sobrevinieron, una postura de de- Compañía de Jesús la fuerza joven más vigorosa para im-
fensa de la Jerarquía; esto contribuyó con sus esfuerzos a plantar el espíritu de Trento. La pedagogía jesuítica, basada
mejorar desde la raíz la situación moral y religiosa de los sobre fundamentos sólidos de disciplina y estudio, atrajo
hijos de la Iglesia. En este sentido, el comportamiento de pronto la oposición de la Sorbona. Hacia 1580, el colegio de
Vicente de Paúl supera con ventaja los ideales de los devotos, Clermont albergaba 1.300 alumnos externos y 350 internos.
de los que se aparta por su visión más universal de los angus- Por sus aulas pasarán, entre otros muchos, Francisco de Sales
tiosos problemas eclesiales y por su simpatía con la Cabeza (1578) y Pedro de Bérulle (1592), imbuyéndose ambos de las
visible de Cristo en la tierra, ante quien rinde constantemente "humaniores litterae". El fin pretendido con las humanida-
un homenaje de respeto y obediencia, hasta el punto de ir a des era convertir al alumno en un buen retórico, capaz de
cualquier parte del mundo que su Santidad disponga. manejar los textos originales griegos y latinos. El aumento
del alumnado en los colegios de los jesuítas n , y el atentado de
J. Chátel, antiguo alumno de Clermont, fueron vanos pretex-
c) Labor de los jesuítas en los colegios tos para expulsar de París (1591) y de otros lugares del reino
francés a los hijos de San Ignacio. La acusación que gravitaba
La Compañía de Jesús nace en pleno auge humanístico 16 ; sobre ellos, en gran parte españoles, contrarios a los avances
ella recoge las corrientes espirituales en boga: el aperturismo del protestantismo y a las ideas absolutistas, recriminadas por
de los humanistas, y la "militia Christi" de los devotos. En la el teólogo Mariana 18 , pudo inclinar al Parlamento para de-
confluencia, a veces tensa, de ambas tendencias, el Fundador cretar su expulsión.
de la Compañía logró dar cauce a las aspiraciones legítimas En 1603 se hacen presentes de nuevo en París. Mientras
de los tiempos, gracias al don del "discernimiento del espíri- dura el destierro de los jesuítas, Bérulle se encarga de recibir a
tu", que hace recaer tanto en materias espirituales como en los candidatos para la Compañía de Jesús. En reconocimien-
situaciones del orden temporal. Entre el libro de los Ejerci- to a sus favores, el Prepósito general Aquaviva le hará partíci-
cios espirituales y el Directorio de Cisneros existe un puente pe de los derechos espirituales de la Compañía. A partir
real que une armoniosamente las experiencias del Fundador de 1618 se reanuda la enseñanza en el colegio de Clermont, en
de la Compañía con la tradición "devota". En el colegio de el que vemos más tarde (1636-1639) a J. B. P. Moliere estu-
Montaigu y de Santa Bárbara, el "Caballero" español prepa- diando humanidades. Poco antes había sido abierto el colegio
ra, respectivamente, el bachillerato y el título de Maestro en de La Fleche que, según R. Descartes, era "una de las más
Artes. París le satisface; es un buen centro para captar ondas famosas escuelas de Europa, en donde pensaba yo que debía
universales. La caridad desarrollada en París y en Roma sen-
sibilizan más y más su alma. Los compañeros que le rodean 17
Como indica A. Guillermou, una razón "mediocre, pero muy huma-
quedan a su vez tocados de su mismo espíritu; admiran en na, en conjunto la más fuerte y menos reconocida: la irritación de la anti-
Ignacio de Loyola su lúcida comprensión de los problemas de gua institución al ver a unos jóvenes rivales atraer a un buen número de su
Iglesia, pero, sobre todo, se aperciben del fuerte olor de santi- alumnado", puede explicar las pugnas entre la Sorbona y la naciente Com-
dad del General, que urge a trabajar bajo la bandera de Cristo pañía de Jesús. Cf. GUILLERMOU, A., Los jesuítas (Vilassar de Mar [Barcelo-
na] 1970) p.30.
"ad majorem Dei gloriam". 18
Aunque no se ha podido probar que los jesuítas tuvieran participa-
ción en el asesinato de Enrique III, ni en el atentado de Chátel, ni en la
qui méne M. Vincent dans le sanctuaire de l'Évangile" (JuvA. S., o.c, acción criminal de Ravaillac, la publicación de De rege et regis institutione
p.185). (Toleti 1599), por J. de Mariana, S. I., pudo ser interpretada como una
16
La Compañía de Jesús fue aprobada por el papa Pablo III mediante felicitación a los regicidas. De hecho, el general Aquaviva prohibe toda
la bula de fundación Regimini militantis Ecclesiae, del 27 de septiembre discusión sobre el tema; es más, el P. Cotón, confesor de Enrique IV, trata
de 1540. de aclarar la doctrina de sus hermanos de comunidad.
C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 39
38 P.I. Fe y experiencia en una doctrina

valora la dirección espiritual. Entre los espirituales reunidos


de haber hombres sabios, si los hay en algún lugar de la
existen diferencias que obedecen primordialmente a su edu-
tierra" 19.
cación y a su psicología. Los compromisos vocacionales de
Gracias a la alta dirección de la Compañía de Jesús, segui- cada uno de ellos contribuyen a diferenciar sus puntos de
da por los primeros Prepósitos generales que sucedieron al vista. De la suma y contraste de las corrientes espirituales
Fundador, Diego Laínez (1558-1565), Francisco de Borja recibidas de fuera brotará la primavera espiritual del si-
(1565-1572), Everardo Mercurian (1573-1580) y Claudio glo XVII.
Aquaviva (1581-1615), los jesuitas se extendieron por el mun-
do, ocupando los puestos más destacados de la enseñanza y de
las misiones. A pesar de las tensiones internas, surgidas du-
rante el Generalato de Aquaviva, la Compañía logró sobrevi- a) La influencia de los autores renano-flamencos
vir con pujanza. Se sientan las bases de organización y fideli-
dad al espíritu del Fundador, se dictan normas para los Los primeros en llegar a la cita son los místicos del Norte,
directores de ejercicios y se fijan los principios de la Ratio contra los que la "devotio moderna" se había pronunciado
studiorum. A la muerte de Aquaviva, más de 13.000 jesuitas se denodadamente. Vienen llamados por Dom Beaucousin 22 , vi-
hallan repartidos por todos los continentes. Su acción es no- cario de la Cartuja de Vauvert desde 1593. Fuertemente im-
toria a todos los niveles de la Iglesia; las congregaciones naci- presionado por la doctrina de los místicos, el antiguo magis-
das en el siglo xvn copiarán de los jesuitas algunos puntos de trado es el principal transmisor de la corriente norteña. Desde
las Constituciones ígnacianas, referentes a la vida disciplinar el retiro de la cartuja apoya la reforma interior y exterior de
y apostólica. los hombres y de las instituciones. No en vano la Cartuja
Estaría de sobra la precedente consideración sobre la obra había sido la única que escapara de la relajación en el piélago
de los jesuitas si Vicente de Paúl no se fijara en ellos para turbio de la Iglesia renacentista; la fama bien ganada
animar a sus misioneros a la conquista de las almas, así como —"nunquam reformata, quia numquam reformanda"— atrae
para inspirarse en algunos de sus maestros espirituales. La las miradas del grupo reformador.
Compañía de Jesús, más que cualquier otra congregación Además de Dom Beaucousin y de Bérulle, testigo de los
religiosa, gozó ante Vicente de Paúl de la aureola de "sabia y fenómenos extraordinarios de su prima, la señora Acarie,
santa" 20 . durante la acogida que le ofrece a raíz del exilio de Pedro
Acarie, lacayo de la Liga, pertenecen a la "célula original
del medio devoto" 28 los doctores Duval y Gallemant, el
2. Confluencia de corrientes espirituales mínimo Antonio Estienne, el feuillante Sans de Sainte-
extranjeras (1601-1610) Chaterine, los capuchinos Pacífico de Souzy y Benito de
Canfield, además de Miguel de Marillac, Juan Quintana-
Las concesiones progresivas hechas a los protestantes y doine de Brétigni y Renato Gaultier. Todos ellos importan-
confirmadas por el Edicto de Nantes, pusieron en guardia a tes por la producción o traducción de obras literarias
los católicos, espabilando su celo. El peligro de amenaza con-
tinua reagrupó a los espirituales más destacados y más fer- su biografía: Vie admirable de la soeur Marie de VEncarnation (París 1621).
vientes de la Reforma católica. En torno al medio de la señora Sobre las notas de A. Duval aparecen otras biografías posteriores, entre las
que destacamos la escrita por Bruno de Jesús-M.: La Belle Acarie (París
Acarie 21 se expresan programas, se recogen experiencias y se 1942).
19 Para completar las noticias sobre el papel decisivo que jugó el círculo
DESCARTES, R., Discours de la méthode, l.e partie.
20 Acarie en la reforma espiritual de la Iglesia, pueden consultarse: BRÉ-
Cf. ROMÁN, JOSÉ MARÍA, San Vicente de Paúl y la Compañía de Jesús,
en Razón y Fe, t.162 (1960) 303-318; t.163 (1961) 399-416. MOND, H., o.c, t.II p.193-262; COGNET, L., La spiritualité moderne, en ffij.
21 toire de la spritualité chrétienne t.3. (Aubier) p.966, p.241-244; COCHOIS, P.,
Mme. Acarie es conocida como tal a partir de su matrimonio con
Pedro Acarie; su nombre de pila es Bárbara Avrillot (1566-1618); a partir de Bérulle et l'École francaise (París 1963) p.8-11.
22
su entrada en las carmelitas descalzas recibirá el nombre de María de la Cf. H UIJBEN, J., Aux sources de la spiritualité francais du XVII' siécle,
Encarnación. en Vie spirituelle, Supplement, 26 (1931) p.21-43.
2
' COGNET, L., O.C, p.242.
A los tres años de su muerte, acaecida en Pontoise, Andrés Duval escribe
40 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s, XVII 41

espirituales, pero sobre todo por la irradiación de sus vidas. posee el encanto del equilibrio doctrinal y el dominio de la
Más significativa en el grupo es la presencia de San Fran- lengua, aspectos muy mejorados respecto de sus predecesores
cisco de Sales, cuya acción alcanza a los mismos reformado- que habían osado expresarse en francés. La Introducción a
res. En poco menos de un año (1602) se pone en relación con la vida devota es la primera obra magistral, escrita en fran-
la señora Acarie, a quien enseña a confesarse; con María de cés, de carácter espiritual. El Tratado del amor de Dios
Beauvilliers, la reformadora de Montmartre; con P. de Bé- (1616) evita tratar las cuestiones abstractas de la vida es-
rulle, a quien habla del Oratorio de Felipe de Neri; con el piritual 28.
profesor Duval, con el apóstol Gallemant y con la duquesa de Los renano-flamencos imponen además el vocabulario.
Longuevílle 24 . A todos edifica Francisco de Sales por la un- De ellos deriva la fuente terminológica que se diversificará
ción de su palabra y por la suavidad de sus formas. en tantas modalidades, según los autores y maestros que
El entorno de Acarie se caracteriza por una mística de las empleen los vocablos de moda 29 . Así, en Bérulle, los térmi-
esencias, producto de los teólogos alemanes y holandeses, de nos "adherencia", "estado", "religión"... sufren un cambio
lucubraciones abstractas. La "escuela abstracta", como ya respecto del primer sentido dado por los místicos, en virtud
se la conocía entonces, "tiende a una extinción voluntaria de la asimilación operada en la mente del humanista y del
de toda actividad nocional para alcanzar directamente la reformador. El empleo de los mismos términos por Vicente
esencia divina, pasando por encima de todo intermediario de Paúl, Juan Eudes y otros ensancha aún más su signifi-
creado, incluso la humanidad de Cristo" 25 . Eckhart, Tau- cado. Pero no es el "vocabulario lo que caracteriza, sin duda,
lero, Suso, Herp y Ruysbroeck son los principales maestros a los espirituales de este tiempo, sino una actitud de la sensi-
revividos doctrinalmente por medio de traducciones. Dom bilidad, unos instrumentos mentales, un espíritu" 30 .
Beaucousin traduce (1602) la Perla evangélica, de autor des-
conocido, y el Adorno de las bodas (1606), de Ruysbroeck 26 . b) El ejemplo de Italia
E. Estienne vierte las Instituciones taulerianas. En 1597,
Bérulle, aconsejado por Dom Beaucousin, publica el Breve En conjunto, la espiritualidad venida de Italia tiene el
discurso de la abnegación interior, adaptación del Breve refrendo de la Reforma católica por la puesta en marcha de
compendio en torno a la perfección cristiana, del jesuíta ita- los decretos tridentinos. Si no faltan algunas producciones
liano A. Gagliardi, aunque atribuido a su dirigida, la "dama literarias, como el Combatimiento spirituale, aparecido en
milanesa" Isabel Bellinzaga. Bérulle no escapa en su obra 1589, de Lorenzo Scupoli, y los escritos más lejanos de Savo-
de la influencia de los místicos norteños. El capuchino Can- narola (1452-1498), tan leídos por el "medio devoto", y el
field, de origen inglés, máximo representante de la "escuela Diálogo de Catalina de Siena (1447-1510), impresionan aún
abstracta", publica en 1609 la Regla de perfección. retiro. Mi objeto ahora es adoctrinar a los que habitan las ciudades, viven
La Introducción a la vida devota (1609), de Francisco de entre sus familias o en la corte, obligándose en lo exterior a un modo de ser
común" (SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota. Prólogo).
Sales, se aparta de la tendencia general mística. La perfec- 28
"Así como no he querido seguir a quienes desprecian libros que tra-
ción se hace amable y atrayente en la obra salesiana, y deja tan de cierta supereminente perfección de vida, tampoco pretendo estudiar
de ser exclusiva de los claustros para convertirse en ideal de dicha supereminencia, pues ni puedo censurar a los autores ni elogiar a los
todos los estados de vida 27 . La pluma del Obispo de Ginebra censores de doctrina que no entiendo" (SAN FRANCISCO DE SALES, Trat. del
amor de Dios. Prólogo).
29
24
Cf. LAJEIÍNIE, E. M., St. Francois de Sales et l'esprit salésien (París Gran parte de las expresiones y temas tratados por los miembros del
1962) p.64-65. círculo Acarie pertenecen a un acervo común, cuyo origen constituye un
25
COGNET, L., o.c, p.244. legado del neoplatonismo a los místicos cristianos. La Perla Evangélica es
26
Entre los místicos del Norte, Ruysbroeck, Herp y Dionisio el Cartuja- una especie de Suma de la escuela renano-flamenca. Ello explica que Béru-
no ocupan un puesto destacado, porque contribuyeron a fijar la terminolo- lle, influido por la Perla, se sirva de los mismos términos, aunque evo-
gía mística mediante préstamos continuos, como lo ha demostrado Huij- lucionados, que se encuentran en San Agustín, San Buenaventura, Herp,
ben. Cf. a.c, 26 (1931) p.36-38. Ruysbroeck... Cf. ORCIBAL, J., Le Cardinal de Bérulle, Évolution d'une spi-
27
"Casi todos los autores que hasta la fecha han venido estudiando la rituallité (París 1965) p.50.
30
devoción, han tenido por pauta enseñar a los que viven alejados de este DODIN, A., La espiritualidad francesa en el siglo XVII, en Historia de
mundo o, por lo menos, han trazado caminos que empujan a un absoluto la Espiritualidad t.II (Barcelona 1969) p.437.
42 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 43

más, si cabe, la entrega apostólica del arzobispo de Milán Granada. De pluma elocuente y enjundiosa, doctrinal y lite-
Carlos Borromeo (1538-1584), canonizado en 1610, y la pre- rariamente encanta y convence. Destina su producción espi-
sentación alegre de la virtud de Felipe Neri (1515-1595). El ritual al pueblo, al que se acomoda con elegancia y sencillez.
Oratorio (1564) encierra los ideales de oración compartida y El temor de caer en manos de la Inquisición le aconseja
de caridad, vividos por su Fundador y proyectados hacia mucho cuidado en el desarrollo de los temas, lo mismo que
Francia con luces de renovación sacerdotal. sucedió a Juan de Avila. No pudo evitar, sin embargo, que
El ejemplo de caridad dado desde los hospitales italianos dos de sus obras principales, Libro de la oración y conside-
ilumina con nuevos destellos la virtud teologal por excelen- ración (1554) y Guía de pecadores (1556) fueran incluidas en
cia y excita el celo por los enfermos y afligidos. Entre las el índice de Valdés. En 1575 se traducían al francés. Fran-
Ordenes hospitalarias, la Compañía de Ministros de los cisco de Sales recomienda su lectura en el prólogo del Tra-
Enfermos, de Camilo de Lellis (1614), aprobada por Sixto V tado del amor de Dios. Vicente de Paúl secundará el mismo
en 1588, y la congregación española de los Hermanos Hos- consejo ante los Misioneros y las Hijas de la Caridad.
pitalarios de Juan de Dios (f 1550), llamada a Roma por Al lado de Juan de Avila y Luis de Granada, una lista
Gregorio XIII en 1586, perfumarán las salas de los hospi- larga de espirituales españoles satisface la avidez de los refor-
tales con su abnegación y servicio a los pobres enfermos, madores franceses. Entre ellos figuran los nombres de Fran-
miembros delicados del Cuerpo de Cristo. cisco de Osuna, Bernardino de Laredo, Alonso de Madrid,
Pedro de Alcántara y Diego de Estella. El Tratado de ora-
ción y meditación (1557), de Pedro de Alcántara, es traducido
c) La huella de los espirituales españoles en 1601; las Meditaciones devotísimas del amor de Dios
(1576), de Diego de Estella, lo fueron en 1578. El voluntaris-
En el siglo XVI, Siglo de Oro de España, confluyen la mo afectivo y la tierna devoción al Verbo encarnado que
gloria de las armas, de las letras y de la santidad. A la uni- rebosan estas meditaciones encantaron a Francisco de Sales.
dad nacional sobrevino una ingente producción literaria La línea espiritual señalada por los jesuítas no es homo-
espiritual, superior a la italiana y de mayor relieve. Junto a génea. No lo fue en España, donde abundaron maestros de
las letras, los españoles del siglo XVI destacan por el desplie- tendencias varias, ni lo fue en Italia. El libro de los Ejerci-
gue de la acción misionera. El celo apostólico desplegado cios del Fundador de la Compañía orientaba hacia un cristo-
dentro de la Península y allende los mares tiñe de equilibrio centrismo de signo apostólico, como venía significado por
a los espirituales, a quienes amenazaba, por otra parte, el las meditaciones del "Reino de Dios" y de las "Dos bande-
rigorismo de la Inquisición. ras". En 1576, Mercurian prohibía a los jesuítas la lectura de
los místicos Taulero, Herp, Suso, etc. Los proclives hacia
La espiritualidad española llega a Francia directamente
una oración mística se veían contrarrestados por los defenso-
o a través de Italia. Ambos cleros, secular y regular, ofrecen
res de la oración apostólica. Al fin se impuso la inspiración
muestras valiosas de obras que traspasan los Pirineos, hasta
original ignaciana.
impresionar la sensibilidad de los franceses. Del clero secu-
lar destaca la figura de Juan de Avila (1499-1569), apóstol Entre los jesuítas españoles señalamos la obra de Alonso
infatigable de Andalucía, consejero y animador de Juan de Rodríguez (1538-1616), Ejercicio de perfección y virtudes
Dios y de Teresa de Jesús, y reformador del clero español. Su cristianas. El autor conoció tres ediciones en español, las de
celo se reparte entre las misiones al pueblo sencillo y los 1609, 1612 y 1613. Esta obra, dividida en tres partes con ocho
ejercicios a los sacerdotes; a través de la correspondencia tratados cada una, recoge las pláticas y conferencias espiri-
mantiene el fervor de sus muchos dirigidos. En medio de las tuales del que fue por más de treinta años director de novi-
ocupaciones encuentra aún tiempo para escribir el Audi, filia cios de la Compañía de Jesús. En 1621 se traduce al francés.
(1556); en él insiste en la vida interior, motor del auténtico El P. Rodríguez no es contrario a las formas místicas de
apostolado. En 1586 se traduce su obra al francés. la oración, pero "censura el ansia de caminos extraordina-
rios. Su propio temperamento y su formación en la escuela
Más influyente en los medios franceses es la obra del ignaciana —acaso también las controversias sobre Baltasar
dominico Luis Sarria (1504-1588), conocido por Luis de
44 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 45

Alvarez— le hacían considerar la oración con una finalidad El doctor místico San Juan de la Cruz es menos conocido
práctica para la ascética personal y para el apostolado" 31 . y menos popular que la santa, Teresa de Avila. Hasta 1621
Rodríguez sintetiza la línea ascética de la Compañía; insiste no son traducidas sus obras por R. Gaultier, especialista en
en la presencia de Dios, en el recogimiento, en el ejercicio de traducciones españolas 34 . Sin embargo, su influencia es no-
la voluntad de Dios, en la caridad fraterna, en el dominio de tabilísima, como ha resumido J. le Brun 35 .
sí mismo, en la humildad... Advierte el autor en la dedicato- La canonización conjunta de cuatro españoles y de un
ria que la obra va dirigida "a todos los que traten de virtud y italiano, el 22 de marzo de 1622, Teresa de Jesús, Ignacio de
perfección... y llámase Ejercicio, porque se tratan las cosas Loyola, Francisco Javier, Isidro Labrador y Felipe Neri,
muy prácticamente para que se puedan poner en ejecu- contribuyó indudablemente a canalizar las directrices espiri-
ción" 32 . Fácilmente se echa de ver que tal orientación había tuales españolas en el siglo XVII francés. Francia tomó en-
de agradar a Vicente de Paúl por el practicismo de la vida tonces el relevo de los destinos de la Iglesia. Contemplación
espiritual. y acción, oración y caridad se viven a ejemplo de España y
De gran trascendencia es la huella dejada por la escuela de Italia.
carmelitana. Para los espirituales franceses, Teresa de Jesús
es, ante todo, la reformadora y la maestra de oración. Tanto
como sus escritos, traducidos en 1601 por Juan de Quintana- II. CUMBRES Y SIMAS DE LA ESPIRITUALIDAD
doine, señor de Brétigny, de origen español, interesa al gru- FRANCESA (1611-1660)
po que rodea a la señora Acarie traer a París a las carmelitas En la encrucijada de las corrientes espirituales, expuestas
descalzas. En 1602, la señora Acarie era favorecida con apari- arriba, se opera la transformación de la Iglesia en Francia.
ciones de la misma Teresa de Jesús. En 1603, Brétigny se Al término del primer decenio del siglo XVII, Francia conta-
presenta en España para negociar eí permiso de traslado de ba con hombres preparados para urgir la reforma católica.
las monjas españolas; pero sus buenos deseos se eternizaban El ambiente era más favorable que en décadas pasadas. La
ante la oposición de los superiores carmelitas. En 1604, Bé- tarea por hacer es inmensa: afecta a todos los estratos de la
rulle acude en su ayuda. Por fin, el 15 de octubre del mismo sociedad civil y eclesiástica. Se impone, por lo tanto, la cola-
año, siete carmelitas descalzas pisaban París. Dos de ellas boración de todos. Vicente de Paúl llega a París a finales del
forman parte importante de la vida de la madre Teresa; son año 1608 o a primeros de 160936; tiene veintiocho años; ig-
Ana de San Bartolomé y Ana de Jesús, a quien San Juan de nora el joven sacerdote por ahora su misión en la Iglesia. De
la Cruz dedica el Cántico espiritual. una actitud de espectador, pasará a ser el realizador de las
Los primeros superiores del carmelo francés, Bérulle, grandes empresas caritativas. Pero antes había de "convertir-
Duval y Gallemant tratan de instruir a las españolas en las se". Entre tanto, observa la situación de la Iglesia, afeada
corrientes de espiritualidad abstracta, pero ellas no pueden por los pecados de sus hijos.
evitar su extrañeza ante los derroteros de la oración "sobre-
eminente". El olvido de Jesucristo, como mediador de toda
oración, acentuaba los temores de las españolas, acostum- 1. Aceptación del concilio de Trento
bradas a ir a Dios por la humanidad del Salvador 33 . Desde la clausura de Trento (1563) hasta su aceptación
31 por la Asamblea del Clero de Francia (1615) transcurren cin-
"Gran Enciclopedia Rialp" (GER) t.XX (Madrid 1974), sub. v. R O -
DRÍGUEZ, A. pios es mejor tratar en cosas de la Divinidad y huir de las corpóreas), a mí
32
RODRÍGUEZ, A., Ejercicio de perfección... Dedicatoria a los religiosos no me harán confesar que es buen camino..." (Moradas sextas c.7.5).
de la Compañía de Jesús. 34
33
Traduce a Capilla, Ribadeneira, Molina de la Orden cartujana, De la
Escribe Santa Teresa: "... También os parecerá que quien goza de co- Puente, San Juan de la Cruz, como también las vidas de Baltasar Alvarez,
sas tan altas no tendrá meditación en los misterios de la sacratísima Huma- Ana de Jesús, Ana de San Bartolomé. Cf. Huijben, J., a.c. 25 (1931) p.39.
nidad de nuestro Señor Jesucristo, porque se ejercitará ya toda en amor. 35
C. L E BRUN, L., Le grand siécle de la spiritualité francaise et ses
Esto es una cosa que escribí largo en otra parte (cf. Vida c.22), y aunque me lendemains, en Histoire spirituelle... p.236.
han contradecido en ella y dicho que no lo entiendo (porque son caminos 36
ABEIXY, L., La vie du venerable serviteur de Dieu Vincent de Paul
por donde lleva nuestro Señor, y que cuando ya han pasado de los princi- (París 1664) 1.1 C.V. p.21.
46 P.l. Fe y experiencia en una doctrina (.'./. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 47

cuenta y dos años. Galicanistas y antirromanistas se oponen eran sacerdotes; y la i g n o r a n c i a ha establecido su trono entre
a la aplicación de los decretos conciliares para todo el Rei- el p o b r e p u e b l o , y esto p o r c u l p a de sus p r o p i o s desórdenes y
no, en contra de los esfuerzos de unos pocos. La integridad p o r n o haberse o p u e s t o con todas sus fuerzas, c o m o tenían
de vida de los cartujos, el celo de la congregación de Montai- obligación, a esos tres torrentes q u e h a n i n u n d a d o la tie-
gu y de otras Ordenes venidas del extranjero, capuchinos, rra"38.
jesuítas, mínimos..., así como la irradiación de los maestros La reforma había de comenzar por la cabeza, hasta llegar
espirituales relacionados con Acarie, eran insuficientes para al pueblo llano. Consta de diócesis que nunca o rara vez
tanto mal como padecía la Iglesia. Se requería con urgencia fueron visitadas por sus obispos, más interesados en benefi-
el apoyo de la Jerarquía para alcanzar la renovación interior cios y negocios lucrativos que en el cuidado del rebaño enco-
y exterior propuesta por Trento. mendado; sus obligaciones pastorales eran postergadas al
Las dificultades para aceptar el concilio de Trento ve- pingüe provecho que sacaban de las frecuentes excursiones
nían de atrás. El Concordato entre la Santa Sede y el Estado fuera de los límites diocesanos. La escasa actividad apostóli-
francés, firmado en 1516, permitía al rey el nombramiento ca transparentaba su poco celo por la santidad de la Iglesia.
para cargos y beneficios eclesiásticos de personas vacías de El aparato político absorbía sus principales programas de
todo ideal sacerdotal. El temor de que Roma interviniera en gobierno, empeñados en el mantenimiento de las guerras
asuntos nacionales excitaba represalias galicanas. De ahí contra los protestantes. "Los bienes eclesiásticos constituyen
que M. de Certeau puntualice que "durante años los decre- más de la mitad del patrimonio nacional, y si la economía
tos tridentinos sólo penetran lentamente, encontrando con nacional no se resiente demasiado, se debe a que el sistema
frecuencia la resistencia de un patriotismo que puede ser na- de colación de beneficios eclesiásticos, la encomienda, remite
cional, diocesano o parroquial; entre los obispos, en su con- la inmensa mayoría de estas riquezas al circuito general. La
junto favorables a la reforma, no se descarta el temor de toda encomienda permite, en efecto, conceder un beneficio no so-
injerencia romana en los asuntos de Francia" 37 . lamente a un clérigo, sino también a un titular totalmente
Después de largas deliberaciones, la Asamblea del Clero extraño a la condición eclesiástica" 39 .
declara, en 1615, que recibe el Concilio y puede aplicarse El cuadro que nos ha llegado sobre el clero bajo es abru-
en todo el país. Esta lentitud y las guerras de religión habían mador: sacerdotes perezosos, mujeriegos, borrachos abundan
retardado la hora oficial de la reforma católica. en todas las diócesis. Por la puerta del sacerdocio entran
candidatos sin ninguna aspiración pastoral, con el único de-
seo de medrar social y económicamente; era entonces el me-
a) Miserias del clero dio más ordinario para salir del anonimato del pueblo y de
asegurarse una posición más cómoda. Los sacerdotes se ha-
En pleno siglo xvil, aun después de los logros alcanza- llaban indefensos contra los vicios de sus feligreses, siendo
dos, exclamaba Vicente de Paúl, el 6 de diciembre de 1658, ellos mismos presa de las lacras que debían corregir. "Siento
de acuerdo con el sentir de sus contemporáneos: S8
S.V.P. XII, 85-86; E.S. XI, 392. Lo mismo dirá al canónigo Saint-
" P u e d e ser q u e todos los desórdenes q u e vemos en el m u n - Martin: "Ha sido de la mala vida de los eclesiásticos de donde han venido
d o tengan q u e ser a t r i b u i d o s a los sacerdotes. Esto p o d r á es- lodos los desórdenes que han desolado a esta Santa Esposa del Salvador y
candalizar a a l g u n o s , p e r o el tema requiere q u e i n d i q u e , p o r que la han deformado hasta el punto de que apenas se la puede reconocer"
la grandeza del mal, la i m p o r t a n c i a del remedio. Se h a n teni- (S.V.P. V, 568; E.S. V, 541).
Nos servimos de las siglas S.V.P. para citar la obra de SAINT VINCENT DE
d o varias conferencias sobre la cuestión, q u e ya se ha tratado P AVi-Correspondance, Entretiens, Documents, en 14 vols. (París 1920-1925),
a fondo, p a r a descubrir las fuentes de tanta desgracia; p e r o el edición preparada por P. Coste. El número romano al lado de la sigla indica
resultado ha sido q u e la Iglesia n o tiene peores enemigos el tomo, y el número árabe se refiere a la página del mismo tomo. A conti-
q u e los sacerdotes. De ellos es de d o n d e h a n n a c i d o las here- nuación damos, mediante las siglas E.S., la correspondencia del texto iran-
jías: testigos son esos dos heresiarcas L u t e r o y Calvino, q u e íes, traducido al castellano por Ediciones Sigúeme (Salamanca 1972-1979).
57
El sistema de cita por tomo y página es igual al anterior. De la obra prepara-
CERTEAU, M. DE,XVI' siécle. La reforme dans le catholicisme, en His- da por P. Coste faltan por aparecer en castellano los tomos XIII y XIV.
toire spirituelle... p.209. " DODIN, A., La espiritualidad francesa en el siglo XVII, en o.c, p.439.
48 P.l. Fe y experiencia en una doctrina

horror cuando pienso que en mi diócesis hay cerca de siete


mil sacerdotes borrachos e impúdicos que suben al altar to-
dos los días sin pizca de vocación" 40 , comunica a Vicente de
Paúl un obispo amigo. Testimonios como el precedente en-
contramos en las biografías de Bérulle, Francisco de Sales,
Olier, Eudes, Condren, Bourdoise y otros.
Antes de ser ordenado sacerdote Francisco de Sales, ante
el Cabildo de Ginebra (1593), había denunciado los males
que acarreaban sobre la ciudad los escándalos de los sacerdo-
tes41. Elevar la institución sacerdotal era cuidar el corazón de
la Iglesia, devolver a su antiguo esplendor la dignidad des-
prestigiada del sacerdocio, sinónimo de ignorancia y vicio.
Cuando tenga que ordenar algún candidato, no lo hará el
santo Obispo sin haberse enterado antes de sus intenciones y
preparación. Las Visitandinas, fundadas por Francisco de
Sales y la madre Chantal, inmolarán su vida, al igual que
las carmelitas españolas, por la santidad de los sacerdotes.

b) Floración de comunidades de clérigos


Bajo un mismo signo de santidad sacerdotal aparecen en
el siglo xvii nuevas comunidades que, además de tender a la
propia perfección, buscan directamente la renovación espiri-
tual y cultural del clero. Cartujos y jesuitas atraían podero-
samente la voluntad de algunos espirituales, que necesitaron
ser disuadidos para no entrar en dichas órdenes religiosas.
Bérulle fue uno de ellos. A él le estaba reservada, entre otros,
la gran tarea de promover el sacerdocio católico. Pronto des-
cubrió que la principal necesidad de la Iglesia de Francia se
ocultaba en el clero, al que era preciso elevar con el estudio
y la piedad. Inspirándose en la obra de Felipe Neri, funda en
París el Oratorio (1611). Cristo sacerdote es el modelo de los
oratorianos. Hacia Bérulle afluirán sacerdotes y laicos en
busca de una orientación de su vida. El Oratorio constituye
un foco de cultura y santidad sacerdotal.
40
ABEI.LV, L., O.C, l.II s.I p.214.
41
"Aquaeductus est qui universam propemodum haereticorum gentem
reficit ac recreat, pessima scilicet sacerdotum exempla, facta, dicta, iniqui-
tas denique omnium, praecipue tamen ecclesiastici ordinis, ut propter nos
blasphemari quotidie ínter gentes nomen suum mcritissime simul ct ama-
rissime conquaeratur Dominus per Prophetas. Haec est aqua contradictio-
nis quae haereticos aestus refrigerare videtur, dignus sane bibentibus potus;
iniquitas nostra iniquis hominibus pro potu est, sicut scriptum est: Bibunt
sicut aquam iniquitatem" (SAN FRANCISCO DE SALES, Alocución al Cabildo
catedral de Ginebra. Cf. Oeuvres t.7 [Annecy 1896] p.109).
C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII 49

A. Bourdoise es el censor implacable de las debilidades


del clero; le devora el celo por la casa del Señor; en el tem-
plo exige silencio, limpieza y orden en las ceremonias. La
comunidad de sacerdotes de San Nicolás de Chardonnet o
Nicolaítas, fundados por Bourdoise, imparten una forma-
ción práctica en los seminarios; se agrupan junto a las pa-
rroquias, donde administran los sacramentos y dirigen el
culto con dignidad.
En la misma tarea reformadora del clero se embarcan
J. S. Olier y J. Eudes. El primero funda el seminario de
San Sulpicio; el segundo, la Congregación de Seminarios de
Jesús y María. Sulpicianos y Eudistas trabajan en los semi-
narios principalmente, y sólo se dedican a las misiones
cuando su vocación educativa se lo permite.
Vicente de Paúl conoce personalmente a todos. De Béru-
lle y de Francisco de Sales recibió las mejores lecciones de
vida espiritual. A. Bourdoise frena sus ímpetus, lo que le
merece del ardoroso reformador el apelativo de "poule mui-
llée" 42 . A Olier y a Eudes anima, orienta y sostiene en sus
obras. Como todos ellos, Vicente de Paúl asume la responsa-
bilidad de la reforma del clero, además de comprometerse a
través de sus Congregacions en la ayuda espiritual y mate-
rial del pobre pueblo. En 1625 funda la Congregación de la
Misión para evangelizar a los pobres e instruir a los eclesiás-
ticos. En 1628 se compromete con Mons. Pottier, obispo de
Beauvais, a predicar el retiro de los ordenandos. En 1631
comienzan los ejercicios a los ordenandos y al clero en París.
A partir de 1633 dirige las Conferencias eclesiásticas de los
martes. Durante diez años (1643-1653) pertenece al Consejo
de Conciencia para la reforma de costumbres y nombra-
mientos de obispos. Por medio de sus hijos lleva la dirección
de algunos seminarios, sin interrumpir el curso de las misio-
nes que, desde 1617, forman el programa ordinario de los
sacerdotes de la Misión.
A la intensa labor de las nuevas comunidades hay que
añadir otros destacados reformadores de Ordenes antiguas: el
profesor A. Duval, el cardenal de la Rochefoucauld y el obis-
po de Cahors, A. de Solminihac. La simple constatación de
fechas y realizaciones durante el período 1611-1660 explica
la tarea común y urgente que emprendieron los reformado-
res para salvar a la Iglesia, restaurando al clero y ayudando
al pueblo.
42
Según cita DELARUE, J., L'idéal missionnaire du pretre d'aprés Saint
Vincent de Paul (París 1646) p.33.

S. V. Paúl 2
5
50 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.l. V. de Paúl y la espiritualidad del s. XVII '

res insepultos, y en las aceras o caminos, personas agonizan-


c) Desgracias del pueblo tes, víctimas del hambre, del frío o de la enfermedad.
Para mayor abundancia de calamidades, añadamos el es-
Todas las formas de pobreza imaginables se hallan regis- tado de las cárceles, el dolor de los galeotes y de los niños
tradas en el siglo XVII. Aunque Vicente de Paúl aparezca abandonados, el grito de los campesinos cargados de im-
como el genio más sensibilizado y organizador de la caridad, puestos y gravámenes.
otros hombres e instituciones opusieron tenaz resistencia a
la ola invasora de la pobreza. Como hemos visto, Vicente de
Paúl acusa a los sacerdotes de ser los causantes del "triple d) Caridad y apostolado
torrente que ha inundado la tierra": la herejía, el vicio y la
La situación de los pobres era ciertamente desgarradora.
ignorancia. Contra estos males dirigirá el remedio de la cari-
A la par que evolucionaba el pensamiento espiritual y nue-
dad. La pereza de los sacerdotes encuentra, en parte, su solu-
vas congregaciones se empeñaban en el ministerio de la for-
ción en el celo de un grupo de laicos. Si todos éstos no son
mación sacerdotal y de las misiones, la caridad se repartía
capaces de atajar la raíz de los males, al menos ofrecen méto-
simultáneamente. Era la prueba sintomática de la renova-
dos y soluciones aconsejados por las necesidades de la época.
ción de la Iglesia. Fenómeno similar se había producido en
Los estudios realizados por R. Mandrou 43 , R. Mousnier 44 los países que aceptaron con anterioridad a Francia las dis-
y B. Porshnev 45 nos presentan un cuadro desolador sobre la posiciones de Trento. En Italia y España habían florecido
situación socio-económica que padecía el pueblo. A estos congregaciones dedicadas al cuidado de los enfermos y de la
autores nos remitimos para conocer con más detalle la mise- enseñanza. En efecto, la caridad apostólica acompañaba
ria circundante. A las desgracias provocadas por las conti- cualquier brote de conversión personal o institucional.
nuas guerras que desolaban iglesias, escuelas, cosechas, aña- Los humanistas se habían interesado por el pobre, como
damos las catástrofes meteorológicas que impedían la reco- J. L. Vives, que en el tratado De subventione pauperum
gida de la siembra. El pillaje, el robo, los homicidios, la (1525), dirigido a las autoridades de Brujas, propugnaba una
mendicidad merodeaban por doquier. Unas veces obligados socialización de la caridad. También las "Sociedades secre-
por la necesidad, otras embebidos por el vicio, vagabundos y tas" y las "Congregaciones marianas", sostenidas por los je-
salteadores sembraban el terror por los caminos y ciudades 46 . suítas, se ejercitaban en la práctica de la caridad con enfer-
El miedo cundía entre las gentes. Este miedo, consecuencia a mos, hambrientos, analfabetos, etc. Las cofradías de laicos
veces de la falta de formación religiosa, obedecía también a despertaban a sacerdotes y religiosos del sueño perezoso que
continuos sobresaltos. les sumía en la ociosidad. Las congregaciones hospitalarias
El campo sanitario es otro punto débil de la sociedad del abrían un capítulo interesantísimo en la historia de la bene-
siglo XVII. Las salas de los hospitales resultaban pequeñas ficencia y caridad durante el siglo XVII. Todo este movimien-
para acoger a tantos enfermos y moribundos; el hacinamien- to constituía una lección capital para Vicente de Paúl, cuyas
to de personas de distinta edad y sexo era horripilante. Apes- dependencias no serán difíciles de constatar más adelante.
tados y heridos dormían con frecuencia en la misma cama.
Nos detenemos en la "Compañía del Santísimo Sacra-
Niños y ancianos, hombres y mujeres se entremezclaban pro-
mento" 47 , por su particular importancia y por la vincula-
miscuamente. No era raro encontrar por los campos cadáve-
ción que tuvo con Vicente de Paúl. Compuesta de laicos
43
Cf. MANDROU, R., Francia en los siglos XVII y XVIII (Barcelona principalmente y de clérigos, se organiza, a partir de 1630,
1973) p.9-61. por iniciativa de Enrique de Lévis, duque de Ventadour. Sus
44
Cf. MOUSNIER, R., Furores campesinos (Madrid 1976) p. 11-137. aspiraciones abarcan todas las formas de caridad: socorro a
45
Cf. PORSHNEV, B„ Los levantamientos populares en Francia en el si- los pobres, enfermos, encarcelados, heridos en las guerras,
glo XVII (Madrid 1978).
46
La contemplación de los contextos demográficos, económicos y socia- apestados, seminarios... Vicente de Paúl pertenece a esta
les resulta inevitable si se quiere entender la acción vicenciana. Tal es el "Congregación secreta" desde su fundación y es su coor-
resultado de las conclusiones a que llega en su obra IBÁÑEZ. J. M., Vicente
de Paúl y los pobres de su tiempo (Salamanca 1977). « D.S. t.II col.1.301-1311.
C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 53
52 P.I. Fe y experiencia en una doctrina

dinador. Junto con el príncipe de Conti, el mariscal de Las notas más características de la espiritualidad beru-
Schomberg, el duque de la Meilleraye, el marqués de Féne- lliana se reducen a cuatro, según P. Cochois: "el espíritu de
lon y el barón de Renty, pertenecen indistintamente a la religión de su teocentrismo, el cristocentrismo místico, el
Compañía del Santísimo Sacramento sacerdotes y religiosos: sentimiento de soberanía de la Madre de Dios y su exalta-
el jesuíta Suffren, confesor de Luis XIII, el oratoriano Con- ción del estado sacerdotal" 50 . La coherencia de su obra sólo
dren, los clérigos Olier, Bossuet, Abelly, Solminihac y otros es constabable teniendo en cuenta la cronología de su pro-
muchos. Aunque son calificados por sus adversarios de "ca- ducción literaria, que va desde el olvido de Cristo en el Breve
bala de los devotos", sin embargo, no tienen nada de "cabala" discurso (1597) hasta el enaltecimiento del Verbo encarnado
y sus miembros no merecen el nombre de "devotos", toma- en las Grandezas de Jesús (1623). El retiro de Verdum (1602)
do aquí en sentido peyorativo 48 . y la progresiva iluminación sobre su propia vocación (1607)
Un mismo ideal religioso les mantiene unidos: el deseo condujeron los pasos del futuro cardenal hacia la persona de
de imitar a Jesucristo pobre, humilde, maltratado, oculto en Cristo.
el Santísimo Sacramento y misteriosamente presente en la Las perspectivas espirituales de la "escuela francesa" son
persona de los pobres. La caridad vivida por los miembros más amplias que las simplemente berullianas. Las aporta-
de la Compañía coincide con el período más representativo ciones de Sales, de Vicente de Paúl, de Olier, de Bossuet am-
de la espiritualidad francesa. Aunque logra sobrevivir hasta plifican y adaptan el pensamiento espiritual de las corrien-
finales de 1665 o principios de 1666, el decreto de 1660, que tes que llegaron del extranjero, sobre las que Bérulle hace su
prohibía la celebración de asambleas sin el debido permiso propia síntesis. El cultivo del interiorismo, el seguimiento
del rey, preparó la disolución de la Compañía del Santísi- de la voluntad de Dios, la práctica de la caridad, la imita-
mo Sacramento. Por las mismas fechas, moría Vicente de ción de Cristo son puntos tratados por todos los espirituales
Paúl (f 1660), alma de la caridad en Francia. de la época con matices propios. La autoridad de San Agus-
tín y de Santo Tomás es invocada por todos para confirmar
sus convicciones o simplemente para exponer una doctrina.
2. Escuela francesa de espiritualidad Si Bérulle bebe en las mismas fuentes doctrinales que el res-
En la historia de la espiritualidad del siglo xvn, Bérulle to de sus contemporáneos, no es para imponer sus criterios,
ocupa el puesto más relevante ideológicamente. Su rica per- sino para orientar a sus discípulos hacia una "devoción" de
sonalidad centra las miradas de los reformadores y espiritua- "adherencias" al "estado" de Jesucristo. Pero aun en este
les. Aunque no cesa de evolucionar su pensamiento, contri- caso, el significado de los términos que emplea difiere del
buyó a difundir los temas cristológicos a través de sus sentido que dan a los mismos sus discípulos o admiradores.
discípulos. En torno al Verbo encarnado se perfilan las no-
tas de su espiritualidad. Hombre de acción y contemplación,
humanista y filósofo, teólogo y director de conciencias, es C A P Í T U L O II
acreditado como padre de la escuela francesa de espirituali-
dad. POR LA FE Y EXPERIENCIA DE VICENTE DE PAUL
El término "escuela francesa" es "demasiado vago AL CONOCIMIENTO DE SU ORIGINALIDAD
—puntualiza Le Brun—, y es preferible hablar de «escuela DOCTRINAL
berulliana» para indicar claramene que estos espirituales de-
penden de la doctrina del Fundador del Oratorio. Sin em- Vicente de Paúl alude con frecuencia a su fe y a su expe-
bargo, no transmiten el puro berullismo, sino que cada uno riencia 1 . La doctrina que reparte ocasionalmente es fruto de
desarrolla los rasgos de la espiritualidad del Cardenal con- vivencias evangélicas y de experiencias conseguidas en el
forme a su formación, a su temperamento, a su teología o a 50
COCHOIS, P., O.C, p.146.
su filosofía" 49 . 1
Cf. S.V.P. I, 78, 116; E.S. I, 141, 177. S.V.P. II, 282, 459; E.S. II, 237,
48
Ibid., col. 1.303. 386. S.V.P. VII, 20; E.S. VII, 24. S.V.P. IX, 104; E.S. IX, 112. S.V.P. XII, 45;
49
L E BRUN, J., art. y o.c, p.254. E.S. XI, 357. S.V.P. XII, 170; E.S. XI, 462. S.V.P. XIII, 801.
54 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 55

correr del tiempo. A la inversa de otros maestros que parten fervor de la palabra le destapa ante los oyentes, que, percata-
de bellas doctrinas, sin llegar a demostrar que fueron vividas dos del celo que devora al Fundador de la Misión, entrevén
por ellos, nuestro Santo arranca de hechos que ha protago- su ardiente caridad. A través de estas confesiones, medrosa-
nizado, de pruebas que ha superado, de experiencias que mente nos internamos nosotros por los caminos que él hubo
progresivamente han enriquecido su fe. No resulta fácil se- de recorrer hasta revestirse del espíritu de Jesucristo y comu-
guir paso a paso en la vida del señor Vicente el control de nicarlo a los demás. El consejo paulino de dar muerte al
estas adquisiciones, pero es seguro que cuando habla no en- hombre viejo para resucitar el nuevo, de vaciarse de sí mis-
gaña, que su palabra obedece a alguna convicción, que sus mo para llenarse de Dios, le ocupará toda la vida. El vigila
consejos están respaldados por el conocimiento que tiene de sobre sí mismo, pero sin apartar la vista de las necesidades
los hombres y por el amor vivencial a Jesucristo y a su Igle- ajenas, porque "no basta con amar a Dios si mi prójimo no
sia. A la experiencia adquirida, añadió el conocimiento, y al le ama" 2 . Al final de la vida decía de sí mismo:
conocimiento la comunicación: los tres pasos comprendidos
en el proceder vicenciano, y que requirieron su tiempo de "¡Miserable de ti, que eres un viejo parecido a todos esos!
reflexión y maduración. La comunicación de la fe y su expe- (libertinos, comodones, perezosos y cobardes). Las cosas pe-
riencia son contagiosas, como podrá verse, por el celo con queñas te parecen grandes y las dificultades te encogen...
que arengó a sus huestes para la práctica del amor y fue Hasta el levantarme por la mañana me parece insoportable y
respondido comprometidamente por toda clase de hombres las menores molestias me parecen insuperables"3.
de distinta condición y sexo.
Quien conoce su humildad sabe medir el alcance de estas
palabras; tomadas al pie de la letra, nos llevarían a un error,
imaginándonos a un Vicente de Paúl, al borde del sepulcro,
I. MARCHA ASCENSIONAL A D I O S P O R JESUCRISTO
cargado de vicios. No fue santo desde el principio, como
Y LOS POBRES
parece sugerir Abelly, pero tampoco rezongón hasta el final,
como apunta Redier.
El mero intento de querer entrar en el alma de San Vi-
Tropezamos con otro obstáculo que nos impide seguir
cente de Paúl es gran osadía. Pretender atrapar su espíritu
de cerca la génesis y evolución del hombre y santo que fue
es mayor ilusión, no sólo porque han pasado cuatro siglos y
Vicente de Paúl: la falta de los documentos necesarios para
la distancia dificulta su conocimiento, sino también porque
acompañarle durante los años más decisivos de su "conver-
el interior del hombre es un arcano secretísimo que, a veces,
sión" o vuelta a los compromisos bautismales y sacerdotales.
escapa al mismo interesado. L. Abelly, primer biógrafo del
Las referencias de Abelly son las principales pistas de obser-
Santo, después de tratarle personalmente y con toda la docu-
vación, con todas las reservas a que se prestan las buenas
mentación en sus manos, encontró dificultades. Cuantos
intenciones del primer biógrafo. Partiendo de las escasas y
han intentado, después de Abelly, asomarse al alma del gran
oscuras declaraciones del humilde Fundador, podemos re-
Santo del gran siglo, sufrieron iguales o mayores decepcio-
montarnos con cuidado a los años más faltos de noticias y
nes. A todos ronda la tentación de fijarse más en sus obras
reconstruir, en lo posible, lo que es de por sí insondable y
que en el móvil interior. A nosotros nos es dado únicamente
escurridizo: los móviles del sentimiento religioso.
analizar sus palabras, combinar datos y contrastar experien-
cias para captar su personalidad y explorar sus intenciones.
Siempre que nos sea posible le pondremos al habla para que 1. Fase purificadora y encuentros providenciales
él nos cuente su vida y, sobre todo, las profundas conviccio-
nes espirituales que le ganaron el título de maestro y le sos- Ocho años completos, después de la ordenación sacerdo-
tuvieron en la carrera de apóstol infatigable. tal, traen a Vicente de Paúl a París (1609). Viene de Roma.
Vicente de Paúl se escapa a una fácil radiografía espiri- Instalado en la capital del Reino, sueña con beneficios, for-
tual. El es parco en revelar el dinamismo interior de su mar- 2
S.V.P. XII, 262; E.S. XI, 553.
cha ascensional hacia Dios; sólo en contadas ocasiones, el ' S.V.P. XII, 93; E.S. XI, 398.
56 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 57

tunas que le permitan escalar puestos y asegurarse un "ho- misa parroquial" 7 . Vicente de Paúl, hambriento de riquezas,
nesto retiro" 4 . No se puede probar que sea un cura escanda- se ve inocentemente herido en la misma llaga que podría
loso, un pecador que requiera conversión llamativa, o que envenenarlo para siempre, de no haberse curado a tiempo.
deba abandonar la vida licenciosa de tantos sacerdotes que Recordando este episodio, comentará el 9 de junio de
pululan por las diócesis. Es un clérigo de tantos que ambi- 1656: "Hay una persona en la Compañía que, habiendo sido
ciona riquezas para sestear tranquilo al lado de sus parien- acusado de robar a un compañero y habiendo sido tratado de
tes. Por ahora no es el sacerdote ideal que necesita la Iglesia ladrón en toda la casa, aunque no era verdad, no quiso, sin
de las reformas. Fascinado por el brillo de lo humano, le embargo, justificarse..." 8 ¡No querer justificarse! Ello de-
arrastran más las ambiciones personales que las necesidades muestra que a los veintiocho años no era tan insensible a la
de los pobres. Sin embargo, Vicente de Paúl, por su tempe- gracia ni estaba tan alejado del ideal de santidad. Lo huma-
ramento y sensibilidad, puede ser el instrumento más eficaz no hubiera sido protestar, probar su inocencia, sospechar del
de salvación de miles de hombres necesitados. La Providen- joven boticario, pero... "no, se dijo elevándose hasta Dios, es
cia velaba sobre él. ¿Cómo? preciso que lo sufra con paciencia". Al cabo de seis meses o
seis años, según Abelly 9 , el culpable reconoció su falta. Es el
primer lance espiritual conocido por el que se inicia la mar-
a) Calumniado de robo y tentado contra la fe cha hacia Dios de Vicente de Paúl. Como diría en la misma
ocasión en que comentaba el incidente: "Dios quiere a veces
Cualquier empresa de envergadura exige su precio. Na- probar a las personas, y para ello permite que sucedan estas
die escapa de la prueba. La purificación del hombre es una cosas" 10 . En todo caso, la lección recibida quedó para siem-
constante histórica. Si la prueba es sobrenatural, adquiere pre grabada en su conciencia: no hay que temer tanto los
acentos dramáticos, sólo valorados debidamente por los pa- juicios de los hombres como los de Dios, que conoce toda la
cientes; si es planteada por circunstancias o sujetos huma- verdad. Jesucristo también fue calumniado, siendo el más
nos, es lo mismo; al fin se convierte en crisol, llevada con inocente de los hombres; "él está a la espera y a la escucha de
paciencia y espíritu de fe. Después de un tiempo de tormen- todo lo que digamos o hagamos durante la persecución" 11 .
ta, más o menos largo, según los condicionamientos del pa- A la espera, en efecto, estaba otra prueba más desgarrado-
ciente y los planes de Dios, sobreviene la calma y la hora de ra. Hacia 1610, el joven sacerdote servía de capellán limosne-
las realizaciones. La tentación vencida, sea persecución, ca- ro en el palacio de la ex reina Margarita de Valois, repudia-
lumnia o dudas contra la fe, da a la postre seguridad y va- da de Enrique IV. Ociosos y libertinos coreaban la belleza y
lentía "en el nombre del Señor". Como diría el Santo a los generosidad de Margarita, a cuyas expensas vivían. Aquí
Misioneros en la conferencia del 6 de junio de 1659: "Dios aconteció a un célebre doctor, "por no predicar ni catequizar,
no permitiría que sus servidores fuesen calumniados y perse- verse asaltado, en medio de la ociosidad en que vivía, por
guidos si las persecuciones y las calumnias los hiciesen in- una fuerte tentación contra la fe" 12 . Movido a compasión el
útiles para su servicio" 5 . limosnero de la reina, comenta Abelly, carga con la pesada
¿Pensaba esto mismo en 1609, cuando fue acusado de cruz de la prueba. Una noche oscura anegó el alma del cari-
robo por su compatriota, el juez de Sore, con quien compar- tativo sacerdote, que anduvo, aproximadamente hasta finales
tía la misma habitación? 6 Su fama de ladrón corrió enton- de 1612, acosado por duros asaltos contra su fe.
ces como la pólvora; difamado entre conocidos y amigos, la La prueba no era insólita. Los místicos, como San Juan
noticia llegó a oídos de Bérulle y, lo que era más grave, su de la Cruz, habían avisado sobre la pesadumbre de la noche
antiguo amigo acude a la autoridad eclesiástica para que 7
MARIÓN, M., Dictionnaire des Institutions de la France aux XVIIe et
proceda a una monición "que debía ser leída por el cura, XVlHt siécles (París 1976), sub v. Monitoire.
durante tres domingos consecutivos, en la predicación de la 8
S.V.P. XI, 337; E.S. XI, 230.
9
1
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.V p.23.
S.V.P. I, 18; E.S. I, 88. 10
Ibid.
5
S.V.P. XII, 285; E.S. XI, 572. 11
S.V.P. XII, 285; E.S. XI, 572.
6
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.V p.21. '2 ABELLY, L„ O.C, l.III c.Xl p.116. Cf. S.V.P. XI, 33; E.S. XI, 726.
C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 59
58 P.l. Fe y experiencia en una doctrina

oscura 13 . Francisco de Sales había pasado por parecido tran- b) La orientación berulliana
ce entre los años 1586 y 1587, hasta quedar extenuado, lívido
y atemorizado por su salvación. Pascal, años más tarde, en Bérulle es la primera providencia temporal a la que se
1654, nos referirá la "noche de fuego" que le condujo, supe- entrega incondicionalmente Vicente de Paúl al poco tiempo
rada la prueba, a la alegría y al deseo de no verse jamás de llegar a París. Acepta como buen discípulo las orientacio-
separado eternamente de Dios. nes y órdenes de su maestro; incluso permanece en el Orato-
Vicente de Paúl se aplica la misma terapéutica que acon- rio de Bérulle, aunque sin intención de pertenecer a él 17 . De
sejara a su admirado doctor, obligándose a recursos sobre- Bérulle recibe el apoyo necesario en los momentos angustio-
naturales y humanos. Dicha tentación venía acompañada de sos de la calumnia y en las peores horas de la tentación con-
otros sacrificios impuestos por las exigencias de la fe. Hasta tra la fe. Bajo sus órdenes se dirige a la parroquia de Clichy
que no rompa con todas las ataduras que le amarran a las (1612), de la que guardará gratísimo recuerdo en el resto de
realidades temporales, no disfrutará del gozo de la fe. Desde sus días 18 .
que damos por concluida la primera victoria contra la tenta- Estando en Clichy, conoció a Antonio Portail (1590-
ción, en 1512, pasarán once años más (1623) de luchas inte- 1660), la mejor adquisición de la feligresía para la futura
riores y de desapegos de toda clase. Congregación de la Misión y para la Compañía de las Hijas
La preocupación por el ascenso "que me han arrebatado de la Caridad. Tanto Vicente de Paúl como Luisa de Mari-
mis desastres", por el "honesto retiro" y por los asuntos fa- llac acudirán a él para encomendarle importantes y delica-
miliares 14 son la remora que le impiden caminar y ver con dos asuntos de dirección y formación de ambas familias.
claridad, en 1610, su misión futura sacerdotal. Sigue empe- Por indicación del Fundador del Oratorio entra en la fa-
ñado en afanes lucrativos, que estima por ahora compatibles milia de los Gondi (dic. 1613), como preceptor de sus hijos,
con su vocación. Está a punto de dejarse enredar por las convirtiéndose además en director espiritual de la señora
"telas de araña"; sale, sin embargo, airoso de la prueba, car- Margarita de Silly, preocupada del bienestar temporal y es-
gado de nueva experiencia sobre la tentación, hasta el punto piritual de sus vasallos. Vicente de Paúl acompaña a la fa-
de exclamar en una repetición de oración de 1645: milia en sus correrías por los pueblos, catequizando, exhor-
"La tentación es un estado feliz, y un día pasado en seme- tando y administrando sacramentos a los campesinos. A
jante situación nos proporcionará más mérito que un mes sin impulsos de la misma obediencia, se dirige a Chatillon-les-
tentaciones. Venid, tentaciones, venid; sed bien venidas. Pero Dombes, de donde volverá a finales del mismo año a ruegos
son contra la fe. ¡No importa! No hay que pedirle a Dios que de la familia Gondi, que ha intercedido ante Bérulle para
nos libre de ellas, sino que nos haga utilizarlas bien y que acelerar su regreso.
impida que caigamos. Son un gran bien"15. Al lado del futuro Cardenal ha aprendido Vicente de
La tentación contra la fe es la segunda gran llamada a la Paúl, durante los años 1609-1617, a encontrarse a sí mismo, a
santidad, la que preparó los caminos de su conversión. Vi- desconfiar de las trampas de la naturaleza humana; pero,
cente de Paúl necesitaba entonces de algunos mediadores sobre todo, ha descubierto el sentido de su propio sacerdocio
que intercedieran por su vida e iluminaran su carrera, pues, y de la misión sacerdotal de Jesucristo. Sobre esta orienta-
"según el camino ordinario de la Providencia, Dios quiere 17
Cf. ABELLY, L., o.c, 1.1 c.Vl p.24.
salvar a los hombres por medio de otros hombres, y nuestro 18
El 27 de julio de 1953, recordaba a las Hijas de la Caridad: "Yo he
Señor se hizo él mismo hombre para salvarnos a todos 16 . sido párroco de una aldea. Tenía un pueblo tan bueno y tan obediente para
¿No había curado su caridad compasiva al doctor en teo- hacer todo lo que le mandaba, que, cuando les dije que vinieran a confesar-
se los primeros domingos de mes, no dejaron de hacerlo. Esto me daba
logía? Podía él esperar que otros instrumentos humanos di- tanto consuelo y me sentía tan contento que me decía a mí mismo: ¡Dios
siparan las tinieblas de su conciencia. mío! |Qué feliz soy por poder tener este pueblo!" Y añadía: "Creo que el
13 Papa no es tan feliz como un párroco en medio de un pueblo que tiene un
Cf. SAN JUAN DE LA CRUZ, Subida del Monte Carmelo. corazón tan bueno". S.V.P. IX, 646; E.S. IX, 580.
14
Cf. S.V.P. I, 18-20; E.S. I, 88-90.
15
S.V.P. XI, 148-149; E.S. XI, 67. Ante los Misioneros, en la conferencia del 26 de septiembre de 1659,
16
S.V.P. VII, 341; E.S. VII, 292. elogiará el canto de sus antiguos feligreses. Cf. S.V.P. XII, 339; E.S. XI, 616.
/
C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 61
60 PI- Fe y experiencia en una doctrina
fermos" 21 , inspirará buena parte de la espiritualidad de las
ción cristiana y sacerdotal evolucionará la vida espiritual de Hijas de la Caridad.
Vicente de Paúl, que durante los primeros años de sacerdote Existen tantas coincidencias literales y se trasluce con
anduvo corriendo infatigable a la "caza de la fortuna". tanta nitidez el mismo espíritu entre las primitivas Constitu-
ciones de los Hermanos de San Juan de Dios y el Reglamen-
to de Chatillon, base de los futuros reglamentos de las Co-
c) Visitas al Hospital de la Caridad de París fradías de la Caridad y de las Reglas de las Hijas de la
Caridad, que todo nos induce a pensar que Vicente de Paúl
Los pobres son maestros privilegiados para Vicente de conocía al detalle la vida que animaba a los Hermanos Hos-
Paúl. De ellos recibe las mejores instrucciones, que polarizan pitalarios.
su espíritu hacia un Cristo doliente y maltratado. Ellos ilu- Los pobres de París del Hospital de San Juan Bautista de
minaron principalmente su vocación. También fueron los la Caridad, u Hospital de los Hermanos de la Caridad o
pobres quienes le ayudaron a superar la crisis contra la fe. No simplemente Hospital de la Caridad 22 , contribuyeron en
habiendo pruebas en contra, hemos de fiarnos de Abelly realidad a esclarecer la vocación del "Padre de los Pobres",
cuando dice de su héroe que, "resuelto a honrar e imitar a que aún se obstinaba, en 1617, en ir tras las riquezas. Vicente
Jesucristo, se entregó de por vida por su amor al servicio de de Paúl avanza lentamente hacia la luminosidad de la fe, sin
los pobres". A partir de entonces "su alma quedó inundada cerrarse en un mundo de "pequeña periferia". Se esfuerza
de luz, confesando en distintas ocasiones que le parecía ver para no caer "apresado por los bienes perecederos, clavado
las verdades de la fe con una luz muy particular" 19 . por estas espinas y atado por sus ligaduras" 23 .
Su calidad de limosnero de la reina Margarita le abría
paso al Hospital de la Caridad. La entrega de las 15.000 li-
bras turnesas al prior y a los religiosos del Hospital bien
puede interpretarse como generosidad del futuro Santo o 1) El año de las experiencias indelebles: 1617
como obediencia a la voluntad del donante, que eligió a Vi-
cente de Paúl de mandatario 20 . Es lo cierto que una corrien- Tres acontecimientos descubren la cara de la pobreza ma-
te de "simpatía" fluyó entre los pobres enfermos y el alma terial y espiritual a Vicente de Paúl y le encaminan hacia la
quebrantada del sacerdote compasivo, quedando éste mitiga- acción evangelizadora. El primero tiene lugar en Gannes, a
do en su dolor, si no fue curado del todo por los servicios finales de 161624. Un moribundo que "pasaba por hombre
prestados. Desde 1611, Vicente de Paúl frecuentaba el Hospi- de bien" se abre a su confesor, manifestándole los pecados
tal. Las Constituciones de la Orden de San Juan de Dios que por largo tiempo le tenían enmudecido. "Me hubiera
preveían ayudas de otros servidores ajenos a la comunidad condenado, declara el enfermo a la señora Margarita de
religiosa. Codo a codo con los Hermanos Hospitalarios, Vi- Silly, de no haber hecho una confesión general" 25 . Impresio-
cente de Paúl se inicia en el misterio de Jesucristo en los nada la buena mujer, comenta con su director de conciencia:
pobres. "¿Qué es lo que acabamos de oír? Esto mismo pasa sin duda
Los pobres constituyen el objeto de la entrega perpetua a a la mayor parte de estas gentes... ¡Cuántas almas se pierden!
Dios de estos religiosos hospitalarios. El cuarto voto de ser- ¿Qué remedio habrá para esto?" 26 La respuesta no tardaría
vicio a los pobres enfermos especifica la misión de los Her-
21
manos de la Caridad. Las Constituciones de 1587 —las mis- HERMANOS DE SAN JUAN DE DIOS, Primitivas Constituciones (Madrid
mas que reglamentaban su vida durante los años que 1977). Constituciones hechas en el primer Capítulo General en Roma, año
1587 cap.V.
Vicente de Paúl los trató en Roma y en París— recogen los 22
Por los tres nombres era conocido el Hospital. Los Hermanos de San
términos de la profesión, cuyo cuarto voto de guardar "par- Juan de Dios vienen de Italia llamados por María de Médicis, en 1601.
25
ticularmente hospitalidad perpetua, sirviendo a pobres en- S.V.P. XI, 79; E.S. XI, 773.
21
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.VIII p.32.
19 25
ABELLY, L., O.C, l.III c.XI p.118-119. Ibid.
20 26
Cf. S.V.P. XIII, 14; COSTE, P., Le grand saint du grand siécle t.I (Pa- Ibid., p.33.
rís 1931) p.79.
/ \
62 P-l- Fe y experiencia en una doctrina (X.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 63

en llegar. Pero se necesita una vocación de apóstol para ha- glamento de la Cofradía de la Caridad 30 ; "a imitación del
cer frente a esta pobreza espiritual. Hospital de la Caridad de Roma" 3 1 , las asociaciones honra-
El segundo evento confirma la escena de Gannes. El 25 rán y servirán a Jesucrito en la persona de los pobres.
de enero de 1617, a ruegos de la señora marquesa, Vicente de Vicente de Paúl se siente feliz entre sus feligreses, pero
Paúl predica un sermón sobre la confesión general en Follé- desde París reclaman de nuevo su presencia. Se resiste a las
ville. Los buenos campesinos quedan impresionados por la primeras voces de la señora Generala. Al fin, termina cedien-
unción y fuerza de la palabra del predicador. La gente se do a las órdenes de Bérulle. En vísperas de Navidad torna de
agolpa ante el confesonario. Es tan abundante la afluencia nuevo a París; llega cargado de más experiencia pastoral, más
de penitentes, que el misionero pide ayuda a los jesuitas de iluminado sobre su futuro sacerdotal. La insistencia de la
Amiens. A los cuarenta años exactos de este acontecimiento, gracia y las llamadas de los pobres que gimen material y
en la repetición de oración del 25 de marzo de 1655, el Fun- espiritualmente estimulan su celo y su conversión incesante.
dador de la Misión invitaba a la comunidad a considerar el Termina el año 1617 con balance espiritual muy positivo
hecho y a dar gracias a Dios por el nacimiento de la Congre- a favor de Vicente de Paúl. No goza, sin embargo, de total
gación: "Aquel día fue el primer sermón de la Misión y el libertad. Con la gracia de Dios, con el esfuerzo personal y
éxito que Dios le dio el día de la Conversión de San Pablo; con el consejo y ejemplo de otros hombres, prosigue su ca-
Dios hizo esto no sin sus designios en tal día" 27 . rrera hacia Cristo pobre y evangelizador. Si retrocede en al-
Ni en Gannes ni en Folléville había ocurrido nada ex- gún momento, recupera en seguida el camino abierto a la
traordinario aparentemente. Lo que ya se sabía, Vicente de gracia. A partir de 1618, otros modelos cercanos y educado-
Paúl lo había comprobado: la ignorancia religiosa del pue- res de la fe le ayudarán a aclarar su misión sacerdotal.
blo es increíble, y lo que es peor, los sacerdotes adolecen del
mismo mal, pues ignoran hasta la fórmula de la absolu-
ción 28 . Ambas constataciones afligen el corazón de Vicente e) Encuentros con Francisco de Sales
de Paúl. y Andrés Duval
Unos meses más tarde, dentro del mismo año 1617, Vi-
cente de Paúl sale furtivamente de la casa de los Gondi para Entre 1618 y 1619 se celebra el primer encuentro de los
dirigirse a Chatillon; la misión pastoral le atrae; siente que dos santos del gran siglo francés: Francisco de Sales y Vi-
30
los pobres le llaman. Estando en Chatillon, otra nueva expe- Todo el Reglamento de la Cofradía de la Caridad de Chatillon, así
riencia enriquece su vida sacerdotal. El hecho se lo cuenta a como la aprobación de la Cofradía, su erección, etc., puede consultarse en
S.V.P. XIII, 423-439.
las Hijas de la Caridad en las conferencias del 22 de enero de 31
Los Hermanos de San Juan de Dios fueron reconocidos por Pío V, en
1645 y del 2 de febrero de 1646. Se preparaba para celebrar la 1571; obtuvieron la aprobación pontificia en 1586 por Sixto V. Llamados de
misa en la parroquia del pueblo, cuando una señora entra España por Gregorio XIII, se establecieron en la isla Pía (Tiberina) en
en la sacristía y le expone el caso de una familia que yace 1584, sirviendo en el Hospital de San Juan de Calabita; de Roma partieron
toda ella enferma y a falta de recursos. "Esto, confiesa nues- hacia otras ciudades de Italia: Ñapóles, Palermo, Corneto, Florencia... El
Hospital de la Caridad de Roma era conocido con el nombre de "Fate ben
tro Santo, me tocó sensiblemente el corazón; no dejé de de- fratelli" por la costumbre que los religiosos tenían de pedir limosna a ejem-
cirlo en el sermón con gran sentimiento, y Dios, tocando el plo de Juan de Dios, que por las calles de Granada mendigaba para sus
corazón de los que me escuchaban, hizo que se sintieran to- pobres, según fórmula recogida en las primeras Constituciones de 1585:
dos movidos de compasión por aquellos pobres afligidos" 29 . "Haced bien para vosotros mismos y de otra manera que honesta y devota
sea" (Constituciones 1585, título 8,12).
Bajo un sol de justicia —era un domingo de agosto—, La primera Regla y Constituciones para el Hospital de San Juan de
los asistentes a la misa se dirigen procesionalmente a la fa- Dios de Granada se deben al arzobispo D. Juan Méndez de Salvatierra, año
milia enferma. El señor Vicente no falta a la cita; comprue- 1585. Las segundas Constituciones fueron elaboradas por el primer Capítu-
ba la pobreza material de la familia. Y surge el primer Re- lo General, celebrado en Roma, año 1587.
A partir de 1608, la Orden se divide en dos ramas: la Española, que se
27 extiende por España y América, y la Italiana, por Europa.
ABELLY, L., O.C, 1.1 cXIII p.34. Cf. S.V.P. XI, 5; E.S. XI, 700.
28 Vicente de Paúl conoce a los Hermanos de San Juan de Dios en 1608,
S.V.P. XI, 170; E.S. XI, 95.
29 durante su estancia en Roma. Vuelve a encontrarlos en París, en 1611.
S.V.P. IX, 243; E.S. IX, 232.
/
64 P.l. Fe y experiencia en una doctrina j .2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 65

cente de Paúl. Este conocía al santo Obispo por la publica- acaparador del futuro Cardenal impacienta tanto la bondad
ción de sus obras, recomendadas en el Reglamento de Chati- de Duval como intranquiliza la conciencia de Vicente de
llon para hacer lectura espiritual 32 . Los modales suaves, el Paúl.
rostro sereno y las palabras amables del Obispo de Ginebra Las relaciones entre Bérulle y Duval comenzaron a en-
cautivan al sacerdote campesino, "seco como una zarza". Des- friarse a partir de 1614, fecha en que la señora Acarie entra
de este momento, Francisco de Sales se presenta a Vicente de en el Carmelo de Pontoise; se endurecen y rompen cuando
Paúl como modelo de mansedumbre. Su recuerdo ayudará a las carmelitas descalzas son urgidas por Bérulle, en contra
corregir el temperamento bilioso y melancólico de quien lu- del parecer de Duval, a hacer voto de esclavitud.
cha por llenarse del espíritu de Jesucristo manso y humilde. Duval pertenece a "la escuela abstracta"; sin embargo, no
Aunque de raíces familiares distintas, con formación dis- es un místico al estilo de Beaucousin, ni siquiera como Bé-
tinta, de edad distinta, y con experiencias espirituales y pas- rulle, más activo que el vicario de la Cartuja de Vauvert.
torales distintas, se comprenden y se aman profundamente. Duval "es un teólogo y jurista, el consejero venerado por
Al morir Francisco de Sales en 1622, deja a Vicente de Paúl hombres de Iglesia y de laicos. Su actividad está siempre se-
como superior de la Visitación, cargo que ostentará hasta el ñalada por una referencia explícita, en el sentido de la direc-
final de su vida. Sobre las enseñanzas del venerado Obispo, ción, al derecho o a la jurisprudencia. Esta orientación jurí-
Vicente de Paúl desarrollará una dirección espiritual con dica de la moral y esta austeridad exterior iban a la par con
Luisa de Marillac en los mismos términos afectuosos a que una voluntad de desprendimiento interior... (gracias a Duval,
estaba habituada la Madre Chantal con el desaparecido di- la escuela abstracta tendrá sus testigos tanto en la vida con-
rector, Francisco de Sales. templativa, en el Carmelo, como en la actividad misionera
Todo el agradecimiento vicenciano a la persona y obra de San Vicente de Paúl") 3 5 .
salesianas queda consignado en el Acta de deposición para Hasta que muera el ilustre profesor (1638), él será el
el proceso de beatificación del "hombre más manso y afable consejero y director de Vicente de Paúl. Estará presente en
que jamás había conocido" el Fundador de la Misión 33 . las principales decisiones de la vida de la naciente Congre-
Igual estima le mereció la Madre Chantal. A ésta le revela lo gación de la Misión 36 y comprometerá a su dirigido en el
que jamás se hubiera atrevido a declarar sobre el estilo de ejercicio de la caridad para con los pobres, glosando el "ser-
vida de los Misioneros. Cuando la Fundadora de la Visita- vus sciens voluntatem Dei et non faciens vapulabit mul-
ción muera en Moulins, diciembre de 1641, Vicente de Paúl tis" 37 : "el siervo que conoce la voluntad de Dios y no la
tendrá aviso de su partida terrestre por la visión de los tres practica será azotado por muchos". El romanismo vicen-
globos. Temas tan fundamentales de la doctrina salesiana ciano y la actitud reservada frente a los aspectos devocio-
como la mansedumbre, la presencia de Dios y la oración nales de la piedad y de los fenómenos extraordinarios de
servirán de fuente a la palabra vicenciana. la oración parecen estar marcados por la orientación du-
Por Jas mismas [echas en que entra en conversación con vaiiana.
Francisco de Sales, traba amistad Vicente de Paúl con el pro-
fesor de la Sorbona Andrés Duval. "Es tan sabio y al mismo
tiempo tan humilde y sencillo, que no se puede pedir más", f) En busca de la paz: el retiro de Soisson
dice de él en octubre de 1643 34.
La amistad con Duval le aleja prudentemente del anti-
guo director Bérulle, a quien demostrará perenne agradeci- El ejemplo de Sales estimula a Vicente de Paúl en la ca-
miento por la labor realizada en su vida. A medida que cre- rrera de la perfección. Los consejos de Duval le empujan
cen los compromisos apostólicos del señor Vicente, participa hacia horizontes apostólicos más amplios; pero él se advierte
menos de los propósitos de su primer maestro. El carácter insatisfecho interiormente, asaltado por los "brotes bruscos
32 35
S.V.P. XIII, 345. D.S. t.III col. 1.862.
33 36
S.V.P. XIII, 66-84. Cf. S.V.P. I, 116; E.S. I, 177.
34 3
S.V.P. XI, 128; E.S. XI, 52. ' Cf. IBAÑEZ, J. M., Apéndice I, en o.c. p.339-340.
66 P.l. Fe y experiencia en una doctrina / (5.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 67

de la naturaleza". En la conferencia a los Misioneros del 28 esplendor de la gloria y la fuente y hontanar de toda gracia y
de marzo de 1659 hará la siguiente confesión: belleza"42.
"Algunos, con sus modales sonrientes y llenos de amabili- Vicente de Paúl conservará hasta el final esta concepción
dad, contentan a todo el mundo, ya que Dios les ha concedido pesimista de la naturaleza humana, apartándose del optimis-
esa gracia de darles una acogida cordial, dulce y amable, por
la que dan la impresión de ofreceros su corazón y pediros el mo antropológico de los humanistas y de San Francisco de
vuestro; mientras que otros, como yo, hosco, se presentan Sales. Pudo más en él la carga teológica del agustinismo que
con un semblante cerrado, triste o áspero"38. la excepción honrosa de su "bienaventurado Padre", Fran-
cisco de Sales.
Tomada con las debidas reservas, esta confesión humilde Pero al retiro de Soisson, ¿no traía además otro problema
nos delata un luchador por la conquista de la mansedumbre, que aclarar en el silencio de la oración? El sueño de fundar
de la cordialidad, contrarias a su temperamento. En especial una congregación dedicada a la evangelización de los pobres
los pobres, a los que se sentía llamado, reclamaban esta pos- acariciaba su mente. Temía, sin embargo, precipitarse; des-
tura afable que echaba en falta en sí mismo. "Es cierto confiaba de los primeros impulsos. Fresca tenía aún la obje-
—asegura Abelly— que durante el tiempo que permaneció ción del hereje de Montmirail: imposible que "la Iglesia de
en casa de la señora Generala de las Galeras (como él mismo Roma esté dirigida por el Espíritu Santo...; mientras se ve a
lo declaró a personas de su confianza) se dejaba llevar un los católicos del campo abandonados en manos de pastores
poco de vez en cuando de su temperamento bilioso y melan- viciosos e ignorantes, que no conocen sus obligaciones..., ve-
cólico" 89 . En efecto, dirá a los misioneros: mos las ciudades llenas de sacerdotes y frailes sin hacer
nada..., mientras que esas pobres gentes del campo se en-
"Me dirigí a Dios y le pedí insistentemente que me cam- cuentran en una ignorancia espantosa" 43 . Para tranquilizar
biara este humor seco y repulsivo y que me diera un espíritu su ánimo acude a Soisson, según declararía veintiún años
dulce y benigno, y, por la gracia de Dios, con un poco de después (1 de abril de 1642) al P. Codoing:
cuidado que he puesto en reprimir los ardores de la naturale-
za, he hecho desaparecer un poco mi humor negro"40.
"Cuando me encontraba en cierta ocasión, al comienzo de
proyectar la Misión, en esta continua preocupación de espí-
El espíritu de Sales actuaba en él. "Durante el retiro que ritu, hice expresamente un retiro en Soisson para que Dios
hizo en Soisson —comenta Collet—, se examinó seriamente se dignara quitarme del44espíritu el gusto y la emoción que
sobre este punto, conociendo mejor su importancia que has- sentía en este asunto..."
ta el presente..." 41 Fue una conquista tenaz que le duró toda
la vida. A la lucha interior añadía otras mortificaciones exte- Con nuevas experiencias pastorales y adquisiciones doc-
riores, según los métodos ascéticos aconsejados entonces. trinales, el bagaje espiritual de Vicente de Paúl se ha incre-
Como San Pablo, "castigaba su cuerpo y lo reducía a servi- mentado. Sigue avanzando sin detenerse. Poco le resta ya
dumbre" (1 Cor 9,27). Frente a la grandeza y santidad de para hablar con autoridad.
Dios, convertido en alimento de los hombres, oponía la vile-
za del ser humano:
"Nosotros no somos más que gusanos, un soplo, un saco g) Ruptura con los cariños familiares
repleto de basura y una cueva de mil malos pensamientos;
nuestro Señor, por el contrario, es un ser eterno e infinito, el
38
La pesadilla de elevar económicamente a la familia ha
S.V.P. XII, 189; E.S. XI, 477. abrumado durante los veintitrés primeros años de sacerdocio
39
ABELLY, L., O.C, l.III c.XII p.177.
40
Ibid. « S.V.P. XIII, 36.
11
COLLET. P., La vie de saint Vincent de Paul (Nancy 1748) t.I l.II p.99. " S.V.P. XI, 34; E.S. XI, 727.
La obra aparece sin nombre de autor. 44
S.V.P. II, 246-247; E.S. II, 206.
/
68 P.I. Fe y experiencia en una doctrina I C\.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 69

al humilde campesino. La necesidad ajena aflige su corazón,


hecho para el amor universal. ¿Cómo no dar cabida en él II. ORIGINALIDAD VICENCIANA Y DEPENDENCIAS
preferentemente a sus pobres parientes? Estos sentimientos DOCTRINALES
se recrudecen cuando llega el momento de ir a predicar a los
galeotes una misión cerca del país natal. A cuantos pide En la historia de la espiritualidad cristiana no existen
consejo le animan a que aproveche la ocasión de visitar a la cortes radicales, como si el presente no dependiera del pasa-
familia: "su presencia será un consuelo para los suyos, po- do o aquél no garantizara el futuro. La espiritualidad cris-
drá hablarles de Dios", le dicen. tiana tiene como fuente común el Evangelio, cuya riqueza ha
El motivo de la visita parecía justificado; él, sin embar- dado origen a expresiones religiosas diferentes, según las as-
go, duda y teme. Convencido por las razones insistentes de piraciones de los espirituales. Es más, la interacción de los
sus consejeros, decide ir a Burdeos y, de paso, acercarse a la movimientos intramundanos de carácter religioso es indis-
familia para "hablarles del camino de su salvación y apar- cutible y las influencias mutuas son constantes.
tarles del deseo de poseer bienes, hasta decirles que no espe- Esto aparece claro cuando se fija la atención en la histo-
rasen nada de mí..., ya que un eclesiástico que posee alguna ria de la Iglesia, de la que forma parte la espiritualidad cris-
cosa, se la debe a Dios y a los pobres" 45 . tiana. "Entre la Iglesia —afirma L. Hertling— como pastora
Así pensaba actuar, pero a la hora de partir de su familia, de almas y los Estados y otras asociaciones humanas ha exis-
después de ocho o diez días de estancia, se le desgarró el tido siempre un intercambio de influencias. Después de
alma de dolor. Abundantes lágrimas regaron su rostro du- todo, los nombres que las forman son los mismos a quienes
rante el viaje de regreso a París; a las lágrimas añadía el la Iglesia debe atender, y la actividad de ésta se desarrolla en
deseo de mejorar su situación, repartiéndoles lo que tenía y el mismo ámbito que las demás sociedades" 47 . Si es imposi-
no tenía. Un peso continuo abatía su espíritu; la oración ble una historia eclesiástica químicamente pura, tampoco
logró sacarle del atolladero. Escuchémosle de nuevo: cabe imaginarse una espiritualidad estrictamente original, al
margen de otros entrelazamientos y vinculaciones con doc-
"Estuve tres meses con esta pasión importuna de mejorar trinas e ideales vividos con anterioridad o en el mismo
la suerte de mis hermanos y hermanas; ...en medio de todo tiempo.
esto, cuando me veía un poco más libre, le pedía a Dios que
me librase de esta tentación; tanto se lo pedí, que finalmente La exacta comprensión de la doctrina vicenciana deman-
tuvo compasión de mí; me quitó estos cariños por mis pa- da estas dependencias inevitables en el terreno espiritual,
rientes; y aunque andaban pidiendo limosna, y todavía an- además del cuadro socioeconómico y político de su tiempo;
dan lo mismo, me ha concedido la gracia de confiarlos a su de otra manera quedaría desangelada su palabra. Vicente de
Providencia y de tenerlos por más felices que si hubieran Paúl se sirve con frecuencia de expresiones berullianas, can-
estado en buen acomodo"46. fieldianas, salesianas, duvalianas; remite a la Imitación de
Cristo, al P. Granada o al P. Rodríguez, pero éstos a su vez
Victoria final: Vicente de Paúl se ha convertido de ver- se inspiran en otros autores que se remontan a los Santos
dad, ha roto el hilo sutil que le impedía obrar con libertad. Padres o al Evangelio. Vicente de Paúl no obra como un
Ha evolucionado tanto espiritualmente desde 1609 a esta fe- plagiador que se deleita en murmurar doctrinas aprendidas
cha de 1623, que no se reconoce; el deseo de beneficios y del de memoria. Su "fe y experiencia" es transmitida a través de
"honesto retiro" se ha desplazado hacia los pobres, tesoreros cauces verbales conocidos, lo que no resta originalidad a su
de la gracia de Dios; de la "pequeña periferia" en que temía interpretación del Evangelio y al modo de hacerlo efectivo.
verse encerrado, se abre a un panorama de Iglesia universal; La "experiencia de Dios" ayuda a conocer la originali-
tiene el camino expedito para exponer su fe y su experien- dad del Santo. Si bien en cuanto "experiencia" es siempre la
cia. A los cuarenta y dos años es un hombre maduro para las misma sustancialmente en todos los santos, como uno y mis-
grandes empresas que le esperan. mo es Dios que por Jesucristo se da a conocer y a amar, se
« S.V.P. XII, 219; E.S. XI, 517.
diferencia, no obstante, por hallarse encarnada en una per-
« S.V.P. XII, 219-220; E.S. XI, 518. « HERTLING, L., Historia de la Iglesia (Barcelona 1975) p.13.
/ C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 71
70 /
P.l. Fe y experiencia en una doctrina cer y animar, "conservando para sí el profundo secreto de un
sonalidad concreta, perteneciente a un tiempo y lugar deter- amor que es quien inspira sus palabras y sus acciones" 51 .
minado, a una cultura y educación, y a un plan de Dios Este amor oculto es la expresión de su santidad, ganada con
sobre las criaturas. la gracia de Dios y el esfuerzo de su voluntad. "No es el
amor a los hombres —observa H. Brémond— lo que le ha
conducido a la santidad, es más bien la santidad la que le ha
convertido verdadera y eficazmente en hombre caritativo; no
• La independencia vicenciana en la historia son los pobres los que le han entregado a Dios, sino Dios,
d
e la espiritualidad por el contrario, quien le ha devuelto a los pobres. Quien le
ve más filántropo que místico, quien no le ve ante todo mís-
. El hermano Ducourneau, paisano y secretario del Supe- tico, se imagina un Vicente de Paúl que no existió jamás" 52 .
" o r General de la Misión durante quince años, nos da las Observación atinada la de Brémond, si entendemos por
reglas de interpretación del pensamiento vicenciano y nos mística el desarrollo normal de la caridad o gracia bautis-
advierte de las objeciones que en aquel entonces pudieron mal, orientada a la santidad mediante una transformación
Ponerse al director de la comunidad, al no "hablar de ordi- continua por Cristo, con Cristo y en Cristo. Si, por el con-
n a n o m
á s que de cosas comunes" y "no decir nada que no trario, limitamos el concepto de mística a la experiencia de
Pueda verse en los libros" 48 . Ello implica la conducta del Dios obtenida en la oración extraordinaria, Vicente de Paúl
^anto, que no encontró tiempo ni tuvo vocación para es- queda excluido del grupo minoritario de los místicos. La
pecular oficiosamente, sino para transmitir doctrina segura. acción apostólica vicenciana obedece a la riqueza interior de
s un
Tr minucioso examen de los textos literarios, la caridad, a la fuerza del espíritu, que lleva a una imitación
J • Calvet afirma de Vicente de Paúl que "ha preferido, aunque de las acciones del Hijo de Dios; la mística vicenciana no es
" a y a escrito mucho, situarse al margen de la literatura. Pero forzada por sentimientos filantrópicos, participados por los
s tan vivo su espíritu y tan ardoroso su corazón, que la humanistas del Renacimiento, ni mucho menos está aconse-
gracia de estilo le fue dada sobreabundan temen te, y no en- jada temerariamente por las formas extraordinarias de ora-
ontramos en los catorce volúmenes que nos ha dejado una ción. Si otros místicos se encierran en un claustro, Vicente
"agina que resulte insípida e indiferente" 49 . de Paúl deambula por los campos y plazas repartiendo la
*-l juicio de Calvet responde a la apreciación del confi- caridad de Jesucristo, expresión de la auténtica mística cris-
rite de Vicente de Paúl, de quien afirma que "cuando ha- tiana. Hablando con propiedad, Vicente de Paúl no es un
a a fondo de la manera de hacer oración, del conocimiento "humanista", pero descuella por su configuración mística
n sotr
t d ° ° s mismos, de la renuncia a nuestra propia volun- de la caridad de Cristo.
abandono
con i Y confianza en Dios..., de la compasión Los autores de la historia de la espiritualidad han inten-
sal . s , a f a S i d o s > d e la asistencia a los pobres, del celo por la tado encasillar a Vicente de Paúl. Todos encontraron difi-
vacion de las almas..., esas cosas las realiza en cuanto a la cultades: confiesan que es un independiente que no cabe en
a tlca
no ^ Y e n cuanto a la expresión. Y para demostrar que justicia en ningún banco de escuela. El primer biógrafo,
aj . y nada de común en todo eso, que me digan si hay Abelly, se abstiene de hacer referencias expresas a la depen-
a p i l e n que hable como él de esas cosas, con tanto juicio, dencia doctrinal de sus maestros. La tentación de alistarlo en
eacia y amor, sin preparación y sin grandilocuencia" 50 . un movimiento espiritual concreto es reciente; parte del na-
dUc temas prácticos que aborda Vicente de Paúl no con- cimiento de la crítica comparada de las fuentes de espiritua-
m e C n a d e s c u D rimientos llamativos; los domina soberana- lidad. El primer adelantado en clasificar a Vicente de Paúl
nte
y los expone con sencillez; tiene la virtud de COnven- corresponde a Henri Brémond, que en 1923 le sitúa, no sin
19 cJLP- XH. 447-448; E.S. XI, 835-836.
repugnancias, en las huestes berullianas; aunque le declara
Pénelni / n E 1 ' J'' HtMoire de la littérature francaise t.V: Francois de Sales a
el más independiente de los discípulos del Cardenal, al fin
Bré '?39) p102
- 51
CALVET, J., San Vicente de Paúl (Salamanca 1979) p.227.
m d hab
Sracia
5
°" ' a encontrado la doctrina del santo: "... rica, chispeante de 52
BRÉMOND, H., O.C, t.III, lére partie, p.219.
« « V i ? u n a l í n e a '"vial" (o.c, t.HI lére partie, p.218).
*-V.P. XII, 447-448; E.S. XI, 835-836.
72 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 73

le hace militar en las filas del jefe de la escuela francesa de Introducción a la vida devota y del Tratado del amor de
espiritualidad. El error bremondiano arranca del equívoco: Dios. El enfoque de Dodin prevalece hoy día en aquellos
términos igual a espíritu. No es suficiente constatar concor- autores que ven en la acción lo específico de la espirituali-
dancias verbales, que se dan en todos los autores y maestros dad vicenciana.
de la época, sino dilucidar el espíritu que orea sus manifes-
taciones. El cristocentrismo berulliano centra las bases teoló-
gicas del pensamiento vicenciano, pero se distancia en la 2. Fuentes doctrinales de inspiración vicenciana
aplicación de la misma doctrina evangélica. La intemporali-
dad y especulación del intelectual Bérulle se contrapone al Cierto parentesco entre los santos y maestros espirituales
realismo de Vicente de Paúl, siempre al acecho de lo concre- es inevitable. Las concordancias verbales entre ellos podrían
to, de donde extraía principios de régimen espiritual. establecerse desde los primero siglos hasta la palabra de San
Pourrat se muestra discreto, limitándose a decir que "Vi- Vicente, sin que por ello existan dependencias y afinidades
cente no es verdaderamente un berulliano" y que "debe algo reales comunes. Vicente de Paúl permaneció fiel a la tra-
a San Francisco de Sales" 53 . Cochois admite "una débil in- dición de la Iglesia; este hecho le mantuvo unido a los gran-
fluencia" 54 de Bérulle en Vicente de Paúl. Para Cognet, Vi- des apóstoles de la caridad. El propósito de encontrar reso-
cente de Paúl aparece, entre los discípulos de Bérulle como nancias en Vicente de Paúl nos llevaría a un trabajo de
el más señalado adaptador de sus ideas y el realizador de las erudición, pero poco iluminador de las fuentes auténticas de
obras concretas e inmediatas 55 . Con la excusa de no ver en él su doctrina. Dos fuentes principales abrevaron la "sabiduría
un escritor profesional, queda reducido a un trato inmereci- prudente y las exigencias apostólicas" del maestro espiritual
do en la historia de la espiritualidad moderna. El exiguo Vicente de Paúl: el Evangelio y la vida 58 . Ambos conductos
espacio que le dedica, vinculado principalmente a las ideas se influyeron y complementaron sin romper la unidad de
de Bérulle, ocupa un puesto irrelevante. Sí en el terreno doc- vida del místico de la acción.
trinal no es revolucionario, lo es en el de la vida real de la
Iglesia, objeto desatendido en este caso por Cognet. Queda,
en efecto, por desmentir lo que el primer panegirista del
a) Ante todo, el Evangelio
Santo, H, de Maupas du Tour, afirmara en la oración fúnebre
pronunciada el 23 de noviembre de 1660 en la iglesia de
El Evangelio pertenece a la entraña de su vida; lo lleva
San Germán d'Auxerrois de París: "Ha cambiado casi total-
"grabado en su corazón y lo porta en la mano como luz
mente la faz de la Iglesia" 56 .
esplendorosa para saber conducirse" 59 . El Evangelio consti-
A partir de la obra de Calvet, las influencias de Sales tuye "toda su moral —dice Abelly— y toda su política, se-
fueron puestas más de relieve. Pero quien ha contribuido a gún la cual acomoda su conducta y todos los asuntos que
resaltar la preponderancia salesiana en el pensamiento es- pasan por sus manos" 6 0 .
piritual de Vicente de Paúl ha sido A. Dodin 57 . El mérito de No se avergüenza del Evangelio, "que es una fuerza de
Dodin consiste en haber partido de la experiencia religiosa Dios para la salvación de todo el que cree" (Rom 1,16). En él
del señor Vicente para explicar su obra doctrinal; no le ma- fundamenta su fe, pues sabe y predica que "quien dice doc-
tricula en ninguna escuela, pero le hace acreedor de la pala- trina de Jesucristo, dice roca inquebrantable, dice verdades
bra de algunos maestros, y principalmente del autor de la eternas que son seguidas infaliblemente de sus efectos"61; al
53
POURRAT, P., La spiritualité chrétienne t.III Les temps modernes, contrario de las del mundo, que jamás dan lo que prometen.
lére partie (París 1947), p.576. La lectura diaria del Evangelio, y en general de toda la
54
COCHOIS, P., O.C, p.147.
55
COGNET, L., O.C, p.395-399.
Sagrada Escritura, en actitud reverente, atenta y recogida, le
56
MAUPAS DU TOUR, H. DE, Oraison fúnebre á la mémoire du feu messi- 58
DELARUE, J., Sainteté de M. Vincent (París 1959) p.75.
re Vincent de Paul (París 1661) p.9. M ABELLY, L., O.C, l.III c.XXIV p.332.
57
Cf. DODIN, A., Lectures de Ai. Vincent, en Aúnales C.M., 1.106-107/ 60
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.XIX p.78.
p.239-248; t.110-111, p.447-464; t.112-113, p.474-497. 61
S.V.P. XII, p.l 16; E.S. XI, p.417.
74 P.l. Fe y experiencia en una doctrina / C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 75
»
interroga y le convierte; en especial cuando tropieza, dicien- citados por San Vicente, según cálculos de F. Garnier 66 , as-
do la misa, con la fórmula "amen, amen dico vobis", crece ciende a mil ochenta y tres, de los cuales doscientos cincuen-
su atención 62 y espera una respuesta para su propia vida o ta y cuatro pertenecen al Antiguo Testamento, y ochocientos
una solución a los problemas que otros le plantean. La asi- veintinueve al Nuevo Testamento.
milación que ha hecho de la Palabra le ayuda a un fácil y Los libros históricos y los Profetas Menores son en con-
espontáneo comentario de la misma. En el uso de la Sagrada junto los menos recordados; los libros poéticos y sapiencia-
Escritura no es un especialista ni un exegeta- Se sirve de ella les afloran con facilidad; las citas frecuentes de los salmos,
para animar o para impulsar a la acción apostólica. que reza todos los días, demuestran la familiaridad que tiene
No permite a los Misioneros que gasten bromas en la con el texto sagrado. Los primeros capítulos del Génesis son
utilización de los textos sagrados; delata ante ellos algunas sustanciales para entender el trabajo de Dios. Las alusiones
circunstancias viciosas, como usarla en plan de chanza o implícitas a toda la Sagrada Escritura son abundantísimas;
para dañar a algunos o para servirse de ella, llevados del ambientan de ordinario una contestación epistolar o el des-
orgullo. Lo primero, dice, está mal; lo segundo está prohibi- arrollo de una conferencia.
do; lo tercero es vanidad 63 ; la sencillez, en cambio, corrige El Nuevo Testamento es indiscutiblemente su principal
estos yerros, además de hacernos sabios con sabiduría divina, fuente de inspiración doctrinal. Las 829 citas traídas por San
cuando meditamos la Palabra de Dios. Vicente se reparten de esta manera: Evangelios, 512 citas;
En un siglo de discusiones teológicas sobre la gracia, no Hechos de los Apóstoles, 24 citas; Epístolas de San Pablo,
comparte el espíritu controversista; sólo en contadas ocasio- 251 citas; Epístolas católicas, 33 citas; Apocalipsis, 9 citas.
nes estará permitido argüir a los "ministros", pero nunca Entre los sinópticos, San Mateo aventaja a los demás
desafiarlos desde el pulpito, como si no fuesen capaces de evangelios con un total de 262 citas. Los capítulos V, VII y
mostrar ningún pasaje de la Sagrada Escritura que apoye su XIII de su evangelio son focos de referencia constante. La
fe. No es la erudición teológica o escriturística la que con- preferencia vicenciana por San Mateo se deduce de las ense-
vence, sino el amor; y da la siguiente prueba de experiencia: ñanzas sobre la santificación personal. No es la infancia de
"No creemos a un hombre porque sea muy sabio, sino Jesús, ni los signos portentosos del Maestro, lo que atrae su
porque lo juzgamos bueno y lo apreciamos... Fue preciso atención, sino la vida ordinaria, las enseñanzas comunes de
que nuestro Señor previniese con su amor a los que quiso un Cristo en la tierra que "practica y enseña". Convencido
que creyeran en El"64. de la unidad que ha de prevalecer entre la perfección indivi-
dual y el servicio, no establece barreras entre ambas activida-
Sin embargo, la pastoral misionera obligaba a frecuentes des; es cierto que "el servicio de los pobres no permite parti-
conferencias en San Lázaro "sobre casos de conciencia, sobre cipar de la misión de Cristo, ni este servicio presenta trazas
la Sagrada Escritura y sobre materia de controversia" 65 . Ello de eficacia sino en la medida en que es vivido por gentes real-
ocasionaba continuas intervenciones del Fundador de la Mi- mente cuidadosas de su propia santificación" 67 , puntualiza
sión en la comunidad misionera y en las conferencias ecle- J. Gonthier.
siásticas de los martes. Del evangelio lucano (118 citas) recoge los mejores pasa-
De la abundancia del corazón corría fluido el comentario jes sobre la compasión y misericordia de Jesús. Sobre todo el
de la Palabra. De los setenta y tres libros de que consta la paso de Jesucristo por la sinagoga de Nazaret aclara su voca-
Biblia, 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testa- ción de evangelizador de los pobres. La devoción mariana se
mento, son citados por nuestro Santo 21 libros del Antiguo alimenta incesantemente de los cuadros de la Anunciación y
Testamento y 22 del Nuevo Testamento. Quedan excluidos Visitación: el primero presenta a María como modelo de en-
de una cita expresa 30 libros. La suma de los textos bíblicos
66
62
ABELXY, L., O.C, l.III c.VIII p.73. GARNIER, F., Enchiridion spirituale Sancti Vincentü a Paulo, en Vin-
61
S.V.P. XII, 173; E.S. XI, 464. centiana 3 (1979) p.214-219.
61
64
S.V.P. I, 295; E.S. I, 320. GONTHIER, J., Saint Vincent de Paul el l'Écriture sainte, en Bulletin
65
S.V.P. VIH, 226; E.S. VIH, 210. des Lazaristes de France 70 (1979) p.12.
76 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 77

trega total a Dios; el segundo, como ejemplo de servicio cil de precisar el influjo del rezo del Oficio divino en el pen-
pronto y alegre. samiento vicenciano, es seguro que su lectura suscitaba fre-
En San Juan (130 citas, entre el evangelio, las cartas y el cuentes chispazos de inspiración en boca del Fundador de la
Apocalipsis) descubre la actitud reverencial del Hijo para Misión. El comentario a la Palabra de Dios de San Juan
con el Padre. La doctrina sobre la caridad está inspirada tan- Crisóstomo, San Atanasio, San Hilario, Orígenes, San Am-
to en San Juan como en San Pablo. La expresión "religión brosio, San Agustín, San Bernardo, San Gregorio..., que po-
para con el Padre", de marcado sabor berulliano, Vicente de día constatar en la lectura del segundo o tercer nocturno,
Paúl la tiñe de caridad efectiva y afectiva para con Dios y mantenían vivo el rescoldo de la piedad sacerdotal de Vicen-
con los hombres, al modo de Sales. Según la línea joánico- te de Paúl y acrecentaban su acervo doctrinal. Ante la impo-
paulina, Vicente glosará la vida del Salvador como un acto sibilidad de dedicar largas temporadas al estudio de los San-
de obediencia y de amor continuo: tos Padres por las urgencias apostólicas que le absorbían, la
"Sus humillaciones no eran más que amor, su trabajo era comunicación asidua con ellos a través del Breviario restañó
amor, sus sufrimientos amor, sus oraciones amor y todos sus sus preferencias por la doctrina tradicional de la Iglesia.
ejercicios interiores y exteriores no eran más que actos repe-
tidos de amor. Su amor le dio un gran desprecio del espíritu
del mundo, desprecio de los 68 bienes, desprecio de los placeres
y desprecio de los honores" . b) Y también la vida

El apóstol San Pablo es el modelo de los misioneros por Los orígenes campesinos quedaron para siempre graba-
el celo que desplegó y por las humillaciones a que le condu- dos en la idiosincrasia vicenciana. Las palabras que pronun-
jo el ministerio. "No sin un designio particular", la Misión cie o las obras principales que proyecte más tarde serán la
nace el día de la conversión de este "vaso de elección", "pri- mejor apología del campesinado. Lo lleva dentro del alma y
sionero de Cristo". La temática de la mística bautismal pau- habla por experiencia. Valga un ejemplo tomado de la con-
lina dará pábulo a la palabra del gran director de conciencias. ferencia del 25 de enero de 1643 a las Hijas de la Caridad:
"Acuérdese —escribía el 1 de mayo de 1635 a A. Portad,
sacerdote de la Misión— de que vivimos en Jesucristo por la "Os hablaré con mayor gusto todavía de las virtudes de las
muerte de Jesucristo, y que hemos de vivir en Jesucristo por buenas aldeanas a causa del conocimiento que de ellas tengo
la vida de Jesucristo, y que nuestra vida tiene que estar ocul- por experiencia y por nacimiento, ya que soy hijo de un
ta en Jesucristo y llena de Jesucristo, y que, para morir como pobre labrador y he vivido en el campo hasta la edad de
Jesucristo, hay que vivir como Jesucristo"69. quince años. Además, nuestro trabajo durante largos años ha
sido entre los aldeanos, hasta el punto de que nadie les cono-
La muerte y resurrección en Cristo le lleva a parafrasear ce mejor que los sacerdotes de la Misión. No hay nada que
valga tanto como las personas que verdaderamente tienen el
los consejos paulinos de dar muerte al hombre viejo para espíritu de los aldeanos; en ningún sitio se encuentra tanta
restaurar el nuevo, y de vaciarse de sí mismo para llenarse de fe, tanto acudir a Dios en las necesidades, tanta gratitud para
Dios. A esta tarea ha de entregarse el Misionero todos los con Dios en medio de la prosperidad"70.
días. Finalmente, sobre el texto alusivo a la encarnación y
redención de Cristo (Flp 2,6-11) traza las líneas del ser y
obrar del Misionero y de la Hija de la Caridad, como conti- Este hijo del campo no se precipita al tomar decisiones;
nuadores de la misión salvadora de Jesucristo. ante un negocio remueve la tierra, la siembra, la escarda y
La recitación diaria del Breviario y la lectura espiritual espera a que el fruto sazone a su debido tiempo; mientras
mantiene a Vicente de Paúl en contacto continuo con las tanto cabalga al paso mismo de la Providencia, vigilando
fuentes y comentario de la Palabra de Dios. Aunque es difí- todos los caminos. Lenta había sido, en verdad, su conver-
68
sión, pero segura; había construido sobre roca, no sobre are-
S.V.P. XII, 109; E.S. XI, 412.
69
S.V.P. I, 295; E.S. I, 320. '» S.V.P. IX, 81; E.S. IX, 92.
78 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 79

na. Sólo tuvo prisas, de joven, para escalar el sacerdocio a nal y ocupaciones varias 75 . Es un gigante de la acción, que
los veinte años, pero se lamentó más tarde: sostiene con el fuego del amor. El amor y sólo el amor a
"... si hubiera sabido lo que era, cuando tuve la temeridad Jesucristo y a su Iglesia le hace exigente y tolerante, amable
de entrar en este estado, como lo supe más tarde, hubiera y respetable ante los hombres, a los que ama como a imáge-
preferido quedarme a labrar la tierra antes que comprome- nes de Dios y representantes de su Hijo en la tierra.
terme en un estado tan tremendo. Esto mismo es lo que les
he dicho mil veces a las pobres gentes del campo, cuando
para animarles a vivir contentas y como buenas personas les 3. Las Reglas o Constituciones Comunes
manifestaba que las consideraba felices en su condición.
Efectivamente, a medida que me voy haciendo más viejo, de la Congregación de la Misión
más me confirmo en estos sentimientos"'1. y las Reglas de las Hijas de la Caridad

Gracias a su fecunda longevidad, apenas alcanzada por Vicente de Paúl no escribió ningún tratado sistematizado
sus contemporáneos 72 , vio mucho, organizó obras en favor de vida espiritual; no fue ésa su vocación, ni disfrutó de
de los pobres y repartió una doctrina que llena los catorce tiempo para prefabricar esquemas o teorías sobre la misión
volúmenes preparados por P. Coste. Pero antes de despedirse del Espíritu en las almas. Ocasionalmente fue vertiendo en
de sus mejores colaboradores confesará que "no es la digni- cartas y conferencias una doctrina espiritual, extraída, en
dad ni la edad lo que hace que el hombre merezca, sino las principio, del Evangelio y de la vida. Nosotros somos quie-
obras que lo hacen más semejante a nuestro Señor" 73 . nes hemos ordenado su doctrina, con peligro de traicionar
Ante su mirada de aguda penetración ve desfilar reyes, su pensamiento y su actitud frente a la vida espiritual.
ministros, personajes de la alta sociedad, a quienes tiene que Los Misioneros tienen su "código de perfección" en las
dirigirse como abogado de los pobres; por su labor caritativa Reglas o Constituciones Comunes, que el mismo Fundador
recibe en vida el nombre de "padre de la patria" 74 ; es testigo entregó el 17 de mayo de 1658. Este librito, cuidadosamente
de guerras, de hambres, de desolación, de luchas religiosas preparado, encierra de forma compendiosa los contenidos
en el campo de la Iglesia; asiste a movimientos de reno- doctrinales que desarrolló el Santo durante su actividad rec-
vación espiritual. La vida le dio para todo, para sufrir y go- tora y misionera. Germinalmente se encuentran las Reglas
zar, menos para holgar. en el Contrato de fundación de la Congregación16, del 17 de
El es metódico y ordenado en su vida. De las veinticuatro abril de 1625; en el Acta de Asociación de los primeros mi-
horas, cinco aproximadamente dedica al descanso, el resto sioneros11, del 4 de septiembre de 1626; en las cinco máxi-
de la jornada lo distribuye entre la oración, el trabajo perso- mas fundamentales19, dictadas por Duval a Vicente de Paúl,
71
en 1631, y en la Bula de erección de la Congregación, Salva-
72
S.V.P. V, 568; E.S. V, 540. Cf. S.V.P. VII, 463; E.S. VII, 396. toris nostri19, del 13 de enero de 1632. Las Reglas o Consti-
"En su inmensa mayoría, las gentes estaban mal nutridas, eran de
salud mediocre y su vida era corta. Por término medio, la vida duraba de tuciones ordenan, corrigen o ratifican lo que se venía ha-
veinte a veinticinco años. La mitad de los niños morían antes de cumplir ciendo en la comunidad desde hacía "cerca de treinta y tres
un año. Los que sobrevivían, fallecían frecuentemente entre los treinta y años". Nada se deja en ellas a la improvisación, todo es fru-
cuarenta. Incluso los mejor alimentados —reyes, señores, grandes burgue- to de la experiencia y del amor.
ses— morían de ordinario entre los cuarenta y ocho y cincuenta y ocho
años. Pero esta población no era joven, puesto que se envejecía rápidamen- El título de Reglas o Constituciones indica el trato indis-
te. Después de los cuarenta años, un hombre era un vejancón. En los países criminado que se da a lo variable e invariable, a lo discipli-
pobres, las campesinas de treinta años tenían el aspecto de mujeres envejeci- nar pasajero y a lo permanente necesario en todo tiempo. De
das y estaban llenas de arrugas" (MOUSNIER, R., O.C, p.173).
73 75
S.V.P. XII, 100; E.S. XI, 404. Cf. S.V.P. X, 90; E.S. IX, 721. Cf. DODIN, A., San Vicente de Paúl y la Caridad (Salamanca 1977)
74
Entre 1650 y 1655, el señor de la Font, lugarteniente general de San p.61.
Quintín, suplica al Fundador de la Misión que "siga siendo el padre de esta 76
S.V.P. XIII, 197-202.
patria, para conservar la vida a tantos y tantos moribundos y enfermos, a 77
S.V.P. XIII, 203-205.
los que sus sacerdotes atienden con tanta justicia y esmero" (S.V.P. V, 378; 78
S.V.P. I, 115-116; E.S. I, 176-177.
E.S. V, 355). 79
S.V.P. XIII, 257-267.
80 P.I. Fe y experiencia en una doctrina

los trece capítulos de que constan las Reglas, los capítulos I,


II y XII, que tratan del fin de la Congregación, de los conse-
jos evangélicos y de los medios para el desempeño de los
ministerios, respectivamente, son de cuño netamente vicen-
ciano.
Las normas disciplinares están tomadas del modelo je-
suítico 80 . El silencio, el desprendimiento de los parientes, las
relaciones con los superiores, la puntualidad, los permisos,
la lectura durante las comidas, el tiempo de recreación, etc.,
sigue, con pequeñas diferencias, la normativa de la Compa-
ñía de Jesús. Es lo menos destacable del pensamiento vicen-
ciano, pese a la insistencia con que el Superior de la Misión
alude a su necesidad, y al convencimiento de vivir en disci-
plina por amor al Evangelio y a los pobres.
El ejemplo y la doctrina de Cristo —regla de la Misión—
encabezan todos los capítulos. De las referencias bíblicas,
quince en total, están tomadas literalmente del Evangelio
nueve, cinco de San Pablo y una del libro de los Números. A
los textos bíblicos hay que añadir la cita de San Zenón sobre
la curiosidad en el estudio.
A partir del día de la distribución de las Reglas, empren-
de el Fundador la tarea de su explicación. Durante año y
medio desentraña artículo por artículo delante de los Misio-
neros los cinco primeros capítulos. A finales de diciembre de
1659 suspende el comentario a causa de la enfermedad. En
tono familiar y sencillo ha expuesto su fe y experiencia con
autoridad y sin empaque. Se le reconoce fácilmente cuando
habla o escribe, aunque las conferencias recojan sólo lo sus-
tancial de su palabra.
Ciertas expresiones más usadas por Vicente de Paúl le
delatan fácilmente y evocan en el oyente o lector la imagen
de un maestro experimentado y persuadido de la verdad que
predica. Le descubre al instante el estilo directo que emplea
y la fuerza con que invita a entrar en los sentimientos de
Jesucristo. Por el tono de la exhortación se desvelan también
sus intenciones. Con frecuencia usa estas fórmulas en latín,
que traducen al exterior la gama más interna de sus propios
sentimientos.
— In nomine Domini: "En el nombre del Señor" se ha de
aceptar una situación favorable o adversa; se ha de obrar con
80
Cf. Constituciones de la Compañía de Jesús. Examen primero y gene-
ral. Las mismas normas disciplinarias encontramos en el "Reglamento de
la Congregación del Oratorio". BÉRULLE, Oeuvres completes; MIGNE,
col. 1.627-1.672.
C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 81

prontitud o se ha de esperar a que la voluntad de Dios se


descubra más claramente. "In nomine Domini" nos hemos
de mantener en paz siempre y en todo lugar.
— Coepit Jesús faceré et docere: "Jesús comenzó a obrar
antes que a enseñar", es decir, antes practicó todas las virtu-
des que las predicó de palabra; Jesús vivió en silencio y en
trabajo durante los treinta primeros años de su vida, y se
ocupó solamente los tres últimos en predicar y enseñar. Los
Misioneros han de imitar la conducta de Jesucristo, obrando
y practicando las Reglas, pues es más fuerte y persuasivo el
ejemplo que los bellos discursos que puedan pronunciar.
— Evangelizare pauperibus misit me: "El Señor envía a
la Compañía para evangelizar a los pobres"; los pobres son
su lote y heredad. Ellos dieron origen a la Congregación y
ésta sobrevivirá mientras se dedique como Jesucristo a evan-
gelizar con obras y con palabras.
— Totum opus nostrum in operatione consistit: "Toda
nuestra obra consiste en la acción"; no basta, por consi-
guiente, tener buenos sentimientos si éstos no se llevan a la
práctica o no se convierten en acción. Es necesario amar a
Dios y al hombre afectiva y efectivamente. El solo amor afec-
tivo no basta; sería pura ilusión mantenerse en meros senti-
mientos, por altos que sean.
San Vicente se sirve, además, de otras fórmulas latinas
que condensan parte de su experiencia espiritual y humana,
aunque las arriba expuestas sean las más destacables. En
lengua vernácula nos encontramos con frases tan repetidas
por el Santo que al igual que las anteriores nos revelan su
preocupación por hacer partícipes a otros de su amor y agra-
decimiento.
— "Entreguémonos a Dios", "démonos a Dios". La en-
trega o donación de sí mismo a Dios constituye el acto pri-
mero para realizar cualquier clase de operación. Para ser hu-
milde, sencillo, mortificado... hay que darse a Dios antes,
pues de El nos viene la fuerza. Para predicar una misión o
dirigir un seminario o servir a un enfermo es preciso entre-
garse sin reservas a Dios; de lo contrario, la rutina del servi-
cio engendrará hastío y abandono. No sucederá lo mismo
cuando el hombre parta en su trabajo de la entrega incondi-
cional al "Deus virtutum", Dios de las virtudes.
— "Seamos interiores". Vicente de Paúl aprovechaba
toda ocasión para recomendar la oración o diálogo con
Dios, convencido de que, si falla este resorte interior, lo de-
más es humo de pajas, y tarde o temprano se derrumba el
C.2. Originalidad doctrinal de V. de Paúl 83
82 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
tos para las Hermanas encargadas de los niños expósitos, de
aparato externo de la obra apostólica. El hombre interior los hospitales, de las parroquias, de los galeotes, etc.
convierte en oro de ley aun las acciones más humildes, y da El Reglamento de 1645, presentado a la aprobación epis-
grandeza y unción a todas las comunicaciones verbales. copal 88 , contiene las ideas fundamentales de las Reglas de
— "Si Dios pone la mano" o "si Dios no pone la las Hijas de la Caridad. Luisa de Marillac insiste ante Vicen-
mano". Sin la ayuda de Dios, el trabajo del hombre es inútil; te de Paúl, el 5 de julio de 1651, sobre la "necesidad de re-
inútil será multiplicar esfuerzos humanos si Dios no impri- dactar por escrito la forma de vivir" de las Hijas de la Cari-
me su sello en las obras que realizamos. Pocos harán más dad 84 . La aprobación de la Compañía y de sus Reglas 85 por
que muchos cuando Dios anda por medio, o, dicho en otros el Cardenal de Retz, el 18 de febrero de 1655, ratificaba las
términos, no es la cantidad de brazos, sino la calidad de la Reglas presentadas en 1646; éstas no diferirán de las últimas
fuerza, la que pone en movimiento la obra de Dios en la de 1655 sino en pequeñas variantes 86 .
Iglesia.
Vicente de Paúl comienza la explicación de las Reglas el
— "Seamos agradecidos". El agradecimiento vicenciano 29 de septiembre de 1655, terminando el 14 de diciembre de
abarca los dones de Dios y de los hombres, aun en sus deta- 1659. Oírle hablar a las Hijas de la Caridad es una fiesta
lles más pequeños. Agradecimiento a Dios, porque El ha sus- espiritual. Es más familar, más coloquial que con los Misio-
citado todas las obras que sostiene la Compañía; agradeci- neros. El mismo adelanta a las Hijas de la Caridad el tema y
miento a los hombres, porque han sido ellos los instru- el esquema de la Conferencia, que luego corrige complacien-
mentos de que Dios se ha valido para dar forma a las te, cosa que no permitió a los Misioneros.
instituciones; agradecimiento a los pobres, porque nos ali-
El tema de la conferencia versaba de ordinario sobre el
mentan con su trabajo y son un monumento en la Compa-
espíritu y las obligaciones de las Hijas de la Caridad, "sier-
ñía y un memorial para la posteridad.
vas de los pobres". Insiste sobre todo en las relaciones mu-
— "¡Oh Salvador!", "Salvador mío". Exclamación clara- tuas de caridad y en las cualidades del servicio a ios pobres.
mente vicenciana que indica la devoción al Verbo encarnado La doctrina expuesta a las Hijas de la Caridad es comple-
y redentor. Vicente de Paúl interrumpe fácilmente una ex- mentaria de la predicada por San Vicente a los Misioneros.
hortación o una catequesis para elevarse en oración, clima
ordinario que envolverá sus ocupaciones. El recuerdo de
Cristo salvador de los hombres le hará exclamar desde lo 4. Círculos receptores de la doctrina vicenciana
hondo por una liberación total de los redimidos.
Las Reglas de las Hijas de la Caridad no corrieron la Nuestro Santo habló más que escribió, pero sólo "una
misma suerte que las Reglas de la Misión, pero se asemejan mínima parte" 8 7 nos ha llegado de su producción oral o es-
a éstas en el proceso de elaboración. Vicente de Paúl no lle- crita. Desgraciadamente no podemos evaluar su doctrina
gó a verlas impresas 81 . Los años de 1630 a 1645 forman el desde 1607 hasta 1660: existen muchas lagunas, imposibles,
"período de experimentación y elaboración de Reglamentos por el momento, de llenar. Desde la primera carta al señor
y costumbres, que cristalizan y se transmiten cuando la prác- de Comet (24 de julio de 1607) quedan por descifrar algu-
tica ha manifestado su oportunidad" 82 . Existían Reglamen- nos pasos de su vida. Si de las cartas pasamos a las confe-
81
El 11 de agosto de 1659, Vicente de Paúl duda entre imprimir las Re- rencias, el balance es muy desigual. La primera que se con-
glas o escribirlas. Cf. S.V.P. X, 656; E.S. IX, 1.174. De hecho, los Fundado- serva a los Misioneros recoge sumariamente los consejos del
res, Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, mueren antes de que las Reglas
fueran llevadas a la imprenta. Las copias hechas a mano presentaron muy 83
Cf. S.V.P. XIII, 551-556.
pronto variantes. Durante el generalato del P. Almeras (1661-1672), inme- 81
S.V.P. IV, 221; E.S. IV, 215.
diato sucesor de San Vicente, y de Sor Maturina Guérin (1667-1673; 1676- 85
Cf. S.V.P. XIII, 569-572.
1682; 1685-1691; 1694-1697), se fijó el texto definitivo, firmado por R. Alme- 86
CF. S.V.P. XIII, 559-565.
ras y sellado con su sello. Nueve capítulos condensan la doctrina espiritual 87
Véase la Introducción de A. Dodin a los Entretiens spirituels de Saint
y las normas dadas por los fundadores a las Hijas de la Caridad. Vincent de Paul (París 1960) p. 19-34; E.S. XI, p. 14-25. También es muy
82
MEYER, R.-HUERGA, L., Una institución secular: el Superior General provechosa la Presentación de J. M. Ibáñez a las Obras completas de San
de la Congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad (Salamanca Vicente de Paúl (Salamanca 1972): E.S. I, p.29-45.
1974) p.75.
C..1. La misión de Jesús captada por V. de Paúl 85
84 P.l. fe y experiencia en una doctrina

retiro anual de 1632. Hasta la última conferencia sobre la


I. RIQUEZA DEL TÉRMINO "ESPÍRITU"
obediencia (diciembre de 1659), se ha dado tal evolución en
su doctrina, que escapa a una fiel constatación. Ayuda a
completar el conocimiento y desarrollo de su pensamiento la El vocablo "espíritu", tan repetido por los espirituales,
lectura de las conferencias a las Hijas de la Caridad, desde estuvo de moda en el siglo XVII. Todos los autores o maes-
julio de 1634 a agosto de 1660, así como la correspondencia tros se sirven de este término para traslucir una doctrina
mantenida con Luisa de Marillac y otras personas de distin- espiritual o simplemente para revelar una vivencia. Con él
ta condición, durante el mismo período de tiempo. se tropieza al paso de la lectura: es un término familiar. Los
Conocemos los círculos principales a los que dirigió Vi- autores españoles del siglo xvi hicieron el mismo uso de esta
cente de Paúl su palabra inspirada, aunque no siempre haya palabra para implantar el cambio de vida de la Iglesia, espe-
llegado hasta nosotros un resumen de todas sus intervencio- rado por Trento. La transformación espiritual de los hom-
nes. Por los compromisos pastorales que adquirió podemos bres fue considerada como una "hazaña" del espíritu que
deducir los siguientes medios en que se expresó: obraba en las conciencias de todos.
El contenido que reviste es muy rico, irreducible a una
1613-1625. Círculo familia Gondi. sola realidad, incluso en un autor o en una misma obra.
1617-1660. Círculo de misionados y Cofradías de la Para su recta interpretación hay que contar siempre con el
caridad. trasfondo bíblico, teológico y filosófico. Si la traducción
1622-1660. Círculo Francisca Frémiot de Chantal y única e indistinta por "espíritu" de los términos griegos
Visitandinas. -rrveüya, y\jyi\, irvorj, y de los latinos "spiritus", "animus",
1625-1660. Círculo Congregación de la Misión. "mens" amplifica su significado, por otra parte dificulta su
1625-1660. Círculo Luisa de Marillac e Hijas de la exacta comprensión, diferenciada únicamente en los textos
Caridad. originales. Hoy se requiere una exégesis del término, cada vez
1631-1660. Círculo Ordenandos. que aparece, para llegar a entenderlo, tarea nada fácil por
1633-1660. Círculo Conferencias eclesiásticas de los verse complicado con la experiencia personal, ya que la pala-
Martes. bra no alcanza a explicar la hondura de Dios en el alma ni la
1643-1653. Círculo Consejo de conciencia. acción específica del espíritu en el corazón concreto del
hombre.
Dos sentidos principales engloban la doctrina sobre el es-
píritu, según L. Cognet 1 , aplicables a toda la producción
CAPÍTULO III espiritual del siglo XVII francés: el sentido ontológico y el
vital. Predominará el primero o el segundo, según sean las
LA MISIÓN DE JESUCRISTO intenciones de los autores que lo empleen.
CAPTADA POR VICENTE DE PAUL Por "espíritu", en sentido ontológico, se entiende "una
cierta continuidad de la naturaleza espiritual que une al
alma humana con Dios" 2 . Es la tesis formulada por los
Jesucristo, "enviado del Padre", desempeña su misión en renano-flamencos, transmisores principales de la orienta-
la tierra lleno de espíritu y movido por el Espíritu; sus pala- ción filosófíco-religiosa del neoplatonismo. Participa de esta
bras son espíritu y vida; las obras que realiza proceden del corriente Dom Beaucousin y, en general, cuantos frecuentan
espíritu. Cuantos desean prolongar su misión tienen que el círculo Acarie e integran la "escuela abstracta". De modo
revestirse de su mismo espíritu. Esta persuasión condujo a especial, B. de Canfield, en la Tercera parte de la Regla de
Vicente de Paúl a insistir de palabra y por escrito sobre la Perfección, expone esta doctrina, sobrepasando los límites
trascendencia del espíritu, punto clave para entender el resto
1
de su doctrina espiritual, cifrada en un cristocentrismo de 2
D.S. t.4 col. 1233-1246.
acción apostólica. Ibid., col. 1233.
86 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C3. La misión de Jesús captada por V. de Paúl 87

de lo racional para alcanzar las cimas de la mística de la vago e impreciso —de uso posterior en los maestros y
pasividad. autores—, carente del dinamismo que comunica su original
Francisco de Sales distingue dos partes en el alma: "la "espíritu", del que se deriva, según el uso que hace de él la
inferior y la superior...; a la parte superior se la llama co- Sagrada Escritura, en particular San Juan y San Pablo.
múnmente espíritu y porción mental del alma, y a la infe- Dentro del ámbito vital y psicológico del espíritu, descu-
rior, sentido o sentimiento y razón humana" 3 , pero las fun- bre manifestaciones precisas y diferenciadas, desde la acción
ciones teologales de la fe, esperanza y caridad... tienen "su del Espíritu Santo en las almas por la presencia de la gracia
especial morada y natural cobijo en la región suprema del hasta el espíritu que ha de animar a las congregaciones y
alma" 4 . órdenes religiosas. Detecta en las personas espíritus diferen-
Vicente de Paúl no entra en la cuestión sobre el sentido tes: frente al espíritu de oración, de penitencia, de humildad,
ontológico del espíritu; se limita a constatar el juicio pauli- etcétera, opone espíritus de avaricia 7 , de división 8 , espíritu
no sobre la presencia de la "caridad de Dios, derramada en de contradicción y comodones 9 , espíritus mal nacidos 10 , dis-
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido puestos a criticar de todo, espíritus libertinos, "que sólo
dado" (Rom 5,5), sin detenerse en apreciaciones filosóficas piensan en divertirse y, con tal que haya de comer no se
de ubicación y nomenclatura. Sólo transitoriamente recoge preocupan de nada más" 1 1 , espíritus de damiselas, que no
el pensamiento salesiano, expresado en el Tratado del amor quieren sufrir nada 12 . Los tiempos de formación, como el
de Dios, sin aferrarse a una teoría del conocimiento huma- dedicado al seminario interno 13 , requieren un espíritu de
no 5 . Las advertencias de no fatigar nuestro espíritu durante piedad y recogimiento 14 . Hasta el país italiano presenta ante
la oración, empeñados en sacar motivos y medios que mue- sus ojos un espíritu "reservado", le gusta temporizar y consi-
van la voluntad al ejercicio del bien o al apartamiento del derar las cosas, aprecia y estima a las personas que van pia-
mal, invitan a un sosiego de la mente, que no tiene que ver no y desconfía mucho de las que van aprisa" 15 . Cuando
nada con la pasividad de las doctrinas místicas ni con el quiera indicar el respeto o afecto que profesa a una persona,
montaje filosófico sobre el conocimiento. San Vicente de se "postrará en espíritu" 16 a sus pies.
Paúl emplea de ordinario la palabra "mente" en sentido
vulgar para darse mejor a entender ante sus oyentes.
En el apóstol de la caridad prevalece el sentido vital, psi- Espíritu y gracia
cológico y dinámico de espíritu. Su misión coherente y uni-
taria de la misión de Cristo le ayuda a adaptar el mensaje En los escritos vicencianos, las expresiones espíritu de
evangélico, con capacidad siempre transformante para cuan- Dios, espíritu de Jesucristo, Jesucristo a secas, espíritu del
tos creen en él. La doctrina sobre el espíritu constituye un Evangelio, se toman indistintamente, sin que se llegue a
único principio de vida, de acción y de pensamiento que precisar su sentido técnico. El dualismo carne-espíritu,
robustece la unidad entre el ser y el hacer vicenciano, entre el cuerpo-alma, hombre viejo-hombre nuevo, viejo Adán-nue-
pensar y el hablar, entre la oración y el trabajo 6 . Vicente de vo Adán, hijos de la luz-hijos de las tinieblas, que indica
Paúl no empleó nunca el término "espiritualidad", más situaciones o condicionamientos morales del cristiano, no es
explicado de ordinario por el conferenciante de los Misione-
3
SAN FRANCISCO DE SALES, Tratado del amor de Dios, 1.1 c. 11.
4 ' S.V.P. XII, 111; E.S. XI, 413.
Ibid. 8
S.V.P. II, 419; E.S. II, 351.
5
"Las operaciones del espíritu no se realizan, ni mucho menos, por 9
S.V.P. XII, 89; E.S. XI, 395.
medio del espíritu solamente; también ayudan a ello el estómago, el 10
S.V.P. XII, 90; E.S. XI, 395.
hígado, los pulmones, que sirven al entendimiento, a la recta razón y a las 11
S.V.P. XII, 92; E.S. XI, 397.
demás facultades intelectuales..." (S.V.P, XII, 97; E.S. XI, 401). 12
6 S.V.P. XII, 30; E.S. XI, 345.
"Es un principio real y concreto (al menos que no se trate, como en 15
nuestros días, de oponer el pensamiento a la vida y a la acción). El término En la Congregación de la Misión, el tiempo de prueba o noviciado se
es, sin embargo, muy indefinido. Queda implicada toda una psicología en denomina Seminario Interno.
14
su empleo tan amplio" (DEFRENNES, P., La vocation de Saint Vincent de S.V.P. XII, 63; E.S. XI, 372.
15
Paul, en R.A.M.[1932], t.XIII p.62). S.V.P. II, 263; E.S. II, 219-220.
16
S.V.P. II, 573, 574; E.S. II, 488, 489.
C.3. La misión de Jesús captada por V. de Paúl 89
88 P.l. Fe y experiencia en una doctrina
ra y aceptada comúnmente por los maestros espirituales que
ros, según unas reglas de didáctica teológica rigurosa. En le siguieron. La clasificación de las tres vías, purgativa, ilu-
contadas ocasiones se detiene y lo explica: minativa y unitiva, escapa al lenguaje de Vicente de Paúl,
"Cuando se dice el espíritu de nuestro Señor está en tal que no alude ni una sola vez en todas sus intervenciones con
persona o en tales obras, ¿cómo se entiende? ¿Es que se ha los Misioneros y con las Hijas de la Caridad a la referida
derramado sobre ellas el mismo Espíritu Santo? Sí, el Espíri- terminología y división de la vida espiritual. Prefiere, inde-
tu Santo en cuanto su persona se derrama sobre los justos y pendientemente de lo que hayan escrito otros maestros de
habita personalmente en ellos. Cuando se dice que el Espíri- nota, incluidos Canfield, Bérulle y Francisco de Sales, seguir
tu Santo actúa en una persona, quiere decirse que este Espí- la línea paulina, que cifra la santidad cristiana en la mística
ritu, al habitar en ella, le da las mismas inclinaciones y dis- del bautismo, por el que morimos con Cristo al pecado y
posiciones que tenía Jesucristo, y éstas le hacen obrar, no resucitamos con El a la gracia (Rom 6,1-11). Por la misma
digo que con la misma perfección, pero sí según la medida razón de fidelidad a las enseñanzas del apóstol San Pablo,
de los dones de este mismo Espíritu"17. describe la vida del cristiano como una obediencia al Espí-
De modo que el Espíritu Santo, la tercera Persona de la ritu.
Santísima Trinidad, habita en cuanto tal en el alma de los El Espíritu Santo, "al habitar en las personas, da las mis-
justos, convirtiéndoles en templos vivos, dignos de respeto y mas inclinaciones y disposiciones que tenía Jesucristo". He
veneración. Ante esta transformación operada por el Espíri- aquí el nervio del pensamiento vicenciano. El Espíritu lleva
tu, no basta con fijarse en apariencias externas de las gentes, al justo a una imitación y revestimiento de Cristo, que "prac-
ni en las muchas o pocas cualidades que posean, ni siquiera ticó primero y luego enseñó" 20 . Practicó todas las virtudes y
en la virtud, sino en que son templos del Espíritu: "No hay enseñó la doctrina de salvación, acompañándola de obras de
que someterse a un hombre por su virtud —aconsejaba a un caridad. Esto es vivir el cristianismo: revestirse del espíritu
sacerdote de la Misión el 27 de marzo de 1650—, por mucha de Jesucristo para obrar como El obró. "Entremos en su es-
santidad que pueda tener, sino sólo por Dios, a quien hay píritu para entrar en sus acciones" 21 , gustaba decir de mil
que ver en él" 18 . maneras para destacar la eficacia de la gracia santa y santifi-
En rigor, la santidad no pertenece al hombre; es propia y cante, "que hace que nuestras palabras, nuestros pensamien-
exclusiva de Dios, pero una especial benevolencia divina tos y nuestras obras sean agradables a Dios; incluso lo que
preparó al hombre racional para que participase de la santi- dejamos de hacer le es también agradable" 22 .
dad divina mediante la redención de Cristo y la efusión del Pero la perfección psicológica y gradual no depende ex-
Espíritu. El carácter de cristiano imprime en el hombre la clusivamente de la gracia; ésta debe ir acompañada del es-
cualidad de hijos de Dios; no se puede decir ni pedir más a fuerzo personal para que se realice el plan de Dios en nos-
una persona que sea buena cristiana. Así se lo explicó a las otros y en los demás, pues El "se hizo hombre para que
Hijas de la Caridad, cuyo nombre, con ser tan hermoso, no nosotros no sólo fuéramos salvados, sino también salvadores
suple la condición de cristianas 19 . Todo el desarrollo de la como El; a saber, cooperadores con él en la salvación de las
vida espiritual parte de las exigencias del bautismo y tiende almas" 23 . El seguimiento de Cristo comporta, a juicio de
a su plenitud. San Vicente, una actividad interior y exterior que ajusta al
Vicente de Paúl hace caso omiso de la división tradicio- hombre progresivamente al divino modelo de santidad. Para
nal de la vida ascética-mística, pensada por San Buenaventu- evitar todo engaño en la práctica de la santidad psicológica,
Vicente de Paúl distingue una triple conducta del hombre:
>' S.V.P. XII, 108; E.S. XI, 411. racional, cristiano y misionero. El grado de compromiso en
18
S.V.P. III, 629; E.S. III, 584.
19
"Hijas mías —les decía el 14 de junio de 1643, explicando el la vocación humana y cristiana marca precisamente el modo
Reglamento—, si sois fieles en la práctica de esta forma de vivir, seréis todas 20
buenas cristianas. No os diría tanto si os dijese que seríais buenas religio- Reg. Com. C.M. Carta prólogo.
21
sas. ¿Por qué se han hecho religiosos y religiosas sino para ser buenos cris- S.V.P. XII, 179; E.S. XI, 468.
22
tianos y buenas cristianas? Sí, hijas mías, poned mucho empeño en haceros S.V.P. XII, 76; E.S. XI, 384.
23
buenas cristianas por la práctica fiel de vuestras reglas" (S.V.P. IX, 127; S.V.P. XII, 113; E.S. XI, 415.
E.S. IX, 132).
90 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
C.3. La misión de Jesús captada por V. de Paúl 91
de obrar en la santidad. Según esto, el comportamiento se-
guiría estos pasos: nes 28 . También la Misión y la Compañía de las Hijas de la
Caridad tienen el suyo, aunque no sean religiosas ni estén
"Primero, como hombres racionales, tratando bien al pró- jurídicamente en estado de perfección 29 . Suscitadas por
jimo y siendo justos con él; segundo, como cristianos, practi- Dios, estas "pequeñas" Congregaciones o Compañías hon-
cando las virtudes de que nos ha dado ejemplo nuestro Se- ran e imitan la vida de su Hijo, encarnado y crucificado por
ñor; finalmente, como misioneros, realizando bien las obras la caridad.
que él hizo y con su mismo espíritu, en la medida que lo per-
mita nuestra debilidad, que tan bien conoce Dios"2,1. ¿Qué notas reviste este espíritu? "Siempre he creído y
pensado —dice el 22 de agosto de 1659 a los Misioneros—
El hecho de que el espíritu de Jesucristo esté extendido que son la sencillez, humildad, mansedumbre, mortificación
en todos los cristianos no significa que éstos vivan las reglas y celo por la salvación de las almas"' 0 . Por su parte, las
del cristianismo; "no todos realizan las obras debidas" 25 , co- Hijas de la Caridad "practicarán todos sus ejercicios, tanto
menta San Vicente, ni se esfuerzan por ser santos; por eso los espirituales como corporales, con espíritu de humildad, sen-
misioneros y las Hijas de la Caridad tendrán como fin pri- cillez y caridad" 31 . Las cinco virtudes evangélicas señaladas
mordial adquirir la santidad del Hijo de Dios, imitándole en a los Misioneros son las más "apropiadas", "santas" y "úti-
sus virtudes y en las obras de caridad. Sin embargo, hay que les" para su vocación. Entre las muchas virtudes que res-
contar con que "nosotros no podemos nada por nosotros plandecen en Cristo, el misionero elige como "propias"
mismos" y que la perfección "es más asunto del Espíritu estas cinco, ya que le configuran como enviado del Salva-
Santo que de los hombres, que pueden hablar, pero no dor; su conducta será un reflejo de las acciones salvíficas de
mover" 26 . Cristo. Son "santas" porque fueron practicadas por el Santo
Sobre los dones del divino Espíritu que dan facilidades de ios Santos, y porque expresan y llevan a la santidad,
para obrar, Vicente de Paúl no desarrolla una teología espi- adorno necesario para los que prediquen el Evangelio. Y
ritual; los considera generalmente como gracias particulares son "útiles", porque capacitan al Misionero en la aplicación
que Dios concede a cada uno, según las propias necesi- de los méritos de la pasión y muerte de Jesucristo.
dades 27 . Sin este espíritu, los Misioneros serían fantasmas, cadá-
veres ambulantes, cuerpos sin alma; mejor es que no existie-
ran. De la misma manera, "una Hija de la Caridad que no
II. E S P Í R I T U DE JESUCRISTO, ESPÍRITU DE LA MISIÓN tiene su espíritu está muerta... Pero si tiene esas virtudes,
vive, porque son la vida de su espíritu" 32 .
La adquisición progresiva del espíritu de Jesucristo es
cuestión de vida o muerte para la conservación-de la caridad. 28
En la conferencia del 2 de enero de 1653 decía a las Hijas de la Cari-
Sería inútil multiplicar trabajos si faltase el espíritu que ha dad: "Para daros a entender, hermanas mías, cómo ha obrado Dios en rela-
de animar a todos juntos y a cada uno en particular. No ción con las Compañías, os diré que ha dado a los capuchinos el espíritu de
pobreza..., a los cartujos les ha dado el espíritu de soledad..., a los jesuítas
basta que unos pocos hablen y obren guiados por el buen les ha dado un espíritu de ciencia para comunicársela a los demás. El espí-
espíritu; es necesario que la gran comunidad de la Misión ritu de las carmelitas es la austeridad; el de Santa María, que ama mucho a
esté impregnada de un mismo espíritu. El espíritu de Jesu- Dios, es el de la mansedumbre y humildad" (S.V.P. XI, 581-582; E.S. XI,
cristo, evangelizador de los pobres, es el espíritu de los 524).
29
misioneros. En la conferencia del 30 de mayo de 1659, a los misioneros: "De los
religiosos se dice que están en un estado de perfección; nosotros no somos
Cada congregación u orden religiosa tiene su propio religiosos, pero podemos decir que estamos en un estado de caridad, ya
espíritu que la diferencia en la Iglesia de otras congregacio- que estamos continuamente ocupados en la práctica real del amor o en
disposición de ello" (S.V.P. XII, 275; E.S. XI, 564).
24 50
S.V.P. XII, 77-78; E.S. XI, 385. S.V.P. XII, 302; E.S. XI, 586; cf. Reg. Com. C.M. c.II, 14.
25 31
S.V.P. XII, 113; E.S. XI, 414. S.V.P. IX, 595; E.S. IX, 537. Cf. Reg. de las Hijas de la Caridad, c.I, 14.
26 S2
S.V.P. III, 514; E.S. III, 472. S.V.P. IX, 594; E.S. IX, 536. "El día en que la caridad, la humildad y
27
Cf. S.V.P. XI, 112; E.S. XI, 37. la sencillez dejen de verse en la Compañía, la pobre Caridad estará muerta;
sí, estará muerta" (ibid.).
92 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 93

para ganar los corazones; no confían en la fuerza ni en la


Las facultades del alma de la Compañía concupiscencia de la carne, de los ojos y jactancia de las
riquezas (1 Jn 2,16), sino en el espíritu de las bienaven-
Las virtudes fundamentales o específicas de la familia turanzas.
vicenciana son principios de vida para todos y cada uno; son Son, por fin, las virtudes fundamentales el santo y seña
como "las facultades del alma de toda la Congregación". La de la familia vicenciana. A la pregunta ¿quién va?, el misio-
Congregación piensa y quiere por medio de estas virtudes; nero o la Hija de la Caridad siempre debiera responder: la
ellas sostienen y revitalizan la obra misionera, así como su sencillez o, también, la humildad. Este es el verdadero nom-
ausencia acarrea la muerte definitiva de la Congregación, bre de la comunidad, aunque fuera el pueblo el que bauti-
después de haber arrastrado una vida lánguida, incapaz de zara a la Congregación con el nombre de Misioneros, y a la
obrar con coraje en la evangelización de los pobres. Compañía, con el de Hijas de la Caridad: "¿Qué creéis que
Dichas virtudes se constituyen en elementos dinámicos quiere decir este hermoso nombre: Hijas de la Caridad? —
que llevan a la acción apostólica, impregnada del espíritu de preguntaba a las Hermanas el 6 de enero de 1642—. Nada
Jesucristo: "podrá decirse que nuestras acciones no serán ya más que hijas del buen Dios. Ya que el que está en la cari-
acciones humanas, ni angelicales, sino acciones de Dios, dad está en Dios, y Dios en él" 35 .
pues las hacemos en El y por El" 3 3 . Ahora bien, Dios se hace ¿Por qué estas virtudes y no otras? Porque son las virtu-
inteligible e imitable en la persona de su Hijo, y sus accio- des que han de vivir todos los cristianos; porque son las más
nes, sencillas, humildes, caritativas, se prolongan en la destacadas en la vida de los campesinos y las más útiles para
misión salvadora, participada por los que viven su mismo la acción misionera. Pero, sobre todo, porque de ellas nos ha
espíritu. dado ejemplo Cristo evangelizador, que pasó por la tierra
Lejos de un activismo asfixiante, que no encuentra haciendo el bien y practicando todas las obras de miseri-
tiempo para refrescar el espíritu, Vicente de Paúl exhorta a cordia.
la acción moderada, aunque constante, que procede del Atendida la importancia del espíritu, la doctrina espiri-
amor a Jesucristo y a la Iglesia de los pobres. Ante la impo- tual vicenciana gira toda ella sobre tres ejes teológicos prin-
sibilidad de remediar todas las necesidades urgentes, el cipales de la misión de Jesucristo en la tierra: misión
misionero ha de obrar con celo prudente, acudiendo siempre glorificadora, misión creadora y misión salvadora o reden-
a Dios, el único que tiene en su mano la solución de todos tora. Corresponde esta triple perspectiva, que en la práctica
los problemas de los hombres; sin perder la paciencia, ali- no distinguió nuestro maestro espiritual, al único objetivo
menta su espíritu de la oración diaria, a imitación de Jesús, perseguido por Jesucristo: obedecer la voluntad del Padre y
que, conducido por el Espíritu, se entregaba a las obras de salvar a todos los hombres.
caridad y a la práctica de la oración.
La concepción vicenciana de las virtudes fundamentales
descarta toda apariencia de pasividad que pudiéramos ima-
ginarnos. Lo mismo que el celo por la salvación de las
almas, la sencillez, la humildad, la mansedumbre y la morti-
ficación acercan al pobre, en nombre de los cuales los hijos MISIÓN GLotlFICm®y°DEFmt%%fSTo]l
de San Vicente se revisten del espíritu que más les aproxima
a los desheredados de la tierra. Los pecadores quedarán toca-
dos de la gracia de Dios cuando un hombre apostólico, ador- La misión g l o r i f i c a d o r ^ h ^ ^ S E r i s ^ ^ ^ ^ í S 9 a " p o r Vi-
nado de las virtudes misioneras, se dirige a ellos armado de cente de Paúl desde los primeros pasos de su "conversión",
las "cinco limpísimas piedras con que el joven David comprende tres actitudes fundamentales que él mismo pro-
derrota al aguerrido Goliat" 34 . Poseen una fuerza irresistible curará mantener y desarrolar a lo largo de su entrega ince-
33 sante a Dios. El espíritu de adoración al Padre, el ejercicio
S.V.P. XII, 183; E.S. XI, 472.
34
Reg. Com. C.M. c.XII, 12. 35
S.V.P. IX, 53; E.S. IX, 67.
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo %
94 P.l. Fe y experiencia en una doctrina
como adorador infinito del Padre, que ha marcado s^
de la voluntad de Dios y el seguimiento de la Providencia siglo" 2 .
son puntos de referencia continuos en las conferencias y Los términos "religión" y "adoración", tan populariza^
catequesis vicencianas. En la ejecución de cualquier obra el dos y adoptados por los espirituales del siglo XVII, señalax
hombre, criatura de Dios, ha de buscar la glorificación del bien a las claras el sentido de vasallaje y dependencia de uxk
Padre, pues, más que ver la obra concluida, ha de importarle criatura respecto al Creador, a ejemplo del Verbo encarnado
cumplir con el beneplácito divino. Por encima de todo adorador del Padre en espíritu y verdad. Sugieren igua^
ritualismo conducente a una esclavitud inoperante, el culto mente un sentimiento de humildad ante las grandezas dej
en espíritu y verdad hace a los hombres libres y gratos a Padre, a quien las criaturas han de rendir un verdadero cult^
Dios. interior y exterior, acompañado de alabanza, según la definis
ción agustiniana de gloria: clara cum laude notitia3. Lo^
adjetivos calificativos de "perfecta", "maravillosa", y lo^
I. ADORACIÓN DEL PADRE EN ESPÍRITU Y VERDAD adverbios "dignamente", "incesantemente" traducen en lenN
guaje humano la actitud esencial e indescriptible de Jesux
cristo, además de sugerir la conducta que han de llevar su^
Toda la vida de Jesús es una glorificación del Padre; a imitadores.
eso tiende la práctica y la doctrina del Salvador. En repetidas
La persuasión vicenciana sobre este particular es tar^
ocasiones, Jesús manifiesta a sus discípulos y apóstoles la
fuerte, que la única razón de ser en el mundo de sus congre s
actitud reverencial que le liga al Padre: "Yo honro a mi
gaciones se explica por la búsqueda y realización de la glo v
Padre, y vosotros me deshonráis a mí; yo no busco mi glo-
ria de Dios. Para esto, Dios ha suscitado la Misión y 1^
ria" (Jn 8,49-50); "mi doctrina no es mía, sino del que me ha
Compañía de las Hijas de la Caridad, al igual que otra^
enviado" (Jn 7,16). Desde el momento de la encarnación
Ordenes religiosas: para procurar la gloria de Dios.
hasta que entrega su espíritu en la cruz por amor y obedien-
cia no cesa de glorificar al Padre. "Todos los días le pido a Dios, tres o cuatro veces, qu^
nos aniquile si no somos útiles para su gloria. Pues, qué,
Adoctrinado por Bérulle, se pregunta Vicente de Paúl,
hermano míos, ¿nos gustaría estar en el mundo sin agradar ^
el 13 de diciembre de 1658: "Pero ¿qué es el espíritu de
Dios y sin procurar su mayor gloria?" 4
nuestro Señor? Es un espíritu de perfecta caridad, lleno de
una estima maravillosa a la divinidad y de un deseo infinito De igual modo, en el Consejo celebrado el 19 de junio d^
de honrarla dignamente, un conocimiento de las grandezas 1647 con las Hijas de la Caridad, recordaba a éstas que "los
de su Padre, para admirarlas y ensalzarlas incesantemente" 1 . intereses de los particulares y de la Compañía están subordi-
nados a la gloria de Dios" 5 . Pero es en la conferencia a los
Síntesis preciosa de los sentimientos que embargan el misioneros del 21 de febrero de 1659 donde explicita su pen-
alma del futuro gran.misionero, desde que orientó al lado samiento. Glosando el consejo evangélico "buscad el reino
del Fundador del Oratorio su carrera sacerdotal. Aunque las de Dios..." (Mt 6,33), estimula a una "acción", a una "pre-
expresiones berullianas afloran en este texto vicenciano, él ocupación" por instaurar primero el Reino en uno mismo,
se encarga de asimilar el evangelio de\San Juan, para quien para restablecerlo luego en los demás 6 . Entre Gloria y Rei-
la gloria del Padre, buscada por Jesucristo, residen en la no —puntualiza en dicha ocasión— no hay diferencia, "ya
manifestación de las obras. El paralelismo joánico entre glo-
ria y obras cautiva el proceder vicenciano, sin que por eso 2
COCHOIS, P., o.c, p.32. En particular, las Grandezas de Jesús y la Vida
neguemos en esta ocasión una dependencia real respecto del de Jesús, de P. de Bérulle, cargaron la atmósfera espiritual en tal medida,
cardenal, que "afirmó con una fuerza tal el sentido religioso que difícilmente no se reconoce al maestro en sus alumnos o dirigidos
de nuestra condición de criatura y la grandeza de Cristo, cuando éstos hablan o escriben de la gloria debida al Padre. Cf. BÉRULLE,
Grandeurs de Jésus; MlGNE, Disc.XI, col.361-368.
3
1
SAN AGUSTÍN, PL 42,770.
S.V.P. XII, 108; E.S. XI, 411. Un año antes aproximadamente, había « ABELLY, L., O.C, 1.1 c.XXI, p.93. Cf. S.V.P. XI, 2; E.S. XI, 698.
aconsejado a un presbítero de la Misión, encargado de la formación sacer- 5
S.V.P. XIII, 629.
dotal, "las dos grandes virtudes de Jesucristo, a saber: la religión para con 6
Cf. S.V.P. XII, 131; E.S. XI, 429.
su Padre y la caridad para con los hombres" (S.V.P. VI, 393; E.S. VI, 370).
96 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.4. Misión glorificado™ de Jesucristo 97

que se trata de lo mismo. Y la gloria de Dios está en el cielo, y Respecto a los medios que ayudan a adquirir pronta y
su reino en las almas" 7 . No puede ignorar el santo de las seguramente la perfección cristiana, el ejercicio de la volun-
reformas de la Iglesia el celo de algunas comunidades, como tad de Dios sobresale por encima de los demás pensados o
la Compañía de Jesús, que trabajaba siempre "ad majorem imaginados.
Dei gloriam" 8 , o el ejemplo de Santa Teresa de Jesús, llena de "¿Quién será el más perfecto de entre los hombres?", se
fuego interior: "Quién nos diera a nosotros el celo de Santa pregunta Vicente de Paúl al atardecer de su vida. Será aquel,
Teresa —exclamaba—, que hizo voto de escoger siempre la responde, cuya voluntad sea más conforme con la de Dios, de
gloria de Dios, y no sólo su gloria, sino su mayor gloria" 9 . forma que la perfección consiste en unir nuestra voluntad con
La búsqueda de la gloria de Dios en todas las acciones la de Dios hasta el punto de que la suya y la nuestra no sean,
—consigna paulina de la mayor importancia para la vida propiamente hablando, más que un mismo querer y no
cristiana 10 — se enlaza con la otra doctrina de hacer en todo querer"11.
la voluntad de Dios. Nos encontramos con la virtud más característica del
santo, la más apreciada por él en la persona de Jesucristo.
II. E L EJERCICIO DE LA VOLUNTAD DE D I O S Así lo entendió su primer biógrafo, que afirma: "Esta con-
formidad con la voluntad de Dios era la propia y principal y
Las referencias continuas del Evangelio a la conducta como la virtud general de este hombre santo, ejerciendo su
obediente de Jesucristo orientaron los pasos de nuestro santo influencia sobre todas las demás: era como el resorte que
hacia la santidad y suscitaron en él una gran simpatía hacia hacía obrar todas las facultades de su alma y todos los órga-
la práctica de la voluntad de Dios. Algunos pasajes de la nos de su cuerpo; era el móvil principal de todos sus ejerci-
vida de Cristo, referentes al cumplimiento de la voluntad del cios de piedad, de todas las prácticas más santas y, en
Padre, resultaban muy familiares a Vicente de Paúl. "¿No general, de todas sus acciones" 12.
sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?" (Le 2,49), Desde 1625 hasta su muerte, este director de conciencias
contesta Jesús a la pregunta angustiosa de María. "Mi ali- torna y retorna a dar las mismas consignas sobre tan santo
mento es hacer la voluntad del que me envió" (Jn 4,34), es la ejercicio; ora simplifica, ora adapta, según las circunstan-
respuesta que da a sus discípulos cuando le invitan a comer. cias, este medio de perfección personal y comunitaria, el más
"Hágase tu voluntad en la tierra como en el cíelo" (Mt 6,10), "universal", "rápido", "fácil", "seguro" y "menos expuesto
enseña a orar. "Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz, a engaño" 1 3 , para alcanzar "pronto" la perfección. Res-
pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Le 22,42), pide ponde así a la tradición que siempre acentuó, desde los pri-
en el momento agónico entre la vida y la muerte. meros siglos, esta práctica espiritual.
Lejos de un voluntarismo a ultranza o de un inactivismo
' S.V.P. XII, 138; E.S. XI, 435. quietista, extremos provocados por las disputas sobre la gra-
8
Traemos a continuación un texto de las Constituciones S. /., concer-
niente a la gloria de Dios, a modo de ejemplo: "Se emplee —la Compañía— cia y libertad humana, se confiesa partícipe de los "senti-
en la pacificación de los desavenidos, el socorro de los presos en las cárceles y mientos antiguos de la Iglesia y contrario a los nuevos",
de los enfermos en los hospitales y el ejercicio de las demás obras de miseri- convencido de que, "dejando las fuentes vivas de las verda-
cordia, según pareciere conveniente para la gloria de Dios y el bien común" des de la Iglesia, se fabrica cisternas de opiniones nuevas, de
(SAN IGNACIO DE LOYOLA, Constituciones. Fórmula del Instituto aprobada
por Julio III). cuyo peligro no habrá nadie mejor informado" 14 que él. La
9
Alude San Vicente al "voto de lo más perfecto" que hizo Teresa de gravedad del problema sobre la gracia —revela el 25 de junio
Jesús, después de una espantosa visión del infierno, descrita por ella misma de 1648 a J. Dehorgny— era objeto de estudio y el tema ordi-
en la autobiografía. Cf. SANTA TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida, c.32.9. nario de sus oraciones. La ruptura con su antiguo amigo
Al celo teresiano atribuía el reformador del clero la mejora de la Iglesia:
11
"Quizá el cambio y la mejora que se advierte actualmente en el estado S.V.P. XI, 318; E.S. XI, 212.
12
eclesiástico se deba en parte a la devoción de esa gran santa, ya que Dios ABELLY, L., O.C, l.III c.V p.32.
13
siempre se ha servido de instrumentos débiles para sus grandes designios" Entre 1636 y 1650 escribía a Luisa de Marillac: "Qué poco se necesita
(ABELLY, L., o.c, l.II c.II p.132. Cf. S.V.P. XII, 18; E.S." XI, 335). para ser santa: hacer en todo la voluntad de Dios" (S.V.P. II, 36; E.S. II, 34).
10 14
"Omnia in gloriam Dei facite" (1 Cor 10,31). S.V.P. III, 331; E.S. III, 304-305.
98 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 99

Saint-Cyran, partidario de las teorías rigoristas sobre la con-


p r o p u e s t o obrar c o n pureza de i n t e n c i ó n , ver a Dios en todo
trición y demora de la absolución sacramental, es una lo que ocurre para hacerlo y sufrirlo todo ante su mirada.
muestra valiente de la posición que tomó ante el Concilio de Esto es muy sutil. En resumen, el ejercicio de hacer siempre
Trento, intérprete de los grandes doctores, como San Agus- la voluntad de Dios es más excelente que todo eso, ya que
tín y Santo Tomás. Si esta postura le priva de espontaneidad comprende la indiferencia y la pureza de intención y todas
y originalidad a la hora de exponer su fe y experiencia de las demás maneras practicadas y aconsejadas, y si hay algún
cristiano y hombre de Iglesia, no arriesgándose con doctri- otro ejercicio que16lleve a la perfección se encontrará eminen-
nas sospechosas, sino acatando y defendiendo la tradición temente en éste" .
secular de los creyentes, le asegura, por otra parte, en la doc-
trina perenne del cristianismo. El riesgo que él quiso correr El planteamiento de la perfección obliga a una selección
no está tanto en la aceptación o rechazo de doctrinas nuevas cuidadosa de los medios, aunque algunos pequen de sutiles.
cuanto en la práctica real del amor, que hizo extensible a Los nombres de los maestros que exponen su opinión sobre
todos los partidarios de otras ideologías religiosas. Si en dichos medios conducentes a la santidad quedan omitidos
algún momento pudo crearse una impopularidad ante el por San Vicente; sin embargo, por la exposición de su doc-
grupo minoritario de Port-Royal y sus secuaces, los pobres trina sabemos de quién se trata.
—sus abogados— se encargaron de acreditarlo, más que con
palabras, con pruebas de caridad, recogidas por la misma
historia. 1. El respeto a Francisco de Sales
En 1646 había manifestado sus preferencias por esta vir-
tud de la voluntad de Dios al celebrar el consejo habitual "Algunos se han propuesto la indiferencia en todo". Es
con las Hijas de la Caridad 15 . Pero la doctrina vicenciana Francisco de Sales quien habla en el Tratado del amor de
más sustanciosa y completa sobre esta virtud está recogida Dios ", si bien supedita el santo Obispo, en el contexto de su
en la conferencia a los misioneros del 7 de enero de 1659. El obra, la indiferencia al beneplácito divino, "soberano fin del
amanuense sintetizó entonces la experiencia y pensamiento, alma indiferente", que "preferiría el infierno con la voluntad
largo tiempo vividos, del Superior de la Misión. Como buen de Dios al paraíso sin la voluntad de Dios" 18 . Al decir del
estratega del espíritu, distingue campos, elige posiciones, P. Defrennes, Vicente de Paúl no discute la opinión de su
reconoce autoridades y aporta su propia opinión. "bienaventurado Padre", más bien "la cubre de flores" 19 .
"¡Qué ejercicio tan santo querer lo que Dios quiere en gene-
"Hay que advertir —dice Vicente de Paúl en la citada ral y nada en particular", hasta el punto de "no pedir ni
conferencia— que hay diversos ejercicios propuestos por los rehusar nada!" Tal es la recomendación del Obispo de Gine-
maestros de la vida espiritual y que ellos practicaron de bra a sus Hijas de la Visitación, fórmula que San Vicente
diversas maneras. Algunos se han propuesto la indiferencia recoge en las Reglas de los Misioneros 20 .
en todo y han creído que la perfección consistía en no desear
nada ni rechazar nada de lo que Dios nos envía. Otros se han El ámbito de la indiferencia salesiana abarca todas las
15
manifestaciones de la vida humana: salud, enfermedad,
La escena, llena de encanto, tiene lugar el 5 de julio de 1646, cuando honores, riquezas, posición social, amarguras, consuelos y
sor Isabel, enviada a misión, recibe de las asistentes al Consejo algunas
consignas para su futuro destino. La primera le recomienda el "amor a toda clase de acontecimientos 21 . Por el mismo camino de la
Dios"; una segunda le hace presente la "caridad", en particular con los indiferencia avanzará Vicente de Paúl para asegurar la evan-
pobres y con las hermanas de comunidad. La humildad es el regalo que le gelización y las obras de caridad. Respecto a la indiferencia,
hace una tercera. La señorita Le Gras le hará entrega del don que más
estima: el trato cordial con las hermanas. El P. Almeras aconsejará la 16
paciencia alegre y sin disgusto. Llega el turno al señor Vicente: "He aquí S.V.P. XII, 152; E.S. XI, 446-447.
17
muchos dones, hija mía, de los que yo te deseo la plenitud. Pero lo que te Cf. SAN FRANCISCO DE SALES. Tratado del amor de Dios, l.IX, c.4-16.
18
recomiendo muy en particular es el cumplimiento de la voluntad de Dios, Ibid., c.4.
19
que no consiste solamente en seguir lo que nuestros superiores nos orde- DEFRENNES, P., La vocation...^ en R.A.M. t.XIII p.165.
20
nan, sino en responder a todos los movimientos interiores que Dios nos "... pia illa consuetudo nihil petendi, nihilque recusandi, apud nos
envía" (S.V.P. XIII, 615). semper vigeat" (Reg. Com. CAÍ., c.V, 4).
21
Cf. SAN FRANCISCO DE SALES, Tratado del amor de Dios, l.IX c.5.
100 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 101

no acierta Vicente de Paúl a deshacerse de Francisco de tarse, a imitación del Hijo de Dios, que por boca del pro-
Sales. Es su fuente de inspiración inmediata. feta quiso asemejarse a un jumento 2 6 .
La doctrina sobre los apegos, contrarios a la indiferencia El Obispo de Ginebra aparece de nuevo en escena cuando
evangélica, responde en Vicente de Paúl a una experiencia propone la presencia de Dios como medio para adquirir la
incontestable. El hubo de dar muerte a intereses egoístas perfección. Sobre este particular, la Introducción a la vida
para gozar de libertad. De buena gana quisiera él librar a los devota2'' será la fuente de inspiración para San Vicente. Con
misioneros de la esclavitud en que se vio envuelto. Los ape- ser tan excelente la práctica de la presencia de Dios para
gos son remoras de la vida espiritual que incapacitan a las alcanzar la perfección, San Vicente sobrepone el ejercicio de
personas para toda obra buena: "¿Cómo buscar el reino de la voluntad de Dios en cada una de las acciones. Las accio-
Dios y su justicia si estamos atados?... ¿Cómo hacer la nes han de llevar el sello del beneplácito divino.
voluntad divina, que es una de nuestras reglas, si seguimos "La práctica de la presencia de Dios es muy buena, pero
la nuestra en las cosas que le disgustan?" 22 me parece que adquirir la práctica de cumplir la voluntad
Ante las Hijas de la Caridad se expresa en parecidos tér- de Dios en todas nuestras acciones es todavía mejor, pues
minos: "El desapego de los parientes, de los lugares y, en ésta abraza a la otra" 28 .
general, de todas las cosas os es tan necesario, que sin él no Cabe, en efecto, mantenerse en la presencia de Dios sin
podéis cumplir con el deber de vuestra vocación" 23 . De cumplir su voluntad. Además, ¿quién se mantiene más en su
nuevo, Francisco de Sales le presta la doctrina y, en parte, el presencia que el que cumple en cada momento lo que a El le
vocabulario. El apego es una repulsa al amor a Dios. El agrada y por su amor? "¿No es acaso un ejercicio continuo
culto rendido a las criaturas nos convierte en "idólatras", de la presencia de Dios el cumplimiento fiel de su volun-
privándonos de la misión glorificadora que debemos al tad?" 29 En este sentido, todos los actos del día, hasta los más
Padre; más aún, es un "adulterio": "Una Hija de la Caridad ordinarios, como son dormir, comer, pasear, tienen valor
que tiene la dicha de ser la esposa del Hijo de Dios, pero que glorificador.
se apega a alguna cosa, es una adúltera por preferir una cria-
tura a Dios" 24 .
La indiferencia vicenciana, que hoy traducimos por dis- 2. Las sutilezas de Pedro de Bérulle
ponibilidad a las ódenes de los superiores y a la voluntad de
Dios, se nutre de otros autores, además de Francisco de Sales. "Otros se han propuesto obrar con pureza de intención,
La lectura del Ejercicio de perfección, de A. Rodríguez, le ver a Dios en todo lo que ocurre para hacerlo y sufrirlo todo
suministra comparaciones y frases fáciles de constatar en el ante su mirada. Esto es muy sutil". Bérulle a la vista. Para
jesuíta español, cuando comenta las Constituciones de la quien conoce el lenguaje vicenciano —insinúa Defrennes—,
Compañía de Jesús. San Ignacio esperaba de los jesuítas un la observación del Santo es grave. Por prudencia y por res-
comportamiento indiferente, como "bastón de viejo" o peto a su primer maestro, no entra en discusión con él, pero
"cuerpo muerto" 25 . Sobre la indiferencia había montado el tampoco da su asentimiento incondicional.
principio y fundamento del hombre criado por Dios para Vicente de Paúl ve "muy sutil" el lenguaje berulliano;
"alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor". no entiende cómo se puede obrar con pureza de intención,
Como la "lima en manos de orfebre", o como el jumento ateniéndose a la simple mirada de Dios. En la mente de
que espera a que su amo salga para comenzar a caminar, Vicente de Paúl, la pureza de intención va siempre unida
torcer a la derecha o a la izquierda, pararse cuando lo intencionalmente al ejercicio de la voluntad de Dios y a la
mande, así el misionero —dice San Vicente— ha de compor- obediencia. Por psicología y por convencimiento, el hijo de
22 26
S.V.P. XII, 228-229; E.S. XI, 525-526. "Ut iumentum factus sum apud te, et ego sum semper tecum"
25
S.V.P. X, 155; E.S. IX, 774. (Sal 72,23).
24 27
25
S.V.P. X, 170; E.S. IX, 785. SAN FRANCISCO DE SALES. Introducción a la vida devota, parte 2.a c.2.
SAN IGNACIO DE LOYOLA, Carta al padre U. Fernández, en Obras com- 28
S.V.P. XI, 319; E.S. XI, 213.
pletas (BAC, Madrid 1977), p.810. 29
Ibid.
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 103
102 P.l. Fe y experiencia en una doctrina
imprimir una dirección a Luisa de Marillac. De las tres par-
campesinos desconfía de los simples deseos y "miradas" que tes de que consta la obra canfieldiana 33 , presta atención a la
no se traducen en actos. primera parte, se insinúa levemente en la segunda y des-
"¿Hay alguien que tenga una pureza más perfecta que el cuida del todo la tercera.
que quiere y hace todo lo que Dios quiere y de la manera El ejercicio de la voluntad de Dios está relacionado con
como lo quiere?... Dios es más glorificado en la práctica de la perfección; es el medio más adecuado para adquirirla:
su voluntad que en todos los demás (ejercicios), y no hay "No consiste la perfección —nos dice Vicente de Paúl— en
nadie que lo honre más que el que se entrega de forma espe- éxtasis, sino en cumplir la voluntad de Dios", hasta el punto
cial a esta santa práctica"30.
que la suya y la nuestra no sean, propiamente hablando,
más que un mismo querer y no querer" 34 . En agosto de 1659
Las observaciones hechas a Bérulle no impiden a Vicente
se pregunta: "¿Qué es la santidad?" Es el desprendimiento y
de Paúl que desarrolle su propio pensamiento sobre la
la separación de las cosas de la tierra y, al mismo tiempo,
pureza de intención, tal como está recogido globalmente en
una afición a Dios y una unión a la voluntad divina. En
las Reglas Comunes de los Misioneros 31 . El solo enunciado
esto, me parece, consiste la santidad" 35 .
del artículo de las Reglas manifiesta el carácter dinámico y
práctico de su doctrina, frente a la concepción metafísica y Contiene "eminentemente" este ejercicio no sólo la indi-
especulativa de Bérulle sobre el mismo punto espiritual de ferencia, la presencia de Dios, la pureza de intención, sino
la pureza de intención. "todas las maneras practicadas y aconsejadas". Compendia
toda la vida espiritual, como quiere B. de Canfield36. La
excelencia de esta práctica sobrepasa a las demás virtudes:
3. Los préstamos de Benito de Canfield convierte las acciones humanas en algo vivo, animado por la
gracia; por el contrario, resultan muertas, inanimadas,
El capuchino converso, de origen inglés, Benito de Can- cuando carecen de la intención de honrar a Dios y de obede-
field suministra a Vicente de Paúl el principal aparato verbal, cerle en todas las cosas. Hasta es posible que actos tan san-
no exclusivo, para hablar de la voluntad de Dios, hasta el tos como decir la misa, recitar el oficio, sean rechazados
punto de copiar algunos párrafos de la Regla de perfección por Dios si proceden de la propia voluntad. Sólo la práctica
en las Reglas comunes de los misioneros. La Regla de per- de la voluntad de Dios, que es una gracia santa y santifica-
fección32 de Canfield pudo ser conocida por Vicente de Paúl dora, transforma el tronco viciado de la naturaleza humana
al poco tiempo de su publicación. Se sirve de ella para en árbol fecundo de ubérrimos frutos.
30
S.V.P. XII, 152-153; E.S. XI, 447. 33
El autor divide en tres partes la Regla de perfección:
31
"Unusquisque in singulis operibus suis et praesertim in concionibus, Parte primera.—Estudia la voluntad exterior de Dios (veinte capítulos);
aliisque Congregationis functionibus purissima soli Deo placendi inten- corresponde a la vida activa; es la parte ascética de la vida espiritual, en
lione, quamtum in se erit, animari, illamque identidem, máxime initio contraposición a la propiamente mística, caracterizada por la contempla-
praecipuarum actionum renovare studebit. Sed in primis cavebit, ne iis ción mística. El principiante se ejercita en la mortificación de las pasiones
ullum, vel hominibus placendi, vel sibi satisfaciendi, desiderium admittat: y, en general, en la práctica de las virtudes, de la oración discursiva, etc.
quod quidem sanctissimam quamque actionem posset inficere ac depravare Parte segunda.—Estudia la voluntad interior de Dios (siete capítulos);
iuxta doctrinam Christi: Si oculus tuus fuerit nequam, totum corpus tuum corresponde a la vida contemplativa, conocida de modo experimental por
tenebrosum erit" (Reg. Com. C.M., c.XII, 2). iluminaciones, inspiraciones interiores, etc. Es propia de los avanzados.
32
Para un estudio más completo de la obra de B. de Canfield, remitimos Parte tercera.—Estudia la voluntad esencial de Dios (21 capítulos);
al lector a VEGHEI, O., Benott de Canfield (1562-1610). Sa vie, sa doctrine et corresponde a la vida sobreeminente, en la que el alma ve la voluntad de
son influence (Roma 1949). Dios, no en sí misma, sino en las manifestaciones de Dios respecto del hom-
La Regla de perfección fue redactada en francés e inglés, año 1609. De bre. Es propia de los perfectos.
las tres partes de que consta la obra, las ediciones francesa e inglesa inclu- 34
S.V.P. XI, 318; E.S. XI, 212.
yen sólo las dos primeras partes. En 1610 aparece la edición en francés y en 35
S.V.P. XII, 300; E.S. XI, 584.
latín, incluyendo la tercera parte. Nosotros nos servimos de la edición 36
"Desideravi... omnia in compendium redigere, et ad unicum punc-
latina, redactada por el mismo autor. Su título es Regula perfectionis, con- tum reducere... Ad quos praestandum nullunl punctum voluntatis divinae
tinens breve et lucidum compendium totius vitae spiritualis, redactae ad magis idoneum potui reperire..." (CANFIELD, B. DE, O.C, primera parte, c.1,1.
unicum punctum voluntatis divinae, París 1610.
104 I1.1. Fe y experiencia en una doctrina
C.4. Misión glorijicadora de Jesucristo 105
Los seis grados canfieldianos 37 de la voluntad de Dios
quedan reducidos a cuatro en Vicente de Paúl, cuando dice cristo en todas las personas. Nos dice Abelly que "miraba al
que se ha de hacer: "prontamente, totalmente, constante- divino Salvador como Pontífice y jefe de la Iglesia en la per-
mente y amorosamente" 38 . Pero, a diferencia del capuchino, sona de nuestro santo Padre, el Papa; como obispo y prín-
que sigue un orden riguroso en su explicación, el santo de la cipe de los pastores en los obispos; doctor en los doctores;
caridad se limita poco menos que a enunciarlos a voleo, sin sacerdote en los sacerdotes; religioso en los religiosos; sobe-
detenerse luego, en el curso de la exposición, a examinar las rano y poderoso en los reyes; noble en los hidalgos; juez y
propiedades de tan santo ejercicio, que sólo aparecen claras muy sabio político en los magistrados, gobernantes y otros
en el contexto total de su doctrina. oficiales; comerciante en los nombres de negocios; obrero
Donde más destaca el mimetismo verbal y más de cerca entre los artesanos; pobre en los pobres, enfermo y agoni-
sigue a Canfield es en la explicación de la naturaleza de este zante en los enfermos y moribundos; consideraba así a Jesu-
ejercicio santo y en la concretización de las normas de discer- cristo en estos estados y en cada uno veía una imagen de este
nimiento de la voluntad de Dios. El planteamiento del tema soberano Señor" 42 .
es del tenor siguiente: Ante las "cosas indiferentes", contrarias o agradables a la
naturaleza, el criterio para obrar es la ley de la mortifica-
"Hay que saber que todas las obras que se hacen o que se ción, haciendo lo primero y rechazando lo segundo, "a no
dejan de hacer están mandadas o prohibidas o son indiferen-
tes, y que las indiferentes son tales porque no están manda- ser que sean necesarias estas últimas —las agradables a la
das ni prohibidas"59. naturaleza—, pues entonces hay que preferirlas a las demás,
aunque considerándolas no por lo que deleitan a los senti-
dos, sino en cuanto que son más agradables a Dios" 43 .
Reglas de discernimiento de la voluntad de Dios Pero puede ocurrir que se presenten para "hacer al
mismo tiempo varias cosas indiferentes por su naturaleza,
Ante lo expresamente mandado o prohibido no hay que no son agradables ni desagradables; entonces conviene
duda: se ejecutará debidamente lo primero y se huirá de lo aceptar indiferentemente lo que se quiera, como venido de la
segundo, "siempre que tal mandamiento o prohibición pro- divina Providencia", diciendo: "Dios mío, hago esto o dejo
venga de Dios, de la Iglesia, de nuestros superiores o de de hacer aquello porque esa es tu voluntad" 44 .
nuestras Reglas o Constituciones" 40 ; a estas autoridades que A los modos propuestos para cumplir la voluntad de
manifiestan la voluntad de Dios hay que añadir "la del rey, Dios añade Vicente de Paúl, en la conferencia del 7 de marzo
los gobernadores, magistrados, oficiales y jefes de policía, de 1659 —no en las Reglas Comunes—, el seguimiento de
puestos por Dios para las cosas temporales; obedecerles es las "inspiraciones, ya que Dios muchas veces ilumina el
cumplir la voluntad de Dios, ya que Dios así lo quiere" 41 . entendimiento y mueve el corazón para inspirar su volun-
La obediencia es, por tanto, el primer criterio de discer- tad. En tal caso es recomendable el "granito de sal" para
nimiento de la voluntad de Dios. Nada sorprende en Vicente discernir las que vienen de Dios o de nuestro sentimiento; es
de Paúl tal requisito, habituado como estaba a ver a Jesu- aconsejable recurrir a hombres prudentes y entendidos 45 .
Este es el cuarto criterio para actuar con seguridad.
" "Actualiter, unice, lubenter, indubitanter, perspicue, prompteque" 42
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.XIX p.83. Pascal dirá de sí mismo: "Je considere
(CANFIELD, B. DE, O.C, primera parte, c.VIII. Cf. c.IX,X,XI,XII,XIII. Jésus-Christ en toutes les personnes et en nous memes: Jésus-Christ comme
38
S.V.P. XII, 155; E.S. XI, 449. frére en ses Fréres, Jésus-Christ comme pauvre en les pauvres, Jésus-Christ
39
S.V.P. XII, 157; E.S. XI, 451. Compárese con lo que dice la Regla de comme riche en les riches, Jésus-Christ comme docteur et prétre en les
perfección: "Quaecumque agenda, seu perferenda, admittenda vel reji- prétres, Jésus-Christ comme souverain en les princes..." (Pensées 946).
cienda ocurrunt, seu corporalia illa sint, sive spiritualia triplicis sunt gene- 13
Reg. Com. C.M. c.II, 3.
ris: aut enim imperata sunt, aut prohibita, aut indifferentia; nec quidquam 44
Ibid. En cuanto a las 'cosas indiferentes", la regla canfieldiana sufre
contingere potest, quod non uno ex his membris contineatur" (CAN una ligera simplificación y modificación: "Quod autem ad tertium genus
FIELD, B. DE, o.c, primera parte, c.VI. seriem spectat, eae rursus in tres subdividuntur species, alus enim naturae,
10
Reg. Com. C.M. c.II, 3. Cf. CANFIELD, B. DE, O.C, primera parte, c.VI. vel sensus delectatur... alias natura aversatur..., alias eadem aequali loco
41
S.V.P. XII, 159; E.S. XI, 452. habet..." (CANFIELD, B. DE, o.c, primera parte, c.VI.
45
S.V.P. XII, 159; E.S. XI, 452.
106 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 107
Por fin, pone la quinta y última norma de discerni-
miento: "el recurso a la razón", pues sabe que lo que es Momminges, se santificaron y fueron causa de santificación
conforme a la razón es voluntad de Dios; la misma Iglesia para muchos millares de almas" 50 .
manda pedir a Dios la gracia de obrar razonablemente 46 . Ante los consuelos o infortunios, Vicente de Paúl ofrece
una receta sapiencial: mantenerse ecuánime y equilibrado.
Para no engañarse aun en este caso es necesario el grano de El paso de la Providencia por nuestras vidas nos guiará a
sal de la prudencia cristiana y del consejo. puerto seguro, "de forma que, conociendo la voluntad de
Hasta aquí la explicación de la voluntad de Dios activa, Dios por esos acontecimientos repentinos de una desgracia o
según expresión vicenciana, que coincide, salvo en algunos de un consuelo, podemos practicar su voluntad pasiva, acep-
detalles, con la voluntad de Dios exterior de Canfield, cono- tándolos corao venidos de Dios, que es el único que puede
cida, según éste, por la ley y la razón. Las expresiones "volun- dar la vida y la muerte" 51 .
tad de Dios activa", propia de San Vicente, y "vida activa", "La voluntad de Dios —terminará diciendo— es un ejer-
propia de Canfield, difieren más en la orientación que en los cicio de amor y sólo de amor, anticipo del paraíso, donde
contenidos espirituales. todo consiste en amar". "Mostradme una hermana —decía a
No resulta lo mismo respecto de la voluntad pasiva de las Hijas de la Caridad el 27 de julio de 1653— que cumpla
Dios que, según San Vicente, se realiza "cuando dejamos durante toda su vida la voluntad de Dios: empieza a hacer ya
que la cumpla él mismo en nosotros sin nosotros" 47 . El en la tierra lo que hacen los bienaventurados en el cielo,
hombre se convierte en sujeto paciente. La voluntad pasiva empieza su paraíso en este mundo" 5 2 .
presenta dos caras: una risueña, alegre, consoladora, como
recibir buenas noticias, gozar de salud, tener éxito en las
misiones, gozar de paz interior y exterior; otra se ofrece dura III. A L PASO DE LA DIVINA PROVIDENCIA
y aflictiva: una enfermedad, una pérdida de bienes 48 , una
calumnia... Las pruebas tienen todas las trazas de una puri- "En la práctica de la voluntad de Dios, Vicente de Paúl
ficación pasiva de los sentidos interiores y exteriores. La alcanza la clave de la síntesis espiritual. Une en ella sus dos
enfermedad es "un estado del todo divino" 49 , recuerda a su preocupaciones: continuar la obra de Jesús revistiéndola de
dirigida Luisa de Marillac, y a L. Abelly declarará: "Nuestro su espíritu y ajustar la prudencia que guía en la acción los
Señor y los santos hicieron mucho más sufriendo que procederes de la adorable Providencia" 53 . La devoción vicen-
obrando, y así es como también el bienaventurado Obispo ciana a la Providencia es inseparable del ejercicio de la
de Ginebra y, siguiendo su ejemplo, el difunto monseñor de voluntad de Dios. La doctrina que vierte sobre el ejercicio de
la voluntad de Dios y la Providencia se interfieren y tienen
16
"Praesta, quaesumus, omnipotens Deus, ut semper rationabilia medi- un mismo punto de partida y pretenden un mismo fin: aco-
tantes, quae tibi sunt placita et dictis exsequamur et factis" (hoy, colecta del modar al hombre al querer y no querer, al hacer y no hacer
séptimo domingo del tiempo ordinario).
« S.V.P. XII, 161; E.S. XI, 454.
del Hijo de Dios.
48
Mediaban seis meses escasos entre la pérdida de la finca de Orsigny Hacia 1626 aparece su inclinación por seguir los pasos
(septiembre 1658) y la conferencia de la voluntad de Dios (marzo 1659). En de la Providencia, como se lo aconseja a Luisa de Marillac:
aquella ocasión, el general de la Misión invitaba a la comunidad a dar gra- "Dios tiene grandes tesoros ocultos en su santa Providencia".
cias a Dios y alegrarse "de una pérdida considerable para la Compañía". Y
añadía: "alegrémonos al ver que se cumple su voluntad en nosotros por *> S.V.P. II, 4; E.S. II, 9.
51
medio de las humillaciones, las pérdidas y las penas que nos llegan". S.V.P. XII, 161; E.S. XII, 454.
Cf. S.V.P. XII, 52-57; E.S. XI, 363-367. « S.V.P. IX, 645; E.S. IX, 579. Hacia 1629 había escrito a Luisa de Mari-
De igual manera, en la conferencia a los misioneros del 28 de junio llac: "Alabo a Dios, señorita, al verla tan resignada con la santa voluntad de
de 1658, sobre el uso de las enfermedades, proclamaba el estado de felicidad Dios, y le ruego que usted y yo tengamos siempre un mismo querer y no
de los enfermos. Partiendo de la fe y de la experiencia, decía que "la querer con El y en El, lo cual es ya un paraíso anticipado" (S.V.P. I. 70;
muerte, la vida, la salud, la enfermedad, todo esto viene por orden de la E.S. I, 133). Nueve años más tarde, 1 de octubre de 1638, comunicaba el
divina Providencia y, de alguna manera que a veces no sabemos, siempre es mismo sentimiento a L. aux Couteaux. Cf. S.V.P. I. 511; E.S. I. 507.
53
por el bien y la salvación de los hombres" Cf. S.V.P. XII, 29-33; E.S. XI, DODIN, A.. San Vicente de Paúl, forjador de apóstoles de la caridad
344-348. (Madrid 1968), p.44.
49
S.V.P. I, 144; E.S. I, 200.
108 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 109

"Y cómo h o n r a n maravillosamente a nuestro Señor los q u e impaciente C o d o i n g , en 1644 56 , en 1652 a F. Le V a c h e r " , en
la siguen y n o se a d e l a n t a n " 5 4 . Luisa de Marillac es la mejor 1658 al h e r m a n o J. Barreau, cónsul en Argel 5 8 . Su experien-
despositaria de los consejos de Vicente de P a ú l desde 1626 a cia es irrebatible: la Providencia tiene su hora; c u a n d o lle-
1630. Bien fuera p o r su psicología, algo a t o r m e n t a d a , bien gue sonará. Es el secreto q u e nos h a revelado.
por la situación de su hijo Miguel, o p o r las prisas de hacer "Las obras de Dios tienen su momento; es entonces
la caridad, Vicente de P a ú l corrige p o c o a p o c o su tristeza e cuando su Providencia las lleva a cabo, y no antes ni des-
impaciencia, e x h o r t á n d o l a a la espera alegre de la Providen- pués... Aguardemos con paciencia y actuemos y, por así
cia. El hacer y n o hacer, el querer y n o querer, aconsejados decir, apresurémonos lentamente... 59
por el director a su dirigida, n o pretenden a n i q u i l a r los
ideales apostólicos de Luisa de Marillac, ni reducirla a la La m i s m a c o n d u c t a y doctrina q u e vemos aflorar a p r i n -
inactividad interior y exterior, sino q u e buscan la serenidad cipios de 1626, la m a n t i e n e hasta el final, a l i m e n t á n d o l a
y el e q u i l i b r i o en medio del desasosiego q u e experimenta cada día con nuevas experiencias de fe y de vida. El perma-
para lanzarla a su debido t i e m p o al c a m p o de la caridad, nece inalterable en la práctica de este p r i n c i p i o moral y de
más llena de experiencia de Dios. El estado de ansiedad de gobierno. Q u i s o a d e m á s q u e sus congregaciones fueran fie-
Luisa de Marillac se trueca lentamente en paz interior al les a esta m á x i m a evangélica, q u e aseguró la pervivencia de
paso q u e el Espíritu serena sus primeros y sinceros im- sus obras. En 1647 adelantaba al q u e había de ser su i n m e -
pulsos. diato sucesor en el Generalato de la Misión, R e n a t o Al-
meras:

1. Conducta moral y política "Si la compañía me cree, nunca obrará de otra manera...
¡Qué felicidad no querer más que lo que Dios quiere, no
La espera de la santa y adorable v o l u n t a d de Dios inicia hacer más que lo que la Providencia nos va señalando en cada
el curso de la doctrina vicenciana. En 1641 nos revela clara- ocasión, y no tener nada más que lo que nos ha dado su
mente su devoción a la Providencia; para eso ha tenido q u e Providencia" 60 .
abrirnos su conciencia con cierta vergüenza y declararnos su
carácter reflexivo y calculador: Pero Vicente de P a ú l n o es n i n g ú n perezoso q u e espera a
q u e todo se lo den hecho. N a d a más contrario a su educa-
"Soy demasiado lento —responde a las impaciencias de ción espiritual q u e la pereza y el o p o r t u n i s m o . Hasta q u e la
B. Codoing— para contestar y para hacer las cosas, pero, sin luz aparezca, orará, consultará, movilizará todos los recur-
embargo, no he visto todavía que se haya estropeado ningún sos de su m e n t e y de su corazón. U n a s veces será "la p u r a
asunto por mi retraso, sino que todo se ha hecho a su debido necesidad", otras serán los obispos quienes a l u m b r e n su per-
tiempo y con todas las cosas bien pensadas y las precaucio-
nes necesarias... ¿Me atreveré a decirle una cosa sin avergon- plejidad y le inciten a tomar decisiones firmes. H u m a n a -
zarme?... Es menester que se lo diga: al repasar por encima m e n t e h a b l a n d o , el buen resultado de las negociaciones
todas las cosas principales que han pasado en esta compa- vicencianas está asegurado c u a n d o ha t o m a d o u n a decisión
ñía, me parece, y esto es muy elocuente, que si se hubiera firme. Sin e m b a r g o , él n o se atribuirá n i n g u n a obra, sabrá
hecho antes de lo que se hicieron, no habrían estado tan bien descargar su responsabilidad en el beneplácito de Dios, q u e
hechas... Por eso siento una devoción especial en ir si- desde toda la eternidad pensó servirse de u n o s pobres h o m -
guiendo paso a paso la adorable providencia de Dios" 55 . bres, sin ciencia ni virtud, para la realización de sus planes.
56
Volverá a repetir los m i s m o s consejos de moderación, S.V.P. II, 453; E.S. II, 381.
prudencia y espera a los designios de la Providencia al " S.V.P. IV, 122; E.S. IV, 499.
58
19
S.V.P. VII, 288; E.S. VII, 249.
54 S.V.P. V, 396; E.S. V, 374. Se trata de alcanzar la aprobación de los
S.V.P. I, 68; E.S. I, 131. El 30 de octubre de 1626 escribía a Luisa de
Marillac: "Sea, pues, muy humilde, muy sumisa y muy llena de confianza, votos de la Congregación de la Misión; llegó de Roma dicha aprobación el
v espere siempre con paciencia la manifesiación de su santa y adorable 22 de septiembre de 1655, mediante el Breve Ex commissa nobis. Cf. S.V.P.
voluntad" (S.V.P. I, 26; E.S. I, 97). XII, 380-382.
55 60
S.V.P. II, 208; E.S. II, 176. Cf. S.V.P. II, 419; E.S. II, 350-351. S.V.P. III, 188; E.S. III, 170.
110 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 111

2. El gobierno de las almas y de la Compañía de las Reglas, inspiradas por el mismo Dios. Tal convicción
arranca de muy atrás. En 1626 declaraba a Luisa de Marillac,
A Vicente de Paúl le falta tiempo para pregonar que sólo apenada por las frecuentes salidas, sin previo aviso de su
Dios es el autor de todas las obras que él ha emprendido. Se director, que "nuestro Señor mismo hará las veces del oficio
apoya en la autoridad de San Agustín, que afirmó categóri- de director" M. Con más claridad aconseja a J. Guérin, supe-
camente que Dios es el autor de una obra buena cuyo ori- rior de Annecy, el 12 de febrero de 1643, sobre el gobierno de
gen no se conoce. Así se lo advierte en 1651 a F. Le Vacher: su comunidad: "... y como solamente el espíritu de Jesu-
cristo, nuestro Señor, es el verdadero director de las almas,
"El bien que Dios quiere se realiza por sí mismo, sin que ruego a su divina Majestad que nos conceda su espíritu para
se piense en ello; así es como nació nuestra Congregación, su gobierno espiritual y para el de toda la Compañía" 6 5 .
como empezamos los ejercicios de las misiones y de los orde- Si la Providencia gobierna las comunidades, ¿qué resta
nandos, así se fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad, hacer a los superiores? Su misión es delicada y comprome-
como se estableció la de las Damas para la asistencia de los tida, sobre todo si la tarea se centra en la formación de los
pobres del hospital de París y de los enfermos de las parro- futuros sacerdotes. Respecto del sacerdocio, no elabora Vi-
quias, como se emprendió el cuidado de los niños expósitos
y, en fin, como empezaron todas las obras que actualmente cente de Paúl ninguna doctrina aprendida en los libros, sino
llevamos entre manos..."61 que se mueve por la realidad de su experiencia misionera.
Del cúmulo de datos recogidos en su larga memoria expone
Y para que nadie dude en adelante del origen de sus los deberes espirituales y apostólicos del sacerdote, continua-
obras y de quién es el autor de la Compañía y de sus Reglas, dor de la misión salvadora de Cristo. Más que en la contem-
declara el 17 de mayo de 1658, uno de los hechos más emo- plación del sacerdocio se detiene en las personas concretas de
cionantes vividos en la corta historia de la Misión. Se trata los sacerdotes. Participa, no obstante, de la concepción jerár-
de la distribución de las Reglas a los misioneros: "Por lo quica dionisiana del sacerdocio, que hace transmitir, según
que a mí se refiere, cuando pienso en la forma con que Dios 64
S.V.P. I, 26; E.S. I, 96. Volverá a recordar la misma cosigna a Luisa de
quiso dar origen a la Compañía en la Iglesia os confieso que Marillac al enterarse del desafecto de su hijo Miguel por la comunidad de
no sé qué parte he tenido en ello; me parece un sueño todo San Nicolás de Chardonnet, en cuyo seminario se educaba: "Déjele, y entre-
lo que veo. ¡Todo eso no es humano, sino de Dios!... El gúelo todo al querer o no querer de nuestro Señor. Sólo a El pertenece di-
pobre P. Portail nunca había pensado en esto, yo tampoco; rigir a esas pequeñas y tiernas almas. Más interés tiene El que usted, ya que
todo se hizo en contra de mis esperanzas y sin que yo me a El le pertenece más" (S.V.P. I, 37; E.S. I, 107). Casi al final de la vida, 3 de
marzo de 1660, escribía a sor Maturina Guérin, impresionada por la muerte
preocupase de nada" 62 . reciente del P. Portail y por el inminente desenlace de la vida de la señorita
A las Hijas de la Caridad, para moverlas a devoción, con- Le Gras: "Son dos golpes muy duros para su pequeña Compañía, pero,
fianza y amor para con la Providencia, les recuerda en 1642 el como vienen de la mano paternal de Dios, hay que recibirlos con sumisión
y esperar de su caridad que las Hijas de la Caridad se aprovecharán de esta
origen de su nombre: "Si la Providencia no os hubiese dado visita. El es el que las ha llamado y El es el que las mantendrá. Jamás
este hermoso nombre de Hijas de la Caridad, que jamás hay destruye su obra, sino que la perfecciona, y si ellas son fieles a su vocación y
que cambiar, deberíais llevar el de Hijas de la Providencia, a sus ejercicios, siempre las bendicirá en sus personas y en sus trabajos"
ya que ha sido ella la que os ha hecho nacer" 63 . (S.V.P. VIII, 225; E.S. VIII, 243).
65
La Providencia no sólo dio nacimiento a la Misión y a S.V.P. II, 356; E.S. II, 302. Luisa de Marillac participaba de los mis-
mos sentimientos de su director, deseando permanecer ella y su Compañía
las Hijas de la Caridad, sino que es quien cuida del en "dependencia del Espíritu Santo". Cf. STE. LOUISE DE MARILLAC, Ses
gobierno de estas instituciones y de sus personas, con tal de écrits (París 1961) p.893.
ser fieles a la vocación y "mantenerse firmes" en la guarda Un antecedente destacado lo encontramos en San Ignacio de Loyola,
que escribe: Aunque la suma Sapiencia y Bondad de Dios, nuestro Criador
61
S.V.P. IV, 122-123; E.S. IV, 499. y Señor, es la que ha de conservar y regir y llevar adelante en su santo
62
S.V.P. XII, 7; E.S. XI, 326. Cf. S.V.P. XI, 38; E.S. XI, 731. servicio esta mínima Compañía de Jesús, como se designó comenzarla, y de
63
S.V.P. IX, 74; E.S. IX, 86. Cf. S.V.P. IX, 113-114; E.S. IX, 120; S.V.P. nuestra parte, más que ninguna exterior constitución, la interior ley de la
IX, 243-246; E.S. IX, 232-236. caridad y amor que el Espíritu Santo escribe e imprime en los corazones ha
de ayudar para ello..." (Proemio de las Constituciones S.I.).
1
C.4. Misión glorificadora de Jesucristo 113
112 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
lleno de Dios..., todas sus palabras serán eficaces, de él sal-
la teoría reinante, el espíritu de las jerarquías superiores a drá una virtud que edificará..." 69
las inferiores. Según esto, afirma: A este principio de gobierno espiritual, Vicente de Paúl
añade otras enseñanzas que la experiencia le ha dictado. En
"Vemos cómo las causas superiores influyen en las inferio- tres normas prácticas resume Vicente de Paúl la conducta
res; por ejemplo, los ángeles que pertenecen a una jerarquía del Superior:
superior esclarecen, iluminan y perfeccionan a las inteligen-
cias de la jerarquía inferior; del mismo modo, el superior, el — "Ser siempre de los primeros en los actos de comuni-
pastor y el director tiene que purificar, iluminar y unir con dad, en la medida que lo permitan los quehaceres.
Dios a las almas que Dios mismo le ha encomendado"66. — Mantenerse invariable en el fin y moderado en los
medios para llegar a él.
Sin apartarse de esta línea, invita a su interlocutor — Acudir al consejo de hombres prudentes" 70 .
A. Durand, nombrado superior del seminario de Agde, La primera norma se basa en el buen ejemplo, que arras-
en 1656, a vaciarse de sí mismo para llenarse de Dios, a par- tra; la segunda es una llamada a la firmeza, llena de manse-
ticipar del espíritu de Jesucristo, a tener mucho trato con dumbre y humildad; la tercera supone el recurso humano
nuestro Señor en la oración, a ponerse en el mismo estado necesario para asegurar el buen resultado de una obra.
de Jesucristo, diciendo: "Señor, si tú estuvieras en mi lu- Todas estas medidas se han de expresar en las palabras y en
gar, ¿qué harías en esta ocasión? ¿Cómo instruirías al pue- las acciones con verdadera sencillez, virtud hermana de la
blo? ¿Cómo consolarías a este enfermo de espíritu o de prudencia. Todas tratan de prevenir y curar en los superio-
cuerpo?" 67 res la "malicia del oficio" 71 . ¡Con cuánta insistencia este
El fin pretendido siempre es el mismo: asegurar la trans- docto conocedor de las conciencias, Vicente de Paúl, pre-
misión del espíritu mediante una dirección de las almas, senta a Jesucristo como modelo de servidores! A la regla
"arte de las artes" 68 : "Usted sabe —es el mismo A. Durand suprema de Jesucristo ha de ajustarse la conducta del misio-
quien recibe esta comunicación— que las causas ordinarias nero, que entra en comunidad para obedecer y no para man-
producen los efectos propios de su naturaleza: los corderos dar, para servir y no para ser servido; de igual manera,
engendran corderos... y el hombre engendra a otro hombre; todo superior debe destacar por su piedad y no por el deseo
del mismo modo, si el que guía a otros, el que los forma, el de aparecer y brillar; por su afán de servicio humilde a los
que les habla, está animado solamente del espíritu humano, demás, y no por el interés de alcanzar honras y felicitaciones:
quienes le vean, escuchen y quieran imitarle se convertirán "No tenga usted —vuelve a recordar a A. Durand— la
en meros hombres... Por el contrario, si un superior está pasión de parecer superior ni el maestro. No opino lo
66
mismo que una persona que hace unos días me decía que
S.V.P. XI, 349: E.S. XI, 241. Compárese este texto con el siguiente de
69
Bérulle y se reconocerá una misma fuente de inspiración, a saber, la doc- S.V.P. XI, 343-344; E.S. XI, 236. Sobre la participación y comunica-
trina de San Dionisio sobre el sacerdocio: "En l'ordre établi de Dieu, il y a ción del espíritu, los neoplatónicos habían enseñado: úppis Oppw TIKTÉI,
denx sones de personnes: les unes qtü recoivent et les autres qui commu- Xápis 8É x^piv. San Pablo había contrapuesto las obras del espíritu a las de
niquent l'esprit, la lumiére et la gráce de Jésus. Les premiers sont tous les la carne (Rom 8,5-12). A los gálatas les recordaba: "Quae enim seminaverit
fideles et les seconds sont les prétres et les supérieurs qui départent leurs homo, haec et metet. Quoniam qui seminat in carne sua, de carne et metet
influences aux inférieurs et doivent imiter les anges supérieurs et les ordres corruptionem; qui autem seminat in spiritu, de spiritu metet vitam aeter-
éminents entre les anges qui purgent, qui illuminent, qui enflamment ceux nam" (Gal 6,7-8).
qui leur sont soumis et subordonnés" (BÉRULLE, o.c, O.P.. 191, col. 1268). Aunque los textos citados de San Pablo no guardan relación directa con
67
S.V.P. XI, 348; E.S. XI. 240. la comunicación del espíritu • otros inferiores, no obstante sirvieron de
68
"Ars artium, régimen animarum" (SAN GREGORIO MAGNO: PL 77.14. ilustración.
Hemos podido comprobar las muchas coincidencias verbales y doctrinales '» S.V.P. II, 355; E.S. II, 301-302.
71
existentes entre los consejos recibidos y anotados por A. Durand y el Memo- "Este estado de superioridad y gobierno es tan malo, que deja de suyo
rial de direction pour les Supérieurs, de Bérulle (1625). Todo ello nos induce y por su naturaleza una malicia y una mancha villana y maldita; sí, her-
a pensar que San Vicente tenía la lectura del Memorial muy fresca, aunque manos míos, una malicia que infecta el alma y todas las facultades del
no descartamos la posibilidad de que se inspirase, lo mismo que Bérulle. en hombre..." (S.V.P. XI, 139; E.S. XI, 60).
el Liber pastoralis curae, de San Gregorio Magno.
S. V. Paúl 2 5
114 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 115

para dirigir bien y mantener la autoridad era preciso hacer En la repetición de oración del 24 de julio de 1655, excla-
ver que uno era el superior. Nuestro Señor Jesucristo no maba aturdido por los gritos interiores de los que no tienen
habló de esa manera; nos enseñó todo lo contrario, diciéndo- pan: "Con frecuencia pienso en esto, lleno de confusión: mi-
nos de sí mismo que había venido no a ser servido, sino a serable, ¿te has ganado el pan que vas a comer, ese pan que
servir a los demás, y que el que quiera ser el amo tiene que te viene del trabajo de los pobres?" 1 Nunca habló con más
ser el servidor de todos" (Mt 20,28)72. energía y, si cabe, con más ironía que cuando lanzaba diatri-
Para que nada falte a la previsión de un superior, aten- bas contra los perezosos, los comodones y los libertinos, "que
derá éste no sólo a lo espiritual, sino también a lo temporal, sólo piensan en divertirse y, con tal que haya de comer, no
a imitación de la Providencia de Dios, que trabaja incesante- se preocupan de nada más" 2 . Ni la edad avanzada ni los
mente y con infinito amor por el hombre total. Pero esta achaques corporales le impidieron desarrollar hasta el últi-
clase de dirección, que implica un trabajo, pertenece a otra mo momento de la vida los trabajos que había emprendido
perspectiva doctrinal vicenciana. "in nomine Domini". Otros se hubieran excusado de la ta-
rea diaria pretextando bellas razones y al parecer convincen-
tes; él se "mantiene firme" en la dirección de las obras, moti-
CAPÍTULO V vado por razones sobrenaturales y por el ejemplo de algunas
criaturas.
MISIÓN CREADORA DE JESUCRISTO La conferencia a las Hijas de la Caridad del 28 de no-
viembre de 1649 resume su pensamiento sobre el trabajo. A
ella nos referimos principalmente en este capítulo por ser la
Inmerso en las realidades intramundanas, Vicente de más reveladora de la doctrina sobre la misión creadora de
Paúl es un hipersensible a la obra de Dios y al trabajo de los Jesucristo. "Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo"
hombres. Ama el mundo creado por Dios y a sus habitantes; (Jn 5,7), dijo Jesús a los judíos que le perseguían por haber
ama, sobre todo, el rostro sudoroso y trabajador de los que curado en sábado, respuesta recogida por el santo para es-
labran la tierra, de los que cooperan con su sufrimiento y timular y exhortar a otros al trabajo continuo.
enfermedad al sustento de la caridad en la tierra. No ama el Lo que distingue a Vicente de Paúl de los teóricos del
mundo por el mundo, ni al hombre por el hombre, sino trabajo son las medidas prácticas que tomó para no ser one-
porque son obra querida de Dios y redimida por Jesucristo. roso a la sociedad y servir de ayuda a los necesitados. Los
Participa de la sensibilidad franciscana ante el ornato del cuatro objetivos contemplados por Santo Tomás 3 sobre el
mundo y desea no salir de la oración, fuente creadora de trabajo de los religiosos son recordados por Vicente de Paúl
realizaciones evangélicas. Trabajo y oración forman en él un en la conferencia del 28 de noviembre de 1649, bien adapta-
solo cuerpo sin posibilidad de disociar ambas actividades. dos a las circunstancias y a las necesidades concretas de su
tiempo. Tampoco en esta ocasión menciona expresamente la
autoridad del Doctor Angélico, pero las argumentaciones
I. E L TRABAJO COMO PENITENCIA Y GLORIFICACIÓN teológicas y ascéticas en pro del trabajo "manual" las saca
de la Suma de Santo Tomás y de la tradición espiritual.
Ante la persuasión de que los "pobres nos alimentan", el
1
trabajo adquiere para Vicente de Paúl categoría excepcional 2
S.V.P. XI, 201; E.S. XI, 121.
y una dimensión social que en la,práctica no fue superada S.V.P. XII, 92; E.S. XI, 397.
3
por ninguno de su tiempo. Es un gigante trabajando: la ta- Santo Tomás formula así la cuestión: "Utrum religiosi manibus ope-
ran teneantur". Y responde señalando los cuatro objetivos del trabajo:
rea que le espera cada día es tan amplia, que todo tiempo es "Primum quidem, et principaliter, ad victum quaerendum.
poco para emplearse en su misión de apóstol y organizador Secundo, ordinatur ad tollendum otium, ex quo multa mala oriuntur.
de obras. Tertio, ordinatur ad concupiscentiae refrenationem, in quantum per
hoc maceratur corpus.
" S.V.P. XI, 346; E.S. XI, 238. Quarto autem, ordinatur ad eleemosynas faciendas..." (Sx T a , 2-2
q.187 a.3).
116 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 117

die, para sostener a la familia, para subvenir a las necesida-


Valoración del trabajo des ajenas. El injusto, en cambio, "por no tomarse la moles-
tia de trabajar, será una carga para los demás, se pondrá a
La teología católica ha señalado el doble signo, positivo mendigar o a robar" 7 . Ya conocemos el panorama social
y negativo, del trabajo. En el siglo XVII se destacaron ambos que ofrecían Francia y París en el siglo xvil: el espectáculo
aspectos, como deuda de la teología medieval. Vicente de era deprimente. La urgencia del trabajo era apremiante.
Paúl acusa en su palabra tanto el elemento negativo del tra-
bajo como el positivo, pero prevalece sin duda este último.
El mandato del Señor "comerás el pan con el sudor de tu a) Argumento teológico en favor del trabajo
frente" (Gen 3,19) no exime a nadie del trabajo; todos, jus-
tos o impíos, están urgidos por la misma ley general del
trabajo. A veces es tan "duro y pesado" y "de tal categoría, Vicente de Paúl no especula sobre el trabajo, pero refuer-
que, por la gracia de Dios, nos sirve de penitencia por el za su razonamiento, combinando los datos de la Sagrada Es-
esfuerzo que exige al cuerpo" 4 . Es el aspecto negativo, que critura con el saber teológico tradicional. El trabajo incesante
Vicente de Paúl valora debidamente. Como castigo del peca- de Dios "ad intra" y "ad extra" estimula su propio trabajo y
do, el hombre contrae la obligación de trabajar, pero se redi- orienta el quehacer de sus hijos. Para secundar la obra de
me por la obediencia al Creador, cumpliendo una vocación Dios se sirve de las siguientes razones:
divina, al prolongar con sus manos la creación inicial de
Dios. — Trabajo de Dios "ad intra": procesiones divinas.—
"Dios trabaja desde toda la eternidad dentro de sí mis-
La creación entera invita al trabajo; por eso no sólo el mo por la generación eterna del Hijo, que jamás deja-
hombre ha de trabajar, también trabajan los animales, como rá de engendrar. El Padre y el Hijo no han dejado
la abeja y la hormiga, que hacen acopio para el invierno sin nunca de dialogar, y ese amor mutuo ha producido
"apropiarse nada para su uso particular, sino que se lo lleva eternamente al Espíritu Santo, por el que han sido,
a las demás y lo meten en el pequeño almacén de la comuni- son y serán distribuidas todas las gracias a los
dad" 5 . La febril actividad de estos animalitos es una conde- hombres".
na para los perezosos. El trabajo reporta muchos bienes y
— Trabajo de Dios "ad extra": creación y conservación
aparta al hombre de la ociosidad, fuente de murmuraciones,
del mundo.—"Dios trabaja además fuera de sí mismo,
engendro de mil malos pensamientos, fuente de rencores,
en la producción y conservación de este gran univer-
aburrimientos, celos sin fundamento, ruina del alma y que-
so, en los movimientos del cielo, en las influencias de
branto de la caridad. Recordando el parecer del doctor Du-
los astros, en las producciones de la tierra y del mar,
val, dice a los misioneros el 24 de julio de 1655: "Un ecle-
en la temperatura del aire, en la regulación de las es-
siástico ha de tener más faena de la que puede realizar, pues
taciones y en todo este orden tan hermoso que con-
cuando la vagancia y la ociosidad se apoderan de él, todos los
templamos de la naturaleza, que se vería destruida y
vicios se le echan encima" 6 .
volvería a la nada si Dios no pusiera en él sin cesar su
¿No estará observando el santo, cuando habla de esta ma- mano".
nera, la colmena de clérigos zánganos que zumbaban perezo- — Trabajo de Dios en cada criatura.—"Además de este
samente por las calles, o estará remitiéndonos a algún dato trabajo general, trabaja en cada uno en particular,
de experiencia que él comprobó durante su estancia en el trabaja con el artesano en su taller, con la mujer en su
palacio de la reina Margarita? En cualquier caso, es cierto tarea, con la hormiga, con la abeja, para que hagan
que el justo, tras el servicio laudatorio a Dios por la oración, su recolección, y esto incesantemente y sin parar ja-
ha de trabajar para ganarse la vida, para no ser carga a na- más" 8 .
4
S.V.P. IX, 487; E.S. IX, 442.
5 ' S.V.P. IX, 488; E.S. IX, 443.
S.V.P. IX, 488; E.S. IX, 444. 8
6
S.V.P. XI, 202; E.S. XI, 121. S.V.P. IX, 489-490; E.S. IX, 444-445.
118 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 119

Sin pretensiones ha sentado Vicente de Paúl las bases de cios en la evangelización de los pobres y que sus Congrega-
una teología sobre el trabajo. Dios, autor del universo, "tra- ciones sean carga para la sociedad. El mandato del Apóstol a
baja por el hombre, solamente por conservarle la vida y por los fieles de Tesalónica, "si alguno no quiere trabajar que
remediar sus necesidades". El hombre, a su vez, rey de la tampoco coma" (2 Tes 3,10), le mantiene alerta sobre la
creación, contribuye a la creación continua, colaborando en obligación divina y humana del trabajo.
la obra de Dios. El trabajo inteligente y libre, realizado en el ¿Que hará una Compañía que ha nacido en la Iglesia
nombre del Señor, por obediencia a su divina voluntad, es para continuar la obra salvadora de Cristo? Imitar sus traba-
un acto glorificador. Si Dios trabaja por amor al hombre, jos, luchar contra la ociosidad, con cuidado de no caer en el
este trabajará primeramente por agradarle a El, "pues pone relajamiento de algunas Ordenes religiosas. El espectáculo
su alegría y sus delicias en vernos ocupados en su mismo que ofrecen las antiguas Ordenes mendicantes es poco hala-
fin" 9 . Por lo mismo, Dios glorifica al hombre trabajador y güeño en el siglo XVII. Aunque lentamente la reforma se
le santifica por su Espíritu, que está en todo y lo penetra introduce en los monasterios, deja mucho que desear. La
todo. "Hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en or- disposición de San Benito "ora et labora" sufre grave que-
den a las buenas obras, que de antemano dispuso Dios que branto en tiempo de San Vicente. Por respeto y caridad ha-
practicásemos" (Ef 2,10). cia las Ordenes mendicantes, se abstiene nuestro santo de
Esta orientación positiva del trabajo prevalece en la doc- una dura acusación contra ellas; "es su regla" pedir, se limi-
trina vicenciana, que se complace en destacar los elementos ta a decir, pero "a costa del pueblo", añade con acento lasti-
dinámicos' perfectivos de la vida humana, del esfuerzo del mero. A las penalidades de las guerras, del hambre, de los
hombre, acto creador continuo. impuestos, la masa de mendicantes es otra carga más para el
pobre pueblo. Se podrá objetar que también él pide, pero no
es para sí, sino para hacer guerra al hambre, a la desnudez;
b) El ejemplo de Cristo y de San Pablo si no rehusa cuantiosas limosnas, sabe encauzarlas hacia un
fin caritativo. Verdaderamente es un luchador contra la mise-
La palabra creacional —"todo se hizo por ella, y sin ella ria, aunque ama al miserable y levanta al pobre de la basura
no se hizo nada de cuanto existe" (Jn 1,3)— culmina en la que aborrece.
palabra encarnada y redentora. Por la obra de Jesús, el mun- También las Hijas de la Caridad habrán de ganarse el
do quedó reconciliado con Dios, y un cielo nuevo y una tie- pan de cada día, además de servir gratuitamente al pobre.
rra nueva aparecen como fruto del trabajo de Cristo Quien habla a las Hermanas es el mismo que rige los
(Act 3,12). destinos de la Misión. Ante ellas se lamenta con nostalgia:
Ante la obra de Jesús y lo que aún queda por hacer, se "¡Ojalá nuestros padres pudieran hacerlo y nos viésemos
interroga el santo: "¿Vamos a estar inútiles?"; "¿permanece- obligados a dejar lo que tenemos! Dios sabe con cuánto gus-
remos con los brazos cruzados?" De las dos etapas de que to lo haría. Pero no podemos hacerlo y tenemos que humi-
consta la vida de Cristo, la primera hasta los treinta años, la llarnos" 12 .
segunda hasta su muerte, el Hijo de Dios trabajó con el su- ¿Qué quiere decirnos cuando asegura "no podemos ha-
dor de su divino rostro para ganarse la vida, y estuvo sujeto cerlo"? Significa que las estructuras y disciplinas de la Igle-
a trabajos y obediencia. Por eso, después de dar gloria a Dios sia no lo permiten, que la evangelización de los campos y la
Padre, la segunda finalidad del trabajo del hombre es "hon- dirección de los seminarios no lo soportan. ¿Qué táctica em-
rar el trabajo fatigoso y duro de nuestro Señor en la tierra" I0 . plear entonces? Cualquiera menos gravar al pueblo. Las mi-
El modelo y las enseñanzas de San Pablo, "que hubiera siones serán gratuitas. El pueblo se beneficiará de estos tra-
sentido escrúpulos de comer un trozo de pan sin haberlo bajos; sobre el pueblo recaerá no sólo su fruto, sino también
ganado" 1 1 , no permiten que Vicente de Paúl ahorre sacrifi- el agradecimiento: "Vivimos del patrimonio de Jesucristo,
del sudor de los pobres... Dios es nuestro proveedor y atiende
9
10
S.V.P. IX, 496; E.S. IX, 481. a todas nuestras necesidades y algo más... No sé si no pre-
S.V.P. IX, 497; E.S. IX, 451. 12
S.V.P. IX, 494; E.S. IX, 448-449.
11
S.V.P. IX. 493; E.S. IX, 447.
120 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 121

ocupamos mucho de agradecérselo" 1S . Para sacar de la mise- ignaciano, impregnado del espíritu de la "devotio moder-
ria a tantos pobres "tendríamos que vendernos a nosotros na", es descubierto sobre todo en el Manual de meditaciones,
mismos" 14 . Tal es la contestación extrema que San Vicente de Buseo, que el P. Almeras, por indicación de San Vicente,
da a las Hijas de la Caridad al término de la famosa adapta y completa para uso de los misioneros y ordenan-
conferencia. dos 18. Las Hijas de la Caridad y los misioneros manejan
además las Meditaciones de otros jesuítas: P. Saint-Jure 19 y
18
II. E L "DON SAGRADO" DE LA ORACIÓN Juan Buys S. I. (1547-1611) alcanzó gran celebridad por las obras que
escribió, como lo atestigua Boileau en su 6.a epístola:
Trabajo y oración se exigen imperiosamente en la vida "Vous irez á la fin, honteusement exclus,
de Vicente de Paúl. La dedicación expresa a la oración creó Trouver au magasin Pirame et Regulus
en él la "vida de oración": era verdaderamente su clima, Ou couvrir chez Thierri d'une feuille encor neuve,
Les Méditations de Busée et d'Heyneufve".
como lo demuestra la facilidad y naturalidad con que pasa-
ba de un asunto material a otro espiritual, o a la inversa, sin El nombre latinizado de Buys —Busaeus— dio en francés Busée y en
forzar el curso de una exhortación. español Buseo, tal como es conocido. Entre las obras de Buseo, el libro de
El desarrollo de la vida espiritual corre en él parejo con las Meditaciones se extendió rápidamente. Aparece por primera vez en 1606
la oración. Cuando damos por terminada su "conversión", con el título de Enchiridion piarum meditationum in omnes dominicas,
Sanctorum festa, Christi passionem et caetera in sequenti pagina compre-
es ya un "hombre de oración", aunque progresivas adquisi- hensa, in gratiam Partheniorum Sodalium, vitaeque religiosae cultorum.
ciones, a partir de 1623, completen sus conocimientos y ex- Opera et studio Ioannis Busaei Societatis Iesu, Theologi concinnatum, Ma-
periencias sobre la acción del Espíritu en las almas. Al ritmo guntiae, ex officina Typographica Baltasaris Lippig, 1606.
con que avanzaba en la oración se comprometía con nuevas La primera edición en francés "podría haberse publicado en Douai entre
obras, de suerte que la oración dinamizaba su vida. Sin em- 1611 ó 1612, debida al P. Francisco Solier o al P. Balinghen". Cf. Biblio-
théque de la Compagnie de Jésus (Bruxelles 1841) t.II col.432. A partir de
bargo, "no se ha podido descubrir —dice Abelly— si la ora- 1644 aparece una nueva traducción retocada y completada por un sacerdote
ción del Sr. Vicente era ordinaria o extraordinaria; su hu- de la Misión. Las letras iniciales con que aparece el autor han suscitado el
mildad le hacía ocultar, en lo posible, los dones que recibía problema de la paternidad del libro traducido y completado. En COSTE, P.,
de Dios" 15 . La visión de los tres globos, a raíz de la muerte Le grand saint... t.III p. 13-14 puede verse cómo es atribuida al P. Renato
Almeras y no al P. Antonio Portail, como algunos autores han pensado,
de la madre Chantal 16 , no deja de ser un acto accidental, sin guiados por las primeras notas-biográficas de Portail en Notices bibliogra-
mayor relevancia en su vida. phiques sur les écrivains de la Congrégation de la Mission (Angouleme 1878)
Conocía las distintas tendencias de los espirituales de su lére serie p.202-205. Cf. Bibliothéque de la Compagnie de Jésus, t.II col.432;
D.S. t.I col. 1.984.
tiempo. No desdeñó ningún método de oración, pero acon- El P. Almeras, en efecto, encargado de realizar la obra, completó al je-
sejó el propuesto por Francisco de Sales en la Introducción a suíta Buys con nuevas meditaciones, propias para los días de ejercicios, y
la vida devota y en el Tratado del amor de Dios17. El método con otro suplemento sobre el método de oración, según el espíritu salesia-
13
no. "Tuvo tanto éxito, que la edición de 1660 era ya la novena, y las traduc-
S.V.P. XI, 201; E.S. XI, 120-121. ciones posteriores conservaron las adiciones del P. Almeras. Cf. COSTE, P.,
14
S.V.P. IX, 497; E.S. IX, 451. Le grand saint... t.III p.14.
'* ABELLY, L., O.C, l.III c.VII p.53-54. 19
Cf. S.V.P. IX, 109; E.S. IX, 116.
16
Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal murió en Moulins el 13 de Juan Bautista Saint-Jure, S. I. (1588-1657) tuvo trato personal con Vi-
diciembre de 1641. En el mismo mes y año escribió San Vicente al P. Co- cente de Paúl. Las Meditaciones de Saint-Jure, a las que alude San Vicente
doing: "He sentido un dolor muy sensible por la muerte de nuestra digna en la conferencia a las Hermanas del 22 de abril de 1643, se leían en la
madre. Sin embargo, Dios ha querido consolarme con la visión de su re- comunidad de Misioneros. El fecundo escritor jesuíta concentra en sus
unión con nuestro bienaventurado padre y de los dos con Dios, cuando obras las corrientes místicas del Norte y la espiritualidad española. De su
supe la noticia, después de un acto de contrición que hice inmediatamente obra más representativa Connaissance et amour (1634) al L'homme spiri-
después de recibir la carta en la que me comunicaba su extrema gravedad; y tuel (1646), apreciamos un enriquecimiento doctrinal y una evolución clara
lo mismo se me ha mostrado, según creo, en la primera misa que celebré
hacia el cristocentrismo profesado por la escuela jesuítica. Entre el escritor
por ella después de conocer su muerte..." (S.V.P. II, 212; E.S. II, 180).
17 fino y elegante, Saint-Jure, y el conferenciante sencillo y familiar, Vicente
SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota, parte 2.a, de Paúl, se observan coincidencias verbales sobre la doctrina del espíritu de
c.1-10; Tratado del amor de Dios l.VI c.1-15. Jesucristo, que bien pueden derivarse de la fuente común berulliana.
122 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo
\
P. Suffrand20. El Libro de oración y consideración del siciones y expresiones que pertenecen al acervo común
P. Granada es muy recomendado 21 . El dominico español, los espirituales. Dice, por ejemplo: \
juntamente con Francisco de Sales, propugna una oración "La oración es para el alma lo que el alimento par^
afectiva, que Vicente de Paúl sabe explotar. Teresa de Jesús cuerpo" 23 ; aún más, es la vida misma del alma 24 . El CUCK^J
se alza como modelo privilegiado de fidelidad a la oración. sin alma es un ser inerte; también el alma, si le falta la c J ^
ción, queda despojada de "sentimientos y movimientos
para el servicio de Dios y de los pobres. ^>
1. La oración, vida del alma La oración es una fuente de Juvencia 25 , donde el alm^
La conducta de Jesucristo, orientada a la oración, resalta rejuvenece, se vigoriza, se entusiasma ante lo que siente d ¡ \
por sí misma la importancia de este "don sagrado". El divi- logando con Dios. ^v
no Maestro oró y enseñó a orar. Oró solo y acompañado, en La oración es como un espejo 26 , donde el alma ve to^
el monte y en el llano; ora en los momentos más decisivos de sus manchas y se arregla para agradar a Dios y "hacerse A
su vida: al comenzar la vida apostólica se retira a orar en el talmente conforme con El". X
desierto (Mt 4,1-11); cuando elige a los apóstoles, impetra la La oración es un "refrigerio" en medio de la dureza
ayuda de lo alto (Le 6,12-16); si entra en agonía, ora incesan- los trabajos diarios con los pobres. ¿Qué podrá sostener a %
temente (Le 22,39-46); exhorta al recogimiento interior Hija de la Caridad en su vocación? El refrigerio de la o ^
(Mt 6,6), a la perseverancia (Mt 7,7), a la humildad ción, "porque es cierto que no puede vivir si no hace o^X
(Le 18,9-11). El Padrenuestro (Le 11,1-4) es la oración por ción" 27 . ^
excelencia. Concluye San Vicente diciendo de Jesucristo que La oración es una "predicación que nos hacemos a n^
"su continuo y principal ejercicio es la oración" 22 . otros mismos" 28 , dice a los misioneros. "Es un gran lilv^
para el predicador, por medio de ella podrá sacar las verq ^
Ciertamente, la oración no es un fin en sí misma, pero
des divinas del Verbo Eterno, que es su fuente, para r e p a r ^
adquiere categoría de medio insustituible e imprescindible;
las después entre el pueblo" 2 9 . Lo mismo que Santo DomjA
aunque supeditada a las urgencias de la caridad, la oración
go de Guzmán y San Ignacio de Loyola, quiere San Vicer^
necesita de un tiempo necesario y expreso para que los con-
que en la oración, en la lectura y en el retiro, el alma acurr» S
tinuadores de la misión de Jesucristo no naufraguen en los
le fuerzas para hacer partícipes de este alimento e s p i r i t u a l
trabajos apostólicos.
los hombres hambrientos de la Palabra de Dios. El misio^ ^
Psicológicamente, el hombre no puede prescindir de la ro se ha de llenar ante todo de Dios para transmitir luego ^
oración, dada su soledad radical que le invita a un diálogo que ha contemplado en la oración; inútilmente se esforz^ ^
con Dios. Para probarlo, Vicente de Paúl se sirve de compo- en dar a gustar a Dios si antes él no lo ha saboreado. ^
20
Cf. S.V.P. VI, 632; E.S. VI, 574. La oración garantiza la obra de Dios y capacita al misi
Juan Suffrand (o Suffren), S. I. (1571-1641) perteneció a la Compañía ñero para toda obra buena. Solía repetir: "Dadme un hoK -
del Santísimo Sacramento y fue confesor de Luis XIII y María de Médicis. bre de oración y será capaz de todo" 30 . Y "se le oyó decir c<^'v
Hombre piadoso y caritativo, se estimó mucho su dirección espiritual. Los
lazos de amistad con Vicente de Paúl quedaron reforzados por las empresas frecuencia que no había gran cosa que esperar de un homh,^
comunes que ambos llevaron de caridad y dirección. La señora Villeneuve y que no gustaba tratar con Dios" 31 . ^
la señora Lamoignon, pertenecientes a las cofradías de la Caridad, atrajeron
23
la atención espiritual de ambos clérigos. L'année chrétienne (1640), del S.V.P. IX, 416; E.S. IX, 381.
2
P. Suffren es la obra aconsejada por Vicente de Paúl a Luisa de Marillac. < Ibid.
La orientación espiritual de Suffren confirmaba los anhelos vicencianos; así 25
S.V.P. IX, 217; 418; E.S. IX, 210; 382.
era de esperar por su "moralismo psicológico", que, al decir de Cognet, 26
S.V.P. IX, 417; E.S. IX, 382. Cf. RODRÍGUEZ. A., Ejercicios de perf^
recuerda a San Francisco de Sales (cf. COGNET, L., Hist. de la spiritualité, ción... Parte 1.a trat. V o l í . *\
t.3 p.443). Efectivamente, el tono moral que adopta le acerca más a Sales 27
S.V.P. IX, 416; E.S. IX, 381.
que a Bérulle, razón que nos aclara la simbiosis operada en Vicente de Paúl 28
S.V.P. IX, 84; E.S. XI, 779.
por el espíritu salesiano y la acción jesuítica. 29
S.V.P. VII, 156; E.S. VII, 140.
21 30
Cf. S.V.P. I, 198, 382; E.S. I, 249-400. Cf. S.V.P. III, 282; E.S. III, 258. S.V.P. XI, 83; E.S. XI, 778.
22 31
S.V.P. IX, 415; E.S. IX, 380. ABELLY, L., o.c, l.III c.VI p.50.
124 /'./. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 125

2. £1 dulce rocío de la mañana 3. Disposiciones generales para la oración


y el saludable refresco de la tarde La actitud del orante es decisiva para sacar provecho de
La pedagogía de la oración prevé tiempos para hacerla. la oración y dejarse transformar por ella. La oración cambia
El misionero se entrega a ella expresamente durante una la vida del orante si éste se deja invadir del Espíritu y no
hora seguida al comienzo de la jornada. La Hija de la Cari- opone resistencia a sus inspiraciones. Los efectos que la Sa-
dad divide la hora en dos partes: la primera media hora, al grada Escritura atribuye a la Palabra de Dios se experimen-
despuntar el alba; la segunda, pasado el mediodía. La ora- tan en la oración: "Es viva y eficaz, y más contundente que
ción es "como un dulce rocío que va humediciendo todas las espada aguda de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre
mañanas vuestra alma por medio de la gracia que viene de el alma y el espíritu, hasta las junturas y medulas, y escruta
Dios sobre vosotras. Y si os sentís cansadas de vuestros es- los sentimientos y pensamientos del corazón" (Heb 4,12).
fuerzos y de vuestras penas, tenéis de nuevo por la tarde este San Vicente enumera las siguientes disposiciones interio-
saludable refresco, que va dando vigor a todas vuestras ac- res que favorecen la transformación espiritual del hombre
ciones" 32 . puesto en oración:
Denunciaba el santo director algunas excusas que la na- "La humildad, el reconocimiento de nuestra nada delante
turaleza tramposa sabe inventar para no asistir a la oración de Dios, la mortificacjón, el recogimiento interior, la rectitud,
o para hacerla sin disposición interior: el sueño, el cansan- la sencillez de corazón, la atención a la presencia de Dios, la
cio, la inutilidad o aridez que se experimenta en ella; hasta obediencia total a su voluntad y las aspiraciones frecuentes a
el servicio de los pobres puede convertirse en excusa para su bondad"35.
ausentarnos injustificadamente de la oración.
En algunas de estas disposiciones insiste particularmente,
" H a c e d siempre lo q u e podáis —aconseja a las aunque todas son necesarias.
hermanas—, a fin de que, siendo la oración vuestra primera
La mortificación.—Como cualquier maestro experimen-
ocupación, vuestro espíritu se llene de Dios para todo el res-
tado, hace notar la incompatibilidad entre pecado y oración,
to de la jornada. Es verdad que hay que preferir, en caso de
entre afectos desordenados y progreso oracional 36 . Oración
necesidad, el servicio de los enfermos; pero, si tenéis cuida-
y mortificación "son como dos hermanas tan estrechamente
do, encontraréis tiempo para todo" 33 .
unidas, que nunca van separadas" 37 . Tanto la mortificación
Si la caridad prevalece por encima de todo, y todo ha de interior como la exterior se necesitan para la oración y para
ser vivido como caridad, desde el trabajo más humilde al el apostolado. Reconoce la superioridad de la mortificación
empleo más alto, la dedicación expresa a la oración procede interior, pero la experiencia y el juicio práctico le hizo ver
del deseo mismo de la caridad 34 . que "quien no hace caso de las mortificaciones exteriores,
' 2 S.V.P. IX, 402; E.S. IX, 369. diciendo que las interiores son mucho más perfectas, de-
Santa Teresa compara su alma a un huerto, diciendo: "Regálame esta muestra bien que no es mortificado ni interior ni exterior-
comparación, porque muchas veces en mis principios... me era gran deleite
considerar ser mi alma un huerto y el Señor que se paseaba en él" (Libro de
mente" 38 .
la Vida c. 14,10). La misma Santa compara la oración al riego que empapa el El recogimiento interior.—Las llamadas al interiorismo
jardín del alma. Según sea la acción de Dios y la cooperación del hombre, son frecuentes en San Vicente; demuestra en esto que partici-
distingue cuatro grados de oración, señalados por los distintos sistemas de
riego: 1.a, agua de pozo (meditación). Cf. Libro de la Vida c.ll, 9ss; ex quo procederé debet oratio. Quod quidem ín nobis debet esse continuum
2. a , agua de noria (quietud): ibid., c.14, lss; 3. a , agua de río (unión): ibid., vel actu vel virtute; manet enim virtus huius desiderii in ómnibus quae ex
c.16, lss; 4. a , agua de lluvia (arrobamiento): ibid., c.18, lss. caritate facimus..." (S. Th. 2-2 q.83 a. 14 R).
33 35
S.V.P. IX, 33-34; E.S. IX, 50. "Ya se dice'en vuestras reglas que tenéis ABELLY, L., O.C, l.III c.VII p.55.
36
que hacerla; es menester procurar, en la medida de lo posible, no faltar Santa Teresa decía a sus monjas: "Ya sabéis que para ser la oración
nunca a ella. Y si os lo impide esa medicina que tenéis que llevar por la verdadera, se ha de cumplir con esto, que regalo y oración no se compade-
mañana durante la hora de la oración, hay que buscar algún tiempo y ce" (Camino de perfección c.4.2).
37
mirar cómo recurrir a Dios para esto" (S.V.P. IX, 414; E.S. IX, 379). S.V.P. IX, 427; E.S. IX, 391.
34
Dice Santo Tomás: "Causa autem orationis est desiderium caritatis, " Cf. S.V.P. XI, 71; E.S. XI, 759.
126 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 127

pa del espíritu de los devotos. "Buscad el reino de Dios bienes del recogimiento y del estudio en la habitación, que
—decía el 21 de febrero de 1659 a los misioneros—, ya que "hace aspirar por el trabajo en el campo, y ese trabajo por la
San Agustín confiesa que mientras lo andaba buscando fue- soledad" 42 .
ra de él, no pudo encontrarlo; buscadlo en vuestra alma, Atención a la presencia de Dios.—La presencia de Dios
como en su morada predilecta; es en el fondo donde sus servi- se vive antes, durante y después de la oración, según aconse-
dores, que procuran practicar todas las virtudes, las estable- jaba San Francisco de Sales43. Hablando a las Hijas de la
cen. Se necesita la vida interior, hay que procurarla; si se falta Caridad, decía San Vicente:
en esto se falta en todo" 39 .
Decía además: "Procuremos hacernos interiores, hacer "Es preciso que vosotras y yo tomemos la resolución de no
que Jesucristo reine en nosotros; busquemos, salgamos de dejar de hacer oración todos los días. Digo todos los días,
ese estado de tibieza y de disipación, de esa situación secular hijas mías, pero si pudiera ser, diría más: no la dejemos nun-
y profana, que hace que nos ocupemos de los objetos que ca y no dejemos pasar tiempo sin estar en44oración; esto es,
nos muestran los sentidos sin pensar en el Creador que los sin tener nuestro espíritu elevado a Dios" .
ha hecho..." 40
Toda la normativa vicenciana sobre el silencio va enca- No dejar pasar tiempo sin estar en oración es llevar
minada a hacer hombres interiores; el mismo apostolado oración continua, es vivir la presencia de Dios, para lo cual
será tanto más fructuoso cuanto más se haya sentido en el las jaculatorias 45 son muy provechosas.
silencio y soledad el encuentro con Dios. Sed "cartujos en Obediencia a la voluntad de Dios.—Ir a la oración es
casa y apóstoles en campaña" 4 1 , aconsejaba, atraído por los cumplir la voluntad de Dios, afirma categóricamente nuestro
santo. No se trata de hacer o no hacer, de sentir o no sentir,
39
S.V.P. XII, 131; E.S. XI, 429. San Agustín, en efecto, confiesa: "Sero sino de obedecer al Señor, que nos quiere puntuales a la hora
te amavi, pulchritudo tam antiqua et tam nova, sero te amavi. Et ecce intus de hacer con fidelidad la oración. La perseverancia nos
eras et ego foris et ibi quaerebam et in ista quae fecisti, deformis irruebam.
Mecum eras, et tecum non eram. Ea me tenebant longe a te, quae si in te
afianza en el querer y obrar de Dios y nos asegura en su plena
non essent..." (Confesiones I.X c.27). voluntad. "Santa Teresa —consigna Vicente de Paúl a las
40
S.V.P. XII, 131-132; E.S. XI, 430. Los términos "secular" y "profa- Hijas de la Caridad— estuvo veinte años sin poder hacer
no", acuñados en la Edad Media con sentido eclesiástico ético-espiritual, oración. No comprendía nada, iba al coro y decía: Dios mío,
son empleados por Vicente de Paúl para significar una situación vacía de vengo aquí porque la regla lo manda, pero por mí no lo
religiosidad y espíritu sobrenatural. No entra en valoraciones teológicas
modernas sobre "secularismo y secularidad", aunque etimológicamente es- haría. Pero lo quieres, por eso vengo..." 46 El Señor, fiel a su
tas palabras presenten la misma raíz. promesa, concederá cuanto se le pida como "limosna" en la
"Secular", del latín 'saeculum', da en español 'siglo', con la significa- oración.
ción de "mundo". "Espíritu secular" equivale eclesiásticamente a "espíritu
mundano", contrapuesto a gracia o "espíritu evangélico". 42
S.V.P. I, 122; E.S. I, 183.
De igual manera, "profano", del latín "profanum", significa lo que está 43
Cf. SAN FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota parte 2.a
delante del recinto sagrado o templo, en oposición a lugar "consagrado" c.1-10.
por la presencia de la divinidad. 44
S.V.P. IX, 422; E.S. IX, 386.
El que permanece fuera de sí, vendría a decir San Vicente, vive en situa- 45
S.V.P. IX, 37-38; E.S. IX, 53. El término "jaculatoria", del latín
ción "secular" y "profana", es decir, de apego a las realidades humanas, de "iaculum", "dardo", encierra una oración breve y rápida que penetra en el
comodidad; no está suficientemente iniciado en las cosas de Dios, se deja corazón de Dios.
conducir, como los paganos, por lo visible y se arropa en el área de lo 46
S.V.P. IX, 424; E.S. IX, 388. Hace referencia al testimonio de la mis-
sensorial; tiene miedo a la santidad de Dios y, por consiguiente, se niega a ma Santa Teresa. Cf. Libro de la vida c.4,9.
ser transformado por la fuerza de la oración que opera en el interior del Este punto, en particular, es un eco de la doctrina canfieldiana, que ha-
hombre. cía descansar la oración en el cumplimiento de la voluntad de Dios.
En la Imitación de Cristo había leído Vicente de Paúl muchas veces: Cf. CANFIELD, B. DE, o.c, 1.a p., c.XIX.
"Disce exteriora contemnere, et ad interiora te daré, et videbis regnum Dei "No es desaniméis —alentaba Vicente de Paúl a las Hijas de la Caridad
in te venire" (De imil. Christi 1 .II c. 1,1). el 15 de octubre de 1641— si creéis que perdéis el tiempo en la oración;
41
ABEI.LY, L., O.C, 1 .II c.I p. 16. El consejo vicenciano está tomado del basta con que cumpláis la voluntad de Dios, obedeciendo a vuestro regla-
dicho tradicional: "Foris apostolus, intus monachus". mento" (S.V.P. IX, 50; E.S. IX, 65).
128 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 129

tener éxtasis y raptos, que son más dañosos que útiles" 49 ,


4. Naturaleza de la oración sino para hablar con Dios, objeto amable de la oración. La
La comunicación vicenciana más importante sobre la elevación implica, por consiguiente, un sentimiento de la
oración data del 31 de mayo de 1648. Se trata de una presencia divina y un coloquio, aunque breve e interior, con
conferencia a las Hijas de la Caridad. El tema, propuesto por Dios nuestro Padre, Amigo o Esposo.
Luisa de Marillac, coincide con el día de Pentecostés, fiesta Conversación del alma con Dios.—En la oración, la ini-
del Espíritu Santo, inspirador de la oración. La señorita Le ciativa viene de Dios; sin ella el hombre se ve incapacitado
Gras es una devota ferviente del Espíritu Santo. Gracias a la para tener un buen pensamiento, dice San Pablo 50 . Sobre la
obediencia que prestó al Espíritu ha evolucionado insospe- doctrina paulina, Vicente de Paúl comentará a Sales: "No le
chadamente, hasta convertirse en maestra de oración para sus gustaría ir a Dios si Dios no fuese primero hacia él. Estas
hijas de comunidad. La relación de pensamientos y medita- palabras brotan de un corazón perfectamente iluminado en
ciones que nos ha dejado la sitúan al lado de los grandes esta ciencia del amor. Si esto es así, un corazón verdadera-
espirituales experimentados. Tiene experiencia de la acción mente lleno de caridad, que sabe lo que es amar a Dios, no
del Espíritu en su alma y siente preocupación por el avance querría ir hacia Dios si Dios no se adelantase y lo atrajese por
espiritual de las Hijas de la Caridad. A fuerza de honrar el su gracia. Esto es estar muy lejos de querer obligar a Dios y
hacer y no hacer del Hijo de Dios, aconsejada por su director, atraérselo a fuerza de brazos y de máquinas. No, no, en esos
llegó a comprender que no existe más guía que el Espíritu, casos no se consigue nada por la fuerza"51. "Dios es amor y
que lo mismo conduce a la oración que al trabajo, si la ora- quiere que vayamos a El por amor", había aconsejado a Lui-
ción no es ya la más pura de las acciones. Ella así lo entendió sa de Marillac hacia 1630 su director, recomendándole la lec-
en la práctica y quiso que lo vivieran las Hijas de la Caridad, tura del Tratado del amor de Dios, especialmente los capítu-
resueltas a servir a los pobres con el amor de nuestro Señor. los que tratan de la voluntad de Dios y de la indiferencia. La
señorita Le Gras se apenaba cuando faltaba a algunos de sus
"La oración —dice San Vicente a las hermanas el 31 de propósitos, como honrar con treinta y tres actos la santa hu-
mayo de 1648— es una elevación del espíritu a Dios, por lo manidad de Jesucristo, en recuerdo de los treinta y tres años
cual el alma se despega como de sí misma para ir a buscar a que vivió en la tierra el Salvador.
Dios. Es una conversación del alma con Dios, una comuni-
cación mutua en la que Dios dice interiormente al alma lo Habíamos oído a Vicente de Paúl que era necesario amar
que quiere que sepa y que haga, y donde el alma dice a su a Dios con el sudor de la frente y con la fuerza de los brazos;
Dios lo que él mismo le ha dado a conocer que tiene que ahora nos avisa prudentemente, aconsejado por Sales, que
pedir" 47 . 49
S.V.P. IX, 30; E.S. IX, 47.
50
La definición vicenciana de la oración es más completa "... similiter autem et Spiritus adiuvat infirmitatem nostram. nam
que la salesiana 48 , pero depende de ésta. Examinemos los quid oremus sicut oportet nescimus, sed ipse Spiritus postulat pro nobis
gemitibus inenarrabilibus..." (Rom 8,26-27).
elementos de que consta para saber qué quiere decirnos. 51
S.V.P. IX, 221; E.S. XI, 136. San Francisco de Sales había enseñado a
Elevación del espíritu a Dios.—Por "elevación" se en- sus Hijas de la Visitación: "Yo deseo pocas cosas, y lo que deseo, lo deseo
tiende, de acuerdo con la tradición espiritual, la transposi- flojamente, apenas si tengo deseos; pero si naciera una segunda vez, no los
ción sentida y natural del hombre a Dios, hecha en su pre- tendría. Si Dios viniere a mí, yo iría hacia Dios; pero si El no se inclinare a
mí, yo me estaría quedo en mi lugar, sin ir hacia El" (Oeuvres, t.VI [Ed.
sencia. Nada tiene que ver esta elevación con los fenómenos Annecy, 1895] p.383-384). Se entiende esto, como dice una variante del tex-
extraordinarios de "levitación", "éxtasis" o "raptos". "No to, en cuanto a tener o no tener sentimiento de la presencia de Dios: "Je
hay que ir a hacerla para tener pensamientos elevados, para veux peu de chose ce que je veux, je le veux pour Dieu; je n'ay presque
point de desirs, mais si j'estoy á renaistre je n'en aurois ou n'en voudrois
« S.V.P. IX, 419; E.S. IX, 384. point avoir du tout. Si Dieu venoit á moy pour me favoriser du sentiment
48
San Francisco de Sales había escrito: "La oración es un coloquio, una de sa presence, j'irois aussi á luy pour l'accepter et correspondre á sa grate;
plática o una conversación del alma con Dios; nosotros hablamos con Dios mais s'il ne vouloit pas venir á moy, je me trendrois la et n'irois pas á luy:
y Dios, recíprocamente, habla con nosotros; aspiramos a El y respiramos en je veux diré, je ne rechercherois pas d'avoir le sentiment de sa presence, ains
El y al mismo tiempo El nos inspira y se comunica a nosotros" (Tratado me contenterois de la simple appréhension de la foy. Dieu soit beni.
del amor de Dios l.VI e l ) . Cf. Oeuvres (Ed. Annecy) t.VI p.384 nota.
130 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.5. Misión creadora de Jesucristo 131

en materia de oración no hay que forzar la naturaleza ni tratan de la oración e ilumina la experiencia de San Vicente
violentar la voluntad para hacer sensible la presencia de sobre este particular 54 .
Dios, sino moderarse, esperando a que Dios nos abra al diá- Enseña a pedir y a obrar.—La actividad oracional no
logo y nos dé a entender lo que hay que pedir y obrar. termina en especulaciones y meros efectos; el orante acaba
Cuando el Fundador pide para toda la comunidad y para haciendo resoluciones. "El fruto principal de la oración
cada uno en particular el "don sagrado" de la oración, ya —dice San Vicente— consiste en resolverse bien, en resolver-
está suponiendo que ésta es algo gratuito que viene de la se con decisión" 55 . Hacia 1641 se lo advertía a Luisa de Ma-
mano liberal de Dios, sin depender de los hombres. El Espí- rillac: "Es conveniente tomar buenas resoluciones sobre los
ritu sopla donde quiere y a quien quiere y cuando quiere, de actos particulares de la virtud y ser fieles en su cumplimien-
una manera muy suave, dulce y amorosa. to. Si no, muchas veces se trata sólo de imaginación" 56 . La
En el diálogo con Dios se comunica una sabiduría "prác- misma recomendación hacía al director del seminario inter-
tica", sobre todo a los sencillos y a los humildes, en quienes no, P. Delespinay 57 , el 25 de agosto de 1655. Las resolucio-
se cumplen las promesas de Jesucristo. Los pobres, los igno- nes señalan el fruto inmediato de la oración, como respuesta
rantes pueden dar lecciones a los entendidos de este mundo. del orante a la palabra de Dios. Las obras demuestran el
Las Hijas de la Caridad que carecen de ciencia y los herma- grado de amor que tenemos a Dios. Muchas veces había
nos coadjutores de la Misión, como el desaparecido hermano manifestado, fiel a su principio de que "toda nuestra obra
Antonio 52 , hablan de lo que Dios les ha comunicado con consiste en la acción", que no bastan los buenos sentimien-
tanta unción, que edifican a todos. Según esto, puede suce- tos de amor a Dios, puesto que el solo amor afectivo es sos-
der que pechoso si no se hace efectivo; escuchémosle a él mismo:

"un doctor, que no tiene más que su doctrina, habla de "Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero
Dios de la forma que le ha enseñado su ciencia; pero una que sea a costa de nuestros brazos, que sea con el sudor de
persona de oración habla de él de una manera muy distinta. nuestra frente. Pues muchas veces los actos de amor de Dios,
Y la diferencia entre ambos proviene de que uno habla por de complacencia, de benevolencia, y otros semejantes afectos
simple ciencia adquirida y el otro por una ciencia infusa, y prácticas internas de un corazón amante, aunque muy
totalmente llena de amor, de forma que el doctor en esa oca- buenos y deseables, resultan, sin embargo, muy sospechosos
sión no es el más sabio, y es preciso que se calle donde hay cuando no se llega a la práctica del amor efectivo: Mi padre
una persona de oración..."53 es glorificado, dice nuestro Señor, en que deis mucho fruto"
(Jn 15,8). Hemos de tener mucho cuidado en esto; porque
hay muchos que, preocupados de tener un aspecto externo de
El ejemplo del hermano Gil, franciscano y compañero de compostura y el interior lleno de grandes sentimientos de
San Buenaventura, ilustra las páginas de los espirituales que Dios, se detienen en esto; y cuando se llega a los hechos y se
52
Cf. S.V.P. IX, 423; 480; E.S. IX, 387, 436. 5
53
S.V.P. IX, 423; E.S. IX, 387. Veamos cómo Francisco de Sales estable- < Cf. S.V.P. IX, 32; E.S. IX, 48-49; S.V.P. XII, 101; E.S. XI (o). La
ce las coincidencias y diferencias entre el estudio de la teología y la oración: historia del hermano Gil pudo leerla Vicente de Paúl en la obra de FRANCIS-
"Oración y teología mística son una misma cosa. Se llama teología porque, CO DE SALES. Trat. del amor de Dios l.VI c.4; o en RODRÍGUEZ, A., Ejercicios
como la teología especulativa, tiene a Dios por objeto; ésta no trata más que de perfección parte 1.a, trat.V c.13. La famosa historia del hermano Gil se
de Dios, pero con tres diferencias: 1.a, aquélla considera a Dios en cuanto encuentra en Chronica Frat. Minor. P. I. l.VII e l 4 .
Dios, y ésta habla de El en cuanto soberanamente amable; es decir, aquélla Los grandes doctores San Agustín y Santo Tomás habían recogido en
estudia la divinidad de la Bondad suprema y ésta la suprema bondad de la sus obras la misma experiencia de la gente sencilla, entregada a la oración.
Divinidad; 2.a, aquélla versa sobre Dios con los hombres y entre los hom- San Agustín en las Confesiones dice: "Surgunt indocti et caelum rapiunt et
bres, y ésta mira a Dios consigo mismo; aquélla tiende al conocimiento de nos cum doctrinis nostris sine corde ecce ubi volutamur in carne et sangui-
Dios, y ésta busca el amor de Dios; la una saca alumnos instruidos, doctos y ne" (l.VIII c.18,19).
teólogos; la otra los forma ardientes, afectuosos, amantes de Dios. Filoteas o Y Santo Tomás: "... in simplicibus et mulieribus devotio abundant, ela-
Teótimos. Llámase teología mística porque la conversación es completa- tionem comprimendo" (S. Th. 2-2 q.82 a.2.3 d.3).
H
mente secreta; entre Dios y el alma, todo se dice de corazón a corazón, me- S.V.P. XI, 87; E.S. XI, 781.
56
diante comunicación ajena a todos los que no la viven" (Trat. del amor de S.V.P. II, 190; E.S. II, 160.
Dios l.VI e l ) . » Cf. S.V.P. XI, 301; E.S. XI, 198.
132 P.l. Fe y experiencia en una doctrina
C.5. Misión creadora de Jesucristo 133
presentan ocasiones de obrar, se quedan cortos. Se muestran
satisfechos de su imaginación calenturienta, contentos con allí se o c u p a en buscar la inteligencia del misterio p r o p u e s -
los dulces coloquios que tienen con Dios en la oración; ha- to, esto es, la instrucción q u e le es p r o p i a , y en p r o d u c i r
blan casi como los ángeles; pero luego, cuando se trata de afectos p a r a abrazar el bien o evitar el m a l . Y a u n q u e la
trabajar por Dios, de sufrir, de mortificarse, de instruir a los v o l u n t a d p r o d u c e estos actos, sin e m b a r g o , esta oración se
pobres, de ir a buscar a la oveja descarriada, de desear que les llama de e n t e n d i m i e n t o , p o r q u e su función p r i n c i p a l , q u e
falte alguna cosa, de aceptar las enfermedades o cualquier es la b ú s q u e d a , se realiza p o r el e n t e n d i m i e n t o " 6 0 .
cosa desagradable, ¡ay!, todo se viene abajo y les fallan los
ánimos. No, no nos engañemos: Totum opus nostrum in De ordinario, Vicente de P a ú l enseña esta clase de ora-
operatione consistit"is. ción, a la q u e todos, sabios e ignorantes, tienen acceso. Pro-
p o n e p a r a hacerla el m é t o d o salesiano " c o m o el más fá-
La oración vicenciana enseña a pedir y a trabajar p o r los cil" 6 1 , pero dejando libertad p a r a seguir c u a l q u i e r otro,
pobres, con los pobres y en los pobres. Es la p r i n c i p a l reso- siempre q u e se respete la acción del Espíritu, q u e n o está
lución q u e h a de sacar u n hijo de San Vicente, h a b i t u a d o a encasillado en fórmulas prefabricadas p o r hombres, n i se
ver a Jesucristo en la persona de los pobres. C o m o el H i j o de rinde a esquemas h u m a n o s . El m é t o d o salesiano de medita-
Dios, los pobres i n s p i r a n nuestro trabajo y oración, de la ción consta de las siguientes partes:
q u e h a b r á q u e " m a r c h a r alegremente" p a r a servirles:
I. Preparación.
"No tenéis que inquietaros por ello —decía a las Hijas de
la Caridad— ni creer que habéis faltado cuando la perdáis; 1. Ponerse en la presencia de Dios.
porque no se la pierde cuando se la deja por un motivo legí- 2. Pedir gracia p a r a hacer bien la oración.
timo. Y si hay algún motivo legítimo, es el servicio del próji- 3. Representarse el objeto de la meditación.
mo. El dejar a Dios por Dios no es dejar a Dios, esto es dejar
una obra de Dios para hacer otra, o de más obligación o de II. Meditación o c u e r p o de la oración.
mayor mérito. Dejáis la oración o la lectura, o perdéis el
silencio por asistir a un pobre; pues sabed, hijas mías, que 1. Reflexionar con el e n t e n d i m i e n t o sobre el
hacer esto es servir a Dios" 59 . tema p r o p u e s t o .
2. P r o d u c i r con la v o l u n t a d piadosos afectos.
3. T o m a r resoluciones sobre el bien q u e hay
q u e hacer o sobre el m a l q u e hay q u e evitar.
5. De la oración vocal a la contemplación
III. Conclusión.
San Vicente distingue, c o m o todos los maestros, dos cla-
ses de oración: la vocal y la mental. A m b a s se exigen y se 1. Dar gracias a Dios p o r la oración.
a d a p t a n a la psicología del h o m b r e . La oración vocal, más 2. Ofrecer a Dios las resoluciones hechas.
fácil y universal, brota de fórmulas aprendidas de m e m o r i a . 3. Pedir gracia p a r a llevar a la práctica las reso-
Para ser auténtica, h a de ser de a l g u n a m a n e r a m e n t a l y p u e - luciones hechas 6 2 .
de t e r m i n a r en c o n t e m p l a c i ó n . 60
L a oración m e n t a l se hace con la mente, de d o n d e recibe S.V.P. IX, 420; E.S. IX, 384-385. Cf. FRANCISCO DE SALES, Tratado del
amor de Dios l.V c.II.
su n o m b r e . Según prevalezca el ejercicio del e n t e n d i m i e n t o 61
Compárese el método propuesto por Sales en Introducción a la vida
o de la voluntad, se l l a m a meditación o c o n t e m p l a c i ó n . devota, parte 2.a el-VIII, con las enseñanzas de San Vicente a las Hijas de la
La meditación tiene lugar " c u a n d o , después de haber Caridad en la conferencia del 6 de octubre de 1658, del 13 de octubre del
leído la lectura, el espíritu se p o n e en presencia de Dios y mismo año, y sobre todo la del 17 de noviembre de 1658, y se apreciarán
múltiples coincidencias, que nosotros de intento omitimos. Francisco de
5 Sales confiesa su dependencia, en materia de Meditación, de San Buenaven-
«
ABELLY, L., O.C, 1.1 c.XIX p.81-81. Cf. S.V.P. XI, 40-41; E.S. XI, 733. tura, Bruno, Granada, La Puente, Arias, Teresa de Jesús. En particular, los
59
S.V.P. IX, 319; E.S. IX, 297-298. La frase "dejar a Dios por Dios" es espirituales españoles ejercieron en él gran influencia, lo mismo que en
de cuño vicenciano, si bien el Santo la atribuye y justifica por la doctrina de Vicente de Paúl.
Santo Tomás: 2-2 q.182 a.2. 62
Cf. BUSEO, J., Meditationes in dominicas ac festa... (Augustae Tauri-
134 Pl. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvífica de Jesucristo 135

La oración de contemplación. "Es aquella en donde el


alma, en la presencia de Dios, no hace más que recibir lo 6. El encanto de las repeticiones de oración
que El le da. Ella no hace nada, sino que Dios mismo le
inspira, sin esfuerzo ninguno de su parte, todo lo que ella Vicente de Paúl sabe muy bien que no es el iniciador de
podría buscar, y todavía más. Mis queridas hijas, ¿no habéis esta práctica. Sin embargo, para animar a sus congregacio-
experimentado nunca esta clase de oración? Estoy seguro que nes, dice el 5 de agosto de 1659: "Hay motivos para dar gra-
sí la habréis experimentado a veces en vuestros retiros, cuan- cias a Dios por haberle concedido esta gracia a la Compañía,
do os extrañáis que, sin haber puesto nada de vuestra parte, ya que podemos decir que nunca se ha usado de esta práctica
Dios mismo llena vuestro espíritu e imprime en él unos co- en ninguna otra compañía más que en la nuestra" 66 .
nocimientos que jamás habríais alcanzado" 68 . La noticia no es del todo exacta. En el Oratorio de San
La contemplación no entra entre las formas extraordina- Felipe Neri se acostumbra tener este ejercicio edificante en
rias de oración. Nada tiene de extraño, por lo tanto, que la comunidad. A ejemplo de la señora Acarie, se lo reco-
unas pobres aldeanas, conducidas por el Espíritu, se deten- mienda Vicente de Paúl a las Hijas de la Caridad 67 .
gan "amorosa" y "simplemente" en recogimiento interior En un ambiente de familiaridad y sencillez, el Fundador
para gozar de Dios o para descubrir sabiamente los secretos de la Misión llamaba a algunos de la comunidad a exponer
del Reino. sus pensamientos "no todos los días, sino a veces cada dos o
Llegado a la oración de contemplación, Vicente de Paúl tres" 68 . A continuación toma él la palabra, que resuena de
no avanza más en el terreno de la oración. Todo lo que so- ordinario sobre los mismos temas expuestos. La comunica-
brepase la línea de lo accesible, fácil y seguro, le mantiene ción vicenciana era más fruto de una experiencia oracional
circunspecto y en actitud de reserva, próxima a la descon- que de lo aprendido en los libros.
fianza. La conducta que siguió en 1630 con los Guerinetes,
proclives al iluminismo 6 4 , nos advierte, por una parte, de su
bondad con los entusiastas por la oración sobreeminente;
pero, por otra parte, nos revela su prudencia al no aceptar C A P Í T U L O VI
incondicionalmente cualquier "caso extraordinario", pues
"considera una gran temeridad..., presunción y hasta enga- MISIÓN SALVÍFICA DE JESUCRISTO
ño querer uno apartarse del camino ordinario e introducirse
en una senda desconocida, con el pretexto de alcanzar un
grado más alto de perfección; la perfección, en efecto, no
consiste en seguir una forma de oración, sino en la cari- Dos acontecimientos salvadores de la vida de Jesucristo
dad..." 65 explican la vocación apostólica de Vicente de Paúl y dan
profundidad a su doctrina: la Encarnación y la Redención.
El descubrimiento del amor de Dios encarnado y redentor
había hecho girar el pensamiento espiritual del siglo xvn en
norum 1876) p.IX. En las páginas siguientes de la misma edición, p.X-XVI, Francia. En torno a este movimiento cristocéntrico se dirige
se ofrece una explicación detallada de cada uno de los puntos del esquema la espiritualidad vicenciana, orientada a la acción, como
general. Algunas advertencias que hace el autor a la obra de Buseo, sobre el
ramillete espiritual y la preparación remota, terminan alentando al orante: cumplimiento de la misión salvífica.
"Téngase como muy cierto que todas las reglas y fórmulas prescritas de la Fuera de la realidad pecadora del hombre, por quien
meditación poco aprovecharán si no interviene la gracia de Dios; pues no
66
basta el esfuerzo humano para producir cualquier efecto piadoso sin la ayu- S.V.P. XII, 288; E.S. XI, 575.
67
da del Espíritu; la oración misma es un don de Dios que se reparte ubérri- "Decios mutuamente con toda sencillez los pensamientos que Dios os
mamente, sobre todo a los humildes y sencillos" (ibid., p.XVI). ha dado y, sobre todo, mantened con cuidado las resoluciones que hayáis
6S
S.V.P. IX, 420-421; E.S. IX, 385. tomado en ella. La bienaventurada hermana María de la Encarnación se
64
Cf. DODIN. A., Saint Vincent de Paul el les illuminés, en R.A.M. sirvió de este medio para adelantar mucho en la perfección. Ella daba cui-
t.XXV (1949) p.445-456. dadosamente cuenta de todo a su criada" (S.V.P. IX, 4; E.S. IX, 24).
65 68
ABEU.Y, L., O.C, l.III c.VII p.54. S.V.P. IX, 421-422; E.S. IX, 386.
136 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvíjica de Jesucristo 137

Cristo se encarna y muere en la cruz, no encontramos en ció de los pobres. A imitación de María, "la esclava del
Vicente de Paúl otra razón que estimule su celo: Señor", hacen donación de sí mismas para vivir los consejos
evangélicos de:
"¡Salvador mío —exclama—, cuan grande era el amor que
tenías a tu Padre! ¿Podía acaso tener un amor más grande — Pobreza, viviendo como pobres y sirviendo a los po-
que anonadarse por él? ¿Podía testimoniar un amor mayor bres;
que muriendo por su amor de la forma que lo hizo?"1 — castidad, liberando su corazón de toda atadura huma-
na y abriéndolo al amor afectivo y efectivo universal;
El evangelista San Juan y el apóstol San Pablo le inspi-
ran estos sentimientos sobre la caridad de Jesucristo, que por — obediencia, en actitud pronta y alegre para hacer la
amor y obediencia sube al leño de la cruz para salvar a los voluntad de Dios y marchar a cualquier parte del
hombres. mundo adonde las envíen.
Para Vicente de Paúl, los misterios de la Trinidad y En-
carnación son objeto especial de catequesis a los pobres. La
I. E L ANONADAMIENTO DE JESUCRISTO autoridad de San Agustín, Santo Tomás, San Atanasio y de
otros muchos doctores, confirman la resolución vicenciana
El texto de San Pablo a los Filipenses, 2,6-11, sienta las de predicar a los pobres e ignorantes este medio de salva-
bases de esta doctrina. Mediante el "anonadamiento", "hu- ción. No importa que haya otros doctores que defiendan lo
mildad", 'despojo de sí mismo", "servicio", "obediencia" y contrario. El moralista escarmentado y el padre de los po-
"muerte", términos paulinos que expresan la acción salva- bres se atiene al principio moral más seguro: In dubiis tutior
dora de Jesús, nuestro Santo fundamenta las virtudes princi- pars est tenenda. En 1631 expresaba ya su preocupación a
pales del espíritu de los Misioneros y de las Hijas de la Cari- Francisco du Coudray 5 , de que los pobres fueran evangeliza-
dad. dos en estos misterios. Vuelve a repetirla en 1646 a M. Noue-
En la bula de erección de la Congregación, 1632, aparece lly y al hermano Barreau 6 . Igual recomendación hará en
el misterio de la Encarnación, juntamente con el de la Tri- 1653 a J. Le Vacher y a M. Husson 7 . En la repetición de
nidad y el culto a María, como objetivos de la devoción mi- oración del 23 de mayo de 1655, insiste en las mismas exhor-
sionera 2 . Las Reglas Comunes de la Congregación explici- taciones, inspiradas en el amor a los pobres. Por último, en
tan los actos concretos de honrar, servir, amar y dar a la conferencia a los Misioneros del 6 de diciembre de 1658,
conocer estos misterios 3 . resucita su profunda preocupación de que los pobres sean
De igual manera, las Hijas de la Caridad profesan la mis- evangelizados, sin ahorrar sacrificios, ya que su ignorancia
ma devoción a la Trinidad, Encarnación de Cristo y amor a sobre estos misterios es "casi increíble" 8 .
María. Cada día, hacia la hora en que expiró el Señor, "una Nadie se ve excluido de esta obligación, ni siquiera los
hermana dirá en alta voz Christus factus est pro nobis obe- Hermanos, pues han de aprovechar toda ocasión para cate-
diens usque ad mortem, mortem autem crucis. Y todas jun- quizar a los pobres, como tampoco las Hijas de la Caridad:
tas adorarán al Hijo de Dios... ofreciéndole al Padre Eter- "Nuestras pobres hermanas de la Caridad —recuerda a los
no... y rogándole aplique el mérito de su muerte... 4 Al acto Misioneros en la repetición de oración del 23 de mayo de
de adoración diario, añaden las Hijas de la Caridad cada año 1655— hacen esto con mucha gracia y bendición en las al-
—el 25 de marzo, fiesta de la Encarnación del Hijo de deas en que están" 9 .
Dios—, la renovación de su entrega total a Dios para el servi- Como Cristo, que "no retuvo ávidamente el ser igual a
1
Dios, sino que se despojó de sí mismo, tomando condición
S.V.P. XII, 109; E.S. XI, 411.
2 5
"Cultusque peculiaris sit Sanctissimam Trinitatem. sacrum Incarna- S.V.P. XI, 121; E.S. 1,182.
6
tionis mysterium et Beatissimam Virginem Dei Matrem Mariam veneran" S.V.P. XIII, 306.
7
(Bulla erectionis C.M. 1632; rf. S.V.P. XIII. 260). S.V.P. XIII, 303.
3 8
Cf. Reg. Com. C.M., C. X, 2,3.4. Cf. S.V.P. XII, 80-81; E.S. XI, 387-388.
1 9
Reglas comunes de la H. de la C. c.IX.lO. S.V.P. XI, 181; E.S. XI, 105; cf. S.V.P. X, 336; E.S. IX, 919.
138 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión sahn'fica de Jesucristo 139

de siervo" (Flp 2,6-7), la Hija de la Caridad sabe dejar a Dios zó 13. Lo que Abelly afirma de su biógrafo, el Santo lo refe-
en el gozo de la oración para encontrarlo encarnado en los rirá a la Congregación.
pobres. El carácter secular e incarnacionista de la Hija de la El conocimiento que tenía de sí mismo no le apartaba
Caridad, en medio del mundo sin ser del mundo, queda con- del trabajo. Aunque no es un caso insólito en la historia de
densado en aquella fórmula perfecta, incluso en términos los santos 14 , Vicente de Paúl, humillándose, traspasa los lí-
literarios, de los Fundadores, según la cual: mites ordinarios de esta virtud: se confiesa públicamente "el
"Tienen ordinariamente por monasterio las casas de los más miserable de los hombres", "peor que el mismo demo-
enfermos; por celdas, cuartos de alquiler; por capilla, la nio", "una bestia pesada" 15. En estas expresiones, producto
iglesia de la parroquia; por claustros, las calles de la ciudad de su convicción personal, no hay asomo de "humildad de
o las salas de los hospitales; por clausura, la obediencia; por garabato" 16, sino ánimo de despreciarse a sí mismo ante los
rejas, el temor de Dios, y por velo, la santa modestia" 10 . demás y de gustar el desprecio.
Es la consecuencia obvia de vivir en "estado de caridad", La conducta de Jesucristo le mueve a una continua hu-
por el que "estamos continuamente ocupados en la práctica millación: "Si hubiéramos hecho —dice— su anatomía, ha-
real del amor o en disposición de ello" 11 . Este estado de feli- bríamos encontrado, sin duda, en el corazón adorable de Je-
cidad y de amor se deriva de aquel otro de Cristo encarnado sús que estaba allí especialmente grabada la santa humildad
y redentor, que le llevó a "sufrir las maldiciones de la tierra y quizá, no creo que exagere en decirlo, con preferencia so-
y todas las persecuciones y tormentos..., humillado hasta un bre todas las demás virtudes" 17 . Hasta después de muerto,
suplicio infame. ¿Quién podrá amar de una forma tan super- Cristo se nos presenta crucificado, como un criminal en esta-
eminente? ¿Y para qué? Para establecer entre nosotros por do de ignominia.
su ejemplo y su palabra la caridad con el prójimo" 1 2 . La Con Santo Tomás piensa que la inclinación a la humil-
humildad y caridad de Jesucristo obraron la salvación de los dad viene dada por la gracia del bautismo, en contraposi-
hombres, convirtiéndose a la vez en móvil de la acción vicen- ción a las repugnancias de la naturaleza, que se resiste a
ciana. sufrir los efectos de la humildad. Es el mismo Jesucristo el
que inculca a sus seguidores esta virtud "fundamental" y
hace que "realice en nosotros lo que significa" 18 . No es la
autoridad de los filósofos antiguos, que "nada dijeron de la
humildad, a pesar de que hablaron tan bien de las demás
1. La humildad, fundamento y nudo virtudes morales" 19 , sino el ejemplo de Jesucristo el que in-
de la perfección misionera cita a su práctica.
13
ABELLY, L., Q.C, l.III c.XIII p.197.
14
San Pablo, San Agustín, Santa Teresa y otros confesaron públicamen-
No sabríamos decir tanto de la humildad vicenciana te sus culpas, reconociéndose pecadores; sin embargo, no se abstuvieron de
como han afirmado otros autores, que vieron en ella la vir- trabajar por la gloria de Dios y la extensión de su Reino. Sólo la gracia les
tud más característica y destacada de este místico de la ac- mantenía en la avanzadilla de la Iglesia de su tiempo.
15
ción. Aunque reconocido por sus contemporáneos, dice Oigamos a San Vicente en la conferencia del 20 de agosto de 1655,
Abelly, como hombre muy humilde, pasó, sin embargo, humillándose hasta el extremo: "He llegado a esta edad (tenía sesenta y
cuatro años), sin haberlo aprendido (se refiere al pequeño método), por
inadvertida su humildad: "disposición que atrajo sobre él culpa de mi estupidez, de mi torpeza, pues soy tonto y estúpido, una bestia,
todas las gracias y bendiciones de que fue colmado, siendo el una bestia pesada" (S.V.P. XI, 275; E.S. XI, 177-178).
16
fundamento y la raíz de todas las grandes obras que reali- Cf. RODRÍGUEZ, A., o.c, parte 2.a, trat, 3.a c.XIII.
» S.V.P. XII, 200; E.S. XI, 486.
10 18
Reglas Com. de las H. de la C. c.I,2. S.V.P. XII, 202; E.S. XI, 487.
19
11
S.V.P. XII, 275; E.S. XI, 564. S.V.P. XII, 196; E.S. XI, 483. San Vicente repite lo que Santo Tomás
12
S.V.P. XII, 264-265; E.S. XI, 555. El término "suréminente", superemi- se había adelantado a declarar: "Philosophus intendebat agere de virtutibus
nente, o sobreeminente, lo usa San Vicente una sola vez referido al amor de secundum quod ordinantur ad vitam civilem, in qua subiectio unius homi-
Cristo. Los místicos, como B. de Canfield, lo emplearon frecuentemente, nis ad alterum secundum legis ordinem determinatur et ideo continetur sub
aplicándolo a la oración o al modo de conocer la voluntad de Dios. iustitia legali" (S. Th. 2-2 q.161 a.2 ad 5).
140 P.1. re y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvíjíca de Jesucristo 141

Grado segundo: "Alegrarse de que los demás vean nues-


a) Grados de humildad tras imperfecciones y nos desprecien". La alegría en el des-
precio es la nota distintiva del segundo grado de humildad.
La tendencia a jerarquizar la humildad en distintos gra- El Misionero no sólo ha de conocerse a sí mismo, sino que
dos es participada por todos los autores espirituales 20 . Vi- ha de desear que otros también lo conozcan y le desprecien
cente de Paúl, contrario a sistematizar la vida espiritual, por el conocimiento que tienen de sus limitaciones y peca-
cede en este caso. El jesuíta español A. Rodríguez es el autor dos, por su ignorancia de las ciencias, por su impericia en
más inmediato que presta a Vicente de Paúl el lenguaje para las misiones, etc.
hablar de la humildad en su triple cualidad 21 . En las Reglas Ante las humillaciones que vienen de fuera, Rodríguez
Comunes de la Misión, c.II 7, se recogen el espíritu y actos de había distinguido cuatro grados o escalones" 23 , resumiendo
la humildad, tal como han de ser vividos a nivel personal y a San Anselmo y a San Bernardo. El cuarto escalón lo toma
comunitario por los Misioneros. Rodríguez de San Bernardo 24 . Francisco de Sales se refiere a
Grado primero: "Juzgarse con toda sinceridad dignos del la alegría en las humillaciones cuando dice que hay que
desprecio de los hombres". El enjuiciamiento vícenciano del "amar el desprecio y mostrar contento cuando somos despre-
primer grado de humildad parte del propio conocimiento y ciados" 25.
de la naturaleza de la virtud de la humildad, que hunde sus Grado tercero: "Si alguna vez Dios se digna obrar algún
raíces por debajo de tierra. Por una parte, la consideración bien en nosotros mismos o en los demás, por medio de nos-
de las grandezas de Dios y, por otra, el conocimiento de la otros, ocultarlo en cuanto sea posible, en vista de nuestra
"propia nada" y pecado revisten al vicenciano de humildad. propia vileza; pero, si esto no puede ser, atribuirlo todo a la
Mediante este juicio de comparación se llega a "andar en divina misericordia y a los méritos de los demás". La formu-
verdad". "La verdad y la humildad se avienen muy bien las lación vicenciana presenta algunas variantes respecto a Ro-
dos juntas", había declarado Vicente de Paúl en 1631 a Fran- dríguez 26 , que, a su vez, se inspira en San Buenaventura.
cisco du Coudray 22 . La primera parte —ocultar el bien que Dios hace en nos-
20
otros o por nosotros— responde a la intención y a la prácti-
San Benito clasifica la humildad en doce grados. Cf. PL 66,371; San
Anselmo distingue siete grados. Cf. PL 159,665. San Bernardo los reduce a
ca de San Vicente, opuesto a la manifestación de las reali-
tres. Cf. PL 183,755; Santo Tomás sigue a San Benito y reduce a San An-
selmo al sexto y séptimo grado de la humildad benedictina. Cf. 2-2 q. 121 nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no lo entiende, anda en
a.6. Rodríguez sigue a San Bernardo. Cf. Ejer. de Perjec, parte 2.a, trat.3 mentira. A quien más lo entiende, agrada más a la suma Verdad, porque
c.5,5-10. anda en ella. Plega a Dios, hermanas, nos haga merced de no salir jamás de
21
Según L. Mezzaddri, San Vicente "depende de Rodríguez, que a su vez este propio conocimiento, amén" (SANTA TERESA. Moradas sextas 10,8).
se inspira en David de Augsburgo (f 1272) y en San Bernardo". Cf. MEZZAD- Oigamos también al P. Rodríguez: "Ama Dios tanto la humildad, por-
DRI. L., L'humilité dans le dynamisme apostolique de saint Vincent, en que es muy amigo de la verdad, y la humildad es verdad, y la soberbia y
Vincentiana 3 (1978) 141. Cf. Traducción de este trabajo en Anales CAÍ. y presunción son mentira y engaño; porque no sois vos lo que pensáis, ni lo
de las H. d. 1. C. T.87 (1979) 493. que queréis que los otros piensen que sois. Pues si queréis andar en verdad
22
La sabiduría deifica se basaba en el principio yvüfli oiavróv traducido y en humildad, teneos en lo que sois" (o.c. parte 2.a, trat. 3 c.5).
23
por los latinos "nosce teipsum", "conócete a ti mismo". El conocimiento Los cuatro escalones de Rodríguez, que contienen el segundo grado
de sí mismo, profesado por los antiguos filósofos, fue bautizado por los de humildad, son: 1.a, no desear ser honrado y estimado de los hombres,
espirituales cristianos, a partir de San Agustín. Los "devotos" enseñaron antes huir de todo lo que dice honra y estimación; 2. a , sufrir con paciencia
que el "verdadero conocimiento y desprecio de uno mismo es altísima y ser despreciado de otros; 3.°, no holgamos ni tomar contentamiento cuando
doctísima lección" (De imit. Ch. I c.2,4). En torno a la relación humildad- somos alabados y estimados de los hombres; 4.°, desear ser despreciados y
verdad, el Obispo de Hipona había afirmado: "Humilitas collocanda est in tenidos en nada y holgamos con ello. Cf. RODRÍGUEZ, A., o.c, parte 2.a
parte veritatis, non in parte falsitatis": PL 44,265. En el juicio de San Agus- trat.3 c.13-19.
tín acerca de la humildad se apoyaron los comentarios de los espirituales 21
"Quanti humiliantur qui humiles non sunt? Alii cum rancore humi-
posteriores. liantur, alii patienter, alii et libenter. Primi rei sunt, sequentes innoxii,
La experiencia teresiana es muy esclarecedora; "Una vez estaba yo cosi- ultimi iusti" (PL 183,190).
25
derando por qué razón era nuestro Señor amigo de esta virtud de la humil- SAN FRANCISCO DE SALES. Oeuvres t.VI (Ed. Annecy) p.400-401. (Des
dad y púsoseme delante... que es porque Dios es suma Verdad, y la humil- cinq degrés d'humilité.)
26
dad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de Cf. RODRÍGUEZ. A., o.c, parte 2.a trat.3 c.30.
142 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvífica de Jesucristo 143

zaciones de Dios en él y en sus Congregaciones. Pero no tentos, no sólo cuando encuentren alguna ocasión de despre-
ignora esta acción divina; por el contrario, la reconoce y la cio o de humillación en particular, sino también cuando se
agradece. desprecie a su compañía; ésa será una señal de que son ver-
Más significativa es la segunda parte de este tercer grado daderamente humildes" 3 3 . Entonces la Congregación atraerá
de humildad, tomado de la doctrina de Santiago 27 y de las bendiciones de Dios, como los valles concentran el jugo
San Pablo 28 , según los cuales todo lo bueno que se hace en de las montañas.
nosotros o por nosotros obedece a la gracia de Dios. Como Hasta 1655 el Fundador no se atreve a orar por las voca-
afirma Mezzaddri, "dado que San Vicente puso esta fase como ciones a la Misión, dejando a la Providencia que cuide del
cumbre de la humildad, corrijamos un juicio excesivamente "pequeño rebaño" que ella ha reunido, como declara a
estrecho sobre la apertura de su espíritu y sobre los defectos E. Blatiron: "Yo he estado más de veinte años sin atreverme
de esa actitud, para que se revele su experiencia tan rica en a pedírselo a Dios, creyendo que, como la Congregación era
realizaciones" 29 . obra suya, había que dejar a su sola Providencia el cuidado
de su conservación y de su crecimiento" 34 .
Si tardó más de veinte años en convencerse de la necesi-
b) La humildad de comunidad dad de orar por las vocaciones a la Congregación, murió
impenitente en la aplicación de otros medios que pudieran
La humildad de comunidad es lo más destacable y rele- ser propaganda de la Compañía. Para Vicente de Paúl no
vante del pensamiento del Fundador, que trataba a sus Con- existe otra pastoral vocacional que la oración, el trabajo y el
gregaciones con los mismos o parecidos términos con que se buen ejemplo de vida de los Misioneros. Cinco meses antes
humillaba a sí mismo. Lo que San Pablo decía de las prime- de morir escribía al P. de Beaumont:
ras comunidades cristianas 30 , lo aplicaba él a la "pequeña"
y "despreciable" compañía, "puñado de gente, pobres de na- "Pertenece a Dios s o l a m e n t e escoger a los q u e El q u i e r e
cimiento, de ciencia y virtud, la escoria, la basura y el dese- llamar, y estamos seguros de q u e u n m i s i o n e r o dado p o r su
cho del mundo" 3 1 . La Misión, al lado de otras congregacio- m a n o p a t e r n a l h a r á él solo m á s q u e otros m u c h o s q u e n o
nes, está compuesta de "pequeños espigadores que van tengan u n a p u r a vocación. A nosotros toca rogarle q u e envíe
b u e n o s obreros a su mies y vivir tan bien q u e con nuestros
detrás de los grandes segadores" 32 . ejemplos ofrezcamos m á s aliciente q u e d i s g u s t o p a r a traba-
La humildad colectiva es la suma de la humildad de los jar con n o s o t r o s " 3 5 .
particulares. Nadie duda de que, uno por uno, todos los Mi-
sioneros han de ser humildes, pero "la Congregación y la Se mostraba severo con quienes publicaban las obras de la
Comunidad, ¿tienen que adquirir y conservar el aprecio y el Congregación y propagaban su estilo de vida. Con motivo
honor en el mundo? Los Misioneros tienen que sentirse con- de la aparición en 1656 de un opúsculo sobre la Congrega-
27
ción 36 , Vicente de Paúl se dirige disgustado a G. Delville:
"Omne datum optimun et omne donum perfectum desursum est, des- "He sentido un dolor tan sensible por ello, que no puedo
cendaos a Patre luminum..." (Sant 1,17).
28
"... Quid autem habes quod non accepisti? Si autem accepisti quid expresárselo, ya que es una cosa muy opuesta a la humildad
gloriaris quasi non acceperis?" (1 Cor 4,7); "Sufficientia nostra ex Deo est" andar publicando lo que somos y lo que hacemos. Si hay
(2 Cor 3,5); "Deus est enim qui operatur in nobis et velle et perficere pro algún bien entre nosotros y en nuestra manera de vivir, es de
bona volúntate" (Fil 2,13).
33
zs M EZZADDRI, L., a.c./en Vincentiana, 3 (1978) 143-144. ABELLY, L. O.C, l.III c.XIII p.200.Cf. S.V.P. XI, 60; E.S. XI, 746-747.
50 34
"Videte enim vocationem vestram, fratres, quia non multi sapientes S.V.P. V, 463; E.S. V, 439. Veinte años antes de escribir estas líneas
secundum carnem, non multi potentes, non multi nobiles; sed quae stulta había expresado a A. Portad (1635) sus temores por el crecimiento de la
sunt mundi elegit Deus ut confundat sapientes; et infirma mundi elegit Misión. Cf, S.V.P. I, 312; E.S. I, 343.
35
Deus ut confuAdat fortia; et ignobilia mundi et contemptibilia elegit S.V.P. VIII, 287; E.S. VIII, 285.
36
Deus et ea quae non sunt, ut ea quae sunt destruerent: ut non glorietur Apareció con el título "Pétit abrégé de l'Institut de la Congrégation
omnis caro in conspectu eius" (1 Cor 1,26-29). de la Mission, approuvée et confirmée par nos Saints Peres les Papes Ur-
31
ABELLY, L., o.c. 1.1 c.XXI p.93. Cf. S.V.P. XI, 2; E.S. XI, 698. bain VIII et Alexandre VII, de son origine, de ses fonctions et de sa ma-
32
ABELLY, L., O.C, l.III c.X p.103. Cf. DODIN. A., Entretiens... 925; E.S. niere de vivre pour arriver á sa fin". Douai 1656. Puede consultarse en An-
XI, 747. nales C.M., t.79 (1917) p.308-319.
144 P.I. Fe y experiencia en una doctrina

Dios y El es quien tiene que manifestarse, si lo cree conve-


niente. Dios me ha concedido la gracia de no consentir que
se imprimiera nada que diera a conocer y a estimar la Com-
pañía, aunque me han urgido mucho, sobre todo a propósi-
to de algunas relaciones llegadas de Madagascar, de Berbería
y de las islas Hébridas, y todavía habría permitido menos la
impresión de una cosa que se refiere a la esencia y al espíri-
tu, a las funciones y a la finalidad de nuestro Instituto" 37 .

c) Los Misioneros sabios y humildes


son el tesoro de la Compañía

La práctica de la humildad condujo a Vicente de Paúl a


confesiones desconcertantes sobre su "ignorancia", aprove-
chadas por Saint-Cyran para desprestigiar al Santo y a su
Congregación. Sin embargo, los elogios que el mismo
San Vicente hace de la ciencia necesaria para el digno y efi-
caz desempeño de los ministerios sacerdotales, le han conver-
tido a los ojos de los historiadores en adelantado de la Refor-
ma de la Iglesia en Francia 38 . Esto no hubiera sido posible sin
una preparación intelectual y espiritual, que él se esforzaba
en ocultar. Jamás se estimó un intelectual, pero valoró el
alcance de la ciencia, unida a la virtud. "Hay que tener cien-
cia", declara categóricamente, aunque advierte de los peligros
que rodean a los hombres de talento si están desprovistos de
humildad. Observa, además, que en peor situación se encuen-
tran los torpes y carentes de ciencia si no son humildes". En
la repetición de oración (octubre de 1643) comunicaba su
persuasión: "los sabios y humildes son el tesoro de la Compa-
ñía, lo mismo que los buenos y piadosos doctores son el
mejor tesoro de la Iglesia" 39 .
Por encima de la ciencia humana coloca la "scientia
sanctorum", que se aprende en la escuela de Jesucristo, y
Jesucristo crucificado: "El será la ciencia y la acción del mi-
sionero", declara a G. Stelle. Contra la "libido sciendi", que
sirve más para entretener que para convertir, Vicente de
Paúl propone cuatro normas que regulan el estudio:
1. Estudiar sobriamente, según el consejo de San Pablo:
"non plus sapere quam oportet sapere, sed sapere ad sobrie-
37
S.V.P. VI, 177; E.S. VI, 169-170.
58
S.V.P. XII, 128; E.S. XI, 51.
" ABELLY, L., o.c, 1.1 c.XXXV p.170; S.V.P. XI, 126-127; E.S. XI, 50.
C.6. Misión salvífica de Jesucristo 145

tatem" (Rom 12,3); "conviene saber, pero con sobriedad".


Evidentemente, Vicente de Paúl, que no es un exegeta de la
Sagrada Escritura, toma en este caso el texto de la Vulgata,
traduciendo el verbo "sapere" por saber o tener ciencia.
El texto original de San Pablo ptfi ÜTrEp9povEív irocp' ó 5eí
9povEív, áAAót (ppoveív sis TÓ craxppovetv, "no os estiméis en
más de lo que conviene, sino tened una sobria estima", se
aparta de la interpretación que hace del mismo Vicente de
Paúl. Por lo demás, la humildad y caridad en la comunidad,
consejo paulino al que se refiere el citado texto, forma parte
de la doctrina más recomendada por San Vicente a los Misio-
neros. Nada tiene de extraño, por otra parte, que el Fundador
de la Misión aceptara la interpretación común de "sapere"
que se hacía en el siglo XVII, por ser la versión latina de la
Vulgata la que corría entre manos de los espirituales. A San
Vicente le vino como anillo al dedo el consejo paulino para
desterrar entre los suyos toda ambición desmedida de ciencia.
2) Estudiar humildemente, sin querer que se sepa ni
que se diga que somos sabios. "Scientia inflat" (1 Cor 8,1),
"la ciencia hincha"; el amor, en cambio, edifica.
3) Estudiar con amor, de suerte que éste corresponda al
conocimiento de las verdades.
4) Estudiar libres del prurito de curiosidad, según la
sentencia de San Zenón: "Curiositas reum efficit, non peri-
tum" 4 0 , "la curiosidad hace reos, pero no doctos".
La humildad, en consecuencia, obliga a explotar todos
los talentos recibidos de la bondad de Dios para ponerlos al
servicio de los pobres.
40
Cf. S.V.P. XI, 127-128; E.S. XI, 50-51. Para corregir el afecto desorde-
nado de ciencia, San Vicente cita la autoridad de San Zenón en las Reglas
Comunes de los Misioneros, c.XII,8: "Curiositas reum efficit, nom peri-
tum". Se trata probablemente del santo Obispo de Verona (362-380), con-
temporáneo de San Ambrosio, obispo de Milán. En lucha contra los arria-
nos, que negaban la divinidad de Jesucristo creyéndose "sabios" —periti—,
conocedores de los misterios de Dios, en los que penetraban por la razón
filosófica, San Zenón confesaba, por el contrario, su ignorancia e "incom-
petencia" —imperitus—. Antes de caer en el sacrilegio de creerse sabio de
los Misterios Trinitarios, los aceptaba por la fe. Contra los arrianos va diri-
gida la famosa frase: "Hunc curiosi opinationibus vanis violare conantur;
nunc intelligunt quoniam curiositas reum efficit, non peritum". Cf. PL.
11 col.397-398.
¿Leyó San Vicente las obras de San Zenón?, se pregunta P. Dulau. ¿Re-
cogió el texto de algún florilegio o de otro libro, o lo conocía sólo de oídas?
No consta. Pero él plasmó en las Reglas la expresión exacta del obispo de
Verona. Cf. DULAU, P., "et quoniam, ut ait sanctus Zeno", en Annales CAÍ.
t.114-115 p.233-235.

S. V. Paúl 2
146 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvíjica de Jesucristo 147

El celo es inseparable de la compasión y misericordia


2. La llama del celo apostólico que nos llevan a los pobres para "entrar en sus sentimien-
tos", para "sufrir con ellos", para vivir las disposiciones del
Otro efecto del anonadamiento de Jesucristo es la caridad apóstol: "me hago todo a todos" (1 Cor 9,22); de forma que
convertida en celo por la salvación de las almas. Las Con- no recaiga sobre nosotros la queja que antaño hizo nuestro
gregaciones vicencianas han de ser transmisoras del designio Señor por boca del profeta: "Espero compasión, y no la hay;
de amor de Dios y continuadoras de la misión de Cristo. A consoladores, y no los encuentro" (Sal 68,21).
través del celo apostólico quiere San Vicente que se demues- Los enfermos, los pecadores, los ignorantes, cualquier
tre la caridad compasiva y misericordiosa del Hijo de Dios. clase de pobreza, reclaman de los Misioneros y de las Hijas
de la Caridad un corazón compasivo y misericordioso, como
"Si el amor de Dios es fuego, el celo es la llama; si el amor Jesús lo tuvo con los pobres. En las Reglas de los Misioneros,
es un sol, el celo es su rayo. El celo es lo más puro que hay Vicente de Paúl reduce a ocho los actos de caridad con el
en el amor de Dios"41. prójimo 43 , exponente del celo apostólico que le animó. Esta
caridad compasiva le hacía exclamar ante la pobreza real de
Las notas de prontitud, agilidad y alegría que Sales apli- los hombres:
ca a la devoción, Vicente de Paúl las refiere al celo apostóli-
co: "Procuremos —decía a los misioneros— llenarnos del "jSer cristiano y ver afligido a un hermano sin llorar con
espíritu de fervor; desempeñemos todas las funciones de él ni sentirse enfermo con él! Eso es no tener caridad; es ser
nuestro Instituto y hagámoslo con celo, con coraje, con fer- cristiano en pintura; es carecer de humanidad; es ser peor
vor; tengamos compasión de tantas almas que perecen y no que las bestias"44.
dejemos que nuestra pereza e insensibilidad sean la causa de Para convencernos de que no basta amar a Dios, si el
su perdición" 42 . prójimo no lo ama 45 , plantea ante los Misioneros la siguien-
41
S.V.P. XII, 307-308; E.S. XI, 590. San Vicente toma la comparación de
te cuestión: "¿Quién es el que más merece? ¿El que ama a
la Vida devota, de Francisco de Sales, si bien éste la aplica a la caridad y a la Dios y descuida el amor al prójimo o el que ama al prójimo
devoción. La "devoción" salesiana corresponde aquí al celo vicenciano. por amor de Dios? ¿Cuál de esos dos amores creéis que es
Dice el Obispo de Ginebra: "Entre la caridad y devoción no existe mayor el más puro y desinteresado?" Contesta, apoyándose en
diferencia que entre la llama y el fuego; siendo la caridad fuego espiritual, Santo Tomás 4 6 : "Sin duda, el segundo, pues de ese modo
cuando está bien inflamada se llama devoción; así que la devoción nada
añade al fuego de la caridad, fuera de la llama que la hace pronta, activa y hay esas obras, o no habrá caridad, o a lo menos no será grande" (o.c, par-
diligente, no sólo en la observancia de los mandamientos, sino también en te 3.a trat.l c.ll).
el ejercicio de los consejos y las inspiraciones celestiales" (Introd. a la vid. 45
He aquí los actos de caridad: 1.°, hacer a los demás el bien que que-
dev., parte 1.a e l ) . rríamos razonablemente nos hicieran; 2.Q, no contradecir nunca a nadie, y
A su vez el santo Obispo se había inspirado en Santo Tomás, que define verlo todo bien en nuestro Señor; 3.Q, soportarnos mutuamente, sin mur-
la devoción: "voluntas quaedam prompte tradenti se ad ea quae pertinent murar; 4.Q, llorar con los que lloran; 5.Q, alegrarse con los que se alegran;
ad Dei famulatum" (S. Th. 2-2 q.82 a.l R). 6.Q, adelantarse a honrarnos mutuamente; 7. a , demostrar afecto a los demás
El mismo Santo Tomás recuerda que la caridad se compara en la Escri- y servirles cordialmente; 8.°, por fin, hacerse todo a todos para ganar a
tura al fuego: "Lampades eius, scilitet caritatis, lampades ignis atque flam- todos para Jesucristo. Cf. Reg. Com. CAÍ., c.ll, 12. Este artículo de las Re-
marum..." (Cant 8,6) (S. Th. 2-2 q.24 a.10 S.C.). glas fue comentado por el Fundador en la conferencia a los Misioneros del
Rodríguez se había servido de la misma comparación del fuego, aplica- 30 de mayo de 1659.
44
da al celo: "Este celo es muy gran medio y muy eficaz para ayudar y aprove- S.V.P. XII, 271; E.S. XI, 561.
char a los prójimos. Lo primero, porque es un fuego; así como el fuego es « S.V.P. XII, 262; E.S. XI, 553.
16
muy activo y procura convertir todas las cosas en sí, y así lo hace si está Planteada la cuestión sobre si es más meritorio amar al prójimo que
dispuesta la materia, y si no, él la va disponiendo para ello: así, si arde en amar a Dios, Santo Tomás responde: "... Puede entenderse la comparación
nosotros este fuego y celo de amor de Dios, luego lo pegaremos a los otros, y de una segunda manera, tomando el amor de Dios en cuanto que se ama a
los abrasaremos en amor de Dios, y los convertiremos en nosotros..." (o.c, Dios sólo, y el del prójimo en cuanto amado por amor de Dios. En este
parte 3.a trat.l c.ll). sentido, el amor del prójimo entraña el de Dios y no al revés. Por donde
42
S.V.P. XII, 321; E.S. XI, 601-602. Rodríguez había escrito: "No está quedaría establecida la comparación del amor perfecto de Dios (cual es el
ociosa la caridad, porque es un fuego que nunca está quedó, sino siempre que abraza también al prójimo), con el amor insuficiente e imperfecto de
bullendo: siempre obra grandes cosas la caridad, dice San Gregorio, y si no
148 C.6. Misión salvífica de Jesucristo 149
P.I. Fe y experiencia en una doctrina

se cumple la ley más perfectamente. Ama a Dios y al pró- aldeas, cura enfermos, consuela a los afligidos, sacia a los
jimo" 47. hambrientos, proclama bienaventurados a los pobres; de és-
tos es el reino de los cielos (Le 6,20-23; Mt 5,1-12).

II. JESUCRISTO, EVANGELIZADOR DE LOS POBRES


2. Dos lemas con el mismo significado
Entre la encarnación y la muerte, Jesucristo evangeliza a
los pobres de palabra y de obra. Los pobres son también la El escudo contiene simbólicamente el programa espiri-
preocupación diaria de Vicente de Paúl, a partir de 1617. tual y apostólico de la comunidad. A través de sus signos se
Por ellos quisiera "morir con las armas en la mano". No se puede colegir, aunque sea accidentalmente, los aspectos
acerca a los pobres empujado por la fuerza de una teoría o principales del ser y obrar de las congregaciones. Compara-
por el simple deseo de aliviarles filantrópicamente, sino mo- dos los escudos entre sí, se llega a diferenciar las intenciones
tivado por el ejemplo de Jesús compasivo y misericordioso, de los Fundadores 48 .
oculto en la persona de los mismos pobres. Bien meditada la Mientras Bérulle elige para el Oratorio un Cristo envuel-
vocación de Jesús, Vicente de Paúl decide asemejarse a su to en un corazón con el lema: "Ego dormio et cor meum
divino Maestro, entrando progresivamente en su espíritu vigilat", Vicente de Paúl prefiere un Cristo lleno de caridad,
para realizar sus obras. en posición de caminante, con la inscripción: "Evangelizare
pauperibus misit me". El primero tiende a "expresar un
programa de iniciación mística" 49 ; el segundo mira la ur-
1. En la sinagoga de Nazaret gencia de la evangelización. En Bérulle, Cristo es más estáti-
co; en Vicente de Paúl, más dinámico; éste orienta hacia la
El evangelista Lucas ofrece el pasaje entrañable de la vo- acción apostólica; aquél, hacia la contemplación mística. El
cación evangelizadora de Cristo, por la que queda ilumina- lema berulliano es más veterotestamentario; el vicenciano,
da la propia vocación de Vicente de Paúl. Conducido por el más actualizado por el Nuevo Testamento 50 .
espíritu, entra Jesús en la sinagoga de Nazaret, desenrolla el Efectivamente, en la formación del espíritu misionero de
volumen y lee: "El Espíritu del Señor sobre mí, porque me Vicente de Paúl no contribuyó Bérulle, sino el profesor Du-
ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena val, que le hizo ver la necesidad de una congregación misio-
Nueva... Luego comenzó a decirles: Esta doctrina que aca- nera que tuviera como fin la evangelización de los pobres,
báis de oír se ha cumplido hoy" (Le 4,16-22). Lo que el pro- que escogiera "como lote propio" a los pobres abandona-
feta Isaías había predicho, Jesús se lo aplica a sí mismo. dos. "Por eso todo el mundo piensa que esta Compañía es
Otro tanto hace Vicente de Paúl. de Dios, porque se ve que acude a las necesidades más apre-
La importancia de la evangelización a los pobres arranca miantes y más abandonadas" 51 .
de la misión específica de Cristo, que fue "ungido" o delega- 48
Omitimos el estudio de los escudos, por otra parte muy interesantes,
do por el Espíritu para el desempeño de tal misión salvado- de los jesuitas, eudistas, sulpicianos, para centrar nuestra atención en los
ra. La evangelización de Jesús comprende el anuncio de la escudos del Oratorio de París y de las Religiosas de la Visitación, compara-
Palabra y la práctica de las obras de misericordia: El recorre dos con los de la congregación de la Misión y de las Hijas de la Caridad,
respectivamente.
Dios; porque tenemos mandado por Dios que el que le ame, ame también a « COCHOIS, P., o.c, p.32.
50
su hermano (Jn 4,21). Y en este caso sobresale el amor del prójimo" (S. Th. La inscripción que rodea el escudo oratoriano está tomada del Cantar
2-2 q.27 a.8 R). de los Cantares 5,2. La naturaleza de este libro bíblico, catalogado entre los
San Agustín había distinguido antes estos dos amores: "He aquí lo que poéticos y sapienciales, denota el carácter místico a que se presta su inter-
hay que pensar y meditar, lo que hay que mantener vivo en el pensamiento pretación, a diferencia de Isaías, que describe su vocación profética frente a
y en la acción, y lo que hay que llevar hasta el fin. El amor de Dios es el un pueblo oprimido por la pobreza y necesitado de liberación. Jesús asume
primero en la jerarquía del precepto, pero el amor del prójimo es el pri- en Nazaret la misión de evangelizar a los pobres totalmente, siguiendo los
mero en el rango de la acción..." (PL 35,1.531). pasos del antiguo profeta (Is 61,1-2) (Le 4,18-19).
51
" S.V.P. XII, 261-262; E.S. XI, 552-553. S.V.P. XII, 90; E.S. XI, 396.
C.6. Misión salvífica de Jesucristo 151
150 P.I. Fe y experiencia en una doctrina
Vicente de Paúl y forma parte integrante de su pensamiento
doctrinal y espiritual 55 . Pondera tanto su explicación, que
a) "Evangelizare pauperibus misit me" exhorta en 1638 a L. aux Couteaux a seguir el orden dis-
puesto, pues "todo el mundo está de acuerdo en que el fruto
La evangelización que ha de impartir el Misionero im- que se realiza en la misión se debe al catecismo" 56 .
plica una imitación de la conducta de Jesús, que no se limi- Al alimento de la palabra une siempre Vicente de Paúl el
tó únicamente a enseñar, sino que además realizó obras de complemento espiritual y material de la caridad: ayuda a los
caridad: "Puede decirse que venir a evangelizar a los pobres pobres, visita a los enfermos y organiza las Cofradías de Ca-
no se entiende solamente enseñar los misterios necesarios ridad. Al final de la Misión, la Cofradía se encargaba de
para la salvación, sino hacer las cosas predichas y figuradas sostener y perpetuar el fruto obtenido durante los "días de
por los profetas, hacer efectivo el Evangelio" 52 . gracia y de salvación". Luisa de Marillac, la mejor colabora-
Hacer efectivo el Evangelio.—Esto es asemejarse al modelo dora de Vicente de Paúl en esta obra de caridad, visitará las
Cristo; esto es comprometerse prácticamente con las necesi- cofradías existentes, y proveerá de otras nuevas, donde los
dades totales de los pobres. Para disipar toda duda entre sus lugares y circunstancias lo permitan. •
oyentes, aclara con palabras firmes al final de la vida (6 de
octubre de 1658): "Si hay algunos entre nosotros que crean "El pequeño método".—Goza de tal dignidad el pobre,
que están en la Misión para evangelizar a los pobres y no que no puede ser engañado cuando se le habla. No cabe fin-
para cuidarlos, para remediar sus necesidades espirituales y gimiento delante de él: la caridad lo prohibe. Lo contrario
no las temporales, les diré que tenemos que asistirles y hacer sería una farsa y una burla que dañaría a los mismos repre-
que les asistan de todas las maneras, nosotros y los demás; sentantes de la palabra en la Iglesia.
hacer esto es evangelizar de palabra y de obra; es lo más "El pequeño método" está vinculado principalmente a
perfecto, y es lo que nuestro Señor practicó" 53 . las misiones. Está pensado para los pobres; como tal, es un
Las necesidades más urgentes, el llamamiento de los ejercicio de caridad.
obispos, la interpretación lúcida de los signos de los tiempos "Es una virtud —dice nuestro Santo— que en nuestras
embarcan a Vicente de Paúl y a la Misión en la obra de las predicaciones nos hace guardar cierta disposición y un estilo
misiones, seminarios, Hijas de la Caridad, cuidado de los adecuado al alcance y al mayor provecho de los oyentes. Esa
pobres del hospital del Nombre de Jesús, enfermos mentales, es su esencia y su naturaleza"57.
niños abandonados. Evangelizar es atender a todas estas ne-
cesidades y a otras muchas que vayan apareciendo. "El pequeño método" es una virtud porque implica un
Misiones y caridad.—Las misiones dieron origen a la Con- orden. Sin embargo, esta palabra "orden", de contextos am-
gregación. Por medio de las misiones, el Fundador y sus plios e imprecisos, no explica su naturaleza, ya que es virtud
compañeros imparten en forma de catequesis 54 una instruc- sobrenatural 58 . Sólo en la medida en que el orden es exigido
ción sólida a los campesinos, que abarca desde los principios por la virtud está comprendido en el pequeño método. Este
fundamentales de la religión hasta la recepción de los sacra- se rige por unas reglas generales, pero es flexible en su apli-
mentos, fuente de vida y de salvación. El pueblo, al final de la 55
misión, quedaba renovado espiritualmente. Cf. ABELLY, L., O.C, l.II c.I p.12-14.
56
S.V.P. I, 429; E.S. I, 441.
El catecismo constituía la base de la predicación misio- 57
S.V.P. XI, 273-274; E.S. XI, 177.
nera. Vicente de Paúl redacta él mismo dos catecismos 58
Etimológicamente "método" se deriva de n*9-o6o5 , "camino" u or-
(ejemplo que seguirá Luisa de Marillac) para instruir a los den que hay que seguir en el desarrollo de un tema para alcanzar el fin
pobres. El temario contenido tanto en el "catecismo grande" propuesto. Erasmo ideó la "Ratio seu methodus". Descartes en el Discours
como en el "pequeño" revela la preocupación pastoral de sur la méthode propone la investigación científica. Pero ni Erasmo ni Des-
cartes consideran su "método" como virtud sobrenatural, sino como con-
52 S.V.P. XII, 84; E.S. XI, 391. ducto de logros científicos, filosóficos. En la Logique de Port-Royal, par.IV
s' S.V.P. XII, 88; E.S. XI, 393. c.2, el "método" es estudiado como medio de investigación de la verdad,
s* Cf. GUICHARD, L., Saint Vincent de Paul, catéchiste, en Cahiers caté- pero tampoco tiene el sentido espiritual que San Vicente da a su "petite
chistiques (diciembre 1938-enero 1939). méthode".
152 C.6. Misión salvífica de Jesucristo 153
P.I. Fe y experiencia en una doctrina

cación. Las partes generales de que consta: motivos, natura- Se requería un gran esfuerzo para no seguir la corriente de
leza y medios, miran a la utilidad y provecho de los oyentes. los "eruditos a la moda", empañados en impresionar los
Por eso, "el pequeño método" vale en cuanto que agrada a oídos más que en enseñar. "Se trataba, en una palabra, de
Dios y es útil a los hombres: criterios decisivos para cambiar predicarse a sí mismos, no a Jesucristo ni a las almas" 64 . El
el orden de una exposición o para suprimir alguna de sus resultado era siempre el mismo: las gentes salían de los ser-
partes. mones tan frías como habían entrado, sin un convencimien-
Es virtud, sobre todo, porque procede de la caridad. Los to de cambiar de vida.
efectos que produce son los mismos de la caridad. Se adapta Vicente de Paúl no se dejó arrastrar en ninguna etapa de
a todos para ganar a todos para Jesucristo. Atendiendo a lo su vida (al menos no nos consta) por este ambiente retórico,
que dice San Agustín de la virtud que es "ordo amoris" 59 , ni permitió que sus Misioneros fueran protagonistas de la
cabe afirmar del "pequeño método" que es un orden reque- palabra "culta y resabiada", oradores vocingleros, cuyo es-
rido por la caridad. fuerzo daña la propia salud y aturde los oídos de los oyen-
"El pequeño método" destierra la sequedad y la dureza tes65. A todas luces, ya lo hemos dicho, Vicente de Paúl no es
en la exposición de la Palabra de Dios, pero exige al predi- un humanista en sentido estricto de la palabra, como lo de-
cador que conozca en profundidad el tema que ha de des- muestra el curso ordinario de sus intervenciones orales o es-
arrollar y lo adorne convenientemente. No deja lugar a diva- critas 66 , ni le atrajo jamás el ruido atronador de los falsos
gaciones inútiles y vanidosas, ni soporta la trivialidad de un oradores que se jactaban de mezclar en sus discursos a auto-
"lenguaje corrompido y demasiado bajo", sino que utiliza res paganos griegos y latinos con citas de los Santos Padres o
palabras usuales, limpias, sencillas, sin afectación. de la Sagrada Escritura. Por el contrario, gustaba de una
elocuencia sencilla y familiar, aprendida en el Evangelio.
"El pequeño método" compromete la vida entera del Mi-
Para justificar su comportamiento, nos dice que hasta los
sionero, obligándole a un autoexamen, según la recomenda-
mismos comediantes han cambiado de estilo de hablar, re-
ción de San Pablo a Timoteo: "Attende tibi" (1 Tim 6,16).
nunciando al tono elevado y declamatorio para seguir otro
De ahí que el Misionero haya de vivir lo que predica; de otro
má familiar 67 . Por todas estas razones, con justicia es consi-
modo, "este método le será más perjudicial que ventajoso,
derado Vicente de Paúl, juntamente con Francisco de Sales
aparte de que no podrá practicarlo, al menos por mucho
tiempo, pues está totalmente en contra del espíritu de liber- 64
tinaje" 60 . 65
Cf. S.V.P. XI, 286; E.S. XI, 186.
El P. Santiago de la Fosse, excelente humanista de la Misión, fue
El calificativo de "pequeño" no impide que sea "el me- corregido públicamente por San Vicente, y mandado que fuese al colegio de
jor y el más eficaz"; no hay duda de que sea "poderoso" 61 , Clermont de los jesuítas a pedir perdón, por haber bromeado con el bedel
para conseguir lo que pretende, pues no se apoya en argu- Cf. COLLET, P., o.c, t.I l.III p.278-279.
mentaciones humanas, sino en la fuerza de Dios 62 . Hacia 1657 aconseja a un Misionero que hace demasiados esfuerzos al
La sencillez es mi evangelio.—"El pequeño método" fue predicar que "cuide de su salud y modere su palabra y sus sentimientos"
(S.V.P. VI, 378; E.S. VI, 357).
una demostración de la sencillez vicenciana. Contra su cos- Vicente de Paúl sabe, incluso, arrojarse a los pies de otro Misionero para
tumbre de hablar, afirma sin ambages que este método es suplicarle que hable con sencillez. Cf. S.V.P. XII, 23-24; E.S. XI, 340.
"nuestro" y que "en ninguna parte se sigue" 6S . En efecto, 66
Las citas de autores clásicos latinos o griegos son rarísimas en el total
hasta los espirituales más destacados de su tiempo no supie- de los catorce volúmenes de San Vicente. Cf. S.V.P. I, 355; E.S. I, 378. La
cita del poeta Ovidio en la repetición de oración del 10 de agosto de 1657 es
ron escapar a la' influencia del humanismo renacentista en sospechosa; se cree que sea una añadidura. Cf. S.V.P. XI, 405; E.S. XI, 283.
ocaso, cediendo a la tentación de la oratoria deslumbrante. 67
En el siglo xvn francés existieron dos grandes compañías de teatro,
59
Cf. SAN AGUSTÍN, De civit. Dei l.XV, 22: PL 7,467. rivales entre sí. La primera, la del "hotel de Bourgogne", cultivaba el tono
60
S.V.P. XI, 277; E.S. XI, 179. declamatorio, elevado y afectado. La segunda, perteneciente al grupo de
61
S.V.P. XI, 282; E.S. XI, 183. Moliere, establecida en París hacia 1658, se acomodaba al pueblo, adoptan-
62
Como San Pablo, podía decir: "Sermo meus et praedicatio mea non do un tono coloquial y familiar. Cf. Anuales CAÍ. 1.116 p. 108.
in persuasibilibus humanae sapientiae verbis, sed in ostensione spiritus et ¿No se estará refiriendo San Vicente a esta última compañía de teatro
virtutis" (1 Cor 1,17). para invitar a un Misionero a que imite el tono natural y familiar de los
63
S.V.P. XI, 259; E.S. XI, 165. actores? Cf. S.V.P. VI, 379; E.S. VI, 358.
154 P.l. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvíjica de Jesucristo 155

—aunque existan entre ambos diferencias muy notables—, y para buscar su gloria tanto en las palabras como en las
los reformadores más eficaces del pulpito francés en el si- acciones. Por faltar a esta clase de sencillez, Vicente de Paúl
glo XVII. reconviene a B. Codoing que proyectaba empezar las misio-
Todo esto era fruto de la vida sencilla que llevaba y co- nes por tierras de los señores Cardenales: "Su divina Bondad
municaba a sus obras. La sencillez define su personalidad y quiere de nosotros que no hagamos jamás ningún bien en
orienta la historia de sus Congregaciones. ningún sitio para que nos tengan en consideración, sino que
miramos siempre la gloria de Dios directamente, inmediata-
"Si hay alguna comunidad —revela en la conferencia del mente y sin segundas intenciones en todos nuestros días" 72 .
22 de agosto de 1659— que ha de hacer profesión de senci- Ya relacionemos la sencillez con Dios, con el prójimo o
llez, es la nuestra; porque, fijaos bien, hermanos míos, la con nosotros mismos, esa virtud se practica en las palabras y
doblez es la peste del Misionero; la doblez le quita su espíri-
tu; el veneno y la ponzoña de la Misión es no ser sincera y en las acciones, según tres criterios, sacados del orden psico-
sencilla a los ojos de Dios y de los hombres"68. lógico y dinámico. El enunciado de criterios responde al ca-
rácter general de la doctrina vicenciana, enfocada a la prácti-
Quien posee la sencillez no se percata de ello, no advierte ca y a demostrar lo que uno es y tiene:
el encanto y candor que dimana de su persona. Hasta los
hipócritas y mentirosos desean tratar con los sencillos. A és- 1) La verdad hace que nuestro pensamiento se con-
tos se les descubre Dios en la oración, como sabemos. Vicen- forme con las palabras y con otros signos de expre-
te de Paúl disfrutaba oyendo y viviendo con los sencillos, sión;
hasta el punto de confesar a las Hijas de la Caridad su prefe- 2) la pureza de intención busca complacer sólo a
rencia por esta virtud: Dios;
3) la sinceridad nos aparta de toda falsía, doblez y
"Por lo que a mí se refiere, no sé, pero me parece que Dios astucia.
me da un aprecio tan grande de la sencillez, que la llamo mi
evangelio." Siento una69 especial devoción y consuelo al decir La sencillez en las palabras consiste en decir las cosas
las cosas como son" . como las sentimos en el corazón, pero como es discreta, sabe
callarse las circunstancias viciosas "cuando van contra Dios,
Cuando Vicente de Paúl quiere definir la sencillez, se ve en contra del prójimo o en alabanza propia" 7 3 . Se opone en
en dificultad; da algunos rodeos para tomar posiciones. Hay esta caso a la mentira y a lá simulación.
una "sencillez —dice— puramente natural e ingenua", pero La sencillez en las acciones se manifiesta por la rectitud
está a falta de prudencia y de razón: "Hablad con esta clase de intención en los negocios, cargos, ejercicios de piedad.
de gente y en seguida veréis que son idiotas. Es una sencillez Excluye toda clase de hipocresía y de vanas pretensiones. En
que no vale nada o que, por lo menos, nada tiene que ver consecuencia, no son sencillos los que obran por respeto hu-
con la virtud" 70 . mano, los que se esfuerzan en aparentar lo que no son, los
La sencillez como virtud sobrenatural mira a Dios direc- que buscan agradar a los hombres con sus formas, gestos y
tamente y nos dirige a El: "Dios es un ser simple, una esen- modales. Sin estos defectos, el sencillo es comprendido por
cia soberana e infinita que no admite que entre nada en su todos los hombres, y en especial por los pobres, que no admi-
composición; es un Ser puro, que no sufre nunca alteración ten trampas en el comportamiento humano.
alguna. Pues bien, esta virtud del Creador se encuentra en Sencillez y prudencia: "dos buenas hermanas insepara-
algunas criaturas por comunicación" 71 ; por consiguiente, si bles". En el Evangelio, la sencillez es recomendada a la vez
Dios obra sin composición de ninguna clase, el hombre sen- que la prudencia (Mt 10,16). En la mente de San Vicente
cillo se dirigirá a El con rectitud de intención para agradarle también van unidas las dos virtudes, pues aunque exista en-
68
S.V.P. XII, 303; E.S. XI, 587. tre ellas "una diferencia por distinción de razón, en realidad
69
S.V.P. IX, 606; E.S. IX, 546. 72
"> S.V.P. XII, 171; E.S. XI, 463. S.V.P. II, 281; E.S. II, 236.
75
" S.V.P. XII, 172; E.S. XI, 463. S.V.P. XII, 173; E.S. XI, 464.
156 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvífica de Jesucristo 157

no tienen más que la misma sustancia y el mismo objeto"' 4 . amor afectivo y efectivo. La representación heráldica respon-
Según esto, el fin de la prudencia coincide en el orden de la de a la psicología de la Compañía, pero el significado doc-
acción espiritual con el marco de la sencillez. trinal viene a confirmar el lema de los Misioneros.
El hombre prudente pondera las circunstancias y sabe Si el escudo de los oratorianos contribuía a diferenciar la
guardar "el debido recato, circunspección y discreción" 75 espiritualidad berulliana de la vicenciana, el blasón de las
cuando habla. Si obra, el prudente se atiene a la regla de Visitandinas, comparado con el de las Hijas de la Caridad,
hacer todo "según peso, número y medida" (Sab 11,21). Los aquilata los matices espirituales propios de los fundadores
Misioneros procuran conjuntar las dos virtudes evangélicas Francisco de Sales y Vicente de Paúl. El 10 de junio de 1611,
para que en sus "palabras y acciones reine el candor y la escribía el santo Obispo de Ginebra a la Madre Chantal:
discreción" 76 . "He aquí el pensamiento que Dios me ha inspirado esta no-
El sentido teológico espiritual de la prudencia admite che: nuestra casa de la Visitación es, por gracia suya, bastan-
otros enfoques conocidos por San Vicente 77 . Se detiene en la te noble y merecedora de ostentar sus propias armas, su pro-
virtud cardinal en cuanto estudia la "elección de medios pio blasón y su consigna de combate. He pensado... que
para llegar al fin que se pretende". Dos principios organizan nuestro escudo heráldico debe cifrarse en un corazón atrave-
el proceder de nuestro Santo: servirse, primero, de la razón; sado por dos dardos y circuido por una corona de espinas,
luego, guiarse de las máximas de la fe. La razón inicia la corazón que deberá llevar clavada una cruz en su parte supe-
reflexión de la conducta humana vicenciana, pero termina rior y que ostenta los nombres de Jesús y María..., pues ver-
siempre en consideraciones impuestas por la fe. En 1643 es- daderamente nuestra pequeña Congregación es obra del co-
cribía San Vicente a B. Codoing: "Para las cosas de Dios razón de Jesús y de María, y el propio Salvador nuestro, al
confío en los medios humanos tanto como en el diablo" 78 . morir, nos dio vida por la llaga de su corazón sacratí-
En las Reglas de los Misioneros queda patentizado este crite- simo..." 80
rio soberano de conducta:
La aspiración mística del dulce doctor no contempla en
"Entre nosotros será siempre máxima santa e inviolable el escudo de sus hijas espirituales la urgencia apostólica que
el usar de medios divinos para las cosas divinas y sentir y quiere Vicente de Paúl para las Hijas de la Caridad. Las
juzgar de las cosas según los sentimientos y el juicio de Jesu- religiosas de la Visitación habían recibido este nombre del
cristo, y nunca según los juicios del mundo ni según los misterio de la Visitación de María a su prima Isabel. El in-
débiles discursos de nuestro entendimiento"79. tento frustrado de Francisco de Sales de convertir a las Visi-
tandinas en congregación apostólica fue alcanzado por Vi-
cente de Paúl y Luisa de Marillac al fundar la Compañía de
b) "Caritas Christi urget nos" las Hijas de la Caridad. Desde 1644 Luisa de Marillac repeti-
rá en la despedida de todas sus cartas el emblema: "El amor
El escudo de la Compañía de las Hijas de la Caridad de Cristo crucificado nos apremia". El ejemplo de María,
representa un corazón envuelto en llamas; en él campea un por otra parte, servidora pronta y alegre portadora de Cristo,
crucifijo. El escudo lleva en torno este lema: "Caritas Christi es imitado por las Hijas de la Caridad cuando visitan a do-
urget nos", "la caridad de Cristo nos apremia". El texto está micilio y asisten a los enfermos y a toda clase de pobres.
tomado de San Pablo (2 Cor 5,14), modelo de evangelizador Los pobres no han cesado de clamar por boca de Jesu-
de los pobres. Jesucristo crucificado abrasa el corazón de las cristo enfermo, hambriento, desnudo, encarcelado, ultrajado
Hijas de la Caridad y las lleva al servicio de los pobres con y muerto injustamente. Lejos de rechazar cualquier gesto be-
74
S.V.P. XII, 176; E.S. XI, 466. néfico, han mendigado, sobre todo, la caridad, de la que
" Ibid. Cristo es forma y figura, manantial y modelo. Permanecer
76
S.V.P. XII, 180; E.S. XI, 470. atentos a esos gritos de los pobres es estar al lado del Hijo de
" Cf. S. Th. 2-2 q.50 a.1-4. Dios que bajó de los cielos para socorrer a sus "preferidos".
78
S.V.P. II, 391; E.S. II, 325.
" Ref. Com. C.M., c.II,5. 80
SAN FRANCISCO DE SALES, Oeuvres t.XV, Lettres (Ed. Annecy) p.63-64.
158 fl- Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvíjica de Jesucristo 159

La Compañía de las Hijas de la Caridad, evolución histórica sacramento de salvación en Cristo 84 , también los pobres,
de las primeras Caridades fundadas por Vicente de Paúl, re- principales dignatarios suyos, operan la salvación de sus ser-
conoce en el servicio de los pobres su origen y su fin y reali- vidores: "No podemos asegurar mejor nuestra felicidad eter-
zan el plan de Dios que desde toda la eternidad pensó en esta na que viviendo y muriendo en el servicio de los pobres" 85 ;
Compañía para destinarla al servicio de los pobres. Así lo es el premio que ellos dan o, por mejor decir, Cristo, que
recuerda el primer artículo de las Reglas, cuando Jesucristo prometió la bienaventuranza eterna a quienes le dieran de
es propuesto como modelo de vida: comer o beber, le vistieran o visitaran en la persona de los
pobres, mientras que su juicio será condenatorio para cuan-
"El fin principal para que Dios ha llamado y reunido a tos se negaron a practicar la caridad con sus miembros más
las Hijas de la Caridad es para honrar a nuestro Señor Jesu- doloridos (Mt 25,31-46).
cristo como manantial y modelo de toda caridad, sirviéndole
corporal y espiritualmente en la persona de los pobres"81. Además de asegurar la felicidad eterna, los pobres ahu-
yentan de sus servidores el miedo a la muerte 86 , procurándo-
Basta una visión de fe para reconocer a Cristo en los po- les paz y serenidad.
bres, pero sin esta mirada resulta imposible descubrirle en Los pobres, "amos y señores".—La expresión "los pobres
los más necesitados. Es necesario avivar la fe y llenarse de los son nuestros amos y señores" no es de cuño vicenciano; se
mismos sentimientos de Jesucristo para poder servirle en la remonta a la Edad Media su uso 87 . Sin embargo, San Vicen-
persona de los pobres. Así se lo recomendaba San Vicente a te contribuyó a popularizarla en el siglo xvil, comprome-
las Hijas de la Caridad: tiéndose en la práctica con el servicio de los pobres, él y sus
"Dadle la vuelta a la medalla y veréis con las luces de la fe Congregaciones. Estando en Roma, la oyó por primera vez,
que son ésos los que nos representan al Hijo de Dios, que según declara a las Hijas de la Caridad en la conferencia de
quiso ser pobre (2 Cor 8,9); él casi no tenía aspecto de hom- 19 de julio de 1640: "Oía yo leer la fórmula de los votos de
bre en su pasión y pasó por loco entre los gentiles... ¡Qué los religiosos hospitalarios de Italia, que era en estos térmi-
hermoso sería ver a los pobres, considerándolos en Dios y en nos: Yo hago voto y prometo a Dios guardar toda mi vida la
el aprecio que los tuvo Jesucristo! Pero si los miramos con pobreza, la castidad y la obediencia y servir a nuestros seño-
los sentimientos de la carne y del espíritu mundano, nos pa- res los pobres" 88 .
recerán despreciables"82.
84
En la Const. Lumen gentium del concilio Vaticano II nos encontra-
Los pobres, misterio de Cristo.—El misterio de Cristo en mos con textos alusivos a la Iglesia, misterio y sacramento universal de
los pobres se desvela por medio de la fe. Para Vicente de salvación. Cf. LG n. 1.8.48, etc.
Paúl, lo mismo que para Olier y Bossuet, los pobres son los Paralelamente a lo dicho sobre la Iglesia afirmamos de los pobres que
verdaderos ciudadanos de la Iglesia, a quienes pertenece en son "misterio y sacramento", es decir, realidad personal oculta a la que
tienen acceso los iniciados en la fe, y "signo" de la presencia de Cristo en
propiedad el Reino de Dios. Su "eminente dignidad" queda ellos.
destacada por la misión que cumplen en la ciudad de Dios. 85
S.V.P. III, 392; E.S. III, 359.
86
"Quienes abran sobre ellos el ojo interior —predicaba Bos- 87
ABELLY, L., o.c, l.III c.IX p.121.
suet, adoctrinado por el presidente de las Conferencias ecle- El título de "amos y señores", aplicado a los pobres, venía citándose
desde la Edad Media, para concederles la gracia de pensionistas de los bie-
siásticas de los martes—, quiero decir guiados por la fe, reco- nes de la Iglesia o, al menos, para indicar el destino o finalidad de los
nocen a Jesucristo en ellos; ven en ellos la imagen de su bienes eclesiásticos. Los pobres señalaban el estilo de vida que habían de
pobreza, los ciudadanos de su reino, los hijos verdaderos de llevar sus servidores, como lo demuestran los Estatutos de los Hospitalarios
su Iglesia, los miembros preferidos de su Cuerpo místico" 83 . de San Juan de Jerusalén, aprobados por Eugenio III (t 1153). Los mismos
Hospitalarios, en los Estatutos dados por Ramón de Pouy (f 1158), se decla-
Por la sola razón no hay acceso posible al misterio de raban "sclavi dominorum infirmorum". Todas sus obligaciones religiosas
Cristo en los pobres. Como la Iglesia es un gran misterio y dependían "ex parte pauperum". Es la Regla que fija la vida religiosa hos-
81 pitalaria más antigua. Cf. D.S. t.7 col.790-792.
Reg. Com. de las H. d.l. C. c.1,1. 88
82
S.V.P. XI, 32; E.S. XI, 725. S.V.P. IX, 25; E.S. IX, 42. Cf. S.V.P. X, 332; E.S. IX, 915-916. «¡De qué
85 orden hospitalaria se trata? ¿De los Hospitalarios de San Juan de Dios? Se
BOSSUET, B., Sermón sur l'éminent dignité des Pauvres dans l'Église.
ignoran por ahora las relaciones de Vicente de Paúl con los Hospitalarios
Sermons choisis (París 1874) p.383.
160 P.I. Fe y experiencia en una doctrina C.6. Misión salvífica de Jesucristo 161

Los pobres adquieren tal categoría a los ojos iluminados procurando que salgan de este mundo en buen estado, y los
por la fe de Vicente de Paúl, que subordina toda su vida al que curaren, hagan resolución de no ofender más a Dios,
servicio de tan grandes señores; ellos son los que nos benefi- mediante su gracia" 91 .
cian a nosotros con las riquezas del Reino; ellos son los ver- La superiora de la comunidad se llamará Hermana sir-
daderos ricos; nosotros, los pobres; ellos, los preferidos de viente 92 . El contacto con los pobres obliga a todas a vivir
Dios, los que nos hacen el favor de introducirnos en la ver- pobremente, pues no está bien que sus amos vivan en peor
dadera religión; nosotros somos indignos de servirles como situación. La comida y el vestido ha de ser acomodado al de
merecen. los pobres 93 , lo contrario debería enrojecer de vergüenza y
confusión a las Hijas de la Caridad. Tampoco debe exigir
"Pues bien —dice a los Misioneros en enero de 1657—, mejor trato en la enfermedad que el dado a los pobres 94 .
esta pequeña Compañía de la Misión procura dedicarse con El tiempo de la Hija de la Caridad pertenece a los po-
afecto a servir a los pobres, que son los preferidos de Dios;
por eso tenemos motivos para esperar que, por amor hacia bres. Conocemos ya la reglamentación y doctrina sobre el
ellos, también nos amará Dios a nosotros... Vayamos y ocu- trabajo, que ha de redundar siempre en provecho de la co-
pémonos con un amor nuevo en el servicio de los pobres, y munidad y de los pobres. Como las visitas, tanto activas
busquemos incluso a los más pobres y abandonados; reco- como pasivas, suponen frecuentemente una pérdida de tiem-
nozcamos delante de Dios que son ellos nuestros señores y po y un "perjuicio del servicio de los pobres" 95 , todas vigila-
nuestros amos, y que somos indignos de rendirles nuestros rán sobre este punto a fin de asegurar su entrega total a los
pequeños servicios"89. pobres.
La oración y la misa, a la que hay que asistir todos los
El carácter de "amos y señores" que ostentan los pobres días, tampoco están sujetas a una reglamentación fija, sino
configura la vida de las Hijas de la Caridad. Su estilo y com- que depende de las necesidades de los pobres a los que asis-
portamiento están marcados por las órdenes que dimanan de tan.
la caridad: "La caridad está por encima de todas las Reglas y
es preciso que todas lo tengan en cuenta. La caridad es una "Hay ocasiones en las que no es posible guardar el orden
gran dama; hay que hacer todo lo que ordena" 90 . En la men- de la distribución del día; por ejemplo, llamarán a la puerta
te vicenciana, las órdenes que provienen de la caridad se con- mientras hacéis oración para que una Hermana vaya a ver a
funden con las llamadas de los pobres. un pobre enfermo que la necesita con urgencia, ¿qué hacer?
Será conveniente que vaya cuanto antes y que deje la oración
La caridad les dio el nombre primero de "siervas de los
91
pobres enfermos", "para honrar la caridad de nuestro Señor, S.V.P. XIII, 551, Reglamento de las Hijas de la Caridad (1645).
92
su Patrón, asistiendo a los pobres enfermos... corporalmente, A partir de 1642, las Superioras de las Hijas de la Caridad se llamaron
administrándoles el alimento y medicinas; espiritualmente, Hermanas Sirvientes. Oigamos a San Vicente la explicación del origen de
este nombre: "Quiero deciros que uno de estos días, estando en un monaste-
de San Juan de Jerusalén, cuya fórmula "servir a nuestros señores los po- rio de las Anunciadas, según creo, me dijo su superiora que la llamaban
bres" era común entre ellos. Consta, sin embargo, que Vicente de Paúl ancilla. Esto me hizo pensar en vosotras. Esta palabra ancilla, mis queridas
conocía a los Hermanos de San Juan de Dios, instalados en Roma desde hermanas, es una palabra latina que quiere decir 'sierva'; ése fue el título
1584. Pero en ninguna de las fórmulas de los votos, según obra en las Pri- que la Santísima Virgen adoptó cuando dio su consentimiento al ángel
mitivas Constituciones de los hermanos de San Juan de Dios, aparece el para el cumplimiento de la voluntad de Dios en el misterio de la Encarna-
famoso título de "amos y señores", sino el de "hospitalidad perpetua, sir- ción de su Hijo, lo cual me ha hecho pensar que, en adelante, en vez de
viendo a pobres enfermos". Cf. Hermanos de San Juan de Dios, Primitivas llamar a las hermanas superioras con ese nombre de superioras, no utiliza-
Constituciones. Reglas y Constituciones 1585, tít.2 n.4; Constituciones 1587 remos más que la palabra de hermana sirviente. ¿Qué os parece?..." Y su
c.5. Por consiguiente, tiene que referirse San Vicente a los Hospitalarios de proposición fue aceptada (S.V.P. IX, 68-69; E.S. IX, 81).
93
San Juan de Jerusalén, que también se hallaban establecidos en Italia cuan- Cf. S.V.P. IX, 708; E.S. IX, 633-634. S.V.P. X, 406; E.S. IX, 973-974.
94
do nuestro ilustre viajero pisó la Ciudad Eterna. "Cuando una Hija de la Caridad es verdaderamente Hija de la Cari-
Pero de mayor trascendencia que el descubrimiento de la fuente en que dad estando sana, lo será también cuando esté enferma. Por eso se sentirá
aprendió Vicente de Paúl la fórmula de "amos y señores" es la aplicación muy contenta de verse servida lo mismo que los pobres enfermos. Deja de
que en la práctica hizo del famoso título, referido a los pobres. ser Hija de la Caridad si, al caer enferma, desea verse tratada con delicadeza"
89
S.V.P. XI, 392-393; E.S. XI, 273. (S.V.P. X, 340; E.S. XI, 922).
95
90
S.V.P. X, 595; E.S. IX, 1.125. Cf. S.V.P. X, 411; E.S. IX. 977.
162 P.I. Fe y experiencia en una doctrina

o, mejor dicho, que la continúe, ya que Dios es el que se lo PARTE SEGUNDA


manda... En este caso es dejar a Dios por Dios. Dios os llama
a hacer oración y al mismo tiempo os llama a atender96a SELECCIÓN DE ESCRITOS
aquel pobre enfermo. Eso se llama dejar a Dios por Dios" .
P O R M I G U E L PÉREZ FLORES
El trato con los pobres exige un cuidado y atención ex-
tremos. Las Hijas de la Caridad procurarán que no les falte
nada, que se cumplan las órdenes del médico, que sean asis-
tidos de todas las maneras. Luisa de Marillac, a la que he-
mos olvidado un tanto en nuestro estudio, vierte la misma
doctrina que su Director sobre la atención debida a los po-
bres. Ambos contribuyeron en la práctica a hacer de los po-
bres los "amos y señores" de la Iglesia y de sus Congregacio-
nes. Si no destacan en la historia de la espiritualidad por su
producción literaria espiritual, son indudablemente el gran
revulsivo de la reforma católica en Francia por la caridad
que desarrollaron y el espíritu evangélico que animó sus
obras. Cuatro siglos de pervivencia, desde el nacimiento de
Vicente de Paúl, ha confirmado la doctrina perenne que éste
extrajo principalmente del Evangelio de Jesucristo y que
procuró orientar hacia la santidad de los hombres para hacer
de ellos fieles imitadores de Cristo, evangelizador de los po-
bres.
Nos resta conocer la influencia doctrinal de San Vicente
de Paúl; pero esto pertenece a otra prospectiva histórica.
Dentro de la familia vicenciana como fuera de ella, el señor
Vicente, a partir de su muerte, el 27 de septiembre de 1660,
sigue atrayendo las miradas de todos los interesados en la
evangelización de los pobres. El juicio sobre su doctrina es-
piritual está dado; sólo falta que otros secunden sus llama-
das apremiantes para seguir a Cristo compasivo y rico en
misericordia.
96
S.V.P. X, 595; E.S. IX, 1.125.
INTRODUCCIÓN A LOS ESCRITOS
DE SAN VICENTE l

En 1925, el P. Pedro Coste, C. M., termina la publicación


de la obra titulada Saint Vincent de Paul, Correspondance,
Entretiens, Documents, en 14 vols., el último de los cuales
nos ofrece los índices de conceptos, de lugares y de personas.
La obra de Coste es un logro verdaderamente enco-
miable. El mismo autor es consciente de ello y nos lo dice
cuando, al final de la introducción, afirma: "La obra em-
prendida es considerable. Esperamos que sea igualmente
útil: en primer lugar a los eruditos, quienes encontrarán en
estas páginas muchos datos nuevos; a los futuros biógrafos
del Santo, a los que ahorrará largas y con frecuencia inútiles
investigaciones, y, finalmente, a todos Jos lectores, ya que
San Vicente es de esos hombres que uno va estimando y que-
riendo a medida que se le va conociendo mejor. Ahora bien,
estimarlo, quererlo, ¿no es ya sentirse inclinado a imi-
tarlo?" 2
A partir de 1925 nuevos hallazgos se van acumulando. La
revista Aúnales de la Congrégation de la Mission et des Fi-
lies de la Charité los va recogiendo, publicando y anotan-
do 3 . Más tarde, en 1970, el P. A. Dodin, C. M., publica en el
n. 19-20 de la revista que él mismo dirige, Mission et Charité,
todas las cartas que estaban diseminadas en los Aúnales. Se
puede considerar este número de Mission et Charité como el
suplemento al tomo XIV de Coste 4 . Otra revista de la C. M.,
Vincentiana, también se hace eco de los nuevos descubri-
mientos 5.
1
Para toda esta introducción nos hemos servido de la introducción
que el P. Coste pone al inicio de su obra. Lo que nosotros hacemos no es
más que el resumen de lo que allí más ampliamente se expone. Solamente
añadimos algunos detalles. Cf. COSTE, P., Saint Vincent de Paul, Corres-
pondance, Entretiens, Documents (París, J. Gabalda, 1922-1925), 14 vols.,
p.XI-XXXVIII.
2
COSTE, p., o.c, I, p.XXXVIII.
3
Anuales de la Congrégation de la Mission et des Filies de la Chari-
té, 102 (1937), 234; 106-107 (1941-1942), 568-570.
4
DODIN, A. C , C. M., Mission et Charité 19-20 (1970), MI, 1-212.
5
Vincentiana 1 (1968), 56; 1-2 (1971), 45-46; 1-2 (1973), 99.
166 P.II. Selección de escritos Introducción 167

La traducción española de la obra de Coste: San Vicente di Paoli pórtate da Parigi l'anno 1792. El segundo de los
de Paúl, obras completas, editada en Salamanca por Edi- registros contiene unos cien fragmentos de cartas diversas de
ciones Sigúeme, ha procurado recoger y poner en el lugar San Vicente.
propio todo lo que hasta el presente se conoce y ha sido En Avignon, Biblioteca nacional, existe el ms. 1292: Let-
publicado 6 . tres choisies du venerable Vincent de Paul, instituteur et
premier Supérieur General de la... Congregation de la Mis-
sion. Contiene unas 99 cartas o mejor, extractos de cartas. El
CORRESPONDENCIA manuscrito de Avignon parece representar una familia de
manuscritos muy extendidos antes de 1792. Uno de ellos se
No sabemos cuántas cartas escribió o firmó San Vicente. encuentra en la Cámara de los Diputados con el número 20.
Se han hecho cálculos y se afirma que bien pudo llegar a Otro se encuentra en la casa Madre de las Hijas de la
escribir más de 30.000 cartas. Sea lo que fuere de estos cálcu- Caridad.
los, el hecho es que hoy tenemos unas 2.747. Esta cifra la La Biblioteca de Lyón posee el manuscrito n.869: Livre
darnos teniendo en cuenta la traducción española de Coste contenant l'abrégé de la vie des prétres, eleres, fréres de la
que, como antes dijimos, ha procurado recoger todas las car- Congregation de la Mission qui ont vecu et qui sont morts
tas que se conocen y han sido publicadas hasta la fecha. La dans la pratique des vertus convenables a leur vocation. Des-
cifra de 3.435 es el resultante de la suma de las cartas propias de el folio 168 al folio 196 se contienen los extractos de las
de San Vicente más las cartas a él dirigidas, también publi- cartas de San Vicente. También se encuentran estos extractos
cadas por Coste. en el ms. 774 Delandine de la biblioteca del museo Calvet de
San Vicente unas veces redacta y escribe personalmente Avignon.
las cartas, otras veces las dicta o da la idea clave. Después las Los archivos del departamento de Vaucluse poseen un
corregirá si lo cree oportuno y añadirá algo que no había registro de treinta y siete folios, n.274 D y en ellos se encuen-
sido contenido en la misma. Sabemos que los Hermanos tran 42 extractos de las cartas de San Vicente.
Ducournau y Robineau fueron sus secretarios, sin excluir
El Archivo de la casa Madre de la C. M. tiene el ms. de
que acudiera a otros secretarios de ocasión cuando se trataba
Marseille: Extraits des lettres de saint Vincent de Paul dépo-
de cartas consideradas como circulares.
sées dans les archives de la Mission de France a Marseille.
Se conservan muchos originales de la correspondencia de
Contiene unos sesenta y cuatro fragmentos, más bien cortos,
San Vicente. Los Dossier de la Mission, des Filies de la Cha-
y son de las cartas dirigidas por San Vicente al P. Fer-
nté, de Turin, Cracovia, y el de la familia Hain.
mín Get.
El P. F. Combaluzier nos describe otros dos Dossiers: el
de Florence y el de Haye, teniendo ante sus ojos las fotogra- Hasta 1814 las Hijas de la Caridad de la parroquia de
fías de los originales enviados por A. Bugnini, C. M., y San Pablo en París poseían el manuscrito titulado Extraits
J. Orcibal 7 . de lettres de feu Monsieur Vincent et feu Mademoiselle Le
Además de los originales existen "colecciones" manuscri- Gras. Contiene este manuscrito cien fragmentos de cartas de
tas: La del Proceso de Beatificación; los dos registros de la San Vicente y siete solamente de Santa Luisa de Marillac.
Mission en los archivos de la Casa Madre de la C. M. El Actualmente este manuscrito está en la casa Madre de las
primer registro lleva una advertencia escrita en italiano: Co- Hijas de la Caridad.
pie di lettere n. cento settentotto-178-scritte da San Vincenzo Junto a las colecciones manuscritas tenemos también las
6
obras impresas. El primer biógrafo de San Vicente, Luis
COSTE, P., San Vicente de Paúl, obras completas, traducción española Abelly, nos da unas doscientas cartas en su obra: Vie du ve-
de A. Ortiz García, editada por la Edit. Sigúeme (Salamanca 1972-1979). nerable Serviteur de Dieu Vincent de Paul*. Pedro Collet,
Falta por publicar todo lo referente a los documentos, pero su publicación
parece próxima. C. M., nos da otras doscientas cincuenta en la vida que escri-
' COMBALUZIER, F., Annales de la C. M. et des Filies de la Chan- 8
ABELLY, L., La vie du venerable serviteur de Dieu Vincent de Paul...
té, 112-113 (1947-1948), 306-309. (París, Florentin Lamben, 1664), 3 t. en un vol.
168 P.U. Selección de escritos Introducción 169

be sobre San Vicente: Vie de saint Vincent de Paul9. En 1834 se dirigen a él y él les contesta. La reina, las señoras de la
aparece la obra de Gossin Saint Vincent de Paul peint par alta sociedad se convierten en sus colaboradoras y él se con-
ses écrits 10. En ella encontramos 76 cartas, dirigidas, la ma- vierte en servidor de ellas. Luisa de Marillac, cofundadora de
yor parte, a Santa Luisa y una de las súplicas de San Vicente las Hijas de la Caridad, es la que más favorecida se ve en la
al Parlamento. correspondencia del Santo. Encuentra en la correspondencia
La labor que el Superior General de la C. M. y de las un modo válido para atender a los Misioneros y a las Hijas
H. C. J. B. Etienne llevó a cabo para vitalizar a ambas co- de la Caridad. Los hombres del Parlamento y los magistra-
munidades, se inspiró en el espíritu del Fundador. Era lógi- dos también se cuentan entre los corresponsales de San Vi-
co que hiciera todo lo posible para que los escritos del Santo cente. Sabe situarse ante todas las circunstancias y sabe ilu-
pudieran ser leídos. Efectivamente, en 1844 mandó autogra- minarlas desde el Evangelio y desde el sentido común. Una
fiar la Collection des conférences de Saint Vincent, de plu- vez más citamos a Coste, que valora así la correspondencia
sieurs de ses lettres et de quelques conférences de M. Almé- del Santo: "En ella San Vicente se presenta sencillo, bueno,
ras. Al año siguiente publica las Conferencias espirituales a juicioso, práctico, a veces con humor, no pierde de vista los
las Hermanas, y diez años más tarde publica Recueil des di- mil detalles, por minuciosos que sean, en cualquiera de los
verses Exhortations et Lettres de saint Vincent aux Mission- asuntos que se le presentan. Siempre tiene puesta la mirada
naires, que contiene unas 700 cartas o fragmentos de las en Dios, su regla y guía, siempre agradecido al que le hace el
mismas. bien, siempre humilde y lleno de respeto a toda persona
El P. J. B. Pémartin, secretario de la C. M. y paisano de constituida en autoridad" 1S.
San Vicente publica cuatro volúmenes de cartas de San Vi- Nosotros ofrecemos una muestra, pequeña sin duda, pero
cente en 1880. recogió 2.039 cartas 11 . El P. Pémartin creía creemos que suficiente para sospechar e intuir lo que San
que existían pocas oportunidades para acrecentar el número. Vicente es.
De hecho, poco después se publicó un Suplemento. Los ha-
llazgos han ido sucediéndose hasta el presente. Todos estos
trabajos desembocaron en la gran obra de Coste completada
CONFERENCIAS A LAS HIJAS DE LA CARIDAD
por el Suplemento de Dodin y Vicentiana, como al inicio
dijimos 12 .
El valor de la correspondencia de San Vicente está en que Ciento veinte son las Conferencias a las Hijas de la Cari-
en ella se manifiesta lo que él es, se descubre a sí mismo, se dad que recoge Coste. El origen de estas conferencias está en
ve cómo se desenvuelve ante los acontecimientos y proble- el cuidado que las primeras Hermanas, empezando por San-
mas, cómo les sale al encuentro. Son muy variados los co- ta Luisa de Marillac, tuvieron de escribir las instrucciones
rresponsales de San Vicente: desde el Papa al párroco, pa- que San Vicente periódicamente les daba. Coste nos describe
sando por toda la gama de la jerarquía eclesiástica. Reli- cómo al terminar la conferencia las Hermanas se apresura-
giosos y religiosas (St. Juan F. de Chantce) acuden a él para ban a reproducirlas, teniendo algunas veces delante el esque-
encontrar un poco de luz para sus problemas, para encontrar ma que San Vicente había usado. Aunque no siempre, pero
el detalle que lleve a feliz término el asunto que se trae entre sí varias veces, el mismo Santo echaba una mirada a lo que
manos. Hombres de la política como el cardenal Mazarino, las Hermanas habían escrito. Así se fueron escribiendo va-
9
COLLET. P., Vie de Saint Vincent de Paul, instituteur de la C. M. et des rios cuadernos de conferencias. Muchos se han perdido, pero
Filies de la Charité (Nancy, A. Lescure, 1748), 2 t. aún se conservan 54 en los archivos de la casa Madre de las
10
11
GOSSIN, Saint Vincent de Paul peint par ses écrits (París 1834), Hijas de la Caridad. De estos 54, veinte están escritos por
PÉMARTIN. J. B., Lettres de Saint Vincent de Paul (Demoulin,
15
Paris 1880), 2 vols. COSTE, P., o.c, I, p.XIV. Otras valoraciones sobre la correspondencia
12
En 1889 apareció una colección autografiada compuesta exclusi- de San Vicente puede verse en DODIN, A., Saint Vincent de Paul, textes et
vamente por cartas de San Vicente a Santa Luisa: Lettres de saint Vincent eludes (Aubier, Paris 1949), p.36; IBAÑEZ. J. M., en la presentación de la
de Paul a Mademoiselle Le Oras. Son unas trescientas dieciocho, sacadas traducción española de Coste: San Vicente de Paul, obras completas I,
todas ellas de los origínales. p.29-30.
170 P.II. Selección de escritos
Introducción 171

Santa Luisa, dieciséis por Sor Isabel Hellot, otros dieciséis El Superior general, P. J. B. Etienne, manda al P. Grap-
por Sor Maturina Guérin y dos por Sor Juliana Loret 14 . pin que reedite las Conferencias a las Hijas de la Caridad. El
Muertos los Fundadores (1660), los Superiores generales P. Grappin lo hace, saliendo la obra de la imprenta en 1854.
siguientes tuvieron el mismo cuidado de perpetuar las ense- Este mismo año el P. Grappin edita un Supplément au pre-
ñanzas de San Vicente a sus Hijas. Era un verdadero tesoro mier volume de l'ancienne édition de Conferences de Saint
que por nada se debía perder. En 1670, Sor Maturina Gué- Vincent de Paul. En las ediciones de 1863, 1881, 1902 (estas
rin, Superiora general, manda hacer una copia. Resultan de dos últimas en tiempo del Superior general A. Fiat) reprodu-
ello cuatro volúmenes que no han llegado hasta nosotros, cen prácticamente la de 1845, añadiendo alguna conferencia
pero que, sin duda, sirvieron para otras copias. En 1691 otra más 19 .
Madre general, Sor Moreau, se compromete a hacer otra co- Coste recoge, como ya dijimos, 120 conferencias, pero no
pia de las conferencias. Consulta al P. Jolly, Superior gene- ha seguido la edición del P. Grappin, sino que ha acudido
ral, quien le advierte: "Es preciso que esté bien segura de la directamente a los ms. S. V. 3, S. V. 4. Ha recogido nueve
fidelidad de aquellos a quienes quiere confiar hacer la copia instrucciones dadas a las Hermanas y la alocución del 27 de
de las conferencias, porque un hombre que estuviera en ne- agosto de 1660 que provienen de la Colección Procés-
cesidad podría perfectamente sin escrúpulos hacer dos co- verbaux des Conseils tenus par Saint Vincent et N. V. Mere
pias y venderlas después muy caras a algunas curiosos". Mademoiselle Le Gras; tres conferencias necrológicas saca-
Sólo hasta 1803 no se imprimen las conferencias de San das de los mss. Def. 2 y Def. 7, una conferencia de las Confe-
Vicente a las Hijas de la Caridad. Con el título de Conferen- rences spirituelles pour les Filies de la Charité par plusieurs
ces de Saint Vincent de Paul15, un sacerdote de la diócesis de supérieurs et directeurs de la Compagnie; del ms. S. V. 9 ha
Toulouse llamado Bournac las imprime en 1803. Sin embar- escogido 12 pláticas 20 .
go, esta edición no agrada. La desautorizan los Vicarios ge-
nerales P. Brunet y Placiard y la Madre general Sor Deleau.
El juicio dado por el P. Viguier, Director general de las Her- CONFERENCIAS A LOS MISIONEROS
manas, es muy duro: "Sería una ofensa a San Vicente decir
que esta obra es suya" 16 . La crítica actual es mucho más En 1960 el P. Andrés Dodin publica los Entretiens spiri-
benévola. En todo caso, afirma el P. Combaluzier, la obra de tuels aux missionnaires, recogiendo en esta obra todo lo que
Bournac es la edición príncipe de las Conferencias de San Coste nos ofreció en la suya. Pero Dodin nos da algo más:
Vicente a las Hijas de la Caridad n . nos da una nueva división de la obra, establece el orden cro-
Otro Vicario general, el P. Boujard, manda imprimir de nológico de las piezas. En la introducción señala las particu-
nuevo las Conferencias añadiendo 50 conferencias a las co- laridades de las conferencias, repeticiones de oraciones, avi-
nocidas por la primera impresión. La obra sale a la luz sos en el capítulo de faltas y de las frases sacadas de la
en 1825. Esta obra reproduce el ms. S. V. 17 que actualmente biografía que escribió Abelly. Coincide sustancialmente con
se encuentra en los archivos de la casa Madre de las Hijas de lo que Coste nos dice sobre la fijación del texto y añade unos
la Caridad 18 . criterios de interpretación muy dignos de tenerlos en cuenta
14
COSTE, O.C, IX, p.XI-XXVI. Cf. Traducción española, Edic. Sigúe- al estudiar la palabra de San Vicente 21 .
me, IX, p.7-19; COMBALUZIER, F., Conferences aux Filies de la Charité
'» El título es el mismo de la edición de 1825. Cambia la impren-
(París 1952), p.VII-XII en la nota bibliográfica.
15 ta: Impr. d'Adrien Le Clére. Paris, 1854; Jules Le Clére et Cié, 1863;
BOURNAC, Conferences de S. Vincent de Paul, fondateur de la C. Ai. et Pillet et Dumoulin, 1881; Dumoulin, 1902.
instituteur des Filies de la Charité (Impr. Vincard, Paris 1803), 2 t. 20 COSTE, O.C, IX, p.XXVI n.23. Cf. Traducción española, Edic Si-
16
Esta frase la reproduce COSTE, O.C, IX, p.XXII; en la edición de gúeme, IX, p.19 nota 23.
1881, t. I, p.VI; COMBALUZIER, O.C, p.VIII. 21 DODIN, A., Entretiens spirituels de Saint Vincent de Paul aux mis-
17
COMBALLIZIER. F., o.c, p.VIII. sionnaires (Éd. Seuil, Paris 1960). Cf. COSTE, X, p.V-XX; traducción
18
Conferences spirituelles tenues pour les Filies de la Charité par española, Edic. Sigúeme (Salamanca 1972-1974). Esta traducción se ha
S. Vincent de Paul recueillies de mémoire par quelques soeurs presentes hecho a base no del texto de Coste, sino del texto de Dodin. Al final
et revues par un prétre de la Congrégation de la Mission (Impr. Démon- del t. XI/3 y XI/4 se da un índice de concordancias entre las tres obras.
ville, Paris 1825).
Introducción 173
172 P.II. Selección de escritos

Se calcula que San Vicente pronunció unas 1.000 confe- da, t. XI y XII. Finalmente, la obra de Dodin, como queda
rencias, pero solamente conocemos el texto de 31. De las dicho.
2.000 posibles repeticiones de oración sólo tenemos 52. No En las conferencias San Vicente se da cuenta de la cali-
sabemos si tomó la palabra en los 1.200 capítulos de faltas dad del auditorio y las prepara. En las repeticiones de ora-
que pudo presidir, pero el hecho es que solamente conoce- ción es más espontáneo. Sólo duran de diez a quince minu-
mos cuatro de sus posibles intervenciones. tos, y lo que pretende es orientar en la vida de oración,
estimularla y al mismo tiempo tomar conciencia de la vida
Otras intervenciones de San Vicente como consejos que espiritual de la comunidad. En los avisos se atiene a las cir-
dio a particulares, exhortaciones aprovechando circunstan- cunstancias: unas veces corrige, que es lo propio del acto, y
cias especiales: envío de Misioneros a quehaceres de especial otras da avisos de diferente naturaleza y hasta aprovecha la
relieve, etc., sabemos que existieron, pero son pocas las que ocasión para dar noticias que interesan a los miembros de la
han llegado a nosotros. comunidad. Es siempre el maestro espiritual de la comuni-
Los avisos de San Vicente al final de los ejercicios espiri- dad a la que intenta llevar por los caminos de la fidelidad,
tuales de la comunidad tenidos en San Lázaro en 1632 es el según las exigencias de la vocación misionera y sacerdotal.
primer texto que poseemos, pero desconocemos el autor. Todos los miembros de la comunidad podrían decir lo que
Tampoco sabemos quiénes fueron los copistas que recogie- Bossuet escribió al Papa Clemente XI (2 de agosto de 1702):
ron la palabra del Santo desde 1647-1648. Sabemos que los Cuantos atentos le oíamos, sentíamos que se realizaba en él
Hermanos Ducournau y Robineau procuraron poner por es- aquella frase del apóstol: Si alguna habla, que sus palabras
crito lo que San Vicente les decía. Sobre todo el H. Ducour- sean como palabras de Dios, y dirigiéndose a los misioneros
nau, primero por iniciativa propia, y cuando convenció a decía: Qué felices sois al poder ver y escuchar todos los días
otros misioneros de la conveniencia de hacerlo, de una ma- a un hombre tan lleno de Dios24.
nera "oficial". No obstante las dificultades que semejante Lo que nosotros ofrecemos no es más que una pequeña
tarea suponía, se llevó a cabo, sin que San Vicente se entera- muestra, demasiado pequeña, del acervo doctrinal vicen-
ra para nada de que le recogían lo que él decía a la comuni- ciano 25 .
dad. Desgraciadamente, no conservamos nada de este mate- En lengua española tenemos tres ediciones: la de 1867-68;
rial, si se exceptúa la conferencia del 30 de mayo de 1659. la de 1827, anotada por el P. Carmelo Ballester, y la edición
Las fuentes que actualmente tenemos son las copias ma- de Sigúeme 1972-1975.
nuscritas de los siglos xvil y xvm. Dos colecciones: la colec- Los temas que San Vicente trata en sus conferencias a las
ción A, que contiene extractos de las conferencias y de las Hijas de la Caridad son aquellos que consideraba más pro-
repeticiones, y la colección B, que contiene el texto íntegro pios y adecuados para crear en ellas la Hija de la Caridad
de 31 conferencias. También la vida de Abelly nos suminis- que tenía en sus deseos. Les habla de la vocación de la Hija
tra material, pero solamente en cuanto a su contenido sus- de la Caridad, de su espíritu, de sus compromisos con los
tancial. pobres enfermos, niños expósitos, ancianos, galeotes, etc.
En 1844 se imprimen por primera vez las conferencias en Les habla de la organización de la vida comunitaria expli-
dos volúmenes 22 . En 1881 se reimprimen con un nuevo títu- cándoles y dando un gran sentido a los reglamentos, y las
lo: Avis et conférences de Saint Vincent de Paul aux mis- prácticas de la comunidad. Les habla de la oración y de los
sionnaires, de la Congrégation de la Mission n. sacramentos: confesión y comunión. Les pone en guardia
La tercera impresión es la de Coste en la obra ya conoci- contra los peligros del mundo, las tentaciones, la infidelidad
22
al designio de Dios sobre la Compañía y cada una de las
Collection des conférences de S. Vincent, de plusiers de ses lettres Hermanas en particular. Aprovecha circunstancias especia-
et de quelques conférences de NI. Alméras, son premier successeur. El
segundo volumen llevaba este otro título: Recueil de diverses exhortations 24
COLLET, P., Vie de Saint Vincent t. II, 113.
et lettres de Saint Vincent de Paul aux missionnaires pour jaire suit au 25
Para valorar las conferencias puede también consultarse IBÁÑEZ, J. M.,
premier volume de ses conférences touchant l'explications des regles en la presentación de la traducción española de COSTE, o.c, t. I, p.36-37,
communes. Ed. Sigúeme (Salamanca 1972).
23
Fue editado en Pillet Dumoulin (París 1881).
174 P.H. Selección de escritos Introducción 175
les como puede ser el jubileo, la elección de cargos, la mi- Coste, en el tomo XIII, ha intentado recoger lo que ha
sión que a algunas Hermanas se les confía en provincias, podido y ha creído útil para la historia de San Vicente. Ha
lejos de París. San Vicente usa las conferencias para ir mode- clasificado todo el material en cinco apartados: documentos
lando en ellas la verdadera Hija de la Caridad, su espiritua- relativos a la persona de San Vicente. En este apartado reco-
lidad, su presencia propia en la Iglesia y en el mundo. Sin ge todos los documentos de su caminar en la jerarquía ecle-
duda, es la obra más original que ha salido de su espíritu. siástica, los distintos oficios y beneficios que tuvo. Son inte-
El método que usa es el catequético. Hace hablar a las resantes un sermón sobre el catecismo, y dos sobre la
mismas Hermanas y aprovecha siempre la idea de la Herma- comunión; el esquema de una preparación de la visita pasto-
na para ir exponiendo la idea que a él le interesa. Se aprove- ral del obispo a la parroquia; sus testimonios en la beatifica-
cha de todo: de los sucesos más ordinarios, de las compara- ción de San Francisco de Sales; su deposición sobre Saint-
ciones más sencillas. Muchas Hermanas no tenían gran Cyran; extractos de las notas del Cardenal Mazarino en las
cultura y, sin embargo, San Vicente quería llenarlas de un que alude a San Vicente; un estudio sobre la gracia; consejos
gran amor a Dios y a los pobres. Había que llegar a su inte- a un amigo que deseaba un acuerdo con los jansenistas; el
ligencia y corazón. Lo que le interesaba es que aquellas bue- diario de los últimos días de San Vicente redactado por uno
nas Hermanas, muchas de ellas provenientes del campo, to- de los misioneros, etc.
masen conciencia de su vocación, se llenasen del espíritu de El segundo apartado recoge los documentos relativos a la
Cristo y de un amor sin medida a los pobres. Congregación de la Misión: los primeros documentos de su
Nosotros ofrecemos en esta selección solamente algunas fundación y aprobación arzobispal; el largo camino de la
de las conferencias del Santo, aquellas que creemos más fun- aprobación romana; las aprobaciones civiles de la Congrega-
damentales para la comprensión de la espiritualidad de las ción; actas de fundación de algunos establecimientos; actas
Hijas de la Caridad 26 . de asambleas generales de la Congregación tenidas por San
Vicente; breves pontificios relativos a la vida de la C. M.,
O T R O S DOCUMENTOS verbigracia, aprobación de los votos, determinación del voto
de pobreza, etc. N
La palabra de San Vicente de Paúl no se reduce al ámbi- Los documentos relativos a las Cofradías de la Caridad
to de la Comunidad de los Misioneros y de las Hijas de la llenan el apartado tercero. Son reglamentos diversos dados
Caridad. Fue misionero del campo y dio misiones "popula- por San Vicente a las diversas cofradías de la Caridad: cofra-
res" hasta bien entrado en años. Fue fundador y animador días de mujeres, de hombres y mixtas; cofradías sitas en lu-
espiritual y apostólico de las Cofradías de la Caridad y de las gares diversos.
Damas de la Caridad. Por elección del mismo San Francisco El cuarto apartado se refiere a los documentos relativos a
de Sales se encargó de dirigir a las religiosas de la Visitación las Hijas de la Caridad. Contiene reglamentos de las comu-
en París. No nos podemos olvidar de sus tiempos de párro- nidades, bien de algunas en particular; la aprobación de la
co. En fin, de todas estas actividades la historia nos ha deja- Compañía por el arzobispo de París; la aprobación por el
do algo, aunque no siempre con la fortuna de poder leerlo, Parlamento, y, sobre todo, las actas de los consejos, que su-
como es el caso de las exhortaciones a las religiosas de la man un total de 29 actas, llenas de interés para conocer la
Visitación, todavía en el misterio de los archivos 27 . De las marcha de la Compañía en sus primeros años de existencia y
conferencias a las Damas conservamos 15 esquemas. bajo la guía directa de los Fundadores, etc.
26
Para un conocimiento mejor y una valoración más amplia de las El último apartado se refiere a las Damas de la Caridad.
Conferencias a las Hijas de la Caridad, puede consultarse: COSTE, P., O.C, Esquemas de conferencias o extractos de las mismas; regla-
IX, p.XI-XVI; COMBALUZIER, F., o.c, p.VII-XII. DODIN, A., Saint Vincent mento para las Damas del Hótel-Dieu y el proyecto de un
de Paul, textes et études (Aubier 1949), p.52-53; IBAÑEZ, J. M., en la
presentación a la traducción española de Coste, I, p.30-34, edic. Sigúeme reglamento para las Damas de la Corte, etc. 28
y a la traducción de la introducción de Coste en el t. IX/1, p.7-19. De la utilidad de todos estos documentos no se puede
2
' IBAÑEZ, J. M., Presentación a la traducción española de Coste, 28
COSTE, P., Saint Vincent de Paul. Correspondance, Entretiens, Docu-
I, p.35. ments XIII, 1-831.
176 P.U. Selección de escritos

discutir. Son documentos oficiales, públicos la mayor parte Stc-ut rm/tt me JPater,etEIJo rnittc vas.Jo.2o.
de ellos y de un valor muy estimable para la historia. Nos
hace ver facetas muy interesantes de este hombre extraor-
dinario.
Coste nos da 220 documentos, pero se han ido descu-
briendo más 29 .
29
Aúnales de la Congrégation de la Mission et des Filies de la
Charité 102 (1937), 234; 106-107 (1941-1942), 568-570; 114-115 (1949-1950),
128; 116 (1951), 107. Annali della Missione, XXXII (1925), 174; 3-4 (1972),
222; 1 (1973), 37, ss.; 3-4 (1975) separata. Vincentiana, 28 (1960), 266;
32 (1961), 361; 1 (1968), 56; 1-2 (1971), 45, 46; 6 (1972), 256; 1-2 (1973),
105, ss.; 3 (1972), 115. Mission et Charité, 2 (1962), 495; 19-20 (1970),
177-178.
La traducción de Coste por SÍGUEME tiene el propósito de introducir
otros muchos documentos hallados después de 1925.
En la Selección de Escritos nos servimos de las siguientes siglas:
S.V.P., Saint Vincent de Paul: Correspondance, Entretiens, Documents,
obra preparada por P. Coste.
E.S.: Ediciones Sígueme. Corresponde a la traducción española de la
obra preparada por Coste.

Cristo enviando a sus apóstoles a evangelizar a los pobres.


Grabado de las Reglas y Constituciones de la Misión (1658).
I. CARTAS A FAMILIARES

1. A L SEÑOR DE C O M E T

Señor:
Hace dos años, al contemplar los progresos de mis asun-
tos, cualquiera hubiera podido decir que la fortuna, en contra
de mis méritos, se afanaba en hacerme más envidiado que
1. (CA).—El original, de una escritura apretada y menuda, comprende
tres páginas en 4.fi Su historia vale la pena de ser conocida. Pasó, con el
original de la carta siguiente, de las manos del señor Comet a las de Catali-
na de Comet, esposa de Juan de Saint-Martin. Saint-Martin d'Agés, su hijo,
las encontró en 1658 hojeando los papeles de su familia. Contento por su
hallazgo, se las llevó al canónigo de Saint-Martin, tío suyo y amigo íntimo
del Santo. |Qué gusto le va a dar al señor de Paúl volver a leer estas pági-
nas!, pensó el buen canónigo; e inmediatamente ordenó hacer una copia
para su ilustre amigo. La copia no duró mucho tiempo en manos del San-
to; después de leerla, la quemó. Al levantar el velo que ocultaba dos años de
su juventud, los más trágicos y gloriosos a la vez, la revelación de estos
documentos hería su profunda humildad. Su carta de agradecimiento al
canónigo Saint-Martin fue a la vez una carta de súplica: le pedía con insis-
tencia que le remitiera el original. El hermano Ducournau, su secretario,
previno al canónigo de Dax del peligro que corría el precioso manuscrito si
llegaba a manos del Santo y le aconsejó que se lo enviara a Juan Watebled,
superior del colegio de Bons-Enfants. Así se hizo (L. ABEI.I.Y. o.c, I
c.IV, 17).
Juan Watebled enseñó esta carta a Antonio Portail, Renato Almeras,
Tomás Berthe, Juan Dehorgny, el hermano Ducournau y quizá otros más
pudieron conocerla. Inútil describir su admiración y alegría. Aquellas pági-
nas eran una revelación para ellos. Era el mes de agosto de 1658. El herma-
no Ducournau se apresuró a dar las gracias al canónigo Saint-Martin. El
Santo estuvo esperando mucho tiempo el original que había pedido. El 18
de marzo de 1660, al sentir próximo su fin, renovó sus súplicas en una carta
que luego publicaremos.
Las dos cartas al señor de Comet quedaron en los archivos de San Láza-
ro hasta 1789 ó 1791. Fueron robadas en el saqueo o confiscadas dos años
más tarde con los demás bienes. ¿Cómo llegó la primera de estas cartas a
manos de Pelletier de Saint-Fargeau, y luego a las de su colega Carnot? No
lo sabemos. El 31 de enero de 1854 figuraba en una venta de autógrafos,
junto con otras cartas de San Vicente y varios planes de sermones y discur-
sos para las asambleas de las damas de la Caridad del Hótel-Dieu. El mes de
mayo de aquel mismo año se la señala en un catálogo de Laverdet como
procedente de la colección del señor de La Bouisse-Rochefort, con el valor
de 500 francos. Laverder la cambió por dos manuscritos de Montesquieu.
Poco después le volvemos a encontrar en Fontenay-le-Comte en la colección
de autógrafos de la señora Josefa Fillon. Benjamín Fillon se la dio a las
Cristo orando en el huerto. Grabado de la Regla de perfección, Hijas de la Caridad que atendían al hospital de Fontenay. Allí es donde
de B. de Canfield. actualmente se encuentra, cuidadosamente guardada en un álbum precioso,

S. V. Paúl 2 7
178 P.Il. Selección de escritos /. Cartas a familiares 179
1
imitado ; por desgracia, eso no era más que para representar concedido tan feliz logro en mi empresa como las apariencias
en mí su inconstancia y su capricho, convirtiendo luego su me prometían.
gracia en desgracia y su ventura en desventura. Partí, pues, con este propósito, atrapé a mi hombre en
Ha podido usted saber, por estar al tanto de mis asuntos, Marsella, le hice prender y me avine con él por trescientos
cómo encontré, a mi regreso de Bordeaux 2 , un testamento escudos, que me pagó al contado 5 . Estando a punto de partir
hecho a mi favor por una buena señora anciana de Toulouse, por tierra, me animó un gentilhombre, con quien me había
cuyos bienes consistían en algunos muebles y unas tierras que alojado, a embarcarme con él hasta Narbona, viendo la bo-
la Cámara bipartita 3 de Castres le había adjudicado por tres- nanza del tiempo que hacía; lo cual hice para poder volver
cientos o cuatrocientos escudos que un bribón malvado le más pronto y para poder ahorrar o, por mejor decir, para no
debía; para retirar una parte de ellos, me encaminé allí para regresar nunca y perderlo todo.
vender dichos bienes, aconsejado de mis mejores amigos y de
la necesidad que tenía de dinero para satisfacer las deudas que El viento nos fue tan favorable como para poder llegar
había contraído y los grandes gastos que suponía tendría que aquel mismo día a Narbona, que estaba a cincuenta leguas, si
hacer para llevar a cabo el asunto que mi temeridad no me Dios no hubiese permitido que tres bergantines turcos 6 , que
permite nombrar 4 . costeaban el golfo de Lyón para atrapar las barcas que venían
de Beaucaire, donde se celebraban unas ferias que se cree son
Al llegar a aquel lugar, me encontré con que el bribón de las más hermosas de la cristiandad 7 , cargasen contra nos-
había abandonado su país, huyendo de una orden de captura otros y nos atacasen tan vivamente que, después de matar a
que la buena mujer había conseguido contra él por esta mis- dos o tres de los nuestros y herir a todos los demás, incluso a
ma deuda, y me advirtieron cómo realizaba buenos negocios mí, pues recibí un flechazo que me habrá de servir de baróme-
en Marsella y que disponía de abundantes medios. Por lo cual tro por el resto de mi vida 8 , nos vimos obligados a rendirnos a
mi procurador concluyó (tal como, en realidad, la naturaleza aquellos felones, peores que tigres, cuyas primeras explosio-
de mis asuntos requería) que debería encaminarme a Marse- nes de ira consistieron en descuartizar a nuestro piloto en cien
lla, ya que él poseía en dicho lugar buenos recursos. No mil pedazos, por haber matado a uno de los principales de los
teniendo dinero para realizar el viaje, vendí el caballo que suyos, aparte de otros cuatro o cinco forzados que los nuestros
había alquilado en Toulouse, pensando pagarlo a mi regreso, les mataron. Hecho esto, nos encadenaron, después de haber-
que el infortunio ha ido retrasando hasta tal punto de que mi nos curado groseramente, siguieron su rumbo, cometiendo
vergüenza es grande por haber dejado mis negocios tan em- mil clases de robos, aunque dando la libertad, después de
brollados; lo cual yo no hubiera hecho si Dios me hubiese haberlos saqueado, a todos los que se rendían sin combatir. Y
que la protege del desgaste. Abelly no la reproduce por entero; omite los finalmente, cargados de mercancía, al cabo de siete u ocho
pasajes que le parecen poco dignos del Santo, entre otros los que podrían 5
engendrar la sospecha de que San Vicente creía en la alquimia. Fermín El Santo escribe que se los pagó "contento'' (contení); poco importa la
Joussemet, sobrino de la señora Fillon, la publicó íntegra en 1856 en la ortografía; creemos que la palabra "al contado" (comptant) responde mejor
Revue des Provinces de l'Ouest. a su pensamiento.
6
El destinatario de la carta es el señor de Comet el joven (cf. ABELI.Y. O.C, Los bergantines eran entonces pequeños navios con puente, de la fa-
c.IV, 14). Escribimos Comet y no Commet para conformarnos con la orto- milia de las galeras, con una sola vela, de ocho a dieciséis bancos con un
grafía que siguen el Santo y los miembros de la familia Comet. solo remero y remos largos y delgados.
1 i Beaucaire era el mercado central de los productos llegados de Levante.
San Vicente dirigía por entonces con éxito en Toulouse un pensiona-
do muy frecuentado. La feria se abría todos los años el 22 de julio y traía a esta ciudad un
2 número incalculable de barcos procedentes de Marsella, Cette, Aigues-
Se ha llegado a pensar que el duque d'Épernon había llamado al San-
to para proponerle una sede episcopal (cf. P. COLLET. La vie de saint Vin- Mortes, etc. A la partida, los barcos que se dirigían a alta mar, se escoltaban
cent de Paul I [Nancy 1748], 2 vols. en 4 o , 15). entre sí o se hacían acompañar por las galeras para protegerse en caso de
5
Cámaras establecidas por el edicto de pacificación de 1576 en el Parla- ataque. Los piratas levantinos o berberiscos les cortaban el paso, puestos al
mento de París y en el de Toulouse, con residencia en Castres, para juzgar acecho a lo largo de las costas, no lejos de la desembocadura del Ró-
las causas en las que estaban interesados los reformados; los católicos y los dano (cf. Th. FASSIN, Essai historique et juridique sur la foire de Beaucaire
protestantes formaban parte de ellas en igualdad de número. [Aix 1900], en 8.Q; A. BOUTIN, Les traites de paix et de commerce de la
4
¿Se trataría quizá, según se ha dicho, de la sede episcopal propuesta France avec la Barbarie, 1515-1830 [París 1902], en 8.a).
8
por el duque d'Épernon? Al Santo le dolía esta herida en los cambios de tiempo.
/. Cartas a familiares 181
180 P.II. Selección de escritos
Yo fui vendido a un pescador, que pronto tuvo que des-
días, se dirigieron a Berbería, antro y madriguera de ladro- prenderse de mí, por no haber nada tan contrario para mí
nes 9 , sin permiso del Gran Turco, en donde una vez llegados como el mar; el pescador me vendió a un anciano, médico
nos pusieron en venta, con el proceso verbal de nuestra captu- espagírico H , excelente destilador de quintaesencias, hombre
ra, que ellos decían haber realizado en un navio español, ya muy humano y tratable, el cual, según me decía, había traba-
que, sin esta mentira, hubiéramos sido liberados por el cón- jado durante cincuenta años en la búsqueda de la piedra
sul que el rey tiene allí para asegurar el libre comercio a los filosofal, siempre en vano en cuanto a la piedra, pero muy
franceses10. afortunadamente en otras clases de transmutaciones de meta-
Para proceder a nuestra venta, después de despojarnos de les. Doy fe de que yo le vi muchas veces fundir juntas cantida-
todo y dejarnos completamente desnudos, nos entregaron a des iguales de oro y de plata, disponerlas en láminas peque-
cada uno un par de calzones u , una casaca l2 de lino y un ñas, añadir luego una capa de cierta especie de polvo, encima
bonete, y nos pasearon por la ciudad de Túnez, adonde ha- una nueva capa de láminas, y luego otra capa de polvos, todo
bían ido expresamente para vendernos. Tras obligarnos a dar ello en un vaso o crisol como el que usan los orfebres en su
tres o cuatro vueltas por la ciudad, con la cadena al cuello, fundición, tenerlo todo al fuego durante veinticuatro horas,
nos devolvieron al barco, para que los mercaderes viniesen a abrirlo luego y encontrar la plata convertida en oro; y muchas
ver quién es el que podía comer bien o no, y mostrarles cómo más veces todavía le vi endurecer y solidificar el mercurio en
nuestras llagas no eran mortales; hecho esto, nos condujeron plata fina, que vendía luego para dárselo a los pobres. Mi
de nuevo a la plaza, adonde acudieron los mercaderes para ocupación consistía en mantener el fuego en diez o doce
visitarnos, lo mismo que hubieran hecho para comprar un hornos; en lo cual, gracias a Dios, yo no sentía más disgusto
caballo o un buey, haciéndonos abrir la boca para examinar que placer. El me quería mucho y le gustaba discurrir con-
nuestros dientes, palpando nuestros costados, sondeando migo sobre alquimia y más aún sobre su ley, a la que se
nuestras llagas y haciéndonos caminar al paso, y trotar y esforzaba mucho en convertirme, prometiéndome grandes ri-
correr, levantar luego cargas para ver la fuerza de cada uno, y quezas y todo su saber.
otras mil clases de brutalidades 13 .
9
Dios mantuvo siempre en mí una esperanza de liberación
Utiliza el Santo la palabra spéloque, rara en francés, del latín gracias a las asiduas plegarias que le dirigía a él y a la santa
spelunca.
10
Las Capitulaciones de 1535, 1569, 1581 y 1604 estipulaban que los Virgen María, por cuya intercesión yo creo firmemente que
corsarios berberiscos respetarían la libertad del comercio francés. he sido libertado. De este modo, la esperanza y la firme
11
12
Utiliza la palabra braies, especie de bragas o zaragüelles. creencia que tenía de volver a verle, señor, me hizo ser asi-
Hoqueton, una especie de casaca. duo en rogarle que me enseñase el medio de curar el mal de
13
Esta descripción corresponde casi al pie de la letra a las que nos
han dejado otros esclavos liberados. A Boutin resume así sus testimo- la piedra, en el que todos los días le veía hacer milagros; lo
nios (o.o, 162): "Toda la mañana había una exposición de cautivos. cual hizo, mandándome incluso preparar y administrar sus
Según dicen los testigos oculares, era aquel el momento más triste de la ingredientes. ¡Oh, cuántas veces he deseado 15 haber sido es-
cautividad. Totalmente desnudos, bajo los rayos ardientes de un sol tropical, clavo antes de la muerte de su hermano y conmaecenas 16 en
tenían que prestarse a toda clase de tocamientos por parte de los compra-
dores. Estos los palpaban, lo mismo que se hace hoy en los mercados con
los caballos y los bueyes. Examinan su conformación, el valor de sus Pedro Dan (Histoire de Barbarie et de íes corsaires [París 2 1649], en 8.Q.
músculos. Prueban sus fuerzas. Les hacen andar, correr o saltar. Miran 285) calcula en siete mil el número de cristianos en cautividad en sólo
sus dientes, las palmas de sus manos..." el reino de Túnez, durante los primeros años del siglo xvii. El dueño
En Argel, la venta se hacía por medio de comisionistas. Estos daban tenía sobre el esclavo derecho de vida y muerte; podía guardárselo, ponerlo
vueltas por el mercado, por debajo de los pórticos, enumeraban las cuali- en libertad o volverlo a vender. El esclavo era una cosa suya.
14
dades —verdaderas o falsas— de los cautivos y terminaban su discurso Los médicos espagíricos explicaban los cambios orgánicos del cuerpo
indicando el precio: a tantas piastras. Los compradores presentes pujaban, humano sano y enfermo lo mismo que los químicos de su época expli-
y el esclavo quedaba adjudicado al mejor postor, pero había también caban los del reino inorgánico. Paracelso fue, en el siglo xvi. el fun-
esclavos defectuosos, enfermos, enclenques o viejos, que no hubieran podido dador y el jefe de esta escuela.
encontrar comprador si se les hubiese puesto individualmente en venta; 15
En el original se repite la palabra désiré, deseado.
se hacía entonces un lote de esclavos semi-robustos y semi-enclenques, y i6 Mecenas, favorito de Augusto, fue en su tiempo protector de los
el total se adjudicaba de la forma acostumbrada (A. BOUTIN, O.C, 166). hombres de letras, especialmente de Virgilio y de Horacio.
182 P.H. Selección de escritos I. Cartas a familiares 183

hacerme bien n , y haber tenido el secreto que ahora le en- que oyó decir que el señor de Breves, embajador del rey de
vío 18 , rogando a usted que lo reciba con tan buen corazón Turquía 2 2 , venía con buenas y expresas patentes del Gran
como es firme mi creencia de que, si hubiese yo conocido lo Turco a reclamar a los esclavos cristianos.
que le envío, la muerte no hubiese triunfado ya sobre él (al Me compró un renegado 2S de Niza, en Savoya, malo por
menos por este medio), aunque se diga que los días del hom- naturaleza, que me condujo a su tetnat24; así se llama la
bres están contados antes Dios. Es verdad; pero no porque finca que uno tiene como aparcero del Gran Señor, ya que el
Dios hubiese contado que sus días fuesen en tal número, pueblo no tiene nada; todo es del sultán. El tetnat de éste
sino que Dios lo previo así y el número de sus días fue cono- estaba en la montaña, donde el terreno es sumamente cálido
cido que era el que era, por haber muerto cuando murió. y desierto. Una de las tres mujeres que tenía (como greco-
Estuve, pues, con aquel anciano desde el mes de septiem- cristiana, pero cismática) estaba dotada de buen entendi-
bre de 1605 19 hasta el próximo mes de agosto, cuando fue miento y me quería mucho, pero al final, aún más, otra,
tomado y llevado al gran sultán 20 a trabajar para él; pero fue turca de nacimiento, que sirvió de instrumento a la inmensa
en vano; porque murió de pena en el camino. Me dejó a un misericordia de Dios para retirar a su marido de la apostasía
sobrino suyo, verdadero antropomorfita 21 , que me volvió a y devolverle al seno de la Iglesia, y contribuyó a libertarme
vender inmediatamente después de la muerte de su tío por- de la esclavitud. Curiosa por conocer nuestra manera de vi-
17 vir, acudía todos los días a verme en el campo en que yo
El señor de Comet, el mayor, abogado de la corte presidencial de Dax
y juez de Pouy, tuvo, lo mismo que su hermano, el mérito de adivinar las cavaba, y después me mandó cantar alabanzas a mi Dios. El
cualidades del joven Vicente. Hasta el día de su partida a la universidad recuerdo del Quomodo cantabimus in térra aliena de los hi-
de Toulouse, éste se dejó guiar por los Comet que, para aumentar sus jos de Israel cautivos en Babilonia me hizo comenzar, con
flacos recursos, le confirieron un preceptorado en su propia familia. No lágrimas en los ojos, el salmo Super flumina Babylonis, y
obstante, es atrevido decir, con el jansenista Martín de Barcos (Déjense de luego la Salve Regina y varias otras cosas; todo lo cual le
¡eu Monsieur Vincent de Paul... contre les faux discours du livre de sa
vie publiée par M. Abelly, ancien éveque de Rodez, et contre les impostures gustó tanto, que quedó grandemente maravillada. Por la tar-
de quelques autres écrits sur ce sujet [1666], en 8. a , 87), que San Vicente
22
de Paúl recibió las órdenes sin vocación, por no contrariar a sus dos Francisco Savary, señor de Breves, embajador en Constantinopla des-
bienhechores. de 1589 hasta 1607, y en Roma desde 1607 hasta 1615, ayo de Gastón,
18 hermano de Luis XIII, primer escudero de la reina y miembro del consejo
En un antiguo cuaderno manuscrito sin fecha, que se conserva en
el hospicio de Marans (Charente-Inférieure) leemos: "Remedio de San de negocios públicos, uno de los negociadores más hábiles del reinado
Vicente de Paúl contra el mal de piedra. Tomad terebentina de Venecia, de Enrique IV, muerto en 1628 a la edad de sesenta y ocho años.
dos onzas; turbit blanco, dos onzas; almáciga, galanga, clavo, canela en Savary de Breves desembarcó en Túnez el 17 de junio de 1606. Tenía
rama, media onza de cada una; madera de áloe molida, una onza. Amasadlo orden de pedir la liberación de todos los esclavos franceses, la restitución
todo con media libra de miel blanca y una pinta de aguardiente del más de las mercancías y de los navios apresados por los piratas y, finalmente,
fuerte. Dejarlo todo en reposo algún tiempo, y luego destilarlo. Hay que la abolición del derecho de visita. En el mes de agosto, tras largas con-
tomar por la mañana, en ayunas, la cuarta parte de una cuchara llenando versaciones, los tunecinos se comprometieron a no perturbar el tráfico de
el resto con agua de borrajas o de pinillo, y tomar otro tanto de vez en los negociantes franceses y a restituir al cónsul todo lo que los corsarios
cuando, ya que no resulta nocivo; por el contrario, es muy bueno para habían robado a Francia. El embajador partió el 24 de agosto, acompañado
la salud; está especialmente indicado para la orina. Ya no es necesario de 72 esclavos. No había obtenido más que muchas promesas vanas y
tomar ninguna otra cosa ni observar ningún régimen, sino sólo que no la liberación de unos cuantos esclavos (Relation des voyages de Monsieur
hay que comer hasta una hora más tarde, y puede uno dedicarse a sus de Breves tant en Gréce, Terre Samte et Égypte qu'aux royaumes de
asuntos ordinarios. Los frutos se verán por la experiencia. Este gran Tunis et d'Alger, ensemble un traite fait Van 1604, por Santiago de Castel,
siervo de Dios lo aprendió en Berbería, durante su cautiverio". su secretario. París 1628, en 4. a ).
19 25
Por tanto, sólo estuvo uno o dos meses con su primer amo. Los renegados eran numerosos. Provenían, bien de entre los es-
20 clavos, bien de entre los extranjeros que huían a Berbería para librarse
Achmet I, hijo y sucesor de Mohamed III.
21 de sus acreedores. Los que abrazaban el Islam quedaban libres, por la
Nombre que se da a los que atribuyen a Dios una forma humana.
A. Martín de Barcos (Replique á l'écrit que M. Abelly, ancien évíque ley musulmana, de todas sus deudas. Los esclavos convertidos al mahome-
de Rodez, a publié pour défendre son livre de la vie de M. Vincent [1669], 13) tismo tenían más libertad que los demás y estaban sometidos a un trato
le pareció extraño que San Vicente hiciese aquí mención de las opinio- menos riguroso. Los capitanes más famosos de que nos habla la historia
nes teológicas de su maestro, y supuso que Abelly había leído mal el de la piratería berberisca eran casi todos renegados. Tras haber hecho
original. Es posible que luego Abelly tuviese algunas dudas, ya que en fortuna, se retiraban a gozar de ella en suntuosos palacios.
2<
la segunda edición omitió la palabra antropomorphite. Palabra turca.
184 P.II. Selección de escritos /. Cartas a familiares 185

de no dejó de decir a su marido que se había equivocado al durante toda su vida y no hay cosa en que encuentre mayor
dejar su religión, que ella creía sumamente buena, por la satisfacción. Monseñor, al saber que yo era eclesiástico, me
idea que yo le había dado de nuestro Dios y por algunas de ha ordenado que envíe a buscar los títulos de mis órdenes,
sus alabanzas que yo había cantado en su presencia; en lo asegurándome que me ayudará y me proveerá de algún be-
cual, decía, había tenido un placer tan divino que no creía neficio. Estaba yo preocupado por encontrar un hombre de
que el paraíso de sus padres y el que ella también esperaba, confianza para ello, cuando un amigo mío, de la casa de mi
fuese tan glorioso, ni acompañado de tanta alegría como el señor, me dirigió al señor Canterelle, dador de la presente,
placer que había experimentado mientras yo alababa a mi que iba a Toulouse, a quien rogué que se tomase la molestia
Dios, concluyendo que había en todo ello cierta maravilla. de hacer una escapada hasta Dax para poder entregaros la
Esta otra Caifas o burra de Balaam hizo, con sus razona- presente y recibir mis títulos indicados junto con los que
mientos, que su marido me dijese al día siguiente que no obtuve en Toulouse de bachiller en Teología 32 , que os su-
esperaba más que una buena ocasión para escaparnos a plico le entreguéis. A este fin, envío a vuestra merced un
Francia 25 , y que en poco tiempo encontraría tal remedio, recibo. El señor Canterelle es de la casa y tiene órdenes ex-
que Dios sería alabado por ello. Esos pocos días fueron diez presas de monseñor de atenerse fielmente a su encargo y de
meses en que él me entretuvo en estas vanas, aunque al final enviarme los papeles a Roma, si hemos partido para en-
realizadas esperanzas, al cabo de los cuales nos escapamos en tonces.
un pequeño esquife y llegamos el 28 de junio a Aigues- He traído dos piedras de Turquía que la naturaleza ha
Mortes 26 , y poco después a Aviñón, donde monseñor el vice- tallado en punta de diamante, una de las cuales envío, supli-
legado 27 recibió públicamente al renegado con lágrimas en cándole la reciba de tan buen grado como yo humildemente
los ojos y sollozos en la garganta, en la iglesia de San Pedro, se la presento.
para honor de Dios y edificación de los espectadores. Monse-
Espero, señor, que ni usted ni mis padres se habrán es-
ñor nos ha retenido a ambos para llevarnos a Roma, adonde
candalizado de mí por mis acreedores, a los que hubiera sa-
irá apenas venga su sucesor en el trienio 28 , que él acabó el
tisfecho ya en parte con cien o con ciento veinte escudos,
día de San Juan 2 9 . Prometió a! penitente hacerle entrar en el
que nuestro penitente me dio, si no me hubieran aconsejado
austero convento de los Fate ben fratelli30, donde ya ha pro-
mis mejores amigos que los guardase hasta mi vuelta de
fesado31, y a mí procurar que me concedan algún buen be-
Roma, para evitar los accidentes que por falta de dinero po-
neficio. Me hace el honor de estimarme mucho y de halagar-
drían acontecer (ahora que dispongo de la mesa y del apre-
me, por unos cuantos secretos de alquimia que le he
cio de monseñor); pero creo que este escándalo se tornará en
enseñado, los que él estima, según dice, más que si yo li
bien.
avasse dato un monte di oro, porque ha trabajado en ello

He escrito al señor d'Arnaudin " y a mi madre. Ruego a
Era imposible huir por tierra, ya que la regencia de Túnez es- usted que les haga sacar mis títulos por alguna persona a
taba rodeada de desiertos invadidos por las fieras. Por mar la huida re-
sultaba peligrosa, dada la continua vigilancia que se ejercía sobre las
quien pagará el señor Canterelle. Si por casualidad mi ma-
costas. Los renegados que huían, en caso de ser apresados, pagaban con dre hubiese perdido los títulos, estarán además, de todos mo-
la vida su audaz intento. dos, en poder del señor Rabel 34 . Sin otra cosa más que ro-
26
Pequeña aldea del Gard, situada en las orillas de un gran lago, 32
a unas dos leguas del mar, con el que está unido por un canal construido En la habitación del Santo, después de su muerte, se encontraron
en tiempos de Luis XV. sus títulos de bachiller en teología, obtenidos en la Universidad de Tou-
27
Pedro Francisco Montorio, nacido en marzo de 1558 en Narni, louse, y los de licenciado en Derecho Canónico, concedidos por la Uni-
obispo de Nicastro en 1593, vicelegado de Aviñón en 1604, nuncio en versidad de París (declaración del hermano Chollier en el proceso de
Colonia en 1621, falleció en Roma en junio de 1643. beatificación: cf. Summarium ex processu ne pereant probationes auctori-
28
Los vicelegados de Aviñón se nombraban cada tres años. tate apostólica fabricato, en 4.Q, p.5). Vicente de Paúl no se dio nunca
29
El sucesor de Pedro Francisco Montorio fue José Ferreri, arzobis- otros títulos; los que le atribuyen el licenciado en teología (L. ABELLY,
po de Urbino. o.c, III, c.XIII, 199) o el doctorado en la misma materia (Gallia chris-
30 tiana II col.1.413) cometen ciertamente un error.
Fate ben fratelli, "haced bien, hermanos", es el nombre que se le
33
da popularmente al hospital de los hermanos de San Juan de Dios en Roma. Probablemente Pedro Darnaudin, notario.
51 34
Abelly no trae la continuación de esta carta. Pedro Rabel o Ravel era, según creemos, secretario episcopal. Figura
186 P.II. Selección de escritos /. Cartas a familiares 187

garle continúe concediéndome su santo afecto, quedo, señor, que me había privado la perfidia de aquellos a quienes fié
humilde y obediente servidor de vuestra merced, mis anteriores cartas.
DEPAUL35 Este bien no es otra cosa, señor, sino la nueva seguridad de
En Aviñón, 24 de julio de 1607. su buen estado de salud y del de toda su familia, para la que
pido al Señor la felicidad colmada de todas sus gracias. Le doy
Dirección: Al señor de Comet, abogado en la Corte presi- gracias por los anteriores cuidados paternales que le plugo
dencial de Dax, en Dax. tener de mí y de mis asuntos, y ruego a Dios, como lo haré
toda mi vida, que me conceda la gracia de disponer de los
medios necesarios para pagar sus servicios, que usted ha sa-
2. A L SEÑOR DE C O M E T bido hipotecarse con todo el bien que un padre puede hacer a
su propio hijo.
Señor: Me apena muchísimo no poder escribirle más que muy
Le he escrito ya dos veces por medio del ordinario de sumariamente sobre el estado de mis asuntos, debido a la
España, que pasa por París y Bayona, dirigiendo mis cartas al urgente partida de los marineros poco corteses con quienes se
señor de la Lande' para que se las pasase al señor procurador marcha este padre, no a Dax,, según me ha dicho, sino a
del rey, pues he recordado que son parientes, por no saber cui Bearn, donde me dice que está predicando el reverendo padre
altari vovere vota mea, para tener noticias suyas, cuando Antonio Pontanus, que siempre ha sido buen amigo mío, al
Dios, que, etiamsi differat, non aufert tamen spei effectus2, cual, como de quien espero un buen servicio, dirijo mis car-
me ha hecho encontrar a este venerable padre religioso a tas, rogándole os entregue la presente y me devuelva a su
punto de partir, por medio del cual espero gozar del bien de comodidad, como me ha dicho este padre que lo haría, la
en un documento de 1603 como procurador constituido por el obispo respuesta que espero me querréis dar.
de Dax ante el notario Bayle (Archivo sin clasificar del senescal civil de Así, pues, mi estado en una palabra es tal que estoy en esta
Dax).
35
Las tres primeras cartas de San Vicente están firmadas por Depaul,
ciudad de Roma, donde continúo mis estudios, mantenido
las otras por Vincent Depaul o, en forma abreviada, V. D., y a veces por monseñor el vicelegado que era de Aviñón s , que me con-
V. D. P. Jamás aparece en la pluma del Santo la forma de Paul, aun cede el honor de estirrfarme y de desear mi ascenso, por haberle
cuando ya sus contemporáneos separaron así las dos sílabas de su apellido. enseñado muy bellas cosas curiosas que aprendí durante mi
En los registros parroquiales de su aldea natal y de los lugares vecinos esclavitud con aquel viejo turco a quien, como ya le escribí,
y en las actas notariales de la familia, encontramos las dos formas. Se
trata de una cuestión sin importancia. Los genealogistas no ven en la par- había sido vendido; entre las cuales curiosidades está el co-
tícula de ningún signo de nobleza. Basta recorrer los más antiguos re- mienzo, aunque no la total perfección, del espejo de Arquí-
gistros de catolicidad de Pouy para convencerse de ello: casi todos los medes, un resorte artificial para hacer hablar a una cabeza de
aldeanos tienen un de delante de su apellido. La razón de ello es que, muerto, de la que aquel miserable se servía para seducir al
al menos en esta parte de las Landas, muchos apellidos de personas eran
originalmente nombres de lugares. En Pouy encontramos dos lugares que
pueblo, diciéndole que su dios Mahoma le daba a conocer su
antiguamente y hoy todavía llevan el nombre de Paul: una casa situada voluntad por aquella cabeza, y otras mil bellas cosas geomé-
en el barrio de Buglose y un riachuelo que atraviesa cerca de la mitad del tricas que de él aprendí, de las cuales monseñor se muestra
mismo el camino de Buglose al Berceau. Es bastante probable que los tan celoso que no quiere que me acerque a nadie, por miedo a
antiguos ascendientes del Santo habitaran en aquella casa o cerca de aquel que se las enseñe, deseando tener él solo la reputación de
riachuelo. Eran de Paul, y se quedaron con aquel nombre.
Cf. S.V.P. I, 1-13; E.S. I, 75-84.
saber estas cosas, que se complace en hacer ver a veces a Su
2. (CA).—Archivo de la Misión, original. Hemos contado ya la historia
Santidad 4 y a los cardenales. Así, pues, este afecto y benevo-
del original de esta carta, al hablar del original de la carta 1. lencia suya me hacen esperar, como también él me ha prome-
1
Se trata probablemente de Bertrand de Lalande, consejero real y lugar- tido, el medio de conseguir un retiro honroso, haciéndome
teniente general de la corte presidencial de Dax, que, por su matrimonio obtener para este fin algún decoroso beneficio en Francia.
con Juana de Parage, dama de Escanebaque, se convirtió en pariente de Para ello me es sumamente necesaria una copia de mis títulos
los de Lalande, señores de Escanebaque en Sabres (Landes).
2
Las dos frases latinas significan: "En qué altar poner mi ofrenda" y 3
Pedro Francisco de Montorio.
"aunque retrasa el efecto esperado, no lo niega". 4
Paulo V.
188 P.II. Selección de escritos /. Cartas a familiares 189

de ordenación, firmados y sellados por monseñor de Dax 5 , medio para ello. Escribo también a mi tío, el señor Dusin 8 ,
con un testimonio de dicho señor, que él podría obtener de rogándole me quiera ayudar en este asunto.
una investigación sumaria de algunos amigos nuestros, de Acabo de recibir de la persona que le fue a visitar de mi
que siempre se me ha reconocido como hombre de bien, con parte, el título de bachiller que tuvo a bien usted enviarme,
todas las demás solemnidades requeridas en estos casos. Es lo con una copia de mis letras testimoniales que ha sido juzgada
que todos los días me encarga monseñor que consiga. Por lo inválida, por no estar autorizada con la firma y el sello del
cual, le ruego, señor, con toda la humildad, que me quiera señor obispo de Dax.
conceder este nuevo servicio de enviarme una nueva copia de No hay nada nuevo que pueda comunicarle, a no ser la
mis títulos y de intervenir para que me mande monseñor de conversión de tres familias tártaras, que han venido a bauti-
Dax este testimonio, en la forma indicada, a través del men- zarse a esta ciudad, a las que Su Santidad ha recibido con
cionado reverendo padre Pontanus. Le enviaría a vuestra lágrimas en los ojos, y la catolización de un obispo embaja-
merced dinero para estos fines, si no temiera que el dinero dor para los griegos cismáticos.
hiciese que se perdiera esta carta. Por eso le ruego que trate La urgencia me obliga a concluir la presente, mal perge-
este asunto con mi madre 6 , que proporcionará lo que haga ñada de momento, con la humilde súplica de que excuse mi
falta. Creo que serán precisos de tres a cuatro escudos. Yo he excesiva importunidad y que esté seguro que apresuraré mi
entregado dos, como pura limosna a este religioso y él me vuelta todo lo posible para pagar los servicios que le debo;
prometió entregarlos a dicho padre Antonio 7 para que los entre tanto, quedo, señor, vuestro más humilde y obediente
envíe con este fin. Si así es, ruego a usted que los tome; si no, servidor,
le prometo enviar lo necesario dentro de cuatro o cinco meses,
por letra de cambio, con lo que debo en Toulouse; porque DEPAUL
estoy decidido a pagarlo todo, ya que plugo a Dios darme el
De Roma, 28 febrero 1608.
5
La copia enviada al Santo a petición suya comenzaba así: Extrait du Dirección: Al señor de Comet, abogado en la Corte presi-
quatriéme registre des Insinuations ecclésiastiques du diocése d'Acqs; ve-
nía luego el texto de los testimonios de ordenación, y a continuación: "El
dencial de Dax, en Dax.
año 1604, el día 20 del presente mes de octubre, todas estas cartas de ordena-
ción sacerdotal han sido consignadas y registradas en el 4.Q registro de las
Insinuaciones eclesiásticas de la diócesis de Ax, a petición del dicho Vicente
de Paúl. Y el 15 del presente mes de mayo de 1608, todo fue debidamente 3. A SU MADRE, EN P O U Y '
sacado, atestado y entregado del dicho 4.Q registro de las Insinuaciones, a
requerimientos de (el lugar destinado al nombre ha quedado en blanco) su 17 febrero 1610
hermano, en nombre y delegación del dicho Vicente de Paúl, para servirle
en lo que es de razón. En Ax, en dicho día y año, por mí, De Luc, escriba-
no". Concluía con la atestación de Juan Jacobo Dusault, obispo de Dax Madre mía:
(en latín): "Juan Jacobo Dussault, obispo de Dax por la gracia de Dios y de La seguridad que el señor de Saint-Martin 2 me ha dado
la Santa Sede Apostólica, a todos los que vean las presentes letras, salud en de su buena salud me ha alegrado tanto que la estancia que
el Señor. Damos a conocer y testificamos que las citadas letras dimisorias de 8
todas las órdenes del maestro Vicente de Paúl, presbítero de nuestra dióce- Se trata probablemente de Domingo Dusin, que era párroco de Pouy o
sis, mencionadas en el registro de las Insinuaciones eclesiásticas de nuestra que lo sería poco después (COLLET. O.C, I, 109).
diócesis y conformes con el verdadero original, fueron sacadas de allí según Cf. S.V.P. I, 13-17; E.S. I, 85-88.
atestiguamos por el tenor de las presentes: en fe de lo cual mandamos expe- 3. Reg. I, fol.l. El copista observa que el original era manuscrito del
dir estas cartas certificatorias con nuestra firma y sello y la firma de nuestro Santo.
1
secretario. Dado en Ax, día 17 de mayo del año del Señor 1608. J. J. Du- Hoy, Saint-Vincent-de-Paul (Landes). En esta pequeña aldea, a seis
sault, obispo de Ax. Por mandato del indicado señor, reverendísimo obispo, kilómetros de Dax, nació San Vicente. Un amplio conjunto de edificios,
Duelos, secretario" (Archivo de los sacerdotes de la Misión, copia del si- que comprenden un hospicio, un orfelinato, unos talleres y un seminario,
glo XVIII). señalan el lugar donde vino al mundo.
6 2
Vicente de Paúl había perdido a su padre en 1598 (L. ABELLY. O.C, I Se trata probablemente de Juan de Saint-Martin, esposo de Catalina de
c.III, 12). Comet y hermano del canónigo de Saint-Martin y juez de Pouy. El señor de
1
Antonio Pontanus. Comet, el joven murió, al parecer, antes de 1610.
190 P.ll. Selección de escritos /. Cartas a familiares 191

aún me queda en esta ciudad 3 para recuperar la ocasión de Mis infortunios y el poco servicio que hasta el presente he
ascenso (que me han arrebatado mis desastres), me resulta podido hacer a la casa le podrán quitar acaso la voluntad de
penosa por impedirme marchar a devolverle los servicios ello; pero que se imagine que el presente infortunio puede
que le debo; pero espero de la gracia de Dios que él bendeci- presuponer una suerte en el porvenir.
rá mis trabajos y me concederá pronto el medio de obtener Esto es, madre mía, todo lo que le puedo decir por la
un honesto retiro 4 , para emplear el resto de mis días junto a presente, si no es que también le ruego presente mis humil-
usted 5 . He expuesto la situación de mis negocios al señor de des saludos a todos mis hermanos y hermanas y a todos
Saint-Martin y me ha testimoniado que él quería continuar nuestros parientes y amigos, y que ruego a Dios incesante-
la benevolencia y el afecto que el señor de Comet tuvo a bien mente por su salud y por la prosperidad de la casa, como
prodigarnos. Le he suplicado que se lo comunique todo. aquel que es y será, madre mía, el más humilde, obediente y
Me hubiera gustado conocer el estado de los asuntos de la servicial hijo y servidor,
casa y si todos mis hermanos y hermanas 6 y el resto de nues-
tros parientes y amigos están bien, sobre todo si mi hermano DEPAUL
Gayón se ha casado y con quien, y además cómo marchan
los asuntos de mi hermana María, la Paulóle 7 , y si todavía Le ruego presente mis humildes saludos a todos mis her-
vive en la misma casa con su cuñado Bertrand. En cuanto a manos y hermanas y a todos nuestros parientes y amigos,
mi otra hermana, creo que se encontrará a su gusto, mien- especialmente a Bétan.
tras plazca a Dios tenerla acompañada. Me gustaría también
que mi hermano hiciese estudiar a alguno de mis sobrinos 8 .
5
Según L. ABELLY (O.C, I, c.V, al principio, 20), San Vicente llegó de 4. A UN PARIENTE 1
Roma a París a finales de 1608, enviado a Enrique IV por el cardenal D'Os-
sat. Ningún documento de la época nos habla de esta misión secreta, y es
seguro que el cardenal D'Ossat no intervino para nada en ello, ya que había ...¿Se atreverá usted a oponerse a tantas personas que se
muerto el 13 de marzo de 1604. han interesado en su favor? 2 No creo que lo haga. Además,
4
San Vicente obtuvo el 17 de mayo el beneficio esperado. En su lugar su edad y sus achaques no le permiten sostener las fatigas y
debido reproduciremos el contrato hecho en aquella ocasión. los gastos de un proceso tan largo. Y si tiene usted alguna
5
|Qué distinto es este lenguaje del que hablará San Vicente más tarde,
cuando se haya puesto más en contacto con ias almas, viendo sus necesida- esperanza en mi intervención, le diré que no le puedo pres-
des, sintiendo sus sufrimientos y escuchando su llamada! tar ninguna ayuda. Prefiero contribuir más bien a su salva-
6
Sabemos por L. ABELLY (o.c, II c.II, al comienzo, 7) que Vicente de ción, aconsejándole este arreglo amistoso para que se dis-
Paúl era el tercer hijo de una familia con cuatro varones y dos mujeres. En ponga mejor a la muerte, antes de ver cómo se consume su
una acta notarial, del 4 de septiembre de 1626, firmada por Vincent Depaul, vida en medio del ajetreo de un proceso tan largo y dudoso.
se habla de "Bernardo y Gayón Depaul, hermanos de dicho señor Vicente
Depaul", siendo este último "su hermano segundo"; de "María Depaul, su Espero que pensará usted seriamente en todo esto 3 .
hermana", viuda de "Juan de Paulóle". Un documento del 12 de mayo de
1631, publicado en la Revue de Gascogne (1905, 354-357), nos habla de ñor Francisco Depaul, sacerdote, prebendado de Capbreton en lugar del
"Pedro Depaul, dicho de Leschine", hijo de "Juan Depaul". Si compara- señor Juan de Ponteils, murió el 8 de junio de 1678; era de Pouy, cerca de
mos una carta de Lostalot, del 25 de septiembre de 1682 (Arch. de los sacer- Ax, y sobrino del señor Vicente, sacerdote, fundador de la congregación
dotes de la Misión) con los registros de catolicidad, llegamos a la conclu- de los sacerdotes de la Misión" (Arch. del señor cura Gabarra, párroco ce
sión de que Pedro Depaul era sobrino del Santo, y, por consiguiente, que su Capbreton).
padre era hermano del mismo. No se le nombra a Juan en el acta de 1626, Cf. S.V.P. I, 18-20; E.S. I, 88-90.
porque había muerto anteriormente. Juan, Bernardo, Gayón, María y otra 4. ABELLY, O.C, l.III c.19, 292.
1
María, tales serían los nombre de los hermanos de San Vicente; pero no Tras haber obtenido cartas de revisión de un proceso que lo conden;
sabemos en qué orden hemos de colocarlos. ba a las galeras, este pariente llevó la causa ante el parlamento de Parí.'
1
Paulóle es el nombre de la casa donde vivía la hermana del Santo. Se esperando la intercesión de San Vicente en su favor.
2
encuentra esta casa junto a la iglesia, donde hay otra casa que lleva el mis- Al comienzo de la carta, el Santo le pedía a su pariente que aceptast
mo nombre. ciertas concesiones para llegar más fácilmente a un acuerdo.
8 s
Uno de los sobrinos de San Vicente estudió y fue sacerdote. Efectiva- Los consejos del Santo no fueron escuchados.
mente, leemos en un registro de prebendados de Capbreton (Landes): "Se- Cf. S.V.P. V, 433; E.S. V, 412-413.
192 P.11. Selección de escritos /. Cartas a familiares 193

y de su santa Madre, su muy humilde y muy obediente


5. A JUAN DE F O N T E N E I L servidor,
VICENTE DEPAUL
29 agosto 1635

Señor: 6. A L MARQUÉS DE POYANNE


La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Yo, señor, no le puedo expresar los sentimientos que París, 1 de enero de 1653
nuestro Señor me comunica a causa de las innumerables
obligaciones que para usted tengo, por el afecto tan grande Monseñor:
que ha tenido para los padres de la Salle y Brunet y por las Me he enterado de la protección que ha prestado a un
atenciones que les ha prestado en los negocios que ahí he- pariente mío para sacarle de la opresión en que se encontra-
mos tenido. ba '. Se lo agradezco con todo el respeto y el afecto que me*es
Estoy aún confundido por la caridad que ha tenido y aún posible, y con la misma gratitud como si me hubiera hecho
tiene'de continuo con mi pobre hermano 1 . Y porque usted a mí mismo ese favor. Le suplico muy humildemente, señor
ha hecho todo eso por amor de Dios, y porque el reconoci- marqués, que me honre con sus órdenes siempre que se le
miento de tanto favor está por encima de lo que puedo, rue- presente alguna ocasión en que pueda servirle. Si alguna vez
go a nuestro Señor que él mismo sea su agradecimiento y tengo esa dicha, la consideraré como una bendición de Dios.
recompensa, asegurándole que no habrá un día en mi vida Con ese deseo me atrevo ahora a renovarle el ofrecimiento de
en el que yo no guarde este sentimiento y que no busque las mi obediencia perpetua, con ocasión de este año nuevo, ase-
ocasiones de honrarle y de servirle. Míreme, por tanto, desde gurándole que ofreceré mis oraciones a Dios para que acepte
ahora, señor, como una de las personas sobre las cuales pue- bendecir cada vez más a su persona, a sus armas y a su ilus-
de disponer absoluta y soberanamente. Disponga de nos- tre familia.
otros como quiera y háganos el favor, en nombre de nuestro No le recomiendo más a ese pobre pariente mío, pues la
Señor, de venir a nuestra casa cuando se acerque a la ciudad bondad que ya le ha demostrado me hace esperar que segui-
este otoño. Si usted desea mientras tanto que le enviemos el rá concediéndole su poderosa y caritativa protección, y a mí
dinero que usted nos ha proporcionado desde ahí o que nos- el honor de permitir que me declare su muy humilde y obe-
otros lo llevemos desde aquí, puede, señor, mandar y nos- diente servidor.
otros obedeceremos en esto y en todo. Y si le parece adelan-
tar lo que mi pobre hermano necesita ahí, por la multa que VICENTE DEPAUL,
le han impuesto, por los gastos del proceso y por los de la indigno sacerdote de la Misión
apelación, yo se lo devolveré con creces.
Se me ha dicho que mi hermano tiene la idea de venir a Al pie de la página: Señor marqués de Poyanne.
esta ciudad para verme; yo le ruego, señor, que le disuada, a 6. Archivo de la Misión, facsímil.
causa de su avanzada edad, y porque cuando él esté aquí yo 1
Los parientes de San Vicente tuvieron mucho que sufrir de las
no le podré dar nada, no teniendo nada para poder dárselo. bandas de los soldados saqueadores que, alistados para servir el partido,
Hablo al buen señor de Fonteneil como al corazón de mi bien de la Fronda, bien del rey, hacían pesar sobre los pobres habitantes
de Dax y de Tartas un yugo insoportable. Algunos murieron, otros se
corazón y como a aquel a quien yo más quiero, más de lo vieron despojados de sus bienes y reducidos a la mendicidad. Lleno de
que puedo expresar, y que soy, en el amor de nuestro Señor compasión, el Santo envió a su amigo el canónigo de Saint-Martin mil
libras que Carlos du Fresne le había dado para ellos, y le pidió que las
5. Reg. 1, f.5. El copista advierte que el original era de la escritura del repartiese como mejor pudiera (Cf. ABELLY, o.c, III c.XIX, 292). Esta
propio San Vicente. carta nos manifiesta que también el marqués de Poyanne ayudó a una de
1
Bernardo o Gayón de Paul. esas pobres personas.
Cf. S.V.P. I. 306-307; E.S. I, 332-333. Cf. S.V.P. IV, 535-536; E.S. IV. 500.
194 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 195

bustecerla en el menosprecio de las cosas de la tierra y en el


7. A L CANÓNIGO J U A N DE SAINT-MARTÍN ' EN DAX amor a su Majestad; hiere y cura; crucifica en su cruz para
glorificar en su gloria; en una palabra, da la muerte para
18 marzo 1660 hacer vivir en la eternidad. Apreciemos esas apariencias de
mal para obtener los verdaderos bienes que producen, seño-
Señor: rita, y así seremos felices en este mundo y en el otro.
Le conjuro por todas las gracias que Dios le ha querido Por lo demás, le agradezco a la madre el honor que me
conceder que haga el favor de enviarme esa miserable carta hace al acordarse de mí, y le prometo darle explicación de
que hace mención de Turquía; hablo de la que el señor sus quejas. ¡Dios mío, qué esperanza tengo de un buen
d'Agés 2 ha encontrado entre los papeles de su padre. Le rue- cuartito de hora para oírle contar la conducta de sus hijas
go expresamente, por las entrañas de Jesucristo nuestro Se- con ella y cómo se ha portado la comunidad! 2 Pero deseo
ñor, que me haga cuanto antes el favor que le pido 3 . que no sea tan pronto, porque las enfermedades crecen o,
por lo menos, no disminuyen. Hoy me han dicho que saca-
ron ayer tres cuerpos de una casa junto a la de la señorita Le
Gras y que ha muerto un padre del Oratorio en Saint-
//. CARTAS A SEGLARES Jacques 3 y otro en Notre-Dame-des-Vertus 4 .
La deseo buenas tardes y soy su servidor,

1. A ISABEL DU FAY VICENTE DEPAUL

[1631]»
2. A CLAUDIO DE MARBEUF 1
Señorita:
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. París, 8 septiembre 1646
Mucho me honra, señorita, al hacerme sabedor del estado
en que se encuentra. Se lo agradezco y le ruego que se cuide Señor:
y se haga tratar con esmero para recobrar sus fuerzas y utili- Soy el superior indigno de la congregación de la Mi[sión
zarlas luego en el servicio de Dios: así lo quiere nuestro Se- y me tomo] la confianza de escribirle la presente, pos[trado]
ñor, señorita, y así se lo ruego. ¡Dios mío, cuan admirables y a sus pies y a los de los señores de su parlamento], para
adorables son los caminos por donde El la conduce, señori- suplicarles por las entrañas de nuestro Señor que [quieran]
ta! Ciertamente, no ahorra nada para la santificación de un proteger la inocencia de uno de los [mejores] hombres que
alma. Entrega el cuerpo y el espíritu a la debilidad para ro- hay en el mundo y que trabaja por la salvación del po[bre
7. COLLET, o.c, t.I, 22. pueblo] con mucha bendición de Dios. Se trata del [padre]
' Juan de Saint-Martín, doctor en teología, secretario episcopal en 1640, Beaumont, uno de los sacerdotes de nuestra Compa[ñía].
canónigo en 1643, prior de Dax en 1644; vivía aún en 1672. Sobre las memo-
2
rias de Juan de Saint-Martin compuso Abelly los primeros capítulos de la Según esta carta, parece que la señorita Du Fay tenía alguna residen-
vida de San Vicente. cia provisional en alguna comunidad fuera de París, probablemente en el
2
Señor de Saint-Martin d'Agés, sobrino del canónigo de Saint-Martin. convento de dominicas de Poissy (cf. carta 13, traduc. Sigúeme t.I).
s 5
Collet escribe que, a continuación de esta carta, el canónigo de Saint-Jacques-du-Haut-Pas.
4
Saint-Martin envió este precioso documento a Juan Watebled, superior de Aubervilliers, lugar de peregrinación muy frecuentado bajo el nombre
Bons-Enfants. Está equivocado. El original de la carta sobre la cautividad de Nuestra Señora de las Virtudes o de los Milagros. Los padres del Orato-
estaba en San Lázaro desde el mes de agosto de 1658. (Cf. Apéndice I.) rio tenían allí un establecimiento.
Cf. S.V.P. VIII, 271; E.S. VIII, 260. Cf. S.V.P. I, 125-126; E.S. I, 185-186.
1. Reg. 1, f.Q 13 v.Q El copista advierte que el original era totalmente 2. (C no F).—Archivo de la Misión, minuta de mano del secretario. El
de mano del Santo. documento se encuentra en mal estado.
1 1
Año durante el cual la peste asoló intensamente a París. Primer presidente del parlamento de Rennes.
196 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 197

[Los religiosos] reformados de San Benito lo han hecho me- religiosos de las abadías de su congregación y carece de auto-
ter en la [cárcel] de ustedes, con cadenas en los pies, por ridad sobre las otras que [no lo son]; por consiguiente, no
haber sido encontrado en [Saint-Meen] 2 . tiene ningún derecho para oponerse a la unión de dichas
Le ruego, monseñor, que considere que él [y sus] compa- rentas al seminario, ni tampoco cualquier otro miembro de
ñeros han sido llamados a aquel lugar por el señor obispo la Orden, ya que no dependen de ninguna congregación.
de [Saint-Malo], con el fin de dirigir un seminario de jóve- Añado a ello otra razón, monseñor: que, como la abadía
nes eclesiásticos, instruyéndolos en todas las cosas necesarias de Saint-Méen depende de la jurisdicción de los obispos de
[a su] condición, según el concilio de Trento y las disposi- Saint-Malo, es verosímil que los obispos hayan sido los
ciones de nuestros reyes, que desean que los [obispos] creen [fundadores] de dicha abadía, que le hayan dado los diezmos
seminarios de eclesiásticos en [sus diócesis], para educarles que posee y una gran parte de sus bienes, dado que esa casa
según los antiguos usos de la Iglesia, y aplicándoles benefi- servía de seminario a la diócesis [para] educar a los jóvenes
cios para su mantenimiento. El dicho señor obispo de Saint- eclesiásticos y proporcionaba buenos curas a las parroquias
Malo ha erigido el suyo en la abadía de Saint-Méen, aplican- que de ella dependían. Así, pues, [no] parece razonable,
do a esa buena obra la renta de los religiosos con su monseñor, que, dado que ellos no hacen ya ni lo uno ni lo
consentimiento, parte de las pensiones señaladas en el con- otro y que los reformados han decaído de su estado de obre-
venio con los mismos. El rey lo ha confirmado todo por ros de la viña del Señor, entre la Iglesia en sus derechos y
letras patentes y diversos decretos. Por eso, monseñor, que aplique los bienes que les había dado a otros obreros que
cuando usted y los señores de su corte estén bien informa- procuren hacer lo que ellos no hacen.
dos] del asunto, no tendrán nada que replicar, a no ser quizá Añadamos a ello, monseñor, que ellos no han podido
lo que dicen esos buenos padres de que el [señor] obispo de pedirle a la congregación el permiso de entrar en dicha aba-
Saint-Malo no puede efectuar la unión de dicha renta ni día, dado que la bula de erección de su congregación no les
aprobarla, dado que las rentas pertenecen a la orden de San permite entrar en ninguna abadía, aunque los hayan llama-
Benito y no al obispo de Saint-Malo. A lo que se ha de res- do los religiosos, si no lo consienten el abad y el obispo. Y
ponder, monseñor, que pertenece a San Benito en cuanto tan lejos están de haber pedido este permiso al señor obispo
que depende de la jurisdicción del obispo, de forma que el de Saint-Malo, que es el abad y a quien le pertenece la juris-
general de los re[gulares] sólo tiene jurisdicción sobre los dicción de Saint-Méen, que por el contrario, él tiene una
carta del general de San Mauro, por la que parece cómo el
2
Tras la orden de arresto del parlamento de Rennes, Pedro de Beau- obispo de Saint-Malo le había rogado que pusiese a sus re-
mont se quedó solo en la abadía de Saint-Méen. La Fontaine, sargento real, formados en dicha abadía, y cómo aquel buen padre se excu-
llegado a esta localidad con una pequeña guarnición para hacer ejecutar las
órdenes del parlamento, lo apresó y lo condujo a la cárcel de Rennes. Do-
sa de hacerlo por carecer de razones para ello. Ante ello, el
liéndole que se le hubieran escapado los otros personajes de importancia a señor obispo de Saint-Malo, tanto para remediar los desórde-
los que pensaba sorprender, hizo que su mal humor recayera sobre su único nes que había en dicha abadía como para erigir su semina-
prisionero y le ordenó al carcelero que le pusiera brutalmente grilletes en rio por el bien de la diócesis, procedió de la forma que lo ha
los pies. Así nos lo cuenta Morel, añadiendo que él intervino personalmen- hecho. Por consiguiente, monseñor, ¿tienen razón esos bue-
te para que Beaumont fuera tratado con respeto y liberado finalmente, tras
haber padecido un interrogatorio en la cámara criminal el 4 de septiembre. nos padres para proceder con tanto calor contra su prelado y
El arresto había durado sólo cuatro o cinco días. Estaba ya en libertad cuan- contra los obreros que él ha puesto en su viña, [hasta hacer]
do San Vicente le escribió esta carta (cf. COLLET. O.C, 416). que los metan en la cárcel y los aten con cadenas? No [digo]
La conducta de San Vicente en el asunto de Saint-Méen fue una de las esto, monseñor, en plan de queja contra ellos. [No habrá]
principales objeciones que suscitó el abogado del diablo en el proceso de nadie en el mundo que los respete y [los quiera] con tanto
beatificación (cf. Novae animadversiones R.P.D. fidei promotoris super du-
bio virtutum tam theologalium quam cardinalium, quarta dificultas, p.6, afecto como yo procuro hacerlo, gracias a Dios, como ellos
y Ultimae animadversiones, p.3). El abogado de la causa pudo demostrar pueden atestiguar.
fácilmente que no sólo no hiibo nada reprobable en su comportamiento,
sino que realmente se había portado como un santo. Prueba de ello es esta Y si se replica [que el padre de Beaumont] ha entrado en
carta admirable. Saint-Méen en contra de la [resolución del parlamento],
Cf. S.V.P. III, 46-49; E.S. III, 48-51. puede usted estar seguro de que ha obrado de [ese modo con]
198 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 199

la sencillez de un pobre sacerdote de la Misión, [que no] sabe gobierno; y aunque yo le he asegurado que no tiene necesi-
nada de procedimientos legales y porque creía [hacer bien] dad de mediador, [ya que tiene usted] un espíritu eclesiástico
en seguir las órdenes de su obispo y del rey. Puede usted como [el que más], no dejo sin embargo de [escribirle por
creer, monseñor, que si hubiera de[pendido] de nosotros, compla]cer a dicho señor. La experiencia [demuestra que],
que no estamos en causa, [lo habríamos dejado] todo a la cuando los obispos y los gobernadores [viven en buena] inte-
primera disensión. ligencia, el reino de Jesucristo [se establece fuertemente en
Siendo esto así, monseñor, he [recurrido] a su bondad, ya las almas y que, [cuando sucede] lo contrario, los asuntos de
que es usted el principal [ministro] de la justicia de Dios en Dios dejan de marchar [bien].
su [provincia], para pedirle con toda humildad su protec- Tiene con los eclesiásticos [principales] de su diócesis al-
ción para dicho padre de Beaumont y para nuestra Compa- gunas diferencias, especialmente con uno 3 , a quien apoyan
ñía. Además del mérito que con ello alcanzará delante de varias personas distinguidas, que favorecen la impunidad de
Dios, nosotros le quedaremos eternamente obligados a bus- esos escándalos. Sería digno de su incomparable piedad, se-
car cualquier ocasión de rendirle nuestros humildes servi- ñor, que le dijese que se someta a las órdenes de su prelado y
cios. Le suplico con toda la humildad y el afecto que me es que viva de forma que el señor obispo no tenga que actuar
posible que acepte el ofrecimiento que de ellos le hago a contra él. Quizá Dios bendiga su empresa, no sólo con dicho
usted y a su familia. Empezaré desde ahora las oraciones que eclesiástico, sino también con otros muchos que se encuen-
me propongo rezar durante toda la vida por usted, monse- tran en la misma situación.
ñor, y por la santificación de su querida alma. Soy en el Creo, señor, que así lo hará usted y doy por ello anticipa-
amor de nuestro Señor su muy humilde y obediente servidor. das gracias a Dios, suplicándole a usted que me considere
como la persona del mundo [sobre la que tiene usted un]
poder absoluto; y, [si puedo servirle en] algo, le ruego que
rae honre [con sus disposiciones].
3. A L MARQUÉS DE MIREPOIX, GOBERNADOR Entre tanto le pediré a nuestro Señor que [le bendiga]
DEL CONDE DE F O I X cada vez más. Soy en su amor su servidor.

París, 20 [octubre 1646]'


4. A LAS DAMAS DE LA CARIDAD
Señor:
La gracia de nuestro Señor sea [siempre con nosotros]. [Fréneville], 11 febrero 1649
Vuelvo a renovarle el [ofrecimiento de mi] obediencia
con toda la humildad y el afecto que me es posible. Le supli- Señoras:
co humildemente que acepte el humilde ruego que le hago La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
de que considere al señor obispo de Pamiers 2 como uno de Aunque la providencia de Dios me ha alejado de ustedes,
los obispos más celosos de la gloria de Dios que conozco en no dejo de verlas a ustedes con frecuencia en el santo altar y
este reino. El ha sabido el honor que usted me concede de de ofrecerlas a ustedes y a sus familias a nuestro Señor, con
tenerme por servidor de usted y desea que le haga saber que la confianza de que su caridad también le pide a Dios mise-
le aprecia y le quiere a usted por encima de cuanto yo podría ricordia para mí. Les ruego muy humildemente que me con-
decirle y que quiere tratar con usted de las cosas que se refie- cedan esta gracia y que estén seguras de que, si Dios quiere
ren al servicio de Dios en su diócesis, que forma parte de su escuchar las oraciones que le ofrezco y le ofreceré continua-
3. (CA).—Archivo de la Misión, minuta. mente por ustedes, se sentirán consoladas y protegidas con
1
El contorno de las partes afectadas por la humedad en el documento 3
original demuestra que esta carta está relacionada con las escritas en los tres Probablemente el arcipreste de Ax (cf. G. DOUBLET, Francois et
últimos meses de 1646; probablemente es el del 20 de octubre. Caulet, éveque de Pamiers, et la vie ecclésiastique dans un diocéses
2
Francisco de Caulet, consagrado obispo de Pamiers el 5 de marzo ariégeois sous Louis XIV [Foix 1896] 39s).
de 1645. Cf. S.V.P. III, 84-86: E.S. III, 84-85.
200 P.U. Selección de escritos //. Cartas a seglares 201

su especial protección, en medio de las comunes aflicciones si se piensa en hacer algún cambio en lo sustancial de la
con que su divina Majestad quiere probarnos. obra.
Ya sabrán ustedes cómo Dios me ha dado la ocasión de ir Estos son, señoras, los pros y los contras que por ahora se
a visitar las casas de nuestra pequeña compañía, a las que me ocurren. Examinen todo esto, si les parece bien, y atén-
me dirijo con la idea de regresar cuando la situación lo per- ganse a la mayoría de votos. La señora de Aiguillon me dijo,
mita. ¿Qué haremos entre tanto, señoras, con las obras que cuando salí de Saint-Germain, o me escribió luego, que la
Dios les ha confiado, especialmente con la Caridad del reina le había dicho que enviaría algo para los pobres niños
Hótel-Dieu y con los pobres niños expósitos? Parece como si expósitos. No sé si lo habrá hecho. Le he pedido al padre
las miserias particulares nos apartasen de la preocupación Lamberto que les envíe algo de trigo, y le he escrito a la
por las públicas y que con ellas tendríamos un bonito pre- señora presidenta de Lamoignon que acepte tratar con las
texto ante los hombres para retirarnos de ese cuidado; pero autoridades de la ciudad para que den escolta al trigo, den-
la verdad es que no sé si será así ante Dios, que nos podría tro y fuera de ella; tampoco sé si se ha hecho; si no se ha
decir lo que San Pablo les decía a los corintios, que se en- hecho, les ruego al uno y a la otra por medio de esta carta
contraban en parecidas situaciones: "¿Acaso habéis resistido que procuren hacerlo cuanto antes.
hasta derramar sangre?" ', o al menos, ¿habéis acaso vendido Y como esto no basta, miren ustedes a ver si conviene
una parte de las joyas que tenéis? ¿Qué digo, señoras? Sé que pedir en préstamo, a nombre de las encargadas de la Cari-
hay muchas entre ustedes, y me parece que todas, que han dad, una cantidad de dos mil o tres mil libras, para atender a
hecho donativos que parecerían muy grandes, no sólo en las necesidades más urgentes. Le escribo al padre Lamberto
personas de su condición, sino incluso entre reinas; las pie- que se comprometa también él en nombre nuestro; y si le
dras lo dirían si yo me callase; pero hablo de ello ante la cuesta obligarse, tendremos que hacer todos un esfuerzo para
excelencia de sus corazones tan incomparablemente caritati- ello; en ese caso, le ruego al padre Lamberto que haga lo
vos. Me guardaría mucho de decir lo mismo de otras perso- necesario por nuestra parte. Les confieso que cuanto les digo
nas menos animadas del espíritu de Dios que ustedes. resulta un poco duro, pero lo sería más si se lo dijese a per-
¿Qué haremos entonces? Parece que conviene pensar bien sonas menos caritativas que ustedes. Le pediré de todos mo-
si es oportuno tener esa reunión general que habían pro- dos a nuestro Señor, que preside las reuniones que se cele-
puesto. ¿Cuándo, dónde y cómo? Hay razones en pro y en bran en su nombre, que les dé a conocer lo que desea de
contra para ello. ustedes en esta ocasión y que les conceda la gracia de
Parece en primer lugar que debe celebrarse, dado que es cumplirlo.
costumbre tener una por este tiempo; además, ya que las Estos días tan fríos me han retenido en este lugar 4 , y
necesidades son extraordinarias, parece que los medios para seguiré aquí hasta que el tiempo mejore; espero partir en-
remediarlas tendrán que ser también extraordinarios, como tonces para Le Mans o para Angers o para ambos sitios; allí
es una asamblea general. espero recibir el resultado de su reunión, si no me lo envía
En contra está el hecho de que no parece ser éste el tiem- aquí el padre Lamberto en correo expreso.
po oportuno, debido a la agitación en que estamos, que in-
quieta a los espíritus y enfría la caridad; quizá tengan miedo Entre tanto ruego a Dios que bendiga y santifique cada
de acudir algunas damas, y las que acudan, si no tienen una vez más su reunión y sus queridas almas.
caridad por encima de lo común, se enfriarán mutuamente; Soy en el amor de nuestro Señor su...
además, como no está la señora princesa 2 ni las señoras de
Aiguillon y de Brienne 3 , se echaría algo en falta, sobre todo VICENTE DEPAUL

4. Reg. 1, f.Q 27 v. Q señora de Brienne tomó parte activa, como dama de la Caridad, en las bue-
1
Hebr 12,4. nas obras de San Vicente y Santa Luisa. También le debe mucho la obra de
2
Carlota de Montmorency, princesa de Conde. las Hijas de la Providencia. Murió el 2 de septiembre de 1655.
4
3
Luisa de Béon, esposa de Enrique Augusto de Loménie, conde de Fréneville.
Brienne, señor de Bassy, secretario de estado para asuntos extranjeros. La Cf. S.V.P. III, 408-411; E.S. III, 373-3,75.
202 P.Il. Selección de escritos
//. Cartas a seglares 203

Nos hablan maravillas de la santidad de vida del señor


5. A LUISA MARÍA DE GONZAGA, REINA DE POLONIA arzobispo de Vilna 3 ; quizás sea fácil, señora, fundar esta san-
ta obra en su diócesis, a no ser que quiera Su Majestad que
6 de septiembre de 1651 tenga su origen en Varsovia, para verlo cultivar y para reco-
nocer mejor su importancia y sus frutos.
Si quiere Dios bendecir las santas intenciones de Su Ma-
Señora: jestad para la más completa felicidad de su reino (que puede
Por fin llegan a los pies de Su Majestad sus misioneros gloriarse de tener una reina de las mejores del mundo), aña-
para postrarse ante ellos y ofrecerle sus muy humildes servi- dirá a las bendiciones que su presencia ha llevado a ese país
cios. Son solamente tres o cuatro l , señora, aunque nuestra una infinidad de nuevos beneficios por el progreso en la vir-
primera idea fue enviarle ocho o nueve. Hemos creído que tud del estado eclesiástico, por la instrucción de sus pobres
estos serán suficientes para empezar, esperando a que Su sujetos y además, señora, por el establecimiento de una nue-
Majestad nos haga el honor de ordenarnos que le enviemos va y santa congregación religiosa, como es la de las religio-
más. No conocen la lengua del país; pero, como hablan la- sas de Santa María, que dará posibilidad a muchas jóvenes
tín, podrán ocuparse desde ahora en educar a los jóvenes de consagrarse allí al buen Dios y que servirá de remedio al
eclesiásticos tanto en la piedad y en la práctica de las virtu- desorden de tantas jóvenes perdidas, y, finalmente, por me-
des como en las demás cosas que tienen obligación de saber dio de las hijas de la Caridad que nos ha pedido Su Majestad
y de hacer. Podrá darles Su Majestad una docena para empe- y que ya están dispuestas para marchar. ¿Qué bienes podrán
zar, y al cabo de un año serán obreros ya hechos y los nues- emprenderse, señora, que no abracen todas estas personas y
tros se los podrán llevar a misión para instruir a los pueblos qué clase de individuos podrá haber en su reino que no se
del campo, cuyos habitantes ignoran en su mayoría las cosas beneficien de su incomparable piedad?
necesarias a la salvación, estando por eso mismo en peligro A propósito de las hijas de Santa María, también ellas
de perdición, según dicen algunos santos. Si Su Majestad están igualmente dispuestas para salir en cuanto se les orde-
aprueba este proyecto y el señor obispo que acepte su ejecu- ne; es verdad que el espíritu maligno, previendo el bien que
ción en su diócesis hace lo mismo que los obispos de Fran- van a hacer, ha suscitado una pequeña revolución por parte
cia, que obligan a los clérigos, antes de recibir las sagradas de sus padres, que han conseguido se prohibiese a la supe-
órdenes, a residir durante algún tiempo en sus seminarios, riora que mandara tan lejos a sus hijas; así se ha hecho jurí-
necesariamente habrá de resultar el suyo tan bien como los dicamente por el señor oficial 4 y luego por la autoridad del
de ellos, sin más gastos que el alojamiento, el mobiliario y señor arzobispo de París 5 ; pero este obstáculo se quitará fá-
el mantenimiento de los misioneros, ya que los seminaristas cilmente si Su Majestad hace el honor de escribir al señor
pagarán su pensión. No hace mucho tiempo, señora, que arzobispo y decirle unas palabras por medio de la reina 6 .
tenemos seminarios en este reino, y sin embargo los progre- Le pido a nuestro Señor que saque su gloria de todos sus
sos son muy considerables, Uno de estos señores obispos 2 designios, señora, y que santifique cada vez más su querida
me hizo el honor de escribirme hace poco que nunca aca- alma. Son las gracias que le pediré toda mi vida, ya que soy
baba de consolarse al ver su clero reformado por medio de su en su amor el más humilde, obediente y obligado servidor de
seminario, que hace solamente ocho o diez años que fue fun- Su Majestad.
dado y que está dirigido por cuatro sacerdotes de nuestra
compañía.
VICENTE DEPAUL,
5. Reg. 1. f.°, copia sacada de la minuta sin firmar. indigno sacerdote de la Misión
1
Eran Guillermo Desdames, sacerdote; Nicolás Pavillon, subdiácono; 5
Estanislao-Casimiro Zelazewsky, clérigo, y Santiago Posny, hermano coad- Jorge Tyskiewicz (1620-1656).
4
jutor, a quienes San Vicente había puesto bajo la dirección de Lamberto Andrés du Saussay.
5
aux Couteaux. Juan Francisco de Gondi.
6
2
Probablemente el obispo de Cahors. Ana de Austria.
Cf. S.V.P. IV, 246-249; E.S. IV, 240-242.
204 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 205

6. A LA REINA ANA DE AUSTRIA 7. A LA REINA ANA DE AUSTRIA


[Agosto o julio de 1652]'
5 de septiembre de 1652
Señora:
París se ha llenado de una admirable alegría al enterarse
de que la incomparable bondad del rey y la de Su Majestad Señora:
querían que no se pusiera ningún obstáculo a la traída de El señor obispo de Montauban, anteriormente obispo de
trigo; pero esta alegría, señora, se ve un tanto teñida de tris- Utica', me ordena que le escriba a Su Majestad a propósito
teza, al ver que los soldados no dejan de venir en tropel a del llamado Labadie, que tiene ciertas opiniones extrava-
llevarse el trigo, no sólo en la llanura de Saint-Denis, como gantes a propósito de nuestra santa religión y que ha hecho
he visto yo mismo, sino también entre La Chapelle y La tanto mal en Picardía y en la diócesis de Bazas, que el señor
Villette, que son dos aldeas a un cuarto de legua de París, en obispo ha tenido que nacerle un proceso a él y a sus suposi-
donde se echan sobre los propietarios que se atreven a acer- ciones; finalmente, para evitar su justicia, se ha hecho hugo-
carse para hacer su cosecha 2 . Le ruego muy humildemente a note en Montauban y está intentando que lo hagan minis-
Su Majestad que acepte que le dé este aviso, dado que ya tro; me dice el señor obispo de Montauban que teme que
antes 3 me concedió el honor de decirme que el rey no ha siga haciendo más daño a la Iglesia en ese estado que si
prohibido que retiren sus frutos quienes los sembraron, y fuera persona particular, y que es necesario que Su Majestad
puesto que sé muy bien que, si el rey y Su Majestad, señora, quede informada de todo esto. Así lo hago, señora, para que
quieren poner remedio a estos obstáculos con que tropiezan, plazca a Su Majestad, si la parece bien, decirle al señor de
esto contribuirá mucho a que el pueblo se convenza de su Moucaut, diputado de la religión 2 , que no desea que hagan
bondad. En cuanto a mí, señora, daré siempre por todo el ministro a ese señor, y que le escriba o le mande escribir al
mundo este testimonio, por la fuerza de la verdad y por la señor de Saint-Luc que el rey tiene interés en que ese hom-
obligación que tengo de ser, como soy, en el amor de nues- bre no entre en el ministerio, ya que es un espíritu sedicioso,
tro Señor, el más humilde, obediente y fiel servidor de Su enredador e inventor de nuevas herejías, y que desea Su Ma-
Majestad. jestad que él hable de ello con algunos de los principales del
sínodo y con el que tenga que asistir al mismo de parte del
VICENTE DEPAUL rey el día 24 de este mes; que no se trata de que el rey quiera
impedir la libertad que se les ha dado de ejercer su religión y
6. Reg. 1, f.° 34 v.Q nombrar ministros de la misma, sino solamente de que se
1
Escrita en época de cosecha, mientras que París estaba rodeado por
bandas de soldados dedicados al pillaje, esta carta tiene que ser del mes de ponga orden para que ese mal espíritu no cause ninguna
julio o agosto del año 1652. perturbación en la religión y en el Estado, que tiene sus in-
2
La madre Angélica escribía el día 5 de julio (Lettres II, 153): "La nece- tereses tan ligados con los de la religión.
sidad de harina es tan grande en París, que el pan más negro vale ya en
París a diei sueldos la libra... Nosotras tenemos trigo, pero no es posible Esta es, señora, la humilde solicitud que dicho señor
hacerlo moler a no ser con mucha dificultad, ya que los soldados roban los obispo de Montauban me ha pedido que haga en su nombre
molinos"; y el 16 de julio (ibid., 161): "Quieren mandar a los aldeanos de a Su Majestad; así lo hago, señora, con toda la humildad
París para que guarden aquí el trigo; pero a medida que lo van entregando,
los soldados vienen a robarlo y a hacerles huir a todos". que me es posible, renovando aquí el ofrecimiento de mi
3
Probablemente en la entrevista de que habla la carta 1587. obediencia perpetua a Su Majestad, ya que soy en el amor de
Cf. S.V.P. IV, 429-430; E.S. IV, 403-404.
7. Reg. 1, f.° 3, copia sacada de "la minuta de su propia mano".
1
Pedro de Bertier recibió el título de obispo de Utica cuando fue nom-
brado coadjutor de Ana de Murviel, obispo de Montauban, a quien sucedió.
2
De la religión reformada.
Cf. S.V.P. IV, 471-472; E.S. IV, 438-439.
206 P.U. Selección de escritos
//. Cartas a seglares 207

nuestro Señor su muy humilde y obediente servidor y


subdito. 9. A L SEÑOR DE LA HAYE-VANTELAY'
VICENTE DEPAUL,
25 de febrero de 1654
indigno sacerdote de la Misión
Señor:
Aunque no tengo el honor de haberle tratado, me tomo,
sin embargo, la confianza de ofrecerle mis humildes servi-
8. A LA DUQUESA DE AlGUILLON cios y los de la pequeña compañía de la Misión, de la que
soy, aunque indignamente, superior. Le suplico que los
acepte, así como también mis más humildes súplicas a la
13 de abril de 1653 carta que el rey le ha escrito para que interceda ante el Gran
Señor, a fin de que se digne conceder al señor Husson, cón-
La señora duquesa es nuestro recurso en todas nuestras sul de la nación francesa en Túnez, una declaración auténti-
necesidades; le suplico, pues, humildemente que nos dé su ca ordenando que, en conformidad con los artículos de las
buen consejo en el siguiente asunto. antiguas capitulaciones firmadas entre nuestros reyes y Su
Le acompaño una nota que el señor procurador general Alteza 2 , las siguientes naciones pagarán sin dificultad los
acaba de enviarme a propósito de que los carniceros no ven- derechos consulares a dicho cónsul de Francia y a sus suce-
den carne. Es probable que la ciudad compre los bueyes y sores, a saber: los franceses, venecianos, españoles, livorne-
los corderos que los mercaderes han llevado a Poissy, y que ses, italianos, genoveses, sicilianos, malteses, todos los grie-
los carniceros no quieren comprar por causa del nuevo im- gos, tanto los subditos de Su Alteza como los demás, los
puesto que han cargado sobre el ganado y que quieren utili- flamencos, holandeses, alemanes, suecos judíos y, en gene-
zar nuestros terrenos para que pasten aquí los bueyes y los ral, todos aquellos, de cualquier nación que fuesen (excepto
corderos. Se trata, señora, de un grave perjuicio para nos- los ingleses), que trafiquen al presente o en el futuro con
otros; tenemos todos los terrenos sembrados de grano, de Túnez, con el cabo Negro 3 , la [Fumaria] Salada 4 , Bicerta,
avena y de heno, y todas las murallas están plantadas de Suza, Sfax y todos los demás puertos, ensenadas y playas de
perales, casi todos de peras de invierno, y de melocotoneros. dicho reino de Túnez. Dicha presente, señor, convendrá que
Llevan plantados sólo cinco años y están cargados de flores. contenga además, si es posible, todas las demás cosas que se
Parece ser que recogeremos mucha fruta este año. Según refieren en la memoria que le envío. De lo contrario, dicho
esto, señora, piense en el daño que recibiremos; pues aparte cónsul, que ha sido enviado por encargo del rey para mante-
de la pérdida que habría de unas cien árpenlas de trigo y de ner allí su autoridad entre sus subditos, acabar con las dife-
avena, los bueyes ramonearán los árboles y los destrozarán, rencias que surgen entre los comerciantes residentes o trafi-
de modo que sólo quedarán los tocones, que tardarán otros cantes en dicha ciudad, pedir justicia para ellos al bey o al
tres o cuatro años en dar fruto; y los melocotoneros se perde- bajá y a los demás principales, cuando son maltratados por
rán por completo. Le ruego muy humildemente que nos dé los turcos, no podría cumplir las justas intenciones de Su
su consejo sobre lo que hemos de hacer, y que me perdone 9. Reg. 1, f.° 46.
que le haya interrumpido sus devociones en este día tan san- 1
La carta va dirigida al "señor de la Haye-Vantelay, consejero del rey
to '; después de todo, se trata de hacer un acto de caridad con en sus consejos y su embajador en Levante".
2
este su servidor. Se encuentra el texto manuscrito de estas antiguas capitulaciones en
los Archivos Nacionales, Marine, B7 520.
5
Pequeño promontorio de la costa septentrional de Túnez.
VICENTE DEPAUL 4
Texto del reg. 1: "Suimare Salade". La Fumaria Salada es la punta de
Q Q
8. Reg. 1, f. 67 v. , copia sacada del original manuscrito del Santo. la costa tunecina en donde desembocaba el río de ese nombre, a sesenta
1
Día de Pascua. millas al oeste de Bicerta. Había allí coral en abundancia. Los mercaderes
Cf. S.V.P. IV, 572-573; E.S. IV, 534. de Marsella pensaron crear allí un establecimiento semejante al Bastión de
Argel.
208 P.1I. Selección de escritos //. Cartas a seglares 209

Majestad, hasta el punto de que el cónsul inglés pretende hemos enviado recientemente a Túnez 1 0 era abogado en el
prevalecer sobre el consulado de Francia y usurpar sus dere- parlamento de París y, sin más interés que el servicio de Dios
chos sobre una parte de las naciones mencionadas, en virtud y del prójimo, ha marchado allá, lo mismo que marchó a
de una nueva patente que ha obtenido del Gran Señor en Argel el señor Barreau, que es también de París y de familia
contra de los antiguos estatutos, haciéndose apoyar por los muy distinguida. De manera que, al no tener más que una
turcos a fuerza de regalos 5 . misma intención con nuestros sacerdotes, viven juntos como
Quizás, señor, crea usted extraño que unos sacerdotes hermanos, lo tienen todo en común y emplean los beneficios
que se han entregado a Dios como nosotros para instruir al del consulado, junto con lo que les enviamos de Francia,
pobre pueblo del campo y formar el estado eclesiástico en la para mantenerse con toda sencillez, para asistir corporal y
virtud se mezclen, sin embargo, en un asunto temporal tan espiritualmente a los pobres cristianos cautivos y para pro-
apartado de sus funciones como es éste. Le diré a esto, señor, curar la libertad de algunos que podrían obtenerla fácilmen-
que, habiéndonos comprometido desde hace seis o siete años te, pero que por no tener las 30 ó 50 piastras que les piden
a la asistencia de los pobres esclavos de Berbería espiritual y están en peligro de quedarse esclavos durante toda su vida y
corporalmente, tanto en la salud como en la enfermedad, y quizás de perderse en su desesperación, como les ha sucedido
habiendo enviado con este fin a varios de nuestros hermanos a varios, desde que los padres maturinos n dejaron de redi-
que se cuidan de animarles a perseverar en nuestra santa mir cautivos, habiendo pasado ya diez años sin redimir a
religión, a sufrir su cautividad por amor de Dios y a conse- nadie.
guir su salvación en medio de las penas que^ tienen que su- Además de todos estos bienes, trabajan en otro muy con-
frir, y todo esto por medio de visitas, limosnas, instrucciones siderable, que es el de mantener a los sacerdotes y religiosos
y por la administración de los santos sacramentos, incluso esclavos en su obligación, mediante mansas reprensiones y
durante la peste, de manera que en el último contagio he- algunos beneficios o, cuando estos medios resultan poco efi-
mos perdido allí a cuatro de los mejores de nuestra compa- caces, con la autoridad de la espada espiritual que tienen en
ñía 6 , ha sido menester, para facilitar esta buena obra, que la mano en su cualidad de misioneros apostólicos y vicarios
desde el comienzo se albergasen junto a los cónsules, como generales del obispado de Cartago. El gran libertinaje que
capellanes suyos, temiendo que de lo contrario los turcos no reinaba anteriormente entre esas personas eclesiásticas, al
les permitirían los ejercicios de nuestra santa religión. Pero desanimar a los cristianos, les hacía pasar a muchos a la
habiendo muerto el cónsul, el bey o el bajá ordenó al sacer- religión de Mahoma y daba ánimos a los turcos que contem-
dote de la Misión 7 que ejerciese este cargo, tras las súplicas plaban esos desórdenes.
que para ello le hicieron los comerciantes franceses. Y como Le digo todo esto, señor, para que se dé cuenta del mérito
una persona distinguida y de piedad insigne 8 viera el bien que adquirirá delante de Dios en el encargo que le solicita-
que hacía aquel buen sacerdote en el ejercicio de este cargo, mos, ya que no sólo afectará esto a la persona o al cargo del
intercedió ante el rey, sin que nosotros tuviéramos ninguna cónsul de Túnez, sino al servicio de la Iglesia, ya que ese
idea sobre ello, para que nos dieran los consulados de Túnez documento dará medios a nuestros sacerdotes para servir me-
y de Argel. Entonces Su Majestad nos ha permitido que ejer- jor a las almas y consolar a los miembros afligidos de nues-
ciéramos este cargo por medio de algunas personas capaces tro Señor más abandonados del mundo. De esta forma ten-
que juzgásemos indicadas para esta función. Para ello, se- drá usted una gran parte en sus buenas obras y nosotros
ñor, hemos escogido a dos de nuestra compañía, que no son rogaremos incesantemente a su divina bondad que le conser-
sacerdotes, pero que entienden de esos asuntos 9 ; y el que ve para su gloria y el bien de este Estado.
5
No conocemos a ninguna persona de ahí que pueda ur-
Este abuso venía ya desde antiguo. Lange de Martín y Juan Le Vacher gir este asunto y mirar por los gastos que hay que hacer; por
habían tenido que sufrirlo. eso nos atrevemos a esperar de su gran bondad todo este fa-
6
Nouelly, Lesage, Dieppe y Guérin.
7
Juan Le Vacher. vor, a fin de que recomiende a su secretario que se interese
8
La duquesa de Aiguillon. 10
Martín Husson.
9
Benjamín Huguier y Juan Barreau, clérigos. " Nombre dado usualmente en Francia a los padres Trinitarios.
210 p.II. Selección de escritos 211
//. Cartas a seglares

por esa expedición, una vez que se la hayan concedido, y tiendo además rendirle mi obediencia cuando Dios me dé
mande sacar dos copias debidamente legalizadas para enviar ocasión para ello, ya que soy, en su amor, suyo siempre...
una, si le parece a usted bien, al señor Husson en Túnez y
mandarnos la otra a nosotros, en San Lázaro, París. Hágame VICENTE DEPAUL,
el favor de indicarme cuánto es lo que tendrá usted que ade- indigno sacerdote de la Misión
lantar para estos gastos y entregaremos cuanto antes ese di-
nero a la señora embajadora 12 , a la que he tenido el honor
11. A L DUQUE DE LA MEILLERAYE
de saludar y que me ha hecho esperar su benevolencia para
con nosotros. Soy en el amor de nuestro Señor su muy... 12 enero 1658
VICENTE DEPAUL, Señor:
indigno sacerdote de la Misión 13 Me he tomado el honor de comunicarle por medio de dos
cartas que la antigua Compañía de Indias se había reunido
anteriormente y volvería a reunirse de nuevo, gracias al inte-
10. A L SEÑOR DE CONTARMON rés de los señores de Lamoignon y Cazer', para decidir sobre
la unión propuesta. Pues bien, he de decirle ahora que, ha-
11 de mayo de 1654 biendo sufrido una caída y una herida en la cabeza, no he
podido proseguir con mis instancias, y que el señor de La-
Señor: moignon, que se encargó de escribirle sobre lo que esos se-
Aunque no tengo el honor de conocerle, me tomo, sin ñores decidieran, me ha indicado esta mañana que le escribi-
embargo, la confianza de ofrecerle los pequeños servicios de ría hoy mismo.
la compañía de la Misión, de la que soy indignamente supe- He recibido una carta del señor Couplier, que me dice
rior; en esta cualidad soy también superior de las hijas de la que ha hablado con usted de sus deseos de ir a residir en la
Caridad, que sirven a los pobres enfermos de las parroquias isla de Mascareñas, y que quiere que le envíe un sacerdote y
y a los niños expósitos de la ciudad y de los alrededores de un hermano para que vayan allá con sus gentes. A esto le he
París, a los que se cuida y alimenta en una casa que está en respondido que lo haré de buena gana si usted acepta que al
un rincón del barrio de San Lázaro, además de otro pequeño mismo tiempo enviemos uno o dos sacerdotes a Madagascar.
hospital que se ha fundado recientemente en el barrio de La forma con que fuimos llamados allá para trabajar en la
San Martín para mantenimiento de cuarenta pobres. Pues salvación de aquellas pobres gentes, que no fue por elec-
bien, estas pobres hijas de la Caridad han hecho traer de ción nuestra, sino por orden de Su Santidad, la pérdida que
Compiégne unas 130 carretas de leña para las necesidades de allí hemos sufrido de seis buenos eclesiásticos, con los gastos
su casa y de esos dos hospitales, y le suplican muy humilde- que ha habido que hacer para aquella misión que se elevan
mente, y yo con ellas, que haga el favor de dispensarles cari- a siete u ocho mil libras, la ayuda que hay que prestar al
misionero que vive en aquellos lugares, la forma con que se
tativamente de la nueva tasa que se ha establecido para la
ha habituado al país y a la lengua, junto con las bendiciones
entrada de leña, que los guardias de consumos quieren hacer que Dios ha querido darle, me hacen desear, señor, que tam-
pagar a estas tres pobres comunidades. Así quedarán obliga- bién usted desee que continuemos esta buena obra, o bien, si
das a rezar a Dios por usted, y yo lo haré con ellas, prome- no le parece oportuno, que retiremos de allí al padre
12
Luisa de Montholon. Bourdaise.
15
La carta del rey y la de San Vicente no consiguieron ningún efecto. El Me ha hecho usted el honor de escribirme que nuestras
cónsul de Inglaterra logró que aprobaran sus pretensiones incluso en Cons- gentes han demostrado sentir más afecto por la antigua
tantinopla. Siguieron sus desmanes y veremos a Martín Husson reclamar de
nuevo sus derechos (cf. R- GLEIZER. o. c , 87). 11. Reg. 1, f.Q 35.
1
Cf. S.V.P. V, 82-86; E-S. V, 78-81. Los dos eran miembros de la Compañía de Indias.
10. Reg. 1. f.° 31. Cf. S.V.P. Vil, 45-47; E.S. VII, 45-46.
Cf. S.V.P. V, 134-135; E.S. V, 126.
212 P.ll. Selección de escritos //. Cartas a seglares 213

Compañía que por usted. Le ruego, señor, que me permita que llama a su servicio por medio de penas semejantes, y más
decirle que se trata de algún mal oficio que alguien nos ha vale que se sienta usted probada desde el comienzo de su
prestado hablándole de ese modo. En cuanto a mí, no he vocación que no en el progreso o en el final, ya que así
mirado nunca más que el servicio de Dios en esta tarea y me aprenderá usted cuanto antes a conocerse y a humillarse, a
parece que también ellos han obrado con esa misma inten- desconfiar de usted misma y a confiar en Dios; en una pala-
ción. La verdad es, señor, que todos nos hemos alegrado mu- bra, a ir acumulando paciencia, fortaleza y mortificación,
cho de saber que la providencia de Dios se ha dirigido a que son las virtudes que más necesitará usted durante su
usted para el establecimiento de su reino en aquellos países, vida.
y que le hemos pedido a Dios y le seguimos pidiendo con 2.Q No dudo de que le gustaría a usted seguir siendo
frecuencia que le bendiga a usted y todos sus proyectos. Y si libre como era antes, pero ese gusto sería obra de la naturale-
la respuesta que el señor de Lamoignon debe darle no es za y no duraría mucho tiempo. No es posible servir a dos
conforme con sus intenciones, será con gran pena por mi señores y, si quiere usted gozar de la libertad de los hijos de
parte. Le suplico muy humildemente, señor, que crea que he Dios, tiene que seguir usted a Jesucristo por el camino estre-
hecho todo lo que he podido en este asunto y que han sido cho de la sujeción, que lleva a la salvación; pues, por muy
únicamente mis pecados los que pueden haberme hecho in- bien dispuesta que usted estuviera para obrar bien mar-
digno de servirle con eficacia en este asunto, según sus chando por el camino amplio de la propia libertad, podría
deseos. usted extraviarse como se extravían de ordinario aquellos
Por tanto, señor, si le place otorgarnos la gracia de acep- que no se unen a Dios más que con hilillos de seda, ya que
tar que continuemos nuestros humildes servicios a Dios en es muy grande la inconstancia humana.
Madagascar, y dar pasaje a los obreros que hemos destinado
para ello, le suplico humildemente que me lo comunique 3.Q Le ruego, señorita, que piense un poco en el Hijo
cuanto antes, a fin de que les hagamos partir urgentemente. de Dios, que vino a este mundo no sólo para salvarnos con
su muerte, sino para someterse a todos los deseos de su Padre
Soy entre tanto en el amor de nuestro Señor su muy hu-
y atraernos hacia él por el ejemplo de su vida. Todavía esta-
milde y obediente servidor.
ba en el vientre de su Madre cuando se vio obligado a obede-
VICENTE DEPAUL, cer a un edicto del emperador. Nació fuera de su país, en
indigno sacerdote de la Misión una época muy dura del año y en medio de una extrema
pobreza. Poco después tuvo que padecer la persecución de
Herodes y marcharse al destierro, donde sufrió sus propias
incomodidades y por compasión las de la Virgen y San José,
12. A LA SEÑORITA CHAMPAGNE 1 que padecían mucho por causa de él. Después de volver a
Nazaret fue creciendo, sujeto siempre a sus padres y a las
25 junio 1658 reglas de una vida oculta para servir de modelo a las almas
religiosas que, habiendo abrazado una vida parecida, tienen
Señorita: que someterse a sus superiores y a las obligaciones de su
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. estado. Y no cabe duda de que entonces pensaba también en
Le agradezco la confianza con que usted me honra. He usted, con ese eterno designio que tuvo de salvarla por me-
recibido su carta con el deseo de servirle y la he leído con
dio de ese retiro absoluto que usted ha comenzado. Pues
gozo, al ver los sentimientos de su corazón.
bien, si usted dirige a su vez los ojos a ese divino Salvador,
l.Q No me extraña que sienta usted alguna repugnancia verá usted, señorita, cómo él sufre incesantemente, cómo
por los ejercicios de la religión; al contrario, lo extraño sería
reza, cómo trabaja y cómo obedece. "Si vivís según la carne
que no la sintiese. Dios prueba tarde o temprano a las almas
—dice San Pablo 2 —, moriréis"; y para vivir según el espíri-
12. Reg. 1, f.fi 55. tu que vivifica, es preciso vivir como vivió nuestro Señor:
1
Sobrina de la señorita Du Fresne y novicia de Nuestra Señora de
Sézanne. 2
Rom 8,13.
214 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 215

renunciar a sí mismo, hacer más bien la voluntad de otro gracia. Dios no permite jamás que seamos tentados por enci-
que la suya propia, usar bien de las contradicciones y pensar ma de nuestras fuerzas.
que los sufrimientos son mejores para nosotros que las satis- 6. e Por todas estas razones, señorita, me parece que ha-
facciones. "¿No era menester que Cristo padeciera estas co- ría usted bien en resistir a las dificultades. Cuanto más se
sas?", decía a sus discípulos que hablaban de su pasión 3 . entregue usted a nuestro Señor, más bendiciones recibirá. Su
Era para darnos a entender que, lo mismo que él no entró en yugo es suave para el que lo abraza de buena gana; y su
su gloria más que a través de las aflicciones, tampoco pode- carga será ligera, si la compara usted con la de Jesucristo,
mos pretender nosotros llegar a ella sin sufrimientos. que padeció tanto por usted, o si piensa usted en la recom-
4.Q Se sufre de diversas maneras. Los apóstoles y los pri- pensa y en el consuelo que ha prometido a los que le sirven
meros cristianos sufrieron la persecución de los tiranos y constantemente, sin quejas, en el lugar y de la manera que él
toda clase de ultrajes; se ha dicho que todos los que quieran desea, según espero que hará usted.
seguir a Jesucristo habrán de sufrir tentación 4 . Si piensa us- Esto es, señorita, lo que a mí se me ocurre, que someto a
ted un poco en su vida pasada, verá que no ha estado exenta su consideración. No le hubiera dicho nada de esto si no me
de ello; y en cualquier estado en que usted estuviera, incluso lo hubiera usted pedido y si no hubiera visto al final de su
en el del matrimonio, y un matrimonio con todas las venta- carta que lo que usted desea es conocer la voluntad de Dios
jas, encontraría usted cruces y amarguras. Se encuentran po- para cumplirla. Le ruego que le conceda esta gracia.
cas personas en el mundo que no se quejen de su condición, Soy en su amor, señorita...
aunque parezca agradable. La verdad es que la mejor condi-
ción es la que nos hace más semejantes a Nuestro Señor ten-
tado, rezando, obrando y sufriendo; y por ahí es por donde él 13. A L SEÑOR DESBORDES, CONSEJERO DEL
conduce a las almas que quiere elevar a una perfección más PARLAMENTO
alta. San Lázaro, 21 diciembre 1658
Q
5. Así, pues, señorita, no tiene usted que retroceder por Padre:
el hecho de no encontrar ningún gusto en los ejercicios de la Hemos enviado al señor Cousturier nuestros documentos
virtud; la virtud no es virtud más que en la medida en que en contra del señor Norais. Me dice que los ha estudiado
uno se hace fuerzas para practicarla. "La vida del hombre no atentamente y que cree que estamos suficientemente apoya-
es más que un combate", según decía Job 5 . Por consiguien- dos para emprender una reclamación civil. Quiere él mismo
te, hay que combatir si no quiere uno ser vencido. Y como el defender nuestra causa y se promete salir victorioso 1 . Pasa
diablo es un león rugiente, dando siempre vueltas a nuestro incluso más adelante y dice que, si la perdiéramos, él mismo
alrededor para devorarnos, no dejará de atacarle en esos bue- nos compensaría de alguna manera por esta pérdida.
nos propósitos que usted tiene de ser totalmente de Dios, a Pero nuestros padres más antiguos no se atreven a em-
fin de desanimarla en ese empeño y derribarla, si puede, pre- prender esta reclamación por los siguientes motivos:
viendo que, si usted persevera, él se verá confundido. Por l.Q Porque los abogados con los que hemos consultado
tanto, es conveniente que le resista usted con energía me- antes del decreto que nos ha echado de Orsigny siempre nos
diante la oración y el cumplimiento fiel de las prácticas de habían asegurado, como el señor Cousturier, que nuestro de-
la comunidad, poniendo sobre todo en Dios una confianza recho era infalible, especialmente los señores Deffita y Lhos-
filial y singular. No le faltará su gracia; al contrario, abun- te, que lo habían examinado a fondo 2 ; el primero, porque
dará en su alma tanto más cuanto mayores sean las adversi- 13. (CF).—Archivo de la Misión, minuta.
1
dades y cuanto más decidida esté a superarlas con su misma Seguían aquí varias palabras que han sido borradas: "y aunque le
gusta el dinero, dice que no quiere nada por este asunto".
2
3 San Vicente había consultado también a los señores Ozannet, de Gau-
Le 24,26.
4 mont, Martinet, Pucelle, Billain y Moussot, abogados del parlamento, que
Mt 16,24.
s
Job 7,1. habían opinado en el mismo sentido. El señor de Saveuses, su relator, no
dudaba de la justicia de la causa (manuscrito del hermano Robineau
Cf. S.V.P. VII, 186-189; E.S. VII, 164-167.
96-97).
//. Cartas a seglares 217
216 P.II. Selección de escritos
mitido que un consejero de esa misma cámara nos dejara al
era el encargado de defendernos si el proceso seguía adelan- morir casi lo mismo que vale esa finca.
te; y el segundo por haber trabajado en nuestras escrituras; y 6.Q En fin, señor, para decírselo con sinceridad, siento
los dos estaban de acuerdo en que no había nada que temer mucho tener que ir, por las razones que puede usted pensar,
por nuestra parte; sin embargo, la corte nos ha despojado de contra el consejo de nuestro Señor, que no quiere que se
esa finca, como si fuéramos sus usurpadores. La verdad es pongan a pleitear los que le siguen. Y si lo hemos hecho
que las opiniones son muy diversas. Pero también es cierto anteriormente es porque no podía, en conciencia, abandonar
que nunca hemos de fiarnos del juicio de los hombres. un bien tan legítimamente adquirido y las posesiones de
2.a No hemos sido juzgados según el derecho ni según una comunidad cuya administración estaba en mis manos
la costumbre, sino sobre una máxima del parlamento, que le sin hacer todo lo posible por conservarlas. Pero ahora que
quita a la Iglesia todo lo que puede e impide que entren en Dios me ha descargado de esta obligación mediante un de-
ella los bienes de las familias. Pero eso, al ver esa gran pen- creto soberano, que ha hecho inútiles mis preocupaciones,
sión que le entregábamos al difunto señor Norais y a la se- creo que debemos detenernos aquí; tanto más cuanto que, si
ñorita, nuestra parte contraria levantó una calumnia contra llegáramos a sucumbir por segunda vez, caeríamos en una
nosotros, convenciéndoles 3 de que con esa excusa queríamos nota de infamia que podría perjudicar al servicio y a la edi-
arteramente atrapar a otros; eso ha sido lo que nos ha hecho ficación que debemos a la gente.
perder el proceso, tal como han confesado algunos de los Le suplica muy humildemente, señor, ya que tiene usted
jueces. Pues bien, como en el juicio de reclamación civil ten- el espíritu tan empapado en las máximas cristianas, que
dríamos que vérnoslas con los mismos jueces, también pro- considere todas estas razones y que haga el favor de indicar-
nuciarán su juicio según la misma máxima. me su opinión. Será una nueva obligación que añadiremos a
3. e Daríamos un grave escándalo, después de un decreto tantas otras como tenemos contraídas con usted.
tan solemne, si lo impugnáramos para destruirlo. Nos acu- Soy entretanto en el amor de nuestro Señor su muy hu-
sarían de demasiado apegados a nuestros bienes, que es el milde y obediente servidor.
reproche que suele hacérseles a los eclesiásticos y, gritando VICENTE DEPAUL,
contra nosotros por todo el palacio, haríamos daño a otras indigno sacerdote de la Misión
comunidades y seríamos motivo de que nuestros amigos se
escandalizasen de nosotros. Como una de nuestras prácticas durante las misiones es
4.Q Los señores Marsollier, hermanos y herederos de la arreglar las diferencias, es de temer que, si la compañía se
difunta señorita Norais, han vendido los derechos que pu- obstinase en una nueva reclamación civil contra ese decreto,
dieran tener sobre dicha finca al señor Norais, nuestro adver- que es lo que suelen hacer los mayores picapleitos, Dios nos
sario; pues bien, uno de sus primos ha impugnado también quite la gracia de trabajar en estas avenencias.
ese derecho y ha empezado los trámites para el proceso. Se
trata de un individuo que ha sido nombrado recientemente 14. A L SEÑOR DUPONT-FOURNIER, ABOGADO DE L A VAL
consejero en el parlamento de Rouen, muy experto en proce-
sos, de forma que tendríamos que combatir contra dos fuer- 5 marzo 1659
tes adversarios 4 . Señor:
5.Q Tenemos motivos para esperar que, si buscamos el La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
reino de Dios, como dice el Evangelio, no nos faltará nada. Y Su hijo, que sigue en Cahors', me ha mandado una carta
si el mundo nos quita por una parte, Dios nos dará por otra, para que se la envíe a usted; al mismo tiempo me pide que
tal como hemos podido experimentar después de que la cá- favorezca los deseos que usted tiene de retirarse a un semi-
mara suprema nos arrebató esas tierras; porque Dios ha per- nario. Lo haría con mucho gusto, señor, a no ser por las
dificultades que encuentro.
3
Primera redacción: "insinuando en el proceso". 14. Reg. 1, f.Q 42, copia sacada del original "firmado y apostillado".
4 1
Primera redacción: "enemigos". Francisco Fournier, sacerdote de la Misión.
Cf. S.V.P. VII, 404-407; E.S. VII, 347-349.
218 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 219

En primer lugar, en todas partes hay que pagar pensión, frecuencia a los que pretenden el sacerdocio y lo que he di-
y una pensión considerable, y no sé a quién dirigirme que cho más de cien veces predicando a los pueblos del campo.
pueda y que quiera contribuir a pagar la suya, según le indi- Así, pues, señor, me tomo la confianza de decirle, en nom-
qué en la carta que tuve el honor de escribirle anterior- bre de nuestro Señor, que hará usted bien en seguir dentro de
mente. la condición en que Dios le ha puesto y en acomodarse a las
En segundo lugar, su avanzada edad no le permite seguir incomodidades que en él sufre. Esa es su cruz, pero quizás su
una vida de reglamento y sujetarse a los ejercicios y prácticas salvación esté unida a ella. Tiene usted motivos para creerlo
del seminario. así, ya que ha vivido siempre en esa condición, como perso-
En tercer lugar, por esa misma razón yo me haría proble- na honrada y como hombre de bien; y Dios le reserva los
ma de conciencia de contribuir a hacerle entrar en las órde- frutos de esa vida para la vida futura, ya que en su anciani-
nes sagradas, especialmente en el sacerdocio, ya que son des- dad no le da más que amarguras. Bienaventurados son los
graciados aquellos que entran en él por la ventana de su que sufren en este mundo, porque serán consolados en el
propia elección y no por la puerta de una vocación legítima. otro 3 ; es una sentencia del Hijo de Dios, después de la cual
Sin embargo, es grande el número de aquellos, ya que miran no tengo nada más que decirle, sino que pediré a Su Majes-
el estado eclesiástico como una condición tranquila, en la tad infinita que sea su fortaleza para caminar hasta el fin
que buscan más bien el descanso que el trabajo; de ahí es de por el camino que le ha trazado hasta llegar a su última
donde vienen esos grandes desastres que vemos en la Iglesia, meta, que es Dios, en el que soy...
ya que se atribuye a los sacerdotes la ignorancia, los pecados
y las herejías que la están desolando. Por eso decía San Juan 15. A L SEÑOR DEMURARD '
Crisóstomo que habrá pocos sacerdotes que se salven. ¿Y por
qué? Porque Dios no da las gracias necesarias para cumplir París, 17 junio 1659
[Señor]:
con las obligaciones de este estado sagrado más que a aque-
Es ésta la segunda carta que [me tomo] el honor de escri-
llos que llama su bondad, y no llama nunca a aquellos en
birle. La primera [fue a] propósito de uno de sus hijos más
los que no ve las cualidades apropiadas o no tiene el desig-
jóvenes [que es]tudiaba en nuestro seminario de San Carlos;
nio de dárselas; a todos los demás les deja hacer y permite,
ésta se refiere a su segundo hijo, que se encuentra en desgra-
en castigo de su temeridad, que hagan más daño que bien y
cia con usted. El conocimiento que tengo de su comporta-
que finalmente se pierdan.
miento me da la confianza de hablarle de él. Le ruego que
Así, pues, es preciso haber sido llamado por Dios a esta acepte mi intervención.
san ,. profesión; esto se ve incluso en nuestro Señor, que era Hace unos dos meses vino por aquí a hablarme de la
sacerdote eterno y que, sin embargo, no quiso ponerse a ejer- situación en que se encontraba. Me dio a entender que tenía
citar ese estado más que después de aquel testimonio del Pa- un beneficio, pero que no se sentía inclinado a llevar la vida
dre Eterno, cuando dijo: "He aquí mi Hijo muy amado, es- eclesiástica, ya que tenía más inclinación por el matrimonio
cuchadle" 2 . Este ejemplo, junto con la experiencia que que por el celibato, y me pidió consejo para que le dijera lo
tengo de los desórdenes que provienen de los sacerdotes que tenía que hacer. No quise dar mi juicio sobre esta cues-
que no procuran vivir según la santidad de su carácter, me tión y me contenté con decirle que era un asunto que tenía
obliga a advertir a los que me piden consejo para recibir que decidirse entre Dios y él, y que, si hacía un retiro espiri-
el sacerdocio que no se comprometan a ello si no tienen una tual para consultar a Dios, había motivos para esperar que
verdadera vocación de Dios, una intención pura de honrar a su divina bondad le diera a conocer su voluntad. Algún
nuestro Señor por la práctica de sus virtudes y las demás 3
Mt 5,10.
señales seguras de que su divina bondad les ha llamado a Cf. S.V.P. VII, 462-464; E.S. VII, 395-397.
ello. Y está tan metido en mí este sentimiento que, si no 15. (C no F). Archivo de la Misión, minuta de mano del secretario. El
fuera ya sacerdote, no lo sería jamás. Es lo que le digo con documento se encuentra en mal estado.
1
Señor de Saint-Julien y tesorero de Francia en Lyón.
2
Mt 17,5. Cf. S.V.P. VII, 605-607; E.S. VII, 513-515.
220 P.II. Selección de escritos //. Cartas a seglares 221

tiempo más tarde su hijo mayor, al que no conocía, vino porque creyó que debía seguir más bien la intención de Dios
también a hablar conmigo para saber si podríamos recibir y de la Iglesia, que le obligaban a escoger al más capaz; y si
aquí a un joven rebelde contra la voluntad de su padre. Le se casa en contra de su voluntad, lo hace por un buen princi-
dije que, si así lo ordenaba el magistrado, lo recibiríamos. Y, pio, que es para evitar ofender a Dios; lo hace porque está en
efectivamente, habiéndonoslo traído, con permiso para ence- edad para nacerlo, y lo hace porque se lo han aconsejado
rrarlo, lo recibimos. Ese joven [se dejó encerrar y] mandó a personas prudentes y piadosas.
decirme a continuación que era el [que había venido] antes a Finalmente, señor, algún día sentiría usted mucho haber
pedirme consejo y que se veía maltratado de esa manera por puesto en el mundo a un hijo para abandonarlo luego, sobre
haber [renunciado a su] beneficio. [Hice] que me lo trajeran todo si lo viera usted en la necesidad, por haber dado mayor
y lo reconocí en seguida, me [contó] que había hecho ejerci- ventaja, en perjuicio de él, a otros hijos que no son más
cios [espirituales] en San Sulpicio, en donde había decidido hijos suyos que él.
[con] el consejo de su director casarse antes que quemarse, Quizás me diga usted que [sería justo] excluirle de su
según el consejo de San Pablo, y que, creyendo que no tenía sucesión. Le [pido] a nuestro Señor que le quite [esta idea]
que resignar su beneficio en manos de uno de sus hermanos, de la cabeza, si se le ocurriera pensarlo por algún resenti-
según deseaba usted, porque no lo consideraba bastante ca- miento natural. Porque [atribuir] un bien patrimonial y
paz, lo resignó en manos de una persona que lo era, para temporal... exigido... en recompensa de un beneficio que
tranquilizar su conciencia, y que era ése el motivo por el que es..., sería hacerse culpable de una [injusticia] manifiesta, si
lo habían mandado arrestar. Entonces le pedí a su hermano quisiera usted apoyarse en ello. |Que Dios no lo permita! En
mayor que viniera a verme y le dije que, si me hacía caso, nombre de nuestro Señor, pida el consejo de algunas perso-
debería poner en libertad a su hermano, pues estaba seguro nas prudentes y desinteresadas para no hacer en este caso
de que el parlamento, al escuchar sus razones, lo sacaría, y nada de lo que no le gustaría haber hecho en la hora de su
que era preferible que su salida se debiese, más que a la muerte. Es la humilde súplica que le hago, rogándole hu-
justicia, a su resolución y a la de usted. Accedió a ello, des- mildemente que me perdone por haberme tomado la liber-
pués de haberse aconsejado de varias personas; hice que se tad de escribirle sobre este asunto que le toca tan de cerca.
abrazaran los dos en mi presencia y se marcharon juntos a la El afecto que tengo por su servicio y por la felicidad de su
ciudad. familia me obliga a ello, ya qu p s,py pn irn""^1"" Señor su...
[Me] siento ahora con la obligación de suplicarle que
perdone a este su segundo hijo, si es que acaso ha habido
[alguna culpa] en él, aceptando la resignación de su benefi-
16. A/¡CLAUDIO LE PELLETIER 1 ^
cio [y el matrimo]nio que desea contraer, o restableciéndolo
[en los derechos] que la naturaleza le ha dado y honrándolo >
[con su afe]cto paternal, por los siguientes motivos.
En primer lugar, porque así imitará la clemencia de Dios La gracia de nuestro 5^B¿~si^gÍ£rfftge J £^sgtfTsotros.
con nosotros, que somos sus hijos, y unos hijos ingratos y
Me pongo rojo de vergüenza al JJWlüal que hace ya dos
pecadores, recibidos por pura misericordia siempre que acu-
años que ordenó usted que se recibiese a una pobre anciana
dimos a él.
Segundo. Su cualidad de padre, que le mueve a querer a 16. Reg. 1, f.Q 7, copia sacada del original autógrafo.
1
ese hijo, que parece no haber hecho nada que lo haga indig- Claudio le Pelletier, nacido en París en 1630, preboste de mercaderes
en 1668, consejero de Estado, luego sucesor de Colbert en el ministerio de
no de esa gracia. Hacienda, superintendente de correos en 1691, murió en París el 10 de agos-
Tercero. Las circunstancias de su proceder, que le hacen to de 1711 (cf. J. BOVIN, Claudii Peleteri... vita. París 1716). Vio con frecuen-
más bien digno de elogio que de reprensión. Se sentía morir cia a San Vicente en el Louvre, admiró su prudencia, comprobó la estima
como un hombre que se ahoga y ha buscado los medios para de que gozaba en la Corte y rindió de todo ello un emocionado testimonio
ante el tribunal encargado de realizar la investigación canónica del proceso
salvarse; porque, si le desobedeció al poner su beneficio en de beatificación.
manos de otro distinto del que usted le había ordenado, fue 2
Cf. nota 3.
222 P.I1. Selección de escritos ///. Cartas a Luisa de Marillac 223

en el pequeño hospital del Nombre de Jesús 3 . Soy tan mise- desafecto que tiene? Déjele, pues, y entregúelo todo al querer
rable que me he olvidado de ello. Le pido perdón muy hu- o no querer de nuestro Señor. Sólo a El le pertenece dirigir
mildemente y con todo el afecto que me es posible. El lugar a esas pequeñas y tiernas almas. Más interés tiene El que
que ahora está vacante es por la muerte de un hombre que usted, ya que a El le pertenece más. Cuando tenga la dicha
había colocado allí el señor abad Brisacier con motivo de de verla, le diré el pensamiento que tuve un día y que le dije
una fundación que había hecho uno de sus hermanos para a la señora de Chantal sobre este asunto, con lo que ella se
mantener a seis personas pobres, y que el mencionado señor vio consolada y libre, por la misericordia de Dios, de una
abad tuvo el pensamiento de que se llevara a cabo en ese pena semejante a la que usted puede tener 2 . Así, pues, hasta
pequeño hospital; pero el fundador del mismo no lo ha juz- la vista; y si la otra pena la sigue afligiendo, escríbame, que
gado conveniente y me ha ordenado que nos deshiciéramos ya le contestaré.
de esas personas; tengo el encargo de pasarle aviso y de de- Dispóngase entre tanto a hacer un favor a dos jóvenes
cirle que retire a los otros tres pobres que quedan. Así, pues, necesitadas que hemos creído conveniente que salgan de
no queda ninguna plaza; pero le ruego, con todo el afecto de aquí y que le enviaremos dentro de unos ocho días, rogán-
mi corazón, que no deje de enviarnos a esa buena mujer. No dole que las dirija a una persona honrada que les recomien-
importa decir que habrá de ser supernumeraria; pronto que- de y les busque acomodo; si es que no conoce usted a alguna
dará vacante alguna plaza; se la daremos con mucho gusto. dama honrada que tuviere de ellas necesidad.
Le suplico, pues, señor, que la envíe cuanto antes y que crea En este lugar tendremos todavía ocupación durante unas
que soy en el amor de nuestro Señor y de su santa Madre su semanas; después de ello, seré todo para usted y para la
muy humilde y muy obediente servidor. señorita Du Fay, a la que saludo con toda la amplitud de mi
corazón, y pido a Dios que pueda encontrarlas con buena
VICENTE DEPAUL, salud. Soy en el amor de nuestro Señor y de su santa madre,
indigno sacerdote de la Misión señorita, su más humilde y obediente servidor.
VICENTE DE PAUL
3
Desde Joigny , 17 enero 1628.
///. CARTAS A LUISA DE MAR1LLAC

1. A LUISA DE MARILLAC 2. A LUISA DE MARILLAC

Señorita: [Entre 1626 y mayo de 1629]1


La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
No sé cómo me había imaginado, estos días pasados, que No tiene razón, mi querida hija, al pensar que yo he creí-
estaba enferma, hasta el punto de que la creía siempre en esa do que no había aceptado con agrado la propuesta de la
situación. ¡Dios sea bendito porque su carta me ha demos- señorita, porque no he pensado nunca en ello. Y no he pen-
trado lo contrario! 2
Celso-Benigno, hijo de Santa Juana Francisca, muerto el 22 de julio
¿Qué le diré ahora de su hijo sino que, como antes no de 1627 en la isla de Ré, luchando contra los ingleses; fue toda su vida, a
había que estar muy seguros del afecto que tenía a la comu- causa sobre todo de su pasión por los duelos, el tormento de su madre.
3
nidad ', tampoco ahora hay que preocuparse mucho por el Felipe Manuel de Condi, general de las galeras, era conde de Joigny,
3 donde San Vicente había fundado su tercera cofradía de la Caridad
Fundado en el mes de marzo del año 1653.
(L. ABELLY, O.C, I, C.X, 1.a ed., 47).
Cf. S.V.P. VIII, 289-290; E.S. VIII, 287-288.
Cf. S.V.P. I, 37-38; E.S. I, 106-107.
1. (CA).—El original se encuentra en poder de las Hijas de la Caridad, 2. (CA).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
de la calle de Bernardins, 15, en París, donado por M. Duby, antiguo sacer- 1
dote de la parroquia. Debió de pertenecer a los religiosos de la abadía de Por el contenido de la carta vemos que Luisa de Marillac no estaba
San Víctor. todavía decidida en su vocación y que la Congregación de la Misión estaba
1 casi en los comienzos.
El seminario de Saint-Nicolas-du-Chardonnet.
224 P.U. Selección de escritos ///. Cartas a Luisa de Marillac 225

sado, porque estoy seguro de que usted quiere y no quiere lo digo adiós, mi querida hija, y me encomiendo a sus oracio-
mismo que Dios quiere o no quiere, y que no está jamás en nes y le ruego se mantenga como hasta ahora. No diga nada
disposición de querer y no querer más que lo que nosotros de esto a nadie, por favor, porque no sé si las cosas saldrán
le digamos que nos parece que Dios quiere o no quiere. Re- bien. Mi corazón no ha podido ocultárselo al suyo, ni tam-
conozca, pues, su culpa en ese pensamiento y nunca le vuel- poco a nuestra madre de Santa María 5 ni a la señorita Du
va a dar entrada en adelante. Procure vivir contenta en me- Fay.
dio de sus motivos de descontento y honre siempre el Animo; ya le he dicho bastante a mi hija. He de acabar
no-hacer y el estado desconocido del Hijo de Dios. Allí está diciéndole que mi corazón guardará un tierno recuerdo del
su centro y lo que El espera de usted para el presente y para suyo en el de nuestro Señor y por el de nuestro Señor sola-
el porvenir, por siempre. Si su divina Majestad no le hace mente, en cuyo amor y en el de su santa Madre quedo su
conocer, de una forma inequívoca, que El quiere otra cosa humilde servidor.
de usted, no piense ni ocupe su espíritu en esa otra cosa.
San Francisco de Sales, por su parte, según el testimonio de Coqueret, doc-
Déjelo a mi cuenta; yo pensaré en ella por los dos. tor por la Sorbona, decía que "no conocía a nadie que fuese tan digno y tan
Pero pasemos al pequeño hermano Miguel. Cierto, que- santo sacerdote como el señor Vicente" (Carta postulatoria del obispo de Tu-
lle, del 21 de marzo de 1706). Por eso, cuando tuvo que designar un superior
rida hija, que esto me afecta; sus sufrimientos me son sensi- para el convento de la Visitación, establecido en París, su elección recayó en
bles, y también los que usted tiene por amor a él. ¡Pues bien, Vicente de Paúl.
5
todo será para un bien mayor! Fueron los consejos del cardenal de Saboya, durante su común estan-
cia en París, los que decidieron a San Francisco de Sales a fundar en dicha
¿Qué le diré ahora de aquel a quien su corazón quiere ciudad un convento de la Visitación. A su llamada, Santa Juana Francisca
tanto en nuestro Señor? Va un poco mejor, al parecer, aun- Frémiot de Chantal, ocupada entonces en la fundación de Bourges, acudió a
que siempre con alguna pequeña impresión de sus escalo- París el 6 de abril de 1619, con tres de sus hijas. El obispo de Ginebra las
fríos. Por lo demás, le han propuesto y le apremian que instaló personalmente el 1 de mayo en una casa de alquiler del barrio de
San Marcelo, y luego, en el mes de agosto, en un local más amplio del
marche a Forges 2 y que parta mañana, y el señor médico le barrio de San Miguel. La comunidad se trasladó en 1621 del barrio de San
aconseja que aproveche la ocasión que ahora se ha presenta- Miguel a la calle de la Cerisaie, en el hotel de Petit-Bourbon, que había
do de ir en carroza. Ciertamente, mi querida hija, todo esto comprado Santa Juana Francisca, y en 1628, del hotel de Petit-Bourbon al
me afecta mucho más de lo que podía expresar: ¡que se haga hotel du Cossé, calle de San Antonio, donde el comendador Noel Brulart de
Sillery hizo construir, a sus expensas, una magnífica capilla, cuya primera
tanto por un pobre esqueleto! Pero, si no lo hago, se queja- piedra puso él mismo el 31 de octubre de 1632. (Cf. Fondation du premier
rán de mí nuestros padres 3 , que me apremian mucho por- monastére de la Visitation Sainte-Marie de Paris, ms. conservado en la Visi-
que les han dicho que esas aguas minerales me vinieron muy tación de Angers; Histoire chronologique des jondations de tout l'ordre de
bien otros años en semejantes enfermedades. En fin, me he la Visitation de Sainte-Marie, Bibl. Maz., ms. 2.430; FEUBIEN, Histoire de la
ville de París, III [París 1725], 5 vols. en 8.°, 1.312.)
propuesto dejar hacer en la forma que me parece que haría El primer monasterio tenía como superiora en 1629 a Elena-Angélica
nuestro bienaventurado padre 4 . Así, pues, si me marcho, le Lhuiller, nacida en 1592 de Francisco, señor de Interville, y de Ana Brachet,
señora de Frouville, casada en 1608 con Tomás Gobelin, señor Du Val,
2
Forges-les-Eaux, villa situada a seis leguas de Neufchátel (Sena Infe- maestro ordinario de la cámara de cuentas, recibida en la Visitación de Pa-
rior). Esta localidad posee tres fuentes de aguas minerales ferruginosas, que rís el 2 de julio de 1620, después de la anulación de su matrimonio, y por
se consideran muy tónicas y muy eficaces contra las obstrucciones intestina- consejo de San Francisco de Sales profesa el 12 de febrero de 1622; reelegida
les y las hidropesías. Luis XIII, la reina Ana de Austria y el cardenal Riche- superiora en varias ocasiones. San Vicente de Paúl decía de ella que "era
lieu fueron allá en 1632. Véase en la Revue hebdomadaire del 20 de agosto una de las almas más santas que había conocido" (Sainte Jeanne-Francoise
de 1910 el excelente artículo de E. MAGNE "Une station thermale au XVIP Frémyot de Chantal. Sa vie et ses oeuvres, V, París 1874-1880, 8 vols. en 8.a,
siécle: Forges-les-Eaux", 350-372. 65, en nota). Fue él quien la puso en relación con el comendador de Sillery,
3
Los sacerdotes de la Misión. con la esperanza de que ella acabaría de llevarlo a Dios. Esta santa religiosa
4
San Francisco de Sales, obispo de Ginebra, muerto en Lyón el 28 de murió el 25 de marzo de 1655 en el monasterio de Chaillot, del que había
diciembre de 1622. Honró a San Vicente con su amistad. "Muchas veces sido la primera superiora. Su nombre se recuerda con frecuencia en la vida
tuve el honor de gozar de la intimidad de Francisco de Sales", decía el santo de su hermana, Madame de Villeneuve, por el P. DE SALINIS, París 1918
sacerdote en el proceso de beatificación de su ilustre amigo, el 17 de abril de (Vida manuscrita de la madre Elena-Angélica Lhuillier, Archivo de las Hi-
1628. San Vicente sólo hablaba del obispo de Ginebra con sentimientos de jas de la Cruz de Tréguier).
admiración: lo consideraba digno de los honores reservados a los santos. Cf. S.V.P. I, 62-64; E.S. I, 126-127.
226 P.I1. Selección de escritos ///. Cartas a Luisa de Marillac 227

humanidad 4 y los demás, no se apene cuanto falte a ellos.


3. A LUISA DE MARILLAC Dios es amor y quiere que vayamos a El por amor. No se
juzgue, pues, obligada a todos esos buenos propósitos.
[Hacia 1629]' Le pido me perdone que no la haya podido escribir hasta
esta tarde, y que ruegue a Dios por nosotros.
Señorita: Soy, en su amor y en el de su santa Madre, señora 5 , su muy
Le deseo buenas tardes y que no llore por la felicidad humilde servidor.
de Miguel, ni se apene por lo que le pueda suceder a nuestra
hermana... V. D. P.
Dios, hija mía, tiene grandes tesoros ocultos en su santa
Providencia; ¡y cómo honran maravillosamente a nuestro Me agrada la práctica de devoción a María con tal de que
Señor los que la siguen y no se adelantan a ella! —Sí, me dirá; proceda suavemente.
pero es por Dios por quien yo me preocupo—. No es por Dios Dirección: A la señorita Le Gras.
por quien se preocupa si se apena en su servicio.

5. A LUISA DE MARILLAC
4. A LUISA DE MARILLAC
[Entre 1634 y 1638]»
[Hacia 1630] •
Señorita:
Bendito sea Dios de que ya se vea libre de su primera La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
afección. De la otra hablaremos en nuestro primer encuentro; Recibí ayer su carta y la memoria del reglamento de sus
me refiero a la de su confesor 2 . Haga, sin embargo, lo que él hijas, que todavía no he tenido tiempo de leer; lo haré tan
le aconseja y además todo lo que su fervor le propone, excep- pronto como me sea posible. En cuanto a lo que me dice de
to la disciplina, a no ser tres veces por semana. Lea el libro del ellas, no dudo de que son tal como me las describe; pero es de
amor de Dios 3 , especialmente donde trata de la voluntad de esperar que se vayan haciendo y que la oración les hará ver
Dios y de la indiferencia. En cuanto a esos 33 actos a la santa sus defectos y las animará a corregirse de ellos. Será conve-
3. Manuscrito San Pablo, 84. niente que les diga en qué consisten las virtudes sólidas, espe-
1
En las cartas ciertamente posteriores a esta fecha, ya no llama San cialmente la de la mortificación interior y exterior de nuestro
Vicente a Luisa de Marillac "hija mía". juicio, de nuestra voluntad, de los recuerdos, de la vista, del
Cf. S.V.P. I, 68; E.S. I, 131. oído, del habla y de los demás sentidos; de los afectos que
4. (CA).—Original en las Hijas de la Caridad de Somma Vesuviana tenemos a las cosas malas, a las inútiles y también a las bue-
(Italia).
1
La naturaleza de los consejos que da el Santo a Luisa de Marillac nos
nas, por el amor de nuestro Señor, que las ha utilizado de ese
hace considerar esta carta como anterior a la fundación de las Hijas de la modo; y habrá que robustecerlas en esto, especialmente en la
Caridad. virtud de la obediencia y en la de la indiferencia; pero como el
2
Luisa de Marillac se había puesto bajo la dirección de San Vicente en
1
1624 ó 1625. Estaba contenta y sufría mucho por las ausencias de su director. En recuerdo de los treinta y tres años que pasó en la tierra nuestro
El Santo habría deseado mayor indiferencia. Le Camus, obispo de Belley, Señor.
5
escribía ya a Luisa el 26 de julio de 1625: "Perdóneme, mi queridísima Esta palabra se le escapó a la pluma del santo. Luisa de Marillac no
hermana, si le digo que se apega usted con cierto exceso a los que la condu- tenía derecho al título de señora (madame). Por otra parte, la carta va dirigi-
cen y se apoya usted demasiado en ellos. Se eclipsa el señor Vicente, y ya está da a mademoiselle Le Gras.
la señorita Le Gras fuera de sitio y desorientada" (Archivo de las Hijas de la Cf. S.V.P. I, 85-86; E.S. I, 148-149.
Caridad, original). 5. (CA).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
3
Le Traite de l'amour de Dieu (por San Francisco de Sales). Lyón 1620, 1
Esta carta ha sido escrita después del establecimiento de las Hijas de la
en 8. a Caridad (29 noviembre 1633) y antes de la partida de Roberto de Sergis al Sur.
228 P.ll. Selección de escritos ///. Cartas a Luisa de Marillac 229

hablar mucho le perjudica, hágalo solamente de vez en cuan-


do. Será conveniente que les diga que tienen que ayudarse en 6. A LUISA DE MARILLAC
la adquisición de la virtud de la mortificación, y ser ejercita-
das en ella; yo también se lo diré, para que estén dispuestas a [Octubre 1638]'
ello.
Dejémosle todavía las prácticas de la orden tercera a esa Señorita:
muchacha que pertenece a ella, y haga que tenga sus prácti- La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
cas aparte el miércoles, si le parece bien. De muy buen grado pido a nuestro Señor que les dé su
Me gustaría que esa viuda de Colombes 2 supiese leer; santa bendición a nuestras queridas hermanas y que les dé
mándemela a que la vea, por favor; pero ¡qué!, acabo de ver, parte del espíritu que les dio a las santas mujeres que lo
al leer de nuevo su carta, que tiene dos hijos; ¿cómo es que se acompañaban y cooperaban con El en la asistencia de los
la ha recibido, siendo así? pobres enfermos y en la instrucción de los niños. Dios mío,
Siempre me olvido de encargar que compren las estampas señorita, ¡qué felicidad para esas buenas hermanas ir a prose-
de sus hijas. Está por aquí el padre de Sergis; se las haré guir la caridad que nuestro Señor ejercía en la tierra, en el
comprar a él. lugar a donde van! ¿Quién diría, al verlas juntas, a esas dos
Van cuatro líneas para el hijo del señor Gallois 3 que está tocas 2 , en ese coche, que van para una obra tan admirable a
con el reverendo padre Faure 4 . Me gustaría poder confiar en los ojos de Dios y de los ángeles, que el Hijo de Dios la
él más de lo que confío. En fin, acabemos con la súplica que encontró digna de El y de su santa Madre? ¡Oh, cómo se
le hago de que cuide de su salud. Con esta esperanza, soy en el alegrará el cielo al verlo y cuan admirables serán las alaban-
amor de nuestro Señor, su servidor muy humilde 5 , zas que ellas obtendrán en el otro mundo! ¡Cómo caminarán
con la cabeza levantada el día del juicio! Me parece cierta-
V. D. mente que las coronas y los imperios no son más que lodo en
2
Ayuntamiento de los alrededores de París. comparación de aquellas con que serán coronadas. Sólo que-
5
Quizás el hijo de Felipe Gallois, notario de San Vicente. da procurar que se porten con el espíritu de la santa Virgen
4
Carlos Faure, nacido en Louveciennes (Seine-et-Oise) el 29 de noviem- en su viaje y en sus obras; que la vean muchas veces como
bre de 1594, tomó el hábito de canónigo regular en la abadía de San Vicente ante sus ojos, delante o al lado de ellas; que actúen como se
de Senlis y profesó el 1 de marzo de 1615. Los ejemplos de relajación que imaginarán que actuaría la santa Virgen; que consideren su
tenía a la vista no detuvieron sus progresos en la virtud. Su fama de santidad
llegó a oídos del rey, que le confió la delicada misión de establecer la reforma caridad y su humildad, y que sean muy humildes ante Dios y
en el monasterio de Santa Genoveva de París. El éxito fue tan completo que cordiales consigo mismas, bienhechoras para con todos y que
el cardenal de La Rochefoucauld, para extender la reforma, agrupó en una no desedifiquen a nadie; que cumplan con sus pequeños ejer-
congregación, denominada Congregación de Francia, diversas casas de canó- cicios todas las mañanas, o antes de partir el coche, o en el
nigos regulares esparcidas por todo el reino, las puso bajo la dependencia de
la abadía de Santa Genoveva y nombró al padre Faure vicario general del camino; que lleven algún libro para leer de vez en cuando, y
nuevo Instituto. El padre Faure visitó las casas, impuso allí el reglamento, que otras 3 recen el rosario; que contribuyan a las conversa-
fundó seminarios. La Congregación de Francia quedó canónicamente erigi- ciones que se tengan de Dios, pero no a las del mundo, y
da por bula del 3 de febrero de 1634. El 17 de octubre, el capítulo general menos aún a las libertinas, y que sean como rocas contra las
elegía al padre Faure superior general para una duración de tres años. Fue familiaridades que algunos hombres querrían tener con ellas.
reelegido en 1637. Como las Constituciones no permitían una tercera elec-
ción, cedió su lugar en 1640 al padre Boulart, pero conservó unos poderes tan Dormirán aparte en una habitación, que pedirán de antema-
amplios, que su sucesor no podía hacer nada sin su consejo. Terminado el
trienio del padre Boulart, el padre Faure fue puesto de nuevo al frente de la 6. (CA).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1
Congregación de Francia. Cayó enfermo aquel mismo año y murió el 4 de Mes y año de la partida de Bárbara y Luisa para Richelieu.
2
noviembre de 1644. Sus relaciones con San Vicente fueron más bien frías y Alusión al tocado de las Hijas de la Caridad. "Las primeras Hijas de la
reservadas. Ha dejado varias obras ascéticas (cf. LALLEMAND ETCHARTONNET, Caridad, casi todas originarias de los alrededores de París, conservaron los
o.c). vestidos usuales entre las mujeres del pueblo, o sea, la ropa de sarga gris y
5
San Vicente concluye su carta con las iniciales "v. s. V. D.", sin darse una pequeña cofia o gorro de tela blanca, llamado toquois, que ocultaba los
cuenta que se repite la fórmula su servidor. cabellos" (BAUNARD, o.c, p.297).
5
Otras veces.
Cf. S.V.P. I, 277-279; E.S. I. 304-306.
P.II. Selección de escritos ///. Carlas a Luisa de Marillac 231
230

no en las hosterías, o en la de algunas honestas mujeres, si las deje que se vayan. Yo mandaré a alguien al coche de Sedán,
hay en el coche; y si no hay en las hosterías de los coches, que que no sale hasta las nueve. El padre Galláis no está por
se alojen al lado, si encuentran esa comodidad. aquí 3 ; hace días que está en Picardía. No se marcharán las
Al llegar a Richelieu, irán ante todo a saludar al Santísi- dos por allí. Habrá que avisar al padre de Petra de lo que ha
mo Sacramento, verán al padre Lamberto, recibirán sus órde- hecho tanto en Angers como en Nantes.
nes y procurarán cumplirlas con los enfermos y los niños que No creo que tenga usted que decir nada nuevo a Juana
vayan a la escuela, observando los pequeños ejercicios de cada Lepeintre 4 , sino sólo algunas palabras sobre su enfermedad 5 ,
día que ahora practican; se confesarán solamente cada ocho y darle un poco de ánimo, y decirle que haga lo posible para
días, a no ser que haya alguna fiesta principal durante la devolver a CfatalinaJ Bagard. Y cuando pase [alguna cosa] 6 ,
semana; procurarán ser útiles a las almas mientras cuidan los ¡enhorabuena! En nombre de Dios, no [nos extrañemos] de
cuerpos de los pobres; honrarán y obedecerán a las oficialas nada. Dios hace siempre las cosas para lo mejor.
de la Caridad y respetarán mucho a las demás, y las animarán
a que se aficionen a su santo ejercicio; y continuando de esta
manera, resultará delante de Dios que habrán llevado una
vida muy santa y que de unas pobres muchachas se habrán 8. A LUISA DE MARILLAC
convertido en reinas del cielo; es lo que le pido a Dios, en
cuyo amor soy, con ellas y con su querida superiora, muy París, 2 septiembre [1649]x
humilde servidor,
Señorita:
V. D. La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Es usted demasiado impresionable por la salida de sus
Le ruego me diga si el mozo le ha entregado las 50 libras hijas. En nombre de Dios, señorita, esfuércese en adquirir la
que le envié por medio de él, y que ruegue a Dios por la gracia de la aceptación de tales momentos. Es una misericor-
buena señora de Liancourt, que ha empeorado mucho 4 . dia de nuestro Señor con la Compañía el que la purgue de
esta manera, y esto será una de las primeras cosas que nuestro
Señor le hará ver en el cielo. Esté usted segura de que ninguna
de las que nuestro Señor ha llamado a la Compañía abando-
7. A LUISA DE MARILLAC nará su vocación; ¿y qué puede usted hacer con las otras? Es
verdad que Renata y Maturina se han salido y que Ana María
[Julio 1647]' no tardará en hacerlo, por lo visto; dejemos que se vayan; no
le faltarán hermanas. El padre Thibault me dice que tiene
Bendigamos a Dios, señorita, de que purgue a la Compa- preparadas tres o cuatro, si queremos que nos las envíe. Le he
ñía de personas de esa clase y honremos la disposición de contestado que decidiremos de esto cuando usted vuelva, si es
nuestro Señor, cuando le abandonaban sus discípulos. A los que no pasa usted por Chantilly; hágalo, pues, si le parece
que se quedaban les decía: ¿También vosotros queréis mar- bien.
charos? 2 3
Guillermo Galláis había sido superior de Sedán, de donde era natural la
No sé qué podrá hacerse con esas hermanas cuando se las hermana Petra; puede ser que él mismo la enviara a las Hijas de la Caridad.
encuentre; no tenemos autoridad para detenerlas; son libres; 4
Entonces superiora de Nantes.
5
4 Un flemón (Lettres de Louise de Marillac 323).
Palabras tachadas: Me ha indicado que fuese a buscarla y el Señor 6
El mal estado del original no nos permite dar como cierta la lectura de
Martinot... le ha rogado que me excuse... a causa...
estas palabras y de las que siguen a nos extrañemos.
Cf. S.V.P. I, 513-515; E.S. I, 508-510. Cf. S.V.P. III, 212-213; E.S. III, 191.
7. (CA).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1
San Vicente escribió estas palabras en la misma carta de las hermanas de 8. (CA).—Original en las Hijas de la Caridad de Toulouse, calle Mage,
número 2.
la casa madre, de la que hablaba a Luisa de Marillac, entonces en Bicétre. 1
2 San Vicente contesta a las cartas 1182 y 1183.
Jn 6,68.
232 P.ll. Selección de escritos
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 233
Tuvimos ayer la reunión general; nunca había visto a las
damas tan animadas por esta obra buena. empezar el domingo próximo los ejercicios, cuyo primer pen-
La señora de Romilly me ha hablado del asunto que usted samiento inspiró Dios a monseñor de Beauvais 2 . El plan era
conoce. Me ha dicho que le dará quince mil libras a esa buena que dichos ordenandos vivieran y se alojaran juntos en el
señorita y que puede esperar otras tantas a la muerte de sus colegio 3 , adonde iría a vivir con ellos el señor Duchesne el
padres. Le expuse la situación financiera del señor baillí 2 en joven 4 , para hacerles observar el reglamento que se les ha
presencia de la señora de Aiguillon, que fue del parecer que prescrito para el empleo de la jornada. Y monseñor de Beau-
sólo se tratase de esas cosas en general, lo mismo que usted. vais hará la apertura del ejercicio el domingo por la mañana;
Esta buena señora estaba encargada, por parte de la mucha- y el señor Messier5, el señor Duchesne 6 y yo 7 hemos de hablar
cha, de informarse sobre la persona y sobre sus bienes. Vi alternativamente por turno, según la materia que se ha juzga-
luego al padre Delahaie y le confié este asunto; él tendrá que do conveniente; y el señor Duchesne el joven y otro bachiller,
darme informes de su parte. párroco de aquí, tienen que enseñar las ceremonias requeri-
das a cada orden. ¡Quiera nuestro Señor conceder su santa
Esto es, señorita, cuanto puedo decirle de momento, aña-
bendición a esta buena obra, que parece ser útil a su Iglesia!
diendo que le ruego expresamente que dé gracias a Dios por
Le ruego que la encomiende a nuestro Señor.
el hecho de purgar de esta forma a su pequeña compañía;
ruego al Señor que la bendiga y quedo en su amor su muy ¿Cómo sigue la Compañía? ¿Están todos bien de salud?
humilde servidor, ¿Están alegres? ¿Se continúan observando los pequeños regla-
VICENTE DEPAUL. mentos? ¿Estudian y se ejercitan en la controversia? Le ruego,
i. s. d. 1. M. señor, que se esfuercen en saber bien el manual de Bécan 8 . Es
imposible ponderar bastante la utilidad que tiene ese librito.
2
Agustín Potier, señor de Blancmesnil, consagrado en Roma el 17 de
septiembre de 1617, renovó su diócesis, con la ayuda de San Vicente y de
IV. CARTAS A SACERDOTES DE LA MISIÓN Adriano Bourdoise. Llamó a las ursulinas a Beauvais y a Clermont, hizo que
se dieran misiones, en las que personalmente tomó parte, estableció un semi-
nario en su palacio episcopal y multiplicó las cofradías de la Caridad. Llegó
a ser capellán mayor de la reina y formó parte del consejo de conciencia.
1. A FRANCISCO DU COTJDRAY, SACERDOTE Nombrado primer ministro a la muerte de Luis XIII, iba a recibir el capelo
cardenalicio cuando la influencia de Mazarino prevaleció sobre la suya. Mu-
DE LA MISIÓN rió el 20 de junio de 1650. (cf. DELETTRE. Histoire du diocése de Beauvais, III
[Beauvais 1842-1843] 3 vols. en 8.Q, 377-438; F. POTIER DE LA MORANDIÉRE,
Señor: Augustin Potier [París 1902], en 8,Q).
3
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. Le Clerc, amigo íntimo de Bourdoise, era el principal de ellos. La época
de vacaciones le dio todas las facilidades para disponer del colegio en favor de
Hace tres días que hemos llegado con buena salud, gracias los ordenandos.
a Dios, a esta ciudad, en donde comenzó ayer el examen de los 4
Bernardo Duchesne, doctor por la Sorbona, formaba parte de la comu-
ordenandos', que continuará hoy, viernes, y mañana, para nidad de Bourdoise desde sus orígenes. Tomó parte activa en las obras de este
2
santo varón.
Miguel le Gras, baillí de San Lázaro. 5
Luis Messier, uno de los primeros compañeros de Bourdoise, del que
Cf. S.V.P. III, 479-480; E.S. II, 436-437. era el brazo derecho, arcediano de Beauvais y doctor por la Sorbona. Su
1. Colección del proceso de beatificación. hermano fue párroco de Saint-Landry y decano de la facultad de teología de
1
En julio de 1628, dice L. Abelly (o.c, I c.XXV, 117), en el curso de m. la Sorbona.
6
viaje, después de una conversación con San Vicente, el obispo de Beauvais Jerónimo Duchesne, doctor por la Sorbona, miembro de la comunidad
decidió recibir en su casa a los ordenandos, en el mes de septiembre, para de San Nicolás desde 1612, llegó a ser arcediano de Beauvais. Había dado una
proporcionarles los conocimientos necesarios a su nuevo estado e instruirles misión en Montmirail en 1621 en compañía de San Vicente (L. ABELLY,o.c,
en las virtudes que tenían que practicar. El Santo preparó un reglamento I c.XIII, 55).
7
escrito y vino a disponerlo todo quince días antes de la ordenación. Aquél fue San Vicente explicó el decálogo. Jerónimo Duchesne asistía a sus char-
el origen de los retiros para los ordenandos, que deberían atraer a San Lázaro las. Se sintió tan impresionado, que quiso hacer también él su confesión
a Bossuet, al comendador de Sillery y a tantos ilustres personajes. general con el Santo (L. ABELLY, o.c, I, c.XXV, 118).
8
Martín Bécan, jesuita belga, escribió contra los calvinistas gran número
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 235
234 P.ll. Selección de escritos

Desde que salí de ahí ha querido Dios servirse de este Señor y de su santa Madre, señor, vuestro muy humilde y
miserable para la conversión de tres personas, y tengo que obediente servidor,
confesar que la mansedumbre, la humildad y la paciencia en VICENTE DEPAUL
el trato con estos pobres descarriados es el alma de este bien.
Las dos primera personas no me han costado nada, porque ya Desde Beauvais, 15 septiembre 1628.
tenían disposición; pero ha sido menester emplear dos días Dirección: Al señor du Coudray, eclesiástico, en el colegio
con la tercera. He querido decirle esto para mi confusión, de Bons-Enfants, junto a la puerta de Saint-Victor, en París.
para que la compañía vea que, si Dios ha querido servirse del
más ignorante y miserable de ella, con mayor eficacia se servi-
2. A FRANCISCO DU COUDRAY, SACERDOTE
rá de cada uno de los de dicha compañía.
DE LA MISIÓN, EN ROMA
Monseñor de Beauvais no ha determinado aún el día en
que ha de comenzar la misión en esta diócesis en el mes de 1631
octubre. Quiere que sea en esta primera semana; pero yo
intentaré aprovechar el tiempo en este intervalo para ir a Es preciso que haga entender que el pobre pueblo se con-
verles, para ver las cuentas internas de la compañía desde la dena por no saber las cosas necesarias para la salvación y no
última vez que se hizo, a fin de que esto sirva de disposición confesarse. Si Su Santidad supiese esta necesidad, no tendría
para el próximo empleo. descanso hasta hacer todo lo posible para poner orden en ello;
y que ha sido el conocimiento que de esto se ha tenido lo que
¿Cómo sigue el señor Lucas con su trabajo? ¿Le va bien ha hecho erigir la compañía para poner remedio de alguna
ese empleo? ¿Le resulta bien cenar y dormir en el colegio? 9 manera a ello; que, para hacerlo, hay que vivir en congrega-
¿Asiste todas las fiestas10 a nuestras conferencias? ción y observar cinco cosas fundamentales de este proyecto:
Le suplico a usted que salude a toda nuestra compañía, en 1.a, dejar a los obispos la facultad de enviar misioneros [a la]
común y en particular, y que le diga al señor Lucas que le parte de sus diócesis que les plazca; 2.a, que estos sacerdotes
ruego presente a monseñor de Bazas u mis humildes servicios; estén sometidos a los párrocos de los sitios adonde vayan a
a usted le ruego que tenga cuidado con su salud y que me hacer la misión, durante el tiempo de la misma; 3.a, que no
diga si el señor de Saint-Martin 12 ha venido al colegio y si va tomen nada de esas pobres gentes, sino que vivan a sus expen-
a ver al señor de Bazas con el señor Lucas. sas; 4.a que no prediquen, ni catequicen, ni confiesen en las
Me olvidaba de decirle que creo hará bien en preguntar al ciudades donde haya arzobispado, obispado o presidial, ex-
sastre que trabaja en casa si piensa entrar en la congrega- cepto a los ordenandos y a los que hagan ejercicios en la casa;
ción 13. Otras veces lo ha pensado; pero su corta vista y la 5.a, que el superior de la Compañía tenga la dirección entera
dificultad que sentía a veces de encargarse de la cocina le de la misma; y que estas cinco máximas tienen que ser como
retuvo, y a mí también. fundamentales de esta congregación.
Adiós, mi querido padre 14 . Quedo en el amor de nuestro
Observe cómo la opinión del señor Duval' es que no es
de opúsculos. Compuso además una Suma teológica, una Analogía del Anti-
guo y del Nuevo Testamento, un manual de controversias y un compendio 2. Reg. 2, 1.
1
de este mismo manual. Bécan era muy apreciado en su época, sobre todo por Andrés Duval, célebre doctor de la Sorbona, autor de varias obras im-
su claridad y por su método. portantes, amigo y consejero de Vicente de Paúl, nació en Pontoise el 15 de
9
Colegio de Bons-Enfants. enero de 1564 y murió en París el 9 de septiembre de 1638. El Santo no
10
Palabra de lectura dudosa. tomaba ninguna decisión importante sin recurrir a sus luces. Pidió su pare-
11
Juan Jauberto de Barrault de Blaignac, obispo de Bazas (1611-1630) y cer antes de aceptar la casa de San Lázaro (L. ABELLY, O.C, I c.XXII, 97) y de
luego de Arles (1630-30 de julio de 1643). establecer los votos en la congregación de la Misión (carta del 4 de octubre de
12
Compatriota del Santo. 1647). El humilde doctor se emocionó un día al ver su retrato en una de las
13
En 1628 no entró ningún hermano coadjutor en la Congregación de la salas de San Lázaro; insistió tanto, que San Vicente tuvo que quitar el cuadro
Misión. (R. DUVAL, Vie d'André Duval, docteur de Sorbonne, ms.; J. CALVET, Un
14
Este título tan familiar se lo da el Santo en varias cartas a Francisco du confesseur de saint Vincent de Paul: Petites Annales de saint Vincent de Paul
Coudray. [mayo 1903], 135).
Cf. S.V.P. I, 64-68; E.S. I, 128-131. Cf. S.V.P. I, 115-116; E.S. I, 176-177.
236 PAL Selección de escritos 237
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión

preciso cambiar nada del proyecto cuya memoria le envío. La santa modestia y el recogimiento interior de la compa-
Pase con las palabras; pero en cuanto a la sustancia, es menes- ñía serán otros tantos medios, especialmente la circunspec-
ter que quede entera; de otra forma, no sería posible quitar ni ción en las preguntas que es difícil hacer bien en la confesión.
añadir nada sin que se causase un gran perjuicio. Este pensa- Por el amor de Dios, padre, trate con los demás de las
miento es solamente suyo, sin que yo le haya hablado de ello. cosas que hay que preguntar y de qué manera. El padre Renar
Manténgase, pues, firme y dé a entender que hace largos años tiene mucha experiencia en estas cosas. Póngase de acuerdo
que se piensa en esto y que tenemos ya experiencia. con él y sepa dominar la aversión que tiene ese pueblo contra
los misioneros, a fin de abstenerse de lo que le ha escandaliza-
do, o hacer lo contrario, si llegara el caso. Le suplico, padre,
3. A SANTIAGO P E R D U 1 que se informe de esto y que me dé aviso, como también del
lugar de donde proviene el ruido de este escándalo.
Padre: Una vez ponderadas todas las razones que me indica, creo
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. que será conveniente no tener en adelante más que un catecis-
¡Bendito sea Dios por las dificultades en que El ha queri- mo, al que han de acudir todos los niños y niñas, a no ser que
do que se encuentre usted! En estas ocasiones hay que honrar se decida lo contrario, si la muchedumbre lo exige. Y como
las que tuvo su Hijo sobre la tierra. Ellas fueron mucho la hartura de la palabra de Dios dat Mis nauseam, siga el
mayores, padre, ya que, por la aversión en que le tenían a El y consejo del padre Renar, por favor, en relación con el cese de
a su doctrina, le prohibieron la entrada en toda la provincia, las predicaciones los domingos y días de fiesta, e incluso los
y le costó la vida. Se cree que por eso previno a sus discípulos demás días, si él lo cree oportuno con el señor prior, por
cuando les dijo que los enviaba como ovejas en medio de consejo del cual él le habrá dicho a usted lo que le ha dicho
lobos, y les dijo que se burlarían de ellos, que les injuriarían sobre las predicaciones, según creo, y sabiamente, ya que con-
en la cara, que los padres tomarían partido contra los hijos y traria contrariis curantur. ¡Oh, padre, hemos de acatar con
que los hijos perseguirían a los padres, y finalmente, cuando buen gusto los consejos de los demás! San Vicente Ferrer
justificó la ceremonia de sacudir sus vestidos cuando se en- pone esta práctica entre los medios de perfección y de santi-
contrasen entre pueblos que no se aprovecharan de sus dad. Y si esto es bueno respecto a un particular, ¿por qué no
enseñanzas. en relación con la compañía? Y no vale decir que no los
Aprovechémonos, padre, de estos encuentros, y suframos hemos acostumbrado a ello, ya que la voluntad de Dios es que
como ellos las contradicciones que nos sobrevengan en el nos acomodemos a las circunstancias de las personas, de los
servicio de Dios. Alegrémonos como de un gran bien cuando lugares y de los tiempos. Obremos, pues, de ese modo, y
nos sucedan, y empecemos en esa ocasión a utilizarlas como siempre verá cuánto valor tiene esto delante de Dios.
las utilizaron los apóstoles, a ejemplo de su maestro nuestro Le envío el órgano y le enviaré quien lo toque, si es que el
Señor. Si así lo hacemos, esté seguro de que los mismos me- padre Régnier 2 no puede hacerlo o si sucede que este padre
dios por los que el diablo ha querido combatir a usted, le no es muy hábil y por eso desea usted que lo retire. Le suplico
servirán para combatir contra él, y alegrará a todo el cielo y a que le vigile bien, lo mismo que a Leleu 3 , y me dé cuenta
las buenas almas de la tierra que lo vean o escuchen, y que exacta de su comportamiento.
aquellas mismas personas con quienes se debe usted ver, le De la madera y de las demás cosas, tengo miedo de que el
bendecirán finalmente y le reconocerán como cooperador de señor prior le niegue el pago. Haga el favor de informarse de
su salvación; pero hoc genus daemoniorum non ejicitur nisi dónde podrá recibirla y de si hay algún medio de obtenerla en
in oratione et patientia. otra parte, aunque las cosas cuestan muy caro.
Alabo a Dios de que el buen señor prior de Aigue coma a
3. Colección del proceso de beatificación.
1
Sacerdote de la Misión, nacido en Granvilliers (Oise) el 19 de abril de 2
Santiago Régnier, sacerdote de la Misión, nacido en la diócesis de Bou-
1607, recibido en la Congregación de la Misión el año 1630, ordenado sacer- logne, recibido en la Congregación de la Misión en el mes de agosto de 1627.
dote en 1632, enviado a Richelieu en enero de 1638, muerto en septiembre 5
Este nombre no se encuentra en el catálogo de la Misión.
de 1644. Cf. S.V.P. I. 226-229: E.S. I, 272-274.
238 P.11. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 239

veces con la compañía. Testimonie mi complacencia y agra- sario que recurramos a Roma, conviene que lo hagamos, para
dézcale cariñosa y humildemente. arrancar, como él dice, todos los pretextos que luego pudie-
Le suplico además que recomiende a la compañía la santa ran inquietarnos, pero que procuremos sacarlo lo más barato
modestia, que es quizá uno de los medios más eficaces para que sea posible; que son mucho mil escudos; que haga un
aprovechar en ese pueblo. esfuerzo para que cobren lo menos posible; que les dé a enten-
Esto es, padre, todo lo que puedo decirle por el momento, der que este beneficio no depende del papa, ni tampoco de los
si no es que añado mis muy humildes saludos al señor prior, religiosos de San Agustín; que está en la ciudad de París y que
al padre Renar y al padre Flahan; y le ruego que encomiende su colación le ha pertenecido siempre al obispo de París; que
a Dios un asunto de importancia y diga al padre Renar que los priores le han rendido cuentas todos los años de la admi-
quizá sea conveniente que asista el miércoles próximo, a las nistración de sus rentas; que dicha administración se les ha
dos, a la reunión a la que acudirán los señores párrocos y en concedido hace sólo ochenta o cien años; que dichos bienes
la que se tratará del catecismo; podrá volver ese mismo día y fueron administrados antes por sacerdotes seculares y algunas
estar de regreso al día siguiente a mediodía. veces por laicos, porque era un hospital de leprosos; que está
Buenas tardes, padre. Soy su servidor, averiguado que hace unos trescientos años un obispo de Pa-
rís, llamado Fulco 2 , quitó esta administración a unos sacer-
VICENTE DEPAUL dotes seculares que vivían en común en aquella casa, siendo
Febrero 1634. uno de ellos el administrador, y se la dio a otros, sin más
Dirección: Al padre Perdu, sacerdote de la Misión, en autoridad que la suya; que Poncher, obispo igualmente de
Poissy. París 8 , se la quitó a unos sacerdotes seculares, que vivían
también en común y de los que uno era prior, nombrado por
el obispo ad nutum —fíjese en esto—, y la puso en manos de
4. A FRANCISCO DU COUDRAY, los canónigos regulares de San Agustín, el año mil quinien-
SACERDOTE DE LA MISIÓN, EN ROMA tos diecisiete, y dio la administración a uno de ellos, a quien
nombró prior, que podía ser depuesto ad nutum, sin autori-
25 julio 1634 dad del papa, ni de ninguna otra más que de la suya, ni
Padre: siquiera del rey o de la corte; que la provisión de esos priores
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. ha sido siempre ad nutum; que todos han rendido cuentas al
Recibí ayer la suya del 2 de este mes, en la que me hablaba obispo de París y, finalmente, que jamás ningún prior ha
de San Lázaro y de cómo han arreglado ese asunto. Me habla tomado la provisión en la corte de Roma más que éste, con
además de la versión de la Biblia siríaca al latín y del joven intento de perpetuarse, ocho o diez años después de haber
maronita, y me envía la copia de una parte de los privilegios sido hecho prior por el señor obispo de París, y puede ver eso
que ha obtenido. Pues bien, le diré que vi ayer al señor aboga- mismo por sus provisiones, cuya fecha le he enviado; que le
do general Bignon, considerado de los más sabios y piadosos ruego mantenga y considere bien esta observación que aquí le
y de los más capaces en su cargo de toda la cristiandad', y le hago sobre la naturaleza de San Lázaro, y para que la consi-
hablé de San Lázaro. Su parecer es que, aunque no cree nece- deren los oficiales de esa corte; y, aunque el beneficio no
depende del papa, sin embargo, por la devoción que tenemos
4. Colección del proceso de beatificación.
1
Jerónimo Bignon, abogado general del Parlamento de París, consejero 2
Fulco de Chanac, obispo de París desde 1342 al 25 de julio de 1349,
de Estado y bibliotecario del rey, era, según el testimonio de Moreri (Le fecha de su muerte.
grand Dictionnaire historique [París 1718], 5 vols. en 8.°), "uno de esos 5
Esteban de Poncher ocupó la sede de París desde 1503 hasta 1519. Por
genios extraordinarios que los últimos siglos se pueden atrever a oponer a los acta del 20 de febrero de 1518 "promete, tanto por sí como por sus sucesores,
grandes personajes de la antigüedad". A los catorce años, era ya autor de los nombrar para dicho priorato y casa hospitalaria de San Lázaro a un religioso
Discours de la ville de Rome, principales antiquitez et singularitez d'icelle. de la Congregación de San Víctor, mientras permanezca en la reforma, y en
Al año siguiente, apareció el Traite sommaire touchant l'élection du Pape. caso de que dicha reforma se relajase, dichos obispos de París volverán a
Su enorme ciencia jurídica lo convirtió en consejero de la Liga Hanseática entrar en sus derechos de establecer allí, como antes, los eclesiásticos que
(1654). Murió el 7 de abril de 1656, a los setenta años. quieran" (Arch. Nat. MM 534).
/('. Carlas a sacerdotes de la Misión 241
240 P.ll. Selección de escritos

de no poseer nada sin su autoridad, hemos deseado en esto su o seis semanas para realizar algún esfuerzo en el asunto de
aprobación y su bendición. El señor abogado general, que San Lázaro; le aguardo, lo más tarde, para finales de noviem-
conoce la corte de Roma, por haber estado allí, cree que, si bre; y traiga con usted, si le parece bien, al buen padre Gilio-
usted representa bien todo esto a los oficiales, saldrá bien li 4 y a ese muchacho maronita, si cree que desea entregarse a
parado y a buen precio; que si, después de todo, no ha podido Dios en esta pequeña compañía; y practique con él, mientras
tener razón de ello un mes después de la recepción de la vienen, su griego vulgar, para enseñarlo aquí, si es preciso;
presente, él opina que esto no impide volver sobre el asunto; ¿quién lo sabe?
porque la confianza que debemos tener en la buena voluntad El señor embajador de Turquía 5 me ha hecho el honor de
del señor Marchand, y las recomendaciones que desde aquí le escribirme, pidiendo sacerdotes de San Nicolás y de la Mi-
haremos, nos permitirán llegar a un acuerdo razonable, tal sión, pues cree que podrán hacer allí más de lo que me atreve-
como se hace a la larga en cosas semejantes. ría a decirle. Bien, ya veremos lo que conviene hacer cuando
Por eso, padre, le suplico muy humildemente que actúe de venga, tanto en este asunto como en otros muchos que tocan
este modo y que no se detenga en ello, como tampoco en la a nuestra consolidación.
proposición que se le hace de trabajar en la versión de la Pero, en nombre de Dios, padre, haga todo lo posible para
Biblia siriaca al latín. Sé muy bien que la versión serviría obtener las indulgencias que ha concedido Su Santidad a los
para la curiosidad de algunos predicadores, pero no, según reverendos padres jesuítas y a los del Oratorio cuando van a
creo, para el bien de las almas del pobre pueblo, al que la misionar al campo. La indulgencia es plenaria para los que
Providencia de Dios ha predestinado a usted desde toda la asistan a sus instrucciones, se confiesen y comulguen con
eternidad. Debe bastarle, padre, el que, por la gracia de Dios, ellos en los pueblos. Y quiera Dios que pueda usted obtener-
haya empleado tres o cuatro años en aprender el hebreo y que las también para las cofradías de la Caridad, que hacen mara-
sepa lo bastante para sostener la causa del Hijo de Dios en su villas, por la gracia de Dios. La hemos establecido en varias
lengua original y confundir a sus enemigos en este reino. parroquias de esta ciudad y hemos fundado una hace poco,
Piense, pues, padre, que hay millones de almas que le tienden compuesta de cien o de ochenta damas de alta calidad 6 , que
la mano y le dicen así: ¡Ah, padre Du Coudray, que ha sido hacen la visita todos los días y asisten, de cuatro en cuatro, a
escogido desde toda la eternidad, por la providencia de Dios, ochocientos o novecientos pobres o enfermos, con helados,
para ser nuestro segundo redentor, tenga piedad de nosotras, caldos, consomés, confituras y otras clases de dulces, además
que estamos sumidas en la ignorancia de las cosas necesarias de su alimento ordinario, que les proporciona la casa, para
a nuestra salvación y en los pecados que jamás nos hemos disponer a esas pobres gentes a hacer confesión general de su
atrevido a confesar y que, sin su ayuda, seremos infaliblemen- vida pasada y procurar que los que mueran partan de este
te condenadas. Imagínese más aún, padre, que la compañía le mundo en buen estado, y los que sanen prometan seriamente
dice que hace tres o cuatro años que está privada de su presen- no ofender más a Dios; de forma que esto se lleva a cabo con
cia, que empieza a disgustarse y que usted es de los primeros una bendición particular de Dios, y no solamente en París,
de la compañía, y que por eso necesita de sus consejos y sino también en las aldeas; y para esta cofradía de la Caridad
ejemplos. Y escuche, por favor, padre, que mi corazón le dice es para la que le pide indulgencias la señorita Aubry de Vitry,
al suyo que se siente sumamente agitado por el deseo de ir a esto es, para las mujeres que sean del cuerpo de la cofradía y
trabajar y a morir en los Cévennes y que se marchará para para los que se ocupan de las limosnas.
allá, si no viene pronto a estas montañas, desde donde pide Basta, padre; ya resulta larga esta carta; pero ¿qué?, no hay
ayuda el obispo y dice que este país, que en otro tiempo era de manera de quitarme la pluma de la mano, tanto es el consue-
los más devotos del reino, está ahora muriendo de hambre de lo que tengo al hablarle.
la palabra de Dios; que no hay ninguna aldea donde todavía 4
no queden algunos católicos entre los hugonotes, excepto Juan Gilioli, sacerdote de la Misión, inscrito por descuido en el catálo-
go de hermanos coadjutores, había nacido en Ferrara hacia 1606 y entró en la
cinco o seis; y que hay muchas en las que no hay sacerdotes, Congregación de la Misión en julio de 1629.
ni iglesias, que quizá esperan la salvación de usted y de mí. 5
El conde de Marcheville.
6
Venga, pues, padre, y no tarde, por favor, a no ser un mes Las damas del Hótel-Dieu.

S. V. Paúl 2 9
242 P.ll. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 243

Y aún tengo que pedirle que nos traiga cinco o seis libros sobre la segunda, que alabo a Dios por lo que me indica en su
semejantes a los tres primeros que nos envió usted sobre las nota.
parroquias de la congregación de sacerdotes de la Asunción Hablemos de la tercera. Ciertamente, padre, me ha conso-
de Nuestra Señora en los jesuitas de Ñapóles, compuestos por lado más de lo que podría decirle por la bendición que ha
el padre Savone, S. J., y si hay algún otro que nos pueda querido conceder Dios a sus pobres catecismos y a las predica-
servir para las misiones y para nuestros ordenandos. ciones del padre Lucas, que me dice usted son muy buenas, y
Por lo demás, el señor de Creil 7 no me ha pedido dinero. a todo lo que de allí se ha seguido. ¡Qué bueno es, padre, que
Esperaré a que lo haga, porque ya le he enviado y no se le ha se haya visto humillado, ante todo porque de ordinario es lo
encontrado, y creo que, si hubiese recibido la orden, nos lo que sucede en todo progreso, y porque es ésa la suerte que
habría hecho pedir. nuestro Señor prepara a aquellos de los que desea servirse
Rogándole que tenga cuidado de su salud, soy entre tanto, útilmente! Y él mismo, ¡cómo fue humillado también desde
en el amor de nuestro Señor, su muy humilde servidor, el comienzo de su misión! Como extrema gaudii luctus occu-
patA, también a los que trabajan en la angustia y el agobio se
VICENTE DEPAUL les ha dicho que tristitia eorum vertetur in gaudium. Ame-
mos, pues, esto último y temamos lo primero. Y en nombre
Me olvidaba de decirle que no he recibido las bulas y que de Dios, padre, le ruego que entre por estos pensamientos, lo
alabo a Dios porque ha conseguido usted que las corrigieran mismo que el padre Lucas, de no pretender de sus trabajos
y tengo por ello una alegría que no puedo expresar. nada más que vergüenza, ignominia y, finalmente, la muerte,
Dirección: Al padre Du Coudray, sacerdote, en Roma. si Dios quiere. Un sacerdote debería morirse de vergüenza
antes que pretender la fama en el servicio que hace a Dios y
por morir en su lecho, viendo a Jesucristo recompensado por
sus trabajos con el oprobio y el patíbulo. Acuérdese, padre, de
5. A A N T O N I O PORTAIL, SACERDOTE DE LA MISIÓN que vivimos en Jesucristo por la muerte en Jesucristo, y que
hemos de morir en Jesucristo por la vida de Jesucristo, y que
Padre: nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo y llena de
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. Jesucristo, y que, para morir como Jesucristo, hay que vivir
He recibido dos cartas suyas desde su partida, o mejor como Jesucristo. Pues bien, puestos estos fundamentos, dé-
dicho, tres: una desde Brie-Comte-Robert x , otra desde Lypn, y monos al menosprecio, a la vergüenza, a la ignominia y des-
la última, al día siguiente de Quasimodo 2 , desde Luzarehes 3 , aprobemos los honores que recibimos, la buena reputación y
su primera misión; y no he respondido a la primera porque los aplausos que se nos dan y no hagamos nada que no sea
no la he recibido hasta hace ocho días poco más o menos, y para este fin.
creí que mi contestación no le llegaría a Lyón; ni a la segun-
da, porque no lo creí conveniente. Le contestaré ahora a las Trabajemos humilde y respetuosamente. Que no se desa-
tres. fíe en la cátedra a los ministros; que no se diga de ellos que
no son capaces de mostrar ningún pasaje de sus artículos de fe
Le diré, pues, por lo que se refiere a la primera, que no
en la Sagrada Escritura, a no ser rara vez y con espíritu de
creo que necesite otra licencia más que la que yo le mandé;
humildad y de compasión; si no, Dios no bendecirá nuestro
7
Cf. COSTE. P., O.C, I p.249; trad. esp. SIGÚEME, I p.284. trabajo. Alejaremos a las pobres gentes de nosotros. Creerán
Cf. S.V.P. I, 249-254; E.S. I, 284-288. que ha habido vanidad en nuestra conducta, y no creerán en
5. Colección del proceso de beatificación. nosotros. No se le cree a un hombre porque sea muy sabio,
1
Hoy capital de cantón en Seine-e¡-Marne. Esta localidad había recibido sino porque lo juzgamos bueno y lo apreciamos. El diablo es
ya la visita de los misioneros y del propio San Vicente; poseía su cofradía de muy sabio, pero no creemos en nada de cuanto él nos dice,
la Caridad desde hacía cuatro años. Gracias a una fundación del comendador
de Sillery, se daría allí una misión cada cinco años. porque no lo estimamos. Fue preciso que nuestro Señor pre-
2
16 de abril. viniese con su amor a los que quiso que creyeran en El.
5
Hoy capital de cantón de Seine-et-Oise. 4
Prov 14,13.
244 P.II. Introducción a los escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 245

Hagamos lo que hagamos nunca creerán en nosotros si no condiciones. Parece ser que más bien se hará la cosa 9 . Dicho
mostramos amor y compasión hacia los que queremos que señor Olier no dejará quizá por eso de hacer un viajecito
crean en nosotros. El padre Lamberto y el padre Soufliers, hasta Pébrac para arrendar sus tierras. Si el señor Perrochel
por haber obrado de ese modo, han sido tenidos por santos en tiene algún compañero, quizá no deje de ir a verles. Ya se
todas partes, y nuestro Señor ha hecho grandes cosas por verá. Entre tanto, le suplico que me escriba con frecuencia y
medio de ellos. Si obran ustedes así, Dios bendecirá sus traba- me indique a quién he de dirigir la carta en Mende.
jos; si no, no harán más que ruido y fanfarrias, pero poco Esta tarde he enviado la carta del padre Lucas al padre
fruto. No le digo esto, padre, porque yo haya sabido que haya Tinien, y al señor Olier la suya; pues ha sido esta mañana
hecho el mal que digo, sino para que se guarde de él y trabaje cuando he recibido la de usted.
con constancia y humildemente y en espíritu de humildad 6 . ¿Qué noticias podré darles de aquí? Todos están bien,
Que el padre Lucas siga con las predicaciones, y usted con el gracias a Dios. Desde su partida hemos recibido a un gentil-
catecismo. hombre lemosino que ha sido religioso, pariente del señor de
Dudo mucho que el señor Olier 6 y Perrochel 7 vayan a Saint-Ángel, y a un estudiante de Auvernia 10 ; pero, en cam-
verles. El primero había partido ya, y el segundo debería se- bio, hemos convencido al señor Flahan que estaría mejor en
guirle unos días más tarde. Pero el señor Olier se ha visto otro sitio que aquí. Creo que recibiremos también a un primo
detenido por la proposición que con insistencia le ha hecho del señor Meyster n ; antes era el hermano Esteban 12 . El padre
el señor de Langres 8 para que tomara su obispado. Andan 9
Esta carta es el único documento que hace mención de la oferta del
ahora en tratos. La cosa es todavía dudosa por causa de las obispo de Langres a Juan Santiago Olier. Su descubrimiento ha puesto fin a
las conjeturas de los biógrafos del fundador de San Sulpicio (cf. F. MONIER,
5
San Vicente sabía que Antonio Lucas, compañero de Antonio Portail, o.c, I, 128, nota 3).
10
era de un temperamento ardiente y amigo de la controversia, para la que Annet Savinier, nacido en Clermont-Ferrand, ordenado sacerdote en
tenía por otra parte gran aptitud. marzo de 1637.
6 11
El señor Olier se arrepintió de no haber acudido en ayuda de los dos Esteban Meyster fue uno de los mayores misioneros del siglo xvn. El
sacerdotes de la Misión. La pena que experimentó fue tan viva, que corrió señor Du Ferrier decía de él que era "el primer hombre del mundo para las
peligro su salud. Tuvo durante dos años remordimientos y escrúpulos conti- misiones", y el padre De Condren, que era "hombre para oponer al anticris-
nuos, acompañados de "sequedades y grandes oscuridades", de lágrimas y to". Había nacido en la ciudad de Ath (Bélgica), de la antigua diócesis de
suspiros" (FAILLON, O.C, I, 158.180.181). Cambrai. Lo atrajo la fama de San Vicente. Entró en la Congregación de la
7
Francisco Perrochel, nacido en París el 18 de octubre de 1602, era primo Misión a finales de 1634, después de haber recibido el subdiaconado, fue
del señor Olier. Fue de aquel grupo de eclesiásticos piadosos y lleno de celo ordenado de sacerdote en 1635 y dejó a San Vicente en 1636 para asociarse a
que se unieron a San Vicente para animarse con su espíritu y trabajar bajo su Juan Santiago Olier y ponerse bajo la dirección del padre De Condren. Predi-
dirección. Dio misiones en varios lugares, especialmente en Auvergne, en có en varios lugares con gran éxito. Fue especialmente célebre la misión de
Joigny y en el barrio de San Germán, formó parte de la conferencia de los Amiéns. Conquistó tanto ascendiente sobre el pueblo que, según se decía,
martes y asistió a las reuniones en que se organizó la obra de retiros a los podría haber entregado la ciudad a los españoles. El padre De Condren le
ordenandos. Obispo electo de Boulogne, fue invitado a dar las conferencias a escribía un día a Juan Santiago Olier: "Hemos de venerarlo y humillarnos
los ordenandos reunidos en Bons-Enfants, y lo hizo tan bien, que a la reina le por no ser dignos de la gracia que Dios le concede... Reconozco, según creo, y
entraron ganas de oírlo. Impresionada por sus palabras, dejó al Santo abun- honro en él algo de la gracia apostólica de la que le suplico a nuestro Señor
dante limosna para yudar a cubrir una parte de los gastos hechos por los nos conceda alguna parte". Y añadía luego: "Nos puede servir de regla a los
ejercitantes. Francisco Perrochel fue consagrado en la iglesia de San Lázaro demás". En efecto, el señor Meyster no caminaba por las sendas ordinarias.
el 11 de junio de 1645. El episcopado de este santo prelado es uno de los más Su juicio no estaba a la altura de su gran talento. "Era de poco sentido
fecundos y gloriosos que ha conocido la diócesis de Boulogne. Cuando, común y muy visionario", ha escrito el padre Rapin (Mémoires du P. Rene
debido a su edad y a sus achaques, el obispo de Boulogne se vio en la Rapin [ed. Aubineau. Lyon], 3 vols. en 8.°, t.I p.50). Atacado súbitamente de
imposibilidad de gobernar convenientemente su diócesis, presentó su dimi- enajenación mental en medio de un sermón que predicaba al aire libre en
sión. Era en 1675. Coronó su carrera el 8 de abril de 1682 con una muerte Metz, bajo un sol ardiente, acabó miserablemente sus días poco después. Se
digna de su vida (cf. VAN DRIVAL. Histoire des évéques de Boulogne encuentran bastantes datos sobre E. Meyster en la Vie de M. Olier, por F'AII.-
[Boulogne-sur-Mer 1852], en 8.Q). I.ON (cf. Récil véritable de la mort de M. Meyster, Bibl. Nac. fr. 22.445,
8
Sebastián Zamet, nacido en 1588, consagrado en 1615, muerto en su f. 161). San Vicente dice en su carta que un primo del señor Meyster pedía su
castillo de Mussy el 2 de febrero de 1655. El abad PRUNEL ha publicado su admisión en la Congregación de la Misión; era Carlos Aulent, nacido el 1 de
vida (Sebastián Zamet, évéque-duc de Langres, pair de France [París 1912], en febrero de 1614 en Ath, recibido entre los misioneros a finales de 1636, orde-
8.a) y sus cartas espirituales (Lettres spirituelles de Sébastien Zamet précedées nado de sacerdote en 1640 y admitido a los votos el 11 de diciembre de 1644.
12
des Avis spirituels [París 1911], en 8.°). Se acostumbra en la Congregación de la Misión dar a los clérigos el
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 247
246 P.Il- Selección de escritos
pues el hombre no puede nunca permanecer en el mismo
de la Salle recibe mucha ayuda de Dios en su misión "; igual- estado, y los predestinados, según dice el Espíritu Santo, ibunt
mente los que están en Normandía. Van a salir algunos para de virtute in virtutem2. Pues bien, el medio para ello es el
dos o tres sitios de la diócesis de Chartres y para dos de esta reconocimiento continuo de las misericordias y bondades de
diócesis. He dicho al padre Du Coudray que vuelva con el Dios con nosotros, junto con el temor continuo o frecuente de
padre Gilioli M. hacerse indigno de ellas y dejar de ser fiel a los pequeños
Y estas son todas nuestras noticias. Todavía no he leído su ejercicios, especialmente en los de la oración, la presencia de
carta a la compañía; lo haré mañana, con la ayuda de Dios, en Dios, los exámenes, la lectura espiritual y hacer todos los días
cuyo amor saludo y abrazo cariñosamente al buen padre Lu- algunos actos de caridad, de mortificación, de humildad y de
cas y también a usted, padre, sin olvidar al buen hermano sencillez. Espero, padre, que la observancia fiel de estas prác-
Felipe, con toda la sencillez con que le he hablado y con que ticas acabará convirtiéndonos en buenos misioneros, según
soy, padre, su muy humilde y obediente servidor, el corazón de Dios.
VICENTE DEPAUL

París, 1 de mayo de 1635. 7. A BERNARDO CODOING, SUPERIOR DE ANNECY


Dirección: Al padre Portail.
7 de diciembre de 1641

Me dice usted que piensa poner el dinero a renta en


6. A ESTEBAN BLATIRON, SACERDOTE DE LA MISIÓN,
manos del señor conde de N.; esto me da ocasión para decir-
EN A L E T
le que me preocupa esto un poco y que me parece que hu-
biera sido mejor comprar o hacer construir alguna casa. Ya
9 de octubre de 1640 sé que también esto tiene sus dificultades; pero si usted me
hubiera escrito diciéndome sus intenciones y sus razones, yo
Todo lo que usted me escribe sobre sus ejercicios me llena las hubiese pensado delante de Dios, lo mismo que procuré
de consuelo y me hace ver la dicha que supone tener delante hacer con las del contrato; pero ya es demasiado tarde. Hu-
de los ojos una buena dirección y un gran ejemplo 1 . Utilíce- biese sido conveniente haberme indicado las dos propuestas,
los bien, padre, in nomine Domini. Esfuércese continuamen- junto con las razones en favor y en contra de cada una, para
te y sin descanso en formarse sobre dicho modelo y llegará a que pudiera yo hacerme un juicio del asunto, ya que me
ser un buen misionero, cada vez mejor. Acuérdese siempre de cuesta aceptar algunas cláusulas demasiado duras del con-
que en la vida espiritual no se tienen muy en cuenta los trato. Por eso le ruego, padre, que no vuelva a hacer nada
comienzos; lo que importa es el progreso y el final. Judas semejante sin escribirme. Incluso hubiera sido oportuno que
empezó bien, pero acabó mal; San Pablo acabó bien, aunque usted me hubiese indicado la manera como deseaba empren-
había comenzado mal. La perfección consiste en la perseve- der el seminario que ha comenzado. Me parece que ya se le
rancia invariable por adquirir las virtudes y progresar en había indicado que me enviase el proyecto antes de concluir
ellas, ya que, en el camino de Dios, el no avanzar es retroceder, nada; es lo que siempre han hecho los de la Compañía y lo
que se practica en toda congregación bien ordenada. Me ob-
nombre de hermanos y reservar a los sacerdotes el de padres. Cuando el padre jetará usted que suelo tardar mucho, que a veces tiene que
Portail dejó San Lázaro para ir a la Misión, Esteban Meyster no era todavía esperar por seis meses una respuesta que se podría haber
sacerdote; se le llamaba ordinariamente hermano Esteban. Desde su ordena-
ción, que tuvo lugar poco después, se le llamó padre Meyster.
dado en un mes y que entre tanto se pierden las oportunida-
1S
Juan de la Salle y Juan Brunet daban misiones por Burdeos. 2
14 Sal 83,8.
Ambos estaban en Roma o quizá de camino para París.
Cf. S.V.P. II, 128-129; E.S. II, 107-108.
Cf. S.V.P. I, 293-298; E.S. I, 319-323.
7. Reg. 2, 222.
6. Reg. 2, 34.
1 Cf. S.V.P. II, 206-208; E.S. II, 175-176.
Nicolás Pavillon, obispo de Alet.
248 P.11. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 249

des y no se hace nada. A esto le respondería que es cierto que que ustedes están, sin caer en lenguas de murmuradores o en
soy demasiado lento para responder y para hacer las cosas, quejas de descontentos, y que es menester entregarse a nues-
pero que, sin embargo, no he visto todavía que se haya es- tro Señor Jesucristo para hacer buen uso de todo en unión
tropeado ningún asunto por mi retraso, sino que todo se ha con el que él hizo de las contradicciones y calumnias que
hecho a su debido tiempo y con todas las cosas bien pensa- sufrió para enseñarnos a obrar como él en circunstancias pa-
das y las precauciones necesarias; sin embargo, me propon- recidas. Y como no he podido comunicarle mis sentimientos
go en el futuro contestarle lo antes posible después de haber de viva voz a propósito de la forma de comportarse en tales
recibido sus cartas y haber considerado la cosa delante de ocasiones, se lo voy a poner por escrito con toda sencillez.
Dios, que saca mucha gloria del tiempo que se emplea en No es conveniente, padre, que nos mezclemos en nego-
considerar maduramente las cosas que se refieren a su servi- cios seculares, aunque tengan alguna relación con las cosas
cio, como son todas las que nosotros llevamos entre manos. espirituales:
Así, pues, haga el favor de corregirse de esa rapidez en resol- l.Q Porque San Pablo les aconseja a los eclesiásticos
ver y decidir las cosas, y yo procuraré corregirme de mi que no se mezclen en cosas temporales y seculares'.
negligencia. 2.Q Porque nadie puede servir a dos señores, a Dios y al
Le suplico expresamente, en nombre de Dios, que me mundo, a lo espiritual y temporal, según dice nuestro
pase aviso de todas las cosas, con los pros y los contras de las Señor 2 .
que sean importantes, evitando añadir, quitar o cambiar 3.Q Porque los asuntos en que nos mezclamos se referi-
nada de nuestra manera de vivir y realizar cualquier cosa de rán solamente a los católicos, o solamente a los de la reli-
importancia sin escribirme antes y esperar mi respuesta. gión 3, o a las relaciones entre un católico con un hugonote.
¡Qué bien lo practicó esto el buen padre Lebreton y cómo Pues bien, mezclarse en un asunto de un católico contra otro
bendijo Dios este proceder suyo! ¿Me atreveré a decirle una católico, como, por ejemplo, intervenir ante el señor gober-
cosa sin avergonzarme? No hay remedio; es menester que se nador 4 o ante los administradores de justicia, parece que un
lo diga: al repasar por encima todas las cosas principales corazón paternal no puede actuar de esta forma con sus hi-
que han pasado en esta Compañía, me parece, y esto es muy jos. Si es entre dos personas de la pretendida religión, quid
elocuente, que si se hubieran hecho antes de lo que se hicie- tibí de filiis Belial? Y si es de un católico en contra de un
ron, no habrían estado tan bien hechas. Por eso siento una hugonote, ¿qué sabe usted de si el católico tiene justos moti-
devoción especial en ir siguiendo paso a paso la adorable vos en su demanda? Hay mucha diferencia entre ser católico
providencia de Dios. Y el único consuelo que tengo es que y ser justo.
me parece que ha sido sólo nuestro Señor el que ha hecho y 4.Q Aunque estuviera usted seguro de que es justa su
hace continuamente las cosas de esta pequeña Compañía. En demanda, ¿por qué no creer que el señor gobernador y los
nombre de Dios, padre, atengámonos a ello, con la confian-
za de que nuestro Señor hará todo lo que él quiera que pase 8. Reg. 2, 194.
entre nosotros. Así lo espero de su bondad y de la atención 1
2 Tim 2,4.
2
que usted pondrá en seguir la súplica tan humilde y tan 3
Mt 6,24.
afectuosa que le hago por el amor de nuestro Señor... Los hugonotes.
4
Abraham de Fabert, uno de los generales más ilustres del siglo xvn,
nacido en Metz en 1599. Nunca se dirá bastante de sus virtudes cívicas, de su
talento militar y de sus cualidades administrativas. Fue consiguiendo todos
los grados de la milicia por méritos propios, La famosa retirada de Mayence
8. A G U I L L E R M O GALLÁIS, SUPERIOR DE SEDÁN y el asedio de varias plazas fuertes le dieron ocasión de demostrar su valor.
Le gustaba la disciplina y era el terror de los ladrones. Su fidelidad al rey y
13 de febrero de 1644 a su ministro se vio recompensada con las más eminentes dignidades: fue
gobernador de Sedán en 1642, lugarteniente general en 1651 y mariscal de
Sus dos últimas cartas me hablan de la dificultad en que Francia en 1658. Murió en Sedán el 17 de mayo de 1662. Sé ha publicado la
parte de su correspondencia que escribió de 1634 a 1652. Su vida ha sido
se encuentran ustedes; como respuesta, les diré que es raro escrita por el P. Barre (Vie de Fabert [París 1752], 2 vols. in-12), y por el
hallarse en cualquier condición que sea, especialmente en la general J. Bourelly (Le maréchal de Fabert [París 1879-1881], 2 vols. in-8.°).
/['. Carlas a sacerdotes de la Misión 251
250 P.II. Selección de escritos
confesión y que me había confiado su crimen, creyó en va-
magistrados juzgarán de ese asunto según su conciencia, es- rias ocasiones que debería ahorcarse, por el miedo que le
pecialmente si no se refiere a una cuestión puramente metió el demonio de que yo lo descubriera a los jueces. A
religiosa? todas estas ocupaciones puede usted añadir la de enseñar las
5.Q Además, ¿de qué se trata? Ordinariamente, de dinero cosas necesarias para la salvación a los pobres que pidan
o de honor. Pues bien, a usted le toca exhortar, en particu- limosna por la ciudad o en casa, y la de reconciliar a las
lar y en general, a las almas que Dios le ha encomendado, a personas que tengan algunas diferencias entre sí y a las pro-
despreciar los honores y a soportar la pérdida de sus bienes, pias familias. También le corresponde el deber de dar conse-
como hacía San Pablo, y no le corresponde a usted solicitar jo espiritual a las personas que se lo pidan y amonestar a los
para que consigan o conserven su honor y sus bienes. ¡Ay, que vivan desordenadamente.
padre Galláis, mi querido hermano! ¡Qué buenos misione- [Pero qué!, me dirá usted, ¿podré ver a un católico opri-
ros seríamos usted y yo si supiésemos animar a las almas con mido por uno de la religión sin hacer nada por él? Le con-
el espíritu del Evangelio, que debe conformarlas con Jesu- testaré que esta opresión será por algún motivo y que se
cristo! Le aseguro que es ése el medio más eficaz que podría- deberá a alguna cosa que el católico le deba al hugonote, o
mos utilizar para santificar a los católicos y para convertir a por alguna injuria o perjuicio que le haya hecho. Pues bien,
los herejes, y que nada podría hacerlos tan obstinados en el en ese caso, ¿no es justo que el hugonote acuda a la justicia
error y en el vicio como obrar de otra manera. Acuérdese, para que ponga remedio? ¿Será menos digno de censura el
padre, de lo que dijo nuestro Señor a aquel que se quejaba católico por ser católico? ¿O tendrá usted más razón para
de su hermano: Quis me constituit judicem ínter te et fra- meterse en esos asuntos que la que tuvo nuestro Señor para
trem tuum?b Y a los que quieran servirse de usted para que no tocar los asuntos de aquel hombre que se quejaba de su
recomiende sus asuntos, dígales: Quis me constituit advoca- hermano?
tum vel negotiatorem vestrum? Sí, pero los jueces son hugonotes. Es cierto, pero son
6.Q Estas consideraciones y otras semejantes son las que también jurisconsultos y juzgan según las leyes, las costum-
me obligan a no mezclarme, en el cargo que la reina ha bres y las ordenanzas; y aparte de su conciencia, hacen profe-
querido darme en su consejo de cosas eclesiásticas, más que sión de honor. Además, si usted se mete en los asuntos del
en las cosas que son de esta naturaleza y que se refieren tam- católico, los ministros harán lo mismo con los de su partido,
bién al estado religioso y a los pobres, aunque los demás y usted debe juzgar que les atenderán a ellos más que a usted
asuntos que me proponen tengan cierta apariencia de pie- y que de esta forma perjudicará al católico, ya que al interce-
dad y de caridad. der por él, provocará usted en su contra a otro más fuerte.
Pero entonces, me dirá usted, ¿a qué me voy a dedicar? No es con los jueces, me dirá usted, con los que interce-
He aquí, padre, lo que se refiere a su vocación y en lo deré; me dirigiré al señor gobernador, para que interponga
que únicamente tiene usted que trabajar: 1.a, en su propia su autoridad ante los jueces. Le responderé a esto dos cosas:
perfección; 2.a, en la de su comunidad; 3.Q, en anunciar la la primera, que el señor gobernador, que es tan bueno, escu-
palabra de Dios al pueblo católico de Sedán y, durante las chará al pobre hombre que se dirija directamente a él, y le
misiones, a las pobres gentes del campo; 4.Q, en adminis- apoyará, si ve que tiene razón; 2.Q, que al hacer de esto una
trar los santos sacramentos; 5.°, en los oficios de la iglesia; intriga religiosa ante el gobernador, se enfrentará usted con
6.Q, en procurar el bien de los pobres, visitar a los enfermos, los ministros, y de esta forma se verá comprometido, y en vez
a los prisioneros civiles y también a los criminales, después de beneficiar al católico, lo pondrá en peligro de ser tratado
de que se hayan enfrentado con ellos los testigos o, al menos, peor.
después de que se les haya formado proceso, y no antes, por Quizá me diga usted también que no pretende sostener a
miedo a que se quejen de usted, si les acusan de alguna cosa una persona que tenga que vérselas con un proceso, sino
que le hayan confiado o confesado, o bien los jueces, si no sólo a algún católico que se haya visto maltratado por el
confiesan la verdad. Un criminal, a quien yo había oído en señor gobernador, por haber sido mal informado. Aquí es
5 donde tengo que decirle, padre, que el señor gobernador es
2 Re 15,4.
252 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 253

más clarividente en su cargo que usted y que yo, y que no y otros huyen de los lugares con los que están ligados por
soy del parecer de que se meta usted en todo esto 6 . obligación por haber sido educados allí y se ponen a buscar
fortuna por otro lado. En este reino hay cuatro, en Burdeos,
en Reims, en Rouen y anteriormente en Agen. Ninguna de
esas diócesis han sacado mucho provecho 5 ; me temo que,
fuera de Milán y de Roma, las cosas estén lo mismo en Ita-
9. A BERNARDO C O D O I N G lia. Es muy distinto tomarlos entre los veinte y los veinticin-
co o treinta años. Tenemos veintidós en nuestro seminario
París, 13 de mayo de 1644 de alumnos de Bons-Enfants, entre los que sólo hay tres o
cuatro que sean pasables, y con pocas esperanzas de que per-
Padre: severen por mucho cuidado que se ponga, de donde saco
¡La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea siempre con motivos para dudar, por no decir la consecuencia verosímil,
nosotros! de que las cosas salgan como se piensan. El señor Authier y
el señor Le Bégue 6 aseguran que les va bien. No dudo de
He visto la que escribió usted a los padres Portail y De- que sea esto verdad en los comienzos; pero la verdad es, pa-
horgny, del 16 del mes pasado, y he pensado y repensado en dre, que hay muchas razones para temer que, antes de que
la proposición que usted me hace del seminario de Velletri' lleguen a madurar los frutos, los vayan estropeando los di-
y de [Ostia (?)] 2 , para hacer allí lo mismo que en los demás versos accidentes que le he indicado. Además, aunque quiera
seminarios; le diré que me parece que no hay ningún peli- Dios dar alguna bendición con esto a la compañía, no es
gro en atender los deseos del señor cardenal 3 para Velletri, a conveniente que tomemos ninguna fundación de esta clase
fin de hacer un ensayo de este estilo. El resultado de las cosas sin que se pueda mantener al menos a dos sacerdotes que
no responde de ordinario a las ideas que se concibieron al trabajen en las misiones; pues de lo contrario se vendría aba-
principio. jo el proyecto de asistir al pobre pueblo: quód absit. Si la
Hay que respetar las órdenes del concilio 4 como venidas cosa parece tener alguna posibilidad de éxito, se pensará en
del Espíritu Santo. Sin embargo, la experiencia hace ver que esos grados que usted propone para la Compañía y en las
la forma como se lleva a cabo respecto a la edad de los semi- demás circunstancias que expone.
naristas no da buenos resultados ni en Italia ni en Francia, Le mando el convenio que hemos firmado con el señor
ya que unos se retiran antes de tiempo, otros no tienen incli- obispo de Cahors 7 , o con cualquiera que sea por poderes
nación al estado eclesiástico, otros se van a las comunidades suyos, para que se le dé el visto bueno a la bula que usted
6 propone, en el caso de que el señor cardenal 8 quiera que se
El registro 2 añade: "Esta carta fue escrita de su mano (la de San Vi-
cente) y carece de conclusión". lleve a cabo este asunto cuanto antes.
Cf. S.V.P. II, 446-450; E.S. II, 376-379. Hay otra cosa que puede tener enojosas consecuencias, o
9. GOSSIN, o. c , 446, según el original, comunicado por Alejandro Ma- sea, la obligación de darle cuentas al señor obispo y a todos
rín. La carta ha sido escrita por el propio Santo. los capitulares, aunque la cosa parezca razonable. De San
1
El obispado de Velletri, unido desde el siglo XII al de Ostia, tenía Lázaro no quisimos tratar más que con la condición de que-
como titular al decano del Sacro Colegio. Hoy ya no es así. Desde el 5 de
mayo de 1914, el obispo suburbicario más antiguo junta simplemente al dar dispensados de rendir cuentas al señor arzobispo 9 , tal
título que tenía el del obispado de Ostia. como se había acostumbrado. Esto puede tener consecuen-
2
3
Gossin ha leído por equivocación Buten. cias desagradables, aunque no tenga remedio, ya que el con-
El cardenal Lante, obispo de Velletri.
4 5
El concilio de Trento. El decreto Cum adulescentium aetas, relativo a Cf. carta 528, nota 7.
los seminarios (sess. 23 cap. 18), ordena que nadie sea recibido en el semina- 6
Sacerdote de la congregación fundada por Authier y superior del semi-
rio antes de la edad de doce años y señala la necesidad que hay de educar a nario de Senlis.
los futuros sacerdotes desde sus tiernos años en la piedad y en la religión. 7
Alano de Solminihac.
Sobre la historia de este decreto puede consultarse con fruto la obra ya 8
El cardenal Lante.
citada de DEGERT, t.I libro I cap.l. 9
Juan Francisco de Gondi, arzobispo de París.
254 P.II. Selección de escritos
' IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 255
10
cilio lo ha ordenado así . La sujeción a los señores dipu-
tados del cabildo también merecería una consideración.
11. A J U A N DEHORGNY
Ya veremos y usted verá desde ahí junto con el padre
Dehorgny lo que se puede con Cataluña. Todavía no hemos París, 31 de agosto de 1646
tocado los mil escudos, ni tenemos muchas esperanzas de Padre:
conseguirlos. La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Dirección: Al padre Codoing, superior de la Misión de No he recibido su paquete esta semana. Pero le pongo
Roma, en Roma. estas líneas para mantener la correspondencia en todos los
correos ordinarios, así como también para decirle que he vis-
to al reverendo padre Charlet, que me ha dicho, sobre nues-
tros votos, que hay que mantener por ahora los que ya
10. A BERNARDO CODOING, SUPERIOR DE ROMA tenemos.
Me gustaría mucho conocer la opinión de los de allí so-
6 de agosto de 1644 bre si es necesario que el Papa autorice la perpetuidad del
general', o si es suficiente con que lo haga el señor arzobis-
Veo por su carta del día 10 que sigue usted pensando en po de París.
educar a los niños hasta la edad de dieciocho años en las Me extraña que les hayan negado las facultades a los mi-
humanidades, mientras que desecha la idea del seminario de sioneros de Argel, que me han escrito diciéndome que han
eclesiásticos, así como también las propuestas relativas al tra- sido bien recibidos y que ya han comenzado a hacer el bien
bajo con la juventud de Cataluña. Le diré, padre, lo que ya le que pueden.
he dicho en otras ocasiones, que me parece que resuelve usted El padre Le Soudier 2 ha salido para Salé, que es una
con demasiada prisa las cosas. Ahora se pone a darle vueltas a ciudad en la costa de África, en el Océano, más allá del
la idea de los externos; y no le ocultaré que un señor de estrecho.
elevada condición me ha dicho lo mismo. Esto le pasa porque ¿Qué podemos hacer? ¿Seguirán las cosas como están, a
se preocupa usted continuamente de las ideas y de los medios propósito del señor Ingoli?
para lograr algún progreso, y se apresura en su ejecución. Y Los capuchinos andan pidiendo por aquí que ninguna
cuando emprende usted alguna cosa que no le sale luego a su otra comunidad pueda establecerse en las ciudades de Gre-
gusto, habla de cambiar, apenas se presentan algunas dificul- cia, de África y de Asia, donde hay cónsules del rey y ellos
tades. En nombre de Dios, padre, piense en esto y en lo que le tienen fundaciones, sin llevar carta del rey para el cónsul.
he dicho tantas veces, y no se deje llevar por los ímpetus de los Yo he intervenido ya en esto, pero las cosas no están aún
movimientos del espíritu. Lo que nos engaña ordinariamente preparadas; ya pensaré.
es la apariencia de bien según la razón humana, que nunca o Le confieso que siento un gran afecto y devoción, según
muy raras veces se conforma con la divina. Ya le he dicho creo, a la propagación de la Iglesia en los países infieles, por
otras veces, padre, que las cosas de Dios se realizan por sí temor a que Dios le vaya destruyendo poco a poco por aquí
mismas y que la verdadera sabiduría consiste en seguir a la y no quede nada dentro de cien años, por culpa de nuestras
Providencia paso a paso. Esté seguro de la verdad de esta depravadas costumbres, de estas nuevas opiniones que van
máxima, que parece paradójica: en las cosas de Dios, el que creciendo cada día más, y por la situación de las cosas. Desde
anda con prisas, retrocede. hace cien años, por las dos nuevas herejías 3 , ha perdido la
10 11. (CA).—Colección de Enrique de Rothschild, original.
En la sess. 23 cap. 18, donde dice: Rationes autem reddituum huius 1
El superior general de la Congregación de la Misión era elegido para
seminarii episcopus annis singulis accipiat, praesentibus duobus a capitulo
toda la vida hasta la Asamblea general de 1969. Ahora es por seis años y
et totidem a clero civitatis deputatis.
reelegible por otros seis. (N. del T.)
Cf. S.V.P. II, 458-461; E.S. II, 385-387. 2
Santiago Le Soudier.
10. Reg. 2,227. 3
Las herejías de Lutero y de Calvino.
Cf. S.V.P. II, 472-473; E.S. II, 398. Cf. S.V.P. III, 34-36; E.S. III, 36-37.
256 P.ll. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 257

mayor parte del Imperio y los reinos de Suecia, Dinamarca y que obrar humanamente con los humanos y servirse con ellos
Noruega, Escocia, Inglaterra, Irlanda, Bohemia y Hungría, de los medios humanos. No lo crea así, padre; todas esas
de forma que sólo quedan Italia, Francia, España y Polonia, máximas no sirven para una Compañía que nuestro Señor
y con muchas herejías en Francia y Polonia. ha suscitado, a la que anima con sus máximas y que preten-
Pues bien, estas pérdidas de la Iglesia desde hace cien de obrar según su espíritu. Lo que le digo parece paradóji-
años nos dan pie para temer, en las presentes miserias, que co: pero esté seguro, padre, de que la experiencia se lo de-
dentro de otros cien años perderemos la Iglesia en Europa; mostrará así.
ante este miedo, son bienaventurados aquellos que pueden Le escribo al padre Dehorgny y le ruego que se quede
cooperar en la extensión de la Iglesia por otros lugares. este verano con usted, para ayudarle con su asistencia. Le
El padre Martín me indica que usted le ha dicho al padre ruego, padre, que tenga confianza en él, como también en
Blatiron que le envía usted al padre Richard, con quien es- los buenos consejos que le deje el padre Portail. ¿Pero qué
tán muy contentos. Le ruego que lo haga lo antes posible y digo? Hago mal en hacerle este ruego, pues sé que, gracias a
que pida a Dios por mí, que soy en el amor de nuestro Señor Dios, es ése su espíritu.
su muy humilde y obediente servidor. Me gustaría decirle más cosas; pero hace ya casi una hora
que me está esperando abajo el señor obispo de Calcedonia';
VICENTE DEPAUL, por eso acabaré encomendándome, postrado en espíritu a
indigno sacerdote de la Misión sus pies y a los de la Compañía, a quien, como usted, su
divina bondad me ha dado la dicha de ser humilde y obe-
Al pie de la primera página: Padre Dehorgny. diente servidor,
VICENTE DEPAUL,
indigno sacerdote de la Misión
12. A R E N A T O ALMERAS

París, 10 de mayo de 1647 Dirección: Al padre Almeras, superior de los sacerdotes


de la Misión, en Roma.
Padre:
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Le doy las gracias a Dios de que haya llegado usted con
perfecta salud y le ruego que le dé su espíritu de gobierno 13. A J U A N DEHORGNY
para el de la Compañía de ese lugar. ¡Ay, padre! ¡Cuánto París, 25 de junio de 1648
deseo que esté lejos de las máximas del mundo y totalmente
abandonado en manos de la providencia de Dios! Cuando a Padre:
veces pienso en el gobierno de esta humilde Compañía, sien- La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
to un consuelo muy sensible al ver que ha procurado seguir Su última carta habla de dos cosas: primero, que les da-
a esa misma providencia en toda su humilde conducta, de mos cargos de cierta importancia a nuestros hermanos coad-
forma que no se apoya ya en esos medios humanos, que no jutores, y segundo, que hemos hecho mal en declararnos
son más que cañas; puedo decirle, padre, que ése creo preci- contrarios a las opiniones de los tiempos.
samente que es nuestro peligro; y si la Compañía me cree, Le diré en cuanto a lo primero que agradezco muy hu-
nunca obrará de otra manera. jAy, padre! ¡Qué felicidad no mildemente a nuestro Señor que le haga interesarse a usted
querer más que lo que Dios quiere, no hacer más que lo que por el gobierno de la Compañía, y que le ruego que así lo
la Providencia nos va señalando en cada ocasión, y no tener siga haciendo, aunque me parece que tenemos razón en
nada más que lo que nos dé su providencia!
12. Colección del proceso de beatificación.
El espíritu humano le dirá que las cosas no son en Roma 1
Ricardo Smith, obispo "in partibus" de Calcedonia, antiguo vicario
lo mismo que en otras partes, que hay que intrigar, que hay apostólico en Inglaterra, adonde había sido enviado por Urbano VIII.
que darse importancia, que hay que distinguirse, que hay Cf. S.V.P. III, 188-189; E.S. III, 169-170.
258 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 259

obrar como lo hacemos a propósito de los dos puntos La segunda razón es el conocimiento que tengo de los
mencionados. planes del autor de esas opiniones nuevas 9 , esto es, destruir
En la Compañía no tenemos más que al hermano Alejan- la situación presente de la Iglesia y someterla a su poder. Me
dro 1 que tenga responsabilidad y haya manejado dinero, dijo un día que Dios quería arruinar a la Iglesia actual y
que le entregamos al enviar al padre Gentil a Le Mans 2 , al que los que se ocupaban en sostenerla obraban en contra de
no disponer de un sacerdote para ello; y él cumplió con su sus designios; y cuando le dije que era ése el pretexto que
encargo de una manera que podemos alabar a Dios por ello. ponían de ordinario los herejes, como Calvino, me respon-
El buen hermano Nicolás, de quien me habla 3 , de la casa dió que Calvino no había obrado mal en lo que hizo, pero
de Crécy, no disponía del dinero, como le han dicho a usted. que no había sabido defenderse convenientemente 10 .
El dinero se guarda allí en un cofre con dos cerrajas; el pa- La tercera ha sido que he visto cómo tres o cuatro pa-
dre Tournisson 4 tenía una llave y su asistente la otra. Lo pas u habían condenado las opiniones de Bayo 12 , que sostie-
mismo pasa en otras partes, concretamente en donde el pa- ne Jansenio, así como también lo había condenado la Sor-
dre Portail ha hecho la visita. Esto no quita que debamos bona en el año 1650, y que la parte más santa de dicha
poner este cargo en manos de un sacerdote cuando se pueda facultad, que son todos los antiguos, se declaran contra esas
y que no pongamos atención en lo que nos dice usted. nuevas opiniones 13 , y que nuestro Santo Padre ha condena-
Creo que los problemas con los hermanos en las Ordenes do la de las dos cabezas, que se deseaba establecer con perver-
vienen de los que los tienen demasiado bajos. San Francisco sos designios 14 .
manda que los legos tengan voz en la elección de guardia- Y la cuarta, que aquí pongo como última, además de
nes; pero los capuchinos y los recoletos han quitado esta otras varias, es lo que dice el papa Celestino (Epístola 2 ad
norma, y esto ha exasperado a los pobres hermanos, que se episcopos Galliae), contra algunos sacerdotes que propo-
han visto obligados a quejarse ante el papa. El Hijo de Dios nían algunos errores contra la gracia, que habían condenado
trataba a sus apóstoles como amigos, aunque no eran toda- dichos obispos. Aquel buen papa, después de alabarles, por
vía sacerdotes; jy queremos nosotros tratar a los nuestros haberse opuesto a la doctrina de esos sacerdotes, dice las si-
como servidores, a pesar de que la mayor parte tienen más guientes palabras: Timeo ne connivere sit hoc tacere; timeo
virtud que muchos de nosotros, al menos por lo que a mí se ne Mi magis loquantur qui permittunt Mis taliter loqui; in
refiere!5 talibus causis non caret suspicione taciturnitas, quia occur-
reret veritas, si falsitas displiceret; mérito namque causa nos
En cuanto al segundo punto, sobre la falta que hemos
cometido al declararnos contrarios a las opiniones de los 9
Juan du Verger de Hauranne, abad de Saint-Cyran.
tiempos, son éstas las razones que me han obligado a ello. 10
ABELLY, O. C , II, c.XII, 410 nos ha conservado el relato de esta charla.
11
La primera es mi cargo en el Consejo de asuntos eclesiás- Pío V, Gregorio XIII y Urbano VIII.
12
ticos, en el que todos se han declarado contrarios: la reina, el Miguel Bayo nació en Melin (Bélgica) en 1513. Nombrado profesor de
Sagrada Escritura en la universidad de Lovaina y luego canciller de la mis-
señor cardenal 6 , el señor canciller 7 y el señor penitenciario 8 . ma, supo hacerse apreciar de sus colegas, que lo nombraron representante
Juzgue usted mismo si podía permanecer neutral. El resulta- suyo en el concilio de Trento. Incluso se pensó en él para el cargo de inqui-
do ha hecho ver que era conveniente obrar de esa manera. sidor general. Sus opiniones extrañas sobre el estado de naturaleza repara-
da, la justificación, la eficacia de los sacramentos y el mérito de las obras
buenas, opiniones que difundía con sus enseñanzas y escritos, alarmaron a
13. Arch. dep. de Vaucluse, D. 296; copia antigua sacada del original. varios doctores de Lovaina y le suscitaron ataques. La facultad de París
En nota señalaremos las variantes que se encuentran en el texto publicado condenó (27 de junio de 1650) 18 proposiciones suyas, y San Pío V (1 de
por las Mémoires de Trévoux en abril 1726 (p.742s). octubre de 1657), 76 proposiciones. Gregorio XIII tuvo que intervenir de
1
Alejandro Veronne. nuevo el 29 de enero de 1579. Bayo murió el 19 de septiembre de 1589,
2
Mémoires: Maine. habiéndose retractado de sus errores de viva voz y por escrito. Sus Obras,
3
Hay varios hermanos coadjutores con este nombre. impresas en Colonia en 1696 por los jansenistas Quesnel y Gerberon, fue-
4
Este nombre no se encuentra en el catálogo del personal. ron puestas en el índice el 8 de mayo de 1697.
5
Toda esta línea falta en las Mémoires de Trévoux. 13
El jansenismo tenía algunos simpatizantes en la Sorbona, sobre todo
6
El cardenal Mazarino. entre los doctores jóvenes. (Cf. RAPIN. Mémoires I, 43-46).
7
Pedro Séguier. 14
La condenación de Inocencio X es del 24 de enero de 1647.
8
Santiago Charton.
260 P.ll. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 261

respicit, si silentio faveamus errorin. Y si se me dice que vio la oposición con que tropezaba por diversas partes a pro-
esto es verdad para los obispos, pero no para un particular, pósito de la penitencia pública y de la que quería establecer
respondo que probablemente esto ha de entederse no sólo de antes de la comunión, salió con la explicación de la absolu-
los obispos, sino también de los que ven el mal y no hacen ción meramente declaratoria; pero, sea lo que fuere, todavía
lo posible por impedirlo. hay otros errores, según nos ha dicho últimamente el gran
Veamos ahora de qué se trata. Me dice usted que es del maestre de Navarra 19, que es uno de los más sabios de nues-
libro de Jansenio De la fréquente communion16, que usted a tro tiempo, junto con el señor penitenciario 20 y los señores
la primera ha leído dos veces y que le parece que ha sido el Cornet y Coqueret, que se reunieron aquí para estos asun-
mal uso que se hace de este sacramento lo que ha dado lugar tos, y que han visto que esa declaración es capciosa y contie-
a ello. ne un montón de cosas por el estilo de lo que dijo en el
Es verdad, padre, que muchas personas abusan de este primer libro. Lo que dice de que la Iglesia practicaba al
divino sacramento, y yo, miserable de mí, mucho más que principio la penitencia pública antes de su absolución, y
todos los demás del mundo, por lo que le ruego que me que debe pensar en restablecer esta práctica, si quiere seguir
ayude a pedir perdón a Dios por ello; pero la lectura de ese siendo columna de ¡a verdad, siempre fiel a sí misma, y no
libro, en vez de aficionar a los hombres a la comunión fre- una sinagoga de errores, ¿no le suena todo esto a falso? La
cuente, lo que hace es apartarlos. Se nota menos frecuencia Iglesia, que no cambia jamás en las cosas de la fe, ¿no puede
de sacramentos que antes, incluso en pascua. Muchos párro- acaso cambiar en las de disciplina? Y Dios, que es inmutable
cos de París se quejan de tener menos comulgantes que los en sí mismo, ¿no ha cambiado su conducta con los hombres?
años pasados. San Sulpicio ha tenido 3.000 menos; el señor Nuestro Señor, su Hijo, ¿no cambió a veces su manera de
párroco de San Nicolás du Chardonnet 17 , después de haber obrar, lo mismo que sus apóstoles? Entonces, ¿por qué dice
visitado a las familias de la parroquia después de Pascua, ahora ese hombre que la Iglesia estaría en el error, si no
personalmente y por medio de otros, nos ha dicho hace poco quisiera cambiar y restablecer la clase de penitencia que
que ha encontrado a 1.500 feligreses sin haber comulgado; y practicó en el pasado? ¿Acaso es eso ortodoxo?
lo mismo los demás. Ya no se ve a casi nadie acercarse a En cuanto a Jansenio, hay que considerarlo o como se-
comulgar los primeros domingos de mes y los días de fiesta, guidor de las opiniones de Bayo, tantas veces condenado por
incluso en las comunidades religiosas, a no ser entre los je- los papas y por la Sorbona, según dije, o como defensor de
suítas. Por eso procuró el difunto abad de Saint-Cyran des- otras doctrinas que trata en su libro. En cuanto a lo prime-
acreditar a los jesuitas. El señor de Chavigny decía uno de ro, ¿no estamos obligados a mantener las censuras que los
estos días a un amigo suyo que dicho abad le había confesa- papas y esa docta corporación han lanzado contra sus opi-
do que él y Jansenio habían trazado ese plan para desacredi- niones y declararnos en contra suya? En cuanto al resto del
tar a dicha santa Orden a propósito de la doctrina y de la libro, como el papa ha prohibido leerlo, ¿no deberá el Con-
administración de los sacramentos. Y yo mismo le he oído sejo de asuntos eclesiásticos aconsejar a la reina que haga
• conversar muchas veces casi todos los días sobre esto.
sacerdote en 1641, admitido en la sociedad de la Sorbona en 1643, se convir-
Cuando el señor Arnauld 1S , que dio nombre a ese libro, tió al morir Saint-Cyran en jefe del partido jansenista, del que ya era el más
15 valiente apóstol y teólogo. Su primera obra de controversia lo hizo célebre:
Patrologiae cursus completus, ed. MIGNE (París 1857-1864), IV,
col. 529. Migne ha preferido la variante faveamus errorem. era el libro De la fréquente communion. Después escribió la Grammaire
16 genérale, la Logique ou l'Art de penser y otros muchos tratados, tan nume-
Pocos libros hicieron tanto ruido y tuvieron tanto éxito como el De la
fréquente communion, compuesto por Antonio Arnauld según el espíritu rosos que, junto con sus cartas, forman una colección de 45 volúmenes.
de Jansenio, publicado en París, en 1643 y que en 1648 tenía ya seis edicio- Murió desterrado en Bruselas el 8 de agosto de 1694. Todos sus hermanos y
nes. El padre Dehorgny lo recibió de su amigo el jansenista Bourgeois, hermanas fueron ardientes jansenistas; algunos, como Anauld d'Andilly,
doctor en teología, que había llegado a Roma para impedir su condena- Enrique Arnauld, obispo de Angers, Catalina Arnauld, madre de Le Mais-
ción. Lo leyó, se penetró de sus ideas y encontró excelentes sus principios tre de Sacy, la madre Angélica y la madre Inés, desempeñaron un papel
(HERMANT, Mémoires... sur l'histoire ecclésiastique du xvn siécle, 6 vols importante en el partido (cf. P. VARIN. La venté sur les Arnauld [París
París 1905-1908, I, 389). 1847]).
17 19
Hipólito Féret. Santiago Péreyret.
18 20
Antonio Arnauld, nacido en París el 6 de febrero de 1612, ordenado Santiago Charton.
262 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 263

ejecutar 21 [lo que] ha mandado el papa Urbano VIII, y hacer uno se salve y otro se condene. Pero, padre, no se trata de
profesión clara de estar contra las opiniones censuradas de eso, que no es artículo de fe. La doctrina que él combate,
Bayo y contra las nuevas opiniones de ese doctor, que sostie- que Jesucristo murió por todo el mundo, ¿es acaso nueva?
ne con osadía las que la Iglesia no ha determinado todavía a ¿Es nueva la doctrina de San Pablo y de San Juan? La opi-
propósito de la gracia? nión contraria, ¿no fue condenada en el concilio de Magun-
Me dice usted en su carta que Jansenio ha leído diez ve- cia 24 y en otros varios 25 contra Godescalco? 26 ¿No dice San
ces todas las obras de San Agustín y treinta veces los tratados León en las lecciones de Navidad que nuestro Señor nació
de la gracia, y que no pueden los misioneros meterse a juz- pro liberandis hominibus?21 ¿Y no dicen lo mismo la mayo-
gar las opiniones de ese gran hombre. ría de los Santos Padres? El concilio de Trento, en la sesión
Le respondo a esto que de ordinario los que desean esta- sexta De justijicatione, capítulo 2, ¿no trae las palabras de
blecer nuevas doctrinas son hombres muy sabios y que estu- San Juan sobre este tema: Hunc proposuit Deus propitiatio-
dian con gran asiduidad y aplicación a los autores de quie- nem per fidem in sanguine ipsius pro peccatis nostris, non
nes desean servirse; que hay que reconocer que ese prelado solum autem pro nostris, sed, etiam pro totius mundi?w Y
era muy sabio, y que con el propósito que he dicho de des- en el tercer: Verum etsi Ule pro ómnibus mortuus est; y dice
acreditar a los jesuítas, ha podido leer a San Agustín todas las luego que, aunque así sea, non omnes tamen mortis ejus
veces que usted dice, pero esto no impide que haya podido beneficium recipiunt, sed ii dumtaxat quibus meritum pas-
caer en el error y que nosotros tengamos una excusa para sionis eius communicatur. Después de todo esto, padre, ¿lla-
adherirnos a sus opiniones, que son contrarias a las censuras maremos nueva a esta doctrina?
que se le han hecho a esa doctrina. Los sacerdotes tienen ¿Llamaremos también nueva a la que él combate, contra
obligación de no aceptar y de contradecir la doctrina de Cal- la posibilidad de observar los mandamientos de Dios, en
vino y de los otros heresiarcas, aunque no hayan leído nunca contra del canon 18 del mismo 2 9 concilio y de la misma se-
a los autores en que ellos se basaron ni conozcan sus libros. sión, cuando dice que, si quis dixerit Dei praecepta homini
Me dice usted también que las opiniones que llamamos etiam iustificato et sub gratia Dei constituto esse ad obser-
antiguas son modernas, pues hace sólo setenta años que Mo- vandum impossibilia, anathema sit?
lina 22 inventó esas opiniones que se creen antiguas. Le con- ¿Y es nueva esa que usted dice, que nos importa poco
fieso, padre, que Molina es el autor de la ciencia que se lla- saber si hay gracias suficientes o si son todas eficaces? ¿No
ma media 23 , que no es, propiamente hablando, más que el está acaso contenida en el segundo concilio de Orange, capí-
medio por el que se hace ver cómo se hace una cosa y de tulo 25? He aquí, padre, las palabras de este concilio, en las
dónde proviene que dos hombres que tienen el mismo espí- que verá usted, si no la frase exacta de gracia suficiente, al
ritu, las mismas disposiciones y gracia semejante para reali- menos su sentido equivalente: Hoc etiam secundum fidem
zar las obras de su salvación, uno las realice y el otro no, catholicam credimus quod, accepta per baptismum gratia,
21
Palabras olvidadas en la copia.
omnes baptizati, Christo auxiliante et cooperante, quae ad
22
Luis Molina, célebre jesuíta español, nacido en 1533, muerto en Ma- salutem pertinent, possint et debeant si fideliter laborare vo-
drid en 1600, conocido sobre todo por su libro De concordia gratiae et liberi luerint, adimplere.
arbitrii, donde desarrolla su teoría de la ciencia media. Esta obra, atacada En cuanto a lo que usted dice, que nos importa poco
desde su aparición, dio lugar a violentas polémicas entre jesuítas y domini-
cos. El asunto fue llevado ante el tribunal de Clemente VIII, que instituyó 21
El año 848.
para juzgarlo la congregación de Auxiliis. Después de muchas discusiones 25
Por ejemplo, en el concilio de Quiercy-sur-Oise, en el año 848.
sin resultado, Pablo V dejó libre la enseñanza de las doctrinas discutidas y 26
prohibió a ambas escuelas censurarse mutuamente, bajo amenaza de graves Godescalco, Gotescalco o Fulgencio, sabio benedictino, nacido en
penas. Alemania en el 806, enseño doctrinas heterodoxas sobre la predestinación.
23
La ciencia media, así llamada por ocupar en cierta manera el medio Condenado por varios concilios, fue degradado, azotado públicamente y
entre la ciencia divina de lo posible y la de los hechos que han de suceder cerrado en la abadía de Hautvilliers. Murió en la cárcel el año 868, sin
absolutamente, es el conocimiento por el que Dios sabe infaliblemente, an- haber renunciado a sus ideas.
27
tes de todo decreto absoluto de su voluntad, lo que hará el hombre en Mémoires: ómnibus.
28
cualquier condición y con cualquier ayuda de la gracia. 1 Jn 2,2.
29
Mémoires: Los cánones sagrados del mismo concilio.
IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 265
264 P.II. Selección de escritos

diestro y siniestro las opiniones antiguas? ¡Oh, Jesús! ¡No se


saber esto, le ruego, padre, que acepte lo que le digo: que me
trata de eso! He aquí lo que hacemos: no disputamos nunca
parece que es de gran importancia que todos los cristianos
de estas materias, ni predicamos de ellas, ni hablamos nun-
sepan y crean que Dios es tan bueno que todos los cristia-
ca de estas cosas con los demás, a no ser que nos hablen de
nos pueden, con la gracia de Jesucristo, realizar su salvación,
ello; y si se nos habla, procuramos hablar con el mayor recato
que él les da los medios para ello por Jesucristo y que esto
posible, a no ser el padre Gilíes, que a veces se deja llevar un
manifiesta y ensalza mucho la infinita bondad de Dios.
poco de su celo, a lo que procuraré poner remedio, con la
Tampoco puede llamarse nueva la opinión de la Iglesia, gracia de Dios 31 .
cuando cree que no todas las gracias son eficaces, ya que el
Entonces, me dirá usted, ¿está prohibido disputar de estas
hombre las puede rechazar, capítulo 4 De justificatione.
materias? Le respondo que sí y que aquí no se disputa de
Dice usted que Clemente VIH y Pablo V prohibieron que esto.
se disputase de las cosas de la gracia 30 . Le responderé que
Entonces, me replicará, ¿desea usted que no se hable de
esto se entiende de las cosas que no están determinadas,
esto en la misión de Roma ni en otras partes? Sí, y les ruego
como son las que acabo de decir; y sobre las demás que no
a los superiores que sean rígidos y que impongan penitencia
están determinadas por la Iglesia, ¿por qué las ataca Janse-
a quienes lo hagan, a no ser en el caso que indicaba
nio? Y en ese caso, ¿no es de derecho natural defender a la
anteriormente.
Iglesia y sostener las censuras fulminadas en contra suya?
Y ya que me dice usted, padre, que hay que dejar que
Dice usted que son cuestiones de escuela. Eso es verdad
cada uno de los de la Compañía crea en estas materias lo
de algunas de ellas; y aunque así sea, ¿habrá por ello que
que le plazca, ¡oh, Jesús!, padre, no es conveniente que se
callarse y dejar que se altere el fondo de las verdades con esas
sostengan diversas opiniones en la Compañía; es menester
sutilezas? ¿No está el pobre pueblo obligado a creer y, por
que seamos todos unius labii; si no, nos destrozaremos unos
consiguiente, a ser instruido en las cosas de la Trinidad y del
a otros en la misma Compañía.
Santísimo Sacramento, que son tan sutiles?
¿Es que hay que sujetarse a la opinión de un superior?
Esto es, padre, lo que se me ocurre para hacerle ver las
Le respondo que no es a un superior al que nos sometemos,
razones que tenemos para declararnos en esta ocasión opues-
sino a Dios y al parecer de los papas, de los concilios y de los
tos a las nuevas opiniones. En contra de ellas yo sólo veo dos
santos. Y si alguno no quisiera someterse, haría mejor en
argumentos: uno, el temor de que, creyendo que vamos a
retirarse y la Compañía debería apartarlo. Muchas congrega-
detener ese torrente de nuevas opiniones, inflamemos más
ciones religiosas nos dan ejemplo de ello. Los carmelitas
los ánimos; a lo que respondo que, si así fuera, no habría
descalzos, en el capítulo que tuvieron el año pasado, ordena-
que oponerse nunca a las herejías, a los que desean arreba-
ron que sus profesores de teología enseñaran las opiniones
tarnos la vida o los bienes, y que el pastor haría mal en
antiguas de la Iglesia y actuaran contra las nuevas. Todos
gritar contra el lobo cuando lo ve dispuesto a entrar en el
sabemos que los padres jesuítas obran así, mientras que, por
redil. El otro es el de la prudencia, que es puramente huma-
el contrario, la congregación de Santa Genoveva manda a
na cuando se basa en el qué dirán. ¡Tendremos enemigos!
sus doctores sostener las opiniones de San Agustín, que es lo
¡Oh, Jesús!, padre, ¡que jamás los misioneros dejen de defen-
que también pretendemos hacer nosotros explicando a San
der los intereses de Dios y de la Iglesia por esos motivos tan
Agustín por el concilio de Trento, y no el concilio de Trento
ruines y miserables, que echan a perder la gloria de Dios y
por San Agustín, ya que el primero es infalible y el segundo
de su Iglesia y llenan de almas el infierno!
no lo es. Y si se dice que algunos papas han ordenado que se
Sí, me dirá usted, pero ¿es preciso que los misioneros crea a San Agustín en lo referente a las cosas de la gracia,
prediquen contra las opiniones del tiempo y de la gente, que esto se entiende en las materias disputadas y resueltas enton-
hablen de ello, que disputen, que ataquen y defiendan a
31
30 El padre Gilíes enseñaba teología en San Lázaro y daba pláticas a los
Para acabar con las discusiones, que enfrentaban a dos órdenes céle- ordenandos. Después de varias advertencias, al ver que no podía corregir su
bres de la Iglesia tras la aparición del libro de Molina, Clemente VIII prohi- telo inmoderado contra las nuevas opiniones, San Vicente lo apartó de San
bió a ambas partes la discusión de las cuestiones disputadas hasta que él Lázaro.
diera a conocer su decisión.
266 P.ll. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 267

ees52; pero como de vez en cuando surgen cuestiones nuevas, Me atrevo a decirle, padre, que el señor Féret 59 , tras ha-
hay que atenerse para ellas a las decisiones de un concilio 35 , berse enredado en estas nuevas opiniones, le ha dicho al se-
que ha determinado todas las cosas según el verdadero senti- ñor párroco de San José 40 que se ha apartado de ellas por la
do de San Agustín, que las entiende mejor que Jansenio y firmeza que ha visto en este pobre pecador contra ellas, en
sus secuaces 54 . dos o tres conferencias que hemos tenido sobre este tema; fue
Esta es, padre, la respuesta a su carta, que no he enseña- con motivo de haber sabido que el señor párroco de San
do a ningún otro, ni enseñaré jamás; le aseguro además que Nicolás du Chardonnet mantenía estas opiniones al volver
no he hablado de esto con nadie y que no le he pedido ayuda de Alet, pero ahora está tan lejos de estas ideas que incluso
a nadie para decirle lo que le digo, tal como usted mismo le ha propuesto al señor párroco de San José que formemos
podrá juzgar por mi pobre estilo y por mi ignorancia, que una especie de congregación secreta para defender las verda-
tan bien salta a la vista. Y si hay algo en todo esto que valga des antiguas. Le ruego que mantenga todo esto en secreto.
la pena, le confieso, padre, que he hecho algunos pequeños No he tenido oportunidad de repasar mi carta y no me he
estudios sobre estas cuestiones y que es éste el tema más ordi- atrevido a hacerla copiar; le costará trabajo leerla; perdó-
nario de mis pobres oraciones 55 . neme.
Le ruego, padre, que comunique esta carta al padre Al-
meras 36 y a los que usted juzgue conveniente de la Compañía, Dirección: Al padre Dehorgny, sacerdote de la Misión, en
para que vean las razones que he tenido para entrar en los Roma.
sentimiento antiguos de la Iglesia y declararme contra los
nuevos 37 , y que le pidamos a Dios y hagamos todo lo que
esté en nuestra mano para ser cor unum et anima una58 en 14. A MARCOS COGLÉE, SUPERIOR DE SEDÁN
esto como en todo lo demás. Viviré con esta esperanza y sen-
13 de agosto de 1650
tiré una pena imposible de expresar si alguno, dejando las
fuentes vivas de las verdades de la Iglesia, se fabrica cisternas
Cuando son consultores sean de distinta opinión, le toca
de opiniones nuevas, de cuyo peligro no habrá nadie que
a usted resolver las cosas según crea razonable; o bien, si vale
esté mejor informado que yo, que soy, en el amor de nuestro
la pena escribirme sobre ello, dejarlas en suspenso hasta que
Señor, su muy humilde y obediente servidor,
le responda.
VICENTE DEPAUL, Sobre lo que me dice, de que el honor no le produce
indigno sacerdote de la Misión vanidad, pero que el deshonor le entristece, le diré, padre,
que sabe usted mucho mejor que yo hacer la anatomía de la
32
En una carta a San Cesáreo, obispo de Arles, el papa Bonifacio II pone voluntad humana, porque es usted sabio, mientras que yo
a San Agustín entre los Padres que expusieran la verdadera doctrina soy una bestia. Según Séneca, la voluntad se inclina a desear
de la gracia: Cum de hac re multi Paires, el prae caeteris beatae recordalio-
nis Augustinus episcopus, sed et majores nostri apostolicae sedis antistites, lo que le parece bueno y a rechazar lo que le parece malo; y
Ha ratione probentur disseruisse latissima, ut nulli ulterius deberet esse am- Santo Tomás dice que los hombres espirituales superan real-
biguum, fidem quoque nobis ipsam venire de gratia, supersedendum duxi- mente sus deseos y se convierten en señores de los mismos
mus responsione multiplici (MIGNE, PL 65,31). hasta llegar a privarse de buena gana de sus propias satisfac-
53
El concilio de Trento.
54
Entre las proposiciones condenadas por el Santo Oficio el 7 de di-
ciones, pero que difícilmente llegan a aceptar con agrado el
ciembre de 1690 encontramos ésta: Ubi quis invenerit doctrinam in Augus- mal que les viene de otros. En efecto, somos mucho más
tino clare jundatam, illam absolute potest tenere et docere, non respiciendo susceptibles ante el dolor que ante el placer, y se siente mu-
ad ullam pontijicis bullam (prop. 30). cho más la espina de la rosa que su olor. El medio para
35
San Vicente escribió sobre la gracia un estudio muy sustancioso, que igualar esa disparidad consiste en abrazar de la misma gana
publicaremos en su lugar.
36
Como veremos más adelante (carta 1119), es muy probable que Juan 39
COLLET escribe erróneamente Froger (o. c , I, 539, nota). Froger había
Dehorgny prefiriera no enseñar esta carta a su superior. muerto en septiembre de 1646.
37
Contra las nuevas opiniones. 40
Luis Abelly, el biógrafo de San Vicente.
38
Act 4,32. Cf. S.V.P. III, 318-332; E.S. III, 295-305.
268 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 269

aquello que mortifica a la naturaleza de lo que la despoja que falta de una manera amable y cordial, para que se dé cuen-
aquello que le gusta, e inclinar el corazón al sufrimiento ta de que el superior no le reprende por capricho, sino por-
mediante la consideración del bien que nos proporciona, que la falta lo merece. ,
manteniéndose pronto a recibirlo para que, cuando llegue, Yo nunca he distinguido entre los que han hecho los
no nos veamos sorprendidos ni entristecidos. El combate es- votos y los que no; no hay que cargar a los unos para descar-
piritual1 aconseja que pensemos en las ocasiones molestas gar a los otros.
que pueden surgir, que luchemos contra ellas y que nos ejer- Hará usted bien en llamar de vez en cuando a predicado-
citemos en el combate hasta que se sienta uno vencedor, esto res de fuera para que prediquen en su iglesia, con tal que
es, resuelto a sufrirlas de buena gana, si en efecto surgen sean buenos y que no destruyan las enseñanzas y las buenas
alguna vez. Sin embargo, no es preciso imaginarse males ex- prácticas que usted haya procurado inculcar a su pueblo. La
tremos, cuyo solo recuerdo nos llenaría de pavor, como cier- repugnancia que usted siente por ese relumbrón y boato de
tos tormentos de los mártires, sino más bien algunos males una parroquia no tiene que impedirle hacer lo que hacen
como el desprecio, la calumnia, un poco de fiebre y cosas los buenos párrocos para contentar a todo el mundo, siem-
semejantes. pre que sea posible.
En comunidad hay que corregir la falta de un particular Los que dirigen las casas de la Compañía no tienen que
solamente en dos o tres casos: mirar a nadie como a inferior, sino siempre como a herma-
1.a Cuando el mal es tan inveterado en aquel que es no. Nuestro Señor les decía a sus discípulos: "Ya no os lla-
culpable que se juzga que una advertencia particular le sería mo mis servidores, sino que os llamo amigos" 2. Por consi-
inútil. Por esa razón nuestro Señor tuvo que amonestar a guiente, hay que tratarlos con humildad, con mansedumbre,
Judas en presencia de los demás apóstoles; pero incluso en- con paciencia, con amor y cordialidad. Es verdad, padre, que
tonces lo hizo con términos encubiertos, diciendo que lo yo no siempre lo observo de ese modo, pero sé que falto
traicionaría uno de los que metían la mano en el plato. Por cuando dejo de hacerlo.
el contrario, amonestó a San Pedro cuando éste quiso di- No es espíritu de la Misión ir a visitar por cortesía a las
suadirle de enfrentarse con la pasión que tenía que sufrir, personas principales de los sitios en que uno está; porque,
dándole a conocer que aquélla era una falta grave y llamán- como en las ciudades pequeñas del estilo de Sedán son casi
dole Satanás, porque sabía que se aprovecharía de esta todos de la misma condición, habría que ir a visitarles a
reprensión. todos y no hacer otra cosa más que eso; y si sólo visita usted
2.Q Cuando son espíritus débiles, que no pueden sopor- a una parte, los demás creerán que los desprecia; por tanto,
tar una corrección, por muy suave que sea, aun cuando por más vale dispensarse totalmente de ello que caer en esos in-
lo demás sean buenas personas; porque esta bondad que tie- convenientes. Exceptúo al señor gobernador, al que deberá
nen hace que una recomendación en general sea suficiente visitar usted con frecuencia, y en su ausencia al señor lugar-
para que se corrijan. teniente del rey. También exceptúo a los que tiene usted
3.Q Y finalmente, cuando hay peligro de que los demás obligación de visitar por algún motivo particular, así como
se dejen arrastrar por la misma falta si no se les reprende. también a las personas externas de distinción que puedan
Fuera de esos casos, padre, creo que la advertencia debe haber ido a casa de ustedes; porque entonces, al estar obliga-
hacerse a la persona sola. dos a ir a verlos, no será ya por motivos de cortesía. Añado a
En cuanto a las faltas que se cometen contra el superior, ello que nuestros padres que vayan o vengan de Sedán tie-
hay que amonestar realmente al inferior, pero observando nen que ir siempre a saludar al señor gobernador o a despe-
lo siguiente: l.Q, que no se haga nunca inmediatamente; dirse de él.
2.Q, que sea con mansedumbre y de forma oportuna; 3.Q, que Alabo a Dios, padre, por eso que se dice de que la Com-
sea por razonamiento, diciéndole los inconvenientes de su pañía sabe lo que es de Dios, pero no entiende mucho de lo
de los hombres. ¡Cómo hemos de desear que esto sea verdad
14. Reg. 2,145.
1 2
Obra del teatino Lorenzo Scupoli, traducida al francés por Santeul en Jn 15,15.
1608. Cf. S.V.P. IV, 48-52; E.S. IV, 51-54.
270 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 271

y que se conserve siempre en ese apartamiento del espíritu ra de pagar todo eso. ¡Dios mío! ¿Por qué no me lo dijo?
del mundo y de lo que ocurre en él, para no tener más tratos Hubiéramos acomodado la continuación de las obras a la
que con el cielo! ¡Bienaventurados aquellos que no tratan medida de nuestras fuerzas o, por mejor decir, a nuestra im-
con la tierra más que para arrancar de ella a las almas, a fin potencia. Sus letras estaban redactadas de tal modo que yo
de elevarlas a Dios, en quien soy... creía que las últimas mil libras que le enviamos bastarían
para acabar las obras; y ahora resulta que no podemos pagar
todo lo que usted dice que se debe ni mucho menos atender
15. A FERMÍN G E T , SUPERIOR DE MARSELLA
a los gastos que aún quedan por hacer. Por eso hemos de
honrar la omnipotencia de Dios con nuestra impotencia y
París, 16 de octubre de 1654 seguir así, hasta que Dios quiera darnos los medios para
Padre: pagar todo lo que usted me dice.
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. Permítame, por favor, que vuelva una vez más sobre el
Me escribió el padre Du Chesne, hace ocho o diez días, préstamo que me dice que ha pedido de 1.200 libras del hos-
desde la ciudad de Agde, que iba a tomar el primer barco pital; es verdad que le escribí a usted o al padre Du Chesne
que saliera para Marsella; me imagino que ya habrá llegado, que pidieran un préstamo a esos señores, y que usted o él me
por lo que le doy gracias a Dios, así como por la mejoría de dijeron que esos señores ponían algunas dificultades para
su salud. No dice nada de que lleve consigo al padre Lebas; prestarnos esa cantidad. Es verdad que usted me dijo, antes
me imagino que no lo habrá hecho. No es necesario que de emprender la construcción, que costaría más de lo que
encomiende a sus cuidados a este buen siervo de Dios; estoy decían los otros. Pero habría sido de desear que hubiera us-
seguro de que cuidará usted de él más que de su propia sa- ted continuado explicándomelo todo; no nos hubiéramos
lud. Si Dios quiere devolverle plenamente la suya, me parece embarcado en esa empresa o por lo menos no hubiéramos
que su divina Providencia lo llama para otro sitio; pero an- continuado con ella.
tes es necesario que recupere sus fuerzas por completo. Entre Le ruego, padre, que envíe cuanto antes la letra de cam-
tanto, espero que ya habrá salido el padre Mugnier o que lo bio de 1.530 libras para el rescate de la mujer y de la hija de
hará cuando antes, después de la llegada del padre Huguier Miguel Francois. Ese pobre hombre irá a esperarlas a
a Toulon, a fin de poder ocupar el puesto del padre Du Marsella.
Chesne en Agde. Si todavía no ha salido y tiene necesidad de Pido a Dios que le conserve la salud que le ha dado y de
alguna cosa, le ruego que le dé lo necesario para el viaje. la que usted hace con su gracia un uso tan bueno. Soy en su
Como sigue usted con su humildad insistiendo en que se amor su muy humilde servidor.
le descargue de la dirección de la casa de Marsella, yo seguiré VICENTE DEPAUL,
insistiendo en pedirle lo contrario, que es que siga en su indigno sacerdote de la Misión
cargo según le he indicado.
Le ruego, padre, que me permita preguntarle por qué Me olvidaba de hablarle del consejo del señor abad de
motivos me ocultó usted lo que me decía en su última carta, Sainte-Colombe; ¿qué le parece? Habrá que aguardar con
que había pedido prestadas mil doscientas libras a los se- paciencia el resultado de este asunto; dígame si ha sabido
ñores administradores del hospital, y cómo ha resuelto usted algo nuevo sobre él 1 .
las deudas de la casa, que subían a mil quinientas libras por
Al pie de la primera página: Padre Get, superior de la
un lado, y cuánto se necesita para pagarlas del todo. Le con-
Misión de Marsella.
fieso, padre, que me he quedado sorprendido de ello, porque
se trataba de algo que no ocurría desde hacía tiempo. Si fue- 15. (CF).—Archivo de sor Hains, original.
1
ra usted gascón o normando, no me parecería extraño; pero Una vez escrita esta carta, se le añadió esta posdata en el espacio en
blanco que quedaba entre las palabras "soy en su amor" y la fórmula final,
que un picardo y una persona de las más sinceras que conoz- de modo que esta última fórmula sirve de conclusión a la carta y a la
co en la Compañía me haya ocultado esto, es algo que no posdata.
puedo imaginarme, lo mismo que no se me ocurre la mane- Cf. S.V.P. V, 198-200; E.S. V, 181-182.
272 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 273

los demás. Por tanto, le corresponde a la divina Providencia


16. A BENJAMÍN HUGUIER, SACERDOTE DE LA MISIÓN, llamarnos a las ocupaciones para las que nos ha dado algún
EN MARSELLA 1 talento, sin pretenderlas nosotros por nuestro gusto. Nuestro
Señor, que había destinado a los apóstoles para que fueran
5 mayo 1658 la cabeza de todas las iglesias del mundo, les dijo que era El
quien los había elegido; y en otra ocasión, al notar alguna
Le he pedido que se quede en Marsella, sobre todo porque envidia entre ellos por tener la primacía, les dio este hermo-
me dice usted que le gusta estar allí y porque espero que so precepto: que el que quisiera ser el primero fuera el servi-
Dios se verá glorificado por los servicios que allí hará usted dor de los demás 2 , para enseñarnos que por nosotros mis-
a las almas. Ha puesto usted una frase en su última carta mos no hemos de tender más que a la sumisión. Eso mismo
que me confirma en este sentimiento, cuando dice que desea es lo que nos enseñó también con su ejemplo, ya que vino
usted pasar útilmente el resto de sus días, lo cual me alegra para servir y quiso tomar las formas de siervo. Pues bien, el
mucho, ya que ese deseo le hará emplear por este buen fin hombre miserable que va contra esta regla y desea elevarse
todas las posibilidades que usted tenga y todas las ocasiones por encima de los demás renuncia a las máximas del Hijo de
que Dios le depare de hacer algún bien. Así, pues, padre, no Dios, toma un partido distinto y, si llega adonde pretende, si
quiero tomar al pie de la letra otra frase que se le ha esca- por desgracia es nombrado superior por su ambición, no
pado a continuación, cuando dice que no puede usted vivir hace más que daño, porque se entregará al orgullo, que es
con ánimos si no tiene ninguna ocupación que le sirva de una fuente de desórdenes; y, al ser responsable de las almas
distracción. La forma con que usted ha vivido desde hace que están debajo de él, será también culpable de todas las
doce años o más que está en la compañía me convence de faltas que se cometan por su mala dirección. Esto es lo que
que no desea usted ninguna otra satisfacción más que la de hace incluso temblar a los mejores superiores y lo que les
cumplir la voluntad de Dios, que es totalmente espiritual, hace pedir insistentemente que se les descargue de sus fun-
en vez de andar imitando a la gente del mundo que procu- ciones. Hay muchos de ésos en la compañía. Pero son ésos
ra buscar su contento en el placer de los sentidos, ya que precisamente a los que Dios bendice, ya que ese temor les
esto sería indigno de un sacerdote y de un misionero como humilla y les hace cumplir mejor con su deber. La experien-
usted. cia que tenemos de esta verdad nos hace poner mucho cuida-
Si me dice que siente usted cierta inclinación al cargo de do en no entregar ningún cargo a quien ha demostrado al-
superior, no me atrevo a creerlo. ¡Ay! No es ésa la manera de guna inclinación por él.
estar contento; los que tienen ese cargo gimen bajo su peso, Puede ser que todo lo que le estoy diciendo vaya fuera de
ya que se sienten débiles para llevarlo y se creen incapaces de propósito, ya que a mi juicio no son ésos los cargos que
guiar a los demás. Si así no fuera, si alguno presumiese lo usted pide; pero, por otra parte, si usted no desea más que
contrario, haría gemir a sus inferiores, ya que le faltaría la cargos inferiores, me parece que los tiene usted ya en Marse-
humildad y las demás gracias necesarias para servir de con- lla; hay bastantes ocupaciones dentro y fuera de esa casa
suelo y de buen ejemplo a todos ellos. Ya sabe usted, padre, para la salvación del prójimo; y si a usted le gusta obedecer,
que los dones de Dios son diferentes y que El los reparte encontrará en ello la paz de su espíritu, así como la santifi-
como mejor le parece. Uno es sabio, pero no sirve para go- cación de su alma. Le ruego, pues, padre, que limite a esto
bernar; uno camina hacia la santidad, pero no sabe guiar a por ahora sus deseos e inclinaciones. Siento un especial cari-
16. Reg. 2, 116. ño por su corazón, que ofrezco con frecuencia a nuestro
1
La carta va dirigida a "un sacerdote de la compañía que parecía bus- Señor.
car el cargo de director". Este sacerdote es sin duda Benjamín Huguier, ya
que el contenido no puede aplicarse ni a Fermín Get, superior, ni a Santia- VICENTE DEPAUL,
go de la Fosse, que acababa de ser destinado a Troyes. ni a Antonio Parisy. indigno sacerdote de la Misión
los únicos misioneros que componían entonces con él la casa de Marsella.
Habiéndole de un viaje a Argel, el Santo quería sin duda distraerle de su 2
Mt 20,27.
tentación. Cf. S.V.P. VII, 143-145; E.S. VII, 129-130.

S. V. Paúl 2 10
274 P.ll. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 275

enviar alguien a Argel para negociar con el bajá y con la


17. A FERMÍN G E T , SUPERIOR DE MARSELLA aduana la liberación del cónsul, las deudas de Rappiot y de!
barco del que se le quiere hacer responsable, y para reconocer
París, 7 junio 1658 sus deudas legítimas y sus verdaderos acreedores, a fin de no
Padre: emplear inútilmente el dinero. Hemos estado pensando en si
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. habría que enviar al padre Huguier, o al hermano Duchesne,
He quedado muy consolado con su carta, que me habla de o a un hermano que tenemos aquí, que es bastante inteligente
su viaje a Toulon y de la conversación que ha tenido con el y animoso 2 . En cuanto al hermano Duchesne, creemos que
señor comendador Paul; creo que no ha podido usted obrar podrá hacerlo bien; pero tenemos miedo de que no le tengan
en este caso con mayor discreción ni mejores resultados. Le mucho respeto y que lo desprecien, ya que estuvo algún tiem-
doy gracias a Dios por el afecto que ha sabido usted con- po de esclavo en aquel lugar. En cuanto al hermano de aquí,
quistar en el corazón de ese hombre tan valiente y por las no entiende la lengua, y eso es un grave obstáculo. Por eso
disposiciones en que se encuentra de ir a Berbería a hacer hemos pensado en el padre Huguier, que no tiene estas difi-
todo lo que usted me indica. He estado pensando en si debía cultades, sino muy buenas cualidades para tener éxito en estas
tomarme el honor de escribirle para darle las gracias, pero me negociaciones mejor que los demás. El padre Le Vacher 3 nos
he encontrado indigno de ello por no tener palabras que ha dicho, sin embargo, que, como es sacerdote, los turcos
correspondan al honor de su afecto y a la grandeza de su podrían cometer alguna villanía en contra suya; no creo que
ánimo. Lo único que me he propuesto ha sido celebrar la así suceda, porque se les declarará desde el principio lo que es
santa misa en acción de gracias a Dios por los testimonios y lo que va a hacer, que es rescatar algunos esclavos, ya que
que le ha dado dicho señor y para pedir a su divina bondad efectivamente le daremos algún dinero para ello. Así, pues, le
que lo conserve para el bien del Estado y bendiga sus armas hablo de este viaje en la carta que le escribo hoy mismo para
cada vez más. conocer sus disposiciones al respecto.
Espero que me indique usted la decisión que tomen los El padre Le Vacher partirá para Marsella dentro de diez o
señores de Marsella después de la exposición que les haya doce días, con la ayuda de Dios, ya que no es conveniente que
hecho usted de parte suya; si quiere que le diga lo que pienso se le vea por París después de la colecta que ha hecho y en la
en el caso de que se nieguen al mantenimiento del ejército que ha trabajado mucho.
durante los dos meses, la verdad es que no creo que lo haga Hemos enviado treinta mil libras a los señores Simonnet;
tampoco el rey, debido al asedio tan importante de la ciudad estoy esperando su letra de cambio para que se las entregue en
de Dunquerque, por mar y por tierra 1 , y de otra plaza también Marsella el señor Napollon. Hemos convenido en que el pago
de importancia que se va a asediar al mismo tiempo, según se se le hará a usted en moneda francesa. Si acaso no pudieran
dice; el rey no solamente pone en ese asunto todo su interés y ponerse ustedes de acuerdo en el cambio con piastras y ellos
su presencia, sino que incluso creo que dedica a ello todas sus tuvieran que buscar otro dinero, la letra sólo será pagadera a
finanzas; por eso mismo, la propuesta que se le hiciera actual- quince días vista. Le acompaño su carta. Estoy preocupado
mente de separar una parte de las mismas para otros proyec- por el sitio en donde podrá usted guardar ese dinero; tengo
tos que no cree tan importantes, sería mal recibida. miedo de que no esté seguro en su casa, ya que viven fuera de
Siendo esto así, padre, me parece que, esperando lo que la ciudad; se me ha ocurrido que podrían ustedes ponerlo en
Dios quiera disponer de esta empresa proyectada, es preciso los carmelitas, en donde no habría nada que temer, si ustedes
17. Archivo de la Misión, copia sacada del original en casa del señor
llevaran allá un cofre con dos cerraduras; me parece que tie-
Hains, Marsella. Según el testimonio del señor Simard, posesor del original nen ustedes uno. Sin embargo, si cree usted que dicha canti-
después del señor Hains, San Vicente escribió esta carta de su propia mano dad está segura en su casa y en ese cofre, obre según su habi-
(Saint Vincent de Paul et ses oeuvres a Marseille [Lyón 1894] 151).
1 2
Tras la batalla de las Dunas, ganada por Turenne a las tropas españo- Probablemente el hermano Juan Armando Dubourdieu, a quien el
las, mandadas por don Juan de Austria y Conde (14 de junio), capituló Santo tuvo la intención, en 1658, de ofrecer el consulado de Argel, según
Dunquerque (25 de junio). Según los tratados, la ciudad era devuelta a los indica el autor de su biografía (Notices t.IV, 22).
3
ingleses, que la vendieron a Francia en 1662. Felipe Le Vacher.
276 P.II. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 277

tual prudencia. Pídale al señor Napollon que no diga a nadie ¡Dios mío, padre! ¿Cuándo podrá usted enviarnos un reci-
que lo tiene usted, no sea que la noticia llegue hasta Argel bo semejante de la libertad de Domingo de Lajus? ¿Y cuándo
No me parece bien que acepte usted por ahora ese ofreci- se lo podremos entregar a su pobre mujer y a los cinco o seis
miento que le ha hecho una persona de entregar en Argel 300 hijos que tiene? ¿No hay ninguna posibilidad de hacer que su
piastras si usted se las entrega en Marsella. No hay que enviar patrono rebaje el precio a menos de seiscientas piastras? Se
nada al cónsul hasta que se le envíe todo junto y se sepa en trata de un precio excesivo para una persona que no tiene
qué emplea el dinero. nada y a la que se le ha dado como pura limosna el dinero
Hemos recibido dos escudos para dos forzados, uno para que ha recibido usted para él. Le ruego que lo rescate lo antes
Nicolás Bonner y otro para Antonio Auroy. Le ruego al padre que pueda y lo devuelva a Francia en la primera ocasión;
Huguier que se los entregue, pues me parece que están los dos adelante todo lo que se necesite y, si es preciso, pida dinero
en Toulón. prestado; mandaré que se lo paguen apenas me diga usted lo
Soy en nuestro Señor su muy humilde servidor, que ha entregado por su rescate. El señor Delaforcade nos ha
dado su palabra, aunque fueran necesarias las 180 piastras
que usted indica, junto con las 460 que me dice usted que ya
VICENTE DEPAUL,
ha recibido. Acuérdese de enviarnos recibo de todo.
indigno sacerdote de la Misión
¿No ha recibido usted las 1.200 libras que me dice el padre
Get que le envió el pasado mes de septiembre para el rescate
Le ha dicho el señor de Brienne al señor de Lamoignon, de Amable Coquery, que nos recomendó el padre Chaduc,
que me lo ha contado, que entre las órdenes secretas que ha superior del Oratorio de Dijon? No me dice usted nada de
dado al señor comendador Paul ha puesto la de ir a Argel. Le ello. Ya no hay nada que hablar sobre Alejandro de Guerre;
acompaño una carta que le escribe el rey y otra del señor sus malas palabras se han disipado como el humo; apenas
cardenal 4 ; haga el favor de llevárselas o de enviárselas por conocieron su manera de ser, dejaron de hablar de él. No he
medio del padre Huguier. Lo primero me parece que será dejado de enviarle a la señora duquesa de Aiguillon su carta y
mejor, a no ser que opine usted lo contrario. Haga según crea su certificado.
más prudente.
Pondremos atención en ese consejo que usted nos da de no
enviar a nadie a Berbería hasta que se haya puesto algún
remedio a los pasados desórdenes. No obstante, a su señor
hermano le gustaría volver a Argel, aunque tiene miedo lo
18. A JUAN L E VACHER, CÓNSUL DE T Ú N E Z
mismo que usted de que le quiten todo lo que lleve y le traten
mal.
París, 18 abril 1659 Doy gracias a Dios de que haya recibido los mil escudos
que le enviamos y de que haya mandado la mitad al hermano
Padre: Barreau. El padre Get tiene orden de enviarle las 16 piastras
que tomó usted de su dinero para el señor caballero de Ro-
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
milly, ya que éste ha recibido o recibirá pronto las 50 libras
He recibido hoy su querida carta del 20 de marzo; con mi que se le envían.
respuesta a dicha carta contestaré también a las del 14 de
enero, 3 y 9 de febrero, que recibí últimamente. Me dice usted que el hermano Barreau le ha girado en
Mañana mismo enviaré al señor de Lafargue el recibo del contra una letra de cambio de 450 piastras, que le debe el
dinero que le envió para el rescate de Martissans de Celhay, gobernador de Tabarque', con la esperanza que le había dado
para que vea que ya ha sido rescatado y que ha hecho usted 18. Archivo de la Misión, copia escrita en parte de mano del secretario,
las diligencias necesarias para que pueda volver a su país. que añadió al dorso: "Copias de las cartas escritas por el padre Vicente al
padre Le Vacher los días 17 y 18 de abril de 1659".
4 1
El cardenal Mazarino. Juan María Canalle.
Cf. S.V.P. VII, 171-174; E.S. VII, 152-155. Cf. S.V.P. VI, 503-507; E.S. VII, 429-432.
P.I1. Selección de escritos IV. Cartas a sacerdotes de la Misión 279
278

dicho señor gobernador de pagarle esa cantidad pero no lo ha encontrará usted la respuesta en este paquete. Hace unos días
hecho, y temo mucho que no lo haga. nos dijo que el señor Guerraut, banquero de Malta, tenía
No sé por qué ese pobre hombre se deja engañar de esa orden de entregar a dicho señor caballero las cuatro mil pias-
manera, hasta llegar a prestar no solamente su dinero, sino tras que necesita para el rescate; pero lo más seguro sería
también el dinero de los demás. Si no ha pagado usted esa enviarle este dinero desde aquí, tal como usted propone.
letra, creo que no debería pagarla hasta que no haya recibido No puedo menos de llenarme de aflicción al saber los
con qué. enormes sufrimientos de los pobres esclavos y verme comple-
Me dice usted que ha empezado a entramparse lo mismo tamente impotente para poder aliviarles; ¡quiera Dios tener
que él y que debe ya 1.200 escudos. Esto me llena de preocu- piedad de ellos!
paciones. Atribuye usted la causa de este proceder a los pocos Dudo mucho de que sea posible obtener el pasaporte para
beneficios que le dejó el consulado el año pasado. Compren- Isaac y Jacob Alcalay por todo el tiempo que usted desea; el
do perfectamente que esto haya contribuido a esa situación; señor de Brienne no quiso dárselo a la señora duquesa de
pero usted debería haber disminuido sus gastos en la misma Aiguillon, que se lo solicitaba para ellos, a no ser para un
proporción. Sin embargo, los ha aumentado usted a más de año.
2.000 escudos, siendo así que los ingresos fueron sólo de 720. Entregué las cartas que me envió el señor caballero de
Y solamente la mesa, para las dos personas que son ustedes, Ravelón. Creo que le ha contestado ya el señor Poussay y que
sube a casi 1.200 escudos. Esto me asusta. Sé muy bien que todos los demás le contestarán en seguida. Uno de nuestra
tiene usted algunos criados, pero ¿por qué varios? ¿Es que no compañía vio en Reims al señor presidente Coquebert, que le
le basta con uno? También sé que a veces se acercan por su dijo que vendría pronto a París y que hablaría conmigo sobre
casa otras personas a las que no puede usted negar la comida; dicho señor caballero. Veremos a ver si lo hace.
pero lo que no debe hacer usted de ninguna manera es tener Nuestro Señor le trata a usted como trató siempre a los
la mesa abierta a todo el mundo, mantener a las personas en santos, guiándolos hacia la santidad y la gloria a través de
su casa y darles alojamiento sin que paguen pensión, tanto si diversas tribulaciones. No se contenta con los trabajos ex-
son franceses como extranjeros, pobres o ricos, recomendados traordinarios que soporta usted en su servicio, sino que inclu-
o sin recomendación, sobre todo cuando no puede usted so- so le prueba, según veo, con penas interiores, que son más
portar esos gastos con sus propias fuerzas. Porque, en con- molestas que las corporales. ¡Quiera su divina bondad que,
ciencia, no puede usted acudir a préstamos para dar impre- en la medida en que le aumenta las cruces, multiplique tam-
sión de esplendidez y de liberalidad, y ni siquiera para hacer bién sus gracias para que pueda llevarlas con valentía! No
obras de caridad, después de haberle pedido que no lo hiciera. dejaré, padre, de ofrecerle con frecuencia a Dios con esta
Me dirá usted que es difícil impedirlo, teniendo el cargo que intención.
usted tiene; yo le respondo que todavía será más difícil que Le escribí ayer una nota que el señor Langlois me pidió
podamos enviarle el dinero para pagarlo y que, si usted cono- para rogarle expresamente que ayude en todo lo que pueda al
ciera nuestra pobreza, no le daría mucha vergüenza dar a señor de Beaulieu, su corresponsal en Túnez, y que además
conocer la suya a todos los que le piden, tal como es necesario responda por él en caso de necesidad hasta la cantidad de
para poder acomodar y equilibrar los ingresos y los gastos. 6.000 libras. Me dijo que nos enviaría hoy su promesa para
En nombre de Dios, padre, guarde la debida mesura en el garantizarnos de todo lo que pudiera usted salir fiador de esa
futuro. Dios no le exige que vaya usted más allá de los medios persona; pero no lo ha hecho. Quizá me lo envíe antes de que
que le proporciona. Le doy las gracias de que, con su bondad salga esta carta; en ese caso, se lo diré a usted; de lo contrario,
infinita, le haya preservado hasta ahora de esas infamias con no conviene que se comprometa usted en nada por dicho
que le habían amenazado. señor de Beaulieu, ya que, si él no ha mantenido su palabra,
no tengo yo obligación de mantener la mía.
La señora condesa de Tonnerre nos ha devuelto los cien
escudos que usted proporcionó a su hijo. Se los enviaré al VICENTE DEPAUL,
padre Get para que se los mande. Envié la carta de usted a indigno sacerdote de la Misión
dicha señora; si ella me contesta antes de que anochezca,
280 P.II. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 281

necesita poco más o menos para ello, así como para cubrir
19. A J U A N PARRE, HERMANO DE I A MISIÓN también las iglesias desmanteladas y arruinadas, solamente
EN SAN QUINTÍN en el lugar del altar, para poder celebrar allí la misa con
alguna decencia; me refiero a las iglesias donde los habitantes
París, 9 agosto 1659 no puedan restaurarlas, y que no dependan de ningún cabil-
Mi querido hermano: do o abadía o señor diezmero, que estén obligados a mante-
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. nerlas, ya que es a ellos a quienes corresponden esas repara-
Recibí sus cartas del 29 de julio y del 5 de este mes. No ciones; y si nos indica cuáles son esos patronos beneficiarios o
dudo de que tiene mucho que sufrir, y de que se le contradice comunidades, con los nombres de las parroquias donde están
y acosa. Le pido a nuestro Señor que sea su fortaleza y que esas iglesias devastadas que están obligados a mantener, se les
saque su gloria de todo eso. urgirá su obligación.
Nada tengo que decirle en lo que se refiere al servicio que Todo esto le obligará a idas y venidas para conocer dónde
le hace a Dios y a la gloriosa Virgen' en la comisión que le ha hay verdadera necesidad y para enviar las memorias, a fin de
dado el señor obispo de Noyon, a no ser que puede seguir que se pueda formar algún pequeño fondo para poner reme-
cuidando de ello, tanto como se lo permita su empleo princi- dio. Por ahora no hay casi nada seguro, como le he dicho;
pal, a propósito del cual le diré, como ya le ha escrito la pero se hará algún esfuerzo cuando nos haya indicado usted
señorita Viole, que se ha destinado alguna pequeña ayuda qué es lo que necesita absolutamente, poco más o menos,
para que esos pobres hombres puedan sembrar un poquito de para esas tres cosas: las semillas, las herramientas y las
tierra; me refiero a los más pobres, que no podrían hacer nada reparaciones.
si no se les socorriese. Todavía no hay nada preparado, pero Sobre su retiro, ¿cuándo podrá venir a hacerlo? ¿Es incom-
se hará algún esfuerzo para reunir al menos cien pistolas 2 patible con el cuidado de la capilla 3 y las demás cosas que
para ello, esperando a que llegue el tiempo de sembrar. Entre tiene que hacer y que le acabo de decir? ¿Lo dejará todo para
tanto le ruegan que vea en qué lugares de la Champaña y de venir a recogerse o dejará el retiro hasta que haya hecho todo
la Picardía hay más pobres que tengan necesidad de esta ayu- esto? Le ruego que me diga lo que piensa hacer.
da; esto es, mayor necesidad. Podría recomendarles de pasada Soy en el amor de nuestro Señor, mi querido hermano, su
que preparasen algún trozo de tierra, que lo labrasen y ahu- muy humilde servidor.
masen, y que le pidiesen a Dios que les envíe alguna semilla Al pie de la primera página: Hermano Juan.
para sembrar allí, y, sin prometerles nada, darles esperanzas
de que Dios proveerá.
Se querría igualmente que todos los pobres que carecen de
V. CARTAS A HIJAS DE LA CARIDAD
tierras se ganasen la vida, tanto hombres como mujeres, dán-
doles a los hombres algún instrumento para trabajar, y a las
muchachas y mujeres ruecas y estopa y lana para hilar, y esto
1. A LAS HIJAS DE LA CARIDAD DEL HOSPITAL DE NANTES
solamente a los más pobres. En estos momentos en que va a
llegar la paz, cada uno encontrará donde ocuparse y, como los
soldados no les quitarán lo que tengan, podrán ir reuniendo Orsigui, a cuatro leguas de París, 24 abril 1647
algo y recuperándose poco a poco; para ello la reunión ha
Mis queridas hermanas:
pensado que hay que ayudarles al comienzo y decirles que ya
no podrán esperar otro socorro de París. La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Siempre pienso con gran consuelo en vosotras y en la
Vea, pues, mi querido hermano, dónde están estos pobres
dicha que tenéis de ser Hijas de la Caridad y de trabajar las
más necesitados de ayuda por última vez, y qué es lo que se
primeras en ese lugar eri que estáis para asistir a los pobres.
19. (C no F).—Archivo de la Misión, minuta. 3
1
En Nuestra Señora de la Paz. De Nuestra Señora de la Paz.
2
Moneda antigua de oro, de valor variable. (N. del T.) Cf. S.V.P. VIII, 72-74; E.S. VIII, 65-67.
P.II. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 283
282

Pero cuando oigo decir que vivís como verdaderas hijas de Pues bien, os responderé que no hay ningún alma en la tierra
Dios, esto es, como verdaderas hijas de la Caridad, aumenta que haga profesión de entregarse por entero a Dios y a sus
mi consuelo hasta el punto de que sólo Dios os lo podría dar pobres miembros que no sufra tantas penas interiores y exte-
a conocer. Seguid, queridas hermanas, perfeccionándoos cada riores como vosotras, ya que se trata de un decreto dado por
vez más en vuestro santo estado. Son éstas las razones que os Dios, no contra, sino en favor de las almas buenas y santas, de
deben mover a ello. que todas ellas tendrán que sufrir tentación y persecución.
En primer lugar, la santidad de vuestro estado, que consis- Pase, me diréis, que a veces venga la tentación, pero resul-
te en ser verdaderas hijas de Dios, esposas de su Hijo y verda- ta insoportable que venga siempre, en todas partes y por
deras madres de los pobres; y ese estado, mis queridas herma- medio de casi todas las personas entre las que nos toca vivir.
nas, es tan grande que el entendimiento humano no puede Queridas hermanas, es voluntad de Dios que esas benditas
concebir nada mayor en una pura criatura sobre la tierra. almas de elección, a las que quiere, se vean tentadas y afligi-
La segunda razón es que, para elevaros a esta dicha, Dios das todos los días; y esto es lo que quiere decir y a lo que nos
os ha sacado de la masa corrompida del mundo. exhorta cuando dice en el Evangelio que los que quieran ir en
La tercera es la fidelidad que habéis manifestado al corres- pos de él, tienen que renunciarse a sí mismos y llevar la cruz',
ponder a la santa inspiración que nuestro Señor os ha dado al esto es, que sufran aflicciones todos los días. Medid bien estas
llamaros a ella, el ardor con que se lo pedisteis en el momento palabras, queridas hermanas: todos los días.
de ser recibidas, las resoluciones que entonces tomasteis de Me diréis: ya lo soporto todo esto de las personas extrañas;
vivir y de morir santamente en esta vida. pero ¡que esto venga de mis propias hermanas, que deberían
En cuarto lugar, mis queridas hijas, la bendición que servirme de aliento y que me sirven de aflicción, y esto en
Dios ha querido dar a vuestros ejercicios de devoción y a todo lo que dicen, en todo lo que hacen y dejan de hacer!
vuestra asistencia a los pobres; tantos buenos ejemplos como ¡Ay, mis queridas hermanas!, ¿quiénes nos pueden hacer
habéis dado dentro de casa; tantas buenas muchachas a las sufrir más que aquellos con quienes estamos? ¿Serán acaso las
que habéis atraído, que viven allí santamente; tantos buenos personas lejanas, a las que no hemos visto ni veremos jamás?
enfermos a los que habéis conducido al buen camino; tantos ¿Quién hace sufrir a un miembro del cuerpo, a no ser otro
otros a los que habéis reconciliado con Dios con vuestros miembro del mismo? ¿Quién hizo sufrir a nuestro Señor, sino
buenos consejos durante su enfermedad y tantos y tantos sus apóstoles, sus discípulos y los hombres entre los que vi-
otros que son ahora bienaventurados en el cielo y rezan ince- vía, que eran el pueblo de Dios? Un buen hombre, al confe-
santemente por la santificación de vuestras queridas almas. sarse un día, le decía a su confesor cuando éste le preguntaba
Estas son, mis queridas hermanas, otras tantas razones entre cómo empleaba las aflicciones que recibía por parte del próji-
otras muchísimas que no podrían caber en varias hojas de mo: "¡Ay, padre! No tengo ningún sufrimiento de parte suya.
papel, y que os tienen que animar cada vez más a perseverar y Desde que murieron mi mujer y mis hijos, estoy solo y no
perfeccionaros en vuestra santa vocación. puedo enfadarme con nadie, aunque quisiera". Esto es para
Me parece, mis queridas hermanas, que todas estáis de
acuerdo en quererlo así, pero que os sentís agitadas por una 1. Archivo de las Hijas de la Caridad, copia sacada por la hermana
infinidad de tentaciones que os oprimen. A esto respondo, Hellot. Esta carta, escrita a petición de Luisa de Marillac y siguiendo las
mis queridas hermanas, que es Dios el que os envía o permite observaciones presentadas por el señor de Annemont, bienhechor de las her-
manas (cf. Lettres de Louise de Marillac, cana 173), fue enviada por la
que os vengan esas tentaciones por las mismas razones que fundadora, que quiso también añadir unas palabras suyas y dar unos conse-
permitió y envió a su Hijo las que él sufrió, esto es, para que jos; les decía: "Hermanas mías, la dulzura del estilo de esta carta, el recuerdo
diera pruebas de su amor infinito a la gloria de su Padre y a la de las gracias que Dios les ha hecho a ustedes y a nosotros y las instrucciones
santificación de la Iglesia. que su caridad (la del padre Vicente) nos da con tanto cariño, me han conmo-
vido tanto que me siento incapaz de indicárselo, acordándome de que Dios
Sí, me diréis quizá; pero creemos que tantas otras almas nos ha recordado muchas veces por él nuestras obligaciones, olvidando nues-
buenas que están en el mundo y en las congregaciones reli- tras faltas y defectos, sin dejar jamás de animarnos y exhortarnos y demos-
giosas, e incluso en nuestra comunidad, no se ven tan afligi- trándonos un afecto paternal".
1
das interiormente hasta el punto en que nosotras nos vemos. Mt 16,24.
284 ¡'.II. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 285

que veáis, mis queridas hermanas, cómo nuestras cruces de que le pediré en la santa misa que celebraré para conseguirlo
cada día sólo nos pueden venir de personas con quienes de su misericordia.
vivimos. El primer medio es que hagáis la oración dos o tres veces
Bien, me diréis, yo soporto mejor las penas que me vienen sobre lo que os he escrito, primero sobre la primera parte de
de las demás hermanas que las que proceden de la hermana esta carta, luego sobre la segunda, finalmente sobre la tercera.
sirviente 2 , de su frialdad, de su mal genio, de su taciturnidad, El segundo medio es que os confeséis todas con el padre
de que nunca me dice una palabra amable, sino que, cuando Des Jonchéres de todas las faltas que hayáis cometido en esto,
me habla, lo hace siempre con palabras secas y quejumbrosas; no sólo desde vuestra última confesión, sino desde que estáis
es lo que no puedo soportar y lo que me obliga a buscar el en Nantes, decididas a seguir los buenos consejos que os dé y
consuelo entre las demás hermanas que sufren como yo, y me a cumplirlos.
hace charlar todo el tiempo que puedo con el confesor y El tercero es que os deis todas un abrazo después de la
decirle mis preocupaciones a las personas de fuera. comunión y os pidáis mutuamente perdón y os entreguéis
A esto respondo, mi querida hermana, que es ésta una unas a otras el corazón.
señal de que somos muy débiles y enfermos, ya que necesita- El cuarto, que todos los meses, durante un año, hagáis la
mos que nos halaguen los superiores en todo lo que nos dicen oración sobre este tema.
u ordenan; pues bien, una Hija de la Caridad debe estar tan El quinto, que no sigáis los movimientos de vuestro afecto
lejos de considerar como provechosas estas caricias que, por de simpatía para tratar con alguna hermana en especial, sino
el contrario, debería pensar más bien que, cuando la hermana que huyáis más bien del trato con aquellas a las que os sintáis
sirviente la trata con mimos, es porque la trata como niña o más inclinadas, para uniros más a las otras.
como enferma. Nuestro Señor gobernaba a los suyos de una El sexto, que no habléis con vuestro confesor más que en
forma firme y seca y a veces con palabras duras y aparente- el confesonario, a no ser un par de palabras para lo que sea
mente injuriosas, hasta tratar a algunos de hipócritas y a necesario, obrando entonces como obran las hermanas de
otros de Satanás, y otra vez tomó cuerdas y golpeó a los que vuestra casa de París con sus confesores de San Lázaro.
vendían a la puerta del templo y, lo que es más, sólo les El séptimo, que cada una me escriba los sentimientos que
predijo males y aflicciones para el futuro. Así, pues, ¡querra- Dios le dé después de esas tres meditaciones y de la confesión
mos nosotros que nos halaguen los superiores y nos aparte- y comunión que hagáis por este motivo, como os he dicho.
mos de ellos, como aquel desventurado que traicionó a nues- El octavo, que la superiora le escriba todos los meses a la
tro Señor, para formar bando aparte con los que están señorita Le Gras diciéndole cómo va progresando su familia
descontentos y con los confesores! ¡Oh, Jesús, mis queridísi- en estas prácticas.
mas hermanas! ¡Que Dios les guarde! Y el último medio es que todos los meses tengáis con el
señor Des Jonchéres la comunicación interior, sobre todo en
Me parece, mis queridas hermanas, que me decís que no lo que se refiere a los defectos contra lo que hemos dicho.
habéis caído en ese desgraciado estado, gracias a Dios, o que Estas son, mis queridas hermanas, mis pobres ideas sobre
me pedís algunos consejos para apartaros de él, si habéis el motivo que tenéis para alabar a Dios por vuestra vocación,
caído, y para reuniros con la que manda y con cada una de las para perseverar y progresar en ella, acordándoos de los defec-
hermanas de su familia y, por consiguiente, con nuestro Se- tos en que puede caer una familia de la Caridad en una nueva
ñor, que no admite ninguna unión con él si no se tiene con fundación y de los medios para remediarlos. Les suplico muy
los que le representan y con sus miembros. Si no habéis caído humildemente, mis queridas hermanas, que acepten todo lo
en ese lamentable estado, le doy gracias a Dios y celebraré la que les he dicho por amor a nuestro Señor, en el que soy de
misa para agradecérselo; pero, si habéis caído, éstos son los todas ustedes su muy humilde servidor 3 ,
medios para apartaros de ello, por la misericordia de Dios,
VICENTE DEPAUL,
2
Isabel Martín. Su naturaleza enfermiza era, sin duda, la causa principal indigno sacerdote de la Misión
de los desórdenes que se habían introducido en la pequeña comunidad de
3
Nantes. Lamberto aux Couteaux y sor Juana Lepeintre fueron a hacer la visita
/
286 PII. Selección de escritos \ V. Cartas a Hijas de la Caridad 287

Dirección: A nuestras queridas hermanas, las Hijas de la nos es todo y nos lleva hacia él por sí mismo. Si no permite
Caridad, siervas de los pobres enfermos del hospital de que tenga usted un padre espiritual a quien acudir en todas
Nantes. las ocasiones, ¿cree usted que es para privarle del beneficio de
la dirección de tal padre? Ni mucho menos. Al contrario, es
nuestro Señor el que ocupa su lugar y el que tiene la bondad
2. A SOR JUANA LEPEINTRE de dirigirla. Así lo ha hecho hasta ahora y no dude usted de
que lo seguirá haciendo hasta que no provea otra cosa. Siem-
París, 23 febrero 1650 pre he notado este cuidado especial de la Providencia en mu-
chas personas piadosas, privadas de semejante ayuda por par-
Mi buena hermana: te de los hombres, y podría ponerle muchos ejemplos
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. elocuentes y decirle cosas admirables sobre este punto; pero
Me ha alegrado mucho recibir su carta, pero, por otro lado, no lo necesita usted, que no duda de ello y que experimenta
me apena ver esas continuas molestias por el alojamiento que continuamente los efectos de la protección divina.
están padeciendo. Si Dios no lo remedia, no se podrá buscar Todavía no ha llegado la ocasión de retirar a sor Enrique-
otro sitio. Vea, sin embargo, al señor de Annemont', expón- ta; le pido que tenga paciencia con ella.
gale los inconvenientes de estar tan estrechas y con tantos Es muy de desear que tengan todas ustedes el mismo con-
enfermos, para que se lo advierta a los administradores y vea fesor; creo que el señor Cheneau es muy capaz de ello y muy
con ellos si es posible acomodar algún lugar cercano, o quizá buena persona; por tanto, siga de vez en cuando aconsejando
por encima de las salas, para darles un poco más de libertad. a esa hermana que se confiese con él, para que, si acude a
También me alegra saber que ha solicitado usted que la otro, el señor obispo de Nantes 2 sepa que no es por orden de
descarguen de la preocupación principal, puesto que toda usted, ni con su consentimiento.
persona que dirige hace bien en pedir de vez en cuando que la Creo que lo que les ha impedido a ustedes seguir el peque-
depongan, aunque tiene que permanecer en la indiferencia, ño reglamento y los avisos que les dejé son esos pequeños
como usted hace, gracias a Dios. Siga usted en su puesto, jaleos que han sufrido ustedes hasta ahora; espero que la
confiando siempre en el cuidado de la Providencia, que la bondad de Dios les dé en adelante más paz y más gracia para
sacará de este empleo cuando convenga, y le dará las gracias ser muy fieles y exactas, y que usted dará ejemplo a las
necesarias para cumplirlo debidamente, mientras esté en ese hermanas.
cargo. Sí, hermana, esté usted segura de que, al permanecer Si la entrada de mozos en su cocina es un mal necesario,
en el lugar en que la ha puesto la obediencia, el mérito de esa habrá que soportarlo por amor de Dios, que lo permite; si es
obediencia se extenderá sobre todo lo que haga y le dará a posible evitarlo, que se encarguen de ello los administrado-
cada acción un precio inestimable, aunque las cosas no vayan res; para ello, hable usted de vez en cuando con el señor
como a usted le gustaría. Truchart, aunque sometiéndose a lo que decida.
Tiene usted razón al decir que la dirección espiritual es Dice usted que les han puesto un espía, que les molesta.
muy útil; es un lugar de consejo en las dificultades, de ánimo Confieso que esto no resulta muy agradable; pero después del
en los sinsabores, de refugio en las tentaciones, de fuerza en esfuerzo que ustedes han puesto por librarse de esta sujeción,
los desánimos; en fin, es una fuente de bienes y consuelos, hay que tener paciencia. ¡Ay, hija mía! ¡Yo no sé de nadie que
cuando el director es caritativo, prudente y experimentado. no tenga vigilantes! Los grandes los tienen incluso en sus
Pero ¿no sabe usted que donde los hombres fallan, allí empie- habitaciones, y la miseria es hoy tan grande en el mundo que
za la ayuda de Dios? El es el que nos instruye, nos robustece, casi todas las personas que vemos son otros tantos espías; de
ello hemos de sacar la conclusión de que hemos de obrar
al hospital de Nantes; ésta se quedó allí de superiora, en lugar de sor Isabel
Martín, que se marchó al hospital de Richelieu. siempre con mucho recato y presencia de Dios. Creo que
Cf. S.V.P. III, 174-180; E.S. III, 159-163. usted y las demás hermanas obrarán así; esto hará que los que
2
2. (CF).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original. Gabriel de Beauvau de Rivarennes.
1
Capellán del mariscal de la Meilleraye. Cf. S.V.P. III, 613-617; E.S. III, 572-574.
288 P.II. Selección de escritos I V. Cartas a Hijas de la Caridad 289

se fijen en sus acciones no tengan más remidió que publicar sirviendo con entusiasmo a los pobres. Para agradecerle a
su virtud. Dios que les haya conservado para esto, ofrézcanse a él de
¿Ha mandado usted ya hacer en su habitación la clausura nuevo; háganle un sacrificio continuo de sus pensamientos,
que debería servir para sus reuniones, tal como lo vimos con- de sus palabras y de sus acciones, deseando y anhelando que
veniente cuando estuve en Nantes? Si ya está hecha, ¿no po- todo sea para su gloria y para bien del hospital. Por este
drían tener todos los días un rato de recreo? Le ruego que me medio es como su divina bondad las hará dignas de la incom-
lo indique. Entre tanto, apruebo su discreción al dar un poco parable bondad que el buen señor Eudo manifiesta con uste-
de libertad a las hermanas para reír y hablar cuando se pre- des. El amor que tiene a los pobres le hace preocuparse por
sente la ocasión, si es que no pueden disponer ustedes de un ustedes de esa manera, a fin de que ustedes se preocupen
rato para el recreo en común. Necesitan relajarse en medio de luego de ellos; sigan ustedes, mis buenas hermanas, respetán-
sus continuas ocupaciones. dolo mucho y siguiendo sus consejos.
Doy gracias a Dios por la mejoría de la hermana enferma A usted, sor Ana, le pido que cuide mucho de sus herma-
y por la buena salud de todas, especialmente de la suya. nas, como hermana sirviente que es; y a ellas que la cuiden
Les saludo a todas en general y en particular con todo el mucho a usted, como hijas de nuestro Señor, al que deben
afecto que me es posible. Les ruego que pidan a Dios miseri- mirar en usted y usted en él. En fin, vivan todas unidas, sin
cordia para mí; yo las ofrezco frecuentemente a él, para que tener más que un solo corazón y una sola alma, a fin de que
les dé fuerza y generosidad de espíritu a fin de superar las por esta unión de espíritu sean una verdadera imagen de la
dificultades con que tropiezan en el servicio a Dios y a los unidad de Dios, ya que su número representa a las tres perso-
pobres, hasta que les dé la eterna recompensa en el cielo. Soy nas de la Santísima Trinidad. Le pido para ello al Espíritu
en su amor su muy querido servidor, Santo, que es la unión del Padre y del Hijo, que sea igualmen-
te la de ustedes, que les dé una profunda paz en medio de las
contradicciones y de las dificultades, que necesariamente ten-
VICENTE DEPAUL,
drán que existir alrededor de los pobres; pero acuérdese tam-
i. s. d. 1. M.
bién de que allí es donde está su cruz, con la que nuestro
Señor las llama a él y a su descanso. Todo el mundo aprecia
Dirección: A sor Juana Lepeintre, sierva de los pobres y de mucho el trabajo que realizan y las personas de bien no ven
las Hijas de la Caridad del hospital de Nantes. en la tierra ninguno que sea tan digno de veneración y tan
santo, cuando se hace con devoción.
Me parece muy bien que hagan ustedes el retiro, puesto
que Dios les ha dado deseos de hacerlo; pero ha de ser sin que
3. A SOR ANA H A R D E M O N T los pobres sufran por ello y con tal de que su director esté
también de acuerdo. Puede empezar usted a hacerlo y luego lo
París, 30 de julio de 1651 harán las otras dos hermanas por turno; pero acuérdense de
mí en sus oraciones.
Mi buena hermana: La señorita Le Gras se encuentra bien, gracias a Dios, y su
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. pequeña comunidad va creciendo en número y en virtud.
Su carta del día 1 de este mes me ha dado muchos motivos Soy en el amor de nuestro Señor, mi buena hermana, su
de consuelo. Doy gracias a Dios por su mejoría y por la total muy humilde servidor.
recuperación de la hermana Bárbara. Estaba muy preocupado
por su enfermedad y lo sigo estando por la de usted, aunque VICENTE DEPAUL,
espero que ya estará usted totalmente restablecida' y las dos indigno sacerdote de la Misión
3. Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1
Todavía duraba la enfermedad de sor Ana Hardemont;
Dirección: A sor Ana Hardemont, Hija de la Caridad, sir-
Ct. S.V.P. IV, 235-236; E.S. IV, 228-229. viente de los pobres enfermos, en Hennebont.
\
290 P.II. Selección de escritos \ V. Cartas a Hijas de la Caridad 291

para mí, que soy en el amor de nuestro Señor su muy afectuo-


4. A SOR NICOLASA HARÁN, SUPERIORA DE NANTES so servidor.
VICENTE DEPAUL,
París, 27 de septiembre de 1656 indigno sacerdote de la Misión

Hermana:
5. A SOR MARGARITA C H É T I F
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Tenemos a uno o dos de nuestros padres que tienen que ir París, 21 de octubre de 1656
a Nantes junto con dos hermanos, procedentes de diversas
Hermana:
casas; les he indicado que, para poder encontrarse, se dirijan a
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
usted para que el primero que llegue le indique dónde se
aloja y pueda usted indicárselo a los demás. Le envío un La señorita Le Gras me ha puesto al corriente de la carta
paquete de cartas para el padre Herbron, que es uno de ellos. que usted le ha escrito y hemos tratado juntos de la propuesta
Le ruego que se lo entregue en mano y él le pagará los portes. que usted le hace de llevar sarga en la cabeza, según se acos-
tumbra en esa región. He de decirle, hermana, que la razón
¿Cómo sigue usted, hermana? ¿Y cómo siguen las demás? que usted indica no tiene por qué inclinarle a ese deseo. Dice
¿Tienen ustedes muchos enfermos? ¿Les gusta servirles por el usted que es por la vergüenza de que, al estar en la iglesia con
amor de Dios? ¿Están ustedes en paz con los de dentro y con un tocado diferente de las demás, todo el mundo se pone a
los de fuera, y están sobre todo muy unidas? ¿Se quieren mirarlas; pero yo creo que es el orgullo el que le da esa
mucho entre ustedes? ¿Se soportan las unas a las otras? ¿Ob- vergüenza, si no activamente, al menos pasivamente, hacién-
servan bien el pequeño reglamento? En una palabra, mi que- dole creer que en esas miradas hay algún desprecio, de modo
rida hija, ¿son todas ustedes buenas Hijas de la Caridad, agra- que aceptando eso aceptarían ustedes una imperfección. Ade-
dables a los ojos de Dios y edificantes para todo el mundo? Si más, crearía usted una división en su compañía, que debe
es así, como quiero creerlo, ¡qué alegría! ¡con qué entusiasmo guardar la uniformidad en todo; porque, si en Arras las muje-
daré gracias a su divina bondad! Pues es ésta una de las mayo- res se cubren de una manera, resultará que en Polonia e in-
res alegrías que se pueden tener en la tierra. Pero, si no es así, cluso en Francia se cubrirán de otra. Y si siguen ustedes esas
sería un motivo de gran aflicción. Le ruego que me diga qué modas, nacerá la diversidad. ¿No van los capuchinos y los
le parece de esto y que continúe por su parte cuidando bien de recoletos vestidos del mismo modo por todas partes, sin que
las demás, para llevarlas a Dios y a cumplir bien con sus la diferencia con el vestido ordinario de los pueblos en donde
obligaciones, tratándolas con respeto, mansedumbre y cari- viven les obligue a cambiar sus hábitos, ni tampoco la ver-
ño, y dándoles finalmente el ejemplo de las virtudes que le güenza de ir con un paño burdo y con los pies desnudos como
gustaría a usted que practicasen. Le pido a nuestro Señor, van? La misma Iglesia es tan rígida en querer que los eclesiás-
que es la fuente de todas ellas y que las practicó primero para ticos vayan siempre debidamente vestidos que, si un sacerdote
nuestra instrucción, que se las dé a usted y a ellas. deja su sotana, lo declara apóstata de hábito. Nuestro Señor
La señorita Le Gras se encuentra enferma en cama, con un no cambió el suyo cuando fue a Egipto, aunque sabía muy
poco de fiebre, causada por un dolor del costado. Hace diez o bien que sería menospreciado por ello; y cuando fue llevado
doce días que, al querer levantarse, se cayó de la cama al suelo de Herodes a Pilato, dejó que le cubrieran con un hábito
y se hizo daño; no se encuentra mejor desde entonces, aunque vergonzoso. Por tanto, hermana, no creo que después de este
espero que no sea nada. Pida a Dios por ella y por su pequeña ejemplo del Salvador quieran evitar ustedes un poco de con-
compañía, que va cada vez mejor; Dios la bendice por todas fusión, ya que no podemos ser sus hijos más que amando lo
partes, por su misericordia; le ruego que se la pida a Dios que él ama; y si el profeta dijo de él que, cuando le daban un
bofetón en la mejilla, presentaba la otra, ¡cuan lejos estaría-
4. Archivo de la Misión, copia del siglo xvilo xvm sacada del original, mos de seguirle si, en vez de buscar las ocasiones de extender
que era de la mano del Santo. nuestros sufrimientos, rechazásemos las más pequeñas que se
Cf. S.V.P. VI, 94-96; E.S. VI, 92-93.
292 P.II. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 293

nos ofrecen! Por eso, hermana, le conjuro, por ese deseo que Dirección: A sor Margarita Chétif, Hija de la Caridad,
usted tiene de hacerse agradable a Dios, que soporte con paz sirviente de los pobres enfermos, en casa de la señorita Le
esa humillación que sufre con esa manera de fijarse en uste- Flond, delante de los capuchinos de Arras.
des. Quizá no sea tanto como usted se imagina; y aunque así
fuera, sería sólo por la novedad, que poco a poco se irá con- 6. A SOR MARGARITA C H É T I F
virtiendo en costumbre.
Pero incluso me gustaría que siguieran fijándose en uste- París, 18 de febrero de 1657
des; ¿no es preferible edificar a esas personas con su modestia
que ocultarse bajo un trozo de tela, por falta de humildad? El Hermana:
santo recogimiento, tan conveniente en las iglesias, les pondrá La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
perfectamente a cubierto de ese inconveniente, sobre todo He recibido su carta del 29 de enero y la he leído con
porque no verán ustedes si alguien se está fijando; y su recogi- alegría, aunque me preocupa su indisposición corporal, de la
miento les advertirá al mismo tiempo de la forma como hay que me ha hablado el padre Delville, y más todavía la de su
que comportarse en esos lugares sagrados. Y si, por ser dife- espíritu respecto a su vocación y a los actos del reglamento. A
rentes del vulgo, tienen que soportar alguna broma, bendi- propósito de ello he de decirle, hermana, que no es más que
gan a Dios por ese medio que les ofrece para abatir la soberbia una tentación del espíritu maligno que, al ver los bienes que
y pisotearla con su humildad. usted hace, se esfuerza en apartarla de ellos. Lo que él quiere
es, quitándola de sus tareas, quitarla de las manos de Dios
Además de todos esos bienes, hermana, harán ustedes otro para poder triunfar sobre usted con un rapto tan deplorable.
muy importante: que conservarán la uniformidad en la com- Para juzgar si es Dios el que la ha llamado a la condición en
pañía, sin hablar de la dicha inestimable que alcanzarán por que se encuentra, no tiene usted que fijarse en sus disposicio-
hacerse semejantes a nuestro Señor; y esto lo deben ustedes nes actuales, sino en las que tenía cuando entró. Entonces
apreciar mucho, ya que su vocación las hace hijas suyas de sintió usted en varias ocasiones el movimiento divino, le rezó
una manera particular, y, en calidad de tales, tienen que pro- a Dios para conocer su voluntad, pidió consejo a sus directo-
curar parecerse a él en la práctica de las virtudes. res, hizo no solamente un retiro, sino incluso un ensayo en
No dudo de que habrá otras personas que le indicarán casa de la señorita Le Gras; y entonces, decidiéndose usted
razones muy poderosas en contra de lo que le he dicho; pero voluntariamente a este género de vida pensando en Dios y
serán razones humanas que proceden de los sentimientos de deseando responder a su llamada, él demostró que su decisión
la naturaleza, y no razones cristianas y saludables, como son le había agradado bendiciendo luego abundantemente su per-
las que le he expuesto. sona y sus trabajos y haciendo que edificara usted a todos los
Pido a nuestro Señor que les conceda la gracia de cumplir de dentro y los de fuera. ¿Qué motivos tiene ahora para dudar
su santa voluntad en todas las cosas, como han hecho hasta el de si está en el estado que él desea? Es evidente por todo lo que
presente, que la una a usted cada vez más con sor Radegunda, le he dicho que su vocación es de Dios, ya que ha llegado a
a la que saludo. Me encomiendo a las oraciones de ambas, ya ella por esos caminos, que son los más seguros y por los que
que soy de las dos, en el amor de nuestro Señor, su más él acostumbra sacar a las almas lejos del mundo para servirse
afectuoso servidor. de ellas en el mismo mundo. Por consiguiente, esas dificulta-
VICENTE DEPAUL, des con que usted tropieza ahora no tienen que hacerla dudar
indigno sacerdote de la Misión de esta verdad, que tan bien conoció usted desde el principio;
ni tiene que extrañarse de que le venga esta tentación, ya que
Estamos esperando que se presente alguna ocasión o men- el evangelio de hoy nos asegura que hasta nuestro Señor fue
sajero para enviar a los padres Canisius y Delville el... 1 que tentado; ni ha de afligirse por ese aburrimiento que siente en
nos pedían. sus ejercicios, ya que es lógico que la naturaleza se canse de
5. (CF).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
1
Una palabra ilegible. 6. (CF).—Archivo de las Hijas de la Caridad, original.
Cf. S.V.P. VI, 113-116; E S . VI, 109-111. Cf. S.V.P. VI, 190-192; E.S. VI, 181-183.
294 P.U. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 295

ellos y se eche para atrás, al ver que son tan penosos y repug- usted bien en mantenerlas en esa buena voluntad, aunque no
nantes. Por todo esto convendrá que modere usted sus esfuer- es conveniente enviarlas todas al mismo tiempo. Escoja dos o
zos, como se lo ruego, de forma que sean proporcionados a tres de las que estén mejor dispuestas y de las más idóneas; la
sus fuerzas. Y si esto no es posible por haber demasiados señorita Le Gras las recibirá para ensayar con ellas, mientras
enfermos, convendría que me lo dijera, pues entonces pensa- que usted prueba a las otras. Pero hágales comprender bien lo
ríamos en sacarla de Arras o en enviarle refuerzos. Le pido a siguiente:
nuestro Señor, a quien sirve usted tan útilmente, que sea él 1.a Que su compañía no es una congregación religiosa y
mismo su fuerza para sostener con vigor y mérito esa debili- que su casa no es un hospital de donde no haya que moverse,
dad exterior e interior en que usted se encuentra, para que sino una asociación de mujeres que van y vienen continua-
obtenga usted la recompensa prometida a los que perseveren, mente para asistir a los pobres enfermos, en diversos lugares y
una recompensa tan grande que en comparación de ella todos en horas concretas, haga el tiempo que haga.
los trabajos de esta vida les han parecido a los santos meros 2.Q Que las Hijas de la Caridad, por ser sirvientes de los
pasatiempos. pobres, van también vestidas y alimentadas pobremente, sin
Le contesto al padre Delville sobre las cartas escritas a que puedan cambiar la cofia blanca y los hábitos que llevan.
nuestras damas. 3.Q Que, al venir a la compañía, no hay que tener más
El padre Portail se encuentra bien, gracias a Dios; agrade- intención que la de servir a Dios y a los pobres.
ce saludos y le pide que ponga atención a la carta que le ha 4.Q Que hay que vivir en una continua mortificación de
escrito. También está bastante bien la señorita Le Gras, lo cuerpo y de espíritu y con la voluntad firme de observar exac-
mismo que su pequeña compañía, gracias a Dios. Saludos tamente todas las reglas, especialmente la obediencia sin
para la hermana Radegunda. Me encomiendo a las oraciones replicar.
de ambas, ya que soy en el amor de nuestro Señor y en el de su 5.Q Que aunque vayan a una parte y a otra de la ciudad
Madre gloriosa su muy querido servidor. de París, no les es posible ir a visitar a las personas conocidas
sin permiso, ni recibir a los hombres en su casa.
VICENTE DEPAUL, 6.Q Finalmente, que tengan medios para hacer el viaje y
indigno sacerdote de la Misión comprar su primer hábito 3 .
En una de sus cartas me preguntaba usted si podía recibir
Dirección: A sor Margarita Chétif, Hija de la Caridad, con ustedes a una postulante que no sabe dónde estar, antes
sirviente de los pobres enfermos, Arras. de recibir órdenes para enviarla aquí. No me parece conve-
niente, hermana, ya que la experiencia ha demostrado que las
jóvenes que se unen a las hermanas que trabajan fuera de la
7. A LA SUPERIORA DE LAS HIJAS DE LA CARIDAD casa de París antes de haber recibido el hábito y las instruccio-
DE SAINT-FARGEAU' nes que se les da aquí no suelen resultar, ya que se convencen
de que sólo tendrán que hacer lo que han visto practicar a
[Enero de 1658]2 esas hermanas de lejos. Le ruego, por tanto, que no reciba
a ninguna en su casa.
Ese deseo que cunde entre ese gran número de jóvenes que No me dice usted nada de sus ocupaciones, a no ser que
desean entrar en su compañía no es una señal segura de que tienen muchas alumnas y dos pequeñas pensionistas. Le rue-
Dios las llame, sobre todo si las anima algún pensamiento go que me indique si tienen enfermos en su hospital, cuántos
humano más que la inspiración divina. Puede ser, sin embar- son, si atienden ustedes a los pobres enfermos de la ciudad y
go, que en algunas haya ese movimiento divino; por eso hará de los alrededores, si son muchos o pocos, en qué se ocupan
7. Recuetl des procés-verbaux des conseils tenus par Saint Vincent de ' En su carta 561, dirigida al hermano Ducournau, que señaló al dorso la
Paul, 307. fecha de enero de 1658, Luisa de Marillac da el sentido de la respuesta que
1
Cerca de Joigny (Yonne). hay que dar a las hermanas de Saint-Fargeau. La carta del Santo es, en esta
2
Véase nota 3. primera parte, casi la reproducción textual de la de su piadosa colaboradora.
296 P.ll. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 297

ustedes principalmente y por qué me piden una tercera muchas lágrimas y ha hecho muchas oraciones y novenas.
hermana. Todo eso está bien; nuestro Señor dijo que son bienaventura-
Es de temer que esas pequeñas pensionistas les ocupen dos los que lloran 2 , y que los que piden, recibirán 3 . Sin
demasiado. Ya sabe usted que no acostumbra la compañía embargo, no dijo que uno será escuchado inmediatamente
recogerlas, ya que esto les aparta de otras faenas más necesa- después de su petición; y esto, para que no dejásemos de
rias; habría sido conveniente que no recibiera usted a esas pedir. Por eso, hermana, no debe decir usted esa frase que se le
niñas sin habernos consultado antes. Si me dice usted que su ha escapado, de que cuanto más pide, menos consigue; por-
Alteza Real 4 les ha mandado recibirlas, quizá sea porque que eso indica que no está usted muy resignada con la volun-
usted no le ha dicho que eso estaba fuera de sus reglas; si ella tad de Dios y que no confía bastante en sus promesas. Muchas
lo hubiera sabido, le habría dado tiempo para escribir a la veces es Dios más bondadoso con nosotros cuando nos niega lo
señorita Le Gras y aguardar su respuesta. Le ruego, hermana, que le pedimos que cuando nos lo concede; y hemos de pen-
que en adelante no emprenda usted nada por propia iniciati- sar que, puesto que conoce mejor que nosotros lo que es
va, sino que lo haga todo con el acuerdo y la bendición de la bueno, lo mejor es lo que él nos envía, aun cuando sea poco
obediencia. Con ella honrará usted a Dios y su conducta pro- agradable a la naturaleza y contrario a nuestros deseos. [Dios
ducirá de esta manera frutos de mucha edificación. mío! ¡Cuánto siento sus penas y cómo compadezco a la pobre
sor Ana, tan oprimida por sus pesares! Pero, en fin, es un
ejercicio que Dios permite para probarles a ustedes, como
usted misma dice; recíbalo, pues, como un beneficio de su
8. A SOR AVOYA VlGNERON, EN USSEL mano paternal y procure usar bien de él. Ayude a su hermana
a llevar la cruz, ya que la de usted no es tan pesada como la
París, 24 agosto 1658 suya; recuérdele que es Hija de la Caridad y que debe ser
Hermana: crucificada con nuestro Señor y someterse a su divina volun-
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. tad para no ser del todo indigna de tan digno padre. ¡Ay! Si
He escrito dos cartas a la buena sor Ana ' y sentí también no supera esas pequeñas repugnancias de su espíritu, ¿cómo
entonces ganas de escribirle a usted; pero no pude hacerlo por podrá soportar otras aflicciones mayores? Tengo miedo de
culpa de mis muchos quehaceres. Al presente responderé a las que seamos demasiado sensibles a los males pequeños y que
cartas de usted y a la que le escribió al padre Portail. no tengamos bastante decisión para vencer las dificultades
Dice usted que Dios les da trabajo para probar su pacien- que se encuentran en el servicio de Dios y de los pobres. Nos
cia. Eso es bueno, mi querida hermana, porque es la señal de gustaría encontrar en ese servicio nuestro consuelo y que todo
que la divina bondad quiere que progresen ustedes en esa fuera según nuestro gusto; pero no queremos servir a Dios a
virtud, para que por su práctica todos los trabajos y afliccio- costa de nuestro sacrificio, sino recibir ya en este mundo la
nes de este mundo se conviertan para ustedes en provecho y felicidad del espíritu como recompensa del trabajo del
en motivo de mayor gloria. Al cielo solamente se llega por el cuerpo. Pero no será de este modo, hermana, como se hará
camino del sufrimiento; es una regla general. Sin embargo, usted agradable a Dios, sino sufriendo pacientemente tanto
no todos los que sufren se salvarán, sino solamente aquellos las penas interiores como las exteriores.
que sufran de buena gana por el amor de Jesucristo, que fue No hace usted bien en echarle a la señorita 4 la culpa de
el primero en sufrir por nosotros. Fíjese entonces si, en vez de sus fatigas, ni en negarse a escribirle por el hecho de que no le
desanimarse, no deberá usted más bien alegrarse y confiar en agraden las cartas que ella le escribe; tampoco debe atribuir,
Dios, que no permitirá jamás que se vea usted tentada por como atribuye, la elección que se ha hecho de ustedes a otros
encima de sus fuerzas. Añade usted que ya ha derramado motivos distintos de la Providencia divina, que es la única
4 que las ha llamado al lugar en que están. Ustedes mismas se
Ana María Luisa de Orleáns.
2
Cí. S.V.P. VII, 49-51; E.S. VII, 48-49. Mt 5,5.
8. (CF) Archivo de las Hijas de la Caridad, original. ' Le 11,10.
4
1
Ana Hardemont. Luisa de Marillac.
298 P.1I. Selección de escritos V. Cartas a Hijas de la Caridad 299

darán cuenta de ello cuando obedezcan a sus superiores por murió el 14 de febrero, y que la señorita Le Gras estaba en-
amor de Dios, y cuando no vean más que a él en las órdenes tonces en gran peligro y lo ha estado desde entonces. Son
que reciban. dos golpes muy duros para su pequeña compañía; pero,
Le contesté a sor Ana sobre los deseos que tenía de ir a como vienen de la mano paternal de Dios, hay que recibirlos
Cahors. Si esos deseos viniesen de Dios, como usted cree, no con sumisión y esperar de su caridad que las Hijas de la Ca-
andaría ella inquieta, como está, sino que se pondría en ridad se aprovecharán de esta visita. El es el que las ha lla-
manos de quienes la guían. Si ella se esfuerza en cumplir la mado y él es el que las mantendrá. Jamás destruye su obra,
voluntad de Dios en Ussel, hay motivos para esperar que sino que la perfecciona; y si ellas son fieles a su vocación y a
también la cumplirá en otras partes; y si finalmente no sus ejercicios, siempre las bendecirá en sus personas y en sus
encuentra allí la paz y se llega a hacer la fundación de Cahors trabajos. Le ruego, hermana, que siga por su parte cum-
o la de Montpellier, podremos enviarla a alguno de esos dos pliendo bien con su oficio y que permanezca en paz; si así lo
sitios; pero son asuntos sin concluir y es menester que tenga hace, será más agradable a Dios que si obra de otra manera.
paciencia en el sitio en que ahora está, ya que es la voluntad Gracias a Dios, la señorita se encuentra mejor. Su enfer-
de Dios. medad ha consistido en una gran inflamación del brazo iz-
No debe preocuparse ella tanto, ni usted tampoco, de si el quierdo, en el que ha habido que hacer tres incisiones. La
hospital está debidamente fundado, de si marcha bien, de si le última se hizo anteayer. Sufre mucho, como puede imagi-
falta base para el futuro. Sirvan ustedes a los pobres lo mejor narse; y aunque no tiene fiebre, no está fuera de peligro de-
que puedan y dejen todo lo demás en manos de Dios. Todas bido a su edad y a su debilidad. Se hace lo que se puede por
sus obras tienen sus comienzos y sus progresos, y si la señora conservarla; pero es obra de Dios que, habiéndola conserva-
duquesa 5 no puede de momento poner todas las cosas en la do desde hace veinte años en contra de todas las esperanzas
situación que sería de desear, podrá hacerlo con el tiempo. humanas, la seguirá conservando mientras sea conveniente
Hagan por su parte todo lo que Dios pide de ustedes y para su gloria. Ya le comunicaremos lo que vaya pasando
quédense tranquilas; y sobre todo quiéranse mucho ustedes con esa molesta enfermedad, lo mismo que a las demás her-
dos y sopórtense la una a la otra en nuestro Señor. manas que están lejos. Le ruego, sin embargo, que esté tran-
Les saludo con todo mi afecto y pido a Dios que les dé su quila por lo que pueda pasar, ya que lo contrario perturba
santa fortaleza y su abundante bendición. La señorita está el ánimo y digusta a Dios, que gobierna todas las cosas con
bastante bien. Ahora van cuatro hermanas a fundar en Metz. sabiduría y amor y pide de nosotros una total y amorosa
Soy en nuestro Señor su hermano y servidor, resignación a sus designios. Ciertamente, el gran secreto de
VICENTE DEPAUL,
la vida espiritual es poner en sus manos todo lo que ama-
indigno sacerdote de la Misión mos, abandonándonos a nosotros mismos para todo lo que
él quiera, con una perfecta confianza en que todo irá mejor;
Al pie de la primera página: Sor Avoya Vigneron. por eso se dice que todo se transforma en bien para los que
sirven a Dios. Sirvámosle, pues, hermana mía, pero sirvá-
mosle según su gusto y dejémosle hacer. El les hará de padre
9. A SOR MATURINA G U É R I N , SUPERIORA DE LA FÉRE y de madre; será su consuelo y su virtud y, finalmente, la
3 de marzo de 1660 recompensa de su amor. Pídale por mí, que soy en su
Mi querida hermana: amor...
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Recibí su carta y con ella una buena parte de su pena. Es 10. A LA HERMANA MARGARITA C H É T I F ,
verdad que Dios nos ha quitado al buen padre Portail, que SUPERIORA DE ARRAS
5
La duquesa de Ventadour. 24 de mayo de 1660
Cf. S.V.P. VIL 240-245; E.S. VIL 208-211. Mi querida hermana:
9. Registro titulado "Recueil de piéces relatives aux Filies de la Chan-
té", 18 (Arch. de las Hijas de la Caridad). Mis incomodidades y mis ocupaciones ordinarias me sir-
Cf. S.V.P. VIII, 254-256: E.S. VIII, 243-244. ven de excusa por no haberle contestado antes. La respuesta
300 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 301

que le dará a esa buena joven 1 que para entrar en su compa- No dudo, mi querida hermana, de que se habrá sentido
ñía quiere estar segura para toda su vida, es que esto no usted vivamente impresionada por la privación de su queri-
puede ser, que a ninguna se le ha dado esta seguridad y que da madre. ¡Bendito sea Dios! Ya le habrá dicho usted que ha
no se le dará a ninguna de las que entren, por temor a que, hecho bien en quitársela y que no quisiera que fuera de otro
relajándose en los ejercicios, se hagan escandalosas y se vuel- modo. Todavía no tienen otra superiora.
van indignas de la gracia de su vocación; pues, cuando esta Hemos nombrado al padre Dehorgny como director en
desgracia cae sobre algún espíritu mal hecho, ¿verdad que es lugar del difunto padre Portail; es el mayor de nuestros
razonable cortar ese miembro gangrenado, para que no per- sacerdotes, de los más mansos, de los más prudentes y de los
judique a los demás? Sabe usted, sin embargo, hermana mía, más aficionados a su pequeño instituto.
que a nadie se le manda fuera a no ser en muy raras ocasio- La hermana Juana Gressier, que asistía a la querida di-
nes y sólo por faltas graves y nunca por defectos comunes ni funta, sigue con el oficio de asistente en la casa y es la que
siquiera extraordinarios, a no ser que sean frecuentes y nota- responde a las de fuera. Me parece que todas están contentas
bles; aun entonces, esto se hace lo más tarde que se puede y y que todo va bien, gracias a Dios, en la ciudad y en los
después de haber soportado durante mucho tiempo las caí- campos. Ustedes creían que todo se había perdido; pero,
das de semejantes personas y empleado en vano los remedios como fue la divina bondad la que dio comienzo y progreso a
indicados para su corrección. Se emplea sobre todo esta cari- la Caridad, hemos de esperar que la seguirá manteniendo y
dad con las que no son del todo nuevas, y más aún con las perfeccionando; a ello contribuirán sus oraciones y sus ejem-
antiguas, de forma que, si salen algunas, es porque ellas plos, con la ayuda de Dios. Sí, hermana mía, espero que al
mismas se van, o por ligereza de espíritu, o porque, habien- portarse como verdaderas hijas de la Caridad, como han he-
do sido cobardes y tibias en el servicio de Dios, Dios mismo cho hasta el presente, imitarán ustedes a nuestro Señor a
las vomita y las arroja antes de que los superiores piensen en bendecir y multiplicar la obra de sus manos para el alivio y
despedirlas. la salvación de sus pobres miembros, que son nuestros amos.
Lo que no sucede nunca, gracias a Dios, es que las que Lo mismo le digo a la hermana Radegunda, a quien sa-
son fieles a Dios y sumisas a la santa obediencia salgan de la ludo, y lo mismo espero de todas las hermanas que tienen
compañía, ni tampoco las que se portan bien, ni las que buena voluntad.
están enfermas; se hace todo lo que se puede por conservar-
las bien a todas y se toman todos los cuidados posibles de las
unas y de las otras hasta la muerte. Así, pues, si esa buena
joven de Arras quiere decidirse a entrar con ustedes y morir VI. CARTAS A PRELADOS
allí, será tratada igualmente con gran bondad; pero dígale,
por favor, que ella es la que tiene que asegurar su vocación 1. A CLEMENTE DE BONZI, OBISPO DE BÉZIERS
por medio de buenas obras, según el consejo del apóstol San
Pedro 2 ; y para ello tiene que apoyarse sólo en Dios y esperar Septiembre u octubre de 1635 '
de él la gracia de la perseverancia. Y si quiere estar segura de
parte de los hombres, es que por lo visto busca una cosa Señor:
distinta de Dios, y habrá que dejarla y no apenarse por ello. Habiendo sabido por el hermano de un eclesiástico de
esa ciudad de Béziers llamado señor Cassan que deseaba sa-
10. Conférences spirituelles tenues pour les Filies de la Charité par saint ber tres cosas de nosotros, y no habiendo tenido el honor de
Vmcent de Paul, t.I, 639, carta 10. darle respuesta por entonces, debido a que me fui aquellos
1
Juana de Buire, nacida en Arras en febrero de 1636, recibida en las
Hijas de la Caridad el 16 de junio de 1660, fallecida el 8 de agosto de 1686, días a los pueblos, me he propuesto hacerlo ahora; y le diré,
después de haber dado ejemplo de las más maravillosas virtudes (Cf. Circu- monseñor: primero, nosotros estamos por entero bajo la obe-
laires des supérieurs généraux et des soeurs supérieures aux Filies de la diencia de nuestros señores los prelados de ir a todos los
Charité et Remarques ou Notices sur les soeurs défuntes, t.II p.388).
2
2 Pe 1,10. 1. Reg. 1, f.° 13. El copista indica que tuvo ante la vista una minuta
Cf. S.V.P. VIII, 295-298; E.S. VIII, 294-296. escrita por la mano de San Vicente.
1
Véase la carta 217, E.S. I, 342.
302 P.II. Selección de exentos VI. Cartas a prelados 303

lugares de sus diócesis adonde quieran enviarnos a predicar,


catequizar y hacer que el pobre pueblo haga la confesión 2. A Luis ABELLY, VICARIO GENERAL
general; para enseñar toda la oración mental, la teología DE BAYONA
práctica y necesaria, las ceremonias de la Iglesia a los que
tienen que recibir las órdenes, diez o doce días antes de la 14 de enero de 1640
ordenación, y para recibirlos en nuestras casas cuando son ¡La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros!
ya sacerdotes, para renovar la devoción que nuestro Señor Doy muchas gracias a Dios por todas las que, por su car-
íes dio al recibir las órdenes; en una palabra, somos como ta del 10 de diciembre, veo que la providencia concede al
los criados del amo del Evangelio 2 con nuestros señores los señor obispo de Bayona, y le ruego que continúe bendicién-
prelados, que cuando nos digan: id, estamos obligados a ir; dole. ¡Oh señor!, ¡cuan admirado está ese pueblo, según
venid, estamos obligados a venir; haced esto, y estamos obli- creo, al ver que su prelado vive como verdadero obispo, des-
gados a hacerlo. Estamos, además, sometidos a su visita y pués de tantos siglos como se ha visto privado de semejante
corrección lo mismo que los párrocos y vicarios del campo, dicha! La verdad es que tengo plena confianza en la bondad
aunque para la conservación de la uniformidad del espíritu, de Dios, que lo ha llamado al episcopado de una forma tan
hay un Superior general, a quien obedecen los misioneros inesperada, de que le concederá todas las gracias requeridas
en lo que se refiere a la disciplina doméstica. para proseguir y perfeccionarse en el género de vida que ha
He aquí, monseñor, cómo nos relacionamos con nuestros emprendido, y que esos buenos ángeles corporales que ha
señores los prelados. Lo que es difícil es saber por ahora si sabido poner a su lado harán lo mismo. ¡Oh señor!, ¿qué
podemos enviarle dos de ellos, ya que somos pocos y tene- no se puede esperar de un prelado que ha ordenado tan bien
mos poca virtud. Puede creer, sin embargo, señor, que si su vida, la de sus domésticos, que ha hecho tantas limosnas
pudiésemos hacerlo por algún prelado del reino, sería por corporales y espirituales en su diócesis, que tiene tanto cui-
Vuestra Señoría Ilustrísima, tanto por la vida ejemplar que dado de los pobres presos, que tantos éxitos logra con la
lleva en la Iglesia, como por la necesidad que me imagino conversión de los herejes, que no admite mujeres en su casa,
tiene de ello el pobre pueblo de esas montañas. ni ad proximiora sacri altaris, que ha elegido por confesor a
Y en tercer lugar le diré, monseñor, que como marcha- los mejores que ha encontrado y que quiere obrar según su
mos sin tomar nada del pobre pueblo, ni de los eclesiásticos, parecer? ¿Qué no se puede esperar, repito, en cuestión de
para nuestra vida ni para nuestros vestidos, creo que se nece- gracias y de bendiciones para semejante prelado y para todos
sitan ochocientas o mil libras para el mantenimiento de dos aquellos quos vocavit in sortem operis eius? Ciertamente, no
sacerdotes y de un hermano. hay ningún bien y ninguna ayuda de parte de nuestro Señor
Y esto es, monseñor, lo que puedo responder a Vuestra que no la deban esperar él y usted.
Señoría Ilustrísima sobre las cosas que desea saber de mí. Y ¡Ay, señor! ¡Cómo confunde usted al hijo de un pobre
si pudiese tener la felicidad de hacerle algún servicio, cierta- labrador, que ha guardado ovejas y puercos, que todavía
mente, monseñor, lo recibiría como una bendición particu- permanece en la ignorancia y en el vicio, cuando le pide sus
lar de Dios 3 . consejos! Sin embargo, obedeceré con los sentimientos de
Vuestra Señoría Ilustrísima puede disponer enteramente aquel pobre burro ' que en cierta ocasión habló por obedien-
de mí, como de quien es, en el amor de nuestro Señor, su cia a su amo, con la condición de que, lo mismo que no se
muy humilde y muy obediente servidor. les hace caso a los locos cuando hablan, tampoco el señor
2
Mt 8,5-9.
obispo ni usted tengan muy en cuenta lo que les diga, a no
3
Un sacerdote despedido de Bons-Enfants o de San Lázaro, habiéndose ser que el señor obispo lo encuentre conforme con su mejor
enterado de la gestión del obispo de Béziers, vino a esta ciudad, diciendo parecer y con el de usted.
que lo enviaba San Vicente y logró engañar al prelado, que le dio empleo.
La conducta poco edificante de este eclesiástico le dio a Clemente de Bonzi 2. Archivo de Turín, copia del siglo xvm sacada del original. Ese origi-
una idea poco favorable de los misioneros (véase la carta del 21 de diciem- nal fue enviado al gran duque de Toscana el 20 de enero de 1704 por Fran-
bre de 1651 a Aquiles Le Vazeux). cisco Watel, superior general de la Misión.
1
Cf. S.V.P. I, 309-310; E.S. I, 340-341. El burro, o más bien la burra de Balaam (Núm 22,28).
304 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 305

Le diré, pues, en primer lugar, por lo que se refiere a los medios. En otro tiempo Dios mismo armó la tierra y el cielo
religiosos en general, que creo que se debería tratar con ellos en contra del hombre. ¡Ay!, ¿y qué es lo que se consiguió?
como trató nuestro Señor con los de su tiempo, esto es, ense- ¿No fue menester que al final se rebajase y se humillase ante
ñándoles primero con su ejemplo la manera como tenían el hombre para hacerle aceptar el dulce yugo de su dirección
que vivir; porque un sacerdote tiene que ser más perfecto y su reinado? Y lo que Dios no pudo conseguir con todo su
que un religioso como tal, y mucho más un obispo. Y des- poder, ¿cómo lo hará un prelado con el suyo? Así, pues, se-
pués de haberles hablado con el ejemplo durante bastante ñor, creo que el señor obispo tiene razón al no fulminar la
tiempo (nuestro Señor les habló con este lenguaje por trein- excomunión contra esos religiosos propietarios, y al no que-
ta años), luego les habló con mansedumbre y con caridad, y rer prohibir a todos los que él mismo ha examinado y apro-
finalmente con firmeza, aunque sin utilizar contra ellos las bado, que vayan a predicar la cuaresma y el adviento en las
suspensiones, los entredichos, las excomuniones y sin pri- parroquias de los pueblos que no tienen asignadas ninguna
varles de su ejercicio. Así es como procedió nuestro Señor. estación, ya que esto les parecería excesivamente rígido. Se
Pues bien, yo tengo una confianza absoluta en que un prela- molestarían además los párrocos y los pueblos, que también
do que obre de esa forma hará mucho más provecho a esas tienen su aficiones especiales. Y si alguno abusase de su mi-
personas que todas las censuras eclesiásticas juntamente. nisterio, in nomine Dotnini, ya sabría la prudencia de usted
Nuestro Señor y los santos hicieron mucho más sufriendo poner remedio a todo ello.
que obrando, y así es como también el bienaventurado obis- En cuanto a la religiosa que me dice usted que es necesa-
po de Ginebra 2 y, siguiendo su ejemplo, el difunto monse- ria en su monasterio, pero que anda formando camarillas y
ñor de Comminges 3 , se santificaron y fueron causa de santi- haciendo planes y puede de esa forma estropear a las demás,
ficación para muchos millares de almas. no sé qué contestación darle, ya que no es mucho lo que
Quizás le parezca rudo lo que le digo, señor; pero ¿qué usted se explica. Si cree conveniente escribirme de nuevo,
quiere usted? Tengo un sentimiento tan acendrado de las será oportuno que me diga para qué la necesita y si es de
verdades que nuestro Señor nos enseñó de palabra y de ejem- alguna Orden en la que se trasladan las religiosas.
plo, que no puedo menos de ver que todo lo que se hace Esto es, señor, todo lo que puedo decirle por ahora, con
según esas enseñanzas sale siempre maravillosamente bien, prisas y a vuela pluma. Perdóneme los defectos que sin duda
mientras que sucede lo contrario con la conducta opuesta a encontrará en todo lo que le he dicho y haga el favor de
las mismas. Sí, pero despreciarán a un prelado que actúe de asegurarle mi obediencia al señor obispo de Bayona, y mis
esa manera. Es cierto, y así tiene que ser para que sea honra- servicios a los señores Perriquet 4 , Le Bretón y Dumesnil.
da la vida de Dios en todos sus estados por medio de nues- Soy, en el amor de nuestro Señor, su más humilde y obe-
tras personas, lo mismo que ocurre con nuestra condición, diente servidor, wr _
pero también es cierto que, después de haber sufrido algún VICENTE DEPAUL
tiempo todo lo que quiera nuestro Señor y en unión con él,
él hace que realicemos más bien en tres años de vida que el 3. A L SEÑOR P E R R I Q U E T
que haríamos en treinta. Pero ¿qué es lo que digo? La ver-
dad es, señor, que no creo que se pueda obrar de otro modo. París, día de Pascua 1 de 1641
Se harán muchos reglamentos, se usarán las censuras, se les Señor:
prohibirá confesar, predicar y hacer colectas; pero con todo ¡La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros!
eso no se enmendarán nunca: jamás podrá extenderse ni Recibí la suya con gran consuelo y he sabido con mucha
conservarse el imperio de Jesucristo en las almas por esos admiración la bendición que nuestro Señor le ha dado. Le
4
Era, el mismo que Luis Abelly, vicario general de Francisco Fouquet,
2
San Francisco de Sales. obispo de Bayona.
3
Bartolomé Donadieu de Griet, obispo de Saint-Bertrand-de-Commin- Cf. S.V.P. II, 2-6; E.S. II, 8-10.
ges (Hauíe-Garonne), fallecido el 12 de noviembre de 1637 (E. MOLINIER, La 3. (CA).—Archivo de la Misión, original. En la ed. de COSTE figura
vie de messire Barthélemy de Donadieu de Griet, éuéque de Comenge [París mmbién en el t.vin, 551s, segundo suplemento.
1639], in 8.Q). 1
31 de marzo.

S. V. Paúl 2 11
17. Cartas a prelados 307
306 P.II. Selección de escritos

doy muy humildemente gracias a su divina Majestad, rogán- Dirección: Al señor Perriquet, vicario general del señor
dole que vaya santificando su querida alma cada vez más. obispo de Bayona, en Bayona.
Hace mucho tiempo que voy pensando en lo que me
hace usted el honor de proponerme, o sea, si será mejor que 4. A L CARDENAL MAZARINO
siga usted sirviendo a Dios en esos lugares donde ahora está, París, 4 de septiembre de 1646
o que se marche al lugar adonde parece destinarle la Provi- Monseñor:
dencia, o sea, a su beneficio. Pues bien, es menester que le La presente es para comunicar a Su Eminencia que ha
diga en la simplicidad de mi corazón que será mejor que muerto hace poco un profesor de teología de la Sorbona. Se
se quede usted en Bayona: l.Q, porque la misma Providen- trata de proceder a una nueva elección en dicha facultad. El
cia, que nunca se contradice, le llamó primero a Bayona; señor penitenciario 1 me ha dicho que los jansenistas se an-
2.Q, porque allí le está bendiciendo supra modum; 3.Q, por- dan moviendo mucho para que se elija a uno de su partido.
que dudo que aquí pueda usted trabajar con tanta eficacia Los de la opinión común de la Iglesia se han puesto de
como en Bayona; 4.Q, porque nuestro Señor le ha dado las acuerdo y se han fijado en uno llamado señor Le Maistre,
disposiciones necesarias para servirle sin aguardar más recom- que es muy sabio, predica bien y tiene una de las mejores
pensa que la del cielo; 5.Q, porque no solamente creo que es plumas del reino, y es del partido bueno 2 . Le han pregunta-
usted útil al señor obispo de Bayona 2 , sino incluso necesario, do si, en caso de ser elegido, aceptaría el nombramiento.
especialmente en la situación en que él se encuentra. ¿Qué le Pone algunas dificultades, ya que un prelado le ofrece con-
respondería usted a Dios si, al quedarse sin su asistencia, ese diciones mucho más ventajosas. Por eso, monseñor, los se-
buen prelado abandonase a su querida esposa, que le quiere a guidores del buen partido me han pedido que proponga a
usted tanto? S[u] E[minencia] que le asegure mil doscientas libras de
Los pobres pensamientos que le propongo a usted y que pensión sobre algún beneficio, o que le dé palabra de ha-
someto por completo a los suyos, solamente me atrevería a cerlo en cuanto pueda.
decírselos a pocos sacerdotes, ya que me parece que hay po- Las ventajas que con ello alcanzará la Iglesia, monseñor,
cos a los que Dios les haya concedido la gracia de no fijarse son que Sfu] Efminencia] impedirá que esta opinión peli-
en los intereses temporales; y creo que es usted uno de los grosa se enseñe públicamente en la Sorbona, que podrá opo-
que he podido ver más desinteresados. Y lo que me hace nerse un poderoso genio contra esas gentes, que se usará de
pensar que no me engaño es que hace tiempo que pienso en su providencia ordinaria en todos los casos de importancia,
ello, y que el señor obispo de Bayona podrá testimoniar que, en uno que se refiere a la gloria de Dios y al bien de la
a pesar de lo que él me dijo cuando estuvo por aquí, enton- Iglesia, y que en fin, se deberá un nuevo favor al rey y a S[u]
ces no me atrevía a decirle a usted lo que ahora le digo. Y E[minencia]. La elección tendrá lugar el próximo lunes. Es
puedo asegurarle delante de Dios que ninguna razón huma- preciso que yo conozca la voluntad de S[u] E[minencia] an-
na me obliga a decirle esto, sino sólo la consideración de tes del viernes por la tarde 3 .
Dios y del bien de su Iglesia. Pero como soy un pobre labra- Entre tanto ruego a Dios, monseñor, que conserve a S[su]
dor y porquero y, lo que es peor, el más abominable y detes- E[minencia] y santifique cada vez más a su querida alma.
table de todos los pecadores del mundo, le ruego que no Soy en su amor, monseñor, su muy humilde y obediente
tenga para nada en cuenta lo que le he dicho si no le parece servidor, „
a usted conforme con la voluntad de Dios, en cuyo amor y VICENTE DEPAUL,
en el de su santa Madre soy su muy humilde y muy obedien- . indigno sacerdote de la Misión
te servidor. 4. (CF).—Archivo de la Misión, original.
1
Santiago Charton.
2
VICENTE DEPAUL, Nicolás Le Maistre aceptó el puesto que le ofrecían. Fue propuesto el
indigno sacerdote de la Misión 4 de julio de 1661 para el obispado de Lombez y murió el 14 de octubre
siguiente.
2 3
Francisco Fouquet. 7 de septiembre.
Cf. S.V.P. II, 170-171, VIH, 551-552; E.S. II, 141-142. Cf. S.V.P. III, 40-41; E.S. III, 41-42.
308 P.ll. Selección de escritos VI. Carlas a prelados 309

pobres enfermos y a veces en la instrucción de las niñas po-


5. A JUAN FRANCISCO DE GONDI, bres, cuando pueden, viviendo a expensas de dicha cofradía
ARZOBISPO DE PARÍS en la parroquia en que trabajan, pero tan frugalmente que
Entre agosto y noviembre de 1646' sólo gastan cien libras anuales como máximo para su ali-
mentación y vestido, y en algunas parroquias veinticinco es-
Vicente Depaul, superior general de la congregación de cudos solamente.
sacerdotes de la Misión, expone que, habiendo querido vues- Además de la ocupación de estas mujeres, hay otras tres
tra caridad pastoral dar a dichos sacerdotes de la Misión la empleadas por las damas de la Caridad del Hótel-Dieu para
facultad de fundar la cofradía de la Caridad para la asisten- atender a los pobres enfermos que hay allí y prepararles los
cia de los pobres enfermos en todas las parroquias de su dió- pequeños regalos que les llevan todos los días al Hótel-Dieu.
cesis en las que fuera conveniente fundarla, después de ha- Además, hay de ordinario otras diez o doce ocupadas en edu-
berla establecido con fruto en muchas aldeas, algunas damas car a los niños expósitos de esta ciudad y dos o tres atendien-
caritativas de París han quedado tan bien impresionadas de do a los pobres forzados. Están también las que tienen ocu-
ello, que han intercedido ante sus señores párrocos para que paciones similares en otras ciudades, como las que están
se haga una fundación semejante en sus parroquias, como en el hospital de Angers, en el de Nantes, en Richelieu, en
son las de San Germán de Auxerre, San Nicolás de Chardon- Saint-Germain-en-Laye, en el hospital de Saint-Denis y en
net, San Lucas, San Salvador, San Mederico 2 , San Esteban, otros lugares del campo, donde realizan más o menos las
San Sulpicio, San Gervasio, San Pablo y otras, en donde mismas obras en el trato con los enfermos, la curación de las
dicha Caridad se ha establecido y trabaja con la bendición de llagas y la instrucción de las niñas.
Dios. Y para poder proporcionar más hermanas a todos estos
Pero como las damas de que se compone son ordinaria- lugares y a los demás que las piden, dicha señorita está edu-
mente de una condición que no les permite realizar las ac- cando en su casa otras muchas, ya que tiene de ordinario más
ciones más bajas y humildes que es preciso llevar a cabo, de treinta, a las que utiliza para instruir a las niñas pobres
como llevar la olla por la calle, hacer las sangrías, las lavati- que van a la escuela en su casa, para visitar a los enfermos
vas, curar las llagas, hacer las camas y velar a los enfermos de la parroquia y llevarles el alimento y las medicinas, para
que están solos y en peligro de muerte, han tomado algunas cuidar de ellos, para curar los males de los pobres de fuera
buenas muchachas campesinas a las que Dios había dado el que acuden a su casa para ello, para aprender a leer y escri-
deseo de asistir a los pobres enfermos, que se dedican a todos bir y para atender al arreglo de la casa.
esos humildes servicios, después de haberse preparado para Y ella las mantiene parte con el dinero que esas mucha-
ello con una virtuosa viuda llamada señorita Le Gras, sien- chas ganan con su trabajo manual, cuando les queda tiempo
do mantenidas durante su estancia en casa de dicha señorita de sus ocupaciones ordinarias, parte con la ayuda de dichas
con la ayuda de algunas viudas caritativas y otras personas, señoras viudas que contribuyen a ello en la medida de sus
que han contribuido a ello con sus limosnas. De forma que, facultades, parte con las limosnas ordinarias, y especialmen-
desde hace trece o catorce años que comenzó esta obra, Dios te con las rentas que el difunto rey y la señora duquesa de
le ha dado su bendición, hasta el punto de que hay actual- Aiguillon les han concedido caritativamente a perpetuidad,
mente en cada una de dichas parroquias dos o tres de esas y que suben a unas dos mil libras por año.
muchachas, trabajando todos los días en la asistencia a los Y lo que es más de considerar en el trabajo de estas po-
bres muchachas es que, además del servicio corporal que rea-
5. Archivo de las Hijas de la Caridad, copia antigua. La propia Luisa
de Marillac escribió al dorso del documento: "Copia de la solicitud presen-
lizan con los pobres enfermos, procuran ayudar en lo espi-
tada al señor arzobispo de París para la fundación de las Hijas de Candad". ritual de la forma que pueden, sobre todo diciéndoles de vez
Esta súplica es una segunda redacción; la primera se publicó con el número en cuando alguna buena palabra, dando algún consejo a los
810. moribundos, para que salgan de este mundo en buen estado,
1
La primera fecha es la de la entrada de las hermanas en el hospital de y a los que sanan, para ayudarles a vivir bien. Y nuestro
Nantes; la segunda, la de la aprobación de la súplica.
2
Saint-Merry. Señor bendice tanto el humilde servicio que ellas realizan
310 P.II. Selección de escritos
VI. Cartas a prelados 311
con toda sencillez, que hay motivos para glorificarle por los cionar a los de Boulogne y Alet 3 . Esto hace, monseñor, que
éxitos que se logran s . yo crea que usted empleará todos los medios imaginables
Pero como las obras que se refieren al servicio de Dios para conservar ese buen entendimiento entre ustedes dos y,
acaban de ordinario con quienes las comienzan si no hay por medio de él, con los que sepan algo de su hospital. Le
algún vínculo espiritual entre las personas que trabajan en he indicado lo que pensaba de esto al buen señor abad de
ellas, el suplicante teme que suceda lo mismo con esta Com- Colugri, que podrá decírselo a usted.
pañía si no se erige en cofradía. Por eso ruega a su Señoría Sü última me hablaba de la sobrecarga que usted tiene
ilustrísima, con todo el respeto que le es posible, que tenga a con el país conquistado 4 , y de las dificultades que hay para
bien erigir dicha reunión de muchachas y de viudas en co- hacer lo que se debe, teniendo en cuenta las escasas rentas;
fradía, bajo el título de Cofradía de la Caridad de siervos de hablaré de ello con la reina, para que le ayude por otra
los pobres enfermos de las parroquias, entregándoles como parte.
reglamento los siguientes artículos, según los cuales han vi- Cuando digo por aquí que hace usted la visita con seis
vido hasta ahora y se proponen seguir viviendo el resto de personas y un caballo para todos, todos quedan admirados.
sus días ¡Qué rico es el obispo que atrae la admiración, no sólo de
VICENTE DEPAUL, quienes lo ven, sino de los que oyen hablar de los tesoros de
muy indigno superior general de sus virtudes! Es maravilloso que hasta el mundo publique
la congregación de la Misión que es más estimable la santa pobreza de un obispo que vive
en conformidad con la de nuestro Señor, el obispo de los
Dirección: Al ilustrísimo y reverendísimo señor arzobis- obispos, que las riquezas, el boato y la pompa de un obispo
po de París. que posee grandes bienes.
Lo que le digo, monseñor, no impedirá que deje pasar la
ocasión de presentar sus necesidades.
Me postro en espíritu a sus sagrados pies y le pido su
6. A FRANCISCO PERROCHEL, OBISPO DE BOULOGNE santa bendición. Soy en el amor de nuestro Señor su muy
humilde y obediente servidor,
París, último de octubre de 1646
VICENTE DEPAUL,
Monseñor: indigno sacerdote de la Misión
Doy gracia a Dios por las que él le concede y, por medio
de usted, a todas las almas que le ha confiado y a toda la 7. A UN CAPELLÁN REAL
Iglesia en general, y ruego a su divina bondad que le santifi-
que cada vez más. Entre 1643 y 1652'
El señor de Villequier' ha hablado maravillas de su se- Señor:
ñor obispo a la reina y al señor cardenal 2 , de forma que, Recibí su carta con todo el respeto que le debo y con
cuando hablan de obispos buenos, tienen costumbre de men- todo el aprecio y reconocimiento que merece la gracia que
3
3 Nicolás Pavillon. Los dos prelados eran conocidos en París. Habían
El Santo suprimió aquí un párrafo bastante largo de la primera súpli- acudido juntos a las conferencias de los martes y habían dado más de una
ca, probablemente porque contenía un elogio de su obra. misión.
4
El reglamento será publicado en el volumen de documentos. 4
A los españoles. Esta parte de la diócesis de Boulogne era muy pobre y
Cf. S.V.P. III, 53-56; E.S. III, 54-57. se había visto muchas veces devastada por las tropas españolas de Saint-
6. (CA).—Original en Panningen (Holanda), en casa de los padres de Omer, Aire y Renty, que saqueaban las iglesias e incluso las incendiaban.
la Misión. Cf. S.V.P. III, 93-95; E.S. III, 92-93.
1
Antonio, marqués de Villequier, luego duque de Aumont, gobernador 7. ABELLY. O. C , II, c.III sec.IV, 448.
de la ciudad y del territorio de Boulogne, nacido en 1601, mariscal de cam- 1
po en 1638, lugarteniente general en 1645, mariscal de Francia en 1651, Tiempo durante el cual San Vicente fue miembro del Consejo de
creado duque y par en 1665, murió el 11 de enero de 1669. conciencia.
2 Cf. S.V.P. IV, 77-78; E.S. IV, 78-79.
El cardenal Mazarino.
VI. Cartas a prelados 313
312 P.II. Selección de escritos
reino a escribir a nuestro santo padre el papa para suplicarle
Dios ha puesto en su amable corazón. Como solamente Dios que condene esta doctrina. Las razones especiales que les
es el que, en la inclinación natural que los hombres sienten han movido a hacerlo así son las siguientes: en primer lu-
para elevarse hasta él, ha podido darle las ideas y los impul- gar, que con este remedio esperan que muchos se atengan a
sos que usted ha sentido para hacer lo contrario, también le las opiniones comunes, mientras que, de lo contrario, po-
dará a usted la fuerza para ponerlos en ejecución y cumplir drían extraviarse; es lo que ocurrió con todos los que vieron
en todo esto lo que más le agrada a él. De esta forma, señor, la censura de las dos cabezas2. En segundo lugar, que el mal
seguirá usted las reglas de la Iglesia, que no permite que va cundiendo cada vez más, porque parece que se tolera. En
busque uno por sí mismo las dignidades eclesiásticas, y es- tercer lugar, se piensa en Roma que la mayoría de los obis-
pecialmente el episcopado; así imitará también al Hijo de pos franceses siguen a las nuevas opiniones, y conviene ha-
Dios, que siendo sacerdote desde toda la eternidad, no vino cerles ver que son muy pocos sus seguidores. Finalmente,
sin embargo a ejercer este oficio por sí mismo, sino que es- esto está en conformidad con el santo concilio de Trento, que
peró a que su Padre lo enviara, aunque fue esperado durante quiere que, si surgen opiniones contrarias a las cosas que él
mucho tiempo como el deseado de las naciones; así podrá determinó, se recurra a los soberanos pontífices para que
dar además mucha edificación al siglo presente, en donde pongan remedio 8 . Esto es lo que se pretende hacer, señor
por desgracia hay pocas personas que no pasen por encima obispo, como podrá ver usted en la carta adjunta 4 , que le
de esta regla y de este ejemplo. Tendrá usted el consuelo, envío con la confianza de que aceptará usted firmarla, junto
señor, si Dios quiere llamarle a ese divino oficio, de tener con otros cuarenta prelados que ya la han firmado, según la
una vocación segura y cierta, porque no se habrá introduci- lista siguiente... 5
do en ella por medios humanos. Se verá usted socorrido en-
tonces por especiales gracias de Dios, que van unidas a una
vocación legítima, y que le harán producir frutos de una
vida apostólica, digna de la bienaventurada eternidad, tal 9. A PEDRO NIVELLE, OBISPO DE L U Q O N
como lo ha hecho ver la experiencia en los prelados que no
París, 23 de abril de 1651
han dado ningún paso para hacerse obispos, a los cuales
Dios ha bendecido manifiestamente en sus personas y en su Señor obispo:
gobierno. Finalmente, señor, no tendrá entonces por qué la- Hace algún tiempo me tomé la confianza de enviarle la
mentarse, en la hora de la muerte, de haberse cargado usted copia de una carta que la mayor parte de los señores prela-
mismo con el peso de una diócesis, que en esa ocasión pare- dos de este reino deseaban enviar a nuestro santo padre el
ce insoportable. Ciertamente, no puedo escribirle todo esto
mos por el propio San Vicente que también se envió esta carta al obispo de
sin dar muchas gracias a Dios por haberle apartado de la Dax (cf. carta 1400).
búsqueda peligrosa de esa carga, dándole las disposiciones 2
Véase la carta 907.
necesarias para no proseguir por ese camino. Es una gracia 3
Sesión 25, cap.21: "Si surgiera alguna dificultad o alguna otra circuns-
que no se puede comprender ni apreciar bastante. tancia que pidiesen una declaración... o definición, además de los remedios
establecidos por este concilio, este santo sínodo encomienda al beatísimo
romano pontífice para la gloria de Dios y la tranquilidad de la Iglesia,
citando a las personas que creyere oportuno, sobre todo de las provincias
8. A ALGUNOS OBISPOS DE FRANCIA 1 donde haya surgido la dificultad, para tratar este asunto, o también con la
celebración de un concilio general, si lo juzgare necesario, o de cualquier
Febrero de 1651 otro modo que creyere conveniente".
4
Esta carta tenía por autor a monseñor Habert, obispo de Vabres. Fue
Señor obispo: publicada una traducción francesa del texto latino en la Collection des
Los malos efectos que producen las opiniones del tiempo procés-verbaux des Asemblées Genérales du clergé de France (París 1767-
han movido a un gran número de los señores prelados del 1780), 9vols., tomo IV, 39s.
5
Gracias al celo de San Vicente y del padre Dinet, habían firmado ya
8. ABEI.I.Y. o.c, II. c-.XII, 418. esta carta 85 obispos, antes de que fuera enviada a Roma.
1
Los obispos de Alet, de Cahors. de Pamiers, de La Rochelle, de Linón, Cf. S.V.P. IV, 148-149; E.S. IV, 146-147.
de Boulogne. y algunos otros, dice el padre RAPIN. Mémoires I. 318. Sabe-
314 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 315

papa, para suplicarle que se pronunciase sobre los puntos de podría ser juez en él. Pero supongamos lo contrario: el re-
la nueva doctrina', a fin de que, si usted quería ser de ese curso al Papa no sería un impedimento, ya que los santos le
número, hiciera el favor de firmarla. Como no he tenido el han escrito en otras ocasiones contra las nuevas doctrinas y
honor de recibir ninguna respuesta, tengo motivos para no han dejado de asistir como jueces en los concilios que las
creer que no la ha recibido o que cierto escrito pernicioso han condenado.
que los de esa doctrina han enviado por todas partes para Si acaso replicasen que los Papas imponen silencio en
apartar a nuestros señores obispos de este designio 2 le retie- esta materia, no queriendo que se hable, ni se dispute, ni se
ne a usted suspenso en esta iniciativa. Por eso mismo, señor escriba sobre ella, se les podría responder también que esto
obispo, le envío una segunda copia y le suplico en nombre no debe entenderse en lo que se refiere al Papa, que es cabeza
de nuestro Señor que considere la necesidad de esta carta por de la Iglesia, con el que tienen que estar unidos todos los
la extraña división que se ha introducido en las familias, en miembros, sino que hay que recurrir a él para asegurarse en
las ciudades y en las universidades; es un fuego que se en- medio de las dudas y de las agitaciones. ¿A quién, si no,
ciende cada vez más, que altera los espíritus y que amenaza a podríamos dirigirnos y cómo sabría Su Majestad las pertur-
la Iglesia con una irreparable desolación si no se pone re- baciones que surgen, si no se les indicaran para que las
medio prontamente. remediase?
La situación de los tiempos presentes no permite que Si alguno temiere, señor obispo, que una respuesta tardía
pueda aguardarse a un concilio universal; además, ya sabe o menos decisiva de nuestro santo padre podría aumentar la
usted el tiempo que se necesita para reunirlo y cuánto duró osadía de los adversarios, podría asegurarle que el señor
el último que se celebró. Ese sería un remedio demasiado nuncio ha dicho que tiene noticias de Roma de que, apenas
lejano para un mal tan urgente. Su Santidad vea una carta del rey y otra de una gran parte de
Así, pues, ¿quién podrá atajar este mal? Es indudable los señores obispos de Francia, se pronunciará sobre esta
que tiene que ser la Santa Sede, no sólo porque no hay otros doctrina. Pues bien, Su Majestad ya ha tomado la decisión
caminos, sino porque el concilio de Trento, en su última de escribirle; y el señor primer presidente 4 ha dicho también
sesión 3 , pone en sus manos la decisión de las dificultades que, con tal de que la bula de la Santa Sede no indique que
que habrían de surgir sobre lo que se había decretado. Pues ha sido dada por aviso de la Inquisición de Roma, será bien
bien, si la Iglesia se encuentra en un concilio universal ca- recibida y ratificada por el parlamento.
nónicamente reunido, como aquel, y si el Espíritu Santo
Pero ¿qué se ganará —dirá un tercero— con que el Papa
guía a la misma Iglesia, como no cabe dudar, ¿por qué no
se pronuncie, si los que sostienen esas novedades no se le
habrá de seguir la luz de ese Espíritu, que declara cómo hay
van a someter? Esto puede ser verdad en algunos casos, como
que comportarse en estas ocasiones dudosas, esto es, recu-
en los del grupo del difunto señor de Saint-Cyran 5 , que no
rriendo al sumo pontífice? Esta sola razón, señor obispo,
solamente no estaba dispuesto a someterse a las decisiones
hace que pueda citarle el número de sesenta prelados que ya
del Papa, sino que ni siquiera creía en los concilios; lo sé
han firmado esta carta, sin más acuerdo que una simple pro-
muy bien, señor obispo, por haber tratado mucho con él; y
puesta, además de otros muchos que la firmarán.
esos podrán obstinarse como él, cegados por sus propias opi-
Si alguno creyera que no debe hacerse ninguna declara- niones; pero los demás que no les siguen más que por el
ción de antemano en un asunto del que tiene que ser uno atractivo que sienten por las novedades, o por ciertos lazos
juez, le podría responder que por las razones indicadas pare- de amistad o de parentesco, o porque creen que hacen bien,
ce ser que no tendría que haber concilio y que, por tanto, no habrá pocos que no se aparten de ellos antes que rebelarse
9. ABEI.LY. o.c, II c.XII, 419. contra su Padre legítimo y verdadero. Hemos visto cómo
1
I.a doctrina de Jansenio. ocurría así con el libro sobre las dos Cabezas 6 y con el Cate-
2
Considérations sur la lettre composée par Ai. l'évéque de Vabres, pour
étre envoyée au pape en son nom el de quelques autres prélats dont il solli- 1
Mateo Mole.
cite la signature, par Antoine Arnauld. París, 1650. s
ABELLY ha preferido omitir este nombre.
s
Ses.25 cap.21. 6
Véase la carta 907.
316 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 317

cismo de la gracia1; pues, apenas se supo que habían sido sus sermones, al hablar de esas personas, de que la mayor parte
condenados, ya no se habló más de ellos. de los católicos están de su lado y que pronto vendrán los
Por tanto, señor obispo, es muy de desear que se aparten demás. Si esto es así, ¿qué no habrá que hacer para apagar este
muchas almas de ellos y que se impida oportunamente que fuego que da la ventaja a los enemigos jurados de nuestra
otras entren en una facción tan peligrosa como ésta. El ejem- religión? ¿Quién no se echará sobre ese pequeño monstruo que
plo de un tal Labadie es una prueba de la malicia de esta empieza a devorar a la Iglesia y que acabará destruyéndola si
doctrina 8 . Es un sacerdote apóstata, que pasaba por ser un no lo ahogamos en su nacimiento? ¿Qué no querrían haber ya
gran predicador y que después de haber hecho mucho daño en hecho tantos valientes y santos obispos que ahora viven, si
Picardía y más tarde en Gascona, se ha hecho hugonote en hubieran vivido en tiempos de Calvino?
Montauban; y por un libro que ha escrito sobre su pretendida Ahora es cuando se palpa la culpa de los de aquel tiempo,
conversión 9 , declara que, después de haber sido jansenista, ha por no haberse opuesto con firmeza a una doctrina que iba a
visto que la doctrina que allí se defiende coincide con la fe que causar tantas guerras y divisiones. Es que entonces había mu-
ha abrazado. En efecto, señor obispo, los ministros se jactan en cha ignorancia sobre esto; pero ahora, que nuestros señores
' Pequeño opúsculo anónimo en 8.Q de 45 páginas, publicado en París obispos son más sabios, se muestran también más celosos. Así
en 1650 y compuesto por Mateo Feydeau, doctor de la Sorbona y vicario de es el señor obispo de Cahors 10 , que me ha escrito últimamente
Saint-Merry. El decreto de condenación del libro, nos cuenta su autor, en que le habían enviado un libelo difamatorio contra dicha
Les Mémoires inédits de Matthieu Feydeau (Vitry-le-Francois, 1905), 19, fue
publicado en París "con gran clamor. Los buhoneros corrían como locos carta n. "Es el espíritu de la herej ía —me dice—, que no puede
por las calles y gritaban con furor: ¡He aquí la excomunión de todos los tolerar las justas correcciones y reprimendas y se arroja inme-
jansenistas!; se detenían ante nuestras ventanas para excitar a los feligreses diatamente en manos de la violencia y de la calumnia". Y
en contra nuestra; habían sido enviados expresamente para ello". como yo le pedía que se cuidase, debido a un percance que ha
8
Juan Labadie había nacido en Bourg (Gironda) el 13 de febrero de sufrido su salud, me decía: "Le aseguro que lo haré, con la
1610. Dejó la Compañía de Jesús en abril de 1639, después de haber perma-
necido quince años en ella. Era un buen orador. Su elocuencia, unida a ayuda de Dios, aunque sólo sea para encontrarme en el comba-
cierta apariencia de misticismo, ejercía sobre la gente una influencia irresis- te que preveo habrá de venir"... "Espero que con la ayuda de
tible. Podía hablar durante tres y cuatro horas seguidas sin cansar a su Dios los venceremos" 12. Estos son los sentimiento de este buen
auditorio. Después de su salida de la Compañía de Jesús, varios obispos le prelado. Los mismos se espera que sean también los suyos,
invitaron a predicar en sus diócesis y a dirigir convenios de religiosas. El
obispo de Amiens le nombró en 1640 canónigo de su catedral. Acusado de señor obispo, que anuncia y manda anunciar en su diócesis las
haber arrastrado a algunas personas piadosas y hasta a algunas religiosas a opiniones comunes de la Iglesia y que sin duda estará deseoso
un misticismo sensual degradante, Labadie se retiró a Port-Royal, y luego de que se pida que el Santo Padre mande hacer lo mismo por
a un monasterio de carmelitas cerca de Bazas. De allí pasó a Montauban y todas partes, para reprimir estas nuevas opiniones que tanta
abrazó el calvinismo en octubre de 1650. La Iglesia calvinista, que entonces semejanza tienen con los errores de Calvino. Se trata cierta-
le parecía llena de esplendor, no fue pronto a sus ojos más que una Iglesia
podrida, llena de pastores ignorantes, perezosos, corrompidos, una iglesia mente de la gloria de Dios, de la tranquilidad de la Iglesia y, me
necesitada urgentemente de reforma. Así lo decía abiertamente en sus con- atrevo a decirlo, de la del Estado, tal como lo vemos más
versaciones y en sus sermones, lo cual le atrajo la enemistad de muchos. claramente en París que en cualquier otra parte. Si no fuera
Expulsado de Montauban, de Orange, de Ginebra y de Middelburg (Holan- así, señor obispo, rae hubiera guardado mucho de molestarle
da), fundó una secta en Vecre, luego en Amsierdam, de donde tuvo que huir
en 1670 con medio centenar de seguidores para refugiarse primero en Her- con un razonamiento tan largo. Le ruego muy humildemente
ford (Westfalia) y luego en Aliona, donde murió el 13 de febrero de 1674. a su bondad que me perdone, ya que ha sido usted mismo el
Después de su muerte, sus partidarios se retiraron a un castillo de la Frisia que me ha invitado a tomarme esta confianza.
occidental, en Waltha, donde vivieron juntos del fruto de sus trabajos, con
el mismo vestido, con la misma comunidad de bienes, fabricando tela, ja- 10
Alano de Solminihac.
bón y objetos de hierro. Los labadistas desaparecieron en 1744. Su fundador 11
Las Considérations de Arnauld.
formuló su doctrina en diversos escritos poco conocidos (cf. NICÉRON, Mé- 12
Véase la carta 1382.
moires pour servir a l'hisloire des hommes {Ilustres dans la République des Cf. S.V.P. IV, 175-181; E.S. IV. 173-178.
Lettres. París 1727-1745, tomo XVIII, 386-411, y las rectificaciones del abate
GOUJET, ibid., tomo XX, 140-169).
9
Déclaration de Sentiments de Jean Labadie, ci-devant prétre, prédica-
teur et chanoine d'Amiens (Montauban 1651).
318 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 319

desean es conocer la verdad y, aguardando el efecto de estos


10. A NICOLÁS PAVILLON Y ESTEBAN C A U L E T
deseos, permanecen todavía de buena fe en ese partido, dán-
dole mayor número y fuerza por ese medio, habiéndose ape-
Junio de 1651 l gado a él por la apariencia de bien y por la reforma que
predican, que es la piel de oveja con que siempre se han
Señores obispos: cubierto los verdaderos lobos para seducir y aprovecharse de
He recibido con el respeto que debo a su virtud y a su las almas.
dignidad la carta que me han hecho el honor de escribirme, En segundo lugar, señores obispos, lo que ustedes dicen
a finales de mayo, en respuesta a las mías, sobre el tema de de que el calor que ponen los dos partidos por sostener sus
las cuestiones de estos tiempos, en la que veo muchos pensa- respectivas opiniones deja pocas esperanzas para una nueva
mientos dignos del rango que ustedes ocupan en la Iglesia y unión, a la cual habría que llegar por encima de todo, me
que parecen inclinarles a ustedes a seguir el partido del si- obliga a decirles que no es posible conseguir esa unión en la
lencio en las presentes circunstancias. No dejaré, sin embar- diversidad y contrariedad de los sentimientos, en materia de
go, de tomarme la libertad de exponerles algunas razones fe y de religión, más que apelando a un tercero, que no pue-
que quizás puedan moverles a otros sentimientos; les supli- de ser más que el Papa, a falta de concilios; y que el que no
co, señores obispos, postrado en espíritu a sus pies, que ex- quiera unirse de este modo no es capaz de ninguna unión,
cusen mi atrevimiento. que fuera del Papa ni siquiera es de desear; porque las leyes
En primer lugar, sobre lo que dicen que tienen miedo de nunca podrán conciliarse con los crímenes, así como tampo-
que el juicio que se espera de la Santa Sede no sea recibido co la mentira puede estar de acuerdo con la verdad.
con la sumisión y la obediencia que todos los cristianos de- En tercer lugar, esa uniformidad que ustedes desean entre
ben a la voz del soberano Pastor y que el Espíritu de Dios no Jos prelados sería muy de apetecer, con tal que fuera sin per-
encuentra suficiente docilidad en los corazones para realizar juicio de la fe; porque no puede haber unión en el mal y en
en ellos una verdadera unión, les manifestaré de buena gana el error. Pero cuando tuviera que hacerse esa unión, le toca-
que, cuando las herejías de Lutero y de Calvino, por ejem- ría a la minoría ponerse de acuerdo con la mayoría, al
plo, empezaron a surgir, si se hubiera esperado a condenar- miembro le correspondería unirse a su cabeza. Y es eso preci-
las hasta que sus seguidores hubieran demostrado estar dis- samente lo que se propone, ya que, por lo menos, de cada seis
puestos a someterse y a reunirse con los demás, esas herejías prelados hay cinco que se han ofrecido a atenerse a la que
seguirían estando todavía en el número de las cosas indife- diga el Papa, a falta de concilio, que no puede reunirse por
rentes que se pueden seguir o dejar, y habrían contagiado a culpa de las guerras. Y aun cuando de esto se siguiera la
muchas más personas de las que contagiaron. Así, pues, si división y, si ustedes quieren, el cisma, no habría que seguir
estas opiniones cuyos efectos tan perniciosos vemos en las a los que no quieren juez ni atenerse a la mayoría de obis-
conciencias, son de la misma naturaleza, en vano esperare- pos, con los que no quieren tener nada que ver, lo mismo
mos a que sus sembradores se pongan de acuerdo con los que tampoco con el Papa.
defensores de la doctrina de la Iglesia. Es eso precisamente lo Y de aquí se sigue una cuarta razón, que sirve de respues-
que no se puede esperar y lo que nunca se hará. Retrasarse ta a lo que ustedes me dicen, de que cada uno de los partidos
en obtener la condenación de la Santa Sede es darles tiempo cree que la razón y la verdad están de su lado. Confieso que
para que sigan esparciendo su veneno y es igualmente arre- así es; pero saben ustedes muy bien que todos los herejes han
batar a muchas personas de condición y de gran piedad el dicho otro tanto y que, sin embargo, eso no les ha librado de
mérito de la obediencia que han prometido rendir a los de- la condenación y de los anatemas que contra ellos han pro-
cretos del Santo Padre, apenas aparezcan. Lo único que ellos nunciado los Papas y los concilios. Nunca se ha visto que la
10. ABEI.I.Y. O.C, II c.XII, 422. El texto que nos ofrece COLLET. O.C, I, unión con ellos haya sido un medio para curar el mal; al
540, contiene algunas pequeñas variantes. contrario, se les ha aplicado el hierro y el fuego, aunque a
1
COLLET indica: "La carta de los dos obispos, que obra en mi poder, es veces demasiado tarde, como podría suceder aquí. Es verdad
del 22 de abril". Y añade: "Parece ser que el Santo no la recibió hasta que un partido acusa al otro, pero con la diferencia de que
finales del mes de mayo".
320 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 321

uno pide jueces y el otro no los quiere, lo cual es una mala Permítanme además, señores obispos, añadir a estas con-
señal. No desea ningún remedio, repito, por parte del Papa, sideraciones que los que profesan las nuevas ideas, al ver
del que sabe que es posible, y simula desear el del concilio, que se temen sus amenazas, las exageran y se preparan para
porque lo cree imposible en las circunstancias actuales; y si una fuerte rebelión; se sirven del silencio de ustedes como un
creyera que es posible, lo rechazaría lo mismo que rechaza al poderoso argumento en su favor e incluso se jactan, como
otro. Y no será a mi juicio ningún motivo de burla para los resulta de un impreso que han publicado, de que ustedes
libertinos ni para los herejes, lo mismo que de escándalo son de su opinión 2 ; y por el contrario, los que se mantienen
para los buenos, el ver a los obispos divididos; porque, ade- en la simplicidad y en la antigua creencia se asustan y se
más de que el número de quienes no quieren firmar las car- desaniman, al ver que no les sostienen ustedes. ¿Les gustaría
tas escritas al Papa para ello será muy pequeño, no es nada acaso a ustedes, señores obispos, que su nombre sirviera,
extraordinario en los antiguos concilios el que no todos sean aunque fuera en contra de sus intenciones, que son total-
de la misma opinión; esto demuestra igualmente la necesi- mente santas, para confirmar a unos en su obstinación y
dad de que intervenga el Papa, ya que, como vicario de Jesu- para debilitar a los otros en sus creencias?
cristo, es cabeza de toda la Iglesia y, por consiguiente, el su- Sobre el remedio de dejar la cosa para un concilio uni-
perior de los obispos. versal, ¿es que puede convocarse durante estas guerras? Pasa-
En quinto lugar, no veo por qué la guerra, extendida ron cuarenta años desde que Lutero y Calvino empezaron a
casi por toda la cristiandad, le impide al Papa juzgar con perturbar a la Iglesia hasta que se celebró el concilio de
todas las condiciones y formalidades necesarias y prescritas Trento. Así, pues, no hay remedio más a la mano que el
por el concilio de Trento en las materias que él encomienda de recurrir al Papa, a quien nos remite el mismo conci-
plenamente a Su Santidad, a quien de ordinario han consul- lio de Trento en su última sesión, capítulo final, de que les
tado y apelado muchos santos y antiguos prelados en las envío un extracto.
dudas de la fe, incluso estando reunidos, como vemos en los Por otra parte, señores obispos, no hay por qué temer
Santos Padres y en los anales eclesiásticos. Pues bien, la afir- que no se obedezca al Papa, como es justo, después de que él
mación de que no se aceptará su decisión está tan lejos de haya pronunciado sentencia; pues, aparte de que esta razón
tener motivos para temerlo, que más bien puede ser éste el de temer la desobediencia tendría lugar en todas las herejías,
mejor medio para distinguir así a los verdaderos hijos de a las que, en consecuencia, habría que dejar que reinasen im-
Dios y a los obstinados en el error. punemente, tenemos un ejemplo muy reciente en la falsa
En cuanto al remedio que ustedes proponen de prohibir doctrina de las dos pretendidas cabezas de la Iglesia, que salió
severamente a ambos partidos que sigan dogmatizando, les de la misma botica: cuando el Papa la condenó, se obedeció
suplico humildemente que consideren que ya se ha probado a su juicio y no volvió ya a hablarse de esa nueva opinión.
inútilmente y que esto ha servido solamente para dar más Ciertamente, señores obispos, todas estas razones y mu-
facilidades al error; porque, al verse tratado al mismo nivel chas otras que ustedes conocen mejor que yo, me gustaría a
que la verdad, ha buscado su expansión y ha sido atacado mí oírselas a ustedes, a quienes reverencio como a padres y
demasiado tarde, dado que esta doctrina no afecta solamente como a doctores de la Iglesia. Son, por otra parte, las que
a la teoría, sino que, al consistir también en la práctica, las han hecho que hayan sido pocos los prelados de Francia que
conciencias no pueden ya soportar la vacilación y la inquie- se hayan negado a firmar la carta que les envié 3 , o bien otra
tud que nace de esa duda y que se va formando en el corazón distinta que luego dictaron esos mismos prelados, que ha
de cada uno, sobre si Jesucristo ha muerto por él o no, y gustado mucho y de la que les envío una copia, por si acaso
cosas semejantes. Hemos visto a personas que, al oír que les gusta a ustedes más que la anterior 4 .
algunos les decían a los moribundos, para consolarles, que 2
tuvieran confianza en la bondad de nuestro Señor, que había Arnauld escribe en sus Considérations, 7: "Se puede decir que todos
los obispos que no han firmado esta carta la desaprueban y la atacan".
muerto por ellos, les decían a los enfermos que no se fiasen ¿Hará alusión San Vicente a estas palabras?
de esas palabras, ya que nuestro Señor no había muerto por s
Abelly se detiene aquí; lo que sigue está sacado de Collet.
4
todos. El obispo de Alet no perdonó nunca a San Vicente su actitud hostil
322 P.ll. Selección de escritos VI Cartas a prelados 323

ha sido tratado con la mayor indignidad, incluso por los


11. A L PAPA INOCENCIO X católicos, ya que, para apoderarse de los vasos sagrados, han
tirado por tierra y han pisoteado a la santa Eucaristía. ¿Y qué
Beatísimo Padre: no habrán hecho los herejes, que no creen en estos santos
Postrado muy humildemende a los pies de Su Santidad, misterios? No me atrevo a expresarlo ni sería capaz de decirlo.
vengo como el último de todos los hombres a ofrecerle de Es poca cosa oír y leer estas cosas; sería menester verlas y
nuevo, consagrarle y dedicarle mi persona y nuestra pequeña comprobarlas con los propios ojos.
congregación de sacerdotes de la Misión, de la que he sido No ignoro que Su Santidad podrá acusarme con razón de
nombrado por la Santa Sede apostólica superior general, a una gran temeridad, por atreverme yo, que soy un individuo
pesar de mi indignidad. ¿Me atreveré además, lleno de con- particular y sin nombre, a exponer estos males a la Cabeza y
fianza en esa bondad paternal con que ha acogido y escucha- al Padre de todos los cristianos, que tan amplia y detallada-
do a los más pequeños de entre sus hijos, a exponerle la mente está instruido en los asuntos de todas las naciones,
situación lamentable y realmente digna de lástima de nuestra especialmente de las naciones cristianas. Pero, por favor, Se-
Francia? ñor, no se indigne si le hablo. Le hablaré a mi Señor, aun
La casa real, dividida por las disensiones; las ciudades y cuando no sea más que polvo y ceniza. En efecto, Santísimo
provincias, asoladas por las guerras civiles; los pueblos, divi- Padre, no cabe más remedio a nuestros males que el que nos
didos en facciones; las aldeas, las villas, los más pequeños puede venir de la solicitud paternal, del afecto y de la autori-
rincones, destruidos, arruinados e incendiados; los trabajado- dad de Su Santidad. No ignoro que está ya sumamente afligi-
res, sin poder recoger lo que sembraron y sin poder sembrar do por nuestras pruebas y que con frecuencia ha intentado ya
nada para los años siguientes. Los soldados se entregan im- apagar estas guerras civiles, incluso desde su nacimiento,
punemente a toda clase de desmanes. Los pueblos, por su cuando envió con este designio sus cartas pontificias y ordenó
parte, no sólo se ven expuestos a las rapiñas y a los actos de al ilustrísimo y reverendísimo señor nuncio apostólico que
bandolerismo, sino incluso a los asesinatos y a toda clase de intercediera eficazmente en su nombre; sé también que así lo
torturas. Los habitantes del campo que no han sido matados hizo, con un verdadero celo de apóstol, y que, en cuanto de él
por la espada tienen que morir casi todos de hambre. Los dependió, trabajó admirablemente, aunque su esfuerzo ha
sacerdotes, a quienes los soldados no tratan con mayor mira- sido inútil hasta hoy, en el servicio de Dios y de Su Santidad.
miento que a los demás, se ven tratados inhumana y cruel- Pero, Santísimo Padre, el día tiene doce horas, y lo que no se
mente, torturados y asesinados. Las vírgenes son deshonra- logró una vez quizá pueda obtenerse más felizmente con una
das; las mismas religiosas, expuestas a su libertinaje y a su nueva tentativa.
furor; los templos, profanados, saqueados o destruidos. Los ¿Para qué seguir? El brazo del Señor no se ha encogido, y
que quedan en pie se han visto de ordinario abandonados de yo creo firmemente que Dios tiene reservada a las preocupa-
sus pastores, de forma que los pueblos están casi totalmente ciones y a la solicitud del Pastor de su Iglesia universal la
privados de sacramentos, de misas y de todo socorro espiri- gloria de alcanzarnos finalmente el descanso después de nues-
tual. Finalmente, lo que es más horroroso de pensar y sobre tras fatigas, la dicha después de tantos males, la paz después
todo de decir, el Santísimo Sacramento del cuerpo del Señor de la guerra, restablecer la unión en la familia real tan pro-
fundamente dividida, aliviar a los pueblos desolados por tan
al jansenismo. Alano de Solminihac advirtió, en una "reunión de varios
prelados y otros eclesiásticos", que nadie se mostraba "menos aficionado" y
larga guerra, devolver la vida a los pobres abatidos y casi
"más contrario" al Santo que Nicolás Pavillon, y encargó incluso al superior muertos de hambre, ayudar a los campos totalmente devasta-
de su seminario que avisara de ello al Santo. Era en 1651. Este se mostró dos, a las provincias arruinadas, levantar los templos derrui-
visiblemente emocionado por esta noticia. "Entonces, nos cuenta Gilberto dos, devolver la seguridad a las vírgenes, hacer entrar de nue-
Guissot, empezó a decirme: ¡Ay, padre! ¡Qué pena que a los que más hemos
servido...!; pero al ver que me iba ya a descubrir su corazón, se detuvo en vo a los sacerdotes y a los pastores de almas en sus iglesias y,
seguida..., me hizo hablar de otra cosa, diciendo: Pero dejemos esto..." (Nota finalmente, darnos otra vez la vida a todos.
manuscrita de Gilberto Guissot, archivo de la Misión). ¡Dígnese Su Santidad realizar estos votos! Se lo pido con
Cf. S.V.P. IV, 204-210; E.S. IV, 200-204.
insistencia, se lo ruego y se lo suplico humildemente por las
VI. Cartas a prelados 325
3" P.II. Selección de escritos

entrañas de la misericordia de Jesucristo, cuyo lugar ocupa y La primera es que, aunque haya muchas buenas almas en
a quien personifica en esta tierra. Igualmente le ruego que me París y gran número de buenos ciudadanos que sienten como
conceda su bendición. le he dicho, también hay, sin embargo, otros muchos que tie-
De Su Santidad el más humilde, obediente y devoto servi- nen sentimientos contrarios y otros que están vacilantes.—A
dor e hijo en Jesucristo. ello respondo, monseñor, que no creo que haya más que muy
pocos de sentimientos contrarios; por lo menos yo no conozco
VICENTE DEPAUL, a ninguno; y que los indiferentes, si los hay, se verán arrastra-
indignísimo superior de la congregación dos por la multitud y por la fuerza de los entusiastas, que son
de la Misión la mayoría de París, a no ser quizá aquellos que temerían el
castigo si no estuvieran seguros de la amnistía.
París, día 6 de agosto de 1652. En segundo lugar, que hay motivos para temer que la
presencia de los jefes del partido contrario haga que se repita
la jornada del palacio 3 y la del ayuntamiento 4 .—A ello res-
12. A L CARDENAL MAZARINO pondo que uno de ellos 5 estará muy contento de que se le
presente esta ocasión para ponerse a bien con el rey, mientras
11 de septiembre de 1652 que el otro 6 , al ver que París ha vuelto a la obediencia del rey,
se someterá; no me cabe ninguna duda de ello, pues me cons-
Monseñor: ta por buenos informes.
Me tomo la confianza de escribir a Su Eminencia; le supli- En tercer lugar, quizá algunos puedan decirle a Su Emi-
co que lo acepte y que le diga que veo ahora a la ciudad de nencia que hay que castigar a París para hacerlo prudente.
París recuperada de la situación en que estaba, pidiendo y Yo creo, monseñor, que conviene que Su Eminencia se acuer-
aclamando a gritos al rey y a la reina; no voy a ningún sitio ni de de cómo se han portado los reyes bajo los cuales se
trato con ninguna persona con quien no se tenga este mismo revolucionó París en otras ocasiones; verá que procedieron
discurso'. Hasta las mismas damas de la Caridad, que son de con mansedumbre y que Carlos VI, por haber castigado a un
las personas principales de París, me dicen que, si Sus Majes- gran número de rebeldes, desarmando y encadenando a otros
tades se acercan, irán un regimiento de damas a recibirlos en muchos ciudadanos, no hizo más que echar leña al fuego e
triunfo 2 . Según esto, monseñor, creo que Su Eminencia hará inflamar todo lo demás, de forma que duró la sedición dieci-
un acto digno de su bondad si aconseja al rey y a la reina que séis años, oponiéndose al rey más que antes y aliándose para
vuelvan a tomar posesión de su ciudad y del corazón de París. ello con todos los enemigos del Estado 7 , y que, finalmente,
Pero como hay muchas cosas que decir en contra de esto, he Enrique III 8 y el propio rey 9 se tuvieron que arrepentir de
aquí las dificultades que considero de mayor importancia y la haber sido duros con ellos.
respuesta que les doy, suplicando muy humildemente a Su Si se dice que Su Majestad hará la paz con España, para
Eminencia que las lea y considere.
3
Alusión a la jornada del 25 de junio, durante la cual el pueblo invadió
Cf. S.V.P. IV, 458-459; E.S. IV, 427-429. el palacio y golpeó a los consejeros del parlamento, para obligarles a que
12. Reg. 1, f.Q 45, copia sacada de la "minuta firmada y apostillada". terminaran su deliberación.
4
1 Alusión a las agitaciones del 4 de julio, que llevaron a los asesinatos en
El clero de París, conducido por el cardenal de Retz, había ido a Com-
piégne el 9 de septiembre para invitar al rey a entrar en la capital; el rey se el ayuntamiento de París.
5
había contentado con pedir "que los parisienses hicieran algo por apresurar El duque de Orleáns.
6
su vuelta, no pudiendo ya tolerar por más tiempo los abusos de quienes El príncipe de Conde.
7
deseaban prolongar la agitación". La respuesta había sido evidentemente Revuelta de los Maillotins, a quienes el rey castigó severamente después
sugerida por Mazarino. Para vencer las resistencias del cardenal ministro es de la victoria de Rosbecque; intento de reforma constitucional del carmelita
para lo que San Vicente le escribe esta carta. Eustaquio de Pavilly; excesos de los Cabochiens; guerra civil de los Bour-
2
Mazarino desconfiaba de algunas damas de la Caridad y especialmente guignons y de los Armagnacs.
8
de su presidenta, la duquesa de Aiguillon, a quien suponía en tratos con los Después del asesinato de los Guisa, Enrique III puso a París en estado
de la Fronda (cf. Lettres du cardinal Mazarm, publicadas por Chéruel, tomo de sitio; fue asesinado en Saint-Cloud por Santiago Clément.
9
V, 4.213.346.358.438.439.475). Luis XIV.
326 P.II. Selección de escritos II. Cartas a prelados 327

mente la locura de los pueblos y la experiencia demuestra que


venir triunfante a echarse sobre París y ponerlo en razón,
los que están heridos por esta enfermedad no curan jamás,
responderé, monseñor, que tan lejos está de conquistarse las
dado que sus ideas siguen por falsos derroteros. Y si es verdad,
simpatías del reino con la paz de España que, por el contra-
como se dice, que Su Eminencia ha dado órdenes para que el
rio, se atraerá los odios más todavía, sobre todo si devuelve a
rey no escuche a los señores príncipes, que no les dé pasapor-
los españoles todo lo que se posee de ellos, como se dice que
tes para que acudan a Sus Majestades, que no se escuche a
desea hacer Su Eminencia; y en ese caso, Su Eminencia debe
ningún delegado o representante de ellos, y que con esa fina-
temer con motivo lo que le pasó a Carlos III, regente del reino
lidad ha puesto Su Eminencia al lado del rey y de la reina a
y coronado como presunto rey, que habiendo abandonado a
personas extrañas, criados suyos, que cierren el acceso por
los ingleses la Normandía y algunas ciudades de Flandes, con
todas partes, para impedir que se hable con Sus Majestades, si
la condición de que reconocieran la soberanía de la corona,
esto continúa, es muy de temer, monseñor, que se pierda la
excitó tanto los espíritus en contra suya que se reunieron los
ocasión y que el odio de los pueblos se convierta en rabia. Por
Estados en sesión extraordinaria contra él, y aquel pobre prín-
el contrario, si Su Eminencia aconseja al rey que venga a
cipe se vio obligado a huir como un desconocido y a morir
recibir las aclamaciones de este pueblo, se ganará a todos los
miserablemente en una aldea, en la que se había ocultado 10 .
corazones del reino que tan bien saben lo que puede al lado
Y si se cree que, antes de la entrada de Sus Majestades en la del rey y de la reina, y todos considerarán que esta gracia les
ciudad, conviene tratar con España y con los señores prínci- ha venido de parte de Su Eminencia".
pes, permítame, monseñor, que le diga que en ese caso París
se verá comprendido en los artículos de paz y gozará del bien Esto es, monseñor, lo que me tomo el atrevimiento de
de su amnistía como de un beneficio de España y de dichos exponerle, con la confianza de que no lo verá mal, sobre todo
señores, y no del rey, por lo que se quedará con la idea de cuando sepa que no le he dicho absolutamente a nadie, ex-
declararse en favor de ellos en la primera ocasión. cepto a un servidor de Su Eminencia, que me he tomado el
honor de escribirle, y que no tengo ninguna comunicación
Algunos podrán decir a Su Eminencia que sus intereses con aquellos antiguos amigos que están ahora con sentimien-
particulares requieren que el rey no reciba en su gracia al tos contrarios a la voluntad del rey 12, que no le he enseñado
.pueblo y que no vuelva a París sin ella, sino que hay que la presente absolutamente a nadie, y que viviré y moriré en la
enredar los asuntos y seguir manteniendo la guerra, para obediencia que debo a Su Eminencia, bajo la que nuestro
hacer ver que no es Su Eminencia quien excita la tempestad, Señor me ha puesto de una manera especial 13 . Así se lo asegu-
sino la malicia de ciertos espíritus que no desean someterse a ro, ya que soy y seré siempre, monseñor, su muy humilde,
la voluntad de su príncipe.—Respondo, monseñor, que no obediente y fiel servidor.
tiene gran importancia el que el regreso de Su Eminencia sea
antes o después del regreso del rey, con tal que venga y que,
VICENTE DEPAUL,
una vez restablecido el rey en París, Su Majestad podrá hacer
venir a Su Eminencia cuando mejor le parezca. Estoy seguro indigno sacerdote de la Misión
de ello. Por otra parte, si es verdad que Su Eminencia, que 11
El rey, solicitado por el propio Gastón de Orleáns, y luego por una
mira ante todo y sobre todo al bien del rey, de la reina y del delegación de la milicia burguesa, acabó dejándose convencer; hizo su entra-
Estado, contribuye a la unión de la casa real y de París bajo la da en la capital el 21 de octubre en medio de las aclamaciones del público y
concedió a los rebeldes una amplia amnistía.
obediencia del rey, seguramente, monseñor, volverá a ganarse 12
El Santo piensa especialmente en el cardenal de Retz.
el entusiasmo del pueblo y dentro de poco tiempo le volverán 13
Hay motivos para creer que esta carta no le gustó a Mazarino. ya que
a llamar, y con gran aplauso, según creo; pero mientras los algunos días más tarde retiró a San Vicente del Consejo de conciencia.
espíritus anden revueltos, es muy de temer que jamás se con- Cf. S.V.P. IV, 473-478; E.S. IV, 440-444.
siga la paz con esa condición, ya que en eso consiste precisa-
10
San Vicente confunde las cosas. Carlos III no cedió la Normandía a los
ingleses, sino a los normandos; no murió oculto en una aldea, sino prisione-
ro en el castillo de Péronne; no fue él, sino Carlos V, el que dejó a los ingleses
algunas ciudades de Flandes.
328 P.II. Selección de escritos
VI. Cartas a prelados 329
2 8
Papa por la abadesa del monasterio de Longchamp , de la
13. A L CARDENAL A N T O N I O BARBERINI orden de San Francisco, en la diócesis de París, en la que
expone a Su Santidad que dicho monasterio lleva ya varios
25 de octubre de 1652 años 4 en continuo desorden, no sin escándalo público, por
culpa de los superiores del mismo, que son los padres de la
misma orden de la provincia de Francia, que en vez de inten-
Eminentísimo señor cardenal: tar remediarlos los han fomentado con su conducta y su mal
Recibí el 27 de septiembre pasado la carta que quiso Su ejemplo, viviendo ellos mismos en tal división que hasta el
Eminencia escribirme pridie idus martiil de este mismo año, presente han estado litigando unos con otros ante la mayor
con todo el respeto y la reverencia que debo a Su Eminencia y parte de los tribunales de jueces laicos, de donde proviene que
a los eminentísimos señores cardenales de la Sagrada Congre- desde hace tiempo no haya habido ningún provincial recono-
gación de Regulares, por la que Su Eminencia me hace el cido para pacificar y arreglar esas diferencias en dicha provin-
honor de mandarme que me informe secretamente de lo que cia, habiendo sido incluso el último depuesto de su cargo
contiene la súplica presentada a nuestro Santísimo Padre el provincial por autoridad apostólica hace alrededor de dos
años; de ello se deduce que dicho monasterio, que es de fun-
13. Se ha puesto en duda la autenticidad de esta carta. En sus adiciones
al libro del abate LEBEUF, escribe Fernando BOURNON (o.c, 458): "La aba-
dación real, muy antiguo y de grandes rentas, se encuentre en
día de Longchamp no se vio libre del relajamiento que se introdujo durante la actualidad cargado de muchas y cuantiosas deudas; todo
el siglo xvi en las costumbres de las fundaciones monásticas; pasa incluso esto obliga a su abadesa, en el deseo de remediar estos desór-
por haber sufrido este relajamiento más que otras muchas, como es fácil de denes y escándalos públicos, a recurrir a Su Santidad para
verse al leer las Crónicas de Pedro l'Esloile. Las reglas no se observarían suplicarle humildemende que exima a dicho monasterio y a
tampoco mejor el siglo siguiente, si pensamos en e) texto de una cana de
San Vicente de Paúl al cardenal de La Rochefoucauld, en la que se descri- todas las religiosas del mismo de la jurisdicción y gobierno de
ben copiosamente los desórdenes de las religiosas. Pero esta carta es cierta- los hermanos menores de San Francisco, sometiéndolas en
mente apócrifa. Al ponerle la fecha del 25 de octubre de 1652, el falsificador adelante al ordinario, como lo había estado antiguamente,
no se ha dado cuenta de que por aquella fecha ya llevaba siete años muerto cuando la fundación de dicho monasterio. Este era el tenor de
el cardenal de La Rochefoucauld. Cocheris (IV, 283) no ha advertido este
error y ha atribuido el libelo, sin señalar ninguna razón, al abad Juan de aquella súplica que me envió Su Eminencia.
Labouderie". Para Gastón DUCHESNE, autor de una Histoire de l'abbaye Pues bien, señor cardenal, después de haber recibido esta
royale de Longchamp (París 1905), 87, esta carta sería igualmente apócrifa, orden con que me honraba Su Eminencia, me dirigí a varias
debida al abate Juan Labouderie, que publicó por primera vez el texto (Let-
tre de S. Vincent de Paul au cardinal de La Rochefoucauld sur l'état de personas de gran rectitud, piedad y vida ejemplar, entre las
dépravation de l'abbaye de Longchamp, en latin avec la traduction francai- que hay varios doctores de la Soborna y otros eclesiásticos,
se et des notes par J. L. París 1827); y da como prueba el hecho de que el 25 religiosos y personas seglares que conocen dicho monasterio
de octubre de 1652 "hacía ya siete años que había muerto San Vicente de y todo lo que allí ocurre, así como también a algunas religio-
Paúl". Esta razón no vale más que la que alegaba Bournon. San Vicente
vivió hasta el 1660, y la carta va dirigida, no al cardenal de La Rochefou- sas de la casa, que me han informado en secreto de lo que se
cauld, sino a Antonio Barberini, prefecto de la Congregación de Regulares. contiene en la mencionada súplica. Todos ellos me han res-
Hoy es imposible negar su autenticidad. El texto francés consta en el regis- pondido unánimemente que dicha súplica contiene la verdad
tro 1, f.° 61, y lleva de cabecera estas palabras: Minuta manuscrita. El origi- en todas sus cláusulas, a no ser respecto a lo que en ella se dice
nal latino, escrito por un secretario y firmado por el Santo, se encuentra
actualmente en Roma, en los archivos de la Congregación de Religiosos,
que dicho monasterio estuvo antiguamente bajo la jurisdic-
Sezione monache, leg. del 6 diciembre 1652. Existe una copia del mismo en ción del ordinario, lo cual ignoran, aunque dos de esas perso-
la Biblioteca Nacional, fr. 10. 565, f.Q 480. Fue en la sesión del 14 de marzo nas opinan que tiene ciertos visos de verdad, recurriendo para
cuando la Sagrada Congregación había decidido confiar a San Vicente la ello a la autoridad de un autor de su orden, que dice lo
tarea de tomar informes sobre el monasterio de Longchamp y, en caso nece-
sario, hacer la visita canónica. 2
Estas líneas demuestran claramente que la carta va dirigida al cardenal
1
15 de marzo. Estas palabras latinas, que el Santo copia al pie de la prefecto de la Congregación de Regulares.
letra de la carta del cardenal Barberini sin tomarse la preocupación de bus- 3
Magdalena Plancain. Le sucedió Catalina de Belliéve en 1653.
car a qué día del mes corresponden, señalan que su intención, al escribir 1
Recordará sin duda el lector que el propio Santo había propuesto a la
esta carta, era la de traducirla o mandarla traducir al latín. reina recurrir al papa para introducir allí la reforma (el. carta 1484).
330 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 331

siguiente..., lo cual nos hace ver que, habiendo sido fundado insoportables. Son ellos los que han fomentado las divisiones
este monasterio por la bienaventurada Margarita, hermana de de la abadía y, en vez de remediar los desórdenes menciona-
San Luis, casi en tiempos en que nació la orden de San Fran- dos, han contribuido a aumentarlos, habiendo abierto en al-
cisco, cuando parece ser que todos los monasterios de monjas gunas ocasiones sus confesionarios a hombres laicos, para
de dicha orden no estaban aún sometidos a los superiores de que hablaran en secreto con algunas religiosas, en contra de
esta orden... 5 la voluntad y a pesar de las expresas prohibiciones de la
Esto es, señor cardenal, lo que he sabido en particular de abadesa.
esa casa, además de lo que se contiene en dicha súplica: Dichos confesores no quieren permitir y prohiben expre-
Que hace doscientos años que anda en desórdenes y que samente que las religiosas pidan a veces confesarse con otros.
por decreto del parlamento de París del año 1560, informado Las novicias y jóvenes profesas reciben muy mala forma-
de los desórdenes de entonces, se ordenó, a instancia del pro- ción; antes de ser recibidas al hábito y a la profesión, no se les
curador general del parlamento, que el obispo de París traba- examina como ordena el santo concilio de Trento.
jase en la reforma del monasterio; que los locutorios del mis- Hay algunas que son muy inmodestas en sus vestidos,
mo están siempre abiertos a toda clase de personas, incluso a llevando al locutorio guantes, peinetas con cintas de color de
varios jóvenes que no son parientes suyos; que la mayor parte fuego, relojes de oro; y cuando la abadesa las reprende por
de las religiosas acuden solas al locutorio, sin permiso y con ello, dicen que se lo permite el padre provincial.
frecuencia en contra de los deseos de la abadesa; y se ha adver- También es sabido que, como la comunidad de dichas
tido que en esos locutorios hay portillos totalmente contra- religiosas está actualmente refugiada en esta ciudad de París,
rios a la clausura religiosa, de donde se derivan graves varias de ellas viven muy escandalosamente, pasando el día
inconvenientes. entero en casas de amigos, a los que van a visitar, encerrándo-
Los religiosos que gobiernan dicho monasterio, en vez de se solas con hombres en la habitación; cuando un eclesiástico
solucionar el desorden, lo fomentan, yendo ellos mismos al muy piadoso advirtió a la abadesa de los escándalos que
locutorio, especialmente los confesores, para charlar con di- producen estas religiosas, ella le respondió que no podía re-
chas religiosas, a veces de noche y a horas indebidas. mediarlo y le rogó que hablara él mismo con ellas; así lo hizo,
Una vez se encontró de noche a un religioso de dicha y me ha dicho que le respondieron con tanta desfachatez
orden en la clausura de las religiosas, adonde había sido in- como lo habrían hecho unas mujeres abandonadas, de lo que
troducido por una joven religiosa. quedó muy escandalizado.
Ha habido también religiosas que han hecho entrar de Siendo esto así, según creo, tanto por la elevada rectitud,
noche a hombres jóvenes dentro de la clausura. piedad y virtud de las personas con las que me informé de la
Habiendo en cierta ocasión prohibido la abadesa a una situación de dicho monasterio y que lo conocen muy bien,
religiosa que no hablase ni tratase con un joven de familia como por lo que yo mismo conozco, creo que Su Santidad
distinguida que venía a verla con mucha frecuencia, a pesar hará una obra digna de su providencia pastoral, así como Su
de no ser pariente, aunque aquel trato era peligroso y causaba Eminencia, señor cardenal y los demás eminentísimos Padres
mucho escándalo, el padre provincial le permitió seguir tra- de dicha Sagrada Congregación de Regulares, harán bien en
tando con él, como lo declaró la misma religiosa en presencia aconsejarle que hará una obra muy agradable a Dios y muy
de todas las demás y del mismo provincial; esto hizo correr el eficaz para remediar los desórdenes de dicho monasterio e
rumor de que aquel joven le había dado por este motivo una introducir en él la disciplina, si retira el monasterio de la
gran suma de dinero. jurisdicción de los religiosos de la orden de San Francisco,
Los confesores de dicho monasterio, que son religiosos de entregándosela al ordinario, con la condición de que nombre,
la misma orden, tienen familiaridad y aficiones particulares a por tres años solamente, con posibilidad de continuar, un visi-
algunas religiosas conversas, lo cual las hace orgullosas e tador regular o secular, aunque no de dicha orden, de ciencia,
probidad, piedad, de gran reputación y experimentado en el
5
Este pasaje, desde las palabras a no ser respecto no figura en el texto gobierno de las religiosas, al que entregará poder para dirigir,
latino. visitar y corregir dicho monasterio, de establecer y distinguir
Cf. S.V.P. IV, 500-506; E.S. IV, 464-468.
332 I1.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 333

confesores y, en una palabra, de hacer todo lo que haría el informarse de la situación, el número, el comportamiento y
ordinario, si estuviera presente, salvo recurso al mismo ordi- los frutos de los obreros que trabajan en aquella viña desola-
nario, en caso de queja; y que al cabo de tres años o de seis, da de nuestro Señor. Pues bien, le diré que le doy mil gracias
cuando haya puesto orden en dicha casa, podrán dichas reli- por el honor que me concede de utilizar mis servicios en este
giosas elegir de tres en tres años a tres personas que tengan las asunto, y me ofrezco de todo corazón a Su Eminencia para
cualidades mencionadas y presentarlas al ordinario para que trabajar en él apenas reciba su contestación a una dificultad
él escoja a una de ellas como visitador de dicho monasterio y que se presenta. Se trata, monseñor, de que nos será muy
le dé las mismas facultades. difícil encontrar sacerdotes franceses que conozcan las dife-
Este es, señor cardenal, el parecer de un pobre sacerdote, rentes lenguas de esos dos reinos, y hasta imposible. Yo no
muy indigno de semejante comisión, que le suplica muy hu- conozco más que a uno que entienda y hable el inglés, a
mildemente, postrado en espíritu a los pies de Su Eminen- quien Su Eminencia pensó enviar en otra ocasión a Inglate-
cia, que le dé su bendición, ya que es en el amor de nuestro rra, en donde fue capellán del difunto señor primer presi-
Señor... dente, embajador entonces de Francia en Londres'; pero
ahora está de párroco en un lugar junto a Chartres y es di-
rector de un colegio que ha hecho construir en su parroquia,
14. A l . CABILDO DF. PARÍS
y por eso es muy difícil sacarle de allí. La idea de enviar
19 de septiembre de 1657 sacerdotes del país parece ser que no es del agrado de Su
Señores: Eminencia, ya que indica que sean franceses. Además está la
El honor que nos hacen al enviar aquí a sus oficiales dificultad de poder viajar por allí; nosotros enviamos a uno
para los ejercicios que preceden a la ordenación nos obliga de nuestros sacerdotes irlandeses para que fuera a visitar a
en conciencia a darles cuenta de lo que hemos advertido en nuestros misioneros de Escocia y de las islas Hébridas, con
ellos. Pues bien, he de decirles que no observamos ninguna la orden parecida a la de Su Eminencia de informarse de las
disposición para el estado eclesiástico en el último que tu- cosas que señalaba; pero no pudo conseguir pasaporte en
vieron a bien enviarnos, a saber, el señor Badou, y que me Londres, a pesar de que iba disfrazado, y se vio obligado a
he enterado de que no ha dado ningún motivo para esperar regresar. Pues bien, si esto es así, monseñor, dado que nos
de él algún bien en el ejercicio de las órdenes sagradas mien- costará trabajo encontrar franceses que entiendan aquellas
tras que estuvo en el seminario de Bons-Enfants. He creído lenguas y que los de aquellos países tendrán dificultad de
oportuno indicárselo para que actúen ustedes según su pru- viajar por allí, había pensado proponer a Su Eminencia que
dencia antes de que entre en las sagradas órdenes. escogiéramos a un sacerdote francés de nuestra compañía y
que le diésemos de compañero a uno de nuestros hermanos
Añado a ello, señores, el renovado ofrecimiento de mi
coadjutores irlandeses para Irlanda, un inglés para Inglate-
obediencia perpetua con toda la humildad y el afecto que
rra y un escocés para Escocia. Si le parece oportuno, les ha-
me es posible. Les suplico muy humildemente, señores, que
ríamos partir cuanto antes, una vez recibidas sus órdenes.
acepten considerarme en mi cualidad de su muy...
Un padre jesuíta, que acaba de venir de Londres, me ha di-
cho que el Protector 2 ha dado recientemente un edicto de los
más rigurosos que se habían visto en contra de los católicos,
15. A L CARDENAL NICOLÁS BAGNI ordenando que se les quitaran los hijos y las dos terceras
22 de septiembre de 1657 partes de sus bienes. Jamás los tiranos perseguidores de la
Señor cardenal: Iglesia que derramaron la sangre de los cristianos, pensaron
He recibido la carta con que quiso honrarme Su Emi-
nencia, del día 13 de agosto, y el mandato que me hizo de 15. Reg. 1, f.Q 32 v.Q El copista adviene que saca su texio de la minina
enviar dos sacerdotes franceses a Irlanda y a Escocia para autógrafa.
1
Maleo Mole.
2
14. Ri'g. 1, f.Q 16, copia sacada de la minina autógrafa, Olivier Cromwell.
Cf. S.V.P. VI, 476-477; E.S. VI, 441. Cf. S.V.P. VI, 481-483; E.S. VI, 445-446.
334 P.II. Selección de escritos VI. Cartas a prelados 335

en una persecución tan extraña; él está pensando en quitar- saboyanos y que estaban destinados para alumnos de aquel
les los hijos y hacerlos educar en la herejía, para acabar con país, sucedió que, al ver los saboyanos que esos colegios se
la religión católica en la persona de sus padres. Nuestro Se- los habían llevado unos misioneros que ellos se imaginaban
ñor no lo permitirá, como tenemos motivos para esperar, y ser de nuestra congregación, los habitantes de Annecy se sin-
me concederá la gracia de hacerme digno de que siga hon- tieron tan arrebatados de cólera, que se amotinaron varias
rándome con la benevolencia de Su Eminencia, ya que soy veces para hacer echar al lago a nuestros padres que residen
en el amor de nuestro Señor su muy... en aquella ciudad y que, por esta razón, tuvieron que per-
manecer ocultos durante mucho tiempo, sin atreverse a apa-
recer; y el senado de Chambéry no ha querido ratificar nun-
ca nuestra fundación en Saboya por este motivo, a pesar de
16. A L ABAD DE SAINT-JUST, VICARIO GENERAL
las diversas órdenes que ha dado Su Alteza Real 5 .
DE L.YÓN
Otro inconveniente que ha sucedido, señor abad, es que
París, 5 de octubre de 1657 un ciudadano de Marsella, en donde dicha compañía tiene
una casa y nosotros otra, entregó en testamento a los sacer-
Señor abad: dotes de la Misión algunos bienes y murió luego sin declarar
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. de qué sacerdotes de la Misión se trataba; por eso estamos a
El afecto que nuestro Señor me ha dado con usted me punto de iniciar un proceso para decidir a cuál de las dos
permite tomarme la confianza de pasarle aviso' de una difi- casas pertenece ese legado.
cultad que ha surgido en las gestiones que está realizando
Aparte de estos dos 6 inconvenientes que han surgido por
aquí el señor... para obtener letras patentes para la erección
esa compañía, he aquí uno más, debido a una persona par-
de la congregación que el señor arzobispo de Lyón ha erigi-
ticular que había trabajado durante algún tiempo en Tou-
do en su diócesis, designándola con el nombre de sacerdotes
louse en unas misiones que mandó hacer allí el difunto se-
de la Misión. Y como nuestra pobre compañía lleva también
ñor arzobispo, y que por eso tomó el nombre de misionero 7.
ese mismo nombre de la Misión2 y este parecido de nombres
Este sacerdote, habiendo pasado por Lyón, visitó el hospital
se presta a muchos inconvenientes y molestias, hice exponer
para enfermos y, al no encontrarlo en debido orden según su
al señor canciller las dificultades que tenemos para ello, es-
gusto, le escribió una larga carta al difunto señor cardenal
perando tener el honor de escribirle, dando por seguro que
de Lyón 8 , en la que le exponía los desórdenes que se imagi-
el señor arzobispo no piensa de ninguna manera realizar
naba haber encontrado en dicho hospital y le exhortaba a
una buena obra para hacer daño a otra.
poner un poco de orden, amenazándole si no lo hacía con
He aquí dos o tres inconvenientes que ya han sucedido apelar al juicio de Dios y firmando aquella carta con su
con otra compañía que lleva el mismo nombres, y que po- nombre: "Barry, sacerdote de la Misión". Este buen señor,
drán surgir también aquí 3 . El señor obispo de Bethléem 4 que se encontraba por entonces en París, indignado por
estableció una compañía semejante doce o quince años más aquel atrevimiento, se quejó duramente a nuestra Compa-
tarde que la nuestra, dándole al principio el nombre de ñía, pensando que ese sacerdote pertenecía a ella, a pesar de
sacerdotes del clero, y habiendo conseguido su aprobación que no lo era, y lanzó llamas contra nosotros; de forma que,
en Roma con el nombre de Societas Presbyterorum Sancti- aunque hice que nuestros amigos le aseguraran y yo mismo
simi Sacramenti ad Missiones, hizo que la llamaran de la Mi- le aseguré que aquel individuo nos era desconocido, siempre
sión. Luego, habiendo obtenido como regalo del papa dos co- ha manifestado su descontento en todas las ocasiones que le
legios en Aviñón, procedentes de la fundación de algunos hablaron de nosotros.
16. (C no F).—Archivo de Turín, minuta.
1 5
Primera redacción: avisarle.—La corrección es de mano del Santo. Este último miembro de la frase es de mano del Santo.
2 6
Primera redacción: Es, señor, que nuestra ruin compañía se llama Primera redacción: tres. La corrección es de mano del Santo.
también "de la Misión".—La corrección es de mano del Santo. ' Primera redacción: que se hacía llamar. La corrección es de mano del
s
Lo anterior, desde hice exponer es de mano del .Santo. Santo.
8
* Cristóbal d'Authier de Sisgau. Alfonso Luis Duplessis de Richelieu (1628-1653).
336 P.II. Selección de escritos 17. C.artns a prelados 337

He aquí, señor abad, algunas razones entre otras varias consiguiente, creo que sería una cosa digna de la prudencia
por las que hemos creído conveniente exponer al señor can- de dicho señor poner remedio ahora al principio a todos
ciller los inconvenientes que podrían surgir si esa compañía estos inconvenientes y otros semejantes; lo cual resultará fá-
del señor obispo de Lyón 9 llevase el nombre de la Misión. cil haciendo que dicha compañía tome otro nombre, aunque
No tenemos nada que decir contra las reglas que ese dejando todos los ejercicios que se realizan en las mi-
digno prelado les ha dictado, que son todas buenas y santas, siones 14.
ni de que haya prelados que erijan semejantes compañías y Y si dicho señor arzobispo no acepta esta propuesta, de
buenos eclesiásticos que asuman las mismas funciones que muy buena gana cambiaremos nuestro nombre de Misione-
nosotros practicamos. Al contrario, señor, le pedimos a Dios ros por otro, si así nos lo ordena dicho señor y puede hacerse
todos los días en la santa misa que envíe semejantes obreros esto después de cuarenta años y más que lleva trabajan-
a su Iglesia. La verdad es que me parece que dejaríamos de do esta pobre compañía 15, erigida por el difunto señor ar-
ser cristianos si albergásemos semejantes sentimientos. zobispo de París, confirmada por bulas de Urbano VIII y del
La dificultad consiste, por consiguiente, en la confusión papa actual, y por cartas patentes del rey, registradas en el
de nombres, que hace que se atribuyan con frecuencia los parlamento. Le tocará, pues, a dicho señor arzobispo orde-
hechos de una compañía a otra del mismo nombre, que tie- nar lo que le plazca, y a usted, señor abad, hacernos el favor
ne que sufrir las consecuencias de ello, y otros muchos in- de asegurar a dicho señor arzobispo que preferiría morir an-
convenientes 10. Por eso mismo es por lo que Dios ha puesto tes de hacer cualquier cosa que le desagrade; por lo demás,
ciertas diferencias en los géneros, las especies y los indivi- haremos todo cuanto nos haga el honor de ordenarnos. Lo
duos. Un insecto es diferente de todas las demás criaturas, de mismo digo respecto a usted, ya que soy en el amor de
forma que ninguna puede llamarse insecto más que la que nuestro Señor su muy humilde y obediente servidor.
sea realmente insecto, dado que la sabiduría del soberano
Creador se ha preocupado de poner semejante distinción en-
tre las cosas, de forma que una no sea la otra.
17. A L CARDENAL DE R E T Z
Siendo esto así, me parece que, si el señor arzobispo qui-
siera darle otro nombre a esos señores distinto de sacerdotes 9 de enero de 1659'
de la Misión, como, por ejemplo, sacerdotes del señor arzo-
bispo, del clero o de la diócesis de Lyón, ese nombre le ven- Señor cardenal:
dría muy bien a la cosa 11 , ya que se consagran a realizar Tengo motivos para creer que va a ser ésta la última vez
todas las tareas eclesiásticas que dicho señor les encomienda. que tengo el honor de escribir a Su Eminencia, por causa de
Si se dice que se les podría dar el nombre de sacerdotes de mi edad y de una enfermedad que sufro y que quizá me va a
dicho señor arzobispo, añadiendo 12: para trabajar en las mi- conducir al juicio de Dios. Con esta duda, señor cardenal,
siones de su diócesis, eso no impediría que los inconvenien- suplico muy humildemente a Su Eminencia que me perdone
tes que ha habido con los sacerdotes del Santísimo Sacra- si he podido disgustarle en alguna cosa. He sido lo suficien-
mento, por causa de la cláusula ad Missiones 13, de los que temente miserable para hacerlo sin querer, pero jamás lo he
he hablado, pudieran surgir también entre estas dos compa- hecho a sabiendas. Me tomo también la confianza de reco-
14
ñías, por encontrarse en ambas el nombre de Misión. Por Primera redacción: ...entre estas dos compañías de aquí. Y por tanto
es de desear que monseñor acepte poner remedio a ello desde el principio,
9 lo cual resultará fácil si se le hace tomar otro nombre a dicha compañía. La
Camilo de Neufville de Villeroy (1654-1693).
10 corrección es de mano del Santo.
Primera redacción: a otra que se le parece en sus tareas, cuando no 15
tienen un nombre que las distinga, sino que además surgen otros muchos Las palabras lleva trabajando son de mano del Santo. San Vicente
inconvenientes.—La corrección es de mano del Sanio. hacía remontar la idea de su congregación a la misión de Folleville, que se
11
Primera redacción: A sus designios."—La corrección es de mano del había dado en 1617.—El secretario había escrito antes 30.
Santo. Cf. S.V.P. VI, 498-502; E.S. VI, 460-464.
12
Esta palabra es de mano del Santo. 17. Reg. 2, 92.
" Las palabras por causa de la cláusula ad Missiones son de mano del 1
Fecha dada por COI.I.F.T. o.c, t.II, 61.
Santo. Cf. S.V.P. VII, 436: E.S. VII, 373-374.

S. V. Paúl 2 1?
338 P.II. Selección de escritos Vil. Cartas a religiosos 339

mendar a Su Eminencia su pequeña compañía de la Misión, de la tierra; recurro únicamente a su bondad. Si supiese el
que usted mismo ha fundado, mantenido y llenado de favo- lugar donde se encuentra Su Eminencia 4 , me tomaría el ho-
res y que, por ser obra de sus manos, se siente tan sumisa y nor de enviarle alguno de sus misioneros para que le hicie-
agradecida a Su Eminencia como a su padre y prelado. Y ran en persona esta humilde súplica; pero, al ignorarlo, me
mientras ella reza a Dios en la tierra por Su Eminencia y por sirvo de lo presente y me pongo en manos de la Providencia
la casa de Retz, yo desde el cielo le pediré por ustedes, si la de Dios, a la que suplico que la ponga en las de Su Eminen-
divina bondad me concede la gracia de recibirme allí, según cia 5 , a la que pido su bendición, postrado a sus pies.
espero de su misericordia y de la bendición que pido a Su
Eminencia, postrado en espíritu a sus pies, ya que soy, en la
vida y en la muerte, en el amor de nuestro Señor, su...
VIL CARTAS A RELIGIOSOS

18. A L CARDENAL DE R E T Z 1. A SANTA JUANA FRANCISCA F R É M I O T


DE C H A N T A L
París, 15 de julio de 1659
Troyes, 14 de julio de 1639
Señor cardenal:
Me tomo el honor de escribirle la presente para renovarle Mi queridísima y dignísima madre:
una vez más los ofrecimientos de perpetua obediencia que La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
debo a Su Eminencia, y esto con toda la humildad y afecto Habiendo venido a esta ciudad de Troyes, con el señor
que me es posible, así como también, señor cardenal, con la comendador de Sillery, para visitar a la pequeña familia que
humilde súplica que le hago de que acepte aprobar las re- tenemos en esta diócesis, he visto, por medio de la persona
glas de s u ' compañía de la Misión, que Su Eminencia se que la ha recibido de usted, mi dignísima madre, la respuesta
dignó aprobar ya en otra ocasión, junto al difunto señor que le da sobre la proposición de una fundación de dos de
arzobispo 2 . Nos hemos visto obligados a retocar algunas, nuestra pequeña compañía para trabajar entre las pobres
[bien] por algunas faltas que se han deslizado en la escritura, gentes de los campos de su diócesis'.
bien porque habíamos ordenado cosas que la experiencia 4
El cardenal de Retz estaba desterrado, y las indagaciones de los agentes
nos ha hecho ver que son difíciles en la práctica. Sea lo que de Mazarino le obligaban a mantener en secreto el lugar de su retiro.
fuere, señor cardenal, no hemos tocado nada de lo esencial 5
El secretario había escrito a continuación estas palabras, que fueron
en las reglas, ni tampoco algún detalle de importancia, de lo lachadas: "Lo que me urge a suplicarle muy humildemente que nos envíe
cual doy fe a Su Eminencia delante de Dios, ante el cual he su aprobación, es el motivo que hay para temer que el buen Dios no me
soporte ya mucho tiempo en la tierra y que, si muero sin una aprobación,
de dar algún día cuenta de las acciones de mi pobre misera- esto podía causar después no pocas molestias a la Compañía. Hago un acta
ble vida, que ya cuenta setenta y nueve años de edad. Lo que de declaración, que envío a Su Eminencia, en la que expongo lo que acabo
le pido a Su Eminencia no es cosa de esta pequeña Compa- de decirle poco más o menos, que viéndome obligado a recurrir a Su Emi-
ñía, sino más bien cosa de usted mismo, que es el fundador y nencia para la aprobación de dichas reglas y no sabiendo dónde está para
tener esta última aprobación, aseguro a la Compañía que estas reglas son
el único protector de ella. No me dirijo a su señor padre 3 las mismas que han sido aprobadas por usted, y por el difunto señor arzo-
para obtener su recomendación ni a ninguna otra potencia bispo, y la exhorto a que las observe exactamente. Y sea lo que pareciere (?),
esto dependerá de la bendición que le plazca a Dios darle. Y si le parece
18. (C no F).—Archivo de la Misión, minuta de mano del secretario. Las bien concedernos la gracia que le pido, la cosa no tendrá ninguna dificul-
numerosas variantes de pura forma que existen entre la minuta y la copia tad; soy, en su amor..."
inserta en el registro 2 p.30 provienen de que el copista no ha sabido leer el Cf. S.V.P. VIII, 26-27; E.S. VIII, 27-28.
texto; se encuentran efectivamente en los pasajes de lectura más difícil.
1
Primera redacción: nuestra. "Su" es más delicado. Más tarde el Santo 1. (CA).—Original en el monasterio de la Visitación de Annecy.
1
dirá en este mismo sentido "sus misioneros" en vez de "mis misioneros". También gracias a la generosidad del comendador de Sillery se realizó
2 la fundación de Annecy. Por contrato del 3 de junio de 1639, le dio a San
Juan Francisco de Gondi.
5 Vicente 40.000 libras, sobre las ayudas de Melun, para el mantenimiento de
Felipe Manuel de Gondi.
340 P.II. Selección de escritos Vil. Cartas a religiosos 341

Pues bien, le diré, mi dignísima madre, que he recibido blo, y que intentamos hacer que los apruebe Su Santidad 3 , y
con un consuelo que no le puedo expresar la propuesta que le pedimos permiso para hacer un quinto voto, que es la
me ha hecho el comendador de esa fundación, tanto porque obediencia a nuestros señores los obispos en las diócesis en
nos da los medios para trabajar en la diócesis de los santos que estemos establecidos, en relación con dichas funciones 4 .
como porque está bajo el abrigo y la dirección de nuestra Que permanecemos en la práctica de la pobreza y de la
digna madre y que, por consiguiente, tenemos motivos para obediencia y nos esforzamos, por la misericordia de Dios, en
esperar que nuestro Señor bendecirá las santas intenciones vivir religiosamente, aunque no seamos religiosos. Nos le-
del buen señor comendador y los pequeños trabajos de sus vantamos, por la mañana, a las cuatro, empleamos media
misioneros. hora en vestirnos y hacer la cama, tenemos una hora de ora-
Y como desea saber en qué consiste nuestra pequeña ma- ción mental juntos en la iglesia, recitamos juntos prima, ter-
nera de vivir, le diré, mi dignísima madre: cia, sexta y nona; luego celebramos nuestras misas, cada uno
Que nuestra pequeña Compañía se ha instituido para ir en su turno; hecho esto, cada uno se retira a su habitación a
de aldea en aldea a sus expensas, predicar, catequizar y hacer estudiar. A la diez y media, se tiene un examen particular
que el pobre pueblo haga confesión general de toda su vida sobre la virtud que se intenta conseguir; luego, se va al refec-
pasada; trabajar en el arreglo de las diferencias que allí en- torio para comer, con porción y lectura en la mesa; hecho
contremos, y hacer todo lo posible para que los pobres enfer- esto, vamos juntos a adorar al Santísimo Sacramento y a
mos sean asistidos corporal y espiritualmente por la cofradía decir el Ángelus Domini nuntiavit Mariae, etc., y se tiene
de la Caridad, compuesta de mujeres, que establecemos en luego una hora de recreo todos juntos; después cada uno se
los lugares en que hacemos la misión, y que lo desean. retira a su habitación hasta las dos, para rezar juntos víspe-
ras y completas. Volvemos a estudiar a la habitación hasta
Que esta ocupación es para nosotros la principal, y para las cinco, en que rezamos juntos maitines y laudes. Después
mejor realizarla, la providencia de Dios ha añadido la de se tiene otro examen particular, se cena a continuación y
recibir en nuestras casas a los que tienen que recibir las ór- tenemos otra hora de recreo, acabada la cual vamos a la igle-
denes, diez días antes de la ordenación, para alimentarlos y sia a hacer el examen general, las oraciones de la noche y la
mantenerlos y enseñarles durante ese tiempo la teología lectura de los puntos de la oración del día siguiente por la
práctica, las ceremonias de la Iglesia y hacer y practicar la mañana. Hecho esto, cada uno se retira a su habitación y se
oración mental según el método de nuestro bienaventurado acuesta a las nueve.
padre monseñor de Ginebra 2 , y esto con los que son de la
diócesis en donde estamos establecidos. Cuando estamos misionando por los campos, hacemos lo
mismo poco más o menos, pero vamos a la iglesia a las seis
Que vivimos en el espíritu de los servidores del Evange- de la mañana para celebrar la santa misa y confesar, después
lio en relación con nuestros señores los obispos, que cuando de la predicación que acaba de hacer uno de la Compañía
nos dicen: "Id allá", allá vamos; "Venid acá", venimos; tras la misa que ha dicho anteriormente; se confiesa hasta
"Haced esto", y lo hacemos; y esto por lo que se refiere a las las once; luego se va a comer y se vuelve a la iglesia a las dos
funciones indicadas; y en cuanto a la disciplina doméstica para confesar hasta las cinco; después de lo cual, uno tiene
de la Congregación, depende de un superior general. el catecismo y los demás se van a decir maitines y laudes,
Que la mayor parte de nosotros hemos hecho los tres vo- para cenar a las seis.
tos de pobreza, castidad y obediencia, y el cuarto de dedicar- Se tiene como máxima no predicar, catequizar ni confe-
nos, durante toda nuestra vida, a la asistencia del pobre pue- sar en las ciudades donde hay obispado y no salir de una
dos sacerdotes y de un hermano capaces de dar misiones, más 5.000 libras aldea hasta que todo el pueblo haya sido instruido en las
para la compra de rosarios y hojitas o folletos piadosos. Los misioneros cosas necesarias para la salvación y que cada uno haya he-
deberían encontrarse en su puesto antes del 15 de septiembre y trabajar cho su confesión general; hay pocos lugares en donde quede
gratuitamente durante ocho meses del año en las parroquias que les desig- alguno sin hacerlo. Lo que se ha hecho en una aldea, vamos
nase el obispo, y cada cinco años, a partir de 1641, en Brie-Comte-Robert
3
(Seine-et-Marne) (cf. Arch. Nal. S 6.716). Urbano VIII.
2 4
San Francisco de Sales. Este proyecto no se realizó.
342 P.1I. Selección de escritos Vil. Cartas a religiosos 343

luego a hacerlo a otra, en donde hacemos lo mismo. Traba- parece que cada vez van progresando más en el amor de su
jamos desde alrededor de Todos los Santos hasta la fiesta de divino Salvador. Tengo que pedirle un perdón muy grande
San Juan, y dejamos los meses de julio, agosto y septiembre y por no haberlas visitado hace mucho tiempo. Las de aquí 6
una parte de octubre para que el pueblo haga la cosecha y la viven también en olor y suavidad, y ciertamente con motivo.
vendimia; y cuando se ha trabajado unos veinte días, descan- No podría imaginarse, mi querida madre, cómo aparece el
samos ocho o diez; luego volvemos al trabajo, ya que no es espíritu de nuestro Señor en la madre 7 y en la depuesta 8 , y
posible pasar mucho tiempo en ese trabajo sin ese descanso qué bien marcha el resto de la casa, vistas las dificultades
y el de un día por semana. que hubo en el pasado.
Hacemos ejercicios espirituales todos los años; tenemos Bien, mi querida madre, permítame que le pregunte si su
•capítulo todos los viernes por la mañana, donde cada uno se bondad sin igual me concede todavía la felicidad de gozar
acusa de sus faltas, recibe la penitencia que el superior le del lugar que me ha hecho en su querido y muy amable
impone y está obligado a cumplirla; y dos sacerdotes y dos corazón. Así lo quiero ciertamente esperar, aunque mis mi-
hermanos piden a la comunidad la caridad de ser amonesta- serias me hagan indigno de ello. En nombre de Dios, mi
dos de sus faltas y, después de esos, otros por turno, y aquel querida [madre] 9 , siga concediéndome esta gracia, por favor.
mismo día por la tarde se tiene una conferencia sobre el Con esta confianza, soy su más humilde y muy obediente
tema de nuestras reglas y de la práctica de las virtudes, en la servidor.
que cada uno dice los pensamientos que nuestro Señor le ha VICENTE DEPAUL,
dado sobre el tema de que se trata, haciendo oración sobre sacerdote de la Misión
el mismo.
Nunca salimos sin permiso, y sólo de dos en dos y, a la Dirección: A mi dignísima madre de Chantal, fundadora
vuelta, cada uno va a buscar al superior para darle cuenta de de la Orden de la Visitación de Santa María, en Annecy.
lo que ha hecho. No se escriben ni se* reciben cartas sin que
el superior las haya visto y aceptado. Todos están obligados 2. A SANTA JUANA FRANCISCA F R É M I O T DE CHANTAL
a ver con agrado que sus faltas sean referidas caritativamente
al superior y a esforzarse en recibir y en dar las amonestacio- París, 15 de agosto de 1639
nes que sean necesarias a los demás. Se observa el silencio
desde la noche hasta el final de la comida del día siguiente y Mi queridísima y digna madre:
después de la recreación de la mañana hasta la de la tarde. La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Se tienen dos años de seminario, o sea de noviciado, en Recibí la suya sin fecha, que me ha hecho el honor de
los que cada uno se ejercita con exactitud, por la misericor- enviarme el señor comendador, sin fecha, y puede imaginar-
dia de Dios, de forma que, por varias razones, los seminaris- se, mi dignísima madre, con cuánta reverencia y afecto la
tas no tratan sin permiso con los sacerdotes. 6
De Troyes.
Dicha Congregación está aprobada por Su Santidad y es- ' Francisca Magdalena Ariste, elegida el 20 de mayo de 1638. San Vicen-
tablecida en la ciudad y en el barrio de Saint-Denis en París, te la había conocido en el primer monasterio de París, donde ella comenzó
su vida religiosa, y en el segundo monasterio, en donde siguió en 1626 a la
en las diócesis de Poitiers, de Lu^on, de Toul, de Agen y de madre de Beaumont. Esta piadosa visitandina murió en Troyes el 10 de
Troyes. junio de 1667, después de haber gobernado la casa durante doce años.
8
Esta es, mi queridísima y dignísima madre, nuestra pe- Nombre dado a la superiora que cesa en su cargo. Aquí se trata de la
queña manera de vivir. Tenga la caridad, por amor de nues- madre Clara María Amaury, que había dirigido el monasterio por algo más
de dos trienios, del 6 de julio de 1631 al 20 de mayo de 1638, fue reelegida en
tro Señor, de darnos su opinión sobre ella, por favor, y pue- 1641 y murió el 10 de octubre de 1651. El primer año de su entrada en el
de creer, mi querida madre, que la recibiré como si viniese primer monasterio de París estuvo durante siete meses bajo una horrible
de parte de Dios, por cuyo amor le pido este favor...5 tentación, que el propio San Vicente refirió en el proceso de beatificación
Nada le digo de sus queridas hijas de París, sino que me de San Francisco de Sales (L. ABEI.LV, O.C, II, c.VIl, 331s); Anuales Salé-
siennes, 20 dic. 1907, 213; Année Sainte X, 225).
' Lamentamos vivamente no haber podido descifrar tres líneas, volunta- 9
Palabra olvidada en el original.
riamente tachadas con tinta negra en el original. Cf. S.V.P. I, 561-567; E.S. I, 549-553.
344 P.II. Selección de escritos VII. Cartas a religiosos 345

hemos leído, ya que es una carta de mi única madre y está efectos no respondan a lo que se espera, bien sea porque se
llena del olor y de la suavidad de su espíritu. ¡Jesús! ¡Mi cae en hinchazón de espíritu o porque el público refiere a
querida madre, cómo ha perfumado mi pobre corazón! Pues los hombres lo que sólo a Dios le es debido. Por eso suplico
bien, ¡bendito sea aquél por cuyo amor se ofrece su bondad a muy humildemente a su caridad que no mantenga en su
recibirnos, darnos alojamiento y mueblaje! 1 No le doy las espíritu los pensamientos que le podría inspirar lo que dice
gracias por ello, mi querida madre, porque no soy digno; de nosotros el señor comendador, y menos aún que hable a
pero ruego a Dios que sea El mismo su paga y su recom- nadie de esto. ¡Ay!, mi digna madre, ¡si conociese nuestra
pensa... 2 ignorancia y la poca virtud que tenemos, tendría gran piedad
De lo que me dice su caridad sobre la misión, que se de nosotros! Ya lo verá, en efecto, cuando conozca a esos dos
establezca de forma que no falle nunca por falta de hombres, que enviamos 5 ; y esto es lo que me consuela, ya que rogará a
mi querida madre, que la confirmación de la Compañía, Dios por nosotros con más compasión de nuestra miseria; y
que le he dicho tramitamos en Roma, en la carta que le como le he dicho todo esto con lágrimas en los ojos, viendo
escribí desde Troyes, supone la confirmación de los lugares la verdad de cuanto le digo y las abominaciones de mi pobre
particulares en donde se establezca, con la ayuda de Dios, alma, le suplico, mi querida madre, que ofrezca a Dios mi
que yo le ruego pida para este efecto; y, en relación con los confusión por ello y la confesión que le hago en presencia
bienes, le diré que el señor comendador me ha hecho el ho- de su divina Majestad, y que me perdone si abuso de su pa-
nor de decirme que, cuando venda sus bienes, nos entregará ciencia comunicando así mis pobres sentimientos, ya que
el fondo de la renta que nos ha dado, y que utilizaremos soy para mi dignísima y muy única madre, en el amor de
como fondos de la herencia en ese barrio tanto como sea nuestro Señor y de su santa Madre, mi dignísima madre, su
preciso para el mantenimiento de esos dos misioneros y de muy humilde y muy obediente servidor,
un hermano; y que, siendo así, si quiere nuestro Señor dar VICENTE DEPAUL,
su bendición sobre esta obra buena, no habrá ya falta de sacerdote de la Misión
hombres ni falta de dinero. El señor comendador parece in-
cluso que no quiere que la cosa quede en ese número 3 . ¡Ben- Mi digna madre, el señor comendador desea que le envíe
dito sea por ello el santo nombre de Dios! una memoria del pequeño mueblaje que necesitamos y que
Le he dicho muchas cosas en alabanza de esta pequeña su caridad tiene que proporcionarnos.
Compañía 4 . Ciertamente, mi querida madre, esto me da
miedo; por eso le suplico que lo disminuya mucho y que no Dirección: A mi reverenda madre de Chantal, fundadora
diga nada a nadie. La excesiva reputación daña mucho y de la Orden de la Visitación y superiora del monasterio de
ordinariamente hace, por un justo juicio de Dios, que los Annecy, en Annecy.
2. (CA).—Original en la Visitación de Annecy.
1
Por el contrato de 3 de junio de 1639, el comendador de Sillery les 3. A LA MADRE DE LA TRINIDAD
había prometido a los misioneros de Annecy procurarles alojamiento y
mueblaje. Todavía no había cumplido con su palabra. El 26 de enero si- San Lázaro, en París, 28 de agosto de 1639
guiente, los misioneros le libraban de esa promesa, mediante 2.000 libras,
que deberían servir, con otras 1.000 libras, para la compra de una casa. Para
empezar, se instalaron en un local ofrecido, preparado y arreglado por San- Mi queridísima madre:
ta Juana Francisca. ¡El espíritu de unión por el que el Hijo de Dios unió a
2
Omitimos aquí cuarenta líneas del original llenas de tachaduras. Es los hombres con su Padre sea siempre con usted!
muy lamentable, repitámoslo, que alguien se haya tomado tanta molestia
para ocultarnos lo que un santo le escribía a una santa. Le doy un millón de gracias, mi querida madre, por la
s
El 26 de febrero de 1640 hacía una nueva donación para elevar a cua- ardiente caridad con la que ,ha hecho el favor de escribirme;
tro el número de sacerdotes y a dos el de hermanos (cf. Arch. Nat. S 6.716).
1
y, puesto que ha sido Dios el que para ello ha movido su
San Vicente cree que habló demasiado bien de su Compañía en su 5
carta del 14 de julio. Aquí se esfuerza en rebajarla para castigarse por haber Bernardo Codoing y Pedro Escart.
hablado antes con demasiada complacencia. Cf. S.V.P. I, 574-576; E.S. I, 559-561.
346 P.ü. Selección de escritos l'U. Cartas a religiosos 347

querido corazón, y el que le inspira todo cuanto me dice, lo la sumisión, de la humildad, de la sencillez, del candor y de
abrazo con toda la reverencia y el afecto que me es posible y la caridad. Si esto va en contra de sus sentimientos, mi que-
le prometo, mi muy única madre, cumplir con toda exacti- rida madre, o de los del señor comendador, le pido muy hu-
tud lo que le place prescribirme. Es verdad, mi querida ma- mildemente perdón y también a él, y le suplico una vez más,
dre, que temo mucho que mi miseria haya dado muchos en nombre de nuestro Señor, que me soporte en esta miseria.
motivos de pena a nuestro bondadosísimo y amabilísimo co- Quiero creer que su presencia impedirá que se cometa algu-
mendador 1 . Pero ¿qué otra cosa puede salir de un miserable na violencia, pero no tengo la menor duda de que, apenas
pecador más que defectos y faltas en todas las cosas?; y esto, haya vuelto la espalda, obrarán de otra manera.
sin embargo, ha sido sin ninguna mala voluntad, que jamás Sé muy bien, mi querida madre, que Santa Teresa actuó
he tenido, desde que tuve el honor de ser conocido por él, y de manera muy distinta en algunas de sus fundaciones; pero
mucho tiempo antes de honrarle y respetarle como un gran ¿qué?, ella era una santa que tenía para ello la inspiración
siervo de Dios, a quien soy indigno de acercarme. Y puesto de Dios. Y además, mi querida madre, no sé si habría actua-
que no tengo ningún otro medio para satisfacerle más que el do de ese modo con un pueblo que tuviera aversión de los
de recurrir a su bondad, lo hago, mi querida madre, por nuevos establecimientos y lo hubiera demostrado en varias
medio de la de usted y le pido humildemente perdón, que- ocasiones. Por eso suplico a su caridad con mucha insisten-
dando postrado en espíritu a los píes de él y a los suyos, y cia que acepte con agrado lo que le propongo con toda la
ciertamente con movimiento de lágrimas que mi corazón humildad y el respeto que me es posible, y que se lo propon-
muy conmovido y enternecido envía a mis ojos. ga así a dicho señor comendador, y que le diga también que
Y puesto que es tan bueno que acoge mi petición en rela- con mucho gusto veo bien que tome las cuatro mil quinien-
ción con monseñor de T[royes] 2 y le parece bien que tenga tas libras que están en manos de nuestras queridas hermanas
una habitación en la casa, se lo agradezco muy humildemen- de Santa María 5 , donde el buen monseñor de Troyes quiso
te y le suplico, en nombre de nuestro Señor, que compadezca ponerlas al principio. Le escribo a este efecto al padre Dufes-
igualmente mi ruindad en relación con el otro punto que se tel que haga entregar dicha suma al citado señor comenda-
refiere al consentimiento de la ciudad, y que haga el favor de dor cuando él lo indique.
hablarles él mismo, ya que no cree conveniente hacer que les Por lo que respecta al aumento de la fundación de Gine-
escriban; porque sin dificultad, mi querida madre, no nos bra 6 , no puedo ciertamente, mi querida madre, expresarle
sufrirán allí 3 . Me han dicho que la mujer de un magistrado todo el agradecimiento que nuestro Señor me da; y puesto
ha dicho a una persona 4 estas palabras: "¡Que no se le ocu- que tengo tan poca gracia que no lo sé testimoniar bien, le
rra establecer en el arrabal a los sacerdotes de la Misión! ¡No suplico muy humildemente, mi querida madre, que me ayu-
los toleraremos!" ¡Qué disgusto tendría, mi querida madre, de a dar las gracias por ello y le asegure mi obediencia. Y
el señor comendador si viese que le ofenden de este modo en para usted, mi querida madre, como tampoco soy digno de
la obra de sus manos! Si, haciendo con sencillez todo lo que agradecerle oportunamente todas las gracias que recibimos
esté en nosotros, nos rechazan, que sea en buena hora, y así incesantemente de su caridad, ruego a nuestro Señor, mi
conoceremos la voluntad de Dios; nos acomodaremos como querida madre, que lo haga él mismo y que sea él nuestro
podamos fuera del ámbito de la ciudad y de los barrios. Y si agradecimiento, y soy, en su amor y en el de su santa Madre,
ellos lo aceptan, como espero, cuando les hable el señor co- mi queridísima madre, su muy humilde y obediente servidor,
mendador, será para nosotros un gran consuelo haber entra-
do en este establecimiento por la puerta de la deferencia, de VICENTE DEPAUI.

3. Original en las Hijas de la Caridad de Nancy, calle de la Chanté, 18. Dirección: A mi reverenda madre de la Trinidad, supe-
1
El comendador de Sillery. riora de las carmelitas del arrabal de Troyes, en Troyes.
2
Renato de Breslay (1604-1641). 5
Del convento de la Visitación de Troyes.
3
Los misioneros tenían su residencia en Sancey, junto a Troyes. El co- 6
De Annecy, en la diócesis de Ginebra. La sede episcopal de Annecy fue
mendador de Sillery les buscaba otra en el arrabal. establecida en 1822.
1
Primera redacción: a una persona que me lo ha escrito. Cf. S.V.P. I, 577-580; E.S. I, 562-564.
348 P.II. Selección de exentos Vil. Carlas a religiosos 349

su respuesta a las que se excusaban, lo que dijo sobre la


4. A LA MADRE JUANA-MARGARITA CHANLP constitución 47, sobre las elecciones de las superioras, fo-
lio 647, al pie de página. Y ciertamente, mi querida hermana,
[Por junio de 1649]2 no es tanto nuestra bienaventurada Madre la que dice esto
como el Espíritu Santo, que dice, en la sesión novena, ca-
Creía, mi querida hermana, que podría tener el consuelo non 7, que si no hay en un monasterio religiosos que tengan
de gozar de su presencia tan estimada, en vez de tener que las cualidades requeridas para una elección canónica, es po-
contentarme con las cartas que me ha enviado, y que le con- sible elegir a otra de la misma Orden.
fieso que me han llenado de tristeza al ver cómo esa persona En nombre de Dios, madre, deje que le pregunte lo que
a la que siempre he visto tan sumisa a la providencia de va a responder usted a Dios cuando tenga que darle cuentas,
Dios, pone dificultades a la elección que nuestro Señor ha en la hora de la muerte, cuando le pregunte por qué no ha
hecho de ella para la dirección de sus queridas esposas y obedecido usted a sus reglas, a los consejos de la bienaventu-
hermanas suyas de Meaux. Pues creo, mi querida hermana, rada Madre, a la costumbre invariable de la Orden y, lo que
que esta elección es una verdadera vocación de Dios: es más, al mismo Espíritu Santo, que le habla por boca del
l.Q, porque se ha hecho canónicamente, ya que se dan en santo concilio. Si usted responde que no le pidieron su pare-
ella todas las condiciones necesarias. Ha sido hecha en pre- cer antes de aceptar que la pusieran en el catálogo, puede
sencia del superior con el consentimiento de toda la comuni- echarme a mí las culpas, que no puse atención en ello, por
dad, del de su superior, del de la superiora de la casa de no haber visto nunca que hubiera que pedir ese parecer a las
aquí, a la que tuvieron que hacer muchas súplicas hasta que hermanas de que se trata. Pero mi falta de urbanidad, si hay
le permitió marcharse a usted; que es usted libre, y no nece- alguna, mi querida hermana, no le excusará a usted ante
saria, en el sitio en que está; y que todo esto está en confor- Dios. Si me dice usted que la necesita su querido monaste-
midad con sus costumbres, con el santo concilio de Trento, rio, le responderé que es verdad que nuestra bienaventurada
con el parecer de nuestra bienaventurada madre de Chantal Madre desea, en sus respuestas, que las superioras de las reli-
y con la práctica ordinaria, sin que se haya oído jamás decir giosas tengan esto en cuenta, pero que he visto, por las car-
que ninguna de las religiosas de su santa Orden se haya ne- tas que usted me escribió el año pasado, que sus queridas
gado a obedecer a Dios en semejantes ocasiones, aunque al- hermanas pueden prescindir de usted; y algunas de las que
gunas pusieron dificultades al principio; y eso fue lo que le luego me han escrito me indican también lo mismo.
dio ocasión a nuestra bienaventurada Madre para decir, en Todas estas razones, querida madre, me obligan a rogarle
que haga usted ejercicios espirituales para ello, para pedirle
4. Reg. 1, f.Q 6, copia sacada de la minuta autógrafa. a su divina Majestad fuerzas para obedecerle en esta ocasión,
1
El nombre del destinatario se deja adivinar por el contenido. La carta
fue escrita, después de la muerte de Santa Juana Francisca, a una religiosa o al menos una hora de oración mental, que le ruego haga
de la Visitación profesa de uno de los monasterios de París. Pues bien, de sobre este tema, pudiendo también hacer una hora sobre
las cuatro hermanas que fueron superioras de la Visitación de Meaux cada uno de los siguientes puntos: l.Q, razones que usted
de 1641 a 1660 (entre las que hemos de elegir), elegidas todas ellas en las tiene para hacer en esta ocasión lo que le gustaría haber
fechas regulares, la madre Chanu fue la única prestada por París a Meaux.
Recibida en el primer monasterio de la Visitación en 1621, lo dejó en 1627 hecho en la hora de la muerte; 2.a, saber si hay razones para
para ir a fundar a Dol, en Bretaña, una casa, que luego se trasladó a Caen, dudar de que no sea voluntad de Dios lo que le ordena su
en 1631. Los votos de las hermanas de Riom la separaron del monasterio de directorio, lo que aconseja nuestra bienaventurada Madre, lo
Caen un año después del final de su segundo trienio. Fue superiora de que confirma la práctica de su santa Orden y el concilio de
Riom de 1636 a 1642, de Dijon de 1642 a 1648, de Meaux de 1649 a 1652,
de Caen de 1653 a 1659, y murió el 27 de enero de 1660, a los sesenta y tres
Trento; 3. e , mirar en el fondo de su alma y delante de Dios
años de edad. Después de salir de Dijon, pasó seis meses en el convento de la si no tiene usted algún otro designio más que el de obedecer
Concepción, calle Saint-Honoré, de París, para reformar aquella casa (Année a sus sentimientos antes que a Dios, en cuyo caso le conjuro,
sainte 785-802). mi querida hermana, que pase por encima de sus sentimien-
2
La madre Chanu fue elegida superiora del monasterio de Meaux el 20 tos y que le dé a Dios la gloria que le debe dar una verdadera
de mayo de 1649.
Cf. S.V.P. III, 458-461; E.S. III, 418-421.
hija de Santa María en esta ocasión. Espero que así lo hará
/
Vil. Cartas a religiosos 351
350 P.II. Selección de escritos

usted y seguiré con la firme decisión de ser durante toda mi la que conviene, al considerarse superior nato, y quizá sus
vida, en el amor de nuestro Señor... sucesores pretendan lo mismo de derecho; el segundo, y que
Y si dice usted, en la última carta, mi querida hermana, considero el último, es que, como está un poco delicado y
que está dispuesta a partir, pero que se lo impiden los habi- enfermo, pondrá dificultades en encargarse sin más de esa
tantes de allí, en nombre de Dios le ruego que ponga todo su casa. Más valdrá ir observando cómo marchan las cosas al
esfuerzo y no acepte este pretexto para desobedecer a su santa principio.
Orden. El señor obispo es demasiado bueno para impedírse- Le dije a nuestro hermano encargado de estos asuntos
lo, y el señor Duvergier demasiado razonable para no consen- que le remita a usted hoy los papeles que me envió, que son
tir en ello; en fin, aun cuando le cerrasen las puertas de la solamente copias. Me ha obligado usted a proponer arbitros,
ciudad, el señor gobernador y su esposa tendrán la discre- diciéndome que ha nombrado al señor Deffita3 en nombre
ción suficiente para mandar que se las abran. Nuestra biena- de ustedes. Le indiqué que con mucho gusto nos atendría-
venturada Madre condenaba esos pretextos y se ponía por mos a su decisión. Yo solamente he encontrado al señor Pe-
ejemplo de que, aunque los superiores de las casas la man- pin, que cree que nosotros hayamos podido hacer la entrega
dasen encerrar en una torre, ella encontraría con la ayuda de de Verneuil; el señor Blavet dijo en presencia suya que no lo
Dios los medios para salir de allí y poder obedecer a su podíamos hacer; y todos aquellos con quienes he hablado
superior. luego, entendidos en la cuestión de los coches, creen que no
es justo que sus coches de Dreux impidan la circulación de
los de Verneuil, ni de los de Lisieux, Bayeux, Coutances y
Valognes, que son de allí, en donde los propietarios de los
coches de Rouen que les pertenecen a ustedes tienen derecho,
5. A LA MADRE ANA MARÍA BOLLAIN', lo mismo que por toda Normandía. Juzgue usted misma, mi
SUPERIORA DEL CONVENTO DE LA MAGDALENA querida madre, qué razones tiene Dreux para excluir a todas
esas ciudades, que no tienen coches, de tenerlos en cuanto
Mi querida madre: puedan para comodidad suya. Además, hay un montón de
La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros. ejemplos para ello: los coches de Abbeville y de Calais si-
Lo que me indica usted sobre ese buen eclesiástico para guen pasando por la ruta de Beauvais, en donde están esta-
la dirección de su casa 2 tiene dos inconvenientes: el primero, blecidos. Sí, se nos replica, pero los propietarios tendrán me-
por parte de la autoridad, que él querrá tener más todavía de nos ingresos. Aun cuando así fuera, ¿acaso su interés par-
ticular tiene que perjudicar a las demás ciudades, dado que
5. Reg. 1, f.Q 62 v.°; copia sacada del original autógrafo. el establecimiento de coches mira a la utilidad pública? Hay
1
Ana María Bollain había nacido en 30 de septiembre de 1599. Cuando una cosa que no es justa, que los otros coches tomen pasaje-
se presentó en París a San Francisco de Sales, para que la recibiera en el ros en Dreux; por eso, hay que permitir al coche de Dreux
primer monasterio de la Visitación, el Santo le preguntó su nombre. "Bo-
llain", le contestó ella. "Hija mía, le dijo el Santo, el lino es un granito que denuncie a los otros coches si lo hacen.
pequeño que se multiplica mucho (N. del T.: Bon Un —buen lino— suena Esto es, mi querida madre, lo que pienso sobre el asunto,
en francés lo mismo que Bollain); eso mismo tiene usted que hacer en la diciéndoselo con toda sencillez. Me quitan la pluma de la
tierra de la santa religión, donde le prometo un lugar". Su espíritu demos-
tró tal madurez en el noviciado, que Santa Juana Francisca redactó según mano y me veo obligado a terminar. Si el señor Deffita opi-
sus consejos algunos artículos del directorio. En 1629 fue de superiora al na de otro modo, me someteré a su decisión. Soy en el amor
convento de Santa Magdalena, que tuvo que abandonar en 1633, al elegirla de nuestro Señor su muy humilde servidor,
como superiora las hermanas del primer monasterio. Tres años más tarde
volvió a dirigir el convento de Santa Magdalena, del que se marchó de
nuevo en 1664 para gobernar la comunidad de Chaillot durante seis años.
El primer monasterio volvió a elegirla superiora en 1673. Murió el 15 de VICENTE DEPAUL,
enero de 1683, después de haber servido a Dios en el claustro durante sesen- i. s. d. 1. M.
ta y tres años. Santa Juana Francisca decía de ella que era "un alma muy 3
fervorosa, que caminaba recta hacia Dios" (Année sainte, I, 360-375). Abogado de París y amigo del Santo.
2
El convento de la Magdalena. Cf. S.V.P. III, 533-535; E.S. III, 490-491.
352 P.II. Selección de escritos VIL Cartas a religiosos 353

con la condición de que restableciese allí la antigua obser-


6. A L PADRE J O R G E BARNY, SUPERIOR GENERAL vancia de las reglas, tal como ha hecho en algunas otras de
DE LA O R D E N DE G R A N D M O N T 1 sus casas; esa pensión pasaría de él a sus sucesores en la
observancia de dicha regla; cuando se lo expuse a la reina,
24 de enero de 1652 demostró una gran alegría y me ordenó que procurase su
ejecución, de lo que me siento culpable por no haberlo he-
Mi reverendísimo padre: cho hasta ahora. Hay motivos para esperar que Dios quiere
Hará unos seis meses que el señor conde de Brienne me servirse de usted, mi reverendísimo padre, para levantar una
envió una carta del rey para que se la entregara a su reveren- orden tan santa como la suya, que ha sido tan célebre en la
cia; no lo hice por entonces, ya que caí gravemente enfermo, Iglesia y tan útil a este reino, ya que es bajo su mandato
mientras que después el descuido del encargado de mis pa- cuando empieza a difundir de nuevo el mismo olor que di-
peles 2 hizo que no me hablara de dicha carta hasta hace dos fundió en sus primitivos comienzos, por lo que las personas
días. Le pido muy humildemente perdón a su reverencia por de bien están deseando su restauración. El rey desea contri-
este retraso. buir a ello; y parece que es también éste el designio de Dios,
La razón por la que le escribió Su Majestad es que se que le ha dado a ese buen religioso como instrumento muy
decidió así en el Consejo de asuntos eclesiásticos, cuando, apropiado para que se sirva de él su reverencia; así lo hará,
después de quedar vacante un priorato de su orden en la si acepta confiarle el cargo de vicario general para gobernar
diócesis de Lodéve, se pensó en uno de sus buenos religiosos las casas de Epoisses, de Thiers y de Lodéve, con facultades
llamado el padre Frémont 3 para que recibiera una pensión, para recibir novicios y profesos en la antigua observancia,
todo ello bajo la autoridad y santa dirección de su reveren-
6. Reg. 1, f.Q 35, copia sacada de la minina. Esta tarta fue publicada cia. Este es, según creo, mi reverendídismo padre, el motivo
por el padre Juan Bautista Rocháis en la vida manuscrita del padre Carlos por el que le escribe el rey. No dudo de que su reverencia
Frémont. El original se encontraba antes en el archivo de la congregación responderá a sus intenciones en una cosa tan razonable, que
de Santa Genoveva en una carpeta titulada Leltres de prélats depuis Van
1653 jusqu'en 1660. tiende a la gloria de Dios, en el sostenimiento de un cuerpo
1
La orden de Grandmont, llamada así por el sitio en cine se encontraba que le tiene a usted por cabeza. Y nuestro Señor infundirá
el monasterio principal, fue fundada en el siglo XI por San Esteban de allí por medio de usted y de sus ministros su espíritu religio-
Muret. so, para reinar por los siglos de los siglos. De este modo su
2
El hermano Ducournau. persona y su celo serán un ejemplo para toda la posteridad,
3
Carlos Frémont nació en Tours en 1610 y entró a los dieciocho años
en la orden de Grandmont. Muy poco después de su ordenación sacerdotal, aparte del mérito que su reverencia tendrá por ello delante
fue nombrado prior de la abadía de ese nombre. Obsesionado con la idea de de Dios, a quien le pido su conservación y la gracia de poder
establecer la reforma, pidió y obtuvo ser enviado a París en calidad de prior rendirle mi obediencia en alguna ocasión, como a un prela-
del colegio de Grandmont. Tras haberse perfeccionado en el estudio de la do a quien estimo y respeto grandemente y del que soy, en el
teología, juzgando que había sonado la hora de la divina Providencia, puso
al superior general al corriente de sus proyectos. El padre Barny no estaba amor de nuestro Señor, el más humilde y obediente servidor.
dispuesto a favorecerlos, pero con la intervención de Richelieu el padre
Frémont tuvo libertad plena para establecer la regla primitiva en Epoisses, VICENTE DEPAUL,
cerca de Dijon, adonde se retiró en 1642 con uno de sus hermanos de hábito,
José Boboul. En 1650 se construyó el convento de Thiers, que se convirtió indigno superior de la congregación
en centro de la reforma y residencia del padre Frémont. Los progresos fue- de la Misión
ron lentos por la oposición del padre Barny. Un tercer monasterio, el de
Chavanon, en la diócesis de Clermont, aceptó la reforma en 1668; vinieron
luego los de Saint-Michel, en Lodéve (1669), de Louyes, en la diócesis de
Chartres (1681), de Vieux-Pont, en la diócesis de Sens (1683), de Macherets,
en la diócesis de Troyes (1687). Los reformados tenían más de ocho horas de
oficio y de oración al día, abstinencia todo el año, ayuno durante cerca de
ocho meses, soledad, salidas muy raras, y nunca para ver a los parientes. El
padre Frémont murió en olor de santidad en Thiers en 1689.
Cf. S.V.P. IV, 309-311; E.S. IV, 296-297.
354 P.U. Selección de escritos VII. Cartas a religiosos 355

7. A UN CARTUJO 8. A LOS RELIGIOSOS DE LA ABADÍA DE M O N T - S A I N T - E L O Y '

Mi reverendo padre: 4 de marzo de 1654


La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
Padres:
Leí su carta con respeto y ciertamente con gran confu- La gracia de nuestro Señor sea siempre con nosotros.
sión al ver cómo se dirige usted al más sensual y al menos El aprecio que desde hace mucho tiempo siento por su
espiritual de los hombres, a quien todos conocen como tal. santa casa, por la santidad de su prelado, a quien conocí en
No dejaré, sin embargo, de exponerle mis humildes ideas París 2 , y por el buen olor de su reputación, me ha dado
sobre lo que usted me propone, no para aconsejarle, sino siempre un gran deseo de servirles. Puedo decirles que he
sólo por esa condescendencia que nuestro Señor quiere que procurado hacerlo siempre que se me ha presentado la oca-
tengamos con el prójimo o, por mejor decir, por pura obe- sión, mientras he estado en disposición de hacerlo. Ahora
diencia. Empezaré diciéndole, mi reverendo padre, que me que la Providencia no me lo permite, me ofrece, sin embar-
ha consolado mucho ver los deseos que usted tiene de unirse go, la posibilidad de ofrecerles mi buena voluntad.
perfectamente a nuestro Señor, la fidelidad con que le co- Habrán podido saber ustedes que sobre la elección que
rresponde y los favores con que su divina bondad le distin- hicieron 3 de tres religiosos suyos 4 , cuyos nombres fueron
gue con frecuencia, las grandes dificultades y contradiccio- enviados al rey a fin de que escogiera a uno de ellos para
nes que usted ha encontrado en los diversos estados por los que fuera su abad, según la costumbre de Artois, una perso-
que usted ha pasado y, finalmente, el gran amor que usted na distinguida 5 ha mediado en el asunto y ha obtenido esa
siente por esa gran maestra de la vida espiritual, Santa abadía. Esto ha dado mucha pena a los dos religiosos que
Teresa. habían enviado ustedes para urgir este negocio. Pero, en me-
Pues bien, aunque así sea, mi reverendo padre, creo que dio de esta aflicción, Dios les ha ofrecido un buen medio
hay mayor seguridad en la vida común de su santa orden y para que pueda repararse este enojoso asunto. Se trata, pa-
en que se someta usted por entero a la dirección de su supe- dres, de que ustedes piensen en pedir a Su Majestad al reve-
rior: l.Q, porque es una máxima que el religioso debe aspirar rendo padre Le Roy, religioso de San Víctor 6 , como abad,
a animarse del espíritu de su orden; de lo contrario, sería ser por vía de postulación y no de elección, teniendo en cuenta
religioso de una orden solamente de hábito y no de espíritu. que no pertenece a la casa de ustedes, aunque con la condi-
Y como su santa orden es conocida como la más perfecta de ción de que no cambie nada en dicha abadía, ni respecto a la
la Iglesia y por eso todos los demás pueden pasar a ser cartu- disciplina ni respecto a lo temporal. Cuando me indicaron
jos, tiene usted gran obligación de trabajar por la adquisi- esta solución, pensé en decirles a ustedes lo que pienso, indi-
ción de este espíritu. Y como el espíritu de su santa orden cándoles algunas ventajas que deben moverles a hacerlo así.
consiste en el silencio, la soledad y la oración vocal, anima- Les ruego que acepten mis consejos.
da de la mental, por eso creo que hará usted bien en entre- Lo primero es que evitarían un gran mal, impidiendo
garse a nuestro Señor para entrar en ese espíritu; 2.a, es una
máxima que el espíritu de nuestro Señor actúa mansa y sua- 8.Reg. 1, f.° 54 v.°, copia sacada de la "minuta sin firmar".
1
vemente, mientras que el del espíritu maligno obra con as- En esta localidad, situada cerca de Arras, había una abadía de la orden
de San Agustín.
pereza y acritud. Pues bien, por todo lo que usted me dice de 2
Pedro Busquet, elegido en 1651, muerto el 23 de noviembre de 1653.
que sus impulsos son ásperos y duros y que le inclinan a 5
El 30 de diciembre de 1653.
4
aferrarse tenazmente a sus sentimientos en contra de los de El padre Boulart, asistente del superior general de Santa Genoveva, era
sus superiores, aparte de que su complexión natural le incli- uno de estos tres; no tenía intención de aceptar.
5
El gobernador de Arras. Había solicitado la abadía para su tío, religio-
na a ellos, por eso deberá usted resistirles. so premonstratense.
6
Pedro Le Roy, canónigo regular de la abadía de San Víctor de París y
7. Reg. 1, f.° 21, copia sacada de la "minuta manuscrita". superior del colegio de Boncourt.
Cf. S.V.P. IV, 576-577; E.S. IV, 538-539. Cf. S.V.P. V, 88-90; E.S. V, 84-86.
356 P.1I. Selección de escritos

que se nombre como superior a una persona que no tiene el


espíritu de su santa orden.
Lo segundo es que por este medio seguirán ustedes man- VIII. CONFERENCIAS A HIJAS
teniendo el derecho de elección. DE LA CARIDAD
Lo tercero es que el mencionado padre Le Roy, al ser
religioso de San Agustín como ustedes y con fama de ser
buen religioso, será capaz de gobernar esa abadía según sus
costumbres y sus intenciones. 1. CONFERENCIA DEL 19 DE JULIO DE HHO
Y en cuarto lugar, que es hermano del señor Le Roy,
primer secretario del señor Le Tellier, que goza de mucha Sobre la vocación de Hija de la Caridad
fama y que es una de las mejores personas que yo conozco
en el mundo. Siendo esto así, padres, pueden estar ustedes El jueves, 19 de julio de 1640, nos dio el padre Vicente la
seguros de tener un poderoso protector en la corte y de que segunda conferencia sobre la vocación de las Hijas de la Ca-
se les conservarán los privilegios y posesiones que tienen, ridad, y empezó de esta manera.
sin que nadie se atreva a atentar contra su monasterio ni ¡Animo, hijas mías!; de nuevo estamos reunidos para ha-
contra sus propiedades. blar de la excelencia de vuestra vocación y para conocerla
No dudo, padres, de que ante estas razones tomarán uste- mejor, a fin de reparar las faltas en las que me han hecho
des la resolución de pedir a ese buen religioso, ya que encon- caer mis continuas ocupaciones, retrasando tanto tiempo
trarán en él todo lo que puedan esperar de provecho en cual- mis deseos de enseñaros lo que tenéis que saber sobre este
quier otro de los suyos. Así lo deseo para el bien de su tema. Quizás, mis queridas hijas, la justicia de Dios me ten-
comunidad, asegurándoles que no tengo en ello más interés drá que castigar de ello en el purgatorio. Sin embargo, he
que el de la gloria de Dios, en el que soy... tenido un consuelo en todo esto: desde hace diez o doce años
que ha empezado vuestra Compañía, vosotras habéis honra-
do la conducta del Hijo de Dios en la fundación de su Igle-
sia, el cual estuvo treinta años sin aparecer, para trabajar
9. A L PADRE FELIPE MANUEL DE G O N D I
solamente tres, y no dejó nada por escrito a sus apóstoles. En
todo lo que habéis hecho, hijas mías, estos años pasados, os
[9 enero 1659] >
habéis guiado por la costumbre; pero, con la ayuda de Dios,
Monseñor: en el porvenir tendréis vuestras pequeñas reglas. Así, pues,
El estado tan achacoso en que me encuentro y una fiebre- la finalidad de esta conferencia será la de daros a conocer el
cilla que sufro me obligan, ante la duda de lo que pueda plan de Dios en la fundación de las Hijas de la Caridad, ya
ocurrir, a usar la precaución de postrarme en espíritu a sus que todos los obreros del mundo tienen algún plan en sus
pies para pedirle perdón por los disgustos que le he dado obras. El mismo Dios no hizo nunca nada sin este plan. Su
con mi rusticidad y para agradecerle con toda humildad, plan, en la Institución de los Capuchinos, fue formar hom-
como lo hago, esa paciencia tan caritativa que ha tenido bres que enseñasen la penitencia con su ejemplo; suscitó a
conmigo y los innumerables beneficios que nuestra pequeña los Cartujos para honrar su soledad y cantar sus alabanzas; a
congregación, y yo en particular, hemos recibido de su bon- los Jesuítas, para llevar una vida apostólica; y así a los de-
dad. Esté seguro, señor, que si Dios quiere seguir dándome más. Por tanto, tenemos que ver el plan de Dios en vuestra
fuerzas para rezar, las emplearé en este mundo y en el otro fundación. Vosotras, pobres campesinas, ¿no os sentís conso-
para pedir por usted y por todos los suyos, ya que deseo ser ladas y admiradas al mismo tiempo de una gracia tan gran-
en el tiempo y en la eternidad su... de de Dios, que todavía no conocéis, pero que conoceréis al-
gún día? Honrad, pues, el plan que Dios ha tenido desde
9. Reg. 2, 92.
1
Fecha dada por Collet, o.c, t.II, 61. toda la eternidad en este propósito; y aunque os parezca has-
Cf. S.V.P. VII, 435-436; E.S. VII, 373-374. ta el momento muy pequeño y casi nada, sabed que es muv
358 P.1I. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 359

grande, ya que se trata de amar, servir y honrar la vida de su estéis en ella, todas vuestras acciones tienen que tender a este
Hijo en la tierra. mismo amor.
Pero quizás, hijas mías, no sepáis cómo se puede amar a El medio principal y más seguro para adquirir este amor
Dios soberanamente. Os lo voy a decir. Se trata de amarlo es pedírselo a Dios con gran deseo de obtenerlo. ¿De qué os
más que a cualquier cosa, más que al padre, a la madre, a serviría llevar una sopa, un remedio, a los pobres, si el moti-
los parientes, a los amigos, o a una criatura cualquiera; vo de esta acción no fuera el amor? Ese era el motivo de
amarlo más que a sí mismo, porque, si se presentare alguna todas las acciones de la Santísima Virgen y de las buenas
cosa contra su gloria y su voluntad, o si fuere posible morir mujeres que servían a los pobres, bajo la dirección de nues-
por él, valdría más morir que hacer algo contra su gloria y tra Señora y de los apóstoles, Santa Magdalena, Santa Marta,
su puro amor. Santa María Salomé, Susana y Santa Juana de Cusa, mujer
Ved, hijas mías, cuan grande es el plan de Dios sobre del procurador de Herodes, a las que os sentís tan felices de
vosotras, y la gracia que os concede al permitiros servir ya a suceder.
una tan grande cantidad de pobres y en tan diversos lugares. Honráis también al Hijo de Dios procurando que todos
Esto exige diversas clases de reglamentos. Las hermanas de los enfermos estén siempre en buen estado, esto es, en gracia
Angers tienen el suyo; se necesitará uno para las que sirvan de Dios. ¡Qué honor y consuelo podéis tener, hijas mías, al
a los pobrecitos niños, otro para los que sirvan a los pobres ver cómo Dios os ha concedido un medio tan fácil de servir a
del hospital, otro para las que sirvan a los pobres de las los cuerpos, a vosotras que, por vosotras mismas, jamás po-
parroquias, otro para las de los pobres galeotes y también dríais esperar realizar grandes hechos caritativos, ni poder
otro para las que se queden en la Casa', a la que tenéis que ayudar en la salvación de las almas! El que lo hagáis por
mirar y amar como la de vuestra familia. Y todas estas reglas amor de Dios no sería bastante, ya que entre aquellos a quie-
tienen que trazarse sobre la Regla general, de la que os voy a nes podáis servir, habrá muchos que serán enemigos de Dios
hablar. por los pecados cometidos desde hace mucho tiempo, y por
los que quizá tengan ganas de cometer después de su enfer-
La Providencia ha permitido que la primera palabra de medad, si de enemigos de Dios no procuráis cambiarlos en
vuestras reglas sea de esta manera: "La Compañía de las Hi- amigos de Dios por una verdadera penitencia. Por eso, hijas
jas de la Caridad se ha fundado para amar a Dios, servirle y mías, es preciso que sepáis que el designio de Dios en vues-
honrar a nuestro Señor, su dueño, y a la Santísima Virgen". tra fundación ha sido, desde toda la eternidad, que lo hon-
¿Y cómo le honraréis vosotras? Vuestra Regla lo indica ha- réis contribuyendo con todas vuestras fuerzas al servicio de
ciéndoos conocer el plan de Dios en vuestra fundación: las almas, para hacerlas amigas de Dios, esto es, disponién-
"Para servir a los pobres enfermos corporalmente, adminis- dolas con gran cuidado a recibir los sacramentos, y esto in-
trándoles todo lo que les es necesario; y espiritualmente, cluso antes de que os ocupéis del cuerpo. Hay que hablarles
procurando que vivan y mueran en buen estado". Fijaos, con tanta caridad y afabilidad que vean que sólo el interés de
hijas mías: haced todo el bien que queráis; si no lo hacéis la gloria de Dios y de su salvación os lleva a hacerles esta
bien, no os aprovechará de nada. San Pablo nos lo ha ense- proposición. Hacedles pensar en la importancia de recibir
ñado. Dad vuestros bienes a los pobres; si no tenéis caridad, los sacramentos en esas disposiciones, de forma que se apro-
no hacéis nada 2 ; no, aunque deis vuestras vidas. ¡Oh, mis vechen sus almas; y cuando estén reconciliados con Dios,
queridas hermanas! Hay que imitar al Hijo de Dios, que no decidles que no habrá ningún momento en su vida, ningún
hacía nada sino por el amor que tenía a Dios su Padre. De sufrimiento, que Dios no recompense, aunque no se mueran
esta forma, vuestro propósito, al venir a la Caridad 3 , tiene hasta dentro de cincuenta años.
que ser puramente por el amor y el gusto de Dios; mientras
Durante sus enfermedades, tened mucho cuidado de pre-
1. Conferencia. Arch. de las Hijas de la Caridad; el original es manus- pararlos para la muere y de que tomen buenas resoluciones
crito de Luisa de Marillac. para bien vivir, si Dios permite que se curen. De esta forma,
1
La Casa madre de las Hijas de la Caridad.
2
1 Cor 13,3. hijas mías, de enemigos que eran de Dios, se convertirán en
3
Compañía de las Hijas de la Caridad. amigos de Dios. ¡Qué consuelo en el cielo, si tenéis la felici-
360 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 361

dad de ver allí a aquellas almas que, por su presencia, de personas seculares, es menester que no las asuste el exceso
aumentarán la gloria que Dios os dé! de vuestra modestia. Esto podría impedir hacer el bien que
No es eso todo. Dios tiene además otro plan, mis queri- puede hacerse con una jovialidad moderada. Absteneos sola-
das hermanas: el de vuestra propia perfección; porque, hijas mente de esas miradas fijas, mirando a un hombre o a una
mías, ¿de qué os servirá ganar todas las almas para Dios si mujer fijamente entre los dos ojos, y de ciertas miradas re-
perdéis la vuestra? Por otra parte, ¿cómo trabajaríais en milgadas que son demasiado peligrosas y cuya herida no se
vuestra propia perfección, teniendo tantos quehaceres? Vues- siente de momento.
tra Regla os lo enseñará, ya que el segundo artículo os dice Podéis también mortificar este sentido en la iglesia, por
que os améis las unas a las otras como hermanas que ha las calles y en otras muchas ocasiones de curiosidad, des-
unido Jesucristo con el vínculo de su amor. ¿No os pare- viándola de todos esos objetos por amor de Dios.
ce esto muy apremiante? Hijas mías, sería mucho decir: Nuestro olfato tiene también necesidad de ser mortifica-
"Amaos como hermanas"; pero todavía puede apremiar mu- do, bien sea aceptando de buen grado los malos olores,
cho más vuestro corazón el deciros: "Como hermanas que cuando se presentan, sin hacer remilgos, especialmente con
Jesucristo ha unido con el vínculo de su amor". Mis queri- vuestros pobres enfermos, y también absteniéndoos de los
das hermanas, ved cuan obligadas estáis a un gran amor buenos olores, cuando podáis sentirlos; pero esto sin que se
unas con otras, si no queréis correr el peligro de despreciar den cuenta los demás.
la gran gracia que Dios os ha hecho al daros la vocación de Cuando le preguntaron sobre si había algún mérito en
sus más queridos amigos. abstenerse de poner perfumes en la ropa o en los vestidos, el
Este santo amor no puede tolerar, mis queridas herma- padre Vicente, no pudiendo concebir que jamás hubiese
nas, que tengáis en el corazón ningún rencor mutuo. Por pensado nadie tener tan gran vanidad, demostró una gran
eso, si lo tuvieseis alguna vez, o estuvieseis desedificadas de extrañeza, y su extrañeza fue toda una respuesta. Sin embar-
las otras, pedios en seguida perdón mutuamente, con un co- go, añadió que sería una grandísima falta para una Hija de
razón afectuoso y deseoso de agradar a Dios, de amarlo, de la Caridad el tener solamente este pensamiento.
amaros mutuamente por amor a él y de soportaros en vues- Podemos también mortificar muchas veces nuestro gusto,
tras pequeñas dificultades e imperfecciones naturales. aunque sólo sea tomando el trozo de pan que menos nos
gusta, yendo a la mesa sin demostrar el gran apetito que a
Otro medio para pefeccionaros es la mortificación de los veces podemos tener, absteniéndonos de comer fuera de las
sentidos. ¡Oh! qué gran secreto nos enseña San Pablo en horas, dejando lo que más agrada a nuestro gusto, o una
algunas de sus epístolas, cuando hablándole al pueblo que parte de lo que nos está permitido comer.
había instruido, le dice: "Queridísimos hermanos, os tengo El sentido del oído es también una ventana peligrosa por
que hablar de cosas muy bajas y muy vulgares, pero es nece- donde lo que se nos dice entra algunas veces tan fuertemente
sario que mortifiquéis vuestros miembros, a fin de que, en nuestros corazones, que produce allí mil y mil desórde-
como sirvieron para iniquidad, sirvan ahora para la justi- nes. Tened mucho cuidado con él, hijas mías; con frecuencia
cia" 4 . Lo mismo os digo a vosotras, mis queridas hermanas: la caridad se ve en gran peligro por culpa de los sentidos.
mortificad vuestros sentidos y en seguida encontraréis en vo- Por eso, hay que mortificarlos tanto como se pueda. No es-
sotras un cambio y gran facilidad para el bien. Tenemos cuchéis de buen grado, sino separaos inmediatamente de las
cinco sentidos exteriores y tres que son interiores. Los exte- maledicencias, de las malas palabras, y de todo lo que po-
riores son la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. Son dría herir vuestro corazón e incluso vuestros sentimientos
otras tantas ventanas por donde el diablo, el mundo y la sin necesidad.
carne, pueden entrar en nuestros corazones.
El tacto es el quinto de nuestros sentidos. Lo mortifica-
Por eso, empezad por la vista; acostumbraos a tener vues- mos absteniéndonos de tocar al prójimo y no permitiendo a
tra vista moderadamente baja, ya que, como estáis al servicio los demás que toquen, por deleite sensual, no solamente
4
Rom 6,19. nuestras manos, sino cualquier parte de nuestro cuerpo.
Cf. S.V.P. IX, 18-26; E.S. IX 32-36. La práctica de esta mortificación, hijas mías, os ayudará
362 I1.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 363

mucho a perfeccionaros y a cumplir el plan de Dios en vues- elevar su corazón y sus ojos al cielo y pronunció estas pala-
tra fundación. Animaos mucho mutamente, y de ahí se se- bras:
guirá otro bien, por el buen ejemplo que les daréis a las ¡Oh, Dios mío! Nos entregamos totalmente a ti; concé-
demás; porque, mis queridísimas hermanas, instruir con las denos la gracia de vivir y morir en la perfecta observancia de
palabras es mucho, pero el ejemplo tiene un poder muy dis- una verdadera pobreza. Yo te la pido para todas nuestras
tinto sobre los corazones. San Francisco lo sabía muy bien, hermanas presentes y lejanas. ¿No lo queréis también, hijas
cuando decía a veces a uno de sus hermanos: "Vayamos a mías? Concédenos también de la misma forma la gracia de
predicar", y luego se contentaba con ir a pasear por la ciu- vivir y morir castamente. Te pido esta misericordia para to-
dad con él; y como, a la vuelta, el hermano le dijese: "No das las hermanas de la Caridad y para mí, y la de vivir en
habéis predicado". "Sí, hermano mío, le respondió el santo; una perfecta observancia de la obediencia. Nos entregamos
porque nuestro porte y nuestra modestia eran una predica- también a ti, Dios mío, para honrar y servir toda nuestra
ción para este pueblo". Sed, pues, modestas, hijas mías, por vida a nuestros señores los pobres, y te pedimos esta gracia
favor, y trabajad intensamente en vuestra perfección. No os por tu santo amor. ¿No lo queréis así también vosotras, mis
contentéis con hacer el bien, sino hacedlo de la forma que queridas hermanas?
Dios quiere, esto es, lo más perfectamente que podáis, ha- Todas nuestras hermanas dieron de muy buena gana su
ciéndoos dignas siervas de los pobres. consentimiento con testimonios de devoción y se pusieron
¡Qué consolado me sentí, mis queridas hermanas, uno de de rodillas. El padre Vicente nos dio su bendición de la for-
estos días! Es preciso que os lo diga. Oía yo leer la fórmula ma ordinaria, pidiendo a Dios la gracia de cumplir entera-
de los votos de los religiosos hospitalarios de Italia, que era mente su voluntad. ¡Bendito sea Dios!
en estos términos: "Yo hago voto y prometo a Dios guardar
toda mi vida la pobreza, la castidad y la obediencia y servir a
nuestros señores los pobres". Ved, hijas mías, es muy agra- 2. CONFERENCIA DE [JULIO DE 1642]1
dable a nuestro buen Dios honrar de esta forma a sus miem-
bros, los queridos pobres. Sobre las virtudes de Margarita Naseau
El fervor con que el padre Vicente leyó las palabras de
estos votos indujo a algunas hermanas a testimoniar el senti- Memoria de lo que se dijo en la conferencia que tuvo el
miento que experimentaban. Al representar la felicidad de padre Vicente con las Hijas de la Caridad sobre el tema de
estos buenos religiosos que se entregaban así por entero a las ocho primeras hermanas fallecidas, cuyo primer punto se
Dios, le preguntaron si, en nuestra Compañía, no podría encuentra escrito en el original.
haber hermanas admitidas a hacer semejante acto. Segundo punto, que consiste en considerar las virtudes
Su caridad nos respondió de esta manera: que cada una ha observado en nuestras hermanas que ya se
Sí, desde luego, hermanas mías, pero con esta diferencia: han reunido con Dios.
que los votos de esos buenos religiosos son solemnes, y no Sor Margarita Naseau fue la primera en servir a los po-
pueden ser dispensados de ellos ni siquiera por el Papa; bres enfermos de la parroquia de San Salvador, en la que se
pero, de los que vosotras podéis hacer, el obispo podría dis- estableció la Cofradía de la Caridad el año 1630.
pensar. Sin embargo, valdría más no hacerlos que tener la Margarita Naseau, de Suresnes, es la primera hermana
intención de dispensarse de ellos cuando una quisiera. que tuvo la dicha de mostrar el camino a las demás, tanto
A esta pregunta: "¿Sería conveniente que las hermanas para enseñar a las jóvenes, como para asistir a los pobres
los hiciesen en particular según su decisión?", su caridad enfermos, aunque no tuvo casi ningún maestro o maestra
respondió que había que guardarse mucho de ello, porque si más que a Dios. No era más que una pobre vaquera sin
alguna tenía este deseo, debería hablar con sus superiores, y 2. Conferencia. Ms. Déf. 2. p.lOls.
1
después de eso quedarse tranquila, tanto si se lo permitían Esta conferencia "sobre el tema de las ocho pi imeras hermanas falleci-
como si se lo negaban. das" se anunció en la conferencia anterior para celebrarse quince días más
larde.
El padre Vicente, invadido de un gran fervor, empezó a
364 P II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 365

instrucción. Movida por una fuerte inspiración del cielo, tuvo da a las cosas, que cambió de buen grado en poco tiempo de
el pensamiento de instruir a la juventud, compró un alfabe- tres parroquias, a pesar de que salía de cada una de ellas con
to y, como no podía ir a la escuela para aprender, fue a pedir gran pena.
al señor párroco o al vicario que le dijese qué letras eran las En las parroquias se mostró siempre tan caritativa como
cuatro primeras; otra vez les preguntó sobre las cuatro si- en el campo, dando siempre todo lo que podía tener cuando
guientes, y así con las demás. Luego, mientras seguía guar- se presentaba la ocasión; no podía rehusar nada y le hubiera
dando sus vacas, estudiaba la lección. Veía pasar a alguno gustado tener a todo el mundo en su casa. Hay que advertir
que daba la impresión de saber leer, y le preguntaba: "Se- que entonces todavía no existían las comunidades formadas
ñor, ¿cómo hay que pronunciar esta palabra?" Y así, poco a ni regla alguna que le impidiese obrar de esta manera.
poco, aprendió a leer; luego instruyó a otras muchachas de Tenía mucha paciencia; no murmuraba jamás. Todo el
su aldea. Y entonces se resolvió a ir de aldea en aldea, para mundo la quería, porque no había nada que no fuese digno
enseñar a la juventud con otras dos o tres jóvenes que había de amor en ella.
formado. Una se dirigía a una aldea, y otra a otra. Cosa Su caridad eran tan grande, que murió por haber hecho
admirable, emprendió todo esto sin dinero y sin más provi- dormir en su casa a una pobre muchacha enferma de la pes-
sión que la divina Providencia. Ayunó muchas veces días te. Contagiada de aquel mal, dijo adiós a la hermana que
enteros, habitó en sitios en donde no había más que paredes. estaba con ella, como si hubiese previsto su muerte, y se mar-
Sin embargo, se dedicaba, a veces de día y de noche, a la ins- chó a San Luis 2 , con el corazón lleno de alegría y de confor-
trucción no sólo de las niñas, sino también de las personas midad con la voluntad de Dios.
mayores, y esto sin ningún motivo de vanidad o de interés,
sin otro plan que el de la gloria de Dios, el cual atendía a
sus grandes necesidades sin que ella se diese cuenta. Ella 3. CONFERENCIA DEI. 25 DE ENERO DE 1643
misma contó a la señorita Le Gras que una vez, después de
haber estado privada de pan durante varios días, y sin haber Imitación de las jóvenes campesinas
puesto a nadie al corriente de su pobreza, al volver de misa,
se encontró con qué poder alimentarse durante bastante Todas las hermanas se pusieron de rodillas, suplicaron al
tiempo. Cuanto más trabajaba en la instrucción de la juven- padre Vicente que pidiese perdón a Dios por ellas, por el
tud, más se reían de ella y la calumniaban los aldeanos. Su mal uso que habían hecho de la gracia de su vocación y de
celo iba siendo cada vez más ardiente. Tenía un despego tan todas las instrucciones que habían tenido la dicha de recibir
grande, que daba todo cuanto tenía, aun a costa de carecer de su caridad, y prometieron portarse mejor en el futuro.
ella de lo necesario. Hizo estudiar a algunos jóvenes que Aquel caritativo padre, en su bondad, pidió en seguida
carecían de medios, los alimentó por algún tiempo y los ani- permiso a nuestro buen Dios y la gracia que necesitaban
mó al servicio de Dios; y esos jóvenes son ahora buenos todas sus hijas.
sacerdotes. Hermanas mías, me había propuesto hablaros el día de
Finalmente, cuando se enteró de que había en París una Santa Genoveva, y como aquella gran santa era una pobre
cofradía de la Caridad para los pobres enfermos, fue allá, muchacha de aldea, me parecía que hubiese sido convenien-
impulsada por el deseo de trabajar en ella; y aunque seguía te hablar de sus virtudes y de las verdaderas aldeanas, ya que
con gran deseo de continuar la instrucción de la juventud, ha querido la bondad de Dios llamar principal y primera-
abandonó, sin embargo, este ejercicio de caridad, para abra- mente a jóvenes campesinas para componer vuestra Compa-
zar el otro, que ella juzgaba más perfecto y necesario; y Dios ñía. Y aunque no haya podido hablaros aquel día, por cierto
lo quería de esta manera, para que fuese ella la primera hija impedimento que surgió, me parece muy a propósito no
de la Caridad, sierva de los pobres enfermos de la ciudad de cambiar de tema, ya que es muy razonable que esta gran
París. Atrajo a otras jóvenes, a las que había ayudado a des- 2
Servía a los pobres de San Nicolás y fue a morir al hospital de
prenderse de todas las vanidades y a abrazar la vida devota. San Luis.
Tenía gran humildad y sumisión. Eran tan poco apega- Cf. S.V.P. IX, 77-79; E.S. IX, 89-90.
366 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 367

santa, ahora en el cielo, honrada en la tierra por los reyes y y aunque unas tengan más que las otras, no por ello se sien-
todo el mundo, nos haga ver que ella se hizo agradable a ten superiores, sino que viven igualmente con todas. No su-
Dios con las virtudes de las verdaderas campesinas, que cede lo mismo con las jóvenes de las ciudades, que muchas
practicó con gran perfección. veces presumen de lo que no tienen, están hablando siempre
En primer lugar, hijas mías, sabed que, cuando os hablo de su casa, de su parentesco y de sus comodidades. Hijas
de las campesinas, no pretendo hablaros de todas, sino sólo mías, las verdaderas Hijas de la Caridad están y deben estar
de aquellas que tienen las virtudes de las buenas campesi- cada vez más alejadas de este espíritu; creo que, por la gracia
nas; así como también, al hablar de las campesinas, no pre- de Dios, así será, ya que, aunque entre vosotras haya perso-
tendo excluir a todas las jóvenes de las ciudades, ya que sé nas de toda clase y condición, todas son iguales, y así es
muy bien que en las ciudades hay muchas que tienen las como tiene que ser; las hermanas de la Casa tienen que to-
mismas virtudes de las del campo, y tenemos motivos para mar el verdadero espíritu de las buenas campesinas y vivir lo
creer que incluso en vuestra Compañía hay algunas de ellas, mismo que ellas. Es preciso que os diga, mis queridas her-
y no puedo verlo sin gran consuelo. ¡Bendito sea Dios, hijas manas, que recibo un gran consuelo siempre que veo entre
mías!, ¡bendito sea Dios! Y también es verdad que en las vosotras a las que tienen verdaderamente este espíritu; ¡ben-
aldeas hay algunas, demasiadas, que tienen el espíritu de las dito sea Dios! ¡Sí, os lo digo, hijas mías, cuando me las en-
mujeres de la ciudad, y principalmente las que están cerca. cuentro por la calle, con el cesto a la espalda, no sabéis la
Parece que este ambiente es contagioso y que el trato de alegría que experimento. ¡Bendito sea Dios!
unas con otras sirve para comunicar las malas inclinaciones. La humildad de las buenas campesinas impide también
Os hablaré con mayor gusto todavía de las virtudes de las que tengan ambición; os hablo de las "buenas", hijas mías,
buenas aldeanas a causa del conocimiento que de ellas tengo porque sé muy bien que no todas son tan virtuosas y que
por experiencia y por nacimiento, ya que soy hijo de un también hay en el campo personas que tienen el espíritu tan
pobre labrador, y he vivido en el campo hasta la edad de ambicioso como en las ciudades, pero hablo siempre de las
quince años. Además, nuestro trabajo durante largos años buenas, de las que no se han contagiado del espíritu de las
ha sido entre los aldeanos, hasta el punto de que nadie los ciudades. Esas, pues, mis queridas hermanas, no quieren más
conoce mejor que los sacerdotes de la Misión. No hay nada que lo que Dios les ha dado, ni ambicionan mayor grandeza,
que valga tanto como las personas que verdaderamente tie- ni más riqueza, que la que tienen, y se contentan con vivir y
nen el espíritu de los aldeanos; en ningún sitio se encuentra vestir. Mucho menos se preocupan de decir palabras hermo-
tanta fe, tanto acudir a Dios en las necesidades, tanta grati- sas, sino que hablan con humildad. Si se las alaba, no saben
tud para con Dios en medio de la prosperidad. por qué; por eso no escuchan las alabanzas. Su hablar es
Os diré, pues, mis queridas hijas, que el espíritu de las sencillo y sincero. Hijas mías, ¡cómo hay que estimar esta
verdaderas aldeanas es sumamente sencillo: nada de finuras, santa virtud de la humildad, que hace que uno no se sienta
nada de palabras de doble sentido; no son obstinadas ni ape- apenado cuando lo desprecian, y que incluso llega a amar el
gadas a su manera de pensar; porque la sencillez las hace desprecio! Los santos apóstoles se gloriaban de los despre-
creer simplemente lo que se les dice. De esta forma, hijas cios. San Pablo dice: "Hemos sido considerados como mon-
mías, tienen que ser también las Hijas de la Caridad; en esto das de manzanas y como estiércol del mundo" 1 . Mis queri-
conoceréis que lo sois de verdad, si todas sois sencillas, si das hijas, así es cómo las Hijas de la Caridad se tienen que
nos sois obstinadas en vuestras opiniones, sino sumisas a las juzgar; y en esto conoceréis que sois verdaderas Hijas de la
de las demás, candidas en vuestras palabras, y si vuestros Caridad, si sois muy humildes, si no tenéis ambición, ni pre-
corazones no piensan en una cosa mientras que vuestras bo- sunción, si no os creéis más de lo que sois, ni más que las
cas dicen otra. Mis queridas hermanas, quiero creer esto de otras, bien sea en el cuerpo, bien en las condiciones del espí-
vosotras. ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea Dios, hijas mías! ritu, bien por vuestra familia o por vuestros bienes, o por
En las verdaderas campesinas se observa una gran humil-
dad, no se glorían de lo que son, ni hablan de su parentela, 3. Conferencia. Arch. de las Hijas de la Caridad; (i original es manus-
crito de Luisa de Marillar.
ni piensan que tienen inteligencia, y van con toda sencillez; 1
1 Cor 4,13.
368 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 369

vuestra virtud, lo cual sería la ambición más peligrosa. Uti- No penséis que estáis peor alimentadas, hermanas mías,
lizad buenamente los dones de Dios; atribuidle la gloria, si que las personas de fuera. En cualquier tiempo que sea, hay
os ocurre que habéis hecho algo bueno, o imitad a las verda- muchas peor alimentadas que vosotras, a pesar de que tie-
deras jóvenes del campo, que dicen y hacen sencillamente nen que trabajar.
todo lo que saben sin mirar lo que dicen o hacen. Una señal Hace ya algunos días, nuestro hermano Mateo 3 nos es-
muy segura de que sois verdaderas Hijas de la Caridad es cribía desde Lorena, y su carta, toda empapada en lágrimas,
que amáis el desprecio, porque no os faltará ocasión de reci- me indicaba las miserias de aquel país y especialmente las de
birlo. ¿Y por qué no lo ibais a tener? El Hijo de Dios lo más de seiscientas religiosas: "Padre, el dolor de mi corazón
recibió en abundancia; por eso decía que su Reino no era de es tan grande, que no se lo puedo decir sin llorar, por la
este mundo. ¿Cuál tiene que ser el de las Hijas de la Cari- grandísima pobreza de estas buenas religiosas que socorre su
dad? No otra cosa, ¡hijas mías!, ¡y bendito sea Dios porque caridad, y que yo no podría ni mucho menos expresar. Sus
están muy lejos de pensar lo contrario! hábitos casi no pueden ser reconocidos. Están remendados
Las campesinas, mis queridísimas hijas, tienen gran so- de verde, de gris, de rojo; finalmente, de todo lo que pueden
briedad en su comida. La mayor parte se contenta muchas tener. Han tenido que usar zuecos".
veces con pan y sopa, aunque trabajen incesantemente y en No se preocupan de tener suficiente pan. Todas ellas son
trabajos fatigosos. También vosotras, hijas mías, tenéis que personas de buenas casas, que han tenido muchos bienes.
obrar así si queréis ser verdaderas Hijas de la Caridad: no ¿No sería una vergüenza para las Hijas de la Caridad, siervas
miréis lo que se da, ni mucho menos si está bien preparado, de los pobres, si deseasen buenos platos, mientras que sus
sino solamente comer para vivir. Y es menester que las de las amos sufren de esta manera? Así, pues, tened por seguro que,
ciudades que quieran ser Hijas de la Caridad, acepten vivir si queréis ser de verdad buenas Hijas de la Caridad, es me-
de esta manera. No son ellas solas las que viven de este nester que seáis sobrias, que no gustéis de buenos guisados,
modo; en gran número de lugares raramente se come pan. tanto las viudas de gran condición como las que son verda-
En el Limousin 2 y en otros sitios se vive la mayor parte del deramente de aldea. Ninguna distinción, ninguna diferen-
tiempo de pan hecho de castañas. En el país de donde yo cia, cuando se es verdadera Hija de la Caridad. ¿Y sabéis,
procedo, mis queridas hermanas, se alimentan con un pe- mis queridas hermanas, de qué vivía la Santísima Virgen
queño grano, llamado mijo, que se pone a cocer en un pu- cuando estaba en la tierra, y de qué vivía nuestro Señor? De
chero; a la hora de la comida se echa en un plato, y los de la pan. Entró en casa del fariseo4, nos dice la Sagrada Escritu-
casa se ponen alrededor a tomar su ración, y después se van ra, para comer pan; y en otros varios lugares, lo mismo. So-
a trabajar. lamente se dice una vez que comió carne: fue cuando comió
Hijas mías, ¡qué necesaria es la sobriedad a las Hijas de el cordero pascual con sus apóstoles; y otra vez que comió
la Caridad! En eso conoceréis que lo sois de verdad, si con- pescado asado. ¡Bendito sea Dios!
serváis con cuidado esta sobriedad de las aldeanas y especial- Las aldeanas, mis buenas hermanas, tal como era la gran
mente de las que han sido llamadas desde el principio a ser- Santa Genoveva, tienen también una gran pureza; nunca se
vir a los pobres, porque vivían con una gran sobriedad. encuentran a solas con los hombres, ni les miran jamás al
No os digo que comáis poco pan. No, mis queridas her- rostro, ni escuchan sus galanterías; no saben lo que es un
manas; San Bernardo dice que hay que comer suficiente piropo. Si se dijese a una buena aldeana que es hermosa y
pan; pero os digo que, en lo demás, las Hijas de la Caridad gentil, su pudor no lo podría sufrir; ni siquiera comprende-
tienen que contentarse con poco. ¡Bendito sea Dios porque ría lo que se le dice. De la misma forma, hijas mías, es me-
parece que esta práctica existe ya entre vosotras! ¡Bendito sea
Dios por ello! Conservadla bien, hijas mías, si queréis tener 3
Mateo Regnard nació en Brienne-Napoleón el 25 de julio de 1592.
el espíritu de las verdaderas campesinas, en el que Dios os Entró en la Congregación de la misión en octubre de 1631. Pronunció los
ha llamado al servicio de los pobres enfermos. votos en octubre de 1644 y murió el 5 de octubre de 1669. Fue el gran
distribuidor de las limosnas de San Vicente en Lorena y le sirvió de mucho
2
Antigua provincia de Francia, unida definitivamente a la corona en con su audacia, sangre fría y destreza.
1
tiempos de Enrique IV. Le 7,36; 11,37; 14,1.

S. V. Paúl 2 1S
370 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 371

nester que las Hermanas de la Caridad no escuchen jamás a los hombres. Hijas mías, ¡qué peligroso es esto! Descon-
tales palabras; porque aceptarlas con gusto sería un crimen; fiad siempre de vosotras mismas, y seguramente adquiriréis
que ni siquiera contesten a ellas con palabras contrarias, esta modestia tan necesaria.
porque todas esas maneras de entretenerse no valen para Nuestra buena Santa Genoveva amó también mucho la
nada. Tened mucho cuidado. pobreza, como buena aldeana; y todas las buenas Hijas de la
Y si las palabras son tan peligrosas, ¿qué sería de las ac- Caridad tienen que tomar afecto a la práctica de esta virtud.
ciones? Hijas mías, jamás tenéis que estar solas con los hom- Os hablo de la práctica, hijas mías; no bastaría con amar la
bres, aunque se trate de un sacerdote. Tocar las manos de los virtud desde fuera; hay que amar las necesidades que pueden
pobres, ¡oh, no!, no hay que hacerlo, si no es por necesidad. acontecer, y no quejarse de las que se sufren. Querer tener lo
Preocuparse de si se les da gusto o no, no hay que pensar en que no se tiene, hijas mías, no es la pobreza de las verdade-
ello, pero sin dárselo a entender y sin ofenderles. Finalmen- ras campesinas, que se contentan con lo que son, bien sea en
te, hermanas mías, conoceréis que sois verdaderas Hijas de el vestir, bien en el alimento. Y por lo que se refiere a sus
la Caridad si vuestro espíritu no se detiene en la compañía bienes, nunca piensan en ellos, e incluso no presumen de los
de los hombres más que para servir a vuestros pobres, sin que tienen, sino que son aficionadas a la pobreza. Trabajan
más preocupación que vuestra obligación por el amor de como si nada tuviera; y en esto, hijas mías, se conocerá que
Dios. Y guardaos mucho de tener atractivos para los hom- sois verdaderas Hijas de la Caridad, si no ambicionáis nada,
bres, bien sea por vuestros ojos, o bien por vuestras palabras. si os contentáis con lo que se os da, por la gracia de Dios.
Sed también muy cuidadosas de no oír nada que pueda per- Las que Dios llamó primero a vuestra manera de vivir
judicar en lo más mínimo a la pureza que tenéis que tener, han obrado de esta forma. Hijas mías, ¿qué pensáis de la
para participar de la de las verdaderas campesinas, tal como vida del Hijo de Dios y de la de su santa Madre? Una vida de
fue Santa Genoveva, que os tiene que servir mucho de ejem- perfecta pobreza. ¿No os acordáis de que todos aquellos a
plo. Mis queridísimas hermanas, ¡bendito sea Dios, que has- los que el Hijo de Dios llamó para que le sirviesen, apren-
ta ahora os ha preservado de todos estos peligros! dieron de él a practicar la pobreza? "Si queréis ser perfectos,
Os diré también, hermanas mías, que las verdaderas cam- dejadlo todo y seguidme" 5 . ¿Habéis oído decir alguna vez,
pesinas son muy modestas en su trato, mantienen su vista mis queridas hermanas, que se ha engañado quizás alguno
recogida, son modestas en sus hábitos, que son corrientes y de los que tuvieron confianza en Dios? ¡Ni mucho menos,
vulgares. Así tienen que ser las Hijas de la Caridad. No tie- hijas mías! Dios es demasiado bueno, y sus promesas son
nen que entrar en las casas de los grandes a no ser cuando verdaderas. ¿No sabéis que les ha prometido a todos los que
tengan algo que hacer allí por el servicio de los pobres, e dejen cuanto tienen por amor suyo que tendrán el céntuplo
incluso con miedo, sin observar lo que hay allí y hablando a en este mundo y la gloria en el otro? 6 ¿No es verdad, mis
todos con gran circunspección y modestia. Últimamente me queridas hermanas, que la mayor parte de vosotras habéis
quedé muy edificado. Había llevado a un buen hermano a experimentado la verdad de estas promesas? ¿Cuántas ma-
un lugar en donde estuvimos algún tiempo; y como le pre- dres y hermanas habéis encontrado por cada una de las que
guntase algún detalle, me dijo: "¡Lo siento, padre! No sé habéis dejado? ¿No es verdad?
nada. No he observado nada. No le podría decir lo que hay Y todas las hermanas respondieron que sí.
allí". Esta modestia me impresionó mucho. Y sobre los bienes, yo estoy seguro, hijas mías, que vos-
¡Bendito sea Dios, hijas mías! Os digo esto para anima- otras habéis encontrado mucho más de lo que dejasteis, cual-
ros a la práctica de esta virtud y para daros a conocer que, si quiera que sea la pobreza que habéis guardado. Estos últi-
queréis ser verdaderas Hijas de la Caridad, os tiene que ser- mos días, hijas mías, se ha dado cuenta de todos los gastos
vir el ejemplo de la Santísima Virgen. Ella tenía tan gran hechos desde que las primeras Hijas de la Caridad pusieron
modestia y pudor, que, aunque la saludaba un ángel para ser sus cosas en común. ¿A cuánto creéis que han subido los
madre de Dios, sin embargo, su modestia fue tan grande que gastos? A veinte mil libras, hijas mías. ¿Y de dónde ha veni-
5
se turbó, sin mirarlo. Esta modestia, mis queridísimas her- 6
Mi 19,21.
manas, os tiene que enseñar a no ofrecerles ningún atractivo Mt 20,29.
372 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 373

do todo esto, sino de la Providencia de Dios, como conse- que se han fiado de las promesas de Dios se han visto enga-
cuencia de sus promesas? Hijas mías, ¡bendito sea Dios! ñados? Esto no se ha visto nunca, ni se verá jamás. Hijas
¡Qué bueno es fiarse de él! Amad, pues, mucho la santa po- mías, Dios es fiel en sus promesas, y es muy bueno confiar
breza, que os hará poner toda vuestra confianza en Dios, y en él, y esa confianza es toda la riqueza de las Hijas de la
no os preocupéis más de vuestro alimento ni de vuestro ves- Caridad, y su seguridad. ¡Qué felices seréis, hijas mías, si no
tido. Aquel que mira por los niños y por las flores de los os falta nunca esta confianza! Porque seréis entonces verda-
campos no os faltará. Se ha comprometido de palabra, y sus deras Hijas de la Caridad, y participaréis del espíritu y de las
palabras son muy verdaderas. ¿Habéis visto jamás a personas buenas prácticas de las verdaderas aldeanas, que tienen que
más llenas de confianza en Dios que los buenos aldeanos? ser vuestro modelo, ya que Dios se ha servido primero y
Siembran sus granos, luego esperan de Dios el beneficio de principalmente de ellas para empezar vuestra Compañía.
su cosecha; y si Dios permite que no sea buena, no por eso ¡Bendito sea Dios, hijas mías, que nos hace conocer en Santa
dejan de tener confianza en El para su alimento de todo el Genoveva la bondad de las verdaderas campesinas! ¡Qué
año. Tienen a veces pérdidas, pero el amor que tienen a su consuelo siento, mis queridísimas hermanas, cuando me en-
pobreza, por sumisión a Dios, les hace decir: "¡Dios nos lo cuentro con alguna de vosotras, que sé que tiene este espíri-
había dado, Dios nos lo quita, sea bendito su santo nom- tu y virtudes verdaderamente generosas! Sí, hijas mías, hay
bre!" 7 Y con tal que puedan vivir, como esto no les falta entre vosotras algunas dignas de admiración. ¡Bendito sea
nunca, no se preocupan por el porvenir. Hijas mías, puesto Dios, hijas mías! Cuando veo y me encuentro por los cami-
que las primeras de vuestras hermanas fueron llamadas nos a personas de condición que tienen verdaderamente el
principal y primeramente de entre las buenas campesinas y espíritu de las buenas aldeanas, que llevan un cesto a la es-
de las que tenían más este espíritu de pobreza, ¿no tenéis palda, que van cargadas por las calles y caminan con modes-
motivos para conocer, por la práctica de esta virtud, si sois tia que da devoción, hermanas mías, ¡cuánto consuelo me da
verdaderas Hijas de la Caridad? esto! ¡Bendito sea Dios por las gracias que les concede!
Tenéis que practicarla en este punto: no preocuparse del Una de las principales virtudes de las Hijas de la Caridad
porvenir; hacer vuestros gastos todo el año según vuestra que tienen las cualidades de las campesinas, es la santa obe-
costumbre y, si os sobra, traedlo a la casa, y esto para ayudar diencia. Hijas mías, esta virtud es tan necesaria o más que
a educar a las hermanas para servir a los pobres. No tenéis cualquier otra, ya que tenéis que practicarla igualmente en
derecho más que para vivir y vestiros; el resto pertenece al las cosas difíciles que en las fáciles. Tenéis que ir tanto a los
servicio de los pobres. Hijas mías, ¿no habéis oído decir al- lugares a los que tengáis repugnancia como a los que de-
guna vez que Dios escogió a los pobres para hacerlos ricos seáis, y esto sin ninguna queja, pensando siempre que es
en la fe?8 ¿Y qué creéis que es esta elección que ha hecho preciso obrar así, ya que vuestros superiores lo ordenan, y
Dios de las campesinas? Hasta el presente, las religiosas lla- que, por consiguiente, tal es la voluntad de Dios. Sed dóciles
madas al servicio de Dios eran todas ellas hijas de casas ri- y manejables bajo la guía de la divina Providencia, lo mis-
cas. ¿Qué sabéis, digo yo, hijas mías, si, al llamaros Dios mo que un caballo con su jinete; id unas veces por la dere-
para su gloria y para el servicio de los pobres, su bondad no cha, otras por la izquierda, tal como se os ordena. Pero los
quiere quizás probar vuestra fidelidad para mostrar esta ver- sentidos dirán: "Empezaba a acostumbrarme a esta parro-
dad, que Dios escogió a los pobres para hacerlos ricos en la quia, a este barrio, a estas damas". "¡No importa! La obe-
fe? La fe es una gran posesión para los pobres, ya que una fe diencia es la que me saca; hay que salir con prontitud y
viva obtiene de Dios todo cuanto razonablemente queremos. alegría". ¿No sabéis, hijas mías, que no hay que tener en el
Hijas mías, si sois verdaderamente pobres, sois también ver- mundo ninguna amistad que pueda perjudicar al amor que
daderamente ricas, ya que Dios es vuestro todo. Fiaos de él, habéis de testimoniar a Dios por vuestra sumisión y obe-
mis queridas hermanas. ¿Quién ha oído decir jamás que los diencia? No hay mayor obediencia que la de las verdaderas
7
aldeanas. Vuelven de su trabajo a casa, para tomar un ligero
Job 1,21. descanso, cansadas y fatigadas, mojadas y llenas de barro;
8
Sant 2,5.
Cf. S.V.P. IX, 79-94; E.S. IX 91-103. pero apenas llegan, tienen que ponerse de nuevo a trabajar,
374 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 375

si hay que hacer algo; y si su padre y su madre les mandan rais vuestra vocación, o si, por vuestra cobardía, no os esfor-
que vuelvan, en seguida vuelven, sin pensar en su cansancio, zaseis en adquirir la perfección que Dios quiere en aquellas
ni en el barro, y sin mirar cómo están arregladas. Así es que le sirven en este estado! Pensad en ello, hijas mías,
cómo tienen que hacer las verdaderas Hijas de la Caridad. pensad en ello muchas veces, pero en serio y como en una
Vuelven a mediodía del servicio a los enfermos para tomar cosa de la mayor importancia. "¡Oh! ¡Yo he sido elegida y
su comida, pero si el médico o alguna hermana dice: "Hay escogida para una vocación tan santa, y pongo tan poco cui-
que llevar este remedio a un enfermo", no tienen que fijarse dado en ello!" Si supieseis lo que es esta infidelidad, senti-
en qué situación están, sino olvidarse de todo por obedecer ríais horror de ella. Por eso, hijas mías, tomad de nuevo
y preferir la comodidad de los enfermos a la suya. En esto, buenas y valientes resoluciones de estimar más que nunca
mis queridísimas hermanas, es donde conoceréis que sois vuestra vocación y de intentar trabajar con mayor fidelidad
verdaderas Hijas de la Caridad! ¡Bendito sea Dios, hermanas en la perfección que Dios os pide.
mías! Creo que estáis casi todas en esta disposición. ¿Pero Todas las hermanas dijeron que tenían estas disposicio-
sabéis, hijas mías, cómo se deben hacer estos actos de obe- nes.
diencia? Con alegría, mansedumbre y caridad, y no por mera ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea Dios, hermanas mías! Sa-
obligación, ni de una forma negligente, sino con tal fervor bed, hijas mías, que si alguna vez os he dicho algo impor-
que demostréis que no queréis ahorrar vuestro esfuerzo en el tante y verdadero, es lo que acabáis de oír: que os tenéis que
servicio de Dios al servir a vuestros pobres, y sin fijarse en ejercitar en manteneros en el espíritu de verdaderas y buenas
los lugares adonde se os envía, ni en las personas que os campesinas. Vosotras, a las que Dios, por su gracia, lo ha
mandan, sino estar dispuestas a cambiar de lugar, bien sea dado naturalmente, dadle gracias por ello, y las que no lo
París, o bien los pueblos, un lugar cercano o apartado. De tenéis, trabajad en adquirir la perfección que os acabo de
esta forma, mis queridas hermanas, seréis verdaderas Hijas indicar en las verdaderas campesinas. Si alguna de las fami-
de la Caridad, imitaréis a nuestro Señor y a la Santísima lias más elevadas se presenta en vuestra casa, con el deseo de
Virgen en su obediencia, cuando se os mande quedar o cam- entrar en vuestra Compañía, hermanas mías, es preciso que
biar de lugar, por orden y designio de la divina Providencia, sea para vivir en el cuerpo y en el espíritu como las jóvenes
a la que tenéis que ver siempre en los motivos para practicar que tienen verdaderamente las virtudes de las campesinas,
la santa obediencia. tal como las tuvo nuestra gran Santa Genoveva, tan honrada
En nombre de Dios, hijas mías, tened mucho cuidado en ahora por su sencillez, su humildad, su sobriedad, su modes-
la obligación que tenéis de haceros virtuosas, si queréis que tia y obediencia, y todas las demás virtudes que hemos ad-
Dios os conceda la gracia de ser verdaderas Hijas de la Cari- vertido en las buenas aldeanas. ¡Bendito sea Dios!, ¿pero qué
dad. Si supieseis la obligación que tenéis de perfeccionaros y digo? Hay más todavía: ésa era la práctica del Hijo de Dios
qué desgracia es hacerse indigna de una tan santa vocación, en la tierra, cuya vida tenéis que honrar vosotras especial-
hermanas mías, lloraríais lágrimas de sangre. Sí, hijas mías, mente en vuestras acciones. Que el Espíritu Santo derrame
os lo digo una vez más: ser llamadas por Dios para una obra en vuestros corazones las luces que necesitáis, para caldearlo
tan santa, y no reconocer en la práctica sus obligaciones, con un gran fervor y haceros fieles y aficionadas a las prácti-
merecería ser llorado con lágrimas de sangre. Es un pensa- cas de todas estas virtudes, para que, por la gloria de Dios,
miento que he tenido hoy, hermanas mías, miserable de mí, estiméis vuestra vocación en cuanto vale y la apreciéis de tal
al verme tal como soy, en un estado que debería hacerme tan manera que podáis perseverar en ella el resto de vuestra vida,
perfecto; hermanas mías, tengamos juntamente mucho mie- sirviendo a los pobres con espíritu de humildad, de obedien-
do. Tenéis que tener muchas veces este pensamiento y decir: cia, de sufrimiento y de caridad, y seáis bendecidas. En el
"Dios mío, me has escogido a mí, pobre e indigna criatura, nombre el Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
para ponerme en un estado que sólo tú conoces (sí, hijas
mías, sólo Dios sabe la perfección de vuestro estado), y yo soy
un cobarde, al no trabajar por tener las condiciones requeri-
das". ¡Qué desgraciadas seríais si, por vuestra culpa, perdie-
376 P.11. Selección de escritos 17//. Conferencias a Hijas de la Caridad 377

tro Señor la gracia de ser más atenta y he tomado la resolu-


4. CONFERENCIA DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE 1649 ción de esforzarme más en ello.
—Fijaos, hijas mías, en el segundo motivo de amar a
Sobre el amor de Dios Dios que presenta nuestra hermana. El primero es que Dios
es infinitamente bueno; ése es general y común a todos los
Hermanas mías, el tema de la presente conferencia será hombres, que experimentan cada uno particularmente los
sobre el amor de Dios, que se encuentra en el evangelio de efectos de su bondad. Pero una de las señales en que ella se
hoy, donde nuestro Señor, al preguntarle un doctor de la ley ha fijado es que Dios la ha sacado de la masa corrompida
cuál era el mayor de todos los mandamientos, respondió: del siglo y la ha escogido entre muchas otras que ha dejado,
"Amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, para traerla a un lugar tan santo. De forma que el motivo de
con todo tu pensamiento, etc." 1 su amor, como Hija de la Caridad, es la consideración de la
Lo que permitió nuestro Señor que le preguntasen, para obligación que tiene con Dios por el bien que le ha hecho de
tener ocasión de darnos la instrucción que trae el evangelio haberla llamado a la Compañía, esto es, por su vocación.
de hoy, está en conformidad con lo que la señorita Le Gras Hija mía, ¿y en qué podrá conocer una Hija de la Cari-
ha creído conveniente que tratásemos en esta ocasión; y que dad que ama debidamente a Dios?
se divide en tres puntos. En el primer punto veremos las —Me parece, padre, que podrá reconocerlo si siente mu-
razones por las que las Hijas de la Caridad, como todos los chos deseos de agradarle.
cristianos, pero mucho más especialmente, están obligadas a
amar a Dios con todo su corazón, con todo su entendimien- —Esa es realmente una gran señal, hija mía; porque, si
to, con todo su pensamiento, etc. En el segundo punto vere- tiene muchas ganas de agradarle, se cuidará mucho de ofen-
mos las señales por donde puede conocerse si se ama a Dios. derle; y a su vez, se mostrará muy atenta en hacer lo que sabe
El tecer punto será sobre los medios para adquirir este amor que es según su voluntad y sus deseos. Una persona que
y aumentarlo en nosotros; porque no basta con tenerlo, sino desea agradar a otra, intenta conocer sus sentimientos, con-
que es preciso que vaya creciendo cada vez más. Bien, ¡ben- formarse con ellos, anticiparse a ellos, y no deja pasar nin-
dito sea Dios! ¡Bendito sea Dios eternamente! guna ocasión sin testimoniarle su sumisión y su condescen-
dencia con alegría y suavidad. En eso siente y conoce que
Dígame, hermana, las razones por las que una Hija de la ama. De igual manera, el alma que siente dentro de sí esa
Caridad está obligada a amar a Dios con todo su corazón. intención de agradar a Dios y esa fidelidad en no descuidar
—Porque es infinitamente bueno. ninguna cosa de las que pueden darle gloria, podrá proba-
—Bien, hija mía, muy bien. Fijaos, hermanas mías, blemente creer de esa forma que ama a Dios. Pero las demás,
nuestra hermana dice que hay que amar a Dios porque es ¿en qué podrán verlo? Porque con frecuencia esa intención
infinitamente bueno; este es un motivo muy poderoso; pues, interior de agradar a Dios no la conoce más que el alma que
al ser infinitamente bueno, tiene que ser infinitamente la siente, pues es algo que pasa entre Dios y ella.
amado.
Pero ¿por qué una Hija de la Caridad tiene que amarlo Hija mía, ¿en qué podrá reconocerse que una Hija de la
más que todo el resto del mundo? Caridad ama debidamente a Dios?
—Creo, padre, que en esta condición es donde me siento —Me parece, padre, que podrá reconocerlo en que guar-
infinitamente obligada a amarlo, al considerar que su bon- da sus mandamientos.
dad me ha sacado de lo más corrompido del mundo para —Tiene usted razón, hija mía; es la misma señal que nos
ponerme en un lugar tan santo, en donde todas las obras dio nuestro Señor cuando dijo: "Si alguien me ama, guarda-
que se hacen son santas. Me he sentido confundida por ha- rá mis mandamientos" 2 . Una de las señales más verdaderas
berme aprovechado tan mal hasta ahora. He pedido a nues- de que se ama a una persona, es la sumisión a sus manda-
mientos. Si tenéis una persona cumplidora y deseosa de no
4. Conferencia. Cuaderno escrito por sor Hellot (Arch. de las Hijas de la hacer nada en contra de los mandamientos de Dios, podréis
Caridad).
1 2
Mt 22,37. Jn 14,15.
378 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 379

decir: "He aquí una hermana que ama debidamente a Después de contestar la hermana, el padre Vicente
Dios". añadió:
Y usted, hermana, ¿por qué razón cree que una hermana —Nuestra hermana quiere decir que el medio para crecer
de la Caridad está obligada a amar a Dios? y perfeccionarse en el amor a Dios consiste en estar sometida
Después de haber escuchado pacientemente todas las ra- a Dios y a los superiores; y tiene razón. Sometida a Dios,
zones que la hermana le dijo, el padre Vicente las repitió de ¡qué medio tan excelente para crecer en su amor! Si me cam-
esta forma: bian, si me mandan a otra parte, es Dios quien lo permite.
Nuestra hermana dice que ha visto muchas razones, pero Yo lo recibo de su mano y lo quiero así por su amor. Aun-
que le han impresionado especialmente los beneficios de que el superior haga de mí todo lo que quiera, yo sé que es
Dios por su vocación, al considerar que en este género de el espíritu de Dios el que lo conduce, y como amo a Dios,
vida no solamente se observan los mandamientos de Dios, me someto a todo lo que él quiera de mí. Hijas mías, ¡qué
sino también los consejos, pues es una vocación en donde se bella y excelente es esta práctica del amor a Dios! Nuestra
hace profesión de amar a Dios y al prójimo. Evidentemente, hermana lo ha dicho bien: es el mejor medio para perfeccio-
narse y crecer en él. El alma que está en esta situación hace
mis queridas hijas, nuestra hermana tiene razón al ver aquí
continuamente actos de amor, y entonces hace algo que es
un motivo poderoso para incitarnos a amar a Dios.
suyo. Porque lo propio de nuestro corazón es amar alguna
—¿Y en qué se puede reconocer, hija mía, que una Hija cosa. Es preciso que ame necesariamente a Dios si no ama
de la Caridad ama a Dios? al mundo; porque no puede existir sin amar. Amar al mun-
Cuando la hermana terminó, el padre Vicente añadió: do, Dios mío, ¡qué desdicha! Hemos renunciado a él por la
—Nuestra hermana nos acaba de dar una gran señal para gracia de Dios, desde el bautismo, y luego cuando Dios, con
conocer si una hermana ama a Dios: Si tiene cuidado, nos su infinita misericordia, nos llamó a su servicio, de forma
ha dicho, de guardar las reglas. ¡De verdad, qué gran señal que es propio de nosotros amar a Dios. Y para amarle no
es ésta! Es lo que le hizo decir a un papa, y a ese papa lo vi tenemos que hacer más que lo que nuestra hermana acaba
yo mismo, pues era Clemente VIII: "Si me traen a un reli- de decir. A ello añadiría, hermanas mías, que no hay en el
gioso que haya guardado sus reglas, no necesito milagros mundo ningún lugar en donde se pueda conseguir la salva-
para canonizarlo. Si me demuestran que las ha guardado, ción mejor que en vuestra Compañía; no, no lo hay, con tal
esto basta para que lo ponga en el catálogo de los santos". que hagáis lo que os pertenece y de la manera que Dios os lo
¡Cómo estimaba este santo papa una cosa tan estimada y pide. Decidme, por favor, si puede alcanzarse un grado más
excelente como es observar las reglas! De forma, hijas mías, alto de virtud como el que consiguieron nuestras hermanas
que nuestra hermana tiene toda la razón al decir que la que que se han ido con Dios, que nos edificaron tanto y nos
se muestre cuidadosa en observar las reglas, no sólo las re- dejaron un olor tan bueno y un ejemplo tan grande con su
glas de la Casa, sino también las de fuera, esto es el cuidado santa vida. No, no conozco ningún lugar donde uno se pue-
de los enfermos, en esto se conocerá que ama a Dios. ¿Y da entregar más a Dios, donde pueda hacer tantas cosas por
quién podrá dudar de que esa hermana ama a Dios, si se la su amor, tener mejores medios para crecer y perfeccionarse
ve fiel al levantarse por la mañana, al hacer bien su oración, en él, que entre vosotras, con tal que hagáis lo que se debe.
atenta a que los enfermos tomen sus remedios, a que la co- La hermana que habló a continuación dio cuatro razones,
mida esté bien preparada, y que si después de haber violado de las que algunas ya se habían comentado.
la regla en algún punto por fragilidad, o quizás por alguna —Cuando repitáis lo que han dicho ya las otras anterior-
necesidad aparente, se acusa en seguida y pide penitencia? mente —observó el padre Vicente—, os bastará con decir: "A
Hermanas mías, estad seguras de que la que obra de esta mí se me ha ocurrido lo mismo que a la hermana tal". Así,
manera ama a Dios. pues, hermana mía, dice usted que está obligada a amar a
Dígame, hija mía; la que tiene ya amor a Dios, ¿qué me- Dios, porque es infinitamente bueno, y de esto ya hemos
dios habrá de utilizar para perfeccionarse y progresar en ese hablado; porque es amable; pues bien, ser bueno y ser ama-
amor? ble, hija mía, es lo mismo y no hacen más que una misma
380 PAL Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 381

cosa, de forma que el que dice bueno dice amable, y el que la belleza y la perfección misma, indudablemente cuanto
dice Dios es amable presupone que es bueno. Añade usted: más lo miremos más lo amaremos.
"Porque nos ha creado y nos ha redimido". Se trata de dos Otra hermana, preguntada sobre las razones para amar
poderosos motivos que podemos reducir a uno solo, es decir, a Dios, respondió que había pensado en algunas de las razo-
que nos ha creado, que su bondad infinita nos ha sacado de nes ya dichas, pero que especialmente se sentía obligada
la nada para hacernos criaturas racionales, capaces de cono- ante Dios por haberla llamado tan joven. Nuestro veneradí-
cerle, de amarle y de poseer eternamente su gloria. ¡Qué mo- simo padre lo señaló y repitió esto varias veces.
tivo tan poderoso! Yo amaré a Dios, sí, le amaré y estoy Ella añadió que podía reconocerse que un alma tiene
obligada a hacerlo, puesto que soy su criatura y él es mi amor a Dios cuando observa sus mandamientos, y que un
creador y mi redentor. medio para adquirir este amor era guardarse mucho de
El padre Vicente preguntó a la hermana sobre las seña- ofenderlo.
les, y después de hablar, añadió él: Otra hermana dijo sobre el primer punto:
La primera razón que nos obliga especialísimamente a
—Nuestra hermana dice que se podrá reconocer que una amar a Dios es que este amor es la más excelente de todas las
hermana ama a Dios si hace todas sus acciones por compla- virtudes, la que da peso y valor a todas las demás, y que la
cerle, esto es, si no se preocupa de lo que dirá el mundo, bondad de Dios nos eligió para amarle al llamarnos a ser
porque siempre habrá algunas, hijas mías, que criticarán lo Hijas de la Caridad.
que hacen los siervos de Dios, pero importa poco lo que La segunda razón es que, si no nos esforzamos en este
diga el mundo de las almas santas, con tal que sus acciones santo amor, pasaremos inútilmente nuestra vida, y nuestras
sean agradables a su divina Majestad. ¿Qué creéis, hijas obras no valdrán para nada.
mías, que hacéis cuando Jíeváis ía comida por Jas caííes? La tercera es que muy difícilmente podremos sin el amor
Alegráis a muchas personas con ese puchero; alegráis a las a Dios perseverar en nuestra vocación y cumplir como debe-
personas buenas, que se dan cuenta de que vais a trabajar mos con la obligación de nuestras reglas y del servicio a los
por Dios; alegráis a los pobres, que están esperando su ali- enfermos.
mento; pero sobre todo alegráis a Dios, que os ve y conoce el Sobre el segundo punto, me parece que reconoceremos
deseo que tenéis de agradarle al llevar a cabo su obra. Un que amamos a Dios si, por su amor, superamos las dificulta-
padre que tiene un hijo mayor y de buen aspecto, se com- des con que nos encontramos y todas las cosas contrarias a
place en contemplar la apostura de su hijo desde la ventana nuestros sentidos, a nuestra razón y a nuestra voluntad, y si
que da a la calle, y experimenta una alegría inimaginable. tenemos mucho cuidado de agradar a Dios y mucho miedo
De la misma forma, hijas mías, Dios os ve, no ya por una de ofenderle.
ventana, sino por todas partes por donde vais, y observa de
Sobre el tercer punto, he visto que un medio para adqui-
qué manera vais a hacer un servicio a sus pobres miembros, y
rir el amor de Dios era desearlo con todo nuestro corazón y
siente un gozo indecible cuando ve que vais de buena mane-
pedírselo insistentemente y con perseverancia; y un medio
ra y deseando solamente hacerle ese servicio. ¡Ese es su gran
para aumentarlo era hacer con frecuencia estos actos de
gozo, su alegría, sus delicias! ¡Qué felicidad, mis queridas
amor, porque se hacen con mayor perfección las cosas en
hijas, el poder llenar de alegría a nuestro Creador!
que una se ejercita más.
Después de haber preguntado sobre los medios para amar Después de haber dicho varias razones ya señaladas por
debidamente a Dios, el padre Vicente prosiguió de esta otras, una hermana añadió que podemos ver si amamos a
manera: Dios si tenemos pena de haberle ofendido, si nos complace-
—Nuestra hermana nos habla de un medio para amar a mos en hablar de él y, finalmente, si no tenemos en todas
Dios, que es casi infalible; nos dice que es caminar siempre nuestras acciones más intención que la de agradarle, princi-
en su presencia, y es verdad; cuanto más se contempla un palmente en lo que se refiere al servicio que hemos de hacer
bien perfecto, más se le ama. Pues bien, si nos imaginamos al prójimo, que es su imagen.
que tenemos con frecuencia ante nuestros ojos a Dios, que es Sobre el tercer punto indicó que un medio para adquirir
382 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 383

y acrecentar también el amor a Dios es la recepción de los Pues bien, estad seguras de que Dios quiere que le améis:
santos sacramentos, especialmente de la santa eucaristía. Es nos lo ha dicho expresamente por su mandamiento y tam-
imposible que nos acerquemos al fuego sin quemarnos, con bién, como hemos indicado, por la elección que ha hecho de
tal que lo hagamos con las disposiciones requeridas, esto es, vosotras para que seáis Hijas de la Caridad, que quiere decir
con el deseo de entregarnos enteramente a Dios y de pedirle hijas del amor de Dios, o hijas llamadas y escogidas para
ardientemente su amor. amar a Dios.
Mis queridas hermanas, doy gracias a Dios con todo mi Otro motivo es lo que habéis dicho, que Dios lanza su
corazón por las luces que os ha dado sobre este tema. Son maldición contra los que no lo aman. '¡Qué sean anatema-
tan grandes que los mismos doctores ditícdmeme podrían tizados, dice San Pablo 3 , todos los que no aman a Dios!"
decir más. Quizá dirían cosas más bonitas, pero no mejores. ¡Maldición sobre el que no ama a Dios! Sí, hijas mías, Dios
Entre las razones que habéis enumerado, y que son todas ha hecho tanto caso y aprecia tanto el amor de los hombres,
de mucho peso, muy grandes, muy poderosas, muy insisten- que ha querido absolutamente que lo amen y que, si no lo
tes, me voy a detener solamente en una, que me parece la hacen, sean malditos.
más impresionante: que Dios nos lo ha mandado. ¿No sería ¡Ved qué grandes amenazas!
ya bastante que lo hubiese permitido? No, no era bastante He aquí, pues, hermanas mías, dos motivos que os pre-
para su amor permitírnoslo; era menester que nos obligase a sento, por no repetir todos los que habéis dicho: uno, el
ello por un mandamiento absoluto, que supone la pena de mandamiento que Dios nos ha dado de amarle; el otro, la
pecado mortal a los que se atrevan a traspasarlo. maldición con que amenaza a los que no lo hagan.
Si un aldeano fuese llamado por un rey para que fuera su Pero, me dirá alguna, todo eso está muy bien; estamos ya
favorito y el rey le ordenase que le diese su amor, ¡cuan obli- convencidas de que hay que amar a Dios, pero ¿qué es
gado se sentiría! Diría sin duda: "¡Ay, señor! Yo no soy dig- amar? ¿Cómo se puede amar? A esto respondo, mis queridas
no de ser mirado por vos; no soy más que un pobre aldea- hijas, que amar es querer bien a alguien, desear que todos
no". "No importa, quiero que tú me ames". ¿Cuánto le conozcan sus méritos, que lo estimen, proporcionarle todo el
obligaría la bondad de ese rey a aquel pobre hombre para amor y la satisfacción que de nosotros dependa, desear que
que lo amase, y amase, y amase con todo su corazón? No todos hagan otro tanto y que la persona amada no se vea
tendría presente en su espíritu más que la gracia que el rey amenazada por ninguna desgracia. Cuanto más perfecto es
le había concedido. el amor, más sublime y elevado es el bien que se quiere para
Pues bien, Dios, que es infinitamente más grande que la persona amada. Pues bien, como no hay nada tan perfec-
todos los reyes de la tierra y ante el cual nosotros somos to como Dios, de ahí se sigue que el amor que se le tiene es
menos que los átomos, hace, sin embargo, tanto caso de un amor sano y que tiende a querer su mayor gloria y todo
nuestro amor, que quiere tenerlo por entero solamente él. lo que pueda ceder en su honor.
Dice )a Sagrada Escritura: "Amarás a} Señor tu Dios con Para entender bien todo esto, hermanas mías, hay que
tt)da tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu entendi- saber que hay dos clases de amor: uno se llama afectivo y el
miento, con toda tu voluntad". Fijaos, hijas mías, se lo re- otro efectivo.
serva todo. Hay que observar que este mandamiento no es El amor procede del corazón. La persona que ama está
un apremio ni una violencia, sino dulzura y amor. Lo com- llena de gusto y de ternura, ve continuamente presente a
prenderéis por esta consideración. Si la reina mandase lla- Dios, encuentra su satisfacción en pensar en él y pasa insen-
mar a alguna de vosotras y le dijese: "Venga, hermana. He siblemente su vida en esta contemplación. Gracias a este
oído hablar de usted, Me han dicho que es usted una buena mismo amor cumple sin esfuerzo, e incluso con gusto, las
hermana, por eso la he mandado llamar para decirle que cosas más difíciles y se muestra cuidadosa y vigilante en
quiero que me ame usted, pero que me ame muy bien. No todo lo que puede hacerla agradable a Dios; finalmente, se
deje de hacerlo". Decidme, hijas mías, ¿qué es lo qué no sumerge en este divino amor y no encuentra ninguna satis-
haríais para demostrar a la reina la gratitud que tendríais facción en otros pensamientos.
por este favor? 3
1 Cor 16,22.
384 P.I1. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 385

Hay amor efectivo cuando se obra por Dios sin sentir sus más, y con un amor mucho más fuerte, aunque lo sientan
dulzuras. Este amor no es perceptible al alma; no lo siente; menos. Es el amor efectivo, que no deja de obrar, aunque no
pero no deja de producir su efecto y de cumplir su misión. aparezca.
Esta diferencia se conoce, dice el bienaventurado obispo de Hay algunas pobres hermanas que se desaniman. Oyen
Ginebra, en el ejemplo de un padre que tiene dos hijos. Uno decir que unas sienten gran efecto, que otra hace muy bien
es todavía pequeño. El padre lo acaricia, se divierte jugando su oración, que la de más allá tiene mucho amor a Dios.
con él, le gusta oírle balbucear, piensa en él cuando no le ve, Ellas no sienten nada de esto, creen que todo está perdido,
siente vivamente sus pequeños dolores. Si sale de casa, sigue que no tienen nada que hacer en la Compañía, ya que no
pensando en aquel niño; si vuelve, va en seguida a verlo y lo son como las demás, y que sería mejor para ellas salirse, ya
acaricia lo mismo que Jacob hacía con su pequeño Benja- que están sin amor a Dios.
mín. El otro hijo es ya un hombre de veinticinco o trein- Pues bien, mis queridas hermanas, es una equivocación.
ta años, dueño de su voluntad, que va a donde quiere, que Si cumplís con todas las cosas de vuestra vocación, estad se-
vuelve cuando le parece bien, que está al frente de todos los guras de que amáis a Dios, y de que lo amáis con mayor
asuntos de la casa, y parece que su padre no le acaricia nun- perfección que aquellas que lo sienten mucho y que no ha-
ca ni que lo ame mucho. Si hay alguna preocupación, el cen lo que vosotras hacéis. Observad bien lo que os digo: si
hijo es el que tiene que cargar conella; si el padre es labra- hacéis las cosas de vuestra vocación.
dor, el hijo se cuidará de todo el ajetreo de los campos y Estoy viendo que algunas me dirán: "Padre, yo no hago
pondrá manos a la obra; si el padre es comerciante, el hijo nada, no experimento ningún progreso; no me impresiona
trabajará en su negocio; si el padre es abogado, el hijo le nada de lo que se hace o de lo que se dice. Veo a mis her-
ayudará en las prácticas judiciales. Y en nada se conocerá manas tan recogidas en la oración, y yo estoy siempre distraí-
que lo ama su padre. da; si leen alguna cosa, las demás sienten mucho gusto en
Pero se trata de hacer testamento, y entonces el padre de- ello, pero yo me aburro. Me parece que esto es una señal de
mostrará que lo ama más que al pequeño, a quien acaricia- que Dios no me quiere aquí, ya que no me da su espíritu
ba tanto, porque le concederá la mejor parte de sus bienes y como lo hace con las demás. No sirvo nada más que para dar
le dará lo mejor. Y se observa en las costumbres de algunos mal ejemplo". Mis queridas hermanas, esto es una seducción
países que los mayores se quedan con todos los bienes de la del espíritu maligno, que se esfuerza en ocultaros el bien que
casa, mientras que los pequeños sólo tienen una pequeña realizáis cuando nacéis lo que podéis, aunque no sintáis nin-
legítima. Y de esta forma se ve que, aunque aquel padre gún consuelo.
tenga un amor más sensible y más tierno al pequeño, tiene Hay otras que se preocupan al ver que las demás dejan
un amor más efectivo al mayor. su vocación. "Esa se ha salido; ¿para qué quiero yo seguir
Pues bien, mis queridas hermanas, así es como el bien- aquí? Tampoco yo hago nada. Si ella consigue su salvación
aventurado Obispo de Ginebra explica estos dos amores. Hay en otra parte, también la podré conseguir yo". Sin embargo,
algunas de vosotras que quieren mucho a Dios, que sienten aunque se ven agitadas por estas preocupaciones, no dejan
gran dulzura en la oración, gran suavidad en todos los ejer- de hacer todo lo que de ellas depende. Hermanas mías, no
cicios, gran consuelo en la frecuencia de los sacramentos, os preocupéis. Dios os quiere aquí. No dejáis de estar en su
que no tienen ninguna contradicción en su interior, debido amor, ya que obráis de esta manera; y ésta es una de las
al amor que sienten por Dios, que les hace recibir con ale- señales más grandes que podéis darle.
gría y sumisión todo lo que viene de su mano. El mandamiento que Dios nos ha dado de amarlo con
Hay también otras que no sienten a Dios. No lo han sen- todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nues-
tido jamás, ni saben lo que es tener gusto en la oración, ni tro pensamiento, etc., no significa que él quiera que nuestro
sienten devoción, según creen; pero no por ello dejan de ha- corazón y nuestra alma sientan siempre ese amor. Se trata de
cer oración, de practicar las reglas y las virtudes, de trabajar una gracia que su bondad concede a quien le parece. Lo que
mucho, aunque con repugnancia. ¿Dejan acaso de amar a él mismo quiere es que, por un acto de la voluntad, todas
Dios? Ni mucho menos, porque hacen lo mismo que las de- nuestras acciones se hagan por su amor. Al entrar en la Com-
386 P.1I. Selección de escritos l'IU. Conferencias a Hijas de la Caridad 387

pañía, habéis visto cuáles eran esas obligaciones; os habéis na la regla. Estad seguras, hijas mías, de que, si no faltáis a
entregado a Dios para cumplirlas en su amor, y todos los días esto, amáis a Dios en un continuo acto de amor.
habéis renovado este acto. Estad seguras, hermanas mías, de El último medio para amar a Dios continuamente y
que, aunque no gocéis del consuelo de sentir la dulzura de ese siempre consiste en sufrir: sufrir las enfermedades, si Dios
amor, no dejáis de tenerlo cuando hacéis lo que hacéis por ese nos las envía; sufrir la calumnia, si cae alguna sobre nos-
amor. otros; sufrir en nosotros mismos las penas que nos envía
Pero, padre, ¿cuál es el medio para estar en perpetuo acto para probar nuestra fidelidad. El buen hermano Antonio 4 ,
de amor? Es preciso que sepáis, hermanas mías, que lo con- un santo varón, un gran siervo de Dios, a quien hemos co-
seguiréis muy fácilmente por cuatro medios que os voy a nocido, tenía esta práctica. Cuando se ponía enfermo, decía
decir. inmediatamente: "Sé bien venida, hermana enfermedad, ya
El primer medio para estar en un acto continuo de amor que vienes de parte de Dios". Si le decían: "Hermano Anto-
a Dios consiste en no tolerar los malos pensamientos, en nio, dicen que es usted un hipócrita, que está engañando a
tener el espíritu limpio; porque esto disgusta mucho a Dios, los demás, que no hace lo que dice". "Sé bien venida, herma-
que es totalmente puro y santo. Si os viene alguno de esos na difamación". Le decían: "Hermano Antonio, hay mucha
pensamientos, echadlo fuera lo antes que podáis, pensando gente descontenta de usted; se dice que es usted un trampo-
en que vuestro corazón es de Dios, que no quiere nada sucio so, que está engañando al mundo, etc." "Sé bien venida,
ni manchado. Para esto disponéis de un medio muy fácil. hermana difamación". Es el hombre más santo que hemos
Cuando suene el reloj, pensad en vuestro espíritu que Dios visto en nuestros tiempos. Todos los motivos de aflicción
os llama y os dice: "Hija mía, ámame; hija mía, el tiempo que tenía, los daba como enviados de Dios. De la misma
pasa y se acerca la eternidad; dame tu corazón". Esto, herma- forma, hijas mías, cuando os digan que hay alguien descon-
nas mías, con una visión interior y sencilla, os pondrá en la tento de vosotras, cuando se os atribuyan falsamente ciertas
presencia de Dios, limpiará vuestro corazón y os hará produ- palabras o acciones, decid: "Sé bien venida de parte de mi
cir un acto de amor. Dios". Si os ponéis enfermas, y os veis impedidas para hacer
El segundo acto, ya que se trata de que las Hijas de la vuestros ejercicios como desearíais, alabad a Dios, que así lo
Caridad amen todas a Dios y siempre a Dios, el segundo permite. Que ocurra lo mismo con todo lo que os acontezca
medio, digo, consiste en no decir nada que esté mal, en no de contrario o de difícil, acordándoos, hermanas mías, de
quejarse jamás, en no murmurar jamás, en no divertirse a que no podríais hacer a Dios un sacrificio más agradable de
costa de las demás, ni de las de fuera ni de las de dentro, en vosotras mismas que entregándoos a él para sufrir lo que él
hablar bien de Dios y del prójimo, y de esta manera vuestro quiera enviaros.
corazón se mantendrá en el amor de Dios. Así que aquí tenéis cuatro medios por los que las Hijas
Pero, padre, ¿es necesario que yo hable siempre de Dios? de la Caridad estarán, si los practican, en un acto continuo
No. Pero cuando habléis de él, que sea con respeto y devo- de amor a Dios.
ción. Cuando estéis juntas en un lugar en donde podáis con- 1
versar, hablad del bien que habéis visto en unos y en otros, Amonio Flandin-Maillet, nacido en Saint-Geoire (Isére) en 1590. mu-
rió en olor de santidad en Montluel (Ain) el 16 de febrero de 1629. "Las
decid lo bueno que es Dios, que conviene amarlo, o bien conversaciones que se deben a las oraciones del hermano Antonio, las cura-
explicad cómo le servís, para edificación de aquellos que os ciones obtenidas por la imposición de sus manos, sus combates con el de-
escuchan e incluso para la vuestra; si os oyen hablar así, no monio, sus relaciones con los ángeles, sus consejos iluminados por luz so-
se permitirán conversaciones impropias. brenatural, habían formado a su alrededor una especie de aureola, cuyo
prestigio no solamente se imponía a los pequeños y pobres, sino también a
El otro medio para amar a Dios consiste en seguir fiel- los príncipes y poderosos" (A. M. de FRANCI.IF.I'. Frére Antoine, Grenoblc
mente las reglas, que son actos continuos del amor a Dios: 1864). La reina le había hecho venir a París en 1628 para conversar con él,
apenas levantarse, entregar el corazón a Dios para cumplir un ignorante que no sabía ni leer ni escribir, pero cuya santidad todos
su regla y su santísima voluntad; vestirse con este pensa- celebraban. Fue entonces cuando San Vicente, Luisa de Marillac y el padre
Portail tuvieron la dicha de conocerle. El retrato del hermano Antonio ador-
miento; ir a la oración con este deseo y este sentimiento; naba una de las salas de San Lázaro.
cuando se sale, servir a los pobres de la forma que nos orde- Cf. S.V.P. IX, 465-483; E.S. IX 423-439.
388 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 389

El primero es, como hemos dicho y lo repito una vez que tú has dado más fuerzas, para que sus buenos ejemplos
más, habituar nuestro corazón a formar buenos pensamieii y sus instrucciones me puedan aprovechar".
tos, no tolerar que nos veamos distraídos por mil fantasía Así es como tenéis que hacer, hijas mías.
vanas e inútiles o por pensamientos sucios. Gracias a Dios ¿Sabéis lo que se hace cuando un príncipe se levanta con-
no creo que vosotras os veáis atacadas de ellos, pero sí d-.: tra un rey, cuando reúne un ejército y se subleva y toma las
pensamientos de envidia, de murmuraciones, de desconten- armas contra él? Cuando hace esto, todos los demás prínci-
tos secretos. ¡Cuánto os alejaría esto del amor a Dios y cómo pes que no son de su partido van a buscar al rey y le dicen:
os metería dentro pensamientos de dejar la vocación y de "Majestad, sabemos que ese príncipe ha roto el juramento
romper con Dios! Mis queridas hijas, tened mucho cuidado de fidelidad que debía a vuestra Majestad; nosotros hemos
con esto, porque es muy peligroso. Si lo sentís, procurad venido para declararos que no queremos saber nada con él y
recharzarlos y guardaros mucho de consentir en ellos. que, por el contrario, estamos dispuestos a exponer nuestras
Otra manera de demostrar a Dios que le amamos consiste vidas en vuestro servicio". De esta forma renuevan las pro-
en sufrir las injurias, las calumnias, las penas, a veces muy mesas de su fidelidad. Los que están lejos y no pueden venir
molestas, que se encuentran en nuestra vocación, y que el envían algún mensajero.
santo amor de Dios podrá endulzar. A propósito de esto, hi- De la misma forma, mis queridas hijas, si veis lo que
jas mías, cuando oigáis decir (en este momento el padre Vi- acabo de deciros, aunque una haya fallado a su vocación,
cente cambió de tono de voz y se llenaron de lágrimas sus tenéis que animaros más a la fidelidad y decir: "No, Dios
ojos), cuando oigáis decir que se ha salido una hermana, mío, aunque todas fallen, yo, con la ayuda de tu gracia, me
despreciando las gracias que Dios le ha concedido, no os mantendré firme".
extrañéis, llorad su pérdida, lamentad el deplorable estado Y basta por ahora. Tengo prisa y no puedo detenerme
en que ha caído y tomad vosotras nuevas fuerzas con esta más tiempo en explicaros los demás medios, con la esperanza
ocasión. de que la bondad de Dios, que os lo ha sugerido, os concede-
rá la gracia de serviros de ellos siempre que lo necesitéis.
¡Pero, Dios mío! ¡Si era una hermana que hacía tanto Entre tanto, le suplico con todo mi corazón que os llene de
bien! ¡Nos prometíamos tanto de ella! ¡Seguramente habrá su santo y verdadero amor, que nos conceda las señales infa-
sido por culpa de la compañera y de los superiores! ¡Ay! libles del mismo y nos dé la gracia de ir creciendo en él cada
Guardaos mucho de pensar así, hermanas mías.
vez más, para que, ayudados de esta gracia, podamos empe-
Pero voy aún más lejos, pues creo que yo también podría zar en este mundo lo que hemos de hacer eternamente en el
salirme como ella; yo no soy mejor que ella, e incluso soy otro, adonde espero que nos conduzca el Padre, el Hijo y el
más imperfecta; tampoco podré durar mucho. Guardaos Espíritu Santo.
mucho, hijas mías, de hablar de esta manera, pase lo que
pase. Es jugar con Dios, es jugar con vosotras mismas. Aun-
que así fuera y aunque fuera peor, no tendríais que preocu-
paros ni hablar entre vosotras, ni poneros a considerar las 5. CONFERENCIA DEL 9 DE FEBRERO DE I653
razones que hayan podido tener las que se hayan salido, por-
que nunca les faltará ninguna razón, sino renovad en vos- Sobre el espíritu de la Compañía
otras el amor a Dios y decid en vuestro corazón: "Dios mío, es
verdad que esta hermana, a la que habías llamado tan mise- Hermanas mías, el tema de esta conferencia es la conti-
ricordiosamente, ha abandonado tu servicio. ¡Ay! ¡Adonde nuación de la que tuvimos el domingo pasado, que fue so-
vamos a parar cuando tú nos dejas! Si no me sostienes, Dios bre el espíritu de la Compañía de Hijas de la Caridad. Se
mío, yo haré otro tanto; pero espero que no me abandona- divide en tres puntos. El primero será sobre las razones que
rás; y por mi parte pondré todo mi esfuerzo en ser fiel a tu os obligan a saber cuál es vuestro espíritu; el segundo, sobre
voluntad. Desde ahora evitaré esos tratos y esos afectos par- lo que es; el tercero, sobre los medios para permanecer en
ticulares que me han causado tanto daño, y me acercaré a las dicho espíritu.
390 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 391

El domingo tratamos del primer punto, y os preguntaba "Mamá" apenas siente que se aleja. Del mismo modo, un
en qué puede demostrar una hermana que es verdaderamen- corazón que ama a nuestro Señor no puede sufrir su ausen-
te Hija de la Caridad. Os pregunté a algunas de vosotras y cia y tiene que unirse con él por ese amor afectivo, que pro-
nos hicieron ver cuánta importancia tiene conocer bien ese duce a su vez el amor efectivo. Porque no basta con el prime-
espíritu. ro, hermanas mías; hay que tener los dos. Hay que pasar del
Hoy conviene que tratemos del segundo punto. No voy a amor afectivo al amor efectivo, que consiste en el ejercicio de
preguntar a nadie, ya que difícilmente podría haber alguna obras de caridad, en el servicio a los pobres emprendido con
que me pudiera responder, a no ser la señorita; porque, si os alegría, con entusiasmo, con constancia y amor. Estas dos
pregunto cuál es ese espíritu, me diréis: "Padre, ¿nos lo ha clases de amor son como la vida de una hermana de la Cari-
dicho usted alguna vez? Enséñenoslo y le responderemos". dad, porque ser Hija de la Caridad es amar a nuestro Señor
Pues bien, mis queridas hermanas, para hacer que lo en- con ternura y constancia: con ternura, sintiéndose a gusto
tendáis bien, es preciso que sepáis la diferencia que hay en- cuando se habla de él, cuando se piensa en él, y se llena toda
tre vuestra Compañía y otras muchas que hacen profesión de consuelo cuando se le ocurre pensar: "¡Mi Señor me ha
de servir a los pobres como vosotras, pero no de la manera llamado para servirle en la persona de los pobres; qué feli-
que vosotras lo hacéis. El espíritu de la Compañía consiste cidad!"
en entregarse a Dios para amar a nuestro Señor y servirle en El amor de las Hijas de la Caridad no es solamente tier-
la persona de los pobres corporal y espiritualmente, en sus no; es efectivo, porque sirven efectivamente a los pobres, cor-
casas o en otras partes, para instruir a las jóvenes pobres, a poral y espiritualmente. Estáis obligadas a enseñarles a vivir
los niños y en general a todos los que la Providencia os en- bien; lo repito, hermanas mías, a vivir bien, es lo que os
vía. Fijaos, mis queridas hermanas, esta Compañía de Hijas distingue de otras muchas religiosas que están solamente
de la Caridad se compone en su mayoría de pobres jóvenes. para el cuerpo y no les dicen a los enfermos ninguna pala-
¡Qué excelente es esa cualidad de pobres jóvenes, pobres en bra buena; hay muchas así. Pero ¡Dios mío!, no hablemos de
sus vestidos, pobres en su alimento! Precisamente os llaman ésas; bien, ¡Salvador mío!, la Hija de la Caridad no tiene
pobres Hijas de la Caridad; y habéis de tener ese título en que tener solamente cuidado de la asistencia corporal de los
gran honor, ya que el mismo Papa se siente muy honrado al pobres enfermos; a diferencia de muchas otras tiene que ins-
ser llamado siervo de los siervos de Dios. Esa cualidad de truir a los pobres. Esto es lo que tenía sobre las religiosas del
pobres os distingue de las que son ricas. Habéis dejado vues- Hospital Mayor y las de la Plaza Real; y también que vais a
tro pueblo, vuestros parientes y vuestros bienes; ¿y para qué? buscarlos a sus casas, lo cual no se ha hecho nunca hasta
Para seguir a nuestro Señor y sus máximas. Sois hijas suyas ahora, puesto que las otras se contentan con recibir a los que
y él es vuestro Padre; os ha engendrado y os ha dado su Dios les envía.
espíritu; el que viese la vida de Jesucristo vería sin compara- Por consiguiente, tenéis que llevar a los pobres enfermos
ción algo semejante en la vida de una Hija de la Caridad. dos clases de comida: la corporal y la espiritual, esto es, de-
¿Qué es lo que él vino a hacer? Vino a enseñar, a ilumi- cirles para su instrucción alguna buena palabra de vuestra
nar. Es lo que vosotras hacéis. Continuáis lo que él comen- oración, como serían cinco o seis palabras, para inducirles a
zó; sois hijas suyas y podéis decir: "Soy hija de nuestro Se- que cumplan con sus deberes de cristianos y a practicar la
ñor"; y tenéis que pareceros a él. paciencia. Dios os ha reservado para esto. Las historias ecle-
¿Cuál es, por tanto, ese espíritu de las Hijas de la Caridad? siásticas y profanas no dicen que se haya hecho nunca nada
Es, hermanas mías, el amor de nuestro Señor. ¿No es natural de lo que vosotras hacéis; hay que exceptuar a nuestro Se-
que las hijas amen a su padre? Y para que podáis entender ñor; por eso tenéis muchos motivos para humillaros. Lleva-
lo que es este amor, es menester que sepáis que se ejerce de ban enfermos a nuestro Señor para que los curase, como
dos maneras; afectiva y efectivamente. aquel pobre paralítico que bajaron por el techo de la casa 1 .
El amor afectivo es la ternura en el amor. Tenéis que ¿No es lo que vosotras hacéis en los hospitales? Hermanas
amar a nuestro Señor con ternura y afecto, lo mismo que un 5. Conferencia. Ms. SV. 9, p.231ss.
1
niño que no puede separarse de su madre y que grita: Me 2,1-12; Le 5,17-26.
392 P.II. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 393

mías, desde toda la eternidad estabais destinadas a servir a sencillez, y que no sirve a los pobres con agrado y amor?
los pobres de la misma manera que nuestro Señor lo hizo. Está muerta. Pero, si tiene esas virtudes, vive, porque son la
Sí, Salvador mío, tú has esperado hasta esta hora para for- vida de su espíritu.
mar una Compañía que continúe lo que tú comenzaste. ¿Comprendéis bien todo esto? ¿Me entendéis bien, hijas
Vuestra Compañía, mis queridas hermanas, tiene tam- mías?
bién la finalidad de instruir a los niños en las escuelas en el Varias hermanas respondieron:
temor y amor de Dios, y esto lo tenéis en común con las —Sí, padre.
Ursulinas. Pero como ellas tienen casas grandes y ricas, los Nuestro muy venerado padre prosiguió:
pobres no pueden ir allá y han acudido a vosotras. —Repito una vez más que el espíritu de vuestra Compa-
Además, si ocurre alguna calamidad en París, por ejem- ñía, hermanas mías, consiste en el amor de nuestro Señor, el
plo, en tiempos de guerra, se recurre a las pobres Hijas de la amor a los pobres, vuestro amor mutuo, la humildad y la
Caridad. No veo a nadie tan dispuesto a socorrer a los po- sencillez. Si no existen esas virtudes, más valdría que no hu-
bres de todas formas como vosotras. No seríais Hijas de la biera Hijas de la Caridad.
Caridad si no estuvieseis siempre dispuestas a servir a todos Hijas mías, ese es vuestro espíritu en tres puntos. Bien, se
los que os pueden necesitar. está haciendo tarde. Si entro en la explicación de la humil-
He aquí, hijas mías, en qué consisten en general el amor dad, quizás abusaría de vuestra paciencia; lo haremos otra
afectivo y el amor efectivo: servir a nuestro Señor en sus vez, si Dios quiere.
miembros espiritual y corporalmente, y esto en sus propias Me diréis: "Pero, padre, ¿no deben tener todos los cristia-
casas, o bien donde la Providencia os envíe. nos esas tres virtudes?" Sí, hermanas mías; pero las Hijas de
Hay que saber, por tanto, mis queridas hermanas, que el la Caridad tienen que ser más atentas en su práctica. El que
espíritu de vuestra Compañía consiste en tres cosas: amar a os vea, tiene que conoceros por esas virtudes. Cuando ha-
nuestro Señor y servirle con espíritu de humildad y de senci- bláis con Jos demás, o vais por la calle, id con naturalidad,
llez. Mientras reinen en vosotras la caridad, la humildad y la tened el corazón bien abierto, acordándoos de que los ánge-
sencillez, se podrá decir: "Todavía vive la Compañía de la les ven vuestra modestia. Si vais al refectorio, que sea siem-
Caridad"; pero cuando dejen de verse estas virtudes, se podrá pre con esas tres bellas joyas de la humildad, la caridad y la
decir: "La pobre Caridad se ha muerto". Una Hija de la sencillez.
Caridad que no tiene humildad ni caridad está muerta, por- Todos los cristianos, hermanas mías, están obligados a la
que carece de espíritu; es como aquel a quien le dice el ángel práctica de estas virtudes; pero las Hijas de la Caridad tienen
en la Sagrada Escritura: "Estás muerto, porque no tienes ca- esta obligación de una forma especial. Podréis decirme:
ridad, que es la vida del alma" 2 . Lo mismo que el alma es la "Pero, padre, ¿acaso no estamos también obligadas a la
vida del cuerpo, el día en que la caridad, la humildad y la práctica de todas las demás virtudes?" Sí, estáis obligadas a
sencillez dejen de verse en la Compañía, la pobre Caridad ellas, pero a esas tres lo estáis de una manera muy especial;
estará muerta; sí, estará muerta. el cielo y la tierra lo están pidiendo de vosotras. Los cartujos
Acabo de ver a un pobre que ha venido de Étampes, muy están obligados a la práctica de todas las virtudes, pero se
malparado. Le he preguntado: "Amigo, ¿quién le ha puesto dedican muy especialmente a cantar las alabanzas de Dios.
de ese modo?". Y me ha contestado: "Han sido los muer- Los capuchinos también tienen obligación de practicar to-
tos" 3 . Eso es, hijas mías, lo que hacen los muertos: hacen das las virtudes, pero ninguna estiman tanto como la virtud
morir a los vivos. Y lo mismo que un cuerpo, cuando se de la pobreza. De la misma manera, Dios quiere que las Hi-
queda sin espíritu, está muerto, también una Hija de la Ca- jas de la Caridad se dediquen especialmente a la práctica de
ridad que no tiene su espíritu está muerta. ¿Dónde está la tres virtudes, la humildad, la caridad y la sencillez.
caridad de esa hermana que no tiene nada de humildad, ni Se me ocurre ahora una objeción que podríais ponerme:
2
"Padre, todo eso está muy bien; pero ¿cuál es el medio para
Ap 3,1. adquirir ese espíritu y para conservarlo?" Hermanas mías,
3
Probablemente al enterrar a los muertos. os voy a recomendar sobre todo dos cosas: la primera, que
Cf. S.V.P. IX, 591-598; E.S. IX, 533-548.
394 P.ll. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 395

Nuestro muy venerado padre respondió:


todos los días se lo pidáis a Dios en la oración de la mañana, —Así lo haré mañana en la santa misa, que pienso ofre-
en la santa misa, a mediodía, a lo largo de la jornada, con- cer en honor de Santa Apolonia, quien amó tanto a nuestro
cretamente al empezar las acciones principales, diciéndoos Señor hasta entregar su cuerpo a los tormentos y dar su vida
dentro de vosotras mismas: "¿Hago yo esta acción por cari- por él.
dad, por amor a Dios? ¿No lo haré acaso por humor, por Benedictio Dei Patris...
vana complacencia? Por ejemplo, cuando vengo a esta casa a
decir mis faltas a la señorita, ¿tengo suficiente humildad
para hacerlo? ¿Soy sencilla? Si me gustan los equívocos, si
digo las cosas de manera distinta de como son, es que no 6. CONFERENCIA DEL 3 DE JUNIO DE 1653
tengo sencillez".
El segundo medio consiste en vivir según el espíritu de Sobre la fidelidad a Dios
una verdadera Hija de la Caridad y que, por la noche, en
vuestro examen de conciencia, os examinéis para ver si ha- Mis queridas hermanas, el tema de esta conferencia es
béis obrado en conformidad con vuestro espíritu: "¿He he- sobre la fidelidad que debemos a Dios durante toda nuestra
cho yo mis acciones en el día de hoy con espíritu de caridad? vida. Este tema lo vamos a dividir en tres puntos: las razones
¿No las habré hecho quizás por orgullo? ¿No he tenido do- que tenemos para ser fieles a Dios; lo que significa ser fiel a
blez en alguna ocasión?" Si reconocéis que ha habido en Dios durante toda la vida; los medios para adquirir y conser-
vosotras alguna de esas faltas, es menester que hagáis peni- var siempre esta fidelidad a Dios. Sin esa fidelidad, no somos
tencia, y que si la falta es notable, toméis la disciplina con el más que unos pobres miserables, malvados e ingratos para
debido permiso, beséis el suelo, digáis un padrenuestro y un con Dios.
avemaria; si hay costumbre de visitar al Santísimo Sacra- Así, pues, el primer punto es sobre las razones que te-
mento, hacedlo también con esta intención. Si observáis esta nemos para ser fieles a Dios. ¿Está aquí sor Genoveva?'
práctica, mis queridas hermanas, iréis engendrando en vues- Hermana mía, ¿qué razones tenemos para ser fieles a
tra alma el amor a la humillación y aumentará en vosotras Dios?
el espíritu de caridad y de humildad. —He encontrado varias, padre; la primera es que Dios,
¡Oh Salvador de nuestras almas, luz del mundo! Te pedi- que nos ha concedido la gracia de ser cristianas, de llamar-
mos que ilumines nuestro entendimiento para que podamos nos a su servicio y de conservarnos en él, nos reservaría un
conocer la verdad de las cosas que acabamos de escuchar. Te gran castigo si le fuésemos infieles. Otra razón es que, por
lo pedimos a ti, que has querido formar para tu servicio una esta fidelidad a Dios, le damos gloria.
Compañía de pobres hijas, que han de servirte de la misma — ¡Dios la bendiga, hija mía! ¡Dios la bendiga!
manera que tú les has enseñado. Haz de ellas, Dios mío, tus —Sor Juana, ¿qué razones tenemos para ser fieles a Dios?
instrumentos. Concédeles y concédeme a mí, a pesar de que —Me parece, padre, que, como Dios es tan bueno, hemos
soy un miserable pecador, la gracia de poder realizar todas de serle fieles, para agradecerle las gracias que nos ha conce-
mis acciones por caridad, humildad y sencillez en la asisten- dido, al llamarnos a su servicio. Podemos demostrarle esta
cia al prójimo. Concédenos esta gracia, Señor nuestro. Si fidelidad guardando con toda exactitud nuestras reglas.
somos fieles en la práctica de estas virtudes, esperamos que —¿Oís lo que dice esta hermana, hermanas mías? Creo
nos concederás la recompensa que les has prometido a todos que será bueno empezar desde hoy a hablar alto. Os advierto
aquellos que te sirven en la persona de los pobres. de una cosa en la que con frecuencia falto yo mismo. ¿No es
Cuando nuestro muy venerado padre estaba a punto de verdad, hijas mías, que a veces no me oís bien lo que os
terminar, la señorita Le Gras le dijo: digo?
—Padre, le suplico que nos ofrezca a Dios para que nos
penetremos debidamente de ese espíritu, y que le pida per- 6. Conferencia. Cuaderno de sor Maturina Guérin (Arch. de las Hijas
de la Caridad).
dón por nosotras, por las faltas que hemos cometido contra 1
Probablemence sor Genoveva Poisson.
ese mismo espíritu.
396 P.Il. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 397

Una hermana respondió: verlo, hermanas mías, en una persona que ha servido a Dios
—Perdone, padre, pero le oímos bien. durante uno o dos años; si no persevera, ¿de qué le sirve?
—Si tenemos deseos de que nuestras hermanas oigan lo Para nada; lo mismo que tampoco le serviría a una Hija de
que decimos, tenemos que hablar alto; si tenemos caridad la Caridad haber pasado diez años, o quince, o veinte, si
con nuestras hermanas, nos gustará que oigan nuestros pen- queréis, si luego se cansa y no persevera. ¿De qué le aprove-
samientos; hablando bajo, les privaríamos de los bienes que cha todo lo que ha hecho sino para una mayor condena-
Dios nos ha concedido. ción? No soy yo quien lo digo, sino San Jerónimo: "Nos-
Usted, hermana, díganos qué razones nos obligan a ser otros, los cristianos, hacemos poco caso de una persona que
fieles a Dios. se entrega a Dios al principio, si luego no continúa". La
—Padre; la razón es que Dios es bueno y es nuestro padre razón es que se encuentra uno con muchos que empezaron
y sigue siempre haciéndonos el bien, lo mismo que hace un bien y acabaron mal, como pasó con Judas, que tuvo tan
buen padre con el hijo al que quiere con tanto cariño. Por buenos comienzos al principio de su apostolado y luego un
su parte, ese hijo está obligado a amar a un padre que es tan final tan desastroso. Mereció ser escogido entre los demás
bueno, y sería un desgraciado si no lo hiciese. apóstoles para dirigir los gastos de la familia de su Maestro;
—¡Dios la bendiga, hija mía! Nuestra hermana dice perseveró algún tiempo, e incluso se cree que realizó mila-
que hay que ser fieles a Dios, un Dios que es tan bueno y gros; y después de todo esto, unos días antes de morir nues-
que sigue siempre haciéndonos bien. Hermanas mías, sería- tro Señor, fue tan desgraciado que vendió a su buen Maestro
mos muy desgraciados, verdaderamente, si no le fuéramos por unas cuantas monedas. Por ese motivo, en castigo de su
fieles. infidelidad, Dios permitió que se ahorcase y que reventase 2 .
Otra razón es que Dios es nuestro padre, pero de una Sin embargo, había comenzado bien. San Pablo, sin embar-
manera especialísima; sí, Dios es el padre de las Hijas de la go, empezó mal, porque no era solamente malo en su inte-
Caridad de una manera especial, de forma que ellas no tie- rior, sino que iba como un león rugiente, persiguiendo a los
nen que aspirar ni respirar más que para darle gusto. Una siervos de Dios, y les tenía tanto odio que quería exterminar-
Hija de la Caridad es un árbol que él ha plantado y que no los a todos, si hubiera podido, como se nos refiere en los
tiene que producir frutos más que para Dios. Hechos de los Apóstoles 3 . Creía que hacía un servicio a Dios
¡Qué hermoso es todo esto, hermanas mías! Una esposa al cometer tales acciones. Pero, a pesar de todo, fue un gran
se preocupa mucho de dar gusto a su marido. Todo lo que siervo de Dios. Aunque empezó mal, terminó bien. Por con-
hace, busca este fin. Si trabaja por ganar alguna cosa, es siguiente, nuestra hermana ha tenido razón al decir que hay
para su marido. De esta forma, hijas mías, todo lo que ha- que perserverar y que, sin eso, nada nos aprovechará el ha-
béis de pretender en cuanto hagáis es agradar a vuestro Es- ber comenzado.
poso. Fijaos en una pobre muchacha que está sirviendo en Pues bien, hermanas mías, me parece que no conviene
una aldea y en todo el trabajo y el esfuerzo que realiza por preguntar más, por miedo a molestar a la señorita Le Gras,
servir a su amo. No pretende más recompensa que su sueldo; que se encuentra algo indispuesta. Os diré unos cuantos
y para ello procura ganarse la confianza de su amo o de su pensamientos que se me han ocurrido sobre este tema, y lue-
ama. Una Hija de la Caridad no es lo mismo: no tiene que go, si queda tiempo, preguntaré a otra.
desear más recompensa por todos sus trabajos, tanto exterio- Señorita, ¿quiere decirnos sus pensamientos?
res como interiores, que agradar solamente a Dios, que es —Padre, entre las diversas razones que tenemos para ser
como el fin por el que sufre todas sus penas. fieles a Dios durante toda nuestra vida, la primera es el
Bien, hija mía; siéntese usted; ¡que Dios la bendiga! Us- ejemplo que su bondad nos ha dado en muchas ocasiones.
ted, hija mía, levántese. ¿Qué es la fidelidad? Lo más importante fue la ejecución de la promesa que hizo
—Es la perseverancia. al hombre, después del pecado, de darle a su Hijo para redi-
—Bien dicho, hija mía. Esta hermana ha dicho una cosa mirlo. No faltó a su palabra, aunque luego la multiplica-
muy cierta: ser fiel es perseverar en el servicio de Dios hasta 2
Hech 1,18.
el fin; porque, sin la perseverancia, todo está perdido. Podéis 3
Hech 8,3.
398 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 399

ción de los pecados de los hombres hubiera debido provocar aumentar sus riquezas temporales, y que el cristiano debe
su cólera para retirarles su misericordia. Así, pues, para tener ese mismo cuidado de aprovechar todas las ocasiones
agradecer esta gracia, tenemos que ser fieles a Dios durante que pueda para aumentar las gracias del amor de Dios por
toda nuestra vida. toda la eternidad. Estos pensamientos me llenan de confu-
La segunda razón es el aviso que nos dio por su boca el sión, ya que durante toda mi vida ha resistido a la práctica
mismo Dios en la tierra, cuando nos prometió recompensa de estos verdaderos deberes y he hecho, por mi mal ejemplo,
abundante a los que sean fieles en lo poco 4 . que las demás actúen quizás del mismo modo.
La tercera razón es que, si no somos fieles a Dios durante —Muy bien, ¡que Dios la bendiga, señorita! Voy a leeros
toda nuestra vida, llevaremos eternamente el sello de la in- lo que dice una nota de una hermana que ha puesto por
gratitud, que hemos de temer mucho, ya que esta ingratitud escrito sus ideas:
es el colmo de todas las infidelidades a Dios, y los hombres Padre, la primera razón que se me ocurre es que la infi-
son muy merecedores del oprobio cuando alguno de ellos delidad es un pecado muy grande delante de Dios. La segun-
lleva esta señal. da es que por nuestra infidelidad nos hacemos indignas de
La cuarta razón que tenemos para ser fieles a Dios du- las demás gracias que Dios querría concedernos después de
rante toda nuestra vida es el amor que su bondad nos de- haber abusado de las primeras. La tercera razón es que la
muestra continuamente en la dirección de su divina Provi- fidelidad corona la obra de nuestras acciones, lo mismo que
dencia. la perseverancia 5 .
Podemos ser fieles a Dios en muchas ocasiones. En pri- La fidelidad consiste en ser exactas en cumplir lo que le
mer lugar, estando atentas para reconocer las gracias que su hemos prometido a Dios y aceptar todo lo que él desea de
bondad nos concede casi a cada momento, y para estimarlas, nosotras en nuestra vocación, especialmente en nuestro
recibiéndolas con gratitud por su grandeza y con el pensa- cargo.
miento o sentimiento de nuestra bajeza e indignidad. En se- Los medios para adquirir esta fidelidad son: apreciar
gundo lugar, pensar en el motivo de por qué nos concede mucho las gracias de Dios, darle gracias muchas veces, pe-
Dios esas gracias. No puede ser más que para manifestar su dirle insistentemente todos los días la gracia de ser fieles has-
gloria y que nos unamos a él, que es nuestro último fin; esto ta la muerte, creer que es importante serlo incluso en las co-
tiene que elevarnos el corazón hasta su amor por encima de sas más pequeñas, a fin de disponerse de este modo a serlo
cualquier otra cosa. Y la perfecta fidelidad a Dios consiste en en las mayores. Es lo que he pedido a Dios, reconociendo
utilizar bien las gracias que nos concede, y amar su santísi- que tengo mucha necesidad de ello.
ma voluntad, aunque a veces la nuestra sienta alguna repug- —Padre, dijo otra hermana, la primera razón que nos
nancia en lo que se trata de ejecutar. obliga a ser fieles a Dios es su gran bondad con nosotras. La
Como medios para adquirir la fidelidad que debemos a segunda es nuestro propio interés, ya que, si pretendemos
Dios, he pensado que tenía que acordarme muchas veces de participar de los méritos de Jesucristo, es necesario, con ne-
la necesidad que tengo de ella, y en la importancia para ad- cesidad absoluta, ser fieles a Dios hasta morir.
quirirla por mí misma, y pedírselo muchas veces a Dios, He pensado que ser fiel a Dios es mantener las prome-
rogando a mi ángel de la guarda que me ayude a reconocer sas que le hemos dado. Su bondad nos excita mansamente
todas las ocasiones que Dios me dé para serle fiel, grandes y a esa fidelidad tanto en la práctica de nuestras reglas como
pequeñas, estimándolas de la misma forma, ya que todas se en las ocasiones que se presentan, a pesar de todos los sin-
refieren al deseo que Dios tiene de salvarme para que le pue- sabores y sequedades que con frecuencia acaecen en su ser-
da glorificar. vicio.
Otro medio consiste en utilizar bien todo lo que venga, Me parece que el medio de adquirir y de conservar siem-
sea agradable o desagradable, pensando que los buenos ne- pre la fidelidad a Dios es esperarla solamente de él y pedírse-
gociantes del siglo se aprovechan de todo lo que puede la muchas veces. Otro medio es no buscar nunca las propias
< Mt 25,21. 5
Mt 10,22; 24,13.
100 P.U. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 401

satisfacciones en las cosas que nos manda hacer la divina para acudir a la capilla; llega allí solamente un poco antes
Providencia, ya que, si llegasen a faltar esos consuelos, cam- que las demás, pero a Dios le agrada esto. ¿Por qué? Porque
biaríamos también de ánimos y de fidelidad. ha sido fiel en una cosa pequeña. No es nada, me diréis. No
— ¡Dios os bendiga, queridas hermanas! A todos vuestros importa: ha sido fiel en lo poco. ¡Qué gran consuelo esto
pensamientos voy a añadir los que Dios me ha dado, a pesar para vosotras, mis queridas hermanas!
de mi ruindad y de mi miseria. Nuestras bienaventuradas hermanas que ya han muerto
La primera razón que tenemos para entregarnos a Dios, reciben ahora la recompensa de su fidelidad. Hermanas
de verdad, para serle fieles, es que os habéis entregado voso- mías, cuando oigo leer en nuestra casa la vida de los santos,
tras mismas a él en la Compañía con la intención de vivir y me digo a mí mismo: ¡eso es lo que nuestras hermanas han
morir en ella; y cuando entrasteis, así lo habéis prometido; hecho! Creo que, si hicieron tanto bien, fue por la fidelidad
algunas de vosotras incluso lo han prometido solemne- que guardaron con Dios en las cosas más pequeñas.
mente. Después de todas estas razones, lo último que voy a deci-
La segunda razón es que las personas que son fieles en lo ros, aunque podríamos seguir mucho tiempo, es, queridas
poco reciben de Dios la recompensa debida a su fidelidad. hermanas, que se les ha prometido la corona de gloria en los
No hablo ya de las acciones grandes y heroicas; no, no quie- cielos a todos los que sean fieles a Dios. Sí, hermanas mías,
ro hablar de ésas, hermanas mías; no hablo de la fidelidad se os ha prometido a todas vosotras; hermanas mías, se le ha
en esas cosas grandes, sino que me refiero a las que son fieles prometido al padre Portail, a la señorita Le Gras, a mí, y
en las cosas pequeñas y en las acciones más vulgares que finalmente a todos los que sean fieles. ¡Qué consuelo para
pertenecen a la observancia de su regla. A esas personas todas, hermanas mías! Pero si hubiese alguna de vosotras
nuestro Señor les ha hecho grandes promesas: "A los que que volviese la espalda a Dios y no tuviese esta fidelidad, esa
sean fieles en lo poco los pondré sobre lo mucho" 6 ; "tú me corona no sería para ella. Tened miedo, por consiguiente,
has sido fiel en las cosas pequeñas, yo te pondré sobre las hijas mías, de perder este tesoro y esforzaos en haceros fieles
grandes" 7 . ¡Qué felicidad, mis queridas hermanas, para la a Dios en todas las cosas sin excepción, desde las más peque-
Hija de la Caridad que escuche estas palabras! ¡Oh Señor! ñas hasta las más grandes.
¡Qué haréis con una hermana que no deja pasar la regla más Pero, padre, me diréis, yo he perseverado ya diez años en
pequeña y que no quiere omitir nada de lo que se le orde- el servicio de Dios; hace ya mucho tiempo que trabajo por
na? Oíd lo que se les ha dicho a esas personas: "Habéis sido él; ¿es preciso que sea fiel hasta el final para obtener la re-
exactas en lo poco; os voy a dar la recompensa de lo mu- compensa? Sí, hermanas mías, hay que perseverar, y si no, lo
cho". Entonces, mis queridas hermanas, ser fiel en lo poco perderéis todo por vuestra culpa. Si os encontráis con un
es decirlo todo. A las hermanas que obran así, ¿qué es lo que solo pecado mortal en la hora de vuestra muerte, todo se ha
les promete el Señor ya en este mundo? Les dice: no os que- perdido, todas las buenas obras que habéis hecho sirviendo a
daréis allí. No, hermanas mías, no las dejará en ese estado, los enfermos, las virtudes que habéis practicado durante
sino que las hará subir más arriba, yendo de virtud en vir- toda vuestra vida, todo se ha perdido para vosotras, mis que-
tud. Si estáis a seis grados de mérito, os dará mucho más, ridas hermanas.
¡Dios mío! ¡Aumentaréis así vuestras gracias tan abundante- Decidme; suponeos una mujer que hubiera sido fiel a su
mente por un poco de fidelidad en vuestro servicio! Es el esposo durante muchos años y que al final se abandonase y
Espíritu Santo el que dice, en la Sagrada Escritura, que no diese al traste con su honor; ¿se dirá de ella que es fiel? Ni
dejará a esas hermanas en ese estado, sino que las hará subir mucho menos. ¿Y cómo la tratará su marido? La repudiará,
más arriba, esto es, las haré adquirir una gran perfección. como infiel.
¡Jesús! Hermanas mías, esto nos tiene que entusiasmar y Pues bien, mis queridas hermanas, tenéis la dicha de ser
animar a una gran fidelidad en todos nuestros ejercicios. esposas de nuestro Señor; si os aconteciese la desdicha de
Una hermana es fiel en levantarse al sonido de la campana fallarle, no ya en vuestro cuerpo —no es eso lo que quiero
6
Le 16,10.
decir—, sino en vuestras voluntades, ¿qué diría a sus siervas,
7
Mt 25,23. él que es tan bueno y que desea que lo quieran como espo-

S. V. Paúl 2 14
402 l'.ll. Selección de estrilos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 403

so? "Yo soy un Dios celoso", dice por boca del profeta. Sí, gustaría más irme de paseo. Por consiguiente, soy infiel.
hijas mías, Dios tiene celos del amor de sus criaturas, a las Ya no sirvo a Dios de buena gana en mi vocación. Más vale
que ha creado para que lo amen. "Yo soy un Dios celoso, que me vaya antes de engañar de este modo a Dios y al
dice 8 , y castigo hasta la cuarta generación a los que me ofen- mundo.
den, negándome el amor que me deben; por el contrario, Todo eso es lo que sugiere la tentación. Pero no; no, mis
bendigo a los que me son fieles hasta la centésima genera- queridas hermanas; no por eso sois infieles. Es preciso que
ción". Una hermana que no piensa en la fidelidad que debe sepáis que a nuestro Señor le gusta llevarnos por esos cami-
a Dios, empieza por descuidar unas veces una cosa, otras nos, después de habernos robustecido en su servicio. Al co-
otra, luego se deja llevar un poco más abajo; piensa que otra mienzo Dios les da ordinariamente a las almas que él llama,
vez lo hará, que no tiene importancia, y, finalmente, poco a grandes gustos y consolaciones, y luego permite que quede-
poco cae en la negligencia. mos privados de ellos e incluso que caigamos a veces en un
Pero, padre, me diréis, si resulta que al cabo de cinco o desánimo tan grande que nos disgusta todo lo que nos dicen
seis años cometo una falta, entonces soy infiel, y no tengo o nos hacen; y no sentimos satisfacción en nada, ni en la
amor a mi vocación ni fervor en mis ejercicios, no me im- oración, ni en la comunión, ni en nada del mundo, ni si-
presiona nada, no me enmiendo de mis faltas y vuelvo a caer quiera en la conversación. Así, pues, al comienzo Dios nos
siempre en las mismas; entonces estoy perdida, porque no da grandes consuelos, pero luego, todo lo contrario. Adver-
tengo fidelidad. No, mis queridas hermanas: mientras una tidlo bien, hermanas mías. Se trata de una hermana que
hermana tiene ganas de corregirse y trabaja con todo su es- siente gran sequedad; no tiene gusto en nada; todo le hastía.
fuerzo por conseguirlo, aunque a veces caiga herida, no por ¿Acaso en ella es menos buena la obra porque la hace sin
eso es infiel. Pero hablo de las que sólo caen por debilidad; consuelo y con repugnancia? No, hermanas mías, todo lo
porque las que caen por malicia o por mala voluntad, ya es contrario; es mucho mejor, porque la hace puramente por
otra cosa. Dios. Dios os ha dado leche al principio, como se da a los
Pero —dirá esa hermana— yo había observado la regla niños, porque se dice en San Pablo: "Os di antes leche, pero
durante mucho tiempo, me esmeraba en los ejercicios más ahora os daré comida más sólida" 9 . Dios os la ha dado otras
pequeños, y actualmente todo se ha enfriado. ¿Es fiel esa veces, mis queridas hermanas, mientras que erais niñas, esto
hermana? Sí, hermanas mías; cuando se levanta después de es, débiles en su amor; porque a los niños se les da leche y
haber caído, es fiel, a pesar de estas caídas. otros alimentos según la debilidad de su edad; pero, cuando
se hacen mayores, se les da pan duro. San Pablo, al comienzo
Pero, padre, me dirá otra, le confieso que durante un año de su conversión, tenía grandes consuelos, y luego tentacio-
entero, o durante seis meses por lo menos, yo iba de buen nes. ¿Y acaso por eso lo abandonaba todo y dejaba sus afa-
grado a servir a los pobres, y les decía cosas muy bonitas, y nes? No. ¿Acaso tenía menos fidelidad por causa de esas ten-
sentía mucha satisfacción al escuchar las lecturas espiritua- taciones? No. Mis queridas hermanas, aunque estéis con-
les, hablando y oyendo hablar de Dios, y todo me parecía tinuamente en sequedad y tentación, con tal que no dejéis de
fácil. Pero las cosas han cambiado mucho, pues todo esto me hacer aquello a lo que estáis obligadas, sabed que sois fieles;
falta ahora; ya no tengo fervor; las cosas las hago solamente sí, aunque lo hagáis sin sentimiento alguno, como un ani-
por costumbre; no me impresionan las lecturas ni las confe- mal, si así lo queréis, aunque todo le repugne a vuestra na-
rencias; si voy a servir a los pobres, es solamente porque hay turaleza y caiga en faltas continuamente, si a pesar de todo
que ir; si me mandan alguna cosa, lo hago solamente por lo hacéis y os levantáis, es que sois fieles.
obedecer; si hay que comulgar, comulgo porque lo manda la
Regla, pero sin sentir gusto alguno. Hace tiempo daba buen Y nuestro Señor, cuando estaba en la cruz, ¿no se encon-
ejemplo; pero desde hace un año lo hago todo con desgana y traba en medio de una gran desolación? ¿No sufría su natu-
me cuesta tanto la obediencia y los demás ejercicios, que raleza muchas penas por la repugnancia que sentía ante la
da pena verme. Cuando me mandan hacer alguna cosa, me muerte? Aunque supiese perfectamente que era por la salva-
8 9
Ex 20,5-6. 1 Cor 3,2.
404 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 405

ción de los hombres y por la gloria de Dios, su Padre, sin Otras veces los hace caminar sobre espinas. Así, pues, her-
embargo, estaba lleno de dolores y trabajando por penas in- manas mías seréis fieles mientras tengáis voluntad y decisión
teriores, hasta exclamar: "¡Padre mío, Padre mío!, ¿por qué para levantaros de vuestras caídas.
me has abandonado? 10 Pues bien, hermanas mías, ¿no veis Estas son las razones que tenéis para ser fieles a Dios, y
por este ejemplo que esta disposición tan penosa no impide estas son las respuestas a las objeciones que podría presentar
que uno sea agradable a Dios, ya que nuestro Señor no dejó la naturaleza. Pues bien, entregémonos a Dios de forma que
de ser fiel a Dios su Padre? ¿No realizó en esos momentos sigamos siendo fieles a él durante toda nuestra vida.
tan dolorosos la obra admirable de la redención de los hom- Pasemos ahora al segundo punto de nuestra conferencia,
bres? Consolaos, pues, mis queridas hermanas, cuando sin- que es en qué consiste esta fidelidad. Lo veréis en la compa-
táis esas penas, ya que así, por ser Hijas de la Caridad, ración con un amo que tiene un criado. Un día le dice:
tenéis la manera de imitar a nuestro Señor, vuestro Esposo, "Vete a hacer tal cosa; pero, fíjate, hazlo de este modo". Y
que ha sufrido tanto, y no creáis que sois infieles por tener aquel criado no sólo hace lo que se le ha mandado, sino que
tentaciones. Consolaos incluso aunque caigáis con frecuen- lo hace de la manera como le dijo el amo, aunque él no lo
cia. Si os humilláis en vuestras caídas, no sois infieles. Con vea y aunque no sepa si se lo va a pagar. De ese criado pode-
tal que os esforcéis en corregiros y perserveréis y no abando- mos decir que es fiel. Si hace lo que le ha mandado su amo,
néis vuestra vocación, no tenéis nada que temer. Pero una pero no de la forma que le indicó, obra según su gusto y
hermana que abandona su vocación, que desprecia sus re- fantasía; ese criado no es fiel. Recibe una reprimenda de su
glas y quiere seguir sus caprichos y darse gusto, ¡esa sí que amo; pero, si no le parece bien, si la mosca le pica en la oreja
es infiel! Pero la que, a pesar de todos sus sinsabores, hace y deja a su amo, entonces es un criado malo e infiel, y nadie
lo que puede, ésa es fiel. Y aunque os parezca, hijas mías, debe extrañarse de que el amo no le dé ninguna recompensa,
que sois malas Hijas de la Caridad, y que no hacéis nada porque lo ha abandonado.
que valga la pena, no os vayáis, aunque a veces se os ocurra Por esta comparación podéis ver que el que no persevera
pensar que deberíais marchar a otra parte, porque durante hasta el final no recibe la recompensa. Hermanas mías, te-
esos disgustos y tentaciones podría veniros el deseo de ir a néis la dicha de ser siervas de Dios, habéis dejado a vuestros
alguna otra casa; pero eso sería un engaño del diablo y una padres, vuestros bienes, y todo esto por Dios, para ser buenas
tentación muy clara. servidoras de Dios; porque si hay alguna servidora suya en
Un día fui a ver a un gran señor que se había entregado a la Iglesia sois vosotras. Os ha llamado a una forma de vivir
Dios en el sacerdocio. Lo encontré rezando su oficio y le en la que os ha ordenado estas cosas y éstas, y quiere que las
pregunté: "Señor, ¿empezáis a saborear un poco la felicidad hagáis de la forma que os ha mandado. Las hacéis con la
que hay en el servicio de Dios?" El me respondió: "Le ase- dulzura del consuelo; pero llega la tentación, y lo dejáis
guro, padre, que no siento ningún consuelo. Rezo el oficio todo. ¡Qué infidelidad! Pues bien, aquellas de vosotras que
todos los días, hago oración y cumplo con todos mis ejerci- hacen lo que está en las reglas y no se contentan con hacer
cios sin satisfacción alguna. Pero no querría otra cosa, si lo que el amo ordena, sino que lo hacen como Dios se lo
Dios lo quiere. No importa que tenga que ir hacia Dios con manda y con el espíritu debido, esas hermanas son fieles, no
sequedad o con entusiasmo, con tal que vaya siempre con lo dudéis. Pero hay otras que lo dejan todo con la tentación
fidelidad". y creen que lo harán mejor en otro sitio. Si a alguna se le
ocurren pensamientos de religión o de matrimonio y se de-
Fijaos, hermanas mías, acordaos siempre de este ejemplo, tienen allí, pase por una vez; si, al volver .estos mismos pen-
que es tan hermoso y de un gran señor, que todavía vive. samientos, se entretiene en ellos como antes, entonces, mis
Ved en él, mis queridas hijas, cómo trata Dios a sus servido- queridas hermanas, tened miedo por ella. Luego se marcha-
res de diversas maneras. Al comienzo les da muchos consue- rá a contar a otras sus penas; ¿a quién?, no a su superiora, ni
los, por lo menos a algunos; pero luego permite, para su mucho menos al director, sino a la que sepa que está descon-
mayor bien, que se vean combatidos por graves tentaciones. tenta y que tiene su mismo espíritu; a ésa se dirigirá para
10
Mt 27,46. indicarle sus sentimientos, para quejarse, si ha recibido al-
406 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 407

gún disgusto, de su superiora o de sus hermanas, y la otra, béis cómo? Por sus lágrimas, hermanas mías, por sus lágri-
que ya tiene el espíritu mal dispuesto, le dirá: "¿Pero es posi- mas. Cuando la reina vio que lloraba, le dijo: "Pero, herma-
ble, hermana mía, que la traten de ese modo? ¡No es posible na, ¿es que no me quiere servir?" "Perdonadme, Majestad,
que lo pueda usted soportar! Es preferible que se salga antes pero nos hemos entregado a los pobres", demostrando con
de que la maltraten de esa forma. En otra parte podríamos esas pocas palabras que no había nada que amasen tanto
salvarnos, pero aquí nos condenamos". Esa es la que le dirá como la pobreza de una Hija de la Caridad; y de ese modo esta
sus penas a la superiora o a las demás hermanas que sabe hermana dio a conocer la grandeza del servicio a los pobres.
que son virtuosas; no, ¡se guardará muy bien de ello! No Hijas mías, ¡qué gracia les ha concedido Dios a todas al haber
veréis nunca a una hermana cansada de su vocación acudir a visto este ejemplo, que no se ve todos los días! Y conozco otras
una compañera constante y firme; no podrían entenderse las muchas gracias, más de las que os podríais imaginar. ¡Bendi-
dos. to sea Dios por todas ellas!
Una hermana que sufre todas sus penas sin quejarse y Pasemos al tercer punto, que es sobre los medios para
sin hablar de ellas, a no ser con la superiora, y que no deja adquirir y conservar siempre la fidelidad que debemos a
de hacer todo lo que debe, aunque no sienta ningún gusto Dios. En primer lugar es menester, como ha indicado la se-
en ello y la tiente el diablo, ésa es fiel. He aquí en qué con- ñorita, pedir a Dios muchas veces esa gracia y agradecerle
siste la fidelidad: en hacer lo que Dios manda y en hacerlo sus beneficios. Job, al hablar de esta fidelidad, dice que he-
de la manera que lo manda, sin comunicar las penas ni a mos de agradecer a Dios el habernos hecho criaturas racio-
las hermanas, ni a las personas de fuera; porque no debéis nales. Y no solamente esto, sino que nos conserva cada mo-
hacerlo. De forma, hijas mías, que, mientras observéis mento en nuestro ser, después que nos lo ha dado. Y podéis
las reglas de la casa, podéis estar bien seguras de que sois decir, hermanas mías: "Dios es el que me ha hecho y el que,
fieles. en cada momento, me conserva. Hubiera podido hacer de mí
Las que actúan de manera muy distinta de como se orde- una bestia, una loca o con alguna deformidad; sin embargo,
na en las reglas y de como les manda la superiora, ésas no por su bondad, me ha hecho lo que soy, capaz de merecer
son fieles; están en la Compañía sólo corporalmente, pero poseerle algún día en el paraíso, como espero hacerlo por su
no en espíritu. Por tanto, no se trata únicamente de obrar gracia. Precisamente por eso, cuando menos lo pensaba,
bien; además, hay que hacer las cosas como se ha ordenado. vino a buscarme y a llevarme a él para ser su esposa y para
Las que perseveren hasta el fin con esta fidelidad, ¡qué feli- servirle en la Compañía de Hijas de la Caridad".
ces serán! Además, Dios ha muerto por nosotros, y por su muerte
Esas pobres hermanas que están en Polonia tienen mu- nos ha dado su sangre, que ha derramado por amor, y su
cha necesidad de esta fidelidad y de pensar que ha sido Dios gloria, que nos ha prometido por la eternidad. ¡Ay, herma-
el que les ha llamado. Allí están, en un país extranjero, lle- nas mías! Aunque no hubiera más razón que la de pensar:
vadas por la Providencia. ¿Qué es lo que Dios espera de "Dios ha muerto por nosotros", esto bastaría para obligar-
ellas sino que sean apóstoles de Polonia? ¿Y qué gracias les nos a ser fieles. Pero hay más, ya que Dios nos va tejiendo
habrá concedido Dios a esas hermanas, a las que ha destina- más coronas cada día; sí, mis queridas hermanas, podemos
do al servicio de los pobres de todo un reino? Lo vais a ver. esperar más coronas.
A una de ellas 11 le ha dado la fuerza de resistir a una El segundo medio consiste en hacer todo lo contrario de
tentación que le vino, y eso por haber sido fiel. Le propusie- las que se malean mutuamente con sus charlas y son tan
ron que se fuera con la reina, que quería emplearla en cargo cobardes que hacen caso de sus tentaciones. Pues, ¿qué es lo
que no la apartaría del servicio a los pobres, pero que le que hace una hermana que no debe perseverar? Ya os lo dije.
permitiría tratar con Su Majestad más de lo que ellas hacen Apenas se presenta la tentación, se pone a escucharla y a
de ordinario. Y Dios quiso en esa ocasión dar a una Hija de la pensar: "Quizá estaría mejor en tal religión o en tal situa-
Caridad la fuerza de negarse a los gustos de una reina 12 . ¿"Sa- ción; tendría el espíritu más tranquilo". Da vueltas en su
11
Sor Margarita Moreau.
espíritu a estos pensamientos; y luego, si sabe que hay algu-
12
Luisa de Gonzaga. na hermana mal dispuesta y con su humor, se acerca a ella
408 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 409

para contarle la causa de su descontento. La otra le contesta- sin excusaros. Veis muchas veces lo que se hace por la cura-
rá: "Hermana, tiene razón. ¡Que tenga usted que hacer eso! ción de las enfermedades corporales: no se oculta nada; el
Es imposible seguir siempre así; será mejor que nos vayamos enfermo se lo dice todo al médico para recibir algún alivio;
a otro sitio, a alguna religión o al matrimonio; probable- no se contenta con decir que se encuentra mal, sino que de-
mente nos salvaremos allí mejor que estando siempre aquí talla; "Señor, me duele esto y esto, y me encuentro mal de
con el espíritu intranquilo. El matrimonio es una cosa san- esto otro".
ta: la Virgen también se casó; ¿qué mal hay en ello?" Si le Haced lo mismo con vuestras enfermedades espirituales,
horroriza el pensamiento de casarse y vuelve el de la reli- y ya veréis cómo recibiréis algún alivio. Lo que os aconse-
gión, irá a buscar a un religioso conocido y le dirá: "Padre, jen, escuchadlo como si viniera de Dios mismo; y si vuelve
soy Hija de la Caridad; hace tiempo que tengo esta pena y una vez más vuestra tentación, volved de nuevo a descubriros
esta; me maltratan continuamente; ya no me puedo retirar al director o a la directora de la casa. Dios permitirá quizá
para entrar en alguna religión". Aquel padre, que no os co- que os den alguna advertencia para vuestro consuelo; o bien,
noce, ni sabe lo que es nuestra vocación ni el bien que hacéis si os deja en la tentación, es sin duda porque quiere hacerlo
sirviendo a los miembros de Jesucristo en la Compañía, os así para vuestro mayor bien. Consolaos, mis queridas her-
preguntará: "¿Has hecho votos perpetuos?" Y como le diréis manas; espero que, mientras actuéis de esa manera, seréis
que no, añadirá: "Vete, hija mía; puedes hacerlo, ya que no fieles a Dios y os haréis agradables a nuestro Señor.
has hecho ningún voto que te retenga. Como ya has sufrido
Lo mismo que, para recibir las influencias de la cabeza,
mucho tiempo y no se te pasa esa pena, sal de allí". Ese es el
es preciso que los miembros estén unidos al cuerpo, tam-
consejo que os dará; ¿y cómo queréis que os dé otro? No
bién, hermanas mías, mientras permanezcáis unidas a vues-
conoce a la Compañía más que por lo que le habéis dicho de
tra cabeza, participaréis de las influencias que Dios les co-
vosotras mismas, que es falso, y no podría hablaros más que
munica a todo el cuerpo; pero, si os vais a otra parte, os
según su espíritu, que es propio de un religioso; pero ese
haréis indignas de este bien. Si yo tuviese cortado un brazo,
espíritu no es apropiado para vosotras, aunque sea muy bue-
no podría participar ya de las influencias de mi cuerpo; de
no para los que han sido llamados por Dios a él.
la misma forma, una hermana separada del cuerpo, ya no
Acordaos, pues, hermanas mías, de lo que os he dicho participa de lo que éste hace. Mis queridas hermanas, mien-
tantas veces: no tenéis que tomar ningún consejo de vuestros tras sigáis unidas a la cabeza, seréis fieles a vuestra vocación;
confesores para vuestra dirección; tenéis que decirles vues- pero, si os vais a otra parte y acudís a algún religioso, ya no
tros pecados, pero no tienen que tomar vuestra dirección. tendréis la vida de vuestro espíritu. Consolaos, pues, mis
Un laico que va a confesarse se contenta con decir sus peca- queridas hermanas, y sed fieles en el seguimiento de vuestras
dos al sacerdote, y nada más. ¿Creéis que va a pedirle consejo cabezas, que son vuestros superiores, y estad seguras de que
en lo que se refiere a sus ventas y mercancías? No, ni mucho entonces alcanzaréis la corona. Es lo que os deseo a todas
menos. Si tiene necesidad de algún consejo de esta índole, vosotras.
busca a las personas que entienden de negocios, pero no a su Y mientras me dispongo a daros la bendición y a rezar a
confesor. Dios para que os dé a vosotras y a mí, miserable pecador, la
Entonces, hermanas mías, ¿qué hay que hacer cuando te- gracia de serle fieles, recordad todos los actos que habéis he-
néis alguna tentación? Hay que acudir cuanto antes a vues- cho mientras hablábamos. Le doy las gracias por haberos
tros superiores. A ellos es a los que Dios les ha dado el don llamado al estado de Hijas de la Caridad; se lo agradezco
del consejo para vosotras. Decid vuestros pecados al confe- por la señorita, por el padre Portail y por mí, por haber-
sor; pero manifestad vuestras tentaciones a la señorita 13 , al nos llamado a vuestro servicio. Y mientas pronuncio las pa-
padre Portail o a mí; dad a conocer las cosas tal como son, labras de la bendición, humillaos delante de Dios y pedidle
la gracia de hacer buen uso de todo lo que acabamos de
13
La doctrina y la práctica ha evolucionado desde los tiempos de San decir.
Vicente. Su pensamiento era el común entre sus contemporáneos.
Cf. S.V.P. IX, 623-643; E.S. IX, 561-577. Benedictio Dei Patris...
410 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 411

que habían cometido contra las instrucciones que se les ha-


7. CONFERENCIA DEL I9 DE OCTUBRE DE 1659 bían dado; el padre Vicente les dijo:
¡Dios os bendiga, hijas mías! ¡Dios os bendiga y os con-
Sobre el servicio a los enfermos ceda la gracia de crecer cada vez más en esta virtud de la
caridad de unas con otras! Esto impedirá que os vayáis que-
(Reglas para las hermanas de las parroquias, art. 3-5) jando unas de otras.
Os ruego, hijas mías, que pidáis mucho a Dios por el rey
Esta es, hijas mías, la tercera regla que se refiere a las y la reina y por los asuntos del rey. También os ruego que
hermanas de las parroquias, que vamos a leer sencillamente, pidáis a Dios por el rey y la reina de Polonia y por nuestras
pues no necesita explicación. Habla por sí misma. "Pensa- queridas hermanas, a las que aquella buena reina siente tan-
rán a menudo en el fin principal para que Dios las ha envia- to afecto que quiere tener a su lado a una de nuestras herma-
do a la parroquia donde están, que es para servir a los po- nas, a sor Margarita. Le ha dado, en lo que se refiere a los
bres enfermos, no sólo corporalmente, administrándoles el pobres, el cargo que tenía la señorita de Villers, y desea que
alimento y las medicinas, sino espiritualmente, procurando la acompañe en sus viajes. Ved qué honor ha concedido esa
que reciban dignamente y a tiempo todos los sacramentos, buena reina a vuestra Compañía y cuánto os estima. ¡Qué
de suerte que los que están en peligro de muerte salgan en consuelo tener a una de vosotras junto a ella! Ved si no me-
buen estado de este mundo, y los que hayan de sanar tomen rece esto, hijas mías, que os améis unas a otras. Si una reina
la firme resolución de vivir bien en adelante". quiere tanto a la Compañía, ¿qué deberéis hacer vosotras
He aquí, hijas mías, esta regla. Se entiende por sí misma. para aumentar la caridad en todas, de forma que no os améis
Habéis sido enviadas a ese lugar para ayudar a los pobres más que en Dios y por Dios? Y si veis en ellas algunos defec-
enfermos a bien vivir o a bien morir. Ese es el motivo de que tos, no os extrañéis; ¿quién no los tiene? Excusadlas de la
os hayan enviado a una parroquia. misma manera que queréis os excuse a vosotras. ¡Que Dios
os bendiga, hijas mías!
Dice así la regla cuarta: "Y para mejor procurarles este
socorro espiritual, contribuirán a ello en la medida de sus
posibilidades y del poco tiempo de que disponen y según lo
requieran la calidad y la disposición de los enfermos. Pues 8. C O N F E R E N C I A D E L I I D E N O V I E M B R E D E I 659
bien, el socorro que procurarán darles será principalmente
consolarlos, animarlos e instruirlos en las cosas necesarias Servicio a los enfermos. — Virtudes de sor Bárbara Angiboust
para la salvación, haciéndoles hacer actos de fe, esperanza y
caridad hacia Dios y hacia el prójimo, de contrición de sus (Reglas para las hermanas de las parroquias, art. 6-11)
pecados, de reconciliación con sus enemigos, pidiendo per-
dón a los que hayan ofendido, de conformidad con la Mis queridas hermanas, la conferencia de hoy será sobre
voluntad de Dios, sea para sufrir, sea para morir, sea para las reglas que se refieren a las hermanas de las parroquias.
sanar, sea para vivir, y otros actos semejantes; pero no todos Vimos anteriormente las reglas comunes, que se refieren a
de una vez, sino algunos cada día y muy brevemente, por toda la comunidad. Pero como hay entre vosotras unas que
temor de cansarles". trabajan en las parroquias de París, otras en las aldeas, otras
en los hospitales, cada una de vosotras tiene que tener su
Así, pues, hijas mías, tenéis que preocuparos de consolar ocupación particular.
a los enfermos, de hacer esos actos brevemente y enseñárse-
Estamos en el artículo sexto, que dice así: "Si los en-
los. Esto está bien claro. Hay que enseñarles la manera de fermos empiezan a restablecerse y tienen luego una o varias
vivir bien y de morir bien, como buenos cristianos. recaídas, se preocuparán de exhortarles a recibir de nuevo
Se está haciendo tarde. Nos quedaremos aquí. los sacramentos, aun el de la extremaunción, cuidarán de
Luego, algunas hermanas pidieron perdón por las faltas procurarles este gran bien si se encuentra en el último tran-
7. Conferencia. Ms. SV 4, p.379ss. ce. Les ayudarán a bien morir y a hacer algunos de los actos
Cf. S.V.P. X. 667-661: E.S. IX, 1183-1185.
412 I'.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 413

mencionados". Se habló anteriormente, hijas mías, de los curéis que los que salgan de este mundo se marchen en buen
actos que tienen que hacer, rezando por ellos, echándoles estado y que los que sanen tomen firmes resoluciones de vi-
agua bendita, advirtiéndoles que ganen la indulgencia ple- vir bien. Si una hija de la Caridad lo hace así, ¡qué feliz será!
naria con alguna medalla o pronunciando en el momento Esto es, mis queridas hermanas, lo que Dios pide de
de morir el nombre de Jesús con la boca o con el corazón, si vosotras.
no pudieren de otra forma, y después de su muerte ayudando Dice así el artículo octavo: "Por temor de que estos servi-
a veces a amortajarlos, si lo pueden hacer cómodamente y si cios espirituales perjudiquen a los corporales, que deben
se lo permite la hermana sirviente. Esto me parece que es prestar a los enfermos, como sucedería si por detenerse a ha-
muy difícil en las parroquias de París, por la mucha ocupa- blar mucho con uno de ellos hiciesen sufrir a los demás, por
ción que hay, pero en las aldeas puede hacerse más fá- no llevarles a tiempo el alimento o las medicinas, procura-
cilmente. rán tomar para esto sus medidas, ordenando los ejercicios y
La señorita intervino entonces para decir: tiempos, según que el número y la necesidad de los enfermos
Padre, las hermanas se preocupan a menudo de pedirle sea mayor o menor. Y como sus ocupaciones de la tarde no
a Dios y a las damas con qué amortajarlos, y muchas veces son tan grandes ni tan urgentes como las de la mañana, ocu-
los amortajan ellas mismas, si es necesario. parán de ordinario ese tiempo para instruirles o exhortarles
El séptimo artículo dice: "Si los enfermos recobran la en la forma señalada, particularmente cuando les lleven sus
salud, redoblarán sus cuidados para excitarles a sacar prove- remedios".
cho de su enfermedad y de su curación, haciéndoles presente
Así, pues, hijas mías, tened cuidado de no hacer sufrir a
que Dios les ha enviado la enfermedad del cuerpo para sanar
los enfermos por no llevarles el alimento a su debido tiem-
sus almas, y que les ha devuelto la salud corporal para que
po. Esto es muy importante. Hay algunas que se han excedi-
se empleen en adelante en hacer penitencia y vivir bien, que
do en esto con un celo indiscreto por la salvación de las
a esto deben resolverse firmemente, renovando las resolucio-
almas. Se necesita tener mucha prudencia. Una hermana
nes que tomaron durante la enfermedad. Les aconsejarán al-
que se empeñase en quedarse mucho tiempo instruyendo a
guna práctica fácil, según sus alcances, como el rezar de ro-
un enfermo, con perjuicio de otro, no obraría como es debi-
dillas por la mañana y por la noche, confesarse y comulgar
do. Es preciso que sepa ordenar su tiempo de modo que no
varias veces al año, huir de las ocasiones de pecar, pero estas
le deis a Pedro el tiempo que se debe dar a Juan. La herma-
cosas deben decírselas brevemente y con humildad".
na que no ordena su tiempo como es debido se pone en peli-
Mirad, hijas mías, vuestros cuidados no miran única- gro de cometer faltas graves. Por eso, hijas mías, se necesita
mente a los cuerpos, sino sobre todo a las almas. Nuestro mucha prudencia. He conocido a algunas que, llevadas por
Señor no solamente cuidó del cuerpo de las personas enfer- el deseo de cooperar a la salvación de las almas, ocupaban
mas, sino también de sus almas. Vosotras sois sus sucesoras en ello mucho tiempo, se quedaban con unos mucho rato y
y tenéis que procurar imitarle, lo mismo que los apóstoles, hacían sufrir a los otros. Por tanto, mucha prudencia, hijas
que cuidaron de los cuerpos y de las almas. Es preciso que mías. Si hay personas en el mundo que tienen necesidad de
os digáis a vuestro interior, cuando vayáis a ver a un enfer- ser prudentes son las hijas de la Caridad, pues no se trata de
mo: "Dios me ha encargado de este enfermo, no sólo de su hacer unos cacharros de barro o de hacer unos trajes, sino de
cuerpo, sino también de su alma" 1 . Por tanto, es preciso que dar la salvación eterna a esas pobres almas. Así, pues, hijas
os preocupéis de enseñarles cómo tienen que vivir como mías, atended a las necesidades de esos pobres enfermos de
buenos cristianos, si Dios les devuelve la salud; y si mueren, forma que no faltéis nunca a lo que necesitan unos y otros.
darles los medios de bien morir, excitándoles a que tengan Artículo noveno: "Si la ayuda espiritual que dan a un en-
un gran deseo de ver a Dios, pero brevemente, con una pala- fermo puede extenderse a las otras personas que están en la
bra ardiente que salga del espíritu, como dice San Pablo; misma habitación, tratarán de hacerlo con la debida discre-
una oración jaculatoria, esto es, ardiente, de forma que pro- ción; esto es fácil, principalmente cuando hay niños, porque
8. Conferencia.
1
1. Ms SV 4 p.381ss. preguntándoles sobre los principales misterios de nuestra
Heb 4,12. santa fe o recomendándoles sus deberes, los padres y madres
414 P.ll. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 415

y otras personas que estén presentes, podrán aprovecharse de hacer lo que se les antoja; más valdría tomar algunas chicas
esta instrucción, sin que puedan advertir que lo que se dice de la parroquia que hicieran lo que les dijésemos".
es, en parte, para ellos". Hijas mías, y no es eso todo, no se trata solamente de esta
Esto es, hijas mías, lo que tenéis que hacer. Si hay niños razón, sino que vuestras santas reglas os obligan a ello. Os
preguntarles, decirles: ¿Cuántos dioses hay? ¿Quién se hizo lo recomiendo mucho, hijas mías.
hombre? Y todo lo demás. Decirles cómo hay que rezar a Dice así el artículo 11: "Al servir a los enfermos, no de-
Dios de rodillas por la noche y por la mañana. Diciéndoles ben mirar más que a Dios; no deben hacer caso de las ala-
pocas cosas a la vez, al mismo tiempo que se las decís a sus banzas que les den ni de las injurias que les digan, si no es
padres y a sus madres. Conozco a algunas damas que así lo para hacer uso de ellas, despreciando interiormente las ala-
hacían, y muy bien, entre esas pobres gentes. Y me parece que banzas a la vista de su nada y recibiendo de buena gana las
lo siguen haciendo. injurias, para honrar los desprecios que el Hijo de Dios reci-
"10. Se harán cargo de conciencia de faltar aun al míni- bió en la cruz de aquellos mismos a quienes él había colma-
mo servicio que deben prestar a los enfermos, particular- do de beneficios".
mente respecto a las medicinas, que les deben dar a la hora y Esto es, hijas mías, lo que dice este artículo: al servir a
del modo que el médico haya ordenado, a menos que se vean los enfermos no tenéis que ver más que a Dios. ¡Qué impor-
obligadas a aplicarlas de otro modo, como sería si la enfer- tante es eso de no ver más que a Dios en todo lo que hace-
medad se hubiese agravado mucho o si los enfermos estuvie- mos! Unos os alabarán, otros os despreciarán. En todo esto
sen con el frío de la calentura o en el sudor, o si hubiese no tenéis que mirar las alabanzas ni los desprecios; no mi-
algún otro impedimento semejante". réis más que a Dios. Si os alaban, decid: "Dios mío, no soy
Veis, hijas mías, cómo tenéis que ser exactas en cumplir yo la que hago esto, sino tú", humillaos interiormente y
todo lo que ordenan los señores médicos, pues si le pasara aceptad los desprecios cuando se presenten, acordándoos
algo malo a un enfermo, seríais vosotras las responsables, a de los oprobios del Hijo de Dios y viendo cómo se portó él 2 .
no ser, como hemos dicho, que sobreviniera algún impedi- Luego, el padre Vicente, sabiendo que había allí algunas
mento notable, como estos tres que aquí se indican: que el hermanas venidas de las aldeas, que habían visto morir a la
enfermo empeore, o tenga escalofríos o sudores, o alguna hermana Angiboust, dijo:
cosa semejante. Mis queridas hermanas, me gustaría saber cómo se portó
Y además de la obediencia que les debéis a los médicos, en lo referente a esta regla una de nuestras hermanas que
se necesita que les tengáis mucho respeto; os lo recomiendo descansan en Dios, sor Bárbara Angiboust. ¿Dónde están las
con todo interés: mucho respeto a los médicos y a las demás, hermanas que estuvieron con ella?
especialmente a las oficialas, mucho respeto y obediencia, Me gustaría que dijerais cómo se portó nuestra querida
hijas mías, obediencia. Y si sucediese, como me han dicho, hermana Bárbara en la observancia de las reglas. Le ruego a
que a algunas se les ocurra seguir su opinión y hacer algo en usted que nos diga lo que sepa. Bien, hermana, ¿era sor Bár-
contra de los deseos de las damas, pasando por encima de las bara Angiboust fiel a la observancia de las reglas?
órdenes que han recibido de ellas, sería una gran falta. Te- —Sí, padre; nunca la vi faltar a las reglas.
néis que obedecerlas, hijas mías, en todo lo referente a los —¡Dios mío! ¡Salvador mío! Tenía razón aquel papa que
enfermos. Pensad que hacéis la voluntad de Dios cuando se- decía que no necesitaba otras pruebas para canonizar a un
guís la suya; eso es lo que ellas piden de vosotras, y por ese religioso más que la seguridad de que había sido fiel cum-
medio mantendréis la Compañía. Porque mirad, hijas mías, plidor de sus reglas.
es tan fácil que quede deshecha vuestra Compañía, que yo —Padre, a pesar de estar enferma, no dejaba de levantarse
no veo ninguna otra tan en el aire como la vuestra. Por a las Cuatro. Y a veces, no pudiendo oír el reloj, se levantaba
ejemplo, si desobedecéis a los médicos, no queriendo seguir antes y luego nos pedía perdón por ello.
sus órdenes, ellos os criticarán por todas partes. Lo mismo Tenía tanta caridad con las hermanas, que siempre esta-
harán las damas, si las desobedecéis o les faltáis al respeto. 2
Todo lo que si^ue está sacado del ms. Def. p.283ss
Dirán: "Esas hermanas no sirven para nada; sólo quieren Cf. S.V.P. X, 669-679; E.S. IX, 1185-1193.
416 PAL Selección de escritos
VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 417
ba atenta a que no faltásemos a la observancia de las reglas.
Ella misma nos buscaba para tener la lectura de las dos de la entre vosotras a una hermana que os ha dejado tan gran
tarde y para tener juntas el acto de adoración de las tres. ejemplo de exactitud en la observancia de vuestras reglas!
Trabajó mucho para que se cumplieran las normas, sepa- ¡Cuántos motivos para alabar a Dios, hijas mías! Ella está
rando a los hombres de las mujeres enfermas e impidiendo ahora en el cielo; Dios le hace ver lo que se acaba de decir y
que los sacerdotes entraran en nuestras habitaciones, sin tener aumenta su gloria.
respeto humano ninguno. Un día que un sacerdote quiso en- Luego, dirigiéndose a otra hermana, le dijo:
trar en su habitación, le tomó del brazo y le dijo: "Pero, padre, ¿Y usted, hermana? ¿Qué observó en ella?
¿va a entrar usted en donde no hay más que hermanas?" —Padre, apenas llegó, hizo una gran reforma, tal como
— ¡Qué hermoso ejemplo, hijas mías! ¡Qué bonito es ha dicho mi hermana, para impedir la entrada a eclesiásti-
esto! cos, así como el trato excesivo de las personas del mundo
—Otra vez quiso también entrar un señor del lugar y se con nosotras. El pueblo al principio no lo vio bien, y no
lo impidió con decisión. Al principio aquello pareció extra- faltaron las murmuraciones, pero poco a poco empezó a
ñar y hubo algunas críticas, pero después se alabó el hecho y comprenderlos mejor. Era tan fiel al cumplimiento de las
aprobaron su virtud. reglas, que no quería faltar a ninguna de ellas. Un día vino
—Hijas mías, ¿qué os parece? Fue una hermana vuestra un mozo de parte de los sacerdotes que quería entrar para
la que demostró tal coraje, ¿por qué no lo vais a tener encender su candil, cuando ya nos habíamos retirado. Ella
vosotras? no se lo quiso permitir, a pesar de sus instancias, de tal for-
—Padre, toda la ciudad conocía tan bien sus virtudes ma que él la golpeó. Ella lo sufrió con tanta paz, que poco
que, después de su muerte, decían que si sólo fuera cuestión después el mozo vino a pedirle perdón.
de dinero, la habrían rescatado. En sus últimas horas decía —Hijas mías, fijaos bien. ¡Qué ejemplo para nosotros!
con frecuencia: "Hermanas mías, mis queridas superioras, Afiancémonos en la observancia de las reglas. Y si alguien
¡si supierais el estado en que me encuentro!" Estaba muy nos maltrata por ello, acordémonos de que ella se vio gol-
resignada ante la voluntad de Dios y nos recomendaba con peada por la fidelidad a sus reglas. ¡Salvador mío! ¿Es que
mucha insistencia que viviéramos muy unidas, y decía que le acaso vemos algo más en las vidas de los santos?
pediría a Dios esta gracia para toda la Compañía. Nos ani- La hermana, reanudando su discurso, dijo:
maba a que no ahorráramos esfuerzo alguno en el trabajo —Padre, cuando llegaba la hora de empezar algún acto y
por el servicio de los pobres y nos aconsejaba que no tuvié- había personas de fuera, les decía: "Señora, permítanos que
ramos miedo de las enfermedades, diciendo: "Hace ya veinte la dejemos", y se marchaba. Tenía mucho cuidado de con-
años que estoy en la Compañía. Gracias a Dios, nunca he servar la unión entre las hermanas. Un día le di un disgusto
sentido molestia alguna. Trabajad, hermanas mías, tened muy grande, pero ella demostró conmigo mucha paciencia y
ánimos y no temáis". mucha caridad.
Antes de morir mandó venir a los niños pobres del hospi- —Bien, hijas mías, tened ánimo. No hay ninguna entre
tal para recordarles sus deberes y excitarles a vivir bien. vosotras que no tenga motivos para esperar esta misma gra-
—Hermana, díganos cómo se portaba con los enfermos. cia. Ella era de carne y hueso como nosotros. Animémonos
—Padre, tenía mucho interés en asistirles ella misma en de una perfecta esperanza y digamos: "Bien, si hasta ahora
la hora de la muerte, haciéndoles ganar las indulgencias con no he sido fiel a mis reglas y me he dejado llevar por el respe-
alguna medalla o con el crucifijo. Con un hombre trabajó to humano, sin seguir el ejemplo que me dio mi hermana,
tanto que fue ella la causa de su conversión. ¡Dios mío!, espero que me darás la gracia de imitarla y de
Sentía un gran amor al Santísimo Sacramento del altar; velar con más cuidado por hacer bien mi trabajo. Y si, por
cuando ya no pudo recibirlo, pidió que se lo trajeran para desgracia, me dejara arrastrar por alguna negligencia, me
adorarlo. Lo hizo con tan gran devoción y tantas demostra- impondré una penitencia". Hijas mías, que esto nos sirva
ciones de gozo, que se le notaba fácilmente en el rostro. para animarnos a una santa confianza en que Dios no nos
—Hijas mías, ¡qué alegría debéis sentir por haber tenido negará las mismas gracias que le dio a nuestra hermana. Y
como nosotros no podemos hacer nada por nosotros mis-
418 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 419

mos, pidámosle a menudo a Dios esta gracia. Hijas mías,


¡qué hermoso sería que toda la Compañía estuviera com- 9. CONFERENCIA DEL 3 DE JULIO DE 1660
puesta de hermanas por ese estilo! Salvador mío, bendito
seas por las gracias que le concediste a nuestra querida her- Sobre las virtudes de Luisa de Marillac
mana, dándole una firmeza tan grande para hacer que se
observaran las reglas y una caridad tan inmensa con sus her- Nuestro venerado padre, después de llegar al lugar de la
manas. Hijas mías, ella os ha enseñado la lección de no per- conferencia, invocó la asistencia del Espíritu Santo en la for-
mitir que entren los hombres en vuestras habitaciones. Por ma acostumbrada, y dijo:
eso os ruego que toméis la resolución, desde ahora mismo, Mis queridas hermanas, doy gracias a Dios por haberme
de no permitir nunca que entren los hombres en vuestras conservado la vida hasta estos momentos y por haber hecho
habitaciones. Y si hasta ahora no habéis cumplido con fide- que pudiera volver a veros reunidas a todas juntas. Me hu-
lidad esta santa regla, haced el firme propósito de ser más biera gustado mucho haberos reunido durante la enferme-
fieles en el futuro con la ayuda de Dios. dad de la buena señorita, como podéis imaginaros, pero
La hermana, reanudando su discurso, dijo: también yo caí enfermo y quedé muy débil de aquella enfer-
—Padre, después que le llevaron el Santísimo Sacramen- medad. Ha sido la voluntad de Dios la que me ha permitido
to para que lo adorara, estuvo mucho tiempo como arrebata- todo esto y, a mi juicio, para la mayor perfección de la per-
da y como si le pasara algo extraordinario, y se hubiera di- sona de la que vamos a hablar, que es la señorita Le Gras. Y
cho de ella que estaba en algún exceso de amor, diciendo del buen padre Portail, que siempre fue tan celoso de la san-
muchas veces: "¡Amor mío!". tificación de la Compañía, aunque no sea éste el tema de la
—Y su muerte, hija mía —le preguntó el padre Vicente—, conferencia, sin embargo, si algunas dicen algo por una u
¿cómo ocurrió? otra parte, estará bien dicho. El tema es sobre la señorita Le
—Padre, después de su muerte acudió en tropel todo el Gras, sobre las virtudes que habéis observado en ella y sobre
mundo, durante todo el día, para echarle agua bendita. Esta- la elección de las que deseáis imitar. Dios mío, ¡seas por
ba tan hermosa que algunas personas me preguntaron si la siempre bendito!
habíamos maquillado. Al entierro asistieron todos los seño- Luego, empezando a preguntar a las hermanas, les dijo:
res y las autoridades con gran afluencia de pueblo. Algunos El primer punto de esta charla es sobre las razones que
llegaron hasta a tocar en ella sus rosarios. las Hijas de la Caridad tienen para hablar de las virtudes de
—¡Cómo, hija mía! ¡Hasta tocar los rosarios! sus hermanas que descansan en Dios, y especialmente de las
—Sí, padre. de su queridísima madre la señorita Le Gras; el segundo
—Bien, hijas mías, demos gracias a Dios por el consuelo punto, cuáles son las virtudes que cada una ha observado en
que ha dado a toda la Compañía de poder escuchar el relato ella; el tercer punto, cuáles son las virtudes que más le han
de todas estas cosas. Ruguémosle que nos conceda la gracia impresionado a cada una y que se propone imitar, con la
de imitarla en su fervor, en el sufrimiento de las injurias y ayuda de Dios.
en la fidelidad a las reglas. Pidámosle a nuestro Señor que Bien, hermana; ¿qué razones tienen ustedes para hablar
nos eche una mano y nos dé fuerzas para superar todas las de sus hermanas difuntas, y especialmente de las de su que-
dificultades que pudieran impedirnos su imitación, y que rida madre?
nos dé la gracia de despegarnos de todo respeto humano. —Padre, la primera razón que se me ocurre es para dar
Así se lo pido de todo corazón, y de su parte pronunciaré gracias a Dios por ello; la segunda, para animarnos a imi-
sobre vosotras las palabras de bendición, para que quiera tar sus virtudes; si no lo hacemos así, esto nos servirá de
concedernos esta gracia y que nadie nos tenga que echar en gran confusión delante de Dios, porque él nos la había dado
cara haber visto un ejemplo tan elocuente sin aprovechar- para eso.
nos de él. Ruego a nuestro Señor que no nos lo reproche él Las virtudes que he observado en ella es que siempre te-
tampoco. Así se lo pido por las palabras de la bendición. nía su espíritu elevado a Dios en medio de sus penas y enfer-
Benedictio Domini nostri... medades, y veía en ello la voluntad de Dios. Nunca se le oyó
420 P.II. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 421

quejarse de sus enfermedades; al contrario, demostraba siem- a Dios que os conceda esta virtud en la medida que él sabe
pre un espíritu alegre y contento. que la necesitáis; porque, hijas mías, vosotras tenéis que tra-
Sentía un gran cariño a los pobres y le gustaba mucho tar con personas distinguidas y con los pobres. Hay que sa-
servirles. Yo la vi recoger a los pobres que salían de la cárcel, ber portarse bien en todas las ocasiones. ¿Y qué virtud hay
les lavaba los pies, les curaba y les vestía con las ropas de su para eso? La prudencia.
hijo. Hay una prudencia falsa, que hace que uno no tenga en
Tenía también mucha paciencia con las hermanas enfer- cuenta el lugar o el tiempo debido y que obliga a hacer in-
mas, yéndolas a visitar con frecuencia a la enfermería; se consideradamente las cosas. Por eso, hijas mías, acordaos del
sentía muy dichosa de poder hacerles algún pequeño servi- tiempo en que habéis estado juntas y lo que les ha ocurrido
cio, cuidaba de asistirles en la hora de la muerte y, si era a las que carecían de prudencia. Se han dejado llevar a cier-
de noche, se levantaba, a no ser que estuviera muy mal; y si tas cosas que, finalmente, les hicieron perder la vocación. Re-
no podía hacerlo, por estar enferma, enviaba todos los días a sulta muy difícil no caer en esta falta. ¡Ay, Dios mío!; en
la hermana asistenta a verlas de su parte, dándoles los bue- todas las congregaciones religiosas ha habido personas que
nos días y enviándoles algunas palabras de consuelo. Tam- han carecido de esta virtud.
bién procuraba ir a ver a las que morían en las parroquias Pues ¿qué no hará entonces entre vosotras, hijas mías,
de París y les tenía tanto cariño, que había que tomar pre- esta falta de prudencia? Hará que mientras, por una parte, se
cauciones para comunicarle la muerte de alguna hermana. hable bien de vosotras, por otra se os acuse. En Narbona,
Todo esto la impresionaba hasta llegar a derramar lágrimas por ejemplo, ¡qué bien hablan de nuestras hermanas! Son
en algunas ocasiones. personas que dejan admirados a todos por su modestia y su
Tenía también un gran cariño natural a su hijo y a toda edificación. Y en otras partes se dirá: "Son unas hermanas
su familia. que carecen de prudencia y que ni siquiera se dan cuenta de
Era la primera en decir sus culpas y pedía perdón a todas lo que hacen".
las hermanas. La he visto echarse en el suelo para que la
pisasen las demás. Lavaba los platos y le hubiera gustado Por tanto, mis queridas hermanas, la prudencia es una
hacer todos los trabajos más humildes de la casa si hubiera virtud que hace que uno procure hacer todas las cosas en la
tenido fuerzas para ello. Algunas veces se ponía a servir en el forma debida. Prudencia, hijas mías, prudencia en todo. ¿Y
refectorio y pedía perdón, haciendo actos de penitencia, qué vamos a hacer, mis queridas hermanas? Tenéis que to-
como estar con los brazos en cruz o echada en el suelo. mar la resolución de practicar bien esta virtud durante toda
vuestra vida y pedir para ello la ayuda de Dios. ¿Y quién os
—¡Salvador mío! ¿Y usted, hermana, qué ha notado?
ayudará en ello? Vuestra buena madre que está en el cielo,
—Padre, la señorita tenía mucha prudencia en todas las
hijas mías. Ella os sigue queriendo con el mismo afecto con
cosas y me parece que conocía los defectos de todas, pues nos
que os quería, e incluso es más perfecta su caridad, ya que
los decía antes de que habláramos con ella. Pero demostraba
los elegidos aman de la manera que Dios quiere. Por consi-
mucha prudencia en sus advertencias. Siempre nos recomen-
guiente, prudencia, hijas mías. Dios os la concederá si se la
daba que no buscáramos nuestro interés en lo que hacía-
pedís por amor a ella, pues aunque no se debe rezar en pú-
mos. También tenía mucha vida interior.
blico a las personas muertas que no están canonizadas, se les
—Hijas mías, esta hermana ha indicado una virtud prin- puede rezar en particular. Por consiguiente, podéis pedirle a
cipal, que es la prudencia. La verdad es que nunca he visto a Dios la prudencia por medio de ella.
una persona con tanta prudencia como ella. La tenía en
muy alto grado, y desearía con todo mi corazón que la Com- Poned la prudencia en todas vuestras acciones y tendréis
pañía tuviera esta virtud. La prudencia consiste en ver los siempre paz y tranquilidad; por el contrario, sin ella todo
medios, los tiempos, los lugares en que hemos de hacer las será un desorden. Bien, ¡bendito sea Dios! Ya os daréis cuen-
advertencias y cómo hemos de comportarnos en todas las ta de lo mucho que vale. ¡Bendito sea Dios! Sí, esta virtud se
cosas. ¡Salvador mío! No había una prudencia como la suya, mostraba en la señorita Le Gras en un grado superior a to-
pues la tenía en muy alto grado. Por eso, hijas mías, le pido cias las demás personas que he conocido.
422 I1.11. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 423

Luego nuestro venerado Padre siguió preguntando a otra comer en casa de las damas. Hijas mías, yo siempre he creí-
hermana: do que la felicidad de vuestra Compañía sería la frugalidad.
—¿Y usted, hija mía? Mientras seáis frugales, os concederán la administración,
—Padre, he observado que ella ponía mucho interés y de- como hasta ahora.
seaba mucho que la Compañía se conservase en el espíritu Es propio de la virtud que todas las personas que se en-
de humildad y de pobreza, y que decía con frecuencia: "So- tregan a Dios para obedecer a otra se hacen en cierto modo
mos criadas de los pobres; por tanto, tenemos que ser más los amos. Si es una criada que obedece a su señor o a su
pobres que ellos". señora, como a Dios, a la Santísima Virgen, esa persona se
—Me parece, hija mía, que ha dicho usted una cosa muy convierte pronto en el ama, pues los señores, al verla en ese
cierta sobre ella, que apreciaba mucho la pobreza. Ya veis espíritu, condescenderán con lo que ella quiera, puesto que
cómo iba vestida, con toda pobreza. Y esta virtud se daba en la ven tan buena y obediente. Y de esta forma se convierte en
ella hasta el punto de que hace tiempo que me pidió vivir el ama. Estoy seguro de que lo veréis así en vuestras
como los pobres. En relación con la Compañía, siempre re- parroquias.
comendó que se conservara en dicho espíritu, ya que ése es Por consiguiente, es esta hermosa virtud la que os hará
el mejor medio para subsistir. Es una virtud que nuestro apreciar por las personas distinguidas. Si ocurriera que al-
Señor practicó en la tierra y que quiso que sus apóstoles guna dijese: "No nos dan bien de comer; ¡no podemos vivir
practicasen. Por eso dijo: "¡Ay de vosotros, los ricos!" Y lo de este modo!", hijas mías, si llegara a pensarse en algo se-
contrario hace ver la belleza de esta virtud. Además, vosotras mejante, habría que considerar ese espíritu como espíritu
sois siervas de los pobres; es el único título que se os da en del diablo, que hay que cortar desde el principio. Si ocurriera
todas las cartas, tanto del Santo Padre como del Parlamento. eso, habría que ser duros y decir: "¡Al lobo! Nos quieren
Ese era también el espíritu de nuestro Señor, que era po- vestir de harapos, ¡enhorabuena!" Conservad ese amor a la
bre en todo, en sus vestidos, en su forma de vivir, en su espí- santa pobreza, y él os conservará.
ritu. El dijo de sí mismo: "Las zorras tienen sus madrigueras Señor, imprímelo en nuestros corazones, de modo que
y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no cuando vean a una hija de la Caridad vean en ella este espí-
tiene dónde descansar su cabeza" 1 . ritu de pobreza. ¡Bendito sea Dios, que dio este espíritu a la
Mirad, pues, hijas mías, cómo el Hijo de Dios tuvo este señorita Le Gras! Fijaos en cómo ella supo mantenerlo fir-
espíritu y cómo os ha dejado esta virtud que la señorita Le me. Queridas hermanas, sigamos su ejemplo, su virtud de la
Gras ha observado siempre desde hace veinticinco años: po- pobreza.
breza en vuestros hábitos, en vuestro sustento, en todo lo La hermana continuó diciendo:
necesario para subsistir; ella creyó siempre que la felicidad —Padre, demostraba el mismo cariño a todas las herma-
de vuestra Compañía sería la pobreza de vuestro refectorio. nas, tanto a una como a otra, de forma que procuraba sa-
Si no os bastase con lo que se os da, es que no tenéis espíri- tisfacer a todo el mundo.
tu. ¿De dónde procede que os soliciten desde tantos sitios? —Os diré esto, hijas mías: esta efusión de corazón no todas
De que dicen: Son unas hermanas que se contentan con cien la percibían, pero yo sé muy bien que les tenía mucho cari-
libras cada una para su alimento y sostén. Se admiran de ño a todas.
esto y dicen: "He ahí unas hermanas que vienen de París y —Padre, se preocupaba mucho de la salvación de las al-
que se contentan con un poco de pan y de queso", o algo por mas. Tenía mucha vida interior y pensaba mucho en Dios.
el estilo. —Hija mía, ¿qué significa tener vida interior y cómo se
Por el contrario, si algunas se relajasen en ese espíritu de consigue? Significa que se elevaba mucho hasta Dios, y esto
pobreza, dentro de poco no os bastaría con lo que se os da, se debía a que llevaba mucho tiempo ahondando en su inte-
como ya se ha visto en algunas a quienes les agradaba ir a rior. La vida interior consiste, por consiguiente, en apartarse
9. Conferencia. Notas tomadas por sor Margarita Chélif, p.618ss (Arrh. del afecto del mundo, de los parientes, del pueblo natal y de
de las Hijas de la Caridad). todas las cosas de la tierra. Pedídselo mucho a Dios y decid a
1
Mt 8,20. menudo: "Destruye, Señor, en mí todo lo que te disgusta y
424 P.II. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 425

haz que no esté nunca llena de mí misma". La señorita Le una hermana que no lleva vida interior. Lo habéis visto en
Gras tenía el don de bendecir a Dios en todas las cosas. las que han salido. ¡Ay! ¿Cómo eran? No tenían esa paz inte-
Si, por debilidad humana, caía alguna vez en algún mo- rior y daban lástima a todo el mundo. Bien, mis queridas
vimiento del mal genio, no hay por qué extrañarse de ello; hermanas, procuremos esforzarnos en llevar esa vida inte-
los santos nos dicen que no hay ninguna persona que no rior. Las que sepan leer podrán leer, para ayudarse, un libro
tenga sus imperfecciones. Lo vemos en lo que ocurrió en San que se os entregará y que trata de la vida interior.
Pablo, en San Pedro. Dios lo permite así para sacar gloria de ¿Y cómo adquirirla? Si una persona de vuestra Compa-
ello. Además, muchas veces lo que nos parece defecto a nos- ñía tuviera la tentación de dejarse llevar por esos movimien-
otros no lo es en realidad, como lo vemos en nuestro Señor. tos desordenados, tendría que decirse a sí misma: "¡Cómo!
Se dice de él que se enfadó cuando echó a los mercaderes del Yo soy hija de la Caridad y, por consiguiente, hija de la
templo 2 . Pero aquello, en vez de ser un defecto, era un acto señorita Le Gras, que era una mujer de mucha vida interior,
de piedad y de celo por la gloria de Dios. Del mismo modo, a pesar de que su naturaleza tenía algunas inclinaciones
también hay cosas que parecen faltas y que son virtudes. contrarias. Quiero superarme para seguir su ejemplo".
Por eso a veces en la señorita Le Gras aparecían algunos Mis queridas hermanas, ésa es la clave de la perfección;
rasgos de mal genio. Pero aquello no era nada y me costaría decir muy a menudo: Yo no quiero vivir según mis inclina-
mucho reconocer que había pecado. Lo que pasa es que te- ciones; renuncio a ellas por completo por amor a Dios".
nía gran firmeza. Por eso, hijas mías, apenas sintáis alguna Hijas mías, ¡si supierais la felicidad que supone vivir de
irritación, tenéis que humillaros en seguida, como ella ha- ese modo! Mientras os esforcéis en llevar vida interior, esta-
cía. ¡Ya sabéis lo que es una persona temerosa de Dios! Hi- réis en el camino de la perfección.
jas mías, pedidle mucho a Dios que os conceda la gracia de Gracias a Dios, hay entre vosotras algunas que caminan
hacer un buen acopio de virtud, mediante las oraciones de en esta práctica propia de todas las buenas hermanas. No las
la señorita Le Gras. voy a nombrar. Casi nunca veo a una persona distinguida
A veces, me ponía a pensar delante de Dios y me decía: que no me hable bien de las siervas de los pobres. Hay mu-
"Señor, tú quieres que hablemos de tu sierva", ya que era chas personas así. No tengáis miedo, hijas mías; no hay mo-
obra de tus manos, y me preguntaba: "¿Qué has visto en tivo para temer; Dios no os faltará. Así, pues, las que hayan
ella?" Se me ocurrieron algunas pequeñas notas de imper- recibido de Dios la gracia de trabajar por esta virtud, que
fección, pero pecados mortales... ¡eso jamás! Le resultaba in- hagan el firme propósito de progresar en ella cada vez más.
soportable el más pequeño átomo de movimiento de la car- Y aquellas que, por desgracia, se han dejado llevar por sus
ne. Era un alma pura en todas las cosas, pura en su propios sentimientos y faltas de mortificación, esas herma-
juventud, pura en su matrimonio, pura en su viudez. nas, hijas mías... ¡Animo! Tenéis en el cielo una madre que
Se examinaba con mucho cuidado para poder decir sus goza de mucha influencia y que alcanzará de Dios para voso-
pecados, con todas sus imaginaciones. Se confesaba con toda tras la gracia de libraros de estos defectos. Manteneos firmes;
claridad. Nunca he visto a nadie acusarse con tanta pureza. no os relajéis, pues cuando una empieza a relajarse un
Y lloraba de una forma que costaba mucho consolarla. poco, va cayendo cada vez más y se echa todo a perder. ¡Sal-
Bien, tenéis que pensar que vuestra madre tenía una vida vador mío! ¡Hijas mías, pedidle a Dios esta virtud, tened
interior muy intensa para regular su memoria, de forma que muchas ganas de poseerla.
sólo se servía de ella para acordarse de Dios y de su voluntad ¡Ay, Dios mío! Si una hermana de la Caridad tiene este
para amarlo. mal, es preciso que se diga: "¿Lo que dicen por mí", hijas
Hijas mías, una hermana de vida interior es una herma- mías, es lo que dijo también Judas: "Numquid ego sum,
na que sólo piensa en Dios. Pues ¿qué quiere decir vida inte- Domine?* ¿No soy yo acaso ese desventurado?" También
rior, sino vida ocupada en Dios? Esto es fácil de comprender. vosotras podéis decir como Judas: "¿No seré yo la que impida
Por el contrario, hurgad en vuestra memoria y ved lo que es que progrese la Compañía?" Hijas mías, basta sólo una
2
Mt 21,12-13. » Mt 26,22.
426 P.II. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 421

persona para impedir que toda una Compañía avance en la Nuestro venerado padre le respondió:
virtud. ¿Sabéis qué es lo que impide avanzar a un barco? —Con mucho gusto, hija mía.
Basta con un vientecillo para pararlo todo. Y no pudo retener las lágrimas al oír lo que decía aque-
Hijas mías, ¿verdad que es muy triste que tantas almas lla hermana, por lo impresionado que estaba.
santas hayan estado trabajando durante tanto tiempo por su La hermana empezó a decir:
progreso y que al final baste una pequeña cosa para detener- —Padre, la primera razón que tenemos para hablar de
las y que una sola persona eche a perder a muchas? nuestra querida madre es para que Dios sea glorificado; la
¡Animo, pues, hijas mías! ¡Animo! Dios mantendrá vues- segunda, para que nos acordemos durante toda nuestra vida
tra Compañía, ya que ha sido él el que la ha bendecido en de seguir los ejemplos que nos dio, ya que estamos obliga-
tantos lugares. Nuestros padres de Polonia me indican que das a ello, pues Dios la utilizó como instrumento para ense-
la reina ha ido a hacer un largo viaje, durante el cual nues- ñar a la Compañía la manera como quiere que le sirva para
tras pobres hermanas se han preocupado tanto de la buena serle agradable. De las virtudes que practicó sería necesario
marcha de sus obras, que han atraído a una gran cantidad de un libro entero para poderlas escribir y espíritus mucho más
buenas muchachas y se han comportado con tanta pruden- elevados que los nuestros para referirlas. Sin embargo, pues-
cia, que la reina se ha quedado muy satisfecha, y a su regreso to que la obediencia me lo manda, he de hacerlo. Pero aun-
ha querido pasar un día con ellas en su casa, al lado de esas que dijese todo lo que me dicta la memoria, quedaría toda-
muchachas, demostrando una gran alegría y dándoles mues- vía mucho por decir.
tras de afecto admirables. En primer lugar, tenía una humildad admirable y la de-
Ved de cuánta reputación goza vuestra Compañía. Qui- mostraba en tantas ocasiones, que es imposible enumerarlas;
tad esa fama y se lo quitaréis todo. ¡Qué gran daño hace una esto le hacía mostrar un gran respeto a todas las hermanas,
hermana que le quita esta fama a la Compañía! Dará que hablandoles siempre por medio de súplicas, agradeciendo
hablar a toda una ciudad, ¿qué digo?, a toda una provincia y con mucha solicitud todos los servicios que le prestaban y el
más allá. Lo sabrán los sacerdotes y los mismos príncipes. esfuerzo extraordinario que realizaban algunas en sus car-
Sí, hijas mías, el daño que hace una sola persona es capaz de gos, de modo que a veces me quedé totalmente confundida.
echar a perder a toda una Compañía. Esto, hijas mías , tiene La he visto humillarse hasta el punto de pedirme que le
que daros un gran celo de que se santifique toda la Compa- avisara de sus faltas con mucha humildad; me he visto impe-
ñía y cada una de vosotras en particular, y entonces ya veréis dida de hacerlo, pues no podía advertir ninguna falta en
cómo va multiplicándose la Compañía. ella, a pesar de que me fijaba mucho para obedecerla.
—Tiene usted razón, hermana; ya os lo he dicho. Costaba
Y usted, hermana, ¿qué observó en ella? mucho trabajo poder advertir alguna falta en la señorita Le
—Padre, yo no sabría decir otra cosa sino que la vida de Gras; no es que no las tuviera, no, pero eran tan ligeras que
la señorita Le Gras es un espejo en el que no hemos de hacer no era posible advertirlas. Siga, hija mía.
sino mirarnos a menudo. Yo siempre he visto que tenía una —Padre, algunas veces ciertas hermanas no recibían a
gran caridad y paciencia con nosotras, de modo que se con- gusto las advertencias que les hacía y demostraban su dis-
sumió por nosotras. gusto en mi presencia; ella me preguntó luego si no habría
Otra hermana: tenido la culpa, por haberles hablado con demasiada dureza
—Padre, tenía tanta caridad conmigo que a veces, cuan- o por algún otro motivo. Yo le dije que me parecía que no
do me veía algo preocupada, se adelantaba a hablarme de era posible obrar de otro modo. Siempre sabía excusar a las
ello con gran dulzura. que se molestaban, y por eso, cuando le hablaban de las fal-
Una hermana a la que había preguntado al principio y tas que algunas cometían, siempre buscaba alguna excusa y
no había podido responder porque se lo impedían las lágri- decía: "Tenemos que sufrir; Dios nos ha escogido para eso;
mas, se levantó y dijo lo siguiente: hemos de dar ejemplo a las demás; hemos de tener ánimos
—Padre, si le parece bien que hable ahora, procuraré para soportar a nuestras hermanas".
hacerlo. Algunas veces mandó a buscarme expresamente para pe-
428 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 429

dirme perdón cuando creía que me había dado algún disgus- de confusión, al ver que no podía observar todas las reglas, y
to, aunque hubiera sido yo la culpable, y se me adelantó pedía muchas veces perdón.
muchas veces a pedirme perdón cuando debería haber sido Tenía una confianza admirable en la Providencia de
yo la primera en hacerlo. Dios para todas las cosas, y especialmente en lo que se refería
Se acusaba siempre con mucha humildad en las confe- a la Compañía, recomendándonos que nos pusiéramos en
rencias de los viernes, haciéndose responsable y culpable de manos de Dios en todas las conferencias que nos daba.
todas las faltas de la Compañía. Era muy grande su sumisión a la voluntad de Dios, como
Hacía también muy a menudo actos de humildad en ple- se demostró en su última enfermedad. Siempre sufrió con
no refectorio, pidiendo perdón a las demás, poniéndose con toda la sumisión posible sus penas y sufrimientos, que eran
los brazos en cruz o echándose al suelo y sirviendo a la mesa. muy intensos. Además, soportó la privación de las personas
Ayudaba también a fregar los platos y le hubiera gustado a las que más quería en el mundo sin demostrar ninguna
mucho hacer también todas las demás faenas de la casa. pena, a pesar de sentirlo mucho.
Tenía mucha caridad para con los pobres, sintiéndose Tenía una gran dulzura y mansedumbre y era fácil de
muy contenta cuando les podía servir. Tenía mucho amor y trato con los demás.
caridad con todas las hermanas, soportándolas y excusándo- Mantuvo siempre una conducta admirable en el gobierno
las siempre, aunque también las amonestaba con severidad de la Compañía, como se demuestran al ver el buen estado en
cuando era necesario. Pero era por principio de caridad, que la ha dejado, tanto en lo espiritual como en lo temporal,
sintiendo compasión con las que tenían alguna preocupa- gracias a su prudencia. Pero todo lo refería a Dios, sin cuya
ción de cuerpo o de espíritu, soportando durante muchos gracia, nos decía, no se habría hecho absolutamente nada.
años a ciertas hermanas que debieran haber sido despedidas He hecho el propósito, con la gracia de Dios, desde el
por sus imperfecciones. Siempre tenía esperanzas de que se mismo momento en que murió, de esforzarme en imitarla en
corrigiesen. todo lo que me sea posible, pero especialmente en su humil-
Sentía un gran amor a la santa pobreza; esto le hacía no dad, en su caridad y en su amor a la pobreza.
tolerar que le dieran nada nuevo para su uso, a pesar de que Padre, he escrito además algunas cosas sobre su última
a los demás les daba muy a gusto todo lo que necesitaban. enfermedad, pero creo que me he alargado demasiado.
Guardó durante cinco o seis años la tela que le habían dado Nuestro venerado padre volvió a tomar la palabra y dijo:
para hacerse un manto, sin permitir nunca que se lo hicie- —Mis queridas hermanas, todo lo que se ha dicho os
ran. No pudo emplearse aquella tela, a pesar de que su man- hace ver cómo era. Lo que ahora hace falta es que tengáis
to estaba lleno de remiendos, muy gastado y de diferentes una madre, pero ¿dónde la encontraremos? Pues sería de de-
colores, de forma que muchas veces intentamos que se lo sear que fuera semejante a esta.
quitara. Se ha planteado la cuestión de si teníamos que buscar a
Había que decirle que comprábamos sus cofias en el ras- alguien de fuera o si buscaríamos a una de las que pertene-
tro. De este modo lográbamos a veces que se pusiera algo cen a vuestra Compañía. Después de haberlo encomendado
nuevo sin que se diera cuenta. Pero apenas se enteraba, se mucho a Dios, él ha querido que la decisión fuera escoger a
lo quitaba en seguida y demostraba estar muy molesta por lo una de vosotras. Fijaos a ver cuál es entre vosotras la más
que le habíamos dado, y había que rogarle luego que se parecida a la que teníais. Pero para que quiera Dios una
lo volviera a poner. buena madre, que él mismo haya formado desde el cielo lo
Tenía muchos deseos de que toda la Compañía se conser- mismo que había formado a la anterior, y para que os dé a
vase en este espíritu de pobreza y de frugalidad en todas las la que se necesite, para eso, hijas mías, tenéis que hacer dos
cosas y recomendó muchas veces que se observara esta forma cosas:
de vivir después de su muerte, como un medio para conser- En primer lugar, hijas mías, tenéis que rezar mucho a
var la Compañía. Dios. Que todas las oraciones que hagáis sean para pedírselo
Le costaba mucho tener que tomar una comida distinta así a Dios. Los apóstoles, cuando quisieron poner a otro en
de la comunidad, debido a sus enfermedades. Esto le llenaba lugar de Judas, rezaban y decían: "Señor, muéstranos al
430 P II. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 431

que has elegido" 4 . Bien, mis queridas hermanas, rezad en- Entre tanto os ruego que pidáis mucho a Dios y hagáis
tonces a Dios para que os dé buena superiora. rezar a otras personas, sin decir para qué, sino sólo que se
En segundo lugar, la Compañía tiene que esforzarse en trata de un asunto de importancia.
general y en particular para que quiera Dios formarla por su Esto es, hijas mías, lo que tenía que deciros de vuestra
mano desde el cielo; así, formar por su mano a la Compa- querida madre; entre tanto pedid a Dios que os mande otra
ñía. Según esto, cada una tiene que cortar de sí misma, pues buena superiora, que sea parecida a ella.
es algo parecido a un navajazo, y procurar conocer las gra- Una hermana dijo entonces:
cias que ha recibido de Dios y ver bien sus defectos. Sí, hijas —Padre, no habíamos pensado en que había que hablar
mías, es preciso que sajéis de vosotras todo lo que desagrada también del difunto padre Portad, pero, como nos ha dicho
a Dios. De ahí resultará que obtendréis de Dios las gracias usted que se podía decir algo de él, he de decir que he obser-
necesarias para la superiora que él os quiera dar. vado en él una gran caridad con todas las hermanas. No
Otra cosa, hijas mías, que os recomiendo mucho es que temía ir hasta La Chapelle para confesar a una hermana
no vayáis hablando de vuestros asuntos con los de fuera. Se- en pleno invierno y con barro, pues decía que nuestro Señor
creto, hijas mías . Nuestro Señor recomendaba siempre a sus también se había cansado en ir solamente en busca de la
apóstoles que no dieran a conocer a los de fuera lo que él samaritana.
hacía. "Guardaos, les decía, del fermento de los fariseos". Ya También tenía mucha humildad y un gran celo por la
sabéis cómo se os ha recomendado siempre el secreto en to- salvación de las almas, hasta derramar lágrimas cuando veía
das las cosas. que alguna perdía su vocación.
Me diréis: "Pero ¿qué mal hay en hablar de estas cosas? — ¡Dios la bendiga, hermana! ¡Bendito sea Dios! Bien, es
No hablamos de nada malo, sino de cosas buenas". Sí, hijas hora de retirarnos.
mías, de suyo no son malas esas cosas de las que habláis. Pido a nuestro Señor, aunque indigno y miserable peca-
Pero, como se trata de un misterio y están en juego los asun- dor, que os dé su santa bendición por los méritos de la ben-
tos de Dios, hay que guardar secreto. Mientras las cosas si- dición que dio a sus apóstoles, cuando se separó de ellos, a
gan estando en secreto en la Compañía, el diablo no se mez- fin de que os despeguéis de todas las cosas de la tierra y os
clará en ellas, pero apenas las conozca el mundo el príncipe apeguéis cada vez más a las del cielo.
de este mundo intentará derribarlas. Así, pues, queridas her-
manas, mantened vuestros asuntos en secreto y decid como la Benedictio Domini nostri...
esposa del Cantar de los Cantares: "Mi secreto es para mí". Sub tuum praesidium...
Hijas mías, ¡qué importante es saber guardar el secreto!
Puede ser que os digan: "Bien, hermana, ha estado usted
en San Lázaro; ¿qué hay por allí?" Podéis responder senci- 10. CONFERENCIA DEL 24 DE JULIO DE 1660
llamente: "Hemos estado hablando de las virtudes de la se-
ñorita Le Gras, como se acostumbra hacer cuando muere una Sobre las virtudes de Luisa de Marillac
hermana". Pero darán otro paso: "¿No se ha hablado de
poner una superiora?" Decid entonces: "Nosotras no nos Nuestro venerado padre, después de haber rezado el Veni,
preocupamos de eso". Sánete Spiritus, dijo:
Hijas mías, si sabéis mantener el secreto, todo irá bien. Mis queridas hermanas, el tema de la conferencia de hoy
Pensaréis mañana en ello durante la oración. Y como para es sobre la difunta señorita Le Gras, vuestra querida madre,
otras hermanas también se han tenido varias conferencias, tal como la habéis visto y tenido en medio de vosotras. Es-
por no haber suficiente con una, también tendremos otra táis obligadas a seguir sus ejemplos; si deseáis ser buenas
sobre este mismo tema, hijas mías, y se os comunicará la hijas de la Caridad, estáis obligadas a poner los ojos en sus
fecha. virtudes. ¡Dios mío! .'Qué obligación la nuestra! Hemos vis-
4
Act 1,24. to ese hermoso cuadro delante de nosotros; ahora está allí
Cf. S.V.P. X, 709-725; E.S. IX, 1218-1231. arriba. Nos queda todavía hacer de ella un modelo, y para
432 I'.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 433

eso es preciso que la conozcamos. Y puesto que Dios ha ins- las hermanas con muchos sentimientos de humildad y lavar
pirado a la Compañía la idea de hablar sobre las virtudes los platos.
de las hermanas difuntas, tal como se ha hecho hasta ahora Si alguna vez reprendía a una hermana con cierta dureza,
con una bendición tan grande, que después de las charlas le hacía ver que lo hacía precisamente por su bien.
todas quedabais muy edificadas al ver las gracias que Dios También nos enseñaba cómo teníamos que tener pacien-
había derramado sobre ellas, dándoles en tal alto grado la cia unas con otras y nos daba ejemplo ella misma soportán-
humildad, la caridad, el don de oración y tantas otras virtu- donos a todas con mucha caridad.
des, y como teníais muchos motivos para alabar los ejem- —¿Y usted, hermana?
plos que os habían dejado y que teníais que imitar, por to- —Padre, observé en sus cartas un estilo muy humilde. A
dos estos motivos, ¡con cuánta mayor razón tenéis que poner pesar de que muchas veces había merecido una buena repri-
vuestros ojos en la que es vuestra madre, porque os ha en- menda, ella cargaba mis faltas sobre sí y hablaba con gran
gendrado! No os habéis hecho a vosotras mismas, hijas dulzura. Tenía también mucha compasión con las enfermas.
mías; ha sido ella la que os ha hecho y os ha engendrado en Siempre tenía el espíritu ocupado en Dios, como ya se ha
nuestro Señor. dicho.
El primer punto de esta charla, hijas mías, es sobre las Tenía mucha caridad con las hermanas y tenía miedo de
razones que tenemos para hablar de las virtudes de nuestras molestarlas. Hacía todo lo posible por no dejar a nadie des-
hermanas que descansan en Dios, y especialmente de las de la contento y excusaba siempre a los ausentes. Esto no le impe-
señorita Le Gras, vuestra querida madre; el segundo punto día reprender sus faltas, pero siempre lo hacía con mucho
es sobre las virtudes que habéis observado en ella; el tercer acierto y amor.
punto es sobre la virtud que os habéis propuesto imitar. Siempre nos recomendó que tuviéramos mucho cuidado
No hablaremos hoy del primer punto, pues sería dema- de los pobres y consideraba como hecho a ella misma el ser-
siado largo. ¡Que Dios nos conceda la gracia de sacar mucho vicio que se les hacía. Aconsejaba con frecuencia en sus car-
fruto de esta charla! tas que observáramos las reglas y que viviéramos muy uni-
Luego, nuestro venerado padre, empezando a preguntar das entre nosotras.
a una hermana, dijo: —¿Y usted, hija mía?
Hermana, haga el favor de decirnos cuáles son las virtu- —Yo observé, padre, que es muy cierto todo lo que nues-
des que observó en ella. tras hermanas han dicho. Además, tenía una paciencia de
—Padre, la señorita Le Gras tenía mucha presencia de santa, mucha caridad y una humildad admirable. Un día iba
Dios en todas sus acciones y elevaba siempre su espíritu a con ella y, sin darme cuenta, me puse a caminar por delante
Dios antes de hacer alguna advertencia a una hermana. De- de ella; apenas lo advertí le dije que lo sentía mucho, pero
seaba conocer las cosas a fondo antes de amonestar a nadie. ella me dijo: "¡Ay, hermana! Yo soy mucho peor que usted".
Y en vez de exagerar las cosas, siempre excusaba a la persona —¿Y usted?
de quien se hablaba. —Yo he observado una gran humildad en todas sus pala-
—Es verdad lo que dice, hermana; así es como lo hacía. bras. Decía a menudo que era ella la causa de todas las faltas
Excusaba siempre a los demás; es una gran lección para vos- de la Compañía. Un día se creyó obligada a hablar con un
otras y para mí: no exagerar nunca, sino excusar siempre al eclesiástico un tanto duramente. Sin embargo, lo sintió tan-
prójimo. to que le pidió perdón de rodillas, con lágrimas en los ojos,
—Padre, siempre nos demostraba que era por caridad por antes de salir.
lo que nos reprendía de nuestras faltas, juzgándose ella mis- Decía que sus enfermedades se debían a sus pecados.
ma culpable del mal que hacía la Compañía. Decía muchas Apenas se encontraba sola, se ponía siempre en oración.
veces que sus pecados eran la culpa de todo. Cuando se acercaba una a ella ponía un rostro tan alegre
— ¡Dios la bendiga, hija mía! ¿Y usted? que nunca daba la sensación de que se la molestase, aunque
—Padre, yo advertí en la señorita Le Gras una gran hu- tuviera que dejar sus oraciones. A veces, un gran número de
mildad; un día del viernes santo la vi besar los pies de todas hermanas le hablaban al mismo tiempo de diferentes asun-
S. V. Paúl 2 15
434 P.II. Selección de escritos VIII. Conferencias a Hijas de la Caridad 435

tos. Les respondía a todas con tranquilidad de espíritu, sin sus virtudes. Es lo que se vio en aquella alma tan buena que
pedirles que la dejaran en paz. tan bien supo formarse en las virtudes de nuestro Señor.
Aunque a veces se sentía muy enferma, no lo tenía en Por tanto, hijas mías, tenéis que mirar a ese cuadro, un cua-
cuenta para nada. Con frecuencia se cansaba de hablar tan- dro de humildad, de caridad, de mansedumbre, de paciencia
to, pero no quería que las hermanas se marchasen con algu- en las enfermedades. ¡Ved qué cuadro! ¿Y cómo vais a utili-
na preocupación, por no haberlas atendido, aunque estuvie- zarlo, hijas mías? Procurando conformar vuestra vida con la
ra muy enferma. Si no les podía hablar, les mostraba un suya.
rostro lleno de afecto y de cariño. Siempre mostraba en sus ¡Qué hermoso cuadro, Dios mío! ¡Qué humildad, qué fe,
enfermedades un rostro alegre y contento. qué prudencia, qué buen juicio, y siempre con la preocupa-
Tenía una gran ternura y devoción a la sagrada comu- ción de conformar sus acciones con las de nuestro Señor!
nión; derramaba entonces tantas lágrimas que a veces se Hijas mías, os toca a vosotras conformar vuestras acciones
quedaba el mantel totalmente empapado. con las suyas e imitarlas en todas las cosas, especialmente en
Le oí decir que amaba mucho a todas las hermanas y que la modestia. Esta virtud brilla, gracias a Dios, en gran parte
deseaba que todas fuéramos perfectas como nuestro modelo de vosotras, lo mismo que la abstinencia. Hijas mías, tenéis
Jesucristo. que poner mucho cuidado en que no desaparezca sobre todo
A veces hacía penitencia por las faltas de las hermanas. la modestia. Me atrevería a decir, hijas mías, que parece que
Tenía mucha caridad con los pobres. Un día vino a ver- os vais relajando un poco. Ya no se nota tanta modestia, tanto
nos a Bicétre a dos o tres hermanas que estábamos enfermas. silencio, tanto recogimiento. Gracias a Dios, es poco lo que se
Cuando la vimos nos pareció que ya estábamos curadas. Le advierte. Por el contrario, en las verdaderas Hijas de la Cari-
dijimos que nos había curado ella, pero ella dijo que había dad, que edifican a todo el mundo, no se nota este defecto.
sido Dios. ¡Cuántas personas distinguidas me han dicho que no hay
Un día, durante su última enfermedad, le pregunté qué nada que las edifique tanto como las Hijas de la Caridad!
es lo que le pediría a Dios para mí y para todas las herma- Así, pues, hijas mías, mucha modestia. Entrad en la vida
nas. Me dijo que le pediría que nos concediera la gracia de interior mediante la búsqueda de esta virtud. Hijas mías,
vivir como verdaderas hijas de la Caridad, con mucha unión seguramente os acordáis por las conferencias que hemos te-
y caridad, tal como él quiere de nosotras, y que las que hi- nido sobre vuestras hermanas difuntas de cómo brilló en
cieran esto conseguirían una gran recompensa, mientras que muchas esta virtud y cuánto edificaron con ella a todo el
las que no lo hicieran... Pero no acabó la frase. Me dijo otras mundo, cómo decíamos de ellas que caminaban en la pre-
muchas cosas, pero como yo no las practico no las puedo sencia de Dios y practicaban la humildad, la caridad, la
decir. Padre, le pido perdón humildemente a Dios por ello. mansedumbre, el celo por el servicio de los pobres y tantas
—¡Dios la bendiga, hija mía, por el acto de humildad otras virtudes. Todo esto lo practicaban esas hermanas de tal
que acaba de hacer! Hijas mías, ¡qué hermoso cuadro ha forma que habría sido difícil encontrar más en la vida de
puesto Dios ante vuestros ojos y que vosotras mismas habéis muchos santos.
pintado! Sí, es un cuadro que poseemos y al que tenéis que Hijas mías, es preciso que os habituéis a ello. La que no
mirar como un prototipo que os tiene que animar a hacer lo lo haga, sino que haga todo lo contrario, una hermana que
mismo, a adquirir esa humildad, esa caridad, esa paciencia, lleve el nombre de amor de Dios y se contente con eso sin
esa firmeza en su forma de gobernar, acordándoos de cómo preocuparse de su vida interior, se dejará arrastrar por sus
tendía en todas las cosas a conformar sus acciones con las de pasiones. Hijas mías, ¡cuánta pena tendréis de ver a unas
nuestro Señor. Hacía lo que dice San Pablo: "No soy yo el hermanas que llevan el nombre de Hijas de la Caridad y no
que vivo, sino Jesús el que vive en mí" 1 . De esa manera lo son en realidad!
intentaba hacerse semejante a su Maestro por la imitación de Sobre todo, hijas mías, esforzaos en practicar la santa
modestia. La modestia es de dos clases. La primera se refiere
10. Conferencia. Notas tomadas por sor Margarita Chétif. p.365ss. a la compostura del cuerpo. La modestia exterior consiste en
(Arch. de las Hijas de la Caridad).
1
Gal 2.20. que hay que hacer las cosas pausadamente, tranquilamente,
436 P.Il. Selección de escritos l'III. Conferencias a Hijas de la Caridad 437

sin que los ojos vayan vagabundeando ni los oídos estén dazan a un pollo. ¡Unas hijas despedazando a su madre!
atentos a escuchar los defectos del prójimo. Hijas mías, ¿y Hijas mías, hace poco que hemos visto algo semejante.
qué diremos de la maledicencia? ¡Eso sí que es peligroso! Tenemos necesidad de rezar a Dios y de hacer el firme
La segunda clase se refiere a la modestia interior, que propósito de romper con nosotros mismos. Manteneos fieles
consiste en tener nuestro interior, nuestra voluntad, nuestra al cumplimiento de vuestras reglas, y sobre todo a la que dice
memoria y nuestra inteligencia ocupada en Dios. que tenéis que hacer de vuestras habitaciones un claustro,
¿Y qué tenéis que hacer para adquirir esta virtud? Os sin dejar entrar allí nunca a los hombres, especialmente a
esforzaréis en quitar de vosotras todo lo que desagrade a los sacerdotes (¿de qué tenéis que tratar con los confesores a
Dios, y para ayudaros a ello leeréis algún libro bueno y os no ser en confesión?), ni tampoco a las mujeres sin necesi-
mantendréis en la presencia de Dios. Esto os apartará de las dad. Por eso os recomiendo esto sobre todo. Me acuerdo de
ocasiones, y Dios os concederá la gracia de que os podáis un accidente que ocurrió en cierto lugar. No mencionaré a
deshacer de vuestros malos hábitos. nadie. Hubo que acudir a los guardias para hacer que
Esto hará que vuestra pequeña Compañía, a la que Dios saliera un muchacho de aquel sitio. Os digo esto para que
mismo ha fundado, sacándola de la masa corrompida del veáis la obligación que tenéis de andar con mucho cuidado.
mundo para servirse de ella, le seguirá agradando. De cada De nuestras hermanas de Polonia me escriben que tienen
una de las Hijas de la Caridad se dirá que es imposible acer- en una casa un gran número de muchachas para formarlas y
carse a ella sin sentir devoción. La hermana modesta atraerá que lo hacen con tanta edificación, que el rey y la reina, al
a otras, pues no hay nada que conquiste tanto el corazón regresar de un largo viaje, han querido pasar un día en
como la modestia. Y de esta manera la Compañía realizará aquella casa, llenos de admiración por ella. ¡Ay, hijas mías!,
un progreso maravilloso y todas viviréis de la vida de Dios. es motivo para dar muchas gracias a Dios.
Por lo tanto, hijas mías, modestia ante todo y celo por Hijas mías, venid todo los meses a vuestra casa para tener
trabajar durante toda la vida en haceros virtuosas. Evitad vuestra revisión. Si se viera en una parroquia a dos herma-
hablar mal unas de otras. Si caéis en este defecto en casa de nas ir a dos confesores distintos, sería un gran desorden y
vuestra madre, la señorita Le Gras, decid inmediatamente: un escándalo. ¿Y qué hay que tratar con los sacerdotes sino
"¿Cómo es posible que me haya dejado llevar a hablar de para confesarse o para hablarles de nuestros enfermos? Pero
este modo?" Hijas mías, siguiendo el ejemplo de vuestra que sea en la iglesia y mirándoles en Dios. No permitáis
buena madre, tomad la resolución de trabajar por vuestra nunca que entren en vuestras habitaciones, a no ser para las
perfección y por despegaros de todo lo que le disgusta a Dios que estén enfermas. Hijas mías, haced firme propósito de no
en vosotras. dejar nunca que entren los hombres en vuestras habitacio-
Un motivo que os obliga más a ello son las noticias que nes, ni tampoco las mujeres, sin necesidad. Vuestras habita-
me han llegado por una parte y por otra de hermanas que se ciones son un lugar de delicias; Dios se complace en ver a
portan muy bien y de hermanas que obran mal y que lo una hermana que guarda su habitación. Dios se complace
estropean todo. Hace algunos días me escribieron desde Nar- en estar en la soledad con su esposa; es la Sagrada Escritura
bona hablándome maravillas de nuestras hermanas. La her- quien lo dice: Deliciae meae, y todo lo demás. ¡Ay, Dios
mana Francisca ha estado en una ciudad, muy lejos de allí, mío! ¡Qué hermoso es todo esto!
donde la ha enviado el señor obispo de Narbona para apren- Una hermana que, al salir de aquí, vuelve a casa con el
der un método excelente que allí se sigue para instruir a la corazón lleno de esta divina unción, diciendo en su interior:
juventud 2 . Lo ha aprendido y lo aplica con mucha edifica- "No quiero ser de mí misma, sino que en todo lo que haga
ción de todo el mundo. deseo buscar a Dios, que mira todo lo que hace como hecho
Pero hay también otras que no son tan edificantes. Des- a él mismo, que se complace en ver esa marmita, ese cesto de
garran a la Compañía lo mismo que cuando pelan y despe- pan que lleva. La señorita Le Gras y todas las otras herma-
2
nas que descansan en Dios comprendían muy bien todo esto.
Francisca Carcireux había ido a prepararse para la instrucción de la
juventud en una institución de la diócesis de Alet. Bien, hijas mías, vamos a terminar. Tenéis que procurar,
Cf. S.V.P. X, 725-736; E.S. IX, 1232-1240. a cualquier precio que sea, haceros muy virtuosas. Dios mío,
438 P.ll. Selección de escritos VIH. Conferencias a Hijas de la Caridad 439

haz que empiecen a amarte perfectamente, a hacerlo todo "Esta es una buena hermana; tiene en cuenta sus reglas". Si,
por ti, a poner todo su interés en complacerte en todas las por el contrario, fueseis en decirlo todo, no se os tendría
cosas. ¡Ay, hijas mías! ¡Qué hermoso es ver a una hermana muy en cuenta. Por tanto, hijas mías, no digáis nada a
con ese espíritu! Por el contrario, una hermana que no obra nadie, más que al buen Dios. "¡Oh, Dios mío! Tú has que-
así, ¡qué desagradable resulta! ¿Y yo, miserable de mí, que rido escoger de nuestra pequeña Compañía, que no es más
peco continuamente, que todavía no he empezado a hacerlo que barro y cenizas, a una persona para que ocupe el lugar
todo por Dios y que estoy lleno de defectos, como es que sigo de una santa; haré todo lo que pueda de mi parte para con-
viviendo? tribuir a pedir que des a conocer tu santa voluntad, lo
Hijas mías, aunque en algunas vea cierta falta de modes- mismo que a los apóstoles. No queremos ninguna superiora
tia, no son muchas, gracias a Dios. Por el contrario, en ni oficiala de manos de los hombres, sino de tu mano, Dios
muchas veo una imagen de Dios. Animaos con el ejemplo de mío". Por tanto, hijas mías, un candado en la boca.
la señorita Le Gras, de nuestras buenas hermanas que están Todavía tendremos una conferencia. Os avisaré con tiem-
en el cielo, y preparaos a hacer una buena confesión general. po y os diré las oraciones que hay que rezar para eso. Será
En cuanto a las demás a las que no veo en esta situación, menester que acudáis en el mayor número posible.
que pidan a Dios les conceda la gracia de obrar siempre cada Renovad el propósito que habéis hecho de trabajar seria-
vez mejor. ¡Animo! La buena señorita Le Gras os ayudará. mente en vuestra perfección, y sobre todo en la santa modes-
Ella ha estado presente en todo lo que hemos dicho. tia. Agradeced a Dios las giacias que os ha concedido las
Esto es, mis queridas hermanas, lo que tenéis que hacer, que así lo practicáis, y las que no, procurad corregiros. No
y yo, miserable de mí, el primero de todos. Entretanto habrá puedo pasar sin advertíroslo, para que la Compañía se per-
que proceder a la elección de una superiora en lugar de la feccione. A veces pasan cosas desagradables en las Compa-
señorita Le Gras. ¿Y de dónde la sacaremos entre vosotras, ñías, y Dios lo permite así; no hay que extrañarse de ello,
hijas mías? Habéis de orar mucho a Dios y desprenderos de hijas mías. También hubo defectos en la Compañía de los
todas vuestras satisfacciones. ¡Ay, Dios mío! ¿De dónde apóstoles: Judas vendió a su Maestro y Pedro lo negó. Dios
sacaremos a una hermana para ponerla en lugar de una lo permite para que os humilléis y para su gloria. El supo
santa? Hijas mías, si alguna sintiera ganas de ser superiora, sacar su gloria de las faltas de los apóstoles; pedid que la
que diga: "Renuncio a ello, Dios mío". Tampoco tenéis que saque también de las faltas de las que están en esta Com-
hablar entre vosotras y decir: "Me gustaría tal y tal oficiala". pañía.
Haced como las hijas de Santa María, que tienen órdenes de Esta es, Salvador mío, la súplica que te hago por esta
no hablar nunca de la elección. Pues, apenas se pone uno a Compañía y por mí, miserable pecador: que te plazca sacar
hablar de ella, pronto dirá: "¿Le parece que fulanita tiene tu gloria de nuestras faltas y perdonarnos. Es la oración que
condiciones para ser oficiala?" Y lo mismo de otra. Y dirijo a Dios con todo mi corazón.
entonces todo está perdido. Cada una juzga según su incli-
nación. Se fomenta el aprecio por aquella por la que se sien- Benedictio Domini nostri...
ten ciertas simpatías. Por tanto, hijas mías, no habléis Sancta Marta, succurre miseris...
nunca de esto, pues, como os he dicho, las cosas de Dios que
salen a relucir por fuera dejan de ser negocios de Dios.
—Pero ¿y si me pregunta el confesor? ¿Y si me dice algo
una dama?
—Hijas mías, en ese caso tenéis que decir: "Soy hija de
obediencia; no tengo que hablar de eso; tengo que some-
terme a lo mandado; me lo han prohibido". Y en efecto, os
renuevo a todas la recomendación que os hice de que guar-
darais silencio. ¿Qué pasará, hijas mías, si lo guardáis?
Aquella dama, en vez de molestarse, entrará en sí y se dirá:
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 4-41

sucristo, nuestro Señor, según sus posibilidades, tanto en lo


que se refiere a sus virtudes como a sus ocupaciones por la
salvación de las almas, es conveniente que se sirva de medios
IX. CONFERENCIAS A SACERDOTES DE LA MISIÓN semejantes para cumplir dignamente este piadoso intento.
Por eso, su finalidad consiste: l.Q, en trabajar en su propia
perfección, haciendo todo lo posible por practicar las virtu-
1. CONFERENCIA DEL 6 DE DICIEMBRE DE 1658
des que este soberano Maestro se ha dignado enseñarnos de
palabra y de obra; 2.a, en predicar el Evangelio a los pobres,
SOBRE LA FINALIDAD DE LA CONGREGACIÓN especialmente a los del campo; 3.a, en ayudar a los eclesiásti-
DE LA MISIÓN cos a adquirir la ciencia y las virtudes necesarias a su estado.
(Reglas comunes, cap. 1 art. 1)
Estas son, hermanos míos, las primeras palabras de nues-
La santificación personal, la instrucción de los tras reglas, que nos hacen ver el plan de Dios sobre la Com-
pobres, la formación del clero. Enumeración de otras pañía y cómo, desde toda la eternidad, tuvo la idea del espí-
obras que entran secundariamente en la finalidad de la ritu y de los servicios de la Compañía. Pues bien, la regla
Misión: dirección de las Hijas de la Caridad, apostola- que se contiene en estas palabras que acabamos de escuchar,
do en los hospitales, etc. Refutación de las objeciones. si es que se la puede llamar regla, dice al final de este artícu-
lo que nuestra pequeña congregación tiene que utilizar los
Hermanos míos, vamos a hablar esta tarde de la forma mismos medios que nuestro Señor practicó para responder a
acostumbrada, que es en plan de conferencia, en la que cada su vocación, que son: l.Q, trabajar en su propia perfección;
uno dirá lo que piensa sobre el tema que se propone. Hemos 2.Q, evangelizar a los pobres, especialmente a los del campo;
creído que era conveniente hablar de la explicación de las y, en tercer lugar, servir a los eclesiásticos. Esta es la regla; y
reglas de la compañía, y como yo soy un miserable que no en esto se ha hecho como en los concilios, en los que, antes
las observo como es debido, tengo miedo de no comprender de determinar el canon, los cardenales y los prelados ense-
bien toda la importancia de esta observancia y, por consi- ñan la doctrina y ponen de relieve no sólo la materia con la
guiente, de no poder decir nada que sea para la gloria de que van a componer dicho canon, sino también la razón que
Dios y que explique el espíritu de la regla para darla a cono- tienen para hacerlo. La parte primera de nuestra regla dice
cer. Sin embargo, vamos a hacer un intento para ver si habrá que nuestro Señor, al venir a este mundo para salvar a los
que continuar, yo mismo o algún otro, y de la forma con hombres, empezó por obrar y luego se puso a enseñar. Lo
que lo vamos a empezar. primero lo hizo practicando todas las virtudes; todas las ac-
ciones que llevó a cabo eran otras tantas virtudes dignas de
Vamos a leer primero las reglas para hablar luego de un Dios que se había hecho hombre para ser el ejemplo de
ellas. los demás hombres; y practicó lo segundo instruyendo al po-
Mandó acercar la lámpara y abrió el libro. bre pueblo en las verdades divinas y dándoles a los apóstoles
Esta es la primera regla, dijo, por la que la razón quiere la ciencia necesaria para la salvación del mundo, para diri-
que empecemos; la voy a leer en francés, por nuestros her- gir a los pueblos y hacerlos felices.
manos que no saben latín. El propósito de la Compañía es imitar a nuestro Señor,
La Sagrada Escritura nos enseña que nuestro Señor Jesu- en la medida en que pueden hacerlo unas personas pobres y
cristo, habiendo sido enviado al mundo para salvar al géne- ruines. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha propuesto confor-
ro humano, empezó primero a obrar y luego a enseñar. Lle- marse con él en su comportamiento, en sus acciones, en sus
vó a cabo lo primero practicando perfectamente toda clase tareas y en sus fines. ¿Cómo puede una persona representar a
de virtudes, y lo segundo evangelizando a los pobres y dando otra, si no tiene los mismos rasgos, las mismas líneas, pro-
a sUs apóstoles y discípulos la ciencia necesaria para dirigir porciones, modales y forma de mirar? Es imposible. Por tan-
a los pueblos. Y puesto que la humilde congregación de la to, si nos hemos propuesto hacernos semejantes a este divino
Misión desea imitar, mediante la divina gracia, al mismo Je-
442 I3.II. Selección He escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 443

modelo y sentimos en nuestros corazones este deseo y esta Pero, como no todos los cristianos se esfuerzan en ello, Dios,
santa afición, es menester procurar conformar nuestros pen- por cierta providencia que los hombres deben admirar, al
samientos, nuestras obras y nuestras intenciones a las suyas. ver esta negligencia de la mayoría, suscita a algunos para
El no es solamente el Deus virtutum1, sino que ha venido al que se entreguen a su divina Majestad y procuren, con su
practicar todas las virtudes; y como sus acciones y no accio- gracia, perfeccionarse ellos mismos y perfeccionar a los de-
nes eran otras tantas virtudes, nosotros hemos de conformar- más. ¿Para qué es esta perfección? Para hacernos agradables
nos con ellas procurando ser hombres de virtud, no sólo en a los ojos de Dios, para tener la justicia justificante y para
nuestro interior, sino obrando externamente por virtud, de tenerla constantemente. Esa gracia es la que hace que nues-
modo que todo lo que hagamos y no hagamos se acomode a tras palabras, nuestros pensamientos y nuestras obras sean
este principio. Así es como hay que entender las palabras agradables a Dios; incluso lo que dejemos de hacer le es
primeras de nuestra regla. también agradable. ¡Qué felicidad! ¡Oh! ¡Qué felicidad la de
Ha sido conveniente, hermanos míos, empezar estas re- un misionero que pone todo su empeño en hacerse agrada-
glas diciendo la finalidad a la que tiende la Compañía, en ble a Dios, en procurar quitar de sí todos los obstáculos para
qué y cómo podrá servir a Dios; así es que, como lo han adquirir lo que le falta! Ese esfuerzo nos hace agradables a
hecho también San Agustín, San Benito y todos los que han Dios. Pues bien, padres, esto supone que trabajar por la ad-
fundado alguna compañía, dicen de antemano qué es lo que quisición de las virtudes es trabajar por hacerse agradable a
tienen que hacer y empiezan por la definición del instituto. Dios. Por eso hay que esforzarse en ello continuamente, reci-
Por eso ha sido oportuno que nosotros pusiéramos al co- bir gracia para ello; hay que caminar siempre hacia adelan-
mienzo de nuestras reglas la meta o el blanco al que apunta- te, plus ultra! Y si por la mañana estamos a seis grados, que
mos. Si nos preguntasen: "¿Por qué está usted en la Mi- a mediodía estemos a siete, haciendo que nuestras acciones
sión?", habría que reconocer que es Dios el que la ha hecho, sean tan perfectas como es posible. ¿Qué es lo que hace un
para que trabajáramos en ella: primero, en nuestra perfec- sacerdote o un hermano que, por la mañana, se eleva a Dios
ción; segundo, en la salvación de los pobres; y tercero, en el para ofrecerle todo lo que hará durante la jornada, unido a
servicio a los sacerdotes; y decir: "Estoy aquí para eso". Pa- las acciones e intenciones de nuestro Señor, renunciando a
dres y hermanos míos, ¿qué os parece esta finalidad? ¿Podía la vanidad, a la complacencia y a todo propio interés? Hace
nuestro Señor darnos una vocación más santa y santificante, un acto de perfección que lo hace más agradable a Dios que
más conforme con su bondad infinita y más adecuada a su la tarde anterior. ¿Qué es lo que hace aquel que, durante la
providencia en la preocupación que él tiene por llevar a los oración, observa sus malas inclinaciones, busca los medios
hombres a su salvación? Nuestra finalidad, por consiguien- para combatirlas, se mueve al arrepentimiento de sus peca-
te, es la de trabajar en nuestra perfección, evangelizar a los dos, se aficiona a las humillaciones, al sufrimiento y al celo?
pobres y enseñar la ciencia y las virtudes propias de los ecle- Hace un acto de perfección que lo hace más agradable a
siásticos. Dios que lo que fue ayer. Si esto es así, hermanos míos, nos
En cuanto a lo primero, estamos todos invitados a ello hacemos tanto más agradables a Dios cuanto más perfecta-
por el Evangelio, donde los sacerdotes y todos los cristianos mente practicamos las virtudes. A eso es a lo que nos lleva
tienen una regla de perfección, no ya de una perfección cual- nuestra regla. Démosle gracias a Dios por esta suerte tan di-
quiera, sino de una semejante a la del Padre Eterno. ¡Qué chosa. ¡Oh, Salvador! ¡Oh, hermanos míos! ¡Cuan felices so-
mandato tan maravilloso el del Hijo de Dios! "Sed perfectos, mos al encontrarnos en el camino de la perfección! Salvador,
nos dice 2 , como vuestro Padre celestial es perfecto". Esto danos la gracia de caminar directamente y sin descanso ha-
apunta muy alto. ¿Quién podrá llegar hasta allá? ¡Ser per- cia ella.
fectos como el Padre Eterno! Sin embargo, ésa es la medida.
En una palabra, ¿dónde está nuestra perfección? Está en
1. Conferencia. Manustrit des Conférences. L. ABEI.LY, O.C, 1,11, c.5 hacer bien todas nuestras acciones: 1.a, como hombres racio-
p.295s, reproduce, con notables variantes, una parte de esta conferencia. nales, tratando bien con el prójimo y siendo justos con él;
1
Sal 79,5.
2
Mt 5,48. 2.Q, como cristianos, practicando las virtudes de que nos ha
dado ejemplo nuestro Señor; y finalmente, como misioneros,
444 P.II. Selección de escritos \ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 445

realizando bien las obras que él hizo y con su mismo espíri- se del pueblo, y quería que los apóstoles se retirasen aparte,
tu, en la medida que lo permita nuestra debilidad, que tan lo mismo que él 4 , después de haber hecho las cosas de fuera,
bien conoce Dios. A eso es a lo que hay que tender. Según para no omitir sus ejercicios espirituales; y su perfección es-
esto, hermanos míos, un misionero que sólo pensase en la tuvo en hacer bien los unos y los otros.
ciencia, en predicar bien, en decir maravillas en una provin- Lo segundo que la regla indica que hemos de hacer es
cia, en mover a todo un pueblo a la compunción y a todos instruir a los pueblos del campo; hemos sido llamados a eso.
los demás bienes que se llevan a cabo en las misiones, o Sí, nuestro Señor pide de nosotros que evangelicemos a los
mejor dicho, por la gracia de Dios: ese hombre, que descuida pobres: es lo que él hizo y lo que quiere seguir haciendo por
su oración y los demás ejercicios de su regla, ¿es misionero? medio de nosotros. Tenemos muchos motivos para humi-
No, falta a lo principar, que es su propia perfección. Es muy llarnos en este punto, al ver que el Padre Eterno nos destina
justo que las personas llamadas a un estado de la importan- a lo mismo que destinó a su Hijo, que vino a evangelizar a
cia que es el de servir a Dios de la manera con que nosotros los pobres 5 y que indicó esto como señal de que era el Hijo
lo hacemos, y que han recibido de su bondad la gracia de de Dios y de que había venido el mesías que el pueblo espe-
responder a esta llamada, se hagan agradables a sus ojos y raba 6 . Tenemos, pues, contraída una grave obligación con
hagan una especial profesión de complacerle. ¿No tiene que su bondad infinita, por habernos asociado a él en esta tarea
agradar la mujer a su esposo, de forma que no haya en ella divina y por habernos escogido entre tantos y tantos otros,
nada que le pueda desagradar? más dignos de este honor y más capaces de responder a él
Además, nosotros somos los mediadores para reconciliar que nosotros.
a los hombres con Dios. Pues bien, para conseguirlo, lo pri- Pero, padre, no somos nosotros los únicos que instrui-
mero que hemos de hacer es procurar dar gusto a Dios, lo mos a los pobres; ¿no es eso lo que hacen los párrocos? ¿Qué
mismo que, cuando se quiere tratar un negocio con un gran- otra cosa hacen los predicadores, tanto en las ciudades como
de, con un príncipe o con el rey, se escoge a una persona que en el campo? ¿Qué es lo que hacen en Adviento y Cuaresma?
le sea agradable, que pueda ser escuchada y que no tenga en Predican a los pobres y predican mejor que nosotros.
ella nada que pueda ser un obstáculo para la gracia que se Es verdad, pero no hay en la Iglesia de Dios una compa-
solicita. ñía que tenga como lote propio a los pobres y que se entre-
Así, pues, hermanos míos, conviene que trabajemos in- gue por completo a los pobres para no predicar nunca en las
cesantemente por la perfección y por hacer bien nuestras ac- grandes ciudades; y de esto es de lo que hacen profesión los
ciones, para que sean agradables a Dios y de esta forma po- misioneros; lo especial suyo es dedicarse, como Jesucristo, a
damos ser dignos de ayudar a los demás. Según esto, el los pobres. Por tanto, nuestra vocación es una continuación
superior en una misión que descuida las prácticas espiritua- de la suya o, al menos, puede relacionarse con ella en sus
les y el buen orden, que deja que todo vaya según la fantasía circunstancias. ¡Qué felicidad, hermanos míos! ¡Y también
de cada uno y no se ocupa ante todo de su perfección, falta cuánta obligación de aficionarnos a ella!
al primer punto de su regla, que quiere que se perfeccione él Por tanto, un gran motivo que tenemos es la grandeza de
mismo. Esta es una de las resoluciones que hemos de tomar: la cosa: dar a conocer a Dios a los pobres, anunciarles a
entregarnos a Dios para cumplir nuestra principal obliga- Jesucristo, decirles que está cerca el reino de los cielos y que
ción, que es hacer bien nuestras acciones ordinarias en las ese reino es para los pobres 7 . ¡Qué grande es esto! Y el que
circunstancias que puedan hacerlas agradables a Dios; ahí es hayamos sido llamados para ser compañeros y para partici-
donde está nuestra perfección. De lo contrario, quid prodest par en los planes del Hijo de Dios, es algo que supera nues-
homini si mundum universum lucretur, animae vero suae de- tro entendimiento. ¡Qué! ¡Hacernos..., no me atrevo a decir-
trimentum patiatur?s ¿De qué nos servirá haber hecho mara- lo..., sí: evangelizar a los pobres en un oficio tan alto que es,
villas por los demás, si hemos dejado abandonada nuestra
alma? Nuestro Señor se retiraba a hacer oración, separándo- * Me 6,31.
5
Le 4,18.
6
3 Mt 16,26.
Mt 16,26. ' Me 3,2.
446 P.II. Selección de escritos j \ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión \ \-¡

por excelencia, el oficio del Hijo de Dios! Y a nosotros se med\o, alcancen la vida eterna. Esto tiene que hacernos pre-
nos dedica a ello como instrumentos por los que el Hijo de ferir esta tarea a todas las ocupaciones y cargos de la tierra y
Dios sigue haciendo desde el cielo lo que hizo en la tierra. que nos consideremos los más felices del mundo. ¡Dios mío!
¡Qué gran motivo para alabar a Dios, hermanos míos, y ¡Quién pudiera comprenderlo!
agradecerle incesantemente esta gracia! Además hay otro motivo para asistir a los pueblos: es en
Otro motivo que tenemos para dedicarnos a ello por relación con los que no hacen buenas confesiones y que se
completo es la necesidad. Ya sabéis muy bien cuánta es, co- callan adrede algunos pecados mortales; porque esas gentes
nocéis la ignorancia del pobre pueblo, una ignorancia casi no reciben la absolución y, al morir en ese estado, se conde-
increíble, y ya sabéis que no hay salvación para las personas nan para siempre. ¡Y cuántos encontramos que se callan por
que ignoran las verdades cristianas necesarias, pues según el vergüenza! No dejan de ir a confesarse y a comulgar; pero de
parecer de San Agustín, de Santo Tomás y de otros autores, esas buenas acciones ellos hacen otros tantos sacrilegios.
una persona que no sabe lo que es el Padre, el Hijo y el Conozco a uno que tenía un pecado horrible, del que
Espíritu Santo, ni la Encarnación ni los demás misterios, no nunca había tenido la fuerza de confesarse. Sucedió que, du-
puede salvarse. Efectivamente, ¿cómo puede creer, esperar y rante una enfermedad en la que estaba a punto de morir, se
amar un alma que no conoce a Dios ni sabe lo que Dios ha confesó con su párroco sin decirle ese pecado tan grave, a
hecho por su amor? ¿Y cómo podrá salvarse sin fe, sin espe- pesar de que sabía que, al no decirlo, cometía un sacrilegio y
ranza y sin amor? Pues bien, Dios, viendo esta necesidad y se condenaría si moría de esa manera; sin embargo, no quiso
las calamidades que, por culpa de los tiempos, ocurren por decirlo. Habiendo recuperado la salud, se celebró una mi-
negligencia de los pastores y por el nacimiento de las here- sión cerca del sitio donde estaba y vino a confesarse y nos
jías, que han causado un grave daño a la Iglesia, ha querido, dijo todo lo que acabo de deciros.
por su gran misericordia, poner remedio a esto por medio de Si esto es así, fijaos cuántos motivos tenemos para alabar
los misioneros, enviándolos para poner a esas pobres gentes a Dios por habernos enviado como un remedio para esta
en disposición de salvarse. desdicha y cómo tienen que inflamarse nuestros corazones
Hay otros autores que encuentran esta opinión demasia- en el amor al trabajo en la asistencia al pobre pueblo, entre-
do dura, aunque esté basada en aquellas palabras de nuestro gándonos conscientemente a esta tarea, ya que su necesidad
Señor: Haec est vita aeterna, ut cognoscant te solum Deum es extrema y Dios lo está esperando de nosotros.
verum et quem misisti Jesum Christum*: la vida eterna con- Así, pues, actúan en contra de la regla los que no quieren
siste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu ir a una misión o los que, por haber tenido que sufrir algo
enviado Jesucristo; de aquí se puede deducir que los que no en ella, no quieren volver, o que, por gustarles más el traba-
conozcan la unidad de Dios, ni la Trinidad, ni a Jesucristo, jo en los seminarios eclesiásticos, no quieren salir de allí, o
no tendrán la vida eterna. que, sintiendo gusto en otra ocupación, no quieren dejarla
Pues bien, dicen algunos que es imposible salvarse sin para ir a misionar, a pesar de ser un trabajo tan necesario.
este conocimiento, mientras que otros dicen lo contrario. En Ciertamente, es cosa digna de un misionero tener y conser-
esta duda, ¿no vale más seguir la opinión más segura? ln var este deseo de ir de misiones, de fomentar este empeño de
dubiis tutior pars est tenenda. Además, ¿hay algo más digno asistir al pobre pueblo de la forma con que le asistiría nues-
en el mundo que instruir a los ignorantes en estas verdades, tro Señor si estuviese todavía en la tierra, y, finalmente, de
como necesarias para la salvación? ¿No os parece que ha dirigir su intención para vivir y morir en este santo ejercicio.
sido una bondad de Dios poner remedio a esta necesidad? Esto es lo que hay que hacer; no tienen por qué asustarnos
¡Oh Salvador! ¡Señor mío y Dios mío! Tú has suscitado una las dificultades; es una obra de Dios que merece que supere-
compañía para esto; la has enviado a los pobres y quieres mos todas las repugnancias y resistamos a las tentaciones. Es
que ella te dé a conocer a ellos como único Dios verdadero, y lo que les pasa a todos los que quieren seguir a nuestro Se-
a Jesucristo como enviado tuyo al mundo, para que, por este ñor; ¿no estuvo también nuestro Señor sujeto a ellas? 9 El
8 9
Jn 17,3. Heb 4,15.
448 P.ll. Selección de escritos j
\ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 449
i
las superó y seguramente nos concederá a nosotros esa gracia des con que nos podemos tropezar. En primer lugar, se le
si queremos combatir lo mismo que él. Una cosa que nos hubiera podido preguntar al Hijo de Dios: "¿Para qué has
ayudará mucho en esto es que seamos indiferentes afite las venido? Para evangelizar a los pobres. Eso es lo que el Padre
tareas. te ordenó; entonces, ¿para qué haces sacerdotes? ¿Por qué
El tercer fin de nuestro humilde instituto es instruir a los les das el poder de consagrar, el de atar y desatar, etc.?" 13
eclesiásticos no solamente en las ciencias, para que las se- Puede decirse que venir a evangelizar a los pobres no se en-
pan, sino en las virtudes, para que las practiquen. ¿De qué tiende solamente enseñar los misterios necesarios para la sal-
sirve enseñarles las unas sin las otras? Nada o casi nada. vación, sino hacer todas las cosas predichas y figuradas por
Necesitan capacidad y una buena vida; sin ésta, aquella es los profesores, hacer efectivo el Evangelio. Ya sabéis que an-
inútil y peligrosa. Tenemos que llevarlos igualmente a las tiguamente Dios rechazó a los sacerdotes manchados 14 , que
dos; eso es lo que Dios pide de nosotros. Al principio, no habían profanado las cosas santas; sintió horror de sus sacri-
pensábamos ni mucho menos en servir a los eclesiásticos; ficios15 y dijo que suscitaría otros que, desde el levante hasta
sólo pensábamos en nosotros y en los pobres. ¿Cómo empezó el poniente y desde el mediodía hasta el septentrión, harían
el Hijo de Dios? Se ocultaba, parecía que pensaba sólo en sí resonar sus voces y sus palabras: In omnem terram exivit
mismo, oraba a Dios y sólo hacía acciones particulares; no sonus eorum16. ¿Por medio de quién cumplió estas prome-
aparentaba nada más, hasta que empezó a anunciar el evan- sas? Por su Hijo, nuestro señor, que ordenó sacerdotes, los
gelio de los pobres; luego, con el tiempo, eligió a los apósto- instruyó y los formó y les dio poder para ordenar a otros:
les, se esforzó en instruirlos, amonestarlos y formarlos 10 , y, Sicut misit me Pater, et ego mitto vos11. Y esto para hacer,
finalmente, los animó de su espíritu, no sólo para ellos, sino por medio de ellos, lo que él mismo había hecho durante su
para todos los pueblos de la tierra; les enseñó además todas vida, para salvar a todas las naciones por medio de las ins-
las máximas para hacer sacerdotes, para administrar los sa- trucciones y de la administración de los sacramentos.
cramentos y cumplir con su ministerio. Sería demasiado lar-
go entrar en detalles. Del mismo modo, al comienzo, la com- Podría decirse en la Compañía: "Padre, yo estoy en el
pañía sólo se ocupaba de sí misma y de los pobres; durante mundo para evangelizar a los pobres, y quiere usted que tra-
ciertas estaciones, se retiraba a sus casas particulares; duran- baje en los seminarios; quiero dedicarme a lo que he venido
te otras, iba a enseñar a los pobres del campo. Dios permitió a hacer, que son las misiones en el campo, y no encerrarme
que en nosotros sólo se viera esto"; pero cuando llegó la en una ciudad para servir a los eclesiásticos". Sería un enga-
plenitud de los tiempos 12 , nos llamó para que contribuyéra- ño, y un gran engaño, no querer dedicarse a hacer buenos
mos a formar buenos sacerdotes, a dar buenos pastores a las sacerdotes, tanto más cuanto que no hay nada mayor que un
parroquias y a enseñarles lo que tienen que saber y practi- sacerdote, a quien él le da todo poder sobre su cuerpo natu-
car. ¡Qué tarea tan importante! ¡qué sublime! ¡cuan por en- ral y su cuerpo místico, el poder de perdonar los pecados,
cima de nosotros! ¿Quién había pensado jamás en los ejerci- etcétera. ¡Dios mío! ¡Qué poder! ¡Qué dignidad! Esta consi-
cios de los ordenandos y en los seminarios? Nunca se nos deración nos obliga, por consiguiente, a servir a ese estado
hubiera ocurrido esta empresa si Dios no nos hubiera de- tan santo y tan elevado.
mostrado que era su voluntad emplearnos en ella. Dios es, He aquí otra consideración: la necesidad que tiene la
por tanto, el que ha llevado a la compañía a estos oficios, sin Iglesia de buenos sacerdotes que reparen tanta ignorancia y
elección por nuestra parte, pidiendo de nosotros esta dedica- tantos vicios de los que está cubierta la tierra, y que libren a
ción, que ha de ser una dedicación seria, humilde, devota, la pobre Iglesia de este lamentable estado, por el que las
constante y en correspondencia con la excelencia de la obra. almas buenas deberían llorar lágrimas de sangre.
Esto es, poco más o menos, lo que yo tenía que decirles Puede ser que todos los males que vemos en el mundo
en la explicación de esta regla. Veamos ahora las dificulta- 13
Mi 18,28.
14
10 Mt 22,26.
Me 3,13-15. 15
Is 1,13.
11
Del 17 de abril de 1625 al mes de septiembre de 1628. 16
Sal 18,5; Mal 1,11.
12
Gal 4,4. 17
Jn 20,21.
•150 P.Il. Selección de escritos I \ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 451

tengan que atribuírseles a los sacerdotes. Esto podrá escan- Pero ¿para qué, me dirá alguno, encargarse de un hospi-
dalizar a algunos, pero el tema requiere que indique, por tal? Ahí están esos pobres del Nombre de Jesús que nos tras-
la grandeza del mal, la importancia del remedio. Se han te- tornan; hay que ir a decirles misa, a instruirles, a adminis-
nido varias conferencias sobre esta cuestión, que ya se ha trarles los sacramentos y a ocuparnos de todas sus cosas; ¿y
tratado a fondo, para descubrir las fuentes de tanta desgra- por qué hemos de ir hasta la frontera a distribuirles limos-
cia; pero el resultado ha sido que la Iglesia no tiene peores nas, exponiéndonos a muchos peligros y apartándonos de
enemigos que los sacerdotes. De ellos es de donde han naci- nuestras funciones? — Padres, ¿es posible criticar estas bue-
do las herejías: testigos son esos dos heresiarcas Lutero y nas obras sin ser un impío? Si los sacerdotes se dedican al
Calvino, que eran sacerdotes; por los sacerdotes es como se cuidado de los pobres, ¿no fue también éste el oficio de nues-
han impuesto los herejes, reinan los vicios y la ignorancia tro Señor y de muchos grandes santos, que no sólo recomen-
ha establecido su trono entre el pobre pueblo; y esto por daron el cuidado de los pobres, sino que los consolaron, ani-
culpa de sus propios desórdenes y por no haberse opuesto maron y cuidaron ellos mismos? ¿No son los pobres los
con todas sus fuerzas, como tenían obligación, a esos tres miembros afligidos de nuestro Señor? ¿No son hermanos
torrentes que han inundado la tierra. nuestros? Y si los sacerdotes los abandonan, ¿quién queréis
¡Qué sacrificio hacéis a Dios, hermanos míos, trabajando que les asista? De modo que, si hay algunos entre nosotros
en su reforma, de manera que vivan según la alteza y la dig- que crean que están en la Misión para evangelizar a los po-
nidad de su condición y pueda la Iglesia levantarse, por este bres y no para cuidarlos, para remediar sus necesidades espi-
medio, del oprobio y de la desolación en que se encuentra! rituales y no las temporales, les diré que tenemos que asistir-
Padre, pase que hagamos esto; mas, ¿por qué hemos de les y hacer que les asistan de todas las maneras, nosotros y
atender a las Hijas de la Caridad? ¿No ha venido el Hijo de los demás, si queremos oír esas agradables palabras del sobe-
Dios a evangelizar a los pobres, a hacer sacerdotes, etc.? rano Juez de vivos y de muertos: "Venid, benditos de mi
Sí. ¿No quiso que fueran en su compañía algunas muje- Padre; poseed el reino que os está preparado, porque tuve
res? 18 Sí. ¿No las ha dirigido a la perfección y al servicio de hambre y me disteis de comer; estaba desnudo y me vestísteis;
los pobres? Sí. Pues si nuestro Señor, que hizo todas las co- enfermo y me cuidasteis" 19 . Hacer esto es evangelizar de pa-
sas para nuestra instrucción, así lo quiso, ¿creéis que no ha- labra y de obra; es lo más perfecto; y es lo que nuestro Señor
remos bien en seguirle? ¿Es acaso contrario a su proceder practicó y tienen que practicar los que lo representan en la
cuidarse de esas mujeres para la asistencia de los pobres tierra, por su cargo y por su carácter, como son los sacerdo-
enfermos? ¿No tuvieron también los apóstoles mujeres a su tes. Y he oído decir que lo que ayudaba a los obispos a ha-
cuidado? Ya sabéis que desde entonces hubo diaconisas que cerse santos era la limosna.
hicieron maravillas en la Iglesia de Dios, que tenían por Pero, padre, me dirá alguno, ¿está en nuestra regla que
oficio colocar en su sitio a las mujeres y enseñarles las cere- recibamos a los locos en San Lázaro y a esas almas tan rebel-
monias en las asambleas, y de esta manera Dios se veía des que parecen pequeños demonios? Le diría a ése que
igualmente servido por el uno y por el otro sexo; ¿y creere- nuestro Señor quiso verse rodeado de lunáticos, endemonia-
mos nosotros que no es asunto de la Misión hacer que nues- dos, locos, tentados y posesos20; se los llevaban de todas par-
tro Señor sea servido y honrado por los dos? ¿No somos imi- tes para que los librase y los curase, y él procuraba poner
tadores de ese divino Maestro, que parece que no venía a este remedio. ¿Por qué vamos a condenar esto entre nosotros,
mundo más que por los pobres y que, sin embargo, dirigió a cuando intentamos imitar a nuestro Señor en una cosa que
un grupo de mujeres? Ved, hermanos míos, qué gran bendi- él indicó que le agradaba tanto? Si recibió a los locos y a los
ción de Dios es que nos encontramos en el mismo estado en endemoniados, ¿por qué no los vamos a recibir nosotros? No
que se encontró el Hijo del Padre Eterno, dirigiendo como él vamos a buscarlos, sino que nos los traen; ¿qué sabemos
a unas mujeres que sirven a Dios y al público de la mejor nosotros si su providencia, que así lo ordena, no quiere ser-
manera que esas pobres mujeres son capaces de hacer. virse de nosotros para remediar la enfermedad de esas pobres
19
18 Mt 25,34-36.
Le 8,13. 20
Me 1,32-34.
452 f-H- Selección de escritos • I \ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 459

gentes, si él los amó tanto que quiso pasar también él por jeres\que atienden a los enfermos y por qué perder el tiempo
loco y parecer como si estuviera furioso y delirante, para con los locos?" Habrá algunos que criticarán esas obras, no
santificar en su sagrada persona ese estado? Et tenuerunt lo dudéis; otros dirán que es demasiado ambicioso enviar
eum, dicentes quoniam in jurorem versus est21. ¡Oh Salva- misioneros a países lejanos, a las Indias, a Berbería. Pero,
dor mío y Dios mío! ¡Concédenos la gracia de mirar estas Dios y Señor mío, ¿no enviaste tú a Santo Tomás a las In-
cosas con los mismos ojos con que tú las miras! dias, y a los demás apóstoles, por toda la tierra? ¿No quisiste
¿Y por qué encargarnos de los niños expósitos? ¿Es que que se encargaran del cuidado y dirección de todos los pue-
no tenemos ya bastantes quehaceres? Hermanos míos, acor- blos en general y de muchas personas y familias en particu-
démonos de lo que dijo nuestro Señor a sus discípulos: "De- lar? No importa; nuestra vocación es: Evangelizare pauperi-
jad que los niños venga a mí" 22 ; guardémonos mucho de bus26.
impedir que vengan a nosotros; si no, seríamos contrarios a Deseamos dar misiones aquí; ya hay bastante que hacer,
él. ¿Qué amistad no demostró él por los niños, hasta tomar- sin ir más lejos deseo ocuparme en esto; ¡que no me hablen
los en brazos y bendecirlos con su mano? ¿No fueron ellos la de los niños expósitos, ni de los ancianos del Nombre de
ocasión para que nos diera una regla para nuestra salvación, Jesús, ni de esos presos! Algún día vendrán esos espíritus mal
mandándonos que nos hiciéramos semejantes a ellos si que- nacidos que se pondrán a criticar todos los bienes que Dios
ríamos entrar en el reino de los cielos?23 Cuidar de los niños nos ha hecho abrazar y sostener con tan gran bendición; no
es, en cierto modo, hacerse niño; y cuidar de los niños expó- lo dudéis. Advierto de ello a la Compañía, para que mire
sitos es ocupar el lugar de sus padres, o mejor aún, el de siempre las cosas tal como son, como obras de Dios, que
Dios, que dijo que, si la madre llegara a olvidarse de su hijo, Dios nos ha confiado, sin que nosotros nos hayamos metido
él no lo olvidaría 24 . Si nuestro Señor viviese aún entre los en ninguna de ellas ni hayamos contribuido por nuestra
hombres y viese a los niños abandonados por su padre y por parte en lo más mínimo a encargarnos de ellas. El nos las ha
su madre, como éstos, ¿creéis acaso, padres y hermanos míos, dado, o aquellos en quienes reside el poder, o la pura necesi-
que los abandonaría? Detenerse a pensar en esto sería come- dad, que son los caminos por los que Dios nos ha compro-
ter una injuria contra su bondad infinita, y seríamos infieles metido en estos designios. Por eso todo el mundo piensa que
a su gracia, que nos ha escogido para la dirección de ese esta Compañía es de Dios, porque se ve que acude a las nece-
asilo, si quisiéramos librarnos de las molestias que nos sidades más apremiantes y más abandonadas.
causa 25 .
A pesar de todo esto, no faltará quien vea mal estas cosas;
Os hablo de todas estas objeciones, hermanos míos, antes os advierto de ello, hermanos míos, antes de abandonaros,
de que se presenten, porque pudiera ser que algún día se con el mismo espíritu con que Moiséis advertía a los hijos
presentasen. Yo no puedo ya durar mucho; pronto tendré de Israel, según se dice en el Deuteronomio 27 . Yo me voy, no
que irme; mi edad, mis achaques y las abominaciones de mi me veréis28; sé que algunos de vosotros se levantarán para
vida no permiten que Dios me siga tolerando por mucho seducir a los demás; harán lo que os prohibo 29 y dejarán de
tiempo en la tierra. Podría suceder que, después de mi muer-
hacer lo que os recomiendo de parte de Dios. No os dejéis
te, algunos espíritus de contradicción y comodones dijesen:
"¿Para qué molestarse en cuidar de esos hospitales? ¿Cómo sorprender 30 , porque, si obráis como ellos, caerán sobre vo-
poder atender a esas personas arruinadas por la guerra y sotros males que os destruirán; por el contrario, si observáis
para qué ir a buscarlas en sus casas? ¿Por qué cargarse de las obras del Señor sin recortarlas en nada, seréis bendecidos
tantos asuntos y de tantos pobres? ¿Por qué dirigir a las mu- con toda clase de bendiciones. Post discessionem meam, de-
cía San Pablo, venient lupi rapaces*1. Después que yo me
21
Me 3,21; cita inexacta. vaya, vendrán lobos rapaces, y de entre vosotros surgirán fal-
22
Me 10,14.
23
sos hermanos que os anunciarán cosas perversas y os enseña-
Mt 18,3. 29
24 se is 4 18. Mt 24,11.
Is 49,15. so
25
La cita que trae ABFLLY en la p.127 del libro III (cap. 11 sec.2) parece 27 D t 3 j ; 29. Le 21,8.
ser una redacción distinta de este mismo pasaje. 28 Jn 16>16. " Act. 20,29.
454 P.II. Selección de escritos \ ¡X. Conferencias a sacerdotes de la Misión 455

rán lo contrario de lo que os he dicho; pero no los escuchéis, que ^imitan su visión y sus proyectos a una pequeña circun-
son falsos profetas. Llegará incluso a haber, hermanos míos, ferencia en la que se encierran como en un punto, sin querer
esqueletos de misioneros que intentarán insinuar falsas salir de allí; y si les enseñan algo fuera de ella y se acercan
máximas para arruinar, si pudieran, estos fundamentos de para verla, en seguida se vuelven a su centro, lo mismo que
la Compañía; a ésos es a los que hay que resistir. los caracoles a su concha.
No sé si sería demasiado decir lo que dijo San Benito Nota que, al decir esto, hacía ciertos gestos con las ma-
antes de morir. Había entonces, en las casas que había fun- nos y con la cabeza, con cierta inflexión de la voz un poco
dado, algunos religiosos descontentos que decían: "¿Para despreciativa, de manera que con esos movimientos expresa-
qué esto y aquello?", murmurando de las normas y conde- ba mejor que con sus palabras lo que quería decir.
nando algunas prácticas santamente establecidas; llegó esto Y recogiéndose luego, se dijo a sí mismo:
al conocimiento del santo abad, que empezó a temer que se ¡Miserable de ti, que eres un viejo parecido a todos esos!
derrumbase todo después de su muerte. ¿Qué es lo que hizo? Las cosas pequeñas te parecen grandes y las dificultades te
Se trata de una orden en la que no hay superior general; encogen. Sí, padres; hasta el levantarme por la mañana me
cada casa es autónoma de las demás y no recibe visita ni parece insoportable y las menores molestias me parecen in-
corrección de ninguna otra; pues bien, San Benito conjuró a superables. Serán espíritus raquíticos, gentes como yo, las
los obispos vecinos para que, cuando viesen algún desorden que quieran separar a la Compañía de sus prácticas y ocupa-
en ellas, pusieran remedio para corregirlas y mediante sus- ciones. Entreguémonos a Dios, hermanos míos, para que
pensión, para reprimir a los monjes rebeldes y díscolos; y nos conceda la gracia de mantenernos firmes. Tengamos fir-
pide incluso a los nobles de los alrededores que acudan con- meza, hermanos míos, tengamos firmeza, por amor de Dios;
tra ellos por la fuerza y las armas para mantenerlos en su él será fiel a sus promesas y no nos abandonará jamás, mien-
deber. No quiero yo decir todo esto, sino únicamente que si tras le estemos sometidos para el cumplimiento de sus desig-
alguno llegara a proponer más larde en la Compañía que se nios. Mantengámonos firmes en el círculo de nuestra voca-
quitase esta práctica, se abandonase este hospital, se retirase ción; esforcémonos en tener vida interior, en concebir gran-
a los que trabajan en Berbería, se quedasen aquí, no fuesen des y santos ideales por el servicio de Dios; hagamos el bien
allá, se dejase esta tarea y no se acudiese a las necesidades de que se nos presente de la manera que hemos dicho. No digo
lejos, que dijeseis con energía a esos falsos hermanos: "Seño- que haya que llegar hasta lo infinito y abrazarlo todo indife-
res, dejadnos con las leyes de nuestros padres, en la situación rentemente, pero sí todo lo que Dios nos dé a conocer que
en que estamos; Dios nos ha puesto aquí y quiere que per- pide de nosotros. Nosotros somos para él y no para nos-
manezcamos aquí". Manteneos firmes. otros 32 ; si aumenta nuestro trabajo, él también aumentará
nuestras fuerzas. ¡Oh Salvador! ¡Qué felicidad! ¡Oh Salva-
Pero la Compañía, dirán algunos, se encuentra trabada dor! Si hubiera varios paraísos, ¿a quién se los darías sino a
en esa ocupación. ¡Ay! Si en su infancia ha sostenido este un misionero que se haya mantenido con reverencia en to-
peso y ha llevado tantos otros, ¿por qué no va a poder llevar- das las obras que le has encomendado y que no ha rebajado
los cuando sea más fuerte? "Dejadnos, habrá que decirles, las obligaciones de su estado? Esto es lo que esperamos, her-
dejadnos en la situación en que estaba nuestro Señor en la manos míos, y lo que le pediremos a su divina Majestad; y
tierra; estamos haciendo lo que él hizo; no nos impidáis todos, en este momento, le daremos gracias infinitas por ha-
que le imitemos". Amonestadlos, hermanos míos, amones- bernos llamado y escogido para unas funciones tan santas y
tadlos y no les escuchéis. santificadas por el mismo nuestro Señor, que fue el primero
¿Y quiénes serán los que intenten disuadirnos de estos en practicarlas. ¡Oh! ¡Cuántas gracias tenemos motivos para
bienes que hemos comenzado? Serán espíritus libertinos, li- esperar, si las practicamos con su mismo espíritu, por la glo-
bertinos, libertinos, que sólo piensan en divertirse y, con tal ria de su Padre y por la salvación de las almas! Amén.
que haya de comer, no se preocupan de nada más. ¿Quiénes
más? Serán... Más vale que no lo diga. Serán gentes comodo- « l Cor 3,23; 6,19.
nas (y decía esto cruzando los brazos, imitando a los perezo- Cf. S.V.P. XII, 73-94; E.S. XI, 381-398.
sos), personas que no viven más que en un pequeño círculo,
456 P.II. Selección de escritos
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 457

I los otros para realizar útilmente sus obligaciones; pues ¿qué


2. CONFERENCIA DEL 14 DE FEBRERO DE 1659 es el espíritu del hombre, sino miseria y vanidad? Por tanto,
hay que estar animados de su espíritu para realizar las obras
SOBRE LAS MÁXIMAS DEL EVANGELIO señaladas en nuestras reglas. Pues bien, para conocer y para
(Reglas comunes, cap.2 art. 1) tener este espíritu, se ha dicho que los siguientes artículos
Necesidad de seguir la doctrina de Jesucristo y de indicarían en que consiste y los medios para adquirirlo.
huir del mundo. Razones y medios propios para adhe- Leamos el capítulo segundo de este librito de nuestras
rirse a la doctrina de nuestro Señor. reglas; esto es lo que dice:

Hermanos míos, el tema propuesto para la conferencia es Ante todo, procure cada uno mantenerse bien en esta ver-
sobre el empleo del tiempo. Ayer por la tarde, hablando con dad, que la doctrina de Jesucristo nunca puede engañar,
el padre Gicquel 1 , dudaba de si podría abusar de vuestra mientras que la del mundo siempre lleva a la mentira, ya
paciencia esta tarde, pero hoy me encuentro con menos mo- que el mismo Jesucristo nos asegura que ésta es semejante a
lestias y he pensado, in nomine Domini, hablaros del segun- una casa construida sobre arena, y que la suya se parece a un
do capítulo de nuestras reglas y retrasar el tema del empleo edificio construido sobre tierra firme; por consiguiente, la
del tiempo para otro día. congregación hará profesión de obrar siempre según la doc-
Hasta ahora, hermanos míos, se os ha hablado del fin de trina de Jesucristo, y nunca según las máximas del mundo; y
la Compañía, que es el de trabajar ante todo y sobre todo para ello, cumplirá especialmente lo que sigue.
por la propia perfección, por la propia perfección (y repitió
estas palabras con un tono grave y pausado, para inculcar
este sentimiento en la Compañía); y esto, imitando las virtu- Así, pues, hay que poner como fundamento de todo que
des que nuestro Señor nos*ha enseñado con su ejemplo y sus la doctrina de Jesucristo hace lo que dice, mientras que la
palabras. Por consiguiente, hemos de tener siempre este divi- del mundo no da nunca lo que promete; que los que hacen
no cuadro ante los ojos. En segundo lugar, asistir a las po- lo que Jesucristo enseña construyen sobre la roca, y que ni
bres gentes del campo, instruirlas en las virtudes cristianas, la inundación de las aguas ni el ímpetu de los vientos po-
exhortarlas a una buena vida, ayudarles a hacer una buena drán derribarlo 2 ; y quienes no hacen lo que él ordena se
confesión general y todo lo demás. En tercer lugar, servir al parecen a quien construye su casa sobre la arena movediza,
estado eclesiástico según nuestra pobreza, según la poca que se cae ante el primer huracán. Por tanto, quien dice
ciencia y virtud que tenemos; y aunque estos señores tengan doctrina de Jesucristo, dice roca inquebrantable, dice verda-
más que nosotros, sin embargo, hemos de atenderles en ello. des eternas que son seguidas infaliblemente de sus efectos, de
modo que el cielo se derrumbaría antes de que fallase la
A continuación dice la regla que la Compañía está com- doctrina de Jesucristo. Por eso la Regla concluye que es me-
puesta de eclesiásticos y de laicos; que la tarea de los prime- nester que la Compañía haga profesión de abrazar siempre y
ros es ir de aldea en aldea evangelizando a los pobres, dirigir practicar la doctrina de Jesucristo, y nunca la del mundo, y
los seminarios y las conferencias y dedicarse a las demás que al obrar de esta forma se llenará y se revestirá de Jesu-
obras que la Compañía tiene costumbre de realizar en favor cristo.
del prójimo.
Para explicar bien esta regla y, en consecuencia, para sa-
En cuanto a los hermanos, su tarea es la de Marta, que
car fruto de ella, mantendremos el orden que ya hemos ob-
consiste en trabajar corporalmente al lado de los eclesiásti-
servado en la explicación de algunos de los artículos anterio-
cos, contribuyendo a sus funciones espirituales con sus ora-
res, y que seguiremos quizás en los siguientes, si el tema nos
ciones, lágrimas, mortificaciones y buenos ejemplos. Se ha
obliga a ello, como el de hoy. Diremos, pues, 1.a, en qué
dicho que el espíritu de Jesucristo es necesario a los unos y a
consiste la doctrina de Jesucristo y lo que se entiende por la
2. Conferencia. Manuscrit des Conférences. del mundo; 2.Q, señalaremos algunos motivos para aficio-
1
Subasistente de la casa. 2
Mt 7,25.
458 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 459
Q
narnos a ella; 3. , indicaremos algunos medios para practi- sólo como primeros principios, sino también por las conclu-
carla. siones que de ellos se infieren, tanto mediata como inmedia-
En cuanto al primer punto, la doctrina de Jesucristo se tamente, e incluso por las asistencias y dichos notables que
define de este modo: una ley divina positiva, dada a todos tienden, directa o indirectamente, a la práctica de alguna
los hombres por Jesucristo, legislador, maestro de costum- virtud o a la huida de algún vicio. En todos estos sentidos
bres, institutor del santo sacrificio y de los sacramentos nue- tomamos la palabra máxima, y así se la entiende en este capí-
vos. Esta es la definición. Pues bien, propiamente hablando, tulo de nuestras reglas, titulado: Sobre las máximas evangé-
una ley obliga a que se la observe. Pero hay que saber que licas.
esta doctrina de Jesucristo consiste en mandamientos y en
consejos, que se llaman evangélicos. Los mandamientos ¿Y cuáles son estas máximas? Hay un gran número de
obligan al entendimiento y a la voluntad, como éste: Hoc est ellas en el Nuevo Testamento, pero las principales y funda-
praeceptum meum, ut diligatis invicem3: mi mandamiento mentales son las que se detallan en el sermón que tuvo nues-
es que os améis los unos a los otros. Esta es una ley coactiva tro Señor en la montaña, que comienza: "Bienaventurados
que manda; pero hay otras que no son coactivas, sino leyes los pobres de espíritu" 5 ; este sermón comprende los capítu-
directivas, que nos proponen los consejos evangélicos para los 5, 6 y 7 de San Mateo. Pongamos por ejemplo ésta, que
la perfección, como por ejemplo: "Vended todo lo que po- es de las fundamentales: "Id y tened con vuestro prójimo el
seáis y dadlo en limosna" 4 . Se trata de una ley divina y posi- mismo trato con que os gustaría ser tratados" 6 . Esta máxima
tiva que se señala y propone a todos los hombres para que es la base de la moral, y sobre este principio se pueden regu-
cada uno la abrace según su condición y según las disposi- lar todas las acciones de la justicia secular; sobre ellas esta-
ciones y atracción que tenga para ello; pero no obliga so bleció Justiniano sus leyes y los jurisconsultos han regulado
pena de pecado a que se la practique, aunque todos estén el derecho civil y canónico. Y como toda conclusión que se
obligados a respetarla, de forma que pecarían si la desprecia- saca de uno o de varios principios tiene que mostrar con
sen. Pues bien, esta doctrina o ley de Jesucristo está conteni- seguridad lo que ordenan para la práctica de la virtud, o lo
da en el Nuevo Testamento, bien en lo que nos enseñan los que prohiben para la huida del vicio, así también de estas
apóstoles, por vía de inspiración, o bien por sí mismo, en máximas evangélicas se sacan consecuencias ciertas que lle-
los evangelios, donde él nos habla de viva voz. van, según los designios de nuestro Señor, no sólo a huir del
mal y a seguir el bien, sino también a procurar la mayor
Para entenderlo mejor, hay que saber que el Nuevo Testa- gloria de Dios, su Padre, y a adquirir la perfección cristiana.
mento se divide primero en la explicación de la Sagrada Es- Para tener una mayor inteligencia de estas máximas y
critura y la ampliación de la misma para instrucción y bue- distinguir mejor las que obligan de las que no obligan, es
na vida del pueblo; en segundo lugar se divide en la conveniente añadir aquí que hay algunas que obligan a su
institución del santo sacrificio, de los sacramentos y de las observancia, como éstas: "Guardaos de toda avaricia" 7 , "Ha-
órdenes que Jesucristo ha establecido; y en tercer lugar, en ced penitencia" 8 , porque son mandamientos absolutos.
doctrina preceptiva, que manda, y directiva o de dirección, Otras no obligan, según Santo Tomás, más que quoad prae-
que aconseja, y que es lo que llamamos consejos evangéli- parationem animi, esto es, que le propongan a uno y éste
cos. De esta tercera clase de doctrina evangélica, tanto pre- tenga poder para cumplirlas, como ésta: "Haced bien a los
ceptiva como directiva, es de la que queremos hablar en esta que os odian" 9. Hay otras que son puramente consejos, como,
charla y de la que hace mención la regla. También las lla- por ejemplo: "Vended todo lo que poseéis y dadlo en limos-
mamos máximas evangélicas. na" 10, porque nuestro Señor no obliga a nadie a vender todos
Sé muy bien que, propiamente hablando, las máximas,
5
llamadas con otro nombre axiomas, son ciertos principios 6
Mt 5,3.
que carecen de pruebas, de los que se sacan consecuencias Mt 7,12.
' Le 12,15.
concluyentes; pero, comúnmente hablando, se las toma, no 8
Mt 4,17.
' Jn 15,12. » Mt 5,44.
4 10
Mt 19,21. Mt 19,21.
460 P.ll. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 461

sus bienes para dárselos a los pobres; esto es sólo para una en el mundo no haya proverbios que sean buenos y que no
mayor perfección. Finalmente, hay otras que son también se opongan a las máximas cristianas, como éste: "Haz bien y
puros consejos evangélicos, pero que, sin embargo, obligan a encontrarás bien". Esto es verdad; los paganos y los turcos lo
veces a observarlos por haberse convertido en preceptos; esto confiesan, y todos están de acuerdo en eso.
sucede cuando se ha hecho voto de guardarlos, haciendo voto Un día estaba viajando con un consejero del consejo ma-
de pobreza, castidad y obediencia, ya que los consejos evangé- yor; me decía que las buenas máximas del mundo son como
licos se refieren y se reducen a estas tres virtudes, pues no hay los consejos evangélicos. Por ejemplo: "El que mucho abar-
ninguno que no tenga que ver con la pobreza, con la castidad ca, poco aprieta". Es una verdad constante y comprobada;
o con la obediencia. todos lo han experimentado. En el mundo hay máximas
Según esto, hermanos míos, nosotros, que hemos hecho buenas y máximas malas; las buenas son aquellas en las que
voto de guardar estos tres consejos evangélicos, estamos obli- todos están de acuerdo y no contradicen al Evangelio; las
gados a observarlos; y al observarlos, podemos estar seguros malas son las que se oponen a las de Jesucristo y sólo las
de edificar sobre la roca y de levantar un edificio permanen- aprueban los malvados y los mundanos.
te. Esos son los consejos y las máximas de las que habla Sin embargo, existe cierta diferencia entre las buenas má-
nuestra regla y las que dice que ha de abrazar nuestra com- ximas de este mundo y las del Evangelio; porque en aquellas
pañía. Esta obligación nos compromete al mismo tiempo a estamos de acuerdo por la experiencia, por haber comproba-
huir de las máximas del mundo, ya que son opuestas a las do sus efectos; mientras que de las de nuestro Señor cono-
del Evangelio; y para poder huir de ellas, hay que saber cuá- cemos su infalibilidad por su espíritu, que nos da su co-
les son. Os he prometido explicaros qué es lo que se entien- nocimiento y que nos hacer ver cuáles son sus divinas
de por estas máximas del mundo. Pues bien, no sabría des- consecuencias, ya que, como nos las enseña la verdad eterna,
cribirlas mejor que haciéndoos ver cómo se oponen a las de son muy verdaderas y siempre alcanzan su efecto.
Jesucristo y en qué las contradicen. Expliquemos cómo. Los buenos hombres del campo saben que la luna cam-
En primer lugar, las máximas de nuestro Señor dicen: bia, que hay eclipses de sol y de los demás astros; hablan con
"Bienaventurados los pobres" n ; y las del mundo: "Bien- frecuencia de ello y son capaces de ver esos sucesos cuando
aventurados los ricos". Aquéllas dicen que hay que ser man- tienen lugar. Pero un astrónomo no sólo los ve como ellos,
sos y afables; éstas, que hay que ser duros y hacerse temer. sino que los prevé de antemano, conoce los principios del
Nuestro Señor dice que la aflicción es buena: "Bienaventu- arte o de la ciencia; dirá: "Tal día, a tal hora y en tal minuto
rados los que lloran"; los mundanos, por el contrario: "Bien- habrá un eclipse". Pues bien, si los astrónomos, por su cien-
aventurados los que se divierten y se entregan a los place- cia, tienen esta penetración infalible, no sólo en Europa,
res". "Bienaventurados los que tienen hambre y sed, los que sino entre los chinos, y en medio de esta oscuridad del futu-
están sedientos de justicia"; el mundo se burla de esto y dice: ro penetran tan hondo con su vista que conocen con certeza
"Bienaventurados los que trabajan por sus ventajas tempo- los extraños efectos que tienen que ocurrir por el movimien-
rales, por hacerse grandes". "Bendecid a los que os maldi- to de los cielos de aquí a cien años, a mil años, a cuatro mil
cen" 12, dice el Señor; y el mundo dice que no hay que tole- años, y hasta el fin del mundo, gracias a las reglas que tie-
rar las injurias: "al que se hace oveja, lo comen los lobos"; nen, si los hombres tienen este conocimiento —repito—,
que hay que mantener la reputación a cualquier precio, y ¡cuánto más esta luz eterna, que penetra hasta en las más
que más vale perder la vida que el honor. pequeñas circunstancias de las cosas más ocultas, ha visto la
Y esto basta para conocer cuál es la doctrina del mundo y verdad de estas máximas!
qué es lo que pretende. Por consiguiente, nuestra regla, al ¡Ay, padres! Estemos convencidos de que estas máximas,
comprometernos a seguir la doctrina de Jesucristo, que es que nos ha propuesto la infinita caridad de Jesucristo, no
infalible, nos obliga al mismo tiempo, como hemos dicho, a pueden engañarnos. Lo malo es que no nos fiamos de ellas y
ir contra la doctrina del mundo, que es un abuso. No es que atendemos más a la prudencia humana. ¿No veis que obra-
11
Mt 5,3-6. mos mal al fiarnos más de los razonamientos humanos que
12
Le 6,28. de las promesas de la eterna sabiduría, de las apariencias
462 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 463

engañosas de la tierra más que del amor paternal de nuestro deseando conservar aquel bien tan justamente adquirido, ya
Salvador, que ha bajado del cielo para librarnos del error? que de esta forma lo hemos perdido todo? Dios lo ha permi-
¡Oh Salvador, bien sabes tú el valor de esta máxima cuando tido así para que aprendiéramos a costa nuestra cuan enga-
nos la has dado, a pesar de que pocos pueden comprenderla: ñosa es la prudencia humana, y cómo su divina palabra me-
"Si te abofetean en una mejilla, pon la otra" 1 3 ! Tu provi- rece todo crédito y amor.
dencia permite que a veces veamos su importancia, pero nos "¡Pues qué!, dirá alguno, ¿hemos de dejarnos despojar
dejamos llevar por lo contrario. Por favor, hermanos míos, vivos sin decir ni una sola palabra contra la injusticia? ¿No
¿qué máxima será la mejor? ¿La de que presentemos la meji- es mejor defenderse para conservar lo que tenemos?"—Le
lla izquierda cuando nos han abofeteado en la derecha, o la diré que a veces uno está obligado a ir ante el juez. Así lo
del mundo, que quiere que nos sintamos ofendidos? ¿Quién hizo nuestro Señor, y San Pablo sostuvo un proceso, defen-
conoce mejor la naturaleza de estas máximas: el mundo que diendo él mismo su causa 15. Cuando la justicia nos llama,
pide venganza o el Hijo de Dios que nos aparta de ella? Por estamos obligados a responder; pero previamente conviene
ejemplo, un hidalgo recibe un bofetón; el resentimiento le que la compañía, para honrar el consejo de nuestro Señor y
hace echar mano a la espada; todo el mundo se pone a su tener devoción a esta máxima, se disponga a preferir antes
lado para ayudarle a vengar esta afrenta; la venganza le lleva perder que litigar, y procure apagar toda clase de desavenen-
a la lucha, pero entonces resulta que se ve en peligro de cias, cueste lo que cueste, antes de obstinarse en sostener sus
perder sus bienes por confiscación, su vida en aquel duelo, derechos, de forma que no acuda nunca a los tribunales sin
su alma por aquel crimen, su mujer y sus hijos por esta haber buscado antes un arreglo. Démosle a Dios esta gloria,
desgracia. ¿No hubiera sido mejor que aquel desgraciado se hermanos míos, y al público este ejemplo. Nuestra regla nos
hubiese atenido a la máxima de nuestro Señor, que habría obliga, pues, a mantener con firmeza las máximas de nues-
mantenido su persona y su casa en la prosperidad y le habría tro Señor; por tanto, hermanos míos, hemos de entregarnos
atraído las gracias de Dios, en vez de seguir las máximas del a Dios para estimarlas y amarlas y observarlas cada una a su
mundo, que le han puesto en un trance tan apurado, con debido tiempo. Pidámosle esta gracia con oraciones y sacrifi-
peligro inminente de eterna condenación? cios; empleemos todos los medios que Dios ha inspirado a
¿No veis cómo las máximas del mundo son falsas, mien- su Iglesia, para entrar en estas verdades divinas y dirijamos
tras que las de nuestro Señor resultan siempre ventajosas en toda nuestra vida, nuestro proceder y nuestro afecto en esta
la práctica, aunque parezcan difíciles? Por tanto, hay que dirección. He aquí algunas razones para excitarnos a ello.
atenerse a esas verdades, hermanos míos; hay que portarse La primera, que Jesucristo, la eterna sabiduría, ha dicho
siguiendo las luces del cielo. que los que escuchan su palabra y la ponen en práctica son
Hay una máxima que prohibe pleitear: "Si te quitan el semejantes a los sabios que construyen sobre tierra firme y
manto, dales también el vestido" M. ¿Qué consejo creéis que tienen una casa que durará para siempre; por el contrario,
se debe seguir: sostener un proceso cuando quieren quitaros los que lo escuchen pero no lo siguen, se parecen a los ne-
una cosa bien adquirida, o dejarla sin llegar a disputar? ¡Ay, cios que edifican sobre la arena y se exponen a la ruina 16 . Si
padres, ya hemos experimentado demasiado bien en nos- nos atenemos a las santas máximas de nuestro Señor, cons-
otros mismos las malas consecuencias de los primero con la truiremos sobre una roca inconmovible y nos iremos elevan-
pérdida de Orsigny, que servirá de escarmiento a la compa- do continuamente de virtud en virtud. Si los superiores de la
ñía para que evite los procesos! ¿No hubiera sido mejor de- compañía ponen empeño en impedir que retroceda y en ha-
jar aquella finca, aunque nos la dieron sin haberla buscado? cer que siga siempre avanzando en esta santa observancia, si
Ya sabes tú, Dios mío, que nosotros nada hicimos por tener- Dios quiere que nos mantengamos todos firmes y sólidos en
la; tú lo sabes, Dios mío, tú lo sabes. ¿No hubiera sido mejor esta resolución, la compañía hará grandes progresos en su
dejarla de antemano, a pesar de los grandes gastos que ha- perfección y en el servicio de la Iglesia y del pueblo; pero
bíamos hecho en ella, en vez de pleitear, como hemos hecho, hay que poner interés en ello y convencerse de esta necesi-
15
Mt 5,39. 15
Mt 27; Act 25,12.
14
Mt 5,40. 14
Mt 7,26.
464 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 165

dad si queremos evitar nuestra caída particular y general y antemano: "No todos los que me dicen: ¡Señor, Señor! en-
gozar de los grandes bienes prometidos a los que se mantie- trarán en el reino de los cielos, sino el que cumpla la volun-
nen firmes. tad de mi Padre" 23 ; "Muchos me dirán aquel día: Señor,
La segunda razón se saca del capítulo 5 de San Mateo, Señor, ¿no hemos echado a los demonios, profetizado y he-
donde nuestro Señor les dice a los apóstoles y demás discípu- cho muchos prodigios en tu nombre? Y entonces yo les diré:
los: "Ved que os lo anuncio: si alguien quita un solo punto No os conozco; marchaos, malvados, apartaos de mí; yo os
y enseña a los demás a que hagan como él, ése será un hom- abandono" ¡Qué grande será el número de esos desventura-
bre malvado y muy pequeño delante de Dios; pero el que dos! ¿Nos expondremos quizá nosotros a esta desgracia y a
haga y enseñe lo que yo os ordeno, ése será llamado grande caminar con ellos por el camino ancho, después de haber
en el reino de los cielos" 17. Nuestro Señor veía a algunos de sido llamados al camino estrecho, para ser del pequeño nú-
esos entre ellos: "Tenemos, dirán, los mandamientos de la mero de los que se salvan? 24 ¿Seremos como esos obreros de
ley; ¿no es bastante?" Quiere obligarnos a ciertos preceptos la iniquidad que construyen sobre arena y que perecen mise-
difíciles y dice que sólo serán bienaventurados quienes los rablemente? ¡Oh, Jesús, Salvador mío, somos tuyos y quere-
guarden. Por eso, en el capítulo 7 del mismo San Mateo, mos, con tu gracia, abrazar tus máximas!
Jesucristo les responde: "Sabed que la puerta del cielo es Y esta es la tercera razón que nos obliga a ello: que nues-
estrecha, que el camino ancho lleva a la perdición y que es tro Señor, que nos dio estos divinos consejos, fue el primero
grande el número de los que entran por la puerta ancha que en observarlos. Que me señalen una máxima que no haya
lleva al infierno" 18. practicado este divino legislador. Es verdad que no se arran-
Padres, no nos engañemos; lo ha dicho el Hijo de Dios, có los ojos ni se cortó la mano; pero tampoco les ordenó
que conocía esa desgraciada inclinación de los hombres a estas cosas más que a los que tienen ojos ambiciosos y ma-
vivir según su capricho y, al ver que serían pocos los que se nos que escandalizan 25 . Y además, no hay que tomar estas
violentarían por seguir el Evangelio, nos lo ha advertido. cosas al pie de la letra; lo que se dice es que no hay más que
Tengamos cuidado, veamos lo que han dicho los santos y cerrar los ojos para no ver la ocasión maldita que provoca al
cómo ellos opinan que se salvarán pocos. Pensemos que en pecado, y que hay que cortar toda amistad y conversación
el arca de Noé sólo entraron siete u ocho, y que todos los peligrosa. Fuera de esto, se trata de perderlo todo, de no te-
demás perecieron I9, y que de diez vírgenes sólo cinco fueron ner nada, de sufrir las injurias, de amar a los enemigos, de
admitidas 20 , y que de diez leprosos curados sólo uno volvió rezar por los perseguidores 26 , de renunciar a sí mismo y de
a Jesucristo 21 . llevar la cruz 27 ; y todas esas cosas las hizo él para cumplir
Estos ejemplos son un indicio del escaso número de los con la voluntad de su Padre. Pues bien, si somos sus hijos,
elegidos. "Por sus frutos los conoceréis", dijo nuestro Se- hemos de seguirle, abrazando como él la pobreza, las humi-
ñor 22 ; los que, habiendo sido bautizados, renuncian al mun- llaciones, los sufrimientos, despegándonos de todo lo que no
do, al demonio y a la carne y, por medio de una fe viva, es Dios, y uniéndonos con el prójimo por la caridad para
animados del espíritu de Jesucristo, realizan las obras del unirnos con Dios mismo por Jesucristo. A todo esto es a lo
Evangelio, ésos son los que llegan al trono de Jesucristo. que nos llevan estas máximas; y entonces construiremos so-
¡Oh, qué pocos son ésos! Usted nos habla de ese pequeño bre roca, de forma que no podrán derribarnos las tentaciones
número, pero vemos que los que han observado la ley de de nuestras pasiones, como derriban de ordinario a los que
Moisés han hecho milagros, tal como dirán ellos mismos al basan su conducta en las máximas del mundo.
Salvador del mundo el último día; pero él les responde de Los medios para mantenernos bien en las máximas del
" Mt 5,18-19. Evangelio son que todos lean con atención y devoción el
>« Mt 7,14. 28
19 Mt 7,21.
1 Pe 3.20. 24
Mt 7,14.
20
Mt 25,1-12. 25
2 Mt 5,29-30.
> Le 17,17. 26
Mt 5,44-45.
22 Mt 7,16.
" Mt 16,24.

S. V. Paúl 2 16
Ki6 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 4<>7

Nuevo Testamento, o sea, el quinto, el sexto, el séptimo y el su santo nombre por haber puesto en vosotros estas disposi-
décimo, y que, desde mañana, empiecen a leerlos con eleva- ciones! Esto se demuestra en que habéis abandonado el
ción del espíritu a Dios para pedirle su estima y su inteli- mundo y habéis hecho los votos para aplicaros más a la san-
gencia, y excitarse al deseo de cumplirlas sin faltar nunca ta imitación de nuestro Señor. Así, pues, por su misericor-
a ellas, y procurar —desde el primer día— ponerlas en dia, estamos muy dispuestos y obligados a practicar sus má-
práctica. ximas, si no son contrarias al nuevo instituto 28 . Llenemos
Pero no basta con esto; conviene hacer la oración sobre de ellas nuestro espíritu, llenemos nuestro corazón de su
este tema. No sé todavía si pondremos como lectura de la amor y vivamos en consecuencia. Recemos a los apóstoles,
meditación una máxima, o si cada uno en particular medita- que tanto las amaron y tan bien las observaron; recemos a la
rá la que crea que más necesita. Ya veremos. Entre tanto, Santísima Virgen, que, mejor que ningún otro, penetró en su
que cada uno siga la inclinación que Dios le dé después de sentido y las practicó; recemos, finalmente, a nuestro Señor,
haber leído estos cuatro capítulos, tomando como materia de que las ha establecido, para que nos dé la gracia de ser fieles
la primera oración que haga luego las máximas que más le a su práctica, excitándonos a ello con la consideración de
convengan. sus virtudes y con su ejemplo. Hay motivos para esperar
Otro medio muy bueno para llevarnos a la práctica de que, al vernos aquí en camino de vivir según estas máximas,
estas máximas es considerar con frecuencia que la compa- nos serán favorables en el tiempo y en la eternidad. Amén.
ñía, desde el principio, ha tenido el deseo de unirse a nues-
tro Señor para hacer lo que él hizo al practicar estas máxi-
mas y hacerse, como él, agradable al Padre Eterno y útil a su 3. CONFERENCIA DEL 21 DE FEBRERO DE 1659
Iglesia, y que efectivamente ha procurado progresar y perfec-
cionarse en ello, si no en el grado que deberíamos haber SOBRE LA BÚSQUEDA DEL REINO DE DIOS
alcanzado, sí de la forma menos mala que hemos podido. (Reglas comunes, cap.2 art.2)
Esta consideración tiene que animar a los nuevos y a los
antiguos, pensando que es ése el espíritu del que han de Explicación de la máxima del Evangelio: "Buscad
estar animados los misioneros de una manera especial. ante todo el reino de Dios". Motivos y medios adecua-
Señor, perdónanos las faltas que en ello hemos cometido, dos para ponerla en práctica.
renueva en nosotros el corazón con que las abrazamos un
día, aumentándonos la gracia de cumplirlas tal y como están Padres y hermanos míos, ya que mis achaques me permi-
en nuestras humildes reglas; al obrar de esta forma, herma- ten hablaros esta tarde, seguiremos explicando el segundo
nos míos, encontraremos el espíritu de nuestro Señor, el es- capítulo de nuestras reglas. La charla anterior y la primera
píritu de sus máximas y todo lo que él nos señala en ellas, sobre dicho capítulo fueron sobre las máximas evangélicas
para hacernos dignos obreros de su Evangelio. Esta ha sido en general, de las que esta compañía tiene que hacer una
la devoción que siempre ha existido entre nosotros, pero, especial profesión, como de una divina doctrina dada princi-
por culpa mía, la compañía no ha producido los frutos que palmente para las almas que aspiran a la perfección, para
debería haber producido. Hay que esperar de la bondad de las almas justas y escogidas por Dios para ser, como dice
Dios, hermanos míos, de vuestras disposiciones actuales y de nuestro Señor, luz del mundo y tener luego la posesión del
la gracia de la compañía, que ha hecho estas reglas como un cielo. Ya os dijimos algo de esto el viernes pasado; os aburri-
resumen del Evangelio, acomodado al uso que más necesita- ría si os hablase más de ello, pero quiero recordaros, de pa-
mos para unirnos a Jesucristo y responder a sus designios, sada, que es sobre todo a nosotros a los que van dirigidas
que nos concederá la gracia de llevar cada máxima y cada estas máximas, tanto porque se trata de los medios para lle-
regla al último grado de perfección. Se trata de formar una gar al fin primero que nos hemos propuesto, que es nuestra
compañía animada del espíritu de Dios y que se conserve en 28
No hay por qué extrañarse de esta restricción; no iodos los consejos
la práctica de este espíritu. ¡Bendito sea Dios, que ha puesto evangélicos son para todos.
los fundamentos y que os ha escogido para ello! ¡Bendito sea Cf. S.V.P. XII, 114-129; E.S. XI, 415-426.
468 P.II. Selección de escritos
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 1(>9
propia perfección, como en virtud de la especial obligación
nos muestran los sentidos, sin pensar en el creador que los
que hemos contraído de practicarlas, después de que las he- ha hecho, sin hacer oración para desprendernos de los bienes
mos convertido en reglas nuestras. de la tierra y sin buscar el soberano bien. Busquemos, pues,
Pasemos ahora al segundo artículo, donde la regla dice hermanos míos. ¿El qué? Busquemos la gloria de Dios, bus-
con Jesucristo: "Buscad primero el reino de Dios y su justi- quemos el reino de Jesucristo.
cia, y todas las demás cosas que necesitéis se os darán por Después de la palabra buscad viene la palabra primero;
añadidura" '. Si nuestro Señor nos ha recomendado esto, he- esto es, buscad el reino de Dios antes que todo lo demás.
mos de aceptarlo así; él lo quiere; él es la regla de la Misión; Pero, padre, hay tantas cosas que hacer, tantas tarcas en la
él es el que habla, y a nosotros nos toca estar atentos a sus casa, tantas ocupaciones en la ciudad, en el campo; trabajo
palabras y entregarnos a su majestad para ponerlas en prác- por todas partes; ¿habrá que dejarlo todo para no pensar
tica. Es conveniente ir explicando palabra por palabra las más que en Dios? No, pero hay que santificar esas ocupacio-
que acabamos de referiros, al menos las primeras y prin- nes buscando en ellas a Dios, y hacerlas más por encontrarle
cipales. a él allí que por verlas hechas. Nuestro Señor quiere que
Así, pues, se dice que hay que buscar el reino de Dios. ante todo busquemos su gloria, su reino, su justicia, y para
Eso de buscarlo no es más que una palabra, pero me parece eso que insistamos sobre todo en la vida interior, en la fe, la
que dice muchas cosas; quiere decir que hemos de obrar de confianza, el amor, los ejercicios de religión, la oración, la
tal forma que aspiremos siempre a lo que se nos recomien- confusión, las humillaciones, los trabajos y las penas, con
da, que trabajemos incesantemente por el reino de Dios, sin vistas a Dios, nuestro señor soberano; que le presentemos
quedarnos en una situación cómoda y parados, prestar aten- continuas oblaciones de servicio y de anhelos por ganar rei-
ción a su interior para arreglarlo bien, pero no a su exterior nos para su bondad, gracias para su Iglesia y virtudes para
para dedicarnos a él. Buscad, buscad, esto dice, preocupa- la compañía. Si por fin nos asentamos firmemente ert la bús-
ción, esto dice acción. Buscad a Dios en vosotros, ya que San queda de la gloria de Dios, podemos estar seguros de que lo
Agustín confiesa que, mientras lo andaba buscando fuera de demás vendrá después.
él, no pudo encontrarlo; buscadlo en vuestra alma, como en Nuestro Señor nos ha prometido que atenderá a todas
nuestras necesidades, sin que tengamos que preocuparnos de
su morada predilecta; es en el fondo donde sus servidores, ellas; no obstante, hay que atender a los asuntos temporales
que procuran practicar todas las virtudes, las establecen. Se y velar por ellos en la medida en que Dios lo desea, pero sin
necesita la vida interior, hay que procurarla; si falta, falta hacer de eso nuestra preocupación principal. Dios espera
todo; y los que ya se han quedado sin ella, tienen que llenar- que así lo hagamos, y la compañía hará bien en preocuparse
se de confusión, pedirle a Dios misericordia y enmendarse. de las cosas exteriores; pero si se ocupa en buscar esas «osas
Si hay un hombre en el mundo que lo necesita, es este mise- perecederas descuidando las interiores y divinas, dejará de
rable que os está hablando; caigo y vuelvo a caer, salgo mu- ser Misión; será un cuerpo sin alma; y este lugar será, corno
chas veces fuera de mí y pocas veces entro en mi propio inte- ha sido otras veces, un motivo de pena para las buenas per-
rior; voy acumulando faltas sobre faltas; es ésa la miserable sonas y de abandono de Dios. Así es como hemos de buscar
vida que llevo y el mal ejemplo que os doy. ante todo y sobre todo el reino de Dios. Pero ¿qué es ese
Y recogiéndose un momento, el padre Vicente añadió: reino de Dios?
¡Pobre hombre! Tienes mucha obligación de ser un hom- Se dan diversas explicaciones de esta palabra: 1.° Se en-
bre interior y no haces más que caer y volver a caer. ¡Que tiende del dominio de Dios sobre todas las criaturas, angéli-
Dios me perdone! cas y humanas, animadas e inanimadas, sobre los condena-
Procuremos, hermanos míos, hacernos interiores, hacer dos y los demonios; Dios es el dueño, señor y soberano de
que Jesucristo reine en nosotros; busquemos, salgamos de todo y de todas las cosas.
ese estado de tibieza y de disipación, de esa situación secular 2.Q El gobierno de su Iglesia, compuesta de elegidos y
y profana, que hace que nos ocupemos de los objetos que de reprobos; Dios es su rey; ha dado leyes a esta Iglesia, ins-
pira a sus gobernantes la buena dirección que siguen, reina
3. Conferencia. Manuscrit des Conférences.
1
Mt 6,33.
470 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 471

sobre los concilios canóninos y las santas asambleas que se ria de tu majestad; te suplicamos con todas nuestras fuerzas
celebran para el buen orden del estado cristiano, y para ello que establezcas tu reino en la compañía y le concedas la gra-
las preside el Espíritu Santo. El es el que ha dado las luces cia de que ella te entregue el gobierno de sí misma y que
esparcidas por toda la tierra, que han iluminado a los san- nadie se aparte de él, sino que todos seamos conducidos se-
tos, ofuscado a los malvados, disipado las dudas, manifesta- gún las normas de tu Hijo y de los que tú has puesto para
do las verdades, descubierto los errores y mostrado los cami- gobernarla".
nos por donde la Iglesia en general y cada uno de los fieles Así es, hermanos míos, como deben entenderse estas pa-
en particular pueden caminar con toda seguridad. labras: "Buscad el reino de Dios"; pero además se dice: "y su
3.Q Reina de una manera especial sobre los justos, que justicia". Fijaos que añade justicia. Sé muy bien que algu-
lo honran y le sirven; sobre las almas buenas, que se entre- nos no ponen casi ninguna diferencia entre buscar el reino
gan a Dios y no respiran más que a Dios; sobre los elegidos, de Dios y buscar su justicia y que, por tanto, no sería necesa-
que deberán glorificarle eternamente. Sobre esas personas es rio que me detuviese más en la explicación de estas palabras;
sobre las que reina de una manera especial, por medio de las sin embargo, como hay otros que las distinguen y como en
virtudes que practican y que han recibido de él. El es el Dios la Sagrada Escritura no hay ninguna palabra de la que no se
de las virtudes, y no hay ninguna que no venga de él. Todas pueda sacar algún fruto, si se explica y se medita con cuida-
ellas proceden de esta fuente infinita, que las envía a las do, no será inconveniente que os diga aquí lo que se puede
almas escogidas que, siempre dispuestas a recibirlas, son entender por estas palabras: "Buscad la justicia de Dios".
siempre fieles en practicarlas. Y de este modo ellas procuran Para ello hay que saber antes cuál es esa justicia de Dios.
el reino de Dios, y es así como Dios reina siempre en ellas. Padres, vosotros habéis estudiado teología y yo soy un igno-
¡Ay, hermanos míos! ¿Estamos nosotros en esta situa- rante, un alumno de primaria; sabéis que hay dos clases de
ción? ¿Tenemos la dicha de que Dios sea el dueño en nos- justicia, la conmutativa y la distributiva; ambas se encuen-
otros, de forma que sus virtudes realicen sus operaciones en tran en Dios: iustus Dominus et iustitias dilexit4. También
nosotros sin resistencia alguna? Hermanos míos, pregunté- se encuentran en los hombres, pero con el defecto de que son
monos a nosotros mismos: "¿Hago yo lo que hacen esas al- dependientes, mientras que la justicia de Dios es soberana.
mas? ¿Estoy pronto ante los atractivos de Dios, fiel a sus No obstante, nuestras justicias no dejan de tener sus propie-
deseos, exacto en mis prácticas y dispuesto siempre a obrar dades, por las que guardan cierta relación y semejanza con
según su voluntad?" Si es así, decid con entusiasmo lo mis- la divina, de la que dependen. Así, pues, la de Dios es con-
mo que decía nuestro Señor: "Como mi Padre que vive me mutativa y distributiva a la vez.
ha enviado, por eso yo vivo por mi Padre" 2 . Estad seguros 1.° Conmutativa, ya que Dios transforma los trabajos
de que, si el Dios de las virtudes os ha escogido para practi- de los hombres en virtudes y sus méritos en recompensas; y
carlas, vosotros vivís por él y su reino está en vosotros 8 . como los cuerpos se corrompen, el alma toma posesión de la
Pero, si no es así, ¿qué habrá que hacer? Entregarnos a él sin gloria que ellos han merecido. Esta conmutación de los mé-
regateos y sin reservas desde este momento, para que acepte ritos en recompensa se hace por medida y por número o,
disponernos a esta vida de elegidos y aparte de nosotros tan- como dicen los teólogos, en proporción aritmética. Sí, Dios
ta voluntad propia y nuestros afanes de propia satisfacción, proporciona las virtudes según el esfuerzo que se pone por
que es lo que impide que Dios resida apacible y absoluta- adquirirlas y da la gloria según el número y el valor de las
mente en nosotros. ¿Por qué no vamos a hacer ahora todos buenas acciones. Esto tiene que impresionarnos, padres;
juntos este acto de abandono en su divina bondad? Digámos- Dios nos recompensará por la justicia y por la cuenta de
le, pues: "¡Oh, rey de nuestros corazones y de nuestras al- nuestras obras. Esforcémonos, hermanos míos, esforcémonos
mas! Aquí estamos humildemente postrados a tus pies, en- en la virtud, multipliquemos el empeño, busquemos el ho-
tregados por entero a tu obediencia y a tu amor; nos nor y el beneplácito de nuestro soberano Salvador; llevemos
consagramos de nuevo por completo y para siempre a la glo- vida interior, aumentemos el reino de Dios en nosotros. Hay
2
Jn 6,58.
3
Le 17,21. * Sal 10,7.
472 P.il. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 173

un pasaje en la carta de San Pablo a los Corintios: Opera Padres, recordemos la forma con que nosotros cumpli-
illorum sequuntur illos*: las obras buenas del justo lo mos con los nuestros; sólo encontraremos en ellos mucho
acompañarán y Dios se las recompensará, lo mismo que cas- motivo para temer que, en vez de merecer alguna recompen-
tigará también a los malos, en proporción con sus iniquida- sa, Dios nos encuentre dignos de castigo. Pero ¿adonde va-
des, con la pena del infierno; pero lo hará estrictamente y mos con todo este discurso sobre la justicia conmutativa y la
con esa proporción aritmética de la que acabamos de hablar. distributiva? A que comprendamos, en breves palabras, que
Disminuyamos las miserias de nuestra alma y progresemos para buscar debidamente y para encontrar felizmente esta di-
en la virtud; Dios será exacto en recompensar nuestras vina justicia, hay que considerarla a la vez como conmutati-
buenas obras y en castigar las malas. Esto es cierto; hace va y como distributiva, esto es, mirarla como dispuesta a
poco que lo he leído. Así, pues, si Dios obra de esta forma, recompensarnos abundantemente si procuramos merecerla
padres, ¿no hemos de mirar su justicia buscando su gloria, y por la práctica de las virtudes convenientes a nuestro estado;
mirar su gloria buscando su justicia? ¿No hemos de hacer lo cual es, en cierto modo, imitar a la justicia divina.
todo el bien que podamos para este fin, para que nuestras He aquí, padres, una larga explicación de esta máxima;
obras sean dignas de esta conmutación de la gloria y que la pero no es eso todo; hay que saber que, por estas palabras:
gloria responda a las obras? No podemos espera que Dios "Buscad primero el reino de Dios y su justicia", nuestro Se-
nos conceda una buena medida, y sobreabundante 6 , si nos- ñor no pide solamente de nosotros que busquemos primero
otros nos portamos roñosamente con él; hay que sembrar el reino de Dios y su justicia de la manera que acabamos de
mucho con nuestras buenas acciones, para recoger mucho en señalar; quiero decir que no basta con obrar de modo que
recompensa, y así es como buscaremos la justicia de Dios, en Dios reine en nosotros, buscando así su reino y su justicia,
cuanto conmutativa y propia solamente de él. sino que además es preciso que deseemos y procuremos que
2.Q También es distributiva, en cuanto que conserva el reino de Dios se extienda por doquier, que Dios reine en
cierta proporción llamada geométrica, cuando Dios distribu- todas las almas, que no haya más que una verdadera reli-
ye el cielo a los buenos y el infierno a los malos, tales como gión en la tierra y que el mundo viva de una manera distinta
yo, que no puedo esperar más que un riguroso castigo. El de como vive, por la fuerza de la virtud de Dios y por los
cielo es un conjunto de bienes infinitos que Dios distribuye medios establecidos en su Iglesia; finalmente, que su justicia
a las almas justas. ¿Y qué es el infierno? Un lugar donde sea buscada e imitada por todos con una vida santa, y así sea
abundan toda clase de males que no acabarán nunca, distri- él perfectamente glorificado en el tiempo y en la eternidad.
buidos entre los que se han prostituido al pecado; y esta
justicia se llama distributiva. ¿Por qué? Porque el cielo es la Esto es, por consiguiente, lo que hemos de hacer: desear
paga o el salario con que recompensa a sus servidores, y el que se propague la gloria de Dios y trabajar por ello.
infierno es la pena con que castiga a los malos. Es propio de Hablo de su gloria y hablo de su reino, tomando así lo
Dios darle a cada uno según sus obras. Padres, no nos enga- uno por lo otro, ya que se trata de lo mismo. La gloria de
ñemos: tenemos que ser castigados; tengamos miedo. Dios está en el cielo; y su reino, en las almas. Tengamos,
Hace algunos días leí, o mejor dicho, me refirieron que pues, ese continuo deseo de que se extienda el reino de Dios
un religioso decía que en su orden parecía como si se temie- y ese anhelo de trabajar con todas nuestras fuerzas para que,
se a Dios; el temor reinaba allí, pero no en todos, pues ex- después de haber procurado el reino de Dios en la tierra,
ceptuaba a algunos que no pensaban en los castigos de Dios vayamos a gozar de él en el cielo. Tengamos siempre esta
y en los que no cabía el temor; eran los espíritus abandona- lámpara encendida en nuestros corazones 7 .
dos, que no pensaban ni se preocupaban de los fines últi- ¡Ay, padres! ¡Qué felices somos de estar en una compañía
mos. "Yo hago oración —decía—, rezo el oficio y hago todos que tiene como finalidad no sólo hacernos dignos de que él
mis ejercicios, pero con miedo de hacerlos mal, o por lo me- reine en nosotros, sino también que sea amado y servido por
nos de no hacerlos bastante bien". todo el mundo y que todo el mundo se salve! Cuando lea-
5
Más exactamente Ap 14,13.
6 ' Cf. Le 12,35.
Cf. Le 6,38.
474 P.ll. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 47!)

mos la regla, veremos que nos recomienda en primer lugar tar esta orden, sin preocuparse de nada más 8 . A Dios le toca
que nos perfeccionemos, esto es, que hagamos reinar a Dios pensar en ello, podía decir; si yo cumplo su mandato, él
en vosotros y en mí, y en segundo lugar que cooperemos con cumplirá su promesa; pero ¿cómo? No lo sé. Sólo sé que es
él para la extensión de su reino. ¿No os parece esto maravi- todopoderoso. Le voy a ofrecer lo más querido que tengo en
lloso? Es hacer lo que hacen los ángeles de Dios, escogidos el mundo, ya que así lo quiere. ¡Pero es mi hijo único! ¡No
por él para llevar e indicar su voluntad a los hombres, para importa! ¡Pero, si le quito la vida a este niño, ya no habrá
que éstos obren según ella. ¿Habrá en la tierra una situación medio de que Dios cumpla su palabra! ¡Es lo mismo! Si él
más digna de ser deseada que la nuestra? así lo quiere, habrá que hacerlo. Pero, si lo conservo, mi
Esta es, padres, la explicación global de estas palabras: descendencia será bendita: Dios lo ha dicho. Sí, pero tam-
"Buscad primero el reino de Dios y su justicia". Pasemos a bién ha dicho que le dé muerte; me lo ha indicado; obedece-
los motivos que tenemos para entregarnos a Dios con este ré, pase lo que pase, y esperaré en sus palabras. Admirad esta
fin. El primero es que no sólo nos obliga a ello la regla, sino confianza: no se preocupa para nada de lo que puede pasar;
que nos lo ordena Jesucristo; ésa es la primera de sus máxi- sin embargo, la cosa le tocaba muy de cerca; pero espera que
mas, la principal de sus prácticas: aspirar a que Dios sea todo saldrá bien, ya que Dios se mete en ello. ¿Por qué no
conocido, servido, amado, que su reino y su justicia sean tendremos nosotros esa misma esperanza, si le dejamos a
buscados antes que todo lo demás. Pues bien, si nuestro Se- Dios el cuidado de todo lo que nos preocupa y preferimos lo
ñor nos exhorta a ello y nos lo manda, también da la gracia que él nos mande?
para hacerlo a todos cuantos se la pidan, y la aumenta a los También a propósito de esto, ¿os acordáis de la fidelidad
que le son fieles. ¿A qué se deberá, hermanos míos, que no de los hijos de Recab? 9 Recab era un buen hombre que reci-
respondamos a una cosa tan santa, tan provechosa y tan ade- bió de Dios la inspiración de vivir de manera distinta de los
cuada a nuestra profesión? Ahí está mi regla, que me dice demás hombres; sólo podía morar en tiendas de campaña, y
que he de obrar de forma que Dios reine. Nada podrá impe- no en casas; por eso abandonó la que tenía. Y se fue al cam-
dirme que, con la ayuda de Dios, me dedique por entero a po, donde se le ocurrió no plantar ninguna viña, para no
un deber tan justo. beber vino; en efecto, no las plantó y no bebió jamás. Prohi-
El segundo motivo para ello es la promesa de nuestro bió a sus hijos sembrar trigo y otros granos, plantar árboles
Señor. ¿Cuál? Si nosotros atendemos a sus negocios, él hará y tener huertos, de modo que estaban todos sin trigo, sin
los nuestros. Busquemos su gloria, ocupémonos de ella, no pan y sin frutos. ¿Qué harás entonces, pobre Recab? ¿Crees
nos preocupemos de nada más: et haec omnia adicientur vo- que tu familia podrá prescindir de alimento, y tampoco tú?
bis: y todas las demás cosas que necesitéis se os darán por Comeremos lo que Dios nos mande. Fijaos si es duro esto,
añadidura. Preocupémonos de buscar que Dios reine en nos- padres. No hacen esto ni los religiosos más pobres, que no
otros y en los demás por medio de todas las virtudes; y dejé- llevan su renuncia hasta ese extremo. Pero la confianza de
mosle a él el cuidado de todas las cosas temporales; así lo aquel hombre fue tan grande que se privó de todas las como-
quiere él. Sí, él nos proveerá de alimento, de vestido, y hasta didades de la vida, para depender solamente del cuidado de
de ciencia. ¡Pobres de nosotros si no la tenemos! ¡Ay de los la providencia, viviendo en esta situación trescientos cin-
misioneros que no estudian para tenerla! Pero antes hay que cuenta años; esto fue tan agradable a Dios que, al reprochar-
esforzarse en las virtudes, trabajar por la vida interior, prefe- le a Jeremías la dureza de su pueblo, abandonado a sus pla-
rir las cosas espirituales a las temporales, y entonces ya ven- ceres, le dijo: "Vete a esos hombres duros y diles que hay un
drá todo lo demás. hombre que hace esto, esto y esto". Jeremías hizo venir a un
A este propósito, acordaos de Abraham, a quien Dios le hijo de Recab para probar la gran abstinencia del padre y de
había prometido poblar toda la tierra por medio de un hijo los hijos; para ello, mandó poner sobre la mesa pan, vino,
que tenía. Pero Dios le pide que se lo sacrifique. Si Abra- vasos, etc. Cuando llegó el muchacho, Jeremías le dijo:
ham hace morir a su hijo, ¿cómo cumplirá Dios su promesa? "Tengo de Dios el encargo de decirte que bebas vino". "Y yo
Sin embargo, Abraham, que tenía su espíritu acostumbrado 8
Cf. Gen 22.
a cumplir la voluntad de Dios, acepta la obligación de ejecu- 9
Jer 35.
476 P.Il. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de ¡a Misión 177

—dijo el muchacho— tengo el encargo de no beber; hace ocuparos más que de buscar el reino de Dios, ya que su sabi-
mucho que no lo hemos bebido, porque nos lo ha prohibido duría infinita proveerá a todo lo demás.
nuestro padre". Hace poco le preguntaba a un cartujo, que está de supe-
Pues bien, si aquel padre tenía la confianza de que Dios rior en una casa, si llamaba a los religiosos a consejo para el
atendería a lá subsistencia de su familia sin que él se preocu- gobierno de lo temporal. Me respondió: "Llamamos a los
pase de ella, y si los hijos eran tan fieles en cumplir la inten- encargados, como el subprior, el procurador y yo; todos
ción de su padre, [qué confianza hemos de tener nosotros de los demás se quedan tranquilos; sólo se cuidan de cantar las
que, en cualquier situación donde nos ponga Dios, mirará alabanzas de Dios y de hacer lo que la regla y la obediencia
también por lo que necesitamos! ¿Cuál es nuestra fidelidad a les ordenan". Aquí observamos esta misma práctica, gracias
las reglas, en comparación con la de esos hijos que, a pesar a Dios; sigamos así. Estamos obligados a tener algunos bie-
de no estar obligados a abstenerse de esas cosas usuales en la nes y hacerlos rendir para atender a todo. Hubo un tiempo
vida, vivían, no obstante, en tanta pobreza? ¡Dios mío! Pidá- en que el Hijo de Dios envió a sus discípulos sin dinero ni
mosle a su divina bondad una gran confianza en todas las provisiones 11 ; luego creyó conveniente poseer algo, recibir
ocasiones que se nos presenten; si somos fieles a él, nada nos limosnas y reunir algunas cosas para el sustento de su com-
faltará; vivirá él mismo en nosotros, nos guiará, nos defen- pañía y la ayuda a los pobres 12 . Los apóstoles siguieron esta
derá y nos amará; todo lo que hagamos y digamos le será norma, y San Pablo dice de sí mismo que trabajaba con sus
agradable. manos y reunía con qué aliviar a los cristianos necesitados13.
Les toca, pues, a los superiores velar por la economía; pero
El tercer motivo que tenemos para ello es que nuestro
que procuren también que esta vigilancia de lo temporal no
Señor, en San Mateo 10 , al hablar de esa confianza que hemos
haga disminuir la de las virtudes; que obren de modo que se
de tener en Dios, dice: "Ved los pájaros, que ni siembran ni
mantenga en vigor esta práctica en la compañía y que Dios
cosechan; sin embargo, Dios les pone la mesa en todas partes,
reine en ella sobre todo; es ésa la primera finalidad que han
los viste y los alimenta; hasta las hierbas del campo, y los
de tener.
lirios, tienen unos adornos tan maravillosos que ni Salo-
món, en toda su gloria, ha tenido otros semejantes". Pues Y para que lo hagamos todos, la regla nos proporciona
bien, si Dios mira por las aves y las plantas, ¿por qué no os un cuarto motivo: Por tanto, dice, el misionero no ha de
vais a fiar vosotros, incrédulos, de un Dios tan bueno y pro- preocuparse de los bienes de este mundo, sino que pondrá
vidente? ¡Fiaros más de vosotros mismos que de él! El lo todos sus cuidados en la providencia del Señor, teniendo por
puede todo, y vosotros nada; ¡y os atrevéis a apoyaros más en cierto que, mientras se mantenga en su caridad y en esta
vuestra industria que en su bondad, en vuestra pobreza que confianza, estará siempre bajo la protección de Dios y no le
en su abundancia! ¡Oh miseria del hombre! He de decir aquí sucederá ningún mal ni le faltará ningún bien, etc. No es
que los superiores están obligados a velar por las necesida- ésta una idea nuestra, sino de la Sagrada Escritura, que dice:
des de cada uno y de proveer a todo lo necesario. Lo mismo Qui habitat in adiutorio Altissimi, in protectione Dei caeli
que Dios se ha obligado a proporcionar la vida a todas sus commorabitur14. A esos no les sucederá nada malo, porque
criaturas, hasta a un insecto, también quiere que los supe- todo se les tornará en bien y no les faltará ninguna cosa, ya
riores y encargados, como instrumentos de su providencia, que Dios no dejará de darles lo que necesiten, tanto para el
velen para que no les falte nada necesario ni a los sacerdotes, cuerpo como para el alma; en fin, todo les saldrá bien, aun
ni a los clérigos, ni a los hermanos, ni a cien, o doscientas, o cuando parezca que los males les amenazan. Por eso, herma-
trescientas personas o más, que estuviesen aquí, ni al menor, nos míos, tenemos motivos para esperar que, mientras estéis
ni al más grande. Pero también, hermanos míos, tenéis que firmes en esta confianza, no sólo estaréis preservados de todo
descansar en los cuidados amorosos de la misma providencia daño, sino que gozaréis de toda clase de bienes; sí, tenéis
para vuestro sustento, y contentaros con lo que se os dé, sin 11
Mt 10,9-10.
indagar si la comunidad tiene con qué, o no tiene, ni pre- 12
Jn 13,29.
13
10
Act 20,34-35.
14
Mt 6,26.28.29. Sal 90,1.
478 P.1I. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 479

motivo para esperarlo, incluso cuando parezca que todo está de Jesucristo. Cuando se encuentre uno en una ocasión en
perdido. que se trate de escoger una cosa espiritual o una cosa tempo-
Los santos, padres, los santos quisieron atestiguar al cie- ral, tiene que abrazar la primera y dejar la segunda; es lo
lo y a la tierra su perfecta confianza en el Señor mediante que Dios nos pide; esto es hacer que reine en nosotros: aten-
este apartamiento de las criaturas y de sus propias comodi- der a sus asuntos más que a los nuestros, preferir la vida del
dades; para ello, abandonaron sus bienes, placeres, honores, alma a la del cuerpo, hermanos míos, la vida del alma a la
su vida y sus almas. ¿Para qué? Para que él fuera su dueño, del cuerpo. Mirad, se presenta la ocasión de que los enfer-
para que reinase absolutamente sobre ellos y dependiesen mos le den a Dios parte de sus enfermedades; tienen que
sólo de él en todas las cosas, en el tiempo y en la eternidad. hacerlo. Hermanos míos, es propio del reino de Dios preferir
¡Qué gran abandono! [Qué gran confianza! Pero el santo de el alma al cuerpo, el honor de Dios al del mundo. Bebamos
los santos, que les desbrozó el camino, ¿hasta dónde no llevó el cáliz, abracemos la confusión, con la confianza de que
la práctica de estas cosas que acabo de deciros? (He de abre- todo vendrá en provecho nuestro. En fin, hay que decidirse,
viar, que los minutos corren). Bien, el Hijo de Dios declara como el Apóstol, a escoger los tormentos, y la misma muerte
de sí mismo que no busca su gloria, sino la del Padre 15 . antes que separarse de la caridad de Dios 17 . Quizá se presen-
Todo lo que hace y lo que dice es para glorificarle, sin reser- te la ocasión de seguir a Jesucristo y sufrir la prisión, la
var para sí más que la desnudez, el sufrimiento y la ignomi- tortura, el fuego, el martirio; ¡benditas ocasiones, que nos
nia. Hermoso ejemplo, hermanos míos, por el que Jesucris- ofrecen el medio de hacer que reine soberanamente el Hijo de
to nos obliga mansamente a entrar en sus inclinaciones, Dios! Entreguémonos a él, hermanos míos, os lo pido por su
afectos, prácticas y consejos. El no buscó nunca su gloria. ¿Y santo nombre, para que nos conceda la gracia de preferir las
nosotros? ¿Queremos imitarle? ¿Queremos renunciar a toda penas y la muerte al peligro tremendo de perder su amor; tal
pretensión de honor? ¿Queremos buscar sólo el suyo, no debe ser nuestra decisión desde ahora. Sí, Dios mío, sí pa-
obrar más que para establecer su gloria en las almas, para dres, si se presenta la ocasión de perder el honor, los placeres
hacer que llegue su reino y que su voluntad se haga en la y la vida, para que Jesucristo sea conocido y servido, vivien-
tierra como en el cielo? Si así lo hacemos, lo tendremos do y reinando por doquier, hemos de estar dispuestos, por su
todo 16 . Me parece que son éstos unos motivos muy podero- misericordia. Hagámosle, pues, de antemano este ofreci-
sos para llevarnos a la práctica de esta santa máxima; pero miento, aunque la naturaleza sienta alguna repugnancia;
¿cuáles son los medios para ello? tengamos la confianza de que Dios nos dará fortaleza cuan-
do la necesitemos. "Os envío como corderos en medio de
Los medios son: l.Q, pedírselo incesantemente a Dios. So- lobos", decía nuestro Señor a los apóstoles 18 . El no quería
mos unos mendigos; portémonos ante Dios como tales; so- que pensasen en la respuesta que habrían de dar a los prín-
mos pobres y ruines, necesitamos de Dios para todo, sobre cipes y a los tiranos; "porque entonces —les decía— se os
todo para observar esta máxima que nos obliga a buscar a dirá lo que tenéis que decir". No dudéis, hermanos míos, de
Dios lo primero: esto sólo podemos hacerlo con su espíritu. que así ocurrirá con vosotros en ocasiones semejantes, cuan-
Pero no basta con pedírselo; hay que empezar a practicar do tengáis que hablar y sufrir como perfectos cristianos. De-
esta regla cuanto antes. ¿Qué hacer para ello? Practicar las jémosle obrar a él y no pensemos más que en su amorosa y
virtudes que esto supone: celo de su gloria, despego de las santa voluntad. ¡Quién nos diera el celo de Santa Teresa,
criaturas y confianza en el Creador; hacer actos interiores y que hizo voto de escoger siempre la gloria de su Señor, y no
exteriores, pensar con frecuencia en ello y, si caemos, volver sólo su gloria, sino su mayor gloria! Se presenta la ocasión
a levantarnos. de hacer una obra buena en su honor; pero se presenta luego
2.° En la misma regla se dice que todos preferirán las otra de mayor importancia: ella acudía a ésta y dejaba para
cosas espirituales a las temporales, el alma al cuerpo, Dios al luego la otra. Y se comprometió de palabra y en conciencia
mundo, y que finalmente escogerán la pobreza, la infamia, a obrar siempre de este modo. Esa era también la norma de
los tormentos y la misma muerte antes que verse separados
17
15
Jn 8,50; 7,18. Cf. Rom 8,35.
18
16
Mt 6,10. Mt 10,16.
480 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 481

San Ignacio: Ad maiorem Dei gloriam. Un gran prelado de suprema majestad de Dios y alcanzarnos las gracias necesa-
estos tiempos sigue esa misma práctica de animar sus accio- rias para vivir y morir bajo el reino glorioso de su Hijo eter-
nes y sus obras con esta intención de buscar siempre el ma- no. Amén.
yor bien: es el señor obispo de Cahors 19 , que tiende siempre Después de la oración, el padre Vicente dijo con muchos
a lo más perfecto; y lo consigue. sentimientos de humildad y de gratitud:
Si hay alguno entre nosotros que sienta este mismo de- Esperen un poco, por favor. Hemos hablado de la provi-
seo, enhorabuena, hermanos míos; abrid vuestros corazones dencia, hermanos míos, y del deseo que Dios tiene de que
a esta divina inspiración y seguid este noble movimiento, confiemos en él. Ha querido su bondad hacer que experi-
que siempre os llevará hacia arriba. Los demás que se arras- mentemos hace poco cómo es siempre fiel a sus promesas.
tran por debajo, como yo, miserable de mí, que se levanten. Le inspiró a una señora, que ha muerto recientemente (ayer
Entreguémonos a Dios para desear y para hacer que se ex- falleció), la idea de hacer un favor a esta pobre y ruin com-
tienda a nosotros el reino de Dios, que se extienda sobre el pañía y a otra casa distinta de la nuestra; ha dejado en testa-
estado eclesiástico y sobre todos los pueblos; al obrar de esta mento 18.000 libras, una cantidad importante, ¡18.000 li-
forma, practicaremos lo que nuestro Señor y nuestro celo bras! ¡Oh bondad de Dios, qué admirable eres! ¡Oh conducta
piden de nosotros por este artículo. admirable, qué digna de amor eres! ¡Oh providencia infini-
¡Salvador mío Jesucristo, que te santificaste para que ta, que velas por las necesidades de cada uno! El día que
fueran santificados ios hombres, que huíste de los reinos de teníamos que hablar de ti, tú te nos muestras de forma tan
la tierra, de sus riquezas y de su gloria y sólo pensaste en el clara; el mismo día que teníamos que excitarnos a descansar
reino de tu Padre en las almas: non quaero gloriam meam, en tus cuidados paternales en lo referente a las cosas tempo-
etcétera, sed honorífico Palrem meum!20 Si tú viviste así rales, para no pensar más que en las espirituales, ése mismo
para con un otro tú, ya que eres Dios en relación con tu día tú nos envías un muchacho para que nos dé el primer
Padre, ¿qué deberemos hacer nosotros para imitarte a ti, que aviso de esta limosna tan considerable. Cuando llegó ese
nos sacaste del polvo y nos llamaste a observar tus consejos y muchacho a la puerta, pidió hablar conmigo; le dijeron que
aspirar a la perfección? ¡Ay, Señor! Atráenos a ti, danos la no estaba yo en disposición para ello; él insistió y logró en-
gracia de entrar en la práctica de tu ejemplo y de nuestra trar en mi habitación, donde me presentó el extracto del tes-
regla, que nos lleva a buscar el reino de Dios y su justicia y a tamento de la difunta; es la señora marquesa de Vins, que ha
abandonarnos a él en todo lo demás; haz que tu Padre reine puesto los ojos en la casa más pobre y más útil de la compa-
en nosotros y reina tú mismo haciendo que nosotros reine- ñía: la de Marsella, a la que ha dejado esta suma, para po-
mos en ti por la fe, por la esperanza y por el amor, por la nerla en renta, con la condición de dar misiones en la dióce-
humildad, por la obediencia y por la unión con tu divina sis de Marsella y, de vez en cuando, en unas tierras que ella
majestad. Al hacer así, tenemos motivos de esperar que al- posee por allí. El párroco de San Nicolás de Chardonnet 22
gún día reinaremos en tu gloría, que nos has merecido con me ha pasado también aviso. ¿Cómo no admirar, padres,
tu preciosa sangre 21 . Esto es, hermanos míos, lo que hemos esta gracia de Dios que, al ver a esa pobre familia en peligro
de pedirle en la oración; y durante todo el día, desde que nos de sucumbir, la ha levantado y robustecido con esta ayuda
despertemos, decirse cada uno en su interior: "¿Qué hacer tan considerable? Se encuentra esa casa a medio camino en-
para que Dios reine como soberano en mi corazón? ¿Qué tre París y Roma, es un puerto de mar donde se toma el
hacer para extender por todo el mundo el conocimiento y el barco para Italia y para el Levante: por consiguiente, es muy
amor de Jesucristo? ¡Mi buen Jesús, enséñame a hacerlo y útil para la compañía. Cuidan allí de la salvación y del ali-
haz que así lo haga!" Cuando suene el reloj, renovemos esta vio de los pobres galeotes, sanos y enfermos, y llevan los
oración y la resolución de trabajar en ello, y sobre todo en la asuntos de los esclavos de Berbería, además de llevar a cabo
santa misa, establecida para reconocer de forma soberana la las demás cosas que se realizan en las otras casas.
19
Alano de Solminihac. Padres y hermanos míos, he aquí un gran motivo para
20 22
Jn 8,54. Hipólito Féret.
21
1 Pe 1,19. Cf. S.V.P. XII, 130-150; E.S. XI, 428-444.
182 Pll. Selección de escritos
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 483
humillarnos delante de Dios por el cuidado que pone en
mantenernos en esta fundación tan importante, y de una for- dentro de sus posibilidades, hacer que le resulte familiar,
ma tan eficaz, en la que no pensábamos. Es este un gran cumpliendo estas cuatro cosas:
motivo para reconocer con todas nuestras fuerzas el bien que 1.a Ejecutar debidamente las cosas que están mandadas,
le hace a esa pobre casa, donde nuestros hermanos trabajan huyendo cuidadosamente de las que están prohibidas, siem-
con tanto fruto y bendición. Le digo todo esto a la compañía pre que tal mandamiento o tal prohibición venga de parte
para que, por una parte, dé gracias a Dios por las que su de Dios, o de la Iglesia, o de nuestros superiores, o de nues-
divina bondad ha hecho a esa buena señora, que era muy tras reglas y constituciones.
piadosa, así como también por el favor que su infinita mise- 2.a Entre las cosas indiferentes que haya que hacer, es-
ricordia nos ha hecho por su medio; y por otra parte, que coger las que repugnan a nuestra naturaleza antes que las
pida a nuestro Señor que sea él mismo la recompensa eterna que la satisfacen, a no ser que sean necesarias estas últimas;
de su alma y le aplique el mérito de los bienes que habrán pues entonces hay que preferirlas a las demás, aunque consi-
de hacerse en virtud de esa limosna. Les ruego a todos los derándolas, no por lo que deleitan a los sentidos, sino en
sacerdotes que celebren mañana por esta intención, si no tie- cuanto que son más agradables a Dios. Y si se presentan
nen otra obligación. Me había olvidado de deciros esto, aun- para hacer al mismo tiempo varias cosas indiferentes por su
que me lo había propuesto. Nada más. naturaleza, igualmente agradables o desagradables, entonces
convendrá aceptar indiferentemente lo que se quiera, como
viniendo de la divina providencia.
3.a Y por lo que se refiere a las cosas que nos vienen sin
4. CONFERENCIA DEL 7 DE MARZO DE I 659
esperarlas, como son las aflicciones o los consuelos, tanto
SOBRE LA CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD corporales como espirituales, recibirlas todas con igualdad
DE DIOS de ánimo, como salidas de la mano paternal de nuestro Se-
ñor.
(Reglas comunes, cap.2 art.3) 4.a Hacer todas estas cosas por el motivo de ser ésta la
voluntad de Dios, y para imitar en ello, en cuanto nos sea
Inspirándose en la "Regla de perfección" del capu- posible, a nuestro señor Jesucristo, que siempre hizo estas
chino Benito de Canfield (París, Chastellain, 1609), el mismas cosas, y por el mismo fin, tal como nos lo asegura él
padre Vicente demuestra cómo la conformidad con la mismo, cuando dice: "Yo hago siempre las cosas que son
voluntad de Dios contiene todas las demás virtudes. La según la voluntad de mi Padre".
conformidad activa consiste: 1.a, en hacer lo que está Pues bien, al leer esto, he advertido que se ha deslizado
mandado; 2.a, en huir de lo que está prohibido; 3.a, en una falta del impresor, en la que no nos habíamos fijado; es
realizar, entre varios proyectos indiferentes, el que nos donde se dice: Si se presentan para hacer al mismo tiempo
mortifica; 4.a, en seguir las inspiraciones con gran pru- varias cosas indiferentes por su naturaleza, igualmente agra-
dencia; 5.a, en ejecutar lo que es razonable. Medios: dables o desagradables; tiene que decir: Si se presentan para
rezar y mortificarse. hacer al mismo tiempo varias cosas indiferentes por su natu-
raleza, que no son ni agradables ni desagradables, entonces
Hermanos míos, estamos en la explicación del segundo conviene aceptar indiferentemente lo que se quiera.
capítulo de nuestras reglas, que se refiere a las máximas Así, pues, la regla dice que lo que nos ayuda a conseguir
evangélicas. Hace poco hablamos de ésta: "Buscad primero la perfección de cristianos y de misioneros es este ejercicio de
el reino de Dios y su justicia", contenida en el segundo ar- la voluntad de Dios. Hay que advertir que hay diversos ejer-
tículo de dicho capítulo. cicios propuestos por los maestros de la vida espiritual, y
Pasamos ahora al tercer artículo, que dice: que ellos practicaron de diversas maneras. Algunos se han
Y como la santa práctica de hacer siempre y en todas las propuesto la indiferencia en todo, y han creído que la per-
cosas la voluntad de Dios es un medio seguro para poder fección consistía en no desear nada ni rechazar nada de lo
adquirir pronto la perfección cristiana, cada uno procurará, que Dios nos envía. En todas las ocasiones se elevaban a
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 485
484 P.ll. Selección de escritos

Dios y se hacían indiferentes ante unas cosas o ante otras. que procede de allí, las acciones que provienen del viejo
Esta indiferencia es un santo ejercicio. ¡Qué ejercicio tan Adán, no son agradables a Dios, ya que son obras de la natu-
santo querer lo que Dios quiere en general y nada en par- raleza que no tienen ninguna relación con Dios, porque no
ticular! están dirigidas a él.
2.Q Otros se han propuesto obrar con pureza de inten- Si hay algunos doctores que creen que lo que no se hace
ción, ver a Dios en todo lo que ocurre, para hacerlo y sufrir- por Dios es pecado, ¿por qué no vamos a creer nosotros que,
lo todo por él. Esto es muy sutil. En resumen, el ejercicio de aunque no sea pecado, al menos carece de valor ante él?
hacer siempre la voluntad de Dios es más excelente que todo Pues bien, para hacer que nuestras acciones y omisiones
esto, ya que comprende la indiferencia y la pureza de inten- sean buenas, que cuanto hagamos y cuanto dejemos de hacer
ción y todas las demás maneras practicadas y aconsejadas; y tenga las condiciones requeridas para agradar a Dios, la re-
si hay algún otro ejercicio que lleve a la perfección, se en- gla nos enseña el medio para ello cuando nos ordena hacer
contrará eminentemente en éste. ¿Hay alguien más indife- siempre y en todas las cosas la voluntad de Dios, y nos dice
rente que el que cumple la voluntad de Dios en cada cosa, que procuremos, dentro de nuestras posibilidades, hacer que
que no se busca a sí mismo en ninguna de ellas, y que no esta práctica nos sea familiar. Si tenemos suficiente gracia de
quiere, incluso las que podría querer, más que porque Dios Dios y bastante confianza en su bondad, ya que él siempre
también las quiere? ¿Hay alguien más libre y más dispuesto nos la da en abundancia, ¿no vamos a entregarnos a él desde
a cumplir la voluntad divina? ¿Y la pureza de intención? ahora para darle gusto y para obrar desde ahora en él y por
¿Cómo practicarla mejor que con la práctica de la voluntad él? Deus virtutum: él es el Dios de las virtudes. ¡Que se prac-
de Dios? ¿Hay alguien que tenga una pureza más perfecta tiquen, pues, estas virtudes! ¡Qué se haga todo por Dios! Si
que el que quiere y hace todo lo que Dios quiere y de la hubiera algunos en la compañía que fuesen fieles en esto, si
manera como lo quiere? Que se comparen todos estos ejerci- fuera grande su número, si todos fuéramos de este feliz nú-
cios y se verá que Dios es más glorificado en la práctica de mero, ¡oh Salvador!, ¡qué bendición! ¡Oh Dios mío!, ¡qué
su voluntad que en todo lo demás, y que no hay nadie que agradable te sería la Misión! T ú lo sabes, bondad divina, y
le honre más que el que se entrega de forma especial a esta nosotros sabemos, hermanos míos, que nuestras obras no
santa práctica. Es éste un motivo para que nos entreguemos tienen ningún valor si no son vivas y no están animadas
firmemente a Dios para observar esta regla. por la intención de Dios. Es éste el consejo del Evangelio,
Y he aquí un segundo motivo: es cierto que las obras que nos lleva a hacerlo todo por darle gusto. Hemos de ala-
hechas de forma humana y mezquina, sin darles un fin no- bar mucho a su majestad infinita por la gracia que ha con-
ble, como es el de cumplir la voluntad de Dios, son obras cedido a la compañía de emprender esta práctica tan santa y
muertas. Asistir al oficio divino, meditar, predicar y trabajar tan santificadora. Sí, desde el principio hemos deseado todos
sin dirección, todas estas obras, ¿no son, acaso, sólo acciones entrar por el camino de la perfección, que consiste en honrar
inanimadas? Es una moneda que no vale, porque no está a nuestro Señor en todas nuestras obras; y si no lo hemos
acuñada con sello del príncipe, ya que Dios mira las obras hecho con toda la perfección conveniente, no hay por qué
sólo si se ve en ellas y se las dedicamos. preguntar la causa de ello, ya que la culpa la tiene este mise-
Nuestro padre Adán era un árbol fecundo en el paraíso rable, que no he dado el debido ejemplo.
terrenal l , que daba naturalmente frutos agradables a los ojos
de su Señor; pero cuando el diablo le hizo cometer aquel Nuestro Señor es nuestro tercer motivo. Su norma era
pecado, se desvió su voluntad y, al separarse de la de Dios, cumplir la voluntad de su Padre en todo, y dice que para
fue incapaz por sí mismo de producir nada que pudiera ello bajó a la tierra, no para hacer su voluntad, sino la del
agradar a Dios; y nosotros, todos los que hemos salido de Padre 2 . ¡Oh Salvador! ¡Qué bondad! ¡Cuánto brillo y es-
aquel tronco viciado, nos encontramos humanamente ha- plendor das al ejercicio de tus virtudes! Tú eres el rey de la
blando en esta misma imposibilidad, de forma que todo lo gloria, pero vienes a este mundo con la única finalidad de
cumplir la voluntad del que te ha enviado. Ya sabéis, her-
4. Conferencia. Manuscrit des Conferencies,
i Cf. Rom 11,17. manos míos, cómo anidaba este afecto sagrado en el corazón
2
Cf. Jn 6,38.
486 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 487

de nuestro Señor. Cibus meus est, decía, ut faciam volunta- ¿•Qué hacer, pues, para no perder nuestro tiempo y nues-
tem eius qui misit me3: lo que me alimenta, me deleita y me tras fatigas? No obrar nunca siguiendo el movimiento de
robustece es hacer la voluntad de mi Padre. nuestro propio interés o fantasía, sino acostumbrarnos a ha-
Si esto es así, hermanos míos, ¿no hemos de considerarnos cer la voluntad de Dios en todo, fijaos bien, en todo, y no en
dichosos de haber entrado en una compañía que profesa de parte. Es la gracia santificante la que hace que una acción y
manera especial practicar lo que practicó el Hijo de Dios? una persona sean agradables a Dios. ¡Qué consuelo pensar
¿No hemos de elevarnos muchas veces a él para conocer la que, cuando guardo mis reglas, cuando cumplo con mis
altura, la profundidad, la anchura de este ejercicio, que llega obligaciones, cuando obedezco a mis superiores y me elevo a
hasta Dios, que nos llena de Dios, que comprende todas las Dios para sufrir todas estas cosas, es cuando me hago ince-
cosas buenas y nos aparta de las malas? Cibus meus est ut santemente agradable a Dios! Por tanto, es la gracia santifi-
faciam voluntatem eius qui misit me. ¡Salvador mío, ésta es cante la que hemos de pedir, poseer y poner en práctica; si
tu práctica! San Juan seguía la de la penitencia; estaba lleno no, todo está perdido.
del deseo de hacerla y de aconsejarla a los demás; por eso "Muchos me dirán —decía Jesucristo, como recordába-
vino al mundo. Y tú, cordero de Dios, que quitas los peca- mos el otro día—: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado,
dos del mundo 4 , tú viniste lleno del anhelo de cumplir y de echado los demonios y hecho muchos milagros en tu nom-
inculcarnos la voluntad de tu Padre. Elias sentía un ardor y bre?" —"Nunca os he conocido —les responderá—, apartaos,
un celo admirable por la gloria de su Dios 5 ; le quemaba y le los que obráis inicuamente". —"Pero, Señor, ¿llamas obras
inflamaba todo para imprimir su respeto y su temor en el inicuas a las profecías y milagros que hemos hecho en tu
corazón de los hombres; y tú, Salvador mío, estabas animado nombre?" —"Apartaos de mí, malditos, no os conozco".
de ese deseo inmenso e incomparable de que todas las criatu- —"¿Quiénes serán entonces los que entren en el reino de los
ras hiciesen la voluntad de Dios; por eso pusiste en la ora- cielos?" —"Los que hagan la voluntad de mi Padre, que está
ción dominical: Fiat voluntas tua. Esa fue la oración que en los cielos" 6 . Por consiguiente, nunca le dirá nuestro Se-
enseñaste a tus discípulos; es lo que quisiste que todos los ñor a una persona que se haya esforzado en seguir siempre
hombres pidieran e hiciesen. ¿Qué? La voluntad del padre su voluntad: "No te conozco". Al contrario, a ése es al que
Eterno. ¿Dónde? En la tierra como en el cielo. ¿-Cómo? Como hará entrar en su gloria. ¡Oh Salvador! Concédenos la gracia
la hacen los ángeles y los santos: con prontitud, en todo, de de llenarnos de este deseo, para que no produzcamos ningún
forma constante, amorosamente. Estoy seguro de que no hay fruto silvestre, sino que todas nuestras obras se hagan por ti
aquí ningún sacerdote que haya dicho la misa, y ninguna y para ti, para ser agradables a los ojos de tu Padre; haznos
persona que haya hecho otras acciones que sean en sí mis- entrar, por favor, en esta fidelidad y actuar siempre según tu
mas santas, más que para honrar la majestad de Dios; sin voluntad.
embargo, puede ser que Dios haya rechazado nuestras obla-
ciones por haber hecho en estos días nuestra propia volun- Entreguémonos a Dios, hermanos míos, para estar aten-
tad. ¿No es eso lo que declaró el profeta cuando dijo de parte tos y permanecer firmes en esto; pues, en ese caso, ¡cuántos
de Dios: "No quiero vuestros ayunos; creéis que me honráis, motivos tendremos para alabar a Dios! ¡Con qué ojos mirará
pero hacéis todo lo contrario, ya que, cuando ayunáis, hacéis él a la compañía en general y a cada uno en particular! Irt
vuestra propia voluntad, y así estropeáis el ayuno". Lo mis- nomine Domini. Y éstos son los motivos que nos obligan a
mo puede decirse de todas las obras: hacer vuestra voluntad hacernos familiar la práctica de cumplir la voluntad de Dios
es estropear vuestras devociones, vuestros trabajos, vuestras en todas las cosas y a decidirnos a seguir esta máxima de
penitencias, etc. Hace veinte años que no leo nunca esta nuestro Señor: Cibus meus est ut faciam voluntatem eius
epístola, sacada del capítulo 58 de Isaías, sin sentir una gran qui misit me1. Veamos ahora en qué consiste.
emoción, aunque no por ello me vuelvo mejor. Estoy convencido de que hay que practicarla, pero
¿cómo? —Hay que saber que todas las obras que se hacen o
s
Jn 6,34. que se dejan de hacer, están mandadas, o prohibidas, o son
1 6
Cf. Jn 1,29. Mt 7,21-23.
7
•" Cf. 1 Re 19,10-14. Jn 4,34.
488 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 489

indiferentes; y que las indiferentes son tales porque no están que está prohibido, no sólo por Dios, por su Iglesia, por
ni mandadas ni prohibidas. Así es como podemos conocer la nuestras reglas y superiores espirituales y eclesiásticos, sino
voluntad de Dios. Todo lo que el hombre hace, repito, son también por el rey, los gobernadores, magistrados, oficiales
obras mandadas, o prohibidas, o que no son ni lo uno ni lo y jefes de policía, puestos por Dios para las cosas tempora-
otro. En cuanto a las obras mandadas o prohibidas, Dios les 9 ; obedecerles es cumplir la voluntad de Dios, ya que Dios
quiere que hagamos aquéllas y que no hagamos éstas. Esto así lo quiere.
está mandado: tengo que hacerlo; aquello está prohibido: 2.Q Haciendo, en las cosas indiferentes, las que más
tengo que dejarlo. Tenemos que hacer siempre las cosas que contribuyan a mortificar al hombre viejo. Y en tercer lugar,
están mandadas por Dios, directa o indirectamente, por sí haciendo por Dios las que ni nos gustan ni disgustan, ni al
mismo o por la Iglesia. Todo lo que nos manda, tenemos cuerpo ni al espíritu, y hasta las cosas naturales, aunque las
que ejecutarlo; todo lo que la Iglesia ordena, hay que hacer- apetezca la parte inferior, siempre que la necesidad nos obli-
lo; ella es su esposa y él es el padre de familia, que quiere gue a ellas.
que los hijos obedezcan a su madre como a él mismo. Cum- Existe una cuarta manera de conocer la voluntad de
pliremos la voluntad de Dios si, dirigiéndole la acción que Dios, que son las inspiraciones; pues muchas veces Dios ilu-
se nos manda, le decimos o proponemos: "Quiero hacer esto mina el entendimiento y mueve el corazón para inspirar su
para ser agradable a Dios", o: "No quiero hacer eso que está voluntad; pero se necesita el granito de sal, para que no nos
prohibido, por complacerle". Si obramos de ese modo, cum- engañemos. Entre esa muchedumbre de pensamientos y de
pliremos infaliblemente la voluntad de Dios. ¿Cómo cumple sentimientos que se nos echan encima, hay algunos aparen-
un niño la voluntad de su padre, y un subdito la voluntad temente buenos, pero que no provienen de Dios ni son se-
del rey? Haciendo lo que le ordenan y evitando lo que le gún su voluntad; por tanto, hay que examinarlos bien, recu-
prohiben; el niño lo hace para honrar a su padre, y el subdi- rrir al mismo Dios, preguntarle cómo puede hacerse eso,
to, para obedecer a su rey; los dos cumplen su voluntad res-, considerar los motivos, el fin y los medios, para ver si todo
pectiva acatando sus palabras y sus órdenes. También voso- está sazonado según su gusto, consultar a los hombres pru-
tros, hermanos míos, haréis la voluntad de Dios cuando, dentes y aconsejarse de los que tienen cuidado de nosotros,
haciendo lo que manda o no haciendo lo que prohibe, ten- que son los depositarios de los tesoros de la sabiduría de
gáis intención de honrar a este padre admirable y de obede- Dios; si hacemos como ellos nos indican, cumpliremos la
cer amorosamente a este rey de amor. Pero, para insistir más voluntad de Dios.
en esta práctica conviene decir: "Dios mío, hago esto o dejo
La quinta manera de conocerla y cumplirla es considerar
de hacer aquello porque ésa es tu voluntad". He aquí el
y hacer las cosas que sean razonables. Se presenta una que
alma de la cosa.
no está ni ordenada ni prohibida; pero es conforme a la ra-
He dicho que la Iglesia también manda y que hemos de zón y, por consiguiente, es según la voluntad de Dios, que
obedecerla como a esposa de Jesucristo, ya que, en calidad nunca es contrario a la razón; debemos hacerla incluso se-
de tal, tiene derecho a dar leyes y a obligar a los fieles; sí, la gún la intención de la Iglesia, que nos manda pedirle a Dios
Iglesia obliga a la observancia de lo que está ordenado por esta gracia en aquella oración: Praesta, quaesumus, omnipo-
los concilios y los papas y obispos. Al obrar de esta forma, tens Deus, ut, semper rationabilia meditantes, quae tibi sunt
parece como si no tuviéramos ningún mérito, pero, sin em- placita et dictis exsequamur et factis10: te suplicamos, Dios
bargo, podemos hacer que estas obras sean buenas ofrecién- todopoderoso que, meditando siempre las cosas razonables,
doselas a Dios, incluso las acciones naturales, como el co- hagamos en nuestras acciones y conversaciones las cosas que
mer, el dormir y todo lo demás, haciéndolas en nombre de te agradan. De modo que, según esta oración, hacer una cosa
nuestro Señor, como dice el Apóstol 8 . que parezca razonable es cumplir la voluntad de Dios. Esto
Así, pues, de todas estas formas cumplimos la voluntad se debe entender siempre con ese grano de sal de la pruden-
de Dios: 1.°, haciendo lo que está mandado y no haciendo lo cia cristiana y con el consejo de los que nos dirigen, ya que
9
8
Cf. 1 Pe 2,13-14.
1 Cor 10,31. 10
Colecta del séptimo domingo del tiempo ordinario.
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 491
490 P.II. Selección de escritos
tuya que me prepare a predicar, a decir la santa misa, a ha-
pudiera ser que una cosa fuera razonable por su naturaleza, cer esta obra; que esté cansado, tentado, afligido; que esté
pero no en las presentes circunstancias de lugar, de tiempo o perturbado o en paz, triste o alegre; así lo quiero yo tam-
de forma; en ese caso, no habría que hacerla. bién, Señor, y lo quiero porque es tu voluntad". Indique-
Hay que advertir que cumplir la voluntad de Dios activa- mos ahora algunos medios para que nos resulte más fácil
mente es cumplirla de todas las maneras que hemos dicho.
esta santa práctica.
También puede cumplirse pasivamente, aceptando que Dios
haga su voluntad en nosotros, como en las cosas imprevistas El primer medio para ello es el que nos enseña la oración
que nos ocurren sin que pensemos en ellas. He aquí que nos dominical: Fiat voluntas tua sicut in cáelo et in terraH; si
llega un motivo de consuelo: nos llegan noticias —a cual- nuestro Señor ha puesto estas palabras en la oración de cada
quiera, a mí, por ejemplo— de la conversión importante de día, es porque quiere que todos los días le pidamos la gracia
una persona distinguida, o de todo un país, o de que Dios es de cumplir su voluntad en la tierra lo mismo que se cumple
bien servido por las personas que amamos, o de que se han en el cielo, incesante y perfectamente, con una conformidad
hecho las paces entre dos familias o entre dos provincias di- sencilla e invariable con la voluntad de nuestro Señor. Así,
vididas, cuya división era un escándalo para la Iglesia; hay pues, pidámosle con frecuencia que nos haga conformes con
que recibir todo esto como de la mano de Dios y alegrarse todo lo que él quiera y ordene de nosotros; y éste será un
espiritual mente por ello, como hizo nuestro Señor cuando le buen medio para obtener la gracia de practicar este santo
dio gracias al Padre por haber revelado sus secretos a los ejercicio.
sencillos 11 . Por el contrario, a veces surge un motivo de El segundo medio es acostumbrarnos, no sólo a esta ora-
pena, una enfermedad, una pérdida, una calumnia, etc.: ción, sino a la práctica de lo que dice, empezando desde ma-
hay que recibirla también como venida de Dios, que desea ñana mismo, desde ahora; por ejemplo, ofreciéndole a Dios
probarnos de esta manera, sabiendo que es él el que nos vuestra paciencia de tener que escuchar a este pobre hombre
manda estas aflicciones: non est malum in civitate quod non que os habla, y decirle: "Señor, yo quiero escuchar y hacer
fecerit Dominus12. Nuestro Señor, al meditar en el huerto de todo lo que se me indique de parte tuya, para glorificarte".
los olivos en los tormentos que tendría que sufrir, los mira- Fijaos, hermanos míos, resulta importante excitar así la vo-
ba como queridos por su Padre; nosotros hemos de decir luntad y habituarse a renovar con frecuencia nuestra inten-
como él: "Que no se haga, Señor, mi voluntad, sino la
ción, sobre todo cuando nos levantamos por la mañana:
tuya" 13 . De forma que, conociendo la voluntad de Dios por
esos acontecimientos repentinos de una desgracia o de un "Dios mío, me levanto para servirte; voy a la oración para
consuelo, podemos practicar su voluntad pasiva, aceptán- darte gusto; oiré o diré la misa para honrarte; trabajaré por-
dolos como venidos de Dios, que es el único que puede dar que tú así lo quieres". En fin, hay que procurar elevarnos
la vida y la muerte Así, pues, la voluntad de Dios es activa y hasta él en las acciones principales, para consagrárselas por
pasiva: es activa cuando la cumplimos por la observancia de entero y para hacerlas según su voluntad.
sus preceptos y por la práctica de las cosas que le son agra- Pero, padre, es que no me acuerdo; paso horas, ratos lar-
dables, y es pasiva cuando dejamos que la cumpla él mismo gos y jornadas enteras sin pensar en Dios, o sin acordarme
en nosotros sin nosotros. No quedan las cosas claras, pero el de ofrecerle lo que hago. Si entre nosotros hay alguno de
tiempo es demasiado corto para poder explicarme mejor. Se esos, tiene que humillarse mucho, afligirse por la pérdida
darán algunas conferencias sobre este tema y entonces se del mérito de esas acciones, o al menos por no haberle dado
verá con mayor claridad lo que es la voluntad de Dios y a Dios todo el gusto que habría recibido si se las hubiera
cómo hay que practicarla de todas las maneras. Desearía, ofrecido; y que, para suplir este defecto, al comenzar la jor-
entretanto, que os acostumbraseis a ofrecer a Dios todo lo nada, cada uno le haga un ofrecimiento general de todas las
que hagáis o sufráis, diciéndole: "Dios mío, es voluntad obras del día; además conviene repetir esta ofrenda una o
11 Cf. Mt 11,25.
dos veces por la mañana, y otras tantas después de comer,
12 A m 3,6. diciéndole: "Dios mío, acepta los movimientos de mi corá-
1S
Le 22,42.
is Mt 6,10.
492 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 493

zón y de mi cuerpo; atráelos hacia ti, ya que te los ofrezco luntad y llevar a cabo su obra". Tu gusto, Salvador del
juntamente con mis reglas, mis trabajos y sufrimientos". Y mundo, tu ambrosía y tu néctar es cumplir la voluntad de tu
cuanto más hagamos esto, hermanos míos, más facilidad y Padre. Nosotros somos tus hijos, que nos ponernos en tus
provecho lograremos. Hacerlo cuatro veces al día, por lo me- brazos para seguir tu ejemplo; concédenos esta gracia. Como
nos. Por este medio adquiriremos nuevos títulos de amor, y no podemos hacerlo por nosotros mismos, te lo pedimos a
el amor nos hará perseverar y crecer en esta santa práctica. ti, lo esperamos alcanzar de ti, pero con toda confianza y con
Se necesita, pues, la práctica, hermanos míos: practicar lo un gran deseo de seguirte. Señor, si quieres darle este espíri-
que acabo de deciros para practicar la voluntad de Dios. tu a la compañía, ella trabajará por hacerse cada vez más
También es necesaria la mortificación, ya que, para qui- agradable a tus ojos, y tú la llenarás de ardor para que sea
tarle a nuestro gusto lo que le ofrecemos a Dios, hay mucho semejante a ti; y este anhelo la hace ya vivir de tu vida, de
que luchar, y esta virtud es la que nos permitirá vencer; por modo que cada uno puede decir como San Pablo: Vivo ego,
ella renunciamos a las comodidades y satisfacciones de la iam non ego, vivit vero in me Christus11. ¡Bendita compa-
vida; ella nos lleva a hacer lo que le repugna a la naturaleza ñía! ¡Bienaventurados todos nosotros! Si tendemos a ellos, lo
y lo que Dios pide. Por eso hemos de esforzarnos en esta alcanzaremos infaliblemente. ¡Qué dicha poder comprobar
virtud, acostumbrarnos a la mortificación interna y externa en nosotros estas palabras: Vivo ego, iam non ego, vivit vero
en todas las cosas que agradan a la naturaleza. Este es el in me Christus! Pues ya no vivimos una vida humana, sino
tercer medio que tenemos para hacer que nos sea familiar una vida divina, y viviremos esa vida, hermanos míos, si
esta práctica de cumplir incesantemente la voluntad de nuestros corazones están llenos y nuestras acciones van
Dios. Poco a poco se irá habituando a ella nuestro espíritu; acompañadas de esa intención de cumplir la voluntad de
pasará a ser una costumbre en nosotros o, mejor dicho, una Dios. Pues bien, si algunos pueden decir que así lo han he-
gracia de Dios, de modo que, como muchos, con actos reite- cho, como es verdad, otros pueden decir, como yo: "¡Qué
rados, se habitúan a ella, al final nos sentiremos todos nos- desgraciado soy al ver cómo mis hermanos viven la vida de
otros animados y dispuestos a hacerlo. |Ay, cuántos son los Jesucristo y son agradables a los ojos de su Padre Eterno,
que nunca pierden a Dios de vista! Vemos a algunos de nos- mientras que yo vivo una vida sensual y animal y merezco
otros que caminan y obra siempre en su presencia. ¡Cuántos ser arrojado lejos de su trato, como objeto de disgusto para
hay también en el mundo que así lo hacen! Hace poco esta- Dios!" Quiera su bondad que este sentimiento penetre tan
ba con una persona que se hacía cargo de conciencia de ha- hondo en nuestra alma que, avergonzados de nuestra cobar-
berse distraído tres veces en un día del pensamiento de Dios. día, redoblemos el paso para alcanzar a los más adelantados
Esos serán nuestros jueces y nos condenarán algún día, de- en el camino de la perfección. ¡Que Dios nos conceda esta
lante de la divina majestad, por el olvido en que tenemos a gracia!
Dios, a pesar de que no tenemos otra cosa que hacer más
que amarle y demostrarle nuestro amor en nuestras intencio-
5. CONFERENCIA DEL 22 DE AGOSTO DE 1659
nes y nuestros servicios.
Hermanos míos, pidámosle a nuestro Señor que nos dé SOBRE LAS CINCO VIRTUDES FUNDAMENTALES
la gracia de decir como él: Cibus meus est ut jaciam volunta- (Reglas comunes, cap.2 art.14)
tem eius qui misit mexh. Padres y hermanos míos, entregué-
monos totalmente a Dios desde ahora, y mañana en la ora- Motivos para observar las máximas evangélicas. Má-
ción, para que siempre y en todas partes sintamos hambre y ximas propias de la vocación del misionero: sencillez,
sed de esta justicia 16 . Pensemos en ello; aclaremos sobre todo humildad, mansedumbre, mortificación y celo. Medios
lo que os he dicho de una forma tan confusa y desordenada; de practicarlas.
incendiemos nuestra voluntad diciendo y cumpliendo estas Aunque hemos de hacer todo lo posible por guardar to-
divinas palabras de Jesucristo: "Mi comida es hacer su vo- das estas máximas evangélicas, por ser tan santas y útiles,
15
Jn 4,34. " Gal 2,20.
16
Cf. Mt 5,6. Cf. S.V.P. XII, 150-165; E.S. XI, 445-457.
494 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 495

hay algunas de ellas que son para nosotros más apropiadas sacan de la santidad y de la utilidad de las reglas y máximas
que las demás, o sea las que recomiendan especialmente la evangélicas. Que son santas, lo deduzco: primero, de que las
sencillez, la humildad, la mansedumbre, la mortificación y practicó el mismo santo de los santos; en segundo lugar, esto
el celo de las almas; por eso, la congregación se aplicará a se sigue de la naturaleza de la santidad. El que son muy
ellas de un modo más especial, de forma que esas cinco vir- útiles es evidente.
tudes sean como las facultades del alma de toda la congrega- Por tanto, los motivos se deben derivar de la santidad, de
ción y las acciones de cada uno de nosotros se vean siempre la naturaleza y de la utilidad de estas máximas. Vamos a
animadas por ellas. verlo. ¿Qué es la santidad? Es el desplazamiento y la separa-
He aquí, mis queridísimos hermanos, el tema de nuestra ción de las cosas de la tierra y al mismo tiempo el amor a
conferencia. Cubrios, por favor; yo me quedaré descubierto Dios y la unión con su divina voluntad. En esto me parece a
por comodidad. mí que consiste la santidad. ¿Y qué es lo que nos aparta de
Dividiremos el tema, según nuestro método, en tres pun- la tierra y nos une al cielo tanto como las máximas evangéli-
tos, que son los que de ordinario se encuentran en nuestras cas? Todas ellas pretenden separarnos de los bienes, placeres,
predicaciones. En el primero veremos los motivos y las razo- honores, sensualidades y propias satisfacciones; todas tienden
nes que tenemos de entregarnos a Dios para renovar en nos- a ello; ése es su fin. Por eso, decir que una persona se mantie-
otros el afecto a la práctica de las máximas evangélicas, se- ne en la observancia de las máximas evangélicas es decir que
gún lo que se os dijo cuando se os habló de ellas, hace algún está en la santidad; decir que una persona las practica es decir
tiempo. En el segundo punto haremos ver cuáles son las re- que tiene la santidad, porque la santidad, como acabamos de
glas y las máximas más importantes y más propias de nues- decir, consiste en el rompimiento del afecto a las cosas terre-
tra salvación; y en el tercero hablaremos de los medios. nas y en la unión con Dios; de forma que es inconcebible que
Todo para la mayor gloria de Dios y santificación de nues- una persona observe las máximas evangélicas y no se vea
tras almas. despegada de la tierra y unida al cielo.
El primer motivo o la primera razón que tenemos, mis El segundo motivo, que es la utilidad, se saca de la prác-
queridísimos hermanos, de entregarnos a Dios para observar tica de las máximas evangélicas. Las personas que las practi-
las máximas evangélicas es por causa de su autor, nuestro can, ¿qué es lo que hacen? Se apartan de tres poderosos
Señor Jesucristo, que vino del cielo a la tierra para anunciar enemigos: la pasión de tener bienes, de tener placeres y de
la voluntad de Dios, su Padre, y enseñar a los hombres lo tener libertad 1 . Ese es, hermanos míos, el espíritu del mundo,
que había que hacer para agradarle más, esto es, aconsejarles que hoy reina con tanto imperio que puede decirse que totus
las máximas evangélicas. Ha sido, pues, el Hijo de Dios, mundus in hoc positus2: que todo el afán de los hombres del
bajado del cielo para llevarnos a su Padre e informarnos de siglo consiste en poseer bienes y placeres y en hacer su pro-
lo que pide de nosotros para agradarle más, el que nos ha pia voluntad. Eso es lo que se busca, tras eso corren. Se ima-
anunciado estas máximas. Veis, por tanto, que él es su ginan que la felicidad de este mundo está en amontonar ri-
autor. Y ésta es la primera razón. quezas, en gozar y en vivir a su antojo. Pero, ¡ay!, ¿quién no
La segunda es que él las ha observado; se presentó como ve todo lo contrario y quién ignora que el que se deja gober-
tal a los ojos del cielo y de la tierra y todos los que tuvieron nar por sus pasiones se convierte en esclavo de las mismas?
la dicha de tratar con él durante su vida mortal vieron que El que sirve al pecado, dice la Escritura 3 , es esclavo del peca-
observó siempre las máximas evangélicas. Esa fue su finali- do: a quo quis superatus est, huius et servus est; y quien es
dad, su gloria y su honor; de ahí hemos de deducir que, esclavo del pecado es esclavo del demonio. Una persona que
como nuestra intención no debe ser otra más que la de se- se queda ahí, esto es, que no logra hacerse dueño de sus
guir a nuestro Señor y conformarnos enteramente a él, sólo pasiones, puede y debe creerse hija del diablo. Por el contra-
esto es capaz de llevarnos a la práctica de los consejos evan-
gélicos. 5. Conferencia. Manuscrit des conférences.
1
1 Jn 2,16.
La tercera razón es que la criatura... Me he equivocado 2
1 Jn 5,19.
en lo que acabo de deciros; debía decir que los motivos se 3
2 Pe 2,19.
496 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 197

rio, los que se alejan del afecto a los bienes de la tierra, del nuestra vida se emplea en ejercer actos de caridad para con
ansia de placeres y de su propia voluntad, se convierten en Dios o para con el prójimo. Y en ambos casos hemos de
hijos de Dios y gozan de una perfecta libertad, porque la proceder sencillamente, de forma que, si se trata de cosas
libertad sólo se encuentra en el amor de Dios. Esas personas, que hemos de hacer, que se refieran a Dios y dependen de
hermanos míos, son libres, carecen de leyes, vuelan libres nosotros, hay que huir de los artificios, ya que Dios se com-
por doquier, sin poder detenerse, sin ser nunca esclavas del place y comunica sus gracias solamente a las almas senci-
demonio ni de sus placeres. ¡Bendita libertad la de los hijos llas 5 . Y si miramos a nuestro prójimo, cómo hemos de asis-
de Dios! tirle corporal y espiritualmente, hemos de evitar parecer
¿Hay alguna cosa tan útil como la libertad? Dice el re- cautelosos, taimados, astutos, y sobre todo no decir nunca
frán que hay que comprar la libertad a precio de oro y plata, una palabra de dos sentidos. ¡Qué lejos ha de estar todo eso
que hay que perderlo todo por poseerla. Pues bien, herma- de un misionero!
nos míos, la libertad se encuentra ampliamente en la prácti- Dios ha querido, por lo visto, que en estos tiempos hu-
ca de los consejos evangélicos. Estas máximas se reducen a biese una compañía que tuviese esta virtud, ya que el mun-
tres puntos: amor a la pobreza, mortificación de los placeres do está empapado de doblez. Es difícil ver hoy a un hombre
y sumisión a la voluntad de Dios. Y ellas son las que le dan que hable como piensa; el mundo está tan corrompido que
la libertad cristiana a una persona. Hace algún tiempo erais no se ve más que artificio y disimulo por todas partes; esto
esclavos de las pasiones 4 : el apego a las riquezas, a los place- ocurre incluso —¿me atreveré a decirlo?— entre las rejas de
res y a vuestra propia voluntad os tenía esclavizados; ahora los conventos. Pues bien, si hay una comunidad que ha de
estáis ya libres gracias a estas máximas; ni el mundo con sus hacer profesión de sencillez, es la nuestra; porque, fijaos
encantos, ni la carne con sus placeres, ni el demonio con sus bien, hermanos míos, la doblez es la peste del misionero; la
engaños, os pueden tener cautivos, ya que el amor a la po- doblez le quita su espíritu; el veneno y la ponzoña de la
breza, la mortificación de vuestros placeres y la sumisión a Misión es no ser sincera y sencilla a los ojos de Dios y de los
la voluntad de Dios os hacen triunfar. Esa es la fuerza y el hombres. Hermanos míos, la virtud de la sencillez, de la
poder de las máximas evangélicas, entre las cuales —ya que simplicidad, ¡qué hermosa virtud!
son muchas en número— he escogido especialmente las que En la conferencia de los martes, compuesta de eclesiásti-
son más propias del misionero; ¿cuáles son? Siempre he creí- cos externos, se han tenido algunas charlas sobre el espíritu
do y he pensado que eran la sencillez, la humildad, la man- de esa compañía; casi todos decían que se notaba en ella esa
sedumbre, la mortificación y el celo. sencillez. Es verdad. Los que vean su comportamiento, dirán
que reina allí la sencillez, pues todos refieren sencillamente
Primero es la sencillez, que consiste en hacer todas las
y delante de Dios lo que piensan sobre el asunto que se les
cosas por amor de Dios, sin tener otra finalidad en todas las
propone. Pues si propter quod unum tale, et Mus magis
acciones más que su gloria. En eso es en lo que consiste
tale6, con mucha más razón nosotros, que somos la causa de
propiamente la sencillez. Todos los actos de esta virtud con-
esa compañía, estamos obligados a tener esa virtud de la sen-
sisten en decir las cosas sencillamente, sin doblez ni artificio;
cillez. ¡Adiós la Misión, adiós su espíritu, si no tiene senci-
ir derecho a nuestro propósito, sin rodeos ni andar con reco-
llez! ¿Os diré lo que me ha dicho un señor? Me decía: "Mire,
vecos. La sencillez consiste, por tanto, en hacerlo todo por
padre, cuando hablo, digo las cosas como son; si hay que
amor de Dios, rechazando toda mezcla, ya que la simplici-
callar alguna circunstancia, me la callo". ¿Qué es esto sino
dad es la negación de toda compasión. Por eso, como en
la práctica de esta virtud de la sencillez? Ese señor es uno de
Dios no se da composición alguna, decimos que es un acto
los espíritus más hermosos que conozco en su estado; perte-
purísimo y un ser simplicísimo. Por consiguiente, hay que
nece a la embajada de Venecia. "Si tengo que decir algo
desterrar cualquier mezcla, para buscar solamente a Dios.
—me decía—, hablo, si lo sé; si no, me callo". Y así es como
Pues bien, hermanos míos, si hay personas en el mundo que
deben tener esta virtud, son los misioneros, ya que toda 5
Cf. Prov 3,32.
6
Lo que le da a una cosa su manera de ser posee esa manera de ser en
1
Rom 6,18-20. un grado más elevado.

S. V. Paúl 2 17
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 499
498 P.II. Selección de escritos
sita mucha paciencia con los de fuera: son pobres gentes que
habla un embajador de Venecia, que se ve obligado a nego- vienen a confesarse, toscos, ignorantes, tan cerrados y, por
ciar con los grandes. ¡La sencillez! ¡Qué virtud tan admira- así decirlo, tan animales, que no saben cuántos dioses hay ni
ble! ¡Dios mío, concédenosla! cuántas personas en Dios; aunque se lo digáis cincuenta ve-
La segunda máxima es la humildad, pues, para ser agra- ces, al final seguirán siendo tan ignorantes como al princi-
dable a Dios, no basta con ser sencillo, sino que además hay pio. Si uno no tiene mansedumbre para aguantar su rustici-
que ser humilde. La humildad consiste en anonadarse ante dad, ¿qué podrá hacer? Nada; al contrario, asustará a esas
Dios y en destruirse a sí mismo para agradar a Dios en el pobres gentes que, al ver nuestra impaciencia, se disgustarán
corazón, sin buscar la estima y la buena opinión de los hom- y no querrán volver a aprender las cosas necesarias para la
bres, y en combatir continuamente todos los impulsos de la salvación. Por tanto, mansedumbre.
vanidad. La ambición hace que una persona busque el re-
nombre y que digan de ella: "¡Por allí va!" La humildad Me acuerdo a este propósito de que, confesando a una
hace que se anonade, para que sólo se vea a Dios en ella y se persona (puede hablarse, hermanos míos, de lo que uno ha
le dé gloria a él. La humildad dice deseo de ser despreciado, escuchado incluso en la confesión, sobre todo cuando ya ha
de que no hagan caso de uno, de que todos lo tengan a uno muerto esa persona y no se conoce ni puede conocerse a
por miserable. Su lema es: "¡Honor y gloria solamente a aquel de quien se habla), esa criatura me decía: "Bien, pa-
Dios, que es el ser de los seres!" La humildad imprime en el dre, siga adelante". Ella creía que no lo entendía, me tiraba
espíritu estos sentimientos: "Renuncio al honor, renuncio a de la sobrepelliz y me seguía diciendo: "Siga adelante, pa-
la gloria, renuncio a todo cuanto pueda darme alguna vani- dre; adelante; tiene usted razón". Os aseguro que no pensaba
dad. No soy más que polvo y corrupción. Sólo tú, Dios mío, en lo que le decía, sino en salir del paso.
eres el que tiene que reinar. Si en mí hubiese algo que no te ¡Cuánta paciencia hay que tener.en todo esto! Y si un
pertenece, Dios mío, me despojo con gusto de ello para dár- misionero no la tiene, ¿qué hará en estas ocasiones? Me di-
telo y anonadarme totalmente ante ti". Esos son los diver- cen que nuestros misioneros están trabajando con mucho
sos afectos que produce la humildad y que los misioneros fruto en las montañas del reino de Ñapóles, a pesar de que
deberían tener; la gracia de Dios hace que lo veamos así,
aquellas gentes son rústicas e insociables; es país de bandi-
para que no queramos ser estimados ni conocidos.
dos. ¿Sería posible hacer algo entre ellos sin esa virtud? Por
Esta es la segunda máxima, absolutamente necesaria a tanto, la mansedumbre y la paciencia nos son muy necesa-
los misioneros; porque, decidme, ¿podría un orgulloso ave-
rias entre nosotros y para servir al prójimo. ¡Oh Salvador!,
nirse con la pobreza? Pero nuestra finalidad son los pobres,
la gente vulgar del pueblo; si no nos acomodamos a ellos, ¿no es para nosotros el mejor ejemplo la paciencia que te-
no podremos servirles en nada; el medio para que podamos nías con tus apóstoles, que murmuraban entre sí y disputa-
aprovecharles es la humildad, porque la humildad hace que ban sobre cuál era el mayor? 9 Hermanos míos, ¡qué pacien-
nos anonademos y nos pongamos en las manos de Dios, so- cia la de nuestro Señor, que sabía que lo abandonarían, que
berano ser. Factus sum sicut iumentum apud te7. El humil- el primero de ellos lo negaría y que el maldito Judas le trai-
de se considera ante Dios como un asno. Pero durus est hic cionaría! 10 Según este ejemplo, ¿no querrá trabajar el misio-
sermos; es cierto; pero yo diría que es ése el estado que nero por la adquisición de esta virtud?
conviene a la Misión; y entonces hemos de temer que, si no Estas son, hermanos míos, las tres máximas evangélicas
somos así, no tenemos el espíritu de verdaderos misioneros. más indicadas para nosotros: la primera es la sencillez, que
La tercera máxima es la mansedumbre, que se refiere a lo se refiere a Dios; la segunda, la humildad, que atañe a nues-
interior y a lo exterior, a lo de dentro y fuera de la casa; tra sumisión; por ella nos convertimos en un holocausto
mansedumbre entre nosotros, mansedumbre y paciencia con para Dios, a quien debemos todo honor y en cuya presencia
el prójimo. Porque fijaos, hermanos míos, me parece que hemos de anonadarnos y hacer que él tome posesión de nos-
ya lo ha dicho alguien en la predicación, el misionero nece-
otros; la tercera es la mansedumbre, para soportar los defec-
' Sal 72,23.
8
Jn 6,60. 9
Cf. Me 9,54.
0
Cf. Mt 26,20-25; 30-35.
500 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 501

tos de nuestro prójimo. La primera se refiere a Dios, la se- ¿Hay espíritu de sencillez con los de fuera? ¿Se puede decir
gunda a nosotros mismos y la tercera a nuestro prójimo. que lo hay? Los que observan a los misioneros, ¿ven en ellos
Pero el medio para conseguir estas virtudes es la mortifi- este espíritu de sencillez? La verdad es que en algunos sí que
cación, que corta todo lo que puede impedirnos que las ad- se nota; pero que Francisco, que Juan, que Claudio, que
quiramos. En efecto, si no nos anima el espíritu de mortifi- todos son sencillos, humildes, mansos, mortificados y celo-
cación, ¿cómo podremos vivir juntos? ¿No habrá siempre sos, no sé si se nota esto. Pongamos la mano en nuestra
algo de qué quejarse? ¿No hay siempre algo que nos choca conciencia: ¿tenemos esas virtudes? ¿Ha echado raíces en
en cualquier situación en que nos encontremos? Si no somos nuestro corazón este deseo de parecer lo que somos? ¿Pedi-
mortificados, estaremos siempre con rencillas. Es tan necesa- mos muchas veces a Dios la gracia de anonadarnos, de tolerar
ria esta virtud que no podríamos vivir sin ella; lo repito, no al prójimo, de mortificarnos, etc.? Cuando se presenta la
podríamos vivir unos con otros si nuestros sentidos interio- ocasión de mortificar nuestros sentidos interiores y exterio-
res y exteriores no son mortificados; y no sólo es necesaria res, ¿la aprovechamos? ¿Sentimos en nosotros este deseo? Si
entre nosotros, sino también con el pueblo, con el que hay lo sentimos, ¡qué dicha! Si no lo sentimos, llenémonos de
tanto que sufrir. Cuando vamos a una misión, no sabemos vergüenza y reconozcamos que no somos misioneros, pues
donde nos alojaremos, ni qué es lo que haremos; nos encon- los verdaderos misioneros son sencillos, humildes, mortifica-
tramos con cosas muy distintas de las que esperábamos y la dos y llenos de ardor por el trabajo. Creo que muchos tienen
Providencia muchas veces echa por tierra todos nuestros pla- este espíritu, si no en todo, al menos en parte. Si cada uno se
nes. Por tanto, ¿quién no ve que la mortificación tiene que examina, quizás vea que está a dos grados. Bien, ¡bendito sea
ser inseparable de un misionero, no sólo para trabajar con el Dios! ¡Dejemos ya el pasado! Tomemos nuevas resolucio-
pobre pueblo, sino también con los ejercitantes, los orde- nes de adquirir este espíritu de sencillez, de humildad, de
nandos, los galeotes y los esclavos? Porque, si no somos mansedumbre, de mortificación y de celo. ¿Lo tenemos o no
mortificados, ¿cómo vamos a sufrir lo que hay que sufrir en lo tenemos?
todas estas tareas? El pobre padre Le Vacher, del que no tene- Pero, padre, ¿qué hacer para ello? Es menester que esas
mos noticias, que está entre los pobres esclavos con peligro cinco virtudes sean como las facultades del alma de toda la
de peste, y probablemente su hermano, ¿pueden esos misio- congregación; es menester que así como el alma conoce por
neros ver cómo sufren las personas que les ha encomenda- el entendimiento, quiere por la voluntad y se acuerda por la
do la Providencia, sin sentir ellos mismos sus penas? No nos memoria, también un misionero obre por estas virtudes. Se
engañemos, hermanos míos, los misioneros deben ser morti- trata, por ejemplo, de hacer esto o aquello; hay que predicar;
ficados. tengo que hacerlo, pero sencillamente y por Dios; nada de
El celo es la quinta máxima, que consiste en un puro finuras ni de fanfarrias; que cada uno hable como quiera,
deseo de hacerse agradable a Dios y útil al prójimo. Celo de con tal que la predicación sea según el espíritu de sencillez.
extender el reino de Dios, celo de procurar la salvación del Pero entonces nos llenaremos de confusión en nuestras pre-
prójimo. ¿Hay en el mundo algo más perfecto? Si el amor de dicaciones. Pues bien, un verdadero misionero dirá en segui-
Dios es fuego, el celo es la llama; si el amor es un sol, el celo da: "Yo acepto esta confusión; con ella podré vencer mi or-
es su rayo. El celo es lo más puro que hay en el amor de gullo"; porque, fijaos bien, querer obrar de otra manera es
Dios. Pues bien, hermanos míos, ¿cómo podremos tener ese querer aparentar y hacer el fanfarrón. Hablar sencillamente,
espíritu de sencillez, de humildad y de mansedumbre, si no ésa es la naturaleza de nuestro espíritu; de la bondad de la
tenemos la mortificación, que nos hace tenerlo todo como Misión se juzgará por la sencillez, por la humildad, y así en
bueno? ¿Y cómo tendremos la mortificación sin el celo, que lo demás. Esa es la manera con que hemos de juzgarnos; por
nos lleva a pasar por encima de toda clase de dificultades, no eso es por lo que tengo que obrar si tengo que hacer alguna
solamente por la fuerza de la razón, sino por la de la gracia, cosa; en una palabra, todo lo que Dios pide de nosotros en
que nos permite encontrar gusto en el sufrir, sí, en el sufrir? las máximas evangélicas se encuentra en estas cinco virtudes.
¡Miserable de mí que conozco tan bien todo esto, y no lo ¡Señor! ¡Qué hermoso es esto y qué agradable te será la
practico! Hermanos míos, ¿tiene la compañía este espíritu? Misión si su espíritu es espíritu de sencillez, de humildad, de
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 503
502 P.Il. Selección de escritos

mansedumbre, de mortificación y de celo! Señor, ¿cómo juz- hemos de esperar de su divina bondad; si lo creéis conve-
gas tú a los bienaventurados sino por esto? ¡Oh la sencillez, niente, hacemos mañana todos juntos la oración sobre este
que no tiene más mira que la de Dios, que rechaza todo tema, y espero que todos recibiremos en ello mucho consue-
motivo que no sea Dios! Según esto, la regla dice que hay lo. ¡Que Dios nos conceda esta gracia!
que empapar nuestras acciones de estas virtudes; sobre todo
la sencillez, ahora que estamos haciendo ejercicios de predi-
cación. Las cosas van bien, gracias a Dios; me siento conten- 6. REPETICIÓN DE LA ORACIÓN DEL 4 DE AGOSTO DE 1655
to de ello y se lo agradezco mucho al Señor; pero creo que es
conveniente que se note más la mansedumbre, sí, la manse- EXCESOS QUE HAY QUE EVITAR EN EL AMOR
dumbre consigo mismo y con los oyentes. Se ha faltado en DE DIOS
esto. Por tanto, mansedumbre en nuestras predicaciones. La
mortificación tiene que notarse en dejar todas las cosas que Amor que le hemos de tener a Dios. Forma de mante-
sólo sirven para nuestra vanidad; quitémosla y prediquemos ner este amor en nuestro corazón. Sentimientos de San
a Jesucristo; que todas nuestras acciones vayan a Dios, que Francisco de Sales. Pedirle a Dios que nos enseñe a
es un espíritu de sencillez. orar.
Procuremos cada uno encerrarnos en estas cinco virtudes,
Tengo que hacerles una advertencia a nuestros hermanos
lo mismo que los caracoles en sus conchas, y hagamos que
del seminario; he de darles un aviso para que sepan cómo
nuestras acciones sean expresión de estas virtudes. Será buen
hay que portarse en estas materias (de las que acababa de
misionero el que así lo haga; el que no, no lo será, como yo,
hablarse). Es verdad que la caridad, cuando habita en un
miserable de mí, que sólo soy polvo y suciedad.
alma, ocupa por entero todas sus potencias: no hay descan-
¡Oh Salvador, Señor, Dios mío! Tú trajiste del cielo a la so; es un fuego que actúa sin cesar; mantiene siempre en
tierra esta doctrina, la recomendaste a los hombres y la ense- vilo, siempre en acción, a la persona que se ha dejado abra-
ñaste a los apóstoles, a quienes, entre los consejos que les sar una vez por él. ¡Oh Salvador! La memoria ya no quiere
diste, les dijiste que esta doctrina es como la base del cristia- acordarse más que de Dios, detesta todos los demás pensa-
nismo y que todo lo que no se cimente en ella estará cimen- mientos y los considera como importunos, los rechaza y ad-
tado sobre arena 11 ; llénanos de este espíritu. Señor Dios mío, mite sólo a los que le representan a su amado y que pueden
que has sellado con este espíritu a esta pequeña compañía, agradarle; necesita a toda costa hacerse familiar su presencia,
espíritu tan necesario para que responda a su vocación, tú necesita que su presencia sea continua en su alma.
eres su autor; me atrevo, Señor, a decir que sólo tú serás el De aquí las ansias del entendimiento, su interés forzoso
culpable de que no lo tengamos, ya que todos nosotros arde- en buscar y rebuscar nuevos medios para conseguir esa pre-
mos en el deseo de poseerlo. Dispon nuestros corazones a sencia. Estos no son buenos, necesito otros; si pudiese practi-
recibir este espíritu. Tú eres, Señor, el que has suscitado esta car eso, lo obtendría; hay que hacerlo; pero yo tengo aún
compañía; tú eres su origen. Se nota, hermanos míos, algún esta devoción, ¿cómo compaginarla con esta otra? No im-
progreso en la compañía; parece que reinan en ella estas porta, hay que hacer las dos cosas. Y cuando uno se ha car-
cinco virtudes, si no en el grado en que las tuvieron nuestro gado con una nueva devoción, busca otra y otra; ese pobre
Señor, los apóstoles y los primeros cristianos, al menos en espíritu se abraza con todo y no se contenta con nada, va
estado incipiente, que seguirá adelante si procuramos con- más allá de sus fuerzas, acaba agotado y cree que no tiene
formar todas nuestras acciones a estas máximas evangélicas. nunca bastante. ¡Oh dulce Salvador! ¿Por qué todo esto? La
Este es, padres, el fin por el que nos hemos hecho misione- voluntad permanece ansiosa, obligada a producir actos tan
ros: ser sencillos, humildes, mansos, mortificados y celosos frecuentes como está en su poder producir; actos y más actos,
por la gloria de Dios. Es lo que hemos de pedirle y lo que duplicados y triplicados en todo tiempo y lugar, en el recreo,
11
en el comedor; los veis siempre enardecidos; no piensan en
Cf. Mt 7,26. otra cosa; ni siquiera descansan en el trato y conversación
Cf. S.V.P. XII, 298-311; E.S. XI, 583-593.
504 P.Il. Selección de escritos
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 505

con los demás. En una palabra: por aquí y por allí, por eres el que me has puesto este fuego sagrado en las entrañas
todas partes todo son ardores, fuegos y llamas; actos conti- que me hace morir de amor! ¡Seas bendito para siempre!
nuos; siempre están fuera de sí mismos. ¡Oh Salvador, Vulnerasti cor meum!
¡Oh! ¡Que en estos excesos, en estas ansias y arrobos tam-
bién hay peligros e inconvenientes! ¿Pues qué? ¿Hay incon- Entre los sacrificios que se le ofrecían a Dios en la anti-
veniente en amar a Dios? ¿Se le puede amar demasiado? gua ley, el holocausto era el más perfecto, ya que se que-
¿Puede haber excesos en una cosa tan santa y tan divina? maba la hostia en reconocimiento de la soberanía de Dios, y
¿Podremos alguna vez amar bastante a Dios, que es infinita- se la consumía enteramente sobre el altar, sin reservar nada
mente amable? Es cierto que nunca amaremos bastante a de ella; todo quedaba reducido a cenizas, a polvo, por la
Dios y que nunca nos excederemos en su amor, si atendemos gloria de Dios. Creo que se podría llamar a esas almas vícti-
a lo que Dios merece de nosotros. ¡Oh Dios Salvador!, mas de amor, holocaustos, ya que, sin reservarse nada, se
¿quién pudiera subir hasta ese amor extraño que nos tienes, consumen y van inmolándose por completo. ¡Dios mío!
hasta derramar por nosotros, miserables, toda tu sangre, de ¡Qué glorioso es morir de este modo y qué dichoso perecer
la que una sola gota tiene un precio infinito? ¡Oh Salvador! por estas llagas tan hermosas!
No, padres, es imposible; aunque hagamos todo lo que po- Sin embargo, hay que tener cuidado con todo esto: hay
damos, nunca amaremos a Dios como es debido; es imposi- mucho peligro y muchas equivocaciones; vale más, mucho
ble, Dios es infinitamente amable. Sin embargo, hemos de te- más, no calentarse tanto, moderarse, sin romperse la cabeza
ner en cuenta que, aunque Dios nos manda amarle con todo por hacerse esta virtud sensible y casi natural; porque al fin,
nuestro corazón y todas nuestras fuerzas1, su bondad no después de todos estos esfuerzos no hay más remedio que
quiere que esto llegue a perjudicar y arruinar nuestra salud relajarse, abandonar la presa; y ¡cuidado! no lleguemos a
a fuerza de actos; no, Dios no nos pide que nos matemos por hartarnos por completo y a caer en un estado peor que el de
esto. antes, en la condición peor de todas y de la que uno casi
Algunos, tres o cuatro del seminario, llevados de este de- nunca se levanta. San Pablo dice que es imposible que uno
seo y abrasados de este fuego, se han puesto a producir estos que haya amado y saboreado las dulzuras de la devoción, y
actos continuamente, de día y de noche, siempre en tensión, luego ha perdido estos gustos y se ha aburrido, vuelva a re-
y la pobre naturaleza no ha podido resistir una acción tan ponerse 3 . Cuando dice que esto es imposible, quiere decir
violenta; en ese estado, la sangre se inflama y, bullendo con que es muy difícil, que casi se necesita un milagro.
estos ardores, envía vapores calientes al cerebro, que se llena Eso es lo que muchas veces se gana por romperse la cabe-
en seguida de fuego; de ahí se siguen mareos y dolores de za y por querer hacerse la virtud sensible, eso es lo que se
cabeza, como si a uno se la apretaran con una venda; los gana: queda uno disgustado de toda clase de devoción, dis-
órganos se debilitan y se presentan nuevas molestias; se que- gustado de la virtud, disgustado de las cosas más santas, y
da uno inútil para el resto de su vida y no hace más que cuesta muchos trabajos y fatigas volver a recuperarse. ¡Oh
languidecer hasta la muerte, que no tardará en presentarse. Salvador! Eso es lo que les pasa de ordinario a esas personas,
Esto puede parecer deseable, ya que es bueno verse redu- que perjudican y estropean notablemente su salud, pues
cido a ese estado por la caridad que se le tiene a Dios; morir siempre se ponen enfermas, ya que esta gran violencia que
de esta forma es morir de la manera más hermosa, es morir se hacen suele acabar en esto. Es preciso, a pesar de todo,
de amor, es ser mártir, mártir de amor. Parece que estas al- relajarse, ya que no es posible seguir todo ese gran número
mas bienaventuradas pueden aplicarse las palabras de la es- de actos que hacen cada día; entonces bastará con tres o cua-
posa y decir con ella: Vulnerasti cor meum2; ¡tú eres, Dios tro; y si hacían cincuenta, que se contenten con hacer uno o
mío, el que me has herido con tu amor; tú eres el que has dos, y hasta ninguno; es necesario abstenerse de ello hasta
afligido y traspasado el corazón con tus flechas ardorosas; tú haberse recuperado por completo, si es que acaso todavía es
posible recuperarse; pues, de ordinario, queda uno estropea-
6. Conferencia. Recueil de diverses exhortations, p.89. do para el resto de sus días y lo que sigue.
1
Deut 6,5.
2
Cant 4,9. 5
Heb 6,4.
IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 507
506 P.II. Selección de escritos
naturaleza se sienta oprimida, agobiada, y se ponga a gritar
Por eso hay que tener mucho cuidado. Les pido a los y a quejarse, hasta obligarnos a aflojar. Hemos de atender a
padres directores que pongan en ello una atención especial. las necesidades naturales, ya que Dios nos ha sujetado a
Eso sucede en los comienzos: cuando uno empieza a saborear ellas, y acomodarnos a su debilidad. Dios lo quiere así; es
las dulzuras de la devoción, ya no puede saciarse y se sumer- tan bueno y tan justo que no nos pide más; conoce muy bien
ge uno cada vez más, sin tener nunca bastante. ¡Necesito te- nuestras miserias, tiene compasión de ellas y, por su miseri-
ner esa presencia de Dios, pero continuamente! ¡He de esfor- cordia, suple a nuestros defectos. Hay que tratar buenamente
zarme en ello! Y uno se empeña en ello, sin dar su brazo a con él, sin preocuparnos demasiado; su bondad y su miseri-
torcer; se apega a ello con una obstinación invencible, hasta cordia llenarán lo que nos falta.
ponerse enfermo, como decíamos hace un momento. ¡Es de-
masiado! ¡Es demasiado! Me acuerdo, a propósito de esto, de una idea del Obispo
de Ginebra 4 , que decía con palabras muy divinas y dignas
Muchas veces el demonio nos tienta por ahí; cuando no de tan gran hombre: "No me gustaría llegar a Dios si Dios
puede llevarnos directamente a obrar mal, nos incita a abra- no viniese hacia mí!" ¡Palabras admirables! No le gustaría ir
zar más bien del que podemos, y nos sobrecarga hasta que a Dios si Dios no fuese primero hacia él. Estas palabras
nos hundamos bajo un peso demasiado grande, bajo una brotan de un corazón perfectamente iluminado en esta cien-
carga demasiado pesada. cia del amor. Si esto es así, un corazón verdaderamente lleno
Hermanos míos, las virtudes consisten siempre en el jus- de caridad, que sabe lo que es amar a Dios, no querría ir
to medio; todas ellas tienen dos extremos viciosos; cuando hacia Dios si Dios no se adelantase y lo atrajese por su gra-
uno se separa de un extremo, corre el peligro de caer en el cia. Esto es estar muy lejos de querer obligar a Dios y atraér-
vicio contrario; hay que caminar debidamente por el centro, selo a fuerza de brazos y de máquinas. No, no, en estos casos
para que nuestras acciones sean dignas de alabanza. Por no se consigue nada por la fuerza.
ejemplo, la caridad de la que hablamos tiene dos extremos Dios, cuando quiere comunicarse a alguien, lo hace sin
que son malos: amar muy poco o nada en absoluto, y amar esfuerzos, de una manera sensible, muy suave, dulce y amo-
con demasiado celo y con ansia. No preocuparse nunca de rosa; así, pues, pidámosle muchas veces este don de la ora-
amar, no hacer ningún acto de amor o muy raras veces, es ción, y con mucha confianza. Dios, por su parte, no busca
negligencia y pereza en contra de la caridad, que nunca está nada mejor; pidámoselo, pero con toda confianza, y estemos
ociosa; pero también hacer actos hasta quemarse la sangre y seguros de que acabará concediéndonoslo, por su propia mi-
romperse la cabeza es excederse en esta materia y caer en el sericordia. Él no se niega nunca, cuando rezamos con hu-
otro extremo vicioso; la virtud está en el medio; los extremos mildad y confianza. Si no lo concede al principio, lo conce-
no sirven para nada. derá luego. Hay que perseverar sin desanimarse; y si no
Le ruego, pues, al padre [Delaspiney], encargado del se- tenemos ahora ese espíritu de Dios, nos lo dará por su mise-
minario, que tenga en cuenta esto en las comunicaciones; sí, ricordia, si insistimos, quizá dentro de tres o cuatro meses, o
padre, le suplico que se fije bien y ponga la mano en ello, de uno o dos años. Pase lo que pase, confiemos en la provi-
para que no se estropee nadie la cabeza; hay que moderar a dencia, esperémoslo todo de su liberalidad, dejémosle hacer
los que tienen demasiado fervor, no sea que se excedan, así y tengamos siempre ánimos. Cuando Dios, por su bondad,
como también excitar y despertar un poco a los que carecen le concede a alguien una gracia, lo que éste creía difícil se le
de él y no hacen ningún acto, con el pretexto de no incomo- hace tan fácil, que allí donde tenía tanta pena encuentra
darse; hay que evitar la negligencia y no ser flojos. Pues ahora placer y no tiene más remedio que extrañarse en su
bien, estos rompimientos de cabeza provienen de ordinario interior de este cambio tan inesperado. Hic est digitus Dei,
de un deseo desmesurado de progresar, del amor propio y de haec mutatio dexterae Excelsi5. Entonces uno se siente sin
la ignorancia, y porque uno quiere hacerse sensibles las vir- esfuerzo alguno en la presencia de Dios; ésta se hace como
tudes y las cosas espirituales; se quiere de un solo paso llegar natural, sin cesar nunca; y esto se hace además con mucha
a un eminente grado de virtud, desconociendo la debilidad 4
de nuestra naturaleza y la flojedad de nuestros cuerpos, y San Francisco de Sales.
5
actúa uno por encima de sus fuerzas; de ahí que la pobre Cita compuesta: Ex 8,15; Sal 76,11.
508 P.II. Selección de escritos IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 509

satisfacción. No es menester esforzarse ni forjar en el ánimo se de sí mismo. Para ello hay que recurrir a la oración,
palabras altisonantes: eso es lo que estropea el estómago; obrar con espíritu de humildad, a imitación de Jesu-
Dios escucha muy bien sin que le hablemos, ve todos los cristo. Además, siguiendo el ejemplo de la Providencia
rincones de nuestro corazón y conoce hasta el más pequeño universal, el superior ha de saber ocuparse tanto de las
de nuestros sentimientos. cosas materiales como de las espirituales.
¡Oh Salvador!, no tenemos más que abrir la boca para
que tú descubras nuestras necesidades; tú oyes el suspiro más ¡Ay, padre! ¿De qué importancia y responsabilidad cree
tierno, el movimiento más pequeño de nuestra alma, y con usted que es la ocupación de gobernar a las almas, a la que
un dulce y amoroso impulso obtenemos de ti incomparable- Dios le llama? ¿Qué oficio cree usted que es el de los sacer-
mente más gracias y bendiciones que con esas extremas vio- dotes de la Misión, que están obligados a guiar y a conducir
lencias. ¡Oh Salvador!, tú sabes lo que quiere decir mi cora- unos espíritus, cuyos movimientos sólo Dios conoce? Ars ar-
zón; me dirijo a ti, fuente de misericordia; tú ves mis deseos tium, régimen animarums. Esa fue la ocupación del Hijo de
y cómo no tienden más que a ti, no aspiran más que a ti y no Dios en la tierra; para eso bajó del cielo, nació de una vir-
quieren otra cosa más que a ti. Digámosle muchas veces: gen, entregó todos los momentos de su vida y sufrió una
Doce nos orare6; concédenos, Señor, ese don de la oración; muerte dolorosísima. Este es el motivo de que tenga usted
enséñanos tú mismo cómo hemos de rezar. Es lo que le pedi- que apreciar grandemente lo que va a hacer.
remos hoy y todos los días con confianza, con mucha con- Pero ¿qué medio hay para desempeñar debidamente este
fianza en su bondad. cargo de llevar las almas a Dios, de oponerse al torrente de
vicios de un pueblo o a los defectos de un seminario, de
inspirar los sentimientos de virtud cristiana y eclesiástica a
los que la Providencia ponga en sus manos para que contri-
7. CONSEJOS A A N T O N I O DURAND, NOMBRADO SUPERIOR buya a su salvación o perfección? Ciertamente, padre, en
2
DEL SEMINARIO DE A G D E 1 [1656] todo esto no hay nada humano: no es obra de un hombre,
sino obra de Dios. Grande opus. Es la continuación de la
El interlocutor, Antonio Durand, es una persona dis- obra de Jesucristo, y, por tanto, el esfuerzo humano lo único
tinguida. Nació en 1629; desde su entrada en la congre- que puede hacer aquí es estropearlo todo, si Dios no pone su
gación fue enviado a Polonia, donde recibió el sacer- mano. No, padre, ni la filosofía, ni la teología, ni los discur-
docio en 1654. A los veintisiete años fue nombrado sos logran nada en las almas; es preciso que Jesucristo traba-
superior de Agde y luego, en 1622, encargado de la je con nosotros, o nosotros con él; que obremos en él, y él en
parroquia real de Fontainebleau (1622-1679). Murió nosotros; que hablemos como él y con su espíritu, lo mismo
en 1707, tras haber sido secretario general de la con- que él estaba en su Padre y predicaba la doctrina que le
gregación. había enseñado 4 : tal es el lenguaje de la Escritura.
La edad y la valía del sujeto explican la precisión de Por consiguiente, padre, debe vaciarse de sí mismo para
esta relación y la variedad de los consejos que en ella se revestirse de Jesucristo. Ya sabe usted que las causas ordina-
dan. La charla es una especie de directorio espiritual. rias producen los efectos propios de su naturaleza: los corde-
Tras haber mostrado la excelencia de la dirección de las ros engendran corderos, etc., y el hombre engendra otro
almas, San Vicente recuerda que para continuar la obra hombre; del mismo modo, si el que guía a otros, el que los
de Jesucristo hay que revestirse de su espíritu vaciándo- forma, el que les habla, está animado solamente del espíritu
humano, quienes le vean, escuchen y quieran imitarle se
6
he 11,1. convertirán en meros hombres; cualquier cosa que diga o
Cf. S.V.P. XI, 215-223; E.S. XI, 132-137. que haga, sólo les inspirará una mera apariencia de virtud, y
7. Conferencia. L. ABHLI.Y, O.C, l.III, cap.24 ser.3 p.360s.
1 3
Por COLI.ET. o.c, t.II p.316, conocemos el nombre del destinatario de San Gregorio Magno: "Ars est artium régimen animarum" (Liber pas-
estos consejos. toralis curae, parte 1.a: PL 77,14).
2 4
Año del nombramiento de Antonio Durand como superior. Cf. Jn 7,16.
510 P.II. Selección de escritos \ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 511

no el fondo de la misma; les comunicará el mismo espíritu no, decayó miserablemente de la gracia de Dios 6 . San Pablo
del que está animado, lo mismo que ocurre con los maestros, castigaba su cuerpo por miedo de que, después de haber pre-
que inspiran sus máximas y sus maneras de obrar en el espí- dicado a los demás y haberles enseñado el camino de la sal-
ritu de sus discípulos. vación, se viera a sí mismo reprobado 7 .
Por el contrario, si un superior está lleno de Dios, im- A fin de no caer en la desgracia de Saúl o de Judas, debe
pregnado de las máximas de nuestro Señor, todas sus pala- unirse inseparablemente a nuestro Señor y decirle muchas
bras serán eficaces, de él saldrá una virtud que edificará, y veces, elevando el espíritu y el corazón hacia él: "¡Oh, Señor!,
todas sus acciones serán otras tantas instrucciones saludables no permitas que, queriendo salvar a los otros, tenga la des-
que obrarán el bien en todos los que tengan conocimiento gracia de perderme; sé tú mismo mi pastor, y no me niegues
de ellas. las gracias que concedes a los demás por medio de mí y de
Para conseguir todo esto, padre, es menester que nuestro las funciones de mi ministerio".
Señor mismo imprima en usted su sello y su carácter. Pues También debe recurrir a la oración para pedir a nuestro
lo mismo que vemos cómo un arbolillo silvestre, en el que Señor por las necesidades de las personas que están bajo su
se ha injertado una rama buena, produce frutos de la misma dirección. Esté seguro de que obtendrá usted más fruto con
naturaleza que esa rama, también nosotros, miserables cria- este medio que con todos los demás. Jesucristo, que debe ser
turas, a pesar de que no somos más que carne, ramas secas y el ejemplo de su forma de gobernar, no se contentó con uti-
espinas, cuando nuestro Señor imprime en nosotros su ca- lizar sus predicaciones, sus trabajos, sus ayunos, su sangre y
rácter y nos da, por así decirlo, la savia de su espíritu y de su su misma muerte, sino que a todo esto añadió la oración 8 .
gracia, estando unidos a él como los sarmientos de la viña a El no necesitaba orar por sí mismo; por nosotros fue por
la cepa 5 , hacemos lo mismo que él hizo en la tierra, esto es, quienes tantas veces rezó, y para enseñarnos a hacer lo mis-
realizamos obras divinas y engendramos lo mismo que San mo, tanto por lo que a nosotros se refiere como por lo que
Pablo, tan lleno de espíritu, nuevos hijos de nuestro Señor. toca a aquellos cuyos salvadores debemos ser nosotros con El.
Una cosa importante, a la que usted debe atender de ma- Otra cosa que le recomiendo es la humildad de nuestro
nera especial, es tener mucho trato con nuestro Señor en la Señor. Diga muchas veces: "Señor, ¿qué he hecho yo para
oración; allí está la despensa de donde podrá sacar las ins- tener este cargo? ¿Qué obras tengo para corresponder a la
trucciones que necesite para cumplir debidamente con las carga que han puesto sobre mis espaldas? ¡Dios mío! Lo voy
obligaciones que va a tener. Cuando tenga alguna duda, re- a estropear todo si tú no guías todas mis palabras y mis
curra a Dios y dígale: "Señor, tú que eres el Padre de las acciones". Consideremos siempre en nosotros todo lo que
luces, enséñame lo que tengo que hacer en esta ocasión". tenemos de humano y de imperfecto, y encontraremos dema-
Le doy este consejo, no sólo para las dificultades con que siado de qué humillarnos, no sólo delante de Dios, sino tam-
se encuentre, sino también para que aprenda inmediatamen- bién ante los hombres y en presencia de nuestros inferiores.
te de Dios lo que tenga que enseñar, a imitación de Moisés, Sobre todo, no tenga usted la pasión de parecer superior
que no anunciaba al pueblo de Israel más que lo que Dios le ni de ser el maestro. No opino lo mismo que una persona
había inspirado: Haec dicit Dominus... que, hace unos días, me decía que para dirigir bien y mante-
Además, debe usted recurrir a Dios por medio de la ora- ner la autoridad, era preciso hacer ver que uno era el supe-
ción para conservar su alma en su temor y en su amor; pues rior. ¡Dios mío! Nuestro Señor Jesucristo no habló de esa
tengo la obligación de decirle, y lo debe usted saber, que manera; nos enseñó todo lo contrario de palabra y de ejem-
muchas veces nos perdemos mientras contribuimos a la sal- plo, diciéndonos de sí mismo que había venido no a ser
vación de los demás. A veces uno obra bien en particular, servido, sino a servir a los demás, y que el que quiera ser el
pero se olvida de sí mismo preocupándose por los otros. amo tiene que ser el servidor de todos 9 .
Saúl fue encontrado digno de ser rey, porque vivía bien en la
6
casa de su padre; pero, después de haber sido elevado al tro- Cf. 1 Sam 15,26.
' Cf. 1 Cor 9,27.
8
5
Cf. Jn 15,1. Cf. Me 1,35; 6,12,46; 14,35.
9
Cf. Mt 20,28.
512 P.II. Selección de escritos i
\ IX. Conferencias a sacerdotes de la Misión 513
Acepte, pues, este santo principio, y pórtese con aquellos ¿qué harías en esta ocasión? ¿Cómo instruirías a este pueblo?
con quienes va a convivir quasi unus ex Mis, diciéndoles de ¿"Gomo consolarías a este enfermo de espíritu o de cuerpo?"
antemano que no va usted a enseñarles nada, sino a servir- Esta dependencia tiene que extenderse también a respetar
les; hágalo así por dentro y por fuera, y ya verá cómo le va mucho a los que representan para usted a nuestro Señor y
todo bien. que ocupan el lugar de superiores suyos; créame, su expe-
Hemos de referir a Dios todo el bien que se hace por riencia y la gracia que le comunica Jesucristo por su bon-
medio de nosotros; por el contrario, atribuirnos todo el mal dad, en virtud de su cargo, les ha enseñado muchas cosas
que ocurre en la comunidad. Sí, acuérdese que todos los des- para el buen gobierno de los demás. Le digo esto para que
órdenes vienen principalmente del superior que, por su ne- no haga nada de importancia ni emprenda nada extraordi-
gligencia o su mal ejemplo, introduce el desorden, de la mis- nario sin pedirme consejo; y si la cosa es urgente y no tiene
ma forma que todos los miembros del cuerpo se debilitan tiempo para conocer mi decisión, diríjase al superior más
cuando la cabeza está enferma. cercano, preguntándole: "Padre, ¿qué haría usted en esta
La humildad tiene que llevarle a evitar toda complacen- ocasión?" Tenemos experiencia de que Dios ha bendecido el
cia, que suele brotar principalmente en las ocupaciones que gobierno de los que han actuado así, mientras que ha suce-
tienen cierto esplendor. ¡Ay, padre, qué veneno tan peligro- dido lo contrario con los que no lo han hecho, metiéndose
so de las buenas obras es la vana complacencia! Es una peste en asuntos que no sólo les han dado muchas preocupacio-
que corrompe las acciones más santas y que hace que nos nes, sino que incluso nos han puesto en apuros.
olvidemos pronto de Dios. Guárdese de este defecto, en nom-
bre de Dios, como del más peligroso que yo conozco para el Le ruego también que ponga mucha atención en no que-
progreso en la vida espiritual y en la perfección. rer distinguirse en su gobierno. Deseo que no obre por afec-
tación, sino que siga siempre viam regiam, el camino ancho,
Para ello entregúese a Dios, a fin de hablar con el espíri- para poder caminar con toda seguridad y sin ninguna queja.
tu humilde de Jesucristo, confesando que su doctrina no es Quiero decirle con esto que se conforme en todas las cosas
de usted, sino del Evangelio. Imite sobre todo la sencillez de con las reglas y las santas costumbres de la congregación. No
las palabras y de las comparaciones que nuestro Señor si- introduzca nada nuevo, sino siga los avisos que han sido
guió en la Sagrada Escritura, cuando hablaba al pueblo. trazados para aquellos que dirigen las casas de la compañía
¡Qué maravillas podría él haberle enseñado al pueblo! ¡Qué y no prescinda de nada de lo que se hace en ella.
secretos no habría podido descubrir de la divinidad y de sus
admirables perfecciones, él que era la sabiduría eterna de su Sea no sólo fiel en la observancia de las reglas, sino exac-
Padre! Pero ya ve usted cómo hablaba de forma inteligible y to en hacerlas observar a los demás; si no, todo irá mal. Y
se servía de comparaciones familiares: el labrador, el viña- como ocupará usted el lugar de Jesucristo, tiene que ser tam-
dor 10 , el campo, la viña", el grano de mostaza 12 . Así es bién como él una luz que ilumine y caliente: "Jesucristo,
como tiene usted que hablar si quiere que le entienda el dice San Pablo, es el esplendor del Padre" 13 ; y San Juan dice
pueblo, al que anuncia la palabra de Dios. que es "la luz que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo" 1 4 .
Otra cosa en la que debe poner una atención especial es
sentirse siempre dependiente de la conducta del Hijo de Vemos cómo las causas superiores influyen en las infe-
Dios; o sea, que cuando tenga que actuar, haga esta re- riores: por ejemplo, los ángeles que pertenecen a una jerar-
flexión: "¿Es esto conforme con las máximas del Hijo de quía superior esclarecen, iluminan y perfeccionan a las inte-
Dios?" Si así lo cree, diga: "Entonces, bien, digámoslo"; por ligencias de la jerarquía inferior; del mismo modo, el
el contrario, si no lo es, diga: "No lo haré". superior, el pastor y el director tiene que purificar, iluminar
y unir con Dios a las almas que Dios mismo le ha encomen-
Además, cuando se trate de hacer alguna buena obra, dí-
dado.
gale al Hijo de Dios: "Señor, si tú estuvieras en mi lugar,
Lo mismo que los cielos envían sus benéficos influjos
10
Cf. Mt 13,21.40. sobre la tierra, también los que están por encima de los de-
" Cf. Mt 13,31.38.44; Le 12,16.28; Jn 15,1.5. 15
12 Heb 1,3.
Cf. Mt 13,31. 14
Jn 1,9.
514 P.I1. Selección de escritos X. Documentos varios 515

más deben derramar sobre ellos el espíritu principal, que mentar a los pobres, sino también de atender a las necesida-
debe animarles; para ello, tiene que estar usted lleno de gra- des de sus compañeros. Más aún, dejó que algunas mujeres
cia, de luz y de obras buenas, lo mismo que vemos cómo el fuesen tras él por este mismo fin, quae ministrabant eilt; y si
sol comunica a los otros astros de la plenitud de su claridad. manda en el Evangelio que nadie se preocupe por el día de
En fin, es preciso que sea usted como la sal: Vos estis sal mañana 19 , esto debe entenderse de no estar demasiado apu-
terraelb, impidiendo que la corrupción llegue hasta el reba- rado ni solícito por los bienes de la tierra, pero no de que
ño que le tiene a usted por pastor. tengamos que descuidar por completo los medios para poder
Después que el padre Vicente me dijo todo esto, con un vivir y vestirnos; de lo contrario, no sería necesario sembrar.
celo y una caridad inexplicable, llegó un hermano de la Y acabo; ya basta por hoy. Repito una vez más que lo
compañía que le habló de un asunto temporal referente a la que va a hacer usted es una obra muy grande, grande opus.
casa de San Lázaro; y cuando salió aquel hermano, aprove- Pido a nuestro Señor que bendiga su gobierno; pídale usted,
chó la ocasión para darme los consejos siguientes: por su parte, juntamente conmigo, que me perdone todas las
Ya ve, padre, cómo de las cosas de Dios de que estábamos faltas que he cometido en el cargo en que estoy.
hablando he de pasar a los negocios temporales; de ahí pue-
de deducir que toca al superior mirar no solamente por las
cosas espirituales, sino que ha de preocuparse también de las
cosas temporales; pues, como sus dirigidos están compuestos X. DOCUMENTOS VARIOS
de cuerpo y alma, debe también mirar por las necesidades
del uno y de la otra, y esto según el ejemplo de Dios, que,
ocupado desde toda la eternidad en engendrar a su Hijo, y el 1. CARIDAD DE MUJERES DE CHATILLON-LES-DOMBES '
Padre y el Hijo en producir al Espíritu Santo, además de
estas divinas operaciones ad intra, creó el mundo ad extra, [Noviembre y diciembre de 1617]
ocupándose continuamente en conservarlo con todas sus de-
pendencias y produciendo todos los años nuevos granos en Puesto que la caridad para con el prójimo es una señal
la tierra y nuevos frutos en los árboles, etc. Y al mismo cui- infalible de los verdaderos hijos de Dios, y como uno de los
dado de su adorable Providencia llega hasta hacer que no principales actos de la misma es visitar y alimentar a los
caiga ni una sola hoja de un árbol sin su aprobación; tiene pobres enfermos, algunas piadosas señoritas y unas cuantas
contados todos los cabellos de nuestra cabeza16 y alimenta virtuosas señoras de la caridad de Chatillon-les-Dombes, de
hasta al más pequeño gusanillo y al más humilde insecto. la diócesis de Lyón, deseando obtener de la misericordia de
Esta consideración me parece muy oportuna para hacerle Dios la gracia de ser verdaderas hijas suyas, han decidido
comprender que no debe dedicarse únicamente a lo que es reunirse para asistir espiritual y corporalmente a las per-
más elevado, como son las funciones que se refieren a las sonas de su ciudad, que a veces han tenido que sufrir mucho
cosas espirituales, sino que además es preciso que el supe- más por falta de orden y de organización que porque no
rior, que en cierto modo representa toda la amplitud del po- hubiera personas caritativas.
der de Dios, atienda a las más menudas cosas temporales, sin Pero, como podría temerse que después de comenzar esta
creer que esta atención es indigna de él. Así, pues, entregúe- buena obra se viniera abajo en poco tiempo si, para mante-
se a Dios para buscar el bien temporal de la casa adonde va. nerla, no tuviera alguna unión y vinculación espiritual, han
El Hijo de Dios, al enviar al principio a sus apóstoles, decidido juntarse en una corporación que con el tiempo
les recomendó que no llevasen dinero; pero luego, al crecer pueda erigirse en cofradía, con el siguiente reglamento, todo
el número de sus discípulos, quiso que hubiera uno del gru-
i* Lr 8,3.
po qui lóculos haberet11, y que se cuidase, no sólo de ali- '« Mi 6,34.
15
Mt 5,13. Cf. S.V.P. XI, 342-351; E.S. XI, 235-242.
16 1
Cf. Mt 10,30. Archivo municipal de Chatillon, original autógrafo. Cf. S.V.P. XII,
17
Jn 12.6; 13,29. 423-439.
516 P.II. Selección de escritos
X. Documentos varios 517
ello con el beneplácito del señor arzobispo, su venerable pre-
lado, al que queda totalmente sometida esta obra. las reuniones y tendrá voto en la decisión de las cosas que se
Dicha cofradía tomará el nombre de cofradía de la Cari- propongan, lo mismo que las demás sirvientas, mientras
dad, a imitación del hospital de la Caridad de Roma. Y las ejerza el cargo de procurador, pero no luego.
personas de las que está compuesta principalmente llevarán Además de esto, la cofradía elegirá a dos mujeres pobres
el nombre de sirvientas de los pobres o de la Caridad. de vida honesta y devota, que se llamarán asistentas de los
pobres enfermos, ya que será su obligación asistir a los que
estén solos y no puedan moverse, atendiéndoles y sirviéndo-
Patrono y finalidad de la obra les según las órdenes que les dé la priora; se les pagará con-
venientemente, según su trabajo, y además serán considera-
Puesto que todas las santas cofradías de la Iglesia tienen das como miembros de dicha cofradía, participando de sus
la santa costumbre de proponerse un patrono a quien imitar indulgencias y asistiendo a las reuniones, aunque sin tener
y todas las obras toman su valor y su dignidad de la finali- en ellas voto deliberativo.
dad por la que se hacen, estas sirvientas de los pobres toman
por patrono a nuestro Señor Jesucristo, y como finalidad, el
cumplimiento de aquel ardentísimo deseo que tiene de que De los oficios
los cristianos practiquen entre sí las obras de caridad y de
misericordia, deseo que nos da a conocer en aquellas pala- Una de las sirvientas de los pobres será nombrada priora
bras suyas: "Sed misericordiosos como es misericordioso mi de la cofradía. Para que todo vaya con orden, las demás la
Padre celestial", y aquellas otras: "Venid, benditos de mi amarán, la respetarán como a su madre y la obedecerán en
Padre, poseed el reino que se os tiene preparado desde el todo lo referente a los bienes y al servicio de los pobres, todo
comienzo del mundo; porque tuve hambre y me disteis de ello por amor a nuestro Señor Jesucristo, que se hizo obe-
comer; estuve enfermo y me visitasteis; pues todo lo que hi- diente hasta la muerte y muerte de cruz. Será su obligación
cisteis con uno de esos pequeños, a mí me lo hicisteis". mirar todo lo posible para lograr que todos los pobres sean
alimentados y atendidos según estos estatutos, admitir para
que los cuide la cofradía, durante el intervalo de las asam-
bleas, a los enfermos que sean verdaderamente pobres y des-
De las personas de la Cofradía pedir a los que hayan curado; esto, sin embargo, lo hará con
el consejo de sus dos asistentas o de una de ellas, pudiendo
La cofradía estará compuesta de mujeres, tanto viudas, no obstante, sin su consejo, ordenar que entregue la tesore-
como casadas y solteras, de conocida piedad y virtud, en ra lo que crea necesario para hacer las cosas que no puedan
cuya perseverancia se pueda esperar con seguridad, con tal, dejarse para la próxima asamblea; y cuando haya recibido a
sin embargo, que las casadas y las muchachas tengan permi- algún enfermo, pasará en seguida aviso a la sirvienta que
so de sus maridos, o de sus padres y madres; y para que con esté aquel día de servicio.
la muchedumbre no venga la confusión, el número podrá
ser solamente de veinte personas, hasta que se adopte otra Para el consejo y asistencia ordinaria a dicha priora se
determinación. nombrará a dos de las más humildes y discretas de la Com-
pañía, pero que atiendan con ella al bien público de los
Y puesto que hay motivos para esperar que se harán fun- pobres y al mantenimiento de la cofradía.
daciones en favor de dicha cofradía y no es propio de muje- Una de sus asistentes será nombrada subpriora y tesorera
res llevar ellas solas la administración de las mismas, las de la cofradía; su obligación será desempeñar las funciones
sirvientas de los pobres elegirán como procurador a un pia- de la priora en su ausencia, recibir el dinero y dar recibo del
doso y devoto eclesiástico o a un ciudadano virtuoso, solícito mismo, guardar la ropa y los demás muebles, comprar y
del bien de los pobres y no embarazado en negocios tempo- guardar las provisiones necesarias para la asistencia de los
rales, que será considerado como miembro de dicha cofradía, pobres, entregar cada día a las sirvientas los que se necesite
participará de las indulgencias que se le concedan, asistirá a para alimentarlos, mandar que laven la ropa, ejecutar las
518 P.II. Selección de escritos
X. Documentos varios 519
órdenes de la priora y tener el libro en el que escriba todo lo
que reciba y lo que gaste. rera, luego la asistenta, y así una después de otra, según el
Será obligación del procurador llevar a cabo y negociar orden de su recepción, hasta la última en llegar. Luego vol-
los asuntos concernientes a los fondos temporales de la co- verá a empezar dicha priora y la seguirán las demás, obser-
fradía, con el consejo y la dirección del señor párroco, de la vando el orden ya comenzado, a fin de que mediante este
priora, de la tesorera y de la otra asistenta; proponer en cada turno los enfermos se vean siempre asistidos según estas nor-
una de las asambleas que se celebren para ello el estado de mas; sin embargo, si una de ellas cayera enferma, quedará
los asuntos que lleve entre manos; tener un libro en el que dispensada de su servicio advirtiéndoselo a la priora, a fin de
escriba las resoluciones que se tomen; rogar, de parte de la que ella mande continuar el orden por medio de las otras. Y
cofradía, al señor de la ciudad de Chatillon, a uno de los si alguna se viera impedida por algún otro motivo, hará de
señores síndicos y al señor rector del hospital, que asistan a manera que sirva otra en su lugar, supliéndose una a otra.
la rendición de cuentas de la cofradía. La que esté de día, después de haber tomado todo lo ne-
También será obligación suya tener arreglada su capilla, cesario de la tesorera para poder darles a los pobres la comi-
mandar decir las misas, guardar los ornamentos y comprar da de aquel día, preparará los alimentos, se los llevará a los
los que sean necesarios, con el consejo de las personas antes enfermos, les saludará cuando llegue con alegría y caridad,
citadas. acomodará la mesita sobre la cama, pondrá encima un man-
tel, un vaso, la cuchara y pan, hará lavar las manos al enfer-
mo y rezará el Benedicite, echará el potaje en una escudilla y
pondrá la carne en un plato, acomodándolo todo en dicha
De la recepción de los enfermos mesita; luego invitará caritativamente al enfermo a comer,
y de la manera de asistirles y darles de comer por amor de Dios y de su Santa Madre, todo ello con mucho
cariño, como si se tratase de su propio hijo, o mejor dicho
La priora admitirá para que los atienda la cofradía a los de Dios, que considera como hecho a sí mismo el bien que
enfermos verdaderamente pobres, pero no a aquellos que tie- se le hace a los pobres. Le dirá algunas palabritas sobre
nen medios para cuidarse, siempre con el parecer de la teso- nuestro Señor; con este propósito, procurará alegrarle si lo
rera y de la asistenta o de una de ellas. Cuando haya recibido encuentra muy desolado, le cortará en trozos la carne, le
a alguno, se lo comunicará a la que esté de servicio aquel echará de beber, y después de haberlo ya preparado todo
día para que vaya a verlo en seguida; lo primero que hará para que coma, si todavía hay alguno después de él, lo deja-
será ver si necesita un camisón blanco para, en ese caso, lle- rá para ir a buscar al otro y tratarlo del mismo modo, acor-
varle uno de la cofradía, junto con sábanas blancas, si las dándose de empezar siempre por aquel que tenga consigo a
necesita y no está en el hospital, donde hay, siempre que alguna persona y de acabar con los que están solos, a fin de
care7.ca de medios para proporcionarse ropa limpia. Una vez poder estar con ellos más tiempo; luego volverá por la tarde
hecho esto, lo hará confesar para que comulgue al día si- a llevarles la cena con el mismo orden que ya hemos dicho.
guiente, ya que es intención de dicha cofradía que confiesen Todos los enfermos tendrán el pan que necesiten, con un
y comulguen todos los que quieran ser asistidos por ella. cuarto de cordero o de ternera cocida para comer, y otro tan-
Ante todo le llevará una imagen de un crucifijo, que coloca- to asado para cenar, excepto los domingos y fiestas, que se
rá en un sitio en el que pueda verlo, a fin de que, poniendo les podrá dar pollo o gallina para comer, o darles carne pi-
a veces los ojos en él, considere lo que el Hijo de Dios ha cada a la cena dos o tres veces por semana. Los que no ten-
sufrido por él. Le llevará también los muebles que necesite, gan fiebre tendrán un cuartillo de vino cada día, mitad para
como una mesita, un mantel, un vaso, una escudilla, un pla- la comida y mitad para la cena.
to y una cuchara, y luego avisará a la que esté de guardia al
día siguiente para que cuide de limpiar y arreglar la casa del Los viernes, sábados y demás días de abstinencia tomarán
enfermo para que lleven la comunión y haga todo lo demás. dos huevos, con potaje y un trozo de mantequilla para co-
Cada una de dichas sirvientas les preparará de comer y mer, y otro tanto para cenar, preparando los huevos según
les servirá un día entero. Empezará la priora, seguirá la teso- su apetito. Y si se encuentra pescado a precio razonable, se
les dará solamente a la comida.
520 P.II. Selección de escritos X. Documentos varios 521

medad, si pueden hacerlo cómodamente, ocupando en todo


Se les conseguirá permiso para que puedan comer carne
esto el lugar de madres que acompañan a sus hijos hasta el
en cuaresma y en los demás días prohibidos a los que se
sepulcro; de esta manera practicarán por entero y con mucha
encuentren muy enfermos; y a los que por su enfermedad no
edificación las obras de misericordia espiritual y corporal.
puedan tomar carne, se les preparará caldos, empanadillas,
refrescos de cebada y huevos frescos tres o cuatro veces por
día.
Las asambleas. Su finalidad
y el orden que hay que guardar
De la asistencia espiritual y enterramiento
Y como es sumamente útil para todas las comunidades
consagradas a Dios que se reúnan de vez en cuando en algún
Y como la finalidad de este instituto no consiste sola-
local destinado para ello a fin de tratar no solamente de su
mente en asistir a los pobres en lo corporal, sino también en
progreso espiritual, sino también de todo lo que se refiere en
lo espiritual, las sirvientas de los pobres procurarán y pon-
general al bien de la comunidad, convendrá que dichas sir-
drán todo su interés en disponer para vivir mejor a los que
vientas de los pobres se reúnan todos los terceros domingos
sanen, y a bien morir a los que mueran, dirigiendo a esta
de cada mes en una capilla de la iglesia de dicha ciudad,
finalidad su visita, rezando con frecuencia a Dios por ello y
destinada a este efecto, o en la del hospital; aquel mismo día
teniendo algunas pequeñas elevaciones del corazón a Dios
o al día siguiente, a la hora que se determine, se celebrará
para este efecto.
una misa rezada por dicha cofradía; y después de comer, a la
Además, convendrá que lean de vez en cuando algún li- hora que parezca más oportuna, se reunirán en esa misma
bro devoto en presencia de los que sean capaces de sacar capilla, tanto para escuchar una pequeña exhortación espi-
algún provecho de ello; les exhortarán a soportar la enfer- ritual como para tratar allí de los asuntos referentes al bien
medad con paciencia, por amor de Dios, y a creer que él se la de los pobres y al mantenimiento de dicha cofradía.
envía para su mayor bien; les harán hacer algunos actos de
contrición, que consiste en tener pesar por haber ofendido a El orden que se observará en estas asambleas consistirá
Dios por amor a él mismo, a pedirle perdón y a hacer el en cantar ante todo las letanías de nuestro Señor Jesucristo o
firme propósito de no volver a ofenderle nunca; y en el caso las de la Virgen y decir luego las oraciones que siguen. A
de que se agravase su enfermedad, procurarán que se confie- continuación, el señor párroco o su vicario hará una breve
sen lo antes posible. En cuanto a los que estén en peligro de exhortación con vistas al progreso espiritual de toda la
muerte inminente, se encargarán de avisar al señor párroco Compañía y a la conservación y prosperidad de la cofradía;
para que les administre la extremaunción, les moverán a luego propondrá lo que haya que hacer para el bien de los
que tengan confianza en Dios y que piensen en la muerte y pobres enfermos, tomando las resoluciones por mayoría de
pasión de nuestro Señor Jesucristo, encomendándose a la votos, que irá recogiendo para este efecto empezando por la
Santísima Virgen, a los ángeles, a los santos, y especialmen- que haya sido recibida la última en la cofradía de sirvientas
te a los patronos de la ciudad y a aquellos cuyo nombre de la Caridad, y continuando según el orden de su recepción
llevan; harán todo esto con un gran celo de cooperar en la hasta el procurador, la tesorera y la priora; finalmente, dará
salvación de las almas y de llevarlas como de la mano hasta él mismo su voto, que tendrá fuerza deliberativa, lo mismo
Dios. que si fuera uno de dichas sirvientas de los pobres. También
será conveniente leer cinco o seis artículos de esta institu-
Las sirvientas de la Caridad se preocuparán de hacer que ción. Después se amonestarán caritativamente unas a otras
entierren a los muertos a costa de la cofradía, darles una por las faltas cometidas en el servicio a los pobres, pero todo
mortaja, mandar que hagan la fosa, a no ser que el muerto esto sin confusión ni barullo y con las menos palabras que
tenga medios para ello o provea a ello el rector de la iglesia, pueda hacerse. Concederán cada vez media hora de tiempo
rogándole en este caso que así lo haga, y asistirán a los fune- después de la exhortación a esta asamblea.
rales de aquellos a quienes hayan atendido durante su enfer-
522 P.II. Selección de escritos
X. Documentos varios .r>2.'¡

cesitara para la comida de los pobres durante el mes, la


De la administración de lo temporal cofradía ordenará a dicho procurador que se encargue de lo
y de la rendición de cuentas demás y dé cuentas de ello; así tendrá que hacerlo, sin que
pueda negarle a la tesorera todo lo que la cofradía o la prio-
El señor párroco, la priora, las dos asistentas y el procu- ra le ordene, que habrá de entregar para el mantenimiento y
rador llevarán la administración de todos los bienes tempo- la comida de los pobres.
rales de la cofradía, tanto muebles como inmuebles, y, por El cepillo que se ponga en la iglesia para el manteni-
consiguiente, tendrán facultades para ordenar en su nombre miento de la cofradía y ayuda a los pobres se abrirá cada dos
a dicho señor procurador que haga todo lo que sea necesario meses, en presencia del señor párroco, de la priora, tesorera,
para la conservación y el cobro de esos bienes. procurador y asistenta; la tesorera se encargará de contarlo y
La tesorera guardará el dinero, los papeles y los muebles, anotarlo, entregando recibo de lo que aquí se encuentre; y si
como se ha dicho, y presentará cuentas todos los años, al día se niega a hacerlo, lo hará el procurador, tal como se ha
siguiente de Pentecostés, en presencia del señor párroco, de dicho.
la priora, del procurador, de la otra asistenta y también del
señor de la ciudad, de uno de los señores síndicos y del señor De la elección y deposición
rector del hospital de Chatillon, con tal que sea de la reli-
gión católica, apostólica y romana, a todos los cuales se les La priora, la tesorera y la segunda asistenta dimitirán de
rogará de parte de la cofradía que asistan a esa asamblea, y su cargo el miércoles después de la santa fiesta de Pentecos-
se creerá a dicha tesorera solamente por la declaración que tés, y aquel mismo día se procederá a la nueva elección me-
haga de que sus cuentas son verdaderas, sin que pueda bo- diante los sufragios de toda la cofradía por mayoría de votos,
rrarse ninguno de los artículos de ellas ni se pueda deman- sin que dicha priora, tesorera y asistenta puedan continuar
dar a su marido ni a sus hijos, tanto porque se puede tener en sus cargos, a fin de que se observe perfectamente en este
plena confianza en ella, ya que será de plena probidad, pues santo instituto la virtud de la humildad, que es el verdadero
habrá de ser elegida de entre esas personas, como porque, si fundamento de todas las demás virtudes.
alguna pudiera ser demandada por ello, no habría nadie que Y en caso de que estuviera ausente el señor párroco y su
quisiera tomar ese cargo. vicario no atendiera a la obra con el cuidado que se requiere,
Después de haber oído las cuentas, el procurador expon- dicha cofradía podrá tomar otro padre espiritual y director
drá a los asistentes la situación de los asuntos temporales de de la obra, admitido y aprobado para ello por el señor arzo-
dicha cofradía y todo lo que haya hecho y administrado du- bispo.
rante el año, a fin de que por el relato que haga de ello el Dichas priora, tesorera y asistenta podrán ser depuestas
señor de la ciudad, el síndico, el rector y los miembros del de sus cargos antes del tiempo señalado por dicha cofradía
consejo de la ciudad puedan quedar suficientemente instrui- si no cumplen bien con su obligación, a juicio de la misma.
dos de la administración de los bienes temporales de dicha El procurador permanecerá en el cargo durante todo el
cofradía y, si reconocen que hay en ello algo malo, puedan tiempo que lo juzgue conveniente la cofradía, y no más.
recurrir a nuestro venerable prelado, el señor arzobispo, para Los miembros de dicha cofradía que cometan algún pe-
que ponga el debido remedio, ya que dicha cofradía está por cado público o se descuiden notablemente en el servicio y
entero sometida a él, por lo que en caso necesario se les su- cuidado de los pobres serán apartados totalmente de dicha
plica a dichos señores con toda humildad que así lo hagan cofradía, después de habérseles hecho anteriomienie las ad-
por amor de Dios. moniciones que requiere el Evangelio para todo lo cjue se
La priora tendrá un libro de notas, en el que mandará a desee deponer o apartar de la cofradía.
la tesorera que anote los papeles, el dinero y los muebles de
dicha cofradía; y en el caso de que ella no quisiera encargar- Reglas comunes
se, ni ninguna de las demás, más que solamente de los mue- Toda la compañía se confesará y comulgará cuatro veces
bles y de parte del dinero, como, por ejemplo, lo que se ne- al año, si pueden hacerlo cómodamente, a saber: el día de
524 P.I1. Selección de escritos X. Documentos varios 525

Pentecostés, Nuestra Señora de agosto, San Andrés y San persona, le ofrecerán a nuestro Señor Jesucristo esta conver-
Martín, para honrar el ardiente deseo que tiene nuestro Se- sación en honor del trato que él se dignó tener en la tierra
ñor Jesucristo de que amemos a los pobres enfermos y les con los hombres, y le suplicarán que las preserve de toda
socorramos en sus necesidades; para realizar este santo deseo, ofensa; se esforzarán especialmente en tener en su interior un
se le pedirá su bendición sobre esta cofradía, a fin de que gran honor y reverencia a nuestro Señor Jesucristo y a su
florezca cada vez más para su mayor honra y gloria, para santa Madre, ya que es éste uno de los puntos principales
consuelo de sus miembros y la salvación de las almas que le que requiere esta cofradía en aquellas que desean pertenecer
sirvan en ella o le han dado parte de sus bienes. a la misma.
Y a fin de que la Compañía se conserve en una sincera Se ejercitarán con esmero en la humildad, sencillez y ca-
amistad según Dios, cuando alguna de ella caiga enferma, la ridad, respetando cada una a su compañera y a las demás y
priora y las demás cuidarán de visitarla y de hacer que reciba dejándoles la precedencia. Realizarán todas sus acciones con
los santos sacramentos de la Iglesia, rezando por ella en co- la intención de demostrar su caridad para con los pobres, y
mún y en particular. Y cuando quiera Dios sacar de este no por respeto humano.
mundo a algún miembro de esta corporación, las demás Después de haber ocupado la jornada en la observancia
asistirán a su entierro con el mismo sentimiento con que se de lo que se ha dicho, una vez llegada la hora de acostarse,
llora la muerte de la propia hermana, esperando poder vol- harán el examen de conciencia y rezarán tres veces el Padre-
ver a verla en el cielo; cada una rezará tres veces el rosario nuestro y tres veces el Avemaria, y dirán una vez el De pro-
por su intención, y harán celebrar una misa rezada para el fundis por los difuntos, aunque todo esto sin obligación
socorro de su alma en la capilla de dicha cofradía. bajo pecado mortal ni venial.

De los ejercicios particulares de cada una APROBACIÓN DE LA COFRADÍA

Al despertar se empezará el día con la invocación a nues- El infrascrito, Tomás de Méchatin Lafaye, canónigo y
tro Señor Jesucristo, naciendo la señal de la cruz y rezando conde de la iglesia de Lyón, oficial juez de la Primada, vica-
alguna oración a su santa Madre; luego, una vez levantadas rio general espiritual y temporal del ilustrísimo y reverendí-
y vestidas, tomarán agua bendita, se pondrán de rodillas al simo padre señor Dionisio Simón de Marquemont, por la
pie de la cama o delante de alguna imagen y darán gracias a gracia y permiso de nuestro Santo Padre el Papa arzobispo y
Dios por los beneficios, tanto generales como particulares, conde de Lyón, primado de Francia, consejero del rey en su
que hayan recibido de su divina Majestad, rezarán tres veces consejo de Estado y su embajador extraordinario en Roma
el Padrenuestro y otras tres el Avemaria en honor de la San- ante el mencionado Santo Padre.
tísima Trinidad, y una vez el Credo y la Salve; luego escucha- A todos cuantos vean las presentes letras hacemos saber
rán la santa misa si tienen oportunidad de ello, se acordarán que, habiendo leído los artículos anteriormente escritos de
de la modestia con que el Hijo de Dios realizaba sus accio- los reglamentos de la cofradía de la Caridad que se pretende
nes en la tierra y, para honrarle e imitarle en esta virtud, establecer y erigir en la ciudad de Chatillon-les-Dombes, de
harán también todo lo que tengan que hacer con modestia y la diócesis de Lyón, para asistir espiritual y corporalmente a
tranquilidad. los pobres enfermos de dicha ciudad, que a veces tienen mu-
Las que sepan leer leerán todos los días pausada y atenta- cho que sufrir por falta del orden debido en su asistencia,
mente un capítulo del libro del señor Obispo de Ginebra ti- artículos que nos ha presentado el venerable señor Vicente
tulado Introducción a la vida devota y elevarán de vez en de Paúl, bachiller en teología y párroco de dicha ciudad de
cuando su espíritu a Dios; antes de esta lectura implorarán Chatillon, después de haberlos considerado y de haber oído
su gran misericordia para sacar fruto de su amor en este de- la súplica que se nos ha hecho humildemente para que ten-
voto ejercicio. gamos a bien permitir la erección de dicha cofradía y apro-
Cuando tengan que ir a algún sitio en compañía de otra bar, legalizar y ratificar los artículos contenidos en dicho
X. Documentos varios 527
526 P.II. Selección de escritos
Francisca Baschet; Carlota de Brie; Gaspara Puget; Flo-
reglamento con la autoridad del ilustrísimo y reverendísimo rencia Gomard, esposa del señor de la ciudad; Dionisia Bey-
señor arzobispo y con su beneplácito, para que les añadamos nier, esposa del señor Claudio Bouchour; Filiberta Mulger,
o les quitemos lo que le plazca, hemos permitido y permiti- esposa de Filiberto des Hogoniéres; Catalina Patissier, viuda
mos la erección de esta cofradía en la forma indicada por los de Filiberto Guillon; Leonor Burdilliat; Juana Perra, hija de
artículos de dicho reglamento, aprobando, legalizando y ra- Gui Perra; Florencia Gomard, hija del difundo Dionisio
tificando por las presentes, por autoridad de dicho señor ar- Gomard; Benita Brost, hija de Ennemundo Prost; Antonieta
zobispo, todo lo que en ellos se contiene, con la reserva, sin Guay, viuda de Pontus; Guichenon, que se presentó para
embargo, de que él podrá añadir y quitar como se ha dicho velar a los pobres.
todo lo que le parezca conveniente y que dicha cofradía con
todo lo que de ella dependa quedará sometida a la autoridad Se procedió luego a la elección de los cargos en la forma
inmediata del señor arzobispo, como superior suyo, o, en su que se menciona anteriormente, y fue elegida como priora la
ausencia, de su vicario general. señorita Baschet; como tesorera, la señorita Carlota de Brie,
y como segunda asistente, la señora Gaspara Puget; como pro-
En testimonio de lo cual firmamos el presente documen- curador fue elegido, por mayoría de votos entre las anterior-
to y lo ordenamos firmar por el señor Juan Linet, secretario mente nombradas, el señor Juan Beynier, hijo del distingui-
del arzobispado y ciudadano de Lyón, mandándoles poner el do señor Juan Beynier. Así se hizo en dicha capilla del
sello de la cámara del señor arzobispo de Lyón, con fecha del hospital, estando presentes los honorables señores Juan Bes-
24 de noviembre de 1617. son, Juan Benonier, Hugo Rey, sacerdotes encargados de la
iglesia de San Andrés en Chatillon, y el señor Antonio Blan-
MÉCHATIN LAFAYE chard, notario real y señor de dicha ciudad, junto con otros
muchos asistentes y testigos.
Por orden del señor vicario general, LlNET
BESSON, BENONIER, H. REY. BLANCHARD,
BEYNIER, procurador, V.
DEPAUL, párroco de Chatillon
ERECCIÓN DE LA COFRADÍA

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo,


MODIFICACIÓN DEL REGLAMENTO
el día ocho de diciembre, festividad de la Inmaculada Con-
SOBRE EL CARGO DE TESORERÍA
cepción de la Virgen Madre de Dios, del año 1617, en la
capilla del hospital de la ciudad de Chatillon-les-Dombes,
en presencia del pueblo reunido, el infrascrito Vicente De- Y como dichas sirvientas de los pobres, reunidas todas
paul, indigno sacerdote y párroco de dicha ciudad, expuse juntas, fueron del parecer que el cargo de tesorera era un
cómo el señor de Lafaye, vicario general del señor arzobispo poco excesivo para una sola persona, ha acordado por mayo-
de Lyón, nuestro dignísimo prelado, ha aprobado - los artícu- ría de votos, estando yo presente como párroco, que el cargo
los y reglamentos contenidos anteriormente, redactados para de tesorera sea compartido por dos, a saber: que la tesorera
la erección y fundación de la cofradía de la Caridad en esta guardará el dinero, lo distribuirá, dará cuentas y se encarga-
ciudad y en el interior de dicha capilla. rá de hacer las provisiones, y que la segunda asistenta guar-
dará los muebles y la ropa, y dará cuentas de ello cuando
Basándonos en ello, el infrascrito párroco, en virtud de salga de su cargo. Todo ello con el beneplácito del reveren-
dicha aprobación, erigimos y establecemos en esta fecha di- dísimo señor arzobispo.
cha cofradía en esta capilla, después de haber expuesto con-
venientemente al pueblo en qué consiste esta cofradía y cuál En Chatillon, el 12 de diciembre de 1617.
es su finalidad, a saber: asistir a los pobres enfermos. Una
V. DEPAUL, FRANCISCA BASCHET, CARLOTA DE BRIE,
vez amonestadas todas las personas e invitadas a que dieran
sus nombres las que quisieran pertenecer a ella, se presenta- tesorera, GASPARA PUGET, asistenta,
BEYNIER, procurador
ron las siguientes:
528 P1I- Selección de escritos X. Documentos varios 529
Ese mismo día fue recibida María Rey para velar a los junto con el mencionado eclesiástico; será como el alma que
pobres. anima al cuerpo, hará observar el presente reglamento, reci-
V. DEPAUL, párroco de Cháüllon birá en la cofradía a las que juzgue idóneas y las dirigirá en
todo lo que se refiere a sus empleos; pero especialmente en
la práctica de las virtudes cristianas y propias para su salva-
NUEVAS ADMISIONES
ción, instruyéndolas más con su ejemplo que con sus pala-
bras; las enviará, las retirará, las retendrá y empleará en todo
El día 7 de junio de 1626, habiéndose celebrado la asam- lo que se refiere al fin de dicha cofradía, no solamente en la
blea en la capilla del hospital, para la cuestión de la Cari- parroquia en donde esté establecida dicha cofradía, sino
dad, con el voto de todas las sirvientas de los pobres, queda- también en todos los lugares adonde crea conveniente en-
ron admitidas e inscritas en el número de sirvientas las viarlas, todo ello con el consejo de dicho eclesiástico y con la
siguientes señoras: señora Sara Girard, viuda de Juan Go- bendición de los señores párrocos.
nod; señora Jacquemet Bricaud, viuda de Juan Levy; señora
La segunda oficiala será asistenta de la superiora y la
Helena Tillon, viuda de Santiago Porchod.
representará en su ausencia; las demás la obedecerán como a
GIRAD, párroco de Cháüllon, BEYNIER, procurador la misma superiora cuando ésta esté ausente.
La tercera hará de tesorera, llevará las cuentas y guardará
el dinero en un cofre con dos cerraduras distintas, de las que
la superiora tendrá la llave de una y ella la otra, aunque
2. REGLAMENTO DE LAS H I J A S DE LA CARIDAD 1 podrá tener a mano la suma de cien libras para atender a los
gastos ordinarios.
[1645] La cuarta se encargará de los gastos y de las necesidades
comunes de la Compañía. Estas oficialas darán cuenta de los
La cofradía de jóvenes y viudas sirvientas de los pobres ingresos y de los gastos todos los años en manos de la supe-
de la Caridad será instituida para honrar la caridad de nues- riora y del mencionado eclesiástico.
tro Señor, patrono de la misma, con los pobres enfermos de Estas tres harán de consejeras de la superiora.
los lugares en donde estén establecidas o adonde se las envíe, Tanto las viudas como las jóvenes de dicha cofradía esta-
sirviéndoles según las normas que les den las damas oficia- rán sometidas y obedecerán a dicha superiora y a todas las
las de la Caridad de las parroquias en que estén, corporal y que hayan sido delegadas por ella, pensando que obedecen a
espiritualmente: corporalmente, preparándoles y llevándoles Dios en sus personas y ejecutando voluntaria y puntualmen-
la comida y las medicinas; y espiritualmente, procurando te las órdenes que les dé la superiora, tanto en las parroquias
que los moribundos salgan de este mundo en buen estado en las que hayan sido puestas como en cualquier lugar
y que los que sanen hagan el propósito de vivir mejor en adonde hayan sido enviadas.
adelante. También rendirán obediencia, en lo que se refiere a su
Dicha cofradía estará compuesta de viudas y de jóvenes, dirección, al eclesiástico que haya sido designado para el go-
que elegirán a cuatro de entre ellas, por mayoría de votos, bierno de dicha cofradía.
cada tres años, para que sean sus oficialas, la primera de las Las que deseen ser recibidas en dicha cofradía se presen-
cuales será la superiora o directora y podrá continuar en el tarán a la superiora; ésta, después de haber probado su voca-
cargo. Esta elección, que se hará cada tres años, será presidi- ción y haber tratado con el director, las recibirá y dirigirá en
da por un eclesiástico, delegado por el señor obispo de París sus funciones durante algún tiempo; luego, cuando las juz-
para la dirección de dichas jóvenes y viudas. gue capaces, las empleará en los santos ejercicios que hemos
La superiora llevará la total dirección de esta cofradía dicho.
1
Recueil de piéces concernant la communauté des Filies de la Chan- He aquí el empleo de la jornada para las que permanez-
té, 4s. Este reglamento iba acompañando a la carta 810 t.II, 467. Cf. S.V.P. can en la casa:
XIII, 551-556. Se levantarán a las cuatro y, después de vestirse y ha-
530 P.II. Selección de escritos X. Documentos varios 531

cer la cama, tendrán media hora de oración todas juntas, tir, de caminar, de hablar, de servir a los pobres, y especial-
después de la cual unas irán a oír la misa en sus parroquias mente en lo que se refiere al tocado y vestido, como se ha
y las otras se ocuparán en los ejercicios a que están destina- dicho.
das, tal como se ha dicho anteriormente; luego irán a misa, Si ahorran algún dinero, lo pondrán en la bolsa común,
después de que hayan vuelto las primeras. que les servirá para poder adquirir hábitos y para otras nece-
A las once y media harán el examen particular sobre la sidades, cuando llegue la hora.
virtud que se hayan propuesto adquirir; a continuación co- Y para mejor honrar a nuestro Señor, su patrono, ten-
merán todas juntas, con lectura en la mesa. Tendrán luego drán en todas sus acciones la recta intención de agradarle
una hora de recreo de una forma modestamente alegre, tra- siempre y procurarán conformar su vida a la suya, particu-
bajando juntas, unas en coser e hilar, otras en otras faenas, larmente en su pobreza, su humildad, su mansedumbre, su
hasta las dos. sencillez y sobriedad.
Desde las dos hasta las tres guardarán silencio las que Y para remediar muchos de los inconvenientes que po-
estén trabajando juntas; entre tanto, una de ellas leerá en voz drían surgir, no recibirán nada de nadie, ni darán nada a
alta algún libro espiritual. nadie, sin dar aviso a dicha superiora.
A las seis harán un segundo examen de la misma virtud; No harán ninguna visita, a no ser la de los enfermos, ni
luego tomarán la cena y tendrán la recreación trabajando permitirán que nadie las visite en sus casas, especialmente
juntas, como antes; a las ocho tendrán el examen general y los hombres, sin el permiso de la superiora.
la lectura de la oración que habrán de hacer el día siguiente, Cuando vayan por la calle, caminarán modestamente y
después de lo cual se pedirán perdón unas a otras, cuando con la vista baja, sin detenerse a hablar con nadie, especial-
crean que han dado algún motivo de mortificación a las de- mente con las personas de otro sexo, a no ser en caso de gran
más; y luego irán a acostarse. necesidad; incluso entonces tendrán que ser breves y termi-
Las que están en las parroquias, tanto de las aldeas como nar cuanto antes.
de la ciudad, observarán las mismas horas, si sus ocupacio- No saldrán de casa sin permiso de la superiora o de otra
nes se lo permiten; tanto unas como otras se confesarán y hermana a la que se haya designado para ello; al regresar, se
comulgarán todos los domingos y días de fiesta en la parro- presentarán a ella y le darán cuenta de su viaje.
quia, y harán todos los años un pequeño retiro y una confe- No enviarán ninguna carta, ni abrirán las que se les es-
sión anual en la casa en donde reside la superiora. criba, sin permiso de la misma superiora.
Vestirán todas de la misma manera, como aldeanas. No se entretendrán hablando a la puerta con las personas
Cuando sean enviadas a alguna parroquia, irán a recibir externas, ni tampoco dentro de casa, sin dicho permiso.
la bendición de los señores párrocos, recibiéndola de rodi- Procurarán ir al menos una vez al mes a casa de dicha
llas; y mientras estén en sus parroquias, les rendirán toda superiora para tratar con ella de todas sus ocupaciones; se
clase de honor y sumisión. dirigirán allá siempre que se les mande, después de haber
También rendirán obediencia a las damas oficialas de la dejado atendidas las necesidades de los enfermos.
Caridad y a los señores médicos en todo lo referente a las Recordarán que se llaman hijas de la Caridad, esto es,
necesidades de los pobres enfermos. hijas que tienen la profesión de amar a Dios y al prójimo; y,
Pondrán especial cuidado en servir a los pobres enfermos por consiguiente, que además del amor soberano que han cíe
y harán todo lo posible por ajustarse al horario indicado, tener a Dios, tienen que distinguirse en el amor al prójimo,
especialmente a las horas de levantarse y acostarse, las y especialmente a sus compañeros. Según esto, evitarán (oda
oraciones, los exámenes, tanto generales como particula- frialdad y antipatía entre ellas, así como también las amista-
res, las lecturas espirituales, las confesiones y comuniones y des particulares y el apego a alguna de ellas, ya que estos dos
el silencio, sobre todo antes de la oración de la mañana y extremos viciosos son la fuente de división y de ruina de una
después de las preces de la noche. Compañía, sobre todo cuando se nota por fuera.
También tendrán mucho cuidado de guardar la unifor- Además, se acordarán de que llevan el nombre de sirvien-
midad, en todo lo que puedan, en la forma de vivir, de ves- tes de los pobres, que, según el mundo, es uno de los oficios
X. Documentos varios 533
532 P.II. Selección de escritos
oficialas y de algunas otras damas; las oficialas insistieron
más bajos, a fin de mantenerse siempre en la baja estima de
en que era preciso nombrar otras nuevas, mientras que las
sí mismas, rechazando con prontitud el más pequeño senti-
demás eran del parecer de que se les rogase que continuaran
miento de vanagloria que pase por su espíritu por haber
en el cargo hasta Pascua.
oído hablar bien de lo que hacen, convencidas que es a Dios
a quien se le debe todo honor, ya que sólo él es el autor de Y puesto que ustedes tienen voto deliberativo en este
todo bien. asunto, recogeremos sus opiniones al final de esta plática,
para saber si las oficialas tienen que continuar o si desean
Y como sus ocupaciones son de ordinario muy penosas, y
ustedes proceder a una nueva elección.
los pobres a los que sirven son algo difíciles de tratar, hasta
el punto de que a veces tienen que recibir reproches de ellos En cuanto a la situación de los asuntos, empezaremos, si
a pesar de que hacen todo lo que pueden por atenderlos me- les parece bien, por el hospital, que fue el que dio origen al
jor, procurarán con todas sus fuerzas tener una buena provi- nacimiento de la compañía; es el fundamento sobre el que
sión de paciencia y pedirle todos los días a nuestro Señor quiso Dios establecer las demás obras que se han emprendi-
que les dé abundancia de virtud y les haga participar de la do y es la fuente de los demás bienes que se han hecho.
paciencia que él practicó con quienes le calumniaban, abo- El padre Vicente leyó entonces delante de la asamblea la
feteaban, flagelaban y crucificaban. situación de los ingresos y de los gastos. Desde la última
Serán muy fieles y cumplidoras en la observancia del pre- reunión general, esto es, desde hacía cerca de un año, se ha-
sente reglamento, y también de las loables costumbres y la bían gastado 5.000 libras para la colación de los pobres en-
forma de vivir que han guardado hasta el presente, sobre fermos del hospital y se habían recibido para este fin 3.500
todo de las que se refieren a su propia perfección. libras. Así, pues, el déficit subía a 1.500 libras.
Se acordarán, sin embargo, que siempre hay que preferir Hecha esta exposición, continuó:
a sus prácticas de devoción el servicio a los pobres y las de- Esto ha podido provenir de que han muerto varias damas
más ocupaciones, siempre que la necesidad o la obediencia que pertenecían a la compañía y que no se han repuesto por
las llame a ellas; pensarán que, al obrar de este modo, dejan otras nuevas. Por eso, señoras, están ustedes reunidas aquí,
a Dios por Dios. en parte para ver los medios de que siga adelante esta buena
obra, que comenzó y continuó durante tantos años por unos
caminos imperceptibles para todos, menos para Dios, que
derramó sobre ella tantos beneficios que nunca lograremos
3. PLATICA A LAS DAMAS
agradecer bastante.
Informe sobre la situación de las obras Señoras, ¡cuántas gracias tienen ustedes que dar a Dios
por la atención que él les ha hecho poner en las necesidades
corporales de esos pobres enfermos! Porque la asistencia a
[11 julio 1657]1
sus cuerpos ha producido este efecto de su gracia: que les ha
Señoras: hecho pensar en su salvación en un tiempo tan oportuno en
La convocatoria de esta reunión obedece a tres objetivos. que la mayor parte de ellos jamás habría tenido otro para
El primero es para proceder a una nueva elección de oficia- prepararse a bien morir, mientras que los que se recuperen
las, si se cree conveniente; el segundo, para poner en conoci- de la enfermedad no pensarían ciertamente en cambiar de
miento de la compañía la situación de las obras que Dios le vida sin esas buenas disposiciones en que se les procura po-
ha concedido la gracia de emprender; y el tercero, para con- ner.
siderar las razones que tienen ustedes para entregarse a su El padre Vicente leyó a continuación la nota de gastos
divina bondad, a fin de que Dios quiera concederles la gra- hechos por la compañía para los pobres de Champaña y de
cia de sostener y de continuar estas obras comenzadas. Picardía. Y añadió:
En cuánto a la elección, ya se habló de ella el viernes Desde el 15 de julio de 1650 hasta el día de la última
pasado en la reunión ordinaria, que está compuesta de las asamblea general se han enviado o distribuido a los pobres
348.000 libras; y desde la última asamblea general hasta el
Fecha indicada al margen por Abelly.
534 P.Il. Selección de escritos X. Documentos varios 535

día de hoy, 19.500 libras, que es poco más o menos lo que se que es ahora, y entonces había que enviar hasta 16.000 li-
gastó durante los años precedentes. Estas sumas se han em- bras por mes. Todos se animaban a dar, al ver el peligro de
pleado para alimentar a los pobres enfermos; para retirar y morir en que estaban los pobres si no se les socorría pronto,
mantener a unos 800 niños huérfanos de las aldeas destrui- y se animaban los unos a los otros para asistirlos con su
das, tanto niños como niñas, poniéndolos en algún oficio o caridad. Pero hace uno o dos años, desde que los tiempos
a servir, después de haberlos instruido y vestido; para mante- van siendo mejores, las limosnas han disminuido mucho.
ner a muchos sacerdotes en sus parroquias arruinadas, que No obstante, todavía quedan unas 80 iglesias en ruinas, y la
se habrían visto obligados a abandonar a sus feligreses al no pobre gente se ve obligada a ir a misa hasta muy lejos. Mi-
poder vivir con ellos sin esa ayuda; y, finalmente, para arre- rad la situación en que estamos. Ya se ha empezado a traba-
glar un poco algunas iglesias, que se encontraban en un es- jar en este asunto, gracias a la providencia que Dios tiene
tado tan lamentable, que es imposible decirlo sin estremecer- sobre la compañía.
se de lástima.
Pues bien, señoras, ¿no les conmueve el corazón el relato
Los lugares en donde se ha distribuido el dinero son las de todas estas cosas? ¿No os sentís impresionadas y llenas de
ciudades y los alrededores de Reims, Rethel, Laón, San gratitud para con la bondad de Dios sobre vosotras y sobre
Quintín, Ham, Marle, Sedán y Arras. Sin comprender los esos pobres afligidos? Su providencia se ha dirigido a unas
trajes, sábanas, mantas, camisas, albas, casullas, misales, co- cuantas señoras de París para asistir a dos provincias desola-
pones, etc., que sumarían una cantidad considerable si se das; ¿no les parece esto algo singular y nuevo? La historia
contabilizasen. no nos dice que haya sucedido nunca esto ni con las señoras
Ciertamente, señoras, no puede pensarse sin admiración de España, ni con las de Italia, ni con las de ningún otro
en el gran número de vestidos para hombres, para mujeres y país. Estaba reservado esto para vosotras, las que estáis aquí,
para niños, así como para sacerdotes; como tampoco en los y para algunas otras que están ya en la presencia de Dios, en
ornamentos diversos para las iglesias despojadas y reducidas donde han encontrado una amplia recompensa por su cari-
a tal pobreza, que puede decirse que sin esa caridad habría dad.
sido necesario suprimir la celebración de los sagrados miste-
rios, y los lugares sagrados habrían tenido que dedicarse so- Desde el año pasado han fallecido ocho de vuestra com-
lamente a usos profanos. Si hubierais estado entre las seño- pañía. Y, a propósito de esas damas difuntas, ¡Dios mío!,
ras que se encargaban de aquellos paquetes de ropa, habríais ¿quién les habría dicho, la última vez que se reunieron, que
visto sus casas convertidas en grandes almacenes y depósitos, Dios iba a llamarlas antes de la próxima asamblea? ¡Qué
como los de los grandes mercaderes. reflexiones no habrían hecho sobre la brevedad de esta vida y
¡Bendito sea Dios, señoras, por haberles concedido la gra- sobre la importancia de pasarla bien! ¡Y qué resoluciones no
cia de servir a nuestro Señor en sus pobres miembros, cuya habrían tomado de entregarse más que nunca al amor de
mayor parte no llevaban más que andrajos, estando muchos Dios y al servicio del prójimo, con mayor fervor y con efec-
niños tan vestidos como la palma de la mano! La desnudez tos más abundantes! Entreguémonos a Dios para entrar tam-
de las jóvenes y de las mujeres era tan grande que no se bién nosotros en estos sentimientos. Ellas están ahora gozan-
atrevería a mirarlas un hombre que tuviera un poco de pu- do en el cielo, como hay motivos para esperar; ellas saben
dor. Además, todos estaban a punto de morir de frío en me- por experiencia lo bueno que es servir a Dios y asistir a los
dio de los rigores del invierno. ¡Cuántas gracias tenéis que pobres; y en el día del juicio escucharán estas agradables
darle a Dios por haber recibido de él la inspiración y los palabras del Hijo de Dios: "Venid, benditos de mi Padre,
medios para atender a estas gentes necesitadas! Y a cuántos poseed el reino que os está preparado; porque, cuando tuve
enfermos les habéis salvado la vida. Porque estaban como hambre, me disteis de comer; cuando estuve desnudo, me
abandonados de todo el mundo, tumbados en tierra, expues- vestisteis; cuando estuve enfermo, fuisteis a socorrerme, etc." 2
tos a las inclemencias del tiempo y reducidos a la más extre- ¡Qué hermosa práctica, señoras, ofreceros a Dios, y yo
ma necesidad por los soldados y por la escasez de trigo. La con vosotras, para hacernos dignos, mientras todavía te-
verdad es que hace algunos años su miseria era mayor de lo 8
Mt 25,34-36.
536 P.11. Selección de escritos X. Documentos varios 537

nemos esta ocasión, de estar algún día en aquel bienaventu- en las de sus padres, que, de ordinario, son gente pobre o
rado grupo, y proponernos hacer todo el bien que nos gusta- viciosa. No hay más que ver su distribución del día para
ría hacer si estuviéramos convencidos de que quizá sea ésta conocer bien los frutos de esta obra, que es de tal importan-
la última reunión en la que nos encontremos! ¡Ocho en un cia, que tienen ustedes todos los motivos del mundo para
solo año! Si a ellas añadís todas las que fueron muriendo los dar gracias a Dios por habérsela confiado.
años anteriores, veréis que ha disminuido en mucho el nú- Nos quedan por decir algunos motivos que obligan a la
mero de las de la compañía. Al principio había doscientas o compañía a renovar su devoción por estas diversas obras de
trescientas; actualmente se ha quedado reducida a ciento cin- caridad que la misericordia de Dios ha conducido hasta el
cuenta. Encomiendo a vuestras oraciones a estas queridas di- punto que acabamos de ver y cuyos frutos no se verán per-
funtas. fectamente hasta el cielo; obras que os obligan, repito, a to-
Pasemos a los niños expósitos, de los que se ha encarga- das las que os encontráis aquí, alistadas en esta santa mili-
do vuestra compañía. Por las cuentas de la señora de Brage- cia, a que continuéis y aumentéis vuestro primer fervor, y a
lonne, que es su tesorera, vemos que los ingresos del año las que todavía no pertenecen a la compañía, a contribuir
pasado ascienden a 16.248 libras, mientras que los gastos su- todo lo que puedan para sostener e incrementar estas obras,
man 17.221 libras. que guardan tanta relación con las que nuestro Señor hizo y
Después de haber recorrido la lista de los niños, tanto de recomendó en favor de los pobres.
los destetados como de los que estaban con nodriza, y de los El primer motivo es que vuestra compañía es una obra
mayores, colocados como aprendices o como criados, y de de Dios, y no una obra de los hombres. Como ya os he di-
los que estaban en el hospital, el padre Vicente comprobó cho otras veces, de los hombres no cabría esperar nada pare-
que eran en total 395. Y añadió: cido; por consiguiente, es Dios el que se ha mezclado en
Hemos observado que el número de los que abandonan esto: toda buena acción viene de Dios, él es autor de (odas las
cada año es casi siempre igual, es decir, casi tantos como obras santas. Hay que referirlas todas al Dios de las virtudes"
días tiene el año. Podéis ver qué orden hay en medio de y al Padre de las misericordias; pues ¿a quién hay que referir
tanto desorden, y cuánto bien es el que hacéis, al cuidaros de la luz de los planetas, más que al sol, que es su origen? ¿Y a
estas pobres criaturas abandonadas de sus propias madres y quién hay que referir el designio de la compañía, más que al
al encargaros de alimentarlas, educarlas y ponerlas en condi- Padre de las misericordias y al Dios de todo consuelo, que os
ciones de ganarse la vida para poder salvarse. Antes de que ha escogido como vehículos de su consuelo y de su miseri-
os encargaseis de ellos, os estuvieron urgiendo durante dos cordia? Nunca ha llamado Dios a una persona para una (a-,
años los señores canónigos de Notre-Dame. Como se trataba rea sin que haya visto en ella las cualidades propias para
de una empresa importante, quisisteis pensar en ella, y fi- cumplirla o sin que tenga proyecto de dársela. Por tanto, es
nalmente pusisteis manos a la obra, creyendo que Dios la él el que por su gracia os ha llamado y os ha unido a todas;
vería con agrado, tal como lo ha hecho ver desde entonces. ha sido necesario que su movimiento se haya traído a estas
Hasta entonces nunca había oído nadie decir, desde hace tres clases de bienes; no ha sido vuestra propia voluntad la
más de cincuenta años, que ningún niño expósito hubiera que os los ha hecho abrazar, sino la bondad que él ha puesto
logrado sobrevivir; todos morían de una manera o de otra. en vosotras. Esto bien vale la pena de que suscitemos el espíri-
Les tocaba a ustedes, señoras, a quienes Dios había reservado tu de caridad entre nosotros de todas esas maneras. ¡Cómo!
esta gracia, conseguir que vivieran muchos de ellos y que ¡Es Dios el que me ha otorgado el honor de llamarme! Es
pudieran vivir bien. menester, por tanto, que escuche su voz. ¡Es Dios el que me
Cuando aprenden a hablar, aprenden al mismo tiempo a ha destinado a estos ejercicios caritativos! Es preciso, por
alabar a Dios, y poco a poco se les va dando ocupación tanto, que me dedique a ellos. El no ha querido, señoras, que
según las habilidades y la capacidad de cada uno; se vela vuestros ojos hayan visto al Salvador como lo vio el santo
sobre ellos para educar bien sus modales y corregir oportu- Simeón; pero quiere que escuchéis su voz para ir a donde él os
namente sus malas inclinaciones. Se sienten felices de haber llame, si no ciegamente, como San Pablo, sí con alegría y con
caído en vuestras manos, mientras que serían desgraciados cariño; porque si no la escucháis y no respondéis a ella, os
538 P.U. Selección de escritos X. Documentos varios 539

haríais indignas de la gracia de vuestra vocación. Yo he visto traeríais acá a las señoras con que tenéis relación. De lo con-
nacer la obra, he visto cómo la bendecía Dios, la he visto trario, se os podrá aplicar el reproche del Evangelio a aquel
comenzar con una simple colación que se llevaba a los enfer- que empezó a construir un edificio y lo dejó sin acabar:
mos; y ahora la proseguís vosotras, y con unas consecuencias "Habéis puesto los fundamentos de una obra, y habéis deja-
tan ventajosas para su gloria y para el bien de los pobres. do así las cosas". Y esto es un asunto de importancia, sobre
Entonces es menester que le tenga cariño. ¡Qué dureza de todo si tenéis en cuenta que vuestro edificio es un adorno
corazón si hubiera alguna que no tuviera interés en contri- para la Iglesia y un asilo para los miserables. Por consi-
buir al sostenimiento de unos bienes tan grandes como éstos! guiente, si por vuestra culpa llegase a fallar, le quitaréis al
El segundo motivo es que todas tenéis que tener mucho público un motivo de gran edificación y a los pobres un
miedo de que estas obras lleguen a disolverse y a perderse en gran consuelo.
vuestras manos. Señoras, sería sin duda una gran desgracia; El hermano que está encargado de distribuir vuestras li-
una desgracia tan grande como la gracia que Dios os ha mosnas me decía: "Padre, es el trigo que se ha enviado a la
concedido de utilizaros en una obra tan admirable. Hace ya frontera lo que ha dado la vida a un gran número de fami-
alrededor de ochocientos años que las mujeres no tienen lias; no tenían ni un solo grano para sembrar; nadie se lo
ninguna ocupación pública en la Iglesia; antes existían las quería prestar; las tierras permanecían yermas y aquellas al-
que tenían el nombre de diaconisas, que se preocupaban de deas se quedaban desiertas por la muerte y por el abandono
ordenar a las mujeres en las iglesias y de instruirlas en las de sus habitantes". Se han utilizado hasta 22.000 libras en
ceremonias que entonces se usaban. Pero en tiempos de Car- un año en simientes, para sembrarlas en verano y alimentar-
lomagno, por una disposición secreta de la Providencia, cesó los en invierno. Fíjense, señoras, en los bienes que han he-
este uso, y vuestro sexo quedó privado de toda ocupación, cho y la desgracia que sería si llegasen a faltar.
sin que en adelante se le haya confiado alguna; y he aquí El tercer motivo que tenéis para proseguir estas obras (an
que esta misma Providencia se dirige actualmente a algunas santas es el honor que nuestro Señor saca de ellas. ¿Cómo
de vosotras para suplir lo que se necesitaba para los pobres así? Porque es para él un honor entrar en sus sentimientos,
enfermos del hospital. Algunas respondieron a sus designios seguirlos, hacer lo que él hizo y realizar lo que él ha ordena-
y, poco después, otras se asociaron a las primeras; Dios las do. Pues bien, sus sentimientos más íntimos han sido pre-
hizo como madres de los niños abandonados, las directoras ocuparse de los pobres para curarlos, consolarlos, socorrer-
de su hospital y las dispensadoras de las limosnas de París los y recomendarlos; en ellos es en quienes ponía lodo su
por las provincias, especialmente para las que acaban de ser afecto. Y él mismo quiso nacer pobre, recibir en su compa-
desoladas. Estas buenas almas han respondido a todo esto ñía a los pobres, servir a los pobres, ponerse en lugar de los
con ardor y con firmeza, por la gracia de Dios. pobres, hasta decir que el bien y el mal que les hacemos a
¡Ay, señoras! Si todos estos bienes llegaran a disolverse los pobres los considerará como hechos a su divina persona.
entre vuestras manos, sería un motivo de gran desconsuelo. ¿Podía acaso demostrarles un amor más tierno a los pobres?
¡Qué desilusión! ¡Qué vergüenza! ¿Y quién podría pensar en ¿Y qué amor podemos nosotros tenerle a él si no amamos lo
semejante catástrofe? ¿De dónde podría provenir? ¿Quién que él amó? No hay ninguna diferencia, señoras, entre
podría ser la causa? Que cada una de vosotras se pregunte en amarle a él y amar a los pobres de ese modo; servirles bien a
su interior: "Soy yo la que contribuyo a hacer que decaiga los pobres es servirle a él; es honrarle como es debido e imi-
esta santa obra? ¿Qué hay en mí que me haga indigna de tarle en nuestra conducta. Si esto es así, ¡cuántos motivos
sostenerla? ¿Soy yo la causa de que Dios cierre su mano a sus tenemos para animarnos a proseguir estas buenas obras, di-
gracias?" Seguramente, señoras, si nos examinamos bien, ciendo ya desde ahora desde lo más profundo de nuestros
tendríamos mucho miedo de no haber hecho todo lo que corazones: "Sí, me entrego a Dios para cuidar de los pobres y
hemos podido por el progreso de esta obra; y si consideraseis para practicar con ellos las obras de caridad; les atenderé, les
su importancia, la querríais tanto como a la niña de vues- querré, les cuidaré; y, a ejemplo de nuestro Señor, amaré a
tros ojos y como el instrumento de vuestra salvación. Y si os quienes les consuelan y respetaré a todos los que les visiten y
interesaseis, según Dios, por su progreso y su perfección, atiendan"! Pues bien, si nuestro bondadosísimo Salvador se
540 P.ll. Selección de escritos X. Documentos varios !)•! 1

considera honrado con esta imitación, ¡cómo hemos de sen- consiguiente, hemos de creer que Dios no derrama sus gra-
tirnos también nosotros honrados en poder hacernos seme- cias más que en aquellas que se separan del gran mundo,
jantes a él! ¿No os parece, señoras, que es éste un motivo que se acercan a Dios y que se recogen para unirse con él
muy poderoso para renovar en ustedes el primer fervor? En con suspiros, con oraciones y con santos ejercicios y ocupa-
cuanto a mí, creo que debemos ofrecernos hoy a su divina ciones, de forma que todo el mundo sepa que han hecho
Majestad, para que nos anime con su misma caridad, de for- profesión de servir a Dios.
ma que en adelante se pueda decir de todas ustedes que es la ¡Oh Señor! ¿Habrá mucha gente que se salve? Hay dos
caridad de Cristo la que les impulsa. puertas para ir a la otra vida, una estrecha y otra ancha; hay
He aquí bastantes motivos para las almas que aman a pocos que pasan por la primera y muchos por la segunda.
Dios. Me parece que también vosotras me decís: "Padre, es- Los santos entienden por la puerta ancha la libertad de los
tamos todas convencidas de que es importante continuar los mundanos, que, tomando carrera, siguen sus apetitos desor-
bienes comenzados, que solamente el fin es lo que corona a denados; para esos no queda más remedio que la cólera y la
las obras y que no solamente hay que servir a Dios y atender maldición de Dios, según lo que dice San Pablo: "Si vivís
a los pobres, sino además hay que procurar hacerlo bien; no según la carne, moriréis" 3 . ¡Salvador mío! ¡Qué amenaza!
queda más que buscar los medios para ello, puesto que gra- Tenemos motivos para creer que no estamos en ese gran nú-
cias a Dios estamos decididas y dispuestas a hacer todo lo mero de los que caminan a la perdición; sí, así es si realmen-
posible para que sigan adelante las obras y prosigan nues- te marchamos por el camino estrecho.
tras reuniones". Las damas que se entreguen a Dios para vivir como ver-
Así, pues, el primer medio que les presento, señoras, es daderas cristianas, en la observancia de los mandamientos de
tener un interés continuo y acendrado por trabajar en vues- Dios y cumpliendo con las reglas de la justicia; las casadas,
tro progreso espiritual y vivir con toda la perfección que os obedeciendo a sus maridos; las viudas, viviendo como viu-
sea posible, teniendo siempre la lámpara encendida dentro das; las madres, cuidando de sus hijos; las amas, de sus cria-
de vosotras, esto es, un deseo cordial, ardiente y perseverante dos y criadas; y que finalmente añadan a estos deberes lo que
de agradar y de obedecer a Dios; en una palabra: de vivir el bienaventurado Obispo de Ginebra les aconseja, a saber:
como verdaderas siervas de Dios. Las que están en estas dis- que entren en las compañías y cofradías que hacen profesión
posiciones atraen seguramente las gracias de Dios y de especial de virtud y que, además de recomendar algún ejerci-
nuestro Señor sobre ellas mismas, en sus corazones y en sus cio exterior de piedad o de misericordia, lleven también a la
acciones. Y puesto que las máximas del mundo no están de mortificación de las pasiones y al amor de Dios, esas damas
acuerdo con esto y no hay nada que nos prive tanto del espí- caminarán por el buen camino que conduce a la vida. En-
ritu de Dios como el vivir mundanamente en el siglo, y trad, pues, en esta compañía o cofradía las que no os hayáis
como cuanto mayor es el lujo y el fasto más indigno se hace alistado en ella, puesto que lo más importante es no tener
uno de poseer a Jesucristo, las damas de la Caridad tienen corazón más que para Dios, ni más voluntad que la de amar-
que apartarse de este espíritu del mundo como de un aire le, ni más tiempo que para servirle. Si una se complace en su
infectado; es preciso que se declaren partidarias de Dios y de marido, es por Dios; si se preocupa de sus hijos, es por Dios;
la caridad. Y tiene que ser por entero, pues el que quisiera si se dedica a sus negocios, es por Dios. Así es como se pasa
adherirse en una pequeña parte al partido contrario, lo es- por la puerta estrecha de la salvación y se llega al cielo.
tropearía todo, puesto que Dios no puede tolerar un corazón Nuestro Señor tenía que tratar con tres clases de gentes:
compartido; lo quiere todo; sí, lo quiere todo. Tengo el con- con los apóstoles, con los discípulos y con el pueblo. Este le
suelo de hablarles a unas almas que son totalmente suyas, seguía por algún tiempo; pero, después de haber saboreado
apartadas de todo lo que podría hacerlas desagradables a sus sus palabras de vida, se retiraba. Esto le obligó a nuestro
ojos. Antiguamente, entre aquellas que se presentaban para Señor a decir a sus discípulos: "¿Y vosotros? ¿No queréis
entrar en la compañía, se elegía a las que no frecuentaban el también dejarme?" Hay algunas personas que, al ver cómo
juego, ni las comedias, ni otros pasatiempos peligrosos, y 3
Rom 8,13.
que no buscaban la vanagloria en las prácticas devotas. Por Cf. ABELLY, o.c, l.II cap.X, 358s. Cf. S.V.P. XIII, 802-820.
542 P.II. Selección de escritos X. Documentos varios M.H

muchas de ustedes siguen constantemente a nuestro Señor consiste en que moderéis sus ejercicios, porque —según di i r
por este camino estrecho del ejercicio del amor de Dios y del el proverbio— el que mucho abarca, poco aprieta. A otras
prójimo, querrían también hacer lo mismo; es algo que pa- compañías o cofradías, a varias comunidades e incluso a
rece hermoso; pero, como lo encuentran difícil, no se que- congregaciones religiosas enteras les ha sucedido que, por
dan. haberse cargado por encima de sus fuerzas, han sucumbido
Entre los que se mantuvieron firmes en seguir a nuestro bajo la carga. La virtud se encuentra entre dos vicios opues-
Señor, había tanto mujeres como hombres, que le siguieron tos, que son el defecto y el exceso. Por ejemplo, el que con el
hasta la cruz; ellas no eran apóstoles, pero componían un pretexto de caridad quisiera encargarse de todas las necesida-
estado medio, cuyo oficio consistió luego en administrar a des del prójimo, sin dejar pasar ninguno de los bienes que
los apóstoles los medios de vida y en contribuir a su santo podría nacerle, esa persona caería en un vicio; lo mismo que
ministerio. Es de desear que las damas de la Caridad miren a también aquella que no quisiera ejercer ninguna virtud, ni
esas devotas mujeres como a sus modelos. No hay ninguna realizar nunca un acto de caridad, que caería en el vicio con-
condición en el mundo que se acerque tanto a ese estado trario. Los teólogos opinan que es un mal tan peligroso ex-
como la vuestra. Ellas iban de un lado para otro para aten- cederse en la práctica de las virtudes como faltar en ella; y el
der a las necesidades, no solamente de los obreros del Evan- diablo, de ordinario, tienta a las personas muy caritativas
gelio, sino de los fieles necesitados. por que se excedan en sus buenas obras, sabiendo que más
Ese es vuestro oficio, señoras; ésa es vuestra herencia. tarde o más temprano acabarán por sucumbir. ¿No habéis
Bendecid a Dios porque os ha llamado a este bienaventurado visto nunca a esos hombres que por llevar demasiado peso
estado y vivid como aquellas santas mujeres. Sentid cariño y o por tener mucha prisa en llegar, caen bajo su carga? Po-
devoción por la bienaventurada Juana de Cusa y por las de- dría suceder que también la compañía sucumbiera bajo la
más de las que nos habla San Lucas; al hacer así, pasaréis suya si se cargara con demasiadas cosas.
por la puerta estrecha que lleva a la vida; y, como dice Santo Se reconoce ya esto en la tarea de las catorce damas de la
Tomás, os salvaréis todas, porque —según dice— nadie pue- compañía, que van por parejas dos veces cada día al hospital
de perderse en el ejercicio de la caridad. Encerrémonos, pues, para visitar y consolar a los pobres enfermos; es mucho el
dentro del recinto de esta virtud; pongámonos a los pies de bien que hacen. Mientras que las otras se encargan de llevar
nuestro Señor y pidámosle que derrame luz, movimiento y todos los días algún refrigerio a los pobres enfermos, ellas se
calor en vuestro espíritu cada vez más, para continuar hasta dividen para ir a consolar e instruir a las pobres mujeres y
el fin con la obra comenzada; pues no hacer mañana un jóvenes enfermas en las camas donde están echadas; les cues-
poco más que hoy es lo mismo que retroceder. En la vida ta ya mucho trabajo sostener esta tarea y soportar todas las
espiritual es necesario avanzar siempre, y se avanza cuando dificultades con que se encuentran; y este esfuerzo tan peno-
no se abandonan las buenas prácticas. ¡Quiera Dios conser- so hace que se encuentren pocas personas que quieran dedi-
varos en las vuestras y haceros vivir como a las verdaderas carse a él.
madres, que nunca abandonan a sus hijos! Pues bien, vos- La ayuda que se manda a las fronteras y a las provincias
otras sois las madres de los pobres, obligadas a portaros como desoladas es muy grande. Se trata de una cosa casi sin ejem-
nuestro Señor, que es su padre y que se hizo semejante a plo con que compararla, al ver cómo se reúnen unas señoras
ellos viniendo a la tierra a instruirlos, a consolarlos y a reco- para ayudar a unas provincias reducidas a la extrema necesi-
mendárnoslos. Haced vosotras lo mismo, frecuentad los san- dad, enviando para allá grandes sumas de dinero, alimentos
tos lugares, como son los hospitales, y tratad con las perso- y ropa para atender a una infinidad de pobres de toda condi-
nas virtuosas, como son las de vuestra compañía. Esa será ción, de toda edad y sexo. Nunca se ha oído decir que se
una señal de vuestra predestinación. Ese será un medio para hayan asociado unas personas como esas que de oficio,
avanzar en la virtud, un buen medio para atraer a otros a como ustedes, hayan hecho algo semejante.
ella y el medio de los medios para conservar y hacer florecer Por consiguiente, sería de temer que, al sobrecargarse
a la compañía para gloria de Dios y edificación del pueblo. con nuevas obras, se dejasen caer otras más útiles y cjue fi-
Otro medio para la conservación de vuestra compañía nalmente todas acabasen por desaparecer. Es lo que me decía
544 P.II. Selección de escritos X. Documentos varios 545

una persona hace poco tiempo. Dios es todopoderoso, pero mo se propuso ya en otra ocasión que las damas procurasen,
nosotros somos débiles. Ponemos la virtud en donde no pue- antes de morir, preparar antes a una hija, a una hermana o a
de ponerse; la virtud no puede estar en lo demasiado. El una amiga, para que entrase en la compañía; quizá es que
Hijo de Dios hizo solamente un poco; los apóstoles hicieron no os acordáis. ¡Y qué buen medio sería que cada una de
algo más. San Pedro convirtió a cinco mil personas en una vosotras se convenciese bien de los grandes bienes que se
predicación, y nuestro Señor predicó en muchas ocasiones siguen, en este mundo y en el otro, para las almas que ejer-
sin convertir quizá a ninguna; él mismo dijo que los que cen las obras de misericordia espiritual y corporal de tantas
creyeran en él harían más de lo que él hizo. Quiso ser hu- maneras como vosotras lo hacéis! Esto os moverá sin duda
milde emprendiendo pocas cosas. Un estómago cargado no di- alguna a que vayáis preparando a otras para que se unan a
giere bien. Un porteador acostumbra sopesar la carga an- vosotras en este santo ejercicio de la caridad, por la conside-
tes de echársela a los hombros y, si excede sus fuerzas, no se ración de esos bienes. Este convencimiento os animará pri-
la carga. Hemos de pedirle a Dios que sea él mismo el que mero entre vosotras, lo mismo que los carbones encendidos
nos cargue con el peso; de ese modo, si las fuerzas nos fallan, que se ponen juntos, y luego calentaréis a las demás con
él nos ayudará a llevarla; que le conceda a la compañía la vuestras palabras y ejemplos.
gracia de ser prudente, a fin de que no abrace nada que no Permítanme, señoras, que les pregunte cuáles son sus
venga de él. ¡Cuánto tiempo ha pasado sin que nadie se en- sentimientos sobre estas ideas.
cargase de los niños abandonados! ¡Cuántas instancias se Dirigiéndose a la señora de Nemourse, el padre Vicente
han hecho para que alguien los tomara bajo su protección! le preguntó:
¡Cuántas oraciones, peregrinaciones y comuniones se han —Señora, ¿se le ha ocurrido a usted algún medio?
hecho antes de decidirse a ello! Lo saben muy bien ustedes, Y esta misma pregunta se la hizo luego a otras damas de
y saben también que conviene hacerlo siempre así antes de la reunión. Algunas observaron:
hacer lo mismo con las nuevas propuestas que se nos hacen, 1.a Que sería conveniente hablar con las personas a
para no comprometerse con ninguna de ellas por un celo punto de presentarse delante de Dios para que hiciesen man-
indiscreto. Cuando veáis que lleváis bien los asuntos que das piadosas en favor de los pobres que atiende la compañía.
Dios os ha encomendado, ¡ánimo!, bendecid a su bondad —Es un medio interesante —observó el padre Vicente—
infinita y entregaos a ella para llevarlos adelante; no presu- sugerir esta idea a las personas acomodadas cuando se les
máis de vuestras fuerzas para poder hacer más. visite en sus enfermedades.
Tenéis la colación de los pobres del hospital y su instruc- 2.Q Que sería de mucho provecho a la compañía ser
ción, la manutención y educación de los niños expósitos, la más asiduas en los ejercicios.
preocupación por las necesidades espirituales y corporales —Es un buen consejo —replicó—, ser cumplidoras y
de los criminales condenados a galeras, la asistencia a las exactas para atraer a las demás, así como también es un
fronteras y a las provincias desoladas, la contribución a las gran medio hacer que sientan el atractivo por una vida
misiones de Oriente, del Norte y del Sur. Estas son, señoras, santa.
las obras que atiende vuestra compañía. ¡Cómo! ¡Ocuparse 3.Q Que cada una de las damas debería concurrir, en la
de todo esto unas mujeres! Sí, esto es lo que desde hace vein- medida de sus posibilidades, a los gastos y el trabajo de la
te años os ha dado Dios la gracia de emprender y sostener. compañía.
Entonces, no hagamos nada más sin pensarlo antes bien; El padre Vicente añadió:
hagamos bien lo que hacemos, cada vez mejor, pues eso es lo —Bien, señoras, ¡bendito sea Dios! Nos queda por con-
que Dios pide de nosotros. sultar si les parece bien que las oficialas continúen en el
El tercer medio para mantener la compañía es contribuir cargo; si no les parece bien, pasaremos a la votación.
a llenarla con otras personas piadosas y virtuosas. Pues, si Se aceptó por unanimidad que continuasen las oficialas.
no se anima a otras personas a entrar en ella, se irá reducien- Y el padre Vicente concluyó:
do cada vez más y, al faltar gente, será demasiado débil para —Está bien, señoras; demos gracias a Dios por esta re-
poder llevar adelante unas cargas tan pesadas. Por eso mis- unión. Pidámosle que acepte con agrado este nuevo ofreci-
546 P.I1. Selección de escritos

miento que vamos a hacerle de rodillas, entregándonos a su


divina Majestad con todo nuestro corazón, para recibir de su
bondad infinita el espíritu de caridad, y que nos conceda la
gracia de responder con ese espíritu a los designios que tiene
ÍNDICE DE MATERIAS
sobre cada uno de nosotros en particular y sobre la compa-
ñía en general, y de suscitar por todas partes ese espíritu de
ardor por la caridad de Jesucristo, a fin de merecer que él lo
derrame abundantemente en nosotros y que, haciendo pro- Adoración: actitud fundamental de Je- Confianza: necesidad de — en l>íi» 21.1;
sucristo 93. es la máxima riqueza de la* H i t <lr
ducir ya sus efectos en este mundo, nos haga agradables a su Alegrías: San Vicente exhorta a Luisa de la C. 373.
divino Padre eternamente en el otro. Así sea. Marillac a vivir alegre 224. Consejos evangélicos: fundan.mita ion
Amor: necesario para la salvación 446; bíblica y teológica 458-160; pnm ip.t
el solo amor afectivo no basta 81; ne- les — 460-501; diferencia enlie l;i% ni.'t
cesidad del amor afectivo y efectivo 76 ximas del mundo y del Evangelio 160
79 244 359 383 384 390-392 452; amor 463.
fraterno 360. Cordialidad: ha de reinar enlM- l.is l i l i
de la C. 229.
Caridad: señal de renovación 51; San
Juan y San Pablo, inspiradores de la — D i o s : se ha de buscar en lodo la R''» 1 líi de
vicenciana 76; el que la practica está — 94; toda criatura le drlx- vasalla
en Dios 93; prevalece por encima de je 95; autor de la obra vi<rii< I.III.I 110;
todo 124; virtud esencial del espíritu es amor y quiere que vayamos ,i I* 1 |>ot
de las HH. de la C. 392 393; cuando amor 227; da comienzo y p r o c e s o a la
habita en el alma ocupa todas sus caridad 301; reparte sus dones 272;
potencias 503-504; evitar las exagera- amor a — de las HH. de la C. 358;
ciones en el amor a Dios 505 506; señal motivos de este amor 376 378; señales
infalible de los verdaderos hijos de para conocerlo 377 378; medios pata
Dios 515; la — de la Compañía del perfeccionarse en él 379 381 386; dulce
Santísimo Sacramento 51-52. mandato divino 382 383; celoso del
Cartujos: espíritu de la orden y su perfec- amor de sus criaturas 402; se expiesa
ción 354. sirviendo al pobre 380; muestra su
Cautividad: cartas de San Vicente sobre misericordia 199; su protección 199-
su — 177-189; urgencia y medios de 200; El bendice y santifica 201 203;
trabajar por los cautivos 275-277 279. última meta del hombre 219; creador y
Celo apostólico: modelo paulino 76; bus- conservador 469 476; honor debido a
car en todo la "gloria de Dios" 194 — 184.
198; sus cualidades 146 147; naturale- Dirección espiritual: su utilidad 286.
za 500-501. "Devotio moderna": nacimiento 34; su
Ciencia: necesidad 440 444; esforzarse en influencia en la espiritualidad del si-
adquirirla 474. glo XVII 34-35; características de la —
Clero: situación del — en el siglo XVII 34-36; relaciones con San Vicente de
46-48; reforma del — y sus promoto- Paúl 35; ocaso de la — 35.
res 48-49. Diablo: su astucia para seducir 243 385.
Cofradías de la caridad: motivaciones y
comienzo 61-63; imitan a Nuestro Se- Ejercicios a los Ordenandos: misión de
ñor 539; es obra de Dios 537; vivirán la C. M. 232 283.
como siervas de Dios 540-541; desarro- Enfermos: servicio corporal y espiritual a
llo adquirido 308; atenciones con los los —410 411 412 413; prudencia en el
enfermos 520-521; reparto de oficios servicio a los — 413; obediencia debida
entre las damas de la caridad 517-529. a los médicos 414 415; ocasión de
Comunidad: su práctica hace fuertes 214; instruir a otras personas 413 414; no
necesidad de la corrección comunita- preocuparse de alabanzas ni de despre-
ria 268; medio para dicha corrección cios, sino ver sólo a Dios en el servi-
285. cio 415.
Confesión: su práctica 230; obediencia al Espíritu: sentido ontológico y vital del
confesor 226; conveniencia de que la término — 85-86; el — entendido por
comunidad tenga el mismo confesor San Vicente 86-87; diversidad de — 87;
289. espíritu y gracia 87; necesidad de lie-
548 índice de materias índice de materias 549
narse de — para imitar a Cristo evan- espiritualidad 32-33; — y Renacimien- Obediencia: a los superiores 298; creci-
que con la palabra 304; fundador de la
gelizador 440 443, to 33; — y la "devotio moderna" 33- miento de la — 227; virtud de las
Iglesia 357.
Espiritualidad: corriente renano-flamen- 34; — y Vicente de Paúl 33. aldeanas que han de imitar las H H . de
Jesuítas (Compañía de Jesús): labor des-
ca 39-41; italiana 41-42; española 42- Humildad: santo y seña de la familia la C. 373 374; medio de perfección en
45; escuela berulliana 52-53; — vicen- de los colegios 36-38.
vicenciana 93; virtud esencial al espí- el amor a Dios 379; — de San Vicente
ciana cifrada en su fe y experiencia 53- Justicia: necesidad de acudir a veces a la
ritu de los misioneros y de las HH. de de Paúl 193 205.
54; la Sagrada Escritura y la vida, — humana 463; es preferible perder
la C. 392 498; ejemplo de Cristo, que Oración: alma del apostolado 81-82; vida
fuentes de — vivenciana 73-79. que litigar 463; clases de justicia y su
vino a servir y no a ser servido 273 511 misma del alma 123; rejuvenecimiento
explicación 471-472.
Espíritu Santo: los cristianos, templos 512; naturaleza 498; grados 140 141 para el alma 123; autopredicación para
del — 88-89; la perfección, fruto del — 142; importancia para los misioneros el misionero 123; tiempos para hacer-
90; el — guía a la Iglesia y a las 144; la — y el estudio 145; la humildad Luisa de Marillac, Santa (Señorita Le
Gras): humildad, caridad y pobreza de la 124; causada por la misma caridad
comunidades 314; el — habla por boca de comunidad 142-143; expresiones de 124; medio insustituible para alcanzar
de los concilios 349; devoción de San- la — en San Vicente 338 139 452 455 — 427-428; sucesión de — 429 430 438
439. la caridad 122; disposiciones interiores
ta Luisa al — 128. 468. 125; definición vicenciana 128; elemen-
Evangelizacíón: lema y norma de la tos 131; clases de — 132; método sale-
M ansedumbre: Francisco de Sales, mo-
C. M. 149 150; qué implica la — 302; Iglesia: sufrimientos de la — por el siano propuesto por San Vicente 133;
fin de ía C. M. 440 445 448; aconteci- delo de — 64; simpatía vicenciana por
estado eclesiástico 218; herejías y cre- la — 66; — en el trato 234; naturaleza — de contemplación 132 134; conve-
mientos que encaminan a San Vicente cimiento de la — 255 256; las "opi- niencia de las repeticiones de — 135;
a la — 61-63. y su necesidad para el misionero 498-
niones nuevas" y la — 259 266; obe- se experimenta en ella gusto o seque-
499. dad 384 385; necesaria para la propia
diencia a los papas y a los concilios Margarita Naseau (primera Hija de la
265; hay que velar por su bien 307; la perfección 444-445; Dios concede el
F e : necesaria para la salvación 446. Caridad): vida y virtudes 363ss. don sagrado de la — a quien se lo pide
Fidelidad a Dios: naturaleza 399 405 406; salvación de Cristo dentro de la — 445; María (Madre de Dios): las HH. de la C. 507-508; razones para orar 510-511;
razones para ser fieles a Dios 395 396 renovación de la — mediante la for- han de imitar su caridad y humildad medio para obtener toda clase de gra-
398 399 400 401; medios para adquirir- mación de buenos sacerdotes 450; Dios 229. cias y virtudes 478 492-493; dedicación
la 398 399 407; ocasiones particulares gobierna a la — 469-470. Misioneros: los — deben buscar la gloria expresa de San Vicente a la — 120.
398; — y perseverancia 396; respuesta a Indiferencia: ante los cargos 286. de Dios implantando el Reino 95; han
algunas objeciones 401 402 403 404; Indulgencias: condiciones para ganarlas de continuar la obra de Jesucristo 119;
— a la vocación de HH. de la C. 375; 241. trabajos de los misioneros 250 251; San Paciencia: — ante las tentaciones y prue-
— a la observancia de las reglas 415 Vicente les encarece el cumplimiento bas 56-57; — en el trato 234.
416 417 418. de la voluntad de Dios 98; crean semi- Papa (Pontífice de Roma): su autoridad
Jansenismo: Jansenio 259 260 262; aban- en la Iglesia 239 240; el — Celestino
Fortaleza: su necesidad para vivir la vo- dona la sagrada comunión 260; peni- narios y se dedican a la evangelizacíón
cación 229. del pobre pueblo 195 196 302; fin, 259; Urbano VIII, contrario a las opi-
tencia pública y absolución 261; pos-
características, horarios, modo de vi- niones jansenistas 261-262; está llama-
tulados del — 263 264; prudencia para
hablar en público sobre esta materia da... 339-342; vocación del — 441-455; do a resolver las opiniones contrarias
Hermanos coadjutores: responsabilida- al concilio de Trento 313 314; cabeza
des dentro de la C. M. 258 275. 265; fuego que amenaza a la Iglesia su nombre se confunde con otras insti-
314 317; razones de acudir al papa para tuciones, inconvenientes de esta con- de la Iglesia 315 320; remedio de los
Hijas de la Caridad: su fundador es la males que padece Francia 323.
Providencia 110; han de ser útiles a las su condenación 318-321. fusión 334-337; agradecimiento al car-
denal de Retz 337-339; las cinco Pequeño método: naturaleza 152; el — y
almas 230; viven la misión glorifica- Jerarquía: disponibilidad de San Vicente
dora al Padre desapegándose de las máximas fundamentales para su apro- la sencillez 152 153; el — y las misio-
a la — 36; obediencia de la C. M. a los
cosas 110; deben ganarse el pan sir- bación 235. nes 151; motivos y medios para seguir-
obispos 301-302 340-341; modos de tra-
viendo gratuitamente al pobre 119; Misiones: gratuidad de las — 302; modo lo 457 458 494.
tar los obispos a los religiosos 304-305;
han sido suscitadas, como la Misión, de comportarse en ellas 341-342. Perfección: obligación de tender a ella
más estimable en el obispo la pobreza
para procurar la gloria de Dios 95; Misterio de la Encarnación y Santísima 360 374 375; naturaleza y medios para
que el boato y la pompa 311; no
sirven a los pobres en las parroquias y Trinidad: su devoción por parte de los adquirir la - 246 436 437.
buscar dignidades eclesiásticas 312.
niños expósitos 210; han de preferir el misioneros y de las HH. de la O 136; Perseverancia: — en el bien obrar y en la
Jesucristo: adorador del Padre 95; su
servicio de los pobres a las prácticas de objeto principal en la catequesis a los propia perfección 396 397.
misión glorificadora 93 94; ejemplo de
devoción 532; plan de Dios en la fun- todas las virtudes 93; modelo de nues- pobres 137. Pobres: Jos — y la caridad, maestros de
dación de las — 357; excelencia de su tra perfección y del servicio al pobre Modestia: virtud de las verdaderas HH. de San Vicente y sus obras 60-61; los —,
vocación 357; espíritu de las — 390 75-76; modelo del cristiano y del mi- la C , a imitación de las buenas cam- misterio de Cristo 158 159; son nues-
392; virtudes fundamentales de las — sionero 89-90; espíritu de —, espíritu pesinas 435 370; su importancia 237 tros ' 'amos y señores" 159 160 301;
394; actitud ante las que abandonan la de la Misión 90-91; notas del espíritu 238; poder del buen ejemplo 362; cla- (laman por boca de Jesucristo 157 158;
Compañía 388; medios para mante- ses de — 435 436; medios para adqui- estado de felicidad para los que sirven
de — 91; maestro de trabajo y oración
nerse en su espíritu 394; conocen a rirla 436. a los — 229; disponibilidad de las
Dios por la oración y el servicio 130; 115 122; anonadamiento de — 136 305;
misión salvífica 135 136; evangelizador Mortificación: va estrechamente unida a HH. de la C. para servir a los — 374;
su escudo y lema 156 157; su tiempo la oración 125; — de los sentidos, se les debe servicio <oi|x>ral y espiri-
pertenece a los pobres 161 162; cuida- de los pobres 148 440 441 445 449;
presente para San Vicente en todas las medio para la perfección 360-361 368- tual 358 391 392; servir a los — es
rán todas de vivir unidas 289; razones 369; camino para cumplir la voluntad servir a nuestro Señor'539.
para hablar de las virtudes de las her- personas 105; antes de obrar pregun-
tarse cómo obraba — 512 513; ilumina de Dios 492; las virtudes propias del Pobreza: situación de — material y espi-
manas difuntas 419. misionero 500. ritual en Francia 322-323; — que han
las almas 201; vivimos en El y como El
Humanismo: sentidos del — 31; — y 243; la libertad consiste en seguir a — de guardar las HH. de la C. 371-372
teología 32; influencia del — en la 213; nos enseñó con el ejemplo antes Negocios: no inmiscuirse en — secu- 390 422-423; la — propia de los obis-
lares 249-250. pos 311.
índice de materias índice de materias 5.51
550

Presencia de Dios: medio de amar a Dios Seminario: edad de ingreso en el — 252 Vida espiritual: disposición indispensa- Dios 300; los indignos de su — seián
y vivir la oración 380. 253; normas del concilio de Trento 252 ble para la oración 125; acatar los expulsados de la Compañía H0O.
Providencia divina: su seguimiento fue 254. buenos consejos 237; progreso en la — V o l u n t a d de Dios: su ejeu i< IO luí' ai l i m d
una constante en San Vicente 94; es Sencillez: distintivo de la familia vicen- 246; prácticas espirituales 247; las má- fundamental en C u s i ó \ en N.in V i t e n
inseparable del ejercicio de la volun- ciana 93; cualidades de la — 154 155; ximas del mundo se oponen a la — te 94 485-486; rjn< nániloM' en r i l a sv
tad de Dios 107; San Vicente aconseja la — siempre unida a ia prudencia 155 256 257 270; llevar las cruces de cada busca la g l o i i . i de Dios 96; vs medio
seguir paso a paso la — 108 248 256 156; naturaleza 496; es propia del mi- día 279; sequedad en la — 403 404; e x i i a o i d i i i a r m tic perfcMÍón «mlMM.i
273; el abandono en ella no implica sionero 497; virtud esencial al espíritu naturaleza de la vida interior para una 97 183; San I I.UH IHM» de Sales supe
pereza ni oportunismo 109; cuida del de las HH. de la C. 366 392 393. H. de la C. 424 425; ser interior es dita A r i l a la i n . l i l r i r t M i.i 99, r«i una
gobierno de la C. M. y de la Compañía Sufrimiento: por el — se llega a Dios hacer que Cristo reine en nosotros 468. iegl;i p.ti.i los i n i M i m n m 100 IHS; vs
de las HH. de la C. 110; debe ser 296-297; aceptarlo por amor de Dios Virtud: las — fundamentales y su fun- s u p r i m í a la prrsrtn i.) ilr \)u*s 101,
imitada por el superior atendiendo a 208 387 388; valor del — 304. ción en la familia vicenciana 92 496 s u p n i o i laminen a l.t simple p u i r / , i ilt-
lo material 114; la — y las vocaciones Superior: Jesucristo, modelo supremo 501; Jesucristo es su autor 494; son i n i c m i ó n bri ulli.in.i KM; el .ip.it.Un
143-144; nunca se contradice 306; en la para todo — 113; líneas de conducta santas y útiles 462; medios para afian- vcih.il soliie este irm.i lo loin.i Vítenle
— se ocultan grandes tesoros 226; las del — 112 113; han de consultar en lo zarse en ellas 465-466; — de las buenas de Paúl del (.ipiuhlllo II <l< < . m í n U
HH. de la C. han de confiar en la — importante antes de actuar 247 248 campesinas que han de imitar las HH. 102. su ejen h io .< MUÍ m u í I,I la wd.i
372; Dios cuida con su — de las criatu- 270; consejos sobre la buena adminis- de la C. 366; la — se encuentra emir c s p i i i l i i . i l MIS, S.in Vítenle i r d m r .i
ras 476 477 514; razones para confiar tración del — 278; el — ha de tratar dos extremos 543. t u.ifm los seis Kt.idm i .mleldiaiios MI I,
en la — 474 476. con respeto, mansedumbre y caridad, y Vocación: los llamados por Dios a la ( l í t e n o s pata v\ v\vn u io de la I0r>
Prudencia: se la recomienda San Vicente dar buen ejemplo a la comunidad 290; Compañía no abandonarán la — 231; 106; sentido ai l i v n Y p.iiivii di este
a Luisa de M. 225; naturaleza y modo función del — general 302. la fidelidad es señal de bendición divi- rjeit i< io I (Mi 190; m a l i n a s de i i i m p l i i
de practicarla 420 421. na 299; San Vicente anima a una H. de . O H la — |H3 1HN IH9, medio* | t
Pueblo: su evangelización antes que Tentación: Dios las permite para nues- la C. a disipar las dudas de su — 293- 11 m i p i n l,i 191 192; l.i <•% un e|rii u i<>
otras ocupaciones 240 280. tro bien 56 236; manera de portarse en 294; el mero deseo de entrar en la de I I I I U I I 107; la se i l i m p i e yendo ,i
Pureza: modo de guardarla las HH. de las — 56 57 58; la — es ocasión de Compañía no es suficiente indicio de la <>i,« ion i o n x i i i l n o i o n M'qiiril.til
la C. 369 370. mérito 58; las HH. de la C , sujetas a — tener — 294; la — se debe apoyar en 127.
contra la perseverancia en la vocación
Recreación: necesidad de la — 288. 182 183 404 407 408 409; en ellas se
Reglas: las — de la C. M., fruto de la imita al Hijo de Dios 236; la — en
experiencia y del amor 79; Jesucristo: forma de pensamientos malos 386 388.
su ejemplo y doctrina — de la Misión Trabajo: categoría y dimensión social del
80-81; las normas disciplinares de las — 114; elementos del — 116; ventajas
— de la Misión siguen el modelo del y los peligros de la ociosidad para
jesuístico 80; obligación de observar- los eclesiásticos 116; razones teológicas
las 378 386 387; diversas clases de en favor del — 117; urgencia de conti-
reglamentos para las HH. de la C. nuar la obra de Jesucristo 118; ejem-
según los lugares y oficios 358. plo de San Pablo 118; el — es una
Reino de Dios: el — y los pobres 445; gracia de Dios 217; hay tiempo de
distintas acepciones del — 469-470; trabajar y de descansar 342; el — pro-
equivale a gloria de Dios 473; hay que pio de los sacerdotes de la Misión y de
buscarlo en nosotros 468; no preocu- los hermanos 456.
parse por nada ajeno a él 469-474; Trento, concilio de: dificultades en su
cómo lograr que Dios reine en nos- aceptación por parte de Francia 45-46.
otros 478-480.
Religión: libertad para vivir la — 205.
Retiro espiritual: para hacerlo bien hay Uniformidad: necesidad de conservarla
que dejarlo todo 281; hacerlo sin que 291 292.
sufran los pobres 289.
V Ícente de Paúl, San: pruebas y purifi-
Sacerdocio: concepción dionísíana del — % cacíones de — 50-58; camina hacía
en San Vicente 111; el sacerdote ha de Dios por Cristo y los pobres 54-55;
vivir en santidad 218; el — supone una orientación berulliana en — 59-60; in-
llamada de Dios 218; obligación que fluencia de Francisco de Sales en —
tienen los sacerdotes de ser más perfec- 63-64; — se aleja de Bérulle 64-65;
tos que los religiosos 304; hay pocos orientación duvaliana en — 64 65;
sacerdotes desinteresados de los bienes dependencias y originalidad de la espi-
temporales 306. ritualidad de — 69-73; — místico de la
Santidad: la del hombre depende de Dios caridad 71; — superior indigno de la
principalmente 88-89; definición y me- Misión 195; aconseja a Mazarino 324-
dios para adquirirla 495; han de tender 327; interviene en asuntos eclesiásti-
sobre todo a ella los misioneros 441 - cos 352; se dirije a un cartujo y a una
445. (Véase Perfección.) comunidad de religiosos 354 355-356.
ACABÓSE DE IMPRIMIR ESTE VOLUMEN
SEGUNDO DE "SAN VICENTE DE PAUL",
DE LA BIBLIOTECA DE AUTORES
CRISTIANOS, EL DÍA 13 DE NO-
VIEMBRE DE 1981, FESTIVIDAD
DE SAN LEANDRO, OBIS-
PO, EN LA IMPRENTA
FARESO, S. A., PA-
SEO DE LA DI-
RECCIÓN, 5,
MADRID

LAUS DEO VIRGIN1QUE MATRI

También podría gustarte