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Criminalística Avanzada
En el proyectil ......................................................................................................... 6
En la vaina .............................................................................................................. 7
1.8. La morfología de las heridas por arma de fuego: balística de heridas .......................... 16
1.8.2. El ahumamiento.............................................................................................. 17
Resumen ...................................................................................................................... 21
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UD 1. Balística forense
Desde finales de la Edad Media, el uso de armas de fuego ha ido evolucionando, siendo en los
siglos XIX y XX cuando mayores avances se han experimentado, pasando de la avancarga a la
retrocarga, y con ello incrementando su poder lesivo. El aumento del uso de armas de fuego,
además de en actividades militares, ha supuesto un incremento de su utilización por parte de
los delincuentes para cometer los delitos. El estudio de la balística forense es algo inherente a la
labor criminalística por los numerosos hechos delictivos en los que las armas se ven envueltas.
En sentido estricto y genérico, un arma es «todo instrumento, máquina o medio destinado por
el hombre a ofender o a defenderse» (Antón y De Luis, 1998).
Dentro de ellas, las armas cortas (revólver y pistola) son las que pueden ser disparadas usando
una sola mano y, legalmente en España, con un cañón menor o igual a 30 cm o con una
longitud total inferior a 60 cm. Por el contrario, las armas largas (carabinas, escopetas, fusiles,
rifles, subfusiles…) son las utilizadas con ambas manos, más voluminosas y pesadas que las
anteriores y con un cañón mucho más largo.
Las primeras armas de fuego tenían un armazón como el de las ballestas. Para ser cargadas
había que alimentarlas por la boca de fuego y, por ello, recibieron el nombre de avancarga. En
un primer momento se introducía la pólvora negra (75 % de salitre o nitrato potásico KNO3,
12,5 % de azufre y 12,5 % de carbón), después, un taco generalmente de papel y, por último,
el proyectil (bodoque).
Dentro de las armas largas, en el caso de las de repetición, estas pueden ser de cerrojo y de
palanca. También están las semiautomáticas y las automáticas. De las armas cortas hay que
tener en cuenta las partes de los dos tipos. En el revólver las partes son tres: el cañón, el
tambor y la armadura, mientras que en la pistola son el cañón, la corredera y el armazón.
Por el tipo de cañón que tengan las armas, estas se engloban dentro del ánima lisa, que
carece de estriado y actualmente se utiliza únicamente en las escopetas, y de ánima rayada o
estriada, donde el interior del cañón del arma presenta un rayado particular en bajorrelieve, de
forma helicoidal, llamado estriado, y que suministra a los proyectiles expulsados un
movimiento rotacional sobre su propio eje que les brinda estabilidad direccional en su
trayectoria.
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1.1. Balística: concepto, características y ramas
La balística es la ciencia que tiene por objeto el cálculo del alcance, dirección y
comportamiento de los proyectiles. Es un estudio científico basado en la física y
química de todo lo relativo al movimiento de los proyectiles —balas, bombas de
gravedad, misiles balísticos, cohetes, etc.—, porque supone un cuerpo de doctrina
sobre el conocimiento de las causas, principios y resultados.
Es aquella que estudia el movimiento del proyectil en el interior del ánima del cañón del arma
(en su fase inicial de lanzamiento) desde que empieza su desplazamiento y hasta que abandona
el cañón del arma. Es decir, estudia todos los fenómenos que impulsan al proyectil, así como el
quemado del propelente, la presión gaseosa, el giro y rozamiento dentro del ánima, etcétera.
En la actualidad, algunos especialistas han introducido una rama más de estudio, la balística
intermedia, como aquella que se produce entre el paso de la interna a la externa. Estudia los
fenómenos que tienen lugar en la boca de fuego del arma, desde el momento de la salida del
proyectil. También recibe el nombre de transición, desde su salida de la boca del arma hasta su
estabilización en el aire.
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1.1.2. Balística externa o exterior
Nota
Se encarga del comportamiento del proyectil desde que abandona la boca de fuego hasta que
logra su impacto en el objetivo o blanco, teniendo en cuenta los factores que influyen en dicho
comportamiento, como pueden ser la acción de la gravedad y la resistencia del aire. Estudia las
trayectorias y los efectos perturbadores del medioambiente sobre el proyectil. Es el análisis de
lo que ocurre con el proyectil desde que abandona la boca del cañón hasta que hace blanco, o
bien agota su impulso y cae.
El proyectil, cuando abandona el arma, tiene una energía cinética que trata de seguir una línea
recta con su velocidad inicial. No obstante, la gravedad ejerce una fuerza sobre la bala que le
atrae hacia el suelo y la resistencia del aire trata de impedir su avance. Este cúmulo de fuerzas
hace que la bala continúe con su curva de caída, denominada trayectoria, hasta su llegada al
suelo.
Estudia el comportamiento del proyectil desde que incide en el blanco hasta que se detiene, es
decir, el poder de parada y el poder de penetración. Estudios realizados subrayan que posee
una nueva rama médico-legal que se denomina balística de las heridas, aunque no todos los
especialistas la consideran como una parte dependiente de otra superior, sino que la denominan
la balística de efectos en órgano vivo.
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lado; o bien, penetrar introduciéndose en un medio sin deformarse hasta su detención o
explosión.
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https://www.youtube.com/watch?v=hRbAvBzONOo
Estudia las relaciones de identidad entre las marcas o huellas producidas en las vainas o
proyectiles y los elementos o piezas mecánicas que las han producido. Es decir, establece una
relación de identidad entre los casquillos y/o proyectiles recuperados con motivo de la comisión
de un hecho delictivo o de aquellos otros disparados por el arma sospechosa, de haber sido el
utilizado para la comisión del acto criminal. Es la parte de la balística que estudia las lesiones
producidas en las superficies de los proyectiles y vainas por los mecanismos de las armas, al
objeto de poder atribuir los citados elementos balísticos a las armas que los han disparado, con
fines identificativos.
En el proyectil
1. Cañón
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En la vaina
Al igual que en el proyectil, en la vaina también aparecen marcas impresas por distintas piezas
del arma que permitirán proceder a su identificación y que corresponden principalmente a las
siguientes partes:
1. Aguja de percusión
Esta pieza puede encontrarse unida al martillo mediante un perno (revólveres), o bien ubicarse
de manera tal que reciba el golpe del martillo, que le suministra energía suficiente para vencer
la resistencia del resorte que la mantiene en su posición, alejada del fulminante del cartucho
ubicado en la recámara del arma, y transmitir a la cápsula fulminante energía de impacto
suficiente como para hacer detonar el alto explosivo que se encuentra alojado en ella,
produciéndose así el fuego, que es transmitido a la pólvora a través de pequeños orificios que
comunican el alojamiento del fulminante con el de la pólvora, y que reciben el nombre de iodos.
Como fenómeno secundario al del disparo, pero de importantísimo valor forense, aparecen
como consecuencia del mecanismo descrito en el párrafo anterior las huellas o marcas
características que el extremo o punta de la aguja de percusión ha dejado grabadas en el lugar
de impacto. Las agujas de percusión (sean estas solidarias o no al respectivo martillo) son
piezas elaboradas mediante torneado, muchas veces terminadas a mano por retoque con lima,
por lo que las características de su extremo o punta van a ser únicas y diferentes a las demás,
propiedad fundamental para su identificación.
2. Culata de cierre
Está constituida por la cara de la corredera que mantiene asegurado el cartucho dentro de la
recámara, cerrando esta herméticamente, apoyándose en la parte posterior o culote de la
vaina, donde quedan grabadas las características que el arma le transmite. En los revólveres,
esta función es cumplida por la parte de la armadura que cierra por detrás el alveolo colocado
en posición de disparo, la que posee un orificio por donde penetra la aguja de percusión para
poder golpear al fulminante y, de esta manera, producir el disparo.
4. Tope de expulsión
Es una pieza solidaria a la armadura del arma de fuego donde la vaina servida, en su arrastre
producido por el hecho de accionar la uña extractora, va a golpear modificando su itinerario,
siendo lanzada al exterior del arma a través de la ventana de expulsión. Cuando el lateral del
culote de la vaina golpea contra el tope de expulsión, este le imprime en el lugar de impacto
marcas características de alto valor identificativo.
Estas piezas y todas aquellas que tomen contacto con el cartucho durante el proceso de carga,
disparo y descarga del arma pueden dejar estampadas en vainas y proyectiles marcas, huellas
o indicios que permitan su identificación, relacionándolas con el arma utilizada.
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Los estudios periciales que tienden a determinar identidad vaina-vaina, vaina-arma, proyectil-
proyectil y proyectil-arma se basan particularmente en la comparación o cotejo.
Los expertos han de comprobar las coincidencias entre la vaina o proyectil dubitado con los
resultados obtenidos por el perito utilizando el arma sospechosa, que reciben el nombre de
vainas y proyectiles indubitados o testigos. Para llevar a cabo los estudios pertinentes, es
necesario contar con equipamiento técnico específico, que variará conforme el método de
trabajo que se siga, pero que en la actualidad requiere de manera indispensable de los efectos
que indicamos a continuación.
Esquemáticamente, está constituido por un ocular y dos objetivos unidos por un puente óptico,
de manera tal que con un solo ojo el operador puede observar en el campo del objetivo dos
objetos diferentes. El campo circular está dividido por una línea de separación en dos zonas
denominadas hemicampos, siendo posible observar el objeto que se encuentra colocado debajo
del objetivo izquierdo en el hemicampo derecho y el que se encuentra colocado debajo del
objetivo derecho en el hemicampo izquierdo. Debajo de cada objetivo se dispone de una platina
donde se fijan los objetos que hay que comparar.
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Sin embargo, en la resolución de los casos o la problemática surgida como consecuencia del
hecho punible, la balística forense va a encauzar la investigación en sentido inverso al de la
ciencia balística clásica. Esta última considera un problema la munición y el arma utilizada para
conseguir ciertos efectos sobre un blanco determinado, mientras que, en la forense, a la vista
de los efectos producidos en el blanco, se determina el arma y la munición utilizadas, la
distancia y el ángulo de tiro, trayectoria, recogida de vainas y/o proyectiles y, por último, si han
sido percutidas y disparadas o no, respectivamente, por el arma sospechosa.
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1. La pólvora
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2. Gases de explosión
Es conocido su efecto y acción violenta cuando existen en abundancia. En las heridas por arma
de fuego no intervienen los gases de explosión cuando tienen plena libertad de expansión. Es
decir, no actúan más que en los disparos donde la boca del cañón contacta con el blanco
(disparos a boca de jarro) o cuando el disparo se hace en una cavidad cerrada, por ejemplo, en
la boca.
Los destrozos que producen los gases de la explosión se hallan en razón directa con la carga de
la pólvora, de la potencia del arma y de la dirección del tiro.
Por el efecto de los gases de explosión se explican los destrozos que causan los disparos en la
boca (suicidios), saltando en pedazos las mejillas, el esqueleto de la cara y el cráneo.
La misma acción es la que hace estallar el cráneo en los tiros en la cabeza a muy corta distancia
con cargas elevadas de pólvora, por ejemplo, con un fusil de asalto.
3. Llama
El alcance de este cono es escaso (salvo en los fusiles de avancarga, donde la llama coincide
con la longitud del cañón), por lo que su acción se manifiesta solamente a corta distancia, sobre
todo en los revólveres. Las pistolas apenas dejan salir llama por la boca de fuego.
La llama obra sobre la piel, los pelos y los vestidos de un modo ligero por lo común, pero puede
causar quemaduras extensas en vestidos de fibras sintéticas.
4. Granos de pólvora
Los granos de pólvora que no han llegado a arder salen del cañón formando un cono también de
escaso alcance, por tanto, sus efectos no pasarán de la corta distancia. Estos granos se
incrustan en la piel y se dibujan en ella, resultando una figura cuya forma y dimensiones
corresponden exactamente a las de la base del citado cono en su inserción con el plano del
cuerpo que sufre el disparo.
5. Negro de humo
En los disparos a boca de jarro o quemarropa, el humo produce un depósito, separable por el
lavado, cuyo color es el de la pólvora, es decir, negro cuando se emplea la pólvora negra y gris
verdoso con las piroxiladas.
6. El taco
La acción del taco, cuando existe, se ejerce solamente en los disparos a corta distancia.
En las armas modernas, casi únicamente las escopetas de caza llevan tacos en su munición, en
forma de arandelas o discos. El taco obra doblemente como proyectil y como cuerpo de ignición.
Es raro observar su acción como proyectil, si bien en estos casos adquiere gran importancia
criminalística, pues la presencia del taco en la víctima puede proporcionar valiosos indicios a la
instrucción.
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En ciertos casos, la acción del taco en ignición y la de la llama se asocian hasta un punto muy
difícil y aun imposible de diferenciar.
La palabra identificar remite al conjunto de actos a través de los cuales se verifica mediante
un análisis y demostración que dos o más cosas en realidad distintas aparezcan y se consideren
como una misma.
Nota
2. Marcas/huellas específicas. Son las que constituyen todas las microestrías o microhuellas
producidas en las vainas y proyectiles, dejadas por las huellas de herramienta en el proceso de
mecanización y que el arma posee desde su fabricación, o las adquiridas por su uso.
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No se precisa que todas o varias de las piezas del arma tengan un valor identificativo, sino que
basta con que, al menos, una imprima en la vaina percutida micromarcas, en cantidad y
calidad, que permitan establecer una relación de identidad (Guzmán y Ferreyro, 2013, pp. 71-
72).
Singularidad y originalidad
Constancia y persistencia
Esta característica, en principio evaluada como original, debe buscarse en otros objetos, y, en
caso positivo de encontrarse en sus similares, dentro del contexto comparable, adquiere el
carácter de constante y persistente o repetible (Ferreyro y Guzmán, 2011).
Recuerda
La identificación de los proyectiles debe comenzar por la fabricación del cañón del arma de
fuego y cómo es el paso del proyectil a través del cañón. En su fabricación de maquinado
pueden producirse ciertas irregularidades microscópicas como consecuencia de las vibraciones
del trabajo mecánico de la mecha al ir avanzando en su confección. Posteriormente, el cañón es
calibrado, pulido y terminado, con lo que se eliminan las grandes irregularidades, pero dejando
las microscópicas, conformando en este trabajo otras añadidas.
Este hecho se produce como consecuencia del desgaste que sufre la herramienta de corte,
produciendo estas irregularidades que, al paso del proyectil por el cañón, le dan un carácter
individualizador al arma de fuego que le hace diferente al resto.
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1.3.3. La identificación de las vainas
En todas las piezas de un arma de fuego quedan impresas las maniobras resultantes de las
herramientas que entran en funcionamiento, agregando además los accidentes balísticos que
pueden dejar secuelas, como el desgaste de un extractor, la dilatación de la recámara, los
golpes del percutor, etcétera.
Todas las piezas entran en contacto con la vaina, por lo que dejan huellas que el especialista en
su examen reconocerá, identificará o descartará. Estos vestigios permiten establecer cuándo
una vaina ha sido percutida o accionada por un arma determinada.
En las armas automáticas, al introducir el primer cartucho en el cargador, se ejerce una presión
sobre el elevador dejando unas líneas curvas en la zona de reborde y cuerpo. Cuando el
cartucho es dirigido a la recámara, la vaina roza con ellos, quedando impresas unas líneas de
mayor o menor profundidad.
Una vez que el cierre se libera y va hacia delante, arrastra al cartucho que se encuentra en la
parte superior del cargador a la recámara, propinándole un golpe seco que transfiere al culote
de la vaina. Si la terminación de esta parte del espaldón es recta, se marcará una línea en la
circunferencia exterior del culote; es la primera huella por impresión que sufre la vaina, unas
son apreciables y otras no, en función de la intensidad del golpe de cierre y del material de la
vaina. El percutor es la pieza principal del ciclo de disparo, y es la que nos indicará si una vaina
ha sido percutida por esa arma de fuego.
Una de las primeras funciones, y que resulta fundamental, es la determinación por parte del
perito de establecer el calibre del arma utilizada. Dentro de la balística, el calibre
representa una dimensión que facilita el ánima del cañón y, gráficamente, el diámetro del
proyectil.
Las armas de ánima rayada son aquellas en cuyo cañón se aprecian estriamientos que
proporcionan al proyectil que los atraviesa una función de rotación sobre sí mismo. Esta
rotación lo que hace es dotarle de una mayor estabilidad en su trayectoria, por el efecto
giroscópico producido, independientemente de los defectos de fabricación y de la calidad de los
proyectiles.
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Sin embargo, en las armas de ánima lisa, el interior del cañón es totalmente liso, por dos
razones básicas: una, para disparar múltiples proyectiles a la vez y, otra, porque el tamaño
muy grande del proyectil provocaría un desgaste elevado.
La distancia de disparo es importante para determinar los efectos que se han producido al
incidir sobre un cuerpo, sobre prendas o cualquier otra superficie.
El disparo a bocajarro es el que se realiza cuando el arma de fuego entra en contacto con la
piel. Se observa por la violencia de las lesiones y, especialmente, por los estallidos y
arrancamientos cutáneos producidos por los gases. En las prendas ocurre el mismo efecto que
en el anterior caso, produciendo un orificio de entrada muy amplio, con depósito negro de humo
alrededor, y desgarro de la tela en direcciones que responden en función de la textura de la
prenda. A este efecto se le conoce como signo crucial de Nerio Rojas.
En esta clase de disparo, los signos o elementos componentes del disparo o tatuaje en el orificio
de entrada no son estables, pues dependen de varias características como, por ejemplo, pueden
ser el arma utilizada, la munición, el ambiente donde se produce el hecho delictivo, etc.
Generalmente, en este tipo de casos la distancia puede resultar cuestionada, ya que suelen
ocurrir con motivo de un forcejeo entre el agresor y la víctima, por lo que no se considera fiable
su medición.
Al igual que el caso anterior, su medición se realiza por descarte. Debe descartarse la distancia
máxima de producción del tatuaje o huella de deflagración para acotarla a los límites físicos y
ambientales que en cada caso requiera (Ferreyro y Guzmán, 2011, pp. 171-172).
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Figura 5. Distancias de disparo. Fuente: Quora. Figura 6. Distancias de disparo. Fuente:
http://cienciasforensesycriminalisticas.blogspot.com/.
Los proyectiles de las armas de fuego pueden resultar relevantes como evidencia de un hecho
delictivo en la escena del crimen o del cuerpo de la víctima por disparo, aún en el supuesto de
que no apareciera el arma de fuego se pueden sacar conclusiones mediante el examen del
proyectil.
La mayor parte de las balas modernas se pueden dividir en dos categorías: las balas de
plomo normal —estampadas o moldeadas— y las balas encamisadas —con núcleo pesado y
revestidas exteriormente de un metal dorado—. Dentro de las categorías reseñadas, existe una
gran variedad de diseños de balas destinadas a un mejor rendimiento para obtener un mejor
resultado.
Entre las principales características físicas de las balas se incluyen el peso, calibre, tipo de
encamisado, longitud, color, acabado, forma de la base, etcétera.
El peso de la bala se mide en gramos, utilizando para ello una balanza. El calibre o diámetro de
un arma de fuego estriada se define como el círculo formado por las cimas de los macizos
dentro del cañón. Los encamisados o envolturas pueden tener distintas configuraciones:
camisa totalmente metálica, que encierra la bala entera, a excepción de la base;
semiencamisadas, encierran parcialmente la bala, con excepción de una punta blanda
expuesta o una punta perforada, y, encamisado metálico total, que encierra en su totalidad
el núcleo de la bala. Con el color y acabado existen distintos códigos, y la codificación puede
diferir entre países o incluso dentro de un mismo país.
Las balas perforantes de blindajes están diseñadas para perforar metal. Las balas
explosivas están diseñadas para explotar cuando impactan. Las balas frangibles están
diseñadas para desintegrarse al impactar contra una superficie dura, para reducir el rebote.
Las balas incendiarias se encienden al momento del impacto, originando un incendio. Las
balas trazadoras se inflaman en la base, para ver el vuelo de la bala (Guzmán y Ferreyro,
2013, pp. 201-211).
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La obtención fundamental en la balística forense reside en el surco dejado por las impresiones
en forma de estrías microscópicas en las balas disparadas. La información de las estrías
indicará el arma de fuego utilizada, pudiendo realizar nuevos disparos donde se reproduce la
misma señal, lo que determina la identificación del arma empleada en el hecho delictivo.
Las heridas por armas de fuego son los efectos producidos sobre el organismo por los disparos
realizados con armas cargadas de diverso tipo de pólvora u otro explosivo. Las heridas de
armas de fuego son consideradas como heridas contusas.
Aun cediendo la misma energía, no todas las balas producen el mismo efecto biológico. El efecto
biológico de la bala dependerá del orificio producido, que depende consiguientemente de la
energía cedida. Según cálculos de los EE. UU., para atravesar el tejido cutáneo humano se
necesita una velocidad de 36 m/s, elevándose a 61 m/s en el caso de tejidos óseos.
Al impactar el proyectil disparado sobre la piel, la musculatura bajo ese punto se deprime
con una elongación de los tejidos conforme a la elasticidad de sus fibras. Al ser vencida la
resistencia que estos oponen al proyectil y a su avance, son perforados dejando una herida
circular u ovoide de labios dirigidos hacia el interior de la piel.
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El orificio es, en la gran mayoría de los casos, de diámetro menor al del proyectil, variando este
según el tipo de ojiva, la velocidad, los movimientos del proyectil (rotacionales y de mutación),
la profundidad a la que se halla ubicado el plano óseo más cercano, la orientación de las fibras
musculares, las ondas sónicas y la turbulencia que siguen al proyectil, la posición y su ángulo
de incidencia sobre la piel, etc. En las mejores condiciones, será un orificio de entrada
provocado por un proyectil que ha incidido perpendicularmente al plano dérmico, con ojiva
aguzada y sobre zona de tejido blando.
Este orificio de entrada será circular, de diámetro menor al del proyectil y rodeado de una
zona circular de características contuso-equimótico-escoriativas, cuya mayor intensidad estará
ubicada junto al borde del orificio, atenuándose paulatinamente a medida que se aleja de él.
Esta zona se conoce con el nombre de zona de enjugamiento o anillo de Fisch, y estará
presente siempre en los orificios de entrada de proyectiles de armas de fuego, siendo uno de los
signos que lo manifiestan. La forma (circular u ovoidal) y la centricidad del anillo de Fisch con
respecto al orificio de entrada (concéntrico o excéntrico) darán indicios concretos respecto del
ángulo de incidencia del proyectil sobre el plano de la piel. Eventualmente, puede presentarse
más de un orificio de entrada en aquellos casos en que el proyectil atraviese varias partes del
cuerpo. El diámetro del orificio de entrada no determina por sí solo el calibre del arma utilizada
y la forma del anillo de Fisch, tampoco determina por sí sola la dirección de procedencia del
disparo. El anillo de Fisch, en algunos casos, estará seguido de una zona de ahumamiento y de
una zona de tatuaje conforme la distancia a la que se haya producido el disparo.
1.8.2. El ahumamiento
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Generalmente, presenta, además, signos de fenómenos térmicos característicos provocados por
la elevada temperatura a la que se expulsan los gases producto de la deflagración de la pólvora,
que pueden llegar a chamuscar el vello o el cabello que rodea al orificio de entrada, o a producir
efectos característicos sobre las fibras textiles. El depósito de humos puede ser fácilmente
removido con una limpieza ligera y superficial utilizando agua jabonosa, lo que diferencia este
falso tatuaje con el tatuaje verdadero.
1.8.3. El tatuaje
Donde están presentes los dos elementos, y que para las armas cortas suelen alcanzar
distancias del orden de los 50 cm de la boca de fuego, variando estas con el calibre del arma, el
largo del cañón, el tipo y cantidad de carga balística (pólvora) que contenga el cartucho
utilizado, etcétera.
Donde solo se encuentran restos metálicos desprendidos del mismo proyectil como
consecuencia de la abrasión sufrida por este dentro del cañón y que, al poseer mayor masa que
las de pólvora, les permite alcanzar mayor distancia (1 metro).
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Restos de fulminante
En especial, plomo y bario, que también acompañan al proyectil en su trayectoria, hasta una
distancia de aproximadamente 3 m para las armas cortas.
Hay que constatar que las partículas, humos y gases que se expulsan de la boca de fuego del
arma acompañando al proyectil se dispersan formando espacialmente una figura de tipo cónica
con el vértice dirigido a la boca del cañón del arma y con la base en la superficie receptora del
disparo, por lo que, a mayor distancia, será mayor el área abarcada por el tatuaje y menor la
densidad de sus partículas; a menor distancia, será menor el área de tatuaje y mayor su
densidad. Esta característica permitiría, en principio, efectuar estudios comparativos entre el
dibujo que presenta la zona de tatuaje en un caso determinado y los que se logran efectuando
disparos experimentales con el arma cuestionada utilizando cartuchos de idénticas
características que el usado en el hecho. El estudio comparativo del dibujo formado por estos
tatuajes permitirá establecer la distancia a la que fue disparada el arma con una aproximación
de +/– 5 cm.
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Figura 9. Orificio de entrada.
Es característico de los disparos efectuados con la boca de fuego del arma apoyada sobre la piel
(disparo a bocajarro) y que se produce cuando inmediatamente debajo de la piel se encuentra
un plano óseo, por ejemplo, en el caso de los suicidas. Aquí, los gases producto de la
deflagración de la pólvora se expanden entre el tejido subcutáneo y el hueso, produciendo su
desprendimiento, aglobamiento y posterior estallido hacia fuera, lo que provoca una herida de
características irregulares con desgarramientos radiales y labios hacia fuera, como si la
explosión hubiese sucedido dentro del cuerpo (de ahí su nombre de golpe de mina).
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Escarapela de Simonin y el signo de Benassi
Cuando debajo de los tejidos subcutáneos se encuentra un plano óseo, como, por ejemplo, en
los huesos del cráneo o en los omóplatos, los disparos a bocajarro hacen que los gases y humos
producto de la deflagración de la pólvora ingresen junto con el proyectil dentro de la herida.
Aquí los humos se depositan en los planos subcutáneos, particularmente en el hueso,
ennegreciéndolo alrededor del orificio producido por el proyectil, lo que constituye una
característica probatoria de este tipo, conocido con el nombre de signo de Benassi. Este mismo
efecto se puede producir entre la prenda de vestir y la piel, quedando depositado el humo en
forma de dos o tres círculos concéntricos que forman lo que se denomina escarapela de
Simonin.
El orificio de salida del proyectil no siempre está presente en casos de heridas con armas de
fuego, sino que solo se halla en aquellos casos en los que el proyectil atravesó totalmente los
tejidos, saliendo luego al exterior del cuerpo. Normalmente, el orificio de salida suele ser una
herida de contornos irregulares e, incluso, desgarrados, de diámetro normalmente superior al
orificio de entrada y al proyectil mismo, variando su aspecto con las alternativas que haya
sufrido el proyectil en su trayectoria interna, pudiendo salir acompañado de esquirlas óseas o
del mismo proyectil, en posición lateral, deformado por choque contra huesos, etcétera.
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Resumen
Todas las muestras recogidas o los indicios encontrados serán objeto de un examen técnico por
parte de personal especializado, con el fin de determinar la procedencia y la forma de ejecución
del hecho delictivo. Así, se podrá determinar qué arma de fuego ha sido utilizada, si el hecho
punible ha sido intencionado o se ha producido de forma accidental, si el arma encontrada en el
lugar de los hechos es la utilizada en el acto criminal, o si ha sido manipulada o sustraída.
Igualmente, se recogerán las balas, vainas o cualquier otra cartuchería, para ser analizadas en
el laboratorio, para determinar la procedencia de cada uno de los elementos recogidos, y poder
verificar cuál ha sido el arma utilizada según los restos o marcas dejados por esta.
También se efectuará un examen de los impactos de las balas en las superficies, determinando
la trayectoria de los disparos efectuados y si han sido producidos de forma directa sobre la
víctima, por forcejeo o por rebote en otro elemento externo.
Todas estas funciones serán plasmadas en el informe pericial correspondiente para ser remitido
a la autoridad judicial que entienda de los hechos, dando a su contenido pleno valor probatorio
en el juicio oral.
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Mapa de contenidos
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Recursos bibliográficos
Bibliografía básica
Etxeberria, F. (2003). Lesiones por armas de fuego. Problemas médico-forenses. Kirurgia, (4).
Bibliografía complementaria
Greenwood, V. (2016). The real CSI. The new science of solving crime. National Geographic,
34-55.
Otros recursos
La Sexta Noticias. (9 de junio de 2019). ¿Cómo logran los investigadores saber quién ha
disparado el arma de un crimen? [Vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=7C6U05H7mMg
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