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TEMA 3: LA FAMILIA COMO SISTEMA

1. Introducción

Aunque son múltiples las disciplinas y perspectivas que han abordado la conceptualización y
estudio de la familia, en el momento actual los enfoques que más proyección mantienen en la
comunidad científica en el campo de la psicología son los que integran la perspectiva
ecológico-sistémica.

En este sentido, resulta ilustrativa la definición propuesta por Andolfi, en la que define la
familia como «un conjunto organizado e interdependiente de unidades ligadas entre sí por reglas de
comportamiento y por funciones dinámicas, en constante interacción entre sí y en intercambio
permanente con el exterior». En este tema profundizaremos en la aplicación específica de este
enfoque a la familia, considerando las dimensiones evolutiva y educativa.

2. El análisis ecológico- sistémico de la familia

Abordar el análisis de la familia desde la perspectiva ecológico-sistémica parte de considerar


la importancia tanto de las dinámicas que se producen dentro de la propia estructura familiar como
de las relaciones que esta mantiene con su entorno. A su vez, hay varios principios que han sido
utilizados para fundamentar este análisis y que deben tenerse en cuenta:

 Contextualismo evolutivo: las personas interaccionan estrechamente con el contexto que


les rodea y este evoluciona y se transforma a lo largo del ciclo vital.
 Perspectiva transaccional: las relaciones entre las personas son bidireccionales, recíprocas y
se transforman a lo largo del tiempo.
 Perspectiva ecológico-sistémica: las relaciones interpersonales están insertadas en sistemas
más complejos que están atravesados por influencias sociales, culturales e históricas.

En este sentido, es esencial tener en cuenta que el contexto familiar tiende a modular y
conformar las características de la persona, pero que, igualmente, las características que posee o
desarrolla la persona contribuyen a conformar el contexto que le circunda.

La aplicación específica a la familia de la estructura de niveles propuesta desde el modelo


ecológico-sistémico se produciría en el siguiente modo:

 Microsistema. La familia sería, durante un espacio temporal muy amplio y dependiendo su


dimensión de los casos, el microsistema más importante en la vida de la persona. Estaría, a
su vez, compuesta por tres subsistemas: el que conforma la pareja, el que conforman las
relaciones entre padre o madre e hijos o hijas y el establecido, en su caso, por los hermanos
o las hermanas. Otros microsistemas, decisivos en el proceso de socialización, serán la
escuela y el grupo de pares.
 Mesosistema. Como establece el modelo ecológico del desarrollo, el mesosistema está
constituido por la influencia generada desde la interrelación entre los diferentes
microsistemas en los que una persona participa en un momento dado de su vida. En el caso
de la familia, y en las etapas infantil y juvenil, estaría conformado por las interrelaciones
familia-escuela, escuela-amigos y familia-amigos.
 Exosistema. En este nivel se contemplarían las estructuras que no incluyen directamente a la
persona, pero que tienen influencia sobre ella. En el caso de la familia, la conformarían
sistemas como la familia extensa, el entorno laboral y las amistades de los progenitores o las
entidades o asociaciones vecinales.
 Macrosistema. Lo constituirían los elementos que atraviesan los diferentes niveles del
sistema y estaría conformado por aspectos como las creencias y valores culturales o las
circunstancias socioeconómicas, políticas e históricas en las que la familia desarrolla su
existencia.
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3. Dimensiones para el análisis de la familia desde una perspectiva evolutivo- educativa

Desde el marco conceptual que hemos definido, podemos abordar el análisis más específico
de las dimensiones de la familia desde la perspectiva evolutivo-educativa, siguiendo la propuesta
que realizan Rodrigo y Palacios (1998). Estas dimensiones serían, en principio, aplicables a cualquier
tipo de familia, si bien su modo de aplicación depende de las características específicas de la unidad
familiar de la que se trate. Las dimensiones contempladas serían las siguientes:

 Las cogniciones de los padres sobre el desarrollo y la educación de sus hijos o hijas.
 El estilo de las relaciones interpersonales dentro de la familia.
 El entorno educativo familiar.

Las cogniciones de los padres

La evolución que ha experimentado el campo de la cognición social en términos generales


queda reflejada en las diferentes conceptualizaciones que se han hecho de las cogniciones que los
padres aplican a la educación y relación con sus hijos. Así, en un primer momento, ha ido
incorporando conceptos esenciales como actitudes, creencias o atribuciones. Posteriormente, ha
adoptado conceptos más complejos y holísticos, como las nociones de esquema o representación
social o el enfoque de las denominadas «teorías implícitas». Finalmente, ha incorporado la
importancia de las dimensiones histórica y cultural.

Sea como fuere, lo sustantivo aquí es señalar que padres y madres poseen siempre un marco
cognitivo que representa e interpreta las conductas de sus hijos, facilita el desarrollo de
explicaciones y predicciones y contribuye a generar pautas de actuación. Estos marcos cognitivos no
están necesariamente explicitados y formulados, sino que son mayoritariamente implícitos y no
directamente accesibles cuando se pregunta a los padres sobre ellos. Esta circunstancia hace
complejo su estudio y requiere habitualmente de estrategias multimétodo para su análisis.

Pueden categorizarse las formas de concebir la función que tienen las teorías implícitas de
los padres acerca de sus hijos en dos líneas fundamentales:

 El modelo mediacional establece que las cogniciones son un elemento intermedio entre la
situación que los padres enfrentan en un momento específico y la conducta que desarrollan
ante la misma.
 El modelo de guía propone que las ideas sobre el desarrollo y educación de los hijos son un
marco orientativo de carácter mucho más general que guía de forma previa y durante el
proceso las percepciones, interpretaciones y conductas ante los hijos. Estas ideas serían
dinámicas y se construirían en interacción entre las pautas culturales recibidas y las
experiencias personales.

El marco cognitivo de los padres ayuda a predecir las interpretaciones y actuaciones ante las
conductas de sus hijos. Es, igualmente, una herramienta muy útil para implantar procesos de
educación parental. Pero al igual que sucede en otros campos de la cognición social, la relación entre
cognición y actuación es recíproca y compleja y no es directamente predictible la conducta a partir
de las cogniciones. Será más adecuada la predicción cuando las cogniciones estén «situadas», esto
es, referidas al mismo dominio social que la conducta o, más aún, cuando hagan referencia a una
circunstancia concreta.

El estilo relacional de la familia

Además de considerar las estructuras cognitivas de los padres, es esencial tener en cuenta
cómo estos desarrollan sus formas de relación interpersonal con los hijos. En este sentido, pueden
contemplarse dos grandes aspectos: cómo se desarrollan las relaciones en su dimensión de
implicación afectiva y cómo socializan padres y madres a sus hijos para que aprendan e interioricen
normas y pautas de conducta.

 Relaciones afectivas

Respecto a las relaciones afectivas, la investigación psicológica tiene una gran tradición en el
estudio del concepto denominado apego. El apego, estaría constituido por el vínculo que una
persona, ya sea niño, adolescente o adulto, establece con algunas personas del sistema familiar,
constituyendo un lazo emocional que impulsa a buscar a las personas con las que se establece
(figuras de apego) (López, 1998).

Desde un punto de vista objetivo, contribuye a mantener la supervivencia, favoreciendo la


proximidad y el contacto con los integrantes del sistema familiar. Desde el punto de vista subjetivo,
la función del apego es proporcionar seguridad emocional. El sentimiento de apego se establece en
las primeras etapas de desarrollo y contribuye a crear un modelo mental sobre las relaciones que
tendrán gran trascendencia en el proceso evolutivo de la persona.

 Estilos de socialización

Los estilos de socialización son, igualmente, uno de los elementos de la dinámica familiar
que más atención ha recibido por parte de diferentes investigadores. Estos estilos están constituidos
por pautas de conducta, relativamente estables, que padres y madres llevan a cabo para moldear las
conductas de sus hijos hacia aquellos fines que creen deseables (Ceballos y Rodrigo, 1998).

La propuesta de clasificación inicial de estilos de socialización se debe a Baumrind (1971),


quien estableció tres estilos:

o Estilo autoritario. Los progenitores mantienen un estricto control sobre las


conductas de sus hijos, con empleo frecuente de los castigos y amenazas.
o Estilo democrático. Los progenitores explican a sus hijos las razones del
establecimiento de las normas, reconocen y respetan su individualidad y establecen
procesos de diálogo para generar acuerdos.
o Estilo permisivo. Los progenitores evitan hacer uso del control, tienden a no regular
las conductas del niño y le realizan pocas demandas.

Por otro lado, Arranz y Oliva (2010), a la hora de analizar las diferentes estructuras de
organización de tipo familiar existentes en nuestro contexto actual, consideran los siguientes tipos:

 A partir de esta propuesta, MacCoby y Martin (1983) realizaron una reformulación que ha
tenido gran proyección en la literatura, estableciendo cuatro estilos de socialización en
función de la combinación de dos dimensiones: la dimensión de control (exigencia) y la
dimensión de afecto (sensibilidad y calidez). Los resultados de la combinación de estas
dimensiones quedan reflejados en la siguiente tabla.
 Desde su inicio, la investigación empírica ha mostrado importantes relaciones entre los
estilos de socialización y las conductas y valores que desarrollan los hijos. Sin embargo, los
resultados deben interpretarse siempre con precaución, debido a la influencia de los
restantes procesos que estamos considerando dentro del sistema familiar.

El entorno educativo familiar

El tipo de entorno en el que tiene lugar el proceso educativo en el seno de las familias puede
analizarse desde dos grandes perspectivas: el escenario educativo cotidiano y la interacción
educativa familiar.

 El escenario educativo cotidiano


Esta perspectiva se centra fundamentalmente en el análisis de los escenarios de la conducta.
Un aspecto que se ha estudiado en este sentido se refiere al valor estimulante de los objetos
que rodean a niños y niñas, intentando establecer relaciones entre el nivel de estimulación y
el desarrollo.

Actualmente, se tiende a mantener una perspectiva compleja, que señala que se producirá
una adecuada estimulación del desarrollo no tanto en función de la cantidad y objetos y
estímulos, sino en función de variables como su variedad, adecuación, regularidad,
organización y dotación de sentido. Igualmente, serán factores decisivos la medida en que
los objetos favorecen el desarrollo de actividades y relaciones positivas vinculadas a los
mismos.
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 La interacción educativa familiar
Desde esta perspectiva, se estudia la dimensión humana, psicológica, social y cultural del
entorno educativo, existiendo diferentes enfoques de análisis de esta dimensión. Por una
parte, la tradición antropológica y etnográfica se centra en la forma en que la cultura
configura los contextos y actividades de crianza. Por otro lado, la tradición derivada del
enfoque sociocultural de Vygotsky y la escuela neovygotskiana se centra en el estudio de los
procesos de interacción entre padres e hijos para clarificar la forma en la que se transmiten
capacidades, conocimientos y estrategias. Las propuestas de Vygotski, como ya se ha
trabajado en las disciplinas enfocadas al análisis del desarrollo evolutivo, han tenido gran
influencia en el estudio de los procesos de interacción entre niños y adultos. Es destacable,
entre otras propuestas de Vygotsky, el principio de transición desde lo interpsicológico a lo
intrapsicológico, que establece que las cogniciones se generan primariamente a través de
procesos de interacción y verbalización que después son introyectados.
4. Cambios evolutivos en la familia

En línea con lo que establece la dimensión evolutiva del marco teórico que estamos
adoptando, las relaciones entre los diferentes niveles de un sistema no se mantienen estáticas, sino
que cambian cualitativamente a lo largo del ciclo evolutivo de la propia familia. En este sentido, y
específicamente a la familia, podemos destacar tres aspectos en los que el cambio afecta:

 Relaciones entre los padres. Como veremos más adelante, el tipo de relación que se
establece en la pareja cambia de forma importante a lo largo del ciclo de vida de la familia,
tanto como resultado de las demandas del entorno familiar y externo como del propio
avance del ciclo evolutivo de los miembros de la pareja.
 Configuración familiar. La familia está sujeta a cambios estructurales desde su momento
inicial con la llegada de los hijos, el establecimiento del subsistema de relación entre
hermanos y los posteriores procesos de emancipación. Igualmente, puede sufrir cambios
debidos a procesos de separación y divorcio.
 Evolución de los hijos e hijas. La propia evolución de los hijos a lo largo de los diferentes
estadios de evolución supone un factor más que contribuye a la necesidad de
establecimiento de nuevos tipos de relación respecto a los iniciales, en los que se transita
hacia la autonomía y, posteriormente, el cuidado de los progenitores.

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