La mayoría de las razas terrier se desarrollaron en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda y en
diferentes localidades se criaron terrier específicos para la caza o el control de las alimañas, ya que se utilizaron para combatir a las ratas, conejos, y zorros, tanto por encima como debajo de la tierra (madrigueras). Algunos terrier más grandes fueron utilizados para cazar tejones. El Kerry Blue y el Airedale se usaron particularmente para hacer frente a los castores y nutrias en aguas profundas. Otros se utilizaron como perros de pastoreo (Wheaten Terrier). Los terrier fueron cruzados con perros de caza, perros de pelea, y otros terrier. Los primeros terrier eran perros de pequeño tamaño y pelo duro que se utilizaban para cazar ratas, conejos y en general pequeñas alimañas. Estos perros no eran ejemplares homogéneos y prácticamente diferían de una granja a otra. En la mitad del siglo XIX, con la llegada de las exposiciones caninas, varias razas se redefinieron fuera de los antiguos propósitos para los que fueron originalmente criados, de tal forma que todas las razas terrier contemporáneas son criadas principalmente como mascotas.1 La bravura de los primeros terrier de caza fue explotada usando a los animales en competiciones deportivas. Inicialmente, los terrier competían en eventos tales como limpiar pozos llenos de ratas y el perro más rápido en matar a todas las ratas era el ganador. En el siglo XVIII algunos terrier fueron cruzados con sabuesos para mejorar su destreza en la caza, y otros con perros de pelea para «intensificar la tenacidad y aumentar el coraje.»1