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ORACIONES DIARIAS DEL CONSAGRADO 

ORACIONES DEL CONSAGRADO PARA


PEDIR EL AMOR A JESUCRISTO

“No espere alcanzar misericordia de Dios Quien ofenda a su


bendita Madre”.

Para alcanzar de tu misericordia, una verdadera devoción hacia tu


Santísima Madre y difundir esta devoción por toda la tierra,
concédeme amarte ardientemente y acepta para ello la súplica
inflamada que te dirijo con San Agustín y tus verdaderos amigos:

“Tú eres, Oh Cristo,


Mi Padre santo, mi Dios misericordioso,
Mi Rey poderoso, mi buen Pastor
Mi único Maestro, mi mejor ayuda,
Mi Amado hermosísimo, mi Pan vivo,
Mi Sacerdote por la eternidad
Mi guía hacia la Patria,
Mi luz verdadera, mi dulzura santa
Mi camino recto, mi Sabiduría preclara.
Mi humilde simplicidad,
Mi concordia pacífica,
Mi protección total, mi rica heredad
Mi Salvación eterna.
¡Cristo Jesús, Señor amabilísimo! ¿Por qué habré deseado durante
la vida algo fuera de ti, Mi Jesús y Mi Dios?
¿Dónde me hallaba cuando no pensaba en ti?

Anhelos todos de mi corazón, inflámense y desbórdense desde


ahora hacia el Señor Jesús; Corran, que mucho se han retrasado,
apresúrense hacia la meta, busquen a quien buscan.

¡Oh Jesús! ¡Anatema quien no te amé! Rebose de amargura quien no


te quiera! ¡Dulce Jesús! Que todo buen corazón dispuesto a la
alabanza, te amé, se deleite ante ti, se admire ante ti, ¡Dios de mi
corazón! ¡Herencia mía, Cristo Jesús! ¡Desfallezca el latir de mi
corazón! Vive, Señor en mí, enciéndase en mi pecho la viva llama de
tu amor, acrézcase en incendio, arda siempre en el altar de mi
corazón, queme mis entrañas, incendie lo íntimo de mi alma, y que en
el día de mi muerte comparezca yo del todo perfecto en tu
presencia. Amén.

CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A
JESUCRISTO LA SABIDURÍA ENCARNADA
POR MEDIO DE MARÍA

Oh Jesús, sabiduría eterna y encarnada, te adoro en la gloria del


Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, en el
tiempo de tu Encarnación, te agradezco que hayas venido al mundo,
hombre entre los hombres y servidor del Padre para librarme de la
esclavitud del pecado. Te alabo y glorifico porque has vivido en
obediencia amorosa a María para hacerme fiel discípulo tuyo.

Desgraciadamente no he guardado las promesas y compromisos de


mi bautismo. No soy digno de llamarme hijo de Dios. Por ello, acudo
a la misericordiosa, Intercesión de tu Madre, esperando obtener
por su ayuda el perdón de mis pecados y una continúa unión contigo,
Sabiduría Encarnada.

Te saludo, pues, oh María Inmaculada templo viviente de Dios; en ti


ha puesto su morada la sabiduría eterna para recibir la adoración
de los ángeles y de los hombres. Te saludo, oh reina del Cielo y de la
tierra; A ti están sometidas todas las criaturas, te saludo, refugio
seguro de los pecadores ¡Todos experimentan tu gran misericordia!

Acepta los anhelos que tengo de la divina Sabiduría y mi


consagración total:

CONSIENTE de mi vocación cristiana renuevo hoy en tus manos mis


compromisos bautismales. RENUNCIO a Satanás, a sus
seducciones y a sus obras y me consagro a Jesucristo para llevar mi
cruz con Él, en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre.

En presencia de toda la iglesia, te reconozco ahora, por mi Madre y


Soberana; te ofrezco y consagro mi persona, mi vida y el valor de
mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras; dispón de mí y de
cuanto me pertenece para la mayor gloria de Dios en el tiempo y en
la eternidad.

Madre del Señor, acepta mi oblación y preséntala a tu hijo: si Él me


redimió con tu colaboración, debe también ahora recibir de tu mano
el don total de mí mismo. Que yo viva plenamente esta consagración
para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo y dar
respuesta vital a la misión que Dios te ha confiado en la historia de
la salvación. Madre de Misericordia alcánzame la verdadera
Sabiduría de Dios y hazme plenamente disponible a tu acción
maternal. Oh Virgen fiel, haz de mí un auténtico discípulo de tu
hijo, la Sabiduría Encarnada. Contigo, Madre y modelo de mi vida,
llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo, en la tierra y a la
gloria del cielo. Amén.

ORACION DE CONFIANZA ACEPTA


QUERIDA MADRE

Acepta querida Madre y Reina mía toda mi persona y cuanto con la


gracia de tu querido Hijo he podido hacer de bueno. Yo mismo no
soy capaz de conservarlo, dadas mis debilidades e inconstancia y la
forma en que me combaten continuamente mis enemigos
espirituales.

Veo, todos los días, caer por tierra los cedros del Líbano, y
convertirse en aves nocturnas las águilas que volaban en torno al
sol. Mil justos caen a mi izquierda; diez mil a mi derecha... (Salmo
91,7) Más yo confío en ti mi poderosa y más que poderosa Madre:
tenme, que no caiga; conserva mis bienes, que no me saqueen;
protege en mí la vida divina.

¡Defiende a quien a ti se ha consagrado! Yo te conozco bien y en ti


confío: eres la Virgen fiel a Dios y a los hombres, que no dejas
perder nada de cuanto a ti se confía; eres la Virgen poderosa: nadie
podrá hacerte daño ni perjudicar tampoco a los que tú amas. Amén.

ORACIONES A JESUCRISTO

Gracias, Señor Jesucristo, por haberme concedido la gracia de


consagrarme a María. Ella será mi socorro que levantándome de mi
propia miseria me introducirá más y más profundamente en tu
amistad. Ay, Señor, débil como soy, sin Ella ya hubiera naufragado
en mis pecados, ¡Sí, María me hace falta ante ti y en todas
partes! Con ella, en cambio Me librare del pecado y de sus
consecuencias y podré acercarme a ti, dialogar contigo y agradarte
en todo; aceptar radicalmente tu Evangelio, salvarme e irradiar tu
amor y salvación a mis hermanos.

¡Como quisiera, oh Jesús, publicar ante todas las criaturas tu gran


misericordia a favor mío! Y hacer que todo el mundo reconozca que
a no ser por María hace tiempo estaría yo condenado. ¡Y
agradecerte dignamente este favor! ¡María está conmigo! ¡Qué
tesoro tan precioso! ¡Qué alegría tan inmensa!

Pero, Señor, amor con amor se paga: que ingratitud la mía si no me


consagrara a Ella totalmente. Salvador mío amadísimo: antes morir
que vivir sin Ella... Mil y mil veces como San Juan Ante la Cruz (Jn.
19,27) he aceptado a María como tu don más precioso, y cuántas
veces me he consagrado a Ella, aunque todavía con tanta
imperfección!

Por ello, quiero ahora con la madurez y disponibilidad que esperas


de mí, consagrarme a Ella nuevamente. Arranca de mí ser cuanto no
pertenezca a tan augusta Reina: pues, si no es digno de Ella,
tampoco es digno de ti.

AL ESPÍRITU SANTO

Oh Espíritu Santo, ayúdame a cumplir mi compromiso, concédeme


todas las gracias: Planta y cultiva en mí el árbol de la vida
verdadera que es la amabilísima María, para que crezca y dé flores
y frutos abundantes. Oh Espíritu Santo, concédeme amar y venerar
a María tu esposa fidelísima, apoyarme en su amparo maternal y
recurrir a Ella confiadamente en toda circunstancia. Forma con Ella
en mí a Jesucristo hasta la plena madurez espiritual (Cfr, Ef4, 13)
Amén. 

A MARÍA

¡Oh María, Hija predilecta del Padre, Madre admirable del Hijo,
esposa fidelísima del Espíritu Santo! Tú eres mi Madre espiritual mi
admirable maestra y soberana, mi gozo, mi corona, mi corazón y mi
alma. Tú eres toda mía, por bondad del Señor y yo te pertenezco
por justicia. Más, aún no soy tuyo cuanto debo: por ello, hoy me
consagro a ti en disponibilidad plena y eterna, comprometiéndome a
arrancar de mí cuanto desagrada a mi Dios y a plantar, levantar y
producir todo lo que tú quieras. Que la luz de tu fe disipe las
tinieblas de mi espíritu, que tu humildad profunda sustituya mi
orgullo, que tu contemplación contenga a mi alocada fantasía, que tu
visión no interrumpida de Dios llene con su presencia mi memoria;
Que el fuego de tu ardiente caridad incendie la tibieza y frialdad
de mi pecho; Que mis pecados cedan el paso a tus virtudes y el
fulgor de tu gracia me acompañe al encuentro con Dios.

Madre mía amadísima, alcánzame la gracia de no tener más espíritu


que el tuyo para conocer a Jesús y su evangelio, más alma que la
tuya para alabar y glorificar al Señor, más corazón que el tuyo para
amar a Dios como tú lo amas. No te pido visiones, ni revelaciones, ni
gustos, ni consuelos aún espirituales.

Para ti el ver claro sin tinieblas ni dudas,


Para ti el saborear el gozo pleno,
Para ti el triunfar junto a tu Hijo,
Para ti el dominar el cielo y la tierra y humillar los poderes del
maligno.
Para ti el difundir como tú quieras los dones del Altísimo.

Esta es tu mejor parte que no te será nunca arrebatada y me llena


de gozo el corazón. Para mí solamente gozarme en tu alegría, de
seguirte en tu camino: Creer confiado solamente en Dios, sufrir con
alegría cerca a Cristo, morir al egoísmo cada día, colaborar contigo
para salvar al mundo.

Te pido solamente poder decirte tres veces Amén, en todos los


momentos de mi vida:
Amén a cuanto hiciste en este mundo,
Amén a cuanto hoy haces en el cielo,
Amén a cuanto ahora haces en mi alma,
Para que en ella Cristo sea glorificado en plenitud, en el tiempo y en
la eternidad.

VEN ESPÍRITU CREADOR 

Ven Espíritu Creador

Nuestras almas visita


Y tu gracia infinita
Infunde al corazón.
Tú eres el abogado,
Don de Dios, viva fuente
Fuego y amor ardiente y espiritual unción.
Fuente de siete dones,
Mano de Dios abierta
Del Padre rica oferta,
Hálito inspirador.
Infúndenos tu lumbre
Y con tu viva llama
El corazón inflama,
Dale fuerza y vigor.
Aleja al enemigo
Danos paz y victoria
Guíanos a la gloria
Divino defensor.
Obtennos conocerte,
Espíritu Divino
Vivir en ti, Dios y trino,
Y disfrutar de tu amor.
Amén.

OH SANTA MARÍA

Oh Santa María
De mares estrella,
Virgen de Dios Madre
Y del cielo puerta
Retomando el ave
Que Gabriel te diera,
La paz corrobora
Cambia el nombre de Eva.
Al ciego ilumina
Y libra al cautivo,
Ahuyenta los males
Da bienes divinos.
Haz ver que eres Madre
Por ti nuestras preces
Reciba el que es tuyo
Y ser nuestro quiere 
Bendita Señora
La más dulce y buena:
Borrando el pecado,
Endulza las penas.
Danos vida santa
Y recto camino,
Para que en el cielo
Veamos a tu Hijo.
Gloria al Padre Eterno
Gloria a Jesucristo,
Gloria al Santo Espíritu
Y Gloria a los tres.

EL MAGNIFICAT

Proclama mi alma a la grandeza del Señor Se alegra mi espíritu en


Dios mi Salvador, Porque ha mirado la humillación de su
esclava. Desde ahora me felicitaran todas las generaciones, porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; Su Nombre es Santo y
su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El
hace proezas con su brazo, Dispersa los soberbios de corazón,
Derriba del trono a los poderosos, Enaltece a los humildes, a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y
su descendencia por siempre. Amén.

                                                                                                  .       
                                                           

CORONILLA DE ALABANZAS A MARÍA


V/. Dígnate aceptar mis alabanzas virgen santísima.

R/. Dame fuerzas contra tus enemigos.


CORONA DE EXCELENCIA
PADRE NUESTRO

DIOS TE SALVE.                                

V/. Bienaventurada eres, Virgen María,


que llevaste en tu seno al Señor y Creador del mundo;
R/. engendraste al que te formó,
permaneciendo siempre virgen.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Oh Virgen Santa e Inmaculada,


no sé con qué alabanzas honrarte dignamente,
R/. porque llevaste en tu seno
al que no pueden contener los cielos.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces! 

Dios te salve, María.

V/. Muy hermosa eres, oh María,


R/. no hay en ti mancha alguna.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Hay más virtudes en ti, Virgen María,


R/. que estrellas en el cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!
                                   

                    Gloria al padre, al hijo y al espíritu santo.               


.                                                                                                         

 CORONA DE PODER

PADRE NUESTRO.
DIOS TE SALVE, MARÍA.

V/. Gloria a ti, Reina del universo:


R/. condúcenos contigo a la felicidad del cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, Tesorera de las gracias del Señor;


R/. danos participar en los dones de Dios.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, Mediadora entre Dios y los hombres;


R/. haz que sea más íntimo nuestro encuentro con Cristo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, Triunfadora sobre las fuerzas del mal;


R/. sé nuestra piadosa guía por los senderos del evangelio.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Gloria al padre, al hijo y al espíritu santo.

CORONA DE BONDAD

PADRE NUESTRO.
DIOS TE SALVE, MARÍA.

V/. Gloria a ti, Refugio de los pecadores;


R/. Intercede por nosotros ante el Señor.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, Madre de los hombres;


R/. Enséñanos a vivir como hijos de Dios.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, Alegría de los justos;


R/. condúcenos contigo a las alegrías del cielo.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Dios te salve, María.

V/. Gloria a ti, prestísima Ayuda nuestra en la vida y la muerte:


R/. llévanos contigo al reino de los cielos.
Regocíjate, Virgen María.
¡Regocíjate mil veces!

Gloria al padre, al hijo y al espíritu santo.


OREMOS:
Dios te salve, María,
Hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo,
Esposa del Espíritu Santo,
Templo augusto de la Santísima Trinidad.
Dios te salve, María,
Señora mía, mi tesoro, mi belleza,
Reina de mi corazón,
Madre, vida, dulzura
y esperanza mía queridísima,
–más aún– mi corazón y mi alma.
Soy todo tuyo, oh Virgen benditísima,
y todo lo mío es tuyo.
More en mí tu alma
para engrandecer al Señor.
More en mí tu espíritu
para regocijarme en Dios.
Oh Virgen fidelísima:
Ponte como un sello sobre mi corazón,
para que en ti y por ti
permanezca fiel al Señor.
Concédeme, por tu bondad,
la gracia de contarme en el número
de los que amas, enseñas, diriges,
nutres y proteges como a hijos.
Haz que, despreciando por tu amor
todos los consuelos terrenos,
aspire continuamente a los bienes celestiales,
hasta que por medio del Espíritu Santo,
tu Esposo fidelísimo,
y de ti, Esposa suya fidelísima,
sea formado en mí Jesucristo, tu Hijo,
para gloria del Padre celestial.
R/. Amén

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