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972.08 Miradas recientes ala historia mexiquense: del munclo prehispinico al periodo Mor1 colonial/ Raymundo César Martiner Garcia coord. — Zinacantepec, Estado de México: El Colegio Mexiquense, A.C., 2017. 205 p.: cuadros y mapas. Incluye referencias bibliogrificas ISBN: 978-607-8509-07-2 1. Estado de México ~ Historia —Epoca prehispinica. 2. Estado de México Historia — Colonia. 3. Indigenas del Estado de México ~ Historia y costumbres. 1. Martinez Garcia, Raymundo César, coord. Edicién y correesion: Gabriela Lara Tortes Formacién y tipografia: Fernando Cantinca Cornejo Diseto y cuidado de laedicién: Luis Alberto Martinez Lopez Primera edicién 2017 D.R. © El Colegio Mexiquense, A. C. Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, s/n. Col. Cerro del Murciélago, Zinacantepec 51350, México MEXICO, E-mail: ventas@cmq.edu.mx Pagina-e: Queda probibida la reproduccién parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previa mente con la autorizacin expresay por escrito del titular del derecho pasrimonial, en sérminos de la Ley Federal de Derechos de Autor, y en su caro de los tratados internacionales aplicables. La persona que infrinja esta dsposicin se hard acreedara a las sanciones legalescorrespondientes, Impreso y hecho en México/Printed and made in Mexico ISBN 970-607-8509-07-2 Contenido ow Presentacion.... Raymundo César Martinez Garcia I. Hisrorta INDiGENA Otomianos y nahuas: antiguos pobladores del Centro de México David Charles Wright Carr 1a presencia teotihuacana en la regién lacustre del valle de Toluca..... Yoko Sugiura Yamamoto, Marfa del Carmen Pérez. Ortiz de Montellano y Elizabeth Zepeda Valverde La diosa creadora en la region del Nevado de Toluca Beatriz Albores Zarate Etimologfa néhuatl, representaci6n pictogréfica ysimbolismo del Nevado de Toluca... Raymundo César Martinez. Garcia Algunos comentarios en torno al estudio de los cédices histéricos coloniales de tradicién nahuatl.... Xavier Noguez Vivir junto a las barrancas. Paisaje y uso de la tierra en el Mapa de Otumba.... Maria Castaneda de la Paz al, TI. Historia COLONIAL Piedad barroca en una villa novohispana. Toluca en el siglo xv. Gerardo Gonzdlez Reyes El retablo del Templo de Santo Domingo de Guzmin Ixtlahtuaca, Estado de México... Maria Eugenia Rodriguez Parra y Carlos Alfonso Ledesma iene Vivir junto a las barrancas. Paisaje y uso de la tierra en el Mapa de Otumba' Maria Castafieda de la Paz Universidad Nacional Auténoma de México INTRODUCCION Ex Mara pe OTUMBA ES UN DOCUMENTO pictogrfico pintado con tinta negra sobre papel de amate. Mide 106 x 61.5 cm y se resguarda en la Biblioteca Nacional de Antropologia e Historia de México (véase figura 1). Al no estar acompafiado de un texto alfabético, ha sido dificil para los investigadores saber cuando, por qué y para qué se pintd. Los estudios que hasta el momento exis- ten del documento son los breves y descriptivos comentarios de Glass (1964: 128; 1975: 178), Mena (1923: 55) y Caso (1979), siendo Genotte (2001, 1999, 1998, 1994) el investigador que en los iiltimos afios ha tratado de llevar a cabo un estudio en mayor profundidad.? Ahora bien, en situaciones como esta, cuando la ausencia de informacién hace dificil nuestro entendimiento de los documentos pictograficos, es inne- gable que la investigacién en archivos se vuelve mas importante que nunca. En este caso en particular, fue fundamental la biisqueda en el Archivo General de la Nacién (en adelante AGN), donde dos legajos del periodo colonial tardio, E| presente trabajo se enmarca dentro del Proyecto Conacyt (101988) titulado “Paisaje en transfor- ‘macién: del postclisico ala Colonia en el Valle de Teotihuacan, Méxica” a cargo de la Dra. Emily McClung. Gracias al financiamiento del proyecto se pudo realizar trabajo de campo en Orumba, fundamental para ‘ investigacin. Agradezco a varias personas en Otumba su apoyo y disposicién para acompaarme a conocer bien el territorio. En especial, a don Ernesto Gémez. Aco, don Cosme Rodriguez, don José Misael yal padre Salomén. ® Las tinieas fotos que existen del mapa son las que publicaron Glass (1964, mim. 80) y Genome (1994:104) en blanco y negro, aunque ninguna es apta para un estudio, Véase también el comentario de ‘ste tiltimo investigador en linea en Genotte, 2009. = 140 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL uno de ellos acompafiado de un mapa pintado en 1741 (véase figura 2), per mitieron ofrecer una nueva interpretacién del Mapa de Otumba. En ambos legajos se habla de cuestiones relacionadas practicamente con las mismas tierras pintadas en el mapa, por lo que gracias a estos y otros documentos ha sido posible responder a los objetivos de este trabajo: quién mandé elaborar el Mapa de Otumba, cudndo y con qué propésito. Ahora bien, hay que decir que el trabajo de campo también tuvo un importante papel en esta investigacién, pues hizo posible relacionar los lugares sefialados en el mapa con los del paisaje actual, dando as lugar a un registro histérico-geografico desde el periodo co- lonial hasta el presente. DescrirciOn DEL Mars DE OTUMBA El mapa se colocé hacia el oriente, punto cardinal que se situé en la parte su- perior del documento, de donde bajan dos grandes barrancas (véanse figura 3, cuadro 1), Al lado de una de ellas se pinté Otumba, representada a través de la iglesia dedicada a Santa Maria de la Concepcién como reza su glosa. Su ta- maiio, con respecto a cualquier otra edificacién 0 punto geografico, no deja lugar a dudas de que el mapa pertenecié a esta comunidad. En cuanto al drea dibujada, y de acuerdo con Genotte (2001: 133), esta no representaba a todo el sefiorfo de Otumba sino tan sélo una porcién de sus tierras y algunos de sus pueblos sujetos, a los que se reconoce por una glosa y/o glifo. Estos pueblos son San Salvador Cuauhtlancingo, San Lorenzo, San Gabriel Tepoliuhca,* San Miguel Axoloapan (o Ajoloapan) y San Martin Ahuatepec (0 Aguatepec). De ellos, San Martin Ahuatepec y San Miguel Axoloapan son los mas importantes, de ahi que ambos aparezcan representados por su iglesia y su antiguo glifo prehispdnico, tal como también se dibujaron en el mapa de 1591 (véase figura 4). En el caso de Ahuatepec, un encino (abua-tl) sobre la cima de un certo (tepe-tl),’ a cuyos pies esté el pueblo con la iglesia dedicada a San Martin, como corrobora la glosa. No obstante, el autor de esta opts por afiadit al nombre del santo cristiano el vocablo nahuatl eocanli (sic: teocalli) para ® Archivo General de la Nacién (4G), Tierras 1695, exp. 1; Tierras, 1702, exp. 2, con el mapa. Genotte (1994, fig. 133; 1998, fig. 7) consult6 y publics este mapa, pero no trabajé con la informacién del legajo. * En alguna ocasién aparece como San Gabriel Nopaltepec (AGN, Tierras 1695, exp. 1, fol. 38y), por hallarse altel rancho de Nopaltepec (fig. 2) » Agradezco a Bradley Skopyk esta lecrura Hl glifo del pueblo de Ahuatepec aparece también represen tado en el fol. 21v del Codex Mendoza. Para mayor informacién véase en linea Wimmer (2012). pe OTUMBA ‘M. Castasiepa DE LA Paz: ViVIR JUNTO A LAS BARRANCAS... Figura 2 Maa pe Orumpa ve 1743 Fuente: Cortesia del Archivo General de la Nacién, 144 MIRADAS RECIENTES 4 LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL Figura 3 Esquema DEL Mapa DE OTUMBA Fuente: Elaboracién de Ia autora 145 M. Castatiepa DE La Paz: VIVIR JUNTO A LAS BARRANCAS, “121 9p edow jo upog , ofp afoue]g 2p o2qpews uop “1 ‘mus v] 3p e2[so}uey “ET onyeajedou% edjguuenb “21 ‘o7uai0| Wop °Z | rO91 afpue]s ap seyreaes« UIE] “GT [edse8 :9)s] 10508 -9 zanbupoy o0(s19}ueyj [uo]p vdyexex “| soy 2 2p + SpUulgy, 2p seusoty sry ua srEmUnasy urdvojoxy wo sorumey — sadawnyy ua soiuryss, quan us smouneg casdn | sadowenqy json uprew ifour|g 5 oojeuraynenbos y edvojoxe janbrur ofoxonyye @ 1p ofwen]( ues “3 dadexjos ovoxoouarep +} eoynyodaa james eg “qy couraaeszo: +] epadaoe 2 onsinyep [0105 “p [ujedjo 4q edureday equinio “| pesonypeod *> ooyeaex *e - $a9ma9 tan senate 042) saonSof YaWALO 4d Va 1d NI SYSOTS T owavay 146 Mizabas RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL Ficura 4 Mapa pe OruMBa DE 1591 Fuente: Cortesia del Archivo General de la Nacién, aludir en esta lengua al remplo cristiano: la “casa (calli) sagrada o de dios (teo-t)”.* En el caso de San Miguel Axoloapan se pint6 un ajolote (axolotl) sobre (-pan) el agua (a-t!).” Desafortunadamente el pueblo de Axoloapan desaparecié hace ya mucho tiempo. En 1591 sabemos que atin estaba poblado, gracias al documento que acompafa al mapa de ese afio, elaborado con motivo de la merced de un sitio de estancia de ganado menor en los términos de Ahuatepec, y dos caballerias de tierras en los tétminos de Axoloapan, para lo cual se personaron las autori- “ Para Genotte (2001142), la palabra teecali lo que hace ¢s confirmar que las iglesias se construyeron cerea o sobre antiguos remplos.. ” Véase también Genotte (2001:131). El hecho de que el ajolote esté saliendo del canal de agua es probablemente para reforzar la segunda parte del nombre (apan-ti), que en realidad se traduce como acequi (Molina, 2001, 11:8). Barranca serfalalatlauhrlio atlaubali (Molina, 2001, 1:18v). Por ello no cteo, como. sostenia Caso (1979:4-5), que el glifo aludiera al “Rio Ajolotes”. M, Castasepa De 14 Paz: Vivin JUNTO A LAS BARRANCAS. 47 dades de ambos pucblos*. Cuando se pinté el Mapa de Otumba, todo parece indicar que el pueblo de Axoloapan aiin estaba habitado. No, sin embargo, a finales del siglo xvn, cuando varios testigos de un pleito —del que luego se hablaré— dijeron que tanto Axoloapan como San Lorenzo y San Gabriel Te- poliuhca estaban deshabitados: [...] y en el de San Gabriel; donde ay Ruinas y demostrasiones de hauer Sido pueblo [...] [y continuando la vista de ojos] se Hego a un puesto donde Uieron ay Ruinas y demostraciones de Yglecia y Cassas de hauer sido pueblo grande glue] los pressentes dixeron, era el pueblo y pago de ajoloapa que se hauia despoblado y era sujeto a el de otumba [...] Un camino sefialado con una linea y huellas de pies une el pueblo de San Miguel Axoloapan con el puente que cruza una de las grandes barrancas, en este caso, la que pasa por Ahuatepec. El camino atin existe. Lo recorria a diario don Cosme Rodriguez, cuando de nifio iba a tra- Figura 5 bajar a la hacienda de CAMINO ENTRE EL PUENTE LasQuicos Tepa. Por eso me aclaré y San MIGUEL AXOLOAPAN que se trataba del estrecho camino —entre magueya- Jes—que corria paralelo al camino més grande, abier- to por uno de los duefios dela hacienda para que los yehiculos pudieran transi- tar (véase figura 5). La hacienda tiene también una historia muy antigua. En el Mapa de Otumba aparece como un pequefo Fuente: fotografia de Ia autora. ® acm, Tietras, 2782, exp. 15, fols. 14lr-14ly. » AGN, Tietras 1695, exp. 1, fol. 103r. El sefior don Cosme Rodriguer, de 80 afios de edad, trabajé en «sas tierras de nif y dijo que al sitio de Axoloapan se le conocia como “los tlateles” por la existencia de algunos monticulos, donde habfa muchos restos de cerimica. Dichos monticulos eran restos de los muros deconstruccién, que en algtin momento fueron arrasados por los duefios dela hacienda de Tepa para limpiar suis tierras. Como pueblo abandonado también aparece en el Mapa de 1743 (fig. 2). Aan, Tietras, 1695, exp. 1, fols. 814, 84r, 86v, 89r, 97, 104r, 119. Comunicacién personal de don Cosme Rodriguez. 148 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL Ficura 6 Hactenpa DE Santa Maria Guapavure TePAN Gon don Emesto Gémez Aco y don Cosme Rodrigues (al centro) Facnte: fotografia de la autora. puesto en el camino, con una glosa que dice Tépan. Nombre que todavia con- serva la actual hacienda conocida como Santa Maria Guadalupe Tepa (véase figura 6)."' En el otro extremo del camino esta el puente. Una glosa mal escrita no deja ver bien su nombre, de ahi que como ya sefialé Genotte (2001: 130-131), Mena (1923: 55) lo leyera como “puente de los prigas” y Caso (1979: 2) como “puente lesquigos”. Empero, come ninguno de los nombres tenia sentido, Genorte propuso leerlo como “puente de los trigos” (Genotie, 2001: 130-131), sugiriendo que el puente pudicra ser usado como ruta del transporte del trigo. Hl inconveniente con esta nueva propuesta es que no hay una “t” en ese voca~ blo. Por otro lado, aunque hay una somera referencia al cultivo de este produc- to entre ambas barrancas, esta es muy posterior a la fecha de cuando se pinté el mapa. Esto, por no decir que dl trigo eta de lo que menos se producta local- mente." E] nombre del puente sigue siendo pues, una incégnita, aunque a mi " Agradezco a la familia Ortega. y en especial a Fabricio Ortega, su amabilidad al invitarnos a conocer Ia hacienda, que aiin conserva una paguefia y bela capilla. © En 1695, el cacique don Juan Crisodbal Cid, de 80 aos de edad, declaraba que en el pasado las siceras de Otumba no se semibraban porque silo estuvieron dedicadas a la ganaderia y la raspa de magueyes (ncn, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 97+-981)..No fae sine hasta 1692, cuando don Juan Ramirez comenzé a cultivarlas (1695, fas. 82s, 89y}, aunque poces se attevieron con el trigo. Al parecer lo hizo el gobernador don Domingo Tovar en la década de los ochenta (1695, fol. 975) M. CastaSepa De LA Paz: Vivin JUNTO ALAS BARRANCAS... 149 entender la glosa dice puente Lasqui- Figura 7 gos. En cualquier caso, a finales del PUENTE “CuATE” siglo xvi se le conocfa como puente de los Misos'* y en la actualidad re- cibe el nombre de puente Cuate, porque junto al puente nuevo, y algo més abajo, atin se alcanza a ver el puente viejo, su “cuate”" (véase figu- ra7). En cuanto a las barrancas, estas corren de oriente a poniente y se juntan enel sitio de Tlaquiltenango, también conocido con el nombre de Aclamaxac (véase figura 8)."° Las barrancas no tienen nombre propio, nien la documentacién escrita ni en los mapas, aunque a veces ciertos tramos puedan recibir el nombre del pueblo junto al que pasan o la ba- Fuente: fotografia de la autora. rranca tomar el nombre del lugar de donde baja.” En cualquier caso, vemos que junto a Tlaquiltenanco, y muy cerca de la iglesia de Otumba, se halla una pequefa ermita cuya glosa dice ° aon, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 101r, 103v. ™ Comunicacién personal de don Ernesto Gémer Aco. * Las barrancas, no obstante, estin cruzadas por varios puentes que no se dibujaron, ni en el Mapa de Otumba ni en ol de 1741. Al otro lado del puente Cuate hay un puente que cruza la otra barranca, através del cual se puede llegar a Tlamimilolpan. De hecho, en las paredes de la barranca se pusden apreciar la cexistencia de las juntas de un puente de madera mis antiguo. Orro puente pudo ser localizado en las cerca- nias de Axoloapan, a la altura de San Juan Chi y San Gabriel Tepoliuhca. Agradezco a don Ernesto y don ‘Cosme su inestimable guia por estos parajes. ° La glosa dice, en realidad, rlaquitenace. Como bien tradujo Genoxte (2001, pp. 135-136), tlaquilte- nango significa “en el (-co) muro (tenara-il) encalado o brufide (tlaguil-1)”. No obstante, se trata de un muro de tierra natural, que quizis alguna ver estuvo encalado. Atlamagac [sic: Atlamaxac) aparece varias ‘veces en uno de los legajos para nombrar el lugar donde se junan las dos barrancas. Significa “en la horca- jactura (maxae) del agua (at” (Molina, 2001, I, fol. 54), equiparindose la barranca al Angulo que forman Jos muslos de las piernas. Referencias al lugar con ese nombre en aGw (Terras 1695, exp. 1, fols. 85v, 921, 93v, 94y, 96r, 1040) Por ello es frecuente ver que se refieran a elles como la *barranca que baja del pucblo de axoloapa Y nopaltepque” (AGN, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 321) o las “barrancas nombradas aguatepeque ¥ nopaltepeque” (1695, fol. 94y). Probablemente por es0, Charlton le comunicé a Genotte (2001: 131) que a una de las barrancas se la conocia actualmente con el nombre de Santa Bétbara. Pero como suele suceder, asf la llaman Ia gente que vive en el pueblo deese nombre, ubicado por esos rumbos, y no, la gente de otros pueblos. Por so el pintor del mapa de 1741 simplemente las mare6 como “A” y “B” (fig, 2). 150 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIOD COLONIAL Figura 8 Fuente: fotografia dela autora Figura 9 Ermita DE SAN FRANcIsco Fuente: fotografia de la autora. ‘TLAQUILTENANGO Slanc]t Franfcis}co. Gracias al trabajo de campo se puede aseverar que el camino que une la ermita con dicha iglesia es la actual carretera que pasa por el pantedn de esta comunidad, y llega al conjunto conventual de Otumba. Segiin sus tramos recibe los actuales nombres de Torre Adalid, Benito Juiarez y De la Constitucién. Por tanto, esa ermita no puede ser otra que la que hoy forma parte del panteén municipal del pueblo (véase figura 9), pues no sélo se halla a unos metros de la barranca —a la altura de Tlaquiltenango—, sino que su estilo permite asimismo decir que se trata de una construccién colonial del siglo xv1."* Mas abajo hay un camino, cuya glosa en nahuatl dice buei ontli (sie: uli) huitz Cax- tila. O sea, “gran camino que viene de Castilla’, en obvia alusién al camino prin- "No obstante, la ermita ha sido objeto de varias transformaciones con el paso del tiempo. El hecho de ‘que esta se pintara a tan poca distancia, tanto de la iglesia de Otumba como de Tlaquiltenango, habla del problema de espacio con el que se enconteé el p adores a pensar que la ermita era la capilla de at jintor en este punto. Un problema que Hlevé a otros investi- ra orden de San Francisco (Caso, 1979: t) y, porello, parte del conjunto conventual franciscano (Genotte, 2001: 143). M. CastaSepa DE 1A Paz: VIVIR JUNTO A LAS BARRANCAS... 15 Figura 10 PUENTE QUE LLEGA A OTUMBA Fuente: fotografia de la autora. cipal que legaba al pueblo, pero que no necesariamente llegaba de Castilla. El camino atin existe, al igual que el puente bajo el que ya s6lo cruza una barran- ca, que por alguna raz6n no se pintd en el mapa (véase figura 10). Pero ademés de pueblos y barrancas, en el paisaje representado se dibujaron también algunos parajes. Es el caso de aquellos nombrados como Aluexoyoth, Tequaubtemalco ¥ un certo llamado Xixiperzo, arriba del pueblo de Ahuatepec, ninguno de los cuales ha podido ser identificado. También se pintaron cuatro cerros en la mitad superior del documento, casi en linea recta y en direccién al oriente. Las respectivas glosas dicen poachtecatl, coronto [sic: Sovulo), tictepetl y ilaltencoxoco. Por su ubicacién, el Sotulo debe ser el Cerro de San Pedro, que se halla hacia el oriente, justo entre el pueblo de Ahuatepec y Axoloapan, mientras que el Poachtecatl debe ser el que hoy se conoce como el Cerro las Bateas, segiin aclara el mapa de 1591 (véase figura 4)."” Diseminados en este entorno aparecen también jagiieyes o depésitos artifi- ciales de agua. Son aquellos que, como bien identificd Genovte (2001: 136-137), estaban representados a través de un circulo (véase figura 11)" Peto ademas de los jagiieyes, hay en el documento cuatro estructuras con una cruz encima. aan, Tiettas, 2782, exp. 15. En este mapa aparece ef Certo del Sotulo con esta precisa ubicacién. Alli mismo es donde se le dieron dos caballerias de tierra a un espafiol (2782, fol. 1411). El cero rojo que est as lado debe ser el actual Cerro el Sombrerete. Las barraneas son las que estén pintadas en color marrén. Ahora bien, hay un cerro més hacia abajo, entre Ahuatepecy Axoloapan. Por su posicién, quizas se trate del glosado como Tlaltencoxoco Yoltepec en el Mapa de Orumba, aunque no se pudo localiza en el paisaje actual. ® Xacaleo, que aparece cerca del sitio de Tlaquiltenango, era el nombre de un jagiiey, como corrobora la vista de ojos que se hizo en 1743, cuando se pasé poral (aGx, Tierras, 1702, exp. 2, fol. 64x) (ig. 2) 152 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERJODO COLONIAL FiGura 11 Jaciiey pe CoaMILpa Fuente: fotografia de la autora. Sélo dos llevan una glosa que dice tezcatzinco y tlabuisco. Genowte (2001, pp. 142-143; 1999: 205-211) sugirié que podian tratarse de mojoneras, capillas abiertas 0 pequefios adoratorios Ficura 12 pero, la verdad, desconozco qué JacGey ps Anuatsrec repredncenc Noicbasnesi Cam so ver que el jagiiey de Ahuatepec tiene en su centro una estructura idéntica (véase figura 12). Para el final se ha dejado la desctipcién de algunas casitas dis- petsas en el paisaje. Muchas de ellas llevan una glosa con su nombre (quanmilca, ticoma, tlamimilolpan, nopalcalco y xaxalpa), lo cual ha permitido que estos lugares puedan ser identificados en los alrededores de Otumba. Sin embargo, serdn los nombres y apellidos de los perso- nnajes asociados a ellas, lo que pre- Fuente: fotografia dela autora. M. Castastepa De 1A Paz: ViviR JUNTO ALAS BARRANCAS.. 153 cisamente permita fechar el documento. Es lo que se veré a continuacién, en el siguiente apartado. EL FECHAMIENTO DEL Mara DE OTUMBA Con ciertas reticencias, Glass propuso que el Mapa de Orumba se pints en el siglo xv (Glass, 1961: 128; Glass 1964: 178), mientras que para Genotte se claboré entre 1555 y 1572, con el inconveniente de que en sus trabajos publi- cados, este investigador nunca explicé en qué se fundamenté para esa datacién.”! No obscante, gracias a la identificacién de algunos personajes asociados a las casitas que estén dispersas en el paisaje, es ahora posible ofrecer una nueva propuesta de datacién. En su tiltimo trabajo, Genorte (2001: 139-142) pensaba que esas casas representaban a los calpulli de Otumba y los personajes ligados a ellas a los calpixque 0 tepixque, de ahi que nombres como Nopalcalco 0 Ticoman/Tecoma estuvieran asociados a edificios para almacenar nopales o tecomates (Genotte, 2001: 140). Sin embargo, a merced de los testimonios de varias personas de Otumba a finales del siglo xvi, sabemos que esos “parajes”, “pueblos” 0 “ba- trios”, como también se les denominaban, eran las “estancias” 0 “pagos” de diferentes personas de la comunidad. Hace unos afios, Lockhart (1999: 82, nota a pie indicada por *) sefialé que por estancia se solfa aludir a una “superficie de tierra de propiedad privada para fines agrarios”, mientras que el término pago o paraje era el que acostumbraban a emplear los espafioles para referirse a “superficies considerables de tierra (probablemente definidas por caracteristicas naturales)”, que se encontraban dispersas 0 alejadas de la cabecera (Lockhart 1999: 217). Lo anterior implica que los nombres de los personajes asociados a esas estancias o pagos no pueden ser otros que los de sus propietarios, 0 incluso los de sus renteros. Uno de ellos fue don Francisco Rodriguez, propietario de la estancia que en el Mapa de Otumba aparece con el nombre de Xaxalpa. Gracias al hallazgo de su testamento, el cual firmé en 1683, cuando tenia 98 afios de edad, se puede concluir que don Francisco nacié en 1585 y que, por tanto, el Mapa de Otumba no pudo ser anterior a esa fecha. En relacién con este asunto es también importante saber que, segtin el testimonio del propio don Francisco, sus padres 2" Para més detalle sobre sus argumentos, en varios trabajos remite a su texto de 1994, pero desafortu- nadamente éste es un archivo que no esti publicado (Genorte, 1999: 203; 2001: 127). 154 MIRADAS RECIENTES A-LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISTANICO AL PERIODO COLONIAL fueron quienes poseyeron la tierra de Xaxalpa antes que 2” Sin embargo, debido a que en el mapa se puso el nombre de don Francisco y no el de su progenitor, se colige que él debié heredar la tierra en algén momento del primer tercio del siglo xvut. Por tanto, que siendo él su propietario fue cuando debié pintarse el mapa. Lo anterior también lo corroboraria la casita que hay en las tierras que estan abajo de Xaxalpan, donde una glosa sefiala que su propietario era don Gaspar Ramirez. No es casual que en 1632, don Gaspar, que era caci- que y gobernador de Otumba, solicitara una merced para aumentar el mimero de ganado mayor y menor que poseia en sus tierras.”* Datos que parecen con- firmar que el mapa se elabord dentro de ese rango de aitos. Don Juan DE LizALDE CONTRA LA COMUNIDAD DE OTUMBA A finales del siglo xvn tuvo lugar en Otumba un pleito por cuestiones de tierra. A pesar de tratarse de un suceso muy posterior a la fecha en la que se pinté el Mapa de Otumba, es importante saber qué fue lo que motivé esta pugna, pues la informacién oral que proporcionaron algunos testigos, o los documentos histéricos que mostraron otros, fueron de gran utilidad para llegar a entender quién claboré el mapa y para qué. Todo comienza cuando en el afio de 1692, el cacique y gobernador de Otumba, don Diego de la Cruz, arrendé al espaiiol Juan Ramirez unas tierras que el pueblo tenia como propias en el pago de Tlalmimilolpan.’' Ambas par- tes acordaron que el arrendamiento seria por nueve aftos y que, a cambio, don Juan pagaria anualmente una renta de 40 pesos y un becerro para la fiesta del pueblo, tal como quedé registrado en una escritura de arrendamiento.” El problema surgié cuando a finales de 1694, el gobernador de turno, don Bar- tolomé Lorenzo, denuncié que el capitan Juan de Lizalde Aberruza y Pellicer, ® Paral informacién del restamento aqui presentada véase aGw (Tierras 1695, exp. 1, fols. 106r-1070) ® aen, Indios, 10, cuademo 1, exp. 62, fals. 322¥-323r. * Don Juan Ramirez era nieto del cacique y gobernador, don Gaspar Ramirez. Por ello es interesante ‘ver cémo en los documentos aparece a veces como espafiol (AGN, Tierras 1695, exp. 1, fols. Ir, 31) y en otras cocasiones como mestizo (1695, fol. 81s). Jugaba, pues, con su doble ascendencia ya que su padre, don Antonio Ramirez, ea castizo (1695, fols. 82v, 831). Probablemente hijo de una espafiola y un mestizo. ® En la eseritura se especificaba que le arrendaban los pastos, aguas y abrevaderos, ademds de un peda- 20 de magueyal que estaba en el paraje llamado Nopaltepec, pero no se incluian dos pedzzos de magueyal que estaban en el puesto llamado Tlalmimilolpan y otro que estaba en al puesto de Tiesman (AGN, Tiers, 1695, exp. 1, fol. Ir). En 1743 se wolvié a sacar la escritura de venta por otro pleito en este rea segin se verd poco después (AN, Ticrras, 1702, exp. 2, fols. 28-35). M. Castasea nx 14 Paz: ViviR JUNTO A LAS BARRANCAS., 155 vecino y labrador de Otumba, eché 25 yuntas” en las tierras que Juan Ramirez tenia alquiladas porque decia que eran suyas.” Veamos a continuacién qué ocasioné el litigio. El pago deTlami ilolpan es el que aparece pintado en el Mapa de Otumba, entre el pueblo de San Lorenzo y la barranca que pasa junto a San Miguel Axoloapan (véanse figs. 1-3). Gracias a una escritura de venta que entonces se sacé a relucir, cuya informacién se remontaba al afio de 1617, podemos saber que un vecino mestizo de Otumba, llamado Toms de la Rosa, era el propie- tario de ciertas tierras en ese y otros pagos, las cuales habia heredado de sus padres.” En ese afio las vendia a Juan Tenorio, detallando en la escritura de venta que se trataba de un total de “dies suertes de tierra questa en terminos desta Jurisdicion de otunba en el bartio de Calpilco que Por la Una parte linda con tierras del PuleblJo de san Lorengo y Por la otra Parte con tietras del Pulebl] 0 de axoloapan’.” En el lote iba también una casa en el barrio de Calpilco y, aunque en el Mapa de Otumba no aparece ningiin lugar glosado con este tilti- mo nombre, gracias al mapa de 1741 podemos ver que esa estancia debia ser la casita que esta arriba de la de Tlamimilolpan (véase figura 2).°° Juan Tenorio estaba casado con Justina Pérez, que a decir de varios testigos murié en 1670 muy vieja, sin ser muy claro si era india, mestiza o espaiola. En ese afio, su albacea, el presbitero Martin de Monasterio, vendié las diez suertes de tierras al entonces gobernador de Otumba, don Nicolés de Ribas, pasando estas a formar parte de las tierras de la comunidad del pueblo.?! En ese mismo aio, y con la escritura de venta en mano, las autoridades de Otum- ba solicitaron que se les diera posesién de sus nuevas tierras. Un acto en el que se pudo constatar cudles eran precisamente las tierras que Tomas de la Rosa le habia vendido a Juan Tenorio, puesto que los principales de Otumba dieron detallada cuenta de cada una de ellas: una en Tlami pan, otra en Calpilco, % El texto dice “juntas”. Sin embargo, debe ser “yuntas”. Considerando que una yunta se refiere a un par de bueyes, mulas u otros animales, don Juan debié echar 50 animales. Debieron ser ovejas, yeguas, c2- ballos 0 mulas que es lo que su padre, y luego él, tuvieron en estas tierras (AGN, Ticrras, 1695, exp. I, fols. 30v-31r, 32, 108, 114r, 115y, 116y, 1199. © ag, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 3 % aN, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 12¥. ” AGN, Tietras, 1695, exp. 1, fols. 12y, 16r. Aunque en estas escrituras de venta nunea se menciona la estancia de Tlamimilolpan, sabemos que fan algunas tierra en esa estancia, pues es la que precisamente esti junto al pueblo de San Lorenzo, linde marcado por Toms de la Rosa y Inego por Justina Pérez. Un testigo espanol y orro indigena, principal de Otumba, de la parte del capitin Lizalde validan este dato al sefialar que Justina Pérer era duefia del rancho de Calpilco y Tlamimilolpan (acw, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 30s, 31). Véase también nora 91. ag, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 16x. 156 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL tres en San Gabriel Tepoliuhca, dos en Axoloapan y tres en Ticoman, “en donde esta Un jagiiey en la parte que llaman tiComan con que se ajustan las dies suertes de tierras que la escripeura rrefiere”.* Pero si en las antiguas escrituras de venta constaba que las diez suertes de tierras estaban entre el pueblo de San Lorenzo y el de san Miguel Axoloapan, ahora resulta que en las de las autoridades de Otumba, tres de ellas estaban en Ticoman, frente al pueblo de Ahuatepec. Por tanto, més alli de los limites antes sefialados. Obviamente, fueron estas tierras en Ticoman, donde don Juan de Lialde tenfa sus dos caballerias de tierra, el motivo de la discordia. Prueba de ello es que cuando en su toma de posesién, las autoridades llegaron a Ticoman, les salié don Juan de Lizalde a contradecir la posesién. Para defender lo que era suyo, Lizalde present dos documentos que lo amparaban en sus propiedades. El primero fue el testamento de su abuelo Francisco Pérez (a veces mencionado como su bisabuelo), fechado en 1600. En él, don Francisco decia haber sido principal y cacique de Otumba, y poseer cuatro caballerias de tierra desde hacia més de 46 afios. Seguin el vestamento, dos de esas caballerias iban desde los términos del pueblo de Axoloapan hasta Ticoman, mientras las otras dos que partfan desde este lugar —concretamente, desde unos paredones frente a Ahuatepec— hasta un paraje y puente en ruinas llamado Ecateposco Tesititlan.” Es decir, hasta un promontorio que atin sub- siste junto a Tlaquiltenango, tal como se aprecia el mapa de 1741 (véase figu- 12.2). El segundo documento que Lizalde exhibié era de 1681 y en él se registra- ba la toma de posesién que él realizé de aquellas dos caballerias de tierra que estaban entre las barrancas, sin contradiccién alguna por parte de las autorida- des de Otumba. Con esta prueba en mano, el capitin Lizalde declaraba que por su ubicacién, y habiendo una barranca de por medio, en nada perjudicaba * AGN, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 17¢-17¥, 38r-38v. No obstante, resulta interesante ver cémo en la probanza de los naturales contra don Juan de Lizakde las tierras variaban en algo su ubicacién y en vez de tres suerte en Ticoman s6lo tenian dos (1695, fol. 79). * Por acballeria se entiende “Una donacién de tierras de tamaiio moderado que se destinaba al uso agricola” (Lockhart, 1999: 661), aunque en este caso en particular se tenia ocupada con ganado. La caba- Herfa de tierra equivalia a 42.79 hectéreas (Santacruz y Giménez-Cacho, 1977: 249, 256, tabla 249). » aon, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 38%. » aGw, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 4, Sv. De los paredones frente a Ahuatepec todavia quedan varios restos. Agradezco al sefior José Misael, del pueblo de San Martin Ahuatepec, el haberme mostrado el puen- te que cruzaba la barranca de su pueblo, y los paredones anexos. Don Juan Garrido Belin, de Santo Do- mingo Aztacameca y de profesién labrador, me mostré paredones similares, los cuales se ponian en las barraneas para con el agua retenida regar ol terreno y hacerlo fétil para la agricultura. O sea, diques como los que describian Niederberger-Betton (1987: 95) y Batallon (1967:150, 155), tan importantes en la agricultura tradicional por recoger las aguas de la corriente y regar varias hectireas (en Genotte, 2001: 136). M. Castasiepa De 14 Paz: VIVIR JUNTO A LAS BARRANCAS. 157 alos principales de Otumba ni a Juan Ramirez, la persona que en 1692 les habia atrendando las tierras en Tlamimilolpan. Por todo lo anterior, es muy probable que las dos casitas que en el Mapa de Otumba aparecen dibujadas en ese espacio sean las estancias 0 caballerias de don Francisco Pérez (véase figura 3). Ahora bien, que las autoridades de Otumba fueron las que a toda costa trataron de quedarse con las dos caballerias de tierra de don Juan de Lizalde es algo que se pone de manifiesto en 1693, ante el acuerdo al que traté de llegar el entonces gobernador de Otumba, don Juan Lucas, con el capitan Lizalde. Este le expuso que debido a que Juan Ramirez ya se hallaba cultivando sus tietras, recibiendo la comunidad de Otumba ciertos pagos por dicha actividad, 41 podia compensarlo con cierto regalo (un gallo de la tierra). Sin embargo, fue al verse reelegido en el cargo cuando don Juan Lucas le propuso comprarle sus tierras a cambio de cierto monto econémico y la reedificacién de su casa. Em- pero, por diferentes motivos el contrato no se llevé a cabo, a pesar de que el siguiente gobernador —don Lucas Vizquez- tratara de retomarlo.”” Fue enton- ces cuando el gobernador Bartolomé Lorenzo, ante la imposibilidad de hacer- se con las dos caballerfas del capitan Lizalde, y viendo que este habia decidido echar 2 Juan Ramirez de sus tierras, opté por la confrontacién. A finales de 1694 lo acusé de echar yuntas en las tierras de su arrendatario y en 1695 ma- nifesté que cuando Lizalde tomé posesién de sus caballerias (1681), al llegar al paraje de Ticoman ya no se pasé hacia adelante, dando a entender con ello que esto no se hizo porque las tierras no eran de él. No obstante, resulta paradéjico que al afto siguiente (1696), durante una segunda vista de ojos, cuando las autoridades de Otumba fueron requeridas por el alcalde mayor —don Juan de la Barrera— para sefalar por dénde corrian las suertes de tierra que tenfan en Ticoman, estas dijeran no saberlo. Segiin argumentaron, no lo sabfan porque toda aquella tierra la habfan comprado para su comunidad.” Por todo lo anterior, el asunto quedé finalmente zanjado con una sentencia definitiva a favor del capitén: “ac, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 6v-7v. Algunos testigos que en el pasado habian sido arrendatarios de Justina Pérez dijeron que, cuando ellos rentaron en Tlamimilolpan, nunca poscyeron las tierras del litigio porque no pasaban al otto lado de la barranca (1695, fols. 6, 30s, 311, 321, 113v). Y ncn, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 27v-28r, 29-29 % aan, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 221 ® aw, Tietras, 1695, exp. 1, fol. 121s. Juan de la Barrera era el hermano de Maria de la Barrera, espo- sa de don Juan de Lizalde (1695, fols. 31, 6r, 61t, 1207-120), Véase esquema 1. Un hermano del capitin Litalde, don Diego de Lizalde Bravo de Lagunas, habia sido alcalde mayor unos aios antes, en. 1686 (2G, Tierra, 1702, exp. 2, fol. 421). 58 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREIISPANICO AL PERIODO COLONIAL Fallamos que debemos declarar y declaramos Tocan y pertenezen en poze|ci] on Y propiedad Al Capplita]n Juan de lisalde las cuatro Cauallerias de tierras que vbo fran{cis|co perez Su causante, a quien se le dio poze(cijon de ellas a los Veinte y uno de otubre [sic] del aito pasado de Mill yseissientos las Cuales se le enteren en las que ay en las dos Varrancas desde el pago Nombrado eca- teposco tesititlan y asimismo declaramos perteneser en posesion y propiedad al comun y Natur[ale]s de dicho pue[blJo de otumba de varrancas en fuera de las casas y deiz suertes de tierras que el Lizfenciado Martin de monasterio Como alvasea de Justina Peres Les vendio Por escriplturla su flecJha a dies de Otubre [sic] del aiios pasado de 1670 de que se les dio posesion a los onze de dicho mes la cual mandamos comiense desde dlicJhas casas que estan en el Barrio de calpilco a que se sigen Las del pago de tlamimilolpan y las demas que en ella se expresan No existen testimonios de que las autoridades de Otumba revocaran la senten- cia. Por ello se puede concluir que cuando se pinté el Mapa de Otumba, las tierras de barrancas para afuera eran de propiedad privada, y que no fue sino hasta 1670 que estas pasaron a ser parte de la comunidad de Otumba. Esto explicaria que su pincor delimitara tan bien las tierras de Tomas de la Rosa, que luego pasaron a don Juan Tenorio, marido de Justina Pérez, enmarcando el rea en un largo recténgulo, Lo raro es que las dos casitas que habia entre las ba- rrancas, a la altura de Tlamimilolpan, no estuvieran marcadas con el nombre del hijo de don Francisco Pérez, que las heredé antes de don Juan de Lizalde. La TIERRA ENTRE LAS BARRANCAS Determinado el caracter de las tierras de barrancas para afuera, el objetivo de este apartado es definir el caricter de las tierras que se hallaban entre las ba- rrancas. Esto fue posible gracias a la identificacién de algunos personajes que aparecen en el Mapa de Otumba, entre los papeles de archivo. Se trata de Fran- cisco Pérez, don Francisco Rodriguez, don Gaspar Ramirez, Francisco de la Cruz, asi como a algunos de sus descendientes. © acm, Tiettas, 1702, exp. 2, exp. 491: Tierras, 1695, exp. 1, fol. 170. (M. Castaftepa DE LA Paz: VIVIR JUNTO ALAS BARRANCAS... 159 Francisco Pérez En el apartado anterior veiamos que desde 1550 aproximadamente, Francisco era propietario de cuatro caballerias de tierra, sin ser nada claro cémo las ad- quirid. Veiamos, asimismo, que este personaje era el abuelo del capitan Lizalde, aunque ahora sabemos que lo era por parte de madre y no de padre, Es decir, que Francisco Pérez era el padre de Juana Pérez, esposa de don Domingo de Lizalde, de lo que se colige que ella debié ser la duefia de las tierras que poste- riormente su marido le hered6 al hijo de ambos" (véase esquema 1). Ahora bien, si Francisco muri en 1600, afio en el que esté Fechado su testamento, sigue siendo una incégnita por qué el nombre de su hijo Domingo no esta registrado en el Mapa de Otumba, siendo él la persona que posefa esas tierras cuando se pinté el mapa. En cualquier caso, lo que la informacién deja entre- ver es que la tierra de Francisco Pérez continuaba en manos de la familia un siglo y medio después. Establecido el parentesco anterior, ¢s interesante saber que la hermana de Juana Pérez era Justina Pérez, la esposa de Juan Tenorio, a quien Toméds de la Rosa vendié las diez suertes de tierras.® Pero a diferencia de su hermana, Jus- tina nunca hered6 las tierras de su padre sino que las recibié a través de su Esquema 1 GENEALOGIA DE LA FAMILIA LiZALDE Francisco Pérez pone Domingo Liazalde + Juana Pérez Justina Pérez + Juan Tenorio Teresa Diego Joseph Juam + = Mariadela Barrera = Juande la Barrera t Francisco de Aguilar ‘ José de Aguilar Fuente: Elaboracién de la autora con base en informacién del scx. GN, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 116. © au, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 119%. 160 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL marido como herencia. En cualquier caso, ¢s una muestra de que las hermanas Pérez, por una via u otra, eran duefias de una buena porcién del territorio de Otumba. Don Francisco Rodriguez En el apartado dedicado al fechamiento del Mapa de Otumba se dijo que don Francisco era el propietario de la estancia de Xaxalpa y la persona que firmé su testamento en 1683, a la edad de 98 aftos. Segiin su propio testimonio, fue su antepasado —un tal don Martin de Aquino— el que compré esta tierra: “se la conpro a sus propios duefios que eran los antiguos”.® Con ello es més que probable que se estuviera refiriendo a los sefiores de Otumba en los albores del petiodo colonial. Todo apunta a que don Martin de Aquino le heredé la tierra asu hijo, don Pedro Rodriguez, y este a don Francisco Rodriguez." Pero como don Francisco murié muy mayor, es muy probable que esta fuera la causa pot la que la estancia de Xaxalpa pasé directamente a su nieto, también llamado Pedro Rodriguez. Don Pedro fue alcalde de Otumba en cuatro ocasiones,* siendo él quien en la vista de ojos de 1695 dijera que en el potrero que habia entre las dos barrancas él tenfi [us] una suerte de tierra grande en el pueblo q{uc] Haman xaxalpa Junto a Una puente de cal y Canto q[ue] llaman de los misos que heredo de Don Fran{cis] co Rodriguez difunto su abuelo [...] como consta en Su testamento.“* Informacién que también se corroboré en la vista de ojos realizada en 1696, cuando al llegar a las tiltimas suertes de tierras, en el pago de Ticoman, se dij: [.--] y que las que se ban continuando hasta el arco q[ue] atrabiessa la barran- ca.q{ue] esta a mano derecha y sirbe de puente q[ue] le Hlaman de los misos se nombra xaxalpa.” © Gx, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 106r. # aGn, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 1061-106", © aGn, Tierras, 1695, exp. 1, fol. L00v. “ na, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 101¥. © nex, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 103%. M. CastaNEDA DE LA Paz: VIVIR JUNTO ALAS BARRANCAS... 161 Las citas no dejan lugar a dudas de que la estancia de Xaxalpa, a la que se re- mitia don Pedro, era la misma que esté pintada en el Mapa de Otumba, mien- tras que los testimonios de su abuelo son los que confirman que dichas estancias eran de propiedad privada y se fueron heredando de padres a hijos. Don Gaspar Ramirez De este personaje también se hablé en el apartado dedicado al fechamiento del documento, donde se decia que era cacique y principal de Otumba, ostentan- do el cargo de gobernador en 1632. Su nombre aparece asociado a la estancia que hay bajo Xaxalpan, aunque en este caso la estancia no va acompafiada de una glosa que permita conocer su nombre. No obstante, lo interesante es ob- servar que, como en el caso anterior, dicha estancia segufa en manos de la fa- milia a finales del siglo xv: Y poco mas debajo de ella [Xaxalpan] continuadamlen]tte el dliclho Don Antonio dixo tenia y le tocaba Un pedasso grande de tierra que le hauia lega- do Dofia Theresa Ramires Su madre difuncta a Dofia maria Ramires su hermana.“* De la cita anterior se concluye que dofta Teresa debié ser hija de don Gaspar Ramirez y que dofia Maria, como su madre, también estaba muerta, de ahi que la estancia estuviera en manos de su hermano don Antonio. Conviene advertir que don Antonio era el padre de Juan Ramirez (el arrendatario de'Tlamimilol- pan), pero lo més sorprendente es que también dijo ser pariente en tercer grado del capitén Lizalde,” aunque la relacién entre ambos personajes no ha podido ser demostrada. En el Mapa de Otumba puede verse también, cémo un poco mas adelante de la tierra de los Ramirez estaba la de don Julio Sénchez,” aunque en 1696 la poseia don Domingo Tobal (sic: Tovar) quien, como don Gaspar Ramirez, también habia sido gobernador de Otumba.*" Desconozco si ambos personajes tenian algiin grado de parentesco 0 las razones que motivaron a que las tierras pasaran a manos de otra familia. Sin embargo, el punto en comtin de todas * ag, Tietras, 1695, exp. 1, fol. 104 © ngs, Ticrras, 1695, exp. 1, fols. 82y, 83v. * Aunque la glosa dice “D Julia sanches”, creo que debe tratarse de un crror pues la “D.” indica don y no dona. * aN, Tietras, 1695, exp. 1, fol. 101v. 162 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL. PERIODO COLONIAL estas estancias es que estaban en manos de sefiores principales de Otumba, incluidas las caballerfas de Francisco Pérez, que segtin su testamento habia sido cacique y principal de esta comunidad, siendo por ello curioso que su nombre no vaya precedido del “don”. Francisco de la Cruz En las proximidades de Axoloapan aparecen varias estancias 0 pagos con los nombres de varios personajes. No a todos les precede el “don” antes de su nombre, en seftal de que no eran caciques o principales. Es el caso de Francis- co de la Cruz, al cual se ha identificado en un contrato de arrendamiento en nahuatl, con su correspondiente traduccién al espafiol. Un contrato en el que, por tanto, lo que se hacia era registrar los correspondientes pagos que Francis- co dela Cruz le hacia a la comunidad de Otumba por la renta de ciertas tietras: A 16 de Sep|tiembr]e de 167(?] alfio]s Nosotros Dfo]n christoval Sid Y D[o} Antonio Ramires, aqui es nuestra casa, en el Pue{bl]o Y provincia de otum- ba [...] le damos la tierra al que se llama fran[cis]co de la Cruz, Con todo lo que es de aqui del Pue[bl]o de otumba y Reseuimos el Ymporte del alquiler de la tierra [...] en 16 de Julio de 1674 aliio]s, reseuimos el dinero su renta fran|cis|co de la cruz en lo que a travajado en lo que es del Pue[blJo, que se nombra San Miguel Axuloapa, San graviel tculiulca, S. Nopaltepeque baja 52 colhuacatzinco, thepa, tlatepam, ticoma | La cita anterior confirma que ademas de las estancias © pagos que los sefiores de Otumba tenian en propiedad, la comunidad de Otumba también tenia tierras en algunos de sus pueblos sujetos, algunas de las cuales se dieron en arrendamiento para que otros las trabajaran. Es el caso de las que posefan en San Miguel Axoloapan y rentaron a Francisco de la Cruz. Lo anterior lo pone de manifiesto la glosa que dice Otunpazlalli (“tietras de Otumba’) a los pies de la iglesia del pueblo de Axoloapan.” Es lo que también ratificaron algunas autoridades del pueblo en 1674, “No ay aqui nada de ningun espafiol, que ® aon, Tierras, 1702, exp. 2, fos. 55r © Desde el punto de vista de Genotte (2001: 131), la glo seftala que San Miguel Axoloapan cra propiedad de Otumba, En mi opinién, y como se explica en el texto, aunque Axoloapan fue uno de los pueblos sujetos de la cabecera, a glosa tan sélo indica que se trata de las tierras que alli poseta Oxumba. 'M, CastaSepa be La Paz: VIVIR JUNTO ALAS BARRANCAS... 163 todo es del Pue[bl]o [de Ocumba]" y varios testigos afios més tarde, entre 1695 y 1696. Debido a que el Mapa de Otumba se pinté en algin momento del primer tercio del siglo xvu, es probable que Francisco de la Cruz rentara las otras tietras mencionadas en el contrato de arrendamiento afios més tarde, de ahi que no aparezcan representadas en el mapa. EL USO DE LAS TIERRAS DE OTUMBA De la documentacién analizada para este trabajo se puede concluir que duran- te buena parte del siglo xvm —y muy probable mente del siglo xv1—, la mayor parte de las tierras de Otumba estuvieron dedicadas a la ganaderia y a la raspa de magueyes. Asi lo mantenia en 1695 el cacique don Juan Cristébal Cid, de 80 aitos aftos de edad, quien rememorando el tiempo pasado decia que enton- ces no se sembraban las tiertas porque sélo servian de comedero de los anima- les, ademas de tener en ellas algunos magueyales.” No fue sino hasta el tiempo de don Juan Ramirez, que las renté en 1692, cuando se le empezé a dar otro uso al suelo. La referencia mds antigua que tenemos de la actividad ganadera y de su éxito se remonta a 1632, cuando don Gaspar Ramirez, gobernador de Otum- ba y propietario de una de las estancias que habia entre las barrancas, se vela desbordado por la répida reproduccién de su ganado. En conformidad a las ordenanzas de ese tiempo, poseia el ganado mayor y menor que se le podia permitir: “trecientas obexas ciento Y cinquenta Cabras, seis bacas chichiguas seis Yuntas de bueyes cinquenta Yeguas de trilla seis mulas de Carga’.” Sin embargo, debido a que este ganado se le multiplicaba sin parar, don Gaspar acabé solicitando una merced para poder conservarlo, ademas de requerir su propio hierro para marcarlo en caso de pérdida. La merced le fue concedida s6lo unos meses més tarde. Del tiempo de don Gaspar Ramirez debia ser Tomas de la Rosa, aunque desafortunadamente él nunca especificé a qué dedicaba las diez suertes tierras que decfa haber heredado de sus padres, y que en 1617 vendia a Juan Tenorio > Gy, Tierras, 1702, exp. 2, fol. 55r % AGN, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 205, 85y, 104. % AGN, Tiertas, 1695, exp. 1, fols. 98r-98v. * cn Indios, 10, cuaderno 1, exp. 62, fols. 322-323 % aan, Indios, 10, cuaderno 1, exp. 105. 164 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL ya su esposa Justina Pérez. Lo que sabemos es que una ver que este matrimo- nio las adquiti6, ella destiné el paraje de Calpilco a un rancho de vacas”” y su marido a “Vna Requa de mulas de Carga con q[ue] acarreaban Maiz y se sustentaban’. Ya hemos visto que al morir Justina Pérez en 1670, las tierras fueron nue- vamente vendidas, en este caso a la comunidad de Otumba. Al tomar las au- toridades posesién de sus tierras, al legar al término de Axoloapan se encontraron que estas lindaban por el lado oeste con las de un tal Juan Vazquez de Acufia, duefio de estancia de ganado mayor, y que afios después las rent otro espafiol, Juan Bonifacio,® probablemente con los mismos fines. En 1681, los principales de Otumba dieron en renta unas tierras en el pago de San Gabriel Tepoliuhca al cacique Juan (Cristébal) Cid, donde este dijo tener su ganado y caballada,** aunque su rancho -que no era mas que un jacal con su corral- estaba en el de Tlamimilolpan. Era alli a donde levaba a sus animales para pastar (bueyes, vacas, yeguas y caballos) y probablemente también a beber en su jagiiey. Entre 1688 y 1690, don Juan Cristébal Cid volvié a arrendar esta tierra con la misma finalidad, especificando que en 1690 contaba ya con ovejas, a las que ten‘a alli pastando. Poco después, en 1692, fue cuando Juan Ramirez renté las tierras a la co- munidad de Otumba y recibié los pastos, aguas y abrevaderos de Tlamimilol- pan, ademés de un pedazo de magueyal. Alli fund6 entonces un rancho y le dio un uso diferente al suelo: comenz6 a sembrar maiz, cebada, albrején y frijol.© Lo mismo se dice que hizo en las tierras que estaban entre Axoloapan y Tlaquiltenango, que si antes servian para alimentar al ganado o la raspa de ‘magueyes para el pulque, ahora se comenzaban a sembrar. Pero se debid sembrar en las tierras que él tenfa arrendada en esos pagos (Ticoman y Axoloa- pan), pues en las tierras vecinas tenfa don Domingo Lizalde, y luego su hijo, a su ganado pastando: ovejas, yeguas, caballos y una recua de mulas.” ® aan, Tierra, 1695, exp. 1, fol. 84v. © ax, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 92v gon, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 19r-20r © aan, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 85v, 92v, 96r. sow, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 31s, 891-89, 98x aon, Tierras, 1695, exp. I, fos. Sly, 84 © aaw, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 1, 81v-82t, 89x. Por error, en el fol. Ir se dice que fue en el ao de 1592, tratindose en realidad de 1692. AGN, Tiertas, 1695, exp. 1, fals. 931-93v, 98%. © aw, Therras, 1695, exp. 1, fols. 30v-31r, 321, 108r, 114, 115y, 116%, 119% M. Castastepa pe 14 Paz: Vivin JUNTO A LAS BARRANCAS... 165 Las referencias al cultivo del trigo son exiguas. Parece que sélo don Domin- go de Tovar, gobernador de rumba en la década de los ochenta, lo cultivé en su tierra, en las proximidades de Tlaquiltengo.* Maiz parece que también se cultivé poco. Ademés de Justina Pérez y su matido, también lo sembré don Francisco Bazén, principal de Otumba. Este poseia un rancho de pulque en Axoloapan, aunque sélo sembré el maiz alrededor de su casa. Otros fueron los dueftos del rancho de Tepa, que en algtin momento sembraron maiz y ce- bada.” De esto se puede concluir que el maiz era mas bien para el autoconsu- mo, siendo la ganaderia la actividad predominante de indigenas y espafioles mis potentados, junto a la raspa de magueyes de los menos afortunados. CoNCLUSIONES El presente trabajo demuestra la importancia que tiene la informacién conte- nida en los documentos de archivo, especialmente para interpretar documentos pictogréficos que fueron sacados de su contexto, como fue el caso del Mapa de Otumba. Asimismo, la relevancia del trabajo de campo, que no sélo muestra la existencia de una continuidad historica y geogrifica, sino que le devuelve al paisaje el lugar que alguna vez tuvo en la historia. Por tanto, gracias al andlisis de todos esos documentos sabemos que en la primera mitad del siglo xv1, muchas de las tierras de Otumba fueron objeto de la compra, dejando a su comunidad con tal escasez de estas que en el siglo xv fue una priotidad de sus autoridades comprar 0 hacerse con las tierras que quizds antaiio habfan sido del pueblo. Lo hicieron por la vfa legal, y a través de la compra, aunque también recurrieron a la ilegalidad, tergiversando la infor- macién de sus titulos de compra-venta. Esto generé la suficiente cantidad de documentos para que, llegados a este punto, sea posible responder a las pre- guntas que haciamos al principio de este trabajo sobre cudndo, quién y para qué se hizo el Mapa de Otumba. Podemos asi concluir que el Mapa de Otumba fue elaborado por los miembros de su cabildo, en el primer tercio del siglo xvn, para registrar la posesion de sus tierras, las de sus principales y las de diversos arrendatarios indigenas. Ahora bien, que el documento fue para el uso interno de la comunidad, y no para los espafioles lo prueba el hecho de que el autor de aon, Tierras, 1695, exp. 1, fols. 97r, 101, 104 © aan, Tierras, 1695, exp. 1. fol. 89v. ® ac, Tierras, 1695, exp. 1, fol. 103 166 MIRADAS RECIENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL PERIODO COLONIAL las glosas optara por escribir en nahuatl y no en espafiol. Todo lo anterior ex- plica que el pintor parcelara el mapa en seis partes, a través de lineas negras: Las propiedades de Tomas de la Rosa. No fue sino hasta 1670 que la comunidad de Ocumba las adquirié. Parte del tertitorio que pertenecia al pueblo de San Lorenzo, el cual lindaba con las tierras de Tomds de la Rosa. Las estancias y caballerias entre las dos barrancas, en manos de algunos caciques y principales de Otumba. Los términos del pueblo de Axoloapan, donde el pueblo de Otumba también tenia tierras, segtin atestiguaba una glosa (Otunpatlali) y co- rroboraron varios testigos. La linea negra que corre de poniente a oriente, cruzando los cerros de Sotulo y Poachtecatl, seria la que divi- diria los términos del pueblo de Axoloapan con el de Ahuatepec, como también permite corroborar el mapa y legajo de 1591 Los términos del pueblo de Ahuatepec. El hecho de dibujar con tanto detalle esta zona parece indicar que Otumba también tenia tierras en los alrededores de este pueblo sujeto. Es lo que vendrian a sugerit las casitas por alli diseminadas, aunque también es cierto que en tal caso se esperaria encontrar una glosa que asi lo indicara, como en el caso de Axoloapan. Las tierras de Coamilpa, que muy probablemente eran de Otumba, de ahi que fuera importante representarlas en el mapa, a modo de registro. Para finalizar s6lo me resta decir que la tierra de Otumba estaba destinada principalmente al pastoreo del ganado, tanto de espaitoles como de indigenas. También a la raspa de magueyes. Sin embargo, no fue sino hasta la década de 1680 cuando alguien trato de cultivar trigo, No debié de ser muy popular cuando en la década siguiente las tierras se comenzaron a destinar a la siembra de maiz, cebada, albrején y frijol. Parece que entrado el siglo xx estos produc- tos alin se sembraban, pero aseguran los labradores de la zona que la escasez de Lluvias de los tiltimos tiempos ha obligado a dedicar nuevamente las tierras al cultivo de magueyes. M. CastaSepa DE LA Paz: VIVIR JUNTO A LAS BARRANCAS... 167 FUENTES CONSULTADAS Documentos de archivo Archivo General de la Nacién (acy): Indios, vol. 10, cuaderno 1, exp. 62. Indios, vol. 10, cuademo 1, exp. 105. Tierras, vol. 1695, exp. 1. Tietras, vol. 2782, exp. 15. Tierras, vol. 1702, exp. 2. Bibliografia general Bataillon, Claude (1967), Régions géographiques au Mexique, Paris, Institut des Hautes Etudes de‘l Amérique Latine (Travaux et Mémoires de I'Institut des Hautes Etudes Amérique Latine 20). Caso, Alfonso (1979), Trabajos inéditos del doctor Alfonso Caso, Virginia Guzman Monroy, ed., México, Biblioteca Nacional de Antropologia e Historia/Instituto Nacional de Antropologia e Historia (Cuadernos de la Biblioteca, Serie Cédices, num. 4). Codex Mendoza (1992), The Codex Mendoza, Frances F, Berdan y Patricia Rieff Anawalt (eds.), 4 vols., Berkeley, Los Angeles y Oxford, University of California Press. Genotte, Jean-Frangois (1994), Le Mapa de Otumba (Estado de México), Manuscript pictographique indigene du XVleme sitcle: étude iconographique et interprétative, ‘Mémoire de Diplome d’Etudes Approfondies de | Université de Paris-Sorbonne, Manuscrito en archivo. (1998), “Le Mapa de Otumba (Estado de México): document pictographique traditionnel du XVi siécle. Exude iconographique et interprétacion”, Thule. Re- vista italiana de estudios americanistici, nim. 4-5, abril-octubre, pp. 205-263. ___ (1999), “Il contenuto religioso-pittografico della Mapa de Otumba (Messico)”, Thule. Revista italiana de estudios americanistici, nism. 6-7, abril-octubre, pp. 203-216. 168 MIRADAS RECLENTES A LA HISTORIA MEXIQUENSE: DEL MUNDO PREHISPANICO AL. PERIODO COLONIAL ___ 2001), “The Mapa de Otumba, New Hypotheses”, Ancient Mesoamerica, mim.12, pp. 127-147. Glass, John B. (1964), Catalogo de la coleccién de cédices, México, Museo Nacional de Antropologfa/Instituto Nacional de Antropologia ¢ Historia. Glass, John B. y Donald Robertson (1975), “A Census of Native Middle American Pictorial Manuscript”, en Handbook of Middle American Indians, Robert Wau- chope (ed. gral.), vol. 14-15, Guide to Ethmobistorical Sources, Howard F. Cline et al. (eds.), parte 3, Austin, Texas University Press, pp. 81-252. Lockhart, James (1999), Los nabuas después de la conquista. Historia social y cultural de los indios del centro de México, siglos xvi-xvit, Stanford, Stanford University Press. Mena, Ramén (1923), “La coleccién arqueolégica de Boturini. Ejemplares descono- cidos existentes en la Biblioteca Nacional”, Anales del Museo Nacional de Ar- queologia, Historia y Emografia, cuarta época, vol. I, nim. 1, pp. 35-70, 6 lims. Molina, Fray Alonso de (2001), Vocabulario en lengua castellana y mexicana, y mexica- nay castellana, estudio preliminar de Miguel Le6n-Portilla, México, Portia. Niederberger-Betton, Christine (1987), Paléopaysages et archéologie pré-urbaines du bassin de México (Mexique), México, Centre d'études mexicaines et centraméricaines (cemca) (Etudes mésoaméricaines 11). Santacruz E, Iris E. y Luis Giménez-Cacho Garcfa (1977), “Pesas y medidas. Las pesas y medida en la agricultura”, en Enrique Semo (coord.), Siete ensayos sobre la hacienda mexicana, 1780-1880, México, Instituto Nacional de Antropologia Historia/Secretaria de Educacién Publica (Coleccién Cientifica 55). 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