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Diversos significados Victimológicos

Según la Organización de Naciones las Unidas, el concepto de víctima engloba a las


personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido un perjuicio, especialmente un
ataque a su integridad física o mental; sufrimiento moral, una pérdida material o un ataque
grave a sus derechos fundamentales, debido a acciones u omisiones que infringen las leyes
penales en vigor de un Estado miembro.

No obstante, cabe señalar que esta definición no incluye a los familiares o allegados, que
también son un elemento clave para la victimología. Esta rama destaca la importancia e
intenta dar respuesta a preguntas como ¿qué factores provocan que alguien se convierta en
víctima?, ¿qué tipo de ayudas necesita?, ¿qué ocurre con la víctima?, ¿se deja de ser
víctima en algún momento? Todas estas preguntas tienen una enorme influencia
psicológica, que justifica la eclosión de la victimología.

Imaginemos, por ejemplo, el escenario de un atentado terrorista en una estación de tren. En


ese caso, se incluye automáticamente en la categoría de víctima a cualquier persona que
fallezca o sufra daños físicos. Ahora bien, dicha categoría debe ampliarse también a
quienes puedan haber sufrido algún daño psicológico, lo cual puede suceder sin estar
siquiera presente o incluso un tiempo después del incidente. Por tanto, el concepto de
víctima es muy amplio y es necesario estudiarlo con detalle.

Victimogénesis

En esta disciplina existe el término victimogénesis, es decir, los factores que predisponen a
alguien para convertirse en víctima u objeto de un delito. Al respecto, podemos diferenciar
dos grandes grupos: los factores de riesgo y los de vulnerabilidad.

Entre los diferentes factores de riesgo, encontramos aspectos como las características
individuales de la persona (edad, género, situación socioeconómica, entorno familiar o los
roles que desempeña).
Los factores de vulnerabilidad son mediadores entre el delito y el daño psíquico emergente
e incluyen elementos de personalidad y factores sociales (estructura social, elementos
ambientales, redes de apoyo o temas laborales).

La clasificación de las víctimas

Uno de los objetos de estudio de la victimología son los diferentes tipos de víctimas que
existen. En ese sentido, una de las clasificaciones más utilizadas recurre al concepto de
victimización o, lo que es lo mismo, la tendencia de un grupo de personas o un colectivo a
considerarse víctimas. Según esta clasificación, encontramos tres grupos:

 Victimización primaria: la persona sufre daños físicos o psíquicos, fruto de un


hecho delictivo, ya sea de forma directa o indirecta.
 Victimización secundaria: se trata del impacto personal que se deriva de la
participación en un proceso penal. Por ejemplo, el trauma o proceso de
revictimización, al tener que revivir un acontecimiento durante la declaración ante
un juez.
 Victimización terciaria: concibe que la persona que realiza un delito también puede
ser víctima, así como sus personas cercanas. Incluye, por ejemplo, la
estigmatización que puede llegar a imposibilitar el proceso de reinserción en la
sociedad.

Después del crimen

¿Qué ayudas puede necesitar? o ¿qué ocurre con la víctima después del crimen? Estas son
otras de las preguntas que se plantea la victimología. Así, esta rama tiene un papel activo en
la creación de servicios para las víctimas y en la capacitación de psicólogos y otros
profesionales que puedan prestar su asistencia.

Después del propio acontecimiento, aparece un nuevo concepto: desvictimización. Consiste


en la reparación del daño y la reconstrucción necesaria para volver a estar integrado, sin
ningún tipo de estigma, en la sociedad. Se trata de un proceso complejo, en el que
intervienen muchos factores y en el que participan diferentes partes, como los familiares, el
sistema de justicia penal, la policía, los psicólogos, los medios de comunicación o las
asociaciones de apoyo a las víctimas.
Victimologia liberal

La victimología liberal sigue ese modelo pluralista, donde la sociedad es captada como
múltiple y plural, donde conviven grupos con marcadas diferencias de etnia, religión,
status, etcétera y por tanto los valores e intereses son diversos y contradictorios. Dicho
pluralismo lleva a un acuerdo general; aceptan un mecanismo que pueda resolver
pacíficamente los conflictos, estableciéndose el sistema legal, que es neutral, y que está por
encima de las partes y dirime las controversias.

Así, esta victimología de corte liberal ha tomado el paradigma interaccionista, en que se


considera la criminalidad no desde la conducta, sino desde la respuesta que provoca. La
conducta criminal es la etiquetada como tal, y por lo tanto el sujeto también es etiquetador
y etiquetado, de aquí las diferentes etiquetas para conductas o sujetos similares. El sujeto
etiquetado tiende a identificarse con su etiqueta.

Modelo conflictual

El modelo conflictual de corte socialista reconoce las diferencias sociales, los diversos
grupos y sus conflictos de valores, metas e intereses. Aquí, el fondo real del conflicto es la
lucha por el poder, en que unos tratan de obtenerlo y otros de mantenerlo. La ley define los
intereses de quienes detentan el poder, para hacerlo, el aparato de justicia no es neutro y por
tanto, protege los intereses de la clase en el poder y no de la colectividad en general.

Esta victimología censura básicamente al Estado capitalista en el que sostiene un orden


social y económico que preserva el poder y sus privilegios, criminalizando conductas que
atentan contra dicho orden. Maneja un paradigma crítico, que propone un cambio de
estructuras sociales definitivo que evite la victimización y violación de derechos humanos
igualitarios. Por tanto, acepta un estándar de justicia y acepta al Estado y su sistema de
justicia como naturalmente victimizador, ya que atenta contra las clases menos
privilegiadas de la sociedad y olvida a las víctimas de la dominación y la represión. Así, la
definición de víctima desde este enfoque es notablemente amplia.

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