Está en la página 1de 92

Pt.

Celestino Quiej

Guía para la predicación


En la reunión evangelistica
Apoyo a la serie: “Abre tus ojos 2022”
Fecha: Sábado 19/03/2022

Abre tus ojos


Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que antes de ser trasladados al reino
de Cristo, vivíamos bajo la potestad de Satanás, la potestad de las tinieblas. La palabra
"tinieblas" se usa figuradamente de la condición moral y espiritual del mundo; significa el
pecado y la ignorancia.
Cita Bíblica: Hechos 26:18.
Introducción: ¿Por qué la gente no puede entender el evangelio? Porque están ciegos
espiritualmente, es decir están en tinieblas. Así que, esta ceguera espiritual sólo puede ser
sanada cuando Dios resplandece en el corazón humano iluminando su conocimiento para
que pueda entender el evangelio.

Querido amigo que hoy nos visitas, te hemos invitado a esta célula para decirte
que:

1. DIOS QUIERE ABRIRTE LOS OJOS. Jesús, le dijo al apóstol Pablo:


“Para que abras sus ojos” (Hechos 26:18).
Pablo debía predicar para que sus oyentes abrieran los ojos. ¿Quién es el que necesita
abrir los ojos? (Obviamente el que los tiene cerrados, el que está ciego).
Para entender mejor esto que Dios quiere hacer contigo, veamos (2 Corintios 4:3,4,6)
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo,
el cual es la imagen de Dios… Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. El
evangelio es un mensaje tan sencillo que hasta un niño puede entenderlo, sin embargo
está encubierto, (oculto, tapado, escondido) para los que se pierden, es decir; no logran
verlo, no lo pueden entender, no lo pueden apreciar.
¿Por qué la gente no puede entender el evangelio? (Leamos el v. 4) “en los cuales el
dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios…”
Pero, los cristianos de la ciudad de Corinto ya no estaban ciegos: (Leamos el v. 6)
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que
resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria
de Dios en la faz de Jesucristo” Ya no estaban ciegos porque Dios resplandeció en sus
corazones. Así que, esta ceguera espiritual sólo puede ser sanada cuando Dios
resplandece en el corazón humano iluminando su conocimiento para que pueda
entender el evangelio.
2. DIOS QUIERE CONVERTIRTE DE LAS TINIEBLAS A
LA LUZ. “Para que se conviertan de las tinieblas a la luz” (Hechos 26:18).
En el lenguaje de Dios que es el lenguaje de la Biblia, las tinieblas son símbolo de:
Ignorancia, Pecado y Condenación. El apóstol Pablo (Inspirado por Dios) escribió a los
efesios cristianos: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el
Señor, andad como hijos de luz” (Efesios 5:8). Estas personas habían vivido en
ignorancia, pecado y condenación antes de convertirse al cristianismo genuino.
También escribió a los tesalonicenses: “Mas vosotros, hermanos, no estáis en
tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois
hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1
Tesalonicenses 5:4,5). Aquí se hace alusión a que el cristiano verdadero no está
desprevenido como para que la muerte o la venida de Cristo lo tomen por sorpresa.
Jesús le dijo a Pablo: “Para que se conviertan de las tinieblas a la luz” (Hechos
26:18). Porque toda persona que no tiene a Cristo como el amo y Señor de su vida; está
viviendo en tinieblas, es decir: en ignorancia, pecado y condenación. Desde que Cristo
vino al mundo, Él está rompiendo las tinieblas de muchos corazones, por eso dijo: “Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz
de la vida” (San Juan 8:12). Así que, Dios quiere convertirte de las tinieblas a la luz.
¿Qué Quiere Dios hacer contigo?
3. DIOS QUIERE LIBRARTE DE LA POTESTAD DE
SATANÁS. “…para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad
de Satanás a Dios” (Hechos 26:18)
“De la potestad de Satanás”. En otros pasajes, la Biblia se refiere a Satanás como:
“El dios de este siglo” 2 Corintios 4:4, “Príncipe de la potestad del aire” Efesios 2:2,
“Padre de mentira” Juan 8:44, “Ladrón, asesino y destructor Juan 10:10.
Dios quiere liberar a la gente del poder de Satanás. Dios quiere romper las cadenas que
atan a las personas a una vida de malas pasiones, adicciones, frustraciones,
culpabilidad y vergüenza.
La salvación es un acto de liberación. Dios envió a su Hijo Jesucristo precisamente
para eso. Leamos lo que Jesús dijo en una ciudad llamada Nazaret: “El Espíritu del
Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los
cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año
agradable del Señor” (Lucas 4:18,19). La Biblia también dice: “El que practica el
pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el
Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Si tú entregas tu
corazón a Cristo, hoy… hoy mismo podrás decir juntamente con todos los que hemos
sido liberados del poder de Satanás: Dios…“… nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13) ¿Qué más quiere
Dios hacer contigo?
4. DIOS QUIERE PERDONARTE Y DARTE UNA
HERENCIA ETERNA. “Para que reciban, por la fe que es en mí, perdón
de pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26:18)
Dios quiere abrirte los ojos, Dios quiere convertirte de las tinieblas a la luz, Dios quiere
librarte de la potestad de Satanás. Pero además, en esta parte del texto dice que quiere
darte dos cosas:
1. Perdón de pecados: El perdón que ofrece no es solamente por algunos pecados,
sino por todos, por horribles que sean: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a
cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana” (Isaías 1:18)
2. Herencia entre los santificados: La herencia entre los santificados consiste en
una vida que la Biblia llama vida eterna: “Y este es el testimonio: que Dios nos ha
dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida;
el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11,12). Esta vida eterna
también es llamada vida abundante y comienza a disfrutarse desde el momento en
que invitas a Cristo para que entre en tu corazón: “El ladrón no viene sino para
hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia” (San Juan 10:10). Esta vida eterna la seguiremos
viviendo después de la muerte, así lo enseñó el apóstol Pedro, en la Biblia:
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande
misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de
Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (1 Pedro 1:3,4)

Conclusión: Dios quiere abrirte los ojos, Dios quiere convertirte de las tinieblas a la
luz, Dios quiere librarte de la potestad de Satanás, Dios quiere perdonarte y darte una
herencia eterna. Pero, para que Dios haga todo eso contigo es indispensable que te
entregues de una manera definitiva a Jesús, y también es indispensable que lo hagas por
medio de la fe en Cristo.
Amigo, si recibiste a Cristo o no en tu corazón, quedas invitado para mañana, en nuestro
templo sigue la gran fiesta “Abre tus ojos a la luz de Cristo”, invita a tu familia y amigos,
y juntos llevemos globos de colores para realzar dicho evento de salvación.

Actividades del trimestre:


1. Academia de liderazgo y ministerios “Este domingo y el próximo están suspendidos”
2. Asamblea general misión Ciudad de Luz, sábado 19 de marzo 09:00 AM.
Participación de los pastores asociados de los departamentos con sus concilios.
5. Abre tus ojos 2022, domingo 20 de marzo 09:30 AM.
6. Seminario sobre finanzas y emprendimiento. Domingo 27 de marzo, 07:30 AM.,
incluye coffee Break.
7. Jornada de vacunación. Domingo 27 de marzo, 01:00PM., 1, 2 y 3 dosis.
“Las metas del cristiano” 1ª.
parte
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos recién convertidos de abre tus
ojos, que de ahora en adelante debemos anhelar ser transformados a la imagen de Cristo.
Cita Bíblica: Romanos 8:29
Introducción: El término “cristiano” significa discípulo, seguidor, imitador de
Cristo. 1 Ped. 2:21, dice que Cristo nos ha dejado un ejemplo para que sigamos en sus
pisadas. 2 Cor. 3:18 enseña que debemos ser transformados a la imagen de Cristo.

¿Ser semejantes a Él en qué?

I. En crecer como Jesús crecía.


A. Crecimiento integral. Luc. 2:52, “Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y
en gracia para con Dios y los hombres”.
B. ¿Estamos creciendo como cristianos? 2 Ped. 3:18, “creced en la gracia
y en el
conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.”
C. Se inicia siendo niño pero se llega a ser un adulto espiritual. Efes.
4:13, 14, debemos crecer para llegar “a la condición de un hombre maduro, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo, para que ya no seamos niños,
sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de
doctrina…”
II. En pensar como Jesús pensaba.
A. Cambia tu forma de pensar para vivir como Jesús. Fil. 2:5, “Haya en
vosotros esta manera de pensar que hubo también en Cristo Jesús”.
Es imposible vivir como Jesús vivió sin pensar como Él pensaba. Heb. 8:10,
“Pondré mis leyes en la mente de ellos y en sus corazones las inscribiré”. Col.
3:16, “La palabra de Cristo habite abundantemente en vosotros”.
B. Cambia tu forma de pensar acerca del pecado. Isa. 55:9, “como los
cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros
caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.
No pensar del pecado como los hombres piensan, sino pensar como Cristo. Heb.
1:9.
El aborrece el pecado, todo pecado, y nos enseña que debemos hacer lo mismo,
Rom. 12:9.
Debemos tener la misma actitud hacia la Palabra de Dios que Él tenía. El
resistió a Satanás diciendo “Escrito está” (Mat. 4:1-11). Jesús conocía las
Escrituras, las citaba constantemente.
C. Cambia tu forma de pensar respecto a lo pasajero. Fil. 3:19, “El fin de
ellos será la perdición; su dios es su estómago; su gloria se halla en su
vergüenza; y piensan solamente en lo terrenal”.
D. Cambia tu forma de pensar respecto al problema de tener una
actitud pesimista. Fil. 4:8, “Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad”.
E. Cambia tu forma de pensar con respecto a vivir una vida carnal.
Rom. 8:5, “Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu”. Col.
3:2, “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.
III. En vivir como cristo vivía.
A. Cambia tu forma de vivir, y vive para servir. Mat. 20:28, “el Hijo del
Hombre no vino para ser servido, sino para servir”.
B. Cambia tu forma de vivir y vive para hacer el bien. Hech. 10:38, “El
anduvo haciendo el bien”. ¡Qué buen epitafio para uno!
C. Cambia tu forma de vivir y vive para buscar al perdido. Luc. 19:10,
“el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Este fue el propósito principal de su vida. ¿Cuál es el propósito principal de mi
vida y de la suya?
D. Cambia tu forma de vivir y vive para interceder por otros. Luc.
23:34; Jn. 17:20, 21, vivía por otros, oraba por otros.
E. Cambia tu forma de vivir y vive para hacer su voluntad. Jn. 4:34,
“Mi comida es que yo haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”.
¿Cuál es la “comida” mía y la suya?
F. Cambia tu forma de vivir y vive para Cristo. Fil. 1:21, “para mí el vivir
es Cristo, y el morir es ganancia”. ¿Podemos hablar así? ¿Para mí el vivir es
Cristo?
G. Cambia tu forma de vivir y vive seguro que ahora tienes vida
eterna. Col. 3:3, 4, “porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios. Y cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también
vosotros seréis manifestados con Él en gloria”.

H. Cambia tu forma de vivir y vive como heredero de sus promesas.


Cristo llegó a ser carne como nosotros, para que nosotros podamos ser como El
y ser coherederos con El, Rom. 8:17.

Conclusión: Hemos presentado aquí una meta muy noble, un propósito muy
elevado. Crecer como Cristo… Pensar como Cristo… Vivir como Cristo. Si logramos
este propósito, la recompensa será grande, glorioso: Vivir y Reinar con Cristo para
siempre en el Cielo. Fil. 3:12, “sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo
cual también fui alcanzado por Cristo Jesús… 14. Prosigo a la meta hacia el premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. La próxima semana será más interesante
porque veremos la segunda parte de este mensaje.
“Las metas del cristiano” 2ª. parte
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los recién convertidos que al recibir a Cristo el
segundo paso a dar es conectarse con su nueva familia espiritual en la célula y en el templo,
pero ahí no termina el camino, ahora se viene el tercer desafío o meta que tiene que ver con
ser semejante a Jesús (discípulo) y en la escuela de liderazgo capacitamos a los nuevos
convertidos para este fin.
Cita Bíblica: Efesios 1:13-14
Introducción: El pastor Celestino enseñó que el día que tu decidiste creer, en ese mismo
instante fuiste sellado con el Espíritu Santo. El Padre decidió darnos la promesa del Espíritu
Santo como "las arras" o garantía de todo lo que tiene preparado en la eternidad. También
nos selló como posesión de Él, somos de Él, pertenecemos a Él y debemos ser semejantes a
Él.

¿Ser semejantes a Él en qué?

I. En dar como cristo daba.


A. La ofrenda de la viuda pobre. Mar. 12:43, 44, “En verdad os digo, que
esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro… ellos
echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que poseía,
todo lo que tenía para vivir”.
¿Por qué Jesús alaba a esta pobre viuda? Porque ella daba como Cristo, ella
“echó todo lo que tenía, todo su sustento”.
B. La ofrenda de los macedonios. 2 Cor. 8:3, “han dado de acuerdo con sus
fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas, suplicándonos con muchos ruegos el
privilegio de participar en el sostenimiento de los santos; y esto no como lo
habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y
luego a nosotros por la voluntad de Dios”.
¿Por qué se alaban estos macedonios? Porque ellos dieron como Cristo. 2
Cor.8:9, “que siendo rico, por amor de vosotros se hizo pobre, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.
C. La ofrenda dice muchas cosas. La ofrenda expresa lo que pensamos de
nuestra alma, de nuestra salvación, de nuestra fe y amor. En fin, la ofrenda
expresa lo que pensamos de Cristo. 2 Cor. 8:24, “Mostrad, pues, para con ellos
ante las iglesias la prueba de nuestro amor”. Es lo que hacemos cada domingo.
Mostramos nuestro amor hacia Cristo y su iglesia.

II. En amar como cristo amaba.


A. Amemos como Cristo nos amó. Jn. 13:34, 35, “Un mandamiento nuevo
os doy: que os améis los unos a los otros. Como os he amado, amaos también
vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si tenéis amor los unos por los otros”. De esta manera uno se identifica como
discípulo de Cristo (y no simplemente por decir “soy cristiano” o “soy miembro
de la iglesia de Cristo”).
“Como os he amado”. ¡Qué meta más alta! ¡Qué medida de amor! ¿Así
amamos a los hermanos? Yo temo que nuestro amor por los hermanos no llegue
a esta medida.
La actitud de muchos miembros hacia sus hermanos en Cristo es la misma o
peor que su actitud hacia familiares y amigos mundanos. No hay diferencia
alguna. 1 Jn. 3:17, “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su
hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de
Dios en Él?”
B. Amemos de hecho y de verdad. Que no sea solamente “de palabra”. 1 Jn.
3:18, “no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad”. Que no
sea amor falso. 1 Ped. 1:22, “Habiendo purificado vuestras almas en
obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, amaos los unos a los
otros ardientemente y de corazón puro”.
C. Amemos a nuestros enemigos. Mat. 5:44, “Pero yo os digo: Amad a
vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen”. ¿Así amamos a los
enemigos? Jesús amaba a los que no eran dignos de su amor, amaba a los que
no querían su amor. ¿De veras somos cristianos? ¿De veras imitamos a Cristo?
¿Amamos como Él amaba?

III. En soportar como el aguantaba.


A. Soporta por amor a los escogidos. 2 Tim. 2:10, “Por tanto, todo lo
soporto por amor a los escogidos, para que también ellos obtengan la
salvación que está en Cristo Jesús”. Si tú soportas las burlas o desprecios de tu
familia veras que un día de estos ellos van a venir a Cristo por lo que han visto
en ti, porque en medio de la burla nunca te saliste de tus casillas.
B. Soporta como buen soldado de Cristo. 2 Tim. 2:3, “Tú, pues, sé
partícipe de los sufrimientos como buen soldado de Cristo Jesús”; 4:5, “Pero
tú, sé sobrio en todo; soporta las aflicciones”.
C. Soporta puestos los ojos en Jesús. Heb. 12:2, “puestos los ojos en Jesús,
el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió
la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de
Dios”. Heb. 12:3, “Considerad, pues, a aquel que soportó tal hostilidad de los
pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os desaniméis en vuestro
corazón”. Cuando participes de la cena del Señor lee Mateo 27:26-31, y
subraya las palabras claves: “…azotado… desnudándole… corona tejida de
espinas… le escarnecían… escupiéndole… la golpeaban en la cabeza… le
llevaron para crucificarle…” Todo esto lo soportó, todo esto lo aguantó, todo
esto lo sufrió por nosotros, para rescatarnos del eterno fuego del infierno.
Soportó todo hasta el fin, hasta decir, “Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu” (Jn. 19:30). ¿Estamos dispuestos a soportar toda
prueba para imitarlo?
Hay hermanos que están dispuestos a negar a Cristo con tal que no haya
conflicto con el trabajo, los planes de la familia, etc. Son como el novio que
dijo, “Estoy dispuesto a cruzar la montaña más alta por ti y nadar el océano más
profundo por ti y nos veremos el sábado si no llueve.”

Conclusión: Hemos presentado aquí una meta muy noble, un propósito muy elevado.
Dar como Cristo daba… Amar como Cristo amaba… Soportar como el soportaba. Si
logramos este propósito, la recompensa será grande, glorioso: Vivir y Reinar con Cristo
para siempre en el Cielo. Fil. 3:12, “sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo
cual también fui alcanzado por Cristo Jesús… 14. Prosigo a la meta hacia el premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.
“Fuiste formado para la familia de Dios”
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los recién convertidos que al recibir a Cristo pasamos
a formar parte de la familia de Dios, ahora Él es nuestro Padre y nosotros sus hijos y por lo
tanto tenemos nuevos hermanos espirituales.
Cita Bíblica: 1ª Cor. 12:12-18; Ef. 2:19
Introducción: Nuestro orden de prioridades: Primero Dios, luego nuestra familia y
después la iglesia. La iglesia es lo más parecido al cielo, pero no es el cielo todavía, hay
fallas, pero Dios se ha especializado en ministrarnos en este lugar, jamás menosprecies a la
iglesia. Hay títulos que Dios ha puesto a la iglesia: ejercito, rebaño, viña, pueblo de Dios,
pero hay dos especiales que hoy veremos: el Cuerpo de Cristo y la Familia de Dios.

Desarrollaremos tres aspectos fundamentales:

I. La importancia de pertenecer a una iglesia. (Ef. 2:19) “Así que


ahora ustedes, los gentiles, ya no son unos desconocidos ni extranjeros. Son
ciudadanos junto con todo el pueblo santo de Dios. Son miembros de la familia de
Dios.”
A. Alterando el valor de las cosas:
1) Hay valores que en el cielo siguen cotizadísimos, pero que en la
tierra se van devaluando. (Hech. 5:42) “Y todos los días, en el templo y
de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús  como el
Cristo.” Para algunos eso de congregarse en el templo y por las casas es
irrelevante.
2) Cuando en la iglesia lo que tiene auténtico valor se pierde, ocurren
tragedias. (Isa. 5:20) ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno
malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo
amargo por dulce y lo dulce por amargo!”. El profeta Isaías está
advirtiendo que es peligroso cuando el cristiano sabiendo que es día de
culto o célula prefiere irse a pasear, celebrar cumpleaños, o irse al campo,
o al cine, etc., hay de los que le llaman a lo malo bueno, después no nos
vayamos a lamentar cuando nos ocurra una tragedia.
B. La importancia de creer:
1) No se trata sólo de creer en Dios, sino creerle a Dios. (Sant. 2:19) “Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y
tiemblan” Tremendo pasaje que dice que los demonios creen en Dios y
tiemblan pero no se arrepienten. O sea que no solo basta con creer en
Dios hay que arrepentirse de sus pecados.
2) Creer no es suficiente, es una labor que empieza el Espíritu Santo a
trabajar en nosotros. El Espíritu Santo me trae convicción, pero no sólo
me apunta y me dice que soy un pecador, sino que me señala a la cruz y
me dice que hay salvación y perdón de mis pecados.
C. La importancia de pertenecer:
1. ¿Pertenecer a qué? El bautismo nos incorpora a la familia de Dios. Hay
una forma en la Biblia en que se utiliza iglesia, primero como iglesia
local: iglesia local es el conjunto de personas que se reúnen en un lugar
determinado, bajo un pastorado determinado, la iglesia local.
2. ¿Tengo que pertenecer a la iglesia local? Dios nos anima a pertenecer a
una familia, donde tenemos derechos y responsabilidades. Cuando
pertenecemos a la iglesia, las promesas nos pertenecen.
II. la importancia de permanecer en una iglesia. “El que en mí no
permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan
en el fuego, y arden.” (Jn. 15:6)
A. Porque necesitas el apoyo y estímulo regular de la comunión cristiana. ¡La vida
cristiana no está diseñada para vivirse de forma aislada, y aquellos que la viven
de esa manera es probable que se estrellen (ver Heb. 3:12, 13, 10:25; Col.
3:16)!
a)
B. La iglesia debe de caracterizarse por amar.
1) Las iglesias que crecen aman.
2) Podríamos hablar de dos iglesias diferentes:
a) La iglesia bolsa de canicas: cuando se reúnen, suena mucho.
1. Buscan ser perfectos brillantes,
2. bien pulido, la apariencia.
3. Cuando un miembro choca con otro saltan chispas,
4. se desprenden esquirlas de vidrio que hieren.
5. Cuando termina la reunión y se abre la bolsa, cada
uno rueda por un sitio.
6. Los miembros se juntan están reunidos pero no unidos.
1) La iglesia racimo de uva.
a) Están unidos, por todos corre la misma savia,
b) cuando chocan entre sí,
1. brota de ellos néctar,
2. dulzura, presiona dos uvas y verás el dulzor que sale.
3. Si tomas la más grande o la más pequeña, todas ellas
tienen dentro semillas, la capacidad de multiplicarse
y de sembrarse, todos tienen la capacidad de
multiplicarse.
4. No siempre las uvas están perfectas, sino que a veces
alguna está podrida, pero tienen vida.
5. No sólo pertenezcas, sino además permanece.

II. LA IMPORTANCIA DE CRECER ESPIRITUALMENTE. (Ef.2:21)


A. Es en su iglesia donde Dios
1) nos moldea, pule cada una de nuestras aristas,
2) como los vidrios que hay en la arena del mar, y por las olas son
pulidos, refinados.
3) Una vez pulido quizás puede venir algo y presionar sobre el vidrio,
rompiendo de nuevo las aristas, y necesitando de nuevo que E. S.
haga su obra.
B. Crecer es una actitud.
1) Cuando pertenecemos y permanecemos, el dar fruto es algo natural.
2) Las actitudes que impiden que crezcamos se deben a que ponemos
los ojos en lo que nos divide y nos empobrecernos, pero debemos
ser solícitos en guardar la unidad, viendo aquello que nos une y así
ser enriquecidos, (Ef.4:1-6).
C. La iglesia local está formada por núcleos familiares, cada uno de
nosotros representamos a nuestras familias dentro de la familia de Dios.
1) Por este motivo son importantes tener en cuenta algunos “pilares”
que nos ayudarán sostener el crecimiento espiritual de nuestra
iglesia local:
a) Vivir lo mismo dentro del templo, que en nuestro hogar.
b) Mantener una educación cristiana y no “cultural”.
c) Amar a Dios sobre todas las cosas, por lo que amaremos la
iglesia.
d) Mantener el afecto (Necesitamos el amor, tanto como el
oxígeno).
e) Orar juntos como familia.

CONCLUSION: A nuestro medio vendrán personas heridas y necesitaran


personas para que les sanen, que les curen, por ello el pertenecer a la iglesia, y el
dar tu vida, para servir en este ejército.
Jesús dijo: “Yo edificaré mi iglesia” (Mt.16:18), Él es la Roca Viva, que nos da
identidad como iglesia (1.Pe.2:1-10)
“perteneces a la familia de Dios”
“La restauración del creyente”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los recién convertidos que tenemos que vencer
obstáculos que nos impiden tener una vida victoriosa.
Cita Bíblica: Ezequiel 36:26
Introducción: Restaurar (Del lat. restaurāre) significa: 1. Recuperar o recobrar. 2.
Reparar, renovar o volver a poner algo en el estado o estimación que antes tenía. 3. Reparar
una pintura, escultura, edificio, etc., del deterioro que ha sufrido. (Diccionario RAE).
Ezequiel expresa que Dios nos dará un corazón nuevo, pero la experiencia nos muestra que
el hombre lo quebranta.

Veamos algunos pasos para la restauración.

I. Primer paso:
A. Tener decisión de querer ser restaurado, confiando en Dios. Isaías 26:3;
Salmo 57:7.
B. Despojarnos de la desconfianza en Dios. Los siguientes versículos
muestran las consecuencias de esa desconfianza: Job 30:20 y Salmo 42:9.
C. Tener confianza absoluta en Dios. Esta es la base para crecer
espiritualmente. Prov. 3:5-6.

II. Segundo paso:


A. Ser honesto con el Señor, para debilitar los mecanismos de defensa.
Libere, en oración, todo el dolor. Recuerde que el Señor todo lo sabe.
Jeremías 23:24.
B. El ejemplo de Jeremías. Jer. 20:14-16.
C. Dios nos invita a echar nuestra ansiedad sobre El. 1P 5:6
D. La honestidad con Dios nos libera de la tensión interna. Callar produce
tensión y conflicto. Sal 32:3

III. Tercer paso:


A. Aceptar el Señorío de Dios en nuestra vida. Los hechos dolorosos
por accidentes, desastres, enfermedades, etc., están bajo el control de Dios.
Recordemos que Él no nos mintió Jn 16:33.
B. Restaurar la comunión con Dios. Sal 38:18.
C. Enfrentar nuestra propia responsabilidad ante el pecado.
1) No actuar como Adán y Eva.
2) No culpar a otros Gén. 3:12-13
3) Los mecanismos de defensa se destruyen al aceptar la realidad y
responsabilidad de los hechos. Sal 51:4
4) Aceptar el perdón de Dios y asumirlo. Lam 3:42; Sal 32:1; Isaías 43:25
5) Perdonarnos a nosotros mismos. Sal 130:3,4; Col 1:13; Isaías 51:22
D. Perdonar a otros. Col 3:13
E. Despojarse de todo lo que impide el crecimiento y la restauración.
Jer 4:3; Isaías 55:13. Cuando la persona es recién convertida tiene que
contarles a sus amigos de vicio que ahora es cristiano, esto para que en
lugar de que ellos lo inviten él los invite a la iglesia. Alejarse de personas
que lo inducen a pecar o al vicio, etc.

Conclusión: Hoy es día de empezar a restaurar nuestra vida delante de Dios. Cuando
lo hayamos logrado, podremos ayudar a otros a que restauren sus vidas. Le invito a
que dediquemos unos minutos a confesar a Dios nuestro pecado, nuestra
amargura, nuestra falta de fe y nuestra falta de perdón.
“El don inefable”
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que debemos siempre dar
gracias a Dios por otorgarnos el regalo de la salvación, dicho don o regalo ¡es
tan valioso que no hay palabras para describirlo!
Cita Bíblica: 2 corintios 9:15 “¡Gracias a Dios por su don inefable!”
Introducción: Con frecuencia algunos amigos envían regalos a sus amigos,
los padres a sus hijos, y los novios a sus novias, como una expresión de amor.
Este texto se refiere al don más precioso que ha sido enviado o recibido por
alguna persona: el don supremo de los siglos (el don inefable).

Notemos cuatro cosas en este texto:

I. Dios es el dador: “Gracias a Dios por su don.”


a). Dios es el Dador generoso. “Toda buena dádiva, y todo don
perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en
el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago
1:17).
b). Dios es el Dador de la vida en todas sus formas y la
sostiene. “porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”
(Hechos 17:28).
c). Dios es el Dador liberal que reparte de todas las
buenas cosas del universo, como dice el apóstol Pablo:
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
II. Jesucristo es el don: “Su don inefable.”
a) Cristo es el Don inefable, supremo, ofrecido a todo el
mundo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no
se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
b). Aunque Cristo es el Don, es verdad que se dio a sí
mismo a favor de los pecadores: “Mas Dios encarece su
caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
c). Este don incomparable, el más precioso que jamás se
ha dado, se ofrece gratuitamente a todos los pueblos
del universo. “Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a
los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la
incircuncisión.” (Romanos 3:30). Esto quiere decir que
cualquier asesino, violador, ladrón, etc., que ponga su fe
(confianza) en Cristo será perdonado de sus pecados.
III. Los creyentes son los recipientes de este don.
a). Esta dádiva ha de ser recibida por fe; y no se recibe de
ninguna otra manera. Los que creen en Cristo pueden
recibirlo y llegar a ser hijos de Dios. “Más a todos los que le
recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los
que creen en su nombre” (Juan 1:12).
b). Los que reciben este Don supremo reciben la vida
eterna. “El que cree en el Hijo, tiene vida eterna” (Juan 3:36).
“La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro” (Romanos 6:23). “Todo aquel que cree” recibirá el
don, según dice (Juan 3:16.)
IV. El recibimiento de este don despierta la gratitud.
“Gracias a Dios por su don.” Seguramente cada persona que recibe
la vida eterna deseará decir: “Gracias, Dios mío, Gracias, Cristo, mi
Salvador.” Es la consecuencia natural de una experiencia de gracia.
Es justo; es de esperarse; es natural. Los recipientes de este Don
supremo deben alabar a Dios por medio de cantos espirituales, la
oración, el culto de adoración, y el servicio. La gratitud debe abundar
en el corazón de cada persona salva.

Conclusión: Hoy hemos aprendido que todos los días y en cualquier


lugar debemos dar gracias a Dios por su don inefable. La salvación es un
regalo que Dios nos ha dado, no hicimos nada para obtenerla y por
supuesto no la merecíamos por nuestros muchos pecados delante de Dios.
Nuestras reuniones celulares y nuestros cultos van a ser diferentes cuando
cada uno de nosotros asistamos sintiéndonos inmerecedores de tanta gracia
y bendición y nuestra única respuesta ante un Dios santo será llenar su
trono con lágrimas de agradecimiento. Se terminaron los días cuando solo
llegábamos a ver qué pasaba, o a ver que me daban, hoy todos llegaremos
a cantar con cantos de agradecimiento. Amen.
“ La gloria de su gracia”
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que debemos vivir siempre
dando gracias a Dios por otorgarnos el regalo de la salvación.
Cita Bíblica: Efesios 1:6 “para alabanza de la gloria de su gracia, con la
cual nos hizo aceptos en el Amado”
Introducción: Todo en Dios es glorioso. En el Salmo 19:1 “la gloria en la
creación”. En 2 Tesalonicenses 1:9 “la gloria de su poder”. En 1 Corintios
1:20-25 “la gloria de su santidad”. Pero sobre todos sus atributos hallamos la
gloria de su gracia.

Consideremos algunas cosas que la hacen gloriosa en sumo grado:

I. La condescendencia de la gracia.
1. Hay gracia en su amor para los ángeles que le sirven.
Condesciende a aceptar sus servicios, aunque no los necesita.
2. Condescendió hasta ser hombre: “Hecho poco menor que los
ángeles” (Salmo 8:4, 5). Se hizo hombre como uno de nosotros,
pero sin pecado, todo por salvar al hombre degradado y corrompido
por el pecado.
3. Contraste: Lo difícil que parece a los hombres bajar de su nivel social,
intelectual y moral, para intimar con los humildes y necesitados.
¿Qué valen nuestras distancias ante las que nos separan de Dios? Si
anhelamos que nuestros amigos pecadores se acerquen a Jesús no
vale la pena separarnos de ellos. Muchos cristianos cometen el error
de ya no juntarse con ellos por temor de hacer lo que ellos hacen,
pero no debería ser así, “Conviértanse ellos a ti, y tú no te
conviertas a ellos” (Jeremías 15.19).
II. La amplitud de la gracia.
1. Los hombres algunas veces se dignan hacer gracia a
algunos: los “buenos” y a los malos. En el juicio de Jesús el
populacho pidió a gritos crucificar a Cristo y dejar libre a un ladrón
llamado Barrabas, es decir; concedieron gracia a un ladrón y
prefirieron matar al Hijo de Dios. Y esto sólo en casos
excepcionales. (Mateo 27:20) “Pero los principales sacerdotes y
los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a
Barrabás y que dieran muerte a Jesús”.
2. Cristo da gracia a todos los que quieran recibirla: judíos y
gentiles, fariseos y publicanos. (Romanos 3:30) “Porque Dios es
uno, y él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio
de la fe a los de la incircuncisión”.
3. Siempre está a la disposición de quienes la quieran: aun de
quienes la han rechazado muchas veces. Para ti también.
III. El poder de la gracia.
1. La gracia se propone no sólo dar perdón para el pecador,
librándolo del castigo; sino también librarlo del poder
del pecado, cambiarlo, regenerarlo.
2. La gracia hace (Tito 2:11, 12) lo que no logra la ley
(Romanos 8:3). No lo hace el castigo (Isaías 1:5), ni vale
persuasión alguna. La gracia sí (Hebreos 11:23); da vida, salud y
fuerza.
IV. Los bienes de que nos colma.
1. “Todas las cosas” (Romanos 8:32). “Todo es vuestro”.
“Nada me faltará”. “Bástate mi gracia”.
2. Provisión abundante para cada día: paz, dirección,
protección, compañía. Bienes materiales y espirituales. El
privilegio de la oración. Todos son bienes inalterables.
V. La herencia que nos guarda.
1. Nos hará ver a Dios en el cielo.
2. Tendremos morada allí.
3. Reinaremos con Cristo.
4. “De las maravillas del cielo la mayor será vernos allí.”
5. Alabemos a Dios por su gracia.
6. No la menospreciemos: ¡aceptémosla!
7. Aprovechémosla en toda su plenitud.

Conclusión: Hoy hemos aprendido que todos los días y en cualquier


lugar debemos dar gracias a Dios por la gloria de su gracia. La salvación
es un regalo que Dios nos ha dado, no hicimos nada para obtenerla y por
supuesto no la merecíamos por nuestros muchos pecados delante de Dios.
Nuestras reuniones celulares y nuestros cultos van a ser diferentes cuando
cada uno de nosotros asistamos sintiéndonos inmerecedores de tanta gracia
y bendición y nuestra única respuesta ante un Dios santo será llenar su
trono con lágrimas de agradecimiento. Se terminaron los días cuando solo
llegábamos a ver qué pasaba, o a ver que me daban, hoy todos llegaremos
a cantar con cantos de agradecimiento. Amen.
“EL MENSAJE SUPREMO”
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que debemos vivir siempre
dando gracias a Dios por haber enviado a su Hijo Jesucristo al mundo para
perdonar nuestros pecados y otorgarnos salvación.
Cita Bíblica: 1 Timoteo 1:15 “Palabra fiel y digna de ser recibida por
todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los
cuales yo soy el primero”.
Introducción: El alto concepto que Pablo tenía de su ministerio y de su
mensaje: llama a éste “el evangelio de la gloria del Dios bendito.” (1 Timoteo
1:11) No se considera digno de ser el mensajero (1 Timoteo 1:13). Ensalza la
gracia mostrada en su llamamiento. En el v. 15 hace el resumen de su
mensaje: uno de los grandes dichos de Pablo.

Este mensaje supremo llama nuestra atención:

I. Al excelso visitante: “Cristo Jesús vino al mundo”


1. El Hijo eterno de Dios. Ángeles habían venido; también
profetas. Pero nadie como Jesús el Hijo de Dios: mayor que
todos.
2. De la excelsa gloria al bajo mundo. Dejó su trono y la
adoración angelical con tal de ser como uno de nosotros.
3. Su visita: el acontecimiento más importante de los siglos.
Ninguno más celebrado en los cielos. Ninguno que más
conmoviera a los infiernos.

II. Al propósito de su venida: “Salvar a los


pecadores”
1. Una misión de amor y misericordia. (Juan 3:16) “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna”. “¿Vale la pena, Señor?” dirían los ángeles.
2. Una misión de universal alcance. No “algunos pecadores”,
sino TODOS “los pecadores”.
3. Misión tan importante, que no quiso confiarla a
ningún ángel.
III. Al éxito de su misión: “Yo soy el primero dijo
Pablo”
1. Logrado a costa de su vida: ¡La cruz!
2. De un modo completo y perfecto: no a medias, no
capacitándonos para salvarnos; no ayudándonos a salvarnos;
sino completo, perfecto: perdón completo; y salvación eterna.
3. Demostrado en los que han creído en él. Pablo se ofrece
como ejemplo y testigo de su gracia y de su poder.

IV. Nuestra respuesta a tal mensaje: “Palabra fiel y


digna de ser recibida de todos”
1. Porque todos somos pecadores. (Romanos 3:23) “Por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”
2. Porque Cristo quiere salvarte, y sólo él puede hacerlo.
Sin él estás perdido. (Juan 14:6) “Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí”.
COMO EVITAR LA SEPARACION DE DIOS
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que debemos vivir en
comunión con Dios; así como Adán y Eva antes de la caída vivían en
comunión con su creador todos los días.
Cita Bíblica: Génesis 3:1-13
Introducción: En Génesis 3 vemos que Adán y Eva fueron los primeros en
pecar y separarse de Dios. Con base en esa experiencia decidamos evitar la
separación de Dios y vivamos en comuni6n con él por la fe en Jesucristo.

Podemos evitar la separación de Dios cuando:

I. No dudamos de la Palabra de Dios (vv. 1-5).


l. Dios les dio mandamientos claros a Adán y a Eva.
2. La serpiente sembró dudas sobre las palabras de Dios.
3. La duda al mandamiento de Dios llevo a la desobediencia.
4. Nunca debemos dudar de la Palabra de Dios (Juan 8:51). “De
cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca
verá muerte”.

II. Rechazamos los deseos de la carne (vv. 5, 6).


l. Adán y Eva mezclaron una necesidad buena (comer) con un
deseo carnal (codicia).
2. Los deseos de la carne los llevaron a desobedecer el
mandamiento y pecar contra Dios.
3. Debemos rechazar los deseos de la carme (1 Ped. 2:11).
“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os
abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el
alma,”

III. Aceptamos la responsabilidad por nuestros pecados y la


provisión de Dios en Jesucristo (vv. 7-13).
l. Adán y Eva no se responsabilizaron por su pecado (vv. 7-13).
2. Debemos aceptar responsabilidad por nuestro pecado (Salmos
51:4). “Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo
delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu
palabra, Y tenido por puro en tu juicio”.

Conclusión: Hemos visto cómo podemos evitar la separación de Dios


causada por el pecado. Confiemos en la Palabra de Dios confesando
nuestros pecados y aceptando a Cristo como nuestro Salvador.
UNA NUEVA POSIBILIDAD
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que por el testimonio de Noé
nadie debe desanimarse cuando de compartir la palabra de Dios se trata. Noé a
su generación le predicó más de 100 años y nadie se le convirtió, Noé no se
desanimó al ver los resultados negativos, Noé salvo su responsabilidad delante
de Dios, ahora le tocaba a la gente entregar cuentas delante de Dios.
Cita Bíblica: Génesis 5:28-7:23
Introducción: Por la corrupción total de los seres humanos, Dios trajo el
diluvio como castigo. Pero, por su relación justa y cabal con Dios, Noé fue
preservado y así le ofreció una nueva posibilidad a la humanidad.

Él le ofreció una nueva posibilidad a la humanidad:

I. En su nacimiento (Gn. 5:28-32).


1. La tierra estaba corrompida cuando nació Noé. (Gn. 5:29)
“… a causa de la tierra que Jehová maldijo”.
2. Lamec le pone el nombre " Noé" (Alivio) a su hijo en
esperanza de un alivio del pecado y del penoso trabajo. (Gn.
5:29) “…y llamó su nombre Noé”

II. En su vida (Gn. 6:9, 13, 22; 7:5, 16).


1. Noé reconoció que la mala relación con Dios era la causa de
la corrupción y el dolor.
2. Noé decidió tener una buena relación con Dios. (Gn. 6:9)
“Con Dios caminó Noé”.
3. Se preservaron él y toda su familia de la corrupción. (Gn.
6:9) “Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era
perfecto en sus generaciones;”

III. En la salvación que Dios le dio (Gn. 6:8; 7:1, 23; 9:18,
19).
1. Dios le concedió su gracia. (Gn. 6:8) “Pero Noé halló gracia
ante los ojos de Jehová”.
2. Dios lo reconoció como justo. (Gn. 7:1) “Dijo luego Jehová
a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto
justo delante de mí en esta generación”.
3. Dios le protegió la vida y le dio salvación. (Gn. 7:23) “Así
fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde
el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y
fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con
él estaban en el arca”.

Conclusión: Vivimos nuevamente en un mundo de corrupción y bajo el


juicio de Dios. Los hombres necesitan ver una nueva posibilidad para sus
vidas. Como creyentes decidamos ser una nueva posibilidad para el mundo
viviendo conforme a la voluntad de Dios y testificando del evangelio de
salvación.
EL LLAMAMIENTO QUE DIOS HACE
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que así como Dios llamó a
Abraham para que le sirviera, así mismo hoy en día Dios sigue llamando
hombres y mujeres para que le sirvan.
Cita Bíblica: Génesis 12:1-7
Introducción: Uno de los aspectos redentores más importantes por parte de
Dios fue el llamamiento con el propósito de bendecirle. También hoy nos
extiende un llamamiento a cada uno.

El llamamiento a Abraham:

I. Tenía condiciones (v. 1). “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete
de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré”.
l. Abram tenía que dejar su seguridad política y material.
2. Tenía que dejar su seguridad familiar y social.
3. Tenía que aceptar lo desconocido.

II. Tenía promesa (vv. 2, 3). “Y haré de ti una nación grande, y te


bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los
que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas
en ti todas las familias de la tierra”.
1. Bendición de grandeza personal.
2. Bendición de prosperidad material y política.
3. Bendición espiritual con propósito misionero.
III. Demandaba obediencia y aceptación (vv. 4-6). “4 Y se fue
Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de
setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5 Tomó, pues, Abram a
Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que
habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron
para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 6 Y pasó
Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de
More; y el cananeo estaba entonces en la tierra”.
l. Abram obedeció el llamado de Dios.
2. Abram partió hacia lo desconocido.
3. Abram aceptó la tierra ofrecida por Dios.

IV. Demandaba adoración constante (v. 7). “7 Y apareció Jehová a


Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un
altar a Jehová, quien le había aparecido”.
l. En la tierra desconocida Abram edifica un altar en reconocimiento y
gratitud.
2. En la tierra desconocida Abran, edifica un altar en testimonio al
Dios verdadero.

Conclusión: Porque Abram (llamado después Abraham) acepto las


condiciones y promesas de Dios, la humanidad fue grandemente bendecida.
Aceptemos nuestro llamamiento personal para que otros sean bendecidos por
la salvación de Cristo Jesús.
EL PLAN DE DIOS
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que los planes de Dios siempre
son mejores que los nuestros, de ahí la importancia de estar en sintonía con
Dios.
Cita Bíblica: Génesis 16:1, 2; 15:3, 4.
Introducción: Muchas veces pensamos que podemos sustituir los planes de
Dios por los nuestros y que estos servirán de la misma manera para el
extendimiento del reino. Ismael fue un intento de sustituir el plan de Dios,
pero no fue usado por Dios, sino que fue fuente de conflictos. Evitemos
siempre sustituir los planes de Dios por los nuestros.

El nacimiento de Ismael:

I. Fue el resultado de la falta de confianza en las promesas de


Dios (Gen. 16:1, 2). “Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella
tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. 2 Dijo entonces Sarai a
Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te
llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego
de Sarai”.
1. Dios ya le había prometido un hijo a Abraham.
2. Pasaba mucho tiempo y la promesa no se cumplía.
3. Había un recurso humano para ayudar la promesa.
4. Cuando dejamos la oración y la dependencia dcl Espíritu Santo
demostramos la falta de confianza en Dios.

II. Una sustitución al plan de Dios (Gen. 15:3-4). “3 Dijo también


Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero
un esclavo nacido en mi casa. 4 Luego vino a él palabra de Jehová,
diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará”.
l. Dios ya había determinado y comunicado su plan.
2. El plan de Dios es que confiemos en sus promesas y que
obedezcamos sus palabras.
3. No importa cuánto hagamos por el reino, si este es contrario al plan
de Dios no prosperará.

Conclusión: Hemos visto que el plan de Dios no puede ser sustituido por
ningún plan humano, por más sabio que sea. Aceptemos, pues, el plan de Dios
para nuestras vidas y para nuestra iglesia.

EL DIOS DE GRACIA
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la gracia de Dios es una
virtud por la cual Dios puede dar algo sin nada a cambio, ya que para alcanzar
la misma el hombre nada puede hacer por sí mismo. La gracia de Dios llega
por medio de la fe y, la aceptación del sacrificio que Jesús hizo por la
humanidad.
Cita Bíblica: Génesis 8:21; 9:9-17.
Introducción: A veces miramos las acciones de Dios, como la del diluvio,
sólo como castigo. Pero, en realidad, Dios es un Dios de gracia. El pacto de
Dios después del diluvio nos confirma la gracia de Dios.

En su gracia:

I. Dios reconoce la pecaminosidad del hombre. (Génesis


8.21) “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No
volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento
del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a
destruir todo ser viviente, como he hecho”.
l. Vio que el diluvio no cambió al hombre. “porque el intento del
corazón del hombre es malo desde su juventud;”
2. Decide ante sí mismo no actuar solamente a causa de la
pecaminosidad del hombre. “ni volveré más a destruir todo ser
viviente, como he hecho”.

II. Dios se compromete ante sí mismo a favor del


hombre. (Génesis 9:9-17).
l. No desiste de relacionarse con el hombre pecador.
2. Establece un pacto, una nueva manera de relación con el
pecador. (Génesis 9:9-11) “He aquí que yo establezco mi pacto
con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; 10
y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda
bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que
salieron del arca hasta todo animal de la tierra. 11 Estableceré mi
pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas
de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra”.

III. Dios concede una señal que confirma su pacto.


l. La señal le recordará al hombre la gracia de Dios. (Génesis
9:13) “Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del
pacto entre mí y la tierra”.
2. La señal le dará esperanza y seguridad al hombre. (Génesis
9.15) “Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y
todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas
para destruir toda carne”.

Conclusión: La gracia, y no el castigo, es la base de la relación del hombre


con Dios. No desechemos esa gracia que fue manifestada en toda su plenitud
en Jesucristo (Juan 1:17).

EL SACERDOCIO DEL CREYENTE


Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que toda persona regenerada
por el Espíritu Santo tiene libre acceso a Dios sin necesidad de intermediarios
humanos, por medio del único Sumo Sacerdote, Jesucristo.
Cita Bíblica: Génesis 18:17-32; 19:29
Introducción: Nosotros creemos en el sacerdocio del creyente. Básicamente
consiste en el privilegio y obligación de interceder ante Dios en favor del
hombre, y también presentarle el mensaje de la salvación. Abraham es un
ejemplo digno de imitación al interceder por los hombres de Sodoma.

Ese sacerdocio consiste en:

I. Vivir en comunión con Dios.


1. Abraham decidió guardar el camino del Señor. (Gen. 18:19)
“19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de
sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio,
para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado
acerca de él”.
2. Abraham permanecía en la presencia de Dios . (Gen. 18:22)
“22 Y se apartaron de allí los varones, y fueron hacia Sodoma;
pero Abraham estaba aún delante de Jehová”.
3. Jesús nos pide que permanezcamos en el y en sus palabras
para ser intercesores. (Juan 15:7) “Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os
será hecho”.
II. Reconocer el peligro y el final del pecador.
l. Abraham sabía que los hombres de Sodoma serian
destruidos. (Gen. 18:20-22) “20 Entonces Jehová le dijo: Por
cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más,
y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, 21 descenderé
ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha
venido hasta mí; y si no, lo sabré. 22 Y se apartaron de allí los
varones, y fueron hacia Sodoma; pero Abraham estaba aún delante
de Jehová”.
2. Nosotros sabemos que el pecador sin Cristo será condenado.
(Juan 3:18) “18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del
unigénito Hijo de Dios”.
III. Proclamar la salvación de Dios (18:23-32; 19:29).
1. Abraham sabía que Dios desea salvar a todos.
2. Abraham tuvo confianza y valor para interceder.
3. Nosotros sabemos que el que cree en Jesucristo será salvo.
(Juan 3:18).

Conclusión: Abraham intercedió por Lot. Dios lo escuchó y Lot fue librado.
Dios está listo a escucharnos cuando intercedemos por los pecadores. Seamos
sacerdotes en un mundo que va camino a la destrucción.

DESAFIO Y DECISIONES ESPIRITUALES


Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos lo que tenemos que hacer para
no tomar decisiones que nos conduzcan al fracaso total.
Cita Bíblica: Génesis 22:1-14
Introducción: Sin duda, la vida de Abraham estuvo llena de desafíos: dejar su
tierra, vivir como peregrino, enfrentar peligros, etc. Pero el desafío supremo
fue cuando Dios le pidió que ofreciera a Isaac, su hijo, en sacrificio. Veamos
como este desafío ayudó a Abraham a tomar decisiones que le ayudaron a
fortalecer su relación con Dios.

I. La prioridad de su amor (vv. 1, 2, 6c, 7).


1. Abraham amaba a Isaac. (Gen. 22:2) “2 Y dijo: Toma ahora tu
hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y
ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”.
2. Al ofrecer en sacrificio a Isaac, Abraham tuvo que decidir
quien realmente era el primer amor en su vida. (Gen. 22:6)
“6 Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su
hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos
juntos”.

II. Una obediencia voluntaria (vv. 3-6b, 9, 10).


1. Después de que Dios habló, dejo todo a cargo de Abraham.
(Gen. 22:10) “10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo
para degollar a su hijo”.
2. Abraham podía presentar "opciones válidas" a Dios: Los
elementos, la distancia, el lugar no conocido, etc. demandaban
de Abraham una obediencia voluntaria.

III. Confianza plena en la provisión de Dios (v. 8).


1. Abraham no tenía más descendencia que Isaac.
2. Necesitaba confiar en Dios para esta nueva experiencia.
(Gen. 22.8) “8 Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero
para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”.

lV. Purificar su adoración a Dios.


1. Su adoración sería una profunda actitud de temor a Dios.
2. La adoración seria sin mezcla de costumbres paganas: había
salido de Ur.

Conclusión: Abraham enfrentó el desafío con decisiones correctas que


fortalecieron su relación con Dios. Tomemos las decisiones correctas en los
desafíos de la vida, de tal manera que nuestra relación con Dios sea
fortalecida.
LOS VALORES DE LA VIDA
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que los valores son las
cualidades o virtudes que tiene un sujeto. Aquel que actúa en base a los
valores, obra de forma justa y positiva para sí mismo y para el entorno.
Cita Bíblica: Génesis 25:29-34.
Introducción: Nuestras acciones responden a los valores que tenemos en
nuestra vida. Cuando Esaú vendió su primogenitura varios de sus valores lo
condujeron a dicha acción.

Examinemos esos valores para que no tomemos acciones equivocadas.

I. Las necesidades físicas y sus satisfacciones inmediatas


(vv. 29, 30).
1. Esaú experimentó cansancio y hambre. (Gen. 25:29-30) “29 Y
guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, 30
dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues
estoy muy cansado”.
2. Esaú deseó satisfacer esas necesidades inmediatamente.

II. El presente y lo fácilmente controlable (v. 32).


1. Esaú solo consideraba lo concreto, lo visible. (Gen. 25:31-32)
“31 Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. 32
Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues,
me servirá la primogenitura?”.
2. Esaú solo consideraba lo que el podía controlar y usar.
3. El futuro que estaba fuera de su control, no tenía
importancia.

III. Obtenía logros por sí mismo (vv. 31, 32, 34). .


1. La primogenitura era un derecho dado por la sociedad.
2. El pacto era un regalo de Dios.
3. Esaú menospreció lo que él mismo no hubiera podido
lograr. (Gen. 25:34) “34 Entonces Jacob dio a Esaú pan y del
guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así
menospreció Esaú la primogenitura”.

Conclusión: Todas nuestras acciones y decisiones están guiadas por los


valores que adoptamos. Desechemos los valores egoístas y arrogantes de Esaú
y apropiémonos de los valores que Jesucristo les enseña a sus discípulos.
VALOR ESPIRlTUAL DEL PERDON
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que practicar el perdón te hace
merecedor del perdón, especialmente te libera de la ira, el enojo y la tristeza.
Cita Bíblica: Génesis 50:16-21.
Introducción: Una de las cosas más difíciles en la vida es perdonar. José
demostró la grandeza de su alma sabiendo perdonar. Hagamos realidad en
nuestra vida la oración modelo que nos pide que perdonemos a nuestros
deudores (Mat. 6:12).

José perdonó a sus hermanos:

I. Confrontándose con ellos (vv. 16-18).


1. Los hermanos acudieron a él sin saber que era él. (Gen. 42:6-
8) “6 Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el
pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron
a él rostro a tierra. 7 Y José, cuando vio a sus hermanos, los
conoció; mas hizo como que no los conocía, y les habló
ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos
respondieron: De la tierra de Canaán, para comprar alimentos. 8
José, pues, conoció a sus hermanos; pero ellos no le conocieron”
2. El los recibió y los escuchó. (Gen. 50:16-18) “16 Y enviaron a
decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así
diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus
hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te
rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu
padre. Y José lloró mientras hablaban. 18 Vinieron también sus
hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por
siervos tuyos”.
3. Rehusó tomar el lugar de Dios y juzgarlos. (Gen. 50:19) “19 Y
les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?”

II. Reconociendo que Dios tenía un propósito (v. 20).


1. La acción de los hermanos fue para mal.
2. Dios uso esa acción para un propósito bueno. (Gen. 50:20)
“20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a
bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho
pueblo”.

III. Decidió hacerles bien (v. 21).


1. Desechó toda venganza o castigo (teniendo poder).
2. Les aseguró sustento presente y futuro. (Gen. 50:21) “21
Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a
vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón”.

Conclusión: ¡Que hermoso ejemplo nos da José al perdonar a sus hermanos


y hacerles bien! Decidamos practicar el perdón en todas las esferas donde nos
toque actuar recordando que Dios nos perdonó en Cristo.
YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA
VIDA
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que Jesús es un camino para
ser andado, una verdad para ser creída y una vida para ser vivida.

Cita Bíblica: Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la


vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Introducción: Jesús fue llamado con frecuencia maestro. Lo cual no
solamente era el resultado de sus profundas y transformadoras enseñanzas sino
también de la sencillez con la cual las presentaba. Él utilizaba ejemplos que
tomaba de la vida diaria de las personas. Por ejemplo, en esta ocasión utilizó
ilustraciones que todos conocían. Cuando habló de camino, verdad y vida
todos los que le escuchaban entendían de qué estaba hablando. ¿Quién no sabe
lo que es un camino? ¿O la diferencia entre verdad y mentira? ¿O la diferencia
entre vivo y muerto? Sus enseñanzas eran tan sencillas que hasta los niños
podían entenderlas y por ello le seguían entusiasmados. Todo eso el Señor lo
hacía con la finalidad de que las personas pudieran conocerlo.
CUERPO

1- Jesús es el camino. 
Vivimos en un mundo en el que siempre han existido muchas expresiones
religiosas. El ser humano se esfuerza por encontrar a Dios y ese intento idea
nuevos caminos. Esto puede llevar a las personas a la confusión ya que hay
muchos ofrecimientos religiosos y todos dicen ser verdaderos. Las personas
no saben con exactitud cuál es el camino correcto que deben tomar. Sin
embargo, el Señor Jesús no solamente nos indica cuál es el camino sino que va
y se presenta así mismo el camino: "Yo soy el camino". Ningún otro líder
religioso se atrevió a decir que era el camino. Pero Jesús es el único que con
toda certeza afirma ser el camino. Además, él asegura que como camino
nuestro destino está asegurado. Quien camina por este camino que es Jesús,
llegará al Padre. Los otros caminos que han fabricado llevan a un destino
incierto. Pero, Jesús es un camino que posee garantía de llevarnos a Dios.

2- Jesús es la verdad.
La mentira es muy frustrante, por eso es que las personas desean conocer
siempre la verdad. La gente quiere saber la verdad científica, la verdad de las
noticias, la verdad política. Y si es importante exigir la verdad en esos campos
cuando más no deberá hacerse cuando está en juego la eternidad. No podemos
permitirnos ser engañados en algo tan esencial. Pero, la verdad no es difícil de
encontrar. Jesús dijo: " Yo soy... la verdad". Nuevamente el Señor no
solamente vino a enseñar la verdad sino que aseguró que él mismo es la
verdad. Cuando se afirma que algo es verdadero se está separando de lo que es
mentira. Si Jesús dijo que es la verdad, entonces, todo lo demás es falso. No
hay más verdad que Jesús. Esa parece ser una afirmación muy radical y
aventurada. Pero, sabemos que Jesús es la verdad porque todo lo que dijo
resultó ser correcto. Incluso, él dijo que resucitaría y es la única persona que
se ha levantado de entre los muertos. Las enseñanzas de Jesús son tan ciertas
que después de dos mil años continúan teniendo validez y siguiendo siendo
recibidas y amadas por millones alrededor del mundo. 

3- Jesús es la vida. 
Sin duda que la vida es lo que el ser humano más aprecia. Prueba de ello es el
afán que existe por cuidar la salud, alimentarse correctamente y hacer algún
tipo de ejercicio. Es todo un esfuerzo por evitar todo aquello que puede
acercar al humano a la muerte. Pero no se trata solamente de mantenerse vivo.
La gente desea vivir y vivir bien. Es decir, disfrutando de la mejor calidad de
vida que se pueda tener. Esa aspiración por vida abundante viene del hecho de
ser creados para la eternidad. Precisamente por eso es que Jesús vino y se
presentó a sí mismo como la vida: "Yo soy... la vida". Otra vez Jesús no se
limitó a indicar la forma de tener vida sino que él mismo se presentó como la
vida misma. Quien tiene a Jesús tiene la vida, quien no tiene a Jesús no tiene
la vida. La vida de Dios se nos ofrece gratuitamente por medio de su hijo.

APLICACIÓN
Jesús se presenta como el camino, la verdad y la vida. Como camino él es el
único que nos puede conducir a Dios y quien estará a nuestro lado día y noche.
No hay manera que él nos abandone en este andar pues él es el camino.
Además, Jesús es la verdad. Ya no es necesario buscar más, él ha demostrado
que todo lo que hizo y dijo fue muy verdadero. La prueba de los siglos no ha
logrado desmentir ninguna de sus enseñanzas. Por el contrario, sus palabras
son siempre ciertas y valoradas. Finalmente, Jesús es la vida, quien nos libra
de la muerte. Tanto de la muerte, de una vida inútil, como de la muerte eterna.
Por estas razones él es la única opción de salvación. Él dijo: "nadie viene al
Padre, sino es por mí". Fuera de él no hay manera de llegar a Dios. 

JESÚS ES EL "YO SOY"


Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos y amigos que conocer quien
es Jesús es recibir la vida eterna.

Cita Bíblica: Juan 8: 23-28 “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de
arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso os dije
que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros
pecados moriréis. Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les
dijo: Lo que desde el principio os he dicho. Muchas cosas tengo que decir y
juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de
él, esto hablo al mundo. Pero no entendieron que les hablaba del Padre. Les
dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces
conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me
enseñó el Padre, así hablo”.
Introducción: El pasaje que hoy se nos considera nos presenta un diálogo que
Jesús sostuvo con los líderes religiosos de su época. Se debe notar la clara
diferencia que el Señor hace entre "yo" y "vosotros". Existía una distancia
entre lo que Jesús era y lo que eran el resto de los seres humanos. Los orígenes
son diferentes, de ellos él decía: "Vosotros sois de abajo ... vosotros sois de
este mundo". Pero de sí mismo decía: "... yo soy de arriba ... yo no soy de este
mundo" (v. 23). La naturaleza de cada uno está determinada por su origen. Por
la misma razón, quienes son de la tierra no saben quién es Jesús. No obstante,
él vino a la tierra con el propósito de darse a conocer.
CUERPO
1- Si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. 
Jesús vino para que los seres humanos lo conociéramos. Por eso es que él se
dio a la tarea de explicar quién era. Él no era un simple humano y tampoco un
profeta. El conocerlo a él es tener la vida. Por lo contrario, no conocer su
naturaleza es mantenerse en pecado. "Por eso os dije que moriréis en vuestros
pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis" (v. 24)
Al usar la expresión "yo soy" Jesús estaba usando el nombre de Dios reveló se
sí mismo en el Antiguo Testamento (Éxodo 3:14). Con ello él quería dar a
entender que la vida, la salud y todas las bendiciones se encuentran en él.
Pero, los judíos no querían creerle. Al rechazarlo estaban dando la espalda al
único camino de salvación y, por ello, él les decía: "en vuestros pecados
moriréis". 

2- ¿Tú quién eres? Jesús resultaba ser un enemigo para


los judíos. Ellos sabían que él no era un hombre ordinario y, sin embargo,
se negaban a aceptar que él era quien decía ser: nada menos que el dador de
vida. Eso Jesús se los dijo muchas veces pero ellos no querían comprenderlo.
"Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el
principio os he dicho" (v. 25). No era que Jesús no quisiera decirles quien era.
Ellos eran los que no querían creer lo que desde el principio él había dicho. De
igual manera, quienes hoy en día se niegan a creer en el hijo de Dios lo hacen
por dureza, no porque nunca hayan escuchado quién es Jesús. Desde hace
muchos años se ha venido anunciando la vida nueva que hay en Jesús. Es
necesario poner más atención a lo que oímos.

3- Conoceréis que yo soy. 


El deseo de Jesús de revelarse a los seres humanos fue tan intenso que lo
condujo a la muerte. Dado que todas las palabras y obras que hizo en su vida
no fueron suficientes para que los hombres creyeran en su verdadera
identidad, decidió ir a la muerte. "Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis
levantado al Hijo del hombre, entonces conoceréis que yo soy" (v. 28). Al usar
la expresión "cuando hayáis levantado" el Señor se refería a ser levantado en
la cruz. Los judíos le ayudarían en su viaje hacia arriba, por matarlo. Entonces
es cuando reconocerían su verdadera identidad, la cual, se revelaría por su
resurrección. Un hecho que mostraría que él era el "yo soy" que había
afirmado. La resurrección fue la gran prueba de que él era Dios.
APLICACIÓN
Las personas pueden tener mil ideas sobre quién es Jesús. Las opciones
pueden ser tan variadas como variada es la imaginación humana. Pero lo que
realmente importa es quién dice Jesús que es él en realidad. En ese reconocer
su verdadera identidad se encuentra la calve para el perdón y la vida. Es una
cuestión que va más allá de opiniones y que tiene que ver con reconocer y
creer a sus palabras. Jesús es Dios hecho carne y él vino con el fin de
mostrarnos una forma diferente de vida. Cuando creemos que él es el salvador
y seguimos su ejemplo nos convertimos en sus discípulos. Es cuando somos
salvados. Hoy es el momento para creer en Jesús, en el "yo soy" y tener vida
eterna. 

EL PRIMER ASESINATO
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que a través de Jesucristo
podemos tener las relaciones correctas con Dios y con el prójimo para no
cometer asesinatos.

Cita Bíblica: Génesis 4:3-10 “Tiempo después. Caín presentó al Señor una
ofrenda del fruto de la tierra. Abel también presentó al Señor lo mejor de su
rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a
Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su ofrenda. Por eso Caín se
enfureció y andaba cabizbajo. Entonces el Señor le dijo: «¿Por qué estás tan
enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la
frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista
para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.» Caín habló con su hermano
Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató. El
Señor le preguntó a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? lo sé—respondió—.
¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano? ¡Qué has hecho!—exclamó
el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia”.
Introducción: El pasaje que hoy se ha leído nos relata el primer asesinato que
se cometió en la historia. Lo más triste de todo es que se trató de una persona
asesinando a su propio hermano. A partir de ese primer homicidio, la violencia
se extendió en la humanidad y dio paso a todos los demás asesinatos.
Posteriormente, se dieron las primeras guerras y así la muerte hizo de las
suyas entre los seres humanos. Cuando alguien mata a otra persona se
manifiesta la parte más oscura de la naturaleza humana. El hombre se
convierte en esclavo de Satanás. El pasaje es importante porque nos muestra
las razones por las que se puede llegar a matar.

CUERPO

1- Caín no tenía una buena relación con Dios.


Toda persona que mata lo hace porque se encuentra alejada de Dios. El relato
nos dice: "Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así
a Caín ni a su ofrenda" (v. 4 y 5). ¿Por qué a Dios no le agradó la ofrenda de
Caín? Porque era una ofrenda de frutos de la tierra. En ese sacrificio no
había derramamiento de sangre como Dios lo había pedido. Pero la insistencia
de Caín en ofrecer culto a su gusto demuestra que Dios no ocupaba el primer
lugar en su vida. Él estaba más interesado en agradarse a sí mismo que en
agradar a Dios. Cuando el ser humano no tiene una buena relación con Dios es
capaz de hacer cualquier locura. Las personas que cometen asesinatos lo hacen
porque hace mucho tiempo se alejaron de Dios. Pero él siempre está
esperando hasta al más grande pecador, siempre y cuando tenga
arrepentimiento sincero.

2- Caín no tenía una buena relación con su hermano.


A partir de la aceptación que Dios hizo de la ofrenda de su hermano, Caín se
llenó de envidia y de enojo. "Caín se enfureció y andaba cabizbajo. Entonces
el Señor le dijo: ¿Por qué estás enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si
hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo
el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante tú
puedes dominarlo" (v. 5-7). El Señor le advirtió a Caín que si él
seguía guardando resentimiento contra su hermano el pecado terminaría por
atraparlo como una fiera. Lastimosamente, Caín no puso atención a las
palabras de Dios y permitió que su odio continuara creciendo hasta que se
convirtió en esclavo de su propia amargura. Debemos ser muy cuidadosos con
nuestro corazón y no permitir que se llene de odio. Es importante aprender a
solucionar los conflictos con otras personas de manera civilizada y sabia.

3- Caín no le dio valor a la vida humana.


Caín, sin hacer caso a Dios, descargó su ira contra su hermano matándolo a
golpes. La acción de Caín fue total desprecio a la imagen de Dios que estaba
en su hermano. Después, Dios le pidió cuentas cuando le preguntó: "¿Dónde
está tu hermano Abel? - No lo sé - respondió -. ¿Acaso soy yo el que debe
cuidar a mi hermano?" (v. 9). En su respuesta llena de molestia Caín expresó
que, en verdad, Dios debió haber sido quien cuidara a su hermano y no él.
Dios espera que nos protejamos y nos cuidemos los unos a los otros. Solo el
ser humano puede entender el valor que tiene la vida de su prójimo y debe ser
defensor de ella. El cristiano nunca debe estar a favor de la muerte.

APLICACIÓN
Aunque Abel había sido asesinado su vida no estaba extinguida. Dios dijo:
"Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia" (v. 10). El valor de
la vida es tan grande para Dios que un asesinato nunca es el final del asunto.
Para Dios, todavía queda el reclamo de la justicia por cada vida que no fue
respetada y protegida. Al final de los tiempos, el Señor cobrará cuentas a
todos aquellos que cometieron homicidios. Es por eso tan importante el
aprender a suprimir del corazón los sentimientos de amargura, enojo y
venganza. Aunque a veces eso puede parecer difícil, es posible con la ayuda
de Dios. Eso implica la necesidad de arrepentirse de haber acumulado tanto
odio en el corazón. Rindiéndose al Señor Jesús se puede encontrar la
verdadera paz.
LA LOCURA DE LA PREDICACION
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que el mensaje de la salvación
es para los humildes.

Cita Bíblica: 1 Corintios 1:18-21 “Porque la palabra de la cruz es locura a


los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el
entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios
la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no
conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes
por la locura de la predicación”.
Introducción: Pablo dedicó un tiempo especialmente prolongado para
evangelizar en Corinto. Esta era una ciudad dentro de Grecia. Los griegos
siempre destacaron por su cultura, su filosofía y su interés en alimentar su
intelecto. Entre ellos era tradicional la búsqueda de la sabiduría. Ellos
pensaban que ese era el camino para la plena realización humana.
A pesar de ello, cuando Pablo llegó para anunciar el evangelio de Jesús, lo
hizo de la manera más sencilla posible. Los corintios esperaban una enseñanza
de acuerdo con sus criterios de lo que era la sabiduría. Pero el anuncio de
Pablo resultaba ser simple y fácil de entender. Era tan sencillo que los
corintios lo clasificaron como locura. Pero para Pablo esa locura, era la clave
de la salvación que Dios había preparado para todos los pueblos.

CUERPO

1- El escándalo de la cruz.
El mensaje que Pablo predicaba era el de un salvador que había muerto
crucificado. Pero, desde el punto de vista humano, ¿Cómo es posible que
alguien pueda ser el salvador si ha muerto? La lógica humana dice que quien
salva a los demás debe ser invencible. Como la idea que se tiene de los
superhéroes, que nunca son derrotados. Pero este salvador que Pablo
anunciaba había sido muerto, y con la muerte más vergonzosa: la de la cruz.
Esto es lo que llevaba a los corintios a pensar que tal mensaje era una
completa locura. El apóstol ni siquiera se perturbaba porque llamaran al
evangelio locura.

Más bien lo ratificaba al decir: “Porque la palabra de la cruz es locura a los


que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios” (v. 18). Pablo no se avergonzaba de aceptar que se le llamara locura a
su predicación, porque en esa misma paradoja se encontraba la base de la fe.
De manera que el evangelio es locura, pero para quienes se pierden, para
quienes no lo comprenden. Pero, para quienes sí lo han comprendido
correctamente, es una prueba del poder de Dios. Es verdad que Jesús murió,
pero con esa muerte completó el sacrificio por los pecados de su pueblo.

2- Dios ha enloquecido la sabiduría del mundo.


Al dar a conocer su verdad salvadora, Dios no lo hizo a través del método
humano del conocimiento. La salvación se entiende por medio de la fe. El
método científico sirve para comprender muchos fenómenos naturales, pero
pretender que va a explicar todas las cosas es una forma de fundamentalismo.
La sabiduría humana no puede explicar todas las cosas, algunas de ellas deben
ser comprendidas desde otros puntos de vista que escapan o hasta contradicen
la lógica natural. La salvación de Dios se comprende por medio de la fe como
elemento fundamental. La sabiduría humana nunca puede captar la verdad del
evangelio. “Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y
desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio?
¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha
enloquecido Dios la sabiduría del mundo?” (v. 19-20). Ni los sabios, ni los
entendidos, ni los escribas, ni los disputadores alcanzaron la revelación de
Dios. Porque la salvación se revela solo por la fe.

3- La locura de la predicación.
Ya que los sabios no quisieron comprender el mensaje de la salvación, Dios
decidió dejarlos de lado y continuar presentando una enseñanza sencilla para
las personas de buena voluntad. “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el
mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación” (v. 21).

Si el mensaje del Cristo crucificado es locura para el mundo, pues, no importa,


con esa locura es que las personas humildes han creído y seguirán creyendo
para su salvación. La sabiduría no es el camino para alcanzar la vida, porque
el intelectualismo envanece y hace a las personas empecinadas en su propia
opinión. En cambio, los que son mansos y humildes no tienen dificultades
para recibir la verdad de Dios con un corazón de niño.

APLICACIÓN
La verdad de que Jesús murió crucificado es entendida como una derrota por
el mundo. Pero para los humildes es una victoria, la victoria de la crucifixión.
Para el mundo es una locura, para los creyentes es la salvación poderosa de
Dios. Lo importante con respecto a nosotros es que nos permite hacer un
examen sincero para saber si nos encontramos en el lado de los duros de
corazón, o, por el contrario, del lado de los que reciben la predicación con
sencillez. Es mejor ser humildes ante el Señor, pues él resiste al soberbio, pero
le muestra su favor a los que son como niños.
POR GRACIA SOMOS SALVADOS
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los AMIGOS que la salvación se recibe por
la gracia de Dios, sin las obras.

Cita Bíblica: Efesios 2:8-10 “Porque por gracia sois salvos por medio de la
fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas”.
Introducción: Los versículos que se han leído hoy presentan un estupendo
resumen del plan de salvación de Dios para los seres humanos. En la medida
que el pueblo de Dios va comprendiendo la redención, se hace posible
sintetizar las ideas principales. Esta es una habilidad que la iglesia adquirió
con el paso del tiempo y con la enseñanza insistente sobre la gracia de Dios.
La combinación de esos elementos hizo posible que se pudiera elaborar este
tipo de resúmenes que eran perfectamente entendibles para los cristianos.
Aprovechemos entonces la facilidad didáctica que un pasaje así nos brinda y
extraigamos la riqueza de enseñanzas que contiene.

CUERPO

1- Todo es por gracia.


La primera gran verdad sobre la salvación es que se trata de un don de la
gracia de Dios. Al hablar de gracia, se hace una referencia directa a que la
salvación es una obra iniciada y completada por Dios. El ser humano solo es
un receptor del favor salvador de Dios. Esta idea es básica y, sin embargo,
difícil de aceptar por personas que están acostumbradas a pensar que la
salvación es el resultado del mérito humano. Pero ante esa idea rebelde, la
palabra de Dios afirma: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y
esto no de vosotros, pues es don de Dios” (v. 8). La frase es contundente al
afirmar que la salvación es por gracia, por la fe. Pero, no solo eso, sino que
también afirma que esa fe ni siquiera es producto de la voluntad o esfuerzo
humano, es un don, un regalo, que Dios entrega. De manera que el pecador
resulta ser un receptor completamente pasivo de la salvación. Ni siquiera pone
el creer, porque la fe es un don de Dios. Entonces, si la salvación es por gracia
y la fe la entrega Dios, ya no queda nada que el ser humano pueda hacer. La
obra completa de la salvación es divina y se recibe solo por misericordia.

2- No por las obras.


A pesar de que la afirmación del versículo anterior es contundente y clara, la
carta agrega todavía: “no por obras, para que nadie se gloríe” (v. 9). Es una
reafirmación para que se comprenda que la salvación no es por obras. No hay
nada que el ser humano pueda hacer para salvarse, no necesita agregar nada
más. Es un error y un desprecio a la gracia de Dios el insistir en que se debe
completar la salvación por medio de las buenas obras. En el fondo, es una
renuencia para darle toda la gloria a Dios y un esfuerzo por figurar en la obra
de salvación.

Pero la verdad de Dios sigue inconmovible: la salvación es por gracia, no por


la obras. Además, se asegura que esto es así “para que nadie se gloríe”. A la
base de todo esto se encuentra el orgullo. Pues es este el que impide aceptar la
realidad: que Jesús hizo todo lo necesario al morir en la cruz. Nunca será
suficiente el repetir que la salvación no es por obras, porque el orgullo es
difícil de vencer. Será necesario seguir insistiendo hasta el final de los tiempos
que toda la gloria por la salvación le corresponde a Dios. Pues es el quien hace
todo. El ser humano solo es un receptor pasivo. No es por obras, es por gracia,
por medio de la fe, y aun esta es un regalo de Dios.

3- Creados para buenas obras.


La preocupación principal con la salvación por gracia es que se cree que, si las
cosas son asi, los creyentes se verán impulsados a vivir de manera
desordenadas. Pero, tal idea, solo se produce cuando no se ha entendido
correctamente el evangelio. La escritura dice: “Porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas” (v. 10). Cuando la persona es
salvada por la gracia, se produce en ella el nuevo nacimiento.

Entonces es cuando se recibe una nueva naturaleza que nos da la capacidad de


poder hacer las obras que a Dios le agradan. Pero, esas obras no tienen el
propósito de salvarnos. La salvación es un asunto que se completó cuando
Jesús murió en la cruz. Las obras que la nueva naturaleza produce son porque
ya se recibió la salvación, ya se es una nueva criatura. No son obras para ser
creados de nuevo, sino que fuimos “creados…para buenas obras”

APLICACIÓN
La salvación es por gracia, sin las obras. Se recibe por medio de la fe y, aun
esa fe, es un regalo que Dios entrega a sus elegidos. Solo debemos recibir la
salvación de Dios. Una vez salvados, vienen las obras. Pero no para ser
salvados sino porque ya fuimos salvados. Las obras son solo el adorno que
Dios permite en la vida de aquellos que fueron salvados por la fe. Hoy es el
día adecuado para recibir la salvación gratuita que Dios ha preparado.
Recíbala por la fe.
ÉL LLEVÓ NUESTROS PECADOS
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que por el sacrificio de Jesús
podemos vivir para la justicia y ser sanados.

Cita Bíblica: 1 Pedro 2:24-25 “(Cristo) quien llevó él mismo nuestros


pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos
a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25
Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al
Pastor y Obispo de vuestras almas”.
Introducción: El sacrificio de Jesús fue completo. No hubo ningún elemento
que quedara sin redención en su sacrificio. Esa salvación completa nos
permite tener libertad delante de Dios. Podemos llegar a su presencia y recibir
sus favores sin nada que lo impida. La reconciliación en la muerte de su hijo
fue completa. Pero, además, suficiente. No hay nada más que se deba añadir.
Los esfuerzos humanos salen sobrando pues se trata de una obra que él inició
y completo. Esa es la base del evangelio que hoy se proclama: que en su hijo
hay perdón y reconciliación completa. Ya salvados de la condenación
podemos ahora agradarlo y practicar la justicia. Estas verdades esenciales del
evangelio son las que ahora se exponen en el pasaje que corresponde
considerar.

CUERPO

1- Llevó nuestros pecados en el madero.


La salvación se basa en el ofrecimiento del Hijo de Dios como sacrificio
sustitutorio. Todo gira alrededor de su mérito. Por eso, la Escritura afirma de
él que: “… llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia” (v. 24). El
sentido de la encarnación del Hijo de Dios fue la de poder cargar con nuestros
pecados.

Para que pudiera redimir a los seres humanos, fue necesario que él también se
hiciera humano. Su cuerpo físico vino a ser la propiciación por nuestros
pecados. De allí la afirmación de que él llevó nuestros pecados en su cuerpo.
No podía ser de otra manera, su humanidad fue la base para que pudiera tomar
la carga de nuestros pecados. Todo ese peso lo llevó hasta ser clavado en la
cruz. Su condena fue la base para nuestra reconciliación. Al morir en la cruz,
morimos con él y así, nos encontramos muertos para el pecado. No obstante,
vivimos para hacer lo correcto. En Jesús fueron crucificadas nuestras pasiones
y rebeliones. Ya librados de la maldad somos libres para vivir tal como a Dios
le agrada.

2- Completa salvación en Jesús.


Habiendo sido crucificados nuestros pecados en el cuerpo de Jesús, se abrió la
oportunidad para recibir la vida. Tal como lo afirma la Escritura: “y por cuya
herida fuisteis sanados” (v. 24). Al leer esta frase, normalmente se aplica a la
salud que Jesús conquistó para su pueblo. Se refiere, por supuesto, a una salud
de carácter sobrenatural. Es la base para la sanación que se produce por medio
de la oración.

Existen muchos testimonios verdaderos que confirman la verdad de que por


sus heridas fuimos sanados. Pero, no hay que perder de vista que la frase no
solo se refiere a la salud física de los creyentes. El concepto de sanación es
mas amplio e incluye la sanación espiritual y mental. Muchas personas
lograron obtener alivio de sus preocupaciones, temores y traumas por el
sacrificio de Cristo. La sangre que él derramó en la cruz posee poder real. Un
poder que, de la misma manera que puede sanar un cuerpo, puede también
restaurar el corazón herido. Puede liberar de la depresión crónica, ansiedades,
fobias y todo tipo de perturbaciones. Desde el punto de vista espiritual
también podemos ser iluminados y recibir sabiduría para encontrar la paz.
Todo eso, cuando fuimos sanados por sus heridas.

3- Acogidos por el amor de Dios.


El versículo anterior habla de la provision de Dios en el sacrificio de Jesus.
Esa provision es necesaria dado que el hombre se encuentra en una condición
de perdición. Eso se reafirma en el siguiente versículo: “Porque vosotros erais
como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de
vuestras almas” (v. 25).

La figura de las ovejas descarriadas era muy conocida por los lectores de esta
carta, dada su proximidad a esos animales. De la misma manera que una oveja
descarriada del rebaño se encontraba en peligro inminente, toda persona que
vive lejos de Dios también se encuentra perdida. Pero, de la manera que el
pastor va en busca de su oveja, Dios fue en busca del pecador extraviado y
puso a su disposición el sacrificio de Jesús en la cruz. Por ese sacrificio es que
ahora podemos volver al pastor y obispo de nuestras almas. Jesús es el buen
pastor que nos recibe y conforta después de volver de una vida de pecado y
desobediencia.

APLICACIÓN
El amor de Dios se manifestó cuando fue en busca de sus ovejas descarriadas.
Al encontrarlas, estaban en una condición de rebelión y todo tipo de heridas.
Pero Dios acoge a los suyos con misericordia y les da vida y sana sus heridas.
En Jesus tenemos una salvación completa. Esa salvación se recibe al creer que
es verdad que él hizo todo lo que se necesitaba para que podamos ser sanados.
Hoy es el momento correcto para reconocer que sin él no podemos tener
plenitud de vida. Se hace necesario reconocer que se ha pecado y recibirlo a él
como Salvador. Al hacerlo, podremos vivir para la justicia y por su herida ser
sanados.
JESUS PERDONA LOS PECADOS
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los amigos que el perdón de los pecados se
recibe cuando se los reconoce.

Cita Bíblica: 1 Juan 1:8-10 “Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado,
le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.
Introducción: El pecado es un tema que se encuentra con mucha frecuencia
en las Escrituras. Se entiende por pecado todo acto o intención que va en
contra de la voluntad de Dios. Pecado no son solo las acciones externas
visibles sino también las ideas o deseos internos que van en contra de lo que
Dios desea. El problema fundamental del pecado es que produce la muerte.
Pero, siendo tan dramática su paga, el ser humano vive en una condición de
práctica del pecado constante. Eso es así porque el pecado tiene su base en el
egoísmo y la naturaleza humana, que es muy complaciente con el yo. Además,
el mundo y satanás son elementos que también participan en la incitación
hacia lo malo. Toda persona que desea tener una buena relación con Dios
tendrá que bregar con el problema del pecado. Por dicha, las Escrituras
señalan el camino por el que se puede ser libre del pecado. Veámoslo en el
pasaje de hoy.

CUERPO

1- El ser humano se encuentra en pecado.


El primer paso para resolver el problema del pecado es reconocer que lo
tenemos. Cuando una persona va en busca de ayuda con un médico, lo
primero que necesita es reconocer que se encuentra enferma, de igual manera,
para resolver el problema del pecado lo primero que se necesita es reconocer
que se tiene “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros” (v. 8). La realidad de la criatura
humana es que nació en pecado y toda su vida está rodeada por la práctica de
diversas desobediencias. Afirmar que no se tiene pecado es un pecado más,
pues no hay persona que hable verdad al aseverar tal cosa.

Las escrituras sentencian que no hay justo ni aun uno y bajo esa palabra todos
quedamos encerrados bajo pecado. No debemos engañarnos pensando que
estamos libres del pecado., tampoco debemos alejarnos de la verdad. Dios ha
declarado con fuerza que todos han pecado, en consecuencia, todos participan
del mismo problema. La realidad no deja de existir por negarla. La persona
puede negar insistentemente que ha pecado, pero eso no cambiará la realidad
de su culpa. Es un acto de humildad el aceptar la verdad. Al hacerlo,
preparamos el camino para el perdón.

2- El reconocimiento del pecado.


Al contrario de negar el pecado, lo que la Escritura recomienda es
reconocerlo. Al aceptar su realidad se ha dado un paso esencial para el perdón
de Dios. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (v. 9). Confesar significa
reconocer sinceramente que se ha pecado. Dios desea honestidad a la hora de
reconocer la realidad espiritual. En lugar de una lucha inútil tratando de negar
que se ha pecado, el ser humano debe aceptar ampliamente que ha dado la
espalda a Dios y se ha rebelado.

Cuando existe ese reconocimiento, se está adoptando la actitud humilde que el


Señor desea de su pueblo. Solo quienes se confiesan necesitados son los que
son ayudados. Al momento de confesar, se nos dice que Dios será fiel y justo
para perdonar. Dios tiene toda la voluntad de perdonar los pecados, pero no
ayudará a quien ni siquiera reconoce que ha pecado. Si una persona se niega a
reconocer que ha pecado, permanecerá en su culpa. En cambio, quien
reconoce que ha pecado, será perdonado. Ese perdón de Dios viene como
resultado de aceptar su verdad. Es aceptar la realidad del pecado y la
necesidad que se tiene de perdón. No importa si incluso son maldades las que
la persona ha cometido. Si hay un pleno reconocimiento de ellas, con
seguridad se recibirá el perdón del Señor.

3- El testimonio de Dios es verdadero.


El negar el pecado no es un asunto que solo tiene que ver con el orgullo de la
persona, también tiene mucha relación con la manera como se entiendo la
naturaleza de Dios. “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él
mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (v. 10). Quien no reconoce
haber pecado hace a Dios mentiroso, pues es él y su palabra quienes dicen que
todo ser humano ha pecado.

Quien pretende salirse con la suya negando su responsabilidad, solo logra


hacer a Dios mentiroso y manifestar su rechazo a su palabra. Todo el asunto es
sencillo: se reduce a reconocer la necesidad propia. Es muy sencillo, pero en
realidad, difícil de lograr porque va en contra del orgullo humano. Ese orgullo
que le impide reconocer su fracaso personal e implorar por la ayuda del Dios
de la misericordia.

APLICACIÓN
El problema del pecado tiene una solución sencilla: es necesario confesarlo
delante de Dios. Al hacerlo el muestra su misericordia otorgando el perdón.
Hoy es importante preguntarse si nuestros pecados han sido perdonados. El
camino está delante de nosotros, solo debemos reconocerlo y arrepentirnos. En
su bondad el Señor nos recibirá en sus brazos de misericordia.
Dios envió a su hijo para que vivamos
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los amigos que Dios envió a su Hijo a
salvarnos, por su gran amor hacia nosotros.

Cita Bíblica: 1 Juan 4:9-12 “En esto se mostró el amor de Dios para con
nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que
vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en
propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así,
debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a
Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor
se ha perfeccionado en nosotros”.
Introducción: La salvación no se reduce solo a escapar de la condenación
eterna, también tiene que ver con recibir una vida plena. Dios no se conforma
con solo salvarnos de la perdición, él desea que participemos de su vida. La
vida de Dios es la forma de existencia más completa y satisfactoria. Uno de
los aspectos de esa plenitud tiene que ver con ser participantes de la naturaleza
divina. La salvación de Dios no solo es futura sino presente. Ahora debemos
comenzar a vivir de acuerdo con el modelo de Dios, quien es nuestro Padre.
Por tanto, las personas que han sido redimidas muestran en sus vidas que la
salvación les ha alcanzado. Eso se manifiesta en sus relaciones con Dios y con
el prójimo.

CUERPO

1- Dios envió a su Hijo para que en él tengamos el perdón


de pecados.
El amor de Dios por su pueblo tiene una manifestación concreta: el haber
enviado a su Hijo. “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en
que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (v.
9). Dios no limitó su amor a solo palabras, o algunas promesas, él actuó y
envió a su Hijo para redimirnos. En esto fue él quien tomó la iniciativa: “En
esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en
que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados” (v. 10). El enviar a su Hijo de ninguna manera fue una recompensa a
nuestro amor.

Fue él quien nos amó primero y, por eso, nos entregó a su Hijo. La venida de
Jesús tuvo un propósito específico: “para que vivamos por él” (v. 9) y “en
propiciación por nuestros pecados” (v. 10). Jesús vino para darnos vida y
perdonar nuestros pecados. No tuvo la intención de condenar al mundo o
echarnos en cara nuestras maldades. Su venida fue en misericordia, porque su
plan era ofrecer perdón a quienes reconocieran que se habían extraviado. Ese
mismo plan continúa vigente.

2- La salvación se trasluce en la vida diaria.


La venida del Hijo de Dios tuvo como finalidad salvarnos del pecado, pero
también la de salvarnos de la manera vana de vivir. Jesús no solo vino como
cordero redentor, sino también como modelo de vida. Un modelo que se nos
pide imitar. “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros
amarnos unos a otros” (v. 11). El amor de Dios por su pueblo es el ejemplo
que los cristianos deben seguir.

Es un amor que no responde al favor ni al mérito de las personas, sino que es


un amor incondicional. Dios entrega su amor de manera generosa, nosotros
debemos también ser generosos en el amor que entregamos a los demás, aun
cuando no lo merezcan. De lo que se trata es de ser imitadores de Dios. Que
las personas puedan percibir la manifestación de Dios en nuestra forma de
relacionarnos con todos.

3- Dios se revela a través de nuestro amor por los demás.


La salvación que Jesus trajo no es solamente para quienes han creido ya,
todavía faltan muchas personas a quienes hay que anunciarles el mensaje de
salvación. Las personas han escuchado muchas veces las palabras del
evangelio, pero lo que necesitan y requieren son hechos. “Nadie ha visto
jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y
su amor se ha perfeccionado en nosotros” (v. 12).

Dios es inmaterial y no puede ser visto, por eso es importante que Dios se
manifieste de manera perceptible. Él lo hace dando a conocer su naturaleza, la
cual, es el amor. “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en
nosotros”, cuando los creyentes viven en amor con las demás personas dan a
conocer a Dios. El mundo no puede ver a Dios directamente, pero el amor de
los creyentes lo hace visible a todos. En la medida que el cristiano ama, su
amor crece y madura, así, su testimonio de Dios también se consolida.

APLICACIÓN
Las personas no pueden ver a Dios, pero si pueden ver las obras de amor que
los creyentes hacen. La verdadera fe no es la que consiste en ritos religiosos
sino la que se manifiesta en una vida transformada por el amor. Ese cambio
solo lo puede producir una sincera conversión al evangelio. Para tener esa
experiencia debe existir un reconocimiento de que se ha andado lejos de Dios
y buscar el perdón por medio del arrepentimiento. Al corazón humilde Dios
no lo desecha. Él siempre tiene misericordia del que es honesto y le busca con
sinceridad.
La más grande fe
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe se basa en la
autoridad que tiene la palabra de Jesús.

Cita Bíblica: Mateo 5:8-13 “5  Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un


centurión, rogándole,  6  y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa,
paralítico, gravemente atormentado.  7  Y Jesús le dijo: Yo iré y le
sanaré.  8  Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres
bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.  9  Porque
también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y
digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo
hace.  10  Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os
digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.  11  Y os digo que vendrán
muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y
Jacob en el reino de los cielos;  12  mas los hijos del reino serán echados a las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.  13  Entonces Jesús
dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado
en aquella misma hora”.

Introducción: El pueblo de Israel tenía la idea de que solo ellos, como pueblo
elegido, podían tener una verdadera fe en Dios. Consideraban que los gentiles
o paganos no podían tener una correcta relación con Dios por no ser los
elegidos. El mismo Señor Jesús expresó que él había venido por el pueblo de
Israel (Mateo 15:24). A pesar de eso, se dieron varios acontecimientos que
mostraron que para la fe no hay límites de nacionalidad. El pasaje de hoy es
un ejemplo que nos muestra esa verdad.

CUERPO

1- La necesidad que impulsa a buscar a Jesús.


Los centuriones eran oficiales del ejército romano a cargo de cien hombres.
Eran mandos medios que en el Nuevo Testamento son presentados como
personas correctas. “5  Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un
centurión, rogándole,  6  y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa,
paralítico, gravemente atormentado” (v. 5-6). El centurión tenía un esclavo
que estaba muy enfermo. El centurión le tenía mucho cariño y viéndolo
atormentado por su enfermedad no dudó en acudir a Jesús en busca de ayuda.
El solo hecho de buscar a Jesús era ya una expresión de fe. El centurión tenía
confianza en que el Señor podía hacer algo. Son las necesidades las que
impulsan a las personas a buscar la ayuda de Dios. Es una búsqueda de una
respuesta que va más allá de las posibilidades humanas. Esa búsqueda se basa
solamente en la confianza que se pone en la misericordia de Jesús. Ante eso, el
Señor no quedó indiferente: “7  Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré” (v. 7). 

2- La gran fe del centurión.


Con frecuencia la fe suele ser relacionada con las emociones, como algo que
se debe sentir. Pero, el centurión lo que tenía era una fe muy racional. r la
manifestación de Dios en nuestra forma de relacionarnos con todos.
“8  Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi
techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.  9  Porque también yo soy
hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a este:
Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace” (v. 8-9).
Acostumbrado a la vida militar el centurión sabía que la autoridad es
suficiente para que las cosas sean hechas. Él, como oficial, solo debía dar la
orden para que sus soldados la cumplieran. Por la misma razón, pensaba que
no era necesario que Jesús se molestara en ir hasta su casa, bastaba con que
diera la orden y eso sería suficiente. Su conclusión era muy lógica, no tenía
nada de emocional. La confianza en el Señor debe estar basada en entender
quién es él y lo que puede hacer.

3- Jesús maravillado.
Ante la respuesta del centurión Jesús quedó muy impresionado: “ 10  Al oírlo
Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun
en Israel he hallado tanta fe” (v. 10). Ni siquiera entre su pueblo el Señor
encontró una fe tan grande como la que el centurión mostraba. Mientras su
pueblo dudaba y rechazaba lo que él era, el hombre gentil creyó que el Señor
era poderoso por medio de un razonamiento bastante lógico. Además, anunció
que en el futuro muchas otras personas habrían de tener tanta fe como la del
centurión: “11  Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se
sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;  12  mas los
hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes” (v. 11-12). 

APLICACIÓN
Esos muchos que creerían a la manera del centurión eran las naciones gentiles,
las que no son judías. Esas personas que confían en el poder del Señor son
quienes, igual que el centurión, obtienen la respuesta que buscan:
“13  Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su
criado fue sanado en aquella misma hora” (v. 13). Hoy es nuestra hora para
recibir también la respuesta que necesitamos. Para eso es necesario recibir a
Jesús como salvador. Luego, solo debemos tener una confianza completa en
que él tiene todo poder y una sola palabra suya basta.
La confianza en Dios
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que de la misma manera que
Dios cuida de su creación lo hará con sus hijos.

Cita Bíblica: Mateo 6:25-34 “25 Por tanto os digo: No os afanéis por
vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo
más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan,
ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho
que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os
afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni
hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así
como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se
echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros,
hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o
qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas
cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”.

Introducción: La fe es un elemento clave para tener una buena relación con


Dios. Pero siendo tan importante, no todos los creyentes entienden con
claridad qué es la fe. Para decirlo en palabras sencillas, la fe consiste en tener
confianza. Tener fe en Dios es confiar en él. Tener fe en la palabra de Dios es
confiar en ella. Así, todo aquello en lo que confiamos es por un acto de fe. Los
humanos somos seres que confiamos mucho. Confiamos en lo que nos dice un
médico, un ingeniero o un economista. ¿Cuánto más no deberíamos confiar en
lo que Dios es y hace?

CUERPO

1- De lo mayor a lo menor.
Una de las cosas en que Jesús pidió que debiésemos poner nuestra confianza
en Dios es en lo que se refiere a las necesidades cotidianas. “25 Por tanto os
digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido?” (v. 25). Jesús dijo que no
deberíamos preocuparnos por lo que comeremos o vestiremos, deberíamos
confiar en que Dios nos dará esas cosas. La razón es de pura lógica: si Dios ya
nos dio el cuerpo, que es lo más complicado, ¿Cómo no nos dará el vestido? Y
si Dios ya nos dio la vida, que es todo un milagro, ¿Cómo no nos dará el
alimento? Si Dios ya nos dio lo que es mas ¿Cómo no nos dará lo que es
menos? Por tanto, debemos confiar en que Dios nos dará el vestido y la
comida, de la misma manera que nos ha dado el cuerpo y la vida. 

2- La naturaleza enseña a los hombres de poca fe.


Otro de los ejemplos que Jesús usó para justificar la confianza que debemos
tener en Dios para nuestra alimentación, son las cosas que podemos ver en la
creación. “26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis
vosotros mucho más que ellas?” (v. 26). “28 Y por el vestido, ¿por qué os
afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni
hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así
como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se
echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros,
hombres de poca fe?” (v. 28-30). Si Dios tiene cuidado de alimentar a las
aves y de vestir a las plantas ¿Cómo podrá fallar en alimentar y vestir a sus
hijos por quienes pagó un alto precio?.

3- Las prioridades de Dios.


La confianza o fe de que Dios suplirá a todo lo que necesitamos para vivir
consiste en poner un orden en nuestros intereses. Jesús explicó cómo debe ser
ese orden: “33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas.” (v. 33). Si nos enfocamos en trabajar
por el reino de Dios y su justicia, tendremos asegurado nuestro sustento. La
palabra de Dios dice que el obrero es digno de su salario (Lucas 10:7); sí
nuestro enfoque es el reino de Dios, él se encargará de recompensarnos. El
reino de Dios y su justicia tiene que ver con que la voluntad de Dios se haga
en la tierra, así como es hecha en el cielo. Trabajemos por corregir lo que está
mal en esta tierra y el Señor suplirá nuestro alimento y vestido. 

APLICACIÓN
La fe en Dios comienza con algo básico: colocar nuestra confianza en Jesús
para nuestra salvación eterna. Si podemos creer que él perdona nuestros
pecados, podremos también confiar que él nos sustentará. Hoy es el mejor
momento para creer en el con sinceridad. Es lo que debemos hacer hoy.
La fe se ve
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe debe ser más que
palabras y convertirse en acción.

Cita Bíblica: Mateo 9:1-8 “Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al


otro lado y vino a su ciudad.  2  Y sucedió que le trajeron un paralítico,
tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten
ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.  3  Entonces algunos de los
escribas decían dentro de sí: Este blasfema.  4  Y conociendo Jesús los
pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros
corazones?  5  Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son
perdonados, o decir: Levántate y anda?  6  Pues para que sepáis que el Hijo
del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces
al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.  7  Entonces él se
levantó y se fue a su casa.  8  Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a
Dios, que había dado tal potestad a los hombres”.

Introducción: Como se dijo anteriormente, las personas suelen relacionar la fe


con las emociones. Bajo esa idea conciben la fe como un éxtasis que debe ser
alcanzado para recibir las respuestas de Dios. Pero, como se ha visto, la fe
tiene que ver más con la razón que con las emociones. En la lección de hoy
también descubriremos que la fe tiene mucha relación con las acciones. Las
emociones no pueden ser vistas, pero las acciones sí. De esa manera es como
la fe se puede ver.

CUERPO

1- La fe que se ve.
En una ocasión le trajeron a Jesús una persona enferma: “2  Y sucedió que le
trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos,
dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados” (v. 2). Se
trataba de un hombre que estaba paralitico de tal manera que para
transportarlo debía ser llevado con todo y la estera sobre la cual reposaba.
Obviamente esto no podía hacerlo solo. Otras personas le ayudaron. Jesús vio
el esfuerzo de los amigos del paralitico que habían llevado al hombre hasta
donde él se encontraba. Nadie hace eso sino es porque tiene bastante
confianza en que Jesús podía hacer algo por el paralitico. A eso se refiere el
pasaje cuando habla de que Jesús vio la fe de ellos. La fe es una realidad
intangible, pero se manifiesta visiblemente por medio de las acciones. La fe de
estas personas se veía en el empeño que tomaron para llevar al hombre sobre
su estera. La fe se expresa y fortalece cuando actuamos en la dirección de lo
que hemos creído. Nuestras acciones fortalecen nuestra fe.

2- ¿Qué es más fácil decir?


Cuando Jesús vio la fe de los hombres que trajeron al paralitico les dio una
respuesta que no era la que esperaban: “2  Y sucedió que le trajeron un
paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al
paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados” (v. 2). Sin duda
que estas personas lo que querían era que el hombre fuera sanado de su
parálisis, pero Jesús se enfocó en el perdón de sus pecados. A los escribas les
resultó ofensiva la idea de que Jesús asumiera la autoridad para perdonar
pecados, sin necesidad de los sacrificios en el templo y sin necesidad de los
sacerdotes. A eso Jesús respondió: “¿Por qué pensáis mal en vuestros
corazones?  5  Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son
perdonados, o decir: Levántate y anda?” (v. 4-5). Claro que es más fácil
decir a cualquiera que sus pecados son perdonados, al final nadie sabrá si en
verdad le fueron o no perdonados. En cambio, decirle a un paralitico levántate
y anda, es mucho más difícil pues si eso no sucede quedará en evidencia la
falsedad de lo que se dijo. Eso era al mismo tiempo una explicación para los
hombres que habían cargado al paralitico, si Jesús podía sanar al enfermo era
porque en verdad sus pecados le habían sido perdonados.

3- Las recompensas de la fe.


Ya aclaradas las reglas Jesus se dispuso a actuar en respuesta a la fe, entonces
dijo: “6  Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la
tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma
tu cama, y vete a tu casa” (v. 6). La sanación del hombre seria la evidencia de
que sus pecados de verdad habían sido perdonados.  “7  Entonces él se levantó
y se fue a su casa” (v. 7). Jesús no solo demostró que tenía autoridad para
perdonar pecados sino también para sanar a los enfermos. Los hombres que
habían tenido la fe suficiente para llevar al paralitico se vieron recompensados
con la sanidad de su amigo y, como si fuera poco, con el perdón de sus
pecados. 

APLICACIÓN
Al ver al paralitico sanado y caminando hacia su casa causó una gran
conmoción: “Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había
dado tal potestad a los hombres” (v. 8). Esa es la bendición que Dios ha dado
a los hombres: que todo el que crea con una fe que actúa recibirá la respuesta
que busca. Hoy usted puede tener la respuesta a su necesidad espiritual
entregándose por entero a Jesús. Eso debe hacerse con una fe que actúa, que
no se queda solo en palabras. Esa es la fe que se ve, la que le agrada a Dios.
¿Por qué dudaste?
Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que las bendiciones de Dios
se alcanzan por medio de una fe que persevera.

Cita Bíblica: Mateo 14:28-33 “28  Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor,
si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.  29  Y él dijo: Ven. Y
descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a
Jesús.  30  Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse,
dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!  31  Al momento Jesús, extendiendo la
mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?  32  Y
cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.  33  Entonces los que
estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres
Hijo de Dios”.

Introducción: Jesús había estado enseñando a las personas durante todo el día.
Al atardecer, les pidió a sus discípulos que subieran a la barca y pasaran al
otro lado del lago mientras el despedía a la multitud. Ya de noche, el Señor
subió a una colina a orar. Pero a la media noche, se desató una fuerte tormenta
que amenazaba con hundir la barca. Sabiendo Jesús que sus discípulos estaban
en problemas fue a ellos caminando sobre las aguas. Al acercarse, ellos
pensaron que se trataba de un fantasma y tuvieron mucho más temor. Pero
Jesús trató de tranquilizarlos diciéndoles que era él. La noche y la tormenta no
permitían ver claramente si se trataba verdaderamente del Señor. Fue por eso
por lo que Pedro solicitó una prueba de que en verdad era él.

CUERPO

1- La confianza en el Señor Jesús.


La petición de Pedro fue esta: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti
sobre las aguas” (v. 28). La petición de Pedro puede resultar atrevida, y en
verdad lo era, pero hay algo especial en el fondo de eso. Pedro mostraba una
completa confianza en que para Jesús todas las cosas eran posibles. Si esa
figura en medio de la tormenta en realidad era Jesús, no tendría problemas en
hacer que él caminara también sobre las aguas. ¡Qué gran fe la que tenía
Pedro! Él estaba muy seguro de que, si se trataba de Jesús, de seguro
caminaría sobre las aguas. Entonces oyó la respuesta del Señor: “Ven. Y
descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús” (v.
29). Para quien cree, todas las cosas son posibles, incluso caminar sobre las
aguas. El Señor honró la fe de Pedro, quien creía que el Señor podía hacerlo
andar sobre las aguas. Y así fue, ahora se encontraba caminando sobre el lago.
Si la historia hubiera llegado hasta allí, Pedro se habría convertido en un héroe
de la fe. En un ejemplo para los creyentes de todos los tiempos.

2- La duda de Pedro.
La confianza que vale es aquella que podemos sostener hasta en los peores
momentos. “30  Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a
hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!” (v. 30). A pesar de que la fe
de Pedro era muy grande, las circunstancias le hicieron dudar. Los seres
humanos estamos llenos de errores y debilidades. Es muy fácil que podamos
abrigar dudas sobre el poder del Señor. La experiencia de Pedro nos enseña de
la importancia de mantener la confianza en todo tiempo. No solo cuando la
emoción nos embarga sino también cuando las tormentas se agudizan. “31  Al
momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca
fe! ¿Por qué dudaste?” (v. 31). Aun en el fallo de su discípulo, Jesús no lo
abandonó. Rápidamente extendió la mano y lo ayudó a salir del agua en la que
se hundía. Aun con nuestras fallas y dudas, el Señor no nos olvida. Siempre
estará a nuestro lado para rescatarnos en las horas más oscuras.

3- El poder de Jesús.
Al momento de hundirse Pedro estaba cerca de la barca, de manera que no fue
mucho lo que Jesús tuvo que sostenerlo. “32  Y cuando ellos subieron en la
barca, se calmó el viento” (v. 32). Jesús lo llevó hasta la seguridad de la
barca. Ya en ella, se produjo un nuevo milagro: la tempestad se detuvo. Con
eso quedaba demostrado el control que el Señor tenía de los elementos. No
hay tormenta real o figurada que escape al poder de Jesús. “33  Entonces los
que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente
eres Hijo de Dios” (v. 33). Los otros discípulos conectaron el fin de la
tormenta con la llegada de Jesús a la barca. Dos milagros habían ocurrido: el
caminar sobre las aguas y el fin de la tormenta. Por ese motivo, los discípulos
adoraron a Jesús y lo declararon Hijo de Dios. Él es el Señor del universo y
tiene todo poder en los cielos y en la tierra. Nuestra confianza no es en vano,
está colocada en aquel que todo lo puede. 

APLICACIÓN
Las dudas pueden echar a perder todo lo que podríamos recibir de Dios. Por
ese motivo, nuestra confianza en el Señor debe ser total y perseverante.
Quienes han creído así en Jesús han alcanzado muchas bendiciones. La fe
comienza por creer que en el tenemos salvación. No hay nada que podamos
agregar o mejorar en el sacrificio de Jesús. En su muerte nuestros pecados
fueron cancelados y, ahora, debemos confiar plenamente en que él será
nuestro salvador. Reciba a Jesús hoy mismo creyendo en el sin dudar.
Grande es tu fe
Cita Bíblica: Mateo 15:21-28 “21  Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de
Tiro y de Sidón.  22  Y he aquí una mujer cananea que había salido de
aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia
de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.  23  Pero Jesús
no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron,
diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.  24  Él respondiendo, dijo:
No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.  25  Entonces
ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!  26  Respondiendo
él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.   27  Y
ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de
la mesa de sus amos.  28  Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer,
grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde
aquella hora”.

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe perseverante se


sobrepone a todas las dificultades.

Introducción: El pasaje de hoy nos cuenta que Jesús fue a la región de Tiro y
de Sidón (v. 21). Estas ciudades se ubicaban en tierras gentiles. Esta es la
única vez que las Escrituras registran que Jesús haya salido de su país. Parece
que el propósito era el de tener unos días de descanso. Por esa razón, el
decidió no hacer pública su presencia en esa región de Fenicia. Según el
evangelio de Marcos, Jesús estuvo recluido en una casa evitando que las
personas lo identificaran. Pero, de alguna manera, una mujer pagana de la
región se enteró de su visita y aprovechó la oportunidad para ir y solicitarle un
favor.

CUERPO

1- La fe de la mujer cananea.
“22  Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región
clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija
es gravemente atormentada por un demonio” (v. 22). A pesar de que esta
mujer no era parte del pueblo de Dios, mostraba tener una gran confianza en
Jesús. Ella tenía bastante seguridad de que el Señor podría ayudar a su hija
que era atormentada por un demonio. Sin embargo, entre los judíos había
mucho rechazo hacia los gentiles. Ellos se consideraban ser el único pueblo de
Dios y, por tanto, las bendiciones eran solo para ellos. Eso explica la reacción
de Jesús y la de sus discípulos. “23  Pero Jesús no le respondió palabra.
Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues
da voces tras nosotros” (v. 23). Jesús ni siquiera le dirigió la palabra a la
mujer y los discípulos fueron más allá al pedirle al Señor que se deshiciera de
ella. Todos ellos como judíos tenían la idea de que Dios no tenía tratos con los
gentiles. En consecuencia, la mujer nunca habría de recibir el favor divino.

2- Las dificultades aumentan.


Lejos de reprochar a sus discípulos, lo que Jesús hizo fue reafirmar que él no
tenía nada que ver con la necesidad de la mujer. “24  Él respondiendo, dijo: No
soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (v. 24). El Señor
fue muy claro al afirmar que su misión era con el pueblo de Israel, nada más.
Por tanto, siendo la mujer una cananea, no tenía derecho a recibir su favor. La
mujer sabía que así era el trato de los judíos hacia los gentiles, pero eso no fue
un obstáculo a su fe “25  Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:
¡Señor, socórreme!” (v. 25). Ella tenía confianza en que Jesús podía ayudar a
su hija atormentada. Entonces Jesús finalmente le dirigió la palabra:
“26  Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a
los perrillos” (v. 26). Las palabras de Jesús fueron duras, contenían toda clase
de exclusiones para la mujer. En primer lugar, porque le afirmaba que el pan
era solo para los hijos y, en segundo lugar, porque le decía que ella como
gentil lucía como un perrillo. En consecuencia, ella no tenía ningún derecho a
recibir del pan de los hijos.

3- La fe que triunfa.
A pesar de tantos rechazos la fe de la mujer no fue vencida, sino que encontró
otro camino para expresarse: “27  Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos
comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” (v. 27). Ella aceptó
el argumento del Señor y se apoyó en sus palabras para suplicar aunque fueran
las migajas de lo que les correspondía a los hijos. Jesús se vio grandemente
impresionado: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres” (v.
28). La confianza de la mujer era tan grande que sobrepasaba toda limitación a
la misión de Jesús. Jesús alabó la fe de la mujer y le concedió lo que pedía. 

APLICACIÓN
Cuando la fe de la mujer se sobrepuso a todos los prejuicios y normas recibió
su recompensa. “Y su hija fue sanada desde aquella hora” (v. 28). Hoy es tu
hora para que también recibas la respuesta que esperas de Dios. No importan
los comentarios de las personas, sí tan solo puede seguir creyendo al Señor
recibirás su favor. Eso se logra por medio del arrepentimiento. Al abrir el
corazón a Jesús y rendirse por completo a él, se abren las puertas de su
bondad. Hazlo hoy mismo, la gracia de Dios está disponible para todo aquel
que quiera creer.
La fe y las preocupaciones
Cita Bíblica: Mateo 16:5-12 “5  Llegando sus discípulos al otro lado, se
habían olvidado de traer pan.  6  Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la
levadura de los fariseos y de los saduceos.  7  Ellos pensaban dentro de sí,
diciendo: Esto dice porque no trajimos pan.  8  Y entendiéndolo Jesús, les
dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis
pan?  9  ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil
hombres, y cuántas cestas recogisteis?  10  ¿Ni de los siete panes entre cuatro
mil, y cuántas canastas recogisteis?  11  ¿Cómo es que no entendéis que no
fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y
de los saduceos?  12  Entonces entendieron que no les había dicho que se
guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los
saduceos”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la falta de una fe


razonable impide que comprendamos las enseñanzas de Jesús.

Introducción: Los discípulos del Señor no eran solo sus seguidores sino
también formaban su equipo de trabajo. Ellos eran los encargados de los
asuntos administrativos. Por ejemplo, sabemos que las discípulas de Jesús eran
quienes aportaban una parte importante del dinero para la alimentación del
grupo. Ese dinero era administrado por Judas, quien era el tesorero. En el
pasaje que hoy nos ocupa encontramos que el resto de los discípulos eran los
responsables de comprar lo necesario para la alimentación de todos en el
tiempo oportuno. Incluso, sabemos que de vez en cuando Jesús les pedía que
entregaran donaciones a los pobres. De manera que Jesús estaba totalmente
dedicado a su ministerio sin tener que ocuparse de las cosas cotidianas, esas
eran responsabilidad de sus discípulos.

CUERPO

1- Guardarse de la levadura de los fariseos y saduceos.


El Señor había estado discutiendo con los fariseos y saduceos. Después de eso,
subió a una barca con sus discípulos para pasar del otro lado del lago.
“5  Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan.  6  Y
Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los
saduceos.  7  Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no
trajimos pan” (v.5-7). Pensando en la dureza del corazón de los fariseos y
saduceos, Jesús advirtió a sus discípulos que debían cuidarse de su levadura.
Al hacer referencia a la levadura ellos pensaron que Jesús les reclamaba por
no haber comprado pan, lo cual, era su responsabilidad. Ellos no captaron la
enseñanza del maestro por estar pendientes de la comida, pues la enseñanza
del Señor era otra. Eso nos enseña que la excesiva preocupación por las
necesidades cotidianas nubla el entendimiento. Muchas personas no logran
captar los principios espirituales por estar demasiado afanados con sus
necesidades.

2- La fe ilumina el entendimiento.
“8  Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros,
hombres de poca fe, que no tenéis pan?  9  ¿No entendéis aún, ni os acordáis
de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas
recogisteis?  10  ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas
recogisteis? 11  ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije
que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?” (v.8-11).
Jesús se dirigió a sus discípulos llamándolos “hombres de poca fe”, porque ese
era su verdadera problema. Era esa falta de fe la que les impedía entender sus
enseñanzas. Pero el remedio para la preocupación es la fe, la confianza en el
Señor. Para fortalecer esa fe Jesús les recordó que ya en dos ocasiones había
multiplicado los panes, la primera vez para alimentar a cinco mil y la segunda
a cuatro mil. Entonces, no era nada el alimentarlos a ellos. Por tanto, no había
razón para estar preocupados. Como se dijo en una lección anterior, la fe tiene
que ver más con el razonamiento que con las emociones. El razonamiento
lógico del Señor alimentó su fe.
3- La comprensión de los discípulos.
Después de que Jesús les hizo razonar, los discípulos comprendieron sus
palabras. “12  Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen
de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos”
(v. 12). Lo que el Señor quería era que sus discípulos se libraran de la
hipocresía que tenían los fariseos, pues esa era la razón de su incredulidad.
Finalmente, sus discípulos habían comprendido el mensaje. El relato nos
enseña la importancia de tener fe para comprender la plenitud de las
enseñanzas del evangelio. Mientras estemos ofuscados por las necesidades
diarias no seremos capaces de comprender la totalidad del mensaje.

APLICACIÓN
Al tener una confianza plena en los cuidados del Señor nos libra de las
preocupaciones excesivas y, así, podemos tener una mente despejada para
entender todo lo que el evangelio significa. Si usted tiene problemas para
comprender las enseñanzas cristianas, necesita ampliar su confianza en lo que
el Señor puede hacer. De la manera que él multiplicó los panes y los peces,
también puede proveer a sus necesidades. Para adquirir esa fe, lo primero es
rendir a Jesús la vida entera. No reservarse nada. La clave es arrepentirse del
mal y disponerse a seguir al maestro. Para hacer eso, no debe esperar nada
más. Hoy es el día adecuado para creer en Jesús e iniciar una vida de
confianza en él.

Fe sin dudar
Cita Bíblica: Mateo 11:20-26 “20  Y pasando por la mañana, vieron que la
higuera se había secado desde las raíces.  21  Entonces Pedro, acordándose, le
dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.  22  Respondiendo
Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.  23  Porque de cierto os digo que cualquiera
que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su
corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será
hecho.  24  Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá.  25  Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo
contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os
perdone a vosotros vuestras ofensas.  26  Porque si vosotros no perdonáis,
tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que para recibir la respuesta a
la oración debemos perdonar a los demás.

Introducción: Cuando Jesús enseñaba en Jerusalén acostumbraba a dormir en


la aldea de Betania. Allí era donde vivía Lázaro, María y Marta, quienes lo
recibían con mucha alegría atendiendo sus necesidades. Durante el día Jesús
enseñaba en el templo y por la noche dormía en Betania. Una mañana, al ir
camino a Jerusalén vieron una higuera. Jesús fue a ella buscando algún fruto,
pero no tenía ninguno. Entonces Jesús le dijo: “Nunca jamás coma nadie fruto
de ti”. Los discípulos lo escucharon, pero luego siguieron su camino a
Jerusalén. Por la noche volvieron para descansar en Betania. Al día siguiente
volvieron a Jerusalén y fue allí cuando se produjo el pequeño dialogo de
nuestra lectura de hoy.

CUERPO

1- La higuera marchita.
“20  Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde
las raíces.  21  Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la
higuera que maldijiste se ha secado.  22  Respondiendo Jesús, les dijo: Tened
fe en Dios” (v. 20-22). Los discípulos quedaron sorprendidos de que la
higuera se hubiera secado tan pronto y no dudaron en atribuirlo a las palabras
que Jesús había pronunciado el día anterior. Efectivamente, cuando le hicieron
ver al Señor lo que había ocurrido él les respondió: “Tened fe en Dios”. Con
eso Jesús confirmaba que la higuera se había secado por sus palabras, pero al
mismo tiempo les daba la explicación de cómo había ocurrido: por medio de
la fe. Cuando se tiene una confianza en el poder del Señor, todo lo que
necesitemos se hará realidad. El que la higuera se secara no era un capricho de
Jesús, sino que era un símbolo referido al templo. Al no dar los frutos que el
Señor esperaba, sería desechado. Eso efectivamente fue lo que sucedió en los
años que siguieron. La fe es la que hace posible actuar dentro de los designios
divinos.

2- Lo que digamos creyendo, sucederá.


“23  Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate
y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho
lo que dice, lo que diga le será hecho” (v. 23). Nótese la relación que Jesús
establece entre el decir y el recibir: quien cree lo que dice, lo que diga
ocurrirá. Eso fue exactamente lo que había ocurrido: lo que Jesús dijo sobre la
higuera, sucedió. De esa manera se produjo una señal que indicaba lo que
ocurriría con el templo. Lo que se dice con fe puede ser con relación a
cualquier cosa que se necesite para hacer avanzar los designios de Dios. Jesús
lo dramatizó al poner de ejemplo el trasladar los montes a la mar. Si es posible
hacer eso, entonces todo es posible para quienes deseen hacer la voluntad de
Dios. La obra de Dios avanza por medio de aquellos que creen que el Señor
respaldará cada afirmación que hagan para su gloria.

3- La fe y el perdón.
En esto de creerle a Dios juega un papel muy importante la oración: “24  Por
tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá” (v. 24). Al orar es importante también tener la confianza de que Dios
responderá nuestras peticiones. Pero, además, es importante tener una buena
relación con las demás personas: “25  Y cuando estéis orando, perdonad, si
tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los
cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas” (v. 25). No se puede tener una
verdadera oración sino estamos reconciliados con todas las personas. De allí
que es tan importante perdonar sinceramente a los que nos ofenden, para
poder ser escuchados por el Señor. Nadie puede decir que tiene una buena
relación con Dios sino la tiene con las otras personas.  

APLICACIÓN
Jesús completó su enseñanza afirmando: “26  Porque si vosotros no perdonáis,
tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras
ofensas” (v. 26). Existe una estrecha relación entre ser perdonados por Dios y
el perdonar a los demás. Si de verdad usted desea perdonar a las demás
personas primero debe recibir el perdón de Dios, pues perdonamos así como
somos perdonados. Para recibir ese perdón, debe rendir totalmente su vida al
Señor. Al hacerlo con sincero arrepentimiento, recibirá el perdón de Dios.
Entonces estará preparado para perdonar a los demás. De allí en adelante, todo
aquello que diga creyendo, ocurrirá. Esa es la promesa de Dios.

Justicia, misericordia y fe
Cita Bíblica: Mateo 23:23-24 “23  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo
más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.  24  ¡Guías ciegos, que coláis el
mosquito, y tragáis el camello!”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que hay que vivir de acuerdo a
los grandes principios del evangelio.
Introducción: El capítulo 23 del evangelio de Mateo presenta el mensaje más
duro que Jesús dirigió en contra de la elite religiosa de su tiempo. Allí el Señor
descarga su incomodidad en contra de la hipocresía religiosa. Si el pasaje se
lee en una traducción popular de la Biblia se percibe mucho más su dureza. De
acuerdo con Mateo, ese mensaje fue el que precipitó la muerte del Señor en la
cruz. Lo que Jesús hizo fue evidenciar la hipocresía desde distintos puntos de
vista. En el pasaje que hoy consideramos, se encuentra un señalamiento en
cuanto al abandono de las cosas más importantes para Dios, para ser
sustituidas con cuestiones que, al final, pueden ser hasta superficiales.
Examinemos con detenimiento estas enseñanzas.

CUERPO

1- Lo más importante de la ley.


La reprensión del Señor comienza con estas palabras “23  ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el
comino, y dejáis lo más importante de la ley” (v. 23). Lo que Jesús no tolera
era que los religiosos fueran muy cuidadosos con cosas pequeñas y dejaran de
lado las cosas más importantes. Ellos cuidaban de diezmar hasta los pequeños
racimos de especias, como la menta, el eneldo y el comino. De cada 10 hojitas
de menta, diezmaban una. Pero esa delicadeza era olvidada cuando ya se
trataba de las cosas verdaderamente importantes. ¿Qué era lo más importante
de la ley? Jesús dijo: “La justicia, la misericordia y la fe” (v. 23).

“La justicia” es importante para Dios porque es la expresión de su carácter.


Ninguna persona injusta puede decir que conoce a Dios. Toda persona que
tiene una relación con el Dios de la Biblia, deberá procurar la justicia,
especialmente para las personas más desfavorecidas. Dios está más interesado
en que se defienda la justicia que en las hojas de eneldo.
“La misericordia” esta cualidad tiene que ver con la manera como nos
relacionamos con otras personas. El mundo está lleno de muchas necesidades:
niños abusados, mujeres maltratadas, personas hambrientas, víctimas
inocentes, etc. Uno puede pasar por la vida siendo indiferente a todas estas
situaciones. Pero, Dios lo que desea es que su pueblo sea misericordioso con
las personas que viven en esas condiciones. Él promete que todo el que haga
misericordia, recibirá misericordia. Pero, los religiosos no le prestaban
ninguna atención a los necesitados. Igual que el sacerdote y el levita de la
parábola del Buen samaritano, que pasaron de largo sin atender al hombre
asaltado. Eso es lo que Jesús tachaba de hipocresía.

“La fe”. Es interesante que entre las cosas más importantes para Dios el Señor
hay mencionado la fe. Porque ella es la que nos permite relacionarnos
adecuadamente con el Señor. Solo quienes cultivan una confianza sincera en
el Señor son los que alcanzan su gracia. Más importante que diezmar el
comino, Dios desea que tengamos completa confianza en él.

2- Una vida balanceada.


Lo dicho hasta este punto puede llevar a pensar que Jesús no estaba de
acuerdo con que las personas entregaran sus diezmos, porque había otras cosas
más importantes. Pero, esa sería una mala interpretación de su enseñanza. Para
evitar ese error el Señor añadió: “Esto era necesario hacer, sin dejar de
hacer aquello” (v. 23). Si bien es cierto que hay que practicar la justicia, la
misericordia y la fe, también es cierto que debemos entregar los diezmos.
Tanto lo uno como lo otro son cosas que no hay que dejar de hacer. La razón
de eso es que la entrega de los diezmos es también una obra de fe. Es el
reconocimiento de que todo cuanto tenemos lo recibimos de la mano de Dios.
Por tanto, no se puede decir que tenemos fe si no tenemos el agradecimiento
que Dios espera. No se trata de dejar de hacer una parte en detrimento de la
otra. Jesús enseñó que debemos hacer lo uno sin dejar de hacer lo otro. Se
trata de llevar una vida equilibrada para él.

APLICACIÓN
El llamado de atención del Señor en esta sección termina así: “¡Guías ciegos,
que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” (v. 24). Los religiosos estaban
ciegos porque no podían ver ni entender lo que a Dios le importaba más. El
problema mayor era que, siendo ciegos, querían guiar a otros. ¡Hay de
aquellos que toman como sus guías a personas que no perciben las cosas del
Espíritu! Además, el Señor les enseñaba que su error era que se fijaban en las
cosas más pequeñas, pero descuidaban las grandes. Colaban el mosquito, pero
se tragaban el camello. Que Dios nos ayude para que podamos tener el balance
que el Señor desea. Debemos recordar las grandes virtudes, pero balanceadas
con las cosas pequeñas. Todo importa para Dios. Dentro de ese balance, el
primer paso es el de recibir a Jesús como Salvador. Para hacerlo, solo debe
reconocer que ha pecado y decidirse a vivir imitando a Jesús. Hoy es un buen
día para recibir la vida de Jesús.

La fe y la gratitud
Cita Bíblica: Lucas 17:11-19 “11  Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre
Samaria y Galilea.  12  Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez
hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos  13  y alzaron la voz,
diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!  14  Cuando él los
vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban,
fueron limpiados.  15  Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado,
volvió, glorificando a Dios a gran voz,  16  y se postró rostro en tierra a sus
pies, dándole gracias; y este era samaritano.  17  Respondiendo Jesús, dijo:
¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?  18  ¿No
hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?  19  Y le dijo:
Levántate, vete; tu fe te ha salvado”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe que agrada a Dios es
la que va de la mano de la gratitud.
Introducción: La fe, como se ha dicho, es tener una confianza completa en el
Señor y en sus obras. La fe tiene la facultad de poder alcanzar el favor de
Dios. Aquello que se pide en plena confianza, lo recibiremos. Dios se agrada
de sus hijos que creen y confían en él, por eso los llena de sus bendiciones.
Pero una vez recibida la respuesta que se busca, se debe recordar que ella no
es una recompensa por nuestros méritos. Aunque se recibió creyendo, siempre
sigue siendo un regalo de su gracia. En consecuencia, siempre debemos ser
agradecidos con el Señor. La fe no quita la gratitud que debemos tener al
Señor. Por el contrario, la fe y la gratitud son elementos complementarios.
Dios se agrada de quienes muestran fe y agradecimiento, eso es lo que nos
enseña el pasaje de hoy.
CUERPO

1- La petición de los diez leprosos.


En su camino hacia Jerusalén, el Señor Jesús tuvo un encuentro inesperado:
“11  Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.  12  Y al entrar
en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se
pararon de lejos  13  y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten
misericordia de nosotros!” (v. 11-13). Estos diez hombres eran leprosos. Por
causa de la ley de Moisés los leprosos eran considerados inmundos y, por eso,
los enfermos evitaban a toda costa el contacto con los demás. Los mismos
leprosos sabían esto y, por esa razón, “se pararon de lejos”. A pesar de que
ellos pensaban que solo podían hablar con Jesús de lejos, tenían plena
confianza en que él podía ayudarlos. No dudaban en pedirle que tuviera de
ellos misericordia. En la época del relato, no había una cura para la lepra. La
única esperanza que los hombres tenían para volver con sus familias era que el
Señor hiciera algo por ellos.

2- Los leprosos son limpiados.


La fe es la manera correcta de acercarse al Señor, de manera que los leprosos
lo habían hecho muy bien. En respuesta el Señor les dijo: “Id, mostraos a los
sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados” (v. 14). Esta
vez Jesús no los tocó, ni dijo ninguna palabra especial. Solo les indicó que
debían ir a que los sacerdotes pudieran observarlos. En el judaísmo los
sacerdotes eran las personas que determinaban cuándo una persona tenía lepra
y cuándo ya no la tenía. La orden del Señor de seguro que les pareció muy
extraña a los leprosos. Ellos sabían de sobra que tenían lepra, a lo mejor esos
mismos sacerdotes ya lo habían confirmado. Pero, a pesar de todos, decidieron
obedecer al Señor y se encaminaron al templo, para mostrarse a los sacerdotes.
Pero cuando iban por el camino la sanación ocurrió, los hombres fueron
limpiados. La fe siempre actúa junto a la obediencia. Cuando se hace lo que
Dios pide, se abre la puerta para recibir la respuesta que se espera.

3- El samaritano sanado.
Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando
“15 

a Dios a gran voz,  16  y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias;
y este era samaritano” (v. 15-16). Entre los diez leprosos había un hombre
que era samaritano, esa clase de persona que los judíos pensaban que eran
peores que paganos. Pero, cuando se vio sanado, el hombre decidió volver
donde Jesús estaba y allí, de rodillas ante él, no dejaba de darle las gracias. Si
bien era su fe la que le había sanado, no por eso dejaría de agradecer a Jesús.
“17  Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los
nueve, ¿dónde están?  18  ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino
este extranjero?  19  Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado” (v. 17-18).
El Señor quedó muy extrañado de que, de los diez, solo uno hubiera regresado
para agradecerle. Y para colmo ¡este era un samaritano! Los otros nueve de
seguro se fueron con sus familias, contentos de estar sanos, pero no pensaron
en darle las gracias al Señor. La verdadera fe es agradecida, siempre reconoce
que todo viene de la mano generosa de Dios.

APLICACIÓN
Una vez el samaritano dio las gracias, el Señor le dijo: “Levántate, vete; tu fe
te ha salvado” (v. 19). Era la fe la que había producido la sanación del
hombre. Y siempre será la fe la que nos permita recibir cualquier favor de
Dios. Comenzando por el perdón de los pecados y la reconciliación, pero no
olvidemos que siempre debemos ser agradecidos por cada cosa que nos dé.

La fe perseverante
Cita Bíblica: Lucas 18:1-8 “También les refirió Jesús una parábola sobre la
necesidad de orar siempre, y no desmayar,  2  diciendo: Había en una ciudad
un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.  3  Había también en
aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi
adversario.  4  Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo
dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,  5  sin
embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que
viniendo de continuo, me agote la paciencia.  6  Y dijo el Señor: Oíd lo que
dijo el juez injusto.  7  ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que
claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?  8  Os digo que pronto
les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la
tierra?”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe que conquista las
respuestas de Dios debe ser perseverante.
Introducción: Las parábolas son historias cortas que Jesús relató con el
propósito de impartir enseñanzas. Algunas parábolas son más difíciles de
entender que otras. Pero, la que ahora consideramos tiene una lección muy
clara que el mismo evangelio explica: “También les refirió Jesús una
parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (v. 1). Una de
las cualidades de la oración es la fe. Sin fe no es posible recibir la respuesta
que se busca. Pero, esa fe debe ser perseverante. La parábola establece que
hay que orar siempre. A veces, por propósitos que Dios tiene, la respuesta no
llega tan pronto. Por eso es necesario tener una fe constante, que no se rinda
frente a los aplazamientos. 

CUERPO

1- La necesidad de la viuda.
Esta vez la historia de Jesús era muy clara: “2  diciendo: Había en una ciudad
un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.  3  Había también en
aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi
adversario.  4  Y él no quiso por algún tiempo” (v. 2-4). Las viudas se
encontraban en desventaja en las sociedades mediterráneas. Por ser mujeres,
viudas y, casi siempre, pobres. Jesús no dijo quién era el adversario de la
mujer ni la razón por la que la molestaba. El hecho es que, viéndose sola, no
tuvo más remedio que acudir en busca del juez para que la ayudara. El juez
tenía mucha ventaja sobre ella: era hombre, tenía una posición social de
eminencia y era insensible. Por alguna razón, el juez no quiso acceder a la
petición de la viuda. Posiblemente porque no le parecía un caso importante, o
tal vez porque no podría sacar ningún provecho de la situación. Pero la viuda
tenía una cualidad: no se dio por vencida fácilmente. A pesar de la negativa
del juez, cada día la mujer volvía para pedirle que le hiciera justicia.

2- La impaciencia del juez.


La mujer viuda tenía en abundancia algo que el juez no tenía: paciencia. Por
eso es que el hombre “después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a
Dios, ni tengo respeto a hombre,  5  sin embargo, porque esta viuda me es
molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la
paciencia” (v. 4-5). El hombre no tenía ninguna sensibilidad frente a ninguna
persona, porque no le tenía temor a nadie. Tampoco tenía sensibilidad
religiosa porque no temía a Dios. Pero, la insistencia de la mujer, lo llevó al
punto de entender que no podría librarse de su insistencia si no la complacía.
De manera que le hizo justicia, le concedió lo que pedía. La mujer había
logrado lo que quería de un hombre a quien nada le importaba.

3- La enseñanza sobre la perseverancia.


Una vez completada la historia, venia la enseñanza. “6  Y dijo el Señor: Oíd lo
que dijo el juez injusto.  7  ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos,
que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?  8  Os digo que
pronto les hará justicia” (v. 6-8). Si aquel hombre que era duro de corazón le
concedió a la viuda su solicitud ¿Cuánto más Dios, que es un padre amoroso,
no responderá a las peticiones de sus hijos? Pero para que eso sea posible hay
que poner en práctica la actitud de la mujer: perseverar. La mujer tuvo fe en
que su insistencia produciría frutos. De igual manera, la fe nuestra debe ser
perseverante. No debe ser una cuestión de emoción temporal, sino una
confianza firme que se extienda por todo el tiempo que sea necesario. Esa es
la fe que conquista y recibe respuesta de Dios. Para quienes perseveran en
creer, el Señor les hará pronta justicia.

APLICACIÓN
La historia es hermosa y deja una enseñanza clara. Pero, quedaba flotando en
el ambiente una pregunta que Jesús hizo: “Pero cuando venga el Hijo del
Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (v. 8). Si la fe es clave para recibir
respuestas de Dios ¿tendremos la fe necesaria? Esa es la pregunta que toda
persona debe responder con honestidad. Hoy es una buena oportunidad que
podemos aprovechar para preguntarnos: ¿En verdad tenemos fe? ¿Es una fe
perseverante? De las respuestas que demos dependerá que recibamos las
bendiciones del Señor. Asegurémonos de ser como la mujer viuda:
completamente decididos a luchar por recibir una respuesta. Crea en Jesús
para alcanzar la vida y la comunión con él.

Que la fe no falte
Cita Bíblica: Lucas 22:31-34 “31  Dijo también el Señor: Simón, Simón, he
aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;  32  pero yo he
rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus
hermanos.  33  Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la
cárcel, sino también a la muerte.  34  Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo
no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe es el mínimo que no


debe faltar para relacionarnos con Dios.
Introducción: Durante los estudios del presente trimestre las Escrituras nos
han enseñado que la fe es un elemento muy importante para relacionarnos con
Dios. La fe es el vínculo que nos acerca a él. De hecho, la Biblia afirma que
sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Por esa razón es que la
amistad con Dios comienza en el momento de creer, es decir, de tener fe. La
vida cristiana continúa y se sostiene por medio de la fe. Ella es la que nos
permite recibir respuestas a la oración, perdón de pecados, derrotar la duda,
perseverar y triunfar en las tribulaciones. En pocas palabras, la vida cristiana y
la relación con Dios no sería posible si no hay fe. Si algo debemos valorar y
cuidar con mucho esmero es que la fe no nos vaya a faltar. 

CUERPO

1- La fe puesta a prueba.
Era el atardecer de día cuando Jesús sería capturado. Eso era algo que él ya
había anunciado a sus discípulos en varias ocasiones. Pero ellos no habían
comprendido la dimensión de sus palabras y no se habían preparado para la
ocasión. Hay situaciones en la vida cristiana en que hay que hacer cúmulo de
fuerzas para enfrentar las dificultades que vendrán. Previendo la situación,
“31  Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para
zarandearos como a trigo” (v. 31). De igual manera que el agricultor
zarandea el trigo para limpiarlo, el Señor había permitido a Satanás zarandear
a Simón y a los otros discípulos. De vez en cuando, tendremos que enfrentar
situaciones difíciles que pondrán a prueba nuestro carácter. El propósito de
todo eso es que seamos perfeccionados y afirmados en nuestras convicciones.
Pero, eso es algo que no se produce fácilmente. Si no se han reunido las
fuerzas suficientes para perseverar en medio de la dificultad, es posible que
resultemos desaprobados. Jesús insistió en la necesidad de orar y estar alertas
para que la tentación no hiciera estragos entre sus seguidores.
2- Que la fe no falte.
Esta es la ocasión cuando Jesús advirtió a Simón que terminaría negándolo.
Eso no solo ocurriría con él sino también con los demás discípulos. Al no
existir una preparación adecuada, el fracaso era solo cuestión de tiempo. Las
cosas saldrían mal, ellos serían infieles, pero Jesús le aseguro a Simón:
“32  pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma
a tus hermanos” (v. 32). A pesar del desastre que se avecinaba, había una sola
cosa que Jesús había asegurado: que la fe no le faltara a Simón. En la vida
podremos descuidarnos, cometer errores, experimentar fracasos y hasta ser
infieles al Señor, pero mientras la fe siga en nuestro corazón, hay esperanza de
recuperación. Eso era lo que Jesús le aseguraba, que a pesar de que lo negaría,
la fe que permanecería en él le haría volver al camino correcto y, además,
terminaría confirmando a los otros discípulos. Podremos fallar y perder todo,
pero mientras no nos falte la fe, siempre habrá esperanza de volver a
comenzar. Siempre volveremos a retomar el camino correcto con las lecciones
aprendidas.

3- La falsa seguridad.
La advertencia de Jesús era motivada por el amor, lo que él deseaba era lo
mejor para Simón y los otros discípulos. Pero Simón respondió con una
confianza humana: “Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a
la cárcel, sino también a la muerte” (v. 33). Esa afirmación de Simón era del
todo sincera. El de verdad estaba dispuesto a ser fiel al Señor hasta la muerte.
El problema era que para tener esa fidelidad se necesita una altura espiritual
que él no tenía. Es lo que ocurre con muchos cristianos: tienen muy buenas
intenciones, pero no se han puesto a cultivar el carácter y las convicciones que
necesitan para ser fieles. Las buenas intenciones no quedaran más que en
palabras si no se practican las disciplinas y se toma en serio la necesidad de
negarse a uno mismo.

APLICACIÓN
A pesar de las buenas intenciones de Simón, el Señor sabía lo que de verdad
ocurriría: “34  Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes
que tú niegues tres veces que me conoces” (v. 34). La negación de Simón
sería catastrófica. Pero, el Señor ya había pedido para que su fe no faltara.
Mientras hubiera fe en su corazón, siempre podría reponerse. Es la fe el
mínimo que nos relaciona con Dios. ¿Tienes tu fe? Esa fe debe ir más allá de
una creencia, para convertirse en un seguimiento honesto del Señor. Hoy
puedes recibir la fe creyendo en Jesús como Salvador y recibiéndolo con
sinceridad. Debes abandonar tu vida sin Dios y tomar el camino de la
imitación de Cristo. Hoy es el mejor día para tomar esa decisión.

Fe frente a las tribulaciones


Cita Bíblica: Hechos 14:21-23 “21  Y después de anunciar el evangelio a
aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y
a Antioquía,  22  confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a
que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de
muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.  23  Y constituyeron
ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron
al Señor en quien habían creído”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que frente a las tribulaciones
por causa del evangelio es necesario permanecer firmes en la fe.
Introducción: Cuando el Señor Jesús terminó su ministerio sus discípulos
continuaron con la obra de fe que él había iniciado. Después de unos años, se
comenzó a extender el anuncio del evangelio más allá de las fronteras de
Judea y Samaria. El apóstol Pablo tuvo un papel preponderante en esos
esfuerzos. Él se enfocó en anunciar el evangelio en regiones donde nunca
nadie lo hubiera hecho. Es así como llegó junto con Bernabé a ciudades como
Listra e Iconio. En esos lugares sufrieron muchos maltratos, lo cual, resultaba
ser un mal inicio para quienes creían en Jesús por primera vez. Para evitar que
los nuevos creyentes se desalentaran, los apóstoles tuvieron que tomar
medidas para fortalecer la fe de ellos. 

CUERPO

1- Fortaleciendo a los creyentes.


En la ciudad de Listra los apóstoles habían tenido experiencias muy duras.
Habían pasado de ser idolatrados a ser odiados violentamente. Pablo, en
especial, fue apedreado casi hasta la muerte. Ante esas dificultades optaron
por pasar a otra ciudad, después de haber establecido un núcleo nuevo de
creyentes. Pero, después de un tiempo, ellos sabían que esos cristianos habían
quedado en una condición muy frágil dado de que apenas habían creído en el
Señor y ya estaban sometidos a rechazos muy marcados. Para evitar que
fueran a retroceder, los apóstoles tomaron la decisión de volver para
fortalecerlos: “Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de
hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía” (v. 21).
Con el fin de afirmar en la fe a los nuevos cristianos, los apóstoles
consideraron que era importante visitarlos nuevamente para darles ánimos. El
apoyo mutuo juega un papel muy importante para sobreponerse a las
dificultades. La fe se anima cuando los creyentes comparten las mismas luchas
y se dan ánimos para seguir sin vacilar.

2- Permanecer en la fe.
Lo más importante que los creyentes debían comprender era que las
tribulaciones son parte de la vida cristiana. Por tanto, nadie debía sorprenderse
por las dificultades. Pero, un asunto clave de la perseverancia, era la necesidad
de conservar la fe. Como hemos visto en una enseñanza anterior, todo puede
faltar, pero la fe es la clave que nos mantendrá en comunión con Dios. Por
eso, los apóstoles hicieron un esfuerzo “exhortándoles a que permaneciesen
en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios” (v. 22). A pesar de los ataques y rechazos ellos
debían permanecer en la fe. Se puede experimentar temores, pero nunca hay
que abandonar la fe. Sin ella, no es posible agradar a Dios. Por eso los
apóstoles los animaron a seguir creyendo. Además, les hicieron ver que es
normal atravesar muchas tribulaciones para poder entrar en el reino de Dios.
Todo creyente, en todo lugar y en toda época, ha tenido que enfrentar
tribulaciones. Pero ellas no deben jamás ahogar nuestra fe en el Señor
Jesucristo.

3- La importancia de los pastores.


Otra medida para fortalecer la fe de los nuevos creyentes fue el nombramiento
de pastores que los animaran: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y
habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían
creído” (v. 23). Lo que el pasaje llama “ancianos” es un nombre genérico que
incluye a los predicadores de cada congregación, es decir, los pastores. El rol
de pastor no es una invención humana, sino que la manera que Dios dispuso
para el cuidado de su rebaño. Al designar ancianos en Listra e Iconio, las
iglesias de esas ciudades entraban al orden de las demás congregaciones. El
tener personas que los animaran y alimentaran era un factor clave para que la
fe de los cristianos fuera firme. Los apóstoles no podían quedarse todo el
tiempo, debían ir a anunciar el evangelio a otras regiones. Para suplir su
ausencia quedaban los ancianos o pastores para que cuidaran y alimentaran a
la nueva iglesia. El congregarse y recibir asesoría espiritual son elementos
importantes para permanecer en la fe. Nadie puede sobrevivir de manera
solitaria, todos necesitamos consejo, enseñanza y el apoyo de los demás. Es la
manera como avanzamos como pueblo del Señor.

APLICACIÓN
Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de
Dios. Los creyentes siempre encontraran contradicciones pues llevan una vida
contraria a la de la corriente del mundo. Permanecer en la fe es una cuestión
de la mayor importancia. Esa fe comienza con el acto de recibir a Jesús como
salvador. Eso supone el arrepentimiento de la vida vieja y el deseo de ser
guiados por el Señor. Al decidir vivir bajo la dirección del Señor se cobra una
nueva visión de la vida. Ese cambio es el que produce el choque con el
mundo, de allí se originan las tribulaciones. Pero, no debemos desmayar sino
ser fieles al salvador que nos amó.

Perdón por medio de la fe


Cita Bíblica: Hechos 26:14-18 “14  Y habiendo caído todos nosotros en tierra,
oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.  15  Yo
entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú
persigues.  16  Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he
aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto,
y de aquellas en que me apareceré a ti,  17  librándote de tu pueblo, y de los
gentiles, a quienes ahora te envío,  18  para que abras sus ojos, para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para
que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los
santificados”

Objetivo del bosquejo: Enseñar a los hermanos que la fe es el medio por el


que las personas reciben la gracia de Dios.
Introducción: Pablo se encontraba detenido por el ejército romano. Al ver que
en su tierra no tendría un juicio justo, decidió apelar para que fuera el
emperador quien lo juzgara. Una vez hizo esa apelación, ya no era posible que
otras instancias atendieran su caso. Pero, por esos días, el rey Agripa visitó al
nuevo gobernador Porcio Festo, bajo cuya custodia se encontraba Pablo.
Aunque una audiencia con el rey ya no tendría ningún efecto legal, Pablo
accedió a presentar su caso ante él. Fue así como el apóstol comenzó por
narrar al rey lo que había sido su vida pasada. Desde sus inicios religiosos
hasta el momento en que se convirtió en perseguidor de los cristianos.  

CUERPO

1- El fin de un perseguidor.
Pablo había pensado que su deber religioso era el de perseguir y terminar con
los cristianos. Por ese motivo, se dirigió a la ciudad de Damasco con el objeto
de apresar a más creyentes. Pero, camino a esa ciudad, sucedió lo inesperado:
una luz muy fuerte lo sorprendió al mediodía. Pablo lo relató así: “Y habiendo
caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua
hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces
contra el aguijón” (v. 14). Pablo estaba asombrado al mismo tiempo que
confundido. Entonces preguntó: “¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo
soy Jesús, a quien tú persigues” (v. 15). De esa manera dramática fue como
Pablo llegó a conocer a su salvador. A pesar de que él era perseguidor de la
iglesia, el Señor se acercó a él para brindarle salvación. Jesús se le había
revelado.

2- El propósito de la salvación.
Jesús resucitado se había manifestado a Saulo con un doble propósito. El
primero de ellos era el de otorgarle salvación y, el segundo, el de usar su vida
con un propósito específico. Si bien la salvación es un asunto de la mayor
importancia, también Dios desea usar a sus salvados para que cumplan con
una misión. En el caso de Pablo, este fue el propósito que el Señor le mostró.
“Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti,
para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas
en que me apareceré a ti,  17  librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a
quienes ahora te envío” (v. 16-17). La misión de Pablo era la de ser testigo
del Jesús resucitado que se había aparecido a él y, además, anunciar las buenas
nuevas a los gentiles. Al salvarnos Dios no solo pretende librarnos de la
condenación sino también hacernos instrumentos de su gracia para que otros
alcancen una fe semejante a la nuestra. Toda persona que ha sido alcanzada
por la gracia debe preguntarse qué es lo que Dios desea que haga.

3- Todo por medio de la fe.


El Señor fue muy claro al explicarle a Pablo lo que ocurriría en las personas
por medio de su testimonio: “Que abras sus ojos, para que se conviertan de
las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban,
por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados”
(v. 18). Es importante notar que el Señor dijo que todas esas cosas las
personas las recibirían “por la fe que es en mí”. Siempre la fe es el vehículo
por el que las personas reciben la gracia de Dios. Confiar en lo que el Señor
puede hacer es necesario para poder recibir sus beneficios. Eso explica el por
qué las Escrituras afirman que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos
11:6). Ninguna obra ni ningún mérito puede colocarnos en una relación
correcta con Dios sino solo la fe.

APLICACIÓN
Siendo tan importante la fe, nuestro mayor énfasis debe colocarse en
desarrollar una completa confianza en el Señor Jesús y su palabra. Si
confiamos en la receta de un médico, en la asesoría de un abogado y en los
contenidos de un noticiero, con mucha más razón debemos confiar en las
buenas nuevas de Dios. Ninguna persona que creyó en el Señor resultó
defraudada. Los hombres pueden equivocarse o mentir, pero Dios nunca falla
ni miente. De manera que podemos poner con toda confianza nuestra vida en
las manos de Dios. Hoy puede dar ese paso de obediencia y de fe recibiendo a
Jesús como su Salvador.

También podría gustarte