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Resumen.

La adoración o alabanza al santísimo sacramento del altar es un periodo de


tiempo dedicado única y exclusivamente a la oración en presencia de Jesús vivo y
presente en el santísimo sacramento del altar.
En todas las iglesias cristianas católicas se practica lo llamado “Jueves
Eucarístico”, un día a la semana completo dedicado a la alabanza del santísimo
sacramento del altar, eligiéndose el día jueves por ser el día en que Jesús realizo
la ultima cena con los apóstoles instituyendo así el sacramento de la eucaristía y
quedándose con nosotros en un pedacito de pan para darnos vida eterna.
La adoración y alabanza tiende a tener un protocolo a seguir para que se dé
adecuadamente:
Primero es el saludo; en caso de ya estar expuesto el santísimo, se le saluda
hincado con las dos rodillas, y en caso de no estar expuesto, todavía se saluda
hincado con una sola rodilla mirando hacia al frente. En ambos casos se hace una
oración de salutación.
Luego es el momento de la alabanza; es el momento que se le dedica a la oración
ininterrumpida al santísimo sacramento. Para que se dé una oración eficaz, el
tiempo que se dedique a orar se divide en cuatro: Primero es la adoración
exclusiva a Jesús sacramentado, segundo es darle gracias por absolutamente
todo, tercero son las peticiones colectivas (paz mundial, cura para los enfermos,
etc.), y cuarto son las peticiones personales.
Por último se hace una oración de despedida para terminar la adoración.
Las oraciones se pueden complementar con rezos, cantos, música, entre otras,
siempre respetando la presencia del Rey de Reyes vivo y presente.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien coma de este pan, vivirá
eternamente, y el pan que Yo daré es mi misma carne para la vida del mundo.
(Juan 6, 51–52)

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