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MI PEQUEÑA INFANCIA

Érase una vez un niño muy feliz, ese niño se enamoró de la vida era tan feliz con tan poco, no le
hacía falta nada, pero le faltaba todo, su felicidad lo proyectaba en su sonrisa, él tenía un superpoder
que muy pocas personas poseen, ese superpoder era muy contagiosa y peligrosa por momentos, sí,
es lo que estás pensando, su superpoder es su alegría, su carisma, sus ganas de aprender y
demostrar de lo que es capaz.

A él le gustaba mucho estar con su familia, su abuelita siempre le decía que él era especial toda su
familia era muy unida y trabajadora. En la escuela siempre le gustaba estudiar y divertirse con sus
amigos jugando fútbol, él jugaba de portero y era muy bueno. Su pasatiempo favorito era dibujar
arte abstracto, le encantaba dibujar al aire libre y en sus manos el expresar sus sentimientos, que
por muy serio que se veía tenía un corazón muy grande y frágil.

Pero, aunque no todo siempre fue felicidad, también le enojaba levantarse en las mañanas para ir
a la escuela, lo tenía que levantar un temblor porque sino cómo. Él siempre tenía puesto una
pulsera, para él significa un amuleto contra toda mala vibra.

Aquel niño que jugar al fútbol con sus amigos ya creció,


cursa el 3er año de secundaria, aquel niño sigue
conservando toda esa buena vibra, pero ya nada es igual
que la primaria, tiene nuevos amigos y nuevos profesores,
poco a poco su poder va disminuyendo y todo eso se
vuelve en madurez. Todas las noches se pone a recordar
todos esos buenos momentos de su infancia y con el
deseo de algún día todo eso vuela a suceder.

EMMANUEL PAREDES VÁZQUEZ 3-C

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