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3 Lectura Estructura de La Tesis Verd, J. (2010) Elabore Su Tesis de Derecho, Ed. San Marcos, 2da. Ed. Lima
3 Lectura Estructura de La Tesis Verd, J. (2010) Elabore Su Tesis de Derecho, Ed. San Marcos, 2da. Ed. Lima
En los últimos años, algunos manuales de metodología cualitativa evitan ofrecer una guía
concreta para estructurar los contenidos de un informe de investigación, dando mucha más
relevancia al estilo y tipo de argumentos ofrecidos (que se han revisado en el apartado
precedente). En otros casos se opta por renombrar los términos que tradicionalmente se han
utilizado en la comunicación de los resultados de investigación, y en lugar de métodos se
prefiere utilizar el término “procedimientos”; y en lugar de “resultados”, hablar de
“hallazgos” (Creswell, 2013:218- 219). De todos modos, sea cual sea el estilo o modelo de
redacción que utilicemos en el informe, el documento final deberá estar estructurado en
diferentes apartados. Es cierto, tal como ha señalado Creswell (2013: 213-242), que varios
tipos de estructura suelen estar asociados a diferentes perspectivas teóricas de investigación.
Por lo tanto, perspectiva teórica y estructura no son dos aspectos mutuamente in-
dependientes.
En este apartado hemos optado por seguir el modelo que, aún hoy en día, se considerar
el más extendido en los informes de investigación y, de hecho, es suficientemente flexible
como para adaptarse a todo tipo de perspectivas teóricas y dinámicas de investigación. Esta
estructura sigue la secuencia siguiente: a) introducción, b) marco teórico y revisión de la
literatura, c) metodología, d) análisis y resultados, y e) conclusiones. Otros modos de
estructurar un informe son viables, pero remitiéndonos a los comentarios con que se
terminaba el apartado anterior, afirmamos que este tipo de estructura es la que, por defecto,
el público académico (sobre todo, pero también el profesional) espera encontrar en un
informe de investigación. Es cierto, tal como menciona Denscombe (2007: 327-328), que
cuando la investigación cualitativa se ha desarrollado siguiendo una lógica inductiva (o
incluso abductiva) la estructura mencionada no corresponde al desarrollo cronológico del
proceso de investigación seguido. Pero simplemente debe recordarse que los apartados del
informe no se presentan en el mismo orden en que fueron realizados o concebidos. Estos
apartados suponen una reconstrucción del trabajo que facilita la comunicación de los
hallazgos y permite destacar e identificar los elementos clave de la investigación. No hay
ningún problema en reconocer en el informe el carácter recursivo de la investigación
cualitativa -de hecho, tal como se ha puesto de manifiesto en el capítulo 3(0 véase el apartado
3.1.1), es una de las características del enfoque cualitativo. Baste recalcar que, por ejemplo,
la introducción, el abstract o incluso el título se redactan hacia el final de todo el proceso,
pero no por ello se sitúan detrás de las conclusiones.
Trataremos a continuación cada una de las cinco partes mencionadas por separado. Es
importante recordar que no es suficiente con cumplir con estos apartados para tener el
informe de investigación terminado. La lista de bibliografía citada es una parte
imprescindible en todo informe de investigación. Otros aspectos formales, como el adecuado
reconocimiento de las fuentes utilizadas u otros aspectos de la redacción, deben ser tenidos
en cuenta. En relación con estos aspectos, recomendamos consultar los documentos de
orientación que las facultades o universidades suelen elaborar como guía a los estudiantes, o
las revistas como guía para sus autores. En general los criterios son ampliamente compartidos
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La presentación de los resultados y la redacción del informe final
a nivel internacional, pero siempre existen especificidades locales que conviene considerar.
Además, en función del tipo específico de documento y de la audiencia a la que se dirige,
otros elementos pueden ser necesarios. Por ejemplo, un artículo (y cada vez más en las
memorias de grado o máster) siempre irá precedido de su correspondiente abstract y palabras
clave; un informe dirigido a un público profesional deberá ir precedido por un resumen
ejecutivo, etc.
A) La introducción
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Parte IV. El análisis de los datos y la presentación de los resultados
investigación, aunque es posible que ambos se vayan reformulando a lo largo del estudio,
especialmente en el caso de investigaciones inductivas o abductivas. Esta escritura inicial,
aunque provisional, en tomo a los objetivos es una forma de conjurar lo que Wolcott (2009:
35) ha denominado “el problema del problema”, es decir, el foco en tomo al cual debería
desarrollarse la investigación. Los objetivos específicos deberán redactarse más adelante,
cuando en la etapa de formulación del problema se hayan delimitado sus principales
dimensiones (si se trata de una investigación deductiva) o el trabajo de campo haya permitido
identificarlas (si se trata de una investigación abductiva o inductiva).
La redacción de los puntos d) y e) mencionados anteriormente debería plantear menos
dificultades, siempre que se haga una vez finalizadas las otras partes del informe. Cuando
nos enfrentemos a documentos de extensión, como una tesis doctoral, los capítulos
redactados en relación con la teoría y la metodología pueden resultar excesivamente largos.
En estos casos, el resumen de los conceptos principales y de los métodos utilizados puede
servir para darse cuenta de aquello que realmente resulta superfluo (Wolcott, 2009: 65-92),
por lo tanto, tras la escritura de la introducción puede venir una fase de reducción de los
capítulos correspondientes, tomando los contenidos de la introducción como guía.
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La presentación de los resultados y la redacción del informe final
conocimiento teórico existente se utiliza para destacar las dimensiones teóricas del objeto
que serán tratadas en la investigación, las cuales deberán ser análogas a sus dimensiones
empíricas.
En función del tipo de informe que se esté elaborando, el marco teórico tendrá los tres
tipos de contenidos que acabamos de enunciar, que pueden amalgamarse entre sí, o
solamente alguno de ellos. Si el proceso investigador desemboca en una tesis doctoral, lo
más habitual es que los tres contenidos se presenten en el informe de investigación (tesis
doctoral, en este caso), dedicándole un capítulo respectivamente a cada uno de ellos. Sin
embargo, Wolcott (2009: 67-70) propone evitar como mínimo la revisión genérica de la
literatura (marco teórico general), si no, incluso, un apartado específico para la revisión de
la literatura. Para este autor, la literatura puede ser perfectamente integrada en el análisis de
los resultados, sin que sea necesario dedicarle un capítulo concreto.
En una lógica similar, aunque sin llegar tan lejos, Silverman (2013) recomienda redactar
los apartados teóricos del informe de investigación después de haber realizado el análisis de
los datos. El motivo es que hasta entonces “no se sabe que material [teórico] resultará
relevante” (Silverman, 2013: 347). Al realizar esta recomendación, este autor parte de dos
implícitos que conviene poner de manifiesto: a) el contenido teórico realmente útil es el que
se ha denominado anteriormente marco teórico específico, siendo el resto accesorio y
prescindible, b) el tipo de dinámica de investigación desarrollada tiene un carácter abductivo,
en que se establece un diálogo entre datos y teoría (O véase la figura 2.3). Siendo la primera
premisa aceptable, o incluso recomendable (en los tiempos actuales en que priman tesis o
memorias de investigación cada vez más cortas), la segunda condición hace referencia
únicamente, como sabemos, a una de las tres dinámicas posibles en la investigación
cualitativa. En una investigación de dinámica deductiva el marco teórico servirá para
plantear las hipótesis y, por lo tanto, debería redactarse antes del trabajo de campo (puesto
que este estará guiado por las hipótesis). En cambio, en una investigación de dinámica
inductiva la teoría será resultado exclusivamente del análisis empírico, lo cual puede hacer
recomendable redactar el contenido teórico de forma totalmente imbricada con el de los
resultados (tal como recomienda Wolcott), precisamente para mostrar claramente el origen
inductivo de los conceptos teóricos (O véase el apartado D, más adelante).
En un documento como una tesis doctoral o una memoria de máster aún falta añadir un
último elemento a la sección teórica de la tesis. Se trata del capítulo (o a veces simplemente
un apartado del capítulo teórico) dedicado al modelo de análisis (O véase la sección A del
apartado 3.2.2 y el apartado 4.4.2). Un apartado con estas características se presentará,
solamente, de hecho, en las investigaciones de dinámica deductiva, y a veces en las de
dinámica abductiva. En estos casos se designa como modelo de análisis a la
conceptualización y conjunto de relaciones entre conceptos que, como hipótesis, se plantean
en la investigación. En la sección final del capítulo o apartado dedicado al modelo de análisis
suelen
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Parte IV. El análisis de los datos y la presentación de los resultados
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La presentación de los resultados y la redacción del informe final
gica general del diseño, los métodos utilizados y su articulación entre ellos (si se han
utilizado varios); b) el campo escogido para desarrollar el trabajo sobre el terreno; c)
las unidades de información y su criterios de selección; d) las características y
número de casos (o de escenarios observados o de documentos recogidos); y e) los
procedimientos de análisis de los datos utilizados. También una descripción de todo
el trabajo de campo es recomendable: ¿cuándo se inició y finalizó?, ¿cuántas
personas participaron en él?, ¿cómo se contactó o se tuvo acceso a las unidades de
información?
2. La justificación y lógica metodológica de las decisiones tomadas. En este caso deben
vincularse las decisiones tomadas al tipo de perspectiva teórica adoptada, a la
pregunta de investigación realizada, al tipo de objeto estudiado y a los objetivos
finales de la investigación (o a las características del encargo recibido). También
deberían mencionarse todos aquellos elementos pragmáticos que han influido en las
decisiones tomadas, como por ejemplo, los recursos y tiempo disponible o las
dificultades de acceso a ciertos colectivos. Las consideraciones éticas pueden haber
influido en el diseño y el desarrollo de la investigación, por lo cual también hay que
hacer explícita esta influencia.
3. Las limitaciones y posibles sesgos del diseño metodológico, de los métodos
utilizados y del trabajo de campo. Esta información no solo permite completar el
juicio sobre la calidad de la investigación y de los resultados hallados, también
pondera la aplicabilidad de ciertos hallazgos y la comparación con la investigación
empírica ya publicada. Por otra parte, la reflexión en tomo a las limitaciones de la
investigación realizada es siempre una fuente de nuevas ideas o de nuevos métodos
y diseños que permitan evitar los problemas detectados. Por supuesto, también
pueden destacarse las fortalezas metodológicas de la investigación, aunque solo sea
para evitar la sensación de autoflagelación metodológica.
En este apartado se muestra el tratamiento de los datos que se ha realizado, así como la
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interpretación de los resultados. Aunque en ciertas investigaciones cuantitativas se hace una
distinción entre los resultados y su interpretación o discusión, en la investigación cualitativa
esta distinción tiene poco sentido. De hecho, durante el tratamiento de los datos ya se les está
dando una interpretación, por lo tanto hablar de “los resultados del análisis” en una
investigación cualitativa es lo mismo que decir “los resultados de la interpretación”. Ello no
significa que nos embarquemos ahora en desarrollar las conexiones con la literatura
consultada o el conocimiento teórico establecido, pero lo más probable es que implícita o
explícitamente, durante el análisis, estas conexiones ya se hayan realizado. El único caso en
que estas conexiones probablemente no se hayan tratado será cuando desarrollemos una
investigación inductiva de inspiración glaseriana (O véase el apartado 2.3.2), en que
solamente al final del proceso investigador se confrontan los hallazgos con el conocimiento
teórico existente.
Un elemento crucial en este apartado es el modo en que se presentarán los datos y su
análisis. Para empezar, se trata de no abrumar a la persona lectora con informaciones que
difícilmente podrá interpretar. Por lo tanto, una primera recomendación es situar en los
anexos todos aquellos datos y resultados de explotación que puedan cargan sin necesidad el
desarrollo de los argumentos que se desean transmitir. Ya se ha señalado con anterioridad
nuestra posición a favor de la postura analítica en la presentación de las evidencias: es
preferible demostrar que se ha hecho un tratamiento sistemático y reflexivo de los datos, que
no ofrecer simplemente extractos de estos datos intercalados con su interpretación (postura
ilustrativa), o incluso los datos completos sin ningún tipo de interpretación (postura
restitutiva). Por otro lado, con el desarrollo de programas de análisis que permiten trabajar
directamente sobre registros de carácter audiovisual, sin necesidad de transcribir -y de esta
manera ahorrando un considerable tiempo en el tratamiento de los datos-, los usos ilustrativos
y restitutivos están condenados a la desaparición, a no ser que en los informes de
investigación se incluyan registros o enlaces de audio o de vídeo en substitución de las citas
textuales literales. Se podría argumentar que una alternativa sería hacer la transcripción solo
de los fragmentos que desean publicarse, aunque en este caso se produciría la paradoja de
presentar en el informe un material menos rico informativamente que el que ha sido utilizado
para realizar el análisis.
En relación con esta presentación de los datos, Silverman (2013: 364-366) plantea tres
posibilidades diferentes. En primer lugar, pueden presentarse las hipótesis y tras cada una de
ellas las evidencias que la confirman o la refutan. El autor no recomienda este tipo de
presentación, que denomina “relato de hipótesis” (hypothesis story), puesto que tiene un
carácter deductivo que, en su opinión, encaja poco con la investigación cualitativa ¡pero que
puede darse!, como hemos señalado, así que no hay que descartarlo totalmente si se ha
seguido esta lógica de investigación. En segundo lugar, pueden presentarse siguiendo lo que
denomina “relato analítico”, en que datos y conceptos teóricos se articulan para ofrecer una
explicación o descripción del fenómeno estudiado. Este tipo de presentación sería la habitual
cuando se ha seguido una dinámica abductiva en la investigación. Finalmente, Silverman
menciona las presentaciones al estilo “relato de misterio”, en que primero se ofrecen los datos
para ir desvelando poco a poco la explicación o interpretación que la persona investigadora
ha asignado a la información presentada. Por supuesto, estos estilos de presentación de la
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información se vinculan también a la dinámica de investigación desarrollada (O véase el
apartado 2.1) y a la postura en relación con los criterios de calidad de la investigación (O
véase el apartado 12.2).
Otras formas de presentación son viables. Por ejemplo, Masón (2002: 174-175) destaca
la presentación articulada en tomo al desarrollo de un acontecimiento, la articulada en tomo
a los diferentes componentes de un fenómeno, la orientada a la comparación de diferentes
fenómenos y la destinada a explicar una relación causal o los posibles desarrollos futuros de
un fenómeno.
Antes de terminar, ofrecemos dos recomendaciones adicionales. En primer lugar, es
importante destacar, siguiendo a Morse y Richards (2002: 188-190), que siempre es
preferible dedicar el espacio disponible en el apartado de resultados a ofrecer información
contextual, y no a la presentación de citas literales. Como se ha comentado, si se consideran
importantes, estas citas se pueden situar en los anexos; en cambio, la información relativa a
los escenarios y entornos que rodean a las personas informantes o las actividades observadas
resulta imprescindible para comprender el valor y carácter de las interpretaciones realizadas.
Por otro lado, debe tenerse en mente que en una investigación cualitativa tiene muy poco
sentido utilizar argumentos cuantitativos, del tipo “el cincuenta por ciento de las personas
entrevistadas afirman...” o “en el veinte por ciento de las empresas en que se ha realizado la
observación sucede...”. White et al, (2014: 377-38) y Masón (2002: 197-198) ofrecen muy
buenas alternativas a este tipo de argumentos, sin traicionar la lógica cualitativa. Así, por
ejemplo, funciona bien dejar constancia de la unanimidad, o no, de un discurso o
comportamiento concreto en un determinado perfil estudiado, o destacar que las relaciones
causales identificadas en la investigación aparecen siempre que se den una serie de
características específicas en las unidades (y a continuación expresar, con datos cuantitativos,
la distribución de esas características en la población global). Por supuesto, en una
investigación cualitativa es factible ofrecer información numérica, pero siempre que sean el
resultado de la aplicación de métodos cuantitativos de obtención de datos. Una investigación
cualitativa, casi por definición, trabaja con muestras pequeñas, que nunca permiten obtener
una representatividad estadística. Incluso cuando se realiza un elevado número de entrevistas
o grupos de discusión, o cuando los escenarios observados han sido muchos (¿50? ¿100?),
las cifras siguen siendo insuficientes como para sacar conclusiones respecto a una
determinada distribución porcentual de afirmaciones o acontecimientos.
Para recordar
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estadístico que tiene muy poco sentido. En estos casos parece querer
compensarse la ausencia de un método explícito de análisis cualitativo con una
“acumulación de evidencias” que en la práctica únicamente oculta un
tratamiento superficial de la información.
E) Las conclusiones
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La presentación de los resultados y la redacción del informe final
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inesperado. Pero siempre que se haga con cautela y de forma razonada, el espacio de las
conclusiones puede ser el lugar para ejercer el “pensamiento lateral” (Sil- verman, 2013:
379), es decir, para conectar nuestros hallazgos con conocimientos o realidades más allá de
los puramente disciplinares. Ello permite saltarse algunos de los corsés impuestos por la
lógica académica, lo cual siempre produce una cierta satisfacción intelectual.