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Tema: Actualización del Modelo Pedagógico del IDIPRON para el siglo XXI.
Elaborado por: Cristian Calderón.
Fecha: 12 de octubre de 2021.
Subdirección Técnica de Métodos Educativos y Operativa – STMEO.
Instituto distrital para la protección de la niñez y la juventud – IDIPRON.
ACTUALIZACIÓN DEL MODELO PEDAGÓGICO DEL IDIPRON
PARA EL SIGLO XXI
Tabla de contenido
1. Introducción ...................................................................................................................... 3
1.1. Metodología de construcción ............................................................................................... 6
2. Las dinámicas de la población vs el modelo “anticuado” ................................................. 9
2.1. Panorama de una sociedad fracturada por la desigualdad ............................................... 11
2.1.1. La desigualdad y el COVID-19 .................................................................................... 11
2.1.2. Desigualdad de ingresos ............................................................................................ 12
2.1.3. La desigualdad social ................................................................................................. 13
2.1.4. La crisis de la educación y la salud ............................................................................ 15
2.1.5. Cambio climático ........................................................................................................ 18
2.1.6. Malestar social ........................................................................................................... 18
2.2. El nuevo contrato social y ambiental para el siglo XXI ...................................................... 19
2.3. Política pública y los retos de la caracterización poblacional para el siglo XXI ................ 22
2.4. “Del ‘gamín’ al habitante de calle” .................................................................................... 25
2.4.1. Primeras ramificaciones ............................................................................................ 25
2.4.2. NNAJ Habitante de calle en cifras ............................................................................. 26
2.4.3. NNA en conflicto con la ley o en riesgo de estarlo, en cifras .................................... 27
2.4.4. ESCNNA en cifras ........................................................................................................ 27
2.5. Dinámicas recientes: NINIS y Migrantes ............................................................................ 28
2.5.1. NINIS en cifras ............................................................................................................ 29
2.5.2. Población migrante venezolana en cifras ................................................................. 29
3. ¿Somos todos pedagogos y pedagogas en el Idiprón?: La mística de Javier y la técnica
31
3.1. La acción pedagógica .......................................................................................................... 32
3.2. Neurociencia para la pedagogía ......................................................................................... 34
3.2.1. Integración cerebral ................................................................................................... 34
3.2.2. Neuroplasticidad ........................................................................................................ 36
3.2.3. El cerebro social ......................................................................................................... 37
3.3. La relación recíproca entre el aprendizaje y el desarrollo cerebral .................................. 38
3.3.1. El aprendizaje, el entorno y el desarrollo humano ................................................... 39
3.3.2. Coordinación y memoria: claves para el aprendizaje ............................................... 40
3.3.3. La búsqueda de un sentido de vida y la pedagogía .................................................. 42
3.4. ¿Cómo articular todo esto al papel de la pedagogía del IDIPRON para el siglo XXI? ....... 44
4. “Educación sí, pero no”: el futuro de las áreas de derecho en el modelo pedagógico
del Idiprón ................................................................................................................................ 47
2
1. Introducción
Mucho se afirma sobre las influencias del instituto y su equipo fundador: la herencia
del sistema preventivo de Don Bosco, su inspiración en la filosofía de la liberación
y los movimientos populares de los años 60, o la adopción de diversos avances de
las escuelas filosóficas, pedagógicas y psicológicas de Europa en la posguerra.
Todas ellas, ciertamente, sirvieron como faros en las reflexiones de un grupo de
religiosos y religiosas, educadores, e investigadores que intuían de manera
vanguardista, y no sin acierto, que las soluciones para atender a los niños más
desfavorecidos a través de los sistemas tradicionales de formación no
respondían a dicho enfoque humanista. Y, sin embargo, sus preguntas eran
mayores que sus respuestas, aún más en relación con las sociedades
latinoamericanas que, sin vivir la tragedia de las guerras mundiales, llevaban la
semilla de un profundo conflicto social porque, a diferencia de los países hoy
desarrollados, fallaron en orientar sus políticas hacia la conformación de Estados
de bienestar.
El modelo pedagógico que presenta este documento, sin pretender ser un grabado
en piedra, anhela ser un momento del camino institucional que respeta
profundamente el origen del Idiprón. Y, en consecuencia, asume una premisa
simple pero fundamental: el Idiprón es su modelo pedagógico. En otras
palabras, la base de la atención a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes –NNAJ-
más desprotegidos y excluidos de la ciudad es el modelo pedagógico. A la vez, así
como el antiguo Club de externos de La Once era considerado por el padre Javier
de Nicoló como una “embajada en la calle” para los llamados gamines, el Idiprón
representa una embajada de la educación en el sector de las políticas de integración
social.
Más que una escuela, esta propuesta les hablará de una manera de actuar, un
estilo, que expresa una confianza plena y casi ferviente hacia la pedagogía y
los vínculos afectuosos y respetuosos hacia nuestros NNAJ. Hablamos de una
confianza en ellos y ellas como sujetos capaces de construir proyectos de vida
significativos, productivos y en auténtico ejercicio de su ciudadanía, y en la
posibilidad latente de adelantar con ellos y ellas procesos de aprendizaje y
desarrollo de sus competencias para la vida. Pero advertimos desde ahora a los
lectores y lectoras que sólo la vivencia de la cotidianidad con los NNAJ, la
experiencia con sus historias, hace posible sentir ese estilo del Modelo Pedagógico
del Idiprón.
En ese orden de ideas, el Modelo Pedagógico del Idiprón para el siglo XXI
propone una serie de transformaciones a la estructura que se viene gestando
desde el siglo pasado y las primeras décadas del presente. Con razón, éste
reconoce que el camino trazado hasta ahora ha sido conveniente en la mayoría de
casos, pero inevitablemente la partida del padre Javier tiene unas consecuencias.
El Instituto debe asumirlas para bien si anhela proyectarse de manera innovadora
hacia los próximos años, aun cuando el sentimiento de incertidumbre y la vacilación
lo visiten periódicamente, siempre con la seguridad de responder a ellas de manera
organizada, como ha sido el objetivo de la presente investigación desde su inicio,
por el bienestar de nuestros NNAJ.
Por ejemplo, una preocupación del modelo histórico consistía en comprender qué
haría un joven al completar el programa Bosconia-La Florida y la dificultad
permanente de su vinculación al mundo productivo más allá de los muros del
instituto. Pero la estrategia de convertir un modelo pedagógico en una bolsa de
empleo permanente es inviable bajo la pretensión fundamental de la pedagogía.
También es problemática la identificación del modelo pedagógico con una suerte de
burbuja que desconecta por completo a los NNAJ de sus entornos, pues corre el
riesgo de romper vínculos necesarios para su re-integración a la sociedad. Y, aun
así, el modelo pedagógico sí debe conservar el espíritu de una formación vocacional
y productiva, ligada íntimamente al concepto de trabajo, pero, necesariamente,
debe tener un límite en el ámbito institucional. Ni siquiera el Oratorio de Don Bosco,
en la Italia del siglo XIX, fue pensado para institucionalizar los procesos de trabajo
de los jóvenes callejeros.
Este documento hace parte de la segunda fase del proyecto “Modelo Pedagógico
del IDIPRON para el siglo XXI”. Recordemos que en la primera fase se redactó el
DTI Marco General del Modelo Pedagógico del IDIPRON, apoyado de literatura
técnica primordial del instituto y de la realización de varios foros. Este marco general
sirvió como estado del arte del Modelo Pedagógico y permitió identificar las cinco
estructuras fundamentales del mismo:
• Principios históricos.
• Contextos pedagógicos
• Acción pedagógica.
• Áreas de derecho.
• Etapas misionales.
La tercera parte está relacionada con la acción pedagógica como tal, que se
constituirá en una de las estructuras del Modelo Pedagógico del IDIPRON del
siglo XXI. Este núcleo será abordado desde una perspectiva interdisciplinar y
pretende dar un sustento científico a las intervenciones pedagógicas con los
NNAJ por parte de quienes esperamos sean reconocidos como pedagogos y
pedagogas del instituto.
La cuarta parte abordará una suerte de paradoja que vive hoy el instituto en relación
con su misionalidad: ser, por un lado, una propuesta educativa inclusiva que abre
oportunidades para que nuestros NNAJ -en condición de habitabilidad en calle, en
riesgo de habitarla o en condiciones de fragilidad social- construyan un proyecto de
vida; y, por otro lado, ser un instituto que no pertenece al sector Educación de la
administración distrital y que aporta a la garantía de un amplio número de
derechos de los NNAJ, además del derecho a la educación. En este sentido,
abordaremos el rol que deberían desempeñar las áreas de derecho como otra de
las estructuras del Modelo Pedagógico.
La quinta parte del documento versará sobre las etapas misionales, como
estructura del Modelo Pedagógico del IDIPRON para el siglo XXI. Serán revisadas
desde su concepción clásica dentro del proceso educativo de “los niños de la calle”,
y la necesidad de adaptar en ellas un enfoque juvenil que responda de manera
más asertiva a su vulnerabilidad actual, también dentro de un proceso de
educación inclusiva. Asimismo, se ahondará en unas competencias que se
8
La sexta parte del documento aborda la dificultad de los convenios que hoy
sostienen la práctica laboral de los jóvenes en el instituto, y la duda sobre su
utilidad dentro de un proceso pedagógico si se reduce a una política de “bolsa
de empleo” o de ayuda financiera. En consecuencia, se plantea una propuesta
que ejemplifica la identificación de competencias que respondan a nichos de
empleo dentro de un modelo pedagógico.
En este sentido, se vienen exigiendo referencias más explícitas sobre autores que
conozcan de la exclusión socioeconómica crónica de algunas poblaciones que
parecen condenadas a ella en medio de tiempos de vulnerabilidad climática y
desigualdad. Ese estudio permitiría reflexionar si el Instituto, tal y como es hoy,
puede responder a los retos del siglo XXI, como promover el Desarrollo Humano,
generar alternativas educativas al modelo escolar tradicional, y responder a la
garantía de los derechos, entre otros.
Pese a lo anterior, se defiende que una parte del MPI fue pensada para cualquier
población vulnerable, excluida, marginada y abandonada entre los NNAJ, sin
importar su devenir socio-histórico –al menos en el último siglo-. Pero ello suscita,
a la vez, la pregunta más general sobre si la totalidad del modelo pedagógico
debería cambiarse según las nuevas dinámicas socio-económicas, y si, en
consecuencia, cualquier cambio socioeconómico transforma el modelo pedagógico;
o si, por el contrario, el modelo pedagógico sirve (total o parcialmente) para
todos los cambios culturales y poblacionales.
A ello se suma una crítica más específica: falta de presencia de las áreas de
derecho en el territorio o en las casas/unidades de protección integral. No
siempre están allí y con suerte se programan cada cierto tiempo. Cuando son
solicitadas, pueden tardar mucho en llegar, y en el caso de los equipos de Territorio
se considera que, de manera independiente, se realiza el trabajo de las áreas
cuando no llegan allí, incluso en materia de articulación interinstitucional. De
hecho, surgió la siguiente pregunta: “¿El Idiprón funcionaría sin los contextos
pedagógicos (Territorio, Internados y Externados)?”.
10
3
En el modelo histórico, al expresar los niños su deseo de ingresar al programa Bosconia-La Florida, se les
escuchaba activamente, pero no se les aceptaba de inmediato, sino que se iba evaluando su coherencia. Ver
el documento DTI Marco General del Modelo Pedagógico del IDIPRON.
11
El Idiprón, como institución, se erigió sobre la idea de atender a los niños de la calle
como parte de una misión de proteger a los más vulnerables, y esa idea se
sentaba a su vez sobre las bases de la lucha contra la pobreza, la desigualdad,
la exclusión y la discriminación de toda la región latinoamericana que sufría
para entonces de este flagelo. Ello explica por qué el grupo fundador se sentía
inspirado por los movimientos sociales de los años 60 que clamaban por volcarse
hacia las personas más desamparadas y luchar contra el autoritarismo.4
Esa misma misión debe estar vigente hoy. No se trata de vivir en la nostalgia de
otras décadas, sino de reconocer que continuamos viviendo en una sociedad
marcada por la desigualdad y la exclusión endémicas. Por supuesto, la situación
social no se vive igual que medio siglo atrás, y los marcos normativos para atenderla
son cada vez más específicos. Pero lo cierto es que la desigualdad y la pobreza se
ensañan contra una parte específica de la población. Ello se constata día a día
frente a nuestros ojos, y la misión del Instituto consiste en proteger a los NNAJ
más vulnerables de una situación tan compleja, la cual vino a recrudecerse tras la
llegada de la pandemia del COVID-19.
La crisis desatada abrió una brecha todavía más abismal a nivel económico y
social, y esa ruptura continúa consolidándose con el paso del tiempo, al punto que
retrasó el desarrollo de la región entre 12 y 20 años (BID 2020). Semejante
fractura se manifiesta especialmente en los estratos socio-económicos, el
género, la etapa del ciclo de vida, la condición étnico-racial, el territorio, la
situación de discapacidad y el estatus migratorio, entre otros (CEPAL 2021,
13).
A causa del COVID-19, se proyecta en la región que la pobreza del año 2020
alcance el 33,7 % (1 de cada 3 personas), es decir, habrá 22 millones de personas
pobres más que en 2019 hasta alcanzar 209 millones; y que la pobreza extrema
aumente a 12,5 % (1 de cada 10 personas), con 8 millones de personas más hasta
alcanzar los 78 millones (CEPAL 2021, 28). Además, se espera que el PIB conjunto
de América Latina y el Caribe caiga un 7,7 %, y que la tasa de desocupación
aumente 2,6 puntos porcentuales adicionales (CEPAL 2021, 16).
• En Colombia, para 2019, el coeficiente Gini ascendió a 0,48, uno de los más
altos de la región (BID 2020, 50).
• Además, la reducción del ingreso del quintil más bajo fue de 24,6 %, mientras
que la del quintil con mayores ingresos fue de 10,1 %. (DANE 2021, 6-9).
• En Bogotá, la reducción de ingresos del quintil con menos ingresos fue del
50,3 %.
• También para Bogotá, la proporción de la clase social media pasó entre
2019-20 de 49,3 % a 39,6% (DANE 2021, 62)
5
Los sectores del turismo, cultura, comercio, transporte y moda fueron los más afectados, y los menos afectados
fueron la agricultura, la ganadería, la pesca, la producción de alimentos, productos médicos y las
telecomunicaciones (BBC 2021).
13
• En las familias cuyo jefe de hogar son mujeres, la pobreza ascendió a 46,7
% para el caso de Colombia, mientras la pobreza en hogares con jefes
hombres fue de 40,1 %.
• Para Bogotá, la relación fue de 42 % frente a 39 %, respectivamente.
• Además, para Colombia, la brecha en los ingresos entre hombres y mujeres
se amplía a medida que la población envejece (DANE 2020, 14).
Por ejemplo, las mujeres ganan 13 % menos que los hombres (0,87 centavos de
dólar por cada dólar que ganan los hombres) y se espera que, para el año 2021, por
cada 100 hombres en pobreza extrema haya 118 mujeres en la misma situación
(ONU Mujeres 2020). Ellas continúan luchando contra las barreras que limitan su
pleno desarrollo, como aquellas que las conminan mayormente al trabajo informal
o a renunciar a sus ingresos y desarrollo profesional para dedicarse al cuidado de
otros y del hogar. Ellas dedican tres veces más horas por semana que los hombres
al trabajo no-remunerado. (BID 2020, 101-102, 104).
• En Colombia, para los cinco quintiles de la riqueza, esa violencia oscila entre
el 31 % y el 43 % de las mujeres (BID 2020, 107-108, 112-113).
• Para 2019, en Colombia, 4 de cada 10 asesinatos de mujeres fueren
cometidos en la vivienda (DANE 2020, 122), y 4 de cada 10 mujeres
asesinadas conocían a su agresor.
• Para ese mismo año, con 5.725 casos, Bogotá D.C. era el departamento con
más casos de presunto delito sexual a mujeres.
• Además, para 2019, en Bogotá se registró el mayor número de casos de
violencia no letal de pareja y expareja contra mujeres, con 9.936 casos, y una
tasa de 250,9 casos por cada 100.000 habitantes (DANE 2020, 139).
• En Colombia, la distribución porcentual de exámenes médico-legales
practicados por presunto delito sexual a mujeres recayó en 2019
15
Tampoco hay que dejar de lado la realidad de los migrantes para el caso
colombiano. De acuerdo con las estimaciones del DANE, la migración internacional
de largo plazo (más de 5 años) es de 932.627 personas, y la reciente (menos de 1
año) es de 456.480 personas. Además, se estima que Colombia alberga hoy a más
de 1,7 millones de venezolanos, la gran mayoría movidos por la urgencia y la
necesidad dada la crisis que afronta hoy su país. De ellos, 966.714 se encontraban
en situación irregular en 2020. Pero la opinión desfavorable en Colombia hacia ellos
es del 69 % (Galindo, Migrantes venezolanos en Colombia: los datos que la
xenofobia no cuenta 2021).
Los NNAJ están entre las principales víctimas de la crisis y los efectos del cierre
temporal de establecimientos educativos (CEPAL 2021, 14). Los shocks
económicos aumentan los efectos sobre la nutrición y la salud de niños y niñas
más pobres6, así como los impactos negativos en su escolarización y experiencia
laboral potencial, lo que a la postre incide en sus ingresos laborales una vez
alcancen la edad adulta. Tampoco se puede ignorar que estas crisis condicionan a
6
Una parte importante de la población de niños y niñas depende de jardines infantiles y colegios para garantizar
su alimentación.
16
Con el cierre de las escuelas provocado por los confinamientos se prevé un mayor
abandono de las mismas (cerca de 4 millones de estudiantes desde prescolar a
educación terciaria (CEPAL 2021, 24)) y pérdidas de aprendizaje en habilidades
cognitivas, lenguaje (matemáticas, lectura y escritura), y socioemocionales (BID
2020, 57-60), especialmente en niños menores de 5 años. A su vez, las niñas corren
más riesgo de ser sobrecargadas con labores domésticas y de cuidado, y de sufrir
violencia doméstica y sexual (CEPAL 2021, 22).
hogar, la relación fue de 0,29 contra 0,94 (escala 0 a 1), y el del acceso a internet
fue de 0,45 contra 0,98. Esto implica que sólo algunos NNAJ se adaptan y se
benefician por la innovación de los sistemas de enseñanza por medios digitales y
educación a distancia.
A su vez, para la década de los años 90, las causas principales de morbilidad eran
enfermedades transmisibles, maternales, neonatales y nutricionales. Pero la
atención prenatal mejoró sustancialmente en las décadas posteriores. Hoy la
preocupación recae en enfermedades como la obesidad, la diabetes, la
hipertensión y el colesterol alto, que suele ser mayor en aquellos con niveles
educativos más bajos. La estructura de los sistemas sanitarios y las limitaciones
causadas por las pérdidas de empleo y el aumento de la informalidad hacen precario
el diagnóstico y el seguimiento de dichas enfermedades (BID 2020, 138-141, 150,
157). Además, por cuenta del COVID-19, la redistribución de recursos en el sector
salud está creando limitaciones en el acceso a salud sexual y reproductiva, salud
materno-infantil y salud mental, además de que la distribución de vacunas (o la
posibilidad de producirlas) avanza muy lentamente (CEPAL 2021, 21).
En ese sentido, los más pobres están más expuestos a dichos efectos, y en general
los shocks climáticos provocan en ellos mayores pérdidas en la proporción de
riqueza. Además, las más pobres cuentan con menos recursos para recuperarse
de esas calamidades, por lo que sufren de un mayor estancamiento. Y es que se
prevé que, para el año 2030, la crisis climática llevará a más de 100 millones de
personas a la pobreza en el mundo (BID 2020, 247-248).
• En Colombia, por ejemplo, hay una mayor concentración de los más pobres
en zonas propensas a sufrir desastres, como el desbordamiento de los ríos.
Además, con mayor probabilidad ellos trabajan en ocupaciones expuestas a
la temperatura ambiente, como la producción agrícola (BID 2020, 250).
Una visión similar expresa el economista Joseph Stiglitz, para quien la riqueza del
continente americano proviene de las rentas asociadas con los recursos
naturales. Se requiere un modelo de re-distribución de la renta que llegue a la raíz
de esa disputa colonialista (BBC 2020). Lo contrario sería insistir en una división
social que hoy provoca la violación de los Derechos Humanos por parte de los
gobiernos mediante el uso ilegítimo de la fuerza, la violencia policial, la
discriminación racial, la impunidad y la falta de acceso a la justicia, entre otras
(Amnistía Internacional 2021).
7
Por medio del cual se adopta el Plan de desarrollo económico, social, ambiental y de obras públicas del Distrito
Capital 2020-2024 “Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del siglo XXI”.
20
8
También aparece en el documento Bases del plan distrital de desarrollo 2020-2024 (Secretaría Distrital de
Planeación 2020 (B))
21
Se espera que, para el año 2024, una vez finalice la vigencia del PDD, es decir, una
vez sepamos cómo se materializó el nuevo contrato social y ambiental, contemos
con más ciudadanos con capacidad y libertad para incidir en su presente y
futuro, y con mayor consciencia para cuidar lo público. Se trata de construir las
condiciones para que cada quien tenga la oportunidad de escoger lo que quiere
ser y hacer, y realizar sus sueños (Secretaría Distrital de Planeación 2020, 13,
16) (Secretaría Distrital de Planeación 2020 (B), 31).
• Enfoque territorial: identifica al territorio como una construcción social, no sólo física, que
demanda de parte del gobierno el actuar allende los límites político-administrativos (local-
distrital-regional) en procura de la justicia territorial.
Una vez nos hacemos esta idea general del cómo el Nuevo contrato social y
ambiental del siglo XXI para Bogotá responde a la fractura social causada por la
desigualdad, es importante señalar que el Modelo Pedagógico del IDIPRON para el
siglo XXI acogerá sus lineamientos, los cuales se indicarán de manera explícita
hacia el final de este documento.
9
Cabe resaltar que el Programa Bosconia-La Florida se concentró en los niños de la calle, pero sí reconoció
el fenómeno de la explotación sexual y comercial de niños y niñas (De Nicoló, y otros 2009, 191).
23
De discapacidad
Condición 2007- Decreto Distrital
12 para el distrito
/ situación 2020 470 de 2007
capital
Atención y Decreto 1725 de
Condición reparación integral 2012 y Decreto
13 Aporte a la implementación N/A
/ situación a las víctimas en Distrital 377 de
Bogotá 2013
Libertades
Fundamentales de 2018 – Decreto distrital 093
14 N/A N/A
Religión, Culto y 2028 de 2018
Conciencia***
Decreto nacional
216 de 2021-
Estatuto Temporal
15 N/A**** N/A Migrantes N/A
de Protección para
Migrantes
Venezolanos.
Para la atención y
prevención y
atención del
consumo y la
prevención de la 2011- Decreto Distrital
16 Aporte a la implementación N/A
vinculación a la 2021 691 de 2011
oferta de
Otras sustancias
psicoactivas en
bogota
Integral de
2019 - CONPES 05 de
17 N/A N/A derechos
2034 2019
humanos***
Cultura 2019- CONPES 10 de
18 N/A N/A
ciudadana*** 2038 2019
Productividad,
competitividad y Decreto distrital 064
19 N/A N/A N/A
desarrollo de 2011
económico***
Fuente: elaboración propia
* El rol del Sector Integración Social en la Administración Distrital y el Distrito Capital –como jurisdicción de estas
políticas públicas- permite entender el papel del Idiprón como entidad adscrita a este sector bajo la coordinación
de la Secretaría Distrital de Integración Socia.
** Las tipologías fueron definidas según los criterios de la Dirección de Equidad y Políticas Poblacionales - DEPP
de la Secretaría Distrital de Planeación (SDP s.f.).
***Estas políticas públicas están bajo la responsabilidad principal de otros sectores de la administración distrital
distintos al Sector Integración Social, pero dada su característica poblacional o de enfoque se incluyen en este
planteamiento.
**** Estos componentes no se pueden considerar políticas públicas al carecer de una normativa específica, por
lo que las competencias distritales aún son debatidas, aunque comienzan a encaminarse hacia ese fin.
Para el modelo pedagógico es esencial tener en cuenta que las políticas públicas
poblacionales que lidera el sector Integración Social en materia de transcurrir
vital son las de Infancia y adolescencia –incluida la estrategia de prevención de
ESCNNA-, y Juventud; y, en materia de condición o situación, la política que
aborda el Fenómeno de Habitabilidad en Calle. Estas disposiciones
determinarían los contextos pedagógicos. Pero, adicionalmente, es necesario
25
Bajo la denominación “gamín” eran agrupada una población que incluía al “pre-
gamín”, el “gamín de barrio”, el “gamín de olla”, el “pre-delincuente”, el “largo”10 y
las madres de niños callejeros. Pero con el paso de los años, especialmente en las
décadas de los años 80 y 90, tomó fuerza la idea de una división entre la población
de la calle y en la calle (De Nicoló, y otros 2009, 336-337), siendo esta última la
que requería especialmente una “nueva” estrategia de atención orientada a la
prevención. La idea era prevenir que el NNA no decidiera habitar la calle
permanentemente (Idiprón 2019, 175, 182-183).
10
Esta categoría en especial aparece en Musarañas II, y hace referencia al gamín mucho mayor y con un
deterioro físico y mental muy avanzado por el consumo elevado de sustancias psicoactivas.
26
Para el año 1971 había 1.700 “gamines” identificados en Bogotá (Idiprón 2019, 112).
Para 1993, la cifra de menores habitantes de calle fue de 2.200, entre los 9.500
habitantes de calle totales que fueron identificados para ese momento, es decir, el
23,2 % (Idiprón 2019, 112). Para el año 2007, la población identificada de menores
de 4-12 años fue de 100 (1,2 %), y de 13-18 años fue de 581 (6,9 %), mientras que
la de jóvenes entre 19 y 25 años fue de 1.501 (17,9 %)11. Todos ellos entre un total
de 8.385 ciudadanos (Ramos, Ortiz y Nieto 2009, 109-115).12
De acuerdo con el último censo, con corte a 2017, donde fueron identificados 9.538
habitantes de calle, se confirmó la tendencia de disminución en la población de
menores, que entre los 12-13 años fueron 2 (0,02 %) y los 14-19 años sumaron
278 habitantes (2,91 %) –incluidas 57 mujeres-, mientras que para el rango entre
los 20 y 29 años sumaron 2.420 (25,37 %) –incluidas 279 mujeres- (DANE y SDIS
2018, 44).
11
Para este año no se incluyó dentro de “población joven” a las personas entre 26 y 29 años.
12
Es importante señalar que estas cifras, en particular para las encuestas de 1971 y 1993, atendieron a fuentes
secundarias. Además, los rangos etáreos no coinciden exactamente en la presentación de las propias
mediciones.
27
De acuerdo con las cifras del reporte del Seguimiento a los Compromisos del Plan
de Desarrollo –Segplan-, con corte al 31 de mayo de 2020, fueron vinculados un
total de 8.027 NNAJ (1.127 mujeres) en situación de vida en calle (una cuarta parte
de la población vinculada al instituto) entre 2016 y 2020 (de un total de 31.617 NNAJ
vinculados). Por su parte, el avance a marzo de 2021 –bajo el nuevo plan de
desarrollo- nos habla de 1.351 atendidos en situación de vida en calle.
Ahora bien, el tablero de datos del ICBF señala que en Bogotá la cifra de
adolescentes vinculados al Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (SRPA)
viene en disminución (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar - ICBF 2018)
(Idiprón 2019 B, 8-9). Ahora bien, de los 32.085 casos totales registrados entre 2013
y 2018, el 15,3 % fueron mujeres.
De acuerdo con las cifras del reporte del Seguimiento a los Compromisos del Plan
de Desarrollo –Segplan-, entre 2016-2019 fueron vinculados 1.677 NNA en riesgo
de estar en conflicto con la ley, alrededor de 419 NNA cada año en promedio; 5
% de NNA atendidas fueron mujeres.
(Idiprón 2019 C, 9) y vieron una reducción significativa para 2018. El 78,3 % de los
casos fueron mujeres.
A nivel nacional, de los 1.954 casos de NNA registrados entre 2012 y 2019, el 80,8
% eran adolescentes y el 14,5 % eran niños y niñas entre los 6 y 11 años. Además,
el 85,57 % fueron mujeres. Asimismo, 84 casos ocurrieron en NNA que se auto-
reconocieron como pertenecientes a una comunidad étnica (ICBF 2020). Sin
embargo, en la región de Sur América el reporte de casos ESCNNA ascendió a
75.000 en 2017, según la organización ECPAT (End Child Prostitution, Child
Pornography and Trafficking of Children for Sexual Purposes) (ECPAT 2018), lo que
lleva a suponer que el subregistro del país es muy elevado.
Para el año 2014, y como antesala de la puesta en marcha del programa Jóvenes
en paz (ejecutado en 2015), el Idiprón participó en la Encuesta Distrital de Juventud
2014 (J14), según la cual 410.769 jóvenes eran NINIS entre 14 y 28 años (Idiprón
2014, 210)14.
• El actual plan distrital de desarrollo arrojó dos cifras de NINIS: 381.000 entre
18-28 años (Secretaría Distrital de Planeación 2020 (B), 130), y de 403.231
entre 14 y 28 años (2020 (B), 139).
• Cabe destacar que esta situación es preocupante, entre otras razones,
porque se completó la primera cohorte de estudiantes beneficiarios de
la gratuidad en la educación básica en Bogotá, medida que comenzó a
regir en la segunda mitad de la década del 2000. Se prevé un aumento de
los NINIS en la ciudad.
14
El estudio señaló que el 21 % de jóvenes ni estudiaba y trabajaba a la vez, ni realizaba o alternaba alguna
de esas actividades por separado. Además, el total de jóvenes identificados fue de 1.956.042 en Bogotá. De
allí se deduce la cifra de NINIS indicada arriba. De acuerdo con el plan de desarrollo Nuevo Contrato Social y
Ambiental para Bogotá en el siglo XXI, con base en datos del DANE, los jóvenes suman 2.088.845.
30
Asimismo, del total de migrantes en el país, 53 % son NNAJ entre los 5 y 29 años:
16 % entre 5 y 17 años, y 37 % entre 18 y 29 años.
El problema hoy, empero, es que esa mística adolece de una dificultad ahora que
el padre Javier no está: todavía no hemos logrado traducir su pedagogía a una
forma, un método o una técnica particular que las nuevas generaciones puedan
comprender con facilidad con miras a los retos del siglo XXI. Por esa razón, estamos
en deuda de “des-mistificar” la acción del padre Javier, no porque queramos dejar
de reconocer su labor, sino porque al definir el perfil de los educadores o
pedagogos que requiere el instituto no podemos pretender o aspirar a
convertirnos todos en la figura del fundador del Idiprón.
A la luz de esa dificultad, cada vez toma más fuerza el imaginario de que, al interior
del instituto, la pedagogía y los actos pedagógicos son asuntos
exclusivamente curriculares, al menos de manera operativa, ligados a lo
académico, y en específico a la Escuela Pedagógica Integral (también llamada
Academia en el área de derecho de Educación). De allí nace una crítica al modelo
pedagógico, pues se le califica de rígido y limitado al “institucionalizarse en lo
académico”. Esta crítica no desconoce, empero, que el proyecto educativo del
padre Javier de Nicoló y demás fundadores del programa Bosconia-La Florida no
fuese innovador en su momento, sino el hecho de que la pedagogía para las
necesidades del siglo XXI está rompiendo muchos esquemas de la Escuela y la
escolaridad en general.
De ser correcta esa crítica, sería difícil para todos, por ejemplo, pensar en la praxis
pedagógica (o práctica pedagógica) también como una praxis social; dicho de
otro modo, sería difícil entender cómo realizamos, al mismo tiempo, pedagogía y
atención social frente a la exclusión que viven nuestros NNAJ, ni entenderíamos
con claridad qué es la pedagogía para la vida.
Ahora bien, ligado a lo anterior, no es claro para muchos la idea de que, en esencia,
la pedagogía es un tipo de relación o vínculo, no sólo un currículo. Es decir, la
pedagogía no se trata exclusivamente de contenidos o didácticas específicas, sino
de una relación de enseñanza/aprendizaje que se “encarna” en el vínculo
maestro-aprendiz, educador-educando, tutor-pupilo, o como se le quiera llamar.16
Es decir, en línea con la crítica mencionada anteriormente, se cuestiona que dicha
15
Véase: DTI Marco general del Modelo Pedagógico del IDIPRON.
Para muchas personas, el término “estudiante” todavía adolesce de un estrecho vínculo escolar.
16
32
Por eso nos preguntamos también si los educadores son sólo quienes
pertenecen al área de educación, o si de alguna manera todos podemos aspirar
a ser pedagogos para atender la situación social específica de nuestros NNAJ.
Preliminarmente, podríamos pensar que no todo lo pedagógico termina en la
Escuela (o en la formación técnica). Pero, ¿cómo podríamos ahondar en esa idea?
Esta reflexión deja varias preguntas que esperamos abordar:
Los modelos pedagógicos, por su parte, son diseños teóricos, esquemas ideales
o sistemas formales de la práctica pedagógica. En otras palabras, son formas de
representar el proceso de enseñanza/aprendizaje en un contexto particular, y
determinan una estructura educativa con propósitos, contenidos, métodos y
evaluaciones. Un modelo pedagógico, además, relaciona a los actores
educativos (Ortiz Ocaña, Reales Cervantes y Rubio Hernández 2014):
Los dos aspectos básicos y esenciales para definir y caracterizar los distintos modelos
pedagógicos son las relaciones interpersonales que se generan entre los miembros de
la comunidad educativa y las relaciones epistémicas que surgen en relación con el
conocimiento científico que emerge del proceso pedagógico (Ortiz Ocaña, Reales
Cervantes y Rubio Hernández 2014, 25. Subrayado fuera de texto).
20
Ver sección 7.
35
Al integrar las distintas partes del cerebro, se les permite un desempeño óptimo en
la medida en que trabajan como un todo orgánico. Cuando dicha integración no
ocurre, resulta limitada la coordinación de las mismas, lo que se traduce en una
dificultad para atender calmada y competentemente a las situaciones que
enfrentamos cada día (Siegel y Paine Bryson 2012, 6). Por el contrario, el balance
que aporta la integración cerebral nos permite navegar entre la rigidez (control
impositivo, falta de adaptación y negación a la negociación) y el caos (pérdida de
control) (2012, 12). Podemos dar un leve brochazo para ampliar la idea de la
integración cerebral.
21
Literalmente un secuestro en la zona de la amígdala que bloquea la actividad cerebral superior.
36
3.2.2. Neuroplasticidad
Pero los entornos y las experiencias van cambiando según cada individuo, aunque
haya un desarrollo consistente que compartimos todos los humanos. Y en la medida
en que los contextos van cambiando, se van creando nuevas conexiones
neuronales y funciones en respuesta a sus demandas; también se re-elaboran,
reajustan o se fortalecen conexiones ya creadas, mientras otras se debilitan, y
así la sinapsis neuronal se va afinando (National Academies of Sciences,
Engineering and Medicine 2018, 3, 68).
En esa medida, las experiencias son siempre oportunidades para provocar un nuevo
molde o una nueva forma del cerebro. Y es por esa razón que los logros que
obtengamos gracias al ejercicio o entrenamiento van creando redes
neuronales funcionales para cada persona, de acuerdo con su contexto
específico. En esto, la importancia que desempeña la repetición, frecuencia e
intensidad de unas experiencias es notoria, porque determina la velocidad en la
que se crean dichas nuevas estructuras y funciones cerebrales.
El tercero de los hallazgos clave para nuestro interés es el del cerebro visto como
un “órgano social”: nuestras relaciones con otros también determinan el
funcionamiento cerebral y el desarrollo de capacidades emocionales y lógicas.
Esto ocurre en buena medida gracias a la activación de las neuronas espejo, que
permiten la conexión yo-otros (nosotros), y nos permiten ver con la mente (seeing
with the mind) y hacernos una idea del estado mental de otra persona (Siegel y
Paine Bryson 2012, 119-144).
(materia blanca), incluyendo un proceso de “poda” de las redes neuronales hasta después de la pubertad. Las
sinapsis que son continuamente usadas en este periodo son retenidas, mientras que las redes no-usadas son
eliminadas. Esto mejora la eficiencia del cortex cerebral. Es un balance entre fortalecer unas conexiones y podar
otras (National Academies of Sciences, Engineering and Medicine 2018, 56).
38
Y por esa misma razón, una experiencia con carencia de una mediación (o cuidado)
adulta hacia los más pequeños limita el desarrollo de la capacidad empática. Hay
estudios sobre la pequeñez anormal del crecimiento físico y el desarrollo cerebral
de niños que no pudieron desarrollarse social, emocional y congitivamente dado
que, a pesar de contar con cierto bienestar material, no tenían un “recurso humano”
estable de cuidadores ni una posibilidad de desarrollar relaciones amorosas,
estables y significativas con adultos (National Academies of Sciences, Engineering
and Medicine 2018, 29).
• Por una parte, implica que el aprendizaje es una actividad social continua,
pues ocurre gracias a la interacción, por ejemplo, entre los NNAJ y sus pares
“más avanzados” o adultos.23 De hecho, la teoría bío-ecológica de desarrollo
humano (basada en los postulados de Urie Bronfenbrenner en los 70’s y
80’s) asegura que éste ocurre a través de interacciones complejas y
progresivas entre el individuo y su entorno físico y social.24 Pero todos los
entornos cambian a lo largo del tiempo y fomentan las distintas
experiencias de un individuo a lo largo de su vida (National Academies
of Sciences, Engineering and Medicine 2018, 26, 28).
• Por otra parte, los cambios en el “entorno interno”, como en la biología del
cerebro, transforman la plataforma fisiológica del aprendizaje y reaccionan a
las influencias sociales y culturales. Aquí juega un papel primordial la
genética humana.
23
Esta es una perspectiva que camina sobre los desarrollos iniciales de Lev Vygotsky, Alexander Luria y Aleksei
Leontiev, sobre la teoría del desarrollo sociocultural, social-histórico o histórico-cultural. En especial, los
postulados del primero no son ajenos a la construcción del programa Bosconia-La Florida.
24
Bronfenbrenner ideó un sistema de anillos concéntricos que representaban distintos sistemas en los que se
desarrolla el individuo, desde la familia, los pares, el colegio, el sitio de trabajo, hasta institucionales sociales
más aplias, ideologías, sistemas de valor, leyes y costumbres, entre otros. Este planteamiento es muy cercano
al principio de la alegría del IDIPRON entendido como el principio que rige los entornos de aprendizaje de los
NNAJ.
40
necesita de las herramientas que estos ponen a la mano para dar solución a los
problemas de manera conjunta.
• Función ejecutiva. Regulación que permite a las personas planear, secuenciar, iniciar y
sostener su comportamiento hacia algún fin/objetivo. Incluye habilidades para mantener
la información en la mente, inhibir respuestas incorrectas o prematuras, sostener o cambiar
la atención, y definir voluntariamente los objetivos.
25
Expresión derivada de la teoría cognitiva.
41
Así pues, los pedagogos deben estar atentos a la motivación de los aprendices
atendiendo a su compromiso, persistencia y desempeño (performance). Dicho de
otra manera, la práctica pedagógica debe procurar que el aprendiz se comprometa
con su propio aprendizaje de tal manera que los objetivos siempre tengan un
significado para él o ella (Forlin 2015):
Reconocer a un pedagogo, más que por los contenidos que enseña, es posible
gracias a la forma de su enseñanza, porque no establece una distinción radical
entre la producción de conocimiento y el acto de conocer. Esto es posible gracias
a:
Esta visión del pedagogo es afín a la libertad con la que comulgó Paulo Freire, quien
además, en plena relación con los conceptos arriba mencionados, hablaba de la
44
Algunas investigaciones nos hablan de la pedagogía del siglo XXI y los métodos
innovadores de enseñanza (Mynbayeva, Sadvakassova y Akshalova 2018), y
aportan cuatro grandes áreas que les desarrollan: i) una concepción más amplia
de la pedagogía; ii) un enfoque “ambiental” de la enseñanza; iii) la generación digital;
y iv) la innovación de la enseñanza.
Es posible que hasta aquí pueda llegar a parecer ingenua la visión de esta
pedagogía del siglo XXI para el modelo pedagógico de un instituto que atiende a
NNAJ en circunstancias de vulnerabilidad y exclusión. Los beneficiarios y las
beneficiarias del IDIPRON fueron expulsados o marginados de los sistemas
educativos, y es acertado advertir que las metodologías de la escuela tradicional no
son las más adecuadas para ellos y ellas. Pero, contrario a una sospecha de
ingenuidad, lo que busca garantizar esta perspectiva de la pedagogía es la
mayor inclusión social posible a la hora de implementar el modelo pedagógico.
Por esa razón es tan importante reiterar que el aprendizaje se construye desde
relaciones estudiante-maestro(a), hijo(a)-padre/madre, persona bajo cuidado/adulto
cuidador, entre otras (Cozolino 2013). Y la razón radica en la posibilidad de los
adultos de mediar, interceder o intervenir –respetuosamente- las realidades de
quienes caen bajo su cuidado. Es decir, para que haya aprendizaje, un otro es
esencial, especialmente un adulto, si bien no siempre es orientado a favor de
quien aprende.29 Pero la mística de la pedagogía aparece no sólo cuando hay un
adulto responsable, sino cuando el adulto actúa en la medida en que reflexiona,
imagina y planifica cómo interceder una realidad para orientar la relación con
el aprendiz.
29
Sólo hay que pensar en muchas historias de los chicos y chicas del IDIPRON: siempre tienen la imagen de
un “adulto” que los “lleva” a terminar en unas “vueltas” –positivas o negativas-. El adulto siempre está
relacionado con la idea del “ejemplo”.
30
La cual, por supuesto, no está reservada exclusivamente para los educadores que han recibido una formación
y un entrenamiento diseñado sistemáticamente, sino para adulto cuidador a cargo de otras personas,
especialmente niños y niñas.
47
Si vemos al Idiprón como un proyecto educativo, y una de las las seis áreas de
derecho es el área de Educación, entonces dicha área pareciera asumir un rol
protagónico como eje operativo de las áreas en su función de apoyo a la
garantía de derechos y restablecimiento de derechos vulnerados. Sin embargo,
existe una resistencia a que lo educativo sea -o deba ser- el centro de la
misionalidad del instituto.
En otras palabras, se percibe que la gestión del modelo pedagógico muestra una
suerte de centro de gravedad en la Educación, específicamente en la Escuela
Pedagógica Integral –EPI-, porque su currículo muestra liderazgo y organización.
Pero ese centro de gravedad resulta incómodo e insuficiente para la gestión de otras
acciones de las áreas de derecho y los contextos, y eso aumenta la percepción de
una fragmentación operativa del Modelo Pedagógico.31 ¿Por qué está tan presente
esa tensión?
de un solo proceso (como puede ser el caso de las áreas de Salud y Sociolegal).
Esta independencia de la gestión de las áreas favorece la creación de equipos que
trabajan como ruedas sueltas.
Esta área trabaja con unos criterios definidos y ligados al PAIF (Plan de Atención
Individual y Familiar), al PARD (Proceso Administrativo de Restablecimiento de
Derechos) y al VESPA (sistema de Vigilancia Epidemiológica de Consumo de
Sustancias Psicoactivas), entre otros, cercanos normativamente al Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- y al sistema de salud. Pero esta área es
especialmente relevante para el modelo pedagógico porque realiza la valoración
inicial de los NNAJ en su llegada a las unidades (en ocasiones también en
territorio). En esa medida, no sólo determina un “proceso psicosocial” sino
que también determina a qué otros “servicios” deben ser remitidos.
Pero una tensión parece surgir, porque las dos áreas en cuestión (Educación y
Psicosocial) manejan criterios diferentes para determinar el avance de los NNAJ.
Ambos requieren de espacios y tiempos específicos, y a la vez piden mayor
flexibilidad de otras áreas y menos acciones administrativas para acompañar
efectivamente a los NNAJ. Sin embargo, respecto al área Psicosocial en particular,
el enfoque pedagógico sí resulta difuso, y se debe quizás al hecho de que las
32
La palabra “Sicosocial” se usa en el contexto del Idiprón como una de las 3 “s” del modelo de las áreas de
3
derecho llamada “SE ”. Fue una manera de adaptar la palabra “Psicosocial” al nombre de ese modelo. Aquí
vamos a preferir la segunda expresión. Sin embargo, tanto “sico“ como “psico“ son elementos compositivos
válidos y equivalentes para la Real Academia de la Lengua Española que se refieren al alma o la actividad
mental.
49
Ciertamente, hoy el Idiprón hace parte del Sector Integración Social –cuya
coordinación es ejercida por la Secretaría Distrital de Integración Social-, y como tal
se integra a la misión del sector, que consiste en:
33
Ver el documento técnico de investigación “Marco General del Modelo Pedagógico del IDIPRON”.
50
Pero ahí no acaba el asunto. Las áreas de derecho reconocieron a los habitantes
de calle y el fenómeno de calle como el centro de su atención, y en su concepción
pretendían definir ese Ser35 y dilucidar al máximo sus condiciones de
marginalización, desconocimiento y negación por parte de la sociedad. En otras
palabras, el modelo de atención de las áreas de derecho presuponía una estructura
antropológica que nos hablaba de unas “maneras de ser” de las personas que
serían atendidas, o formas en las que “se es”, siguiendo la lógica de proyectar un
Ver el documento técnico de investigación “Marco General del Modelo Pedagógico del IDIPRON”.
34
35
Esto representaba una aproximación leve al ejercicio de etiología del niño de la calle realizado por el equipo
fundador del instituto.
51
modelo de ser humano (Idiprón 2020, 7-8). Esa es la razón por la cual el modelo
de las áreas de derecho se llama SE3 (“Sé al cubo”). Otro será el espacio para
discutir si éste fue un planteamiento acertado.
Por supuesto, el Modelo Pedagógico del Idiprón para el siglo XXI no desconoce
que el sistema educativo actual no cierra del todo las brechas que muestran los
niños y niñas que ingresan a él. En este mismo sentido, el Instituto de Estudios
Urbanos –IEU- de la Universidad Nacional de Colombia indicó que las instituciones
educativas prácticamente abandonaron a los estudiantes que perdieron la
36 3
Algunas publicaciones del instituto, por ejemplo, indicaron que el SE podría seguir el modelo de la Pirámide
de Abraham Maslow en su teoría de la motivación humana, en la que el individuo aspira a un desarrollo
ulterior una vez satisfechas sus necesidades más animales (fisiológicas) hasta resolver unas necesidades de
autorrealización, estéticas y cognitivas, e incluso de auto-trascendencia (Idiprón 2020, 14-18). También se
apoyaban en la teoría del Desarrollo a Escala Humana de Manfred Max-Neef y sus dimensiones para
promover el desarrollo de las personas expresadas en “necesidades y satisfactores”: ser, tener, hacer y estar.
Esta teoría también recomienda la identificación de aquellos “factores de destrucción” que impiden o truncan
del desarrollo de las personas como la clave para determinar dichas “necesidades y satisfactores” (Idiprón 2020,
19-20)
Para consultar con mayor detalle la matriz de necesidades y satisfactores desarrollada por Max Neef,
recomendamos consultar Desarrollo a Escala Humana: una opción para el futuro (Max-Neef, Elizalde y
Hopenhayn 1986)
52
Ahora bien, las nuevas tendencias educativas no nacieron con la pandemia del
COVID-19. Los nuevos enfoques ya apuntaban a desmontar un paradigma
centrado en indicadores de calidad educativa que dependen de mediciones y
pruebas en áreas de conocimiento delimitadas y sujetas al mercado laboral.
Ahora se inclinan hacia un paradigma del desarrollo humano que reconozca las
distintas potencialidades de cada persona, el cierre de brechas sociales, y la
resiliencia a los acelerados cambios sociales, políticos y económicos de la
actualidad.37
37
Lo anterior no desdeña los desarrollos recientes, por ejemplo, de Julián De Zubiría en torno a un modelo
pedagógico dialogante, en el que la educación se centra en el desarrollo y no en el aprendizaje. (Ortiz Ocaña,
Reales Cervantes y Rubio Hernández 2014).
38
Por ejemplo, con acciones de prevención como el autoaislamiento, el distanciamiento, la higiene, la auto-
vigilancia y el cuidado mutuo.
53
• saber ser: aptitudes para tener una imagen realista de sí mismo, disposición a aprender,
actuar conforme a las propias convicciones, asumir responsabilidades, tomar decisiones y
relativizar posibles frustraciones.
39
Estas son especialmente importantes en países víctimas de conflictos armados y secuelas de la violencia
(Misión de Sabios 2020).
54
¿Cuáles son las capacidades o competencias a las que se debe avocar el Modelo
Pedagógico? No podemos olvidar que estamos en el marco de los NNAJ que
atiende especfícicamente el IDIPRON, por lo que es necesario pensar estas
capacidades o competencias desde un enfoque inclusivo de la educación para el
desarrollo de la libertad, la equidad educativa y igualdad de oportunidades.
Pero también deben apuntar a generar comportamientos inclusivos y socialmente
competentes en términos cognitivos, emocionales y comportamentales
(Surzykiewicz y Kolbe 2020; Avansesan 2019; Abi-Hashem 2020). Aquí podemos
nombrar algunas:
40
Y allí se evidencia afinidad a la influencia de la “pedagogía crítica” que adoptó el equipo fundador del
instituto.
55
• Resiliencia.
Ahora bien, las numerosas etapas y dinámicas poblacionales podrían arrojar una
“matriz de desarrollo humano” muy compleja para evaluar si se da garantía a los
derechos que fueron vulnerados o si los NNAJ pueden pasar de una etapa a otra.
De manera ilustrativa42, una matriz similar se vería así:
41
Ver sección 7.
42
La tabla no pretende zanjar la discusión sobre la caracterización de los NNAJ que atiende el instituto, por lo
que no debe asumirse de entrada como mandatorio, sino como expositiva del problema que se está discutiendo.
En todo caso, este punto fue abordado ya en otro documento.
57
Recordemos que, si bien este proceso podía dar la impresión de tener un formato
individual, era fundamental entender que el programa apuntaba a moldear una
comunidad como mecanismo de defensa al abandono de los muchachos, por lo
que debía marcar distancia con el individualismo (De Nicoló, y otros 2009, 198).
Allí entonces se mezclaban dos enfoques: la teoría del desarrollo cognitivo de Jean
Piaget, y las ideas de comunitarismo, solidaridad y colectivismo en las teorías del
aprendizaje de Anton Makarenko y Lev Vigotsky. Unidos estos dos enfoques, se
consolidó un enfoque cognoscitivo del modelo pedagógico que buscaba,
básicamente, enseñar a pensar durante el proceso en el instituto (De Nicoló, y otros
43
Para mayor información, ver el Documento Técnico de Investigación Marco General del Modelo Pedagógico
del IDIPRON.
59
2009, 358).44 Las etapas fueron pensadas, entonces, desde la Psicología Educativa
para estructurar la gradualidad del proceso que debían seguir los muchachos al
interior del programa.
44
El modelo pedagógico acoge en su generalidad una serie de enfoques como política pública. Aquí
mencionamos algunos, pero no mencionamos otros que no son del todo recurrentes en la bibliografía, como el
enfoque analítico (afín a los desarrollos terapéuticos y teóricos de Sigmund Freud) (De Nicoló, y otros 2009,
352), el enfoque estratégico (cercano a los desarrollos terapéuticos derivados, por ejemplo, de las ideas de
Milton Erikson) (De Nicoló, y otros 2009, 355), el enfoque territorial (conocimiento de las dinámicas sociales en
el territor) (Idiprón 2020, 41), y el enfoque diferencial (Idiprón 2020, 42-43). Sin embargo, las referencias en la
bibliografía revisada no son del todo abundantes para tener claro cómo se incorporan al Modelo Pedagógico.
45
Ver sección 7.
60
46
Ver DTI Marco general del Modelo Pedagógico para mayor información sobre la mutación nominal de las
etapas a lo largo de las décadas.
61
Así pues, el Modelo Pedagógico para el siglo XXI considera que es posible
aprovechar la existencia de dichas meta-etapas iniciales y de una etapa final. Esta
organización, en consecuencia, ofrece una síntesis de las etapas históricas del
modelo para aportar a su eficacia y comprensión.
Ya observamos en otro documento que hay razones de peso para pensar que los
NNAJ que atiende el instituto distan mucho de los llamados “niños de la calle” o
“gamines”. Y no cabe duda de que la misión del instituto sigue íntimamente ligada
a la protección de los niños y niñas; pero hoy los jóvenes también requieren
soluciones expeditas y urgentes que no eran plenamente resueltas por el programa
Bosconia-La Florida. Es a estas soluciones hacia dónde deben expandirse las
etapas del Modelo Pedagógico del Idiprón para el siglo XXI.
47
Algunos ejemplos son Youth:Work en Ciudad Juárez y Tijuana (Youth:Work 2012), el programa de
empleabilidad para jóvenes rurales de Costa Rica (FAO 2012), el propio modelo de atención del ICBF para el
sistema de responsabilidad penal adolescente (2020). Sin embargo, es posible indagar todavía por muchos
más.
48
Para la administración distrital, esto representa un “traslape” entre la adolescencia y la juventud mayor de
edad.
64
(Krauskopf 2011, 58). Aun así, la juventud en fragilidad social es un fenómeno más
complejo de comprender en clave de política pública y requiere una mayor
profundización como parte del orden social (Sepúlveda 2013).
En suma, a los jóvenes les resulta más difícil consolidar un proyecto de vida
personal y autónomo, así como lograr la independencia económica (Sepúlveda
2013). Pero la situación se recrudece para los jóvenes más desfavorecidos que no
pueden permanecer mucho tiempo inactivos en un hogar (Dutra-Thomé y Siqueira
Pereira 2017). Si los jóvenes carecen de oportunidades para acceder a una
formación superior, se verán obligados a ingresar tempranamente al mundo
laboral, que, como ya dijimos, les abre escasas oportunidades. Además, como
ocurre con una porción mayoritaria de ellos y ellas, las obligaciones sociales
presionan cada vez con más fuerza su entrada al mundo laboral (formal o
informal), lo que resta oportunidades de educación y limita la experiencia misma
de la juventud. Sólo unos pocos jóvenes ven un futuro prometedor. Esto crea una
brecha de desigualdad en las capacidades y oportunidades –incluso a pesar de
lograr la escolaridad básica y media- (Calvo 2018).
65
49
La respuesta a nivel educativo han sido los “Modelos flexibles de educación –MEF-“, que buscan romper
con criterios clásicos que igualan la asignación de recursos. Algunos ejemplos se encuentran en programas
como: Aceleración del aprendizaje (Brasil), Telesecundaria (México), la Escuela Nueva y sus adaptaciones más
recientes a los contextos urbano marginales de Colombia (Post-primaria), oferta en el sector rural como el
Sistema de aprendizaje tutorial -SAT-, la de alfabetización de la Caja de Compensación Familiar -CAFAM-; los
Grupos juveniles Creativos -GJC- (iniciados por la Caja Colombiana de Subsidio -COLSUBSIDIO-) y el
Bachillerato Pacicultor reunidas bajo Codesocial. Sin embargo, los MEF no son, aún, paradigmas de cobertura
o baja deserción, si bien muestran resultados académicos significativos en algunos grados. Además, no en
pocos casos los jóvenes beneficiarios son sujetos de estigmatización por pertenecer a dichos programas (Calvo
2018). Actualmente, la propia Escuela Pedagógica Integral –EPI- del Idiprón está siendo sujeto de una
investigación comparativa como propuesta de Educación Flexible desde el Instituto para la investigación
educativa y el desarrollo pedagógico –IDEP-.
66
5.3.2. Algunas cifras
La tragedia se torna más profunda cuando veíamos que el 21% de los jóvenes
en la ciudad (410.769) no estudiaban ni trabajaban. Esta cifra se podía estimar
ya que el estudio arrojó que 1.545.273 jóvenes trabajaban, estudiaban o alternaban
las dos actividades, es decir, el 79% de ellos. En consecuencia, 410.769 jóvenes
(21%) eran vulnerables a estar en la situación de riesgo que describimos
inicialmente (sea que busque empleo, que no trabaje por razones diferentes al
estudio, no sabe/no responda) (2014, 210).
Finalmente, el tipo de contacto que se espera con los NNAJ debe transmitir
entusiasmo e interés sincero hacia ellos y ellas, y debe ser sensible con su
situación particular y su entorno en el momento mismo del contacto y las
posibilidades y oportunidades reales que se abren en un eventual proceso.
50
Determinada por la valoración inicial misma. Actualmente, el área Psicosocial le llama Plan de Atención
Integral.
68
51
Si bien es recomendable plantear un PFO con un horizonte a 6 meses-1año, los jóvenes pueden trabajar de
manera paralela un plan con un horizonte de largo plazo. Sin embargo, es clave que el ejercicio permita definir
metas asequibles acordes con su momento.
69
Además, sería ideal lograr aquí propuestas de formación in situ: para que
los empleadores estén dispuestos a contratar jóvenes, necesitan ciertas
habilidades en los mismos espacios laborales para alcanzar mayores niveles
de productividad. Además, esto puede ser atractivo para que los jóvenes
vean la relevancia de los aprendizajes adquiridos.
Por otra parte, algunos programas plantean una duración de 7 meses (30
semanas), con énfasis en la última etapa (Youth:Work 2012). Sin embargo, para
el Idiprón sólo son idóneos este tipo de procesos acelerados para unos beneficiarios
en condiciones poblacionales muy específicas. Por esa razón, se recomienda
acoplar los tiempos de un proceso completo a cada población, bajo seis condiciones
clave:
ii. Los tiempos, por supuesto, para el caso del Idiprón, deben adecuarse
a las condiciones socio-económicas de cada población que atiende
el instituto. Es probable que para los ciudadanos habitantes de calle –
CHC- se requiera un tiempo mayor, mientras que para los NINIS en
fragilidad social los tiempos sean más ágiles.
vi. Zonas de operación. Una vez definidas las sedes de operación, éstas
pueden estar adscritas a zonas de operación (por ejemplo, en el caso de
Bogotá, se puede definir las zonas nororiental, noroccidental, centro,
suroccidental y suroriental) para dar coherencia a la idea de observar
constantemente los entornos de los NNAJ. En todo caso, con el avance
del programa, la operación requiere cierta flexibilidad de la función de las
sedes de acuerdo con las necesidades del programa.
Sin embargo, como vimos en el aparte de la Pedagogía del siglo XXI para el Idiprón,
los entornos de los NNAJ son esenciales para el desarrollo humano. Los procesos
71
La necesidad de una respuesta más asertiva durante las conversaciones con los
NNA pasa por re-establecer un diálogo legítimo, bidireccional y significativo con
ellos y ellas, dando apertura a mayores canales para su participación como
protagonistas de sus propios procesos. Los niños y las niñas no conciben los
internados como espacios de desarrollo y expresión, pues hacen difícil la
espontaneidad. Las experiencias en Brasil muestran cómo muchos expresan
sentirse en orfanatos –en abandono de parte de madres y padres- por la ruptura de
lazos afectivos, y reconocen que no escogieron estar allí, pero tienen que estar sin
saber por cuánto tiempo. Además, aducen que las prácticas pedagógicas son
ambivalentes, con reglas que no siempre comprenden, y que resultan ser más un
juego de permisividad y coerción. Y, finalmente, no los identifican como lugares
de libertad que permitan realizar el deseo de ir a casa y ver a sus amigos en su
entorno propio (Lima Piske, Schmidt Bersch y Mattar Yunes 2017).
Así pues, con base en estas competencias, es posible realizar un ejercicio en el que
podamos articular las acciones de las áreas de derecho a unas competencias
definidas, también al interior del nuevo diseño de las etapas.
Ejemplo de desarrollo de competencias en el Modelo pedagógico del siglo XXI para el
IDIPRON a lo largo de las nuevas etapas dentro de un proyecto de educación inclusiva
En algunos programas también se cuenta con figuras como las de los formadores
o consejeros, relacionados con unas funciones específicas de las etapas, bien sea
en materia de educación o en materia de asesoría para el mercado laboral o de tipo
psicosocial u ocupacional. Por supuesto, los “operadores” de cada etapa deben
ceñirse a la especificidad de su objetivo, sea cual sea la nominación de su cargo.
Pero su importancia radica en su habilidad para crear y fortalecer el vínculo con
los NNAJ que les permita avanzar a lo largo de las etapas del modelo. En ese
mismo sentido, la capacitación constante del equipo operativo es de vital
importancia, de tal manera que sus miembros sepan reconocer con exactitud la
función que desempeñan.
Los convenios para el mundo del trabajo, sea bajo la modalidad de un contrato de
prestación de servicios o bajo un acuerdo de corresponsabilidad, son un
incentivo innegable para que los NNAJ decidan vincularse al Modelo Pedagógico
del IDIPRON. Sin embargo, muchos jóvenes52 llegan sin la preparación
necesaria para ingresar a los convenios y desenvolverse con cierta facilidad,
especialmente en lo que a las habilidades socioemocionales se refiere. Estas
oportunidades laborales deberían cerrar un ciclo que permite el egreso del
instituto. Pero no es posible egresar satisfactoriamente si las competencias
no han sido desarrolladas –al menos en un grado mínimo- en un proceso
formativo, y los convenios no pueden llenar ese vacío en la capacitación.
Ahora bien, los convenios son oportunidades de generación de ingresos para los
jóvenes, y sería inviable para ambas partes que los componen dejar de aprovechar
los cupos disponibles. Esto provoca un fenómeno de “arrastre” de los jóvenes
que, bien o mal, sirvan para llenar esos cupos, pero puede truncar otros procesos
pedagógicos que se estén llevando –especialmente en formación técnica o
capacitaciones de emprendimiento y empleabilidad-, con el fin de atender una
necesidad. Eso sin contar que la falta de formalización de algunos procesos de
educación técnica en el Instituto impide desarrollar proyectos formales de
emprendimiento para acceder a otras ayudas públicas, e impide adelantar con éxito
procesos de innovación.
Los convenios actuales podrían revisar los criterios pedagógicos que se están
implementando durante su ejecución en aras de garantizar que los jóvenes
permanezcan todo el tiempo en un Modelo Pedagógico. Ocurre en ocasiones
que la ejecución de los convenios pone a los y las jóvenes en “manos” de la empresa
o entidad aliada y se suspende momentáneamente el vínculo pedagógico con el
Instituto. Esto nos permitiría preguntarnos, también, si los convenios se reducen
a su contraprestación económica, es decir, al dinero que ganan los jóvenes por
trabajar, porque no cabe duda de que es un recurso que les ayuda a resolver
52
Nos referimos aquí específicamente a los jóvenes porque sólo los mayores de edad pueden acceder a estos
convenios.
75
Es probable que esta disyuntiva tenga su origen en el paso del programa Misión
Bogotá del Instituto distrital para la economía social –IPES- al Idiprón hacia los años
2013 y 201453 para convertirse en el programa Jóvenes en Paz (Herrera 2014). Este
hecho significó la transformación de un programa distrital, cuya característica era
buscar vacantes de trabajo para los jóvenes más vulnerables en el mercado laboral
de la ciudad54, a uno cuya esencia era la de ofrecer formación y una
contraprestación económica por realizar unas actividades “extra-murales”55. Todo lo
anterior en clave, también, de responder a una preocupación de seguridad y
convivencia en la ciudad.56 Pero, una vez finalizados ambos, parece quedar un vacío
frente al objetivo original. El vacío restante consiste en que se dejó sin responder la
disyuntiva planteada más arriba, y permanece abierta otra serie de preguntas:
Estas preguntas no pueden ser resueltas por el modelo pedagógico en este punto,
dado que involucran una serie de consideraciones administrativas. Sin embargo, si
los convenios hacen parte del Modelo Pedagógico del Idiprón, deben cumplir
una función específica al interior de las etapas –seguramente encaminadas a la
tercera etapa que se definió en este documento-. Esto afectaría no sólo el desarrollo
del convenio, sino que también supeditaría la entrega de ayudas económicas al
proceso pedagógico mismo –sea o no sea como contraprestación a la experiencia
laboral desarrollada en un convenio-. Pero, sin lugar a dudas, el Modelo Pedagógico
no puede dejar de observar la desigualdad económica y la fractura social en
términos de oportunidades que desfavorece a nuestros NNAJ.
Los más recientes ejercicios para construir la Plataforma estratégica del IDIPRON
2021-2024 dieron cuenta de los intereses que están expresando los NNAJ
beneficiarios del Instituto. Son intereses genuinos, y muchos expresan el deseo de
llevar un proyecto de vida productiva57. En términos generales, el ejercicio mostró
que:
57
Bailarina, actriz, diseñadora, boxeador, futbolista, artista, estilista, literato, escritor, pedagogo, médico,
psicólogo, veterinario, enfermero, trabajador social, astrónomo, profesor, miembro de la fuerza pública; esas
fueron algunas respuestas de los propios NNAJ.
77
Para dar una idea de la situación, al comparar los últimos trimestres de 2019 y 2020,
la cantidad de vacantes de trabajo se redujo en todos los niveles (profesional,
técnico-profesional, tecnólogo, calificado) con excepción del nivel elemental.
Además, la colocación a nivel profesional y técnico profesional –es decir,
aquellos inscritos que logran llenar las vacantes- también se redujo (45 % y 10 %
respectivamente. Y, en especial, a nivel profesional hay tres veces más inscritos
que vacantes (Idiprón 2021). Asimismo, en términos de la formalidad del mercado
laboral, los profesionales ocupan el 51 % de los empleos formales, por lo que no
cabe duda que se requiere de una cualificación significativa y constante.
Parece haber una percepción optimista sobre la manera como los principios del
modelo pedagógico (libertad, afecto y alegría) se ven reflejados en las
intervenciones pedagógicas que los educadores realizan cotidianamente. A su vez,
se reconoce que los principios no son un asunto catedrático, es decir, no son
una catequesis, por lo que muchos educadores adoptan una noción “intuitiva”
de los mismos, y así los aplican con los NNAJ. Por ejemplo, esta percepción puede
ser corroborada cuando los funcionarios expresan frases como “yo entiendo la
libertad como […]” al responder a la pregunta sobre cómo se aplica el principio de
libertad del modelo pedagógico en el día a día. Sin embargo, la confianza en estas
interpretaciones de los principios arroja una dificultad adicional de tipo conceptual.
Finalmente, esta problemática también provoca una crítica hacia ese enfoque de la
autonomía que la asocia a la autorrealización y la autotrascendencia de los
individuos entendidas como una suerte de escalón superior en un ascenso piramidal
que va dejando abajo la satisfacción de distintos tipos de necesidades materiales.
Pero se pasa por alto que, en el caso de los NNAJ del Idiprón, esa interpretación de
la autonomía puede imponer una carga muy pesada en su desarrollo porque
define un objetivo lejano y difícil, alejado de su situación actual. ¿Quién va a
querer transformar su vida con una posibilidad de éxito tan distante?
Recordemos que los principios del modelo pedagógico histórico han sido una guía
para crear un vínculo con los NNAJ y construir una relación enseñanza-
aprendizaje. Además, los principios han recogido de una manera concreta todas
las reflexiones de carácter filosófico, psicológico, sociológico, antropológico,
religioso y pedagógico del equipo fundador del Idiprón sobre cuál era la mejor
manera de volcarse hacia las personas más desfavorecidas y atender su situación
de pobreza. Pero también es importante aclarar que los principios no son
conceptos abiertos a interpretaciones universalistas de su significado, sino
que su semántica se define dentro del contexto específico del Idiprón, lo que
no significa que no estén abiertos a la discusión.
• Afecto. Este principio presupone el valor del vínculo con nuestros NNAJ en
su reconocimiento como un otro a través del diálogo y la empatía. El
afecto consiste en la creación de una amistad con enfoque pedagógico
expresada en lazos genuinos de confianza. La violencia aquí no tiene
cabida. A la vez, el afecto es entendido como la construcción de un
sentimiento comunitario de fraternidad y solidaridad, y llama a identificar
pequeños grupos con dinamismos positivos (De Nicoló, y otros 2009, 18, 19,
30, 38, 55-56, 67, 72-74, 79, 95, 170) (Peresson Tonelli (SDB) 2019, 26-27,
34, 35, 37, 64).
La libertad, el afecto y la alegría siempre han sido reconocidos como los principios
históricos del Modelo Pedagógico del Idiprón. Sin embargo, una mirada minuciosa
de las fuentes deja entrever la existencia de dos principios adicionales de naturaleza
auxiliar: la reflexión en la acción y la misión o sentido de vida. Cuando hablamos
de “principios auxiliares”, en este caso, pensamos en unos principios que nos
permiten interpretar y re-interpretar el modelo pedagógico en sí mismo, y, por
supuesto, a los principios históricos.
83
En cierta medida, este principio está ligado a los tres principios “históricos”, pues su
fundamento es el diálogo y respeta la visión de los NNAJ. En esa medida, no ciñe
la pedagogía a la educación en el aula, sino que permea todos los espacios donde
ocurre una intervención pedagógica, y contempla además las necesidades
concretas de los muchachos. Por ejemplo, este principio permitió implementar
cartillas que adaptaban su lenguaje y sus propias historias. El sistema educativo del
que se toma distancia da más prelación a “tener ideas” para ser persona, pero la
propuesta educativa del Idiprón le da prelación a saberse relacionar con los
demás, por lo que la reflexión en la acción es un principio necesario.
La dedicación es casi una misión de vida. Desde los inicios del programa Bosconia-
La Florida se requería, por parte del educador, la mayor disponibilidad de su
tiempo para compartir con el muchacho (De Nicoló, y otros 2009, 31). También se
requerían educadores de la más alta calidad, recursivos, creativos e íntegros. Esa
exigencia demandaba necesariamente profesores muy comprometidos, y, de
hecho, los educadores más constantes eran los educadores base –usualmente
egresados y sacerdotes-.
La historia del encuentro entre San Juan Bosco y los niños y jóvenes migrantes del
Piamonte y Lombardía, hijos de familias pobres buscando oportunidades en las
industrias de la ciudad de Turín, en Italia, y sometidas a las terribles condiciones de
las crecientes urbes, no fue muy distinta a la de los “gamines” en Bogotá. La
confianza se iba ganando por el hecho de salir a su encuentro en la calle,
conocer su situación y compartir allí en sus juegos. Posteriormente se
traslada al Oratorio de Valdocco, base de la obra educativa de Don Bosco, desde
donde se le buscaba al joven patronos y trabajos justos, alimento y vestido
(Peresson Tonelli (SDB) 2019, 24-25, 32, 62).
La confesión y el diálogo sobre los “asuntos del alma” con quienes había
establecido una relación amistosa desde la calle –y algunas veces desde las propias
fábricas donde trabajaban- fue el punto de partida de su modelo educativo (2019,
18-19, 21). Claramente, se impartía una catequesis cristiana. Pero la cuestión era
también que a la falta de “pan material” se le sumaba una carencia en los niños y
jóvenes de “pan espiritual” (Peresson Tonelli (SDB) 2019, 22, 57-59).
85
Las bases del sistema preventivo salesiano están muy presentes en la realización
del modelo pedagógico como componente ético-axiológico (De Nicoló, y otros 2009,
85-86). El programa Bosconia-La Florida emulaba en buena medida la obra de Don
Bosco y el “Ecosistema Pedagógico Salesiano” (Peresson Tonelli (SDB) 2019, 17,
60), y, aunque hoy en día esa influencia no se resalta de manera explícita a la hora
de describir el modelo pedagógico histórico, no hay duda de su origen religioso y su
vocación evangelizadora (2009, 31, 194, 206):
Por supuesto, las críticas al modelo histórico, y las dudas sobre la autonomía,
también pueden nacer debido a esa relación religiosa y el rechazo a que el modelo
incluya contenidos religiosos. Un modelo pedagógico, en ese sentido, debe ser
concebido desde un punto de vista riguroso y estrictamente científico y racional.
Además, estas críticas indican que la influencia religiosa impide muchas veces que
el modelo se modernice como política pública ante la realidad social de Bogotá. Y,
en efecto, los jóvenes parecen en la actualidad más reacios a aceptar este tipo de
proyectos educativos porque no llenan todas sus necesidades y expectativas.
Aun así, un elemento clave de este modelo sigue siendo el sentido de vida, y la
necesidad de procurar que los NNAJ construyan su propio sentido de vida. Muchas
veces ello puede involucrar creencias de distinta naturaleza, pero siempre es
posible que asuman el peso de una decisión que nace de su cosmovisión; siempre
es posible exigirles responsabilidad y coherencia, así como un espíritu crítico. No
son equivalentes la construcción de una personalidad y la “rigidización” de una
personalidad en unas creencias sin responsabilidad alguna en las decisiones.
86
La idea de trascendencia, por esa razón, nos es muy útil en esta discusión. No la
trascendencia atada a un dogma religioso, sino la noción de una trascendencia más
“suave” o “débil”, o incluso una auto-trascendencia (Nelson 2010, 3-4, 9, 12, 23).
Podemos entenderla como una suerte de estado que está más allá del presente de
cada uno de nosotros, pero que está a nuestro alcance, muy relacionada con lo
interno y el florecimiento humano, y le va dando significado a la propia vida en un
sentido humanista. Pero en este caso, el ejercicio de la autonomía está más
relacionado con el pensamiento crítico en el aquí y ahora del momento
presente, no en la promesa de un futuro. Las discusiones sobre el libre albedrío en
relación con un mundo inmaterial fueron dejadas de lado hace tiempo en las
discusiones sobre ética y moral (MacIntyre 1991).
En efecto, en la actualidad es más vigente la idea del pensamiento crítico como un
objetivo educativo, entendido como el pensamiento cuidadoso que se dirige a una
meta. Se recomienda su adopción en la medida en que respeta la autonomía en el
aprendizaje y la preparación de los estudiantes para la vida y la ciudadanía
democrática (Hitchcock 2020).
87
Lineamiento 1: Abordar los retos o temas del siglo XXI a través de una
pedagogía del cuidado hacia la inclusión social, el desarrollo sostenible
y la dignidad humana
El modelo pedagógico del IDIPRON para el siglo XXI asumirá como objetivo aportar
al cierre de brechas sociales provocado por la fractura de la desigualdad y la
crisis socio-económica que vivimos. Por su misma lógica, el MPI asumirá una
pedagogía humanista, innovadora y preventiva como su instrumento
primordial, e invitará a los NNAJ a ser parte de él en tanto agentes del cambio
social, político, económico y ambiental, el cual de hecho ya está en marcha. Este
modelo pedagógico camina hacia un paradigma de desarrollo humano inclusivo
que brinde oportunidades equitativas para un proyecto de vida genuino,
especialmente para los NNAJ que tradicionalmente se han visto excluidos de la
sociedad.
Este lineamiento define los temas centrales que se avizoran hoy para las décadas
subsecuentes y que requerirán el diseño de metodologías, didácticas y lúdicas
específicas que los aborden, y que desarrollen en los NNAJ las habilidades,
capacidades o competencias propias de ciudadanos autónomos del siglo XXI que
deciden sobre su futuro.
o Pensamiento crítico
o Bienestar físico
o Gestión socioemocional a través de la cultura y las artes
o Comunicación (incluidas herramientas tecnológicas)
o Lectura y cognición (aprender a aprender)
o Conocimientos básicos en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y
Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) para la resolución de
problemas.
El panorama brindado sobre la población atendida por el Idiprón requiere, sin duda,
profundización y actualización constantes atendiendo a las nuevas y crecientes
dinámicas sociodemográficas de los NNAJ. Pero se debe atender con minuciosidad
a los desarrollos de política pública y sus estrategias para diseñar con precisión las
intervenciones pedagógicas de acuerdo a un marco normativo que responde al
enfoque de derechos.
Así pues, los Contextos Pedagógicos son un componente estructural del Modelo
Pedagógico del Idiprón. Sin embargo, este componente continúa hoy abordando el
fenómeno de calle a través de conceptos como “internado” y “externado”, que en
buena medida dependían de las dinámicas de los NNAJ en las primeras décadas
del Instituto. Esta disposición además está en consonancia con la misión del Idiprón
que nos habla de construir proyecto y sentido de vida en los niños, niñas,
adolescentes y jóvenes en habitabilidad en calle, en riesgo de habitarla o en
condiciones de fragilidad social de la Ciudad.
Por esa razón, es preferible que los contextos pedagógicos atiendan la política
pública bajo el liderazgo del Sector Social por ciclos vitales60 y la condición de calle,
y que sea en ellos donde se desarrollan las demás partes de la estructura del
60
Similar a como se organiza, actualmente, la dirección poblacional de la Secretaría Distrital de Integración
Social.
90
61
Las cuáles serán abordadas en próximos documentos.
91
Este manual reconoce la acción pedagógica como una de las estructuras del
modelo pedagógico del Idiprón para el siglo XXI. Este manual incluye perspectivas
de pedagogía del cuidado, social e inclusiva, psicología de la educación,
neurociencias, teoría socio-cultural y ecológica, teoría conectivista, enfoque de
derechos, de desarrollo humano, cognitivista, socio-emocional y espiritual.
• Práctica 1: Dedícale tiempo a los NNAJ. El vínculo con ellos y ellas es todo
para la pedagogía del IDIPRON. Tenemos que “estar ahí”, compartir
continuamente, acercarnos y escucharles lo máximo posible. Los NNAJ son
el centro del instituto; deben saberlo, pero también deben sentir que hay
figuras adultas que los atienden constantemente. El vínculo pedagógico crea
un entorno social especial, y se construye en todos los contextos
pedagógicos. Si no se invierte tiempo, diálogo, juego y observación en ellos
y ellas, no hay pedagogía.
mantener esa actitud, le das herramientas a los NNAJ para emular ese
mismo comportamiento.
• Práctica 10. Puedes motivar a los NNAJ si los cuestionas siempre sobre
el significado de lo que aprenden para sus propias vidas. Lo ideal es que
los NNAJ sean activos y estén comprometidos con su propio aprendizaje.
Para eso es necesario que sean capaces de identificar si una intervención
pedagógica construye un sentido o propósito de vida, es decir, si tiene algún
significado para ellos y ellas (sentido crítico). Quizás en ocasiones sientas
que nada les importa realmente. Pero lo cierto es que cada intervención, con
frecuencia y rutina, provoca cambios, y es posible dirigir cada encuentro,
poco a poco, hacia su sentido de vida. Lograr esto no es fácil, pero, a medida
que esto se entrene, les permites a los NNAJ mantenerse momento a
momento en su consciencia individual, y eso les entrena frente a situaciones
de caos emocional.
En el caso de los ciudadanos habitantes de calle, es viable crear una suerte de sub-
etapas en caso de requerir un proceso más lento. Asimismo, en el caso de los niños
y niñas, es posible mantener la estructura clásica de las etapas –de ser necesario-
ya que éstas sí fueron diseñadas específicamente para la etapa de desarrollo
infantil.
Lineamiento 7. Incluir en el modelo la nominación de “tutores” o
“mentores” para aquellos operadores del modelo pedagógico que
construyan un vínculo pedagógico con los NNAJ.
Sin embargo, esto no quiere decir que el proceso de educación inclusiva del Modelo
Pedagógico se va a ceñir únicamente a las demandas del mercado laboral, pues
también abre la puerta a la innovación y el emprendimiento.
Estas competencias podrían definir los criterios con base en los cuales se definan
los convenios de corresponsabilidad y las contraprestaciones económicas como
parte del proceso mismo del Modelo Pedagógico del Idiprón para el siglo XXI. Para
ello se requiere desarrollar un estudio articulado de capacidades de los NNAJ en el
IDIPRON y de oportunidades en el mercado laboral, tal y como se ejemplificó arriba.
Lineamiento 9. Adoptar las definiciones de los principios históricos del
instituto de la sección 7.
97
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juventud, Bogotá: Alcaldía Mayor de Bogotá.
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ANEXO
Esta política pública tiene por objetivo general lograr que los niños y niñas desde la
primera infancia hasta la adolescencia en Bogotá desarrollen integralmente sus
potencialidades, capacidades y oportunidades, en ejercicio de sus derechos en
Bogotá D.C., especialmente en el marco de la Ley 1098 de 2006 -Código de Infancia
y Adolescencia-. Cuenta con tres (3) ejes:
La política pública para las personas de los sectores LGBTI del Distrito Capital,
pretende garantizar el ejercicio pleno de derechos a las personas de los sectores
LGBTI como parte de la producción, gestión social y bienestar colectivo de la ciudad.
Esta política cuenta con cuatro (4) procesos estratégicos:
8.11. Grupo étnico Rrom o Gitanos - vigencia hasta 2020 (Decreto 582
de 2011)
Esta política pública busca, en primer lugar, la inclusión social propia de una cultura
que promocione, reconozca, garantice o restituya los derechos, y que
promocione, reconozca y garantice los deberes de las personas con
discapacidad y sus familias, entendidas estas como ciudadanos y ciudadanas. En
segundo lugar, la política apunta a la calidad de vida con dignidad, esto es el
bienestar de las personas con discapacidad, sus familias, cuidadoras y cuidadores.
Esta política cuenta con cuatro (4) dimensiones.
• Asistencia y atención. Restablecer los derechos de las víctimas y brindar condiciones que
les permitan alcanzar una vida digna. Dentro de las medidas de asistencia se encuentran
aquellas orientadas a (i) garantizar el derecho a la subsistencia mínima y (ii) a la
estabilización socioeconómica. Por otra parte, las medidas de atención incluyen aquellas
dirigidas a (i) orientar y dar información y (ii) acompañar desde lo jurídico y psicosocial a las
víctimas.
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Es importante señalar que, en este caso, tenemos propiamente un plan de acción que se equipara a una
política pública, siempre en consonancia de la Ley 1448 de 2011, Por la cual se dictan medidas de atención,
asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras disposiciones.
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• Goce efectivo de los derechos y garantías para el ejercicio pleno de las libertades. El
Estado social de derecho tiene como fin último hacer real y efectiva la vigencia de los
DD.HH., de allí la necesidad de ratificar en la persona humana el sujeto, razón y fin del
ordenamiento jurídico. Este postulado confirma la relevancia que cobra el reconocimiento
de los derechos de religión, culto y consciencia, y con ellos la aconfesionalidad del
Estado Colombiano.
La Política Pública tiene como objetivo general establecer las directrices para el
abordaje integral, articulado y continuo del fenómeno del consumo y la
prevención de la vinculación a la oferta de sustancias psicoactivas,
reconociendo las múltiples manifestaciones del fenómeno y la diversidad
poblacional y cultural que caracteriza al Distrito Capital. Cuenta con cinco (5) ejes
estructurantes:
• Coordinar acciones para la garantía de los derechos a la integridad personal, las libertades
individuales y colectivas, la seguridad y la participación ciudadana en Bogotá, a través de la
promoción, la prevención, la protección y el seguimiento en el marco del Sistema Distrital
de Derechos Humanos.
• Coordinar acciones de promoción, prevención, protección y seguimiento en el marco del
Sistema Distrital de Derechos Humanos para la garantía de los derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales -DESCA- en Bogotá.
• Fortalecer el acceso a la justicia en Bogotá, a través de la coordinación de acciones
institucionales de promoción, prevención, protección y seguimiento con enfoque de derechos
humanos, de género, poblacional, diferencial y territorial en el marco del Sistema Distrital de
Derechos Humanos.
• Contribuir a la consolidación de una cultura de paz y derechos humanos a partir del
fortalecimiento y la articulación de acciones de la administración distrital y de la sociedad
civil para la construcción de la memoria histórica, el tejido social, la reconciliación y la
convivencia ciudadana.
• Promover la igualdad y la no discriminación en el ejercicio de los derechos de las
personas en Bogotá, a través de acciones de promoción, prevención, protección y
seguimiento para el fortalecimiento de los enfoques de derechos humanos, de género,
poblacional, diferencial y territorial en el marco del Sistema Distrital de Derechos
Humanos.