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S DIS1Th1TIVOS DEL VALSE VENFZOIANO EN


SIGLO XIX
La autora nos presenta en primer Jugar la ubicación his- Surnmary: The author presents to us in first place, the historie
~alse en Venezuela y luego se detiene en las caractcris- location of the waltz in Venezuela to thereaftcr focus on the
turales de esta forma de música de salón que. tanta structural characteristics ofthis ballroom musical form that had so
tuvo en la segunda mitad del siglo pasado y las prime- much importance in the second half of Jast century and the füst
de este. Sus afinnaciones son sustentadas con una uti- dccades of this century. Her statcmcnts are supported by plentiful
musicill examples.

XIX en Venezuela no pueda comparar-


se cualitativa ni cuantitativamente con
o XIX venezolano fue u-na época el que se produjo durante el período
larmente difícil, pues representa colonial. Las palabras con las que el
del período independentista y el musicólogo José Antonio Calcaño con-
nzo de una nación autónoma, cluye el capítulo dedicado al siglo XIX
en La ciudad y su música - obra funda-
punto de partida podría situarse
mental para los estudios musicológicos
Constitución de 1830. Innumera-
venezolanos - resumen esta orientación:
guerras, caudillos y dictadores van
"después de aquel comienzo tan mara-
derse a lo largo de este siglo pro- villoso y sorprendente, nuestra música
do así una ruptura del orden so- no hizo más que descender hasta casi
institucional. Tal vez sea esta ines- desaparecer al comenzar el gobierno de
ad una de las causas por las cua- Gómez. Esta triste trayectoria es parale-
mayoría de los estudiosos de la la a la vida general del país" 1 .
en Venezuela (Ramón de la Pla-
osé Antonio Calcaño y Rházes
- dez López entre otros) sostengan CALCAÑO, José Antonio. La ciudady su música. Caracas: Fundarte,
el repertorio producido en el siglo Imprenta Municipal de Caracas, segunda edición, 1980, p. 450.

[1 1
100 Revista Musical de Venezuela . Nº 35 , 1997

El siglo XIX venezolano es entonces no ha podido ser contestada. El


considerado como un período de letar- musicólogo Luis Felipe Ramón y Rivera
go cultural, una especie de era de en su obra La música popular de Vene-
oscurantismo artístico, de Edad Media zuela supone la llegada del vals unos
entre el ''milagro musical" de la colonia años antes de 1830 2 • Esto lo infiere de
en el siglo XVIII y la Escuela Naciona- las menciones que hace en sus escritos
lista de Santa Capilla en el siglo XX. el costumbrista Daniel Mendoza de al-
gunos bailes de la época, entre los que
La realidad es que la música incluye el vals.
decimonónica venezolana ha sido poco
estudiada. Una vez que se haga un le- Hacia 1840 la imprenta de Tomás Antero
vantamiento sistemático de las partitu- publica el Nuevo método para guitarra
ras, la bibliografía y la hemerografía o lira ... de autor desconocido (El Caba-
musical, tendremos una visión más rea- llero de ...) en el que está contenida
lista de la música que se produjo du- "una colección de canciones del mejor
rante el siglo XIX, para así poder emitir gusto"3. Son pequeñas lecciones que se
juicios valorativos con un verdadero _colocan después del estudio de cada
sustento. tonalidad con la intención de familian-
zar al alumno con la misma. El autor
Particularmente, la llamada mus1ca de hace la aclaratoria de que son "ejem-
salón - uno de los capítulos más repre- plos escojidos (sic) entre los mejores
sentativos de nuestro siglo XIX - ha sido autores para facilitar los procesos de los
poco estudiada por considerársela lige- discípulos." Entre las melodías se inclu-
ra o de poca monta en comparaciqn con yen varias en compás de 3/4 con el títu-
otros géneros en boga para la época, lo de vals (v. el ejemplo nº 1), pero n
como fueron la ópera y la música se menciona el nombre del composito~
sinfónica. Dentro de los límites de este
artículo se pretende un acercamiento al Este primer documento refleja las carac
repertorio de las piezas de salón , terísticas propias del vals: cuadratura de
específicamente al vals, por considerar- las frases , formalmente dividido en d
lo, junto a la danza, el género más ca- secciones, armónicamente sencillo m
racterísticamente venezolano. viéndose dentro de los acordes prin
pales de la tonalidad de Mi mayor,
comienzo acéfalo.
LLEGADA DEL VALS EUROPEO

2 RAMÓN Y RIVERA, Luis Felipe. La música popular de Y


Cómo y cuándo se introduce el vals en zuela. Caracas: Ernesto Annitano Editor, 1976, p.11.
Venezuela es una interrogante que aún ' Op. cil s.p.

[2 I
Mariantonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX l 01

EJEMPLO Nº 1

Vals
Mi mayor
El Caballero de •• •

.0 ~

D T D T D T D T

Fine

DIO D DIO D T T

J) T J) í
o.s. "'""'"

D T D T

1844, en la Revista E/Álbum aparece tenemos las iniciales F.V.M, y se identi-


blicado por vez primera un vals de fica la pieza como "wals", y no como
tor: El Churiador. Del compositor sólo waltz, v_als o valse.

EJEMPLO Nº 2

El Churiador

F.V.M.
Do mayor
X X

T Sii D T

~# $-~~ ir ~ r ,~r r f ~ ~ ~ IF 1

T Sii D7 T

[3I
10;2 Revista Musical de Venezuela. Nº 35, 1997

0'46
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1 r 1 l_r_

D T D7 T
Re mayor

X S,,- - - - - - - -- - - - - -- - - - - - - - - - - - - . - - - - - - - .

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X X X

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r r ir r if r 1jlsl r 1i ~ F 1f • P9 1r D(r 1J !t I ·11

D T o ,- - -,' T

Este vals contiene ya tres partes con sus preferido en los salones. Testimonio de
respectivas repeticiones , cada una de ello nos dejan los numerosos cronistas
dieciséis compases y, además de las ca- y viajeros que visitaron Venezuela en ese
racterísticas generales del vals antes se- lapso. Tomemos por ejemplo esta cita
ñaladas, presenta varios elementos que de Carl Sachs, fisiólogo alemán que vi-
lo podrían definir como el protovalse sitó nuestro país el siglo pasado, co-
venezolano del siglo XIX: acompaña- mentando una fiesta a la que asistió en
miento más complejo y movido en la Caracas: "Las piezas usuales durante es-
segunda parte para regresar al tempo tos bailes consisten en valses, danzas,
más calmo en la tercera parte, movimien- contradanzas y polcas; sin embargo, son
to por terceras y sextas paralelas en la preferidas las dos primeras, pues son
melodía, utilización abundante de los bailes propiamente nacionales" 4 .
apoyaturas (señaladas con X en el ejem- (subrayado nuestro).
plo), y comienzo acéfalo de las frases.

Ya para la segunda mitad del siglo XIX ACLIMATACIÓN DEL VALS


el vals pasa a o cupar un lugar destaca-
do en el quehacer musical nacional, Al estudiar la música de salón en Améri-
prácticamente acaparando las publica- ca no debemos dejar de lado un aspee-
ciones periódicas co mo El Cojo Ilustra-
do y El Zancudo, además de ser el baile • PINO, Elias y otros, 1992: 158.

[4I
Mariantonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX l 03

.o fundamental: su raíz popular. El vals, nos ilustra perfectamente este proceso


al igual que las otras formas de danza, de retroalimentación e intercambio so-
fue bailado en Europa por la gente del cio - cultural:
oueblo. Si pretendemos hacer un estu-
dio sistemático de las características de
éste repertorio no podemos excluir la Las ventanas exteriores de las casas se
:.ndagación en la música folclórica o llenan de pueblo, y en las veredas, pa-
popular de raíz tradicional. Bien lo dice tios y puertas interiores, se apiñan los
criados y esclavos de ambos sexos, vesti-
el musicólogo español Ismael Fernández dos aseadamente, los que acor:ipañan a
de la Cuesta: "volvamos la mirada a los las señoras al baile, y, bien entendido,
repertorios nacidos y desarrollados en sin mezclarse con las bailarinas, toman
ta tradición oral, aunque luego hayan el más vivo interés en la diversión, ob-
servan y siguen los movimientos de sus
pasado al soporte escrito, para intentar jóvenes señoras; no es raro verlos por
a.1bujar algunos pasajes donde han po- los rincones aprovechando la música de
1do quedar marcadas dichas huellas" 5. los valses y polkas, entregándose con
ardor al ejercicio del baile 6 •
las danzas llegadas a América sufrie-
ron indudablemente un proceso de acli-
matación que implicó variaciones sus-
tanciales con relación a sus originarias Esto revela que las danzas de salón en
pares, para luego regresar a Europa re- boga durante el siglo XIX lograron en
novadas, enriquecidas por el sincretismo Venezuela un alto grado de mestizaje y
mericano. Algunas de estas s:lanzas ve- sincretismo, adquiriendo características
das de las Indias se introdujeron en propias que las diferencian de sus
s salones aristocráticos europeos y lle- homónimas españolas. Son muchos los
pron incluso a ser parte de las suites indicios de intercambio mutuo entre la
baile en el período barroco, regre- música de los salones aristocráticos y la
sando nuevamente a América, no ya música folclórica. A este repertorio per-
mo "fandangos callejeros", sino como tenece el valse (ahora con e), genuina-
pertorio de los grandes salones. No mente representativo de la música crio-
s interpretan ahora los juglares y lla venezolana.
istriles, sino los músicos "cultos". En
te formato, las danzas de salón pasan Báilese en caneyes, plazas, o en los sa-
·evamente al pueblo, es decir, pasan a lones de la aristocracia, la única dife-
rmar parte del repertorio popular y rencia entre el valse popular y el valse
.clórico. El testimonio de Miguel Ma- académico es que el primero no se es-
Lisboa, consejero brasileño que visi- cribe, es decir, que se transmite por tradi-
Venezuela a mediados del siglo XIX

"B..'IJÁNDEZ DE LA CUESTA, Ismael. 1992: 193. • PINO, Elías y otros, I 992: 40.

[ 51
104 Revista Musical de Venezuela. Nº 35, 1997

ción oral. El segundo, en cambio, al utili- folclóricos de ritmo ternario como el


zar la herramienta de la escritura puede Joropo, el Golpe, el Pajarillo, el Pasaje,
tener un desarrollo mayor, extenderse el Seis por derecho.
en sus partes, o hacer más fecundos sus
temas melódicos. Pero en lo que se re- Salvador Narciso Llamozas, insigne pia-
fiere a los elementos que identifican al nista y compositor venezolano, en un
valse venezolano, están presentes en to- · artículo que publica en La Lira Venezo-
dos ellos, sean populares o académicos, lana, Nº 14 de 1883, describe algunas
interprétense acompañados de guitarra, de las características del valse criollo.
tiple, cuatro o ejecutados en el piano. Comparemos lo que nos explica en la
teoría con una de sus composiciones, El
gran valse, publicada en El Cojo Ilus-
EL VALSE CRIOLLO. CARACTERÍSTICAS trado:

En Europa, el folclore propio de las dis- 1. Cambio de tempo en la segunda par-


tintas regiones donde se desarrolló el te. El ritmo del acompañamiento se hace
vals fue lo que determinó sus variantes. más complejo adquiriendo característi-
También en Venezuela ocurrió algo se- cas criollas:
mejante. El valse criollo será el produc-
to de la síntesis musical de influencias De esas dos partes, construidas según el
foráneas y de las músicas de las diferen~ modelo europeo, la primera escrita ordi-
nariamente en el modo menor, es me-
tes regiones del país. Demostrativo de
lancólica y pausada: la melodía ondula
ello es la coincidencia de ciertos rasgos suavemente, llena de voluptuosos aban-
estilísticos entre los distintos géneros donos.

EJEMPLO Nº 3

Gran valse (primera parte)

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)= :t;J J: 1
T
: /:: Sii D
l
T
r r !;~

T Sii T Sil o!====== T

(6 l
!'.tariantonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX 105
:L comenzar la segunda, el ritmo aquella música ardorosa y apasionada.
:wa y enardece, y hace su estallido Viene después la tercera parte a tempe-
entusiasmo, y centellean los rasga- rar tales transportes de alegría, a estable-
~us ojos de la morena que mueve su cer una especie de diálogo, festivo y ga-
a.uoso talle en vertiginosos giros y luce lante; aunque de ordinario consta nues-
sus gallardos movimientos al compás de tro valse de só1o dos partes '.

EJEMPLO Nº 4

Gran valse (segunda parte).

Salvador N. Llamozas

D/Sii Sii D T

T D orrvi Tvi Sii T

más de esta característica anotada te en la configuración de giros melódi-


Salvador Llamozas en su artículo cos con proliferación de silencios e in-
a mencionado, habría que agregar terrupciones. Veamos ejemplos de va-
que enumeraremos. a continuación. rios compositores del siglo XIX utilizan-
La "melodía saltaperico", que consis- do este tipo de línea melódica:

EJEMPLO Nº5

El Juguetón

'Op. cit.

l 71
106 Revista Musical de Venezuela. Nº 35, 1997

EJEMPLO Nº 6
4. Otra característica importante del valse
Ecos del Corazón venezolano es la utilización de ritmos
hemiolados, es decir, la yuxtaposición
de compases de 3/4 y 6/8, o la transfor-
mación de dos compases de 3/4 en uno
de 3/2 produciendo un rico tejido rítmi-
co. Esta polimétrica es el aspecto que
más llama la atención del europeo que
visita Venezuela durante el siglo XIX. Mu-
chos son los testimonios de desconcier-
to frente a este fenómeno musical que
nos deja en sus relatos:
De carácter semejante es el vals, que solo
tiene de común con nuestros valses eu-
3. Sin duda alguna, la característica que ropeos la forma del compás. También
más ha sido resaltada en los valses ve- aquí el carácter rítmico es de naturaleza
nezolanos es el ritmo de la mano izquier- completamente original. A veces la me-
da: negra, silencio de corchea, negra, que lodía adquiere algo de extraña melanco-
lía por el predominio del acompañamien-
se contrapone a las tres negras del acom- to, que se ejecuta en un punto medio, al
pañamiento del vals europeo. Nuevamente compás de seis por ocho, es decir, con
utilizaremos la crónica del alemán Car! entonación bipartita, mientras las notas
Sachs para ilustrar lo referido: bajas más profundas se suman a la melo-
día con entonación tripartita. Estos ritmos
Así, pues, por la noche, de paseo por la son decididamente innatos en los venezo-
calle, se oye aquí y allá el ritmo cojo, y lanos... el mejor pianista encontraría difi-
sin embargo tan gracioso, de la danza y cultad en hacer esto sin algún ejercicio 9.
del vals, que aunque derivan de la músi-
ca española, han adquirido un sello es- EJEMPLO Nº 8
pecial en las tierras criollas 8 • Gentileza
EJEMPLO Nº 7 Ramón Delgado Palacios

• PINO, Elías y otros, 1992: 38. ' Ibídem, p. 38.

[8]
Mariantonia Palacios. Rasgos dtstlntivos del valse venezolano en el siglo XIX l 07
EJEMPLON°9 6. Es también un procedimiento frecuen-
Ay! que niña temente utilizado en el valse venezola-
no las terceras y sextas paralelas:
Mcserón y Aranda y M.F. Azpúrua

EJEMPLO N° 11

Los misterios del corazón

Fcderico Villena
&-· - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

( S-)- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - '

tonio Calcaño, por su parte,


rasgo peculiar del valse f' m trrru
::-ecuente en nuestro valse criollo la
l, , , .,.Err r f r r
ncia de cuatro bajos seguidos, casi
111empre en cuatro grados sucesivos de la
EJEMPLO Nº 12
escala, de dos tiempos de duración cada
_-:o, lo cual produce una sensación mo- Un sueño de amores
::.entánea de desconcierto, hasta que el
.:uarto bajo coincide con el primer tiem- Rogerio Caraballo
;x> de un compás 10•

EJEMPLO N° 10
Los misterios del corazón
Secondo
Federico Villcna

1-
EJEMPLO Nº 13

_.J na JJ JftJ-w j I JJ I iJ1JJ :na Ecos del corazón

Heraclio Fernández

......- ',o, José A. 1958: 384.

l 91
108 Revista Musical de Venezuela. Nº 35, 1997

EJEMPLO Nº 14 EJEMPLO Nº 16
Tu recuerdo Las delicias del edén

Salvador N. Uamozas
lldefonso Meserórt y Atanda

H:
EJEMPLO Nº 17
7. Las apoyaturas melódicas, retardós y
Mis ilusionas
las escalas cromáticas son procedimien-
tos también de uso frecuente: Dolores Munoz Tébat

EJEMPLO Nº 15
María

EJEMPLO Nº 18

María

Manuel Azpúrua
Progresión modulantc por terceras ascendentes

Primer elemento de la progresión Segundo elemento de la progresión

D T D T D T D T
Sol mayor Si menor

[Hl)
Mariantonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX l 09

EJEMPLO N° 19

Quejas
A. Paz Abreu
Progresión modulante ascendente

Primer elemento de la progresión Segundo elemento de la progresión

r ~ r r•r r r Ir E * /V-N
an1mato

sw ,1 r 1
J
D T D T

Sii, mayor Do menor

El comienzo acéfalo es también carac- EJEMPLO Nº 22


erístico de nuestros valses venezolanos:
Una duda

EJEMPLO Nº 20 Federico Vollmer

Un sueño de amores

~:· :::::e ;.
vaue. Rogerio Caraballo ¡•
mf

f f jJ

EJEMPLO Nº 21

Alas de mariposa 10. Una última e interesante característi-


Felipe Tejera
ca debemos resaltar en el valse venezo-
lano. Revisando el catálogo de partitu-
ras del siglo XIX que se encuentra en la
Biblioteca Nacional, encontramos mu-
chas melodías de valses escritas en cla-
ve de sol sin siquiera especificar el ins-

[111
11 Ü Revista Musical de Venezuela. N° 35., 1997

trumento en que deben ser interpreta- hacer esto sin ningún ejercicio. Particu-
das. Esto nos demuestra que el valse larmente adecu~da es esta música para
la ejecución a cuatro manos erí el piano 11_
venezolano ofrecía una gama infinita de
posibilidades improvisatorias para el in-
térprete. Si el compositor anota única- La ejecución a cuatro manos se convir-
mente la melodía, es porque asume que tió de hecho en un verdadero modus
el ejecutante hará el resto "por fantasía" . vivendi de muchas personas durante el
El acompañamiento ad libitum permi- pasado siglo, en especial señoras y se-
tía la intervención de varios pianistas o ñoritas necesitadas de recursos econó-
de otros instrumentos como el cuatro, micos, quienes ofrecían sus servicios
el cinco, la guitarra, el clarinete, la flau- para acompañar bailes a domicilio. Con
ta o el cornetín.
la llegada de la p ianola a comienzos del
siglo XX esta tradición se fue perdiendo
Cuando el valse se interpretaba en los
desplazando la máquina al hombre en
salones aristocráticos se hacía con el
su campo de trabajo 12 .
piano. Cuando se acompañaba por fan-
tasía, se tocaba generalmente a cuatro
manos junto a otro pianista. El pianista A medida que la tradición escrita toma
que tocaba en la región central grave cuerpo, la oralidad se va reservando
del instrumento improvisaba los acom- progresivamente a la música con un ca-
pañamientos, octavando el. bajo con la rácter fuertemente funcional - como es
mano izquierda, y haciendo variaciones el caso de las danzas - y a sus técnicas
rítmicas en los acordes quebrados con de interpretación. Es decir, que ciertos
su mano derecha. El pianista que toca- elementos interpretativos de las danzas
ba en la región central aguda del tecla- permanecerán en la memoria de los
do duplicaba por lo general la melodía hombres y no en el papel.
con ambas manos, añadiendo ocasional-
mente terceras o sextas paralelas, aun- Gracias al aporte invalorable de algu-
que a veces introducía con la mano iz- nos músicos del siglo XIX es que pode-
quierda fórmulas rítmicas de variado tipo mos tener una idea bastante acertada de
que contrastaban con las realizadas por el cómo eran esos acompañamientos por
otro pianista. Así se tejía un complejo con- fantasía de nuestras piezas de baile.
empunto rítmico-armónico cuya sonoridad
es típica del valse venezolano. En 1876 la Imprenta Venezolana publi-
ca un manual con un curioso e ilustrati-
En Angostura, donde tocan piano casi
todas las personas de aita posició n, yo oí
" PINO, Elias y otros, 1992: 295.
a niños pequeños acompañar de esta 12
Respecto a este tema v. el interesante capítulo "Las pianolas" de
manera sus valses, y creo ciertamente que· Alfredo Cortina, en Caracas la ciudad que se nos fue. pp. 306 •
el mejor pianista e ncontraría dificultad en 311.

1121
Mariantonia Palacios. Rasgos disNntivos del valse venezolano en el siglo XIX 111

·o título Método para acompañar pie- de acompañamiento por fantasía del


zas de baile al estilo venezolano sin ne- valse venezolano. En 1876 el composi-
cesidad de ningún otro estudio y a la tor Jesús María Suárez publicó su Mecá-
altura de todas las capacidades. Quien nica musical, nuevo método para apren-
o escribe es el experimentado pianista der a acompañar piezas de baile por
y reconocido compositor de aires po- medio de números. En el capítulo VII
pulares Heraclio Fernández. En el pró- explica las distintas fórmulas de acom-
logo explica que lo que lo motivó fue el pañamiento del valse criollo, no sin an-
interés existente en su época por acom- tes hacer la siguiente advertencia:
pañar piezas de baile. Siendo el propio
Fernández uno de los profesores de pia- La manera de acompañar nuestras piezas
no más solicitados, no tiene por qué de baile es tan variada, que solo la prác-
causarnos extrañeza la publicación de tica puede enseñarla. Por otra parte sus
aires son tan originales que han hecho la
la obra. De hecho, el éxito fue tal, que
desesperación de muchos profesores ex-
hubo que reeditarla en 1883 (Imprenta tranjeros; siendo de anotar que los afi-
de El Monitor). Esta obra es muy intere- cionados dedicados exclusivamente á esta
sante, ya que está concebida para ser clase de música la ejecutan con más gus-
to y propiedad que las personas que tie-
comprendida por cualquier persona, sin
nen conocimientos más profundos y ma-
importar si tiene. o no conocimientos yor ejecución. Así, convencidos de que
musicales. Los recursos de los que se no es posible someter á reglas á nuestros
vale Fernández para explicar todo lo acompañamientos de capricho nos redu-
referente al teclado, a los acordes, a los cimos á enseñar los más sencillos, dejan-
do los demás al gusto y á la práctica de
intervalos, a las funciones tonales, al los que á ellos se dediquen 13_
encadenamiento de acordes y a los rit-
mos, nos dan un:.. idea del ingenio de
La libertad interpretativa de la que he-
este hombre ejemplar. El capítulo XIV
mos hecho mención no se limita única-
lo dedica a los "movimientos del vals", mente al acompañamiento. También
advirtiendo previamente que son los más puede variarse la línea melódica. Por
complejos y variados de todos, ya que ejemplo, el valse Arrullo de las tórtolas
cada individuo tiene uno peculiar y cada de Jesús María Suárez publicado por
región de Venezuela una manera distin- Salvador Llamozas, fue reeditado por el
ta de acompañarlos. pianista y compositor Evencio Castella-
nos agregando trinos y giros melódicos
Pero Heraclio Fernández no fue el (mi- que describen el canto de los pájaros
co que estudió y publicó las fórmulas que no están en la versión original.

" Op. cit., p. 7

[13]
112 Revista Musical de Venezuela. Nº 35. 1997

PARA

APRENDER A ACOMPAÑAR

EN EL PIANO
Toua clase oe riezas J en es¡)ooial las oc l1aile
AL ESTILO VENEZOLANO
Sin necesid:1d de ningun otro estudio y á la
altura de todas las capacidades
POR

HERACLIO FERNANDEZ:

SE.CUNDA EDICION.

CARACAS.

IMPRENTA DE EL MONITOR-

1882.

Portada del método de Heraclio Femández

1111
Mariamonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX 113

EJEMPLO N° 23 A

ARRULLO DE LAS TÓRTOLAS


Valse. J. )l. Suárez.

...¡
í,j r.
. r.i

<Ir

C::i/ja':•r 1:·,~r 1;,::r;;/~-:cr ~~:r¡


I
Edición y revisión de J.osé Lore.nzo LJ.a,nozas

[15]
114 Revista Musical de Venezuela. Nº 35, 1997

EJEMPLO Nº 23 B

·El arrullo de las tórtolas·


Valsa
J. M. suÁREZ

Edición y revisión de Evencio Castellanos

!16]
Mariantonia Palacios. Rasgos distintivos del valse venezolano en el siglo XIX 115

venezolano es pues una pieza de te, a partir de los esbozos generales del
posibilidades interpretativas, pues compositor. Su complejidad rítmica es lo
. rovisaciones de los intérpretes lo que lo hace único y lo diferencia definiti-
:man y enriquecen continuamen- vamente de su homónimo europeo.

~\10. Nuevo método para guitarra o líra. Caracas: Tomás Antero, 184?
,\ÑO, José Antonio. La ciudad y su música. caracas: Fundarte, 1980.
ITIER, Alejo. La música en Cuba. México: Fondo de Cultura Económica, 1983.
~A. Alfredo. Caracas, la ciudad que se nos fue. Caracas: Fundarte, 1994.
:\lirio. La música en la vida y lucha del pueblo venezolano. Caracas: llves - Conac, 1980.
-...~DEZ DE LA CUESTA, Ismael. "Lo efímero y permanente en las músicas tradicionales".
Musical de Venezuela. Caracas, 1992, pp.191-202.
"-.'•mEZ, Heraclio. Método para aprender a acompañar piezas de baile al estilo venezolano.
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Elías - Pedro Calzadilla y otros. La mirada del otro. Caracas: Fundación Bigott, 1996.
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(1 7]

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